Una Ética para Tiempos Difíciles

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UNA TICA PARA TIEMPOS DIFCILES.

LA ESCUELA
FRENTE A LA CORRUPCIN
En Revista Tarea- 2017

Actualmente el Per esta trastocado por una crisis moral que est instalada en las
estructuras del poder. Asistimos anodadados al desfile de presidentes, ministros,
empresarios y altas autoridades acusados o mencionados en casos de corrupcin.
Como un monstruo de siete cabezas, la corrupcin que cremos derrotar en el 2001
aparece de nuevo en todo su tenebroso esplendor.

Ya no est confinada al mbito de lo tpico delincuencial sino que involucra a la


corrupcin de saco y corbata, de las puertas giratorias y de los contratos amaados.
El lenguaje del poder es hoy el de la corrupcin.

Ya no es un fenmeno slo de las alturas o de la esfera de la poltica. La corrupcin


ha invadido las mentes, culturas y costumbres, envileciendo a las personas,
sometindolas a un modus vivendi a-moral. La tica ha dejado de funcionar como
estructuradora de comportamientos y pensamientos. Y, entonces, los ojos se
vuelven hacia la escuela y la educacin, como una dimensin que puede salvarnos
de la espiral de ignominia.

Qu se puede hacer desde la educacin frente a la crisis moral?Efectivamente la


educacin tiene un rol formativo nodal, que modela al ser humano y hace que se
despliegue como tal. La educacin ha dejado de ser un simple campo de aplicacin
de conceptos y metodologas para convertirse en un hecho fundamental y
consustancial al propio desarrollo humano. Savater nos recuerda que la tica es
siempre una tica para tiempos difciles, no hay una tica para tiempos fciles[1].
La educacin ciudadana y en derechos humanos implica el esfuerzo de confirmar
nuestra naturaleza humana. Nacemos humanos, pero eso no basta: tenemos
tambin que llegar a serlo. Nuestra humanidad biolgica necesita una confirmacin
posterior; algo as como un segundo nacimiento[2].
Hoy por hoy la educacin tiene que reemprender este movimiento confirmatorio de
la dignidad humana a partir de la relacin de los seres humanos entre s y
conllevando el rescate de nuestra dignidad degradada.

Colocar la tica en el epicentro. De muy poco servirn los recursos dedicados a la


educacin si las futuras generaciones carecen de fuerza de espritu para producir un
viraje en el imaginario en el pas. La educacin tica/ciudadana no es un
aprendizaje ms sino el centro nodal de todos los aprendizajes. No obstante hoy
est colocado en el mismo nivel que otras habilidades instrumentales como ingls y
manejo de Tics.

Como seala Susana Frisancho, el desarrollo humano no est garantizado por


nuestra herencia gentica ni se deriva de un acto cognitivo, sino que surge de un
deseo de actuar de forma tal que podamos mantener la consistencia de nuestro
sentido de identidad como seres morales, para as convertirnos o seguir siendo
cierto tipo de ser humano[3].

Una educacin libre de corrupcin. La educacin tica no puede darse en un


sistema educativo agujereado por la corrupcin. De nada sirve incrementar los
recursos para educacin, si se permite que sean presa del clientelismo y la
corrupcin.

Por lo tanto un desafo es sanear todas las instancias descentralizadas, garantizar


transparencia e idoneidad en todos los cargos del sistema educativo. Ello debe ir de
la mano con crear conciencia en todos los actores educativos de un sentido de
responsabilidad sobre el dinero pblico, tanto en su recaudacin como en su
distribucin. Asimismo, resulta clave un esquema participativo y de rendicin de
cuentas, tanto en las escuelas como en las dems instancias. La escuela como
espacio de convivencia necesita un cimiento tico. Sin tica no hay confianza y hoy
sta est destruida y devaluada.

Aprendizaje tico contextualizado. La formacin moral no consiste en un


adoctrinamiento de los nios en un conjunto de reglas y principios a resguardad u
obedecer. Es una construccin de la personalidad moral que se gesta, como todo
acto educativo, en torno a problemas reales. Se trata de un aprendizaje socio
cultural y participativo[4].

En un contexto como el actual, donde la crisis moral envuelve la cultura y las


mentalidades esto es an ms necesario, ya que hay que reformatear los modos de
pensamiento y comportamiento, actualmente contaminados. El uso de dilemas
morales planteados desde problemas ticos reales de nuestro pas resulta
pertinente. Se trata de desarrollar el espritu crtico y la autonoma moral que
reclama Adela Cortina[5] de cafra a lo que viven da a da los estudiantes de
nuestro pas.

Perder el falso miedo a politizar la accin educativa. Precisamente se trata de lo


contrario, de asumir las dimensiones de democracia y ciudadana como fundantes
de la formacin de seres humanos. El objetivo es formar en principios ticos que
emergen y se asientan como convicciones profundas de justicia, igualdad, cuidado
mutuo y bienestar humano. Y que deben contrarrestar y desmontar pensamientos
que minimizan o justifican conductas como el robo, el engao, la copia, el truco del
vivo. etc.
Slo as ser posible desmontar la cultura a-moral instalada en las mentalidades,
que produce un corte o separacin entre los enunciados valricos y los
comportamientos reales y convertir la educacin en clave tica para un nuevo pas.

Escribe Teresa Tovar Samanez

[1] FERNANDO SAVATER, El valor de educar, Ed. Ariel, Barcelona 1997, p.21
[[2]Ibidem
[3]Susana Frisancho Hidalgo Aportes de la psicologa a la comprensin del
fenmeno moral. Biblioteca OEI,
http://www.oei.es/historico/valores2/frisancho.htm
[4]Foro sobre la educacin en Finlandia. Cmara de Comercio de Lima y
Embajada de Finlandia, Lima febrero 2017.
[5]Adela Cortina, tica Mnima. Introduccin a la filosofa prctica. Madrid:
Anaya, 1947.

EL CONCEPTO DE GNERO COMO ENFOQUE PARA UN


DESARROLLO LIBRE DE LAS PERSONAS
En Tarea 174

Llama la atencin que las iglesias en Amrica Latina


hayan hecho suyo un trmino que surgi en el seno
del protestantismo radical en los Estados Unidos, y
lo hayan hecho suyo sin mayor reflexin. La
ideologa de gnero no existe. Lo que existe es el
concepto de gnero, y vamos a ver brevemente su
proceso de desarrollo para una mayor comprensin:

La antroploga estadounidense Margaret Mead fue


la primera en utilizar el concepto gnero, pero de
una manera ambigua, cuando seala en un estudio
sobre los sexos (1949) que al comparar cmo las distintas sociedades han
dramatizado la diferencia sexual, es posible ampliar el conocimiento sobre cules
elementos son construcciones sociales y cules hechos biolgicos de sexo-gnero.

En 1949, la filsofa francesa Simone de Beauvoir publica El segundo sexo, texto en


el que emplea la famosa frase: no se nace mujer, se hace; es decir, que los roles
de gnero no son naturales, sino que se aprenden.

En 1959, el psiquiatra de Estados Unidos, Robert Stoller, va a utilizar por primera


vez el trmino identidad de gnero, en un congreso de psicoanalistas en
Estocolmo, en el que seala que sexo se referira a las partes biolgicas que
determinan si uno es varn o mujer; la palabra sexual se referira a la anatoma y la
fisiologa; y el gnero se referira a la conducta, los sentimientos y fantasas que,
aunque estn relacionados con los sexos, no tienen connotaciones bsicamente
biolgicas. De esta forma le atribua a gnero connotaciones psicolgicas (Verena
Stolke, La mujer es puro cuento: la cultura del gnero, 2004).

En la dcada 1970, las feministas socialistas inglesas introdujeron el concepto de


gnero para contrarrestar los determinismos biolgicos que justificaban y
legitimaban la dominacin masculina. Sostuvieron que las causas de la opresin no
estaban en las mujeres, sino en el poder que los hombres ejercan a travs de un
entramado de relaciones polticas (Stolke).
Hoy en da, con el desarrollo de los estudios sobre las mujeres en el campo
acadmico y cientfico, cmo se puede definir gnero. Para Marcela Lagarde, por un
lado, es una teora relativa al conjunto de fenmenos histricos construidos en
torno al sexo y, por otro, es una categora de anlisis para el estudio de las
relaciones entre hombres y mujeres en una sociedad determinada, relaciones que
histricamente han sido de desigualdad para las mujeres. Es decir, el gnero hace
referencia a relaciones de poder.

A partir del gnero nace lo que es el enfoque de gnero, que es un concepto que
permite, desde una perspectiva diferenciada, analizar las condiciones y posiciones
del ser humano (hombres, mujeres, homosexuales) en la sociedad; pero tambin
analiza las relaciones intragenricas, es decir, entre personas del mismo gnero.

El gnero diferencia y especifica roles, necesidades, demandas y da a cada uno/a


un lugar en los procesos de desarrollo con igualdad; de manera de garantizar para
todas/os los beneficios de este desarrollo. Analiza las instituciones pblicas y
privadas, pues estas son las que formalizan y norman el sistema de gnero y
construyen consensos al interior del mismo.

Es decir, el enfoque de gnero es necesario en todo estudio, junto a otras


categoras de anlisis como la clase, la raza, la etnia, la edad, la geografa, etc.

El enfoque de gnero se propone transformar la posicin de desigualdad y


subordinacin de las mujeres con respecto a los hombres en todos los campos de la
vida. Esto obliga abordar las condiciones en que viven en la salud, educacin,
niveles de ingreso, vivienda, acceso a servicios, a los bienes de produccin, y se
propone fortalecerlas a nivel psicolgico, social y poltico, tanto de manera
individual como colectiva.

Por consiguiente, el enfoque de gnero es fundamental en la educacin sexual


integral, pues busca relaciones de respeto y de equidad entre hombres y mujeres.
Una expresin de desigualdad de gnero es la violencia contra las mujeres, la
violencia sexual (el Per ocupa el primer lugar en denuncias por violacin en
Amrica Latina), el embarazo adolescente, las enfermedades de transmisin sexual
(se ha reducido la edad en que se adquiere, por ejemplo, el VIH-Sida), la homofobia
(odio a los homosexuales).

Es decir, lo que busca la educacin sexual es que las/os estudiantes internalicen


desde pequeos que hombres y mujeres tienen los mismos derechos; conozcan las
etapas de su vida y el desarrollo de sus cuerpos; que la sexualidad es parte de la
vida, pero que hay que asumirla con responsabilidad para evitar los embarazos no
deseados y las enfermedades; que la homosexualidad es una caracterstica en el
ser humano (incluso entre los animales), que no es una enfermedad ni se puede
instar que se opte por voluntad, y que debemos respeto a las personas con estos
rasgos.

En este objetivo, las/os docentes tienen la obligacin de trabajar la educacin


sexual integral con seriedad, con informacin cientfica y laica. Y para realizar un
trabajo serio, es necesario que se informen. Aparte de la gua del Ministerio de
Educacin, existen muchos recursos en internet de organismos de la ONU, de
instituciones especializadas nacionales como internacionales, etc.
No permitan que la desinformacin distorsione un tema que es muy importante en
el desarrollo saludable fsico y mental de sus alumnas/os, y que es esencial para el
acceso a la justicia. Como maestras/os y como en toda profesin es necesario una
formacin continua y transmitir a nias, nios y jvenes que el conocimiento de sus
cuerpos y sus derechos los va a hacer ms libres, ms responsables y los ayudar a
transitar por el camino de la realizacin personal sin aquellos obstculos que son
consecuencia de la falta de una educacin sexual integral.

Escribe: Gaby Cevasco, escritora, periodista especialista en gnero

FENMENO ECE: EL AO 2017 DEBE SER EL PUNTO DE


INFLEXIN

En Revista Tarea

El ao 2014 represent para la Evaluacin Censal de Estudiantes (ECE) su momento


cumbre. Los resultados fueron extraordinarios. Saavedra, cosechando el trabajo
desarrollado por la gestin de la ministra Salas, entr con una aureola de xito
al Ministerio de Educacin (Minedu). Incluso, el Minedu atribuy a diversos factores
los logros alcanzados; factores que siguieron presentes durante el 2015; pero que
no fueron suficientemente determinantes para mantener los resultados en
la ECE de ese ao. La ECE-2015 nos mostr que la tendencia dominante de mejora
lenta continuaba; y que el 2014 fue un ao excepcional.

Ms all de los resultados, que no nos mostrarn cosas nuevas en la ECE-2016, lo


que interesa es lo que est sucediendo en las escuelas y en las aulas hoy en da. Y
si bien el fenmeno ECE en una primera etapa ha servido para resucitar una
escuela pblica agnica, ha sido insuficiente para arrastrar un proceso de reforma
educativa que transforme las prcticas docentes y promueva aprendizajes de
calidad.
La apuesta por articular, a largo plazo, el proceso de mejora educativa alrededor de
la ECE constituye un error de poltica que empieza a pagarse caro. La ECE se ha
convertido en horizonte, meta y medida de una calidad educativa sin poder
transformador. Las polticas de estmulo, de gestin escolar y de acompaamiento
pedaggico centradas en la ECE estn llevando al debilitamiento de un proceso que
comenzaba a motivar al profesorado, que reafirmaba su identidad profesional, que
lo responsabilizaba por los aprendizajes escolares y que lo empoderaba.

Hoy las escuelas han perdido su norte y aplican indiscriminadamente pruebas con
el formato ECE con el nico propsito de que l@s estudiantes aprueben
satisfactoriamente la prueba censal. Las instituciones educativas estn
obsesionadas con los rankings de la ECE y los bonos. Sin embargo, los aprendizajes
que estn logrando nuestr@s ni@s estn muy lejos de ser aprendizajes relevantes.
Son aprendizajes rutinarios que slo funcionan ptimamente en pruebas con un
mismo formato. En contextos nuevos o diferentes de la vida real o en situaciones de
evaluacin con otros instrumentos de evaluacin, l@s ni@s no responden. Son
incapaces de transferir lo que han aprendido. Con esto estamos afirmando que l@s
estudiantes no estn desarrollando competencias.

Y no estn desarrollando competencias porque nuestr@s docentes tampoco estn


mejorando sus competencias profesionales. El Minedu tiene una poltica errtica en
relacin al Marco de Buen Desempeo Docente; y mientras que los procesos de
evaluacin lo toman como referencia, los procesos de formacin docente y de
soporte pedaggico apuestan por un docente concebido como un operador
mecnico que slo aplica sesiones de aprendizaje y hace simulacros de la ECE.

Hoy que nos encontramos frente a un nuevo currculo, un currculo que tiene una
perspectiva de formacin integral de l@s estudiantes, el fenmeno ECE representa
un escollo para la implementacin del mismo. Diez aos de ausencia de una poltica
curricular clara han convencido al profesorado de que el currculo es un dispositivo
educativo irrelevante. Y si bien, antes slo reciba una valoracin simblica, ahora
no goza de ninguna consideracin.

El primer ao de vida de nuestro flamante Currculo Nacional ha sido un ao


muerto. Parece que el nuevo bebe ha sido una criatura no planificada o ha debido
mantenerse en la incubadora. Pero no es extrao que a nadie le haya importado.
Las capacidades que se evalan en la ECE cumplen la funcin de un currculo
normativo. Se trabaja sobre aquellos aprendizajes que se evalan. Y lo nico que se
evala y se valora en el sistema escolar es la ECE.

Mientras que la ECE siga siendo el ncleo de aquella poltica educativa asociada a
los aprendizajes, ser imposible que el Currculo Nacional se integre al trabajo
pedaggico de l@s maestr@s. El Minedu necesita hacer un serio proceso de
reflexin y evaluacin de lo que ha significado durante estos diez aos el
fenmeno ECE y las consecuencias que ha tenido en la vida de las escuelas. Esto
implica una revisin exhaustiva del conjunto de polticaspro-ECE que ha impulsado
y sigue impulsando el Minedu.

El Currculo Nacional no va a poder competir con la ECE. Esa es una guerra perdida
de antemano. La primera medida a tomar debe ser la suspensin de la ECE en el
2017. Pero esta medida es insuficiente. El Minedu debe buscar las formas ms
adecuadas de volver a colocar el currculo como centro de las polticas educativas y
de convencer al profesorado de su necesidad e importancia. Hay que volver a
colocar el Marco de Buen Desempeo Docente (MBDD) como referente fundamental
del desarrollo profesional docente. Y hay que avanzar en la formacin de
competencias para la vida en nuestros nios y nias.

Seguir apostando por los resultados de las pruebas de la ECE y creer que son el
indicador de la calidad educativa es continuar autoengandonos. Hay que dar un
paso adelante.

Escribe: Eduardo Len, autor de la investigacin Efectos del fenmeno ECE en las
prcticas docentes realizado con el apoyo de Tarea y Grade.

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