1-Cómo Aprenden Los Niños

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COHEN, Dorothy (1997), Las necesidades individuales y de grupo tienen igual importancia, De los ocho a los

once: los nios intermedios y Cunto pueden aprender, en: Cmo aprenden los nios, Mxico, SEP/Fondo de
Cultura Econmica, pp. 53-55; 222-256; 257-274.

LAS NECESIDADES INDIVIDUALES Y DE GRUPO TIENEN IGUAL


IMPORTANCIA
Dentro de esa comunidad laboral, los nios pueden actuar como individuos y como
miembros de grupos en varias formas. Aunque sea axiomtica (innegable) la bsqueda del
aprendizaje individual, en particular respecto de las capacidades y para satisfacer el gusto
individual, tambin es cierto que la vida de grupo y la interaccin, tan apreciadas por los
nios en los aos intermedios, pueden incluir ms que lo puramente social. Por tanto, el
esfuerzo intelectual y creador del grupo tambin debe ser incorporado al estilo de vida
escolar de los nios como respuesta a su necesidad de desarrollo. La escuela informal
obviamente es mejor que la formal para ayudar a los nios a expresarse y a trabajar por
medio de las reacciones interpersonales espontneas, cambiantes y exploratorias tan
vitales para ellos en los muchos aspectos del aprendizaje que son posibles en esta etapa.

Desde una perspectiva sociopoltica, es necesario que los nios sean agrupados
heterogneamente, de modo que todas las clases, colores y credos compartan al menos
una fraccin de la experiencia comn de la niez. Desde el punto de vista de la necesidad
de interaccin de la niez, los grupos deben formarse de tal modo que no queden
marcadamente desequilibrados en la cantidad de nios y nias, o de nios con graves
problemas emocionales y de aprendizaje en proporcin con los nios que estn dentro de
la gama normal. Los grupos deben ser lo bastante numerosos para que cada nio tenga
suficientes opciones de amistad y de trabajo entre sus compaeros; deben ser lo bastante
reducidos para que los maestros lleguen a conocer a cada nio y tengan contacto regular
con cada uno.

Los agrupamientos en la escuela pueden hacerse a travs de distintas edades o dentro de


un grupo de edad. Cada sistema tiene sus ventajas. Como ningn grupo es en realidad
homogneo, cualquiera que sea el criterio con que haya sido formado, la sola edad no
garantiza una similitud de madurez emocional y social, como tampoco lo hacen iguales
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niveles de capacidad intelectual. Las diferentes edades introducen una mayor diversidad
para la maestra pero al mismo tiempo ofrecen a los nios el beneficio de una relacin al
estilo familiar en que los mayores ayudan a los menores, y los menores sienten que no
slo pueden recurrir a la maestra. No obstante, en un grupo de una misma edad los nios
pueden aprender a ayudarse mutuamente si la maestra fija un tono de confianza y ayuda
recprocas en lugar de una enconada competencia por su favor y/o por las ms altas
calificaciones.

La seriedad con que los nios responden a los desafos de la vida en grupo los hace cobrar
pronta conciencia de la estructura jerrquica interna de sus grupos. Los adultos necesitan
saber que el relativo prestigio asignado a un nio por sus compaeros representa una
influencia bastante poderosa sobre su conducta y que, aunque en general el papel de
adulto consista en dar oportunidades para que los nios desarrollen una interaccin
significativa entre ellos, a veces deben estar dispuestos a proteger a unos nios de otros.

El grupo puede servir al aprendizaje de cada quien de muy diversas maneras. Percibido
como sociedad en funcionamiento, puede establecer metas comunes y enfrentarse a los
procesos de comunicacin y de toma de decisiones en grupo inevitables en la convivencia
estrecha. Los nios pueden y deben luchar por la evolucin de organizaciones sociales
apropiadas y por un orden para ellos mismos, decidiendo en conjunto qu conducta
tolerarn y cul no, para bien del grupo. En otro nivel, el grupo puede servir como foro
para abrir nuevas perspectivas, expresar diferencias, reunir informacin y combinar
estrategias para resolver problemas de diversa ndole. En las unidades pequeas, y
tambin a veces en las ms grandes, los nios pueden aprender a pensar en conjunto, en
una bsqueda comn del conocimiento. Se deben planear experimentos para nios y con
nios como medio de buscar un significado dentro de un contexto importante para los
individuos y/o los grupos; no puede esperarse que todos los nios tengan igual inters en
todas las reas y en todo momento. Se debern desarrollar problemas para su estudio, de

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modo que permitan a los nios hacer sus propias elecciones y no limitarse a copiar
resultados predigeridos.

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DE LOS OCHO A LOS ONCE: LOS AOS INTERMEDIOS

DURANTE los aos cincuenta apareci un libro encantador acerca de los aos intermedios
de la niez, llamado Where Did You Go, Out. What Did You Do, Nothing.t En ese pequeo
volumen, el autor capt la esencia de los aos intermedios de la niez como la mayora de
las personas los recuerdan: eran aos en que un aura especial de magia rodeaba la vida y
en especial el aprendizaje llamado juego, dirigido por uno mismo, fuera de la escuela. Esa
magia encamaba un sentido de irresponsabilidad sin culpa -que nunca volvera a tenerse-,
el cual permita las libres actividades de la niez. En los juegos, partidos y uso productivo
de los materiales haba una planeacin entusiasta y amorosa; no obstante, toda la
organizacin poda ser abandonada con igual entusiasmo cuando la imaginacin exiga, de
un momento a otro, exploracin y experimentacin. Se dedicaban largas horas de
paciente esfuerzo a ciertos proyectos, y sin embargo, siempre pareca haber tiempo para
soar y meditar. La apariencia tena un aura de realidad, pero los nios conocan la
diferencia y le hacan honor. Cuando regresaban de los juegos a su casa, volvan a una
conducta ms moderada, pero obviamente relajada. Regresaban a las labores del hogar y
de la escuela con mayor o menor obediencia, pero nunca con el mismo afn que ponan
en las actividades dirigidas por ellos mismos. Los adultos reconocan, ms o menos
filosficamente, que la expectativa de ser libres para jugar despus de la escuela era el
acicate para muchos nios renuentes, para aguantar el aburrimiento y la monotona de la
escuela hasta la campana de las tres de la tarde. se era el modo de ser de la niez;
incluso quienes lo consideraban lamentable, suponan que esto era natural e inevitable.

Haba, en aquellos das, algunas escuelas y maestros que aprovechaban las capacidades de
los nios para el juego imaginativo y el esfuerzo productivo en el desarrollo de su
programa escolar para los aos intermedios. Por aos, esas escuelas y maestros
trabajaron con nios vidos y felices, en un medio de aprendizaje mutuamente
satisfactorio. Durante largo tiempo, tambin hubo padres convencidos de que si todas las
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escuelas involucraran a los nios en su propio modo de vivir y aprender, podran evitarse
dolores de cabeza innecesarios y frustraciones desgastantes. Pero aunque haya mucho
que decir en favor de esta opinin, en el ltimo decenio, poco ms o menos, algo ha
estado ocurriendo con los nios, que hace muy difcil desarrollar un programa escolar en
que los alumnos de estos aos intermedios puedan sentir que estn haciendo una
inversin seria, aun en las escuelas que tratan de hacer precisamente esto. Dejando
aparte el hecho evidente de que el volumen del conocimiento ha aumentado y la
informacin avanza a un ritmo asombroso, el libro de Smith acerca de los nios tiene un
toque nostlgico de algo ya pasado, en ciertos mtodos importantes de muy diferente
tipo. Los recientes cambios ocurridos en la conducta infantil hacen que la descripcin de
Smith parezca un tanto irreal si se aplica unilateralmente al nio estadounidense
contemporneo.

Demasiados nios de hoy cuya edad corresponde a los aos intermedios no juegan
despus de la escuela ni gozan de los placeres de hacer y modelar cosas con base en
materias primas. Lejos de ser organizadores de actividades dirigidas por ellos mismos, lo
ms probable es que sean organizados y dirigidos en una serie de lecciones sobre pintura,
msica, danza, instruccin religiosa, boy scouts, programas de televisin y tareas en el
hogar que les dejan muy poco tiempo para intereses de su propia eleccin.

Sin embargo, ste no es el meollo del cambio que nos preocupa. Los programas
excesivamente rgidos se podran rectificar si los padres ven la importancia de que sus
hijos tengan algn tiempo libre. Mucho ms grave es la aparicin de algo novedoso en
esta etapa de la vida, algo que aparece en las escuelas y entre nios a los que
comnmente se considerara los ms afortunados en materia de oportunidades de
desarrollarse: se trata del nmero creciente de nios que piden una satisfaccin pronta y
fcil en cualquier cosa que emprendan, que tienen poca paciencia consigo mismos o con
una tarea, y cuya persistencia ante el fracaso es mnima. Los nios de nueve o diez aos

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que en un tiempo preferan abiertamente el juego a la escuela y a las tareas del hogar,
que respondan a las tareas con indiferencia, resistencia o la actitud de "acabar pronto con
eso", no son de los que estamos hablando. De tales nios se esperaban respuestas
renuentes a las demandas del hogar y de la escuela; y lo que es ms importante, les
quedaba poco de la energa y el placer con que hacan una construccin de nieve, una
choza en los bosques o en un terreno baldo en la ciudad, organizaban un juego o
confeccionaban vestidos para muecas. No, no nos referimos a esos nios. El nuevo
fenmeno es aquel en el que aqullos se resisten al esfuerzo que se necesita para ser
productivos en trminos infantiles. stos son los nios que rara vez muestran entusiasmo;
en cambio, se quejan de hasto e indiferencia. Su actitud hacia la vida es aptica; muy
pocas cosas que hagan les producen un placer puro. Sus maestros saben que padecen de
aburrimiento. Al mismo tiempo, stos y otros nios, parecen haber adquirido un nuevo
rasgo: la renuencia a aceptar la autoridad del adulto, que siempre fue caracterstica de
esta etapa (Tom Sawyer es el ejemplo). Los nios exigen sus derechos con tenaz
persistencia y una fra lgica, y a menudo terminan evadiendo la moral o resistindose a
reconocer los sentimientos de los dems en la resolucin de conflictos, con otros nios y
con adultos. Por ejemplo, al nio que golpea a otro en la cara con una bola de nieve, el
maestro le dice que evite tirar bolas a la cara. Pero el nio no slo no atiende a esta
limitacin sino que expone las razones por las que tuvo que pegar, aunque el adulto est
pidindole que no golpee en la cara. La discusin prosigue por ambos lados, pero los
interlocutores no estn en un terreno comn. Es como si la preocupacin por los
sentimientos de los dems y el reconocimiento de un cdigo de lo que es justo e injusto,
mutuamente benfico, no fueran aspectos pertinentes para los nios, quienes discuten
con tenacidad sobre sus propios deseos y caprichos. "Las palabras se vuelven un
instrumento contra el adulto", me dijo una cansada maestra.

La aparicin, as sea mnima, de aburrimiento y protesta excesiva, contra lmites


socialmente necesarios a la conducta individual, entre los nios a quienes se ofrecen
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todas las oportunidades de crecer y desarrollarse como personas tiene un peso particular
cuando contemplamos una corriente que ha surgido entre muchachos de 17 aos, de
familias blancas y ricas, que fueron estudiados hace ms de dos decenios por el doctor
Douglas Heath, de Haverford College. En un periodo de 21 aos, Heath encontr una
corriente, dentro de este grupo de edad, hacia mayor pasividad y aburrimiento,
sensaciones continuas de soledad, insistencia en "mis cosas" y en el "ahora", desprecio a
las autoridades acadmicas tradicionales y creciente consumo de drogas. Sin embargo,
durante el mismo periodo, Heath pudo ver pocos cambios en la calidad de las relaciones
entre padres e hijos o en el tono emocional dentro de las familias.

Por grave que sea el problema del adolescente, es todava peor y motivo de alarma
cuando actitudes y conductas similares aparecen durante la etapa de la niez a la que el
clebre psiclogo Erik Erikson llam, tan apropiadamente, la "Edad de la Industria",2 es
decir, de agudo inters e intensa participacin con materiales y actividad. La investigacin
acerca de las causas de tales cambios en nios cada vez de menor edad seala la
influencia de la sociedad misma, y no la del hogar individual. Sugiere que, de mantener
intactos los valores sociales que predominan actualmente, el aburrimiento y el cinismo en
los nios pequeos dejar de ser un fenmeno aislado y transitorio. Heath cree que las
familias estadounidenses estn hoy sometidas a influencias exteriores, que no les
permiten funcionar, tan fcilmente como lo hicieron antes, como centros de valor estables
para sus hijos. Su opinin es que el papel de los medios de comunicacin masivos en una
cultura entregada al sensacionalismo, combinado con las excesivas presiones acadmicas
que fueron inspiradas por el Sputnik son los dos principales factores responsables de las
tendencias que observ. Ciertamente, pocos nios haban sido tan pasivos en sus recreos
y tan presionados en su aprendizaje durante la niez temprana como lo son hoy los
nuestros.

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Pero hay otras facetas de la sociedad que pueden ser igualmente responsables, y que vale
la pena examinar.

Nuestros hijos estn creciendo en una sociedad muy consciente y deliberadamente


enfocada a una caducidad programada y al constante reemplazo de los bienes. Ellos son
encauzados muy pronto, debido a los llamados de la publicidad, a volverse consumidores.
Experimentan la deslumbrante visin de una corriente interminable de nuevos inventos
hechos para su placer, junto con la inevitable frustracin de juguetes que no duran. En
una poltica de caducidad programada se encuentra implcita una sutil advertencia que los
nios no pierden de vista: la prevencin de que no se encarien demasiado con las cosas
utilizadas para jugar, que no se tarden demasiado tiempo jugando con ellas. Cualquier
cosa que la caducidad programada haya hecho en favor de la economa, implica una
posibilidad efectiva de que haya ayudado sin querer a robarles los aos intermedios a los
nios, quienes normalmente se haban sentido impelidos hacia un esfuerzo imaginativo y
productivo, de apoyo social, de uso creativo de materiales y juegos espontneamente
desarrollados. y como resulta que sta es una de las maneras por las cuales los nios
obtienen la satisfactoria conviccin de que son seres humanos competentes, la prdida es
grave. Agravada ms an por la creciente supervisin de los adultos y el control que
ejercen en los nios. La urbanizacin, los programas rgidos y la presin por triunfar en la
escuela han limitado, en conjunto, las posibilidades que tenan los nios de poner a
prueba su ingenio y su capacidad, a su modo y en sus propios trminos. En otros tiempos,
cuando los nios tenan tiempo libre podan recurrir a los desafos fsicos y a los elementos
disponibles en el medio campestre y en los terrenos baldos de la ciudad. Unindose a
otros, mayores y menores, en la informal camaradera de la niez, aprendan y se
enseaban unos a otros la herencia especial de los juegos y del folklore que haba pasado
de generacin en generacin, fuera de la rbita de la direccin adulta. lona y Peter Opie,
quienes han hecho dos estudios minuciosos y separados de las actividades de juego de los
nios, sostienen que los juegos de las calles estn des-apareciendo, aunque representan
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una tradicin de la niez que se remonta, al menos, a los tiempos de los romanos. La
rapidez con que estn ocurriendo cambios bsicos de esta clase se manifest de manera
alarmante en una comparacin de las observaciones introductorias a ambas obras de los
Opie en un periodo de slo 10 aos. En 1959, en la introduccin a su primer volumen, The
Lore and Language of Childhood, los Opie escribieron:

Por muy descuidados que en su apariencia puedan parecer los nios de escuela, son los
mejores amigos de la tradicin. Como el salvaje, respetan y hasta veneran la costumbre; y
en su cerrada comunidad, su folklore y su lenguaje bsico apenas parecen alterarse de
generacin en generacin. La misma continuidad se da en sus juegos y canciones.3

En su volumen sobre Children's Games in Streets and Playground.3 publicado en 1969, los
Opie ya no pudieron asegurar ese confortable sentido de continuidad y estabilidad en el
estilo de vida de los nios. Llegan hasta a culpar de la prevalencia de tanta conducta
violenta y antisocial de los nios al hecho de que los adultos no comprendieron ni
satisficieron la necesidad fortificante de los nios de depender de s mismos y de sus
propios recursos, aun en las nuevas condiciones sociales de mecanizacin y urbanizacin.
Un poco de reflexin nos mostrar que en las vidas de los nios estadounidenses que son
lo bastante mayores para jugar de manera independiente, lejos de la supervisin adulta,
ni las comunidades ni las escuelas han reconocido de ningn modo, y mucho menos
compensado, las prdidas sufridas por esta etapa de la niez en el cambio del medio
natural al medio urbano. Aunque este cambio despoja a un nmero creciente de nios,
potencialmente autodirigidos, de los materiales y los ambientes que haban utilizado
desde tiempos inmemoriales para llevar adelante su estilo de vida, accin y productividad,
casi en ninguna parte de la sociedad organizada se tiene conciencia del problema que esta
situacin representa. Las respuestas que surgen van contra las necesidades de los nios.
Como actividad, el juego infantil es organizado por adultos, con reglas de adultos; las
respuestas de los nios son controladas y codificadas de acuerdo con los valores adultos

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de competencia y recompensas. El efecto directo de .esto consiste en apartar a los nios
del trabajo y el juego internamente motivados e intrnsecamente satisfactorios, que
constituyen su lnea vital hacia el crecimiento. Los Opie, desde su punto de vista britnico,
y citando a Carl Withers, enfocan un interesante comentario a este respecto:

Debemos preguntarnos si algn da llegarn a la madurez los nios de clase media en


Estados Unidos de Amrica, cuyo "tiempo de juego se ha vuelto casi tan completamente
organizado y supervisado como su estudio".

Es obvio que el ritmo de nuestras vidas y la presin por el lucro no dejan espacio para
tareas tan lentas, anticuadas y extraescolares como tallar en madera, tejer, bordar en
punto de cruz o formar un vagn a base de cajas rotas, ruedas de carros y pedazos de
madera. En s, y por s mismas, stas no parecen prdidas graves en una poca de
fabricacin en masa. Pero s debemos preguntarnos, con preocupacin, qu est
reemplazando -para unos nios que desesperadamente la necesitan la clase de
experiencia de lento desarrollo por medio de la cual se enfrentan y vencen todos los
desafos y por la cual es posible, mediante esfuerzo propio, sobreponerse al fracaso. Esta
calidad de experiencia afecta la capacidad de enfrentamiento, la estructura bsica del
carcter y un sentido intrnseco del propio valor. Con tantas cosas preempaquetadas y
preparadas para ellos (como tambin para sus padres), dnde estn las experiencias por
las cuales los nios que van madurando aprenden que hacer algo est preado de
incertidumbre pero que es recompensador cuando se lleva a cabo mediante el propio
esfuerzo?

Un nuevo aspecto del problema de la no inversin y no participacin en lo que tiene


sentido es el hecho, muy real pero hasta hoy no reconocido, de que no hay lugar para
nios y jvenes en el funcionamiento de una sociedad sumamente mecanizada, en la que
los propios adultos encuentran dificultades para sentirse importantes como personas que
cuentan. Las leyes sobre el trabajo infantil, que en una poca pretendieron ser

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protectoras, se han convertido en un medio de impedir por completo que los nios
participen en la economa actual, aunque las condiciones de vida y de trabajo sean por
completo distintas de las anteriores. y la respuesta tampoco es darles responsabilidad en
el hogar. Ms aos de escuela, una organizacin social en gran escala de tareas que antes
se hacan en casa y el uso extensivo de instrumentos mecnicos han hecho que la
contribucin de los nios a la economa del hogar sea absolutamente insignificante las
ms de las veces. Tender la propia cama. no es comparable al trabajo en pocas menos
mecanizadas. Los nios que cortaban madera, zurcan calcetines, limpiaban la chimenea,
ordeaban las vacas, tendan la ropa o cuidaban de nios menores indudablemente se
quejaban de estos trabajos. Pero lo que hacan era esencial y les converta en verdaderos
ayudantes en la realizacin de actividades relacionadas con necesidades bsicas. Esta
dimensin de realidad la experimentan cada vez menos los nios de hoy, salvo los ms
pobres. Para ellos, la responsabilidad de las necesidades de la supervivencia, en
combinacin con otros factores de la pobreza, es tan a menudo una carga abrumadora de
opresin como un factor positivo para su desarrollo. Hablando en trminos realistas, las
labores que en un tiempo el nio desempeaba en la mayora de los hogares no son
necesarias en un hogar moderno. En cambio, las labores creadas, por contraste, son
sumamente tenues.

Todo el mundo est consciente de que en nuestro estilo de vida ha ocurrido un cambio
cualitativo. Pero la fuerza del impacto sobre la niez an est por evaluarse. En un estudio
reciente se compararon los ideales profesados por los nios de escuela primaria durante
el cambio de siglo con los de la misma edad el da de hoy> Se pidi a los nios que
describieran a la persona que ms les gustara ser cuando crecieran. La persona ideal
poda ser alguien real, imaginario o de ficcin, y tambin deban decir por qu haban
escogido a esa persona. Los contrastes entre 1902 y 1969 fueron reveladores.

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En 1902, lo modelos de los nios fueron figuras histricas virtuosas (por ejemplo, George
Washington o Abraham Lincoln). Durante los aos treinta y cuarenta, los modelos fueron
figuras virtuosas de la poltica contempornea, como Lindbergh y Franklin Delano
Roosevelt. En 1969, los modelos heroicos fueron figuras del mundo de la diversin y del
deporte. Durante el cambio de siglo, se mostraban a los nios las cualidades intrnsecas
del carcter como algo a lo que deban aspirar, pero en el ltimo estudio, nios de la
misma edad pusieron, como primera eleccin para emular, a quienes haban conseguido
grandes posesiones y una alta posicin.

Como la poblacin infantil estudiada en 1969 inclua a nios negros y blancos, a algunos
de los barrios bajos y de los suburbios elegantes, puede suponerse que los ideales
elegidos por los nios de la poca indican una influencia sociocultural que permea todos
los segmentos de la sociedad y que no slo refleja tendencias de clase o de familia. El
cambio de figuras histricas a figuras conocidas en la propia poca puede explicarse
fcilmente por la importancia de los medios de comunicacin modernos en las vidas de los
nios. Pero el giro hacia las posesiones y las posiciones encumbradas, en lugar de
cualidades de carcter como ideales que valiera la pena esforzarse por alcanzar, parece
ser un reflejo de los valores de nuestra sociedad mvil, en que la riqueza material y las
posesiones son la marca del logro individual, y el poder en el mundo es el papel del status
de la nacin.

Una comparacin, de diferente ndole, tambin sugiere algunos posibles efectos de los
cambios habidos en la sociedad. Fue un estudio que comparaba al hroe de los cuentos
populares y exagerados del siglo XIX, an ledos por nios contemporneos de ocho aos,
con el hroe de las historietas del siglo xx, que tambin leen los actuales nios de ocho
aos6. El hroe de los cuentos populares y exagerados (por ejemplo, Paul Bunyan, Joe
Magarac o John Henry) alcanz el poder gracias a que supo emplear bien su cerebro. El
hroe era ingenioso adems de inventivo, y aunque sus capacidades fsicas resultaban

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mayores de lo normal, sus talentos estaban arraigados en habilidades humanas. Poda
correr con ms rapidez, trepar ms alto, excavar ms hierro o derribar ms rboles que el
hombre normal, pero sus caractersticas eran las de hombres de carne y hueso. Esto
convena al estilo de vida de los nios de edad intermedia, como nosotros lo sabemos.
Pero las historietas, surgidas hacia el fin del siglo, tratan de un hroe con unas habilidades
muy diferentes. El hroe, de la tira cmica puede ser hombre o mujer -de seguro esto es
un reflejo del cambio social- pero no alcanza sus poderes por medio de fuerza o ingenio
personal. Los alcanza bsicamente por magia y con ayuda de lo sobrenatural. Al mismo
tiempo, el hroe del libro de historietas tiene doble personalidad. En la vida real, suele ser
manso, conformista y dependiente; cuando se pone su disfraz, alcanza poderes
sobrehumanos. Con estos poderes puede atravesar paredes, acabar con sus enemigos
aunque sea en condiciones abrumadoramente difciles y tal vez alterar la direccin misma
de la revolucin de la Tierra sobre su eje, valindose de la magia.

Para los nios de una etapa en que las habilidades personales del tipo de los adultos son
poderosamente deseadas, y en que el poder de funcionar por s mismo se logra con base
en el esfuerzo, existe una impaciencia muy normal contra el tortuoso aprendizaje que,
poco a poco, finalmente resulta en una verdadera habilidad. El mundo de la fantasa an
es atractivo, y el hroe sobrehumano, como el del cuento popular o de hadas, sin duda
ofrece el escape necesario de las presiones internas y externas, escape que necesita toda
la gente, no slo los nios. Sin duda no hay nada nuevo en varitas, pociones y espadas
mgicas para aliviar la frustracin de tener slo unas limitadas habilidades humanas para
enfrentarse a los problemas de la vida cotidiana. Pero la fantasa slo sirve a un propsito
sano en la niez cuando existe en una experiencia total de ponerse a prueba en la
realidad. Cuando los nios crecen en una sociedad en que la magia se logra apretando un
botn, en que la preocupacin por la profunda necesidad de desarrollarse como seres
humanos es desdeada por la estructura social, entonces la fe en encontrar soluciones

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mgicas a los problemas puede ser la nica respuesta a la total indefensin. y el resultado
lgico puede ser una incapacidad de invertir en un gran esfuerzo.

En una sociedad tan grande como la nuestra, que no es privada y s tecnolgicamente


avanzada, donde la inteligencia y los msculos del individuo parecen cada vez menos
poderosos frente a las mquinas a causa de la organizacin impersonal de la sociedad, el
mensaje del hroe sobrenatural puede interpretarse de manera distinta de como 10 sera
en otro medio. En lugar de ofrecer un inofensivo alivio a la tensin y la responsabilidad,
ese hroe puede reforzar una sensacin de impotencia en los nios a quienes la
indiferencia de la sociedad ha privado de oportunidades suficientes para ponerse a prueba
y fortalecerse a s mismos, mediante desafos relacionados con su propia motivacin
interna y sus necesidades fsicas de nios en pleno crecimiento. Resulta tentador
preguntar si el afn normal de capacidad y habilidades en la vida est desapareciendo en
el callejn sin salida del mito mgico de Supermn, a medida que los nios empiezan a
encontrar, ms y ms, la respuesta al desafo en la fantasa y no en la experiencia de
descubrir soluciones por medio de esfuerzo fsico, reflexin ardua y persistencia en tareas
elegidas por s mismos. En una sociedad en que los mayores lamentan la deshumanizacin
y la enajenacin, debemos preguntarnos si los nios de aos intermedios que abandonan
los lmites protegidos de la familia para actuar ms por su cuenta, no estarn siendo
seducidos por sueos de un poder irreal e inalcanzable porque no tienen manera de
desarrollar autnticas habilidades de importancia en trminos infantiles. Es ste el
significado de la cultura de la droga que est avanzando para destruir a nios cada vez
menores? Es un factor tras la excesiva resistencia a los lmites colocados a sus deseos?

No debemos ni lamentar el pasado ni retornar a sus ms difciles modos de supervivencia


simplemente para dar acomodo a los nios. Pero s debemos empezar a enfrentarnos al
hecho de que en la sociedad urbana moderna no hay suficientes cosas que remplacen lo

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que el nio de los aos intermedios ha perdido: un mundo en el que pueda crecer como
nio. Adase a esto el efecto especial del contacto con adultos y jvenes que estn
cuestionando toda rea antes estable de la vida, y podemos empezar a visualizar posibles
causas del cambio que est ocurriendo en la naturaleza misma de la niez. Cuando una
conducta que es lamentablemente insatisfactoria y destructiva del espritu humano llega a
nios cada vez menores en la socie-dad, como parece estar sucediendo, los padres tienen,
entonces, mucho que pensar acerca del modo en que tratan a sus hijos en etapa de
formacin.

Entre ciertas personas existe la tendencia a culpar del triste estado de muchos de nuestros
nios y jvenes a la "tolerancia" de los padres. Hasta han encontrado un chivo expiatorio
en el benigno y muy razonable Dr. Spock, quien slo peda que se diera a los nios el
respeto y la dignidad que todo ser humano debe tener. Pero hay grandes testimonios de
que culpar a los padres no pasa de ser una gran simplificacin. Tanto los padres como sus
hijos estn atrapados en la misma red de prioridades distorsionadas que abarca a toda la
nacin, en que las personas simplemente no son valuadas tanto como los bienes
materiales y el lucro. Antes de que sea demasiado tarde debemos reconocer que en
semejante jerarqua, los nios son seducidos hacia una perspectiva de consumidor, y no
de productor, demasiado tempranamente para su sano desarrollo, casi como si tuvieran
que pagar por abrirse paso en el sistema, como precio por el simple hecho de ser. Estn
convirtindose en simples engranajes de la rueda de la eficiencia social y la operacin de
las grandes empresas. Una simple ojeada a la intrusin, en sus vidas escolares, de
materiales y programas planeados y vendidos en grandes cantidades por la poderosa
publicidad y no por una sensata evaluacin, en el mbito local, de 10 que necesitan los
nios, revelar 10 mucho que estn siendo manipulados para satisfacer dichas prioridades
distorsionadas.

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COHEN, Dorothy (1997), Las necesidades individuales y de grupo tienen igual importancia, De los ocho a los
once: los nios intermedios y Cunto pueden aprender, en: Cmo aprenden los nios, Mxico, SEP/Fondo de
Cultura Econmica, pp. 53-55; 222-256; 257-274.
Por fortuna, la experiencia del hogar an parece ser la ms notable y persistente para la
mayora de los nios, especialmente en los mbitos relacionados con el sentimiento hacia
s mismo y las relaciones interpersonales. En gran medida, los nios de los aos
intermedios se encuentran en un punto en que repiten los conceptos de sus padres como
si fueran los suyos propios, tal cual siempre lo han hecho los nios. Pero las influencias
ambientales son poderosas, y los padres deben empezar a reconocer y a comprender la
dinmica de las necesidades del desarrollo de sus hijos si quieren resistir a los valores
prevalecientes.

Como en la mayora de estos aos intermedios no ocurren cambios fsicos espectaculares,


y como en general se han reducido los arranques emocionales de la niez temprana, el
periodo de los ocho a los once aos ofrece una apariencia de continuidad. Respecto a la
turbulencia de los aos preescolares y la de la venidera adolescencia, puede afirmarse que
esto es verdad. Pero, de hecho, es un periodo durante el cual los nios deben enfrentar y
tratar de dominar, a solas o con otros nios, muchas tareas llenas de conflictos para ellos
y que tendrn repercusiones trascendentes sobre su vida adulta. Aunque en ese
aprendizaje haya la vez lucha y sufrimiento, los nios pueden y deben encontrar gran
placer en afrontar los desafos y en superarlos cuando las condiciones de apoyo sean
adecuadas.

PRINCIPALES TAREAS DEL DESARROLLO

Durante estos aos intermedios, se hacen ms profundas y cobran forma tres reas
importantes de desarrollo cargadas de valores: el desarrollo moral y tico, asociado a
cumplir las propias responsabilidades hacia uno mismo y hacia los dems en el curso de la
interaccin social; las actitudes y conductas relacionadas con la asimilacin de la funcin
del sexo asignada a varones y mujeres en la sociedad, y el estilo y la calidad del
aprendizaje por el cual nos volvemos cada vez ms objetivos y realistas en nuestro
pensamiento del mundo exterior. El desarrollo en todas estas reas es ms complejo para

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COHEN, Dorothy (1997), Las necesidades individuales y de grupo tienen igual importancia, De los ocho a los
once: los nios intermedios y Cunto pueden aprender, en: Cmo aprenden los nios, Mxico, SEP/Fondo de
Cultura Econmica, pp. 53-55; 222-256; 257-274.
los nios de hoy que en algunos otros periodos histricos, porque se debe lograr la
estabilidad mientras la sociedad adulta est siendo atacada en cada una de estas reas.
Aunque cada aspecto del crecimiento est interrelacionado con los dems y todos pasan
por un periodo de aclaracin y refinamiento durante los aos intermedios, se les puede
examinar por separado para comprender mejor lo que est pasando con los nios.

LOS NIOS AL PODER Lo blanco es bello Lo negro es bello Los nios son bellos.

EL EGO

En una clase de quinto grado, en la que los nios eran un ao mayores, a un visitante que
observaba la diseccin de un pescado de pronto le pusieron un ojo de pescado debajo de
la nariz, dicindole con burla: "Mire, tenga un ojo de pescado". "Gracias -replic el
visitante, asombrado-. En realidad no quiero un

El mayor -impulso de los aos intermedios de la niez es hacia una creciente libertad de
toda autoridad y direccin de los adultos. Sin embargo, esta tarea se debe realizar
mientras se est a salvo y seguro en un medio de proteccin y aceptacin de los adultos;
una labor difcil para nio y adulto. Para llegar a ser un adulto maduro, es obvio que el
nio necesita desarrollar algunas preferencias, intereses, valores, gustos y aversiones que
no comparta con los adultos, algo que la mayor parte de los adultos reconocern como
perfectamente razonable. Para lograrlo, los nios deben modificar sus sentimientos de
dependencia hacia los adultos, as como la actitud de considerarlos verdaderos dioses; de
lo contrario no se liberarn nunca de su subordinada posicin de nios. En la relacin
entre adulto y nio, los diferentes estilos de protesta contra cualquier intervencin en sus
placeres cambian ahora, hasta dudar de la autoridad del adulto, sin rechazarla
directamente. Conforme aprenden a resolver por s mismos un nmero creciente de
actividades antes protegidas por los adultos, como atravesar calles o enfrentarse solos a
las consecuencias de sus actos en la escuela y entre amigos, los nios desarrollan poco a
poco la confianza y el valor necesarios para iniciar el proceso de librarse de la dominacin
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de su conducta por los adultos. A los ocho aos ya no necesitan con tanto afn como
antes la aprobacin de los adultos, y se vuelven reservados en sus respuestas. A los diez
aos tal vez se muestren, incluso, sutilmente insultantes. Los siguientes ejemplos vienen
al caso.

En un aula de nios de nueve y diez aos, los nios, enojados con su maestra por haber
elegido ciertos estudios sociales, la recibieron una maana con un cartel que reflejaba los
sentimientos de su edad y de su etapa, aunque estuviesen expuestos en un estilo
contemporneo:

LOS NIOS AL PODER

Lo blanco es bello

Lo negro es bello

Los nios son bellos.

En una clase de quinto grado, en la que los nios eran un ao mayores, a un visitante que
observaba la diseccin de un pescado de pronto le pusieron un ojo de pescado debajo de
la nariz, dicindole con burla: "Mire, tenga un ojo de pescado". "Gracias -replic el
visitante, asombrado-. En realidad no quiero un ojo de pescado". "Malvado", fue la
lacnica respuesta del nio que haba llevado el pescado; encogi los hombros y se retir
sin mostrar ningn sentimiento. Sin embargo, esa misma maana, el primer grupo de
nios, sin ninguna resistencia, se puso a hacer sus tareas asignadas y, en la segunda clase,
el mismo nio se acerc, con perfectos modales y tono agradable, para invitar al visitante
a quedarse a almorzar. Contradicciones de este tipo son comunes; brotan de una fuente
de conflicto bsica durante los aos intermedios, que los nios sienten, pero que los
adultos reconocen con dificultad. Para satisfacer la necesidad de pensamiento y accin
independientes, los nios deben adquirir las habilidades tcnicas del mundo adulto. En
circunstancias normales, las aguardan con impaciencia. Sin embargo, paradjicamente, las

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COHEN, Dorothy (1997), Las necesidades individuales y de grupo tienen igual importancia, De los ocho a los
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personas que mejor pueden ayudarlos a obtener las tcnicas y capacidades necesarias son
los mismos de quienes los nios luchan por liberarse emocionalmente. De este modo, su
necesidad creciente de dirigirse por s mismos entra en conflicto con su necesidad infantil
de suficiente control y autoridad de los adultos para permitirles sentirse seguros y
cuidados.

Pese al bsico afn de separarse de los adultos, alegremente se vuelven a aquellos en


quienes pueden confiar cuando necesitan hacerlo. Sara, de once aos, escribi a su
maestra confidencialmente:

Kevin es una lata! Cada da empieza por pisar mis libros o a m, siempre pasa el brazo
sobre mi pupitre cuando estoy tratando de trabajar, y entonces le pido: "Kevin, por favor,
qutate!", pero no se quita. Se lo pido una y otra vez, pero no hace nada. Por ltimo, yo J)
quito mi pupitre, 2) grito, 3) se lo digo a usted. Ya s que estas dos ltimas ideas no son
muy buenas, pero l siempre me est fastidiando!

No s qu podr hacer usted, pero me hara el favor de intentarlo, y de hacer algo?


Gracias, Diane.

Intervienen en la conversacin de la familia al mismo tiempo que su necesidad de


intimidad adopta nuevas formas. Ponen un rostro impasible a los adultos que tratan de
adivinar sus sentimientos, o responden con un helado "Bien", a las preguntas acerca de la
escuela. Sin embargo, cuando estn de humor, les gusta charlar con los adultos.
Preguntan" Tengo que sentarme aqu?", "tengo que baarme?", "tengo que ponerme
esas ropas cuando vamos a casa de la abuela?" y obedecen con inesperada rapidez.

LAS ALIANZAS DEL GRUPO

De acuerdo con la necesidad de sostener y fortalecer su sentido individual, los nios se


vuelven ahora hacia otros nios como aliados naturales en una causa comn. Se unen
para establecerse como la prxima generacin, separada de la de sus padres. La

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concordancia con su generacin en materia de atuendo, idioma, gustos, cdigos y
actividades se vuelve axiomtica, y los nios aliados se apoyan unos a otros en toda una
gama de ideas, valores y normas que a menudo contradicen los de sus padres. As
empieza el primer desafo serio a la autoridad paterna cuando los nios lanzan su recin
descubierta visin de grupo contra las normas y expectativas paternas.

La tarea de convertirse en miembro de un grupo de compaeros implica ponerse a


prueba. El nio que no tiene una manera agradable de llevarse con los dems, una
habilidad que ofrecer o las tcnicas debidas para relacionarse, puede recibir un trato
cruel, ser rechazado y hasta escarnecido a manos de nios que por lo dems pueden ser
muy simpticos. Los afortunados sienten tal temor al comenzar su vida en el grupo, que
vuelven a buscar chivos expiatorios como manera de fortalecer su propio sentido de estar
"dentro". Se necesita confianza y una cierta certidumbre para mostrarse abierto y
hospitalario hacia los de fuera. A los ocho y nueve aos, las respuestas pueden ser tanto
primitivas como civilizadas.

Una vez que el nio est "dentro" existen problemas intrnsecos a la supervivencia, que se
debern abordar y resolver. El mundo del grupo es de reglas, no slo las obvias reglas de
los juegos sino las reglas especiales, distintas de las de los adultos, que gobiernan la vida
en general. Se debe creer en estas reglas y actuar de conformidad con ellas para que la
participacin y la aceptacin sean verdaderas. Las reglas implican consideracin hacia los
dems ("Llvale siempre helado de chocolate a Nancy, porque le encanta"), junto con
obligaciones hacia los dems ("Prometiste traer la manopla, dnde est?"). Las faltas se
discuten abiertamente, y se castiga a quienes desobedecen las reglas. En los grupos
patrocinados por nios no se admiten faltas al aprender el arte de relacionarse con los
dems.

Los nios se ponen a prueba y se esfuerzan entre s, en una competencia y cooperacin


constructiva. A menos que estn realmente mal equipados para empezar, o que las

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posibilidades de que los factores negativos contra ellos sean inslitamente grandes,
aprenden y crecen. Dentro del grupo, las personas desempean diferentes partes,
compitiendo a veces por el liderazgo al iniciar actividades, y otras veces aprenden a prever
las reacciones de los dems. Hay una manera de aprender el sutil arte de llegar a acuerdos
y una creciente sensibilidad a las cualidades nicas de cada quien. La competencia puede
ser emocionante, y la cooperacin grata. Pero ambas tambin pueden incluso ser
demasiado dolorosas, pues el burgus y creciente sentido de individualidad, responsable
de que los nios cuestionen la autoridad de los adultos, deber ser protegido tanto contra
la intrusin de otros nios como contra la tirana del grupo, aun cuando en ste
predominen las demandas de tolerancia.

Algunas de las reglas se aprenden mediante la formacin de clubes. As como cada


primavera alguien cree que es una gran idea vender algo y en las calles de la ciudad
aparecen improvisados puestos de revistas de historietas y de refrescos, tambin entre los
nios de ocho aos alguien, inevitablemente, suea con organizar un club. Ese soador
por lo general se autonombra presidente y convence al menos a otro nio de que ingrese.
Hasta un club privado con slo dos miembros fija entonces reglas por escrito, lo que le da
autoridad y categora.

REGLAS
Nunca hablarle a nadie acerca de nuestro club.
Siempre celebrar reuniones en lugares en que no haya nadie ms. Reuniones: el
sbado a las 2 de la tarde.
Ronnie tiene prohibido el ingreso.
El club inicial es efmero. Como el paramecio, se divide, y surgen nuevos clubes, presididos
por los miembros originales. Se discute y debate la cuestin de las cuotas. Para cuando se
llega a una decisin sobre la cantidad adecuada, el club ha servida ya a su propsito y se
desintegra ante la insoluble cuestin de qu hacer una vez cobradas las cuotas. La
continua formacin de clubes y grupos lleva a muchos nios a un nivel de desarrollo social
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que no tenan al empezar. Aumenta la sensibilidad a la existencia de una jerarqua y una
estructura entre los grupos y dentro de ellos, y los nios empiezan a sentir el modo en que
los dems los ven en esa jerarqua. Se imponen nuevas formas de agrupacin cuando los
nios descubren que los derechos de cada quien deben mezclarse con las necesidades del
grupo. La democracia y la necesidad social son vagamente captadas cuando los nios
deciden que el presidente debe ser elegido y que el tesorero debe ser alguien que sepa
sumar y restar con cierta precisin.

Al salir de la familia para gozar de mayor igualdad de la que, en esta etapa, puede ofrecer
la relacin entre padres e hijos, los nios se comprometen a ayudarse unos a otros a
abrirse paso a travs de la maraa de consideraciones que acompaan la mayor intimidad
y comparticin entre iguales. "Qu debo hacer para lograr lo que quiero?" adopta el
nuevo tono de: "Cmo puedo complacer a mi amigo y cmo puedo hacer que se sienta
bien?" Esto es muy claro en las elecciones de los jefes de grupo en la escuela. Todos los
nios saben, aun si la maestra no lo sabe, que el voto es por grupos de amigos, y no por
normas completamente objetivas. El adulto puede hablar de buena actitud para el cargo,
pero los nios miden sus fuerzas en funcin de con quin se puede contar en la votacin.

Las amistades fluctan, persiste la inconstancia, pero aparece una creciente estabilidad en
las amistades que tanto valoran los nios. Unas cuantas se vuelven la base de relaciones
de por vida. Se comparten secretos con dramtica seriedad, que son violados con facilidad
en las primeras etapas del compromiso con el grupo. La lealtad es un concepto
difcilmente conquistado que hace su aparicin ms cerca del fin que del principio de esta
etapa, y entonces se le toma muy en serio.

Los pequeos grupos de amigos crean normas propias, una jerga propia, chistes, ritos,
apretones de manos y claves secretas, y su propio tono nico. Aunque un aspecto
importante de todo el secreto es el establecimiento de un mundo infantil separado del de

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los adultos, tambin es un mecanismo por el cual un grupo seleccionado por s mismo
establece su identidad incluso en el mundo de los nios.

La naturaleza conflictiva, as como la profundidad de la ndole de los problemas


personales que los nios deben resolver entre s, qued expresada de manera
conmovedora por un nio de ocho aos que aplauda a su amigo Danny durante un juego
de pelota, aunque Danny era de otro grupo de tercer ao, y se encontraba en el equipo
contrario. "Tienes que ser leal a tu equipo, Adam", arguyeron sus compaeros. "Pero
Danny es mi amigo", protest Adam. "Puede ser tu amigo fuera del juego le dijeron-, pero
debes animar a tus compaeros". Totalmente confundido, Adam slo pudo decir, sin
comprender: "Pero l es mi amigo todo el tiempo".

En otro nivel, un conflicto de similar profundidad en el mbito interpersonal se revel en


dos cartas de una alumna de quinto grado a su maestra:

Querida seora Simpson,

Lisa ha' estado tratndome como si yo fuera basura. Tal vez sea mi imaginacin, pero me
parece que todo lo que me dice es para ofenderme. No s qu hacer. Si le digo cmo me
siento, probablemente le ser todava ms antiptica y tal vez eso har que tambin las
dems me hagan sentir incmoda. Cree usted que lo hace a propsito? Me siento mejor
ahora que he contado esto a alguien.

Qu cree usted que debo hacer?

KATE

Querida seora Simpson,

Ya resolv lo de Lisa sin tener que hablarle. Ahora s que puedo hablarle. Aun si corri
hacia las otras nias, ellas no le hicieron caso. Quiero mucho a las otras nias, y Lisa

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probablemente deber terminar con esto. Y si no lo hace, tendr que recordar que no es
la nica en el mundo.

LA MORAL Y LA TICA

El conflicto de pertenecer a un grupo y los dilemas de relacionarse ocurren en una


creciente red de consideraciones morales y ticas, al unirse ahora la disposicin para el
desarrollo y los valores familiares y sociales.

Las reglas de los adultos, aprendidas de memoria, deben transformarse en un sentido


interno de la moral. Segn Kohlberg,7 quien estudi el desarrollo del pensamiento moral a
travs de distintas culturas, existe una secuencia de etapas en la captacin del concepto
moral a travs de la cual pasan todas la personas, cualesquiera que sean sus antecedentes
culturales o su preparacin religiosa. Las brechas entre la comprensin moral y la accin
moral son caractersticas del proceso de maduracin.

Al crecer los nios, pasan del nivel premoral del nio muy

pequeo, que responde a las expectativas de sus padres de buen o mal comportamiento
slo por miedo al castigo y temor a perder su cario, a adoptar ahora la piadosa moral del
conformista, con un cierto placer en sentirse bueno y aceptado por los admirados adultos.
Antes de la pubertad, an existe un espritu literalmente prctico que no revela por
completo la motivacin en principios que los adultos esperan en los nios que an no
sienten la importancia especial de los seres humanos. Por ejemplo, Kohlberg pregunt a
un nio de diez aos: "Es mejor salvar la vida de una persona importante, o la de muchas
personas no importantes?" El nio contest: "A todos los que no son importantes, porque
un hombre solo tiene una casa, tal vez muchos muebles, pero muchas personas tienen
una gran cantidad de muebles, y algunas de esas gentes pobres pueden tener mucho
dinero, aunque no lo parezca". Si esto parece materialismo estadounidense puro, he aqu
una respuesta similar de algunos nios en una aldea de Taiwn. A un grupo de nios entre

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diez y trece aos se les cont un cuento en que haba un robo de alimentos, y luego se les
pidieron sus opiniones al respecto. "La esposa de un seor est murindose de hambre,
pero el dueo de la tienda no quiere darle al seor ningn alimento mientras no pueda
pagarlo, y l no puede. Debe asaltarlo y robarse algunos alimentos? Por qu?" Muchos
de los nios contestaron:

"Debe robarse el alimento para su esposa, porque si ella muere, l tendr que pagar el
funeral, yeso cuesta mucho".

La capacidad de conceptualizar en funcin de 10 que es justo

e injusto es un proceso que se desarrolla por separado de los valores especficos entre los
que se cuentan 10 justo y 10 injusto. El desarrollo de la conducta moral en general sigue
un camino zigzagueante, del inters egosta a la responsabilidad social. El chisme del nio
de siete aos se convierte en absoluta lealtad y desprecio al sopln al llegar a los nueve y
diez aos; la ocasional trampa del nio pequeo cede a las demandas de igualdad

e imparcialidad de todos los dems, tanto nios como adultos. Hasta cerca de los diez u
once aos los nios, por doquier, parecen interpretar 10 justo y 10 injusto en funcin de
sus consecuencias fsicas o bien de la capacidad fsica de las autoridades que definen, para
ellos, 10 que es bueno y 10 que es malo. Pero en algn momento de este periodo, un giro
del desarrollo en la capacidad de pensar en trminos objetivos -y no subjetivos acerca de
cuestiones que les ataen, hace posible que los nios perciban las expectativas y reglas de
la familia, el grupo o la nacin, como algo que tiene sentido por derecho propio. Empieza
entonces el proceso de internalizar esas expectativas como un cdigo segn el cual se
tiene que vivir. La anterior preocupacin por conformarse con el fin de evitar castigos o
recibir elogios se vuelve una preocupacin por mantener, apoyar y justificar el orden
establecido. La equiparacin de cosas con personas se abre a una nueva evaluacin de

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prioridades. En el nivel personal, estn ahora dispuestos a reemplazar la primitiva actitud
de "t me rascas la espalda y yo te rasco la tuya" por conceptos de lealtad y justicia. El
equipo se consolida durante ese periodo, porque los nios empiezan a enfrentar las leyes
de la necesidad social y la justicia como principios. Los principios justifican la
subordinacin de los deseos individuales al bienestar del grupo mientras que, en lo
personal, no podra tolerarse tal subordinacin a individuos Y conservar el respeto propio.

Conforme hacen suyos los principios, los nios se vuelven muy severos con los infractores.
Cierto rasgo del fantico oculta la fe incierta que tienen en su capacidad de vivir guindose
por sus principios. Los adultos que creen que los nios pueden tomar decisiones
independientes a menudo tienen que protegerlos de su propio extremismo hacia otros,
cuando se vuelven defensores de "10 correcto". "Ojo por ojo" an es una atractiva
filosofa en esta etapa, y fcilmente se mezcla con los recin formados conceptos de
justicia. La ms profunda compasin y responsabilidad social hacia los dems, que
constituye la ms alta moral, habr de aguardar a que haya un poco ms de madurez.
Tendr mejores posibilidades de surgir si el conflicto entre el juicio moral y la conducta
moral recibe ayuda y apoyo de los adultos en direccin favorable a los principios, y no a la
pronta aplicacin.

Mientras tanto, cuestiones como la ley y los derechos individuales, las actitudes hacia las
diferencias tnicas y religiosas, hacia el orgullo nacional y el prejuicio dentro o fuera de los
grupos tambin entran en la rbita de la preocupacin de los nios y de su incipiente
opinin. El mundo situado ms all de la familia llega a incluir no slo al mundo de sus
compaeros sino las costumbres y actitudes de la nacin y, todava ms all, los ideales
encarnados en figuras literarias e histricas del pasado. Los nios luchan por captar
relaciones, significados y valores en mbitos cada vez ms sutiles de pensamiento y juicio.
Miran con ojo agudo la motivacin as como la conducta y las actitudes de los adultos que
los rodean; idealizan a sus hroes del pasado y del presente. Ciertas actitudes sociales

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especficas quedan internalizadas, y las cuestiones morales pueden resolverse como cosa
de urdimbre social, y no slo de psique interna.

EL DESARROLLO MORAL EN NUESTRA POCA

Hemos visto que el proceso de desarrollo moral llega a un periodo crtico durante los aos
intermedios de la niez, cuando los nios empiezan a captar el significado del
pensamiento y de las conductas morales y ticas. En esos aos toman forma las
expectativas de la sociedad en el pensamiento y el sentimiento infantiles, y las actitudes
sociales se funden en un crescendo de compromiso con los valores de la cultura. Cuando
los nios de hoy, en sus aos intermedios, buscan un estilo de vida para apropirselo, no
pueden dejar de verse afectados y formados por los cambios profundos por los que
hemos pasado como nacin desde la segunda Guerra Mundial.

Hoy, los nios estadounidenses estn adoptando la ciudadana de la nacin ms poderosa


del mundo. Debe ser muy diferente para un nio crecer en un pas que nunca aparece en
las noticias como potencia mundial, respecto de uno que siempre lo est; en un pas que
es pobre en lugar de otro al que se ve como rico. En el despliegue de las fuerzas militares,
los nios deben sentirse al menos confundidos por la contradiccin entre una poltica
nacional en la que al parecer la fuerza hace al derecho, y los valores ticos que se les
predican. Qu tiene que ver el uso del poder de la nacin con su lucha personal con
conceptos de autoridad y justicia? Cuando los nios tan pequeos se ven expuestos al
cinismo hacia la conducta basada en principios, en la vida pblica y privada, qu
significado puede tener para ellos un cdigo moral? Cuando los nios de hoy tratan de
identificarse con la sociedad y sin embargo aprenden a ver con ojos crticos a los adultos
en lo individual, la presin de los tiempos y lo accesible de las noticias de los adultos
hacen que muchos de ellos cobren conciencia de un sistema de valores abierto y otro
encubierto mucho antes que generaciones previas de nios de su edad, lo que tambin
produce cinismo y desesperanza antes de lo que sola ocurrir. De ello es prueba este

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COHEN, Dorothy (1997), Las necesidades individuales y de grupo tienen igual importancia, De los ocho a los
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poema de un nio de once aos, acerca de la frustracin que le provocaron las
contradicciones de la sociedad:

Vivir y matar

El mundo no fue creado por ustedes ni por m, Al principio, consista en el fruto de un


rbol. Cuando se crearon las tinieblas y la luz,

Haba reglas hechas del bien y del mal.

Se mezclaban cosas especiales, y juntas corran, As, esta pocin mgica haba hecho a un
hombre.

El hombre slo fue creado para mantener una cierta voluntad,

Era la de vivir, y NO, no la de matar.

El hombre fue creado tan fuerte como una torre, y el amor y el pensamiento estaban en
su poder. Luego, ocurri un cambio sbito,

Pues hubo dificultades en la diferencia de la raza, Ahora, tenemos dificultades, no


estamos alegres,

Porque, a la velocidad que vamos, nos habremos ido el prximo ao

Hay algo por lo que escribo esto

Por qu no tenemos paz? No, no a la guerra.

Los nios tampoco son inmunes a la contradiccin moral del racismo. La cuestin
inconclusa de haber sido un pas esclavista mientras se abrazaba oficialmente la
democracia hace que pocos nios de la edad intermedia que van a la escuela y ven la
televisin no queden afectados emocionalmente, hasta cierto punto, por el residuo de
amargura y odio que dej esa herencia. En su mayora piensan como sus padres; pero
muchos los cues-tionan, conforme se esfuerzan por equilibrar la historia con la moral. La
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necesidad en esta edad de ser socialmente aceptable y de conciliar, el deseo de estar
"dentro" y tener amigos, se ve atrapado en las redes del prejuicio y de temor al prejuicio.
Una nia blanca escribi, desesperada, a su maestra blanca:

No me cae bien Mary Ann y ella lo sabe! Cada vez que ocurre algo y no puedo ocultar mis
sentimientos, ella me arremeda: "T eres blanca y yo soy negra, y me odias por eso": (De
todos modos, creo que es lo que ella piensa). Tambin loan dijo, afuera, que Mary Ann
nos culpaba por lo que hace aos la raza blanca les hizo a los negros. (Eso es lo que yo
siento y pienso, y tambin Amy). Lamento hablar as porque Mary Ann ha estado furiosa
contra m desde hace tiempo, y puede ser buena nia cuando se lo propone, y cuando lo
hace me cae bien.

BETSY

Otro nio blanco habl acerca de sus reacciones a una preparatoria nueva, tnicamente
mixta:

Es como [] si estuvieras temeroso de ser visto en los pasillos si fueras blanco sin un
amigo puertorriqueo y un negro, Sabes?, slo para demostrar que no tienes prejuicios
[]

Y, qu decir del nio negro? Qu siente l? En el toma y daca normal de la niez,


cuntas veces tiene que defender su dignidad contra ataques teidos de racismo? "[Cara
de choco-late!", le gritan, y l responde: "La gente paga por el chocolate. El chocolate es
sabroso. Yo no veo que la gente coma chocolate blanco". "Hola, negrita", dice un nio
blanco. "Hola, chico de color", responde la nia negra. "Yo no soy de color", dice el nio, a
la defensiva. "Bueno, el blanco tambin es un color", dice la nia riendo, triunfante.

Pero esto no slo ocurre en las calles. En una escuela comprometida con las ms altas
normas de moral, una nia negra de ocho aos regres a su aula, del taller, baada en
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COHEN, Dorothy (1997), Las necesidades individuales y de grupo tienen igual importancia, De los ocho a los
once: los nios intermedios y Cunto pueden aprender, en: Cmo aprenden los nios, Mxico, SEP/Fondo de
Cultura Econmica, pp. 53-55; 222-256; 257-274.
lgrimas. La maestra, y despus su madre, lograron enterarse de toda la historia. La cosa
fue as: en los meses de otoo, uno de los nios, Henry, haba escogido a las dos nias
negras de la clase, Carol y Eleanor, para burlarse de ellas subrepticiamente. Las nias no
dijeron nada a ningn adulto, sino que se consolaron y reconfortaron entre s.

El da del aniversario de Martin Luther King, la maestra ley un cuento apropiado a la clase
de tercer ao, y luego dirigi una discusin. Carol inform a su madre, esa misma noche:
"La maestra dijo a los nios: 'Hace mucho tiempo no dejaban subir a los negros a los
autobuses'".

Pocas semanas despus del aniversario de King, la clase de tercer ao particip en un


proyecto de artesana, y Carol pidi a la maestra un pedazo de papel rayado. La maestra
replic que ese papel era para escribir, y que empleara otro distinto para su artesana.
Minutos despus, Henry tom algunas hojas de papel rayado, y Carolle dijo, tal vez
dndose aires de pureza, como lo hacen las niitas: "No puedes tomar ese papel. Es para
escribir". Henry se volvi hacia ella y la llam "Estpida", a lo que Carol respondi
vigorosamente que el estpido era l, y entonces, con desdn, Henry dijo: "Ahora
comprendo por qu no los dejaban subir a los autobuses, entre otras cosas!"

Esta ltima observacin, en un tono tan cruel y fuera de lugar en esa situacin, fue la que
hizo llorar a Carol. En el contexto de la pugna racial que ya era familiar a su generacin,
ella comprendi perfectamente el nivel del insulto, en el intento del nio por
menospreciarla.

En una irnica inversin de la injusticia, la hija de ocho aos -de piel clara- de una pareja
interracial era persistentemente llamada "Blanquilla" por una nia de piel muy oscura, en
clase de tercer grado. En otras circunstancias, a la agresora se le habra considerado una
nia hostil y maliciosa, y tal vez la habran castigado. Entonces, la vctima habra tenido
que aprender a defenderse contra tales ataques con las fuerzas de la justicia y de la
injusticia claramente delineadas. Pero a los ocho aos ambas eran participantes en una
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COHEN, Dorothy (1997), Las necesidades individuales y de grupo tienen igual importancia, De los ocho a los
once: los nios intermedios y Cunto pueden aprender, en: Cmo aprenden los nios, Mxico, SEP/Fondo de
Cultura Econmica, pp. 53-55; 222-256; 257-274.
pugna poltica, y los adultos: maestras blancas y madres negras, no vean muy claramente
cmo separar los diversos elementos. En otra situacin ms, un nio negro, en el sexto
grado de una escuela suburbana, lleg a casa para informar a su padre, hombre de cierto
prestigio, que su maestra blanca le haba dado una bofetada ante testigos y le haba
lanzado un insulto contra los negros. A media noche, el padre, furioso, telefone al
inspector de la escuela. A las siete de la maana siguiente, la profesora fue llamada y lo
neg todo. A las nueve de la maana, los tres supuestos testigos insistieron en que
ninguno haba odo ni visto nada por el estilo. A las diez, el nio que haba contado toda la
historia se ech a llorar y reconoci que todo era un invento. Pero, podemos
asombramos de que se valiera de ese recurso para hacer que su padre lo escuchara?

Las luchas de los nios con los problemas de pertenencia y moral a un grupo durante los
aos intermedios se complican ms en nuestro tiempo por el asunto, an no resuelto, de
las ex-clusiones y odios de los adultos, en sus grupos y fuera de ellos. Se confunde ms por
la brecha que hay entre la profesada moral de los adultos y su verdadera conducta. Por
ejemplo, al nio negro lo invitan a la casa del nio blanco, pero el nio blanco no es
fcilmente admitido en la suya. El padre negro lleva en su coche al visitante blanco, pero
el padre blanco se muestra renuente a entrar en los barrios negros. Sienten esto los
nios?

Los principios de justicia e injusticia, de equidad y de inequidad cobran un significado vivo


para los nios de los aos intermedios por medio de su interaccin con otros. Los padres
del nio negro le dicen que es una persona buena y digna, pero cuando compite en el
campo de pelota con un adversario blanco, recordar eso, o bien la rabia enconada de
sus padres y de sus amigos cuando hablaban de la subyugacin de sus dones y talentos
por los blancos? Cuando el nio blanco derriba a su compaero negro de clase, para
impedirle avanzar hacia el gol, considera el bloqueo como parte del juego, o est
recordando las advertencias de sus padres, de que debe dar oportunidad a los negros, o

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COHEN, Dorothy (1997), Las necesidades individuales y de grupo tienen igual importancia, De los ocho a los
once: los nios intermedios y Cunto pueden aprender, en: Cmo aprenden los nios, Mxico, SEP/Fondo de
Cultura Econmica, pp. 53-55; 222-256; 257-274.
tal vez la ira de sus padres, cuando dicen que los negros piden ms de lo que tienen
derecho?

En busca de lineamientos para formarse un cdigo moral, los nios de los aos
intermedios ven a sus guas adultos como en realidad viven, y no como predican. En grado
alarmante, los nios sienten que los adultos los engaan. Hay nios de nueve aos que
aceptan como un hecho que el mundo debe acabarse, que las drogas son parte de un
modo de vida, que la violencia es infinita, y que las personas se odian unas a otras. Se
muestran escpticos acerca de los felices resultados de algunas de las crisis de la sociedad.
Entre los nios de edad intermedia empiezan a formularse nuevos valores y costumbres.
Hasta qu punto es representativa la desconfianza de este nio de once aos contra el
mundo de los adultos?

Yo tengo confianza en la gente que no tiene poder. No tengo fe en el sistema [ ... ] porque
en este punto slo hay que ver a dnde nos han llevado, y siguen diciendo, "denle una
oportunidad, denle al establishment una oportunidad".

ESTABILIDAD y CAMBIO EN LOS PAPELES SEXUALES

El grupo de nios que apoya a sus coetneos representando relaciones interpersonales y


principios de conducta tica y moral sirve, de manera importante tambin, a ayudar a su
crecimiento, en la afirmacin de un estilo de masculinidad y femineidad. Sin embargo,
tampoco ese terreno es ya claro, y los nios tienen que enfrentarse a modelos en
transicin.

Pese a las especulaciones que se hacen en la comunidad intelectual adulta sobre si la


biologa o la cultura determinan la masculinidad y la femineidad, los nios, en esta etapa,
probablemente continuarn con los patrones ya existentes, en vez de buscar nuevos
papeles. La bsqueda del adulto de una definicin significativa del varn y de la hembra
an es una cuestin puramente acadmica para la mayora de los nios, quienes su-ponen

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COHEN, Dorothy (1997), Las necesidades individuales y de grupo tienen igual importancia, De los ocho a los
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Cultura Econmica, pp. 53-55; 222-256; 257-274.
en el nivel ms sencillo y bsico que las nias llegarn a ser madres, y los nios padres;
que las mujeres tienen su trabajo y los hombres el suyo. Aunque hay pruebas de que los
hijos de madres trabajadoras estn extendiendo las posibilidades de los roles laborales de
la mujer adultas los nios de los aos intermedios an tienden a separar a la humanidad
en grupos de nios y nias, cada uno de los cuales adopta las costumbres, pautas
recreativas, actitudes y valores que reconocen como los ms apropiados para su sexo en
la cultura de los adultos que los rodea, que en su mayor parte sigue arraigada en la
tradicin. Nias y nios de ocho aos an alardean pblicamente de su mutuo desprecio,
aunque personas del sexo opuesto puedan gozar de su compaa en privado, y en algunos
casos, hasta permitirse cierta exploracin corporal. En pblico, la distancia se mantiene
casi como defensa, dirase, contra una confusin en las claves de los estilos de conducta
apropiados para cada sexo. Durante pocos aos, ciertos aspectos de llevarse bien con los
dems se elaboran en una camaradera sin ninguna intrusin de las demandas del otro
sexo. Para cuando los nios llegan a los once aos, poco ms o menos, empiezan a ver al
sexo opuesto con la curiosidad y el inters de un nuevo descubrimiento, lo que plantea
nuevos problemas a ellos mismos y a sus padres.

Durante los aos intermedios, la mayora de los nios varones se dedica a actividades que
exigen esfuerzo fsico y que los absorben por completo; la mayora de las nias opta por la
charla y la imaginacin. Ms nios que nias son activamente dinmicos; ms nias que
nios son apacibles. Hay nios a quienes no les gusta pelear y que gozan de lo
imaginativo, lo esttico, lo artstico y lo pacfico. Pero aun cuando sus familias estn
contentas con ello, la cultura de sus compaeros y el medio social en general ponen en
claro que deben ser aptos para los deportes y dispuestos a enfrentarse a cualquier
encuentro fsico, a toda costa, si quieren ser identificados como varones. De manera
similar, las nias que prefieren el estilo activo, las "marimachos" acaban por sucumbir a la
presin social, aunque se les da mayor libertad que a los nios cuando rompen el
estereotipo.
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COHEN, Dorothy (1997), Las necesidades individuales y de grupo tienen igual importancia, De los ocho a los
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Lo malo es que no es fcil violar los estereotipos. Aun cuando lo padres crean en la
completa igualdad entre los sexos, los residuos de siglos enteros penetran sutilmente en
su manera de criar a los hijos. A las pequeas se les ponen listones cuando apenas tienen
pelo para sostenerlos; a los varones no se les pone un bonete, por muy liberados que sean
sus padres. Los padres que estn perfectamente dispuestos a permitir que sus varoncitos
de tres aos empujen un coche de muecas porque, "hoy da, hombres y mujeres deben
cuidar de los bebs", se preocupan si, al cumplir los seis aos, los nios siguen jugando
con muecas, cuando la sociedad en general dice que esto no es normal. El trato que dan
los medios informativos al problema, contradicciones en anuncios, artculos, editoriales y
reportajes selectivos, revela diferentes valores y tendencias al respecto.

Pero en ciertas manifestaciones importantes de la conducta infantil, la lucha del adulto


por modificar las relaciones entre los sexos parece haber causado cierta diferencia,
aunque esto se ve ms claramente entre las nias que entre los nios. Un efecto evidente
de la mayor libertad que gozan las mujeres en este siglo es la aparicin en aos recientes
de una abierta curiosidad sexual y un lenguaje escatolgico entre las nias, con
expresiones que han llegado a ser norma tan femenina como masculina en los aos
intermedios. El tipo de letreros que en un tiempo slo "adornaban" las paredes de los
baos de los muchachos hoy tambin aparece, en escuelas y campamentos, en las
paredes de los baos de las nias, y las nias parecen tan aficionadas hoy, como siempre
lo fueron los nios, a aprenderse chistes "verdes". Y algunas nias de once y doce aos
han empezado a hacer banderines de la Liberacin Femenina, con consciente
autoafirmacin.

Repercusiones cuidadosamente documentadas, de los cambios ocurridos en la posicin de


las mujeres, son los descubrimientos de Minuchin9 de que, aunque nias educadas de
manera convencional an se identifican con el estereotipo de la mujer indefensa y
dependiente, las hijas de madres educadas e ilustradas no ven as su papel. En el mismo

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once: los nios intermedios y Cunto pueden aprender, en: Cmo aprenden los nios, Mxico, SEP/Fondo de
Cultura Econmica, pp. 53-55; 222-256; 257-274.
estudio, Minuchin descubri que nios de hogares tradicionales an tienen fantasas en
que la agresin desempea un papel importante, lo cual revela que ellos, como sus
padres, aceptan el estereotipo del macho agresivo con mayor facilidad que los hijos de
hogares en que no se ve la agresin como caracterstica varonil necesaria. En el estudio de
Hartleyt10 realizado a finales de los aos cincuenta, nios y nias de los aos intermedios
se mostraron siempre conservadores, diciendo que las madres deban quedarse en el
hogares y los padres irse al trabajo. Pero consideraron que padres y madres, por igual,
resolvan las disputas, ayudaban con las labores domsticas y firmaban las boletas de
calificaciones. En el estudio de Minuchin, realizado en los aos sesenta, los nios
educados de manera ms moderna se mostraron an menos comprometidos con unas
imgenes especficas y socialmente establecidas de la funcin de cada sexo. Nios y nias
se manifestaron ms dispuestos a compartir gustos y actividades, pero no dieron ninguna
indicacin de lo que pudiera reemplazar a los estereotipos del pasado.

Las imgenes de la apariencia y la forma externa son forjadas por la conducta de los
hombres y mujeres adultos que los nios ven en el hogar y en la pantalla de la televisin.
Pero el inters en sus propios cuerpos y en las relaciones sexuales bsicas entre hombre y
mujer se desarrollan, de todos modos, con o sin nfasis en los adultos. Aunque este
mbito es una omnipresente preocupacin de la niez, el inters suele concentrarse en la
ltima parte de los aos intermedios, cuando los nios sienten que estn acercndose
ms al desarrollo fsico que los preparar para la vida sexual.

Sera sumamente ilgico que no fuera as. Sin embargo, una interesante mezcla de
refinamiento y de franqueza verbal entre muchos de los nios de hoy, oculta la
incapacidad de su desarrollo para captar ciertos conceptos completamente ajenos a su
experiencia como nios. Hace 10 aos, las reuniones de educacin sexual para nios
dependan de preguntas annimas pre-sentadas tras un cuidadoso periodo de
preparacin. Hoy, los trabajadores de la salud mental especializados en educacin sexual

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nos informan de mayor libertad de parte de los nios, aunque la mayora de las preguntas
an son las mismas. Sin embargo, hay algunas variaciones sobre la informacin buscada,
en relacin con noticias de actualidad. Hace 10 aos unas nias de cuarto, quinto y sexto
grado preguntaron:

Puede usted decirme cundo se tiene la menstruacin? Qu edad hay que tener? Cul
es la hora del da ms habitual? Debe decirse a la~ amigas? Qu tipo de periodo tienen
los nios? Les ocurre lo mismo a los hombres? Qu se dice cuando se desea tener
relacin sexual con el marido? Cmo se tiene un beb? Qu es un aborto? Qu es
prostitucin? Qu pasa si hay que ir al bao y se tiene puesta la toalla higinica? Qu se
hace si se empieza a tener la menstruacin lejos de casa, como en el cine o en la escuela, y
si el profesor es un hombre? Cmo alimentan con el pecho las madres a sus bebs?

En el presente, entre muchos nios y nias hay una total falta de inhibiciones acerca de las
cuestiones de la menstruacin que seala un verdadero cambio cultural, resultado
indudable de los esfuerzos de las madres liberadas, ayudadas por los departamentos de
relaciones pblicas de las empresas que fabrican productos femeninos. Pero por escrito o
verbalmente los nios an desean saber las mismas cosas, y ms.

Qu hace que se sea nio o nia? Tiene que ver el fumar con que los nios nazcan
deformes? Por qu no se puede tener un beb cuando no se est casado?

Un tema que an produce la misma angustia de siempre es el de la masturbacin. Ms


nios que nias preguntan al respecto y, aun en nuestra poca ilustrada, siguen
preguntndose si es daina en algn aspecto y si es moralmente permisible; ambas cosas
son un reflejo de la confusin no resuelta de los adultos. Las preguntas sobre la
prostitucin han cedido ante una mayor curiosidad acerca de la homosexualidad; clara
seal de que los nios de estos aos intermedios se enteran de lo que dicen los medios
informativos. Junto con ello surge una pregunta, que aparece una y otra vez, acerca de la
transformacin de Christine Jorgensen, la cual no ocurri en la poca de los runos, pero
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que parece haber captado la imaginacin infantil. Como una parte bsica de la mayora de
sus preguntas tiene que ver con la subyacente pregunta "qu me pasar a m?", la
atraccin de los fenmenos que tratan dudas sobre la inevitabildad de cada sexo
probablemente refleje la bsqueda de una reafirmacin en esta etapa de la niez que
espera y que al mismo tiempo teme surgir a la plena sexualidad.

Como el desarrollo para convertirse en una persona sexual no llega sino hasta la edad
adulta, el inters en ese desarrollo es continuo. Nios y nias se hacen preguntas acerca
de sus propios cuerpos y, pasados los nueve o diez aos, se absorben en conversaciones
acerca de las caractersticas sexuales secundarias: barros, vello pbico, cambio de voz,
desarrollo de los senos, etc. Nios y nias se interesan en lo que ocurre al sexo opuesto.
Los nios en especial se sienten intrigados y piden informacin sobre cmo estn hechas
las mujeres, y les fascinan la menstruacin y el embarazo. Aunque desde luego, ambos
sexos an tratan de captar el significado de la concepcin, en realidad el embarazo es el
tema de inters ms importante para ambos. Los nios hablan acerca de abortos,
prdidas de embarazo y anomalas como monstruos de tres cabezas y nios que nacen
con seis dedos. Les preocupan profundamente los nios ilegtimos.

Lo remoto -psicolgica y fsicamente- de la concepcin y de la relacin sexual hace que los


nios elaboren y reelaboren su comprensin en muchas etapas de desarrollo. Un
elemento de confusin persistir hasta que, con el tiempo, la experiencia personal d
significado a la abstraccin.

Presentamos ahora un captulo de un cuento acerca de conejos, escrito por un muy


brillante nio de ocho aos, quien, como es obvio, haba recibido informacin y haba
aceptado sin parpadear ciertas funciones socialmente definidas para padres y madres.
Asista a una escuela en la que se daban por sentadas la igualdad de los sexos y la
disponibilidad de las respuestas.

Captulo dos
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Una vez, mientras Carolyn estaba tejiendo, dese tener un beb. Le dijo a Jerome que
deseaba un beb. Jerome contest: "Bueno, si yo le doy un esperma al huevo, podemos
tener uno". "Muy bien", dijo Carolyn, "estoy muy gorda; tal vez podamos!" Un da,
decidieron hacer un beb. Se metieron en la cama y hubo un nuevo comienzo del beb.
Ahora, adentro, un pequeo comienzo de conejito estaba en el huevo. Cuando el huevo
tena casi siete meses, Jerome hizo unas cuantas cosas tiles para el beb, como un
bibern, una cuna, un corralito, un frasco y un trapito para limpiarle la boca al beb.
Luego un da, dos meses despus, naci peter rabbit: meda 25 centmetros de largo, pes
cuatro kilos y era muy fuerte.

En una clase de sexto grado que haba pasado por toda una serie informal de sesiones con
su maestro y con la enfermera de la escuela, hablando acerca de la reproduccin humana,
la eficacia de la leccin fue evaluada mediante un cuestionario que el maestro dio a los
nios. La primera pregunta era: "Qu nueva informacin obtuvieron de esta unidad?"

Un nio contest, con toda desenvoltura:

Simplemente quera asegurarme de haber entendido bien lo de la relacin sexual.

Otro confes:

No entend cmo el esperma entra en los ovarios. y otros dos mostraron su desconcierto.
Uno escribi:

Me dijeron muchas cosas que yo no saba. Yo no saba que sa era la manera de tener un
beb. Parece algo sumamente raro. El modo en que me lo dijeron mis amigos parece ms
fcil. y otra dijo:

A veces espero que nunca me case ni sienta deseos sexuales porque no quiero estar tan
cerca de un hombre.

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once: los nios intermedios y Cunto pueden aprender, en: Cmo aprenden los nios, Mxico, SEP/Fondo de
Cultura Econmica, pp. 53-55; 222-256; 257-274.
Pero si la confusin acerca de las relaciones sexuales es inevitable en la niez, mucha
informacin acerca del cuerpo s tiene sentido y lleva a los nios a especular y a
reflexionar acerca y ms all de s mismos. En el mismo cuestionario, los nios escribieron
sobre lo que haban aprendido y de lo que deseaban saber en formas inesperadas:

Aprend muchas palabras nuevas que realmente son tiles, y aprend cmo tienen
relaciones ciertos animales como gatos y perros. Una pregunta ms: cmo tienen
relaciones los elefantes?

Aprend mucho acerca de los peces, acerca de cmo se mueren cuando llegan a la zona de
esporas.

No aprend mucha informacin tcnicamente, pero es asombroso cmo los otros pueden
aceptarlo sin protestar! Tambin me hizo pensar mucho (!). Lo que ms me interes fue lo
que siente el feto y su desarrollo.

Los nios no se interesan realmente en los sentimientos que los adultos ponen en la
relacin sexual. Probablemente dirn:

"Detesto esa parte tan cursi". Desean saber, antes bien, cmo ellos mismos embonan en
el cuadro y cules son las explicaciones cientficas que unen todas esas cosas. Como en
cualquier aprendizaje, relacionan lo conocido con lo desconocido. En el caso de la
informacin acerca de la reproduccin, es ms probable que hagan conexiones al ms
sencillo nivel infantil de la experiencia corporal humana, que en el nivel superior de la
espiritualidad y el amor. Su charla sobre el cuerpo est arraigada en las sensaciones
corporales tal como las conocen, y eso probablemente ser de naturaleza ms excretoria
que genital.

Los nios no estn seguros de cmo son sus reacciones, o de cmo deben ser. En una
clase de sexto ao, en que algunos de los nios ya estaban cambiando fsicamente y

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Cultura Econmica, pp. 53-55; 222-256; 257-274.
empezando a gozar de encuentros tentativos con matices sexuales, una nia escribi
confidencialmente a su maestra:

No quise decirlo en voz alta, pero creo que el grupo de Roddy con Anne, Laura, Kay y Toni
estaba profundamente interesado en un nuevo tipo de coqueteo yeso era todo, No cree
usted? Por favor, dgamelo.

CONNIE

Para la mayora de los nios, el inters en el cuerpo, en las relaciones sexuales y en su


propio estilo de conducta masculino o femenino son constantes de un conjunto de
intereses y preocupaciones, pero no desproporcionado a los muchos desafos en que
participarn durante estos aos de importante crecimiento. Cuando el inters es excesivo,
por lo general hay algn sesgo en la experiencia familiar que da a esta parte de la vida un
impacto mayor del que deba tener. Los nios de los aos intermedios no son impulsados
por la sensacin sexual, aunque s estn en espera de su propio desarrollo.

Les interesa la persona como un todo, y el funcionamiento y las actitudes sexuales son
parte de este inters total. Segn Gertrude Lewis, quien recab las preguntas cuya
respuesta buscaban 5000 nios de escuela primaria, el anhelo era comprenderse a s
mismos, a su cuerpo, sus sentimientos y sus relaciones con su familia y sus compaeros;
buscaban un cdigo filosfico de creencias por el cual regirse, que correspondiera a los
problemas sociales que afectan a toda la sociedad. Preguntaron: "Por qu slo las
muchachas tienen bebs?" "Cmo se forma un beb?" "Cmo estamos vivos en el
estmago de nuestra madre?" Pero tambin quisieron saber cmo crece y se desarrolla el
cuerpo, qu hay en su interior, cmo funciona la mente, por qu algunas personas son
ms listas que otras, cmo late el corazn, cmo trabajan las clulas, por qu tenemos
cabello y muchas otras cosas acerca de los mecanismos corporales.

Con la mayor seriedad escribieron:

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once: los nios intermedios y Cunto pueden aprender, en: Cmo aprenden los nios, Mxico, SEP/Fondo de
Cultura Econmica, pp. 53-55; 222-256; 257-274.
Quiero saber acerca de otras personas.
Por qu se trata a los negros diferente que a los blancos? Por qu les simpatizo a veces a
mis amigos, y a veces no? Qu es un verdadero amigo?
Qu puedo hacer para tener amigos?
Cmo comienzan las costumbres? Cmo cesan? Por qu a veces odio a todo el mundo?
Por qu mi mam se enoja conmigo cuando trato de hacer algo bien? Por qu se pelea
la gente entre s, en la misma familia?
Por qu me cre Dios, si la vida es tan terrible?
Quin soy? Qu es la Vida? Qu me hace funcionar?
Las grandes preguntas nunca tienen respuestas sencillas, y son las grandes cuestiones las
que los nios estn empezando a abordar entre las edades de ocho y once aos.

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Cultura Econmica, pp. 53-55; 222-256; 257-274.

XII. CUNTO PUEDEN APRENDER?


EN LOS AOS intermedios de la niez (de los ocho a los once), los nios de uno y de otro
sexo estn listos para examinar muchas de las preguntas que el hombre se ha esforzado
por contestar desde que existe la historia. Al igual que los adultos, no siempre
encontrarn respuestas completas. Sin embargo, el contenido de su aprendizaje escolar
puede y debe ser importante tanto en profundidad como en amplitud. Al luchar por
entender por qu y cmo resolvi el hombre la necesidad social y econmica, las
relaciones interpersonales, el lugar del ser humano en la cadena evolutiva y en esta Tierra,
aumentarn su capacidad y su entendimiento del mundo adulto. Pero es importante que
lo logren de una manera tal que les permita entrar en la corriente del conocimiento
humano con un respaldo total para que crezcan como seres humanos pensantes, sensibles
y actuantes.

DEL IMPULSO AL CONTROL

Entre los ocho y los once aos, los nios pasan por un periodo intermedio que cambia y
oscila entre el impulso primitivo y la capacidad de comprender el significado de la
organizacin y de la adaptacin social. Ambos niveles de respuesta se arraigan en el
aprendizaje y requieren ser tenidos en cuenta en el plan de estudios en algn momento. A
ttulo de ejemplo, el estudio de los animales prehistricos satisface el primer nivel, en
tanto que el del desarrollo del pie conviene ms al segundo.

Los nios pasan poco a poco de un inters en lo puramente personal al inters en lo


universal e impersonal. Esto significa que la atraccin que ejerce en ellos un nuevo
conocimiento se determinar cada vez menos en funcin de su relacin con la ex-
periencia personal y ms como lazo de unin con el mundo exterior. Aunque en esta
etapa los nios estn en vas de manejar abstracciones de experiencias y poco a poco

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dejan de depender de lo concreto como base para su comprensin, la trasposicin de la
comprensin abstracta a palabras es an ms lenta. El nio que razona: "Un pollo es la
manera que tiene el huevo de hacer otro pollo", est intentando comprender las
relaciones fundamentales que existen ms all de lo obvio, pero su terminologa no es
muy acadmica.

Opiniones, gustos, valores y actitudes se forman y discuten a lo largo de esos aos; en el


proceso, se aclaran las diferencias entre el dicho y el hecho. Los nios son capaces de
desarrollar una verdadera competencia y gozan sus logros en muchos niveles diferentes
del aprendizaje, desde los ms creadores e imaginarios hasta los ms mecnicos. Ansan
participar en el trabajo y la responsabilidad relacionados con tareas importantes desde el
punto de vista funcional. Normalmente, deben desarrollar una creciente tolerancia al
aplazamiento, aunque existen variaciones individuales y cierta confusin ocasionada por
la enseanza social de la satisfaccin instantnea. Pero pueden proyectar al futuro y son
capaces de elaborar algunos planes.

HACIA LA DIFERENCIACIN Y LA FLEXIBILIDAD

ste es un periodo durante el cual los nios empiezan a superar su rigidez anterior y su
bsqueda de absolutos para lograr una creciente capacidad para observar una situacin
desde varias perspectivas, como Rashomn. Con el tiempo, estas perspectivas les
permiten reconocer que las circunstancias condicionan el juicio: valiosa ventaja en el
estudio de la historia y en la respuesta a la literatura. A medida que aumenta su capacidad
de percibir los matices del significado, las posibilidades que les ofrecen las alternativas
empiezan a reemplazar la polaridad esto/aquello de sus aos anteriores. Hasta las
apreciaciones "brillante" y "estpido" tienen grados, y en su propia evaluacin de s
mismos se vuelven capaces de reconocer que no son ni todo lo bueno ni todo lo malo,
sino ms bien "un poco bueno y un poco malo". A veces, pueden rer de una broma hecha
a sus costillas, pero en general prefieren las bromas acerca de los dems. La creciente

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COHEN, Dorothy (1997), Las necesidades individuales y de grupo tienen igual importancia, De los ocho a los
once: los nios intermedios y Cunto pueden aprender, en: Cmo aprenden los nios, Mxico, SEP/Fondo de
Cultura Econmica, pp. 53-55; 222-256; 257-274.
capacidad de diferenciacin, que indica un comportamiento intelectual de tipo ms
adulto, es fcil de observar en estas descripciones de s mismos, hechas por nios de once
aos:

ERIC

Creo que mi punto fuerte es que soy honrado. Tengo buen juicio y buen gusto para elegir
el lugar correcto o la informacin bsica para alguna cosa. Me esfuerzo mucho por ser
buen deportista, pero algunas veces la gente hace trampas en el juego y como no soporto
a los tramposos discuto hasta componer las cosas. Pienso como si fuera responsable de
cuidar dinero y de cerciorarme de que no se pierda, y hago lo mismo ante cualquier otra
cosa.

TINA

Para describirme a m misma, empezar por mis "puntos fuertes". Creo que el principal es
el arte. Me gusta dibujar ms que tocar el clarinete. Pero de todas maneras me gusta
tocar mi instrumento. Mis pasatiempos, aparte de dibujar, son que me gusta coleccionar
tarjetas postales y consigo folletos de viaje de diferentes lugares. Tengo una coleccin
particular de revistas y libros. Mi timidez me impide contar ms. Reconozco que no soy
buena en deportes y lo hago mejor en mi trabajo. (Mi materia preferida es Estudios
Sociales.) Soy bastante buena patinando en hielo y nadando. Me gusta que mis amigas
sean animadas, o tiendo a deprimirme. Eso es bastante tonto, pero creo que no puedo
evitarlo, as he sido toda mi vida. Quiero que mi vida sea normal, pero no parecerme a mi
mam. Deseo tener hijos, pero quiero practicar muchos deportes. Cuando estaba en
cuarto grado, pas por un periodo en que senta lstima de m misma, pero despus me di
cuenta de lo boba que era. Ahora cada vez que me enfurezco conmigo misma, recuerdo lo
que hice.

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COHEN, Dorothy (1997), Las necesidades individuales y de grupo tienen igual importancia, De los ocho a los
once: los nios intermedios y Cunto pueden aprender, en: Cmo aprenden los nios, Mxico, SEP/Fondo de
Cultura Econmica, pp. 53-55; 222-256; 257-274.
No parece haber diferencias sexuales en el funcionamiento intelectual, aunque pueden
discrepar las costumbres sociales de los varones y de las nias. Los resultados de las
pruebas del CI en las que se compara a los varones con las nias son contradictorios y tal
vez varan conforme a los factores de la prueba, que fueron ideados principalmente por
varones adultos. Desde luego, como ambos sexos luchan por ser aceptados en el mundo
del trabajo real y del funcionamiento responsable, las aspiraciones exageradas de los seis
y siete aos de edad ceden el lugar a un mayor realismo al elegir. Pero es posible que las
expectativas sociales que se tienen para los varones y las nias influyan en lo que cada
sexo considera un aprendizaje apropiado para lograrlo y, por consiguiente, tal vez tien en
cierta medida sus elecciones "realistas" de actividad y de preferencia. Sin embargo, ambos
sexos son igualmente capaces de lograr un conocimiento diferenciado de s mismos como
trabajadores, estudiantes y miembros de un grupo. Cuando la "identidad pro-pia" puede
cuestionar y elegir, y aceptar ayuda sin sacrificar su independencia, se minimizan las
desigualdades sexuales en la capacidad de aprendizaje.

La facultad de desarrollo de una creciente objetividad en el pensamiento, tan manifiesta a


partir de los ocho aos, ha sido apenas aprovechada en la escolaridad primaria tradicional.
Por el contrario, la exagerada presin en favor del aprendizaje de memoria y el
refinamiento de las habilidades ha perjudicado el potencial de un autntico crecimiento
intelectual durante esos aos. Esto ha sido claramente revelado por varios estudios acerca
de la capacidad de investigacin de los nios. En uno de ellos, el investigador mostr a
nios de diez aos una pelcula corta que describa un fenmeno cientfico, y los anim a
descubrir las causas del fenmeno haciendo preguntas que motivaran la creatividad, en
lugar de aguardar a que se les explicaran las razones. Esperaba que enfocaran sus
preguntas hacia las categoras a las que perteneca la bsqueda de la solucin. Aunque
trabaj con nios de quinto grado muy brillantes, la renuencia de stos a hacer preguntas
por su cuenta oblig al investigador a concluir que a los diez aos ya haban aprendido a
depender de que "se les alimentar en la boca"; no confiaban en s mismos para proseguir
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COHEN, Dorothy (1997), Las necesidades individuales y de grupo tienen igual importancia, De los ocho a los
once: los nios intermedios y Cunto pueden aprender, en: Cmo aprenden los nios, Mxico, SEP/Fondo de
Cultura Econmica, pp. 53-55; 222-256; 257-274.
una investigacin propia.1 Sin embargo, juegos como Veinte preguntas y La cafetera,*
juegos de cartas y de azar, que los nios practican en forma independiente fuera de la
escuela, son sobre todo juegos en los cuales las reas donde deben buscar las claves se
clasifican de manera sistemtica y se eliminan mediante un proceso de bsqueda,

* Juegos en los que para ganar se requiere indagar y asociar informacin.

En Veinte preguntas, por ejemplo, un nio piensa en un objeto y los dems tienen que
encontrar cul es haciendo preguntas a las que el primero slo contesta con un s o un no.
que es lo que el investigador esperaba que los nios hicieran con el problema de ciencia.

Una razn importante de la discrepancia entre la capacidad para pensar de los nios y su
rendimiento escolar cuando no piensan, parte del hecho de que, en este nivel, la
educacin no ha considerado con respeto el crecimiento caracterstico de la etapa del
desarrollo.

Los nios de primaria estn vidos de informacin y gozan aumentando sus habilidades.
Pero cuando mejor aprenden es cuando el atractivo del contenido es verdadero para su
edad y etapa, cuando la habilidad tiene algn valor observable y cuando el modo de
aprendizaje corresponde al estilo de accin de la niez. Para los adultos responsables del
aprendizaje de los nios, esto significa abordar varios factores importantes al planear el
programa escolar de los nios de ocho a once aos: el nivel de comprensin intelectual
relacionado con la etapa (no con el CI); el que las necesidades de la edad y la etapa sean
independientes y adecuadas, y los sentimientos que acompaan al aprendizaje a cualquier
edad.

Obviamente, no se trata simplemente de recabar datos al estilo antiguo, aunque los


hechos siguen siendo el meollo del razonamiento correcto. Tampoco se trata de dejar que
los nios hagan lo que quieran por s solos, como alternativa al autoritarismo. Los adultos
tienen un papel que desempear para ayudar a los nios a aprender. No es autoritario, y

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COHEN, Dorothy (1997), Las necesidades individuales y de grupo tienen igual importancia, De los ocho a los
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s es importante para los propios nios. Pueden desempear ese papel de manera ms
sensata (en lugar de menos), al tener mayor informacin acerca de las necesidades del
crecimiento y de las capacidades de los nios antes de que intenten tomar decisiones
acerca de lo que debera o no incluirse en la educacin primaria. Los adultos tienen sus
preferencias hacia lo que debera ensearse; los nios tienen sus deseos acerca de qu
aprender. Los adultos tienen sus propias perspectivas, comprensiones y estilos de
aprendizaje; los nios estn intentando alcanzar perspectivas y comprender por medio de
un modo de aprendizaje que difiere del de los adultos en aspectos importantes.

Es necesario que los adultos hagan nuevas preguntas y apren-dan a pensar de manera
diferente en los nios. Deben preguntar, "Cules son los puntos fuertes de los nios de
ocho a once aos que se prestan para el crecimiento intelectual y el saber? Y cules son
sus limitaciones?" Porque, sin duda alguna, la escuela es un lugar para aprender. Pero,
asimismo, aprender debe tener sentido para quien aprende.

Una vez ms tenemos que afirmar, como en el caso de los nios de primaria, que las
habilidades implican entrenamiento ms que indagacin intelectual, y el propsito de la
escolaridad de los nios debe ser la expansin de sus mentes y el engrande-cimiento de la
totalidad de sus personalidades. El aprendizaje de capacidades debe ser considerado un
instrumento necesario para el aprendizaje continuo de los nios, pero no como la meta
ltima de la educacin durante los aos de primaria. El intelecto de los nios debe ser
alimentado con un contenido que tenga sentido; pero, en esta etapa, tener sentido se
refiere a esa porcin del conocimiento adulto que puede ser conceptualizada por los nios
y a la que respondern emocionalmente, de manera que tenga sentido para ellos y que los
adultos tambin la consideren importante.

CUNTO PUEDEN ENTENDER?

Empecemos por considerar el desarrollo intelectual durante esta etapa en trminos que
no sean los de las puntuaciones del CI, que empezaron a ser utilizadas en las escuelas hace
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COHEN, Dorothy (1997), Las necesidades individuales y de grupo tienen igual importancia, De los ocho a los
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unos cincuenta aos e impidieron desde entonces que considerramos a los nios como
tales.

La capacidad de enfrentarse a muchas variables en forma simultnea, por ejemplo, el


tiempo y el espacio -como en geo-grafa e historia-, o la velocidad y la distancia -como en
matemticas->, es una capacidad intelectual que surge entre los ocho y los once aos de
edad, si la oportunidad y el estmulo respaldan las posibilidades de maduracin. Sin
embargo, lo que debe tenerse en cuenta es que la capacidad de enfrentarse a diversas
variables al mismo tiempo apenas empieza a surgir y no se desarrolla de igual manera en
todas las reas de contenido. Tampoco se ha desarrollado por completo en la mayora de
los nios al final del periodo considerado. Por consiguiente, aunque podemos hablar del
lapso entre los ocho y los once aos como aquel en que se da una creciente objetividad,
en realidad existen diferencias bastante importantes entre los nios menores y los
mayores de esta etapa, diferencias que afectan el pensamiento abstracto, el juicio y la
perspectiva, y que son lo bastante reales para ser consideradas en las prcticas del plan de
estudios.

La capacidad de los nios de ocho y nueve aos para comprender ideas y conceptos es sin
duda superior a la de los menores. Sin embargo, se les dificultarn las abstracciones,
porque o bien son por completo ajenas a su experiencia o no las pueden comprender por
analoga. Por ejemplo, el concepto de necesidad les es ms claro cuando se refiere al
alimento o a que la maestra les pidi que llevaran un lpiz, que cuando hace referencia a
la libertad de las naciones, o se la describe como la "madre de la invencin": Los
conceptos de tiempo, espacio y nmero se han profundizado, pero a este nivel los nios
slo pueden ampliar su aprendizaje de uno de ellos a la vez. Es decir, el problema del
nmero de horas que hay en un da en relacin con el nmero de minutos en una hora es
ms apropiado para su capacidad que el problema de cuntos kilmetros recorrer en un
nmero especfico de horas un coche que va a cierto nmero de kilmetros por hora.

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COHEN, Dorothy (1997), Las necesidades individuales y de grupo tienen igual importancia, De los ocho a los
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Al mismo tiempo, todava luchan con la relacin fantasa-realidad que influy en sus aos
anteriores, aunque ya tienen mayor capacidad para captar diferencias ms sutiles cuando
se les ayuda. Por ejemplo, el conejo que pertenece a los de tercer grado no estaba en el
saln despus del fin de semana, y los nios se sentan perplejos y preocupados. Andrea
anunci que al venir a la escuela vio al conejo en la calle, justo en el momento en que se
meta en una callejuela. Todos los nios del saln se entusiasmaron y dijeron que saldran
a buscarlo de inmediato. La maestra los calm dicindoles que deban prepararse para
salir y que tal vez sera mejor mandar un pequeo grupo de reconocimiento. Luego
pregunt a Andrea si estaba segura de haber visto al conejo, y ella no dej duda en su
afirmacin. En ese momento, otro maestro entr con el conejo perdido, que por lo visto
haba caminado hasta su despacho. Desde luego, los nios quedaron encantados, pero la
maestra volvi a la discusin previa y pregunt a los nios de ocho aos, "por qu estaba
tan segura Andrea de haber visto al conejo en la calle?" Despus de una pausa, uno de los
nios se ofreci a contestar: "Creo que tena tantas ganas de verlo, que pens que lo
haba visto". Con lo cual todos los nios afirmaron con la cabeza, mostrndose de
acuerdo.

En su estilo de aprendizaje, los nios an conservan mucho de los rasgos de personalidad


de cuando eran ms pequeos. Todava necesitan manifestar que han comprendido por
medio de movimientos fsicos.

Segn Susan Isaacs.2 el desarrollo del pensamiento en el nio depende, pues, en gran
medida de: "a) el desarrollo de su capacidad para mantener unidos en un acto de
comprensin un gran nmero de hechos y de relaciones; y (aunado a esto) b) la capacidad
para pasar de relaciones sencillas entre las cosas a otras ms sutiles y complejas". Por
consiguiente, la maestra que toma la decisin de estudiar otra cultura, con su grupo de
uno de los primeros aos de primaria, como unidad de estudios sociales, escoger grupos
como esquimales, aztecas, beduinos o indios americanos, ms que griegos, florentinos o

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romanos. Aunque todas son culturas remotas y ajenas a los nios, los estilos de vida de los
primeros grupos tienen una realidad fsica razonablemente poco complicada que podr
observar con facilidad el grupo de esta edad, en tanto que las implicaciones sociales y
estticas de las segundas culturas son demasiado sutiles para ellos. Todos los procesos de
trabajo de los esquimales, de los indios americanos, de los aztecas o de los beduinos estn
integrados a aspectos de sus vidas. Para ellos el arte forma parte de su entorno, cada
objeto que elaboran (ya sea una cuchara o un plato) es en s una obra de arte. La
respuesta directamente fsica a las necesidades cotidianas de supervivencia dependen en
parte de la iniciativa individual y de la autosuficiencia, y en parte del esfuerzo de grupo. La
costumbre global es lo bastante parecida a la tendencia a la actividad, propia de los nios,
para que sea fcil que se identifiquen con ella los de ocho y nueve aos. Por otro lado, la
vida de los florentinos, los romanos o los griegos estaba estructurada de manera ms
compleja como para empezar con stas, y significativa para la posteridad por las
elaboraciones de los conceptos filosficos inherentes a la interaccin social y a la
organizacin esttica. Estos niveles de funcionamiento apenas empiezan a ser
indistintamente aparentes para los nios de ocho, nueve y diez aos, por lo que es ms
beneficioso que se estudien en una etapa posterior.

El lenguaje de los nios de ocho y nueve aos est bien desarrollado para el uso diario,
pero en su mayor parte el lenguaje abstracto Y de formacin de conceptos que poseen
surgi de la comprensin que han adquirido por medio de la actividad y de la experiencia.
(Son muy capaces de emplear palabras que no comprenden, y en un tono muy
conocedor.) No les es fcil manejar solos pensamientos que implican palabras abstractas,
aisladas de toda accin. Por consiguiente, para lograr un aprendizaje eficaz durante la
niez, el contenido debe concordar con el nivel de pensamiento abstracto que poseen
durante esta etapa del desarrollo. Cuando el contenido es real para los nios, sirve para
estimular un mayor crecimiento de su capacidad de enfrentarse a abstracciones.

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COHEN, Dorothy (1997), Las necesidades individuales y de grupo tienen igual importancia, De los ocho a los
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El pensamiento abstracto se presenta antes y con ms rapidez en las ciencias naturales
que en las sociales. Es decir, el principio del pndulo se comprender ms pronto que el
del amor fraternal. Se presenta antes en los nios brillantes que en los ms lentos, pero se
desarrolla en un orden consecutivo fcil de predecir, aunque no se pueda pronosticar con
exactitud a qu edad. En su estudio de los conceptos de los nios en ciencias sociales, la
doctora Lois Wolf obtuvo respuestas a fotografas de fenmenos sociales tales como la
pobreza, la guerra, la vejez y la destruccin de la Tierra y de la gente. Adems descubri
que las percepciones de los problemas sociales se profundizaban en una clara secuencia
de desarrollo hacia una mayor capacidad de abstraccin. Es muy posible que los nios de
menor edad hagan una descripcin directa, no interpretativa de lo que ven:

Aqu hay un nio y aqu una mam y el beb est llorando. y ah est el gato, y el perro por
ac. Aqu hay una estufa. Esto de aqu es para la comida, y hay unos platos y aqu una
toalla. [Nio de 8.5 aos.]

Con un poco ms de edad, la descripcin de la misma fotografa incluye alguna explicacin


y elementos de relaciones, aunque hay tendencia a dar la misma importancia a los
detalles improcedentes que a factores importantes y centrales:

Es una seora que tiene a un beb y a un nio. Parece que est comiendo algo, y all hay
un nio o un hombre. Est sosteniendo un plato, y all abajo hay un gato y es una casa
vieja. [Nio de diez aos.]

Ms tarde, aparecen conceptos fundamentales y amplias estructuras de parentesco en


lugar de los acontecimientos inmediatamente observables; se pueden considerar las
posibles alternativas o mltiples causalidades, como en esta respuesta:

Parecera que esta gente vive en los montes Apalaches, donde son muy pobres y no tienen
mucho que comer. Muy pobres. Y parecen estar, digamos, por completo aislados de la
sociedad. [Nio de doce aos once meses.]' .

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COHEN, Dorothy (1997), Las necesidades individuales y de grupo tienen igual importancia, De los ocho a los
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El importante cambio en la profundidad del pensamiento entre los diez y once aos que
descubri Wolf al investigar la com-prensin de los conceptos sociales en los nios, es
compatible con los hallazgos de Piaget de que, hacia los once aos de edad, ocurre un
cambio similar en una variedad de conceptos abstractos, que van de las matemticas a la
moral; y con los resultados que obtuvo Gertrude Lewis- de marcadas diferencias en el tipo
de preguntas personales hechas por nios de diez aos cuando se les comparaba con las
de nios de once a trece aos. Por consiguiente, una consideracin bsica para planear el
programa de estudios es el grado en que los nios deben depender de ilustraciones
concretas a fin de comprender los conceptos.

A medida que los nios maduran, pueden considerar particularidades y soluciones


hipotticas, a condicin de que todava mantengan cierta relacin con la experiencia
concreta. Su creciente facilidad para enfrentarse a diversas variables a la vez se presta
entonces a alternativas ms imaginativas para la solucin de los problemas.

Muchos nios de once a trece aos empiezan a abstraer ideas centrales ya utilizarlas
como lo hacen los adultos. Por ejemplo, los nios de diez aos pueden estudiar la
organizacin social de los animales sin tener que ser animales. Pueden examinar la
variedad de grupos familiares y de pautas de liderazgo que descubren en el mundo animal
y establecer vnculos con la experiencia humana sin construir un modelo fsico. Su
madurez les permite comprender mejor las causas y sus consecuencias y relacionar lo
particular con lo universal. A los doce aos, dice Wolf, "los nios pueden estudiar una
nacin subdesarrollada en el contexto del significado de una pequea independencia en
un gran mundo; pueden relacionarla con la distribucin de los recursos, la riqueza y
distintas expectativas".

Los acontecimientos y las culturas remotas en el tiempo y el espacio se vuelven accesibles


a su creciente conocimiento, haciendo que su disposicin a la historia sea una nueva
dimensin por medio de la cual establecen un orden en la complejidad. Se interesan cada

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vez ms en los acontecimientos polticos de su poca y esto, combinado con el desarrollo
de su sentido histrico y su capacidad de percibir alternativas, puede alcanzar el camino a
la historia como gua para comprender el presente. Sin embargo, en una poca de crisis
como la nuestra, es necesario que los adultos resistan la tentacin de considerar que los
conceptos abstractos de la conviccin poltica se desarrollan con ms rapidez que otros
conceptos sociales. Diversos estudios del pensamiento poltico de los nios indican la
importancia de las etapas del desarrollo, aun respecto del carcter contemporneo de la
crisis poltica. Demuestran que, antes de los nueve aos, slo existe una percepcin vaga
del gobierno como "algo que flota sobre el pas y que cuida de l". Un estudio mostr que
los nios menores de nueve aos piensan que tenemos una bandera porque "Dios lo hizo
as para que todos supieran cul era el pueblo bueno"; "Si la Estatua de la Libertad
desapareciera no habra libertad"; un buen ciudadano es "la persona cuya casa est limpia
y l es corts">

Otro estudio de las respuestas de los nios de ocho a once aos de edad a la huelga de
maestros en la ciudad de Nueva York en 1968, mostr confusin en cuanto al significado
de una huelga y del papel de los lderes. Slo hacia los once aos los nios pudieron
disociarse de los sentimientos provocados por la alteracin a la rutina de su propia vida
ocasionada por la huelga, y enfrentarse a los factores objetivos implicados.6

Nio de 4 grado

p. Qu sentiste acerca de los padres que entraron por la fuerza a P.S.X? Qu


pensaste de eso?

R. Bueno, pens: qu bueno que lo haban hecho!, entre otras cosas, porque no me
gustaba la escuela de emergencia. Me aburra.

Nio de 4 grado

p. Qu pensaste de la huelga del colegio?

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COHEN, Dorothy (1997), Las necesidades individuales y de grupo tienen igual importancia, De los ocho a los
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R. No me gust tanto. Porque raras veces tuvimos recreo.

Nio de 4 grado

p. Quin era Shanker?


R. El presidente del Consejo, el presidente del Sindicato del Consejo de Educacin.
Nio de 6 grado
p. Qu piensas de la gente que desea obtener sus derechos por medio de una
huelga?
R. Bueno, creo que eso est muy mal, pero si alguien tiene un derecho y mucha
gente est con ellos, y en el Consejo de Educacin, todo el Consejo, Shanker y
Donovan estn en contra de ello, y creas que es una buena idea, sabes, si crees que
es algo indispensable, entonces yo lo hara, sabes, lo hara ... si llegara al punto en
que yo pensara que es algo esencial, algo en verdad indispensable, ira al
ayuntamiento y hara una manifestacin.
Nio de 6 grado

p. En tu opinin, de qu que se trataba? R. La huelga?


P. S. Qu crees que estaban intentando obtener?
R. Estaban intentando obtener que no importe s?, sabes, que no importe en cul
escuela ensea el maestro, si los nios son de diferente color o algo as, pero slo
que todos los nios reciban educacin.
EL PAPEL DE LOS SENTIMIENTOS EN EL APRENDIZAJE DE LOS NIOS

La disposicin intelectual y el modo de aprendizaje son bsicos, pero no es todo lo que se


debe considerar al planear los programas de estudios. El aprendizaje de los nios de ocho
a once aos se ve afectado por sentimientos concomitantes de inters, aburrimiento,
xito, fracaso, mortificacin, alegra, humillacin, placer, sufrimiento y deleite. Son nios
de carne y hueso que responden de manera total, y lo que sienten es un factor constante
que puede ser constructivo o destructivo en cualquier situacin de aprendizaje.

A un nivel, la respuesta emocional puede ser a la naturaleza del trabajo escolar, como lo
escribi este nio tan grficamente:

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Algo est mal. No puedo comprenderlo. Todo este trabajo escolar, no lo soporto. Cada
palabra que miro la odio. Cada problema que hago lo odio. Me encantaba el diccionario
con dibujos. Odiaba el informe. Lo que es ms, lo que odio no puedo hacerlo tan bien
como debiera.

En otro nivel, los sentimientos surgen como respuesta a la interaccin social que se da
durante el aprendizaje escolar:

Querida seora Dorsey,

Roger y yo habamos levantado la mano, luego usted seal a Sarah, entonces esperamos. Luego
habl para llamar su atencin diciendo: "Seora Dorsey". Usted me dijo que dejara de interrumpir,
entonces mantuve levantada la mano. Luego Sarah quiso decir algo e hizo lo mismo que yo
llamndola a usted por su nombre. No pens que usted la escogiera pues acababa de escogerla, y
yo tena levantada la man desde haca ms tiempo. Pero desde luego, usted la escogi. Quiero
mucho a Sarah pero no tengo amigos que sean los consentidos de la maestra. S que Sarah es ms
inteligente Y ms talentosa y mansa como un corderillo, pero aun si usted piensa que ella es mucho
mejor, de todas maneras podra darles oportunidades a otros y no slo estoy enojado, y no lo estoy
diciendo por lo que sucedi acerca de la conversacin, es slo que no es justo. Qu importa que
ella sea ms inteligente que yo? No estoy enojado, pero eso no es justo.

En las escuelas tradicionales, lo que menos se tiene en cuenta de los sentimientos de los
nios es su respuesta a lo que significan para ellos.

Al da siguiente de los homicidios en la universidad de Kent State, los nios de un grupo de


quinto ao llegaron a la escuela muy agitados, con diversos grados de pavor, miedo y
estupefaccin. La maestra contest de inmediato a sus comentarios y preguntas.
Deliberadamente los orient a considerar el problema de obtener informacin exacta tan
poco tiempo despus del desastre en el que muchos haban estado implicados y cuyas
piezas separadas todava no se coordinaban. Los nios reconocieron la sensatez de su
enfoque, pero no podan dejar las cosas all. Pronto estuvieron relatando sus ancdotas

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personales de la violencia que haban testificado. Uno cont cmo un estudiante de
preparatoria granduln haba atacado a un pequeo de sexto grado en los terrenos del
colegio y lo haba aporreado sin piedad, mientras una multitud de nios le gritaba que
cesara. Los nios se haban dirigido con desesperacin al vendedor d helados. "[Haga
algo, haga algo!" Pero ste se encogi de hombros y se mantuvo apartado. Otra nia
relat una pelea entre adolescentes en un campo de juegos pblico, observada de noche
desde las ventanas de las casas. "Las personas llamaron a la polica, pero sta nunca
lleg", dijo. Los relatos siguieron, y todos giraban en torno al mismo tema: la impotencia
de los nios frente a la brutalidad y la violencia. La maestra los dej hablar libremente y
reconoci junto con ellos la validez de sus sentimientos. La leccin objetiva de enterarse
de los hechos antes de emitir un juicio no se haba perdido, pero la respuesta de los nios
a la traicin de los adultos ante las necesidades de seguridad de la niez era por lo menos
de igual importancia, si no mayor, y en esa aula no se neg ese sentimiento.

EL PROGRAMA DE ESTUDIOS DEBE RELACIONARSE CON LAS ETAPAS DEL DESARROLLO

Para elaborar un programa de estudios de primaria que tenga en cuenta la capacidad


intelectual, el modo de aprendizaje y los sentimientos de los nios, debe darse un
rompimiento completo y tajante con la manera convencional de considerar a los nios en
la escuela: es decir, como resultados, como individuos con alto o bajo rendimiento, malo
bien portados, y obedientes o rebeldes a las reglas. Esto no quiere decir que el
rendimiento como tal sea indeseable, que la conducta socialmente constructiva sea
innecesaria, o que las reglas sean un anacronismo. Lo que significa es que en la actualidad
estas tres cosas se exageran llegando a ser caricaturas de su verdadero significado en las
genuinas experiencias del aprendizaje de los nios. Por desgracia, todas ellas se relacionan
sobre todo con los aspectos negativos de la vida y del aprendizaje, con los aspectos
destructivos de la competitividad, de la conformidad y de la obediencia, y con una
excesiva angustia por los exmenes. stos interfieren con la indagacin intelectual sincera,

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que necesita un entorno de apoyo en el que se puedan cometer errores sin miedo a
reproches. Todo debe ser revalorado antes de que podamos llegar a conceptos realistas
de rendimiento, conducta, normas de vida y evaluacin de lo que aprende el nio de
primaria.

La existencia de un nmero innecesariamente grande de "nios que rinden poco" entre


los brillantes en las escuelas primarias debe ser considerada dentro de este marco de
referencia como el recurso desesperado y desgastante de los nios cuyos sentimientos,
inventiva, originalidad de pensamiento y modo de actuar los obliga a protegerse de la
conformidad mediante una simple oposicin a conformarse con la esterilidad que se les
exige. Nadie que escuche las respuestas artificiales de los nios a las preguntas artificiales
de la escuela primaria tradicional puede dudar de que lo que se pide es docilidad y no
pensamiento. Asimismo los que "la hacen", y "la hacen bien", tampoco son
necesariamente mejores que los de bajo rendimiento. Tanto el xito como el fracaso en la
escuela tradicional exigen que se pague un precio en esta poca de competencia frentica
y ansiedad ante el futuro, porque los objetivos mismos, las calificaciones, carecen por
completo de significado.

Las prioridades tergiversadas producen expectativas distorsionadas ya su vez stas


pueden ocasionar relaciones injustas y hasta deshonestas entre maestro y nio. Tomemos
este ejemplo como un caso pertinente: unos padres que visitaban la escuela de sus hijos
durante la semana de escuela abierta comentaron entre s la forma de escribir
excepcionalmente bella de los nios de un brillante grupo de quinto grado. Poco a poco,
se fueron dando cuenta de que, aun cuando la jerarqua de calificaciones era E, B, A, R Y N
(Excelente, Bueno, Adecuado, Regular y No satisfactorio), la calificacin de la mayora de
los trabajos era sobre todo B-, y muy rara vez B. Uno de los padres pregunt a la maestra a
qu se deba aquello. "Oh -dijo la joven, quien era miembro del grupo Phi Beta Kappa (de
excelencia)-, ya no ponemos E". Perplejo, el padre pregunt, "Por qu no?" "El director lo

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COHEN, Dorothy (1997), Las necesidades individuales y de grupo tienen igual importancia, De los ocho a los
once: los nios intermedios y Cunto pueden aprender, en: Cmo aprenden los nios, Mxico, SEP/Fondo de
Cultura Econmica, pp. 53-55; 222-256; 257-274.
decidi as, porque cuando ponamos E, los padres siempre se quejaban de que sus hijos
no fueran ascendidos a las clases de secundaria como nios bien dotados, y podan
sealar todas las E de la boleta. Entonces dejamos de poner E". A los nios de ese grupo se
les enseaba a trabajar tanto como pudieran para lograr la excelencia, aunque, en esas
circunstancias, nunca obtendran una evaluacin de excelencia con ese sistema de
calificaciones. Jams se llev a cabo un seguimiento de esos nios para detectar cuntos
de ellos desarrollaron actitudes negativas o hasta neurticas hacia la escolaridad y la
obtencin de calificaciones. Pero no es muy difcil conjeturar las consecuencias.

El meollo del problema es el enfoque tradicionalmente limitado del programa de estudios


como simple etapa superior del aprendizaje. De este enfoque resultan los exmenes para
evaluar la cantidad y rapidez del incremento de conocimientos, y en estos exmenes
constantes se originan la presin y la competencia por puntos de diferencia. Debemos
preguntar si todo esto es en realidad tan importante para el efecto final en la edad adulta,
como son las actitudes ms vitales hacia la propia personalidad y el aprendizaje que los
programas escolares tradicionales y las pruebas estandarizadas ni siquiera reconocen Y
mucho menos miden.

El estrs provocado por la adquisicin de conocimientos a costa del desarrollo social y


emocional ha sido criticado por expertos en el desarrollo del nio y por psiquiatras. No es
accidental que estn apareciendo lceras en nios pequeos, con un periodo mximo
entre los siete y los nueve aos de edad. No se debe esto a que se ejerce una enorme
presin, tanto en casa como en la escuela, para que se obtengan altas calificaciones? Sin
embargo, aparte de la evaluacin de la salud mental, que es importante por derecho
propio, existe el triste hecho de que el programa escolar para los nios de ocho a once
aos, por simple respeto a los nios en esta etapa del crecimiento, merece un fuerte
enfoque en el aspecto intelectual. Irnicamente, el desarrollo intelectual es en realidad
ms satisfactorio y estimulante cuando se aprovechan los sentimientos e intereses de los

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COHEN, Dorothy (1997), Las necesidades individuales y de grupo tienen igual importancia, De los ocho a los
once: los nios intermedios y Cunto pueden aprender, en: Cmo aprenden los nios, Mxico, SEP/Fondo de
Cultura Econmica, pp. 53-55; 222-256; 257-274.
nios, su etapa de pensamiento y sus relaciones sociales, como apoyo a su deseo de
saber. Pero todava queda por reconocerse esto en la prctica escolar. Cuando se ignora
todo lo vital para los nios a favor de una exhortacin que los presiona a dar gusto a
padres y maestros, repitindoles sin ningn sentido lo que hay en los libros, en realidad
ocurren deformaciones que destruyen la intelectualidad. Por ejemplo, qu tipo de
aprendizaje implica la siguiente conversacin entre un nio de 10 aos y su maestra, que
es estudiante?:

M. Alguna vez te enojas? Nio: S


M. Qu te hace enojar?
Nio: Me enojo cuando s la respuesta y levanto la mano y la maestra escoge a alguien
ms.
M. Por qu te molesta? .
Nio: Porque entonces atin la respuesta para nada.
Este tipo de no inversin en el propio aprendizaje es demasiado comn en las situaciones
educativas en que las recompensas no se relacionan con la satisfaccin de saber y los
nios no pueden sentirse competentes cuando aprenden, sino slo bien portados y dignos
de aprobacin.

Los nios de los aos intermedios estn listos para desarrollarse en varias direcciones al
mismo tiempo. Su escolaridad slo puede servir de apoyo a ese desarrollo mltiple si las
bases rgidas e impersonales del aprendizaje de habilidades y hechos de las que ha partido
la enseanza primaria se someten por fin a nuestra mayor comprensin de los nios. Al
mismo tiempo, tenemos que reconocer las complejas exigencias sociales que deben
afectar su educacin. Si no lo hacemos en esta etapa de la historia, no slo estaremos
dando la espalda a las exigencias de nuestra poca y por consiguiente obstaculizando el
futuro de nuestros nios, sino que les estaremos negando, durante su niez, los
sentimientos de dignidad y la expresin de su propia personalidad que acompaan la

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COHEN, Dorothy (1997), Las necesidades individuales y de grupo tienen igual importancia, De los ocho a los
once: los nios intermedios y Cunto pueden aprender, en: Cmo aprenden los nios, Mxico, SEP/Fondo de
Cultura Econmica, pp. 53-55; 222-256; 257-274.
sensacin de ser competentes, lograda por el desafo percibido y dominado por sus
propios esfuerzos.

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