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Boletn de Informacin, nmero 322

LAS GUERRAS DEL SIGLO XXI


INTERPRETADAS EN CLAVE
DEL PENSAMIENTO
DE ALGUNOS CLSICOS ORIENTALES

Federico Aznar Fernndez-Montesinos


Capitn de fragata

La guerra es para Clausewitz una actividad del espritu y consideraba la violencia y


la victoria militar como elementos capitales para el logro de los objetivos polticos ine-
ludiblemente unidos a la guerra. Por su parte, Darwin no hablaba de la supervivencia
del ms fuerte, sino del ms apto, del que mejor se adapta; los clsicos orientales en
esta lnea inciden particularmente en la adaptacin al enemigo para el logro acplate
al enemigo y alcanzaras la gloria, algo que la supremaca tecnolgica y econmica de
Occidente haba podido hacer olvidar. Ambas visiones tienen espacios de encuentro
y de debate.

Introduccin

Reza un proverbio chino, quienes siguen diferentes caminos nunca tie-


nen algo til que decirse. No estamos de acuerdo con esa afirmacin en
la medida en que la realidad admite diferentes perspectivas; transponer-
las permite obtener una visin multidimensional de los problemas lo que
facilita su adecuada identificacin. Por ello interesa tratarla desde una
pluralidad de planos y enfoques para poder mostrar su diversidad y la
complejidad que llevan asociada. Como Clausewitz deca:
El acto primordial, el principal y ms decisivo del juicio que ejercen
el estadista y el general, es comprender rectamente la guerra que
emprenden, no tomndola por algo o desear convertirla en algo
totalmente imposible por su propia naturaleza (1).

(1) clAusewitz, Carl von: De la guerra Tomo I, p. 183.

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Y es que tanto la cultura china como la occidental hacen ms nfasis en


algunos de los factores del conflicto que en otros porque la guerra es un
acto cultural, un hecho social y, por tanto, dotado de sus singularidades;
no es igual la guerra que emprende un pueblo pastor que la que hace un
pueblo agricultor. De ese anlisis pueden tambin extraerse relevantes
conclusiones.

Las bases orientales de la aproximacin al conflicto

En la cultura china el anlisis de la naturaleza de los conflictos blicos


y su conceptuacin encaja bien con el carcter paradjico implcito a la
lgica circular y recurrente del pensamiento chino. Un pensamiento pren-
dado a veces del dogmatismo de una tradicin milenaria.
Todo periodo de transicin, en tanto que combina diversos relatos, indu-
ce al contraste y a la reflexin; as, el convulso periodo de las primaveras
y los otoos (2) (entre 770 y 476 a. C.) dio lugar a un vasto anlisis y una
profunda reflexin que se plasm en grandes clsicos de la estrategia, no
pocas veces utilizados hoy como prontuarios, de modo que sus referen-
cias son una constante en los estudios parlamentarios.
La guerra hasta entonces ligada al honor, al ritual, se presentaba como
una actividad vecinal ejecutada por una lite aristocrtica conforme a una
conducta perfectamente tasada. No obstante, en los siglos III y IV a. C. la
difusin de instrumentos de hierro permiti que una nueva clase de co-
merciantes desplazase a la aristocracia militar introduciendo nuevos usos
y lgicas de pensamiento y transformando la forma de hacer la guerra (3)
al tiempo que la universalizaba, gracias al ms fcil adiestramiento de las
fuerzas y a la accesibilidad de la tecnologa armamentstica, lo que traer
consigo una mutacin en los valores guerreros tradicionales en pos de un
mayor pragmatismo para conseguir el xito.
La guerra pasa de ser un mero objeto de violencia a convertirse en un
motivo para la reflexin, lo que lleva a su concepcin intelectualizada y
ocasiona su transformacin de saber heredado a conocimiento abierto.
El verdadero guerrero ya no es un hombre fornido y bruto sino quien es

(2) gAlvAni, Albert: Introduccin en El arte de la guerra Sunzi, pp. 25 y siguientes, editorial Trotta
2002.
(3) Ibdem, p. 35

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capaz de penetrar en los secretos de la ciencia y trasladarlos al campo


de batalla.
La nueva forma de hacer la guerra trae lo que Galvany (4), en la tradi-
cin china del ying y el yang, llama su feminizacin con la que se dota al
conflicto de su verdadera dimensin estratgica y reduce sus niveles de
violencia; para ello se cultivarn aspectos como la debilidad, flexibilidad,
sutilidad, etc. todo lo contrario a la fuerza bruta.
Es la lgica paradjica de la que hablara Luttwak (5) que subsiste en la ar-
monizacin de los contrarios y que hace vlidos pensamientos como los
de Se Ma que sostiene tener en pie demasiadas tropas es una desventa-
ja igual a tener demasiado pocas (6); o Mao cuando afirma que: algunas
de nuestras debilidades en realidad constituyen fuentes de fortaleza (7).
Este sentido dialctico, similar al que se obtiene en gastronoma al com-
binar sabores distintos, como las salsas agridulces, resulta particular-
mente til para un fenmeno dialctico como es la guerra que est do-
tada de una lgica especfica y propia, en arabesco, con sus avances y
retrocesos, con todas las contradicciones de lo intrnsecamente humano.
Muchas veces se conoce el coste de la accin, pero se ignoran no pocos
de sus beneficios y parte de las consecuencias; como dice Se Ma: hay
que considerar en todo la contrapartida del enemigo. Y es que la guerra
est en permanente estado de mutacin, por la necesidad de superar al
contrario. La estrategia es paradjica ya que el fortalecimiento de un bando
lleva al oponente a disear medios para tratar de derrotarle de otra manera,
procediendo tambin para que los recursos de aqul queden inoperantes.
Esto se corresponde directamente con la clsica ley clausewitziana de
ascenso de los extremos, accin, reaccin, contrareaccin, etc. que con-
duce, finalmente, al empleo de toda la fuerza posible; como resultado, se
amplan las lneas de frente, incluyendo reas no previstas sorpresa es-
tratgica y el enemigo se desplaza longitudinalmente a lo largo de toda
ella escogiendo el punto y el mtodo para presionar (8).

(4) Ibdem, p. 47
(5) luttwAk, Edward N.: Parabellum, Siglo XXI Editores, Torrejn de Ardoz (Madrid), 2005.
(6) cholet, E.: El arte militar de los chinos, p. 77, editorial Pleamar, Buenos Aires 1969.
(7) MAo tse tung: La guerra de guerrillas, p. 138, editorial Huemul, S. A., Buenos Aires
1966.
(8) luttwAk, Edwad N.: Parabellum, opus citada.

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Pero prever las complejas dinmicas de accin-reaccin con todas las


variaciones posibles es tarea de grandes estadistas, porque todas
las cosas estn siempre desplazndose simultneamente y son adver-
sarios de pareja fuerza (9). Siendo realidades con combinaciones mlti-
ples, matemticamente inalcanzables; slo resulta posible su compren-
sin intuitiva (10): por eso se habla de arte de la guerra.
Un buen ejemplo a nivel operacional de este carcter bascular de la gue-
rra que determina la estrategia es el empleo del arma submarina duran-
te la Segunda Guerra Mundial en lo que se conoce como la batalla del
Atlntico.
El empleo masivo de submarinos para atacar los convoyes de suminis-
tros a las islas britnicas estuvo a punto de colapsar aquel pas, pero el
desarrollo tecnolgico britnico acab con la impunidad con la que ope-
raban; esto provoc a su vez una nueva reaccin en las tcnicas de gue-
rra submarina alemana, lo que oblig a los britnicas a depurar las suyas,
etc. Una especie de movimiento vibratorio armnico simple amortiguado
que, finalmente, condujo a la derrota en el mar de una Alemania incapaz
de escapar a la lgica basculante que haba generado y que no fue ca-
paz de superar.
La visin oriental est personificada por la figura del cuchillo del cocinero
Qing, que pese a tener 19 aos ya, no se encuentra mellado porque corta
pero no desgarra al seguir las formas naturales del cuerpo de la pieza
que, por conocido, no precisa siquiera mirar.
Como resultado de todo el proceso de reflexin Sun Tsu escribir: Trece
artculos del arte de la guerra, Ou-Tse escribi: El reino de los Goei, Se
Ma: Las reglas del arte militar; Ven-Toui: Preguntas y respuestas, mientras
Lao Tse escribira su clsico inmortal, el Tao Te King (siglo IV a. C.). Todos
ellos se suman a los pensamientos de Confucio (551-479 a. C.), Mo Ti
(siglos V y VI a. C.) y Mencio (371-289 a. C.).
De la mano de Mao, Sun Tzu y el mandato del cielo (cuyo designio da y
quita legitimidad a los regmenes) han adquirido un notable peso especi-

(9) Ibdem, pp. 65 y siguientes, la cita procede de Churchill.


(10) qiAo liAng and wAng XiAngsui: Unrestricted warfare, p. 215, PLA Literature and Art
Publishing House, 1999.

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fico en el diseo de la teora revolucionaria (11), formulacin con la que se


pretende conseguir el poder poltico por medio de la lucha armada (12).
Y tambin en la actual teora china de la guerra (13).
Una forma de enfrentamiento radicalmente asimtrica es la no violencia
de inspiracin gadhiana, la ahimsa, en la medida en que descarta el plano
militar y traslada la pugna a otros mbitos y no por va de la accin sino
de la inaccin. Como apuntaba Hannah Arendt:
Ningn Estado puede sobrevivir al colapso de su sistema jurdico.
Todo ello sirve para demostrar la falta de legitimidad y la debilidad de
unas instituciones que no cuentan con el consentimiento de sus gober-
nados, desacreditando pblicamente a un Estado vctima de sus pro-
pias contradicciones internas. El desdn de Clausewitz por esa forma de
guerra no sangrienta que, a su juicio, slo practican los brahamanes se
muestra injustificado.
Pero Gandhi no es un pacifista, en la medida en que prefiere un violento
a un no comprometido. La no violencia supone que se es lo suficiente-
mente fuerte para combatir y se reprimen los deseos de venganza pues:
No es posible esperar que un cobarde se convierta en un no vio-
lento, pero s cabe esperar esto de un violento (14); no obstante
sigue en pie, sin embargo, que en cualquier caso la venganza vale
ms que una sumisin puramente pasiva, totalmente intil (15)
pues un ratn sin defensa no es un no violento cuando se deja
matar por un gato. Si tuviera fuerza para ello devorara de buena
gana al enemigo. Como no puede hacerlo, lo nico que le queda es
escaparse, etc., el deber exige que se resista y que muera cada uno
en su puesto. Esto sera una actitud no violenta y animosa. Por el
contrario, habra coraje, pero faltara la no violencia, si uno emplea-
se la poca fuerza que tiene en combatir y aniquilar al adversario,
con riesgo de su vida (16).

(11) shy, John y W. collieR, Thomas: La guerra revolucionaria en pARet, Peter (coord.):
Creadores de la Estrategia Moderna, p. 849, Ministerio de Defensa, Madrid, 1992.
(12) Ibdem, p. 841.
(13) qiAo liAng and wAng XiAngsui: Unrestricted warfare, p. 147, Coleccin Azenai, Toledo,
1983.
(14) gAndhi: Todos los hombres son hermanos, p. 147, Coleccin Azenai, Toledo 1983.
(15) Ibdem, p. 147.
(16) Ibdem, p. 149.

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Confucianos, legistas y mozistas

Todas las escuelas del pensamiento chino antiguo parten de que al princi-
pio de todo era el desorden, hasta que el emperador impuso su voluntad.
l es el demiurgo que acta de mediador entre el macrocosmos y el micro-
cosmos; el desorden en uno implica desorden en el otro (17). Existe pues
una relacin de analoga entre los cosmos. Por ello, de partida, la guerra
representa una perturbacin del orden celestial que no es deseable, lo que
motiva el que ste deba ser restablecido lo ms rpidamente posible.
Para el confucionismo (cuyos principales exponentes son Confucio y
Mencio) que representa la tradicin de los reyes sabios, cada uno debe
acatar y someterse a su posicin inamovible y eterna en el cosmos, el
orden celestial determina el orden moral, cuya manifestacin se expresa
a travs de los ritos, que se constituyen en una frmula de saber dog-
mtico por eso se debe actuar en los asuntos militares conforme a los
ritos y en la sumisin ante los mayores: emperador, padre y esposo.
Ello, en la prctica, supone una inclinacin hacia el inmovilismo y la su-
misin incondicional.
Su propuesta como, la del mozismo, es un sistema poltico basado en
la moral, una moralidad, eso s, de rasgos kantianos. El ideal confuciano
se basa en la compasin, lo que hace al prncipe radicalmente humano y
presume la bondad del hombre. El modelo de relaciones que propone es
la familia y el parentesco.
Esto lleva a Mencio a afirmar que si un prncipe fuera capaz de ejecutar
los principios del Cielo, no necesitara conquistar el mundo, pues todos
vendran a hacerse sus sbditos. El emperador se presenta como el mo-
tor inmvil, que no acta mientras las cosas se mueven como una suerte
de emanacin suya. El emperador no toma decisiones realmente sino
que se apacigua en tanto que se somete; esto se manifiesta en el rito.
Su tarea consiste es elegir a sus ministros, con ello se pone orden en el
cosmos poniendo nombre a las cosas (18).
Mo Ti se manifiesta en desacuerdo con el modelo confuciano por su sis-
tema de relaciones de parentesco; el suyo predica el amor universal, que
es contrario a la jerarqua. Al tiempo, promueve el gobierno de los ms
capaces presentando el cielo como un dios personal y el amor y la justicia

(17)Herranz, Manuel: La filosofa poltica china clsica, en: www.casaasia.es/pdf/


(18)Ibdem.

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como una finalidad teleolgica. Este amor comunitario permite, adems,


el provecho mutuo (19).
As, el mozismo tiene un componente utilitarista e individualista. Si tratas
al padre de otro como al tuyo y el otro te corresponde, el beneficio es mu-
tuo (20). Su propuesta poltica es una suerte de democracia autoritaria:
Gobierno que se conforma a la voluntad de Dios es gobierno justo;
gobierno que va contra la voluntad del Cielo, es gobierno de vio-
lencia (21).
Para ello argumenta que, si la benevolencia se dirige primero a los ms
cercanos, y despus a los ms lejanos, no resuelve sino que acrecienta
el problema de la guerra, ya que est mal considerado robar y matar al
vecino mientras que est bien visto hacerlo al lejano; su propuesta es la
doctrina del amor universal, hecha basandose en absolutos ticos, que
pasa por tratar a todos por igual, algo que ensea el Cielo que da luz y
agua a todos sin distingos (22).
Esta doctrina considera como una de las principales fuentes de conflicto,
el choque entre lo nuevo y lo viejo; su visin, ausente de fatalismo, como
frmula para superarlo, partiendo de lo antiguo, propone la justificacin
de lo moderno. En cualquier caso, condena la guerra de agresin y busca
la justicia social.
Al final, la unificacin de China acab con un mozismo dividido en dife-
rentes sectas, y que lleg a contar con una fuerza paramilitar numerosa
que ponan a disposicin de los reinos atacados injustamente.
Les sobra territorio y les faltan hombres y an as se atacan mutua-
mente para disputarse los territorios. Pierden aquello que escasea
por acrecentar lo que les sobra (23).
Los legistas, por su parte, desdean las virtudes confucianas y conside-
ran que el emperador es el nico que puede poner fin a la anarqua de la
diversidad de pareceres, su voluntad marca lo correcto y lo incorrecto y
se expresa en leyes, las cuales deben ser las fuentes de la moral.

(19)Mateos, Fernando: Introduccin, en Mo Ti: Poltica del amor universal, p. XXXIX, edi-
torial Tecnos, Madrid, 1987.
(20)Ibdem.
(21)Mo Ti: Poltica del amor universal, opus citada, p. XLII.
(22)Herranz, Manuel: La filosofa poltica china clsica, opus citada.
(23)Mo Ti: Poltica del amor universal, opus citada, p. LVIII.

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Todo tiene un precio que se paga mediante recompensas o castigos ha-


ciendo converger los intereses privados y pblicos (24). Del gobierno me-
diante ritos de los confucianos, se pasa al gobierno mediante leyes y las
virtudes predicadas por aqullos son reemplazadas por la obediencia a
leyes que, adems, no son inmutables. El hombre se presenta as como
superior al Cielo.
Su propuesta es progresista frente al inmovilismo confuciano, aunque
hay que resear que estas leyes son instrumentos del emperador que
no estn orientadas tanto a proteger al ciudadano como al beneficio del
Estado, autntica expresin de la compasin del monarca. Su poltica
exterior es una poltica de guerra (25).

El pensamiento de Sun Tsu y la relectura de Mao

Al margen de la existencia individual de Sun Tsu (otro debate similar tiene


lugar con Lao Tse) y de la datacin histrica del libro: El arte de la guerra,
ste es en un clsico imprescindible por la utilidad de los pensamientos y
lgicas que en l se exponen ha sido trasladado tambin a muy diversos
contextos.
Sun Tsu analiza la guerra sin apriorismos, como dijera Lenin mediante
el anlisis concreto de una situacin concreta (26); para ello utiliza un
lenguaje conceptual y sinttico que va de lo general a lo particular, de la
filosofa a la praxis. Su propuesta es fundamentalmente tcnica, instru-
mental, ausente de juicios morales; ello lo consigue definiendo el deber
ser sin entrar a valorar las razones que lo justifican, como el arte de la
esgrima no entra en las causas que llevan a desenvainar la espada.
Para Sun Tsu lo poltico y lo militar marchan de la mano, aunque dado
el componente tcnico intrnseco a la guerra, su comienzo corresponde al
nivel poltico mientras que su desarrollo es militar, tcnico. Existe una cla-
ra separacin entre los niveles. Es este un juicio excesivamente simplista,
primitivo, que ignora el hecho de que la poltica impregna todos los nive-
les de conduccin de los conflictos, lo que es particularmente relevante

(24) sAn gines AguilAR, Pedro: Introduccin, en hAn fei zi: El arte de la poltica, pp. XXX y
siguientes, editorial Tecnos, 1998.
(25) Ibdem, p. XXXII.
(26) AlthousseR, Louis, La Revolucin terica de Marx, p. 171, Siglo XXI Editores.

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en las nuevas guerras donde en no pocas ocasiones prima lo tctico. Al


decir de Mao:
La guerra es poltica con derramamiento de sangre, la poltica es
guerra sin derramamiento de sangre ya que aunque los objetivos
militares y polticos no son idnticos, es imposible separar los unos
de los otros (27) toda vez que el poder poltico brota del tubo de
un can.
La guerra es objeto de clculo racional pues:
Es un asunto de importancia vital para el Estado; un asunto de
vida o muerte, el camino hacia la supervivencia o la destruccin.
Por lo tanto, es imperativo estudiarla profundamente (28) y debe
ponderarse cuidadosamente aunque, en general, no es deseable,
pues la victoria se puede predecir pero nunca se puede garanti-
zar (29) ello es consecuencia de que uno mismo es capaz de ha-
cerse invulnerable pero la invulnerabilidad del adversario depende
del propio adversario (30).
Para la filosofa china tradicional, no existen prototipos ni la interrelacin
de diversos elementos produce siempre el mismo resultado, por ello, no
se esfuerza en anticipar las consecuencias de un mismo fenmeno al
tiempo que busca generar una propuesta cosmognica armnica; no es
tan importante vencer como encontrar el camino hacia la victoria (31).
Como deca Mao:
No podemos exigir que los generales sean siempre victoriosos. La
Historia conoce muy pocos generales as es necesario asimilar
un mtodo conocer a fondo todos los aspectos del enemigo y
los nuestros, descubrir las leyes que rigen sus acciones de ambos
lados y aplicarlas en nuestras propias acciones (32).
La guerra no tiene reglas pero tiene principios, es un espacio de incerti-
dumbre y creatividad (33). La propuesta de Sun Tsu es una metodologa,

(27) MAo tse tung: La guerra de guerrillas, p. 135, opus citada.


(28) sun tsu: El arte de la guerra, p. 49, opus citada.
(29) Ibdem, p. 61.
(30) bdem.
(31) puell, Fernando: Introduccin a sun tsu: El arte de la guerra, p. 42, opus ci-
tada.
(32) MAo tse tung: Escritos militares, p. 90, opus citada.
(33) qiAo liAng and wAng XiAngsui: Unrestricted warfare, pp. 215 y siguientes, opus citada.

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supone la positivacin de una doctrina invariable que se aplica dinmica


y dialcticamente a situaciones cambiantes:
As como el agua no tiene formas estables no existen en la guerra
condiciones permanentes en el arte de la guerra no existen reglas
fijas. Las reglas se establecen conforme con las circunstancias la
maniobra no ha de encorsetarse, el despliegue no ha de repetirse,
acplate al enemigo y alcanzaras la gloria (34).
Su obra propugna la armona, de hecho autores contemporneos chinos
herederos de esta tradicin, llegan a pronunciarse por el pitagorismo, una
ley del nmero que liga el xito al manejo de las proporciones, y con ello
a la armona (35). Fortaleza y debilidad tienen un mismo origen:
La tctica militar se asemeja al agua. El agua en su discurrir evita
las alturas y se lanza hacia abajo; la tctica militar consiste en evitar
los puntos fuertes del enemigo y buscar los dbiles. El agua aco-
moda su curso a la configuracin del terreno, la tctica militar con-
siste en establecer los planes del enemigo para conseguir la victoria
basndose en las condiciones del enemigo (36). Por eso Mao dira
no slo tenemos que saber cmo emplear las tcticas sino tam-
bin como variarlas. Para un mando flexible es tarea importante
hacer cambios oportunos segn las condiciones (37).
Esta mstica del agua mediante la que se representa la falta de princi-
pios y apriorismos presenta al lquido elemento como la quintaesencia
de los valores adaptativos intrnsecos a la estrategia la cual, careciendo de
forma, se convierte en la encarnacin del no-ser y la expresin de la su-
perioridad de:
Lo nfimo, lo invisible, lo que carece de un ser permanente vence
siempre a lo que permanece idntico de modo que un ejrcito
alcanza la perfeccin cuando no muestra ningn flanco, ninguna
formacin a la que el enemigo sea capaz de oponerse (38), idea
est tambin recogida por Lao Tse.
Toda la estrategia militar china est impregnada del deseo de evitar, por
estril, un mortfero enfrentamiento directo ningn movimiento sin bene-

(34)Sun Tsu: El arte de la guerra, pp. 72-73, opus citada.


(35)Qiao Liang and Wang Xiangsui: Unrestricted warfare, pp. 155 y siguientes, opus citada.
(36)Sun Tsu: El arte de la guerra, p. 14, opus citada.
(37)Mao Tse Tung: Escritos militares, p. 170, opus citada.
(38)Albert, Galvani: Introduccin en El arte de la guerra de Sunzi, p. 56, editorial Trotta.

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ficio, ningn despliegue sin ganancia, ninguna batalla ftil (39). No hay
nada encomiable ni honroso en el obstculo y la fatiga; se debe buscar
lo fcil (40).
Mao en el ao 1930 se libr de la tenaza que Chiang Kai Check pretenda
cerrar sobre l, desplazando sus efectivos a gran velocidad, como un to-
rrente de agua, durante 350 kilmetrros en paralelo a las fuerzas de aquel
con lo cual consigui una superioridad relativa local (41) atacando sus
unidades una por una y con gran rapidez:
Nuestra estrategia es batirnos uno contra diez, nuestra tctica es
batirnos diez contra uno (42). As pudo escribir barrimos al ene-
migo como se enrolla una estera. Alguien gime desilusionado. De
qu sirve un bastin a cada paso? (43).
La naturaleza de pulso del esfuerzo blico la presenta como una suce-
sin y combinacin infinita de fuerza extraordinaria y fuerza normal. De
esta manera se utiliza lo ortodoxo para luchar y lo inslito para ganar la
batalla (44), resolvindose de paso el debate entre Clausewitz (esfuerzo
principal, accin directa y batalla decisiva) y Liddell Hart (esfuerzo se-
cundario, accin indirecta sin batalla decisiva), contemplando a ambos
simultneamente (45). Sun Tsu se convierte as en la suma de Liddle Hart
y Clausewitz, por ms que prefiera al primero.
Para ello es esencial conocer al enemigo de ah el nfasis que hace Sun
Tsu en la inteligencia porque la guerra es una relacin dialctica cuyo
resultado depende de la relacin entre las partes, de su capacidad adap-
tativa y del acierto con la que sta se desarrolla. Por esta razn es capital
obtener informacin sobre el contrario, al tiempo que se debe negar la

(39) sun tsu: El arte de la guerra, p. 103, editorial Biblioteca Nueva, Madrid, 2000.
(40) AlbeRt, Galvani: Introduccin al arte de la guerra Sunzi, pp. 79 y siguientes, editorial
Trotta.
(41)Deca eisenhower: si el enemigo defiende una colina con un batalln y me dan dos
batallones para que tome la colina, efectivamente la tomar, pero a costa de sufrir
muchas bajas. Que me den una divisin y la tomar sin luchar, citado por Nixon
(niXon, Richard M.: La verdadera guerra, p. 124, editorial Planeta, Barcelona,1980.
(42) le boRgne, Claude: La guerra ha muerto, p. 225, Ediciones Ejrcito, Madrid, 1988.
(43) puell, Fernando: Introduccin a sun tsu: El arte de la guerra de Sunzi, p. 14,
opus citada.
(44) Idea en que insiste el pensamiento estratgico chino actual. Por ejemplo, QiAo liAng
and wAng XiAngsui: Unrestricted warfare, p. 134, opus citada.
(45) le boRgne, Claude: La guerra ha muerto, p. 272, opus citada.

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propia. Conoce al enemigo y concete a ti mismo y podrs librar cien


batallas sin conocer la derrota (46). Prosiguiendo con este argumento,
el engao ocupa un lugar relevante en la estrategia pues impide que el
enemigo se adapte con acierto:
El arte de la guerra es el arte de ficcin. Por tanto cuando seas
fuerte simula debilidad. Cuando ests preparado para actuar finge
apata. Cuando prximo lejano, cuando lejano prximo (47).
Y es que el engao junto con los errores en la percepcin de la situacin
impide que el enemigo, como el agua, se adapte a las fuerzas propias y
pueda fijarlas. Tal idea se complementa con una constante transforma-
cin que lo hace insondable y polimorfo, imposibilitando an ms que el
contrario se adapte a l.
Por eso Mao considera que inducir a apreciaciones errneas y atacar por
sorpresa significa transferir al enemigo todas las incertidumbres de la gue-
rra y procurar a las fuerzas propias todas las certidumbres posibles (48).
Esta conducta de engaar y beneficiarse de los errores ajenos, supone un
alejamiento de las propuestas de los cdigos caballerescos clsicos. La
sorpresa permite evitar el engao y posibilita una adaptacin plena.
Mao propugnaba determinar con acierto la situacin estratgica; de lo
que se deduca reconocer el carcter guerrillero de sus operaciones, la
estrategia de guerra prolongada y las campaas de decisin rpida, los
frentes de operaciones inestables y la guerra de movimientos, las ope-
raciones de aniquilamiento, el golpear en una sola direccin, la centrali-
zacin relativa del mando, el adoctrinamiento, la disciplina poltica o la
bsqueda de aliados que garanticen la unidad de accin y la integridad
del esfuerzo (49).
La guerra de masas populares, que viene a sustituir al enfrentamiento de
caballeros especializados, slo resulta posible mediante la vertebracin
de ese colectivo informe a travs de una disciplina que lo convierta en un
autntico ejrcito, prolongacin directa de la voluntad de su jefe, como la
espada es la prolongacin del brazo.

(46) sun tsu: El arte de la guerra, p. 15, opus citada.


(47) Ibdem, p. 51. Se ha traducido la palabra dao por arte para facilitar la debida com-
prensin del texto.
(48) MAo tse tung: Escritos militares, p. 241, editorial Rioplatense, Buenos Aires, 1972.
(49) Ibdem, pp. 107 y 108.

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General y ejrcito constituyen un todo armnico, como rebao de ove-


jas, llevar a los hombres de un lado para otro, sin que nadie sepa adon-
de va (50) consecuentemente, el elemento psicolgico tiene una gran
trascendencia tanto la propia como del enemigo. Fiel a esta realidad y
tratando de sacar partido en sentido inverso, Mao da un paso ms
y propugnaba un ejrcito que se dedique no slo a luchar, sino que
sirva para hacerse con las masas y encuadrarlas (51). Nuevamente la
bidireccionalidad de la guerra.
Mientras confucianos y taostas sostienen la bondad innata del ser hu-
mano; los legistas y los estrategas militares rechazan esta opcin (52).
Sin afirmar lo contrario, consideran que el hombre satisface sus apetitos,
lo que no es bueno ni malo sino natural, y obliga a establecer un sistema
de castigos y recompensas con vistas a dirigir su espritu en la direccin
adecuada. Las pasiones no deben ser contenidas, sino evitadas.
Mao recomendaba perturbar el orden de la sociedad hostil, romper su
armona:
Desorganizad todo lo que es bueno en la zona enemiga, tratad de
mezclar los representantes de las ms altas esferas en empresas
criminales propagad la disensin y la discordia entre los ciuda-
danos (53).
As, la guerra se transforma en un duelo entre generales que se desarro-
lla entre versatilidad y flexibilidad. No se pretende aniquilar al enemigo,
eso es secundario; es ms, propugna utilizarlo en beneficio propio. Se
dirige a derrotar los planes del enemigo, sus alianzas y contra el espritu
del jefe los que son expertos en el arte de la guerra someten al enemi-
go sin combatir (54). Los ejrcitos se enfrentan pero la victoria est ya
decidida antes del combate. Como caso particular, la guerra prolongada
desarrollada por Mao en la dcada de los aos treinta frente al invasor
japons, pasa por tres fases diferenciadas, la defensiva estratgica, la
fase de equilibrio y la ofensiva estratgica. Implicaba pues un conjunto de
medidas psicolgicas, polticas y militares.

(50) Ibdem, pp. 97 y 98.


(51) shy, John y w. collieR, Thomas: La guerra revolucionaria, p. 864, opus citada.
(52) gAlvAni, Albert: Introduccin en El arte de la guerra Sunzi, p. 63, opus citada.
(53) gRiffith, Samuel D.: Introduccin, p. 16, opus citada.
(54) puell, Fernando: Introduccin en El arte de la guerra de Sunzi, p. 58, opus citada.

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En la fase defensiva no importa sacrificar espacio, lo que interesa es con-


seguir el apoyo popular y generar una infraestructura; en la fase de equili-
brio, se trata de conseguir espacio y procurar que el enemigo quede con-
finado a unos puntos fuertes; la tercera fase se ejecuta con el concurso
de un ejrcito popular y el levantamiento en masa y en ella se pretende la
derrota definitiva del enemigo (55).
Debe quedar claro que Mao (56) no consideran la guerrilla como una for-
ma de combate independiente, sino un paso en la direccin de la guerra
total, que se realiza en apoyo de un ejrcito regular cuya victoria ser la
realmente la definitiva (57). La guerrilla trata de establecer las condiciones
objetivas pero el golpe decisivo lo debe efectuar un ejrcito regular en
una batalla decisiva.
Verstrynge discrepa de este planteamiento y apunta a que:
No es correcto limitar la guerra asimtrica a la guerra de gue-
rrillas, pero esta ltima es, sin embargo, la quinta esencia de la
primera.
Para darle la razn conviene no olvidar que el esquema de Mao se ree-
ditar en las guerras de independencia de Vietnam y de Argelia pero
las fuerzas regulares en cada conflicto irn menguando, para con el
radicalismo islmico y los movimientos terroristas internacionales
que aceptaran en su doctrina un levantamiento de masas acabar por
desaparecer.
Aron (58) explica su proceder sealando que su guerra es ofensiva en su
finalidad y en su totalidad poltica, pero precisa de una fase de defensa
estratgica, que implica sacrificar espacio para ganar tiempo y utiliza fr-
mulas de repliegue convergente para conseguir victorias tcticas. Griffith,
por su parte, seala que:

(55) MAo tse tung: Escritos militares, opus citada.


(56) Ibdem, p. 63.
(57) Al decir de Clausewitz por valiente que sea un pueblo, por guerreras que sean sus
costumbres, por grandes que sea su odio del enemigo y por favorable que sea el
terreno, es indudable que la guerra popular no puede mantenerse en una atmsfera
demasiado cargada de peligro. ARon, Raymond: Pensar la guerra, p. 95, Clausewitz,
T. II, opus citada.
(58) ARon, Raymond: Pensar la guerra, p. 103, Clausewitz T. II, Ministerio de Defensa,
Madrid, 1993.

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La retaguardia del enemigo es su frente; a su vez ellos no tienen


retaguardia. Sus problemas logsticos son resueltos en forma direc-
ta y elemental: el enemigo es la fuente principal de las armas (59).
Mao se pronuncia por la guerra prolongada y de desgaste, consciente
de que si no puede vencer, tampoco puede ser vencido. La gestin del
tiempo en este marco resulta capital en las nuevas guerras, afectan a su
dimensin eficiente (capital para pensadores como Qiao), a la valoracin
de los objetivos as como a la dimensin psicolgica de los conflictos al
hacer que se perciba la victoria como inaprensible. Al decir de Aron los
guerrilleros ganan cuando no pierden, los soldados pierden cuando no
ganan:
Ustedes tienen los relojes, nosotros el tiempo.
En este contexto, no es sencillo conseguir una sincrona entre los tiem-
pos poltico y militar, es ms, resulta muchas veces extremadamente di-
ficultoso su establecimiento, lo que obliga a su permanente reseteo (60).
Y es fundamental la sincronizacin de ambos; caso de no lograrse, la
guerra corre el riesgo de perder su sentido y tornarse absurda; as, por
ejemplo, puede producirse el desmontaje de la narracin que sirve para
la articulacin de la violencia en las nuevas guerras, unos conflictos con
un componente ms discursivo-expositivo que dialctico (en su sentido
clausewitzano).
Las nuevas guerras modifican tambin el modelo de soldado, el nuevo
soldado no es un especialista no resulta necesaria una gran formacin;
no importan los medios tanto como la predisposicin al combate:
No hay gran diferencia entre un soldado y un granjero Sim-
plemente dejan la granja y se convierten en soldados (61) y tam-
poco se precisa que estn muy armados: un pelotn tiene de
nueve a once hombres su armamento ser de dos a cinco

(59) gRiffith, Samuel D.: Introduccin al libro de MAo tse tung: La guerra de guerrillas,
p. 45, opus citada.
(60) Qiao y Wang consideran como principios bsicos de la guerra moderna, el perma-
nente reajuste y control de los procesos, la coordinacin multidimensional y una sin-
cronizacin basada en la gestin de la informacin, por la cantidad de planos que se
ven simultneamente (no secuencialmente como antao) implicados. qiAo liAng and
wAng XiAngsui: Unrestricted warfare, pp. 207 y siguientes, opus citada. Algo que es
capital tambin en el concepto de las operaciones basadas en el efecto.
(61) MAo tse tung: La guerra de guerrillas, p. 103, opus citada.

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fusiles fusiles de manufactura local, escopetas, lanzas y gran-


des espadas (62).
La guerra asimtrica plantea graves problemas morales. Mao sostena-
tambin que:
Todos los medios, cualquiera que sean, se justifican para alcanzar
los fines buscados, sin importar los estpidos escrpulos de bene-
volencia, rectitud y moralidad (63).
T. E. Lawrence deca, tras recibir una bofetada de un comandante mdi-
co britnico:
Todo el que lleva a cabo una rebelin de los dbiles contra sus
amos debe acabar tan manchado, que luego nada en el mundo
puede hacerle sentir limpio (64).
Pero todo esto no es mucho ms de lo que en su momento sealara
Maquiavelo.
La cuestin es que los medios afectan a los fines, a medios impuros
corresponden fines impuros y eso tiene un precio no pocas veces ex-
cesivo. Una postura es un concepto esttico que no se puede preten-
der aplicar a un fenmeno diverso y dinmico por lo que, siguiendo el
pensamiento de Shinmen Musashi (65), quiz lo que conviniera adoptar
es la actitud de la no-actitud (66), con la que se responde propor-
cionalmente en cada caso siguiendo de un modo reflejo los principios
axiolgicos que han permitido la conformacin doctrinal de Occidente
y que, como el agua, son adaptados a cada situacin pero sin variar su
esencia:
Vencer es fcil, ser vencido es fcil. No vencer ni ser vencido; he
ah el verdadero camino (67).

(62) Ibdem, p. 111.


(63) VV.AA.: La guerra revolucionaria, Documento de Trabajo de la Escuela de Estado
Mayor del Ejrcito de Tierra.
(64) lAwRence, T. E.: Los siete pilares de la sabidura, p. 551, editorial ptima, Barcelona,
2000.
(65) MusAshi, Miyamoto: El Libro de los cinco anillos, p. 111, Miraguano, S. A. Ediciones,
Madrid, 2004.
(66) Ibdem, p. 51.
(67) Ibdem.

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La guerra en el pensamiento de Lao Tse

El taosmo, lejos de ser considerado una doctrina poltica ha sido a ve-


ces visto como una propuesta anarquista. No obstante, el Tao Te King
es un texto filosfico militar que contiene una depurada concentracin
de los principios que rigieron el arte militar de la antigua China. De sus
81 captulos hay 10 dedicados a la guerra y 20 en que sta se encuentra
directamente aludida, apuntndose por ello que puede ser un desarrollo
de la obra de Sun Tsu (68).
Se diferencia en que su propuesta encarna una dialctica ms elevada,
y en que su formulacin cuenta con unos niveles de abstraccin muy
superiores y, consecuentemente, menos prcticos. El libro muestra un
idealismo que sirve para exponer algunos principios tericos que regulan
la lucha poltica y la militar. El propio Tao puede ser interpretado como
una ley de interdependencia o interrelacin universal construida bajo el
principio de que todo influye en todo.
La filosofa intimista de Lao Tse, como tambin en menor medida hace
Sun Tsu, capta una ley objetiva y es que las cosas se transforman en
su contrario formando una dialctica trascendental de parejas extremas
cuyas existencias estn mutuamente ligadas; ser-no ser, movimiento-
quietud, paz-guerra.
Su modelo de liderazgo propone una humildad, una humanidad, que lle-
ve al lder a ocupar un nivel inferior que le permita gobernarlo todo sin
por ello ofender a nadie, situndose detrs se coloca delante (LI) y as
empuar las armas como si no las tuviera, imponerse como si no hu-
biera enemigo (XXXIV) se desplaza con naturalidad, gobierna de modo
invisible.
En este marco, un concepto clave del taosmo, cuya transposicin al me-
dio militar resulta fcil es el wu wei, el principio de no actuacin, de no
intervencin; el sabio que ha alcanzado la iluminacin no acta, deja que
las cosas sucedan. Carece de intencionalidad y voluntad, nada busca,
nada pretende, por nada lucha. Es as un catalizador de los aconteci-
mientos y expresin de su discurrir (69).

(68) pReciAdo, Juan Ignacio: Introduccin en lAo zi: El libro del Tao, opus citada.
(69) Ibdem, pp. XXV y siguientes.

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Como ejemplo sirve la campaa de Rusia de Napolen. La nica oportu-


nidad que tena ste de vencer al zar Alejandro II era que se reconocie-
ra vencido tras la toma de Mosc. Pero al no hacerlo ni enfrentarse en
campo abierto, Napolen quedo atrapado, y su victoria se transform
en derrota (70).
Y aqu es oportuno recordar que los grandes maestros de la estrategia
son maestros en lo que se conoce como la inaccin militar, el sublime
arte de saber no hacer nada, de esperar a que las fuerzas encarrilen los
problemas y no interferir sino puntualmente cuando no queda otro re-
medio en el decurso de los acontecimientos para modificarlos en la di-
reccin deseada; por eso el soberano ideal es aquel que gobierna sin
gobernar; el general no manda, indica, se deja llevar por la ola que trata
de conducir pero slo en el margen de maniobra que considera viable. Al
tiempo, es su imagen y representacin.
La clave del pensamiento estratgico de Lao se encuentra en que lo
dbil vence a lo fuerte (XLIII; lo que resulta muy interesante a la hora
de analizar la guerra asimtrica), porque lo verdaderamente fuerte est
debajo (frase con autnticas connotaciones revolucionarias) y lo dbil
en realidad arriba, conservarse dbil se llama fortaleza (LXXXX; como
la Alemania de Bismarck, tambin muy de aplicacin a los terroristas), el
hombre al nacer es blando y dbil, cuando muere rgido, firme y duro
la firmeza y la dureza son atributos de muerte, la blandura y la debilidad
son atributos de la vida. Todos estos conceptos van a resultar de gran
valor en la teora de la revolucin.
Lao Tse utiliza como Sun Tsu la mstica del agua pero no por sus valo-
res adaptativos, sino porque tiende a situarse debajo y a dominar (71); as
nada hay en el mundo ms blando y suave que el agua, pero nada hay
que pueda superarla en el combate contra lo duro y resistente (XLIII); de
ello, se deduce, por ejemplo que si quieres disminuir algo debes antes
agrandarlo, si quieres debilitar algo debes antes fortalecerlo, si quieres
eliminar algo debes antes hacerle concesiones (LXXX; pinsese en la
situacin de la Autoridad Nacional Palestina, en la que puede materiali-
zarse represalias), los fuertes no pueden tener un buen fin (V).

(70) ARon, Raymond: Paz y guerra entre las naciones, p. 47, Revista de Occidente, Ma-
drid, 1963.
(71) pReciAdo, Juan Ignacio: Introduccin en lAo zi: El libro del Tao, p. LXI, opus citada.

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Su conclusin a nivel estratgico es que en la guerra se emplean tc-


ticas cambiantes (XX) por lo que lo normal se convierte en anmalo
(XXI); como Sun Tsu considera que la guerra es el arte del engao: un
buen jefe militar no tiene aspecto fiero, un buen guerrero no hace alarde
de su fuerza (XXXIII), cuando se enfrentan dos fuerzas iguales, vencer
el que ms se lamenta (XXXIV). De hecho, y como Sun Tsu, considera
que el objetivo de una guerra es vencer, no derramar la sangre del ene-
migo, por eso un hbil vencedor de su enemigo no entabla con el com-
bate (XXXIIII).
Sin proscribir la guerra, la considera indeseable. Las armas instrumentos
nefastos detestadas por las cosas, el hombre que posee el dao no las
emplea (LXXV), las acciones violentas slo provocan efectos negativos,
donde campan los ejrcitos slo crece la maleza (LXXIV) hasta el punto
de que propone tratar la victoria militar con ritos de duelo (LXXV). La es-
trategia, as vista, es el arte de vencer al enemigo al mnimo costo.
Adems, y como consecuencia directa del wu wei (72), recomienda pa-
sividad y situarse en situacin de inferioridad sin cometer el grave error
de despreciar al enemigo no atreverse a ser el primero permite llegar a
ser seor de todos los asuntos (XXXII), no me atrevo a avanzar un cum,
prefiero retroceder un chi (XXXIV) lo que enlaza con la afirmacin de
Clausewitz de que la defensa es ms fuerte; de esta forma, ocultando
el propio despliegue e imbuido en su seguridad no me atrevo a hacer
de anfitrin, prefiero hacer de husped (XXXIV) se pueden adivinar los
puntos dbiles del contrario.
En fin, los clsicos del pensamiento chino que se han analizado son ms
cercanos a la propuesta de aproximacin indirecta de Liddell Hart que a
Clausewitz (aunque Mao recoge muchos de sus postulados). Si el uno
sostiene que:
La sangre es el precio de la victoria, el otro citando a un pugi-
lista propone dejadles que se acerquen a ti y se derrotarn ellos
mismos, atrae a tu contrincante al ataque y consigue que tenga
ambas manos fuera de combate (73). Ms plstico es el puetazo
al paraltico propugnado por Trotski.

(72) Ibdem, p. XXVII.


(73) liddell hARt, B. H.: Estrategia: la aproximacin indirecta, p. 303, opus citada.

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La dislocacin estratgica propugnada por Liddell Hart tras su experien-


cia en la Primera Guerra Mundial se consigue por el desequilibrio gene-
rado por una situacin con una ventaja tal que, si no se consigue propia-
mente la victoria, se conseguir tras la batalla que le siga a continuacin.
Tal ventaja puede alcanzarse fsica o psicolgicamente.
Desde un punto de vista fsico mediante la realizacin de un movimiento
que perturbe sus preparativos, separe sus fuerzas, ponga en peligro los
abastecimientos o amenace sus rutas de retirada. Y desde un punto de
vista psicolgico se consigue generando una sensacin de estar atrapa-
do en una situacin de manifiesta desventaja (74).

Las nuevas guerras y el pensamiento de los clsicos.


Clausewitz y Sun Tsu. Una comparativa

La guerra asimtrica enfrenta contendientes con diferentes capacidades


pero sobre todo que obedecen a diferentes modelos estratgicos. Esta
diferencia obliga al ms dbil a optar por la originalidad a la que, de
paso, obliga al fuerte, a rechazar modelos convencionales y desplazarse
hacia espacios no militares. Una guerra puede materializarse con ataques
financieros, informticos, etc.; no precisa ser sangrienta o siquiera de ser
militar (75).
Hasta cierto punto, enfrenta Sun Tsu a Clausewitz. Qiao habla de un
cambio en el modelo de guerra como resultado en un cambio en los es-
quemas de pensamiento.
No obstante, Sun Tsu y Clausewitz comparten muchos elementos en co-
mn. Ambos desarrollan una teorizacin de la guerra, que la convierte en
un instrumento y en una prolongacin de la actividad poltica, a la vez que
consustancial con aqulla. La estrategia se transforma as en el arte del
general con la que se convierte la guerra en una suerte de combate de
inteligencias y voluntades

(74) Ibdem, pp. 514 y siguientes.


(75) qiAo liAng and wAng XiAngsui: Unrestricted warfare, p. 72 y siguientes, opus citada.
Pinsese en los ataques del financiero George Soros a algunas monedas o los em-
bargos de fondos argentinos practicado por el Reino Unido durante la guerra de las
Malvinas.

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Pero existen diferencias. Mientras uno considera a la guerra como el arte


del engao, el otro la compara con un camalen. Si Clausewitz propugna
ir del fuerte al fuerte (maniobra de desgaste, una vez destruido el contin-
gente principal, los dems sern ms fciles y estarn desmoralizados),
Sun Tsu subraya la conveniencia de ir de lo dbil a lo fuerte (maniobra
relacional) oponiendo a la consistencia del contrario sutilidad, flexibilidad
y dinamismo; se trata de evitar lo consistente e infiltrarse por lo hueco.
Perseverar en el golpeteo de lo ms fuerte o deslizarse sobre ello hasta
encontrar la parte ms vulnerable del sistema.
El agua, inaprensible pero capaz de amoldarse a todo, se desliza sobre
el plano del conflicto hasta infiltrarse por cualquier resquicio. Abando-
nada a s misma es capaz de oxidar cualquier acero, slo precisa de
tiempo.
El pensamiento oriental aunque no desdea la violencia, como se ha vis-
to, considera que debe utilizarse con carcter residual. Prefiere frmulas
como la sorpresa. Pero Clausewitz:
No nos interesan los generales que se alzan con la victoria sin de-
rramamiento de sangre. Siendo la matanza un espectculo horrible,
hemos de tomar la guerra ms en serio, pero no servirnos de ella
como excusa para embotar progresivamente nuestras espadas en
nombre de la humanidad. Antes o despus vendr alguien con la
espada afilada para romper a golpes nuestras armas (76).
Diciendo esto descubre que no puede la nacin conformarse con gene-
rales que alcanzan victorias limitadas, que son las nicas que pueden
alcanzarse sin derramamiento de sangre, y las compara con un asunto
propio de brahmanes (77), curiosa alusin, ya se ha visto, a una forma
de conflicto de la que ser maestro Gandhi.
Clausewitz dice que la guerra hay que apurarla hasta el final que no pude
haber nada ms que un resultado el de la victoria o el de la derrota, que la
guerra debe resolver el pulso y no dejarlo pendiente de una nueva parti-
da. Para Clausewitz la guerra es a muerte. Coincide con el general McAr-
thur en la apreciacin de que en la guerra no hay sustituto de la victoria y
sta debe ser total. Esta forma de concebirla puede saltar por encima de

(76) CLAUSEWITZ, Carl von: De la guerra, T II, p. 553, Ministerio de Defensa, Madrid, 1999.
(77) Ibdem, p. 552.

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los lmites que el campo poltico le impone y hacer imposible alcanzar la


finalidad poltica que la debe presidir (78).
Para los clsicos orientales, como para Eisenhower: no hay sustituto
para la paz. Si la victoria militar sin paliativos se convierte en el fin mismo
de la guerra entonces la poltica deja de contar una vez comenzadas las
hostilidades, lo que supone una extravagante y peligrosa suspensin. Si
no se relaciona la lucha con los objetivos polticos, los medios con los
fines, puede llegar a concebirse la guerra como algo parecido a una car-
nicera sin mayor sentido (79).
La cuestin es, ya se ha dicho, que el agente asimtrico desarrolla un
monlogo, con lo que la dialctica militar tiene resultados normalmente
limitados (el caso de Sri Lanka en el ao 2009 es ejemplo de lo contrario
de victoria clausewtziana) en el plano del discurso y esa igualacin en el
furor es empleada para deslegitimar al fuerte por desmesurado.
Y es que tambin cabe la postura inversa, que sean los fuertes los que asu-
man los mtodos de los dbiles para enfrentarse a ellos, como Napolen
apuntaba frente a los partisanos hay que actuar como un partisano (80).
La asimetra lleva implcita una concepcin novedosa de conduccin de
la guerra (81).
Pero los fuertes no estn preparados para aplicar esa metodologa, por
ms que la guerra tienda a igualar a las partes, y no solamente porque
sus sociedades no lo acepten, que tambin. Los grandes no saben hacer
guerras pequeas. A veces clasificar a una guerra como asimtrica es
una forma de decir que, contra todo pronstico no se est ganando o,
incluso, se est perdiendo.
De esta manera la guerra se transforma en un asunto de voluntad, de vo-
luntad de vencer. La trinidad de Clausewitz: pueblo, gobierno y Fuerzas
Armadas no puede desengancharse de esta realidad y queda ligada a la
victoria. La victoria no puede conseguirse s uno de estos elementos no

(78)GONZLEZ MARTN, Andrs, y otros: Evolucin del pensamiento estratgico, X Curso


de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, documento de trabajo del Departamen-
to de Estrategia, septiembre de 2008.
(79) Ibdem.
(80)ARON, Raymond: Pensar la guerra, Clausewitz, T. II, opus citada, p.197.
(81)JORDN, Javier y CALVO, Jos Luis: El nuevo rostro de la guerra, p. 42, Ediciones Uni-
versidad de Navarra, Baraan, 2000.

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colabora para ello; a sensu contrario, actuar contra los elementos que los
ligan es una forma de derrotarlos.
Darwin no hablaba de la supervivencia del ms fuerte, sino del ms apto,
del que mejor se adapta. Los clsicos orientales inciden particularmente
en la adaptacin al enemigo para alcanzar la victoria, acplate al enemi-
go y alcanzaras la gloria, algo que la supremaca tecnolgica y econ-
mica de Occidente haba podido hacer olvidar. Y es que como sostiene
Se Ma:
Un ejrcito pequeo slo puede obtener ventajas pequeas; pero
estas pequeas ventajas multiplicadas le hacen lograr sus fines
un ejrcito pequeo no debe permanecer fijo en un lugar, debe estar
siempre en accin y en marcha en presencia del enemigo debe
volver sobre sus pasos constantemente con el fin de poder fatigar
al enemigo y combatirlo en todas partes (82). En contraste, un
ejrcito grande puede de repente lograr su objeto; pero tambin
puede de repente no conseguir su objeto un ejrcito numeroso
debe estar firme y como inmvil en su campo; no debe cambiar
de lugar a menos que una necesidad absoluta le obligue a ello; no
debe salir de l como no sea para combatir cuando un ejrcito
numeroso se halla en presencia de un enemigo, debe detenerse,
ya para comenzar el combate o para esperar a que el enemigo lo
comience (83). Y es difcil de mantener, de situar, de conducir, de
maniobrar Cuantos hombres nicamente destinados a guardar, a
preparar, a consumir, a vivir y con frecuencia incluso a malversar,
a intimidar, a corromper, a perjudicar de mil modos como en dos
instantes sucesivos puede dar rdenes diferentes y a veces contra-
rias de acuerdo con lo que exigen las circunstancias Ve su error
quiere repararlo; percibe el mal, quiere preservarse de l; eso no es
posible; la mquina est en movimiento, tiene que marchar (84).
El primer paso para abordar un conflicto siempre es comprenderlo en
toda su dimensin y contradiccin interna.

(82)CHOLET, E.: El arte militar de los chinos, p. 77, opus citada.


(83) Ibdem, pp. 7 y 787.
(84) Ibdem, pp. 78 y 79.

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