Arteterapia Textiles

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Entre-tejidos y Redes.

Recursos estratgicos de
cuidado de la vida y promocin de la salud mental en
contextos de sufrimiento social1
Among tissues and networks. Strategic resources for life care
and promotion of mental health in contexts of social suffering

Beatriz Elena Arias Lpez*

Resumen
El objetivo del artculo es identificar las potencialidades del tejido
manual y las prcticas asociadas como recursos estratgicos para el
cuidado colectivo de la salud mental, en especial desde la perspectiva de la
disciplina de enfermera, en dilogo con otros saberes. La reflexin parte
del lugar metafrico del tejido resaltando algunos casos de la mitologa
griega y del pensamiento indgena en el contexto latinoamericano, para
establecer luego su relacin con los cuidados que permitan asegurar la
continuidad de la vida, donde lo femenino y lo cotidiano toman un lugar
central. Finalmente, se esboza y se ilustra el entramado entre tejido y
cuidado de la vida, mediante los aprendizajes obtenidos de experiencias
desarrolladas desde la investigacin y la extensin universitaria en
Antioquia y otras regiones de Colombia, donde el tejido, el bordado y la
costura se han consolidado como recursos estratgicos para el cuidado de

1
El artculo recoge reflexiones y aprendizajes a partir de diversos proyectos de
investigacin y extensin universitaria desarrollados en la lnea de investigacin Salud
mental, cuidado comunitario y ruralidad, del grupo de investigacin Polticas Sociales
y Servicios de Salud de la Facultad de Enfermera de la Universidad de Antioquia. Los
proyectos se han desarrollado fundamentalmente con el apoyo de la Universidad de
ISSN (I) 0122-1213, ISSN (D) 2389-993X

Antioquia y la Asociacin Campesina de Antioquia. La autora agradece a todas las mujeres


participantes y a los colectivos de tejedoras que con sus manos han tejido estas reflexiones.
Un reconocimiento a Isabel Gonzlez, Elsa Pilar Parra, Laura Coral y Luz Estella Cifuentes,
quienes han sido cogestoras y dinamizadoras de estos proyectos. A Roberta Bacic y Gaby
Frangher por sus enseanzas y generosidad.
*
PhD en Salud mental comunitaria. Profesora titular Universidad de Antioquia. Correo
electrnico: [email protected].
Fecha de recepcin: 17 de enero 2017 - Fecha de aprobacin: 8 de marzo 2017
Prospectiva. Revista de Trabajo Social e intervencin social No. 23, enero-junio 2017: pp. 51-72
Beatriz Elena Arias Lpez

la salud mental en contextos de intenso sufrimiento como el que producen


el conflicto armado y la violencia estructural prolongada.
Palabras clave: Salud mental; Violencia; Cuidado; Sufrimiento; Artes
textiles.

Abstract
Papers aim is to identify the potential of the tissue and associated
practices as strategic resources for the collective care of mental health,
especially from the perspective of nursing discipline in dialogue with other
knowledge. The thought starts from some cases of the Greek mythology
and Latin American indigenous context. Later, relationship with the
femenine, lifes care and everyday life, are shown. Finally, the relationship
between fabric and life care to show the lessons learned from experiences
where fabric, embroidery and sewing have been consolidated as strategic
resources for mental health care that recognizes the subjects and their
subjectivities in contexts of intense suffering such as produced by armed
conflict and prolonged structural violence.
Key words: Mental health; Violence; Suffering; Care; Textile arts.

Sumario: 1. Introduccin. 2. Reflexin terico-conceptual. 3.


Conclusiones. 4. Referencias bibliogrficas.

1. Introduccin

La reflexin que se expone en este artculo, se deriva de una serie de


proyectos de investigacin y extensin universitaria desarrollados desde
una perspectiva del cuidado de la vida, alimentada por los aportes de la
disciplina de enfermera, adems de otros saberes, como respuesta ante
el silencio prolongado de la academia y la precariedad en propuestas de
salud mental, en un pas atravesado por un conflicto agrario centenario y
dcadas de violencia armada sistemtica, especialmente devastadoras en
los escenarios de la vida campesina.
La lnea de investigacin que venimos impulsando, busca dinamizar
procesos investigativos y de acompaamiento que permitan fortalecer
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una salud mental potenciadora de la sensibilidad y dignificacin de la


poblacin campesina a travs del cuidado comunitario, en especial a travs
de estrategias relacionadas con el arte y la creatividad. Para esta reflexin
nos centraremos en aquellas experiencias que han incorporado el tejido,
el bordado y la costura como formas activas de participacin2, en una
mirada de frente y desde adentro, para posibilitar cuidados de enfermera
ms pertinentes y ticos en casos de intenso sufrimiento, que privilegien
respuestas endgenas surgidas desde los procesos microsociales y los
contextos vividos donde se producen los sujetos y sus subjetividades.
Las aproximaciones ticas, estticas y polticas para comprender
la salud mental y su cuidado, a travs de categoras que superen la
medicalizacin y la patologizacin, pretenden aportar al giro epistmico
que requieren la investigacin y la prctica del cuidado en el siglo XXI. Un
siglo cuyos poderes hegemnicos propician la guerra, la devastacin y la
miseria, pero por el otro, con multiplicidad de comunidades y sujetos que
resisten, reinventan permanentemente formas de re-existir y permanecer.
En consonancia con la postura poltica y tica de la enfermera de preservar
la dignidad humana y privilegiar formas de cuidado que reconozcan la
alteridad como eje y principio orientador, se ha pretendido (co) producir
conocimiento con los sujetos de cuidado, con el fin de fortalecer los procesos
de resistencia para la recuperacin vecinal y comunitaria en contextos de
intenso sufrimiento social, derivados de la guerra, la pobreza histrica, la
marginalidad y el despojo. Estos conocimientos y reflexiones se expresan
a travs de narrativas textiles que constituyen materialidades con una
fuerte carga social y cultural, producto de la utilizacin de telas, agujas e
2
Los proyectos son los siguientes:
-Violencia, Resistencia y subjetividad: Destejer y tejer la salud mental. San Francisco
Antioquia. 2010-2013. Investigacin que incorpor el tejido como estrategia etnogrfica.
-Memoria, Tejido y Salud Mental. Hacia la consolidacin de la Red Nacional de Tejedoras
por la Memoria y la Vida. 2015-2016. Proyecto de extensin universitaria.
-Significado de la salud mental para mujeres que han vivido en contextos de conflicto
armado en dos subregiones de Antioquia. 2015-016. Investigacin formativa con
estudiantes de enfermera
-Soberana campesina y salud mental. Vnculos y relaciones de mujeres de organizaciones
campesinas en tres regiones de Colombia. Investigacin actualmente en desarrollo.
-Tejer a varias manos. Pedagoga para disoar planes de vida territorial. Oriente antioqueo.
Proyecto de extensin universitaria actualmente en desarrollo.
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hilos. Ejemplo de ello son la muestra colectiva itinerante que se produjo en


el ao 2012 con el colectivo Lo que cuentan los retazos de San Francisco
(Antioquia), denominada Tejiendo Memoria (s) de resistencia(s); as como
la exposicin colectiva del ao 2016 exhibida en la ciudad de Medelln
bajo el ttulo La Vida que se Teje. Tejidos por la memoria en Amrica
Latina; o ms recientemente, el ejercicio sobre muecas autobiogrficas -
el cuerpo bordado/tatuado, entre otros.
La idea de involucrar el tejido y la costura en las prcticas de cuidado
tiene su origen en la trayectoria personal con estos oficios, adems de los
aprendizajes de otras experiencias latinoamericanas, imbuidas del legado
ancestral de diversas culturas tejedoras andinas. Adicionalmente se nutre
de reflexiones relacionadas con los procesos de reciprocidad insoslayables
entre saberes populares y saberes acadmicos, que ponen el acento en
prcticas y saberes cotidianos invisibles y subvalorados, como potenciales
estrategias para re-significar y reconstruir la mirada sobre la propia vida,
y a la vez, sobre la vida social, en tanto lo aparentemente intrascendente
adquiere relevancia como forma de expresin pblica y testimonio de vida.
El tejido y otras prcticas asociadas forman parte de una experiencia
ancestral, convertida en oficio, en la cual se funden la observacin, el tacto
y la manipulacin de distintos materiales, con el fin de simbolizar lo vivido,
mientras se consolida un espacio de comprensin y reinterpretacin de los
eventos, las emociones, las ideas y por lo tanto, de las subjetividades mismas
(Huss, Sarid y Cwikel, 2010). La guerra, la atrocidad, el horror y la muerte,
han sido tejidas recientemente por mujeres latinoamericanas, como es el
caso emblemtico de las arpilleristas durante la dictadura chilena en los
aos setenta (Bacic, 2008, 2014; Fergusson, 2016; Moya Raggio, 1997),
las Mujeres Creativas del Per en los ochenta (Franger, 1988), as como
las mujeres del Movimiento de afectados por las represas en Brasil, o el
Colectivo Fuentes Rojas, Bordando por la paz y la memoria: una vctima,
un pauelo de Mxico, ambos con actual permanencia y activismo en sus
lugares de procedencia, adems de otros pases del mundo en los cuales
los tejidos han sido incorporados como formas polticas de participacin,
resistencia y denuncia (Raye, 2016). Segn Franger (1996), tejidos de este
tipo se encontraron en Inglaterra desde el ao 1066 (p. 13) y han tenido

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un auge importante en EEUU, donde los relatos textiles estn cargados


de mensajes de activismo poltico, ambientalismo y sustentabilidad
(Kimmelman y Leavitt, 2014).
En Colombia, las mujeres tambin han acudido al tejido como forma de
escritura y narrativa de sus experiencias. Son emblemticos los casos de
las Mujeres Tejedoras de Sueos y sabores de Paz de Mampujn (Bolvar),
quienes relatan en sus colchas el dolor por la masacre y el desplazamiento
derivado de la incursin paramilitar en su territorio durante el ao 20003 o el
Teln de la Memoria de Bojay (Choc), una tela bordada con los nombres
de las 84 vctimas del ataque ocurrido en su iglesia el 2 de Mayo de 2002 por
un frente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - FARC;
sin mencionar cerca de 20 experiencias ms, procedentes de distintos
lugares del pas, que hoy hacen parte de la naciente Red de Tejedoras por
la Memoria y la Vida, otro de los productos vivos de las experiencias que
hemos venido desarrollando. El punto comn de las experiencias citadas,
adems de la incorporacin de distintas tcnicas de tejido o diseo textil,
es que son emprendidas como forma de comunicacin y resistencia por
personas de las comunidades, no por artistas reconocidos o con formacin
previa, en contextos de intensa violacin de los derechos humanos. Segn
Agosin (1985, p. 523):

el coser, tejer, bordar, son y representan escrituras femeninas que cuentan lo


que la palabra o el habla no pueden decir. Estas artes representan escrituras
que utilizan el cuerpo mismo como medio de moldear esta expresin:
dedos, uas, brazos. As, las mujeres que bordan o cosen abandonan el rol
tradicional de consumidoras de arte para convertirse en productoras que
trascienden ese orden que las releg a la marginalidad para incorporarse
activamente al proceso de produccin de la cultura.

Es por esto que el objetivo de este artculo es identificar las


potencialidades del tejido y las prcticas asociadas, como recursos
estratgicos para el cuidado colectivo de la salud mental en contextos de
intenso sufrimiento, en especial desde la perspectiva de la disciplina de
enfermera. Para ello iniciamos un acercamiento a las metforas relacionadas

3
Ver https://www.youtube.com/watch?v=DTKK_zUogPU
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con el tejido desde diversos relatos mticos, que ubican esta prctica en el
terreno de lo femenino y del cuidado; posteriormente, se presentan algunas
experiencias y reflexiones en torno al uso del tejido como estrategia de
cuidado de la salud mental y finalmente, se presentan algunos apuntes de
su potencial estratgico para el cuidado en contextos de sufrimiento social,
tan sugerentes, que bien pudieran constituirse en dispositivos colectivos
de cuidado. No obstante, cabe aclarar, que no se pretende presentar el
acto de tejer como un acto productor de salud mental por s mismo, sino
ms bien como una herramienta que, integrada a otros elementos, puede
contribuir a fortalecer un campo tan complejo, cuyas dinmicas se funden
esencialmente en los vnculos y los lazos sociales. Dichas contribuciones
se derivan de su poder de simbolizacin, representacin y expresin, en
conexin con una experiencia que adicionalmente es tambin corporal
e interactiva, por cuanto las manos se tornan en enlace sensible con el
mundo y extensin de ideas y pensamientos.

2. Reflexin terico-conceptual

2.1 El tejido como metfora


El tejido se ha posicionado como una metfora permanente en la historia
del pensamiento, conectando lo ntimo con lo pblico, trazando un camino
que surge en el hogar y traspasa las fronteras y geografas. Hilos, puntadas,
agujas y nudos se asocian a las acciones de tejer, bordar, desatar, ajustar,
avanzar, deshacer y rehacer, que los mitos de mltiples procedencias
recomponen a travs de su mediacin esttica, tica y poltica.
La mitologa griega, en especial, es rica en versiones simblicas
para acercarnos a lo femenino, lo masculino y las relaciones de gnero
(Ashbaugh, 2014), en las cuales el cuidado como acto praxiolgico
discurre atado a labores de tejido, asociando el manejo de los hilos a un
acto de poder femenino sobre el devenir del tiempo y sobre la vida misma.
Fernndez (2012), presenta en primer lugar a las Moiras, tres hilanderas
encargadas de urdir los hilos del destino humano durante la noche y en la
oscuridad, en cuyas manos se asienta el poder de decidir sobre la existencia
humana de otros, labor invisible que las relega al ocultamiento y al mismo

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tiempo a la paradoja de no poder tejer la suya propia. Para la autora, es


la metfora ms clara para simbolizar lo cotidiano que las mujeres tejen
en el espacio invisible y marginal de lo domstico, escenario privilegiado
del cuidado como acto que garantiza la reproduccin familiar y social,
pero a la vez fuente de desconocimiento del mismo. Por otro lado, Atenea,
diosa de la sabidura, la guerra y el telar, patrona de hilanderas, tejedoras y
bordadoras, al contrario de las Moiras, no se alinea en el ocultamiento, sino
en la clarividencia y el coraje y en esa medida desteje el estereotipo femenino
y lo vuelve a tejer a partir de sus propias capacidades y del anudamiento
de un conocimiento que se entreteje punto por punto. Atenea simboliza la
lucha por hacer resonar la voz femenina, su carcter pblico y poltico y
el poder de urdir el propio destino. Atenea se enfrenta con Aracne, la gran
tejedora de la mitologa grecorromana, en una lucha a travs del tejido de
pasajes de la existencia femenina, simbolizando el poder de afirmacin del
mismo sobre y en torno a lo divino. Ariadna, con su ovillo mgico, tiene el
poder de transitar por el laberinto del minotauro, simbolizando el camino
que las mujeres emprenden para conocerse y conducirse a s mismas. Los
relatos de Ovidio tambin muestran el papel del tejido, como medio para
escribir la vida: Filomela en su prisin teja sobre un lienzo blanco y con
hilo prpura la triste historia de su vida; mientras Penlope desteja en la
noche el sudario que teja en el da para su esposo, quien haba ido a la
guerra (Murphy, 2003).
Entre las culturas amerindias los ejemplos no son pocos: para los wayuu,
wale keru es la araa, una artesana que teje en la noche los chinchorros y
las mantas, y les ensea cmo hacerlo; en tanto que para los kogis la Madre
Universal es la nica poseedora del arte de hilar y tejer, conocimiento que
luego se extiende a todos y todas (Guerrero, 2003).
Con sus diferencias y matices, propios de mltiples interpretaciones
posibles, lo que interesa sealar aqu es el lugar metafrico del tejido,
como acto que permite una significacin emergente, una interpretacin de
la experiencia, que a veces no es posible expresar con palabras de uso
corriente y que el lenguaje textil posibilita, como bien lo expresa una de
las participantes en estos proyectos: Cuando tenemos tanto dolor en el
corazn, tejer nos ayuda a sacar afuera esos pensamientos y expresar lo que

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muchas veces no podemos decir a nadie4 . La historia de estas prcticas,


si bien muestra su lugar en los procesos de socializacin de las mujeres
bajo el esquema de las buenas costumbres, tambin es rica en mostrar su
uso subversivo y transgresor para reclamar o denunciar formatos sociales
hegemnicos y convertirse en herramientas de reclamacin poltica. En el
ao 2003 apareci el anglicismo craftivismo para nombrar el valor poltico
y social de la produccin manual que puede configurarse en una militancia
o activismo al utilizar lo hecho a mano para resaltar la capacidad de
creacin como herramienta de lucha (Fry, 2014; Peralta, 2014).

2.2 Cuidados para asegurar la continuidad de la vida


Como ya se mencion, los procesos que sirven de fuente para esta
reflexin se inscriben en el horizonte del cuidado de la salud mental,
particularmente desde la perspectiva de la disciplina de la enfermera.
Para aclarar en qu trminos se entiende esta inscripcin, tomamos los
planteamientos de Collire (1993), quien afirma que los cuidados existen
desde el comienzo de la vida y por tanto, constituyen actos que aseguran
su continuidad y relaciones de solidaridad, en tanto se convierten en actos
colectivos de reciprocidad para el mantenimiento de la reproduccin
social. La historia muestra cmo unos cuidados privilegian la continuidad
de la vida, constituyndose en actos vitales cotidianos, mientras otros
se dirigen a hacer retroceder la muerte, estando los primeros asociados
especialmente a las mujeres sanadoras, matronas y ancianas sabias, entre
otras. Los cuidados permanentes y cotidianos representan el tejido, la
textura de la vida y aseguran su permanencia y su duracin (Collire,
2003, p. 236), connotndose como cuidados particularmente femeninos,
con gran influencia sobre lo que sera el desarrollo de la enfermera como
disciplina y como profesin.
As, el cuidado de enfermera podra entenderse como la movilizacin
y generacin de interacciones orientadas al entendimiento, que ms all
de acciones instrumentales, suponen la relacin entre sujetos capaces
y solidarios (Duque, 2011). El cuidado, en su esencia, se refiere a las
posibilidades existenciales de los Otros y de lo Otro, de los seres y del
4
Costurero Memoria, Tejido y Salud mental, Nario, 2016
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mundo mismo y, en esa medida, nos impele a cuidar de nosotros mismos y


cuidar de los dems, tornndose el cuidado en una relacin dinmica que
reconoce incompletud y la necesidad de la convivencia y la interrelacin
(Silva et al, 2009), como la posibilidad recproca de crecer bajo el principio
del respeto y el horizonte de la dignidad (Gundelach, 2016).

2.3 Las narrativas tejidas como estrategias para el cuidado de la salud


mental colectiva
En el caso de las experiencias que hemos venido acompaando, subyace
un inters explcito por generar procesos salutognicos, partiendo de unos
supuestos bsicos. Por un lado, todas se han desarrollado en contextos
fuertemente marcados por el conflicto armado y la violencia estructural,
cuyo efecto ms visible a nivel de la salud colectiva es la fragmentacin de
los lazos vecinales y sociales y la reproduccin de los ciclos de violencia a
nivel de las escenas locales, pblicas y privadas, lo cual se corresponde con
la afirmacin de Martn Baro (1984) en el sentido de la devastacin que
dichos procesos provocan sobre el fundamento mismo que nos constituye
como humanos y como comunidad.
Por ello, nos propusimos propiciar espacios favorecedores para
generar relatos de la experiencia, teniendo precaucin con los relatos
dominantes (White y Epson, 1993), como los del enfermo o la vctima,
privilegiando relatos marginales o alternativos que el relato dominante no
logra incorporar y que proporcionan otros marcos para hacer intelegibles
y/o para complejizar las experiencias. White (2002, p. 20) sostiene que
los relatos nos abrazan, en el sentido de que las formas de expresar
nuestras experiencias tienen efectos sobre nuestra vida y al mismo tiempo,
proporcionan marcos de interpretacin que suponen un papel activo del
sujeto. Para el autor, la desarmona, la ambigedad y la contradiccin,
acompaan el acto de relatar y dan cuenta de la condicin multirrelatada
de la vida humana.
En consonancia con estos planteamientos, nos aproximamos a la salud
mental desde una concepcin relacional e histrica que emerge de la vida
cotidiana, a partir de la riqueza cultural, las redes de apoyo social, la vida
material, los sistemas simblicos, adems del sufrimiento, condicin

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existencial de respuesta ante las dinmicas del contexto de vida, que no


necesariamente es equiparable a enfermedad o patologa. El sufrimiento se
relaciona con procesos histricos e institucionales, con relaciones sociales
e interpersonales, con maneras de vivir cotidianamente y con formas
especficas de padecer y sanar, imbuidas del significado personal-social
de la experiencia. Para Chapela (2013, p.16), el sufrimiento es:

la condicin individual o colectiva que emerge de la prdida de algo querido


y la impotencia ms o menos temporal de traerlo de regreso, en donde
ese algo se relaciona directamente con el proyecto vital de quien sufre. El
sufrimiento entonces est penetrado de conocimiento, significado y valor

Es aqu donde cobra sentido el cuidado comunitario que rompe con


la mirada hegemnica biomdica, en la que se fragmenta, se simplifica e
invisibiliza al sujeto y pone nfasis en las capacidades y potencialidades de
las comunidades y las personas para resistir con dignidad ante las diversas
formas de dominacin y sufrimiento. Bajo estas orientaciones hemos
desarrollado los proyectos ya sealados, con el resguardo adicional de
que, en principio, no hemos pretendido seguir las propuestas tradicionales
del arte terapia consistentes en implementar el arte como un medio
para lograr fines teraputicos particulares de alcance individual, aunque
estos puedan derivarse de las distintas estrategias desarrolladas5. No se
considera una propuesta instrumental por implementar segn unos pasos
establecidos o una receta para lograr algunos resultados. Su pretensin ha
sido incidir en el terreno de lo colectivo para retejer los lazos vinculantes
rotos por los contextos de violencia y sufrimiento, incorporando los relatos
individuales en relatos colectivos que encuentran en el tejido una ruta para
resignificarse y ser apreciados en el mbito de lo pblico vistos, tocados,
5
El uso de terapias expresivas en salud mental data del siglo XIX especialmente usadas
como herramientas para el establecimiento de diagnsticos relacionados con enfermedades
mentales, ancladas a lgicas psicoanalticas (Guimn, 2008), con desarrollos importantes
a mediados del siglo XX en Italia y Francia. Actualmente estas prcticas se siguen
implementando en contextos hospitalarios siguiendo bsicamente orientaciones hacia
el uso de tiempo libre o entretenimiento, como un medio para lograr fines teraputicos
especficos, como posibilitador de creacin de lazos sociales o como instrumento de
luchas y resistencias polticas con vistas a la transformacin de las prcticas de atencin
en salud mental (Sy, 2016).
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escuchados buscando transformaciones no slo individuales sino adems


colectivas y sociales, donde la creacin y reparacin de lazos sociales y
la bsqueda de sentidos compartidos en la experiencia comn de vida, ha
sido el propsito que anuda los diferentes proyectos. Su ncleo, como ya se
seal, no es la enfermedad, pero si el sufrimiento, desde la perspectiva de
proceso existencial producido por la vida social. Su horizonte es la salud,
la posibilidad de generar procesos de salud que trasciendan lo individual y
abarquen lo colectivo, la vida con otros.
Para ello hemos privilegiado rutas de trabajo que evitan la directividad,
orientadas por resguardos estratgicos que permitan articular la actividad
de tejido a proceso sociales de ms largo plazo, favorecidos por la alianza
con la Asociacin Campesina de Antioquia, para dar legitimidad y situar
la experiencia en intenciones compartidas alrededor de planes de vida
colectivos, animados por intenciones polticas y organizativas difundidas
y discutidas con las comunidades previamente y con proyeccin a futuro.
Es decir, las propuestas de tejido dan continuidad o complementan otros
procesos sociales y en ese sentido amplifican su alcance.
Desde el punto de vista operativo, se ha privilegiado la reutilizacin
de materiales propios, tales como ropa en desuso y uso de materiales
de desecho textil; incentivando el intercambio de saberes propios sobre
diversas tcnicas de tejido/bordado y uso de materiales. Las conversaciones
libres y los ejercicios de rememoracin, dinamizados a travs de otras
herramientas expresivas tales como los cuentos, la msica, la fotografa, el
audiovisual, entre otros, han sido parte de las rutas de trabajo conducentes
a la creacin de narrativas tejidas, algunas de tipo individual y otras
construidas a varias manos.
Con relacin a estas narrativas tejidas, Franger (1996, p.8) sugiere que
son formas que no han variado con el tiempo y en esencia conservan un
atributo universal de intercambio cultural, aprendizaje cara a cara y mutuo
enriquecimiento, al mismo tiempo que son portadoras de la diversidad y la
singularidad que les permite el proceso creativo de su produccin (Agosin,
2014). Su prctica en forma general se asocia con una carga afectiva
femenina: recuerdos de seguridad, intimidad, hogar, belleza y proteccin.

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En el caso de narrativas tejidas procedentes de contextos de intenso


sufrimiento, se encuentra que estas formas expresivas permiten
transformar las experiencias violentas en experiencias estticas, mediante
la composicin de colores y texturas que como lo afirma Ashbaugh (2014,
p.6) prestan estabilidad a las rupturas vitales que la violencia produce, de
tal forma que el horror puede ser contemplado y recordado sin que se repita
el dao. El tejido, que inicialmente es una labor ntima y domstica, toma
una destinacin pblica y las manos se convierten en vehculo de expresin
de eventos familiares, preservacin de memorias, y denuncias, es decir, en
manifiestos polticos que anuncian deseos, esperanzas y miedos (Arias,
2015; Kimmelman y Leavitt, 2014).
Coser, tejer, bordar pueden ser actos de expresin individual, que
denotan preocupacin y cuidado por quienes se aman, destinados a cubrir,
adornar y proteger; pero igualmente actos colectivos insertos en dinmicas
sociales y expresin de movimientos de distinta naturaleza. De esta manera,
se convierten en actos creativos atravesados por procesos de comunicacin
colectiva, con un simbolismo desarrollado desde las mrgenes, desde
orillas que interpelan formas estticas legitimadas, conjugando tradiciones
rurales y locales, con saberes y tcnicas de diferente procedencia. Las
materialidades que se producen puestas en la escena pblica, no slo
inspiran a otros que pueden contemplar bonitos ejercicios coloridos, sino
que adems pueden llegar a constituir actos compartidos de solidaridad y
de memoria. Como lo afirma Bacic (2008), las narrativas textiles pueden
ser piezas aparentemente inocuas, pero terminan siendo un acto poltico
potente de afirmacin, denuncia y resistencia.
El valor estratgico del oficio de tejer y dems prcticas asociadas,
cuando se mueven del espacio ntimo al espacio pblico, consiste en
producir procesos contemplativos, que pueden tornarse en actos solidarios,
sensibilizadores, con una gran fuerza pedaggica: permiten tramitar el
sufrimiento y recuperar la humanidad, hacindonos parte de la historia con
otros y en esa medida vinculando y reconociendo lo diverso para crear
nuevos relatos, desafiar las vulnerabilidades y afirmar espacios propios.
Estos procesos permiten el fortalecimiento de capacidades humanas
(Chapela, 2015) a partir del acercamiento e identificacin de los problemas

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y fuentes del sufrimiento, sus caractersticas y la manera cmo ste se ha


inscrito en sus territorios, lo cual incluye su cuerpo como el ms prximo,
para extenderse al resto de espacios vitales; las posibilidades de reinvencin
de los mismos y las alternativas de actuacin, donde la resistencia se
convierte en eje de permanencia y afirmacin. De all surgen cronologas
propias, producto de tiempos subjetivos, as como cartografas particulares,
cargadas de afectividad y emocionalidad. Como ya se ha sealado, la
intencin de evitar hacer de los espacios de tejido espacios medicalizados,
tiene que ver con el propsito de despatologizar el sufrimiento generado
por la guerra, politizando dichos espacios, en el sentido de su alcance
micropoltico, es decir, en la medida en que se redimensionan los alcances
de la experiencia violenta sobre la vida cotidiana y las relaciones sociales,
posibilitando la aparicin de nuevas subjetividades que van ms all de
las organizadas a partir de la idea de enfermedad/paciente/vctima. Al
reconocer la fuente de su sufrimiento, las tejedoras se hacen cargo de ste
y lo comparten con otras/otros, fortaleciendo su sentido de solidaridad e
identificando fuentes de recuperacin en sus mbitos locales (Arias, 2013).
Como lo refieren Correa et al (2006), lo importante de este tipo de
espacios es que se tornan en territorios de escucha e interaccin social en los
cuales se transforma la vivencia en una experiencia narrada y socializada
fuera de los sistemas expertos y los circuitos tcnicos, generando procesos
interpretativos que se reelaboran desde voces muchas veces silenciadas
o negadas por dichos saberes expertos. Darles primaca a estas voces es
precisamente una estrategia potente de resistencia y de reposicionamiento
en las relaciones de dominacin y de poder, habilitando un rol activo.
Juana Alicia Ruz, del colectivo de Tejedoras de Sueos y Sabores de Paz
de Mampujan, Bolvar, afirma:

es importante contar, es importante plasmar, porque cuanto t cuentas y


plasmas tienes la garanta, tal vez tienes la garanta de que no se repitan
los hechos, tienes la garanta de que mucha gente conozca lo que pas y se
tomen las medidas. Talvez con este trabajo se conozca lo que pas y tal vez
con este trabajo se reivindiquen los derechos. (Museo de Antioquia, 2016,
minuto 4:39-4:56)

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Este rol activo que habilita el tejido, les ha permitido a las participantes
otra forma de narrativa, por fuera de las lgicas escriturales u orales, incluso
incentivndolas a partir de los relatos tejidos; incorporando silencios,
percepciones y emociones envueltos en la manera como la experiencia de
vida se actualiza y se resignifica en la composicin.
A continuacin se presentan tres narrativas tejidas, derivadas de los
distintos procesos, las cuales constituyen materialidades cargadas de
significado social y cultural, incluso, archivos documentales que desde
formas narrativas alternativas dan cuenta de procesos sociales desde
las manos de sus propios protagonistas. En la figura 1 se puede ver el
relato colectivo alrededor de la propia cronologa del conflicto armado
en el municipio de San Francisco, Antioquia, que puede tener acentos
diferenciales con las cronologas oficiales, dando cuenta de la forma como
las tejedoras incorporan y dan sentido a su experiencia de vida en dicho
territorio. Sus comunidades han vivido procesos asociados al conflicto
ininterrumpido por la tierra, con permanentes enfrentamientos con otros
actores sociales, en medio de un escenario caracterizado por el desbalance
entre presencia institucional y poderes privados. En localidades como
sta, han sido los mismos habitantes quienes han regulado sus relaciones
o, la mayora de las veces los actores armados ilegales: guerrilleros del
Ejrcito de Liberacin Nacional ELN y Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia FARC o miembros de grupos paramilitares (Autodefensas
del Magdalena Medio). Ha sido, adems, escenario de Operaciones
Militares de recuperacin de soberana estatal en la ltima dcada, lugar
de implementacin de programas del Plan Colombia, territorio sembrado
de minas anti persona y cultivos de coca; expresin de la confluencia de
mltiples y contradictorios intereses en medio de la exclusin y el despojo,
que marcan una lnea de tiempo desde las cual las tejedoras referencian sus
experiencias de vida.

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Figura 1. Actores, acontecimientos y territorio. Relatos y tiempos cruzados.

Construccin a partir de los relatos de vida. Tcnica: Falso Patchwork. Telas sobre ico-
por. Bordado a mano. Tamao 100x50 cm. Componente Lo que cuentan los Retazos,
proyecto Violencia, Resistencia y subjetividad: Destejer y tejer la salud mental.
San Francisco Antioquia. 2010-2013

En la figura 2 se observa el tejido de un pasaje de la vida cotidiana en


relacin con la economa del caf en un municipio del occidente antioqueo,
cuya narrativa da cuenta de las vicisitudes de una economa precaria y
oscilante, especialmente para quienes se vinculan como jornaleros:

Era el ao 2015, en plenas cosechas cafeteras me trac una meta de


conseguirme una cama con su respectivo colchn con los jornales que
all me pagaran. Yo me levantaba de lunes a viernes entre la 3:00 y 3:30
de la maana para poder despacharme, dejar comida para mis tres hijas y
me iba para la vereda Curadientes donde lleg por primera vez la madre
Laura el 20 de febrero de 1916 [], sala de mi casa a las 5:30 para poder
llegar al lugar de trabajo a las 6:00, hasta las 4:00 pm []. Comenc a
trabajar cogiendo caf al kilo, pero no me estaban dando las cuentas y opt
a trabajar ms bien al da []. Una vez se larg un aguacero y nos toc
salir corriendo a todos los trabajadores para una choza de indgenas que
quedaba cerca del corte de caf, resulta que all vive una indgena llamada
[] y su esposo [], estos indgenas viven solos y se sostienen de ventas
de pias y de naranjas []. Al da siguiente un trabajador se encontr en
un palo de caf una serpiente la cual nos hizo correr del susto a m y a mis
compaeros de trabajo y el hombre muy arriesgado le dio unos garrotazos
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y la mat, de lo cual yo qued muy paniquiada y le dije al to que no volva


a subir a trabajar porque de pronto me sala encontrando otra serpiente de
esas y yo les tengo mucha fobia. La meta que tena trazada no la alcanc
porque no segu trabajando.

Figura 2. La cogida de caf.

Tcnica: tela sobre tela y bordado con apliques tridimensionales. Tamao 64x46 cm. Pro-
yecto Memoria, Tejido y Salud Mental. Hacia la consolidacin de la Red Nacional de Te-
jedoras por la Memoria y la Vida 2015-2016. Pieza participante de la muestra colectiva La
vida que se teje, mayo-julio 2016.

Finalmente, la figura 3 muestra la mueca autobiogrfica de una mujer


indgena, lder de procesos sociales en el Putumayo:

A este lado de ac puedo decir que no me hice nada porque me considero


que antes yo era que tuviera el cuerpo sin conocimiento. []. Hacia este
lado est todo lo que ha venido sembrando: mi conocimiento. Por ejemplo,
el vestido es ya un vestido ancestral donde nosotros ya deberamos empezar
a sensibilizar [], le hice un ojito que todava est apagado porque estoy
apenas empezando a conocer muchos derechos que tenemos nosotros, por
eso apenas le estoy haciendo unito, tengo abierto un solo ojito y el otro
est apagado porque apenas est empezando a ver. El cabello est trenzado
porque est apenas tejiendo el conocimiento de la vida, est trenzadito.
Y el color, pues como yo tengo cruce de indgena con blanco se puede
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decir, porque cuando llegaron los espaoles violaron a nuestras indgenas


y pues dejaron regada la sangre en nosotras y por eso aparece el cabello
as, porque debera ser negro, pero entonces est mezclado, por eso parece
as. Y este cintillo es el que me protege a m de todas las malas energas,
por eso en todas nuestras culturas usted distingue a alguien que tiene un
cintillo como indgena. El bastoncito, aqu queda por ejemplo en nosotras
las mujeres, si yo porto un bastn tiene mucho significado, lo uno es que
yo ya empec a conocer mis derechos y la autonoma de nuestro territorio.
El bastn significa que uno ya est exigiendo muchos derechos, [] sin la
necesidad de coger un arma sino de hacerlo entender, esa es la simbologa.
Este es el significado del bastn, tiene el color de la naturaleza, el color de
la riqueza de nuestro territorio. Yo como mujer porto estos dos senos donde
alimento mis hijos con mis dos semillas. Estas trencitas son del ombligo,
esta parte unidas son los que forman la vida, los senos y el ombligo que
alimentan, por eso esto parece as, por eso el conocimiento que est aqu es
cuando yo ya empec a darme cuenta [], empec a salir, dej ese polica
interno que estaba dentro de mi cabeza y que no me dejaba accionar, no me
dejaba movilizarme. [] Aqu en esta falda est escrito en lengua nuestra
madre tierra, por eso yo me identifico como ella. Todos los significados
que aparecen aqu son los de nuestra madre tierra. Entonces aqu les queda
una mujer indgena para que defienda el territorio.

Figura 3. Mueca autobiografica. Cuerpo territorio trayectoria.

Tcnica: mueca de trapo, bordado, con apliques tridimensionales. Tamao 45x30


cm. Proyecto Soberana campesina y salud mental. Vnculos y relaciones de mujeres
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de organizaciones campesinas en tres regiones de Colombia. Investigacin actualmente en


desarrollo.

3. Conclusiones

A partir de lo planteado podramos acordar que tejido, cuidado y vida


configuran una triada slidamente anudada y complementaria. Los actos de
tejer y los actos de cuidar se funden en acciones que hemos emprendido de
forma literal, pero a la vez metafrica. Hemos logrado, a travs de estrategias
que involucran las prcticas de tejido, costura y bordado, comprender que
el mejor cuidado es aquel mediado por la posibilidad de entender y conocer
el mundo del otro, manteniendo como eje el sentido tico del cuidar, que
implica el crecimiento mutuo de quienes participan en dicha relacin.
Las tejedoras participantes adems de aprender y/o ensear un oficio,
constatan que son creativas, capaces de transformar, construir y de hacerse
reconocer por lo que pueden lograr. Las mayores transformaciones se
presentan en el mbito micro poltico, donde logran reconocer y reescribir
sus mltiples historias, nombrarse desde diversas posiciones y agenciar
nuevas subjetividades, no atadas a modelos de dependencia, sino a proceso
de afirmacin propia, individuales y colectivos, donde el tejido acta como
opcin para liberar, no para sujetar. Esto tiene que ver con una orientacin
que problematiza los aspectos ticos y polticos del cuidado: las personas
no son objetos de cuidado sino sujetos creativos que tienen capacidades
de construir vnculos, pensar y emocionarse. No son los profesionales
lo que habilitan al Otro, es el propio sujeto quien tiene la posibilidad de
habilitarse a s mismo.
Como se ha sealado, el cuidado ha sido reclamado como el elemento
principal que le da estatus de disciplina a la enfermera y que facilita y
direcciona los saberes necesarios para la prctica profesional (Durn, 2001),
siendo central la dimensin emocional relacionada con la interaccin entre
los seres humanos (Salazar, 2011). Como ya lo seal Collire (1993, p.
233-234), cuidar es ante todo un acto de vida, en el sentido de que cuidar
representa una infinita variedad de actividades dirigidas a mantener

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y conservar la vida y permitir que esta contine y se reproduzca. Y a


rengln seguido se pregunta: A qu vida se refiere?.
Las experiencias con el tejido como estrategia de cuidado sugieren
respuestas a esta pregunta, toda vez que son actos que surgen de la vida
misma, del legado de saberes que circulan de manera discreta, quizs
annimos y marginales, pero precisamente es all donde reside su
potencia: en la permanencia y persistencia de saberes que se niegan a
desaparecer a pesar de las lgicas del consumo y del tiempo rpido que
marcan la vida contempornea. Su virtud es que operan en una lgica de
lentitud, de recuperacin de lo aparentemente insignificante, pero pleno
de posibilidad habilitante de capacidades compartidas, en una respuesta
ante las formas hegemnicas que determinan quines y qu se incluye; o
quines y qu se excluye de los circuitos vitales legitimados. En palabras
de Georges (2008), retomando a Agamben, lo que permite que unos
queden en la orilla de las vidas reconocidas como valiosas o bios, o queden
en la nuda vida o vida sin valor, desprovista de humanidad. Desarrollar
cuidado de enfermera a travs del tejido implica acercarse a vidas que
recorren los circuitos de resistencia desde los saberes, las prcticas y
las voces mismas, reconociendo en los sujetos agentes sociales abiertos
a transformaciones a partir de la interaccin con otros. Las narrativas
tejidas nos acercan a la comprensin del significado de la salud mental, el
cual emerge de experiencias situadas y contextualizadas y en esa medida
orientan el cuidado, que siempre ser singular y desde el punto de vista
de la enfermera, construido dialgica e intersubjetivamente. El tejido, la
costura y el bordado, han mostrado ser recursos estratgicos para lograrlo,
en tanto han posibilitado poner en circulacin otras versiones sobre los
sujetos sufrientes, por fuera de las convenciones mdicas o jurdicas, as
como contribuir a construir comunidades, que se organizan en redes, que
bien pueden ser fugaces, marginales y/o espontneas; o bien pueden tener
anudamientos ms slidos, incluyendo tanto a las tejedoras, como a los
espectadores de los objetos tejidos, en una ampliacin clara del circulo de
cuidado como propsito tico central.
A manera de cierre, es sugerente recoger la propuesta de dispositivo
planteado por Agamben (2006), a partir de los desarrollos de Foucault,

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para sealar que ste se refiere a todo sistema que involucra elementos
discursivos y prcticos, cuya funcin estratgica se juega en el campo
de manipulacin de las relaciones de fuerza y de poder. De acuerdo a
esta concepcin, podramos considerar que los actos de tejido, bordado
y costura que hemos venido desarrollando, bien podran considerarse
dispositivos de cuidado colectivo y comunitario, toda vez que tocan esas
mallas de poder, logrando una clara interpelacin de resistencia tanto
desde sus contenidos discursivos, incluidos sus lugares metafricos, como
desde sus mismas prcticas marginales, silenciosas, annimas, lentas,
compartidas adems de las materialidades que produce: objetos cargados
de significado social y cultural.

4. Referencias bibliogrficas

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Cmo citar este artculo:


Arias, B. (2017). Entre-tejidos y Redes. Recursos estratgicos de cuidado
de la vida y promocin de la salud mental en contextos de sufrimiento
social. Prospectiva, 23, 51-72.
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