28 Jeremias

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La Santa Biblia

Jeremas
Versin de Mons. Juan Straubinger

Libro 28 de la Biblia
Catequesis del Papa sobre los cnticos de Jeremas
Jeremas 2
Jeremas 3

Introduccin
En cuanto a los datos biogrficos, Jeremas es el menos ignorado entre
todos los profetas de Israel. Hijo del sacerdote Helcas, naci en Anatot, a 4
kilmetros al norte de Jerusaln, y fue destinado por Dios desde el seno
materno para el cargo de Profeta (1, 5). Empez a ejercer su altsima misin
en el decimotercio ao del rey Josas (638-608) es decir, en 625. Durante ms
de 40 aos, bajo los reyes Josas, Joacaz, Joakim, Joaqun (Jeconas) y
Sedecas sigui amonestando y consolando a su pueblo, hasta que la ciudad
impenitente cay en poder de los babilonios (581 a. C.).
Jeremas no comparti con su pueblo la suerte de ser deportado a
Babilonia, sino que tuvo la satisfaccin de ser un verdadero padre del
pequeo y desamparado resto de los judos que haba quedado en la tierra de
sus padres. Ms cuando sus compatriotas asesinaron a Godolas, gobernador
del pas desolado, obligaron al Profeta, a refugiarse con ellos en Egipto,
donde, segn tradicin antiqusima, lo mataron porque no cesaba de
predicarles la Ley de Dios. La Iglesia celebra su memoria el 1 de mayo.
Jeremas es un ejemplo de vida religiosa, creyndose que se conserv
virgen (16, 1 s.). Austero y casi ermitao, se consumi en dolores y angustias
(15, 17 s.) por amor a su pueblo obstinado. Para colmo se levantaron contra
l falsos profetas y consiguieron que, por mandato del rey, fuesen quemadas
sus profecas. El mismo fue encarcelado y sus das habran sido contados, si los
babilonios, al tomar la ciudad, no le hubiesen libertado.
Su libro se divide en dos partes, la primera de las cuales contiene las
profecas que versan sobre Jud y Jerusaln (captulos 2-45), y la segunda
rene los vaticinios contra otros pueblos (captulos 46-51). El primer captulo
narra la vocacin del Profeta, y el ltimo (captulo 52) es un apndice
histrico.
Cuanto menos comprendido fue Jeremas por sus contemporneos, tanto
ms lo fue por las generaciones que le siguieron. Sus vaticinios alentaban a los
cautivos de Babilonia, y a l se dirigan las miradas de los israelitas que
esperaban la salud mesinica. Tan grande era su autoridad que muchos crean
que volvera de nuevo, como se ve en l episodio de Mateo 16, 14. Los santos
Padres lo consideran como figura de Cristo, a quien representa por lo
extraordinario de su eleccin, por la pureza virginal, por el amor inextinguible
a su pueblo y por la paciencia invencible frente a las persecuciones de aquellos
a los cuales amaba.
Jeremas 4
Jeremas Captulo 1 5

El Libro de Jeremas

Prlogo

Captulo 1
Vocacin del profeta
1
Palabras de Jeremas hijo de Helcas, de los sacerdotes que habitaban en
Anatot, en tierra de Benjamn; 2al cual lleg la palabra de Yahv en los das
de Josas, hijo de Amn, rey de Jud, el ao decimotercero de su reinado, 3y
luego en los das de Joakim, hijo de Josas, rey de Jud, hasta el fin del ao
undcimo de Sedecas, hijo de Josas, rey de Jud, hasta la deportacin de
Jerusaln, en el mes quinto. 4Me habl Dios en estos trminos:
5 Antes de formarte en el seno materno te conoc;

y antes que salieras del seno te santifiqu;


para profeta entre las naciones te he constituido.
6Yo contest: Ah, Seor, Yahv! he aqu que no s hablar, porque soy

un adolescente.
7Yahv me respondi: No digas: Soy un adolescente.

sino anda a dondequiera que Yo te enviare,



1 ss. Anatot, pequea localidad, a pocos kilmetros al norte de Jerusaln, en los confines de
la tribu de Benjamn, que juntamente con la de Jud integraba el reino de Jud, cuya capital era
Jerusaln. El ao decimotercero (versculo 2): Josas empez a reinar el ao 638 cuando tena
ocho aos. El ao decimotercero corresponde al ao 626 o 625 a. C. Muri ese rey piadoso el
ao 608 en la batalla de Megidd, despus de haber destruido la idolatra (cf. II Paralipmenos
34, 1-7). Joakim (no confundir con Joaqun o Jeconas), hijo de Josas (versculo 3) rein de 608
a 597; Sedecas, el ltimo rey, de 597 a 587, ao en que fue destruida Jerusaln y deportado su
rey a Babilonia.

5. La vocacin de Jeremas comienza por un dilogo entre Dios y el profeta, que muestra
que ste desde antiguo haba sido elegido como instrumento en manos de Dios, y que su
vocacin corresponde a un plan librrimo del Seor, el cual elige a quien quiere (cf. Juan 15, 16;
Romanos 9, 15 s.; xodo 33, 19). Ntese la gradacin retrica de los trminos conoc...
santifiqu... he constituido. Los dos primeros expresan la voluntad predestinadora y salvadora de
Dios, el tercero seala la realizacin de esa voluntad en el hombre. De este verso deducen San
Agustn y otros Padres que el profeta, estando an en el seno materno, fue purificado del pecado
original, como ms tarde el Precursor de Cristo, San Juan Bautista (cf. Lucas 1, 41).

6. Vase igual humildad y desconfianza de s mismo, en Moiss (xodo 4, 10), y en Isaas (6,
5).

7 s. Dios refuta amablemente las objeciones a del joven profeta, le explica lo que significa
ser enviado de Dios y le promete su auxilio contra los ataques de los enemigos. El verdadero
profeta y predicador es necesariamente perseguido porque no se conforma con el mundo (cf.
Mateo 10, 24 ss.).
Jeremas Captulo 1 6
y habla todo cuanto Yo te dijere.
8No tengas miedo delante de ellos,

porque Yo estoy contigo


para librarte orculo de Yahv.
9Despus extendi Yahv su mano y tocando mi boca me dijo:

He aqu que pongo mis palabras en tu boca.


10Mira, Yo te pongo hoy sobre naciones, y sobre reinos,

para desarraigar y derribar,


para destruir y arruinar,
para edificar y para plantar.
Carcter de la misin del profeta
11
Y me lleg la palabra de Yahv, que dijo: Qu ves Jeremas?
Respond: Veo una vara de almendro. 12Y me dijo Yahv: Bien has visto;
porque yo velo sobre mi palabra para cumplirla.
13Y me vino la palabra de Yahv por segunda vez, que deca: Qu ves?

Y contest: Veo una olla hirviente que viene de la parte del norte.
14Entonces me dijo Yahv:

Del norte se difundir el mal


sobre todos los habitantes del pas.
15Pues he aqu que voy a llamar

a todas las tribus de los reinos del norte,


dice Yahv, las cuales vendrn,
y pondrn cada cual su trono
a la entrada de las puertas de Jerusaln,
y sobre sus muros todo en derredor,
y sobre todas las ciudades de Jud.
16Y pronunciar contra ellos mi sentencia

por todas sus maldades;


por cuanto me han abandonado
y quemado incienso a otros dioses,
postrndose ante la obra de sus manos.
17Cie tus lomos, yrguete,


10. Se cumplirn todas las profecas que pronunciares por orden ma, las buenas y las malas,
de manera que sers como un constructor y destructor de reinos.

11. Una vara de almendro. El almendro es el primero de los rboles de la primavera, por lo
cual es figura de la vigilancia. La metfora quiere decir que Dios vela sobre el cumplimiento de los
vaticinios de su profeta (versculo 12). La Vulgata vierte: una vara vigilante.

13. Una olla hirviente: el rey Nabucodonosor de Babilonia, el cual ha de venir desde el
norte, por el pas de Siria. Es llamado hirviente por el furor con que actuar como instrumento de
Dios.

17 s. No les tengas miedo (cf. versculo 8): Hay un temor y un pudor que lleva a la muerte,
y otro que lleva a la vida. La primera virtud que debe tener el profeta es no hacer caso de los
Jeremas Captulo 2 7
y diles todo cuanto Yo te mandare;
no les tengas miedo,
no sea que Yo te confunda delante de ellos.
18He aqu que hoy te pongo por ciudad fortificada,

y por columna de hierro,


y por muro de bronce
contra toda esta tierra;
contra los reyes de Jud,
contra sus prncipes y sus sacerdotes,
y contra el pueblo del pas.
19Ellos te harn guerra,

mas no prevalecern contra ti;


porque contigo estoy Yo,
dice el Seor, para librarte.

I. Vaticinios contra Jud y Jerusaln

Captulo 2
Ingratitud de Israel
1Me lleg la palabra de Yahv, que dijo:
2Anda y grita a los odos de Jerusaln, diciendo:

juicios de los hombres. Por eso, Dios les dio a los profetas un semblante como una ciudad de
metal, como una piedra de diamante y como una columna de hierro, a fin de que no temiesen las
injurias de su pueblo, sino que menospreciasen la desvergenza de sus escarnecedores con frente
serena y grave (San Jernimo, A Pamaquio). Efectivamente, los enemigos, entre los cuales se
hallaban tambin sacerdotes, no consiguieron que el profeta callase antes de haber cumplido su
trgica misin.

1. Este primer vaticinio de Jeremas se dirige a Jud y contiene tres ideas principales: 1, el
profeta recuerda a Israel los das felices de la liberacin; 2, Dios les hace reproches por haberse
olvidado de l; 3, los acusa de haber elegido a otros dioses, impotentes dolos. Estas ideas,
generales van desarrollndose en los captulos que siguen.

2. Comparacin muy frecuente en la Sagrada Escritura: Israel es la esposa del Seor, por lo
cual la apostasa se describe con preferencia bajo la imagen de fornicacin (3, 1 ss.; Deuteronomio
32, 21; Ezequiel 16, 15; Oseas 2, 2 ss.; Santiago 4, 4 s., etc.). La juventud de Israel es su estada en
Egipto y en el desierto. Con gran delicadeza alude Dios a este pobre origen, que fue el del pueblo
israelita todo entero, cuyos fundadores, los doce hijos de Jacob, eran poqusimos y peregrinos
en esa regin (Salmo 104, 12 s. y nota), ya que, como lo hace notar San Ireneo, en lugar de
gozarse de las promesas hechas por Dios a Abrahn y a sus descendientes, pasaron extremas
penurias (Gnesis 42, 1 ss.), debiendo recurrir a Egipto hasta que fue Jacob a vivir como
peregrino en la tierra de Cam (Salmo 104, 23). Y poco despus, pasada la dinasta semtica de
los hyksos, favorable a Jos (xodo 1, 8 ss.; Hechos de los Apstoles 7, 18), empez una
constante persecucin y miseria para el pueblo hebreo a medida que se multiplicaba en Egipto, y
as fue por largos aos, al menos 250. Tal era, pues, la nfima situacin de Israel cuando Dios
resolvi salvar a su pueblo escogiendo a Moiss (xodo 3, 7 ss.), figura de Cristo en cuanto
Jeremas Captulo 2 8
As dice Yahv:
Me acuerdo de la piedad de tu juventud,
del amor de tus desposorios,
y cmo me seguiste por el desierto,
en una tierra donde no se siembra.
3Israel es cosa santa para Yahv,

primicias de sus frutos;


cuantos le devoran se hacen culpables;
vendr sobre ellos el mal
orculo de Yahv.
4Escucha la palabra de Yahv,

oh casa de Jacob,
y todas las familias de la casa de Israel.
5As dice Yahv:

Qu tacha hallaron en M vuestros padres,


para alejarse de M, e irse tras la vanidad,
hacindose vanos ellos mismos?
6No decan: Dnde est Yahv,

el que nos sac del pas de Egipto,


el que nos condujo por el desierto,
por una tierra yerma y barrancosa,
tierra de sequa y de sombra de muerte,
tierra por donde nadie pasa
y no vive hombre alguno?
7Yo os introduje en una tierra frtil,

para que comierais sus frutos y sus riquezas;


pero vosotros, cuando entrasteis, contaminasteis mi tierra,
y de mi heredad hicisteis una abominacin.
8Tampoco los sacerdotes decan:

libertador (Isaas 61, 1 = Lucas 4, 18) y tambin en cuanto fue originariamente rechazado por su
pueblo (cf. Hechos de los Apstoles 7, 36 ss. y nota).

3. Cosa santa para Yahv: Cf. xodo 4, 22; 19, 5 s. y notas. Siendo Israel la nacin
teocrtica, pertenece por entero a Yahv, as como son de l todas las primicias de los frutos (cf.
Levtico 23, 10; Oseas 9, 10). Quien toma las primicias para comerlas comete un sacrilegio (cf.
Levtico 22, 10 y 16). De la misma manera, el que ataca al pueblo escogido, se levanta contra Dios
ser castigado por l mismo.

5. Vanidad y vanos son sinnimos de idolatra e dolos. Como el siervo anda tras su seor,
as Israel anda tras los falsos dioses.

7. La profanacin del pas, que era heredad de Dios, y no propiedad de Israel, consiste en el
culto de dioses ajenos que eran tratados como si fuesen los seores de la tierra de Dios. Vase
Salmo 77, 58 ss. As tambin nosotros, cada vez que pecamos, destruimos el templo de Dios e
injuriamos al que habita en nosotros (San Agustn). En vez de tierra frtil dice San Jernimo,
segn su costumbre, Carmelo, porque en hebreo una misma palabra significa tierra frtil y
Carmelo.
Jeremas Captulo 2 9
Dnde est Yahv?
Los que guardaban la Ley no me conocan;
los pastores se rebelaron contra M,
los profetas profetizaron por Baal,
y se fueron tras los que de nada sirven.
9Por eso litigar an con vosotros,

y con los hijos de vuestros hijos, dice Yahv.


10Pasad a las islas de Kitim, y ved,

enviad (mensajeros) a Cedar, e informaos bien,


y ved si jams ha acontecido cosa como sta.
11Acaso nacin alguna ha cambiado de dios?

y ni siquiera son dioses aqullos


pero mi pueblo ha trocado su Gloria
por lo que de nada sirve.
12Pasmaos, oh cielos, de esto,

horrorizaos
y quedaos atnitos en extremo, dice Yahv.
13Porque dos maldades ha cometido mi pueblo:

Me han abandonado a M,
fuente de aguas vivas,
para excavarse cisternas,
cisternas rotas, que no pueden retener el agua.
14Es acaso siervo Israel? O vernculo?

Cmo, pues, ha venido a ser presa?


15Rugieron contra l los leoncillos,

y dieron sus bramidos,


y convirtieron su tierra en un desierto;
sus ciudades han sido quemadas
y quedan sin habitantes.
16Los hijos de Menfis y de Tafnis


8. Hasta muchos sacerdotes y profetas, que de un modo ejemplar deberan servir a Dios, se
han plegado a Baal el dios de los cananeos. Vase Ezequiel 22, 25 s.

10 s. Kitim (nombre antiguo de Chipre) y Cedar (parte septentrional del desierto de Arabia)
son representantes de los gentiles. No os da vergenza al ver que estos paganos no cambian sus
dioses, y que tributan a sus dolos mayor reverencia que vosotros al Dios vuestro, que es el Seor
del cielo y de la tierra? Su Gloria (versculo 11): Gloria (en hebreo: Cabod): se usa como nombre
de Dios.

13. Los dolos son como pozos que no contienen agua. Son vanos y vanidad (versculo 5), ni
pueden dar auxilio a nadie. Es la misma queja que profiere Jess en Juan 5, 40. l tambin,
hablando con la samaritana, se compara a un manantial de aguas vivas (Juan 4, 13 s.; 7, 38).

14. Israel no es esclavo, sino el pueblo de Dios, pero por sus vicios ha llegado a ser presa de
otras naciones, los asirios y babilonios. Vase Salmo 77, 61 ss. Vernculo se llamaba el esclavo
nacido en la casa de su amo.
Jeremas Captulo 2 10
trasquilan tu cabeza.
17 No te has acarreado esto

por dejar a Yahv t Dios,


al tiempo que l te guiaba por el camino?
18Y ahora, por qu vas a Egipto

para beber el agua turbia?


Y por qu vas a Asiria
para beber las aguas del Ro?
19Tu misma maldad te condenar,

y t misma apostasa te va a castigar,


para que sepas y veas cuan malo y amargo te es
el haber abandonado a Yahv tu Dios,
y haber perdido mi temor,
dice el Seor Yahv de los ejrcitos.
El culto de Baal
20Ya desde tiempo muy antiguo
quebraste tu yugo, rompiste tus coyundas,
y dijiste: No quiero servir.
Porque sobre todo collado elevado,
y bajo todo rbol frondoso
te acostaste como ramera.
21Y Yo te haba plantado cual vid selecta,

toda de buena semilla.


Cmo, pues, has degenerado


16. Las ciudades de Menfis y Tafnis representan a Egipto, que era uno de los opresores que
humillaban a Israel. Trasquilan tu cabeza; en seal de tu esclavitud. La Vulgata vierte: te
estupraron hasta la coronilla de la cabeza.

18. El agua turbia designa el Nilo (en hebreo: Schijor). Las aguas del Ro: el ufrates. Alusin
a la alianza de los reyes de Jud con Egipto y con Asiria. Ni el uno ni el otro podr salvar al
pueblo que se ha olvidado de su Dios. Vase Isaas 30, 2.

19. Abandonar a Dios es una cosa amarga. Es sta una verdad tan profunda, que el mundo
no puede comprenderla. Y sin embargo, los goces mundanos no son ms que una gota de miel
que se convierte en un mar de amarguras. Lo vemos por lo que sucede al que se entrega a un
vicio, a la intemperancia, a la vanidad, a los deseos de la carne o a cualquier otro goce
desmedido. Vista con los ojos de la fe, la alegra del mundo es, en muchos casos, una comedia
que termina en una tragedia, la tragedia ms triste que pensar se pueda, la muerte. El Catecismo
Romano (IV, 14, 9) cita este pasaje para ensearnos que, por los pecados mismos, aprendamos a
dolemos de ellos, y para exhortarnos a mirar bien los males que se siguen del pecado.

20. Tu yugo, que en realidad es un yugo suave, como ensea Jess en Mateo 11, 30, mas
Israel es una ramera porque ha roto la fidelidad al Seor, su Esposo (versculo 2 y nota). No
quiero servir: El pecado es rebelda contra Dios; el pecador declara la guerra al mismo Seor,
desnuda su espada, tiende su arco y lanza sus flechas contra el Omnipotente. El pecador mata a
Dios, cuando menos, con su deseo (San Juan Crisstomo). Vase 6, 16; Lucas 19, 17 y 24.
Jeremas Captulo 2 11
(convirtindote en) vid ajena?
22Por ms que te laves con nitro,
y por mucha leja que emplees,
tu iniquidad queda grabada delante de M
orculo de Yahv el Seor.
23Cmo puedes decir: No estoy contaminada,

no he ido en pos de los Baales?


Mira tus caminos en aquel valle,
reconoce lo que has hecho,
dromedaria liviana que corre de un lado a otro,
24asna salvaje, acostumbrada al desierto,

que en el ardor de su pasin olfatea el viento;


quin podr contener el celo de ella?
Ninguno de los que la buscan necesita fatigarse;
en el mes de su (celo) la hallar.
25Guarda tu pie de la desnudez,

y tu garganta de la sed;
pero t dices: Es intil,
pues amo a los extraos,
y tras ellos me voy.


23. Aquel valle: el valle de Hinnom, donde se quemaban los nios en el culto cruel de
Moloc (IV Reyes 23, 10; II Paralipmenos 28, 3; 33, 6; etc.). El nombre del valle, en hebreo Ge
Hinnom, sirve en el Nuevo Testamento para designar al infierno (gehenna). Vase Mateo 5, 22;
Marcos 9, 43.

24 s. Metforas de crudo y elocuente realismo, muy propias para mostrarnos cmo Dios ve
el fuego de la pasin. San Juan de la Cruz anota: Como comnmente dicen, el apetito es como
el fuego, que echndole lea crece; y luego que la consume, por fuerza ha de desfallecer. Y aun el
apetito es de peor condicin en esta parte; porque el fuego, acabndosele la lea, decrece, mas el
apetito no decrece en aquello que se aument cuando se puso por obra, aunque se acaba la
materia, sino que en lugar de decrecer, como el fuego cuando se le acaba la suya, l desfallece en
fatiga, porque qued crecida el hambre y disminuido el manjar (Subida del Monte Carmelo, I,
6). Es intil (versculo 25): As habla Israel, la via selecta (versculo 21) despus de haberse
corrompido. Es el terrible destino de las almas indiferentes, peor que el de las fras (Apocalipsis 3,
15); destino peor que el de las corrompidas Sodoma y Gomorra (16, 48 ss.; Lucas 10, 12); peor
que el de las paganas Tiro y Sidn (Lucas 10, 14); peor que el de los publicanos y las rameras
(Mateo 21, 31). Es el destino inmensamente trgico de los privilegiados, de aquellos a quienes
mucho se les dio y por tanto se les pedir mucho (Lucas 12, 48), no para que sean hroes a lo
humano, sino al contrario, para que sean pequeos (Mateo 18, 1 ss.; Lucas 1, 49 y nota) y fieles a
Dios. Pensemos que, segn esta maravillosa doctrina, no es difcil que el refinado intelectual o
gran seor sea humilde de corazn delante de Dios, tanto o ms que el ms modesto servidor,
considerando, con santa envidia, que a ste, para cumplir, le basta con su simple labor comn, en
tanto que los dirigentes responden por los dems (vase 9, 6; cf. Eclesistico 3, 20; 7, 4; 31, 8 y
notas). La Virgen Mara tena conciencia de haber recibido ms que nadie (Lucas 1, 49) y a pesar
de eso, o mejor, gracias a eso, tena ms que nadie conciencia de ser simple ancilla Domini
(Lucas 1, 48). Como paralelo de este pasaje vase el captulo 16 de Ezequiel.
Jeremas Captulo 2 12
Consecuencias de la apostasa
26Como queda avergonzado el ladrn sorprendido,
as quedarn avergonzados
los de la casa de Israel,
ellos, sus reyes, sus prncipes,
sus sacerdotes y sus profetas;
27que dicen al leo: T eres mi padre,

y a la piedra: T me has dado a luz.


Me han vuelto las espaldas y no la cara;
mas cuando les toca la calamidad, dicen:
Levntate y slvanos.
28 Dnde estn tus dioses, los que te has hecho?

Que se alcen, si te pueden salvar en el tiempo de tu calamidad!


Tus dioses, oh Jud,
son tan numerosos como tus ciudades.
29Por qu entris conmigo en juicio?

Todos os habis rebelado contra M,


orculo de Yahv.
30En vano he castigado a vuestros hijos;

ellos no hicieron caso de la correccin;


vuestra espada ha devorado a vuestros profetas
como len que destroza.
31 As es vuestra raza! Considerad ahora la palabra de Yahv.

Por ventura he sido Yo un desierto para Israel,


o una tierra de densas tinieblas?
Por qu, pues, ha dicho mi pueblo:
Libres somos, no volveremos ms a Ti?
32 Se olvida acaso una doncella de sus atavos

o una novia de su ceidor?


pero mi pueblo se ha olvidado de M
desde das sin cuento.
33Qu bien sabes t disponer

tus caminos para buscar amor!


Por esto has acostumbrado tu conducta
a las maldades.


27. Leo y piedra: considerados como dioses y llamados con el dulce nombre de Padre! Es
el colmo de la locura, la renegacin ms detestable de la filiacin divina.

31. Dios dio a su pueblo una tierra frtil (cf. versculo 7 y nota) y lo colm de beneficios
materiales. Tanto ms deba ste mostrarle gratitud y obediencia, porque Dios no se mostraba
para Israel como un simple dominador, sino como su dicha y su presea, segn vemos en el
versculo 32.
Jeremas Captulo 3 13
34En la orla de tu (vestido) se halla
la sangre de la vida de pobres e inocentes;
no los sorprendiste en conato de robo,
(los mataste) por cualquier otro motivo.
35Y con todo dices: Soy inocente,

ciertamente su ira se ha apartado de m.


Mira, Yo voy a entrar en juicio contigo,
por cuanto dices: No he pecado.
36Por qu corres de uno a otro, cambiando tus caminos?

Sers burlado de Egipto,


como lo fuiste ya de Asiria.
37Tambin de all volvers

con las manos sobre tu cabeza;


pues Yahv ha rechazado tus apoyos,
y no tendrs suerte con ellos.

Captulo 3
Impenitencia de Israel
1Cuando un hombre despide a su mujer,


35. Antes decan: no quiero servir (versculo 20), y ahora repiten a coro: soy inocente... no
he pecado. Lo mismo que hoy. Para que nuestra confesin de haber pecado sea sincera, tenemos
que reconocer nuestra culpa, de lo contrario nos asemejamos a aquellos que, encontrndolo muy
natural, hasta se jactan de haber ofendido a Dios, de haber violado Su ley. Y es lo que cuesta:
reconocer su propia culpa. La negamos instintivamente por nuestro innato orgullo, pues nos
humilla el vernos dbiles, llenos de defectos, dominados por pasiones. Si ya no nos podemos
hacer mejores, entonces echamos la culpa al ambiente, a la debilidad fsica, a nuestro
temperamento y as a Dios mismo (Elpis).

36. Sers burlado de Egipto: El pueblo de Dios tena que permanecer inmune de alianzas
con otras naciones, porque toda alianza poltica era un acto de desconfianza hacia Yahv, una
apostasa religiosa. Esta ltima era evidentemente la tesis del profetismo, que, como antes haba
sido enemigo de la poltica de colaboracin con Asiria, ahora, alegando los desastres de aqulla,
era enemigo de la colaboracin con Egipto (Ricciotti, Historia de Israel, nmero 522).

37. Con las manos sobre la cabera: gesto con que se expresa el dolor (II Reyes 13, 19). El
Seor frustrar los esfuerzos de todos aquellos en que has puesto tu confianza.

1. Vase Deuteronomio 24, 4. Es notable el paralelismo de este captulo con el 16 de
Ezequiel y el 2 de Oseas. El Seor muestra su extremo furor por la infidelidad de Israel, su esposa.
Hay que mirar este episodio con los ojos de un marido ofendido. Qu nos parecera una esposa
que dijera al marido: t, que eres tan bueno, djame que me vaya con otro hombre? Aqu est,
decimos, todo el problema del espritu. Porque si el esposo la colma a ella de benevolencia
dndole cuanto tiene y hasta su propio ser, ese mismo amor lo lleva a querer complacerse en ella;
de modo que todo podr permitirle y consentirle, menos ese desvo. Apliqumonos esto, que es
una verdadera piedra de toque para saber si amamos a Jess. Es que para divertirnos y estar
alegres sentimos la necesidad de irnos con ese otro, que es el mundo? O es que Jess est
asociado a nuestra felicidad, de modo que lo busquemos para estar alegres y tomemos en manos
Jeremas Captulo 3 14
y apartndose sta de l,
se casa con otro marido,
volver l acaso a ella de nuevo?
no quedar aquella mujer
totalmente contaminada?
Pero t, que fornicaste con muchos amantes,
no obstante ello, vulvete a M
orculo de Yahv.
2Alza tus ojos a los collados y mira:

Hay lugar donde no te hayas prostituido?


Te sentabas junto a los caminos,
como el rabe en el desierto,
en acecho de los (pasajeros),
y contaminaste la tierra
con tus fornicaciones y maldades.
3Por eso se detuvieron las lluvias,

y faltaron las aguas de primavera,


pero t guardas el semblante de ramera;
no tienes rubor.
4Me dices ahora: Padre mo!

T eres el amigo de mi juventud.


5Acaso guardar l (la ira) continuamente?

se enojar para siempre?


As dices, y con todo cometes

su Evangelio, para gozarnos en su conversacin, en su sociedad, como l quiere (Juan 17, 13;
Lucas 10, 39 ss.; I Juan 1, 3 s.), y no solamente cuando necesitamos algo de orden temporal, o
cuando tememos la muerte? En el primer caso, somos como el rico del Evangelio (Lucas 18, 24 s.
y nota), es decir, somos del mundo y no tenemos amor (I Juan 2, 1S), ni podemos tenerlo porque
el amor es el Espritu Santo, y sabemos que el mundo no puede recibirlo porque no le ve (Juan
14, 17), o sea, no piensa ni concibe que exista esa maravillosa realidad interior, porque est
absorbido y fascinado por la bagatela (Sabidura 4, 12). En el segundo caso, dichosos de
nosotros, pues tenemos la bienaventuranza de los ricos que no han puesto su corazn en las cosas
pasajeras (Eclesistico 31, 8 y nota) y desprecian el mundo persuadidos de poseer, desde ahora,
un bien infinitamente mayor (cf. Cantar de los Cantares 8, 7 y nota). La vida sin amor no vale
nada, dice con gran verdad un proverbio popular. Y qu es el amor sino esto? Qu ser sin
esto, nuestra vida futura? Concebiramos acaso una felicidad eterna junto a un Dios cuyo trato
hoy nos fuese desagradable? No obstante ello, vulvete a M: Dios no es como un esposo
implacable. Aunque ofendido por la infidelidad de la esposa, hace ostentacin de su misericordia,
mostrando que volver a reconocer como suyo al pueblo contaminado por la idolatra. Dios
que rechaza al pecador acoge al penitente (San Gregorio Magno).

2. Donde no te hayas prostituido, etc.: Alusin a la idolatra, que se llama prostitucin y
fornicacin. Cf. Ezequiel 16, 16 y nota.

4. Padre mo: Cf. versculo 19; Sabidura 14, 3; Isaas 63, 16; 64, 8. Dios acepta el ttulo y
nombre de Padre, porque siempre est dispuesto a perdonar. La nica condicin que pone es que
su pueblo se arrepienta.
Jeremas Captulo 3 15
maldades a ms no poder.
6Me dijo Yahv en los das del rey Josas: Has visto lo que hizo la

apstata Israel? Se fue a todo monte alto y bajo todo rbol frondoso, y
cometi all fornicacin. 7Dije Yo: Despus de haber ella hecho todo esto, se
volver a M, pero no se volvi. Vio esto su hermana, la prfida Jud; 8y vio
tambin que a causa de todos sus adulterios que haba cometido la apstata
Israel, Yo la haba despedido, dndole el libelo de repudio; y con todo no se
amedrent su hermana, la prfida Jud, sino que fue y fornic tambin ella.
9Con su tumultuosa fornicacin contamin la tierra, cometiendo adulterio con

la piedra y con el leo. 10A pesar de todo esto, su prfida hermana, Jud, no
se volvi a M de todo corazn, sino fingidamente orculo de Yahv.
Conversin y gloria de Israel
11Entonces me dijo Yahv: La apstata Israel se ha mostrado ms justa que
la prfida Jud. 12Anda, pues, y grita estas palabras hacia el norte, y di:
Convirtete, apstata Israel,
orculo de Yahv;
no os mirar con rostro (airado),
porque soy misericordioso,
orculo de Yahv;
no me airar para siempre,
13con tal que reconozcas tu iniquidad.

Pues contra Yahv, t Dios has pecado,


te has prostituido a los extraos,
bajo todo rbol frondoso,
y no has escuchado mi voz
orculo de Yahv.
14Convertos, hijos rebeldes, dice Yahv, porque Yo soy vuestro Esposo y

os tomar, uno de cada ciudad, y dos de cada estirpe, y os traer a Sin. 15Y


6. Israel: aqu el reino de las diez tribus. Se llama apstata por su idolatra en los montes y
bajo los rboles (vase 2, 20). Comienza con este versculo un nuevo discurso proftico, con
nuevas amenazas para el pueblo impenitente, pero al mismo tiempo con promesas consoladoras
para el caso de su conversin.

12. Es como una invitacin a las diez tribus de Israel, la nacin rebelde deportada a Asiria
(722 a. C.) que nunca volvi de la dispersin. Vase versculo 18; Isaas 27, 13; Ezequiel 37, 15-
23; Zacaras 8, 13.

14. Convertos, hijos rebeldes: No nos avergoncemos de aplicar esta exhortacin a nosotros
mismos. Es preciso apresurarnos, dice el Doctor de Hipona, a emplear los medios que Dios nos
da para nuestra conversin, temerosos de que nos falte el tiempo si tardamos. Cf. la misma
advertencia en el Eclesistico (5, 8): No tardes en convertirte al Seor, ni lo difieras de un da
para otro. El que promete el perdn, no promete al pecador el da de maana (San Gregorio
Magno).

15. Apacentar es, ante todo, adoctrinar (Po X en Acerbo nimis, Encclica acerca de la
enseanza de la Doctrina). Cf. I Corintios 1, 17. La ciencia y doctrina, de la cual habla el profeta,
Jeremas Captulo 3 16
os dar pastores segn mi corazn, que os apacentarn con ciencia y doctrina.
16Y cuando os multiplicareis y creciereis en la tierra, en aquellos das, dice

Yahv, no se dir ms: El arca de la alianza de Yahv! ni les vendr a las


mientes, ni habr de ella memoria, no la echarn de menos, ni se har otra.
17En aquel tiempo Jerusaln ser llamada trono de Yahv; y se congregarn

en el nombre de Yahv todas las naciones en Jerusaln; y no seguirn ms su


obstinado y depravado corazn. 18En aquellos das se juntar la casa de Jud
con la casa de Israel, y juntas vendrn de la tierra del Norte a la tierra que di
en herencia a vuestros padres.
19Yo me preguntaba:

Cmo he de contarte entre mis hijos


y darte en herencia una tierra de delicias,
la posesin ms hermosa entre las naciones?
Y respond: T me llamars Padre mo,
y ya no dejars de seguir en pos de M.
20Pero como una mujer que es infiel a su marido,

as vosotros habis sido infieles a M,


oh casa de Israel, dice Yahv.
Arrepentimiento de Israel
21Se oye sobre los montes voz de lloro,
los llantos de los hijos de Israel;
por haber pervertido su camino,
olvidndose de Yahv su Dios.
22Volveos, oh hijos rebeldes,

y Yo sanar vuestras apostasas.


He aqu que volvemos a Ti;

no es otra cosa que el conocimiento de Dios. San Agustn, en su libro de la Vida feliz, nos ensea
prolijamente que la vida feliz consiste en conocer a Dios; y el Doctor Melifluo dice: Conocer a
Dios es la plenitud de la ciencia; la plenitud de esta ciencia es la plenitud de la gloria, la
consumacin de la gracia, la perpetuidad de la vida. Cf. Juan 17, 3.

16. Profeca mesinica que se cumplir en la Nueva Alianza. El Arca santa era el smbolo de
la presencia de Dios, de quien se dice que estaba sentado sobre los querubines y de all hablaba a
Moiss (Nmero 7, 89). En los tiempos por el profeta prometidos toda la ciudad ser trono de
Dios. Esto significa que se manifestar con tantos prodigios y bendiciones, que las gentes todas se
sentirn atradas a ella (Isaas 2, 2 ss.). Clara seal del mesianismo (Ncar-Colunga). Cf. Salmo
50, 21 y nota; Hebreos 8, 8 ss.; II Macabeos 2, 4 ss.

17. Se anuncia la Nueva Jerusaln, el reino del Mesas, en el cual se congregarn todas las
naciones (Isaas 2, 2 ss.; Miqueas 4, 1 ss.; Zacaras 2, 14 a,; 14, 16 ss.; Apocalipsis 21, 2 ss.).

19. Una tierra de delicias: la tierra de promisin. Tiene aqu un sentido mesinico, sobre
todo en la versin de la Vulgata que habla de la gloriosa herencia de la multitud de las naciones.
Para nosotros la tierra de delicias que apetecemos, es estar unidos eternamente con Cristo.
Comentando este pasaje, dice Santo Toms: La patria celestial, nuestra herencia, est iluminada
por la visin divina.
Jeremas Captulo 4 17
porque T eres Yahv, nuestro Dios.
23De veras, eran embustes los collados

y el bullicio en los montes;


slo en Yahv, nuestro Dios,
est la salvacin de Israel.
24La ignominia consumi las fatigas

de nuestros padres desde nuestra mocedad;


sus rebaos y sus ganados,
sus hijos y sus hijas.
25Acostmonos, pues, en nuestro oprobio,

y cbranos nuestra ignominia.


pues hemos pecado contra Yahv, nuestro Dios,
nosotros y nuestros padres,
desde nuestra mocedad hasta el da de hoy,
y no hemos escuchado la voz de Yahv, nuestro Dios.

Captulo 4
Condicin del perdn
1Si te conviertes, oh Israel,
convirtete a M, dice Yahv;
y si quitas de delante de M tus abominaciones,
no andars ms errante.
2Si juras Vive Yahv! en verdad,

y con rectitud, y con justicia,


sern bendecidas en l las naciones
y en l se gloriarn.
3Pues as dice Yahv

a los hombres de Jud y de Jerusaln:


Preparaos un campo virgen


23. Alusin al culto prohibido que se practicaba en tos collados. Vase versculo 6.

24. La ignominia, esto es, la idolatra y apostasa de Dios, que no trajo consigo ms que la
ruina del pueblo. La idolatra moderna, el capitalismo y materialismo, no produce acaso los
mismos frutos?

1. Tus abominaciones (Vulgata: tus escndalos): los dolos. Ntese la promesa condicional. Si
Israel hubiera sido fiel, se habran cumplido sin demora los esplendorosos anuncios de los
profetas.

3. Acerca del significado de lo sembrado entre las zarzas vase la explicacin de Jess en la
parbola del Sembrador (Mateo 13, 7 y 22). Cf. Oseas 10, 12; Joel 2, 13; Romanos 2, 28 s.;
Colosenses 2, 11; y la predicacin del Bautista (Mateo 3, 8 ss.). San Crisstomo agrega:
Rompamos los corazones, para que si alguna mala yerba y engaoso pensamiento hay en
nosotros, la arranquemos de raz, y tengamos limpias las tierras para las semillas de piedad.
Jeremas Captulo 4 18
y no sembris entre zarzas.
4Circuncidaos para Yahv,

y quitad los prepucios de vuestros corazones,


varones de Jud y moradores de Jerusaln,
no sea que estalle, cual fuego, mi ira,
y arda sin que haya quien la apague,
por la maldad de vuestras obras.
Invasin enemiga
5Promulgadlo en Jud,
y en Jerusaln dadlo a conocer;
clamad y sonad la trompeta por el pas,
gritad fuerte y decid:
Juntaos, y retirmonos a las ciudades fortificadas.
6Alzad un estandarte, (para huir) a Sin,

apresuraos, y no os detengis!
pues voy a traer desde el norte
un mal y gran desolacin.
7Ya sali el len del matorral,

el asolador de pueblos
se ha puesto en marcha,
sali de su lugar
para trocar tu tierra en un yermo;
tus ciudades sern asoladas,
sin que quede habitante.
8Por tanto ceos de saco, llorad y lamentaos,

pues no se aparta de nosotros


a ardiente ira de Yahv.
9En aquel da, dice Yahv,

desfallecer el corazn del rey


y el corazn de los prncipes;
los sacerdotes quedaran pasmados,
y los profetas llenos de consternacin.
10Y dije yo: Ah, Seor Yahv!


6 s. El profeta hace alusin a los babilonios que han de venir desde el norte. Cf. 1, 15; 6, 1;
10, 22; 25, 9 etc.

10. Se refiere a los falsos profetas. Es frecuente en la Biblia el caracterizar a stos como
predicadores de una paz ilusoria para atraerse las simpatas. San Juan de la Cruz, tomando este
pasaje en sentido mstico, lo explica de la siguiente manera: La paz que les prometa Dios, era la
que haba de haber entre Dios y el hombre por medio del Mesas que les haba de enviar, y ellos
entendan de la paz temporal; por eso, cuando tenan guerras y trabajos, les pareca engaarles
Dios acaecindoles al contrario de lo que ellos esperaban.
Jeremas Captulo 4 19
Ciertamente has engaado a este pueblo y a Jerusaln,
diciendo: Tendris paz,
cuando la espada ha llegado ya hasta el alma.
11Entonces se dir a este pueblo y a Jerusaln:

Un viento abrasador viene de los montes del desierto,


en direccin a la hija de mi pueblo,
mas no para aventar, ni para limpiar.
12Ser un viento impetuoso el que ha de llegar.

Ahora voy tambin yo a pronunciar sentencia contra ellos.


13He aqu que avanza como las nubes;

como torbellino son sus carros,


y ms ligeros que las guilas sus caballos.
Ay de nosotros, pues estamos perdidos!
14 Lava de malicia tu corazn,

Jerusaln, para que seas salva!


Hasta cundo hospedars en tu corazn
tus maliciosos pensamientos?
15Porque una voz trae las nuevas desde Dan,

y anuncia la calamidad desde la montaa de Efram.


16Hacedlo saber a las naciones, avisad a Jerusaln,

que vienen sitiadores de una tierra remota,


y lanzan gritos contra las ciudades de Jud.
17Como guardas de campo estn a la redonda contra ella,

por cuanto se ha rebelado contra M


orculo de Yahv.
18Tu conducta y tus malas obras

te han valido esto;


es (el fruto de) tu maldad;
(castigo) amargo
que te llega hasta el corazn.
Desolacin del pas
19
Mis entraas! Mis entraas!


11. Un viento abrasador: el rey Nabucodonosor de Babilonia. Otros expositores refieren
estas palabras al rey de Egipto. No para aventar: Los orientales avientan el trigo, mas en este caso
el viento ser tan fuerte que se llevar todo.

15. La invasin de los enemigos se realizar a travs de los territorios del norte: Dan
(Galilea) y Efram (Samara).

18. Dios insiste sobre esta explicacin en 5, 25; 6, 19; 7, 19, etc. Los malhechores bebern el
vino de la ira de Dios, dice San Juan en el Apocalipsis (14, 10). El que peca mortalmente trabaja
por la segunda muerte, es decir, por el infierno (San Ambrosio).
Jeremas Captulo 4 20
Qu dolor en las paredes de mi corazn!
agitase mi corazn;
no puedo estar quieto,
por cuanto has odo, alma ma, el sonido de la trompeta,
el grito estrepitoso de la guerra.
20Llegan noticias de desastre sobre desastre;

todo el pas est devastado;


sbitamente han sido destruidas mis tiendas,
de un momento a otro mis pabellones.
21 Hasta cundo he de ver la bandera,

y or el sonido del clarn?


22Qu necio es mi pueblo!,

no me han conocido;
son hijos insensatos que no tienen inteligencia;
son sabios para hacer el mal,
pero el bien no saben hacerlo.
23Miro la tierra, y he aqu que est desolada y vaca;

los cielos, y no hay luz en ellos.


24Miro los montes, y he aqu que tiemblan,

y se conmueven todos los collados.


25Miro, y he aqu que no hay hombre alguno,

y las aves del cielo han huido todas.


26Miro, y he aqu que la tierra frtil es un desierto,

y todas sus ciudades estn destruidas,


ante Yahv, ante el ardor de su ira.
27Porque as dice Yahv:

Todo el pas ser un yermo,


pero no lo arruinar del todo.
28Por esto la tierra se pondr de luto

y se oscurecern los cielos all arriba;


porque Yo lo he dicho, Yo lo he resuelto,


19 s. Emocionante descripcin de las angustias que sobrevendrn sobre Jerusaln al llegar la
noticia de la invasin enemiga. El profeta Jeremas contempla como ya realizadas las calamidades
que acaba de anunciar.

21. La bandera: los estandartes de los enemigos que invaden el pas.

22. Qu necio es mi pueblo! He aqu un ejemplo de la locura humana. Un pueblo que
viva de la extraordinaria benevolencia de Yahv y se llamaba pueblo Suyo, va en pos de Baal y
Astart, pone su confianza en las massebas, estelas de Baal, y en las ascheras, rboles
frondosos que simbolizaban a Astart. El mundo moderno hace lo mismo, slo han cambiado los
nombres de los dolos.

23 s. Los tremendos castigos se aplican primeramente al pueblo infiel, pero son, a la vez,
una imagen del juicio final. Desolada y vaca: el hebreo emplea aqu la misma locucin que en
Gnesis 1, 2 para sealar el desorden sumamente catico. Vase Salmo 13, 2; Isaas 34, 11.
Jeremas Captulo 5 21
y no me arrepiento ni me retracto.
29Al estruendo de la caballera y de los flecheros

cada ciudad se pone en fuga;


se retiran a las selvas
y escalan las peas;
todas las ciudades estn abandonadas,
sin que en ellas quedase un solo habitante.
30Y t, qu hars, oh desolada?

Aunque te vistas de prpura,


aunque te cubras con adornos de oro,
y te pintes los ojos con antimonio;
en vano te embellecers;
tus amantes te desprecian, buscan tu vida.
31Oigo gritos como de parturienta,

gemidos como de la que por primera vez da a luz;


es la voz de la hija de Sion,
que lanza ayes y extiende sus manos:
Ay de m! desfallece mi alma
a causa de la mortandad.

Captulo 5
Corrupcin de Jerusaln
1Recorred las calles de Jerusaln,
mirad y observad,
y buscad por sus plazas,
a ver si hallis un hombre;
uno solo que practique la justicia y busque la verdad;
y Yo la perdonar.
2Pues aun cuando dicen: Vive Yahv!,


29. Al or el ruido de las armas todos huirn para salvarse. Cf. las seales del ltimo juicio
en Mateo 24.

30. Se refiere a Jerusaln, que se adorna como una mujer para atraer a los amantes; esto es,
a los pueblos con los cuales hizo alianzas, o tal vez, los dioses ajenos a los que se haba
entregado.

1. Que practique la justicia: Vase la misma queja en 4, 23 y nota; Salmo 52, 4; Romanos 3,
10 ss. Yo la perdonar: Cunto desea perdonarnos el Misericordioso, que desde su altsimo trono
nos mira con ojos de Padre! Vase Salmo 85, 15, donde vemos su verdadera fisonoma retratada
por el mismo Espritu Santo. Dios no se ocupa ms que de mi salvacin; ste es el motivo por
que le veo enteramente decidido a guardarme como si se olvidase de todo lo dems y no quisiese
ocuparse ms que de mi (San Agustn). Cf. 33. 8; Isaas 49, 15; Ezequiel 18, 32; Joel 3, 17.

2. Vive Yahv: es la frmula de jurar, para poner al Eterno por testigo del juramento.
Jeremas Captulo 5 22
no obstante ello juran en falso.
3No es la fidelidad, oh Yahv, lo que buscan tus ojos?

T los castigaste, y no les doli;


los consumiste, mas rechazaron la correccin;
han hecho su cara ms dura que la roca;
no quisieron convertirse.
4Entonces dije: Ah! son slo los pobres,

ellos son los insensatos,


porque no conocen el camino de Yahv,
la ley de su Dios.
5Me ir a los grandes,

y hablar con ellos;


ellos conocern el camino de Yahv,
la ley de su Dios.
Pero tambin ellos todos quebraron el yugo
y rompieron las coyundas.
6Por eso los mata el len del bosque,

los devora el lobo del desierto;


y el leopardo est acechando
en torno de sus ciudades;
quien salga de ellas ser despedazado:
porque son muchos sus pecados
y han aumentado sus apostasas.
7 Cmo te podr perdonar esto?

Tus hijos me han abandonado


y juran por los que no son dioses:
Los he saciado, mas ellos se entregan al adulterio,
y se juntan en casa de la ramera.
8Caballos gordos que estn en celo;

relincha cada cual tras la mujer de su prjimo.


9No he de castigar Yo esto? dice Yahv.

De una nacin como sta


no he de tomar venganza?
10Escalad sus muros, y destruid;


3. No les doli: La Biblia llama a este estado del alma: endurecimiento. En vez de mirar al
Oriente, que es Dios, el endurecido se vuelve al Occidente, dice San Agustn, es decir, hacia el
mundo, el demonio; la muerte. Hasta el fin tendr Dios que insistir sobre esta rebelda de la
humanidad. Vase Apocalipsis 9, 21; 16, 9.

6. Len, lobo y leopardo: nombres simblicos de los enemigos que amenazan a Jerusaln.

10 ss. Apostrofe a los enemigos. El Seor los invita a castigar a Jerusaln, pero sin
exterminarla por completo (versculo 18). El pueblo de Jud es comparado a una via, como en
Jeremas Captulo 5 23
mas no acabis del todo con ellos;
arrancad sus sarmientos,
pues no son de Yahv.
11Porque la casa de Israel

y la casa de Jud
han apostatado de M,
dice Yahv.
12Han renegado de Yahv,

y han dicho: No es l;
no vendr sobre nosotros ningn mal,
no veremos ni espada ni hambre;
13los profetas no son ms que viento,

y no tienen orculos (de Dios).


Que stos caigan sobre ellos mismos!
Anuncio del castigo
14Por esto, as dice Yahv, el Dios de los ejrcitos:
Por cuanto habis dicho esto,
mirad que hago de mis palabras un fuego,
y este pueblo ser la lea que los devore.
15He aqu que voy a traer

contra vosotros, oh casa de Israel,


una nacin lejana, dice Yahv;
un pueblo fuerte, un pueblo antiqusimo;
un pueblo cuya lengua no conoces,
y cuyas palabras no entiendes.
16Su aljaba es como sepulcro abierto;

todos ellos son hombres valientes.


17Devorarn tu cosecha y tu pan;

devorarn a tus hijos y a tus hijas;


devorarn tus rebaos y tus ganados;
devorarn tus vias y tus olivares;
y destruirn a espada
tus ciudades fuertes en que confas.

Isaas 5, 1-7. Los profetas (versculo 13): se refiere a los aduladores que prometan a los
gobernantes y al pueblo un porvenir feliz, paz y prosperidad.

14. As como el fuego consume la lea, as ser destruido el pueblo judo por las palabras
(profecas) que Dios pone en boca del profeta.

15 ss. Esta nacin es la de los babilonios, que acabar con el pueblo que ha abandonado a
su Dios. Devorarn, etc. (versculo 17): Enumeracin tremenda de los males que los invasores
causarn al pas. No obstante ello, encontramos al fin (versculo 18) la promesa consoladora del
principio (versculo 10) (Fillion).
Jeremas Captulo 5 24
Mas ni aun en aquellos das, dice Yahv.
18

acabar del todo con vosotros.


19Y si os preguntareis: Por qu Yahv, nuestro Dios, ha trado todo esto

sobre nosotros? les responders: Como me habis dejado a M sirviendo a


dioses extraos en vuestra tierra as serviris a los extranjeros en tierra no
vuestra.
20Promulgad esto en la casa de Jacob,

y pregonadlo en Jud, diciendo:


21 Escucha esto, pueblo insensato y sin cordura:

Tienen ojos y no ven,


tienen odos y no oyen.
22No me habis de temer?, dice Yahv;

no temblaris delante de M,
que puse al mar por trmino la arena,
como lmite perpetuo que no puede traspasar?
Por ms que se agiten sus olas, son impotentes,
aunque se enfurezcan no podrn rebasarlo.
23Mas este pueblo tiene un corazn rebelde y contumaz;

han apostatado y se van.


24Y no dicen en su corazn:

Temamos a Yahv, nuestro Dios,


que nos da a su tiempo
la lluvia temprana y la tarda,
y nos concede las semanas
destinadas a la cosecha.
25Vuestras iniquidades han trastornado este orden,

y vuestros pecados os han privado del bien.


Maldades de los ricos
Pues en mi pueblo hay malvados;
26

ponen asechanzas como el pajarero que se agacha,


21. Tienen ojos y no ven. Esta frmula de reproche es la ms triste de todas, pues no tiene
remedio, ve que no puede curarse la ceguera del que no quiere ver (cf. Salmo 35, 4 y nota). Jess
la toma de Isaas 6, 9 y la repite ms de una vez en el Evangelio (vase Mateo 13, 14; Marcos 8.
18; Juan 12. 39 ss. y nota) presagiando a Israel, no ya una cada como sta, sino la grande que
dura ya veinte siglos y de la cual sta slo fue figura.

22 ss. El Seor recuerda su bondad con el pueblo ingrato. Es incomprensible que los judos
que lo debieron todo a su divino Protector, no le hicieran caso. Sin embargo, no seamos
orgullosos. Cuntas apostasas semejantes a las del pueblo judo pueden registrarse en el
transcurso de la historia! San Pablo las anuncia expresamente en II Tesalonicenses 2, y el mismo
Jess en Mateo 24. Puse al mar por trmino la arena: Cf. Job 38, 8 ss.; Salmo 103, 9; Proverbios
8, 29. La lluvia temprana y la tarda (versculo 24): Estos dos perodos de lluvia, que dan al pas
la fertilidad, figuran en la Biblia como ejemplos de la bondad paternal de Dios. Cf. Salmo 146, 8.
Jeremas Captulo 6 25
arman trampas para cazar hombres.
27Como jaula llena de pjaros,

as estn sus casas llenas de fraude;


as se han engrandecido y enriquecido.
28Engordaron y brillan de gordura;

sobresalen en maldad;
no hacen justicia al hurfano
y sin embargo prosperan,
no hacen justicia a los pobres.
29Y Yo no habr de castigar estas cosas?

dice Yahv.
De una nacin como sta
no he de tomar venganza?
30Cosa extraa y terrible acontece en la tierra:

31los profetas profetizan mentira,

y los sacerdotes gobiernan segn su antojo;


y esto le gusta a mi pueblo.
Pero qu haris cuando estas cosas lleguen a su fin?

Captulo 6
Asedio y ruina de Jerusaln
1
Huid de en medio de Jerusaln,
hijos de Benjamn;
tocad la trompeta en Tecoa,
y sobre Betkrem alzad una seal;
pues se deja ver un azote que viene del norte;


31. Dios nos revela aqu uno de los peores males: la influencia destructiva de los falsos
profetas y sacerdotes oportunistas que dejan la predicacin de la verdad, y hablan lo que gusta al
auditorio. Los labios del sacerdote han de guardar la ciencia, dice Dios por boca del profeta
Malaquas, y de sus labios se ha de aprender la Ley, puesto que l es el mensajero del Seor de los
ejrcitos (Malaquas 2, 7). En los castigos descritos en el noveno captulo del profeta Ezequiel,
Dios exige que el juicio comience por los ministros del santuario (Ezequiel 9, 6). San Pedro repite
esta amenaza en su primera Carta (I Pedro 4, 17). La dignidad de los sacerdotes es grande, pero
grande es tambin el perjuicio que ellos causan en las almas cuando descuidan su sagrado
ministerio y no predican la palabra de Dios. Escudriando las historias antiguas, escribe San
Jernimo, encuentro que la Iglesia ha sido desgarrada y han sido seducidos los pueblos por los
malos sacerdotes (In Cantar de los Cantares). Cf. 12, 10 s.

1. El enemigo, que viene del norte, obliga a la poblacin a huir hacia el sur, en direccin de
Tecoa y Betkrem situadas ambas, al sur de Jerusaln. Las dos ciudades han de dar las seales para
mostrar el camino a la ingente masa de los que huyen. El pasaje puede encerrar tambin una
invitacin a socorrer a Jerusaln. Hijos de Benjamn: La ciudad de Jerusaln formaba parte del
territorio de Benjamn (cf. Josu 15, 8; 18, 16 y 28), mas en realidad fue ocupada por la tribu de
Jud.
Jeremas Captulo 6 26
una gran calamidad.
2La hija de Sin

es semejante a un prado lozano;


3vienen sobre ella los pastores con sus rebaos;

plantan sus tiendas alrededor de ella,


pastan cada cual por su parte.
4 Santificaos para la guerra contra ella!

Levantaos, ataqumosla en pleno medioda.


Ay de nosotros, que pasa el da,
se extienden ya las sombras de la noche!
5Levantaos, ataquemos de noche

y destruyamos sus palacios.


6Porque as dice Yahv de los ejrcitos:

Cortad rboles
y alzad terraplenes contra Jerusaln.
sta es la ciudad que ha de ser castigada,
toda ella est llena de injusticia.
7Como la fuente hace brotar sus aguas,

as mana ella su maldad,


no se oye en ella (hablar) sino de violencia y ruina;
dolores y heridas estn siempre a mi vista.
8Enmindate, Jerusaln,

no sea que me aparte de ti


y te convierta en ruinas,
en tierra inhabitada.
Las causas de la ruina
9As dice Yahv de los ejrcitos:
Como rebuscos de una via,
as se rebuscarn los restos de Israel.
Mete tu mano, como el vendimiador,
entre los sarmientos.
10A quin he de hablar y a quin conjurar para que oiga?


3. Habla irnicamente. Por los pastores ha de entenderse a los generales enemigos, por los
rebaos los soldados. Antes venan a Jerusaln los pastores de Jud para vender sus ovejas; ahora
vendrn hordas de enemigos a fin de destruirla.

4. Los enemigos se alientan mutuamente a tomar la ciudad. Santificaos para la guerra contra
ella. La santificacin de los guerreros se haca mediante sacrificios y ciertas ceremonias (I Reyes 13,
9 ss.; 21, 5 ss.; II Reyes 11, 11; Ezequiel 21, 23-28).

9. El Seor exhorta a los destructores a proseguir su obra de una manera tan radical como el
vendimiador que busca los ltimos racimos.

10 ss. Su odo est incircunciso: Estn sordos cuando se trata de or la palabra de Dios. En
vista de esta sordera Yahv ya no puede contener su ira, sino que se dice a s mismo: derrmala
Jeremas Captulo 6 27
He aqu que su odo est incircunciso,
de modo que no pueden escuchar;
ved que la palabra de Yahv es para ellos un oprobio;
no se deleitan en ella.
11Estoy lleno de la clera de Yahv,

cansado ya de refrenarla.
Derrmala sobre los nios en la calle,
y sobre las reuniones de los jvenes.
Pues sern presos el marido y la mujer,
el anciano y el colmado de das.
12Y sus casas pasarn a ser de otros,

juntamente con sus campos y sus mujeres;


pues Yo extender mi mano
contra los habitantes del pas
orculo de Yahv.
13Porque todos ellos, desde el ms pequeo hasta el ms grande,

se han entregado a la avaricia;


todos, desde el profeta hasta el sacerdote,
practican el fraude;
14curan la llaga de mi pueblo a la ligera,

diciendo: Paz, paz! cuando no hay paz.


15Quedarn confundidos porque cometen abominaciones;

pero no se avergenzan,
ni conocen lo que es deshonra.
Por eso caern cuando caigan los otros;
perecern al tiempo que Yo los visite, dice Yahv.
16As dice Yahv:

Paraos en los caminos, y mirad;


y preguntad por las sendas antiguas,
cul es el buen camino, y seguidlo,
y hallaris reposo para vuestras almas.
Mas ellos dijeron: No lo seguiremos.

(versculo 11) sobre todos, chicos y grandes, hombres y mujeres. Cf. 4, 4; 5, 3 ss.; 7, 13; 35, 15,
etc. y la amarga queja de San Esteban en Hechos de los Apstoles 7, 51.

14 ss. Paz, paz: Es el tpico lenguaje de los falsos profetas (cf. 4, 10; 5, 31 y notas). Pretenden
curar las heridas del pueblo, asegurando: todo est bien; en vez de explicarle la Ley de Dios y
exhortarlo a enmendar la vida. De la misma manera los impos adormecen su conciencia diciendo
en su corazn no haber pecado y estar en paz con Dios. Sin embargo: no hay paz, pues los
impos no tienen paz, como dice el Seor en Isaas 48, 22. Reprobados en cierto modo con
anticipacin, no encuentran el reposo que Dios tiene preparado a los hombres rectos (versculo
16). La tribulacin y las angustias, dice San Pablo, son la dote de toda alma que obra mal
(Romanos 2, 9). Hecha el alma razonable a imagen de Dios, nota San Bernardo, puede ocuparse
de cosas diferentes de Dios; pero stas no pueden satisfacerle.
Jeremas Captulo 6 28
17Yo haba puesto sobre vosotros atalayas (diciendo):
Escuchad el sonido de la trompeta.
Mas ellos respondieron: No queremos escuchar.
18Por tanto, od, oh naciones;

gentes todas, entended lo que les suceder.


19Escucha, oh tierra!

He aqu que voy a traer sobre este pueblo calamidades,


el fruto de sus mismos designios,
porque no atendieron mis palabras,
y despreciaron mi Ley.
20Para qu me trais incienso de Sab,

y caa aromtica de pases lejanos?


vuestros holocaustos no me son aceptos,
y vuestros sacrificios no me agradan.
21Por eso, as dice Yahv:

He aqu que voy a poner tropiezos a este pueblo,


en ellos tropezarn padres e hijos a una,
el vecino perecer juntamente con su vecino.
El enemigo
22As dice Yahv:
Mira que viene un pueblo del pas del Septentrin,
una nacin grande se pone en movimiento desde los extremos de la tierra;
23empua el arco y el venablo,

es cruel y no se apiada;
su voz es como el bramido del mar.
Vienen montados sobre caballos,
listos para luchar como un solo hombre,
contra ti, oh hija de Sin.
24 Al slo or hablar de ellos

se nos debilitan los brazos,


se apodera de nosotros la angustia,
dolores como de mujer que est de parto.
25No salgis al campo,


17. Atalayas: en primer lugar los profetas, cuya misin consista en estar alerta y sealar al
pueblo los peligros. No queremos escuchar: Vase el Non serviam de 2, 20. En la parbola de
las minas los servidores infieles dicen lo mismo en otras palabras: No queremos que se reine
sobre nosotros (Lucas 19, 14).

20. No podis aplacar a Dios con sacrificios e incienso a menos que os arrepintis de vuestra
doblez. Cf. Isaas 1, 11; Oseas 6, 6; Ams 5, 21 ss.; Eclesistico 35, 4; Mateo 9, 13.

22 ss. Los versculos 22-24 dan un retrato de los enemigos, los babilonios (4, 6 y nota). En
50, 41-43 se hace la misma descripcin acerca de los pueblos que van a castigar a Babilonia.
Jeremas Captulo 7 29
ni andis por el camino;
pues el enemigo tiene espada,
y por todos lados reina el espanto.
26Cete de saco, oh hija de mi pueblo,

y revulcate en la ceniza;
haz llanto como por un hijo nico,
llanto amargusimo,
porque de repente cae sobre nosotros el devastador.
El profeta ha sido puesto como juez
27Te he constituido en mi pueblo como probador, como fortaleza;
t conocers y examinars su proceder.
28Todos ellos son rebeldes entre rebeldes,

andan calumniando, son bronce y hierro,


corruptores, todos ellos.
29Sopla furiosamente el fuelle

para que el plomo sea consumido por el fuego;


pero en vano trabaja el acrisolador,
porque los inicuos no se separan.
30Se les llamar plata reprobada;

porque Yahv los ha reprobado.

Captulo 7
Vana confianza en el Templo
1
He aqu la palabra que de parte de Yahv lleg a Jeremas: 2 Ponte a la
puerta de la Casa de Yahv, y pronuncia all esta palabra y di: Od la palabra
de Yahv, todos los habitantes de Jud que entris por estas puertas para
adorar a Yahv. 3As dice Yahv de los ejrcitos, el Dios de Israel: Enmendad


27 ss. Dios habla al profeta encargndole de probar los quilates de su pueblo. Todos son
cobre y hierro, es decir, hombres crueles y obstinados. No hay plata en ellos: ningn justo,
ningn temeroso de Dios, Vase 5, 1 y nota. Sopla furiosamente (versculo 29), como para indicar
la infructuosidad de la predicacin del profeta. La Vulgata vierte: falt el fuelle, lo cual, segn
Sco, significara que la voz de Jeremas qued ronca a fuerza de predicar.

1. Se cree que, exceptuando algunos fragmentos, las siguientes profecas (captulos 7-20)
fueron pronunciadas durante el reinado de Joakim (608-598), cuando la idolatra levant de
nuevo la cabeza.

3. Enmendad vuestra conducta, etc.: Dios no quiere la muerte del pecador (Ezequiel 18, 32)
sino su conversin y salvacin: Estoy a la puerta y llamo; si alguno escuchare mi voz y me
abriere la puerta, entrar a l, y con l cenar, y l conmigo (Apocalipsis 3, 20). Dios, dice San
Agustn, empieza por obrar en nosotros para excitar nuestro querer, y coopera concluyendo la
conversin en los que la quieren. Nos previene para curarnos, nos acompaa en la salud para
Jeremas Captulo 7 30
vuestra conducta y vuestras obras, y os dejar habitar en este lugar. 4No
confiis en las palabras falaces de aquellos que dicen: El Templo de Yahv,
el Templo de Yahv! Aqu est el Templo de Yahv. 5Si realmente enmendis
vuestra conducta y vuestras obras, si de veras administris justicia entre
hombre y hombre; 6si no oprims al extranjero, al hurfano y a la viuda; si no
derramis sangre inocente en este lugar, ni andis tras otros dioses para
vuestra ruina, 7entonces os dejar habitar en este lugar, en la tierra que di a
vuestros padres desde los siglos hasta los siglos.
8Pero vosotros confiis en palabras de mentira, que de nada os

aprovecharn. 9Hurtis, matis y cometis adulterio, juris en falso y quemis


incienso a Baal, os vais tras otros dioses que no conocis 10y luego vens a
presentaros delante de M, en esta Casa, sobre la cual ha sido invocado mi
nombre, y decs: Ya estamos salvos. Es slo para practicar todas estas
abominaciones! 11Esta Casa sobre la cual ha sido invocado mi nombre, es
acaso a vuestros ojos una cueva de ladrones? He aqu que Yo, Yo lo he visto
orculo de Yahv.
El ejemplo de Silo
12
Pues id a mi morada que tena en Silo, donde al principio establec una
morada para mi Nombre, y ved lo que hice all a causa de la maldad de Israel,
mi pueblo. 13Ahora bien, por cuanto hicisteis todas estas obras, dice Yahv, y
en vista de que Yo os he hablado, amonestndoos a tiempo, y no quisisteis
escuchar; y que os he llamado, y no quisisteis responder; 14por tanto har con
esta Casa sobre la cual ha sido invocado mi Nombre, y que es el objeto de
vuestra confianza, y con este lugar que di a vosotros y a vuestros padres, lo

hacernos merecer. Nos previene hablndonos; nos sigue para nuestra glorificacin. Nos previene
para que vivamos en la piedad, nos acompaa para que vivamos con l en la eternidad.

4. El Templo... el Templo: Los falsos profetas confiaban en el Templo y crean que Dios no
permitira su ruina. Pensamiento carnal; pues Dios mira el corazn (versculo 3) y no el aparatoso
culto exterior. San Jernimo comenta este pasaje, diciendo: Si el cielo y la tierra han de pasar,
sin duda tambin pasarn todas las cosas terrenales. Los lugares de la Cruz y de la Redencin slo
aprovechan a aquellos que llevan su cruz y resucitan cada da con Cristo, hacindose as dignos de
tan grande morada. Y los que claman: Templo del Seor, Templo del Seor!, oigan lo que dice
el Apstol de las gentes: El templo del Seor sois vosotros, y el Espritu Santo mora en
vosotros (A Paulino). Vase a conversacin de Jesucristo con la mujer samaritana (Juan 4, 21
ss.).

11, Esta expresin cueva de ladrones, usada por Jess en Mateo 21, 13, recuerda la
costumbre de los ladrones de retirarse a lugares seguros, despus de cometido el robo. As se
abusaba del Templo para cubrir las maldades con las apariencias de piedad.

12. En Silo estuvo el Arca de la Alianza en tiempo de Josu y de los Jueces (Josu 18, 1;
Jueces 21, 19; I Reyes 1-4; Salmo 77, 60). Con todo, la ciudad fue destruida. Tampoco perdonar
el Seor a Jerusaln que confa supersticiosamente en su Santuario.
Jeremas Captulo 7 31
mismo que hice con Silo. 15Pues os arrojar de mi presencia, as como he
arrojado a todos vuestros hermanos, a toda la raza de Efram.
16Y t, no intercedas por este pueblo, no eleves por ellos splica ni oracin,

ni me insistas, pues no te escuchar. 17Acaso no ves lo que ellos estn


haciendo en las ciudades de Jud y en las calles de Jerusaln? 18Los hijos
recogen la lea, los padres encienden el fuego, y las mujeres preparan la
masa, a fin de hacer tortas para la reina del cielo, y derramar libaciones a
dioses extraos, para ofenderme. 19Pero es a M, dice Yahv, a quien
ofenden? No se ofenden ms bien a s mismos, para vergenza de sus
propios rostros? 20Por eso, as dice Yahv el Seor: He aqu que el furor de
mi ira se va a derramar sobre este lugar, sobre los hombres y sobre las bestias,
sobre los rboles del campo y los frutos de la tierra; arder y no se apagar.
Sacrificios sin rectitud del corazn
21
As dice Yahv de los ejrcitos, el Dios de Israel: Aadid vuestros
holocaustos a vuestros sacrificios para comer carne. 22Cuando Yo saqu a
vuestros padres de la tierra de Egipto, nada les dije ni mand en materia de
holocaustos y sacrificios; 23lo que les mand fue esto: Escuchad mi voz, y Yo
ser vuestro Dios, y vosotros seris mi pueblo; y seguid todos los caminos que
os he ordenado, para que os vaya bien. 24Pero ellos no hicieron caso, ni
inclinaron (a M) su odo; en la dureza de su mal corazn siguieron su propio
consejo, y fueron hacia atrs y no hacia adelante. 25Desde el da en que


15. Alusin al cautiverio de las diez tribus del reino de Israel, que aqu se llama Efram,
porque la tribu de este hijo de Jos predominaba sobre las otras.

18. Reina del cielo: Astart, originariamente diosa de la luna, cuyo culto tom gran
incremento con las invasiones asirias. Las tortas que se le ofrecan simbolizaban el disco lunar. En
la visin retrospectiva de Ezequiel vemos que las mujeres de Jerusaln adoraban tambin a
Adonis, que representaba la verde flora de la primavera. Le lloraban en los meses de junio y julio
para celebrar ms tarde con orgas su resurreccin (Ezequiel 8, 14). Cf. 44, 18.

20. El Seor no se contenta con solas reprensiones ni con las palabras conminatorias que
tantas veces lanzara contra las continuas rebeldas e infidelidades de su pueblo. Un da se llena la
medida de su paciencia y ya no se deja mover a piedad. La aplicacin de esta norma divina al
individuo la hace San Pablo en Romanos 2, 4: O desprecias la riqueza de su bondad, paciencia
y longanimidad, y no sabes que la benignidad de Dios te lleva al arrepentimiento?

21. Irona. Vuestros sacrificios no tienen otro objeto que el de comer carne y hacer convites.
Aprovechis un acto sagrado para satisfacer los apetitos de vuestro estmago.

23 ss. Escuchad mi voz. El Padre celestial, que dice estas palabras, las repite directamente en
el Evangelio (Mateo 17, 5), dndonos all como supremo mandamiento el de escuchar a Jess.
Vemos aqu que los preceptos de Dios no son rdenes tirnicas de su autoridad, sino enseanzas
paternales, para que seamos felices. Vase Salmo 24, 8; 39, 7 ss. y notas. Yo ser vuestro Dios, y
vosotros seris mi pueblo: En estas palabras se cifran las relaciones de Dios con su pueblo,
especialmente en los tiempos mesinicos. San Juan ve la plena realizacin de esta promesa en la
Jerusaln celestial (Apocalipsis 21, 3).

25. Mis siervos los profetas: Los llama siervos, porque son ejecutores de lo que oyen,
aunque los hombres no les den crdito, como sucedi innumerables veces. A ellos les revela sus
Jeremas Captulo 7 32
vuestros padres salieron de la tierra de Egipto, hasta el da de hoy, os envi a
todos mis siervos los profetas, apresurndome cada da a enviarlos. 26Pero no
me escucharon ni prestaron odo, sino que endurecieron su cerviz, y se
portaron peor que sus padres. 27Por ms que les digas todo esto no te
escucharn; y si los llamas no te respondern, entonces les dirs: ste es el
pueblo que no escucha la voz de Yahv, su Dios, y que no acepta instruccin;
ya no existe la fidelidad, desterrada est de su boca.
Contra la idolatra
29Crtate la cabellera y arrjala,
y ponte a plair sobre los collados;
porque Yahv ha repudiado y desechado
esta generacin, (objeto) de su ira.
30Pues los hijos de Jud obraron lo malo a mis ojos, dice Yahv,

colocaron sus abominaciones en la Casa, sobre la cual ha sido invocado mi


nombre, a fin de contaminarla. 31Construyeron los lugares altos de Tfet, en
el valle del hijo de Hinnom para quemar a sus hijos y sus hijas en el fuego,
cosa que Yo no mand, ni me pas por el pensamiento. 32Por eso, he aqu
que vienen das, dice Yahv, en que no se llamar ms Tfet, ni valle del hijo
de Hinnom, sino valle de la mortandad, y enterrarn en Tfet por no haber
otro lugar. 33Y los cadveres de este pueblo sern pasto de las aves del cielo y
de las bestias de la tierra; y no habr quien las espante. 34Y har cesar en las

secretos planes, por amor nuestro, para que su cumplimiento no nos sorprenda. An respecto de
la Parusa de Jess, cuyo momento nadie sabe, y que vendr como un lazo sobre la tierra, el
mismo divino Profeta insiste en que todo nos lo predijo (Marcos 13, 23 y 37), y San Pablo
anuncia que ella no ser sorpresiva sino para los que no vivan en la luz (I Tesalonicenses 5, 1-3).
De ah la necesidad de conocer a los profetas (Eclesistico 39, 1; I Tesalonicenses 5, 20), para
poder obedecer a sus advertencias divinas, pues el ser dcil importa ms que el ofrecer la
grosura de los carneros (I Reyes 15, 22). De ah que el propio Hijo de Dios citaba
constantemente a los profetas, y se redujo l mismo a la condicin de siervo (Filipenses 2, 6-8).
Tal es el nombre que Isaas le da en la segunda parte de su libro, porque su obediencia
perfectsima, ansiosa de complacer amorosamente la voluntad paterna, se amoldaba a ello, segn
la expresin de San Justino Mrtir, como la arcilla se amolda a la voluntad del alfarero. l
elev a su verdadera e insuperable altura el concepto que hemos de tener de la obediencia a
Dios, ensendonos tambin a pedir al Padre que se haga su voluntad, no como quien se resigna
a lo que ordena el ms fuerte, sino como el niito que no desea andar solo y quiere ir de la mano
de su padre, sabiendo que ste puede y quiere siempre llevarlo a lo que ms le conviene.

29. Era costumbre cortarse la cabellera en seal de duelo. Otro modo de expresar el dolor
consista en alzar el llanto en los collados.

30. Abominaciones: los dolos. Vase 4, 1; IV Reyes 21, 5 ss.; Ezequiel 8, 6.

31. Tfet se llamaba un lugar situado fuera de los muros de Jerusaln, en el valle de Ennom
o Hinnom, que desemboca en el del Cedrn, cerca de la fuente de Silo. All se hallaba la estatua
de Moloc, en cuyos brazos o interior se quemaba a los nios. Dios insiste en mostrar la bondad
de su corazn, que jams pudo aceptar como agradable la inmolacin de los propios hijos. Cf.
19, 5-7; Levtico 18, 21: Deuteronomio 18, 10: IV Reyes 16, 3; Isaas 57, 9 y notas.
Jeremas Captulo 8 33
ciudades de Jud, y en las calles de Jerusaln, la voz de regocijo y la voz de
alegra, la voz del esposo y la voz de la esposa, porque el pas vendr a ser un
desierto.

Captulo 8
Desolacin y obstinacin
1En aquel tiempo, dice Yahv, sacarn de sus sepulcros los huesos de los
reyes de Jud, y los huesos de sus prncipes, y los huesos de los sacerdotes, y
los huesos de los profetas, y los huesos de los habitantes de Jerusaln; 2y los
expondrn al sol y a la luna, y a toda la milicia del cielo, a quienes ellos
amaron y sirvieron, tras los cuales anduvieron, a los que consultaron, ante los
cuales se postraron. No sern recogidos ni sepultados, servirn de estircol
para el campo. 2Y todos los que quedaren de esta raza perversa, en todos los
lugares a donde los habr arrojado, preferirn la muerte a la vida, dice Yahv
de los ejrcitos.
4Les dirs: As dice Yahv:

Acaso el que cae, no se levanta luego?


y el que se va, no vuelve?
5Por qu, pues, se ha desviado

este pueblo de Jerusaln, para apostatar para siempre?


Por qu se obstinan en el engao
y rehsan convertirse?
6Estoy atento y escucho:

no hablan con sinceridad,


no hay quien se arrepienta de su maldad,
preguntndose: Qu es lo que he hecho?
Todos han vuelto a tomar su carrera,
como caballo que se lanza a la batalla.
Falsos doctores
7Aun la cigea en el aire
conoce su tiempo,
la trtola, la golondrina y la grulla


1. En este orculo que abarca hasta el captulo 10, hay trozos que no parecen ocupar el
lugar que les corresponde, de donde nace la dificultad para ver el desarrollo del discurso (Ncar-
Colunga), Sacarn de sus sepulcros los huesos, etc.: Dispersar los huesos de un muerto
representaba la ms grande ignominia con que se poda contaminar la memoria de un hombre.

5. Se obstinan, y por eso ya no son capaces de convertirse. Es el pecado mximo, tantas
veces llorado por el mismo Dios (cf. 3, 3; 5, 3; Salmo 51, 3; Proverbios 2, 14; 18, 3; Isaas 28, 15,
etc.), quien no se cansa de invitarlos a la penitencia, como lo har Cristo frente a los fariseos.

7. Vase Isaas 1, 3; Cantar de los Cantares 2, 12.
Jeremas Captulo 8 34
saben cundo han de venir:
pero mi pueblo no conoce lo debido a Yahv.
8Cmo decs: Sabios somos;

poseemos la Ley de Yahv?


ms he aqu que la pluma mentirosa
de los escribas la ha convertido en mentira.
9Confundidos estn los sabios,

consternados y presos;
pues han rechazado la palabra de Yahv.
Qu sabidura puede haber en ellos?
10Por lo cual dar sus mujeres a otros,

y sus campos a (nuevos) poseedores,


porque desde el menor hasta el mayor,
todos se dejan llevar de la avaricia,
desde el profeta hasta el sacerdote,
todos practican el fraude.
11Curan la llaga de mi pueblo a la ligera,

diciendo: Paz, paz!, cuando no hay paz.


12Sern confundidos porque cometen abominaciones.

Pero en nada se avergenzan,


ni aun saben lo que es vergenza.
Por tanto caern con los que han de caer;
sern derribados
en el da de su castigo, dice Yahv.
Anuncio del castigo
13Acabar del todo con ellos, dice Yahv:
no quedar uva en la vid,
ni en la higuera higos;
incluso el follaje se marchitar;
y les aplicar todava (ms castigos) que pasarn sobre ellos.
14 Por qu nos quedamos sentados?


8. La pluma: textualmente: el estilo, porque escriban en tablas de cera con un estilete que
tena la forma de punzn. Escribas se llaman aqu los doctores de la Ley que por mantener las
propias tradiciones (Lucas 11, 52; Mateo captulo 23) torcan los preceptos en vez de ensearlos
rectamente.

10. Los versculos 10-12 faltan en la versin de los Setenta. Son repeticin de 6, 12-15. Vase
all las notas.

11. El pueblo engaado por profetas mentirosos se construye un edificio de vanas esperanzas
y falaces promesas. La falsa paz es en ellos como un leitmotiv. Vase 4, 10; 6, 14 y notas; Miqueas
3, 5. As ser tambin, segn San Pablo, en los ltimos tiempos. Cf. I Tesalonicenses 5, 3.

13. La poblacin no tendr uvas ni higos, porque los invasores van a comrselo todo y no
permitirn a los sitiados salir de la ciudad para cosechar y vendimiar. As lo explica San Jernimo.
Jeremas Captulo 8 35
Congregaos, y vamos a las ciudades fuertes
para perecer all;
pues Yahv, nuestro Dios, nos hace perecer,
y nos da a beber agua de hiel,
por haber pecado contra Yahv.
15 Esperar la paz? pero no viene ningn bien;

el tiempo de salud? y no hay ms que terror.


16Ya se oye desde Dan el resoplido de sus caballos;

al relincho estrepitoso de sus corceles


tiembla toda la tierra.
Ya llegan y devoran el pas y cuanto contiene,
la ciudad y sus habitantes.
17Pues he aqu que enviar contra vosotros

serpientes y basiliscos,
contra los cuales no sirve el encantamiento;
os mordern, dice Yahv.
Dolor del profeta
18Oh si hubiera consuelo en mi dolor!
mi corazn desmaya dentro de m.
19Oigo la voz de la hija de mi pueblo

que grita desde una tierra remota:


Por ventura Yahv no est ms en Sin?
No est ya en ella su Rey?
Por qu me provocaron con sus dolos,
con diosas extraas?
20 Pas la siega, y el verano se acab,

y nosotros no hemos sido salvados!


21Por la ruina de la hija de mi pueblo

estoy arruinado, estoy de luto,


el espanto se ha apoderado de m.
22 No hay ya blsamo en Galaad?


14 ss. Se pintan las horrorosas calamidades de la guerra que amenaza a la ciudad impa. Los
habitantes estn deliberando sobre el modo de defenderse, pero en realidad ya han perdido la
esperanza. Agua de hiel por haber pecado: Comentando estas palabras dice el Doctor Mximo:
Dios da a los amantes de los goces del mundo una agua amarga, el agua de la maldicin, y los
llena de quebranto, a fin de que sepan por experiencia cuan duro y amargo es haber abandonado
a Dios y haber provocado al Seor, que es la misma dulzura. Cf. 2, 19.

17. Contra los babilonios no hay remedio. Su fuerza es incontenible, sus armas son
venenosas como serpientes. No hay encantador que pueda dominarlas.

18 ss. Es un dilogo entre Dios y el profeta. Grita desde una tierra remota: se refiere al
cautiverio. Su Rey: Dios.
Jeremas Captulo 9 36
No existe mdico all?
Por qu, pues, no se venda (la llaga)
de la hija de mi pueblo?

Captulo 9
El profeta llora la ruina de su pueblo
1Quin diera que mi cabeza
fuera (un manantial de) agua,
y mis ojos fuente de lgrimas,
para llorar da y noche
los muertos de la hija de mi pueblo!
2 Ojal tuviera yo en el desierto un albergue de caminantes,

para retirarme de mi pueblo, y alejarme de ellos!


Pues todos son adlteros,
una ralea de traidores.
3 Entesan su lengua como un arco;

se han hecho poderosos en la tierra para decir mentiras,


mas no la verdad;
corren de maldad en maldad,
y a M no me conocen, dice Yahv.
4Gurdese cada uno de su amigo,

y ninguno se fe de su hermano;
porque todo hermano urde insidias,
y todo amigo anda calumniando.
5Unos a otros se engaan,

y no dicen la verdad;
tienen avezada su lengua a hablar mentiras;
se fatigan obrando el mal.
6T vives rodeado de mala fe;


22. La resina de los terebintos de Galaad se usaba como blsamo. Para el pueblo renegado
no queda otra medicina que la contricin (versculo 6). Observa a este respecto San Crisstomo:
Solamente la contricin quita el pecado. Los otros pesares tienen un resultado muy diferente...
Pero si, al contrario, sents haber ofendido a Dios, vuestro sentimiento destruye vuestros pecados;
vuestras lgrimas, al caer sobre las faltas, las borran. La contricin, dice San Efrn, cura el alma,
ilumina el espritu y borra los pecados. El espritu compungido es el sacrificio ms grato a Dios: T
no despreciars, Seor, el corazn contrito y humillado (Salmo 50, 19).

2. El santo profeta est tan sumido en dolor que no cree poder vivir ms entre los hombres,
por lo cual intenta huir a la soledad para entregarse a la afliccin de su corazn. Cf. Salmo 54, 8 y
notas.

4. En 17, 5 ss. Jeremas insiste sobre esta saludable desconfianza en los hombres, que Jess
nos inculca repetidas veces en el Evangelio (Juan 2, 24 s.).
Jeremas Captulo 9 37
por su mala fe no quieren conocerme,
dice Yahv.
7Por eso, as dice Yahv de los ejrcitos:

Voy a acrisolarlos, voy a probarlos.


Pues qu otra cosa puedo hacer con la hija de mi pueblo?
8Flecha mortfera es su lengua,

habla solamente para engaar;


con su boca hablan de paz a su prjimo,
mas en su interior le arman asechanzas.
9Y Yo no he de castigarlos por estas cosas?, dice Yahv;

acaso no tomar venganza de un pueblo tal?


10Me pondr a llorar y gemir sobre los montes,

har lamentacin por los pastos de la estepa,


porque han sido abrasados
y nadie transita por ellos;
no se oye ya la voz del ganado;
desde las aves del cielo hasta las bestias,
todos han huido, han desaparecido.
11Convertir a Jerusaln en montn de ruinas,

en albergue de chacales;
y a las ciudades de Jud en despoblado sin moradores.
12Quin es el hombre sabio que entienda esto,

al cual hable la boca de Yahv


a fin de que declare por qu perece la tierra
y est abrasada como el desierto,
sin que nadie transite por ella?
13Yahv lo ha dicho: Porque han dejado mi Ley, que Yo puse delante de

ellos, y no han escuchado mi voz, ni procedieron segn ella, 14sino que


siguieron su corazn obstinado, y los Baales, que les ensearon sus padres.
15Por eso, as dice Yahv de los ejrcitos, el Dios de Israel: He aqu que a este


6 s. Dios probar a su pueblo envindole castigos tremendos, a causa de lo que explica en el
versculo 6. Jess dice lo mismo en Juan 3, 19. Vase Isaas 48, 10; Zacaras 13, 9.

10. Siguen ms detalles sobre la ruina completa del pueblo rebelde, cuyos merecidos
infortunios provocan en el profeta este amargo llanto, que es una caracterstica del dolor de
Jeremas, empeado siempre, como Moiss, en interponerse entre su amado pueblo y la justa ira
de Dios.

14. Siguieron su corazn obstinado: Dios abandona al pecador en manos del demonio que
lo esclaviza (Romanos 7, 14). El pecado mortal, dice San Ignacio de Antioqua, es un germen de
Satans que transforma al hombre en demonio. Quien comete pecado, del demonio es; porque
el demonio desde el principio contina pecando.

15. Ajenjo: castigos amargos. Siembran viento y siegan tempestad, dice Oseas (8, 7). El que
siembra la iniquidad, recoger males, dicen los Proverbios, y ser destrozado con la vara de su
Jeremas Captulo 9 38
pueblo le dar para comida ajenjo, y para bebida, agua de hiel. 16Y los
esparcir por entre las naciones, que ellos no conocieron, ni ellos ni sus
padres; y tras ellos enviar la espada, hasta consumirlos.
Lamentaciones del pueblo
17As dice Yahv de los ejrcitos:
Atended, y llamad a las plaideras, para que vengan;
enviad por las ms diestras (en el duelo);
18que vengan de prisa

y alcen sobre nosotros sus lamentos;


derramen lgrimas nuestros ojos,
y nuestros prpados manen agua.
19Porque voz de llanto se oye desde Sin:

Cmo hemos sido desolados!


Cubiertos de vergenza dejamos el pas
porque han derribado nuestras casas.
20Od, pues, oh mujeres, la palabra de Yahv,

y perciba vuestro odo lo que dice su boca.


Ensead a vuestras hijas lamentaciones,
y cada cual a su compaera endechas.
21Pues la muerte sube por nuestras ventanas,

y penetra en nuestros palacios,


exterminando a los nios en las calles,
y a los jvenes de en medio de las plazas.
22As dice Yahv:

Los cadveres de hombres yacern


como estircol sobre el campo,
y como el manojo que queda tras el segador,
sin que nadie (los) recoja.
La verdadera gloria consiste en conocer a Dios
23 As dice Yahv:

furor (22, 8). Cf. 23, 15; Job 4, 8 s.; Salmo 36, 35 s.; 74, 9: Isaas 51, 17-22; Ezequiel 23, 31 ss.;
Oseas 10, 13; Apocalipsis 14, 10; 16, 19.

17. Las plaideras: mujeres que ejercan el oficio de llorar por el muerto y elogiarlo con
canciones. En la cada de Jerusaln habr que llamar a las ms diestras en llorar porque el luto no
tendr lmites.

21. La muerte sube por nuestras ventanas, es decir, entra por las ventanas. Trata el profeta
de una tal devastacin de las vidas humanas, que la muerte penetrar como por asalto en las
viviendas. Ser legtima la aplicacin a la vida moral si se refiere el texto a la multiplicidad de
formas con que el pecado puede hacer presa en nosotros (Cardenal Gom, Biblia y Predicacin
p. 274).
Jeremas Captulo 9 39
No se glore el sabio de su sabidura,
no se glore el poderoso de su poder,
no se glore el rico de sus riquezas.
24El que se glora glorese en esto:

en tener inteligencia y conocerme a M,


que Yo soy Yahv, que hago misericordia,
derecho y justicia en la tierra;
porque estas son las cosas
en que me complazco, dice Yahv.
25He aqu que vienen das, dice Yahv, en que castigar a los circuncisos

como a los incircuncisos: 26a Egipto, a Jud, a Edom, a los hijos de Ammn, a
Moab, a todos los que se rapan las sienes y viven en el desierto; porque todos


23. Notemos que Dios no nos prohbe gloriarnos en absoluto. Esta admiracin del propio
ideal es una necesidad del espritu humano, y Jeremas nos ensea aqu que hay un objeto
legtimo en qu fundar nuestra glora, y es el conocimiento del corazn de Dios, como dueo de
la misericordia y fuente de nuestra justificacin. San Pablo nos ofrece igualmente un objeto de
gloria en la Cruz redentora de Cristo. Vase Glatas 2, 20 s.; 6, 14.

24. El que se gloria, glorese en... conocerme a M: Hoy da hay muchos que se gloran de
no conocer a Dios. El prestigio exagerado que se ha atribuido a la inteligencia, por encima de la
rectitud y bondad, hace que an los ms ignorantes afecten ciencia, y se avergencen de ser
hallados sin ella. Pero este rubor se convierte en lo contrario cuando se trata de Dios: se vuelve
respeto humano (cf. Eclesistico 4, 25 y nota), y entonces, los hombres se gloran de su
ignorancia, con el agravante que stos no son ya los tontos, sino los intelectuales, como aquel
cuyo epitafio deca que sali de este mundo sin haberse preguntado nunca para qu haba
entrado en l. Y sin embargo, existe en muchos la preocupacin por el misterio del ms all. Pero
entonces lo buscan, o por el orgullo racionalista de una falsa filosofa, o por los mayores absurdos
de la supersticin, mostrando as cuan fuerte es en el hombre la sed del misterio (cf. Ams 8, 11 y
nota). Todo lo investigan as, con curiosidad insaciable; todo, menos la Palabra de Dios,
confirmada por el nico Hombre que afirm haber bajado del cielo (Juan 6, 33, 38, 42).
Ceguera, siempre diablica, deformacin mental y espiritual! Jess la explica en dos palabras,
diciendo: sus obras son malas, y el que obra mal odia la luz (Juan 3, 19 ss.). Slo se librarn los
sinceros, los que busquen rectamente la verdad, dispuestos a abrazarse con ella. As lo ensea
tambin Jess (vase Juan 7, 17 y nota). Tal fue el caso de San Justino, en cuya Misa se lee I
Corintios 1, 18 ss. para mostrar que l se desenga, como San Pablo, de todas las sabiduras
humanas, cuando descubri la divina Palabra. Tal suele ser an hoy el de tantos convertidos que,
como dice Chesterton, encuentran finalmente, en la capillita de la esquina, lo que haban ido a
buscar en la vuelta al mundo. Que hago misericordia: Sabemos de cierto que Dios es
infinitamente misericordioso e infinitamente justo, y que usa de la misericordia y de la justicia con
soberana libertad y sin salirse en nada de la sabidura. Si al buen Ladrn se le otorg la gracia de
la buena muerte, dice San Agustn, cosa fue de la misericordia divina. Si al mal Ladrn no le fue
concedida gracia semejante, cosa fue de la justicia (Garrigou-Lagrange).

25. Los circuncisos como los incircuncisos: Precisamente por la circuncisin los judos se
crean santos y exentos del castigo, pero vivan como los incircuncisos (Romanos 2, 25).
Cuidemos de que nuestro bautismo no sea una simple frmula como aquella circuncisin! Vase
Romanos 6, 4.

26. Que se rapan las sienes, es decir, que se cortan el cabello segn cierto rito pagano. A los
israelitas les estaba prohibida tal costumbre supersticiosa. Cf. 25, 23; 49, 32; Levtico 19, 27; 21,
5. Para los cristianos, vase lo que ensea San Pablo en I Corintios 11, 14 s.
Jeremas Captulo 10 40
los gentiles son incircuncisos, pero toda la casa de Israel es incircuncisa de
corazn.

Captulo 10
Vanidad de la idolatra
1Od, oh casa de Israel, la palabra que os dice Yahv. 2As dice Yahv:
No imitis las costumbres de los gentiles,
ni temis las seales del cielo,
de las cuales tienen miedo los gentiles.
3Porque los ritos de los gentiles son vanidad:

Se corta un rbol del bosque,


lo labra la mano del artfice con el buril,
4Io adorna con plata y oro,

y lo sujeta con clavos a golpe de martillo,


para que no se caiga.
5Son como un espantajo en el melonar,

no hablan:
han de ser llevados,
porque no pueden caminar.
No los temis,
ya que no pueden hacer ni mal ni bien.
6Nadie hay semejante a Ti, oh Yahv;

T eres grande,
y grande es el poder de tu nombre.
7 Quin no te temer a Ti, oh Rey de las naciones?

porque esto te corresponde;


pues entre todos los sabios de los gentiles,
y en todos sus reinos nadie hay como T.
8Todos ellos son estpidos y necios;

vana su doctrina, nada ms que leo.


9
Se trae plata laminada de Tarsis, y oro de Ufaz,
que se labra por el artfice y por las manos del platero;


2. Las costumbres: la conducta inmoral de los gentiles. Las seales del cielo: los astros y sus
constelaciones. Alusin a la astrologa de los magos babilnicos que pretendan leer en las
estrellas las cosas venideras. Dios defenda celosamente a su pueblo contra el contagio de la
gentilidad, y las grandes calamidades de Israel le vinieron de envidiar las glorias mundanas del
paganismo, despreciando el sublime privilegio de ser el elegido de Dios.

3. ss. Para ridiculizar la idolatra el profeta describe de manera sarcstica la fabricacin de un
dolo (Isaas 44, 12 ss.; Baruc captulo 6; Sabidura captulos 13-15).

9. Tarsis: ciudad situada en el extremo Occidente, probablemente en Espaa. Ufaz: tal vez
idntico con el pas de Ofir, de donde se traa el oro (III Reyes 9, 28).
Jeremas Captulo 10 41
de jacinto y prpura son sus vestidos,
obra de diestros artfices todos ellos.
Omnipotencia de Yahv
Yahv es el Dios verdadero,
10

l es el Dios vivo y Rey de la eternidad.


Ante su indignacin se estremece la tierra,
y los gentiles no pueden soportar su ira.
11As, pues, les diris: Esos dioses que no han hecho ni cielo ni tierra,

desaparecern de la tierra y de debajo del cielo.


12El, con su poder, hizo la tierra,

con su sabidura estableci el orbe


y con su inteligencia extendi los cielos.
13A una orden suya braman las aguas del cielo;

l levanta las nubes desde los extremos de la tierra,


hace los relmpagos para la lluvia,
y saca de sus depsitos el viento.
14Necio es todo hombre que no sabe (esto);

todo platero se cubre de vergenza haciendo un dolo,


porque mentira es su obra de fundicin,
y no hay aliento en ella.
15Son obras vanas, dignas de escarnio;

al tiempo de la visita de (Dios) perecern.


16No es como sta la porcin de Jacob,

porque l ha hecho todas las cosas,


e Israel es la tribu de su herencia;
Yahv de los ejrcitos es su nombre.
El castigo de Dios es justo
17Lleva fuera del pas tu bagaje,
t que habitas en la ciudad fortificada.
18Porque as dice Yahv:

He aqu que esta vez lanzar lejos a los moradores del pas,
y los atribular, para que (me) encuentren.
19 Ay de m! Qu quebranto el mo!


15. Al tiempo de la visita, es decir, cuando Dios venga para castigarlos. Vase Isaas 10, 3;
Lucas 19, 44; I Pedro 2, 12; 5, 6.

16 s. El Seor es la suerte de Jacob, es decir, la gran felicidad que le cupo en suerte (versculo
2 y nota), y no, una desventaja, como sera un Dios tirnico o un dolo despreciable. Tu bagaje:
Vulgata: tu ignominia, es decir, tus dolos.

19 ss. Patticas lamentaciones de Jerusaln (versculos 19-22), que ser dispersada por culpa
de sus pastores (versculo 21). Debo soportarlo: He aqu un lema para los das aciagos que nos
Jeremas Captulo 10 42
Mi llaga es malsima. Y me dije:
Esto es, en verdad, un mal,
y debo soportarlo.
20Mi tienda ha sido devastada,

y todas mis cuerdas estn rotas;


me han separado de mis hijos que ya no existen;
no hay quien pueda levantar mi tienda,
ni alzar mi pabelln.
21Porque los pastores han obrado neciamente,

y no han buscado a Yahv;


por esto no entendieron
y toda su grey anda dispersa.
22He aqu que viene un ruido, un rumor,

y grande alboroto de la parte del Norte,


para convertir las ciudades de Jud
en desierto, en morada de chacales.
23 Ya s, Yahv, que no es del hombre (determinar) su camino,

ni es del hombre el andar y dirigir sus pasos.


24Pero corrgeme, oh Yahv, con equidad,

no en tu ira, para que no me aniquiles.


25Derrama tu ardiente ira

sobre los gentiles que no te conocen,


y sobre los pueblos
que no invocan tu nombre;
porque han devorado a Jacob,
lo han devorado y acabado con l
y han devastado su morada.

tocan en el correr de los aos. Debo soportarlo, no como cosa extraordinaria, casual o ilegtima,
sino como la parte que me corresponde de la carga universal, y como un elemento de mi vida.
Tampoco es cosa existente por s misma, sino que est en ntima relacin con la carga impuesta a
mi pueblo y a todo el gnero humano. Para m y los mos, para m y mi pueblo y todo el
gnero humano, no puede ser indiferente cmo resuelvo el problema de mi dolor, ni si me
muestro hroe o esclavo de l (Mons. Keppler).

20. Describe la cada de la ciudad bajo la imagen de la destruccin de un tabernculo, o
tienda de campaa.

22. Se refiere a la invasin de los babilonios, que vendrn desde el norte. Vase 4, 15 y
nota.

23. Vemos aqu cun grande es la parte que Dios se reserva en la conduccin de nuestra
vida. Vase Salmo 36, 33; Proverbios 21, 1 y notas.

24. Israel se acoge al juicio de Dios, sabindolo paternal y misericordioso (Salmo 16, 2 y
nota). La causa de nuestra reparacin es tan slo la bondad de Dios (San Len).

25. Vase Salmo 78, 6 y la oracin del Eclesistico, captulo 36.
Jeremas Captulo 11 43

Captulo 11
Violacin de la alianza del Sina
1De parte de Dios lleg a Jeremas la siguiente palabra: 2 Escuchad las
palabras de este pacto, y hablad a los hombres de Jud y a los habitantes de
Jerusaln dicindoles: 3As habla Yahv, el Dios de Israel: Maldito el hombre
que desobedezca las palabras de esta alianza, 4que Yo orden a vuestros
padres, cuando los saqu de la tierra de Egipto, del horno de hierro, diciendo:
Escuchad mi voz, y haced segn todo lo que os mando; y seris mi pueblo, y
Yo ser vuestro Dios; 5a fin de cumplir el juramento prestado a vuestros
padres, de darles una tierra que mana leche y miel, como (se ve) en el da de
hoy. Y yo respond y dije: As sea, oh Yahv.
6Entonces me dijo Yahv: Grita todas estas palabras en las ciudades de

Jud y en las calles de Jerusaln, diciendo: Escuchad las palabras de esta


alianza y observadlas. 7Porque conjur solemnemente a vuestros padres desde
el da que los saqu de la tierra de Egipto, hasta hoy, y los amonest sin cesar,
diciendo: Escuchad mi voz. 8Pero ellos no escucharon, ni prestaron odo;
sino que siguieron cada cual su obstinado y maligno corazn; por lo cual
ejecut contra ellos todas las palabras de esta alianza, que les haba mandado
cumplir y que ellos no cumplieron.
9Luego Yahv me dijo: Hay una conjuracin entre los hombres de Jud,

y entre los habitantes de Jerusaln. 10Han vuelto a las iniquidades de sus


primeros padres, que rehusaron escuchar mis palabras; y se han ido tras otros
dioses para servirlos. As la casa de Israel y la casa de Jud han quebrantado
mi alianza la que Yo contraje con sus padres. 11Por tanto, as dice Yahv: He
aqu que har venir sobre ellos un mal del cual no podrn librarse; y cuando
clamen a M no los escuchar. 12E irn las ciudades de Jud y los moradores de
Jerusaln, y clamarn a los dioses a quienes suelen ofrecer incienso, y que no
podrn salvarlos en el tiempo de su tribulacin. 13Porque tan numerosos


2. Este pacto: la alianza que Dios hizo con su pueblo en el monte Sina y que el pueblo
renov en el ao 18 del rey Josas (621). Vase IV Reyes 23, 1 ss. Ntese la maldicin que cae
sobre el que ignora o descuida el Antiguo Testamento. Cunto ms grave no ser hoy esa
sancin con respecto al Nuevo! Comprese con esta maldicin la bienaventuranza que Cristo
promete a los que oyen la divina Palabra (Lucas 11, 28; Apocalipsis 1, 3).

4. Horno de hierro: Egipto. Seris mi pueblo: Es la Carta Magna de Israel. Cf. xodo 4,
22; 19, 5 s.

8. Todas las palabras, es decir, las maldiciones y castigos asentados en la Ley (Deuteronomio
28). De ah que no se cumpliese entonces la promesa del versculo 5. Cf. 22, 18.

9. Una conjuracin, esto es, la rebelda contra el Seor, el culto de dioses ajenos y la alianza
con pueblos paganos. No obstante la renovacin del pacto con Yahv (vase nota 2) siguen
cometiendo infracciones contra la Ley.

13. A la ignominia: altares dedicados a los dolos. El texto nombra especialmente a Baal,
dios de los cananeos.
Jeremas Captulo 11 44
como tus ciudades son tus dioses, oh Jud; y tan numerosas como las calles de
Jerusaln son los altares que habis erigido a la ignominia, los altares en que
quemis incienso a Baal.
No ruegues por este pueblo
14 Por eso no intercedas por este pueblo, ni eleves por ellos oraciones y
splicas, porque no escuchar cuando clamen a M en su calamidad.
15Qu buscas an, amada ma, en mi casa,

t que has cometido tantas maldades?


Acaso las carnes sagradas
podrn librarte del mal,
ya que cuando hiciste maldad,
entonces te regocijaste?
16Yahv te dio el nombre de Olivo verde

y fruto de hermoso aspecto


pero tras el estruendo de un gran fragor
lo incendi, y quedaron abrasadas sus ramas.
17Porque Yahv de los ejrcitos, que te plant, ha decretado el mal contra

ti, a causa de las maldades que la casa de Israel y la casa de Jud hicieron para
irritarme quemando incienso a Baal.
Conjuracin contra el profeta
18
Yahv me inform y as lo supe;
T me mostraste entonces sus maquinaciones.
19Yo era como un manso cordero llevado al matadero, y no saba que

contra m maquinaban (diciendo): Destrocemos el rbol con su fruto, y


14. Vemos aqu que la condicin que Dios pone para escucharnos, es que a nuestra vez lo
escuchemos. Vase 7, 23 ss. No intercedas: Alude al ejemplo de Moiss que tantas veces
intercediera por el pueblo en el desierto. Pero una vez Dios se le opuso, diciendo: Djame
desahogar mi indignacin contra ellos y acabarlos (xodo 32, 10). As tambin en este caso es
intil la intercesin del profeta porque Yahv tiene ya decretado el castigo.

15. Amada ma: mi pueblo. Las carnes sagradas: los holocaustos y otros sacrificios ofrecidos
en el Templo.

16. San Pablo reitera esta figura del olivo con respecto a Israel (Romanos 11, 17-24).

18. De los versculos 18-23 se sigue que los habitantes de Anatot, ciudad natal de Jeremas,
maquinaron contra la vida de este profeta, sin duda alguna porque vaticinaba cosas contrarias a
sus inclinaciones. No hay profeta sin honra sino en su patria (Mateo 13, 57).

19. El cordero es el profeta mismo. Es por eso que los Santos Padres ven en Jeremas una
figura del Cordero de Dios que fue llevado a la Cruz (vase Isaas 53, 7 s.; Apocalipsis 5, 6). Este
pasaje se usa en la liturgia de Pasin. Destrocemos el rbol con su fruto. Vase el admirable pasaje
anlogo en Sabidura 2, 10-20. Otra leccin: Echemos leo en su pan. El pan es para los Padres
smbolo de Cristo, y el leo figura de la cruz. De ah que en esta expresin vieran vaticinada la
crucifixin de Cristo.
Jeremas Captulo 12 45
cortmosle de la tierra de los vivientes, y no quede ya ms memoria de su
nombre.
20Pero T, oh Yahv de los ejrcitos,

que juzgas con justicia, y escudrias los riones y el corazn,


djame ver como tomas de ellos venganza,
porque a Ti te he entregado mi causa.
21Por tanto, as dice Yahv respecto de los hombres de Anatot, que buscan

tu vida, diciendo: No profetices en el nombre de Yahv, si no quieres morir


a nuestras manos. 22Por tanto, as dice Yahv de los ejrcitos: He aqu que
Yo los castigar; los jvenes morirn al filo de la espada, y sus hijos e hijas
perecern de hambre. 23No quedar resto alguno de ellos; porque descargar
calamidades sobre los hombres de Anatot, cuando llegue el tiempo de su
castigo.

Captulo 12
Por qu prosperan los impos?
1Justo eres T, oh Yahv; por eso no puedo contender contigo;
sin embargo djame hablar de justicia.
Por qu es prspero el camino de los malvados
y viven tranquilos todos los prfidos?
2T los plantaste, y ellos se han arraigado,

crecen y producen fruto;


te tienen en su boca,
pero lejos de Ti est su corazn.
3Mas T, Yahv, me conoces;

me ves y sondeas lo que pienso de Ti.


Arrncalos, como ovejas destinadas para el matadero,
prepralos para el da de la matanza.
4Hasta cundo ha de llorar la tierra,

han de secarse las plantas de todos los campos?


A causa de la maldad de los que all habitan
perecen las bestias y las aves;
por cuanto dijeron: No ver l nuestro fin.


1. Ante la prosperidad de los impos apuntaba fcilmente en los labios de muchos la
pregunta: Por qu prosperan los malvados y sufren los buenos? Tambin el profeta, perseguido,
como acabamos de ver, contempla el abismo de la iniquidad humana y se pregunta, como David
y como Job, el porqu del aparente triunfo del mal sobre la tierra. Vase Job 5, 17 s.; Salmos 36
y 72; Proverbios 3, 12 s.; Habacuc 1, 3; Malaquas 3, 13 ss.

2. Lejos de Ti est su corazn: Cf. 9, 8; Eclesistico 15, 9 y nota.
Jeremas Captulo 12 46
Respuesta divina
5Si t corriendo con gente de a pie te fatigas,
cmo competirs con (los de a) caballo?
Y si (apenas) en una tierra de paz te sientes seguro,
qu hars en los matorrales del Jordn?
6Porque tus mismos hermanos y la casa de tu padre,

aun stos te han traicionado;


ellos mismos te persiguen con fuertes gritos;
no te fes de ellos cuando te traten con buenas palabras.
Devastacin del pas
7 He desamparado mi casa,
he desechado mi heredad;
he entregado el objeto de mi amor
en manos de sus enemigos.
8Mi heredad ha venido a ser para M

como un len en el bosque,


que ruge contra M; por eso la aborrezco.
9 No es mi heredad para M ave de rapia de varios colores,

contra la cual se juntan otras aves de rapia?


Andad, pues, y congregad a todas las fieras del campo;
traedlas para que la devoren!
10Muchos pastores han destruido mi via;


5 s. Admiremos la actitud paternal de Dios, tan semejante a la que us con Job en su
discurso final (Job, captulos 38-41). No satisface l a Jeremas en su ambiciosa curiosidad de
penetrar en los divinos designios; pero su misericordia le da la leccin de confianza que l
necesita para salir de su afliccin. Grabmonos para siempre esta enseanza que los Proverbios
(25, 27) expresan diciendo: El que se mete a escudriar la majestad, ser oprimido por su gloria
(vase la nota respectiva y Eclesistico 3, 22). Lo que Jeremas buscaba imprudentemente como
tanto suele hacerlo nuestra orgullosa inteligencia no es otra cosa que aquella ciencia del bien y
del mal, que nos cost la cada del Paraso. En los matorrales del Jordn: Vulgata: en medio de
la soberbia del Jordn; Crampn: contra los leones del Jordn.

7. Jess confirma tremendamente estas palabras cuando se despide de la Sinagoga,
dicindole: He aqu que vuestra casa quedar desierta (Mateo 23, 38).

9. Hay en todo esto una sublime expansin de amor, digna del Cantar de los Cantares.
Israel es para Yahv preciosa como un ave multicolor, en la que se complace. Ahora ser arrojada
a las bestias. Una manifestacin equivalente de esta ira celosa de Dios se encuentra con respecto a
las naciones, en el Apocalipsis (19, 17 ss.).

10 ss. He aqu la causa de la decadencia de Israel: los falsos profetas, que adulan al pueblo
con elogios falaces, y la falta de meditacin de la palabra de Dios. Lo que se ha de buscar ante
todo en la Escritura es el alimento que sustentar nuestra vida espiritual y la har adelantar en la
va de la perfeccin. Con ese fin San Jernimo se acostumbr a meditar da y noche la Ley del
Seor, y a alimentarse en las Sagradas Escrituras del pan descendido del cielo y del man celestial
que encierra en s todas las delicias (Salmo 118). Cmo podra nuestra alma prescindir de ese
Jeremas Captulo 13 47
han pisoteado mi heredad;
han convertido mi deliciosa posesin
en un desierto desolado.
11La asolaron por completo,

triste est ella delante de M;


desolado y devastado est todo el pas,
sin que haya quien reflexione en su corazn.
12Sobre todos los collados del desierto vienen los devastadores:

porque la espada de Yahv


devora la tierra desde un confn al otro,
y no habr salvacin para carne alguna.
13Sembraron trigo y cosecharon espinas,

se han fatigado sin sacar provecho.


Avergonzaos de vuestras cosechas,
a causa de la ardiente ira de Yahv.
Destino de los enemigos
14
As dice Yahv contra todos mis malos vecinos que atacan la heredad
que Yo di en posesin a Israel, mi pueblo: He aqu que los arrancar de sus
tierras, y sacar a la casa de Jud de en medio de ellos. 15Mas despus de
haberlos arrancado, me apiadar de nuevo de ellos, y los har volver cada
uno a su heredad, y cada cual a su tierra. 16Y cuando aprendan el camino de
mi pueblo, de modo que juren por mi nombre: Vive Yahv, como
ensearon a mi pueblo a jurar por Baal, entonces sern establecidos en medio
de mi pueblo. 17Pero si no quieren escuchar, arrancar a tal nacin, s, la
arrancar y la destruir orculo de Yahv.

Captulo 13
Profeca del cautiverio
1
As me dijo Yahv: Ve y cmprate un cinturn de lino y cie con el tus
lomos; mas no lo metas en agua. 2Compr el cinturn, segn la orden de

alimento? Y cmo es posible que el sacerdote seale a los dems el camino de la salvacin si l
mismo descuida de instruirse por la meditacin de la Escritura? (Encclica Spiritus Paraclitus de
Benedicto XV). Vase 5, 31; 14, 13 y notas. Cf. 9, 12 ss.

14. Los malos vecinos son los gentiles. Como de costumbre, el corazn dolorido de Dios,
despus de amenazar a la esposa prfida, se volver contra los que la hicieron sufrir.

15 s. Pasaje mesinico. Se reunirn los pueblos paganos con el pueblo judo y adorarn al
verdadero Dios. Camino (versculo 16): la religin. En vez de religin y vida religiosa dice la
Biblia camino, hasta en el Nuevo Testamento. Cf. Hechos de los Apstoles 9, 2.

1 ss. Se trata, segn San Jernimo, de una visin; segn Santo Toms, de un acontecimiento
real. El cinturn representa al pueblo judo, ceido a Dios tan estrechamente como el cinturn al
Jeremas Captulo 13 48
Yahv, y me lo puse sobre los lomos. 3Y me lleg la palabra de Yahv por
segunda vez, para decirme: 4 Toma el cinturn que compraste, y que est
sobre tus lomos, y levntate, anda al ufrates y escndelo all en la hendidura
de una roca. 5Fu y lo escond junto al ufrates, como Yahv me lo haba
ordenado. 6Y sucedi que pasados muchos das, Yahv me dijo: Levntate,
ve al ufrates, y saca de all el cinturn que te mand esconder en aquel
lugar. 7Fu, pues, al ufrates y cav, y saqu el cinturn del lugar donde lo
haba escondido; mas he aqu que estaba podrido, y ya no era til para nada.
8Entonces me habl Yahv, diciendo: 9 As dice Yahv: De esta manera

destruir la soberbia de Jud, y el gran orgullo de Jerusaln. 10Este pueblo


malo que rehsa or mis palabras, que siguiendo su obstinado corazn se va
tras otros dioses, para servirles y adorarlos, vendr a ser como este cinturn
que para nada es til. 11Pues as como el cinturn se adhiere a los lomos del
hombre, as haba Yo unido estrechamente conmigo a toda la casa de Israel, y
a toda la casa de Jud, dice Yahv, a fin de que fuese el pueblo mo para mi
renombre, alabanza y gloria; mas ellos no escucharon.
12Les dirs esta palabra: As dice Yahv, el Dios de Israel: Todas las tinajas

han de llenarse de vino. Y te dirn: Acaso no sabemos muy bien que todas
las tinajas han de llenarse de vino? 13Entonces les responders: As dice Yahv:
He aqu que Yo llenar de embriaguez a todos los habitantes de este pas, a
los reyes que se sientan en el trono de David, a los sacerdotes, a los profetas,
y a todos los moradores de Jerusaln; 14y los estrellar a unos contra otros,

cuerpo del hombre (versculo 11). Ello no obstante, caer Israel en la ms baja depravacin. Es
una figura semejante a la del ave multicolor, que explicamos en la nota al versculo 9 del captulo
anterior.

9. Destruir la soberbia: Algn da llegaremos a comprender que toda obra es mala si no se
funda en Dios, porque resulta tanto mayor rival y enemiga para disputarle la gloria al nico Santo
(Tu solus Sanctus), al nico a quien le pertenece el mrito, como fuente que es de todo posible
bien. De ah que en toda la Escritura se fustigue, ms an que el pecado, la falsa virtud, pues sa
viene del peor de los pecados, que es la soberbia, Qu otra cosa significa la severidad terrible de
Jess con los fariseos, contrastando con su infinita misericordia con los pecadores? De ah que el
pecado, del cual convencer al mundo el Espritu Santo (Juan 16, 8), no es el de las
concupiscencias, sino la incredulidad; y no un atesmo en general, sino la falta de aceptacin de
Jess como Salvador: por cuanto no creyeron en Mi (ibd. 9), es decir, la prescindencia de l
como si l no nos fuese necesario para la virtud y el bien. Dnde estara entonces la gloria del
Hijo, que el Padre quiere darle sobre todo nombre, si los hombres pudieran ser buenos sin
recurrir a l? Idntico fue el pecado de Israel. Por su incredulidad se dio entrada a los gentiles
(Romanos 11, 30). Y no fue ciertamente un atesmo, sino al contrario: por razones religiosas y en
nombre del Dios bendito Caifs declar blasfemo e impostor a Jess, el Hijo a quien Dios
enviaba.

12 ss. Es la misma profeca bajo otra forma. Las vasijas rotas simbolizan a Jerusaln y al
pueblo judo. Dios llenar de vino y embriagar a todos los moradores de Jerusaln, sin excluir a
los reyes, sacerdotes y profetas, para que vengan a chocar unos con otros y destruirse. A estas
parbolas sigue una apremiante exhortacin a la penitencia (Ncar-Colunga).
Jeremas Captulo 13 49
padres e hijos juntamente, dice Yahv. No tendr piedad, ni compasin, ni
misericordia, y no dejar de destruirlos.
Exhortacin al arrepentimiento
15Od y prestad odos. No os ensoberbezcis,
pues es Yahv quien habla.
16Dad gloria a Yahv, vuestro Dios,

antes que l enve tinieblas,


y tropiecen vuestros pies
sobre los montes tenebrosos;
cuando l trueque en sombra de muerte
la luz que esperis,
convinindola en densas tinieblas.
17Mas si no escuchis,

mi alma llorar en secreto


a causa de (vuestra) soberbia,
llorar amargamente,
y mis ojos se derretirn en lgrimas
por la cautividad de la grey de Yahv.
18 Di al rey y a la reina:

Humillaos, sentaos (en el suelo),


porque se os cae de vuestras cabezas
la corona de vuestra gloria.
19Las ciudades del Medioda estarn cerradas,

sin que haya quien las abra;


todo Jud ser llevado al cautiverio,
todos sin excepcin.
20Levanta tus ojos, y ve

quines son stos que vienen del norte.


Dnde est la grey que te fue dada,
tu magnfico rebao?
21 Qu dirs cuando l ponga sobre ti,


16. Dad gloria a Dios: Alabadle, sobre todo cuando os mande pruebas y tribulaciones,
Porque el Seor castiga a los que ama y en los cuales tiene puesto su afecto, como lo tiene un
padre con sus hijos (Proverbios 3, 12).

17. Cf. 11, 14 y nota. Se retrata aqu el corazn sacerdotal de Jeremas, comparable al de
Moiss (xodo 17, 11 s.; 32, 10 ss.; Nmero 14, 10 ss.) y al de Abrahn (Gnesis 18, 22 ss.). Vase
Salmo 105, 23 y nota. Jeremas rogaba por el pueblo aun despus de muerto (II Macabeos 15,
14).

18 ss. Triste cuadro proftico de la desolacin de Jerusaln. La reina: la madre del rey, que
ocupaba el primer puesto entre las mujeres del palacio (vase III Reyes 2. 19). Hasta las ciudades
del medioda de Judea, ltimos refugios de los que huyen de Jerusaln, cerrarn sus puertas para
los fugitivos.
Jeremas Captulo 13 50
por cabeza, a tus amantes,
que t mismo has amaestrado contra ti?
No sufrirs entonces dolores,
como una mujer que da a luz?
22Y si dices en tu corazn:

Por qu viene sobre m esto?


por la muchedumbre de tus maldades
han sido descubiertas tus faldas
y manchadas las plantas de tus pies.
23 Puede acaso el etope mudar su piel,

o el leopardo sus manchas?


As tampoco podis obrar bien vosotros,
los que estis avezados a hacer el mal.
24Los esparcir como la hojarasca,

que arrebata el viento del desierto.


25sta es tu suerte, la porcin que Yo te he reservado,

dice Yahv;
por haberte olvidado de M,
poniendo tu confianza en la mentira.
26Pues tambin Yo te descubrir las faldas (alzndolas) sobre tu rostro,

para que se vean tus vergenzas.


27Tus adulterios, tus relinchos,

la ignominia de tu fornicacin,
en los collados y por los campos, (todas) tus abominaciones las he visto.
Ay de ti, oh Jerusaln, que no quieres purificarte!
Hasta cundo esperas todava?


21. Has amaestrado: Desacatando la voluntad de Dios, los reyes de Jud haban buscado la
amistad de los pueblos paganos, y tambin despertado su codicia mostrndoles sus tesoros y toda
su armera (Isaas 39, 2).

22. Alusin al tratamiento que sufrirn las mujeres deportadas. Sern sometidas a los
trabajos ms humillantes. Vase 47, 2 y nota; Ez: 23, 29. Todas estas imgenes nos parecen a
nosotros demasiado crudas, acostumbrados como estamos al uso de eufemismos, pero hay que
tener en cuenta que los orientales son mucho ms realistas que nosotros y que este realismo se
refleja en su literatura (Ncar-Colunga).

23. Esta grfica expresin fue aplicada por el segundo Concilio de Nicea al clebre
historiador Eusebio de Cesrea quien no obstante sus repetidas declaraciones de sumisin, insisti
hasta el fin en su negacin del homousios, desconociendo, como los arrianos, la
consubstancialidad del Verbo con el Padre. Vase Hebreos 6, 4; 10, 26 ss.; Eclesistico 26, 27; II
Pedro 2, 20; Mateo 12, 45.

27. Adulterios, relincho, ignominia, fornicacin, son expresiones que sealan la idolatra, la
cual se consideraba como adulterio, porque Dios era el Esposo del pueblo de Israel. Vase 2, 23 s.
Jeremas Captulo 14 51

Captulo 14
Plegaria de Jeremas en la sequa
1He aqu lo que dijo Yahv a Jeremas con motivo de la sequa:
2Jud est de luto,
sus puertas languidecen;
entristecidas se inclinan hacia el suelo
y Jerusaln alza el grito.
3Sus nobles envan a sus criados por agua;

van stos a los pozos, y no hallando agua


se vuelven con sus cntaros vacos,
cubierta su cabeza
a causa de la vergenza y confusin.
4Tambin los labradores

se cubren por vergenza la cabeza


a causa del suelo que est rajado
por falta de lluvia sobre la tierra.
5Pues hasta la cierva en el campo

despus de parir abandona (su cra),


porque no hay pasto.
6Los asnos salvajes se ponen encima de los riscos,

aspirando el aire como chacales;


desfallecen sus ojos,
porque no hay cosa verde.
7 Aunque nuestras maldades testifican contra nosotros,

trtanos, Yahv, respetando tu Nombre;


pues son muchas nuestras rebeldas;
hemos pecado contra Ti.
8Oh Tu, Esperanza de Israel,

Salvador suyo en tiempo de angustia!


1. Este captulo muestra la miseria de la tierra cuando le falta la lluvia del cielo, as como el
alma muere sin la lluvia de la gracia (vase Salmo 142, 6; Juan 15, 1 ss.). Es una oracin ideal para
tiempos de sequa.

7. El santo profeta intercede ante Dios, para que cese el flagelo. Ntese la verdadera
contricin que se aprende en la Sagrada Escritura: lejos de negar la culpa o justificarla, se la
confiesa para obtener el perdn de la paternal misericordia de Dios. Vase Salmo 50 y notas.
Respetando tu Nombre, o, como otros traducen, por amor de tu Nombre. Vase sobre este
resorte de la divina misericordia xodo 33, 19 y nota.

8 s. Dios haba prometido continuas lluvias que fertilizaran la tierra prometida
(Deuteronomio 11, 10 ss.). El profeta se lo recuerda filialmente. Esperanza de Israel, Salvador
suyo: Dios. Algunos lo refieren a la letra al Mesas, dando a entender, como que Jeremas y los
dems judos le invocan, para que por su Encarnacin, trabajos y mritos se presente a su
enojado Padre y libre a los israelitas de ser cautivados por los caldeos (Sco).
Jeremas Captulo 14 52
cmo es que ests cual extranjero en el pas,
cual pasajero que slo se detiene para pasar una noche?
9 Por qu eres T como un hombre atnito,

como un valiente incapaz de salvar?


Y sin embargo, T, Yahv, ests entre nosotros.
los que llevamos tu Nombre.
No nos desampares.
Respuesta de Dios
10 As dice Yahv respecto de este pueblo: Esto les gusta: andar de un lugar
a otro, sin dar descanso a sus pies; pero Yahv no se complace en ellos: ahora
se va a acordar de sus iniquidades, y castigar sus pecados.
11Y me dijo Yahv: No ruegues para bien de este pueblo. 12Aun cuando

ayunen no oir sus clamores, y cuando ofrezcan holocaustos y ofrendas, no


los aceptar, sino que los extirpar con la espada, con el hambre y con la
peste.
Falsos profetas extravan al pueblo
13Entonces dije: Ah, Seor, Yahv! Mira cmo los profetas les dicen: No
veris espada, ni tendris hambre, antes bien, Yo os dar una paz segura en
este lugar. 14Y me respondi Yahv: Los profetas profetizan mentiras en mi
Nombre; Yo no los he enviado, nada les he ordenado; no he hablado a ellos;
visiones mentirosas, vanas adivinaciones e ilusiones de su propio corazn es lo
que profetizan. 15Por tanto, as dice Yahv respecto de los profetas que
profetizan en mi Nombre sin que Yo los haya enviado, y que dicen: No
habr en el pas ni espada ni hambre: al filo de la espada y por hambre
perecern estos profetas; 16las gentes ante las cuales ellos profetizan, sern
arrojadas por las calles de Jerusaln, vctimas del hambre y de la espada, y no
habr quien los entierre, a ellos, sus mujeres, sus hijos y sus hijas; y derramar
sobre ellos su maldad.
17Diles, pues, esta palabra:

Derramen mis ojos lgrimas,


noche y da, sin cesar,
porque la virgen, hija de mi pueblo
ha sido quebrantada con extremo quebranto,
herida de gravsima plaga.


11 s. Cf. 11, 14; 13, 17 y notas. Es la impenitencia la que impide el perdn. Si
permaneciendo en las maldades pensramos redimirnos con promesas y sacrificios, vamos
grandemente errados, teniendo a Dios por injusto (San Jernimo). Vase a ese respecto las
terribles conminaciones del Seor en 6, 20; 7, 21; Isaas 1, 11 s.; Malaquas 1, 10.

13. Jeremas excusa al pueblo acusando a los falsos profetas que lo han inducido a la
apostasa, como lo declar el mismo Dios en 12, 10. Cf. 6, 14 y nota.
Jeremas Captulo 14 53
18
Si salgo al campo,
veo a los que murieron por la espada,
y si entro en la ciudad,
a los extenuados por el hambre,
pues tanto el profeta como el sacerdote
andan errantes hacia un pas desconocido.
Confianza del profeta
19Has rechazado del todo a Jud?
Aborrece tu alma a Sin?
Por qu nos has herido de muerte?
Esperbamos la paz, y no hay bien;
el tiempo de restablecernos y no hay ms que espanto.
20Reconocemos, oh Yahv, nuestra maldad,

la culpa de nuestros padres; ya que hemos pecado contra Ti.


21No nos rechaces, por amor de tu Nombre,

no profanes el solio de tu gloria;


acurdate, no rompas tu alianza con nosotros.


18. Tanto el profeta como el sacerdote: Los sacerdotes y profetas sern llevados al
cautiverio, porque Dios los hace responsables de los males del pueblo. Vase el captulo 23.
Grande es la dignidad de los prelados, exclama San Lorenzo Justiniano, pero mayor es su carga;
colocados, en alto puesto, han de estar igualmente encumbrados en la virtud a los ojos de Aquel
que todo lo ve; si no, la prepositura, en vez de mrito, les acarrear su condenacin.

19. Vase 8, 15; Isaas 59, 9 y 11.

21. El profeta vuelve a insistir, apelando al honor del nombre de Dios, que cifra su gloria en
llamarse el protector de su pueblo. El solio de tu gloria: Jerusaln, por ser el lugar donde estaba el
Templo.


Catequesis del Papa. Jeremas 14, 17-21
Lamentacin del pueblo en tiempo de hambre y de guerra
Laudes del viernes de la semana III
1. El canto del profeta Jeremas, que eleva desde su horizonte histrico hasta el cielo, es
amargo y sufrido (14, 17-21). Acabamos de escucharlo como una invocacin, que la Liturgia de los
Laudes propone en el da en el que conmemora la muerte del Seor, el viernes. El contexto del
que surge esta lamentacin est representado por el ltigo que con frecuencia flagela la tierra de
Oriente Prximo: la sequa. Pero a este drama natural une otro que no es menos aterrador, la
tragedia de la guerra: Salgo al campo: muertos a espada; entro en la ciudad: desfallecidos de
hambre (versculo 18). La descripcin por desgracia es trgicamente actual en muchas regiones de
nuestro planeta.
2. Jeremas aparece en la escena con los ojos deshechos en lgrimas: es un llanto
ininterrumpido por la doncella de mi pueblo, es decir, por Jerusaln. De hecho, segn un
smbolo bblico muy conocido, la ciudad es representada con una imagen femenina, la hija de
Sin. El profeta participa ntimamente en la terrible desgracia y la herida de fuertes dolores
(versculo 17). Con frecuencia, sus palabras estn marcadas por el dolor y las lgrimas, pues Israel
no se deja involucrar por el mensaje misterioso que lleva consigo el sufrimiento. En otra pgina,
Jeremas Captulo 14 54

Jeremas exclama: si no le oyereis, en silencio llorar mi alma por ese orgullo, y dejarn caer mis
ojos lgrimas, y vertern copiosas lgrimas, porque va cautiva la grey del Seor (13, 17).
3. El motivo de la lacerante invocacin del profeta, como deca, es debido a dos
acontecimientos trgicos: la espada y el hambre, es decir, la guerra y la caresta (Cf. Jeremas 14,
18). Estamos, por tanto, en una situacin histrica atormentada, y es significativo el retrato del
profeta y del sacerdote, custodios de la Palabra del Seor, que vagan sin sentido por el pas
(ibdem).
La segunda parte del Cntico (Cf. versculos 19-21) deja de ser un lamento individual, en
primera persona del singular, para convertirse en una splica colectiva dirigida a Dios: Por qu
nos has herido sin remedio? (versculo 19). Adems de la espada y del hambre, se da una
tragedia mayor, la del silencio de Dios, que deja de revelarse y parece encerrarse en su cielo,
como disgustado por el comportamiento de la humanidad. Las preguntas que se le dirigen son,
por tanto, tensas y explcitas, en sentido tpicamente religioso: Por qu has rechazado del todo
a Jud? Tiene asco tu garganta de Sin? (versculo 19). Se sienten solos, abandonados, sin paz,
sin salvacin ni esperanza. El pueblo abandonado a su propio destino, se encuentra como
perdido y sobrecogido por el terror.
No es quiz esta soledad existencial la fuente profunda de toda la insatisfaccin que
percibimos tambin en nuestros das? Tanta inseguridad y tantas reacciones desconsideradas
tienen su origen en haber abandonado a Dios, roca de salvacin.
4. En este momento, llega el gran cambio: el pueblo regresa a Dios y le dirige una intensa
oracin. Reconoce ante todo el propio pecado con una breve pero sentida confesin de culpa:
Seor, reconocemos nuestra impiedad... porque pecamos contra ti (versculo 20). El silencio de
Dios era, por tanto, provocado por el rechazo del hombre. Si el pueblo se convierte y regresa al
Seor, tambin Dios se mostrar disponible para salir a su encuentro y abrazarlo.
Al final, el profeta utiliza dos palabras fundamentales: el recuerdo y la alianza (versculo
21). El pueblo pide a Dios a acordarse, es decir, a retomar el hilo de su benevolencia generosa,
manifestada en tantas ocasiones durante el pasado con intervenciones decisivas para salvar a
Israel. Pide que se acuerde de que l est ligado a su pueblo por una alianza de fidelidad y de
amor. Precisamente por esta alianza el pueblo puede confiar en que el Seor intervendr para
liberarle y salvarle. El compromiso asumido por l, el honor de su nombre, el hecho de su
presencia en el templo, tu trono glorioso, llevan a Dios --despus del juicio por el pecado y el
silencio-- a acercarse de nuevo a su pueblo para devolverle vida, paz y alegra.
Junto con los israelitas, tambin nosotros podemos, por tanto, estar seguros de que el Seor
no nos abandona para siempre, sino que despus de toda prueba purificadora, vuelve a iluminar
su rostro sobre nosotros y a sernos propicio y a concedernos la paz, como se dice en la
bendicin sacerdotal referida en el libro de los Nmeros (6,25-26).
5. Para concluir podemos asociar la splica de Jeremas a una exhortacin conmovedora
dirigida a los cristianos de Cartago por san Cipriano, obispo de la ciudad en el siglo III. En
tiempos de persecucin, san Cipriano exhorta a sus fieles a implorar al Seor. Esta imploracin no
es exactamente igual a la splica del profeta, pues no contiene una confesin de los pecados, ya
que la persecucin no es un castigo por los pecados, sino una participacin en la pasin de Cristo.
De todos modos, se trata de una imploracin tan apremiante como la de Jeremas: Imploremos
al Seor --dice san Cipriano-- sinceros y unidos, sin dejar nunca de pedir y con la confianza de
obtenerlo. Implormosle gimiendo y llorando, como es justo que imploren quienes se encuentran
entre los desventurados que lloran o temen desventuras, entre los que han quedado postrados
por la masacre o los que permanecen en pie. Pidamos que se nos restituya pronto la paz, que se
nos ayude en nuestros escondites y en los peligros, que se cumpla lo que el Seor se digna en
mostrar a sus siervos: la restauracin de su Iglesia, la seguridad de nuestra salud eterna, el buen
tiempo tras la lluvia, la luz tras las tinieblas, la tranquilidad tras las tormentas y torbellinos, la
ayuda piadosa de su amor de padre, las grandezas que conocemos de su divina majestad
Jeremas Captulo 15 55
22
Hay acaso entre los dolos de los gentiles quien pueda dar lluvia?
O pueden acaso los cielos enviar aguas?
No eres T, el Seor, Dios nuestro?
En Ti esperamos,
porque T haces todas estas cosas.

Captulo 15
Dios no acepta la intercesin del profeta
1Me dijo Yahv: Aun cuando Moiss y Samuel se me pusieran delante, mi
alma no se inclinara hacia este pueblo. Arrjalos de mi vista, y que se vayan!
2Si te preguntan: A dnde hemos de ir? les responders: As dice Yahv:

El que a la muerte, a la muerte;


el que a la espada, a la espada;
el que al hambre, al hambre;
y el que al cautiverio, al cautiverio.
3Enviar contra ellos cuatro azores, dice Yahv: la espada para matar, los

perros para arrastrar, las aves del cielo y las bestias de la tierra para devorar y
destrozar. 4Y los entregar para que sean maltratados en todos los reinos de
la tierra, por lo que Manass, hijo de Ezequas, rey de Jud hizo en Jerusaln.
5Quin tendr compasin de ti, oh Jerusaln?

quin se conmover por tu causa?


o quin se desviar del camino para preguntar cmo andas?
6T me has abandonado, dice Yahv;

te has vuelto hacia atrs;


por tanto extender mi mano contra ti,
y te exterminar;
estoy cansado de perdonar.
7Los aventar con el bieldo

hasta las puertas del pas,

(Epistula 11,8, in: S. Pricoco - M. Simonetti, La preghiera dei cristiani, Milano 2000, pp. 138-
139).


22. Ninguna cosa creada tiene eficacia propia, sino la que Dios le presta directamente y en
cada instante con su amorosa providencia que siempre est obrando (Zacaras 10, 1). Dar lluvia:
En Palestina, ms que en otros pases, la lluvia es una bendicin de Dios, smbolo de su
superioridad sobre los dolos. Vase el desafo hecho por Elas a los sacerdotes de Baal en III
Reyes captulos 17 y 18.

1. Moiss y Samuel, porque eran muy santos e intercedieron por el pueblo (cf. 11, 14 y
nota). Es admirable ver as canonizados por el mismo Dios estos grandes Santos del Antiguo
Testamento.

4. El impo rey Manass (693-639) favoreci la idolatra y la introdujo en el Templo (IV
Reyes 21, 3 ss.).
Jeremas Captulo 15 56
los privar de hijos,
exterminar a mi pueblo;
porque no dejan sus caminos.
8Sus viudas sern ms numerosas

que la arena del mar;


enviar en pleno da un desolador
contra la madre de los jvenes guerreros;
har caer sobre ellos de repente
angustia y terror.
9Desfallece la que dio a luz siete (hijos),

desmaya su alma,
se le ha puesto el sol cuando era an de da;
est avergonzada y abochornada,
y los restantes de sus (hijos), los entregar a la espada
en presencia de sus enemigos, dice Yahv.
El Seor consuela al profeta
10Ay de m, madre ma!
por qu me diste a luz, hombre de contradiccin como soy,
y objeto de discordia para todo el mundo?
A nadie he prestado dinero, y nadie me prest a m,
y con todo cada uno de ellos me maldice.
11As dijo Yahv:

En verdad, te librar para bien tuyo,


y te asistir contra el enemigo
en el tiempo del mal y de la angustia.
12 Acaso es posible que el hierro

rompa el hierro del Aquiln y el bronce?


13 Entregar tus bienes y tesoros al saqueo,

los entregar gratis por todos tus pecados,


(que cometiste) en todo tu territorio.
14Har que pasen con tus enemigos


9. Se le ha puesto el sol: Bella metfora para indicar la muerte prematura de los amados
hijos.

10. Hombre de contradiccin: En esto tambin fue Jeremas figura de Jesucristo. Vase Lucas
2, 34; Isaas 8, 14.

12. El primer hierro simboliza a los judos, que son duros, el segundo, o sea el del Aquiln,
puede referirse solamente a los babilonios, an ms duros. Quiere decir, no habr paz entre los
dos pueblos. Fillion compara el primero con la splica de Jeremas, el segundo con la
inquebrantable voluntad de Dios de destruir al pueblo rebelde. El pasaje es muy oscuro y muy
difcil de interpretar, como tambin los versculos que siguen.

14. Har que pasen con tus enemigos: Vulgata: traer tus enemigos. Vase 9, 16; 17, 4; 22,
28; Deuteronomio 28, 36; 32, 21.
Jeremas Captulo 15 57
a una tierra que no conoces;
porque se ha encendido un fuego en mi rostro
que arder contra vosotros.
15T lo sabes, oh Yahv;

acurdate de m, y amprame,
vngame de mis perseguidores;
y no me arrebates en tu longanimidad (para con ellos),
sbete que por Ti soporto oprobio.
16Cuando yo hall tus palabras, me aliment con ellas;

y tus palabras me eran el gozo y la alegra de mi corazn,


porque llevo el nombre tuyo,
oh Yahv, Dios de los ejrcitos.
17No me he sentado para gozarme

en el concilibulo de los que se divierten;


bajo tu mano me he sentado solitario,
pues me habas llenado de indignacin.
18 Por qu no tiene fin mi dolor;

y no admite remedio mi herida desahuciada?


Sers para m como un (torrente) falaz,
como aguas que engaan?
19Por esto, as me dice Yahv:

Si te conviertes, Yo te restaurar,
para que puedas estar ante mi rostro,
y si separas lo precioso de lo vil,
sers como boca ma;
ellos han de volver hacia ti,
pero t no debes volverte a ellos.
20Har que seas para este pueblo


16. Me aliment: Inolvidable imagen, que muestra el ansia con que el alma fiel se apodera
de las palabras divinas para asimilarlas y vivir de ellas. Bienaventurados, dice Jesucristo, los que
escuchan la palabra de Dios y la practican (Lucas 11, 28). De ah que San Bernardo se atreva a
decir: El ttulo de madre de nada hubiera servido a Mara si no hubiese tenido la dicha de llevar
a Cristo en su corazn antes que en su seno. Mara es, pues, ms bienaventurada por haber
comprendido la fe en Cristo que por haberle dado un cuerpo (Sermo LXXIV). Cf. 12, 10 ss. y
nota.

18. Como aguas que engaan; es decir, los ros que no tienen agua cuando ms se necesita:
Imagen de la desesperacin del profeta. En el versculo 20 vemos cmo el Padre Celestial
consuela a su fiel servidor, prometindole su ayuda. Vase 1, 18 s.

19. Separando lo precioso de lo vil, la sabidura divina de la humana, el hombre se eleva
hasta convertirse en instrumento fidelsimo, o sea en la boca del mismo Dios. Tal es lo que ensea
San Pablo al decir que el que quiera ser sabio se haga necio (I Corintios 3, 18), y lo que promete
Jess cuando dice que quien escucha a sus discpulos es como si lo escuchara a l mismo (Lucas 10,
16). Esto que Dios exige a Jeremas es tanto ms digno de meditacin cuanto que se trata de un
profeta que el mismo Dios haba elegido.
Jeremas Captulo 16 58
un fuerte muro de bronce.
Ellos pelearn contra ti, mas no te vencern,
porque Yo estoy contigo
para salvarte y librarte, dice Yahv.
21Te librar de las manos de los malvados,

y te redimir del poder de los opresores.

Captulo 16
El profeta, figura de su pueblo
Me lleg la palabra de Yahv, que dijo: 2 No tomes mujer, ni tengas
1

hijos ni hijas en este lugar. 3Porque as dice Yahv acerca de los hijos e hijas
que nacen en este lugar, y acerca de sus madres que los dan a luz, y acerca de
sus padres que los engendran en este pas: 4De muerte dolorosa morirn; no
sern llorados ni sepultados; yacern como estircol sobre el haz del campo;
perecern por la espada y por el hambre; y sus cadveres sern pasto de las
aves del cielo y de las bestias de la tierra. 5Pues as dice Yahv: No entres
en casa de luto, no vayas a llorar ni expresar tu duelo con ellos, pues Yo, dice
Yahv, he retirado de este pueblo mi paz, la piedad y la misericordia.
6Grandes y pequeos morirn en este pas, no sern sepultados ni se los

lamentar; nadie se har por ellos sajaduras ni calvez; 7nadie partir con ellos
(el pan) en su duelo, para consolarlos por el muerto, ni se les dar de beber la
copa de consolacin por (la muerte de) su padre o de su madre. 8Tampoco
entres en casa donde haya festn para sentarte con ellos a comer y beber.
9Porque as dice Yahv de los ejrcitos, el Dios de Israel: He aqu que voy a

hacer que en este lugar, a vuestros ojos, y en vuestros das, enmudezca la voz
de gozo y la voz de alegra, el canto del esposo y el canto de la esposa.


20. Un fuerte muro de bronce: Cf. 1, 18. Ms no te vencern, porque Yo estoy contigo.
As, y no de otra manera, y jams de otra manera, se derrota al enemigo. El que pretende
combatir con sus propias fuerzas est vencido antes de empezar el combate (San Agustn, De
Moribus).

2. Ni tengas hijos; para que no los veas morir en la destruccin de Jerusaln. Se cree que
Jeremas se conserv virgen hasta la muerte. Se debe anotar asimismo... que si Dios mand al
profeta que no tomara mujer, se sigue indudablemente que el hombre puede vivir sin mujer en
continencia, porque Dios no le mand una cosa imposible (Sco). Vase Mateo 19, 12.

5 ss. Se nota el derrumbe social en todo el pas, porque Dios ha retirado de este pueblo su
paz, su piedad y su misericordia. Sajaduras ni calvez: Alusin a las costumbres de los paganos que
de esta manera expresaban el dolor. La Ley las prohiba. Cf. Levtico 19, 27 s.; Deuteronomio 14,
1; 26, 14; Isaas 22, 12; Ezequiel 7, 18; Ams 8, 10; Miqueas 1, 16. La copa de consolacin
(versculo 7). Cf. Proverbios 31, 6.
Jeremas Captulo 16 59
Anuncio del cautiverio
10Cuando anuncies a este pueblo todas estas cosas, y ellos te digan: Por

qu ha decretado Yahv contra nosotros todo este mal tan grande? Pues,
cul es nuestra iniquidad, y cual nuestro pecado que hemos cometido contra
Yahv, nuestro Dios? 11Entonces les dirs: Porque me abandonaron vuestros
padres, dice Yahv, y se fueron en pos de otros dioses; y les sirvieron y los
adoraron abandonndome a M y quebrantando mi Ley. 12Y vosotros habis
hecho cosas peores an que vuestros padres; pues he aqu que andis cada
uno segn la obstinacin de su depravado corazn, sin escucharme a M.
13Por lo tanto os arrojar de este pas a otro desconocido de vosotros y de

vuestros padres; all serviris a otros dioses, da y noche, y no tendr


compasin de vosotros.
Anuncio de la liberacin
14Por eso, he aqu que vienen das, dice Yahv, en que ya no se dir: Vive

Yahv, que sac a los hijos de Israel de la tierra de Egipto, 15sino Vive Yahv,
que sac a los hijos de Israel del pas del Norte, y de todos los pases, adonde
los haba arrojado, y los har volver a la tierra que di a sus padres.
16He aqu que enviar muchos pescadores, dice Yahv, que los pescarn, y

despus enviar muchos cazadores que los cazarn por todos los montes y
por todos los collados y en las hendiduras de las rocas. 17Porque mis ojos estn
observando todos sus caminos, delante de M no est escondido ninguno, y
su iniquidad no est encubierta ante mis ojos. 18Primeramente les pagar al


11. Quebrantando mi Ley.: La violacin de la Ley de Dios ha sido causa de todos los grandes
desastres de la humanidad, desde la expulsin del paraso hasta las calamitosas catstrofes del
mundo de hoy. Los que abandonan la ley de Dios, dice el profeta Baruc, se encaminan a la
muerte (Baruc 4, 1). Y sin embargo, su yugo es dulce, y ligera su carga (Mateo 11, 30). Dios no
manda lo imposible, sino que al mandar nos advierte que hagamos lo que podemos, y que le
pidamos la fuerza de hacer lo que no podemos, luego nos ayuda a hacerlo (San Agustn). Cf. Fil.
2, 13i I Juan 5, 3.

13. Os arrojar de este pas, para llevaros a la cautividad, pero no para siempre (versculo
15).

16 ss. Estos pescadores y cazadores son los enemigos, los caldeos. Parece referirse tambin a
las otras pruebas que Israel sufrir antes de cumplrsele la promesa de los versculo 14 y 15, a la
cual llama Crampn vistazo mesinico. No faltan quienes ven en los pescadores una figura de
los apstoles, que en su mayora eran pescadores y recibieron de Jess el encargo de ser
pescadores de hombres (Mateo 4, 19). Y los doce pescadores se apoderan del mundo entero, lo
sacan del ocano del error, del crimen y de la idolatra. Mis ojos estn observando: Cf. II
Paralipmenos 16, 9; Job 34, 21 s.; Proverbios 5, 21 y notas.

18. Abominaciones: sinnimo de dolos. Cf. 13, 27 y nota. Es fcil condenar a Israel y
sorprenderse por esta idolatra, pero no es tan fcil imaginar la seduccin que significaran para
sus ojos esos esplendores cultuales y mundanos que Dios llama fascinacin (cf. Sabidura 4, 12).
Cuando San Pablo nos previene contra los dolos, nos dice que huyamos, como quien habla de
cosa muy peligrosa por lo atrayente (I Corintios 10, 14). Del mismo modo termina San Juan su
Jeremas Captulo 17 60
doble su iniquidad y su pecado, por haber contaminado mi tierra con los
cadveres de sus dolos, y llenado mi herencia con sus abominaciones.
19Oh Yahv, fuerza ma y fortaleza ma,

y mi refugio en el da de la tribulacin,
a Ti vendrn las naciones desde los confines de la tierra, y dirn:
Ciertamente nuestros padres no tenan otra herencia que la mentira
y vanidades que de nada sirven.
20 Acaso el hombre puede fabricarse dioses,

que en realidad no son dioses?


21Por eso, he aqu que esta vez les doy a conocer,

les mostrar mi mano y mi poder


y conocern que mi Nombre es Yahv.

Captulo 17
El pecado de Jud
1El pecado de Jud est escrito con punzn de hierro,
y grabado a punta de diamante
en la tabla de su corazn,
y en los cuernos de sus altares;
2ya que sus hijos siempre piensan en sus altares y sus ascheras,

junto a los rboles frondosos,


sobre los altos collados.

gran Epstola (I Juan 5, 21). Adems, hasta en el final del Apocalipsis, que es un libro escatolgico,
se habla del rechazo de los idlatras (Apocalipsis 22, 15), y el mismo Apstol de los gentiles
vuelve a decirnos que no nos asociemos con idlatras, pero no ya de los del mundo, sino de
aquellos que llamndose hermanos son, sin embargo, paganos. (I Corintios 5, 11-13). Todo esto
muestra que el peligro de idolatra es ms fuerte del que sin duda imaginamos, como que sta no
consiste slo en adorar groseros fetiches, sino tambin en toda forma de avaricia (Efesios 5, 5) o
de prcticas supersticiosas, o en el apego insensato a nuestras propias obras, que tambin, aunque
no queramos confesarlo, son dolos (cf. Isaas 44, 20), y de la peor especie, puesto que, segn la
Sabidura, son menos culpables los que adoran a los astros, porque si caen en el error, puede
decirse que es buscando a Dios y esforzndose por encontrarlo. Vase Sabidura 13, 6 y 11 y
notas.

19. A Ti vendrn las naciones desde los confines de la tierra: los gentiles se convertirn a
Yahv en el reino de Jesucristo. Mentira y vanidades: los falsos dioses. Cf. versculo 20.

20 s. Reflexin ms real de lo que parece. No solamente se construyen falsos dioses
fabricando dolos de palo y piedra, sino tambin, como observa San Agustn, formndose un
falso concepto del verdadero Dios.

1. Tanto se ha arraigado la idolatra que no se deja arrancar de sus corazones (IV Reyes
captulo 16). En los cuernos: Los altares estaban provistos de cuernos como el altar de los
holocaustos. Vase xodo 27, 2 y nota; Levtico 4, 7.

2. Ascheras (Vulgata: bosques), es decir, dolos de Astart en forma de rboles o palos, que
se erguan al lado del altar. Vase 2, 20; 3, 6; Jueces 2, 13 y nota.
Jeremas Captulo 17 61
3 Oh montaa ma plantada en el llano,
entregar al saqueo tus riquezas,
todos tus tesoros, tus lugares excelsos,
a causa del pecado en todo tu territorio.
4Perders por propia culpa tu herencia

que Yo te di;
y te har servir a tus enemigos
en un pas desconocido
pues habis encendido el fuego de mi clera,
que arder para siempre.
5As dice Yahv:

Maldito quien pone su confianza en el hombre,


y se apoya en un brazo de carne,
mientras su corazn se aleja de Yahv.
6Ser como desnudo arbusto en el desierto;

cuando viene el bien no lo ve;


pues vive en la sequedad del desierto,
en una tierra salobre y no habitada.
7Bienaventurado el varn que confa en Yahv,

cuya confianza es el mismo Yahv.


8Es como rbol plantado junto a las aguas,

que extiende sus races hacia el ro;


no teme cuando llega el calor,
permanece verde su hoja;
no se inquieta en el ao de la sequa,
ni deja de dar fruto.
9La cosa ms dolosa y perversa es el corazn,


3. En los lugares excelsos sola hacerse el culto de Baal. Baal significa Seor. Su culto se
practicaba bajo varios nombres, p. ej. Baalfegor, Baalzebub (Beelzebul), Baalberit. etc.

5 ss. Es sta una de las luces ms grandes y fundamentales que nos da la divina revelacin. A
medida que ella nos hace crecer en la fe y en la admiracin de Dios, nos quita toda ilusin
humana sobre nosotros mismos y sobre nuestros semejantes en la naturaleza cada. Cf. Denz. 174-
200. Vase Juan 2, 24 s.; II Paralipmenos 32, 8; Salmo 39, 5 y nota. Ante el proftico dilema,
Jud se decidi por el maldito el hombre que en el hombre confa. Empujado por los ejrcitos
caldeos march el pueblo camino del desierto, dejando atrs con la paz y abundancia de la Tierra
prometida, su monotesmo, su teocracia, sus esperanzas mesinicas. Cuando el rbol vuelva a
baar sus races en las aguas del Jordn, se abrir de nuevo un periodo de bonanza (Asensio).
Bienaventurado el varn que confa en Yahv (versculo 7): Cf. Salmo 1, 1 ss.; Job 29, 19; Isaas
57, 13. El hombre que confa en Dios, saca de esta misma confianza el auxilio y la gracia para
sobreponerse a todas las tribulaciones. Si ponemos constantemente nuestros intereses en manos
de Dios, no habr demonio ni enemigo que pueda derribarnos (San Antonio). Plantado junto a
las aguas (versculo 8): El agua que vivifica las plantas era la imagen ms elocuente en Israel
(Salmo 142, 6 y nota).
Jeremas Captulo 17 62
quin podr conocerlo?
10Yo, Yahv, que escudrio el corazn y pruebo los riones,

para retribuir a cada cual segn su proceder,


segn el fruto de sus obras.
11Como la perdiz empolla huevos ajenos,

as el que junta riquezas, mas no con justicia,


a la mitad de sus das tendr que dejarlas,
y en sus postrimeras ser un necio.
Plegaria de Jeremas
12Trono de gloria, excelso desde el principio,
es el lugar de nuestro Santuario.
13Oh Yahv, Esperanza de Israel,

todos los que te abandonan quedarn confundidos,


los que se apartan de Ti, en la tierra sern escritos,
por haber dejado a Yahv,
la fuente de aguas vivas.
14 Sname, Yahv, y quedar sano;

slvame, y ser salvo;


porque T eres mi gloria!
15Mira que ellos me dicen:

Dnde est la palabra de Yahv? Que se cumpla!


16Yo no he rehusado ser pastor en pos de Ti,


9. San Pablo insiste sobre esta importante y olvidada verdad (Romanos 3, 4). Vase Salmo
115, 2.

10. Los riones; es decir, los afectos, los pensamientos. Es una locucin especficamente
bblica.

12. Retoma el pensamiento del versculo 5: Nosotros ponemos nuestra confianza en Dios, la
esperanza de Israel.

13. Fuente de aguas vivas: As se llama Jess en Juan 4, 10 ss.; 7, 37 ss. Cf. Isaas 12, 3 y
nota. Su Santidad Po XII recuerda estas cortantes palabras en la Encclica Sumrmi Pontificatus,
al decir: Un sistema de educacin que no respetase el recinto sagrado de la familia cristiana,
protegido por la ley santa de Dios... y considerase la apostasa de Cristo y de la Iglesia como
smbolo de fidelidad al pueblo o a una clase determinada, pronunciara contra s mismo la
sentencia de condenacin y experimentara a su tiempo la ineluctable verdad de la palabra del
profeta: Los que se apartan de Ti, sern escritos en el barro.

15. Dnde est la palabra de Yahv? Qu se cumpla! Es impresionante la similitud de este
pasaje con el de II Pedro 3, 3 ss. donde el Apstol anuncia las dudas y burlas que habr en
vsperas de la segunda venida de Cristo, precisamente cuando esa Parusa est ms prxima.
Idnticas burlas e incredulidad anuncia el mismo Seor, al decir que ser como en los das de No
y en los das de Lot (Lucas 17, 26-30), y al indicarnos que cuando sucedan estas cosas podremos
saber que el reino de Dios est prximo (Lucas 21, 31) y que l est cerca, a las puertas (Marcos
13, 29). Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: Velad! (ibd. versculo 37).

16. Texto y sentido oscuros. En vez de da aciago dice la Vulgata el da del hombre,
expresin difcil de entender. Significa probablemente el da que un hombre fija para un juicio, y
Jeremas Captulo 17 63
ni he deseado el da aciago, T lo sabes;
lo que sali de mis labios fue recto ante Ti.
17No quieras causarme temor,

T eres mi refugio en el da malo.


18Sean avergonzados mis perseguidores,

mas no quede avergonzado yo;


tiemblen ellos, y no sea yo quien tiembla.
Venga sobre ellos el da de la calamidad,
quebrntalos con doble quebranto.
Observacin de sbado
As me dijo Yahv: Ve y ponte a la puerta de los hijos del pueblo, por
19

donde entran y salen los reyes de Jud, y a todas las puertas de Jerusaln; 20y
diles: Escuchad la palabra de Yahv, reyes de Jud, y Jud entero, y todos los
habitantes de Jerusaln, que entris por estas puertas. 21As dice Yahv:
Guardad vuestras almas; no llevis cargas en da de sbado, ni las pasis por
las puertas de Jerusaln. 22No saquis cargas de vuestras casas en da de
sbado, ni hagis labor alguna, antes bien, santificad el da de sbado, como
Yo mand a vuestros padres. 23Mas ellos no escucharon ni prestaron odos,
sino que endurecieron su cerviz, para no or ni recibir la instruccin. 24Si de
veras me obedecis, dice Yahv, y no introducs cargas por las puertas de esta
ciudad en da de sbado, y santificis el da de sbado no haciendo en l labor
alguna, 25entrarn por las puertas de esta ciudad reyes y prncipes, que se
sentarn sobre el trono de David, montados en carrozas y caballos, ellos y sus
prncipes, los varones de Jud y los habitantes de Jerusaln; y esta ciudad

por ende, el juicio mismo; despus el favor, la proteccin de los hombres (Vigouroux). Cf. I
Corintios 4, 3.

17. El santo profeta toca el fondo del corazn de Dios al mostrarle que no desea mirarlo
con miedo a Aquel que es su esperanza. Muchas veces, cuando todo se cree perdido, est en
verdad todo ganado y a salvo. Mucho de lo que somos, lo debemos, no a lo que hemos hecho,
sino a lo que hemos padecido; no a lo que tenamos, sino a lo que nos faltaba... Si no se prensara
la uva en el lagar, no habra vino (San Agustn). En lo grande y en lo pequeo es siempre cierto
que los que siembran con lgrimas, con regocijo segarn (Mons. Keppler, Escuela del Dolor, 84).

18. Sobre estas imprecaciones vase 18, 21 y nota. No son tanto expresin de deseos de
venganza personal, sino del santo celo por la causa de Dios.

21. La profanacin del sbado provoca la clera de Dios. Los que trabajan el da del Seor o
lo profanan con los mundanos, no tienen tiempo ni gusto de asistir a los cultos divinos. La
santificacin del sbado data desde la creacin del mundo (Gnesis 2, 3), y fue inculcada muchas
veces por la Ley mosaica, pero tan mal practicada como hoy en muchas partes la observancia del
domingo. Vase Isaas 56, 2 y 6; 58, 13; Ezequiel 20, 16; Nehemas 13, 15 ss.; Ams 8, 5, etc.

25 ss. Es muy notable esta promesa de que el trono de David habra continuado sin
interrupcin en caso de fidelidad al mandamiento del sbado. Cf. 22, 4; Salmo 88, 31; Isaas 35,
5 y nota. En realidad, la casa de David perdi el trono de Jud el ao 587, cuando el rey
Sedecas fue llevado al cautiverio. Despus del cautiverio el Sumo Sacerdote empez a tomar en
sus manos, las riendas del gobierno.
Jeremas Captulo 18 64
estar siempre poblada. 26Y de las ciudades de Jud y de los alrededores de
Jerusaln, de la tierra de Benjamn y de la Sefel, de la montaa y del Ngueb
vendrn gentes trayendo holocaustos y sacrificios, ofrendas e incienso, y
ofrecern sus alabanzas en la Casa de Yahv. 27Pero si no me obedecis en
santificar el da de sbado, si al contrario llevis cargas, entrando por las
puertas de Jerusaln en da de sbado, encender en sus puertas un fuego, que
devorar los palacios de Jerusaln; y no se apagar.

Captulo 18
La vasija deshecha, smbolo de Israel
Palabra que de parte de Yahv lleg a Jeremas en estos trminos:
1

2Levntate y desciende a la casa del alfarero, y all te har or mis palabras.


3Descend a la casa del alfarero, y he aqu que ste estaba trabajando sobre la

rueda. 4Mas la vasija que el alfarero haca de barro se deshizo entre sus
manos, por lo cual volvi a hacer otra vasija de la forma que le plugo. 5Y me
lleg la palabra de Yahv que deca: 6 Acaso no puedo hacer Yo con
vosotros, oh casa de Israel, como hace este alfarero?, dice Yahv. Mirad lo
que es el barro en la mano del alfarero, eso mismo sois vosotros en mi mano,
oh casa de Israel. 7A veces hablo Yo contra una nacin o un reino, para
arrancarlo, para derribarlo y para destruirlo; 8Si aquella nacin contra la cual
he hablado se convierte de su maldad, Yo tambin me arrepiento del mal que
haba pensado hacerle. 9Y a veces pienso en fundar y plantar una nacin o un
reino, 10si (esta nacin) obra mal ante mis ojos, y no escucha mi voz. Yo
tambin me arrepiento del bien que dije que le hara. 11Habla ahora, a los
hombres de Jud y a los habitantes de Jerusaln, diciendo: As dice Yahv: He


2. El fin de esta orden es mostrar al profeta el destino de su pueblo. La explicacin la da el
mismo Dios en el versculo 6. El alfarero es Dios; el barro, Israel; y tambin todos nosotros, como
ensea San Pablo en Romanos 9, 20 ss. Cf. Sabidura 15, 7; Isaas 45, 9, etc. Las obras del
soberbio van perdindose como agua en vasija rota (San Gregorio Magno).

8. Santo Toms expone esta doctrina mostrando que las profecas conminatorias llevan
implcita la condicin de que no se cumplirn en caso de arrepentimiento del pecador (Jons 4,
11; Joel 2, 13; Judit 4, 8 ss.). Como observa San Jernimo, no se sigue de aqu que el hombre
pueda convertirse a Dios o arrepentirse sin el socorro de la gracia. La reconciliacin o justificacin
del hombre no tanta es obra de ste como de la gracia de Dios. Yo me arrepiento: Aqu, como
en Salmo 102, 13; Ezequiel 20, 44; 36, 23; Oseas 11, 8; Lucas 15, 11 ss., etc., hace Dios una ntima
revelacin de su corazn, que parece una debilidad, y que la prudencia humana hallara sin duda
de una pedagoga muy poco recomendable. Por fortuna para nosotros, l no pide consejo a esos
pedagogos, que desearan que l no descubriese estas imprudencias de la excesiva bondad. El
clebre orador Joaqun Ventura de Raulica, general de los Teatinos, deca con santa audacia
desde su pulpito de Pars: Si Dios no fuera bueno, yo no le servira, por cierto: me buscara
otro.

9. Vemos aqu que tambin las naciones y los reinos son obra de Dios, y no simples
creaciones de hombres.
Jeremas Captulo 18 65
aqu que Yo preparo males para vosotros, y estoy trazando un plan en dao
vuestro. Convertos cada cual de su mal camino, y enmendad vuestras
costumbres y vuestras obras. 12Pero ellos dicen: Es intil, seguiremos
nuestras propias ideas, y obre cada uno segn la dureza de su mal corazn.
Dispersin del pueblo
13Por esto, as dice Yahv:
Preguntad a los pueblos:
Quin jams oy cosas cmo stas?
Crmenes horribles ha cometido
la virgen de Israel.
14 Acaso puede faltar la nieve

en las peas de la tierra o en el Lbano?


o se secan las aguas que vienen de lejos,
frescas y corrientes?
15Pues mi pueblo se ha olvidado de M;

queman incienso a los dolos


que los hacen tropezar en sus caminos,
en las sendas antiguas,
para que yendo por (su propio) camino,
por va no allanada,
16convierten su tierra en un desierto,

objeto de eterno ludibrio.


Todo aquel que pase junto a ella,
quedar pasmado y menear la cabeza.
17Como viento solano

los dispersar delante del enemigo;


les mostrar las espaldas, y no el rostro,
en el da de su calamidad.
Nueva conjuracin contra Jeremas
18
Ellos dijeron: Venid, vamos a urdir asechanzas contra Jeremas; porque
no falta todava la Ley al sacerdote, ni el consejo al sabio, ni el orculo al


12. Es intil (Vulgata: hemos desesperado): El sentido es: T predicas en vano; es demasiado
tarde, estamos resueltos a seguir nuestro camino. Lo mismo est anunciado para los ltimos
tiempos, a pesar de las plagas del Apocalipsis (Apocalipsis 9, 21; 16, 9).

15. Por su propio camino: He aqu el ansia de vanidad que perdi a Israel, hacindole
preferir el engaoso brillo de los paganos (Salmo 105, 35 ss.).

18. Son palabras de los prncipes y sacerdotes, que decan: no necesitamos de ese profeta tan
molesto; tenemos sacerdotes y profetas ms a gusto nuestro. En Ezequiel 7, 26 veremos la
vanidad de sus presuntuosas palabras, porque all les dice Dios: Vendr calamidad sobre
calamidad, y a un rumor seguir otro. Entonces pedirn en vano visiones al profeta; y al
sacerdote le faltar la Ley como a los ancianos el consejo. Ataqumosle con la lengua:
Jeremas Captulo 19 66
profeta. Vamos, pues, y ataqumosle con la lengua, y no hagamos caso de
ninguna de sus palabras.
19Prstame, oh Yahv, tu atencin,

y escucha la voz de mis adversarios.


20As se paga bien con mal?

Pues ellos han cavado una fosa para mi vida.


Acurdate de cmo me he presentado ante Ti,
para hablar en favor de ellos
y sustraerlos a tu ira.
21Por eso, abandona a sus hijos al hambre,

y entrgalos al poder de la espada;


qudense sus mujeres viudas y sin hijos,
mueran sus maridos de muerte violenta,
y sean traspasados sus jvenes en la batalla por la espada.
22iganse alaridos desde sus casas,

cuando de repente hagas venir sobre ellos bandas armadas;


porque cavaron una fosa para prenderme,
y tendieron a mis pies lazos ocultos.
23Pro T, Yahv, conoces todos sus planes de destruirme;

no les perdones su iniquidad,


ni borres de tu presencia su pecado!
Que tropiecen delante de Ti!
Castgalos en el tiempo de tu ira.

Captulo 19
El destino tremendo de Jerusaln
As dijo Yahv: Anda y toma una vasija de barro, obra de alfarero, y
1

unos ancianos del pueblo, con algunos ancianos de los sacerdotes; 2y sal al

Nuevamente vemos aqu a Jeremas como figura del divino Cordero, vctima de los pecadores.
Vase 11, 19; 15, 10 y notas.

21 s. Segn el estilo de los profetas, estas graves imprecaciones no son ms que un modo de
predecir los males futuros de aquellos ingratos (Bossuet). Se explican por la indignacin del
profeta que lucha por Dios, y por la firme confianza en la justicia divina que, segn anuncian las
profecas del Antiguo Testamento, ha de castigar a los pecadores terriblemente. Son, pues, en
cierto sentido, profecas contra los enemigos de Dios, puesto que el profeta es representante de
Dios en cuyo nombre vaticina y predica. Finalmente, y sobre todo, se ha de tener en cuenta que
estas imprecaciones estn dentro del marco del Antiguo Testamento, ley de premios y de castigos
temporales, Ley de justicia, que llega hasta incluir la pena del talin, y no podemos aplicarles el
criterio de la Ley nueva. Ley de gracia y misericordia, Ley de caridad (Ncar-Colunga). Vase la
nota 1 del Salmo 108.

22. Bandas armadas: los invasores caldeos.
Jeremas Captulo 19 67
valle del hijo de Hinnom, que est a la entrada de la puerta de la Alfarera, y
pregona all las palabras que voy a decirte. 3Dirs: Escuchad la palabra de
Yahv, reyes de Jud y habitantes de Jerusaln. As dice Yahv de los ejrcitos,
el Dios de Israel: He aqu que descargar sobre este lugar una desventura tal,
que a cuantos la oyeren les retiirn los odos. 4Por cuanto me han dejado, y
han enajenado este lugar, quemando en l incienso a dioses ajenos,
desconocidos de ellos, de sus padres y de los reyes de Jud. Llenaron este
lugar de sangre de inocentes; 5y erigieron (altares) excelsos a Baal, para
quemar en el fuego a sus hijos como holocaustos a Baal; cosa que Yo no he
mandado ni dicho, ni me pas por el pensamiento. 6Por tanto, he aqu que
das vendrn, dice Yahv, en que ya no se llamar este lugar Tfet, ni valle
del hijo de Hinnom, sino valle de la Mortandad. 7En este lugar frustrar los
planes de Jud y de Jerusaln; los exterminar con la espada de sus enemigos,
y por mano de los que buscan su vida; y dar sus cadveres como pasto a las
aves del cielo y a las bestias de la tierra. 8Y har de esta ciudad un objeto de
asombro y silbido: Todos cuantos pasen junto a ella quedarn asombrados y
silbarn, viendo todas sus calamidades. 9Les dar de comer la carne de sus
hijos y la carne de sus hijas, y comern la carne de sus amigos, en la angustia y
en la estrechez a que los reducirn sus enemigos y los que atentan contra su
vida.
10Luego rompers la vasija a vista de los hombres que te acompaan; 11y

les dirs: Esto dice Yahv de los ejrcitos: As romper Yo a este pueblo y a
esta ciudad, como se rompe una vasija de alfarero, la cual ya no puede
componerse; y por falta de lugar enterrarn (a los muertos) en Tfet. 12As
tratar a este lugar y sus habitantes, dice Yahv, y har que esta ciudad sea


2. Valle del hijo de Hinnom, en hebreo Ge (Ben) Hinnom, donde los apstatas solan
sacrificar a los nios. Vase 7, 31 y nota. Este valle dio nombre a la Gehenna (Mateo 5, 22), lugar
de maldicin (versculo 3) y del infierno.

4. Han enajenado este lugar, por cuanto Dios deba ser mirado como propietario del pas
de promisin. Adorar a otros dioses significaba expulsar a Dios de su propiedad para transferirla a
dioses ajenos.

5. Dios se empea en mostrarnos aqu sus ntimos pensamientos, que son de paz y amor, y
no de afliccin. Nada ms perverso que atribuirle sentimientos mezquinos (Lucas 19, 21 ss.) y
creer agradarle con actos de crueldad (7, 31; Deuteronomio 18, 10; IV Reyes 3, 27; 16, 3; Jueces
11, 35). Cf. Isaas 57, 9; Ezequiel 13, 22 y notas. En el versculo 11 vemos que el lugar de la
inmolacin de los nios se llamaba Tfet, situado en el valle del hijo de Hinnom (cf. versculo 2,
7, 32).

9. Palabra que se cumpli con motivo de los dos asedios de Jerusaln: el primero por
Nabucodonosor en el ao 587 a. C. (Lamentaciones 2, 20; 4, 10; Baruc 2, 3); el segundo lo
hicieron los romanos en el ao 70 d. C.

11. Ser enterrado en Tfet equivale a ser deshonrado. All estaba la estatua de Moloc y se
hacan las inmolaciones de nios, por lo cual todo el lugar era impuro.
Jeremas Captulo 20 68
como Tfet. 13Tambin las casas de Jerusaln y las casas de los reyes de Jud,
sern inmundas como el lugar de Tfet; todas las casas sobre cuyos terrados
quemaron incienso a toda la milicia del cielo, y derramaron libaciones a
dioses ajenos.
14Jeremas volvi de Tfet, adonde Yahv le haba enviado a profetizar; y

se par en el atrio de la Casa de Yahv, donde dijo a todo el pueblo: 15 As


dice Yahv de los ejrcitos, el Dios de Israel: He aqu que har venir sobre esta
ciudad y sobre todas las ciudades (que dependen) de ella, todas las
calamidades que contra ella he anunciado; puesto que han endurecido su
cerviz, para no escuchar mis palabras.

Captulo 20
Jeremas maltratado por Fasur
1
Cuando el sacerdote Fasur, hijo de Imer, superintendente de la Casa de
Yahv, oy a Jeremas que profetizaba estas cosas, 2mand azotar al profeta
Jeremas, y le puso en el cepo que hay a la puerta superior de Benjamn, en la
Casa de Yahv. 3Cuando al da siguiente Fasur sac a Jeremas del cepo, le
dijo Jeremas: Yahv no te llama ms Fasur, sino Terror por doquier,
4porque as dice Yahv: He aqu que Yo har que seas un terror para ti y para

todos tus amigos, los cuales caern por la espada de sus enemigos, vindolo
tus mismos ojos; y entregar todo Jud en manos del rey de Babilonia, quien
los transportar a Babilonia y los pasara a filo de espada. 5Y todas las riquezas
de esta ciudad, todos sus productos y todos sus objetos preciosos, y todos los
tesoros de los reyes de Jud los entregar en manos de sus enemigos, quienes
los saquearn y se apoderarn de ellos para llevarlos a Babilonia. 6Y t,


13. Las casas sern inmundas por los cadveres de los que caern por la espada de los
babilonios, en castigo de la adoracin de los astros (milicia del cielo) que se practicaba en los
terrados.

15. Ntese la insistencia con que Dios seala, como causa de su clera y sus flagelos, la falta
de atencin a sus divinas palabras. En Levtico captulo 26 leemos los castigos que Dios haba
amenazado para este caso: Si no me escuchis ni cumpls todos estos mandamientos; si
despreciis mis leyes y rechazis mis preceptos, no haciendo caso de todos mis mandamientos y
rompiendo mi pacto; mirad lo que Yo entonces har con vosotros Quebrantar vuestra
orgullosa fuerza y har vuestro cielo como hierro y vuestra tierra como bronce Traer sobre
vosotros la espada de la venganza que vengue mi pacto; y si os refugiareis en vuestras ciudades,
enviar la peste en medio de vosotros y seris entregados en manos de vuestros enemigos...
Comeris la carne de vuestros hijos y tambin la carne de vuestras hijas, etc. (Levtico 26, 1-39).
Cf. Deuteronomio 28, 15 ss.

1 ss. Se supone que el sacerdote Fasur le mand dar los 40 azotes, que la Ley permita
(Deuteronomio 25, 2 s.), y le ech en el cepo, sujetndolo por el cuello los brazos y pies
mediante grillos. La pena era muy dura, ya que el prisionero no tena posibilidad de moverse.
Vase 37, 14; 38, 1 ss. El profeta azotado es figura del divino Redentor.

6. De aqu se colige que Fasur era uno de los falsos profetas. Vase 14, 15 y 18, 18.
Jeremas Captulo 20 69
Fasur, y todos los que habitan en tu casa, iris a la cautividad; llegars a
Babilonia, donde morirs, y donde sers sepultado, t y todos tus amigos, a
quienes profetizaste mentiras.
Queja del profeta
7T me sedujiste, Yahv, y yo me dej seducir;
T fuiste ms fuerte que yo, y prevaleciste;
por eso soy todo el da objeto de burla,
todos se mofan de m.
8Porque siempre que hablo, tengo que gritar,

y clamar: Ruina y devastacin!,


porque la palabra de Yahv
es para m un oprobio, una afrenta todo el da.
9Por eso me dije: No me acordar ya de l

ni hablar ms en su Nombre,
pero luego sent en mi corazn como un fuego abrasador,
encerrado en mis huesos;
y me esforc por contenerlo, pero no pude.
10O cmo muchos decan:

Atemoricmosle por todos lados,


delatadle; s, le delataremos.
Todos los que yo trataba como amigos, espan mis pasos.
Quizs se deje engaar y prevaleceremos contra l;
y tomaremos de l venganza.
11Pero Yahv est conmigo como un fuerte guerrero;

por eso tropezarn los que me persiguen,


y no prevalecern;
quedaran sumamente avergonzados al ver frustrados sus planes;
ser una afrenta eterna que nunca se borrar.


7 ss. T me sedujiste, Yahv: Las maldiciones e imprecaciones que van en estos versculos
no son sino enfticas expresiones, muy usadas en Oriente para expresar un vivo dolor.
Comprese estos improperios de Jeremas con los de Job 3, 3 ss. (Bover-Cantera). El terror
rodea al profeta por todas partes; acaba de ser azotado injustamente, solamente por haber
anunciado la palabra de Yahv, sus enemigos triunfan y el mismo Dios parece haberle
desamparado. Si Jesucristo en la hora de su suprema angustia exclama: Dios mo!, por qu me
has abandonado? (Mateo 27, 46; Marcos 15, 34); cunto ms comprensibles son estas quejas
tan duras y tan amargas en el profeta perseguido y desesperado! Esta persecucin por causa de la
palabra no fue exclusiva de l. Yo les di tu palabra y el mundo les ha tomado odio, dice Jess
al Padre (Juan 17, 14). Vemos inmediatamente el divino consuelo que halla Jeremas despus de
este filial desahogo. Pues la persecucin es una de las ocho bienaventuranzas: Bienaventurados
los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos seris
cuando os insultaren, cuando os persiguieren, cuando dijeren mintiendo todo mal contra
vosotros por causa ma. Gozaos y alegraos, porque vuestra recompensa es grande en el cielo;
pues as persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros (Mateo 5, 10 12).
Jeremas Captulo 21 70
12Oh Yahv de los ejrcitos,
que pruebas al justo, que escudrias los riones y el corazn,
vea yo la venganza qu tomars de ellos,
porque a Ti confo mi causa.
13Cantad a Yahv, alabad a Yahv,

porque l libra la vida del pobre


de la mano de los malvados.
14Maldito el da en que nac!

No sea bendito el da
en que me dio a luz mi madre!
15Maldito el hombre que dio a mi padre la noticia:

Te ha nacido un hijo varn,


colmndole as de alegra!
16 Sea aquel hombre como las ciudades

que destruye Yahv sin compasin!


Oiga l gritos por la maana,
y el estruendo (de la guerra) al medioda!
17Por qu no me hizo morir

en el seno materno,
de modo que mi madre fuese mi sepulcro,
y su seno una eterna preez?
18 Por qu sal del seno

para ver dolor y afliccin


y consumir mis das en ignominia?

Captulo 21
Respuesta del profeta al rey
1
Palabra que lleg a Jeremas de parte de Yahv, cuando el rey Sedecas le
envi a decir por Fasur, hijo de Malaquas, y por Sofonas, hijo del sacerdote


14 ss. Lo que al profeta ocasionaba tales sentimientos, semejantes a los de Job 3, 3 ss., era el
ver que sus profecas slo servan para aumentar la iniquidad y el castigo de su pueblo. Todo este
pasaje es un cuadro elocuentsimo del martirio que significa el apostolado. San Pablo nos lo
muestra con no menor crudeza en I Corintios 4, 9 ss.; II Corintios 6, 4 ss.; I Tesalonicenses 2, 9.

1. El acontecimiento aqu narrado sucedi durante el asedio de Jerusaln (588-587), por lo
cual este captulo ira mejor despus del 37. El rey Sedecas era un juguete en manos de sus
consejeros. Tena, por cierto, una veneracin sincera al profeta, pero no quera demostrarla
abiertamente por causa de los partidarios de Egipto, a los que permiti que encarcelaran a
Jeremas, y sin embargo, envi a consultarle en secreto mientras se hallaba prisionero (37, 15 ss.);
dej que sus cortesanos, contra los cuales el rey no era capaz de hacer nada (38, 5), metieran al
profeta en una cisterna para que se muriese de hambre; pero inmediatamente despus, a la simple
invitacin de un palaciego, hizo que lo sacaran; le consult ansiosamente de nuevo y a la vez le
impuso, bajo pena de muerte, que no dijera a nadie que le haba consultado (38, 5-26). Pero, a
Jeremas Captulo 21 71
Maasas: 2 Consulta, te ruego, a Yahv acerca de nosotros: porque
Nabucodonosor, rey de Babilonia, nos hace la guerra. Quizs haga Yahv con
nosotros segn todas sus grandes maravillas y aqul se retire de nosotros.
3Jeremas les respondi: As diris a Sedecas: 4 Esto dice Yahv, el Dios, de

Israel: He aqu que volver atrs las armas de guerra que tenis en vuestras
manos y con que peleis contra el rey de Babilonia y los caldeos, que os
tienen cercados rodeando las murallas, y las amontonar en medio de esta
ciudad. 5Y Yo mismo luchar contra vosotros con mano extendida y brazo
fuerte, con ira, con furor y con grande indignacin. 6Herir a los que viven en
esta ciudad, hombres y bestias, y morirn de una gran peste. 7Despus de esto,
dice Yahv, entregar a Sedecas, rey de Jud, a sus servidores y al pueblo, y a
los que en esa ciudad escapen de la peste, de la espada y del hambre, en
manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, en manos de sus enemigos, y en
manos de los que atentan contra su vida, y l los herir a filo de espada, sin
perdonarlos, sin piedad, sin misericordia.
8Y a este pueblo le dirs: As dice Yahv: He aqu que Yo os pongo

delante el camino de la vida y el camino de la muerte. 9El que se quede en


esta ciudad morir a espada, de hambre y de peste; ms el que salga y se
entregue a los caldeos que os tienen cercados, vivir, y tendr su vida como

pesar de todo esto. Jeremas segua su camino y a las consultas del rey responda invariablemente
diciendo que no se rebelara contra los caldeos (Ricciotti, Historia de Israel, nmero 532).

5 ss. Yo mismo luchar contra vosotros; es decir, que tanto los triunfos de Israel como sus
derrotas eran obras de Dios. Obsrvese el contraste entre lo que l quiere en este captulo y en el
24 (la sumisin de Israel a Babilonia) y la resistencia sin cuartel que l quera en el sitio de Betulia
(Judit 8, 10 ss. y nota).

8. El camino de la vida y el camino de la muerte: Cf. Deuteronomio 30, 15 ss.; Ezequiel 20,
13. Notemos que aqu slo se trata de la Ley de Moiss, Cunto ms nosotros, beneficiarios de la
Promesa y coherederos de Cristo, no hemos de resistir esa vil tendencia que no ve en el Evangelio
sino severos preceptos? Acaso nos parece un duro mandamiento cuando Jess nos dice: Al que
viene a M no le echare fuera? (Juan 6, 37). O cuando nos revela que el Padre nos ama hasta
haber dado por nosotros su Hijo? (Juan 3, 16). O cuando nos declara que l nos ama tanto
como el Padre a l mismo? (Juan 15, 9). O cuando nos regala su conversacin, hacindonos
saber que en esas palabras est la vida? (Juan 6, 63; Vulgata 6, 64). No hay aqu mandamientos,
sino declaraciones de amor. He aqu el sumo secreto para la propia vida espiritual, y tambin la
tcnica del apostolado evanglico, enseada y practicada por el mismo Jess. Si el que est
avergonzado y temeroso por sus culpas se entera de que Dios le est tendiendo los brazos, cmo
no va a cambiar de espiritualidad? Dios nos pone delante, como aqu vemos, los tesoros de su
inmensa generosidad, el sumo bien, la vida eterna. No nos obliga a elegir el camino de la vida,
pues respeta el libre albedro nuestro; no le gustan obras sin recta intencin, ni obediencia sin
sumisin interna. Mas la historia prueba que el gnero humano se inclina a elegir la muerte, a
ejemplo de los primeros padres y a consecuencia de la herencia que nos ha dejado Adn. Cf.
Sabidura 2, 24 y nota.

9. Vase 24, 5-10. Esta misteriosa voluntad de Dios que parece favorecer aqu al rey de
Babilonia, se observar tambin en los das del Anticristo, a quien adorarn todos los moradores
de la tierra, aquellos cuyos nombres no estn escritos, desde la fundacin del mundo, en el libro
de la vida del Cordero inmolado (Apocalipsis 13, 8).
Jeremas Captulo 22 72
botn. 10Porque he vuelto mi rostro hacia esta ciudad para mal y no para bien,
dice Yahv: ser entregada en poder del rey de Babilonia, el cual la entregar
a las llamas.
11Y en cuanto a la casa del rey de Jud, la palabra de Yahv:

Mensaje a la casa de David


12Oh casa de David, as dice Yahv:
Apresuraos a hacer justicia,
librad al oprimido del poder del opresor,
no sea que estalle como fuego mi ira,
y arda sin que haya quien la apague,
a causa de la maldad de vuestras obras.
13He aqu que a ti me dirijo, oh habitadora del valle,

pea (que se alza) en la llanura, dice Yahv;


a vosotros, que decs:
Quin descender contra nosotros?
o quin podr penetrar en nuestras casas?
14Os castigar segn el fruto de vuestras obras, dice Yahv,

pues prender fuego a su bosque,


que devorar todos sus alrededores.

Captulo 22
Otro mensaje a la casa real
As dice Yahv: Baja a la casa del rey de Jud, y di all esta palabra:
1

2Dirs: Escucha la palabra de Yahv, oh rey de Jud, que te sientas en el


trono de David, t, y tus servidores, y tu pueblo, los que entris por estas
puertas. 3As dice Yahv: Haced lo recto y lo justo, y librad al oprimido de
mano del opresor: no maltratis al extranjero, al hurfano y a la viuda, ni les
hagis violencia; y no derramis sangre inocente en este lugar. 4Si de veras
cumpliereis esta palabra, entrarn por las puertas de esta Casa reyes que se
sienten en el trono de David, montados en carrozas y caballos; ellos y sus


12. Casa de David: la dinasta de David, los reyes de Jud.

13. Habitadora del valle: Jerusaln, que por tres lados estaba rodeada de valles. Pea (que
se alza) en la llanura, porque la ciudad se levantaba como una roca allanada; y el lugar donde
estaba el Templo era una meseta artificialmente ensanchada. La Vulgata trae otra leccin: fuerte y
campestre (en vez de pea en la llanura).

2. Este mensaje se dirige sin duda al rey Sedecas. Suena como una ltima exhortacin a
seguir las sendas de la justicia, antes de descargar los castigos.

4. Todo habra cambiado entonces en la historia de Israel. Es la ltima renovacin que Dios
hace de la promesa condicional hecha a Salomn. Vase 17, 25 y nota.
Jeremas Captulo 22 73
servidores y su pueblo. 5Pero si no escuchis estas palabras, entonces por M
mismo juro, dice Yahv, que esta Casa vendr a ser desolada.
6Porque as dice Yahv acerca de la casa del rey de Jud:

Aunque eras para m un Galaad


y (como) la cima del Lbano;
con todo har de ti un desierto,
una ciudad inhabitada.
7He consagrado contra ti destructores,

cada uno con sus armas;


cortarn tus cedros escogidos
y los echarn al fuego.
8Y pasar mucha gente ante esta ciudad, y se dirn unos a otros: Por qu

ha tratado Yahv as a esta gran ciudad? 9Y se dar por respuesta: Porque


abandonaron el pacto de Yahv, su Dios, y adoraron a otros dioses y los
sirvieron.
10No lloris al difunto, ni hagis duelo por l;

llorad al contrario por el


que se ha ido (al cautiverio),
porque no volver ms,
ni ver la tierra de su nacimiento.
Contra Sellum y Joakim
11Porque as dice Yahv en orden a Sellum, hijo de Josas, rey de Jud, el
que rein en lugar de su padre Josas, y sali de este lugar: No volver ms
ac; 12en el lugar adonde le han llevado cautivo, all morir, y no ver ya ms
esta tierra.
13Ay del que edifica su casa sin justicia,


6. Galaad: pas transjordnico, rico en bosques. Como la cima del Lbano: Alusin al palacio
del bosque del Lbano, situado en el monte Sin. Vase III Reyes 7, 2 ss.

7. Destructores: el rey Nabucodonosor con sus ejrcitos; l est consagrado para la guerra,
encargado de Dios, instrumento de la ira del Seor (vase 6, 4). Tus cedros escogidos: los
prncipes de Israel.

8. Vase Deuteronomio 28, 24; III Reyes 9, 8 s.

10. No lloris al difunto: Se refiere al rey Josas, cuya muerte en la batalla de Megidd (IV
Reyes 23, 29 s.; II Paralipmenos 35, 20 ss.) fue seal de llanto general. El profeta quiere decir:
No lloris a los difuntos, pensad en vuestro destino. Cf. las palabras que Jess dijo a las mujeres
que lloraban (Lucas 23, 28).

11. Se refiere a Joakim (Sellum), sucesor de Josas, que muri en Egipto (IV Reyes 23, 30 ss.;
II Paralipmenos 36, 1 ss.).

13 ss. Se trata del rey Joakim, hermano y sucesor de Joacaz, opresor del pueblo y
constructor de suntuosos edificios (IV Reyes 23, 33 ss.). Vemos ya aqu cuan sagrado es para Dios
el salario de los que trabajan. Cf. Santiago 5, 4-6. Sobre las leyes de Moiss vase Eclesistico 24,
35 y nota. Me edificar una casa (versculo 14): Algo semejante dice el rico insensato en la
parbola (Lucas 12, 18).
Jeremas Captulo 22 74
y sus salones sin equidad;
que hace trabajar a su prjimo sin salario,
y no le paga el jornal de su trabajo;
14que dice: Me edificar una casa grande,

con amplias salas,


y hace en ella grandes ventanas,
la cubre de cedros y la pinta de bermelln.
15 Acaso t eres rey

para rivalizar en obras de cedro?


Por ventura no comi y bebi tu padre
y fue feliz haciendo lo recto y justo?
16Defenda la causa del pobre y del desvalido;

y as le fue bien.
No es esto conocerme a M? dice Yahv.
17Pero tus ojos y tu corazn no buscan ms que tu propio inters,

el derramar sangre inocente


y hacer opresin y violencia.
18Por tanto, as dice Yahv respecto de Joakim, hijo de Josas, rey de Jud:

No le lamentarn (diciendo):
Ay, hermano mo! Ay, hermana ma!
No le llorarn (clamando):
Ay, seor mo! Ay, su majestad!
19Ser enterrado como un asno;

le arrastrarn y le arrojarn
fuera de las puertas de Jerusaln.
Contra Jerusaln y el rey Jeconas
20Sube (oh Jerusaln) al Lbano y clama;
en Basan alza tu voz;
grita desde Abarim;
pues han sido destruidos todos tus amantes.
21Yo te habl en tu prosperidad,

y t dijiste: No quiero escuchar.


16. Alude al piadoso rey Josas, padre de los impos reyes Joacaz y Joakim. Dios explica por
qu fue feliz.

18. Es un canto elegiaco. Las plaideras solan llorar exclamando: Ay, hermano mo!, etc.

19. La Biblia no relata expresamente el cumplimiento de esta profeca. Joakim fue llevado
prisionero a Babilonia. (Cf. 36, 30; IV Reyes 24, 6; II Paralipmenos 36. 8 ss.)

20. La nacin juda, nuevamente comparada a una mujer (cf. 21, 13, etc.), es invitada a
ascender, dando gritos de angustia, a los montes al pie de los cuales los caldeos han de pasar en
su marcha sobre Jerusaln (Fillion). Basan: parte septentrional de Transjordania. Abarim: una
montaa al sudeste de Palestina.
Jeremas Captulo 23 75
ste ha sido tu proceder desde tu mocedad;
no has escuchado mi voz.
22El viento llevar a todos tus pastores,

y tus amantes irn al cautiverio.


Entonces te llenars de confusin,
y de vergenza
a causa de todas tus maldades.
23T que habitas en el Lbano

y anidas en los cedros,


cmo gemirs
cuando te sobrevengan las angustias,
los dolores, como a mujer que da a luz!
24 Por mi vida, dice Yahv; aunque Jeconas, hijo de Joakim, rey de Jud,

fuese el anillo de mi mano derecha, de all te arrancara, 25te entregar a los


que buscan tu vida, en poder de los que temes; en manos de Nabucodonosor,
rey de Babilonia, y en poder de los caldeos. 26Te arrojar a ti y a tu madre
que te dio a luz, a otro pas, en que no nacisteis, y all moriris. 27No volvern
al pas adonde su alma anhela volver.
28Es, pues, este hombre Jeconas una vasija despreciada y quebrada, algn

objeto que nadie quiere? Por qu son arrojados l y su linaje, y llevados a un


pas que no conocan? 29Tierra, tierra, tierra, escucha la palabra de Yahv!
30As dice Yahv: Inscribid a este hombre como estril, como varn que no

ha prosperado durante toda su vida, Pues no lograr que un descendiente


suyo se siente en el trono de David para reinar en Jud.

Captulo 23
Contra los malos pastores
Ay de los pastores que destrozan y dispersan las ovejas de mi dehesa!
1

orculo de Yahv. 2Por eso, as dice Yahv, el Dios de Israel, acerca de los
pastores que apacientan mi pueblo: Vosotros habis dispersado mi grey, la
habis desparramado y no habis cuidado de ella. He aqu que Yo os castigar


23. Por su situacin geogrfica la ciudad de Jerusaln era semejante a un guila que anida en
los cedros del Lbano. El Lbano significa tambin la magnificencia y suntuosidad de la ciudad.

24. Sucesor de Joakim fue Joaqun o Jeconas (IV Reyes 24, 8 ss.; II Paralipmenos 35, 9 s.).
Este rey fue llevado cautivo a Babilonia, junto con su madre y muchos otros (IV Reyes 24, 12 ss.).
Jeremas narra su liberacin en 52, 31 ss. Vase IV Reyes 25, 27 ss. y notas.

30. Estril en el sentido de que sus hijos no sern reyes. Efectivamente, no hubo ms reyes
en Israel, frustrndose por su ingratitud las promesas condicionales tantas veces reiteradas por
Dios (vase 22, 4 y nota; II Reyes 7, 12 ss.). As se cumpli la profeca de Jacob (Gnesis 49, 10),
conservndose solamente la promesa infalible hecha a David (Salmo 88, 20-38), que habr de
cumplirse en la persona del Mesas (Lucas 1, 32) no obstante su rechazo por la Sinagoga.
Jeremas Captulo 23 76
por la maldad de vuestras obras, dice Yahv. 3Yo mismo reunir el resto de
mis ovejas, de todos los pases donde las he dispersado, y las har volver a sus
prados, y crecern y se multiplicarn. 4Les suscitar pastores que las
apacienten; no temern ms, ni tendrn que temblar; y no faltar ninguna de
ellas, dice Yahv.
Profeca mesinica
He aqu que vienen das, dice Yahv,
5

en que suscitar a David un Vstago justo,


que reinar como rey, y ser sabio,
y ejecutar el derecho y la justicia en la tierra.
6En sus das Jud ser salvo,

e Israel habitar en paz,


y el nombre con que ser llamado, es ste:
Yahv, justicia nuestra.
7Por eso, he aqu que vendrn das, dice Yahv, en que ya no se dir:

Vive Yahv, que sac a los hijos de Israel de la tierra de Egipto!, 8sino:
Vive Yahv, que sac y trajo a los hijos de la casa de Israel de la tierra del
Norte y de todos los pases adonde Yo los haba arrojado. Y habitarn en su
propia tierra.
Contra los falsos profetas
9A los profetas:
Se me parte el corazn en mi pecho,
tiemblan todos mis huesos;


3 ss. Reunir el resto: El resto, las reliquias del pueblo, y trminos semejantes, tienen
muchas veces en boca de los profetas un sabor mesinico, y se refieren a la restauracin de Israel,
no a la mezquina restauracin despus de los setenta aos del cautiverio babilnico, sino a una
restauracin relacionada con la conversin de Israel (cf. Deuteronomio 28, 68 y nota). No
obstante la afliccin actual, dice el profeta, os resplandecer un porvenir dichoso, con la venida
del Mesas, el Vstago justo de la estirpe de David (versculo 5) que fundar un reino de paz y de
justicia. El trmino proftico Vstago justo, es empleado la primera vez por Isaas (4, 2), Jeremas
vuelve a usarlo en 33, 15, y Zacaras en 3, 8 y 6, 12, siempre para designar al Mesas (Crampn).
Vase tambin los Salmos 46-48; 71; 92-99; Isaas 7, 14; 11, 1 ss.; 16,5; 18,7; 32,. 1; 33,17; 34,4;
35, 5, etc. La profeca no se detiene en la primera venida de Cristo, sino que abarca hasta los
ltimos tiempos, pues en su primera venida Cristo no ejecut el derecho y la justicia en la tierra
(final del versculo 5), sino que se someti a jueces viles e injustos, y padeci la muerte de los
peores criminales. Segn Hechos de los Apstoles 15, 14-17 ha de esperarse an su cumplimiento.
Tampoco llamaba la nacin juda a Cristo Justicia nuestra (versculo 6). Esta expresin, que
corresponde al significado; nuestra salvacin, es por s misma una admirable profeca mesinica.
Los pasajes en que Jeremas menciona directamente la persona de Cristo son bastantes raros; ste
es uno de los ms hermosos y de los ms importantes. Cf. 30, 9; 33, 15-18 (Fillion). Po XI cita
este pasaje en la Encclica Quas Primas para mostrar la Realeza de Cristo.

9 ss. Tremendo orculo contra los sacerdotes y falsos profetas que procuraban frustrar la
misin de Jeremas, por lo cual sern castigados ms que el pueblo. Vase 12; 10; 14, 18 y nota.
Jeremas Captulo 23 77
ante Yahv y su santa palabra
estoy como un ebrio,
como un hombre embriagado de vino.
10Pues el pas est atestado de adlteros;

a causa de la maldicin la tierra est de luto,


y se han secado los pastos del desierto;
su carrera se dirige hacia el mal,
y su fuerza consiste en hacer lo que no es recto.
11 Porque tanto el profeta como el sacerdote han apostatado,

hasta en mi Casa he encontrado su malicia, dice Yahv.


12Por eso su camino les ser

un resbaladero en medio de tinieblas;


sern empujados, de modo que caigan en l;
pues har venir sobre ellos la calamidad
en el ao en que Yo les visite, dice Yahv.
13En los profetas de Samara he visto cosas insensatas,

profetizaban por Baal,


e hicieron errar a Israel, mi pueblo.
14Pero en los profetas de Jerusaln he visto lo ms horrible:

cometen adulterio, practican la mentira,


y dan su apoyo a los malhechores,
para que nadie se convierta de su maldad.
Todos ellos son para M como Sodoma,
y sus habitantes como Gomorra.
15Por tanto, as dice Yahv de los ejrcitos contra los profetas:

He aqu que les dar para comida ajenjo,


y para bebida agua envenenada,
porque de los profetas de Jerusaln
la impiedad se ha difundido sobre todo el pas.
16As dice Yahv de los ejrcitos: No escuchis las palabras de los profetas

que os profetizan; os embaucan, os cuentan las visiones de su imaginacin,


que no son de la boca de Yahv.


11. Alusin a la idolatra que haba llegado a practicarse en el mismo Templo (vase 7, 30;
32, 34; Ezequiel 8, 10; 23, 39, etc.). Se refiere tambin a la conducta de los sacerdotes y a su mal
ejemplo. La dignidad de los sacerdotes- es grande, dice San Jernimo, pero su ruina no es menos
grande, si pecan. San Ambrosio dice que su conducta debe corresponder a su dignidad, para que;
siendo el honor sublime, no sea la vida infame, y siendo la profesin divina, no sean criminales
las obras, y el nombre no llegue a ser vano, y gravsimo el crimen.

13. Los profetas del reino de Israel (Samara) propagaban, por cierto, el culto de Baal, pero
no eran tan malos como los del reino de Jud que, a pesar de conocer la Ley de Dios y poseer el
Templo, inducan al pueblo a la idolatra, llamada aqu adulterio (versculo 14) como en muchos
pasajes de la Sagrada Escritura. Vase 13, 27 y nota; Ezequiel 16.

15. Vase 9, 15, donde se dirige la misma amenaza a todo el pueblo.
Jeremas Captulo 23 78
Repiten a los que me desprecian:
17

Yahv ha dicho: Tendris paz;


y a cuantos siguen su obstinado corazn
les dicen: Ningn mal vendr sobre vosotros.
18Quin (de ellos) asisti al consejo de Yahv, vio y oy su palabra?

Quin prest odo para escuchar lo que l dijo?


19Ved que de Yahv viene un furioso torbellino,

una tempestad impetuosa, que descargar sobre la cabeza de los impos.


20No cesar la ira de Yahv, hasta que ejecute y cumpla

los designios de su corazn.


Al fin de los tiempos lo comprenderis.
21Yo no enviaba a esos profetas,

ellos (de suyo) corran;


Yo no les hablaba, y sin embargo profetizaban.
22Si han asistido a mi consejo,

que comuniquen mis palabras a mi pueblo,


y lo conviertan de su mal camino,
y de la maldad de sus obras.
23 Soy Yo Dios slo de cerca?

dice Yahv.
No soy tambin Dios de lejos?


16 ss. Dios es el nico que tiene derecho a hablar, y defiende celosamente ese derecho. Los
falsos profetas simulan conocer los designios de Dios, como si asistieran a su consejo (versculo
18). En realidad no anuncian ms que los deseos de su corazn y lo que gusta a los oyentes. Dios
les formula una maldicin mortal en Deuteronomio 18, 20; y Jess nos previene muchas veces
contra ellos, advirtindonos que los conoceremos por sus frutos (Mateo 7, 16). Para ello los
desenmascara en el banquete del fariseo (Lucas 11, 37-54) y en el gran discurso del Templo
(Mateo captulo 23), y seala como su caracterstica la hipocresa (Lucas 12, 1), esto es, que se
presentarn no como revolucionarios antirreligiosos, sino como lobos con piel de oveja (Mateo
7, 15). Su sello ser el aplauso con que sern recibidos (Lucas 6, 26), as como la persecucin ser
el sello de los profetas verdaderos (ibd. 22 s.). Sobre este mismo concepto, de la ortodoxia
aparente e hipcrita, insisten todos los escritores inspirados del Nuevo Testamento. San Pablo
dice que mostrarn apariencia de piedad (II Timoteo 3, 5) y que si Satans se transforma en
ngel de luz, no podemos extraar que sus ministros se transfiguren en ministros de justicia y
apstoles de Cristo (II Corintios 11, 13-15). Cf. Ezequiel 13, 7 y nota.

19 s. El torbellino es imagen del juicio y castigo. Cf. Salmo 49, 2ss.; 75, 8ss.; 96, 2ss.; Isaas
13, 9 ss.; 24, 19 ss.; 66, 15; Ezequiel 32, 7; Joel 2, 30, etc. Al fin de los tiempos lo comprenderis
(versculo 20): Cf. 30, 24. Anloga indicacin se hace a Daniel (Daniel 12, 8 ss.), lo cual debe
ilustrarnos y consolarnos cuando hallamos que alguna profeca supera nuestro entendimiento.
Vase 30, 24; Isaas 60, 22.

22. Asistido o mi consejo: La profeca de Ams nos ensea que Dios no obra sin revelar
antes sus propsitos a los profetas. No puede haber mayor atractivo que ste, para que
procuremos conocerlos, con lo cual el Seor promete aqu desviarnos de nuestros errores y vicios.
Por donde se ve que las profecas encierran mucha mayor santidad de lo que solemos pensar
(Ams 3, 7).
Jeremas Captulo 23 79
24 Acaso un hombre puede ocultarse en escondrijo alguno,
sin que lo vea Yo? dice Yahv.
No lleno Yo el cielo y la tierra? dice Yahv.
25He odo lo que dicen los profetas, los que en mi nombre profetizan

mentiras, diciendo: He tenido un sueo, he tenido un sueo. 26Hasta


cundo ha de durar esto en el corazn de esos profetas que profetizan
mentiras, y presentan como vaticinios las imposturas de su corazn? 27Por sus
sueos que unos a otros se van contando, quieren que mi pueblo olvide mi
nombre, como sus padres olvidaron mi nombre por amor de Baal. 28El
profeta que tenga un sueo cuente el sueo; y el que reciba palabra ma,
proclame mi palabra con fidelidad.
Qu tiene que ver la paja con el trigo? dice Yahv.
29No es mi palabra como fuego, dice Yahv,

y como martillo que quebranta la roca?


30Por eso, he aqu que estoy contra esos profetas, dice Yahv, que se roban

mutuamente mis palabras. 31He aqu que estoy contra esos profetas, dice
Yahv, que se valen de sus lenguas para hablar en tono de orculo. 32He aqu
que estoy contra esos profetas que suean mentiras, dice Yahv, y
contndolos extravan con sus mentiras y fanfarronadas a mi pueblo. Yo no
los he enviado ni les he dado orden alguna. De ninguna manera aprovechan a
este pueblo, dice Yahv.


25. Dios a veces se manifiesta en sueos (Gnesis 28, 12; 37, 5 ss.), mas en general expresa
su voluntad por otros conductos, en particular por su palabra.

28. La paja significa la falsa profeca; el trigo la verdadera.

29. Es ste uno de los pasajes ms elocuentes sobre el poder de la palabra de Dios, superior
a toda especulacin humana, y sobre la eficacia que tiene cuando se la usa rectamente. Cf. Isaas
55, 11 y nota; Daniel 2, 34 y 45; Oseas 6, 5; Hebreos 4, 12. Segn San Crisstomo, la palabra de
Dios suple a los milagros. La prueba es que San Pablo, admirado por todas partes como obrador
de milagros, no por eso dej de manejar la palabra. Y otro del mismo sacro coro apostlico nos
exhorta a que atendamos a la fuerza y a la virtud de la palabra, diciendo: Estad apercibidos para
la defensa ante cualquiera que os pidiere razn de vuestra esperanza (I Pedro 3, 15). Y los
apstoles todos no por otro motivo encomendaron en la ocasin que sabemos (Hechos de los
Apstoles 6, 2) a Esteban y sus compaeros el cuidado de las viudas, sino para dedicarse ellos ms
holgadamente al ministerio de la palabra... Y como los enemigos nos atacan por todas partes y
sin tregua, no tenemos otro remedio que fortificarnos con la palabra divina, no slo si queremos
no ser alcanzados de los dardos de nuestros enemigos, sino tambin disparar nosotros
certeramente contra ellos. Por lo cual, grande empeo tenemos que poner para que la palabra de
Cristo habite en nosotros copiosamente (De Sacerdocio, lib. IV). Pero no olvidemos que, como
dice San Atanasio, para el estudio de la verdadera inteligencia de las Escrituras es necesaria
tambin una vida piadosa, un corazn puro y el ejercicio de las virtudes cristianas, a fin de que el
espritu por este camino, pueda alcanzar y comprender aquello que anhela, tanto cuanto es dado
a la naturaleza humana alcanzar un conocimiento sobre Dios, el Logos. Sin esta rectitud de
intencin y sin esta imitacin de la vida de los santos, nadie puede entender el lenguaje de los
santos (De Incarnatione Verbi).
Jeremas Captulo 24 80
Cmo ha de hablar el profeta?
33Cuando te preguntare este pueblo, o un profeta, o un sacerdote,

diciendo: Cul es la carga de Yahv? les responders: La carga sois vosotros,


y Yo os desechar, dice Yahv. 34Y si el profeta, o el sacerdote, o el pueblo,
dijere: Carga de Yahv, Yo castigar a tal hombre y a su casa. 35As habis de
decir cada uno a su compaero, y cada cual a su hermano: Qu ha
respondido Yahv? Qu dijo Yahv? 36Mas no digis ms Carga de
Yahv, pues la carga de cada cual ser su propia palabra; ya que habis
pervertido las palabras del Dios vivo, Yahv de los ejrcitos, nuestro Dios.
37As has de preguntar al profeta: Qu te ha respondido Yahv?, Qu es

lo que dijo Yahv? 38Pero si decs: Carga de Yahv, entonces, as dice


Yahv: Porque decs todava esta palabra: Carga de Yahv, despus de
haberos Yo prohibido decir: Carga de Yahv, 39por eso he aqu que os
olvidar del todo, y os desechar, al par que la ciudad que di a vosotros y a
vuestros padres; 40y traer sobre vosotros oprobio sempiterno, ignominia
eterna, cuya memoria nunca se borrar.

Captulo 24
Parbola de los dos canastos de higos
1
Me mostr Yahv en una visin dos canastos de higos colocados delante
del Templo de Yahv, despus que Nabucodonosor, rey de Babilonia, haba
transportado cautivos de Jerusaln a Babilonia, a Jeconas, hijo de Joakim, rey
de Jud, a los prncipes de Jud, a los carpinteros y a los herreros. 2Uno de los
canastos tena higos muy buenos, como los higos de primera cosecha; mas el
otro canasto tena higos muy malos, tan malos que de malos no se podan
comer.
3Y me dijo Yahv: Qu es lo que ves, Jeremas? Respond: Higos; higos

buenos, muy buenos; e higos malos, tan malos, que de malos no se pueden
comer. 4Entonces me lleg la palabra de Yahv, que deca: 5As dice Yahv,
el Dios de Israel: Como a estos higos buenos, as mirar Yo a los cautivos de
Jud, a quienes para su bien he arrojado de este lugar al pas de los caldeos.


33. Llaman carga las profecas de Jeremas porque no les agradaban. Carga es tambin un
trmino que usan los profetas para designar las profecas conminatorias. Vase Isaas 13, 1; 14, 28;
15, 1; 17, 1; 19, 1, etc. Lo mismo que Jess en Lucas 19, 22 y Mateo 23, 4, Dios se indigna aqu
contra los que, pensando mal de su misericordia, no conciben palabras de Dios que no sean una
carga, una amenaza o un pesado mandamiento, olvidando que toda la Sagrada Biblia es un
inmenso mensaje de amor paternal (Hechos de los Apstoles 15, 10).

1. Se refiere a los acontecimientos relatados en IV Reyes 24, 12 ss. Carpinteros y herreros:
Otra traduccin: arquitectos e ingenieros. Como se ve, los vencedores de entonces procuraban ya
impedir el rearme de los vencidos.
Jeremas Captulo 25 81
Pondr sobre ellos mis ojos benignamente, los har volver a este pas y los
edificar; no los destruir, sino que los plantar y no los desarraigar. 7Y les
dar un corazn para que me conozcan (y sepan) que Yo soy Yahv. Ellos
sern mi pueblo, y Yo ser su Dios; pues se convertirn a M de todo corazn.
8Mas as como los higos malos no pueden ser comidos, de puro malos, de

la misma manera, dice Yahv, tratar Yo a Sedecas, rey de Jud, a sus


prncipes y al resto de Jerusaln, a los que quedan an en este pas, y a los
que habitan en la tierra de Egipto. 9Har de ellos un objeto de horror, una
calamidad para todos los reinos de la tierra, vendrn a ser el oprobio, la
fbula, el ludibrio, la maldicin en todos los lugares a donde los habr de
arrojar. 10Y enviar contra ellos la espada, el hambre y la peste hasta que sean
exterminados de la tierra que les di a ellos y a sus padres.

Captulo 25
Los setenta aos de cautiverio
1He aqu el orculo que Jeremas recibi acerca de todo el pueblo de
Jud, el ao cuarto de Joakim, hijo de Josas, rey de Jud, que corresponde al
ao primero de Nabucodonosor, rey de Babilonia. 2Jeremas el profeta lo
anunci a todo el pueblo de Jud, y a todos los habitantes de Jerusaln,
diciendo:
3 Desde el ao trece de Josas, hijo de Amn, rey de Jud, hasta este da,

durante veintitrs aos, me ha sido revelada la palabra de Yahv y yo os la he


predicado sin demora; mas no habis escuchado. 4Yahv se apresur a
mandaros todos sus siervos, los profetas, pero vosotros no escuchasteis, ni
siquiera inclinasteis vuestros odos para escuchar. 5Os deca: Convertos cada


7. Cmo se concilia esta profeca con el estado actual del pueblo judo? Las palabras que
siguen lo dan a entender; pues el profeta anuncia que los judos se convertirn a Dios de todo
corazn, lo que en parte se verific en la nueva Iglesia de Jerusaln, y acabar de cumplirse en la
conversin de todos los judos a la fe de Cristo (Pramo).

8. Los higos buenos representan a los deportados con Jeconas a Babilonia (597); los malos,
a los que quedaron en el pas o se refugiaron en Egipto, pero no se convirtieron. Precisamente
por eso sern rechazados mientras los que soportan con paciencia las penalidades del cautiverio
agradan al Seor. Entre ellos se encuentran dos profetas: Ezequiel y Daniel. Vase 21, 9.

9. Acumulacin elocuente de sinnimos y eco de Deuteronomio 28, 25 y 27. Era necesario
que sufriera todo el pueblo, porque todos eran culpables, (Fillion).

1. El ao cuarto de Joakim: el ao 605 604. En este mismo ao Jeremas recibi de Dios
la orden de escribir las profecas en un libro (36, 1 s.).

4. Inclinar los odos: He aqu la doctrina que Jess expone en la parbola del Sembrador,
mostrando que todo el que se interesa por la palabra de Dios, la entiende. Si no entiendes, dice
el Crisstomo, es porque no amas. Cf. 7, 23.

5. Vase 35, 15; IV Reyes 17, 13. Convertos cada uno: El arrepentimiento les habra valido
el perdn, as como Nnive qued salvada cuando recurri a la penitencia. El arrepentimiento
Jeremas Captulo 25 82
uno de su mal camino y de vuestras malas obras, y habitaris en el pas que
Yahv os dio a vosotros y a vuestros padres por todos los siglos, 6con tal que
no andis tras otros dioses para servirlos y para adorarlos, ni provoquis mi
ira con las obras de vuestras manos, de manera que Yo os tenga que castigar.
7Pero vosotros no me escuchasteis, dice Yahv; antes provocasteis mi ira con

las obras de vuestras manos, para dao vuestro.


8Por lo cual, as dice Yahv de los ejrcitos: Por cuanto no habis

escuchado mis palabras, 9he aqu que enviar a llamar a todos los pueblos del
Norte, dice Yahv, y a mi siervo Nabucodonosor, rey de Babilonia, y los har
venir contra este pas y contra todos sus habitantes, y contra todos los pueblos
circunvecinos, y los destruir del todo, convirtindolos en objeto de horror,
de irrisin y desolacin perpetua. 10Y har que desaparezca de ellos la voz de
gozo y la voz de alegra, el canto del esposo y el canto de la esposa, el ruido
del molino y la luz del candelero. 11Todo este pas ser una desolacin y un
desierto, y esta poblacin servir al rey de Babilonia setenta aos.
Castigo de los babilonios y otros enemigos
Pasados los setenta aos tomar cuenta al rey de Babilonia y a aquella
12

nacin, por su maldad, dice Yahv, y a la tierra de los caldeos; y la convertir


en desierto perpetuo. 13Y cumplir contra esa tierra todas mis palabras que he
pronunciado contra ella, todo lo escrito en este libro, que Jeremas ha
profetizado contra todas las naciones. 14Porque tambin ellas sern reducidas a
servidumbre por grandes naciones y poderosos reyes, y les dar el pago
conforme a sus fechoras y segn las obras de sus manos.
15Pues as me dice Yahv, el Dios de Israel: Toma de mi mano esta copa

del vino de mi ira y dale de beber a todas las naciones a quienes yo te envo.

borra los crmenes, calma la ira de Dios, transforma a los hombres, anula la maldicin, abre a los
pecadores el seno de Dios. As se expresan los grandes Doctores sobre la contricin del corazn.
Cf. Salmo 50 y notas.

9. Nabucodonosor es llamado aqu siervo de Dios, como en versculo 27, 6; 43, 10, por ser
ejecutor de los planes divinos. Tambin el rey pagano Ciro recibe el nombre de Ungido (Isaas
45, 1), como instrumento de Dios. Vase Ezequiel 29, 19 a.

11 s. Setenta aos en cifra redonda. El reino neo babilnico o caldeo comenz en 606
cuando Nabucodonosor derrot a los asirios, y subsisti hasta el ao 538 cuando los medos y
persas conquistaron a Babilonia. Los setenta aos del cautiverio coinciden con este espacio de
tiempo, si se toma por punto de partida la primera deportacin en el cuarto ao de Joakim.
Vase 29, 9 s.; II Paralipmenos 36, 21 y nota.

15 ss. La copa se toma aqu como imagen de la clera del Seor. Cf. 23, 19; 49, 12; 51, 7;
Salmo 59, 5; 74, 9; Isaas 51, 17 y 22; Apocalipsis 16, 1 ss., etc. Jeremas ha de pasar la copa a
todos los pueblos que Dios le seala, primeramente a Jerusaln (versculo 18), porque habiendo
sido sus moradores ms favorecidos del Seor, haban pecado ms gravemente contra l. Y aqu
se echa de ver al mismo tiempo su grande misericordia y clemencia. Castiga primeramente con
penas temporales a aquellos de quienes tiene mayor cuidado, para que, volviendo sobre s, se
conviertan a l, y para acrisolarlos como el oro con el fuego de la tribulacin y de las penas; y
Jeremas Captulo 25 83
16Bebern y tambaleando enloquecern, a causa de la espada que Yo enviar
entre ellas.
17Tom la copa de la mano de Yahv, y la di a beber a todas las naciones a

las cuales Yahv me haba enviado: 18a Jerusaln y a las ciudades de Jud, a
sus reyes y a sus prncipes, para convertirlos en espantosa desolacin, objeto
de irrisin y maldicin, como hoy se ve; 19al Faran, rey de Egipto, a sus
servidores, a sus prncipes y a todo su pueblo; 20a toda la mezcla de pueblos,
a todos los reyes de la tierra de Us; a todos los reyes de los filisteos, a
Ascaln, a Gaza, a Acarn, y al resto de Azoto; 21a Edom, a Moab y a los
hijos de Ammn, 22a todos los reyes de Tiro, a todos los reyes de Sidn y a
los reyes de las islas que estn al otro lado del mar; 23a Dedn y a Tema, a
Buz y a todos los que se cortan los bordes del cabello; 24a todos los reyes de
Arabia, y a todos los reyes de la mezcla de gente que habita en el desierto; 25a
todos los reyes de Zimr, a todos los reyes de Elam y a todos los reyes de los
medos; 26a todos los reyes del norte, cercanos y lejanos, a cada uno segn su
turno; en fin a todos los reyes del mundo que hay sobre la faz de la tierra. Y
despus de ellos beber el rey de Sesac.
27Les dirs: As dice Yahv de los ejrcitos, el Dios de Israel: Bebed,

emborrachaos y vomitad, y caed para no levantaros ms ante la espada que


Yo enviar entre vosotros! 28Y si se negaren a topar la copa de tu mano para
bebera, les dirs: As dice Yahv de los ejrcitos: La beberis sin remedio.
29Pues he aqu si Yo comienzo el castigo por la ciudad sobre la cual ha sido

invocado mi nombre, acaso vosotros podris pasar por inocentes? No


pasaris por inocentes, porque Yo llamo la espada contra todos los habitantes
de la tierra, dice Yahv de los ejrcitos.

aquellos de quienes tiene menor cuidado, como son los rprobos, los castiga temporalmente con
menos rigor, porque estn reservados para las penas eternas (Sco).

20. La mezcla de pueblos. Aqu se ve que la profeca se extiende ms all de Babilonia (cf.
versculo 29), y significa una advertencia saludable para las naciones de todos los tiempos
(versculo 31 ss.).

23. Los que se cortan los bordes del cabello: Otra traduccin: los que se rapan las sienes,
por ejemplo los beduinos y rabes que llevan cerquillo. Vase 9, 26; Levtico 19, 27 y nota.

26. Sesac es nombre criptogrfico de Babel. San Jernimo siguiendo a los rabinos explica
este seudnimo por inversin de las letras del alfabeto (atbasch), que consiste en poner la
ltima por la primera, la penltima por la segunda, etc. As sale el nombre de Sesac o Sesach en
vez de Babel.

29 s. Por aqu se ve todo el alcance de esta grandiosa profeca, que no se limita solamente a
la invasin de Nabucodonosor. Si Yahv castiga tan severamente a su propio pueblo, cmo
podrn escapar al juicio las dems naciones? Se refiere en ltima instancia, al gran juicio al fin de
los tiempos. Cf. Apocalipsis 19, 11-21. Como los que pisan el lagar: Como los pisadores de uva se
animan mutuamente con canciones y gritos de alegra, as los enemigos se alentarn uno a otro
para cumplir con su misin. Vase Isaas 16. 9; 63, 3 ss. Cf. 48, 33. Su Morada: el Templo. La
Vulgata vierte: su hermosura.
Jeremas Captulo 25 84
El juicio de las naciones
30T profetizars contra ellos todas estas palabras, y les dirs:
Ruge Yahv, desde lo alto,
y desde la morada de su santidad hace or su voz;
ruge fuertemente sobre su Morada;
lanza gritos, como los que pisan el lagar,
contra todos los moradores de la tierra.
31Hasta los cabos del orbe llega el estruendo,

porque Yahv entra en juicio con las naciones,


para juzgar a toda carne;
para entregar a los inicuos a la espada,
palabra de Yahv.
32As dice Yahv de los ejrcitos:

He aqu que el mal pasar de una nacin a otra,


y un gran huracn se desencadenar desde los extremos de la tierra.
33Y los que Yahv matare en ese da (cubrirn) la tierra de un cabo al otro;

no sern llorados, ni recogidos, ni sepultados; quedaran como estircol sobre


la faz del campo.
34Aullad, pastores, y alzad l grito;

revolcaos (en ceniza), mayorales del rebao,


porque os ha llegado el da de la matanza;
os dispersar,
y caeris como un vaso selecto.
35No habr refugio para los pastores,

ni escape para los mayorales del rebao.


36Se oyen los gritos de los pastores,

y los alaridos de los mayorales del rebao;


porque Yahv ha devastado su dehesa.
37Desoladas estn sus apacibles praderas,

a causa de la ira ardiente de Yahv.


38Ha salido de su tabernculo cual leoncillo;

la tierra de ellos ha venido a ser un desierto,


a causa de la espada destructora,
y a causa del ardor de su ira.


38. La espada destructora: la espada de Nabucodonosor. La Vulgata trae otra leccin: la ira
de la paloma, que, segn San Gregorio sera la ira de Dios, quien castiga con mansedumbre y
amor paternal.
Jeremas Captulo 26 85

Captulo 26
Conflicto con los sacerdotes
Al principio del reinado de Joakim, hijo de Josas, rey de Jud, habl
1

Yahv en estos trminos: 2 As dice Yahv: Ponte en el atrio de la Casa de


Yahv, y anuncia a las gentes de todas las ciudades de Jud, que vienen a
adorar en la Casa de Yahv, todas las palabras que Yo te he mandado
decirles. No quites ni una palabra. 3Quizs te escuchen y se conviertan cada
cual de su mal camino, para que Yo me arrepienta del mal que por sus malas
obras he pensado hacerles. 4Les dirs: As dice Yahv: Si no me escuchis
observando mi ley que he puesto delante de vosotros, 5y obedeciendo las
palabras de mis siervos los profetas, que Yo os envo y que Yo no dejo de
enviar, sin que les deis crdito, 6har que esta Casa sea como Silo, y esta
ciudad una maldicin para todas las naciones de la tierra.
7Ahora bien, oyeron los sacerdotes y los profetas y todo el pueblo cmo

Jeremas deca estas palabras en la Casa de Yahv; 8y sucedi que al acabar


Jeremas de anunciar todo lo que Yahv le haba mandado decir a todo el
pueblo, le prendieron los sacerdotes y los profetas y todo el pueblo, diciendo:
Morirs sin remedio! 9Cmo profetizas en nombre de Yahv, diciendo:
Como Silo ser esta Casa, y esta ciudad quedar destruida de modo que
nadie la habite?


2. En el atrio de la Casa de Yahv; es decir, en el atrio exterior al que todos tenan acceso. El
tiempo fue probablemente una de las grandes fiestas en que haba mucha gente en la ciudad, lo
cual dio ms resonancia a las palabras del profeta.

3. Admiremos la paciencia del Omnipotente que desciende hasta hablar en estos trminos,
pues lo que l quiere es que todos los hombres sean salvos y lleguen al conocimiento de. la
verdad (I Timoteo 2, 4). Por eso exclama San Bernardo: Oh, duros e intratables hijos de Adn,
a quienes no puede enternecer ni una bondad tan grande, ni una llama tan viva, ni un amor tan
ardiente! (Sermn II de Pentecosts). El perdn que Dios ofrece a los hombres no significa la
aprobacin de lo que han cometido, sin embargo, ser tan eficaz que el pecador arrepentido
puede subir a un grado ms alto de amor, como lo vemos en el caso de Mara Magdalena (Lucas
7, 47 y nota), lo cual es ya, una insuperable maravilla del Corazn divino; pero subir
precisamente por la humillacin saludable, es decir, por la detestacin del propio pecado. Porque
Dios, como todo padre, no se fija en su propia ofensa (cf. I Corintios 13, 5), y slo quiere que el
hijo salga del estado de infelicidad que esa culpa le trae al mantenerlo alejado de la amistad
paterna. Y salir de ese estado es aborrecer, o sea, precisamente condenar y odiar la propia culpa.
Hecho eso, vemos, en el caso del Hijo Prdigo, que el Padre no se cuida de la reparacin (Lucas
15, 20 ss.), sino que se precipita a abrazarlo an antes que pueda hablar, y no solamente lo
perdona gratis, sino que lo colma de obsequios y aun hace gran fiesta.

6. En Silo estaba el Arca de la Alianza en tiempo de los Jueces. All vivi Hel, y en sus
primeros aos tambin Samuel. Destruir a Jerusaln as como he destruido a Silo, de modo que
la ruina de la ciudad santa servir de parbola o ejemplo de maldicin. Vase 7, 12; I Reyes 1, 3;
Salmo 77, 60 y notas.

8. Tal es la respuesta a la misericordia manifestada en el versculo 3. Jeremas se muestra una
vez ms como figura de Cristo (vase Juan 19, 6 y 15). Cf. 11. 19; 18, 18; 15, 10 y notas.
Jeremas Captulo 26 86
Y se reuni todo el pueblo contra Jeremas en la Casa de Yahv.
Los prncipes salvan a Jeremas
10Cuando lo supieron los prncipes de Jud, subieron de la casa del rey a la
Casa de Yahv, y se sentaron a la entrada de la puerta Nueva de (la Casa de)
Yahv. 11Entonces los sacerdotes y los profetas hablaron a los prncipes y a
todo el pueblo, diciendo: Este hombre es reo de muerte, porque ha
profetizado contra esta ciudad, como habis odo con vuestros propios
odos. 12Jeremas respondi a todos los prncipes y a todo el pueblo: Es
Yahv quien me ha enviado para profetizar contra esta Casa y contra esta
ciudad todas las cosas que acabis de or. 13Enmendad ahora vuestra conducta
y vuestras obras, y escuchad la voz de Yahv, vuestro Dios, y Yahv se
arrepentir del mal que ha profetizado contra vosotros. 14En cuanto a m, he
aqu que estoy en vuestras manos; haced conmigo lo que os parezca recto y
justo. 15Pero tened por cierto que, si me matis, traeris sangre inocente sobre
vosotros, sobre esta ciudad, y sobre sus habitantes; pues en verdad Yahv me
ha enviado a vosotros para intimar a vuestros odos todas estas palabras.
16Entonces los prncipes y todo el pueblo dijeron a los sacerdotes y a los

profetas: Este hombre no es reo de muerte; pues nos ha hablado en Nombre


de Yahv, Dios nuestro.
17Se levantaron tambin algunos ancianos del pas y hablaron a toda la

asamblea del pueblo, diciendo: 18Miqueas de Morset, que profetizaba en


tiempo de Ezequas, rey de Jud, habl a todo el pueblo de Jud, diciendo:
As dice Yahv de los ejrcitos:
Sin ser arada como un campo,
y Jerusaln vendr a ser un montn de escombros,
y la colina del Templo un monte selvoso.
19 Fue acaso matado por Ezequas, rey de Jud, y por todo Jud? No

temi (el rey) a Yahv, y suplic a Yahv?, y Yahv se arrepinti del mal que
haba pronunciado contra ellos. Y nosotros vamos a cometer un mal tan
grande contra nosotros mismos!
20Hubo tambin otro varn que profetizaba en nombre de Yahv: Uras,

hijo de Semaya, de Kiryatyearim; el cual profetiz contra esta ciudad y contra


este pas todo lo que ha dicho Jeremas. 21Y cuando el rey Joakim y todos sus
oficiales y todos los prncipes se enteraron de sus palabras, el rey quiso darle


12 ss. Jeremas, lejos de defenderse, les da una prueba suprema de caridad, insistiendo en su
divino mensaje de salvacin. No se deja vencer por el mal (Romanos 12, 21), sino que ofrece en
un acto de incomparable mansedumbre la vida a sus enemigos.

18. Se trata del profeta Miqueas, cuyo libro est en la coleccin de los Profetas Menores.
Vase Miqueas 3, 12.

20. De Uras no nos han quedado escritos. Lo nico que de l sabemos es que muri mrtir
por haber dicho la verdad. Vase lo que dice Jess en Lucas 13, 34.
Jeremas Captulo 27 87
muerte; mas lo supo Uras, y por temor huy, marchando a Egipto.
22Entonces el rey Joakim envi hombres a Egipto: a Elnatn, hijo de Acbor, y

con l algunos otros (que le acompaaron) a Egipto. 23stos sacaron a Uras


de Egipto, y le condujeron al rey Joakim, el cual le mat a espada y arroj su
cuerpo a la fosa de la gente comn. 24En realidad fue la mano de Ahicam hijo
de Safn, la que sostuvo a Jeremas a fin de evitar que le entregasen en poder
del pueblo para darle muerte.

Captulo 27
El yugo simblico
1
Al principio del reinado de Joakim, hijo de Josas, rey de Jud, recibi
Jeremas este orculo de Yahv: 2 As me dijo Yahv: Hazte una coyunda y
un yugo, y pntelos sobre el cuello. 3Luego los enviars al rey de Edom, al
rey de Moab, al rey de los hijos de Ammn, al rey de Tiro y al rey de Sidn,
por mano de los mensajeros que han venido a Jerusaln a (tratar con)
Sedecas rey de Jud; 4y les ordenars que digan a sus seores: As dice Yahv
de los ejrcitos, el Dios de Israel: De esta manera habis de hablar a vuestros
seores: 5Yo he hecho la tierra, a los hombres y las bestias que hay sobre la
faz de la tierra con mi gran poder y mi brazo extendido; y la doy a quien me
place. 6Al presente he dado todas estas tierras en poder de Nabucodonosor,
rey de Babilonia, siervo mo; y le he dado tambin las bestias del campo para
su servicio. 7Todos los pueblos le han de servir, a l y a su hijo, y al hijo de su
hijo, hasta que tambin a su pas le toque el turno y lo sometan grandes
naciones y reyes poderosos. 8Al pueblo y al reino que no le sirviere a l, a
Nabucodonosor, rey de Babilonia, y que no sometiere su cerviz al yugo del


24. Este hombre intrpido es aquel Ahicam, cuyo padre haba desempeado un alto cargo
en la corte del rey Josas (IV Reyes 22, 12). Su hijo Godolas fue constituido gobernador de Judea
por Nabucodonosor despus de la destruccin de Jerusaln. Vase 39, .14; 40, 6.

1. Algunos manuscritos hebreos y la versin siraca ponen el nombre del rey Sedecas, en vez
de Joakim. Se trata efectivamente de Sedecas, como se ve en los versculos 3, 12, y el primer
versculo del captulo siguiente.

3. Los pueblos vecinos haban enviado mensajeros a Jerusaln para concertar una alianza y
deliberar sobre las medidas a tomar contra los babilonios. La respuesta de Dios por intermedio
del profeta consiste en la entrega de yugos a los embajadores. El acto era ms que elocuente,
pues todos saban lo que significaba el yugo y a quin se refera el profeta aunque no lo dijo
expresamente en los versculos 4 y siguientes.

5. Doy a quien me place: El Seor ostenta no solamente su intervencin decisiva en el
reparto de los reinos de la tierra, sino tambin su soberana libertad para darlos a quien quiere.
Vase Romanos 9, 15 ss. y notas.

7. Falta en los Setenta. El reino neo babilnico o caldeo slo se mantuvo durante sesenta y
seis aos, siendo sus reyes Nabucodonosor, Evilmerodac, Neriglisar y Nabunaid, quien hizo
participar en el reino a su hijo Baltasar (Daniel captulo 5).
Jeremas Captulo 27 88
rey de Babilonia, a tal pueblo visitar Yo con la espada y con hambre y con
peste, hasta destruirlo por mano de l. Orculo de Yahv. 9Vosotros no
escuchis a vuestros profetas, ni a vuestros adivinos, ni a vuestros soadores,
ni a vuestros agoreros, ni a vuestros magos, que os repiten: No seris siervos
del rey de Babilonia, 10porque lo que os profetizan es mentira; para que
seis arrojados de vuestra tierra y Yo os destierre y perezcis. 11Pero al pueblo
que sometiere su cerviz al yugo del rey de Babilonia para servirle, lo dejar en
paz y en su tierra, dice Yahv, y la cultivar y morar en ella.
Mensaje al rey y a los sacerdotes
12Habl entonces a Sedecas, rey de Jud, conforme a todas estas palabras,
diciendo: Someted vuestra cerviz al yugo del rey de Babilonia, servidle a l y
a su pueblo y viviris. 13 Para qu morir, t y tu pueblo, a espada, y de
hambre, y de peste, como Yahv lo tiene dicho respecto del pueblo que no
quiere servir al rey de Babilonia? 14No escuchis las palabras de los profetas
que os repiten: No seris siervos del rey de Babilonia, pues lo que os
profetizan es mentira. 15Porque no los he enviado Yo, dice Yahv, sino que
profetizan falsamente en mi Nombre; para que Yo os destierre y perezcis,
tanto vosotros como los profetas que os profetizan.
16Habl tambin a los sacerdotes y a todo este pueblo, diciendo: As dice

Yahv: No escuchis las palabras de los profetas que os vaticinan, diciendo:


He aqu que los vasos de la Casa de Yahv sern restituidos de Babilonia
ahora muy pronto, porque lo que os profetizan es mentira. 17No los


9. Enumeracin de diversas clases de falsos profetas. Soadores: los que pretenden recibir
inspiraciones en sueos. Magos, en sentido malo: embaucadores, farsantes. Mago, en el sentido
primitivo, significaba entre los medos y persas al hombre sabio, filsofo y tambin mdico,
porque estas ciencias eran una sola, que consista en averiguar cmo la voluntad de Dios se
manifestaba en los fenmenos del cielo astral. De ah que entre aquellos pueblos paganos
consideraran a los magos como profetas y conocedores de los secretos divinos. De los medos y
persas lleg esta institucin a los babilonios, en cuyo ejrcito haba muchos soldados de origen
medo-persa. mas el contacto con Babilonia significa a la vez la decadencia de la institucin; y en
vez de buscar la voluntad de Dios los magos imitaban las maquinaciones de los adivinos y
agoreros. El libro de Daniel nos muestra cun grande era su autoridad en la corte del rey de
Babilonia. En el Nuevo Testamento aparecen las dos ramas de los magos, los buenos ante el
pesebre del Nio Jess (Mateo 2, 1 ss.), y los malos en la figura de Simn Mago (Hechos de los
Apstoles 8, 9ss.).

10. Vase 25, 11 s. y nota.

12 s. Esta insistencia de Dios sobre la necesidad de someterse al ms fuerte y evitar el intil
derramamiento de sangre, es un hondo motivo de meditacin para la poltica cristiana, y podra
evitar muchos males que vienen del orgullo patritico mal entendido.

15. Vase 12, 10 ss. y nota; 14, 14; 23, 16 ss. y nota; 29, 9.

16. En la deportacin del ao 597, Nabucodonosor haba llevado consigo al rey Joaqun
(Jeconas) y los vasos de oro y plata (IV Reyes 24, 13), pero no los de bronce. Estos ltimos sern
tambin llevados a Babilonia (versculo 19). Cf. 28, 3; II Paralipmenos 36, 7 y 10; Daniel 1, 2 y
notas.
Jeremas Captulo 28 89
escuchis. Servid al rey de Babilonia, y viviris. Por qu ha de convertirse esta
ciudad en desierto? 18Si en verdad son profetas, y si en ellos est la palabra de
Yahv, que intercedan ahora con Yahv de los ejrcitos, a fin de que los vasos
que quedan an en la Casa de Yahv y en el palacio del rey de Jud y en
Jerusaln no vayan tambin a Babilonia. 19As dice Yahv de los ejrcitos,
acerca de las columnas, acerca del mar (de bronce), acerca de las basas y del
resto de los vasos que an quedan en esta ciudad, 20y que no se llev
Nabucodonosor, rey de Babilonia, al deportar de Jerusaln a Babilonia a
Jeconas, hijo de Joakim, rey de Jud, con todos los nobles de Jud y de
Jerusaln. 21Pues as dice Yahv de los ejrcitos, el Dios de Israel, respecto de
los vasos que quedan an en la Casa de Yahv, y en la casa del rey de Jud, y
en Jerusaln: 22A Babilonia sern llevados, y all estarn hasta el da que Yo
los visitare, dice Yahv, y los sacare y los devolviere a este lugar.

Captulo 28
Jeremas y Hananas
1
Aquel mismo ao, al principio del reinado de Sedecas, rey de Jud, en el
quinto mes del ao cuarto, Hananas, hijo de Azur, un profeta de Gaban,
me habl en la Casa de Yahv, en presencia de los sacerdotes y de todo el
pueblo, diciendo: 2 Esto dice Yahv de los ejrcitos, el Dios de Israel: He roto
el yugo del rey de Babilonia. 3Dentro de dos aos restituir a este lugar todos
los vasos de la Casa de Yahv que de aqu se llev Nabucodonosor, rey de
Babilonia, para transportarlos a Babilonia. 4Tambin har volver a este lugar a
Jeconas, hijo de Joakim; rey de Jud, y a todos los cautivos de Jud
deportados a Babilonia, dice Yahv; porque Yo quebrar el yugo del rey de
Babilonia. 5Respondi el profeta Jeremas a Hananas profeta, en presencia
de los sacerdotes y todo el pueblo que estaba en la Casa de Yahv; 6y le dijo


19. Se refiere aqu el profeta a las columnas del Templo, y al mar de bronce, esto es, la gran
pila de agua. Vase III Reyes 7, 15 ss. y notas; IV Reyes 25, 13.

22. Profeca de que los vasos sern devueltos al Templo, lo que se cumpli bajo Ciro
despus de la cada de Babilonia. Vase Esdras 1, 7; 6, 5; 7, 19. El da que Yo los visitare; es decir,
mire hacia ellos (Biblia de Bonn). Vemos aqu el corazn paternal de Dios, quien anuncia a su
pueblo escogido el carcter medicinal del castigo. Terminado ste, le manifestar de nuevo su
benignidad y lo restaurar con tal que lo busquen a l (29, 13). Cf. II Paralipmenos 36, 21.

1. Aqu tenemos, frente a frente, a este profeta soador, que anuncia el fin de la primera
cautividad, y a Jeremas, que obtiene una completa victoria sobre su adversario (Ncar-
Colunga). Vase 27, 9 y nota. Hananas es uno de los falsos profetas que inspirados en puros
sentimientos nacionalistas solamente anunciaban lo que lisonjeaba al orgullo patritico.

6. Hgalo as Yahv, etc.: Como profeta de Dios, Jeremas no desea ni busca otra cosa que
el cumplimiento de la palabra de Dios, y como patriota no puede anhelar ms que el bien de su
pueblo. No es la envidia la que le impulsa a oponerse a Hananas, sino el santo celo por Yahv y
el amor sincero a la patria.
Jeremas Captulo 28 90
el profeta Jeremas: As sea! Hgalo as Yahv! Cumpla Yahv tus palabras
que has profetizado, de modo que l haga volver de Babilonia a este lugar los
vasos de la Casa de Yahv y todos los cautivos! 7Pero escucha slo esta
palabra que voy a decir a tus odos, y a odos de todo el pueblo. 8Los
profetas de tiempos antiguos, que fueron antes de m y antes de ti,
vaticinaron guerras, calamidades y peste contra muchos pases y contra
grandes reinos. 9En cuanto al profeta que profetiza cosas buenas, verificado
que se haya su profeca, ser reconocido como profeta realmente enviado por
Yahv.
10Entonces el profeta Hananas tom el yugo del cuello del profeta

Jeremas y lo rompi. 11Y habl Hananas delante de todo el pueblo,


diciendo: Esto dice Yahv: De la misma manera romper Yo, dentro de dos
aos, el yugo de Nabucodonosor, rey de Babilonia, que est sobre el cuello
de todos los pueblos. Y el profeta Jeremas se fue por su camino.
Castigo de Hananas
12Despus que Hananas hubo roto el yugo que estaba, sobre el cuello del
profeta Jeremas, lleg a ste la palabra de Yahv que deca: 13 Anda y dile
esto a Hananas: As dice Yahv: Has quebrado un yugo de madera, pero en
su lugar has hecho un yugo de hierro. 14Porque as dice Yahv de los ejrcitos,
el Dios de Israel: Yo he puesto un yugo de hierro sobre el cuello de todos
estos pueblos para que estn sujetos a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y le
servirn. Hasta los animales del campo le he dado.
15Y dijo el profeta Jeremas a Hananas profeta: Escucha, Hananas, Yahv

no te ha enviado, y t has hecho que este pueblo confe en la mentira. 16Por


lo cual, as dice Yahv: He aqu que te voy a quitar de sobre la tierra; este


8 s. Esto es: Hananas contradice a los profetas anteriores, p. ej., Isaas, Amos, Oseas,
Miqueas, que vaticinaron guerras y calamidades. El profeta que predice la paz se condena a s
mismo, porque no se cumplir su profeca. Vase Deuteronomio 18, 22 y nota. En el Nuevo
Testamento tenemos la voz de San Pedro que en su segunda Encclica caracteriza a estos
aduladores y sus promesas halageas con las siguientes palabras: Estos tales son fuentes sin
agua, nubes impelidas por un huracn. A ellos est reservada la lobreguez de las tinieblas. Pues
profiriendo palabras hinchadas de vanidad, atraen con concupiscencias, explotando los apetitos
de la carne, a los que apenas se han desligado de los que viven en el error. Les prometen libertad
cuando ellos mismos son esclavos de la corrupcin (II Pedro 2, 17-19). Con este veredicto San
Pedro no recomienda el pesimismo, que no es sino un miedo disfrazado; lo que el Prncipe de los
apstoles quiere es que abramos los ojos y distingamos entre los predicadores autnticos y los
falsos.

10. Aqu se ve que Jeremas sola salir con una cadena al cuello, a manera de muda
predicacin que recalcaba sus palabras.

11 ss. El profeta de Dios se retira en silencio y sin proferir ninguna queja, mas el Seor no
tarda en vengarlo (versculo 17).

14. Vase 27, 3 y nota. Cf. Deuteronomio 28, 48.
Jeremas Captulo 29 91
mismo ao morirs, por cuanto has predicado la rebelin contra Yahv. 17En
efecto, muri el profeta Hananas aquel mismo ao, en el sptimo mes.

Captulo 29
Carta de Jeremas a los cautivos
1He aqu el texto de la carta que el profeta Jeremas envi desde Jerusaln
al resto de los ancianos que estaban entre los cautivos, a los sacerdotes, a los
profetas y a todo el pueblo que Nabucodonosor haba deportado de
Jerusaln a Babilonia; 2despus que haban salido de Jerusaln Jeconas el rey,
la reina, los eunucos, los prncipes de Jud y de Jerusaln, y los carpinteros y
herreros. 3(La envi) por mano de Elas, hijo de Safn, y de Gamaras, hijo de
Helcas, a quienes Sedecas, rey de Jud, haba despachado a Babilonia, a
Nabucodonosor rey de Babilonia. Deca (la carta):
4 As dice Yahv de los ejrcitos, el Dios de Israel, a todos los cautivos que

he deportado de Jerusaln a Babilonia: 5Edificad casas y habitadlas; plantad


huertos, y comed sus frutos. 6Tomad mujeres y engendrad hijos e hijas; y
tomad mujeres para vuestros hijos, y dad vuestras hijas a maridos, para que
tengan hijos e hijas; y multiplicaos all y no mengis en nmero. 7Procurad
el bien de la ciudad adonde os he llevado cautivos, y rogad por ella a Yahv;
pues el bien de ella es vuestro bien. 8Porque as dice Yahv de los ejrcitos, el
Dios de Israel: No os dejis engaar por vuestros profetas que estn en medio
de vosotros, ni por vuestros adivinos; y no deis crdito a los sueos que
sois. 9Porque falsamente os profetizan en mi nombre. Yo no los he enviado,
dice Yahv.


1. Esta carta fue enviada a Babilonia a los primeros deportados que, a lo que parece, crean
que el regreso se realizara pronto. Jeremas les aconseja establecerse en Babilonia para largo
tiempo (versculo 5). Los profetas: Haban sido llevados ya a Babilonia los profetas Ezequiel,
Daniel y otros.

7. El bien (literalmente la paz) de la ciudad: Los deportados han de orar por esas ciudades y
por Nabucodonosor, porque ste representaba para ellos la legtima autoridad. Vase 25, 9 y
nota. San Pablo inculca la misma actitud frente a Nern que persegua a los cristianos. Dice el
Apstol de los gentiles a los cristianos de Roma: Todos han de someterse a las potestades
superiores, porque no hay potestad que no est bajo Dios, y las que hay han sido ordenadas por
Dios. Por donde el que resiste a la potestad, resiste a la ordenacin de Dios; y los que resisten se
hacen reos de juicio Por tanto es necesario someterse, no solamente por el castigo, sino
tambin por conciencia. Por esta misma razn pagis tambin tributos, porque son ministros de
Dios ocupados asiduamente en este asunto. Pagad a todos lo que les debis: a quien tributo,
tributo, a quien impuesto, impuesto; a quien temor, temor; a quien honor, honor (Romanos 13,
1-7). Cf. Esdras 6, 10; I Timoteo 2, 2; I Pedro 2, 13 ss. y notas.
Jeremas Captulo 29 92
Volvern al cabo de setenta aos
10As dice Yahv: Concluidos los setenta aos para Babilonia, os visitar, y

cumplir en vosotros mi buena promesa de restituiros a este lugar. 11Porque


Yo conozco los designios que tengo respecto de vosotros, dice Yahv;
pensamientos de paz, y no de mal, para daros un porvenir y una esperanza.
12Me invocaris, y volveris; me suplicaris, y os escuchar. 13Me buscaris y

me hallaris, si me buscareis de todo vuestro corazn. 14Y cuando me hayis


hallado, dice Yahv, trocar vuestro cautiverio, y os congregar de entre
todos los pueblos, y de todos los lugares adonde os he desterrado; y os har
volver al lugar de donde os he llevado cautivos.
15Porque habis dicho: Yahv nos ha suscitado profetas en Babilonia;

16(Sabed) que as dice Yahv respecto del rey que se sienta sobre el trono

de David, y respecto de todo el pueblo que habita en esta ciudad, respecto de


vuestros hermanos que no fueron llevados con vosotros a la cautividad. 17As
dice Yahv: He aqu que voy a enviar contra ellos la espada y el hambre y la
peste; y los har semejantes a higos detestables que de puro malos no pueden
comerse; 18y los perseguir con la espada y con el hambre y con la peste, y
har de ellos un objeto de horror para todos los reinos de la tierra; un objeto
de maldicin, de espanto, de ludibrio y de oprobio entre todas las naciones
adonde los he arrojado; 19por cuanto, dice Yahv, no escucharon mis palabras
que Yo les hice llegar por medio de mis siervos los profetas. Los envi con
toda solicitud, mas vosotros no quisisteis or, dice Yahv. 20Vosotros todos los
del cautiverio, a quienes he deportado de Jerusaln a Babilonia, od la palabra
de Yahv.


11. Pensamientos de paz: misericordia y clemencia. Cf. 27, 22; 30, 10; 46, 28; Isaas 55, 7;
Efesios 2, 14; Filipenses 4, 7. Dios, expresa San Agustn, es todo para nosotros. Si tenis hambre,
ser vuestro pan; si tenis sed, ser vuestra bebida: si estis en las tinieblas, ser vuestra luz; si
estis desnudos, os revestir de inmortalidad. Dios, dice Santo Toms, est ms dispuesto a
darnos que nosotros a recibir. Lo propio de la naturaleza de Dios, su inclinacin, es dar. Es ste un
punto importantsimo para la espiritualidad cristiana y el crecimiento en la fe y el amor, pues
nadie se arrepentira si dudara del perdn; Jess revela que la situacin del perdonado puede ser
mejor que antes si ama ms (Lucas 7, 42 s.), 13. Si me buscareis: La miseria del hombre consiste en
no querer buscar a Aquel que es el nico capaz de enderezar nuestro camino y fortificar nuestra
vida. Vivimos en veloz carrera: del trabajo al placer, del cine a las actividades deportivas,
siempre tras de nuevas ocupaciones y cada vez mis absorbidos. Es la Biblia la que nos despierta
del aturdimiento y nos hace ver lo que somos y adnde vamos.

15. Tampoco en el cautiverio faltaba la peste de los falsos profetas que engaaban al pueblo
hacindole envidiar la suerte de los que haban quedado en Jerusaln. De ah lo que agrega
Jeremas en los versculos 16 ss. San Jernimo parafrasea este verso diciendo: Puesto que Yo,
afirma Dios, har estas cosas espontneamente y tengo decretado vuestro retorno, pasado cierto
tiempo, os engais en vano, creyendo que tenis profetas en Babilonia.

16 ss. Los versculos 16-20 faltan en los Setenta. Higos detestables (versculo 17): Vase la
parbola de los dos canastos de higos en el captulo 24.
Jeremas Captulo 29 93
Contra los falsos profetas Acab y Sedecas.
21As dice Yahv de los ejrcitos, el Dios de Israel, acerca de Acab, hijo de

Colias, y de Sedecas, hijo de Maasas, que os profetizan mentira en mi


Nombre; He aqu que los entregar en manos de Nabucodonosor, rey de
Babilonia, el cual los ajusticiar a vuestros ojos. 22Y todos los cautivos de Jud
que estn en Babilonia, los tomarn como ejemplo de maldicin y dirn:
Yahv te haga como a Sedecas y como a Acab, a quienes el rey de Babilonia
as al fuego, 23por haber hecho ellos maldades en Israel, y cometido
adulterio con las mujeres de sus prjimos, y hablado en mi nombre palabras
mentirosas que Yo no les haba ordenado decir. Yo lo s y soy testigo, dice
Yahv.
Contra Semeas
24A Semeas nehelamita le dirs: 25As dice Yahv de los ejrcitos, el Dios

de Israel: Por cuanto enviaste cartas en tu nombre a todo el pueblo que est
en Jerusaln, y al sacerdote Sofonas, hijo de Maasas, y a todos los
sacerdotes, diciendo: 26Yahv te ha constituido sacerdote en lugar del
sacerdote Joiad, a fin de que haya autoridades en la Casa de Yahv para
cada fantico que quiera pasar por profeta, y para que le pongas en el cepo y
en grillos. 27 Cmo es, pues, que no has castigado a Jeremas de Anatot, que
hace de profeta entre vosotros? 28Pues, debido a ello, nos escribi a
Babilonia, diciendo: Pasar mucho tiempo; edificad casas y habitadlas;
plantad huertos y comed sus frutos.
29Cuando el sacerdote Sofonas ley esta carta al profeta Jeremas, 30lleg a

ste la palabra de Yahv, que deca: 31 Enva a decir a todos los cautivos: As
dice Yahv acerca de Semeas nehelamita: Por cuanto os ha profetizado
Semeas sin tener ninguna misin ma, y os ha hecho confiar en mentiras,
32por eso, as dice Yahv: He aqu que castigar a Semeas nehelamita y a su

linaje. Ninguno de los suyos habitar en medio de este pueblo, ni vera el bien
que voy a hacer a mi pueblo, dice Yahv, porque ha predicado la rebelin
contra Yahv.


23. Aqu termina la carta a los deportados. Lo que sigue no forma parte de la carta de
Jeremas (Fillion).

24 ss. Vemos aqu un elocuente ejemplo del falso celo y envidia entre los predicadores (cf.
Fil. 1, 15). Semeas insina a Sofonas que haga con Jeremas lo que hizo Joiad con la impa reina
Atala (IV Reyes 11), es decir, que lo mate.

28. Niega el falso profeta que el destierro va a perdurar largo tiempo. Vase versculo 5,
donde Jeremas en nombre de Dios dice lo contrario.

32. Ninguno de los suyos habitar, etc. Quiere decir: los hijos del falso profeta perecern, y
ninguno de ellos ver el reino del Mesas; lo que era considerado como la pena ms grande para
un israelita. Dichoso ser yo, dijo el viejo Tobas, s algunas reliquias de mi descendencia
lograren ver el esplendor de Jerusaln (Tobas 13, 20).
Jeremas Captulo 30 94

Captulo 30
Restauracin de Israel
1
Fue dirigida a Jeremas la palabra de Yahv, que deca: 2 As habla
Yahv, el Dios de Israel: Escribe en un libro todas las palabras que te he dicho.
3Porque he aqu que vendrn das, dice Yahv, en que trocar el cautiverio

de mi pueblo, Israel y Jud, dice Yahv, y los har regresar al pas que di a sus
padres y lo poseern. 4Y estas son las palabras que Yahv dirige a Israel y a
Jud:
5 As dice Yahv:

Hemos odo voces de terror,


de espanto, y no de paz.
6Preguntad y ved si dan a luz los varones.

Cmo es que veo a todos los varones


con las manos sobre sus lomos, como parturientas?
Y por qu se han vuelto plidos todos los rostros?
7Ay! porque grande es aquel da,

no hay otro que le sea igual.


Es el tiempo de angustia para Jacob;
mas ser librado de ella.
8En aquel da, dice Yahv de los ejrcitos, quebrar el yugo del (enemigo)

sobre tu cerviz, y romper tus coyundas. No lo sojuzgarn ms los


1. Los captulos 30 a 33 son la cumbre de las profecas de Jeremas. El profeta emplea aqu
todos los recursos poticos para pintar la gloriosa restauracin de Israel y el esplendor de la
nueva alianza que Dios har con su pueblo. En cuanto al orden cronolgico de los cuatro
captulos hay diversas opiniones. Se cree en general que el 32 es el primero, el 33 el segundo, el
30 el tercero, y el 31 el cuarto.

3. Israel y Jud, es decir, toda la descendencia de Jacob, no solamente las dos tribus del
reino de Jud que existan en tiempo de Jeremas. En esos tiempos dichosos los dos reinos de
Israel y Jud formarn uno solo, como en el origen (Fillion). El P. Pramo pone aqu la siguiente
nota: El profeta parece que habla principalmente de la libertad completa en que ser puesto el
pueblo de Israel cuando todo entero reconocer al Mesas y entrar en su Iglesia por la fe;
porque tan slo una pequea parte de la nacin fue la que se convirti en tiempo del Mesas. Tal
vez por esto se aade en el versculo 24 que las cosas que aqu se dicen sern entendidas al fin
de los tiempos. Es de notarse con San Jernimo, que profetizaban las mismas cosas Jeremas en
Jerusaln y Ezequiel en Babilonia. Vase Ezequiel 37, 24.

6. Locucin metafrica que expresa la intensidad del dolor.

7. Este trgico augurio se dirige a las doce tribus (versculo 4; 3, 18), no pudiendo por tanto
referirse a los cautivos de Babilonia que eran slo Jud y Benjamn. Parece aludir a la ltima
prueba del pueblo escogido, previa a la restauracin del versculo 3. Cf. Ezequiel 22, 19 ss.;
captulo 38 s.; Sofonas 2, 1 s.; 3, 11 ss.; Zacaras 13, 8 s.; Romanos 9, 27; 11, 26; Lucas 21 24;
Salmo 101, 21 y notas.
Jeremas Captulo 30 95
extranjeros, 9pues servir a Yahv su Dios, y a David su rey, que Yo les
suscitar.
10Y t, siervo mo Jacob,

no temas, dice Yahv,


ni te amedrentes, oh Israel,
que Yo te sacar de una tierra lejana,
y a tus hijos del pas de su cautiverio.
Jacob volver, y vivir quieto y tranquilo,
sin que nadie lo espante.
11Porque Yo estoy contigo, dice Yahv,

para librarte;
acabar con todas las naciones
donde te he dispersado.
A ti, empero no te exterminar,
aunque te castigar con equidad
y no te dejar del todo impune.
Promesa de la salud
12Porque as dice Yahv:
Tu llaga es incurable,
y sin remedio tu herida.
13No hay quien tome tu causa

para (vendar) tu herida;


no hay medicamentos para curarte.
14Todos tus amantes te han olvidado,

no preguntan ya por ti,


porque yo te he herido
como hiere un enemigo,
con pena cruel,
en castigo de tus muchas iniquidades,
pues son graves tus pecados.
15 Por qu gritas a causa de tu quebranto?


9. David haba muerto ya haca cuatro siglos. El profeta mira al vstago de David, el Mesas.
Vase 23, 5; Ezequiel 34, 23; 37, 24; Oseas 3, 4; pasajes en que el Mesas lleva el nombre de
David. Cf. Lucas 1, 32 s.; Hechos de los Apstoles 3, 21 y 22 y notas. Al convertirse toda la
nacin juda a la fe, entonces se verificar la reunin de todas las tribus en el reino de Jesucristo
(Pramo).

12. La ruina del reino de Jud es irreparable para los hombres; no obstante ello, el Seor
compadecido de su pueblo lo curar (versculo 16 ss.).

13. No hay medicamentos para curarte: Esto es, la ceguedad y dureza del pueblo judaico
en no querer reconocer al Mesas, es de suyo incurable; se necesita un milagro de la gracia, el cual
obrar Dios en su tiempo. Ver Romanos 11 (P. Rboli). Cf. Isaas 42, 16; 43, 23 ss.; 63, 5 y notas;
Lamentaciones 5, 21 y nota. Cf. Lucas 1, 54.
Jeremas Captulo 30 96
Es incurable tu mal;
por la muchedumbre de tus iniquidades,
y por la gravedad de tus pecados,
te he hecho esto.
16Mas cuantos te devoran sern devorados,

y todos tus opresores sern llevados cautivos;


los que te despojan sern despojados,
y todos los que te saquean sern saqueados.
17Pues yo cicatrizar tu llaga

y curar tus heridas, dice Yahv;


porque te han llamado la Desechada;
sta es aquella Sin, por la cual nadie ya pregunta.
18As dice Yahv:

He aqu que restablecer los tabernculos de Jacob,


y tendr compasin de sus moradas;
la ciudad ser reedificada sobre su monte,
y el palacio se levantar en su lugar antiguo.
19De all saldrn alabanzas y voces de jbilo,

los multiplicar para que no sean pocos,


y los honrar para que no sean despreciados.
20Sern sus hijos como al principio,

su congregacin tendr estabilidad ante M;


y castigar a todos sus opresores.
21De ella proceder su prncipe,

y de en medio de ella saldr su dominador;


Yo le har venir, y l se acercar a M;
pues quin es el que osara acercarse a M?,
dice Yahv.
22Y vosotros seris mi pueblo,

y Yo ser vuestro Dios.


23He aqu que se desata el torbellino de Yahv,

torbellino furioso que se precipita


y descarga sobre la cabeza de los impos.
24No cesar el ardor de la ira de Yahv


18. La ciudad: en sentido estricto Jerusaln; en sentido ms amplio, todas las ciudades de
Jud.

21. Su prncipe, a quien aqu se hace referencia, es evidentemente Jesucristo. Cf. versculo 9
y nota.

22. Vase 24, 7; 31, 33; 32, 38; xodo 19, 5 s.; Levtico 26, 12; Ezequiel 11, 20.

24. Al fin de los tiempos: Cf. las notas al versculo 3; 23, 20; Isaas 60, 22; II Tesalonicenses
2, 7. Sco pone aqu esta nota: Cuando venga el Mesas, y ms cumplidamente en el fin del
Jeremas Captulo 31 97
hasta realizar y cumplir
los designios de su corazn.
Al fin de los tiempos entenderis esto.

Captulo 31
El nuevo pueblo de Dios
1En aquel tiempo, dice Yahv,
ser Yo el Dios de todas las tribus de Israel,
y ellas sern mi pueblo.
2As dice Yahv:

Hall gracia en el desierto


el pueblo que se libr de la espada;
Israel lleg a su descanso.
3Desde lejos se me apareci Yahv

mundo, la experiencia misma y los hechos os harn creer que es verdad cuanto os he dicho, y
penetraris todo el sentido.

1. Todo este captulo es de admirable belleza. Su idea fundamental es mesinica, sirviendo
los acontecimientos histricos como punto de partida para ilustrar la gloria y magnificencia del
Reino mesinico.

2. A su descanso: al pas prometido. Vase Salmo 94, 11; Hebreos 3, 11; 4, 3 y 5.

3. Este texto es una exposicin maravillosa del amor de Dios a su pueblo. Cf. Isaas 11, 4; 54,
7 ss.; Lucas 1, 54 s. y notas. Bien podemos aqu poner en boca de Israel como un Cntico nuevo
por las maravillas que l hizo (Salmo 97, 1 y nota), los afectos del Magnficat ante la asombrosa
declaracin de amor y las promesas que contiene todo este captulo (cf. Ezequiel 16 y 37). Y
tambin podemos, como en el Cantar (cf. la Introduccin a dicho Libro), aprovechar y gozar,
trasladndoles a nuestra alma, esos mismos sentimientos, como la novia elegida por el prncipe,
que dijese a sus ntimas: Soy feliz, amigas, soy feliz porque l se ha fijado en m. l, tan bello, tan
poderoso, tan magnnimo, y sobre todo tan bueno, se ha fijado en m que no soy nada, que no
le traigo ms que mi persona dichosa y agradecida. Y ahora todos me llamarn afortunada, y rica,
y princesa, y todo eso ser por las maravillas que l me ha hecho. Porque l prefiere siempre a los
dbiles, y me ha elegido, de puro bondadoso, para poder protegerme al ver mi incapacidad.
Porque sa es la caracterstica de su corazn: preferir a los que no son nada, y levantar al pobre
del estircol para ponerlo entre los prncipes (Salmo 112, 7 y nota). Con amor eterno: Hay en
Dios un amor infinito que desea comunicarse. Dios es en las cosas espirituales lo que el sol en las
cosas sensibles, dice San Gregorio Nacianceno. As como el sol lanza por todas partes sus rayos
bienhechores, a fin de iluminar, calentar, vivificar, fecundizar la naturaleza, as Dios derrama
sobre todas las criaturas y especialmente sobre los ngeles y los hombres, los divinos rayos de su
beneficencia a fin de ilustrarlos con la luz de su sabidura, inflamarlos con su amor, vivificarlos con
la vida de la gracia y la de la gloria (Distich). El amor con que Dios ama a su pueblo, trae por
consecuencia el perdn de la apostasa en que tantas veces incurrieron. Esta idea del perdn es
fundamental en la restauracin del pueblo y del mundo. Porque, como el pecado excit la clera
de Dios y trajo el castigo sobre los delincuentes, as a las bendiciones divinas es preciso que
preceda la desaparicin del pecado y la reconciliacin. Pero hay una diferencia entre lo uno y lo
otro: la clera de Dios no se excita por s, es el pecado del pueblo quien la excita; mas el perdn
no tiene su causa en el hombre, sino en la bondad y misericordia de Dios. Como en el orden
Jeremas Captulo 31 98
(diciendo): Con amor eterno te he amado,
por eso no dej de compadecerte.
4De nuevo te edificar,

y quedars edificada, virgen de Israel;


todava te adornars con tus tamboriles
y saldrs a alegres danzas.
5Todava plantars vias

sobre los montes de Samara;


plantarn los plantadores y se gozarn.
6Porque tiempo vendr en que los atalayas

clamarn sobre los montes de Efram:


Levantaos y subamos a Sin,
a Yahv, nuestro Dios!
7Porque as dice Yahv:

Cantad con alegra loores a Jacob,


exaltad porque es el primero de los pueblos,
pregonad, cantad y exclamad:
Yahv, salva a tu pueblo,
el resto de Israel!
Plenitud de bienes
8He aqu que Yo los traer de la tierra del Norte,
y los recoger de los extremos de la tierra;
entre ellos tambin al ciego y al cojo,
a la mujer que est encinta, como a aquella que da a luz.
Grande ser la muchedumbre de los que volvern ac.
9Vendrn llorando,

fsico el hombre puede darse la muerte, pero es incapaz de volver a la vida, as en el orden
espiritual puede acarrearse el castigo, pero no merecer la misericordia y el perdn (Colunga).
Vase Isaas 4, 2-4; 43, 22, 25; Miqueas 7, 18-20.

5. Vase Isaas 62, 9; 65, 21.

6. Efram: el reino de Israel, que se haba separado del Templo de Jerusaln hacindose dos
becerros en Betel y Dan, peregrinar de nuevo a Jerusaln, al Templo del Seor. Este pasaje
significa que no habr ms cisma entre Israel y Jud. Vase la parbola de Ezequiel 37, 16gss.

7. El Primero de los Pueblos (Vulgata: contra caput gentium): Todos los pueblos se
regocijarn cuando vuelva Jacob. Es obvio el sentido mesinico. La jaculatoria final est
desarrollada en la gran oracin del Eclesistico captulo 36. El resto de Israel: trmino
frecuentemente usado en los libros profticos. Dios, aunque castiga los crmenes de su pueblo, no
quiere destruirlo por completo, porque, como dice San Pablo, las promesas de Dios son
inmutables (Romanos 11, 29). Un residuo se conservar y se convertir, segn el mismo Apstol
(Romanos 11, 26). Isaas expresa esta esperanza mesinica, dando, por orden de Yahv a uno de
sus hijos el nombre de Schearyaschub, que significa: un resto volver, o sea, se convertir. Cf. 6,
13; 10, 21; 11, 11; Miqueas 5, 3; Sofonas 3, 13, etc.
Jeremas Captulo 31 99
pero Yo los conducir con misericordia;
los guiar a corrientes de agua,
por un camino recto donde no tropezarn,
porque Yo soy Padre para Israel,
y Efram es mi primognito.
10Escuchad la palabra de Yahv, naciones,

anunciadla a las islas remotas, y decid:


El que dispers a Israel, lo recoge,
y lo guarda como el pastor a su rebao.
11Porque Yahv ha rescatado a Jacob,

lo ha librado del poder de uno que era ms fuerte que l.


12Vendrn y exaltarn sobre las alturas de Sin,

y concurrirn a los bienes de Yahv,


al trigo, al vino, al aceite,
a las cras de ovejas y de vacas;
y ser su alma como jardn regado,
y no padecern ya necesidades.
13Entonces las doncellas,

danzando en coro, se regocijarn,


y los jvenes a una con los ancianos;
pues Yo trocar su duelo en alegra,
los consolar, y los llenar de gozo
en cambio de su dolor.
14Saciar de grosura el alma de los sacerdotes,

y mi pueblo se hartar
de mis bienes, dice Yahv.


9 s. El mismo Dios los conducir, como un pastor, a la nueva Sin y los cuidar como un
padre. En realidad Efram no volvi del destierro, por lo cual esta profeca se cumplir al fin de
los tiempos, cuando las doce tribus se incorporen a la grey de Cristo. Vase Juan 10, 16; Isaas 40,
11; 66, 18; Ezequiel 34, 12 ss.

12. Los dones materiales son imgenes de las bendiciones mesinicas. Vase Ezequiel 30, 30.
14. Saciar, etc.: El pueblo nuevo, tan piadoso como prspero, ofrecer tal cantidad de
sacrificios, que la parte reservada a los sacerdotes ser riqusima. Cf. Levtico 3, 31-34. Por lo
mismo la raza sacerdotal ser bendecida de una manera particular (Cardenal Gom, Salterio,
pg. 321).


Catequesis del Papa. Jeremas 31, 10-14
Felicidad del pueblo redimido
Laudes del jueves de la semana I
1. Escuchad, pueblos, la palabra del, Seor; anunciadla en las islas remotas (Jeremas 31,
10). Qu noticia est a punto de darse con estas solemnes palabras de Jeremas, que hemos
escuchado en el cntico recin proclamado? Se trata de una noticia consoladora y no por
casualidad los captulos que la contienen (cf. 30 y 31) se suelen llamar Libro de la consolacin.
Jeremas Captulo 31 100

El anuncio atae directamente al antiguo Israel, pero ya permite entrever de alguna manera el
mensaje evanglico.
El ncleo de este anuncio es el siguiente: El Seor redimi a Jacob, lo rescat de una mano
ms fuerte (Jeremas 31, 11). El trasfondo histrico de estas palabras est constituido por un
momento de esperanza experimentado por el pueblo de Dios, ms o menos un siglo despus de
que el norte del pas, en el ao 722 a. C., hubiera sido ocupado por el poder asirio. Ahora, en el
tiempo del profeta, la reforma religiosa del rey Josas expresa un regreso del pueblo a la alianza
con Dios y enciende la esperanza de que el tiempo del castigo haya concluido. Toma cuerpo la
perspectiva de que el norte pueda volver a la libertad e Israel y Jud vuelvan a la unidad. Todos,
incluyendo las islas remotas, debern ser testigos de este maravilloso acontecimiento: Dios,
pastor de Israel, est a punto de intervenir. Haba permitido la dispersin de su pueblo y ahora
viene a congregarlo.
2. La invitacin a la alegra se desarrolla con imgenes que causan una profunda
impresin. Es un orculo que hace soar. Describe un futuro en el que los exiliados vendrn con
aclamaciones y no slo volvern a encontrar el templo del Seor, sino tambin todos los bienes:
el trigo, el vino, el aceite y los rebaos de ovejas y vacas. La Biblia no conoce un espiritualismo
abstracto. La alegra prometida no afecta slo a lo ms ntimo del hombre, pues el Seor cuida de
la vida humana en todas sus dimensiones. Jess mismo subrayar este aspecto, invitando a sus
discpulos a confiar en la Providencia tambin con respecto a las necesidades materiales (cf.
Mateo 6, 25-34). Nuestro cntico insiste en esta perspectiva. Dios quiere hacer feliz al hombre
entero. La condicin que prepara para sus hijos se expresa con el smbolo del huerto regado.
(Jeremas 31.12), imagen de lozana y fecundidad. Dios convierte su tristeza en gozo, los alimenta
con enjundia (cf. versculo 14) y los sacia de bienes, hasta el punto de que brotan espontneos el
canto y la danza. Ser un jbilo incontenible, una alegra de todo el pueblo.
3. La historia nos dice que este sueo no se hizo realidad entonces. Y no porque Dios no
haya cumplido su promesa: el responsable de esa decepcin fue una vez ms el pueblo, con su
infidelidad. El mismo libro de Jeremas se encarga de demostrarlo con el desarrollo de una
profeca que resulta dolorosa y dura, y lleva progresivamente a algunas de las fases ms tristes de
la historia de Israel.
No slo no volvern los exiliados del norte, sino que incluso Jud ser ocupada por
Nabucodonosor en el ao 587 a.C. Entonces comenzarn das amargos, cuando, en las orillas de
Babilonia, debern colgar las ctaras en los sauces (cf. Salmo 136, 2). En su corazn no podrn
tener nimo como para cantar ante el jbilo de sus verdugos, nadie se puede alegrar si se ve
obligado al exilio abandonando su patria, la tierra donde Dios ha puesto su morada.
4. Con todo, la invitacin a la alegra que caracteriza este orculo no pierde su
significado. En efecto, sigue vlida la motivacin ltima sobre la cual se apoya: la expresan sobre
todo algunos intensos versculos, que preceden a los que nos presenta la Liturgia de las Horas. Es
preciso tenerlos muy presentes mientras se leen las manifestaciones de alegra de nuestro cntico.
Describen con palabras vibrantes el amor de Dios a su pueblo. Indican un pacto irrevocable:
Con amor eterno te he amado (Jeremas 31, 3). Cantan la efusin paterna de un Dios que a
Efram lo llama su primognito y lo colma de ternura: Salieron entre llantos, y los guiar con
consolaciones; yo los guiar a las corrientes de aguas, por caminos llanos para que no tropiecen,
pues yo soy el Padre de Israel (Jeremas 31, 9). Aunque la promesa no se pudo realizar por
entonces a causa de la infidelidad de los hijos, el amor del Padre permanece en toda su
impresionante ternura.
5. Este amor constituye el hilo de oro que une las fases de la historia de Israel, en sus
alegras y en sus tristezas, en sus xitos y en sus fracasos. El amor de Dios no falla; incluso el
castigo es expresin de ese amor, asumiendo un significado pedaggico y salvfico.
Sobre la roca firme de este amor, la invitacin a la alegra de nuestro cntico evoca un futuro
de Dios que aunque se retrase, llegar tarde o temprano, no obstante todas las fragilidades de los
hombres. Este futuro se ha realizado en la nueva alianza con la muerte y la resurreccin de Cristo
Jeremas Captulo 31 101
Esperanza para el pueblo penitente
15As dice Yahv:
Se oye una voz en Ram,
gemidos y llanto amargo.
Es Raquel que llora a sus hijos.
rehsa consolarse de la suerte de sus hijos
que ya no existen.
16As dice Yahv:

Cese tu voz de llorar,


y tus ojos de derramar lgrimas,
pues ser recompensada tu pena
orculo de Yahv,
volvern del pas del enemigo.
17Hay esperanza para tus das postreros

orculo de Yahv,
pues tus hijos volvern a su tierra.
18He odo con atencin a Efram

que as se lamentaba:
T me has castigado,
y yo cual indmito novillo he sido corregido.
Convirteme y yo me convertir!

y con el don del Espritu. Sin embargo, tendr su pleno cumplimiento cuando el Seor vuelva al
final de los tiempos. A la luz de estas certezas, el sueo de Jeremas sigue siendo una
oportunidad histrica real, condicionada a la fidelidad de los hombres, y sobre todo a una meta
final, garantizada por la fidelidad de Dios y ya inaugurada por su amor en Cristo.
As pues, leyendo este orculo de Jeremas, debemos dejar que resuene en nosotros el
evangelio, la buena nueva promulgada por Cristo en la sinagoga de Nazaret (cf. Lucas 4, 16-21).
La vida cristiana est llamada a ser un verdadero jbilo, que slo nuestro pecado puede poner
en peligro. Al poner en nuestros labios estas palabras de Jeremas, la Liturgia de las Horas nos
invita a enraizar nuestra vida en Cristo, nuestro Redentor (cf. Jeremas 31, 11) y a buscar en l el
secreto de la verdadera alegra en nuestra vida personal y comunitaria.


15. Raquel, madre de Jos y Benjamn, est representada llorando la deportacin de sus
hijos al cautiverio. Pronto se gozar, al verlos volver a su pas y al Dios de sus pases. Ram
(Vulgata: en lo alto): hoy da Er-Ram, situada al norte de Jerusaln, campo de concentracin de
los judos que en 587 fueron deportados a Babilonia (vase 40, 1). Raquel es introducida por el
profeta como madre de todos los deportados y como madre de todo el pueblo, porque sus dos
hijos, Jos y Benjamn, representan los dos reinos, aqul el reino de Israel, y ste el de Jud. San
Mateo cita este texto aplicndolo a la degollacin de los nios de Beln (Mateo 2, 18), pues lo
que se cumpli en Ram bajo Nabucodonosor fue una figura de lo que hizo Herodes en Beln.

18. Convirteme y yo me convertir: Es Efram, representante del reino de Israel, el que
expresa con estas palabras no slo su arrepentimiento, sino tambin su confianza en Dios, el
nico capaz de concederle la gracia de la conversin. Pensamiento eminentemente cristiano,
porque nadie se convierte por sus propias fuerzas; pues Dios es el que, por su benevolencia obra
en vosotros tanto el querer como el obrar (Filipenses 2, 13).
Jeremas Captulo 31 102
pues T eres Yahv, mi Dios.
19Porque despus de mi defeccin,

me he arrepentido,
y despus de volver en m, me azot el muslo;
estoy avergonzado y confuso,
pues llevo el oprobio de mi juventud.
20No es Efram para M un hijo querido,

un nio predilecto?
pues cuanto ms hablo contra l,
con tanto mayor cario lo recuerdo;
por eso se conmueven por l mis entraas,
no puedo dejar de apiadarme de l,
dice Yahv.
Vuelta del pueblo
21
Plntate hitos, asienta jalones,
pon tu atencin en el camino,
el camino por donde fuiste.
Vuelve, virgen de Israel,
regresa a estas tus ciudades!
22Hasta cundo andas errando, hija infiel?

pues Yahv ha hecho una cosa nueva sobre la tierra:


la mujer rodear al varn.
23As dice Yahv de los ejrcitos, el Dios de Israel: Otra vez al tornar Yo

su cautiverio, dirn en el pas de Jud y en sus ciudades: Te bendiga Yahv,


20. Una vez ms vemos, desde el Antiguo Testamento, la doctrina que Jess haba de
exponer en la parbola del hijo prdigo (Lucas 15, 20) sobre los sentimientos paternales del
corazn de Dios. Si no hemos desaparecido ya a causa de nuestros pecados, lo debemos a la
misericordia del Padre (Lamentaciones 3, 22). Por esto deca San Agustn a Dios: A tu
misericordia, Seor, debo cuanto soy.

21. Invitacin de Dios a preparar el regreso de los cautivos. Lo primero ser marcar el
camino para que no se desven en el desierto que media entre Babilonia y Palestina. Jalones:
Vulgata: amarguras.

22. La mujer rodear al varn: En esta mujer privilegiada, San Cipriano, San Jernimo, San
Agustn y la mayora de los exegetas catlicos han visto a la Virgen Mara (Fillion). Vase Isaas
7, 14; Miqueas 5, 2 s. El varn aludido sera, entonces, Jesucristo. Crampn observa que esta
opinin no es unnime entre los Padres, y se decide, con varios autores, por otra, segn la cual
Yahv, que antes haba intilmente rodeado a Israel con su amor (Isaas 65, 2), ser finalmente
abrazado por esta esposa rebelde. En favor de esta interpretacin se aduce la versin siraca, que
dice: la mujer amar tiernamente al hombre, y los textos de Isaas 64, 6-8; Ezequiel captulo 16;
Oseas captulo 2; Jeremas 2, 2; 3, 8; 9, 2; 16, 15; 23, 8; 24, 6 s.; 29, 14; 30, 3; 31, 3-8, etc.

23. En los versculos precedentes Dios se diriga a todas las tribus de Israel; en los versculos
23-25 habla solamente a Jud, La nueva Jerusaln se llama Morada de la justicia, y Monte santo,
por ser morada del Mesas. Vase Salmo 64, 2 y nota.
Jeremas Captulo 31 103
oh Morada de la justicia, oh Monte santo! 24Y habitarn all Jud y todas sus
ciudades juntamente, los labradores y los pastores de rebaos. 25Porque
saciar al alma que desfallece y hartar a toda alma decada.
26Con esto me despert, y vi que me fue dulce mi sueo.

27 He aqu que vienen das, dice Yahv, en que sembrar la casa de Israel y

la casa de Jud con simiente de hombres y con simiente de bestias. 28Y de la


misma manera que velaba sobre ellos para arrancar y derribar, para destruir y
arruinar y hacer dao, as velar sobre ellos para edificar y plantar, dice
Yahv.
29En aquellos das no se dir ms:

Los padres comieron agraces,


y los hijos sufren la dentera.
30Cada uno morir por su propia maldad; y slo aquel que coma agraces

sufrir la dentera.
La nueva alianza con Israel
31
He aqu que vienen das, dice Yahv, en que har una nueva alianza con
la casa de Israel, y con la casa de Jud; 32no como la alianza que hice con sus
padres cuando los tom de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto. Ellos
quebrantaron esa alianza, y Yo les hice sentir mi mano, dice Yahv. 33 sta
ser la alianza que har con la casa de Israel despus de aquellos das, dice
Yahv: Pondr mi ley en sus entraas, y la escribir en sus corazones; y Yo


25. Vase las palabras de Jess en el Sermn de la Montaa (Mateo 5, 6).

28. Para edificar y plantar: Isaas (60, 22) dice que esto se har en un instante cuando
llegare su tiempo. Desde entonces los judos sern tan bendecidos cuanto haban sido antes
castigados (Fillion).

29. Locucin proverbial, que quiere decir: los hijos son castigados por los pecados de los
padres (Ezequiel 18, 2 ss.: cf. xodo 20, 5 y nota). Cada uno llevar en adelante la pena de su
propio pecado.

31 ss. Har una nueva alianza con la casa de Israel y con la casa de Jud: Estos versculos
forman el ms hermoso pasaje de todo el libro (Bover-Cantera). San Pablo renueva a los
hebreos esta promesa de una nueva alianza en dos notables citas textuales (Hebreos 8, 8 ss. y 10,
16 s.). Cf. Isaas 59, 20 s.; Romanos 11, 25 ss. Segn el Apstol de los' gentiles la reprobacin de
Israel fue ocasin de nuestra admisin al Reino; mas una vez obtenido el perdn, el pueblo judo
entrar de nuevo en la posesin de las promesas y formar parte del Reino de Cristo, como se ve
en el pasaje citado. Cf, 32, 40, donde Dios promete a su pueblo una alianza eterna.

33. Pondr mi ley en sus entraas: Fray Luis de Len parafrasea este hermoso pasaje,
diciendo: No ser menester que loe ahora yo lo que ello se loa; ni me ser necesario que refiera
los bienes y las ventajas grandes de aquesta gobernacin, adonde gua el amor y no fuerza el
temor; adonde lo que se manda se ama, y lo que se hace se desea hacer; adonde no se obra sino
lo que da gusto, ni se gusta sino de lo que es bueno; adonde el querer el bien y el entender son
conformes; adonde para que la voluntad ame lo justo, en cierta manera no tiene necesidad que el
entendimiento se lo diga y declare (Nombres de Cristo).
Jeremas Captulo 31 104
ser su Dios, y ellos sern mi pueblo. 34Y no tendrn ya que ensear cada cual
a su compaero y cada cual a su hermano, diciendo: Conoced a Yahv!
porque todos ellos me conocern, desde el menor hasta el mayor, dice Yahv;
porque perdonar su iniquidad, y no me acordar ms de sus pecados.
35As dice Yahv,

el que ha establecido el sol para alumbrar el da,


y leyes a la luna y a las estrellas para que alumbren de noche;
el que alborota el mar, de modo que bramen sus olas,
Yahv de los ejrcitos es su Nombre.
36 Si cesan estas leyes ante M, dice Yahv,

entonces tambin el linaje de Israel para siempre cesar


de ser nacin delante de M.
37As dice Yahv:

Si pueden medirse los cielos arriba,


y escudriarse los cimientos de la tierra abajo,
tambin Yo desechar a toda la raza de Israel,
por todo lo que han hecho, dice Yahv.
38He aqu que vienen das, dice Yahv, en que la ciudad ser edificada

para Yahv desde la torre de Hananeel hasta la puerta del ngulo; 39y la
cuerda de medir seguir en lnea recta hasta la colina de Gareb, dando vuelta
despus hacia Goa. 40Y todo el valle de los cadveres y de las cenizas, y todos
los campos hasta el torrente Cedrn, y hasta la esquina de la puerta de los
Caballos, al oriente, sern consagrados a Yahv; no sern arrancados ni
destruidos jams.


34. Cf. Isaas 54, 13. No tendrn ya que ensear: La jerarqua enseante de la Iglesia ha sido
establecida por Cristo en persona y no se podra sin extremada violencia aceptar con respecto a
ella una interpretacin de este pasaje que implicara, por una parte, suprimir el magisterio
eclesistico, como pretenden los partidarios del libre examen; y por otra parte, afirmar que ahora
todos conocen al Seor, sin necesidad de enseanza alguna. Esto sera, adems, contradictorio
con todas las instrucciones que los Sumos Pontfices han impartido a travs de los siglos para la
evangelizacin de los pueblos, y tambin con el contexto, pues el versculo 31 habla de Israel y de
Jud (cf. 30, 3) y todo el captulo contiene alusiones al pueblo judo que de una u otra manera
participar de las bendiciones del conocimiento de Dios.

35 ss. Se refiere a la duracin perpetua de la nueva alianza con Dios y encierra un profundo
sentido mesinico.

38 ss. La nueva Jerusaln no ser mucho ms grande que la destruida por Nabucodonosor,
pero si ms santa. La torre de Hananeel, mencionada tambin en Nehemas 3, 1; 12, 38; Zacaras
14, 10 estaba en la parte nordeste de la muralla; la puerta del ngulo, en la parte occidental.
Gareb y Goa (Vulgata: Goata) (versculo 39) son lugares desconocidos. El valle de los cadveres y
de las cenizas (versculo 40): el valle de Hinnom, al sur de la ciudad; el Cedrn, al este de la
misma. Fillion distingue en esta descripcin entre figura y realidad: la figura es la Jerusaln
material; la realidad es la Iglesia de Cristo, centro perpetuo de la Nueva Alianza.
Jeremas Captulo 32 105

Captulo 32
La compra del campo en Anatot
1
Palabra de Yahv que fue dirigida a Jeremas el ao dcimo de Sedecas,
rey de Jud, que corresponde al ao decimoctavo de Nabucodonosor. 2A la
sazn el ejrcito del rey de Babilonia tena cercada a Jerusaln, y el profeta
Jeremas estaba encerrado en el patio de la crcel que haba en el palacio del
rey de Jud. 3Le haba encerrado Sedecas, rey de Jud, diciendo: Cmo es
que t profetizas esto?: As dice Yahv: He aqu que voy a entregar esta
ciudad en manos del rey de Babilonia, que se apoderar de ella; 4y Sedecas,
rey de Jud, no escapar de las manos de los caldeos, sino que caer sin
remedio en poder del rey de Babilonia; y hablar con l boca a boca, y sus
ojos vern los ojos de l; 5y llevar a Sedecas a Babilonia; y all se quedar
hasta que Yo le visite, dice Yahv; pues aunque hagis guerra contra los
caldeos, no tendris xito.
6Y dijo Jeremas: Me lleg la palabra de Yahv, que deca: 7He aqu que

Hananeel, hijo de tu to Sellum, vendr a decirte: Cmprate mi campo que


est en Anatot; porque a ti te corresponde adquirirlo por ser el pariente ms
cercano. 8En efecto, conforme a la palabra de Yahv, Hananeel, hijo de mi
to, vino a verme en el patio de la crcel, y me dijo; Cmprame el campo
que est en Anatot, en la tierra de Benjamn; porque te corresponde por
derecho de herencia y es tuyo pues eres el pariente ms cercano; cmpratelo.
Entonces conoc que era palabra de Yahv. 9Compr a Hananeel, hijo de mi
to el campo situado en Anatot, y le pes el dinero: diez y siete siclos de plata.
10Hice escritura y puse sello, tom testigos y pes el dinero en la balanza.

11Despus tom la escritura de compra, la sellada segn ley y costumbre, y la

(otra) que no llevaba sello, 12y di la escritura de compra a Baruc, hijo de


Neras, hijo de Maasas, en presencia de Hananeel, (hijo de) mi to, y en
presencia de los testigos que haban firmado el contrato de compra, y en
presencia de los judos que estaban sentados en el patio de la crcel. 13Y en
presencia de ellos di a Baruc esta orden: 14As dice Yahv de los ejrcitos, el
Dios de Israel: Toma estas escrituras: la escritura de compra que lleva sello, y


1. Esto es, en el ltimo ao de su reinado, cuando la ciudad estaba sitiada por las tropas de
Nabucodonosor (588-587). Vase 39, 1-18; IV Reyes 25, 1 y notas.

7. Anatot estaba ya en poder de los caldeos. El hecho de que Jeremas compre all por
mandato de Dios un campo, ha de tomarse como acto simblico, para indicar que la vida normal
pronto se restablecer. Sobre la obligacin de vender los campos slo a los parientes, vase
Levtico 25, 24 ss.; Rut 4, 6.

11. Los contratos solan hacerse en duplicado, a saber: en dos rollos, uno de los cuales se
sellaba por afuera y se guardaba como matriz en una vasija de barro, mientras el otro estaba
abierto (versculo 14) y serva para consultas. El primero slo se abra ante los escribanos y
nicamente cuando se daba un caso de duda o un pleito.
Jeremas Captulo 32 106
la otra escritura que no lleva sello, y colcalas en un tubo de barro, para que
se conserven muchos das. 15Porque as dice Yahv de los ejrcitos, el Dios de
Israel: Todava se; comprarn casas y campos y vias en esta tierra.
Oracin de Jeremas
16Despus de entregar el contrato de compra a Baruc, hijo de Neras, dirig
a Yahv esta oracin: 17 Ay, Seor Yahv! T hiciste el cielo y la tierra con
tu gran poder y con tu brazo extendido; no hay cosa que sea imposible para
Ti. 18T usas de misericordia en mil (generaciones) y castigas la iniquidad de
los padres en el seno de sus hijos despus de ellos. T eres el Dios grande, el
Fuerte, cuyo nombre es Yahv de los ejrcitos, 19el Grande en consejo, y el
Poderoso en obras, cuyos ojos estn abiertos sobre todos los caminos de los
hijos de Adn, para retribuir a cada uno segn su conducta y segn merecen
sus obras. 20T hiciste prodigios y milagros en la tierra de Egipto (y los haces)
hasta el da de hoy, tanto en Israel como entre (otros) hombres; y te has
creado un nombre, como se ve al presente. 21Sacaste a Israel, tu pueblo, de la
tierra de Egipto, con prodigios y milagros, con mano poderosa y brazo
extendido, y en medio de un espanto inmenso. 22Y les diste esta tierra que
con juramento prometiste a sus padres, tierra que mana leche y miel. 23Pero
ellos, cuando entraron y la tomaron en posesin, no escucharon tu voz ni
obraron segn tu Ley; y nada hicieron de cuanto les mandaste que hiciesen,
por lo cual descargaste sobre ellos todo este mal. 24He aqu que los baluartes
(enemigos) llegan ya hasta la ciudad para tomarla, y la ciudad est a punto de
ser entregada en manos de los caldeos que la combaten con la espada, el
hambre y la peste; y lo que has anunciado se ha realizado ya, como T mismo
lo ves. 25Y con todo me dices, oh Seor Yahv: Cmprate el campo por
dinero y toma testigos, en tanto que la ciudad est por caer en manos de los
caldeos.
Respuesta de Dios
26
Entonces Jeremas recibi esta respuesta de Yahv: 27 Mira, Yo soy
Yahv, el Dios de toda carne: hay acaso algo imposible para M? 28Por esto,


17. El profeta no comprende cmo se podra comprar casas y campos en territorio ocupado
por el enemigo. Por eso pide a Dios le explique lo extrao del orculo, recordndole los
prodigios que l hizo para con el pueblo de Israel (versculos 17-25).

18. T usas de misericordia: Cf. 31, 20 y 29; xodo 20, 5; 34, 7; Deuteronomio 5, 9 s.;
Ezequiel 18, 2 ss. y notas.

26 ss. Dios contesta la pregunta de Jeremas, anuncindole la destruccin de la ciudad y
explicndole el significado de la compra del campo como un anuncio de la liberacin de
Jerusaln (versculos 36 ss.). Hay acaso algo imposible para M? Nos llena de gozo y aviva
nuestra fe, el pensar que nuestro auxiliador y nuestro padre es el poderoso Seor que hizo el cielo
y la tierra (Salmo 123, 8) y para el cual nada es imposible (Salmo 22 y notas; Job 42, 2; Zacaras
8, 6; Mateo 14, 36; 16, 26; Lucas 1, 37; Gnesis 18, 14).
Jeremas Captulo 32 107
as dice Yahv: He aqu que voy a entregar esta ciudad en poder de los
caldeos, y en poder de Nabucodonosor, rey de Babilonia, el cual la tomar.
29Los caldeos que combaten esta ciudad, entrarn en ella; pegarn fuego a

esta ciudad y la quemarn, junto con las casas en cuyos terrados se quemaba
incienso a Baal, y se derramaban libaciones a otros dioses para provocar mi
ira. 30Pues los hijos de Israel y los hijos de Jud obran solamente lo malo ante
mis ojos, desde su mocedad; de veras, los hijos de Israel no hacen ms que
irritarme con las obras de sus manos, dice Yahv. 31Porque desde el da de su
fundacin hasta hoy, esta ciudad ha sido para M objeto de ira y de
indignacin; por eso la hago desaparecer de delante de mi vista, 32a causa de
todas las maldades que los hijos de Israel y los hijos de Jud cometieron para
irritarme, ellos, sus reyes, sus prncipes, sus sacerdotes y sus profetas, los
hombres de Jud y los habitantes de Jerusaln. 33Me han vuelto la espalda y
no la cara; y aunque Yo los instrua sin cesar, no queran recibir la instruccin.
34Colocaron sus dolos en la Casa sobre la cual ha sido invocado mi Nombre,

para contaminarla; 35y edificaron los lugares altos de Baal que estn en el valle
del hijo de Hinnom, para pasar (por el fuego) a sus hijos e hijas en honor de
Moloc; cosa que Yo no les mand, ni me pas por el pensamiento que
hiciesen tal abominacin para inducir a Jud a pecado.
Restauracin del pueblo
36
Sin embargo, as dice Yahv, el Dios de Israel, respecto de esta ciudad,
de la cual vosotros decs que est por caer en manos del rey de Babilonia, a
fuerza de la espada, del hambre y de la peste: 37 He aqu que Yo los
congregar de todos los pases adonde los he arrojado en mi ira y en mi furor,
y en grande indignacin; y los restituir a este lugar, para que habiten all en
seguridad. 38Y sern mi pueblo, y Yo ser su Dios. 39Y les dar un mismo
corazn y un solo camino, a fin de que me teman siempre, y les vaya bien a
ellos y a sus hijos despus de ellos. 40Y har con ellos una alianza eterna, segn
la cual no me apartar ms de ellos, ni dejar de hacerles bien, sino que
infundir mi temor en su corazn, para que no se aparten de M. 41Y mi gozo
consistir en hacerles bien, y los plantar firmemente en este pas con todo mi


34 s. Alusin a la idolatra practicada por algunos reyes en el Templo y a la inmolacin de
nios en el valle del Hinnom. Vase 2, 23 y nota; 7, 31; Levtico 18, 21; 20. 2; IV Reyes 16, 3; 21,
4; etc.

36 ss. Para Dios nada hay imposible. La ciudad ser entregada a los caldeos, para satisfacer
la justa clera de Dios; pero luego el Seor reunir a los deportados y har con ellos una alianza
eterna, que no ser anulada. Las promesas de Dios, dice luego San Pablo, son sin arrepentimiento
(Romanos 11, 29). Tiene palabra de rey, no se vuelve atrs. La infidelidad del pueblo no
sorprende al que es omnisciente (Ncar-Colunga). Les dar un mismo corazn: La ms perfecta
unin interna y externa reinar entre los miembros de la nacin santa, en lugar del cisma que la
haba dividido y debilitado durante tan largo tiempo (Fillion). Alianza eterna (versculo 40);
Vase 31, 31 ss. y nota. Ni dejar de hacerles bien: Vase 5, 1; 29, 11; Isaas 49. 15 s.
Jeremas Captulo 33 108
corazn y toda mi alma. 42Porque as dice Yahv: De la manera que he trado
sobre este pueblo todo este gran mal, as traer sobre ellos todo el bien que
les he anunciado. 43Y se comprarn campos en esta tierra de la cual vosotros
decs que es un desierto sin hombres y bestias, entregado en manos de los
caldeos. 44Se comprarn campos por dinero, se escribirn contratos, se
imprimir en ellos el sello, y no faltarn testigos, en el territorio de Benjamn
y en los alrededores de Jerusaln, en las ciudades de Jud y en las ciudades de
la Montaa, en las ciudades de la Sefel, y en las ciudades del Ngueb;
porque Yo trocar su cautiverio orculo de Yahv.

Captulo 33
Nueva prosperidad del pas
1
Estaba Jeremas todava preso en el patio de la crcel, cuando le lleg por
segunda vez la palabra de Yahv, y le dijo: 2 As dice Yahv, el que hace
(todo) esto, Yahv, el que lo dispone y le da el cumplimiento. Yahv es su
Nombre. 3Clama a M, y te responder, y te mostrar cosas grandes y ocultas
que t no conoces. 4Porque as dice Yahv, el Dios de Israel, acerca de las
casas de esta ciudad, y acerca de las casas de los reyes de Jud derribadas
(para hacer fortificaciones) contra los terraplenes y contra la espada, 5y acerca
de los que van a luchar contra los caldeos, para llenar aquellas (casas) de
cadveres de hombres, que Yo her en mi ira y en mi indignacin, porque he
apartado mi rostro de esta ciudad a causa de todas sus maldades: 6He aqu
que Yo les cicatrizar la llaga, les dar salud y los sanar y les manifestar la
abundancia de paz y seguridad. 7Y har que vuelvan los cautivos de Jud, y
los cautivos de Israel, y los restablecer como al principio. 8Y los limpiar de
todas sus maldades que han cometido contra M; y les perdonar todas las
iniquidades, con que me han ofendido y hecho rebelin contra M; 9y
(Jerusaln) ser para M un nombre de gozo, la alabanza y gloria (ma) entre


44. La Sefel: regin costera entre Jafa y Gaza. Ngueb: parte meridional de Palestina.

1. Dios consuela a su fiel profeta que se halla preso en la crcel, renovndole las promesas
de restauracin y asegurndole la futura venida de un Vstago justo (versculo 15).

3. Cosas grandes y ocultas: La Vulgata dice: cosas grandes y ciertas. Sern las que han de
cumplirse en el restablecimiento de Jerusaln, y ms todava en el reino mesinico. De estas cosas
recnditas habla San Pablo en Efesios 3, 3 ss. y las llama el misterio de Cristo, que estaba
escondido desde todos los siglos en Dios, Creador de todas las cosas (ibd. versculo 9).

8. Les perdonar: Dios est lleno de misericordia, no acaba del todo con el pecador (Salmo
77, 38) sino que le da ocasin para arrepentirse. Si l que es el supremo Seor nos perdona y en
cierto modo toma nuestra defensa, quin podr condenarnos? Por lo cual exclama San Pablo:
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Seor Jesucristo, el Padre de las misericordias y Dios de toda
consolacin (II Corintios 1, 3).

9. Es lo que expresa el Salmo 101 versculo 16, con referencia a la vocacin de Israel entre las
naciones.
Jeremas Captulo 33 109
todas las naciones de la tierra; pues sabrn todo el bien que Yo les har, y
quedarn llenos de temor y asombro a la vista de todo el bien y de toda la
prosperidad que Yo les conceder.
10As dice Yahv: Todava se oir en este lugar, del cual decs: Es un

desierto sin hombres y sin bestias, s, en las ciudades de Jud y en las calles de
Jerusaln, desoladas, sin hombres, sin habitantes, sin bestias, 11(se oir) la voz
de jbilo y la voz de alegra, la voz del esposo y la voz de la esposa, la voz de
gentes que dicen:
Alabad a Yahv de los ejrcitos;
porque Yahv es bueno,
porque es eterna su misericordia,
(la voz) de los que traen ofrendas a la Casa de Yahv; porque Yo restituir
a los desterrados de este pas, a su primer estado, dice Yahv.
12As dice Yahv de los ejrcitos: En este lugar desolado, sin hombres y sin

bestias y en todas sus ciudades, habr todava apriscos donde los pastores
harn sestear los rebaos. 13En las ciudades de la Montaa, como en las
ciudades de la Sefel, en las ciudades del Ngueb, como en la tierra de
Benjamn, en los alrededores de Jerusaln, como en las ciudades de Jud,
pasarn an las ovejas bajo la mano del que los cuenta, dice Yahv.
Renovacin de las promesas mesinicas
He aqu que vienen das, dice Yahv, en que cumplir aquella buena
14

palabra que di a la casa de Israel y a la casa de Jud. 15En aquellos das y en


ese tiempo suscitar a David un Vstago justo que har derecho y justicia en la
tierra. 16En aquellos das Jud ser salvo, y Jerusaln habitar en paz, y ser
llamada: Yahv, justicia nuestra. 17Porque as dice Yahv: Nunca faltar a
David un descendiente que se siente sobre el trono de la casa de Israel; 18y a
los sacerdotes levitas tampoco les faltar un varn que delante de M ofrezca
los holocaustos, y queme las ofrendas y presente sacrificios todos los das.


11. A su primer estado: a la felicidad y prosperidad que reinaba en la poca ms gloriosa de
la historia de Israel. Vase 7, 34; 16, 9.

13. Como el pastor se pone a la entrada del redil y cuenta una por una sus ovejas para ver si
falta alguna, as tiene Dios cuidado de cada uno de los hijos de su pueblo. Vase lo que se dice
del Buen Pastor en el Nuevo Testamento (Juan 10, 14; 17, 12; 18, 9).

15 ss. Todos estos versculos son netamente mesinicos. El Mesas se llama aqu Vstago justo
(Vulgata: pimpollo de justicia) porque su reino es un reino de justicia (vase 23, 3-5; Isaas 11, 5;
Lucas 1, 75). Hay aqu un gran misterio. El Mesas Rey tan esplendorosamente anunciado en este
y otros pasajes como gloria de Israel, fue para ella piedra de tropiezo, como lo expresa San Pablo
en Romanos 9, 33, recordando a Isaas 8, 14. Vase Isaas 35, 5 y nota; Ezequiel 44, 5-16.

18. Un varn que delante de M ofrezca los holocaustos: Estas promesas se refieren no al
sacerdocio judo, hace tiempo extinguido, sino al eterno de Jesucristo, ejercido por s y sus
ministros (Bover-Cantera). Cf. Hebreos captulos 7-9.
Jeremas Captulo 33 110
Estabilidad de las promesas
19Y lleg la palabra de Yahv a Jeremas en estos trminos: 20 As dice

Yahv: Si podis romper mi pacto con el da y mi pacto con la noche, de


modo que no haya da y noche a su tiempo, 21entonces ser roto tambin mi
pacto con David, mi siervo, de modo que no le nazca hijo que reine sobre su
trono; y (mi pacto) con los levitas sacerdotes, ministros mos. 22As como no
puede contarse la milicia celestial, ni medirse la arena del mar; as multiplicar
a los descendientes de David, mi siervo, y a los levitas, mis ministros.
23Y lleg a Jeremas esta palabra de Yahv: 24 No ves lo que dice este

pueblo: Yahv ha desechado a las dos familias que haba escogido? Y as


desprecian a mi pueblo, que a sus ojos ya no es pueblo. 25Esto dice Yahv: Si
no he establecido Yo mi pacto con el da y con la noche, si no he fijado las
leyes del cielo y de la tierra, 26entonces s, desechar el linaje de Jacob y de
David, mi siervo; y no tomar de su descendencia reyes para la raza de
Abrahn, de Isaac y de Jacob. Porque har volver a sus cautivos y tendr de
ellos misericordia.


20 s. As como el da y la noche se suceden el uno a la otra, as se cumplirn las promesas
respecto al Hijo de David y su reino. Vase sobre esta promesa II Reyes 7, 12 ss. Cf. 31, 35-37.

24. Las dos familias son la familia real de David y la sacerdotal de Aarn.

26. Tendr de ellos misericordia: Aqu, como en muchos otros lugares, puede sorprender
que el Seor anticipe al culpable la seguridad de que ser perdonado. No parece esto buena
pedagoga, y diramos que puede estimular al pecado. Queremos acaso darle lecciones a Dios?
Para evitar esta tentacin vase (con sus notas) el captulo 16 de Ezequiel, y especialmente Oseas
11, 8 s., donde el mismo Seor nos humilla saludablemente recordndonos, con majestad divina,
que l no es un hombre, o sea que en vano pretenderemos alcanzar con nuestro menguado
juicio el abismo de un amor y de una bondad que contrasta con la iniquidad de nuestra cada
naturaleza. Notemos desde luego, que l nunca dice que no castigar, sino muy al contrario,
amenaza a menudo con la venganza ms terrible de su amor ofendido. Pero anticipa la noticia
del perdn como un desahogo irresistible de tu Corazn amante. Jess haba de darnos la plena
revelacin de este misterio al decirnos que su Padre y nuestro Padre (Juan 20, 17) es bueno
con los desagradecidos y malos (Lucas 6, 35). Con semejante noticia, fcil es ver, en esta
anticipada promesa de perdn, una caracterstica del corazn paterno, muy bien observada por
Santo Toms, y es que l no hace esa misericordia sino a causa de su amor. Porque teme que el
alma, dudando del perdn como Judas, como Can caiga en la desesperacin, que es lo peor de
todo, porque es lo nico irreparable. De ah la inefable palabra de Jess en Juan 6, 37: Al que
venga a M no lo echar fuera ciertamente. Y adems, sabe ese Padre que su exceso de bondad
transformar al fin muchos corazones, porque, como tambin observ el Anglico, nada es tan
eficaz para mover al amor, como la conciencia que se tiene de ser amado (vase I Juan 4, 16 y
nota). En la misma ingrata Israel veremos este fruto cuando ella vuelva a su Dios y cuando
lloren, como se llora a un hijo nico, por Aquel a quien traspasaron, segn nos lo dice San
Juan (19, 37) citando a Zacaras 12, 10.
Jeremas Captulo 34 111

Captulo 34
Castigo de Sedecas y del pueblo infiel
1Palabra de Yahv que fue dirigida a Jeremas, cuando Nabucodonosor,

rey de Babilonia, y todo su ejrcito, y todos los reinos de la tierra sometidos a


su dominio, y todos los pueblos, hacan guerra contra Jerusaln y contra todas
sus ciudades. 2 As dice Yahv, el Dios de Israel: Ve y habla a Sedecas, rey de
Jud, y dile: Esto declara Yahv: He aqu que voy a entregar esta ciudad en
poder del rey de Babilonia, el cual le pegar fuego. 3Y t no escapars de sus
manos, sino que infaliblemente sers tomado preso y entregado en su mano;
y tus ojos vern los ojos del rey de Babilonia, y l te hablar boca a boca. A
Babilonia irs. 4Pero escucha la palabra de Yahv, oh Sedecas, rey de Jud.
As dice Yahv respecto de ti: No morirs a espada; 5morirs en paz; y como
se quemaron perfumes en honor de tus padres, los reyes anteriores que te
precedieron, as los quemarn para ti, y te harn lamentaciones, diciendo:
Ay, seor! Porque Yo he decretado esto, dice Yahv. 6El profeta Jeremas
dijo todas estas palabras a Sedecas, rey de Jud, en Jerusaln. 7Entretanto el
ejrcito del rey de Babilonia atacaba a Jerusaln y todas las ciudades de Jud
que haban quedado: a Laqus y a Asec; porque de las ciudades fortificadas
de Jud haban quedado solamente stas.
Falta de justicia y misericordia
8Palabra de Yahv que recibi Jeremas despus que el rey Sedecas hizo un

pacto con todo el pueblo que haba en Jerusaln, proclamando entre ellos
libertad, 9de tal manera que cada uno dejara ir libre a su esclavo hebreo y a
su esclava hebrea, sin que nadie retuviera como esclavo a un judo, hermano
suyo. 10En efecto, todos los prncipes y todo el pueblo, que haban aceptado
el pacto de dejar ir libre cada uno a su esclavo y a su esclava, consintieron en
no retenerlos ms como esclavos. Obedecieron, pues, y los dejaron ir. 11Pero
despus se arrepintieron y reclamaron de nuevo a los esclavos y a las esclavas


5. En paz: de muerte natural. El rey Sedecas muri, efectivamente, en el cautiverio de
Babilonia. Vase 52, 11; Ezequiel 12, 13. Quemarn por ti. No se trata de la quema del cadver,
sino de los perfumes que se encendan con motivo del entierro. Vase II Paralipmenos 16, 14.

9. Segn la Ley, los esclavos hebreos ganaban la libertad en el sptimo ao (xodo 21, 2 ss.;
Deuteronomio 15, 12 ss.). Como se ve, no haban cumplido con este precepto, por lo cual aqu
prometen hacerlo, en forma de un voto.

11. Se arrepintieron, es decir, quebrantaron el pacto que haban hecho delante de Yahv en
el Templo (versculo 15). Lo anularon porque la situacin poltica haba cambiado con la llegada
de un ejrcito auxiliar de Egipto que por un tiempo ocupara a los caldeos. Tal es la fragilidad
humana. Por eso confiesa San Agustn, dirigindose a Dios: Si hieres, clamamos que perdones; si
perdonas, de nuevo te provocamos a que hieras. Pero ms que fragilidad era esta conducta
endurecimiento del corazn (cf. 19, 15), que trae consigo el ms terrible de los castigos: la
impenitencia, el rechazo de la gracia. De ah que Dios no pudiera retener el brazo de su Justicia.
Jeremas Captulo 34 112
que haban emancipado y los redujeron (otra vez) a servidumbre como
esclavos y esclavas. 12Entonces lleg a Jeremas esta palabra de Yahv: 13 As
dice Yahv; el Dios de Israel: Yo hice un pacto con vuestros padres el da que
los saqu de la tierra de Egipto, de la casa de la servidumbre, y dije: 14Al cabo
de siete aos, cada uno de vosotros dar libertad a su hermano hebreo que le
haya sido vendido; seis aos te servir, y luego le dejars ir libre de tu casa.
Mas vuestros padres no me obedecieron ni prestaron su odo. 15Vosotros hoy
os habis convertido y habis hecho lo recto a mis ojos, proclamando cada
uno la libertad de su prjimo, y habis hecho un pacto delante de M en la
Casa sobre la cual ha sido invocado mi Nombre. 16Pero os habis vuelto atrs
y habis profanado mi nombre, reclamando cada cual a su esclavo y a su
esclava que habais dejado libres segn su voluntad, y los habis forzado a ser
(otra vez) esclavos y esclavas.
17Por eso, as dice Yahv: Porque vosotros no me habis escuchado y no

habis proclamado cada uno la libertad de su hermano y cada uno la libertad


de su prjimo, he aqu que Yo anuncio a vosotros la libertad, dice Yahv, (de
elegir) entre la espada, la peste y el hambre, y har de vosotros un objeto de
horror entre todos los reinos de la tierra. 18Y a los hombres que han violado
mi pacto y no han cumplido las palabras del pacto que hicieron ante M, los
har semejantes al becerro que cortaron en dos partes para pasar por medio
de ellas; 19(a saber) a los prncipes de Jud y a los prncipes de Jerusaln, a los
eunucos, y a los sacerdotes, y a todo el pueblo del pas, que pasaron por
entre los trozos del becerro. 20Los entregar en poder de sus enemigos, y en
poder de los que atentan contra su vida; y sus cadveres servirn de pasto a
las aves del cielo y a las bestias de la tierra. 21Tambin a Sedecas, rey de Jud,
y a sus prncipes los entregar en poder de sus enemigos, en poder de los que
quieren quitarles la vida, en poder del ejrcito del rey de Babilonia, que se ha
retirado de vosotros. 22He aqu que doy orden, dice Yahv, y los volver a
traer contra esta ciudad; la combatirn, la tomarn y la entregarn a las
llamas; y de las ciudades de Jud har un desierto sin habitantes.


17. Elegir entre la espada, la peste y el hambre es tambin ejercicio de la libertad. Dios lo
dice con sarcasmo, porque siempre se gloriaban de la libertad (cf. Juan 8, 33), que en realidad
casi nunca posean, y si la tenan no saban aprovecharla. Cun terrible es esta libertad en que
Dios los deja aqu, para que se aparten de l y caigan en las peores calamidades! No hay prueba
mayor que la de no ser probado (San Agustn). Vase Salmo 80, 13, donde Dios dice: Por eso los
entregu a la dureza de su corazn: para que caminaran segn sus apetitos. Un objeto de horror,
etc.: Ncar-Colunga vierte: el vejamen de todos los reinos de la tierra.

18. Vase Gnesis 15, 12 y nota; xodo 24, 6. La ceremonia de tajar en dos partes un
becerro y pasar los dos contrayentes por medio de los trozos de la vctima, significaba que el que
quebrantare el pacto correra la misma suerte.

21. Los babilonios haban levantado el sitio para combatir a los egipcios (cf. 37, 4). Vencidos
stos, volvieron a asediar a Jerusaln, como lo haba predicho Jeremas.
Jeremas Captulo 35 113

Captulo 35
El ejemplo de los recabitas
1Palabra de Yahv que Jeremas recibi en tiempo de Joakim, hijo de
Josas, rey de Jud: 2Anda a la casa de los recabitas y habla con ellos, y
llvalos a la Casa de Yahv, a una de las cmaras, y dales a beber vino.
3Tom a Jaazanas, hijo de Jeremas, hijo de Habasinas, y a sus hermanos y

todos sus hijos, y toda la familia de los recabitas; 4y los introduje en la Casa de
Yahv, en la cmara de los hijos de Hann, hijo de Igdalas, varn de Dios, la
que estaba junto a la cmara de los prncipes, encima de la cmara de
Maasas, hijo de Sellum, guardin de la puerta; 5y puse ante los hijos de la
estirpe de los recabitas jarros y copas llenos de vino, y les dije: Bebed vino.
6Pero ellos contestaron: No bebemos vino; pues Jonadab, hijo de Recab,

nuestro padre, nos mand: Nunca jams beberis vino, ni vosotros ni


vuestros hijos. 7Tampoco edificaris casas ni haris siembras, ni plantaris
vias, ni poseeris (cosa alguna), sino que habitaris en tiendas durante toda
vuestra vida, para que vivis largo tiempo sobre la tierra en la cual sois
peregrinos. 8Hemos obedecido la voz de Jonadab, hijo de Recab, nuestro
padre, en todo cuanto nos ha mandado, de modo que no bebemos vino en
todos nuestros das, ni nosotros, ni nuestras mujeres, ni nuestros hijos, ni
nuestras hijas; 9y no edificamos casas de habitacin; ni tampoco tenemos
vias, ni campos, ni sementeras, 10sino que vivimos en tiendas, obedeciendo a
Jonadab, nuestro padre, y cumpliendo todo cuanto l nos ha mandado. 11Mas
cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, invadi el pas, nos dijimos:


2. Los recabitas eran de descendencia madianita, del linaje de Jetr, suegro de Moiss. Se
distinguan por el celo con que conservaban las costumbres antiguas y el culto de Yahv. Su modo
de vivir recordaba la sencillez del pueblo judo bajo Moiss en el desierto, pues renunciaban a
casas, a las bebidas alcohlicas, a las comodidades en la manera de vivir, y al cultivo de campos y
vias, etc. Vase Levtico 23, 34; IV Reyes 10, 15 ss. y nota; I Paralipmenos 2, 55.

6. Jonadab, nuestro padre: ste es, dice San Jernimo, aquel Jonadab, hijo de Recab, de
quien se lee en el Libro de los Reyes que subi al coche con Jeh (IV Reyes 10, 15), e hijos suyos
son los que, morando en los tabernculos, a la postre, por la invasin del ejrcito de los caldeos
fueron forzados a retirarse a Jerusaln; y sta fue la primera cautividad, que dicen que sufrieron.
Porque despus de haber gozado de la libertad que hay en la soledad, fueron encerrados en la
ciudad como en una crcel. El Doctor Mximo escribe estas palabras a San Paulino y agrega: Os
ruego mucho que, porque estis atado con el vnculo de vuestra santa hermana (esposa) y no
caminis con paso del todo libre; dondequiera que vivis, siempre huid de la muchedumbre de
los hombres, de sus cumplimientos, visitas y convites como de unas cadenas de deleite. De la
misma manera nos ensea San Pablo que nuestra habitacin est en el cielo (II Corintios 5, 1 ss.,
texto aludido en el Prefacio de Difuntos), por lo cual all ha de estar tambin nuestra
conversacin (Filipenses 3, 20) donde se encuentra el Salvador cuya venida esperamos
(Colosenses 3, 1 ss.). Nuestra vida debe ser un trnsito por el desierto, en tiendas de campaa,
segn el ejemplo de Abrahn que nos presenta el mismo Apstol (Hebreos 11, 8 s.).
Jeremas Captulo 35 114
Vmonos y retirmonos a Jerusaln ante el ejrcito de los caldeos y ante el
ejrcito de los sirios; y as venimos a habitar en Jerusaln.
La infidelidad de Israel
12Entonces fue dirigida a Jeremas esta palabra de Dios: 13 As dice Yahv
de los ejrcitos, el Dios de Israel: Anda y di a los hombres de Jud y a los
habitantes de Jerusaln: Por qu no tomis ejemplo para obedecer mis
palabras?, dice Yahv. 14Se cumplen las rdenes de Jonadab, hijo de Recab,
que mand a sus hijos no beber vino, de modo que ellos no lo beben hasta el
da de hoy, pues obedecen el precepto de su padre; y Yo os he hablado con
tanta solicitud, y no me habis escuchado. 15Con la misma solicitud y sin cesar
os he enviado a todos mis siervos los profetas, para deciros: Convertos cada
cual de su mal camino, y enmendad vuestra conducta, y no vayis tras otros
dioses dndoles culto, para que habitis la tierra que di a vosotros y a
vuestros padres, pero no hicisteis caso ni me escuchasteis. 16Por cuanto los
hijos de Jonadab, hijo de Recab, han observado el precepto que su padre les
haba dado, y este pueblo, empero, no me ha obedecido a M, 17por eso, as
dice Yahv, el Dios de los ejrcitos, el Dios de Israel: He aqu que har venir
sobre Jud y sobre los habitantes de Jerusaln todas las calamidades que les he
anunciado; pues les he hablado, y no han escuchado; los he llamado, y no
han respondido.
18Y dijo Jeremas a la casa de los recabitas: As dice Yahv de los ejrcitos,

el Dios de Israel: Porque habis obedecido el precepto de Jonadab, vuestro


padre, y habis observado todas sus rdenes, haciendo todo cuanto l os
mand, 19por eso, as dice Yahv de los ejrcitos, el Dios de Israel: Nunca
faltarn a Jonadab, hijo de Recab, varones que me sirvan todos los das.


14 ss. Notemos los celos doloridos con que Dios se ve menos obedecido que los hombres.
San Pablo usa esta misma comparacin en Hebreos 12, 9. Cf. Isaas 48, 8 s. y nota. Convertos
cada cual de su mal camino: Vase 3, 14 y nota. Sobre este importantsimo tema escribe Bossuet:
El pecador que difiere su conversin porque cuenta con el tiempo, trata de engaarse, y el
tiempo pasa rpidamente, porque, aunque eternamente vara, casi siempre presenta el mismo
aspecto. Slo largos aos descubren su impostura. La debilidad, las canas, la alteracin visible del
temperamento, nos fuerzan a notar que una gran parte de nuestro ser se ha hundido y
aniquilado, pero el tiempo, para engaarnos no nos despoja sino poco a poco; nos lleva tan
dulcemente a los extremos opuestos, que llegamos a ellos sin pensarlo. As es que la malignidad
del tiempo hace correr insensiblemente la vida; y no pensamos en nuestra conversin. Caemos de
repente y sin creerlo en los brazos de la muerte, y slo sentimos nuestro fin cuando lo tocamos.
Jeremas Captulo 36 115

Captulo 36
Baruc escribe las profecas de Jeremas
1
El ao cuarto de Joakim, hijo de Josas, rey de Jud, recibi Jeremas esta
palabra de Yahv: 2Toma el rollo de un libro, y escribe en l todas las
palabras que Yo te he dicho contra Israel, contra Jud y contra todos los
pueblos, desde el da que comenc a hablarte, desde los das de Josas hasta el
da de hoy. 3Cuando oigan los de la casa de Jud todas las desgracias que
pienso hacerles, se convertirn tal vez cada uno de su mal camino y Yo les
perdonar su culpa y su pecado.
4Llam Jeremas a Baruc, hijo de Neras, y dictndole Jeremas escribi

Baruc en el rollo del libro todas las palabras que Yahv le haba dicho.
5Despus dio Jeremas a Baruc esta orden: Yo estoy encerrado y no puedo ir

a la Casa de Yahv. 6Ve, pues, t y lee al pueblo, en el Templo del Seor, en


un da de ayuno, las palabras de Yahv que a mi dictado has consignado en el
rollo. Lelas tambin a todo Jud, a los que vienen de sus ciudades, 7por si tal
vez sus splicas lleguen a la presencia de Yahv y se conviertan cada cual de su
mal camino; porque grande es la ira y la indignacin que Yahv ha
manifestado contra este pueblo.
8Hizo Baruc, hijo de Neras, todo lo que haba mandado el profeta

Jeremas, y ley en el Templo del Seor el libro de las palabras de Yahv.


9Pues el ao quinto de Joakim, hijo de Josas, rey de Jud, en el mes noveno,

fue proclamado un ayuno ante Yahv para todo el pueblo de Jerusaln, y


para todo el pueblo que de las ciudades de Jud vendra a Jerusaln.
10Entonces ley Baruc a todo el pueblo el libro de las palabras de Jeremas, en

la Casa de Yahv, en la cmara de Gamaras, hijo de Safn, secretario, en el


atrio superior, a la entrada de la puerta Nueva de la Casa de Yahv.


1. El ao cuarto de Joakim corresponde al 605 o 604, de nuestra cronologa.

3. Se convertirn tal vez... y Yo les perdonar: Aqu se manifiesta de nuevo el corazn
misericordioso de Dios. Cf. 31, 3 y nota. Cun grande es la clemencia de Dios para con nosotros
con tal que nos volvamos a l! (Eclesistico 17, 28). Qu es el pecado ante la misericordia de
Dios? Una telaraa que desaparece para siempre al soplo del viento (San Crisstomo).

6 ss. Ve, pues, t, y lee al pueblo, etc.: He aqu una enseanza que nos ilustra sobre el papel
de la Accin Catlica. El laico no puede ejercer la funcin sacerdotal de celebrar el Sacrificio ni la
de administrar los Sacramentos. Pero puede, como quiso Po XI, participar en esta otra funcin de
difundir las palabras de Dios entre el pueblo. Vase IV Reyes 23, 1 y nota; Nehemas 8, 1-12.
Sobre el valor de esta palabra escrita vase lo que dice Jess en Juan 5, 46 9. Cf. Baruc 1, 5 y
nota. En un da de ayuno; porque en los das de ayuno se reuna mucha gente en el Templo. En
efecto, fue proclamado un ayuno extraordinario (versculo 9) para pedir a Dios el favor de que
los librase definitivamente de Nabucodonosor, el cual se haba retirado despus de humillar a
Joakim.
Jeremas Captulo 36 116
El rey quema el libro del profeta
11Cuando Miqueas, hijo de Gamaras, hijo de Safn, oy todas las palabras

de Yahv que estaban en el libro, 12baj al palacio del rey, al despacho del
secretario, y he aqu que estaban sentados all todos los prncipes: Elisam, el
secretario. Dalaas, hijo de Semeas. Elnatn, hijo de Acbor. Gamaras, hijo de
Safn, y Sedecas, hijo de Hananas, y todos los dignatarios. 13Les refiri
Miqueas todas las palabras que haba odo al leer Baruc el libro al pueblo.
14Entonces todos los prncipes enviaron a Jehud, hijo de Netanas, hijo de

Selemas, hijo de Cus, a decir a Baruc: Toma en tu mano el rollo que has
ledo ante el pueblo, y ven. Tom, pues, Baruc, hijo de Neras, el rollo en su
mano, y fue adonde ellos estaban. 15Le dijeron: Sintate, y lenos (este
libro), y Baruc lo ley a odos de ellos. 16Cuando oyeron todas estas palabras
quedaron atnitos unos y otros, y dijeron a Baruc: De todas estas cosas
tenemos que dar parte al rey. 17Y preguntaron a Baruc: Explcanos cmo
recogiste de su boca todas estas palabras. 18Baruc les respondi: Con su
boca me dictaba l todas estas palabras, y yo las escriba con tinta en el libro.
19Despus los prncipes dijeron a Baruc: Ve y escndete, t y Jeremas, y

nadie sepa donde estis. 20Luego se fueron al rey (que estaba) en el atrio,
dejando el rollo en el aposento de Elisam, secretario, y comunicaron al rey
todo lo ocurrido.
21Entonces el rey envi a Jehud para que trajese el rollo, y ste lo sac del

aposento de Elisam, secretario; y Jehud lo ley ante el rey y ante todos los
prncipes que estaban parados delante del rey. 22Hallbase el rey era el mes
noveno en la casa de invierno; y delante de l haba un brasero encendido.
23Y siempre cuando Jehud acababa de leer tres o cuatro columnas, el (rey)

las cortaba con el cortaplumas del escriba y las arrojaba al fuego del brasero,
hasta que todo el rollo se consumi en el fuego del brasero. 24Pues ni el rey,
ni ninguno de sus servidores que oyeron todas aquellas palabras, tuvieron
temor ni rasgaron sus vestidos. 25Sin embargo, Elnatn, Dalaas y Gamaras
pidieron al rey; que no quemase el rollo, mas no los escuch. 26Y mand el


18. Dictaba: La Vulgata agrega: como leyndolas. Maldonado y Cornelio a Lpide ven en
este pasaje una prueba de la inspiracin divina de las profecas de Jeremas.

19. Ve y escndete: La persecucin por causa de la divina palabra no tard en alcanzar a
Baruc, como a Jeremas y a todos los fieles predicadores. Vase Salmo 15, 4; 118, 51 y notas. Mas
la fuerza de la palabra se ve en el hondo efecto que aqu produjo, pues es el arma de Dios
(Hebreos 4, 12) e instrumento de salvacin (Romanos 1, 16).

23. Esta ira satnica contra el instrumento que guarda la sabidura, recuerda la fbula de
aquel hombre que rompi el espejo que le mostraba su fealdad. El apstol Santiago compara la
palabra con un espejo, y Jess dice claramente que el mundo no puede amarlo, porque l da
testimonio de que sus obras son malas (Juan 7, 7; 3, 19).

26. Yahv los ocult: As defiende Dios a los que anuncian su palabra. Los protege como a
la nia de sus ojos, y si permite que sean perseguidos (versculo 19), l mismo los libra
Jeremas Captulo 37 117
rey a Jeremiel, hijo de Hamelec, a Saraas, hijo de Ezriel, y a Selemas, hijo de
Abdeel, que prendiesen a Baruc, el escriba, y al profeta Jeremas, pero Yahv
los ocult.
Orculo contra el rey Joakim
27Despus que el rey quem el rollo, con las palabras que Baruc haba
escrito segn le dictaba Jeremas, fue dirigida a ste la palabra de Yahv en
estos trminos: 28Tmate otro rollo, y escribe en l todas las palabras
anteriores que haba en el primer rollo, que fue quemado por Joakim, rey de
Jud. 29Y dirs a Joakim, rey de Jud: As dice Yahv: Por cuanto has
quemado este rollo, diciendo: Por qu has escrito en l que el rey de
Babilonia vendr sin falta y destruir esta tierra, sin dejar en ella ni hombres ni
bestias?, 30por eso, as dice Yahv respecto de Joakim, rey de Jud: No
tendr quien se siente sobre el trono de David; y su cadver quedar expuesto
al calor del da y al fro de la noche. 31Y castigar su iniquidad no solamente
en l, sino tambin en su descendencia y en sus servidores; y traer sobre
ellos, sobre los habitantes de Jerusaln y sobre los hombres de Jud, todo el
mal que Yo les he anunciado y que ellos no quisieron or.
32Tom Jeremas otro rollo, y lo dio a Baruc, escriba, hijo de Neras, el

cual escribi en l segn le dictaba Jeremas, todas las palabras del libro que
Joakim, rey de Jud, haba quemado en el fuego, y se aadieron an muchas
como aqullas.

Captulo 37
Consulta del rey Sedecas
1
En lugar de Jeconas, hijo de Joakim, subi al trono Sedecas, al cual
Nabucodonosor, rey de Babilonia, haba constituido rey en la tierra de Jud.

amorosamente como a prvulos incapaces de defenderse. Aunque mil caigan junto a ti, dice el
salmista, y diez mil a tu diestra, t no sers alcanzado (Salmo 90, 7). Cf. Salmo 24, 14; 33, 20.

30. No tendr quien se siente sobre el trono de David, es decir, no le suceder ninguno de
sus descendientes. Esta palabra del profeta se cumpli muy pronto. El hijo de Joakim, que se
llamaba Joaqun o Jeconas, no pudo mantenerse en el trono. Slo rein tres meses (597 a. C.), y
fue deportado a Babilonia. Vase 22, 25 ss.; IV Reyes 24, 8 ss. Le sucedi en el trono Sedecas, to
suyo, que fue el ltimo rey de Jud y rein diez aos (597-587).

32. Dict Jeremas por segunda vez los vaticinios que el rey haba arrojado al fuego, y
agreg algunos ms, probablemente el de 22, 19 sobre el ignominioso fin de Joakim: Ser
enterrado como un asno; le arrastrarn y le arrojarn fuera de las puertas de Jerusaln.

1. Sobre Sedecas vase 36, 30 y nota; IV Reyes 24, 17; II Paralipmenos 36, 10. De l dice el
autor sagrado: Hizo el mal delante de los ojos de Yahv, su Dios, y no respet a Jeremas,
profeta, que le hablaba de parte de Yahv. Se rebel asimismo contra Nabucodonosor, el cual le
haba hecho prestar juramento en el nombre de Dios, y endureci su cerviz y su corazn para no
convertirse a Yahv, el Dios de Israel. (II Paralipmenos 36, 12 s.)
Jeremas Captulo 37 118
2Mas ni l, ni sus servidores, ni el pueblo del pas escucharon las palabras que
Yahv haba pronunciado por boca del profeta Jeremas. 3Y envi el rey
Sedecas a Jucal, hijo de Selemas, y a Sofonas, hijo de Maasas, sacerdote, a
decir al profeta Jeremas: Ruega por nosotros a Yahv, nuestro Dios.
4Jeremas andaba todava libremente entre el pueblo, pues an no le haban

encarcelado. 5Entretanto, haba salido de Egipto el ejrcito del Faran; y los


caldeos que sitiaban a Jerusaln, al or esto, se haban retirado de Jerusaln.
6Entonces lleg al profeta Jeremas esta palabra de Yahv: 7 As dice Yahv, el

Dios de Israel: Esto diris al rey de Jud que os envi a M para consultarme:
He aqu que el ejrcito del Faran, que ha salido para socorreros, volver a su
pas, a Egipto. 8Y vendrn de nuevo los caldeos y combatirn a esta ciudad, la
tomarn y le pegarn fuego. 9As dice Yahv: No os hagis ilusiones, diciendo:
Los caldeos se retirarn definitivamente de nosotros; porque no se retirarn.
10Pues aun cuando derrotaseis todo el ejrcito de los caldeos que lucha contra

vosotros, y no quedasen entre ellos sino algunos heridos, sos se levantaran


cada uno en su tienda y prenderan fuego a esta ciudad.
Jeremas en la crcel
Cuando se retir el ejrcito de los caldeos de Jerusaln, a causa del
11

ejrcito del Faran, 12sali Jeremas de Jerusaln para ir a tierra de Benjamn,


a retirar de all una herencia que tena en medio de su pueblo. 13Pero cuando
lleg a la puerta de Benjamn, all el capitn de la guardia, que se llamaba
Jeras, hijo de Selemas, hijo de Hananas, lo detuvo, diciendo: T intentas
pasarte a los caldeos. 14Es falso, respondi Jeremas; no intento pasarme a
los caldeos. Mas Jeras no le escuch, sino que prendi a Jeremas y le
condujo a los jefes, 15los cuales, irritados contra Jeremas, le hicieron azotar y
le metieron en la crcel, en la casa de Jonatn, secretario; pues all haban
instalado una crcel.
El rey saca a Jeremas del calabozo
16
Entr Jeremas en la casa de la mazmorra y en las bvedas, y cuando
haba permanecido all mucho tiempo, 17envi el rey Sedecas a sacarle; y le


5. El Faran Hofra (Efree) de Egipto vino con un ejrcito a socorrer a Jerusaln, pero se
retir pronto y los caldeos pudieron reanudar el sitio de la ciudad.

12. Probablemente a Anatot, su ciudad natal, que se encontraba en el territorio de
Benjamn, al norte de Jerusaln (cf. 1, 1; 11, 21). Bover-Cantera cree que lo que Jeremas quera,
era hacer provisiones para el nuevo sitio que prevea.

14 s. Tambin en esto es Jeremas figura de Jesucristo. Acusado falsamente responde con
toda mansedumbre, lo cual no impide que lo prendan y lo sometan a la flagelacin. Vase 11, 19;
18, 18; 26, 12 ss. y notas.

16. La casa de la mazmorra (Vulgata: la casa del lago) tal vez una cisterna, muy hmeda y
malsana (cf. versculo 20), como la mencionada en 38, 6.
Jeremas Captulo 38 119
pregunt el rey secretamente en su casa, diciendo: Hay alguna palabra de
parte de Yahv? S, la hay, respondi Jeremas. T sers entregado en
poder del rey de Babilonia. 18Y dijo Jeremas al rey Sedecas: En qu he
pecado contra ti, contra tus servidores y contra este pueblo, para que me
hayis metido en la crcel? 19Y dnde estn vuestros profetas que os
profetizaban, diciendo: El rey de Babilonia no vendr contra vosotros, ni
contra este pas? 20yeme ahora, oh rey, seor mo; y acoge propicio mi
splica. No me vuelvas a la casa de Jonatn, secretario; sera mi muerte.
21Entonces mand el rey Sedecas que guardasen a Jeremas en el patio de

la crcel, y que se le diese cada da un pan, de la calle de los panaderos,


mientras hubiese pan en la ciudad. As qued Jeremas en el patio de la crcel.

Captulo 38
Jeremas en la cisterna
Sefatas, hijo de Matn; Gedelas, hijo de Fasur; Jucal, hijo de Selemas, y
1

Fasur, hijo de Melquas, haban odo las palabras que Jeremas diriga a todo
el pueblo, diciendo: 2 As dice Yahv: Quien se quedare en esta ciudad
morir a espada, de hambre y de peste; pero el que se refugiare entre los
caldeos vivir; ese tal tendr como botn su vida y vivir. 3As dice Yahv: Esta
ciudad caer sin remedio en poder del ejrcito del rey de Babilonia, el cual la
tomar.
4Y dijeron los prncipes al rey: Este hombre debe morir, porque

hablndoles as debilita las manos de los guerreros que quedan an en esta


ciudad, y las manos de todo el pueblo. Este hombre no procura el bienestar
sino el mal de este pueblo. 5Respondi el rey Sedecas: Ah lo tenis a
vuestra disposicin, porque nada puede el rey contra vosotros. 6Tomaron,


17. Secretamente, por miedo al pueblo y a los prncipes. Qu pobre figura de monarca, ese
ltimo rey de Jud! En vez de gobernar, es gobernado por las masas. Cf. 38, 5 y 24 ss.

18. Vase 32, 3 s.; 34, 2 s.; 38, 17 s.

19. Dnde estn vuestros profetas? Ntese cmo los orculos mentirosos de los falsos
profetas han afianzado la autoridad de Jeremas.

21. La conducta del rey, por humana que aparezca es, como la de Pilatos, falta de toda
rectitud. Por un lado llama al profeta a su casa para or una palabra de Dios (versculo 17), por el
otro, manda confinarlo en el atrio de la crcel. Cada da un pan: La Vulgata agrega: adems de la
vianda.

4. Notemos cuan largamente se prolonga esta situacin que somete al profeta a la
desconfianza de sus compatriotas, por predicarles lo que Dios les ordenaba para su verdadero
bien. Es sta quiz la mayor prueba de fidelidad: jugarse la propia reputacin por obedecer a
Dios. Aqu y en 26, 11 vemos que la resistencia a la palabra de Dios tiene a veces un seudo-
fundamento patritico.

6. El encarcelamiento de Jeremas tiene cinco fases. Primera, fue detenido al salir por la
puerta de Benjamn y metido en la crcel que haba en la casa de Jonatn (37, 11-15). Segunda, el
Jeremas Captulo 38 120
pues, a Jeremas y le echaron en la cisterna de Melquas, hijo de Hamalec,
situada en el patio de la crcel; por medio de sogas lo bajaron a la cisterna
donde no haba agua, sino lodo, de modo que Jeremas se hundi en el lodo.
Un etope salva la vida del profeta
7
Supo Ebed-Mlec, etope, eunuco de la casa del rey, que haban echado a
Jeremas en la cisterna. El rey estaba entonces sentado a la puerta de
Benjamn. 8Sali Ebed-Mlec de la casa del rey y habl con el rey, diciendo:
9Oh rey, seor mo, han obrado mal estos hombres en todo lo que han

hecho con el profeta Jeremas, echndolo en la cisterna, donde morir de


hambre, pues no hay ya pan en la ciudad. 10Entonces el rey dio esta orden a
Ebed-Mlec, etope: Tmate de aqu treinta hombres, y saca al profeta
Jeremas de la cisterna antes que muera. 11Tom Ebed-Mlec a los hombres y
fue a la casa del rey, al stano de la tesorera, de donde sac unas ropas
usadas y trapos viejos, que con cuerdas hizo llegar a Jeremas en la cisterna.
12Y dijo Ebed-Mlec, etope, a Jeremas: Ponte esta ropa usada y los trapos

viejos debajo de tus sobacos, sobre las cuerdas. As lo hizo Jeremas. 13Y
tirando de Jeremas con las cuerdas, lo sacaron de la cisterna; y qued
Jeremas en el patio de la crcel.
Jeremas se entrevista con el rey
14El rey Sedecas envi a buscar al profeta Jeremas, y lo hizo traer junto a
s, a la tercera puerta de la Casa de Yahv; y dijo el rey a Jeremas: Quiero
preguntarte una cosa: no me ocultes nada. 15Dijo Jeremas a Sedecas: Si te
la digo, no es cierto que me quitars la vida?; y si te doy un consejo, no me
vas a escuchar. 16Hizo, entonces el rey Sedecas a Jeremas secretamente este
juramento: Por la vida de Yahv que nos ha dado esta vida, (te juro) que no
te dar muerte, y que no te entregar en manos de esos hombres que buscan
tu vida. 17Dijo Jeremas a Sedecas: As dice Yahv, el Dios de los ejrcitos,
el Dios de Israel: Si te pasas a los generales del rey de Babilonia, salvars tu
vida, y esta ciudad no ser abrasada; y vivirs t y tu casa. 18Pero si no te
pasas a los generales del rey de Babilonia, esta ciudad ser entregada en

rey despus de consultarle secretamente, le libra y dispone que sea guardado en el patio de la
crcel (37, 20). Tercera, el profeta es echado en la cisterna de Melquas (38, 6). Cuarta, un etope
consigue su liberacin y el profeta es metido en el patio de la crcel, de donde lo llevan a la
presencia del rey que jura no quitarle la vida (38, 9-16). Quinta, Jeremas queda en el patio de la
crcel hasta el da en que es tomada la ciudad (38, 28).

7. Un eunuco extranjero es ms humano y valiente que los ciegos polticos judos.
Recordemos que Nuestro Seor Jesucristo nos seala lo mismo en el ejemplo del samaritano
caritativo (Lucas 10, 33 ss.). Cf. 39, 16.

15. No me vas a escuchar: As dice Jess a sus jueces en Lucas 22, 67 s. Efectivamente, el rey
no escuch a Jeremas (versculo 28). Vase en 39, 5 s. cuan cara le cost su incredulidad.

17 s. Jeremas explica ahora lo que haba dicho en 37, 16.
Jeremas Captulo 39 121
manos de los caldeos, que la abrasarn; y t no escapars a sus manos.
19Respondi el rey Sedecas a Jeremas: Temo que los judos que ya se han

pasado a los caldeos me entreguen en manos de ellos y me escarnezcan. 20A


lo cual Jeremas respondi: No te entregarn. Escucha la voz de Yahv,
respecto de lo que te digo, y te ir bien y salvars tu vida. 21Pero si rehsas
salir, mira la palabra que Yahv me ha revelado: 22He aqu que todas las
mujeres que han quedado en la casa del rey de Jud, sern llevadas a los
generales del rey de Babilonia y ellas dirn:
Te han engaado y vencido tus mejores amigos;
han hundido tus pies en el cieno y se han vuelto atrs.
23Llevarn a todas tus mujeres y a tus hijos a los caldeos; y t mismo no

escapars a sus manos; sers tomado preso por mano del rey de Babilonia, y
abandonars esta ciudad a las llamas.
24Entonces dijo Sedecas a Jeremas: Nadie sepa nada de esto, y no

morirs. 25Por si acaso los prncipes llegan a saber que he hablado contigo, y
vienen a decirte: Manifistanos lo que dijiste al rey, y lo que a ti te dijo el
rey; si no nos ocultas nada, no te mataremos; 26les responders: Yo
suplicaba al rey que no me hiciese volver a la casa de Jonatn, pues morira
all. 27En efecto, se acercaron todos los prncipes a Jeremas, y lo
interrogaron, y l les respondi palabra por palabra lo que el rey le haba
mandado decir, de manera que lo dejaron en paz, pues no trascendi nada.
28As permaneci Jeremas en el patio de la crcel hasta el da en que fue

tomada Jerusaln. Estaba an all cuando Jerusaln fue tomada.

Captulo 39
Cada de Jerusaln
1
El ao noveno de Sedecas rey de Jud, en el dcimo mes, vino
Nabucodonosor, rey de Babilonia, con todo su ejrcito a Jerusaln y la siti.
2Y el ao undcimo de Sedecas, el da nueve del mes cuarto, fue abierta una


19. El rey Sedecas. por lo visto, cree en la autenticidad de la profeca de Jeremas y querra
seguir su consejo, pero tambin esta vez prevalece el temor que le impide hacer lo que la razn le
aconsejaba.

22. Tus mejores amigos: Otra traduccin: tus varones pacficos, en sentido irnico. El
profeta se refiere a los malos consejeros y falsos profetas que siempre anunciaban la paz. Vase
12, 10 ss.; 14, 13; 23, 16 ss. y notas.

26. En la casa de Jonatn se hallaba el pozo en que lo haban echado anteriormente. Vase
37, 14.

1 s. Vase 52, 4-16 y IV Reyes 25, 1-21. El sitio de la ciudad se prolong por espacio de
dieciocho meses menos un da.
Jeremas Captulo 39 122
brecha en la ciudad; 3y entraron todos los generales del rey de Babilonia, y se
sentaron cerca de la puerta media; Nergalsarezer, Samgarnebo, Sarsequim,
Rabsars. Nergalsarezer, Rabmag, con todos los dems jefes del rey de
Babilonia.
4Al verlos Sedecas, rey de Jud, y todos los guerreros, huyeron, y salieron

de noche de la ciudad, por el camino del jardn del rey, por la puerta que est
entre los dos muros; y se encaminaron hacia el Arab. 5Pero los persigui el
ejrcito de los caldeos; y alcanzaron a Sedecas en la llanura de Jeric. Lo
tomaron preso y lo llevaron a Ribl, en la tierra de Hamat, ante
Nabucodonosor, rey de Babilonia, quien lo sentenci.
6El rey de Babilonia hizo matar en Ribl a los hijos de Sedecas, delante de

los ojos de ste. El rey de Babilonia hizo degollar tambin a todos los nobles
de Jud. 7A Sederas le sac los ojos y orden atarlo con cadenas de bronce,
para conducirlo a Babilonia. 8Los caldeos entregaron a las llamas el palacio del
rey y las casas del pueblo, y destruyeron los muros de Jerusaln. 9Al resto de
los habitantes que haban quedado en la ciudad, y a los desertores que se
haban pasado a l, como tambin a los restantes del pueblo que an
quedaba, los deport Nabuzardn a Babilonia, capitn de la guardia.
10Solamente de los pobres del pueblo, que nada tenan, Nabuzardn, capitn

de la guardia, dej algunos en la tierra de Jud, dndoles al mismo tiempo


vias y campos.
Jeremas es puesto en libertad
Nabucodonosor, rey de Babilonia, dio a Nabuzardn, capitn de la
11

guardia, la siguiente orden respecto de Jeremas: 12Tmalo, y pon en l tu


ojo, no le hagas ningn dao, antes bien, trtalo segn l mismo te indique.


3, Entre los prncipes se nombra tambin Rabmag, cuyo nombre significa jefe de los
magos, por donde se ve que en el ejrcito de los caldeos haba magos que consultaban a los
dioses. Cerca de la puerta media: Tal vez una puerta que separaba a Sin de la parte baja de la
ciudad (Bover-Cantera).

4. El Arab: aqu la depresin geolgica al norte del Mar Muerto, donde corre el Jordn. El
mismo nombre se da en la Biblia a la depresin al sur del Mar Muerto.
5 s. Ribl (Vulgata: Reblata), ciudad de la Siria septentrional, donde Nabucodonosor tena su
cuartel general. Le sac los ojos (versculo 7): Dura costumbre de los vencedores asirios y caldeos
que vemos aplicada tambin por los filisteos en el caso de Sansn (Jueces 16, 21). Fue descubierto
un relieve asirio que representa al rey Asurbanipal cegando personalmente a algunos prisioneros
mediante una lanza.

12. Los caldeos consideraban al profeta Jeremas como partidario y amigo suyo. En realidad
no lo era, sino que anunciaba solamente la voluntad de Dios, sin miramientos polticos. La
conducta del rey pagano, favorable a Jeremas, fue continuada por su general (40, 2 ss.). Es de
notar que el mismo rey fue tambin propicio al profeta Daniel, como se ve en los primeros
captulos del libro de Daniel.
Jeremas Captulo 40 123
13
Por lo tanto Nabuzardn, capitn de la guardia, Nebusazbn, Rabsars,
Nergalsarezer, Rabmag y todos los generales del rey de Babilonia, 14enviaron
a sacar a Jeremas del patio de la crcel, y lo entregaron a Godolas, hijo de
Ahicam, hijo de Safn, para que lo llevase a su casa; y as habit en medio del
pueblo.
15Mientras estaba preso en el patio de la crcel, Jeremas haba recibido

esta palabra de Yahv: 16Ve y di a Ebed-Mlec, etope: As dice Yahv de los


ejrcitos, el Dios de Israel: He aqu que voy a cumplir mis palabras acerca de
esta ciudad, para mal y no para bien, y se cumplirn en aquel da ante tu
vista. 17Mas a ti te librar en ese da, dice Yahv, y no sers entregado en
manos de aquellos hombres a quienes tienes miedo; 18porque Yo te salvar
con toda seguridad y no caers a espada, sino que tendrs por botn tu vida,
por cuanto has confiado en M, dice Yahv.

Captulo 40
Jeremas y Godolas
He aqu la palabra que Jeremas recibi de Yahv, despus que
1

Nabuzardn, capitn de la guardia, lo haba dejado ir de Ram. Cuando lo


hizo venir, estaba an atado con cadenas en medio de todos los cautivos de
Jerusaln y de Jud que iban deportados a Babilonia. 2El capitn de la guardia
llam a Jeremas y le dijo: Yahv tu Dios haba predicho estos males contra
este lugar; 3y Yahv los ha trado y cumplido como lo haba dicho; porque
pecasteis contra Yahv, y no obedecisteis su voz, por eso os ha sucedido esto.
4Ahora, pues, mira que hoy te quito las cadenas que estn sobre tus manos. Si

te parece bien ir conmigo a Babilonia, ven y yo te cuidar, pero si no quieres


ir conmigo a Babilonia, no vengas. Mira que todo el pas est delante de ti;
podrs irte a cualquier lugar que te parezca bueno y conveniente. 5(Jeremas)
tardaba an en volver, por lo cual (le dijo); Vete a Godolas, hijo de Ahicam,
hijo de Safn, a quien el rey de Babilonia ha constituido gobernador de las


13. Los nombres no concuerdan con los del versculo 3. La diferencia se debe probablemente
a los copistas.

14. Del patio de la crcel: Cf. 38, 28. Godolas es el jefe del resto del pueblo judo. Los
caldeos lo haban constituido gobernador del pas conquistado. Sobre Ahicam vase 26, 24 y
nota.

15 ss. Esta profeca fue dada a Jeremas antes de la toma de la ciudad. Se refiere al etope
Ebed Mlec que haba librado al profeta (38, 7 ss.) y ahora se ve librado l mismo del peligro de
muerte. Tambin Jess promete una recompensa especial a los que sostienen a un profeta: El
que hospeda a un profeta en atencin a que es profeta, tendr galardn de justo (Mateo 10,
42). Cunto ms el que salva la vida de un profeta!

3. De aqu se desprende que el profeta no fue puesto en libertad inmediatamente, sino tan
slo en Ram, ciudad situada a 8 kilmetros al norte de Jerusaln y lugar donde los caldeos
reunieron a los cautivos para llevarlos a Babilonia.
Jeremas Captulo 40 124
ciudades de Jud. Habita con l en medio del pueblo, o vete a donde mejor
te parezca. El capitn de la guardia le dio tambin provisiones y regalos y le
despidi. 6Se fue Jeremas a Godolas, hijo de Ahicam, a Masf, y habit all,
en medio del pueblo que haba quedado en el pas.
7Cuando a todos los capitanes de las tropas desparramadas por el campo,

a ellos y a sus gentes, lleg la noticia de que el rey de Babilonia haba hecho
gobernador del pas a Godolas, hijo de Ahicam, y que le haba encomendado
los hombres y las mujeres y los nios, y aquellos pobres del pas que no
haban sido deportados a Babilonia; 8vinieron a Godolas, a Masf, (estos
hombres): Ismael, hijo de Natanas, Johann y Jonatn, hijos de Caree,
Seraas, hijo de Tanhumet, los hijos de Efai netofatita, y Jezanas, hijo del
Macaatita, ellos y sus gentes. 9Y Godolas, hijo de Ahicam, hijo de Safn, les
jur a ellos y a sus gentes diciendo: No temis servir a los caldeos;
permaneced en el pas y servid al rey de Babilonia, y os ir bien. 10He aqu
que yo me quedo en Masf, para estar a disposicin de los caldeos que
lleguen a nosotros; vosotros, en cambio, recoged la vendimia, la mies y el
aceite, y metedlos en vuestras tinajas; y habitad en las ciudades que habis
ocupado.
11Tambin todos los judos que se encontraban en Moab, entre los hijos de

Ammn y en Edom, y los desparramados en todos los pases, supieron que el


rey de Babilonia, haba dejado un resto para Jud y que les haba puesto por
gobernador a Godolas, hijo de Ahicam, hijo de Safn. 12Entonces todos
aquellos judos, volvieron de todos los lugares adonde haban sido


6. Masf, probablemente el actual Tell en Nasbe, a 12 kilmetros al norte de Jerusaln,
centro religioso y poltico en tiempo de Samuel. Vase Jueces 20, 1; 21, 1; I Reyes 7, 5 ss.; III
Reyes 15, 22; II Paralipmenos 16, 6. Y habit all en medio del pueblo que haba quedado:
Recurdese que el profeta fue tratado como mal patriota y traidor, y aun como impo, porque
anunciaba la cada de Jerusaln y tambin del Templo que los falsos profetas declaraban
indestructible por ser de Yahv (7, 1 ss.; 11, 21; 18, 18, 26, 7 ss., etc.). Ese mismo profeta comparte
la suerte de la escasa poblacin que ha quedado viva entre las ruinas, perdona a sus perseguidores
y consuela a los afligidos. En el Libro de las Lamentaciones le omos cantar las elegas inmortales
sobre la cada de la Ciudad Santa y poco despus le vemos acompaar el resto del pueblo que
huye a Egipto. Muchos tomaban, quizs, su conducta como ilgica y falta de consecuencia. Es lo
que siglos ms tarde se reprochar a Cristo, con casi las mismas palabras, pues todo parece en l
ilgico, particularmente la doctrina del Sermn de la Montaa y el mandamiento de renunciar
a la justicia y amar a los que nos odian (Mateo 5, 43 ss.). Y sin embargo, aqu est el arranque de
toda vida cristiana. Sin las preocupaciones por cumplir esas cosas ilgicas, que nos ensea Jess,
no somos cristianos. Lo que ms nos cuesta soportar son las mortificaciones que nos vienen del
mundo que nos considera como tontos y locos. Jess pas por tal entre sus parientes (Marcos 3,
21 y 31 ss.), por endemoniado ante los doctores (ibd. 22), por blasfemo ante el Sumo Sacerdote
(Mateo 26, 25 ss.) y por criminal ante el pueblo que lo vio en el patbulo (Lucas 22, 37). Si
meditamos esto, empezamos a comprender cun lejos estamos de seguir el ejemplo de Cristo.

9. Cf. IV Reyes 25, 24, donde se repite este mismo consejo, Godolas no hace sino lo que
Dios haba mandado por boca del profeta: obedecer al rey de Babilonia.
Jeremas Captulo 41 125
desplazados y vinieron al pas de Jud, a Godolas, a Masf, y recolectaron
vino y frutos en abundancia.
Conjuracin contra Godolas
13Johann, hijo de Caree, y todos los capitanes de las tropas dispersas por
el campo, vinieron a Godolas, a Masf, 14y le dijeron: No sabes acaso que
Baals, rey de los hijos de Ammn, ha enviado a Ismael, hijo de Natanas,
para quitarte la vida? Pero Godolas, hijo de Ahicam, no les dio crdito.
15Entonces Johann, hijo de Caree, dijo secretamente a Godolas en Masf:

Yo ir y matar a Ismael, hijo de Natanas, sin que nadie lo sepa. Por qu ha


de matarte l a ti, y han de dispersarse todos los judos que se han
congregado en torno tuyo? Sera la ruina del resto de Jud. 16Mas Godolas,
hijo de Ahicam, respondi a Johann, hijo de Caree: No hagas tal cosa;
porque lo que dices de Ismael es falso.

Captulo 41
Muerte de Godolas
1En el sptimo mes lleg Ismael, hijo de Natanas, hijo de Elisam, que era

de estirpe real, con algunos magnates del rey y diez hombres, a Godolas, hijo
de Ahicam, a Masf; y comieron juntos all en Masf. 2Y se levant Ismael,
hijo de Natanas, y los diez hombres que con l estaban, e hirieron a espada a
Godolas, hijo de Ahicam, hijo de Safn, dando as muerte al que el rey de
Babilonia haba constituido gobernador del pas. 3Ismael mat tambin a
todos los judos que estaban all con Godolas en Masf, y a todos los caldeos,
hombres de guerra, que all se hallaban.
Atrocidades de Ismael
4Al segundo da despus del asesinato de Godolas, cuando an no lo saba
nadie, 5vinieron ochenta hombres de Siquem, de Silo y de Samara, con la
barba rada, rasgados los vestidos, y el cuerpo cubierto de incisiones, con
ofrendas e incienso para ofrecerlos en la Casa de Yahv. 6Ismael, hijo de
Natanas, les sali al encuentro desde Masf, llorando mientras iba; y cuando


16. Godolas piensa caballerescamente de Ismael. Pronto vemos (41, 2 ss.) cuan imprudente
es creer en los hombres que no apoyan su conducta en la voluntad de Dios.

2. Vase IV Reyes 25, 25. Despus del cautiverio los judos instituyeron un da de ayuno
para recordar este triste acontecimiento.

5. Los peregrinos que vienen del antiguo reino de Israel estn vestidos de luto por la
destruccin del Templo. Ismael simula igualmente luto para engaarlos (versculo 6). La barba
rada: En Levtico 19, 27 s. Moiss prohiba esta forma de luto, lo mismo que las sajaduras,
porque eran costumbres paganas y revestan carcter idoltrico. Cf. Deuteronomio 14, 1. En la
Casa de Yahv, es decir, en el Templo destruido ya por los caldeos.
Jeremas Captulo 41 126
los encontr, les dijo: Venid a Godolas, hijo de Ahicam. 7Pero apenas
haban llegado al centro de la ciudad cuando Ismael, hijo de Natanas, con los
hombres que tena consigo, los mat (y los arroj) en la cisterna. 8Entre ellos
se hallaron diez hombres que dijeron a Ismael: No nos mates, porque
tenemos escondidas en el campo provisiones de trigo, cebada, aceite y miel. A
sos los dej en paz, y no los mat con sus hermanos. 9La cisterna en que
Ismael arroj todos los cadveres de los hombres que asesin por causa de
Godolas, es la misma que el rey As hizo contra Baas, rey de Israel. Ismael,
hijo de Natanas, la llen con los (cuerpos de) los asesinados.
10Despus Ismael llev cautivo a todo el resto del pueblo que haba en

Masf, con las hijas del rey y a todo el pueblo que quedaba en Masf, a saber,
a todos cuantos Nabuzardn, capitn de la guardia, haba encomendado a
Godolas, hijo de Ahicam. Ismael, hijo de Natanas, se los llev cautivos y se
puso en camino para pasarse a los hijos de Ammn.
El resto del pueblo huye a Egipto
11Cuando Johann, hijo de Caree, y todos los capitanes de las tropas que le
acompaaban, supieron todo el mal que haba hecho Ismael, hijo de
Natanas, 12tomaron consigo toda la gente y se pusieron en marcha para
luchar contra Ismael, hijo de Natanas, y lo encontraron junto a la grande
piscina de Gaban. 13Entonces, cuando todo el pueblo que estaba con Ismael
vio a Johann, hijo de Caree y a todos los capitanes de las tropas que le
acompaaban, se llen de alegra, 14y todo el pueblo que Ismael llevaba
cautivo de Masf, dio la vuelta, y regresando se pas a Johann, hijo de
Caree. 15Pero Ismael, hijo de Natanas, escap con ocho hombres, delante de
Johann, y se pas a los hijos de Ammn.
16Tomaron, pues, Johann hijo de Caree, y todos los capitanes de las

tropas que le acompaaban, a todo el resto del pueblo que haban rescatado
de Ismael, hijo de Natanas, eran los (que ste se haba llevado) de Masf,
despus de asesinar a Godolas, hijo de Ahicam varones, hombres de
guerra, mujeres, nios y eunucos, que haba hecho volver de Gaban; 17y se
pusieron en marcha e hicieron alto en Gerut Camaam, cerca de Beln, para
continuar la marcha y entrar en Egipto, 18huyendo de los caldeos; pues los


8. La compasin interesada de Ismael recuerda el perdn que Sal desobedeciendo a Dios
concedi a Agag, rey de los amalecitas, para apoderarse de sus rebaos (I Reyes 15, 9).

9. Vase III Reyes 15, 22; II Paralipmenos 16, 5.

12. Gaban estaba situada a 9 kilmetros al noroeste de Jerusaln. All se bati Abner,
general de las tropas de Sal, con el ejrcito de David (II Rey, 2, 13 ss.) y mat Joab a Amas (II
Reyes 20, 8).

17 s. Huyeron a Egipto, temiendo que Nabucodonosor tomase venganza no slo de los
asesinos de Godolas sino de todo el resto del pueblo. En Gerut-Camaam: No se sabe si se trata o
no del nombre de una localidad. La Vulgata vierte: estuvieron peregrinos en Camaam; Ncar
Colunga: en los apriscos de Camaam; otros: en las posadas de Camaam. Cf. II Reyes 19, 37 s.
Jeremas Captulo 42 127
teman, por cuanto Ismael, hijo de Natanas, haba asesinado a Godolas hijo
de Ahicam, a quien el rey de Babilonia haba nombrado gobernador del pas.

Captulo 42
El pueblo consulta al profeta
1
Vinieron todos los capitanes de las tropas y Johann, hijo de Caree, y
Jezanas, hijo de Isaas y todo el pueblo, chicos y grandes, 2y dijeron al
profeta Jeremas: Que te sea acepta nuestra peticin, y haz oracin a Yahv,
tu Dios, por nosotros, en favor de todo este resto; porque de muchos hemos
quedado pocos, como nos estn viendo tus ojos. 3Que Yahv, tu Dios, nos d
a conocer el camino que debemos seguir y lo que hemos de hacer. 4El
profeta Jeremas les respondi: Comprendo; he aqu que pedir a Yahv,
vuestro Dios, conforme a vuestras palabras; y cualquier cosa que responda
Yahv, os la comunicar, sin ocultaros nada. 5Y dijeron ellos a Jeremas: Sea
Yahv contra nosotros testigo verdadero y fiel, si no cumpliramos todo
cuanto Yahv, Dios tuyo, nos mandare. 6Sea cosa buena, sea cosa mala,
obedeceremos la voz de Yahv, nuestro Dios, a quien te enviamos para que
nos vaya bien, pues escucharemos la voz de Yahv, nuestro Dios.
Respuesta de Dios
7
Al cabo de diez das fue dirigida la palabra de Dios a Jeremas, 8el cual
llam a Johann, hijo de Caree, y a todos los capitanes de las tropas que le
acompaaban, y a todo el pueblo, chicos y grandes, 9y les dijo: As dice
Yahv el Dios de Israel, a quien me habis enviado para presentarle vuestra
splica: 10Si permanecis en este pas, Yo os edificar y no os destruir; os
plantar y no os arrancar; porque me pesa el mal que os he hecho. 11No
temis al rey de Babilonia, al cual tenis tanto miedo; no le temis, dice
Yahv; pues Yo estoy con vosotros, para salvaros y para libraros de su mano.


1 ss. Vinieron todos, chicos y grandes, a consultar a Jeremas, el padre del pueblo. Parece
que en aquel tiempo se hallaba en Jerusaln reorganizando espiritualmente el pequeo resto que
viva entre los escombros. Lo buscan entre las ruinas y lo encuentran probablemente en aquel
lugar donde estaba el Templo. Despus de cumplirse todas las profecas de Jeremas ha
aumentado tanto su prestigio que piden su intercesin ante Dios y prometen obedecerle en
adelante a todo trance (versculo 6). Recurdese la promesa de Pedro (Juan 13, 36 ss.). Vana
promesa de un vulgo inconstante (43, 2) que tantas veces ha maquinado su muerte. Como
intercesor Jeremas es figura de Cristo.

4. Ellos le haban dicho: tu Dios; el profeta les dice: vuestro Dios (versculo 13), para animar
su fe y mostrarles que l no monopoliza la oracin ni se interpone entre ellos y Dios, sino que, al
contrario, est empeado por acercarlos a Dios.

7 ss. Pasaje elegido para la Epstola de la Misa votiva en tiempo de guerra, a fin de avivar la
fe del pueblo en ese triunfo que no se obtiene con los carros y caballos, sino solamente con la
intervencin de Dios (Salmo 32, 10-12).
Jeremas Captulo 42 128
12Yo os ser propicio, de modo que l tenga compasin de vosotros, y os
haga volver a vuestro pas.
13Pero si decs: No permaneceremos en este pas, y si no escuchis la

palabra de Yahv, vuestro Dios; 14si (al contrario) decs: No, sino que nos
iremos a la tierra de Egipto, donde no veremos ya la guerra, ni tendremos
que or el sonido de la trompeta, ni sufrir hambre, y all habitaremos, 15para
este caso od la palabra de Yahv, oh restos de Jud: As dice Yahv de los
ejrcitos, el Dios de Israel: Si no dejis vuestro proyecto de ir a Egipto y
habitar all, 16la espada que temis os alcanzar all en la tierra de Egipto, y el
hambre ante el cual temblis, os sobrevendr all en Egipto, donde moriris.
17Todos aquellos que se han propuesto ir a Egipto y habitar all, morirn al filo

de la espada y de hambre y de peste; y ninguno de ellos quedar con vida, ni


se librar del mal que Yo descargar sobre ellos. 18Porque as dice Yahv de
los ejrcitos, el Dios de Israel: As como se ha derramado mi ira y mi
indignacin sobre los habitantes de Jerusaln, del mismo modo se derramar
mi indignacin sobre vosotros, cuando entris en Egipto, y seris objeto de
execracin, de pasmo, de maldicin, y de oprobio; y no volveris a ver este
lugar.
19Por eso dice Yahv acerca de vosotros, oh resto de Jud: No vayis a

Egipto. Tomad nota de que yo os advierto el da de hoy. 20Porque os


engaasteis a vosotros mismos, cuando me enviasteis a Yahv, vuestro Dios,
diciendo: Haz oracin por nosotros a Yahv, nuestro Dios; y todo cuanto
diga Yahv, nuestro Dios, dnoslo as, y cumpliremos. 21Yo os lo he declarado
hoy; mas vosotros no escuchis la voz de Yahv, vuestro Dios, ni cosa alguna
de las que l me ha encargado deciros. 22Sabed, pues, con toda seguridad, que


14. El sonido de la trompeta era seal del estallido de la guerra. En Egipto crean estar fuera
de la zona de las operaciones blicas de Nabucodonosor. No pensaban que para Dios no existen
distancias y que nadie puede esconderse de su vista. Cf. Salmo 138, 8 y nota.

18. Seris objeto de execracin, etc.: seris citados entre los dems pueblos como ejemplo
de la maldicin divina. Cf. 18, 16; 24, 9; 26, 6; 29, 18; 44, 12, etc. y notas.

19. No vayis a Egipto: Se refiere a Deuteronomio 17, 16. Tomad nota de que Yo os
advierto el da de hoy: Es notable que el Seor no los mueva a ninguna iniciativa, sino, al
contrario, a esa pasividad que es la ms difcil prueba de la fe, porque nadie se resigna a ella si no
tiene una confianza absoluta. Vase Isaas 30, 15 ss.; 40, 27 ss.

20. Os engaasteis a vosotros mismos. Lo dijo Jeremas a los capitanes y al pueblo entero
cuando, despus de haber logrado conocer la voluntad de Dios, declararon falsa la profeca
porque no concordaba con sus propios deseos. Lo podra decir tambin a los que hoy en da leen
la Sagrada Escritura para conocer la voluntad de Dios y cuando ven que est en contra de sus
juicios, de su modo de pensar y de su modo de vivir, dan vuelta a las palabras divinas hasta que
salgan con la suya. Y si esto ya no es posible porque encuentran la verdad y la voluntad de Dios
expresadas sin sombra de duda, pretenden hacer creer, a s mismos y a los dems, que bajo estas
palabras claras est escondido un simbolismo cuyo significado buscan a costa de la verdad, la cual
esquivan a todo precio. No fueron ms sinceros los judos que al abandonar a Jess decan:
Dura es esta doctrina, quin puede escucharla? (Juan 6, 61) (Elpis).
Jeremas Captulo 43 129
moriris al filo de la espada, de hambre y de peste en el lugar adonde queris
ir a habitar.

Captulo 43
Jeremas es llevado a Egipto
1Cuando Jeremas hubo acabado de transmitir al pueblo entero todas las

palabras de Yahv, su Dios, todas aquellas palabras que Yahv, su Dios, le


haba encargado decirles, 2respondieron Azaras, hijo de Osaas, y Johann,
hijo de Caree, y todos los hombres rebeldes: Es mentira lo que dices; no te
ha enviado Yahv, nuestro Dios, para decir: No vayis a Egipto para habitar
all; 3es Baruc, hijo de Neras, el que te instiga contra nosotros, para
entregarnos en manos de los caldeos, a fin de que nos maten, o nos deporten
a Babilonia.
4De este modo Johann, hijo de Caree, y todos los capitanes de las tropas,

y todo el pueblo desobedecieron la orden de Yahv de permanecer en la


tierra de Jud. 5Y as Johann, hijo de Caree, y todos los capitanes de las
tropas tomaron a todo el resto de Jud, a los que de todas las regiones donde
haba dispersos, haban regresado para habitar en la tierra de Jud; 6a
hombres, mujeres y nios, a las hijas del rey, y a cuantos Nabuzardn, capitn
de la guardia, haba dejado con Godolas, hijo de Ahicam, hijo de Safn, y
tambin al profeta Jeremas y a Baruc, hijo de Neras; 7y entraron en la tierra
de Egipto, no obedeciendo la orden de Yahv, y llegaron hasta Tafnis.


2. Es mentira: As habla el corazn pervertido. En realidad, saben muy bien que Jeremas no
miente y que nada le importa la impresin producida por sus palabras. Aunque le echaran en la
crcel por tercera vez, no cambiara siquiera un pice de lo que Dios le ha revelado. Quebrantan
tambin, con su conducta, el juramento dado en 42, 5. Es que nada resulta ms duro que
perseverar en las opiniones de Dios cuando van contra los deseos del corazn.

3. Baruc, el secretario del profeta, es objeto inmediato de las acusaciones que en realidad se
dirigen contra Jeremas.

6. Colgese de aqu y de 42, 9 ss. que el profeta fue arrastrado a Egipto contra su voluntad.
Ntese el contraste con el versculo 2, donde le tratan de mentiroso. De qu les sirve un profeta
mentiroso? Por qu le llevan consigo? No es precisamente porque saben que su palabra es
autntica y que Dios est con l? Tenemos en este episodio un ejemplo de la inconsecuencia
humana. Por una parte queremos ser fieles a la palabra de Dios, que nos atrae con sus divinas
promesas; y por otra parte la rechazamos cuando no concuerda con nuestros intereses. En vano
intentaremos servir a dos seores, a Dios y a los apetitos de la carne, pues, como dice Jess, el
que quiere servir a dos seores, o tendr aversin al uno y amor al otro, o, si se sujeta al
primero, mirar con desdn al segundo (Mateo 6, 24).

7. Tafnis: Cf. 2, 16; 44, 1. En Tafnis, situada en el delta del Nilo, residan en aquel tiempo los
faraones.
Jeremas Captulo 44 130
Vaticinio sobre Egipto
8En Tafnis recibi Jeremas esta palabra de Yahv: 9 Toma en tu mano

unas piedras grandes, y escndelas con argamasa en el empedrado a la


entrada del palacio del Faran, en Tafnis, de modo tal que lo vean los
hombres de Jud; 10y diles: As dice Yahv de los ejrcitos, el Dios de Israel:
He aqu que enviar a buscar a mi siervo Nabucodonosor, rey de Babilonia, el
cual colocar su trono sobre estas piedras que he escondido y extender sobre
ellas su tapiz. 11Pues l vendr y herir la tierra de Egipto, e (irn) los
destinados a la muerte, a la muerte; los destinados al cautiverio, al cautiverio;
y los destinados al filo de la espada, a la espada. 12Y pegar fuego a la casa de
los dioses de Egipto; a unos de ellos los quemar, y a otros se los llevar
cautivos; y despiojar el pas de Egipto, como un pastor despioja su ropa, y
saldr de all sin ser molestado. 13Romper tambin las columnas del templo
del Sol en la tierra de Egipto, y abrasara las casas de los dioses de Egipto.

Captulo 44
Idolatra de los judos en Egipto
1He aqu la palabra que fue dirigida a Jeremas respecto de todos los

judos que habitaban en el pas de Egipto, en Migdol, en Tafnis, en Nof, y en


9. Escndelas con argamasa en el empedrado, etc.: Se trata aqu de una profeca simblica,
semejante a la del captulo 13, donde el profeta recibe la orden de esconder un cinturn en la
ribera del ufrates (13, 1 ss.). El texto admite muchas traducciones si bien el sentido es siempre el
mismo. La Vulgata dice: escndelas en la bveda que est debajo del muro de ladrillo a la puerta
de la casa del Faran; Bover-Cantera: escndelas con mortero espeso en la obra de ladrillo que se
halla a la entrada de la casa del Faran.

10. Pocos aos despus Nabucodonosor invadi Egipto dos veces, la primera, en 572, la
segunda, en 568. Mi siervo: sobre este ttulo del rey de los caldeos, vase 25, 9 y nota.

12. Despiojar: Nada ms grfico que esta imagen del pastor que limpia su vestido de los
piojos. La Vulgata trae otro sentido: se vestir de la tierra de Egipto, es decir, ocupar el pas
como si fuese suyo.

13. Alusin a los obeliscos del templo del Sol en On. La Vulgata da a esta ciudad el nombre
de Casa del Sol. Vase Isaas 19, 18. Los griegos la llamaban Helipolis. On o Helipolis se
menciona ya en Gnesis 41, 45. Estaba situada a pocos kilmetros al norte del Cairo y era centro
del culto que los egipcios tributaban al Sol. Hoy da es un montn de ruinas, y de sus obeliscos,
smbolos de los rayos del Sol, uno solo, de 66 pies de altura, ha quedado all como testigo
solitario de la gloria desvanecida. Otro de esos obeliscos fue llevado a Roma y est ahora ante la
Baslica de San Pedro. As el smbolo del sol est hoy dedicado al Sol invictus Jesucristo y
ostenta en letras de oro las palabras: Christus vincit, Christus regnat, Christus imperat.

1. Sobre Tafnis vase 43, 7 y nota. Migdol (Mgdalo), ciudad fronteriza que los arquelogos
ubican en la regin del canal de Suez. Nof o Menfis, a 20 kilmetros al sur de El Cairo (cf. 2, 16;
Isaas 19, 13). Patros: en egipcio p-to-res (pas del sur), nombre del Alto Egipto. Jeremas se dirige
a todos los judos que vivan en el pas de Egipto, no solamente a los recin venidos. Llama la
Jeremas Captulo 44 131
la tierra de Patros: 2As dice Yahv de los ejrcitos, el Dios de Israel: Vosotros
habis visto todo el mal que he hecho venir sobre Jerusaln y sobre todas las
ciudades de Jud; pues he aqu que hoy estn desiertas y nadie habita en ellas,
3a causa de las maldades que cometieron para irritarme, yendo a quemar

incienso a otros dioses, y a darles culto; dioses a quienes no conocan, ni ellos,


ni vosotros, ni vuestros padres. 4Yo os envi a tiempo todos mis siervos los
profetas, dicindoos: No hagis esta cosa abominable que Yo aborrezco.
5Pero no escucharon, ni prestaron odo para convertirse de su maldad y dejar

de quemar incienso a otros dioses. 6Por eso se derram mi indignacin y mi


ira, que ardieron en las ciudades de Jud y en las calles de Jerusaln, que se
convirtieron en desierto y desolacin, como (se ve) en el da de hoy.
7Ahora, as dice Yahv de los ejrcitos, el Dios de Israel: Por qu hacis

contra vosotros mismos este gran mal, de extirpar de Jud a hombres y


mujeres, nios y mamantes, de tal suerte que no os queda resto alguno,
8irritndome con las obras de vuestras manos, quemando incienso a otros

dioses, en la tierra de Egipto, adonde habis venido a habitar para perecer y


para ser una maldicin y un oprobio entre todos los pueblos de la tierra?
9Habis olvidado las maldades de vuestros padres, las maldades de los reyes

de Jud, las maldades de sus mujeres, vuestras propias maldades y las de


vuestras mujeres, cometidas en la tierra de Jud y en las calles de Jerusaln?
10Hasta hoy no se han arrepentido; no han tenido temor, ni han observado la

Ley y los mandamientos que Yo he puesto delante de vosotros y delante de


vuestros padres. 11Por eso, as dice Yahv de los ejrcitos, el Dios de Israel: He
aqu que voy a volver mi rostro contra vosotros para mal, y para extirpar a
todo Jud. 12Tomar los restos de Jud, que resolvieron entrar en la tierra de
Egipto y habitar all; sern todos consumidos en el pas de Egipto; caern por
la espada y morirn de hambre, desde el menor hasta el mayor; a espada y de
hambre perecern, y vendrn a ser un objeto de execracin, de pasmo, de
maldicin, de oprobio. 13Porque castigar a los que habitan en el pas de
Egipto, como he castigado a Jerusaln con la espada, el hambre y la peste.
14No habr quien escape o quede con vida del resto de Jud que ha venido a

la tierra de Egipto para habitar all y para volver a la tierra de Jud, adonde

atencin la existencia de judos en Patros, el extremo sur de Egipto. En el siglo V a. C.


encontramos all, en Elefantina, una colonia militar juda que dispona de un templo de Yahv.

3 ss. En estos celos del amor de Dios vemos la razn por la cual l tanto se opona a que
fuesen a Egipto. La idolatra de Israel siempre fue la causa de sus males, porque su divino Esposo
la miraba como un adulterio. Vase Salmo 105, 19 y nota. No escucharon (versculo 5): Vase 25,
4; 35, 15.

11. Cf. 21, 10; Levtico 17, 10; 20, 5 s.; Ams 9, 4.

13 s. Los castigar: la profeca se refiere a la invasin de Egipto por Nabucodonosor. Cf. 43,
10 y nota. Aun en este caso Dios no extingue todas las luces. Se salvarn algunos fugitivos
(versculo 14), entre ellos Baruc, el secretario del profeta.
Jeremas Captulo 44 132
tanto suspiran volver para habitar all; pues no volvern, si no es algn
fugitivo.
Respuesta de los judos idlatras
15
Entonces todos los hombres que saban que sus mujeres quemaban
incienso a otros dioses, y todas las mujeres presentes all en gran nmero, y
todos los del pueblo que habitaban en el pas de Egipto y en Patros,
respondieron a Jeremas, diciendo: 16 En cuanto a las palabras que nos has
dicho en nombre de Yahv, no queremos obedecerte, 17sino que
continuaremos cumpliendo toda promesa que hayamos hecho, de quemar
incienso a la reina del cielo y derramarle libaciones; como hemos hecho,
nosotros y nuestros padres, nuestros reyes y nuestros prncipes, en las ciudades
de Jud y en las calles de Jerusaln; con lo cual estbamos hartos de pan y
nos iba bien y no veamos ninguna calamidad. 18Pero desde que hemos
dejado de quemar incienso a la reina del cielo y derramarle libaciones, nos
falta todo, y nos consume la espada y el hambre. 19Y si nosotras quembamos
incienso a la reina del cielo, y le derrambamos libaciones, acaso no lo saban
nuestros maridos cuando hacamos tortas a imagen de ella y le ofrecamos
libaciones?
Castigo de los idlatras
Replic Jeremas a todo el pueblo, a los hombres y a las mujeres, a todos
20

los que le haban dado aquella respuesta, y dijo: 21 Acaso no se acord


Yahv del incienso que quemasteis en las ciudades de Jud y en las calles de
Jerusaln, vosotros y vuestros padres, vuestros reyes y vuestros prncipes y el
pueblo del pas? Acaso l no se dio cuenta de ello? 22Yahv no pudo
aguantar ms la maldad de vuestras obras y las abominaciones que
cometisteis; por eso vuestro pas ha venido a ser un desierto, un objeto de
pasmo y de maldicin, sin habitantes, como (se ve) hoy da. 23Porque
quemasteis incienso y pecasteis contra Yahv, y no escuchasteis la voz de
Yahv, ni observasteis su Ley, sus mandamientos y testimonios; por eso os ha
sobrevenido la presente calamidad.
24Y dijo Jeremas a todo el pueblo y a todas las mujeres: Od la palabra

de Yahv, todos los de Jud que estis en la tierra de Egipto. 25As dice Yahv
de los ejrcitos, el Dios de Israel: Vosotros y vuestras mujeres ejecutis con


15. Las mujeres presentes all en gran nmero: Las costumbres judas no permitan que las
mujeres se reuniesen en gran nmero excepto en las solemnidades pblicas. Es, pues, probable
que la reunin de la cual se trata aqu, era una de esas solemnidades (Vigouroux).

17. La reina del cielo: la diosa Astart de los fenicios (Istar de los asirios), a la cual las
mujeres solan ofrecer tortas redondas y chatas como el disco de la luna. Cf. 7, 18 y nota. Vase
las excusas de las mujeres en el versculo 19. Adems daban culto a Adonis, como vemos en
Ezequiel 8, 14.
Jeremas Captulo 45 133
vuestras manos lo que expresasteis con vuestra boca, a saber: Seguiremos
cumpliendo los votos que hemos hecho de quemar incienso a la reina del
cielo, y derramarle libaciones. No hay duda de que cumpls sin falta vuestros
votos y los ponis por obra. 26Por eso, od la palabra de Yahv, todos los de
Jud que moris en la tierra de Egipto: He aqu que Yo he jurado por mi gran
Nombre, dice Yahv, que en todo el pas de Egipto no ser pronunciado ms
mi Nombre por boca de ningn hombre de Jud que diga: Vive Yahv, el
Seor! 27Mirad: Yo estoy velando sobre ellos para mal y no para bien; y
todos los hombres de Jud que estn en el pas de Egipto, sern consumidos
por la espada y por el hambre, hasta acabar con ellos. 28Algunos pocos que
escapen de la espada, volvern del pas de Egipto a la tierra de Jud, pero
todos los del resto de Jud que han venido a la tierra de Egipto para habitar
all, conocern de quin es la palabra que se cumple, si la ma o la de ellos.
29Y esto, dice Yahv, os sirva de seal de que Yo os castigar en este lugar;

para que sepis que mis palabras se cumplirn sin falta contra vosotros para
mal vuestro. 30As dice Yahv: He aqu que voy a entregar al Faran Hofra,
rey de Egipto, en poder de sus enemigos, y en manos de aquellos que atentan
contra su vida, as como entregu a Sedecas, rey de Jud, en manos de
Nabucodonosor, rey de Babilonia, enemigo suyo, que buscaba perderle.

Captulo 45
Jeremas consuela a Baruc
1
Palabra que dijo Jeremas, el profeta, a Baruc, hijo de Neras, al escribir
ste aquellas palabras en un libro, dictndoselas Jeremas, en el ao cuarto de
Joakim, hijo de Josas, rey de Jud: 2As dice Yahv, el Dios de Israel,
respecto de ti, oh Baruc: 3T dijiste: Ay de m, porque Yahv ha aadido
dolor a mi dolor! Cansado estoy de gemir y no hallo descanso. 4As le dirs:


26. En Egipto no ser pronunciado ms el Nombre de Dios, pues los judos idlatras,
refugiados en Egipto, perecern, y los piadosos dejarn el pas obedeciendo la palabra del Seor
(versculos 14 y 28). Dios nos ensea aqu que l se retira de los que se retiran de l, como Jess
lo hizo en Gerasa (Lucas 8, 37). El peor castigo del desamor es el endurecimiento del corazn, la
obstinacin y ceguera espiritual. No hay peligro ms grande que esa libertad que tanto
defendemos.

30. El rey Hofra, perdi la vida en la lucha con su rival Amasis. Con este captulo terminan
los orculos de Jeremas relativos al pueblo judo. Su actividad entre los fugitivos, sobre todo su
predicacin contra la idolatra, le vali, segn una tradicin juda, el martirio en Egipto.

1. Vase la orden de Dios de escribir las profecas de Jeremas en un libro (36, 2). Parece que
Baruc se llen de temor al ver cmo el rey quemaba el primer ejemplar escrito de las profecas de
Jeremas (36, 20 ss.). Crea que le mataran, porque era amanuense del profeta, el cual se hallaba
en la crcel y no poda publicar las profecas de otra manera.

4. Voy a desarraigar lo que he plantado: Cf. 1, 10 y Eclesiasts 3, 1 ss. y nota.
Jeremas Captulo 46 134
Esto dice Yahv: He aqu que lo que he edificado, lo voy a derribar; y voy a
desarraigar lo que he plantado en toda esta tierra, pues es ma. 5Y t buscas
para ti grandes cosas? No las busques! pues mira, Yo voy a traer males sobre
toda carne, dice Yahv; pero a ti te dar la vida como botn en cualquier
lugar adonde vayas.

II. Vaticinios contra otros pueblos

Captulo 46
Orculo contra Egipto
Orculos de Yahv que el profeta Jeremas recibi sobre los gentiles.
1

2
Para Egipto.
Contra el ejrcito del Faran Necao, rey de Egipto, que estaba en
Crquemis, junto al ro ufrates, al que derrot Nabucodonosor, rey de
Babilonia, el ao cuarto de Joakim, hijo de Josas, rey de Jud:
3 Preparad escudo y broquel,

y salid a la batalla.
4Uncid los caballos; jinetes, montad;

poneos en filas con los morriones; acicalad las lanzas, ceos las corazas.
5Pero qu veo? Despavoridos vuelven la espalda,

batidos sus valientes,


huyen apresuradamente, sin mirar atrs,
por todos lados terror,
dice Yahv.
6No se libra el ligero

ni escapa el valiente.
Al norte, junto al ro ufrates,

5. La promesa que Dios da a Baruc muestra que l no ha reprobado los lamentos del profeta.
Veamos en el Salmo 68 y notas las quejas que David pone en boca de Jesucristo. Pero Dios, dice
el mismo Real Profeta, est al lado de los que tienen el corazn atribulado (Salmo 33, 19). T
hieres, y das la salud; T conduces hasta l sepulcro y resucitas, sin que nadie pueda sustraerse de
tus manos (Tobas 13, 2). Recurdese la fiel y valiente actitud de Baruc en el captulo 36. Te dar
la vida como botn: locucin hebrea, que quiere expresar la gratuidad de la salvacin. Vase la
misma expresin en 21, 9; 38, 2; 39, 18; Filipenses 2, 6.

2. En Crquemis (Circesium), junto al ufrates, los babilonios vencieron en el ao 605 el
ejrcito del rey Necao de Egipto, que antes haba ganado la batalla de Megidd que cost la vida
al rey Josas de Jud (IV Reyes 23, 29 ss.; II Paralipmenos 35, 20).

3 s. Inutilidad de las armas cuando Dios no las quiere. Cf. Salmo 32 y notas. Uncid los
caballos (versculo 4): los carros de guerra constituan la fuerza principal de los egipcios. Vase
xodo captulos 14 y 15; Isaas 36, 9 y notas.

5 ss. Empieza la descripcin proftica de la derrota de los egipcios en Crquemis. El hebreo
usa el pretrito proftico.
Jeremas Captulo 46 135
tropiezan y caen.
7Quin es ste que se hincha como el Nilo,

y cuyas aguas se alborotan como los ros?


8Es Egipto, que se hincha como el Nilo,

y cuyas aguas se alborotan como los ros;


que dice: Me hinchar, cubrir la tierra,
destruir la ciudad y sus habitantes.
9Adelante, caballos! Carros, corred!

Pnganse en marcha los guerreros,


etopes y libios, que empuan el escudo,
lidios que manejan y entesan el arco.
10Da de venganza es ste para el Seor, Yahv de los ejrcitos,

para vengarse de sus enemigos.


Devorar la espada y se saciar;
se embriagar de la sangre de ellos;
pues un gran sacrificio celebra Yahv de los ejrcitos, el Seor,
en tierras del norte, junto al ro ufrates.
11 Sube a Galaad y busca blsamo,

virgen hija de Egipto!


En vano te multiplicars los remedios;
para ti no hay cura.
12
Las naciones conocen ya tu oprobio;
tus alaridos llenan la tierra;
choc el fuerte con el fuerte,
y cayeron ambos juntamente.
Segundo orculo contra Egipto
13
He aqu la palabra que dijo Yahv al profeta Jeremas, acerca de la
venida de Nabucodonosor, rey de Babilonia, para derrotar la tierra de Egipto:
14 Anunciadlo en Egipto,

llevad la nueva a Migdol;


proclamadlo en Nof y en Tafnis.


7. Como el Nilo: La Vulgata dice: como una riada. El sentido es el mismo. El profeta alude
al inmenso nmero de los egipcios que salen a campaa y se hinchan como el Nilo cuando sale
de su cauce.

8. Destruir la ciudad: la ciudad enemiga contra la cual marcha el ejrcito egipcio; es decir,
Babilonia.

9. Etopes, libios y lidios: tropas auxiliares de Egipto.

10. Da de venganza: Cf. Salmo 117, 24 y nota.

11. Sobre el blsamo de Galaad vase 8, 22. Tan vanas son las medicinas como lo fueron las
armas del versculo 3.

13 s. Sobre las expediciones de Nabucodonosor a Egipto vase 43, 10 y nota. Sobre Migdol,
Nof (Menfis) y Tafnis (versculo 54) vase 43, 7; 44, 1 y notas.
Jeremas Captulo 46 136
Decid: Ponte en pie y prevente,
pues ya devora la espada en torno tuyo.
15 Cmo ha sido derribado tu Toro?

No se mantuvo en pie, porque Yahv le derrib.


16l multiplica el nmero de los que tropiezan,

y cayendo unos sobre otros


dicen: Levantmonos,
volvmonos a nuestro pueblo
y a la tierra en que nacimos,
huyendo de la espada destructora!
17Claman all:

El Faran, rey de Egipto, est perdido,


ha dejado pasar el tiempo fijado.
18Vivo Yo, dice el Rey,

cuyo Nombre es Yahv de los ejrcitos.


Como el Tabor entre los montes,
y el Carmelo junto al mar,
as l se presenta.
19Preprate el bagaje para el cautiverio,

oh hija que habitas en Egipto,


pues Nof se convertir en un desierto,
ser abrasada y quedar sin habitantes.
20Novilla muy hermosa es Egipto;

pero del Septentrin viene


un tbano, s, ya viene.
21Y sus mercenarios en medio de ella,

que son como becerros cebados,


15. Tu Toro: La versin griega de los Setenta dice: Por qu cay tu Apis? Alusin sarcstica
al culto del toro (Apis) en Egipto, que tena su santuario en Menfis. Su andar y la manera de
exteriorizar su apetito, especialmente cuando coma de las manos de los visitantes, se tomaban
por orculos del dios Ptah, cuya encarnacin el buey representaba. Todo Egipto haca duelo
cuando una de estas bestias mora. Ntese que toda esta grande indignacin del Seor contra
Egipto es a causa de esa idolatra con que se contaminaba su amada Israel. De la misma manera se
indigna Jess contra los que causan escndalo (Mateo 18, 7).

16. Espada destructora: La Vulgata vierte: la espada de la paloma. Vase 25, 38 y nota.

17. Ha dejado pasar el tiempo: Es una interpretacin dudosa. La Vulgata dice: el tiempo
trajo tumulto. La versin de los Setenta conserva este texto en palabras hebreas, que Condamn
traduce literalmente: ruido demasiado tarde. Otra traduccin: est perdido.

18. Dios exalta con trminos magnficos a Nabucodonosor porque ser su instrumento para
castigar a otros pueblos. Cf. 25, 9; 43, 10 y notas.

19. La profeca sobre Nof (Menfis) se cumpli al pie de la letra, siendo hoy su lugar una
soledad, cubierta de la arena del desierto.

20. Alusin a la adoracin de vacas sagradas en Egipto. La vaca representaba a las diosas Isis
y Hathor. Un tbano, es decir, Nabucodonosor, que viene del Norte.
Jeremas Captulo 46 137
tambin ellos vuelven las espaldas,
huyen todos, sin detenerse,
porque vino sobre ellos el da de su ruina,
el tiempo de su castigo.
22Su voz es como de sierpe que se desliza;

porque vienen con gran podero,


vienen contra ella con hachas,
como leadores de rboles.
23Talan su bosque, dice Yahv,

su bosque impenetrable,
pues son ms numerosos que las langostas,
y no tienen cuenta.
24Quedar confundida la hija de Egipto;

ser entregada en manos


del pueblo del Norte.
25Dice Yahv de los ejrcitos, el Dios de Israel: He aqu que Yo castigar a

Amn de No, al Faran y a Egipto; a sus dioses y a sus reyes; al Faran y a los
que en l confan. 26Y los entregar en manos de los que buscan
exterminarlos, en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y en manos de
sus servidores. Ms despus de esto ser otra vez habitado, como en los
tiempos antiguos orculo de Yahv.
27Pero t, siervo mo Jacob, no temas;

no te amedrentes, oh Israel;
porque he aqu que te sacar de (tierras) lejanas,
y a tu descendencia del pas de su cautiverio.
Volver Jacob y vivir en plena tranquilidad,
sin que haya quien le espante.
28No temas t, siervo mo Jacob, dice Yahv;


25. Amn de No. Amn (Rah) era el dios del sol, cuyo santuario se hallaba en No-Amn.
San Jernimo crea que No era el nombre de Alejandra; de ah la versin de la Vulgata: la
multitud tumultuosa de Alejandra. En realidad no exista Alejandra en tiempos de Jeremas, pues
la ciudad fue fundada ms tarde por Alejandro Magno en el siglo IV. La ciudad de No es la
homrica Tebas, famosa por sus cien puertas. En el siglo XIV antes de Cristo No fue escenario de
la reforma religiosa de Amenofis IV, el cual destron al dios Amn e introdujo un monotesmo
que culminaba en la figura del dios Aton. El odio contra aquel dios le llev a cambiar su primer
nombre de Amenofis, que recordaba el nombre execrado (Amn est satisfecho), por el de
Ikhnaton, que encerraba el nombre del dios dilecto (Aton est satisfecho); poco despus, y por la
misma razn, abandon la capital, Tebas, trasladndose a la nueva ciudad fundada por l mismo
y denominada Akhetaton (Horizonte de Aton), en lo que es hoy Tell el-Amarna, a unos 300
kilmetros al sur del Cairo (Ricciotti, Historia de Israel, nmero 34). Bajo el reinado de
Tutankhamn, sucesor de Amenofis, los sacerdotes de Amn lograron restablecer el culto de su
dios y eliminar los efectos de la reforma monotesta de Amenofis.

27. Siervo mo Jacob: Vase Jeremas 30, 10; Isaas 42, 1 y nota.
Jeremas Captulo 47 138
pues Yo estoy contigo.
Exterminar a todas las naciones
adonde te he arrojado,
pero a ti no te exterminar,
aunque te corregir con equidad
y no te dejar del todo impune.

Captulo 47
Orculo contra los filisteos
Palabra que dijo Yahv al profeta Jeremas, acerca de los filisteos, antes
que el Faran derrotara a Gaza.
2As dice Yahv:

He aqu aguas que avanzan del Norte,


como torrente que inunda;
inundan el pas y su amplitud,
la ciudad y sus habitantes.
Claman los hombres y dan alaridos
todos los moradores del pas,
3al estrpito de los cascos de sus caballos,

al estruendo de sus carros


y al ruido de sus ruedas.
Los padres no miran ya por sus hijos; les faltan las fuerzas,
4pues lleg el da para destruir a todos los filisteos;

para privar a Tiro y Sidn del postrer aliado.


Porque Yahv va a destruir a los filisteos,
el residuo de la isla de Caftor.
5Sobre Gaza viene la calvicie,

Ascaln, resto de los gigantes,


es reducida a silencio.


28. Con equidad: Vulgata: con juicio, esto es, con moderacin, con misericordia. En medio
de su ira aparece la suavidad del amor paternal para con Israel. Jams se encrudece tanto la ira de
Dios, que no est suavizada por su misericordia. Vase 10, 24; 29, 11; 30, 10 s.; Lamentaciones 3,
22; Efesios 2, 4.

2. Aguas que avanzan del Norte: el ejrcito de los caldeos.

4. Caftor: San Jernimo vierte: Capadocia. Los filisteos traen su origen de la isla de Caftor o
Creta (Deuteronomio 2, 23; Ams 9, 7). De ah que juntamente con los filisteos, se mencionan a
menudo los cretenses, p. ej. en el nombre de la guardia personal de David, los feleteos y
cereteos (los filisteos y cretenses). Cf. III Reyes 1, 38.

5. Cortarse los cabellos y lastimarse con cuchillos eran entre los paganos las grandes
manifestaciones de dolor. Vase 9, 26; Levtico 19. 27 s.; Deuteronomio 14, 1; III Reyes 18, 28;
Isaas 15, 2. Resto de los gigantes: Otra traduccin, resto de los valles.
Jeremas Captulo 48 139
Hasta cundo te hars incisiones?
6Ay espada de Yahv! Cundo descansars?

Vulvete a tu vaina, descansa y calla!


7Mas cmo podrs descansar

cuando Yahv te ha dado orden?


Es contra Ascaln y la costa del mar
adonde l la dirige.

Captulo 48
Vaticinio contra Moab
1Para Moab:
As dice Yahv de los ejrcitos, el Dios de Israel:
Ay de Neb, que est devastada;
confundida y tomada ha sido Kiryataim;
Misgab est consternada y abatida.
2Pas ya la gloria de Moab;

en Hesbn se trama su mal.


Venid, exterminmosla para que no sea ms nacin!
T tambin, Madmn, perecers,
tras ti va la espada.
3Gritos desde Horonaim,

devastacin y ruina grande.


4Moab est destruido, lloran sus parvulitos.

5En la cuesta de Luhit se oye llanto,

suben llorando,
y en la bajada de Horonaim
se oyen angustiosos gritos de quebranto.
6 Huid, salvad vuestras vidas,

sed como un arbusto en el desierto.


7Porque has puesto tu confianza en tus obras

y en tus tesoros, tambin t sers tomada;


y Camos ir al cautiverio,
a una con sus sacerdotes y prncipes.
8Vendr el devastador a cada ciudad,


1. Los moabitas se mostraron como enemigos del pueblo judo desde Moiss hasta el tiempo
en que habla el profeta. Merecen, pues, la ruina que se les predice en este tremendo orculo. Los
lugares aludidos se encuentran todos al oriente del Mar Muerto. Neb, aqu nombre de una
ciudad, y no del dios Nebo.

2. Madmn: San Jernimo traduce segn el sentido etimolgico: la silenciosa.

7. Camos, dios nacional de los moabitas. Cf. Nmero 21, 29; Jueces 11, 24; III Reyes 11, 7.
Jeremas Captulo 48 140
y ninguna se salvar;
ser asolado el valle y devastado el altiplano,
como lo ha dicho Yahv.
9Dad alas a Moab para que se escape volando,

pues sus ciudades sern un desierto, sin habitantes en ellas.


10Maldito aquel que ejecuta

la obra de Yahv negligentemente


y maldito el que veda a su espada derramar sangre!
Se anuncia el exterminio de Moab
11
Tranquilo estuvo Moab desde su mocedad,
descansando sobre sus heces,
no fue trasegado de una vasija a otra,
ni march al cautiverio,
y as ha conservado su gusto
y no se ha mudado su aroma.
12Por eso, he aqu que vienen das, dice Yahv,

en que le enviar trasegadores que le trasegarn;


que vaciarn sus vasijas
y rompern sus tinajas.
13Entonces Moab se avergonzar de Camos, como la casa de Israel se

avergonz de Betel, objeto de su confianza.


14Cmo decs: Nosotros somos hroes

y fuertes para la guerra?


15El devastador sube contra Moab y sus ciudades,

la flor de su juventud baja para la matanza, dice Yahv,


cuyo Nombre es Yahv de los ejrcitos.
16La ruina de Moab est cerca,

y va a venir muy pronto su desastre.


8. El devastador: el rey de los caldeos. Lo mismo en los versculos 15 y 32.

9. Dad alas a Moab, etc.: Vulgata: dad flores a Moab, porque floreciente saldr. Es
preferible el texto masortico porque concuerda mejor con el contexto.

10. Sobre esta condenacin de la tibieza vase el apstrofe a Laodicea (Apocalipsis 3, 14 ss.).
Ocioso parece declarar que no ha de verse aqu una doctrina guerrera, sino el celo por las cosas
de Dios. En tal sentido dice tambin Jess que hemos de odiar a padre y madre para ser sus
discpulos (Lucas 14, 26).

11. El vino nunca trasegado no se depura. Vemos aqu que las pruebas son necesarias para
las naciones lo mismo que para los individuos. Vase Isaas 25, 6; Sofonas 1, 12. San Jernimo
observa que Dios quita muchas veces a los pecadores las dulzuras de sus pecados, a fin de que, no
habiendo querido conocer a Dios en la prosperidad, lo conozcan en la adversidad. Cuando el
Seor, dice San Agustn, permite o hace que seamos experimentados por las tribulaciones, muestra
entonces que es misericordioso.

13. Los males vendrn sobre los moabitas por su idolatra. Confiaban en su dios Camos, as
como los israelitas en el becerro que el rey Jeroboam haba erigido en Betel (III Reyes 12, 26 ss.).
Jeremas Captulo 48 141
Lamentadle, todos sus vecinos,
17

y todos los que conocis su nombre, decid:


Cmo se ha quebrado un cetro tan fuerte,
un bculo tan magnfico!
18Desciende de tu gloria,

y sintate en lo rido,
oh hija, habitadora de Dibn;
porque el devastador de Moab sube contra ti,
para arrasar tus fortificaciones.
19Estte junto al camino y atalaya,

moradora de Aroer,
pregunta al que huye
y di a la que se escapa: Qu pasa?
20Avergonzado est Moab, porque ha sido derrotado.

Dad alaridos y gritad!


Anunciad en el Arnn que Moab est destruido!
21El juicio ha venido sobre la tierra del Altiplano, sobre Holn, sobre Jasa y

sobre Mefaat; 22sobre Dibn, sobre Neb y sobre Bet-Diblataim; 23sobre


Kiryataim, sobre Bet Gamul, y sobre Bet Man; 24sobre Kiryat, sobre Bosra y
sobre todas las ciudades del pas de Moab, lejanas y cercanas.
25Ha sido cortado el cuerno de Moab,

y su brazo est quebrado, dice Yahv.


26Embriagadle, pues se alz contra Yahv. Revulquese Moab en su

mismo vmito, y sea objeto de mofa tambin l! 27Pues no fue Israel objeto
de burla para ti? Fue acaso hallado entre los ladrones? pues cuantas veces
hablaste de l y meneaste la cabeza.
28Dejad las ciudades y vivid en los peascos,

habitantes de Moab,
sed como la paloma que hace su nido
sobre el borde de la cueva.
29Hemos odo hablar de la soberbia de Moab

que es muy orgulloso,


de su altanera, arrogancia,
presuncin y altivez de su corazn.


20. Arnn: ro principal de Moab que desemboca en el Mar Muerto.

25. El cuerno de Moab: El cuerno es smbolo de la fuerza. Cf. el trmino cuerno de nuestra
salud, p. ej. en Salmo 17, 3 y en el Benedictus (Lucas 1, 69). De ah que tambin se use para
expresar el socorro que nos viene de Dios.

26. Los moabitas han de beber el cliz de la ira de Dios, hasta que embriagados con ella
vomiten y sean el escarnio de otros pueblos. Vase Isaas 51, 17 ss.

27. Dios defiende no slo la suerte de Israel sino tambin su honor, y se constituir en
vengador de su pueblo. Vase Joel captulo 3.
Jeremas Captulo 48 142
30 Yo conozco su saa, dice Yahv, sus vanas jactancias, sus obras falaces.
Elega sobre Moab
31Por eso doy alaridos por Moab, me lamento por Moab entero; son
llorados los hombres de Kir-Heres.
32Ms que a Jaser te llorar a ti,

oh vid de Sibm:
tus sarmientos pasaron ms all del mar,
se extendieron hasta el mar de Jaser;
sobre tu cosecha y tu vendimia
se precipit el devastador.
33Se ha retirado la alegra y el jbilo

del campo feraz, y de la tierra de Moab;


Yo he quitado a los lagares el vino;
no se los pisa ms con gritos de alegra,
porque los gritos ya no son gritos de alegra.
34Desde Hesbn hasta Eleal se oyen gemidos, hasta Jasa llegan sus

alaridos, desde Zoar hasta Horonaim y Eglat-Selisi; pues tambin las aguas de
Nimrim sern un desierto. 35Exterminar en Moab, dice Yahv, a quien
ofrezca sacrificios en las alturas, y queme incienso a sus dioses. 36Por eso mi
corazn gime cual flauta por Moab; como una flauta gime mi corazn por las
gentes de Kir-Heres; porque ha desaparecido lo que haban adquirido. 37Pues
toda cabeza est calva, y toda barba ha sido rapada; en todas las manos hay
sajaduras, y sobre los lomos llevan sacos. 38Sobre todos los terrados de Moab,
y en todas sus plazas se oyen llantos, porque Yo he quebrado a Moab, como
vasija intil orculo de Yahv. 39Cmo ha sido derribado! Ululad! Cmo
es que Moab ha vuelto las espaldas vergonzosamente para ser un objeto de
ludibrio y espanto para todos sus vecinos?


30. Dios se complace en humillar ese espritu de suficiencia humana, que entre los paganos
pasaba por virtud y herosmo. Es ste un constante contraste entre la Biblia y el mundo, que
explica, sin duda, en buena parte, el olvido de las Sagradas Escrituras.

31. Empieza aqu una elega sobre la ruina de Moab que termina con una profeca acerca de
su restauracin (versculo 47). Kir-Heres: Vulgata: Muro de ladrillos. La Vulgata traduce as lo que
significa el nombre de la ciudad de Kirheres o Kirharset, llamada tambin Kir Moab, hoy da El
Kerak. Vase versculo 36; Isaas 15, 1; 16, 7.

33. Campo feraz: Vulgata Carmelo. No se trata del monte Carmelo, que est en el noroeste
de Palestina, sino de los campos frtiles, que en hebreo tienen el nombre de Carmelo. Cf. Isaas
10, 18; 16, 10. Gritos de alegra, en hebreo hedad. Sobre el sentido de esta palabra vase Isaas 16,
9 y nota. Cf. 25, 30.

37. Cabeza calva... barba rapada... sajaduras: Sobre estos ritos paganos vase Levtico 19, 27
a. y nota. Cf. 47, 5.
Jeremas Captulo 48 143
Destruccin total y promesa de restauracin
40 Pues as dice Yahv:
He aqu que (el enemigo) viene
volando como guila,
y extiende sus alas sobre Moab.
41 Conquistadas las ciudades

y tomadas las fortalezas,


el corazn de los guerreros de Moab
en aquel da ser
como el corazn de una mujer que est de parto.
42Moab ser destruido y dejara de ser nacin,

por cuanto se ha levantado contra Yahv.


43Espanto, fosa y lazo sobre ti,

habitante de Moab, dice Yahv.


44El que escape del espanto caer en la fosa;

y el que suba de la fosa


quedar preso en el lazo,
porque har venir sobre Moab
el ao de su visitacin
orculo de Yahv.
45Agotados se detienen los fugitivos

a la sombra de Hesbn,
y llamas de en medio de Sehn,
que devora las sienes de Moab,
y la coronilla de los hijos del tumulto.
46Ay de ti, Moab!

Perdido est el pueblo de Camos!


Pues tus hijos son llevados al destierro,
y tus hijas al cautiverio.
47Pero har que vuelvan los cautivos de Moab

en los ltimos das, dice Yahv.


Hasta aqu el juicio sobre Moab.


45. Una vez cada la ciudad de Hesbn no hay impedimento que pueda resistir. Jeremas
cita en este lugar un refrn que se lee en Nmero 21, 28 s. Hijos del tumulto: los moabitas. El
orculo contra Moab se cumpli cinco aos despus de la cada de Jerusaln.

47. Har que vuelvas en los ltimos das: Lo mismo dice el profeta en 49, 6 de los
ammonitas y en 49, 39 respecto a los elamitas. Fillion refiere este anuncio a los tiempos
mesinicos.
Jeremas Captulo 49 144

Captulo 49
Contra los ammonitas
1Para los hijos de Ammn:
As dice Yahv:
No tiene acaso hijos Israel?
No tiene heredero?
Por qu Melcom se ha posesionado de Gad,
y habita su pueblo en las ciudades de ste?
2Por eso, he aqu que vienen das,

dice Yahv, en que har or


en Rabbat de los hijos de Ammn
el estruendo de la guerra.
Ella se convertir en un montn de escombros,
y sus ciudades sern quemadas,
e Israel heredar a sus propios herederos
orculo de Yahv.
3Hesbn prorrumpe en alaridos,

porque ay! est devastada;


alzad el grito, hijas de Rabbat,
ceos cilicios, llorad;
corred de un lado a otro por los vallados,
porque Melcom va al cautiverio,
y con l sus sacerdotes y sus prncipes.
4Por qu te gloras de los valles?

es rico tu valle, oh hija rebelde


y confas en tus tesoros (diciendo):
Quin vendr contra m?
5He aqu que har venir sobre ti el terror,

dice el Seor, Yahv de los ejrcitos,


el terror de todos los que te rodean;


1. Los ammonitas eran enemigos hereditarios de Israel, lo mismo que los moabitas (captulo
48). Los ammonitas haban invadido poco a poco las ciudades de las tribus de Gad, Rubn y
mitad de Manass, que habitaban al oriente del Jordn. Cf. IV Reyes 15, 29; Ams 1, 13. Melcom:
dios principal de los ammonitas.

2. Rabbat, llamada tambin Rabbat Ammn, capital de los ammonitas, hoy da Ammn.
Israel heredar a sus propios herederos: heredar ha de tomarse en el sentido de desposeer: los
israelitas desposeern a los ammonitas, los cuales les hablan quitado este territorio. Dicho
territorio forma hoy da el reino de Transjordania, que vive en latente estado de guerra con el
nuevo reino de Israel (Erets Israel).

3. Melcom va al cautiverio, como Camos (48, 7). Cf. Isaas 46, 1; Ams 1, 15.

4. Hija rebelde: Se refiere a la capital de los ammonitas. La Vulgata vierte: hija delicada.
Jeremas Captulo 49 145
y seris arrojados, cada cual en su direccin,
sin que haya quien rena a los fugitivos.
6Mas despus de esto har volver

a los cautivos de los hijos de Ammn


orculo de Yahv.
Contra Edom
7Para Edom:
As dice Yahv de los ejrcitos:
No hay ya sabidura en Temn?
Se retir de sus sabios el consejo?
Se acab su inteligencia?
8 Huid! Volveos atrs!

Buscad refugios profundos,


habitantes de Dedn,
porque voy a traer sobre l la ruina de Esa,
el tiempo de su castigo.
9Si vinieran sobre ti vendimiadores,

dejaran por lo menos algunos racimos;


y si ladrones de noche,
destruiran slo una parte.
10Yo empero voy a despojar a Esa,

descubrir su escondrijo,
y no podr ocultarse;
ser destruida su raza,
as como sus hermanos y sus vecinos;
y l mismo ya no existir.
11 Deja tus hurfanos, que Yo les conservar la vida,

y tus viudas pongan en M su esperanza!


12Porque as dice Yahv: He aqu, si los que no estaban condenados a

beber el cliz, lo bebieron sin remedio, t, por ventura, saldrs impune? No


7. Los idumeos (edomitas) abrigaban odio constante contra el pueblo de Israel, lo que les
vali muchas amenazas de los profetas (Ams 1, 11 ss.; Joel 3, 19, y Abdas). Teman: nombre de
un nieto de Esa (Gnesis 37, 11) y de una regin idumea, cuyos habitantes pasaban por sabios
(Job 2, 11; Baruc 3, 22). Ni siquiera ellos encontrarn remedio para Edom, Cf. Salmo 136, 7 y
nota.

8. Esa es el padre de los idumeos (Gnesis 36, 1). Dedn: una tribu rabe, cuyas caravanas
atravesaban el pas de Edom.

10. Cf. Abdas 6; Isaas 17, 14; Malaquas 1, 3.

12. Los que no estaban condenados a beber el cliz: El cliz significa la calamidad, como en
el Apocalipsis (15, 5 ss,). Los que no estaban condenados, o sea, los israelitas por ser el pueblo de
Dios. Si Israel no fue perdonado, a causa de su idolatra, cmo sern perdonados los otros
pueblos que jams se convirtieron a Dios?
Jeremas Captulo 49 146
saldrs impune, lo bebers sin falta. 13Pues por M mismo he jurado, dice
Yahv: Bosra ser un objeto de horror y de oprobio, una desolacin y lugar
de maldicin, y todas sus ciudades una eterna soledad.
14He odo de parte de Yahv esta nueva,

ha sido enviado a las naciones este mensaje:


Congregaos y marchad contra ella,
y levantaos para ir a la guerra.
15 Pues he aqu que Yo te he hecho pequeo entre los pueblos,

despreciado entre los hombres.


16Te ha engaado tu arrogancia,

la soberbia de tu corazn,
pues habitas en las hendiduras de las rocas,
y ocupas la cima de los montes.
Pero aunque pongas tan alto
como el guila tu nido,
de all te har bajar, dice Yahv.
17Edom vendr a ser un horror; cuantos por all pasaren quedarn

pasmados, y silbando contemplarn todas tus plagas. 18Ser arrasado como


Sodoma y Gomorra, y sus ciudades vecinas, dice Yahv; no vivir nadie all, ni
habr hombre que lo habite. 19Como len subir (el enemigo) desde las
espesuras del Jordn a los pastizales siempre verdes, pero en un momento lo
arrojar de all, y establecer en (Edom) a quien Yo escogiere, pues quin hay
como Yo? Quin me pedir cuenta? Quin es el pastor que pueda
enfrentarse conmigo? 20Por eso, od el designio de Yahv, que l tiene
resuelto contra Edom, y sus planes que ha trazado contra los habitantes de
Teman.
Os aseguro que sern arrastrados hasta los dbiles de la grey,
y quedarn devastados juntamente con ellos sus pastizales.
21Al estruendo de su cada temblar la tierra,

sus gritos se oirn hasta el Mar Rojo.


22He aqu que como guila subir (el enemigo),


13. Bosra, importante ciudad de Edom, aqu representante de toda la nacin. Cf. Isaas 63, 1
y nota; Ezequiel captulo 35.

19. El len es el rey de Babilonia, que a manera de un len hambriento se arrojar sobre
Edom y devastar todo el pas. A quien Yo escogiere: Yahv es dueo absoluto de todos los
pases, porque suya es la tierra (xodo 19, 5). El decreta la destruccin de un reino y la fundacin
de otro, sin dar cuenta a nadie. En el presente caso el escogido es el rey de los caldeos,
instrumento elegido por Dios para castigar a todos los pueblos vecinos.

20. Sern arrastrados hasta los dbiles de la grey, etc. Texto dudoso. Vulgata: Si no los
derribaren los zagales del rebao, si no destruyeren su habitacin juntamente con ellos. Bover-
Cantera: En verdad, los arrastrarn por tierra los zagales de la grey; ciertamente ser asolada con
ellos su morada. Ncar-Colunga: En verdad que sern conducidos por lo ms ruin del rebao, y a
su vista se espantarn los pastizales.
Jeremas Captulo 49 147
volar y extender sus alas contra Bosra;
y ser el corazn de los guerreros de Edom en aquel da
como el corazn de una mujer que est de parto.
Contra Damasco
23Para Damasco:
Confundidas estn Hamat y Arfad;
oyeron una mala noticia,
por la cual se han turbado.
Son como un mar agitado que no se puede calmar.
24Desmyase Damasco,

se dispone a huir, tiembla;


se apoderan de ella angustia y dolores
como de parturienta.
25 Cmo ha sido abandonada la ciudad gloriosa,

la ciudad de mi alegra!
26Por eso sus jvenes caern por sus calles,

y todos sus hombres de guerra perecern en aquel da


orculo de Yahv de los ejrcitos;
27y pegar fuego al muro de Damasco,

que devorar los palacios de Benhadad.


Contra Cedar y Hasor
28
Para Cedar y los reinos de Hasor, que derrot Nabucodonosor, rey de
Babilonia:
As dice Yahv:
Levantaos, marchad contra Cedar,
y destruid a los hijos del Oriente.
29Se les quitarn sus tiendas y sus rebaos,

las lonas de sus (tiendas)


y todos sus utensilios;
sern llevados sus camellos,


23 s. Hamat y Arfad, las dos ciudades principales de la Siria septentrional; Damasco, capital
de la Siria meridional.

25. Alusin a la hermosura y fertilidad de la regin de Damasco, regada por las aguas de los
ros Aman y Farfar. Vase IV Reyes 5. 12.

27. Benhadad: nombre de tres reyes de Damasco, enemigos de Israel.

28 ss. Cedar designa a los nmadas, descendientes de Cedar, hijo de Ismael, que vivan en
tiendas en el desierto entre Mesopotamia, Arabia y Siria, es decir, al oriente de Palestina (cf.
Gnesis 25, 13; Cantar de los Cantares 1, 4). Hasor: lugar desconocido y seguramente distinto de
la localidad del mismo nombre situada en Galilea. Los hijos del Oriente: sinnimo de rabes. A
ellos se les quitarn las tiendas (versculo 29), porque no tienen casas, ni puertas, ni cerrojos
(versculo 31).
Jeremas Captulo 49 148
y se les clamar:
Terror por doquier!
30Huid, dispersaos por todas partes;

escondeos en cavernas,
moradores de Hasor, dice Yahv;
porque Nabucodonosor, rey de Babilonia,
tiene resuelto un plan contra vosotros,
y contra vosotros se dirigen sus pensamientos.
31Levantaos, dice Yahv (a los caldeos),

marchad contra un pueblo tranquilo,


que habita confiado, dice Yahv,
sin puertas, sin cerrojos, todo aislado.
32Sus camellos sern un botn,

y una presa la muchedumbre de sus ganados.


Esparcir a todos los vientos
a los que se rapan las sienes;
y de todos sus confines
traer su mal, dice Yahv.
33Hasor vendr a ser morada de chacales,

un desierto perpetuo.
no habitar all hombre alguno
ni morar hijo de hombre en ella.
Contra Elam
34Al principio del reinado de Sederas, rey de Jud, recibi el profeta
Jeremas esta palabra de Dios para Elam:
35 As dice Yahv de los ejrcitos:

He aqu que romper el arco de Elam,


lo principal de su fuerza.
36Soltar contra Elam los cuatro vientos

desde los cuatro puntos del cielo;


y los dispersar hacia todos estos vientos;
y no habr nacin
adonde no lleguen fugitivos de Elam.
37Porque har temblar a Elam delante de sus enemigos,

y delante de los que intentan su ruina;


descargar sobre ellos el mal,
mi ira ardiente, dice Yahv,

32. Los que se rapan las sienes: Cf. 47, 5; 48, 37.

34. s. Los elamitas que habitaban al este de Babilonia estaban ya en parte sometidos al
imperio babilnico y eran sus tropas auxiliares. El arco de Elam: Alusin al arma en cuyo manejo
se distinguan loa elamitas. Cf. Isaas 22, 6.
Jeremas Captulo 50 149
y tras ellos enviar la espada
hasta acabar con ellos.
38Asentar mi trono en Elam,

y dar all muerte al rey


y a los prncipes, dice Yahv.
39Pero en los ltimos tiempos har volver

a los cautivos de Elam orculo de Yahv.

Captulo 50
Contra babilonia
1Palabra que Yahv dirigi a Babilonia, a la tierra de los caldeos, por boca
del profeta Jeremas:
2 Publicadlo entre los pueblos, pregonadlo;

alzad bandera, proclamadlo, no lo encubris;


decid: Tomada ha sido Babilonia;
avergonzado est Bel y abatido Merodac.
Sus simulacros estn cubiertos de ignominia,
sus dolos tiemblan de terror.
3Pues desde el Septentrin marcha contra ella una nacin, que har de su

tierra una soledad sin habitantes; hombres y bestias huyeron, se marcharon.


Retorno de Israel
4
En aquellos das y en aquel tiempo, dice Yahv, vendrn los hijos de
Israel, y con ellos los hijos de Jud; vendrn llorando y buscando a Yahv, su
Dios. 5Preguntarn por el camino de Sin, dirigiendo hacia all sus rostros, (y
diciendo): Vamos y ligumonos con Yahv en alianza eterna, que nunca ser
borrada. 6Mi pueblo ha venido a ser un rebao de ovejas perdidas, sus
pastores lo han descarriado; por los montes lo hicieron ir vagando; y


39. Har volver a los cautivos de Elam: Esto se cumpli en tiempos de Ciro, y en sentido
espiritual en tiempos de Cristo, pues entre los que oyeron a San Pedro en la fiesta de Pentecosts
y se convirtieron, se hallaban tambin elamitas (Hechos de los Apstoles 2, 9).

1. Este captulo y el siguiente profetizan la destruccin de Babilonia y, como es frecuente en
las profecas, contemplan los acontecimientos histricos ms inmediatos, como figura de sucesos
mesinicos y escatolgicos, segn puede verse comparndolos con los captulos 17 y 18 del
Apocalipsis. La ruina est profetizada tambin en Isaas captulos 13 s. y 45-47.

2. Bel y Merodac (Marduk), los dolos principales del panten babilnico.

3. El pueblo que viene del norte, son los medos y persas, que medio siglo ms tarde
conquistaron el reino neo babilnico. Cf. Daniel 5, 30 y nota.

4 ss. Sobre la reunin de Israel con Jud y la nueva alianza vase 3, 18; captulo 31; 33, 14
ss.; Ezequiel 37, 15 ss., etc. Aqu (versculo 5) se habla tambin de la alianza entre Dios y todos
los hombres hijos de Abrahn, segn la fe, de que fue mediador Jesucristo (Pramo).
Jeremas Captulo 50 150
andando de monte en collado se han olvidado del aprisco. 7Cuantos los
hallaban, los devoraban; y sus opresores se decan: No hacemos mal, pues
han pecado contra Yahv, la morada de justicia; contra Yahv, la esperanza
de sus padres.
8Huid de en medio de Babel,

y salid del pas de los caldeos,


sed como los carneros
que van delante del rebao.
9Pues he aqu que Yo suscitar

y lanzar contra Babel


una multitud de grandes naciones
desde el pas del Norte,
se apostarn contra ella,
y de ese lado ser tomada;
sus flechas son como de hbil guerrero;
no vuelven vacas.
10Y Caldea ser saqueada;

todos sus saqueadores se hartarn, dice Yahv.


11Aunque os alegris y saltis de gozo,

oh saqueadores de mi herencia;
aunque brincis como novilla en la hierba
y relinchis como caballos,
12quedar muy avergonzada vuestra madre,

ser cubierta de ignominia la que os dio a luz.


He aqu que ser la ltima de las naciones,
desierto, tierra rida, estepa.
13A causa de la ira de Yahv no ser habitada,


7. Los enemigos se tienen por excusados porque crean hacer bien en destruir una nacin
rebelde contra su Dios. Para entender el sarcasmo de este versculo conviene leer el sorprendente
discurso de Aquior (Judit 5), donde este pagano recto y sagaz sintetiza toda la historia de Israel y
muestra cmo sus triunfos o calamidades le vienen siempre de su Dios, segn su fidelidad o
idolatra. Pero este Dios que as prueba paternalmente a su pueblo, no autoriza a otros a que lo
hagan, y amenaza con extraordinaria severidad a todos los que hacen sufrir a Israel. Cf. 49, 7 y
nota. Morada de justicia: Vulgata: hermosura de justicia.

8. Sobre la huida de Babilonia vase 51, 6 y 43; Isaas 48, 20; 52, 11; 55, 12; sobre la
necesidad de salir de la Babilonia apocalptica cf. Apocalipsis 18, 4 7 nota. En sentido espiritual
Babilonia es el mundo, del cual dice San Juan: No amis el mundo ni lo que esta en el mundo
(I Juan 2, 15). Huye del mundo!, dice San Agustn, si quieres ser puro. Huye de las creaturas, si
quieres poseer al Creador. Que te parezca vil toda creatura para que el Creador sea la dulzura de
tu corazn.

9. No vuelven vacas: dan en el blanco.

11. Mi herencia: el pueblo de Israel, escogido y amado de Dios, a pesar de sus ingratitudes.

12. Vuestra madre, a saber, Babilonia, la ciudad ms grande de entonces. Tena un
permetro de 18 kilmetros y sus muros estaban protegidos por 250 torres.
Jeremas Captulo 50 151
y toda ella se convertir en soledad.
Cuantos pasaren junto a Babilonia, se pasmarn
y harn rechifla de todas sus plagas.
14Tomad posiciones contra Babilonia a la redonda;

los que tendis el arco, tirad contra ella,


no escatimis las flechas,
porque ha pecado contra Yahv.
15Alzad contra ella el grito por todos lados;

se rinde ya, caen sus baluartes,


derribados estn sus muros.
Es la venganza de Yahv;
tomad venganza de ella;
tratadla como ella os ha tratado a vosotros.
16Exterminad de Babilonia al que siembra,

y al que maneja la hoz en el tiempo de la siega.


Ante la espada destructora
vulvase cada cual a su pueblo,
y huya cada uno a su tierra.
17Un rebao descarriado es Israel,

lo dispersaron los leones.


Primero lo devor el rey de Asiria,
y el ltimo ha sido este Nabucodonosor,
rey de Babel, que le rompi los huesos.
18Por tanto, as dice Yahv de los ejrcitos, el Dios de Israel: He aqu que

Yo castigar al rey de Babilonia y su tierra al modo que castigu al rey de


Asiria. 19Traer a Israel a sus pastizales, y pacer en el Carmelo y en Basn;
sobre las montaas de Efram y de Galaad se saciar. 20En aquellos das y en
aquel tiempo, dice Yahv, se buscar la iniquidad de Israel, y no se hallar; y
los pecados de Jud, y no se encontrarn, porque ser propicio al resto que
haya dejado.
Descripcin proftica de la cada de Babel
21 Sube contra la tierra de las rebeliones,

15. Cf. Salmo 136, 8 s. y nota.

16. La espada destructora: Vulgata: la espada de la paloma. Vase 25, 38 y nota; 46, 16. Cf.
Salmo 136, 8 y nota.

17. Los asirios llevaron cautivos a los del reino de Israel (722 a. C.), los babilonios a los del
reino de Jud (587 a. C.). Cf. IV Reyes 17, 6: 18, 13; 24, 10 ss.

20. Vase 3, 17; 31, 34; Isaas 32, 17 s.; 60, 10 ss., etctera.

21. Exhortacin dirigida a los enemigos de Babilonia. Se refiere en primer lugar a Ciro que
fue instrumento de Dios para castigar a los caldeos y dar libertad a Israel Vase Esdras 1, 1 y nota.
En vez de tierra de rebeliones dice la Vulgata: la tierra de los que dominan. Bover-Cantera
conserva el trmino hebreo: pas de Meratyim, y lo explica en el sentido de pas de doble
Jeremas Captulo 50 152
sube contra ella y sus habitantes
(que merecen) castigo!
Devasta y extirpa sus restos, dice Yahv,
y haz conforme a cuanto te tengo mandado!
22Estruendo de guerra en la tierra,

y ruina tremenda!
23Cmo ha sido roto y quebrado

el martillo de toda la tierra!


Cmo ha venido a ser Babilonia
un objeto de horror en medio de las naciones!
24Te he tendido un lazo, y quedaste presa,

oh Babilonia, sin darte cuenta.


Fuiste sorprendida y tomada,
porque hiciste guerra contra Yahv.
25Abri Yahv su arsenal

y sac las armas de su indignacin;


porque el Seor, Yahv de los ejrcitos,
quiere ejecutar una obra en el pas de los caldeos.
26Venid contra ella

desde los cabos (del mundo),


abrid sus graneros,
haced de (sus piedras) montones
como gavillas y exterminadla;
no le quede ni siquiera un resto!
27Matad a todos sus toros,

sean conducidos al matadero.


Ay de ellos, pues ha llegado su da,
el tiempo de su castigo!
28Se oye la voz de fugitivos

que escapan de la tierra de Babel,


para anunciar en Sin
la venganza de Yahv, nuestro Dios,

contumacia o rebelda. El cdex N dice: a sinu prsico. Sus habitantes que merecen castigo:
Bover-Cantera: los habitantes de Peqod.

23. Martillo de toda la tierra, porque los reyes caldeos subyugaron a todas las naciones
desde Persia hasta Egipto. Babilonia fue tan severamente castigada por ser la ciudad ms
orgullosa. El orgullo es el principio de todo pecado (Eclesistico 10, 15), por lo cual es tambin
un manantial de innumerables vicios y la raz de muchsimos males. Ms vale ser loco que
orgulloso (San Juan Crisstomo). Vase Salmo 72, 6; Proverbios 16, 5; Eclesistico 10, 14 s. y
nota. Santiago 4, 6.

26. Cmo se ha cumplido esta profeca! Babilonia est en ruinas hasta el da de hoy.
Solamente los arquelogos de pases europeos la visitan de vez en cuando para indagar sus
rastros.
Jeremas Captulo 50 153
la venganza de su Templo.
29Convocad contra Babilonia a muchos (pueblos),

a todos los que entesan el arco;


acampad contra ella a la redonda,
para que nadie escape;
dadle el pago de sus obras;
haced con ella conforme a cuanto ella ha hecho,
pues se ha alzado contra Yahv,
contra el Santo de Israel.
30 Por eso caern en sus plazas sus jvenes,

y todos sus guerreros perecern en aquel da, dice Yahv.


31Heme aqu contra ti, oh soberbio,

dice el Seor, Yahv de los ejrcitos;


pues ha llegado tu da, el tiempo de tu castigo.
32Tropezar el soberbio y caer,

sin que haya quien le levante;


pues pegar fuego a sus ciudades
que devorar todos sus alrededores.
El mismo Dios defender la causa de su pueblo
As dice Yahv de los ejrcitos: Viven oprimidos los hijos de Israel
33

juntamente con los hijos de Jud, y todos los que los cautivaron los retienen y
rehsan soltarlos. 34Pero su libertador es fuerte, Yahv de los ejrcitos es su
nombre; l no tardar en defender la causa de ellos, para dar descanso al pas
y hacer temblar a los habitantes de Babilonia.
35Espada contra los caldeos, dice Yahv,

y contra los habitantes de Babilonia;


contra sus prncipes y contra sus sabios!
36 Espada contra los impostores y se volvern estpidos,

espada contra sus combatientes y se amedrentarn!


37 Espada contra sus caballos y contra sus carros,

contra toda la turba de gentes en medio de ella,


y sern como mujeres!
Espada contra sus tesoros, que sern saqueados!
38Sequedad sobre sus aguas, que se secarn!


29. Se sublev ya contra Dios en los albores de la humanidad en la construccin de la torre
de Babel (Gnesis 11), y ms todava en la destruccin del primer Templo de Jerusaln. Cf.
Apocalipsis 17, 6.

34. Libertador, en hebreo gol (Redentor): vase 51, 36; Isaas 51, 22; 59, 20.

36. Impostores (Vulgata: adivinos): Los babilonios estaban orgullosos de sus artes mgicas y
astrolgicas. Sus adivinos se crean capaces de pronosticar acontecimientos futuros, mas no
pudieron pronosticar la ruina de su ciudad.
Jeremas Captulo 51 154
Porque es un pas de dolos,
se vuelven locos con sus imgenes.
39Por eso habitarn (all) las fieras con los chacales; y los avestruces tendrn

en ella su morada; nunca jams ser habitada, ni volver a ser poblada en los
siglos. 40Como cuando Dios destruy a Sodoma y Gomorra y las ciudades
vecinas, dice Yahv, no habitar hombre all, ni morar en ella hijo de
hombre. 41He aqu que viene del Norte un pueblo; una nacin grande y reyes
poderosos; se alzan desde los extremos del orbe, 42empuan el arco y el
venablo, son crueles y sin piedad, sus voces son como el mar que brama,
montan caballos y vienen armados como guerreros contra ti, oh hija de
Babilonia. 43El rey de Babel oye la noticia, y se le debilitan los brazos; le
sobrevienen angustias y dolores como de parturienta. 44He aqu que sube
como len de los boscajes del Jordn a los pastos de perenne verdor. Pero lo
expulsar de all en un momento, y establecer sobre l a quien Yo escogiere.
Porque quin hay como Yo, y quin me pedir cuenta? O quin es el pastor
que pueda enfrentarse conmigo? 45Por eso, od el designio que Yahv ha
tomado contra Babel, y los planes que ha trazado contra el pas de los
caldeos. Sern arrastrados hasta los endebles del rebao y ser devastado el
pastizal juntamente con ellos. 46A la noticia de la conquista de Babilonia,
temblar la tierra, darn alaridos las naciones.

Captulo 51
Babilonia vctima de sus crmenes
1
As dice Yahv:
Ved que voy a suscitar un espritu destructor
contra Babel y contra los moradores de Caldea.
2Enviar a Babilonia aventadores

que la aventarn,
y que despojen su pas
y lo rodeen por todas partes
en el da de la desdicha.
3Entese el arquero su arco contra el arquero,

y contra aquel que se jacta de su coraza.


41 ss. Vase 6, 22-24, donde este texto se aplica a los babilonios que marchan contra Jud.
Aqu se aplica a los reyes que van a destruir a Babilonia.

44 ss. Vase 49. 19-21. donde las mismas amenazas son dirigidas contra Edom.

1. Texto dudoso. Contra los moradores de Caldea: San Jernimo vierte: sobre sus
moradores que alearon su corazn contra M. Es sta la traduccin literal. Las letras que
Corresponden a alzaron su corazn contra M han de leerse, segn los rabinos, con aplicacin
del alfabeto mgico (atbasch). De esta manera se da el nombre de Caldea. Cf. el nombre de Sesac
que corresponde a la misma regla (versculo 41; 25, 26 y nota).
Jeremas Captulo 51 155
No perdonis a sus jvenes,
exterminad a todas sus huestes,
4para que caigan muertos

en la tierra de los caldeos


y traspasados en sus calles.
5Porque Israel y Jud no son viudas (desamparadas)

de su Dios, Yahv de los ejrcitos:


aunque su pas est lleno de culpa
contra el Santo de Israel.
6Huid de en medio de Babilonia,

salve cada uno su vida,


no sea que perezcis por la iniquidad de ella;
porque, tiempo es de la venganza de Yahv;
l va a darle su merecido.
7Babilonia era un cliz de oro

en la mano de Yahv,
para embriagar a toda la tierra;
de su vino bebieron los pueblos
de modo que enloquecieron.
8De repente ha cado Babilonia,

y ha sido quebrantada;
lamentadla, tomad blsamo para su herida,
a ver si sana.
9Hemos procurado curar a Babilonia,

pero ella no ha sanado.


Abandonadla, y vmonos cada cual a su pas,
pues su crimen alcanza hasta el cielo,
y se alza hasta las nubes.
10Yahv ha manifestado nuestra justicia;

venid, y narremos en Sin


la obra de Yahv, Dios nuestro.


5. Israel no es como una viuda que no tenga protector. El Santo de Israel, Dios, proteger a
su pueblo como el esposo a la1 esposa.

6. Vase en la nota al Salmo 136, 8 el notable paralelismo de este captulo con lo relativo a
la Babilonia del Apocalipsis.

7. Babilonia era un cliz de oro en la mano de Yahv: El cliz es smbolo de la ira y del
castigo. Quiere decir, que la ciudad de Babilonia era el instrumento de la ira de Dios que desolaba
y oprima a muchas naciones, mas al fin le toca a ella beber el cliz que daba de beber a otros.
sta es la suerte de los grandes de este mundo: ser instrumento en Su mano, y despus
desaparecer como si jams hubiesen existido. Cliz de oro se llama Babel por sus inmensas
riquezas. Vase 25, 15; 49, 12; Isaas 45, 2 s. y nota.

8. Blsamo: Se dice esto en sentido irnico. Vase 8, 22; 46, 11.
Jeremas Captulo 51 156
Los medos como instrumentos de la venganza de Dios
11Aguzad las saetas, cubros con los escudos;
Yahv ha excitado el espritu
de los reyes de los medos;
porque su plan contra Babilonia es destruirla;
es la venganza de Yahv,
la venganza de su Templo.
12Alzad el estandarte contra los muros de Babilonia,

aumentad la vigilancia;
poned centinelas, y disponed emboscadas,
porque Yahv ejecuta lo que se ha propuesto,
o que ha anunciado contra los habitantes de Babel.
13T que habitas junto a muchas aguas,

rica en tesoros,
ha llegado tu fin,
(est llena) la medida de tus rapias.
14Yahv de los ejrcitos ha jurado por s mismo:

Te inundar de hombres como si fuesen langostas,


y lanzarn contra ti gritos (de victoria).
15l hizo la tierra con su poder,

fund el orbe con su sabidura,


y con su inteligencia despleg los cielos.
16A su voz se amontonan las aguas en el cielo;

l hace subir las nubes


desde los extremos de la tierra,
prepara los relmpagos para la lluvia,
y saca de sus depsitos los vientos.
17Todo hombre es necio, sin inteligencia;

avergncese todo artfice de sus dolos,


porque mentira son sus imgenes de fundicin,
y no hay aliento en ellas.
18Cosas vanas son, obras de engao;

perecern en el tiempo de su castigo.


19La porcin de Jacob no es semejante a ellas,

porque l form todas las cosas;


13. Alude a las muchas aguas del ufrates que baan la ciudad. Cf. Apocalipsis 17, 1 y 15. La
medida de tus rapias: Bover-Cantera vierte: la medida del corte (de tu vida), y pone la siguiente
nota: literalmente el codo de medir, en el cual ha de cortarse el hilo de tu vida, bajo cuya
imagen se expresa el violento final al quedar llena la medida de las usuras y ganancias ilcitas de
Babilonia.

15 ss. Los versculos 15-19 son casi idnticos con 10, 12-16.
Jeremas Captulo 51 157
(Israel) es la tribu de su herencia;
Yahv de los ejrcitos es su nombre.
20 T me serviste de martillo, de arma de guerra;

por medio de ti he aplastado pueblos,


por medio de ti he destruido reinos;
21por medio de ti he aplastado al caballo y a su jinete,

por medio de ti he aplastado el carro con el conductor;


22por medio de ti he aplastado al hombre y a la mujer,

por medio de ti he aplastado al viejo y al nio,


por medio de ti he aplastado al joven y a la doncella;
23por medio de ti he aplastado al pastor y su rebao,

por medio de ti he aplastado al labrador y su yunta,


por medio de ti he aplastado a gobernadores y jefes.
24Pero retribuir ante vuestros ojos a Babel y a todos los habitantes de

Caldea, todo el mal que hicieron a Sin orculo de Yahv.


25Heme aqu contra ti, oh monte destructor,

que has destruido toda la tierra, dice Yahv.


Yo extender mi mano contra ti,
y te har rodar desde lo alto de las peas;
y te convertir en monte consumido por las llamas.
26Y no se tomar de ti piedra angular,

ni piedra fundamental,
porque sers ruina perpetua, dice Yahv.
27Alzad bandera en la tierra,

tocad la trompeta entre los pueblos,


convocad contra ella las naciones,
llamad los reinos de Ararat, Men y Asquenaz,
nombrad contra ella un Jefe,
lanzad los caballos como langostas erizadas.


20 ss. Me serviste de martillo; y no lo sabas. Te imaginabas ser brazo y eras solamente
instrumento en manos de Aquel que gobierna los destinos de los pueblos. Cf. nota 7. Dios nos da
en estos versos una admirable leccin sobre la Providencia que en ningn instante deja de dirigir
sola y como le place, la historia del gnero humano. Ilumina a una nacin con la antorcha de la
fe, mientras deja a otra en las tinieblas de la infidelidad, sin que sta tenga derecho de quejarse ni
la otra de enorgullecerse. Dios concede tambin a cada uno la medida de la gracia y de dones
sobrenaturales que juzga a propsito, sin que nadie tenga derecho a pedirle cuenta de su
conducta. Cf. Salmo 144, 17.

25. Monte se llama Babilonia por sus muros, cuya altura era inmensa (segn Herodoto), y
especialmente por el regio alczar que pareca un monte.

27. Ararat: Armenia. Men: regin del Cucaso. Asquenaz: pas septentrional. De ah que
hoy da los judos que viven en los pases del norte se llamen askenasim, mientras los que vienen
de Espaa llevan el nombre de sefardim o sefarditas. Un jefe: El texto hebreo ha conservado un
vocablo sumerio (tifsar) que significa jefe militar o civil.
Jeremas Captulo 51 158
28
Consagrad contra ella los pueblos, los reyes de los medos, sus
gobernadores y sus jefes, y todos los pases de su dominio.
29Tiembla la tierra y se estremece,

pues se cumplen contra Babilonia los planes de Yahv,


de hacer del pas de Babilonia
un desierto sin habitantes.
30Los guerreros de Babilonia dejan ya de luchar,

permanecen en los baluartes;


se acab su fuerza,
han venido a ser como mujeres;
han sido quemadas sus casas,
estn rotos sus cerrojos.
31Un correo corre para alcanzar a otro correo,

y un mensajero a otro mensajero,


para anunciar al rey de Babilonia
que su ciudad ha sido tomada
desde un cabo a otro;
32que han sido ocupados los vados,

que los caaverales estn en llamas


y los guerreros llenos de consternacin.
Sin clama por venganza
33Porque as dice Yahv de los ejrcitos, el Dios de Israel:
La hija de Babel es como una era que se aplana (para la trilla);
un poco todava, y llega para ella el tiempo de la siega.
34Nabucodonosor, rey de Babilonia, me ha consumido,

me ha destruido,
me ha dejado como una vasija vaca;
cual dragn me ha devorado;
se ha llenado el vientre de mis mejores bocados,
me ha echado fuera.
35 Recaiga sobre Babel la violencia que he sufrido en mi carne,

dice la habitadora de Sin;


y mi sangre sobre los habitantes de Caldea!, dice Jerusaln.
36Por eso, as dice Yahv:


28. Consagrad contra ella los pueblos: porque es una guerra santa de Yahv. Por eso han de
purificarse antes los guerreros.

33. Una era... trilla... cosecha: Alusin a la ruina de Babilonia, que ser trillada como se
trilla el trigo. Cf. Joel 3. 13: Apocalipsis 14. 7 s. y 15.

34 s. Son palabras de Jerusaln que desea que Dios vengue la sangre derramada por
Nabucodonosor.
Jeremas Captulo 51 159
He aqu que Yo defender tu causa,
y te vengar;
secar su mar
y har que se agoten sus fuentes.
37Babel ser un montn de ruinas,

morada de chacales;
objeto de pasmo y escarnio
(tierra) sin habitantes.
38Braman a una como leones,

rugen cual cachorros de len.


39En su fiebre les dar una bebida,

los embriagar, para que se diviertan,


y duerman un sueo perpetuo,
del cual no se despertarn, dice Yahv.
40Los llevar al matadero como corderos,

como carneros y machos cabros.


41 Cmo ha sido tomada Sesac,

conquistada la gloria de toda la tierra!


Cmo se ha trocado Babel
en objeto de horror entre los pueblos!
42El mar ha inundado a Babilonia,

la cubri la muchedumbre de sus olas.


43Sus ciudades han venido a ser un desierto,

una tierra seca y rida, tierra inhabitada


por la cual no transitar hombre alguno.
44 Castigar a Bel en Babilonia,

y arrancar de su boca lo que ha engullido;


ya no concurrirn a l las naciones;
pues hasta los muros de Babilonia caern.
Salid de Babilonia
45Salid de ella, oh pueblo mo,
y salve cada cual su vida
del furor de la ira de Yahv.


36. Su mar: la red de sus canales, hasta hoy no reparados. Aqu, como en el versculo 24,
Dios destaca su carcter de vengador de sus amigos, para que en la tribulacin esperen confiados
a que llegue su hora. Vase 50, 34; Salmo 9, 20; 65, 5; 108, 1; Proverbios 24, 29 y notas.

37. Objeto de pasmo. Vase 50, 39; Isaas 13, 19; 21, 4; Apocalipsis 17, 6; 18, 2.

41. Sesac, nombre de Babilonia segn el alfabeto mgico. Vase 25, 26 y nota.

44. Arrancar de su boca lo que ha engullido. Alusin a la voracidad del dios principal de
Babilonia. Segn Daniel 14, 2 se ofrecan a Bel da por da cuarenta ovejas, seis cntaros de vino y
doce medidas de flor de harina; cosas que en realidad formaban la comida de los sacerdotes.
Jeremas Captulo 51 160
46 No se amedrente vuestro corazn, ni temis los rumores que se oirn en
la tierra. Un ao correr un rumor, y despus, otro ao, otro rumor; la
violencia dominar en el pas, un tirano seguir a otro. 47Por lo tanto, he aqu
que vienen das en que castigar los dolos de Babel; toda su tierra quedar
cubierta de vergenza, y todos sus muertos yacern en medio de ella.
48Celebrarn lo sucedido a Babilonia los cielos y la tierra y cuanto hay en

ellos, porque desde el norte vendrn sobre ella los devastadores orculo de
Yahv. 49Babilonia caer por los muertos de Israel, as como por Babilonia
cayeron los muertos de toda la tierra. 50Los que habis escapado a la espada,
partid sin demora. Desde lejos acordaos de Yahv, y Jerusaln ocupe vuestros
corazones.
51Estamos avergonzados, conocemos nuestra ignominia, la confusin

cubre nuestro rostro; pues los extranjeros penetraron en los lugares sagrados
de la Casa de Yahv.
52Por esto, he aqu que vienen das, dice Yahv, en que castigar sus dolos,

y en todo su pas se oir el gemido de los traspasados. 53Aunque Babilonia se


levantase hasta el cielo, e hiciese inaccesible su alta fortaleza, de mi parte le
vendrn sus devastadores, dice Yahv.
54Alaridos se oyen de Babilonia, quebranto grande de la tierra de los

caldeos; 55pues devasta Yahv a Babel y ahoga su voz jactanciosa; braman sus
olas como copiosas aguas, retumba el fragor de su voz. 56Porque vino sobre
ella, sobre Babel, el devastador; han sido apresados sus guerreros y rotos sus
arcos; pues Dios de retribuciones es Yahv; dar sin falta la paga.
57Embriagar a sus prncipes y a sus sabios, a sus gobernadores, a sus jefes y a

sus valientes; y dormirn un sueo perpetuo, del cual no despertaran, dice el


Rey, cuyo nombre es Yahv de los ejrcitos.
58As dice Yahv de los ejrcitos:

Las anchas murallas de Babel sern totalmente destruidas,


y quemadas sus altas puertas.
Trabajaron los pueblos por nada.
y las naciones se han cansado para el fuego.
Mensaje de Jeremas a Babilonia
59
Orden que el profeta Jeremas dio a Seraas, hijo de Neras, hijo de
Maasas, cuando ste se encamin a Babilonia, con Sedecas, rey de Jud, en


48. Los cielos y la tierra: Notable coincidencia con Apocalipsis 18. 20; 19, 1 ss.

53. Cf. 49, 16; Ams 9, 2; Abdas 4.

58. El espesor de los muros era de 17 metros y la circunferencia de 18 kilmetros. Vase
50, 12 y nota.

59. El profeta vuelve al tiempo de Sedecas. Poco despus de las embajadas de los reyes a
Jerusaln y del orculo del yugo (captulo 27). Sedecas debi ir a Babilonia a sincerarse ante
Jeremas Captulo 52 161
el ao cuarto de su reinado. Seraas era camarero mayor. 60Escribi Jeremas
en un libro todo el mal que haba de venir sobre Babilonia, todas estas
palabras escritas contra Babilonia. 61Y dijo Jeremas a Seraas: Cuando hayas
llegado a Babilonia, mira que leas en voz alta todas estas palabras; 62y dirs:
Oh, Yahv! T has anunciado que destruirs este lugar, de modo que no
quede en l habitante, ni hombre ni bestia, sino que sea convertido en
desierto perpetuo. 63Y despus de leer este libro, atars a l una piedra y lo
arrojars en medio del ufrates; 64y dirs: As se sumergir Babilonia, y no se
recobrar del mal que voy a traer sobre ella. As quedarn destruidos.
Hasta aqu las palabras de Jeremas.

Apndice

Captulo 52
Sitio y toma de Jerusaln
1
Veinte y un aos tena Sedecas cuando comenz a reinar, y once aos
rein en Jerusaln. El nombre de su madre fue Hamital, hija de Jeremas, de
Lobn. 2Hizo lo que era malo a los ojos de Yahv, imitando en todo los
procederes de Joakim. 3Por eso la ira de Yahv contra Jerusaln y Jud lleg a
tal punto que los arroj de su presencia. Pues Sedecas se rebel contra el rey
de Babilonia, 4y entonces, el ao noveno de su reinado, en el mes dcimo, el
diez del mes, vino Nabucodonosor, rey de Babilonia, con todo su ejrcito,
contra Jerusaln. Acamparon frente a ella y construyeron en torno a ella
baluartes; 5y estuvo sitiada la ciudad hasta el ao undcimo del rey Sedecas.
6En el mes cuarto, a nueve del mes, se apoder el hambre de la ciudad, de

modo que el pueblo del pas careca de pan.


7Entonces al abrirse brecha en la ciudad, todos los hombres de guerra

huyeron, saliendo de la ciudad de noche, por el camino de la puerta que est


entre los dos muros, junto al jardn del rey, mientras los caldeos rodeaban la
ciudad; y se fueron hacia el Arab. 8Mas el ejrcito de los caldeos persigui al
rey; y alcanzaron a Sedecas en los llanos de Jeric, cuando todo su ejrcito
andaba ya disperso lejos de l. 9Capturaron al rey, y lo llevaron a Ribl
situada en la tierra de Hamat, al rey de Babilonia, el cual pronunci sentencia
contra l. 10El rey de Babilonia hizo degollar a los hijos de Sedecas, a la vista

Nabucodonosor. Sera entonces cuando Jeremas envi estos vaticinios a los de la primera
deportacin (Ncar-Colunga).

63. Figura semejante usa el apstol San Juan en Apocalipsis 18, 21.

1. Este captulo es un apndice aadido para demostrar el cumplimiento de las profecas
acerca de la ruina de Jerusaln. Corresponde a IV Reyes 24, 18-25, 30. Vase all las notas.

9 s. En el correspondiente pasaje de los Libros de los Reyes (vase nota al versculo 1) faltan
estos detalles. Cf. 32, 4.
Jeremas Captulo 52 162
de ste; y tambin a todos los prncipes de Jud los hizo degollar en Ribl. 11A
Sedecas le hizo sacar los ojos y le puso grillos de bronce; y el rey de Babilonia
lo llev a Babilonia, donde lo tuvo encarcelado hasta el da de su muerte.
Ruina de la Ciudad Santa
12En el mes quinto, el diez del mes, que fue el ao diez y nueve del rey
Nabucodonosor, rey de Babilonia, Nabuzardn, capitn de la guardia y
palaciego del rey de Babilonia, lleg a Jerusaln. 13Y abras la Casa de Yahv
y el palacio del rey; asimismo puso fuego a todas las casas de Jerusaln, y a
todos los palacios. 14Y todo el ejrcito que estaba all con el jefe de la guardia,
derrib todos los muros que rodeaban a Jerusaln.
15Parte de la gente pobre, y el resto del pueblo que haba quedado en la

ciudad, y los desertores que se haban pasado al rey de Babilonia, y los


artesanos que quedaban, fueron deportados por Nabuzardn, capitn de la
guardia. 16Pero otra parte de los pobres del pas los dej Nabuzardn capitn
de la guardia como viadores y labradores.
17Los caldeos hicieron pedazos las columnas de bronce que haba en la

Casa de Yahv, y las basas y el mar de bronce que estaban en la Casa de


Yahv, y se llevaron todo el bronce de ellos a Babilonia. 18Se llevaron tambin
los calderos, las paletas, los cuchillos, los tazones, las cucharas, y todos los
utensilios de bronce que se usaban para el culto. 19El capitn de la guardia
tom igualmente las palanganas, los braseros, los tazones, los calderos, los
candeleros, las cucharas y los platos; el oro de lo que era de oro, y la plata de
lo que era de plata. 20En cuanto a las dos columnas, el mar y los doce bueyes
de bronce que haba debajo, y las basas que Salomn haba hecho para la
Casa de Yahv, era imposible pesar el bronce de todos estos objetos. 21Las
columnas tenan una altura de diez y ocho codos cada una, y un cordel de
doce codos indicaba su circunferencia. Su grosor era de cuatro dedos y eran
huecas. 22Haba sobre cada una un capitel de bronce; el capitel de la primera
tena una altura de cinco codos y alrededor del capitel haba una red y
granadas, todo de bronce. Lo mismo la otra columna, con las granadas.
23Noventa y seis granadas eran visibles. Todas las granadas eran cien sobre la

red, todo alrededor (del capitel).


12 s. Es el cumplimiento de lo anunciado en 34, 22 y 37, 7. Vase 39, 12 ss.

15 s. Vase 39, 9 s.

20. Era imposible pesar el bronce: Tan grande fue el botn que hicieron. Cf. III Reyes 7, 15
ss. y 47; IV Reyes 16, 17.

23. Texto dudoso: Bover-Cantera vierte: Las granadas eran noventa y seis, al aire. Por su
parte, Ncar-Colunga: Las granadas eran noventa y seis, pendientes.
Jeremas Captulo 52 163
Muerte de los jefes
24El capitn de la guardia tom a Seraas, que era Sumo Sacerdote, y a

Sofonas, el segundo sacerdote, y a los tres porteros. 25De la ciudad tom a un


eunuco que era comandante del ejrcito, y siete hombres de la corte del rey,
que fueron hallados en la ciudad, y al secretario del jefe del ejrcito, a cuyo
cargo estaba el reclutamiento del pueblo del pas, y sesenta hombres del
pueblo del pas que se encontraban en la ciudad. Los prendi Nabuzardn,
capitn de la guardia, y los llev al rey de Babilonia, a Ribl. 27Y el rey de
Babilonia los entreg a la muerte en Ribl, en la tierra de Hamat. Y Jud fue
deportado cautivo fuera de su pas.
Las deportaciones de judos
ste es el pueblo que deport Nabucodonosor: El ao sptimo, tres mil
28

veinte y tres judos; 29el ao diez y ocho de Nabucodonosor, ochocientas


treinta y dos personas de Jerusaln. 30El ao veinte y tres de Nabucodonosor,
Nabuzardn, capitn de la guardia, deport setecientos cuarenta y cinco
judos; en total, cuatro mil seiscientos.
Jeconas puesto en libertad
31
El ao treinta y siete del cautiverio de Jeconas, rey de Jud, en el
duodcimo mes, el veinte y cinco del mes, Evil-Merodac, rey de Babilonia, en
el primer ao de su reinado, levant la cabeza de Jeconas, rey de Jud, y le
sac de la crcel. 32Habl con l amistosamente, y puso su trono sobre los
tronos de los reyes que tena consigo en Babilonia. 33Tambin le mud los
vestidos de crcel, y (Jeconas) comi siempre en su presencia, todos los das
de su vida. 34Para su sustento, el rey de Babilonia le asign una manutencin
perpetua, cada da una racin fija, hasta el da de su muerte, todos los das de
su vida.


31. Evil-Merodac, en babilnico Amilmarduk, fue sucesor de Nabucodonosor. Levant la
cabeza de Jeconas (cf. IV Reyes 25, 27-30), es decir, le dio la libertad, aunque lo guardase en
palacio. Esta benevolencia del rey de Babilonia para con el rey de Jud proceda, segn tradicin
juda, de que haban hecho amistad en la crcel donde aqul haba estado encerrado por su
padre. Gracias a esto se conserv con Jeconas la estirpe de David, tal como el Evangelio nos la
presenta en la genealoga de Jess (vase Mateo l, 12 ss.; Lucas 1, 32).

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