Elfin de la temporalidad”
Fredric Jameson
Después del fin de la historia, cqué?* Como no se vslumbran muevos comien
10s, slo puede sere fin de ot coe, Peto el modemismo terminé hace yaaigtn (7
tiempo y con éste, presuntamente, termi el tiempo mismo, pues se rumo-
taba por doquier que el espacio —supuestamente— reemplaza
en el esquema ontol6gico general de las cosas. En el mejor de los casos, el
tiempo se haba convertido en una no persona y a gente dej6 de escribir sobre
é3te, Novelists y poctas lo abandonaron bajo el supuesto completamente
plausible de que ya habia sido agotado en gran medida por Proust, Menn,
Virginia Woolf yS. Elio indaba pocas oportunidades ws para
al progreso liteario, Los flésofos también lo abandonaron ya que, aunque
Bergson era let mucrta, Heidegger seguta publican
ademas
cada affo, un volumen
éstumo sobre el tema, En cuanto a la montafia de literatura secundaria en
to pasado de
‘ambas disciplinas escalarla de nuevo aparecta como al
moda en qué pasat Ie vida, Was saber-war die Ziet?
"Taducdo y publicado con permizo dl not y de Unies of Chicago Pres
5 como “The End of Terporaly, Critical Inguiy 29 (eran de 2003
Radigo Pan. Chicago Uaierity Pres cespon22 Frese Yameson
{Qué sl tiompo? Un misterio! El tiempo es omnipotente, sn realidad propia;
‘es una condicién del mundo fenomenal, un movimiento mezelada y unido ala
cevistencia de los euerpos en el espacio ya su movimiento, Pera zhabi
se movimiento? ¢Habifa movimiento
Dnubiese tempo? 20
ontinuar preguntand!
es activo, produce. ¢Qué produce? Produce el cambio. Elahzrano es el entonces, el
‘aqui no es elellé, pus entre ambes cosas este siempre el movimiento, Pero como
1 movimiento por el cual se mide el tempo es ctcua, se cera sobnesmisino, ese
‘movimiento y ese cambio se podtiancalfcar perfectamente de reposoy de intn0=
ptonces ce repite sin cesaren el chora, el all se repite en el aul. Hans
‘estas cuestones y otras semejantes (Mann, 2006: 359)
trario? Son ambos una misma cosa is ind
v
lad de libros acerca del espacio son tan slarmantes\~
idad de tu enemigo hereditario.? El aumento del valor
-ctura acompafié el declve de les bellas letras como
«1 sombra que se alarga; la apertura de cualquier edificio nuevo de autor
intelectual de la arq
ver tn partido entre Seamus Heaney y Frank Gehry, pero al menos es cierto
ue los museos posmodemos se han vuelto cuando menos tan populares como
los igualmente posmodemas nuevos estadios deportivos; y que ya nadie lee los
ayos de Valéry quien hablaba del espacio bellamente desde un punto de
pero con oraciones largas
Ia sentencia de que el tiempo ers lo dominante de lo moderno( sl
{0 del modemismo) y el espacio de lo posmoderno significa algo temético y
‘empitico @ la vez: Jo que hacemos, segtin los periédicos y las estadisticas de
smamos lo que estamos haciendo, No veo cémo podte-
‘es cinco mil libres en os dimos te aos
Elfin dela temporada 99
‘mos evitar aqua identiicactén de un cambio de époen que afecta ls inver-
siones (galerfas de arte, co
cosas mas etéreas también llsmadas velores, Puede verse, por ejemplo, en lo
a del ideal
cimas dominantes ear las de
jones para construir edi
ocurrido alo que se llamaba el systdme des bemex antes ola jerar
cestétieo, En el antiguo marco (modernist
le poesta o el lenguaje poética, cuya “pureza” y autonomia estética eran ejem-
plo para las demés artes e inspiraron Ta paradigmatica teorizacién de Glement
Greenberg sobre la
Fl “sistema” de lo posmnodemo (que asevera no tener) no estécodif-(W/
cado y es més diftil de detectar, pero sospecho que culmina en la experiencia
del espacio de la ciudad misma —Ia ciudad posurbena renovada y gewrif-
cada, las nuevas mnichedumbres y masas en las mueves celles—, asf como en
la misica, que se ha espacializado por medio de los soportes con que se ejecuta,
‘asf como pot las formas en que se difnde, las varias radiograbadoras y wallmans
{que modulan el consumo del sonido musical en la producci6n y apropincién del
espacio sonoro como tal. En cuanto a la imagen, su funcién como la mate-
ria prima omnipresente de nuestro ecosistema cultural requettia que exami
nemos el ascenso de la fotografia —de ahora en adelant
pposmodeme— de ser pasiente pobre de Ia pintura de ata ser una forma
ticasignificativa en este nuevo sistema de las cosas.
ero tales descripciones claramente estén predicadas sobre un dualismo
‘operativo, la existencia supuestamente histdrica de dos alternativas. Los mo- w/