Aulas Extendidas

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Aulas expandidas:

la potenciacin de
la educacin presencial

Juan Carlos Asinsten*

Resumen
La ampliacin de las aulas presenciales mediante el uso de diversas he-
rramientas originalmente creadas para la virtualidad es un fenmeno que
crece, desde hace tiempo, en la educacin media y superior en nuestro
continente. La reflexin terica es ms reciente y ocupa poco espacio
en la voluminosa produccin que centra su inters en lo ms novedoso
y sus potencialidades, tengan o no anclaje en la realidad de los sistemas
educativos existentes. En este artculo nos proponemos resear lo que
nos parece son los nodos centrales del desarrollo posible de esta expan-
sin de las aulas presenciales, teniendo en cuenta algunas experiencias
masivas de uso de campus y plataformas en educacin superior.

Palabras clave: educacin virtual, aulas presenciales, aulas virtuales, pla-


taformas para educacin, innovacin educativa.

* Virtual Educa, Argentina. Especialista en diseo y comunicacin. Posgrados de Especialista en Informtica Educa-
tiva, UNED, Espaa, y en Educacin a Distancia, Universidad Caece. Profesor y coordinador general del pos-
grado internacional de Virtual Educa, OEI, y Experto en Entornos Virtuales de Aprendizaje. Correo electrnico:
[email protected]
Introduccin

El concepto de aulas expandidas, extendidas o hbridas (Osorio, 2009) es re-


lativamente nuevo, y viene a remplazar (para mejor) al del blending learning
describiendo con mayor precisin conceptual la ampliacin (y no mezcla) de
las aulas presenciales mediante la incorporacin de espacios y procedimientos
utilizados habitualmente en la modalidad virtual. Aunque tiene que ver con el
uso de TIC en la educacin, consideramos que constituye un espacio diferen-
ciado, que conviene analizar por separado en la bsqueda de criterios que nos
permitan mejorar la calidad de la actividad educativa.

El uso de TIC en educacin crece, de manera ms espontnea que orientada

Comencemos por sealar que desde siempre, en los proceso educativos, una
parte de los aprendizajes han sucedido (y suceden) fuera del espacio cerrado
del aula. Desde el estudio individual o grupal de los alumnos en sus lugares de
residencia o las conversaciones de pasillo o cafetera, hasta las visitas a laborato-
rios y talleres, a museos y bibliotecas, para dar solo algunos ejemplos sencillos y
obvios. Lo nuevo, entonces, no es tanto la apertura de las aulas sino el tipo de
herramientas y procedimientos, y las potencialidades que agregan los mismos.

El uso de TIC en procesos educativos no es nuevo. Ya desde los aos noventa


del siglo pasado se fueron desarrollando experiencias, la mayor parte de las
mismas en el nivel primario. Pero la expansin (explosiva) del uso de compu-
tadoras e internet, en particular durante la ltima dcada, extendi estas prc-
ticas a todos los niveles educativos, aunque con intensidades y profundidades
extremadamente heterogneas.

Los actores vienen siendo alumnos (individualmente o en grupo) y docentes


innovadores que utilizan recursos tecnolgicos por iniciativa personal. Institu-
ciones pblicas y privadas, por iniciativa de sus directivos o sistemas educativos
que lo hacen en forma integral y planificada.

Podemos decir, de manera general, que en educacin media y superior es


bastante habitual el uso de computadoras para producir textos y del correo
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electrnico y el chat para comunicarse (remplazados recientemente por las


redes sociales). En muchos casos los estudiantes intercambian informacin,
documentos, consultas y se ayudan mutuamente utilizando esas herramientas
y muchos profesores distribuyen materiales didcticos en formatos digitales
(remplazando las fotocopias tradicionales), reciben los trabajos de sus alumnos
por correo electrnico y realizan correcciones y comentarios a los mismos por
esos medios.

Son bastante menos comunes los casos de uso de materiales didcticos en


formatos no textuales (videos, multimedia, slideshows) y, ms reducidos an,
los de los docentes que producen sus propios materiales en formatos no tradi-
cionales. Aunque en este terreno tambin se crece y avanza.

Estas realidades, que describimos intencionadamente de manera genrica, im-


precisa y no cuantificada (porque los escenarios son muy diversos), nos permi-
ten pensar que existen condiciones bsicas para aspirar a un uso ms profundo,
productivo y sistematizado de las TIC para mejorar la calidad de la educacin.

Aulas presenciales, aulas virtuales

Ins Dussel (2011) define el aula como una estructura material y una estruc-
tura de comunicacin entre sujetos. A su vez, Tiffin y Rajasingham (1997)
la describen como un sistema de comunicacin para la instruccin que ha
perdurado con el tiempo y ha tenido un gran xito, y puntualizan el aula es
un lugar para aprender de segunda mano acerca del mundo a travs de pala-
bras, nmeros, imgenes y diagramas de diversos tipos. Ambas definiciones
(podramos citar muchas ms de sentido similar) nos permiten afirmar que las
fronteras entre las aulas fsicas y las virtuales es ms difusa de lo que parecie-
ra en una mirada superficial. Analizaremos por separado los dos aspectos: la
estructura material y sus funciones, y el aula como sistema de comunicacin.

La estructura material del aula

Para cualquier observador, hay una distancia sideral entre los ceros y unos
de las aulas virtuales, espacios planos, coloridos e inasibles en los monitores de
nuestras computadoras, y las aulas fsicas, sean estas slidas construcciones de
ladrillo, precarias chozas o un simple rincn aislado de la aldea, bajo un rbol.

Pero si obviamos este dato y nos concentramos en las funciones de esas cons-
trucciones, veremos que en todos los casos se trata de establecer un aden-
tro y un afuera. El adentro es el espacio en el que solo pueden ingresar los
alumnos y el docente. El afuera es el lugar donde deben quedar el resto de
las personas, sus actividades, sus ruidos y todo lo que pueda funcionar como
estmulo ajeno a los objetivos del grupo. An en el caso de que no exista el
aula, y la clase se desarrolle al aire libre, el grupo buscar un espacio alejado de
otros elementos distractores.

El aula virtual funciona de idntica manera: a ella solo pueden ingresar los
miembros del grupo y sus comunicaciones no se mezclan con la de personas
que no estn trabajando en el mismo proceso educativo. El ruido comunica-
tivo queda afuera. Se hace muy difcil llevar un curso virtual utilizando una red
social abierta. Cuando el soporte de un proyecto educativo es una red social, lo
que se hace habitualmente es crear un espacio cerrado, imitando el aula virtual.

Desde luego que las aulas virtuales, como las presenciales, poseen mltiples
ventanas para mirar hacia fuera. Y puertas para salir, cuando es necesario. No
hay contradiccin entre ambos conceptos. Se complementan. Recordemos
la definicin citada ms arriba: el aprender de segunda mano significa que los
objetos de conocimiento no son (en general) los del mundo real, sino que
estn mediatizados por sistemas de cdigos. El separar el adentro del afuera es
funcional al mejor funcionamiento de esos sistemas de cdigos.

El aula como sistema de comunicacin

Insistimos: el hecho educativo es profunda,


esencialmente comunicacional. La relacin
pedaggica es en su fundamento una relacin entre
seres que se comunican, que interactan, que se
construyen en la interlocucin.
Prieto Castillo (1999)
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La idea de aprender sobre el mundo (que est afuera del aula) mediante siste-
mas simblicos cierra la aparente brecha entre aulas fsicas, presenciales, y aulas
virtuales. Pensar el aula como una estructura comunicacional, en la que tienen
lugar intercambios simblicos (comunicacin educativa) entre los actores, abre
un espacio que entendemos fructfero para el anlisis terico y para orientar las
prcticas pedaggicas.

Los sistemas de comunicacin comparados

En un aula presencial funcionan varios tipos de sistemas comunicativos. Cada


uno de ellos tiene su correlato en el aula virtual, aunque las funciones se des-
doblen o se agrupen de otra manera. Veamos:

Uno a muchos. El docente cuando habla al grupo, explicando, desarrollan-


do su clase. En el aula virtual ese modo se materializa en la clase virtual, en
los materiales didcticos y, eventualmente, en los foros.

Uno a uno en pblico. Un alumno emite una opinin o le hace una consulta
al docente, y ste la responde, pero todo el grupo escucha. En el aula
virtual: en los foros de consulta o debate.

Uno a uno en privado. Un alumno se acerca al profesor al finalizar la clase y


consulta. El profesor le responde. En el aula virtual, el correo interno del aula.

Uno a uno en privado (alumnos). Los alumnos dialogan entre s, en privado.


Puede ser tambin uno a pocos. Correo interno del aula.

Todos a todos. Profesor y alumnos debaten, intercambian, comparten, de ma-


nera pblica, en el aula. Foros, en los que todos leen lo que publica el resto.

Trabajo colectivo en pequeo grupo. Una parte de los alumnos se rene para
realizar una actividad como parte de sus aprendizajes. Foro grupal, dentro
del aula, pero al que slo acceden los integrantes del grupo.
En estos modelos tpicos falta otro modo, no institucionalizado, de comunica-
cin: el pasillo. El intercambio informal entre alumnos, libre, no reglado, en el
que se comparten situaciones, dificultades, incomprensiones, problemas. Esos
intercambios suelen ser parte importante de los procesos de aprendizaje, aun-
que habitualmente no se los considera en los anlisis. Decimos el pasillo y no la
cafetera para marcar la cercana con el aula, el momento de salida, o el previo
al inicio de la clase. Momentos en que los intercambios se focalizan, en parte,
sobre los temas de estudio, lo que se entiende, lo que no se entiende.

En el campus virtual en el que trabajo tenemos, por supuesto, una cafetera,


un espacio abierto no reglado, al que tienen acceso todos los integrantes de
la comunidad educativa. Pero desde hace tiempo, incluimos tambin, en cada
aula, un foro de participacin libre, no regulado, donde los alumnos se pre-
sentan, comentan sus expectativas y dificultades, se acompaan y aconsejan.
No siempre funcionan exitosamente. Depende (como en la presencialidad) de
la calidad del grupo, de su propensin o no a compartir con sus compaeros.
Pero tenemos experiencias muy exitosas, en las que el colectivo contiene a los
ms angustiados por las dificultades, y en las que la ayuda a muchos temas la
dan los propios alumnos, sin que intervenga el docente.

Resumiendo: tambin en las aulas virtuales se aprende de segunda mano sobre


lo que sucede afuera, utilizando sistemas simblicos (lenguajes). Esos lenguajes
difieren muy poco en ambos tipos de aulas. El lenguaje oral es remplazado,
mayoritariamente, por el escrito, pero el resto de los lenguajes es el mismo:
imgenes, diagramas, mapas, esquemas, videos, animaciones (claro que algu-
nos de estos lenguajes son ms sencillos de utilizar en el aula virtual).

Plataformas, redes, espacios web 2.0

El tipo de aula virtual al que nos hemos estado refiriendo es el que se incluye
en las plataformas o learning management system (LMS), un sistema para la
gestin del aprendizaje. Para muchas instituciones este recurso puede resultar
necesario y hasta indispensable. Pero los docentes que deseen implementar
estas metodologas, pueden acudir a recursos menos onerosos en trminos
de aprendizajes, como las redes sociales que permiten armar grupos cerrados,
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y otros espacios de la web 2.0 (repositorios, sitios de foros, etc.) segn lo que
deseen llevar a la prctica.

Para distribuir materiales digitalizados, sobre todo textos, recibir los trabajos
de los alumnos y algunas consultas, una cuenta de correo electrnico puede
ser suficiente. Las redes sociales permiten realizar muchas de las actividades:
armar grupos cerrados, repositorio de documentos, salas de chat privadas, fo-
ros privados. Mucho ms de lo que utilizan la mayor parte de los docentes. Sin
embargo, nuestra preferencia se inclina, en todos los casos, por la utilizacin
de aulas virtuales completas. Las hay de muchos niveles, simples y completas,
gratuitas o de aranceles muy bajos.

Nuestra preferencia se fundamenta en que las plataformas y sus aulas virtuales


han sido diseadas como herramientas para la educacin. Adems de las he-
rramientas obvias, incluye otras de gestin y control muy tiles. Por ejemplo,
en muchas plataformas el profesor puede saber si un correo electrnico (que
llega seguro) ha sido abierto por el alumno, y en qu momento. Tambin el
alumno puede conocer si su docente recibi el correo electrnico y si lo abri,
incluyendo fecha y hora. El docente puede conocer tambin si cada alumno
accedi a materiales didcticos de lectura obligatoria, si le resulta necesario. Las
restricciones y permisos de acceso suelen ser mucho ms configurables en las
plataformas que en las redes sociales.

Desde luego que las herramientas de control de las plataformas no evalan,


no pueden informar si el alumno lee ni mucho menos si comprende los conte-
nidos puestos a su disposicin. La informacin que provee solo es un insumo
ms en el seguimiento de la actividad. Otras de las ventajas es tener toda la
informacin concentrada en un solo lugar. La utilizacin de varios espacios en
los que se reparten las funcionalidades no tiene ningn sentido pedaggico y
solamente agrega dispersin, ruido y distractores. Para las instituciones la elec-
cin obligada debera ser el uso de plataformas, ya que las mismas cuentan con
herramientas administrativas importantes, y la posibilidad de encauzar parte
de la gestin con alumnos y docentes concentradas en la misma herramienta.
Funcionalidades de las aulas virtuales

Segn las plataformas (existen varios cientos de ellas) las funcionalidades son
variables, pero las principales estn presentes en todas (no conocemos ninguna
investigacin comparativa total). Revisaremos las principales, comentando los
posibles usos y estrategias en aulas expandidas.

Correo interno. Seguro, con informacin sobre acceso del destinatario y


posibilidad de adjuntar archivos (configurable).

Repositorio de material didctico digitalizado. Siempre al alcance de los


estudiantes. De produccin propia (de la institucin, del docente) o de ter-
ceros. Desde luego que suministrar materiales de lectura o multimedia no
significa que no se pueda complementar con la bsqueda de otras fuentes
por parte de los estudiantes.

Espacios de publicaciones auxiliares para normativas en lnea, informacin de


cursado, etc. Espacios para publicar direcciones de sitios web necesarios o
tiles. Informacin que corresponde a la gua didctica de la materia o curso.

Agenda configurable. Almanaques. Para sealar las fechas significativas del


cursado y/o que los estudiantes armen sus listas de compromisos acad-
micos o no.

Sala de chat. Generalmente ms limitada que los espacios dedicados, como


Skype). Pero suficientes.

Espacio para foros. Admiten variados usos. Desde el clsico de debates


sobre temas puntuales, hasta espacios especficos de consultas, dudas o
simplemente intercambio social entre los estudiantes. Los foros son un
interesante espacio de trabajo para producciones grupales, ya que queda
el registro de la participacin de cada integrante del grupo: un historial de
trabajo que se puede consultar en cualquier momento. Al docente le sirve
para hacer un seguimiento, y evitar que uno o dos monopolicen la activi-
dad o que algunos participen solo a la hora de cosechar.
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La negociacin en el grupo de trabajo, realizada por escrito, es ms exi-


gente que el intercambio verbal. Exige una mayor estructuracin de argu-
mentos y obliga a reflexionar con una cierta profundidad, enriqueciendo el
proceso de aprendizaje.

Espacio de publicacin de clases virtuales. Sobre el que nos detenemos


aparte.

La clase ha muerto Viva la clase!

El concepto de clase est bastante devaluado en cierta literatura (sobre todo


ciberliteratura). Se la objeta desde lo etimolgico, como si lo de dictar clase, por
ejemplo, tuviera hoy el mismo significado que en la poca en que los profesores
dictaban el texto de un libro para que sus estudiantes lo copien en sus cuadernos.

Desde una perspectiva ms seria, se la objeta junto con el concepto de ense-


anza, contraponindolos a los aprendizajes, que seran mejores, ms amplios,
ms profundos, cuanto ms lejos y ausente est el docente. Nadie duda de
que la educacin necesita actualizarse. Y que la clase magistral, por s sola, no
es suficiente. Pero generalizar las posibilidades del autoaprendizaje, muy propio
de personas formadas, que saben lo que quieren y cmo obtenerlo (en cuanto
a nuevos conocimientos) y desde all proclamar la obsolescencia de la ensean-
za nos parece, por lo menos, temerario.

Curiosamente, ese discurso, habitualmente generado desde afuera de los siste-


mas educativos, pareciera considerar que la clase magistral, transmisiva, unidirec-
cional se lava de todos sus pecados pedaggicos si es grabada como video digital
y subida a YouTube, convirtindose, mgicamente, en objeto de aprendizaje.

Rescatamos el rol del profesor, de la enseanza, de la clase, que desde luego,


no se limita a la transmisin de informacin disciplinar, al discurso unidireccional
docente. Desde hace muchos aos que venimos trabajando (no solo desde el
discurso) por la innovacin en educacin, por la incorporacin de las tecno-
logas ms actuales, por incrementar el lugar de la actividad del estudiante en
sus propios aprendizajes. Pero sin la negacin iconoclasta de toda la herencia
que la humanidad construy a lo largo de su existencia. Por el contrario, hay
mucho de bueno en lo viejo, que ahora se pretende presentar como lo nuevo,
mediante el truco de rebautizarlo.

El aprendizaje basado en la actividad del que aprende fue el ncleo de las


propuestas de la llamada Escuela Nueva o Escuela Activa (Dewey, Montessori,
Jesualdo, Iglesias, etc.) cuando apenas naca el siglo pasado. Que el aprendi-
zaje entre pares puede ser muy fructfero impregna toda la obra de Vigotsky
y, ms ac, encontramos entusiastas aportes de Paulo Freire. La importancia
de trabajar en proyectos reales, que interesen al que aprende, es uno de los
aportes ms conocidos del constructivismo piagetiano. Solo para dar algunos
ejemplos fciles.

En esa tradicin es que rescatamos la idea de enseanza, como la funcin do-


cente de ayudar a aprender, transmitiendo informacin disciplinar, pero, sobre
todo, organizando y secuenciando los ambientes de aprendizaje que propician
los mismos a travs de la actividad de los estudiantes. Como educador me
dedico a promover y acompaar aprendizajes, a colaborar en la construccin
de puentes entre lo que alguien sabe y lo que puede llegar a saber, a escuchar,
a conversar (Prieto, 2010).

Propuesta de modelo

Esta propuesta se basa en la experiencia de nuestro trabajo en entornos vir-


tuales, y la que se lleva a cabo en la red del Instituto Nacional de Formacin
Docente (INFD) que detallamos ms adelante. Aunque la clase virtual no es
idntica cuando se escribe para un aula totalmente virtual que cuando se pro-
duce para un aula expandida o extendida, los elementos comunes son ms que
los que los diferencian.

Un elemento importante de la propuesta es que la clase virtual se convierta


en el centro de la gestin del cursado, entendiendo por gestin, al conjunto
de acciones que docentes y alumnos deben realizar para alcanzar los objetivos
formativos planteados. Ese conjunto de acciones deben organizarse, estruc-
turarse, jerarquizarse y ser ntidamente visibles para que todos los actores del
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proceso de enseanza y de aprendizaje sepan, en todo momento, en qu


etapa estn y qu pasos deben dar en lo mediato y lo inmediato. Al estar
publicadas por escrito, al alcance de todos en cualquier momento, elimina las
ambigedades, las falsas interpretaciones y, por qu no, algunos pretextos (yo
no estaba).

La clase es tambin el espacio principal donde se desarrolla el discurso docente.


En el caso de las aulas expandidas ese discurso puede desdoblarse, trasladando
a la clase virtual la transmisin (previa) de informacin disciplinar, y reservando
para la presencial, las acciones de transposicin didctica del docente. Puede, a
la vez, ser el centralizador y organizador de toda la informacin necesaria para
el estudio. No remplaza a los materiales escritos, sino que facilita el acceso a los
mismos y cumple con todas las funciones de una clase presencial.

Qu hace un buen profesor cuando da clase (o cuando imparte su clase)?

La que sigue no es la nica respuesta posible. Es una entre muchas, dependiendo


del nivel educativo, de la especificidad disciplinar, del momento de la carrera,
etctera. Pero la lista puede ayudarnos a rescatar de las prcticas docentes, y de
nuestras propias prcticas, aquellos elementos positivos que deberemos intentar
desarrollar tambin en nuestras clases virtuales. Estas acciones en la clase, o que
constituyen la clase, se relacionan con las estrategias didcticas de enseanza:

Explica. La explicacin es un tipo de discurso que modifica al objeto a explicar de


manera de hacerlo ms inteligible, ms comprensible.Esta explicacin es una de
las principales funciones del discurso docente. Resulta parte esencial del acto
de dar clase:

Ahora bien, aunque el significado de explicar es ambiguo, y aunque las disciplinas


y escuelas que toman por objeto la explicacin difieren en sus consideraciones, se
hallar siempre una constante: la idea de desenvolver lo que estaba envuelto, des-
plegar algo ante la visin intelectual, hacer claro lo confuso. Es evidente, entonces,
la importancia que tiene el tema para quienes se preocupan por la transmisin y
adquisicin de conocimientos (Zamudio y Atorresi, 2000).
Muestra. Una parte de la actividad docente en el aula consiste en desplegar
ante la vista de los alumnos informacin relevante para la comprensin
de los temas expuestos: fotografas, mapas, esquemas, grficos, infografas,
dibujos, mapas conceptuales, diagramas, materiales concretos, son algunos
de los elementos con los que, en proyecciones, lminas, rotafolios o me-
diante la antigua y vigente tecnologa de tiza y pizarrn, el docente brinda
a sus alumnos informacin visual para ayudarlos a aprender. La clase virtual
facilita ampliar el repertorio de materiales, incluyendo muy fcilmente vi-
deos y otros recursos audiovisuales y multimedia. La clase virtual no solo
facilita la inclusin de videos o materiales multimedia integrados al discurso
docente, sino que posibilita que los estudiantes accedan a los mismos en el
momento que prefieran, con la cantidad de repeticiones necesarias.

Demuestra. Podemos decir que una demostracin en el aula consiste en


el desarrollo de pasos lgicos para poner en evidencia la veracidad de las
premisas enunciadas.

Ampla/desarrolla. Desarrollar viene de extender un rollo, dejando a la vista lo


que estaba oculto. Cuando el docente desarrolla un tema, expone aspectos
no enunciados antes, ampla lo expresado en resmenes y textos auxiliares.
La ampliacin y desarrollo aporta una masa de informacin adicional, la que
incrementa el panorama, aportando nuevos elementos de juicio.

Resume/sintetiza. Muchas veces es necesaria la funcin inversa: un tema


demasiado amplio, que podra producir confusin y prdida de los ejes
principales, necesita ser resumido o sintetizado por el profesor, que brinda
a sus alumnos una versin reducida a los trminos esenciales del contenido
que se aborda, identificando los puntos principales o esenciales.

Inserta interrogantes. Un discurso disciplinar compuesto de aseveraciones


completas, no siempre motiva la imprescindible reflexin necesaria para los
aprendizajes. El profesor puede introducir interrogantes que guen esa re-
flexin. Al decir de Carilino (2005) Las preguntas son categoras de anlisis.
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Significa. Ayuda a comprender el sentido que tienen las lecturas propuestas,


las actividades y los contenidos que se abordan.

Desarrolla guas de lectura. Ayuda a que los estudiantes aprendan qu pre-


guntas hacerles a los textos (Carilino, 2005).

Transmite informacin disciplinar. La transmisin de informacin disciplinar


no es por s misma la enseanza. Pero sin ella la enseanza no existe. La
informacin disciplinar es la materia prima de los aprendizajes.

Establece las consignas de trabajo. Es lo ms importante. Organiza las acti-


vidades de aprendizaje, consignando con claridad el modo de realizarlas y
los plazos para cada una.

Como podemos ver, no hay nada en todos estos componentes de la clase


que sean diferentes en la presencialidad y en la virtualidad. Nos referimos a la
funcionalidad, desde luego. Decamos, ms arriba, que la clase virtual funciona
(puede funcionar) como organizador. Esa funcin la cumple de varios modos:

Centralizando el acceso a los materiales didcticos. Y a toda la informacin


necesaria para cursar. No somos partidarios de las bsquedas del tesoro.
En nuestra abundante experiencia, en la actualidad, la mayor parte de los
adultos que acceden a proyectos de formacin virtual tienen dificultades
para moverse con soltura en esos espacios.

Marcando un ritmo que ayude a los estudiantes a trabajar con regularidad y


de manera permanente. Segn Osorio (2009), constituye un puente, una
solucin de continuidad entre las clases presenciales de frecuencia gene-
ralmente semanal.

Gestionando los foros. Aunque los mismos se realizan en el espacio especfico,


la significacin, el lugar que ocupan en el proceso de aprendizaje concreto,
se trabaja en la clase.
Retroalimentando. Utilizamos un tipo especial de clase, al finalizar cada uno
de los mdulos temticos. La clase final, en la que el docente resume las
conclusiones del grupo de estudio y define pautas para seguir aprendiendo
sobre el tema, en direccin a que en una cultura del pensamiento, la rea-
limentacin debe ser informativa y tiene que estar centrada en el aprendi-
zaje. Es decir, debe proporcionar a los alumnos informacin til sobre sus
conductas de pensamiento, informacin que pueda ayudarlos a aprender a
pensar mejor (Perkins et al. 2006).

La clase virtual es tambin el espacio ideal para que el discurso (virtual) docente
deje de ser puro texto. El discurso multimedia puede desplegarse en el lugar
y el momento justo, intercalado all donde el video, al animacin, la ilustracin,
tiene sentido y se integra al resto de la clase.

Editan los propios docentes

Creemos que la edicin de las clases debe estar en manos de cada docente.
Y que los mismos deben ir adquiriendo las competencias para eso. La idea
de equipos multidisciplinarios centralizados es, por lo menos, ingenua. Esos
equipos, en el caso de tener existencia real, deberan dedicar su tiempo a pre-
parar materiales didcticos multimedia los que s, estn fuera del alcance de los
docentes no informticos.

Pero pretender que equipos centralizados se hagan cargo de la edicin de las


clases, el formateo de las mismas y la actualizacin permanente es una idea
utpica. Hacer un poco de nmeros en cualquier institucin demostrar esto
que afirmamos. Cuando se sale del terreno experimental (un aula, un par de
clases para probar) no hay equipo que pueda dar respuesta en tiempo y
forma a las demandas, que sern siempre crecientes.

Actividades de aprendizaje en el aula presencial

La clase virtual facilita la utilizacin de las horas presenciales disponibles para


realizar all las actividades de aprendizaje, bajo la gua y con la ayuda del docen-
te. La clase virtual puede anticipar la entrega de la informacin disciplinar pro-
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cesada didcticamente, en el modo llamado rebautizado, en realidad la clase al


revs (flipped classroom). El concepto principal es aprovechar la clase presencial
para aquello en lo que el papel del docente es ms importante (guiar y ayudar
a los aprendizajes) utilizando los espacios virtuales para tareas de transmisin,
informacin de normativas, desarrollo de contenidos o gestin. Y el rol del
docente se potencia en el momento de ayudar a los estudiantes a desarrollar
con xito sus actividades de aprendizaje.

Sealemos que el consenso general acerca de la importancia de la actividad del


estudiante en sus propios aprendizajes no debera convertirse en un dogma.
Los estudiantes no pueden aprender todo por descubrimiento. No pueden
reproducir en su corta vida de alumnos el camino de construccin de co-
nocimiento de la humanidad. El aprendizaje mediante actividades diseadas
con ese fin debe, sin duda, tener un espacio importante en el repertorio de
recursos que los docentes despliegan para ayudar a sus alumnos a aprender,
pero parte de esos aprendizajes se realizarn mediante la transmisin de in-
formacin disciplinar, la explicacin, el desarrollo y otros recursos didcticos.

Sealemos que el aprendizaje mediante el desarrollo de actividades individua-


les o grupales (mucho ms en este ltimo caso) consumen mucho ms tiempo
que los otros recursos didcticos mencionados. Con la dificultad adicional que
los estudiantes, formados, en general, en ambientes de estudio competitivos,
tienen dificultades para el trabajo grupal colaborativo. Trabajar en grupo requie-
re aprender a hacerlo.

Tambin desmitifiquemos: muchos estudiantes (jvenes o adultos) no se en-


tusiasman a la hora de tener que trabajar, producir, completar las actividades
que se les solicitan.

Est sucediendo

Como escribimos al principio, todo esto est sucediendo. Es decir, no se trata


de experiencias aisladas, realizadas en condiciones especiales no reprodu-
cibles ni aplicables en escala masiva. Docentes e instituciones avanzan, de a
poco, en la expansin de sus aulas presenciales. Pero esto no solo sucede por
iniciativas individuales o institucionales aisladas. Aunque los ejemplos de inicia-
tivas desde el sistema educativo son todava pocas, la experiencia del Instituto
Nacional de Formacin Docente del Ministerio de Educacin de la Argentina
muestra la dimensin del est sucediendo.

En el 2007 comenz el proceso de formacin de una red nacional de nodos


que abarca todos los institutos superiores de formacin docente de gestin
pblica del pas. Cada nodo (basado en la plataforma de e-ducativa) consiste
en un campus virtual, una web de diseo basada en plantillas y un blog. En cada
nodo se design un facilitador (coordinador), generalmente un docente de la
institucin y se comenz un trabajo de formacin de los mismos.

En la actualidad la red cuenta con 772 campus (sobre unos 1200 institutos
de gestin pblica o privada), un total de 28.514 aulas virtuales y ms de 216
mil usuarios nicos. 2500 facilitadores coordinan la gestin de los campus, las
webs y los blogs. El promedio de cuarenta aulas y ms de tres facilitadores por
instituto dan cuenta de la magnitud del desarrollo. Hay que tener en cuenta
que muchos institutos son pequeos, con una sola carrera, por lo que las cifras
son mayores en profesorados ms grandes.

La red tuvo un crecimiento masivo en el 2009, cuando la epidemia de gripe


A oblig a cerrar los establecimientos educacionales. En los que ya exista un
trabajo incipiente fue posible poner en marcha rpidamente aulas virtuales, que
permitieron a docentes y estudiantes continuar trabajando hasta que pudieron
volver al cursado presencial.

Actualmente el desarrollo y uso de la red es muy heterogneo. No existe obli-


gatoriedad y la calidad (y cantidad) del aprovechamiento del recurso depende
de los directivos, facilitadores y docentes. De sus inquietudes, formacin y
disposicin. Las caractersticas de los diversos usos responden a la descripcin
que hicimos al principio.
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Camino al andar

Conviene insistir: todo esto es un proceso, largo, heterogneo, con avances y


retrocesos. No se resuelve con normativas, ni hay frmulas mgicas. Las bue-
nas decisiones institucionales, la promocin de las innovaciones por directivos
y coordinadores, el estmulo a los docentes que se esfuerzan en ese camino
ayudan. Pero no hay magia, no hay atajos. Lo importante: estamos caminando.
Y haciendo camino al andar.

Bibliografa

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