Rescher Nicholas - La Lucha de Los Sistemas
Rescher Nicholas - La Lucha de Los Sistemas
Rescher Nicholas - La Lucha de Los Sistemas
LA LUCHA DE
LOS SISTEMAS
Un ensayo sobre los
fundamentos e implicaciones
de la diversidad filosfica
Traduccin de
Adolfo Garca de la Sienra
ISBN 968-36-4703-0
A Lorenz Puntel
con amistad cordial
Es notorio que los filsofos entran en desacuerdo. Este Libro des
arrolla una teora que explica este fenmeno en trminos de la
misma naturaleza del tema. Argumenta que la causa del desacuer
do filosfico en ltima instancia se halla en valores cognoscitivos
en conflicto que se relacionan con cuestiones tales como la impor
tancia, la centralidad y la prioridad, y que fijan los estndares en
cuyos trminos los filsofos valoran las analogas que determinan
la razonabilidad de los puntos de vista fundamentales de sus po
siciones sistemticas. Remite as el desacuerdo entre las doctrinas
filosficas a un desacuerdo respecto a los valores y concluye que
los filsofos nunca dirimirn en realidad sus disputas. Un pluralis
mo orientativo est destinado a prevalecer.
A la luz de este anlisis, el libro arguye que, a pesar de la inevi
table lucha de los sistemas, no est justificado el escepticismo en
relacin con la filosofa tradicional. Debido a que los valores in
cluidos los valores cognoscitivosson importantes para nosotros
como individuos, la filosofa sigue siendo una empresa importante
y valiosa, a pesar de su incapacidad para lograr un consenso racio
nalmente limitado sobre las cuestiones fundamentales. De hecho,
dada la naturaleza de la empresa, el consenso simplemente no es
una meta razonable, y el fracaso para lograrlo no es un defecto. El
abandono o la revisin de la filosofa tradicional segn las orienta
ciones propuestas recientemente por Richard Rorty y Robert No-
zick son consideradas ampliamente y criticadas a profundidad.
Sin embargo, el libro slo en parte lleva agua a su propio mo
lino terico. La mayor parte de sus discusiones estn dedicadas
a proporcionar una visin clara de por qu surgen los problemas
filosficos y cmo proceden los filsofos a abordarlos. A travs del
mecanismo de los grupos aporticos proporciona un modo til (y
sustancialmente carente de prejuicios) de considerar las interrela-
ciones de los problemas filosficos y de formar una visin ms
clara de las cuestiones implicadas.
La concepcin de la filosofa expuesta en este libro debe mu
cho a tres grandes maestros alemanes del ltimo siglo: G.W.F.
Hegel, Johann Friedrich H erbart y Wilhelm Dilthey. No obstan*
te, tambin se separa ntidamente de sus posiciones. Todos ellos
pensaron que la filosofa podra de alguna m anera explotar su
historia para trascender su propia historicidad. ste es un pun
to de vista que no puedo compartir. Todos pensaron que la fi
losofa podra derrotar el pluralismo al abrazar las pluralidades.
Esto tampoco lo creo. Las razones para estas convicciones sern
examinadas en el libro mismo. Pero debe advertirse al lector des
de el comienzo que mucho del tenor de la visin de la filosofa
propuesta aqu es historicista, pluralista y relativista. Conside
ra perennes las tendencias filosficas, pero concibe los sistemas
filosficos como artefactos ligados al tiempo y condicionados a
una posicin en la que nunca representan ms que una alternativa
entre otras. Que el proyecto, como empresa intelectual, es todava
eminentemente valioso es una conclusin quiz sorprendente pe
ro importante, cuya base es muy digna de una consideracin ms
cuidadosa.
El libro se desarroll a partir de un artculo titulado Philosophi-
cal Disagreement: An Essay Towards Orientational Pluralism, pu
blicado originalmente en TheReview ofMetaphysics en 1978 (vol. 32,
pp. 217-251). En una reflexin posterior se hizo evidente que
las ideas de este artculo requeran y merecan un desarrollo ms
sistemtico; las presentes deliberaciones son el resultado de esa
preocupacin.
La parte fundamental del libro fue presentada en una serie de
conferencias pblicas titulada La naturaleza de la filosofa", que
dict en la Universidad Estatal de Bowling Green durante el perio
do de invierno de 1983. Una versin abreviada de estas conferen
cias fue im partida durante el Trini ty Term de 1983 en la Escuela
de Literae Humaniores de la Universidad de Oxford en respuesta
a la amable invitacin de la Subfacultad de Filosofa. Aprecio mu
cho la hospitalidad del Colegio Corpus Christi al proveerme de un
hogar acadmico lejos de casa en esta como en muchas ocasiones
anteriores.
Q uiero agradecer a Geoffrey Sayre McGord y a Diego Marconi
por haber ledo el borrador del libro y por ofrecer sugerencias
tiles para su mejoramiento. Deseo agradecerle a Linda Butera, a
D onna Williams, y a Christina Masucci por la paciencia con que
contaron para producir un manuscrito presentable mediante innu
merables revisiones.
Pittsburgh
Febrero de 1984
1. La lucha de los sistemas
Las filas de la filosofa se hallan en serio desorden. La teoras en
frentan a las teoras, las escuelas rivalizan entre s en implacable
oposicin. El desacuerdo y la controversia prevalecen a tal punto
en esta disciplina que uno podra sin riesgo suscribir la broma; Si
dos personas estn de acuerdo, una de ellas no es un filsofo.
Este punto de vista no es la reaccin cnica de un hastiado obser
vador del siglo veinte, sino algo que los filsofos han reconocido
desde hace mucho. En el amanecer mismo de la filosofa, Jenfa-
nes de Colofn (nacido rea 565 a.C.) escribi profticamente:
Ningn hom bre sabe, o sabr jams, la verdad acerca de los dioses ni
acerca de todo lo que hablo. Aun si por casualidad alguno dijese la
verdad completa, l mismo no lo sabra. Pero todos pueden tener su
propia opinin.1
N o d ir n a d a a c e r c a d e la f ilo s o fa sin o q u e , v ie n d o q u e h a s id o c u l
tiv a d a d u r a n te v a r io s siglo s p o r las m e jo r e s m e n te s q u e ja m s h a y a n
v iv id o , y q u e sin e m b a r g o n i u n a so la c o s a p u e d e s e r e n e lla e n c o n t r a
d a q u e n o e s t s u je ta a d is p u ta , y e n c o n s e c u e n c ia , q u e n o s e a d u d o s a ,
n o te n g o la s u fic ie n te p r e s u n c i n p a r a e s p e r a r q u e m e v a y a m e jo r e n
e lla d e lo q u e a o tr o s h o m b r e s les h a id o . Y ta m b i n , c o n s i d e r a n d o
c u n ta s o p in io n e s e n c o n f lic t o p u e d e h a b e r r e s p e c to al m is m o a s u n
to , to d a s a p o y a d a s p o r g e n te ilu stra d a , m ie n tr a s q u e n u n c a p u e d e
h a b e r m s d e u n a q u e se a c ie r ta , e s tim q u e e r a n p o c o m e n o s q u e
fa ls a s to d a s a q u e lla s q u e ta n s lo p o d a n c o n s id e r a r s e p r o b a b le s .3
2 Sexto Emprico, Outliius o fpyn h on ism , libro I, 178. Las enseanzas en con
flicto de los filsofos fueron precisamente los primeros de los cinco tropoi o argu
mentos escpticos (rationes dubitandi) mediante los cuales Agripa busc sostener
una posicin escptica {ibid.hp. 95).
3 Ren Descartes, Discoune on Method, parte I; trad. E.S. Haldane y G.N.T.
Rqss, Cambridge, 1911.
e n c o n t r a d e lo s r a z o n a m ie n to s m e ta fs ic o s d e to d a s c la s e s , a u n e n tr e
a q u e llo s q u e p r o fe s a n se r a c a d m ic o s .4
P e r o s o n p r e c is a m e n t e lo s p e n s a d o r e s m s c a p a c e s lo s q u e m s r a r a
m e n t e h a n c r e d o q u e lo s r e s u lta d o s de la f ilo s o fa m s a n tig u a , in c lu
y e n d o la d e lo s m o d e lo s cl sico s, s ig u e n s ie n d o in a m o v ib le s . E sto se
m u e s tr a e n el h e c h o d e q u e b sic a m e n te to d o s iste m a n u e v o e m p ie z a
o tr a v e z d e s d e el p r in c ip io , q u e ca d a p e n s a d o r b u s c a su p r o p io fu n d a
m e n to y n o d e s e a e r g u ir s e s o b re lo s h o m b r o s d e sus p r e d e c e s o r e s .. .
E ste p e c u lia r d e s tin o d e la filo s o fa h a sid o ta n fr e c u e n te m e n te d e s c r i
to y d e p lo r a d o q u e c la r a m e n te n o tie n e c a s o d is c u tir lo e n lo a b s o lu to .
El c a lla d o e s c e p t ic is m o y la r e s ig n a c i n p a r e c e n s e r las n ic a s a c t it u
d e s a p r o p ia d a s . D o s m il a o s d e e x p e r ie n c ia p a r e c e n e n s e a r q u e lo s
6 Moritz Schlick, The Turning Point in Philosophy, en AJ. Ayer (comp.), Lo-
g kal Positivista, Nueva York, 1959, pp. 53-54 (originalmente publicado como Die
Wende der Philosophe en el vol. 1 de Erkenntnis, 1930). Comprese tambin con
Kant, Crtica de la razn pura, Prefacio a la primera edicin, A viii-x, y Charles
Sanders Peirce, The Fixadon o f B elief, en C. Hartshome y P. Weis's (comps.),
ColUcUd Papen, Cambridge, Mass., 1934, vol. v, sec. 5.383.
^ Joseph Margolis (comp.), An Introduction to Philosophical Enautry, Nueva
York, 1968, p. 10. 5 }
8 Richard Rorty, The Linguistic Turn, Chicago, 1967, p. 1.
9 Trad. M.H. Carr, Bristol, 1937.
la filosofa, vemos un campo de batalla. Sin embargo, por qu de
biera ser que -co m o un escritor lo expresa pintorescamentelos
sistemas yazcan a nuestro alrededor como las ruinas de castillos
gigantescos sin que seamos capaces de construir una estructura
slida y defendible con estos abundantes restos?10
Y as llegamos a la cuestin que los practicantes de la discipli
na han encarado una y otra vez: Debieran los filsofos estar en
desacuerdo? (para citar el ttulo del perspicaz ensayo de F.C.S.
Schiller de 1933).11 Por qu crnicamente los filsofos son inca
paces de alcanzar acuerdos concernientes a los problemas que han
debatido por bastante ms de dos milenios? Por qu la filosofa
est encerrada en una condicin de controversia interm inable y
aparentemente irresoluble?
10 Karl Heim, Das Weltbild der Zukunft, Berln, 1904,p. 1. Sin embargo, este
libro no es en modo alguno el primero en induir la lucha de sistemas (DerStreitder
Systeme) como su tema central. Aparte de Hegel, en la dcada de 1860 se le anticip
la obra maestra inacabada de Wilhelm Dilthey, Weltanschauungslehre (Gesammelte
Schriften, Stuttgart y Gotinga, 1960, vol. VIII), donde "la anarqua de los sistemas
filosficos" (dieAnarchie derphilosopkischen Systeme) es el asunto central. El escenario
de problemas de su discusin est fijado por el hecho de que una profusin de
sistemas filosficos se extiende detrs de nosotros y se esparce a cada lado, sin
lmites y catico. En toda poca desde su origen, se han excluido y opuesto entre s, y
no hay un signo esperanzador de que una eleccin entre ellos pueda jams hacerse
(p. 75). A continuacin procede a hablar de la ilimitada extensin de ruinas de
sistemas filosficos pretendidamente establecidos (ein unermessliches Truemmerfeld
demonslrierttr Systeme, p. 76.)
11 F.C.S. Schiller, Debieran los filsofos estar en desacuerdo?, reimpreso en
su antologa del mismo ttulo (Londres, 1934). El artculo de Schiller fue inicial
mente publicado en el Supplementary Volume para 1933 de la Sociedad Aristotlica.
Descartes localiz la deficiencia de los filsofos anteriores en
su fracaso en lograr un mtodo propio de investigacin. H um e
vio la futilidad del filosofar previo en su fracaso en descu
brir las premisas primeras apropiadas que fueran la base del
razonamiento . 12 Peirce y otros consideraron el fracaso del con
senso un producto de la ausencia de definiciones acordadas de
trminos, resultado a su vez de la carencia de una adecuada
teora del significado. Los tericos de orientacin historicista
tienden a fundar el conflicto filosfico en diferencias con
cernientes a los supuestos bsicos en las presuposiciones de
los investigadores del rea. Varios autores modernos ubican
el desacuerdo sustantivo en una divergencia de concepciones
acerca de los estndares de prueba y los criterios de argum en
tacin correcta, en diferentes ideas concernientes a la natu
raleza de la racionalidad demostrativa misma. En general, el
argumento afirma que los filsofos han fracasado en alcanzar
un acuerdo porque hasta ahora han abordado incorrectam en
te los fundamentos del razonamiento en su campo de trabajo.
H an usado mtodos, postulados, suposiciones, definiciones,
criterios demostrativos y cosas por el estilo diferentes, todas
productoras de divergencias; lo que no es sorprendente, pues
to que la base (arch) del conocimiento racional se halla ms
all de la racionalizacin (Aristteles, Anal. Post., lOOalO).
(2) Explicaciones epistemolgicas que atribuyen el desacuerdo a di
ferentes lgicas o diferentes criterios de aceptabilidad (dife
rentes estndares para evaluar buenas razones) o diferentes
paradigmas inferenciales (por ejemplo, la teora de la "met
fora raz de S.C. Pepper ) .13
(3) Explicaciones psicolgicas que fundamentan el desacuerdo filo
sfico en las diferencias de carcter psicolgico entre los di
versos pensadores, quiz en cuanto a diferencias de tem pera
mento o personalidad (sta es la lnea adoptada por William
dolos filosofas autoconten idas [...] se debe no a causas en los gustos y el tempera
mento, sino a la estructura lgica del pensamiento filosfico." R.G. Collingwood,
An Essay on Philosophical Method, Oxford, 1933, p, 192.
18 Frank B. Dilley, Why Do Philosophers Disagree?", The Southern Journal of
Philosophy, no. 7,1969, pp. 217-218; vase tambin p. 225.
diadam ente preparadas. La concepcin del filsofo como un gua
sabio para sus compaeros con menos capacidad de discernimien
to se puso as en primera lnea y ha estado ah frecuentemente
desde entonces. Pretenda tener todas las respuestas y sus pre
tensiones se vieron generalmente con respeto y frecuentemente
fueron aceptadas.
En el breve prefacio a su Tractatus Logico-Philosophicus (1921),
Ludwig Wittgenstein escribi que la verdad de los pensamientos
que son aqu comunicados me parece inatacable y definitiva. Y es
as que creo haber encontrado, en lo fundamental, la solucin final
a los problemas. Toda generacin ve el amanecer de un nuevo
enfoque esperanzador cuyo auLor sostiene, como Hans Rechen-
bach sostuvo en 1951, haber encontrado las herram ientas para
resolver aquellos problemas que en tiempos anteriores han sido
el objeto solamente de trabajo conjetural. En pocas palabras: es
te libro est escrito con la intencin de mostrar que la filosofa
ha avanzado de la especulacin a la ciencia.19 G eneracin tras
generacin, jvenes llenos de esperanza avanzan con el siempre
renovado optimismo de conducir finalmente a la filosofa de la
especulacin a la ciencia. Con Ayer, insisten en que las disputas
tradicionales de los filsofos son, en su mayor parte, tan injustifica
das como estriles. El modo correcto de terminarlas es establecer
de m anera indiscutible cul debiera ser el propsito y el m todo
de una indagacin filosfica.20 El problema es simplemente dar
a la filosofa el giro correcto, introducir ms de esto o menos de
aquello.21 La actitud de que hasta ahora no tenan el m todo co
rrecto (o el punto de partida correcto), pero ahora que estoy
aq u ... no parece perder fuerza nunca. La esperanza secreta de
todo filsofo es que su propia obra resultar ser decisiva, conduci
r a todos consigo a lo largo del camino y pondr fin a la lucha de
los sistemas. Con el advenimiento del positivismo lgico, Schlick
25 Bertrand Russell, The Problems ofPhilosophy, Oxford, 1912, p. 240. mile Bou-
troux subray de modo similar antes (en 1911) que, una vez que hemos encontrado
una solucin definitiva a un problema, mostramos de ese modo, digamos retros
pectivamente, que no era un problema filosfico en absoluto; es la persistencia de
los problemas filosficos lo que los marca como tales. Citado en Franz Krdner, Die
Ana.rch.ie der philosophische Systrme, Leipzig, 1929; reimpresin: Graz, 1970, p. 185.
Sin embargo, nunca ha arraigado realmente la idea de que el
acuerdo nunca existir que no hay consenso ahora y que nun
ca lo habr. Los practicantes de la filosofa parecen totalmente
renuentes a adm itir que la diversidad y la discordia son hec os
ineliminables inherentes a la misma naturaleza de la empresa. A
todas luces, cada sistema de filosofa excluye a cualquier otro; ca-
da uno refuta al resto; ninguno es concluyentemente dem ostra e.
La historia no proporciona la misma imagen de la amistosa s
cusin retratada en la Escuela de Atenas de Rafael ella misma
producto del espritu receptivamente sincretista de aquellos tiem
pos de apertura intelectual. Por el contra) i o, la oposicin e
crecimiento de la diversidad histrica y las exigencias 1
universal de los filsofos se ha endurecido firm emente. a
versidad y el desacuerdo son, hasta donde podem os ver, el eterno
destino de esta disciplina, y radican no m eram ente en la tontera
y la locura humanas, sino muy profundamente en la naturaleza
misma de la materia.
dificren tan radicalmente que ningn contacto real puede establecerse entre ellos
en lo absoluto. Esta concepcin ser discutida con gran detalle en el captulo V.
ma que sintetiza las tesis filosficas lo hace a costa de sus propias
vidas. Su paz es la paz de los sepulcros. Entre ms cercanamente
se examinan las posiciones filosficas, ms claramente surgen sus
diferencias. La concepcin de que en el fondo todos los filsofos
estn de acuerdo es de un criterio amplio hasta la vacuidad. Des
pojar a las posiciones filosficas de su rivalidad es despojarlas de
su corrosividad doctrinal, es impelerlas hacia la vacuidad insulsa.
El desacuerdo es un muy real e importante hecho de la vida
en este dominio, tanto por su presencia difundida como por su
persistencia.
29 Rubaiyat.
Cuando sucede que [...] los principios [filosficos] so n tan abundan
tes com o las zarzamoras, nada cambia excepto la actitud del resto de
la cultura hacia los filsofos. D esde los Liempos de Kant [pero por
que no de Tales?], se ha vuelto ms y ms evidente a los n o filsofos
que un filsofo realmente profesional puede p r o p o rc io n a r un fun
damento filosfico para casi cualquier cosa. Esta es una razn por
la que los filsofos se han ido aislando del resto de la cultura cada
vez ms, durante el curso de nuestro siglo. Nuestras propuestas para
garantizar esto y clarificar aquello les han llegado a parecer a nuestros
colegas intelectuales simplemente cm icas.20
1. La tarea de la filosofa
4 Kant escribi: Ahora bien, el asombro es una sacudida del sentido moral que
surge de la incompatibilidad de una representacin [...] con los principios que ya
subyacen en su base, la cual provoca una duda con respecto a si hemos visto co
rrectamente o si hemos juzgado correctamente" (Crtica del juicio,&cc. 62. Nuestra
presente construccin del trmino generaliza esta construccin excesivamente es
trecha para incluir un conflicto de creencias" as como uno de representaciones".
La teora de la m oralidad desarrollada en el pensamiento tico
griego proporciona un buen ejemplo de una situacin aportica
tal. El pensamiento m oral griego se inclinaba a la concepcin de
que la distincin entre lo correcto y lo incorrecto:
(1) Importa.
(2) Est basada en la costumbre (nomos).
(3) Slo puede im portar si est fundada en la naturaleza objetiva
de las cosas (phusci) ms que en la m era costumbre.
Y as surge un dilema cognoscitivo. La inconsistencia de estas afir
maciones condujo a las siguientes soluciones:
Negar (1): Las cuestiones de lo bueno y lo malo simplemente no
importan son una mera cuestin de poder, de quien
logra establecer la ley (Trasmaco).
N egar (2): La diferencia entre lo bueno y lo malo no es una cues
tin de costumbre, sino que reside en la naturaleza de
las cosas (los estoicos).
Negar (3): La diferencia entre lo bueno y lo malo es m eram ente
consuetudinaria (nomoi), pero de todas m aneras im
porta realmente (Herclito).
Tenemos aqu un ejemplo paradigmtico de una antinomia: un
tema provisto por un grupo aportico de proposiciones, con varia
ciones fijadas por los varios modos de resolver esta inconsistencia.
El problema del filsofo no es el de la ampliacin inductiva, sino el
de la reduccin sistmica, el de una restauracin de la consistencia.
Y los filsofos no logran alcanzar un resultado uniform e porque
este objetivo siempre puede ser logrado de varias m aneras dife
rentes.
La teora griega de la virtud proporciona otro ejemplo:
(1) Si la virtud no produce felicidad/placer, entonces no tiene
caso.
(2) La virtud s tiene caso; de hecho, es extremadamente im por
tante.
(3) La virtud no siempre produce felicidad.
Hay aqu tres maneras disponibles de evitar la inconsistencia:
Negar ( 1 ): Sostiene que la virtud vale la pena enteramente en s
misma, incluso si no produce felicidad/placer (los es
toicos, Epicteto, Marco Aurelio).
Negar (2): Sostiene que la virtud no tiene, en ltima instancia,
ningn caso y puede ser descartada como un dispara
te de los dbiles (los sofistas nihilistas, e.g. el Trasma-
co de Platn).
Negar (3): Sostiene que la virtud est automticamente encami
nada a producir felicidad (por s misma siempre pro
porciona placer real), de modo que las dos estn inse
parablemente interconectadas (Platn, los epicreos).
Todas y cada una de las soluciones de una antinomia filosfica
representan una posicin distinta, una morada intelectual que al
guien atrapado en la apora subyacente puede escoger para habi
tar; aunque algunas veces nadie lo hace.
Esta perspectiva da cuenta de lo que es, a primera vista, un
aspecto enigmtico del campo, a saber, la preeminencia en la lite
ratura filosfica de la contraargumentacin y las discusiones refu
tatorias. En las matemticas nadie se molesta en argumentar que
catorce o treintaids no es una solucin satisfactoria a un cierto
problema. Esto no tendra caso porque el nmero de respuestas
incorrectas no tiene fin. Pero cuando slo hay un nmero limitado
de candidatos alternativos viables en la competencia, la argumen
tacin eliminativa y negativa obviamente vendr a desempear un
papel mucho ms sustancial.
Otro ejemplo interesante de antinomia aportica es proporcio
nado por el tradicional problema del mal, cuyo contexto fue
proporcionado por el siguiente grupo aportico:
( 1 ) El mundo es creacin de Dios.
(2) El mundo contiene mal.
(3) Un creador es responsable de cualesquiera defectos que su
creacin pueda contener.
(4) Dios no es responsable de los males del mundo.
Como ya es usual, hay varias salidas de esta antinomia, y los pen
sadores del siglo diecisiete que se preocuparon por este problema
las intentaron todas:
N egar (1): Un naturalismo estricto (Hobbes).
N egar (2): El optimismo (Leibniz) o un rechazo del b ien /m al co
mo una ilusin basada en un entendimiento im perfec
to (Spinoza).
N egar (3): Una teora que desconecta la cadena de la responsa
bilidad de Dios; e.g. va el libre albedro del hom bre
(Descartes).
Niega (4): Una opcin no asequible en ese tiempo.
Como muestra este ejemplo, los grupos aporticos pueden estable
cer conexiones entre teoras aparentemente dispares, entre, diga
mos, la realidad del mal, por medio de (2), y el origen del m undo,
por medio de (1). Pueden reflejar el vnculo entre cuestiones dis
tantes con preocupaciones muy diferentes. sta es la razn por
la que la sistematizacin es tan importante en filosofa, porque el
m odo en que contestemos algunas preguntas tendr repercusiones
limitantes para el modo en que podamos contestar otras.
A hora consideremos el siguiente grupo aportico, que p ro p o r
ciona el contexto para la controversia acerca de la libertad de la
voluntad:
(1) Todos los actos humanos estn causalmente determ inados.
(2) Los hombres pueden llevar, y llevan a cabo, actos de eleccin
libres.
(3) Un acto genuinamente libre no puede ser causalmente deter
m inado (pues si es determinado as, entonces el acto no es libre
por virtud de este mero hecho).
Estas tres tesis representan una trada inconsistente en la cual la
consistencia slo puede ser restaurada por cualquiera de tres en
foques distintos:
N egar (1): El voluntarismo exencin de la determ inacin cau
sal en los actos libres de la voluntad (Descartes).
N egar (2): El determ inism o de la voluntad p or restricciones
causales (Spinoza).
N egar (3): El com patibilism o de la accin libre y la determ ina
cin causal; por ejemplo, va una teora que distingue
entre determ inacin causal interna y externa, y con-
sidera compatible con la libertad al prim er tipo de
determinacin (Leibniz).
Como lo m uestran tales ejemplos, cualquier salida particular de un
grupo aportico est destinada a ser simplemente una salida entre
otras. El hecho crucial acerca de un grupo aportico es que siempre
habr una variedad de modos distintos de evitar la inconsistencia
en la que nos precipita.
Las dificultades aporticas a veces se desvanecen. Si renuncia
mos a nuestra fidelidad a las afirmaciones del grupo, simplemente
se evaporan. Los cambios en la ciencia, en la cultura o simple
mente en la moda, por ejemplo, engendran cambios en las creen
cias extrafilosficas en las cuales echan races los problemas filo
sficos. (Las dificultades propias de las teoras presocrticas de
los elementos ya no nos inquietan hoy.) Pero no im porta dnde
nos ubiquemos e independientemente de cules sean precisamente
nuestros compromisos totales, las presiones que causan conflictos
a travs del sobrecompromiso cognoscitivo son inexorables en la
filosofa. Aquellos asuntos filosficos que calan hondo en las bases
extrafilosficas de la preocupacin filosfica siempre arrojan una
inagotable cosecha de problemas.
La dificultad surge a partir de un conjunto de compromisos
en conflicto que, no obstante, parecen ineludibles, cuyo rechazo
parece a prim era vista no ser una opcin real en lo absoluto. Por
ejemplo, la teora del conocimiento de los antiguos griegos giraba
alrededor del siguiente cuarteto de afirmaciones colectivamente
incompatibles:
(1) Tenemos algn conocimiento acerca del mundo.
(2) Cualquier conocimiento que tengamos acerca del m undo debe
venir a travs de los sentidos, {Le. en ltima instancia se enraiza
en lo que los sentidos nos ofrecen).
(3) No hay conocimiento genuino {episteme) sin certeza.
(4) Los sentidos no producen certeza.
Una inclinacin a aceptar estas tesis una tendencia a conside
rar cada una de ellas probablemente verdadera y (presuntamente)
aceptable prepara el contexto para el conflicto filosfico. Una
variedad (limitada) de salidas de la inconsistencia estn disponi
bles:
Negar (1): Sostiene que no podemos tener con ocim iento autn
tico acerca del mundo (los escpticos pirronianos).
Negar (2): Sostiene que el conocimiento genuino acerca del mun
do puede provenir de la razn sola (los pitagricos,
Platn).
Negar (3): Sostiene que el conocimiento adecuado no necesita
estar basado en la certeza, pero puede estar basado en
lo posible to pithanon (los escepticos acadmicos).
Negar (4): Sostiene que los sentidos producen certeza en algu
nos casos aquellos que resultan en las as llamadas
percepciones catalpticas (los estoicos).
Al encarar este grupo aportico, para decidir debemos deliberar
entre estas alternativas.
A hora considrese el siguiente cuarteto inconsistente:
(1) Tenemos algn conocimiento acerca del mundo.
(2) Cualquier conocimiento que tengamos del m undo debe pro
venir de los sentidos.
(3) La experiencia sensorial slo nos informa acerca de cmo apa
recen las cosas, no acerca de su realidad (ms all de la expe
riencia).
(4) El conocimiento genuino debe relacionarse con la realidad
(ms all de la experiencia) de las cosas.
Ntese aqu que si rechazamos (1) o (2), no solamente salimos
de la presente apora, sino que tambin resolvemos la precedente.
Donde las aporas estn entrelazadas, podemos resolverlas sistem
ticamente, en bloc, ordenando apropiadamente nuestros rechazos.
Si tenemos una firm e confianza en nuestros razonamientos, en
tonces se sigue por el principio inferencial del modus tollens que
siempre que una creencia es rechazada, tambin se deben cues
tionar algunas de las varias razones (colectivamente obligatorias)
sobre cuya base ha sido adoptada esta creencia. Por ejemplo, si uno
rechaza el libre albedro, entonces debe tam bin rechazar una de
las siguientes (presuntas) razones iniciales para aceptar la libertad
de la voluntad: Las personas son usualmente responsables de sus
actos, las personas son m oralm ente responsables slo p o r aque
llos actos que son librem ente llevados a cabo. El rechazo de una
tesis aceptada convierte de inmediato a la familia de razones para
su adopcin en un grupo aportico. La apora, una vez presente,
tiende a extenderse como incendio sin control a travs de cual
quier sistema racional.
5 Sobre este iriletna, vase Hans A lbert, Traktat ber Kritische Vemunft, Tubin-
ga, 1968.
(5) No obtenemos una buena razn si la regresin de razonesjus-
tificatorias no termina esto es, s contina ad infinitum.
Por encima de todo, tenemos aqu un grupo inconsistente. Las tesis
(1) a (4) dejan abierta slo la perspectiva de u n a regresin infinita
(sin trmino), la cual es excluida por (5); mientras que (1) a (3) ms
(5) deja abierta slo la perspectiva de una regresin cclica, la cual
es excluida por (4).
Mientras que rechacemos tanto al escepticismo adoptando (1),
como al irracionalismo adoptando (2), se sigue que slo hay tres
salidas de esta inconsistencia aportica:
Rechazar (3): No es necesario que una buena razn est prejus-
tificada, porque ciertas creencias pueden ser post-
justificadas; la justificacin puede ser recproca y
cclica (coherentismo).
Rechazar (4): Una creencia no necesita ser justificada p o r algo
menos problemtico, pues algunas creencias p u e
den ser autojustificadas; pueden ser autoevidencia-
das, de modo que esta regresin de razones p u e
de terminar en una base autoevidente (fundacio-
nismo).
Rechazar (5): Simplemente aceptamos la perspectiva de u n a re
gresin infinita, insistiendo en que esto no im pide
la justificacin puesto que nunca necesita ser com
pletada; es simplemente asunto de proseguir tanto
como sea necesario (aceptacin de la regresin).
Una interesante red de teoras epistemolgicas p u ed e ser tejida
a travs del ejercicio relativamente simple de encontrar la salida
propia de la inconsistencia aportica del grupo precedente.
La fundam entacin de las controversias filosficas en las si
tuaciones aporticas las dota de una cierta! definitividad de es
tructura. Los distintos modos de resolver un dilem a cognoscitivo
presentan una estructura finitam ente diversificada de situaciones
interrelacionadas - u n inventario manejable y m odesto de posibili
dades. A unque las posiciones sobre un asunto diferirn, ni variarn
sin lmite ni se multiplicarn en una variedad racionalm ente inm a
nejable. Las cuestiones son tales que las posiciones alternativas se
agrupan en una estructura natural que dota de unidad orgnica al
rea de problemas. Trazan el mapa de una familia de (finitam en
te pocas) alternativas que se extienden por el espectro entero de
posibilidades para salir de la inconsistencia. Cualquier posible po
sicin sobre el asunto est as destinada a ser una variante de una
u otra de una lista manejable (de hecho generalmente muy peque
a) de alternativas.6 Y la historia de la filosofa es generalmente
lo suficientemente frtil y diversificada como para que todas las
alternativas todas las posibles permutaciones y combinaciones
para la solucin de problemassean de hecho exploradas en al
gn momento.
Las posiciones filosficas no son unidades separadas y discretas
que estn en esplndido aislamiento. Estn articuladas y desarro
lladas en interaccin recproca. Pero su modo natural de interac
cin no es el de apoyo mutuo. (Cmo podra serlo, dada la mutua
exclusividad de las doctrinas en conflicto?) Ms bien, la competen
cia y la controversia prevalecen.
Se sigue que la perspectiva del pluralismo es una caractersti
ca necesaria de la filosofa, profundamente enraizada en la na
turaleza aportica de la disciplina. En la medida que las doctri
nas filosficas resuelven dificultades aporticas, toda posicin de
be por necesidad tener sus rivales que estn en desacuerdo con
ella en aspectos fundamentales. Las situaciones aporticas simple
mente no dan cabida a la idea de una tesis comn denomina
dor que sea retenida por todas las teoras rivales. Simplemente
no hay posiciones en filosofa invariables con respecto a su base
doctrinas que se sostengan no importa qu enfoque decidamos
adoptar. Cualquier tesis aportica puede ser sacrificada en aras
de lograr la consistencia, y en general ello hace que a final de
cuentas todas las posibilidades sean realmente intentadas. Todas
las permutaciones y combinaciones para resolver la inconsisten
cia encuentran sus partidarios: todos los cambios son proclama
dos, todos los elementos variables son variados. La bsqueda de
los antiguos estoicos y epicreos (Hipias) de un sistema natu
ral de creencias basado en lo que es comn a diferentes grupos
S i h u b ie r e u n p r o b le m a p e r m a n e n te P, p o d r a m o s p r e g u n t a r Q u
p e n s a r o n K a n t, L e ib n iz o B e r k e le y a c e r c a d e P T \ y si e s a p r e g u n t a
p u d ie s e se r r e s p o n d id a , p o d r a m o s p r o c e d e r a p r e g u n t a r E ra c o
r r e c to lo q u e p e n s a r o n K a n t, L e ib n iz o B e r k e le y a c e r c a d e P ? P ero
lo q u e se p ie n s a q u e es u n p r o b le m a p e r m a n e n te P es r e a lm e n t e u n
n m e r o d e p r o b le m a s tra n s ito rio s , P \ , P 2, Pfr- c u y a s p e c u lia r id a d e s
in d iv id u a le s s o n b o r r a d a s p o r la m io p a h is t r ic a d e la p e r s o n a q u e
la s e n g lo b a ju n t a s b a jo el n o m b r e P .9
T a n p r o n to c o m o v e m o s q u e n o hay id e a d e t e r m in a d a a la q u e h a
y a n c o n tr ib u id o v a rio s e s c rito re s , sin o s lo u n a v a r ie d a d d e e n u n c ia
d o s h e c h o s c o n las [m ism as] p a la b r a s p o r u n a v a r ie d a d d e d ife r e n te s
a g e n te s c o n u n a v a r ie d a d d e in te n c io n e s , e n to n c e s lo q u e e s ta m o s
v ie n d o es q u e n o hay h isto ria d e la id e a [c o m o tal] q u e p u e d a s e r e s
c rita , s in o s lo u n a h isto ria n e c e s a r ia m e n te e n f o c a d a e n lo s d iv e r s o s
a g e n te s q u e u sa ro n la id e a , y / o en sus v a r ia d a s s itu a c io n e s e i n t e n c io
n e s a l u s a r la .10
Los problem as de una era finalm ente son ir relevantes para los de
o tr a ... cQ ue liga hay entre los propsitos y problem as de un poeta
ateniense, com o Platn; un senador romano, com o Cicern; un m on
j e m e eva , com o Toms de Aquino; un pionero cientfico del siglo
d iecisiete, com o Descartes; un profesor alemn, com o Kant [.. .?] Los
problem as filosficos de una era, com o los conflictos culturales de
los que surgen, son irrelevantes para los de otra.11
11 John H. Randall, Jr., The Career of Philosophy, Nueva York, 1962, vol. I, p. 7.
12 Ibid., p. 50.
ms comnmente, para estar en desacuerdo con ellas. Aristte
les est buscando deliberadamente criticar y reem plazar la teora
de las ideas; Kant explcitamente se esfuerza por refutar la teo
ra humeana de la causalidad. Las diferentes filosofas no brotan
en un aislamiento asptico; evolucionan como soluciones rivales a
problemas compartidos. En general, los filsofos fallan en llegar a
un acuerdo no porque no entiendan las concepciones de los otros,
sino porque las rechazan.
Los deterministas y los indeterministas no estn en desacuerdo
acerca de lo que es la causalidad, sino acerca de su alcance ex
plicativo. Los escpticos y los cognoscitivistas no necesitan estar
en desacuerdo acerca de la idea de conocimiento, sino acerca de
su disponibilidad. Estatistas y libertarios no chocan con respecto
a los deseos que tienen los individuos, sino acerca del peso que
stos debieran llevar en las deliberaciones de poltica pblica. To
das esas controversias fluyen de un acuerdo acerca del rango o
jurisdiccin o deseabilidad de ciertos factores con respecto a cuya
naturaleza hay poco o ningn desacuerdo.
Dos polaridades, la pblica (generalmente compartida) y la do
mstica (idiosincrsica), caracterizan el trabajo de todo pensador
filosfico. El historiador filosfico tiende a estar ms en el lado p
blico -lo s asuntos que trascienden a las personas, que facilitan las
relaciones. El historiador intelectual se explaya en los com porta
mientos caractersticos de las personas que definen la unicidad.
Ambos lados estn ah para ser tomados en cuenta. Pero el prim e
ro es crucial porque nuestro inters primario est en los asuntos
filosficos como tales. stos siempre son del dominio pblico.
6. Consecuencias de la inconmensurabilidad
filcow / res02 / 26
que las investigaciones tienen que ser conducidas en el dominio
pblico mediante recursos generalmente disponibles.
Un autor reciente nos dice que debiramos entender la filoso
fa no como un conjunto de problemas, sino como un conjunto de
textos.14 As, se funciona como filsofo no en virtud de los pro
blemas que considera, sino en virtud de aquellos en los que busca
inspiracin, apoyo u oposicin en el curso de las discusiones pro
pias. Pero esta pretendida innovacin suena ms radical de lo que
es, pues la cuestin de por qu se abordan esos textos particulares surge
de inmediato. Si se hace debido a consideraciones de estilo o en
busca de fuentes histricas, entonces no se est haciendo filosofa.
Mas si se hace para evaluar las ideas y examinar crticamente los
asuntos, las preguntas, las afirmaciones, entonces se est actuan
do, desde luego, como filsofo. Pero entonces, por supuesto, la
preocupacin no seran los textos como tales, sino los problemas
que se estn considerando en dichos textos. La relevancia de los
textos se establece a travs de las preocupaciones sustantivas, y es
as que los problemas se vuelven centrales nuevamente.
Los filsofos aspiran a ser los que solucionen los problemas, y
en algn nivel de generalidad siempre comparten sus problemas
con otros. El asunto que tenemos ahora ante nosotros proporciona
una clara ilustracin de esta circunstancia. Nuestro problema cen
tral la persistencia del conflicto y la diversidad filosficas ha
estado en la agenda de la filosofa desde el tiempo de los escp
ticos de la antigedad clsica y es un problema perenne que ha
inquietado a los pensadores filosficos de todas las pocas.
Tambin merece atencin un ulterior argumento en contra de
la expectativa de desacuerdos reales: la tesis de que el entendi
miento adecuado requiere un acuerdo real. Si esto fuese as, en
tonces ninguna tesis o afirmacin podra ser propiedad comn
de pensadores que no tienen visiones en comn. Pues para estar
en desacuerdo de modo significativo con las afirmaciones de al
guien, prim ero tendramos que comprenderlo adecuadamente; y
tal comprensin, puesto que por hiptesis requiere de acuerdo,
automticamente excluye el desacuerdo. Ningn choque con res
pecto a las mismas tesis es posible, porque el desacuerdo por su
17 Pero puede de veras haber una teora consistente acerca de una realidad
inconsistente?, se puede evitar que la inconsistencia de un objeto de discusin se
derrame en una inconsistencia en nuestras aserciones acerca de ella? La respuesta
es afirmativa, pero sus detalles deben encontrarse envueltos en las intrincaciones
de una teora semntica. Vase Nicholas Rescher y Robert Brandom, The Logic of
Inconsistency, Oxford, 1979.
18 Qu es lo que justifica hablar no meramente de aporta sino tambin de anti
nomia? Se halla en la naturaleza lgica de las cosas que cualquier grupo aportico
C pueda ser dividido (de varios modos) en dos componentes Ci y Cg de tal modo
que hay una proposicin P tal que de Cj se infiere P y de C% se infiere no P. Los
grupos aporticos siempre engendran antinomias asociadas.
1. Los conceptos filosficos estn coordinados con los hechos
Ti ( C ) & - T Z(C)
C = C1
C = C2
T2(C 1)
- T {(CZ)
Y as, no im porta hacia dnde viremos en la explicacin de C ya
sea hacia C] o hacia C^, somos incapaces de salvar algo que que*
rem os sostener con respecto a C.
Todos nuestros conceptos estndar coordinados con los hechos
m uestran una tensin interna debida a la pluralidad de sus com po
nentes constituyentes. Funcionan en relacin con una pluralidad
de paradigm as potencialmente discordantes, donde cada uno inci
de diferencialm ente en el significado del concepto, pero donde
las diferencias se hacen inocuas por una ordenacin benigna de los
hechos del mundo. Al clarificar tales conceptos, ios tericos filos
ficos se esfuerzan por trazar lneas precisas alrededor de sus lmites
de aplicacin, por fijar sus operaciones de modo no m eram en
te general y normal, sino de un modo tericamente adecuado.
La filosofa se irrita ante las restricciones de lo real; considera su
dom inio el de lo posible, en contraste con las ms estrechas ocu
paciones de las ciencias empricas con lo m eram ente actual.4 La
filosofa lucha as por eliminar el elemento de la contingencia y
p o r liberar a nuestros conceptos de su dependencia usual relativa
a los meros hechos. La meta es el entendim iento racional, y
esta meta no puede ser alcanzada hasta que no se obtenga la exac
titud terica. Pero cuando abstraemos de los hechos en aras de la
precisin terica, los problemas surgen inevitablemente.5
9 No hay nada nuevo en la idea fundamental que est en cuestin aqu. Como
J.N. Findlay ha observado, tanto Hegel como Wittgenstein comparten la visin
de que es nuestro deseo desarrollar el pensamiento y el lenguaje en modos unila
terales, exagerar y fijar tendencias implcitas en el uso corriente, lo que da lugar
a enigmas filosficos y a contradicciones" (Hegel: A Iie-Examination, Nueva York,
1962, p. 23.
generalidad tericas que nuestros conceptos ordenadores de la ex
periencia estn destinados a resistir. La marca de esta resistencia
es nuestra cada en la perplejidad aportica.
La bsqueda de la generalidad y la precisin del filsofo condu
ce directamente a dificultades de un tipo especial y caracterstico,
porque todas esas hiptesis clarificadoras piden la separacin de
cosas que de modo estndar, normal o ideal van juntas. Todos es
tos conceptos coordinados con los hechos son predicados sobre un
cierto trasfondo de regularidad, y cuando este trasfondo se aban
dona mediante suposiciones que pretenden servir a los intereses
de la precisin, el resultado es de hecho mera confusin.
Las deliberaciones filosficas en ltima instancia giran en torno
a conceptos de contornos toscos armonizados con nuestras acti
vidades prcticas en un mundo complejo donde algn grado de
sobresimplificacin es siempre necesario en aras de la manejabili
dad.10 En filosofa nos vemos constantemente constreidos a hacer
enunciados aproximativos burdos Todas las rupturas de prom e
sas son actos moralmente malos, por ejemplo que a final de
cuentas necesitan ulterior modificacin y correccin, puesto que
lo que es aseverado no es estricta e intachablemente as (e.g., en
ciertos casos de incapacidad o de conflictos del deber), no hace si
no representar cmo son los asuntos en el curso normal de la vida.
Esto es, somos constantemente conducidos a grupos aporticos de
este tipo:
La ruptura de promesas es moralmente mala.
Nunca es moralmente malo hacer lo que no podemos evitar
hacer.
En algunas ocasiones no podemos dejar de rom per una pro
mesa.
O bien:
" W.V.O. Qune adopta una posicin del todo sensata cuando objeta: En la
discusin de Schoemakery de Wiggins sobre la identidad personal, el razonamiento
se desva de modo familiar hacia la especulacin sobre lo que podramos decir en
situaciones absurdas de donacin y trasplante. El mtodo de la ciencia ficcin tiene
sus usos en la filosofa, pero en ciertos detalles de la discusin entre Schoem aker
y Wiggins y en otras partes me pregunto si los lmites del mtodo son atendidos
propiamente. Buscar lo que es lgicamente requerido para la mismidad de la per
sona bajo condiciones sin precedentes es sugerir que las palabras tienen una fuerza
lgica ms all de aquella con la que han sido investidas por nuestras necesidades
meramente como una elucidacin que haga ms preciso un con
cepto presistemtico, en realidad resulta un choque generador de
paradojas con el concepto inicial tal como de hecho funciona, ba
sado como lo estaba en una unificacin en la que los otros factores
ahora relegados no son menos importantes. Pues cuando hacemos
los hechos a un lado, el concepto mismo en cuestin se desinte
gra en una fisin destructiva. La desintegracin se manifiesta a
travs de un conflicto aportico de argumentos en oposicin, to
dos aparentemente igual de buenos, pero en el anlisis final todos
igualmente insatisfactorios.
Si las con cep cion es sobre las que se vuelve la filo so fa in volu cran am
bigedades y con fu sion es inerradicables; si el esfu erzo p o r elu cid ar
estos asuntos inevitablemente resulta en con trad iccin y antinom ia; si
las controversias filosficas invariablemente se revuelven so b re c o n fu
sion es conceptuales; s todo esto fuera as, en ton ces p o r q u d e b e
ram os tom ar la em presa seriam ente? S eg u ra m en te que el proyecto
se desplom ara en ton ces en la futilidad. La filo so fa sera en to n ces
un disparate, un ju e g o sin sentido co n palabras, u n h e c h iz o sis
tem tico por el lenguaje". Los problem as filo s fic o s d eb era n ser
descartados co m o seudoproblem as y sus so lu cio n es c o m o seu d o so -
lu cion es. L os problem as filo s fico s d eb eran ser disueltos en vez d e
resueltos.
y
(ii) la realidad derivada o atenuada como un producto (meramen
te fenomnico) de la operacin de lo real absoluto.
El uso de tal distincin nos permite resolver un grupo aportico,
mas no simplemente abandonando una de aquellas tesis engendra-
doras de paradojas, sino ms bien modificndola. (Ntese, sin em
bargo, que una vez que seguimos a Zenn y a Platn al reemplazar
a (2) por (27) y por consiguiente, al reinterpretar la materia co
mo si representara un mero fenmenola esencia de la tesis (4)
es profundamente alterada; la vieja afirmacin puede todava ser
sostenida, pero ahora gana una nueva significacin a la luz de las
nuevas distinciones.)
Otra alternativa sera abandonar la tesis (3). Entonces, sin em
bargo, presumiblemente no se adoptara simplemente la forma
no es real, sino ms bien se volvera a hacer la afirmacin modifi
cada de que la forma no es independientemente real; no es ms que
un estado transitorio (cambiable) de la materia. Y esto puede ser
visto al revs, como si se afirmara: la forma es (en cierto modo)
real, aunque slo en tanto se le considere no ms que un estado
transitorio de la materia. sta, en efecto, sera la posicin de los
atomistas.
Las antinomias siempre se pueden resolver de este modo; siem
pre podemos salvar los fenmenos, esto es, retener el ncleo
crucial de nuestras distintas creencias frente a la inconsistencia
aparente introduciendo distinciones y m odificaciones apropiadas.
U na vez que la apora irrum pe, podem os salvar nuestros com pro
misos filosficos complicndolos, revisndolos a la luz de distin
ciones apropiadas antes que abandonarlos del todo. Pues bien, el
efecto de im poner una distincin d sobre un concepto C es dividir
C en Ci y C 2 . Y cuando esto sucede, una tesis en la que C figura,
T = T(C), es dividida en dos afirmaciones distintas:
3. Desarrollo dialctico
Las distinciones nos permiten llevar a la prctica la idea de que
una solucin satisfactoria de los grupos aporticos debe, de alguna
m anera, hacer lugar a todos los que participan en la contradiccin.
La introduccin de distinciones representa as un ascenso hegelia-
no: ascender por encima del nivel de las posiciones antagnicas al
de una concepcin ms alta en la cual se reconcilian los opuestos.
Al introducir la distincin modificadora, abandonamos la tesis ini
cial y nos movemos hacia su contratesis, pero slo lo hacemos me
diante una sntesis debidamente protegida. En este sentido, la dis
tincin es un proceso dialctico. Este papel de las distinciones est
tambin conectado con la tesis frecuentemente designada como la
Mxima de Ramsey. Con respecto a las disputas acerca de pregun
tas fundamentales que no parecen ser susceptibles de respuestas
decisivas, Frank Plumpton Ramsey escribi: En tales casos, es una
mxima heurstica que la verdad yace no en uno de los dos pun
tos de vista disputados, sino en alguna tercera posibilidad que no
ha sido pensada todava, que slo podemos descubrir rechazando
algo que ambos disputantes suponen obvio.1 Desde esta prespec-
tiva, las distinciones proporcionan tambin sntesis ms altas de
concepciones opuestas. Evitan que el abandono de tesis sea un pro
ceso enteramente negativo, proporcionndonos un m odo de salvar
algo, de dar crdito donde el crdito es debido, incluso aquellas
tesis que en ltima instancia rechazamos. Hacen posible eliminar
la inconsistencia no meramente por la fuerza bruta del rechazo de
tesis, sino por el recurso ms sutil y constructivo de la modificacin
de tesis.
Una distincin refleja una concesin, un reconocimiento de al
gn elemento de aceptabilidad en la tesis que est siendo rechaza
da. Sin embargo, las distinciones siempre traen un nuevo concepto
al escenario de la consideracin y ponen as un nuevo tpico en la
agenda. Por tanto, siempre porporcionan invitaciones para llevar
la discusin mas lejos, abriendo nuevas cuestiones que eran hasta
el momento inaccesibles. Las distinciones son las puertas a travs
de las cuales la filosofa pasa a nuevos tpicos y problemas.
Las distinciones filosficas son as innovaciones creativas. No
elaboran ideas preexistentes, sino que introducen otras nuevas.
No solamente proporcionan una base para entender mejor algo
com prendido hasta el momento menos rigurosam ente, sino que
trasladan la discusin a un nuevo nivel de sofisticacin y comple
jidad. As, en alguna medida cambian el tema. (En este sentido
son como las innovaciones conceptuales de la ciencia, que revisan
4. Un ejemplo histrico
5. Insinuaciones de imperfeccin
F ig u r a i
EL CICLO DIALCTICO DE
LA INVESTIGACIN FILOSFICA
Para una versin compacta de sus puntos de vista, vase Braun, Hisoire de
l histoire de la pkilosophie, pp. 278-285 (csp. p, 283).
s TIME Essay: What (If Anything) to Expect from Todays Philosophers, Ti
me, enero 7, 1966, p. 25,
los macroasuntos presistmicos proporcionados por los proble
mas eternos de la filosofa.
Las respuestas que damos a las preguntas filosficas son siem
pre burdas y aproximadas. Nuestras soluciones a los problemas
filosficos engendran nuevos problemas. Siempre estn abiertas
a desafos que requieren elaboraciones y refinamientos adiciona
les. En filosofa siempre estamos impelidos hacia una sofisticacin
mayor; nuestras distinciones para resolver problemas siempre aca
rrean distinciones ulteriores. Nos vemos obligados a disponer rue
das sobre ruedas, agregando nuevos epiciclos de complejidad a las
teoras que estamos tratando de hacer aceptables. Pero la elabora
cin que busca evitar la inconsistencia en un punto slo engendra
nuevas dificultades en otro. Ninguna articulacin de un sistema
filosfico est libre de problemas.
Existe un proceso progresivo de oscilacin dialctica entre la
sistematizacin y la disonancia cognoscitiva como lo ilustra la figu
ra 2. El ciclo aportico sucede al ciclo aportico. Nos enfrentamos
a la ley fundamental de la dialctica: la esperanza de un sistema
que est acabado y perfeccionado es una ilusin; no es posible
ninguna formulacin final (absoluta, definitiva) de una posicin
filosfica.
F ig u r a 2
LA DIALCTICA DE LOS PROBLEMAS DE LA FILOSOFA
Herbart fue el primero que retrocedi analticam ente del curso del
desarrollo filosfico a los problemas particulares q u e fu eron el pri
mer motor en las mentes de los pensadores individuales. Para l, la
filosofa es el estudio sistemtico ( Wissenschaft) de las preguntas y
problemas filosficos". Y por ello respondi a la pregunta d e la natu
raleza del filosofar con la rplica de que es el esfuerzo por resolver
problem as. En la primera redaccin de su Introduccin a la filosofa,
ubica la fuerza motriz del filosofar en las perplejidades y con trad ic
ciones concernientes a la naturaleza de las cosas. N uestro intento por
poner las piezas juntas, por ver la totalidad del m u n d o, ocasion a n u es
tro descubrimiento inicial de problemas filo s fico s.5
5. Sic transit
6. La carga de la historia
Desde luego, decir esto no es negar que filsofos de una cierta poca usual
mente compartan muchsimas suposiciones.
de la filosofa no es una sucesin secuencial de sistemas globales,
sino un paralelismo progresivo de sistemas en conflicto que pre
senta configuraciones diferentes histricamente condicionadas.9
Nuestro inters en la filosofa nunca debiera ser meramente histri
co, pues es entendiendo los giros y vueltas en virtud de los cuales
nuestra posicin ha adquirido su configuracin presente en la fra
gua de la continua controversia filosfica, como mejor podemos
entender exactamente qu significa esa posicin.
En general, lo que tenemos en filosofa no es la evolucin del
consenso, sino la controversia continua. Las luchas entre idealistas
y realistas, deterministas y defensores del libre albedro, escpticos
y cognoscitivistas, deontologistas y consecuencialistas, y as sucesi
vamente, todas representan ramificaciones de un ro que fluye sin
cesar.
Dilthey fue de los primeros en subrayar esto y en hacer de la
lucha duradera de los sistemas un tabln central de su plataforma
terica:
3 Niemals trifft man auf die Wurzel eines Systems in einem blossen Rsonnc-
ment" (Wilhelm Dilthey, PhilosophmheSchriften, Stuttgart y Gotinga, 1960, vol. VIH,
2. El papel central de la analoga y el papel de los valores cognoscitivos
T abla i
4. La prdida de objetividad
Benson Mates, Sceplical Essays, Chicago, 1981, p. 3, y cfr. pp. IX-X, 20.
una manera que sea carente por completo de presuposiciones y
libre de valores. Por ende, debe trabajar sin filosofa y confinar su
atencin a la ciencia como tal.21
Enfrentamos una trada aportica:
(1) Los problemas filosficos son cuestiones cognoscitivas legti
mas y resolubles.
(2) La solucin de problemas filosficos slo se puede lograr a
travs de una apelacin a valores (cognoscitivos).
(3) La apelacin a los valores es ilegtima en la investigacin ra
cional.
Los positivistas, tipificados por Neurath, escapan de la inconsis
tencia abandonando (1). Nosotros abandonamos (3). Ambos parti
dos comparten correctamente la aceptacin de la tesis central (2).
'La idea de una filosofa libre de valores no es ms que un espe
jismo.
Debemos tener cuidado, sin embargo, y abstenernos de unirnos
a los positivistas pasando a la conclusin de que los problemas filo
sficos son meros seudoproblemas porque no pueden ser resuel
tos objetivamente. Debemos abstenernos de igualar la validacin
racional y adoptar la idea de que no hay racionalidad donde la
objetividad est ausente.22 Adoptar esta posicin es pasar por alto
la perspectiva de un modo dejustificacin racional cuya base no es
enteramente objetiva e impersonal, sino que en algunos sentidos
es personal y subjetiva. No hay razn para pensar que la validacin
racional no pueda invocar estndares de utilidad cognoscitiva rela
tivos a la persona de modo que deje espacio a la relatividad, cierto,
pero una relatividad que no es arbitraria ni est ms all de los
lmites de la deliberacin racional.
150 WllheIm Dlthey- Gesammelte Schriften, Stuttgart y Gonga, 1960, vol. VIII,
debemos buscar los diferentes tipos de Weltanschauung que subyacen
en los diversos sistemas filosficos.7
7 Ibid.
al mundo.8 Esta aseveracin es muy problem tica. Pues cmo
puede un filsofo juzgar si la interpretacin de otro se adeca
mejor al m undo? Sin duda no puede adecuarse m ejor a su m un
do el m undo como l mismo lo concibe desde su punto de vista
aceptado. Y ciertamente ningn estndar objetivo externo, ningn
punto de vista impersonal del ojo de Dios , es accesible para l.
Por tanto, esta idea de adoptar una doctrina rival p or hiptesis y
de probrnosla a ver si nos queda simplemente no funcionar.
El acuerdo en un modo hipottico es asi relativam ente fcil de
alcanzar en filosofa. Si usted acepta tal y tal base probatoria, en
tonces slo es racional sostener tal y tal posicin. No hay proble
ma de acuerdo con este nivel meramente hipottico. Pero cuando
pasamos a la cuestin de lo apropiado de la base y la correccin de
la posicin como tal, entonces las cosas cambian drsticamente.
Pues ahora estamos obligados a decidir las cuestiones sobre la ba
se de donde estamos". Los filsofos, como los dems, pueden
lograr una suspensin de la incredulidad y arreglrselas as para
ver, hipotticamente desde dentro, como quien dice, lo que es
t involucrado al sostener una posicin contraria. Pero incluso al
adoptar la posicin de alguien ms a modo de hiptesis, un fil
sofo carga todava con sus propios valores!
La comprensin y el respeto de los valores de otros son cierta
mente posibles y apropiados en filosofa. Podemos llegar a com
prender e incluso en un sentido a apreciar las posiciones de
otros. Pero esto no es, desde luego, adoptarlas. Es considerarlas dig
nas de consideracin, pero no de crdito. Llegar a entender la po
sicin de otros y captar por qu las consideran correctas no es de
ninguna manera encontrar obligatorias para uno mismo aquellas
posiciones en modo alguno. Incluso as como en los asuntos fc-
ticos podemos sensatamente considerar justificable para alguien
mas, dada la evidencia que est a su disposicin, que acepte algo
que nosotros mismos rechazamos, as en los asuntos filosficos
podemos (y debiramos) sensatamente considerar justificable pa
ra el, dados los estndares probatorios que adopta, aceptar algo
que nosotros mismos rechazamos.
tamente^lh?121^ ^ VSta a^Su*en ms podem os cier-
deeuar d e T a . Mmejor Su Posicin' Pero eso est lejos
de estar de acuerdo con ella. El entendimiento no es aceptacin!
Aun asi, este nfasis en el tejnpTa.msnto como la causa raz del des
acuerdo filosfico no capta el asunto del todo bien. Sobreenfatiza
la naturaleza a costa de la educacin, mientras que nuestras orien
taciones valorativas filosficas son adquiridas antes que innatas
(aunque las diferencias en temperamento, sin lugar a dudas, des
empean un papel).
As. es una ilusin pensar, junto con Dilthey, Jam es y otros, que
se podra extraer una tipologa filosfica de una invesgacin so
bre los tipos caractersticos de disposicin sicolgica hum ana. Mu
cho mas que esto est involucrado. Pues m ientras que la sicologa
del individuo" temperamental desm pea de hecho algn papel en
su eleccin entre las alternativas, el rango de estas alternativas, y de
este modo el espectro de posiciones filosficas disponibles, se fija
independientemente de consideraciones sicolgicas por la estruc
tura de los datos y los problemas de la disciplina. (La eleccin de
un individuo de su estacin favorita del ao es, sin duda, sicolgi
ca; pero el rango disponible de alternativas no es afectado por los
caprichos de la sicologa humana.)
No obstante, el sicologismo de Dilthey, James, Schiller, Laze-
rowit2 y compaa, es un paso en la direccin correcta con su
sugerencia de que la base ltima del desacuerdo filosfico es extra-
terica. Pues la evaluacin probatoria es un recurso metodolgico
y, como tal, es lgicamente anterior" a la adopcin razonada de
cualquier posicin especficamente doctrinal que podamos acep
tar sobre su base,16 El desacuerdo en este nivel no puede ser diri
mido nunca, en ltima instancia, a travs de la discusin racional,
porque la discusin inevitablemente procede en un plano donde
estas diferencias estn ya firmemente asentadas.
Si filosofar de hecho depende de valores cognoscitivos, enton
ces la inevitabilidad del pluralismo se sigue por necesidad. Una
posicin ideolgica es siempre una entre otras, definida y deter
minada por la naturaleza de sus alternativas.
El pluralismo en filosofa es as ineludible. Las cuestiones cen
trales de la existencia humana surgen en todo tiempo y situacin.
Conforme la vida contina, as lo hacen los problemas y las leccio
nes de la vida. Las experiencias clave de la existencia continan
fluyendo por los mismos viejos canales. Y as las diversas orien
taciones tambin persisten, reflejando los diferentes nfasis que
surgen de las diferentes trayectorias de experiencia. No est dispo
nible ninguna base de primeros principios aproblemtica y univer
salmente admitida; los valores subjetivamente diferenciales estn
16 John Henry Newman expresa el asunto como sigue: Siendo que todos los
razonamientos empiezan con premisas, y que estas premisas surgen (si as sucede)
en sus primeros elementos a partir de caractersticas personales, en las cuales est.i
de hecho en discrepancia esencial e irremediable entre s, el talento razonador
no puede ms que sealar dnde se encuentra la diferencia entre ellos, qu tanto
carece de importancia, cundo vale la pena continuar un argumento entre el os
y cundo no (A Grammar of Assenl, Londres, 1871, cap. 8, parte 3, sec, 1 ). a
totalidad de la seccin que sigue inmediatamente en el libro de Newman es un
anlisis magistral de cmo las diferencias de enfoque del mtodo probatorio se
hacen sentir en el anlisis interpretativo.
destinados a desempear un papel. Slo aquellos que comparten
una orientacin valorativa pueden adoptar una posicin espec
fica o aceptar una solucin particular. Las posiciones filosficas
no pueden hacer vlidas sus afirmaciones incondicionales ante el
asentimiento de todos. ^ Y as, no puede haber la posicin de la
filosofa, sino slo una pluralidad de posiciones de diversos fil
sofos.
Desde el punto de vista del pluralismo orientativo, la aspiracin
de la filosofa es siempre mayor que su desempeo real. Nuestro
filosofar aspira a producir algo absoluto, definitivo, universal. Pe
ro tiene xito slo en producir algo limitado, algo racionalmente
vlido no para todos, sino slo para los que tienen una mentalidad
apropiadamente similar, para aquellos que com parten una cierta
orientacin de valores cognoscitivos.
En su estimulante ensayo sobre el desacuerdo filosfico, F.C.S.
Schiller escribi:
7. Un repaso de la argumentacin
Sin duda, una orientacin de valores probatoria puede ser superior a otra
en el alcance de sus consideraciones de relevancia o la liberalidad de sus condi
ciones de admisibilidad. (Comprense, por ejemplo, las estrechas simpatas del
positivismo lgico con el ms amplio alcance del hegelianismo o del n e o k a n iism o
cultural de Cassirer.) El meollo, sin embargo, es que la prdida o la "ganancia*en
cuestin slo pueden ser consideradas como tales desde una orientacin valorativa
existente que ya est establecida.
eslabonamiento entre razones y posiciones tericas ocurre dentro
de un marco de comprobacin que requiere validacin l mismo. En
este campo, ninguna cuestin metodolgica se halla ms all del
parmetro de la reflexin crtica, ni siquiera aquellas que fijan las
finalidades de la disciplina y los estndares de adecuacin de su
realizacin.
Una vez que est a la. m ano una orientacin de valores cognos
citivos, slo un miembro del rango de alternativas es (en general)
ptim am ente apropiado. (Un monismo orientativo es el lado anver
so del pluralismo orientativo.)
Pero no coloca el pluralism o orientativo la posicin de todo
m undo a la par? No subraya la visin de que todas las alternativas
se hallan en ltima instancia en el mismo nivel de aceptabilidad?
La pregunta nuevamente es: Aceptable p ara quin? La discipli
na como un todo mantiene una cierta indiferencia olmpica, una
neutralidad no comprometida. Sin embargo, esto ciertam ente no
significa que mi posicin sea tan aceptable p ara ti com o lo es para
m. El hecho de que la disciplina como un todo incorpore otras
posiciones no implica que a un firm e y ardiente com prom iso con
nuestra propia posicin lo haga inviable, ya no digam os impropio.
Consideremos otra objecin:
En todas las pocas, los escpticos nos han dicho que ninguna
posicin en filosofa es categricamente aceptable porque las ase
veraciones de cada una son invalidadas por la existencia del resto.
Este tipo de enunciado suena sabio pero no logra serlo. Se afirma
T a b la 3
LA TAXONOMA DE LA RAZN
Terica (Probatoria; orientada hacia la aceptacin)
formal (matemticas, lgica, teoras formales de la estructura en
el lenguaje, diseo, etctera)
fundado en la evidencia (razonamiento fctico en la ciencia y la
vida com n)
Prctica (Pragmtica; orientada hacia la eleccin)
evaluativa
axiolgica (orientada hacia los valores)
ajustada a valores cognoscitivos
a ju stad a a valores afectivos
a ju stad a a valores m orales
y as sucesivamente
prudencial (o rien tad a hacia los intereses)
instrumental (razo n am ien to de m edios-fines libre de valores
e n la to m a de decisiones tcnicas)
5. El imperativo racional
1. El individuo y la comunidad
Sin duda, creemos que lo que nos convence debiera convencer a todo mundo,
pero eso es ya otro asunto.
No tiene caso quejarse de lo que no tiene remedio. Despreciar
la liga valorativa de las posiciones filosficas slo tendra sentido
en relacin con la suposicin de que sera posible resolver tales
asuntos de una m anera que no apele a los valores. Pero si, como lo
indican nuestras deliberaciones, se debe rechazar esta suposicin
por errnea, entonces es seguramente irracional rechazar consi
derndolo indigno algo que est reconocido como lo mejor que
puede tenerse en las circunstancias. Es, despus de todo, de la
quintaesencia de lo racional abstenerse de pedir algo que no pue
de tenerse dada la naturaleza de las cosas. Y esto es claramente el
caso con respecto a las demostraciones absolutamente carentes de
presuposiciones de la correccin filosfica. La lnea de conducta
de la racionalidad es seguramente aceptar la disicplina tal y como
la investigacin racional muestra que es.
Alguien podra quiz argumentar como sigue:
3. Contra el absolutismo
V :P
siempre ser aproblematicamente filosfica. A diferencia de la te
sis P misma, la proposicin condicionalizada de que una cierta
orientacin de valores cognoscitivos la permite, simplemente no
es una aseveracin filosfica sustantiva; es estrictamente una ase
veracin que, como tal, es llanamente verdadera o falsa.
Pero, desde luego, lo que necesitamos para las deliberaciones
filosficas sustantivas es sostener tesis del tipo de P, ms que tesis
que, siendo de la forma V P, estn vacias de contenido filosfi
co. Y el movimiento de V : P a P llama a ocupar en la realidad la
posicin de una orientacin de valores cognoscitivos (esto es, t^).
El esquema operativo inferencial adopta la forma
V :P
V amerita adopcin
Por lo tanto, P
El pluralismo orientativo sostiene que uno nunca est en posicin
de aseverar una tesis filosfica sustantiva P sin seguir la ruta de es
te esquema, esto es, sin adoptar una orientacin de valores cognos
citivos. Una aseveracin de que una tesis filosfica es vlida nunca
se justifica categricamente (absolutamente), sino slo va la adop
cin de una orientacin en valores apropiadamente favorable.
El pluralismo orientativo (Z) ciertamente no afirma que las tesis
filosficas no puedan ser sostenidas como verdaderas. No tene
mos Z : ~(3P)P. Esto sera tonto, pues entonces esta doctrina
misma sera impotente para sostener cualquier cosa. Lo que el plu
ralismo orientativo afirma es que siempre que se sostiene una tesis
filosfica P, entonces hay en el trasfondo una orientacin de valo
res cognoscitivos (aceptada) V tal que V : P.
Pero que hay de esta aseveracin misma? Tambin es claramen
te filosfica. Y as tambin vale slo para algunas orientaciones de
valores (e.g. las del absolutismo). Nuestra posicin con respecto a
la tesis depender as de nuestra propia orientacin. No deja esto
a la cuestin en una condicin peligrosa?
Considerado en abstracto, el pluralismo orientativo est en el
mismo barco que otras posiciones filosficas sustantivas, siendo
vlido en algunas orientaciones (e.g., l mismo) e invlido en otras
(e.g., de acuerdo con el objetivismo absolutista, A). En este nivel
de deliberacin slo obtenemos las tesis (fcticas): Z \ Z Z \ A
A A, A : Z. Slo podemos decir en un caso lo que podem os
decir en el otro.
Tal y como lo considera el pluralismo orientativo, esto es todo
lo que podem os hacer sin adoptar alguna posicin orientativa o
doctrinal. Slo adoptando una posicin orientativa podem os cor
tar el nudo gordiano y sostener algo sustantivo en filosofa. Y esto
vale para la tesis misma del pluralismo orientativo.
No deja esto en un estado de desventaja al pluralismo orienta
tivo vis--vis su rival absolutista?
Sin duda, de hecho es aseverado por el absolutismo objetivista
(A) que la verdad de una tesis filosfica sustantiva es dem ostrable
objetiva y absolutamente; que si P es verdadera relativa a la (pre
tendidam ente) correcta y objetivamente absoluta orientacin de
valores cognoscitivos A, entonces P es verdadera, y punto.
(1) (\P)(A:P^P)
(W ) (V : (VP) (V : P - P))
Por lo tanto, Z : - Z
La prim era premisa falla claramente, pues el pluralism o orientad-
vo no suscribe la aceptabilidad de A, sino slo su sostenibilidad, slo
que hay alguna orientacin en valores cognoscitivos disponible
V tal que V : A. (Y ntese que V : A" es una tesis fctica, la cual,
en el caso particular de Z : A, es simplemente falsa, aunque en
el de A : A es sin duda verdadera.)
Algunos escritores han argumentado que el pluralismo orienta-
tivo se refuta a s mismo de un modo ms sofisticado. De acuerdo
con un crtico, el objetivista-absolutista puede argum entar como
sigue contra el relativista orientativo:
9 Sexto, Adv. Math., libro V il, 60; cfr. Pyr. Hyp., libro 1, 216.
^ ludicium ProtagortM est... id cuique verunt esse quod cuique videatuv (Cicern,
Acadmica [fn.], libro U, 46, lnea 142).
inevitabilidad- de aquellas soluciones perm itidas por los estnda
res con los que nosotros mismos estamos comprometidos. Nada
en el relativismo impide que el relativista tenga una posicin pro
pia. (IPero no la puede justificar? Desde luego que puede: p0r
sus propios estndares, los nicos que pueden tener alguna fuerza
para l).
Cuando hablamos in propria persona desde el ngulo de nuestra
propia perspectiva orientativa, entonces (como con la perspectiva
de cualquier otro individuo) habr slo una respuesta correcta.
El relativismo es viable slo cuando adopta una forma epistemol
gica; el relativismo ontolgico es a final de cuentas incoherente. No
tiene sentido decir que lo que cualquiera piensa que es verdadero
es verdadero (aunque esto es perfectamente aceptable si agrega
mos la salvadora y trivializante clusula de acuerdo con l).
No debemos pluralizar la verdad como tal, sino slo las ideas de la
gente acerca de ella, reconociendo que el nico acceso cognosciti
vo que tenemos a lo que es verdadero es va lo que nuestra propia
perspectiva orientadora considera verdadero.
Pero, desde luego, el hecho de que slo hay una realidad y una
sola teora verdadera acerca de ella no ayuda. No tenemos manera
de decir cul es independientemente de las triangulaciones de nues
tra imperfecta investigacin. Ninguna lnea telefnica nos conecta
con el ngel Archivista. Lo mejor y lo ms que podemos hacer es
ejercitar nuestros esfuerzos cognoscitivos lo mejor que podamos
de acuerdo con nuestras propias luces. Obviamente no pode
mos hacer ms que eso (ms que hacer lo mejor que podamos).
Tal teora no considera incognoscible la verdad; de hecho, nos
exhorta a hacer lo mejor que podamos para capturar atisbos de
ella. Tampoco considera mltiple la realidad ni considera igual
mente aceptable toda teora acerca de ella; por el contrario, esta
mos obligados y tenemos el derecho de considerar correcta nues
tra propia teora. Todo lo que debemos hacer es reconocer que
en relacin con sus propias orientaciones (las cuales nosotros, por su
puesto, consideramos equivocadas), otros tienen el mismo derecho
de considerar igualmente justificadas sus versiones de la verdad.
Ciertamente no se nos pide considerar iguales a la nuestra otras
orientaciones. Nuestra orientacin no sera nuestra orientacin si
la visemos bajo esta luz. Nuestra concepcin de la verdad no sera
lo que es si no considersemos que nuestra pretendida verdad es
la verdad.
En modo alguno es verdad que los razonamientos y argum en
tos filosficos sean completamente "subjetivos. Pues lo que est
en cuestin con la objetividad es algo que "debe ser aceptado,
como un asunto de principio general, en algn nivel de genera
lidad
por todas las inteligencias racionales,
por inteligencias racionales de una configuracin especfica
mente humana,
por aquellos que adoptan cierto mtodo cognoscitivo,
por aquellos que aceptan ciertas tesis o mtodos o supuestos.
La objetividad es un asunto de grado ms que un absoluto.11 Vistos
bajo esta luz, los razonamientos filosficos no son estrictamente
subjetivos, sino que valen objetivamente para todos aquellos que
comparten una orientacin de valores cognoscitivos. La solidez y
el rigor racionales permanecen intactos, si bien sobre una base re-
lativizada. Sobre todo, los valores cognoscitivos no son subjetivos
en el modo en que los sabores lo son (con el resultado de que de
gustibus non est disputanduin). Siempre podemos argumentar acerca
del valor con solidez racional, El punto crucial, como hemos vis
to, es simplemente que cuando argumentamos acerca de valores,
nuestros mismos argumentos siempre involucran valores. No es la
racionalidad lo que es inasequible en esta esfera, sino el carcter
absoluto de la razn, la capacidad de resolver asuntos indepen
dientemente de toda apelacin a valores potencialmente distintos
para cada persona.
Cualquier orientacin filosfica de valores cognoscitivos debie
ra ser autosustentable al considerar (genuinamente) verdaderas las
afirmaciones que ella misma aprueba. Debiera considerar verda
des reales sus verdades. La deliberacin sobre estas cuestiones gira
alrededor de un grupo aportico:
(1) Cualquier filosofa digna de ese nombre aventura afirm acio
nes que pretenden ser absolutas en su verdad.
(2) Las filosofas son mltiples y variables.
J1 Para una discusin til de este asunto, vase Thomas Nagel, Mortal Quesions,
Cambridge, 1979, pp. 206-209.
(3) Cualquier filosofa que sea una entre muchas no puede hacer
vlidas afirmaciones que pretendan ser absolutas en cuanto a
su verdad.
En teora estn aqu disponibles tres salidas:
Negar (1): Rechazar la idea de que la filosofa hace afirmaciones
de verdad categricas (absolutas).
Negar (2): Sostener que hay solamente una filosofa real y que
el resto son filosofas falsas, meramente aparentes (seu-
dofilosoTas).
Negar (3): Sostener la tesis epistmica de que se puede hacer una
afirmacin perfectamente apropiada con pretensiones
de verdad categrica (absoluta) sobre una base que es
relativa y orientativamente variable.
La primera alternativa desafa los hechos. La segunda representa
un absolutismo poco atractivo que es altamente problemtico a la
luz de las realidades histricas. Slo la tercera parece ser viable. Y
sta, de hecho, es la adoptada por el pluralismo orientativo.
El relativismo en cuestin es a veces objetado como sigue:
1. La complejidad de la pregunta
en ausencia del consenso
El tema del progreso filosfico es difcil. Gira alrededor de cmo
vamos exactamente a valorar el progreso en este dominio, y esta
pregunta est lejos de ser directa.
El progreso en una tarea intelectual, es asunto de una realiza
cin cada vez ms adecuada (o en cualquier caso menos inadecua
da) de su misin. Pero exactamente qu es esta misin puede ser
problemtico y discutible.
Ms an, es claro que habr tantas maneras de hacer progre
sos en un dominio dado como haya elementos en la estructura de
metas de la tarea, dado que la ejecucin mejorada con respecto
a cualquiera de estos elementos tendr que contar. As, el progre
so ser dividido en modos y progresos relativos. Cuando no haya
una meta simple, sino una variedad de objetivos interconectados,
la cuestin se volver equvoca, planteando preguntas de priori
dad para las cuales ninguna respuesta directa puede estar a la
mano. En el caso de la filosofa, la situacin parecera tener exac
tamente esta com plejidad interna, porque metas muy diferentes
podran razo n ab lem en te ser discutidas (resolver problemas, dar
direccin a la vida, ampliar nuestros horizontes intelectuales, y as
por el estilo). Esta misma cuestin de privada y prioridad entre
las metas de la filosofa es ella misma una cuestin inherentemen
te filosfica que est destinada a ser problemtica y discutible. La
cuestin del progreso en la filosofa es as un verdadero nido de
avispas.1
Ciertamente progresamos en la filosofa en el sentido de que
abordamos ms y ms preguntas diversas. Incluso una inspeccin
superficial del contenido de las revistas sera suficiente para mos
trar que la mayora de las cuestiones debatidas hoy no fueron ni
siquiera planteadas hace una generacin. No hay duda de que se
progresa en filosofa en trminos de proporcionar ms respuestas
(putativas) a una ms amplia variedad de cuestiones. No obstante,
los filsofos, adems de simplemente plantear preguntas y propo
ner respuestas, ese las arreglan para resolver los problemas a satis
faccin de todo mundo? Logran un acuerdo cada vez mayor y ms
profundo sobre las cuestiones? Aparentemente no. Si el progreso
se mide por el consenso, resolviendo los problemas a satisfaccin
de todos, la filosofa ciertamente no progresa. Las cuestiones se
vuelven ms complejas y su desarrollo ms sofisticado, pero el con
senso sigue siendo tan evasivo como siempre.
La evolucin de la filosofa es cuestin de la interseccin del
desarrollo de tradiciones y puntos de vista enfrentados en una riva
lidad sostenida y cada vez ms sofisticada. La filosofa es el campo
de batalla de una lucha perpetua entre enfoques divergentes que
se desarrollan en continua oposicin y yuxtaposicin, destinada a
nunca apaciguarse en la confortable armona del acuerdo general.
El "ruido y clamor humanos del desacuerdo en la filosofa es un
componente que da forma a su destino. El pensamiento sobre los
problemas filosficos se desarrolla a travs de una compleja rami
ficacin que deja a sus practicantes ms separados que nunca de las
cuestiones bsicas. La existencia de diversas orientaciones proba
torias impide alcanzar el acuerdo dentro de cada periodo sucesivo
y bloquea as cualquier expectativa de lograr un estado estable de
opinin filosfica que permanezca constante de un periodo his
trico a otro. En la filosofa, escuelas rivales estn (o podran
estar) en funcionamiento en cada coyuntura histrica. Conforme
se vuelven ms refinados los detalles, los desacuerdos se vuelven
ms intrincados y diversificados. No hay expectativa de consenso
filosfico porque estamos ocupados con el desarrollo sostenido
4 Ibid., p. 104,
9 Ibid., p. 123.
mente nuestras pretensiones cognoscitivas para nuestra posicion,
a pesar de la existencia de rivales que no podemos convencer por
medio de la sola persuasin racional. Y es as que abandona el
consenso como un desidertum esencial para la filosofa y como
un requisito para el progreso en este dominio. Pues el consenso
racionalmente impuesto es algo que no podemos esperar lograr.
Puedo desarrollar un argumento perfectamente slido para legiti
mar que yo sostenga una cierta posicin, pero ste no necesita ser
de un tipo que persuadir a alguien ms. Puedo validar mi propio
compromiso con mi posicin sin tener los medios para obligar a
mis adversarios a abandonar su posicin en la controversia. Pues
puedo tener una base perfectamente racional para sostener mi po
sicin, aunque sea evaluativa, adoptando mi posicin sobre la base
de los valores cognoscitivos que de hecho sostengo. En la filosofa,
uno puede obtener una conviccin racional para uno mismo sin
ser capaz de lograr un predominio racional sobre otros, simple
mente porque la base de esa conviccin racional puede (y debe)
ser personal en algn grado.
La cuestin de las prioridades cognoscitivas es un asunto de
valor que plantea un problema esencialmente filosfico que gira
alrededor de la siguiente trada inconsistente:
(!) La filosofa progresa en los asuntos que realmente cuentan.
(2) La filosofa no progresa con respecto al consenso comunal.
(3) El logro del consenso es una meta clave de la investigacin
filosfica.
Tres soluciones se hallan disponibles aqu:
Abandonar (1): Negar que la filosofa progresa (negando por ello
efectivamente su pretensin de ser una disciplina
cognoscitiva vlida).
Abandonar (2): Adoptar un enfoque de verdadero creyente, in
sistiendo en que hay de hecho un consenso cre-
dente, pero slo dentro de la comunidad de los
filsofos reales, as excomulgando en efecto a la
mayor parte de la comunidad (a saber, a aquellos
que no ven las cosas a nuestro modo).
Abandonar (3): Rechazar el consenso comunal como un deside
rtum central en la filosofa.
Esta ltima alternativa es, desde luego, la posicin del pluralis
mo orientativo, que descalifica al consenso como un requisito o
desidertum apropiado y que considera imposible su realizacin
debido a principios generales cuya operacin yace profundamente
en la misma naturaleza de la disciplina. En la filosofa simplemen
te no vamos a obtener consenso, y la bsqueda de l es una bs
queda quijotesca.
La incapacidad para alcanzar el consenso es muy diferente de la
incapacidad para alcanzar respuestas. La segunda sera algo mucho
ms serio. La ausencia del consenso simplemente significa que no
todos aceptarn las respuestas a las que nosotros mismos llegue
mos, y esto no tiene necesariamente que desalentarnos, siempre y
cuando podamos encontrar respuestas cuyas bases nosotros mis
mos consideremos satisfactorias. La naturaleza de la disciplina y
la estructura conceptual de sus problemas son tales que no es ra
zonable esperar el consenso ni apropiado lamentar su ausencia. Y
as, la incapacidad para lograr el consenso en la filosofa no es un
tema adecuado para sentir pena.
Pero, no exige consenso la racionalidad? Enfrentamos el si
guiente grupo aportico: .
(1) La razn exige consenso.
(2) La razn est comprometida a satisfacer las demandas de la
razn.
(3) La filosofa es un proyecto viable; puede en principio cumplir
su mandato y honrar sus compromisos.
(4) La filosofa no logra ni puede lograr el consenso.
Como siempre, hay varias salidas de la inconsistencia aportica:
Negar (1): No es irracional abandonar el requisito del consenso
universal (relativismo).
Negar (2): La filosofa se las puede arreglar sin las exigencias de
la racionalidad (irracionalismo).
Negar (3): La filosofa no es un proyecto viable. Es simplemente
un fraude y una ilusin engaosa (escepticismo, posi
tivismo).
Negar (4): La filosofa puede alcanzar el consenso; debe llegar
el da en que al fin todos los pensadores racionales,
sin considerar sus lealtades evaluativas o ideolgicas,
alcancen un acuerdo sobre las cuestiones filosficas
(absolutismo, objetivismo).
El pluralismo orientativo est comprometido con la prim era de
estas alternativas. Considera la creencia racional en la filosofa re
lativa a una base normativa de valores cognoscitivos. Y puesto que
reconoce que esta base es (al menos en parte) variable segn cada
persona, no acepta el consenso como un requisito legtimo de la
racionalidad en el dominio filosfico.
Conforme lo anterior, podemos responder a la pregunta Hay
progreso en la filosofa? con un categrico s. Pero este progreso
adopta la forma de un desarrollo dentro de las distintas posiciones
filosficas en competencia, y no de una disolucin de los desacuer
dos entre ellas. Es una cuestin de progreso en el interior de las
doctrinas en el mejoramiento del desarrollo de las posiciones ms
que un progreso externo a las doctrinas en la solucin del conflicto
entre ellas a satisfaccin de todos.
Una vez que abandonamos el consenso como un desidertum
inapropiado para la filosofa, queda el resultado de que bajo to
do estndar apropiado la disciplina es de hecho progresiva, por lo
menos en principio. Y este abandono del consenso no es un defec
to, pues dada la misma naturaleza de la disciplina filosfica, este
desidertum putativo no constituye una meta apropiada. No tiene
sentido solicitar aquello cuya obtencion es en principio irrealizable.
10 Cfr. cap. 1 de Kekes, The Nature of Phosophy, para una expresin de desni
mo acerca de los aspectos del progreso" filosfico.
11 Para una interesante discusin de estas cuestiones, vase William J. Rapo-
port, Unsolvable Problems and Philosophical Progress", American Philobhical
Quarterly, no. 19, 1982, pp. 289-298.
es la inevitable consecuencia de la naturaleza de los problemas y
del instrumental intelectual que tenemos disponible para tratarlos.
Y desde luego, en la filosofa, como en todas partes, el progreso
cobra su cuota. Adoptar incondicionalmente las tesis y argumen
tos de una poca anterior ignorando los debates y las discusiones
que han intervenido entre ese da y el nuestroes distinguirse uno
mismo como incompetente, como incapaz de utilizar provechosa
mente las herramientas de la disciplina.
La filosofa ciertamente progresa forzando la discusin de los
temas a nuevos niveles de dificultad y sofisticacin. En medio del
fastidio de la controversia y la decepcin de los fracasos en con
vencer, llegamos a formulaciones cada vez menos deficientes. El
hecho crucial de que los viejos m ovim ientos en eljuego no puedan
efectivamente ser repetidos sin modificacin en el estado nuevo
alcanzado en la disciplina muestra que los filsofos no han traba
jado en vano. La controversia puede parecer no tener fin, pero lo
es slo porque nuestros oponentes son forzados a niveles cada vez
mas altos de sofisticacin a travs del desarrollo de nuestra propia
posicin, con el resultado de que esta posicin misma se articu
la de un modo cada vez menos insatisfactorio y ms plenamente
desarrollado.
6. Es prescindible el consenso?
1 Der irgate Felnd aller Philosophie ist Ihrc eigene Geschichte" (Lrisegang,
Derikform, p. 455.
2 Wilhelm Dilthey, GaammeUe Schriften , vol. VIH, Stattgart y Gotinga, 1960,
p. 121.
slo es posible un sistema verdadero de filosofa basado en principios,
no im porta cun variada y con frecuencia cuan contradictoriam ente
los hombres puedan haber filosofado sobre una sola proposicin...
Por lo tanto, cuando alguien anuncia u n sistema d e filosofa como
una nueva creacin propia, equivale a decir que no a a i o otra . 1
losofa previa en lo absoluto; pues si fuese a adm itir que haba
otra filosofa (real), entonces habra dos distintas filosofas sobre el
mismo tema, y esto es autocontradictorio.
p 207 lmmanud Kant TheMetaPhP ia f Moris, pee. 11, vol. VI, Akademie ed.,
llegan de modo muy evidente a posiciones radicalmente conflic
tivas con igual fervor y dedicacin, El desacuerdo es simplemente
un hecho de la vida en la filosofa, porque diferentes orientacio
nes cognoscitivas conducen a modos diferentes, mutuamente in
consistentes* de resolver los conflictos aporticos en los cuales se
enraizan los problemas filosficos.
Esta circunstancia esta ejemplificada por el mismo asunto que
nos ocupa en este libro, pues no hay modo de sacarle la vuelta al
hecho de que la aproximacin pluralista al conflicto filosfico es
solamente una entre muchas otras. Enfrentados a una eleccin en
tre posiciones alternativas, se hallan abiertas tres lneas bsicas de
respuesta (vase la tabla 4). Estas distintas aproximaciones agotan
el espectro de posibilidades; cualquier respuesta caer en algn
lugar dentro de este rango.4 Examinemos estas posiciones ms de
tenidamente.
T a b la 4
4 Esta divisin tripartita fue originalmente propuesta por eljoven filsofo ale
mn Eberhard Rogge, quien fue muerto a la edad de treintaitrs aos en el curso del
servicio militar durante la II Guerra Mundial. Su pstumo Axiomatik alies mglicken
PhilosQphierens (Meisenheim am Glan, 1950) es un interesante libro que no merece
el olvido que ha sido su destino hasta hoy. Las tres posiciones aqu caracterizadas
como escepticismo, doctrinalismo y sincretismo fueron designadas por Rogge co
mo positivismo, racionalismo y hermenutica, respectivamente.
escepticism o ag n st ic o , el cual considera que las cuestio
nes estn ms all de los poderes de la razn humana para
resolverlas.
escepticismo nihilista , el cual considera a los asuntos in
herentemente carentes de significado, y el conflicto entre
las posiciones, una mera simulacin.
II. A doptar una alternativa particular. Este enfoque de una por
cliente puede genricamente ser caracterizado como do c -
trina lism o . Puede ser puesto en prctica de muchos modos
diferentes:
(1) Por un a r r a c io n a lis m o que procura la adopcin ra c io
nalmente indiferente de una alternativa. La distincin
de correcto o incorrecto es considerada irrelevante; sim
plemente no hay lugar para consideraciones preferencia-
les justificadas, no hay problema en estar racionalmente
bien fundado o mal fundado. Este tipo de concepcin
puede adoptar muchas formas diferentes, pues puede
sostener que el rango de alternativas est efectivamente
reducido a una en virtud de constricciones no racionales
que son inherentes a:
(A) la psicologa del individuo: su temperamento, dispo
sicin o cosas similares
sic o l o g ism o
Notas a la Tabla 4:
Hay tambin una versin algo ms informal de II, la cual est basada en el enfo
que: adopte algunas pero no todas\ simplemente seleccione y escoja. Esta respuesta es
demasiado excntrica como para que valga la pena tomarla en serio, pero simple
mente arrojara, en cualquier caso, una serie de contrapartes menos determinadas
del espectro de las posiciones II.
El RF.t.ATrvrSMO y el p e r s o n a l i s m o son clasificaciones cruzadas. El personalismo
rene aquellos enfoques doctrinalistas que sostienen la preferencia personalmente
variable (subjetiva"), a saber 11(1), 1I(2)A y I1(2)B; el relativismo rene aquellos
enfoques doetrinalistas que excluyen la preferencia sobre fundamentos objetivos
basados en la evidencia, a saber, todo lo de II excepto II(2)A.
El e c l e c t i c i s m o es una forma de r o c t r i n 'a i .i s m o : construye una posicin, nica
uniforme seleccionando y combinando.elementos de varias doctrinas alternativas.
Difiere as crucialmente del s in c re tis m o , que procede no mediante una seleccin
analtica, sino por una c o n j u n c i n de fuerza bruta. (Cfr. el artculo en el Vocabulaire
de la pkilosophie de Lalande, 9a. ed., Pars, 1962.)
% Escepticismo
y
Rechazar (3): la controversia concerniente a los asuntos filosfi
cos es una batalla fingida. Adoptar una posicin
justificada en la filosofa carece de sentido porque
las cuestiones involucradas en realidad carecen de
sentido (escpticos nihilistas: Kant, el positivismo,
la teora de Wittgenstein del embrujo por el len
guaje).
De la consideracin de que las posiciones filosficas no pueden
ser justificadas mediante la apelacin a estndares absolutos y no
controvertidos, el escptico salta a la conclusin de que no pueden
ser justificados en lo absoluto. (O, visto de modo diferente, insiste
en que slo la justificacin impersonalmente objetiva, la cual no
est disponible en la filosofa, podra ser aceptada como justifica
cin aceptable.) No logra ver que el racionalismo y el relativismo
son compatibles, que lajustificacin racional puede ser evaluativa,
relativa a la orientacin, multiforme. No ve (o no admite) que las
reglas bsicas para la razn basada en evidencias, cientfica, imper
sonalmente objetiva, no pueden dirimir las cosas en el lado de las
deliberaciones normativas, evaluativas, que presuponen compro
misos. En suma, el escptico no logra reconocer que (2) debiera
ceder el paso a:
(2') La razn estrictamente basada en la evidencia no puede re
solver las cuestiones filosficas; pero la razn normativa de
hecho puede, si bien slo de un modo que es relativo a com
promisos y no independiente respecto de las presuposiciones
evaluativas.
El escepticismo agnstico concede que puede haber algo de ver
dad en el asunto, pero insiste en que no podemos llegar a saberlo.
Las preguntas en cuestin son preguntas legtimas, pero no tiene
caso dedicarles tiempo puesto que su solucin est en principio
ms all de nuestro alcance. Lo ms que podemos aprender de la
filosofa es algo acerca de los lmites de nuestro entendimiento.7
Segn el escptico agnstico, la filosofa nos ensea una leccin
til, en cualquier caso: la futilidad ltima de la filosofa. Siempre
ha sido un recurso escptico caracterstico argumentar en ambos
lados de la cuestin, como es de hecho siempre posible en la fi
losofa.8 Entonces, una vez que todas las consideraciones en favor
son comparadas con las consideraciones recprocas en contra, el
escptico agnstico insiste en que tiene lugar una cancelacin y
que la suspensin del juicio la epock, la total abstencin de cual
quier aprobacin se convierte en el nico curso racional. Las
preguntas de la filosofa se hallan ms all de nuestras capacida
des; no podemos responderlas y no tenemos otra alternativa que
admirarlas. Alcanzamos as una solucin definitiva de todos los
problemas filosficos, pues si no aceptamos nada, claramente no
puede haber conflicto entre las cosas que aceptamos. De modo
que la disciplina no es intil, pues lo que ganamos en el filosofar
no es nuevo conocimiento, sino ms bien una conciencia de los
lmites de nuestro conocimiento y la razn de su existencia.
En contraste, el escepticismo nihilista sostiene que simplemente
no hay verdad en la filosofa y que sus preguntas son enteramen
te ilegtimas. El hecho mismo de que los problemas filosficos
no admiten ninguna solucin objetiva y libre de puntos de vista
particulares se toma para indicar que son impropios, literalmente
carentes de sentido. Deben descartarse todos a la vez como me
ros seudoproblemas, de modo que la filosofa, como se la practica
tradicionalmente, es inapropiada e irracional. La discusin com
pleta literalmente carece de sentido porque en realidad no hay
N a d a p a r e c e se r m s c la r o q u e , p u e s to q u e u n o d e e llo s (e s to es, d e lo s
m e ta fs ic o s ) a fir m a q u e e l m u n d o tie n e u n p r in c ip io , y el o tr o a fir m a
q u e n o lo tie n e y e x is te d e s d e la e te r n id a d , u n o d e lo s d o s d e b e e s ta r
e n lo c o r r e c t o . P e r o in c lu s o si e sto fu e s e as, sin e m b a r g o , p u e s to q u e
lo s a r g u m e n to s e n a m b o s la d o s s o n ig u a lm e n te c la ro s, es im p o s ib le
d e c id ir e n tr e e llo s . S e le p u e d e o r d e n a r a la s p a rte s q u e m a n te n g a n la
p a z a n te el tr ib u n a l d e la ra z n ; p e r o la c o n tro v e rs ia s in e m b a r g o c o n
tin a . P o r lo ta n to , n o p u e d e h a b e r m a n e r a d e d ir im ir la d e u n a v e z
p o r to d a s a la s a tis fa c c i n d e a m b o s la d o s, salvo q u e s e le s c o n v e n z a
d e q u e el h e c h o m is m o d e q u e se an c a p a c e s ta n a d m ir a b le m e n te d e
r e fu ta r s e e n tr e s es e v id e n c ia d e q u e r e a lm e n te e st n p e le a n d o p o r
n a d a , y q u e u n a c ie r ta ilu s i n tr a s c e n d e n ta l se h a b u r la d o d e e llo s
c o n u n a r e a lid a d d o n d e n in g u n a se p u e d e e n c o n tr a r .9
P o r lo ta n to , e n v e z d e c o r r e r h a c ia la b a ta lla e s p a d a e n m a n o , d e
b i r a m o s m s b ie n h a c e r la p a rte d e l o b s e r v a d o r p a c f ic o d e s d e el
a sie n to s e g u r o d e l c r tic o . L a lu c h a es sin d u d a p e n o s a p a r a lo s c o m
b a tie n te s , p e r o p a r a n o s o tr o s p u e d e ser e n tr e te n id a ; y su r e s u lt a d o
c ie r ta m e n te m u y s a n g r ie n to d e b e s e r v e n ta jo s o a l c o n tr ib u ir a
n u e s tra p e n e t r a c i n te r ic a [ . . . P u es] la razn e s t [ . . . ] d e s u y o c o n
fin a d a y s o s te n id a d e n tr o d e lm ite s p o r la r a z n . .. E n e s ta d ia l c
tica n o s e g a n a n in g u n a v ic to r ia q u e te n g a p o r q u c a u s a r n o s a n
g u s t ia .10
9 Kant, CRPu, A 50 1
=B529.
10 Ibid., A 74 7 - B 775.
considerado una e n fe rm e d a d sicolgica, una aberracin mental.
El nico tipo de filosofar vlido es aquel que se esfuerza en pro
porcionar un antdoto contra la filosofa tradicional.
En aos recientes tal posicin ha sido defendida por Morris
Lazerowitz. l considera a la metafsica atrapada en profundos
malentendidos acerca del lengu^ye ordinario: Un metafisico es un
mago verbal que es atrapado por sus propios trucos; es a la vez sutil
e inventivo con las palabras y ciego a lo que hace con ellas. 11 El
escepticismo nihilista no propone reformar la filosofa, sino abando
narla. Usando figuras histricas, Richard Rorty ha defendido esta
posicin en los siguientes trminos:
T abl a 5 .
ALTERNATIVAS PARA UNA EXPLICACIN GLOBAL
DE LAS LEYES NATURALES
(Por qu el sistema de las leyes de la naturaleza es como es?)
1. La pregunta es ilegitima (rechazamentismo).
2. La pregunta es legtima pero inherentemente irresoluble (mis-
tificacionismo).
3. La pregunta es legtima y resoluble. Pero la solucin se halla
en el hecho de que simplemente no hay explicacin. La estructura
nmica del mundo carece en ltima instancia de razones. Las
leyes simplemente son como son; eso es todo al respecto. Y este
hecho bruto elimina cualquier necesidad de explicacin (arra-
cionalismo).
4. La pregunta es legtima y resoluble, y de hecho existe una expli
cacin satisfactoria. Pero reside en un principio explicativo que
est l mismo fuera del rango de las leyes (normales), como
debe ser para evitar la circularidad viciosa (trascendentalismo).
3. Arracionalismo
Enfrentado a una pluralidad de doctrinas alternativas, el escptico
rechaza todas por igual, el doctrinalista adopta solamente una de
ellas. Pero por qu esta posibilidad particular? Una tipo de res
puesta aqu es la del arracionalismo, que reza como sigue:
L a filo s o fa es u n a d is c ip lin a c o g n o s c itiv a v lid a , y e n ta le s a s u n to s
d e s d e lu e g o q u e r e m o s te n e r re sp u e sta s. N o d e s e a n d o ir n o s c o n la s
m a n o s v a c a s, d e b e m o s a d o p ta r u n a p o s ic i n . P e r o la r a z n s o la n o
p r e s c r ib e u n a p o s ic i n p a rtic u la r; d e s d e el p u n to d e v is ta d e la r a
c io n a lid a d c o m o tal, es c o m p le ta m e n te in d ife r e n te q u a lte r n a tiv a se
a d o p te . A s q u e u ste d sim p le m e n te p a g a su d in e r o y h a c e s u e le c
c i n . E n el fo n d o , to d a s las a lte rn a tiv a s s o n d e ig u a l v a lo r , a s q u e
fin a lm e n te n o im p o r ta re a lm e n te c u l s e le c c io n a m o s . N o p o d e m o s
e s c o g e r e n tre d o c tr in a s p o r r a z o n e s r a c io n a lm e n te s lid a s . S in d u d a ,
e s to n o s ig n ific a q u e n o p o d a m o s e s c o g e r e n lo a b s o lu to . D e s p u s
d e to d o , e l p u n to d e p a rtid a q u e s irv e c o m o b a s e d e l r a z o n a m ie n to
n u n c a p u e d e , c o m o tal, se r ju s t ific a d o p o r el r a z o n a m ie n to ; e s s im
p le m e n te a su n to d e u n a d e c is i n a rb itra ria . S im p le m e n te e s c o g e m o s
s te o a q u l, h a c ie n d o u n a s e le c c i n q u e es in d ife r e n te , e n c u a lq u ie r
c a s o , d e s d e el p u n to d e v ista racional; p u e d e h a b e r c o n s t r ic c io n e s si
c o l g ic a s , h is t r ic a s o s o c io l g ic a s , p e r o n o u n a s q u e o b li g u e n e n el
n iv e l d e la r a c io n a lid a d p ro b a to r ia , L a s e le c c i n d e u n a a lte r n a tiv a
s o b r e las o tra s d e p e n d e d e u n a b a s e e x tr a r r a c io n a l d e p r e fe r e n c ia .
N o h a y a lg o m s fu n d a m e n ta l e n j u e g o .
H John Passmore, "The Idea of the History of Philosophy", Hitiory and Theory,
volumen complementario 5,1965, p. 26. Passmore est acjut formulando una con
cepcin posible, no la suya propia.
de estas grandes cuestiones yace fuera de la esfera de la razn,
c o m o producto de factores r a c i o n a l m e n t e irrelevantes, es patente
m ente problemtica.
Abstenerse de la deliberacin racional acerca de cuestiones fi
losficas es dar un paso que en modo alguno carece de costo.
Requiere que o bien no adoptemos ninguna posicin en lo abso
luto (y entonces no tengamos respuestas a nuestras preguntas), o
bien adoptemos una posicin sin una d e b i d a justificacin racional,
posicin que nosotros (como criaturas racionales) no podemos
considerar razonable. De cualquier modo, actuamos contra nues
tros propios deseos e intereses.
La limitacin de tal posicin se halla as en la imposibilidad
de reconciliarla con toda la tradicin racionalista de la filosofa.
Dado el arracionalismo, la misma naturaleza de la filosofa como
actividad racional se va por la borda.
La posicin tambin enfrenta problemas de inconsistencia. In
cluso aquellos filsofos que hacen suyo algn otro m odo de pensa
miento diferente de la razn siempre han usado el razonam iento
para m ostrar el status fundamental de este otro m odo y atacar la
idea de que la razn es fundamental. El status de aquellas buenas
razones extrarracionales como buenas razones debe l mismo
ser m ostrado siempre por la razn. La filosofa no es meram ente
un asunto de adoptar posiciones, sino de sostener posiciones que
se pretenden justificadas. Es inextricablemente racional. No hay
m anera de hacer filosofa y de rechazar la razn como el rbitro
suprem o al mismo tiempo. Surge un dilema: o bien la fundamenta-
cin ltima de una posicin es racional, o bien se debe aceptar que
la posicin misma simplemente no se sostiene sobre fundam entos
filosficamente apropiados. La dificultad con el arracionalism o
es que no podemos ju n tar las dos cosas, incluso si quisiramos
hacerlo.
El pluralismo orientativo ciertamente no adopta cualquier tipo
de arracionalismo. Incluso aunque los problemas filosficos ge
neralm ente admiten varias soluciones distintas, cada una de las
cuales es ptim a desde una particular orientacin evaluativa, es
to ciertam ente no significa que sea cuestin de eleccin arbitraria
cul acepta uno, que se pueda simplemente seleccionarla al azar
porque no im porta . No hay una dieta universal mente apropiada,
pero eso no vuelve una cuestin indiferente lo que una persona co
me; no hay un lenguaje globalmente correcto, pero eso no significa
que sea una cuestin racionalmente indiferente cmo una persona
particular en una situacin particular procede a comunicarse con
otras. En ninguno de estos casos es un caso de todo se vale. El
relativismo no autoriza el arracionalismo.
El pluralismo orientativo, de acuerdo con lo anterior, sostiene
que estamos destinados a ver las alternativas a nuestra propia posi
cin bajo una luz muy diferente y a considerarlas disponibles slo
para otros (almas descarriadas!), mas no para nosotros. Sostie
ne que podemos de hecho validar nuestras aserciones filosficas,
aunque, sin duda, slo sobre la base de un conjunto particular de
valores cognoscitivos. Tal posicin es contraria totalmente al arra
cionalismo. Sostiene que una vez que adoptamos una particular
orientacin de valores cognoscitivos (como de hecho debemos),
estamos impelidos, debido a constricciones racionales, a adoptar
una solucin particular como la nica apropiada y correcta.
El existencialista dice: iDecide por ti mismo! Disea tus pro
pias respuestas. Ests equivocado al pensar que puedes encontrar
respuestas a travs de la investigacin. No hay respuestas! T tie
nes que hacer tu eleccin! S valiente y encralo!15 El pluralism o
orientativo rechaza cabalmente este tipo de concepcin. Insiste en
que de hecho se puede encontrar una respuesta; que la cuestin
es una de investigacin racional, no de un fia t de la decisin. Con
sidera, sin embargo, que la investigacin procede va una posicin
normativa basada en valores cognoscitivos. No obstante, este re
curso a la razn normativa no deja la cuestin en el nivel de la
decisin arbitraria. (Los valores que tenemos no son objeto de
eleccin.)
4. Convergentismo histrico
7. Coda
Adoptar cualquier alternativa al doctrinalismo metafilosfico (sea
el escepticismo, el indiferentismo, el sicologismo, el historicismo o
el sincretismo) es, en efecto, abandonar la filosofa como una dis
ciplina racional importante. Pues todas aquellas otras doctrinas
niegan que estemos adoptando una posicin definida por razo
nes buenas y suficientes. El doctrinalismo racionalista no es una
mera cuestin de todo sigue igual para la filosofa, sino una pre-
21 Una crtica til y bien informada del sincretismo se halla en la seccin Allge-
meiner Nadiweis der Unmocglichkeit einer all-umfassenden Einheitsphilosophie
de Krner, Die Anarchie, pp. 131-152.
22 La totalidad del cap. 2. sec, 5, tambin es relevante para este asunto.
condicin esencial para concebirla como una investigacin que
representa una tarea cognoscitiva seria.
El resultado de estas deliberaciones no es en absoluto que el
modo de doctrinalismo adoptado por el pluralismo orientativo
no tenga rivales viables. Pues c ie r ta m e n te hay algunos, y ya los
hemos examinado sistem tica m en te. P ero al considerar sus aseve
raciones, hemos visto que el pluralismo orientativo surge vencedor
en un anlisis de c o s to s -b e n e fic io s c o g n o s c itiv o s exactamente d.el
tipo que l mismo imagina como el mLodo apropiado de solucion
de conflictos en la filosofa.
Una posicin filosfica no puede ser a u to e x im ib le ; no puede
decir de s misma que "otros soportan nuestro c u e s t io n a m ie n t o , t
eres libre. Y esto tiene aplicaciones importantes. Un escepticismo
que niega todas las doctrinas no puede ser en s mismo doctrinal,
la negacin filosfica del escptico de todo filosofar se aniquila a
s misma. Una insistencia humeanamente positivista de que todo
discurso cognoscitivamente significativo debe ser matemtico o
fundado en la experiencia no puede sobrevivir a la aceptacin
de que ella misma no es ninguna de las dos cosas. Aqu yace el
mrito cardinal del pluralismo orientativo vis--vis sus rivales: es
capaz de vivir conforme a la metodologa filosfica que propugna.
Entre las diversas alternativas metafilosficas (escepticismo,
arracionalismo, conjuncinismo, etc.), slo el doctrinalismo racio
nalista representado por el pluralismo orientativo es autoaplicati-
vo. El escepticismo es, en este nivel, una posicin que de hecho
adopta una particular lnea de solucin, contrariamente a su pro
pia posicin. (Propugna pero no ejemplifica la epoch, la suspen
sin del juicio.) El arracionalismo argumenta inconsistentemente a
favor de una alternativa particular entre otras. Un conjuncionismo
sincretista desde luego se incluira l mismo entre las alternativas,
pero eso no le dara el derecho a una posicin privilegiada que le
perm itiera presentarse a s mismo como la respuesta ptim am ente
apropiada. La posicin objetivista del monismo basado en la evi
dencia se halla tambin en dificultades en este aspecto porque es
incapaz de cumplir lo que promete: una dem ostracin racional
mente incontestable de su propia adecuacin. Dejando a u n lado
al absolutismo (que tiene sus propios problemas), ninguna de esas
posiciones rivales es autosubsistente; ninguna esta en posicin de
practicar lo que predica.
Dada la aproximacin orientativista, tal pluralismo en el nivel
metodolgico es exactamente lo que se esperara encontrar. Pero
mientras que el pluralismo orientativo de hecho concede que otros
enfoques estn tambin disponibles y que hay mucho que decir
en su favor, insiste en que desde su propia orientacin este hecho
es en realidad su propia confirmacin, considerando que, desde
su propia perspectiva, el precio de adoptarlas es irreal, extrema
dam ente alto. El pluralismo orientativo tiene el mrito claramente
importante de apoyarse a s mismo al surgir debidamente legiti
mado en sus propios trminos. Y es as como debiera ser. Gomo
una doctrina metafilosfica que es, como tal, ella misma filosfi
ca, el pluralismo orientativo debe y puede verse a s mismo en sus
propios trminos.
Un objetante b ien p o d ra protestar:
Abandonar Cultivar
Conocimiento Penetracin y conciencia
Doctrinas Perspectivas (aperqus)
Verdad Significados
Realidad Posibilidad
Investigacin Apreciacin de alternativas
Informacin Conciencia
Argumentacin discursiva Perceptividad
Razn Sensibilidad
Discriminacin Apertura
Este enfoque exige una reconceptualizacin radical de la filosofa
como una labor intelectual. Contempla una reorientacin transva-
lorativa de la filosofa que abandona totalmente su papel tradicio
nal como una investigacin racional que se esfuerza por responder
preguntas, sostener posiciones, ofrecer enseanzas, sostener doc
trinas y cosas por el estilo.
Los exponentes de tal posicin sostienen que la leccin funda
mental de la filosofa es que la filosofa (en el sentido tradicional)
es simplemente imposible. La historia de la disciplina es una especie
de ilusin ptica" intelectual de la que debemos deshacernos. Es
tudiar filosofa puede ser til, pero filosofar no lo es. La disciplina
representa una difcil bsqueda que conduce finalmente a la com
prensin de su propia impracticabilidad.2 El estudio de la filosofa
es considerado un medio para adquirir sabidura de alto nivel sin
conocimientos bsicos. La filosofa se convierte en un asunto de
historia intelectual, de enriquecimiento cultural. Podemos exami
nar y discutir las cuestiones filosficas sin algo tan serio como el
compromiso efectivo. El modo correcto de considerar la filosofa
es como una tarea no en el aprendizaje, sino en la expansin de la
conciencia y la ilustracin: .
Pero el filsofo que nos enva este tipo de mensaje no es un. pen
sador que aniquila la doctrina, sino un colega terico con una
doctrina propia altamente problemtica.
No im porta cmo luchemos en contra de tener una posicin
filosfica, una vez que entramos en la arena de la discusin real
ocupamos una posicin. Incluso la concepcin de que no debemos
adoptar ninguna doctrina filosfica es simplemente otra concep
cin que ha estado con nosotros desde la antigedad. Cualquier
concepcin acerca de la naturaleza real de la filosofa o acerca
de el trabajo propio del filsofo es meramente otra concepcin,
otra posicin en el espectro de posibilidades. Como una posicin
rnivp 1 ^ 0< T ' CScePticismo en ltima instancia se des-
tr ye a s mismo. La nica manera de evitar ser atrapado en la
re e concepciones alternativas es mantenerse del todo en silen
cio y rignse a otras ocupaciones. Lo mejor que pueden hacer
los e s c tic o s racionales es ponernos el buen ejemplo del silencio
impasible en los asuntos filosficos.
Rorty esta dispuesto a aceptar esta consecuencia. Contempla
con gusto una cultura postfilosfica en la cual la filosofa como la
emos conocido ocupa el mismo status en los sectores informados
que e que c ahora ocupan la alquimia, la asirologa, y la adivi
nacin (CP, pp. xxxvii-wodx). Pero los costos de esta posicin no
son tomados en cuenta. Pues al abandonarla investigacin filosfi
ca por la impetuosa atmsfera de la desinhibida era postfilosfica
tenemos mucho que perder.
La frustracin de la ignorancia cobra demasiada importancia
entre las incmodas consecuencias del escepticismo filosfico. Co
mo recompensa por nuestros trabajos se nos deja, al final del da,
c o n ... nada. El escptico est dispuesto alegremente a aceptar esta
consecuencia (despus de todo, representa su iluminadora pe
netracin'); pero sta no es razn por la que otros deban ver la
cuestin bajo esa misma luz y traten de engaarse a s mismos
pensando que este costo no es nada. Por razones tanto tericas
como prcticas, queremos y necesitamos respuestas a nuestras pre
guntas, satisfacer nuestras mentes inquisitivas y guiar nuestras ac
ciones a la luz de creencias aceptadas. El escepticismo nos pide
que renunciemos a las respuestas a nuestras preguntas, que viva
mos en un limbo cognoscitivo. Pero nuestros problemas filos
ficos son importantes y urgentes. Tenemos un inters real en sus
soluciones, en todos los sentidos de este trmino. No podemos
simplemente descartarlas y esperar retirarnos con las conciencias
tranquilas.
El escepticismo de Rorty fluye desde un desafecto profunda
mente enraizado hacia la filosofa profesional. Como l la con
sidera, las cuestiones y problemas de los filsofos son solamente
cuestiones y problemas de los filsofos (CP, p. 54). Si los abando
namos todos por completo, simplemente no importa, simplemen
te no implica ninguna diferencia. Pero adoptar esta concepcin
de los problemas filosficos es no darse cuenta de que las tesis y
las distinciones de los filsofos no son un juego de saln ocioso
inventado para divertir a los jugadores, sino un asunto de preocu
paciones reales que surgen enteramente fuera de la esfera tcnica
de la filosofa. Incluso el ms tcnico de los asuntos est vinculado
a las grandes preguntas de la preocupacin extrafilosfica. Los
abordamos para resolver preguntas cuyas soluciones a su vez faci
litan respuestas a otras preguntas en una cadena que finalm ente
se rem onta a aquellas grandes preguntas extrasistmicas de inters
prefilosfico.
Ms aun, el escepticismo rortyano provoca objeciones contra
su propuesta de expulsar del dominio de la razn a la filosofa. La
divisin clave del trabajo estaba ya establecida en el contraste de
Platn entre el filsofo y el poeta. El segundo tambin puede des
cribir posibilidades y proyectar concepciones, pero el prim ero est
interesado en su evaluacin racional, en desarrollar y ensear los
argumentos a favor y en contra de adoptarlas. Sin razones y argu
mentos podemos tener perspicacia, apreciacin e incluso cultura,
pero nunca sabidura. La filosofa amor a la sabidura est in
teresada no simplemente en la formulacin de concepciones, sino
en su racionalizacin, en el desarrollo y evaluacin de las razones
en favor o en contra de su adopcin. La filosofa est inextricable
mente ligada a la vida de la razn, y deshacerse de esta parte es
deshacerse del todo.
Al apartarnos de la lucha de doctrinas y del choque de cues
tiones, abandonamos la filosofa como una disciplina racional.
Una vez que la opinin racionalmente justificada en este do
minio es abandonada, y consideramos a las alternativas indistin
guibles en cuanto a sus mritos, o bien, distinguibles slo por
criterios extrarracionales tales como los que induce el gusto,
la congenialidad o cualquier inclinacin o sensibilidad inten
sa, nuestras aspiraciones intelectuales se ven profundam ente frus
tradas.
La limitacin crtica de la posicin del escptico yace en su fa
lla en reconocer la seriedad de las cuestiones. No podemos, en
ltima instancia, descansar satisfechos iracionalmente satisfechos
con dejar la arena de la controversia filosfica con las manos va
cas. Nuestro inters intelectual en las grandes cuestiones acerca
de la vida en este mundo, que son las materias primas de la filo
sofa, es simplemente demasiado grande como para que podam os
perm anecer tranquilos al abandonar toda esta investigacin. La
filosofa es una investigacin que busca resolver los problemas
concernientes a la coherencia de nuestras creencias con respecto
a esos grandes temas, y abandonar la filosofa es descansar satis
fechos con la ignorancia, con la incoherencia, o con ambas. Al
adoptar la posicin del escptico, levantamos una amarga cosecha.
Perdemos la oportunidad de dotar de sentido a las cosas, y eso es
mucho que perder,
15 El resultado es un defecto que incluso el lego puede ven Los hombres ba-
can gua en los cientficos, los siquiatras, los socilogos, los polticos, los historiado
res, los periodistas; en casi cualquiera menos en su gua tradicional, el filsofo. La
filosofa, en revuelta contra su pasado y contra su funcin tradicional, mira hacia
adentro, hacia sus propios problemas ms que hacia afuera, a los hombres" (TIME
Essay: What (If Anything) to Expectfrom Todays Philosophers, pp. 24-25).
sicin, a quedarse con uno u otro lado. Infla la im p o rtan c ia del
consenso hasta el punto en que el hecho de que no lo podemos
obtener dentro del rea pero podramos obtenerlo acerca del area
se vuelve decisivo. Al hacerlo, sin embargo, no piensa para nada
en la consecuencia de que al adoptar esta posicin externa ista
destruimos la disiplina tal y como se la ha concebido tra iciona
mente. _ ,
Sartre deplor el intento de obtener conocimiento raciona men
te validado. Consider esta bsqueda una manera de evitar la res
ponsabilidad de hacer algo de uno mismo, de escoger el proyecto
propio, viendo que la verdad real no es algo que uno p u e d a cons
truir conforme avanza. Pero esta concepcin pone de cabeza a a
materia. Rechazar la bsqueda de la verdad en favor de su abandono
representa una falta de valor y una crisis de confianza. Evitar la res
ponsabilidad es una actitud que se basa en un indiferentismo que
ve el mrito por doquier y la validez por ningn lado (o viceversa),
descargndonos as de todo deber de investigar las cuestiones de
un modo serio y bien ejecutado. Somos devueltos a la concepcin
de los sofistas preplatnicos, quienes sostuvieron que, con respec
to a las cuestiones de la inters humano, algo ha de decirse en
favor de todas las posiciones y que en consecuencia no hay algo
as como una posicin verdadera. Adoptar esta actitud es evadir la
responsabilidad propia como investigador.
No hay nada admirable en la tendencia actual hacia el desape
go filosfico con su concomitante rehusarse a confiar en el juicio
propio en asuntos de significacin humana. No hay nada digno
de encomio en la ampliamente sentida necesidad de los filsofos
de la seguridad del apoyo y respaldo de otros. El escepticismo y el
conjuncionismo manifiestan por igual una insulsa falta de volun
tad para adoptar una posicin, para ponerse de pie y ser juzgados.
Reflejan una lamentable falta de disposicin para adoptar una res
ponsabilidad intelectual, para decir: He investigado el asunto lo
mejor que he podido, y ste es el resultado al que he llegado. Aqu
estoy, no puedo hacer otra cosa. Si desean estar conmigo, entonces
bienvenidos; si no, por favor mustrenme cmo es que mi posicin
es insostenible. Representan una apelacin a una apertura de es
pritu que se acerca a la vaciedad de espiritu. En la filosofa, como
en la poltica y la religin, uno hace bien al preferir alguien que
tiene concepciones y se apega a ellas que una persona que rechaza
todo el proyecto o que (lo que es igualmente errneo) se deja llevar
en todas direcciones a la vez.
La cuestin de la seriedad intelectual es central. Nos importa?
Queremos realmente respuestas a nuestras preguntas? Y estamos lo
suficientemente comprometidos con este objetivo como para estar
dispuestos a asumir riesgos en aras de su consecucin, riesgos de
un error potencial, de cierto desacuerdo, y de posible vituperio y
rechazo? Si perdemos el sentido de la legitimidad y nos volvemos
demasiado pusilnimes para no correr tales riesgos, debemos pa
gar el precio de abandonar la investigacin.
Desde luego que esto se puede hacer. Pero abandonar la bs
queda de respuestas de un modo razonado es imposible. Pues a fin
de cuentas no hay ms alternativa al filosofar en tanto que perm a
nezcamos en la provincia de la razn. Adoptamos alguna posicin
controvertida u otra, no importa hacia dnde nos dirijamos; no
importa cun esmeradamente tratemos de evitar la controversia
filosfica, regresar a encontrarnos. El punto importante fue bien
expresado por Aristteles: [Incluso si nos unimos a aquellos que
creen que el filosofar no es posible] en este caso tambin estamos
obligados a inquirir cmo es posible que no haya Filosofa; y en
tonces, al inquirir, filosofamos, pues la investigacin racional es la
esencia de la Filosofa.16 Para aquellos que estn dispuestos sim
plemente a abandonar la filosofa, a retirarse de todo el proyecto
de dotar de sentido a las cosas, no podemos decirles nada. (Cmo
puede razonarse con aquellos que niegan la utilidad y la propie
dad del razonamiento?) Pero con aquellos que argumentan en favor
de su abandono podemos hacer algo... una vez que los hemos
inscrito en la comunidad como colegas tericos con una posicin
propia. F.H. Bradley dio en el clavo: El hombre que est dispuesto
para dem ostrar que el conocimiento metafsico es im posible... es
un herm ano metafsico con una teora rival acerca de primeros
principios .17 Podemos abandonar la filosofa, pero no podemos
abogar por su abandono a travs de la argumentacin racional sin
filosofar.
1 . Modalidades de la metafilosofa
1 Este detalle es argum entado con fuerza por Robert Nozick: Una m etafilo
sofa ser parte de una concepcin filosfica total ms que una teora separada
neutra que est p o r encim a de la batalla" (Philosophical Explanations, p. 19). Sin
em bargo, com o hemos visto, las conclusiones que extrae de esta consideracin son
muy diferentes de las del presente libro.
puede dirimirse extrafilosficamente .2 Como Franz Krner con
vincentemente lo expresara: La dialctica de lo intrafilosfico y
lo extralosfico y de lo terico con lo aterico 1 muestra que
si se le da una mano a la filosofa se toma el pie de inmediato.
Es un todo autnomo que se proporciona sus propios lmites .
La metafilosofa descriptiva, por otro lado, no es una parte de la
filosofa en lo absoluto. En este nivel se trata de una rama de
la investigacin fctica, de la historia de la filosofa y quiz su so
ciologa. Es cuestin del escrutinio observacional de cierta tarea
dentro del amplio marco del esfuerzo intelectual humano. Y esto
es primariamente una rama de los estudios histricos, no distinta en
lo fundamental en espritu de la que se encarga de caracterizar el
desarrollo histrico de la conduccin de la guerra o de las tcnicas
de la comunicacin.
En consecuencia, la metafilosofa descriptiva no es controversial
al modo en que lo es la filosofa misma; pero es disputable, a lo
sumo, al modo de la interpretacin de los hechos histricos. Te
nemos toda la razn en pensar que una sola posicin descriptiva
particular debiera ser la nica sostenible. Y en este sentido el
de una explicacin meramente descriptivalas pretensiones del
pluralismo orientativo son claramente importantes. Que de hecho
se sostienen posiciones conflictivas y que sus diferentes respaldos
justificativos se remontan a diferentes orientaciones en valores pro
batorios son circunstancias de las que hablan los hechos llanos de
la historia de la filosofa
La cuestin de lo que en realidad es la filosofa esto es, lo que
ha devenido en manos de sus practicantes es as una cuestin
directamente fctica cuya respuesta ha de ser encontrada exami
nando el curso de los desarrollos histricos. Dilthey, para su gran
crdito, vio esto claramente: Lo que la filosofa es, es una cuestin
que no puede ser respondida en conformidad con las concepcio
nes individuales. Su naturaleza y tareas deben ser determinadas
empricamente a partir de los hechos histricos.'* Esta cuestin
esencialmente descriptiva es parte de una realidad compartida de
2 sta es la esencia del dictum de Franz Krner de que no hay una cosa tal
com o la filosofa berkaupi" (Die Anarchie, p. 59),
3 Ibid., p. 273.
4 Wilhelm Dilthey, Gesammelte Schriften, vol, VIU, Stuttgart y G otinga, 1960,
p. 185.
hechos objetivos. Todos los filsofos, al margen de sus com prom i
sos doctrinales, debieran ser capaces de estar de acuerdo acerca
de la historia, la sociologa y la sicologa del trabajo filosofico. En
el nivel de la metafilosofa descriptiva debiera ser posible alcanzar
un consenso, puesto que estamos aqu en el dominio de la investi
gacin fctica ms que filosfica.
Pero una vez que llegamos a la cuestin normativa de lo que es la
buena filosofa, las cuestiones quedan en una situacin diferente.
Pues ste es un asunto profundamente cargado de valores y p o r
tanto eminentemente filosfico .5
Las tesis acerca de la naturaleza apropiada, los mtodos, los
estndares y las metas de la filosofa son siempre ellas mismas
filosficas. Cualquier precepto metodolgico para filosofar cual
quier tesis para el efecto de que X constituye un modo efectivo
de abordar un asunto filosfico o cualquier solucin adecuada
al problema Y debe satisfacer la condicin C ser l mismo fi
losfico. El carcter de las preguntas genuinamente filosficas y
el carcter de las soluciones de problemas exitosas son as ellos
mismos siempre asuntos potencialmente controvertidos de filoso
fa sustantiva. Lo que constituye el filosofar exitoso es asunto de
disputa (perfectamente legtima). Es una nota caracterstica de la
filosofa; esto es, el calificativo intelectual cuya naturaleza misma
es uno de los problemas clave de la filosofa.6 Sola entre las dis
ciplinas cognoscitivas, la filosofa se encuentra a s misma en un
estado de permanente crisis de fundamentos (Grundlagenkre).
Siempre hay disputa y controversia acerca de lo fundamental. Ni
7 ber die Frage nach dem Wesen des Philosophie wurde soviel nachgedacht
das m an geradezu sagen konnte 'Philosophie ist diejenige Forschungsarbeit, die
im racr nach ihrera eigenen Wesen fragt" {Rogge, Axiomatik, p. 18).
Esto significa, en particular, que las doctrinas especficas acerca
e a natura eza de la filosofa pueden de hecho hacer exclusiones
de sus propios recintos, pero no de la materia como tal. Un filso
fo puede echazar las preocupaciones, mtodos y doctrinas de sus
rivales pero 110 los puede exiliar de la comunidad; no los puede
expulsar de la filosofa como tal. Lo que pertenece a la filosofa
tal y como el rea ha sido de hecho cultivada, ms que del ms
limitado rango de la filosofa buena y adecuada, es un asunto de
investigacin estrictamente fctico, desde el nivel imparcial de la
profesin o ja tradicin como un todo, sobre la cual ningn
sector tiene un monopolio. Las personas se pueden salir de la
filosofa cambindose a otras actividades (la literatura o las ma
temticas, por ejemplo), pero ningn poder sobre la tierra puede
excomulgar de la disciplina como tal a la persona que trata de
resolver cualquiera de los asuntos tradicionalmente relevantes.
La distincin entre metafilosofa descriptiva y normativa es cru
cial para sostener el pluralismo orientativo, pues dos cosas muy
diferentes estn en cuestin. Como teora descriptiva, el pluralismo
orientativo sostiene que las personas de hecho sostienen diferentes
estndares de evaluacin cognoscitiva y extraen diferentes posi
ciones de ellos. Como teora prescriptiva, sostiene que las personas
estn (localmente) justificadas al sostener los diferentes estndares
que sostienen (o podran sostener), si bien justificados de modos
que involucran a estos estndares mismos, puesto que no estn dis
ponibles estndares globalmente validables sobre una base libre de
compromisos evaluativos.
La cuestin de la adecuacin descriptiva del pluralismo orienta
tivo tendr que ser deliberada sobre bases fcticas. No hay lugar
real para el desacuerdo normativo aqu; los hechos histricos de
ben hablar por s mismos.
Pero qu hay del aspecto normativo del asunto, la cuestin de
la adecuacin del pluralismo orientativo como una teora (filos
fica) acerca de cmo es en realidad" el filosofar propiamente?
ste es claramente un asunto evaluativo (y realmente filosfico). Es
ta cuestin de la aceptabilidad del pluralismo orientativo como
una posicin en la metafilosofa normativa tendr que ser necesa
riamente, conforme a sus propias luces, controversial.
Para manejar esta controversia debemos enfrentar el siguiente
desafo:
El p re se n te an lisis e x p o n e al p lu r a lis m o o r ie n ta tiv o c o m o la v e r s i n
c o r r e c ta d e la m e ta filo s o fa n o rm a tiva , e s e n c ia lm e n te a p r o p ia d a p a r a
c a r a c te r iz a r lo q u e el filo s o fa r d e b e ser: u n a a v e n tu r a e n e l d o c t r in a
lis m o ra c io n a lis ta . N o se p u e d e ( c o n fo r m e c o n sus p r o p io s t r m in o s )
j u s t if ic a r e sto a tra vs d e su a d e c u a c i n e n el n iv e l m e r a m e n t e des
criptivo. C m o se p u e d e e n to n c e s a p o y a rlo ?
15 "Die einzige und besce Antwort... isc also der Uebergang zur konkrcten
Arbeit an den konkreten Problem en" (ib id p. 323),
16 Cfr. la contribucin de Georgjanoska al Symposium sobre Sistematologa,
p. 253 (vase n. 12 arriba). i
17 Krner, Die Anarchie, p. 278.
propiamente filosfica, y esto frustra sus aspiraciones ms pro
fundas.
Sin embargo, siendo justos con Krner debe decirse que sus
metas eran enteramente correctas: Nuestra batalla tendr que ser
peleada en dos frentes, pues se debe encontrar una manera de
navegar entre el Caribdis del absolutismo de un sistema y el Escila
de un nihilismo que slo permite a los sistemas filosficos pro
veer materiales para la historia cultural o para la psicologa . 18 Este
enunciado podra servir tambin para formular las metas de este
libro.
Un eslabn posterior en la cadena fue el filsofo alemn Eber-
hard Rogge, quien, todava en sus treinta, fue muerto en 1941
mientras peleaba en el frente ruso. Su libro postumo, La axiom
tica de toda filosofa posible, fue un intento de identificar las tesis
fundamentales de los diferentes modos de la construccin filo
sfica de sistemas. La idea bsica, como en Dilthey y Krner, es
proceder sobre una base fctica, en analoga con el trabajo de la
bibliografa: El bibliotecario debe saber, para propsitos serios, lo
que la filosofa realmente es, de modo que podamos evitar poner
un libro de filosofa en la categora miscelneos1. La clasificacin
bibliotecaria es un esfuerzo cognoscitivo importante, muy distinto
de la filosofa misma, en la cual uno pregunta seriamente: Qu
es la filosofa? 19 En este tenor, Rogge trabaj en el proyecto de
la metafilosofa en el espritu de la taxonoma bibliogrfica, un
enfoque que tiene los mismos defectos que sus predecesores. Al
examinar la filosofa more bibliotkecario hemos de aprender no m e
ramente lo que la filosofa ha sido, sino tambin lo que debera ser.
La idea suena promisoria, pero no funciona. La metafilosofa des
criptiva no puede aventurarse en la metafilosofa prescriptiva; no
puede informarnos acerca de lo que es significativo o adecuado.
Tropieza con la dificultad cardinal de esta tradicin diltheyana;
esto es, que el estudio de la filosofa no es un sustituto de la filo
sofa misma .20 El estudio de la filosofa, no importa cun valioso,
w IbitL, p. 55.
19 Rogge, Axiomatik, p, 48.
20 Esta dificultad tambin afecta el anlisis de las World Hypotheses de Pepper,
el cual es un primo americano de estos esfuerzos alemanes. Cfr. Mark Williamson,
Stephen Peppers World Hypoihtsis and Metaphilosophical Evaluation", Tramac-
tions of tfi Charles S. Peirce Society, no. 19, 1983, pp. 255-271. Williamson nota
no puede por s mismo proveernos de una posicin filosfica de
terminada .21
Ha sido el sueo grande y ambicioso de los filsofos alemanes
desde Hegel contar una historia acerca de la historia toda de la filo
sofa que ponga en claro cmo todo dentro de ella ha contribuido
tilmente a la constitucin de una gran concepcin sinptica de
la naturaleza de las cosas. En principio, no hay razn por la que
esto no pudiera ser hecho. Pero tambin, lamentablemente, no hay
razn para pensar que no pueda hacerse de muchos modos dife
rentes, y en favor de muchas posiciones diferentes.
Como sugiere esta breve resea de las reflexiones alemanas so
bre la anarqua de los sistemas, la presente discusin contina
una tradicin vigente de pensamiento metafilosfico que se deriva
de Hegel y sus congneres. Difiere de esta tradicin prim aram ente
en su voluntad de mantener una lnea de distincin clara entre los
aspectos descriptivos y los normativos de la metafilosofa, con el
resultado de que el pluralismo es considerado desprovisto comple
tamente de implicaciones para la conduccin de la filosofa misma.
Passmore, John, 133, 157, 174, 317 Schlegel, Friedrich von, 110, 120
Peirce, Charles S., 14, 16, 261, 293, Schlick, Moritz, 13
320, 367 Schoemaker, Sidney, 84
Pepper, Stephen C., 149, 151, 195, Schopenhauer, Arthur, 161, 215,
323, 367 317
Pirrn, 133 Schumacher, E.F., 370
Pitgoras, 96, 104 Sneca, 328
Platn, 26,38,39,43,46,53,56,75, Sexto Emprico, 11, 134, 263, 308,
90, 99, 101, 107, 108, 133, 139, 313
148,149,174,180,194,215,310 Shakespeare, William, 112
Plotno, 58 Simn Magno, 215
Popper, Karl, 56 Skinner, Quentin, 52
Protgoras, 156, 253, 328 Scrates, 39, 101, 150, 334
Spencer, 124, 181
Quine, W.V.O., 56, 84, 151 Spinoza, Benedictus de, 38,44, 56,
38, 96,148-149, 151, 159, 194
Rafael, 24
Sterne, Laurence, 323
Ramsey, Frank P., 102
Sleuchus, Augustinus, 132
Randall,J.H.,Jr., 53
Stough, Charlotte L., 310
Rapoport, WilliamJ., 300
Stumpf, Karl, 347
Reichenbach, Hans, 20, 197, 248
Rescher, Nicholas, 67, 78,145, 291, Tales, 28, 103,104
295 Tidedmann, Dietrich, 281
Rogers, Will, 344 Tinner, Walter, 142
Rogge, Eberhard, 143, 305, 358, Trasmaco, 39, 42, 43
367
Unger, Peter, 74, 163
Rorty, Richard, 7, 14, 28, 86, 154,
158, 180, 312, 334-338, 339, Waismann, Frederick, 16, 73, 139,
340, 341-342 173
Ross,J.R., 144 Weitz, Morris, 174
Rousseau, J.J., 59 Wiggins, Davie, 84
Russell, Bertrand, 22-23, 25, 80, Williamson, Mark, 367
139,345 Wilson, Daniel T., 165
Winch, Peter, 268
Snchez, Francisco, 334 Wittgenstein, Ludv/ig, 14, 20, 82,
Sartre, J.-P., 352 309,311,312, 331,338
Saxe, John Godfrey, 239 Woehrmann, K.R., 142
Schelling, F.WJ. von, 25, 151 Wolf, Christian, 78, 110
Schiller, F.C.S., 15, 16-17, 18, 189,
190 Zenn, 96, 99, 105
absolutismo, 306 coordinados con los hechos, con
analoga, 141-152 ceptos, 75-85, 88-90
antinomias, 47-50 creencia, 70-71
apora, 36-50 cuestionamiento socrtico, 39
asuntos perennes, 53
denominador comn, 49
argumentacin esotrica, 141-142
desacuerdo filosfico, 11-29
argumentacin exotrica, 141-142
dialctica, 101-107
arracionalismo, 306, 316-319
distinciones, 95-111
atomismo griego, 103-107
averrosmo, 322-325 edificacin, 337-338
epoch, 307-308
caridad, principio de, 58
escepticismo, 116, 307-316; agns
ciencias humanas, vase humani-
tico, 306, 309-310, 330-334;
dades nihilista, 310
compromiso, 351-353 escuelas de pensamiento, 53
concepcin de la no realidad, 242- estndares, 198-199
243 experiencia, lmites de la, 88-93
concepcin de la realidad nica,
243 filosofa: aplicada, 224-228; auto
concepcin multifactica de la rea noma de la, 195; datos de la,
lidad, 239-242 32-35; historia de la, 363-368;
concepcin perspectivista de la rea ideal platnico de la, 19-24;
lidad. 244-246 misin de la, 31-36, 69, 86-93,
conceptos coordinados con los he 335-343, 358-375; progreso de
chos, 75-85,88-90 la, 279-302; y ciencia, 290-298
consenso, 176194 Gcisttswissenscha/un, 161
consistencia, 59-67 grupo aportico, 36-50
continuidad corporal, 70-71, 75-
76 hermeneuticismo, 334-338
convergentismo, 319-322 historieismo, 306
convergentismo histrico, 506 homo quaereiu, 42
inconmensurabilidad cognoscitiva, razn, taxonoma de la, 216-217
50-59 razonabilidad, 36
inconsistencia, 59-67 relativismo, 239-277; autoconsis-
indiferentismo, 202-210 tencia del, 249-256; protagri
inventiva filosfica, 111-112 co, 263-270
investigacin, 61-63 sabidura proverbial, 88
irracionalismo, 210-214 seleccin racional, 72
isostheneia, 224-225 seudoproblemas, 186-188
libre de valores, valoracin, 294- sicologismo, 306
295 significacin, 183
sincretismo, 307, 323-326
lmites de la experiencia, 88-93
sobredeterminacin, 37
metafilosofa, 355-375
tbula rasa, 32
mtodo de relaciones, 124
taxonoma de la razn, 216-217
monismo: basado en la evidencia,
tradiciones, convergencia de, 115-
306; orientativo en valores, 307
117
objetividad, 158-164 valoracin libre de valores, 294
pkilosophia perennis, 132 295
pluralismo orientativo, 168-194, valores cognoscitivos, 182-194,
205-220, 221-237, 303-328, 235-237
360-363, 368-375 verdad, bsqueda de la, 257-263
protagrico, relativismo, 263-270 Vermittelungsansicklen, 347
P r e f a c i o .............................................................................................................................. 7
2. F il o s o f a y pa r a d o ja :
E l PAPEL CENTRAL DE LOS CRUPOS APORTICOS ........................... 31
3 . P o r q u l a f il o s o f a f s t A l l e n a d e a n t i n o m i a s .............. 69
4. E sc a pa r de LA in c o n sist e n c ia
p o r l a v Ia d e l a s d i s t i n c i o n e s .................................................................
Q5
10. V e r d a d v r e a l i d a d : r a m if ic a c io n e s d e l r e l a t iv is m o . . . . 239
1 1 . H ay p r o c r k so en l a f il o s o f a ?
E l PRORLF.MA DEL CONSENSO IN A L C A N Z A B L E ....................................... 2 7 9
12. R e a c c io n e s f r e n t e a l p l u r a l is m o .......................................303
n d i c e t e m t i c o ............................................................................................................. 3 8 1