La-Relacion-y-El-Sentido-Del-Self-en-La-Formacion-de-Terapia-Gestalt-Yontef - Articulo PDF
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Gary Yontef
Stephen Mitchell describe este cambio desde una perspectiva psicoanaltica relacional:
Freud, en su teora del impulso, aporta una visin enrgica y precisa sobre la naturaleza
y la experiencia humanas. Somos retratados como un conglomerado de tensiones
egostas y fsicas, representadas en la mente por deseos sexuales urgentes y agresivos
que pugnan por expresarse. Vivimos en el enfrentamiento entre estos deseos y los
llamados secundarios, reivindicaciones ms superficiales de la realidad social; nuestro
propio pensamiento se deriva, es una transformacin, de esas energas primitivas y
brutales. La mente est integrada por complejos y refinados compromisos entre la
expresin de esos impulsos y las defensas que los controlan y canalizan. La
investigacin clsica analtica est vinculada al descubrimiento y eventual renuncia a
los intrusivos instintos infantiles. En su primer medio siglo de vida, esta visin domin
la elaboracin y el desarrollo de las ideas psicoanalticas (Mitchell, 1988, p.2).
Esta clsica teora del conflicto del impulso se centr en la culpa como la ms
importante fuerza socializadora y el principal autosoporte del estado de madurez.
En este paradigma del autosoporte con los impulsos bsicos sublimados, la gente que
necesitaba, o era dependiente psicolgicamente de otros, era considerada dbil
(enferma, retrasada, dependiente), o malvada (peligrosa, descarada, diablica). Como ha
sealado Wheeler en este paradigma, "la necesidad era dbil y vergonzante; pero la
propia vergenza indicaba una dependencia de otros y era en s misma frgil e
indecorosa. Mientras que el logro del aparente autosoporte estaba en gran parte
motivado por la vergenza, sta en si misma pasaba inadvertida (Wheeler, 1995).
En contraste, el campo de aplicacin de la Terapia Gestalt considera a todos los
organismos vivientes como interdependientes y existiendo en marcos de interrelaciones
configurados, a su vez, por necesidades. La gente es siempre interdependiente de otras
personas en el contexto del que forman parte y que fenomenolgicamente definen.
Realmente, incluso la formacin, el mantenimiento y el crecimiento del self es
2
Las teoras de los modelos relacionales que han dominado el pensamiento psicoanaltico
desde hace bastantes dcadas coinciden en una visin comn, bastante diferente de la
Freud; puestas en comn, han cambiado la naturaleza de la investigacin psicoanaltica.
Somos retratados no como un conglomerado de urgencias fisiolgicas, sino delineados
por, e inevitablemente encajados en, una matriz de relaciones con los dems, luchando
ambos por mantener nuestros lazos con los otros y diferenciarnos al mismo tiempo de
ellos. En esta visin, la unidad bsica de estudio no es el individuo como una entidad
separada cuyos deseos chocan con una realidad externa, sino un contexto de
interacciones en el que el individuo surge y lucha para tomar contacto y articularse a s
mismo. El deseo se experimenta siempre en el contexto de las relaciones, y es ese
contexto el que define su significado. La mente est compuesta por configuraciones de
relacin. La persona se comprende solamente en el contexto de este tapiz de relaciones,
pasadas y presentes (Mitchell, p.3).
Empezando con la publicacin de Perls, Ego, hambre y agresin (Perls, 1942/1992), la
Gestalt transform el modelo de individuo aislado, objetivo y autosuficiente, rompiendo
con la nocin de un mundo objetivo, con omisin de lo que es percibido, o del sujeto
que percibe, mencin aparte del contexto en el que vive. Bajo el punto de vista
fenomenolgico organismo/ambiente, un individuo no puede ser entendido, salvo si se
considera su realidad "subjetiva", ms que en el contexto de la totalidad de su entorno.
La "realidad" del terapeuta y su teora da paso a la "realidad" conjuntamente construida
por la percepcin de un individuo (o grupo de individuos, culturas, etc.) y lo que sea que
est "ah afuera". Se observ que la gente se guiaba por sus necesidades y no tan solo
por el bien o el mal.
Pero Perls tan solo haba empezado la transicin. Todava quedaban retazos de la vieja
teora individual del impulso en sus discusiones del conflicto entre los impulsos
organsmicos y el aprendizaje social, y los preceptos introyectados. El nuevo modelo
fue sistematizado y solidificado por Perls, Hefferline y Goodman en su Gestalt Therapy
(1951/1994), obra que todava se sigue explicando y desarrollando .
Perls, Hefferline y Goodman expusieron una teora en la que el individuo y el ambiente
son inseparables.
Desde el nacimiento hasta la muerte, en la teora o en la prctica, la realidad primaria es
el contacto en el contexto organismo/ambiente. El self es definido como la interaccin
entre el individuo y el resto de ese contexto organismo/ambiente, en la frontera de
contacto. La realidad no nos es dada objetivamente, sino que es construida
conjuntamente por quien percibe y lo externo que es percibido. La necesidad, la
dependencia, la emocin, la angustia, no es ni bueno ni malo; son estados naturales e
inevitables en constante flujo.
3
Aunque Perls, Hefferline y Goodman iban seguros por su nueva lnea, todava quedaban
remanentes del viejo paradigma en este trabajo y en gran parte de la prctica teraputica
en Gestalt durante los aos 60 y 70. En la teora y la prctica exista an un conflicto
entre los restos de la teora del impulso y el nuevo nfasis dado al sentido del self y,
entre el conflicto de la sociedad y el individuo, por una parte y la natural
interdependencia de todos los seres vivos por otra. La literatura actual sobre la
vergenza, el dilogo, las relaciones interpersonales, y la teora de campo, han llevado a
la teora y prctica de la Terapia Gestalt a una posicin mucho ms consistente (Hycner,
1985; Hycner y Jacobs, 1995; Jacobs, 1989, 1996, 1997, en prensa; Lee, 1994, 1995;
Lee y Wheeler, 1996; Wheeler, 1995; Yontef, 1993).
El descubrimiento de la vergenza
El modo en que los terapeutas tratan a sus pacientes refleja lo que se les ense en la
etapa de formacin, los modelos en que fueron instruidos y cmo fueron tratados
durante ese perodo, Mientras que nuestro deseo durante la educacin en la instruccin
de determinados modelos y en el trato que se les da a los alumnos es que esto derive en
efectos beneficiosos y duraderos para la mejora de la practica de la psicoterapia, la falta
de discusin de los efectos negativos en cmo son tratados los alumnos durante la
formacin en un sentido del self pusilnime, por ejemplo, que puede derivarse de la
formacin en terapia, no deja de preocuparme.
La tesis del presente articulo es que as como la experiencia de los pacientes sobre si
mismos y la propia situacin en si es lo fundamental en la psicoterapia, as la propia
experiencia de los terapeutas ha de ser considerada fundamental en la formacin en
psicoterapia. Aquellos terapeutas que han experimentado la vergenza durante la
formacin y/o cuyo sentido pusilnime del self fue exacerbado durante ese periodo,
tendern a avergonzar a sus pacientes. Por tanto, se hace necesario explicar cmo es la
experiencia de los alumnos sobre ellos mismos durante la formacin y cmo se ensea
la vergenza y se lleva a cabo el tratamiento de la misma en ese periodo (Yontef, en
prensa).
Hacen falta ciertos requisitos, para una buena formacin a este respecto, que corren
paralelos con los requisitos teraputicos para el tratamiento de los pacientes orientados
hacia la vergenza. Si esperamos formar terapeutas que respeten y valoren la
subjetividad y las sensibilidades de sus pacientes, entonces tambin habremos de
requerir esta misma actitud en los formadores hacia sus alumnos. Las probabilidades de
que un alumno de formacin tenga un buen sentido del self y al mismo tiempo sea un
terapeuta sensible, es baja si no se
respeta el sentido del self de los propios alumnos; si no se trabaja con sensibilidad la
vergenza del sentido del self del alumno durante su periodo de formacin, si son
activamente confundidos durante su formacin, o si no se les forma y ensea sobre la
vergenza. Existe la gran posibilidad de que terapeutas que se formaron con falta de
sensibilidad hacia la vergenza, se relacionen con sus pacientes del mismo modo, es
decir, con falta de sensibilidad hacia la vergenza de sus pacientes. Los terapeutas que
no han sido instruidos acerca de la vergenza, o cuya propia vergenza es exasperante
durante la formacin o en la supervisin, tendern a seguir el modelo de su formacin y
por tanto a exasperar la vergenza de sus pacientes.
Esto requiere formadores que no solamente conozcan la vergenza y cmo trabajar con
ella, y que reconozcan su propia vergenza; antes bien, han de ser capaces de
compartirla con sus alumnos, y ms aun, reconocer sin ponerse a la defensiva, su parte
de responsabilidad en la induccin a la vergenza en sus interacciones.
Desde una perspectiva global, la educacin profesional ptima y el tratamiento del
paciente comparten el requisito de una relacin horizontal despus de haber compartido
un punto comn fenomenolgico. Cuando los terapeutas y los formadores son
contemplados como la autoridad cuya interpretacin y fenomenologa son
manifestaciones de verdades mas elevadas que las verdades de los alumnos en
formacin o de los pacientes, y cuando los formadores se imponen haciendo uso de la
jerarqua, entonces existir la tendencia, en los alumnos en formacin, de poseer un
sentido del self menos delineado y practicar la terapia siguiendo el modelo de sus
consejeros.
Mientras que los que los alumnos que pierden autoestima aprendiendo sobre s mismos
como terapeutas en formacin, pierden tambin, indudablemente, parte de su potencial
de efectividad como resultado de haber experimentado en su self la experiencia de la
vergenza, concluiremos que la autoestima sin un exacto sentido del self no sirve. La
toma de conciencia en la teora de la Terapia Gestalt incluyen tanto el conocimiento del
self (autoconocimiento) como la aceptacin del self (autoaceptacin). La tarea de
conseguir un mas refinado y exacto sentido del self para afinar la habilidad de los
alumnos en usar el self en terapia es una labor que incluye el equilibrio entre la
precisin y el respeto.
Un sentido del self que sea un mero ajuste o acomodacin a una norma externa sin
validacin por el
propio sentido del self, o cuando se empareja con el autorechazo no sirve para construir
el sentido del self de un buen terapeuta.
Los alumnos que no aprendan acerca de su propia vergenza, tendern a ser insensibles
como terapeutas, especialmente en el trabajo con la vergenza. Parte de este aprendizaje
puede llevarse a cabo a travs de la formacin, incluyendo la consulta y supervisin,
aunque normalmente tambin sea necesaria la exploracin psicoteraputica.
Resumen
La forma en que los futuros terapeutas traten a sus paciente reflejar en parte cmo los
alumnos de formacin fueron instruidos, educados y tratados como personas. Pondrn
en prctica los modelos que aprendieron de sus maestros. La calidad de su educacin
tcnica determinar, en parte, la calidad de la terapia que lleven a cabo, y tambin ser
concluyente la calidad del ambiente de relacin en el que se formaron. No solamente es
la retroalimentacin que se consiga, o lo que aporten las observaciones y sugestiones,
sino cmo se consiga y cmo se diga. La forma global en que esto se relacione durante
la formacin determinar consistentemente lo que se logre. Si se les deja condicionados
con valores introyectados o si las condiciones de esos valores son introyectados durante
la formacin, el resultado ser menos que satisfactorio.
Ms adelante argumentar acerca de la instruccin, induccin, reduccin, y as
sucesivamente, sobre la vergenza durante la formacin en psicoterapia y la relacin
entre la consecucin de los mejores resultados en dicha formacin y la manifestacin de
la vergenza de los alumnos.
Esta seccin es una breve consideracin acerca de la vergenza con el fin de crear una
conexin entre aquellos lectores que han ledo acerca de la vergenza, y aqullos que no
lo han hecho; no se trata de explicar en profundidad el proceso de vergenza, su
desarrollo, manifestaciones, tratamiento, etc.
8
La vergenza es un medio de control social que protege los lmites de lo privado para el
self y para otros, definiendo el comportamiento adecuado y el lmite de lo privado y lo
9
El desarrollo de la vergenza.
Disimulo y desconcierto
10
Vergenza y culpabilidad
Trabajar con la vergenza requiere del terapeuta ser sensible a este tema y estar alerta
sobre l* Una relacin sana con la vergenza posee las caractersticas de un dialogo
teraputico (Hycner, 1985; Hycner & Jacobs, 1995; Jacobs, 1989; Yontef, 1993). En
dicha relacin, tanto el paciente como el terapeuta son vulnerables con sus
imperfecciones como seres humanos, y tienen sus sentido del self afectado por la
experiencia subjetiva del otro. Segn el grado en que el terapeuta o supervisor sea
superior en la relacin, hasta ese mismo punto el paciente o alumno se vera inferior, y
se as se vera potenciado su sentido de la vergenza.
La vergenza en la formacin:
Curriculum
Instruccin didctica.
1985; Hycner & Jacobs, 1995; Jacobs, 1989, 1996, 1997, en prensa; Karen, 1992;
Kaufman, 1980, 1989; Lee, 1994, 1995; Lee and Wheeler, 1996; Lewis, 1971; Piers and
Singer, 1953/1971; Tomkins, 1963; Wheeler 1995; Wurmser, 1981; Yontef, 1993,
1996, en prensa).
1.
14
2.
El mostrarse provoca vergenza en mucha gente. Fuhr y Gremmler-Fuhr se refieren al
continuo escrutar de otra gente como una de las condiciones estructurales en la
enseanza de lo que provoca la vergenza (1995, p. 95). Esto es especialmente valioso
al aprender situaciones, ya que se supone que el profesor tiene ms conocimiento sobre
el tema y suele haber competitividad entre los iguales. En algunas culturas esto se
exagera por el valor social que se le concede a la extroversin, con lo que el temor de la
gente orientada hacia la vergenza los hace an ms pusilnimes.
3.
Un buen aprendizaje requiere la ruptura de la confluencia que de alguna forma
distorsiona el entorno organismo/ambiente. La creatividad requiere independencia y
resistencia. Cuando un alumno no est de acuerdo con la mayora o con algn enseante
o muestra pensamiento crtico o creativo, entonces se siente expuesto. Si la respuesta es
demasiado enrgica, demasiado crtica a los esfuerzos del principio de un pensamiento
independiente, o se le pide que sea conformista con el estilo de la enseanza, o trata de
ridiculizar al individuo, todo esto aumenta la induccin a la vergenza. Una poderosa
fuerza turbadora que es reactiva a las actitudes de la enseanza, es si alguien ha de estar
equivocado cuando se debate con prevalecedora ortodoxia.
4.
La mistificacin es a menudo uno de los soportes dinmicos de la vergenza. Esto es
cierto en la niez y en la formacin, hasta el punto de que los grupos e instituciones
poseen normas consuetudinarias, costumbres establecidas y valores, y tienden a
provocar en los alumnos cierta mistificacin a travs de la intimidacin, teniendo stos
dificultad para manejarse con el poder, con polticos, y con otros fenmenos de grupo.
5.
Los exmenes y las evaluaciones de todo tipo son, desde luego, fuentes de provocacin
de turbacin. Fuhr y Gremmler-Fuhr se refieren al dilema que tiene lugar cuando se
anima a los estudiantes a arriesgarse para aprender, y despus son medidos y juzgados.
ste es uno de los aspectos estructurales de las situaciones de aprendizaje que pueden
provocar vergenza, independientemente de los factores de personalidad (1995, p. 99).
Fuhr y Gremmler-Fuhr sugieren ser honestos y abiertos con los procedimientos y los
criterios, y reconocen que esto no es objetivo. Me gustara aadir que los
procedimientos y los criterios han de ser suficientemente operacionalizados y
clarificados para proporcionar unas guas tiles de actuacin. Tambin quisiera aadir
mi reconocimiento de que no solamente las evaluaciones no son objetivas, sino que
existen serias dudas acerca de su fiabilidad y validez.
6.
15
Otro factor que es parte de la estructura de la situacin y que tiene que ver con la actitud
hacia la vergenza, es si sta se considera simplemente una muestra de debilidad que ha
de ser superada por personas animosas; entonces se provoca la turbacin y la vergenza
queda escondida. La vergenza que se esconde es ms potente y destructiva, que aqulla
que es reconocida abiertamente y con la que se hace contacto, y que por tanto es
aceptada.
7.
Otros factores situacionales son stos en s mismos. Grupos, programas y asociaciones
tienen procesos de poder, competicin, poltica, preferencias sexuales, juicios de valor y
diferencias en el autoapoyo entre los individuos. El reconocimiento sincero de estos
factores es un paso adelante hacia la salud individual y del grupo. Cuando estos factores
no son reconocidos muchos de los afectados estarn confusos, y esto es un poderoso
detonante para la vergenza. Cuando existe inhibicin, se trabaja en segundo plano de
forma destructiva, poniendo en peligro la seguridad del grupo, la creatividad, la
vitalidad y su apertura.
8.
La vergenza a veces se provoca cuando los alumnos han tenido que efectuar grandes
cambios sociales para llegar a ser alumnos en formacin, como por ejemplo, al provenir
de diferentes culturas, de diferentes subculturas y as sucesivamente (Fuhr y Gremmler-
Fuhr, 1995).
9.
Una variable adicional es si la terapia, la formacin, la supervisin, y la consulta se
consideran importantes para cada cual o solamente para los dbiles. A veces me parece
que las charlas del terapeuta con cada paciente, y del formador con los alumnos, es
como un recital de historias sobre las victorias de los formadores. Pocos comparten sus
dificultades personales como terapeutas. (Para una notable excepcin, ver Lynne
Jacobs, 1996, 1997, en prensa).
Incrementar la exactitud y el correcto sentido del self de los alumnos mientras se insiste
en conseguir altos niveles es una difcil tarea. Si insistimos en niveles altos, se crear la
turbacin cuando el trabajo no est a la altura de las circunstancias; si no conseguimos
esto, deberemos lamentar poner en esta tesitura a terapeutas tan deficientemente
formados.
Desde luego, la vergenza se activa necesariamente en la formacin, as como en la
terapia. De hecho, esto es ms verdad en la formacin, ya que en ella, todos los factores
de induccin de la vergenza que se encuentran en terapia tambin estn all presentes,
pero adems hay una induccin adicional en virtud de la necesidad de conseguir niveles
altos.
El modo de resolver este dilema es la calidad del contacto y de la relacin entre
formadores y alumnos.
Hasta el grado de que el profesorado ha de darse cuenta de la relacin entrelazada de la
experiencia subjetiva de los alumnos y de ellos mismos y lo que ellos hacen como
terapeutas, as como que el cuerpo docente tambin es sensible a los factores de
induccin de la vergenza, y de que los factores de la experiencia personal y los factores
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de la simple formacin son inseparables; hasta ese grado, paradjicamente pueden ser
creativamente manejados la vergenza y la calidad en la enseanza.
Este conocimiento profesional y personal y esta actitud, se requieren no slo para
ensear sobre la vergenza y atender a las tendencias caracteriolgicas de los alumnos
para sentir la turbacin, sino tambin para ser ms respetuosos con la vergenza que se
induce tanto en la formacin como en la supervisin. Sobre todo, los profesores no
deben avergonzar a propsito a los alumnos o desechar las reacciones turbadoras como
signo de debilidad del alumno y sin que tengan nada que ver con el comportamiento del
profesor y de los otros alumnos. Si el ambiente es de cuidar y respetar a los alumnos
que sienten turbacin, entonces la generacin de la vergenza puede ser minimizada.
Justamente ah est el peligro de la activacin iatrognica de la vergenza en terapia; la
vergenza innecesaria puede crearse en la formacin y en la supervisin. La vergenza
innecesaria es aqulla que es inducida, que no es inherente a la situacin de aprendizaje
o de formacin del alumno, sino que est en funcin de intervenciones particulares, de
determinadas actitudes del formador, de la atmsfera en el instituto de formacin, o del
particular grupo de formacin o taller. Previniendo esto, la vergenza gratuita es una de
las razones por la que es tan importante que los formadores reconozcan la suya propia,
para que puedan ser sensibles y darse cuenta de la vergenza inducida inadvertidamente
durante la formacin y poder reducirla. Los supervisores tienen la responsabilidad de
reconocer la induccin de la vergenza tanto implcita como explcitamente, y tanto la
que sea necesaria como la gratuita.
Podemos tener una oportunidad especial para lo anterior cuando las comunicaciones de
los alumnos sobre su experiencia con el formador o con el programa no encajan en la
fenomenologa del profesor. Segn el grado en que el facultativo pueda ser
suficientemente humilde y honesto para ser receptivo y no oponer defensa a esta
desigual retroalimentacin, hasta ese grado el formador ser consistente en la prctica
con la teora de la Terapia Gestalt. Segn mi experiencia esto normalmente requiere
trabajar con la vergenza que vaya surgiendo antes de que los formadores empiecen a
querer permitir que su propia fenomenologa se vea afectada por la fenomenologa de
los alumnos, que esta fenomenologa sea diferente o que no sea de su agrado hasta
cierto punto.
Los profesionales normalmente ponen en juego su ego en hacerlo bien y parecer
saludables y competentes. Esta actitud y la competitividad que a menudo la acompaa
(algunas veces sin ser manifiesta), incrementa la posibilidad de que surja la emocin de
la vergenza con los inevitables errores que son la esencia del aprendizaje. La
competitividad en el proceso del grupo, el favoritismo, la atmsfera de supervisin
insensible y as sucesivamente fomentan esta dificultad.
Es importante que los alumnos y los terapeutas que se encuentran en supervisin no se
sientan mal con ellos mismos como personas como consecuencia del proceso de
formacin o de supervisin (Yontef, en prensa). Es necesaria una atmsfera de
seguridad para que el alumno pueda experimentar con confianza, para que est abierto a
la crtica, para intentar cosas nuevas, para mostrar al supervisor o al grupo lo que
realmente hace cuando lleva a cabo la terapia en privado (ms que tratar de acomodarse
a una percepcin de ortodoxia), y ser capaz de llevar a la supervisin ejemplos de
dificultades y deficiencias.
Adems, sentir vergenza puede ser en s mismo turbador y puede provocar asimismo
defensas disruptivas (por ejemplo, la ocultacin, la pretensin, la competitividad, la
argumentacin, y as sucesivamente). En adicin al proceso ordinario de sentir la
vergenza como tal, algunas veces esto se incrementa en la terapia o en la formacin
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por ser considerada la vergenza como algo infantil o como un acto de manipulacin.
Entonces los alumnos o los pacientes se avergenzan de sentir vergenza.
En la formacin es til responder a la vergenza reconocindola, normalizndola,
disminuyndola, y especialmente reducindola al sentimiento que provoca. Desde
luego, como en cualquier trabajo con la vergenza, los factores situacionales y
absolutos han de ser separados, ha de realzarse la personalidad del alumno, tratar
honestamente con el actual estado y potencial del mismo y prestarle atencin teraputica
para la reparacin del sentimiento turbador. Muchos alumnos requerirn psicoterapia,
adems del trabajo en formacin o supervisin, para manejar lo anterior. Esto deber
considerarse como una parte normal del proceso de formacin ms que un remedio para
la debilidad.
1.
Un programa o un formador de estilo autoritario incrementa la probabilidad de
reacciones de vergenza. Un proceso relacionado con esto es el del terapeuta/formador
tomado como el hroe u hombre sabio que facilita el camino. Segn el grado de
fuerza de la formacin y el carisma de la misma, la idealizacin, etc.,
que sea exigido por los formadores o proyectado por los alumnos, hasta ese mismo
grado se ver aumentada la imagen del lider y aumentar o disminuir la de los propios
alumnos. He observado en todos los niveles y circulos el proceso de la relacin entre el
lider autoritario o carismatico y otras clases de liderazgo en los que los seguidores son
deslumbrados e intimidados y pierden la habilidad de desarrollar su propia capacidad de
discriminacin de las fuerzas o debilidades de la pauta a seguir, a travs del modelado, y
minimizando los efectos negativos del modelo a seguir, atribuyendo estos a personas
externas.
2.
Un proceso relacionado con aqul es el creado en un ambiente que resta importancia a
la disensin, a las diferencias, o que critica la parte pedaggica. Esto incluye la actitud
de que nicamente existe un estilo o, al menos, que hay un estrecho margen de estilos
aceptables, y que otros acercamientos son incluso inferiores mientras que valores de la
Terapia Gestalt tales como autonoma, libertad, individualidad, creatividad,
pensamiento crtico y dialogo honesto estn siendo puestos en prctica. Cuando ste es
el caso, es particularmente peligroso y difcil centrarse. Cuando empec mi formacin y
a impartir cursos de formacin y supervisin, qued realmente sorprendido de que
algunos alumnos en formacin consideraran como una regla implcita que ciertos
formadores, sus programas o sus ideas, no podan ser criticadas. Tuvieron que pasar
varios aos para comprobar que el proceso de los grupos no era tan evidente como yo
haba pensado, y que a veces, aquella regla implcita existe realmente.
3.
Un proceso que invoca la vergenza, que es peligroso para el ambiente de formacin es
aquel en que se pasan por alto el desacuerdo, el conflicto o la crtica, merced a la actitud
autoritaria del formador, o por la presin del propio grupo, y una interpretacin o
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creencia se presenta como una verdad a priori. Una alternativa evidente es el dialogo
respetuoso en el que las alternativas subjetivas son tratadas como parte integrante del
encuentro, en donde algo surge del dialogo a posteriori, ms que a priori, y el formador
se muestra cauto antes las muestras de deferencia y de poder que le son adjudicadas.
4.
Uno de los procesos que ocurren en el mejor de los programas es la atencin a la tarea
(teora, crtica, sugerencias, etc.) o al paciente, olvidando al alumno como persona.
Desde luego el caso contrario, la atencin al crecimiento del alumno, olvidndose de la
tarea de ensear a entender y practicar la Terapia Gestalt, tambin es un problema. Se
requiere un alto grado de discriminacin para conseguir un equilibrio entre ambos
factores.
5.
A veces, el propio proceso del grupo puede facilitar la aparicin de la vergenza. Es
ms probable que esto ocurra en aquellos enfoques en que la terapia no se preocupa del
proceso del grupo. Por ejemplo, a veces tiene lugar una especie de divisin de cuando se
est dentro a cuando se est fuera del grupo. Aquellos en el grupo menos favorecido son
mas proclives a sentir la vergenza al mismo tiempo que otras emociones. He estado
como formador invitado en grupos de formacin en los que un gua anterior haba
mostrado favoritismo sexual con algunos miembros del grupo y haba creado cierta
competitividad y la aparicin de la vergenza en alguno de los miembros del grupo de
formacin a los que el lider no les haba transmitido el mensaje de atractivo sexual. Me
pareci interesante comprobar que el origen de la vergenza quedaba frecuentemente
fuera del darse cuenta.
En adicin a las actividades teraputicas, hay otras actividades necesarias como son la
enseanza, la correccin, la evaluacin y el aprendizaje de la disciplina. La enseanza y
el tratar de conseguir lo mejor en la formacin requiere, a veces, proporcionar una
retroalimentacin que es poco halagadora y en muchas ocasiones negativa. Incluso con
esta retroalimentacin de tratar a los alumnos con sensibilidad, cuidado, como adultos
capaces y valiosos, la vergenza puede ser mantenida de forma ms situacional y menos
global.
Mientras que la emulacin (la identificacin, la incorporacin, la introyeccin) es
normalmente una parte tanto de la terapia como de la formacin, en la formacin se
hace especialmente necesaria. En terapia la identificacin emocional con el terapeuta se
hace necesaria para conseguir una buena terapia; adems, tambin forma parte del
proceso una cierta dosis de introyeccin. Esto ltimo no tiene porque ser magnificado
como en el anlisis clsico, pero ninguna terapia puede trabajar sin esto.
Uno de los propsitos explcitos de la formacin es ensear a hacer la mejor terapia tal
como la ve el supervisor o formador. Desde luego, el desarrollo del estilo individual de
cada alumno es un rasgo nico de la Terapia Gestalt, tanto como el nfasis que se pone
en el paciente y en el alumno mientras aprende como evaluar su propio trabajo a medida
que practica. Esto no cambia el hecho de que hay factores que limitan cualquier modelo
de terapia, y aprender a hacer terapia significa experimentar llevndola a cabo, incluso
antes de que haya sido asimilada como parte de la metodologa del alumno.
El aceptar al alumno como persona, incluso con toda la sensibilidad emptica y clida
del terapeuta, no significa la aceptacin de la calidad de como entiende l la prctica de
la terapia. La obligacin de la tarea de ensear psicoterapia y proteger a los pacientes de
los nuevos terapeutas es una alta tarea que a veces sobrepasa el cuidado afectivo del
alumno. Esto significa a veces la aceptacin del terapeuta/alumno y su asesoramiento
fuera del contexto de formacin o en otra lnea de trabajo.
Sumario
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