Jos Luis Temes

El Siglo de la Zarzuela
1850-1950

El Ojo del Tiempo

Para Alicia
 ndice

Preludio (en tres tiempos) 11

1. Doce cuestiones previas 15

2. Por qu, cundo y dnde naci la Zarzuela 23

3. Un siglo en cuatro etapas 37

3A. Consolidacin y difusin (1850-1875) 38
3B. El relevo. El gnero chico (1875-1900) 54
3C. La eclosin (1900-1925) 69
3D. En busca de la redefinicin (1925-1950) 79

4. Por qu, cundo y dnde muri la Zarzuela 102

5. Lo teatral y lo musica. Los intrpretes 109

5A. Lo teatral y lo musical 109
5B. La puesta en escena. Los intrpretes 126

6. Alrededor de la Zarzuela 136

6A. El pblico y las funciones 136
6B. Las reducciones para el hogar y el caf. Las ediciones 152
6C. Las bandas y las transcripciones 160
6D. El diseo grfico 164
6E. Los dineros de la zarzuela 170
6F. Crtica, revistas y musicgrafos 187

7. Cuatro generaciones de compositores 195

7A. Veinte compositores fundamentales 195
7B. Otros veinte compositores a recordar 243
7C. Siete compositores paralelos al Siglo de la Zarzuela 256
8. Cuatro generaciones de libretistas 264

9. La zarzuela en Amrica y la zarzuela americana 306

9A. La zarzuela espaola en Amrica 307
9B. La zarzuela americana 329
ADENDA: La zarzuela en Filipinas 337

10. Ms all del escenario 339

10A. La zarzuela y las pianolas 339
10B. La zarzuela y el disco 346
10C. La zarzuela y el cine 360
10D. La zarzuela y la radio 373

11. Monografas 385

I. El Teatro de la Zarzuela 385
II. El Teatro Apolo 403
III. La Sociedad de Autores Espaoles / SGAE 418
IV. La zarzuela en Catalua 429
V. El laberinto de los gneros 441

12. Glosario 459

13. Apndice. Un cuadro de honor con cien zarzuelas? 477

14. Fuentes documentales

(Todo lo que sabemos lo sabemos entre todos) 499

15. Coda (Pues que viva Chueca!) 503

 PRELUDIO
(en tres tiempos)
I

No creo exagerado afirmar que la zarzuela fue el movimiento artstico de

mayor dimensin y arraigo social de la historia de la cultura espaola. Con
esta aseveracin no estoy diciendo, claro es, ni que la zarzuela haya sido el
fruto artstico de mayor envergadura que haya dado Espaa ni que otros
movimientos no hayan aupado el arte espaol a cimas de mayor excelencia.
Pero s creo que, si el calado de un fenmeno cultural puede medirse por
la manera en que lega para la historia una manera de sentir y pensar de un
pueblo, y por la pervivencia en el tiempo de tal fenmeno, nunca antes ni
despus la sociedad espaola se ha visto mejor identificada en sus ideales
y en sus modelos para bien y para mal, no hay duda de ello que como lo
fue la Espaa de la zarzuela.
A diferencia de otros gneros musicales de mbito ms restringido o
excluyente la pera cortesana, el flamenco, el romancero popular, la po-
lifona renacentista, la zarzuela impregn todas las clases sociales. Uni,
como ningn otro y durante nada menos que cien aos, a aristcratas
y obreros; a monjas y anticlericales; a liberales y conservadores; a catala-
nes, extremeos, gallegos, madrileos o andaluces Sirvi de reencuen-
tro entre los espaoles de Espaa y los espaoles de Amrica, hijos
o nietos de aquellos en sus antiguas colonias ultramarinas. La zarzuela
fue tomada como sea de identidad tanto por las monarquas de cuatro
reinados (Isabel II, Amadeo de Saboya, Alfonso XII y Alfonso XIII) como
por los gobiernos de las dos Repblicas o por el rgimen vencedor tras la
guerra civil (en cuyo transcurso, por cierto, haba sido asumida por ambos
bandos radicalmente enfrentados en todo lo dems como algo propio,
prcticamente idntico en ambas carteleras). La zarzuela integr gneros
musicales y literarios muy diversos, y a su desarrollo le debe mucho, aunque
nos parezca paradjico, la liberacin de la mujer en la Espaa de su tiempo.
Abierta a la stira y crtica desde la irona nunca desde la amargura, la
zarzuela plasm el mejor testimonio de la manera de sentir de un siglo de
historia de los espaoles e hispanos. Y es ese segmento de nuestra historia
1850-1950, aproximadamente el que da ttulo a nuestro libro: El Siglo de
la Zarzuela.
S que algn lector pueda pensar, y con razn, que tambin las msicas
ligeras recientes, desde la copla hasta el pop, han hundido muy marcadamente
sus races en la cultura cotidiana de muchos millones de hispanos. Es
cierto, pero estos gneros no han sido nunca ni tan interclasistas ni tan

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intergeneracionales como a primera vista parece: difcilmente en 1984, por
ejemplo, veramos a un grupo de abuelos de setenta aos en un concierto del
grupo Mecano; o rara vez quienes eran veinteaeros en 1995 compraran discos
de boleros de Antonio Machn. Y es que estos fueron grandes fenmenos
de masas, s, pero arropados en cada caso por sectores muy concretos de la
poblacin, generalmente por segmentos de edades. No as la zarzuela, que
acompa desde la cuna hasta la tumba a los espaoles de seis generaciones.

II

El espaol de hoy sabe muy poco sobre zarzuela.

Ms an: el espaol de hoy, el aficionado a la msica, el msico profe-
sional o el espectador teatral de nuestro tiempo saben muy poco sobre
zarzuela.
O incluso ms an: lo poco que el espaol medio de hoy sabe sobre
zarzuela es una mezcolanza heterognea y en gran medida, equivoca-
da a partir del testimonio nostlgico de sus padres o abuelos, ms una
serie de tpicos sociolgicos sobre todo, en torno a lo zarzuelero como
expresin de una Espaa pretrita y cutre, ms una simplificacin del
repertorio en unas pocas melodas facilonas. Tambin he constatado que
buena parte de los jvenes del presente asocia el vocablo zarzuela a la
Espaa del franquismo, asociacin no solo falsa, sino incluso reversible: el
rgimen impuesto tras la guerra supuso, sin duda sin pretenderlo, el final
de la zarzuela como gnero vivo.
O quiz la cosa es an ms sencilla: a la mayora de los espaoles de
las ltimas generaciones no les importa nada la zarzuela. Hay ya toda
una generacin de espaoles que, por usar su propio lenguaje, pasa
ampliamente de la zarzuela, vocablo que no ejerce para ellos el ms
mnimo atractivo ni artstico ni sociolgico; o que apenas sabe siquiera
que existe.
Pero creo que hay tambin, a pesar de lo anterior, un buen nmero de
aficionados muy dispuestos a acercarse hoy, con actitud nueva, al gnero
dela zarzuela y a curiosear sin prejuicios sobre aquellas msicas y libretos
que hicieron las delicias de muchos millones de espaoles e hispanos. Es esa
certeza de que existe hoy ese pblico culto llamo culto al sencillamente
curioso, pues la curiosidad es la madre de toda cultura, dispuesto a re-
descubrir la zarzuela sin nostalgias apriorsticas pero tambin sin reparos
intelectualoides, la que nos ha movido, a editorial y autor, a elaborar el libro
que tienes en tus manos, querido lector.
Coincidimos, por ello, en que este deba de ser un libro de sntesis, ms
a lo ancho que en profundidad; condensatorio de las mil caras desde las
que hoy debe ser considerada la zarzuela, pero reducido a conceptos claros,
casi esquemticos. Para que luego el lector, si lo desea, profundice en algn
aspecto o autor en concreto.

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 III

Para quienes ya tengan un cierto conocimiento sobre la zarzuela, y para

quien utilice este libro como texto didctico no lo es especficamente, pero
tampoco deja de serlo, advierto cuatro criterios que se contienen en las
siguientes pginas, que no son los habituales en la consideracin musicol-
gica de nuestro tema:
Primero: llamaremos zarzuela, y ese ser nuestro nico objeto de es-
tudio, al gnero lrico popular espaol que surge en torno a 1850, y que
es lo que la inmensa mayora de los espaoles e hispanos entendemos por
zarzuela. Dejamos a un lado, pues, los antecedentes que se remontan
a la denominada zarzuela barroca, la tonadilla escnica, etc.; y pensamos
que la musicologa pudiera buscar frmulas futuras para no confundir al
aficionado vinculando dos o incluso tres gneros tan distantes en su esttica
y en su sociologa.
Segundo: consideramos normalizadamente como zarzuelas, puesto que
sin duda lo son, las correspondientes a sus gneros derivados, como la ope-
reta, la zarzuela catalana, la zarzuela hispanoamericana e incluso las que
en forma de revistas o comedia musical se estrenaron despus de la guerra
civil.
Tercero: circunscribimos la historia de la zarzuela a los cien aos que
van desde 1850 hasta 1950; no solo las fechas coinciden casi al milmetro
con la historia viva de la zarzuela (quiz, afinando, ms cabra fijar de 1849
a 1948), sino que ese periodo, adems, nos conforma un esquema facilsi-
mo de estudio: los cincuenta aos finales del siglo XIX y los cincuenta aos
primeros del siglo XX, tomando como vrtice no solo el cambio de siglo
en el sentido aritmtico, sino la crisis de 1898, con lo que ello supone en la
sociedad espaola.
Y cuarto: no dividiremos la historia de esos cien aos en las habituales tres
etapas (como se suele hacer en casi todos los textos), sino en cuatro; que resul-
tan as coincidentes con las cuatro generaciones de espaoles que se dan el rele-
vo durante ese tiempo, si consideramos, como es habitual, que una generacin,
en cualquier tipo de estudio, corresponde a unos veinticinco aos.
S que estos cuatro criterios son discutibles (especialmente el primero),
pero son fruto de amplia reflexin y del principio de esquematismo que
debe iluminar cualquier trabajo divulgativo. En el primer captulo de este
libro ampliaremos la razn de esos cuatro criterios.
Todo ello debera ir paralelo, en el lector inquieto, a la escucha de las
msicas y los textos que son el eje de toda esta historia y que iremos citando
en el libro. Es decir, al conocimiento y disfrute de las obras mayores del Siglo
de la Zarzuela. Pero esto tiene algo de entelequia, pues no es fcil para el afi-
cionado actual hacerse idea del valor real de aquellas obras msico-teatrales:
las representaciones de zarzuela en vivo no son frecuentes hoy en los teatros
espaoles, y las grabaciones discogrficas disponibles cubren solo una pe-
quea parte del repertorio. Adems digmoslo abiertamente, aunque nos

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duela, una gran parte de estas grabaciones son de muy mala calidad artstica
y tcnica, por lo que apenas podemos concederles un valor testimonial. La
poca autocrtica artstica que la zarzuela ha tenido y tiene consigo misma
ha sido tambin un factor muy negativo para su propia historia: todos he-
mos presenciado a un cierto pblico acoger con vtores y lgrimas versiones
objetivamente muy malas tengo la tentacin de escribir que impresenta-
bles, que seran rechazadas en el gnero sinfnico, y no digamos en el de
cmara. Es evidente que ese entusiasmo es ms sentimental o sociolgico
que propiamente artstico; no ser yo quien lo descalifique, pero una cosa es
la legitimidad de esa nostalgia y otra el que la acumulada falta de exigencia
artstica para nuestro gnero lrico popular ha terminado perjudicando muy
gravemente su propia imagen.
As pues, en las siguientes pginas nos situaremos tan lejos del desaprecio
hacia la zarzuela, como de la abundante bibliografa apasionada, hija de una
aoranza tan comprensible como poco rigurosa. Queremos proporcionar al
lector una perspectiva cientfica sobre qu fue la zarzuela: su peripecia, su
dimensin musical, teatral, artstica, econmica, sociolgica, su difusin a
travs de las entonces nuevas tecnologas, su relacin con la prensa, los dere-
chos de autor, el diseo grfico, las editoriales, la importancia de los intrpre-
tes mticos, el impacto laboral del gnero lrico, su presencia en Amrica
Todo ello a la luz de los datos contrastados, huyendo de los muchos lugares
comunes que se han acumulado sobre estos temas. Afortunadamente, en el
entorno de la musicologa y la universidad, el inters por la zarzuela como
objeto de estudio ha sido grande en las ltimas dcadas y ello ha impulsado
multitud de investigaciones de primer orden, en las que nuestro libro ha
podido beber.
Queremos, adems, que ese recorrido sea muy poco opinante, por lo
que no habr en l ms valoraciones que las imprescindibles. Queden para
otras voces los juicios artsticos y estticos, con el riesgo que ello conlleva.
Nosotros solo pretendemos no sera poco conseguirlo ayudar a compren-
der por qu gracias a la zarzuela muchos millones de espaoles e hispanos
de la segunda mitad del siglo XIX y primera del XX pudieron sobrellevar
mejor, incluso con cierta alegra, las nada fciles circunstancias vitales y
sociales que les fueron contemporneas.

JOS LUIS TEMES, 2013

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