Rijckenborgh y Catharose de Petri. La Gnosis Universal
Rijckenborgh y Catharose de Petri. La Gnosis Universal
Rijckenborgh y Catharose de Petri. La Gnosis Universal
Por
CATHAROSE DE PETRI
INTRODUCCIN
Le ofrecemos a continuacin veinte cartas dirigidas a todos nuestros amigos espirituales, conocidos y
desconocidos, con la esperanza de que muchos de ellos puedan encontrar, gracias a ellas, el camino de la
Gnosis Universal.
La Fraternidad Universal ha iniciado una actividad destinada a despertar en el mundo entero el inters de la
humanidad por la antigua sabidura que lo contiene todo en s misma. La base y el objetivo de esta
actividad es hacer penetrar con gran fuerza la verdad eterna en las tinieblas de este mundo, antes de que se
cumpla, tal como la ley lo ha prescrito, el actual perodo de la humanidad.
Cuando se lee un texto sobre la Gnosis (concepto que significa literalmente "conocimiento") o cuando se
oye hablar de ella, se asocia generalmente este concepto al de "conocimiento escondido", y designamos con
la acepcin de "gnstico" a todo lo que presenta un aspecto misterioso y, por lo tanto, escondido al hombre
natural denso.
La Gnosis fue originalmente la sntesis de la sabidura original, la suma de todo el conocimiento que
orientaba de forma directa hacia la vida original divina. Esta vida original era como una ola de vida
humano-divina no terrestre.
Los hierofantes de la Gnosis fueron -y todava son- enviados del Reino Inmutable; aportaban la sabidura
divina a una humanidad extraviada, mostrando el nico camino a todos aquellos que, en calidad de hijos
perdidos, quisiesen regresar a la Patria Original.
Esta Gnosis, tal como la anunciaron los hierofantes-mensajeros, nunca fue plasmada en un libro, sino que
era transmitida oralmente de instructor a alumno. No obstante, nadie debe suponer que esta transmisin
oral de la Gnosis haya sido completa. Por una parte, exista un contacto con el grupo; y por otra, un
contacto con el candidato mismo. En este doble contacto se tena en cuenta minuciosamente el estado de
ser del candidato, y slo se revelaba al candidato lo que pudiera serle til o necesario.
Tambin podemos decir con certeza que en las regiones dialcticas no existe nadie a quien le haya sido
revelada la Gnosis en su totalidad; quien dice saber no sabe, y quien conoce la Gnosis no habla. sta es una
ley de los misterios universales que se hizo rigurosa desde el momento en que se impuso la necesidad de un
orden natural dialctico.
El hombre dialctico, debido a su egocentrismo y a su conciencia separada del espritu, tiene la propiedad
caracterstica de utilizar todo aquello que puede captar y asimilar, ya sea de un nivel elevado o inferior,
para reforzar su propio estado. Por consiguiente, revelar la Gnosis a tales entidades no contribuira a su
salvacin, sino a su perdicin definitiva.
Por esta razn, la Gnosis jams ha sido consignada en su plenitud, jams ha sido transmitida oralmente en
su totalidad; ya que hay muchos que, rpida y muy fcilmente, le daran una interpretacin intelectual,
llegando a provocar con ello un gran dao, tanto a s mismos como a los dems.
Podemos comprender de esta manera que la revelacin de la Gnosis es un proceso que se desarrolla al
mismo ritmo en que el alumno avanza en el camino. La ley dialctica: "primero saber, despus actuar",
slo se puede aplicar aqu de manera muy limitada. Para ser capaz de poseer la Gnosis, para poderse
acercar a la "esposa celeste", el alumno debe actuar primero.
Este actuar es hacer de cada paso un acto responsable e inteligente. Este acto inteligente se examina con
gran cuidado. Los hierofantes nunca pueden ser engaados.
Para ayudarle en esto, los hierofantes han venido hacia nosotros. Aunque la Gnosis no se revele, no
obstante se habla y se escribe acerca de ella: "Porque Dios ha amado tanto al mundo que ha enviado a su
Hijo unignito, a fin de que todos los que crean en l no perezcan, mas tengan vida eterna."
El Hijo de la Luz es una realidad, y se trata de saber ahora si usted percibe algo de l. Percibir algo de l
quiere decir ser tocado por l; ser tocado por l significa tener la posibilidad de un acto inteligente. Esto
es creer! Creer nunca significa adherirse a un sistema.
Los hierofantes de la Gnosis le hablan, por ejemplo, del desierto del Gobi y de la maravillosa vida en
Shambhala. Ahora podra ocurrir que usted se precipitase inmediatamente a una biblioteca, con el
propsito de informarse sobre el Gobi y sobre Shambhala, para estar al corriente de todo lo que se sabe al
respecto. La caracterstica de tal comportamiento es inevitablemente la de una actitud egocntrica. La
elaboracin mental excluye cualquier posibilidad de contacto con la Gnosis.
Sin embargo, puede ser que usted perciba en su interior "la voz" al leer u or algo sobre la Fraternidad de
Shambhala (*). En este caso, la Gnosis se acerca a usted en concordancia con la pureza de su receptividad
y con el acto espontneo que de ello pueda resultar.
Imagine que oyera decir de un instructor desconocido: "El camino que conduce a la luz es un camino de
salud, de libertad y de alegra". Suponga que estas palabras sean pronunciadas en el templo del atrio de la
Rosacruz. Un diamante se encuentra escondido en estas palabras y se observar con atencin si usted se da
cuenta de la radiacin de esta joya y del efecto que su radiacin produce en usted.
Por ejemplo, si usted estuviera enfermo se interesara mucho por un camino que le llevara a la recuperacin
de la salud. Si por alguna circunstancia usted sufriera una dura privacin de la libertad, un camino que le
condujera a ella ejercera en usted un gran incentivo. Y si sufriera muchas penas y dificultades,
evidentemente le atraera la posibilidad de lograr una felicidad verdadera y eterna. En tales condiciones,
percibira usted el diamante escondido y podra notar su centelleo? No sera su reaccin ms bien
dialctica? Se le atrapa, justamente, por su hambre y por sus ansias.
A quin le falta la luz? Quin aspira a la luz universal como un alma que se consume de deseo, privada
de todo, abandonada mortalmente? Quin ama con cada fibra de su ser la fuente original de la luz?
Quin posee an esta aspiracin primordial de la unificacin con Dios? Quin vive en su interior la voz
del salmista?: "Como la cierva que suspira ante las corrientes de agua, as mi alma suspira por Ti. Oh
Dios mo! Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo. Cundo ir y aparecer ante la faz de Dios?" Quin
posee verdaderamente esta sed fundamental de Dios cuando le falta la salud, la libertad y la alegra?
Y, sin embargo, esto es lo que exige la Gnosis. Es en esta sed de luz donde se encuentra escondido el
diamante centelleante. Con esta exigencia fundamental empieza la Gnosis, empieza el Sermn de la
Montaa: "Bienaventurados los pobres de espritu", es decir, bienaventurados quienes aspiran al espritu, a
la luz. Quien est en ese anhelo, en ese amor, y se entrega completamente a l, quien encuentra en l toda
su riqueza, todo le ser dado por aadidura.
Cuando el Espritu Santo se acerca a Mara, "la que se volvi", aqulla cuya alma se "ha vuelto" hacia la
luz, para ofrecerle la sntesis portadora de salvacin, se dice: "Y Mara conserv todas estas palabras en su
corazn". Conservar algo en el corazn testimonia un estado de amor perfecto hacia Dios; es poseer la joya
centelleante en calidad de radiacin del corazn que va hacia todo y hacia todos. La mujer que de manera
impersonal puede hacer brotar del santuario del corazn tal fuerza de radiacin es una Madre de Dios, una
Mara, una Isis, ya que posee la luz que aporta la salvacin y, a su debido momento, la irradia para el
mundo y la humanidad, ofreciendo la Gnosis a todo aqul que aspira a esta luz.
Y cuando el viejo Simen percibe esta luz del corazn en el templo, desde lo ms recndito de su ser
interior, exclama: "En verdad, ste ha venido para la cada y para la resurreccin de muchos".
El hombre que de manera impersonal puede hacer brotar del santuario del corazn esta fuerza de radiacin
es Jos, el carpintero; es el constructor que da nacimiento al impulso que llama y despierta. Es el destructor
del infierno; el que, alejado del fuego de la pasin, no fuerza ni a s mismo ni a los dems, sino que en
perfecto equilibrio hace uso de todas sus herramientas para abrir a la Gnosis, es decir a la eternidad, la
entrada en el tiempo.
l no se avergenza de tomar a Mara como esposa, como compaera en el tiempo y en la eternidad, ya que
lo que ha sido engendrado en ella no ha sido fruto de la voluntad del hombre, sino del Espritu Santo. El
egosmo y la arbitrariedad desaparecen y slo queda el amor de Dios, que sobrepasa toda comprensin, que
forma a Jos y cubre con su sombra a Mara.
Puede an, el hombre dialctico, conservar de esta manera algo en su corazn? Lo que en su corazn
posee, no es en gran parte sinnimo de misticismo, sentimentalismo y emocin?
Los hierofantes de la Gnosis observan esto con gran atencin y por ello le escribimos esto. Ahora puede
saber cmo trabajan. Ellos hablan de la sabidura universal, pero no se la ofrecen en una bandeja de plata;
mezclan en sus palabras toda clase de aguijones escondidos, con el fin de lograr una reaccin, o bien se
esfuerzan en provocar esta reaccin por medio de sus actos. Ellos consideran atentamente de qu tipo y
cualidad es esa reaccin. En la medida en que el alma, es decir, la conciencia, renuncie a s misma
rindindose a lo eterno, la Gnosis se manifiesta. ste es el camino que recorre con usted la Rosacruz, en
calidad de servidora de la Gnosis y por esta razn es imposible la revelacin de la Gnosis en su totalidad y
su presentacin como sistema.
Sin embargo, como habamos mencionado antes, se puede hablar y escribir sobre la Gnosis, indicando el
camino que conduce a Ella. Todo lo que hacen los hierofantes con esta intencin es ms que suficiente para
conducir al aspirante al acto inteligente fundamental.
Creemos necesario alejar una posible equivocacin. En efecto, muchos suponen que la Biblia es el lenguaje
de la Gnosis, la Gnosis revelada. Esto es un error! Tambin la Biblia da testimonio de la Gnosis y habla
de ella; le pone en comunicacin con Dios. Asimismo es inexacto que se pueda aprender a leer la Biblia de
un modo ms profundo, valindose de claves y mtodos ocultos y cabalsticos.
Recientemente, mientras que hablbamos de Shamballa, alguien vino a contarnos que en el origen
Shamballa se escriba con una <<h>> al final y que conservando esta <<h>> muda se poda
cabalsticamente aproximarse ms a la idea contenida en esta palabra. Nosotros respondimos que no
tenamos ninguna necesidad de esta consonante y que no tenamos la intencin de hacer un regalo a
nuestros condiscpulos; pues si por semejante procedimiento podamos penetrar en el secreto de una
palabra, el secreto desvelado presentara un gran peligro para el profanador, y jams podra ser liberador.
Las ciencias cabalsticas y otras, tales como la astrologa, pertenecen a la falsa gnosis. El trmino "falsa" se
toma aqu en el sentido de puramente dialctico, totalmente arraigado a esta naturaleza, y no directamente
en sentido de malo o culpable.
Usted debe entender bien lo siguiente: el lenguaje es el medio por el cual el hombre expresa sus
pensamientos, sentimientos e intenciones. El lenguaje dispone de una forma oral y de una forma escrita. Si
usted no escucha el sonido, o no comprende la imagen escrita, entonces es posible analizar esta figura oral
o escrita, y descubrir la idea contenida en ella, por medio de una ciencia del lenguaje o con la ayuda de
diferentes mtodos existentes. Sin embargo, si la forma oral o la escrita no le revelan nada, un anlisis
cabalstico o de otro tipo tampoco le aportar nada nuevo.
Tomemos por ejemplo la palabra "Jess". Si analizamos cabalsticamente esta palabra obtenemos "portador
de la salvacin" o "liberador". Para un hombre que se cierra hermticamente, tanto el nombre como su
significado, su profundidad interna, carecen absolutamente de sentido. Para quien se ha abierto a la Gnosis,
la palabra y su forma sonora no encierran ningn secreto que deba revelarse. Quien ha llegado a este punto,
sabe. Y quien no ha llegado todava a este nivel, no tiene ninguna necesidad de saber, ya que hara de este
conocimiento una vanagloria egocntrica.
No existen infinidad de cosas escondidas en la Biblia? Cierto, pero nadie puede servirse de las cosas
escondidas si no ha sido iluminado interiormente. La Biblia nos relata muchas conversaciones entre
instructores y alumnos. Si usted se vuelve un verdadero alumno de acuerdo con lo que prescribe la ley no
tendr ya ninguna tendencia a sustraer cabalsticamente el sentido profundo escondido. Ningn
conocimiento as adquirido puede ser liberador en manera alguna, ya que no es la "sabidura que sobrepasa
toda comprensin". Si usted recorre el camino todo le ser dado por aadidura, y en la forma oral o escrita
encontrar, en el mejor de los casos, la confirmacin de lo que ya ha recibido gratuitamente.
As, ahora podramos preguntar: Tiene la Biblia, en resumidas cuentas, razn de ser y utilidad alguna? La
Biblia slo tiene razn de ser si cumple o si puede cumplir su misin, su finalidad. Los autores de la Biblia
tienen el deber de agitar al hombre dialctico con el fin de despertarle y dirigirle hacia la Gnosis, la cual,
sin derroche de palabras toca a este hombre dialctico en su cruda realidad.
Cuando este despertar se produce, tal como es descrito en el Sermn de la Montaa y por boca de Pablo,
nadie siente la necesidad de un anlisis cabalstico. Y cuando Jess el Seor habla de los sepulcros
blanqueados, blancos por fuera pero llenos de osamenta y de veneno en el interior, el hombre ms obtuso
comprende perfectamente estas palabras, tan perfectamente que no podra entenderlas mejor.
Tenemos el deber de sealarle todava otra equivocacin estrechamente ligada a lo que precede. Los
mensajeros de la Gnosis se dirigen, con la ayuda de la misma forma oral o escrita, a diferentes grupos de
hombres al mismo tiempo. No se trata de grupos que poseen un nivel de conciencia diferente como
consecuencia de las diferencias de carcter nacional o de estado sanguneo; se trata de grupos que se
encuentran en espirales diferentes, en busca de la verdad. Cada uno de estos grupos extrae de la forma oral
o escrita lo que puede serle de utilidad.
Por ello, es extremadamente absurdo importunar a alguien perteneciente a un determinado grupo con una
llamada que no se dirige a l y que en ningn aspecto puede ayudarle. As, lo que no le concierne se le
presenta en forma velada; no necesitndolo, no lo capta. Gurdese bien de interpretar intelectualmente lo
que est escondido o de parodiarlo msticamente. No trate de alcanzarlo o de retenerlo por medios ocultos.
Tal Gnosis no le pertenece, y si a pesar de todo usted se apodera de ella, se le volver una carga de plomo y
un alimento indigesto.
La Gnosis se presenta a cada uno en el lenguaje que le es ms comprensible. Ella indica a cada uno el
camino y todos pueden acercarse a ella mediante un acto inteligente y fundamental.
II
PABLO Y LA GNOSIS
En nuestra carta anterior explicamos ampliamente que la Enseanza Universal no es formulada nunca por
escrito y que ninguna transmisin oral la sustituye. Una transmisin oral al ser humano dialctico y
egocntrico provocara grandes peligros. Los instructores se limitan a hablar de la Gnosis de manera
circunspecta para asegurar una debida proteccin.
La Biblia se limita a dar testimonio de la Gnosis, dirigindose con ello a siete espirales de conciencia
diferentes. Por esto, la Biblia puede ser leda de siete maneras distintas.
Algunas personas piensan que existen mtodos, claves cabalsticas y otras formas de ocultismo natural con
los que se puede penetrar en estas espirales. Son numerosos quienes reaccionan as y, basndose en ello,
creen poder llegar a sondear plenamente las profundidades interiores del mensaje gnstico. Pero nada es
menos cierto. Quien se acerque a la Biblia no ver ni leer en ella ms de lo que corresponda a su nivel de
conciencia. La espiral que concuerda con su conciencia puede ser alcanzada sin esfuerzo y sin necesidad de
utilizar ninguna clave para ello. Cuando un buscador tiene acceso intelectual o emocional a una espiral para
la cual no est preparado, toma un alimento inasimilable para l y, por ello, altamente especulativo y
daino.
Cada tema de la Biblia es como un cuadro con siete perspectivas. Cualquiera que examine este cuadro
descubre en l su propia perspectiva, y si alguien le preguntara: "Ve usted esto o aquello?", esta actitud
sera incorrecta y frecuentemente perjudicial.
Usted sabe que el Lectorium Rosicrucianum constituye una Escuela Internacional de la enseanza gnstica.
Pero sin duda alguna usted cometera un grave error si pensara que el objetivo de nuestra Escuela se limita
a la presentacin de esta enseanza gnstica. Desgraciadamente, millones de hombres en el pasado han
confundido siempre filosofa y religin, y son innumerables hoy en da los que siguen confundindolas.
Una orientacin filosfica en un hombre no es una orientacin religiosa. Muchas veces se ha sostenido que
con una asimilacin filosfica se puede llegar a una autntica disposicin religiosa, o viceversa. Sin
embargo, nada es menos cierto.
Muchos piensan que el estudio profundo de la enseanza y de la Escuela de la Rosacruz les permitir
conocer a fondo el camino de la transfiguracin y as poder recorrerlo. Existen alumnos que no dejan
escapar una sola palabra, que retienen cada disertacin filosfica y que, comparables a una enciclopedia
ambulante, seran capaces de repetirla de memoria. Hay alumnos que saben exactamente qu exigencias
requiere la transfiguracin aunque no hablen de ello. Lo saben y lo retienen como una joya preciosa que se
guarda cuidadosamente.
Nunca ha sospechado, no obstante, que todo esto es un producto del intelecto natural, y que esta intensa
actividad del pensamiento aprisiona su conciencia? El pensamiento natural, el cultivo del aparato mental
natural con la ayuda de mtodos intelectuales, causa ms dao a su conciencia que un rgimen carnvoro.
Muchos alumnos en el atrio han vuelto todo su desarrollo puramente ilusorio, precisamente a causa de esto.
Una actividad fundada sobre una forma mental nunca tiene la fuerza suficiente para poderse conservar
como una realidad. La mayora de las veces tiene una existencia efmera y otra especulacin no tarda en
ocupar su lugar.
Innumerables personas reemplazan el mtodo intelectual por el mtodo emocional. Con todo su potencial
sentimental se orientan hacia la vida liberadora incognoscible. Denominan a esta vida "Dios" o "Cristo", y
con todo el caudal de sus sentimientos se aferran a su dios o a su Cristo. Se abandonan as con plena
confianza a su religin natural. Sin embargo, esta confianza siempre les defrauda y el resultado es siempre
diametralmente opuesto. Da tras da, hora tras hora, desde tiempos inmemoriales, la corriente emocional de
innumerables seres se dirige, sin ningn resultado, hacia la vida liberadora. La vida sentimental ordinaria,
el cultivo de la vida natural del corazn con la ayuda de mtodos emocionales hace ms dao a su
conciencia que la nicotina. Precisamente a causa de esto muchos alumnos en el atrio han hecho del
conjunto de su desarrollo algo puramente especulativo.
Muchos seres humanos se engaan a s mismos refugindose en la tendencia opuesta; quienes tienen una
predisposicin intelectual se refugian en la emocin y quienes son emocionales se someten a la razn. Sin
embargo, usted podr desenmascarar estas artimaas dialcticas. Podemos perseverar durante mucho
tiempo en una actitud determinada con la ayuda de estos "trucos". Tambin el mundo est repleto de esto.
En general, usted no se da cuenta de ello porque est atado a la rueda del nacimiento y de la muerte.
Cuando, despus de una vuelta completa de la rueda, usted regresa al plano terrestre, ha olvidado
completamente, por su nacimiento a partir de otra sangre y por su nuevo estado de infancia terrestre, cmo
se le ha engaado en la vida anterior con todas estas cosas. Al lado de la cuna, su madre le canta
dulcemente: "Gira la manita una vez ms, aplaude con las manitas". Y golpea con sus manos y hace girar la
ruedecita de acuerdo con sus inclinaciones. Qu otra cosa puede hacer?
Hasta que, en un momento dado, empujado por el amor y la misericordia de Dios, entra en contacto con la
Rosacruz. Qu sucede en la Escuela de la Rosacruz? Se le ayudar a hacer girar una vez ms la ruedecita
mediante un mtodo que se acople a su propia manera de ser, ya sea intelectual o emocional? De ninguna
manera!
Algunos piensan que la Escuela de la Rosacruz es el atrio para penetrar en la escuela de los misterios de los
antiguos mtodos. Un estudio filosfico, una enseanza, una sntesis de mtodos y su aplicacin, toda una
serie de iniciaciones, etc. Todo terriblemente misterioso y acompaado de mucha magia ceremonial. Si tal
es su concepto, cuntas veces ms deber dar palmadas con sus manitas?
La Escuela de la Rosacruz viene a usted con la Gnosis. Qu es esto? No es una filosofa, ya que no hace
una llamada a su facultad intelectual; tampoco es una religin, ya que no se dirige a su capacidad
emocional. La nica concesin que la Gnosis le proporciona es el venir a su encuentro, al comienzo, detrs
de la forma oral o escrita.
Pero, ay de aqul que tome la vestimenta de la Gnosis por la Gnosis misma! Cuntas veces ms deber
hacer girar an la ruedecita!
Quizs diga: "Oh s, ya s, la vestimenta es lo exterior. Debemos tomar la imagen interior". Si usted piensa
o habla as, comete el error ms grande de su vida.
Para defender su punto de vista, tal vez usted se referir a los innumerables sistemas gnsticos que han
existido en el pasado. Hubo tiempos en los que los sistemas gnsticos se excluan mutuamente como sectas
religiosas. Estos sistemas hablaban en trminos vagos y misteriosos de la vida superior en la cual el alumno
poda participar, a condicin de atravesar el revestimiento exterior, de seguir el sendero, de utilizar la magia
ceremonial, etc. Si se penetraba en los templos misteriosos se encontraban all cara a cara con los maestros.
Cul es, entonces, el objetivo de la Gnosis? La Gnosis slo es fuerza, radiacin y luz. La Gnosis es una
radiacin del Reino Inmutable, unida a nuestro microcosmos de la manera ms sencilla.
Mediante la forma oral o escrita se llama, por as decirlo, a cada uno por su nombre. Por esto tambin est
escrito en la Biblia: "El Seor conoce a todos por su nombre". El Seor, el Espritu, la Luz, la Gnosis,
conoce y reconoce; es decir, va al encuentro de cada mortal e irradia su fuerza sobre nosotros. De esta
manera debe ser comprendido el pasaje de la Biblia que narra como Mara es cubierta por el Espritu Santo.
Si esta unin puede efectuarse mediante una sola palabra, sobra cualquier palabra ms.
La Gnosis no se guarda en escuelas o en templos secretos; no hay maestros que se interpongan. Ella viene
hacia todos, es omnipresente como fuerza, como radiacin, como luz.
Con qu intencin? No con el fin de despertarle a usted, ya que esta fuerza de radiacin no es una fuerza
de esta naturaleza y nuestra naturaleza no puede recibirla ni colaborar con ella. Esta fuerza viene a buscar
lo que est "perdido". Esta fuerza irradia en el mundo sobre buenos y malos, nicamente con la intencin
de despertar aquello que pertenece a su naturaleza, o sea, el ncleo espiritual. Slo donde reside el espritu,
slo donde se encuentra un ncleo espiritual, puede existir la vida, la vida liberadora.
El ncleo espiritual, una vez despertado, llamado y reconocido, ataca a la naturaleza dialctica que domina
en el microcosmos y entra en lucha con ella. Y esta lucha indica una reaccin positiva, directa y viva, un
acto inmediato, una reaccin espontnea a la intervencin del espritu. Esto no es una agitacin intelectual
o emocional, ya que estas dos exteriorizaciones son tendencias de la auto-conservacin de la naturaleza
material; son intentos para procurarse un medio de existencia mejor.
La Gnosis se dirige como fuerza a dos grupos de seres humanos: en primer lugar, a los hombres que tienen
la chispa de espritu en estado activo, para hacer volver a la morada paterna a estos perdidos; y en segundo
lugar, a todos aquellos en quienes la chispa espiritual est adormecida, con el propsito de despertarla, ya
que este despertar representa la primera condicin del viaje de regreso.
Quien, como microcosmos, posee el espritu no necesita comprender a la Gnosis o sentirla, ya que l es
Gnosis, porque el espritu es todo. Dicho ser tiene el poder de conducir hacia el silencio, el silencio
absoluto, al pensamiento natural fatigante y sin perspectivas, ya que el espritu percibe y sondea en
constante progresin las profundidades divinas a medida que madura, crece y regresa a la morada del
Padre.
All donde el espritu vive y est en el sistema microcsmico, todo lo terrestre se vuelve secundario y es
destruido, no con suspiros, sino como algo normal que tiene que suceder. Cuando usted se acerca a la luz y
una cortina le estorba, usted la aparta sin ms.
Y ahora quisiramos orientar su atencin hacia Pablo, el cual cumpla su tarea en medio de un caos de
sistemas gnsticos dialcticos y, por consiguiente, falsos. Pablo saba que la Gnosis y el Espritu son "uno".
Pablo saba que nadie puede acercarse a la Gnosis si no hay en l una chispa de espritu activa. Pablo saba
tambin que el espritu presente en el microcosmos recorre el camino de regreso, con todas las
consecuencias que ello implica, en el mismo instante en que responde a la llamada a la vida. Pablo saba
que quien no ha entrado de esta manera en la vida de la liberacin es an un Saulo, es decir, un especulador
amenazante capaz de matar.
Pablo impuso silencio a toda inclinacin intelectual o emocional y escuch la voz del Espritu eterno. Y por
esto no tuvo el menor inters por la falsa gnosis de su tiempo, con todo el ocultismo, toda la religiosidad
natural y todo el efectismo filosfico y el arrebatamiento mstico, ya que todo esto no tiene ningn
significado.
Simn el mago, un gnstico natural de aquellos tiempos, y los siete hijos de Esceva, el zurdo, imitaban las
obras de Cristo y, siguiendo todas las normas dialcticas, decan: "Sacamos los demonios en el nombre del
Dios de Pablo". Pero esto era una mentira y es absolutamente necesario que conozca en qu consiste esta
mentira.
Si en nuestro estado de vida natural escribimos filosfica o emocionalmente acerca de Dios o de Cristo,
colocndole a usted en el campo de radiacin correspondiente, no le situamos frente al resplandor vivo de
la Gnosis, sino sencillamente frente a la imagen que nosotros mismos nos hemos forjado de ella. Nos
acercamos entonces a usted con nuestra magia natural, a la que hemos puesto una etiqueta gnstica. sta
sera nuestra mentira, aunque confesramos abiertamente que existe un Cristo vivo. Con ello le colocamos
a usted en nuestro campo de radiacin y no en el campo de radiacin del Espritu!
Reforzamos as su estado de ser natural, le seducimos con palabras, le adormecemos con consuelos y le
ayudamos a autoafirmarse. Tomamos en nuestras manos los radios de la rueda de su vida y la impulsamos,
cuidando de que contine girando y de que usted siga golpeando sus manitas en la dolorosa y trgica
ignorancia del drama de su vida. Y as cometemos, con la filosofa y la emocin, el gran crimen clsico de
todos los tiempos.
Slo donde existe el Espritu hay vida, y la Gnosis y los hierofantes de la luz no pueden hacer nada por
usted hasta que este espritu no se despierte en su sistema. Y tan pronto como este espritu se despierte ser
usted un espritu libre y no tendr necesidad de pasar por maestros ni discpulos, ni por escuelas ni templos,
ni por iniciaciones ni misterios, ya que usted ser todo en todos.
Y todos aquellos que usted encuentre en la Gnosis sern sus amigos perfectos en virtud del ser interior de
cada uno, y formarn con usted una unidad en el Cuerpo de Cristo.
III
Segn se deduce de las cartas anteriores sobre la verdadera Gnosis y la falsa gnosis, podemos afirmar que
en realidad la nocin Gnosis debe ser relacionada con la fuerza de radiacin del Reino Inmutable. La
Gnosis es la esencia radiante del Otro Reino que no puede ser explicado de ninguna manera a partir de las
dos esferas de este orden natural. Por esto es imposible que la Gnosis pueda ser una filosofa o un mtodo
oculto natural.
Adems es absolutamente imposible que la Gnosis pueda ser expresada en un libro, con el arte o por la
palabra hablada. A lo sumo, se puede escribir sobre la Gnosis o hablar de ella. Tambin es posible que en
el ser natural de la dialctica se intente profundizar en la Gnosis intelectual o msticamente. Pero
comprenda que ninguna de estas actividades dialcticas puede acercarle ni siquiera un milmetro a la
Gnosis.
La falsa gnosis aparece cuando el hombre, en su ilusin dialctica, considera que esto es posible. La falsa
gnosis construye sistemas religiosos y misterios apoyndose en esa especulacin. Sin embargo, usted sabe
que nada de esta naturaleza ni ninguna orientacin natural permite acceder a la Otra Naturaleza.
Por eso podemos afirmar con certeza que la Gnosis es una actividad totalmente extraa a nuestra
naturaleza. Es una actividad extraa, una radiacin divina sobre la que se nos ha permitido escribir. Se nos
permite escribir sobre la finalidad esencial de la Gnosis. Podemos examinar con nuestra compresin las
palabras que se nos dicen sobre la Gnosis y acercarnos a ella con el corazn. Podemos cantar a la Gnosis y
fijar, en formas artsticas, musicales u otras cualesquiera, nuestras conclusiones msticas o intelectuales,
expresando as las corrientes de nuestra cabeza y de nuestro corazn.
Todo esto puede ser importante para revelarle lo que vive y se mueve en usted segn la naturaleza. Pero no
debemos concluir que as podemos alcanzar la esencia de la Gnosis. Si despus de una audicin musical
exclamsemos por ejemplo: "He aqu al Espritu Santo", esta conclusin emanara de la falsa gnosis, puesto
que los sonidos del Reino Inmutable no pueden ser reproducidos en nuestra naturaleza terrestre. Si lo
fueran, toda la naturaleza manifestada se derrumbara en el acto.
No obstante, s es posible conducirnos mutuamente hasta los lmites de las posibilidades dialcticas con
ayuda del arte, de la ciencia y de la religin. Llegamos entonces al pas limtrofe que la Biblia designa con
el nombre de feso.
Pero si en tanto que seres de esta naturaleza quisiramos atravesar los lmites de ese pas y acercarnos a la
esencia de la Gnosis, entonces su triple radiacin, ya sea como arte -es decir sonido mantrmico-, ciencia -
es decir sabidura divina-, o religin -es decir amor divino-, actuara destructivamente respecto a la
naturaleza. La Biblia habla a este respecto de un "fuego devorador". Nuestra intencin es mostrarle
precisamente a la Gnosis, o el Espritu Santo del Reino Inmutable, en tanto que fuego devorador que entra
en contacto triplemente con este mundo y lo destruye tambin de tres maneras.
El que creyere y fuere bautizado ser salvado, ms el que no creyere, ser condenado. Y estas seales
acompaarn a los que creen: En mi nombre echarn fuera demonios, hablarn nuevas lenguas, tomarn en
las manos serpientes, y si bebiesen cosa mortfera, no les har dao; sobre los enfermos pondrn las manos
y sanarn.
Indudablemente usted conoce estas dos citas de Mateo y de Marcos. Quizs tambin conozca, ms o
menos, los efectos que producen estas palabras en quienes abusan de esta lengua sagrada en las iglesias,
sectas y trabajos de misionero, por sus capacidades naturales muy diversas. Toda la magia ceremonial y la
mayora de las prcticas ocultas naturales se fundan igualmente en estas palabras. Toda la historia de las
religiones y del ocultismo natural de nuestra era se ha derivado fundamentalmente de las interpretaciones
de estos datos evanglicos, y conocemos tambin a donde han conducido a la humanidad. Por esta razn es
ms necesario que nunca confrontar la verdadera Gnosis con la falsa gnosis.
Cuando en la Biblia se dice: "id e instruid a todas las naciones, y haced a todos discpulos mos,
bautizndoles en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espritu Santo", podemos entender estas palabras de
manera puramente dialctica o de manera puramente gnstica. En consecuencia, aparecen dos maneras de
efectuar esta misin de orden divino. Por una parte, vemos desarrollarse la religin natural y el ocultismo
natural; por otra, vemos la intervencin en el mundo y en la humanidad de lo que llamamos la Fraternidad
Universal, el heraldo de la verdadera Gnosis.
La religin y el ocultismo naturales se presentan bajo los dos aspectos de "lo bueno" y "lo malo". Para
ilustrar esto nos podemos imaginar a un hombre cuyos labios pronuncian un bello lenguaje, mientras que
en su interior bullen las intenciones ms bajas e impuras. ste es el lobo vestido con piel de cordero.
Pero tambin hay hombres que son alcanzados por la serenidad y el lado humano de la Biblia, y hasta se
conmueven en lo ms profundo de su alma ante el Evangelio, a pesar de que slo comprenden su lenguaje
de una manera literal.
Dichos seres son devotos segn su tipo sanguneo y, por ello, entienden que esta misin les est destinada.
Por consiguiente, se esfuerzan en difundir el Evangelio en su forma exterior. Se esfuerzan por consolidar en
el tiempo toda clase de normas religiosas y altruistas, y as asistimos al surgimiento de iglesias y sectas de
todo tipo.
Las experiencias de la vida nos dan pruebas suficientes de lo que estos hombres logran hacer, con el
empleo de todas sus fuerzas, en el plano de la organizacin y de la realizacin prctica. Y, de acuerdo con
su interpretacin literal, mueren con la esperanza de una vida eterna en el ms all.
Al llegar a las regiones del ms all ven las grandes imgenes mentales vivas en las esferas con las que
soaban. stas son imgenes formadas, alimentadas y reforzadas por miles de seres, y creen haber
alcanzado la seguridad perfecta de la vida eterna. De este modo se forma, con la pura bondad natural, el
reino de los espritus de luz. Los espritus de luz llegan a descubrir que se mantienen en sus esferas gracias
a las oraciones naturales de los moradores de la Tierra.
Al igual que los terrestres alimentan al dios natural que les corresponde, este dios natural alimenta a sus
compaeros de la esfera en que se encuentra. Los espritus de luz descubren rpidamente que pueden
mantener una unin con sus hermanos y hermanas de la esfera material de diversas maneras. Esta unin es
organizada sistemticamente, y as se erige la jerarqua que usted conoce.
Esta ilusin conduce a la formacin de una formidable potencia, y lo que en un principio se efectu con
bondad, degenera demasiado fcilmente en mal. Por qu? Porque en virtud de la ley dialctica, esta
existencia ilusoria del ms all es atacada a su vez de todas las maneras posibles. As pues, es preciso que
el dolo jerrquico del tiempo se defienda, y que los sacerdotes del dios natural vayan por el mundo para
ejecutar la misin procedente de la imagen Jess vivificada en el mas all. De esta forma, la ilusin se
vuelve completa. Al final ya no se puede saber qu es el bien y qu es el mal, por lo mucho que se enredan
las cosas en el transcurso de los siglos.
Si estudiamos ahora el ocultismo natural, vemos un desarrollo idntico, exacto y segn la misma frmula.
El ocultista natural no es muy devoto; es ms bien un ser egocntrico que quiere conquistar el mundo con
la bondad. Es un ser egocntrico que quiere aliarse directamente con lo divino, y se pregunta: "Cmo
puedo llegar yo a ser Dios? No vive dentro de m? No es mi destino liberar lo divino en m?
Tambin l lee el Evangelio y concluye, en un sentido literal, que puede poner a salvo su yo en su dios
despertando a otros hombres egocntricos a esta misma vida. Hace todo lo que est en sus manos para
llegar a esta meta y pasa por las mismas experiencias en el ms all que los msticos, pues descubre a sus
dioses y a sus esferas, y aprende cmo debe conservar estas imgenes esculpidas.
Cuando alguien descubre la doble ilusin del mstico y del ocultista, y la ataca y quiere desenmascararla,
toda la legin del misticismo y del ocultismo le cae encima, suplicndole con insistencia en el nombre de su
Jess natural para que se convierta.
Si esto no surte efecto, todava se puede utilizar el mal, la imagen inversa del bien, en la que ste se
transforma segn la ley de esta naturaleza. No son acaso el bien y el mal frutos de un mismo rbol?
Usted sabe y conoce todo esto! Nosotros hemos hablado y escrito muchas veces sobre ello. Usted sabe
cmo gira la rueda y cmo casi toda la humanidad es arrastrada en esta rotacin.
Pero, sabe usted acaso cmo ejecutan los servidores de la verdadera Gnosis su misin, y lo que significa
todo esto segn el sentido de la Biblia? Vamos a esforzarnos por aclarrselo.
Jess es la manifestacin de la grande y serena fuerza gnstica. l es quien aporta el fuego devorador. Jess
tiene sus discpulos en esta naturaleza. No se es discpulo de Jess por inclinacin natural, intelectual o
mstica, como consecuencia de alguna predisposicin sangunea. Esto tampoco tiene nada que ver con una
inclinacin natural religiosa o egocntrica hacia el bien. El discipulado de Jess implica la posesin en el
sistema microcsmico de un potencial liberado de fuego devorador, es decir, de la fuerza que no es de esta
naturaleza.
Cmo lo logran estos discpulos? Encontrar la respuesta en la forma en que efectan la misin destinada
slo a ellos.
Id e instruid a todas las gentes, y haced a todos discpulos mos, bautizndoles en el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espritu Santo, y ensendoles a observar todo lo que yo os he ordenado.
Cuando los discpulos van por el mundo despiertan a los hombres que se acercan a ellos. Pero este
despertar no pretende suscitar una emocin natural, intelectual o mstica. Ellos bautizan con el fuego
devorador que han recibido anteriormente ellos mismos en su sistema microcsmico en forma de radiacin
de fuerza.
En esta fuerza crstica bautizan primero "en el nombre del Padre", lo que quiere decir que ponen a sus
discpulos en contacto microcsmico con el amor divino. Este aspecto de la radiacin de la Gnosis tiene
como finalidad el despertar de la chispa de espritu latente en el microcosmos, y liberarla para que pueda
entrar en actividad.
Este bautismo "en el nombre del Padre" slo puede conferirse con xito cuando el alumno est dispuesto a
renunciar al control egocntrico que ejerce sobre su microcosmos. Este distanciamiento del yo no se hace ni
intelectual ni msticamente, tampoco es el resultado de una apertura sencilla y espontnea, sino una
oblacin consciente del radio de accin del yo, es decir, entregar el microcosmos a la accin de la Gnosis.
Lo que se desarrolla a partir de este primer bautismo no es una exaltacin del yo, sino un fuego que purifica
el sistema para que la chispa de espritu, el Otro en el microcosmos, pueda empezar su actividad.
El segundo bautismo llega cuando el primero se ha efectuado por completo. Este segundo bautismo "en el
nombre del Hijo", testimonia que la chispa de espritu se ha despertado y brilla en la Gnosis y por la
Gnosis. Este segundo bautismo realiza una sabidura completa. No una sabidura en palabras, sino el
despertar y el crecimiento de la omnisciencia absoluta: la omniconsciencia.
Esta sabidura existe completamente fuera del sistema dialctico y por ninguna razn se manifiesta al
alumno segn los mtodos de la esfera reflectora. En la sabidura del ms all, el yo es siempre quien
informa y alimenta. Pero la radiacin de sabidura que emana de la Gnosis es la sabidura que
desenmascara a la naturaleza, el conocimiento que revela la naturaleza de Dios y que, ahora ms que nunca,
toca al alumno con un fuego ardiente, destructor de la naturaleza y del yo.
Cuando esta columna resplandeciente de sabidura se levanta, viene el tercer bautismo "en el nombre del
Espritu Santo". Este tercer bautismo es el bautismo con la fuerza gnstica mantrmica, la fuerza
regeneradora. Es la fuerza que desenmascara todo lo natural, destruye todo lo dialctico y hace que todo el
ser del "Otro" se manifieste en la forma.
En este triple bautismo de los discpulos no vemos una proteccin natural para nosotros y para nuestros
hijos, sino una destruccin completa de la naturaleza para que viva el hombre original y verdadero. sta es
la misin a la que se aade todava: "Enseadles a guardar todo lo que os he mandado". El discpulo no
puede abandonar al alumno antes de que el bautismo se haya efectuado en la totalidad de su triple aspecto.
Slo cuando la endura ha sido consumada, la Fraternidad de los discpulos juzga realizada su misin.
Quin comprende todo esto, quien lo entiende verdaderamente, y con esta comprensin entra en la Escuela
Espiritual para experimentar este bautismo, se salvar. Mas el que de alguna manera pretende unir
naturaleza y espritu, yo y Gnosis, ser consumido ntegramente por la fuerza que l mismo ha desatado.
Cmo podemos saber, en tanto que alumnos de la Escuela Espiritual, si somos verdaderos alumnos o
alumnos indignos de estar en la Escuela Espiritual?
Podemos reconocerlo en que el alumno en quien se despierta el verdadero proceso, en primer lugar arroja
fuera de s a los malos espritus, es decir, rechaza y elimina radicalmente de su sistema todos los
pensamientos y sentimientos nacidos de la ilusin. El verdadero alumno reduce a polvo todos los golems.
Segundo, el alumno verdadero hablar un nuevo lenguaje. Llevar a cabo hasta en los detalles ms sutiles
un comportamiento de vida nuevo, hasta tal punto que no se parecer en nada al que era.
Para demostrar que esto no es producto del cultivo de la personalidad ni una nueva ilusin, el verdadero
alumno podr tomar, en tercer lugar, las serpientes en sus manos, y si absorbe un brebaje mortal no sufrir
mal alguno. Esto quiere decir que la naturaleza con el veneno del fuego de la serpiente cerebro-espinal, con
su mltiple enquistamiento mortal, sea por medio de ilusiones, sea de otra manera, ya no tendr la menor
influencia sobre el verdadero alumno.
Y para terminar, en cuarto lugar podr poner las manos sobre los enfermos y stos sanarn. Esto significa
que dicho alumno se ha convertido en discpulo; posee la fuerza y la majestad de la Gnosis como un poder
del que puede hacer uso. Y as se pone en marcha para cumplir la misin, siguiendo el ejemplo de todos sus
predecesores, no al servicio de toda clase de enfermedades y de dolores naturales, ya que para el discpulo
que lleva a cabo la misin divina no existe ms que una sola enfermedad: la enfermedad de la dialctica y
su realidad esencial.
Y cuando se vuelve hacia sus alumnos, la imposicin de sus manos es sencillamente el gesto ritual
gnstico, absoluto y nico.
La filosofa transfigurstica es una enseanza universal, lo que quiere decir que desde la aurora de la
humanidad dialctica acompaa al hombre cado en su marcha por la vida, sin que nunca se la haya
modificado ni un pice.
La filosofa transfigurstica es la filosofa gnstica, es decir, que ella es el nico contacto divino posible en
el tiempo.
De esta sabidura de las serpientes deseamos escribirle en particular, ya que a todos los alumnos verdaderos
que se encuentran en el camino se les dice: "Sed sabios como las serpientes". Y si ahora quiere comprender
de verdad esta llamada, esta llamada a la vida de la ms apremiante actualidad, destinada de modo muy
personal a usted, le aconsejamos que haga todo lo posible por captar lo que la Escuela de la Rosacruz tiene
la misin de transmitirle.
En la filosofa transfigurstica, la serpiente es representada por dos smbolos principales. Por un lado como
smbolo de lo ms santo y divino en el sentido ms absoluto del trmino, y por otro lado como lo ms
despreciable y ms impo.
Vemos a la serpiente como un reptil silbante escupiendo y derramando su veneno, pero tambin vemos la
serpiente como smbolo del Espritu Santo. Descubrimos que serpiente es sinnimo de diablo, y tambin
observamos que los antiguos sacerdotes llevaban la serpiente de oro como diadema, en seal de elevacin
espiritual.
Estas dos apreciaciones tan opuestas han causado una gran confusin y han engendrado la discordia entre
quienes no podan entenderlas. En repetidas ocasiones el hombre ha cado en la idolatra, y en ella caer
siempre quien, empujado por los instintos religiosos naturales, ya no pueda captar las intenciones de la
Gnosis pura.
Usted lleva una serpiente en su ser, enrollada alrededor de su rbol de la vida. La cabeza de la serpiente es
claramente perceptible para la visin material ordinaria. En la Biblia se representa, a veces, a esta serpiente
simblicamente como una serpiente de cobre. Esta serpiente es su ser psquico, su radiacin de la
conciencia, su potencial psquico que llena todo su sistema del fuego de la serpiente, es decir, el sistema
cerebro-espinal. He aqu la serpiente de cobre! Y sta es la serpiente que se arrastra por la tierra con la
cabeza llena de veneno mortal.
Por qu hablamos de una serpiente de cobre? Sepa primero que la palabra "cobre" en hebreo se puede
traducir tambin como "serpiente". Sepa a continuacin que el cobre, por lo tanto la serpiente, es un
principio femenino. Bstenos indicar que el cobre es el metal de Venus.
En el alma, en el potencial del fuego de la serpiente, reposa el principio reproductor, el principio femenino.
Sin embargo, el mismo sistema contiene tambin el principio creador, el aspecto masculino del alma.
En todo sistema psquico, en todo sistema del fuego de la serpiente descubrimos, por tanto, dos aspectos: la
serpiente de cobre y la serpiente gnea, o sea respectivamente el principio femenino y el principio
masculino en nosotros. Podemos decir tambin simblicamente que en el rbol de la vida humana habitan
dos serpientes. En una persona, el principio masculino es positivo y el principio femenino negativo, y en
otra, estos dos principios estn polarizados inversamente.
Por lo tanto, el caduceo de Mercurio con sus dos serpientes, una blanca y otra negra, es el smbolo del
estado biolgico dialctico general, a saber, el rbol de la vida con sus dos aspectos psquicos. Cuando
vemos reproducciones de los sacerdotes egipcios llevando la diadema con dos serpientes, es sencillamente
la representacin del estado interior de su propia alma, as como el alma de todos sus semejantes.
Estos dos principios psquicos en nosotros, que tambin se pueden llamar Adn y Eva (Adn, la serpiente
gnea, y Eva, la serpiente de cobre) estn en lucha perpetua. Estos dos principios estn continuamente
deliberando y tomando decisiones. El hombre posee esta facultad de deliberacin interior; las dos
serpientes se entrelazan alrededor del rbol de la vida. Una vez es el principio masculino el que habla al
principio femenino, y en otra los papeles se cambian.
Las dos serpientes en el hombre se atacan mutuamente; se acusan recprocamente. La serpiente gnea quiere
realizacin; la serpiente de cobre quiere posesin. Los instintos creadores y reproductores estn en lucha
incesante. Y sin embargo slo existe en el alma un nico inters: el mantenimiento, la auto-conservacin, la
sed de vida. As repta la serpiente siseante en medio del fango de esta naturaleza. Y que Dios sea
clemente con los que se acerquen demasiado a ella!
Usted conoce las repercusiones anmicas de las serpientes interiores. Por momentos penetran en el
santuario del corazn para observar sus intereses; en otros momentos extienden sus ofrendas en el santuario
de la cabeza. El veneno preparado as en estos dos santuarios es la artimaa, la tctica, el refinamiento con
cuya ayuda se persiguen los fines personales, y el rgano por el que se lanza el veneno hacia el exterior es
la laringe. Existen toda clase de venenos y toda clase de mtodos para conducir el veneno a donde usted
desea hacerlo penetrar.
Existe una ciencia, cultivada desde hace eones, que perfecciona la actividad de estas dos serpientes
anmicas. Llamamos a esta ciencia el ocultismo natural. El hombre que en las civilizaciones desaparecidas
se destacaba en el ejercicio de esta ciencia llevaba sobre la cabeza una serpiente de metal como prueba de
su grado de perfeccionamiento en el cultivo de la personalidad.
Muchos relatos referentes a la creacin nos describen el nacimiento de esta compleja alma humana. Este
nacimiento siempre se produce en dos fases: en primer lugar, el nacimiento de la serpiente gnea "Adn"; y
en segundo lugar, el nacimiento de la serpiente de cobre "Eva". La serpiente gnea es Adamas, es decir el
pensador, el que recibe las sugerencias del espritu. La serpiente de cobre es Hevah, la madre de los vivos;
es el principio que hace realidad esas sugerencias, es la reproductora. Adn y Eva son pues los dos
principios psquicos en nosotros.
Ahora bien, tan pronto como el alma abusa de su formidable poder, se desliga del espritu. Entonces se
separa de la conciencia universal y su ser cae inevitablemente en la existencia de la muerte. Desde ese
momento las dos facultades psquicas fundamentales se encuentran en una constante ignorancia y, por
consiguiente, en las tinieblas y la discordia. Por ello, todo sistema regido por el alma est condenado a
degenerar y a cristalizarse. No queda ni rastro, ni sombra de la gloria primitiva del alma. Entonces esta
alma pecadora debe morir, existiendo sin tregua en una miseria mortal, encadenada a una rueda que la
arrastra a travs de las esferas de la dialctica.
El alma cada que reconoce su estado, que lo entiende despus de haber hecho innumerables intentos para
levantarse, puede preguntarse: "Cmo puede ser rescatada el alma cada?"
A esta pregunta fundamental, la Gnosis tiene una respuesta que dar. Pero se trata ahora de saber si el alma
cada puede entender an la respuesta de la Gnosis. sta es la gran prueba psicolgica: Puede nuestra
alma entender el lenguaje de la Gnosis, o no?
En el momento psicolgico, la Gnosis dice al candidato: "S sabio como las serpientes!". Y entonces hay
que esperar si se produce una reaccin o no.
"S sabio como las serpientes". De qu serpiente se trata? No se alude aqu a los dos principios
psquicos en el hombre? De ninguna manera! Se alude a la radiacin misma de la Gnosis, a la serpiente de
oro del verdadero espritu divino, y ningn sacerdote autntico tendr la audacia de modelar estas
serpientes con uno u otro metal para adornarse con ellas.
Esta radiacin espiritual, estas llamas gneas del espritu aparecen tambin en dos formas. Con la primera
despierta al nuevo Adamas, con la segunda a la nueva Hevah, es decir, a los dos aspectos del alma nueva
"que est ante Dios". Estos dos contactos se presentan tambin a veces como los serafines y los querubines,
como las serpientes de oro y los grifos, los animales alados de los misterios.
En los viejos mitos persas, el grifo es el animal de los misterios que cuida de la montaa de oro. Si el
alumno puede entender an la llamada de la Gnosis, se vuelve hacia la montaa de oro del espritu de
donde viene la ayuda. Y entonces, al acercarse a la montaa sagrada de la bienaventuranza, clama con voz
fuerte: "Mi auxilio viene del Seor que ha hecho todas las cosas".
En cuanto ha pronunciado este mntram, los guardianes de la montaa, los misteriosos grifos y los
querubines se colocan a su alrededor. Uno de ellos se lanza sobre l con la rapidez y el resplandor de un
relmpago, desgarrndole el pecho y cauterizndolo con un intenso calor en el sistema del fuego de la
serpiente. Quien es tocado as por el fuego del espritu oye un violento trueno y, en medio de este estruendo
ensordecedor, una voz le dice: "Hijo del hombre e hijo de las serpientes, mira, yo te envo como oveja en
medio de los lobos; s sabio como las serpientes".
"No tomis ni oro ni plata ni cobre en vuestro cinto, ni saco para el viaje, ni dos tnicas, ni sandalias, ni
bastn. Porque el obrero merece su alimento." Esto significa que no se deje llevar por el instinto de
posesin dialctico, aunque fuese para la alimentacin cotidiana. No aspire a ninguna posesin, ya que todo
servidor del Reino de la Luz recibe lo que necesita.
"Cuando entris en una ciudad, informaos de alguna persona digna de recibiros y morad con ella hasta que
partis. Al entrar en la casa saludadla. Si la casa es digna, vuestra paz descender sobre ella; si no lo es,
vuestra paz volver a vosotros. Y si no os reciben o no escuchan vuestras palabras, salid entonces de esa
casa o de esa ciudad y sacudid el polvo de vuestros pies."
"Guardaos de los hombres, porque os entregarn a los tribunales y en sus escuelas os azotarn... Y si os
persiguen en una ciudad, huid a otra. En verdad os digo que no acabaris de recorrer todas las ciudades
antes de que el Hijo del Hombre venga."
Y cuando el trabajador se comporta de acuerdo con esta ley, el antiguo hombre en l, las dos serpientes de
la traicin de la naturaleza sern destruidas. El auto-sacrificio endurstico es un sacrificio al servicio de la
humanidad.
Y aunque el alumno sabe que acaba de empezar apenas el trabajo, aunque sabe que an dirige sus pasos
penosamente de ciudad en ciudad, de hombre en hombre con la buena nueva: "Hora est!, el Reino de los
Cielos se acerca", aunque es consciente del largusimo camino que tiene que recorrer todava; a pesar de
todo ello, sbitamente, como por un milagro, suceder que se encontrar de pronto en la montaa de oro en
medio de los serafines y los querubines, cara a cara con la Santa Omnipresencia, oyendo las palabras que
ningn odo humano oy nunca.
De qu manera deber recibir usted esta sabidura? Cmo deber utilizar esta llave? La respuesta a esta
pregunta le es dada en la Escuela Espiritual de la Rosacruz moderna. El acto mismo de dar estas respuestas
justifica la razn de ser de la Escuela Espiritual. Contestar a estas preguntas es el deber sagrado de la
Escuela. Y si un trabajador olvida aunque slo sea una vez esta misin, falta a su deber.
Usted conoce por el Antiguo Testamento la historia del pueblo judo y la historia del alumno en el camino
all contenida. En la Escuela Espiritual, los candidatos voluntariamente decididos a hacer el viaje son
conducidos fuera de Egipto, a travs del desierto, hacia la Tierra Prometida. Usted conoce esto. Durante
aos le hemos estado haciendo ver y experimentar la dialctica como un antro infernal, e invitndole a
emigrar hacia la vida nueva. Es un viaje a travs del desierto, ya que necesita dejar atrs todo lo que le ata
al antiguo Egipto.
Es evidente que dicha marcha a travs del desierto acarrea dificultades particulares y especficas; tensiones
y conflictos que ningn alumno puede evitar; complicaciones que hacen decir a algunos con un suspiro:
qu he emprendido yo aqu?, y que de vez en cuando les hacen desear regresar hacia las preocupaciones
ms corrientes de la vida dialctica habitual.
Por eso, lo que leemos en Nmeros (captulo 21) es completamente correcto desde el punto de vista
psicolgico. Los peregrinos del desierto, en camino hacia el paso del Mar Rojo, se ponen a protestar
diciendo a Moiss: "Por qu nos has sacado de Egipto? Quieres que perezcamos en el desierto? Pues no
hay aqu ni pan ni agua, y estamos hartos de esta msera comida." Y est escrito que el espritu que guiaba
al pueblo envi despus sobre ellos serpientes venenosas, de modo que perecieron.
Hay que entender bien el sentido de esta descripcin. Todo peregrino del desierto se encuentra, en el
sentido de los misterios liberadores, en un estado de transicin. No es totalmente dialctico, pero tampoco
es un hombre nuevo o lo es en escasa medida. En este estado existe an un dominio muy fuerte de las
fuerzas inferiores que ponen todo en accin para mantenerse, pero al mismo tiempo hay cierta receptividad
para las fuerzas de la Gnosis.
Si el alumno reacciona a las sugerencias de la Gnosis, es evidente que la hostilidad de las fuerzas inferiores
se har ms y ms intensa.
Si el alumno escucha las voces de la antigua naturaleza, entonces las sugerencias de la Gnosis se vuelven
para l como serpientes venenosas, ya que las vibraciones del fuego de la Gnosis encuentran un terreno
profundamente discordante, puesto que, debido a la decisin tomada de recorrer el camino del desierto, este
terreno se haba abierto a la Gnosis.
Por ello, durante esta fase de su desarrollo, el alumno se encuentra entre dos fuegos. Tiene que escoger
entre la hostilidad de la naturaleza y la muerte espiritual. Un trmino medio es absolutamente imposible.
Por esto el alumno en este conflicto se hace la pregunta: "Qu debo hacer?" Entonces es confrontado con
la serpiente de cobre que est clavada en la cruz. Si un alumno es mordido en el desierto por la serpiente de
oro del espritu y se coloca ante la serpiente de cobre mirndola de frente, entonces conservar la vida.
Usted comprender ahora este lenguaje figurado. Colocarse ante la serpiente de cobre y mirarla de frente
mientras est atada a la cruz significa: crucificar el potencial del alma en uno mismo hasta que muera, es la
destruccin definitiva del dominio de la naturaleza sobre el hombre.
Si uno no se coloca de este modo ante la serpiente de cobre mirndola resueltamente, pero s abre su ser a
la serpiente de oro del espritu, es decir, si quiere servir a dos amos, a Dios y a Mammon, al espritu y a la
naturaleza, la consecuencia ser que su contacto con el espritu ser cortado. sta es una muerte mucho ms
espantosa que la muerte natural, la cual slo es un incidente.
Cuando el alumno resuelve este gran conflicto del desierto en beneficio de la llamada del espritu; cuando
consigue ganar la verdadera victoria en esta gran tentacin, el huevo de oro de la serpiente es depositado en
l. Recibir el huevo de oro de la serpiente significa obtener la prueba fundamental y estructural del
comienzo de un segundo nacimiento. El huevo de oro de la serpiente se refiere al desarrollo de un aura
nueva en el interior del campo microcsmico.
En esta aura estn concentradas todas las fuerzas de la nueva gnesis humana, bajo la direccin de la chispa
de espritu despierta. Y a medida que desaparece la antigua aura con todo lo que contiene, la nueva aura, el
"aura dorada", se vivifica y se refuerza.
En un momento dado viven dos seres en el microcosmos: el hombre viejo que recorre el camino de la
endura, Juan, y el hombre nuevo que vive la Manisola, Jess. Y donde los dos se encuentran, Juan dice
refirindose a Jess: "l debe crecer y yo debo menguar".
Esto es tambin lo que las "Bodas Alqumicas de Cristin Rosacruz" tratan de aclararle. El ave est
preparada para el sacrificio de s misma; y podemos estudiar cmo el nuevo rey y la nueva reina, el nuevo
Adamas y la nueva Hevah, es decir el alma nueva, nacen del proceso alqumico.
El nuevo rey es denominado por el hermano juanista "su padre", porque es l de hecho quien le ha liberado,
quin le ha hecho renacer por su ofrenda de s mismo, con el pan, el agua y la sal, es decir, en el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espritu Santo.
Quienes son acogidos de esta forma en este doble y maravilloso proceso alqumico y as se han ennoblecido
hasta volverse caballeros de la Piedra de Oro, han de prestar la siguiente promesa:
"Vosotros, caballeros, debis jurar que nunca someteris vuestra Orden a ningn demonio o espritu, sino
que la consagraris exclusivamente a Dios, vuestro Creador, y a su servidora, la Naturaleza;
que aborreceris toda impiedad, indignidad e impureza y que no mancillaris vuestra Orden con tales
vicios;
que vosotros slo ayudaris con vuestros dones a quienes son dignos de esta ayuda y la precisan;
que no anhelaris hacer uso de ellos con el fin de obtener fama y honor mundanos;
que no desearis vivir ms tiempo del que Dios os haya concedido.
Sed, pues, sabios como las serpientes!"
Cuando Jess el Seor habla de Juan Bautista, el grande y sublime precursor de los misterios de Cristo, le
llama el mayor de los profetas y el mayor de los nacidos de mujer; sin embargo, agrega que el ms pequeo
en el Reino de los Cielos es mayor que l. Estas palabras llaman la atencin sobre los dos rdenes de
naturaleza en los que se lleva a cabo la marcha de la humanidad: el reino de la naturaleza sumergido en la
"clera", segn Jacob Boehme; y el Reino situado en la luz original.
Hemos hablado a menudo del reino que est en la "clera", la dialctica, en la cual y por la cual todos los
hombres son prisioneros.
Le hemos explicado tambin muchas veces cules son los desarrollos posibles en el interior de este reino
dialctico y cmo todos se llevan a cabo en un circuito cerrado, elevndose desde su punto de partida
quizs hasta las nubes, pero sin embargo, condenados a regresar en un tiempo fijado al punto ms bajo, al
punto de partida inicial.
En calidad de alumnos de la Escuela Espiritual moderna, podemos figurarnos tambin cmo una entidad
puede entrar en el eterno Reino de la Luz y cmo su desarrollo se prosigue de fuerza en fuerza y de
magnificencia en magnificencia. De igual forma, puede usted captar que un buscador que ha llegado a
cierta serenidad debido a su existencia en la dialctica donde ha nacido y ha sido educado, comienza a
interpretar la llamada de los Hermanos del Reino de la Luz y se esfuerza por llamar la atencin de todos sus
compaeros de esta naturaleza hacia el esfuerzo lleno de gracia de los hierofantes de la Gnosis para liberar
lo ms posible al mayor nmero de hombres del reino de la dialctica e introducirles en el Reino de la Luz.
Usted testimoniar en gran medida que quien anuncia tal cosa es ciertamente un gran profeta, tal vez el ms
grande nacido de mujer; sin embargo, la entidad que ha entrado efectivamente en el eterno Reino de la Luz
es mayor que l. En efecto, uno no hace ms que dar testimonio de ese Reino y hablar de l, mientras que el
otro ha entrado ya en l.
Queramos decirle todo esto a ttulo de introduccin a la diversas reflexiones sobre la Gnosis de la Pistis
Sophia, ya que el Evangelio de Cristo nos da a entender que tenemos que recorrer varias etapas antes de
que el principio del misterio de la luz pueda llegar a ser realidad en nosotros.
Si usted se encuentra en el reino de la naturaleza dialctica y es ste efectivamente el caso, sin duda alguna
ser tocado primero por la palabra del anunciador. Ay de usted, sin embargo, si se estanca ah! La palabra
del anunciador y la comprensin que tenemos de ello slo conciernen a la facultad de captar lo que el
misterio de la luz exige de usted. Le falta mucho al alma natural para alcanzar esta facultad. Se trata de
cierta apertura para el eterno Reino de la Luz, la cual algunos an poseen.
Ahora bien, puede ser que un hombre considere esta capacidad como un estado de realizacin y que se
detenga ah. Puede ser que, basndose en dicha capacidad, hable usted del misterio de la luz, de Cristo y de
toda la filosofa transfigurstica. Es posible entonces que su corazn sea alcanzado de manera inequvoca
por esta intuicin y que la radiacin del santuario de su cabeza testimonie cierta compresin. Y sin
embargo ser precisamente entonces cuando usted estar en peligro... ya que el ms pequeo en el Reino de
los Cielos es ms grande, mucho ms grande que usted.
A la "anunciacin" aceptada y, por tanto, confesada por usted, a este primer bautismo de agua viva, debe
suceder el bautismo del fuego, es decir la ofrenda, la disolucin, la reduccin a cenizas de la naturaleza de
la clera, con el fin de que un ser nacido de nuevo, regenerado, pueda entrar en el Reino de la Luz.
Debe entender que hay un toque preparatorio, el toque del precursor, del anunciador. Este toque
preparatorio es la mayora de las veces una intervencin muy vigorosa. Esta intervencin se adapta a la
naturaleza del pas, a los hbitos y costumbres; en otros trminos, al tipo racial humano. Tiene como fin
abrir el hombre al misterio de la luz y despertar en l la facultad natural capaz de reaccionar a esta accin.
Cuando esta intervencin tiene xito, de modo que el poder natural comienza a hablar de nuevo, entonces
hay que observar si el hombre se contenta con esta actividad y se estanca en ella, o bien sobre la base de
este poder va al encuentro del bautismo de fuego. Si este ltimo es el caso en efecto, dicho alumno ve
venir, "al da siguiente", a Jess el Seor hacia l. Esto quiere decir que solamente entonces el alumno est
realmente abierto para la Gnosis, y que se ha vuelto una Pistis Sophia, es decir, un alumno que por medio
de la verdadera unin en la fe, la Pistis, se vuelve hacia la sabidura original, la Sophia.
En la lengua sagrada este grande y santo cambio se describe a menudo como un violento temblor de tierra,
como una violenta conmocin en el mundo entero, como un gran temor que se abate sobre el discpulo.
Puede ser que el sentido de estas expresiones le sea claro por completo, ya que se trata aqu de la entrada
del alumno en un campo vibratorio completamente diferente, que supera muchas veces el movimiento de su
campo natural. En esta vibracin se desarrolla la destruccin de los lazos naturales ms cristalizados. Y el
temor descrito aqu no significa miedo, sino un incesante y espontneo tener en cuenta el toque del espritu
que ha resucitado en el alumno. Temer a Dios no es una psicosis de miedo; este temor es una atencin
ineluctable orientada hacia el espritu que ha tocado al microcosmos.
Se dice en la lengua sagrada que tal actividad dura de la tercera a la novena hora, lo que significa que este
toque tiene su comienzo en el indecible amor divino y que se desarrolla hasta un punto culminante
dinmico. Cuando este apogeo dinmico se alcanza, los cielos se abren y el alumno ve a Jess como
"descendiendo de los cielos".
Este lenguaje alegrico que demuestra la unin con el Reino de Fuego, con el eterno Reino de la Luz, es de
una naturaleza tal que finalmente se forma un puente perceptible sensorialmente entre el candidato y el
misterio de la luz. Por esto debemos considerar el perodo entre la tercera y la novena hora como un
examen. El examen consiste en la pregunta de si el alumno alcanzado por este movimiento ascendente
permanecer de verdad en el temor de Dios o volver a caer en sus antiguas costumbres de vida.
De hecho el alumno es quien construye por s mismo el puente entre l mismo y el Reino de la Luz. Y este
puente es un estado de ser que hace efectivamente posible el regreso del alumno al Reino de la Luz. Por
esto se dice en la sabidura gnstica que el Seor de los Misterios de la Luz obscurece su luz frente al
alumno, a fin de que ste pueda percibirla.
Esto requiere quizs an algunas aclaraciones. Si la luz total del Reino Inmutable debiera tocar al alumno
dialctico con toda su plenitud, le sera en absoluto imposible soportarla y reaccionar. Por esta razn la luz
se modifica y adopta un estado que har posible para el alumno el comienzo del camino de la liberacin.
ste es el puente o el manto que el alumno recibe como ropa de penitente, con el fin de que pueda
comenzar su peregrinaje. Esta ropa de penitente no es pues una vestimenta de infamia, la seal de un
pecador, sino ms bien la vestimenta de la regeneracin llena de gracia. Y se comprender con facilidad
que a medida que el alumno recorre su camino, la luz de su vestimenta se vuelve cada vez ms estable y
ms brillante.
Repetimos una vez ms que el toque de la luz del Misterio Crstico se distingue muy clara y rigurosamente
de la luz de la esfera reflectora. Es importante que usted entienda esto con exactitud, ya que el
discernimiento de la verdadera luz y su actividad resultante son las condiciones indispensables para poder
hacer frente a la tempestad causada por el toque de dicha luz.
En primer lugar, la luz de la esfera reflectora est inmediatamente de acuerdo con sus predisposiciones
naturales; en segundo lugar, no suscita la menor tempestad ya que se adapta a su estado tal cual es por
naturaleza; y en tercer lugar, se dirige siempre hacia su conciencia del yo.
La luz de la esfera reflectora podr dirigirle, sin duda alguna, palabras muy bellas y sublimes sobre el
Cristo y su Reino, pero estas palabras sern completamente semejantes a todos los propsitos y sermones
de Cristo y de su Reino que usted oye a este lado del velo. En el caso ms favorable, la luz de la esfera
reflectora no traspasar jams la fase de la anunciacin que le hemos descrito anteriormente. Y usted lo
sabe: "No quienes dicen: Seor, Seor!, entrarn en el eterno Reino de la Luz, sino los que hacen la
voluntad de mi Padre."
El toque que proviene del eterno Reino de la Luz se reconoce inmediatamente porque acta como un golpe
de espada frente a nuestra naturaleza ordinaria. Es una vibracin que proviene de otro reino natural, que no
tiene consideracin ni con la naturaleza dialctica ni con el yo, y que de ninguna manera es amable,
agradable o magnfica, como quiere hacernos creer el arte dialctico. Provoca en su sistema vital una
tempestad, un remolino formidable; rompe los lazos de la naturaleza y el alumno que sabe superar esta
tempestad recibe el manto del tesoro de la luz.
Habra mucho que decir todava a propsito de esta tempestad y algunas palabras de ms no seran
superfluas, sobre todo si pensamos que muchos cometen el error de rodearse de pensamientos y
sentimientos ilusorios que no superan el nivel puramente intelectual o emocional. Por tanto es necesario
que usted entienda profundamente el hecho de que al dirigirse desde la fase anunciadora hacia la del
bautismo de fuego, se vuelve usted objeto de una lucha intensa.
La jerarqua de la luz de la esfera reflectora es una jerarqua dodcuple. Mediante las doce fuerzas de la
lpika humana ella se encuentra en unin con cada entidad de la esfera material. Podemos imaginarnos por
esto que en cuanto el alumno se vuelve hacia el eterno Reino de la Luz y busca el bautismo de fuego, una
profunda discordia se produce entre l y la jerarqua dodcuple. Esta discordia, la separacin entre las dos
naturalezas, es la que da nacimiento a la tempestad. Por consiguiente esta tempestad afecta a todo el ser:
conciencia, alma y cuerpo. Y, de esta lucha, el alumno debe surgir como un peregrino envuelto por el
manto de luz.
El eterno Reino de la Luz tiene tres aspectos; por esto hablamos de tres grandes misterios de la luz. El
primer misterio trata del renacimiento espiritual, la entrada del Espritu Santo en el microcosmos; el
segundo misterio se refiere al renacimiento del alma, a la nueva radiacin de conciencia que se forma en el
sistema del fuego de la serpiente; y el tercer misterio tiene que ver con el renacimiento de todo el ser. Esta
triple transfiguracin es un formidable proceso y en s es un misterio.
Este misterio de la realizacin slo se revela a quienes son dignos y, por francmasonera personal, saben
abrir las diversas puertas. Por consiguiente, no vamos a escribirle sobre estas circunstancias, tan
particulares para cada uno.
Por el contrario, nuestro deber es llamar su atencin hacia el siguiente punto: hay en este mundo
mensajeros que operan por medio de una, dos, tres o cuatro fuerzas gnsticas. Queremos decir con esto que
algunos mensajeros trabajan con la radiacin preparatoria, el toque del anunciador. Dado que esta fuerza se
ajusta por completo a esta naturaleza y que, por lo tanto, slo se trata de una fuerza capaz de despertar la
capacidad a una reaccin natural espontnea, es evidente que ella nunca es destructiva aunque despierte.
Por lo tanto, si un oyente en el templo de la Rosacruz es colocado bajo esta radiacin de fuerza, y esta
radiacin no consigue despertarle, ella tampoco le causar ningn perjuicio. Sin embargo, si un mensajero
ha entrado en el Primer Misterio bautizar a su auditorio no slo con agua, sino tambin con fuego. Y
hemos visto ya que el bautismo de fuego produce una destruccin intensa y se comporta respecto a esta
naturaleza como un "fuego devorador".
Cuando dicho mensajero se manifiesta, advierte primero a sus alumnos que no pueden colocarse
impunemente ante la fuerza del Espritu y que, por lo tanto, no pueden contentarse slo con escuchar,
aceptndola o rechazndola emocional o intelectualmente. Cuando un hombre se acerca al Primer Misterio,
voluntariamente y con conocimiento de causa, es tocado siempre por el ardor del fuego.
Debemos encauzar su atencin con gran insistencia respecto a todas estas cosas. En la Escuela de la
Rosacruz, el trabajo que se lleva a cabo en usted proviene por lo menos del Primer Misterio. Por ello, el
templo de la Rosacruz est cerrado al trabajo pblico, y slo es accesible para alumnos serios. Y tambin
por ello la Escuela es constantemente depurada en inters de todos los concernidos. Todos los tibios,
indiferentes e indignos son apartados del alumnado con el fin de que no sean atacados por la fuerza
destructora del Primer Misterio.
Continuamente se explica a todos los alumnos lo que se espera de ellos. Y ninguno de ellos puede quedarse
en la contemplacin. En la Escuela de la Rosacruz, se trata de "todo o nada". Por esta razn, la medida
exacta de su responsabilidad debe ser colocada sobre sus espaldas.
Cuando el alumno se coloca bajo la influencia del Primer Misterio y sin ser digno decide mantenerse en la
Escuela, la lpika dodcuple terrestre, por la influencia del Primer Misterio, estar ms activa que nunca,
con todas las consecuencias que de ello resultan.
Si el alumno en estado de indignidad se coloca bajo la influencia del Segundo Misterio, su sistema nervioso
ser dodcuplemente atacado.
Si un alumno indigno se coloca bajo la influencia del Tercer Misterio, toda su personalidad experimentar
dodcuplemente los efectos de ello.
Slo cuando las fuerzas de los Misterios se acercan a los hombres sin que stos las rechacen de una manera
preconcebida, por desafo, incredulidad, hipocresa, malignidad o astucia, la fuerza derramada regresar al
mensajero sin causar dao.
Debe comprender claramente que para quienes, despus de numerosas advertencias, persistan en
considerarse alumnos an cuando en lo ms profundo de su ser no lo sean, la sentencia ser un resultado de
la afirmacin del yo, del deseo del yo por mantenerse. Esperamos de todos los alumnos de la Escuela
Espiritual moderna que sean una Pistis Sophia. Por este trmino se designa al alumno que por conocimiento
procedente de la fe penetra conscientemente hasta la sabidura eterna. Tal alumno entra en unin con la
Gnosis con el fin de llegar a la resurreccin.
A todos los que se estanquen en la Escuela estamos obligados a decirles que esto es para ellos una causa de
cada. Mire que se lo hemos advertido!
VI
El alumno de la Escuela Espiritual moderna tendr pleno conocimiento del hecho de que las iglesias y las
sectas existentes en nuestra poca, segn los criterios de la realidad, son prisioneras sin excepcin de las
cadenas de la religiosidad natural. Es el trgico destino de todo lo que se hace en este mundo bajo el manto
de la religin. Quizs no sea superfluo vivificar una vez ms ante su conciencia la esencia de la religin
natural y su carcter inevitable, para sacar a continuacin nuestras conclusiones en lo que concierne a la
Gnosis y a las iglesias.
Cuando estudia la lengua sagrada de los diferentes perodos de la humanidad, llega a descubrir que los
grandes y santos mensajeros de Dios siempre han atrado la atencin de los hombres hacia el regreso a una
patria perdida, el regreso a una esencia que se llama Padre o Dios. Lo que la lengua sagrada de todos los
tiempos hace saber o sugiere gravita alrededor de este pensamiento central de regreso.
Si Dios es su padre, usted es su hijo; entonces Jesucristo y los otros grandes son sus hermanos. En tal caso,
la diferencia existente entre ellos y usted es la consecuencia de un incidente deplorable que le ha hecho caer
de su anterior estado de magnificencia. Y la lengua sagrada no es ms que una carta que dice: "Vuelve,
todo est perdonado y olvidado en la gracia del amor". Jess es entonces una figura que, desde su
magnificencia, desciende hasta usted para buscarle y ayudarle en su viaje de regreso.
Si esto fuera as -y usted sabe que el hombre religioso de nuestros das honra esta forma de ver las cosas-,
toda la intervencin divina sera de una simplicidad infantil. Tan simple que no sera necesario, ni
filosfica ni teolgicamente, poseer circunvoluciones cerebrales especiales para buscar y comprender el
esfuerzo divino.
11 Hay un Dios. l es mi Padre. Yo soy su hijo. Soy un hijo cado. He olvidado mi Patria y ahora quisiera
volver a ella. Solicito ayuda de la manera conveniente. El Padre enva a su Hijo. En la ayuda del Hijo y por
ella, soy acogido en la alianza de la gracia. Ahora puedo estar tranquilo ya que, por la gracia de esta
alianza, llegar finalmente de nuevo a casa. Permanecer en la alianza de la gracia plantea ciertas exigencias
de moralidad y de comprensin, de discernimiento y de costumbres. Si yo me coloco bajo esta ley, en el
momento adecuado el Seor de la ley se cumplir en m.
21 Hay un Dios. l es mi Padre. Yo soy su hijo. Todos somos hijos de un mismo Padre. Yo soy un hijo
cado y el mundo que me rodea es un mundo cado. Ahora bien, si yo me levanto y me ofrezco al mundo en
auto-ofrenda y en amor al prjimo, para as levantarlo tambin a l, me colocar a m mismo y al mundo
otra vez en armona con las leyes divinas. Por la actividad de este desarrollo del mundo y de la humanidad,
todo se unir de nuevo con el Padre.
31 Hay un Dios. l es mi Padre. Yo soy su hijo. Sin embargo yo soy un hijo cado y ya no s nada del
Padre ni de la Patria. Vivo en las tinieblas y la miseria, en un mundo de tristeza y de pecado. Cuando
quiero hacer el bien, hago el mal. En una palabra, el caos est en m y yo lo causo a m alrededor. No
conozco ninguna salida y me aburro casi hasta la nausea: busco un refugio en el placer, en el arte, en el
amor y en el olvido. Del olvido surgir, ms tarde, la liberacin.
41 Hay un Dios. l es mi Padre. Yo soy su hijo cado. Dnde est Dios y de dnde he cado? l est en lo
invisible y yo estaba en lo invisible. Dnde se encuentra lo invisible? Evidentemente en el ms all. No
quiero esperar a llegar al pas del ms all de forma natural, sino que ya quiero estar conscientemente all
ahora, o al menos tan pronto como sea posible. Quiero actuar all conscientemente ya ahora, o lo ms
rpidamente posible. Cmo puedo adquirir esta doble conciencia? Desarrollando las facultades ocultas,
latentes en m. Si tengo xito, caminar de nuevo en la luz, como l est en la luz.
51 Hay un Dios. Este Dios es su Padre y todos los seres sublimes son sus hermanos. Usted es su hijo cado.
Sin embargo esta cada no es de ninguna manera un estado de hecho real. Usted puede invertir esta cada de
inmediato en una resurreccin. Cmo? Amando como su Padre le ama. Si ama as, se producir un
cambio de vibracin. En y por la ley del amor fundamental, las vibraciones bsicas de su ser sern
restablecidas. Si hace esto, todo se pondr en su sitio. No ha dicho l: "Antes de que me invoquis, Yo os
responder"? Si pone esto en prctica, andar sobre el mar, como l lo hizo. Y multiplicar los panes como
l lo hizo. Y curar enfermos, como l lo hizo. En una palabra, realizar, dominar y poseer todo lo que
l realiz, domin y posey.
Usted ya no morir ms, pues la eternidad y el tiempo se habrn hecho uno. El ms all es el aqu abajo y el
aqu abajo es el ms all, independientemente del lado en que usted examine las cosas. Ser entonces un
maestro, tanto del lejano oriente como del cercano occidente. Maestro de su ser entero y convertido en
Dios. Pues si Dios es su Padre, usted es su hijo. Y cada hijo tiene derecho a la herencia de su padre. Todo
hijo sabe eso. Nada ms simple e infantil. Es el "brete ssamo". Busca usted la frmula mgica? Es el
cambio de vibracin!
Si echa un vistazo a estos ejemplos de la vida religiosa o esotrico-religiosa, los cuales podran extenderse
hasta el infinito, sabr entonces que toda la humanidad comprende, interpreta y siente de manera animista
el regreso descrito en la lengua sagrada.
La lnea Dios-Hombre-Inmortalidad es, en el marco de la religiosidad natural, una lnea que se inclina
desde arriba hacia abajo y desde el nadir se dirige de nuevo hacia arriba. Se dice que usted es la imagen
reflejada pero deformada de Dios. Segn este razonamiento, Dios es en consecuencia el prototipo de su
verdadera naturaleza ya que usted es su hijo. Nuestro mundo es entonces, siempre segn este razonamiento,
tanto el campo de existencia de Dios como el de sus hijos. Dios habita en la parte invisible de nuestra
naturaleza, mientras que nosotros vivimos aqu abajo.
Si ahora usted sabe que toda la humanidad ha seguido desde hace millones de aos esta forma de pensar,
puede imaginar hasta qu punto la parte invisible de nuestra naturaleza est plagada de prototipos. Cuando
un hombre, con sus pensamientos, crea un determinado tipo y lo vivifica sin cesar con todas sus fuerzas,
con toda su adoracin -le llame Jess o Buda-, puede imaginar cules sern las consecuencias hasta el final
de los tiempos.
No obstante, comprenda cunto contribuye usted a mantener obedientemente estos prototipos con vida! Si
colabora con ello, tambin est ligado a ello. Es necesario que destruya, en usted y a su alrededor, todo este
panten de la religiosidad natural. Es preciso que llegue, al respecto, a una posicin de rechazo total. Usted
est siendo engaado escandalosamente.
As llegamos a la conclusin de que cada hombre, independientemente de sus tendencias msticas u ocultas,
proyecta una imagen mejorada de "s mismo" en el futuro, con la ayuda de un prototipo religioso, oculto o
humanitario. Por lo tanto, toda aspiracin humana es animista natural y auto-conservadora; y esto
independientemente de que usted se represente la liberacin como una gracia insondable o como un
proceso evolutivo dirigido. Que diga ahora: "debo regresar a la ley fundamental del amor", o bien "soy
salvado por la gracia de Jesucristo", es exactamente lo mismo, ya que usted entiende el regreso segn las
leyes de esta naturaleza. Por lo tanto, debe abandonar esas ilusiones religiosas u ocultas, ya que ellas le
estn destruyendo. Cuando aqu le hablamos de ilusiones, no debe pensar que se trata de alucinaciones,
mistificaciones o irrealidades. Al contrario, todos sus prototipos en lo invisible -y todo lo que proviene de
ellos y es mantenido por ellos- son muy reales. Le hablamos de ilusin porque usted cree que, sirviendo a
sus prototipos, se libera del sufrimiento y de la afliccin, se libera de la rueda. Por eso, la Escuela Espiritual
moderna le aconseja liberarse totalmente de sus pasatiempos ilusorios y romper absolutamente con todo lo
que, en este sentido, es mantenido por usted. Toda la vida religiosa en las iglesias, las sectas y las
asociaciones esotricas, toda la conducta mstica, debe ser cortada de raz. En ese campo, usted debe
oponer un veto categrico a la presin de la costumbre y, para fortificar su decisin, desenmascarar el
animismo donde quiera que se encuentre.
Recientemente, durante la transmisin radiofnica de una oracin matinal, omos a un pastor protestante
que deca ms o menos lo siguiente: "Padre bienamado que ests en los cielos, nosotros, tus hijos, vamos
hacia ti en este esplndido da de primavera, para darte las gracias por este hermoso tiempo que nos hace
tan dichosos y nos deja imaginar que dulce debe ser el estar cerca de ti..." Cuando se oyen estas palabras
dichas por alguien que se autodenomina telogo cristiano, se puede afirmar que su unin con el dios de la
naturaleza es verdaderamente fuerte! Nuestra objecin no se dirige evidentemente a la hermosa jornada
primaveral. Quin de nosotros no la encontrara agradable? Quin no se sentira alegre? Nuestra
objecin se dirige al hecho de nombrar a nuestro Padre celestial y a Jesucristo en relacin con un simple
fenmeno natural.
Permtanos darle ahora una imagen de la llamada y de la intencin de la Gnosis, para que pueda
comprender el mensaje de salvacin de la eterna plenitud divina de Dios.
En algunos seres humanos, hay dos naturalezas: una natural procede de este mundo y le pertenece
completamente; y otra naturaleza no es de este mundo, aunque es mantenida prisionera por l.
Esta naturaleza superior, prisionera, debe ser liberada; debe ser liberada del mundo de los sentidos. Slo
esta naturaleza superior proviene de la naturaleza divina y est esparcida sobre la humanidad en una
realidad muy degenerada, muy fragmentada, en innumerables grmenes de vida divina que pueden ser
liberados y reconducidos al origen primordial, por medio de un mtodo divino.
El objetivo de la Gnosis es: hacer que todas las naturalezas semejantes a Ella tomen conciencia de su
destino para as llevarlas de nuevo a la plenitud de la vida divina. Por ello, todas las enseanzas gnsticas
nos ponen severamente en guardia contra toda religiosidad racial y toda lengua sagrada racial, tal como se
manifiesta, por ejemplo, en el Antiguo Testamento. Pues la religiosidad racial abusa de la Enseanza
Universal para alcanzar sus propios fines, los cuales siempre se encuentran en el marco de este mundo. El
dios del Antiguo Testamento es un dios absolutamente natural, un demiurgo, diametralmente opuesto al del
Nuevo Testamento.
Son las naturalezas semejantes a la Gnosis -y, por lo tanto, no las personalidades de esta naturaleza
dialctica-, las que son llamadas en la Biblia "hijos de Dios", y todos estos hijos pueden ser liberados, en la
plenitud del sentido gnstico.
La naturaleza dialctica, en unin con el dios de la naturaleza, el demiurgo, en el marco del tiempo y de la
rotacin de la rueda, y slo temporalmente, nicamente puede modificar su posicin y establecer una
determinada relacin con el centro de su propia naturaleza. Por ello, no tiene ningn sentido esforzarse en
alcanzar, con la naturaleza dialctica, la plenitud de la naturaleza divina. Es igualmente insensato fatigarse
en la naturaleza dialctica y cargarse con la sabidura de la naturaleza divina.
La sabidura de la plenitud divina permanece oculta a todo hombre dialctico, y no puede ser transmitida
por "maestros", vengan estos del lejano oriente o del cercano occidente. La sabidura de la Gnosis no se
deja prostituir. La sabidura de naturaleza superior slo puede ser recogida y retenida por la naturaleza
superior.
Por eso se dice con razn, en la lengua sagrada del Nuevo Testamento, que aqul que se dice sabio y no
cumple las obras, es un insensato. As pues, una filosofa gnstica es algo imposible. Y todo lo dems que
se llama filosofa es superfluo y engaoso. La sabidura de la plenitud divina slo puede ser vivida,
experimentada. Toda filosofa es especulacin.
Para nosotros, el concepto de "filosofa" expresa el anhelo de salvacin que emana de la naturaleza
superior. Si la chispa de espritu prisionera suspira por esta salvacin, si la eventual naturaleza superior se
da cuenta de la miseria de la cautividad, ella heredar, en ese ardiente anhelo, la bienaventuranza de la
sabidura. Por eso, slo aqul que recorre el camino es un filsofo.
Nosotros rechazamos, en total auto-revolucin, toda religin, todo ocultismo, todo humanitarismo, toda
filosofa, toda forma de ilusin, y aspiramos a la unificacin del verdadero germen divino de vida con la
fuente primordial del espritu. Este esfuerzo es una lucha diaria contra la propia naturaleza dialctica, que
debe renunciar, por la negacin de s misma, a su hegemona sobre la naturaleza superior. Slo cuando este
esfuerzo tenga xito, usted experimentar la Gnosis.
Por consiguiente, debe escoger entre tres comportamientos de vida: Primero, servir constantemente al dios
de la naturaleza, el demiurgo; segundo, filosofar sobre la Gnosis o perderse en las respectivas
especulaciones msticas; tercero, aceptar plenamente el camino.
Los dos primeros comportamientos son exactamente iguales, slo el tercero es liberador. Por eso la Biblia
afirma con razn que la fe debe ir a la par con las obras y que slo llegar a la perfeccin por las obras. Por
ello, en I Corintios 8, Pablo dice: "El conocimiento envanece, pero el amor edifica. Si alguno cree saber
algo, todava no lo sabe como debe saberse; pero el que ama a Dios, se es conocido por l".
Todo saber pertenece a esta naturaleza. Si alguien se acerca a Dios, a la Gnosis, entonces dice, como
Cristin Rosacruz: "La suma de todo saber es que no sabemos nada". Nosotros no somos los que tenemos
que conocer a Dios, sino que Dios nos tiene que reconocer. El espritu tiene que entrar en nuestro
microcosmos. Tan pronto como poseamos al espritu, y no antes, poseeremos la sabidura.
Librese de sus dolos y recorra el camino, y usted ser sabio. Entonces servir a Dios, no con su sabidura,
sino con la sublime realidad de sus obras.
VII
Probablemente sepa muy bien que no se puede llegar a la Gnosis -es decir, a la unidad, la libertad y el amor
divinos- mediante el esfuerzo realizado en los planos religioso-naturales y oculto naturales, ni a travs de la
emocin mstica o de las especulaciones filosficas. El hombre que ha comprendido esto y que, sin
embargo, por su profundo y poderoso impulso interior, dirige la mirada "hacia las montaas de donde le
vendr la ayuda", se libera de todas las quimeras msticas, ocultas y humanitarias habituales, para dejar
paso al nico proceso verdadero de francmasonera transfigurstica.
Sin embargo, de las numerosas experiencias obtenidas durante estos ltimos aos, se deduce que muchos
alumnos e interesados que toman conocimiento de la llamada a la liberacin anunciada por la Escuela
Espiritual moderna, tienen las ms grandes dificultades para captar este mensaje. Cuando se les anuncia la
buena nueva de la transfiguracin, muestran un profundo asombro y una gran confusin.
Conoce la grande e infantil ignorancia que hizo patente Nicodemo cuando Jess, el Seor, le habl del
renacimiento y de sus vas liberadoras. "T eres maestro en Israel y no conoces estas cosas?", le dice, en
un tono de reproche. Es posible que tenga cierta tendencia a mirar por encima del hombro, con una sonrisa
de superioridad, a este desgraciado.
Pero podemos decirle que en todo el mundo -y tambin en el atrio de la Escuela Espiritual moderna- hay
innumerables personas del tipo Nicodemo. Disponen de una inteligencia clara y de un corazn lleno de
amor..., pero slo por un esfuerzo intenso, algunos de entre ellos pueden obtener, a lo sumo, una idea
confusa de los caminos transfigursticos. Y esta confusin, esta falta de comprensin, aparece sobre todo en
la prctica, es decir, cuando se disponen realmente a hacer los esfuerzos necesarios para seguir estos
caminos.
Debe preguntarse, pues, cmo se ha producido este bloqueo de la conciencia. En casi toda vida falta
efectivamente un eslabn, un hilo conductor, por cuya causa no se puede tener conciencia de los caminos
de desgracia. Todo se desarrolla como si uno de los centros cerebrales estuviese daado, como si parte de
nuestra habitual facultad de percepcin sensorial estuviera abolida, de modo que, en ciertos momentos, a la
hora de la verdad, reaccionamos todos de manera infantil, como Nicodemo.
Es doloroso comprobar que, al respecto, toda la humanidad tiene ciertamente muy disminuida sus
capacidades. Y, sin duda teniendo en cuenta esta deficiencia humana, Cristo pronunci las palabras:
"Padre, perdnales, porque no saben lo que hacen".
Conviene que tenga presente que, en un perodo de existencia dialctico, jams existen valores estticos, ni
propiedades estticas. Todo en la dialctica est sometido al perpetuo cambio. Lo mismo sucede con
nuestra receptividad a la luz, la verdad y la realidad. Cuando, despus de una revolucin csmica, la parte
superviviente de la humanidad dialctica es encadenada de nuevo a la rotacin de la rueda y recibe, por as
decirlo, una nueva posibilidad de liberacin, entonces su receptividad a la verdad de la vida divina,
entendida dialcticamente, podra considerarse como ideal. Sin embargo, a medida que el tiempo transcurre
y que el hombre desaprovecha las posibilidades que se le ofrecen, esta receptividad disminuye cada vez
ms, hasta desaparecer finalmente del todo.
Cuando el hombre ha perdido este poder de receptividad, no slo debe esperar una nueva encarnacin, sino
tambin el alba nueva que sigue a una revolucin csmica. Pues la receptividad a las impresiones de la
verdadera vida divina no puede obtenerse por el nacimiento. O usted la posee an o ya no la posee. Si
todava la posee, tenga siempre presente que tal posesin no es una posesin esttica. Es un hecho
cientfico que todos los hombres estn cada vez menos abiertos para establecer un posible lazo con la
Gnosis.
A causa de esto, "la voz" resuena apremiante, amonestndonos, estimulndonos. Por ello se proclama el
"Hora est". Esta llamada va dirigida a quienes an pueden reaccionar, y tras ella se halla el saber seguro de
que la capacidad de reaccin disminuye constantemente. Pues, cuando esta dinmica llamada resuena y,
asombrado, se pregunta qu necesidad hay de todo esto, puede saber con una certeza cientfica que detrs
se encuentra el deseo de ayudarle, ahora que an es posible. Por ello un trabajo como el nuestro manifiesta
siempre una determinada movilidad, muestra siempre cierta atmsfera revolucionaria, siempre emprende
alguna accin encaminada a despertarle.
Posiblemente sepa que, en la retina del ojo, existe una zona llamada "el punto ciego", que est
absolutamente desprovista de reaccin. Cuando se cierra el ojo izquierdo y se dirige la mirada del ojo
derecho hacia la izquierda, la imagen proyectada queda, no obstante, invisible para la parte vidente del ojo
porque cae precisamente sobre el punto ciego. Esto quizs le permitir imaginarse como varios centros
situados en la cabeza, el corazn y el sistema espinal estn simplemente ciegos o se convierten en ciegos
para ciertas vibraciones y sugestiones. Cuando un hombre llega a tal estado, ya no se le puede ayudar.
Este estado de incapacidad orgnica sensorial para recibir y captar las impresiones de la vida liberadora es,
pues, la fase final de un proceso puramente natural. Todo hombre que, vida tras vida, se mueve en la lnea
horizontal, llega a esta incapacidad sensorial orgnica.
Pero tambin debe saber que unos terceros pueden acelerar este proceso que termina en la incapacidad. As
puede comprender que la jerarqua del orden de esta naturaleza tiene inters en reducirnos, lo ms
rpidamente posible, a este estado de incapacidad. Pues cuando se alcanza esta fase en la vida de un
hombre, la jerarqua ya no tiene nada que temer. La vida de este hombre ya no se le escapar! Por este
motivo vemos desarrollarse, entre dos revoluciones csmicas, un proceso natural de disminucin de las
capacidades y, al mismo tiempo, una actividad acrecentada de la jerarqua para acelerar este proceso.
El mtodo empleado por la jerarqua es fcil de entender. Suponga que posea autoridad sobre alguien y que
mantenga esta autoridad explotando a la persona en cuestin. Si descubre que el esclavo, que se encuentra
encadenado a su autoridad, es sensible a impresiones por las cuales puede escapar de su dominio, preparar
las medidas necesarias para hacerlo insensible a estos impulsos de liberacin.
Hay impulsos transfigursticos que fueron aportados a la humanidad por todas las vas posibles, con la
intencin de liberar a los esclavos. Pues bien, su inters estribar en dominar todos estos impulsos y darles
su propia explicacin. Si estn contenidos en libros, prohibir su lectura o los quemar. Si no puede
hacerlo, desfigurar su contenido de todas las maneras concebibles. Establecer una organizacin que habr
escogido estos libros como supuesta base de vida. Entonces podr sacar de ellos lo que quiera, predicar lo
que le guste y construir toda una ciencia con el fin de hacer expirar la vibracin de todo peligro en la lnea
horizontal. El esclavo siempre creer escuchar la palabra de vida, pero ser usted quien tirar de los hilos.
Si este mtodo exterior se muestra insuficiente, se atacar al esclavo tambin en la sede de su conciencia, es
decir, en su sangre. Por medio del nacimiento y de la magia, la sangre es oscurecida y mantenida en este
estado de tinieblas. As el esclavo ya no podr escapar a esta doble dominacin. Comprender ahora que,
independientemente adems del proceso natural al cual estamos todos sujetos, nuestra sangre tambin es
daada por la accin provocada por terceros y que los objetivos que suscitan nuestro inters son
intencionadamente desfigurados. Qu nadie se crea, al respecto, absolutamente indemne. Por las continuas
mezclas de sangre, todos nosotros y nuestros semejantes estamos atados los unos a los otros, de manera que
la multitud humana, que actualmente todava se consagra de manera directa a la corrupcin de la sangre por
la magia de la iglesia, ejerce tambin su influencia sobre nuestras vidas.
Si, adems, tenemos en cuenta que el pensamiento humano est, desde hace ya numerosos siglos,
completamente desviado hacia metas puramente dialcticas y que se ha apoderado de casi todas las
llamadas transfigursticas para desnaturalizarlas segn el mtodo descrito, puede imaginarse porque es tan
difcil de comprender la llamada de salvacin y porque nuestras reacciones a la palabra de vida se asemejan
tan frecuentemente a las de Nicodemo.
Adems del proceso natural de decadencia, somos daados intencionadamente. He aqu porque el tiempo
apremia. En los alumnos verdaderos de la Escuela Espiritual moderna an hay cierta capacidad de reaccin.
Sin embargo, en todos decrece constantemente la receptividad a la Gnosis. Por ello, mientras an est a
tiempo, la Escuela Espiritual no cesar de abrirnos a la verdad y de empujarnos a la regeneracin.
Sin tregua, ao tras ao, le mostramos claramente que esta llamada a la transfiguracin no es una invencin
de los servidores de la Escuela, sino la llamada del origen. Sin tregua, atraemos su atencin hacia la lengua
sagrada y santa de todos los tiempos para probar y confirmar nuestras informaciones.
No obstante, dado que es precisamente sobre la lengua sagrada hacia donde la magia de las iglesias dirige
su inters para desfigurarla, es posible que, cuando le expongamos nuestro punto de vista sobre esta lengua
sagrada, usted diga: "S, sta es su manera de entenderla, pero creo que debo seguir otra opinin". Y as
usted sopesar, unas contra otras, las diferentes interpretaciones y se perder en toda clase de
consideraciones y comparaciones, perdiendo as inevitablemente el hilo conductor. La sobreabundancia de
ideas es tambin un mtodo de la jerarqua para mantener prisioneros a sus esclavos.
Sin embargo, no cederemos en nuestros esfuerzos para intentar despertarle. Por ello, para reforzar nuestra
argumentacin, no queremos limitarnos slo a estas consideraciones sobre la lengua sagrada, sino que
llamamos su atencin hacia los poetas y pensadores que han hablado y testimoniado de la irrefutable verdad
y de la necesidad de la transfiguracin. Comprender que no podemos, en ningn caso, ser exhaustivos
sobre este tema. Haremos slo una seleccin para atraer su atencin hacia estos grandes testimonios, con el
fin de que usted mismo pueda estudiarlos ms de cerca, si se siente impelido a ello.
Nuestra intencin es orientarle, una vez ms, hacia el objetivo sagrado que est oculto para los pensadores
y sabios de este mundo. Si puede encontrar el hilo perdido, si llega a poner en su lugar dentro del conjunto
el eslabn que falta, la llamada no habr resonado en vano para usted.
No se espera de usted que capte de un solo golpe, por as decirlo, toda la plenitud de la vida divina. Se trata
de restablecer la unin, de un renacimiento. Incluso si todava est envuelto en los primeros paales de la
nueva infancia, ya es ms valioso que con la posesin de la mayor de las conciencias, en el sentido de la
conciencia de este mundo; pues usted conoce las palabras: "Lo que est escondido para los sabios de este
mundo, es revelado a los hijos de Dios."
Llamamos ahora primero su atencin hacia Dante, el gran poeta de la Edad Media. Muchos tienen
probablemente en su biblioteca su obra maestra: La Divina Comedia. Tambin es posible que muchos la
hayan ojeado o ledo. Pero ha comprendido, tal vez, que la Divina Comedia es una obra genuinamente
gnstica? Ha comprendido que la Divina Comedia anuncia un camino real de santificacin, de desarrollo?
El poema de Dante sobre el infierno, el purgatorio y el paraso no es un sueo arbitrario, potico y
fantstico, sino la viva personificacin del camino completo de la transfiguracin.
En su "Infierno", Dante describe el infierno de la vida dialctica con sus consecuencias. El "Purgatorio", la
montaa de la purificacin, nos muestra de qu manera el ncleo espiritual, base de la vida nueva, puede
ser liberado por el aniquilamiento del ser egocntrico. Y en su "Paraso", Dante nos presenta el Reino de
Dios.
Quien estudia estos tres escritos a la luz de lo que queda de su receptividad interior, los percibe como un
reflejo perfecto y claro de la Enseanza Universal. Si usted es verdaderamente un hombre que ha ledo
mucho y si la luz espiritual an puede penetrar en usted, sera casi inconcebible que no hubiese
comprendido todava el mensaje de la Divina Comedia y que no hubiese apreciado el tesoro contenido en
ella.
Dante es el microcosmos combatiente, el sistema entero que, en un momento dado, toma conciencia de su
exilio en la dialctica y all es tocado por la llamada de la Gnosis. Virgilio es su yo dialctico, el verdadero
yo de la naturaleza, la conciencia dialctica.
Guiado por Virgilio, Dante atraviesa el infierno y descubre este mundo en su estado infernal y su realidad
destrozada. Guiado por Virgilio, Dante penetra en el purgatorio, el mundo del aniquilamiento del yo. Y
cuando ha subido hasta las cumbres ms elevadas de esta montaa de purificacin, cuando ha soportado y
profundizado todo sufrimiento, Virgilio le deja solo. Pues el yo terrestre, el yo de la naturaleza, debe morir,
no puede penetrar en la nueva Tierra. Juan debe desaparecer all donde Jess aparece.
Y, apenas Virgilio ha desaparecido, aparece ante Dante la Otra, Beatriz. Beatriz significa: la que hace feliz.
En efecto, es el verdadero Otro celeste, la nueva forma que aparece cuando el yo terrestre ha desaparecido,
es la eterna alegra misma! Beatriz es la Gnosis, la que hace eternamente feliz.
Nos gustara escribir de manera ms detallada sobre esta maravillosa "Divina Comedia". Pero el tiempo
apremia, y usted mismo debe penetrar hasta la luz.
Por ello slo le indicamos a Bacon, la gran figura detrs de Shakespeare, Jacob Boehme y Walt Whitman,
tres nombres tomados al azar en la grande y larga lista de testigos transfigursticos que confirman la verdad
y el carcter irrefutable de la "Divina Comedia".
El hombre que ha encontrado al "Otro" es, segn Bacon, el hombre rico que, gracias a la llave, dispone
constantemente de sus tesoros eternos. La Escuela Espiritual intenta entregarle continuamente la llave, el
hilo perdido. Pero es usted mismo quien debe usarla.
Esto le hace decir a Jacob Boehme: "El conocimiento espiritual no puede transmitirse de un intelecto a
otro; debe buscarlo uno mismo en el espritu de Dios, que es la Gnosis."
Y Whitman confirma estas palabras diciendo: "La Sabidura no puede transmitirse del que la posee al que
no la posee."
As queda claro, una vez ms, que toda filosofa es especulacin. Quien no ha penetrado an hasta la luz no
posee nada y no puede nada. El alumno debe traspasar todo saber dialctico para llegar a la relacin ntima
con Dios. Cuando ha encontrado a Beatriz, y slo entonces, entra en el Paraso y se une con la Gnosis.
Esto hace que el alumno lo abandone todo, se desate de toda su vida de ilusin y diga, desde el fondo de su
ser, como el antiguo iluminado espaol Juan de la Cruz:
Y si lo queris or,
consiste esta suma ciencia
en un subido sentir
de la divinal Esencia;
es obra de su clemencia
hacer quedar no entendiendo,
toda ciencia trascendiendo. *
VIII
Usted sabe que todo ser que vive en este orden de existencia consume fuerzas y tambin las produce.
Consumimos y producimos fuerza vital. Nuestro microcosmos es una estacin de recepcin de toda clase
de fuerzas csmicas que transformamos, ya sea para emplearlas en el metabolismo de nuestra propia
existencia personal, ya sea para ponerlas al servicio de los dems.
Sabe adems que la anarqua reina en esta gran economa existencial, que su equilibrio est alterado y que,
por lo tanto, la vida no se desarrolla en una belleza cada vez mayor, sino que, a lo sumo, llega a mantenerse
a travs de sacudidas convulsivas y dramticos cambios.
Aunque el hombre sabe que forma parte de un microcosmos, l vive aqu de manera incidental. Toda
nuestra existencia es, da tras da, ao tras ao, un ininterrumpido encadenamiento de incidentes que son el
resultado de perturbaciones en nuestro propio metabolismo; tambin se originan como consecuencia de las
dificultades de existencia de nuestros semejantes, a las que nos vemos arrastrados y de las que
frecuentemente no podemos sustraernos. Nuestra vida est estrictamente limitada a una lucha por la auto-
conservacin. Y a esto le llamamos "vivir"!
Sin embargo, si profundiza en el sentido de esta vida, el temor o la repugnancia le oprimen el corazn.
Desde nuestro nacimiento, todo trabaja con el fin de armarnos para la conservacin de esta existencia; y,
mientras estamos aqu abajo, muchos hombres se esfuerzan, con todos los medios a su alcance -medios
religioso-naturales u oculto-naturales-, para armarse para la vida en el ms all.
No vivimos: existimos! Y, para mantener esta existencia, nos vemos obligados a luchar segundo a
segundo. Creemos ver en esta existencia un plan, una meta, un sentido, un orden divino. Cmo es posible
que queramos ver lo que no se puede ver? Cmo es posible que sigamos especulando sobre un futuro que
no llega? Cmo es posible que persistamos en este auto-engao y no comprendamos esta ilusin?
Nuestra existencia es sufrimiento, pena y afliccin. As era para las generaciones que nos han precedido, as
es para nosotros, as ser para las generaciones que vendrn detrs de nosotros. Toda la historia del mundo,
desde su aurora hasta el momento presente, prueba que la existencia, lo mismo en este lado del velo que en
el otro, jams puede elevarse fuera del sufrimiento, la pena y la afliccin, por encima de la ilusin y la auto-
conservacin, jams puede superar la dialctica. Si no admite esta implacable realidad, si todava no puede
admitirla, la Gnosis no tiene nada que decirle.
Pero si conoce algo de esta realidad, ser forzado interiormente, de forma espontnea, a buscar el sentido de
la vida. Y entonces sabr que "vivir" no puede ser lo mismo que "existir". La "existencia" jams puede
transformarse en "vida", lo mismo que la "vida" nunca puede cambiarse en "existencia".
Si consideramos nuestro microcosmos desde el punto de vista de la existencia, se puede decir: "No vivo; mi
existencia es una ilusin de vida".
Si pudiramos considerar nuestro microcosmos desde el punto de vista de la vida, descubriramos que
estamos muertos, absolutamente muertos para la vida.
Algo en nuestro microcosmos ha muerto y a consecuencia de esta muerte, algo distinto ha nacido. Si lo que
ha muerto pudiera ser resucitado, la existencia y lo que existe desapareceran y la propia vida aparecera.
No puede transformar en vida la existencia y lo que existe. Si intenta hacerlo, la vida permanece en su
tumba.
Si la existencia y lo que existe son conducidos al sepulcro, no de manera incidental por la muerte natural,
sino por un proceso estructural y fundamental, entonces la vida se levanta de su tumba. Tal es el sentido
nico y exclusivo del Evangelio de las Pascuas.
No es posible ningn compromiso entre "existir" y "vivir". La existencia jams puede formar parte de la
vida. Los esfuerzos realizados por la existencia, a lo largo de miles de siglos, para captar la vida se definen
con las palabras: pena, sufrimiento y afliccin, las cuales caracterizan la existencia, son sus sinnimos. Sin
duda, la existencia puede tratar de librarse de estos signos caractersticos, de estos sinnimos existenciales,
por la religin, el ocultismo, el humanitarismo, el materialismo; pero sin xito. Si no est de acuerdo con
esto, no vamos a querellarnos o a entrar en una fuerte disputa con usted. Antes bien, nos dejaremos
mutuamente en paz; entonces cada uno se ir por su camino, y en el momento oportuno veremos los
resultados.
Le decimos esto porque hemos descubierto el sentido de la vida, y querramos, de buen grado, ayudarle a
liberar todo su microcosmos de la pena, el sufrimiento y la afliccin. Si esta ayuda le satisface, sabr
tambin que nos esforzamos en conducir a la tumba, tambin en usted, la existencia y lo que existe. Pues
esta penetracin en la tumba es la condicin de la resurreccin de la vida.
Decamos anteriormente: "Cada microcosmos toma fuerza vital, cada microcosmos elabora fuerza
existencial". Los antiguos llamaban "prna" a esta indispensable fuerza de la existencia. Puede traducir esta
palabra por sustancia vital, por pan de vida.
Ahora bien, hay diferentes clases de prna. Opinamos que es posible un nmero ilimitado de estados de la
sustancia primordial. Situamos todos estos estados de la sustancia primordial en dos apartados y hablamos
de fuerza de existencia y de fuerza de vida, de prna y de prna primordial o, segn la Biblia, de alimento
corruptible y de pan de vida.
Debe ahora prestar toda su atencin a lo que sigue. Cuando la Gnosis se dirige a usted y le habla, ella se
dirige a su microcosmos. Cada microcosmos posee tres estados de conciencia:
A) El microcosmos es consciente de s mismo en tanto que unidad, en tanto que sistema. Por este hecho,
podemos hablar de conciencia csmica.
C) El microcosmos posee, en tercer lugar, lo que se llama subconsciente, en el cual quedan registradas
todas las experiencias de la conciencia csmica y de la conciencia de la personalidad.
Cuando hablamos de conciencia csmica, no queremos indicar con ello algo semejante a una conciencia
espiritual, pues todo estado de conciencia es un estado de sustancia puramente natural. La conciencia
reacciona al espritu, pero no es el espritu.
Usted debe verlo as: Su conciencia csmica se corresponde con la totalidad de su esfera de existencia.
Como consecuencia de esta conciencia, la sustancia primordial -el prna- es atrado y transmutado.
Entonces se produce un resultado en la esfera de existencia: la forma de la personalidad con su propia
conciencia. Los resultados de ambas operaciones y estados quedan finalmente registrados en el
subconsciente.
Si posee una personalidad pecadora, impa, ello es prueba de una conciencia csmica pecadora e impa,
pues la personalidad es obra de la conciencia csmica. En consecuencia, la muerte fundamental de la
naturaleza que designamos como "la endura", la abolicin fundamental de la existencia y de lo que existe,
no consiste en la eliminacin, en primer lugar, de la forma de la personalidad y de su conciencia, sino en la
extincin fundamental de la conciencia csmica existente. Por ello, la Biblia llama "primera muerte" a la
abolicin de esta conciencia csmica, de esta conciencia microcsmica.
Y cuando la conciencia csmica muere segn la naturaleza dialctica y se reconcilia de nuevo con Dios, es
decir, con el Espritu, cuando esta conciencia se encuentra de nuevo en completa concordancia con el
Espritu, la forma de la personalidad que haba sido creada por esta conciencia csmica pecadora, que a
partir de ahora ya ha muerto, es igualmente abolida. Una personalidad totalmente distinta inicia su
desarrollo.
A este aniquilamiento de la antigua personalidad, la Biblia lo llama "la segunda muerte"; y aade que, en el
momento de una revolucin csmica, nadie puede ser daado por la segunda muerte. Lo que quiere decir
que, cuando un microcosmos es liberado de su conciencia csmica pecadora y ha sufrido, por consiguiente,
la primera muerte, la supresin incidental del cuerpo material no puede perjudicar, de ninguna manera, el
proceso de renacimiento.
Cuando, hace siglos, la inquisicin encarcel, martiriz y mat a millares de ctaros, el proceso de
regeneracin ya se haba desarrollado desde haca mucho tiempo, por lo que ya no podan ser daados por
la muerte.
Cuando observamos toda la estructura del sistema microcsmico, descubrimos que en l se encuentran
diversas posibilidades de mistificacin y de vida ilusoria. Existe un grupo de ilusiones a nivel del
subconsciente, un grupo a nivel de la conciencia ordinaria y un grupo a nivel de la conciencia csmica.
Hay gente que se sumerge por completo en la esfera del subconsciente. Esto significa que estos hombres,
por y con toda su personalidad, se abandonan totalmente a sus inspiraciones, aspiraciones, inclinaciones e
instintos, con todos los aspectos posibles de genialidad, idealidad, bestialidad, bondad y maldad. Todo eso
es tan slo torturarse con el pasado, cavar y escarbar en l. ste es un pasatiempo que lleva a sufrimientos y
aflicciones inmensas.
Hay gente que se sumerge completamente en la esfera de la conciencia ordinaria. Ellos niegan toda
sugestin del subconsciente y se sitan, con toda su miseria y sus instintos existenciales, en el presente
actual, en una total afirmacin del yo y con la puesta en escena de todas las posibilidades de su conciencia.
Usted ya sabe a dnde conduce todo esto.
Hay tambin entidades que se sumergen totalmente en la esfera de la conciencia csmica. Lo que esto
significa posiblemente es ms difcil de comprender. Los hombres que poseen la conciencia csmica de
esta naturaleza, intentan substraerse a las consecuencias del pecado y de la muerte, empleando el mximo
de organizacin posible en la interaccin recproca entre nuestro mundo de existencia y las diferentes
formas de prna.
Ellos son los fundadores de la ley, son los eones de la naturaleza dialctica. Colocan y preservan bajo su ley
todo lo que existe, y as prolongan nuestro orden de existencia y mantienen la pena, el sufrimiento y las
aflicciones.
Los conscientes csmicos son los gobernantes jerrquicos de la naturaleza. Los conscientes ordinarios son
los rebaos que viven bajo la ley y que aportan como leche el prna transmutado del que se alimentan los
conscientes csmicos para mantenerse. Los subconscientes gratifican a los rebaos con un mar de ilusiones
religiosas, artsticas y cientficas, gracias a lo cual la inaceptable existencia parece ser "vida". Y la
humanidad pone sus esperanzas en el futuro, en un futuro en el que cree que podr escapar de su existencia
dolorosa.
Posiblemente, en su reflexin ahora usted se encuentra ante una dificultad. Por qu el consciente csmico
tiene necesidad de explotar a los dems para poder prolongar su existencia y la de su mundo? Vamos a
esforzarnos en aclararlo. El hecho de comprender el cmo y el porqu de esto puede ser para usted un
manantial de gracia. Ya que si llega a entender cmo y porque es explotado, ver tambin ante s, ms
claramente que nunca, el camino de la liberacin.
Un microcosmos es una esfera de conciencia en la cual debe desarrollarse, con la ayuda del prna, es decir,
de la sustancia primordial, cierta idea abstracta. La idea que sirve de base a este desarrollo no proviene ni
del prna, ni del microcosmos, ni de nada que se encuentre en el microcosmos, sino de un mundo
extracsmico, supraprnico. El microcosmos es el medio para alcanzar el fin, pero jams es el fin en s
mismo. Por ello decimos que la conciencia tampoco es el fin, sino solamente un medio para alcanzar el fin.
La conciencia es alma y debe ser animada por algo distinto.
La meta del universo reposa en Dios, es decir en el espritu, en un mundo prnico superior-exterior.
Cuando la conciencia existe en su microcosmos en concordancia con esta meta, cuando va "de la mano de
Dios", es irradiada en el sistema una sustancia prnica absolutamente pura, que se corresponde por
completo con la meta. Entonces todo el sistema se convierte en un campo de radiacin de una gran
magnificencia y, por transmutacin, la sustancia prnica es restituida al plano de vida csmico. Esta
sustancia confiere al plano de vida prnico posibilidades ms grandes; por lo que la evolucin se puede
cumplir de una manera mejor, ms rpida y ms grandiosa.
Es un axioma divino: por medio de los Hijos de Dios, la sustancia divina puede convertirse en ms divina,
ms esplndida, ms poderosa. De esta manera es posible el desarrollo de una evolucin del plano de vida
prnico.
Sin embargo, cuando una conciencia se separa del espritu que la dirige y sigue su propio camino, aparece
la necesidad de un prna que no puede extraerse del prna primordial. De ello resulta necesariamente que
tal microcosmos no puede mantenerse en el campo de vida prnico original y desciende a un plano inferior.
Pero tambin en este plano inferior reinan normas que no se pueden traspasar. Por ello, finalmente, todo el
microcosmos deber forzosamente desnaturalizarse por falta de medios de existencia o reconciliarse con el
plano de vida prnico original.
No obstante, an hay otra posibilidad. Cuando cierto nmero de microcosmos caen del campo prnico
primordial, llegan, en el plano prnico inferior, en un estado de neutralidad prnica. Esto significa que el
prna de este campo de vida puede procurarles tanto una resurreccin como una cada ms profunda. Este
estado de cosas es necesario para hacer posible el regreso.
As pues cuando, en tanto que sistema, absorbemos prna como pan de existencia, devolvemos prna. Si
este prna transmutado est en equilibrio con el campo prnico en el que vivimos como microcosmos,
recibimos de nuevo el prna macrocsmico para asegurar nuestro metabolismo existencial. Si lo que
devolvemos no posee este equilibrio, nuestras propias obras, nuestros propios productos regresan a
nosotros. Y as hemos creado, a nuestro alrededor, un campo prnico particular del cual y en el cual
estamos obligados a existir. Entonces se rompe el contacto entre el campo prnico anterior y nosotros. Esta
situacin engendra una gran miseria, un peligro terrible para la existencia, lo que conduce forzosamente a
una cada cada vez ms profunda.
Ahora bien, las entidades que se encuentran en las mismas condiciones que nosotros, y que disponen an
de su conciencia csmica y se dan cuenta de estos peligros, renen alrededor de ellas a todas aqullas que
les son semejantes. De esta manera, numerosos microcosmos forman, en el campo de vida prnico, una
gran esfera diversificada. Toda la sustancia prnica proveniente de esta diversidad es, entonces,
concentrada y conservada como reserva para la subsistencia en un desierto prnico, al igual que el granjero
acumula el estircol para abonar sus campos. Y as, el final de la precaria existencia es retrasado tanto
tiempo como sea posible.
Los supraconscientes ocupan el centro de la telaraa y, bajo el rigor de la ley, obligan a todos los
conscientes ordinarios y subconscientes a confiar a la colectividad todos sus productos prnicos, con la
vana esperanza de poder extraer un da de nuevo, por medios culturales, el prna original o, por lo menos,
el prna inferior de la sustancia primordial.
As se explica la existencia, en el gran campo csmico, de la nube impa de la naturaleza pervertida. Esta
nube impa gira, como una esfera, en el espacio del prna inferior. Y as es como nuestras propias obras nos
siguen y nuestro campo de existencia es tambin nuestra prisin microcsmica.
Pero la Gnosis no nos deja en este lugar de terror sin ofrecernos una posibilidad de liberacin. Cada
microcosmos recibe la posibilidad ilimitada de dejar en todo momento su campo de existencia para volver
al campo de la vida. Cada microcosmos puede, por sus propios medios, desarraigarse directamente l
mismo, en tanto que esfera, en tanto que "minutus mundus", de la nube impa y, mediante esta separacin,
ser admitido de nuevo en el campo prnico primordial.
Posiblemente ahora comprendamos las palabras del Evangelio de Juan: "En verdad, Yo os digo, si no
comis la carne del Hijo del Hombre y no bebis su sangre, no tendris la vida en vosotros. Yo soy el pan
de vida. Aqul que come de este pan vivir eternamente".
Quien emprende el camino provisto de este pan, ha puesto el pie en el camino de la liberacin.
IX
Nuestras exposiciones sobre el tema de la Gnosis le ha mostrado que el sistema microcsmico completo
puede ser subdividido en tres aspectos de conciencia:
y la subconsciencia que, en primer lugar, es la sntesis de los otros dos estados de conciencia, pues recoge
la suma total de las experiencias hechas por las otras dos conciencias y que, en segundo lugar, sirve como
espejo en el que la conciencia csmica se da a conocer a la conciencia de la personalidad.
Debemos aadir an que el subconsciente controla algunos puntos importantes en los tres santuarios -el de
la cabeza, el del corazn y el de la pelvis-, as como otros centros tales como, por ejemplo, el de los pies y
el de las manos.
El alumno debe comprender todo esto para que pueda captar lo que ocurre cuando la Gnosis comienza a
regenerar toda su naturaleza. Quien quiere comprender algo de "las Bodas Alqumicas de Cristin
Rosacruz" debe profundizar, en mayor o menor medida, en la presencia y la actividad de los tres estados de
conciencia o de las tres almas.
La Fraternidad Universal desea informar sobre los fundamentos del proceso de transmutacin a todos los
que pueden entender y seguir el camino, pues el tiempo ha llegado. El camino es desvelado a todos los que
tienen ojos para ver y odos para or, lo que quiere decir que la Gnosis se manifiesta, con una actividad
acrecentada, a todos aquellos que poseen en su microcosmos la posibilidad de recibirla.
Los grandes focos de la Escuela Espiritual estn preparados para estar al servicio de este trabajo de
manifestacin. Por este motivo, una vez ms, es preciso dar a todos los alumnos el apremiante consejo de
utilizar estos focos de manera adecuada.
Nuestra Escuela posee en este momento varios focos importantes y sabemos que si los alumnos hacen los
esfuerzos suficientes y se entregan al trabajo de la nica manera posible, no tardarn en erigirse muchos
otros focos.
Sin embargo, el esfuerzo en cuestin no le ser pedido, ya que debe ser ofrecido espontneamente. Debe
provenir de su ser interior. Se trata de un esfuerzo desplegado en diversos planos y, en la medida en que lo
comprenda y lo ponga de manifiesto, el gran trabajo se propagar de una manera sorprendente, de modo
que ser posible, en un momento dado, trabajar con numerosos focos.
Ciertamente, si se prepara cada vez ms y mejor para captar el sentido de escritos como ste, comprender
tambin cada vez mejor el conjunto, de manera que ser capaz de utilizar ntegramente la ayuda llena de
gracia de la Gnosis, con el fin de recibir en su sistema microcsmico la santa Luz Sptuple.
Usted sabe que la actividad salvadora del prna original universal es designada como la santa Luz Sptuple.
Al principio del Apocalipsis de Juan -que es el hombre que se dirige de nuevo hacia el espritu universal de
amor, es decir, hacia el prna original-, este Hermano es confrontado con un misterio sptuple. Ve siete
candelabros de oro y, en medio de los siete candelabros de oro, la figura humana original con siete estrellas
en la mano derecha. Recibe la misin de dirigirse a las siete comunidades que estn en Asia y transmitirles,
a cada una de ellas, un mensaje del Espritu Sptuple.
Este misterio dirige la atencin tambin hacia el hecho de que el microcosmos en su conjunto posee siete
aspectos, y que cada uno de estos siete aspectos se diferencia a su vez de manera sptuple. Hablamos de las
siete esferas del macrocosmos, pero tambin el microcosmos posee siete esferas.
Por este motivo, cuando el candidato a los misterios transfigursticos encuentra de nuevo el prna original
en su conciencia csmica, tambin debe encender un candelabro de oro de siete brazos, ya que en el
proceso de la transfiguracin las siete esferas del microcosmos y sus siete aspectos deben renacer
completamente. La luz sptuple debe penetrar, destructora y purificadoramente, hasta las profundidades
oscuras de la sptuple constelacin microcsmica y, en la radiacin de esta luz sptuple, debe realizarse la
total regeneracin de la naturaleza microcsmica.
Todo alumno de esta Escuela debe comprender ahora exactamente cmo, dnde y cundo puede asir el hilo
de este sptuple proceso liberador. Solamente entonces el microcosmos extraviado podr volver a encontrar
la salida luminosa. En el laberinto dialctico, slo se puede asir este hilo si la santa Luz Sptuple se refleja
todava -o de nuevo- en el subconsciente y puede penetrar as hasta la conciencia de la personalidad y la
conciencia csmica.
Esta posibilidad reflectora depende de dos factores. Primero, es preciso que el sistema microcsmico, como
sistema sptuple, posea an alguna calificacin en este sentido. El segundo factor exige que el
comportamiento de vida del candidato sea de naturaleza tal que provoque este poder reflector. Slo si se es
apto y se est dispuesto, el prna original, en tanto que fuerza de radiacin, podr penetrar en el sistema.
Si por un momento lleva su pensamiento hacia el ser misterioso que vio Juan, recordar entonces que, de la
boca de este ser, sale una espada puntiaguda de dos filos, cuyos golpes acrecientan la capacidad elemental y
la disposicin del alumno. A medida que caen estos golpes, la fuerza de radiacin del prna original puede
trabajar mejor en el sistema.
Puede suceder que un hombre haya sido tocado reiteradas veces y desde hace tiempo por la espada, sin que
l sea consciente de ello, ya que el prna original debe abrir un pasadizo hasta el subconsciente. Una vida
de auto-sacrificio, una existencia de abandono del yo en esta naturaleza hasta el punto de que la mano
derecha no sepa lo que hace la izquierda, ayudar en gran manera a esta apertura. Y, en un momento dado,
un rayo de oro de la luz prnica original podr penetrar hasta el fondo del pozo.
El fondo del pozo, descrito en las "Bodas Alqumicas de Cristin Rosacruz", se corresponde con el espejo
del subconsciente cuya sede est en el plexo sacro, en la parte inferior del sistema espinal del fuego
espiritual. El rayo de oro de la luz prnica original debe penetrar hasta el plexo sacro.
Este rayo se compara con la cuerda que desciende en un pozo. Para que este rayo, esta cuerda pueda
descender, la tapa del pozo debe ser retirada. La cobertura, o tapa del pozo, se corresponde con el santuario
de la cabeza. En el santuario de la cabeza se encuentran siete rosas y cada rosa constituye una abertura que
conduce al pozo, al subconsciente. Y hasta que las siete cuerdas, los siete rayos del prna original de oro,
no han descendido en el pozo, la actividad reflectora del subconsciente no puede funcionar plenamente.
Entonces Cristin Rosacruz podr ser sacado del pozo por medio de la sexta cuerda.
Esta informacin atrae la atencin del alumno hacia el hecho de que, en el instante en que el sexto rayo de
la luz prnica original desciende al interior del pozo por la sexta rosa, la conciencia csmica reconoce, en el
mismo instante, su vocacin, su misin y la presencia de la luz prnica original.
El sptimo rayo es entonces necesario para concluir el proceso. Hasta ese momento, la conciencia csmica
an estaba totalmente unida con el cosmos dialctico y ejecutaba el trabajo que la jerarqua dialctica le
impona, sometindose voluntariamente. Pero por el sptimo impulso de la luz dirigido al subconsciente, se
produce como un sonido retumbante de trompeta, un sonido intensamente penetrante, cuyas vibraciones se
propagan a travs de todo el sistema microcsmico.
En el sexto toque, la conciencia csmica percibe el Espritu Santo fuera de ella; en el sptimo contacto, el
Espritu Santo penetra definitivamente en el sistema y empieza la regeneracin de la naturaleza en su
totalidad.
As le quedar claro que aqu se podra hablar de una primera resurreccin. Por la actividad de la santa Luz
Sptuple, por los siete rayos dirigidos hacia el plexo sacro, la nica vida verdadera penetra en el sistema
microcsmico del alumno que ha realizado esta sptuple tarea preparatoria. Entonces la vida es despertada
en el seno del reino de la muerte y, bajo la direccin de esta vida, la muerte es engullida por la victoria, tal
como dice la Biblia. Esto significa que, en el momento en que el prna original de la vida hace su entrada
en el sistema microcsmico, comienza la muerte progresiva de la naturaleza antidivina.
Por el consolamentum de la vida, la endura puede realizarse. Cuando un alumno ha sido sellado con este
sello de vida, ya nada ni nadie puede daarle. Ni las alturas, ni las profundidades, ni ninguna desgracia
pueden ya separarle del Cristo, es decir del hombre nuevo divino que est desarrollndose dentro de l.
Posiblemente ahora comprender las palabras de la carta a los Colosenses, captulo 3: "Si, pues, habis
resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde est Cristo sentado a la diestra de Dios. Pensad en
las cosas de lo alto y no en las de la Tierra. Pues habis muerto, y vuestra vida est an escondida con
Cristo en Dios."
En esta carta a los Colosenses, carta eminentemente gnstica, aunque muy mutilada, el iniciado Pablo
distingue la resurreccin de la revelacin. Por esto prosigue:
"Cuando se manifieste Cristo, que es nuestra vida, entonces tambin vosotros seris glorificados con l.
As, pues, mortificad vuestros miembros terrestres."
"Ser habitante de Colosas" quiere decir: haberse iniciado en el proceso de regeneracin. Que todo lo que
Pablo dice a los colosenses le est destinado a usted, depende de que, tambin usted, sea resucitado con
Cristo.
Cuando oye hablar a un telogo de esta "resurreccin con Cristo", sabe entonces que l cree en una
participacin en el ser crstico por una fe mstica e intelectual en una resurreccin en tanto que hecho
histrico. Pero debe comprender que "ser resucitado con Cristo" se refiere al nacimiento de la luz prnica
original en el sistema microcsmico. Y este nacimiento slo puede realizarse si, en un momento dado, la
trompeta del sptimo rayo resuena y si, por este hecho, el microcosmos es cambiado.
Ahora bien, entre esta resurreccin, este nacimiento, tras el sonido de la trompeta, y la manifestacin del
Cristo, se sita un proceso de muerte y de vida, de transmutacin total. Por esto todos los miembros
terrestres, que son de la Tierra, deben ser aniquilados, y por esto el habitante de Colosas debe colaborar
inteligentemente en este proceso y no debe pensar en las cosas que estn en la Tierra y son de la Tierra,
sino en las cosas que son de lo alto.
Cuando, tras la preparacin sptuple, la conciencia csmica del alumno se inflama en la luz prnica
original, esta conciencia csmica tiene acceso pleno al subconsciente. Entonces la fuerza, el poder del
plexo sacro funcionar como un espejo finamente pulido e influir de abajo hacia arriba y de manera
regeneradora la conciencia de la personalidad, la cual todava es plenamente de la naturaleza y an le
pertenece por completo.
Ser entonces absolutamente posible que la personalidad de esta naturaleza se acomode a las sugestiones de
su propia conciencia csmica y que, por el espejo del subconsciente, tambin la personalidad pueda leer y
comprender plenamente, si acepta dejarse guiar por el hombre divino resucitado en el sistema, lo que el
Espritu Santo quiere darle a entender.
Por esto, el iniciado Pablo, hablndoles sobre estas cosas, no aconseja a sus alumnos de Colosas que entren
en lucha con el yo inferior, en los tropiezos, los sufrimientos y las decepciones continuas, sino que les
indica cientficamente el proceso. Les dice que ellos son perfectamente capaces de causar la muerte, por
medio de lo que en ellos ha resucitado, a los miembros de la naturaleza dialctica, con tal de que quieran
orientarse hacia las cosas que estn en lo alto.
No hay nadie de entre ustedes, absolutamente nadie, que no quiera orientarse hacia las cosas que estn en lo
alto. Podemos decirlo con certeza, ya que en caso contrario, es indudable que no dedicara algunas horas en
leer un libro como ste. Cualquiera de ustedes quiere dirigirse hacia las cosas que estn en lo alto, pero no
puede, a menos que haya resucitado con Cristo, a menos que est unido microcsmicamente al prna
original de la vida. La ausencia de esta unin es la causa de todas sus dificultades, de todos sus
sufrimientos, de todas sus aflicciones. Est deteriorado moralmente por los numerosos antagonismos de su
vida, porque an est obligado a comer del fruto del rbol del conocimiento del bien y del mal.
Pero si ha resucitado en Cristo, el hierofante puede decirle esto, y usted ser capaz de cumplirlo: "Busca las
cosas que son de lo alto".
Orintese hacia donde le dirige la conciencia csmica, la supraconciencia, donde Cristo ocupa la diestra de
Dios, donde est el prna original de la vida, el cual est totalmente unido al Logos Universal. Entonces se
le podr decir:
"Hermano, hermana, ve: has muerto. Ests separado de la dialctica, pero la vida plena est an escondida
con Cristo en Dios. Ahora das muerte progresivamente a tus miembros terrestres, entonces progresars de
fuerza en fuerza. Lo velado ser cada vez ms manifestado en l, que es nuestra vida. Y, cuando se haya
realizado la transmutacin, te manifestars en gloria".
Puede ser que perciba que entre usted y esta manifestacin sublime se alza an, en su vida, un obstculo
insuperable. Este obstculo proviene del hecho de que los siete rayos de la luz prnica original no han
penetrado an hasta el subconsciente, o bien que usted no ha reaccionado an de forma conveniente a ello,
por lo que la trompeta todava no ha podido sonar.
Por ello el misterio de los siete rayos llameantes en el pozo de la muerte, le ser aclarado en la siguiente
carta.
X
Cuando la luz prnica original, nica e indivisible, toca el microcosmos del alumno, l descubre como esta
luz es absorbida por los siete aspectos del sistema microcsmico.
En la carta anterior le dijimos que el microcosmos posee siete aspectos y que cada uno de ellos se
diferencia a su vez de manera sptuple. Cuando se habla de la santa Luz Sptuple se quiere decir que la luz
prnica original, nica e indivisible, acta de manera nica en el sistema microcsmico sptuple. Cuando el
trabajo del Espritu Santo se ha realizado en el microcosmos, el hombre renacido sostiene las siete estrellas
con la mano derecha, lo que significa que todas las estructuras del microcosmos estn de nuevo en
completa concordancia con la esencia de la luz prnica original y, entonces, todo el sistema manifiesta
plenamente esta victoria.
En toda transfiguracin, es una condicin absoluta que el constructor, con la ayuda de la luz prnica
original y por ella, debe derribar y reconstruir. Pues esta luz es el pan de vida y, por el consumo de este
pan, se devuelve al microcosmos la verdadera vida. Quien puede comer de este pan posee la vida eterna,
posee a Tao. Quien puede comer este pan universal descubre que la luz prnica original brota como una
corriente de fuerza pura, como el vino del espritu a travs de todas las partes del sistema. Es el ro
universal sobre cuyas riberas debe construirse la ciudad divina: el microcosmos renacido. ste es el sentido
de la Santa Cena, la consumicin del pan y del vino. Esto es ser admitido plenamente en la luz prnica
original y sus efectos.
Festejar la Santa Cena siguiendo las costumbres de los medios religiosos naturales no tiene ms que un
sentido muy imperfecto; este acto es incluso muy peligroso, ya que cuando el hombre natural, totalmente
orientado en la lnea horizontal de esta existencia, celebra esta cena por hbito o adoracin mstica, no se
produce de ningn modo un aflujo del vino del espritu, sino que se renueva la unin con la jerarqua de la
esfera reflectora, se produce por ensima vez un nuevo encadenamiento a la rueda.
Cuando, hace aos, emprendimos nuestro trabajo en la Escuela de la Rosacruz, pensbamos en restablecer
la celebracin de la verdadera cena. bamos en busca de la puerta, recordando las palabras: "He aqu que
Yo me detengo ante la puerta y llamo; si alguien oye mi voz y me abre la puerta, entrar en su casa, cenar
con l y l conmigo." Por ello empezbamos con un acto sobrio, puramente simblico, con el fin de
despertar el pre-recuerdo y de mantenerlo vivo hasta que llegaran los tiempos.
Cada alumno, si adopta una actitud inteligente, se plantear la cuestin de cmo puede volver a conectar
con la luz prnica original, para que ella pueda ejercer en el microcosmos una actividad regeneradora,
capaz de conducir al nuevo nacimiento. Se trata de una orientacin inteligente, el preguntarse cmo un
alumno puede realmente convertirse en un francmasn.
Cuando dirige la mirada hacia el cielo estrellado, ve diversas esferas llamadas oscuras. Todas estas esferas
giran en un gran campo de luz, pero ellas son oscuras. Slo podemos percibirlas porque, con su presencia,
reflejan un poco de la luz csmica. Esto es as para todos los cuerpos oscuros: los percibimos porque la luz
est presente.
Puede as imaginarse que la luz prnica original tambin est presente, es omnipresente. Ella forma un
campo de luz en el cual giramos como esferas oscuras. En ocasiones somos ms o menos conscientes de
que estamos en esta luz, de que existimos por la gracia de este amor universal. Sin embargo, el tener
consciencia de eso, sin ms, tiene poco valor.
Los mensajeros de la luz universal penetran a veces en los lugares tenebrosos de nuestra existencia para
decirnos: "La luz est aqu. Mira, yo estoy en la puerta y llamo". Esta llamada viene hacia nosotros para
dirigir nuestra conciencia hacia la luz.
No basta con responder: "deja que la luz me toque, como ayuda en la oscuridad", exactamente como
cuando encendemos, por medios mecnicos, una luz. Pues usted comprende que una oscuridad que ha sido
iluminada mecnicamente sigue siendo oscuridad, igual que una entidad de la esfera reflectora envuelta en
su manto de ter luminoso no da, por ello, ninguna prueba de la luz prnica original divina.
Toda la realidad dialctica, todo el orden de la existencia y de lo que existe, todo eso es llamado "las
tinieblas" en la Biblia. Las tinieblas y la luz prnica original no pueden reconciliarse. Por esto la puerta
permanece cerrada hasta que usted se atreva a aceptar el santo combate en su vida.
En cuanto piense que la luz viene a usted para iluminarle en su existencia actual, sea como fuere; tan
pronto como, con cierto jbilo, da prueba de esta conviccin, tal unin es el resultado de la falsa gnosis con
la que se encuentra en equilibrio natural. Usted debe llegar a descubrir que toda su existencia, sea cual sea
la causa mecnica que la ilumine, est absolutamente en las tinieblas y no ofrece ninguna perspectiva.
Llegar a este descubrimiento cuando haya puesto a prueba todas las posibilidades que juzga capaces de
liberarle y se haya convertido, por s mismo, en un hombre dialctico purificado y al mismo tiempo
desengaado.
Cuando un hombre cansado y abatido llega a este descubrimiento, puede adoptar dos comportamientos
diferentes. Puede negarse a aceptarlo y atenerse a las consecuencias. Camuflar, entonces, su lastimoso
estado y adoptar una apariencia de paz y de equilibrio. Pero tambin puede aceptar el santo combate.
Abrir entonces la puerta y dar acceso a la santa Luz Sptuple. Esta decisin no le aportar la paz, ni el
deleite, ni el toque consolador como el de un sol de primavera; sino que, por el contrario, atraer sobre su
vida una nueva serie de conflictos. Sin embargo, stos son conflictos de los que se puede decir: "Esta
enfermedad no es mortal, sino que su finalidad es la de que nazca la vida misma".
Lo que se debe romper y lo que debe morir es la realidad de las tinieblas; la ilusin de esta vida debe
desvanecerse. Por esto la Santa Cena es una comida fnebre. Despus de la cena, la ilusin, con sus
numerosos conflictos, es vencida. Se destruye en el camino de la cruz y en la maana de la resurreccin.
Antes de formar parte del ser de Cristo, antes de que pueda llevar la cruz de la transmutacin y antes de que
pueda fijar en la cruz la rosa de la maana de la resurreccin, ha de celebrar su cena. Y esta cena es una
cena fnebre. Se refiere al descenso de los siete rayos de la luz prnica original.
En la Escuela del Espritu, se habla de "cena" porque este estado indica una despedida. El da de la antigua
vida dialctica sometida a las costumbres ha transcurrido y, al atardecer de ese da, el alumno se eleva hacia
el nuevo da eterno, del cual espera ver pronto lucir la aurora.
La Escuela de la Rosacruz es un esfuerzo de la Fraternidad Universal para conducirle a esta cena. No llega
a ella automticamente. Usted mismo debe tomar la decisin; por una orientacin personal inteligente,
usted mismo debe poner fin a su da de la naturaleza.
Por esto las "Bodas Alqumicas de Cristin Rosacruz" empiezan declarando con insistencia que C.R.C., en
la noche antes de Pascua, estaba ocupado con la preparacin de su cordero pascual predilecto.
Y as podemos descubrir cuatro fases principales del camino: en primer lugar la preparacin, seguidamente
la celebracin de la cena, despus el camino de cruz y, finalmente, la resurreccin.
Sabemos que muchos alumnos de la Escuela de la Rosacruz poseen la preparacin para acceder a la
segunda fase. Por esto la Escuela quiere hablarle sobre todo lo que requiere su atencin y en lo que debe
manifestarse su disposicin.
En la segunda fase, la Gnosis, la luz prnica original emprende con usted un proceso, proceso que usted ha
iniciado por propia decisin. Se trata de un combate, de un ataque dirigido contra el ser dialctico en su
totalidad, por fuerzas que no son de este mundo. El alumno debe ser sacado del pozo. A este fin, siete
cuerdas, como ya se ha dicho, son arrojadas en el pozo de la muerte.
Se deduce, de todas las descripciones que nos han sido dadas en la literatura de buena fe, que se trata de la
puesta en marcha de una lucha intensa. Johan Valentn Andreae nos habla de la sensacin de ser retenido
por pesadas cadenas, en compaa de una multitud innumerable, todos amontonados en desorden, unos
sobre otros, como las abejas. Nadie puede ver ni or nada. All reina una lucha tremenda porque cada uno
quiere elevarse por encima del otro. Cada cual est ocupado en reprochar al otro su ceguera y su cautiverio.
Y cuando la luz prnica original emprende entonces el proceso, la lucha se desencadena ms fuerte que
nunca. Cada uno golpea y lanza patadas. Cristin Rosacruz, hablando de l mismo, dice que se defendi
con los pies y las manos de los numerosos ataques. La violencia y el caos aumentan a medida que las
cuerdas descienden en el pozo y Cristin Rosacruz se siente incapaz de describir con precisin este
acontecimiento.
En una de las cartas precedentes ha ledo que la luz prnica original se esfuerza primeramente en conducir
el subconsciente, situado en el plexo sacro, hacia un estado totalmente nuevo. Un plexo sacro as cambiado
representa en efecto la puerta hacia la renovacin, hacia la transmutacin de todo el microcosmos. En
cuanto el plexo sacro pueda realizar correctamente su trabajo de reflexin, el pan y el vino de la Gnosis
podrn realizar plenamente su trabajo.
En la segunda fase de salvacin, el punto capital del trabajo de francmasonera est basado en el esfuerzo
supremo del alumno para pulir de manera correcta el espejo de su subconsciente.
A propsito de este trabajo indispensable, que el alumno debe realizar como reaccin espontnea al toque
de la Gnosis, podemos hacerle partcipe de lo que sigue a continuacin.
La Enseanza Universal nos da a conocer que hay, en nuestro cuerpo, cuarenta y nueve plexos, siete veces
siete, siete grupos de siete plexos. La mayor parte de estos cuarenta y nueve puntos nerviosos, o nudos
nerviosos, no pueden comprobarse con el microscopio, por lo cual no todos los encontrar mencionados en
los manuales de anatoma. Estos siete grupos de siete plexos estn distribuidos por todo el cuerpo.
El primer grupo se sita en la cabeza, teniendo por centro el plexo carotdeo; el segundo grupo se encuentra
en la garganta, con el plexo farngeo como punto central; el tercer grupo se sita en los pulmones, con el
plexo pulmonar como centro; el cuarto, en el corazn, tiene como centro el plexo cardaco, a la salida del
tronco braquioceflico.
Encontramos el quinto grupo en la cavidad abdominal, con el plexo solar como foco. El sexto grupo est
situado en el santuario de la pelvis, en conexin con los rganos sexuales, teniendo como centro el plexo
plvico. Y el sptimo grupo se encuentra en el sistema del fuego de la serpiente, con el plexo sacro como
centro.
La direccin de todo el sistema de los plexos reposa sobre el sptimo grupo, lo que nos conduce a decir que
el plexo sacro es el ncleo de los cuarenta y nueve nudos nerviosos.
Para captar bien el conjunto ha de comprender adems que este sistema de plexos debe verse en
colaboracin estrecha con el sistema de glndulas endocrinas. Existen tambin cuarenta y nueve rganos de
secrecin interna, repartidos igualmente en siete grupos de siete. Lo mismo ocurre con los cuarenta y nueve
aspectos de la sangre. La situacin de su existencia es, pues, que el estado de su sangre forma la base de su
existencia, mientras que la secrecin interna y el sistema de los plexos determinan juntos su conciencia y su
actividad.
Estos tres aspectos estn en constante interaccin. Un cambio en la actividad de los plexos ocasiona,
necesariamente, un cambio en la secrecin interna que, a su vez, puede cambiar directamente la base
sangunea.
Cuando, por una manera de actuar sostenida durante bastante tiempo, un alumno consigue cambiar su base
sangunea, la conducta por la cual se haba decidido ya no le costar ningn esfuerzo. Ha obtenido una
victoria que queda grabada en su sangre.
As que retenga bien lo que sigue: Si, cansado de luchar en este mundo, llega al descubrimiento de que las
tinieblas jams podrn convertirse en luz y de que por medios mecnicos slo se puede obtener un
sucedneo de la luz, entonces las actividades de su vida, su comportamiento general en este mundo, darn
testimonio de ello. Si ha comprendido lo que acabamos de aclararle, ser evidente que as ha sido
modificada su base sangunea.
Sobre esta base sangunea la Escuela de la Rosacruz puede introducirle en la primera fase del proceso de
santificacin. La Escuela puede dirigir su atencin hacia el Otro Reino, hacia la Gnosis, hacia el prna
original, hacia la realidad de la verdadera vida.
Puede suceder entonces que, despus de haberse encontrado ms o menos tiempo bajo los efectos
reveladores de esta radiacin de amor, tome la resolucin de romper con la fase actual de su existencia,
para ponerse en camino hacia la nica y verdadera vida. Si esta resolucin se toma, no bajo los efectos de
una emocin o de una especulacin intelectual, sino a causa de una verdadera necesidad vital, esta
resolucin constituye un acto verdadero que afecta a la secrecin interna y a la sangre. Y por medio de este
acto usted mismo abre la puerta.
Qu sucede entonces? Por esta decisin radical se abre, ms o menos, una de las rosas situadas en la
cabeza, pues este acto influye en la secrecin interna. Tan pronto como la rosa se abre, el primer rayo de la
luz prnica puede, como una cuerda, descender en el fuego de la serpiente e intentar despertar el sistema
del plexo sacro que est dormido para la vida superior.
Si este esfuerzo de la Gnosis tiene xito, el resultado ser un nuevo comportamiento de vida, que tendr
como consecuencia la apertura de la segunda rosa, lo que permitir el descenso de la segunda cuerda... y as
sucesivamente, hasta que el Espritu Sptuple haya realizado su tarea y el alumno haya respondido de
manera sptuple. Entonces se ha celebrado la Cena y el alumno inicia el va crucis.
En las cartas siguientes, le describiremos detalladamente los siete actos liberadores que se realizan en el
transcurso de la Cena.
XI
Cuando un candidato a la nueva vida, a la vida superior, cansado de luchar en este mundo, llega al
descubrimiento salvador de que las tinieblas jams podrn convertirse en luz y de que con medios
mecnicos slo se puede obtener un sucedneo de la luz, entonces las actividades de su vida, su
comportamiento general en este mundo, dar testimonio de ello.
Estas palabras de la carta anterior se refieren a las caractersticas de un hombre que, con la esperanza de
una salida, se dirige hacia la Escuela de los Misterios. Es posible que quien an espera algo esencial de esta
vida dialctica y todava no ha llegado al final de un callejn sin salida, pueda mostrar un gran inters por
la enseanza y los problemas de la transfiguracin. Sin embargo, la Gnosis no podr penetrarle, de ninguna
manera, en su aspecto liberador. Tal inters es, a lo sumo, intelectual y/o emocional.
En consecuencia, la Escuela de la Rosacruz abriga en su atrio a dos tipos de interesados: aquellos que
tienen simplemente inters y quienes son empujados por necesidad interior. Slo estos ltimos pueden ser
ayudados directamente.
Ciertamente no queremos decir que los que slo tienen un simple inters haran mejor apartndose, pues
posiblemente tales alumnos recuerden ms tarde muchas enseanzas, que las comprendan mejor entonces y
reaccionen positivamente. Pero este grupo de interesados tambin debe comprender que el pan de vida slo
puede ser recibido por quienes se acercan a la Gnosis con una necesidad interior real.
Es posible que se pregunte, con cierta inquietud y alguna duda, si la Escuela no comete de vez en cuando
un error de apreciacin que prive a algn alumno del alimento liberador al cual tenga derecho. Tal decisin
es absolutamente imposible, ya que el alumno mismo determina su cualificacin y madurez. l mismo
determina, por el acto puro, los momentos de asimilacin. Cuando, por un acto correcto, ha alcanzado un
momento propicio para la asimilacin, la Gnosis, la luz prnica original siempre presente, penetra por esta
puerta abierta.
Si an se pregunta: "No he sido olvidado o mal comprendido?", la antigua dispensacin todava le engaa
y se somete a la ley. Sin embargo, usted mismo debe cumplir la ley, debe convertirse en la ley.
Cumplir la ley de la vida nueva no quiere decir estudiar, aprender de carretilla cierto nmero de artculos y
seguirlos exteriormente. Cumplir la ley de la vida nueva es comportarse por el acto nuevo de tal manera
que sea abolida la separacin entre la Gnosis y usted. Mientras esta puerta an est cerrada, no se puede
hacer mucho por usted. Usted mismo deber abrir la puerta por una nueva forma de actuar, siendo esto el
resultado de una necesidad interior.
Nunca atraeremos suficientemente su atencin hacia este hecho. No empiece a imitar o a practicar una
nueva forma de actuar, porque seguramente no tendr ningn xito. La nueva actuacin debe nacer
espontneamente por una necesidad interior.
Cuando un acto tal, cuando tal comportamiento se abre camino, la primera fase del proceso de santificacin
puede realizarse entonces. Considere tal alumno como un extranjero, como un extraviado. Slo tiene un
deseo: llegar a casa! Al principio no sabe cmo orientarse; no sabe en qu direccin se encuentra la
"casa". Surge en l lo que podramos llamar una desesperacin, y una bsqueda como necesidad vital.
En el momento oportuno, esta bsqueda recibe una respuesta, por medio de una sugestin de la Rosacruz
correctamente comprendida. En lo sucesivo, la enseanza, las alocuciones y todas las dems actividades de
la Fraternidad aparecern al buscador en una luz completamente diferente.
Cuando ha pasado esta fase de orientacin y el alumno sabe cmo debe orientar su brjula para encontrar el
camino hacia la casa, debe decidir si quiere seguir realmente el camino. Esta decisin es de nuevo un acto
verdadero. La evidencia de esto le quedar clara. En la noche de su existencia, el extraviado anda en busca
de luz. De repente, es alcanzado por un rayo de "la luz"; y ahora, guiado por este rayo, se encamina hacia la
meta lejana. Por este acto, el alumno abre l mismo la puerta.
El que un alumno, as preparado, decida ponerse en camino hacia la nica y verdadera vida, es
consecuencia de la actividad de los plexos. Se podra hablar de cierta tensin nerviosa a la que deben
adaptarse la secrecin interna y la sangre. En esta situacin, nacida de un acto auto-liberador, una de las
rosas del santuario de la cabeza se abre ms o menos y, por esta apertura, el primer rayo de la luz prnica
original puede penetrar en el fuego de la serpiente con el objetivo de influir en el espejo del subconsciente,
situado en el plexo sacro.
Como sabe, un total de siete rayos penetran en el sistema y deben despertar all siete reacciones. A estas
siete reacciones se las denomina los siete actos liberadores, o las siete actividades liberadoras durante la
Santa Cena. Nos proponemos describirle estas siete actividades y esperamos y le exhortamos para que su
disposicin interior sea tal que esta descripcin no aporte una nueva carga intelectual, sino que constituya
un aporte excepcionalmente liberador para el seguimiento de su peregrinaje.
La intencin de los siete toques de la luz prnica original es sacarle del pozo de la muerte y liberarle de la
fortaleza de la ilusin dialctica. Por esto se trata aqu de la realizacin de siete actos. Debe darse cuenta,
cada vez ms, que las ms profundas reflexiones y consideraciones no pueden ayudarle y que slo su
comportamiento nacido de la fe -el estado de ser del alumno en el camino de regreso a casa- puede ser para
usted liberador. Por ello se dice, en las "Bodas Alqumicas de Cristin Rosacruz", que las siete cuerdas que
se hacen descender en el pozo deben ser agarradas absolutamente, y que esto va a la par con grandes luchas
interiores que tambin se manifiestan exteriormente en todos los aspectos.
Es evidente que quien se pone en camino hacia la vida nueva debe vencer la resistencia de la ley dialctica
de la naturaleza. Aunque la actitud, la disposicin y la cualificacin del alumno fuesen perfectas, siempre
se ver obligado a tener absolutamente en cuenta que toda su personalidad es el producto de la naturaleza
de este mundo.
Por este motivo, el primer rayo de la luz prnica original tiene la tarea especial de disminuir lo ms posible
la influencia biolgica natural de los principios dialcticos, y reducir esta influencia a su mnimo estricto.
Este trabajo debe cumplirse con la ayuda de los siete plexos que tienen su centro en la garganta. El plexo
farngeo tiene aqu una importancia decisiva.
Usted sabe que estamos en contacto con el mundo que nos envuelve a travs de la respiracin y de las
percepciones sensoriales. Puesto que ahora todas las funciones preponderantes y secundarias de la
respiracin y de las percepciones sensoriales estn controladas por el grupo del plexo que acabamos de
nombrar, todas las fuerzas, sustancias y vibraciones existentes en la atmsfera, todas la vibraciones de luz,
sonido y color son captadas por este primer grupo de plexos y transmitidas, ms o menos transmutadas, al
sistema.
Quien se ha convertido en un extranjero en este mundo y aspira ardientemente a la Patria verdadera, sabe
que una determinada influencia venenosa, cuyo efecto es el apego a la naturaleza, emana de todas las
fuerzas, sustancias y vibraciones de luz, color y sonido. Dado que la personalidad es un producto de esta
naturaleza, se ve obligada a extraer, por consiguiente, todas sus fuerzas vitales del mundo circundante. Y
puesto que esta personalidad existe o sucumbe por las vibraciones luminosas y sonoras de este mundo, en
virtud de su origen y de su nacimiento, ser preciso toda una sucesin de acontecimientos o de
circunstancias antes de que esta misma personalidad pueda colaborar en un proceso de regeneracin, ya que
para desarrollarse necesita absolutamente un tipo de vibracin de un orden del mundo totalmente diferente.
Esto nos permite comprender por qu se habla aqu de cautividad.
Vamos a examinar ahora cmo se desarrolla esta liberacin. Ante todo, debe fijarse en que para ello hay
que iniciar una lucha. Es preciso la aplicacin de un comportamiento de vida que tenga como consecuencia
que el circuito del plexo de la garganta reciba la ocasin de un cambio intenso, que le permita protegerse
contra las numerosas influencias naturales y reducir considerablemente el efecto de otras influencias,
conducindolas a un mnimo. Ello le permite abrirse completamente al rayo de luz prnica original que es
reflejado por el plexo sacro. Cuando el alumno sale airoso de esta tarea, la primera cuerda ha descendido
con xito en el pozo de la muerte.
En resumen, ahora puede quedar claro que en esta primera fase del proceso de la Santa Cena son creadas,
mediante el acto, las condiciones necesarias para la transmutacin de toda la naturaleza. Esta transmutacin
slo puede tener xito cuando la actividad de la naturaleza ordinaria ha sido reducida a un mnimo, con el
fin de que la nueva naturaleza pueda hacer prevalecer sus fuerzas sin ser molestada.
Las Sagradas Escrituras llaman "el da de los panes zimos" al momento en que puede empezar este
trabajo, o sea, a la reflexin del primer rayo de la luz prnica original en el plexo sacro. El momento en el
que comienza el cambio del plexo de la garganta es designado como el envo de Pedro y Juan para preparar
la Pascua. Encontrar estas indicaciones, por ejemplo, en el Evangelio de Lucas (captulo 22, versculos 7
al 13):
"Lleg el da de los panes zimos, en el que se deba inmolar la Pascua; y Jess envi a Pedro y a Juan,
dicindoles: Id a preparar lo necesario para celebrar la Pascua. Ellos le respondieron: Dnde quieres que
lo dispongamos? Respondiles: Al entrar en la ciudad, encontraris un hombre que lleva un cntaro de
agua; seguidle hasta la casa en la que entre, y diris al dueo de la misma: El Maestro nos enva a decirte:
Dnde est el lugar en que he de celebrar la Pascua con mis discpulos? Y este hombre os mostrar una
gran cmara alta, preparada a este efecto. All es donde prepararis la Pascua."
El da de los panes zimos es el momento en el que el alumno est capacitado para recibir la luz prnica
original como pan de vida, pura, sin levadura, carente de la fermentacin de las influencias de la naturaleza
dialctica. Cada alumno est llamado a cumplir esta tarea, y podr realizarla cuando encuentre al hombre
que lleva el cntaro de agua.
Se trata del primer rayo de la luz divina que desciende primero por el sistema espinal hasta el plexo sacro,
para remontar seguidamente por el simptico al circuito del plexo de la garganta, donde se encuentra la
puerta del santuario de la cabeza, la cmara alta. Y la orden repite: "All es donde la prepararis." sta es la
tarea encomendada a Pedro y a Juan, tarea que deben cumplir.
Cuando el alumno llegado a este punto de su peregrinaje sigue al hombre que lleva el cntaro de agua, y si
al seguirlo se manifiestan claramente los signos caractersticos de Pedro y Juan, su sistema nervioso ser
llevado a un estado de tensin particular, a una vibracin especial.
"Dinamismo" y "amor plenamente consagrado al nico fin", son los signos respectivos de Pedro y de Juan.
Cuando el alumno est orientado as y da testimonio de ello, con toda seguridad se desarrolla esta vibracin
especial del sistema nervioso. Podramos calificar dicha vibracin con el concepto de "uranstica", es decir,
explosiva-renovadora. Para las entidades de esta naturaleza, semejante vibracin produce en todas las
circunstancias un efecto destructor, aumentando el caos, y llevando a la combustin y la dislocacin.
Sin embargo, para el alumno al que nos referimos, se trata de preparar el cordero pascual para celebrar la
Santa Cena. Este alumno est, pues, completamente preparado para afrontar todas las consecuencias
causadas por las vibraciones nerviosas as despertadas. Sabe perfectamente que acto seguido se
desencadenar la tempestad.
Basta con referirse al inicio de las "Bodas Alqumicas de Cristin Rosacruz": El da antes de Pascua,
Cristin Rosacruz estaba ocupado en preparar su cordero pascual bienamado y entonces se desencaden
una tempestad que amenazaba con destrozar toda su cabaa. Cada alumno debe atravesar esta primera
tempestad cuya causa es muy fcil de explicar. Es el resultado del encuentro con las fuerzas de la verdadera
vida con el circuito del plexo de la garganta. Los dos grupos buscan dominar el sistema de la personalidad:
uno para mantener la antigua vida, otro para conducir al alumno hacia la vida nueva.
Esta tempestad, esta lucha, tiene aspectos tan numerosos que haran falta muchas horas para explorar,
aunque fuera superficialmente, la totalidad del terreno donde se libra este combate. Por eso, contentmonos
con algunas indicaciones elementales. La lucha, la tempestad que debe afrontarse, tiene por objeto, como
comprender ahora, aislar el circuito del plexo de la garganta biolgica, moral y espiritualmente, o
adaptarlo para recibir el mnimo de influencias de esta naturaleza. Adems, el funcionamiento de estos
plexos debe ponerse al servicio del proceso de la transfiguracin.
Por esta razn, se dan al alumno principiante tres indicaciones de una gran importancia: primero, rechace
toda influencia de esta naturaleza que no venga al caso; segundo, reduzca al mnimo otras influencias;
tercero, mantngase siempre abierto a la nueva luz, al servicio de la luz del prna original.
En efecto, vemos desarrollarse aqu un combate reincidente del que se podra pensar, con una visin
superficial de las cosas, que haba sido superado desde haca tiempo. Quiera por eso fijar una vez ms su
atencin en el inicio de esta carta. All se dice que el alumno slo puede acercarse a la Gnosis por
necesidad interior, es decir, despus de haberse cansado de luchar en este mundo.
Ahora bien, el combate que debe librarse en la vigilia de la Pascua se relaciona totalmente con lo que se
acaba de decir. Los poderes de esta naturaleza se aplican con todas sus fuerzas a orientar todos los intereses
del alumno hacia este mundo, en reaccin a la nueva actividad nerviosa producida por el prna original. Y
dentro de este salvaje torbellino de todo tipo de influencias, el alumno deber demostrar si es realmente
capaz de responder a la invitacin a las Bodas.
Quin podr describir la violencia de los efectos resultantes de este conflicto? No tiene casi todo el
mundo sus ambiciones, sus tendencias propias, sus intereses, por los cuales estn atados a este mundo -sea
abiertamente o en secreto-, incluso aunque los haya neutralizado? Cuntos de nuestros alumnos no tienen
su atencin completamente absorbida, llegado el caso, por los actuales acontecimientos mundiales?
Cuntas aspiraciones cientficas y artsticas no nos envuelven con sus encantos? Cuntas trampas
tendidas a los alumnos que, con la mayor astucia, les aprisionan en el mismo momento en que la vida nueva
les llama! Cuntas situaciones en las que hemos fallado completamente y que hemos sabido paliar
invocando un caso de fuerza mayor? No es horroroso ver qu olvidadizos somos cuando se trata de
contemplar nuestras propias faltas dentro de una justa luz?
Si no quiere hacer, de las puras directrices de la luz universal, un intrincado embrollo que ya no puede
ayudar a nadie, debe tener el valor de contemplar su propio yo sin ningn miramiento. Debe atreverse a
analizar su propia vida como es realmente.
El alumno que est ocupado en este combate, el combate para la preparacin de la Pascua, ve en cada
instante de su vida siempre dos caminos que puede seguir, dos soluciones entre las cuales debe escoger.
Uno de estos caminos es el de esta naturaleza, el otro es el de la vida nueva. Si, a este respecto, quiere
entregarse a un examen profundo, sabr de manera absolutamente cierta que el verdadero camino, trazado
hasta en sus matices ms sutiles, est siempre ante usted.
El alumno conoce su deber. El hombre del cntaro de agua le ha mostrado la cmara alta! Ahora se trata
de cumplir con este deber. Y slo cuando lo haya cumplido, la tempestad se calmar en un momento dado,
y el circuito del plexo de la garganta se habr cambiado biolgica y anatmicamente de tal manera que el
antiguo camino y la antigua forma de vida pertenecern al pasado.
Ahora ya sabemos que el primer acto liberador, que puede ser el resultado de una justa reaccin al toque
del fuego de la serpiente por el primer rayo de la luz prnica original, ha engendrado un cambio completo
en el funcionamiento del circuito del plexo de la garganta.
Cuando esta primera cuerda ha descendido en el pozo de la muerte y el alumno la ha asido correctamente,
entonces las influencias de la naturaleza dialctica tales como las impresiones luminosas, sonoras o
atmosfricas, sern reducidas a un mnimo biolgico. El alumno podr as realizar de forma conveniente,
tanto externa como internamente, su trabajo de francmasonera, sin ser molestado demasiado por la fuerza
de atraccin de aqu abajo. El primer combate ha terminado y el candidato puede entrar en el silencio de la
cmara alta para preparar all su Pascua.
Ahora debemos dirigir nuestra atencin hacia los tres aspectos siguientes del proceso de la Santa Cena,
pues ellos deben considerarse en su conjunto. Mientras que el primer acto liberador se refiere a las
condiciones preliminares de la Pascua, los tres actos siguientes colocan al alumno ante la preparacin de la
propia Pascua.
Estos tres actos pueden ser el resultado de unos cambios que en lo sucesivo deben producirse en el circuito
del plexo de la laringe, en el de los pulmones y en el del corazn. Los aspectos de estas tres nuevas fases
del proceso de santificacin, sin embargo, slo se manifestarn cuando el alumno, en plena armona con las
condiciones requeridas, haya reaccionado al primer rayo de la luz prnica original y el circuito del plexo de
la garganta haya obtenido, de hecho, su nueva actividad. Cuando se ha realizado este cambio preliminar y
el alumno puede proseguir correctamente, en la cmara alta, la realizacin de su tarea, entonces se
desarrollan en una rpida sucesin tres nuevos toques de la luz prnica original, por los cuales el interesado
est en condiciones de preparar realmente el cordero pascual.
Estos tres toques de la luz divina siguen el mismo camino que el primero. Penetran en el santuario de la
cabeza, descienden a lo largo del fuego de la serpiente, son reflejados por el plexo sacro y se enlazan de
nuevo hacia lo alto por el simptico, hacia los objetivos que se han asignado. Estos objetivos estn situados
principalmente en el santuario del corazn y estn en estrecha conexin con todo lo que ya ha realizado el
alumno en el santuario de la cabeza.
La nocin original "Pascua" significa: franquear un umbral. Por una reaccin correcta ante el primer rayo
de la luz prnica original, este umbral, esta nueva posibilidad se ha realizado. El alumno pasa entonces al
otro lado del umbral, a un mundo totalmente nuevo, a una esfera de vida en la cual los aspectos, las
actividades y los problemas son totalmente diferentes. Es la esfera de vida de la liberacin. En esta esfera
de vida, el Cordero de Dios, la Fuerza Crstica, la luz divina liberadora participa ntegramente en el trabajo
y se sacrifica con un indecible amor, edificando la base que situar al alumno en condiciones de volver a
encontrar la casa del Padre.
Tiene una gran importancia que comprenda lo que ahora va a pasar en el sistema de la personalidad y de
qu manera, superiormente inteligente, se hace uso de las posibilidades presentes en el microcosmos. Debe
comprender, una vez ms, las palabras de la Biblia: "la fuerza divina, el plan divino, se realiza en la
debilidad". Lo que quiere decir que todo lo que se establece en la personalidad, en el curso del proceso de
la Santa Cena, no tiene por objeto mantener esta personalidad; sino hacerla apta para recorrer sin tardanza
el camino de cruz, en completa armona y con un gozo intenso.
Aunque no quisiramos anticiparle de ningn modo todo lo que la Gnosis tiene an que decirle, es
conveniente que se d cuenta ya desde ahora, de manera muy precisa, que seguir el camino de cruz no tiene
nada en comn con lo que piensa, dice o escribe la religin natural al respecto.
Existe sin embargo una gran diferencia en la realizacin de esta divisa, segn que la considere en el sentido
de esfuerzo oculto de la personalidad natural o en su acepcin plenamente transfigurstica. En el primer
caso, se esfuerza en la ilusin del yo a imitar al hombre original, al ser crstico. As no alcanzar jams su
objetivo y se extraviar en la ilusin de la esfera reflectora. En el segundo caso, seguir el camino de
Cristin Rosacruz, el camino de la transfiguracin en el que el yo renuncia a s mismo para encontrar al
"Otro".
Por esto debe comprender claramente que la obra ante la cual se encuentra colocado el alumno ahora se
refiere a la proyeccin de una futura gloria que ya proyecta su sombra, igual que la Santa Cena es siempre
la sombra proyectada de una realizacin futura. Cuando Pablo habla de estas cosas -y l habla por
experiencia, pues ya ha preparado plenamente la Pascua-, designa las consecuencias de esta preparacin
con la expresin: "poseer una seal del espritu en nuestro corazn" o "una carta escrita en nuestro
corazn". Despus, hablando de s mismo, dice: "nuestro corazn se ha ensanchado"; y, hablando de los
otros: "pero vuestro interior es demasiado estrecho", y: "tambin vosotros debis ensancharos".
Debe franquear el umbral que lleva a la renovacin del corazn, la cual es como una seal del espritu.
Aunque la posesin de esta seal del espritu en el corazn slo puede realizarse con una gran conmocin y
un gran dolor, no obstante es una gracia intensa y llena de gozo, ya que como dice el sabio Eclesiasts: "En
ella est, por as decirlo, como oculta en el corazn la nueva era que viene".
Entienda bien, para no olvidarlo jams, que el cambio del corazn del cual habla miles de veces la Biblia
no tiene absolutamente nada que ver con el cambio de sus sentimientos, con el cambio de sus actitudes
emocionales. Ya sabe cmo ocurre esto: el yo est sin cesar al acecho y reflexiona constantemente cmo
puede conseguir sus fines. Y cuando no lo consigue de una manera, recurre a otra.
Sabe que toda palabra nace en el santuario del corazn? Y sabe que cada palabra posee una vibracin?
Y que, por consiguiente, la calidad de cada palabra puede examinarse por los rganos sensoriales y que
as puede comprobarse el estado interior del corazn?
Comprende por qu, en este contexto, tambin se puede hablar de un olor delicioso o de una horrible
hediondez, y cmo puede comprobarse de una manera perfecta si la rotura del corazn, las tensiones y la
afliccin que l exhala provienen de los impulsos y anhelos del yo, o si son causados por las luchas en el
camino? Al respecto, no puede engaar a la Fraternidad y a sus servidores!
As cuando se dice: "levantad vuestros corazones", esto no significa que deba orientarse en xtasis mstico
hacia las cosas elevadas y divinas. En el fondo de estas palabras hay un significado muy distinto.
Est escrito en la Biblia: "Dios mira el corazn; Dios sondea nuestros corazones", "Dios, el Espritu, la
luz prnica original desciende hasta nosotros!" Por consiguiente, cuando el alumno ha franqueado el
umbral, cualquiera que sea el aspecto en el cual se manifiesta el sufrimiento del corazn, entonces puede
que se le diga, y se le dir: "Eleva tu corazn!"
Esta elevacin, este enderezamiento del corazn, se refiere al restablecimiento del equilibrio entre los
santuarios de la cabeza y del corazn, a la unidad cabeza-corazn absolutamente indispensable para el
alumno. Todo alumno que ha franqueado el umbral y ha sido alzado por la primera cuerda del pozo de la
muerte, finalizando as su preparacin, es colocado ante esta nueva construccin. As pues, se trata de algo
muy distinto a un xtasis mstico-emocional, a un delirio de palabras y de oraciones.
"Cuando ore, entre en la cmara interior y cierre su puerta; eleve entonces su oracin en secreto, y su Padre,
que ve en lo secreto, le recompensar". Orar en el sentido indicado por el Sermn de la Montaa, es
trabajar para la preparacin de la Pascua, es trabajar para la unidad del sistema cabeza-corazn. Que nos
sea permitido esclarecrselo. El sistema cabeza-corazn debe contemplarse como una perfecta unidad.
Cuando examinamos este sistema a la luz de la Enseanza Universal, descubrimos que el corazn y la
cabeza, visto anatmica y orgnicamente, son el perfecto reflejo uno del otro. El corazn y la cabeza
forman juntos una esfera, y corresponde a la corriente sangunea ceflica el asegurar el proceso de
circulacin de fuerzas en esta esfera homognea.
En el hombre dialctico, esta unidad est completamente destruida. En el hombre natural reina un conflicto
incesante entre la cabeza y el corazn. A consecuencia de este conflicto, la cabeza o el corazn ha llegado a
una posicin predominante. Esto es lo que hace que hablemos del tipo intelectual y del tipo emocional. Tal
desorganizacin es hereditaria y se manifiesta orgnicamente. Por esto, el estado del gnero humano
dialctico actual es completamente antinatural.
Para comprenderlo bien es preciso pensar en la constitucin de un planeta ideal. En un planeta, el polo
norte es el polo asimilador y el polo sur el de la manifestacin. Influido por el funcionamiento del polo
manifestante, el polo asimilador atraer las fuerzas necesarias para el mantenimiento del conjunto. Existe
un equilibrio perfecto entre las fuerzas astrales y las espinales, y la prueba de este equilibrio debe
manifestarse en y a travs de todo el campo de la manifestacin.
Ambos aspectos de este sistema son, en efecto, muy dinmicos. Cuando, a causa de la perturbacin
fundamental, funcionan aisladamente, ambos estimulan a la personalidad para que acte. Y puesto que
estas acciones no tienen por fundamento la sabidura, sino que por el contrario son reacciones motrices
causadas por impulsos dinmicos del corazn o de la cabeza, ellas siempre conducirn a un enquistamiento
cada vez ms acentuado y a una perturbacin de todo el sistema que se extiende cada vez ms.
Entre la cabeza y el corazn se encuentra la laringe, situada en la parte superior de la trquea. Se trata de
una formacin cartilaginosa sobre la cual estn tendidas las cuerdas vocales. Por medio de un soplo de aire,
impulsado hacia lo alto por la contraccin de la cavidad torcica debida al movimiento de la expiracin, las
cuerdas vocales se ponen a vibrar y as nace el sonido. Este sonido se grada por medio de los rganos de
la voz, o sea la cavidad bucal, la nariz, la lengua y las mejillas; as es como se forma el lenguaje. Por medio
de este lenguaje, exteriorizamos nuestros pensamientos y nuestros sentimientos; por esta estructura
orgnica cantamos.
Hablar y cantar son dos actos altamente mgicos por los cuales se revela todo nuestro estado de ser. Si este
"hablar" o este "cantar" proviene de un ser humano en vas de preparar su bienamado cordero pascual, la
vibracin que resulta es un olor agradable ante la faz de Dios, o dicho de otra manera, por tales actos la luz
prnica original ser atrada en todo el sistema, dndole posibilidades grandiosas. El sistema entero estar
entonces perfectamente maduro para este contacto divino.
Consideremos ahora el caso en que nuestras palabras, nuestro canto, sean expresin de un nombre
completamente orientado hacia la naturaleza. Esto despertar una vibracin que aparecer como una
hediondez a la faz de Dios y que producir, por consiguiente, un efecto extremadamente destructivo y
enquistarte. En este caso, se despertar algo para lo cual no se est ennoblecido y se sufrir el mayor de los
daos: la consuncin. Debe tener en cuenta muy seriamente esta posibilidad.
Se habla de una voz cultivada o no cultivada. La voz no cultivada es ordinariamente la voz normal, la voz
que manifiesta el estado de ser del individuo. La verdadera voz es una incuestionable reproduccin del
estado del sistema cabeza-corazn. Considerando el hecho de que no siempre se la encuentra agradable y
til a este estado, y que no es apropiada para muchos objetivos, desde los tiempos dialcticos ms remotos
se han esforzado en cultivar la voz, imitando con ella otro estado de ser.
Comprender que tal cultivo produce un efecto enquistante. Piense en la voz untuosa de algunos telogos,
en los rituales cantados en latn por los sacerdotes, en la msica gregoriana, en el cultivo de sonoridades
afectadas. Piense igualmente en la tendencia de ciertos ambientes donde se fomenta el expresarse en lengua
grosera. Y piense en la cultura del arte musical. Todas estas imitaciones contribuyen a cada instante en
transformar este mundo en un lugar infernal. Es necesario que tenga una visin de conjunto de este campo
de actividad, con el fin de que pueda asentar en usted una base slida para la compresin correcta
relacionada con la preparacin de la Santa Cena.
XIII
LOS SIETE ACTOS LIBERADORES (III)
"Elevad vuestros corazones!" As resuena la llamada para el alumno que debe preparar su bienamado
cordero pascual. Como hemos considerado anteriormente, esta elevacin del corazn no tiene nada que ver
con el xtasis religioso-emocional, sino que atrae la atencin hacia la necesidad de realizar un cambio total
en y del santuario del corazn. La elevacin del corazn orienta la inteligencia al restablecimiento de la
unidad cabeza-corazn como base del proceso de santificacin que debe preceder a la transfiguracin.
Si quiere profundizar en lo que sucede en la vida del alumno colocado ante esta tarea, debe insistir una vez
ms que cuando la lengua sagrada habla del corazn y de la necesidad de su preparacin para que la luz
divina pueda ser recibida, jams se trata de una emocin mstica.
Recuerde que esta respuesta no puede ser jams una respuesta divina. Ella es, no importa las circunstancias,
un contacto terrestre emanado de la esfera del ter reflector. En la dialctica siempre operan juntos un
positivo y un negativo. Es verdad que se anulan recprocamente, pero son incapaces de liberar a un solo ser
humano de la rueda. Dse cuenta, claramente, de la gran ilusin de la muchedumbre religiosa que cree
poder obtener, por la emocin mstica, una unin con lo divino.
Pero tambin es necesario que usted sea consciente de que su intelecto tampoco puede ayudarle. La luz
divina prnica original slo puede descender en un santuario del corazn completamente preparado para
recibirla. Cuando una casa est preparada, su morador puede instalarse en ella. Pero cuando la casa slo
existe en su fantasa, pretender que pueda ser habitada es una inmensa ilusin.
Algunos autores esoteristas lo han discernido justificadamente. Por esta razn hablan de "enfriarse" con
respecto al intelecto y a la emotividad. Debe entenderse "enfriarse" en el sentido de una insensibilidad
orgnica y no en el sentido de fro como contrario a caliente. Segn la concepcin burguesa, un hombre
fro, distante, es un ser duro como la piedra, tan duro como un verdugo ante el sufrimiento de su vctima. El
aprendiz gnstico que se ha vuelto completamente fro a las agitaciones intelectuales y sentimentales de
esta naturaleza y que ha matado estas funciones en su propia naturaleza, ha proporcionado ya una
contribucin muy importante para la preparacin de su bienamado cordero pascual. Un alumno semejante
est ocupado en edificar el Santo Grial en el santuario del corazn.
Quizs conozca la leyenda del Santo Grial. Esta antiqusima leyenda cuenta que el grial es la copa utilizada
por Jess, el Seor, en la Santa Cena. Segn esta leyenda, Jos de Arimatea recogi en ella la sangre del
crucificado, tomando despus el grial bajo su proteccin. Ms tarde, sus sucesores han llevado el grial
hacia el oeste, donde hasta el presente se encuentra guardado en secreto.
Esta leyenda, de la cual los msticos abusan de todas las maneras posibles en sus especulaciones
emocionales, y que sirvi en la Edad Media como tema de numerosas producciones poticas de imitadores
msticos, revela en su sencillez la totalidad de los valores gnsticos necesarios para comprender lo que es el
grial, de qu manera debe ser elaborado y dnde puede ser encontrado.
Para penetrar hasta el fondo de este misterio, le recordamos primeramente lo que ya hemos examinado,
segn el relato del Evangelio sobre el envo de Pedro y de Juan para la preparacin de la Santa Cena. Es el
propio alumno quien debe formar el grial a fin de que pueda ser utilizado despus por Jess el Seor.
Anatmicamente, la copa del grial es indicada por los tres circuitos de plexos ya nombrados: el circuito de
plexos de la laringe, el de los pulmones y el del corazn. La parte superior de la copa sagrada corresponde
al sistema de la laringe, el tronco del cliz a los pulmones y el pie de la copa de cristal al orificio cardaco.
Por lo tanto, la posibilidad de formar esta copa nupcial est presente en todo ser humano. Slo con que el
alumno quiera hacer uso de las posibilidades segn las directrices de la ciencia sagrada, alcanzar el xito
sin duda alguna.
Como hemos dicho, el primer acto liberador aparta completamente al alumno de las influencias de la
naturaleza dialctica, en la medida en que se trata de los efectos de la luz, el sonido y la atmsfera. Este
primer acto reduce estas influencias a un mnimo biolgico, lo que permite al alumno franquear el umbral:
poder empezar a preparar la Pascua.
Y ahora le siguen tres nuevos actos liberadores. El alumno deber comenzar a reaccionar a las fuerzas
etricas del Reino Inmutable, a los tres alimentos santos que, semejantes a tres cuerdas, son descendidas
para su uso en el pozo de la muerte. A continuacin, el alumno debe preparar su santuario del corazn para
la conservacin de estas fuerzas. As es como, por la utilizacin de las posibilidades presentes, se elabora el
grial.
Cuando el alumno se vuelve accesible a los nuevos teres, los asimila a travs del etmoides. Por el primer
acto liberador, atravesar el umbral, el etmoides es adaptado, al mismo tiempo que queda cerrado a las
influencias de las fuerzas dialcticas.
Los nuevos teres pasan entonces a lo largo de la trquea, llenan todas las cavidades pulmonares,
alcanzando as el orificio cardaco y, despus de haber cumplido su trabajo, retornan en parte al exterior por
la expiracin. Por la inspiracin, el lbulo izquierdo de la tiroides recibe la influencia; por la expiracin, es
influido el lbulo derecho y, de este modo, los contornos, las lneas de fuerza de la copa del grial son
grabados en el santuario del corazn. Con la ayuda de algunos conocimientos anatmicos, usted ver como
esta estructura tiene efectivamente la forma de un cliz.
El grabado de esta estructura, su preparacin anatmica por los nuevos teres es designada por Pablo como
la "circuncisin del corazn". Esta designacin es, en efecto, muy justa.
Esta preparacin anatmica se realiza por medio del nuevo ter qumico, del nuevo ter vital y del nuevo
ter luminoso. El ter qumico ha producido la forma de la copa del grial, ha fundido la copa. El nuevo ter
vital la ha preparado para asimilar el pan de la vida y, por el nuevo ter luz, es preparado para asimilar el
vino del espritu. El ter qumico se manifiesta sobre todo por medio del circuito de los plexos de la laringe,
el ter vital por el de los pulmones y el ter luz por el del orificio cardaco.
Y cuando resuena la llamada: "elevad vuestros corazones!", entonces se trata de la elevacin de la copa
del grial, ahora preparada.
A la pregunta "estis preparados?", la luz y la fuerza del nuevo reino suben del corazn y de los
pulmonares hacia lo alto de la cavidad torcica. Y all donde sta se estrecha y se cierra por la laringe, se
forma un nuevo sonido, expresndose en una nueva lengua, llena de jbilo: "S, Seor, estoy preparado!"
El cordero pascual est preparado. Entonces el cordero pascual est preparado en el "vaso precioso", como
la lengua gnstica ms antigua denominaba al grial. Esta copa sagrada es ahora apta para recibir el fuego
sagrado, o la kundalini como la llaman los hermanos del este.
Ha llegado el momento en que Jos de Arimatea va a presentarse, pues l es quien debe elevar el grial para
recoger la sangre del crucificado. Para que hacerle comprender esto, debemos recordarle de nuevo el
principio de "Las Bodas Alqumicas de Cristin Rosacruz", donde leemos que l tambin est ocupado en
preparar su bienamado cordero pascual. Sbitamente, se desencaden una violenta tempestad que amenaz
con reducir a pedazos su "cabaa", edificada sobre una "colina". En esta designacin clsica, encontramos
de nuevo el concepto "Jos de Arimatea". Este personaje no era, en efecto, un personaje histrico que
tuviera tal apellido, sino la indicacin de cualquiera que haya empezado a cumplir la gran obra de
francmasonera.
Podemos encontrar en la palabra "Arimatea" este signo mgico de la "colina". Por eso Jos de Arimatea es
quien eleva el grial para recoger la sangre del crucificado.
La sangre del crucificado es la Gnosis, el fuego divino, la kundalini. Esta sustancia, verdaderamente
vivificadora cae como gotas tintadas de oro sobre las rosas en el santuario de la cabeza para descender,
como se ha dicho anteriormente, hasta el plexo sacro y para, desde all, remontar otra vez hacia arriba. As
es como, gota tras gota, cae en el grial levantado.
Entonces debe mostrarse si el Santo Cliz ha sido tallado correctamente en el santuario del corazn. Debe
mostrarse si el constructor ha sido un verdadero maestro-constructor. Entonces debe pasar la prueba del
fuego. El Grial o cliz del maestro-constructor no debe estallar en pedazos con el contacto del fuego
sagrado; la obra debe demostrar que es capaz de soportar el fuego santo. sta es la tempestad que Cristin
Rosacruz debe atravesar despus del encuentro con la virgen de fuego.
El fuego, la kundalini, es llevado a Cristin Rosacruz por una virgen, para expresar que el fuego divino no
es de este mundo, ni est mancillado por ninguna influencia dialctica. Quien puede soportar el fuego en el
grial levantado, quien puede conservarlo en su calidad de Jos de Arimatea, lleva esta copa sagrada as
colmada hacia el oeste, al pas de poniente donde el sol de la naturaleza ordinaria se pone, a fin de que
remonte en el horizonte el sol de la vida nueva.
As es como Pedro y Juan, despus de haber entrado en la cmara alta, prepararon el cordero pascual. La
copa de grial, fundida del cristal ms puro de los teres sagrados, es colmada de fuego sagrado. Ahora ya
puede venir el Seor a servir la Santa Cena. El pan y el vino estn preparados.
Y de esta mesa del Seor se desprende un agradable olor. Si ha comprendido la estructura anatmica de la
copa del Grial, sabe tambin, indiscutiblemente, que este agradable olor se mostrar en una nueva lengua,
en una palabra nueva que se eleva del corazn renovado. Esta palabra nueva es el resplandor de la
kundalini divina; es la palabra del corazn inflamado en Dios, vuelto fro e insensible a esta naturaleza, y
que ha encontrado su unidad con el santuario de la cabeza. Quiera Dios que usted hable un da la nueva
lengua del corazn, como prueba de que vea claramente trazado ante usted el camino del Espritu Santo.
Comprender que la realizacin de la copa del Grial, hecha del ms precioso cristal etrico, no es una
actividad que pueda ser hecha en los ratos libres, despus de haber cumplido con todas las obligaciones
sociales o en la vida cotidiana burgus. La fundicin de la copa del Grial, el fundir el mar de cristal, es una
obra que slo puede ser realizada despus de muchos fracasos y de un intenso combate. Es la tempestad
mencionada en las "Bodas Alqumicas". Pero para quien puede superar la tempestad, para quien sabe
domar el tumulto de las olas embravecidas, para este hombre o esta mujer se abre la sala nupcial. Y la
nueva lengua resuena en sus labios como un canto eterno.
XIV
Despus de haber examinado juntos los cuatro actos liberadores, debemos analizar los tres actos restantes
que completan el proceso mgico de la Santa Cena.
Para estar seguros de que el significado de estos siete actos, que componen el proceso de la Santa Cena, es
por as decirlo cincelado en su conciencia, queremos precisar claramente para usted una vez ms la
naturaleza y la esencia de este proceso. A este efecto, le damos algunos extractos de lo que ya le ha sido
expuesto detalladamente. Esperamos que este resumen de los siete actos liberadores constituir una base
suficiente para darle una visin clara de lo que es la puerta de la transfiguracin.
El microcosmos entero es mantenido prisionero en el mundo de la dialctica por una personalidad que es
esencialmente una con este mundo. Esta cautividad es la causa de que todo el microcosmos sea arrastrado
por todos los planos de la existencia dialctica, en una incesante rotacin, con la regularidad montona del
subir, brillar y desaparecer. La situacin que de ello resulta muestra una continua imagen de dolor, de pena
y de afliccin, detrs de lo cual no hay ninguna meta liberadora.
Cuando un alumno, por la experiencia, empieza a tomar conciencia de este hecho, cuando esta
concienciacin se produce como consecuencia de una experiencia nacida de la miseria y de la muerte, se
desarrolla una bsqueda. No una bsqueda nacida de una tendencia intelectual o sentimental, sino una
bsqueda como necesidad vital.
Tal bsqueda recibe una respuesta a travs de una radiacin que emana de la Rosacruz. En esta radiacin,
las enseanzas, alocuciones y actividades de la Fraternidad son captadas y comprendidas en su sentido
verdadero. Por medio de esta radiacin, la atencin del alumno es dirigido totalmente hacia la morada
original de su microcosmos y se le muestra claramente de qu manera puede volver a la Patria perdida.
El alumno descubre que su personalidad es el ancla que retiene prisionero al microcosmos y entreve, cual
resplandor del alba, la posibilidad de construir un nuevo templo. En la noche de su existencia, el extraviado
busca "luz".
De repente, tocado por un rayo de luz, se vuelve hacia la meta en lontananza, guiado por la luz en su
camino. Por este acto, tal como ya hemos dicho, el alumno abre por s mismo la puerta de los misterios
liberadores.
Una vez la puerta est abierta, se desarrolla un nuevo proceso. El primer proceso est destinado solamente a
orientar al alumno. El segundo proceso tiene por objetivo capacitar a la personalidad de la naturaleza -la
cual es, como vimos, la causa de nuestra cautividad- para la desnaturalizacin, la transfiguracin, el
renacimiento.
Gracias al toque de esta luz, la personalidad dialctica del alumno es conducida a un estado que le permite
comenzar realmente el proceso de la transmutacin, erigir una nueva personalidad que, llegado el
momento, podr realizar el trabajo de la antigua. Este proceso, guiado por el mediador, no es nunca un
cultivo de la personalidad, no es nunca un atar ms fuerte a la rueda, sino que, de hecho, es una preparacin
para la perdicin, para la muerte fundamental.
De esta manera, la personalidad llega a formar la base para la transfiguracin, sin elevar a esta
personalidad. Por ello decimos que la nueva vida debe nacer de abajo a arriba.
Este segundo proceso que llamamos la Santa Cena est caracterizado por siete aspectos, siete actos
liberadores.
El primer acto liberador tiene por objetivo cerrar la personalidad dialctica a las influencias de las fuerzas
naturales que la envuelven. Estas influencias son reducidas a un mnimo, de tal manera que siga siendo
posible el funcionamiento biolgico de la personalidad.
Los tres actos liberadores siguientes tienen la tarea de formar el santo grial. El grial orienta la atencin
hacia la realizacin de la unidad cabeza-corazn, gracias a la cual la luz prnica original puede ser retenida
en el sistema de la personalidad. La personalidad puede, de esta manera, obrar con una fuerza que no es de
este mundo.
En el primer acto liberador, el alumno se dispone a preparar la Pascua; por los tres actos siguiente, rene
los elementos necesarios para la Santa Cena.
La luz prnica original es recogida en la copa levantada y un suave olor se desprende y se demuestra con un
lenguaje nuevo, una palabra nueva. El pan y el vino estn preparados. Ahora ya puede venir el Seor para
servir l mismo la Cena.
Ahora nuestra tarea es dirigir su atencin hacia los tres ltimos actos liberadores, en el curso de los cuales
el Seor entra, rodeado de todos sus discpulos, en la cmara alta, y dice:
"Tomad y comed, este es mi cuerpo que ha sido inmolado para vosotros. Obrad en perfecto acuerdo con
esto. Esta copa es la nueva alianza con mi sangre que se derrama para vosotros".
Percibir hasta qu punto estas palabras constituyen un criterio. Cuando el grial est lleno de la dorada luz
prnica original, esta luz se le da al alumno para que haga un uso acorde con ella. Por ello Pablo ha dicho
que todo alumno que bebe de la sustancia de oro bebe su propio juicio. Esto indica que es observado
atentamente el uso que el alumno hace del grial que le ha sido ofrecido. Por poco que el alumno quiera
emplear esta santa "materia mgica" para fines dialcticos y auto conservadores, el grial estallar
inmediatamente en pedazos.
Por ello Pablo advierte a sus alumnos: "Tantas veces como comis de este pan y bebis de este vino,
anunciis la muerte del Seor hasta que l venga." Lo que quiere decir: "Cada vez que utilicis la santa
materia mgica del grial, no perdis de vista que no lo hacis ms que para servir el proceso de la
transfiguracin, hasta que la gran obra est acabada.
Este criterio proporcionado por la Cena concentra ahora su atencin hacia los tres circuitos del plexo que
an no hemos descrito. El primero se sita en la regin del estmago; el segundo, que corresponde a los
rganos de procreacin, se sita en el abdomen; y el tercero, que nos remite a nuestro punto de partida, el
plexo sacro, est colocado en la extremidad inferior del sistema del fuego de la serpiente.
Es posible que se pregunte con extraeza por qu, en este proceso de los siete actos liberadores, ha sido
dirigida su atencin con tanta insistencia hacia los circuitos del plexo. Responderemos pues, de nuevo y de
manera ms detallada, a esta posible pregunta.
Sabe que el enrejado extremadamente fino de las ramificaciones nerviosas corre a travs de todo el cuerpo.
Los plexos, por su parte, son nudos en el sistema nervioso, es decir, centros de transformacin, estaciones
secundarias de la fuerza nerviosa. Debe considerar el fluido nervioso como el fluido de la conciencia. A
travs del fluido de la conciencia se influye en la secrecin interna que, a su vez, influye la base sangunea.
Si la conciencia est dirigida hacia esta naturaleza, hacia la vida personal, hacia el "yo" y su crculo de
existencia, la base de la sangre dar prueba de ello. Si la conciencia cambia fundamentalmente, la sangre
est obligada a seguir este cambio. Un cambio de vida no surge inicialmente a partir de la sangre, ni por la
sangre, sino a partir del fluido nervioso.
Muchas personas -y, entre ellas, todos los ocultistas segn la naturaleza- se esfuerzan en modificar la base
sangunea por medio de regmenes o de ejercicios. Haciendo esto, provocan realmente un cambio de la
secrecin interna, pero dado que la conciencia contina bajo sus normas originales, la susodicha
ampliacin de la conciencia consiste siempre en caer bajo el dominio de la esfera reflectora.
Por esta razn, la gran obra debe empezar por la conciencia. La conciencia debe, como se ha expuesto
explcitamente, abrirse al mediador Cristo. En el proceso de la Santa Cena, se trata en efecto de distribuir y
de coordinar las influencias de la luz prnica original en todo el sistema nervioso, porque slo de esta
manera puede nacer el acto liberador. La esencia del trabajo que se coloca ante usted consiste, pues, en
liberar al sistema nervioso por el toque del Espritu Santo. As, mientras d signos de un nerviosismo a
veces pasmoso, esto demuestra que usted se encuentra lejos de estar libre, que an esta atado a este mundo,
con sus miedos, sus prejuicios y sus engaos.
La serpiente de fuego representa el ncleo del sistema nervioso y la base de este fuego se encuentra en el
plexo sacro. Cuando esta base est abierta y la serpiente puede ser erguida en su desierto, la luz liberadora
puede irradiar sobre todo el sistema. La cabeza de la serpiente se abre al fuego del Espritu Santo y las
llamas la envuelven completamente. Con vehemencia, este fuego se precipita hacia abajo y, reflejado por el
plexo sacro, el nuevo fluido de oro se difunde por todo el sistema nervioso, influyendo, uno tras otro, a
todos los circuitos de los plexos. Primero, para proteger a la personalidad de las oleadas de fuerzas
dialcticas, despus para trabajar en la fundicin del grial, con el fin de poder recibir la Santa Cena.
Despus del primer acto liberador, el franqueamiento del umbral, la copa sagrada puede hacerse del ms
puro cristal etrico. Entonces, el Seor de toda Vida, la propia luz, viene a servir la Cena. Alrededor de l
estn colocados los doce discpulos, los doce nervios cerebrales que gobiernan todo el sistema corporal,
dirigen el funcionamiento de todo los rganos y forman realmente la base de toda posibilidad de accin. Y
a estos doce discpulos se les dice: "Tomad y comed, ste es mi cuerpo!" y "Bebed de esta copa!".
Usted comprende lo que esto significa. La mezcla preparada en la copa del grial es conducida, como fuerza
interior, a travs de todo el sistema nervioso, lo que tiene como consecuencia que el alumno puede
realmente vivir en Cristo, de Cristo y por Cristo, en el sentido del proceso de la Santa Cena.
El circuito del plexo del estmago capacita al alumno para proporcionar a la circulacin sangunea todos
los nuevos elementos nutritivos de los alimentos santos y del fuego de la conciencia. Por la nueva actividad
de este circuito del plexo, por su colaboracin con los riones y su influencia sobre ellos, los desperdicios y
las fuerzas de cristalizacin que indiscutiblemente, en el hombre dialctico ordinario, entran en la corriente
sangunea y son responsables de la formacin del notorio gluten, son separados de la sangre y eliminados.
Muchos estudiantes de la ciencia sagrada se han preguntado en vano qu es lo que tienen que ver los
riones con el proceso de santificacin. Comprenda ahora por qu ha dicho el Salmista: "Prubame, Seor,
acrisola mis riones y mi corazn. Pues tu misericordia est ante mis ojos y yo ando en tu verdad".
As habla el alumno que est ocupado en realizar el quinto acto liberador. Un equilibrio perfecto debe
reinar en el sistema estmago-riones. Cuando, desde la cmara alta, resuena el mntram: "Tomad y
comed, ste es mi cuerpo", el funcionamiento de este sistema debe poder responder a las condiciones
exigidas. Pues el alumno que recibe esta misin vive en el pas del exilio y su personalidad es de aspecto
dialctico. As, los peligros que le envuelven no son imaginarios.
Cuando el circuito del plexo del estmago funciona correctamente, la energa vital puede al mismo tiempo
repartirse y utilizarse eficazmente. Entonces puede prevenirse el agotamiento y el consumo excesivo de
energa. Los dos riones se encuentran a izquierda y a derecha de la columna vertebral del fuego de la
serpiente, al nivel de las tan importantes tres primeras vrtebras lumbares. Cada rin tiene una
excrescencia conocida con el nombre de glndula suprarrenal. Estas glndulas suprarrenales son rganos de
secrecin interna, cuyas hormonas nos proporcionan energa. Si todo este sistema formado por el estmago,
los riones y las glndulas suprarrenales, y los transformadores de fuerza nerviosa correspondientes, no
estn construidos correctamente, todo contacto con la fuerza supra-natural tendr por consecuencia un acto
equivocado, y el gluten aumentar en la sangre. Y como este sistema est ligado muy estrechamente al
sistema cabeza-corazn, se puede comprender que el reumatismo o la diabetes pueden ser las
consecuencias inevitables de una tensin excesiva de la vida sentimental dialctica. Pero el alumno de la
quinta cuerda puede decir con el Salmista (salmo 26): "Rodear tu altar, oh Seor!". Y con franqueza
puede aadir: "Sondame, Seor, prubame; acrisola mis riones y mi corazn". As el fluido de la
conciencia, la secrecin interna y la sangre son conducidos a un equilibrio perfecto, asegurando as un
nuevo acto liberador.
Y he aqu el ltimo criterio, expresado por las palabras del Seor: "Esta copa es la nueva alianza con mi
sangre, que ha sido derramada para vosotros. Venid, bebed todos de ella".
Este mntram del grial dirige nuestra atencin hacia el circuito de los plexos del abdomen y hacia la
modificacin de la fuerza creadora. Cuando los cinco actos liberadores precedentes han sido realizados
verdaderamente segn las exigencias de la luz prnica original, este sexto paso no puede causar ninguna
dificultad y, por la sexta cuerda, el candidato puede ser izado perfectamente fuera del pozo de la muerte.
11 La inmunizacin contra las fuerzas dialcticas reducidas a un mnimo biolgico, el franqueamiento del
umbral;
Una vez ms, la cuerda es bajada al pozo; y, he aqu, la resistencia ha sido vencida. La unin entre la luz
prnica original y el microcosmos se ha realizado definitivamente. Ahora la endura puede empezar. Ahora
el alumno puede "anunciar la muerte del Seor" por el acto puro.
XV
Si ha tomado en consideracin todo lo que hemos dicho concerniente a la Gnosis, ahora sabe que el
Evangelio debe ser considerado como un misterio de iniciacin. No vemos la Biblia como una serie de
relatos histricos, sino como una conmocin muy actual del hombre que se esfuerza en el camino
ascendente.
El Evangelio, como una de las expresiones de la Enseanza Universal, es siempre actual y coloca al alumno
ante la exigencia directa, ante lo ms actual. Considerando de esta manera el Evangelio, puede liberarse de
las ataduras del pasado, de muchos de sus semejantes que miran hacia atrs, a la supuesta historia, que se
pronuncian sentimentalmente con sermones, msica y cantos, sin comprender lo ms mnimo de ello. Por
esta razn emprendemos el examen de estas cosas segn la nueva dimensin de la Gnosis y nos guiaremos
mutuamente en este camino hacia el monte de los Olivos, el jardn de Getseman, con la esperanza y el
ruego de poder comprendernos los unos a los otros en espritu y en verdad.
Antes de que la rosa roja-anaranjada pueda abrirse en la luz del sol, las races de la planta deben penetrar
en las sombras profundidades de la tierra, para adquirir el alimento necesario. Para poder comprender las
cosas de la vida nueva, verdadera y original, se debe poseer una conciencia que corresponda a este nivel. El
ser humano que carece de tal conciencia es sordo teniendo odos, y ciego teniendo ojos. Nada ni nadie
puede ayudarlo puesto que simplemente carece del rgano indispensable para la comprensin.
Por esta razn, se habla de una conciencia dialctica y de una conciencia gnstica y, asimismo, de dos tipos
de hombres de naturaleza totalmente diferente, que presentan diferencias no slo en el orden espiritual y
moral, sino incluso y en amplia medida, desde el punto de vista corporal. Las diferencias entre estos dos
tipos de hombres son, en un momento dado, tan fundamentales que al final ya no pueden vivir ms en el
mismo mundo. Les es necesario a cada uno un campo de vida diferente, un campo de respiracin diferente,
un campo de vibraciones diferentes. Por ello vemos como, en la historia del mundo, cada cierto tiempo se
desarrolla una separacin entre el tipo de hombre terrestre y el tipo de hombre del nuevo campo de vida;
separacin que la Biblia llama la de los machos cabros y las ovejas, la de los justos y los injustos.
Cuando surge un nuevo da de manifestacin en el reino humano cado, la Jerarqua de Cristo comienza por
introducir, a los seres humanos que en aquel momento an pertenecen ms o menos a un mismo tipo, en un
proceso de regeneracin y a atacarles con l. En este proceso, la Jerarqua acta, entre otras cosas, sobre los
elementos del recuerdo que estn, en algunos seres humanos, ms o menos presentes. A medida que este
proceso se prosigue, un nmero de hombres cada vez mayor comienza a reaccionar en un sentido positivo,
mientras que otros, por el contrario, reaccionan en el sentido opuesto o negativo. Es imposible permanecer
inmviles, y por eso es lgico que este proceso conduzca finalmente a una crisis espiritual y cientfica: a
una separacin histrica y definitiva entre los dos tipos humanos cada vez ms alejados entre s.
Si nos permite hablar, de manera optimista, de dos mitades, diramos que una mitad permanece en el orden
de la naturaleza que le es tan familiar, con todas las consecuencias que se derivan de ello; y que la otra
mitad entra en el nuevo campo de vida, preparado csmica, atmosfrica y espiritualmente por la Jerarqua
de Cristo. Las consecuencias histricas y cientficas de tal separacin, la cual ya ha tenido lugar muchas
veces, muestran siempre como la parte de la humanidad aferrada a la naturaleza terrestre ha apostado por el
caballo perdedor.
Actualmente la humanidad va tambin al encuentro de semejante separacin histrica y por esta razn,
tambin ahora, se ven muy claramente estos dos diferentes estados de conciencia que conducen a los
hombres a una inevitable confusin de lenguas. Tal confusin de lenguas es de lamentar, pues sera
deseable que la humanidad hablase una lengua comn, por la cual todos los hombres pudieran ser
encontrados dignos de ser elevados en el nuevo campo de vida. Sin embargo, esta confusin tambin
prueba que la Jerarqua de Cristo no ha trabajo en vano. Los dos tipos de hombres estn frente a frente. Es
evidente que ya no se comprenden.
La lnea de demarcacin parece estar trazada al azar. A veces pasa a travs de hogares, familias y grupos,
separando irresistiblemente una mitad de la otra. En la actualidad nos encontramos ante una separacin
semejante. Es hasta cierto punto lamentable, penoso, dramtico; pero es la seal de la gran revolucin que
vemos en todos los planos de la vida.
Supongamos, como ejemplo, que nosotros pertenecemos al tipo humano de los separados, y usted no. Toda
charla, todo sermn, toda discusin filosfica sera entonces superflua; hasta all ha llegado ya la
separacin. Sera mejor que cada uno siguiera su camino, conservando para el otro una disposicin
amistosa y corts, diciendo: "No nos fatiguemos mutuamente y dejmonos recprocamente en paz". En este
caso, un trabajo como el de la Escuela Espiritual habra llegado definitivamente a su fin.
Sin embargo, en la poca actual, existe temporalmente un tercer tipo de hombre cuyo nmero disminuye
cada vez ms, un tipo del que se puede decir: "no es ni carne ni pescado, ni positivo ni negativo, ni caliente
ni fro". El hombre de este tipo posee un recuerdo, mstica o intelectualmente cultivado, un inters
correspondiente, y puede hasta cierto punto sentir y comprender las cosas del nuevo campo de vida. Este
hombre, sin embargo, no ha llegado a una eleccin definitiva, no ha aceptado todava ninguna
consecuencia y an no ha puesto, pues, su pie en el camino.
Los seres humanos pertenecientes a este tipo son, en este mundo, tocados por los dos lados a la vez: por
una parte, la Jerarqua de Cristo quiere conducirles fundamental y estructuralmente a la vida nueva; por
otra parte, el adversario les impide, tanto como le es posible, que sigan este camino para encadenarles a la
naturaleza terrestre. Este tercer tipo est formado por un grupo cuya existencia es temporal y que an no ha
resuelto la cuestin de pertenecer a la nueva naturaleza o a la antigua. El que este grupo sea relativamente
muy pequeo puede ser considerado como el testimonio de la inminencia del gran cambio histrico.
Debemos ponerle en guardia contra su vida emocional e intelectual. Estos dos estados de ser no constituyen
ningn valor real en el sentido de la liberacin. Son corchos ilusorios sobre los que su vida biolgica flota
en el agua; son antenas con las cuales usted palpa, como los insectos, el mundo que le rodea. Sentir o
comprender las cosas de la vida nueva no significa de ningn modo estar en esta vida nueva. Aferrarse a la
mstica biolgica y al entendimiento biolgico y detenerse en esto es, en una gran medida, cegarse a s
mismo.
Si est de acuerdo con nosotros en este punto, entonces est suficientemente preparado para aproximarse al
prodigioso jardn de Getseman. Una lectura superficial de los acontecimientos de Getseman podra dar la
impresin de que la distincin entre dos niveles de conciencia est en ellos claramente expuesta. Por un
lado Jess sufriendo, y por otro los discpulos que no comprenden y en parte estn dormidos. Pero esta
interpretacin es completamente inexacta. El drama de Getseman es un estado en cierta fase del misterio
de iniciacin descrito en el Evangelio.
Este misterio de iniciacin comprende siete fases. En la ciencia santa del renacimiento reconocemos, en
primer lugar, el proceso de la penetracin, la conciencia del pecado, sealado en el misterio de Juan
Bautista.
En segundo lugar, reconocemos el proceso de descenso de la luz prnica original, la unin de la radiacin
celeste con el hombre de la naturaleza terrestre. Este proceso es simbolizado por el nacimiento de Jess en
el establo.
Tercero, el misterio de iniciacin cristiano comprende la interaccin mstica y filosfica entre el Espritu
Santo y la personalidad. Esto es representado por las peregrinaciones de Jess en la Tierra.
Para coronar este proceso con un xito definitivo y completo interviene una cuarta fase que puede ser
designada como la eleccin de los doce apstoles. El hombre-Jess llama, para tomar posesin de ellas, a
las doce fuerzas del hombre dialctico, los doce rayos del alma dialctica, llamados tambin los doce panes
de proposicin del templo terrestre. Son los doce pares de nervios cerebrales con los siete veces siete
plexos. Tan pronto como el hombre Jess posee, en el microcosmos, las doce fuerzas del sistema nervioso
de la personalidad, desde que las tiene bajo control, la suerte de la naturaleza esta decidida.
Este mismo proceso puede ser igualmente indicado por la leyenda del rey Arturo y sus doce caballeros de la
mesa redonda. Lo celeste, lo que no es de esta naturaleza, establece una unin, forma una mesa redonda
con lo terrestre, con lo que es, en efecto, de esta naturaleza. Por esta razn, tal mesa redonda muestra un
conflicto fundamental. Hay un Judas, un Mordret. Por ello, se produce por necesidad natural una
separacin, pues lo divino, lo celeste no se puede reconciliar con lo que es dialctico, con lo terrestre. Lo
terrestre se esfuerza en atraer lo celeste a su esfera de influencia, se esfuerza en poner lo celeste a su
servicio, mientras que el objetivo de lo celeste es el de aniquilar por completo lo que es dialctico.
Los mtodos utilizados por los dos antagonistas para alcanzar sus respectivos fines se acoplan
perfectamente. Lo terrestre quiere arrastrar lo celeste a su esfera de influencia. Lo celeste se entrega
prisionero despus de la advertencia previa: "Mi Reino no es de este mundo". Por tal sacrificio de la
naturaleza celeste, el ocaso de la naturaleza terrestre debe volverse un hecho.
Por esta razn, el proceso de la unin de Jess con los doce aspectos del campo de vida dialctico es
seguido por la quinta fase del drama crstico: la fase del sacrificio. Sin embargo, esta quinta fase, esta
ofrenda-Jess se cumple solamente en el alumno que ha atravesado ya, en el proceso de santificacin, las
cuatro fases precedentes. Slo se cumple en aqul alumno que recorre el camino del acto liberador.
La idea de que Jess el Seor haya expiado hace dos mil aos, por un sacrificio nico sobre la madera de
una cruz, en algn lugar de Palestina, las culpas de toda la humanidad, cabeza por cabeza y corazn por
corazn; la idea de que Jess nos haya liberado de nuestros pecados y los haya pagado, tal como ensea el
catecismo de Heidelberg, es un espantoso error. Es una monstruosidad ortodoxa, una enseanza engaosa,
introducida por la antigua iglesia. Por esta enseanza, la iglesia se ha hundido hasta su impotente caricatura
actual.
El sacrificio nico debe tener lugar en usted, y la madera de la infamia es su propia corporeidad dialctica.
Glgota es el lugar del crneo donde el proceso de crucifixin, la sexta fase del misterio de iniciacin,
celebra su principio y final, a fin de que la sptima fase, el misterio de la resurreccin, pueda cumplirse.
Cuando leemos en el Evangelio: "Aqul que confiesa que Jess ha venido en la carne es de Dios, y aqul
que no lo confiesa no es de Dios", hay que comprender estas palabras correctamente. Son hasta tal punto
sensatas, sorprendentes y objetivas que es incomprensible que tan pocos entiendan su significado. Cuando
el alumno experimenta la unin con Jess, la ofrenda Jess, la quinta fase, cuando la vivifica en sus propia
carne, entonces es de Dios, entonces est en Dios. Cuando puede vivirlo, confesarlo en su carne, entonces
est en la Gnosis, pues es por la ofrenda en la carne que se desarrolla la resurreccin.
Y es completamente lgico decir que aqul que an no puede confesar esto, que todava no puede vivirlo,
no es de Dios. Tal hombre conoce Dios slo como una palabra, un sonido, una vaga nocin.
Cuando Pablo dice: "Nosotros por nuestra parte, confesamos (es decir, experimentamos) que Jess ha
venido en la carne", usted reconoce su estado de ser. Toda la multitud ortodoxa imagina que es capaz de
repetir estas palabras, cuando se refiere al nacimiento histrico de Jess. Siente cun ignorante y simplista
es esto? Toda la legin infernal sabe que Jess ha venido en la carne!
Y comprende ahora las palabras de Silesio: "Si Cristo hubiera nacido miles de veces en Beln pero no en
usted, entonces, sin embargo, estara perdido"? Ha descubierto la horrible y profunda decadencia de la
vida mstica de nuestro tiempo? Siente cun necesaria se vuelve una separacin entre la humanidad y
cmo una conciencia diferente es una necesidad natural?
El proceso de la ofrenda del hombre celeste al hombre terrestre, la quinta fase del drama crstico, comienza
con la Santa Cena, como la hemos descrito detalladamente. Durante la Cena se produce tambin un arresto.
Es all cuando las doce fuerzas o doce cualidades de los doce pares de nervios craneales dialcticos son
definitivamente hechos prisioneros por el hombre Jess. La higuera es levantada. Entonces Judas es
forzado a salir: "Lo que tengas que hacer, hazlo pronto." El conflicto ha comenzado.
A continuacin, Jess conduce a los alumnos a Getseman. Toma consigo a tres de ellos: Pedro, Santiago y
Juan. Pedro representa el elemento de la voluntad, Santiago el elemento racional, y Juan el elemento
emocional. La unidad cabeza-corazn en su totalidad. Jess eleva ntegramente estos tres factores dirigentes
de la naturaleza humana a la soledad, al jardn del alma. Los coloca ante la vida nueva.
En toda la antigua sabidura, Getseman es el jardn del alma, el jardn de rosas, en el que la clara imagen
del camino de la liberacin se muestra ante el alumno y se graba en l. La soledad y un grande y profundo
silencio son la seal de este acontecimiento. Es ser elevado a una regin en la que todo lo que es dialctico
se duerme irrevocablemente, donde la conciencia dialctica no puede seguir.
Los textos originales no nos hablan jams de un Jess afligido y angustiado, pero si de su extrema
preocupacin en lo que concierne a la realizacin de este milagroso proceso. Es la preocupacin del amor.
An tenemos que eliminar otra mistificacin. All donde Jess dice: "Padre mo, si es posible, que pase de
m este cliz, pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres T", y: "Padre mo, si no puede pasar este
cliz sin que yo lo beba, hgase tu voluntad", los msticos eclesisticos han puesto en escena un Salvador
sufriendo y sudando sangre, implorando gracia en el ltimo momento para, sin embargo, rendirse al final.
As es como el arte de todos los siglos le ha representado. A travs de los siglos, se ha hecho de l un
afligido dialctico.
Pero el alumno tocado por la luz prnica original lee, experimenta algo muy distinto. El cliz es aqu el
grial elaborado en el nuevo santuario cabeza-corazn. Por el uso cotidiano del contenido de este santo grial,
el alumno debe realizar el gran milagro de la transfiguracin.
La prodigiosa experiencia en el jardn de Getseman tiene como finalidad el que el alumno conozca a fondo
el contenido mgico del santo grial.
Este proceso se cumple en tres fases, despus de que el alumno haya sido elevado, como consecuencia de
los siete actos liberadores que ha realizado, al nuevo campo de vida y todo lo que es de la dialctica est
adormecido en l.
El camino que tiene ahora ante s, se desarrolla ante l como un relato, como un canto. Las rosas florecen
en el jardn y las flores del almendro expanden su fragancia. El alumno escucha, ve y experimenta de
primera mano lo que la Gnosis quiere de l. Y dice entonces: "Padre mo, si es posible, no dejes pasar ante
m esta copa como yo lo quiero, sino como T lo quieres".
Este "como yo lo quiero" contiene la posibilidad de que todava las influencias dialcticas podran
corromperlo todo. Con esta sentencia de fuerza mgica se obtiene una absoluta pureza de visin y el
alumno, como en el tiempo original, se coloca en una unin de obediencia libremente consentida con Dios.
Cuando esto es realizado sigue el segundo mntram. El cliz aparece por segunda vez y el alumno de la
Gnosis ahora lo beber. El hombre nuevo despertado pasa a un acto nuevo, a fin de establecer
definitivamente la unin que fue rota en los tiempos primitivos: "Padre, no dejes pasar este cliz; que yo lo
beba, hgase tu voluntad." La nueva unidad cabeza-corazn es despus directamente despertada
positivamente para un trabajo de francmasonera, en el sublime vaco de Getseman. El grial es levantado
para ser bebido, el contacto entre Dios y el hombre es restablecido definitivamente, la alianza es renovada.
A partir de ese momento, el alumno se entrega prisionero al gran proceso del milagro del renacimiento, el
proceso de la endura, en la realidad de esta vida. La gran transmutacin, la fabricacin del oro extrado de
los metales viles, va a comenzar.
EL MISTERIO DE LA ENDURA
Cuando un occidental, descendiente de numerosas generaciones occidentales y educado segn sus normas,
conoce por primera vez en su vida la enseanza de los maniqueos o de los ctaros o de los rosacruces de
Valentn Andreae, histricamente ms cercano a nosotros, entonces se asombra extremadamente y se
encuentra completamente extrao frente a su interpretacin del cristianismo.
Las concepciones y el desarrollo del cristianismo de las iglesias por un lado, y de las fraternidades citadas
por otro, siguen direcciones tan divergentes que ya no es cuestin de diferentes puntos de vista, sino que se
trata de dos cosas totalmente extraas en su esencia la una de la otra. Por consiguiente, un buscador libre de
prejuicios debe plantearse la pregunta: "En qu lado de la lnea de demarcacin irradia el verdadero
cristianismo?"
Cuando un hombre se plantea de manera verdaderamente objetiva semejante pregunta, y es asido por el
espritu de la verdadera vida de bsqueda, entonces su pregunta recibir, sin duda alguna, una respuesta.
Pues en las misma Biblia encontrar una respuesta clara, con la condicin de que le permita hablarle
despojada de todas las exgesis teolgicas seculares.
Tome, por ejemplo, la endura de los Ctaros, tan vivamente criticada y tan mal comprendida. Respecto a
este "mtodo impo de suicidio", practicado por la antigua Fraternidad del sur de Francia, han aparecido
gruesos libros. Y, sin embargo, este mtodo llamado impo se encuentra descrito minuciosamente en los
cuatro evangelios que han servido de base a su propia educacin y a la de numerosas generaciones que le
han precedido.
Para comprender esto y para que su conciencia pueda hacerse una imagen perfectamente clara, es necesario
que se figure, una vez ms, lo que la endura significa en s misma. Representa la muerte consciente y
metdicamente causada de la naturaleza dialctica impa en el microcosmos.
El alumno que realiza la endura, parte del conocimiento de que una parte de su sistema microcsmico no
est en armona con las leyes divinas de construccin y que esta parte degenerada impide al resto del
sistema participar en la vida divina. En consecuencia, todo el microcosmos est literalmente como sumido
en un sueo de muerte. El alumno que ha llegado a este descubrimiento procede a desnaturalizar, hacer
pasar por la endura, la parte impa de su ser total. En efecto, y es de una lgica irrefutable, la aniquilacin
de lo impo debe ser el inicio de la nueva santificacin del sistema en su totalidad.
Sobre este pilar de la endura reposa el nuevo comienzo de la vida divina. Sobre este pilar reposa toda la
transfiguracin o renacimiento evanglico. As pues, el mtodo que conduce a este renacimiento
evanglico, a la resurreccin eterna y total de la naturaleza original, debe por lo tanto irradiar, en toda su
integridad, en la lengua sagrada de los evangelios. As podemos decir, mejor dicho, estamos obligados a
decir que los evangelios contienen mtodos endursticos. Si se cumple fielmente todo lo que proponen estos
mtodos evanglicos, slo puede haber un resultado final: el reencuentro con el Seor de toda vida en la
nueva va etrica.
Conviene precisar aqu, brevemente, lo que la mstica de las iglesias ha hecho de este renacimiento
evanglico. Bajo la presin del dios de este mundo, ha destruido el objeto asignado a la endura y ha
sometido, y an se esfuerza en someter, la parte impa del microcosmos a todo un sistema de cultura mstica
de bondad. Sobre este tema nos hemos explicado ya tantas veces en nuestro mbito, que no es necesario
extendernos ms ampliamente aqu. Siempre y cuando le haya quedado claro que el misticismo de las
iglesias y toda la teologa de la que ha salido no tienen el menor derecho a reclamar para s el nombre de
Jesucristo.
Por lo tanto, en la Escuela de la Rosacruz consideramos la endura como la base del mensaje evanglico. Y
para conocer esta endura no tenemos ninguna necesidad de entregarnos, durante aos, a investigaciones y
bsquedas sobre los datos autnticos de las antiguas fraternidades de buena fe, pues en la Biblia ya
poseemos todo aquello que tenemos que comprender. Es necesario, a continuacin, que seamos plenamente
conscientes de que la llamada al renacimiento no nos es solamente transmitida por los evangelios cristianos,
sino que esta llamada resuena a travs de toda la Enseanza Universal. Es la llamada del origen para que
regresemos; es la llamada de la Gnosis.
Por eso, nos alegra el que nos haya sido confiada la misin de colocarle, por una serie de exposiciones, ante
este clsico camino de regreso, pues este camino le une al mensaje divino de todos los tiempos. Y por esta
razn vamos a reemprender el hilo conductor all donde lo hemos dejado en la carta precedente,
colocndole conforme al orden adoptado en el desarrollo de nuestras consideraciones, ante la endura. En
ningn modo ante aquella confesada y aplicada por tal y tal, sino ante la endura que la Biblia nos presenta a
todos como nuestra tarea actual: "Sed mis seguidores".
Comprendemos entonces que la endura atrae la atencin hacia la aniquilacin de la parte impa del
microcosmos. En esta parte impa est anclada la personalidad, el "yo", el yo inferior. Pues son numerosos
los que descubrieron al final, despus de haber practicado con celo toda clase de mtodos de aniquilacin
del yo, en un intento de aplicar la endura y responder as a la meta sagrada, que todos sus esfuerzos, por
bienintencionados que fueran, no haban dado ningn resultado. Y esto es perfectamente lgico, pues el yo
que quiere aniquilarse a s mismo, se auto-mantiene. El yo que se somete a s mismo a uno u otro mtodo,
se refuerza.
Por esto la Gnosis, la luz prnica original, viene hacia la humanidad para que, si as se desea, lo imposible
pueda ser realizado en esta fuerza divina. No es el "yo" quien deber efectuar la endura, sino la Gnosis, o,
expresado de forma mstica cristiana, "el Cristo en nosotros".
Le hemos explicado cmo esta fuerza divina acta primeramente en el sistema de manera sugestiva y cmo
despus la luz divina establece de manera sptuple una unin con el sistema impo. Paso a paso, este
proceso avanza; proceso en el que no destaca el yo de la naturaleza, sino el Espritu Santo, la Gnosis, el
Cristo en nosotros. Cuando la sptuple Santa Cena ha sido consagrada as, cuando, en la noche de esta
comida, el ltimo da de la vida segn la naturaleza ha alcanzado su punto ms bajo y ha finalizado, el
alumno se va al jardn de Getseman. Y en este jardn, decamos, comienza ya el nuevo da, el da de la
transmutacin.
En una visin, en una elevacin total en la nueva va etrica, el alumno recibe una imagen clara de todo el
proceso de transmutacin venidero que, en los evangelios, est descrito como la "crucifixin". En todo este
proceso de crucifixin, de transmutacin, se pueden distinguir doce momentos principales, desde el
aprisionamiento del hombre-Jess hasta su muerte.
Nos esforzaremos en explicarle lo que todo esto significa. Si quiere comprender el sentido profundo de la
epopeya de la crucifixin, estamos obligados a aconsejarle todava una vez ms, con insistencia, que
renuncie a todas las interpretaciones culturales y tradicionales de los evangelios. Estas ideas estn hasta tal
punto grabadas en su sangre, estn buriladas en usted tan profundamente por las generaciones que le han
precedido, que es necesario considerarlo como la causa ms importante de su encadenamiento a la rueda.
La epopeya de la crucifixin no tiene nada que ver con sangre, lgrimas, flagelaciones y un cuerpo
moribundo, clavado en la madera. En ella no entra el ms pequeo trozo de madera. Y aunque los relatos
evanglicos han sido criminalmente deformados, tampoco podemos decir que traten simplemente de actos
puramente simblicos. La epopeya de la crucifixin trata de un proceso de doce aspectos, con doce cantos,
cuyas consecuencias don muy profundas. Es la fase final del proceso de la santa redencin gnstica, por lo
que concierne a la va dialctica de existencia.
Si logra profundizar en el sentido de esto, se dar cuenta al mismo tiempo del insondable abismo que hay
entre el cristianismo de los misterios y el de la multitud de las iglesias. Se ha preguntado alguna vez por
qu muchas autoridades eclesisticas mantienen tan obstinadamente las celebraciones rutinariamente
repetidas de los puntos culminantes del ao religioso, conservando siempre el mismo clich? Es una
anestesia llevada cientficamente al extremo y destinada a impedir que la multitud jams sospeche algo de
la verdad.
Es nuestro deber explicarle claramente lo que se interpone entre usted y la realidad. Es su iglesia o su arte,
es la confusin que proviene de una traicin que dura ya eones y que est depositada en su sangre.
Y nosotros buscamos, en este ro rojo casi totalmente corrompido, algunos elementos que an seran
capaces de una reaccin original. Esta serie de cartas es un estmulo a reaccionar, dado por la Fraternidad.
Si an le quedan algunos de estos elementos, entonces podr comprender lo que la Gnosis tiene que
decirle.
El cristianismo puro, inmaculado, la Enseanza Universal, la religin original estn guardados exclusiva e
irrevocablemente en los misterios. Los hierofantes de los misterios no han fundado jams nada que pueda
parecerse a iglesias o a instituciones mgico-msticas. Todo lo que haya podido ser contado sobre ello es un
error en el ms alto grado.
Se le han presentado las cosas como si las iglesias fueran destinadas a la multitud, a las gentes ordinarias,
mientras que los misterios seran para los iniciados, para los especialmente predispuestos. Quines seran
estas personas especialmente predispuestas, dnde se les encontrara, en qu consistira su predisposicin?
Nadie puede decrselo. Si usted mismo pertenece a esta categora, no se percibe en nada. Usted slo
pertenece a la multitud, se ha convertido en una parte de la multitud. Se ha convertido en multitud. Se
encuentra sobre el terreno de esta naturaleza. Cul es el motivo de que pertenezca a este rebao?
Encuentra esto agradable? Cul es la causa de su estado de degradacin? Por supuesto, habr estropeado
en usted mismo irremediable y evidentemente muchas cosas; pero, lo ha hecho intencionadamente? La
mayor parte de los daos no es imputable a la ignorancia? O bien, no son debidos al hecho de que ha
seguido falsos caminos proyectados intencionadamente en su conciencia?
No comprende que, en esta naturaleza, hubo y hay un poder, un enemigo absoluto del comienzo, que le ha
conducido en el curso de innumerables revoluciones de la rueda a esta impotencia, a esta limitacin total de
la conciencia? No comprende que este enemigo, por una sucesin sin fin de imitaciones, se sirve de todo
para atarle definitivamente?
Quienes estn al servicio de una de estas imitaciones actan frecuentemente de buena fe, lo que vuelve las
cosas an ms complicadas y ms desesperadas.
La verdad, el misterio divino es en s uno e indivisible, y no hay nada entre la Gnosis y usted. Ningn
intermediario! A menos que se forje dolos.
Nos objetar que tambin Jess, el Seor, tena en cuenta la multitud y los iniciados. No hablaba al
pueblo en parbolas y a sus discpulos de otra manera?
Hablar a alguien en parbolas no quiere decir incitarle a adoptar tal o cual forma de imitacin. El misterio
perfecto se ofrece a todos de manera idntica y sin velos, quiere aproximarse a usted, quiere salvarle y le
habla de manera que pueda comprender. Y cuando comprende, no recibe consuelo en su estado de ser
personal, sino una llamada para aproximarse al ms santo de los misterios. "Venid a M, todos los que
estis fatigados y cargados y os dar el verdadero reposo!" Y quienes van, siguen el camino que le hemos
descrito y finalmente, en la ltima fase dialctica del gran viaje, se encuentran ante la epopeya de la
crucifixin.
Le hemos expuesto en detalle como todos los circuitos de plexos han sido tomados, durante la Santa Cena,
por la luz prnica original para un nuevo comienzo. Todo el sistema de la personalidad dialctica es as
sometido metdicamente bajo control de la Gnosis. Los plexos son una clase de nudos en el sistema
nervioso, que se extiende alrededor del rbol de la vida y se diferencia en doce aspectos.
Cuando la totalidad de la higuera de los misterios se pone as a vibrar en la luz prnica original, est claro
que la secrecin interna, la actividad hormonal, por la cual la sangre y el resto del sistema son conservados
y puestos en funcionamiento, es llevada a un estado muy particular. La naturaleza nueva y divina ha
tomado posesin de toda la naturaleza dialctica y as, por fin, se ha vuelto perfecta la base para la
transmutacin.
Como consecuencia de esta situacin se desarrollan dos procesos nuevos: el ocaso fundamental de la
antigua naturaleza y la elevacin fundamental de la nueva naturaleza, una muerte y una resurreccin.
Bajo la influencia de los doce alimentos santos, se construye una nueva personalidad de "agua y de
espritu", de forma dodcuple, alrededor de la fina red de la higuera, en ella y a travs de ella, mientras que
muere, bajo la misma influencia, la antigua personalidad. As, la epopeya de la crucifixin es la epopeya de
un nuevo nacimiento. La parte maldita perece y lo que es santificado se eleva!
En la segunda epstola a los Corintios, Pablo habla de este proceso a sus alumnos. Comprenda bien que se
dirige a aquellos alumnos ya comprometidos en este proceso. Desdichado si est usted imitando este
proceso. "Porque sabemos que si esta tienda donde habitamos es demolida, tenemos un edificio divino, una
morada eterna en el cielo."
Quizs aspire ardientemente a ser revestido con esta santa morada, pero vigile de no ser encontrado
desnudo. Quizs suspire por el agobio de tener que permanecer an en tiendas terrestres. Sin embargo, sepa
que por el acto y el esfuerzo, lo mortal ser engullido por la vida verdadera.
Es la Gnosis quien le ha preparado para ello y quien le ha dado en prenda este Espritu Santo.
XVII
LA RESURRECCIN GLORIOSA
Con los doce cantos de la epopeya de la crucifixin, el alumno que recorre el camino hacia la casa del
Padre termina su viaje a travs de la dialctica. Ha amanecido la maana de la resurreccin y quisiramos
ahora considerar lo que, en el sentido gnstico, esta grandiosa victoria le permite contemplar. A fin de
poder comprender correctamente lo que sucede durante la resurreccin, es necesario que tengamos una
nocin clara y completa de qu y quin resucita de la tumba, y en qu consiste esta tumba.
En la Jerusaln geogrfica se encuentra la iglesia del Santo Sepulcro. Cuando Jerusaln, destruida por Tito,
fue ms tarde reconstruida, se encontr en medio de la ciudad una colina artificial que se designaba con el
nombre de Glgota. En el ao 326 se arras esta colina edificndose una capilla en su lugar. Esta capilla
fue destruida en repetidas ocasiones, y actualmente se encuentra all una gran iglesia. En el interior de esta
iglesia se puede ver un lecho mortuorio, una losa para el embalsamamiento, as como la prisin de Cristo.
Se pueden ver igualmente pequeos fragmentos de madera de la cruz, conservados en campanas de cristal,
sostenidos con oro y puestos sobre terciopelo azul. Hay tambin trozos de tela que llevan trazas de la sangre
y el sudor del redentor sufriente.
Pero usted debe desenmascarar este intencionado gran engao histrico, pues la tumba de Cristo se
encuentra all donde el alumno sigue el camino de la Gnosis. No debe buscar el santo sepulcro en colinas
de arena o en grietas rocosas. Slo puede encontrarlo en un microcosmos vivo y vibrante. La tumba es la
parte impa del microcosmos donde el sistema de la personalidad, separado de la naturaleza divina, es
disgregado. Y el santo sepulcro est all donde se alza una nueva personalidad glorificada, en un
microcosmos reconciliado con Dios, en el nuevo da.
La tumba santa se encuentra, como usted sabe, en el jardn de Jos de Arimatea, es decir, en el
microcosmos del maestro-constructor que, despus de haber recorrido el camino gnstico, ha llegado hasta
esta victoria. Si quiere comprender algo de la realidad redentora de la resurreccin, debe volver su mirada a
la realidad del momento presente. Al igual que Cristo, el glorificado, es el mismo ayer y hoy, as tambin lo
es la resurreccin. Tener parte en la resurreccin de Cristo significa realizar en la propia vida y en el propio
ser esta realidad de salvacin.
Si puede anclar slidamente esta comprensin en su propio ser, en su propia conciencia, de tal modo que
las ancestrales tendencias sanguneas ya no puedan oscurecer ms este discernimiento, estar entonces en
condiciones de meditar con xito sobre el cambio sublime y, en apariencia, milagroso que tiene lugar
durante el proceso de la resurreccin.
El cuerpo fsico, el doble etrico, el cuerpo del deseo y el poder del pensamiento -es decir, la cudruple
corporeidad- forman parte de la personalidad de la naturaleza, al igual que la triple conciencia terrestre. Por
la intervencin del maestro divino, todo este sistema es disgregado, no fortuitamente, sino segn un
proceso definido metdicamente.
Quizs sepa que la higuera sagrada tiene veinticuatro ramas. Son los doce pares de nervios craneanos que
controlan todo el sistema de la personalidad. Comprende doce polos positivos y doce polos negativos y, por
consiguiente, tambin hay veinticuatro funciones diferentes. Cada una de estas veinticuatro funciones debe
ser cumplida exactamente y el alumno de la Escuela Espiritual de la Fraternidad Universal debe ver en
estas veinticuatro funciones, veinticuatro tareas, veinticuatro cargas en las cuales puede y debe colaborar en
tanto que auto-francmasn. Pues el candidato debe responder a la intervencin dodcuple del divino
maestro de manera concordante.
A cada una de las ramas de la santa higuera le corresponden algunos de los cuarenta y nueve plexos y
ciertos rganos de secrecin interna. As, puede imaginarse que cada aspecto es como un campo de trabajo
en el que se acta fervientemente en la gran obra.
Cuando observamos la actividad en cualquiera de estos campos de trabajo, vemos claramente que se
presenta en un aspecto doble, dual: por una parte, una acumulacin de elementos fundamentales y, por otra
parte, su utilizacin. Los elementos gnsticos son atrados por el polo negativo. Y por el polo positivo, el
polo irradiante, son dirigidos hacia los lugares donde sern utilizados, a saber: los ganglios nerviosos, los
rganos de secrecin interna y los rganos que generan la sangre.
En estos lugares de trabajo en la personalidad debe ser realizado ahora todo el objetivo de la gran obra.
Segn la compresin dialctica, esta realizacin podra traducirse mejor como la construccin de una figura
aparente. El candidato posee una personalidad que existe, que puede ser percibida, que se comporta de
manera perfectamente natural, pero que, segn su esencia ms profunda, ya no pertenece a este mundo.
No vaya a cometer el gran error de llamar a esta apariencia la imagen celeste, pues en realidad ella no es
nada. No es de la esfera material, ni de la esfera reflectora, ni tampoco de ningn otro reino natural. No
pertenece a nada, slo existe como un vehculo temporal que, tan pronto como sea abandonado, se
pulverizar directamente en tomos.
Es necesario, por otra parte, saber que esta figura aparente posee igualmente una vida y una conciencia
aparentes.
Esta mistificacin dura hasta un momento psicolgico determinado que surge cuando el cuerpo de la
resurreccin est preparado. Comprender que la creacin de la figura aparente, el deslizamiento de la
realidad dialctica en este aspecto de la nada, sea filosficamente designado por nosotros como la endura,
como la epopeya de la crucifixin.
Veamos ahora de qu manera se produce el despertar del cuerpo de la resurreccin. Usted no debe
comparar, en ningn aspecto, la personalidad del hombre verdadero y divino con la del hombre terrestre. El
hombre divino no es un hombre terrestre glorificado, una Venus o un Apolo espiritualizados. El hombre
divino se podra comparar mejor con un foco divino, luminoso, radiante, que puede revestir toda clase de
formas y que tambin puede manifestarse perfectamente sin forma.
A partir del momento en que, en la gracia de la radiacin de la Gnosis, el alumno ha llevado "a la nada" la
parte impa del microcosmos, el Logos microcsmico original recibe, en la misma medida en que se cumple
la endura, la ocasin de volver a tomar su lugar, su antiguo trono en el microcosmos. Nada de lo terrestre es
pues transformado en original. Todo lo terrestre es llevado a la nada. Y tan pronto como esta "nada" es
conseguida, el Glorioso del comienzo se encuentra de nuevo en el santuario.
Y es entonces cuando se cumple el instante glorioso, sagrado, divino, en el que el sublime inexpresable se
manifiesta a la figura aparente, probando as que la resurreccin se ha vuelto un hecho. Y la figura aparente
desaparece, o recibe an una tarea en el proceso de la santificacin de otros.
Consideremos ahora el testimonio de la Biblia en relacin con estas cosas. Atraemos primeramente su
atencin hacia el relato de Mara Magdalena. Comienza en el primer da de un nuevo perodo. Lalo de
nuevo con nosotros, a la luz de lo que acabamos de decirle.
Mara Magdalena nos es presentada como una mujer "convertida", lo que, en sentido transfigurstico,
designa un ser humano que ha cumplido el camino de la nada. Ella encuentra esta buena maana "la
tumba" vaca. La piedra ha sido retirada.
Este vaco de la tumba y la piedra retirada tienen un profundo significado. En el proceso que podemos
describirle, llega un momento que se puede designar literalmente como la "tumba vaca". La tumba es,
como usted sabe, la parte impa del microcosmos en la que, en la epopeya de la crucifixin, se deposita la
personalidad dialctica que tiene su existencia en esta parte impa.
Cuando estos acontecimientos son consumados, cuando la personalidad dialctica ha logrado irrumpir en la
"nada" absoluta y la figura aparente se ha formado, entonces, un buen da, esta Mara Magdalena, este
habitante de las rocas sale y es colocado, por decirlo as, fuera del propio microcosmos. El alumno-
candidato experimenta entonces su interior que la tumba est realmente vaca, con otras palabras, que el
microcosmos est completamente vaciado de lo impo. La piedra, que durante eones ha mantenido la tumba
cerrada, ha sido retirada.
Puede imaginarse que la primera experiencia de este nuevo apogeo de vida sea experimentado como algo
muy extrao que, al principio, tiene un efecto algo consternante sobre el candidato. Pues, en la fosa donde
la figura aparente estaba unida a la Gnosis, haba una interaccin entre el Espritu Santo y la personalidad
sometida a la endura, mientras que ahora esta unin se encuentra, de repente, rota. As podemos
comprender bien la lamentacin que surge espontneamente del alma: "Se han llevado a Mi Seor".
Este Seor, esta unin con la Gnosis, viene ahora de nuevo hacia Mara, pero de un modo muy distinto.
Ahora es confrontada con la Gnosis bajo el aspecto de un hombre original, exterior a ella misma; y, en su
interior, ella lo reconoce como el Glorificado. Es a ella a quien se le dirige la advertencia: "No me
retengas". La unin, tal como era, no puede ni debe ser restablecida. Todo est ahora concentrado en la
ascensin absoluta de todo el microcosmos, etapa a la que ha llegado el resucitado. Mara se va, la figura
aparente se desprende.
Y el Seor del microcosmos, capaz de gobernar de nuevo su reino, emprende su ltimo trabajo: "Entonces,
en la noche del primer da de la semana, el Seor se apareci a sus discpulos y les salud, dicindoles: La
paz sea con vosotros! Y les mostr las manos y el costado. Los discpulos se alegraron mucho."
Esperamos de todo corazn que sabr tambin profundizar este aspecto evanglico. La figura aparente que,
despus de la resurreccin, ve rota su unin original con la Gnosis, no es abandonada a su suerte. Al
contrario, todava podr ser empleada durante mucho tiempo al servicio de la luz. Despus de la realizacin
de estas nuevas relaciones y el "no me toques", despus de la experiencia de esta nueva soledad, la Gnosis
viene de nuevo hacia el alumno. l recibe una nueva misin.
El resucitado lo toma ahora a su servicio, en una vida enteramente consagrada al servicio a Dios. Es ahora
cuando el alumno recibe un mandato real. El maestro va a comenzar a emplearlo en el campo de la
recoleccin de las almas, como pescador de hombres.
Como signos distintivos, la Gnosis le muestra las dos manos y el costado; son los atributos sublimes del
Espritu Santo perfecto. Y mientras la Gnosis presenta estos signos, resuena de nuevo el mntram: "La
paz sea con vosotros! Al igual que el Padre me ha enviado, yo os envi a vosotros tambin".
Vemos entonces como los alumnos, los discpulos elevados a este grado, recorren toda la tierra, reflejando
por todas partes el Espritu Santo, hasta en los lugares ms sombros y oscuros.
Y el renacido les acompaa por todos los pases. Ellos no son la luz, pero son enviados por Dios para dar
testimonio de la luz. As la figura aparente esparce un brillante resplandor. El resplandor del Glorificado
que es, que era y que vendr.
Si slo desea verdaderamente leerlo y comprenderlo, puede encontrar por todas partes en la Biblia la seal
de esta resurreccin gloriosa y sus consecuencias. Y todo lo que comprenda ser para usted como un faro
en el camino.
Queda an, sin embargo, un peligro para todos los alumnos que han podido celebrar, en su propio ser, la
resurreccin gloriosa, el peligro de la temerosidad, de la vacilacin.
Este peligro nos es mostrado con la aparicin de Jess en el mar de Tiberades. El mandatario est ocupado
en pescar, y no coge nada. A la pregunta: "No tienes nada que comer?", est obligado a responder:
"No!"
En la nueva relacin de la Gnosis con l o con ella, relacin que ya nunca ms ser rota, resuena la
sugestin gnstica: " Echa tu red por lado derecho de la barca y hallars." Y la red es arrastrada a tierra,
colmada de peces: ciento cincuenta y tres, una imagen de la integridad.
Por esta razn, a quien le ha sido permitido celebrar la fiesta de la resurreccin gloriosa es, igualmente, en
su calidad de pescador de hombres, un vencedor, un triunfador. Y aunque sea recogida una gran cantidad
de peces, la red no se rompe. Todos aquellos que esperan o que temen que algn instrumento de trabajo
construido sobre la roca de Cristo se estropee, pueden aprender de la Biblia que la red no se romper jams.
XVIII
LA PESCA MILAGROSA
Como usted sabe, la Biblia da toda una serie de informaciones diversas, ricamente matizadas, con referencia
a los peces y los pescadores. Habla de pescas milagrosas en el curso de las cuales las redes se rompen a
causa de la enorme cantidad de peces, o bien son conservadas maravillosamente intactas. Hay comidas en
las que se reparte pan y tambin peces, especialmente por los discpulos que ejercen el oficio de pescadores.
Estos discpulos son llamados mientras estn pescando o mientras estn ocupados en reparar sus redes.
Usted ha escuchado tan frecuentemente estas descripciones y los alumnos de la Escuela Espiritual de la
Rosacruz creen comprender tan bien su sentido que, en general, estn inclinados a pensar que se trata de una
materia de enseanza ya trabajada suficientemente, ponindola a un lado con todo aquello que, segn ellos,
no tiene ya ninguna realidad vital para el hombre. Sin embargo, es la propia Gnosis la que quiere atraer muy
particularmente su atencin hacia este oficio de pescador y hacia todos los atributos caractersticos de esta
funcin, pues es posible que de estos pergaminos amarillentos, de su materia de enseanza ya trabajada
suficientemente, puedan surgir muchas cosas que usted no ha sospechado hasta ahora.
No queremos aportarle aspectos y cosas espectaculares, de los cuales usted quizs dira: "Quin pudo
pensar una cosa semejante?" No, nosotros profesamos simplemente la opinin de que es posible que,
precisamente bajo las cosas corrientes, aqullas que se comprenden tan bien, se encuentren riquezas y
advertencias que usted no haba distinguido hasta hoy. En primer lugar, quisiramos por eso atraer su
atencin hacia el conjunto "pan y peces" de la comida milagrosa.
Usted sabe que el pan es el smbolo del Espritu Santo, de la luz prnica original; y que el smbolo de los
peces seala la idea del amor abnegado. No se refiere al amor humanitario en general o al amor a la
humanidad entendido como una cualidad, sino en el sentido muy particular de amor al prjimo "aplicado"
que, en la vida de un hombre, genera un impulso a actuar. Slo quienes estn caracterizados por el smbolo
de los peces, quienes no consideran su propio yo, quienes no se atribuyen a s mismos ninguna importancia,
en completo olvido de s mismos, se sumergen en la horrible realidad del fango dialctico con el fin de
trabajar all para el prjimo.
Evidentemente, segn las normas de la naturaleza, un trabajo semejante ocasiona sufrimiento, pero la pura
realidad gnstica concede una alegra celeste ilimitada. Visto segn esta luz, el smbolo de los peces designa
el pan gnstico universal que es transmutado en el alumno.
El alumno que ha dado sus primeros pasos en el camino de la liberacin es alimentado con el pan de vida: la
Gnosis. Cuando este pan de vida puede ser comido realmente, esto supone a la vez la asimilacin de los
peces. Comer los peces significa que el toque del Espritu Santo en el sistema de los plexos hace nacer en el
alumno un estado, una tensin, un impulso que le incita a una gran actividad en la lnea horizontal.
Cuando el alumno ha alcanzado este estado, l posee en su propio ser "el Espritu Santo transmutado". Y
por esta presin interior no puede hacer otra cosa que ponerse a trabajar. Y acta! Est obligado a actuar!
De este modo, comiendo el pan y los peces, se convierte en un pescador!
Esta vocacin gnstica se desarrolla, consiguientemente, por el toque del Espritu Santo (el pan) y por la
posibilidad de que este toque ejerza una influencia duradera sobre el sistema de los plexos. Sin este cambio
en el sistema de los plexos, no puede hablarse de una vocacin de pescador.
Este estado de ser posee evidentemente un signo caracterstico, y es a este signo al que se refieren las
palabras: "Probad los espritus para saber si son de Dios". De esto debe aprender que el amor al prjimo, el
amor al prjimo aplicado en el sentido de la Gnosis, no puede ser explicado jams a partir de la bondad de
esta naturaleza. El amor al prjimo tal como se manifiesta en la naturaleza y que nosotros designamos con el
trmino colectivo de "humanitarismo", es rigurosamente distinguible del que puede desarrollarse por la
influencia de la Gnosis.
Por esta razn hay dos clases de trabajadores en este mundo: quienes se entregan al cultivo de la bondad y
quienes pertenecen a la naturaleza divina. El primer grupo trabaja para sostener este mundo, el otro busca
conducir de nuevo a los extraviados a casa, al Reino Inmutable.
Cuando un alumno llega a participar, por y a travs del Espritu Santo, en el grupo de los verdaderos
pescadores de hombres, se acuerda mucho de las bien conocidas palabras: "Trabajad para vuestra salvacin
con temor y temblor". Pues, ahora que los materiales de construccin de la renovacin han sido recibidos
como de la mano de Dios, el propio alumno debe explorar el camino, paso a paso, por medio de una
actividad liberadora. No se consigue nada por nada. La meta no puede ser alcanzada sin una gran lucha.
Por eso, el alumno debe comprender claramente que le es necesario tener a su disposicin una barca y una
red, pues con la ayuda de ambos podr ejercer el oficio de pescador. La propia vida, el propio sistema de la
personalidad, el propio microcosmos debe ser santificado para el gran objetivo de la Gnosis. Un intenso
trabajo sobre s mismo, una intensa auto-francmasonera, son necesarios para poder realizar el trabajo de
francmasonera exterior. Quien no trabaja en su propio yo, no le est permitido ayudar al yo de otra persona.
Quien no es capaz de quitar la viga de su propio ojo, no est en condiciones para quitar la paja del ojo
ajeno. Querer ser un pescador exige ante todo un trabajo sobre el propio yo, un trabajo de auto-
francmasonera, la construccin de un barco.
Si este trabajo es realizado seriamente, la necesidad de poseer el atributo del verdadero masn libre, es
decir, la red, ser sentida al mismo tiempo. La red es el instrumento de trabajo del gnstico. Con la ayuda de
su barco y de su red, el trabajador podr ponerse en ruta sobre el mar de la vida a fin de pescar hombres en
ella.
El alumno debe comprender que la construccin del barco y la confeccin de la red deben ir a la par. Las
dos actividades se entrelazan y se ayudan mutuamente para alcanzar sus fines respectivos. Cuando el
impulso interior de la fuerza gnstica transmutada vibra en su ser, el alumno debe responder a este impulso.
Por eso, es cierto que al principio los pescadores son encontrados muchas veces reparando sus redes. Sin
embargo, all donde existe este impulso, esta doble actividad no disminuir jams. Puesto que por la
actividad, aunque sus resultados sean an por el momento negativos, aunque el alumno est desesperado a
causa de la rotura de sus redes, la presin de la Gnosis se intensifica. El segundo intento de pescar ser
entonces ms dinmico, ms resuelto que el primero, tan desprovisto de esperanza.
Y esto nos revela de nuevo un signo caracterstico. Un pescador que lleva el signo gnstico jams abandona,
y sus decepciones significan siempre un triunfo. Es una actitud que debe tener en cuenta a fin de poder
discernir la autenticidad de la imitacin. En este mundo, se pueden imitar la barca y la red en una diversidad
multicolor, pero ninguna de estas imitaciones puede mantenerse, pues son disueltas o desenmascaradas.
Cuando el aprendiz de pescador, despus de muchas decepciones aparentes que representan simplemente
los hitos de un desarrollo, ha alcanzado un punto en el que su barca y su red, su auto-francmasonera y su
francmasonera, su estado interior y su instrumento de trabajo exterior, cumplen una exigencia mnimas,
entonces ha llegado el momento de una nueva unin, una nueva unin con la Gnosis. El pescador se vuelve
realmente un pescador de hombres y sus redes ya no se rompen. El pescador vive un momento histrico.
Una multitud de peces son llevados a tierra.
Antes de llegar hasta aqu, quizs haya necesitado pasar muchos aos de penosos esfuerzos y una serie casi
interminable de decepciones. Pero todo esto era necesario para aprender perfectamente el santo ministerio y
para apresurar la realizacin de la grandiosa meta de la Fraternidad Universal.
Y como usted pertenece a esta Escuela para ejercer un da este santo ministerio, es necesario que comprenda
que el oficio de pescador tambin puede y debe ser ejercido en comn. Es posible y deseable que todos
juntos tiren una red comn a travs de las profundidades del mar de la vida, a condicin de que sus barcas
estn preparadas.
Es importante que sea plenamente consciente de este inmenso privilegio. Hay trabajadores que estn
aislados, sin la ayuda de nadie, privados de las alas protectoras de una Escuela Espiritual. Y les es dicho:
"Trabajad mientras es de da, pues la noche se aproxima rpidamente." Y cada error que cometen se venga;
cada red rota ocasiona a menudo una situacin casi desesperada y sus barquichuelas son bamboleadas de un
lado a otro en el mar acadmico.
Pero cuando triunfan y sus xitos han sido adquiridos despus de un gran esfuerzo personal, entonces se
desarrolla lo que conocemos como la Escuela Espiritual. Quienes son pescados en la red que ya no puede
romperse, entran en la escuela de formacin de pescadores, lo que quiere decir que viven, existen y estn en
un campo de fuerza, un vaco dialctico, en donde es mantenida una vibracin del Espritu Santo.
Debe comprender bien que es infinitamente ms fcil aprender el oficio en un campo de vibracin tan
fuertemente diferenciado de este mundo, y que los errores cometidos por los alumnos estn lejos de
vengarse sobre l tan gravemente como sobre aquellos que han tenido que construir el campo de fuerza.
Todas las faltas que usted comete deben ser compensadas en y por el campo de fuerza.
Por eso debe comprender que esta gracia, esta buena voluntad de la Escuela, tiene sus lmites. Y por esta
razn debe volverse plenamente consciente de su gran responsabilidad frente la Escuela. Cuando un
conferenciante dice una barbaridad, o un colaborador en cualquier otro lugar en la obra mete la pata, o
utiliza una grosera, o perjudica el trabajo por irreflexin, es casi inmediatamente descargado de ello. Y, con
frecuencia, ellos son totalmente inconscientes de su error, o bien un da despus olvidan completamente de
qu manera desesperada han roto las redes. Pero el campo de fuerza y quienes asumen su plena
responsabilidad estn obligados a cargar plenamente con todas las consecuencias de estos errores y a
esforzarse en restablecer el equilibrio.
Todo participante de un servicio en uno de los focos del campo de fuerza asimila algo de la vitalidad de este
campo. Muchos asistentes que no cumplieran ciertas condiciones podran agotar de una sola vez todo el
campo de fuerza. Usted, con sus sentimientos y pensamientos de crtica, con todo su comportamiento hacia
la Escuela, infringe diariamente una herida al campo de vibracin.
Se da cuenta de hasta qu punto otros deben llevar literalmente el sufrimiento por usted? Cmo otros han
cargado en su lugar con su sufrimiento? Comprende igualmente que este sacrificio no es ofrecido
inconsideradamente?
La Fraternidad no desperdicia la menor partcula de energa. Cuando resulta que un alumno no tiene
ninguna intencin de aprender el santo ministerio, si se demuestra que tiene otras intenciones, cuando el
sacrificio hecho por la Escuela pesa infinitamente ms que la actitud definitiva del alumno en cuestin,
conviene entonces alejar de la Escuela a semejante parsito.
Piense por un instante en la responsabilidad de los colaboradores que, al admitir de manera inconsiderada a
alumnos ineptos, pueden hacer la carga de sufrimiento a llevar en lugar de otros tan indeciblemente pesada
y dificultar de tal manera la marcha de la Escuela, que de hecho prcticamente ya no se puede hablar de
progreso.
De ahora en adelante no piense con tanta ligereza respecto a su alumnado. Tenga en cuenta que con esto va
unido un intenso sufrimiento y un sacrificio realizado para usted del cual lo ignora todo. Sepa tambin que
todo esto se realiza para usted, con el fin de ensearle el santo ministerio en el plazo de tiempo ms corto
posible y de la manera ms sencilla, y de que usted sea capaz de colaborar tirando de la gran red. Cada uno
de ustedes debe reforzar el campo de fuerza y volver el sacrificio de otros ms luminoso y ligero.
Cmo debe hacerlo? Pronunciando tal o cual palabra? Emitiendo una emocin o un pensamiento? Por
un sacrificio material?
No, solamente cuando construya, en una perfecta auto-francmasonera, por el acto liberador, su propia
barca, cuando al respecto fije su mirada perfectamente en el trabajo a cumplir en el propio ser, entonces el
sacrificio ofrecido por usted no ser en vano. Ya que, entonces, despus de muchos esfuerzos y actos
negativos cargados en la cuenta de la Escuela, un da podr ayudar a echar la red a la derecha, en el lado
correcto.
El fin de esta nueva llamada de la Gnosis es hacerle comprender claramente cmo la Jerarqua de Cristo y
sus servidores, por un sacrificio actual, se aproximan a usted para ayudarle; para decirle tambin que este
sacrificio es ofrecido de manera muy inteligente y dinmica y que, por consiguiente, es necesario que sea
respondido de manera igualmente inteligente, actual y dinmica.
En el actual campo de trabajo de este fin de los das, el consumo de fuerza es enorme y, en consecuencia, el
sacrificio ejercido es extremada e indeciblemente grande. Comprenda entonces esta llamada que pide que,
por su lado, este sacrificio debe ser contestado con un resultado actual, para que el equilibrio pueda ser
conservado y la Escuela pueda mantenerle como alumno.
Esperamos y rogamos que tambin usted sea encontrado pronto capacitado para echar su red en el lado
derecho.
XIX
En nuestra carta precedente relativa a la Gnosis, hemos tenido la ocasin de dirigir su atencin hacia el
santo ministerio ejercido por el alumno, es decir, el oficio de pescador de hombres. Ahora nos incumbe la
tarea de situar ante su reflexin el instrumento de trabajo del verdadero obrero, la red del pescador, para que
este santo ministerio resplandezca ante usted ms claramente que nunca.
Probablemente sepa que todo campo respiratorio humano posee un poder magntico con dos aspectos: uno
que atrae y otro que repele. La naturaleza y la cualidad de este poder magntico estn en relacin muy
estrecha con la sangre, el fluido nervioso y la secrecin interna. Se puede decir que la red de la que dispone
el hombre est tejida de una manera muy determinada. En la red aural humana, slo se puede tomar aquello
que est cualitativamente en armona con ella. El poder magntico natural atrayente del campo aural se
encarga constantemente de ello. As, es evidente que nada puede entrar en el aura que no est en
concordancia con ella. El poder natural repulsivo del aura vela para que esto sea irrevocablemente as.
Usted sabe que la conciencia humana encierra una determinada voluntad. Esta voluntad se ve impulsada por
la razn, el deseo o por los dos a la vez. Por esta razn, es posible que un hombre quiera, en un momento
dado, rechazar algo que el aura atrae de una manera completamente natural o, por el contrario, atraer algo
que no est concordancia con la cualidad aural. En el primer caso, se produce una lucha desesperada en la
que el hombre siempre sale perdiendo. En el segundo caso, se ocasiona una destruccin aural y por lo tanto
corporal, lo que significa que la red se rompe, con todas las fatales consecuencias que resultan de ello.
No es, pues, sin razn que la voluntad es llamada una fuerza marcial. Por el fuego de la voluntad se pueden
causar grandes desgracias. Cada alumno debe comprender que son necesarias muchas medidas
preparatorias, antes de usar su voluntad. La voluntad es un poder mgico, un poder creador. Es
perfectamente lgico que el campo de la creacin deba estar primeramente en perfecta armona con la
disposicin de la voluntad, antes de que sta pueda ser empleada. Esto quiere decir que la esfera aural debe
ser capaz de rechazar lo que la voluntad quiere rechazar y, en virtud de su esencia, de atraer lo que ella
desea atraer hacia su sistema.
Es evidente que es necesaria una transformacin completa de la vida, un giro total, para que el aura
funcione siempre en concordancia con la voluntad marcial. Esto explica tambin el porqu casi todos los
hombres estn cotidianamente ocupados en desarrollar en su sistema toda clase de consecuencias de la
actividad del fuego de la voluntad.
Cuando la red se rompe, o dicho de otra forma, cuando el hombre vive de la manera incorrecta descrita
anteriormente, cuya consecuencia es la completa perturbacin del estado natural del aura, entonces se
vuelve, por un perodo ms o menos largo, el juguete de toda clase de fuerzas que se unen con su propio
estado de ser y que abusan de esta situacin. En sus redes rotas, ya no puede retener nada de lo que
anteriormente an era posible, ni rechazar lo que asimismo era capaz de rechazar en circunstancias
normales. Del mar de la vida entran los turbios desperdicios que flotan en su superficie. La causa es siempre
la misma: el abuso de la voluntad, el abuso del poder creador y, como consecuencia, la destruccin, el
aniquilamiento de la red aural.
As pues, cuando su intelecto o sus deseos inciten a su voluntad a actuar, verifique atentamente si sus
intenciones estn en concordancia con los poderes naturales de su personalidad. Los poderes naturales de su
red aural slo pueden ser modificados por el cambio radical de todo su comportamiento de vida.
Comprenda usted que en estas palabras se le transmite una advertencia de la Gnosis extremadamente seria.
Como alumno de la Escuela Espiritual, su atencin ha sido atrada desde hace muchos aos hacia la vida
nueva, hacia la llamada del Reino Inmutable, y toda su conciencia es adaptada, de todas las maneras
posibles, al verdadero camino.
Tan pronto como se aproxima a las cosas de la vida superior slo y directamente con su voluntad, con el
fuego marcial de su estado dialctico sin ms, se producen inevitablemente desgracias. Si su poder aural no
est capacitado para asimilar las nuevas fuerzas etricas y, a pesar de todo, usted moviliza toda su voluntad
para llegar a ellas, entonces la red aural se rompe. Y en lugar de las fuerzas etricas nuevas, es el fango del
mar de la vida el que, en oleadas, penetra en su interior.
Recuerde bien que, en cualquier circunstancia, es primordial que se produzca un cambio completo de su
comportamiento de vida, en el sentido de la vida liberadora. Cuando su inters intelectual por la vida nueva
es despertado y cuando sus sentimientos son inflamados por el entusiasmo, no siga entonces el camino
habitual de la dialctica dirigiendo su voluntad, como una llama, hacia la meta. Las funestas consecuencias
de semejante manera de actuar son frecuentemente de un alcance incalculable. Usted no puede abrir a
fuego la puerta de las puertas! Slo cuando el alumno est preparado, perfectamente preparado, aparece el
maestro!"
Ahora podr comprender claramente que la tan conocida ley: "lo semejante atrae a lo semejante", est
perfectamente relacionada con esto. Mucha gente se asombra de que ciertas fuerzas vitales y ciertas
personas que llevan en ellas estas fuerzas vitales -fuerzas que han llegado a odiar a causa de amargas
experiencias- se imponen no obstante, cada vez de nuevo, al hombre y se le aparecen en su horizonte. Las
cosas que usted no quiere, siempre vuelven hacia usted. Comprende que estos fenmenos slo pueden ser
atribuidos a la cualidad de la red aural? Usted siempre atrapa en su red los peces para los que usted mismo
est ennoblecido.
Ciertos tipos de hombres buscan continuamente contactar entre ellos, a causa de la polaridad de sus redes.
Esta polaridad puede tener efectos edificantes, sin embargo, en muchos casos, son tambin destructivos.
Cuando varias personas estn reunidas en una atmsfera de futilidad y de tendencias inferiores, entonces se
envilecen mutuamente. La causa de ello es evidente. La similitud de orientacin refuerza el poder atractivo
colectivo, con todas las consecuencias que conlleva.
El filsofo italiano Scipio Sighele, ha escrito un libro titulado: "La multitud como delincuente". En l
muestra que personas de un carcter normal y corriente, reunidas en grupo, pueden transformarse en un
infierno atronador. La historia nos ha dado sobreabundantes pruebas de ello.
Usted debe entender exactamente en este sentido tambin las "redes de la malignidad". Son innumerables
las redes tendidas en la dialctica para atrapar a los cndidos. Y muchos son atrapados en estas redes de las
que uno slo puede liberarse despus de mucho sufrimiento y de las ms amargas experiencias. Y cul es
la causa de todo esto? La causa se la hemos explicado ya y, razonando un poco, siempre puede encontrar
usted mismo la solucin.
Suponga que hayan sido despertados su inters y su entusiasmo por la vida nueva y original, y que tome a
pecho nuestra advertencia de no perseguir el objeto de su inters por medio del fuego de su voluntad.
Comprender perfectamente que primero la red aural debe ser tejida adecuadamente por medio de un
comportamiento de vida liberador, resultado de un trabajo interior, antes de que el tesoro de oro de la vida
nueva pueda encontrar la entrada a ella.
Pero he aqu que vienen los tentadores con sus redes astutamente tendidas. Con la ayuda de toda clase de
imitaciones, intentan insinuarle la sugestin de haber llegado. Si, por el aspecto atractivo natural de su poder
aural, accede a esto, introduce en usted un veneno destructor que envilece su personalidad y aniquila su
sangre. Y lo maligno, que le envuelve as en sus redes, alcanza su fin: hacerle inaccesible, por mucho
tiempo, a la influencia de la Gnosis.
Numerosas personas encuentran que, en este punto, es terriblemente difcil hacer la discriminacin entre la
verdad y la mentira. Sin embargo, es necesario que usted sepa que nada es ms fcil. Todo lo que se vincula
a su inters personal, a su deseo, a su voluntad secreta y reprimida, en suma, todo lo que conecta con su
creencia natural, con su esperanza y con su amor naturales y, por consiguiente, con el funcionamiento de su
conciencia-yo, es falso, sean cuales sean las circunstancias.
Incluso aunque no posea el poder de desenmascarar al tentador, y aunque el toque de su contacto se presente
ante su conciencia como una luz radiante, tenga el valor de rechazarlo, completa y radicalmente. Pues, la
Gnosis, la luz prnica original no se manifiesta jams a la conciencia dialctica, sea cual sea el grado de
cultura de esta conciencia. Si observa atentamente esta regla de oro, ningn mal podr apoderarse de usted
por este camino.
Igualmente sucede con la luz gnstica. Usted no puede querer que ella exista, ni codiciarla, ni atraerla por
medio del intelecto. Al sol del espritu no le importa ninguna de estas cosas. Si alguien pretende darle la
radiacin del sol del espritu, entonces no se puede hablar de realidad. El sol del espritu no irradia en un
sentido vinculante sobre una humanidad dialctica. El sol del espritu no se levanta, l es! Slo un
microcosmos que ha atravesado la fase del aniquilamiento de la naturaleza dialctica puede experimentarlo.
La Biblia da a comprender muy claramente, en diversos pasajes, que el descenso de la luz prnica original
en la esfera dialctica vaciada de su yo tiene siempre lugar de un modo imprevisto para el yo y se manifiesta
completamente al exterior de la conciencia. De ningn modo se trata de un ensombrecimiento medimnico.
La transformacin de la vida que la Gnosis desea de sus alumnos, tiene consecuencias verdaderamente
maravillosas. Cuando el yo, que es la conciencia, renuncia a sus impulsos naturales y, segn la expresin tan
concisa del Salmista, se vuelve "silencioso ante Dios", entonces la sangre y la secrecin interna son
modificadas. La voluntad, el deseo y la bsqueda intelectual participan en este silencio que tiene tanta
importancia. Y as podr comprender que los dos aspectos del magnetismo aural se modifiquen
completamente. De hecho alcanzan un estado de neutralidad. Qu podra an desear, atraer o rechazar el
alumno? Se ha vuelto silencioso ante la luz de la Gnosis.
En este silencio maravilloso, llega un momento en el que ya ninguna fuerza natural ordinaria puede ejercer
su dominio sobre el sistema. Slo subsiste una interaccin biolgica entre la personalidad y las diversas
fuerzas etricas para poder mantener a la personalidad. Y, en este estado, la esfera dialctica en su totalidad
se vuelve sensible a la luz del espritu y es acogida por ella. Se desarrolla cierta sensibilidad para la
radiacin gnstica y, en esta unin, se inicia la transmutacin, con todas las consecuencias que usted ya
conoce. Entonces el alumno es acogido en la red de la Gnosis y puede volverse un pescador de hombres.
Cuando, por la auto-aniquilamiento, la esfera dialctica se vuelve sensible a la Gnosis, vemos como se
desarrolla una determinada actividad de reflexin. Las radiaciones de la Gnosis se reflejan, en cierta
medida, en el sombro reino terrestre y as el alumno puede trabajar, al servicio de la Fraternidad, en la
pesca de hombres. Su red ya no podr romperse ms. Pues ya no es l quien acta, sino Cristo en l.
Su campo de respiracin respira en la radiacin de la Gnosis y, en este soplo, un nuevo ser se despierta: el
hombre renacido.
XX
COMPENDIO
La humanidad nunca ha carecido de personalidades cuya misin era presentar de manera realista la imagen
de la vida transfigurstica, grandiosa y liberadora. Desde los das de la cada de Adn hasta esta hora, la
humanidad ha podido ver, en una serie ininterrumpida de demostraciones sublimes, que el renacimiento
fundamental y estructural no era slo una posibilidad, sino que adems reposaba sobre una base MUY
racional.
Numerosos instructores iluminados, que an ya no siendo de esta naturaleza se manifestaron en ella, han
ofrecido a la humanidad una filosofa transfigurstica universal en la que puede encontrar todo lo referente
al camino y a la vida verdadera. Esta enseanza transfigurstica ha sido tan bien colocada a nuestro alcance
y se han aprovechado tanto todos los medios razonables y morales autorizados, que es incomprensible cun
poco numerosos son quienes poseen, en su conciencia, alguna comprensin de ella.
A pesar de todo, en el subconsciente de muchas personas existe cierto recuerdo. No es un recuerdo de la
vida original divina, sino un vestigio de contactos que han tenido en estados de existencia anteriores con
comunidades de trabajo de la Fraternidad Universal que, en un lejano pasado, ensearon el transfigurismo
como "lo nico necesario". Este recuerdo es la prueba de que en el pasado han rechazado para s mismos el
camino del renacimiento. Por esta razn, permanecemos atados a la rueda de la vida y de la muerte. As
pues, si este recuerdo existe en usted, cuando resuena en el templo de la Rosacruz actual este mensaje
antiqusimo, una vieja herida es bruscamente reabierta y, en el giro de la rueda, usted es colocado de nuevo
ante este mismo conflicto. Aqu pensamos en las tan conocidas palabras: "Yo no he venido para traer la paz
sino la espada". Estas palabras no tienen nada que ver con la sucesin de los grandes conflictos mundiales,
sino con el combate en el propio yo y que comienza en el mismo instante en que uno es confrontado con la
filosofa universal.
Es sorprendente observar cmo la palabra de vida engendra el conflicto en el alma humana, hasta qu punto
el campo de servicio de la Escuela Espiritual tiene mucho que ver con un campo de batalla. Ciertas personas
en las que no se despierta ninguna reaccin psicolgica a causa de la ausencia de recuerdo, estn muy
extraados: "De qu hablan estas gentes? Cul es su intencin? No hay en esto ningn punto de apoyo ni
intelectual ni mstico. No son llevadas aqu la exaltacin y la estupidez hasta el colmo?"
Otras personas en las que las viejas heridas se han reabierto pueden volverse muy iracundas, o
extremadamente nerviosas, o muy angustiadas o, por lo menos, de un humor sombro. As las acusaciones
hacia los trabajadores de la Escuela se encuentran, cada cierto tiempo, en el orden del da: "Es sta la
doctrina del amor de Cristo que ustedes nos aportan? Es sta la puesta en prctica del "venid a M,
vosotros que estis fatigados y cargados"? Ustedes hacen de su escuela una colonia penitenciaria de
condenados que ms pronto o ms tarde acabarn en el suicidio. Su templo no es el templo del reposo, sino
un lugar en el cual se suceden, sin cesar, violentas conmociones."
Pues lo que uno espera corrientemente de una Escuela Espiritual es que proponga un sistema tico de
elevacin de la conciencia, un mtodo cultural por el cual el cuerpo, el alma y el espritu sean elevados
como un dios. Para alcanzar este fin, se est dispuesto a superar algunas pruebas, a imponerse diversos
sacrificios. Esto puede incluso costar algo de dinero. Pero en general es necesario que se pueda registrar un
"beneficio" en algunas espirales de vida.
Usted se considera muy objetivo y seguramente no es tan insensato como para aventurarse sobre una
delgada capa de hielo. Toma conocimiento de diferentes corrientes de cultura espiritual. Acta con mucha
benevolencia, como corresponde a los hombres cultos. Escucha muy atentamente, pues cada una de estas
corrientes le ofrece algo. Finalmente toma su decisin. Escoge aquello que es para usted ms ventajoso y,
con su mentalidad prctica, no se deja turbar cuando otro le dice que es todava ms ventajoso.
Sin embargo, en la Escuela de la Rosacruz nada le es ofrecido, sino que se le quiere quitar algo. Pues las
bases del transfigurismo reposan sobre el hecho de que la realidad existencial fundamental y estructural del
hombre dialctico no est comprendida en la naturaleza divina, y que esta realidad existencial dialctica, por
lo tanto, debe ser abandonada para encontrar la vida verdadera.
Esta es la causa de todo lucha desencadenada por la Escuela Espiritual: El alumno comprende el fin esencial
y la amplitud de esta muerte fundamental de la naturaleza, pero no obstante desea decididamente no recorrer
este camino.
Son muy pocos los hombres que, tomando conocimiento de la Enseanza Universal, no comprenden cules
son las exigencias puestas por el transfigurismo. Hay muchos que tambin comprenden perfectamente el
porqu de estas exigencias y que descubren al mismo tiempo su lgica rigurosa.
Es esto justamente lo que vuelve a los hombres furiosos! Es necesario poseer algunas nociones de
psicologa para comprender esta actitud que consiste en reconocer la lgica, la irrefutabilidad de algo y, sin
embargo, rechazar resueltamente aceptar las consecuencias de ello!
Todo hombre se ha creado una determinada esfera de haberlo conseguido, una ilusin de comprensin y de
satisfaccin con la vida. La Biblia llama a esto "el manto" con el que se nos ha revestido. Muchos hombres
han recorrido un largo camino de cultura tica y burgus. El manto que poseen est tejido magnficamente y
su color es excepcional. En esta situacin es extremadamente fastidioso tener que quitarse este manto, y
llevar a la prctica la palabra dirigida en su da al joven rico, rico en adquisiciones burgueses, ticas,
humanitaristas, religiosas segn la naturaleza, asentado ya segn la ley, y a quien fue dicho: "Vete, vende
todo lo que posees, despus vuelve y sgueme!"
Est escrito adems: "El joven se fue tristemente." Frecuentemente es sta la primera reaccin: la decepcin.
Despus viene el resentimiento, la irritacin y, al final, la hostilidad con todas sus consecuencias. Un
hombre que se sabe desenmascarado se comporta con frecuencia desconsideradamente y acta
vigorosamente en su forma de aplicar la ley del ser o no ser.
El transfigurismo significa la mgica puesta en marcha de una revolucin mundial, en una no violencia
absoluta. El transfigurismo ataca todos los fundamentos de la dialctica. Por esta razn, ha sido siempre
combatido con una extremada virulencia, sea cual sea la forma en que apareci, combatido por aquellos que
saban pero que no queran.
Sin embargo, abstenindose de toda lucha, el transfigurismo supo siempre vencer; victoria que, a medida
que avancen los siglos, se volver cada vez ms visible. El mundo corre hacia su fin, y en el nuevo perodo
humano que se aproxima, una poderosa victoria transfigurstica acentuar ms este final absoluto. Por todas
partes en el mundo, existen o estn en formacin grupos ms o menos grandes con el objetivo de realizar
efectivamente los diferentes aspectos transfigursticos o vitales que, a fin de cuentas, deben conducir a este
final.
En un momento dado, todos estos grupos se fusionarn abiertamente, para ofrecer al mundo, segn la Fama
Fraternitatis (*), una afluencia de gracia y bondad por la cual la humanidad llegar a un conocimiento cada
vez ms profundo de Jesucristo y de la naturaleza original. Entonces se cumplirn las palabras del Evangelio
de Juan (captulo 10): "Y habr un solo rebao y un solo pastor."
Este pensamiento no es el producto de una quimera idealista, de la cual lo nebuloso es lo ms esencial, sino
que es un hecho que, en este momento, todos los grupos designados ms arriba caminan de manera
remarcable hacia una actuacin comn.
Semejante tendencia estaba en el pasado siempre acompaada de fenmenos secundarios. Lo mismo sucede
tambin hoy en da. Desde el punto de vista dialctico, hay corrientes que se dirigen hacia una unidad
mundial. stas imitan la misin confiada por la Fraternidad a las diferentes Escuelas, de cambiar el aspecto
ms bien nacional por el aspecto internacional.
Si quiere ahora elevarse en este futuro trabajo hacia la gran meta, no solamente tiene que comprender
plenamente el compendio de todo el transfigurismo, sino tambin ponerlo en prctica. Y, dado que una
concepcin lcida debe preceder a la accin, la Gnosis quiere una vez ms determinar para usted los
aspectos ms caractersticos del camino. Queremos hacerlo basndonos en este mismo captulo diez del
Evangelio de Juan, del cual acabamos de citar un fragmento.
"El Padre me ama, porque yo doy mi vida, a fin de recibirla de nuevo. Nadie me la quita, sino que yo la doy
por m mismo. Yo tengo el poder de darla y de volverla a tomar. Tal es la misin que he recibido del Padre".
Puede observar usted que el Evangelio de Juan nos coloca aqu con palabras abiertas ante la endura. Esta
prctica, por la cual los ctaros fueron acusados de seguir las doctrinas ms diablicas siendo, por
consiguiente, perseguidos con el fuego, el hambre, la espada y las torturas, encuentra su fundamento en la
Biblia y en las palabras evanglicas de Jess, el Seor. "Es por esto que el Padre le ama", significa que
solamente est restablecida la unin entre su microcosmos y la luz universal, cuando abandona su vida, a fin
de recibirla de nuevo.
Estas palabras han sido interpretadas y examinadas de todas las maneras posibles. En primer lugar en su
sentido milagroso. Jess habla aqu, se dice, de su prxima muerte sobre la cruz y de su resurreccin al
tercer da.
El telogo piensa que, por una fe comprendida segn la religin natural, se obtiene participacin en la
muerte del Seor y, por esto mismo, tambin en su resurreccin. Segn esta opinin, Cristo sigui este
camino para nosotros, en una ofrenda nica, y de este modo nosotros entraremos al otro lado de la tumba en
el esplendor de la resurreccin.
Otros parten de la hiptesis de que, por una vida virtuosa, conforme a las normas burgueses, se sigue un
camino de desarrollo que debe finalmente llevar a la perfeccin.
Pero el transfigurista comprende estas palabras a la luz de la filosofa universal. La muerte y resurreccin
nica de Cristo se refieren al hecho de que quien recorre el camino de la endura es liberado definitivamente
de la rueda del nacimiento y de la muerte. Este camino es mil veces ms esplndido, ms divino y
prodigioso que la fantasa ms audaz que haya podido imaginarse, pues este camino de la liberacin real es
an seguido cada da por los alumnos de la Gnosis, en una vivencia prctica y tangible.
Usted sabe que se trata aqu de la desnaturalizacin de toda la naturaleza dialctica, tanto en lo que
concierne a la conciencia como al alma y al cuerpo. No como un incidente sino metdicamente; mientras
que, al mismo tiempo, una realidad esencial diferente resucita segn la conciencia, el alma y el cuerpo de las
cenizas del viejo yo. La filosofa universal explica claramente de qu manera se cumple este proceso, de qu
elementos se compone y de qu ndole son sus resultados.
Podemos imaginarnos fcilmente que haya personas que razonen as: "Si considero la larga lista de testigos
del transfigurismo y si estudio la condicin de su vida, convengo que, no obstante, hay en esta extraa
doctrina algo que puede tener alguna importancia para m. As pues, en primer lugar voy a orientarme
convenientemente y probar este camino, desde luego slo hasta cierto lmite, a fin de poder decidir
definitivamente, en el momento oportuno, si me conviene o no". Tales especuladores obtendrn sin duda
resultados negativos, e irn a reforzar el campo de los adversarios.
Para estar en condiciones de recorrer el camino de la transfiguracin, es necesario que disponga de poder.
Por esta razn, Jess dijo: "Yo tengo el poder de darla y el poder de volverla a tomar." Si carece de este
poder, todo esfuerzo es vano. Incluso es un hecho que una persona que posea este poder debe llegar a
resultados transfigursticos.
Ciertos alumnos de la Escuela de la Rosacruz han partido de la hiptesis de que el yo de la naturaleza debe
ejercitar la voluntad y que este poder puede ser obtenido manteniendo el egocentrismo. Otros se han vuelto
vctimas de un ensombrecimiento, con todas las consecuencias que estn unidas a ello. La posesin de este
poder es, sin embargo, la llave del camino. Los diecinueve cartas precedentes sobre la Gnosis tenan todos
por objeto explicarle claramente de qu modo el alumno recibe las alas y el poder necesarios para recorrer el
camino. La Biblia designa este poder como la posesin del Espritu Santo. Se trata aqu, definido
brevemente, de una concienciacin diferente, es decir, de una toma de conciencia microcsmica.
Tan pronto como su microcosmos obtiene algo de esta otra concienciacin, viene sobre usted otro espritu,
otro poder. En y por este poder, usted es capaz de deshacerse del yo de la naturaleza y de su realidad
existencial, y de restablecer progresivamente el estado original del microcosmos. sta es la misin que ha
recibido de la luz prnica original.
As pues, penetrando hasta el ncleo del problema, vemos que se trata de la posesin de las alas y del poder
del Espritu Santo. Sin lo cual, y hasta el ltimo suspiro, no hay ms que ignorancia e impostura,
sufrimiento y desolacin, lucha incesante, oposicin mutua en una amarga enemistad. Sin este Espritu
Santo, usted se hunde siempre de nuevo en su viejo estado sanguneo, y siempre son las voces ancestrales
las que hablan en usted y oye siempre "el mismo estribillo de las cosas tan viejas como el mundo."
Por esta razn, en la Escuela Espiritual se trata de esta posesin nica, esencial: la radiacin de la luz
prnica original en el propio ser. Quien posee este Espritu progresa inevitablemente hacia el renacimiento.
Quien no lo posee todava es, por el momento, tambin inevitablemente un extranjero.