Mandato, Consignacion y Gestion de Negocios en El CCyc
Mandato, Consignacion y Gestion de Negocios en El CCyc
Mandato, Consignacion y Gestion de Negocios en El CCyc
1. Expreso: pueden exteriorizarse oralmente, por escrito, por signos inequvocos o por la ejecucin de un
hecho material.
2. Tacita: La manifestacin tcita de la voluntad resulta de los actos por los cuales se la puede conocer con
certidumbre. Carece de eficacia cuando la ley o la convencin exigen una manifestacin expresa.
La segunda parte del art. 1319 refiere a supuestos particulares de la manifestacin tacita de la voluntad en
los contratos de mandato: Si una persona sabe que alguien est haciendo algo en su inters, y no lo impide,
pudiendo hacerlo, se entiende que ha conferido tcitamente mandato. La ejecucin del mandato implica su
aceptacin aun sin mediar declaracin expresa sobre ella.
3. El silencio: El silencio opuesto a actos o a una interrogacin no es considerado como una manifestacin de
voluntad conforme al acto o la interrogacin, excepto en los casos en que haya un deber de expedirse que
puede resultar de la ley, de la voluntad de las partes, de los usos y prcticas, o de una relacin entre el
silencio actual y las declaraciones precedentes.
Finalmente, si el mandatario no acepta el encargo dado, pero fuese de aquellos que por su oficio o modo de
vivir l acepta regularmente, queda obligado a adoptar las medidas conservatorias urgentes que requiera el
negocio encomendado y no aceptado, como lo dispone el art. 1324, ltimo prrafo,
b) Capacidad:
Art. 1323. Capacidad. El mandato puede ser conferido a una persona incapaz, pero sta puede oponer la
nulidad del contrato si es demandado por inejecucin de las obligaciones o por rendicin de cuentas, excepto
la accin de restitucin de lo que se ha convertido en provecho suyo.
El mandato puede ser vlidamente conferido a una persona incapaz, en la medida que se trate del mandato
representativo (ya que el acto jurdico que el mandatario realizaba se reputaba efectuado por el propio
mandante, y en esas condiciones la capacidad del mandatario era indiferente), y no cuando el mandato no
confiere representacin al mandatario (ya que se estara encomendando un acto que el incapaz no
podra celebrar, en su propio nombre, con el tercero).
En cuanto a los efectos de contrato de mandato celebrado con un mandatario incapaz, la norma establece
que: la parte incapaz est legitimada para oponer la nulidad del contrato, salvo respecto del reclamo que
pudiere iniciar la otra parte con invocacin del principio que prohbe el enriquecimiento sin causa ( excepto
la accin de restitucin de lo que se ha convertido en provecho suyo)
Los poderes concebidos en trminos generales son actos que se presumen de administracin.
Los actos de administracin son aquellos en los que se emplean rentas o bienes de capital sin modificarlos,
para hacer producir beneficios que se obtienen por su naturaleza o destino, se preserva el capital.
Ejemplo para los que se requiere un poder especial: Para cualquier renuncia gratuita o remisin o quita: La
renuncia es un acto jurdico unilateral extintivo, y por ello de disposicin. Se equiparan a ella, el
desistimiento de la demanda.
Para cualquier contrato que tenga por objeto transferir o adquirir el dominio de bienes races, por ttulo
oneroso o gratuito.
Art. 1326. Mandato a varias personas. Si el mandato se confiere a varias personas sin estipular
expresamente la forma o el orden de su actuacin, se entiende que pueden desempearse conjunta o
separadamente
Es absolutamente vlido que el mandante confiera un mandato imponiendo que la aceptacin o la ejecucin
del encargo deban ser realizadas individual o conjuntamente por todos los mandatarios o slo por un grupo
de ellos.
La ausencia de indicaciones del mandante, permitir que los mandatarios se desempeen separada o
conjuntamente en la ejecucin del encargo: en el primer caso, cada mandatario actuar individualmente y su
actuacin ser vlida; en el segundo, se requerir la actuacin conjunta de todos o del grupo de mandatarios
que hubieran sido designados de esa forma.
b) por la muerte del representante o del representado; sin embargo subsiste en caso de
muerte del representado siempre que haya sido conferido para actos especialmente
determinados y en razn de un inters legtimo que puede ser solamente del
representante, de un tercero o comn a representante y representado, o a representante
y un tercero, o a representado y tercero;
c) por la revocacin efectuada por el representado; sin embargo, un poder puede ser
conferido de modo irrevocable, siempre que lo sea para actos especialmente
determinados, limitado por un plazo cierto, y en razn de un inters legtimo que puede
ser solamente del representante, o de un tercero, o comn a representante y
representado, o a representante y un tercero, o a representado y tercero; se extingue
llegado el transcurso del plazo fijado y puede revocarse si media justa causa;
El mandato destinado a ejecutarse despus de la muerte del mandante.
El nuevo Cdigo mantiene literalmente una regla que prevea el viejo art. 1983, Cd.
Civil: el mandato destinado a ejecutarse despus de la muerte del mandante es nulo si
no puede valer como disposicin de ltima voluntad.
La redaccin del art. 1983, Cd. Civil, haba generado polmicas doctrinarias acerca del
exacto alcance de su contenido. Bsicamente, se discuta si el precepto se refera , en
cuanto a los requisitos para que el mandato post mortem sea eficiente, a la forma de las
disposiciones testamentarias -es decir, si el mandato deba adoptar alguna de las formas
de testamento para ser vlido post mortem- o si aluda al contenido respetar el orden
pblico sucesorio, p. ej.-. Como el art. 1330, segundo prrafo, del nuevo Cdigo, reitera
aquella regla del Cdigo Civil con similitud de redaccin, las controversias doctrinarias al
respecto se mantendrn con idntico contenido y lenguaje, dado que la nueva norma
nada aporta para clarificar el espinoso tema.
El vigente CCyC admite el mandato post mortem aunque lo sujeta a determinadas
condiciones, esto es, que valga como disposicin de ltima voluntad.
9. Consignacin. Caracterizacin. Indivisibilidad. Efectos. Retribucin.
Art. 1335. Definicin. Hay contrato de consignacin cuando el mandato es sin
representacin para la venta de cosas muebles. Se le aplican supletoriamente las
disposiciones del Captulo 8 de este Ttulo.
El contrato de comisin o de consignacin, siempre estuvo vinculado con el desarrollo de
los negocios de los comerciantes radicados en ciudades lejanas de aquellas donde
pretendan adquirir o enajenar mercaderas (bienes muebles). Desde sus inicios, estuvo
destinada a facilitar el comercio a distancia.
El nuevo ordenamiento denomina a la figura nicamente como " contrato de
consignacin" y elimina su clsico y arraigado sinnimo de " comisin. Las partes del
contrato se denominan consignante y consignatario
La histrica figura de la comisin mercantil tuvo recepcin legislativa en nuestro pas en
el Cdigo de Comercio, como un contrato que si bien estaba emparentado con el
mandato, se diferenciaba de l por un conjunto de reglas que regulaban algunos aspectos
de su funcionamiento de forma diversa. La estructura bsica de ambos contratos diverga
en un aspecto notorio y central: el mandato tanto comercial como el civil implicaba la
actuacin del mandatario en nombre y representacin del mandante, de manera tal que
los actos concluidos por el mandatario se consideraban celebrados directamente por
aqul, en cuya esfera de intereses producan efectos jurdicos, mientras que la comisin
no autorizaba a actuar en nombre y representacin del comitente, y el comisionista
actuaba en nombre propio y quedaba directamente obligado hacia las personas con
quienes contrataba, sin que stas tuvieran accin contra el comitente ni ste contra
aqullas.
La diversa gentica contractual de la comisin respecto del mandato, sumada a las
diferencias provenientes de su neto carcter mercantil frente a la modalidad civil o
comercial del mandato y, adems, su desigual objeto cosas muebles en general, a
diferencia del mandato que poda versar sobre cosas muebles o inmuebles constituan
otras diferencias relevantes entre ambas figuras.
El nuevo Cdigo elimina todas las diferencias histricas que existan entre el mandato y
la comisin, a saber: el mandato ya no consiste en una actuacin en representacin del
mandante, salvo que expresamente se conceda esa prerrogativa (arts. 1319 y 1320) y, al
unificarse el rgimen civil y mercantil de los contratos y obligaciones, se diluyen las notas
que en el viejo sistema separaban los actos civiles y comerciales. Por lo tanto, ante el
nuevo perfil del mandato que instala este Cdigo, no se advierte qu necesidad jurdica
concreta exista de regular de manera separada y con autonoma legislativa a un contrato
como el de comisin.
mbito de aplicacin del contrato de consignacin
El Cdigo establece que el contrato de comisin posee un campo de actuacin muy
concreto y reducido: acta cuando se trata del otorgamiento de un mandato sin
representacin para la venta de cosas muebles; en los restantes supuestos, no se
presentar este vnculo jurdico. El viejo Cdigo de Comercio, por su parte, estableca que
la comisin tena por objeto "negocios individualmente determinados" (art. 222), y no
solamente la venta de cosas muebles.
De acuerdo con el nuevo ordenamiento, para que se verifique el contrato de consignacin
se requiere la reunin conjunta de los siguientes requisitos:
Que se trate de un mandato, es decir, de un contrato por el cual un sujeto encarga a otro
la celebracin de uno o varios actos jurdicos (art. 1319).
Que el mandato otorgado sea sin representacin, esto es, que el sujeto a quien se
confiere el mandato no tenga la facultad de actuar en nombre y representacin del
mandante y, por ello, celebre los actos por s mismo, en su propio nombre.
Que el encargo del contrato sea una venta. Queda el interrogante de si el nuevo Cdigo
no admite tambin la comisin para la compra de una cosa mueble u otras variantes de
comisin, que podran deducirse de los trminos de los arts. 1340 y 1341.
Art. 1785. Gestin conducida tilmente. Si la gestin es conducida tilmente, el dueo del negocio
est obligado frente al gestor, aunque la ventaja que deba resultar no se haya producido, o haya cesado:
a) a reembolsarle el valor de los gastos necesarios y tiles, con los intereses legales desde el da en que
fueron hechos;
b) a liberarlo de las obligaciones personales que haya contrado a causa de la gestin;
c) a repararle los daos que, por causas ajenas a su responsabilidad, haya sufrido en el ejercicio de la
gestin;
d) a remunerarlo, si la gestin corresponde al ejercicio de su actividad profesional, o si es equitativo en
las circunstancias del caso.
II.COMENTARIO
1. Criterios para medir la utilidad
Spota entiende que el hecho de que el gestor deba conducirse tilmente, importa que lo haga
cumpliendo en forma regular su gestin. Ahora bien, como lo seala Compagnucci de Caso, no es
simple establecer cmo debe medirse la utilidad, ni cul es el sentido de su apreciacin. Es necesario,
segn l, tener en consideracin cmo hubiera sido el comportamiento del dueo del negocio y cul su
inters, no obstante lo cual tambin efectuar un anlisis en abstracto para juzgar la conducta del gestor,
tomando en cuenta una tipologa ideal, como la del buen padre de familia o el buen comerciante.
Conforme lo subraya Lavalle Cobo, debe considerarse til la gestin que consiste en una operacin
arriesgada, si el dueo del negocio acostumbraba hacer ese tipo de operaciones (conf. art. 1187). Este
ltimo autor indica que la utilidad del negocio debe ser apreciada al comienzo de la gestin, de acuerdo
con su concepcin y no con su resultado.
Por ltimo, es importante tener en cuenta adems, como lo seala Kemelmajer de Carlucci, que la
utilidad se predica de acuerdo con el hecho y no con la intencin de quien acta. Ello presupone,
entonces, un juicio de calificacin a realizar por el juez, en el que importar, por una parte, la
concepcin del negocio que se hubiera tenido en el momento primario del emprendimiento y, por otra,
las circunstancias fcticas.
3. Obligaciones del dueo
3.1. Reembolso de gastos necesarios y tiles En el inc. a) se dispone el reembolso de los gastos
necesarios y tiles. Los necesarios, como los distingue Salvat, son aquellos sin los que la cosa no se
habra conservado. Y los tiles, son los que, si bien son imperiosamente exigidos para su conservacin,
desde el momento en que resulten tiles para el dueo es justo concederle al gestor el derecho a
reclamarlos.
3.2. Intereses En lo atinente a los intereses, se prev el pago de los devengados desde el da en que los
gastos fueron hechos, agregando que se trata de los legales, a diferencia de lo que se del rgimen
anterior, que nada se deca al respecto. As que habr que estarse a la situacin que cada caso presente a
los efectos de determinar los intereses que corresponda aplicar.
Si no surge la solucin de la ley y conforme al caso concreto, entonces deber ser el juez el que decida
la cuestin, aplicando las pautas fijadas en los artculos indicados.
3.3. Liberacin del gestor y reparacin de daos Resulta claro y coherente con el sistema estatuido que
el dueo libere al gestor de toda obligacin y repare lo daos que ste hubiera sufrido en el ejercicio de
su funcin. En sntesis, existen dos condiciones para que esa obligacin se haga operativa para el
dueo. Ellas son:
a) que la gestin haya sido conducida tilmente; y,
b) que tanto las obligaciones que haya contrado el gestor como los daos recibidos hubieran tenido
lugar en el marco de actuacin de la gestin emprendida, no excedindose, por tanto, en sus
obligaciones y resultando la produccin de los perjuicios de causas ajenas a su responsabilidad.
Responsabilidad por culpa, por caso fortuito, solidaria.
Art. 1786. Responsabilidad del gestor por culpa. El gestor es responsable ante el dueo del negocio
por el dao que le haya causado por su culpa. Su diligencia se aprecia con referencia concreta a su
actuacin en los asuntos propios; son pautas a considerar, entre otras, si se trata de una gestin urgente,
si procura librar al dueo del negocio de un perjuicio, y si acta por motivos de amistad o de afeccin.
II.COMENTARIO
1. Responsabilidad por culpa
La previsin normativa fijada en este artculo, aun cuando en el caso la pauta es explcita, responde al
principio general asentado en el art. 1721 de este Cdigo, en cuanto a que, ante la ausencia normativa,
el factor de atribucin es la culpa.
2. Deber de diligencia
En primer trmino, se establece la responsabilidad del gestor por culpa, sujetndola a un nico estndar
de actuacin, cual es que "su diligencia se aprecia con referencia concreta a su actuacin en los asuntos
propios. Y recin luego se fijan las pautas que deben ser consideradas para confrontar si ha sido o no
diligente en el caso concreto, no siendo por otro lado taxativas, lo cual queda de manifiesto al
disponerse que, entre otras , debe estarse a las all previstas. En definitiva, ...la diligencia debida segn
la naturaleza de la obligacin y las circunstancias de las personas, el tiempo y el lugar " (art. 1724). Por
lo tanto, no advertimos que haya lugar para mensurar desde fases distintas la conducta empleada por el
gestor, sino circunstancias que pueden justificar la conducta desplegada y, por ende, declarar a quien as
acte exento de culpa.
Art. 1787. Responsabilidad del gestor por caso fortuito. El gestor es responsable ante el dueo del
negocio, aun por el dao que resulte de caso fortuito, excepto en cuanto la gestin le haya sido til a
aqul: a) si acta contra su voluntad expresa;
b) si emprende actividades arriesgadas, ajenas a las habituales del dueo del negocio;
c) si pospone el inters del dueo del negocio frente al suyo;
d) si no tiene las aptitudes necesarias para el negocio, o su intervencin impide la de otra persona ms
idnea.
II.COMENTARIO
1. Principio
El principio es que el caso fortuito o fuerza mayor trminos empleados como sinnimos (conf. art.
1730) operan como eximentes de responsabilidad.
Ahora bien, se prevn en la ley ciertos supuestos en los que, de todos modos, el gestor responde ante la
ocurrencia de un evento de la naturaleza de los que son reputados como caso fortuito. Es decir, se
constituyen en excepciones al principio de que ante la presencia de un caso fortuito el gestor queda
liberado de responsabilidad. Para la eximicin de responsabilidad del gestor, como seala Lavalle
Cobo, las circunstancias deben ser imprevisibles al momento del comienzo de la gestin.
2. Excepciones
2.1. Actuar contra la voluntad expresa del dueo Si el gestor acta contra la voluntad expresa del dueo
debe entenderse que se produce la conclusin de la gestin (conf. art. 1783) y que debe responder por
los perjuicios ocasionados al dueo del negocio por el caso fortuito. Esta decisin del dueo de impedir
que el gestor acte debe ser comunicada de modo preciso y con anterioridad a la ocurrencia del evento
extraordinario, ya que de lo contrario no habra razn que justificara la responsabilidad del gestor. La
comunicacin expresa es el hecho que habilita la atribucin de responsabilidad del gerente.
2.2. Actividades arriesgadas ajenas a las habituales del dueo Como explica Compagnucci de Caso,
aqu deben conjugarse dos presupuestos: a) actos riesgosos; y, b) que dichos actos no sean de prctica
habitual del dueo.
2.3. Inters del gestor por el del dueo Salvat destaca que para que esta disposicin sea aplicable, es
necesario que el gestor haya obrado con un propsito de inters o lucro personal. Si esto ocurriera,
adems de la consecuencia que emana del propio artculo, el gestor claramente estara contrariando la
finalidad del instituto. Al actuar de esa manera estara haciendo propicia una situacin con destino
cierto para obtener un beneficio propio, lo cual, incluso, sera susceptible de calificar como conducta
maliciosa (conf. art. 1724) y, por tanto, habra que evaluar en el caso los perjuicios ocasionados al
dueo por la conducta indebida y la consecuente reparacin (conf. arts. 1716 y 1725).
2.4. Carencia de aptitudes necesarias para el negocio e impedimento de intervencin de persona ms
idnea Ambas son cuestiones de hecho. Como seala Salvat, habr que tener en cuenta las aptitudes
personales del gestor y la naturaleza del negocio. Ya en el segundo supuesto que comprende el inc. d)
del artculo, habr que apreciar las aptitudes del gestor y del que, en su defecto, hubiera actuado.
2.5. Carcter restrictivo Si bien, en tanto consagran reglas de excepcin al principio de no
responsabilidad por el caso fortuito, los supuestos aludidos en los puntos precedentes deben ser
interpretados restrictivamente, nada impide que los casos previstos en el rgimen general establecido en
el art. 1733 puedan ser de aplicacin a la gestin de negocios, en la medida en que se adecuasen a la
realidad jurdica y fctica de dicho instituto.
3. Efecto de la utilidad
El hecho de que la gestin haya sido til se torna en un aspecto fundamental para determinar si el
gestor resulta responsable por los perjuicios ocasionados al dueo en razn del caso fortuito acaecido.
Est regulado como eximente de responsabilidad. Es decir, la frmula sera la siguiente: principio: el
gestor queda eximido de responsabilidad ante la ocurrencia de un caso fortuito; excepcin: que el
gestor incurra en alguno de los supuestos establecidos en la norma; contraexcepcin: que la gestin
haya resultado til al dueo. De ello se desprende que, en el marco de la gestin de negocios, la utilidad
es la excepcin por excelencia para que el gerente quede exonerado de responsabilidad, lo cual resulta
lgico tomando en cuenta que, finalmente, lo que se pretende a travs de esta figura es generar una
utilidad a quien se encuentra, circunstancial o definitivamente, impedido de proporcionrsela por s
mismo.
Art. 1788. Responsabilidad solidaria. Son solidariamente responsables:
a) los gestores que asumen conjuntamente el negocio ajeno;
b) los varios dueos del negocio, frente al gestor.
II.COMENTARIO
Se prev la solidaridad tanto para el caso de gestores que asumen conjuntamente el negocio ajeno
cuanto para el supuesto de existencia de varios dueos frente al gestor, lo cual es un vuelco absoluto
respecto de la legislacin anterior, en la que expresamente se rechazaba esta solucin (arts. 2293 y
2999, Cd. Civil).
Entendemos que corresponde facilitar las cosas a aquel que resulte perjudicado en el marco de la
gestin de negocios, otorgando as la opcin de perseguir a quien el acreedor prefiera para ver
satisfechos sus derechos. Luego, en su caso, se dirimir lo relativo a la responsabilidad de que se trate
en la relacin interna que subsista entre los responsables solidarios, a travs de la respectiva accin de
regreso. Por ltimo, no puede soslayarse que lo dispuesto en el final del art. 1784, en cuanto all se
prev que el gestor se libera si el dueo ratifica la gestin "...siempre que ello no afecte a terceros de
buena fe" , deja al gestor o gestores, en caso de ser ms de uno los que intervengan en el negocio
ajeno en un estado de cosas en el que, si efectivamente se configura ese supuesto (afectacin de un
tercero de buena fe), debera responder solidariamente con el dueo, aun cuando ste hubiera ratificado
la gestin. Ello as, claro est, sin perjuicio de la accin de recupero que cupiese al gestor frente al
dueo, siempre que el perjuicio provocado al tercero responda a una causa ajena a su obrar (conf. art.
1785, inc. c).
Ratificacin.
Art. 1789. Ratificacin. El dueo del negocio queda obligado frente a los terceros por los actos
cumplidos en su nombre, si ratifica la gestin, si asume las obligaciones del gestor o si la gestin es
tilmente conducida.
II.COMENTARIO
1. Nuevo rgimen
Con la reforma, la ratificacin prevista en este artculo queda circunscripta a las vas a travs de las
cuales el gestor puede liberarse de sus obligaciones frente a terceros, mientras que la relacin de aqul
con el dueo se ha regulado en el bloque normativo que conforman los arts. 1785 a 1788. Es decir, se
ampla el espectro de alternativas mediante las que el gestor puede liberarse de responsabilidad
respecto de terceros. Esto surge del juego de los arts. 1784, 1785 y 1789. Se prevn tres supuestos a
travs de los que puede ocurrir la circunstancia indicada: a) Si el dueo ratifica la gestin; b) si el
dueo asume las obligaciones del gestor; o, c) si la gestin es tilmente conducida. Cualquiera de ellas,
que operan de modo independiente, es susceptible de liberar al gestor respecto de terceros. Claro es que
sta es la consecuencia lgica que ocasiona el hecho de que, a partir de la ratificacin, el dueo queda
obligado frente a terceros por los actos cumplidos en su nombre.
2. Efecto retroactivo
Un aspecto que vale la pena resaltar es el vinculado con el efecto retroactivo que tiene la ratificacin de
la gestin. Opina Lpez Mesa, que advierte que, pese al silencio, la retroactividad de los efectos de la
gestin ratificada es obvia, justamente, porque la ratificacin tiene la consecuencia de la asuncin por
el representado de la actuacin del gestor como si fuera suya, lo que torna necesaria la retroactividad de
efectos de esa ratificacin, que de otro modo sera selectiva.
3. Conduccin til de la gestin
Remitimos a lo dicho al comentar los arts. 1785 y 1787.
4. Forma y prueba de la ratificacin
En cuanto a la forma, en la medida en que no se prevn formas sacramentales, puede ser expresa o
tcita. Ello surge, como indica Lpez Mesa, del juego de los arts. 1789 y 264. La ratificacin tcita se
produce, por ejemplo, cuando el dueo asume sus obligaciones (conf. arts. 1784 y 1789). En lo que
respecta a la prueba, la ratificacin tampoco est sujeta a un determinado medio probatorio. En tal
contexto, en tanto no se encuentra prohibido por la ley, puede acreditarse, incluso, por presunciones.
Empleo til. Caracterizacin. Gastos funerarios. Obligados al reembolso
Art. 1791. Caracterizacin. Quien, sin ser gestor de negocios ni mandatario, realiza un
gasto, en inters total o parcialmente ajeno, tiene derecho a que le sea reembolsado su
valor, en cuanto haya resultado de utilidad, aunque despus sta llegue a cesar. El
reembolso incluye los intereses, desde la fecha en que el gasto se efecta.
II.COMENTARIO
1. Concepto
El empleo til, como lo expresa De Mundo, es siempre una inversin y nunca un acto de
administracin, salvo que se administren slo los bienes propios y, por razones
circunstanciales, naciera la necesidad de hacer algn gasto en beneficio de otra persona.
Es decir que, el empleo til, se produce por actos circunstanciales y aislados, que no
llevan en s la intencin de administrar o gestionar, ni mucho menos el propsito de crear
obligaciones entre el titular del patrimonio aumentado y terceras personas.
2. Diferencia con la gestin de negocios y el enriquecimiento sin causa
Ghersi, tomndose de la opinin de Borda, apunta que la diferencia entre empleo til y
gestin de negocios tiene que ver con una relacin de gnero a especie. Ello es as,
argumenta, en tanto la gestin comprende todo servicio prestado por el gestor, sean
actos materiales o servicios, mientras que el empleo til se trata especficamente de
gastos en dinero. Respecto de su diferencia con el enriquecimiento sin causa, observa
que la accin que emana del empleo til puede intentarse aunque hubiera cesado la
utilidad del gasto, no ocurriendo lo propio con el enriquecimiento sin causa.
2.1. Gastos y/o servicios? Las definiciones dadas a empleo til y enriquecimiento sin
causa traen claridad a lo que se entiende por cada una de esas figuras. Hasta ahora la
doctrina y jurisprudencia hacan mrito de una u otra para fundar sus opiniones o
decisiones al tiempo de determinar si corresponda el reembolso de los gastos o servicios
efectuados por una persona y que generaban utilidades a otra, asimilando ambos
conceptos. Consideramos, entonces, que al emplearse en el art. 1971 (caracterizacin de
empleo til) el trmino gasto y en el art. 1794 (caracterizacin de enriquecimiento sin
causa) el trmino beneficio, el empleo til slo comprende los gastos, quedando los
servicios destinados al mbito de aplicacin de la segunda figura mencionada.
3. Inters total o parcialmente ajeno
En el nuevo rgimen se suprimi la descripcin acerca del alcance de lo que se entiende
por empleo til (art. 2309, Cd. Civil), siendo reemplazada por una pauta que alberga
aquellos gastos que se hicieran en inters total o parcialmente ajeno. De modo que habr
que juzgar en cada caso el inters del sujeto pasivo, el que podr ser, incluso, parcial, lo
cual inevitablemente llevar a indagar acerca del contexto en el que la erogacin ha sido
efectuada. Observamos adecuada esta pauta de evaluacin del gasto, en tanto ofrece la
posibilidad de que situaciones que hasta aqu podan resultar de difcil solucin, por lo
difuso que en algunos supuestos puede ser estimar la gradacin del inters ajeno, ahora
pueden fundarse en dicho parmetro normativo, sobre todo aquellos razonamientos a
travs de los que se arribe a la conclusin de que ha mediado un inters parcial.
4. Utilidad y cese
Es condicin para tener derecho a su reembolso que el gasto haya sido de utilidad.
Lavalle Cobo indica que la cuanta de la inversin realizada se mensura en atencin a la
utilidad obtenida en el patrimonio del enriquecido, al momento de recibir ese beneficio.
Agrega este autor que, dicha utilidad, requisito del empleo til, debe consistir en una
ventaja inicial que alguien recibe de otra persona, sin importar si luego, por caso fortuito
o por culpa del beneficiario, cesara.
5. Reembolso e intereses
Se prev que el reembolso de los gastos incluye los intereses desde la fecha en que el
gasto se efecta. Esta disposicin es afn con el ordenamiento jurdico, en el cual
cualquier erogacin o perjuicio que deba ser compensado corresponde que lo sea desde
el momento en que se produjo. Se trata de intereses compensatorios, que en el nuevo
rgimen han sido regulados en el art. 767.
Art. 1792. Gastos funerarios. Estn comprendidos en el artculo 1791 los gastos
funerarios que tienen relacin razonable con las circunstancias de la persona y los usos
del lugar.
II.COMENTARIO
1. Gastos
Los gastos efectuados en el marco del empleo til, son todos aquellos que puedan quedar
comprendidos en el concepto de dicha figura. Entonces, tomando como parmetro lo
expresado en el punto 1 del art. 1791, podemos concluir que es toda inversin efectuada
de modo circunstancial o aislado, en beneficio de otra persona, que no haya sido llevado
a cabo con la intencin administrar o gestionar.
1.2. Gastos comprendidos El concepto de gastos funerarios importa toda erogacin
vinculada con la inhumacin de los restos de la persona, que cumpla con las pautas
fijadas en la norma, esto es, que tengan relacin razonable con las circunstancias de la
persona y los usos del lugar. Entre ellos, como describen Lavalle Cobo siguiendo pautas
jurisprudenciales y Salvat, podemos incluir: los gastos de entierro, velatorio, coche
fnebre, avisos fnebres y sepultura. stos, a su vez, comprenden los gastos originados
en la compra de un sepulcro para inhumar los restos, los derechos municipales y, dentro
de algunos lmites, las misas de cuerpo presente, as como las ofrendas florales
corrientes, por resultar de costumbre.
2. Pauta para el reembolso
As, como se dijo, para considerarse que los gastos quedan configurados en los
estndares fijados en este artculo, debern mantener una relacin razonable con las
circunstancias de la persona y los usos del lugar. Se apela otra vez al trmino razonable,
aspecto sobre el cual hemos vertido nuestra opinin en el Captulo anterior (Gestin de
negocios), al cual nos remitimos. Pero, a su vez, se apunta que debern tomarse en
cuenta aspectos que mantienen una estrecha vinculacin con los gastos que se pretende
reembolsar. Advertimos equidistancia y proporcin entre esto ltimo y las pautas fijadas
para considerar procedente el reembolso. Es que las circunstancias de la persona a favor
de la que se hace el gasto y los usos que se practican en el lugar dnde el gasto ha sido
efectuado delimitan el contexto adecuado para que se dimensione si la erogacin ha sido
acorde con lo que hubiera hecho la persona favorecida con la utilidad, o, dicho de otro
modo, si se ha tratado de una utilidad o ha mediado exceso en el gasto efectuado.
Finalmente, es como juzgar si ha habido relacin de causalidad entre el gasto efectuado y
las circunstancias de persona y lugar, que se establecen como premisas a tomar en
cuenta para determinar si ha habido utilidad. Es importante destacar que en el art. 1 de
este Cdigo se establece que " [l]os usos, prcticas y costumbres son vinculantes cuando
las leyes o los interesados se refieren a ellos o en situaciones no regladas legalmente,
siempre que no sean contrarios a derecho. Esta pauta general confiere aun mayor fuerza
y eficacia al parmetro normativo dado en el artculo bajo anlisis.
3. Cuanta del reembolso
La cuanta del reembolso en concepto de gastos funerarios realizados debe surgir de la
conjugacin de las pautas aludidas con la situacin de hecho. Es decir, en cada caso
habr que evaluar la condicin o calidad de la persona y las costumbres del lugar. Como
lo sostiene Lavalle Cobo, el que reclame el pago deber probar el servicio prestado, su
importancia y valor. Asimismo, deber aportar las pruebas vinculadas a la condicin de
fortuna del causante y los usos del lugar. Luego, quedar a criterio del juez (el que
deber sujetarse, en principio, a las pautas legales) determinar la cuanta del reembolso.
Entre las facultades con las que cuenta, claro, en la medida en que los considere
excesivos, podr ajustar los gastos efectuados hasta el lmite que considere adecuado.
Art. 1793. Obligados al reembolso. El acreedor tiene derecho a demandar el
reembolso:
a) a quien recibe la utilidad;
b) a los herederos del difunto, en el caso de gastos funerarios;
c) al tercero adquirente a ttulo gratuito del bien que recibe la utilidad, pero slo hasta el
valor de ella al tiempo de la adquisicin.
II.COMENTARIO
1. Accin de recupero y legitimacin activa
El que se constituye en acreedor en los trminos indicados en la norma, es la persona
que ha efectuado la erogacin pertinente y, por tanto, el que tiene accin contra los
sujetos pasivos de la obligacin de devolver los gastos que deban ser reembolsados.
2.1. Quin recibe la utilidad Como ya lo indicaba Lavalle Cobo, la realizacin de los gastos
funerarios genera la posibilidad de demandar a las personas en utilidad de quienes se
convirtieron. El alcance de la ley, ahora, resulta de suma claridad en este aspecto, siendo
congruente con la funcin y finalidad de la figura y coherente con la sistemtica del
Cdigo en cuanto a la obligacin de reembolsar aquellas erogaciones que representan
una utilidad. Esta incorporacin en la normativa cubre ya toda alternativa en relacin con
la persona que debe reembolsar lo gastado en los trminos indicados en este Captulo,
siendo la utilidad , una vez ms, la unidad de medida que habilita a recuperar lo gastado,
sin perjuicio, claro es, de las pautas especficas indicadas en los incs. b) y c) de este
artculo.
2.2. Herederos del difunto Con toda lgica se dispone que, en caso de tratarse de gastos
funerarios, los herederos del difunto son los que deben reembolsar las erogaciones
efectuadas por ese concepto. Ahora bien, no debe soslayarse que la obligacin del pago
de esos gastos excede el hecho de la cuanta del acervo hereditario, es decir, de la masa
de bienes que los sucesores hayan heredado del difunto. Los obligados tienen que pagar
aun cuando no existan bienes suficientes como para saldar la obligacin a su cargo. Por
tanto, si bien el fundamento legal puede ubicarse en el art. 2317, lo cierto es que la
realidad fctico-jurdica de la figura bajo anlisis supera el contenido normativo o la pauta
all fijada.
2.3. Tercero adquirente a ttulo gratuito De Mundo deca que el art. 2310 del Cd. Civil,
similar a ste en cuanto al punto en comentario, presentaba la anomala de transformar
la accin personal del empleo til en una accin real que sigue a la cosa
independientemente de la persona que la posea. Lavalle Cobo, al respecto, advierte que
esto no es as, que es una accin personal y que no se transforma en una real por
permitirse en el precepto normativo extender la legitimacin pasiva al tercero adquirente
a ttulo gratuito. Este autor agrega que ello no es suficiente, pues la circunstancia
apuntada no exime de la deuda a quien se benefici originalmente con el empleo til. De
modo que si bien, en principio, podra pensarse que, en el caso, se trata de una
obligacin propter rem, en tanto, como lo sealan Alterini, Ameal y Lpez Cabana, resulta
deudor quien es actualmente dueo o poseedor de la cosa, lo cierto es que en la medida
en que tambin puede perseguirse al que obtuvo el beneficio o utilidad (inc. a), no se
cumple, finalmente, con una de las caractersticas de dichas obligaciones. Es importante
destacar en este aspecto tambin que si el tercero transmitiese el bien sobre el que
recay el empleo til, dejara de ser deudor y pasara a serlo el nuevo subadquirente,
siempre que se mantuviera la gratuidad. Y, claro est, seguira sindolo el que recibi la
utilidad. Debe tenerse en cuenta adems que el adquirente a ttulo gratuito responde
hasta el valor de la utilidad al tiempo de la adquisicin de la cosa transmitida. De forma
que, como lo explica De Mundo, ...si las mejoras fueran anteriores a dicho momento y
hubiesen desaparecido, nada deber, y la accin se dirigir contra el enajenante .