Santiago 2:14-26
Volvemos hoy, amigo oyente, a nuestro estudio de la epístola de Santiago, En nuestro programa anterior tratamos el tema de que Dios prueba la fe por nuestra actitud y acciones respecto a las personas. En realidad, lo que observamos fue un contraste entre el rico y el pobre, pero la discriminación también puede hacerse hoy por motivos raciales, así como por diferencias de credo o de denominación. Todos nosotros estamos en un mismo nivel ante Dios como pecadores, y tenemos que venir a Él sobre esa base.
0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
50 vistas6 páginas
Santiago 2:14-26
Volvemos hoy, amigo oyente, a nuestro estudio de la epístola de Santiago, En nuestro programa anterior tratamos el tema de que Dios prueba la fe por nuestra actitud y acciones respecto a las personas. En realidad, lo que observamos fue un contraste entre el rico y el pobre, pero la discriminación también puede hacerse hoy por motivos raciales, así como por diferencias de credo o de denominación. Todos nosotros estamos en un mismo nivel ante Dios como pecadores, y tenemos que venir a Él sobre esa base.
Santiago 2:14-26
Volvemos hoy, amigo oyente, a nuestro estudio de la epístola de Santiago, En nuestro programa anterior tratamos el tema de que Dios prueba la fe por nuestra actitud y acciones respecto a las personas. En realidad, lo que observamos fue un contraste entre el rico y el pobre, pero la discriminación también puede hacerse hoy por motivos raciales, así como por diferencias de credo o de denominación. Todos nosotros estamos en un mismo nivel ante Dios como pecadores, y tenemos que venir a Él sobre esa base.
Santiago 2:14-26
Volvemos hoy, amigo oyente, a nuestro estudio de la epístola de Santiago, En nuestro programa anterior tratamos el tema de que Dios prueba la fe por nuestra actitud y acciones respecto a las personas. En realidad, lo que observamos fue un contraste entre el rico y el pobre, pero la discriminación también puede hacerse hoy por motivos raciales, así como por diferencias de credo o de denominación. Todos nosotros estamos en un mismo nivel ante Dios como pecadores, y tenemos que venir a Él sobre esa base.
Descargue como DOCX, PDF, TXT o lea en línea desde Scribd
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 6
Santiago 2:14-26
Volvemos hoy, amigo oyente, a nuestro estudio de la epstola de Santiago, En nuestro
programa anterior tratamos el tema de que Dios prueba la fe por nuestra actitud y acciones respecto a las personas. En realidad, lo que observamos fue un contraste entre el rico y el pobre, pero la discriminacin tambin puede hacerse hoy por motivos raciales, as como por diferencias de credo o de denominacin. Todos nosotros estamos en un mismo nivel ante Dios como pecadores, y tenemos que venir a l sobre esa base. Ahora llegamos a un nuevo prrafo en este captulo, que hemos titulado:
Dios pureba la fe por las buenas obras
Desde el versculo 14 hasta el 26, Santiago mostr que Dios prueba la fe por las obras buenas. Hay quienes dicen que lo que tenemos en esta seccin es una contradiccin con los escritos de Pablo, porque el apstol Pablo explic con mucha claridad que la fe puede salvarnos. Tenemos esa clara afirmacin en su carta a los Glatas, captulo 2, versculo 16, donde dijo: 16sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la Ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros tambin hemos credo en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la Ley, por cuanto por las obras de la Ley nadie ser justificado. Hemos dividido esta seccin de la siguiente manera: (1) la interpretacin de la fe (versculo 14); (2) la identificacin de la fe (versculos 15 al 20); y (3) la ilustracin de la fe (versculos 21 al 26). (1) La interpretacin de la fe. Cuando entendemos la definicin de la fe tal como la usaron Pablo y Santiago en el contexto de sus escritos, podemos ver que ellos estuvieron perfectamente de acuerdo, y que estaban considerando el mismo tema desde diferentes puntos de vista. Pablo dijo que un individuo no es salvo por las obras o acciones de la ley. En Romanos captulo 3, versculo 28 l escribi: 28Concluimos, pues, que el hombre es justificado por la fe sin las obras de la Ley. En Glatas, como ya hemos observado, Pablo dijo que el hombre no era justificado por las obras de la ley sino por la fe en Jesucristo. Cmo podemos, pues, reconciliar lo que dijeron los apstoles Pablo y Santiago? Alguien dijo: "Pablo y Santiago no estn cara a cara, luchando el uno contra el otro, sino de espaldas, luchando contra enemigos opuestos". En aquellos das haba quienes estaban diciendo que uno tena que realizar las obras de la ley (la ley de Moiss), que uno tena que venir a la ley para ser salvo. Y Pablo respondi a esa afirmacin diciendo que las obras de la ley no salvaran a nadie, porque solo la fe en Cristo poda salvar a una persona. Tanto Pablo como Santiago estaban defendiendo la ciudadela de la fe. Pare entender esta verdad, necesitamos entender el uso de la terminologa de ellos. Pablo dijo que la fe salvfica (la fe que salvaba) -la fe que era real y genuina, transformara la vida de una persona. Pablo dijo de s mismo en Filipenses captulo 3, versculo 7, 7Pero cuantas cosas eran para m ganancia, las he estimado como prdida por amor de Cristo. Cuando l vino a Cristo, en su vida tuvo lugar una verdadera revolucin. En 1 Corintios captulo 15, versculos 1 y 2, Pablo escribi: 1Adems os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual tambin recibisteis, en el cual tambin perseveris; 2por el cual asimismo, si retenis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no cresteis en vano, es decir, a menos que hayis tenido simplemente una fe vaca. Ahora leamos lo que el apstol Santiago tuvo que decir. Leamos el versculo 14 de este segundo captulo de su carta: "Hermanos mos, de qu aprovechar si alguno dice que tiene fe y no tiene obras? Podr la fe salvarlo?" Santiago no estaba hablando de las obras de la ley. l simplemente dijo que la fe que salva a la persona, producir obras, obras de fe. La de la cual estaba hablando Santiago aqu era la fe profesante es decir, todo aquello que era falso, fingido, o una mera imitacin. Pablo se refiri a la misma idea cuando dijo, en 1 Corintios captulo 15, versculos 1 y 2, si no cresteis en vano. Y Pablo tambin escribi en 2 Corintios captulo 13, versculo 5, 5Examinaos a vosotros mismos, para ver si estis en la fe. Creemos que uno de los graves peligros que tienen que enfrentar los predicadores del evangelio, es que les gusta ver que la gente se convierta, y estn dispuestos a aceptar un "s" de alguna persona que diga: "S, yo confiar en Jess". Sin embargo, esa afirmacin podra ser una inclinacin de la cabeza concesiva, condescendiente o simplemente corts. Hoy en da es muy fcil confundir o interpretar mal las reacciones de las personas y hay, adems y en general, poca sinceridad. Hay una historia breve que cuenta que el diablo estaba manteniendo una reunin de trabajo con los demonios para decidir cmo convencer a los seres humanos de que Dios no exista. Teniendo en cuenta que ellos mismos crean en Su existencia, se estaban preguntando cmo lograr su meta. Un demonio sugiri que le dijeran a la gente que Jesucristo, en realidad, nunca haba existido y que los hombres no deban creer en esa ficcin. Otro demonio sugiri que convencieran a los hombres de que la muerte era el final de todas las cosas y que no era necesario preocuparse por la vida despus de la muerte. Finalmente, el demonio ms inteligente sugiri que deban decirle a todas las personas que haba un Dios, que haba un Jesucristo, y que creer en l salvaba, pero uno poda salirse con la suya simplemente profesando una fe y despus continuar viviendo en el pecado como uno sola hacerlo anteriormente. Y ellos decidieron utilizar esta tctica, que es la estrategia que el diablo usa an en la actualidad. As que Pablo y Santiago estaban en perfecta armona el uno con el otro en su enseanza. Cuando Pablo hablaba de obras, se refera a las obras de la fe. En su carta a los Romanos captulo 3, versculo 20 escribi: porque por las obras de la ley ningn ser humano ser justificado delante de l, ya que por medio de la Ley es el conocimiento del pecado. En efecto, l estaba diciendo: "S, la ley es un espejo, le revela a usted que es un pecador, pero no le puede salvar; las obras de la ley no pueden salvarle en absoluto". Y Santiago tambin dijo que usted deba tener algo ms que simplemente las obras de la ley. Pablo escribi en el versculo 10 de este captulo: porque cualquiera que guarde toda la ley, pero ofenda en un punto, se hace culpable de todos. Alguien lo expres de la siguiente manera: "El hombre no puede salvarse por una obediencia perfecta, porque no la puede lograr. No puede salvarse por medio de una obediencia imperfecta, porque Dios no lo aceptara". La nica solucin para este dilema es la redencin que se encuentra en Cristo Jess, y tanto Santiago como Pablo enfatizaron esa verdad. En la epstola a los Glatas captulo 2, versculo 16, Pablo dej en claro que los hombres no son salvos por la ley, pero ms adelante en esa epstola escribi No nos cansemos, pues, de hacer bien (Glatas 6:9). Hay mucho de este hacer que va junto con el creer, Y en este mismo captulo de esta epstola a los Glatas, captulo 6, versculos 6 y 7, el apstol escribi: El que es enseado en la palabra haga partcipe de toda cosa buena al que lo instruye. No os engais; Dios no puede ser burlado, pues todo lo que el hombre siembre, eso tambin segar. As que en esta seccin de esta carta que estamos recorriendo, cuando Santiago habl de obras, el se estaba refiriendo a las obras de la fe. Ahora Pablo tambin escribi sobre las obras de la fe, como podemos ver en Glatas captulo 5, versculo 6, donde dijo, segn otra versin: En Cristo Jess de nada vale estar o no circuncidado; lo que vale es la fe que acta mediante el amor. As que ambos apstoles ensearon que la fe deba ser una fe que obra, que acta, una fe viva. Como dijo Juan Calvino: "La fe sola, salva. Pero la fe que salva, no est sola". Hasta aqu la cita. Por lo tanto, la fe que salva est viva; la fe "profesante" est muerta. En la actualidad hay muchos que profesan ser cristianos; algunos de ellos incluso se han hecho miembros de iglesias. Tienen cierto parecido con los zombies. Se mueven y caminan de aqu para all como si estuvieran vivos, pero estn muertos. En cierta ocasin una joven le pregunt a su maestra de Biblia: Cmo puedo ser creyente y continuar haciendo las cosas como yo quiero? Y la maestra le contest citando el pasaje de la epstola a los Romanos, captulo 8, versculo 5, donde dice: Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espritu, fijan la mente en los deseos del Espritu. Si usted es un hijo de Dios, estimado oyente, no puede hacer solamente lo que usted quiera. Usted va a hacer lo que l quiera. En este mismo captulo de Romanos, el 8, versculos 7 y 9 dice: La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, no es capaz de hacerlo.....Sin embargo, vosotros no vivs segn la naturaleza pecaminosa sino segn el Espritu, si es que el Espritu de Dios vive en vosotros. Pablo dijo que los cristianos, al ser habitados por el Espritu de Dios, pueden producir el fruto del Espritu en sus vidas; si no es as, entonces hay algo que funciona radicalmente mal. Un cristiano no debe actuar como a l le plazca, sino como al Seor Jesucristo le agrada. As que cuando entendemos como Pablo y Santiago usaron las palabras fe y obras, podemos comprobar que estuvieron totalmente de acuerdo en su enseanza. (2) Ahora, Santiago se dispuso a tratar el tema de la identificacin de la fe (en los versculos 15 al 20). La fe que salva puede ser reconocida e identificada por ciertas seales. Hay una verificacin de la fe genuina. Y Santiago nos dej una ilustracin prctica. Leamos los versculos 15 y 16 de este segundo captulo: "Y si un hermano o una hermana estn desnudos y tienen necesidad del mantenimiento de cada da, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, de qu aprovecha?" Los tpicos piadosos y la palabrera cristiana no constituyen una evidencia de la fe que salva. Tiene que haber una vocacin, una inclinacin que acompae al vocabulario. Uno puede parecer muy piadoso si le dice a un individuo que va a orar por l, y que sabe que el Seor le proveer lo que necesite. Estimado oyente, el Seor lo coloc a usted all como un hijo de Dios para que provea lo que un hermano necesite. Estimado oyente, la fe que salva produce algo, y entonces usted puede identificarla. En Juan captulo 13, versculo 35 el Seor Jess dijo: En esto conocern todos que sois mis discpulos, si tenis amor los unos con los otros. Y el apstol Pablo en su epstola a los Romanos, captulo 13, versculo 8, dijo: No debis a nadie nada, sino el amaros unos a otros, pues el que ama al prjimo, ha cumplido la ley. Lo que queremos sealar es que uno no puede decir que es un hijo de Dios y vivir como una persona que no tiene ley. A veces nos conmueve enterarnos de que alguien que conocemos est ayudando a personas que tienen grandes necesidades o apoyando a misioneros sin decirle nada a nadie. Por ello decimos que uno est proclamando por medio de su vida si su fe es genuina o no. Continuemos leyendo los versculos 17 y 18 de este segundo captulo de Santiago: "As tambin la fe, si no tiene obras, est completamente muerta. Pero alguno dir: T tienes fe y yo tengo obras. Mustrame tu fe sin tus obras y yo te mostrar mi fe por mis obras." Destacamos la frase la fe, si no tiene obras, est completamente muerta. As que en ese caso la fe est muerta. Por qu? Porque la fe salvfica, la fe que salva, produce obras. Uno tiene que deducir esa conclusin de la ilustracin del apstol. Santiago estaba hablando sobre el fruto de la fe. Y Pablo habl sobre la raz de la fe. stos son los nfasis particulares de cada apstol, pero ambos afirmaron que la fe sola salvaba. Ahora Pablo tambin dijo que la fe iba a producir fruto. En Glatas captulo 5, versculo 29 dijo: El fruto del Espritu es amor, gozo, paz....Y el Seor Jess dijo, en Juan 15:5, Yo soy la vid, vosotros los pmpanos; el que permanece en m y yo en l, este lleva mucho fruto, As que es la fe la que salva, pero la fe que salva produce algo. Y el versculo 19 aade: "T crees que Dios es uno; bien haces. Tambin los demonios creen, y tiemblan." La palabrera, la verborrea no es una evidencia de una fe que salva, hasta los demonios creen. Y dice el versculo 2 de este segundo captulo: "Pero quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras est muerta?" La fe sin el fruto de la fe la hace vaca y vana en lo que concierne al mundo. (3) A continuacin Santiago procedi a presentar la ilustracin de la fe, en realidad, sern dos ilustraciones (en los versculos 21 al 26). Leamos los versculos 21 al 24: "No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreci a su hijo Isaac sobre el altar? No ves que la fe actu juntamente con sus obras y que la fe se perfeccion por las obras? Y se cumpli la Escritura que dice: Abraham crey a Dios y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios. Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras y no solamente por la fe." Pablo dijo en Romanos 4:3 que Abraham fue justificado por la fe, tambin lo vemos en Gnesis 15:6 y 22:1 al 14. Fue Abraham justificado cuando ofreci a su hijo Isaac? La cuestin es: ofreci a su hijo Isaac? Y la respuesta es: no, no lo hizo. Entonces, cul fue la obra de fe de Abraham? Cmo lo salvaron las obras? Bueno, su fe le hizo levantar el cuchillo para hacer algo que l crey que Dios nunca le pedira que hiciera, pero ya que Dios se lo haba pedido, l estuvo dispuesto a hacerlo. l crey que Dios levantara a Isaac de los muertos. Abraham nunca ofreci realmente a Isaac, porque Dios provey un sustituto, pero lo habra hecho si Dios no lo hubiera detenido. Esta fue una ilustracin selecta del hecho de que uno demuestra su fe por medio de sus acciones. La accin de este hombre demostr que l haba credo a Dios. Y despus Santiago utiliz otra ilustracin. Leamos el versculo 25 de este captulo 2: "Asimismo, Rahab, la ramera, no fue acaso justificada por obras, cuando recibi a los mensajeros y los envi por otro camino?" Cmo fue Rahab juzgada por obras? Al principio de la conquista de Canan, ella recibi a los espas israelitas enviados por Josu y los escondi de su propio pueblo, y despus les explic como escapar sin ser detectados (Josu 2). Aquella mujer que viva en la ciudad de Jeric arriesg su vida dando la espalda a su antigua vida y a su pueblo. Lo que para ella era ganancia, se convirti en una prdida. Ella no se limit a enviar mensajes de apoyo al ejrcito que se acercaba, dicindoles que orara por ellos, sino que se dijo: "Yo voy a hacer algo. Voy a esconder a estos espas, porque creo que Dios les va a entregar esta tierra. Nosotros hemos estado escuchando noticias sobre ellos por cuarenta aos, y yo creo en Dios". Estimado oyente, ella crey a Dios, y se implic activamente en lo que estaba ocurriendo. Ella fue justificada ante Dios por su fe. Y el escritor de la epstola a los Hebreos, en el captulo 11, versculo 31, dijo de ella: Por la fe Rahab la ramera no pereci juntamente con los desobedientes, porque recibi a los espas en paz. Sin embargo, ante su propio pueblo y ante los israelitas, fue justificada por las obras. Hace algn tiempo un seor fue a un vivero de plantas y compr la raz de un rbol. La haban marcado como un ciruelo. Ni siquiera alcanzaba el tamao de un palo de escoba, y no pareca tener ms vida que dicho palo. Se le dijo al comprador que lo colocara en la tierra de cierta manera, y as lo hizo. Lo observ cuidadosamente, y en la siguiente primavera le comenzaron a salir hojas. A los tres aos ya haba flores en l, y despus apareci el fruto. Y, por supuesto, eran ciruelas. Es que la raz de aquel rbol era una raz de un ciruelo. La fe es la raz, y la raz produce la clase de fruto al cual pertenece la raz. Si usted, estimado oyente, tiene una fe viva, entonces, va a haber fruto en su vida. El apstol Pablo dijo Examinaos a vosotros mismos, para ver si estis en la fe; probaos a vosotros mismos (2 Corintios 13:5). Y Santiago continu diciendo en el versculo 26: "As como el cuerpo sin espritu est muerto, tambin la fe sin obras est muerta." La fe sin obras es como un cuerpo muerto en una morgue. Santiago lo dijo, y Pablo tambin lo afirm. Y nosotros creemos lo que ambos dijeron porque nos lo estaban declarando como la Palabra de Dios. Estimado oyente, debemos terminar aqu por hoy y esperamos continuar contando con su compaa en nuestro prximo programa, pues en l comenzaremos nuestro estudio del captulo 3 de esta carta de Santiago.