Pacto de Conducta Cristiana

Descargar como odt, pdf o txt
Descargar como odt, pdf o txt
Está en la página 1de 9

PARTE III El Pacto de Conducta Cristiana

A. LA VIDA CRISTIANA

B. MATRIMONIO Y DIVORCIO Y/O DISOLUCIN DEL


MATRIMONIO

C. LO SAGRADO DE LA VIDA HUMANA

D. LA SEXUALIDAD HUMANA

E. LA MAYORDOMA CRISTIANA

F. OFICIALES DE LA IGLESIA

G. REGLAS DE ORDEN

MANUAL / 2009-2013 IGLESIA DEL NAZARENO


A. La vida cristiana

33. La iglesia proclama gozosamente las buenas nuevas de que podemos ser hechos libres de todo
pecado para tener una nueva vida en Cristo. Por la gracia de Dios, los cristianos debemos despojarnos
del viejo hombre de las antiguas normas de conducta as como de la antigua mente carnal y
vestirnos del nuevo hombre de una nueva y santa manera de vivir as como de la mente de Cristo.
(Efesios 4:17-24) 33.1. La Iglesia del Nazareno se propone relacionar los principios bblicos
imperecederos con la sociedad contempornea, de tal modo que las doctrinas y pactos de la iglesia sean
conocidos y comprendidos en muchos pases y en una variedad de culturas. Sostenemos que los Diez
Mandamientos, como fueron reafirmados en el Nuevo Testa- mento, constituyen la tica cristiana
bsica y deben ser obedecidos en todo.
33.2. Reconocemos, adems, que tiene validez el concepto de la conciencia cristiana colectiva,
iluminada y dirigida por el Espritu Santo. La Iglesia del Nazareno, como expresin internacional del
Cuerpo de Cristo, est consciente de su responsabilidad de buscar maneras de particularizar la vida
cristiana a fin de conducir a la tica de santidad. Las normas ticas histricas de la iglesia son
expresadas, en parte, en los siguientes asuntos. stas deben seguirse cuidadosa y conscientemente
como guas y ayudas para la vida santa. Quienes violan la conciencia de la iglesia, lo hacen para su
propia perdicin y con ello manchan el testimonio de la iglesia. Las adaptaciones debido a condiciones
culturales debern ser referidas a la Junta de Superintendentes Generales y aprobadas por ella.
33.3 La Iglesia del Nazareno cree que la vida cristiana, la nueva y santa manera de vivir, incluye actos
de amor redentor que deben lle- varse a cabo para el bien de las personas, su alma, mente y cuerpo, y
adems apartarse de prcticas nocivas. Un ejemplo de amor redentor que Jess tuvo con los pobres del
mundo, y que orden practicar a sus discpulos, es lo que la iglesia debe hacer primero guardndose
sencilla y libre del nfasis en la riqueza y ostentacin; y en segundo lugar, entregndose a s misma al
cuidado, alimentacin, vestido y refugio de los pobres y marginados. En la Biblia, en la vida y el
ejemplo de Jess, Dios se identifica con los pobres, los oprimidos y aque- llos de la sociedad que no
pueden hablar por ellos mismos y los ayu- da. Nosotros igualmente somos llamados a identificarnos
con los pobres y a ser solidarios con ellos. Declaramos que el ministerio de compasin a los pobres
incluye actos de caridad, as como el esfuerzo de ofrecer oportunidades, igualdad y justicia. Tambin
afirmamos que la responsabilidad cristiana para con los pobres es un aspecto esencial de la vida de
cada creyente que anhela una fe que obra me- diante el amor. Adems creemos que la santidad cristiana
es insepara- ble del ministerio a los pobres puesto que conduce al cristiano a algo ms que su
perfeccin individual a la transformacin de una sociedad y un mundo ms justo y equitativo. La
santidad, lejos de distanciar a los creyentes de las desesperadas necesidades econmicas de las perso-
nas en este mundo, nos motiva para poner al servicio nuestros recur- sos para aliviar la necesidad y
ajustar nuestros deseos segn las necesi- dades de los dems. (xodo 23:11, Deuteronomio 15:7;
Salmos 41:1, 82:3, Proverbios 19:17, 21:13, 22:9; Jeremas 22:16; Mateo 19:21; Lucas 12:33, Hechos
20: 35, 2 Corintios 9:6, Glatas 2:10)
33.4. Al enumerar las prcticas que deben evitarse, reconocemos que ninguna lista, por muy extensa
que sea, podra incluir todas las formas de maldad en todo el mundo. Por lo tanto, es imperativo que
nuestra feligresa busque fervientemente la ayuda del Espritu para cultivar sensibilidad hacia el mal
que trasciende la mera letra de la ley; recordemos la advertencia: Examinadlo todo y retened lo bueno.
Absteneos de toda especie de mal. (1 Tesalonicenses 5:21-22)
33.5. Se espera que nuestros dirigentes y pastores, en nuestras pu- blicaciones peridicas y desde
nuestros plpitos, enseen y recalquen las verdades bblicas fundamentales que desarrollan la facultad
de discernimiento entre lo malo y lo bueno.
33.6. La educacin es de importancia capital para el bienestar social y espiritual de la sociedad. Las
escuelas pblicas tienen la respon- sabilidad de educar a todos. Sin embargo, estn limitadas en su
tarea; de hecho, en algunos casos la ley les prohbe ensear los principios bsicos del cristianismo. Se
espera que las organizaciones e institucio- nes educativas nazarenas como escuelas dominicales,
escuelas (desde recin nacidos hasta secundaria), centros para el cuidado de nios, centros para el
cuidado de adultos, universidades y seminarios, enseen a nios, jvenes y adultos los principios
bblicos y normas ticas en tal forma que nuestras doctrinas sean conocidas. Esta prctica pue- de
tomar el lugar de las escuelas pblicas o ser una adicin a ellas, las que con frecuencia ensean un
humanismo secular, y no ensean los principios de la vida santa. La educacin en instituciones pblicas
debe complementarse con la enseanza de santidad en el hogar. Adems, los creyentes deben ser
estimulados a trabajar en instituciones pblicas y con ellas, a fin de dar testimonio a estas instituciones
e influir sobre ellas en favor del reino de Dios. (Mateo 5:13-14)

34. Sostenemos especficamente que deben evitarse las siguientes prcticas: 34.1. Diversiones que se
opongan a la tica cristiana. Nuestra feligresa, tanto en forma individual como en unidades familiares,
debe regirse por tres principios. El primero es la mayordoma cristiana del tiempo libre. El segundo
principio es el reconocimiento de la obligacin cristiana de aplicar las ms altas normas morales de la
vida cristiana. Puesto que vivimos en das de gran confusin moral, en los que nos enfrentamos a la
posible intrusin de los males modernos en el seno sagrado de nuestros hogares por diferentes medios,
tales como literatura actual, radio, televisin, computadoras personales y la In- ternet, es esencial
proceder con las ms rgidas precauciones para evi- tar que nuestros hogares sean secularizados y
mundanalizados. Sin embargo, sostenemos que se debe apoyar y fomentar entretenimientos que
respalden y promuevan la vida santa y afirmen los valores bbli- cos. Especialmente animamos a
nuestros jvenes a usar sus talentos en los medios de comunicacin y en las artes para influir
positivamente en esta parte dominante de la cultura. El tercer principio es la obliga- cin de testificar
contra lo que trivialice a Dios o blasfeme contra l, y tambin contra males sociales tales como la
violencia, la sensuali- dad, la pornografa, el lenguaje blasfemo y el ocultismo, tal como son
presentados por la industria comercial del entretenimiento en sus diversas formas, as como tratar de
causar el fracaso de empresas co- nocidas como proveedoras de esta clase de entretenimiento. Esto in-
cluir evitar toda clase de entretenimientos y producciones de los medios de comunicacin que
producen, promueven o enfocan lo violento, lo sensual, lo pornogrfico, lo profano o el ocultismo, o
que presentan o idealizan la filosofa de secularismo, sensualismo y materialismo del mundo y
menoscaban la norma divina de santidad de corazn y vida. Esto amerita la enseanza y la predicacin
de estas normas mora- les de vida cristiana, y que a nuestra feligresa se le ensee a usar el
discernimiento en oracin, eligiendo continuamente la norma alta de la vida de santidad. Por tanto,
hacemos un llamado a nuestros lderes y pastores a hacer un fuerte nfasis en nuestras publicaciones
peridicas y desde nuestros plpitos sobre tales verdades fundamentales, de modo que se desarrolle el
principio de discernimiento entre lo malo y lo bueno que se encuentra en esos medios de comunicacin.
Sugerimos que la siguiente norma dada a Juan Wesley por su ma- dre constituya la base de esta
enseanza de discernimiento: Todo lo que nuble tu razn, adormezca tu conciencia, oscurezca tu
sentido de Dios, o elimine el sentir de las cosas espirituales, todo lo que incre- mente la autoridad de tu
cuerpo sobre tu mente, todo ello para ti es pecado. (33.2- 4; 903.12-14) (Romanos 14:7-13; 1
Corintios 10:31-33; Efesios 5:1-18; Filipenses 4:8- 9; 1 Pedro 1:13-17; 2 Pedro 1:3-11)

34.2. Las loteras y otros juegos de azar, ya sean legales o ilegales. La iglesia sostiene que el resultado
final de estas prcticas es nocivo tanto para el individuo como para la sociedad. (Mateo 6:24-34; 2
Tesalonicenses 3:6-13; 1 Timoteo 6:6-11; Hebreos 13:5-6; 1 Juan 2:15-17)

34.3. La membresa en rdenes o sociedades secretas sujetas a juramento que incluye, pero no se limita
a tales como la masonera. La naturaleza pseudo-religiosa de tales organizaciones diluye el
compromiso del cristiano. El carcter secreto de stas se contrapone al testi- monio pblico del
cristiano. Este asunto se trata conjuntamente con el prrafo 112.1 que se refiere a la membresa de la
iglesia (1 Corintios 1:26-31; 2 Corintios 6:147:1; Efesios 5:11-16; Santiago 4:4; 1 Juan 2:15-17)

34.4. Todas las formas de baile que desvan del crecimiento espi- ritual y destruyen las inhibiciones
morales y la reserva apropiadas. (Mateo 22:36-39; Romanos 12:1-2; 1 Corintios 10:31-33; Filipenses
1:9-11; Colosenses 3:1-17)

34.5. El uso de licores embriagantes como bebida o negociar con ellos; influir o votar para licenciar
lugares para la venta de los mismos; el uso de drogas ilcitas o traficar con ellas; el uso de tabaco en
cualquier forma o negociar con l. Tomando en cuenta las Sagradas Escrituras y la experiencia hu-
mana en lo concerniente a las consecuencias destructivas del uso de alcohol como bebida, y
considerando los hallazgos de la ciencia mdi- ca respecto al efecto daino del alcohol y el tabaco para
el cuerpo y la mente, como una comunidad de fe comprometida a llevar una vida santa, nuestra
posicin y prctica es la abstinencia en vez de la mode- racin. La Sagrada Escritura ensea que
nuestro cuerpo es el templo del Espritu Santo. Con amor y el deseo de cuidar de nosotros mis- mos y
los dems, instamos a nuestra feligresa a abstenerse de toda bebida embriagante. Adems, nuestra
responsabilidad social cristiana nos llama a utilizar todo medio legtimo y legal para minimizar la
disponibilidad de bebidas alcohlicas y tabaco para otras personas. La extensa incidencia de
alcoholismo en nuestro mundo demanda que sostengamos una posicin que sirva como testimonio para
los dems. (903.12-14) (Proverbios 20:1; 23:2924:2; Oseas 4:10-11; Habacuc 2:5; Romanos 13:8;
14:15-21; 15:1-2; 1 Corintios 3:16-17; 6:9-12, 19-20; 10:31-33; Glatas 5:13-14, 21; Efesios 5:18)
(Slo jugo de uva sin fermentar deber usarse en el sacramento de la San- ta Cena.) (413.11; 427.7;
428.2; 429.1; 802)

34.6. El uso no prescrito de drogas alucingenas, estimulantes y tranquilizantes, y el uso indebido y


abuso de medicinas obtenidas bajo prescripcin facultativa. Tales drogas deben usarse slo por
instruccin y bajo la supervisin mdica competente. (Mateo 22:37-39; 27:34; Romanos 12:1-2; 1
Corintios 6:19-20; 9:24- 27)

B. Matrimonio, divorcio y/o disolucin del matrimonio.

La familia cristiana, unida en lazo comn por medio de Jesucristo es un crculo de amor, compaerismo
y adoracin que debe ser cultivado encarecidamente en esta sociedad en la que los lazos familiares
fcilmente se disuelven. Encargamos a los ministros y a las congregaciones de nuestra iglesia las
enseanzas y prcticas que fortalezcan y desarrollen los lazos familiares. En particular, exhortamos a
los ministros respecto a la importancia de ensear y predicar claramente el plan bblico de la
permanencia del matrimonio. La institucin del matrimonio fue ordenada por Dios cuando el hombre
era inocente, y es, segn la autoridad apostlica, honroso... en todos; es la unin mutua de un varn y
una mujer para compaerismo, ayuda mutua y propagacin de la raza. Nuestra feligresa debe apreciar
este estado sagrado como conviene a los cristianos y debe contraerlo slo despus de ferviente oracin
pidiendo la direccin divina y cuando estn seguros de que tal unin est de acuerdo con los requisitos
bblicos. Los desposados deben buscar con vehemencia las bendiciones que Dios ha ordenado respecto
al estado marital, es decir, el compaerismo santo, la paternidad y el amor mutuo elementos con que se
edifica el hogar. El pacto matrimonial es moralmente obligatorio mientras ambos cnyuges vivan y
romperlo es una violacin del plan divino de la perpetuidad del matrimonio. (Gnesis 1:26-28, 31;
2:21-24; Malaquas 2:13-16; Mateo 19:39; Juan 2:1-11; Efesios 5:216:4; 1 Tesalonicenses 4:3-8;
Hebreos 13:4) 35.1. En la enseanza bblica, el matrimonio es el compromiso mutuo de por vida entre
un hombre y una mujer, y refleja el amor sacrificial de Cristo por la iglesia. Como tal, el propsito es
que el matrimonio sea permanente y el divorcio es una infraccin a la clara enseanza de Cristo. Tal
infraccin, sin embargo, no est fuera del alcance del perdn por la gracia de Dios, cuando sta se
busca en arrepentimiento, fe y humildad. Se reconoce que a algunos se les im- pone el divorcio contra
su voluntad o son compelidos a recurrir a l por razones de proteccin legal o fsica.

El significado de divorcio en esta regla deber incluir la disolucin del matrimonio cuando se use
como sustituto legal para el divorcio.

(Gnesis 2:21-24; Marcos 10:2-12; Lucas 7:36-50; 16:18; Juan 7:53 8:11; 1 Corintios 6:9-11; 7:10-
16; Efesios 5:25-33)

35.2. Se instruye a los ministros de la Iglesia del Nazareno que traten con la seriedad debida los asuntos
relacionados con la celebracin de matrimonios. Deben tratar, en toda manera posible, de co- municar a
sus congregaciones el carcter sagrado del matrimonio cris- tiano. Antes de realizar el casamiento,
proveern consejera en todos los casos en que sea posible, incluyendo orientacin espiritual apro-
piada para quienes hayan pasado por la experiencia del divorcio. So- lamente solemnizarn el
matrimonio de personas que tengan las bases bblicas para el mismo. (107-107.1) 35.3. Los miembros
de la Iglesia del Nazareno que se encuentren involucrados en una situacin de infelicidad conyugal
deben buscar, en oracin, un curso redentor de accin, en plena armona con sus votos y con las claras
enseanzas de las Escrituras, con el propsito de salvar su hogar y salvaguardar el buen nombre de
Cristo y de su iglesia. Las parejas que estn experimentando problemas matrimoniales serios deben
buscar el consejo y la gua de su pastor y/o cualquier otro lder espiritual apropiado. El no cumplir con
estos pasos de buena fe y con el deseo sincero de buscar una solucin cristiana, y obtener subse-
cuentemente el divorcio y contraer nuevas nupcias, podra resultar en que uno o ambos cnyuges
queden sujetos a la disciplina prescrita en los prrafos 504-504.2 y 505-505.12. 35.4. Debido a la
ignorancia, el pecado y las flaquezas humanas, muchas personas en nuestra sociedad no cumplen a
cabalidad con el plan divino. Creemos que Cristo puede redimir a estas personas, tal como lo hizo con
la mujer junto al pozo de Samaria, y que pecar contra el plan de Dios para el matrimonio, no sita a la
persona fuera del alcance de la gracia perdonadora del evangelio. Cuando el matrimonio se haya
disuelto y se hayan contrado nuevas nupcias, se exhorta a los cnyuges a que busquen la gracia de
Dios y su ayuda redentora en la relacin marital. Tales personas pueden ser recibidas en la membresa
de la iglesia cuando hayan dado evidencia de regeneracin y de que han entendido la santidad del
matrimonio cristiano. (27; 107.1)

C. Lo sagrado de la vida humana

36. La Iglesia del Nazareno cree que la vida humana es sagrada y se esfuerza por protegerla contra el
aborto, la investigacin de las clulas madre del embrin humano, la eutanasia y la negacin de
cuidado mdico razonable a los incapacitados o a los ancianos. El aborto inducido. La Iglesia del
Nazareno afirma lo sagrado de la vida humana como lo ha establecido Dios el Creador y cree que se
extiende al nio que an no naci. La vida es un regalo de Dios. Toda vida humana, incluyendo el
desarrollo de la vida en la matriz, es creada por Dios a Su imagen y, por lo tanto, debe ser nutrida,
sostenida y protegida. Desde el momento de la concepcin, un nio es un ser humano con todas las
caractersticas de la vida humana en desarrollo y esta vida depende de la madre para su desarrollo
continuo. Por tanto, creemos que la vida humana debe ser respetada y protegida desde el momento de
la concepcin. Nos oponemos al aborto inducido por todo medio, cuando sea utilizado ya sea por
conveniencia personal o para el control de la poblacin. Nos oponemos a las leyes que autorizan el
aborto. Considerando que se dan raros casos pero reales de condiciones mdicas en las que la madre o
el nio an no nacido, o ambos, corren peligro de no sobrevivir al parto, la terminacin del embarazo
deber realizarse slo despus de asesora mdica competente y consejo espiritual. La oposicin
responsable al aborto demanda nuestro compromiso de iniciar y apoyar programas designados para
proveer cuidado para madres y nios. La crisis de un embarazo no deseado requiere que la comunidad
de creyentes (representada slo por aquellos que deban saber de la crisis) provea un ambiente de amor,
oracin y consejo. En tales casos, el apoyo puede tomar la forma de centros de orientacin, casas de
asilo para madres embarazadas y la creacin o utilizacin de servicios de adopcin cristianos.

La Iglesia del Nazareno reconoce que la consideracin del aborto como medio para terminar un
embarazo no deseado con frecuencia ocurre porque se han pasado por alto las normas cristianas de
responsabilidad sexual. Por tanto, la iglesia hace un llamado a las personas a practicar la tica del
Nuevo Testamento en lo relacionado con la sexualidad humana y a tratar el tema del aborto dentro del
marco ms amplio de los principios bblicos que proporcionan direccin para tomar decisiones morales.
(Gnesis 2:7; 9:6; xodo 20:13; 21:12-16, 22-25; Levtico 18:21; Job 31:15; Salmos 22:9; 139:3-16;
Isaas 44:2, 24; 49:5; Jeremas 1:5; Lucas 1:15, 23-25, 36-45; Hechos 17:25; Romanos 12:1-2; 1
Corintios 6:16; 7:1ss.; 1 Tesalonicenses 4:3-6) La Iglesia del Nazareno tambin reconoce que muchos
han sido afectados por la tragedia del aborto. Se exhorta a cada congregacin local y a cada miembro
personalmente a ofrecer el mensaje del perdn de Dios para cada persona que ha experimentado un
aborto. Nuestras congregaciones locales estn para ser comunidades de redencin y esperanza para
todos los que sufren el dolor fsico, emocional y espiritual como resultado de la interrupcin voluntaria
de un embarazo. (Romanos 3:22-24; Glatas 6:1) Ingeniera gentica y terapia gentica. La Iglesia del
Nazareno apoya el uso de la ingeniera gentica para lograr una terapia gentica. Reconocemos que la
terapia gentica puede conducir a la prevencin y curacin de enfermedades, y a la prevencin y
curacin de males fsicos y mentales. Nos oponemos a cualquier uso de una ingeniera gentica que
promueva la injusticia social, que ignore la dignidad de la persona, o que intente lograr la superioridad
racial, intelectual o social sobre otros (eugenesia). Nos oponemos a que se inicien estudios de ADN
cuyos resultados puedan fomentar o apoyar el uso del aborto humano en vez de permitir el trmino de
la gestacin. En todos los casos la ingeniera y terapia genticas deben regirse por la humildad, el
respeto por la dignidad inviolable de la vida humana, la igualdad de las personas delante de Dios y el
compromiso de actuar con misericordia y justicia. (Miqueas 6:8) La investigacin de la clula madre
en el embrin humano y otras intervenciones mdicas/cientficas que destruyen la vida humana despus
de la concepcin. La Iglesia del Nazareno recomienda firmemente a la comunidad cientfica a
continuar agresiva- mente los avances en la tecnologa de clulas madre obtenida de fuen- testales
como tejidos humanos de adultos, de la placenta, de la sangre, del cordn umbilical, de animales y de
otras fuentes embrinicas no humanas. Esto persigue la finalidad legtima de proporcionar salud a
muchos, sin violar lo sagrado de la vida humana.

Nuestra posicin acerca de la investigacin de la clula madre en el embrin humano se basa en nuestra
afirmacin que el embrin humano es una persona hecha a la imagen de Dios. Por lo tanto, nos
oponemos al uso de clulas madre extradas de embriones humanos para la investigacin, las
intervenciones teraputicas o para cualquier otra finalidad. A medida que los adelantos cientficos
futuros ponen a nuestra disposicin nuevas tecnologas, apoyamos firmemente este tipo de
investigacin, siempre y cuando no viole lo sagrado de la vida humana u otras leyes morales y bblicas.
Sin embargo, nos oponemos a la destruccin de embriones humanos para cualquier propsito y
cualquier tipo de investigacin que toma la vida de un ser humano despus de la concepcin.
Consistente con este punto de vista, nos oponemos al uso, para cualquier propsito, del tejido obtenido
de fetos humanos abortados. Clonacin humana. Nos oponemos a la clonacin de un ser hu- mano. El
gnero humano es valorado por Dios, quien nos cre a Su imagen. La clonacin de un ser humano trata
a esa persona como un objeto, denegando as la dignidad personal y el valor que nos concedi nuestro
Creador. (Gnesis 1:27) Eutanasia (incluyendo asistencia mdica para el suicidio). Creemos que la
eutanasia (terminar intencionalmente la vida de una persona que padezca de una enfermedad fatal o de
una enfermedad debilitadora e incurable, pero que no constituya una amenaza inmediata para la vida,
con el propsito de terminar con el sufrimiento) es incompatible con la fe cristiana. Esto se aplica a
casos en los que la persona que padezca la enfermedad fatal solicite o consienta la eutanasia (eutanasia
voluntaria) y cuando la persona que padezca la enfermedad fatal no tenga la capacidad mental para
consentir (eutanasia involuntaria). Creemos que el rechazo histrico de la eutanasia por la iglesia
cristiana lo confirman las convicciones cristianas que se derivan de la Biblia y que son cntricas en la
confesin de la iglesia de su fe en Cristo Jess como Seor. La eutanasia viola la confianza cristiana en
Dios como Seor soberano de la vida, pues la persona asume la soberana para s misma; viola nuestro
papel como mayordomos delante de Dios; contribuye a la erosin del valor que la Biblia atribuye a la
vida humana y a la comunidad; le atribuye demasiada importancia a ponerle fin al sufrimiento; y refleja
la arrogancia humana ante un Dios soberano generoso. Instamos al pueblo nazareno a oponerse a todos
los esfuerzos por legalizar la eutanasia. Permitir la muerte.

Cuando la muerte humana es inminente, creemos que se puede permitir, dentro de la prctica y fe
cristiana, retirar los sistemas de mantenimiento de vida artificial o no someter al enfermo a ellos. Esto
se aplica a casos de personas que se encuentran en estado vegetativo persistente y de aquellas para
quienes el prolongarles la vida por la aplicacin de medios extraordinarios no les da ninguna esperanza
razonable de volver a gozar de salud. Creemos que cuando la muerte sea inminente no hay en la fe
cristiana requerimiento que obligue a posponer artificialmente el proceso de la muerte. Como cristianos
confiamos en la fidelidad de Dios y tenemos la espe- ranza de la vida eterna. Esto hace posible que los
cristianos aceptemos la muerte como expresin de fe en Cristo, quien venci la muerte por nosotros y
le quit la victoria.

D. La sexualidad humana

37. La Iglesia del Nazareno considera la sexualidad humana como una expresin de la santidad y
belleza que Dios el Creador dese dar a su creacin. Es una de las formas en que se sella y expresa el
pacto entre el esposo y la esposa. Los cristianos deben comprender que en el matrimonio, la sexualidad
humana puede y debe ser santificada por Dios. La sexualidad humana se realiza plenamente slo como
una seal de amor y lealtad totales. Los cnyuges cristianos deben considerar la sexualidad como parte
de un compromiso mucho ms amplio, del uno con el otro y con Cristo, de quien aprendemos el
significado de la vida. El hogar cristiano debe servir como el lugar para ensear a los nios el carcter
sagrado de la sexualidad humana y para ensearles cmo se cumple su significado en el contexto de
amor, fidelidad y paciencia. Nuestros ministros y educadores cristianos deben declarar con claridad la
comprensin cristiana de la sexualidad humana, instando a los creyentes a celebrar su excelencia
legtima y a protegerla rigurosa- mente contra toda traicin y distorsin de ella. La sexualidad no
cumple su propsito cuando se considera como fin en s misma o cuando se degrada al usar a otra
persona para satisfacer intereses sexuales pornogrficos y pervertidos. Consideramos que todas las
formas de intimidad sexual practicadas fuera del pacto del matrimonio heterosexual son distorsiones
pecaminosas de la santidad y de la belleza que Dios se propuso darle. La homosexualidad es un medio
por el que se pervierte la sexualidad humana. Reconocemos la profundidad de la perversin que con-
duce a actos homosexuales, pero afirmamos la posicin bblica de que tales actos son pecaminosos y
estn sujetos a la ira de Dios. Creemos que la gracia de Dios es suficiente para poner fin a la prctica
del homosexualismo (1 Corintios 6:9-11). Deploramos cualquier accin o declaracin que pudiera
implicar que la moralidad cristiana y la prctica de la homosexualidad son compatibles. Instamos a
predicar y ensear claramente las normas bblicas de la moralidad sexual. (Gnesis 1:27; 19:1-25;
Levtico 20:13; Romanos 1:26-27; 1 Corintios 6:9-11; 1 Timoteo 1:8-10)
E. La mayordoma cristiana

38. Significado de la mayordoma. Las Escrituras ensean que Dios es el dueo de todas las personas y
de todas las cosas. Por lo tanto, somos sus mayordomos tanto de la vida como de las posesiones.
Debemos reconocer que Dios es el dueo y que nosotros somos los mayordomos, porque daremos
cuenta personalmente a l por el desempeo de nuestra mayordoma. Dios, como un Dios de sistema y
de orden en todas sus relaciones, ha establecido un sistema de contribucin que lo reconoce como el
dueo sobre todos los recursos y relaciones humanas. Con este propsito, todos sus hijos deben diez-
mar fielmente y dar ofrendas para el sostenimiento del evangelio. (140) (Malaquas 3:8-12; Mateo
6:24-34; 25:31-46; Marcos 10:17-31; Lucas 12:13-24; 19:11-27; Juan 15:1-17; Romanos 12:1-13; 1
Corintios 9:7- 14; 2 Corintios 8:115; 9:6-15; 1 Timoteo 6:6-19; Hebreos 7:8; Santiago 1:27; 1 Juan
3:16-18)

38.1. Diezmos en el alfol. Traer los diezmos al alfol es la costumbre bblica y prctica de diezmar fiel
y regularmente en la iglesia de la que es miembro la persona. Por tanto, el sostenimiento de la iglesia se
basar en el plan de traer los diezmos al alfol y la Iglesia del Nazareno local ser considerada por
todos sus feligreses como el alfol. Exhortamos a todos los que sean parte de la Iglesia del Nazareno a
contribuir fielmente una dcima parte de todos sus ingresos como la obligacin financiera mnima con
el Seor y, adems, a que den ofrendas voluntarias segn Dios los prospere, para el sostenimiento de
toda la iglesia, local, educacional, de distrito, regional y general. El diezmo, entregado a la Iglesia del
Nazareno local, ser considerado prioridad sobre cualquier otra oportunidad de dar que Dios ponga en
los corazones de sus fieles mayordomos para el sostenimiento de toda la iglesia.

38.2. Recaudacin y distribucin de fondos. Dada la enseanza bblica en cuanto a la contribucin de


diezmos y ofrendas para el sostenimiento del evangelio y para la construccin de los edificios de la
iglesia, ninguna congregacin nazarena debe usar mtodo alguno para recaudar fondos que desven de
esos principios, que estorben el mensaje del evangelio, que manchen el nombre de la iglesia, que
discriminen a los pobres o que desven las energas de las personas en la proclamacin del evangelio.
Respecto a los desembolsos para cubrir las necesidades de los programas locales, de distrito,
educacionales y generales de la Iglesia del Nazareno, instamos a las iglesias locales a adoptar y
practicar el plan de aporte financiero y a pagar mensualmente sus asignaciones generales,
educacionales y de distrito. (130; 154; 155155.2; 413.21)

38.3. Sostenimiento del ministerio. As tambin orden el Seor a los que anuncian el evangelio, que
vivan del evangelio (1 Corintios 9:14). La iglesia est obligada a sostener a sus ministros, quienes han
sido llamados por Dios y quienes, bajo la direccin de la iglesia, se han entregado enteramente al
ministerio. Por tanto, exhortamos a los miembros de la iglesia para que se comprometan
voluntariamente a la tarea de sostener el ministerio, reuniendo el dinero semanalmente para este santo
negocio y que el salario del pastor sea pagado con regularidad cada semana. (115.4; 131.3)

38.4. Donativos bajo herencias y donaciones planificadas y diferidas. En el cumplimiento de la


mayordoma cristiana es esencial considerar cuidadosamente lo que se har con los ingresos y posesio-
nes de las que el Seor ha hecho mayordomo al cristiano durante su vida. Al reconocer la necesidad de
una mayordoma fiel en esta vida y la visin dada por Dios de dejar un legado para el futuro, la Iglesia
del Nazareno ha establecido la Church of the Nazarene Foundation para ampliar la mayordoma
cristiana a travs de ofrendas/donativos plani- ficados y diferidos. Frecuentemente las leyes civiles no
incluyen esti- pulaciones para distribuir la herencia en forma tal que glorifique a Dios. Cada cristiano
debe preocuparse de preparar su testamento en forma cuidadosa y legal; y recomendamos que al
hacerlo, considere a la Iglesia del Nazareno y sus diversos ministerios de misiones, evange- lismo,
educacin y benevolencia, en los niveles local, de distrito, educacional y general.

38.5. Asignaciones. El gobierno de la Iglesia del Nazareno es representativo. Cada congregacin local
apoya la misin global de la iglesia como fue definido por la Asamblea General e implementado por
medio del liderazgo de la Junta de Superintendentes Generales en la evangelizacin mundial, la
educacin, el apoyo ministerial, y los ministerios del distrito. La Junta de Superintendentes Generales,
con la Junta General, es- t autorizada y facultada para asignar el Fondo de Evangelismo Mun- dial a
los diversos distritos (317.12) Supeditados al prrafo 337.1 del Manual, las juntas nacionales y / o los
concilios consultivos regionales estn autorizados y facultados para establecer planes de ahorro para la
jubilacin ministerial en su regin. El reporte de dichos planes ser presentado como est previsto en el
prrafo 337.2. del Manual. Las disposiciones del prrafo 38.5 no se aplicarn a la Junta de Pensiones y
Beneficios de EEUU. Las juntas nacionales y / o los concilios consultivos regionales tambin estn
autorizados y facultados para establecer el apoyo a las instituciones de educacin superior en su regin.
(344, 345.3) Cada distrito est autorizado y facultado para establecer una asig- nacin en el ministerio
del distrito por medio del comit de finanzas de la asamblea de distrito. (235.1)

F. Oficiales de la Iglesia

39. Aconsejamos a nuestras iglesias locales que elijan como oficia- les [slo a personas] a miembros
activos de la iglesia local quienes profesen la experiencia de la entera santificacin y cuyas vidas den
testimonio pblico de la gracia de Dios que nos llama a una vida santa; que estn en armona con las
doctrinas, el gobierno y las prcticas de la Iglesia del Nazareno; y que sostengan fielmente a la iglesia
local con su asistencia y sus diezmos y ofrendas. (113.11; 127; 145-147)

G. Reglas de orden

40. Sujetos a la ley aplicable, al estatuto de la personera jurdica y a los reglamentos de gobierno del
Manual, las sesiones y los negocios de los miembros de la Iglesia del Nazareno a nivel local, de distrito
y general, y los comits de la entidad jurdica sern regulados y contro- lados de acuerdo con las Reglas
de Orden, de Robert (ltima edicin) en lo relacionado con los procedimientos parlamentarios. (113;
203; 300.3)

También podría gustarte