Memorias REDUNIPAZ2016 PDF
Memorias REDUNIPAZ2016 PDF
Memorias REDUNIPAZ2016 PDF
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Memorias
Ibagu (Tolima-Colombia)
21, 22 y 23 de septiembre de 2015
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4
Editorial
Consejo Editorial
Comit de Evaluacin
5
Editor
Compilacin
Correccin de estilo
Diseo y diagramacin
Impresin
ISSN:
2539-3731
Direccin postal
Telfono
+57 82771212 ext. 9777
Notas:
-Las Memorias recogen los textos que pasaron la evaluacin. El archivo general
con todos los textos se publicara en un PDF sin editar.
6
Jos Eustasio Rivera se esforz en vano por llamar la atencin de los poderes
centrales hacia otro costado del pas donde l presenta que estaba el futuro. Sus
ojos de poeta le haban hecho advertir la belleza y diversidad de las regiones,
su espritu captaba la riqueza y la sublimidad de la selva, los ros, las fuentes de
agua; la fauna asombrosa y la flora infinita lo conmovan si cesar no slo trajo
su novela La vorgine, que conmovi al continente, sino el llamado de un mundo
que reclamaba ser tenido en cuenta, ser incorporado al relato de la nacin, verse
integrado al proyecto estratgico del pas.
William Ospina
en Para que se acabe la vaina
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ndice
Presentacin. 13
1. Palabras Inauguracin. 15
1.1. Luis Eduardo Delgado Peon, Gobernador del Tolima (Transcripcin). 15
1.2. Jos Herman Muoz ungo, Rector Universidad del Tolima. 18
1.3. Juan Carlos Roncal, MAPP-OEA (Transcripcin). 21
1.4. Fernando Cruz Artunduaga, Director Acadmico Congresos
Profesor Universidad del Tolima. 23
1.5. Federico Mayor Zaragoza, Ex-Director de la UNESCO y Presidente
de la Fundacin Cultura de Paz (Transcripcin). 26
1.6 Monseor Flavio Calle Zapata, arzobispo de Ibagu. 29
1.7. Saludo del Ejrcito de Liberacin Nacional (ELN). 30
1.8. Saludo Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia Ejrcito
del Pueblo (FARC-EP) (Transcripcin). 32
Reflexiones sobre Universidad y Construccin de Paz.
1.9 Adolfo Len Atehortua Cruz. Rector de la Universidad Pedaggica
Nacional (Transcripcin). 34
1.10. Harold Castilla, Rector Corporacin Universitaria Minuto de
Dios, sede principal (Transcripcin). 35
Panel inaugural: Lecciones aprendidas para la paz.
1.11. Presentacin Panel Germn Roncancio Moderador. 37
1.12. Alejo Vargas Centro de Pensamiento y Seguimiento al Dilogo de
Paz Universidad Nacional (Transcripcin). 40
1.13. Sergio de Zubiria Comisin Histrica del Conflicto y sus Vctimas
(Transcripcin). 43
1.14. Jairo Estrada lvarez Comisin Histrica del Conflicto y sus
Vctimas (Transcripcin). 45
1.15.Maria Emma Wills Comisin Histrica del Conflicto y sus Vctimas
(Transcripcin). 48
1.16. Javier Giraldo Moreno Comisin Histrica del Conflicto y sus
Vctimas (Transcripcin). 50
8
2. Eje Temtico I: Modelos de Desarrollo y Paz. 52
2.1. Esteban A. Ramos Muslera Ponente Internacional. El proceso de
construccin de paz colombiano observado desde los paradigmas
tericos de la paz. 52
2.2. Germn Roncancio Jimnez. Desarrollo y globalizacin. Anttesis a
la solucin poltica y la paz en Colombia. 65
2.3. Jos Javier Capera Figueroa, Sergio Huertas Hernndez y
Camilo Oviedo Monroy. Alternativas frente a la tendencia neoliberal,
una reflexin desde el pensamiento crtico latinoamericano para la
construccin de la paz. 76
2.4. Oscar Giovanni Parra Muoz. Aproximacin histrica y terica a la
relacin entre Estado y violencia en la sociedad colombiana. 82
2.5. Pastor Emilio Prez Villa. La economa solidaria como herramienta
de construccin de paz y territorios solidarios. 94
2.6. Zulay Mara Rodrguez Bermdez. Gobernanza, osconflicto y
universidad. 104
3. Eje Temtico II: Justicia y Derechos Humanos (Conflicto, Memoria,
Vctimas, Reconciliacin, Mujer y Paz). 114
3.1. Dylan Herrera y Lucas Uribe. Construir, reintegrar: una visin de
los aportes de la reintegracin a la construccin de paz desde la visin
de Galtung y Heidegger. 114
3.2. Edwin Ruiz, Henry Camilo Pez y Nstor Gmez. Genocidio De
La Unin Patritica Comprendido Desde Los Paradigmas Clsicos Y
Modernos De La Construccin De Paz. 124
3.3. Emmanuel David Gonzlez Martnez, Cleyderman Melndez Seas
y Mario Echeverria Acua. Tensin entre el acuerdo de paz y la justicia
en el escenario de posconflicto en Colombia. 141
3.4. Fernando Cruz Artunduaga. Silencios, Murmullos y Sonidos. La fina
membrana entre la muerte y la vida en conflictos violentos. 149
3.5. Guillermo Len Artunduaga Montealegre, William Wilches
Snchez, William Saavedra Lasso y Harley Enrique Gutirrez ustez
Caquet conflictos ajenos y memoria local. 156
3.6. Jerson Jahir Candela Gonzlez. La gnesis del proyecto paramilitar
o la configuracin del poder regional: El caso de la interseccin del alto
y medio Magdalena. 166
3.7. Jos de Jess Herrera Ospina. Impacto de la violencia sociopoltica
en el municipio de San Carlos. 185
3.8. Josas Mojica Domnguez. El dilema constitucional del derecho al
olvido y el derecho a la memoria en el marco del posconflicto. 197
9
3.9. Juliana Stefania Gil Ortiz. Objecin de conciencia al servicio militar
obligatorio propuesta en la construccin de paz y una alternativa al
servicio en Colombia. 207
3.10. Karlos Prez de Armio Ponente Internacional. Construccin de
la paz y desarrollo en el contexto de la globalizacin. 215
4. Eje Temtico III: Cultura (Pedagoga, Educacin, Comunicacin y
Arte para la Paz. 228
4.1. Ana Mara Guzmn Madrigal. Gnero, comunicacin y paz. 228
4.2. Elizabeth Arias Espinosa y Kevin Olave Insuasti. Ecolprovys:
terriotrio, vida y resistencia. Un tejido de ladera. 235
4.3. Fernando Augusto Poveda. Modelos de gestin de conocimiento
solidario, la ruta hacia la innovacin social. 239
4.4. Fayver Andrs Barragn Torres. La cortina de humo Complejo. 249
4.5. Jos Garca, Catalina Mara Seplveda, Mara Paola Bermdez,
Sandra Bibiana Campuzano, Elkin de Jess Daz y Juan Jos Hoyos.
Construccin de programas de educacin popular sobre ciudadana,
paz y desarrollo por medio de Investigacin Accin Participativa en
cinco comunidades relacionadas con Uniminuto seccional Bello 2015. 255
4.6. Leonardo Fabio Colorado Rendn. Una escuela de Derechos
Humanos y ciudadana en un territorio en conflicto armado, el caso de
Ituango. 265
4.7. Martha Elizabeth Varn. Los personajes de libros de texto en
Ingles: ideologas, culturas e identidades en el caso colombiano de
bsica secundaria. 271
4.8. Oscar Javier Arciniegas Garzn. Manual de valoracin de
convivencia sexualidad y Derechos Humanos en el contexto escolar
y comunitario. 288
4.9. Oscar Javier Pulido Mahecha. IS+PS: una frmula para la paz.
Soando con los pies en la tierra. 298
4.10. Sandra Lorena Crdenas Seplveda. Educacin en el marco
del posconflicto: contexto de la niez y la juventud en el proceso
colombiano (Estudio de caso en los procesos de enseanza niveles
primaria y secundaria de la ciudad de Pereira). 306
4.11. Stephanie Melo Ramrez. La educacin en Derechos Humanos
Hacia una resignificacin desde la escuela. 315
4.12. Vanessa Roa Mendoza. Pensar la construccin de paz y la no
violencia desde la academia de trabajo social: retos y avances en la
accin profesional. 337
10
5. Eje Temtico IV: Universidad Regin. 345
5.1. Carlos Medina Gallego. Universidad y posconflicto. 345
5.2. Margarita Jaimes Velsquez Yoandres Mercado Villalba La
poltica de restitucin de tierras. Nuevas disputas en los Montes
de Maria?. 354
5.3. Miguel Antonio Espinosa Rico. Paz en una perspectiva Territorial:
retrica y retos en el escenario regional. 365
5.4. Wilson Vanegas Rivera. Rol de las universidades regionales, como
plataformas del desarrollo socioeconmico para liderar el cambio
requerido en el postacuerdo. 378
6. Anexos. 385
6.1. Programa. 385
6.1.1. Eje temtico I: Modelos de desarrollo y Paz, Universidad
Cooperativa de Colombia. 386
6.1.2. Eje temtico II: Justicia y Derechos Humanos, Universidad del
Tolima. 387
6.1.3. Eje temtico III: Cultura (Pedagoga, Educacin, Comunicacin y
Arte para la Paz, Corporacin Universitaria Minuto de Dios. 389
6.1.4. Eje temtico IV: Universidad Regin, Universidad de Ibagu. 391
6.2. Declaracin Final. 393
11
Agradecimientos
12
Presentacin
13
que no es otra cosa que poner los recursos naturales del pas y la institucionalidad
al servicio de los mayores monopolios nacionales e internacionales, que ven como
sus proyectos econmicos incrementan sus ganancias al precio del dolor ajeno.
Pensar la paz con justicia ambiental y social, con respeto por la vida en
general y, por la vida humana en particular, es tarea de los centros de saber para
proponer y desarrollar polticas pblicas que giren alrededor de la idea de vivir
bien o sumaj kausaj, como dice la gente de los Andes. En ese sentido, los eventos
confirmaron su compromiso y vocacin de aportar al gobierno colombiano, a las
insurgencias, a la comunidad internacional y la sociedad civil, desde su quehacer
del conocimiento y de la movilizacin social para contribuir a fortalecer la
presencia activa en la construccin de un pas en paz en otro mundo posible hecho
al tamao de nuestras esperanzas.
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1. Palabras Inauguracin
Qu gusto estar en esta tarde, hoy en esta querida tierra tolimense, con un
auditorio que ama la Paz, que quiere la Paz, que exige la Paz, bienvenidos todos,
bienvenidas todas, su excelencia monseor Flavio Calle Zapata, arzobispo de
Ibagu; doctor Jos Herman Muoz ungo, rector de la Universidad del Tolima,
padre Harold Castilla Devoz, rector de la Corporacin Universitaria Minuto de
Dios; doctor Juan Carlos Roncal, delegado de la Misin de Apoyo al Proceso
de Paz de la Organizacin de los Estados Americanos (MAPP/OEA); doctora
Sthephanie Andrade Porras, directora de Proyeccin Social de la Universidad del
Tolima; doctor Juan Manuel Estrada, coordinador de Proyeccin de la Universidad
Cooperativa de Ibagu; doctor Fernando Cruz, representante de REDUNIPAZ;
doctor Alejo Vargas, delegado del Centro de Pensamiento y seguimiento al
Dilogo de Paz de la Universidad Nacional; doctor Adolfo Atehortua, rector de
la Universidad Pedaggica Nacional; doctora Mara Emma Wills, doctor Jairo
Estrada, doctor Sergio de Zubiria, doctor Javier Giraldo, miembros e integrantes
de la comisin histrica del conflicto y sus vctimas; docente Daniel Nina de la
Universidad de Puerto Rico, docente Carlos Perez de Armio de la Universidad
de Espaa, docente Alicia Cabezudo de la Universidad de Nacional del Rosario
Argentina, docente Alex Carrascosa del Centro de Investigacin por la Paz
de Gernika Gogoratuz Espaa, doctor Antonio Elizalde conferencista invitado
especial de Chile, conferencistas nacionales, integrantes del Alto Comisionado
para la Paz, seores docentes, rectores de otras universidades del pas que nos
honran con su presencia, miembros de organizaciones no gubernamentales,
misiones diplomticas que nos acompaan, representantes de organizaciones
sociales, invitados especiales, seores medios de comunicacin.
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jvenes, porque tenemos la seguridad absoluta que en ustedes, aceptando el reto
nosotros las autoridades que tenemos poder poltico, en ustedes va a descansar
la firma final, el entendimiento y la convivencia nacional.
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estamos profundamente convencidos de que vamos a obtener la paz y van a venir
en tres aos a compensar, a abrir espacios en esa bsqueda de la paz, en mostrarle
al Tolima, tradicionalmente agropecuario, para que pueda alcanzar excelencia
en la calidad de produccin para buscar competitividad a nivel internacional en
el mundo globalizado. Son muchas las razones que podramos explicar aqu a
propsito de todo lo que se requiere fortalecer el campo colombiano, que est
en nuestras manos, que hay que trabajar en ese firme propsito con la juventud
de hoy, porque sern los lderes del maana y les corresponder entonces firmar
el acuerdo con el ltimo argumento que reclama la paz que es el perdn. Sin
perdn no habr paz.
Reitero la bienvenida a todos y dejamos entonces que este panel que inicia
hoy con todas las conferencias que vienen hasta el da mircoles sea una inyeccin
positiva que nos llegue al alma y a la mente, al espritu, al corazn, para que
salgamos de aqu contagiados de luchar por la paz de Colombia.
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1.2. Jos Herman Muoz ungo, Rector Universidad del Tolima
18
La otra expresin del conflicto es la crisis social que viven los pobladores,
indgenas, campesinos y ciudadanos, en municipios como Coyaima, que superan
ms del 60% de necesidades bsicas insatisfechas, slo superadas por la pobreza
de regiones marginales como Choc; o la concentracin de la tierra por parte
de una reducida lite nacional. Estas, entre otras variables, son evidencias de una
guerra envolvente sobre la vida social y, por ende, un problema pblico, y no slo
de orden pblico.
Ello pasa por recuperar la significacin vital de las universidades para la vida
poltica y social, que parte del reconocimiento y priorizacin de la educacin
como motor del desarrollo en la poltica del Estado, de tal forma que haga parte
de la democratizacin planificada de la educacin, orientada a formar sujetos
polticos que participen de manera activa en la transformacin de la realidad y
la cultura, y en la solucin de las necesidades de la sociedad. A las universidades
nos corresponde, adems, demostrar que el saber cientfico y la cultura no son
ornamento o simulacin, sino que son instrumentos para cultivar y liberar la vida,
y para transformar la violencia en la sociedad.
19
armas que tienen las universidades: el conocimiento y la palabra, con el propsito
de emprender el trabajo de construccin de paz desde ahora y, por supuesto,
una vez se firmen los acuerdos de paz con las insurgencias de las FARC-EP y del
ELN.
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1.3. Juan Carlos Roncal, MAPP/OEA
Este rol se enmarca en el papel activo que a travs del tiempo desarrollan las
Universidades mediante la construccin de los procesos sociales y polticos de las
naciones, como lo demuestran numerosos eventos producidos en la historia de la
humanidad.
21
El rol regional y local que cumplen las universidades se manifiesta en su labor
educativa y en el permanente ejercicio democrtico que explora las posibilidades
concretas de superar el conflicto armado y avanzar hacia escenarios de convivencia
y bienestar social. La MAPP/OEA est convencida de que la paz se construye desde
lo local y, en ese marco, creemos firmemente que la universidad puede ayudar
a desarrollar una construccin dialgica y participativa que involucre la reflexin
conjunta, que recoja la percepcin y las esperanzas de los ciudadanos y que analice
la condicin de las poblaciones y de su entorno. Esta tarea debera generar el
reconocimiento a participar, a disentir y tambin a formar en torno a la paz. La
universidad tiene la posibilidad de convertirse en un espacio legtimo de intercambio
propositivo, vigente y sobre todo, dinmico.
Muchas Gracias.
.
22
1.4. Fernando Cruz Artunduaga, Director Acadmico Congresos Profesor
Universidad del Tolima
Bienvenidos y bienvenidas.
Cada persona que ha podido y ha querido asistir a esta cita nos puede ayudar
en el empeo. Todos sabemos algo de la violencia, pero estamos seguros de que
todos sabemos mucho ms sobre la paz y sus prcticas. Y de eso se trata, de
un dilogo de saberes que realicemos entre la reflexin universitaria y sectores
sociales, que compartamos experiencias.
Para qu una locomotora minera? Ser que esa minera legal (o ilegal) nos
dar la salvacin?
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de desarrollo respetuoso con la vida humana y natural. Si no para qu sirven
llamados como el de Colombia, Magia salvaje?
Se necesita una justicia que sea capaz de superar esa barrera histrica que la
impunidad ha construido en el pas. Sabemos que para construir un pas serio y
moderno se requiere justicia. Se habla mucho de corruptos y corruptas, pero
poco o nada se indaga por corruptores y corruptoras. Ambos son criminales. Y,
de otro lado, sin respeto de los derechos humanos es imposible la convivencia
pacfica y democrtica, por eso el conjunto de la sociedad colombiana debe
empear todos sus esfuerzos para que no sea slo un articulado constitucional,
sino que se practique para toda su poblacin.
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Amigas y amigos, parodiando a Gabo, estamos a tiempo de superar est mala
hora; ya hemos vivido para contarla, nosotros estamos dispuestos a alquilarnos
para soar.
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1.5. Federico Mayor Zaragoza, Ex-Director de la UNESCO y Presidente de la
Fundacin Cultura de Paz (Transcripcin)
Queridos amigos, cunto me gustara estar hoy con todos ustedes de manera
personal all.
Fernando Cruz, por favor comente que es importante que Redunipaz en estos
momentos tenga el deseo de tener un protagonismo de situarse en la vanguardia
de esta relacin de comunidades, que son precisamente las que saben inventar el
futuro, son las que son capaces de crear.
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Recuerdo, y me gusta repetirla, aquella frase muy importante del presidente
Kennedy en el ao 63 que dice: No hay ningn desafo que se situ ms all de
la capacidad creadora de la especie humana. De esto es de lo que tenemos que
darnos cuenta, cada ser humano es nico y capaz de crear, capaz de inventar,
capaz de anticiparse, de reflexionar. Como deca el profesor Hans Krebs: ver
lo que otros ven y pensar lo que nadie ha pensado. Hoy es precisamente en las
universidades, con la comunidad cientfica, intelectual, artstica, donde podemos
pensar lo que nadie ha pensado, donde podemos ofrecer nuestras soluciones del
maana y donde podemos favorecer estas mltiples transiciones.
Deca Jos Luis San Pedro que tenamos que cambiar de rumbo y de nave. Para
cambiar de rumbo y de nave tenemos ahora otras frmulas econmicas para el
desarrollo social, otras frmulas para llevar a cabo esta cooperacin internacional
que era uno de los sueos de los aos 1960, cuando decamos siempre compartir
con los dems, esta era la palabra clave para el futuro y hoy lo que vemos, en
lugar de incrementar los fondos de cooperacin, es explotacin; hoy vemos
que en muchos de los pases ricos en recursos naturales, la gente se muere de
hambre y se han disminuido los fondos para el Programa de Naciones Unidas
para el Desarrollo, se han disminuido en general los fondos de la cooperacin
internacional; en Espaa, por ejemplo, es muy grave que en los ltimos aos de
poltica neoliberal se hayan reducido enormemente los fondos que haban llegado
al 0.51% del PIB; estaba bastante bien, pero en estos momentos ha cambiado.
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al menos para tomar medidas en estas situaciones potencialmente irreversibles.
El presidente Obama ha dicho que esta es la primera generacin que afronta el
desafo del cambio climtico y la ltima que puede resolverlo; el Papa Francisco ha
dicho lo mismo, tenemos que actuar ahora, no podemos esperar otro diagnstico;
es tiempo de accin y en esta accin, no cabe duda, las universidades, la ciencia,
la comunidad artstica son las que deben ponerse al frente para este cambio de
rumbo y de nave.
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1.6. Monseor Flavio Calle Zapata, arzobispo de Ibagu.
Es una alegra para esta ciudad y para el Tolima recibir este evento, es a mi
manera de ver un semillero de paz y de futuro, es muy bueno hablar ahora de
nuevos sembrados, los sembrados estn difciles en las tierras ahora ridas y secas
de Colombia por el verano que nos ha llegado, pero hablemos de los semilleros
de los universitarios, en el corazn de cada universitario hay un gran espacio para
construir el futuro y construir la paz, por eso la temtica especifica universitarios
y paz es feliz all hay horizonte, hay futuro y hay esperanza, porque la esperanza
est en la niez, la adolescencia y la juventud, all cabe todo un mundo nuevo y
hay que reconstruir la novedad en Colombia; justamente estamos a punto de
arrancar una historia nueva y no depender de las clausulas firmadas para una
fotografa del tiempo, sino que el futuro depender ante todo de la juventud de
hoy y ustedes los jvenes universitarios que socialmente son muy privilegiados no
pueden defraudar el futuro de Colombia, se cree en la juventud, en la juventud
estudiosa, ustedes que buscan en las aulas en la investigacin, en los estudios en
la discusin acadmica un futuro mejor, no defrauden a Colombia, esperamos
mucho de ustedes que estn recibiendo cmo esa llama olmpica que llevan los
atletas avanzando unos kilmetros y la entregan, yo creo que estamos viviendo
un momento de esos y la juventud tiene que empuar la llama olmpica de la paz
y de un nuevo pas de justicia y equidad.
Muchas gracias
29
1.7. Saludo del Ejrcito de Liberacin Nacional (ELN)
Hacemos llegar un respetuoso y clido saludo a todas y todos los que participan
en este VI Congreso Nacional y II Internacional de la Red de Universidades por
la Paz. Valoramos esta iniciativa, que vincula a la academia con el contexto que
vive el pas, que denominamos de urgencia, en la superacin de la guerra que se
libra en Colombia desde hace sesenta aos y en la bsqueda de un pas en paz
con justicia social.
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objeto, al de la reflexin, en el que se es capaz de situarse dentro de la misma
investigacin con una posicin crtica y autocrtica respecto del fenmeno social;
este cambio de actitud hoy le devolvera a la academia su legitimidad, el papel
crtico y transformador que le ha sido asignado durante toda la historia.
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1.8. Saludo Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia Ejrcito del Pueblo
(FARC-EP) (Transcripcin).
Todo este contexto se liga indudablemente con la lucha por la paz. La solucin
al conflicto ha sido la ms extendida tarea democrtica que ha emprendido la
nacin en la ltima dcada. Alcanzar la paz democrtica ser la mayor conquista
de nuestro pueblo en toda su historia, a ella le hemos dedicado nuestros mayores
esfuerzos generaciones completas de compatriotas. Una coyuntura decisiva
de tal calado no puede ser ajena a la universidad colombiana. Por eso, en las
FARC consideramos que no es posible construir una paz estable y duradera
solamente por medio del dialogo entre insurgencia y Estado, un asunto de tanta
trascendencia requiere del concurso de toda la ciudadana y propuestas de todas
las opiniones sociales.
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de toda esta rica colectividad depender que el camino de la Colombia en paz,
sea el del desarrollo, la dignidad y la democracia autntica.
Los invitamos a apropiarse del proceso de paz, convirtiendo las aulas y campos
universitarios en gigantescos escenarios para el debate sobre la Colombia por
venir, en ese camino pueden estar ustedes seguros de que nos encontraremos.
Muchsimas gracias.
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1.9. Adolfo Len Atehortua Cruz. Rector de la Universidad Pedaggica
Nacional. (Transcripcin)
Quiero presentar unas breves palabras ante este VII congreso nacional y II
internacional de REDUNIPAZ, no solo en el sentido de expresar el compromiso
de la universidad Pedaggica Nacional con el trabajo de la Red, sino decir que el
evento que inicia hoy es un compromiso de la universidad colombiana con la paz,
es la expresin de su compromiso, de su quehacer cotidiano y misional, el largo
conflicto armado que ha trasegado el pas por ms de 50 aos, no exige cosa
diferente a la universidad, no podemos ser indiferentes, negligentes o apticos
ante la realidad histrica y social que nos acude y estremece, pensar el papel
poltico y pedaggico de la construccin de paz desde la universidad, significa
pensarlo como proceso en sus mltiples entrecruzamientos con los derechos
humanos, la memoria histrica, los sucesos transicionales, los abordajes en la
resolucin de conflictos, la prevencin ante la violacin de los derechos y sus
dinmicas de promocin, garanta y restitucin, por supuesto en los imperativos de
responsabilidad que nos demanda la formacin de profesionales comprometidos
con el presente y futuro del pas, es eso lo que haremos durante estos breves tres
das en la universidad del Tolima que nos recibe hospitalariamente.
Expreso mis deseos por el xito de este VII congreso nacional y II internacional
de REDUNIPAZ, es el papel entorno a la construccin de paz en Colombia lo que
nos convoca, llama y compromete, esto quiero subrayarlo no se vende criticidad,
solidaridad, liberacin con los mismo recursos con que se vende cocacola, deca
Mario Kapln; creo cmo lo deca Paulo Freire que es necesario luchar por una
educacin que nos ensee a pensar y no por una educacin que nos ensee a
obedecer.
Aqu estamos con REDUNIPAZ para hacer realidad esta propuesta educativa.
Muchas gracias
34
1.10. Harold Castilla, Rector Corporacin Universitaria Minuto de Dios, sede
principal. (Transcripcin)
El desarrollo de estos mbitos deben pasar por la resignificacin del papel del
objeto de la universidad y en este caso del conocimiento y por supuesto tambin
de sus actores, los directivos, los profesores, los estudiantes, la comunidad
acadmica y el entorno, y en ese sentido quiero referirme al conocimiento, lo
caracterstico de la universidad es su carcter de academia, de espacio del saber,
de estudio y de profundizacin cientfica de distintos objetos de conocimiento,
de acuerdo con la lgica de las disciplinas cientficas, sociales y otros mbitos
del saber humano, con toda la centralidad en el conocimiento que ha sido
caracterstico en el pensamiento del modelo moderno de universidad debe
abrirse al conocimiento de la complejidad social y de la realidad cultural, donde
entran en conocimiento no solamente elementos cognitivos desde la racionalidad
occidental, sino tambin elementos de otras epistemes, otras racionalidades y
maneras de ver el mundo que escapan a la visin tradicional que del mundo a
tenido la universidad, en esa medida una universidad constructora de paz, debera
responder no solamente al para qu del conocimiento suficientemente rastreado
en los exmenes sobre competencias hoy, sino tambin al qu del conocimiento,
en las perspectiva de posicionar nuevos elementos del conocimiento y de
docencia que recree pedaggicamente esa relacin tradicional con el saber que
se han fraguado desde los centros universitarios, creo que esa es hoy una de las
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misiones ms importantes de esta institucionalidad universitaria y en este sentido
del compromiso que tiene la universidad en la construccin de esta paz.
Muchas Gracias.
36
1.11. Presentacin1* Panel Germn Roncancio Moderador
Ahora bien, como aqu estn reunidas amplias y plurales expresiones del
movimiento universitario por la paz, junto con representantes de connotados
procesos sociales y partidos polticos, este Congreso Redunipaz reconoce
la necesidad e importancia de estudiar e investigar, conocer y debatir las
causas estructurales e histricas del conflicto. Decide asumir en prospectiva la
1*
Germn Roncancio Jimnez. Moderador del panel. Observatorio de Derechos Humanos con Perspectiva
Crtica. Cofundador de Redunipaz e integrante de Comit Acadmico y organizador de los Congresos
Redunipaz, Ibagu - Tolima, 2015. Editor de la Revista Cepa.
37
tarea de las y los universitarios de construir universidades territorios de paz y
propone conformar mesas universitarias de paz, como estrategias pedaggicas
de relacionamiento de las comunidades acadmicas, desde las regiones y los
territorios, con los sectores y movimientos sociales y polticos, con gobiernos
e insurgencias, con comunidades de fe e internacionales, y con la sociedad civil,
como parte del gran dialogo nacional de paz con y en todo el pas.
Est con nosotros y con nosotras el padre jesuita Javier Giraldo Moreno;
Sergio de Zubira Samper y Mara Emma Wills, profesores de la Universidad de los
Andes; Jairo Estrada, profesor de la Universidad Nacional; e igual nuestro amigo,
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colega e invitado especial, Alejo Vargas, del Centro de pensamiento y seguimiento
al dilogo nacional de paz de la Universidad Nacional.
1. Cules son los alcances y cules las limitaciones del estado actual del
proceso de negociacin del Gobierno con las insurgencias?
2. Cmo consideran el papel de la sociedad civil en la construccin
de una paz duradera, en el marco del pos-acuerdo y de la paz con
justicia social?
3. Cul es el rol de la Universidad en la construccin de la paz con
justicia social?
39
1.12. Alejo Vargas Centro de Pensamiento y Seguimiento al Dilogo de Paz
Universidad Nacional. (Transcripcin)
Segundo, considero que una distincin muy importante que hace el acuerdo
general para la terminacin del conflicto armado entre el Gobierno y las FARC
es diferenciar dos momentos en el pasado que estuvieron un poco mezclados
y que, a mi juicio, contribuyeron a crear confusin: uno es la terminacin del
conflicto armado y otro es la construccin de paz; el primero es una tarea de los
actores del conflicto armado, el Estado de un lado y las insurgencias del otro; la
construccin de paz, por su parte, es una tarea de todos los colombianos, una
tarea que no est en cero, que ya est andando, pero que una vez que termine el
conflicto vamos a poder hacerlo de una mejor manera.
Con el ELN todava no se tiene claro, pero al parecer tambin es una agenda
pequea, cosa que me alegra. Pero ah todava hay ciertas incertidumbres, a
pesar de lo que se dice a propsito de que el tema ya est cerrado, que quiz ya
sea un tema de das, como lo dijo Nicols Rodrguez Bautista, alias Gabino, en una
entrevista al Canal Capital hace unos das. Entonces ah el aprendizaje en cuanto
al tamao de la agenda est localizado.
40
En la agenda de La Habana se opt por una opcin pragmtica. Sobre ese tema
sabemos que hay posiciones minimalistas y maximalistas: los maximalistas dicen
todos los colombianos debemos participar en la solucin de todos los problemas; eso
se oye bien al odo, pero eso en la prctica no es tan viable; y la otra posicin estn
los que dicen la sociedad qu tiene que meterse, si para eso est el Gobierno; aqu se
opt por una solucin intermedia, se dijo vamos a establecer tres mecanismos:
Con el ELN todava no se sabe, ese es uno de los puntos que probablemente
pueden marcar alguna diferencia, pero todava es especulativo. En ese campo, sin
embargo, cualquier oportunidad de participacin siempre se puede profundizar y
ampliar. A propsito de esto recuerdo una frase de Boaventura De Sousa Santos
con relacin a la democracia que dice: la participacin es un lmite sin lmites, y
es verdad, es algo que tiene lmites pero que siempre se le puede poner nuevos
lmites, siempre se puede ampliar la participacin, pero tambin debe tener en
principio unos referentes.
Por ltimo, yo dira la Universidad tiene unas tareas muy importantes en este
campo, no slo en lo que tiene que ver con sus tareas misionales, como son
el tema de la docencia, si formamos mejores profesionales ms sensibles a los
problemas del pas, corrigiendo ese error craso que se cometi en la educacin
colombiana de minimizar la importancia de la Historia, eso hay que recuperarlo
y justamente el trabajo de la Comisin es un material extraordinario que ya se
est usando en esa perspectiva, con una mirada plural del conflicto histrico,
ese es un elemento fundamental; en segundo lugar es la tarea investigativa, pero
tambin cada vez ms una investigacin aplicada, la Universidad cada vez ms
debe estar en la tarea de volcarse a trabajar con las organizaciones sociales, con
lo problemas sociales, parte de eso fue lo que se tuvo en cuenta cuando se cre
Redunipaz, el Centro de pensamiento y muchas otras iniciativas que estn en
proceso en el pas.
41
las diferentes miradas de las comunidades afros o de indgenas sobre el tema
de la tierra, tambin con la necesidad de producir alimentos; todos esos son
temas en los que tenemos responsabilidad, pero eso ocurre igual para todas las
disciplinas; por ejemplo, hay un equipo de fsicos nucleares de la Universidad
Nacional que estn ayudando a la oficina de desminado, tratando desde la
perspectiva de la tecnologa cmo minimizar el riesgo para los humanos, eso
para decir que el proceso no es un tema solamente de las ciencias humanas, es
algo que nos interpela a todas las disciplinas, el tema es que veamos que el tema
del pos-acuerdo y de construccin de paz nos va a desafiar por lo menos en los
prximos dos decenios.
42
1.13. Sergio de Zubiria Comisin Histrica del Conflicto y sus Vctimas
(Transcripcin)
Yo creo que todos los tericos sobre educacin para la paz nos han dado una
premisa: habr campos de la educacin en los que aportan y contribuyen otros
sectores, pero la nica educacin que implica al conjunto total de la sociedad es
la educacin para la paz. La sociedad debe hacer veedura y arropar al mismo
tiempo, tambin debe sealar defectos.
43
El problema fundamental, como lo plante la Mesa Amplia Nacional Estudiantil
ya hace tres aos, y como lo plantearon Rafael Gutirrez Girardot, Pedro Enrquez
Urea, Rubn Jaramillo Vlez, y toda la intelectualidad critica colombiana, es
volver a pensar la relacin entre universidad y sociedad. Debemos aportar mucho
ms en investigacin, en teoras de la justicia, en formas de transitar a la vida
poltica abierta. Ms teora, ms investigacin; pedagogas de paz, no ctedras de
paz, es decir, necesitamos pensar a fondo con toda la produccin inmensa que
hay en Amrica Latina qu es una pedagoga de paz. Esto no se resuelve con un
decreto del Ministerio de Educacin, es necesario mejorar nuestra comunicacin
para convertir el conocimiento en un conocimiento abierto y pblico.
44
1.14. Jairo Estrada lvarez Comisin Histrica del Conflicto y sus Vctimas
(Transcripcin)
Para entender los alcances del proceso, bsicamente tendramos que hacer
una consideracin en trminos de la potencia transformadora que l encarna y
representa. El proceso en s mismo no es una transformacin, pero contiene una
potencia transformadora en una sociedad en la que se produjo una normalizacin
de la guerra y, en consecuencia, en una sociedad en la que no se alcanza a
comprender suficientemente el significado de entrar en un escenario de solucin
poltica a un conflicto que lleva, entre tanto, ms de cincuenta aos, de tal suerte
que, si hablamos de los alcances del proceso, lo primero que tendra que decir
es: la transformacin cultural que trae consigo el proceso, en el sentido de
transitar de una sociedad que ha vivido inmersa en la guerra, a una sociedad en
la que los conflictos deben transformarse, en la que los conflictos se tramitarn
con el exclusivo ejercicio, si se quiere, de la poltica. Obviamente, si se dan las
condiciones para que ello sea posible.
45
Dificultades. Los problemas en este momento del proceso los veo
fundamentalmente en trminos de cmo los acuerdos adquieren fuerza
normativa. Los acuerdos hasta ahora son una manifestacin de voluntades, en
sentido estricto, un catlogo de buenas intenciones, pero eso requiere fuerza
normativa y creo que lo que hoy est en debate es si el desarrollo de la fuerza
normativa de los acuerdos le es expropiada a la mesa, o si la mesa tiene la capacidad
de desarrollarla ella misma. Es la discusin sobre la unidad legislativa especial,
este tema que, de hecho, tiene que darle fuerza normativa a los acuerdos, que es
distinto al tema de la refrendacin, eso es otra discusin. Para poder implementar
los acuerdos necesitan haber sido desarrollados normativamente.
46
Una contribucin fundamental de la mesa de La Habana es tambin la
Comisin de esclarecimiento de la verdad, de la reconciliacin y la no repeticin,
ah la Universidad tiene que jugar un papel central, adems de todos aquellos
asuntos que tienen que ver de manera tcnica con la implementacin de los
acuerdos en lo que hace referencia en el punto de poltica de desarrollo integral,
al punto de participacin poltica, al punto sobre uso ilcito o de drogas ilcitas,
como reza en la agenda.
Adems, sin duda habr que tener en cuenta los puntos agregados que
tendrn que resultar de la entrada del ELN al proceso de dilogos con la agenda
que, como se anuncia, en algunos aspectos no difiere sustancialmente de la que
se est adelantando actualmente, tal vez con nfasis distintos, que tiene que ver
con las trayectorias histricas de esa insurgencia.
47
1.15. Maria Emma Wills Comisin Histrica del Conflicto y sus Vctimas
(Transcripcin)
Lo primero que deben hacer los jvenes que hacen parte de la Universidad
es hacerse preguntas difciles: cmo la sociedad civil ha sido engranaje de la
guerra o no en este pas? y, si creemos que la paz es posible, cmo vamos a ser
48
un engranaje de la paz y no a seguir alimentando esas visiones esquemticas y
polarizadas de la realidad?
Muchas gracias.
49
1.16. Javier Giraldo Moreno Comisin Histrica del Conflicto y sus Vctimas
(Transcripcin)
Responder la primera pregunta, sobre los alcances y las limitaciones del proceso,
requiere poder evaluar un proceso de paz y se necesita tener una concepcin de
la paz; en el pas existen muchas concepciones de la paz y particularmente la
paz que se dibuja en todas las intervenciones nacionales e internacionales del
Gobierno difiere muchsimo del concepto de paz que tienen la mayora de los
ciudadanos, sobre todo los movimientos sociales, precisamente para el panel yo
tena unas preguntas sobre el proceso: cmo lo entendemos desde diferentes
perspectivas?, cules concepciones de la paz se han ido perfilando y justamente
en qu sectores e instituciones?, cules son la diversas lecturas del conflicto, en
medio de las cuales se han ido formando las mltiples propuestas ciudadanas?,
cmo se visualizan los rasgos de la violencia a la que se pretende poner fin?
Sin embargo, hay cosas muy valiosas que se han trabajado en La Habana,
por ejemplo la Comisin de la Verdad, si es que puede ser puesta en prctica.
Como est diseada, se debera llamar mejor Comisin de esclarecimiento y no
50
repeticin. Con todo, me parece que tiene cosas muy valiosas, igual que lo que
se est trabajando sobre un modelo de justicia restaurativa y transicional que,
aunque no se ha concluido, los avances que se conocen son interesantes. Creo
que tanto la comisin de la verdad como este modelo de justicia transitoria y
el acuerdo sobre las drogas ilcitas, si se ponen en marcha, daran aportes muy
importantes y transformaran ciertas dimensiones de la realidad nacional, sin
darles tampoco un valor definitivo y muy profundo porque los interrogantes
vienen sobre las capacidades de ejecucin.
Sobre el papel de la sociedad civil considero que el diseo del proceso est
hecho de tal manera que es el Gobierno el que negocia con unos lmites muy
grandes la agenda, pero luego se los lanza a la sociedad civil para que los legitime
y se los lanza por medio de un aparato electoral tradicional, porque no se ha
tocado para nada, ni se permite tocar en las normas de las negociaciones de La
Habana. Una vez que el Gobierno haya negociado con todos esos lmites y con
todas esas prohibiciones de tocar ciertos puntos, se lo lanzar a la sociedad. Creo
que aqu hay que tener en cuenta tres murallas que impiden que esta sociedad
reciba ese reto y pueda tener un aporte importante para una transformacin
democrtica:
Finalmente todo este proceso y los anteriores nos han ido haciendo tomar
conciencia de que vivimos de muchas ficciones. Hay conceptos como el de
repblica, el de democracia, el de institucionalidad, el de Estado de Derecho, el de
libertad de prensa, que son ficciones desde la Revolucin Francesa. Construir una
democracia implica toda una coordinacin entre la academia y los movimientos
sociales, que permitan superar estas ficciones.
51
2. Eje Temtico I: Modelos de Desarrollo y Paz
Resumen
Introduccin
52
de intermedio entre dos conflictos (Jimnez, 2009: p. 147). La eirene griega se
refiere a un estado de tranquilidad: una situacin de armona mental aplicada
nicamente hacia y entre los grupos de pobladores griegos. Es decir, al interior
de las ciudades-estado y no respecto a la interaccin mantenida por los griegos
y los brbaros. De este modo, se entiende la paz griega como una situacin
que se traduce en sentimientos apacibles en el interior del nosotros, frente a la
amenaza que potencialmente suponen los otros (Lederach, 2000).
53
dominacin interior y fuerte preparacin militar exterior.
4. Estado-nacin como principal (y nico) valedor de la paz, garante de la
unidad y el orden mediante estrategias militaristas y de derecho.
54
La dimensin estructural de la paz positiva, se refiere a la atencin de las
necesidades bsicas, tener comida suficiente, vivienda apropiada y decente,
cuidado mdico, relaciones pacficas en comunidad, trabajo no explotador,
educacin elemental, etc. (Lederach, 2000: p. 32), a la autorrealizacin
del ser humano, y a la existencia de relaciones de apoyo mutuo que implican
concebir la paz como sinnimo de justicia social. En tal sentido, juega un papel
preponderante, segn Galtung, la reciprocidad en las relaciones e interacciones
en cuanto a la distribucin y control de los recursos (naturales, humanos, sociales,
institucionales).
55
Conceptualizacin terica de la paz transformadora
Entender la paz positiva como una realidad absoluta que existe nicamente
cuando se produce la ausencia de los tres tipos de violencia reseados, a la par
que se manifiestan activamente las tres dimensiones de la paz, condujo a autores
como Francisco Muoz (2001) a considerar que este planteamiento constitua
una utopa de imposible realizacin prctica. La rigidez de la conceptualizacin
de la paz positiva desconoca, segn el citado autor, las mltiples experiencias
pacficas que son producidas, recurrentemente, en todo mbito y escala de
interaccin humana, pese a la presencia tangible de violencias. En este sentido,
Muoz (2004) concluye que la paz se encuentra dotada de contenido propio, sin
necesidad de ser considerada en relacin a la ausencia o presencia de guerras, ni
de violencias estructurales y culturales.
Comprender que, por el contrario, somos los seres humanos, sistemas abiertos
(Bertalanffy, 1978), prxicos, autopoiticos (Maturana y Varela, 1990), reflexivos
(Montas, 2006), y no triviales (Foerster, 1991), quienes infiriendo sentido de
los estmulos que del medio recibimos, construimos realidades y actuamos en
funcin de nuestras necesidades cristalizando modelos de convivencia, supone
romper con el modo de proceder clsico, y sentar las bases epistemolgicas
tericas y metodolgicas de la paz desde un paradigma complejo.
56
la paz transformadora (y participativa) es posible reconocer la paz como proceso
socio-praxico y no como resultado, tal como se plantea desde la paz negativa.
Tampoco como orden social subordinado a la presencia, o no, de violencias
entendidas como factores externos al sujeto, como se plantea desde la paz
positiva; ni tampoco como proceso en el que los seres humanos sujetados a
su cultura de pertenencia eligen entre diferentes opciones dadas violentas o
pacficas, como si de entidades externas sustantivas se trataran, tal como se
plantea desde el enfoque de la paz imperfecta (Ramos, 2015).
57
La doctrina del Patrioct Act, firmada por el Presidente George W. Bush en
2001 es, quiz, el ltimo apndice de este mismo ejemplo, y sirve para reflejar
cmo la conceptualizacin de paz negativa contina estando al orden del da.
Segn la citada doctrina hecha ley, el Estado declara justa y legitima la guerra
preventiva para salvaguardar su propia integridad e intereses.
La violencia terminar cuando la autoridad legtima del Estado sea la que haya
doblegado a los criminales y los haya obligado a concluir que su agresin es estril.
De esta tesis no se puede apartar, a mi juicio, ninguna porcin de la sociedad
colombiana.
2
Las detenciones de 15 reconocidos dirigentes estudiantiles campesinos, periodistas y funcionarios de la
Alcalda Distrital en la ciudad de Bogot, de manera simultnea en operativos dirigidos por la Fiscala General
de la Nacin, en conjunto con la Polica Nacional, son un buen ejemplo. Once de dichos detenidos pertenecen
a organizaciones integrantes del Congreso de los Pueblos, expresin del movimiento social colombiano que
manifest pblicamente que estas detenciones estn encaminadas a perseguir y criminalizar la protesta social
y la libertad de expresin en Colombia, y a obstaculizar la defensa de los derechos humanos y la bsqueda de
una paz estable y duradera. Asimismo, numerosos juristas denunciaron que la juez acta contra la Ley 1760
de 2015, la cual refiere a las medidas de aseguramiento privativas de la libertad, y con la que no podran ser
encarceladas estas personas, pues en la ley los delitos que les imputaron no son considerados como de mayor
58
No es de extraar, entonces, que para gran parte del movimiento social
colombiano el conflicto armado sea una realidad alimentada por el propio Estado
mediante la aplicacin de mltiples estrategias militares, jurdicas, polticas,
educativas, mediticas, sicosociales y cvico-militares articuladas entre s (Ramos,
2012); unas estrategias para la guerra que difcilmente casan con la voluntad de
construir una paz ms all de la paz negativa.
Concebir la paz negativa desde este enfoque permite, ciertamente, abrir las
puertas a la salida poltica del conflicto armado a travs de la negociacin; siempre
y cuando, en dicho proceso, no quede sujeto a debate la cuestin del modelo de
desarrollo en su conjunto3. La Ley de Restitucin de Tierras, la Ley de Vctimas,
y el Proyecto de Ley de Tierras y Desarrollo Rural, que reconoce las Zonas de
Reserva Campesina (una de las reivindicaciones ms importantes de uno de
los sectores campesinos) y, a su vez, establece el derecho real de superficie4
priorizando las zonas de desarrollo empresarial, son buen ejemplo de la apuesta
por parte del presidente Santos por una paz negativa legalista y economicista. El
tira y afloje de la negociacin con las FARC en relacin al punto de desarrollo rural
se encontraba (y se encuentra) en la cantidad y ubicacin de las Zonas de Reserva
Campesina, y no en el debate sobre si el desarrollo rural debe, o no, descansar
en la explotacin minera y la instalacin de ms megaproyectos agroindustriales.
nivel. (Al respecto vase informe digital en lnea del portal Colombia Informa, publicado el 29 de julio de 2015:
Acceso en: http://www.colombiainforma.info/irregularidades-en-la-decision-de-medidas-de-aseguramiento-
contra-los-13-detenidos/).
3 En este sentido concluyen importantes sectores del movimiento social colombiano que el sistema neoliberal-
capitalista como modelo de pas no se discute en la negociacin y eso implica, por s mismo, una gran victoria
del Gobierno sobre uno de los aspectos fundamentales del conflicto (Ramos, 2012: p. 12).
4 Mediante el cual se otorga a otra persona, denominada superficiario, el uso, goce y disposicin jurdica de
la superficie del inmueble, para emplearla por un tiempo determinado en actividades agrcolas, ganaderas,
plantaciones forestales comerciales, pisccolas, agroindustriales, tursticos o prestacin de servicios
ecosistmicos certificados por la autoridad ambiental competente (Ministerio de Agricultura, 2014: p. 139), lo
cual, sera posible considerarlo, tal como hace parte del movimiento social, una burda legalizacin del despojo,
como lo advierte Ramos (2012).
59
Esto ltimo no slo no se discute, sino que se da por hecho5.
Ntese que los actores que propugnan una paz negativa legalista y economicista
apuestan por la mesa de negociacin como mecanismo central del proceso de
construccin de paz, sin prescindir de ninguna de las estrategias militaristas
anteriormente reseadas. El propio presidente Santos, durante la posesin de
Villegas en la cartera de Defensa, dej claro que se debe continuar combatiendo
en esta guerra hasta lograr los objetivos. Las estrategias militaristas son esenciales
para incrementar su fuerza en la mesa, cuestin clave en todo proceso de
negociacin6.
La alianza entre la postura que defiende una paz negativa militarista y la postura
que apuesta por una paz negativa legalista y economicista es perfectamente viable
cuando las cuestiones relacionadas con las causas estructurales del conflicto
colombiano son excluidas del proceso de construccin de paz, y cuando ste es
exclusivamente restringido al desarrollo de una mesa de negociaciones sujeta a
una determinada agenda temtica, tal como acontece7.
En funcin del tipo de paz positiva que se promulga, las propuestas abarcan
5 Quizs sea por esto que no es mayoritariamente respaldado por parte de los movimientos sociales del
pas el Proyecto de Ley agraria, como lo atestiguan las sucesivas huelgas, movilizaciones y pronunciamiento
campesinos que culminaron con la instalacin de la Mesa nica Nacional de la Cumbre Agraria.
6 Vale la pena resear que la limitada agenda de 5 puntos pactada entre el Gobierno y las FARC es indicativa, en
s misma, de la correlacin de fuerzas existentes entre los actores.
7 Esta es una de las dificultades que explica el permanente retraso de la instalacin de una mesa de negociacin
con el ELN. Adems de las causas analizadas por De Currea Lugo (2014).
8 La dirigente poltica Clara Lpez sostuvo en Canal Capital que tanto el Partido Unidad Nacional como el
Centro Democrtico estn buscando una paz barata, una paz light. A su entender, la paz no es solamente
con la guerrilla. La paz es con el pas. Con las causas de exclusin poltica, econmica, social, hasta racial.
Colombia s necesita cambios profundos que ninguno de los partidos que ha gobernado ha estado dispuesto
a hacer (Puede verse esta posicin en la cuenta de Twitter de la dirigente. Acceso en: https://twitter.com/
claralopezobre/status/542768011569291264).
60
mayores o menores transformaciones sociales, polticas y econmicas; y, de
igual modo, mayor o menor es concebido el proceso de construccin de paz:
participacin de ms o menos actores, aplicacin de ms o menos mecanismos
o escenarios complementarios a la mesa de negociacin, etc. Defender una
paz positiva de mnimos o light, implica adelantar reformas dentro del actual
sistema, legitimando, por tanto, el modelo sociopoltico y econmico imperante.
Plantear una paz positiva perfecta, implica rebasar el marco de la negociacin
como mecanismo central del proceso de construccin de paz, de tal modo que se
hagan efectivas transformaciones estructurales de hondo calado social, poltico y
econmico.
9 La mesa de negociacin se concibe, desde esta perspectiva, como el proceso de paz en su conjunto. Este
hecho dificulta enormemente si no determina, dado el poder y carcter de los sectores que asumen estos
postulados el desarrollo de espacios de convergencia con la institucionalidad del Estado, la participacin
ciudadana en el proceso, y la posibilidad de efectuar transformaciones estructurales.
A su vez, esto supone que de llegarse a un acuerdo, el llamado posconflicto blico no sirva para abrir ms puertas
de las abiertas por la estricta aplicacin de los acuerdos alcanzados; cuya implementacin, adems, podra ser
causa de la generacin de otros conflictos: por pasiva, dada la tradicional tendencia de los sucesivos gobiernos
colombianos al incumplimiento de acuerdos; y por activa, dado que la aplicacin de algunos puntos del acuerdo
podra generar la multiplicacin de otros conflictos sociopolticos; por ejemplo, el enclave, extensin y carcter
de las Zonas de Reserva Campesina podra entrar en directa colisin con los reclamos, intereses y necesidades
de otros grupos tnicos o culturales. Ello, por no mencionar los asuntos relacionados con el narcotrfico,
principal causa de la criminalidad en el tringulo norte de Centroamrica, ruta por la que transita la droga
proveniente de Colombia con destino a Estados Unidos.
61
De otro lado, la conceptualizacin de paz en clave de paz positiva perfecta
abre la posibilidad de realizar cambios en el sistema poltico, econmico y social
del pas; quienes alientan estos cambios pueden propiciarlos mediante la puesta
en marcha de estrategias y mecanismos capaces de generar mltiples escenarios
articulados a un proceso de construccin de paz amplio y participativo, aunque
ste no sea reconocido institucionalmente. Para ello, es imprescindible sumar
un nuevo actor, como sujeto protagnico, al proceso de construccin de paz: la
ciudadana de base, especialmente, el movimiento popular.
El interrogante que se plantea sobre quines son y quines deben ser los
protagonistas de este proceso, as como de qu modo debe propiciarse la
participacin de la sociedad civil en su conjunto, es posible responderlo desde
un paradigma que sustituye la lgica de la negociacin entre representantes
plenipotenciarios de necesidades e intereses contrapuestos, por la lgica de la
construccin colectiva entre seres humanos y grupos sociales con necesidades e
intereses que son posibles atenderlos no slo de modo inhibidor o generador de
violencia, sino tambin de manera sinrgica10 (Max-Neef, Elizalde y Hopenhayn:
1986).
10 Segn Max-Neeff, Elizalde, y Hopenhayn (1986) existen cinco satisfactores o modos de atender las
necesidades: a) violadores y destructores: el modo que tienen estos satisfactores de atender una necesidad de
uno es a costa de impedir o dificultar que puedan atenderse otra necesidad y que otros seres humanos puedan
tambin atender las suyas; b) seudo satisfactores: aquellos que crean una falsa sensacin de haber cubierto una
necesidad; c) inhibidores: aquellos que atienden en demasa una necesidad impidiendo u obstaculizando que se
puedan atender otras; d) singulares: aquellos que atienden una sola necesidad sin tener en cuenta la suerte que
pueden correr las dems; y, e) sinrgicos: aquellos que atienden una necesidad estimulando y contribuyendo a
que sean atendidas las dems necesidades y las de otros.
62
(Ramos, 2015), a la par que tambin pueda significar la transformacin de las
causas estructurales del conflicto colombiano en cada mbito, de manera no
subordinada a los avances o retrocesos de la mesa de negociacin.
Bibliografa
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pp. 387-426.
64
2.2. Germn Roncancio Jimnez. Desarrollo y globalizacin. Anttesis a la
solucin poltica y la paz en Colombia.
Resumen
65
La transformacin total de las culturas y formaciones sociales de tres
continentes de acuerdo con los dictados de las del llamado Primer Mundo. Se
confiaba en que, por la va tecnolgica y econmica y gracias a algo llamado
planificacin, de la noche a la maana milenarias y complejas culturas se
convirtieran en clones de los racionales occidentales de los pases considerados
econmicamente avanzados (Prefacio de Orlando Fals Borda a Escobar, 2007).
66
reserva el caos mundial, la esclavitud del mercado libre y el genocidio selectivo.
En algunos casos, esto llega a un tipo de micro-colonialismo en regiones,
en otros a la balcanizacin, y algunos a las ms brutales guerras internas y el
desplazamiento masivo hasta vaciar regiones enteras para el capital transnacional
(particularmente en el caso del petrleo, pero tambin diamantes, madera, agua,
recursos genticos y tierras agrcolas). A menudo estas pequeas guerras crueles
son atizadas por redes de mafia y tienden hacia la globalizacin macroeconmica.
Este es claramente el caso, por ejemplo, de los desplazamientos masivos y la
destruccin ecolgica, pero tambin de la inhabilidad de realizacin para satisfacer
sus promesas de un mnimo bienestar a la poblacin del mundo. En la base de
esta incapacidad moderna subyace tanto la hper-tecnificacin de la racionalidad
y la hper-mercantilizacin de la vida social lo que Boaventura de Sousa Santos
refiere como la creciente incongruencia entre las funciones de la emancipacin
social y la regulacin social. El resultado de esta tendencia poltico-econmica
de desarrollo es una globalidad opresiva en la cual mltiples formas de violencia
toman crecientemente la funcin de regulacin de la gente y de las economas.
11 La globalizacin esconde el hecho de que el poder del Estado trabaja principalmente en nombre de las
corporaciones transnacionales. El capital transnacional ha llegado a convertirse en hegemnico; las facciones
transnacionales han ganado ampliamente un poderoso predominio sobre los Estado nacionales en el mundo. La
globalizacin no se refiere slo a la estandarizacin de las mercancas, est ligada a la poltica del neoliberalismo,
en el que la violencia se impone por s misma por medio de una recomposicin de la relacin capital-trabajo.
Tal recomposicin conlleva a la subordinacin de la reproduccin social, a la reproduccin del capital, la
desregulacin del mercado del trabajo y la transferencia del capital local destinado a los servicios sociales al
capital financiero para la inversin global (vase Aguirre, 2001).
67
poder del Estado puede ser empleado en inters de las grandes corporaciones
multinacionales, que el capital ya no necesita la proteccin del Estado y por ende
no debe ser utilizado en el inters de la clase trabajadora, ni de los intereses
populares, menos de las mayoras nacionales. La lite capitalista transnacional se
beneficia, mientras las clases trabajadoras continan siendo explotadas con una
brutalidad sin precedentes. El actual modelo econmico de desarrollo emerge
como una relacin entre el capital global y el trabajo local, marcado por la
desregularizacin y la tercerizacin laboral, que vincula mano de trabajo a bajo
costo y sin seguridad social, ni derecho alguno; esta situacin es fuertemente
determinada por los avances tecnolgicos y en general por el sistema de produccin
capitalista, dejando en situacin de desproteccin al trabajador, enfrentando
a un nuevo tipo de desempleo, que tiende a permanecer y acrecentarse; por
consiguiente, se est transformando en un componente estructural del sistema
econmico mundial del llamado mundo libre.
68
b) El desplazamiento del equilibrio entre Estado y mercados, un fenmeno
objetivo que fue reforzado por una impresionante ofensiva en el terreno
ideolgico que sataniz al Estado mientras se exaltaban las virtudes de los
mercados.
c) La creacin de un sentido comn neoliberal, de una nueva sensibilidad y de
un supuesto pensamiento nico.
d) Finalmente, el neoliberalismo cosech una importantsima victoria en el
terreno de la cultura y la ideologa al convencer a amplsimos sectores de las
sociedades capitalistas y a la casi totalidad de sus elites polticas de que no
existe otra alternativa.
69
En el actual contexto de globalizacin, los derechos humanos y la paz estn
condicionados por el modelo de desarrollo, actan coherentemente cumpliendo
las funciones establecidas por el sistema econmico dominante, reproducen
la lgica de acumulacin de capital producto de la explotacin y miseria de las
inmensas mayoras de los siete mil millones de habitantes del mundo. En este
marco, a los derechos Humanos realmente no le sern permitidos discurso
emancipatorios y reivindicatorios, son incompatibles con un contexto de
globalizacin que slo los entiende como derechos liberales e individuales.
Igualmente, cuando se rechazan derechos porque atentan contra la libertad,
aun cuando estos sean los derechos sociales, econmicos y culturales, lo que
se impone es la prioridad de la libertad de mercado, la libre empresa, sobre una
libertad real para todos, y significa, en la prctica, la legitimacin de la explotacin
de los seres humanos y de la naturaleza incrementando la diferencia entre el
norte y el sur que no es otra que la diferencia entre ricos y pobres.
La contradiccin en Colombia
Cada tres das es asesinado un indgena, cada cuatro un sindicalista, y cada treinta
un estudiante. Hoy hay ms de seis millones de personas estn en situacin
de desplazamiento y confinamiento 10% de la poblacin; los paramilitares,
despus de declarados en cese de acciones criminales, han causado ms de tres
mil asesinatos y secuestrado a ms de trescientas personas que fueron asesinadas
o desaparecidos, por fuera de combate, once mil personas, de las cuales tres de
cada cuatro, son responsabilidad militar-paramilitar (Roncancio, 2014).
12 Jorge Luis Garay (2002), Consuelo Ahumada y otros (2000) y Francisco Leal (1999).
70
todos los planos de la sociedad, impulsadas por el bastante lucrativo negocio
internacional.
Esta situacin se ha agravado en los ltimos veinte aos por los sucesivos
regmenes neoliberales, gansteriles y mafiosos que existen, desde antes con una
larga historia de exclusin, particularmente en la estructura de la propiedad de
tierras.
Desde la perspectiva dominante, estos grupos para estatales pueden ser vistos
como mquinas de guerra interesadas tanto en su propia sobrevivencia como en
los intereses econmicos y geopolticos de la esfera de influencia de los capitales
nacionales e internacionales. Las dinmicas sub-nacionales de la globalidad
imperial son patticamente ilustradas, entre otras, por la experiencia de la regin
del Pacfico colombiano. Esta regin, rica en recursos naturales, es habitada por
ms de un milln de personas, 95% de ellas afrocolombianas, con cerca de 50
000 indgenas de varios grupos tnicos, zona azotada brutalmente en disputa por
la entrada y salida de todo tipo de mercancas de la cuenca del pacifico.
71
En este sentido, como lo hemos mencionado, podemos observar entonces
que la constitucin de 1991, aun cuando es garantista (garantiza nominalmente
todos los derechos, derecho a la salud, la educacin, etc.) es, a la vez, la patente
de corso del modelo neoliberal. Esto es, privatiza, mercantiliza, terceriza
estos mismos derechos. En el marco de la actual Constitucin, de las polticas
econmicas del modelo de desarrollo mercantilista, consumista, actualmente
basado principalmente en la extraccin mega minera, es contradictorio, por no
decir imposible, construir un proceso estructural de paz en nuestro pas, con
respeto y accesibilidad real y efectiva a los derechos humanos, empezando por el
derecho a la vida, a la vida digna, para el buen vivir.
72
econmicas de pases del frica, en Amrica Latina y el Caribe, Mercosur,
Unasur y el Alba. Iniciativas estas ltimas en Amrica Latina acompaadas de
gobiernos progresistas y democrticos en Bolivia, Brasil, Argentina, Venezuela,
Uruguay, Ecuador, y Cuba socialista, pas con el que se establecen relaciones de
solidaridad y cooperacin que implican comercio en condiciones de equilibrio e
incluyen intercambios cientficos y profesionales, de mdicos, maestros, artistas
y deportistas.
73
Esto significa, adems, promover un gran dialogo nacional e internacional, el
respeto y cumplimiento a los derechos humanos y los derechos econmicos,
sociales, culturales y ambientales son sinnimos de la paz en Colombia.
Realizar mandatos y constituyentes que elaboren una agenda de cambios de
modelo poltico econmico y recoja las propuestas de luchas autnticas por
la tierra, la soberana, la educacin, la salud, de afros, campesinos e indgenas,
trabajadores, mujeres, jvenes, artistas, religiosos, acadmicos e intelectuales.
Se trata entonces de construir, re-construir una agenda estructural e histrica
de trasformaciones y cambios sustanciales, una agenda de paz, no retrica, sino
como derecho y como realidad. Una paz que debemos exigirla por el respeto de
los derechos, de los territorios y las comunidades y con garantas del Estado que
debe comprometerse en preservar la vida de las comunidades que participan en
la solucin poltica y la construccin de paz. Sin duda, contina al orden del da la
posibilidad y la necesidad de los pueblos del mundo, de colocar los intereses de
las grandes mayoras al centro de unas relaciones econmicas equitativas y justas,
al logro de los derechos humanos en perspectiva de un mundo mejor.
74
Bibliografa
Ricardo Bonilla (2005). La reforma poltica del Estado en Colombia. Una salida
integral a la crisis, Bogot, Fescol.
Isabel Monal (2012). Conversacin con Samir Amir, para Videoteca contracorriente,
La Habana, Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematogrficos, publicado
el 27 de diciembre de 2012. Disponible en lnea [https://www.youtube.com/
watch?v=W-ku4k3iVYE] (Acceso 10 de agosto de 2016).
*Profesor Universitario, miembro del Observatorio de Derechos Humanos con Perspectiva Crtica.
Mg. en Educacin, comunicador e investigador social, cofundador de RedUnipaz, analista poltico,
profesor universitario e integrante del Observatorio de Derechos Humanos con perspectiva
crtica. Editor de la Revista CEPA.
75
2.3. Jos Javier Capera Figueroa, Sergio Huertas Hernndez y Camilo
Oviedo Monroy. Alternativas frente a la tendencia neoliberal, una reflexin desde
el pensamiento crtico latinoamericano para la construccin de la paz.
Resumen
Introduccin
76
Del mismo modo, aparecen fenmenos de amplia escala como son la
mercantilizacin de la naturaleza (Michael Lowy), el fetiche de la mercanca
(Marx, 2002), la visin extractivista de los recursos naturales (Enrique Leff), la
explotacin y acumulacin del capital (Harvey, 2007), entre otros; el resultado
de dichos procesos produjo consecuencias en el espectro poltico, ideologas
polarizando las sociedades. As puede verse, por ejemplo, la nocin de ingenua
oposicin entre centro y periferia, en donde los pases latinoamericanos son la
periferia del subdesarrollo, y al mismo tiempo la materia prima para el desarrollo
de las denominadas potencias.
No puede ser otra por ello la finalidad del siguiente texto: plantear crticas
sobre la globalizacin neoliberal y sobre cmo se ha configurado en los territorios
latinoamericanos, fundamentalmente por medio del estudio de las dinmicas que
emergieron antes y despus de los procesos de fomento del neoliberalismo en
los Estados. Pero, al mismo tiempo, tambin se tratar de compartir propuestas
de pensamiento crtico latinoamericano y desde la perspectiva decolonial,
sobre posibles apuestas alternas y contra hegemnicas frente a las corrientes
77
neoliberales evidenciadas en las prcticas, discursos y acciones de los sujetos en
las sociedades.
78
lgica de la mercantilizacin. La produccin campesina no era una produccin de
mercancas, era una produccin de vida, de alimentos, de cultura, de intercambios,
contraria a las condiciones en que diversas comunidades conviven en estas pocas
(Lander 2009: p. 80).
Pero mientras todo eso ocurre, existe tambin una corriente de ciudadanos
que apuesta a construir una sociedad alterna, diferente y correspondiente con una
relacin equilibrada entre las comunidades y la naturaleza no humana, en donde
proyectos como el dialogo de saberes, la construccin de escenarios para la paz
y las prcticas del buen vivir sean ritmos y experiencias de vida que se puedan
construir en comunidad.
79
saberes tcnicos y populares que logren convivir; es la iniciativa de dar un giro a la
tendencia positivista, racionalista, instrumental que se tiene sobre el mundo de la
vida. Tal como lo manifiesta Boaventura de Sousa, los movimientos del continente
latinoamericano, ms all de los contextos, construyen sus luchas basndose en
conocimientos ancestrales, populares, espirituales que siempre fueron ajenos al
pensamiento eurocntrica. Por otro lado, sus concepciones ontolgicas sobre el
ser y la vida son muy distintas del preceptismo y de los individualismos occidentales
(Vase De Sousa 2010: pp. 18-19).
80
Bibliografa
Enrique Dussel (1994), 1492. El encubrimiento del otro. Hacia el origen del mito
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Karl Marx (2002). El fetichismo de la mercanca y su secreto, en: El Capital, Vol.
1, Mxico, Fondo de Cultura Econmica.
81
2.4. Oscar Giovanni Parra Muoz. Aproximacin histrica y terica a la
relacin entre Estado y violencia en la sociedad colombiana
Resumen
Introduccin.
82
En una explicacin de larga duracin, se podra argumentar que este carcter
fragmentado de la sociedad, estaba en potencia desde la misma organizacin que
el Estado espaol dio a los territorios colonizados de la Nueva Granada: la poca
organicidad en las relaciones sociales, dio como resultado la baja integracin entre
las regiones, lo cual les permiti especializarse en la explotacin de diferentes
formas econmicas de lo cual la minera antioquea y las encomiendas (luego
haciendas) del altiplano constituyen buenos ejemplos. Lo anterior, dej postergadas
las medidas necesarias para la integracin del mercado interno, que habra de
potencializar otro tipo de integracin a nivel poltico y cultural (Sandoval, S, F).
83
El germen de la centralizacin y el mercado interno
El siglo XX no estara muy alejado de la lgica del siglo XIX, de no ser por
dos acontecimientos claves que marcaran el inicio de la centuria: la centralizacin
poltica iniciada por la Regeneracin y la expansin de la economa cafetera
colombiana en el mercado internacional.
84
David Roll (1999), entiende dicha constante como una dinmica tpica del cambio
poltico colombiano, la cual hace que este pueda ser ledo tanto en trminos
de continuismo como de inestabilidad. Esta ltima explicara la crisis de
legitimidad atribuida al sistema poltico colombiano.
La violencia y la poltica.
85
racionalismo cientfico y las instituciones burguesas, o por una ltima violencia
revolucionaria, que propiciara un nuevo orden social sin las contradicciones de
clase que propician la violencia poltica.
13 El centro de estudio Fund for Peace responsable de esta medicin, se basa en los siguientes parmetros:
prdida de control fsico del territorio o del monopolio en el uso legtimo de la fuerza, erosin de la autoridad
legtima en la toma de decisiones, incapacidad para suministrar servicios bsicos, e incapacidad para interactuar
con otros Estados, como miembro pleno de la comunidad internacional. Segn los valores obtenidos en dichas
variables, los estados pueden calificarse como sustentable, estable, menos estable, en peligro, alto peligro,
alerta y alta alerta.
86
de los medios para la coercin, la estandarizacin de los mecanismos judiciales
en los diferentes rganos territoriales, y la institucionalizacin y formalizacin de
los mecanismos y prcticas para la competencia poltica, el caso colombiano an
estara lejos de dicha realidad.
87
de la violencia legtima, solo es parcialmente explicativa de la forma en que la
violencia y la sociedad se relacionan en Colombia, y como esto influye en el tipo
de Estado que se construye.
88
que como vimos fue condicin bsica en Occidente para la concrecin del Estado
moderno.
Otro elemento que afecta el dominio directo del estado colombiano son los
paramilitares (hoy da llamados BACRIM o bandas emergentes), las cuales tienen
una lgica de expansin territorial distinta a la guerrillera, pues viene condicionada
por su nacimiento en zonas relativamente ms prsperas y en trminos
econmicos ms integradas al conjunto de la economa nacional o mundial. All,
los poderes locales y regionales de carcter semiautnomo ya consolidados o por
consolidar; se encuentran a menudo extorsionados o amenazados por el avance
guerrillero, y perciben cierto abandono por parte de los aparatos e instituciones
del Estado central (Gonzales & Bolvar, 2002).
89
La anterior postura, ya ha sido abordada por autoras como Susan Woodward,
quien plantea la misma preocupacin por el uso poltico y hegemnico que el
trmino puede acarrear en el plano internacional. Especficamente la autora
considera lo siguiente:
90
la manera diferenciada en la cual los aparatos del Estado hacen
presencia en las diferentes regiones del pas y la manera dismil
como las diversas regiones y sus poblaciones se han ido integrando
a la vida nacional a travs de los partidos tradicionales tanto como
federaciones de redes de poder local y regional (Gonzales, 2003,
p. 7).
Bibliografa.
Elas, N. (1999). Los alemanes. Mxico: Instituto Jos Mara Luis Mora.
Found for peace. (2015). Fragile State Index 2015. Recuperado de http://fsi.
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Gonzales, F y Bolivar I. (2002). Evolucin territorial del conflicto armado y formacin
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Vsquez T, Vargas A & Restrepo J. (2011). Una vieja guerra en un nuevo contexto:
conflicto y territorio en el sur de Colombia. Bogot: Pontificia Universidad
Javeriana.
92
Weber, M. (1979). El poltico y el cientfico. Madrid: Alianza Editorial.
93
2.5. Pastor Emilio Prez Villa. La economa solidaria como herramienta de
construccin de paz y territorios solidarios.
Resumen
Introduccin
94
social. Si esto se convierte en una condicin permanente de ausencia de los
condicionantes mnimos, entonces crece y se despliega la violencia estructural.
95
las condiciones de transformacin de algunas de las causas que provocaron la
situacin de violencia (agenda de paz).
El fin de la negociacin, sea cual fuere el tenor de los acuerdos alcanzados, ser
el principio de una etapa trascendental para el futuro de la sociedad colombiana.
Ms que posconflicto, preferimos caracterizarla como de construccin de paz.
Porque el conflicto no termina con la suscripcin de los acuerdos, aun cuando en
ellos se ponga fin a la confrontacin armada con la contraparte.
De acuerdo con los trabajos que la profesora Lola Vsquez (2013) compil en
la Universidad Politcnica Salesiana, en Ecuador, economa solidaria es:
96
Grfico 1 - La economa solidaria
97
El concepto de democracia, en trminos generales, puede expresarse a
travs de dos concepciones bsicas: La concepcin crtica, que desarrolla un
concepto normativo respecto de los valores al expresarlos como un concepto
ideal-teleolgico, que persigue la autodeterminacin de los seres humanos;
y por otro lado, la concepcin positivista, que entiende la democracia como
procedimiento para la toma de decisiones (Prez Villa, 2007). De aqu arrancaran
dos concepciones cruciales: una, de carcter sinttico, que exige el principio del
gobierno representativo y responsable, sujeto a control parlamentario y al de
las elecciones; y otra, de carcter comprensivo, que entiende la democracia
como un sistema institucional que tiene la finalidad de tomar decisiones, y
donde los individuos adquieren el poder de decidir mediante un proceso de
eleccin colectiva, en un mbito de competencia, con solidaridad, ayuda mutua,
transparencia y eficiencia.
98
la infraestructura social, fsica y financiera, en fin, el acceso adecuado, oportuno y
sobre todo eficaz a los servicios, las comunicaciones, la tecnologa y los mercados
hacen parte de las mltiples oportunidades que el modelo cooperativo ofrece
a quienes participan de su naturaleza y se benefician de sus ventajas. Y estos
procesos ya estn probados y vienen dando resultados favorables desde hace
dcadas en todo el mundo, sin importar el grado de desarrollo de los pases.
Hacer la paz no es solamente suscribir acuerdos y acallar las armas. Eso slo
es el principio de la construccin de la verdadera paz, de aquella que crea las
condiciones objetivas para que toda la sociedad avance en la consecucin de los
valores superiores de la democracia, en la participacin equitativa y justa de las
oportunidades y en la consolidacin de una prosperidad colectiva que retribuya
sus beneficios a todos, de manera incluyente. All las cooperativas estn llamadas
a jugar un papel de conector social, de desarrollo econmico, de proteccin
ambiental y de soporte cultural.
99
el dinamismo de determinadas regiones y sus relaciones con los actores y las
instituciones. Este dinamismo es explicado con base en la idea de que la mayor
proximidad de los actores que actan en determinado espacio corresponde
a acciones colectivas y cooperativas (intercambio de experiencias, redes de
colaboracin) que ampliaran la densidad de las relaciones sociales y, como
consecuencia, favoreceran la aparicin de oportunidades innovadoras de
desarrollo (Schneider y Peyr, 2006). En este contexto el enfoque territorial se
presenta como una nocin que permitira explicar el papel de los entornos en que
estn insertas las comunidades y del espacio social como factor de desarrollo.
De acuerdo con los trabajos de Fajardo (2012), los seres humanos tienden
por naturaleza a apropiarse de territorios de vida (generacin tras generacin
realizan la construccin social del territorio) y su conformacin obedece a
condiciones geogrficas, pero tambin a los desarrollos socioculturales, polticos
y econmicos; igualmente, los territorios reciben su nombre de los movimientos
o tradiciones culturales y tambin de las formas organizativas y los procesos
productivos. Pues bien, en la construccin del territorio solidario se tendr en
cuenta la realidad territorial, la educacin critica, la organizacin para el cambio,
la accin comunicativa, la movilizacin de personas y recursos y la concertacin
de alianzas, centrado en las personas y afianzado en los puntos de interaccin
entre los sistemas socioculturales y los sistemas ambientales (Seplveda, 2008).
Tambin con asociatividad solidaria e iniciativas innovadoras que se fundamentan
en la articulacin de capacidades locales y en las ventajas comparativas de las
comunidades.
100
haciendo de la solidaridad un factor fundamental para la sociedad que contribuya
a la convivencia pacfica, a la solucin de los problemas sociales, aumentando el
capital social y fortaleciendo la democracia y la cohesin social.
Este territorio debe ser considerado como un complejo natural, que incluye
a la poblacin humana y sus asentamientos como una especie particular de
la vida y, al mismo tiempo, como el conjunto de los comportamientos de los
seres humanos. La nocin de territorio se convierte as en una categora en la
que procesos naturales y sociales se articulan. Se trata de un territorio que sea
escenario de fomento a la cultura de la solidaridad, la asociatividad y la convivencia
pacfica, en el que se desarrolle la democracia participativa, donde se mejore la
calidad de vida de las personas y se fortalezca el sector solidario.
Por ltimo, se trata de una economa que combina tres sectores en un solo
sistema de generacin y apropiacin de recursos, con tensiones y contradicciones:
101
Conclusiones
Colombia necesita una paz que permita reconstruir el tejido social, ampliar la
inclusin y bienestar de la poblacin, fortalecer y democratizar sus instituciones.
Bibliografa
102
Franz Hinkelammert y Henry Mora (2009). Economa, sociedad y vida humana.
Preludio a una segunda crtica de la economa poltica, Buenos Aires,
Universidad Nacional de General Sarmiento.
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Mario Ramrez (2012). La paz sin engaos. Estrategias de solucin para el conflicto
colombiano, Mxico, Universidad Nacional Autnoma de Mxico.
103
2.6. Zulay Mara Rodrguez Bermdez. Gobernanza, posconflicto y universidad.
Resumen
Introduccin
104
Gobernanza, origen del trmino y evolucin histrica
Pero este apogeo conoci una cada igualmente rpida. El marco del Estado
y de las polticas nacionales ya no corresponda a la realidad y a la amplitud de
las interdependencias mundiales. Demasiado autoritario, demasiado burocrtico,
poco abierto a la diversidad de las dinmicas sociales, a veces calcado sobre
sociedades que funcionaban de otro modo, a menudo corrompido, demasiado
grande y demasiado pequeo a la vez; el Estado, luego de haber sido coronado
con todas las virtudes, se vio acusado de todos los males (p.5).
105
La gobernanza moderna se present cuando el Estado deleg competencias
en otras entidades de distintos niveles:
Los profundos cambios en los albores del siglo XXI, conllevan a una reflexin
tica, en cuanto a sistemas de pensamiento, regulaciones, innovaciones
cientficas, relaciones comerciales y modelos de administracin. Todos esos
cambios fueron colocando de presente, en el decir de Calame (2003), que la
prioridad de la humanidad no es ya el desarrollo cientfico, sino la construccin
de una base tica comn sobre la cual los pueblos puedan entenderse para
manejar su interdependencia. Es urgente una nueva forma poltica para dirigir a la
humanidad, pues experiencias de los diferentes Estados demuestran, retomando
a Calame (2003), que actualmente se presenta [] un descenso de la confianza
de la poblacin hacia las lites polticas, una prdida de credibilidad y de prestigio
de sus miembros, y el aumento del abstencionismo. La democracia triunfa, pero
es una democracia hecha aicos (p.5).
106
Diferencias entre gobernanza y gobernabilidad
Gobernanza en Colombia
107
Arbelez (2007) luego de hacer un anlisis de la figura del Estado Social de
Derecho en Colombia, de los factores reales de poder y de los que operan
en este pas, concluye que ese diseo constitucional de Estado, por el cual los
derechos de los habitantes deberan estar plenamente garantizados, no se cumple
a cabalidad, generndose mltiples conflictos. El autor se expresa as:
108
[] en cuanto al proceso poltico, las presiones ejercidas sobre los candidatos
a elecciones, por parte de los actores armados, disminuyen el liderazgo
poltico y el nimo para que los electores puedan votar libremente; en cuanto
a la administracin de los recursos del Estado, la autonoma de los funcionarios
para decidir sobre una buena inversin, tambin est afectada por el acoso de
los actores armados; y respecto de la legitimidad del gobierno, sta tambin
disminuye ostensiblemente, debido a la demora en atender las necesidades de
la ciudadana y la evidencia de la mala administracin de los recursos pblicos
(Launay, 2005: pp.102-103).
Otro ejemplo que podemos citar del excesivo centralismo que, en materia
de planes de infraestructura, afecta a los ciudadanos de los entes territoriales se
relaciona con los mecanismos actuales para la inversin de los recursos asignados
mediante el sistema de regalas, pues actualmente se encuentran operando los
109
rganos Colegiados de Administracin y Decisin (OCAD), que existen a nivel
departamental y municipal y se encargan de decidir si los proyectos formulados
por los gobernadores y alcaldes son viables para la inversin de los recursos
asignados, mediante ese sistema; de tal forma que la autonoma del ente territorial
se ve mermada por el proceso de someter la decisin de inversin a este rgano
de administracin y decisin, dada su dependencia del poder ejecutivo nacional,
como manifest el gobernador del Meta, Alan Jara, el 24 de octubre de 2014,
en entrevista concedida a RCN Radio; por las razones explicadas, el gobernador
llama a los OCAD, rganos centralizados de administracin y decisin.
Luego, desde que los resultados esperados para esos consensos sean planeados
con estrategias de corto, mediano y largo plazo, con presupuesto logstico
y financiero efectivamente apropiado, no slo en papeles sino respaldados
por efectivos ingresos y materializados en las actividades y obras acordadas y
esperadas por los actores, el concepto de gobernanza dejar de ser slo un
trmino refinado, para pasar a ser un modelo de gobierno.
110
Gobernanza y universidad, interlocucin y cooperacin entre sociedad
y gobierno
111
Los tiempos por venir para nuestro pas, despus de la refrendacin o no del
acuerdo para la terminacin del conflicto con las FARC, que se est negociando
actualmente en La Habana, demandaran cambios en la forma de pensar y de
los ciudadanos. En efecto, ya se logr en la mesa de conversaciones, el acuerdo
sobre participacin poltica, llamado de apertura democrtica para construir la
paz y as se acord:
Conclusiones
112
Este artculo es una voz ms que se suma a la oracin por la paz desde lo
cotidiano, desde el compromiso del llamado ciudadano de a pie, y especialmente
desde la misin formativa de la universidad, para que sea posible ese mandato
de creacin de un mbito en el que todos gocemos de larga vida, saludable y
creativa.
Bibliografa
*Abogada, especialista en Derecho Pblico, Miembro del semillero del Grupo Conflicto y Sociedad
de la Universidad de Cartagena y del Grupo de Investigaciones de la Escuela Latinoamericana para
la Cooperacin y el Desarrollo (GIELACID).
113
3. Eje Temtico II: Justicia y Derechos Humanos (Conflicto, Memoria,
Vctimas, Reconciliacin, Mujer y Paz)
3.1. Dylan Herrera y Lucas Uribe. Construir, reintegrar: una visin de los aportes
de la reintegracin a la construccin de paz desde la visin de Galtung y Heidegger.
Resumen
Introduccin
14 Entendida como la sumatoria de individuos que se organizan en formas colectivas para propender por bienes
comunes sin desconocer sus condiciones bsicas de bienestar individual.
15 Segn Heidegger, cuidar y construir son las bases del habitar.
16 El ser entendido como el conjunto de subgrupos que constituyen la sociedad en Colombia (vctimas,
desmovilizados, desplazados, poblacin en condiciones de pobreza extrema, minoras, etc.).
114
Entre las discusiones han emergido conceptos como paz territorial (Jaramillo,
2013), justicia social (Miller, 1999), construccin de la paz (Boutros-Ghali,
1992), paz positiva (Galtung, 1967), entre otros, que nos obligan en calidad de
ciudadanos a pensarnos el verdadero alcance de un proceso de paz ms all
de la firma de los acuerdos, tambin las implicaciones y retos que esto implica,
tanto para el Gobierno como para los territorios, y los efectos que tendr en la
sociedad civil colombiana. Es en ese orden de ideas que este documento invita
a los lectores a reflexionar sobre preguntas como las siguientes: esta ser la
transicin hacia tiempos de paz, hito en la historia del conflicto armado interno?,
qu elementos necesitan los ciudadanos en el pas para dicho trnsito (valores,
apropiacin, etc.)?, por qu se habla de construir paz, qu implica el construir en
los territorios y qu es lo que se construye?
17 La expresin hace referencia a lo individual (personal, comunitario, nacional) pero a su vez el nivel de
territorio y espacio (nacional, regional, local).
18 Se separan las nociones de desarrollo local y humano, porque aunque no son excluyentes, es necesario dividir
los componentes del desarrollo humano en: 1) El individuo (capacidades, y posibilidades de eleccin) donde
se busca entender justamente las vulnerabilidades particularidades del individuo y las capacidades necesarias
para mejorar su calidad de vida y facilitar su ejercicio autnomo de la ciudadana. 2) Oportunidades en las que
se busca empoderar al individuo y dar espacios y garantas para poder utilizar esas herramientas, capacidades
y posibilidades de eleccin. El enfoque converge con las iniciativas de desarrollo local, en la creacin de las
condiciones para el desarrollo humano. El desarrollo local no se puede concebir sin desarrollo humano, pero
para pensarse el desarrollo local es imperativo hacer el diagnstico y aproximacin desde las particularidades
del individuo.
115
Colombia y la transicin a los tiempos de paz
Entre las menciones al tiempo, la gente lo nombra como algo que viene,
permanece y va, de ah surgen expresiones tales como cada cosa a su tiempo.
En la actualidad, en el pas parece haber un unsono inters desde las diferentes
posturas polticas o no polticas sobre la paz: existe despus de muchos aos una
dinmica en la que la gente se ha ido apersonando y empoderando de la paz, de sus
retos, y de las medidas necesarias para salir del conflicto armado interno, al mismo
tiempo que se abordan las diferentes dinmicas de exclusin e inequidad que han
catalizado manifestaciones varias del conflicto, no slo el armado. Para muchos
colombianos, este proceso es la oportunidad, tras una dcada de escalamiento de
la violencia armada, de volver a abrir espacios de construccin de paz a nivel de
nacin: ser este tiempo un hito en la historia del pas y del conflicto?, sern estos
los comienzos de los tiempos de paz o de transicin hacia la paz? Y si la respuesta es
s, qu implica eso para nosotros como ciudadanos colombianos?, qu se necesita
en los tiempos de construccin de la paz?, cules sern nuestros retos y roles?
Pensar en la oportunidad que se tiene como pas de acabar un conflicto armado
implica ver la importancia de su alcance en el tiempo. La paz no es un objetivo final,
sino la consolidacin de un proceso constante, sostenible y multidimensional.
116
Como lo resalta Heidegger en la cita anterior, el tiempo no puede ser
concebido por s solo y tampoco los acontecimientos que en ste ocurren y
pasan o permanecen; los determinantes del tiempo son los individuos, lo que
Heidegger llama el ser. La nocin de tiempo no se puede dar sin el individuo,
y lo mismo va para las transiciones y los cambios. Es el individuo el dador y
receptor de tiempo; o, como lo plantea Heiddeger, el tiempo no se da sin el alma,
la conciencia; por ende, podemos decir que es el individuo el dador o receptor
de tiempo (Heidegger, 2012).
117
la poblacin que lo ha vivido, desconoce que en Colombia lo importante ser
reconocer que las dinmicas del conflicto han llevado a que en lugar de blanco o
negro, haya un sin nmero de grises, de matices que hacen compleja la resolucin
del conflicto, pero a que a su vez invita y obliga a pensar en espacios, transiciones
y polticas pblicas que incluyan a la totalidad de los actores, a aquellos visibles y
a aquellos ocultos.
Construir una cultura de paz requiere como requisito sine qua non las garantas
para el ejercicio autnomo de la ciudadana o, en trminos de Heidegger, tener
un contexto para que ser se d. Esto no implica que dentro de Heidegger no
se puede concebir la colectividad sino tan slo el individuo; por el contrario, el
primer paso para construir colectividades debe ser velar por la libertad, autonoma
y reconocimiento de lo individual; entendiendo colectividad como el conjunto de
personas reunidas o concertadas para un fin. Es por esto que en el marco de la
reintegracin, la Agencia Colombiana para la Reintegracin (ACR) tiene como
enfoque el trnsito de la vulnerabilidad al ejercicio autnomo ciudadano.
La premisa anterior rige para cualquier ciudadano, no slo aplica para los
desmovilizados. El ejercicio autnomo de la ciudadana en calidad de aporte a
la construccin de una cultura de paz es un elemento comn para todos los
ciudadanos, y se convierte en uno de los componentes vitales del ser en el
tiempo. Pensar el ser de la transicin implica pensar en iniciativas individuales y
colectivas, en consolidar entornos protectores de la paz positiva de Galtung que
no slo beneficien a un grupo especfico de personas, sino que aporte a que la
gente en Colombia viva mejor, as por el momento sea an en medio del conflicto
armado interno. De esta manera, uno de los aportes fundamentales desde la
reintegracin a ese ser que se necesita en estos tiempos de construccin de
paz, o de transicin hacia la paz, es comenzar a fomentar el reconocimiento
de los diferentes actores como ciudadanos y propender por centrar ese
reconocimiento en las convergencias que se tienen en los territorios y espacios
que comparten y habitan. Es ah en donde el reintegrar se articula con el
desocultar, que conlleva el reconocerse y reconocer a los otros, respetar, reparar
y reconstruir; consecuentemente, convirtindose en uno de los varios elementos
de la no repeticin.
118
con la poblacin en proceso de reintegracin, ha logrado reintegrar a personas
desmovilizadas en su esencia, en su ser, como un ser humano, como un
ciudadano que busca un espacio en el entorno en el que habita con otras
poblaciones vulnerables y que, en palabras de Heidegger, han logrado consolidar
el rasgo fundamental del habitar que es cuidar, construir. Cuidar qu y construir
qu? Cuidar su integridad fsica y emocional, velar por sus familias y comunidades
receptoras para construir algo mejor, por medio de una opcin diferente a la de
las armas como mtodo de reivindicacin de derechos.
119
los seres humanos es el conflicto, no la violencia. Por lo tanto, para construir
paz, debe prepararse a las personas para la paz. Desde esta visin renovada,
Galtung define al hombre como un ser con capacidad de paz (Galtung e Ikeda,
2007). Esta perspectiva permite aproximarse a los actores del conflicto desde
el presupuesto bsico de que, a pesar de que exista una incompatibilidad de
objetivos, que aparentemente separa, se comparte una misma naturaleza, la
naturaleza humana (adems de nuestra identidad de colombianos) que une. El
reconocimiento de esta realidad ayuda a re-humanizar el conflicto y por ende a
quienes participan del mismo. La visin antropolgica que se asume desde la ACR
entiende a los diferentes actores del posconflicto como personas con capacidad
de paz que se encuentran en situacin de vulnerabilidad. Ningn actor escapa a
esta vulnerabilidad porque el riesgo es alto en una etapa de transformacin del
conflicto.
Es, pues, a partir de estos mnimos antropolgicos que se asume una apuesta
no por excombatientes que hubiera que adaptar a la sociedad para que no vuelvan
a delinquir, sino por colombianos y colombianas que son capaces de aportar, con
capacidades polticas y sociales, a la construccin de paz desde los territorios. Del
mismo modo, la apuesta institucional no es por comunidades pasivas que deben
recibir a los excombatientes, sino por comunidades dinmicas y con capacidad
de empoderamiento que son capaces de gestionar sus diferencias. Partiendo
de estas premisas, con las personas, se trabaja en la ruta de reintegracin para
potenciar ese ejercicio autnomo de la ciudadana, con las comunidades; se ha
desarrollado un modelo de intervencin comunitaria que fomenta la cooperacin,
la construccin de confianza y la toma de decisiones.
120
que esta implica en trminos de seguridad, convivencia y reconciliacin para las
comunidades afectadas por el conflicto armado, que no dejan de preguntarse es
posible construir paz con personas en proceso de reintegracin?
Pero las ideas de Galtung nos permiten salirle al paso a dichos fantasmas, nos
ofrecen una luz con que disiparlos al explicar de manera pedaggica cmo la
tan anhelada paz es un concepto intrnsecamente humano. Dicha humanidad es
desvelada, en primer lugar, por el hecho de que, en sus palabras, la paz puede ser
racionalizada y teorizada; y en segundo lugar, enseada y aprendida. Ahondando
en su conceptualizacin podemos ver que la paz es un concepto perfectamente
compatible con nuestra razn, es una estado que podemos comprender, asir con
nuestra mente, dado que apela a lo ms profundo de nuestro ser como animales
racionales sociales. Por qu si es tan humana es necesario racionalizarla, ensearla
y aprenderla? Porque tambin son muy humanas las condiciones que favorecen
la violencia. Condiciones que emergen del cotidiano interactuar humano. Pero
es justamente un acto mucho ms humano el optar por las condiciones que nos
llevan a estados de convivencia en armona y progreso. Es as que la paz no es un
horizonte al que apuntamos a llegar, sino que es un modus operandi, un camino
que elegimos como modo de vida, que podemos entender mejor en palabras del
mismo Galtung: en lugar de entender la paz como un ideal distante, debemos
actuar en modo que cada paso en su direccin la represente (Galtug e Ikeda,
2007). Esta idea es tambin corroborada por uno de los constructores de paz
por antonomasia, Gandhi, el lder histrico de la libertad en India, quien sostiene
que los medios y los fines para lograr la paz deberan siempre coincidir y estar
sujetos a los mismos principios ticos.
121
anhela la paz. Ahora bien, ms all de las comprensiones que se tengan del
excombatiente como persona y de la paz como el medio, qu hacer entonces
con las contradicciones que originaron el conflicto? Cmo afrontarlas? Para esta
tarea, Galtung propone la transformacin de conflictos a partir de la creatividad.
Intentar solucionar un conflicto, dice este autor, es una expectativa muy alta y
difcil de cumplir. En cambio, transformarlo implica movilizar las fuerzas en algo
ms funcional que permita evadir las alternativas violentas. Es as como, por
ejemplo, reintegrar a un excombatiente del conflicto armado en Colombia, no
puede significar escindir su naturaleza poltica. Por el contrario, un proceso de
reintegracin debe canalizar esa energa de manera creativa y buscar espacios
para potenciarla en favor la calidad de vida de las comunidades. Asimismo, el
trabajo con comunidades, por ejemplo, no puede imponer el perdn como
condicin, sino que debe buscar alternativas creativas que permitan generar
procesos de reconstruccin de confianza.
Este es entonces el gran reto para la comunidad, para los gobiernos locales y
para el Gobierno nacional. En el camino decidido de construir una paz positiva,
debe partir de reconocer la razn y las capacidades que tienen todas las partes y,
con bases en stas, hallar alternativas creativas para la transformacin. Si bien el
Gobierno nacional debe orientar las polticas que se desarrollen, la apropiacin
del territorio va a ser fundamental en este proceso, pues seguramente cada
regin tendr que encontrar creativamente formas para transformar el conflicto
de acuerdo con sus propias caractersticas.
Bibliografa
David Adams (2014). Cultura de Paz: Una utopa posible, Mxico, Herder.
Boutros Boutros-Ghali (1992). An Agenda for Peace , New York, United Nations.
122
Sergio Jaramillo (2013). Intervencin del Alto Comisionado para la Paz, Congreso
Latinoamericano de Ciencia Poltica, Bogot, Universidad de Los Andes,
16 de octubre de 2013. Disponible en lnea [Acceso en: http://www.
altocomisionadoparalapaz.gov.co/Prensa/Discursos/Documents/Interven
cion_Sergio_Jaramillo_Congreso_de_ciencia_politica_16_de_octubre.pdf]
(Acceso 27 de agosto de 2016).
123
3.2. Edwin Ruiz, Henry Camilo Paz y Nestor Gmez. Genocidio De La
Unin Patritica Comprendido Desde Los Paradigmas Clsicos Y Modernos De
La Construccin De Paz
Resumen
Nacimiento de la relacin
Situacin problemtica
124
de estos dos. Por un lado el paramilitarismo (patrocinado por narcotraficantes
y terratenientes) quiere eliminar cualquier amenaza que se gestara desde las
guerrillas, ya que se haban identificado con la idea de una Reforma Agraria
(Arango,2014), la cual se traduce de facto en una amenaza para los hacendados
que acaparaban grandes extensiones de tierra, por otro lado estos grupos al
margen de la ley iban consolidndose militarmente en algunas zonas del pas y
afianzaban su proyecto poltico el cual giraba en torno a alcanzar el poder por el
uso de las armas, y es en respuesta de lo anterior que el Belisario Betancur llega
a la Presidencia del pas y pone en marcha unos procesos de dilogo.(Ortiz,2012)
Es importante resaltar que la dcada de los 80s fue bastante agitada, no slo
para el pas sino tambin para el mundo entero; como ya se mencion se estaba
en la Guerra Fra, esta fue un enfrentamiento poltico, ideolgico y militar entre
Estados Unidos y la Unin Sovitica (Latorre.2006).
El pas ha sido dependiente de los Estados Unidos desde comienzos del siglo
XX, es en ese periodo en donde se da el paso del semicolonialismo caracterizado
por la dependencia con Inglaterra y el neocolonialismo (Tirado,1986); cuando
EE.UU comienza a mostrarse como una potencia mundial en ascenso empieza a
demostrar su poder geopoltico siguiendo las directrices de la Doctrina Monroe,
cuya tesis principal es Amrica para los americanos(Casanueva,1994). Estados
Unidos tena el gran afn de consolidarse en Amrica Latina, la lucha contra el
comunismo y la defensa de la democracia y la libertad eran su bandera, para este
fin se da origen a lo que se conoce como Doctrina de Seguridad Nacional (DSN),
la seguridad nacional se consolid como categora poltica durante la Guerra
Fra (Leal,2013). Esta doctrina va ligada a repeler cualquier influencia comunista
que se diera en la regin, es as como desde las esferas de la Agencia Central
de Inteligencia (CIA) se hacen alianzas incluso con narcotraficantes para atacar
125
cualquier bastin comunista en la regin, un claro ejemplo de esto es el caso
Irn Contras(Pardo,2013). Pero la influencia no solo es militar tambin pasa
por lo poltico y econmico; Latinoamrica juega un papel importante pues esta
parte del mundo es rica en recursos naturales y materias primas (esenciales para
el crecimiento del capitalismo)
El conflicto siempre estuvo latente pues ya haba una guerra declarada pues
ya se saba de sectores tradicionales de la poltica colombiana y de movimientos
paramilitares que no miraban con buenos ojos el ascenso al parlamento
de algunos dirigentes de la UP. Es el 30 de agosto de 1986 cuando estall el
conflicto y conocemos al primer dirigente asesinado de la UP, es Leonardo
Posada, quien haba militado en el PCC y se haba aliado con la UP para alcanzar
el cargo de Representante a la Cmara por el departamento de Santander
(Garibello,2007) Las muertes no se hicieron esperar, entre 1985 y 1988 se
cometen aproximadamente 630 homicidios contra militantes del partido. Entre
ellos 3 congresistas un diputado y 11 diputados en el meta un magistrado en
Santander, entre muchos otros simpatizantes. Despus de estos asesinatos se da
origen una escalada sicarial que acaba con la vida de la mayor parte de militantes
de la UP; hasta el punto de asesinar en 1987 a Jaime Pardo Leal(Ospina,2007) y a
Bernardo Jaramillo Ossa en 1990.
126
Formas de solucin.
La solucin para este conflicto pudo haber sido una Constitucin, con ms
flexibilidad, abierta a un nmero mayor de constituyentes. Eso hubiera sido el
cambio significativo, una demostracin de que no era una apertura a cuenta
gotas del rgimen poltico, sino que realmente haba una decisin de cambiar;
de reconocer que hay un conflicto agrario que en Colombia no ha sido
solucionado nunca, y que hay un rgimen poltico que no es lo suficientemente
democrtico y representativo. La constituyente del 91 fue un paso adelante
pero no fue suficiente amplia para albergar a todos los sectores del pas que
estaban en conflicto. Adems, en trminos paradigmticos el estado no posea
Objetivamente establecidos las leyes que avalarn los derechos subjetivos de los
militantes de la Up como movimiento poltico, por otro lado la criminalidad y
corrupcin del estado no permiti que a travs del uso legtimo de la fuerza los
miembros de este partido fueran protegidos pues quienes deban dar proteccin
estaban involucrados econmica o ideolgicamente con la ultra derecha asesina.
Es necesario mencionar que la no violencia no habra sido efectiva pues vemos
que los paramilitares y las fuerzas oscuras del estado no tenan ningn reparo
o preocupacin por la integridad humana de quienes perseguan, por lo que ya
fuera directa o indirectamente lo nico que les preocupaba era el exterminio de
las voces discordantes con el poder establecido.
Este conflicto es poltico porque es una disputa por alcanzar el poder del
Estado, por conflicto de carcter poltico se debe entender la accin racional
cuyo sentido mentado sea la consecucin de estatus, poder en alguna de sus
expresiones; que puedan traducirse en polticas y recursos escasos, en este caso
la UP, los paramilitares y el Estado se enfrentaron por retener el poder poltico, las
prebendas, recursos y comodidades que el control del Estado ofrece, y el otro (la
Up) por acceder a los mismos, esto agregando que estaba en juego la calidad de
vida acostumbrada en todas las clases sociales de la sociedad colombiana, es decir,
era un asunto que inclua no slo intereses propios de elites o grupos polticos
sino que adems dentro de ellos se vea inmerso el Estado y la sociedad comn; lo
que agrega el aspecto poltico a este conflicto es que tiene como caracterstica
lo explicado por Maquiavelo: Quien desea gobernar debe propender a detentar
el poder poltico y si lo tiene ya, retenerlo lo ms posible, sirvindose de los
recursos a disposicin como lo son la virtud, la fortuna o ejrcitos irregulares y
fuerza bruta como en el caso que nos ocupa (Maquiavelo, 2011)., la diplomacia
como caracterstica prima de la poltica o la guerra misma como extensin de la
poltica (Clausewitz, 1999).
127
Con el siguiente grfico (tabla) se presentan los supuestos de cada paradigma:
Calderon, Percy.
Los resultados no son inmediatos y (2009); Conforti,
La transformacin de los Permite resolver conflictos
depende de la constancia, adems las Franco (2010);
Transformacin de conflictos utiliza la estructurales y garantizar un
partes el conflicto no siempre desean Galtung, J. (2003);
Conflictos creatividad, el dialogo interno nivel de estabilidad en
trasformar el conflicto puesto que es un Lederach, John.
y externo. relacin a la paz
proceso ms complejo. (1999) & Ferr,
Sergi (2004).
Lo mas importante de este
No funciona cuando las partes en
paradigma es que niega la
disputa no comparten los mismo
violencia, con ello todo lo que
valores Corral, Luis
La no violencia utiliza la pueda causar dao fisico a
en referencia al la conservacion de la (1993); Ferr,
Ahimsa y la Satiagraha (No otro ser vivo, construye una
No violencia vida,otra dificultad es que la eficacia de Sergi (2004) &
matar, no causar dao, fuerza paz estable y equipara fuerzas
este metodo Sharp, Gene
de la verdad y la justicia. cuando el contendor es
depende de la capacidad de constancia (1968).
superior en mecanismos que
que el individuo o grupo le
usan la fuerza como mtodo
impriman a la accion.
coercitivo.
Elaboracin propia adaptada de Bruton, John (S.A.) Calderon, Percy (2009); Conforti; Corral,
Luis (1993); Ferr, Sergi (2004); Fisher, Roger (1991); Franco. (2010); Galtung, J. (2003); Harvard
Business Review (2001); Lederach, John. (1999); Singer, Linda. (S.A.); & Sharp, Gene (1968)
Realismo Poltico
128
representantes y dirigentes de este partido, evidentemente la paz para el estado
se mostr como una armona y respeto del orden establecido, es decir donde el
partido Unin patritica no exista y las grandes lites oligarcas siguen siendo el
poder dominante sin ningn reparo de la clase pobre y trabajadora del territorio
colombiano. Por todo lo anterior podemos concluir pues que el paradigma del
realismo poltico se manifiesta en todas las caractersticas expuestas por Ferre
(2004) siendo el genocidio de la UP un caso apropiado para ser entendido desde
el mismo.
Paradigma de No violencia
129
En el escenario del exterminio de la UP podemos ver como una organizacin
armada pasa a la lucha no violenta, de combatir en las montaas del pas pasan a
conformar una organizacin poltica legal, esta organizacin no solo es integrada
por militantes de las FARC sino tambin por sectores sociales que se identificaban
con los lineamientos del partido, en ese sentido podemos decir que No matar,
dilogo y escucha activa, pensar de manera alternativa y creativa y la bsqueda
de la verdad(Lpez,2006) fueron los pilares de este nuevo partido que quera
alcanzar el poder entendiendo que Los gobernantes no tienen poder intrnseco.
Su poder viene de afuera. Su poder es variable y depende de que tanto poder le
concede la sociedad (Sharp, 1968).De ah podemos deducir que la lucha cambia
pues se convierte en lucha pacfica que pretende alcanzar el poder por la va
democrtica, todo ello en el entendido de que La no violencia es una fuerza
ms subversiva que los fusiles (Lpez, 2006)Adems tambin podemos anexar
que en determinado momento tambin el abandonar el exiliarse es tambin una
accin no violenta , como lo mencionar Gene Sharp ,este ;el fenmeno del exilio
constituye y representa onerosamente muchos de los casos que hoy conocemos
de algunos lderes de la UP como Aida Avella.
Resolucin de conflictos
La Unin Patritica (En adelante Up) se define como la unin del pueblo,
unin de la patria, unin de los pobres, unin por la paz, unin por el progreso,
unin popular para la lucha contra el hambre [] (Giraldo, 2001: 18); en trminos
particulares para este anlisis, debe ser asumido como un partido poltico legal
que en 1985 aparece pblicamente, constituyndose como un nuevo movimiento
poltico de izquierda resultado de una propuesta de paz que tuvo lugar en la
Uribe, municipio de Mesetas en el departamento del Meta, el 7 de octubre de
1984 producto de los acuerdos de cese al fuego entre el gobierno de Belisario
Betancur y las guerrillas, este acuerdo permita a comandantes y dirigentes de
los grupos rebeldes pertenecer a la Up (Arango, 2014); en la Uribe se instala
una comisin para el acuerdo de paz con las FARC-EP y se firma el 28 de marzo
del mismo ao; se pacta un compromiso por parte del gobierno para promover
reformas polticas, sociales y econmicas; y por parte del grupo insurgente la
voluntad de poner fin a las prcticas de secuestro y terrorismo, una tregua o
cese al fuego y la formacin de una comisin nacional de verificacin (Cepeda,
2006). Adicionalmente se define un periodo de prueba por un ao para que los
integrantes de las FARC-EP se organicen poltica, econmica, y socialmente; as
mismo se les concedi una amnista aprobada en la ley 135 de 1982.
130
en mencin) con el fin de ser el instrumento de dilogo en la bsqueda del
cambio y la reconciliacin, reconociendo el carcter poltico y social del conflicto
armado, adems de permitir la comprensin de una nueva terminologa, es decir,
introducirse en la discusin de las causas objetivas y subjetivas del conflicto.
131
conflicto hay una contradiccin, algo que se interpone en el camino de otra cosa
(Galtung, 2013: 107). En ese sentido podemos decir que indiscutiblemente la Up
representaba un peligro, esto es lo que Marx denomino conflicto de clase, una
clase representa cualquier grupo que comparte la misma relacin respecto a los
medios de produccin (Lagiu, 2011). La Up representaba a la izquierda que de a
poco comenzaba a consolidarse en Colombia de manera pacfica y democrtica,
esta quera impulsar una reforma agraria (Arango, 2014), esta perjudicaba
directamente a los grandes terratenientes y narcotraficantes que acaparaban
grandes extensiones de tierra dedicadas especialmente al cultivo del cocina que
en 1985 rondaba las 20.000 hectreas (Vargas, 2004).
19
132
como construccin de paz, como cambio de situaciones y circunstancias, como
un concepto global que abarca producen y sostienen una serie de procesos,
planteamientos y etapas necesarias para la transformacin del conflicto
(Ledereach, 2007: 54) desde este lente terico, la paz no se ve como un espacio
en el tiempo o una condicin, es un proceso dinmico al que se debe aportar
constantemente para lograr su desarrollo. El autor hace mencin de unos
componentes fundamentales en Un marco conceptual para la Reconciliacin
(Ledereach, 2007: 58) donde se muestra la reconciliacin como un lugar donde
se encuentran: la verdad, la misericordia, la justicia, y finalmente la paz. Es decir
que cada componente agrega algo ms a ese lugar de encuentro a esa forma
de ver a la contraparte. As como una casa tiene sus cimientos, el cimiento de
la estructura de la paz es la verdad, sin ella el conflicto nunca quedara resuelto,
posteriormente viene la justicia o la misericordia en diferente orden segn sea
el caso. Por lo tanto en el conflicto que nos ocupa, vemos que nos encontramos
gracias a los avances histricos que se dieron en el 2013, en una situacin
donde las condiciones necesarias para el nacimiento de la verdad (entendida
como admisin, transparencia, revelacin y claridad entre las implicadas en este
caso Gobierno y UP) se han dado oportunamente, propiciando la llegada de la
justicia (entendida como la aceptacin de los crmenes de estado y la voluntad de
reparacin de las victimas) que finalmente podrn llevarnos a la Reconciliacin y
a la paz que Colombia est buscando.
133
El conflicto es un fenmeno universal.
La variable de poder entre partes es omitida y en esa dinmica es
importante el rol activo de un tercero neural (idea de paz desde arriba).
Existe una amplia gama de formas de analizar el conflicto: Interpersonal,
grupal, intraestatal, interestatal o a nivel internacional.
Hay que concentrarse en los aspectos positivos de las partes y con base en
ello propender al fortalecimiento de la relacin.
Valor el cientificismo y positivismo como ayuda para diagnosticar y
construir el estado del arte del conflicto,
Focalizar el trabajo en los sntomas del conflicto.
Los seis (6) elementos anteriores son vitales para entender que el paradigma de
la resolucin de conflictos construy paz en su momento y lo hace en cierto sentido
actualmente en el caso estudiado, para muestra de ello se tiene que despus
de un largo proceso de cabildeo parlamentario, realizado por los familiares de
las vctimas y los sobrevivientes del grupo poltico, se logr que el Cdigo Penal
colombiano reconozca la figura de genocidio por mviles polticos (Cpeda,
2006: 3) y que a razn de un tercero imparcial como reza la teora del modelo
paradigmtico la Corte Interamericana de Derecho Humanos en el 2010 en el
Caso Manuel Cepeda Vargas vs. Colombia juzgara los actos genocidas cometidos
contra la Up responsabilizando de la muerte del Senador Cepeda al Estado, por la
violacin del derecho a la vida y especficamente compromete a dos suboficiales;
adems de la accin conjunta de grupos paramilitares y agentes estatales. Luego,
en el presente ao el Consejo Nacional Electoral le devuelve la personera jurdica
a la Up perdida en el 2003 (Cepeda, 2006), ante lo cual la Unin Patritica (2014)
en su sitio web se pronunci diciendo:
134
Construccin de Paz Desde La Transformacin de Conflictos
135
Marco Terico y Analtico Que Dan Cuenta De La Forma De Solucionar
Un Conflicto Poltico
136
unos valores predeterminados que slo se aplican a una poblacin que comparta
la misma religin, sino que se expande y tambin se puede aplicar en conflictos
en los que no necesariamente se tiene que compartir la misma visin del mundo
en lo concerniente a lo teolgico.
137
Viendo el genocidio de la Up como un proceso histrico inacabado, la teora de
Lederach nos permite analizar la parte en la que se encuentra desde la perspectiva
de la transformacin y la construccin desde la reconciliacin, en este caso vemos
que se encuentra en la primera paradoja en la que la reconciliacin promueve
un encuentro entre la expresin franca de un pasado doloroso y la bsqueda de
la articulacin de un futuro interdependiente a largo plazo (Lederach, 2007: 65),
donde la llamada reconciliacin acaba de empezar a construirse con los aportes a
la verdad y la justicia que el Estado Colombiano quiso adelantar en su momento.
Modelo Analtico
Elaboracin propia adaptada de Bruton, John (S.A.) Calderon, Percy (2009); Conforti; Corral,
Luis (1993); Ferr, Sergi (2004); Fisher, Roger (1991); Franco. (2010); Galtung, J. (2003); Harvard
Business Review (2001); Lederach, John. (1999); Singer, Linda. (S.A.); & Sharp, Gene (1968).
Conclusiones
138
Bibliografa
Calderon, Percy. (2009). Teora de Conflictos de Johan Galtung. En: Revista Paz y
Conflictos No. 2
Coser, Lewis. (1970). Las funciones del Conflicto social. Buenos Aires: Amorrortu
editores.
139
Kelsen, H. (1996). Derecho y Paz en las Relaciones internacionales. Mxico:
Fondo de Cultura Econmica.Leyva, lvaro (1987). paz? paz! Testimonios y
reflexiones sobre un proceso. Bogot, D.C. Leyva Duran Editores, Editorial la
Oveja Negra.
140
3.3. Emmanuel David Gonzlez Martnez, Cleyderman Melndez Seas
y Mario Echeverria Acua. Tensin entre el acuerdo de paz y la justicia en el
escenario de posconflicto en Colombia.
Resumen
Introduccin
141
conflicto sin negociacin ms antiguo. Se trata, pues, de un conflicto de orden
pblico interno, una confrontacin que tiene ms de 50 aos de confrontacin
desde que las FARC se organizaron como guerrilla con el firme propsito de
imponer a la fuerza un ideario poltico. Sin embargo, en el ao 2012 inician los
dilogos de paz entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC, con lo cual
se ha dado un importante paso en el camino hacia la finalizacin de conflicto con
esa organizacin subversiva. El inicio del dialogo reconoce el conflicto armado y
abre la puerta para la discusin en torno a los factores determinantes del mismo.
Uno de los mayores retos que enfrentan los pases en conflicto armado es
poner en marcha alternativas para favorecer el trnsito de la guerra a la paz, pero
que sea de manera sostenible. Este es un escenario en el que la bsqueda de
justicia se debe conseguir por medios pacficos, porque aunque es cierto que sin
justicia no puede haber paz, muchas veces se debe sacrificar una dosis de justicia
para alcanzar la paz que todos queremos. Muchos pases de Amrica Latina
han atravesado conflictos armados internos prolongados y que han ocasionado
un enorme nmero de vctimas. En esta perspectiva nos parece importante
intercambiar y analizar instituciones afines de otros pases, con el propsito de
fomentar la reflexin a propsito de cmo esos pases transitaron el camino para
contribuir a los dilogos y a la superacin de la guerra interna.
142
Amrica Latina ha sido uno de los protagonistas principales en materia de
justicia transicional, porque fue donde por primera vez se presentaron situaciones
que combinaban aspectos de justicia penal, reparaciones, bsqueda de la verdad
y reforma institucional. Es por esta razn que resulta importante para el proceso
de construccin de paz en Colombia hacer una bsqueda comparativa de cmo se
llev a cabo la reparacin hacia las vctimas en pases como Guatemala, analizando
adems cules polticas fueron adoptadas para recuperar el dao ocasionado,
para llegar a lo que todos conocemos como verdad, justicia y reparacin.
El conflicto en Colombia
143
El cuarto periodo (2005-2012) marca el reacomodo del conflicto armado.
Se distingue por una ofensiva militar del Estado que alcanz su mximo grado
de eficiencia en la accin contrainsurgente, debilitando, pero no doblegando la
guerrilla, que incluso se reacomod militarmente. Paralelamente se produce
el fracaso de la negociacin poltica con los grupos paramilitares, lo cual deriva
en un rearme que viene acompaado de un violento reacomodo interno entre
estructuras altamente fragmentadas, voltiles y cambiantes, fuertemente
permeadas por el narcotrfico, ms pragmticas en su accionar criminal y ms
desafiantes frente al Estado (vase Centro Nacional de Memoria Histrica, 2013).
144
colectivo social es el que puede definir, desde sus particularidades, el equilibrio
entre los aspectos ticos y morales de la aplicacin de la justicia penal para
los perpetradores de delitos atroces o violadores de derechos humanos; los
mecanismos y las medidas de una reparacin justa para las vctimas no suponen
negar las exigencias polticas o herramientas con las que se negocia con los grupos
al margen de la ley. Con todo, para poder hallar ese equilibrio es pertinente tener
en cuenta el desarrollo alcanzado por pases que han vivido o viven la transicin,
ya que eso nos permitira aprender y orientar el proceso colombiano (Rodrguez,
2013).
El posconflicto en Guatemala
Hay dos hechos que marcaron el inicio de esta fase. Uno, ya referido, es la
reunin de Madrid entre gobierno y URNG en octubre de 1987; el otro es la
creacin de la Comisin Nacional de Reconciliacin que haba sido constituida
legalmente (por Acuerdo Gubernativo) un mes antes de la citada reunin
madrilea, ms especficamente el 11 de septiembre de 1987. La Comisin
Nacional de Reconciliacin (CNR), propuesta por el acuerdo de Esquipulas II,
estuvo presidida por monseor Rodolfo Quezada Toruo, y se integr adems
por un representante del ejecutivo, uno de los partidos polticos y una ciudadana
notable. El propsito de la misma era tratar de buscar una solucin poltica al
conflicto armado.
145
Fase II: Apertura y definicin del contenido de las negociaciones
La segunda fase del proceso de paz se inicia con la firma del Acuerdo de
Oslo (marzo 29, 1990) y termina con la remocin del cargo del Presidente Jorge
Serrano en 1993. En la reunin de Oslo participaron la URNG y la CNR, esta
ltima con el pleno respaldo del Gobierno de Guatemala. En esta reunin se
firm el primero de una larga serie de acuerdos que con el tiempo estructuraran
las bases del entendimiento poltico para desactivar el enfrentamiento armado
interno. Las delegaciones de la CNR y de la URNG se propusieron encontrar
caminos de solucin al conflicto armado interno por medios polticos, lograr la
reconciliacin entre los guatemaltecos y resolver la problemtica nacional, puntos
que quedaron asentados en el Acuerdo de Oslo.
Conclusiones
146
Colombia en paz jugar un papel activo y soberano en la paz y el desarrollo
regional y mundial. Es importante ampliar la democracia como condicin para
lograr bases slidas de la paz. Con la disposicin total del Gobierno Nacional y de
las FARC-EP de llegar a un acuerdo, y la invitacin a toda la sociedad colombiana,
as como a los organismos de integracin regional y a la comunidad internacional,
a acompaar este proceso.
Bibliografa
147
Aura Mara Echeverra (2013). Construccin social y poltica de los derechos a la
justicia y la paz en el marco de la justicia transicional en Colombia, a partir del
anlisis de la experiencia de otros pases, en Saber, Ciencia y Libertad, Vol. 8,
N. 1, Universidad Libre de Cartagena.
148
3.4. Fernando Cruz Artunduaga. Silencios, Murmullos y Sonidos. La fina
membrana entre la muerte y la vida en conflictos violentos.
Yo cuento porque quiero que todo el mundo sepa lo que pas en Gernika,
porque no quiero que se repita, por eso siempre estoy dispuesto a contar.
Pedro Balio (q.e.p.d.)
Sobreviviente del bombardeo de Gernika
Introduccin
149
Por ello es necesario transitar del silencio al murmullo, entendido ste como
el balbuceo colectivo que va cogiendo fuerza tica y esttica posterior al hecho
de violencia para pasar a la sonoridad de las voces y a la palabra escrita que
perdurar en el tiempo.
Silencios de glorificacin
Silencios de enunciacin
150
hacia los liberales, convoc la Marcha del Silencio, en la cual sus participantes
no enunciaron palabras alguna mientras recorran las calles de Bogot, pero sus
expresiones de dolor, rabia y angustia significaban ms que la palabra acosada
(Alape, 2009: p. 40). Ese acto de conciencia de rechazo a la violencia es, para
algunos, la sentencia que llev a la muerte de Gaitn dos meses despus de la
mencionada marcha, el 9 de abril.
151
manera propician las condiciones para que sus narrativas sean conocidas. En un
trabajo del Grupo pro Reparacin Integral en Colombia (2013), se han estructurado
diversas acciones: La galera de la memoria, homenajes a personas desaparecidas
y asesinadas; la galera de relatos de memoria y dignidad; socializacin de trabajos
de memoria en instituciones educativas; representaciones teatrales; recordatorio
del genocidio de la Unin Patritica (partido poltico de izquierda) y la pulsera del
Nunca ms. Esto es slo un ejemplo de los esfuerzos que se hacen desde diversos
grupos sociales a pesar de las amenazas que se ciernen en muchos casos. Es
un mecanismo de presin y expresin para que poco a poco se asuma con la
responsabilidad que corresponde por parte de la sociedad, especialmente por las
instituciones estatales.
Voces de renuncia
Sin embargo, los espacios que se crean para recrear la memoria incluyen esas
voces que han renunciado por estar amordazadas, por vergenza o por intereses
mezquinos que en ocasiones se encubren, pero que luego sale tambin con el
compromiso de abrirse eco. En el parque de Villa Grimaldi, en Chile, se recoge
la memoria de detenidos desaparecidos y sobrevivientes torturados. En palabras
de Mara Eugenia Horvitz (2005: p. 83):
Las memorias que narren la barbarie son tambin para educar y evitar
su repeticin. Es por ello que dar voz a la vctima es fundamental para hacer
justicia, repararles dignamente, y as sentar las bases para abrir el camino a la
reconciliacin.
152
Voces de denuncia
153
Parodiando a Eduardo Galeano cuando se pregunta en el poema Utopa: Para
qu sirve la utopa? sirve para eso: para caminar. De igual manera pasa con la
reconciliacin, ella est en el horizonte; en lo colectivo, la sociedad tiene una
obligacin moral de hacerla a travs de actos simblicos y concretos; y en lo
individual, es opcional para la vctima. En el fondo, su importancia es que hace
caminar hacia el reencuentro y la convivencia en un marco de paz y democracia
donde se dignifique la vida.
Bibliografa
Arturo Alape (2009). El cadver insepulto, cuarta edicin, Bogot, Seix Barral.
Ricardo Bonilla (2005). La reforma poltica del Estado en Colombia. Una salida
integral a la crisis, Bogot, Fescol.
154
Mara Jess Cava (1996). Memoria colectiva del bombardeo de Gernika, Bilbao-
Gernika-Lumo, Bakeaz Gernika Gogoratuz.
155
3.5. Guillermo Len Artunduaga Montealegre, William Wilches Snchez,
William Saavedra Lasso y Harley Enrique Gutirrez ustez. Caquet
conflictos ajenos y memoria local.
Resumen
Introduccin
156
El holocausto indgena
A principios del siglo XX, al este del ro Cagun, entre los ros Caquet y
Putumayo, algunos caucheros vislumbraron la existencia de una verdadera tierra
de promisin. All no slo haba grandes cantidades de cierto tipo de cauchos,
hasta la fecha inexplotados, sino un gran nmero de comunidades indgenas con
un mnimo lazo con la civilizacin, que podan ser enganchadas en la explotacin
del ltex. Un censo del ao 1849 estimaba la poblacin de racionales como se
designaba a los funcionarios, comerciantes y colonos, de la regin del Putumayo
y Caquet en 242 personas; los indios civilizados, es decir aquellos en alguna
forma influidos por las misiones catlicas, se estimaban en 16 549; la mayor parte
del territorio estaba habitado por gentes que los censos describan desde una
perspectiva teocntrica como salvajes, antropfagos e irracionales, grupos
que vagaban por el bosque y cuyo nmero se desconoca. De esta forma, diversos
caucheros, encabezados por Julio Cesar Arana, penetraron los ros Caquet,
Caraparan, al alto Cahuinar e Igaraparan, Orteguaza, Cagun, Guayas,
fundando barracas y campamentos para la explotacin del caucho con la ayuda
de los indgenas Huitoto, Bora, Okaina, Muinane, Andoque, Nonuya, Miraa,
Yukuna y Matap, entre otros. Sembrando un rgimen de terror y exterminio de
ms de 80 000 indgenas por parte de la Casa Arana que estuvo presente en la
regin hasta 1929.
157
Las guerrillas campesinas y urbanas
Fue durante esa expansin que las FARC incursionaron en zonas distantes
y desprotegidas por el Estado, especialmente hacia el sur del pas, incluyendo
el rea del Caquet. Esta zona, que para la poca era de reciente colonizacin,
sirvi para que se constituyeran como la nica fuerza reguladora del orden social,
al igual que algunas zonas del Meta y aledaas a Cimitarra, en Santander, que
presentaban similares caractersticas. Una de las principales actividades en estas
zonas ha sido el narcotrfico, para lo cual han actuado como intermediarias entre
productores y comercializadores de narcticos, siendo esta intermediacin su
fuente de financiacin. Han ejercido funciones de mediacin y control de la
poblacin, ante la ausencia de una infraestructura institucional que responda a las
necesidades de los habitantes de la regin.
As, queda claro que el auge de los cultivos ilcitos en los aos ochenta permiti
la consolidacin de la organizacin subversiva. Para volver a la regin, hay que
decir que algunos de los hechos de violencia ms importantes llevados a cabo por
las FARC han ocurrido dentro del territorio caqueteo. Particularmente cobran
importancia las marchas cocaleras ocurridas en 1996, originadas principalmente
en los llanos orientales, en la que los campesinos se oponan a la designacin
como zonas especiales de orden pblico y a las fumigaciones de las plantaciones
de coca. La respuesta del ejrcito frente a estos hechos fue lanzar la operacin
Conquista II, que implic que el ejrcito impidiera a cerca de 45 000 campesinos
que protestaban contra la fumigacin de los cultivos de coca ingresar a Florencia.
158
Los enfrentamientos entre militares y protestantes dejaron un alto nmero
de muertos y heridos, en los que los ms afectados eran los campesinos
manifestantes. Hacia la finalizacin de estas protestas, las FARC llevaron a cabo
uno de los actos violentos ms crueles y determinantes en la historia del grupo, al
tomarse la base militar del municipio de Las Delicias, y asesinar all a decenas de
militares y tomar secuestrados a sesenta de ellos.
En sus diez aos de militancia en las filas de la subversin, conoci a sus jefes
guerrilleros, Jaime Bteman, Antonio Navarro, Carlos Pizarro, entre otros; hizo
parte de la Fuerza Militar del Sur, reconocida por sus osados actos de guerra,
como la toma de El Paujil y la toma de Garzn, en el Huila; recorri palmo a
palmo el territorio del Caquet, como responsable de la logstica de la guerra,
comparti sus ideales revolucionarios con sus camaradas y llor la muerte en
combate o a manos de integrantes del ejrcito de sus amigos Rodrigo Prez,
Carlos Celis, Gerardo Perilla Vaca, Gloria Amanda Rincn La Chiqui, Miguel
Aroca, Benjamn Rodrguez, Miguel Aroca; de sus hermanos Juan de la Cruz y
Oscar; y de otros campesinos y combatientes annimos, en un nmero cercano
a los 200, entre combatientes y simpatizantes.
Con Gustavo Arias Londoo, alias Boris, hizo parte de los 80 subversivos
que intentaron la toma de Florencia, donde fueron dados de baja seis guerrilleros
y no pudo cumplirse el plan trazado de tomarse los principales bancos, atacar la
guarnicin militar, acceder a las principales emisoras, pero en cambio pudieron
demostrar que no estaban ni arrinconados ni diezmados, y gracias a esta toma,
pudieron iniciarse los dilogos de Corinto, que terminaron en la desmovilizacin,
entrega de armas, amnista y formacin de un partido poltico, que le permiti
a Pablo Beltrn Polana, ocupar un escao en la Asamblea Departamental del
Caquet.
159
Los paramilitares en el Caquet. El fin del silencio: del olvido a la
memoria
160
Esto crea la imperiosa necesidad de dar voz a quienes no la han tenido, no slo
a las vctimas que lograron sobrevivir a esa etapa de ocupacin y sometimiento
paramilitar, sino tambin a aquellos que son una muestra fehaciente de los horrores
que all se cometieron: las vctimas fatales. En este escenario, es fundamental la
construccin de la memoria como plataforma para la reafirmacin, como espacio
para el dilogo de la comunidad y tambin como lucha que pretende dirimir qu
versin del pasado reciente debe prevalecer, en funcin del futuro que se quiere
construir.
Para las vctimas, para sus familias, para esa comunidad y para el pas, es
importante y necesario que se conozca la verdad, que se investiguen los hechos y
que exista un proceso de reparacin. Es en esta perspectiva que el ejercicio de la
memoria adquiere una profunda capacidad transformadora y democratizadora,
de inclusin, de participacin, de deliberacin, y que sta se convierta en un
mecanismo de empoderamiento ciudadano.
20 Carta de Rodrigo Turbay Cote a su seora madre, desde algn lugar del Caquet. Diciembre de 1995.
Publicado por El Tiempo.com. Disponible en lnea [Acceso en http://www.eltiempo.com/archivo/documento/
MAM-904996] (Acceso 8 de agosto de 2016).
161
A la altura de la quebraba La Nemal, entre El Doncello y Puerto Rico, un retn
de hombres armados y vistiendo prendas militares, detuvieron la caravana con
un disparo de fusil a la altura del radiador de la camioneta blindada en la que se
movilizaban.
Gobernadores asesinados
Jess ngel Gonzlez Arias, quien haba sido elegido por voto popular como
Gobernador del Caquet para el periodo 1996-1998, sali el 20 de junio de 1996,
a las 5:30 de la maana de su casa en Florencia (Caquet), en compaa de su
conductor, Orlando Garca, para cumplirles una cita a las FARC, que debera
culminar con la liberacin de Turbay Cote. A las 7:45 de la noche, las autoridades
hallaron en la vereda Porvenir, inspeccin de Galicia, municipio de El Paujil
(Caquet), el cuerpo del mandatario con cinco impactos de bala y el cadver de
su conductor. El da de su asesinato, el Gobernador cumpla 44 aos de edad y
haba sido elegido con el apoyo del parlamentario Rodrigo Turbay y un sector del
conservatismo. Era abogado egresado de la Universidad Libre, fue concejal de El
Doncello, diputado, secretario de despacho y abogado litigante.
162
La masacre de Puerto Rico
Enrique Gutirrez Oviez ejerci por dos periodos consecutivos como concejal
de Florencia, desde donde fue impulsor, junto con Reinaldo Duque Motta, del
Barrio Obrero de la misma ciudad, impulsor de las fiestas de San Pedro en el
Caquet, mediante las semanas culturales, como quiera que fue creador de la
Asdarca (Asociacin de Artistas del Caquet); tambin fue alcalde de Beln de
los Andaques en varios periodos diferentes hasta completar siete aos como
primer mandatario de esa localidad, donde fund la primera emisora municipal,
Esplndida Estreo, que luego, emitiendo desde Cartagena del Chair, se conoci
como La voz del ro.
163
Carlos Julio Rodrguez, Jos Libardo Mndez y Judith Aristizbal trabajaban
juntos en el radio peridico La conga, de la emisora La voz de la selva, en el
centro de Florencia, Caquet. Era el 20 de mayo de 1991, a las 5:30 de la maana
se haban montado los tres en el carro de Jos Libardo para ir a hacer el programa
de todos los das de 6:00 a 6:45 de la maana. El sicario ni siquiera les permiti
arrancar. Con eficiencia cumpli lo que no lograron los dos atentados de los que
haban sido vctimas ambos periodistas el ao anterior; a Judith una bala la hiri
en el pecho y cuando reaccion ya estaban muertos, Carlos Julio Rodrguez y Jos
Libardo Mndez, su esposo.
164
sucedidos desde el ao 2002, por similares circunstancias, en la inspeccin de
Rionegro en El Doncello, Peas Coloradas y Santaf del Cagun, en Cartagena
del Chair, La Novia y Salamina en Curillo, Santiago de la Selva en Valparaso,
entre otros, que obligaron, segn datos de la Unidad de Vctimas, en el periodo
2002-2012 un desplazamiento masivo de cerca de 1860 familias.
Bibliografa
165
3.6. Jerson Jahir Candela Gonzlez. La gnesis del proyecto paramilitar o la
configuracin del poder regional: El caso de la interseccin del alto y medio Magdalena.
Resumen
166
otros renglones secundarios estn representados en la produccin minera de oro
y plata, principalmente en Puerto Nare, Sonsn y Norcasia, y en menor medida
la produccin de carbn en Caparrap.
Sumado a esto, vale resaltar que al igual que en el resto del territorio nacional,
a la consolidacin del territorio por parte de las fuerzas militares y paramilitares,
desde mediados de la primera dcada del presente siglo, expresada por ejemplo
167
en la desarticulacin de varios frentes guerrilleros y la relativa monopolizacin
de la violencia armada, prosiguieron diversos procesos de extranjerizacin y
acaparamiento de la tierra; en ese sentido, segn Bolvar, Gonzlez y Vsquez
(2003: p. 238), el monopolio de la violencia, de un lado excluye la violencia
del conjunto de relaciones sociales mientras que por otro lado concentra los
medios de coercin en un centro de poder que puede usarlos para cualquier fin.
Resultado de este proceso es la articulacin de nuevas redes de explotacin de
materia prima en periferias de la interseccin otrora controladas por las guerrillas,
redes que en el marco de una economa de enclave fortalecen y profundizan las
disparidades territoriales.
168
estructuras se encuentra fuertemente ligado a la insercin de cada una de
ellas en regiones abismalmente diferentes las unas de las otras y que por su
carcter eminentemente territorial, han determinado las formas que asume el
paramilitarismo all para insertarse y consolidarse.
169
para la realizacin y consolidacin de los intereses paramilitares que concretaban
necesidades y demandas de ganaderos, narcotraficantes, comerciantes, militares,
sacerdotes y polticos, con aspiraciones que trascendan el propio territorio al
cual se circunscriban sus actividades; al respecto Bolvar y otros (2003: p. 61)
advierten:
De esta manera es como las lites lograran ajustar en alguna medida el orden
del Estado central a las condiciones e intereses concretos para la hegemona y
el dominio de sus regiones. Pero desde el centro tambin se obtienen algunos
beneficios; la actividad paramilitar y el control clientelista de las necesidades
sociales han permitido, ms que cualquier otro proceso, la acumulacin por
desposesin en numerosos territorios del pas que ha beneficiado la implantacin
170
del modelo neoliberal y el mantenimiento del statu quo, esto se logra echando
mano de estrategias violentas como la amenaza, el desplazamiento y el asesinato
o a travs de la exclusin poltica y la invisibilizacin de las necesidades de la
poblacin; por esas razones, desde el Estado central se ha promovido una serie
de leyes que permiten la prolongacin de estos autoritarismos subnacionales
que, por lo general, son completamente funcionales a sus intereses; segn
Molano (2015), la funcin de leyes como la Ley 48 de 1968, mediante la cual se
implementaba en el pas el modelo de la contrainsurgencia paramilitar gringa, o
la Ley 356 de 1994, que promovi las convivir, es defender a sangre y fuego el
statu quo y reprimir las demandas locales que se salgan del control clientelista
(p. 594).
Carlos Castao explic muy bien esta alianza entre lites regionales y
paramilitares en su libro autobiogrfico redactado por Aranguren (2001). En
aquel momento manifestaba que:
Hoy en da, cada una de las fuerzas aliadas que conforman las Autodefensas
Unidas de Colombia tienen dueos y ellos son los que ayudan al sostenimiento
econmico de los patrulleros de la Autodefensa. Los dueos no tienen injerencia
en lo militar, pero al financiar a nuestros hombres, los mismos que controlan la
regin, ellos reciben seguridad en sus negocios lcitos o ilcitos.
Las palabras del verdugo, que consideraba sus viles acciones como heroicas
proezas, reflejan la importancia del paramilitarismo como va de canalizacin y
concrecin de los intereses de lites regionales hambrientas de riqueza y poder,
y exponen la debilidad del mito fundacional de dicha organizacin, que sita su
origen como estrategia de defensa de inocentes campesinos en contra de los
abusos de las guerrillas.
En este contexto, los postulados del socilogo Michel Foucault (1981) sobre
la propiedad y la localizacin del poder cobran una singular importancia, si
entendemos que, para este autor, por un lado, el poder no se posee, se ejerce.
No es una propiedad, es una estrategia: algo que est en juego (p. 12), y por
171
el otro lado que el Estado no es el lugar privilegiado del poder; su poder es un
efecto de conjunto (p. 13).
Durante las dcadas de los aos 1960 y 1970, y como reaccin a la instauracin
del Frente Nacional, tuvieron gran acogida por parte de la poblacin de Puerto
Boyac y el Magdalena Medio, el Movimiento Revolucionario Liberal (MRL) y la
Alianza Nacional Popular (Anapo); en ese contexto, ante el creciente rechazo a la
restriccin de la democracia derivada de la alternancia del poder entre liberales
y conservadores, que se extendera por diecisis aos, otros partidos como
el Comunista y el Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario (Moir)
floreceran en la regin y alcanzaran las mximas votaciones, por medio de una
coalicin encarnada en la Unin Nacional de Oposicin (UNO).
172
Tabla 1. Votaciones para el concejo de Puerto Boyac. 1976-1986
Fuente: Mauricio Barn (2011). Apogeo y cada de las autodefensas de Puerto Boyac.
173
la violencia se normaliz como un medio legtimo para la actividad poltica en la
zona, las condiciones para el despliegue de la parapoltica estaban dadas.
Mientras tanto, el papel de las lites locales no fue menos importante que en
el caso de Puerto Boyac. Algunos ganaderos y madereros de la zona financiaron
el surgimiento de estas estructuras que fueron completamente funcionales a sus
intereses; segn la Fiscala, Ramn Isaza:
174
armamento y municiones, logrando acrecentar el grupo: a finales de ese ao
contaba ya con 24 integrantes (2014, p. 239).
175
Tolima y posteriormente, con ayuda de Carlos Castao y de sectores de las lites
econmicas y polticas del centro y suroriente del departamento, algunos de sus
miembros fundaran el Bloque Tolima de las AUC.
176
por la presencia de cuatro grandes bloques econmicos fundamentales. El primer
bloque, al norte, se caracteriza por la presencia de grandes extensiones de tierra
dedicada al cultivo de palma africana; el segundo, entre Barrancabermeja y Puerto
Salgar, se caracteriza por la permanente actividad petrolera; un tercer bloque est
caracterizado por el paisaje resultante de la agricultura comercial tecnificada, en
donde se destacan principalmente los municipios del alto Magdalena; y, finalmente,
un cuarto bloque caracterizado por los megaproyectos hidroenergticos, como
el Betania-El Quimbo, en el centro del departamento del Huila, como los seis
embalses y como las cinco centrales hidroelctricas en el oriente antioqueo.
Estos bloques seran el resultado de las dinmicas histricas de apropiacin y
distribucin de la tierra, el escalonamiento de diversos conflictos, las condiciones
geogrficas de la cuenca, los modelos productivos asociados a la economa de
enclave, entre otros factores.
177
legales e ilegales, permitieron que la relacin narcotrfico-paramilitarismo
floreciera exitosamente y permaneciera hasta hoy como columna vertebral de la
supervivencia de las estructuras paramilitares o neoparamilitares.
Por otro lado, la alianza entre militares y paramilitares, estara enfocada no slo
a atacar la subversin armada y sus bases de apoyo, sino adems a implementar
dispositivos de control sobre la poblacin y el territorio que permitan inclinar a
su favor la balanza de la lucha de clases, que cobra importancia en momentos en
que el capitalismo despliega todas sus ambiciones sobre el territorio. El asesinato
178
de sindicalistas y otro tipo de lderes en zonas bajo su control sera una muestra
clara de dicho proceso.
179
desde mediados de la primera dcada del presente siglo, expresada por ejemplo
en la desarticulacin de varios frentes guerrilleros y la relativa monopolizacin
de la violencia armada, prosiguieron diversos procesos de extranjerizacin y
acaparamiento de la tierra. Resultado de este proceso es la articulacin de nuevas
redes de explotacin de materia prima en periferias de la interseccin otrora
controladas por las guerrillas, redes que en el marco de una economa de enclave
fortalecen y profundizan las disparidades territoriales.
Conclusiones
180
que se enmarcan en el sector extractivo; estos bloques seran el resultado de las
dinmicas histricas de apropiacin y distribucin de la tierra, el escalonamiento
de diversos conflictos, las condiciones geogrficas de la cuenca y los modelos
productivos asociados a la economa de enclave. Estos cuatro grandes bloques
productivos son, en su orden: la ganadera, la agricultura, los hidrocarburos y
la minera. En dicho territorio, esta misma configuracin social, econmica y
poltica, ha permitido y matizado el arraigo de la violencia armada, bien como
herramienta de interlocucin frente a la exclusin poltica y econmica o, por el
contrario, como estrategia coercitiva para el mantenimiento de las condiciones
estructurales de exclusin.
Al igual que en otras zonas del pas, la hegemona militar en el territorio por
parte de los militares y paramilitares permiti el despliegue de distintos procesos
de extranjerizacin y acaparamiento de la tierra. El paramilitarismo en Colombia,
adems, ha representado la articulacin de intereses regionales y nacionales que van
orientados hacia la consecucin y monopolizacin del poder y el reconocimiento
tanto econmico, como social y poltico en espacios territorialmente localizados,
pero que se convierten en pilares de la integracin violenta al Estado central
a travs de la negociacin entre un centro institucionalmente constituido y su
periferia en proceso de integracin.
181
los objetivos y concretaron los intereses regionales y nacionales de las lites,
los narcotraficantes y los militares que los crearon, promovieron y financiaron;
su consolidacin les permiti el control de un amplio sector del Congreso y de
la Rama Judicial, as como la eleccin de un presidente que encarnaba todo por
cuanto haban luchado desde su creacin.
Por su parte, las lites regionales han logrado, por medio de los paramilitares,
asegurar su hegemona territorial en el marco de una prolongada debilidad y
precariedad estatal, cuya normatividad institucional no brinda las condiciones
necesarias para asegurar su beneficio y su inters en el control total de la poblacin
y los recursos. En lo concreto, la alianza entre militares y paramilitares ha estado
enfocada no slo a atacar la subversin armada y sus bases de apoyo, sino adems
a implementar, por la fuerza, dispositivos de control sobre la poblacin y el
territorio que permitan inclinar a su favor la balanza de la lucha de clases, que
cobra importancia en momentos en que el capitalismo despliega ms que nunca
todas sus ambiciones sobre el territorio.
Bibliografa
Arturo Alape (1989). Las vidas de Pedro Antonio Marn, Manuel Marulanda Vlez,
Tirofijo, Bogot, Planeta.
182
Stathis Kalyvas y Ana Arjona (2005). Paramilitarismo: una perspectiva terica,
en: Alfredo Rangel (ed.). El poder paramilitar, Bogot, Fundacin Seguridad y
Democracia, Planeta, pp. 25-45.
Plan de las Naciones Unidas para el Desarrollo (2003). El conflicto, callejn con
salida. Informe Nacional de Desarrollo Humano para Colombia, Bogot,
versin en lnea [Acceso en: http://www.fuac.edu.co/download/AREAS/13dhu.
pdf].
Tribunal Superior de Bogot. Sala de Justicia y Paz (2014). Sentencia a Jhon Fredy
Rubio Sierra.
183
Edgar de Jess Velsquez (2007). Historia del paramilitarismo en Colombia,
en: Historia, Vol. 26, N. 1, San Pablo, Universidad Estadual Paulista Julio de
Mesquita Filho, pp. 134-153.
184
3.7. Jos de Jess Herrera Ospina. Impacto de la violencia sociopoltica en el
municipio de San Carlos.
Resumen
185
destacados en las entrevistas, todos los participantes manifiestan que antes del
ltimo periodo de violencia, que inicia en el ao 1998, la produccin agrcola, en
especial de caf, panela y la actividad ganadera en pequea escala, constituan un
factor econmico que propiciaba bienestar a la poblacin.
San Carlos nunca era mendigo, San Carlos nunca esperaba del Estado nada,
uno estaba en su finca tena yuca, maz, cacao, cada uno tena su casa, nunca
le peda una teja al vecino, porque uno vena cada ocho das ac, venda lo que
produca y volva con el bolso lleno. [] cuando no haba conflicto nosotros
trabajbamos y tenamos un proyecto de vida en la vereda, estbamos all,
siempre se tena la vida que se buscaba, nosotros vivamos en un municipio con
presencia guerrillera, porque hace muchos aos han existido los grupos al margen
de la ley, la violencia, nosotros convivamos con la guerrilla, yo era uno de los que
conviva con la guerrilla, ellos pasaban, ellos pasaban normal, uno pasaba por el
borde de los campamentos de ellos, pero no mataban un campesino, entonces
uno tena un proyecto de vida muy diferente, trabajaba y vena al pueblo y se
iba con costalados de comida para la vereda. (Entrevista grupal en el Centro de
Acercamiento para la Reconciliacin - CARE).
186
Para contener el avance de las guerrillas se extendi desde el municipio
de San Carlos a toda el rea oriental del departamento de Antioquia, una
estrategia contrainsurgente en la que los grupos paramilitares, acompaados
de fuerzas estatales, incursionaron en reas controladas o transitadas por las
guerrillas, sembrando el terror mediante masacres, ejecuciones extrajudiciales,
desapariciones, violaciones sexuales y toda una serie de actos crueles, tendientes
a desactivar el supuesto apoyo dado por los campesinos a las fuerzas insurgentes.
Entre las acciones ms brutales desatadas por los paramilitares estn las
masacres perpetradas contra la poblacin civil inerme. La primera de ellas tuvo
lugar en el corregimiento El Jordn, en el mes de marzo de 1998 (Olaya, 2012: p.
211). Pasada esta masacre se generalizaron los asesinatos selectivos de pobladores
del municipio, quienes eran bajados de los vehculos en que se transportaban por
el rea o eran tiroteados en las calles y caminos, ante la mirada atnita de los
transentes y la complicidad de las fuerzas de polica acantonadas en el sector.
Despus tuvo lugar la masacre del 24 de octubre de 1998, en el permetro urbano
de San Carlos (Vase Olaya, 2012: pp. 221-233), con la incursin paramilitar
en el casco urbano, y que tuvo como resultado el asesinato de once personas
muy apreciadas en la localidad, situacin que gener una zozobra permanente
durante un largo tiempo. La siguiente masacre tuvo lugar el 18 de diciembre de
ese mismo ao (Vase Olaya, 2012: pp. 232-233) con una nueva irrupcin de los
paramilitares en el corregimiento El Jordn.
Se trata, en suma, de una situacin que continu hasta 2005 y que incluy cerca
de treinta y seis masacres, todas tan desgarradoras como la primera mencionada.
Al respecto, el citado historiador Olaya (2012) afirma:
De modo que entre los aos 1997 y 2007, los habitantes de esta subregin
tuvieron que soportar una serie sucesiva de ataques armados en los que no se tuvo
la ms mnima consideracin de carcter humanitario; ataques que sobrepasaron
todos los lmites a que puede ser sometida una comunidad que se encuentra en
medio de la guerra (p. 233).
En el libro San Carlos. Memorias del xodo en la guerra, escrito por el Grupo de
Memoria Histrica (2011), y que tiene en cuenta lo acaecido entre 1998 y 2005,
se advierte:
187
emblemtico en la memoria de las vctimas del desplazamiento por su magnitud,
dramatismo e intensidad (pp. 67-68).
Segn las estadsticas presentadas por Olaya (2012: pp. 351-353), existe un
listado de personas desaparecidas con base en el registro realizado por el CARE
que se indican con nombres y apellidos. Tambin en el trabajo del seor Olaya
(2012: pp. 357-366) puede consultarse un registro de personas desaparecidas de
manera forzada que fue publicado por el Observatorio de Paz y Reconciliacin
del Oriente Antioqueo; estos registros contienen en su gran mayora fecha de
desaparicin, presunto responsable, nombres y apellidos, edad al desaparecer,
nmero de documento de identificacin y los hechos de cmo fue su desaparicin.
En realidad, los datos conocidos dan cuenta de una cifra atroz para un municipio
que pas de 25 mil habitantes en la poca anterior a la barbarie relatada, a un
nmero aproximado de 4500, en el momento de mayor conflicto. A propsito
de este aspecto, un testimonio afirma:
Yo soy vctima de una mina antipersonal, fui secuestrado por el noveno frente
de las FARC durante veinte das; estuve amarrado durante diez horas por los
paramilitares en mi vereda a la orilla del ro para matarme. Me desplac de mi
vereda, perd todo lo que tena y el Estado en este momento ni siquiera lo llama
a uno para decirle hola, cmo vamos. (Entrevista individual).
Consecuencias de la violencia
188
- Usted podra identificar la magnitud de los daos que se dieron?
Es que eso es incuantificable, como persona, como ser humano y hasta lo social,
eso es irreparable.
189
Cuando hay gente, ac en San Carlos hay hambruna y lo digo porque yo he
sido parte de las que yo me he recorrido todas las veredas de San Carlos y ac en
San Carlos hay hambruna, ac la gente aguanta hambre, ac hay ancianos, gente
de la tercera edad, levantando y criando bisnietos, por culpa del conflicto, dnde
tienen una agua-panela o ni una agua-panela? (Entrevista individual).
Les entregan un proyecto productivo, por ejemplo, como el del pltano. Vino
una empresa muy grande que se llama CCI y trajo un colino de pltano de otros
departamentos donde ya vena ese colino con una peste, para nuestro municipio.
Si nosotros ac estamos enseados a comer uno ms pequeito pero sin ninguna
enfermedad y nos trajeron una peste que se llama moco que viene por all de
otros departamentos, para pegrnosla aqu, ahora un campesino se mete en un
prstamo de 15 o 20 millones de pesos para fortalecer un programa de esos,
que coge la primer cosecha y a la segunda cosecha que viene, ya no sirve, ms
chiquito que el que da la tierra de ac y con una peste. (Entrevista individual).
Se trata, como puede verse, de una situacin dramtica que genera una
revictimizacin de las comunidades, puesto que al estar los proyectos mal
planificados generan efectos negativos en las personas y en la comunidad en
general. Esto se une a la prdida de la capacidad productiva por abandono de
predios.
190
Los cambios forzados en el uso del suelo tambin es otro impacto importante.
El uso del suelo ms extendido despus de la violencia es la instalacin de fincas
de recreo y acaparamiento de tierras por parte de especuladores, quienes, tras
realizar una mnima inversin en la compra del ttulo, elevan los precios a la
espera de posibles compradores. Esto sucede tanto en las tierras rurales como
en las urbanas.
Lo que pasa es que nosotros para el Estado no somos vctimas, para entrar
dentro de esa clasificacin de vctimas que habla el Estado nos tuvieron que
haber desplazado o haber matado familiares. Nosotros vivimos una situacin muy
crtica aqu en San Carlos y la vivimos ahora porque es ms duro el posconflicto
que la propia guerra, porque en el posconflicto es que la gente viene mal
psicolgicamente por lo que pas. Y nosotros en ningn momento para el Estado
hemos sido vctimas, nosotros vivimos en ese tiempo, por ejemplo, a m que me
toc trabajar en vereda, vivir cosas muy tremendas que ni a mi peor enemigo
le deseara que viviera eso y en ningn momento nosotros hemos sido vctimas
para el Estado, la pregunta nuestra viene ah: desde dnde apuntan ustedes a
favorecernos a nosotros como vctimas? (Entrevista grupo focal docentes).
191
Pues, yo soy de Vallejuelos, yo me desplac para ac, para San Carlos como un
mes y despus volv y regres, es que yo ya va para diez aos del esposo mo
desaparecido, tengo alguna inquietud pues que ahora s vienen a sacarlo, que
ahora s, [] porque a m ya me lo confirmaron que lo haban matado y que lo
tenan por all para abajo por San Blas. (Entrevista grupal mujeres resistentes).
192
ah diez mil millones de pesos para San Carlos, para las indemnizaciones, pero
qu hacemos si no hay un seguimiento. Hay que hacerle seguimiento. (Entrevista
individual).
Por ejemplo, con los resistentes, nosotros por ejemplo que permanecimos
todo el tiempo ac, econmicamente, perdimos muchas cosas, pero nosotros
perdimos la libertad, la juventud, los nios perdieron la niez, porque nosotros
por ejemplo no tenamos acceso a salir, a disfrutar del parque, los nios no tenan
acceso a jugar en la calle, a toda hora estbamos presos en nuestras propias casas,
a las tres o cuatro de la tarde, al que le diera la gana de hacernos encerrar nos
encerraba. Y a los resistentes, aqu nunca ha venido, as, en serio, que digan les
vamos a hacer un tratamiento. No. Y aqu en San Carlos hay mucho resistente
que tiene problemas se podran decir que psiquitricos. Esos problemas alcanzan
la dimensin que no salen de San Carlos, o sea, el miedo y el pnico se sembr
en ellos y no salen, como ellos no pueden salir y les dan citas con los psiquiatras
en Medelln, entonces se quedan en las mismas. Ellos no vienen porque les cuesta
el desplazamiento y los de ac no van porque ese fue el miedo que les qued. Lo
otro es esta situacin tan difcil para darle los medicamentos, hay un uso de ritalina
y de ese otro medicamento que toman las personas para auto controlarse con la
ayuda de esa pastilla, toman mucho, hay mucha gente que est consumiendo de
ese medicamento. (Entrevista grupal mujeres resistentes).
193
Quedan muchas secuelas, hay enfermedades y cosas as y es la nica del municipio
que no tiene trabajo, porque el mismo Estado le niega la ayuda. Hay una falla
muy grave en este municipio. Este pueblo es dizque piloto, el que quiera venir
a investigar llega, el que quiera medir cosas sobre vctimas viene aqu. Incluso
es premio nacional de paz, pero falta voluntad para organizar a las personas.
(Entrevista individual).
Aqu se puede observar la desconfianza que existe frente a las polticas del
Estado, entre los miembros de la comunidad, de los que llegan a acompaar
programas de reparacin e incluso frente a investigadores que vienen a realizar
sus trabajos y nunca ms vuelven a aparecer en el municipio.
[El proceso] trajo consigo la fragmentacin y divisin del territorio con objetivos
estratgicos y de control armado por parte de los actores en disputa, lo cual
condujo a que senderos, trochas y caminos por los que transitaba la poblacin,
se convirtieran en lugares vedados y signados por la amenaza de convertirse en
objetivo militar. Estas marcas de terror instauradas en el territorio implicaron
serios daos en las dinmicas de confianza, convivencia y solidaridad comunitaria.
Una especie de frontera territorial imaginaria impuesta por los actores armados
devino en la estigmatizacin y polarizacin de la poblacin que se encontraba
de uno u otro lado de esta marca espacial. La acusacin establecida por el actor
armado se transform entre vecinos en marcas y sealamientos de pertenecer
y auxiliar a los miembros de uno u otro bando. La poblacin de San Carlos se
vio enfrentada a los riesgos de contaminacin que implicaba cruzar los lmites
fronterizos impuestos por la guerra (p. 245).
Breve conclusin
194
donde el conflicto ha sido una constante histrica, como el caso del municipio de
San Carlos. Ahora que parece que el proceso de negociacin del gobierno con
las FARC dar como resultado una eventual firma de acuerdo de paz, viene la
pregunta sobre lo que suceder, ya que la sola firma del acuerdo no es una garanta
de que la paz se establezca definitivamente en Colombia, particularmente en
los territorios donde la guerra ha sido una constante, y con mayor inestabilidad
si se tiene en cuenta que emergen otros actores generados por el proceso de
globalizacin econmica: las explotaciones mineras y energticas a gran escala.
Bibliografa
Gonzalo Snchez y otros (2011). San Carlos: Memorias del xodo en la guerra.
Informe del Grupo de Memoria Histrica de la Comisin Nacional de Reparacin
y Reconciliacin, Bogot, Taurus.
195
Baruch Spinoza (2009). tica demostrada segn el orden geomtrico, Traduccin de
Vidal Pea Garca. Madrid, Tcnos.
*Doctor en Filosofa por la Universidad Pontificia Bolivariana. Docente investigador del Politcnico
Colombiano Jaime Isaza Cadavid (Medelln-Colombia). La propuesta hace parte del marco terico
y de los resultados de investigacin del proyecto: Anlisis de las vctimas en el Municipio de
San Carlos que se realiza entre las instituciones Politcnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid y
Universidad San Buenaventura y en el que participan tres grupos de investigacin: GIF-GIDPAD Y
ENFOCAR (Medelln-Colombia).
196
3.8. Josas Mojica Domnguez. El dilema constitucional del derecho al olvido y el
derecho a la memoria en el marco del posconflicto.
Resumen
Introduccin
197
En el anterior escenario se plantean desafos particulares. El primero de
ellos es cmo armonizar o ajustar el pacto constitucional de 1991, para crear
escenarios propicios para una paz, reconciliacin y democratizacin, sin que ello
conlleve una sustitucin del pacto constitucional; y ms an, sin que implique un
desacato a los compromisos internacionales adquiridos por Colombia en materia
de derechos humanos (tratados de derechos humanos ratificados por Colombia).
Un segundo desafo es hasta dnde es conveniente maximizar medidas de
memoria histrica y de olvido en el marco de una justicia transicional, a fin de
que los procesos de paz logren su cometido; en otras palabras, de qu manera
encontrar el equilibrio adecuado entre el derecho a la memoria y el derecho al
olvido. Dilucidar esta tensin y abordar posibles maneras de encontrar el punto
de equilibrio adecuado adquiere su importancia en el hecho de que este dilema
incide directamente sobre un elemento importante para la justicia transicional
como lo es el perdn, siendo este elemento hasta ahora el ms importante para
lograr la paz.
21 Sobre la definicin de la justicia transicional se ha ido construyendo un concepto desde la dcada de los
aos 1980. Se la identifica como las medidas con enfoque holstico, tomadas por los Estados a fin de lograr un
equilibrio adecuado entre derecho de las vctimas y proceso de reconciliacin. Sobre este particular puede
verse la produccin del Centro Internacional para la Justicia Transicional (ICTJ, por su sigla en ingls) (en el
portal en lnea www.ictj.org) destacndose en particular el trabajo que editara Catalina Daz (2010) sobre
propuestas para la formulacin de polticas pblicas de reparacin en Colombia.
198
a) Reconocimiento de las vctimas. Que se les reconozca que han sido daadas, y
que ese dao fue intencional, esa condicin los pone en la condicin jurdica de
legitimacin para exigir medidas de reparacin. Otra faceta es el conocimiento
de la verdad de lo que pas.
b) La confianza cvica. Implica generar confianza en las instituciones, que la
sociedad reconozca la capacidad que tienen para cumplir de buena fe los
mandatos legales en condiciones de igualdad para todo el conglomerado (p.
42).
199
que el otro es el de la reparacin. Por ltimo, esta nocin, cuyo fundamento
se considera anclado en el denominado soft law, no debe considerarse como
simplemente doctrinal, ni tampoco dista de los pronunciamientos de cuerpos
judiciales internacionales, como la Corte Interamericana de Justicia (CIJ) esta
nocin.
Algunos pueden insistir que lo que necesitan una nacin y sus vctimas es recuperar
una memoria ejemplar, una que englobe el reconocimiento de verdades y
perdones responsabilizantes para todos los implicados en funcin de un presente
reconciliador; otros, pueden persistir en que lo se debe buscar es una memoria
literal de los horrores sufridos y con la finalidad de generar juicios punitivos.
Ambas tienen sus virtudes y bemoles. La primera ayudara a sanar heridas,
adems de permitir la justicia reparadora; la segunda a reabrirlas cuando nadie
lo ha hecho o ha querido hacerlo, siendo eficaz y necesaria como dispositivo de
denuncia. Sin embargo, no debidamente tramitados y procesados tanto por las
vctimas, los gobiernos y los victimarios, la primera puede provocar la clausura de
ciertas verdades para una nacin, forzando cierto tipo de perdones; y la segunda
puede anclar en el resentimiento y generar sistemticamente una esterilizacin
de la posibilidad de la reconciliacin (p.132).
Tambin sealan los autores mencionados que uno de los riesgos de los
ejercicios de memoria excesiva, podra acarrear en instrumentalizacin del
pasado, bulimia conmemorativa, hiperculto del testimonio, hipertrofia de
la historia, delirio presentista, entre otras circunstancias (vase Jaramillo y
Delgado, 2011: p.133). Estos riesgos de la memoria pueden generar en el
200
conglomerado social, ms que una liberacin del dolor y reparacin del dao, una
revictimizacin y zanjar ms las heridas y el resentimiento social, degenerando,
de contera, en no reconciliacin y en procesos fallidos de justicia transicional.
Por lo anterior, no hay discusin en que se tiene que hacer una ponderacin
entre la memoria y el olvido en sus justas dimensiones; pero cul es el criterio
de las justas dimensiones? La ponderacin, como herramienta hermenutica
constitucional para solucionar conflictos de derechos y armonizarlos, es utilizada
para resolver conflictos en que derechos fundamentales se encuentren en
abierta colisin. Ms concretamente, se emplea cuando no resulta suficiente
una ponderacin a medias sobre la importancia de hacer prevalecer en el caso
determinado uno u otro derecho fundamental, sino que se hace necesario
armonizarlos para que su debida proteccin se d a cada uno sin el sacrificio del
otro. En Sentencia T-425/95, la Corte Constitucional de Colombia advierte:
201
las vctimas, que mejore su calidad de vida, y que, a la vez, dichas medidas de
reparacin no sean vistas como polticas pblicas, sino que genere equidad entre
el deber del Estado en implementar polticas contra la pobreza y el deber de
reparar a aquellos que han sufrido los estragos del conflicto armado. El profesor
Snchez denomina esta propuesta como reparaciones transformadoras.
202
que en ocasiones se convierte tambin en el escenario en donde se pueden dar
situaciones que afecten directamente el derecho fundamental al buen nombre.
La informacin negativa u odiosa, es decir, aquella que asocia una situacin (no
querida, perjudicial, socialmente reprobada o simplemente desfavorable) al
nombre de una persona, est sometida a un trmino de caducidad bajo la idea de
su permanencia limitada en el tiempo.
203
La Corte, al resolver estos casos, ha concluido que el conocimiento sobre
los antecedentes penales ha fungido como fuente privilegiada de prcticas de
exclusin y de discriminacin prohibidas por la Constitucin, entre otras razones,
porque con la violacin del derecho fundamental al habeas data se vulneran otras
garantas, como el derecho al trabajo y al buen nombre, impidindoles a estas
personas retomar su plan de vida en la legalidad despus de saldar cuentas con
la justicia.
Conclusin
204
ms bien, en medidas que reconstruyan el tejido social de una nacin, que su
efecto sea evitar la mutacin del conflicto en otros tipos de violencia.
As, por ejemplo, pese a que el derecho al olvido no ha surgido con ocasin
ni ha sido desarrollado en procesos de justicia transicional, no est lejos de que
se vea comprometida la tensin de este derecho con el derecho a la memoria
de las vctimas. Justamente porque en un proceso de reconciliacin consistente
es necesario darles la posibilidad a las bases de los militantes de los distintos
grupos armados en conflicto que tambin sus derechos constitucionales sean
garantizados, ya que slo de esa manera se generan espacios de pertenencia e
inclusin social y se regenera el tejido social.
Bibliografa
Pablo de Greiff y Roger Duthie (eds.) (2009). Transitional Justice and Development:
Making Connections, New York, Social Science Research Council.
205
w w w. c o r t e c o n s t i t u c i o n a l . g o v. c o / r e l a t o r i a / 1 9 9 5 / T- 1 7 6 - 9 5 .
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Rodrigo Uprimny (et. al.) (2006). Justicia transicional sin transicin? Verdad,
justicia y reparacin para Colombia, Bogot, Centro de Estudios de Derecho,
Justicia y Sociedad.
206
3.9. Juliana Stefania Gil Ortiz. Objecin de conciencia al servicio militar obligatorio
propuesta en la construccin de paz y una alternativa al servicio en Colombia.
Resumen
207
Artculo ste que, con el pasar de los aos, servira de inspiracin para el
desarrollo de la Ley 375, del 4 de julio de 1997, en cuyo artculo primero se
explica que esta ley tiene por objeto establecer el marco institucional y orientar
polticas, planes y programas por parte del Estado y la sociedad civil para la
juventud. Aos antes se haba consolidado tambin una ley que dara compromiso
obligatorio a los jvenes colombianos: la Ley de reclutamiento y movilizacin, en
la que los jvenes eran protagonistas de una forma ms directa y en expresas
condiciones de cumplimiento.
As las cosas, y con la nula gestin y disposicin para resolver asuntos internos,
se continuara alimentando un conflicto armado que cumple 51 aos.
Con el tiempo que lleva el conflicto se podra decir que es casi lgico que se
haya naturalizado en la poblacin, permeando espacios de la vida social, familiar
y poltica; Colombia vivi su desarrollo poltico, cultural y econmico en medio
del conflicto y en ese proceso se fue aceptando y valorando la idea de sostener
una militancia que favoreciera y protegiera los diferentes territorios y sectores
del pas.
208
dimensin de esta cifra es tan desconcertante que se presenta en similitud a la
desaparicin de una poblacin entera como Popayn o Sincelejo. Al respecto de
estas muertes, el 85% corresponde a civiles y el 18,5% a combatientes, dejando as
a la poblacin con altos ndices de vulnerabilidad y victimizacin. Uno de los hechos
que produce vctimas con mayor predominio en la poblacin es el desplazamiento,
entre 1985 y 2012, cada hora fueron desplazadas 26 personas en el marco de este
conflicto, para un total de 5 700 000 personas en situacin de desplazamiento,
correspondiente al 15% del total de la poblacin de Colombia en 2010. Adems,
a secuencia del reporte, se determina que cada doce horas una persona fue
secuestrada; promedio que fue intensificndose, pues entre 1996 y 2005 ocurri
un secuestro cada ocho horas y por da un civil o militar fueron vctimas de mina
antipersona. Entre 1980 y 2012 el Grupo de Memoria Histrica document 1982
masacres, de las cuales el 58,9% fueron perpetradas por paramilitares, 17,3% por
guerrilleros y 7,9% por la fuerza pblica; en 14,8% de ellas no se logr esclarecer
la identidad del responsable directo y el porcentaje restante, corresponde
a acciones llevadas a cabo entre la fuerza pblica y los grupos paramilitares.
El punto que ms ha inquietado sobre los ltimos aos ha sido el de los falsos
positivos, figura que designa casos de jvenes que la fuerza pblica dio de baja en
condicin de guerrilleros para la muestra de resultados, pero las vctimas jams
pertenecieron a grupos armados. Para el 2011 la Fiscala General de la Nacin
llevaba 1486 investigaciones de 2701 posibles vctimas de este hecho. Se trata de
jvenes que se dedicaban a labores como oficios varios, construccin, mecnica,
labores informales en su mayora y, segn el reporte de la Defensora del Pueblo,
algunos de ellos tenan antecedentes como consumidores de drogas y otros
tambin con problemas cognitivos; sus edades oscilaban entre 17 y 32 aos,
segn la revista Semana. Notoriamente eran jvenes de estratos bajos y humiles
que vivan en condiciones de vulnerabilidad en lugares como Ciudad Bolvar,
Altos de Cazuc y Bosa, para citar ejemplos en Bogot. Uno de los casos ms
impresionantes, con fuertes impactos en el pas y que desat sobre los ltimos
aos una ola de manifestaciones por parte de madres y organizaciones sociales
fue el del municipio de Soacha22. Hacia el 2008, 23 jvenes de esa localidad
fueron presentados como insurgentes dados de baja en combates realizados
en el lejano departamento de Norte de Santander; segn el testimonio de sus
madres, eran jvenes trabajadores cuya desaparicin haba ocurrido pocos das
antes del hecho.
22 Suacha, pretendiendo recuperar la cosmologa e identidad del pueblo Muisca donde Sua es Sol y Cha, Varn.
Suacha: Varn del sol. Y validar las expresiones del grupo Memoria, Identidad y Territorio que se afirman en
esta construccin etimolgica antigua.
209
Las ejecuciones extrajudiciales que presentan con el cdigo de falsos positivos
constituyen uno de los puntos ms relevantes en trminos de definir la cuota que
los jvenes han puesto en este conflicto.
Si bien se ha dicho que las mujeres y los nios han sido los directamente
afectados por el conflicto y los ms frgiles ante el mismo, es necesario
reconocer que los jvenes, menores de edad, aparecen en la escena misma de la
confrontacin blica, siendo altamente utilizados para fines militares: En casi las
dos terceras partes de los conflictos armados actuales se utiliza como soldados
a nios menores de 15 aos (Lederach, 2007: p.32). Los ndices demuestran
que los nios, adolescentes y jvenes se han convertido en carne de can y
adems en combatientes firmes para la guerra; as, y por las condiciones mismas
de necesidad en las cuales se han encontrado, los jvenes han decidido optar
por los grupos armados como camino para la consecucin de fines econmicos,
sociales o polticos.
210
de identidad en no violencia y acciones individuales y colectivas en pro de la
legitimacin de la misma. Poco a poco se sum el proceso de construccin de
paz y resolucin de conflictos, en el que diferentes organizaciones de la sociedad
civil, con la iniciativa de jvenes, comenzaron a idear un debate que develara
las razones a conciencia de cada una de las fundamentaciones pacficas. Aqu es
necesario diferenciar lo que se reconoce como pacifismo, el momento pasivo
y tranquilo en que un ser humano se sostiene; y la idea de pacfico: las acciones
no violentas que reconoce y activa el ser humano para la denuncia y actuacin
en diferentes momentos de la vida por las cuales los jvenes se comprometan
a otro tipo de acciones con la patria, esto indica un proceso claro y evidente
de construccin de pas en trminos de un servicio que sea capaz de reanudar
relaciones, devolver confianza y construir paz en medio de las dificultades.
Este proceso resulta viable como opcin alternativa a los proyectos de muerte
que han germinado en Colombia, y se constituye como una posibilidad de abrir
211
espacios de socializacin en trminos de reconciliacin, No violencia activa
y construccin de paz en medio del proceso de dilogo que se vive en este
momento se hacen pues indispensables para la sociedad colombiana, as como
la implementacin de la Ley Juvenil en el marco de la inclusin de las personas
jvenes en los diferentes procesos pblicos y privados que se lleven a cabo en el
pas. Es importante resaltar que si los jvenes han sido inmiscuidos en la guerra,
son ellos quienes deben propender por el cambio en el otro lado del camino.
Podra pensarse que con los ndices de mortalidad y conflicto en el pas, aportar
ideas propositivas que conlleven al cambio resultaran nulas, inviables o invisibles,
pero contrario a esto, es necesario entender que los jvenes poseen las capacidades
intelectuales, artsticas, fsicas y sociales para lograr el desarrollo de un pas en
paz, aqu la construccin de pas no se expresa en la formulacin de objetivos
militaristas que mitiguen o eliminen los factores visibles del conflicto, como Las
FARC u otros grupos al margen de la ley, sino ms bien en un constante proceso
de actuar y construir propuestas juveniles en torno a la reduccin y exclusin de
proyectos de muerte que por dcadas han sustentado el pas como nica muestra
y solucin al conflicto. En el transcurso de la edificacin de paz es indispensable
construir redes y alianzas que permitan la solidificacin de los procesos y a la vez
que permitan el desarrollo de las acciones que en ellos se plantean; los jvenes
deben hablar de sus roles y sus posiciones en el pas, as como de los mecanismos
para lograr la legitimidad de su accionar, las posibilidades de construir pas deben
estar no slo al servicio de la base, sino que adems deben nacer de la base misma
para lograr claridad sobre las necesidades y transformarlas en oportunidades. Aqu
es donde se hace necesario reconocer y validar las alternativas para la construccin
de paz, reconciliar relaciones y devolver confianza a la poblacin colombiana.
212
Algunas de las conclusiones que surgen en este proceso de Objecin de
Conciencia son:
Bibliografa
213
www.centrodememoriahistorica.gov.co/descargas/informes2013/basta
Ya/basta-ya-colombia-memorias-de-guerra-y-dignidad-2016.pdf] (Acceso 5
de septiembre de 2016).
Repblica de Colombia. Ley 375 de 1997. Disponible en lnea [Acceso en: http://www.
mineducacion.gov.co/1621/articles-85935_archivo_pdf.pdf] (Acceso 5 de
septiembre de 2016).
*Estudiante Sociologa VII semestre Universidad del Tolima. Integrante de la Asociacin Cristiana
para Justicia Paz y Accin Noviolenta Justapaz.
214
3.10. Karlos Prez de Armio Construccin de la paz y desarrollo en el contexto
de la globalizacin
Introduccin
Nuestro objetivo aqu es, en primer lugar, analizar las caractersticas de ese
modelo dominante de construccin de la paz, para detallar, despus, algunas de
las principales crticas que viene recibiendo. Por ltimo, mencionaremos algunas
herramientas conceptuales y enfoques alternativos al de la paz liberal que, como
en el caso colombiano, podran contribuir a fundamentar un proceso de paz
sostenible y basado en un cambio en las relaciones de poder, as como en la
construccin de una sociedad ms justa y equitativa.
215
La vinculacin entre la paz y el desarrollo
216
de construccin de la paz, en su uso por la mayora de los actores internacionales,
ha perdido gran parte del contenido crtico y normativo que tuvo en sus orgenes
en los trabajos pioneros de Galtung y otros autores.
217
prctica con frecuencia suele presentar un bajo nivel de calidad y legitimidad.
c) La instauracin de una economa de libre mercado, insertada en el sistema
econmico global conforme a las pautas neoliberales de las instituciones
financieras internacionales, sin cuestionar la incidencia que este pueda tener en
la gnesis de los conflictos ni proponer su transformacin. d) La reforma del
sector de la seguridad, mbito que ha recibido creciente atencin en paralelo
a la reconstruccin del Estado, especialmente tras los cambios internacionales
acaecidos tras el 11-S.
218
El segundo tipo de posicionamientos en el debate viene representado por voces
procedentes de diferentes corrientes crticas (tales como el posestructuralismo,
las perspectivas poscoloniales y la Teora Crtica), que ponen de relieve el hecho
de que la paz liberal ha reinterpretado la construccin de la paz privndole
del contenido crtico que inicialmente tuvo, por cuanto no cuestiona el orden
poltico y econmico internacional, ni las relaciones de poder, las desigualdades
y las injusticias que genera. Es ms, le formulan a la paz liberal cuestionamientos
radicales respecto a sus asunciones tericas, su imposicin e impacto negativo
sobre las sociedades concernidas, y su uso al servicio de intereses globales
hegemnicos. Veamos algunos de sus principales cuestionamientos.
Una segunda crtica, formulada en gran medida desde los enfoques poscoloniales
y posestructuralistas, cuestiona que los valores de la paz liberal sean, como sta
proclama, realmente universales. En realidad, se tratara de visiones y principios
que responden a postulados ideolgicos concretos, (neo)liberales, tales como
el individualismo, el secularismo y los derechos de propiedad privada. No solo
colisionan con los valores de muchas culturas y sociedades locales del Sur, sino
que les son impuestos a estas con la justificacin de su pretendida universalidad
y superioridad. En efecto, la paz liberal asume que el modelo liberal es el mejor
posible, al verlo como resultado de una progresividad histrica natural que
coloca a Occidente en la cima de la actual jerarqua epistmica internacional, lo
cual por otro lado le absuelve a aquel de cualquier culpa respecto al colonialismo
y las desigualdades (MacGinty y Richmond, 2013:765-772).
219
En esta misma lnea, tambin se critica que los procesos de construccin de
paz en pases en contextos de posconflicto armado se han orientado hacia la
imposicin de un sistema de libre mercado mediante un cambio econmico y
social masivo. Aunque esto se presenta como un proceso meramente tcnico y
polticamente neutro, se trata de un proyecto poltico, no de una ley econmica
de hierro, y cuya imposicin ha sido posible debido a la falta de control
democrtico de tales procesos por parte de las sociedades locales (Pugh, Cooper
y Turner, 2008:3, 7). Se trata de un modelo que privilegia a los bienes privados
frente a los pblicos, proscribe la participacin del Estado en la economa, y
tiende a prestar muy poca atencin al bienestar social, a la generacin de empleo
y a la reduccin de la pobreza, mbitos que se dejan en manos del mercado o de
las ONG pero no del Estado (Roberts, 2011:1).
220
gobernanza global para la regulacin y control de las poblaciones del Sur por parte
de las potencias occidentales, para pacificar las regiones perifricas y convulsas
del mundo que amenazan la estabilidad del centro del sistema.
En sntesis, los enfoques crticos acusan al proyecto de la paz liberal, con sus
polticas de construccin de la paz y del Estado, por representar la imposicin
de los actores occidentales a las sociedades locales de sus propios modelos y
al servicio de sus propios intereses. Esta imposicin descansa en una narrativa
heredada del perodo colonial, que ubica a Occidente en una posicin dominante,
de modo que ste, predicando la democracia y los derechos humanos, ejerce un
poder estructural sobre los actores y sociedades locales. Adems, aaden, es una
narrativa que ignora los contextos e historia locales, lo que contribuye a oscurecer
las causas de muchos conflictos ligados a injusticias y desigualdades estructurales,
materiales o identitarias, as como a perpetuar las mismas y preservar el poder
global en manos de las elites del Norte y de las transnacionales (McGingy y
Richmond, 2013: 768 y 779).
221
aportados en los orgenes mismos de dicho concepto y del campo de la
investigacin para la paz. Este campo emergi en las dcadas de 1960 y 1970
frente a los estudios de seguridad de la Guerra Fra, aportando visiones analtica
y polticamente ms radicales.
La formulacin de este ltimo concepto fue muy importante por cuanto dot
de un fundamento terico ms radical a la investigacin para la paz, al llevarla
ms all de la mera ausencia de conflicto armado y contemplar una amplia gama
de amenazas a la paz, tales como el hambre y la pobreza, ligadas a los modelos
de desarrollo, la desigualdad socioeconmica, el imperialismo, la explotacin
econmica, o la violacin de los derechos humanos. Se trataba de una nueva
visin sobre la paz nutrida de anlisis sobre la economa global capitalista y la
dependencia y explotacin Norte-Sur (Galtung, 1971; Buzan y Hansen, 2009:102
y 123-124). Este enfoque, adems, contribuy a establecer una conexin entre
dos campos, la investigacin sobre paz-seguridad y los estudios de desarrollo,
que se intensificara tras el final de la Guerra Fra, por ejemplo con la aparicin del
concepto de seguridad humana (Buzan y Hansen, 2009: 102, 128).
Desde hace tiempo autores como Jean Paul Lederach (1997) han defendido la
importancia de lo local y lo cotidiano en los procesos de construccin de la paz, por
ejemplo con su enfoque de la construccin de la paz desde abajo. Sin embargo,
en los ltimos aos se ha producido un gran auge de la importancia y el inters
prestado a las dimensiones locales en tales procesos (actores, culturas, valores,
agendas, objetivos, intereses, iniciativas, etc.). Por un lado, la importancia de lo
local ha sido asumida en parte incluso por los actores internacionales defensores
de la paz liberal, con el deseo de dotar a sus polticas de mayor legitimidad social,
222
viabilidad y sostenibilidad a largo plazo. Por otro lado, buena parte de la academia
crtica ha explorado el potencial alternativo que puede encerrar la dimensin
local, lo que acarrea interesantes implicaciones tericas y polticas.
223
Conclusiones
224
culturales, algo de particular importancia en el caso de las poblaciones indgenas.
Igualmente, la paz positiva requiere tambin la implicacin y participacin en el
proceso de los diferentes actores locales, tanto formales como informales, de
forma que sus necesidades e intereses tengan la pertinente proyeccin poltica e
institucional.
Bibliografa
225
LEDERACH, J. P. (1997), Building Peace.Sustainable Reconciliation in Divided
Societies, United Nations University Press, Tokio.
PARIS, R. (2004), At Wars End. Building Peace after Civil Conflict, Cambridge
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en PUGH, M., N. COOPER y M. TURNER (eds.), Whose peace? Critical
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Macmillan, pp. 287-8.
226
YANNIS, A. (2002), State Collapse and its Implications for Peace-Building and
Reconstruction, Development and Change, vol. 33, nm. 5, pp. 817-836.
ZAKARIA, F. (1997), The rise of illiberal democracy, Foreign Affairs, vol. 76,
nm. 6, pp. 22-43.
*Ldo. en Geografa e Historia por la Universidad de Deusto, Doctor en Ciencias Polticas por
la Universidad del Pas Vasco (UPV) y diplomado en Estudios Europeos as como en Ayuda
Internacional Humanitaria. Es profesor de Relaciones Internacionales en la UPV, investigador y
consultor de HEGOA, y profesor de varios Msters sobre cooperacin y accin humanitaria.
227
4. Eje Temtico III: Cultura (Pedagoga, Educacin, Comunicacin y Arte
para la Paz).
Resumen
Esta ponencia intenta dar cuenta del tipo de relaciones sociales reflejadas en
los medios de comunicacin, acorde a unas relaciones sistemticas producidas por
la categorizacin patriarcal del mundo moderno, que tienden a ser excluyentes,
discriminatorias, siendo el resultado de la herencia colonial en la perspectiva del
mundo occidental. Asimismo, se busca mostrar la necesidad de la configuracin
de unos medios de comunicacin ms participativos, incluyentes, generadores de
paz, que no es otra cosa sino una serie de cambios estructurales, en miras de la
edificacin de una educacin anti patriarcal.
Gnero
23 El concepto gnero intenta describir un fenmeno de carcter cultural (lo que se concibe como masculino y
femenino no es natural y universal sino que es construido y difiere segn las culturas, las religiones), histrico
(lo que cada cultura entiende cmo masculino y femenino vara de acuerdo a los diferentes momentos
histricos) y relacional (lo que se entiende por masculino se define con relacin a lo que se entiende por
femenino, y viceversa, en un horizonte de significaciones mutuas) (Fabbri, 2013: p. 60).
228
[] Problematizar el dimorfismo biolgico y considerar la relacin entre el
dimorfismo biolgico y la construccin dicotmica de gnero es central para
entender el alcance, la profundidad y las caractersticas del sistema de gnero
colonial/moderno (Lugones, 2008: p. 92).
El proceso de la colonizacin, para las mujeres, fue un proceso dual que forj
la idea de una subordinacin del gnero, remitido a la idea de que la mujer era una
construccin histrica y particular, no haba en sta ninguna identidad sustancial
que justificara a la mujer como universal (Sabsay, 2011, citada por Fabbri, 2013:
p. 69), pues siempre se habla de hombres y se escribe de hombres, haciendo
referencia a los dos sexos, resultando esta categora sumamente excluyente que
posee una dimensin discursiva en un sentido amplio, acorde a unas acciones
sociales.
Y la comunicacin
229
comunicacin est conformada por smbolos, gestos, palabras, enunciados (frases
habladas y escritas), permitiendo, de este modo la codificacin y trasmisin de
una serie de creencias, valores, formas de sentir, pensar y actuar de la gente, por
lo cual se considera un componente fundamental en todas las culturas. A partir
de la comunicacin se forjan unas relaciones de poder, tambin trasmitidas de
una generacin a otra, algunas determinadas por ciertos cambios no slo en las
practicas, sino en los mismos lenguajes, que buscan la reconfiguracin de nuevas
experiencias en el plano de las prcticas discursivas y realizables.
230
Lo anterior permite decir que se relega a la mujer en trminos de labores, se
la supedita a las labores del hogar, al espacio domestico principalmente acorde
a la poca decimonnica, ponindola por debajo del hombre y construyendo
imaginarios de inferioridad, pero adems omitiendo y silenciando a las diversidades
sexuales:
231
Mientras los estereotipos son creencias, juicios de valor sobre las caractersticas
de grupos de personas, los roles de gnero son los comportamientos, actitudes,
obligaciones y privilegios que una sociedad asigna a cada sexo y lo que se espera
de cada uno. Es decir, la cultura se encarga de otorgar sentido a prcticas y
smbolos que se consideran propios de hombres y mujeres y que, por tanto,
permiten reproducir determinado orden social (Felice, 2009: p. 72).
232
pas de manera estructural, no bajo la reproduccin de patrones sexistas, que
vea a la mujer y las diversidades sexuales como agentes legtimos de cambios,
que aportan y son afectados al igual que los hombres por la discriminacin, la
marginalidad, la pobreza y el hambre, puesto que en ltimas son los elementos
caractersticos del rgimen poltico imperante que beneficia a un pequeo sector
econmico y que afecta a hombres y mujeres por igual.
La construccin de paz con justicia social pasa por plena garanta de los
derechos humanos y la construccin de un pas ms equitativo; por ello la
paz tiene que ver con cambios estructurales, con la construccin de polticas
que generen justicia social, la defensa de los territorios, las salidas a la crisis
humanitaria, la democratizacin del rgimen poltico y la riqueza, la lucha contra
la impunidad y la plena garanta de los derechos humanos. En ese orden, la apuesta
de paz pasa por un nuevo modelo econmico que redistribuya los ingresos y la
riqueza, que democratice los medios de produccin y las fuentes de riqueza,
cuyo principal objetivo no sea la acumulacin de capital sino el bienestar de la
poblacin. Un modelo que no agreda los territorios y los ecosistemas, sino que
parta de su proteccin, el respeto a la naturaleza y la afirmacin de la diversidad
social, cultural y ambiental. En suma, una nueva concepcin de la economa que
desmonte el neoliberalismo, la dependencia, la privatizacin, la mercantilizacin,
la financiarizacin, el despojo y el autoritarismo. Es necesaria una transformacin
estructural del modelo de justicia imperante en nuestro pas, caracterizado por
legitimar un conjunto de medidas que le apuntan a garantizar el orden social y
poltico impuesto, como rechazo a este modelo de justicia hegemnico, represor
y elitista.
Bibliografa
233
[Acceso en: http://www.revistatabularasa.org/numero-9/05lugones.
pdf] (Acceso 6 de agosto de 2016).
Isabel Moya (2009). Del azogue y los espejos: nexos entre la teora de gnero y
la teora de la comunicacin, ponencia presentada en el XIII Encuentro
Latinoamericano de Facultades de Comunicacin Social, La Habana (Cuba),
Felacfacs.
*Estudiante de Historia - Universidad del Tolima. Integrante Congreso de los pueblos Tolima.
234
4.2. Elizabeth Arias Espinosa y Kevin Olave Insuasti. Ecolprovys: terriotrio,
vida y resistencia. Un tejido de ladera.
Resumen
Introduccin
Por ello repensar el territorio para entender que l es la fuerza que permite
la potencia de existir, es decir de desear, intentar y actuar, de ser motores del
movimiento fluido; es as como se construye un territorio que no slo mira la paz
como una posibilidad que la ejercen otros, sino que la construye constantemente
en su pensar y hacer porque es all en lo cotidiano donde se construye. Se debe
conjugar el pensamiento y la prctica que constituyen las transformaciones a las
cuales se desea, cortando con la desproporcin entre lo que se pretende explicar
en la academia, lo que quiere manipular el poder y lo que realmente sucede.
235
Ecolprovys una mirada de territorio que se desterritorializa
Pero tambin existen otros tejidos que se zurcen para reconstruir relaciones
olvidadas como la solidaridad, la amistad, el amor-pasin, reemplazando
esa solidaridad benfica que se evidencia en el juego del sistema econmico,
reemplazamos y retornamos a contraer otras relaciones desde la lnea del fondo
de solidaridad en el que se devela el artificio del dinero como determinante
de la vida y permite construir un consumo reflexivo y solidario, basado en las
confianzas, en el compromiso y en la palabra.
236
capitalista ha sido, no obstante, objeto de virulentas crticas [] dado que lo
producido suele ser un paisaje geogrfico racionalizado pero inanimado, contra
el que las poblaciones se rebelan peridicamente.
Pese a que Ecolprovys conoce razn de sus distinciones, reconoce que hay
compromisos, en esta geografa montaosa en la que se asienta la evocacin,
es la lnea de sembrar para la vida la que insina permanente la fuerza terrgena
de nuestra pacha mama, que no sabe de espacios y tiempos fragmentadores
de la razn que conoce las estructuras impuestas del Estado, sin embargo
nuestro pensamiento se opone a las clasificaciones poltico-administrativos de
las geografas vivientes, categoras que slo construyen polaridades amigos-
enemigos, de ricos y pobres, los de la loma y los de la ciudad, no obstante
sabe ser existencia cosmolgica integradora del todo, de la sabidura del sentir
cosmognico de territorios para todos, a travs de una siembra orgnica y
biodinmica en coherencia con la pacha mama.
A modo de cierre
Esta ponencia es tan slo una expresin de mirada del territorio, una que
no se hace siendo mayora representativa, por el contrario en autonoma con
el poder-potencia, con el poder-fuerza que se mueve hacia la construccin de
territorios afectivos, proponemos un no Estado capitalista, un territorio donde el
amor prime sobre el capital, donde no haya lderes ms que t, donde la familia
sea el territorio-afectivo; donde se apueste a gobernarse desde la tica de la
amistad, desde la sinceridad de retornar a s mismo, sintiendo que somos el
cosmos, la pacha mama, el ocano, la naturaleza, el todo.
237
es aquel que permite entrar y salir, pues permite constantemente evaluar cada
espacio que recorremos y nos da la posibilidad de recrear, de desterritorializar.
Ello permite unir territorios distintos pues no se incrustan en poderes polticos
administrativos; Ecolprovys comprende el territorio como un conjunto visto
desde diferentes miradas de representaciones, pues lo camina y lo siente no
como un ente esttico, sino como un agente potenciador de devenires afectivos.
Bibliografa
David Harvey (2014), Diecisiete contradicciones del capital y el fin del neoliberalismo,
Quito, Instituto de Altos Estudios Nacionales del Ecuador.
*Estudiante del Programa de Estudios Polticos y Resolucin De Conflictos. Universidad Del Valle.
Y Kevin Olave Insuasti. Estudiante De Geografa. Universidad Del Valle
238
4.3. Fernando Augusto Poveda. Modelos de gestin de conocimiento solidario, la
ruta hacia la innovacin social.
Resumen
Introduccin
239
herramientas que generen innovacin con la participacin del sector pblico,
privado, la sociedad civil, la familia, siendo el camino para traslapar la economa,
el emprendimiento y el desarrollo regional.
240
las cadenas de valor; los canales de comunicacin enriquecidos permiten que
el proyecto se articule, que los estamentos gubernamentales se asocien, siendo
la metodologa de comunicacin necesaria e imperante en el proceso, es all
donde el proyecto consigue la consolidacin de redes de conocimiento y la
implementacin de la investigacin logra su cometido.
Ante una realidad en la que los problemas de tipo social son el pan de cada
da y que tal pareciera que no se est haciendo nada para mitigar su impacto,
aparece el concepto de innovacin social como una herramienta que permite
generar constructos de conocimiento para el desarrollo de la sociedad. Se habla
de innovacin como la introduccin de un producto o servicio nuevo en el
mercado, que permita satisfacer una necesidad; vindolo desde una perspectiva
empresarial, el concepto de innovacin abarca desde la perspectiva antes
nombrada a la perspectiva social.
En los ltimos aos se ha acuado este concepto a tal punto que hace parte de
la poltica pblica de Colombia, en los documentos del plan de desarrollo 2010-
2014, Prosperidad para Todos, fue la primera vez que se toc de manera directa
la innovacin social como estrategia que permitira la solucin de problemas
241
sociales, econmicos y ambientales, con la participacin de diferentes actores
en el proceso que aporten con ideas y proyectos alternativos para la solucin de
problemas.
Los objetivos de esta estrategia de innovacin social son entre otros, propiciar
la inclusin social, realizar aportes al desarrollo regional y local, satisfacer una
necesidad social, fortalecer la conciencia ciudadana y la democracia de nuestro
pas. Estos argumentos van encaminados a centrar el proceso en los actores del
modelo de micro franquicias solidarias, especficamente los beneficiarios finales
de este modelo.
242
De hecho, el proceso se fundamenta en la generacin de conocimiento,
mediante el intercambio y uso social de este, en un dialogo de saberes con
las comunidades y dems actores del mismo. Para conseguir los resultados,
se deben presentar unas caractersticas deseables: la novedad, el potencial de
xito, la sostenibilidad, la participacin comunitaria, el hecho de que pueda ser
replicable y escalable, que tenga potencial para ser una poltica pblica, que
genere intercambio y transferencia del conocimiento, que sea econmicamente
viable y que sea de escrutinio pblico. Por esto es que este modelo es importante
para el desarrollo de todo un pas.
243
contratar el conocimiento que se transferira desde otros apartados. La fase de
adquisicin de recursos es en la que se crean los departamentos de investigacin
o tambin llamados unidades de conocimiento, seguida esta por una fase de
fusin, que tiene como objetivo integrar miembros dentro de la organizacin
para que solucionen problemas mediante proyectos y generacin de ideas con el
fin de generar nuevo conocimiento. La adaptacin del conocimiento es resultado
del fluctuante cambio del entorno al que las organizaciones deben acoplarse.
Estos nuevos cambios generan ms conocimiento y habilidades. Por ltimo, las
redes de conocimiento buscan unir a los expertos en las diferentes reas de
trabajo con el nimo de estimular el intercambio de conocimiento.
Coolhunting
Herramienta de la etnografa cuya finalidad es la identificacin de tendencias
en el grupo social observado. Para este proyecto se emplean las tcnicas de
coolhunting para la bsqueda local de negocios potenciales para ser desarrollados
como micro franquicias.
Etnografa
Estudio directo de personas o grupos durante un cierto periodo, utilizando
la observacin participacin o las entrevistas con el objetivo de conocer su
comportamiento social. Es un proceso sistemtico de aproximacin a una
situacin social considerada de manera global en su contexto natural.
Franquiciador
Es una persona fsica o jurdica que ha desarrollado un negocio bajo un mtodo
determinado, referente a un producto o servicio, y que busca su expansin a
travs de la bsqueda de inversores a los que otorgar el derecho de operar bajo
su marca y con su mtodo operativo y organizativo.
Innovacin social
El proceso a travs del cual se crea valor para la sociedad mediante prcticas,
modelos de gestin, productos o servicios novedosos que satisfacen una
244
necesidad, aprovecha una oportunidad y resuelve un problema de forma ms
eficiente y eficaz que las soluciones existentes, produciendo un cambio favorable
en el sistema en el cual opera. Se caracteriza por tener potencial de escalabilidad,
replicabilidad, ser sostenible, promover mayores niveles de empoderamiento de
la comunidad y generar alianzas entre diferentes actores de la sociedad.
Micro franquicia
Un modelo de negocio probado o con potencial validado en el mercado,
replicable, escalable, adaptable, compatible con la base social para la superacin
de la pobreza y generacin de empleo, que posee un menor riesgo debido a
su estandarizacin, entrenamiento y acompaamiento, con inversiones iniciales
menores a cien salarios mnimos mensuales vigentes.
Microfranquiciado
Persona en condicin de vulnerabilidad (desplazados por la violencia, vctimas
del conflicto, o en situacin de pobreza), que se han identificado, caracterizado y
seleccionados para la operacin de las micro franquicias solidarias.
Money Maker
Innovaciones tecnolgicas de alto rendimiento y de bajo costo.
245
Qu es un modelo de gestin de conocimiento centrado en los
actores del proceso?
246
El proceso que se desarrolla en este modelo estratgico contiene ejes
misionales de direccionamiento y apoyo, ubicados en funcin de los planes de
desarrollo de los departamentos en los que se desarrolla el proyecto. El plan de
comunicacin y de mercadeo permitir divulgar el proceso de manera correcta
y medir la capacidad instalada que es el producto del cumplimiento de las
actividades. El impacto y los resultados esperados se pueden medir en funcin
de ciertos indicadores, como la capacitacin, el personal asistente y los beneficios
que el proyecto le provee a la poblacin.
Productos de la gestin
247
Tabla 1. Productos en generacin de nuevo conocimiento
Bibliografa
Robin Murray (et. al.) (2010). The Open Book of Social Innovation, Nesta, Young
Foundation. Disponible en lnea [Acceso en: http://youngfoundation.org/
publications/the-open-book-of-social-innovation/] (Acceso 11 de agosto de
2016).
Thomas Davenport (et. al.) (2001). Conocimiento en accin, Brasil, Prentice Hall.
248
4.4. Fayver Andrs Barragn Torres*. La cortina de humo Complejo.
Resumen
249
determinado por una serie de intereses que interactan en distintos escenarios,
y no porque sea imposible o muy difcil lograr resultados exitosos. No existe
la manera segmentada de intervenir la sociedad (no si queremos bienestar para
todos), por lo tanto, la nica manera de pensar lo social es desde la complejidad.
Siempre lo social es complejo.
24 Entendida como una estrategia sostenible en el tiempo que genera mayores impactos a la poblacin ms
necesitada, con un uso menor de recursos, ha sido reconocida por la Agencia Nacional para la Superacin de
la Pobreza Extrema (Anspe), desde el ao 2012. No por ello debemos olvidar que sus principios se conocen y
aplican desde la dcada de los aos 1980, con los trabajos de mltiples organizaciones, acadmicos y centros
especializados en el rea, como el Centro de Investigacin para la Innovacin Social (Crises, por su sigla en
francs) de Canad, o el Centro de Innovacin Social de la Universidad de San Andrs de Buenos Aires, en
Argentina.
250
Hay una tendencia a complejizar lo social, y es que slo cuando una propuesta
viene acompaada de un sinfn de teoras, autores, disertaciones, avales, etc.,
puede ser considerada como viable o como cierta. Desde la academia, hemos
promovido nuevas generaciones con mentes repetitivas, estamos formando
bibliotecas andantes, muy buenas, pero lamentablemente cada vez hay menos
cabida para lo que el filsofo y premio nobel de literatura Henri Bergson (1927: p.
570) define como el sentido comn en su obra La evolucin creadora: la facultad
para orientarse en la vida prctica, y el elemento clave para establecer cul es
la proporcin del mundo material a la cual est adaptada nuestra inteligencia,
ms all de cualquier explicacin filosfica o cientfica; o para lo que dos siglos
atrs el filsofo y presbtero Jaime Balmes concibe en su legado sobre Filosofa
fundamental, como el principio de evidencia que seala que lo evidente es lo
verdadero; este sentido comn es el que permite que se legitime el criterio
de la evidencia, permite el pensar y la generacin de conocimientos (Torres,
2004: p. 44), y no es un fenmeno exgeno a nuestro tradicional aprendizaje, es
orientado por nuestros propios sistemas, los cules exigen un sustento terico
y acadmico antes de emitir un concepto. Es necesario no slo asimilar sino
parafrasear lo que decenas de autores pensaron sobre un fenmeno, antes de
decidir como ser humano, qu es bueno y qu es malo. Nuestros estudiantes
piensan lo que Marx, Aristteles, Foucault, Keynes, Freud, etc., cuando lo que
debemos promover es que piensen como Marx, Aristteles, Foucault, Keynes, o
Freud. En eso hay una enorme diferencia.
251
necesidades u oportunidades, estamos destinados al fracaso; y si an se alcanzara
el xito, sin innovacin, no tardara en arrojar pobres indicadores de impacto.
Cuando no se han logrado los resultados esperados en una comunidad es porque
las cosas no se hicieron bien. Las empresas privadas suelen gastar enormes sumas
en los estudios de mercado, porque saben que slo as se garantiza el xito,
entonces por qu no hacer lo mismo en lo social?, y reitero, no tiene que ver
con la justificacin de las lgicas diferentes, acaso hay alguna lgica que busque
la insatisfaccin, el fracaso o el dolor?, la empresa busca una utilidad econmica,
lo social una satisfaccin, y los procesos de cada uno deben apuntarle al xito.
Metodologa de la investigacin
252
mejorar la calidad de vida de nios y jvenes del departamento del Tolima. La
metodologa desarrollada tiene sus fundamentos en los trabajos del profesor
Carlos Germn Juliao (2011), que conceptualizan a los seres humanos como
capaces de pensar lgicamente y ejecutar acciones que les permitan eliminar
lo que le causa malestar o le reste felicidad, pero tambin asumimos esa misma
lgica en grupos sociales con objetivos comunes. La propuesta se construye
con ms de 400 actores de los municipios de Chaparral, El Guamo, El Lbano
e Ibagu, todos en el departamento del Tolima, con quienes se desarrollaron
talleres, jornadas de concertacin, giras, grupos focales, entre otros espacios de
dilogo.
Conclusiones
253
de cambio. La investigacin sin intervencin es slo teora, pero tambin la
intervencin sin investigacin es un fracaso inminente.
Bibliografa
254
4.5. Jos Garca, Catalina Mara Seplveda, Mara Paola Bermdez,
Sandra Bibiana Campuzano, Elkin de Jess Daz y Juan Jos Hoyos.
Construccin de programas de educacin popular sobre ciudadana, paz y desarrollo
por medio de Investigacin Accin Participativa en cinco comunidades relacionadas
con Uniminuto seccional Bello 2015.
Resumen
Introduccin
Contexto de la investigacin
255
ms necesitados, es una responsabilidad ineludible para todos los seres humanos.
As tambin la construccin de una comunidad educativa slida que interacta
con las comunidades en las que la institucin universitaria ofrece sus servicios,
para que ellas sean protagonistas de su desarrollo. Uno de los propsitos de
la misin de Uniminuto es formar seres humanos comprometidos con la
transformacin social y el desarrollo sostenible, igualmente se propone contribuir
a la construccin de una sociedad justa, fraterna y en paz.
256
autonoma, la cual es moldeada entre otros por el factor social, ellos van
materializando en el proceso el carcter como sujetos sociales; cuando esto
llega a niveles de adultez es cuando se vuelven ciudadanos o ciudadanas que
construyen la sociedad. Aqu es donde se hacen conscientes como sujetos de
derechos, es decir, ejercen la ciudadana, conquistan derechos civiles, polticos,
econmicos, sociales y culturales para lograr la dignidad como seres humanos.
Cuando construyen nacin, obtienen los derechos de los pueblos y logran su
soberana.
257
realizaron una invasin en el 2007. Actualmente son un poco ms de cinco mil
viviendas, familias que estn en condiciones de alta vulnerabilidad generada por
la ilegalidad de los predios que se tomaron, carentes de varios servicios pblicos
y pocas oportunidades de trabajo.
258
A continuacin se puede encontrar, en el Grfico 1, la ubicacin geogrfica de
las comunidades cuyas caractersticas se han comentado en este apartado.
Grfico 1
Ubicacin de las comunidades en Antioquia y en el eje cafetero
Pertinencia social
259
Las comunidades en referencia de la seccional de Bello estn conformadas
por habitantes con caractersticas de pobreza, pobreza extrema, altos niveles de
desnutricin, desempleo, informalidad; en sntesis, exclusin social y violacin
de derechos humanos. Se trata de comunidades en las que cohabitan vctimas
del conflicto armado, desplazamiento forzado, vctimas de falsos positivos,
desmovilizados de grupos guerrilleros, de paramilitares, grupos armados ilegales
de delincuencia comn, es decir, altos grados de complejidad y de riesgo. En
estas comunidades tambin se encuentra organizaciones sociales, iniciativas
empresariales, programas que en unos casos no parten de las necesidades
particulares de estas colectividades, lderes comunitarios que invierten esfuerzos
endgenos para mejorar las condiciones.
Objetivos de la investigacin
Objetivos especficos
260
Promover un actor social que materialice procesos de paz en las comunidades
locales de la seccional de Bello por medio de la metodologa IAP.
Metodologa
Etapa Inicial
Aplicacin de instrumentos de investigacin para estimular la participacin
de docentes, estudiantes, lderes y comunidad de los centros regionales y de la
sede de Bello. Conformacin de equipos de IAP en paz y desarrollo. Visitas a las
comunidades y observacin sobre el tema para la identificacin del problema y
su dimensin.
Etapa de concertacin
Planteamientos inciales y proceso de concertacin por parte de los diferentes
centros regionales y la sede de Bello. Identificacin del concepto de paz y
desarrollo de las comunidades. Diferenciacin de las propuestas favorables o
desfavorables sobre paz y desarrollo. Se concreta el diseo de la investigacin y
el mtodo para desarrollarla.
Etapa de desarrollo
Realizacin de anlisis de coyuntura para la distincin de las posibilidades de
construccin de paz en las localidades. Cartografas sociales sobre contextos de las
comunidades y la localidad. Construccin de procesos de formacin y programa
sobre ciudadana, paz y desarrollo para la Escuela de Educacin Popular en las
diferentes sedes de la seccional de Bello. Conformacin de ncleos del actor
261
social que materialice procesos de paz en las comunidades locales que impacten
en la regin.
Etapa de evaluacin
Realizar un ejercicio de retroalimentacin a partir de las producciones en los
diferentes centros regionales y la sede de Bello por medio de foros locales que
precisen elementos de control y permitan prever errores en los resultados del
programa, de la formacin y del actor social. Reconocer y precisar, sobre el flujo de
informacin en doble va, los niveles de elaboracin, los procesos y los productos
o resultados, teniendo en cuenta aspectos a mejorar en comportamientos,
actitudes, identidades, adems de riesgos y peligros. Igualmente evaluar si las
producciones alcanzaron una visin desde la localidad y si se logra una visin
regional, determinando si los resultados lograron pasar de la etapa reivindicativa
a un nivel poltico. Finalmente, se lleva a cabo la elaboracin de un artculo sobre
la IAP llevada a cabo.
Resultados esperados
A corto plazo
La generacin del programa de educacin popular sobre ciudadana, paz y
desarrollo en cada una de las comunidades participantes de la investigacin.
A mediano plazo
La construccin de una propuesta pedaggica, educativa y social sobre
ciudadana, paz y desarrollo en comunidades golpeadas por la violencia.
Comentario final
262
de las realidades; se parte de la vida, y es all donde la educacin encuentra
su papel fundamental. Es por ello que los mtodos de trabajo estn centrados
en la participacin, en la IAP. Se utiliza el dilogo entre los participantes, entre
ellos y las realidades, entre las personas y los horizontes de futuro. Su objetivo
es concientizar sobre la injusticia, la desigualdad y la exclusin de los sectores
populares, para promover la participacin en la toma de decisiones colectivas,
mostrando un enfoque poltico, econmico, social, es decir, que realice el proceso
de ver, juzgar y actuar.
263
es crear un prototipo sino que el programa refleje la realidad de las comunidades,
las necesidades e intereses de ellas en estos temas.
Bibliografa
Rahman Anisur (1991). El punto de vista terico de la IAP, en Orlando Fals Borda
(et. al.), Accin y conocimiento, cmo romper el monopolio con investigacin-
accin-participativa, Bogot, Cinep.
PBI Colombia (2015). San Jos de Apartad Peace Community. Disponible en lnea
[Acceso en: https://pbicolombia.org/accompanied-organizations-2/peace-
community/] (Acceso 27 de agosto de 2016).
264
4.6. Leonardo Fabio Colorado Rendn. Una escuela de Derechos Humanos y
ciudadana en un territorio en conflicto armado, el caso de Ituango.
Resumen
Introduccin
El conflicto armado en el municipio de Ituango se ha desarrollado durante
tres dcadas, teniendo diversas consecuencias negativas para la poblacin civil,
en especial a la poblacin campesina, quienes, adems, sufren el abandono estatal
y la estigmatizacin como pertenecientes a la guerrilla de las FARC. La grave
situacin de vulneracin constante de los derechos humanos en la poblacin
llev a que los campesinos, durante el paro campesino del 2013, solicitaran al
gobierno departamental una formacin en derechos humanos, con el fin de
adquirir herramientas que les permitan la defensa de los mismos, ante los actores
armados que hacen presencia en La regin.
265
base en la metodologa de educacin popular. Este modelo se us con el fin de
posibilitar el desarrollo de las temticas, teniendo en cuenta que la poblacin sera
diversa (campesinos, mujeres, jvenes, profesionales y funcionarios pblicos),
adems con diferentes niveles de formacin, desde quienes slo han finalizado su
primaria, hasta personas con nivel de posgrado. El desarrollo de la propuesta se
llev a cabo mediante diez ejes temticos, con el mismo nmero de encuentros,
como tambin se propuso desarrollar algunos ejercicios investigativos a travs
de la metodologa de la Investigacin Accin Participativa, con el fin de facilitar la
construccin de saberes en las personas y las comunidades a las cuales pertenecen.
Desarrollo
266
derechos humanos y derecho internacional humanitario, mecanismos formales y
no formales de participacin ciudadana, mecanismos e instancias de proteccin
de derechos humanos, polticas pblicas en derechos humanos y ciudadana,
memoria histrica, paz y reconciliacin y, por ltimo, pedagoga para la paz y los
derechos humanos.
Con respecto a las vivencias de la guerra, qued claro que las personas han
logrado aprendizajes, ya sea en trminos de resistencia o de ser partcipes de la
guerra, pero les ha sido complejo presentar alternativas para la paz. Una de las
participantes expres no sabemos vivir en paz, queriendo exponer que su mayor
aprendizaje estaba relacionado con la guerra, en especial con que no lograba
imaginarse su territorio sin el conflicto armado.
267
con un ejercicio de teatro de la liberacin, en donde se les invit a construir con
el cuerpo mquinas de guerra y mquinas de paz; con respecto a la primera,
todos saban hacer algo con su cuerpo que identificaba la guerra (caones, minas
antipersonales, tanques de guerra), pero no lograron hacer construcciones claras
con respecto a las mquinas de paz.
268
los encuentros. Para comprender esta situacin se hace necesario asumir que la
docente que hizo este reclamo esperaba un modelo educativo ms centrado en
un modelo magistral y dirigido a profesionales y no una educacin en la que se
cobijara a personas de diferentes niveles educativos. Aunque algunas personas
que participaron del proceso de la Escuela de Derechos Humanos y Ciudadana
expresaron que esta postura indicaba un desconocimiento del modelo de
educacin popular, no es posible afirmar esto, dado que las expectativas de la
docente estaban centradas en el material bibliogrfico.
-El segundo debate estuvo dado en relacin al proceso electoral, en donde hubo
una participacin alta por parte de la Asociacin de Campesinos a favor de un
candidato a la alcalda, el cual ha sido sealado de corrupto por la poblacin de
Ituango y muchos vean este candidato como una imposicin de la guerrilla sobre
la poblacin. Aunque este debate fue fuerte en el aspecto emocional, se destaca
el carcter respetuoso en el que se dio y que al final las personas finalizaron
tranquilas y sin malestares por tener puntos de vista diferentes.
-La tercera discusin estuvo relacionada con una condicin que existe en algunas
comunidades del municipio, en donde toda persona mayor de catorce aos debe
participar obligatoriamente de las Juntas de Accin Comunal. Este se pens que
podra ser el debate ms fuerte, dado que la Asociacin de Campesinos est
fuertemente comprometida con hacer respetar esta condicin, vulnerando el
derecho a la libre asociacin, pero quienes debatieron lo hicieron de una manera
respetuosa. Esto se logra gracias a la postura de validar la palabra de todas las
personas.
269
Finalmente, se destaca que las personas pudieron hacer denuncias sobre
acciones de la guerrilla, incluso expusieron la necesidad de centrar los procesos
de memoria histrica del conflicto en Ituango en las acciones que ha realizado la
guerrilla y el indgena denunci en la ltima sesin que la guerrilla ha minado el
resguardo y ha generado desplazamiento forzado a la comunidad Embera.
Conclusiones
270
4.7. Martha Elizabeth Varn. Los personajes de libros de texto en Ingles:
ideologas, culturas e identidades en el caso colombiano de bsica secundaria.
Resumen
Introduccin
Durante mucho tiempo, los personajes han estado presentes en los libros de
texto como parte de las herramientas utilizadas por los autores para proveer
al usuario de elementos para entender las temticas lingsticas sobre las que
giran los contenidos del libro de texto. En ediciones propias de dcadas pasadas,
estbamos acostumbrados a que a lo largo de todas las unidades aparecan
los mismos personajes como usuarios nativos de la lengua y habitando lugares
especficos propios de pases cuya lengua se aprenda. Tales personajes se
presentaban al aprendiz con formas de vida y dinmicas discursivas especficas.
Las situaciones sobre sus vidas se presentaban en formatos similares a las
271
fotonovelas, es decir, a dilogos construidos acompaados de fotografas de los
personajes en los contextos en los que se emplazaban las diversas situaciones. De
la constitucin de tales personajes dependa el hilo conductor del libro de texto
y su constitucin se basaba en la idea de que las necesidades de comunicacin
de los seres humanos son comunes a todos los contextos, con lo cual, tales
personajes aparecan emplazados en contextos tales como la escuela, el hogar o
el barrio, para brindar coherencia o unidad al texto mismo y, por lo tanto, a los
usuarios de tales textos.
En este sentido, podemos hacer referencia a lo expuesto por Gray (2010: pp.
112-113) sobre los acuerdos, lineamientos y recomendaciones de las editoriales
britnicas para el posicionamiento de los personajes en los libros de texto de
ingls. Dichos lineamientos buscan que los personajes representados en los
libros de texto estn enfocados exclusivamente en los potenciales consumidores.
Asimismo, tales lineamientos exigen a las editoriales que los personajes incluidos
representen modelos positivos y polticamente correctos. De ah la gran
importancia dada al tema de la edad de los personajes, pero tambin de la
equidad de gnero, pues en estos mismos documentos se ha hecho explcita
la necesidad de que los libros de texto de ingls se asocien con connotaciones
positivas, entre ellas, la representatividad positiva de hombres y mujeres en
igualdad de condiciones. En la actualidad, se propone que autores y editores
de libros de texto tengan en cuenta asuntos como la inclusin de personajes
no estereotipados que permitan mostrar capacidades humanas ordinarias y
extraordinarias, que sean exitosos sin importar condiciones familiares o sexuales
que sean emprendedores, asertivos y controlados emocionalmente sin importar
si quienes all se constituyen como personajes angloparlantes son hombres o
mujeres jvenes o viejos.
Antecedentes investigativos
272
en un curso de lengua debe ser mucho ms importante que la simple informacin
para preparar al aprendiz a actuar como turista. Un elemento importante a tener
en cuenta en el anlisis cultural de los libros de texto es el relacionado con un
criterio de realismo y esto incluye a los personajes.
Aunque Mndez (2000: pp. 269-274) y (2003: pp. 59-69), no distingue entre
personajes reales y ficticios, ella propone la necesidad de preguntarse por la edad
de los personajes, lo mismo que por el sexo y los roles sexuales, la ocupacin,
la raza o grupo tnico al que pertenecen, sus familias, sus nacionalidades y sus
lugares de residencia. Una propuesta similar la presenta Sercu (2000: p. 255)
quien tambin tiene en cuenta el papel de los personajes en los libros de texto.
273
Para Sercu (2000) el anlisis de los personajes debe incluir aspectos tales como
las edades, gnero y descripcin de las situaciones de interaccin. Ella parte
de afirmar que el potencial de un libro de texto para promocionar la cultura
depende de la cantidad y calidad de informacin cultural que se presente en l,
as como del nfasis en la informacin cultural provista y acentuada por soportes
visuales. El propsito de Sercu (2000) es analizar si los libros de texto proveen de
elementos culturales para desarrollar la competencia comunicativa intercultural.
Para esta autora, los temas para el anlisis deben remitirse a una amplia gama de
aspectos entre los que se encuentran recreacin, cultura, geografa, transporte,
identidad personal, comercio, economa, comunicacin, cultura del cuerpo,
moda, sociedad y vida social, ciclo de vida, casa, ambiente, idioma extranjero,
leyes, smbolos nacionales, fiestas y ceremonias, guerra, poltica, paz, mentalidad,
familia, inmigracin, relaciones internacionales, ciencia, trato a los animales,
normas y valores, religin, tercer mundo, estereotipos y multiculturalismo.
Desde otra perspectiva, Maqueda (2001: pp. 135-136) presenta una propuesta
para estudiar el tratamiento de los personajes en la que incluye preguntas tales
como si estos estudian o trabajan, si son mostrados haciendo actividades rutinarias
o extraordinarias, si ocupan la mayor parte del tiempo trabajando o estudiando,
si pertenecen a clases altas o no, si frecuentan lugares sociales tales como bares
o restaurantes, si tienen buenas habitaciones, si los personajes se presentan en
los manuales como realistas o idealizados, si predominan los personajes jvenes,
si se asocian con algn rasgo estereotipado y si el libro de texto es explcito en
incluir datos como sus edades, nombres y nacionalidades.
274
libros para el anlisis, de tal manera que se cumpliera con el propsito de contar
con un muestreo representativo de los diversos niveles de secundaria y media.
As pues, los libros seleccionados para el anlisis detallado fueron: You Too 4,
(en adelante YT4), English in Mind Second Edition 1, (en adelante EIMSE1), New
Opportunities Preintermediate, en adelante (NOP) y Enterprise 1 (en adelante E1).
Procedimiento y resultados
275
Libro 3. New En total de textos de En total de audios En total de imgenes
Opportunities lectura (16) (85) (182)
Preintermediate Total % Total % Total %
Intervenciones de
10 62.5 39 45.88 107 58.80
personajes masculinos
Intervenciones de
6 37.5 46 54.12 75 41.20
personajes femeninos
En total de textos de En total de audios En total de imgenes
lectura (25) (223) (288)
Libro 4. Enterprise 1
Total % Total % Total %
Intervenciones de
16 64 49.77 55.55
personajes masculinos 111 160
Intervenciones de
9 36 112 50.23 128 44.44
personajes femeninos
En total de textos de En total de audios En total de imgenes
Libro 5. New Headway
lectura (36) (515) (366)
Preintermediate
Total % Total % Total %
Intervenciones de
20 55.55 278 53.98 169 46.17
personajes masculinos
Intervenciones de
16 44.44 237 46.019 197 53.82
personajes femeninos
Fuente: Elaboracin propia
Una vez concluido este conteo y en relacin directa con la pregunta anterior,
se busca establecer la relacin o relaciones entre el gnero de los personajes
con sus ocupaciones, oficios o profesiones. Interesa saber en esta pregunta si las
asociaciones de los personajes con los oficios que desempean estn ligadas de
alguna manera a posibles ideas sexistas o estereotipadas del mundo laboral. Los
resultados del conteo de imgenes, textos de lectura y grabaciones de audio se
puede evidenciar en la Tabla 2.
276
Profesor Callejero sin Profesora Fotgrafa
universitario trabajo Estudiante (2) Emigrante
Estudiante Emigrante Sin Bailarina Agente de viajes
New Opportunities Presentador de empleo Periodista Gua turstica
Preintermediate radio (2) Agente de viajes Torera Sin empleo
Granjero Presentador de Productora
Periodista TV. de TV.
Astronauta Encuestador
Vendedor
Enterprise 1 Periodista Granjero Cocinera
Estudiante Editor
Estudiante (3) Detective Estudiante (3) Cartera
Profesor (3) Sargento Escritora Peinadora
Mesero Tendero Cantante (2) Artista
Publicista Tenista Mdica Profesora
New Headway Vendedor de Montaista Duea de un Consejera
Preintermediate peridico Soldado negocio de familiar
Cantante Mdico internista globos .
Chef Sacerdote aerostticos
Matemtico Plomero
Dueo de Patinador
negocio Polica
Abogado
Reciclador
Fuente: Elaboracin propia
Otra pregunta que interesa para los propsitos de esta investigacin tiene
que ver con la informacin provista por los libros de texto en relacin con las
edades de los personajes ficticios creados en ellos. Hemos dividido los grupos
de edades en cinco categoras: en primer lugar, interesa hacer un conteo de los
nios o nias cuyas edades aparecen explcitamente referenciadas en los textos
de lectura, en las grabaciones de audio y en las imgenes del libro de texto.
Despus se hace lo propio con los dems rangos de edad definidos. Es decir, se
cuentan los personajes identificados entre 13 y 18 aos de edad, para pasar a
contar aquellos personajes considerados como adultos jvenes o entre 18 y 30
aos. Finalmente proponemos otras dos categoras para los adultos: en la cuarta
casilla se encuentran clasificados aquellos personajes de edades entre 30 y 50
aos, sin dejar de lado una ltima categora de adultos mayores de 50. El conteo
de imgenes, grabaciones de audio y textos de lectura se condensa en la Tabla 3.
277
New Opportunities Audios/Textos 0 0 0 2 0
Preintermediate de Lectura
Imgenes 10 45 28 79 20
Enterprise 1 Audios/Textos 3 5 6 5 0
de Lectura
Imgenes 40 51 113 63 21
New Headway Audios/Textos 3 5 3 4 6
Preintermediate de Lectura
Imgenes 29 21 84 161 71
Fuente: Elaboracin propia
Otros
Crculo Crculo Crculo
pases
Nacionalidades Explicitas en interno interno externo o de
crculo
britnico americano expansin
interno
Audios/Textos
0 3 0 0
de Lectura
You Too 4
Imgenes 1 1 0 2
Audios/Textos
4 0 0 2
de Lectura
EIMSE
Imgenes 7 1 0 7
New Audios/Textos
2 0 1 0
Opportunities de Lectura
Preintermediate Imgenes 1 0 0 0
Audios/Textos
7 0 2 10
de Lectura
Enterprise 1
Imgenes 0 0 2 0
278
Audios/Textos
New Headway 0 1 3 7
de Lectura
Preintermediate
Imgenes 0 0 0 0
Fuente: Elaboracin propia
Conclusiones
279
edades, su nacionalidad o sus relaciones familiares. En YT4, cada pgina y cada
actividad se crea alrededor de una nueva situacin, dependiendo de las funciones
lingsticas sobre las que se quiere enfatizar. En YT4 cada nueva situacin trae
tambin un nuevo personaje con una vivencia particular nueva tambin. En
las actividades propuestas para el desarrollo de habilidades comunicativas se
puede evidenciar que las inclusiones femeninas y masculinas en los audios, en
las imgenes y en los textos escritos estn ms o menos balanceadas. Una vez
realizado un conteo minucioso de todas las imgenes del libro de texto en las
que aparecen figuras humanas, se encontr que el nmero de inclusiones de
imgenes representativas masculinas y femeninas est realmente balanceado,
igual que sucede con las inclusiones de personajes ficticios femeninos y masculinos
en los textos de lectura de YT4. No obstante, en los audios aparece un poco de
desbalance al encontrar una diferencia de 118 intervenciones de voces masculinas
contra 82 de voces femeninas.
En lo que tiene que ver con las nacionalidades propuestas para los personajes
ficticios, resulta interesante descubrir que en YT4 este dato no es muy relevante.
En las imgenes slo aparecen cuatro instancias en las que la nacionalidad del
personaje es importante pues se trata de los personajes que hablan de los
estereotipos de sus propios pases: un americano, una britnica, una alemana y un
argentino. Tambin resulta interesante observar que el dato de la nacionalidad de
los personajes ficticios no resulta muy relevante en lecturas o audios, pues, siendo
esta una propuesta abundante en ejercicios de comprensin lectora y auditiva,
slo se encontraron tres instancias en las que se menciona la nacionalidad de los
personajes. Coinciden dichos personajes en ser americanos.
En su presentacin, YT4 se plantea como una serie diseada para los contextos
escolares de secundaria. No obstante, no resulta fcil evidenciar que los personajes
se desenvuelven en contextos escolares especficos, aunque s resulte abundante
280
la incorporacin de imgenes representativas de jvenes. Algo caracterstico del
diseo grfico de YT4 es que las imgenes de los personajes ficticios se trabajan
en primeros planos, es decir, se incluyen muchos rostros de fotografas tomadas
a distancias muy cortas, lo cual no permite una contextualizacin clara de los
sitios donde se emplazan las actividades y, en general, la vida de los personajes.
Por otra parte, tambin existe abundancia de fotografas de reducido tamao,
tomadas a distancia larga en las que se pretende mostrar eventos tales como
conciertos, festivales, carnavales, etc. Con todo, en dichas imgenes resulta difcil
emplazar la vida de los personajes, pues los textos, o los ejercicios de audio
que acompaan estas imgenes se plantean como textos descriptivos de dichos
eventos y no como vivencias o experiencias reales de los personajes. Con todo,
en su mayora, los personajes ficticios son adolescentes que viven situaciones
propias de los adolescentes o de adultos jvenes: estudian, tienen amigos, van
a fiestas, quieren divertirse, les gusta aprender y estn al tanto de los avances
tecnolgicos, etc. Por esta razn el tema del trabajo no parece ser abordado
ms que en la medida en que se habla o se trabaja a travs de las vidas de los
personajes no ficticios.
281
del siglo XX. Tales personajes, dos chicas y dos chicos, estudian secundaria en
un colegio ingls promedio. Las dos chicas, Debbie y Jess, son amigas de Joel y
Pete. Los cuatro viven situaciones cotidianas en sus propios contextos escolares.
282
misma forma se menciona a Edgar Allan Poe incluyendo un fragmento de The
Maelstrom y a Oscar Wilde con unos apartes del retrato de Dorian Gray. Por otra
parte, otros escritores angloparlantes se mencionan en los audios, de lecturas o
de fotografas acompaadas de informacin concreta que es usada especialmente
para el refuerzo de habilidades comunicativas.
En NOP es posible evidenciar que los autores estn muy al tanto de la idea
de proveer al estudiante con informacin real, de tal manera que el papel de los
personajes creados para el soporte de las actividades pedaggicas, en la mayora
de los casos, se limita a reforzar la informacin real o a reforzar contenidos
gramaticales, fonticos o fonolgicos. En NOP no existen personajes ficticios
que aparezcan en diversos mdulos, sino que son totalmente espordicos, de
tal manera que el estudiante de ingls se convierte, mediante el uso del libro de
texto, en un observador de una serie de personajes transitorios que aparecen
en las escenas necesarias en el curso para servirle como modelo. Llama la
atencin la inclusin de voces femeninas en los audios que acompaan al libro del
estudiante, pues supera en un buen nmero a la inclusin de voces masculinas.
No obstante, las imgenes masculinas son muchsimo ms frecuentes en NOP
que las femeninas.
En lo que tiene que ver con la relacin entre el gnero de los personajes y las
ocupaciones que pudimos deducir en las diversas actividades, podemos concluir
parcialmente que en NOP se han tenido en cuenta los acuerdos y lineamientos
de las editoriales britnicas de buscar igualdad en las representaciones de las
posibilidades laborales para los miembros de los dos gneros. Otro aspecto que
llama la atencin en NOP tiene que ver con las edades de los personajes. Aunque
New Opportunities es una serie exclusivamente diseada para adolescentes, la
inclusin de imgenes de adolescentes no es tan alta como se esperara. En
NOP, el grueso de las edades de los personajes ficticios se encuentra en las
representaciones visuales de los adultos entre los 30 y 50 aos.
283
inclusin de personajes femeninos si se le compara con el nmero de hombres
incluidos en el libro de texto. En segundo lugar, en Enterprise 1 los personajes
famosos son incluidos todos en prcticamente un mismo captulo. En tercer
lugar, llama la atencin el nfasis que tienen los artistas en Enterprise. De los doce
personajes no ficticios incluidos en el libro de texto, ocho de ellos fueron famosos
por destacarse en diversas manifestaciones artsticas. As pues, tenemos entre los
personajes reales: cuatro compositores, un escritor, un bailarn, un cantante de
rock y una actriz.
284
Con excepcin de los ejemplos puntuales provistos acerca del manejo de los
estereotipos femeninos en NHP, en el anlisis amplio de la relacin del gnero de
los personajes con temas como la ocupacin y el empleo, no se puede afirmar que
existe un tratamiento marcadamente parcializado o sexista. Aunque es posible
evidenciar que aparecen referenciados ms empleos masculinos que femeninos,
en NHP se incluyen ocupaciones de diversa ndole en las que el gnero de los
personajes no parece un asunto de importancia mayor. Al mismo tiempo resulta
interesante evidenciar que se incluye el modelo de mujer exitosa, estudiante
universitaria con hijos, junto con el de otra quien aparece como duea de un
exitoso negocio de globos aerostticos y con el de la joven mdica quien recibe
a un paciente masculino en un consultorio.
En NHP no existe una historia o unas historias de vida creadas para permanecer
a lo largo del libro de texto, sino que cada unidad se acompaa de una serie
de personajes ficticios para servir de modelo en los aprendizajes lingsticos. En
otras palabras, NHP no conserva una serie de personajes comunes a todas las
unidades. Por la naturaleza transitoria de estos, la necesidad de hacer explcitos
datos como sus nacionalidades o sus edades se convierte en un asunto de segunda
importancia. Por esta razn, en textos de lectura y ejercicios de audio resultan
nmeros tan bajos, si se les compara con la inclusin general de fotografas de
personas de muy diversas edades en NHP. A pesar de esta falta de precisin en
los datos de algunas de las caractersticas de los personajes, temas como la vida
citadina, la recreacin, o los asuntos domsticos se consideran importantes toda
vez que se hacen explcitos en los contenidos de audios o ejercicios de lectura
y resultan tambin implcitamente marcados en las imgenes de personajes en
NHP.
285
Un tercer ejemplo tiene que ver con el personaje identificado como un hombre
joven con acento del medio oriente quien, en un ingls claro, aunque un poco
lento, llama a una escuela de idiomas para preguntar por unos cursos especiales
ofrecidos por una profesora inglesa con quien sostiene una conversacin
telefnica.
Entre los ejemplos provistos por el libro de texto y los que se han mencionado
aqu podemos destacar un factor comn que tiene que ver con que esos usuarios
representados se enfocan en dar importancia al estudio del ingls para sus propias
vidas. Es decir, el libro de texto enfatiza en la necesidad de que los estudiantes del
mundo estudien ingls. En este caso, el ingls se vende como producto en NHP,
y los hablantes extranjeros, aunque pocos, reiteran dicho producto como algo
por completo necesario en sus vidas, como necesario en el mundo globalizado
contemporneo.
Bibliografa
Martin Cortazzi y L. Jin (1999). Cultural Mirrors. Materials and Methods in EFL
classrooms, en Eli Hinkel, Culture in Second Language Teaching, Cambridge,
Cambridge University Press.
John Gray (2010). The Construction of English. Culture, Consumerism, and Promotion
in the ELT Global Coursebook, London, Palgrave.
Braj Kachru y Cecil Nelson (1996). World Englishes, en Sandra McKay y Nancy
Hornberger, Sociolinguistics and Language Teaching, Cambridge, Cambridge
University Press.
286
Mara del Carmen Mndez (2003). Los aspectos socioculturales en los libros de
ingls de bachillerato, Jan, Servicio de publicaciones de la Universidad de Jan.
287
4.8. Oscar Javier Arciniegas Garzn. Manual de valoracin de convivencia
sexualidad y Derechos Humanos en el contexto escolar y comunitario.
Resumen
Sobre la convivencia
288
En este artculo se enfoca el tema de la convivencia hacia el sistema escolar,
que se encuentra constituida por un conjunto de experiencias y relaciones
humanas que establecen los actores de una comunidad educativa, es decir los
estudiantes, docentes, directivos y padres de familia. La calidad de la convivencia
compromete la responsabilidad de cada uno de los miembros de la comunidad
educativa, sin excepcin alguna (Donoso, 2005). Dentro del marco educativo,
la convivencia no slo es un requisito, es complejamente un fin educativo, debe
estar inspirada en valores y principios democrticos, y constituye uno de los
pilares fundamentales del proceso educativo de los nios, nias y adolescentes
(Hernndez, 2007).
289
entonces el acoso escolar. En el artculo 2 de la citada Ley 1620 de 2013 se seala
el acoso escolar como una conducta negativa, intencional, metdica y sistemtica
en forma de agresin intimidacin, humillacin, ridiculizacin, difamacin,
coaccin, aislamiento, amenaza, violencia, maltrato fsico, psicolgico y verbal.
Estos hechos se presentan reiteradamente a lo largo de un tiempo determinado.
En el mismo sentido existe la intimidacin a travs de las tecnologas de la
informacin como internet, redes sociales virtuales, telefona mvil, video juegos
online, con el fin de ejercer maltrato psicolgico y cotidiano.
Sobre la sexualidad
290
trmino gnero, para acentuar la accin de variables psicolgicas y sociales en
la determinacin sexual de cada persona. A partir de estas ideas, la sexualidad
no se tiene en cuenta exclusivamente influenciada por la funcin reproductiva
sino que adems empiezan a introducirse trminos como identidad de gnero
y comportamientos culturales de gnero, para insinuar a los rasgos psicolgicos
y conductuales de una persona referidos a la construccin cultural de las
masculinidades y las feminidades. A lo largo de sus vidas, las personas van
construyendo esquemas sociales frente a los papeles de ser hombre y mujer,
de los cuales se apropian culturalmente y, por ende, de los rasgos que cada uno
conlleva, por lo que subrayar su carcter voluble constituye un rasgo crucial para
comprender los comportamientos culturales de gnero. As, los roles de gnero
estn muy influenciados por esquemas culturales, que se transmiten y modifican
de generacin en generacin (Ameza, 1999).
291
Funcin reproductiva
Se entiende como la posibilidad de crear individuos, lo cuales tienen
caractersticas genticas similares a sus progenitores. Algunas caractersticas de
esta funcin son tener manifestaciones psicolgicas y sociales que trascienden el
evento biolgico de la concepcin, el embarazo y el parto; en el plano biolgico,
los avances en torno a la procreacin; en lo psicolgico, todas las construcciones
sobre la maternidad y la paternidad; en lo social, significaciones del hecho
reproductivo y de la concepcin, por ejemplo, de acuerdo con el ciclo vital, la
institucionalizacin de las polticas reproductivas y los fenmenos demogrficos.
Funcin ertica
Est relacionada con el factor placentero de la interaccin con otros mediante
las experiencias corporales en las que se ven involucradas la activacin genital
y corporal, muchas de las cuales se desarrollan en medio de segregaciones
hormonales influenciadas por el sistema nervioso central. De acuerdo con
Rubio (1994) la funcin ertica se vincula con los procesos humanos en torno al
apetito por la excitacin sexual, la excitacin misma y el orgasmo, teniendo como
resultado la calidad placentera de esas vivencias, as como las construcciones
mentales alrededor de estas experiencias.
Funcin afectiva
Es la capacidad que tienen las personas para desarrollar relaciones
interpersonales afectivas ante la presencia o ausencia de otra persona en
especfico, as como las construcciones mentales, individuales y sociales que de
ellos se provienen relacionadas con la sexualidad. Esta funcin se vincula con la
idea del amor como la forma de vida afectiva ideal. Erich Fromm (1991) explicaba
la idea del amor como un carcter activo, como una responsabilidad, relacionada
con el respeto y conocimiento por la otra persona con la que experimentamos
afectos intensos. Los patrones de apego y el establecimiento de la pareja, por
tanto, son aspectos importantes en el estudio psicolgico de la funcin afectiva
de la sexualidad.
292
durante su ciclo vital, por esto se considera necesario examinar conceptualmente
la idea de derechos humanos para completar el cometido del presente trabajo.
293
Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinin y expresin
de ideas.
Derecho a la autodeterminacin.
294
Derecho a la identidad nacional y cultural.
Derecho a la paz.
Esta situacin genera un desafo no slo para las instituciones educativas, sino
para la comunidad en general. A partir de lo anterior, el Gobierno colombiano
promulg la Ley 1620 de 2013, para su implementacin en todas las instituciones
educativas del pas. Posteriormente, el Ministerio de Educacin Nacional public
la Gua 49, que brinda herramientas a los establecimientos educativos para
facilitar el proceso de ajuste de los manuales de convivencia. En esta gua se
establece la necesidad de realizar una lectura de contexto; sin embargo, en la
actualidad no existen instrumentos de medicin contextualizados que estn en
consonancia con dicha ley y permitan realizar un diagnstico institucional para
295
el planteamiento de las polticas institucionales enfocadas al abordaje de las
problemticas ms relevantes que se presentan dentro de los establecimientos
educativos.
296
Bibliografa
297
4.9. Oscar Javier Pulido Mahecha. IS+PS: una frmula para la paz. Soando con
los pies en la tierra.
Resumen
Con la pregunta sobre cmo lograr una transformacin social pertinente que
conlleve a la construccin de paz, el Conservatorio del Tolima se aproxima al
desarrollo de una propuesta prctica comunitaria que se sustenta en la articulacin
de tres condiciones. La primera es el enfoque de la innovacin social; la segunda,
las transformaciones sociales que nos permite el arte; y la tercera, la puesta en
marcha de una pedagoga ms pertinente. La articulacin estratgica de estas
tres condiciones se pone en marcha en pro del desarrollo del departamento.
El proyecto Msica y Arte para la Paz considera que en sta triada de saberes
reposa la clave para la transformacin social y la consolidacin de la paz. La paz
no puede estar solamente en el crecimiento econmico, en el desarrollo de
infraestructuras, en las polticas de seguridad, en el desarrollo de las tecnologas
de la informtica, sino que esto debe estar acompaado por un enfoque creativo
en los procesos enseanza/aprendizaje, en el fortalecimiento comunitario y el
potencial transformador del arte.
Introduccin
298
En trminos concretos podemos decir que la innovacin social es un proceso
que valora la riqueza de lo colectivo. Es cierto que lo innovador puede estar en la
gestin, en el modo de organizarse, en el uso de tecnologas, en el cambio de la
relacin ejecutor/usuario, pero definitivamente el verdadero valor se encuentra
en la posibilidad de construir entre todos. Entre ms logremos trabajar de la
mano con los actores comunitarios, descubriremos formas innovadoras en la
solucin de problemas sociales, brindar valor y establecer lazos duraderos en el
tiempo.
299
procesos de la cultura, principalmente en las representaciones simblicas y las
manifestaciones del arte. No es nuestro propsito expresar las razones por las
cuales la cultura y el arte se han convertido en un bastin del desarrollo; ya
son muchos los textos, experiencias y documentos que estn en circulacin que
expresan este aprendizaje, a propsito de lo cual aquello que cabe subrayar es la
oportunidad que representa explorar a un mximo social el arte y sus diferentes
manifestaciones.
Las artes pueden crear un espacio seguro que nos permite la confianza, la
apertura al cambio y el trabajo comunitario. Las artes son pura creatividad en
potencia, con ellas creamos siempre algo nuevo con la posibilidad esttica que
nos permite una nocin diferente de lo bello, el reencantamiento de lo cotidiano
y el espacio habitado.
300
asocia a la accin de nacimiento, de dar a luz una nueva idea, un producto, un
servicio, un proceso; por tanto, la creatividad es una caracterstica de quienes
tienen o han desarrollado la capacidad para crear. Innovar, a diferencia de crear,
se puede vincular al cambio, un cambio no necesariamente significativo, pero
aceptado por el entorno. Puede tratarse de un cambio tanto en la esencia como
en la forma (esttica) de un producto, proceso o servicio. Un nuevo producto
podr ser un invento, pero no ser una innovacin si el contexto lo rechaza o no
lo acepta. Un innovador suele mirar el contexto para satisfacerlo, por lo que la
innovacin se entendera como un proceso que puede partir con una idea para
culminar con un nuevo producto o un producto mejorado que se ha logrado
introducir en el contexto. As, innovar es hacer algo que ya hacas, pero de una
manera diferente, que es ms atractiva.
301
En trminos concretos, la innovacin social es para el proyecto una manera de
trabajar, que implica en primera instancia un trabajo cercano y mancomunado con
la comunidad, que busca reconocer y potenciar las capacidades instaladas en la
sociedad, proyectndolas en la bsqueda creativa de soluciones para los problemas
sociales. El proyecto no es la solucin a los problemas sociales, es el escenario que
posibilita la construccin creativa, colectiva y comunitaria del problema.
Algunas de las capacidades que se desarrollan mediante el ejercicio del arte son:
La atencin: dirigida al interior, a lo que se cree y se siente. Con esto, una persona
puede explorar y reconocer sus propias capacidades y las de sus semejantes.
Exploracin de lo incierto.
302
El fundamento metodolgico consiste en no diferenciar lo artstico de lo
pedaggico, ni lo pedaggico de lo artstico. Es una lnea en la que las obras no son
el centro, sino que el centro es la pedagoga, y las obras sirven como dispositivos
para el conocimiento. Y adems esta dimensin del arte + educacin conecta
con el proceso de transformacin social. Muchas veces el arte en s se queda
muy infrtil, mientras que, si los espacios alternativos entienden lo pedaggico
como un elemento vertebrador, pueden incidir absolutamente en lo social.
Esta visin asume el arte ms all de las tradicionales formas de socializacin
y comunicacin; su alcance educativo es crucial frente a la comunidad, porque
hace al arte un asunto democratizado, dndole valor y un lugar en la construccin
y transformacin de la sociedad. En este orden de ideas y teniendo como
herramienta los procesos artsticos se construye la intencin que el arte funciona
como un elemento para resquebrajar las desigualdades y las imposiciones, con el
fin de promover la diversidad social y cultural existente.
303
sociales estn asociadas a las formas de hacer de un agente social en un contexto
determinado, por lo tanto, la mayora de las veces estas reflexiones estn
ms orientadas al pragmatismo implcito en la prctica, y no en el marco de
conocimiento que define la pedagoga.
304
Este ejercicio nos brinda una oportunidad para repensar nuestros conocimientos
y para hacer innovaciones y transformaciones en las prcticas, es una oportunidad
para tomar medidas hacia una pedagoga ms pertinente. La pedagoga y el arte
deben asumir la tarea que el contexto les obliga y ello implica una dinmica
ms responsable, para involucrarse en la construccin de un nuevo camino a
una sociedad que se consume y se asume pobre a s misma; debemos aportar
a la emergencia de una nueva posibilidad: una sociedad ms crtica, propositiva,
activa y empoderada de su propio destino y que por medio de las manifestaciones
artsticas construye paz.
Bibliografa
Edgar Morin (1999). Siete saberes sobre la educacin del futuro, Pars, Unesco.
*Coordinador Pedaggico del Proyecto Msica y Arte para la PAZ Conservatorio del Tolima.
305
4.10. Sandra Lorena Crdenas Seplveda. Educacin en el marco del posconflicto:
contexto de la niez y la juventud en el proceso colombiano (Estudio de caso en los
procesos de enseanza niveles primaria y secundaria de la ciudad de Pereira).
Resumen
Ante esta situacin, se coincide con quienes definen la paz como un concepto
integrador que naturalmente se refiere al cese de hostilidades entre los actores
306
del conflicto, pero que ste es el punto de partida para transitar un largo
camino de reformas polticas, sociales, jurdicas y econmicas que posibiliten el
reconocimiento y la reparacin a las vctimas, no slo desde el punto de vista
individual sino colectivo.
307
1. La etapa de dilogos y acuerdos que buscan llegar a consensos con relacin
a los elementos generadores del conflicto, acudiendo a la aplicacin de
los instrumentos propios de la justicia transicional que permiten adecuar
regmenes jurdicos especiales para las partes del referido proceso.
2. El elemento propio del poder constituido donde el pueblo avala los aspectos
integrales de los acuerdos y los ratifica con su poder soberano.
3. Un aspecto de reintegracin que permite la integracin social de los actores
del conflicto de manera ptima para impedir la repeticin de los factores
generadores del conflicto.
4. La formulacin de polticas pblicas a corto, mediano y largo plazo que
garanticen una adecuada estructura social en la que primen los elementos
reparadores del conflicto y la integracin social con una verdadera aplicacin
del perdn.
308
de aprendizaje dirigidos a este importante sector de la sociedad, debe orientarse
hacia la aplicacin de herramientas que desde la pedagoga y la didctica permitan
formar un nuevo ciudadano para una nueva sociedad, producto de la anhelada
reconciliacin nacional.
309
Se infiere de la anterior norma, que los parmetros en materia de educacin
refieren una orientacin en valores que se construyen por parte de todos los
miembros de la comunidad acadmica, en ejercicio de sus respectivos roles; en
este sentido la Corte Constitucional colombiana en la Sentencia T-407 de 2012,
ha definido el aula de clase como un espacio que contribuye a la formacin en
valores de los estudiantes.
310
Experiencia educativa en educacin para la paz
Componente pedaggico
311
Ejes temticos
312
con la obligacin del Estado de prevenir las graves violaciones de los derechos
humanos, la cual comprende la adopcin de medidas de carcter jurdico,
poltico, administrativo y cultural que promuevan la salvaguarda de los derechos.
En particular, se han identificado los siguientes contenidos de esta obligacin:
(i) Reconocer a nivel interno los derechos y ofrecer garantas de igualdad; (ii)
Disear y poner en marcha estrategias y polticas de prevencin integral; (iii)
Implementar programas de educacin y divulgacin dirigidos a eliminar los
patrones de violencia y vulneracin de derechos, e informar sobre los derechos,
sus mecanismos de proteccin y las consecuencias de su infraccin; (iv) Introducir
programas y promover prcticas que permitan actuar de manera eficaz ante
las denuncias de violaciones a los derechos humanos, as como fortalecer las
instituciones con funciones en la materia; (v) Destinar recursos suficientes para
apoyar la labor de prevencin.
Conclusiones
313
didcticas, conceptuales e innovadoras para fortalecer el proceso de aprendizaje
en valores e interiorizar los valores ciudadanos, generando una cultura de no
violencia que garantice la convivencia pacfica.
Bibliografa
John Galtung (2003). Paz por medios pacficos. Paz y conflicto, desarrollo y civilizacin,
Bilbao, Gernika Gogoratus.
314
4.11. Stephanie Melo Ramrez. La educacin en Derechos Humanos Hacia una
resignificacin desde la escuela.
Resumen
Introduccin
315
A mediados del siglo XX (1948), la Organizacin de las Naciones Unidas
promulg la Declaracin Universal de los Derechos Humanos. Los reconoci
como imperativos que se derivan del valor de la dignidad humana y como pautas que
deben guiar la organizacin social y las relaciones personales para hacer posible
la convivencia pacfica y la construccin de una sociedad ms justa, equitativa y
solidaria. Se considera importante que cada nueva generacin, cada nio o nia,
debe aprenderlos y ejercerlos; cada persona adulta debe respetarlos, defenderlos
y ensearlos. Por tal razn, en la Declaracin qued establecido que el camino
para hacer de los derechos humanos una realidad eran la enseanza y la educacin.
316
Humanos de las Naciones Unidas, la Declaracin Universal de los Derechos
Humanos (1948), el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos (1966), el
Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Polticos
(1966), el segundo Protocolo Facultativo del pacto Internacional de los Derechos
Civiles y Polticos (1989), entre otros documentos (Ugarte, 2004).
De esta manera, la ONU puso en marcha a nivel mundial la primera etapa del
programa para la educacin en derechos humanos, este programa se orient a
la educacin formal, de manera ms especfica en la enseanza bsica y media,
cuyo objetivo consisti en fomentar la cultura de los derechos humanos. Debido
a este programa se defini internacionalmente la finalidad de la educacin en
derechos humanos:
317
herramienta necesaria para fomentar una cultura de los derechos humanos a
travs de la enseanza, promoviendo la formacin tico-poltica de nias, nios,
mujeres y hombres capaces de contribuir a la paz y al desarrollo de las sociedades.
318
y los movimientos populares jugaron un papel importante en la consolidacin de
la educacin en derechos humanos en Amrica Latina durante las ltimas dos
dcadas del siglo XX.
Al respecto, Molina (citado por Sacavino, 2012: p. 73) argumenta que: durante
muchos aos el movimiento pro derechos humanos y los movimientos populares
siguieron trayectos paralelos sin llegar a tocarse, situacin que comienza a
cambiar como consecuencia de convergencias cada vez ms frecuentes entre
ambos. Los movimientos populares contribuyeron de manera significativa en
la consolidacin de la educacin en derechos humanos sobre todo desde los
principios pedaggicos de la educacin popular, desde la necesidad de generar
procesos educativos que no slo visibilizaran los problemas de vulneracin de
derechos, sino que fomentaran en las personas actitudes de conocimiento,
reconocimiento y defensa de los derechos humanos. Desde esta perspectiva,
maestras y maestros comenzaron a definir los propsitos de la educacin en
derechos humanos, como el profesor chileno Jorge Osorio (citado por Sacavino,
2012: p. 73) que emplea estas ideas que se presentan a continuacin:
319
Es difcil formular una definicin exacta de la educacin en derechos humanos;
sin embargo, es evidente que las llamadas experiencias educativas en derechos
humanos tienen un origen comn; es en el medio de la accin de defensa y de
denuncia pblica de las violaciones de los derechos humanos que se descubre la
necesidad de desarrollar de forma sistemtica programas educativos que sean
capaces de concientizar sobre el problema de las violaciones a los derechos
humanos.
320
No obstante, el aporte ms significativo de la dcada de los 1990 en la materia
fue la configuracin de una pedagoga de la educacin en derechos humanos,
en la que se incorpor una seria de principios de la educacin popular y de la
pedagoga critica. Esta pedagoga retoma sobre todo el sentido de la participacin,
la problematizacin, el anlisis de la realidad y de la vida cotidiana. De acuerdo
con Sacavino (2012: p. 77): los principios de la pedagoga crtica se fundamentan
en una idea de educacin emancipadora, con el propsito de construir relaciones
de igualdad, reconocimiento del otro y empoderamiento de las personas, en
especial de los sectores excluidos y marginados.
321
Como puede percibirse, los desafos y posibilidades de la educacin en
derechos humanos se establecen a nivel poltico, pedaggico y tico; en el primer
aspecto, se necesita que el tema se incorpore como un asunto de poltica pblica,
sobre todo en la formacin de educadores; en el mbito pedaggico, los desafos
tienden a la bsqueda de un equilibrio adecuado entre la integralidad de los
contenidos especficos de la educacin en derechos humanos y su articulacin
con una variedad de temas que pueden ser tambin enfocados a partir de la ptica
de los derechos humanos. Otro desafo es la diversificacin de metodologas y de
materiales con el objetivo de llegar a un nmero mayor de destinatarios, a una
pluralidad de sujetos (Sacavino, 2012). En cuanto, a la dimensin tica, la educacin
en derechos Humanos debe tener el firme propsito de formar un sujeto de
derecho capaz de contribuir, por medio de un proceso de empoderamiento, en
la transformacin de las estructuras de injusticia que an perduran en nuestras
sociedades cuya manifestacin es la pobreza, la exclusin y la discriminacin.
(Sacavino, 2012: p. 79).
322
es formar al colombiano en el respeto a los derechos humanos, a la paz y a la
democracia. Por tanto, con la nueva Carta Constitucional se le da a la educacin
un sentido amplio que incluye las dimensiones tica, poltica y social, en pro de
que las personas crezcan en dignidad, en libertad, en derechos y deberes, pero
principalmente, en estimular una conciencia vivificadora de la construccin de la
paz como valor supremo de la humanidad.
323
sealar que esta experiencia fue un insumo importante para construir el Plan
Nacional de Educacin en Derechos Humanos-PLANEDH, en el ao 2006. El
aporte importante de esta experiencia se traduce en el esfuerzo por la formacin
de una red de maestros capacitadores en el tema, y por haber sido una de las
primeras experiencias en vincular el tema de los derechos humanos, difundiendo
una propuesta de construccin de proyectos educativos institucionales con
nfasis en la formacin en y para los derechos humanos. La intencin de este
proyecto fue contribuir a la construccin de una poltica pblica de educacin
en derechos humanos centrada en la formacin de sujetos activos de derechos.
324
El pedagogo contemporneo Paulo Freire abre las puertas al desarrollo de
una educacin ms humana en Latinoamrica hacia los aos 1960; en ella resalta
la importancia de los universos culturales, la conciencia crtica de la realidad y la
importancia del dilogo en el proceso educativo, ya que a travs del dilogo las
personas toman conciencia de que son sujetos de derecho y aprenden a trabajar
por su propia liberacin (Magendzo, 2008: p. 17). Para Freire, se obtiene un nivel
de conciencia crtica en la medida en que cada uno puede reconocer la matriz
de los problemas que lo aquejan, de manera que el objetivo de la formacin es
construir un ser humano polticamente slido que pueda relacionar el proceso
de aprendizaje con el uso social real del conocimiento como herramienta de
empoderamiento.
325
reflexionarn e interiorizaran el reconocimiento de sus derechos, de tal
manera que se comprometan con la afirmacin y efectivo cumplimento de los
derechos propios de la naturaleza humana.
326
En este sentido, es importante resaltar el aporte que hacen las teoras crticas
curriculares a la educacin en derechos humanos. En la construccin del marco
terico de la materia se parte de la idea de que las estructuras sociales no son
justas ni racionales, como aparentemente se muestran, es decir, dichas estructuras
estn relacionadas con procesos supeditados por la coercin, la irracionalidad,
la injusticia, la jerarqua y las determinadas ideologas que estn insertas en la
vida del sujeto, dando como resultado la apropiacin e interiorizacin de ciertas
concepciones e interpretaciones de la realidad. (Magendzo, 2008).
As, el currculo crtico pretende mostrar la forma en que los procesos sociales,
polticos y econmicos son distorsionados por la hegemona y, en consecuencia,
se compromete con el hallazgo de estructuras de dominacin, en procura de
la transformacin social. La tarea ha sido el desarrollo del pensamiento crtico
en la escuela, encarando la tensin entre la educacin y la sociedad, y entre la
escolarizacin y el Estado (Quiroz y Mesa, 2011: p. 626). En este orden de ideas,
se puede afirmar que la principal labor del currculo crtico en la educacin en
derechos humanos es ofrecer un anlisis sobre las formas y mtodos con los
cules se ha construido la nocin de sociedad, las concepciones que tiene cada
uno de los seres humanos sobre ella y cmo se debe transformar a partir del
conocimiento, haciendo que el ser humano asuma su ciudadana y sus derechos
como una tarea inagotable en su afirmacin como ser digno del espacio que
ocupa.
327
De esta manera, el tema de los derechos humanos dentro del currculo
escolar se concibe como un eje transversal importante y necesario, y ms, en
un pas como Colombia que se inscribe dentro del marco de un Estado Social de
Derecho, como lo dispone la Constitucin Poltica de Colombia de 1991, en su
artculo 67, que expresamente reza:
328
y transformar los otros dos relatos desde la perspectiva del reconocimiento y la
defensa de los derechos humanos.
329
convertirse en un lugar donde se involucren sentimientos, pensamientos y, lo
ms importante, donde surjan actividades que logren que el estudiante pueda
de manera reflexiva visualizar sus acciones y reconocer por medio de casos
concretos si su derechos han sido vulnerados o no; asimismo, se vuelve un
aspecto importante la coherencia en las actitudes de las y los docentes frente al
ambiente de clase, pues no hay que olvidar que las y los estudiantes aprenden en
muchas ocasiones por medio del ejemplo, y su nivel de observacin hace que se
propicie en su interior juicios de valor a partir de lo percibido.
Modelo de Responsabilidad
Este modelo tiene como criterio que los participantes son profesionales que estn
directamente vinculados o relacionados con garantizar los derechos humanos:
La responsabilidad profesional implica vigilar directamente las violaciones de los
derechos humanos y abogar por ellos ante las autoridades correspondientes
330
o dedicar atencin especial a la proteccin de los derechos de los individuos
(especialmente de las poblaciones vulnerables) por los que tienen cierta
responsabilidad (Tibbitts, 2002: p.78).
Modelo de Transformacin
Pretende facultar al individuo para que reconozca tanto los abusos de los
derechos humanos como para que asuma el compromiso de prevenirlos. Este
modelo incluye tcnicas, basadas parcialmente en la psicologa del desarrollo,
que suponen el alcance previo de la introspeccin, as como un apoyo de la
comunidad (Tibbitts, 2002: p.79). El nivel de compromiso de los estudiantes
que hacen parte de este modelo es alto, pues supone que, en algunos casos,
sean personas que hayan vivido personalmente una situacin de violacin de
los derechos humanos. Por razones como la anterior, la aplicacin de este tipo
de modelo se observa en los campamentos o zonas donde existen refugiados o
desplazados, es decir, como en el caso colombiano, que hayan vivido situaciones
relacionadas con el conflicto armado. Para Tibbitts (2012: p. 80), este modelo se
puede hacer que los estudiantes consideren la forma en que ellos y otros han sido
vctimas y perpetradores de abusos de los derechos humanos, utilizando tcnicas
para acrecentar el sentido de responsabilidad personal.
Modelo Problematizador
331
A partir de estos modelos se plantea la educacin en derechos humanos
tomando como referente la materia de Formacin Cvica y tica en los diversos
niveles de educacin escolar, lo que significa vincular la educacin en derechos
humanos al currculo de la escuela, fomentando el incremento de capacidades
para el dilogo y para la identificacin creativa de estrategias para resolver
conflictos de forma no violenta en los mismos escenarios en los que se vive la
cotidianidad comunitaria o educativa.
De acuerdo con los trabajos consultados por Sacavino (2012: p. 87), se pueden
distinguir tres tipos de definiciones de educacin en derechos humanos, segn
los propios agentes implicados: primero, entidades de gobierno (incluyendo
agencias internacionales); segundo, organizaciones de contratistas privados que
implementan proyectos financiados por agencias internacionales de cooperacin,
tradicionalmente llamadas organizaciones no gubernamentales (ONG); y tercero,
instituciones educativas y organizaciones de intelectuales.
332
En trminos ms generales, se pueden aportar algunos elementos relevantes
en la puesta en marcha de procesos educativos en materia de derechos humanos
que vayan dirigidos a la formacin de derechos y al impulso de una ciudadana activa
y participativa; as, por ejemplo, resulta indispensable considerarlos procesos
sistemticos no coyunturales o anecdticos en los que se articulen actividades
que fomenten la construccin de conocimientos, actitudes, sentimientos y
prcticas sociales para la afirmacin de una cultura de derechos humanos en
la escuela y en la sociedad. Los procesos de educacin en derechos humanos
deben trabajar a nivel personal y social, tico y poltico, cognitivo y celebrativo,
el desarrollo de la conciencia de la dignidad humana de cada persona (Sacavino,
2012: p. 93).
Ms adelante, los trabajos citados por Sacavino (2012: p. 94) incluyen una
aproximacin a la definicin de la educacin en derechos humanos por parte de
uno de los principales referentes institucionales del continente en la materia, el
Instituto Peruano de Educacin en Derechos Humanos, que conciben la educacin
en derechos humanos y democracia como un proceso intencional dirigido al
desarrollo integral de las personas y a la construccin de formas de convivencia
centradas en el respeto y en la prctica de los derechos humanos y de los valores
democrticos. Por ltimo, se resalta el valioso aporte del profesor Abraham
Magednzo (2008: p. 20), quien define la educacin en derechos humanos como:
De igual manera, se debe decir que los enfoques son muchos, tambin
las formas de acercarse al tema y las propuestas presentadas por educadoras
333
y educadores. Sin embargo, lo que se debe entender es que la educacin
en derechos humanos debe ser una realidad en cada una de las instituciones
educativas del continente; para ello se debe trabajar, para que ocupe un lugar
privilegiado en la enseanza y en la educacin, lo cual exige que sea visto desde
una perspectiva transversal, que se le fundamente en una teora educacional, que
se le exprese a travs de los campos cientficos existentes, que reciba el apoyo de
las nuevas tecnologas y que sus prcticas sean evaluadas (Sacavino, 2012: p. 90).
Conclusiones
334
ser las y los docentes quienes lideren un proceso crtico de empoderamiento
popular que brinde los espacios para alcanzar una sociedad en paz.
Bibliografa
Organizacin de las Naciones Unidas (2006). Plan de accin: Programa mundial para
la educacin en derechos humanos, Nueva York, Oficina del Alto Comisionado
para los Derechos Humanos y Organizacin de las Naciones Unidas para
la Educacin, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Disponible en lnea [Acceso
335
en: http://www.ohchr.org/Documents/Publications/PActionEducationsp.pdf]
(Acceso 5 de agosto de 2016).
336
4.12. Vanessa Roa Mendoza. Pensar la construccin de paz y la no violencia desde
la academia de trabajo social: retos y avances en la accin profesional.
Resumen
Introduccin
337
La siguiente investigacin presenta un anlisis de la temtica de construccin
de paz y la no violencia desde la academia de Trabajo Social. En este orden de
ideas, se plantea un pensamiento complejo de la construccin de paz que discute:
en primer lugar, la violencia como un dilema; en segundo lugar, la construccin de
paz como una alternativa de reconstruccin de armona; en tercer lugar, el Trabajo
Social frente a la construccin de paz y la no violencia; y por ltimo, se despliegan
otros aspectos pensados desde la academia de Trabajo Social, los retos y avances
en la accin profesional. Por dichas razones, el documento sugiere una serie de
discursos (tericos, normativos y operativos) para y desde el Trabajo Social que
permiten desarticular los esquemas y prcticas violentas socialmente construidas
y arraigadas con el fin de promover nuevas alternativas de construccin de paz.
338
poltica hacia la bsqueda de la paz, por medio del proceso de paz del Cagun; en
agosto del mismo ao, lvaro Uribe Vlez asume la presidencia implementando la
poltica de seguridad democrtica. Durante su mandato se celebran negociaciones
y acuerdos con los grupos paramilitares del pas, que, tras la promulgacin de la
ley de justicia y paz, en 2005, se inicia la desmovilizacin de alrededor 30 000
integrantes de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), y la entrega de los
principales jefes paramilitares. Actualmente el Gobierno de Juan Manuel Santos
abre el camino para un proceso de paz con las FARC, iniciado el 4 de septiembre
del 2012.
339
proponer transformaciones que fomenten la justicia social, la equidad y la dignidad
humana; en todos stos busca cumplir y hacer valer los derechos humanos, ya
que ante esos espacios de violencia y conflicto cabe la necesidad de propiciar
condiciones para la convivencia humana digna. La academia de Trabajo Social
debe fomentar un ambiente de realizacin de investigaciones que conlleven a la
reconstruccin de saberes y de reflexiones para que los estudiantes construyan
nuevas dinmicas que permitan abordar nuevos mecanismos para la construccin
de paz y la no violencia. Por ejemplo, en la academia de Trabajo Social de la
Corporacin Universitaria Rafael Nez, ciudad de Cartagena, se incorporan
en las aulas de clase y en los contenidos acadmicos, saberes y estrategias para
la resolucin pacfica de los conflictos y sana convivencia entre estudiantes y
docentes.
Por lo anterior se hace necesaria la intervencin del Trabajo Social con las
vctimas del conflicto armado de manera asistencial, creando nuevas estrategias,
en busca de promover un estado de igualdad, y una convivencia social, fomentando
el cumplimiento de los derechos humanos mediante otras metodologas de
atencin, revocando el proceso de revictimizacin que causa patologas a las
vctimas del conflicto armado. De esta manera, tanto desde la academia como
desde la atencin a las vctimas del conflicto armado se podra construir paz, por
medio del Trabajo Social.
Violencia
Para Ezequiel Ander-Egg (1995), se trata del empleo de la fuerza para alcanzar
un objetivo, cualquier coaccin que se lleva a cabo sobre otro u otros, ya sea
mediante la fuerza fsica, la amenaza, la intimidacin, la manipulacin o diferentes
formas de presin psicolgica, con el fin de que acten segn pretende el que
usa la violencia.
340
Agresin
Acto de acometer a alguno para matarlo o herirlo o hacerle dao, especialmente
sin justificacin. Acto contrario al derecho de otro.
Agresor
Que comete agresin. Se dice de la persona que viola o quebranta el derecho
de otra. Aplquese a la persona que da motivo a una querella o ria injuriando,
amenazando, desafiando o provocando a otra de cualquier manera. En este
estudio agresor se refiere a la persona de gnero masculino.
Maltrato fsico
Hacer uso de la fuerza fsica para causar dao a la pareja o para obligarla a
realizar algn acto que sta no desea.
Maltrato psicolgico
Desvalorizar y ridiculizar a la pareja hacindola sentir mal con ella misma y
disminuyendo su autoestima.
Maltrato sexual
Utilizar la violencia al realizar acercamientos sexuales y tratar a la pareja como
objeto sexual.
Restriccin de libertad
Utilizar la violencia o intimidacin contra la pareja para restringir su libertad.
Controlar o vigilar lo que hace la pareja.
Violencia domestica
Todas las formas de abuso que tienen lugar en las relaciones entre quienes
sostienen o han sostenido un vnculo afectivo relativamente estable; dicha
situacin de desequilibrio dentro de la familia se debe ms que al gnero y la
edad; al imaginario construido alrededor del comportamiento adecuado de cada
uno de los gneros (Corsi, 1995: p. 12). Este tipo de violencia, tambin conocida
como violencia familiar o violencia intrafamiliar es aquella que se comete en
el hogar, generalmente por hombres contra sus compaeras, hijos e hijas; as,
la caracterstica principal del concepto es que es cometida por alguien de la
misma familia contra algn otro miembro de la misma. En definitiva, la violencia
domestica busca hacer dao a la vctima, tratando de vencer su resistencia y
obtener su subyugacin, es decir, controlarla y dominarla (Ramrez, 2000: pg.
3).
341
El Trabajo Social se construye y se deconstruye en el plano de lo cotidiano, en el
ejercicio de sus prcticas; pero es a travs del ejercicio del criterio y de la reflexin
que lo presente pero incorpreo de la realidad, se corporiza y se materializa en
ideas. El ejercicio del criterio y de la reflexin son los elementos claves para el
crecimiento terico de una disciplina.
342
Por todo lo anterior, la investigacin realizada se inscribe bajo el paradigma
crtico que, segn Len (2006: p. 75):
Conclusiones
Para lograr construir paz desde la academia es esencial que en su discurso
se comience a hablar sobre conflicto, generador de violencia en todo el
contexto colombiano. Esta ponencia est situada desde una postura histrica
hermenutica, teniendo en cuenta la interpretacin como una forma de estudio
individualizada, en la cual los sujetos comprenden las conductas teniendo en
cuenta una construccin histrica de hechos, recuerdos, acciones, tratando de
comprender las situaciones de cierta etapa y cmo esta repercute en su presente
para lograr la construccin de un todo con sentido propio.
Bibliografa
Ezequiel Ander-Egg (1995). Diccionario del trabajo social, Buenos Aires, Lumen.
343
Lina Duque (et. al.) (2007). Conflicto, violencia y convivencia social como
rea emergente para el trabajo social, en Revista Eleuthera, Vol. 1, enero-
diciembre de 2007, pp. 130-140.
Xess Jares (1999). Educacin para la paz. Su teora y su prctica, Madrid, Popular.
344
5. Eje Temtico IV: Universidad Regin.
345
Posibles campos de accin en el posconflicto
346
este campo es fundamental la decidida participacin y compromiso
del sector privado y una clara poltica de relacionamiento con la
inversin extranjera que no vaya en contra del inters nacional.
347
del conflicto armado, la desaparicin de la guerra, obliga
transformaciones institucionales profundas en la fuerza pblica y
que el paso de una sociedad con alta conflictividad a una de media
y baja conflictividad, demanda de una redefinicin de la funcin de
la fuerza pblica en una sociedad en conflicto pero en proceso de
construccin de paz.
Colombia tiene hoy una oportunidad nica y feliz para salir de la guerra y
conducir a las nuevas generaciones a un futuro soado y construido por todos,
348
en el que no se desconozcan las contradicciones e intereses contrapuestos, pero
en el que se decide transitar los caminos de la democracia amplia y profunda
mediante la participacin poltica en los escenarios institucionales para generar
los cambios que se requieren para vivir en una sociedad de conflictos que trabaja
a diario por una paz estable y duradera.
349
sociologa y la antropologa, las ciencias administrativas, econmicas
y jurdicas, entre otras disciplinas, son cruciales para implementar la
transformacin del campo y de la vida rural. Es necesario que cada
programa se piense en relacin con las necesidades y se adece para
responder a ellas de manera pertinente. Un novedoso y bien pensado
programa de Ingeniera Rural sera de gran utilidad.
350
la academia recupere el lugar que debe tener la ciencia y la cultura
en el escenario institucional de la poltica como voz de la conciencia
colectiva.
351
9. Un largo proceso de empoderamientos de las mujeres en todos
los campos de la vida nacional debe abrirse durante el posconflicto,
porque han sido ellas, como se ha evidenciado en el tema de vctimas,
quienes han padecido con mayor rigor los efectos del conflicto y de
la violencia. Pues bien, los estudios de gnero y los programas de
reconocimiento e inclusin de las mujeres en los procesos polticos,
culturales y productivos hacen parte de las tareas esenciales del
posconflicto, en el que las universidades deben cumplir un papel
esencial. Las ciencias humanas y sociales deben abrirse a un espacio
de trabajo con las mujeres y las poblaciones LGTBI, para generar una
sociedad con mayor inclusin y ms diversa.
10. El abordaje del hbitat, las ciudades y los territorios, implica una
aproximacin multidimensional propia de la ecologa contempornea.
De lo que se trata es de tratar de identificar y construir el espectro de
eco-regiones colombianas que promueva los mayores retos para la
investigacin y la gestin integral del hbitat, la ciudad y el territorio.
Se pretende promover el estudio de estos procesos atendiendo el
contexto contemporneo que impacta tanto las formas de ocupacin
del territorio, las relaciones y escalas territoriales, las expectativas
sociales sobre la sostenibilidad, conservacin y calidad del hbitat, as
como la produccin del conocimiento en las ciencias del territorio
y del hbitat y las disciplinas del urbanismo y el ordenamiento
territorial. Como lo seala el Instituto Hbitat, Ciudad y Territorio,
de la Universidad Nacional de Colombia, estos temas convocan la
investigacin desde la perspectiva de la produccin de conocimientos
y enfoques crticos, tiles y creativos para la realidad nacional y la
comprensin de las problemticas relacionadas con la construccin y
transformacin social del hbitat, el ordenamiento y la sostenibilidad
responsable del territorio, la ciudad y la ruralidad en Colombia.
352
mayor excelencia y pertinencia, ms acordes a los retos del mundo
moderno y ms pensados desde la diversidad de aptitudes y actitudes
de los nios, nias y jvenes, en consonancia con las motivaciones
e intereses personales y las necesidades y urgencias nacionales.
Hay que disear modelos educativos que formen seres humanos
integrales, favorezcan el desarrollo nacional, contribuyan a crear
equidad y propugnen por sociedades de buen vivir y de bien estar;
esa es una tarea en la que las universidades en su conjunto deben
responsabilizarse y comprometerse.
353
5.2. Margarita Jaimes Velsquez, Yoandres Mercado Villalba La poltica de
restitucin de tierras. Nuevas disputas en los Montes de Maria?
Resumen
Desde finales del ao 1999 hasta mediados del 2003, en los Montes de Mara,
ocurrieron 24 masacres que causaron desplazamientos masivos y el abandono
de muchos predios. En el departamento de Sucre durante el ao 2014, se
profirieron 43 sentencias de restitucin de tierras, todas en los Montes de Mara,
una de las cuatro subregiones del departamento que en otrora fue escenario de
confrontacin armada entre los Frentes 35 y 37 de las FARC y los paramilitares
del Frente Montes de Mara liderado por alias Diego Vecino y Rodrigo Mercado
Pelufo alias cadena
Introduccin
25 Esta afirmacin tiene su soporte en la experiencia producto del monitoreo al conflicto armado realizado
por la autora desde el ao 2000 hasta la fecha.
354
El escenario de deudas histricas, de violencia de alto impacto, la escasa
presencia del Estado en el campo y la inoperancia de la institucionalidad frente a los
derechos de la poblacin desplazada, origin que, la Corte Constitucional mediante
la Sentencia T-025 de 2004, declarara el estado de cosas inconstitucionales frente
a los derechos de esta poblacin, tratando entre los problemas estructurales sin
resolver, el tema de las tierras abandonadas y despojadas. As las cosas, en el
Auto de seguimiento 008 de 2009 a la sentencia, la Corte le orden al Estado
Colombiano:
Metodologa
355
Se caracteriza por una relacin de dilogo paulatino con el objeto de
estudio. Esto quiere decir, que el mtodo se adapta en razn de las
caractersticas particulares de aquello que se pretende estudiar, lo cual
implica que el diseo de investigacin es ex post, puesto que conserva
un carcter provisional y su sentido es dado o se encuentra al finalizar el
proceso.
Afirman sentirse victimizados por la Ley, que los tratar como violadores de
derechos humanos y despojadores. Refutan adems que, el estado desconoce su
derecho a la igualdad cuando sin tener en cuenta su condicin de vulnerabilidad
social, les impone probar algo que materialmente y econmicamente les era
imposible.
356
Esta situacin, es gravosa en tanto las Sentencias cuestionadas son anteriores
a la emisin del Acuerdo 021 del 2015, ya que en ese momento, no se haba fijado
siquiera lineamientos para atender a segundos ocupantes afectados por los fallos.
Tal como est diseada la norma, lleva a que en el proceso se ignoren las
particularidades de quien se predica como opositor en calidad de segundo
ocupante, dando relevancia nicamente al hecho material del abandono forzado
o la configuracin de algunas de las tipologas del despojo expresadas en la Ley
como son:
357
presencia de segundos ocupantes, esto, no se haya incluido en la Ley 1448 de
2011, como tampoco tiene respuesta, que se haya ignorado los principios y
soluciones contenidas en el Plan de Restitucin de Bienes PRB- (2010) frente
al tema de ocupantes secundarios, la situacin de las vctimas sucesivas, los
arrendatarios y otros no propietarios que se encontraran en el bien al momento
de la ejecucin de la sentencia de restitucin.
358
la prevalencia de los derechos humanos, la aplicacin del enfoque diferencial en
clave de justicia social y la ponderacin de derechos conflicto.
359
Esto implica para el aparato judicial, que la exigencia probatoria dependa de
las condiciones reales del sujeto que se opone (Roldan, 2013) es decir, se deben
conocer las realidades socioeconmicas del opositor, su relacin con el predio
y la pertenencia o no a un grupo de especial proteccin por su condicin de
vulnerabilidad.
Sostiene Sergio Roldan (2013) que la nica forma de aplicar los principios de
buena fe y confianza legtima, es teniendo en cuenta elementos sociolgicos y no
meramente los documentos jurdicos, mxime en procesos de justicia transicional
donde confluyen personas con similares caractersticas de vulnerabilidad. Sostiene
adems, que es necesario conocer el contexto regional del conflicto para la
resolucin de los casos concretos.
Pareciera entonces que mientras la Ley, protege los derechos de unas vctimas
a la reparacin integral, desprotege a otras, en su derecho a desarrollar un nuevo
proyecto de vida, que seguramente inclua el predio comprado.
360
i) La buena fe se presume por la condicin de victimizacin: el principio
de buena fe en favor de las vctimas, es una garanta de inexcusable
cumplimiento para los funcionarios. Le corresponde a la autoridad
administrativa donde se present la solicitud, eximirla de la carga de la
prueba, con la consecuente inversin de la carga probatoria en el ocupante
secundario. Lo anterior, como se ha visto ha facilitado el desalojo de
personas que legtimamente y legalmente adquirieron sus bienes pero que
no pudieron demostrar la buena fe exenta de culpa.
361
financiacin de grupos armados al margen de la ley y los delitos conexos.
Presunciones legales: establece que hay ausencia de consentimiento
o de causa lcita, por tal motivo son nulos de manera absoluta, todos
los negocios jurdicos celebrados, en el periodo establecido por la Ley,
siempre y cuando la trasferencia de dominio corresponda a un predio que
estuviere localizado en una zona donde se desarrollaran actos violentos,
desplazamiento forzado colectivo y violaciones graves a los derechos
humanos. Presunciones legales: son nulos todos los actos administrativos
y sentencias judiciales, las cuales, hubiesen legalizado de forma expresa
el despojos de las vctimas con relacin a sus predios, en los tiempos
establecidos por la Ley.
iiii) Facultades amplias del juez o magistrado en materia probatoria y para
dictar el fallo: en el proceso de restitucin de tierras, no es necesario
agotar todas las etapas procesales hasta su final, ya que el juez, tiene
la facultad de resolver de fondo el asunto jurdico si tiene la certeza
sobre lo ocurrido en el predio. Lo anterior, se encuentra en el artculo 89
que expone: Tan pronto el Juez o Magistrado llegue al convencimiento
respecto de la situacin litigiosa, podr proferir el fallo sin necesidad de
decretar o practicar las pruebas solicitadas. En la interpretacin de
algunos entrevistados, lo que busca la Ley, es la restitucin a como d
lugar28
362
Esta nueva interpretacin de los ocupantes secundarios que tambin ostentan
la condicin de vctimas, pretende nivelar a ambas partes en el proceso por lo
que ser necesario probar la buena fe exenta de culpa (art.4). Sin embargo, es
una apuesta que apenas comienza y no aporta claridades respecto a las medidas
encaminadas a resolver la prdida del bien disputado por el segundo ocupante.
Conclusiones
Los cambios recientes rigen a futuro, sin resolver la situacin de los casos ya
fallados que deben esperar a ser caracterizados para estudiar su solucin.
Bibliografa
363
Congreso de la Republica de Colombia. (2005) Ley 975. Por la cual se dictan
disposiciones para la reincorporacin de miembros de grupos armados
organizados al margen de la ley, que contribuyan de manera efectiva a la
consecucin de la paz nacional y se dictan otras disposiciones para acuerdos
humanitarios. Julio 25 de 2005. DO No. 45.980.
Constitucin Poltica de Colombia [Const]. Art 93. Julio 7 de 1991
Corte Constitucional de Colombia. Sentencia T 025 de 2004 (M. P. Manuel Jos
Cepeda Espinosa: Enero 22 de 2004). (Colombia).
Corte Constitucional de Colombia. Auto N 008 de 2009 (M. P. Manuel Jos
Cepeda Espinosa: enero 26 de 2009).
Dvila, (1995) Taller de Investigacin Cualitativa. Recuperado de http://www.
uchile.cl/documentos/taller-de-investigacion-iipdf_83754_15.pdf
Naciones Unidas (2005) Principios Sobre La Restitucin De Las Vctimas y El
Patrimonio De Los Refugiados y Las Personas Desplazadas.
Roldan, S (2013) Conversatorios sobre restitucin de tierras y territorios.
Compilacin de Memorias. Mapp-OEA. Bogot.
*Abogada de la Universidad del Atlntico, Especialista en Derechos Humanos y Derecho
Internacional Humanitario de la ESAP, con estudios en Derechos Humanos en el Instituto Raoul
Wallemberg de la Universidad de Lund (Suecia), Estudiante del programa de DH del Instituto
Interamericano de Derechos Humanos (Costa Rica) (2007); maestrante en Educacin de los
Derechos Humanos del Centro Regional para la Educacin de Adultos en Amrica Latina y el
Caribe -CREFAL.(Mxico).
364
5.3. Miguel Antonio Espinosa Rico. PAZ EN UNA PERSPECTIVA TERRITORIAL:
retrica y retos en el escenario regional
Resumen
La presentacin asume una lectura crtica del conflicto interno armado que
histricamente ha vivido la sociedad colombiana, destacando la naturaleza
estructural de la misma, sus ms visibles manifestaciones y la perspectiva de
un acuerdo de paz en el presente. Igualmente se expresa que en diferentes
momentos de la historia nacional, desde la tramitacin de guerras civiles hasta
los conflictos ocurridos durante la segunda mitad del siglo XX, fueron suscritos
diferentes acuerdos de paz, algunos de ellos an vigentes, por ejemplo,
entre pueblos indgenas e insurgencia. Es entonces necesario referirse no al
posconflicto sino de manera ms ajustada al pos-acuerdo de paz y al proceso
que sigue para la construccin de una paz duradera, en la cual todos los actores
sociales tendremos compromisos y acciones concretas, sin que todo ello
implique olvidar que deben ser tratadas las causas estructurales generadoras
de violencia, marginalidad y exclusin. En el marco de las acciones de los pos-
acuerdos de paz, como podra ocurrir en los actuales procesos de negociacin
en Colombia, la Universidad, pero particularmente la Universidad estatal con
presencia en las regiones ms afectadas por el conflicto interno armado, tiene un
papel central que jugar en el marco de los espacios de concertacin social que
resultan obligados al momento de discutir y decidir la reorientacin del modelo
de desarrollo vigente, requerimiento para atender el acuerdo con el ELN, aun
cuando haya sido uno de los aspectos negados por los negociadores del Gobierno
en las mesas adelantadas en La Habana con las FARC.
365
ms adelante, el acuerdo que permiti la desmovilizacin del Movimiento 19 de
Abril (M-19); o el suscrito tambin con el Ejrcito Popular de Liberacin (EPL).
Queda claro, pues, que no se trata ni del primer acuerdo ni del fin del
conflicto, el cual, al contrario, ha aumentado en intensidad y en el nmero
de actores involucrados, sobre todo durante la ltima dcada y media, justo
despus del fracaso de los dilogos de paz entre el Gobierno de Andrs Pastrana
y las FARC, en la zona de distensin de San Vicente del Cagun, en el Caquet;
una negociacin en la que la sociedad volvi a experimentar una sensacin
de frustracin, que recuerda todos estos acuerdos previos que no llegaron a
feliz trmino. Pocos aos despus lleg a la presidencia el seor lvaro Uribe
Vlez, que prometi el sometimiento de las FARC y el fin de la violencia en
un plazo de seis meses. Pasaron ocho aos, durante los cuales el pas slo vio
crecer, como en ningn otro perodo de la historia nacional, el conflicto interno
armado y el desplazamiento forzado. Como lo muestran los Cuadros 1, 2 y 3, el
desplazamiento forzado present los ms altos volmenes justamente entre los
aos 2002 y 2010, que corresponden a los dos perodos de gobierno de Uribe
Vlez, siendo ms dramtico durante los aos 2006-2008, correspondientes a los
dos ltimos aos de su segundo mandato.
Cuadro1
Caquet. Poblacin desplazada 1985-2002 y 2003-2010
366
2007 23 102 12 630
2008 20 664 13 553
2009 14 019 9965
2010 12 851 9630
Subtotal 155 892 67 95 609 68.7
TOTAL 232 482 100 139 204 100
Fuente: Sistema de Informacin para la Poblacin Desplazada de la Unidad para la
Atencin y Reparacin Integral a las Vctimas y Registro nico de Vctimas
Cuadro 2
Huila. Poblacin desplazada 1985-2002 y 2003-2010
Una situacin no muy diferente a la del Huila se observa para el caso del
departamento del Tolima, donde el 66.5% del total de la poblacin desplazada
corresponde a los ocho aos del mandato de Uribe Vlez. As lo constata el
cuadro 3.
367
Cuadro 3
Tolima. Poblacin desplazada 1985-2002 y 2003-2010
368
Cuadro 4
Poblacin desplazada (1985-2010) y poblacin total de los departamentos de la
regin Surcolombiana en 2005
369
y el paramilitarismo desde mediados del siglo XX, sino los sectores campesinos
ms marginalizados. No es extrao entonces que sea el sur el que muestre el
ms lamentable vaco en la presencia del Estado, hacindose esto evidente en
los ndices de satisfaccin de necesidad bsicas de la poblacin, reduciendo su
presencia, de manera dominante, a bases y batallones del ejrcito.
En el caso del departamento del Huila (ver Mapa 2), de manera general,
municipios del norte, limtrofes con el Tolima, Cundinamarca y Caquet; y
municipios del sur, limtrofes con el Cauca, presentan las mayores tasas de NBI,
siendo a pesar de ello un territorio con niveles de pobreza menos marcados que
en el Tolima. Tanto al norte como al sur, los municipios ms afectados son aquellos
que tambin histricamente han sido afectados por la ausencia de la presencia
del Estado, la inaccesibilidad o dificultad vial en sus comunicaciones con el resto
del departamento y, para completar, por estar dentro de territorios que han sido
teatro del conflicto interno armado. En todos los casos, se trata de municipios
cuya mayor parte de la poblacin ocupa los espacios rurales y sus cabeceras
urbanas muestran un desarrollo bsico, que los hace altamente dependientes de
la capital (Neiva), al norte, o de la capital provincial (Pitalito), al sur.
Mapa 1
Tolima. ndice de NBI por municipios
Fuente: Dane
370
Mapa 2
Huila. ndice de NBI por municipios
Fuente: Dane
371
Mapa 3
Caquet. ndice de NBI por municipios
Fuente: Dane
372
el Gobierno y los grupos insurgentes de las FARC y el ELN, no todos los aspectos
que subyacen la crisis estructural de la sociedad colombiana se estn debatiendo
en los dilogos de paz de La Habana: no todos los sectores sociales perciben igual
el desarrollo y el posible desenlace del proceso.
Cuadro 5
Oportunidades y apuestas encontradas en la sociedad Surcolombiana
Gobierno, latifundistas, gremios Sectores populares (campesinos,
indgenas, sectores populares urbanos)
- Megaminera a cielo abierto - Zonas de Reserva Campesina
- Agroindustria transgnica - Zonas de Reserva Agroalimentaria
- Generacin de energa - Derecho al territorio (derecho a no
hidroelctrica para la exportacin ser desplazado por megaproyectos
- Conectividad y Logstica ni obras de infraestructura urbana o
- Maquila rural, accesibilidad, derecho a poseer
- Construccin la tierra, crdito, asistencia tcnica
- Grandes Superficies integral, salud, educacin, empleo,
- Puertos secos vivienda)
- Zonas Francas - Entidades Territoriales Indgenas
- Doble calzada Bogot - Ibagu (ETI)
- Doble calzada Espinal - Neiva - Respeto a los derechos
- Turismo constitucionales de la poblacin
- Regin Central afrocolombiana y gitana
- Incentivos Tributarios - Derecho a la Ciudad (vivienda digna,
espacio pblico, empleo digno,
educacin, salud, agua)
373
central a filo de agua de Chil (Rovira). Adems de lo dicho, la hidroelctrica sobre
el rio La Miel, en el Departamento de Caldas, ha tenido impactos ambientales
sobre el lmite norte del Tolima.
374
Segn Olimpo Crdenas Delgado29, en los ltimos tres aos el
mercado de la energa elctrica en el pas ha movido en promedio
10 billones de pesos por ao (9.7, 10.1 y 9.5). Hoy en el mercado
elctrico colombiano estn presentes las principales trasnacionales
del mundo, tales como EPSA, Emgesa, Endesa, Enel y las colombianas
EPM, Isa e Isagn, que son multinacionales con presencia en Centro
y Sur Amrica.
En el caso del departamento del Caquet los sectores por ahora directamente
afectados por actividades de exploracin y explotacin de hidrocarburos se
localizan en el alto Caquet, sobre el piedemonte oriental de la cordillera Oriental.
El resto del territorio es objeto de procesos de extranjerizacin de la tierra,
segn lo denuncia un informe especial de Antonio Albiana (2012) publicado por
el diario El Tiempo, el 3 de enero de 2012, segn el cual:
Asumir una lectura del territorio, de por s complejo y tan ricamente etno-bio-
diverso, constituye un reto enormemente rico en posibilidades de futuro para la
academia regional, pero de manera particular, como se ha venido enfatizando,
para la Universidad estatal. El capital, con sus enormes recursos financieros y de
375
presin imperial sobre los abyectos gobiernos dependientes, como se tiene claro,
no slo ha logrado hacer funcional el papel del Estado a sus nuevas dinmicas de
acumulacin flexible y acumulacin por desposesin, sino que dispone, por medio
de sus propias organizaciones no gubernamentales y centros de conocimiento
privados, del arsenal que le produce los resultados necesarios y convenientes
para hacerse a la adjudicacin de licencias para explorar y explotar las riquezas
naturales.
Bibliografa
Antonio Albiana (2012). Lucha de pases ricos por controlar tierras frtiles en
el mundo. Potencias ricas buscan adquisicin y el control de tierras frtiles
30 Elsa Ardila, Presidenta de Asoquimbo, en conversacin con el autor y estudiantes del Semillero Ciudad
3000, del Programa de Sociologa de la Universidad del Tolima, sostenida en la Casa Cultural del Municipio de
Gigante, Huila, junio 5 de 2012
376
en frica y Amrica Latina, especial para El Tiempo, 3 de enero de 2012.
Disponible en lnea [Acceso en: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/
CMS-10932992] (Acceso 30 de agosto de 2016).
Dane (s.f.). Necesidades bsicas insatisfechas. Disponible en lnea [Acceso en: http://
www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/pobreza-y-condiciones-de-
vida/necesidades-basicas-insatisfechas-nbi] (Acceso 30 de agosto de 2016).
Dane (2005). Censo general 2005. Disponible en lnea [Acceso en: http://www.
dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/demografia-y-poblacion/censo-
general-2005-1] (Acceso 30 de agosto de 2016).
Unidad para la Atencin y Reparacin Integral a las Vctimas (2013). Informe nacional
de desplazamiento forzado en Colombia 1985 a 2012, Bogot. Disponible en lnea
[Acceso en: http://rni.unidadvictimas.gov.co/sites/default/files/Documentos/
Informe%20de%20Desplazamiento%201985-2012.pdf] (Acceso 30 de agosto
de 2016)
377
5.4. Wilson Vanegas Rivera Rol de las universidades regionales como plataformas
de desarrollo socioeconmico para liderar el cambio requerido despus del acuerdo.
Resumen
378
produccin, que estimule la dinmica econmica de las regiones31. Finalmente,
el apoyo a las comunidades de las regiones no es el adecuado, porque los
conocimientos que se adquieren no estn en funcin de las necesidades de las
comunidades: los llamados servicios de extensin hacia la comunidad se han
convertido en medios de contratacin entre la universidades con el mismo
Estado y con particulares, cuyo objeto principal es obtener recursos y no el de
servir a la comunidad. En resumen, se requieren nuevas pautas de poltica, con
una visin integral, participativa e incluyente de las regiones que se plasme en una
reforma con nuevos objetivos actualizados a las necesidades del pas.
31 Segn el SNIES, para el ao 2002, Colombia produca 833 publicaciones cientficas al ao; en 2008, la cifra lleg
a 2748; a pesar del crecimiento, que le signific al pas ocupar el quinto puesto entre los pases latinoamericanos,
respecto a Brasil, que para este mismo ao ocup el primer lugar, la diferencia es grande: el pas vecino alcanz
en 2008 un total de 33 074 publicaciones; de esa cifra, en Colombia se public apenas un 8.3%
379
El rol de las universidades regionales
32 Cabe anotar que slo dos departamentos tienen un sistema de cuentas regionales, Antioquia y Nario, cuyo
objeto principal es recopilar informacin de agregados econmicos, informacin bsica para la elaboracin de
los Planes de Desarrollo.
380
Asimismo, se supone, con este procedimiento, que los entes privados
contratados son los que conocen las verdaderas necesidades de la poblacin; por
lo tanto, la toma de decisiones queda en poder de los sabios y a las comunidades
se les tiene en cuenta para opinar y actuar en el desarrollo de las actividades.
En la elaboracin de un plan de desarrollo no basta con describir las situaciones
del entorno socioeconmico por medio de estadsticas, sino que es necesario
retomar una percepcin viva del territorio, con recurso humano formado por
la Universidad, que conozca en profundidad la problemtica de la localidad y
conjuntamente con las instituciones y la comunidad local propongan alternativas
viables de solucin; estudiando, entre otros, la articulacin entre sector pblico
y privado para la generacin de empleo en relacin con la mano de obra
disponible en cada localidad o regin o provincia, la disponibilidad de informacin
desagregada para establecer niveles de desempleo; identificado informacin veraz
y oportuna para evaluaciones de poltica pblica mediante el acercamiento con la
institucionalidad de los municipios y provincias: conocer las necesidades locales
y conjuntamente estudiar sus posibles soluciones, con estrategias de desarrollo
no solamente basadas en recursos endgenos, sino el aprovechamiento de
recursos exgenos como sistema general de participaciones, regalas, recursos
de cofinanciacin, lo cual requiere de una accin permanente de investigacin
y de constancia y seguimiento en el tiempo que se puede obtener por medio del
recurso humano formado por las mismas universidades, tanto en la condicin de
estudiantes como de profesionales.
381
Un elemento importante del cmo, es decir, de la operacin acadmica en
el contexto del desarrollo econmico local y global, radica en el conocimiento
de la evolucin de las formas de acumulacin econmica que han cambiado
la estructura y los procesos de produccin, y que a su vez han modificado los
procesos de aprendizaje. En el caso de las ciencias administrativas, los avances
en el conocimiento y la tecnologa han modificado su centro de anlisis, la
organizacin empresarial, y ha pasado a considerar el conocimiento como
un recurso. En el caso de las ciencias contables, su mtodo operativo se ha
automatizado, modificando las formas de recoleccin, ordenamiento y suministro
de la informacin, reduciendo la entrega de resultados en tiempo real.
382
Para facilitar la negociacin de los tratados y acuerdos internacionales, se han
hecho reformas que tienden hacia la flexibilizacin de las normas nacionales en
las reas de trabajo, comercio, de produccin, de finanzas. Las empresas y el
Gobierno han acogido el trabajo temporal como medio de bajar costos. En este
caso el rol de la universidad regional es ayudar a la autoridad local para establecer
protocolos orientados a proteger sus recursos naturales, a preservar los recursos
culturales e histricos y definir con los agentes locales los compromisos para que
el funcionamiento econmico regional guarde un equilibrio entre la rentabilidad
en lo econmico y la preservacin de la naturaleza.
Por lo anterior, en lo que respecta al saber actualizado hay que optar por un
enfoque educativo que permita redefinir el concepto de desarrollo en funcin
de lo social y lo ambiental, lo cual implica que las universidades regionales deben
retomar las experiencias desde lo particular hacia lo general, del territorio a
lo nacional, de lo regional hacia lo central, con procesos locales en los que el
concepto de participacin ciudadana sea crucial respecto a lo propuesto a nivel
institucional privado y pblico. La intencin subyacente de esta propuesta es
promover el dilogo entre los agentes que participan a nivel regional, encaminando
las relaciones hacia el bien comn.
De esta forma, es por medio de las universidades regionales como hay que
lograr en forma integral la transmisin del nuevo conocimiento hacia el sector
estudiantil y hacia las comunidades locales, ofrecindoles nuevos espacios de
dilogo y consensos que hagan posible cambios en los procesos de decisin,
llegando a soluciones lgicas y sostenibles para el progreso social.
Bibliografa
383
Germn Zabala (et. al.) (2004). La paradoja de la diferencia, Bogot, Corporacin
de Trabajo Regional Emergencia y Solidaridad.
384
6. Anexos
Concierto
de msica
6:30 pm colombiana. Sala Alberto
Orquesta Juvenil del Tolima
8:00 pm Homenaje al Castillaiii
profesor Carlos
Gaviria Daz
385
6.1.1. Eje Temtico I: Modelos de Desarrollo y Paz
Universidad Cooperativa de Colombia 22 de septiembre
Calle 10 No. 1-64, Frente al Seminario Mayor Ibagu
386
23 de septiembre
387
Gloria Elena Gil Zea U. San
Buenaventura Cartagena, Jos
de Jess Herrera - Politcnico
Mesa 3
Colombiano Jaime Isaza Cadavid,
10:30 pm Justicia, DDHH,
Dylan Herrera, Lucas - Agencia Aula Mltiple
12:00 pm Reintegracin y Objecin
Colombiana para la Reintegracin
de Conciencia
ACR, Juliana Stefana Gil U. del
Tolima, Oscar Daniel Corts U.
Libre.
-1: Verdad, justicia y reparacin de
las mujeres vctimas en el marco del
conflicto armado
Mesa 1 -2: Enfoque de gnero y participacin
2:00 pm Trabajo en Subcomisiones poltica en la construccin de acuerdos
Aula Mltiple
3:30 pm Mujeres y Construccin de paz
de Paz -3: Pedagogas para la paz y el
posconflicto
-4: Aportes desde la academia para la
paz y el posconflicto
Vctor de Currea Lugo U.
Mesa 4 Nacional, William Wilches Snchez Auditorio
2:00 pm
Justicia y Memoria para - Museo Caquet, Mario Echeverra Mayor de la
3:30 pm
la Paz U. Libre Cartagena, Csar Loza - Msica
USO.
388
Presentacin
Por qu negociar con el ELN? Auditorio
5:30 pm producciones
Memoria CHCV Ediciones desde Mayor de la
6:30 pm bibliogrficas
Abajo. Academia
de paz
Alicia Cabezudo (Argentina), Daniel
Universidad y
Nina (Puerto Rico, Karlos Prez Saln Comunal
6:30 pm agentes sociales
de Armio (Pas Vasco espaol), Barrio Kennedy
8:00 pm en la construccin
Organizaciones Comuna 11 - Comuna 11
de paz
(Ibagu)
23 de septiembre
10:00 am
Descanso
10:30 am
389
10:30 am Sandra Lorena Crdenas U. Libre
12:00M Pereira, Stephanie Melo U. del Tolima,
Vanessa Roa Fundacin U. del Norte,
Auditorio
& Mesa 1. Educacin Elizabeth Arias U. del Valle. Miguel
Principal
ngel Rodrguez U. Surcolombiana,
2:00 pm John Diego Domnguez - U. Pedaggica
6:00Pm Nacional.
Jorge Enrique Aponte U. Pedaggica
Nacional, Dolly Marcela Lpez -
10:30 am
Ctedras de paz en Colombia, Fernando
12:00M
Augusto Poveda - UniMinuto, Fayver
Andrs Barragn Conservatorio del Auditorio
& Mesa 2. Pedagoga
Tolima, Diego Fernando Bonilla U. secundario
Cooperativa de Colombia, Juan Camilo
2:00 pm
Arias U. de San Buenaventura Medelln.
6:00Pm
Leonardo Fabio Colorado Fundacin
U. Catlica del Norte.
10:30 am Oscar Javier Pulido Conservatorio
12:00M del Tolima, Elisabeth Amor U.
Surcolombiana, Jeritza Merchn
Mesa 3.
& U. Pedaggica Nacional. Alexandra Auditorio 3
Arte, Literatura y Paz
Calvo UniMinuto Lrida, Consuelo
2:00 pm Giraldo U. Javeriana Cali, Martha
6:00Pm Varn, U. del Tolima.
Vanessa Roa Mendoza Corporacin
10:30 am
U. Rafael Nez, Ana Mara Guzmn
12:00M
U. del Tolima, Oscar Javier Arciniegas
Mesa 4. Fundes Espinal, Carlos Francisco
& Auditorio 4
Comunicacin Bohrquez UniMinuto Ibagu, Gentil
Fernando Villanueva U. Coop. de
2:00 pm
Colombia, Jos Garca Uniminuto
6:00Pm
Bello.
6:00 pm
Muestra cultural Sede Chical
6:30 pm
23 de septiembre
390
Conferencia Antonio Jaime Elizalde
Auditorio
Educacin para la Conferencista Internacional Invitado
Principal 1
Paz UniMinuto (Chile)
Conferencia
La construccin de Auditorio
10:30 am Francisco Aurelio Cajiao
paz como estado Principal 2
12:00 mental
Conferencia
Modelo praxeolgico Auditorio
Carlos Germn Juliao
y construccin de Principal 3
la Paz
391
John Jairo Uribe U. de Ibagu,
Dayani Rojas U. de Ibagu, Diana
Mesa 1 Rodrguez - U. Surcolom- biana, Auditorio
Universidad Regin Rosemberg del Carpio U. de Central
Zamora Michoacn (Mxico), Wilson
4:00 pm Vanegas U. de Cundinamarca.
6:00 pm
Edwin Martnez Ibagu cmo
vamos, Jaime Oviedo U. de Ibagu,
Mesa 2 Auditorio
Gabriel Mndez U. Complutense
Territorio y Paz de Derecho
(Espaa), Miguel Espinosa U. del
Tolima
23 de septiembre
392
6.2. Declaracin Final
CONSIDERANDO
393
y el Ejrcito de Liberacin Nacional ELN, se registra una metdica persecucin al
pensamiento crtico, una sistemtica y peligrosa tendencia a la estigmatizacin y
persecucin al movimiento estudiantil, a los defensores de derechos humanos, a
pobladores-as lideres rurales y urbanos, todo lo cual demuestra una perspectiva
de paz negativa que solo pretende callar los fusiles y mantener la injusticia social
394
Colombia y a los movimientos sociales que han hecho este momento de paz, uno
posible.
DECLARA
395
as como la continuacin de interlocuciones con distintos sectores de la
sociedad colombiana (instituciones, organizaciones e insurgencias) y de
la comunidad internacional.
Ponentes Internacionales
Alicia Cabezudo - Argentina
Alex Carrascoza y Karlos Prez de Armio - Espaa
Antonio Elizalde - Chile
Daniel Nina - Puerto Rico
Esteban Ramos Muslera - Honduras
Francisco Buitrn y Rosemberg del Carpio - Mxico
Jacky Yaacov Zvulun - Israel
Stephan Mieke - Alemania
Zoraida Mendiwelso - Inglaterra
396