Ed. Ramrez Suaza, P.

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El Susurro De Una Brisa Suave

En das del rey Acab, rey de Israel, haba un hombre extraordinario: Elas. A decir
verdad, fueron das complejos para la nacin por las siguientes razones: 1. el rey de
Israel, Acab, se haba casado con una mujer pagana, Jezabel fue su nombre. Esta mujer
indujo a su esposo a la idolatra como a muchas otras prcticas paganas. 2. Porque el
pueblo, siguiendo a su rey, le dio la espalda a Dios para seguir muchos dioses paganos
y rituales abominables al Seor. 3. Empezaron a abundar los falsos profetas dentro del
pueblo. Eran ms de 450 hombres dedicados al sacerdocio y profetismo en el culto a
Baal.

Una tarde de verano, Elas reta a los sacerdotes y profetas de Baal para confrontar las
divinidades y as verificar quin es real y quien es un dios inventado. El reto era este:
preparar un altar, poner sobre ese altar una ofrenda de animal muerto y haba que orar
para que fuego del cielo incendiara la ofrenda. Este era el reto. Ahora, el dios que haga
caer el fuego del cielo es el verdadero dios, y todos tendrn que seguirlo y servirlo.
El primer turno, obviamente, era fue para los sacerdotes de Baal, quienes haciendo
cuanto ritual saban, inclusive autoflagelaciones clamaron a su dios Baal por varias
horas, rogndole que haga caer fuego del cielo sobre el altar de sacrificio. Al pasar las
horas sin acontecimiento extraordinario alguno, Elas se burlaba de ellos y se burlaba
de Baal.

Al tiempo indicado, llega el turno para Elas hacer su sacrificio y orar. Este hombre
hace el altar, pone la ofrenda de animal encima, manda a que derramen sobre la
ofrenda 4 cntaros de agua (baldes) y empieza a orar:
Seor, Dios de Abrahn, de Isaac y de Israel, demuestra hoy que t eres el Dios
de Israel y que yo soy tu siervo, y que solamente hago lo que t me has ordenado
hacer. 37 Respndeme, Seor, respndeme! Que tu pueblo reconozca que t,
Seor, eres Dios, y que t hars que su corazn se vuelva a ti!
E inmediatamente cae fuego del cielo y enciende el altar.
Cuando las gentes presenciaron esto, se arrodillaron y dijeron:
Jehov es Dios, Jehov es Dios!
Entonces Elas mand a los presentes capturar los falsos profetas, cuando lo hicieron,
los llevaron a la orilla de una quebrada y all los decapit uno a uno. Eran ms de 450
hombres.

El rey Acab, al parecer presenci todo esto. Elas habla con el rey y lo manda a casa en
medio de una lluvia muy fuerte. Cuando el rey llega a casa, le cuenta todo a su malvada
mujer.
Cuando Jezabel se entera de lo que hizo Elas, jur por todos los dioses vengar la
muerte de sus ms de 450 profetas. Se propuso en 24 horas decapitar a Elas.

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El Susurro De Una Brisa Suave

La amenaza llega a los odos del profeta de Dios, se derrumba con la noticia. Este
hombre que acaba de decapitar a ms de 450 hombres, ahora tiembla de miedo ante la
amenaza de una mujer pagana. Vindose Elas amenazado huy al desierto.

Errante por el desierto se sent a la sombra de un rbol, empez a orar de una manera
extraa: -Seor, ya no puedo ms! Qutame la vida, pues no soy mejor que mis
antepasados!- Luego se qued dormido.
Ms tarde un ngel vino y le trajo comida. Lo despierta y lo invita a tan exquisito
banquete: un pan a la brasa con un vaso con agua. Elas se despierta, come y vuelve a
dormirse. El ngel lo despierta de nuevo para darle otra vez comida. Cuando Elas
termina esta comida, el ngel lo invita a continuar con su peregrinacin. Con esa
comida angelical, Elas pudo caminar 40 das por el desierto hasta llegar al monte
Horeb.

Qu pas en el monte Horeb con Elas? Es lo que veremos en 1 Reyes 19.9-18

Los hombres de Dios tambin flaquean, pierden las fuerzas. Y el Dios de estos
hombres no les abandona, cuida de ellos.

El Susurro De Una Brisa Suave

cuando Dios habla al corazn

El libro de Reyes, fue escrito por un personaje del que desconocemos su nombre. Lo
que s conocemos es el contenido, la teologa del libro y el propsito por el cual fue
escrito. Los libros de los Reyes abarcan una reflexin teolgica sobre las monarquas
en Israel desde el siglo X hasta el siglo VI a.C. Estoy hablando tanto de 1 Reyes como 2
de Reyes. Intuimos que fue escrito por una escuela de profetas, pues su lenguaje se
aproxima significativamente a los profetas como Jeremas y hay unas porciones de
Reyes muy parecidas a otras del libro de Isaas. Perdone por favor que omita los
detalles para no quedarme cortico en tiempo, se los quedo debiendo. Muy
seguramente, estos libros de los reyes se escribieron en tiempos del rey Ezequas, hasta
ms o menos finales del reinado de Josas.

Ya dijimos entonces que el contenido del libro es una historia teolgica de las
monarquas en Israel y Jud. Ahora, la teologa del libro es deuteronomista. Es decir,
todas las advertencias que aparecen en el Deuteronomio para Israel si abandona al
Seor, son plasmadas en este libro como evidencia irrefutable de que as fue. As que
estas narrativas de las monarquas en Jud e Israel, comprueban que Dios s trajo las
maldiciones que advirti si desobedecan. El propsito del libro es este: responder a la

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El Susurro De Una Brisa Suave

pregunta por qu nos va tan mal? La respuesta es sencilla: porque junto a sus reyes,
Uds. abandonaron al Seor.
Con este acercamiento mnimo al libro de Reyes, tratemos juntos de entender -en
dependencia del ES- el relato de Elas en Horeb, y permitamos que el Seor hable
dulcemente a nuestros corazones hoy.

El relato tiene mucha tela pa cortar, nos centraremos en la experiencia de Dios que
tiene Elas en la cueva. Lo dems, quedo en ms deuda.
El texto nos dice que Elas huy de Jezabel al desierto, y mientras huye se encuentra
con Dios. Rumbo al desierto un ngel le sustenta dos veces preparndole para
peregrinar 40 das por el desierto. Al llegar a Horeb busca una cueva para esconderse.
Una vez refugiado en su escondite, la voz del Seor lo alcanza y le pregunta: -Qu
haces aqu, Elas?- Esta es una pregunta extraordinaria. Damas y caballeros, cuando
Dios pregunta, qu preguntas! Qu haces aqu?

La verdad es que Elas huye. Los 40 das por el desierto son una huda, lo que no
sabemos a ciencia cierta es de quin huye. En primera instancia, podramos intuir que
huye de la malvada Jezabel. Quiz huye de Dios. Y qu tal si sospechamos que huye de
s mismo. La victoria sobre los profetas de Baal nada son en comparacin con la
derrota que sufre frente a la amenaza de Jezabel. La decepcin, la conciencia de
fragilidad humana, la duda y tantas otras se suman en el corazn de Elas y pesan lo
suficiente como para huir.

Por qu huimos? No por cobardes, huimos porque a veces no nos soportamos a

nosotros mismos. Nos tenemos miedo. Y a veces esto resulta inconsciente. Elas se
tena ms miedo as mismo que a Jezabel. Bien deca Jean-Paul Sartre: -Cuanto ms se
huye, ms miedo se tiene-. Es una huida de 40 das, por favor. Expertos en las
conductas humanas afirman que la huida es un desmayo fingido que se resiste a
aceptar el verdadero peligro y, como mecanismo de defensa, evade en alguna direccin
diametralmente opuesta sus miedos.

En la cueva es sorprendido por la pregunta divina, -Qu haces aqu?- Dios sabe qu
hace Elas ah! Dios no pregunta por ignorancia; pregunta para hacer consciente a
Elas de lo que est haciendo. Elas es quien no sabe qu est haciendo ah.
Esto me hace pensar en nosotros. Son muchas las veces que nos tenemos que hacer esa
misma pregunta: -qu hago aqu?- Sobre todo cuando estamos huyendo. Los miedos,
y no s cules son los suyos, nos empujan a huir, a evitar ciertas personas, a evadir
realidades, a descuidar lo que amamos, a abandonar el llamado de Dios. Buscamos una
cueva donde lamernos las heridas. A veces el miedo que nos profesamos a nosotros

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El Susurro De Una Brisa Suave

mismos es hasta con justa razn, porque cuando nuestras vidas caen a nuestras
propias manos, nos provocamos un desastre existencial casi irreparable.
Damas y caballeros, nuestras vidas deben estar en las manos de Dios; no en las
nuestras.

Ahora, la respuesta de Elas es evasiva. Dios le pregunta, -qu haces aqu?- Y Elas
responde, -Es muy grande mi amor por ti, Seor, Dios de las ejrcitos. Los israelitas se
han olvidado de tu pacto, han destruido tus altares, han matado a tus profetas, y slo
quedo yo! Pero me andan buscando para quitarme la vida.- Ok. Pero no se le est
preguntando por Israel, se le est preguntado por l mismo. A pesar de eso, Dios
escucha esa respuesta. En verdad Elas ama a Dios. Esto es hermoso. Note Ud. que
empieza su respuesta confesando cun grande es su amor por el Seor, y en esa
experiencia de amor este profeta encontr decepciones, miedos. Amar siempre ser un
camino que implica sufrimientos. Pregntale a Jess cunto sufri en la cruz
manifestando el amor de Dios. Y viceversa, amar a Dios tambin implica sufrir. Con
razn dijo S. Pablo, el amor todo lo sufre.

El Seor le dice a Elas, -salga de la cueva-. Esta es la palabra para nosotros hoy: -salga
de la cueva; la suya. - Su vida no puede convertirse en una guarida de lamentos, Ud.
tiene que escuchar la voz del Creador dicindote hoy: -salga de la cueva-. Las cuevas
son falsos refugios que nosotros mismos encontramos para sentirnos seguros en
nuestras huidas, abandonos, descuidos, miedos.

Hermanos mos, cuando as nos sintamos, como Elas, Dios es nuestro refugio, nuestra
roca; no nuestra cueva. l nos ampara bajo sus alas, nos cuida como a la nia de sus
ojos, enva sus ngeles; pero no elabora una prisin del alma para encerrarnos en ella.
Si Dios no hace prisiones para el alma humana, entonces no se las invente Ud.
Elas responsabilizaba a Israel de su desmoronamiento personal y ministerial. Y quiz
s, pero Dios no le est pidiendo cuentas por lo que ellos hacen, Dios le est pidiendo
cuentas a Elas por lo que l hace.

Nosotros nos hemos vuelto expertos, en estos ltimos das, de responsabilizar a otros
por lo que nosotros hacemos. Ejemplo, -yo soy as, porque mi mam me peg- -Yo soy
as porque el abandono de mi padre me ha traumado- -Yo soy as porque mi suegra me
mira feo-. Mira, conozco muchos hijos abandonados que son extraordinarias personas
y no se valieron de eso para encuevar sus vidas en drogas, homosexualidades u otro
fracaso existencial. S de muchas personas que sus mams les peg -
afortunadamente!- y no estn destruidos psicolgicamente. Elas se siente tentado a
decir que est as por la idolatra de Israel. No niego que el pecado de un pueblo puede
entristecer a un profeta de Dios; pero no derrumbarlo.
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Elas sale. Qu belleza! Hay que salir de donde Dios nos dice que salgamos.
Y vienen, estando Elas a la puerta, unas manifestaciones de la presencia de Dios muy
hermosas e interesantes.
Elas en la entrada de la cueva pudo sentir al Seor en un viento poderoso que
desgajaba los montes y parta las rocas. Hermoso es este misterio: el Seor no estaba
en el viento.
Nosotros somos muy dados a lo espectacular, y muchas veces interpretamos a Dios
como el que habla solamente a travs de lo asombroso. Ese viento, otra persona, lo
hubiese entendido como una manifestacin divina en la que se envuelve su presencia.

Cuando un hijo de Dios est derrumbado, con la toalla tirada, con los guayos colgados,
con las alas cadas; Dios se hace presente, pero espera ser discernido en el viento
apacible, no en las espectacularidades que pueden ser secundarias de su misma
presencia. Elas no busca a Dios, huye. Pero Dios sale a su encuentro. Esto es gracia
divina. Mi esposa qu da me dijo una de las verdades teolgicas ms profundas, esto
fue ms o menos lo que dijo: Cuando busco a Dios es porque l me ha buscado y me
ha encontrado. Eso es muy cierto. Dios siempre buscndonos, llamando por nuestro
nombre a cada uno. Dejando las cien ovejas en el corral para ir en bsqueda de una
extraviada. Y si en esa bsqueda hay que partir rocas y montaas, pues se parten, para
que sus hijos comprendan que Dios nos ama, nos anhela en su presencia.

Lo mismo pas con una manifestacin de su presencia con terremoto, luego con fuego;
pero l no estaba en el terremoto ni en el fuego.
Si yo hubiese estado en lugar de Elas, lo ms seguro es que hubiese credo que Dios
estaba en el fuerte viento, en el terremoto y en el fuego. Eso a m me hubiera dejado
perplejo, persuadido. Pero a Elas no. Elas conoca la historia de ese monte, sabe que
en esa montaa Dios se manifest con terremotos, fuego, truenos y mucho ms en das
de Moiss, pero esas manifestaciones del poder de Dios no garantizaban a Dios. Es
decir, aunque eran provocadas por Dios, Dios no estaba en ellas.

Y esto me hace pensar en la capacidad que tenemos o discapacidad de discernir a Dios

en medio de los movimientos de la vida, de mi persona y de la iglesia. Algunas
personas ni les importa si Dios est presente o no en medio de sus experiencias
existenciales; pero a la Iglesia, a los hijos de Dios s les interesa confirmar la presencia
del Seor en sus vidas. S nos interesa discernir que es l quien nos acompaa. Su
presencia real es lo que anhelamos, no slo en los desmoronamientos existenciales; en
todo tiempo.

De repente, Dios se hace presente en un dulce silbido, en el susurro de una brisa suave.
En la delicadeza estaba Dios, en la calma que tanto precisaba el alma de Elas.
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El Susurro De Una Brisa Suave

Muchos de Uds. anhelan una manifestacin de Dios, y quiz esperan que la tierra
tiemble, que el cielo se rasgue o algo sobrenatural como tanto se aclama en estos
tiempos. Muchos plpitos ensean a sus congregaciones a anhelar, buscar, dominar
los sobrenatural: el terremoto, el fuego, el viento fuerte que parta las rocas. Las gentes
aclaman esas manifestaciones; las anhelan. Van a congresos, encuentros con hombres
famosos que prometen darle una experiencia de fuego, viento fuerte, terremotos
espirituales. Y van, la gente tiembla, caen, quedan ardidos con el fuego poderoso que
los toca, pero al regresar a casa, son igual de vacos que cuando emprendieron esa
aventura.

El silbido apacible es metfora viva del trato delicado de Dios para sanar sus siervos.
El fuego lo pudo consumir por miedoso. El terremoto lo pudo sepultar vivo por estar
huyendo. El viento fuerte lo pudo partir en dos por tambalear en el ministerio; pero el
silbido apacible lo san. La delicadeza de Dios lo restaur. Fue en lo sutil que encontr
nuevas fuerzas.

Damas y caballeros, mi alma precisa del susurro de la brisa suave del Seor. Y como
yo, quiz entre Uds. haya quien lo necesite tambin. Algunos tienen la vida derrotada,
las fuerzas perdidas. Quiz algunos estn con la toalla tirada, con la vida sin vida.
Algunos se han arrojado la vida a sus propias manos, y ha sido un fiasco. Es posible
que hayan elaborado sus propias cuevas, sus propios mecanismos de defensa, por no
decir de huidas, y se han encerrado a lamerse las heridas. Algunos han dejado su
llamado divino por las amenazas de personas como Jezabel, y le creyeron ms ese
espritu de Jezabel que a Dios, y hoy viven encerrados entre laberintos de miedos,
auto-compasiones, auto-conmiseraciones, dignos de lstima y pesar.

A Ud. que est as, hoy Dios te pregunta: -qu haces ah?- Por favor, escucha la voz de
Dios que hoy te dice dulcemente -qu haces ah?- Qu haces en un laberinto de auto-
compasiones?- -Qu haces ah, en esa cueva de temores?- -Qu haces ah, huyendo a
tu llamado?- -Qu haces ah, creyendo ms en las amenazas de Jezabel en lugar de
creer en mis promesas?- -Qu haces en el lugar equivocado?-

Santiago dijo que Elas era un hombre sujeto a pasiones como las nuestras.
Or y Dios le oy. Oremos.