Trabajo Monográfico El Derecho Constitucional Peruano y Su Objeto de Estudio 2016

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TEMA : EL DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL

Y SU OBJETO DE ESTUDIO

CURSO : DERECHO PROCESAL CONSTITUCIOANL

CARRERA : Derecho y Ciencias Polticas

DOCENTE : GLADYS MOSCOSO VALENZUELA

ESTUDIANTE : Julio Csar Aguilar Anicama


CICLO : VIII

MODALIDAD : SUA

2016
DEDICATORIA:
El presente trabajo monogrfico est

dedicado a mis padres por ser fuente

inagotable de inspiracin en mis estudios

universitarios.
INTRODUCCIN
El Per transita desde hace tres dcadas por gobiernos que han emergido de las

urnas, con la excepcin del perodo correspondiente al autogolpe de Estado de

Fujimori del ao 1992. Dichos gobiernos se han caracterizado por respetar, unos ms

escrupulosamente que otros, la Constitucin en un sentido formal y material. Este

escenario poltico democrtico ha sido propicio para que el Derecho Constitucional

empiece a asentarse en las estructuras institucionales del Estado de Derecho;

particularmente, en los clsicos poderes: Legislativo, Ejecutivo y Judicial, no sin

tensiones y controversias sobre los alcances de la fuerza normativa constitucional; as

como tambin, para que la Constitucin haya irradiado las relaciones econmicas

entre los particulares, como tambin con las Administraciones Pblicas del Estado.

Dado que la razn de ser y consecuentemente, los lmites de las organizaciones

pblicas y privadas en una democracia constitucional se fundamentan en la

proteccin de los derechos fundamentales, corresponde al Estado Constitucional

proveer las normas sustantivas y procedimentales que permitan la proteccin de

dichos derechos y, adems, garantizar los lmites de los poderes a travs de la

defensa de la supremaca jurdica de la Constitucin.

Dentro del esquema institucional de la defensa de la Constitucin se han creado

instituciones como el Tribunal Constitucional o institutos procesales como el Cdigo

Procesal Constitucional, que han surgido con independencia y autonoma de los

clsicos poderes Legislativo y Judicial. Ello es as en la medida que, ante la falta de

legitimidad y el fracaso de dichos poderes, no haba lugar a introducir ms reformas,


sino a crear nuevas instituciones, para lo cual se requera una nueva dogmtica

constitucional, distinta a la que representa a los tradicionales poderes que estn al

servicio de minoras privilegiadas.

En efecto, se demanda de una doctrina y una dogmtica ajenas al positivismo jurdico,

que llev al fracaso a instituciones tan representativas como el Poder Legislativo, al

convertir a la ley en un instrumento normativo temporal, particular y concreto, incluso

con nombre propio en ocasiones, antes que garantizar la generalidad y el carcter

abstracto e intemporal al servicio del inters general. Pero, el positivismo jurdico

formalista tambin ha llevado al Poder Judicial a que los jueces supra formalicen el

derecho, desustancializndolo de los fines de la justicia, alejando la sentencia de la

realidad y de los ms necesitados.

De modo que el Derecho Procesal para una Constitucin democrtica no puede surgir

de los escombros del Derecho Procesal que se ha forjado de espaldas a la realidad

social. Por ello, resulta importante replantear desde nuevas bases el Derecho

Procesal Constitucional, ad-hoc a los fines y a las necesidades del Derecho

Constitucional. Por ello, es que desde nuevas premisas y una revisin histrica de su

aparicin, que se podr explicar con claridad y transparencia la nocin de

Constitucin y Proceso, as como sus lmites. Pero, quizs son las funciones del

Derecho Procesal Constitucional las que mejor explican el sentido terico y prctico

de la tutela de los derechos fundamentales, la misma que se realiza a travs de la

proteccin de la supremaca jurdica de la Constitucin y la irradiacin de su fuerza

normativa frente a las arbitrariedades de los poderes pblicos y privados.


CAPTULO I

1.0. EL DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL

1.1. Concepto y objeto del Derecho Procesal Constitucional

El Derecho Constitucional Procesal es el producto del proceso histrico poltico

democrtico y de la transformacin jurdica de la justicia constitucional en una

disciplina cientfica autnoma. Es as como el Estado de Derecho, en particular el

Estado Constitucional, ha incorporado las lentas y progresivas transformaciones

polticas, sociales y econmicas de la comunidad en el quehacer de la jurisdiccin

constitucional.

Por ello, el Derecho Procesal Constitucional si no quiere quedar reducido a una pura

especulacin normativa tiene que ser analizado desde una perspectiva histrica

institucional concreta, que es donde adquiere una dimensin objetiva y una eficacia

real, lo cual plantea una nocin de Constitucin que demandan los procesos

constitucionales, as como definir la naturaleza, lmites y funciones del Derecho

Procesal Constitucional.

El Derecho procesal constitucional es una rama del derecho que se encarga del

estudio de las vas procesales que permiten la proteccin de la supremaca

constitucional y de los derechos contenidos en la Constitucin.

Est constituido por el conjunto de procedimientos (como, por ejemplo, la accin de

amparo, el habeas corpus y la accin de inconstitucionalidad) y rganos destinados a

preservar la supremaca de la Constitucin.


1.2. Institucionalizacin del Derecho Procesal Constitucional

La historia constitucional peruana ha sido prdiga en la dacin de textos

constitucionales y en la incorporacin nominal de modernas instituciones

democrticas, pero no en la creacin de una conciencia constitucional en la

ciudadana, ni en el ejercicio del poder con plena lealtad constitucional de sus

gobernantes. Podra sealarse que el desfase de la falta de vigencia de los textos

constitucionales, en la vida social, se debe a que la expedicin de las cartas polticas

se fue dando al unsono de los cambios polticos y sociales de cada poca. Algunos

de esos cambios fueron ms estructurales, como la independencia de Espaa y el

establecimiento de la Repblica y otros ms coyunturales, como las guerras civiles,

las guerras internacionales y las revoluciones civiles y militares.

Este curso histrico muestra que las constituciones y la vida constitucional han

dependido, directamente, de los acontecimientos polticos y militares de cada poca y

que los operadores constitucionales no han sido capaces de procesar dichos

fenmenos en el marco de la Constitucin. Esto se ha debido a la falta de estabilidad

poltica, que es expresin de la carencia de un consenso mnimo o pacto social,

siquiera entre las lites dirigentes, para asegurar un Estado de Derecho duradero.

Esta falta de acuerdo nacional ha creado una cultura cvica de incredulidad en la

sociedad respecto tanto del Estado como de la Constitucin. Ello, debido a que las

necesidades e ilusiones de la poblacin no se han visto satisfechas por las grandes

corrientes ideolgicas, en cualquiera de sus constituciones: liberales 1823, 1828,

1834, 1856 y 1867; conservadoras 1826, 1836/37, 1839 y 1860; sociales

1920, 1933 y 19792 y esto no ha cambiado con la actual constitucin neoliberal de

1993.
Dichas constituciones postuladas por los caudillos, adems, siempre han buscado

cerrar una etapa poltica e inaugurar una nueva, usualmente autodenominada como

revolucionaria. Por eso, con acierto DE VEGA afirma que en Europa hasta cierto

punto se podra sostener que la historia de la temtica constitucional, y de los

enfoques diversos en su tratamiento, no es ms que el correlato y la consecuencia

lgica del proceso de transformaciones en el mbito de la ideologa y de la legitimidad

constitucional que le sirve de fundamento. Sin embargo, en el Per ante la falta de un

sistema de partidos polticos democrticos y a la prdida de credibilidad en los valores

cvicos, las quimricas ideologas polticas: liberal, conservadora y social han tenido

un asidero apenas virtual en la sociedad civil y en el quehacer jurdico del Estado.

Produciendo as, constituciones nominales que no concuerdan con los presupuestos

sociales y econmicos y/o constituciones semnticas, en beneficio de los

detentadores fcticos del poder.

Ante las necesidades de orden y de progreso, los diferentes intereses nacionales en

pugna por el poder, no respetaron las constituciones vigentes. Menos an, otorgaron

al texto jurdico supremo el rol de instrumento de gobierno vlido para el

establecimiento de la paz social y desarrollo nacional; no obstante que siempre

apelaron nominalmente al pueblo y a la llamada emergencia nacional para que los

caudillos irrumpieran en el poder. Motivo por el cual, ya en el siglo XIX se dira:

pueblos agitados, siempre oprimidos, siempre confiados en nuevas y pomposas

promesas y siempre burlados. Lo que por cierto pone en evidencia la consecuente

devaluacin jurdica y poltica del texto constitucional a lo largo de la historia

republicana, que no es otra que la manifestacin de la crisis del positivismo jurdico.


Por ello, el Per ha experimentado a lo largo de su historia constitucional una precaria

vida democrtica, muestra de ello han sido los sucesivos golpes de Estado militares y

civiles, como tambin el incumplimiento de las promesas electorales de los gobiernos

representativos. Lo que siempre ha dado lugar a que los poderes fcticos

econmicos, polticos o sociales de carcter coyuntural o estructural, suplieran o

convivieran con las frgiles instituciones tanto polticas como jurdicas del Estado

peruano. Profundizando ms la disonancia entre la norma constitucional y la

normalidad constitucional, as como limitando, gravemente, la realizacin de la

Constitucin.

Sin embargo, a partir de la dcada de los ochenta se generaron escenarios de

profundos cambios histricos contemporneos; como el restablecimiento de la

democracia representativa, con instituciones modernas del Estado Constitucional. Lo

que no fue bice para que su establecimiento y desarrollo se realizara a travs de las

crisis nacionales y, finalmente, la quiebra del orden constitucional, en 1992, que

afirmaron el presidencialismo como una forma propia de la modernizacin autoritaria.

Pero, por otro lado, se puede sealar, que las transformaciones democrticas, a partir

del ao 2000, ponen en evidencia tambin las posibilidades de la reconstruccin de

una legitimidad democrtica y del fortalecimiento del Estado constitucional del Per;

pero con problemas de liderazgo democrtico en un rgimen presidencialista como el

nuestro.

No obstante, lo ms significativo de nuestra historia constitucional es la progresiva

aparicin de la justicia constitucional con capacidad para transformar la legitimidad


originaria de la ley, en legitimidad constitucional por sus resultados, sometiendo dicha

ley al control constitucional, en va incidental o concentrada. Es cierto que, en

regmenes de democracias nominales, se pueden crear dichas instituciones para

servir al poder. Sin embargo en el Per, antes de la creacin de la justicia

constitucional, concentrada en la Constitucin de 1979, nunca hubo la conviccin

poltica ni jurdica suficiente para la implementacin del control de la

constitucionalidad de las leyes.

1.3. Orgenes de la justicia constitucional en el Per

Si nos remontamos a la Constitucin Bolivariana o Vitalicia de 1826, que estuvo

inspirada en la Constitucin Consular del ao VIII de Napolen, vemos que se otorg

al Senado Conservador peruano funciones difusas de proteccin de la Constitucin.

En las constituciones posteriores de 1828, 1834 y 1839 se estableci que el Congreso

velaba por la observancia de la Constitucin y haca efectiva la responsabilidad de los

infractores.

No obstante, recin con la Constitucin de 1856, liberal por excelencia, fue que se

estableci, en su artculo 10 que es nula y sin efecto cualquier ley en cuanto se

oponga a la Constitucin. Ahora bien, esta disposicin no tuvo desarrollo legislativo ni

aplicacin jurisprudencial, debido a que dicha Constitucin dur solo cuatro aos y

que el derecho pblico, de entonces, estaba an inmaduro para desarrollar una

institucin, propia de la siguiente centuria. Lo que no impidi que el Consejo de

Estado institucin apenas estudiada jugase un rol, a veces, destacado en materia

de defensa de la Constitucin.
La primera ley que incorpora un proceso que tutela la libertad personal fue la Ley de

Habeas Corpus de 1897 y la Ley N 2223 de 1926 que ampla la proteccin judicial

hacia derechos distintos a la libertad personal a travs del hbeas corpus. Pero es

con el artculo 24 de la Constitucin de 1920 que se incorpora por vez primera en la

norma suprema el proceso de hbeas corpus, para cualquier persona que sea

detenida in fraganti por un delito por ms de 24 horas sin ser puesta a disposicin del

juez.

Es recin en el Anteproyecto de Constitucin de 1931 (artculo 142), elaborado por la

Comisin Villarn, que se plantea la incorporacin del control judicial judicial review

de las leyes, al estilo norteamericano, ms no el control abstracto de las mismas, a

travs de un rgano judicial especializado. Debido a los cndidos temores de que se

produjese un exceso de demandas en contra de las normas de Congreso. No

obstante, ni una ni otra iniciativa fue recogida por los constituyentes de 1933. En

cambio s se recogi el habeas corpus al estipular el artculo 69 que todos los

derechos individuales y sociales reconocidos por la Constitucin, dan lugar a la accin

de habeas corpus. Aun as, en esta ltima Constitucin de 1933 se continu con la

suerte de control poltico de la norma suprema, por cuanto el artculo 26 dispuso que

pueden interponerse reclamaciones ante el Congreso por infracciones a la

Constitucin y el artculo 123 seal que el Congreso estaba facultado para

examinar las infracciones a la Constitucin y disponer lo conveniente para hacer

efectiva la responsabilidad de los infractores. Este sistema de control poltico-

legislativo de la constitucionalidad se vio complementado con la incorporacin de la

accin popular. Recurso judicial que poda interponerse contra decretos y

resoluciones del Poder Ejecutivo, que violaran la Constitucin o la ley.


Asimismo, si bien el control de las leyes del Parlamento no se lleg a incorporar en la

Constitucin de 1933, estuvo consagrado, aunque a nivel legislativo, en el Cdigo

Civil de 1936, cuyo artculo XXII del Ttulo Preliminar sealaba que cuando hay

incompatibilidad entre una disposicin constitucional y una legal, se prefiere la

primera.

Por ello, a juicio de algunos juristas: Sin haberle concedido a nuestro Poder Judicial

en forma expresa la facultad de declarar la inconstitucionalidad de las leyes, puede

suceder que con el tiempo, como ha sucedido en Norte Amrica, a tenor de la ltima

disposicin citada (Cdigo Civil), y por obra de la Jurisprudencia y ante casos

concretos, nuestro Poder Judicial vaya adquiriendo facultades que guarden

semejanza con lo que sucede en Norte Amrica.

Sin embargo, los propios jueces fueron reacios a la aplicacin de esta disposicin,

debido a:

a) Que se trataba de un enunciado de carcter general que no haba sido

debidamente reglamentado,

b) en todo caso se trataba de un principio de aplicacin al estricto campo del derecho

privado y no del derecho pblico (que es con frecuencia en donde, ms, hallamos

este tipo de violaciones), y

c) se trataba de una ley que poda ser exceptuada por otra posterior.

Es recin con la dacin de la Ley Orgnica del Poder Judicial de 1962 que se

reglamenta, en su artculo 8, la facultad del control difuso en la va judicial ordinaria.


Correspondiendo pronunciarse, en ltima instancia, a la Corte Suprema sobre la

inaplicacin de una ley por inconstitucionalidad, lo que se produjo en muy contadas

oportunidades y sin mayor trascendencia.

Pese a estos escarceos del control judicial de las leyes, a nivel constitucional, lo cierto

es que la idea de la supremaca constitucional sobre la ley y, en consecuencia, el

control judicial de las leyes, tuvo su origen nominal en la legislacin civil y judicial. No

obstante, en la prctica, la lite judicial careci de una autoconciencia sobre el rol

jurdico-poltico que implicaba controlar al poder, dada su obsecuente sumisin a la

ley.

A lo ms, la doctrina constitucional peruana, de entonces, apenas recogi del Derecho

comparado la experiencia de la justicia constitucional, divulgndola, en cuanto a sus

alcances y lmites, as como proponiendo la reforma de la Constitucin de 1933, para

incorporar la justicia constitucional.

Luego de un largo perodo de gobierno militar 1968-1979, la elite poltica tom

conciencia de la necesidad de fortalecer el Estado Constitucional y la democracia.

Para lo cual se puso en movimiento la prctica poltica del Congreso de importar leyes

e instituciones espaolas, por razones de idioma, cultura y tradicin y, en menor

medida, instituciones de la legislacin francesa, italiana y alemana. Lo que dio lugar a

la creacin del Tribunal de Garantas Constitucionales con dos competencias: Una,

declarar la inconstitucionalidad de las leyes y; dos, resolver en casacin las

resoluciones denegatorias de las acciones de habeas corpus para la tutela de la

libertad individual- y de amparo para la proteccin de los dems derechos


fundamentales- que resolviese el Poder Judicial. Se crea la jurisdiccin constitucional

pero sin desvincularla del positivismo legalista, ni compatibilizarla con el control difuso

de los jueces ordinarios, ni con el rgimen presidencialista que histricamente ha

llevado a la politizacin de la justicia.

Ahora, si se considera que en los pases donde se ha implementado el Tribunal

Constitucional este ha sido establecido esencialmente para obligar al Parlamento a

permanecer en el marco de sus atribuciones y lmites, a fin de garantizar los derechos

y libertades del ciudadano, entonces, se podra decir que en el Per la justicia

constitucional no es una institucin concebida, racionalmente, en ese sentido. Ms

bien ha sido concebida por su valor simblico de defensa del Estado de Derecho,

reiteradamente quebrantado por los golpes de Estado. Por eso, el origen de la

jurisdiccin constitucional en el Per no es un indicador, necesariamente, de buena

salud democrtica, ni de conciencia jurdica del pas, sino precisamente de todo lo

contrario.

1.4. La naturaleza del Derecho Procesal Constitucional

La evolucin del Derecho Procesal Constitucional (DPC) desde su primer estadio

como justicia constitucional y luego su segundo estadio como jurisdiccin

constitucional hasta llegar a su actual frmula como DPC, pone en evidencia que

cada etapa histrica ha ido marcando el surgimiento y transformacin de la originaria

justicia constitucional, como resultado de la articulacin de la tensin entre el derecho

y la poltica. Por eso, el anlisis de la naturaleza y el rol del DPC no pueden estar

alejados sino insertos en dos principios fundamentales: Uno, la proteccin de la

persona humana y el respeto de su dignidad, en tanto cumple una funcin de


integracin o inclusin en el Estado y; otro, el sistema de control y balance de

poderes, en particular del Poder Legislativo, del Poder Judicial y del Poder Ejecutivo.

Para tal efecto, en un Estado democrtico y social de Derecho no se puede partir de

una concepcin dogmtica positivista del DPC que subordine e inmovilice a la

Constitucin a travs de ideas estticas lgico-formales, mediante la burocratizacin y

la formalizacin de la justicia constitucional. Por el contrario, del carcter abierto

jurdico y poltica de las normas constitucionales se desprende la naturaleza y

funciones del Derecho Procesal Constitucional.

1.4.1. Valorativa.- Como la Constitucin es la expresin poltica y jurdica de un

sistema de valores de una comunidad, el Derecho Procesal Constitucional se

constituye en el instrumento jurdico formal de realizacin de los mismos. Pero, hay

que tener mucho cuidado con las pretensiones procesalistas del DPC, porque cuando

la Constitucin se convierte en un medio de falsificacin de la realidad, se deja sin

legitimidad posible a la justicia constitucional. En efecto, defender una Constitucin

normativa, semntica o nominal significa vaciar de contenido a los valores originarios

del constitucionalismo y hacer del DPC un menesteroso y errante quehacer terico y

prctico. Cabe recordar que la teora axiolgica del derecho tiene su expresin en la

teora de la integracin de la entreguerras, que se fundamenta en la tica material de

los valores material Wertethik. Por ello, una vez recuperado el carcter valorativo de

la Constitucin luego del fracaso del positivismo constitucional, no se trata de

subordinar el mtodo jurdico a los contenidos axiolgicos del Derecho Constitucional,

sino darle el sentido material que le corresponda a travs de los procesos

constitucionales.
Despus de la Segunda Guerra Mundial, la integracin de la Constitucin y el proceso

segn CALAMANDREI constituye una respuesta al positivismo procesal en razn a

que: el valor puramente instrumental de las formas que deberan servir para facilitar

la justicia, degenera en formalismo y las mismas se convierten en objeto de un culto

ciego como frmulas rituales que tienen por s mismas un valor sacramental.

En efecto, como el Estado Constitucional de la postguerra se desarrolla en un proceso

dinmico de integracin nacional de una comunidad basada en valores democrticos

que otorgan legitimidad al ordenamiento jurdico positivo, condicionan el surgimiento y

la existencia del Derecho Constitucional y posteriormente de la jurisdiccin

constitucional.

En consecuencia, se busca evitar los formalismos procesales del positivismo jurdico,

subordinando el texto literal de la norma procesal en favor del contenido material de la

Constitucin. En otras palabras, se busca la eficacia y no slo la validez del sentido

esencial del Derecho Constitucional. En tal entendido, no cabe menos que entender al

moderno Derecho Procesal Constitucional como la concretizacin del Derecho

Constitucional. Donde el Derecho Procesal Constitucional asumiendo los contenidos

axiolgicos constitucionales, se manifiesta a travs de los procesos y las sentencias

constitucionales.

Solo as, los principios del Derecho Procesal Constitucional son vlidos en la medida

que sean concordantes con los fines esenciales de los procesos constitucionales. De

modo que dichos principios pueden ser concebidos como normas objetivas, en tanto
sean fiel expresin del orden valorativo constitucional de la sociedad, que se va

expresando en prcticas procesales y diversos tipos de sentencias.

Para tal efecto, no se debe desconocer el juicio de valor cultural y moral del momento,

en tanto la Constitucin no slo es razn -ratio- sino tambin sentimiento -emotio-; el

mismo que no est exento de un juicio constitucional de valor superior frente a otro

inferior; pero, como quehacer jurdico el mtodo del Derecho Procesal Constitucional

no puede ser otro que el de la interpretacin y argumentacin jurdicas al interior de

los procesos constitucionales, que slo sera alcanzable preferentemente mediante el

razonamiento jurdico-poltico.

Someter el Derecho Constitucional a la emotio al estado de conciencia social o a la

valoracin intuitiva, en etapas de rpidas transformaciones y cambios, permite

suponer el dinamismo y la transformacin de los valores supremos y eternos de una

sociedad.

Sociedad donde no permanecer estable o inmodificable el carcter preexistente y

vinculante de los principios y valores que dan sentido a la unidad de una comunidad a

travs de la Constitucin. En este supuesto, el Derecho Constitucional y el Derecho

Procesal Constitucional se relativizan a su tiempo y espacio, revalundose o

devalundose segn las circunstancias del estado de conciencia o del espritu del

momento Zeitgeist.

Es evidente que la perspectiva de la teora del valor en sociedades con democracias

dbiles pretende someter los valores minoritarios a los valores supremos objetivos.
Sin embargo, en la prctica en dichas sociedades la dialctica del conflicto entre los

valores no terminan integrndose, sino que: en la jerarqua de valores contrariamente

valen otras relaciones, que se justifica en que el valor destruye al antivalor y el valor

ms alto trata como inferior al valor menor. Por ello, la tradicional teora del proceso

con su pretensin cientfica y objetiva no puede tiranizar a otras concepciones

procesales vinculadas a la tutela de los valores constitucionales. Pero, ciertamente

que circunstancia que da lugar a replantear la teora de los derechos fundamentales,

a partir de la teora institucional.

1.4.2. Cultural.- Si la Constitucin es una manifestacin cultural del estado de

conciencia jurdico y poltico de una comunidad en un lugar y tiempo determinado, el

Derecho Procesal Constitucional no puede estar desvinculado del mismo, ms an si

es el derecho en accin law in action- el que pone en movimiento al Derecho

Constitucional. Desde que los procesos constitucionales son procesos dinmicos y

abiertos a la actuacin de las partes, los jueces constitucionales se encuentran

comprometidos en ministrar justicia, sin posibilidad de excluirse de su posicin socio-

cultural en medio de la sociedad en tanto ciudadanos con toga- para resolver las

controversias jurdicamente de la mano del derecho y la justicia.

En efecto, siguiendo la tesis del concepto abierto de Constitucin, se puede sealar

que la norma suprema vive en ltima instancia de su dimensin cultural, en tanto

expresin jurdica y poltica de los valores y principios que acuerda una sociedad para

formar una comunidad poltica. As, el trnsito del estado de naturaleza del hombre

para constituir un sociedad civil, supone que en aras de los valores y principios que

dan sentido de unidad a un pueblo los hombres renuncian a una cuota de sus
libertades y derechos naturales para contribuir a establecer un contrato social en el

que todos tengan garantizados sus libertades; a partir de lo cual la sociedad civil se

constituye de manera unnime.

Pero, esta sociedad civil, a su vez, mediante un proceso constituyente se dicta una

Constitucin, con la que se constituye el Estado sociedad poltica-, y por la cual, los

poderes pblicos quedan obligados a defender a la persona humana y sus derechos

fundamentales. Donde los derechos fundamentales son los representantes de un

sistema de valores concreto, de un sistema cultural que resume el sentido de la vida

estatal contenida en la Constitucin este es el pilar en que debe apoyarse toda

interpretacin de los derechos fundamentales.

Este sentido determinista del hombre identificado con sus valores histricos desde

temprano ha estado asociado con el elogio a la tradicin y a la concepcin de la

diversidad de la idea del hombre, en funcin de la cultura y sus costumbres locales.

Por eso, desde una perspectiva ms humanista, SAVIGNY seal que: la orgnica

conexin del Derecho con el ser y el carcter del pueblo es tambin manifestacin del

progreso de los tiempos [] el Derecho crece con el desarrollo y se perfecciona con

el fortalecimiento del pueblo y finalmente muere cuando la nacin pierde su

nacionalidad. Esta identidad entre Derecho y el espritu del pueblo (Volkgeist) en

busca de libertad histrica se expres en que: la cultura de un pueblo es la sangre de

su existencia. Pero, la cultura no es un valor cerrado ni unnime en el pueblo, sino

que se expresa a travs del conflicto social en una sociedad democrtica, donde se

institucionaliza consensualmente en la Constitucin del Estado, aunque no de manera

definitiva. De all que, el pensamiento constitucional en concreto asume diversas


opciones de aprehensin de la realidad, de acuerdo a la posicin que ocupa el sujeto

constitucional. Esta operacin, resuelta en ltima instancia por los jueces del Tribunal

Constitucional, se da en funcin de las concepciones jurdicas y circunstancias

sociales que rodean el conflicto de intereses entre el gobierno y la oposicin y, en

ltima instancia, entre los hombres y su modo de vida.

Por eso, como el proceso constitucional se origina en la compleja y conflictiva realidad

y sus relaciones de poder, las decisiones polticas (como desde ya las legislativas y

administrativas) se encuentran impregnadas o responden a fenmenos histricos,

sociales, polticos, econmicos, culturales, tecnolgicos, ambientales, entre otros. En

consecuencia, cada vez ms, por ejemplo, los jueces constitucionales se encuentran

sometidos a ellos, en virtud de lo cual requieren de ms o mejores instrumentos

jurdicopolticos para asumir las demandas de la realidad social.

De all que, el Derecho Procesal Constitucional cumpla una funcin de

representacin; en la medida que se convierta en un instrumento tcnico-poltico que

se constituya en la expresin cultural del pueblo, permitiendo concretizar los valores y

principios que emanan de la sociedad a travs del pacto social y se consagran en la

Constitucin. Ms an, se podra sealar que la validez de las normas procesales no

yace en ltima instancia en la legalidad constitucional, sino que la legitimidad de las

normas procesales radica en las demandas ciudadanas que emanan de la sociedad,

como es la demanda por la justicia entendida como un valor general y un derecho

individual.
Pero, el Derecho Procesal Constitucional cultural tambin cumple una funcin

pedaggica a travs de los procesos y las sentencias constitucionales del Tribunal

Constitucional, en la medida que el actual estadio de desarrollo de la cultura jurdica

ha llevado a incorporar las tesis ius filosficas de la argumentacin jurdica. De modo

que, la interpretacin constitucional se integra al horizonte cultural del Derecho

Procesal Constitucional, que cumple una funcin de pedagoga constitucional para los

operadores del derecho, pero sobretodo en la educacin legal universitaria, de las

localidades alejadas del interior del pas, donde no existen recursos ni tienen acceso a

fuentes bibliogrficas de formacin e informacin constitucional que se incorporan en

las sentencias.

1.4.3. Ordenadora.- El Derecho Procesal Constitucional como disciplina que ha

emanado del Derecho Constitucional busca encontrar soluciones justas a los

conflictos constitucionales; que no son otros que los que plantean la violacin de los

derechos humanos. En tal sentido, el material normativo procesal en un sentido

positivo formalista no es lo sustancial, sino algo meramente instrumental. Pues bien,

creo que el ordenamiento, as entendido, debe aspirar a ser racional, aunque en

ocasiones no llegue a serlo. La racionalidad, ms que un dato, es una aspiracin y un

propsito.

Por ello, se puede sealar que la validez y vigencia del Derecho Procesal

Constitucional no se agota en el Derecho Procesal; sino que, tiene como finalidad

ordenar normativamente los procesos constitucionales y el rol de la jurisdiccin

constitucional, a fin de evitar el caos y la anarqua procesal que podran provocar

infracciones directas o indirectas contra la persona humana y sus derechos


fundamentales. Por eso, el DPC establece un orden fundamental que estudia: a) La

actividad de los operadores de la justicia constitucional, ya sean abogados,

procuradores pblicos pero sobretodo jueces constitucionales del Poder Judicial y

magistrados del Tribunal Constitucional; b) La regulacin de los procesos

constitucionales tpicos y atpicos de tutela de los derechos fundamentales y la

supremaca jurdica de la Constitucin; c) La jurisdiccin constitucional entendida

como el valor jurdico de la Constitucin, el control constitucional, la interpretacin

constitucional, y; d) Las garantas del debido proceso y la tutela jurisdiccional.

Por ello, se puede sealar que el Cdigo Procesal Constitucional como expresin

normativa del Derecho Procesal Constitucional es el punto de Arqumides del sistema

procesal constitucional. Sin embargo, ello no supone que el Derecho Procesal

Constitucional sea una disciplina cerrada o absoluta; por el contrario, los nuevos

desafos de la realidad procesal en funcin de las demandas de nuevos derechos

fundamentales o los viejos dilemas procesales irresueltos alcanzan respuestas

provisionales con base en el Derecho Procesal Constitucional. Pero, el intento de

dominar el problema con una casustica tcnica y conceptualmente precisa, tambin

tiene necesariamente que contener lagunas.

De all que, el DPC no puede ser un orden cerrado, sino que ms bien se singulariza

por su carcter abierto y por su amplitud. Como no todas las cuestiones procesales

constitucionales estn previstas en el Derecho Procesal comn de aplicacin

supletoria, se requiere de principios y reglas constitucionales ad-hoc a los procesos

constitucionales.
As, el concepto de la autonoma procesal constitucional, que emana de esta

concepcin del DPC como un derecho abierto a las necesidades procesales de la

dignidad de la persona humana y sus derechos fundamentales. Pero, la fijacin de los

lmites de la autonoma procesal constituye uno de los desafos fundamentales de la

justicia constitucional; que la jurisprudencia del Tribunal Constitucional ha sealado,

para evitar la arbitrariedad judicial y su contrapartida el control de los poderes pblicos

y privados.

Por ello, por un lado el DPC fija pero por otro deja abierto el orden normativo de los

procesos constitucional. Por ello, no slo el legislador fija las reglas de los procesos

constitucionales y de los rganos jurisdiccionales encargados de las mismas; sino

tambin, en caso de vaco normativo, la propia jurisprudencia constitucional; pero del

Tribunal Constitucional en tanto supremo intrprete de la Constitucin y, en cuanto tal,

defensor del proceso constitucional. Pero, su funcin ordenadora la realiza a travs de

las normas constitucionales materiales y formales- y de los principios procesales que

sealan las bases y los lmites de los procesos constitucionales.

Estos principios rectores de los procesos constitucionales son mayormente directrices

constitucionales que tienen como propsito establecer predictibilidad y razonabilidad a

las decisiones jurisdiccionales. Pero, ello slo es posible a partir de una praxis

constitucional que garantice orden y estabilidad a los procesos constitucionales; lo

cual es un plebiscito que se legitima diariamente, siempre que asegure los fines

esenciales de los procesos constitucionales: garantizar la primaca de la Constitucin

y la vigencia efectiva de los derechos constitucionales.


1.4.4. Transformadora.- Como el Derecho Procesal Constitucional no puede cumplir

su tarea sin principios materiales y formales del ordenamiento constitucional, tiene

una naturaleza eminentemente evolutiva, en funcin del tiempo y del espacio en que

se desarrolla jurisprudencialmente. Ello significa que durante los procesos

constitucionales es normal que se produzcan conflictos procesales con un alto

componente sustantivo por la litis en contienda; pero, se tornan funcionales a la

naturaleza transformadora del DPC, cuando los magistrados los resuelven mediante

articulados procedimientos y novedosos argumentos constitucionales.

Lo que hace de la labor del DPC una tarea de interpretacin jurdica de la

Constitucin y del Cdigo Procesal Constitucional un material dctil para poder asumir

la realidad y manejarla. La que debe ser llevada a cabo a la luz de los principios

constitucionales procesales y de la opinin democrtica del pueblo; es decir, no solo

conforme a la norma constitucional y los intereses mayoritarios y minoritarios

representados en el Estado, sino, tambin en la voluntad popular que yace en la

sociedad civil. Ahora que el Derecho Procesal Constitucional asuma la defensa de los

supremos valores contenidos en la Constitucin, no quiere decir, de ninguna forma,

que sea ella la encargada de crearlos, segn el caso en controversia y

subsidiariamente por razones de necesidad y urgencia.

En efecto, por un lado, es inevitable que las normas procesales sean capaces de

prever y dominar realmente la realidad procesal de la tutela de los derechos

fundamentales y el control del poder; pero, por otro lado, los intereses de las partes se

mueven segn sus propias leyes, las cuales actan muchas veces

independientemente de las reglas procesales ordinarias. Ante ese divorcio entre el


derecho procesal y la realidad procesal, no cabe olvidar que si, como seal el juez

BRANDEIS, Nuestra Constitucin no es una camisa de fuerza. Es un organismo vivo.

En cuanto tal puede crecer, ensanchar, adaptarse a nuevas circunstancias. Porque es

una Constitucin capaz de adaptarse, puede continuar existiendo como la ley

fundamental de un pueblo que se desarrolla constantemente, no menos se puede

sealar que el DPC y su CPC no pueden renunciar a adaptarse a los desafos

contemporneos y a la mutacin constitucional.

As, dada la vitalidad de la Constitucin ha ido desplazando a la ley y a su principio de

legalidad como la fuente suprema del Derecho de la cual emana todo el ordenamiento

jurdico y vincula directamente a los poderes pblicos y privados; lo cual no es slo un

cambio de posicin jerrquica de las normas, sino que ha llevado a replantear la

manera de entender el Derecho, la jurisprudencia, la propia jurisdiccin y el rol del

juez.

Si el ordenamiento procesal constitucional debe ser dinmico y vital living

constitution- el concepto de Constitucin y proceso se convierte en un concepto

interpretativo por excelencia, donde la creacin del Derecho no es algo que viene ya

dado o acabado por la norma, sino que se convierte en el producto de una

interpretacin constructiva a partir de la relacin que se establece entre un sujeto el

Tribunal Constitucional-, un objeto el Cdigo Procesal Constitucional- y un mtodo

los tipos de interpretacin y los tipos de sentencias.

Relacin que no se puede entender a partir del clsico positivismo jurdico, sino del

nuevo paradigma constitucional de los valores y principios que dan sentido de unidad
al orden jurdico, tanto para proteger los derechos fundamentales como para

garantizar la supremaca jurdica constitucional. Este nuevo rol de la creacin judicial

del Derecho es una consecuencia natural del desarrollo del Estado Constitucional y

en particular de la aparicin del Derecho Procesal Constitucional encarnado en los

tribunales constitucionales en los pases de derecho romano-germnico.


CONCLUSIONES
1.- El Derecho procesal constitucional es una rama del derecho que se encarga del

estudio de las vas procesales que permiten la proteccin de la supremaca

constitucional y de los derechos contenidos en la Constitucin. Est constituido por el

conjunto de procedimientos (como, por ejemplo, la accin de amparo, el habeas

corpus y la accin de inconstitucionalidad) y rganos destinados a preservar la

supremaca de la Constitucin.

2.- El Derecho Procesal Constitucional cumpla una funcin de representacin; en la

medida que se convierta en un instrumento tcnico-poltico que se constituya en la

expresin cultural del pueblo, permitiendo concretizar los valores y principios que

emanan de la sociedad a travs del pacto social y se consagran en la Constitucin.

Ms an, se podra sealar que la validez de las normas procesales no yace en ltima

instancia en la legalidad constitucional, sino que la legitimidad de las normas

procesales radica en las demandas ciudadanas que emanan de la sociedad, como es

la demanda por la justicia entendida como un valor general y un derecho individual.


BIBLIOGRAFA
1.- LANDA ARROYO, Csar DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL

PRIMERA EDICIN. MARZO DEL 2011.

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PERU. PUCP.

2.- GOZANI, Osvaldo Alfredo INTRODUCCIN AL DERECHO PROCESAL

CONSTITUCIONAL

RUBINZAL CULZONI EDITORES

3.- VALANDIA CANOSA, Eduardo DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL

VOLUMEN II. TOMO I. VC EDITORES Ltda.

BOGOT COLOMBIA. MARZO 2011.

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