Prejuicios
Prejuicios
Prejuicios
Objetivo del Programa: Mostrar que los cristianos deben actuar sin prejuicios.
Servicio de Canto:
Himno de Apertura: Uno de los primeros prejuicios que tenemos que quitar, es
el temor de cantar con entusiasmo y alegría. Muchos consideran que en esta
iglesia cantamos como muertos. Lo triste de esto es que a veces tienen razón.
Que no nos dé pena abrir bien nuestra boca al entonar alabanzas a Dios. Para
ello, les invito a abrir su Himnario, a abrir su corazón y a abrir su boca para
entonar las notas del himno Núm. 164, "Abre tu corazón", del Himnario
Adventista.
Música Especial:
Tema: Uno de los problemas más serios del ser humano, es luchar contra una
mente prejuiciada. Hay algunos miembros que prefieren no relacionarse con
otros miembros por conceptos preconcebidos que terceras personas le han
infundido.
"Señores, entendiendo que su púlpito está vacante. Quiero solicitar para esta
posición. Tengo muchas cualidades. He sido un predicador de mucho éxito y
también he tenido algo de éxito como escritor. Algunos dicen que soy un buen
organizador y he sido líder en la mayoría de los lugares en que he estado.
Tengo más de cincuenta años de edad y nunca he predicado en el mismo lugar
por más de tres años. He tenido que irme del pueblo por causar alborotos y
disturbios. Debo admitir que he estado en la cárcel por tres o cuatro veces,
pero no ha sido por hacer nada malo realmente. Mi salud no es del todo buena;
sin embargo, continúo hasta cumplir con mi parte del trato. Las iglesias en las
que me ha tocado predicar, han sido pequeñas a pesar de localizarse en
diferentes ciudades grandes. No me he llevado bien con los otros líderes
religiosos en los pueblos donde he predicado. De hecho, algunos de ellos me
han amenazado, incluso me han atacado físicamente. Debo reconocer que no
soy muy bueno para mantener registros. Se me ha llamado la atención por
olvidar a quién bauticé. De todas formas, si les soy útil, prometo hacer lo mejor
por ustedes."
El presidente de la junta volteó hacia el comité y dijo, "Bueno, ¿qué piensan
ustedes? ¿Creen que debemos llamarlo? Los buenos miembros de la junta
apelaron considerando a este hombre como un enfermizo, causante de
problemas, fuera de sí y exconvicto. ¿Acaso el presidente estaba loco? ¿Quién
firmó la solicitud? ¿Quién había tenido ese gigantesco descaro? El presidente
volteó hacia ellos, observándoles fijamente con una mirada penetrante, antes
de contestar: "Está firmada por el apóstol Pablo".
Relato Misionero:
Himno Final:
Oración Final: