Estaciónes Del Via Crucis

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Primera Estacin

JESS ES CONDENADO A MUERTE

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Reo es de muerte, dijeron de Jess los miembros del


Sanedrn, y, como no podan ejecutar a nadie, lo llevaron
de la casa de Caifs al Pretorio. Pilato no encontraba
razones para condenar a Jess, e incluso trat de liberarlo,
pero, ante la presin amenazante del pueblo instigado por
sus jefes: Crucifcalo, crucifcalo!, Si sueltas a se, no
eres amigo del Csar, pronunci la sentencia que le
reclamaban y les entreg a Jess, despus de azotarlo, para
que fuera crucificado.
San Juan el evangelista nos dice que, pocas horas despus,
junto a la cruz de Jess estaba Mara su madre. Y hemos
de suponer que tambin estuvo muy cerca de su Hijo a lo
largo de todo el Va crucis.
Jess, pequ: Ten piedad y misericordia de m.
Bendita y alabada sea la pasin y muerte de nuestro Seor
Jesucristo y los dolores de su santsima Madre, triste y
afligida al pie de la cruz. Amn, Jess.
Padrenuestro, Avemara y Gloria.
Segunda Estacin
JESS CARGA CON LA CRUZ

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.
Condenado muerte, Jess qued en manos de los soldados
del procurador, que lo llevaron consigo al pretorio y,
reunida la tropa, hicieron mofa de l. Llegada la hora, le
quitaron el manto de prpura con que lo haban vestido
para la burla, le pusieron de nuevo sus ropas, le cargaron
la cruz en que haba de morir y salieron camino del
Calvario para all crucificarlo.
El peso de la cruz es excesivo para las mermadas fuerzas
de Jess, convertido en espectculo de la chusma y de sus
enemigos. No obstante, se abraza a su patbulo deseoso de
cumplir hasta el final la voluntad del Padre: que cargando
sobre s el pecado, las debilidades y flaquezas de todos, los
redima. Nosotros, a la vez que contemplamos a Cristo
cargado con la cruz, oigamos su voz que nos dice: Si
alguno quiere venir en pos de m, niguese a s mismo,
tome su cruz cada da, y sgame.
Jess, pequ: Ten piedad y misericordia de m.
Bendita y alabada sea la pasin y muerte de nuestro Seor
Jesucristo y los dolores de su santsima Madre, triste y
afligida al pie de la cruz. Amn, Jess.
Padrenuestro, Avemara y Gloria.
Tercera Estacin
JESS CAE POR PRIMERA VEZ

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.
Nuestro Salvador, agotadas las fuerzas por la sangre
perdida en la flagelacin, debilitado por la acerbidad de
los sufrimientos fsicos y morales que le infligieron
aquella noche, en ayunas y sin haber dormido, apenas
pudo dar algunos pasos y pronto cay bajo el peso de la
cruz. Se sucedieron los golpes e imprecaciones de los
soldados, las risas y expectacin del pblico. Jess, con
toda la fuerza de su voluntad y a empellones, logr
levantarse para seguir su camino.
Isaas haba profetizado de Jess: Eran nuestras dolencias
las que l llevaba y nuestros dolores los que soportaba.
Yahv descarg sobre l la culpa de todos nosotros. El
peso de la cruz nos hace tomar conciencia del peso de
nuestros pecados, infidelidades, ingratitudes..., de cuanto
est figurado en ese madero. Por otra parte, Jess, que nos
invita a cargar con nuestra cruz y seguirle, nos ensea aqu
que tambin nosotros podemos caer, y que hemos de
comprender a los que caen; ninguno debe quedar postrado;
todos hemos de levantarnos con humildad y confianza
buscando su ayuda y perdn.
Jess, pequ: Ten piedad y misericordia de m.
Bendita y alabada sea la pasin y muerte de nuestro Seor
Jesucristo y los dolores de su santsima Madre, triste y
afligida al pie de la cruz. Amn, Jess.
Padrenuestro, Avemara y Gloria.
Cuarta Estacin
JESS SE ENCUENTRA CON SU MADRE

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.
En su camino hacia el Calvario, Jess va envuelto por una
multitud de soldados, jefes judos, pueblo, gentes de
buenos sentimientos... Tambin se encuentra all Mara,
que no aparta la vista de su Hijo, quien, a su vez, la ha
entrevisto en la muchedumbre. Pero llega un momento en
que sus miradas se encuentran, la de la Madre que ve al
Hijo destrozado, la de Jess que ve a Mara triste y
afligida, y en cada uno de ellos el dolor se hace mayor al
contemplar el dolor del otro, a la vez que ambos se sienten
consolados y confortados por el amor y la compasin que
se transmiten.
Nos es fcil adivinar lo que padeceran Jess y Mara
pensando en lo que toda buena madre y todo buen hijo
sufriran en semejantes circunstancias. Esta es sin duda
una de las escenas ms patticas del Va crucis, porque
aqu se aaden, al cmulo de motivos de dolor ya
presentes, la afliccin de los afectos compartidos de una
madre y un hijo. Mara acompaa a Jess en su sacrificio y
va asumiendo su misin de corredentora.
Jess, pequ: Ten piedad y misericordia de m.
Bendita y alabada sea la pasin y muerte de nuestro Seor
Jesucristo y los dolores de su santsima Madre, triste y
afligida al pie de la cruz. Amn, Jess.
Padrenuestro, Avemara y Gloria.
Quinta Estacin
JESS ES AYUDADO POR EL CIRENEO

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.
Jess sali del pretorio llevando a cuestas su cruz, camino
del Calvario; pero su primera cada puso de manifiesto el
agotamiento del reo. Temerosos los soldados de que la
vctima sucumbiese antes de hora, pensaron en buscarle un
sustituto. Entonces el centurin oblig a un tal Simn de
Cirene, que vena del campo y pasaba por all, a que
tomara la cruz sobre sus hombros y la llevara detrs de
Jess. Tal vez Simn tom la cruz de mala gana y a la
fuerza, pero luego, movido por el ejemplo de Cristo y
tocado por la gracia, la abraz con resignacin y amor y
fue para l y sus hijos el origen de su conversin.
El Cireneo ha venido a ser como la imagen viviente de los
discpulos de Jess, que toman su cruz y le siguen.
Adems, el ejemplo de Simn nos invita a llevar los unos
las cargas de los otros, como ensea San Pablo. En los que
ms sufren hemos de ver a Cristo cargado con la cruz que
requiere nuestra ayuda amorosa y desinteresada.
Jess, pequ: Ten piedad y misericordia de m.
Bendita y alabada sea la pasin y muerte de nuestro Seor
Jesucristo y los dolores de su santsima Madre, triste y
afligida al pie de la cruz. Amn, Jess.
Padrenuestro, Avemara y Gloria.
Sexta Estacin
LA VERNICA LIMPIA EL ROSTRO DE JESS

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.
Dice el profeta Isaas: No tena apariencia ni presencia;
lo vimos y no tena aspecto que pudisemos estimar.
Despreciable y desecho de hombres, varn de dolores y
sabedor de dolencias, como uno ante quien se oculta el
rostro, despreciable, y no lo tuvimos en cuenta. Es la
descripcin proftica de la figura de Jess camino del
Calvario, con el rostro desfigurado por el sufrimiento, la
sangre, los salivazos, el polvo, el sudor... Entonces, una
mujer del pueblo, Vernica de nombre, se abri paso entre
la muchedumbre llevando un lienzo con el que limpi
piadosamente el rostro de Jess. El Seor, como respuesta
de gratitud, le dej grabada en l su Santa Faz.
Una letrilla tradicional de esta sexta estacin nos dice:
Imita la compasin / de Vernica y su manto / si de
Cristo el rostro santo / quieres en tu corazn. Nosotros
podemos repetir hoy el gesto de la Vernica en el rostro de
Cristo que se nos hace presente en tantos hermanos
nuestros que comparten de diversas maneras la pasin del
Seor, quien nos recuerda: Lo que hagis con uno de
estos, mis pequeos, conmigo lo hacis.
Jess, pequ: Ten piedad y misericordia de m.
Bendita y alabada sea la pasin y muerte de nuestro Seor
Jesucristo y los dolores de su santsima Madre, triste y
afligida al pie de la cruz. Amn, Jess.
Padrenuestro, Avemara y Gloria.
Sptima Estacin
JESS CAE POR SEGUNDA VEZ

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.
Jess haba tomado de nuevo la cruz y con ella a cuestas
lleg a la cima de la empinada calle que daba a una de las
puertas de la ciudad. All, extenuado, sin fuerzas, cay por
segunda vez bajo el peso de la cruz. Faltaba poco para
llegar al sitio en que tena que ser crucificado, y Jess,
empeado en llevar a cabo hasta la meta los planes de
Dios, an logr reunir fuerzas, levantarse y proseguir su
camino.
Nada tiene de extrao que Jess cayera si se tiene en
cuenta cmo haba sido castigado desde la noche anterior,
y cmo se encontraba en aquel momento. Pero, al mismo
tiempo, este paso nos muestra lo frgil que es la condicin
humana, aun cuando la aliente el mejor espritu, y que no
han de desmoralizarnos las flaquezas ni las cadas cuando
seguimos a Cristo cargados con nuestra cruz. Jess, por
los suelos una vez ms, no se siente derrotado ni abandona
su cometido. Para l no es tan grave el caer como el no
levantarnos. Y pensemos cuntas son las personas que se
sienten derrotadas y sin nimos para reemprender el
seguimiento de Cristo, y que la ayuda de una mano amiga
podra sacarlas de su postracin.
Jess, pequ: Ten piedad y misericordia de m.
Bendita y alabada sea la pasin y muerte de nuestro Seor
Jesucristo y los dolores de su santsima Madre, triste y
afligida al pie de la cruz. Amn, Jess.
Padrenuestro, Avemara y Gloria.
Octava Estacin
JESS CONSUELA A LAS MUJERES DE JERUSALN

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.
Dice el evangelista San Lucas que a Jess, camino del
Calvario, lo segua una gran multitud del pueblo; y unas
mujeres se dolan y se lamentaban por l. Jess,
volvindose a ellas les dijo: Hijas de Jerusaln, no lloris
por m; llorad ms bien por vosotras y por vuestros hijos;
aadindoles, en figuras, que si la ira de Dios se ensaaba
como vean con el Justo, ya podan pensar cmo lo hara
con los culpables.
Mientras muchos espectadores se divierten y lanzan
insultos contra Jess, no faltan algunas mujeres que,
desafiando las leyes que lo prohiban, tienen el valor de
llorar y lamentar la suerte del divino Condenado. Jess,
sin duda, agradeci los buenos sentimientos de aquellas
mujeres, y movido del amor a las mismas quiso orientar la
nobleza de sus corazones hacia lo ms necesario y
urgente: la conversin suya y la de sus hijos. Jess nos
ensea a establecer la escala de los valores divinos en
nuestra vida y nos da una leccin sobre el santo temor de
Dios.
Jess, pequ: Ten piedad y misericordia de m.
Bendita y alabada sea la pasin y muerte de nuestro Seor
Jesucristo y los dolores de su santsima Madre, triste y
afligida al pie de la cruz. Amn, Jess.
Padrenuestro, Avemara y Gloria.
Novena Estacin
JESS CAE POR TERCERA VEZ

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.
Una vez llegado al Calvario, en la cercana inmediata del
punto en que iba a ser crucificado, Jess cay por tercera
vez, exhausto y sin arrestos ya para levantarse. Las
condiciones en que vena y la continua subida lo haban
dejado sin aliento. Haba mantenido su decisin de
secundar los planes de Dios, a los que servan los planes
de los hombres, y as haba alcanzado, aunque con un total
agotamiento, los pies del altar en que haba de ser
inmolado.
Jess agota sus facultades fsicas y psquicas en el
cumplimiento de la voluntad del Padre, hasta llegar a la
meta y desplomarse. Nos ensea que hemos de seguirle
con la cruz a cuestas por ms cadas que se produzcan y
hasta entregarnos en las manos del Padre vacos de
nosotros mismos y dispuestos a beber el cliz que tambin
nosotros hemos de beber. Por otra parte, la escena nos
invita a recapacitar sobre el peso y la gravedad de los
pecados, que hundieron a Cristo.
Jess, pequ: Ten piedad y misericordia de m.
Bendita y alabada sea la pasin y muerte de nuestro Seor
Jesucristo y los dolores de su santsima Madre, triste y
afligida al pie de la cruz. Amn, Jess.
Padrenuestro, Avemara y Gloria.
Dcima Estacin
JESS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.
Ya en el Calvario y antes de crucificar a Jess, le dieron a
beber vino mezclado con mirra; era una piadosa costumbre
de los judos para amortiguar la sensibilidad del que iba a
ser ajusticiado. Jess lo probo, como gesto de cortesa,
pero no quiso beberlo; prefera mantener la plena lucidez y
conciencia en los momentos supremos de su sacrificio. Por
otra parte, los soldados despojaron a Jess, sin cuidado ni
delicadeza alguna, de sus ropas, incluidas las que estaban
pegadas en la carne viva, y, despus de la crucifixin, se
las repartieron.
Para Jess fue sin duda muy doloroso ser as despojado de
sus propios vestidos y ver a qu manos iban a parar. Y
especialmente para su Madre, all presente, hubo de ser en
extremo triste verse privada de aquellas prendas, tal vez
labradas por sus manos con maternal solicitud, y que ella
habra guardado como recuerdo del Hijo querido.
Jess, pequ: Ten piedad y misericordia de m.
Bendita y alabada sea la pasin y muerte de nuestro Seor
Jesucristo y los dolores de su santsima Madre, triste y
afligida al pie de la cruz. Amn, Jess.
Padrenuestro, Avemara y Gloria.
Undcima Estacin
JESS ES CLAVADO EN LA CRUZ

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.
Y lo crucificaron, dicen escuetamente los evangelistas.
Haba llegado el momento terrible de la crucifixin, y
Jess fue fijado en la cruz con cuatro clavos de hierro que
le taladraban las manos y los pies. Levantaron la cruz en
alto y el cuerpo de Cristo qued entre cielo y tierra,
pendiente de los clavos y apoyado en un saliente que haba
a mitad del palo vertical. En la parte superior de este palo,
encima de la cabeza de Jess, pusieron el ttulo o causa de
la condenacin: Jess el Nazareno, el Rey de los judos.
Tambin crucificaron con l a dos ladrones, uno a su
derecha y el otro a su izquierda.
El suplicio de la cruz, adems de ser infame, propio de
esclavos criminales o de insignes facinerosos, era
extremadamente doloroso, como apenas podemos
imaginar. El espectculo mueve a compasin a cualquiera
que lo contemple y sea capaz de nobles sentimientos. Pero
siempre ha sido difcil entender la locura de la cruz,
necedad para el mundo y salvacin para el cristiano. La
liturgia canta la paradoja: Dulces clavos! Dulce rbol
donde la Vida empieza / con un peso tan dulce en su
corteza!.
Jess, pequ: Ten piedad y misericordia de m.
Bendita y alabada sea la pasin y muerte de nuestro Seor
Jesucristo y los dolores de su santsima Madre, triste y
afligida al pie de la cruz. Amn, Jess.
Padrenuestro, Avemara y Gloria.
Duodcima Estacin
JESS MUERE EN LA CRUZ

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.
Desde la crucifixin hasta la muerte transcurrieron tres
largas horas que fueron de mortal agona para Jess y de
altsimas enseanzas para nosotros. Desde el principio,
muchos de los presentes, incluidos las autoridades
religiosas, se desataron en ultrajes y escarnios contra el
Crucificado. Poco despus ocurri el episodio del buen
ladrn, a quien dijo Jess: Hoy estars conmigo en el
paraso. San Juan nos refiere otro episodio emocionante
por dems: Viendo Jess a su Madre junto a la cruz y con
ella a Juan, dice a su Madre: Mujer, ah tienes a tu hijo;
luego dice al discpulo: Ah tienes a tu madre; y desde
aquella hora el discpulo la acogi en su casa. Despus de
esto, nos dice el mismo evangelista, sabiendo Jess que ya
todo estaba cumplido, dijo: Tengo sed. Tom el vinagre
que le acercaron, y aadi: Todo est cumplido. E
inclinando la cabeza entreg el espritu.
A los motivos de meditacin que nos ofrece la
contemplacin de Cristo agonizante en la cruz, lo que hizo
y dijo, se aaden los que nos brinda la presencia de Mara,
en la que tendran un eco muy particular los sufrimientos y
la muerte del hijo de sus entraas.
Jess, pequ: Ten piedad y misericordia de m.
Bendita y alabada sea la pasin y muerte de nuestro Seor
Jesucristo y los dolores de su santsima Madre, triste y
afligida al pie de la cruz. Amn, Jess.
Padrenuestro, Avemara y Gloria.
Decimotercera Estacin
JESS ES BAJADO DE LA CRUZ
Y PUESTO EN LOS BRAZOS DE SU MADRE

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.
Para que los cadveres no quedaran en la cruz al da
siguiente, que era un sbado muy solemne para los judos,
stos rogaron a Pilato que les quebraran las piernas y los
retiraran; los soldados slo quebraron las piernas de los
otros dos, y a Jess, que ya haba muerto, uno de los
soldados le atraves el costado con una lanza. Despus,
Jos de Arimatea y Nicodemo, discpulos de Jess,
obtenido el permiso de Pilato y ayudados por sus criados o
por otros discpulos del Maestro, se acercaron a la cruz,
desclavaron cuidadosa y reverentemente los clavos de las
manos y los pies y con todo miramiento lo descolgaron. Al
pie de la cruz estaba la Madre, que recibi en sus brazos y
puso en su regazo maternal el cuerpo sin vida de su Hijo.
Escena conmovedora, imagen de amor y de dolor,
expresin de la piedad y ternura de una Madre que
contempla, siente y llora las llegas de su Hijo martirizado.
Una lanza haba atravesado el costado de Cristo, y la
espada que anunciara Simen acab de atravesar el alma
de la Mara.
Jess, pequ: Ten piedad y misericordia de m.
Bendita y alabada sea la pasin y muerte de nuestro Seor
Jesucristo y los dolores de su santsima Madre, triste y
afligida al pie de la cruz. Amn, Jess.
Padrenuestro, Avemara y Gloria.
Decimocuarta Estacin
JESS ES SEPULTADO

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.
Jos de Arimatea y Nicodemo tomaron luego el cuerpo de
Jess de los brazos de Mara y lo envolvieron en una
sbana limpia que Jos haba comprado. Cerca de all tena
Jos un sepulcro nuevo que haba cavado para s mismo, y
en l enterraron a Jess. Mientras los varones procedan a
la sepultura de Cristo, las santas mujeres que solan
acompaarlo, y sin duda su Madre, estaban sentadas frente
al sepulcro y observaban dnde y cmo quedaba colocado
el cuerpo. Despus, hicieron rodar una gran piedra hasta la
entrada del sepulcro, y regresaron todos a Jerusaln.
Con la sepultura de Jess el corazn de su Madre quedaba
sumido en tinieblas de tristeza y soledad. Pero en medio
de esas tinieblas brillaba la esperanza cierta de que su Hijo
resucitara, como l mismo haba dicho. En todas las
situaciones humanas que se asemejen al paso que ahora
contemplamos, la fe en la resurreccin es el consuelo ms
firme y profundo que podemos tener. Cristo ha convertido
en lugar de mera transicin la muerte y el sepulcro, y
cuanto simbolizan.
Jess, pequ: Ten piedad y misericordia de m.
Bendita y alabada sea la pasin y muerte de nuestro Seor
Jesucristo y los dolores de su santsima Madre, triste y
afligida al pie de la cruz. Amn, Jess.
Padrenuestro, Avemara y Gloria.

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