Prejuicios

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Sin Prejuicios

Objetivo del Programa: Mostrar que los cristianos deben actuar sin prejuicios.

Sugerencias para el Director: Para enfatizar la temática de este programa, y sin


decirle nada a nadie, disfrace a algún hermano de mendigo. Hágale que, el
sábado de mañana en que usted va a presentar este programa, se aparezca
por la iglesia, sucio y maloliente, y trate de entrar al templo. Utilice, como
Conclusión a este programa y en relación a la temática, la presentación de
quién era el "mendigo" y cuál fue la reacción de los miembros o de la iglesia
ante la visita de este "pordiosero". Sería interesante ver el resultado de este
experimento con la iglesia. De seguro que nos dará grandes lecciones
espirituales.

Servicio de Canto:

Introducción: Tengan todos ustedes un ¡Feliz Sábado! El programa de esta


mañana nos recuerda que los cristianos en general, y los Adventistas en forma
especial, debemos actuar sin prejuicios. ¿Qué es el prejuicio? "Juicio u opinión
preconcebida y arbitraria que tiene por objeto a una persona o cosa que puede
ser de naturaleza favorable o adversa. Actualmente este término indica, en la
mayoría de los casos, una actitud desfavorable u hostil hacia personas que
pertenecen a un grupo social o étnico diferente." También podemos mostrar
prejuicios a ciertas cosas que otros hacen. Un ejemplo de ello es aquel en el
cual una persona dice: "¡Ah!, los Adventistas son legalistas porque guardan el
sábado". El guardar el sábado, para esa persona prejuiciada, la hace tener un
mal concepto de los Adventistas. De igual forma, nosotros podemos caer en el
mismo error, sino dejamos a un lado todo prejuicio.

Himno de Apertura: Uno de los primeros prejuicios que tenemos que quitar, es
el temor de cantar con entusiasmo y alegría. Muchos consideran que en esta
iglesia cantamos como muertos. Lo triste de esto es que a veces tienen razón.
Que no nos dé pena abrir bien nuestra boca al entonar alabanzas a Dios. Para
ello, les invito a abrir su Himnario, a abrir su corazón y a abrir su boca para
entonar las notas del himno Núm. 164, "Abre tu corazón", del Himnario
Adventista.

Lectura Bíblica: El segundo prejuicio que debemos quitar de nuestra mente, es


el prejuicio de leer la Biblia. Por siglos, la lectura de las Sagradas Escrituras fue
negada a las personas comunes y, si se leía en público, se hacía en un idioma
extranjero. De está forma se creó un prejuicio hacia la lectura de la Biblia.
Todavía hay personas que creen que la mucha lectura de la Biblia vuelve locas
a las personas. Nuestra lectura bíblica está basada en 1 Corintios 1:18, 21 y
2:14-16.

Oración de Rodillas: El tercer prejuicio que hemos de erradicar es el de Orar.


Algunos piensan que el orar es una pérdida de tiempo y, aunque no lo dicen en
palabras, su conducta lo dice todo. "Orar es el acto de abrir nuestro corazón a
Dios como a un amigo. No es que se necesite esto para que Dios sepa lo que
somos, sino a fin de capacitarnos para recibirlo. La oración no baja a Dios hasta
nosotros, antes bien nos eleva a él" (El Camino a Cristo, Capítulo 11). Elevemos
nuestras almas al trono de la gracia puestos de rodillas.

Bienvenida: Era una hermosa mañana de sábado. La gente llenaba la iglesia a


su máxima capacidad. A cada persona que entraba se le daba un boletín en
donde ya imprimían los anuncios, el tópico del sermón de ese día, los cantos
que se entonarían y la persona por quien se oraría. Al final de la línea, se
encontraba de pie un ancianito. Su ropa estaba sucia y era notorio que no se
había dado un baño en días. Su cara estaba cubierta de barba, pues no se
había rasurado en mucho tiempo. Cuando llegó hasta donde se encontraba el
diácono, él se quitó su maltratado y viejo sombrero café demostrando respeto.
Su pelo estaba largo, sucio, desastrosamente enredado. Sus pies estaban sin
zapatos y sólo traía unos sucios calcetines negros. El diácono, poniendo su
dedo en la nariz, le dijo: "Lo siento, pero me temo que no podemos dejarlo
entrar, pues distraería a la congregación y no podemos permitir que alguien
interrumpa el servicio. Creo que debe marcharse." El anciano bajó su vista. Su
mirada estaba destrozada. Se puso su viejo sombrero y se dio la vuelta para
irse. Iba muy triste, pues le gustaba escuchar al coro cantar alabanzas al
Señor. También le gustaba ver cómo los niños pasaban al frente y entonaban
sus cánticos. Él cargaba en uno de sus bolsillos una pequeña y usada Biblia,
pues le encantaba ver si el pasaje que el ministro predicaba se encontraba
subrayado en la Biblia que traía. Él era muy respetuoso y no quería causar ni
un problema. Así que, bajando su cabeza, caminó de regreso bajando los
escalones de la gran iglesia. Se sentó y se recargó en la pared cerca de la orilla
del patio de la iglesia y se estiró lo más que pudo para escuchar los cantos que
la congregación entonaba a través de las ventanas y puertas cerradas. ¡Oh,
cuánto deseaba poder estar adentro con todos los demás! Habían pasado
algunos minutos cuando, de pronto, un hombre joven se le acercó y,
sentándose a su lado, le preguntó qué era lo que él hacía allí. El anciano le
respondió: "Yo estaba por ir a la iglesia hoy, pero ellos pensaron que yo estaba
sucio y que mi ropa era vieja y gastada y temieron que yo pudiera distraer su
servicio." "Perdón" -dijo el anciano. "No me presenté. Mi nombre es Jorge."
Entonces los dos hombres se saludaron amablemente y Jorge no pudo evitar
ver que este hombre tenía pelo largo como el de él y traía puesto un manto
sobre su cuerpo, amarrado con un cinto de tela color púrpura real. Llevaba
sandalias en sus pies, los que ahora estaban cubiertos por polvo y tierra. El
extraño se estiró hasta tocar el hombro de Jorge y le dijo: "Oye Jorge, no te
sientas mal porque ellos no te dejan entrar. Mi nombre es Jesús y he estado
tratando de entrar en esta misma iglesia por años, pero ellos tampoco me
dejan entrar."

Quitemos de nuestro lado el prejuicio de la indiferencia. Dejemos a Jesús entrar


en esta iglesia y en nuestro corazón. Con estas palabras, reciban ustedes y, en
especial nuestro Señor Jesucristo, la más sincera y cordial bienvenida.

Música Especial:

Informe Secretarial: El sábado pasado,__________ personas se quitaron el


prejuicio de llegar temprano y estuvieron a tiempo para iniciar con el servicio
de canto. hermanos hicieron a un lado el prejuicio de estudiar los siete días de
la semana su Lección de Escuela Sabática. Tuvimos___________ amigos que,
dejando a un lado todo prejuicio, se atrevieron a acompañarnos. Y como
erradicamos el prejuicio de dar sin esperar recibir nada a cambio, se
recogieron_______________ de ofrenda.

Tema: Uno de los problemas más serios del ser humano, es luchar contra una
mente prejuiciada. Hay algunos miembros que prefieren no relacionarse con
otros miembros por conceptos preconcebidos que terceras personas le han
infundido.

En una iglesia se estaba buscando un ministro para que pastoreara la grey. El


presidente de la junta estaba pasando por este penoso proceso. Finalmente,
perdió la paciencia. Había sido testigo de cómo el comité de relación pastoral
había rechazado a un solicitante tras otro por cualquier mínima falla real o
imaginaria. Era tiempo de tocar un poquito el corazón del comité. Así que se
puso en pie y leyó esta carta como si fuese de otro ministro solicitante.

"Señores, entendiendo que su púlpito está vacante. Quiero solicitar para esta
posición. Tengo muchas cualidades. He sido un predicador de mucho éxito y
también he tenido algo de éxito como escritor. Algunos dicen que soy un buen
organizador y he sido líder en la mayoría de los lugares en que he estado.
Tengo más de cincuenta años de edad y nunca he predicado en el mismo lugar
por más de tres años. He tenido que irme del pueblo por causar alborotos y
disturbios. Debo admitir que he estado en la cárcel por tres o cuatro veces,
pero no ha sido por hacer nada malo realmente. Mi salud no es del todo buena;
sin embargo, continúo hasta cumplir con mi parte del trato. Las iglesias en las
que me ha tocado predicar, han sido pequeñas a pesar de localizarse en
diferentes ciudades grandes. No me he llevado bien con los otros líderes
religiosos en los pueblos donde he predicado. De hecho, algunos de ellos me
han amenazado, incluso me han atacado físicamente. Debo reconocer que no
soy muy bueno para mantener registros. Se me ha llamado la atención por
olvidar a quién bauticé. De todas formas, si les soy útil, prometo hacer lo mejor
por ustedes."
El presidente de la junta volteó hacia el comité y dijo, "Bueno, ¿qué piensan
ustedes? ¿Creen que debemos llamarlo? Los buenos miembros de la junta
apelaron considerando a este hombre como un enfermizo, causante de
problemas, fuera de sí y exconvicto. ¿Acaso el presidente estaba loco? ¿Quién
firmó la solicitud? ¿Quién había tenido ese gigantesco descaro? El presidente
volteó hacia ellos, observándoles fijamente con una mirada penetrante, antes
de contestar: "Está firmada por el apóstol Pablo".

Relato Misionero:

Clausura: (Vea la idea dada en la sección: "Sugerencias para el Director".)

Himno Final:

Oración Final:

Repaso de la Lección de Escuela Sabática:

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