Soteriología Contemporanea
Soteriología Contemporanea
Soteriología Contemporanea
como sumo sacerdote lleva a todos sus hermanos a Ia perfeccin (2, 10; 10, 14).
Cf. O. Cullmann, Christotogie du Nouveau Testament (Neuchtel 1966) 82, 88-89;
J. Jeremias, Jesus als Weltvoltender (Gtersloh 1930); Id., Jesu Verheissung fr
die Vofeer (Stuttgart 1959); B. Rigaux, Le seconde venue du Messie. Messianisme
et Eschatotogie (Bruger 1962) 173-216; Varios, Le Retour du Christ (Bruxelles
1983); A. Vanhoye, Prtres anciens, Prtre nouveau selon Ie Nouveau Testament
(Paris 1980).
9 Vilesoat totum quidquid praeter Deum est. Qui nos tuetur in looo vitae
huius, ipse post istam vitam sit locus noster: quia et ipse psalmus hoc ei ait
superius: 'Esto mihi in Deum protectorem et in domum refugii. Ergo erimus in
vultu Dei absconditi. (Dios es & casa definitiva del hombre; Ia Iglesia el taber-
nculo provisional). Enarr. in Ps. 30, II, 8. PL 36, 252; BAC 235, 374.
10 Cf. B. Casper (Hrsg.), Jesus Ort der Erfahrung Gottes. Festschrift fr
B. Weite (Freiburg 1976).
11 Preguntmonos para concluir por Ia palabra clave, que guia nuestra com-
prehensin de Ia verdad y en especial nuestra comprehension de Ia verdad de
Jess. Siempre reson Ia respuesta: Darse. El misterio de Dios se llama darse; el
Dios que se da es Ia alternativa cristiana a Ia substancia absoluta, a Ia mera
reditio compieta del espMtu a s mismo. Slo en esto se trasciende el hombre
a s mismo: en que puede darse. En esto consiste su condicin de imagen de
Dios y su ordenacin a Dios, en que slo est dado a s mismo, si l se da a Dios
y si Dios se Ie da a l. Este es finalmente el misterio de Jess: en l se da Dios
'otalmente al hombre y al mismo tiempo es el hombre totalmente dado a Dios
De esta forma Jess es Ia identificacin de Dios y del hombre, su ascensin a Ia
verdad inconfundible e inseparable que Ie constituye. Darse es no slo el conte-
nido de este misterio trinitario sino el acceso a l. K. Hemmerle, 'Die Wahrheit
Jesu', en Jesus Ort der Erfahrung Gottes, 95-115, cita en 115.
II
30 Cf. R. Schaefler.
lograr, y de universo nuevo que sin hacer nada por nuestra parte
hemos descubierto y posedo: todo eso constituye el tejido expresivo
en que se nos habla de Ia redencin (realidad negativa a Ia que se
escapa) y de Ia salvacin (realidad positiva que se logra).
Ya dijimos que haba siempre tres protagonistas en juego: Dios,
Cristo y el hombre. Las afirmaciones soteriolgicas se tejarn con
distintos sentidos segn que uno u otro de estos tres sea el sujeto
de Ia afirmacin. De los tres se podr hablar en voz activa o en voz
pasiva. Y slo Ia compleja lectura final de los textos, que hablan
unas veces de Dios actuando en relacin con el hombre; del hombre
dirigindose a Dios o reaccionando a su palabra; y de Cristo, que
puede estar situado en el horizonte de Dios vuelto al hombre o del
hombre vuelto hacia Dios, slo esa triple lectura nos da Ia compleja
significacin de Io que llamamos 'salvacin', 'redencin', 'sotera'.
Si quisiramos hacer un inventario completo tendramos que hacer
una lista de todos los trminos poniendo por sujeto activo o pasivo
una vez a Dios, otra al hombre con el cosmos y Ia historia, y otra
finalmente a Cristo. El don de Dios, otorgado por Cristo, se convierte
en principio de nueva vida. Se puede hablar de l por tanto en
reflexiones distintas.
Slo para actualizar esa compleja variedad significativa del vo-
cabulario neotestamentario, hacemos el elenco de las principales
exposiciones soteriolgicas: 1) Salvacin, salvador, salvar. 2) Reden-
tor, rescate, adquisicin, compra, redimir, comprar. 3) Liberacin, liber-
tad, liberar. 4) Justificacin, justicia, justificar. 5) Entrega, donacin,
puesta-entregarse, darse, poner su vida por nosotros, por los pecados,
por todos. 6) Justificacin, justicia, justificar. 7) Perdn, purificacin,
remisin, perdonar y purificar los pecados. 8) Reconciliacin, reconci-
liar. 9) Vivificacin, vida, vivificar. 10) Adopcin filial, participacin
de Ia naturaleza divina. 11) Expiacin, propiciacin, expiar, propiciar.
12) Sacrificio, ofrenda. 13) Paz, pacificar. 14) Transferencia de su for-
ma de Dios a nuestra forma de siervo, de su riqueza a nuestra po-
breza, de su justicia a nuestro pecado. Este vocabulario puede ser alar-
gado en frmulas equivalentes. No siempre es fcil descubrir cundo
se trata de un vocabulario, que reasume experiencias generales de
Ia humanidad, o propias de Ia anterior vida religiosa juda, y cuando
son creaciones del cristianismo. Ninguna de esas expresiones es cur-
sada en toda su fuerza, sino slo aludida. Tampoco se deriva hasta
Ia alegora encontrando correspondencia entre cada uno de los ele-
mentos humanos y los divinos del smil utilizado.
Si desde este complejo mundo simblico del Nuevo Testamento
miramos ahora a Ia historia de Ia teologa nos encontramos con el
Id., Theodramatik (Einsiedeln 1980) III, 236, con bibliografa; R. Schwager, 'Logik
der Freiheit und des Natur- Wollens. Zur Erlsungslehre Anselms von Canter-
bury', en Der wunderbare Tausch. Zur Geschichte und Deutung der Ertsungstehre
(Mnchen 1988) 161-91; G. Greshake, 'Erlsung und Freiheit. Eine Neuinterpre-
tation der Erlsungslehre Anselms von Canterbury', en Gottes Heil., 80-104; B. Ses-
bo, Jsus Christ l'Unique Mdiateur, 329^5, y sobre todo Ia introduccin de
M. Corbin y A. Galonnler a: Lettre sur l'Incarnation du Verbe. Pourquoi un
Dieu-Homme (Paris 1988).
35 Es clasica su respuesta integradora de perspectivas, a Ia vez que las
devalua a todas tas maneras de explicar algo que, como misterio de un amor sin
razones, nos trasciende: Passio Christi secundum quod comparatur ad divini-
tatem eius agit per modum efficientiae; inquantum vero comparatur ad volun-
tatem animae Christi, agit per modum meriti; secundum vero quod consideratur
in ipsa carne Christi, agit per modum satisfactionis, inquantum per eam libe-
ramur a reatu poenae; per modum vero redemptionis, inquantum per eam libe-
ramur a servitute culpae-, per modum autem sacrificii, inquantum per eam recon-
ciliamur Oeo. 2 q. 48 a. 6 ad 3.
36 Este es el fondo de Ia inversin luterana, a te que Trento de hecho da
en principio razn: Dios nos ofrece su justicia antes de recdamarnos Ia nuestra.
Nos ofrece sus dones para que podamos devolvrselos como dones nuestros. La
respuesta del hombre ha sido suscitada y poibiUtada por Dios. La justicia del
hombre es el resultado da Ia previa justificacin con que Dios nos arranca al
pecado y nos devuelve Ia rectitud original. A. E. McGrath, lustitia Dei. A History
of the Christian Doctrine of Justification. I. From the Beginnings to 1500. II. From
^00 to the present day (Cambridge 1988).
III
Los ltimos decenios de Ia teologa catlica han significado una
reconduccin de todos los planteamientos sistemticos a una perspec-
39* Redemptor hominis, n. 9. Cf. M. Hengel, La crucifixion dans l'antiquit
et Ia folie du message de to croix (Paris 1981) 13-116 (La crucifixion dans l'anti-
quit) 117 (La mort expiatoire de Jsus par 'substitution'); M. Deneken, Le salut
par to croix dans to thologie catholique contemporaine, 1930-1985 (Paris 1988).
La vida de Jess es asi una total y no interrumpida mostracin de te justicia
y del amor de Dios, a partir de Ia solidaridad y de Ia vida entregada. Es su
inocencia absoluta Ia que revete Ia injusticia de los hombres. Es su amor y no
su exigencia Ia que los hace descubrirse pecadores. Es su servicio antes que su
denuncia Io que desenmascara su pecado. Es Ia gracia te que identifica al mal;
Ia luz Ia que muestra las tinieblas. En este sentido, aI ser pura gratuidad, Ia
palabra y Ia persona de Jess son mucho ms provocativas, ya que dejan a
merced del amor y de Ia verdad de cada uno te respuesta. As cada uno se juzga,
para salvacin o condenacin, al elegir Ia luz o las tiniebas.
40 En este sentido hemos redescubierto que las nociones sacrificiales del
Antiguo Testamento son mucho ms matizadas de Io que usuanente se cree:
Cf. R. de Vaux, Instituciones del Antiguo Testamento (Barcelona 1964) 449-590;
G. von Rad, Theologie des Alten Testaments (Mnchen 1957-1966) I, 245-92.
41 N. Leites, Le meurtre de Jsus moyen de salut. Embarras des thologiens
et dpfacements de to question (Paris 1982); J. Pohier, Quand je dis Dieu (Paris
1977); G. Morel, Questions d'homme: Jsus dans to thorie chrtienne (Paris
1977); R. Girard, El misterio de nuestro mundo (Satemanca 1985); Id., Le bouc
missaire (Paris 1982); F. Varone, El dios 'sdico'. Ama Dios el sufrimiento?
(Santander 1987). Para una exposicin, que discierne intuiciones vlidas de malen-
tendidos, parcialidades o silencios de estos autores, cf. B. Sesbo, Jsus-Christ
l'Unique Mdiateur (Paris 198) 3^8 (La malaise contemporain). En estas pginas
hace una exposicin sumaria de su pensamiento, y luego, a Io largo de Ia obra
reasume cada uno de los puntos dentro de las cuestiones sistemticas.
tiva positiva, tal como ella ha sido hecha posible y obligatoria por
Ia exgesis. Frente a una utilizacin demostrativa de los textos bbli-
cos al servicio de las tesis dogmticas, ha tenido lugar una inversin
de perspectivas y Ia limpia afirmacin bblica se ha convertido en
punto de partida, criterio y crtica de toda afirmacin cristiana sobre
Cristo. La afirmacin conciliar, segn Ia cual Ia Biblia es el alma de
Ia teologa42, ha sido llevada al lmite. La exgesis en muchos casos
ms que en alma, es decir, en principio de informacin interior, de
nutricin profunda y de aliento religioso, se ha convertido en tirana
de Ia teologa. Desde una utilizacin meramente positiva, filolgica
e histrica se erige a Ia Biblia en juez de todo Io que se puede decir
y en lmite de Io que no se puede decir43.
No estoy seguro de que esta praxis exegtica y Ia intimidacin
que han sufrido no pocos telogos corresponda al espritu con que
est escrita esa frase conciliar y al espritu que impuls Ia redaccin
del libro santo y de su uso en Ia Iglesia44. Si Ia frase ha ejercido un
benfico influjo, corrector respecto de una utilizacin arbitraria, anti-
histrica y formal de Ia Biblia en autores anteriores al Concilio, sin
embargo no debera servir de pretexto para una forma de teologa,
que en el fondo no es otra cosa que una ordenacin pedaggica o
una sntesis critica de los resultados que los exgetas autorizan. La
verdadera labor del telogo, comienza cuando concluye el exgeta45.
En Ia cristologia y soteriologa Ia recuperacin bblica ha tenido
repercusiones fundamentales y profundamente positivas. Ante todo
42 Dei Verbum 24 (Sacrae Paginae studium sit veluti animae Sacrae Theo-
loglae); Optatwn totius (Sacrae Scripturae studio, quae universae theologiae
veluti anima esse debet, peculiari diligentis alumni instituantur).
43 El P. Congar recoge el sentir de los telogos sistemticos, al afirmar que
acepta gustoso Ia informacin y rechaza en libertad el magisterio de los exgetas,
cuando stos erigen ia, historia y Ia filologa en filtro y lmite para fijar el sen-
tido de Ia palabra de Dios, que deriva de su destinacin universal y de su con-
dicin de revelacin divina. Vraie et fause rforme dans l'glise (Paris 1968).
44 DV 42 (Sacra Scriptura eodem Spiritu quo scripta est etiam legenda et
interpretanda sit). Cf. M. A. Molina PaUna, La interpretacin de Zo Escritura en
el Espritu. Estudio histrico y eoZgico de un principio hermenutico de Za Cons-
titucin 'Dei Verbum' (Burgos 1987).
45 En esto radican el valor y los lmites de las obras de E. Schillebeeckx en
cristologia y de Kng en eclesiologa. Los lmites, porque remiten slo a una
lnea exegtica y dejan expresamente fuera otras; y sobre todo porque apenas
las desbordan en real logos, es decir, integradora reflexin teolgica del origen,
historia y presente. Congar escribe a propsito de Kng: Le Uvre de Kng
nous est apparu comme insatisfaisant, malgr ses grandes richeses et la puis-
sance du projet qu'il a ralis. L'esprit a besoin d'interprter, de construire et
d'unifier, par un effort conceptuel, tes lments de son savoir. Nous ne l'en
blmons nullement ... Mais des oeuvres comme celle de Barth ou de Bahner
doivent beaucoup de leur puissance ce qu elles assument d'laboration con-
ceptuelle et de systmatisation. L'Eglise de Kng nous laisse un peu sur notre
faim. Y. Congar, 'L'Eglise', en RSPT 53 (1969) 70.
54 Esta es Ia tesis de Balthasar: Ser como misin y misin como ser. Theo-
dramatlk, II. 2, 467: Nach der oben entfalteten Christologie ist Jesus Christus
die 'Person schlechthin', weil in ihm das Selbstbewusstsein (des Geitessub)ekts)
zusammenfllt mit der ihm von Gott her ergehenden Sendung, die wegen dieser
Identitt nur eine universale, alle brigen mglichen und partiellen Sendungen
mitumfassende sein kann. 471-76 (Von der Sendung Jesu zum Sohn); 476-79 (Von
der Sendung des Sohnes zum Geist).
55 No est dicho que los textos neotestamentarios, tal como nos han sido
transmitidos permitan reconstruir el proceso psicolgico de surgimiento, madu-
racin y cojiclusin de Ia fe. Ni de Ia fe de Jess ni de Ia fe en Jess. Por eso
hay que pensar Ia coherencia interna de unas afirmaciones con otras y no slo
investigar Ia gnesis histrica, y el proceso psicolgico de los sujetos que las
hacen. Este es el limite que Ia conciencia histrica pone a los autores del NT
y el que como consecuencia tienen los exgetas. Esta es Ia razn por Ia cual
el telogo sistemtico al pensar Ia realidad creda puede ir ms all de las
fronteras exegticas.
IV
reinen Tisch zu machen un der Wahrheit iji Bekenntnis und Untericht die Ehre
zu geben, das ist die Grosstat, die heute fast schon zu spt vom Protestan-
tismus verlangt wird. A. Harnack, Marcion (Berlin 1924) 127, 22.
68 Cf. P. Ricoeur, Finitud y culpabilidad (Madrid 1970) 235^46 (Los smbolos
primarios: mancha, pecado, culpabilidad).
69 Job 22, 2-3 (Dios nada necesita ni acrecienta nada su vida cuanto haga
ol homtre); He 17, 25; Jer 7, 19 (Pero, me ofenden a m? Orculo de Yahv.
No es ms bien a ellos para su vergenza?). Non enim Deus a nobis offen-
ditur nisi ex eo quod contra nostrum bonum agimus. Santo Toms, Contra
Gentiles II, 122, nm. 2948b.
70 En el cristianismo el discurso y lenguaje sobre Dios se han forjado no
tanto a ta, luz de & lgica de Aristteles cuanto a to luz de Ia mstica del Cantar
de los Cantares. La mstica esponsal, que tiene en Orgenes, San Bernardo y
San Juan de Ia Cruz sus mximos exponentes, es te. clave de toda palabra reli-
giosamente verdadera sobre Dios. Cf. H. Crouzal, 'Orgenes', en DSp 11, 958;
80 Mr 10, 45; 1 Jn 2, 1-2; Rom 8, 34. San Pablo utiliza una imagen ms
esttica generalmente, mostrando a Jess al lado del Padre tomando posesin de
su reino, mientras que Hebreos concibe esa presencia dinmicamente como inter-
oesin. En esto consiste Ia expiacin de Cristo, en ser para nosotros ante el
Padre, recordndole el juramento y Ia alianza hecha con nuestros padres. Cf.
S. Lyonnet, 'Expiation et intercession. A propos d'une traduction de Saint Jrme',
en Biblica 40 (1959) 885-901.
81 Cf. A. Vanhoye, Situation du Christ. HbreuR 1-2 (Paris 1969) 315-28; Id.,
Prtres anciens, Prtre nouveau selon Ie NT, 152-56.
87 Cf. E. Mersch, 'Filii in Filio', en NRT 60 (1938) 551-82, 681-702, 809-30. Para
el NT Io esencial es te divinizacin de los hombres, en cuanto filiacin o parti-
cipacin en teconformaci n divina de Ia humanidad de Jess. Pero el presupuesto
implicito es que Ia participacin nuestra en su roadad filiay condicin divina
presupone su participacin en nuestra realidad humana y condicin pecadora.
100 Jn 14, 21; 25-26; 15, 26; 17, 25-26; 14, 23-26. Cf. J. Huby, Mystique pauli-
nienne et johannique (Paris 1947).
101 lam ergo dicat sibi homo: Qui faciam? unde ero lux? In peccatis et in
niquitatbus vlvo. Quasi subrepit quaedam desperatio et tristitia. Salus nulla
est nisi in societate Dei... Societas cum Deo habenda est, alia spes vitae aeternae
nulla est. San Agustn, In I Epistoia,m Joa I, 5 (Souroes Chrtiennes 75, p. 122).
SUMMARY
For each period of history, and central to its spiritual concerns, there
arises a theological question or treatise. Today's is soteriology. To state
clearly what it is, what it offers, and what salvation demands is essential in