Catequesis Prebautismal
Catequesis Prebautismal
Catequesis Prebautismal
2.- El siglo II
Vamos a dejar de lado, de momento, el caso de la Iglesia contempornea de los Aps-
toles, tal como la describe el Nuevo Testamento, para preguntarnos si en el siglo II se bauti-
zaba a los nios.
No hay razn alguna para dudar de ello, porque podemos constatar, por ejemplo, cmo,
hacia el ao 167, san Policarpo afirma llevar sirviendo a Cristo desde hace 86 aos; o c-
mo san Justino, a mediados de siglo, habla de cristianos que se hicieron discpulos de Cris-
to desde su ms tierna infancia. Y ya antes, a comienzos de aquel siglo, Plinio el Joven, en-
cargado de aplicar los edictos de persecucin, habla de cristianos de todas las edades.
No hay nada que permita afirmar ni negar que la costumbre haya sido la misma en to-
das las regiones, ni siquiera que haya sido costumbre general en una regin concreta. No
abundan precisamente los documentos que puedan informarnos a este respecto.
A caballo entre los siglos II y III nos encontramos con el primero de quien tenemos noti-
cia que se opone al bautismo de los nios: Tertuliano, un cristiano de frica del Norte. Tertu-
liano no niega la significacin o la licitud de tales bautismos, sino su oportunidad.
Por qu cree l que dichos bautismos no son convenientes? No porque constituyan
una innovacin (aunque. de haber sido as, ste sera el mejor argumento), ni porque el bau-
tismo exija haber alcanzado el uso de la razn (l mismo se muestra favorable al bautismo de
los nios en caso de urgencia), sino por motivos que tal vez nos desconcierten un tanto: en
primer lugar, dice l, los padrinos pueden morir antes de poder ocuparse eficazmente de sus
ahijados; pero, sobre todo, porque el nio bautizado, al crecer, puede manifestar mala dispo-
sicin y verse arrastrado a graves faltas (debemos tener en cuenta que es una poca en la
que el sacramento de la reconciliacin dista mucho de haber alcanzado la extensin que tie-
ne en nuestros das).
Por eso concluye Tertuliano que es mejor no bautizar a los nios, sino esperar "hasta
que estn casados o sean ms fuertes para practicar la continencia." con este gnero de
perspectiva nos hallamos muy lejos de las objeciones que se ponen hoy al bautismo de los
nios
Tertuliano es, en aquella poca, el nico exponente conocido de semejante reticencia, y
no tuvo muchos seguidores. De hecho, a mediados del siglo III, y sin salir de frica, vemos
cmo uno de los concilios de Cartago rechaza la idea de esperar al octavo da para bautizar
a los recin nacidos so pretexto de adoptar el mismo plazo que adoptan los judos para la cir-
cuncisin; ello es un retraso intil, dice aquel concilio, y ms vale bautizarlos nada ms nacer.
Unos decenios antes nos encontramos en Italia con el testimonio de Hiplito, el cual
afirma que conviene que los bautismos que se administran el da de Pascua comiencen por
"los ms pequeos, por los que an no pueden hablar".
Ya en la primera mitad del mismo siglo III, y esta vez en Egipto y en Siria, Orgenes
habla del bautismo de los nios como de algo habitual, y trata de precisar su significacin sin
manifestar la menor reticencia con respecto a esta costumbre.
Y podemos observar, por ltimo, que en Italia y en la Galia poseemos testimonios ar-
queolgicos de la misma poca en los que aparecen inscripciones funerarias que califican
de creyentes o de discpulos de Cristo a nios fallecidos a la edad de uno o dos aos.
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que los documentos eclesisticos de la poca que han llegado a nosotros hablen, sobre todo,
de los bautismos de adultos, porque el catecumenado de adultos, debido al nmero de stos,
ocupaba un importante lugar en la actividad normal del clero de entonces. Y en cuanto a los
rituales de la poca, es cierto que parecen no referirse ms que al bautismo de adultos; pero
la conviccin que entonces se tena de la unicidad del bautismo nos lleva a pensar en dos
modalidades de ceremonias? Parece infinitamente ms normal que, en la medida de lo posi-
ble, se aplicara a los nios el ritual del bautismo de adultos, y no lo contrario.
el caso de Calvino, porque el bautismo de los nios es como un signo y un testimonio del
hecho de que son herederos de la bendicin prometida por Dios a la posteridad de sus fieles,
por lo que tales nios, una vez llegados al uso de la razn, reconocern la verdad de su bau-
tismo y sacarn de ello buen provecho.
Por el contrario, ciertos grupos protestantes, como los anabaptistas y los baptistas, se
opondrn a que se imparta el bautismo mientras no se haya alcanzado la edad de una relati-
va madurez.
servidumbre que vivan bajo el mismo techo. El problema, por tanto, consiste en saber si
esas casas bautizadas incluan nios pequeos. Lo cual es sumamente verosmil, aunque
es perfectamente posible lo contrario, y como el Nuevo Testamento no ofrece al respecto
ninguna precisin, siempre ser posible discutir interminablemente sobre el asunto.
Pero a quien, valindose de esta imprecisin, pretendiera afirmar la ausencia de bautis-
mos de nios en la Iglesia apostlica, se le podra replicar que el Nuevo Testamento habla
an menos de bautismos de adultos nacidos de padres ya cristianos. Y sin embargo, el pero-
do que abarca el Nuevo Testamento es lo bastante dilatado como para que pudieran haber
tenido lugar tales bautismos. Habr, por consiguiente, que negar tambin la existencia de
este tipo de bautismo arguyendo que el Nuevo Testamento no lo menciona?
Y lo que acabamos de decir no es una simple ocurrencia. No dice acaso san Pablo: "El
marido no creyente queda santificado por su mujer creyente, y la mujer no creyente queda
santificada por el marido creyente. Si no fuera as, vuestros hijos seran impuros, mas ahora
son santos" (I Cor 7,14).
Las palabras "santificado" y "santo" tienen un sentido muy preciso, y slo se emplean,
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normalmente, para referirse a autnticos cristianos; por eso este texto ha puesto siempre en
aprietos a los comentaristas.
Algunos se preguntan si no querr indicar que en la primera generacin cristiana ni si-
quiera se planteaba la posibilidad de bautizar a los hijos nacidos de padres ya bautizados
(exactamente igual que, con ocasin de un bautismo de proslitos, los judos, junto con los
padres, bautizaban a los hijos, aun los ms pequeos, nacidos con anterioridad a dicho bau-
tismo, mientras que ya no bautizaban a los que nacan despus del bautismo de sus padres).
Slo tras haber constatado que la segunda venida de Cristo, no era necesariamente inminen-
te, se habra comenzado a bautizar a los hijos, pequeos o adultos, nacidos de padres cristia-
nos.
Pero otros comentaristas piensan que esta tesis tropieza con grandes dificultades: aun-
que los hijos nacidos de padres cristianos fueran considerados como santos. ello no signifi-
ca automticamente que no tuvieran que recibir el bautismo; de hecho el bautismo sustituye a
la circuncisin, y sta se practicaba en todo hijo varn nacido de padres judos... Como se ve,
tambin aqu la controversia podra ser interminable.
zn de ser, tratndose de recin nacidos? Para responder a esta pregunta, lo primero que
hay que hacer es comprender debidamente que el gesto que realiza Cristo en un bautismo
constituye un todo. Es posible que tal o cual consecuencia de dicho gesto no se produzca
instantneamente, debido al estado puramente pasivo del nio: pero no quedara justificado
el bautismo con que se produjera una sola de tales consecuencias?
Pero a qu edad hay que suponer que se posee una lucidez y una madurez capaces
de garantizar el futuro? A la edad del uso de la razn? En la adolescencia? Ms tarde
an? Cundo? De hecho, la edad no constituye una garanta, como puede constatarse a
diario en el mbito del matrimonio, del sacerdocio o de los votos perpetuos; y, sin embar-
go, todos estos compromisos no son contrados por recin nacidos precisamente
Si el nio, llegado a la edad adulta, no persevera, es asunto que tiene que ver, a la vez,
con su cooperacin a la gracia de la perseverancia y con la manera en que la comunidad de
los creyentes se ha comportado con l, teniendo siempre en cuenta las circunstancias con-
cretas de cada caso.
16.- FE/ACTOS:
Para intentar resolver este problema, tal vez convenga distinguir entre la fe y los actos
de fe. Evidentemente, el recin nacido es incapaz de profesar su fe; pero no hay que olvidar
que el acto de fe es el trmino de un proceso que prepara al hombre para realizar dicho acto.
Antes de expresarse en actos, la fe, la esperanza y la caridad son disposiciones interio-
res, virtudes; y stas -contrariamente a sus actos, que son, necesariamente, ms o menos
transitorios- tienen una permanencia. Pongamos una comparacin: un hombre inteligente
no deja de serlo mientras duerme, aunque durante el sueo no realice acto alguno de inteli-
gencia. El recin nacido tiene ya en s el germen de la inteligencia y la voluntad que habr
de manifestar cuando crezca. Pues bien, mediante el bautismo el recin nacido adquiere un
germen o inicio de fe, de esperanza y de caridad. Cmo es esto?
Lo que estamos afirmando en torno a la verdadera naturaleza de la Iglesia tal vez ame-
naza ms a quien, por as decirlo, casi ha nacido en la Iglesia que a quien se bautiza sien-
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do ya adulto. Pero tampoco este ltimo se halla libre de la tentacin, porque, aunque es ver-
dad que no va a considerar a la Iglesia como una sociedad a la que se pertenece en virtud de
una especie de determinismo, no puede, acaso, considerarla como una simple asociacin
de voluntarios, lo cual sera sumamente grave?
20.- INSTRUMENTO:MEDIACION:
La Iglesia es, a la vez, el instrumento de la llamada de Dios y el lugar donde se respon-
de a dicha llamada. Y es por esto ltimo por lo que la Iglesia ensea la manera de responder
como es debido; enseanza constituida, en parte, por la visin que ella da de s misma. En
estas circunstancias, es perfectamente normal que uno de sus problemas pastorales consista
en intentar no dar una imagen de s misma que la asemeje externamente a una sociedad de
tantas y del mismo gnero. Pero es evidente que este problema desborda, con mucho, el de
la pastoral del bautismo de los nios, que no es ms que un aspecto de aqul y cuya solu-
cin no va a resolver por s sola el problema en su conjunto.
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CATEQUESIS 1.
EL BAUTISMO PRIMER SACRAMENTO DE LA FE
Objetivos:
1. Conocer y valorar el bautismo de los nios para que profundizando en su significado
nos comprometamos a cuidar, desarrollar y educar la fe que van a recibir.
2. Tomar conciencia de que el Sacramento del Bautismo est ntimamente relacionado
con el sacramento de la Confirmacin y el de la Eucarista formando juntos el camino
de la iniciacin cristiana para saber comprometernos al proceso de maduracin en la
fe.
3. Descubrir en el Bautismo como sacramento de la fe para provocar un deseo de reno-
var nuestra vida de bautizados y seguidores de Jess.
Reflexin
En los comienzos de la Iglesia. con el anuncio del Evangelio de parte de los apstoles, la practi-
ca ms comn era el bautismo de los adultos (CIC 1247).
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Sin embargo, el Nuevo Testamento habla varias veces del bautismo de toda una casa", es de-
cir, de toda la familia junto con su servidumbre (Hch 16, 15.33-34; 18, 8; 1 Cor 1, 16). En este
bautismo se inclua seguramente a los nios de la familia. Los primeros testimonios expresos y
claros del bautismo de los nios se remontan al siglo II. El bautismo de los nios es, pues, una
prctica antiqusima en la Iglesia (CIC 1252).
Nuestro ser de cristiano, constituido por el bautismo, es una gracia inmerecida, con la que Dios
se adelanta a nuestros actos y envuelve nuestra vida desde el principio ( I Jn 4, 10-19; Tim. 3,
3-6); una gracia que nosotros a causa del pecado original, necesitamos desde el primer momen-
to de nuestra vida. Por tanto, la Iglesia y los padres privaran al nio de la gracia inestimable de
ser hijo de Dios si no Ie administraran el Bautismo poco despus de su nacimiento" (CIC 1 250).
Los padres cristianos deben reconocer que esta practica corresponde tambin a su misin de
alimentar la vida que Dios les ha confiado" (CIC 1251).
En el Sacramento del Bautismo, al recibir la fe que es un don de Dios, iniciamos un camino, un
proceso de crecimiento, que ha de desarrollarse desde la niez, en la adolescencia, juventud y
vida adulta hasta llegar a ser un cristiano maduro en la fe con la ayuda de nuestros padres, pa-
drinos, familiares y de toda la comunidad cristiana (ver CIC 1255).
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Dilogo 2.-
Cules son las principales etapas de la vida ?
Qu caractersticas tiene cada etapa?
Reflexin
La persona pasa por distintas etapas a lo largo de su vida: (infancia, adolescencia, juventud,
etc)
Este proceso de la vida natural se va dando paso a paso y nos exige: tiempo, paciencia, re-
flexin y ayuda de muchas personas. No se puede improvisar, ni lo podemos realizar de un da
para otro.
Asimismo, desde los inicios de la vida de la Iglesia, para llegar a ser cristiano tambin se sigue
un proceso, un camino y una iniciacin que consta de varias etapas: el anuncio gozoso del
Evangelio; la acogida del Evangelio que nos lleva a la conversin; la profesin de fe; el Bautis-
mo, puerta de entrada a los dems sacramentos; la efusin del Espritu Santo en la Confirma-
cin; y la participacin en el sacramento de la Eucarista (CIC 1229).
Los sacramentos corresponden a todas las etapas y a todos los momentos importantes de la
vida del cristiano. En ellos encontramos una cierta semejanza entre las etapas de la vida natural
y las etapas de la vida espiritual (CIC 1210).
Mediante los sacramentos de la iniciacin cristiana, el Bautismo, la Confirmacin y la Eucaris-
ta, se ponen los fundamentos de toda vida cristiana" (CIC 1212).
El sacramento del Bautismo marca el inicio de toda vida sacramental (CIC 1213). En el Bautis-
mo nacemos a una vida nueva (Jn 3, 5), somos purificados del pecado (Hch 2, 38), adquirimos
en Cristo la condicin de hijos de Dios (Rom 8, 15-16; Gl 4, 5-7), templos del Espritu Santo
(Hch 2, 38) y miembros vivos de la Iglesia (1 Co 12, 13).
Por el sacramento de la Confirmacin los bautizados van avanzando por el camino de la inicia-
cin cristiana, quedan enriquecidos con el don del Espritu Santo y los une ms estrechamente
a la Iglesia, los fortalece e impulsa con mayor fuerza a que, de palabra y obra, sean testigos de
Cristo y propaguen y defiendan la fe (CIC 1316; CDC 879).
La Eucarista es el tercer sacramento de la iniciacin cristiana, y su culmen (CIC 1322).
El sacramento de la Eucarista es el memorial del sacrificio de Cristo en la cruz y el banquete
sagrado de la comunin en el cuerpo y en la sangre del Seor. La celebracin del banquete Eu-
carstico est totalmente orientada hacia la unin ntima de los fieles con Cristo. Es el pan que
nutre nuestra fe y nos abre a los dems preocupndonos por su bien, estimulndonos a la fra-
ternidad.
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"La participacin en la naturaleza divina, que los hombres reciben como don mediante la gracia
de Cristo, tiene cierta analoga con el origen, el crecimiento y el sustento de la vida natural. En
efecto, los fieles renacidos en el Bautismo se fortalecen con el sacramento de la Confirmacin y
finalmente, son alimentados en la Eucarista con el manjar de la vida eterna, y, as por medio de
estos sacramentos de la iniciacin cristiana, reciben cada vez con ms abundancia los tesoros
de la vida divina y avanzan hacia la perfeccin de la caridad" (CIC 1212).
Los sacramentos del Bautismo y de la Confirmacin (junto con el del Orden Sacerdotal) confie-
ren, adems de la gracia, un carcter sacramental o "sello" espiritual indeleble y que permanece
para siempre en el cristiano como disposicin positiva para la gracia, como promesa y garanta
de la proteccin divina y como vocacin al culto divino y al servicio de la Iglesia. Por eso estos
sacramentos se reciben una sola vez en la vida (CIC 11 21; 1272-1274; Ef 4,30)
De esta manera podemos comprender la ntima relacin que existe entre el Bautismo, la Confir-
macin y la Eucarista, y el por qu se les llama sacramentos de iniciacin cristiana.
Dilogo 3.-
Qu sentimientos han vivido ms fuertemente al tener en sus brazos a su hijo recin na-
cido?
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Reflexin
Despus de la venida del Espritu Santo, el da de Pentecosts, Pedro predicaba a Jesucristo
resucitado como Seor y Mesas; los presentes "al or esto, se afligieron profundamente. Dije-
ron, pues, a Pedro y a los dems apstoles: Hermanos, qu debemos hacer? Pedro les con-
test: Convertos y haceos bautizar cada uno en el Nombre de Jesucristo, para que los pecados
os sean perdonados. Y Dios os dar el Espritu Santo" (Hch 2, 37-38).
En la Iglesia, el sacramento del Bautismo ha sido siempre la puerta de entrada y el fundamento
de toda vida cristiana (CDC 849).
"El Bautismo es el sacramento de la fe (Mc 16, 16). Pero la fe tiene necesidad de la comunidad
de creyentes. Slo en la fe de la Iglesia puede creer cada uno de los fieles. La fe que se requie-
re para el Bautismo no es una fe perfecta y madura, sino un comienzo que est llamado a des-
arrollarse" (CIC 1253).
En todos los bautizados, nios o adultos, la fe debe crecer despus del Bautismo" (CIC 1254).
Para que la gracia bautismal pueda desarrollarse es importante la ayuda de los padres. Ese es
tambin el papel del padrino o de la madrina, que deben ser creyentes slidos, capaces y dis-
puestos a ayudar al nuevo bautizado, nio o adulto, en su camino de la vida cristiana" (CIC
1255).
La fe es un don gratuito que Dios hace al hombre" (CIC 161; ver 153).
Podemos describirla en tres momentos:
1.- Es conocer a Cristo y seguirle.
En el Evangelio vemos a los apstoles y los creyentes como personas cautivadas por Jess,
que lo dejan todo para seguirle (Mt 4, 1 8-22). Al encontrarse con l y aceptarlo, aceptan su mensaje
porque se dan cuenta de que l dice la verdad y no los engaa.
2.- Adoptar su estilo de vida para siempre.
Cuando de verdad una persona nos convence, empieza a influir en nuestra manera de actuar, lo
tenemos como modelo. Aceptar a Cristo es aceptar su manera de ser, ver como l vio, actuar como l
actu, preferir lo que l prefiri, tener como l a Dios por Padre... (Ef 5, 1-2). San Pablo nos muestra
en su vida cmo entendi que creer es adoptar la vida de quien se cree. Optar por Cristo se hace por
toda la vida, para siempre, no slo por un perodo de la vida: la niez, la juventud o unos meses mien-
tras nos preparamos para un sacramento.
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CATEQUESIS 2.
EL BAUTISMO, incorporacin a la Iglesia.
Compromisos y Exigencias.
Objetivos:
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1. Descubrir que por el sacramento del bautismo nos incorporamos a la Iglesia, Cuerpo
de Cristo para que encontremos y desarrollemos la forma personal de participacin
activa en la vida de la Iglesia.
Dilogo 1.-
De quin depende la vida futura del nio?
Qu pasa con los nios que carecen de una vida familiar?
Qu diferencia hay cuando se tiene una familia que lo quiere y cuando se carece
de ella?
Reflexin.-
As como las personas al nacer, para crecer y desarrollarse necesitan vivir en una familia, en
una sociedad, as tambin el cristiano, que en el sacramento del Bautismo recibe una vida nue-
va, necesita acogerse, incorporarse vitalmente al Pueblo de Dios, la Iglesia, para Vivir plena-
mente la vida que ha recibido.
"El Bautismo hace de nosotros miembros del Cuerpo de Cristo. Por tanto... somos miembros
los unos del los otros (Ef. 4, 25). El Bautismo incorpora a la Iglesia (CIC 1267). Dicha incorpo-
racin al Cuerpo de Cristo encuentra su expresin concreta en la pertenencia y participacin en
una comunidad cristiana, nuestra parroquia. Por esta razn, el Bautismo debe tener lugar en la
parroquia donde vivimos y dentro del marco de la celebracin del domingo (CDC 856; 857.2; II
SDG 14).
Con la incorporacin a la Iglesia, toda la comunidad cristiana es responsable de la fe del nuevo
bautizado. Sin dejar de ser especial la responsabilidad de los padres y padrinos (CIC 1255).
Por el sacramento del Bautismo todos somos hermanos. Esta unin fundamental de todos los
bautizados, por encima de los "lmites naturales o humanos de las naciones, las culturas, las
razas y los sexos porque en un solo Espritu hemos sido todos bautizados, para no formar ms
que un cuerpo (1 Cor. 12, l 3) (CIC 1 267), debe manifestarse concretamente en la ayuda mu-
tua y en el intercambio de dones materiales y espirituales (Hch 2, 44-45).
Dilogo 2.-
Cundo se puede decir que los padres son responsables de la fe que el nio re-
cibe en el Bautismo?
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Los padres deben facilitar el "despertar religioso" de sus hijos, iniciarlos en la oracin personal y
comunitaria, educarlos en la conciencia moral, acompaarlos en el desarrollo del sentido del
amor humano, del trabajo, de la convivencia y del compromiso en el mundo, dentro de una pers-
pectiva cristiana. Los padres ms que transmitir contenidos, introducen a sus hijos, y en espe-
cial a los ms pequeos, en un ambiente de vida propio de una familia cristiana.
Lamentablemente, en nuestro ambiente, muchos padres de familia piden el Bautismo para sus
hijos slo por tradicin, porque se acostumbra, pero no por una decisin de seguir a Jesucristo
en sus vidas.
"En la medida de lo posible. a quien va a recibir el Bautismo se le ha de dar un padrino, cuya
funcin es juntamente con los padres, presentar al nio que va a recibir el bautismo y procurar
que despus lleve una vida cristiana congruente con el bautismo y cumpla fielmente las obliga-
ciones inherentes al mismo" (CDC 872).
El padrino o madrina comparten responsablemente con los padres todos los compromisos y exi-
gencias que del Bautismo surgen (CDC 774.2). Especialmente son invitados a preocuparse, jun-
to con los padres por la educacin cristiana de su ahijado. Pueden verse obligados, en ciertos
casos, a reemplazar a los padres en esta tarea. Ocupan un lugar importante en el espritu y am-
biente familiar. Su presencia testimonia el lugar que ha de ocupar en la celebracin del sacra-
mento del Bautismo por encima de los padres, la comunidad cristiana de la que el nuevo bauti-
zado entra oficialmente a formar parte y que va ms all de la propia familia. "Deben ser creyen-
tes slidos, capaces y prestos a ayudar al nuevo bautizado en su camino de la vida cristiana. Su
tarea es una verdadera funcin eclesial." (CIC 1255).
Tristemente los padrinos o madrinas han perdido mucho del sentido de ser representantes de la
comunidad cristiana que garantizan, junto con los padres, la educacin e iniciacin progresiva
del nuevo bautizado en la vivencia de la fe dentro de la comunidad eclesial.
De ah que la Iglesia pide ciertas cualidades o caractersticas para que alguien pueda ser elegi-
do como padrino o madrina. Cualidades que se pueden sintetizar as:
Ser elegido por los padres del nio o quienes, faltando stos, ocupan su lugar (CDC
874.1).
Deben tener la suficiente madurez para cumplir esta responsabilidad (CDC 874.2).
Ser catlico y haber recibido los tres sacramentos de iniciacin cristiana: Bautismo, Confir
macin y Eucarista (CDC 874.3).
No estar impedido por el derecho cannico para cumplir con esta obligacin (CDC 874.4).
No ser el padre o la madre de quien se bautiza (CDC 874.5).
Es probable que entre algunas personas se tenga la duda siguiente: Alguien que pertenece a
una iglesia separada, puede ser padrino? Aunque seguramente en nuestro ambiente no se
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presente esta situacin con regularidad, conviene al catequista tener a la mano la respuesta. La
Iglesia dice que: "El bautizado que pertenece a una comunidad eclesial no catlica slo puede
ser admitido junto con un padrino catlico, y exclusivamente en calidad de testigo del bautis-
mo" (CDC 874.5,2).
La comunidad tiene mucha importancia en la celebracin del Bautismo y en los compromisos
que de l se derivan. La fe que recibimos en el Bautismo "tiene necesidad de la comunidad de
creyentes. Slo en la fe de la Iglesia puede creer cada uno de los fieles" (CIC 1253). Esto nos
est diciendo que la fe no es algo individual, sino que se bautiza en la fe de la comunidad. Asi-
mismo, "toda la comunidad eclesial participa de la responsabilidad de desarrollar y guardar la
gracia recibida en el Bautismo" (CIC 1255).
Los sacramentos de iniciacin cristiana, entre ellos el Bautismo, "normalmente se celebrarn en
la propia parroquia y con la participacin de la propia comunidad" (disposicin sinodal n. 14.)
Los que han recibido el Bautismo se sienten unidos por la nueva fe y buscan primeramente la
vida de comunidad. Los primeros cristianos realizaban el designio de Dios sobre la manera de
vivir la fe dentro de la experiencia de vida en comunidad de la siguiente manera:
"Acudan asiduamente a la enseanza de los apstoles" (Hch 2, 42).
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"Acudan asiduamente... a la convivencia" (ch 2, 42), por la que los creyentes como her-
manos viven cercanos y se ayudan mutuamente en sus necesidades (Hch 2, 44-45),
con atencin especial a los pobres (Hch 4, 34-35).
"Acudan asiduamente... a la fraccin del pan" (Hch 2, 42) con alegra, sencillez y mucho
entusiasmo (Hch 2, 46)
"Acudan asiduamente... a las oraciones" (Hch 2, 42) dando gracias a Dios que los ha sal-
vado, prolongando as la Eucarista, gozando la simpata de un pueblo que los toma-
ba en serio (Hch 2, 47).
A muchas de nuestras comunidades cristianas les falta vida por haber olvidado estos puntos
que son la base de todo nuestro ser cristiano.
La vivencia fiel de nuestro Bautismo nos exige vivir la fe en una comunidad concreta, nuestra
parroquia, y es tarea de todos renovarla para que llegue a ser realmente el lugar donde se vive
y se ve la comunin entre los creyentes: en la escucha y conocimiento del mensaje cristiano, en
la oracin, en la celebracin de la Eucarista, en la convivencia y apoyo mutuo.