Discurso, Política y Acumulación en El Kirchnerismo
Discurso, Política y Acumulación en El Kirchnerismo
Discurso, Política y Acumulación en El Kirchnerismo
y acumulacin en
el kirchnerismo
Javier Balsa (compilador)
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Fecha de catalogacin:
Presentacin
Desde hace unos aos, vivimos una etapa trascendental en la his-
toria de nuestro pas. Temas que estuvieron durante mucho tiempo
negados en la mesa de las grandes discusiones nacionales pasan a
ocupar los lugares centrales de la agenda pblica.
En todos los mbitos sociales, institucionales y polticos se dis-
cute sobre los medios masivos de comunicacin, la recaudacin en
base a la imposicin a las rentas extraordinarias, cambios profun-
dos en la formacin militar, reincorporacin al patrimonio nacional
de reas estratgicas de desarrollo, estatizacin de ahorros para una
jubilacin solidaria, institucionalizacin de nuevas formas en las re-
laciones interpersonales reconociendo minoras ocultadas, reformas
educativas tendientes a la recuperacin de tradiciones abandonadas,
el rol de la Ciencia, la Tecnologa y la Innovacin en el desarrollo
integrado y federal del pas, derecho del Estado a la intervencin en
la economa, derechos ciudadanos al acceso a la educacin y a la
salud y otros temas candentes.
Esta saludable realidad, demonizada como caos por los intereses
afectados, obliga a los ciudadanos a informarse, conocer, indagar,
para tener capacidad de intervencin participativa e influir en las
conclusiones que resulten compatibles con las necesidades del pue-
blo y con los ideales de emancipacin que fueron base de la funda-
cin de nuestra patria hace ms de 200 aos.
Obliga tambin a intelectuales, docentes, dirigentes sociales y
polticos a estudiar, formarse, producir para participar activamente
en los debates, opinar, confrontar, escuchar, generar espacios y, por
fin, intervenir en la realidad para transformarla.
Obliga a los jvenes estudiantes y trabajadores a ponerse al da
en distintas cuestiones, a indagar en nuestra historia, a conocer el
pasado para pensar el porvenir. Conmina a las nuevas generaciones
a estar preparadas para asumir lo que el futuro sin duda les deman-
dar: capacidad de pensamiento autnomo ante discursos y saberes
siempre inestables.
Nos obliga a nosotros, instituciones de la educacin y la cultura,
a poner al alcance de la ciudadana, obras que sirvan para pensar,
Presentacin| 5
para reflexionar, para correr el velo del sentido comn. Obras inc-
modas y resistentes, trabajos honestos y fundados que quiebren la
naturalizacin de las injusticias y ayuden a construir el bien comn.
Desde la Universidad Nacional de Quilmes y el Centro Cultural
de la Cooperacin Floreal Gorini asumimos el desafo en lo que nos
toca. Desde el mbito acadmico y desde la produccin ligada a la
investigacin y la reflexin cultural, esperamos realizar un aporte
relevante por medio de este proyecto editorial conjunto: la coleccin
Pensamiento Crtico.
Las lneas precedentes acompaan los textos de esta coleccin,
que hoy se ve enriquecida con un nuevo aporte: Discurso, poltica
y acumulacin en el kirchnerismo, fruto del debate acadmico de
distintas disciplinas, compilado por el Lic. Javier Balsa.
La discusin aborda diversas concepciones, que en una sntesis
apretada tiene por un lado al populismo como representacin hege-
mnica del pueblo, y por el otro, una lectura cuestionadora que lo
entiende como una experiencia obturadora de los mecanismos de
representacin en un estado constitucional de derecho. En una gama
de grises, los distintos textos recuperan en el discurso kirchnerista
su valor movilizador y renovador de la vida poltica. No obstante
ello, surge en varios expositores la preocupacin por el desarrollo
del pensamiento crtico de propios y ajenos al movimiento kirchne-
rista, que deber encontrar su cauce en la vida poltica.
La renovacin conceptual de este discurso incluye viejos con-
ceptos abonados con nueva visin: instala una versin del naciona-
lismo no asociada al autoritarismo, sino a motivos democrticos y
enraizados con las luchas de los pueblos latinoamericanos, desvin-
culndolo de las concepciones esencialistas del pasado reciente. As
esta concepcin populista se asocia a la construccin de soberana
e institucionalidad democrtica, incorporando voces y demandas de
igualdad de derechos que se encontraban desarticuladas en la socie-
dad. De este modo se cristaliz un corpus de leyes que dio jerarqua
institucional a la conflictividad existente: estatizacin del rgimen
jubilatorio, asignacin universal por hijo, matrimonio igualitario,
ley de medios, recuperacin del protagonismo estatal en el espacio
productivo.
La intromisin del discurso presidencial en la arena meditica,
con datos rigurosos de la realidad, confront con la farandulizacin
impuesta por los medios hegemnicos, contribuyendo al debate de
los problemas y a la politizacin de sectores de la sociedad. La voz
Presentacin| 7
Introduccin
Luego de ms de ocho aos de gobierno y habiendo reafirmado el
apoyo popular con un resonante triunfo electoral, a fines de 2011 el
kirchnerismo se haba constituido en un fenmeno poltico con enti-
dad propia en la historia argentina. Por ello, la Universidad Nacional
de Quilmes, a travs de la Licenciatura en Ciencias Sociales, se pro-
pusogenerar un espacio de anlisis y reflexin sobre diversos aspectos
del kirchnerismo. Con tal fin, se organizaron las Jornadas sobre Dis-
cursos, Poltica y Acumulacin en el Kirchnerismo, que tuvieron lu-
gar los das 5, 6 y 7 de diciembre de 2011, en la sede de la Universidad.
Los expositores convocados, especialistas de diversas disciplinas
como sociologa, antropologa, economa, ciencias polticas, derecho,
anlisis del discurso, historia y filosofa, reflexionaron a lo largo de
tres das, exponiendo y debatiendo acerca de este fenmeno poltico.
En el primer da de trabajo se analizaron los discursos y la lgica
poltica del kirchnerismo, promovindose el cruce entre el anlisis del
discurso y el enfoque centrado en la construccin de la hegemona.
En el segundo da se sucedieron tres mesas: una centrada en el estudio
de la poltica, el Estado y los partidos polticos; otra sobre diversos
aspectos de la seguridad y la defensa; y una ltima sobre la llamada
batalla cultural. Finalmente, en el tercer da, se analiz el modelo de
acumulacin del kirchnerismo en base a tres tpicos: la cuestin agra-
ria, las polticas de industrializacin y el esquema macroeconmico.
El debate que surgi a lo largo de cada una de las mesas fue inten-
so y enriquecedor, promovido por la pluralidad de las/os expositoras/
es, y por las intervenciones del pblico, que fueron haciendo que las
mesas se prolongaran ms all de los tiempos previstos.
En el presente libro se publican las exposiciones presentadas y
reelaboradas a partir de las discusiones que surgieron en aquellas
jornadas.
La Universidad de Quilmes agradece a cada una/o de las/os auto-
ras/es por la pasin con que presentaron sus trabajos, el esfuerzo en la
elaboracin y correccin de los manuscritos, y por la paciencia para
ver, finalmente, este libro publicado.
Javier Balsa
Director de la Licenciatura en Ciencias Sociales UNQUI
Introducccin| 9
Acerca de los autores
Javier Balsa
Sebastin Barros
Osvaldo Barsky
Diego Coatz
Mariano Dagatti
Martn DAlessandro
Miguel De Luca
Hernn Fair
Arturo Fernndez
Sabina Frederic
Miguel Giudicatti
Fernando Grasso
Claudio Katz
Alejandro Kaufman
Mara Pa Lpez
Jos Muzlera
Fernando Peirano
Martn Retamozo
Esteban Rodrguez
Nuria Yabkowski
Sobre lgicas y
discursividades
JAVIER BALSA
En esta primera parte del presente libro se integran los aportes
presentados por siete especialistas en el simposio Jornadas sobre
Discursos, Poltica y Acumulacin en el Kirchnerismo (a los que
se agregan dos trabajos elaborados para la mesa sobre la batalla
cultural)1. El interrogante inicial que motiv la organizacin de este
simposio fue indagar hasta qu punto el anlisis discursivo y una
teora discursiva de la hegemona podan ser tiles para dar cuenta
del fenmeno poltico del kirchnerismo. Esta pregunta podra formu-
larse para cualquier realidad poltica, pero adquiere especial inters
en este caso por dos motivos. En primer lugar, porque la dimensin
discursiva se ha ido instalando como un elemento esencial de las
distintas descripciones del kirchnerismo: desde la crtica al relato
y la crispacin, hasta la reivindicacin de la dimensin conflictiva
de la poltica sintetizada en la nocin de batalla cultural. En se-
gundo lugar, porque estas perspectivas podran ser particularmente
fecundas para analizar una fuerza poltica que pareciera haber segui-
do casi como un manual de uso la propuesta de Ernesto Laclau
de instalar una lgica populista como frmula para repolitizar la so-
ciedad. Esta estrategia, por un lado, le permiti al Gobierno obtener
crecientes grados de legitimidad democrtica, pero por otro lado,
implic, como costo, una tensin social que, por momentos, pareci
poner en juego la gobernabilidad y el xito electoral del oficialismo.
Por detrs de este interrogante se encontraba una segunda mo-
tivacin, de carcter ms terico, para la organizacin de este sim-
posio: explorar en qu medida podan complementarse mutuamente
1 Cabe aclarar que Alejandro Kaufman particip de otra mesa de las Jornadas, dedicada a la
batalla cultural, de la que tambin iba a formar parte Mara Pa Lpez aunque no pudo asistir.
Hemos decidido, por clara pertinencia temtica, incluir sus contribuciones en esta primera seccin
del libro.
2 Tal como algunos participantes del simposio argumentaron, detrs de estas diferencias me-
todolgicas se esconde una distinta concepcin del discurso. De todos modos, los anlisis se enri-
queceran notoriamente si estos dos campos profundizaran sus puntos de contacto promovindose
el cruce entre un enfoque que aborde la relacin entre poder y discurso (el poder en la dinmica dis-
cursiva y la construccin de relaciones de poder desde el discurso) con una perspectiva que postule
una teora discursiva de la dinmica poltica constructora de hegemona.
7 Chantal Mouffe, En torno a lo poltico, Buenos Aires, Fondo de Cultura Econmica, 2007.
Incluso esta dimensin adversativa superlativa sera un elemento caracterstico no solo de la lgica
poltica populista, sino de toda lgica poltica, en esta simbiosis que Laclau desliza entre populismo
y poltica, entendida como diferente de la mera administracin. Puede consultarse Javier Balsa, Las
dos lgicas del populismo, su disruptividad y la estrategia socialista, Revista de Ciencias Sociales,
17, Universidad Nacional de Quilmes, 2010 (disponible en <jjbalsa.blog.unq.edu.ar>).
8 Aqu es intencional el juego con la idea de una tentacin populista criticada en Slavoj Zizek,
Against the Populist Temptation, Critical Inquiry, 32 (3), 2006.
9 Con mayor precisin an, sera una sincdoque impura, pues sus lmites no son definibles
claramente, sino que existe un permanente deslizamiento de su significado restringido hacia el am-
pliado y viceversa. Sobre el papel de la retrica en la construccin de la hegemona, y particularmen-
te sobre la sincdoque impura, vase E. Laclau, Poltica de la retrica, en Misticismo, retrica y
poltica, Buenos Aires, Fondo de Cultura Econmica, 2002, p. 95 (ms all de que ah no se la vincu-
le con el populismo). Tambin puede consultarse J. Balsa, Aspectos discursivos de la construccin
de la hegemona, Identidades,1,Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, 2011, <http://
iidentidadess.files.wordpress.com/2011/03/4-identidades-1-1-2011-balsa.pdf>.
6 No nos detendremos aqu en la discusin sobre si efectivamente existi una guerra o no.
Basta decir que la representacin dictatorial de una guerra no-convencional fue la que funcion
como el elemento articulador de su discurso represivo. Vase Barros, Sebastin, Orden, democracia
y estabilidad. Discurso y poltica en la Argentina entre 1976 y 1991, Crdoba, Alcin, 2002.
7 Alfonsn, Ral, La cuestin argentina, Buenos Aires, Torres Agero Editor, 1980, p. 203.
8 Alfonsn, Ral, Discurso de Parque Norte, en Luis Aznar et al., Alfonsn: discursos sobre
el discurso, Buenos Aires, EUDEBA-FUCADE, 1986.
9 Con la reminiscencia ranciriana que esto supone. Vase Rancire, Jacques, El maestro ig-
norante, Barcelona, Laertes, 2003; y Rancire, Jacques, El desacuerdo. Poltica y filosofa, Buenos
Aires, Nueva Visin, 1996.
Reflexiones finales
Aproximacin a algunos
tpicos del
discurso kirchnerista
FABIANA MARTNEZ
1 Pcheux, Michel, Hacia el anlisis automtico del discurso, versin espaola de Manuel Al-
var Ezquerra, Madrid, Gredos, 1978.
2 Angenot, Marc, 1889: un tat du discours social, Montral, ditions du Prambule, 1998.
5Landi, Oscar, Reconstrucciones. Las nuevas formas de la cultura poltica, Buenos Aires,
Punto Sur, 1988.
6 Biglieri, Paula y Gloria Perell, En el nombre del pueblo. El populismo kirchnerista y el re-
torno del nacionalismo, Buenos Aires, UNSAM, 1997.
7 Barros, Mercedes, El discurso de los Derechos humanos en la Argentina de la pos-transi-
cin: un anlisis discursivo de Alfonsn a Kirchner, Crdoba, V Coloquio Internacional de Investi-
gadores de Anlisis del Discurso, 2009.
14 Muoz, Mara Antonia, Ssifo en Argentina. Orden, conflicto y sujetos polticos, Villa Ma-
ra, Eduvim, 2010.
Kirchnerismo y peronismo
1 Torre, Juan Carlos, Los hurfanos de la poltica de partidos. Sobre los alcances y la natu-
raleza de la crisis de representacin partidaria, en Desarrollo Econmico, vol. 42, n 168, Buenos
Aires, 2003, pp. 647-665.
2 Ral Alfonsn, Discurso de cierre de campaa, 28 de octubre de 1983.
3 Arzadun, Daniel, El peronismo: Kirchner y la conquista del reino, Buenos Aires, COPPPAL-
Editorial Sudamericana, 2008.
E insiste:
Pero la nueva etiqueta ideolgica
del kirchnerismo no deba ocultar su
contenido. El Presidente ensayaba una
construccin tpicamente peronista.
Discurso y esttica eran solo un
artilugio, lenguaje simblico orientado
a un dispositivo contenedor, listo
para la cooptacin de nuevos aliados,
esencialmente provenientes de la UCR. El
archipilago oficialista requera de esta
puesta en escena. Un cambio de rtulo para
dar el paso desde la transversalidad
4 Ibd., pp. 179-180.
5 Ibd., p. 198.
6 Novaro, Marcos, Izquierda y populismo en la Argentina: del fracaso del Frepaso a las incg-
nitas del kirchnerismo, en Prez Herrero, Pedro (comp.), La izquierda en Amrica Latina, Madrid,
Instituto Universitario Ortega y Gasset y Fundacin Pablo Iglesias, 2006.
9 Laclau, Ernesto, La razn populista, Buenos Aires, Fondo de Cultura Econmica, 2005.
13 Benjamin, Walter, Sobre el concepto de historia. Tesis y fragmentos, Buenos Aires, Editorial
Piedras de Papel, 2007.
14 Lwy, Michael, Walter Benjamin: Aviso de incendio. Una lectura de las tesis Sobre el con-
cepto de historia, Buenos Aires, Fondo de Cultura Econmica, 2005, p. 164.
15 Benjamin, Walter, op. cit., supra, nota 13, p. 3.
Introduccin
3 Por primer kirchnerismo hacemos referencia al perodo que va desde la asuncin de Kir-
chner al gobierno nacional hasta las elecciones legislativas de 2005, cuando la fractura de la relacin
con el expresidente Eduardo Duhalde deja entrever una reconfiguracin de la estrategia del kir-
chnerismo respecto del Partido Justicialista. Aunque nuestro corpus inicial de investigacin toma
en cuenta la totalidad de los discursos pblicos de Kirchner, solamente, durante los primeros doce
meses de gobierno, tenemos elementos para pensar que las regularidades de la discursividad kirch-
nerista permanecen grosso modo invariables hasta las elecciones de medio trmino. Vase a prop-
sito de este proceso Juan Carlos Torre, La operacin poltica de la transversalidad. El Presidente
Kirchner y el Partido Justicialista, en CEDIT (comp.), Argentina en perspectiva. Reflexiones sobre
nuestro pas en democracia,Buenos Aires, Universidad Torcuato Di Tella, 2005; Schurman, Diego,
Gua prctica para entender la nebulosa del kirchnerismo, en Pgina 12, 12 de febrero de 2006,
y Dagatti, Mariano, La acumulacin poltica. Transversalidad, partidos polticos y peronismo en
la construccin de gobernabilidad durante el kirchnerismo, en Actas del X Congreso Nacional de
Ciencia Poltica, organizado por la Sociedad Argentina de Anlisis Poltico y la Universidad
Catlica de Crdoba, Crdoba, 27 al 30 de julio de 2011.
10 Altamirano, Carlos, Peronismo y cultura de izquierda, 2 ed., Buenos Aires, Siglo veintiuno
editores, 2011 [2001].
11 Los colectivos de identificacin definen para Eliseo Vern el fundamento de la relacin que
el discurso construye entre el enunciador y el prodestinatario. Aparecen tambin en el plano del
enunciado, en la medida en que habitualmente se lo designa de manera explcita en el discurso: no-
sotros, los comunistas, nosotros, los peronistas. Vase La palabra adversativa. Observaciones
sobre la enunciacin poltica, en Vern, E. et al., El discurso poltico. Lenguajes y acontecimientos,
18 Dado que el fin de la argumentacin consiste segn Cham Perelman en transferir a las
conclusiones la adhesin concedida a las premisas, la adaptacin de un orador al auditorio supone
ante todo escoger como premisas de la argumentacin tesis admitidas por este ltimo. Dentro de este
marco, los acuerdos sobre hechos son un tipo de acuerdo sobre lo real, cuyo alcance se presenta como
bsqueda de una validez universal y no controvertida. Para el individuo, la aceptacin del hecho solo
ser una reaccin subjetiva ante algo que se impone a todos. El hecho como premisa es un hecho no
controvertido. Vanse Perelman, Cham y Lucie Olbrechts-Tyteca, Tratado de la argumentacin. La
nueva retrica, Madrid, Gredos, 1989, p. 122 y ss.; y Perelman, Cham, El imperio retrico. Retrica
y argumentacin, Bogot, Norma, 1997, p. 43 y ss.
25 Rosanvallon, Pierre, Penser le populisme, en La vie des ides [en lnea], Pars, 2012.
26 Esta conclusin corre en paralelo con la escena poltica unipolar que Isidoro Cheresky
identifica en el escenario de la poscrisis. Para Cheresky, el perodo presidencial signado por el mo-
delo de salida de la crisis se caracteriz por una escena poltica unipolar en la que los lderes y parti-
dos opositores se hallaron relegados a un rol marginal. Vase Cheresky, Isidoro, Poder presidencial,
opinin pblica y exclusin social, Buenos Aires, CLACSO-Manantial, 2008, p. 243.
Quizs sea un poco pronto para hablar de una lgica propia del
discurso kirchnerista, al menos en el sentido en que uno puede hablar
del discurso nazi, del discurso bolchevique, del discurso militar du-
rante el llamado proceso, o del discurso de los 70. Estas produccio-
nes comenzaron y finalizaron: aunque se escriba sobre ellas, aunque
alguien repita todava tpicos o consignas propias de esos discursos,
lo vuelto a decir o lo repetido no puede ya formar parte de aquellos
discursos, por los cambios que se han operado en las condiciones de
produccin y recepcin. La produccin kirchnerista, en cambio, est
en curso: pueden aparecer, y aparecen, tpicos y escenarios nuevos de
modo permanente, en lo temtico y en lo formal.
Sin embargo, como lingistas y de modo paradjico nos
enfrentamos con dos reclamos. Desde la sociedad, el discurso
kirchnerista en particular el de Cristina Fernndez de Kirchner
(CFK) es percibido como diferente de otros: por un lado, se lo
percibe ms autoritario, ms radical y de izquierda que discursos
oficiales anteriores, mientras que por otro se lo percibe como partcipe
de un proceso de repolitizacin de la sociedad, ms democrtico y
nacionalista, que convoca a la participacin de nuevos y ya conocidos
movimientos polticos y sociales. Si lo queremos decir de otro modo,
como especialistas, son los efectos del discurso K los que nos llaman
la atencin en sentido estricto, sus efectos perlocutivos antes que su
forma; lo que nos incita al estudio es cmo significa, qu sentido
adquiere como un todo en la sociedad, antes que la utilizacin de
determinado o determinados recursos1.
1 Austin, J., Cmo hacer cosas con palabras, Buenos Aires, Paids, 1984 [1962].
Si:
A>B
Y
B>C
Implica A > C
El discurso de los K
Desde el punto de vista discursivo, el discurso K se caracteriza
entre otras estrategias que trataremos de develar por una ruptura
4 Foucault, M., El discurso del poder, Presentacin y seleccin de Oscar Tern, Buenos Aires,
Gandhi, 1983.
5 Raiter, A., Hablo y entiendan: creencias, presuposicin e interdiscurso en los actos de Cris-
tina Fernndez de Kirchner, en Oralia 12, Madrid, Arco Libros, 2009, pp. 73-96.
6 Givn, T., Functionalism and Grammar, Amsterdam, John Benjamins, 1995.
7 Todos los discursos citados fueron tomados de la pgina web de Presidencia de la Nacin.
8 Pcheux, M., Semntica e Discurso. Uma Crtica Afirmao do bvio, en Eni P. de Orlandi
et al.(trad.), Campinas, Editora da Unicamp, 1988 [1975].
9 Sigal y Vern, op. cit., supra, nota 3.
Comienza un cambio?
La confrontacin
12 Angenot, M., El discurso social. Los lmites histricos entre lo pensable y lo decible, Se-
leccin y presentacin de Mara Teresa Dalmasso y Norma Fatala, Buenos Aires, Siglo XXI, 2010
[1989].
13 Voloshinov, V., op. cit., supra, nota 10.
A los jueces:
Falta an que tambin abordemos el
resto del Poder Judicial en la reforma que
necesariamente deberemos darle, para
que la gente, la sociedad, los argentinos
vuelvan a sentir a la Justicia como un valor
reparador y equilibrador, y que tambin
ser imprescindible en la reconstruccin
del valor seguridad para todos los
ciudadanos en momentos donde muchas
veces resultan incomprensibles muchas
decisiones que causan estupor en la
ciudadana que no alcanza a comprender
en virtud de qu cdigos, de qu principios
o de qu leyes, se producen determinadas
decisiones judiciales (CFK, 10.12.07b).
Muchas veces cuando uno escucha
algunas declaraciones precisamente de
aquellos hombres que deben aplicar la ley
y la Constitucin, pero por sobre todas las
cosas la garanta de la igualdad, porque
si algo debe caracterizar el ejercicio de la
democracia es la igualdad ante la ley; no
solamente la libertad, es la libertad y la
igualdad, la una sin la otra no funcionan.
Y entonces cuando uno muchas veces
escucha algunas declaraciones en cuanto
a que esto no es posible, comprende
muchas veces la desazn que envuelve a
Los docentes:
Pero tambin quiero decir que aquella
educacin pblica no es la de hoy. Quiero
decirlo con valenta porque lo siento. Yo
me eduqu en una escuela donde haba
clases todos los das, donde los maestros
saban ms que los alumnos, donde
nosotros tenamos que estudiar todo el
da para poder aprobar y pasar, porque
creamos en el esfuerzo, porque creamos
en el sacrificio (CFK, 10.12.07e).
Y entonces, de qu naturaleza es el
conflicto para algunos sectores? De una
naturaleza poltica. Pero no poltica por
partido, poltica por modelo de pas. Tam-
bin soy consciente de que parte de esas
cacerolas que el otro da estaban en la ca-
lle, son nuestra poltica de derechos hu-
manos, no tengo ninguna duda tampoco.
Bastaba ver las caras que haba de algu-
nos defensores y defensoras de los geno-
cidas junto a otros dirigentes autodenomi-
nados revolucionarios que proclaman la
reforma agraria. En fin, uno poda ver de
todo (CFK, 27.3.08a).
YO soy todo
Yo distribuyo
18 La expresin hacer el aguante comenz a ser usada en Argentina por los simpatizantes de
las bandas de rock para expresar que seguan sus conciertos en cualquier lugar que lo hicieran. Su
uso est hoy ms extendido.
Conclusiones
23 Barthes, R., Le discours de lhistoire, Essais Critiques IV, Pars, Seuil, 1967.
MARTN RETAMOZO
1 Agradezco a Victoria DAmico y Soledad Stoessel por los aportes a la versin final de este trabajo.
2 La Fiesta del Monstruo es el ttulo de un cuento de Borges y Bioy Casares en alusin al
primer peronismo.
3 A lo largo de los casi nueve aos de gobierno kirchnerista, las operaciones discursivas y
las lgicas polticas se fueron amalgamando de manera molecular. Controversias, contextos y situa-
ciones marcan los modos de la articulacin de ciertas producciones de sentidos y ciertas lgicas, las
cuales, no obstante, pueden reconocerse como persistentes en el andamiaje kirchnerista.
4 Un conjunto de trabajos han tenido como foco de anlisis el discurso de Nstor Kirchner,
este no es objeto aqu sino en relacin con la interpelacin a las organizaciones sociales.
5 En esta perspectiva podemos leer la sugerente hiptesis de Maristella Svampa sobre la pro-
ductividad poltica del peronismo, indagando en los dispositivos, los lugares de enunciacin y las
matrices identitarias. Ver Svampa, Maristella, Las fronteras del gobierno de Kirchner, en Cuader-
nos del Cendes 65, ao 24, Tercera poca, Caracas, mayo-agosto, 2007.
6 6 Esta dimensin del discurso kirchnerista es concordante con las transformaciones iden-
tificadas en la poltica contempornea y que incorporan aspectos de audiencia a la democracia
representativa.
7 Casullo, Nicols, Nstor Kirchner, en Casullo, N., Peronismo. Militancia y crtica, Bue-
nos Aires, Colihue, 2008.
10 Laclau, Ernesto, La razn populista, Buenos Aires, Fondo de Cultura Econmica, 2005.
18Canovan, Margaret, Trust the People! Populism and the Two Faces of Democracy, en
Political Studies, Londres, vol. XLVII, n 1, 1999, pp. 2-16.
3 Halliday, M.A.K., An introduction to functional gramar, 3ra. ed., Londres, Hodder Edu-
cation, 2004.
4 Kress, G. T. van Leeuwen, Multimodal discourse, Londres, Routledge, 2001.
5 Fairclough, N., op. cit., supra, nota 2.
6 Reisigl, M., Rethoric of political speeches, en Wodak, R. y V. Koller (comps.), Handbook
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7 Salgado, Eva, El discurso del poder. Informes presidenciales en Mxico (1917-1946), Mxi-
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11 Fairclough, Norman, Analysing discourse. Textual analysis for social research, Londres,
Routledge, 2003.
12 Martin, J. y P. R. R. White, Appraisal in English. The language of evaluation, Londres,
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13 Lazar, Michelle, Language, communication and the public sphere: A perspective from
feminist critical discourse analysis, en Wodak, R. y Veronika Koller (comps.), Handbook of Com-
munication in Public Sphere, Berlin, De Gruyter, 2008, pp. 89-110.
15 Cameron, Deborah, Rethinking language and gender studies: some issues for the 1990s,
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16 Lazar, Michelle, Politicizing Gender in Discourse: Feminist Critical Discourse Analysis as
Political Perspective and Praxis, en Lazar M. (ed.), Feminist Critical Discourse Analysis. Gender,
Power and Ideology in Discourse,Hampshire, Palgrave Macmillan, 2005, pp. 1-28.
17 Litosseliti, Lia, Constructing Gender in Public Arguments: The Female Voice as Emotional
Voice, en Baxter, Judith (ed.), Speaking out. The Female Voice in Public Contexts, Hampshire,
Palgrave Macmillan, 2006, pp. 40-58.
18 Marra, Meredith, Stephanie Schnurr y Janet Holmes, Effective Leadership in New Zea-
land Workplaces: Balancing Gender and Role, en Baxter, Judith (ed.), Speaking out. The Female
Voice in Public Contexts, Hampshire, Palgrave Macmillan, 2006, pp. 240-260.
Conflictividad y
discontinuidades,
movimientismo populista
y hegemona
ALEJANDRO KAUFMAN
2 Lpez, Mara Pa, Batallas y hegemonas, Pgina 12, Buenos Aires, 30/05/2011.
Cortar y pegar: el
kirchnerismo en el sistema
poltico argentino
SERGIO DE PIERO
Nada se edifica sobre la piedra, todo sobre la arena, pero nuestro
deber es edificar como si fuera piedra la arena.
Jorge Luis Borges
Fragmentos de un evangelio apcrifo
Introduccin
Las opciones
El despertar
12 En 1994 los referentes de la UCR, Federico Storani, del Frente Grande, Carlos Chacho
lvarez, y del PJ, Jos Octavio Bordn, realizaron una reunin pblica en la desaparecida confitera
El Molino, frente al Congreso de la Nacin, con el objetivo de pensar una construccin poltica
transversal que incluyera espacios de los principales partidos.
13 Garretn, Manuel Antonio, Cambios Sociales, actores y accin colectiva en Amrica Latina,
Cuadernos de Polticas Sociales, Santiago de Chile, CEPAL, 2011.
El relato
Conclusiones
Introduccin
La fortaleza peronista
1 En contraste, entre los outsiders fallidos un caso emblemtico result el de Juan Carlos Blum-
berg, referente de un significativo movimiento de descontento ciudadano en cuestiones de seguridad
pblica. Tras encabezar multitudinarias marchas entre 2004 y 2005, como candidato a gobernador
bonaerense en las elecciones de 2007 obtuvo apenas el 1,26% de los votos.
Conclusin
A casi una dcada del voto bronca y la posterior crisis poltica,
el sistema de partidos resultante es una particular combinacin de
continuidades y novedades. Aunque se mantuvo en pie, y el vnculo
representativo ha seguido ms firme de lo que muchos aventuraban o
teman en 2001, el sistema partidario exhibe muestras de desarticula-
cin y desajustes, algunos de relevancia, por sus efectos degradantes
sobre la gobernabilidad y sobre la responsabilizacin poltica. En-
tre los partidos, el justicialismo conserv sus principales bastiones,
sum nuevos distritos y extendi los aos de su primaca, mientras
que el radicalismo se mantuvo a flote; por su lado, las nuevas ter-
ceras fuerzas no pudieron escapar al destino de sus predecesoras,
y los partidos provinciales, a excepcin del MPN, son parte de la
historia.
Frente a este panorama, las etiquetas de hegemona y de par-
tido hegemnico han obtenido una particular difusin entre cier-
tos comentaristas polticos y periodistas, por lo comn asociada a
preocupaciones ms generales sobre el devenir de la democracia en
nuestro pas. Ms all de las siempre valiosas y necesarias atencin y
previsin por una democracia de calidad, este diagnstico es errneo,
puesto que parte de un equvoco fundamental, lo que termina quitn-
dole precisin a sus proyecciones. Confunde los sistemas de parti-
do hegemnico con los de partido predominante, cuando entre ellos
La Argentina reciente:
poltica, Estado y partidos en
la era kirchnerista
MARTN DALESSANDRO
Introduccin
Las PASO
2 Esas elecciones sern recordadas tambin por las denominadas candidaturas testimoniales
en las que el partido de gobierno present una cantidad importante de candidatos a cargos pblicos
dando a entender anticipadamente (pero sin reconocer de manera explcita) que no iban a asumir sus
compromisos democrticos.
5 Ver ODonnell, Guillermo, Democracia, agencia y Estado, Buenos Aires, Prometeo, 2010.
6 Ver Przeworski, Adam, Democracia y Mercado, Cambridge, Cambridge University Press,
1995.
7 Por ejemplo, son los partidos polticos argentinos adecuados para instaurar una forma de
gobierno parlamentarista? Hasta ahora este tema ha sido bastante mal encarado por diversos actores
pblicos, desde jueces hasta medios de comunicacin.
8 El socilogo Manuel Mora y Araujo lo estableci as: La acumulacin de las experiencias
de fracaso del gobierno peronista entre 1973 y 1976, y de los gobiernos militares entre 1976 y 1983,
llev a muchsimas personas a una percepcin distinta de su entorno, y a preferencias donde el
11 Son pocos los distritos electorales (las provincias) que eligen una cantidad mediana o grande
de diputados nacionales: Ciudad de Buenos Aires, Provincia de Buenos Aires, Santa Fe, Crdoba
y Mendoza. El resto (la mayora) son distritos electorales chicos, lo que favorece a los partidos
grandes.
12 Un voto para diputados nacionales en Tierra del Fuego equivale (en su peso en la eleccin de
los representantes) a siete votos en la Provincia de Buenos Aires, y un voto a senadores nacionales
en Tierra del Fuego equivale a 214 votos en la Provincia de Buenos Aires. Ver Gibson, Edward y Er-
nesto Calvo, Federalismo y sobrerrepresentacin: la dimensin territorial de la reforma econmica
en la Argentina, en Abal Medina, Juan Manuel y Ernesto Calvo (comps.), El federalismo electoral
argentino, Buenos Aires, EUDEBA-INAP, 2001.
13 Adems de los famosos radicales K, desde un comienzo el kirchnerismo absorbi en el Con-
greso al menemismo, al duhaldismo (hasta 2008), y a partidos aliados como el Movimiento Popular
Neuquino, el Partido Renovador, y en la ltima etapa tambin a parte del Partido Socialista. En todos
estos casos ha tenido ms xito que con la UCR.
14 Ver, por ejemplo, Leiras, Marcelo, Todos los caballos del rey, Buenos Aires, Prometeo, 2007.
15 Ver Calvo, Ernesto y Marcelo Escolar, La nueva poltica de partidos en la Argentina. Crisis
poltica, realineamientos partidarios y reforma electoral, Buenos Aires, Prometeo, 2005.
16 Ver Mainwaring, Scott y Mariano Torcal, La institucionalizacin de los sistemas de parti-
dos y la teora del sistema partidista despus de la tercera ola democratizadora, en Amrica Latina
hoy, n 41, Salamanca, Universidad de Salamanca, 2005.
17 Ver Acua, Carlos H., Crisis de representacin, reforma poltica y polticas pblicas: notas
para estructurar un debate estratgico adormecido, Documento de trabajo en elaboracin, Depar-
tamento de Humanidades, Universidad de San Andrs, diciembre 2007. La territorializacin del
sistema de partidos incluso afecta a la capacidad de produccin de liderazgos fuertes en otros par-
tidos. Una de las causas de este problema en la UCR es justamente, su estructura organizativa de
carcter federal. Ver Carrizo, Carla, La poltica al interior de los partidos: peronismo, radicalismo
y kirchnerismo, en De Luca, Miguel y Andrs Malamud, La poltica en tiempos de los Kirchner,
Buenos Aires, Eudeba, 2011.
Judicial.
Conclusiones
Polticas de seguridad
y de defensa
Presentacin
Sacrificio y Formacin
Militar: la investigacin
etnogrfica y la
(re)inscripcin de los
militares al Estado
democrtico, 2008-2011
SABINA FREDERIC
Presentacin
3 Para conducir a los militares, Nilda Garr, Ministra de Defensa entre 2005 y 2010, propici
su conocimiento desde distintas perspectivas y sobre diversos campos tales como: profesionales,
familiares, sociales, culturales, operativos, tcnicos, de gnero, salud, entre otros.
4 La Ley de Educacin Superior encuadra en uno de sus artculos a las universidades provin-
ciales dentro de las cuales haban sido registrados el IESE, el INUN y el IUA. Es de destacar que
el IUA, creado hacia 1971, no haba subsumido la formacin militar bsica dentro del esquema
universitario, se haba dedicado hasta los aos 90 a desarrollar carreras de ingeniera en el campo
aeronutico.
5 Nos referimos al hecho de que al regir en este mbito un estatuto para el personal docente civil
de las FF.AA., los criterios all establecidos son los que lo hacen en el nivel secundario y terciario,
donde no se distinguen categoras docentes (titular, asociado, adjunto y jefe de trabajos prcticos), ni
dedicaciones tanto a la docencia como a la investigacin. Por lo tanto, no resulta de inters para los
docentes universitarios del sistema. Si bien existen algunos pocos docentes jvenes, con frecuen-
cia buscan hacer carrera fuera de estos sitios, dedicndole en el mejor de los casos poco tiempo y
acumulando por fuera de ellos. Curiosamente, la modalidad mediante la que se crearon una dcada
despus de los institutos universitarios de las FF.AA., tanto el de la Prefectura como el de la Gendar-
mera, permiti resolver este problema, al incluir en la ley que los cre, la asignacin presupuestaria
para realizar la reconversin del personal docente.
10 Mximo Badar describe esta cuestin como una tensin entre lo militar y lo acadmico o
el campo y el aula. Sin embargo, en el perodo analizado, la formacin universitaria parece estar
subordinada al sentido sacrificial de lo militar. Badar, M., Militares o Ciudadanos. La formacin
de los oficiales del Ejrcito Argentino, Buenos Aires, Prometeo, 2009.
11 Todos los nombres de personas son ficticios.
13 Por supuesto que la idea de una ctedra regulada intelectualmente por un rgano estatal y a
la vez poltico, lo aleja del concepto acadmico de libertad de ctedra. Precisamente, los institutos
universitarios de las fuerzas armadas carecen de la autonoma poltica que rige, segn la Ley de
Educacin Superior, a las universidades nacionales. Esto resulta, por consiguiente, de una poltica de
Estado que subordina el principio de libertad de pensamiento al principio de responsabilidad pblica
y conduccin civil de las FF.AA.
14 Briggs, C., Learning how to ask. A sociolinguistic appraisal of the role of the interview in
social science research, Cambridge, Cambridge University Press, 1986.
15 Los institutos con cuyos instructores se desarroll el curso son: Colegio Militar de la Nacin,
Escuela Naval Militar, Escuela de Aviacin Militar; los que forman suboficiales son: Escuela de
Suboficiales de la Armada, Escuela de Suboficiales Sargento Cabral, Escuela de Suboficiales de la
Fuerza Area, e Instituto de Formacin Ezeiza, tambin de la Fuerza Area.
16 Germn Soprano, Anala Bracamonte, Alejo Levoratti, Marina Martnez Acosta y quien
suscribe.
17 Fueron Henri Hubert y Marcel Mauss quienes subrayaron al sacrificio como un rito de con-
sagracin que coloca a ciertos profanos en relacin con lo divino. Hubert, H. y M. Mauss, Sacrifice:
its nature and functions, Chicago, University of Chicago Press, 1964 [1899]. David Miller destaca
que se trata de una clase de ritual donde se expresa la devocin hacia lo trascendental a partir del
consumo, y donde debe haber siempre un sacrificador y un sacrificado, un victimario y una vctima.
Miller, D., Ir de Compras: una teora, Mxico, Siglo XXI, 1999.
18 El papel que juega el sacrificio en la produccin de una tica profesional del boxeo y el
modo en que esta se lleva a cabo, tal como la describe y analiza etnogrficamente Loc Wacquant,
es ciertamente anloga a la que encontramos en la formacin de un oficial de las Fuerzas Armadas
argentinas. Wacquant, L., Entre las Cuerdas. Cuadernos de un aprendiz de boxeador, Buenos Aires,
Siglo XXI, 2006.
19 Recin en el 2010, ltimo ao de gestin de Nilda Garr en el Ministerio de Defensa, decidi
visitar unidades militares de varias regiones del pas, para conversar con personal de los distintos
cuadros: soldados, suboficiales y oficiales, sin la presencia de sus superiores. El objetivo fue doble;
por un lado, difundir lo realizado en los cuatro aos de gestin, y por otro, conocer de primera mano
las realidades que ella solo tena a travs de los altos mandos de la Armada, la Fuerza Area y el
Ejrcito.
20 Badar, M., op. cit., supra, nota 10.
21 Frederic, S., G. Soprano, A. Bracamonte, A. Levorati y M. Martnez Acosta, La formacin
militar como formacin moral: transmisin y adquisicin de saberes tericos y prcticos en las Fuer-
zas Armadas, en Frederic, S., O. Graciano y G. Soprano (eds.), El Estado argentino y las profesiones
liberales, acadmicas y armadas, Rosario, Prehistoria, 2009.
Reflexiones finales
1 Braslavsky, G., Enemigos ntimos. Los Militares y Kirchner. De la purga a los juicios. Cr-
nica de una confrontacin (2003-2008), Buenos Aires, Sudamericana, 2009.
El despoliciamiento de la
seguridad. La construccin de
una nueva agenda securitaria
ESTEBAN RODRGUEZ
4 Christie, Nils, Una sensata cantidad de delito, Buenos Aires, Editores del Puerto, 2004.
5 Mao Tse-tung, El principal objeto del movimiento cultural en China, en Sobre la literatura
y el arte, Montevideo, Nativa Libros, 1968.
6 Pasolini, Pier Paolo, El caos. Contra el terror, Barcelona, Crtica, 1980 [1968], p. 108.
7 Gramsci, Antonio, Notas sobre Maquiavelo, sobre la poltica y sobre el Estado moderno,
Buenos Aires, Ediciones Nueva Visin, 1998, pp. 52-53.
8 Lenin, V. I., El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo, Buenos Aires, Anteo, 1975
[1920], p. 55.
9 Islas, Alejandro y Daniel Mguez, Entre la inseguridad y el tiempo. Instantneas de la socie-
dad actual, Buenos Aires, Paids, 2010.
12 Sain, Marcelo F., Dilemas polticos del gobierno federal frente a la reforma policial en la
Argentina, Revista de Derecho Penal y Criminologa, Ao 2, N1, Buenos Aires, febrero de 2012,
p. 280.
13 Ibd., p. 290.
14 Ibd., p. 278.
Participacin comunitaria
Obstculos y desafos
1 Al momento en que tuvieron lugar las Jornadas sobre Discursos, Poltica y Acumulacin en
el Kirchnerismo, en proyecto de ley contaba con media sancin de Diputados. El 28 de noviembre
de 2012 el Congreso de la Nacin aprob el Mecanismo Nacional de Prevencin de la Tortura y otros
tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, cumpliendo as con el compromiso internacional
adquirido al ratificar el Protocolo Facultativo a la Convencin contra la Tortura (nota del editor).
Un caleidoscopio analtico
para el agro en tiempos
kirchneristas
JOS MUZLERA
Lgica y tendencias de un
modelo agrario que persiste 1
Presentacin
1 Estas notas, basadas en la exposicin realizada en las Jornadas que dan origen a este libro, re-
toman y sintetizan algunos desarrollos adelantados en Azcuy Ameghino, Eduardo y Gabriela Mar-
tnez Dougnac, Evolucin de la produccin agrcola, estructura socioeconmica y accin colectiva
en la pampa hmeda argentina, 1991-2010, Revista Alasru. Anlisis Latinoamericano del Medio
Rural, n 7, 2011.
* Estimaciones
Fuente: Reelaboracin a partir de Azcuy Ameghino, Eduardo y Gabriela
Martnez Dougnac, Evolucin de la produccin, estructura socioecon-
mica y accin colectiva en la pampa hmeda argentina, 1991-2010, Re-
vista Alasru. Anlisis Latinoamericano del Medio Rural, n 7, 2011. Datos
del MAGPyA.
6 Definido de este modo por el aumento vinculado a la crisis financiera y la fuga de capitales
especulativos hacia el sector agroalimentario. Tambin la poltica de impulso a los biocombustibles
en EE.UU. genera un aumento de los granos en general. Rubio, Blanca, La crisis alimentaria y
el nuevo orden agroalimentario financiero-energtico mundial, Revista Mundo Siglo XXI, n 13,
Mxico, 2008.
7 En el ciclo 2008/2009 hacia el 100% del rea ocupada con soja corresponda a siembra de
semilla genticamente modificada. Mergen, D. y A. Yankelevich, Argentina Agricultural Biotech-
nology Annual, GAIN Report, USDA, Foreign Agricultural Service, 2009.
8 La evolucin del salario real recin comienza a ser positiva a partir del 2005, aunque inme-
diatamente, debido al creciente ndice de inflacin (aun considerando el devaluado ndice oficial del
INDEC), este vuelve a estancarse en los primeros meses del 2006. Gonzlez, Mariana, El mercado
de trabajo en la post-convertibilidad. Puntos de continuidad y ruptura con el patrn de crecimiento
anterior, en AA.VV., Desarrollo econmico, clase trabajadora y luchas sociales en la Argentina
contempornea, IEC-CONADU, Buenos Aires, 2010.
*El precio FAS (free alongside ship) es el precio FOB (free on board) una vez descon-
tados los impuestos a la exportacin (retenciones), y corresponde al momento inmediata-
mente anterior a la Resolucin 125 de aumento de las retenciones.
** Incluye labranzas, insumos, cosechas.
Fuente: Azcuy Ameghino, Eduardo y Gabriela Martnez Dougnac, Evolucin de
la produccin, estructura socioeconmica y accin colectiva en la pampa hme-
da argentina, 1991-2010, Revista Alasru. Anlisis Latinoamericano del Medio
Rural, n 7, 2011.
Introduccin
4 Vase Barsky, Osvaldo, El conflicto agrario argentino desde la Resolucin 125, en Ca-
rreras Doallo, Muzlera y Poggi (comps.), Aportes, sujetos y miradas del conflicto agrario argentino
(1910-2010), CICCUS, Buenos Aires, 2011.
6 Artculo escrito por el Dr. Isidoro Felcman, Director del Plan Estra-
tgico Agroalimentario y Agroindustrial Participativo y Federal 2010-2016
(PEA):
El objetivo de esta nota es hacer precisiones sobre el sujeto agrario del Plan Estratgico Agro-
pecuario (PEA). Lo definimos como el productor/empresario del sector agroalimentario y agroin-
dustrial que, mediante un comportamiento innovador, gener una de las mayores revoluciones pro-
ductivas de la Argentina. El sujeto agrario del siglo XX era el productor rural que concentraba la
propiedad de la tierra y las maquinarias, posea el capital y era el responsable de la gestin producti-
va y empresarial. Comenzado el siglo XXI, este modelo fue siendo sustituido por otras dos modali-
dades de organizacin productiva que el PEA considera virtuosamente complementarias.
La primera modalidad se caracteriza por una compleja red de productores/empresarios vincu-
lados contractualmente, donde los riesgos se distribuyen y se incrementa la interdependencia en la
toma de decisiones. Aqu se separa la propiedad de la tierra de quienes desarrollan las actividades
productivas, a la vez que se subcontrata parte importante de las operaciones. Aparecen contratistas
y proveedores de insumos como nuevos actores. La agricultura industrializada de gran escala es
consecuencia, no exclusiva, pero s predominante, de esta modalidad.
En la segunda modalidad, el productor/empresario contina siendo epicentro de la toma de deci-
siones, y lo hace generando valor agregado en origen, con fuerte integracin de los diversos eslabo-
nes dentro de un complejo productivo, en algunos casos asociado cooperativamente con otros, y en
todos los casos con permanencia al frente de su establecimiento, produciendo de manera innovadora
y utilizando tecnologa apropiada a su escala productiva. Todo lo anterior favorece el arraigo, el
sostn de las tendencias socioculturales, el empleo y la ocupacin del territorio. Ambas modalida-
des deben ser vistas como tipos ideales que la realidad se encarga luego de combinar de diferentes
formas.
En los dos casos, los productores/empresarios se caracterizan por una actitud positiva hacia la
incorporacin de tecnologa, la productividad, la capacidad para asumir el riesgo, la innovacin y
el emprendimiento. Prueba de ello es que el sector agroalimentario y agroindustrial ha desarrollado
respuestas ingeniosas a diferentes desafos: el almacenamiento de granos en silo bolsa y la siembra
directa son algunos buenos ejemplos. Contando con este capital humano, el PEA plantea transformar
a la Argentina en un lder agroalimentario mundial, mediante estrategias de insercin externa y una
produccin de mayor valor agregado, particularmente en origen, con fuerte integracin en cadenas
globales y locales de valor (La Nacin, Suplemento Campo, 24 de septiembre de 2011).
8 Para un anlisis detallado de la temtica vase Barsky, Osvaldo, Estrategias para enfrentar
la pobreza rural en Argentina, RIMISP, Buenos Aires, septiembre de 2010.
9 Vase Mathey, Daniela (2007), Mtodos e indicadores para la estimacin de la pobreza
rural en la Argentina, Documento de trabajo n 35, Instituto de Economa y Sociologa, INTA,
Buenos Aires.
A modo de sntesis
1 Laclau, Ernesto, La razn populista, Buenos Aires, Fondo de Cultura Econmica, 2005.
2 Un excelente anlisis de los distintos tipos de representacin poltica y de los sujetos represen-
tables (los que cuentan) puestos en juego por ambos contendientes durante el conflicto del 2008 se
encuentra en Yabkowski, Nuria, Nosotros, ellos... Todos. Los sentidos de la representacin poltica
y los recursos discursivos utilizados para ganar legitimidad en el conflicto, en Aronskind, R. y
G. Vommaro (comps.), Campos de batalla, Buenos Aires, UNGS-Prometeo, 2010. Por otro parte,
nuestra posicin conceptual en torno al populismo puede consultarse en Balsa, Javier, Las dos
lgicas del populismo, su disruptividad y la estrategia socialista, Revista de Ciencias Sociales, n
17, Universidad Nacional de Quilmes, 2010.
5 Ver, entre otros, los artculos del MOCASE-Va Campesina, De eso no se habla, Pgina 12,
viernes, 25 de abril de 2008, y del Movimiento Nacional Campesino Indgena, Desierto verde y
contaminado, Pgina 12, viernes, 18 de abril de 2008. Un estudio del conflicto del 2008 que prest
atencin a estas otras voces es el de Esteve, Marisol, Todas las voces, todas: todas? Discurso
hegemnico en el conflicto campo-gobierno por las retenciones mviles en 2008, en Galafassi G.
(comp.), Ejercicios de hegemona, Buenos Aires, Herramienta, 2011.
6 Una aguda reflexin sobre este proceso poltico-ideolgico se encuentra en Halperin Donghi,
Tulio, Una nacin para el desierto argentino, Buenos Aires, ceal, 1982. Algunos datos que confirman
la preeminencia de las grandes propiedades pueden observarse, ms all de su propia argumenta-
cin, en Corts Conde, Roberto, El progreso argentino, 1880-1914, Buenos Aires, Sudamericana,
1979.
7 Sobre este viraje pueden consultarse Hora, Roy, Los terratenientes de la pampa argentina. Una
historia social y poltica, 1860-1945, Buenos Aires, Siglo XXI, 2002; y Balsa, Javier, Formaciones
discursivas y disputas por la hegemona en torno a los modelos de desarrollo agrario, en Balsa, J. y
S. Lzzaro (comps.), Agro y poltica en Argentina, vol. 1, El modelo agrario en cuestin, 1930-1943,
Buenos Aires, CICCUS, 2012.
14 Sobre las distintas formas de inversin de capitales en el sector, ver De Martinelli, Guillermo,
Pools de siembra y contratistas de labores. Nuevos y viejos actores sociales en la expansin pam-
peana reciente en Balsa J., G. Mateo y S. Ospital (comps.), Pasado y presente en el agro argentino,
Buenos Aires, Lumiere, 2008, y Fernndez, Diego, Concentracin econmica en la regin pampea-
na: El caso de los fideicomisos financieros, Mundo agrario, 21, 2010.
La problemtica ideolgica
Industrializacin y
acumulacin
Presentacin
Luces y sombras en la
recuperacin de la economa
y del tejido productivo
e industrial
MIGUEL GIUDICATTI Y HCTOR BAZQUE
Realidades y desafos de la
industrializacin argentina
FERNANDO GRASSO Y DIEGO COATZ
1 Cabe mencionar en particular el establecimiento del Plan Jefes y Jefas de Hogar, la obliga-
toriedad de liquidar las divisas y las retenciones a determinados productos ligados a la canasta de
consumo, as como el fortalecimiento paulatino de la poltica de ingresos.
2 Observatorio Social, Nicols Arceo, 2009.
4 Estudios del Sector Industrial realizados por el Centro de Estudios para la Produccin (CEP
Ministerio de Industria de la Nacin): El Sector de GNC en Argentina (2009), Polticas de Pro-
duccin Industrial en el Sector de Software y Servicios Informticos (2009), Sectores Destacados:
Insumos y Equipamiento Mdico y Anlisis de los Sectores Productos de Madera y Muebles de
Madera en la Argentina (2008).
5 Frenkel, R., Tipo de cambio real y empleo en Argentina, Brasil, Chile y Mxico, Trabajo
preparado para G24, 2005.
CLAUDIO KATZ
Fragilidades estructurales
Convertibilidad, recuperacin
y crecimiento. Rasgos
centrales de la trayectoria
industrial argentina a lo largo
de las ltimas dos dcadas
FERNANDO PEIRANO