Ariel y La Tempestad
Ariel y La Tempestad
Ariel y La Tempestad
As habl Prspero
(Jos Enrique Rod. Ariel)
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CARMEN PUJANTE SEGURA
hacer volar sus fines pedaggicos y humanos, Rod recurre y lee a Shakespeare, un clsico,
como si de una parbola se tratara. como clsicas en su mayora y no por casuali-
dad fueron las lecturas del dramaturgo ingls
Emprendiendo el estudio comparativo, casi
volcadas en La tempestad: Virgilio con el primer
tres siglos median entre La tempestad, fechada y
cuadro de la Eneida, Longo con Dafnis y Cloe,
estrenada en 1611, y Ariel, al filo del siglo XX por
Ovidio con ecos del libro sptimo de las Meta-
su publicacin en el ao 1900. Se suele hablar de
morfosis, brotes clsicos de los que se aliment a
la obra dramtica, y as se ha hecho desde su
su vez y por antonomasia otra fuente ineludible,
recepcin crtica, como la ltima escrita slo de
los Ensayos (1580- 1588) de Montaigne, recien-
su propia mano por Shakespeare, si bien algunos
temente traducidos al ingls en la poca del
especialistas, como Harold Bloom 2 , retrasan
dramaturgo. . L. Pujante 4 , a partir de Menn-
creaciones como A Funeral Elegy (1612), Henry VIII
dez Pelayo, tambin alude al parentesco de un
(1612- 1613) o The Two Noble Kingsmen (1613).
cuento de Noches de invierno de Eslava (1609) y
Sera la ltima en ser escrita sin colaboracin
de Espejo de prncipes y caballeros de D. Ortez
pero la primera en el conocido primer infolio de
de Calahorra (1562), adems de a La bella Sidea
1623, convirtindose as en su testamento ms
del alemn J. Ayrer (1540- 1605). Contando con
por el motor invisible de la casualidad. Por su
ese sustrato de temas y motivos folclricos y
parte, el Ariel de Rod entra, por su fecha, en la
mitolgicos, en la memoria reciente continuaba
rbita de la recepcin de Shakespeare cuando
por otra parte el episodio del naufragio del barco
sta escapa a las posibilidades de un rpido
que navegaba en direccin a la colonia inglesa
resumen, en palabras de Carlos Pujol 3 , esca-
de Virginia, suceso que se llev por escrito a las
pando tambin, desde Uruguay, de la rbita
crnicas del momento
europea y de la angloamericana que la ha hecho
tan suya. Sin embargo, y a pesar de la transparente in-
fluencia del ingls sobre el uruguayo en el largo
Jos Enrique Rod, humanista y europesta,
discurso del maestro de Rod, Brotherston 5 de-
bebi de la fuente shakespeariana extrayendo y
tecta un mayor peso de dos figuras francesas del
asimilado la savia del espritu arielista con el que
siglo XIX, el fillogo e historiador Ernest Renan y
se le ha acabado asociando perennemente. Con
su figura del intelectual, y el ensayista y activista
todo, no se limit a nutrirse nicamente de ella
Alfred Fouille. Se ha de destacar, por una parte,
pues, de hecho, la riqueza y vastedad de su lec-
que Renan fue el primer humanista que abord
cin y de su filosofa es el fruto de un sinfn de
la religin catlica desde un prisma raciona-
lecturas, tal y como se comprueba con la amplia
lista, espritu que entra en perfecta consonancia
red transtextual diseminada en su Ariel. Leemos
con los ideales arielistas, y por otra, que Fouille
referencias explcitas a La tempestad shakespea-
sobresali principalmente por su singular eclec-
riana, ya en las primeras lneas con la presenta-
ticismo en el intento de aunar metafsica e idea-
cin del marco ficcional de la obra, o ms tarde
lismo, caracterstica que tambin se puede en-
aludiendo a La titania de Sueo de una noche
trever ideolgicamente en la obra rodoniana,
de verano. Otras referencias se hallan al final, y
eclctica por antonomasia en todo su desplie-
entran en relacin manifiesta con el espritu aqu
gue filosfico.
postulado: El bondadoso genio en quien Sha-
kespeare acert a infundir () tan alto simbo- Con todo, M B. Castro Morales 6 prefiere con-
lismo; l cruzar la historia humana, ento- siderar el concepto de funcin cultural a hablar
nando, como en el drama de Shakespeare, su
cancin melodiosa, par animar a los que trabajan
4
y a los que luchan. Pujante, ngel- Luis (ed. y trad.) (1998), La tempestad,
Madrid: Espasa- Calpe.
5
Brotherston, Gordon (ed., intr.., notes) (1967), Ariel, Cam-
2
Bloom, Harold (1998), Shakespeare: the invention if the bridge: The University Press.
6
human, London: Riverhead Books. Castro Morales, Mara Beln (1989), Jos Enrique Rod en la
3
Pujol, Carlos (ed.) (1975), The tempest = La tempestad, edad eclctica, La Laguna, Universidad de la Laguna
Barcelona: Bosch (ed. bilinge). (Tesis doctorales/ Universidad de la Laguna).
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ARIEL: SHAKESPEARE Y ROD. BAJO UN MISMO ESPRITU
de influencia o incluso de fuente, de acuerdo Carlos Real de Aza 8 lo identifica con el gnero
con el eclecticismo imperante a finales del XIX y valorado en los ltimos aos del siglo XIX y alu-
principios del XX, la poca de Rod, idea por ella dido por Brunetire, en su vertiente literaria pero
defendida y compartida aqu. Por ello, incluimos tambin ideolgica, de los sermones laicos, g-
aqu la obra de Shakespeare como funcin, y nero que alimentaron las oraciones rectorales
vinculamos esta idea, por un lado, con la recep- de colacin de grados y otras piezas de elocuen-
cin del ingls en el siglo XX, inconmensurable y cia acadmica () una especie de discursos del
dispersa tal y como se dijo anteriormente, y por trono de un siempre pretendiente poder cultu-
otro, con ese en clsico del que participa Ro- ral, y del que fue testigo el joven Rod desde
d, un espritu que, no obstante, no es exclusivo, universidades francesas, con los ejemplos de
sino que se trata de uno de entre los que des- Emerson o Andrs Bello o el mismo Renan. Se
embocan en ese torrente eclctico finisecular de caracteriza dicho gnero por un eclecticismo de
funciones culturales. carcter religioso -entre el cristianismo y la laici-
dad-, por la solemnidad exigida tanto por la cir-
Una cuestin de inters desde el compara-
cunstancia como por el pblico, adems de por
tismo literario y desde un foco ahora intrnseco,
poseer un emisor que decide erigirse como
inmanente, aflora con el estudio genrico de las
orientador de la sociedad y un estilo juvenil,
dos obras aqu presentadas: aunque se transfiere
comunicativo, persuasivo, apelativo, de cariz
un espritu de una a otra, La tempestad es una
siempre optimista, y a ello se ajusta perfecta-
obra teatral y Ariel -por mayora entre sus estu-
mente el estilo rodoniano. Hablemos o no, pues,
diosos- un ensayo, si bien ambas caracterizacio-
de un sermn laico de estilo francs, Ariel de
nes como gneros han sido discutidas desde la
Rod se podra albergar bajo el espritu del en-
teora crtica.
sayo, esa prosa de ideas, argumentativa y libre,
Generalmente, desde la crtica se alude a La que emplearon o incluso del que necesitaron los
tempestad como tragicomedia pues, finalmente, recin nacidos intelectuales de finales del siglo
se acaba produciendo la regeneracin tras la XIX para expresar sus ideas, de acuerdo tambin
desgracia y la victoria, tambin moral, de aqul con el espritu respirado en esos momentos.
al que el pblico considera el justo. Especialistas
Sin embargo, y a pesar de la divergencia ge-
en Shakespeare han hablado tambin de la in-
nrica, podramos subrayar cierta similitud ele-
fluencia de la especie pastoril en la oposicin
mental para las obras que nos incumben: como
planteada en la obra entre la naturaleza y la cor-
en el teatro, esa oratoria sagrada llevaba por
te, como hace Kermode, o de visionary co-
Rod a la escritura ha de contar indispensable-
medies para Ariel (no entendida tal denomina-
mente con una audiencia, ya real ya ficticia; de
cin como (sub o macro) gnero) junto con Sue-
hecho, y en particular, en el marco ficcional des-
o de una noche verano, como hace H. Bloom,
crito por un narrador omnisciente se nos des-
quien, con todo, habla para la obra de comedia
cribe un aula en la que se sitan los discpulos de
atendiendo a la relacin entre Prspero y Ariel,
Prspero rodendolo en su ltima clase, oyentes
pero no a la existente entre Prspero y Calibn.
annimos salvo uno, Enjolrs, bautizado con el
Similar problemtica emerge cuando se nombre de un personaje de Los miserables de
aborda el Ariel de Rod: long essay para G. Victor Hugo. Esa clase no se hubiese celebrado
Brotherston, (no) una novela ni un libro didc- sin esos receptores ficcionales. Y aunque se su-
tico (sino un) gnero intermedio que con tan pone un pblico en el horizonte exterior del au-
buen xito cultivan los franceses, y que en Es- tor, como sera la juventud a la que Rod dedica
paa es casi desconocido segn Clarn 7 , orato- su obra expresamente en el paratexto, o como el
ria sagrada para Rod en Ariel En su edicin, pblico selecto por Shakespeare al que van diri-
8
Rod, J. E., (1985) Ariel. Motivos de Proteo, Caracas: Ayacu-
7
Rod, Jos Enrique (1971), Ariel, Madrid: Espasa- Calpe cho (2 ed.) (Prlogo de Carlos Real de Aza, ed. cro-
(estudio crtico de Leopoldo Alas Clarn). nolgica de ngel Rama).
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CARMEN PUJANTE SEGURA
gidas las innovaciones buscadas especialmente Por su parte, Brotherston observa una fami-
en el mbito escnico de La tempestad, acaba liarizacin de Rod tanto en Ariel como en El
por caer en la indistincin del receptor sempi- mirador de Prspero (1909) con La tempestad del
terno y annimo de la literatura. Shakespeare, y aade: Indeed, he went so far as
to explain to the reader of Ariel the significance
Shakespeare, una vez ms, sabe desplegar
of the characters in the essay in shakespearian
una rica variedad estilstica junto con una ma-
terms. El ejemplo particular de la recurrencia al
gistral flexibilidad en la versificacin. El estilo,
concepto e idea de espritu, entre otros mu-
segn L. Astrana 9 en su breve prlogo, participa
chos, nos lleva a hablar aqu, ms que de in-
de la magia de la comedia (). En ninguna pro-
fluencias en el estilo, de reminiscencias cons-
duccin shakespeariana se da tan raro fen-
cientes y patentes en la red isotpica tejida por
meno. No aparecen juegos de voces. Todo es
el ensayista en torno a los ideales erigidos y es-
sobrio, jugoso, limpio, fantstico, elegante, fe-
culpidos en La tempestad shakespeariana.
rico, en una palabra (). Si bien puede resultar
discutible algn aspecto de su apreciacin, lo Desde este mismo prisma intratextual, el tra-
mgico y lo ferico se amolda perfectamente al tamiento en cada obra del espacio y el tiempo
estilo y espritu de esta obra caracterizada por el es simblica y cuidadosamente ajustado. La lec-
juego, ms que de voces si se quiere, de inter- cin ltima del maestro Prspero ante sus edu-
pretaciones, tal y como aqu se viene mante- candos tiene lugar en una sala de estudio ro-
niendo. deada de libros, en un atardecer esbozado mo-
dernistamente al final de la obra, esto es, del
Como oratoria sagrada o sermn laico, el en-
discurso, cronotopo ptimamente escogido y
sayo de Ariel posee un estilo parentico y muy
descrito. En esa aula se sita el Ariel esculpido, -
retrico, como se observa en las continuas ape-
como un numen de su ambiente sereno- un
laciones a la segunda persona de sus oyentes;
bronce primoroso. Tras presentar el marco de la
segn C. Real de Aza, tambin posee una n-
trama ficcional y tras describir la estatua y a
dole mixta o anfibia literario- ideolgica y litera-
Prspero, comienza la larga exposicin en estilo
rio- filosfica, ndole que concuerda con el esp-
directo del maestro (que, traspasando la ficcin,
ritu heredado de la obra shakespeariana. Rod
seguramente sobrepasara el tiempo de una
pinta imgenes artsticamente modernistas en
clase, mientras que Shakespeare s parece buscar
un estilo sumamente cuidado y delicado, acorde,
la adecuacin con el intervalo temporal de la
por ejemplo, con la exigencia del genio alado de
representacin escnica, aunque sea difcil con-
Ariel: Desplegadas las alas; suelta y flotante la
seguirlo). Tambin hay que contar con el espacio
leve vestidura, que la caricia de la luz en el bron-
creado para el relato simblico, en un nivel
ce damasquinaba de oro () todo en la actitud
hipodiegtico, del rey hospitalario, espejo mo-
de Ariel acusaba admirablemente el gracioso
dernista y metafrico del recurrente espacio
arranque del vuelo. Por otro lado, al concepto
interior. Se trata de un marco ficcional, atempo-
del espritu tambin recurre el escritor uruguayo
ral pero en un aula, en el que se produce la
en contadas ocasiones, no slo para aludir a
transmisin oral con todo su simbolismo, excusa
Ariel, desplegando un extenso abanico de signi-
para la enunciacin ensaystica de Jos Enrique
ficados: describiendo de Prspero su voz magis-
Rod, plenamente contempornea y crtica en
tral (sic), que tena para fijar la idea e insinuarse
1900. La transposicin de niveles, desde los fic-
en las profundidades del espritu, o aludiendo
cionales hacia los reales, aunque se trate de un
por ejemplo a la formacin en la intimidad de
defecto de lector, resulta evidente en esta obra
vuestro espritu, para ceir a l vuestra perso-
de Rod; y ente sentido, Castro Morales sigue el
nalidad moral y vuestro esfuerzo.
anlisis semitico de la estructura de Ariel de O.
Ette 10 quien, en trminos genettianos, afirma
9 10
Astrana, Luis (trad., prlogo y notas) (1976), La tempestad. Ette, Tomar y Heydenreich (eds.) (2000), Jos Enrique
La doma de la brava, Madrid: Espasa- Calpe (7 ed.). Rod y su tiempo: cien aos de Ariel. 12 Coloquio in-
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ARIEL: SHAKESPEARE Y ROD. BAJO UN MISMO ESPRITU
que la diccin se enmarca en la ficcin, en co- interpretaciones de las dos obras vertidas desde
rrespondencia con un sincretismo de los gneros todos los puntos, tal y como se ver ms ade-
literarios destinado a las concentracin de lo lante.
literario y lo filosfico en un discurso donde lo
A grandes trazos, el repertorio de persona-
tico y lo esttico se funden en una propuesta
jes de La tempestad no se aleja del habitual con
de modernidad latinoamericanista.
una dama y un galn Fernando y Miranda-, un
El dramaturgo ingls, si bien no era lo habi- barbas, villanos, graciosos Slo destacare-
tual en sus obras, hace el intento de seguir en La mos a nuestro favor una caracterizacin somera
tempestad las clsicas reglas espacio- tempora- de ese barbas, Gonzalo, el mismo que profiere
les, y as lo hace anclando la accin (la verda- el famoso discurso que suscribe lneas de los
dera unidad aristotlica) en unas horas y en una Ensayos de Montaigne, personaje que para Pujol
isla deshabitada (aunque tampoco sea estricto), representa el viejo soador que todava cree
accin dirigida por la batuta mgica de Prs- posible la armona universal que haba buscado
pero, el mago, el director, el taumatrgico pro- el antiguo humanismo; el humanismo renacen-
tagonista. Segn C. Prez Gallego 11 , la isla no es tista y clsico en general siempre busc la armo-
slo un bello marco esttico de grandiosa be- na de los binomios, binomios pronunciados
lleza sino tambin un espacio de relaciones pol- precisamente en la caracterizacin de los perso-
ticas. Naturaleza y poder se unen en una curiosa najes de esta obra shakespeariana y en el plan-
simbiosis que coloca The tempest en un lugar teamiento ideolgico o filosfico de la obra ro-
muy preferente en cualquier ejemplo del tema doniana.
de construccin de una nueva Utopia (sic);
The Tempest is more Ariels play than Cali-
stos pueden ser algunos de los significados
bans, and much more Prosperos, afirma H.
para este espacio creado por Shakespeare.
Bloom, decantndose por la valoracin de ste
De esta manera, respectivamente los crono- ltimo, como al fin y al cabo se decantan los
topos se ajustan a la accin de la obra dramtica especialistas que a la obra se acercan segn su
y al argumento del ensayo, creando en ambas lectura. Se ha visto en este personaje, de acuer-
un aura simblica y mgica, con los ecos idlicos do con una de las posibles interpretaciones, la
y utpicos que exige la ltima enseanza del autobiogrfica, a un William Shakespeare, como
maestro que daba las clases con una figurilla de un scholar, o irnicamente incluso como a
bronce presidiendo el aula, al atardecer de su harassed overworked actor- manager, scolding
vida, y que exige tambin un mundo innomi- the lazy actors, praising the good ones in con-
nado, alejado no sabemos cunto de Npoles y noisseurs language, segn Northrop Frye (cita-
Miln en el que pasaban sucesos extraordinarios. do por Bloom). Sin embargo, aunque Rod deci-
Pero ms all de la ficcin, tal y como se postul de titular su ensayo con el nombre del genio
al inicio, el teln de fondo histrico y cultural alado, tambin rescata a Prspero en su papel de
para ambas obras y, por ende, de sus autores, scholar, y de hecho en su boca pone el largo
viene marcado por el Renacimiento de Shakes- discurso que bien utiliza el intelectual uruguayo
peare y un neorrenacimiento y revalorizacin muy a su favor para diseminar un espritu y unas
clsica entre la elites intelectuales de fin de siglo, ideas que eran ms suyas que de la ficcin.
en cuyas filas se encontraba el mismo Jos Enri-
Calibn, hijo de la bruja Scorax, criado des-
que Rod y su generacin. Este dato marcar las
obediente de Prspero, segn Bloom en la lnea
de su tesis vendra a significar la creacin e in-
terdisciplinario de la Seccin Latinoamrica del Insti- vencin por parte de Shakespeare de the half-
tuto Central para Estudios Regionales de la Universi- human como character y como role de un
dad de Erlangen- Nrnberg, Madrid: Iberoamericana; actor. Tambin este personaje secundario ha
Frankfurt am Main: Vervuert. seducido a los ms variados crticos con interpre-
11
Prez Gallego, Cndido (1979), El testamento de Shakes-
peare: The tempest, Valencia: Publicaciones del Insti- taciones ideolgicas, psicoanalticas, histricas,
tuto Shakespeare de la Universidad de Valencia. etc.; ejemplo de ello es Mannovi , quien elabor
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CARMEN PUJANTE SEGURA
una teora, aunque respondida por Aim Csarie pio personaje de Ariel tambin ha sido foco di-
y su discpulo F. Fanon, sobre el carcter de los recto de otras tantas. Sin embargo, y siguiendo
personajes de Shakespeare, de cara a una expli- la lnea de su original lectura, Bloom considera
cacin de conductas y smbolos, teora susten- que Ariel is more a figure of vast suggestiveness
tada en los estudios realizados sobre nativos than a character possessing an inwardness avail-
malgaches: Calibn, por ejemplo, vendra a sim- able to us, except by glimpses. Como para la
bolizar la vctima del complejo de inferioridad de obra teatral en cuestin, Shakespeare parece
los colonizados respecto a quienes los someten dejar, conscientemente o no, la semilla, las semi-
debido a su esclavitud. Pero tambin ha atrado llas, a partir de las cuales florecern las distintas
a artistas del ms diverso signo, como escritores, interpretaciones sin decantarse, al menos que lo
y el caso ms significativo podra ser Renan con podamos saber, por una privilegiada entre ellas.
su obra Caliban (1878), fuente directa para el Si es cierto lo que Bloom afirma, ciertamente
espritu de Rod, seduciendo a pesar de sus con- Shakespeare as lo ha conseguido: sugerirnos,
notaciones negativas siempre pronunciadas a sugestionarnos, invitarnos a la explotacin de la
costa de su ambigedad, ya que en realidad en mina de La tempestad y de un personaje como es
la obra shakespeariana tampoco llega a ser des- Ariel. En esa virtualidad y esa ambigedad han
crito fsicamente. A l alude explcitamente en crecido las mltiples lecturas, y entre ellas, de
varias ocasiones Rod en Ariel en oposicin ex- manera sorprendentemente sincrtica, la reali-
plcita al genio del aire; Calibn, segn el narra- zada por el mismo Rod en Ariel.
dor en Ariel, es smbolo de sensualidad y de
Explica Leopoldo Alas 12 con fervor en su edi-
torpeza.
cin de Ariel la siguiente idea: En la oposicin
Se podra oponer Ariel a cada uno de los per- entre Ariel y Calibn est el smbolo del estudio
sonajes de La tempestad por una de sus cualida- filosfico potico de Rod. El Clarn crtico ana
des, estableciendo una amplia red de oposicio- de este modo fructfera y conscientemente filo-
nes. Es l quien ha fingido la tempestad, gracias sofa y poesa, posiblemente los constituyentes
a la magia y la orden de Prspero, motor de la de la esencia de nuestro espritu, y adems, alude
accin; es l quien gua a Fernando hasta la cue- a la cuestin antinmica ofrecida por J. E. Rod
va para encontrarse con Miranda y enamorarse en su obra, en la que postula insistentemente el
en el acto I; es quien evita un asesinato por parte ideal que ansa a la vez que lo opone al situado
de Sebastin, mientras Calibn bebe y bebe en en el margen ms opuesto.
otro lado de la isla en el acto II; es quien se hace
Bien y Mal, humanismo y utilitarismo, inteli-
pasar por arpa para mover a los enemigos al
gencia e instinto, civilizacin y barbarie/ salva-
arrepentimiento en el acto III; quien representa
jismo, un yo y el otro, incluso modernidad y
una mascarada por las bodas en el acto IV; y
posmodernidad equilibrio y armona, clsicos
quien gana su libertad tras cumplir con los man-
entre los clsicos, buscan en sus obras Shakes-
datos de Prspero en el quinto y ltimo acto.El
peare y Rod. Con todo, se trata de binomios
len de Dios quiere decir Ariel en hebreo, y por
peligrosos por cuanto, con poco, pueden girar
el antepasado etimolgico en gran parte de las
sobre su propio eje y cambiar de direccin; de
lenguas europeas lo vinculamos connotativa-
hecho, ello es lo que consigue el cubano Roberto
mente con el elemento del aire, como lo hace
Fernndez Retamar (fillogo clsico, existencia-
explcitamente Rod: (simboliza) la parte noble
lista) en su ensayo Calibn Apuntes sobre Nues-
y alada del espritu. Ariel es el imperio de la ra-
tra Amrica. Parece que todo gira sobre una
zn y el sentimiento sobre los bajos estmulos de
serie de antinomias, giro ininterrumpido que nos
la irracionalidad; es el entusiasmo generoso (),
llevara a ninguna salida. Hacer sinnimo el utili-
la espiritualidad de la cultura; la vivacidad y la
tarismo de la barbarie, y ello a su vez antnimo
gracia de la inteligencia ().
De idntica manera como se vierten mlti-
12
ples interpretaciones sobre La tempestad, el pro- Rod, Jos Enrique (1971), Ariel, Madrid: Espasa- Calpe
(estudio crtico de Leopoldo Alas Clarn).
161
ARIEL: SHAKESPEARE Y ROD. BAJO UN MISMO ESPRITU
de los ideales humansticos, sinnimo a su vez nuestros tiempos. Se podra discutir si a esa rea-
de civilizacin (producto de otra operacin ma- lidad constatada por Bloom contribuira la exis-
temtica: la suma de cristianismo y helenismo) -y tencia de ese amplsimo abanico de interpreta-
as sucesivamente-, podra darse la vuelta con ciones de la obra, seleccionado aqu, de la misma
facilidad. En los cuentos de la postmodernidad manera como se podra pensar que ese mismo
del siglo XX y del XXI, como no vale el tercero de hecho, la amplitud interpretativa, no puede
los hermanos, tampoco vale el David de un Go- hacer validar una sobre otra, y que llevarlas au-
liat, ni la civilizada barbarie contra la brbara nadas a un escenario, en toda su semiologa, es
civilizacin ni Calibn contra Ariel. Y si de rup- una tarea tan complicada como imposible sin
tura de dicotomas, de caras y de cruces, se trata, ser por ello derrotistas-. Adems, llegar al signifi-
superemos el pugilato americanismo versus cado ltimo que abrace como quintaesencia los
cosmopolitismo. Por su parte, Rod fue un semas diversos y dispersos tampoco parece vis-
hombre de corazn cientfico y de mente bata- lumbrarse; quizs, con todo, podramos pensar
lladora, una batalla que intent lidiar con sus en ese noema o metasema, abstracto como este
saberes, ya no europeos, ya no americanos, sino espritu, que en la expresin podra bautizarse
del mundo. Ello no le rest valor alguno en su osadamente como Ariel.
peculiar hazaa, y no hizo de l ser menos
Como dira E. Ramn Trives 14 a propsito del
americano ni americanista.
mensaje potico pero trado aqu a colacin,
De coartada nos servira no considerar las () esas notas o semas virtuales, catalizados
numerosas interpretaciones y sus significados de por virtud de la dimensin sintagmtica, son los
manera imbricada; desde determinados focos responsables del a menudo inagotable mensaje
tericos se han subrayado unos u otros por di- potico, quiz por esa necesaria condicin
versos motivos ideologas, escuelas, personali- humana de la relatividad de las cosas, y no por
dades, etc.-, pero no por ello han de excluirse. De impertinencia del Signo potico, que de ser
hecho, y as se defiende aqu, La tempestad se ha algo especial, es polipertinente (). As, es
convertido en una mina para interpretaciones quizs lo latente, lo virtual en la obra de Shakes-
diversas, responsables a su vez, seguramente, de peare en general, y en sta en particular, lo ex-
la valorizacin ininterrumpida de la obra. Con plotado en diversas ramificaciones, aprove-
todo, Palmer 13 ofrece esta afirmacin referida al chando esa polipertinencia, o incluso la poli-
siglo XX, afirmacin que se podra hacer efectiva semia tanto de sus personajes como del propio
tambin en nuestro siglo XXI: As it emerges lenguaje. Ello lo vierte a su favor Rod, por
from the great variaty of modern criticism, The ejemplo, en la amplia red de isotopas desple-
tempest is a play of disenchantment as much as gada en cada rincn de Ariel, red que bien podra
an enchanting romance. Efectivamente, la pola- ser motivo de estudio.
rizacin en las lecturas y en las interpretaciones,
Es en este punto en el que la justificacin de
no slo de especialistas, se ve reafirmada para el
la comparacin entre La tempestad y Ariel extrae
caso particular de La tempestad. Este hecho re-
sus ms ricos frutos. Como se ha venido repi-
sulta adems sugestivo ante la perspectiva de la
tiendo, de la fuente textual shakespeariana
recepcin de esta obra desde su creacin hasta
entre otras J. E. Rod extrae, ms all de la clara
hoy, realidad que hace de la literatura, del arte,
transtextualidad en sus diversas vertientes y de
del teatro, lo que son.
los personajes, un espritu; y casualmente, las
Adems, como afirma Harold Bloom, junto a interpretaciones para la primera se tienden en
Sueo de una noche de verano, La tempestad es, paralelo sobre la segunda, como la alegrica, la
de las obras de Shakespeare, la que recibe la utpica, la mstica, la histrica y otras, en cada
peor interpretacin e incluso representacin en una de las cuales se recalar a continuacin.
13 14
Palmer, D. J. (ed.) (1985), The tempest: a casebook, Hound- Ramn Trives, Estanislao (1979), Aspectos de semntica lin-
mills: MacMillan. gstico- textual, Madrid: Ediciones Istmo.
162
CARMEN PUJANTE SEGURA
Adems, como se viene defendiendo, todas for- gora de las relaciones humanas que hacen del
man parte de una corriente enica clsica o clasi- vnculo del poder a los sometidos un exemplum
cista, que eterna y circularmente se repite a lo por seguir.
largo de la historia y la cultura. Un intelectual
Tpicos y motivos para la lectura en clave
esmerado como Rod, suponemos, no pasara
alegrica se hallan dispersos en esta obra teatral
por alto estas consideraciones, y de hecho las
de principios del siglo XVII, como en tantas otras
tendra en cuenta en la eleccin de ese perso-
de ese perodo: el motivo del laberinto, el viaje
naje para hacerlo protagonista de su obra. Por
de ida y de vuelta, la tempestad inicial, el valor y
ello, un nuevo estudio comparativo entre ambas
la magia de la palabra, la simbologa de la isla
obras puede tener cabida y justificacin.
despoblada, el mar, el hombre salvaje Asi-
Una de las primeras interpretaciones pro- mismo de manera ms general la propia inter-
puestas para La tempestad de Shakespeare es la pretacin de tipo alegrico fue recurrente du-
alegrica, que se relacionara especialmente rante el Renacimiento, como lo fue la recupera-
con el cuidadoso tratamiento de los elementos cin mitolgica. Porque tambin hay mitologa
de la naturaleza, el arte y la educacin. Explci- en la obra, como por ejemplo en los dioses a los
tamente, as lo postula Palmer: Civilisation, go- que aluden los personajes, como hace Ariel en la
vernment, and the values of society, breeding, descripcin de la tempestad al referirse a Nep-
education, and virtud, are achieved by Art, cita tuno y a Jpiter.
que ayuda valiosamente a no perder de vista la
Tambin la educacin es tratada alegrica-
consideracin conjunta de las interpretaciones,
mente por Shakespeare en su obra teatral. Al
aqu metodolgicamente autnomas. Adems,
comienzo de La tempestad, Miranda parece
estos puntos comunes en la literatura renacen-
adoptar el papel de alumna y de oyente ante su
tista han sido vinculados por especialistas como
padre, cuando ste decide que es el momento
Kermode con las representaciones pastoriles, y
para contarle a ella y al pblico, claro el mo-
por ello llega incluso a postular un primer es-
tivo pasado de su permanencia en una isla slo
bozo de La tempestad dentro de esa especie
habitada por ellos. As, antes de narrarle el su-
genrica. Ms all del Renacimiento en el que se
ceso de su expulsin del ducado en Miln y de
inscribe, es interesante bosquejar un recorrido
describirle a su hermano traidor, Antonio, le da a
por la recepcin de esta obra (estudio privile-
conocer su magia, el motor de esa tempestad. Y
giado desde la literatura comparada en la actua-
como Prspero en Ariel, adopta un estilo apela-
lidad), atenindonos a esta interpretacin, tal y
tivo y atractivo para quien le escucha en esta
como hace Palmer; afirma que en el Neoclasi-
escena (I. ii.), dentro y fuera de la ficcin: Sit
cismo en los siglos XVII y XVIII, sin dejar de valo-
rarla en su tratamiento de la fantasa, se prest
menos atencin a estas cuestiones filosficas, los vaivenes de un corazn tan bondadoso que de sal-
signo contrario a la interpretacin posterior del var al padre va a pasar a salvar a un prncipe nufrago.
Romanticismo del XIX, desde Coleridge hasta La tentacin y el complot se funden en una bella ar-
mona con un espacio encantado de devolucin, de
nuestros das, la cual especialmente hoy tambin
restauracin moral. Parece que Shakespeare buscara
en la crtica se halla dividida en interpretaciones una idea espiritual de llegar a un orden y un perdn a
de signos extremos. Esta interpretacin es de- travs del milagro (). The tempest se movera enton-
fendida y alegada hasta la saciedad por C. Prez ces en un difcil equilibrio entre mitologa y poltica, y
Gallego 15 , pues para l La tempestad es una ale- sera como un exemplum ms de cmo se llega a la ar-
mona a travs de la palabra. El teatro cumple as su
misin solemne (). Valga este fragmento para con-
15
La escena de Ariel atacando los tres pecadores aade a siderar la exhaustiva lectura alegrica operada a lo lar-
la Morality un vago sentimiento de ritual religioso y ya go de El testamento de Shakespeare: The tempest, por
no se trata de un mero problema poltico, sino de un este autor; y aunque es cierto que las ms de las veces
punto donde confluyen las ideas de magia y moral. no sigue un orden y un concierto establecidos, ello
Queda fuera el mundo virginal de Miranda y su forma precisamente nos sirve aqu para demostrar la imbri-
de huir del pecado se pone de relieve en la aversin a cacin, a veces imposible de deshacer, de todas ellas.
un mal que puebla la isla. Su actitud est centrada en Op.cit.
163
ARIEL: SHAKESPEARE Y ROD. BAJO UN MISMO ESPRITU
down./ For thou must now know farther. [Sin- Otra de las interpretaciones hace de La tem-
tate, / pues has de saber ms], estilo ms evi- pestad una obra utpica en el ms amplio sen-
dente cuando Prspero dice lo siguiente casi al tido, atendiendo en especial a otra de las oposi-
final de su parlamento: Here in this island we ciones en ella planteadas, como es la establecida
arrived, and here/ have I, thy schoolmaster, ma- entre idealismo versus realismo/ utilitarismo. A
de thee more profit/ than other princess can, ello contribuye el poso neoplatnico floreciente
that have more time/ for vainer hours, and tutors en Shakespeare y heredado por Rod: la con-
not so careful [Llegamos a este isla y aqu yo,/ tu templacin de la Verdad y la Belleza en pos del
maestro, te he dado una enseanza/ que no Bien son encarnadas en el personaje de Prspero
gozan los prncipes, con horas/ ms ociosas y acertadamente tanto en La tempestad como en
tutores menos esmerados] 16 . Ariel. Tampoco se ha de pasar por alto la utopa
que significa una isla desierta en una poca in-
Y aqu tendemos un nuevo puente entre
determinada: el anclaje espacial y temporal es
ambas obras, ya que las ideas de Ariel de Rod,
difuminado de manera consciente por el autor,
en palabras de C. Real de Aza, flotaban dentro
en un sin- lugar y un sin- tiempo que hacen de
de ese contorno en una comunidad cultural de
La tempestad una utopa tambin en su crono-
valores y vigencias, y as se comprueba en nu-
topo.
merosas citas y referencias de autoridades, des-
de Renan a Guyau, Amiel, Bagehot, Tocqueville, Prspero vendra a simbolizar ese filsofo
Emerson, Bourget Estas ideas tenan como neoplatnico, idealista, as como el humanista
teln de fondo un trance histrico particular que del Renacimiento, opuesto a Antonio, el poltico
polticamente puede fijarse entre la efectividad realista, siguiendo ideas de ngel- Luis Pujante, y
de los regmenes constitucionales elitistas de la aadiendo a todas stas una oposicin ms. Esa
primera mitad del siglo, para el fuerte sector de utopa tambin se reflejara, por otro lado, en la
la intelligentsia burguesa. Prima el capitalis- mezcla de ficcin y realidad, de sueo y vigilia,
mo monopolista y el imperialismo en la cresta de con alusiones directas a ella en La tempestad.
la ola colonialista, la cultura moderna, ninguna Famoso se ha hecho el parlamento de Prspero
religin protagonista, y la anomia, segn Real en esa obra en el cual se habla de la materia de
de Aza siguiendo a Durkheim. los hombres: los sueos, como se puede leer en
la frase introductoria a este trabajo: We are such
Arte es Ariel como estatua broncnea, es mi-
stuff/ as dreams are made on; and our little life/ is
tologa como genio alado, es renacimiento por su
rounded with a sleep. A la confusin entre sueo
espritu, y es alegora de la cultura y la inteligen-
y vigilia tambin aluden los personajes cuando,
cia. En la obra de Rod, habla el maestro Prs-
aturdidos y embriagados, no pueden entender
pero de la inmortal excelencia de esa fe que,
los sucesos mgicamente extraordinarios que
siendo en la juventud un instinto, no debe nece-
creen estar viendo. Tambin en Ariel de Rod
sitar seros impuesta por ninguna enseanza,
leemos alusiones a esa cara y esa cruz: De ju-
puesto que la encontraris indefectiblemente
ventud del alma, o, lo que es lo mismo, de un
dejando actuar en el fondo de vuestro ser la su-
vivo sueo, de gracia, de candor, se compone el
gestin divina de la Naturaleza. Rod era un
aroma divino que flota sobre las lentas jornadas
helenista empedernido, amante de todo el
del Maestro a travs de los campos de Galilea
mundo clsico, participando de su espritu, here-
(). Tambin defiende, utpicamente aunque
dndolo y propagndolo; y as lo demuestra
nos pese, la licitud de soar con la aparicin de
diciendo en Ariel: Cuando Grecia naci, los dio-
generaciones humanas que devuelvan a la vida
ses le regalaron el secreto de su juventud inex-
un sentido ideal ().
tinguible. Grecia es el alma joven, como el arte,
siempre joven, porque es eterno. Tambin se relacionan estos binomios con el
trasfondo cultural en el que se halla inmersa la
obra de Rod, en paralelo a ciertos ideales del
16
Seguimos la traduccin de ngel-Luis Pujante (Madrid, trance renacentista que hemos identificado en la
Espasa- Calpe, 1998).
164
CARMEN PUJANTE SEGURA
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ARIEL: SHAKESPEARE Y ROD. BAJO UN MISMO ESPRITU
La interpretacin mtica y la ritualista tam- cuna, y acto seguido cita a Renan, con ese cris-
bin se han ofrecido para la obra La tempestad, tianismo helnico, el ms primitivo, el verdadero
desde el paganismo, en paralelo, si se quiere, y esencial para Rod. Adems, habla sin cesar de
con la interpretacin que se podra considerar en la fe en la juventud, rezumando puro opti-
las antpodas desde el cristianismo. stas ven- mismo y rozando el utopismo una vez ms . Y
dran a relacionarse a su vez con los elementos mucho ms adelante aludir a la propia figura de
de la ciencia y de la magia, presentes en la obra. Jess, interpretado tambin desde su particu-
C. Manlove 17 considera que, si bien el efecto es lar cristianismo: La originalidad de la obra de
idntico y no se dan diferencias esenciales, cier- Jess no est, efectivamente, en la acepcin
tamente en las ltimas obras de Shakespeare literal de su doctrina () sino en haber hecho
(Pericles, Cymbeline, The Winters Tale y The tem- sensible, con su prdica, la poesa del precepto,
pest) se insiste de manera especial en la idea de es decir, su belleza ntima, y alude seguida y
lo providente y lo sobrenatural. Sin embargo, la explcitamente al ascetismo cristiano, que no
purificacin y la redencin del alma en la mstica supo ms que una sola faz del ideal, excluy de
del cristianismo resultaran un tanto absurdas su concepto de la perfeccin todo lo que hace la
para quienes ven ms pronunciado el laicismo o vida amable, delicada y hermosa (). Se hace
incluso acristianismo de esta obra. Rod tambin con el espritu de la filosofa cris-
tiana (entroncada a su vez, no se olvide, con la
Por una parte, los cultos mistricos de la an-
platnica), para llevarlo a su terreno una vez
tigedad pagana quizs resultan para nuestros
ms. El espritu de Ariel es pues una filosofa, una
intereses muy vagos precisamente por su ampli-
religin y una ideologa en una summa que hace
tud; por otra parte, los sucesos extraordinarios y
de ello pura esencia. De ah su complejidad, qui-
maravillosos eran propios de los romances
zs superior a la que podran asimilar los alum-
ingleses. Es el poder y la magia de la encantadora
nos de la ltima clase de Prspero. En Rod cris-
msica de la que se vale Ariel para atraer a Fer-
taliza toda una corriente de ideas de todo tipo
nando; pero tampoco era tanto hechizo espec-
que se remonta a lo ms primitivo, acercndolo,
tacular (si no lo es en s el Teatro) el hecho de
de manera casi imposible, al contexto del que
que se mostrase Ariel invisible por la magia de su
forma parte. Contextualizar y actualizar de este
amo, ya que los espectadores lo podramos ver,
modo todo este crisol de ideas, con justicia, es
siendo conscientes as del artificio mgico del
una tarea ardua que Rod sabe superar, y que no
teatro. A esta consideracin se ha de aadir lo
muchos supieron entender ni entonces ni ahora.
que Palmer observa y destaca para esta obra
shakespeariana: extravagantes tcnicas dramti- La histrica es otra interpretacin pro-
cas en la escenografa espectacular, debidas a la puesta, interpretacin marcada por el colonia-
influencia de The Court Masque, a form of lismo de fondo en la Europa de los siglos XVI y
private enternainment, que vivi su punto l- XVII, y la descolonizacin del siglo XIX. Conse-
gido bajo el reinado jacobino segn ese editor. cuencia de la apertura y el descubrimiento de
Por lo tanto, se ha de considerar como otro fac- nuevos mundos fue la anttesis, recurrida entre
tor destacable esta moda teatral a modo teln los intelectuales del Renacimiento del s. XVI,
de fondo para La tempestad. entre primitivismo y civilizacin, con el debate
siempre de fondo de la responsabilidad humana
Dice Prspero a sus discpulos: La idea cris-
en esos menesteres. Segn Pujante, La tempes-
tiana, sobre la que an se hace pesar la acusa-
tad sera en este sentido un documento hist-
cin de haber entristecido la tierra proscribiendo
rico del discurso colonialista. Calibn simboli-
la alegra del paganismo, es una inspiracin
zara el salvaje y el esclavo colonizado, pero no
esencialmente juvenil mientras no se aleja de su
exclusivamente el indio americano. Pareja a la
cuestin histrica anda la interpretacin del
17 Nuevo Mundo, uno de los significados de esa
Manlove, Colin N. (1981), The GAP in Shakespeare: the
motif of division from Richard II to The Tempest, Lon- utpica isla alejada e innominada, as como la
don: Vision: Barnes & Noble. del mundo nuevo, como se puede comprobar
166
CARMEN PUJANTE SEGURA
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ARIEL: SHAKESPEARE Y ROD. BAJO UN MISMO ESPRITU
simbolizadores de sus propios autores, Shakes- poca, Ariel se inscribe y se escribe en el fin de
peare y Rod, intentan alzar la voz ms all de siglo en el Ro de la Plata, momento y lugar, se-
sus obras y extrapolarlas de un modo autobio- gn W. L. Bernecker en su artculo incluido en
grfico, tal y como han subrayado numerosos Jos Enrique Rod y su tiempo, marcados por la
especialistas, coincidiendo para ambas obras. competencia econmica en el mercado latinoa-
As, niveles ficcionales se diluyen, con una ambi- mericano, las inversiones extranjeras en la Am-
gedad elevada a posteriori a la ensima poten- rica Latina, el avance estadounidense, y las ac-
cia. Es la despedida de Prspero ante su pblico ciones y reacciones en ambos sentidos.
en el teatro con un eplogo que termina apelati-
Por otro lado, se ha visto en La tempestad
vamente as: As you from crimes would pardo-
shakespeariana incluso una historia encubierta
ned be,/ let your indulgence set me free [Igual
del teatro ingls de la poca, con la renuncia al
que por pecar rogis clemencia/, libreme tam-
oficio del viejo Shakespeare, o una narracin
bin vuestra indulgencia]; y es la despedida de
simblica de la muerte de Enrique IV de Francia,
Prspero (leemos al final de su parlamente en
en la que el rey sera Ariel, siguiendo a Pujol en
Ariel: As habl Prspero, como Zaratustra) ante
su edicin. La interpretacin autobiogrfica y
unos ficticios alumnos, annimos, en especial
meta- teatral parecen ir de la mano en este ca-
para su aventajado Enjolrs, a quien se le cede
so: La tempestad sera el testamento gracias al
verdaderamente la ltima palabra en estilo di-
azar del dramaturgo ingls, como un reflejo de
recto de Ariel: La vibracin de las estrellas se
s mismo con sus preocupaciones vitales y tea-
parece al movimiento de unas manos de sem-
trales, y como un teatro dentro de su teatro bajo
brador, sembrador como autor, taumaturgo,
su propia batuta. Lo que destaca Pujol es que
hacedor.
ante todo Shakespeare se despidi del teatro de
El Prspero arielista es el maestro, el scholar, un modo sumamente enigmtico y su obra no se
de manera paralela a la estimacin de J. E. Rod deja explicar de una manera convincente por
como maestro de maestros; de hecho desem- nadie (y aqu no se ha intentado). Tampoco esta
pe su labor como profesor de la universidad interpretacin es tomada al azar por Rod; dice
de Montevideo sin llegar a pisar las aulas en Prspero a sus oyentes y a sus lectores en Ariel:
un bachillerato, sorprendentemente. De su vida, Sed espectadores atenciosos all donde no po-
Gasc Contell 18 destaca su serenidad helnica, dis ser actores. Con esta reminiscencia teatral,
en plena consonancia con su obra completa y sin pretende tambin mover a la accin, accin
dejar de hacerlo compatible con incursiones tambin entendida como contemplacin huma-
polticas, aunque breves, como diputado movido nstica, pero no opuesta ni excluyente de sta.
por reaccin intelectual en momentos de pol-
tica agitada. Vida y obra van de la mano en esta
personalidad, y es ello lo que hace de Rod un Todas las ideas aqu propuestas siguen una
Prspero, adems de un fiel seguidor de un misma direccin y un mismo blanco: la fe en un
espritu por l esculpido. Predicar con el ejemplo mismo espritu, un espritu cosmopolita y euro-
es lo que pretende ensear en Ariel, y eso hace peizante, compartido por otros artistas incluso
su autor ms all de la ficcin, haciendo de sta traspasando las fronteras de la literatura, que
una especie de filosofa de vida que abandera y nos permite sugerir un atractivo comparatismo
practica. Tambin se ha visto en la biografa in- literario, cultural e incluso histrico. En el caso
telectual de Jos Enrique Rod cierto cariz mo- particular de J. E. Rod, por ejemplo, segn Mar-
dernista, desde la vocacin optimista hasta la ga Grag en su trabajo En marcha a la sociedad
crisis espiritual fruto del desengao y el des- moderna latinoamericana dentro de Jos Enri-
moronamiento de los ideales juveniles. Adems que Rod y su tiempo, el americanismo de J. E.
de congeniar con su personalidad y la de la Rod, as como el de sus contemporneos, se
ramifica en un americanismo literario, cultural,
18
Rod, J. E., (1971), Ariel, Salamanca: Anaya (estudio de E. poltico y heroico, que ensambla a la perfeccin
Gasc Contell). en Ariel.
168
CARMEN PUJANTE SEGURA
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ARIEL: SHAKESPEARE Y ROD. BAJO UN MISMO ESPRITU
propio Rod, llevado al terreno de su Amrica: tesoro de la juventud antes de que se esfume
Todo el que se consagre a propagar y defender, como un sueo.
en la Amrica contempornea, un ideal desinte-
resado del espritu arte, ciencia, moral, sinceri-
dad religiosa, poltica de ideas debe educar su
voluntad en el culto perseverante del porvenir.
Con cierta seguridad, el valor simblico e
BIBLIOGRAFA
implcito en Shakespeare se ha hecho polidrico
y explcito gracias a la responsabilidad casi ex-
clusiva de sus intrpretes. Tambin quizs el Ediciones de La tempestad de W. Shakes-
hecho de que prime la sutil sugerencia en esta
peare:
obra le ha otorgado esa calidad que ha atrado a
los especialistas: la inexistencia de una autoriza- Astrana, Luis (trad., prlogo y notas) (1976), La
cin y de una decantacin, terica o explcita tempestad. La doma de la brava, Madrid: Es-
(como para el resto de sus obras), por parte de su pasa- Calpe (7 ed.).
creador, Shakespeare, ha logrado que enarbolen Dymkowski, Christine (ed.) (2000), The tempest,
la libertad interpretativa quienes gustan de ella; Cambridge: Cambridge University Press.
y seguramente, privilegiar una de las diversas
opciones no supondra sino contravenir al pro- Gibson, Rex (ed.) (1998), The tempest, Cambridge:
pio aire y espritu de La tempestad. Cambridge University Press.
Dicen que la fe se tiene o no se tiene. Aqu se Palmer, D. J. (ed.) (1985), The tempest: a casebook,
ha sentido y as se ha justificado la creencia en Houndmills: MacMillan.
un espritu encarnado por Shakespeare, erigido Pujante, ngel- Luis (ed. y trad.) (1998), La tem-
como idneo representante y reflejo de un tran- pestad, Madrid: Espasa- Calpe.
ce histrico peculiar, y heredado por Rod. Ese
espritu ha traspasado un momento y un lugar en Pujol, Carlos (ed.) (1975), The tempest = La tem-
la era de la historia y en la ficcin, as como ha pestad, Barcelona: Bosch (ed. bilinge).
sobrevolado mltiples interpretaciones y disqui-
siciones en su rica polisemia artstica. En estado
virtual viven muchas de sus riquezas, como la- Ediciones de Ariel de Rod:
tente contina estando, a pesar de este estudio Brotherston, Gordon (ed., intr.., notes) (1967),
comparativo, mucho de lo heredado por J. E. Ariel, Cambridge: The University Press.
Rod.
Rod, Jos Enrique (1971), Ariel, Madrid: Espasa-
Seguida la estela del espritu alado de Ariel a Calpe (estudio crtico de Leopoldo Alas Cla-
travs del surco del tiempo, no queda otra op- rn).
cin que saberse uno ms de los que escucharon
a Prspero, jugando y aleccionando con la magia ------------------------ (1971), Ariel, Salamanca: Anaya
en no sabemos qu isla de qu mar, o instru- (estudio de E. Gasc Contell).
yendo con una estatua en el centro de no sabe- ----------------------- (1985) Ariel. Motivos de Proteo,
mos qu aula. Bajo las alas del genio siempre Caracas: Ayacucho (2 ed.) (Prlogo de Carlos
queda la utopa sin tiempo ni lugar en el que Real de Aza, ed. cronolgica de ngel Ra-
todo es posible, como posibles pueden ser todas ma).
las tempestivas y arielistas lecturas que se han
realizado y se realizarn con todo derecho. Tener
fe en la juventud es creer en el optimismo y en la Bibliografa general:
perfectibilidad y seguir creyendo en ello sa-
biendo que tenemos el derecho, utpicos de Bloom, Harold (1998), Shakespeare: the invention
nosotros y siempre jvenes. Disfrutemos del if the human, London: Riverhead Books.
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