Apuntes de Roma Imagina
Apuntes de Roma Imagina
Apuntes de Roma Imagina
IMAGINADA
Universidad Complutense
2016-2017
Sara Arribas Colmenar
TEMA 1: LA IMAGEN DE ROMA DE LA ANTIGEDAD A NUESTROS DIAS
-Qu es un imaginario
De esta forma, podramos establecer una primera diferencia entre imaginario frente
a real, de manera que lo imaginario es lo que existe en nuestra imaginacin, frente
al mundo de lo real. El imaginario se crea cuando damos connotacin a un suceso o un
objeto, conciencia de la transcendencia. Ya el propio trmino latino imago apunta,
precisamente, a esa idea de representacin, retrato, fantasma (en sentido potico) y
apariencia (en oposicin a la realidad) (Ernout-Meillet, Dictionnaire tymologique de la
langue latine, Pars, 1979, s.v. imago). Est bien fijarse en el uso que, por ejemplo,
hace Plinio el Joven de la palabra imago al comienzo de su famosa carta sobre los
fanstasmas (Plin. Ep. 7,27,1):
et mihi discendi et tibi docendi facultatem otium praebet. igitur perquam velim scire,
esse phantasmata et habere propriam figuram numenque aliquod putes an inania et
vana ex metu nostro imaginem accipere
Conviene que distingamos entre el imaginario individual, es decir, aquel que tiene una
persona como producto de sus propios gustos y experiencias, y el imaginario social,
o un conjunto de ideas acerca de algo que es compartido por grupos de personas. Un
socilogo llamado Cornelius Castoriadis cre, precisamente, esta acepcin de
imaginario social. Con esta frmula se sustituyen trminos ms tradicionales como
mentalidad, conciencia colectiva o ideologa a la hora de designar las llamadas
representaciones sociales. Los imaginarios sociales tienen que ver, por tanto, con
ideas compartidas acerca de aspectos como, por ejemplo, Dios, la familia o el Estado.
Los imaginarios constituyen, en muchos casos, consideraciones heredadas que no se
someten a crtica ni comprobacin emprica alguna. Pongamos un ejemplo muy
cercano a mis alumnos. Ser de letras o de ciencias constituye un paradigma comn
y aceptado tanto por los diferentes integrantes del mundo de la enseanza y la cultura
(desde padres, profesores y alumnos) y est sujeto a unas valoraciones desfavorables
para las letras. Segn el imaginario, los inteligentes estudian ciencias, mientras que
los tontos estudian letras. Los que estudian letras van al paro y viven sumidos en la
ruina, mientras que los que estudian ciencias triunfan y ganan dinero. Tales
parmetros, obtenidos de ejemplos determinados y sometidos a numerosos
contraejemplos, prosperan socialmente como mitos que no precisan comprobacin,
ya que, mezclados con miedos y una serie de valores sociales implcitos (el mito del
triunfo en la vida, o el mito de la Ciencia como religin atea, desde la segunda mitad
del siglo XIX), se erigen en verdades absolutas, casi en un inexorable destino. En
realidad, nuestra actitud ante los imaginarios sociales no es tanto actuar crticamente y
desmontarlo (algo, por cierto, sumamente difcil), sino actuar como si fueran verdad,
por si las moscas. Esto es lo que hace que ideas infundadas se conviertan en una serie
de axiomas incontestables.
Tradicin clsica.
La obra antigua concebida como un contagio. La tradicin clsica como materia. Cita
de Michael von Albrecht: En su tiempo los clsicos eran literatura de consumo, pero
de una calidad que no se agota nunca.
La influencia concibe el mundo clsico como un organismo vivo, dotndolo de
vitalidad. Es un fenmeno activo que va cambiando en la percepcin y en la mente.
El concepto de recepcin se ha ido abriendo paso a travs de la idea de la literatura
como provocacin.
El texto que se transmite es obra de un lector por una tradicin textual. Un aspecto
fundamental es la recepcin, es decir, cmo han ledo a los distintos autores.
Tradicin Recepcin
Roma, para empezar, es una ciudad real y milenaria, pero tambin es una idea, un
modelo de civilizacin: la Romanidad. La Romanidad, de hecho, es un rasgo que puede
apreciarse en todos los grandes cultivadores de la etimologa latina, desde Varrn al
mismo Pablo el Dicono, y que confiere a esta disciplina unas caractersticas propias.
Varrn manifestaba la Romanidad en su espritu de anticuario, como se aprecia en los
conocimientos diversos que desgrana no slo en el De lingua Latina, sino tambin en sus
Antiquitates: religin, instituciones, topografa de Roma. Pero lo importante es que Roma
ir convirtindose con el paso de los siglos en una referencia de la cultura europea. As lo
vemos en el interesante texto que abre el eptome que de Festo escribiera Pablo el
Dicono, ya en pleno Renacimiento Carolingio, donde puede apreciarse como en pocos
lugares ese sentimiento de una Europa en ciernes:
En cualquier caso, debis recordar que CUANTO MENOR SEA EL CONOCIMIENTO CABAL DEL
OBJETO QUE SE IMAGINA MUCHO MS RICA SER SU RECREACIN.
Esto es lo que, en parte, hace
que los grandes especialistas en Historia Antigua sean peores recreadores literarios
que los que tan slo acceden al conocimiento por medio de fuentes indirectas y poco
profundas. Vamos a proponer ahora cinco procesos por lo que se ha ido configurando
el imaginario de Roma a lo largo de los siglos:
Vamos a leer algunos textos para dar cuenta de cada uno de estos imaginarios:
De hecho, para Cavafis, el nico poeta romano realmente notable es Horacio, puesto
que es el nico realmente comparable a un poeta griego:
Frente al uso tradicional que la Historia Antigua haba hecho del trmino
Romanizacin para hablar sobre la expansin de Roma, la moderna historiografa
recurre al de Invasin romana. Qu implica el cambio de un trmino por otro?
Implica que el proceso civilizador se reinterpreta ahora como aculturacin de los
pueblos sometidos e invasin de de los mismos. Curiosamente, en los pases que
formamos parte de ese antiguo imperio de Roma hacemos esta nueva valoracin
mediante una lengua que deriva del mismo latn, es decir, que es fruto de ese mismo
proceso que criticamos. Si hoy hablamos lengua romnica es debido a que somos parte
de un imperio que se extendi por todo el Mediterrneo, y no slo. El caso es que
poco a poco, sobre todo desde la perspectiva de los pueblos germnicos, fue surgiendo
el mito de los pueblos sometidos y de sus valores patrios. El pensador Montesquieu lo
expresa claramente al hablarnos sobre la Germania de Tcito:
Si se decide leer la admirable obra de Tcito, Del origen y costumbres de los pueblos
germnicos, se ver que de ellos han sacado los ingleses la idea de su gobernacin
poltica. Este hermoso sistema se concibi en los bosques (Montesquieu, 1748)
l (Montaigne) deca que de Roma no se vea sino el cielo bajo el cual haba estado
asentada y la planta de su construccin; que lo que de ella saba era un saber abstracto
y contemplativo, en el que no haba nada sensible; que los que decan que al menos se
vean las ruinas de Roma decan demasiado; pues las ruinas de una construccin tan
espantosa merecan ms honor y reverencia en su memoria; que esto no era ms que
su sepulcro. El mundo, enemigo de su larga dominacin, haba primero roto y
desmembrado todos los miembros de este cuerpo admirable; y, como incluso del todo
muerto, alterado y desfigurado le produca horror, haba enterrado su misma ruina.
(Montaigne, Diario del viaje a Italia, Madrid, 1994, p. 91).
El Grand Tour constituy una de las formas de aprendizaje del mundo clsico ms
efectivas y vitales que acaso conozcamos. Fue toda una institucin, muy propia del
mundo britnico, que alcanz su esplendor durante el siglo XVIII. De este viaje
inicitico por Italia (Grecia estaba an dominada por el imperio turco) surgi luego
nuestra moderna idea de turismo. Los jvenes viajeros que recorran normalmente
durante un ao la pennsula italiana establecan su propio imaginario a partir de la
contraposicin de las antigedades y la propia modernidad de las ciudades italianas,
especialmente las del norte (Turn o Miln seran buenos ejemplos). Uno de los ms
conspicuos turistas que tuvo Italia durante el siglo XVIII fue Goethe, quien celebra de la
manera siguiente su entrada en Roma:
S, por fin he llegado a esta capital del mundo! Si la hubiera visto hace quince aos en
buena compaa, bajo la direccin de un hombre muy juicioso, me estimara feliz. Mas
si mi sino era visitarla solo, verla con mis propios ojos, entonces est bien que esta
dicha me haya sido concedida tan tarde.
En cierto modo he volado por encima de las montaas del Tiro. He visto Verona,
Vicenza, Padua y Venecia; he visitado de manera fugaz Ferrara, Cento y Bolonia, y
apenas he dedicado tiempo al conocimiento de Florencia. El anhelo de llegar a Roma
era tan intenso, aumentaba tanto con cada da que pasaba, que ya no era posible la
permanencia en ningn sitio, slo me detuve tres horas en Florencia. Pero ahora ya me
encuentro en Roma, y estoy tranquilo, y hasta se dira que sosegado para el resto de
mis das, puesto que se puede asegurar que comienza una nueva vida cuando a uno se
le presenta la ocasin de contemplar en su conjunto aquello que conoce de un modo
parcial. (Goethe, Diario del viaje a Italia, Barcelona, 2001, p. 140)
e) La Roma de la sangre y los vicios
En resumen, cada uno de los imaginarios sobre Roma que hemos ido recorriendo
brevemente a lo largo de este tema est construido sobre una serie de contrapuntos:
a) Roma frente a Grecia
b) El imperialismo frente a las naciones dominadas
c) El Renacimiento frente a la Edad Media
d) La Antigedad frente a la Modernidad
e) La decadencia de Roma frente al cristianismo
TEMA 2. ROMA COMO REFERENTE SIMBLICO E IDEOLGICO EN LA
CULTURA CONTEMPORNEA
Se nota a primera vista que Krebs es un buen especialista tanto en Tcito como en la
historia textual de su obra titulada Germania, ese librito que marca, en cierto sentido,
el nacimiento de la literatura etnogrfica en Roma. Como alguien que nunca ha estado
probablemente en la Germania, Tcito recurre a fuentes de terceros y a lugares
comunes para describir las costumbres germanas que, al cabo del tiempo, pasaron a
legitimar ciertas teoras raciales acerca de los rubios guerreros del norte. Krebs tiene
una slida formacin germnica y ahora, por lo que puedo ver en la pgina web de la
Universidad de Harvard, forma parte de la plantilla de su departamento de clsicas.
Esta doble circunstancia, imagino, le obliga a demostrarnos casi en cada una de las
pginas del libro que es un profesor brillante y excepcionalmente documentado, lo que
hace que este libro rebose de erudicin, a menudo alimentada por la descomunal
biblioteca Widener de la misma Harvard. Krebs hace lo que podemos interpretar como
una "historia cultural" de la Germania de Tcito, no una mera historia textual. Con ello
quiero decir que Krebs busca mostrarnos no tanto la lectura o la tradicin del libro de
Tcito como su SIGNIFICADO SIMBLICO desde la Antigedad hasta el siglo XX. La
Germania, en este sentido, est muy cerca del mismo tejido que construye las
invenciones nacionalistas de los pueblos, o los bucles melanclicos a los que se refiere
Jon Juaristi hablando de otros nacionalismos. He disfrutado mucho con el libro, lo
confieso, pero no s si un lector menos dado a erudiciones y ms a relatos divulgativos
podr leer la obra de corrido. Las notas que se atesoran al final de la obra son
prescindibles para entender el relato, pero a menudo descubren nuevas claves de
lectura. Si tuviera que quedarme con algn lugar concreto de este libro me quedara
con el captulo dedicado al siglo XVIII y, en particular, a Montesquieu.
A menudo los buenos propsitos se tornan en aquello que no quisimos. La exaltacin
que hace Montesquieu de la libertad de los antiguos germanos en su Espritu de las
leyes supone una revisin de la esencia del poder absoluto. Aquel pueblo, segn la
lectura que de la Germania de Tcito hace Montesquieu, era libre con respeto al poder
de Roma y el poder interno quedaba limitado por ciertas acciones donde concurra el
pueblo en asamblea. Montesquieu, uno de los pensadores ms sensatos de su poca
(desde luego, ms sensato que Rousseau) jams pudo imaginar a dnde llegaran a
parar semejantes ideas. Creo que la conjuncin entre Historia y Pensamiento sigue
siendo una tragedia, pues las ideas se acaban sacando de contexto.
La literatura romana (o latina, que es como se la conoce ms bien en los pases del
mbito latino) es la primera en convertirse en objeto del nuevo planteamiento
historiogrfico gracias a la publicacin de un programa o compendio de lecciones para
las clases (ein Leitfaden fr akademische Vorlesungen), la Geschichte der Rmischen
Litteratur, de Friedrich August Wolf (Halle, 1787)1. El ttulo es ya, de por s, muy
explcito en lo que respecta al planteamiento de la obra. Si bien un ttulo como ste
1 La cita completa de este programa de curso es como sigue: Geschichte der Rmischen
Litteratur: nebst biographischen und litterrischen Nachrichten von der lateinischen
Schriftstellern, ihren Werken und Ausgaben. Ein Leitfaden fr akademische Vorlesungen von
Friedr. Aug. Wolf, Halle in der Hemmerdeschen Buchhandlung, 1787 (tomado de la bibliografa
elaborada por Reinhard Markner y publicada en la direccin electrnica
http://markner.free.fr/fawbiblko.htm -consultada el 15 de diciembre de 2003-). El hecho de que
sea un programa de curso no resta inters a este documento, pues lo importante de l es la
concepcin de la literatura latina como un modelo cerrado para construir a posteriori las
historias de la literatura moderna y la organizacin de tal historia.
ahora no nos sorprende, la unin de estos tres conceptos (historia, literatura y
romana) abre las puertas a una disciplina nueva que estudia el desarrollo del
conjunto de obras literarias que son fruto de la expresin del pueblo romano, aunque
sin olvidar la poderosa influencia griega. Debemos observar que a esta historia se
aaden noticias biogrficas y literarias de los autores latinos, de sus obras y
ediciones. Hay dos aspectos reseables en este planteamiento. Por una parte, la
mayor aportacin de Wolf a la historiografa literaria es la divisin que establece de la
literatura en Historia interna, es decir, la historia de la lengua y de las instituciones, a
la manera de una biografa del espritu del pueblo romano, e Historia externa, que
no es otra que la relacin de los autores y las obras. Esta biparticin va a estar ms o
menos presente a lo largo del desarrollo de la ulterior historiografa literaria. En
segundo lugar, tenemos la interesante cuestin de que Wolf haya planteado el
desarrollo histrico de una literatura particular, la latina, que se muestra deudora de la
griega. Esto motivar el cultivo ulterior de la historiografa de la literatura griega, que
conlleva nuevos planteamientos acerca de los influjos de sta sobre aquella.
Entre los franceses, debemos hablar de dos obras de inters para nuestro estudio: el
libro sobre la decadencia de los poetas latinos de Desire Nisard y el manual de Alexis
Pierron. Desir Nisard public en 1834 un libro titulado tudes de moeurs et de critique
sur les potes latins de la dcadence. Su trabajo, centrado en los poetas latinos, estudia,
por una parte, la historia y sus biografas (costumbres) y, por otra, aborda aspectos de
teora y crtica. No obstante, el autor no quiere pasar por un scholar, y es ms crtico
literario que historiador. La obra de Nisard tendr una fortuna imprevista cuando sus
ideas peyorativas sobre los poetas latinos tardos, llamados decadentes y puestos en
relacin por el mismo Nisard con ciertos autores de su tiempo, sean invertidas como
elogio por los abanderados del decadentismo literario en Francia. Por su parte, Alexis
Pierron publica en 1852 su divulgado manual titulado Histoire de la Littrature
Romaine. En comparacin con la elaborada estructura de los manuales alemanes, ste
sigue un esquema bastante lineal, a travs de cuarenta y seis captulos que van desde
la Langue des Romains hasta Les derniers potes (es decir, Ausonio, Claudiano y
Rutilio). La obra no tiene nada que ver, por tanto, con el esquema wolfiano.
Precisamente, el traductor espaol de Baehr, Francisco Mara Ribero, alude a Pierron
en la introduccin del manual alemn (Baehr 1789, 3): pues hablando en puridad y sin
ofender a los anotadores de los Manuales que pululan en las Universidades, ninguno
de ellos, ni aun el de A. Pierron, escrito, como dicen nuestro vecinos, pour les gens du
monde, rene las condiciones de mtodo, claridad y erudicin propias de la enseanza
universitaria.
En suma, las dos escuelas ms notables por su influencia en otros pases, la alemana y
la francesa, presentan unas caractersticas particulares. La primera est ms orientada
a la constitucin de una Ciencia de la Antigedad de tendencia historicista, mientras
que la segunda tiende ms a la crtica literaria y se difunde en crculos intelectuales
ms amplios, llamados la gente de mundo.
Por lo que parece, el negativo juicio esttico de los eruditos italianos tanto acerca de
los escritores hispano-latinos como de los del siglo XVII se atribuye al
condicionamiento del clima espaol:
His imagination was rich his enthusiasm refused to be curbed. They were
such as we might suppose would be nurtured by the warm and sunny climate
of Spain. His sentiments often exhibit that chivalrous tone which distinguish the
Spanish poets of modern times. We may discern the nobleness, the liberality,
the courage, which once marked the high-born Spanish gentleman; and the
grave and thoughtful wisdom which makes Spanish literature so rich in
proverbs, and which peeps out even from under the unreal conventionalisms of
the contemporary Roman philosophy (Browne 1853, 459)
Sin embargo, lo que ahora resulta ms relevante es lo que parece ser una relectura
extica y romntica, casi propia de un viajero ingls por Espaa, de aquella antigua
apreciacin dieciochesca.
2. Razones polticas
Si bien ya Montesquieu y Gibbon haban ido por este terreno en sus reflexiones acerca
del declive de Roma, son los propios ideales polticos del siglo XIX los que hacen de la
tirana y de la prdida de libertad una razn predilecta para explicar la decadencia de la
literatura romana. En este sentido, Friedrich Schlegel habla de la nueva generacin de
Augusto criada bajo el despotismo:
Para Schlegel, es tambin el poeta Lucano el autor que mejor encarna la decadencia
cuando aade:
Es importante hacer notar cmo ahora Lucano queda caracterizado ms como vctima
que como culpable de la decadencia. Baehr, por su parte, hace una exposicin muy
pormenorizada sobre las causas de la decadencia buscando, sobre todo, razones
concretas, de carcter poltico, aunque tambin educativo (razn moral, en definitiva), y
despreciando posibles leyes naturales que vamos a encontrar en crticos como Nisard:
3. Razones morales
"Il faut compter comme une des causes le destin, dont c'est la loi dure et
ternelle que ce qui a atteint le plus haut point de grandeur retombe hlas! plus
vite qu'il n'tait mont, au dernier degr de la dcadence.
... Cuius maligna perpetuaque in omnibus rebus lex est, ut ad summum perducta
rursus ad infimum, velocius quidem quam ascenderant, relabantur (SNQUE,
Controv. I, praef. 7)"
Ntese cmo traduce Nisard con el trmino dcadence la expresin latina ad infimum,
que se refiere al punto ms bajo de la degradacin. Quedara por ver, finalmente, cmo
incide la cuestin de la expansin del Cristianismo en la valoracin de la decadencia
literaria, delicado asunto donde confluyen tanto aspectos morales como estticos y al
que volveremos al hablar sobre Huysmans.
En los tres casos, si bien las razones son diferentes (geogrficas, polticas y morales), se
coincide en hacer de Lucano el autor ms representativo de la decadencia de las letras
latinas, yendo desde el vituperio de los autores italianos del XVIII hasta el abierto elogio
de Pierron (1863, 500-501).
Primera mitad del siglo XIX: La visin romntica de Roma planteada por el historiador
Niebuhr: la Roma arcaica y sus supuestas baladas.
Segunda mitad del siglo XIX: La nueva literatura Romana de Teuffel: modelo para la
construccin de Prusia: el inters por el imperio.
Auctoritas y potestas
Una noche de finales de octubre de 1927, acompaado de varios amigos, entre los que
se encontraba por supuesto Cipriano Rivas Cherif, acudi al teatro Fontalba de Madrid
ese hombre "pegado a una barba" de palabra mgica y prodigiosa originalidad, que
fuera Ramn Mara de Valle-Incln, con el fin de asistir al estreno de la comedia El hijo
del diablo, del poeta cataln de segunda fila Joaqun Montaner. Antes de que finalizara
el segundo acto, el nclito don Ramn comenz a vociferar de forma tan desmesurada
que hubo de interrumpirse el estreno. No tard el pblico en reconocer en esos gritos
de "Muy mal, muy mal!" la voz de don Ramn, lo que aument el revuelo. Los agentes
de vigilancia se acercaron a la butaca que ocupaba el ilustre literato para llevrselo a
comisara (un escndalo parecido haba provocado en el estreno de Gata de Angora,
de Benavente y en esa misma comisara acab), y se presentaron diciendo: -Somos la
autoridad, a lo que don Ramn replic: "Aqu, en el teatro, yo soy la nica autoridad,
pues soy crtico". Naturalmente, los agentes de la "potestad" se llevaron al portador de
la autoridad, pues la fuerza se impone momentneamente a la razn, pero la crtica
literaria no tard en ensalzar la actuacin de don Ramn, que con sus gritos logr
sepultar la obra de Montaner. He querido comenzar estas reflexiones refiriendo esta
ancdota, por lo dems conocida, de Valle-Incln porque me parece que refleja con
bastante exactitud la vieja contraposicin romana entre auctoritas y potestas, de la
que quiz nuestro literato tuvo conocimiento en su poca de estudiante de Derecho en
la centenaria Universidad de Santiago de Compostela, y que desgraciadamente hoy ha
cado en desuso, por considerar la autoridad, como los agentes que detuvieron a don
Ramn, una especie de poder, en vez de una instancia de naturaleza del todo distinta.
La crisis del Estado moderno, basado en los principios de soberana y territorialidad, el
callejn sin salida al que nos ha conducido el positivismo jurdico o la excesiva
politizacin de la vida social no son, en mi opinin, sino consecuencias derivadas de la
prdida actual de la contraposicin romana entre autoridad y potestad. Tan
genuinamente romana era la auctoritas que ya el historiador Dion Casio advirti que
no tena equivalente en griego, y prefiri transcribirla a esta lengua clsica sin traducir.
Algo similar a lo que dicen los alemanes que sucede con su adjetivo "gemtlich"
(entraable?), o los portugueses con su sustantivo "saudade" (aoranza?), pero en
un plano no afectivo, sino racional. Y por supuesto con muy distinto calado.
El problema surge cuando el que tiene dos dedos levantados quiere levantar los tres
restantes, es decir, cuando la autoridad pretende llegar a ser potestad (gobierno
platnico de los sabios) o, lo que es peor, cuando el gobernante que tiene la palma de
la mano extendida, como tiene los cinco dedos levantados, piensa que est revestido,
no slo de potestas, sino tambin de auctoritas. Si al atento lector le viene a la mente
la idea de que la grave situacin de la Justicia en Espaa, Tribunal Constitucional
inclusive, puede deberse a que el poder poltico ha conseguido "capturar" la autoridad
de los jueces, cuya personal vala e independencia no cabe cuestionar, est pensando
lo mismo que el que escribe estas lneas.
Iglesia Catlica
Revolucin francesa
Estados Unidos
III Reich
Algunos temas:
La lectura de este texto ahora una nueva ruta por las inscripciones latinas, que nos
lleva al as llamado Arco de la victoria de Moncloa. All, donde los ecos imperiales y
virgilianos han enmudecido ante el ruido de los miles de vehculos que pasan a diario.
Sigue llamndose arco de la Victoria el que da acceso a la Ciudad Universitaria? S, de acuerdo al menos con
lo que en su cara posterior sigue impreso en lengua latina y con letras capitulares: Armis hic victricibus mens
lugiter victura monumentum hoc D.D.D. .Traduccin en minsculas? Deshecho el hiprbaton y resueltas las
abreviaturas, la que sigue: La mente, que siempre vencer, da, dona y dedica este monumento a las armas
que vencieron aqu. Es, pues, la Universidad triunfante la que se constituye en monumento al ejrcito
vencedor, cincelados ambas advocaciones para deshonor y vergenza de los pobrecitos derrotados... en
una sangrienta guerra fratricida.
Lo natural o ms acorde con su propia orientacin geogrfica es que la ruta de la Universitaria tome su
origen de la plaza de la Moncloa. Perspectiva, paraje y espectculo? Ms propios del Campo de Marte que de
un campus, repito, destinado a la enseanza. A diestra y siniestra, el Cuartel del Aire y dependencias, ms
el estrambote, siempre en obras, de ese lgubre templo circular que con todo el adorno superficial de cruces
y ms cruces al tresbolillo (pruebe usted a contarlas) ha concluido, sin ms, en sede administrativa (quin
haba de decrselo al vencedor!) de la Junta del Distrito de Moncloa.
Agobiado, encajonado por el doble muro del cuartel con todas sus ventanas, chapiteles y troneras, el arco de
la Victoria se debate all, al fondo, con su cuadriga y sus latines. Ms al fondo? El recorte y ramillete de
crestas y atalayas (la aguja de la iglesia colonial de Santo Toms, el faro de la Escuela de Navales, el torren
del antiguo Colegio Mayor Jos Antonio...), constriendo la mirada y regalando al conjunto (de acuerdo con
una norma supuestamente restauradora) un aura surrealista que, de puro arbitraria y paranoica. Dar si
hubiera deseado Dal... o Giorgio de Chirico, en plena fiebre metafsica.
El suma y sigue de tales muros, arcos y espadaas conforma un autntico y paradjico teln de fondo en el
vestbulo mismo de la Ciudad Universitaria, que impide de plano la visin y aconseja alterar e! itinerario.
Antes, sin embargo, de emprenderlo por donde ms conviene, se aconseja al viajero retenga con fijeza el
espectculo de este introito surrealtriunfalista, porque del choque entre lo aqu visto (o restaurado) y lo
que luego ver (el rescoldo del proyecto originario) se deciden acierto y desatino de la arquitectura de antes y
despus de la guerra civil..., ms un grave e imperdonable error impreso en la otra cara del llamado arco de la
Victoria.
Munificenciae regia condita, ab hispanorum duce restaurata, aedes studiorum matrilensis florescit in
conspectu dei, se lee all y as se traduce: Fundada por largueza regia y restaurada por el caudillo de los
espaoles, la Casa de Estudios de Madrid florece a ojos de Dios. Y la Repblica? Ni un adjetivo merecen
quienes por los aos treinta concluyeron lo planeado la dcada anterior? Interclese (..ya!) la expresin
Reipublicae studio confecta y quede as, cuando menea, la dedicatoria: Fundada por largueza regia, alzada
por afn de la Repblica y restaurada (de qu modo!) por el caudillo de los espaoles, la Casa de Estudios de
Madrid florece (usted cree?) en la mirada divina.
DIARIO 16 - 11/04/1988
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Imaginarios en la Complutense
Hay un desfase entre la realidad de todos los das y una consciencia de ir a un espacio
mtico. El primer elemento simblico que encontramos que es que fue un sitio cedido
por Alfonso XIII. La idea era crear un espacio mtico ideal donde los edificios estn
rodeados de bosque. Se plantea el pasado como horizonte del futuro. Es una
institucin centenaria: saecularia septima. Como imaginario tiene diversos traslados:
La idea en origen es que se viera la sierra de Guadarrama desde las ventanas y que
fuera todo un bosque. Llega una ocasin en que, por una razn o por otra, tal hombre
atiende con ms ahnco a la tierra en torno y logra ordenar con la palabra la huella
impresa en su espritu por esa atenta expectacin; cuando esto ocurre, un nuevo
paisaje nace a la vida histrica. Es, por ejemplo, el momento en que Virgilio pone en
dos sobrios, desnudos versos, la emocin de ver oscurecerse la tierra itlica:
(Pedro Lan Entralgo, La generacin del 98, Madrid, Espasa-Calpe, 1997, p. 32)
El Grand Tour no fue tan slo un viaje por Italia, sino tambin un viaje por el pasado.
Esta idea de viaje por el pasado fomenta el cultivo de relatos histricos.
It was from the books of the pontiffs and augurs, that Livy took the
formularies for the solemn proceedings of Roman public law; formularies
which, after prevailing for many ages, had in his day long been obsolete, and
the origin of which was traced back to the kings. It is certain that from this
source he derived the formulary used in trials for treason, containing the
evidence for the existence of that appeal to the people of which Ciceron found
mention in the pontifical and augural books: nor is it more doubtful with regard
to those used in consecrating a king, in the proceeding of a pater patratus at a
treaty, in those of the facials, and at the surrender of a city. A conjecture about
the nature and character of these books may be hazarded, without
presumptuously prying into what fate has forbidden us to know. We can only
conceive them to have been collections of traditions, decisions, and decrees,
laying down principles of law by reporting particular cases. Thus fragments of
old poems might be contained in them, such as the law of treason from the lay
of the Horatii. (Niebuhr 1850: 346)
La impronta de Niebuhr se deja ver, por tanto, en la preferencia de los manuales
romnticos por los orgenes de la literatura y sus primeros monumentos.
La idea del relato: En realidad, cuando imaginamos cmo era la Roma arcaica debemos
recrear un relato de carcter histrico. En este sentido, los manuales de Historia y el
desarrollo de la literatura histrica no van a estar tan lejos. Macauly, con sus Lays of
ancient Rome, o Walter Scott, con sus novelas histricas, no podran entenderse sin la
evocadora aportacin que el romanticismo hizo a la historiografa.
Se crea una relacin entre las guas de los viajes y los relatos, el viaje pasa a ser un
instrumento educativo, es decir, una forma de conocimiento. Un ejemplo de esto son
Las aventuras de Telemaco (S. XVIII) de Feneln donde se cuenta como Telemaco va
a buscar a su padre y va conociendo el mundo elegante y grato, un mundo muy
parecido a la Francia de Luis XIV.
Hasta el siglo XVIII no existe el problema del anacronismo, surge con la arqueologa,
Niebhur y la historia romntica. El segundo problema es que nuestros conceptos y
categoras no son los mismos que los de los antiguos.
Lectura:
El falso sarcfago
etrusco del Museo
Britnico
A pesar de que el
Museo Britnico se
resisti a aceptarlo
durante bastante
tiempo con toda su artillera acadmica, finalmente tuvo que reconocer que uno de
sus hermosos sarcfagos etruscos era falso. POR FRANCISCO GARCA JURADO HLGE
Cuando menos, el sarcfago no era totalmente verdadero, pues a pesar de que estaba
compuesto en buena medida por piezas realmente antiguas y etruscas, la suma
resultante slo era una falsificacin. Supe de esta historia por primera en un artculo
del diario El Pas, y creo recordar que lo haba escrito el inolvidable antroplogo y
erudito Julio Caro Baroja. Ahora que he adquirido por librera de viejo su conocido libro
sobre las falsificaciones de la Historia recupero fresca aquella noticia que qued
grabada en la memoria durante tantos aos:
Pues bien, las cronologas son a menudo juguetonas con los propios hechos. Un ao
antes de la publicacin de este libro, en 1991, tuve la suerte de adquirir en un
puestecillo de libros viejos alojado dentro del claustro de la facultad de Derecho de la
Universidad de msterdam una vieja postal del Museo Britnico con la siguiente
leyenda: "Etruscan Terra Cotta Sarcophagus. Sixth Century B.C. From Cervetri (Room of
Terra Cottas). British Museum. Printed at the Oxford University Press." Se trata de la
preciosa reproduccin que aparece al comienzo de este blog. En algn momento le el
texto de Caro Baroja, ms o menos como he reproducido ms arriba, pero lo recuerdo
en el formato de una pgina de diario. Desde entonces siempre tuve la razonable
sospecha de que se trataba de la falsificacin, pues se trata de un conjunto escultrico
demasiado brillante y diferente como para ser real. No soy capaz de rescatar aquel
texto periodstico de Caro Baroja (puede que se tratara de un avance o resumen del
libro que estaba a punto de publicar) y, lo que es todava peor, no encuentro en
internet imagen alguna de este supuesto sarcfago (si bien luego, una amable persona
me proporcion datos al respecto). Me pregunto si aquella preciosa mentira qued
oficialmente borrada, una vez se descubri que era mentira, y hoy slo aparece en las
amarillentas fotografas de comienzos de siglo XX.
En todo caso, la moraleja de esta historia es que, por paradjico que nos parezca, LA
MENTIRA SE VUELVE PARTE DE NUESTRA HISTORIA y, a su manera, su recuerdo es
tambin una forma de verdad. En todo caso, mi principal propsito en este blog era
que vierais unidos el texto de Caro Baroja y la antigua postal, que como tal postal es
indudablemente una joya. Esto demuestra otra de mis inquietudes, que LA BELLEZA ES
AJENA A CIRCUNSTANCIAS TAN SUTILES COMO LO QUE ES VERDAD O MENTIRA.
FRANCISCO GARCA JURADO
De esta forma, el nuevo gnero literario que conocemos como novela histrica se
nutri de las ideas que hemos comentado hasta aqu, como el viaje por la
Antigedad, la Historia y el anacronismo. Se trata de un gnero propio del siglo
XIX, el siglo del historicismo, si bien hunde sus races en el siglo XVIII. Podemos decir
que las obras ms seeras del XIX fueron, casi sin error a equivocarnos, las siguientes:
Vamos a leer, en concreto, el retrato de tres autores latinos dentro de cada novela:
1. LRICA
Nos encontramos con la persona frente a la obra, por ejemplo, Virgiio como mago o
como profeta del cristianismo. Lo normal es buscar un equivalente, aunque hay obras
sin autor y autores sin obra. Tambin encontramos la diferenciacin entre lector y
autor. Hay cuatro aspectos para evocar: persona, obra, como autor y como lectura por
ejemplo Ovidio:
Persona Obra
Ovidio como personaje Amatoria
Ovidio como lector Metamorfosis
Exilio.
Relacin entre texto e imagen: Ovidio como gran poeta del exilio y en el arte
podremos encontrar aspectos textuales.
-Precedentes:
Quevedo, Rodrigo Caro
Estos, Fabio ay dolor! que ves ahora Voces alegres en silencio mudo;
Campos de soledad, mustio collado, Mas aun el tiempo da en estos
Fueron un tiempo Itlica famosa; despojos
Aqu de Cipin la vencedora Espectculos fieros a los ojos,
Colonia fue; por tierra derribado Y miran tan confuso lo presente
Yace el temido honor de la espantosa Que voces de dolor el alma siente.
Muralla, y lastimosa
Reliquia es solamente Aqu naci aquel rayo de la guerra,
De su invencible gente. Gran padre de la patria, honor de
Solo quedan memorias funerales Espaa,
Donde erraron ya sombras de alto Po, felice, triunfador Trajano,
ejemplo; Ante quien muda se postr la tierra
Este llano fue plaza, all fue templo; Que ve del sol la cuna y la que baa
De todo apenas quedan las seales. El mar, tambin vencido, gaditano.
Del gimnasio y las termas regaladas Aqu de Elio Adriano,
Leves vuelan cenizas desdichadas; De Teodosio divino,
Las torres que desprecio al aire fueron De Silio peregrino
A su gran pesadumbre se rindieron. Rodaron de marfil y oro las cunas.
Aqu ya de laurel, ya de jazmines
Este despedazado anfiteatro, Coronados los vieron los jardines,
Impio honor de los dioses, cuya afrenta Que ahora son zarzales y lagunas.
Publica el amarillo jaramago, La casa para el Csar fabricada
Ya reducido a trgico teatro, Ay! yace de lagartos vil morada;
Oh fbula del tiempo! representa Casas, jardines, csares murieron,
Cunta fue su grandeza y es su estrago. Y aun las piedras que de ellos se
Cmo en el cerco vago escribieron.
De su desierta arena
El gran pueblo no suena? Fabio, si t no lloras, pon atenta
Dnde, pues fieras hay, est el La vista en luengas calles destruidas;
desnudo Mira mrmoles y arcos destrozados,
Luchador? Dnde est el atleta Mira estatuas soberbias que violenta
fuerte? Nmesis derrib, yacer tendidas,
Todo despareci, cambi la suerte Y ya en alto silencio sepultados
Sus dueos celebrados. Cay Itlica dice, y lastimosa,
As a Troya figuro, Eco reclama Itlica en la hojosa
As a su antiguo muro, Selva que se le opone, resonando
Y a ti, Roma, a quien queda el nombre Itlica, y el claro nombre odo
apenas, De Itlica, renuevan el gemido
Oh patria de los dioses y los reyes! Mil sombras nobles de su gran ruina;
Y a t, a quien no valieron justas leyes, Tanto aun la plebe a sentimiento
Fbrica de Minerva, sabia Atenas, inclina!
Emulacin ayer de las edades,
Hoy cenizas, hoy vastas soledades, Esta corta piedad que, agradecido
Que no os respet el hado, no la Husped, a tus sagrados manes debo,
muerte, Les do y consagro, Itlica famosa.
Ay! ni por sabia a ti, ni a ti por fuerte. T, si lloroso don han admitido
Las ingratas cenizas, de que llevo
Mas para qu la mente se derrama Dulce noticia asaz, si lastimosa,
En buscar al dolor nuevo argumento? Permteme, piadosa
Basta ejemplo menor, basta el Usura a tierno llanto,
presente, Que vea el cuerpo santo
Que aun se ve el humo aqu, se ve la De Geroncio, tu mrtir y prelado.
llama, Muestra de su sepulcro algunas seas,
Aun se oyen llantos hoy, hoy ronco Y cavar con lgrimas las peas
acento; Que ocultan su sarcfago sagrado;
Tal genio o religin fuerza la mente Pero mal pido el nico consuelo
De la vecina gente, De todo el bien que airado quit el
Que refiere admirada cielo
Que en la noche callada Goza en las tuyas sus reliquias bellas
Una voz triste se oye, que, llorando Para envidia del mundo y sus estrellas.
Hermosos precedentes:
El cardenal y fillogo Angelo Mai fue quien inici la lectura y recuperacin de los
palimpsestos, labor que su entonces amigo Leopardi supo reconocerle encontrando,
adems, un hermoso motivo potico en esta tcnica de rescate de una escritura
anterior borrada para escribir sobre ella, y as lo expresa en el Canto que dedica en
1820 precisamente al descubrimiento de Angelo Mai:
Pocas veces podremos encontrar en la historia de la literatura que una tcnica filolgica
llegue a ser un motivo potico, pero este caso es importante sobre todo por lo que
significa: la resurreccin de los padres clsicos. No debemos olvidar la extraordinaria
formacin clsica del poeta de Recanati, que a los quince aos comienza a aprender
griego sin necesidad de maestro alguno, y que un ao ms tarde hace entrega a su padre
de una versin latina con comentarios acerca de la vida de Plotino3. Llama la atencin,
adems, que el trmino palimpsesto haya servido despus como metfora de la
reescritura en la teora literaria.
3 Antonio Colinas, Leopardi, Madrid, Jcar (Coleccin Los poetas), 19852, p.24.
trajiste en otro tiempo y dejaste tus cenizas.
Tu desolado llanto celebr estos lugares
y de tu tierna lira la voz no ha enmudecido. 5
Estn estos parajes de tu rumor repletos.
T en mi imaginacin vivamente imprimiste
este oscuro desierto, crcel para un poeta,
las brumas de los cielos y las perpetuas nieves
y la breve tibieza de los clidos prados. (...) 10
Ovidio marc en Pushkin la imagen de un poeta infeliz que aoraba Roma, la ciudad a
la que jams pudo volver. Sin embargo, no debe olvidarse que el poeta romano
tambin fue feliz en otro tiempo, y que coron su cabeza:
Verlaint escribe un poema que devuelve a Ovidio al texto desde la imagen anterior. El
poema termina en primera persona, un Ovidio con Jess que prefigura al Ovidio
cristiano.
La segunda mitad del siglo XIX crea unas nuevas claves para la lectura de la literatura
latina. Uno de los aspectos ms interesantes va a ser el desarrollo de ciertas imgenes
de los antiguos poetas al calor de las nuevas estticas, como la del simbolismo. Este es
el caso de Ovidio, que Verlaine nos presenta como un poeta melanclico:
Echado en la marchita hierba del destierro - bajo - los tejos y los pinos que el
granizo platea -ya errante, como las sombras que suscita - la fantasa, por el
horror del paisaje escita - mientras alrededor, pastores de rebaos fabulosos, -
se asustan los brbaros de ojos azules - el poeta del Arte de Amar, el tierno
Ovidio - abraza el horizonte con vida mirada - y contempla mar inmensa,
tristemente.
Verlaine, acaso sin pretenderlo, nos ofrece un verdadero Ovidio simbolista en este
poema. Por lo que vemos en el libro de Ziolkowsky titulado Ovid and the moderns, es
necesario poner en relacin el poema con un cuadro de Delacroix que se conserva en
la National Gallery: "Ovid among the Scythians", pintado en 1859. En este sentido,
queda clara la relacin (tan propia de la literatura francesa finisecular) entre literatura
y pintura.
Ovidio y el vorticismo
T.S Eliot y su lectura del mito de Tiresias. Es una poca donde hay un gran inters por
la antropologa que est siendo alimentada por el mundo clsico y se concibe la poesa
como testimonio. Nos cuenta la historia de una chica sencilla que conoce a un tio
asqueroso con el que se acuesta y se va. Una historia srdida, irrelevante, pero le va a
convertir en mito porque hace que aparezca Tiresias.
El hroe cotidiano.
Wyndham Lewis Una lectura de Ovidio. Ovidio est en el libro (quiz el Ars
Amatoria). Es una critica a la sociedad victoriana. Han sido sorprendidos leyendo algn
pasaje escabroso. Es una relectura desde la moral victoriana.
Ovidio futurista
Viene de la Italia fascista. Utiliza el mito de caro porque desafa a Minos ya la propia
naturaleza. El vuelo sobre Coliseo de Guillermo Sansoni supone una mezcla de
antigedad y modernidad.
La tragedia de Lauro de Bosis esconde la idea de que todo tiene un precio, caro tiene
la proteccin de Minos a cambio de su libertad. caro va a ser el poema que se va a
escapar volando. Se entiende el poema y la poesa como liberacin.
4 Noche ms all de la noche (1980-1981), en Poesa, 1967-1981, Madrid, Visor, 1984, pp.263-
264.
Gonzalo Rojas se refiere al poeta Ovidio en segunda, sobre todo mediante vocativos.
La frmula recuerda a menudo la de la carta potica, gnero que han ensayado tanto
el viejo poeta romano como el chileno.5 Asimismo, el tratamiento en segunda persona
se asemeja, si bien de lejos, a algunos poemas de autores del XIX y el XX dedicados a
autores clsicos, como Pushkin cuando escribe sobre Ovidio o el argentino Arturo
Capdevila cuando dedica a Aulo Gelio un poema que ha pasado, como en el caso del
poeta ruso, a las antologas de su literatura nacional.6 No obstante, esta referencia a
Ovidio en segunda persona implica una proyeccin del poeta moderno en el antiguo,
como atestigua, sin ir ms lejos, la fusin de sus lenguajes (veremos cmo Rojas
integra en su propio discurso potico palabras y expresiones ovidianas). La
transformacin de Ovidio en una segunda persona como proyeccin del propio
Gonzalo Rojas puede tener que ver, ya lo indicbamos antes, con el desdoblamiento
del yo del personaje poemtico en un t al que el poeta se dirige, en palabras de
Carlos Bousoo.7 El poema de Rojas contiene la cita de los dos primeros versos de la
consabida elega tercera del libro primero de Tristia:8
5A este respecto, puede consultarse el documentado trabajo de Cedomil Goil, Cartas poticas
de Gonzalo Rojas, Estud. filol. [online]. 2001, no.36 [citado 22 Septiembre 2006], pp. 21-34.
Disponible en la direccin electrnica
<http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0071-
17132001003600002&lng=es&nrm=iso>. ISSN 0071-1713.
6 El poema de Capdevila se abre, igual que en el caso de Pushkin, con un vocativo: Aulo
Gelio, feliz bajo Elio Adriano, / autor preclaro de Las noches ticas, / que en plcidos inviernos
escribiste, / seguro de tu dicha y de tu fama. (Arturo Capdevila, Obras escogidas, Madrid,
Aguilar, 1958, pp. 109-111). Curiosamente, la calidad de composiciones antolgicas que
presentan tanto el poema A Ovidio de Pushkin como el Aulo Gelio de Capdevila ha abierto
el conocimiento de ambos autores clsicos a los lectores modernos de las literaturas rusa y
argentina. De igual manera pudo incidir Pushkin en el conocimiento que de Ovidio tena
Mandelstam como Capdevilla lo hizo con respecto a Gelio en autores como Bioy Casares,
Borges o Julio Cortzar.
7 Vase Carlos Bousoo, op. cit., pp. 319-320. Segn el autor, este hallazgo se remonta a
Sin embargo, la primera asociacin de ideas tras el lamento (palomas9) parece tener
carcter de recuerdo ertico, y va a derivar hacia imgenes poticas propias del
surrealismo y el futurismo (pjaras aeronuticas) e ideas vinculadas a la biografa
ntima del autor, como el ao del lad (sabemos que este instrumento es el
preferido del poeta). La contradiccin (no s pero s aciago) ir articulando el poema
(se ve pero no se ve vv. 19-20, no es lo que es o lo que no es vv. 26-27). A,
continuacin, a partir de una imagen potica reconocible en otro lugar de su obra
(mrmol ardiente10), se ordena escribir en el fro mrmol el contradictorio epitafio
de un poeta que no naci pero ardi (el Ovidio de Amores?):
Escriban,
limpio en el mrmol: aqu yace
10 uno que no naci pero ardi
y ardi por los ardidos.
9 Posiblemente una alusin ertica, como podemos ver de manera ms explcita en el poema
titulado Enigma de la deseosa: Muchacha imperfecta busca hombre imperfecto / de 32,
exige lectura / de Ovidio, ofrece: a) dos pechos de paloma, / b) toda su piel liviana / para los
besos, c) mirada / verde pura para desafiar el infortunio / de las tormentas; / no va a las casas /
ni tiene telfono acepta / imantacin por pensamiento. No es Venus; / tiene la voracidad de
Venus.
10 En su poema titulado Las hermosas: Elctricas, desnudas en el mrmol ardiente que
pasa de la piel a los vestidos, (...). Esta suerte de oxmoron entre lo fro y lo ardiente puede
encontrarse, a su vez, en el poema de inspiracin barroca titulado Si ha de triunfar el fuego
sobre la forma fra.
estn pegadas a ese techo
15 remotsimo, mismo este rbol
parado ah en sus races que esta casa
hueca de aire, misma la obsesin
de la muchacha flexible que me fue locura
a los diecisis, la que aparentemente no se ve
20 pero se ve, morena
y turquesa y piernas largas que va ah
corriendo por esa playa vertiginosa donde no hay nadie
sino una muchacha velocsima encima de
la arena del ventarrn, corriendo.
Pero pronto regresa al poeta del destierro con la reiterada queja en latn, y la
descripcin de la catica actualidad:
Si bien se termina diciendo que en la Urbe, todo anda bien, en la estrofa siguiente
se incurre deliberadamente en una nueva contradiccin al negar la existencia de la
propia Urbe. A continuacin leemos una suerte de dilogo paralelo11 con el cuerpo
de Ovidio, en especial a su nariz, en claro juego con el apodo del poeta, Nasn:
11 Este tipo de dilogo con el propio cuerpo es tambin un asunto que puede encontrarse en
otros poemas de Gonzalo Rojas, como en El alumbrado: Acostumbraba el hombre hablar
con su cuerpo, ojear / su ojo, orejear diamantino / su oreja, naricear / cartlago adentro el plazo
de su / aire, y as ojeando orejeando la / no persona que anda en el crecimiento / de sus das
ltimos, acostumbra / callar.
45 de los rascacielos es msera opulencia, el mismo amor
que amaste pestilencia seca del rencor, y
ya en el orden del cuerpo dnde est el cuerpo?,
la nariz que fuiste dnde?, y t sabes de nariz, la oreja
de or dnde?, el ojo
50 de ver y de transver? (...)
El final del poema subraya la distancia entre Ovidio (ah) y el autor (aqu) y se
reitera la negacin de la Urbe, as como de todo el imperio, sin ms permanencia que
la del ro Tibre.12 La alusin al per, en perfecta pronunciacin acorde con la
prosodia latina, puede tener que ver con el final de la gloga cuarta de Virgilio (incipe,
parve puer, risu cognoscere matrem...). El poema termina casi como comenz, con la
lectura al alba:
*Lase Tibre, conforme dijo Quevedo para aludir al Tber, o Tevere en italiano.
Destacan a lo largo del poema algunas alusiones explcitas a poetas modernos, como
Quevedo (en nota, a propsito de Tibre), William Blake (acerca de lo visionario), o
Pound, figura clave en la potica de Gonzalo Rojas, y a quien dedica, al menos, dos de
sus poemas. Asimismo, se hace un recorrido sutil al menos por dos de las facetas de la
obra ovidiana, la amorosa y la del exilio. Ya para terminar este comentario, es
destacable la sutil ligazn de los ecos de sus lecturas latinas con los ecos de sus
lecturas surrealistas. El uso deliberado de los superlativos (remotsimo, velocsima)
est en perfecta sintona con la cita explcita de la imago tristissima ovidiana, dado
que en l se identifica el verso ovidiano con la potica del propio Rojas, que ha sido
capaz, en otro lugar, de ligar incluso el latn de Catulo con la msica de jazz (Leo en un
mismo aire a mi Catulo y oigo a Louis Armstrong, lo reoigo / en la improvisacin del
12 Paradjica permanencia, frente a toda una tradicin, iniciada por Herclito, segn la cual el
ro es smbolo de cambio.
cielo, vuelan los ngeles / en el latn augusto de Roma con las trompetas librrimas,
lentsimas (...)).
POETA
Musas del valle del Bann, dadnos una cancin que merezca la pena,
Algo que, con las palabras He aqu que, o En aquel tiempo,
Se alce como un teln
Ayudadme a complacer a Virgilio, mi maestrillo,
13 En una importante conferencia pronunciada por T.S. Eliot en 1944 con el ttulo What is a
Classic? (Eliot 1965: 53-71), vemos cmo la Eneida se presenta en calidad de paradigma de la
obra clsica por excelencia, debido a su carcter extraordinario de herencia de la literatura
grecolatina e inicio de la literatura de Occidente.
14 Reproduzco el texto en la versin de Dmaso Lpez, gracias a quien he podido conocer las
VIRGILIO
stas son las palabras a las que tendrs que hacer sitio:
Carmen, ordo, nascitur, saeculum, gens.
Su sentido en tu lengua y provincia debera ser claro,
Incluso en esta etapa. La poesa, el orden, los tiempos,
La nacin, el mal y la renovacin, y luego un nacimiento
Y la desaparicin de los viejos miasmas en la inundacin (...) (Heaney 2003: 37)
La edicin inglesa del libro en la mtica Faber & Faber15 es, precisamente, del ao 2001.
Esta circunstancia invita a pensar que este Virgilio cercano, buclico, paternal y hedge-
schoolmaster, est entrando, quiz conscientemente, en la literatura del siglo XXI.
Pero, por lo que ha visto Lorna Hardwick, el poema esconde una intencin poltica
determinada, referida a la propia Historia de Irlanda y de su dominacin a manos de
Inglaterra. Se trata de una Historia que viene representada, precisamente, en esa
encarnacin de Virgilio como maestro de escuela. Merece la pena leer el siguiente
prrafo de Hardwick relativo al poema de Heaney:
De esta forma, los mismos argumentos que un poder establecido puede utilizar para su
propia legitimacin (una educacin clsica a la manera britnica) se tornan en su
contra y se pueden convertir en elementos arrojadizos, a su vez. Virgilio cobra ahora
una nueva condicin al identificarse con una desafiante educacin irlandesa durante
unos tiempos de imposicin y censura. No obstante, el hecho de que Heaney, poeta
irlands, sea posiblemente hoy da el mejor poeta vivo en lengua inglesa, sita su
visin de Virgilio en una paradjica tradicin moderna que tiene, entre otros ilustres
antecedentes, al propio poeta T.S. Eliot, cuya visin del poeta latino, tal como hemos
sealado, presenta otras claves bien distintas. Este caso del Virgilio de Seamus Heaney,
probablemente el primer Virgilio literario del siglo XXI, nos sita ahora ante la
pregunta de cmo se va a plantear en el futuro la relacin entre la cultura europea y
sus orgenes grecolatinos, ms all de las claves de la cultura burguesa, pero tambin
ms all de otras corrientes derivadas de ella, como la del propio poscolonialismo.
De las palabras que componen el verso latino (lacrimae, rerum, mentem, mortalia y
tangunt) al menos reconocemos tres en el texto citado (lgrimas, cosa y mortal),
sin olvidar que el verbo latino tangere (tocar) implica la accin complementaria de
sentir. El texto asume el verso virgiliano y lo reelabora enriquecindolo con otras dos
palabras esenciales de Virgilio: la noche y la sombra16. Pero donde se plasma, a mi
entender, especialmente la fuerza de la parfrasis es en el poema Elega:
(J.L. Borges, Elega, en La cifra [Obras completas III, Barcelona, 1989, p. 309])
Debe hacerse notar la implcita adscripcin borgesiana a la idea del genitivo objetivo
de que hablbamos ms arriba: lgrimas de las cosas sera llorar todas las cosas,
idea que alcanza su expresin ms acabada en la parfrasis todas las cosas que
merecen lgrimas. El poema se articula a partir de la intensa enumeracin de tales
cosas, entre otras Virgilio, que cant los trabajos de la espada. Creo que en esta
parfrasis del verso virgiliano cabe encontrar una de sus mejores lecturas.
Cirlot Csar
El ltimo libro que la editorial Siruela dedica a la poesa completa de Juan Eduardo
Cirlot, "Del no mundo. Poesa (1961-1973)", incluye un intenso poema que tiene como
lectura interior La Guerra de las Galias de Csar. Este es el poema:
Csar no me mir, pero me dijo: Los galos se aproximan por los valles
empezars la lucha por el frente bajo el cielo brumoso. Ya comienzan
con slo una legin y sin jinetes sus gritos a poblar las lontananzas.
ni fuerzas auxiliares que te apoyen, Y sus masas de pieles y metales
pues debes soportar el principal forman un gran tringulo confuso
ataque. que tiembla.
Todas las dems fuerzas cercarn, Despus de la batalla recogieron,
dejando largo tiempo, al enemigo entre los hierros rotos y los otros
que as se supondr con la victoria. muertos rojos y blancos, por la noche,
Tienes que resistir y decidir mi cuerpo despojado y lo llevaron
el foco del combate general. a la pira que espera a los difuntos
Ve, anda. legados.
La dcima legin fue dispersndose. Yo vi cmo las fuerzas se reunan
Avanzan espaciadas las cohortes. tras la victoria lenta y perseguida.
Voy al lado del guila y a pie. Me vi lleno de heridas y de muerte.
La herida me duele todava, Lleno de soledad y de silencio.
pero el sonido sordo de las armas Segua junto al guila, muy lejos.
me alienta. (Poema indito. Sin fecha)
2. EL TEATRO
Precedentes en el teatro:
Los precedentes estn en la propia tragedia histrica en los tiempos del Imperio (Obra
de Seneca). Una obra de renombre es La Numancia de Miguel de Cervantes. Cuando
entramos en el teatro y en la opera depende mucho de la interpretacin y de la
produccin. No se trata de un proceso racionalista, sino que surge la misma Espaa
como personaje, aunque an no estamos en la nacin romntica. Hispania se extiende
como Espaa, el hecho de que la nacin preexista y no se configure en un momento
dado le da legitimidad. Es una reflexin sobre la tirana con un giro romntico, aunque
los celtiberos son derrotados, no son humillados ni pierden.
Leopoldo Cano (1844-1934) tuvo un gran xito de pblico con obras como La opinin
pblica (1878), La Mariposa (1879), La Pasionaria (1883) y Gloria (1888), drama ste
ltimo donde se expone uno de los asuntos preferidos del teatro de fin de siglo17: la
relacin entre el artista, su arte y la sociedad. Para los amantes del drama histrico su
obra ms significativa es la titulada La muerte de Lucrecia (1884), cuya fuente literaria
clsica se encuentra al final del libro I del Ab urbe condita, de Tito Livio (Liv. 1, 57-59). El
argumento, entendido ya desde la ciencia histrica del XIX como parte de la historia
mtica de Roma18, tiene todos los ingredientes que lo hacen interesante para los gustos
de la poca: la tensin entre la intachable virtud de Lucrecia con el acto de la violacin a
manos de Tarquinio, que se ha consumado antes de que comience la obra, seguido todo
ello de la truculenta escena del suicidio de la herona en la escena final, donde no puede
obviarse su relacin con los gustos de la pintura histrica, a la que se alude
explcitamente:
"LUCRECIA. Acercaos!
No perdis ni una frase de esta historia
y escribidla con sangre de tiranos.
Bajo este honrado techo
hall hospitalidad un hombre osado,
que en nombre de mi esposo la peda;
y, antes que despuntase en nuevo da,
o desde mi lecho
el ruego vergonzoso del malvado.
Era Sexto Tarquino!
Al ver por mi desprecio y energa
que, al deshonor, la muerte prefera,
Cede a mi amor, -me dijo el libertino-
que an puede ser tu suerte
mucho ms espantosa que la muerte.
Si mi ruego amoroso
rechazas, sobre el lecho de tu esposo
har poner un siervo degollado
y dir a Roma entera
que fue de esta manera
por infame adulterio castigado19." (...)
17 Vase L.Miravilles, "El teatro de Leopoldo Cano en la Espaa del ltimo cuarto del siglo
XIX", Estudios ofrecidos a Emilio Alarcos Llorach, Oviedo, Universidad de Oviedo, 1978, 373-
390.
18 En su libro sobre mitologa romana, Cardona (F.C.Cardona, Mitologa romana, Barcelona,
Edicomunicacin, 1992, p. 56) incluye este episodio dentro del captulo titulado "Leyendas
histricas".
19 Ntese cmo el texto es paralelo al de Livio (Liv.1,58, 4): Vbi obstinatam uidebat et ne mortis
quidem metu inclinari, addit ad metum dedecus: cum mortua iugulatum seruum nudum positurum
ait, ut in sordido adulterio necata dicatur.
dilogo, se aleja del grupo principal, de manera que todas las figuras queden en la
disposicin que ocupan en el cuadro de Rosales."20
Cuadro de Rosales
Mundo de la tragedia histrica
Impronta de Shakespeare en el dramatismo
Tito Livio
Impronta del teatro barroco (la victoria y la derrota)
Est en verso quiz para tener el efecto de que el pblico lo recuerde como el Don Juan
Tenorio. Los temas que encontramos son los siguientes:
Teatro/Metateatro
Tirana
Comedia
1995, pp.145-150.
22 Premiada por el Ayuntamiento de Madrid, con la Violeta de oro, en el Certamen literario de
1878 (recogida en Saetas. Poesas Ilustradas. Segunda Edicin, Madrid, Eduardo Hidalgo, editor,
s.f., pp.7-15).
diadema;/ perlas hay a sus plantas/tachonando el cojn; pero son tantas/y de
modo tan triste resplandecen,/que torrente de lgrimas parecen/de las madres
cristianas, que han llorado/a los pies del verdugo despiadado./Cien mil
espectadores/se agitan en la inmensa gradera; en el pdium, los graves
senadores,/para ver de ms cerca la agona/ de una nia, que al medio de la
arena/empuja un gladiador. Soberbia escena!/La fiera va a salir. Lleg la hora./Se
aleja el gladiador, la nia llora;/la plebe ruge; el bronce toca a muerte;/el rey
bosteza; el pueblo se divierte./Quin es la nia? Cul es su delito?/Por qu la
turba con salvaje grito/su aparicin saluda?/Miradla triste, resignada, muda,/sin
temor, sin orgullo y sin enojos,/pues es cristiana, y sufre los agravios/sin
entreabrir las rosas de sus labios,/sin llorar por los cielos de sus ojos./Su mano
hace una cruz, y en ella imprime/el beso ardiente de la Fe sublime./Qu
ternsima escena!/Es la rosa besando a la azucena./Ha buscado el suplicio, y no es
suicida,/porque va a conseguir la eterna vida./Se humilla y vence. Cuando muere
un lirio,/al cielo va su delicado aroma;/el alma se sublima en el martirio/cuando el
msero cuerpo se desploma./Piedad! dice una voz. Intil ruego!/ Es implacable el
populacho ciego,/El Csar hizo la seal de muerte/y su pueblo con sangre se
divierte./Impa Roma! De tu ley severa/es digno ejecutor esa pantera./Tu vctima
sucumbe; un raudal brota/del nveo seno por la horrible herida;/pero toda esa
sangre, gota a gota,/abrasar tu frente maldecida./El hroe muere, pero no su
ejemplo./Lo que es Circo, maana ser tu templo./No celebres tu efmera
victoria;/en ese Anfiteatro has erigido/un pedestal al mrtir, que ha ceido/el
lauro inmarcesible de la gloria./Escucha el alarido de la guerra./El coloso de cieno
se derrumba./Pesa mucho la losa de una tumba/que mrtires encierra!/Roma
cruel! No vistas frrea malla/ni acudas presurosa a la muralla./Has de morir.
Herido est de muerte/el pueblo que con sangre se divierte!"
El mito de Edipo rey de Jos Luis Gmez se hizo en el 83 en plena poca de la movida.
Los coros se cantaban como en flamenco.
Las Bacantes de Salvador Tvora tiene que ver con los grandes personajes desde
Csar hasta los grandes emperadores.
En el siglo XVIII se realimenta con el tema de la tirana. A finales del siglo XIX Charles
Augustin Sainte-Beuve que ensalza la tirana.
Robert Graves, de quien ya hemos hablado en el captulo dedicado a Tito Livio, alude en
estos trminos a la figura de Sneca en su novela Claudio el dios y su esposa Mesalina23,
novela en la que, por cierto, se incluye a manera de apndice (paratexto) una traduccin
del texto de la Apocolocintosis del divino Claudio:
En cuanto a Sneca, le dije al Senado que a menos que conociese un buen motivo para
lo contrario, deseaba que lo desterrasen a Crcega. Por lo tanto lo desterraron,
concedindole treinta horas para abandonar Roma y treinta das para salir de Italia.
Sneca no era popular entre los senadores. Mientras vivi en Crcega tuvo abundantes
oportunidades de practicar la filosofa de los estoicos, a la cual se haba convertido por
una palabra casual ma, pronunciada una vez en elogio de ellos. Las adulaciones de que
era capaz el individuo resultan realmente repugnantes. Uno o dos aos ms tarde,
cuando mi secretario Polibio perdi un hermano a quien quera mucho, Sneca, que slo
conoca a Polibio superficialmente y a su hermano en modo alguno, le envi, desde
Crcega, una larga carta, redactada con cuidado, que al mismo tiempo hizo publicar en
la ciudad bajo el ttulo de Consuelo para Polibio. El consuelo adopt la forma de
reprochar con delicadeza a Polibio por ceder a su pena personal ante la muerte de su
hermano, mientras yo, Csar, viva y gozaba de buena salud y continuaba mostrndole
mis favores principescos.
Mientras Csar necesite a Polibio, -escribe Sneca-, Polibio tiene tanto derecho a
derrumbarse como el que tendra el gigante Atlas, de quien se dice que lleva el mundo
sobre sus hombros, en obediencia a la voluntad de los dioses.
Al propio Csar, a quien todo le est permitido, muchas cosas le son negadas por ese
mismo motivo. Su vigilancia defiende todos los hogares; sus trajines establecen el ocio
general; su industriosidad procura la industria cvica; su trabajo nos da el bienestar
pblico. Desde el momento mismo en que Csar se dedic a la humanidad, se despoj a
s de s mismo y, como las estrellas que perpetuamente recorren su incansable
trayectoria, jams se ha permitido desde entonces descansar o dedicarse a ninguna
ocupacin propia. Y en cierta forma, Polibio, tu destino est vinculado a su augusto
destino, y tampoco t puedes dedicarte ahora a tus intereses personales, seguir con tus
propios estudios. Mientras Csar sea dueo del mundo, no puedes dedicarte
honorablemente al placer, a la pena o a cualquier otra emocin humana. Perteneces por
completo a Csar. No est siempre en tus labios la afirmacin de que Csar te es ms
caro que tu propia vida Cmo, pues, tendras derecho a quejarte de este golpe de la
suerte, mientras Csar sigue viviendo y prosperando?
Graves nos muestra la misma visin negativa acerca de este gnero de la consolatio que
nos expone Marguerite Yourcenar, tratando precisamente acerca de una consolacin de
Numerio dirigida a Adriano:
Numerio me hizo llegar una Consolacin escrita conforme a las reglas del
gnero, cuya lectura me llev toda una noche; no faltaba en ella ninguno de los
esperados lugares comunes. Aquellas dbiles defensas alzadas por el hombre
contra la muerte se desarrollaban conforme a dos lneas de argumentos (...).
Estas verdades estn destinadas a movernos a la resignacin, pero lo que
realmente justifican es la desesperacin.24
24 Memorias de Adriano..., p.170 y p.264 de la Nota: Las noticias histricas del Diccionario de
Suidas proporcionaron dos hechos poco conocidos: la Consolacin dirigida por Numerio a
Adriano y las msicas fnebres compuestas por Mesmedes en ocasin de la muerte de
Antnoo.
No sabemos en qu medida la casualidad desempea su papel para que volvamos a
encontrar una cita, aunque ahora ms breve, del mismo pasaje de la Consolatio ad
Polybium en la obra teatral titulada Sneca o el beneficio de la duda (1987)25, del
tambin cordobs, como Sneca, Antonio Gala (1936). Nos dice Antonio Gala en unas
palabras previas a su obra que Desde muy joven acarici la idea de escribir sobre
Sneca. Es un personaje conocido -no demasiado, quiz slo supuesto- como moralista,
como filsofo, como dramaturgo. Pero su actividad poltica, no reducida a la formacin
de Nern, suele quedar, acaso, con intencin, en la sombra. Las contradicciones que se
dan entre la obra y la actitud de Sneca son tan graves que no podan dejar de atraer a
un autor de teatro. Porque l es, al mismo tiempo, protagonista y antagonista de su
vida. La obra es una intensa reflexin acerca del poder, trayndonos a la memoria,
aunque desde una postura poltica muy distinta, planteamientos como los de ngel
Mara Pascual acerca de Cicern, no menos controvertido que Sneca. En un momento
determinado de la accin dramtica, uno de los personajes, Agripina, que ya ha trado al
filsofo de su destierro en Crcega, desenrolla un volumen y lee un pasaje del Sneca,
en presencia de ste:
El texto se constrie ahora al pasaje 7,2, al que se le ha aadido, adems, una frase del
captulo 13,3:
Precisamente, esta ltima frase alude a las miserias de Sneca, como es la reciente
muerte de su esposa. Al buscar y aadir esta frase, entendemos que Gala buscaba, afn
con el espritu de su obra, ese beneficio de la duda para el pensador cordobs, sujeto a
la desgracia de vivir bajo un poder desptico y cruel.
Nos encontramos frente a un proceso de recreacin. Hay casos en los que hay que
inventar el modelo como es el caso de Monteverdi. La tradicin inventada esta creada
sobre lo que imaginamos. Es en el Renacimiento cuando empezamos a tener dibujos y
pera, con el dibujo se intentaba suplir o imaginar cmo imaginaban los griegos. El
dibujo y la pera tienen las mismas claves de invencin. En la pera los anacronismos
son liberados y cuando surgen no hay inters histrico. En el Barroco tambin se
producen anacronismos.
Las principales fuentes de la historia narrada en el libreto de Busenello son los Anales
de Tcito; libro 6 de la historia de Suetonio Los doce csares; libros 6162 de la
Historia romana de Din Casio; y una obra annima Octavia (una vez atribuida al
autntico Sneca), de donde los personajes ficticios de ayas de la pera derivaran.6 La
pretensin de la La coronacin es la primera pera ambientada en la Historia y no en
una poca mtica est comprometida por las apariciones de los dioses romanos,
quienes inician la accin e intervienen o comentan en momentos posteriores; pero la
historia se basa en personas reales, y se refiere a acontecimientos verdaderos.
Apartndose de la moralidad literaria tradicional, es la relacin adltera entre Popea y
Nern lo que triunfa, aunque esta victoria se demostrar histricamente transitoria y
superficial. Ms an, en la versin de Busenello de la historia todos los principales
personajes estn moralmente comprometidos. Escrita cuando el gnero de la pera
slo tena unas pocas dcadas, la msica de La coronacin de Popea ha sido alabada
por su originalidad, su meloda, y por su reflejo de los atributos humanos de sus
personajes. La obra ayud a redefinir los lmites de la msica teatral, y estableci a
Monteverdi como el ms destacado dramaturgo musical de su poca.
Dido y Eneas (1689) es una pera en tres actos con msica de Henry Purcell y libreto
en ingls del dramaturgo y poeta Nahum Tate (1652-1715), basado en su tragedia
Brutus of Alba or The Enchanted Lovers y en el canto IV de la Eneida de Virgilio. Se crea
toda una relectura esttica.
Relata la historia de amor entre Dido, reina de Cartago y el hroe troyano Eneas, y su
desesperacin cuando la abandona. Dido en su lamento a partir del siglo XIX evoca el
orientalismo, moda a partir de la expedicin de Napolen, una esttica de la moda
japonesa. El lamento de Dido era conocida en el Barroco, una manera popular a travs
de la que se conoce esta historia.
Agripina (1709) es una pera seria en tres actos de Georg Friedrich Hndel, con libreto
del Cardenal Vincenzo Grimani. La pera narra la historia de Agripinila, madre de
Nern, quien estuvo implicada en el complot contra el emperador Claudio para
entronizar a su hijo. El libreto de Grimani, considerado uno de los mejores que music
Hndel, es una comedia satrica anti-heroica, llena de alusiones polticas tpicas.
Algunos analistas creen que refleja la rivalidad de Grimani con el papa Clemente XI.
Una historia similar se haba usado antes, como el tema de La coronacin de Popea
(1642) de Monteverdi, pero el libreto de Grimani se centra en Agripina, un personaje
que no aparece en la versin, ms oscura, de Monteverdi. Esta fue la segunda pera
italiana de Hndel, y probablemente su ltima composicin en Italia.
Lucio Sila (ttulo original en italiano, Lucio Silla) es un dramma per musica en tres actos
con msica de Johann Christian Bach y libreto de Giovanni de Gamerra. Para que Bach
la pusiera msica, se revis el texto por parte del entonces libretista de la corte de
Mannheim Mattia Verazi.
Encontramos tambin esta misma pera, pero compuesta por Mozart. En ambas se
refleja la imagen del dictador. La historia tiene lugar en Roma, en el ao 79 a. C. El
protagonista es Lucio Cornelio Sila, poltico y general romano (138-78 a. C.). Lucio Sila
desea a Junia, la hija de su enemigo Cayo Mario. Junia, por su parte, ama al senador
exiliado Cecilio.
Lucio Silla, dictador de Roma, manda al exilio al senador Cecilio. Cecilio est prometido
a Junia, hija del enemigo de Silla, Cayo Mario. Lucio Silla difunde la noticia de la muerte
de Cecilio, a fin de conseguir casarse con Junia. Pero Junia rechaza los avances del
dictador. Descubre en las catacumbas a Cecilio, que ha vuelto en secreto a Roma para
verla
El oponente poltico de Silla es Lucio Cornelio Cinna, que ama a Celia, hermana de Silla.
Cinna y Cecilio planean un ataque contra Sila, pero fracasa. Cecilio es detenido y
conducido a prisin, donde se encuentra con Junia. Los dos se despiden, preparndose
para morir juntos.
Sin embargo, el dictador Silla decide perdonarles y rene a las dos parejas, Junia con
Cecilio y Cinna con Celia. l se retira de la poltica para vivir como un ciudadano
romano ms. Todos los polticos exiliados pueden regresar a Roma.
Hasta el siglo XIX no llegamos a un verdadero teatro, sino que los dejan como
personajes hierticos hasta que les toca actuar
La clemencia de Tito 1971 (ttulo original en italiano, La clemenza di Tito) es una pera
seria en dos actos con msica de Wolfgang Amadeus Mozart y libreto en italiano de
Caterino Tommaso Mazzol, basado en Pietro Metastasio. Fue compuesta para la
coronacin de Leopoldo II de Austria como rey de Bohemia. Muestra la imagen de un
gobernante recto pero clemente con su pueblo, incluso ante un intento de asesinato
contra su persona preparado por Vitelia y llevado a cabo por Sexto, su amigo.
Cesare e Cleopatra (1742) es un dramma per musica en tres actos del compositor Carl
Heinrich Graun.
La Vestale (1807) es una pera compuesta por el italiano Gaspare Spontini con un
libreto en francs de Etienne de Jouy. En una pera que cambia completamente el
estilo.
Attila es una pera en un prlogo y tres actos con msica de Giuseppe Verdi y libreto
de Temistocle Solera, basado en la pieza teatral Attila, Knig der Hunnen de Zacharias
Werner. Fue estrenada el 17 de marzo de 1846 en el Teatro La Fenice de Venecia.
Nerone (ttulo original en italiano; en espaol, Nern) es una pera en cuatro actos,
con msica y libreto en italiano de Arrigo Boito. La obra es una serie de escenas de la
Roma imperial en la poca del emperador Nern y representa las tensiones entre la
religin imperial y el Cristianismo, y acaba con el Gran incendio de Roma.
Estamos ante una pera donde ya hay teatro por el cambio de poca (s. XX). En el cine
de los aos 50 habr mucha relacin con la pera. Se ve como expresan los
sentimientos. Nern es el gran tema. Encontramos tambin otra pera titulada Nern
(1835) de Mascagni.
Tambin encontramos dos peras tituladas Salamb una del compositor Modest
Msorgski en 1866 y la otra de Louis-Ernest Reyer en 1890.
Los troyanos (ttulo original en francs, Les Troyens) es una pera en cinco actos con
msica de Hector Berlioz y libreto en francs del mismo compositor, basado en los
Libros I, II y IV de la Eneida de Virgilio.
Hay que tener en cuenta que la prensa nunca ha dejado de ser la extensin de la
tribuna poltica y que intenta plasmar la retrica. Hay que diferenciar entre la prensa
ensaystica y la que simplemente nos remite a noticias.
La prensa del siglo XIX es la gran tribuna, el lugar pblico donde se expresan las ideas,
donde se discute todo, como la oratoria en Roma o la discusin sobre las siglas SPQR
en el ABC. Todo esto podra suponer una tertulia erudita, un lugar de debate y
disputa, al igual que las cartas. Todo este mundo de la tertulia posteriormente pasar
a los blogs.
Sin duda, la prensa supone uno de los medios de recepcin de los clsicos. Incluso en
la presan fue donde se encontr que la lectura de los paganos serva para la
preparacin de los cristianos.
En el ao 58, en la crnica hispanoamericana se publica la carta de Emilio Castelar a
San Basilio donde encontramos una carta abierta y es la primera traduccin directa del
griego. Camus le quiso dar publicidad y la mejor manera era la prensa. Escribe de
forma extensa, casi tan largo como un libro, porque piensa en el impacto. Cosio
tambin hace una resea a Aulio Gelio.
Otro ejemplo es el tnel de Bonaparte que te lleva de la Cara Real al Palacio Real
abierto por Juan Villanueva. Esta historia aparece en un da de la poca, en el diario de
Madrid en 1810. Se est haciendo un desmonte y el material lo venden. Encontramos
una referencia en este artculo al primer profesor de latinidad y humanidades, D. Luis
de Mate i Arauja. Se pone de moda el mtodo francs, un mtodo simplificado y
fundamental.
Esto supone el primer divorcio oficial entre lengua y contenido. No era factible y no
interesaba a los altos cargos la carrera de clsicas, ni haba un contexto acadmico.
Los artculos de opinin van acercando el desarrollo del ensayo moderno. El ensayo
nace con Montaigne que lo empez para hablar con los muertos. Se establece un
guio con el lector y ya se tiene un pblico. No deja de ser un gnero que se pueda
leer de forma salteada. El ensayo va a ser una clave para los artculos de opinin.
Las editoriales en el siglo XVIII se declaraban en los pueblos, se lean a viva voz dejando
todava ms marcado ese carcter social. A medida que se incorpora el cristianismo la
sociedad pasa a hacer esto en los sermones de la Iglesia. Y a da de hoy, cada vez
menos leemos la prensa y menos an en grupo.
-Ettore Paratore escribi sobre Horacio en 1992 un artculo llamado Tra una satira e
un'epistola"
El artculo que public El Pas sobre el bimilenario de Virgilio (28 de marzo de 1981, ah
es nada), con una semblanza de Luis Antonio de Villena. Llam la atencin un artculo
sobre el pintor Guillermo Prez Villalta, quien afirmaba haber ledo a Ovidio (con toda
seguridad las Metamorfosis, pero quiz tambin el Ars Amatoria) en los tiempos
cndidos y ahora irreconocibles de la llamada "movida"
Tambin hablamos de Una fbula eterna que fue una de las primeras reseas que se
hizo de un libro.
Imaginarios- ideas
Historias no acadmicas.
Debe haber una ingeniera del conocimiento, lo que se llamaremos academia
No acadmica Academia
-Acontece - Programtico
c) La HnA se articula en torno a tensiones que confieren a tal Historia una dimensin
sistmica o recurrente. De esta forma, los retratos literarios del emperador vienen
motivados por polaridades diversas, como puede ser la del gran estadista frente al
tirano (Syme), la regeneracin frente a la decadencia (Proudhon), la trascendencia
frente a la muerte (Broch), o bien el espanto frente a la felicidad (Quignard). El propio
papel literario de Augusto como emperador plantea, asimismo, tensiones con respecto
a otros emperadores que desde el punto de vista dramtico han sido ms productivos,
como Calgula, Nern o Heliogbalo, dado que stos, por su carcter disoluto,
alimentaron los imaginarios decadentes. Por ejemplo, en la novela de Graves titulada
Yo Claudio, Augusto aparece en funcin del protagonista y tambin futuro emperador
que da ttulo a la novela. Asimismo, el hecho de haber compartido etapa histrica con
poetas de la talla de Virgilio, Horacio u Ovidio supedita su figura casi siempre a la
primaca de tales poetas. Ya dentro de otra tensin, la planteada entre paganismo y
cristianismo, tan productiva para cierta literatura de carcter histrico a finales del XIX,
la figura de Augusto puede quedar contrapuesta y eclipsada con respecto a la figura de
Cristo.
La literatura est organizada en una red de redes. Hay un tipo de literatura muy
determinada por el superior histrico que es cannica y otra que es perifrica. La
literatura cannica est marcada por diversos factores: la academia, nmero de
lectores (ms influenciado en el siglo XX), tipo de lectura (la elite ilustrada estableca
los tipos de lectura). En la E.M tendramos la pica como literatura cannica y
perifrico el nacimiento de la novela picaresca. A lo largo del tiempo, va girando, por lo
que en el siglo XIX la novela picaresca sera cannica y la novela realista perifrica.
Dependiendo del recurso histrico van girando.
A finales del siglo XIX principios del XX hay un fenmeno fundamental, el proceso de
alfabetizacin masivo que provoca que llegue la cultura a todas las capas de la
sociedad de tal manera que nos vamos a encontrar con un desarrollo de la clase
media. Esa clase media implica un cambio importante a como se recibe la cultura y la
lectura. Aparece la lectura de entretenimiento y con ellas la novela PULP donde se
abarataba el coste con el material para hacerlo ms accesible, no era una literatura
para conservar. Este tipo de revistas o novelas implican un acceso de todas estas
masas alfabetizadas y estamos hablando de millones de ejemplares vendidos, eran
revistas de entretenimiento masivas que implicaban unas jornadas de relajacin
despus de la jornada laboral. Desde el punto de vista de la academia eran de carcter
menor.
A partir de la segunda Guerra mundial, hay toda una orquestacin de desarrollar toda
una poltica de entretenimiento donde EEUU va a ser el pas clave. Las revistas de las
que hemos hablado anteriormente se van metamorfoseando en el comic y el cine.
Absorben los subgneros de las revistas PULP. Empieza a surgir de la cultura POP,
porque el pueblo ya puede asumir un tipo de cultura, pero es una cultura que hay que
filtrar para que el pueblo lo puede asimilar.
COMIC
El comic sera una literatura perifrica que nace de la propia perifrica porque nace de
los gneros de las revistas PULP. En las revistas PULP tenemos un autor HP. Lovercraft
que se especializado en el gnero de terror, en fantasa, ciencia ficcin, detectivesco.
Son diferentes ttulos donde estos autores Lovercraf o Howard que en la literatura
cannica se tomaran como menores por ser consumidos por las masas. Aqu nace,
debido a que son relatos muy grficos donde rpidamente el lector se imagina la
accin (muy relacionado con la vanguardia). Cuanto ms rpida es la narracin ms
consume el lector. A medida que va pasando el tiempo ms velocidad hay. Un tipo de
literatura excesivamente descriptiva es poco consumida.
Nace tambin el Capitn Marvel que supone una visin mitolgica de Superman.
Superman parte de esa especie de matn que se enfrenta contra los gangster y que
poco a poco va adquiriendo poderes que le da un ambiente de ciencia ficcin. Ese
Superman con poderes que se explican mucho en una deificacin del personaje, se va
a volver un dios. Hay una paralizacin, el superhroe se ve como un dios pagano que
se est retomando.
La Marvel Comic sobre todo toma la figura de Thor. Fusin de entorno mitolgico que
se hace presente.
El increble Hercules cuenta un poco la historia de Hercules con una lucha entre un
alterego de Atenea.
El mito de Superman da para mucho porque tiene dos dioses fundamentales: Zeus y
Apolo. Zeus porque maneja el rayo. Hay una imagen judaizante en la idea de yave en
esa idea de cuidar a los pobres, aunque tambin es una idea cristiana. Una tica
ciceroniana, la humanitas. Pasa a ser la imagen de este dios que apoya a los
necesitados. Siempre se ha dicho que se identificaba con la idea de superhombre de
Nietzsche, aunque es una idea falsa. Representa la perfeccin fsica y lo que le permite
recuperarse es el sol, lo que le relaciona directamente con Apolo.
Esa idea del Apolo que las propias compaas de comic la ven clara, por lo que se
genera una apolonizacin de Superman como en Apolo y Midnighter y Sentinel.
Sentinel es un hroe esquizofrnico, una de sus personalidades es la de Superman, la
imagen es mucho ms apolnea que Superman por el hecho de que sea rubio y el
propio traje. Esta identificacin con Apolo se ve en la pelcula Superman 4 donde el
enemigo es rubio con traje amarillo con poderes relacionados con los rayos, una idea
apolnea sumergida en el personaje de Superman.
Flhas se identifica con Mercurio, se ve incluso en la imagen que cae del olimpo y le da
los poderes a un nio que se transforma en Flash. Estn tratando con hroes que son
dioses paganos que transmiten poderes a estos adolescentes. El presentismo se
transmite tambin a travs de la adolescencia.
Las doce pruebas de Shazam refleja claramente los doce trabajos de Hrcules.
El evemerismo
Relato que trata de una poblacin con una estructura similar a la platnica. Urano,
Cronos y Zeus eran antiguos hroes que con el paso del tiempo la poblacin ha
olvidado que eran hroes, ese olvido ha producido que se deifique el hroe que es un
constructo imaginario del pueblo que olvida.
Hegel en la Fenomeloga del Espiritu dice que la difura de los dioses tiene en ella un
elemento natural como un elemento superado, como un oscuro recuerdo, las estatuas
de los dioses se han convertido en cadveres carentes de alma al igual que el himno
carente de fe que solo es palabra.
Hlderlin
Arthur Machen habla del dios Pan, una parte del cerebro tiene un velo que no vemos
que nos conecta con la realidad, hay que rasgar el velo para ver la realidad. Le da la
vuelta al mito de la caverna de Platn. Cuando recuperas las ideas es el terror, el dios
Pan, un mundo oscuro, la realidad es la propia caverna. El mundo no est dominado
por la luz, sino por la oscuridad identificada con el dios Pan. Todo esto genera una
novela de terror. El dios olvidado se revive en este caso en clave terrorfica.
Lovecraft recupera a los dioses, una de las cartas de su diario la dedica al dios Pan,
incluso l mismo se identifica con Pan. Es la remitificacin.
Los superhroes son esos dioses olvidados que los estamos recuperando, hacindolos
presente, lo hacemos de masas hasta llevarlo al cine. Se paganizan. Estamos
cumpliendo el deseo de los romnticos a travs de los superhroes.
En un cuento de Ruben Dario se nos habla de Apolo que dice que le han quitado su
lugar. Apolo se vuelve un rico empresario que estuvo en Pars, por las noches quiere
recuperar sus atributos y se va a sus fuentes para cantar con sus ninfas. La idea del
superhroe de por las maanas empresario rico y por la noche dios. Est muy presente
la idea del olvido. Este Apolo lo toma el comic de Azzarello y le da la imagen del dandy
donde vemos a Apolo actualizado.
Los guionistas son conscientes de este everismo. God is dead. Aparecen las plagas
bblicas, unos pies bajando. El dios olvidado vuelve, recupera su trono, dios ha muerto.