Romilly, Los Fundamentos de La Democracia
Romilly, Los Fundamentos de La Democracia
Romilly, Los Fundamentos de La Democracia
y de la insolencia que pueden demostrar aote las mujeres. Asimismo la promocin de los marinos inspira indirecta-
Uno de esos prrafos se encuentra en Hcuba; la anciana mente discusiones sobre el valor, discusiones que tanto se
reina dice: 4IEn un ejrcito sin n..J:Dero. la masa DO conoce prodigaban en aquella poca -entre otras el debate que se
freno alguno. y la indiciplina (anarchia) del marinero es peor encuentra en la obra de Tucdides y en la que disputa sobre
que el fuego: pasa por malo quien no hace el mal",8, El otro si el valor es propio de los espartanos o bien es una virtud a
se encuentra en lfigenia en Aulide; dice Clitemnestra: He la que pueden llegar los marinos de Atenas 12,
venido. ya ves. mujer en medio de un ejrcito de marinos En el siglo IV, sobre todo, la preferencia con que se distingue
sin ley (915: anarchon), valerosos en el mal, pero generosos a las virtudes de los hoplitas queda traducida esplndidamente
cuando quieren. Ya no se trata de indiciplina en el combate. en la obra de Platn. Para l, los marinos son gente de poca
sino de indisciplina en general : la distincin social viene a monta y su forma de hacer la guerra contribuye a corrom-
aadirse a la distincin militar y. en cierto modo, la agrava. perlos an ms. Por eso se niega, en las Leyes, aunque la
De hecho, todos los escritos aristocrticos conservarn ciudad que se ha de fundar est prxima al mar: esa vecindad
esa especie de desprecio del caballero y del hoplita hacia el es nociva para las ciudades al desarrollar en ellas el comercio
marino, e <dmplantar en las alm as costumbres inestables y nada
Contra los marinos arremete el autor del pequeo panfleto de honradas n. Adems, para una ciudad, pasar de la guerra
origen oligrquico sobre La constitucin de Atenas: reconoce que de los hoplitas a la de los marinos es un desastre porque es
es justo que en Atenas los pobres y el pueblo tengan ventajas acostumbrarse a partir constantemente. a retirarse apresu-
sobre las gentes nobles y ricas, porque el pueblo constituye radamente, a paso de carga. hacia los barcos. creer que no
las tripulaciones de la flota 9; el Estado est de ese modo en hay vergenza en negarse a dejarse matar ante el ataque del
manos de los malos, Ahora bien. junto a la Ignorancia que enemigo. en encontrar naturales y tener preparadas las
les reprocha y que ya tratbamos en el captulo anterior 10. excusas cuando perdieran las armas ... , Con semejantes
el autor denuncia su desorden o su C(lndiscipUna (ataxia). costumbres, los propios leones se habituaran a huir ante
Seala. por otra parte. que esa anarqua se extiende a los las corzas. Viene, por ltimo, una crtica social, que explica
esclavos y a los metecos. que no se diferencian del pueblo en en gran parte la vivacidad del ataque: las fuerzas navales
su aspecto externo y que viven en la mayor licencia atraen los honores hacia individuos C(llegados de cualquier
(akolasia); evoca concretamente el desorden resultante: esos parte y poco recomendables.
individuos no ceden el paso a sus superiores en la calle. no Las virtudes del orden se perdieron. por tanto, el da en
se apartan ante ellos 11, Como toda la poltica ateniense est que los marinos primaron. en la guerra. sobre los hoplitas,
en manos de esos C(malos. es evidente que las decisiones se Ahora bien. el momento coincide con la llegada de esos
habrn de tomar velando slo por su inters, sin tener en hombres, de baja extraccin pero que haban salvado a
cuenta al bien comn. Atenas en Salamina. que comenzaron a ejercer en Atenas
una influencia preponderante: eran los comienzos de la
8. H~cuba, 606-609: el verso 607 se recoge casi palabra por palabra en autntica democracia, con sus bellezas y sus riesgos. No
un fragmento cmico de origen desconocido (Kock, IIJ, 1242), La continuacin introducira ese cambio la misma tendencia a la indisciplina
del texto de Eurlpldes evoca, entre esos marinos, una emulacin en el mal. en las costumbres polticas. los mismos excesos, los mismos
con Invenln de los valores: .Pasa por maJo el que no hace el mal .
9. Constltucl6n de los anJenses, l, 2.
10. Ver ms adelante, p. 34. 12. Tucidldes. n, 87-88.
11. Constllucl6n de los anienses, l, 10. 13. Leyes. [V. 705 a. Las citas siguientes estn tomadas de 706 c y 707 ab.
98 Jlcquelina de Romilly los fundamentos ~e la democracia 99
desrdene,s que los ar~st6cratas criticaban en los marinos? Y pueblo seguira mejor a sus jefes si se abstuvieran por Igual
l!0 se danan en los cIUdadanos esos mismos defectos ( de soltarle mucho la brida y de forzarle. Pero, en cualquier
Era de esperar. La forma que adquiere UDa guerra reper- caso, haba que contener al pueblo: Si hubiera tomado la
cute en el orden moral y poltico, La guerra de guerrilla con aguijada otro en mi lugar, UD hombre perverso y vido. no
todo su herosmo. DO repercute en las costumbres politicas habra podido contener al pueblo; y otro que no hubiera
y las costumbres sin ms? sido Saln no habra contenido al pueblo)~. El creador de la
Por eso no puede sorprendernos el ver vilipendiados esos democracia ateniense columbraba ya el riesgo que entraaba
defectos por los aristcratas que no han dejado de lamentar la indepeDdencia popular. La redacciD de sus leyes y las
el des?rden popular dndole segn los casos el nombre de precaucioDes que tom para obligar a los atenienses a obede-
akolasJa o de ataxia o tambin de anomia. Pero esa condena cerlas proceden de esa conciencia y de ese temor. Empieza
del orden social no se relacion con el rgimen en s hasta el combate entre la anarqua y la ley.
mucho ms adelante. y el vnculo. incluso entonces. no fue Sin embargo. Sol6n fracas -en el sentido de que la tirana
el que se haba previsto. vino a interrumpir el rgimen que haba instaurado-o Tras
La anar~u~a democrtica, en efecto. no tiene mucho que ver el derrocamiento de la tirana. se instal la democracia y
c~n la indlSclpUna popular. La diferencia aparece claramente realiz rpidos progresos -primero con Clstenes, luego con
SI se .slgue la escalada de esa anarqua a travs de los textos y Efialtes y Pendes-. Precisamente en esa poca reson una
su triunfo en la crisis de finales del siglo v. Pero los atenienses nueva advertencia: ha Uegado hasta nosotros gracias a la
conscientes de los sntomas de ese mal y dispuestos a conde~ forma magnfica que le dio el autor de la Orestada. Ms de
nar.lo, no supieron sin embargo, incluso entonces, reconocer un siglo despus de Saln. Esquilo formula igual doctrina:
s~ naturaleza. Hubo que esperar en esta ocasin hasta el pero en esta ocasin el riesgo de los excesos democrlicos
Siglo IV, en que torn una forma nueva, para brindarle a la recibe su verdadero nombre -anarqua-o
reflexin abstracta un tema claramente dellnldo. La Orestada se represent precisamente cuando la nueva
democracia se afirmaba y reduca los poderes del Arepago.
Sin reclamar para ese Consejo poderes politicos. insiste
1. LA CRISIS DEL SIGLO V Esquilo sobre el papel moral que ha de seguir desempeando
y que ocupa UD lugar esencial en la vida de la ciudad. La
A) PRIMEROS AVISOS
triloga termina con el arbitraje de Atenea, que da a su
El ?eUgro de l~ anarqua poltica, evidentemente, ya se pueblo cODsejos solemnes y le fija un nuevo ideal. hecho de
con oCia desde haCia tiempo, El propio Saln haba evaluado mesura.
su existencia a comienzos del siglo VI. Al erigirse en rbitro Esos cons.ejos repiten en varios puntos la doctrina de las
entre el pueblo y los ricos, se jactaba de haber logrado a Erinias. a las que, sin embargo, AteDea acaba de vencer: ese
fuerza de fIrmeza y equidad, conservar la balanza equiUbr~da rasgo de conciliacin sugiere ya de por s el respeto de la
entre unos y otros y de ese modo evitar el desorden. Escribe: mesura u. Idntico espritu inspira las recomendaciones de
~l'!0 he dejadl~ que ninguno de los dos partidos venciera
Injustamente , Para l era cuestin de ponderacin: tlEI con frecuencia en la Vida de So/6n. de Plut;m:o: sobre el caso mAs dudoso del
fragmento 24. segn el cual la ley serla ya la garanta del orden democrAtlco.
14. Los ~ntos fragmentos de Soln aqul dtados se mencionan todos vase la discusin de nuestro libro sobre La 101 dans la Hlnse grecqu~. pp. 14-15.
ellos en el capItulo 12 de la Constitucin de Aunas, de Aristteles, y tamblen 15. La diferencia est evidentemente en Que entonces las Erlnlas amena-
100 Jacqualine de Romilly Los fundamentos de la democracia 101
la diosa, que denuncia con frrmeza el doble exceso que hay la ciudad ha instituido como jefe, a se hay que obedecerle,
que evitar. Haban dicho las Erinias: No consientas en en las cosas ms nimias y en lo que es justo tanto como en
vivir ni en la anarqua ni en el despotismo. En todas partes lo que no lo es. Y es tambin el ciudadano dcil el que un da,
triunfa la mesura: se es el privilegio que le han concedido as lo creo. sabr mandar, igual que hoy se deja mandar.
los dioses 16. Atenea recoge ese consejo por su cuenta. y igual que en meda de las tempestades de la guerra permanece
piensa que es precisamente el Arepago el que ha de hacer en su puesto, como leal y bravo soldado que es. Por el con-
reinar el orden: En este monte. de ahora en adelante. el trario, no hay plaga peor que la anarqua. Ella es 18 la que
Respeto y el Temor, su hermano, tanto de da como de noche, pierde a los Estados, la que destruye las casas, la que, el da
mantendrn a los ciudadanos apartados del crimen, a menos del combate. rompe el frente de los aliados y provoca las
que vayan ellos mismos a trastornar sus leyes. ( ... ) Ni estampidas; mientras que del lado de los vencedores. quin
anarqua ni despotismo, sa es la norma que a la ciudad sa lva las vidas en masa? La disciplina (peithaarkhia)>> 19.
aconsejo observe con respeto. Sobre todo que no aparte todo Esta doctrina, tan flI'me, describe el peligro que constituye
temor lejos de sus murallas) 17. la anarqua. Como respuesta, Hemn, en una larga tirada
En esta remembranza del ideal de Soln se observa que paralela a la de su padre, sugiere, en la medida en que se lo
uno de los dos trminos empieza a adquirir creciente impor- permite su respeto filial, los peligros del despotismo: Creonte
tancia: cuando se acenta la democracia, el peligro de la ha de tener en cuenta la opinin, no obstinarse, no hacer
anarqua se hace ms temible que las amenazas del des- como el marinero que por tensar demasiado la escota de su
potismo, nave hace volcar su barco. Adems, como dice Hemn,
Sin embargo, el teatro de Sfocles demuestra, curiosamente, no hay ciudad que sea el bien de uno solo.
que, poco antes de la guerra del Peloponeso, los atenienses La obra ilustra la antigua norma de Atenea, transformada
no tenan conciencia de ese peligro, Sfocles reproduce un en enfrentamiento entre individuos: ni anarqua ni despo-
alegato contra la anarqua, pero lo pone en boca de tiranos tismo. Pero tambin se percibe la diferencia de tono y de
imbuidos de su poder, lo que le quitl:l cualquier significado mentalidad: mientras la Atenea de las Bumnides daba
que pudiera tener: ni en Ayax ni en Antgona quedan muy consejos solemnes, aqu se confrontan tesis. se plantea un
bien parados los representantes de la autoridad, problema. Incluso se simpatiza con la joven que desobedece.
Cuando Antgona desobedece al edicto de Creonte, Sfocles por piedad, al reciente edicto de un regente imprOvisado.
le hace decir a ste un discurso sobre la obediencia a las Antgona no hace sino ceder el sentimiento de lo que debe a
rdenes y la disciplina: hace una apasionada defensa, Como normas ms absolutas. Pero ese poder ms alto no tendra
en Herdoto, la diSciplina en el Estado se sigue confundiendo necesidad de ser invocado si bastase la obediencia a las leyes
ms o menos con la disciplina militar, En efecto, proclama de la ciudad ya un tanto maltrechas.
Creonte: Si un criminal infringe las leyes o se le mete en la La costumbre de or discutir sobre la naturaleza y el fun-
cabeza dar rdenes a sus jefes, nunca le elogiar, Aquel que damento de las leyes parece haber influido indirectamente en
Sfocles: as al reciente edicto de Creonte se le llama ley 20 ;
zan. mientras Atenea ensea a evitar las faltas, Los dos trminos anarqua.
y "despotismo. seguirn formando un par de males contrarios: ver Is6crates, 18. FJ hecho de recoger la idea de anarqua con dlferenles pronombres
PQnegfrlco, 39: unos ultrajados por la tlranla, otros muriendo por la anarqufa. da a la expresin un carcter muy enftico.
16. Bumnldes, 525 y ss. 19. AntigonQ,603-676.
17. Eumnides, 690 y ss. 20. Tambin en 59. 213 , 382. 449. 452. 481, 663 . 847.
102 Jacqualine de Romilly Los fundamentos de la democracia 103
y Antgon a opone a esa ley humana unos imperativos reli- todo lo que venga en gana. incluso con vientos favorables.
giosos. que son tambin Jeyes. El dilogo es de todos cono- acaba por irse a pique. 21
cido: As pues, te has atrevido a hacer caso omiso de mJ La respuesta de Teucros a Menel ao es menos clara que la
ley ? - S, porque no fue Zeus quien la proclam I No fue de Hemn a Creonte : slo se discute el derecho de Menelao
la Justicia, sentada a la vera de los dioses infernales; no, no a darle rdenes a Ayax. Pero ms adelante encontra mos una
son esas leyes las que ellos han fijado a los hombres, y no respuesta mejor. cuando Ulises invoque la le~ de los dioses.
pens que tus prohibiciones fueran tan poderosas como para y no debemos olvidar la amargura del propio Ayax contra
permitir que un mortai hiciera caso omiso de otras leyes. de esos Atridas demasiad o poderosos, a los que. como l dice.
las leyes no escritas. inquebrantables de los dioses 21, hay qu e reveren clar~2".
Esta alusin a otras leyes, ms absolutas y ms estables Aunque el problema aqu planteado no sea. co mo tampoco
que las leyes precarias de la ciudad, es sintomtica de la poca: en Antgona, el de la democracia, esta doble discusin y este
aunque la rebelda de Antgona nada tenga de anrquica. se doble recurrir a los dioses confirman al menos que las rela-
nota que han soplado vientos de crtica, y que. algn da, ciones entre el orden y la libertad empezaban a captar la
podr Inspirar otras negativas de obediencia, menos legtimas atencin.
y menos nobles. La democracia de Pericles confiaba. sin embargo. en la
Otra obra de Sfocles. aproximadamente de la misma pOSibilidad de un orden democrtico. En el elogi~ que .hace
poca ll, confirma esta Impresin. Encontramos en Ayax el del rgimen ateniense al principio de la guerra dIce Pencles,
mismo debate entre un hroe rebelde y un a mo autoritario segn Tucdides: Pese a esa toleran cia q~ e rige nuestras
I
que invoca el orden y el principio de obediencia. Como la relaciones privadas. en los asuntos publicos, el temor
accin se sita en el campo griego. durante el sitio de Troya. -siempre ese bendito temor, celebrado por Bsquilo l- nos
no puede sorprendernos que el aspecto militar de la disciplina Impide hacer nada ilegal, pues prestamos atencin a los
est an ms marcado que en los dems textos: antes podria magistrados que se suceden y a las leyes -sobre todo a las
sorprendernos que un Menelao o un Agamenn, al hablar que brindan su apoyo a las vctimas de la i?justicia, 0. Q~e,
como jefes del ejrcito. invoquen tambin el respeto de las sin ser leyes escritas, llevan consigo la sancion de una mdls-
leyes en general Menelao habl a de ellas un poco como cutible vergenza 25.
Atenea en la Orestada: Jam s se admitiran corno se debe Parece entonces natural el acuerdo entre la libertad y el
las leyes en un Estado. si no reinara el temor; y nunca un respeto a las normas. ya sea porque se expresaran en el. texto
ejrcito demostrara una prudente disciplina sin un muro de las leyes. ya porque las impusiera el civismo o la pleda~.
de temor y de respeto ( ... ). El que guarda en su corazn el Pensamos en la fe que tiene Tocqueville en la democracia
temor y la vergenza al mismo tiempo, se, estte seguro. americana, en la que encuentra el sentimiento de la libertad
lleva su salvacin consigo. Cree fLrmemente que el pas en el unido al Imperio de la religin y a la calidad de las cos-
que se puede hacer gala a su antojo de insolencia y hacer tumbres 26 ,
Pero este doble apoyo parece haber cedido mucho durante del Estado, como si la norma de la poltica ateniense quisiera
la guerra del Peloponeso. provocando de este modo la pronta que cada uno quedara derrotado por otro, an ms desca-
extensin de uno de los dos males que Esquilo baba reco- rado (134: bdelurteros), El rival de Cleonte es un vendedor
mendarlo apartar de s: entre el despotismo y la anarqua de morcillas, cuya Ignorancia ya ha quedado patente; pero
se ha roto el equilibrio. esa ignorancia se ve acompaada de otros rasgos morales:
eJ personaje es tambin un atrevido (181: thrasus) y un
bribn (193: bde/uron), Si CJeonte es un bribn, y bribn y
B) HOMBRES NUEVOS Y FORMAS NUEVAS otra vez bribn: dir la palabra mucbas veces, porque fue
bribn muchas veces al dalo, el vendedor de morcillas va a
Lo primero que nos sorprende es el contraste entre los intentar sobrepasarle en descaro (277: anaideia). Cleonte tie-
bombres: tras Perlcles, CJeonte y Alcibades. ne titulas: No has demostrado, desde el principio, ese descaro
Con Cleonte llegan a la trihuna torlos aquellos defectos que es el nico gua de los oradores? (324-325: anaideian );
populares que suscitaban el desprecio de los aristcratas. se establece, pues, un concurso salpicado de insultos y
Aristfanes hace rer al pblico, en los Caballeros. insistiendo de amenazas; y el coro se admira: Desde luego hay cosas
en que son siempre vendedores los que se suceden en el ms ardientes que el fuego, y los descarados discursos
poder 27. Las actitudes de estos vendedores suelen ser las del que se escuchaban en la ciudad se ven sobrepasados en
pueblo; y mientras Pericles, el Olmpico perteneca a una descaro (385: anaidn anaidest.uoi). Podramos multipli-
de las ms encumbradas familias de Atenas, la literatura de car las citas l l demostrar que si Cleonte es un canalla (304:
la poca insiste en la falta de compostura de Cleonte. que miare), ha dado esta vez con otro ~ ms canalla que l
gobern Atenas despus de l. Plutarco cuenta que fue el (329: miarteros): la propia riqueza de la invectiva hace
primero que permiti que se perdiera la dignidad de la tribuna: superfluo el anlisis. Se deduce claramente que Cleonte no
gritaba. se golpeaba los muslos. manoteaba; y dice Plutarco: slo perdi la compostura externa de los oradores aristocrti-
dio a los polticos ejemplo de esa desfachatez y de ese des- cos, sino tambin el respeto a los valores morales que stos
precio de la decencia que extendieron poco despus la confu- queran alcanzar, Tucdides est de acuerdo con Aristfanes
sin en todos los asuntos (Nicias, 8). El testimonio es inte- para presentar al demagogo como ambicioso, preocupadO
resante en la medida en que vincula esa falta de circunspec- por su propio inters, poco serio, violento; aade Aristfanes
cin con la mala poUtica; por lo dems, no aporta nada nuevo que no tena inconveniente en dejarse sobornar. La falta de
a los testimonios contemporneos 28 como el de Aristfanes. compostura, llevada a ese extremo. poda por tanto resultar
Aristfanes tambin se queja una y. otra vez de los gritos grave en poltica: ni las elecciol1es de semejante personaje ni
que daba Cleonte 29 . El tambin ataca su impertinencia, su sus medios de accin sobre la multitud estaban inspirados
descaro de bribn, su infamia. El tema de los Caballeros puede por el menor deber cvico.
incluso definirse como una competicin de descaro entre Puede ser que esos testimonios pequen de parciales. o
Cleonte y su rival en la que el vencedor recibira la direccin quiz Cleonte fuera un caso excepciona l. Sin embargo, los
textos hablan tambin de Cleofonte, hacia el final de la guerra,
27. (Aballeros. 128-145.
en trminos semejantes, As pues. la explicaCin social no
28. La descripcin de la elocuencia de Cleonle y de sus malos modales
ngura Igualmeote eo Aristteles. ConsLltucl6n de AretlQS, 28. 3. 30. 249-250.
29. Vocifera. en los (Aballeros: 137, 256. 275, 286. etc. 31. Ver Avispas, 596: PtU. 314, Y la comparacin de los Acarnitmsu. 382 .
106 Jacqueline de Romilly Los fundamentos de la democracia 107
carece totalmente de fundamento: la rpida ascensin de la primera es la guerra del Peloponeso -con todo .10 que
ciertas clases suele ir acompaarla de una crisis de valores implica una guerra que dur veintisiete ao~ exten~da por
basta entonces transmitidas por la tradicin; es incluso una casi todo el mundo griego-: la segunda es la mfluencI3 de los
de sus causas determinantes. sofistas.
Pero esa explicacin s610 lo es en parte: entre Cleonte y Tucdides demuestra brillantemente la influencia moral que
Cleofonte. Alcibiades. que dirigi por un tiempo el destino tuvo la guerra: suscit y extendi el desprecio de las leyes
de Atenas. representa. con los defectos contrarios. un mal del - no en nombre de ms elevados imperativos. como en
mismo orden. Con l reaparecen la elegancia, la raza, )a Antgona. sino en nombre del egosmo y del inters personal-:- .
cultura; pero tambin crece el desorden: Alclbiades, el nio Consagra a este fenmeno dos grandes anlisis. cuya presencia
mimado de Atenas, bace lo que quiere en ella y desafia a en su obra basta para sorprend er y captar la atencin.
todas las reglas y a todas las autoridades: las maravillosas El primer anlisis es relativo al efecto moral de la peste
ancdotas de Plutarco sobre los escndalos de su juventud se que azota a Atenas : ~ De forma general. la enfer~edad dio
suceden, a este respecto. como otras tantas pruebas. El propio origen, en la ciudad, a un desorden moral creciente (la
Tucdides, tan discreto. hace alusin a la irregularidad de palabra es anomia, que evoca la ausencia de toda regla).
su vida privada, que impuls a sus enemigos a perderle 3l Era la gente mucho ms audaz para aquello que a.ntes se
No fue hallado culpable adems de haber parodiado los haca a escondidas (... ). Ni el temor de los dioses DI la ley
misterios? No se le vio. una vez acusado. traicionar a los de los hombres (nomos). nada les detena: por una parte.
unos y a los oO'os intrigando con todos: Atenas. Esparta. se juzgaba lo mismo mostrarse piadoso o no, puesto que se
Tisafernes. los demcratas y los oligarcas? Con sus defectos vea que todo el mundo mora por Igual. y, en caso de a~tos
contrarios. Cleonte y Alcibades demuestran que algo haba criminales. nadie esperaba vivir lo suticiente para que tUViera
cambiado en la vida de Atenas. lugar el juicio y se pudiera sufrir condena ... ]3 ,
Slo los nombres de Cleonte y Alcibades. de Cleofonte y Verdad es que ese desorden moral es accidental: esta
de los oligarcas del 411 sugieren, pues. que Tucdides no se vinculado a dos circunsta ncias excepcionales. provisionales.
eqUivocaba mucho al insistir tanto en la oposicin entre Sin embargo, las palabras introductorias de Tucdides su-
Peric1es y sus sucesores. Pero el contraste de los ambientes gieren un mal que se va a desarrollar; y la frase griega hace
y de los partidos sugiere, por el contrario, que el mal tena el hecho an ms patente que su traduccin. Literalmente
races profundas. y podemos preguntarnos de qu naturaleza sera: la enfermedad fue el primer punto de partida de un
eran stas. Por lo dems. la obra de Tucdides concuerda desorden moral que as se extendi a lo dems)).
con la de sus contemporneos en la evocacin de una crisis De hecho. a los males de la guerra y de la peste. pronto
moral. capaz de sembrar en la ciudad el desprecio de las habra que aadir. por toda Grecia. los de la guerra civil. que
leyes. es decir. la anarqua. oponan a los partidarios de Atenas y de su rgimen ~o~ular
y a los de Esparta y su rgimen oligrquico. El mOVimIento
C) LA GUERRA. FUENTE DE DESORDEN - dice Tucdides- alcanz por as decir a todo el IJ1undo
griego. en donde las discrepancias oponan en cada ~iudad
Esta crisis se vio. si no causada. al menos favorecida por a los jefes del pueblo. partidarios de llamar a los atenienses.
dos circunstancias que los autores denuncian claramente:
y los aristcratas. que se inclinaban por los Lacedemonlos~). acompaando a la guerra civil, en espera de que sta se
De ese modo la guerra civil reinaba en las ciudades, y aquellas manifieste en Atenas en el 411 Y ms tarde en el 404. Esta
que se haban quedado rezagadas en esto o en lo otro, ante generalidad demuestra qu e no se trata de un maJ propio de
las noticias de lo que se haba hecho, rivalizaban en la origi- la democracia: se extiende a los dos campos y es incluso ms
nalidad de las concepciones, recurriendo a iniciativas de intenso entre los miembros de las comunidades oligrquicas
raro ingenio y a inauditas represalias. Se ca mbi basta el a las que alude Tucdides. Esta desmoralizacin y esta
sentirlo usual de las palabras en relacin con los actos. en las anarqua moral que trae consigo la guerra pueden agravar
justificaciones que se daban. A una insensata audacia se la los problemas de la democracia ateniense; pero no son
llam abnegacin valerosa a su partido, reservada prudencia exclusivas de ellas. Al menos Tuddides no las presenta
a la cobardia disfrazada. prudencia a la cobarda, inteligencia como tajes.
en todo a la inercia total; los Impulsos precipitarlos se consi- Cabe aadir que, de forma an ms general -aunque
deraron cualidad virU y las deliberaciones circunspectas Tucdides no formule esa idea- , el espectculo de la fuerza
como un mero pretexto para no comprometerse. Los descon- prevaleciendo sobre el derecho en la guerra, y los debates
tentos obtenan siempre la confianza, y quienes les contra- en los que esta primada de la fuerza quedaba patentizada
decian la desconfianza. Inteligente era aquel que tena (como el dilogo de Melos en la obra de Tucdides), no deban
xito en sus intrigas, ms hbil an qui en las desentraaba; fomentar en absoluto el respeto de las obligaciones en el
pero quien de antemano haba sabido prever tales desmanes terreno privado. La conquista , la represin, las distintas
era un enemigo del partido, espantado por el adversario. utilizaciones de la fuerza, desarrollaban un realismo sin
En fin . ser el primero en esa carrera del mal acarreaba elogios ilusin que se encuentra en casi todos Jos discursos de la
y tambin el empujar a eUa a quien no pensaba hacerla. En historia de Tucdides, y que seguramente exista tambin en
verdad el parentesco Ueg a ser un vnculo menos fuerte que la realidad. La guerra, nos dice el historiador, es un amo
el partido en el que se estaba ms dispuesto a la audacia sin de ademanes violentos, que modela sobre la situacin las
flaqueza : porque esas reuniones, en lugar de respetar las leyes pasiones de la mayora,.36.
existentes velando por la utilidad, violentaban el orden esta-
blecido, al antojo de la codicia. Y los mutuos co mpromisos D) WS SOPISTAS y EL DESPRECIO DE LAS LEYES
obligaban no por la fuerza de la ley divina. sino por la de la
ilegalidad cometida en comn. 3.'5. Sigue el texto de esta guisa En esto la guerra vena a unirse a otra influencia que, a
durante dos pginas ms : la frase en la que nos hemos su vez, tampoco era privativa de la democracia ateniense, al
detenido aqu conflrma que a partir de entonces la obediencia menos en apariencia. pero que ejerci una notable influencia
a las leyes, divinas o humanas. ha dejado de prevalecer. en su evolucin: se trata de la influencia de los sofistas.
En este texto ya no se trata. como en el anterior, de una En verdad. mucho se ha exagerado la responsabilidad de
circunstancia accidental: la ruina de los valores cvicos est los sofistas en la crisis moral de Atenas y el ca rcter amoral
directamente vinculada a la guerra; y por toda Grecia va de su enseanza filosfica 37. Pero en la medida en que
36. Adems, la guerra se prolongaba por todas partes en una guerra
34. m. 82, 1. clvl.l, y la legitimidad del gobierno era siempre discutible (ver mAs abajo pp. 171 -
]5. 82. 6: 1tIXPIXVO,;'O'!XI. La Indicacin puede ilustrarse con la muti- 172): el hecho no anImaba a respetar las rdenes.
lacin de los Hermes. acto por el cual los miembros de una hetalrfa se habrfan 37. Es lo que bemos Intentado demostrar en nuestro libro sobre La /0/
ligado entre si: ver And6cldes. l. 67 Y J. Hat2:feld. Aklb(adts, p. 186. dans la pens~t grtcqut. des origines a Arlstou, Paris, 1971. cap. IV-V.
I
110 los fundamantos de la democracia 111
Jlcquelin. d. Romilly
enseaban a discutir sobre cualquier cosa, a demostrar el contrario, la nueva educacin os bace considerar bonrado
pro y el contra, a defender las ms dificiles causas. es evidente lo que es vergonzoso y vergonzoso lo que es recto)}. Y el
que proporcionaron armas al amoralismo de su tiempo. En becbo de que el Razonamiento Injusto Incite a bacerlo todo:
~S i ests conmigo. goza de la naturaleza, salta. re. no te
cualquier caso, sus contemporneos les creyeron. En las
comedias de Aristfanes. el propio Scrates. confundido con avergences de nada 141. Eso en cuanto a la moral.
los sofistas. aparece ejerciendo una influencia deletrea. Tales Pero ms importante an es el declive en el respeto a las
d,eformaciones de las tesis sostenidas por los fLlsofos son leyes. Aqu. tambin, los pensadores de moda tenan sus
siempre temibles: a Nietzsche quiz no se le trate hoy mejor argumentos. Algunos analizando la naturaleza de la ley,
de lo que en poca de Aristfanes se trat a Scrates o a haban demostrado su carcter convencional: e incluso aun-
Protgoras. que no concluyeran que haba que desobedecerla , otros
Se deca que los sofistas minaban la religin. Y Protgoras podan concluirlo por elJos. El solista Hiplas opona a la ley
haba de hacerse famoso por haber escrito: ~De los dioses y a la naturaleza, declarando que la leyera el tirano de los
no puedo saber ni que existen ni que no existen. ni cul es bombres: el sofista Antifn llevaba an ms lej os la oposicin
su fuerza: muchas circunstancias impiden sa berlo. la ausencia y afirmaba clamorosa mente qu e la leyera convencin ; deca
de datos sensibles y la brevedad de la vida humana J8. Esta incluso que observar la justicia es absolutamente conforme
actitud le vali una acusacin de impo que le oblig a buir con el inters del individuo. si se respeta la ley ante testigos.
de Atenas. pero que si se est solo y sin testigos, el inters est entonces
Se deca tambin que los sofistas destruan el respeto a los en obedecer a la naturaleza42: el sofista Tras(maco, al menos
padres, a la mora! valaR leveR. tal y como lo presenta Platn en la Repblica. defina la
En las Nubes, de Aristfanes, Strepsades quiere enviar a justicia co mo el ms fuerte inters 4). Sin que entremos aqu
su hijo a casa de Scrates para que aprenda all el arte de en el anlisis de esas doctrinas", podemos desta car que
defender las causas imposibles y le permita a su padre no llevan al amoralismo de un Calicles en el Gorgias, de Platn
pagar sus deudas )9. Como justo castigo. el bija volver de - ese CaUdes que no es un sofista pero cuyo exasperado
casa de Scrates babiendo aprendido. sobre todo, que tiene individualismo juega con el anlisis crtico de los solistas
perfecto derecbo a pegar a su padre : ~lPegas a tu padre? para proclamar que el superbombre pisotea nuestros escritos,
~ IY por Zeus que demostrar la razn que tena de pegarte 140. nuestros sortilegios, nuestros encantamientos. nuestras leyes.
Eso en cuanto al respeto a los padres. todas contrarias a la naturaleza ... 45.
Con l se acaban las buenas costumbres. Siguiendo con las Esos pensadores de moda pueden. por tanto. ser los cul
Nubes, Aristfanes se deleita oponiendo en un gran debate pables del desprecio a las Jeyes. El hijo de Strepsades, en las
al Razonamiento justo y a! Razonamiento injusto. o, si se Nubes , no se contenta con pegar a su padre: est muy satis-
prefiere. a la antigua y a la nueva educacin. Antes -explica recbo de demostrar de ese modo una sana independencia
el Razonamiento justo- reinaban la justicia y la templanza. ante las leyes que. segn le ban enseado. son slo relativas:
la prudencia de los nios, el pudor, el respeto bacla los
mayores y h acia los padres, las buena s costumbres. Por el
41. Nubes. 1077 y ss.
42. Fragmento 44 b.
38. Fragmento 4 OK. 43. Repbllca. 338 c.
39. Nubts. 116-118. 44. Para esta discusin remitimos a nuestro libro antes citado en la n. 17.
40. Nubts, 13311332. 45. Gorglas. 484 a.
11 Z Jacqueline de Romilly los fundamentos de la democracia 113
En realidad. tras la expedicin de Sicilia. apunta una reac- Sin duda bajo este aspecto es como hay que considerar la
cin en Atenas: se pretende que la ciudad sea ms prudente insistencia de ciertos textos. probablemente de la misma
en el sentido de la economa (sophronisal): se nombra una poca. que denuncian el peUgro del desorden, que oponen a
comisin de ancianos; se pretende alcanzar en todo el buen las virtudes del orden. El autor desconocido que llamamos
orden 57. Eso no basta: aqueUos que. llegada la hora de la Annimo de Ymblico no es ms fcil de situar en el tiempo que
difi cultad, quieran cambiar el rgimen, lo harn para Antifn el sofista; pero lo que es seguro es que pertenece al
adoptar una poltica ms prudente (sphronesteron). con- mismo ambiente intelectual que l; Y podemos pensar que
fiando los cargos a un nmero ms restringido'8. escriba al fmal de la guerra del Peloponeso. Ahora bien, slo
La idea de un desorden vinculado al rgimen no resulta. tenemos de l un texto, en el que defiende sistemticamente
pues. descabellada: va abrindose camino. y diversos textos el orden y el respeto a las leyes. Las leyes y la justicia son,
que no son de Tucdides lo confrrman. segn l. ~ I o que asegura cohesin y preservacin tanto a las
Justo antes de la guerra, cuando el Creonte de Sfocles ciudades como a los individuos6 1. Sin su ayuda. no hay forma
declaraba perentoriamente: No hay peor plaga que la de sobrevivir ni de mantener el poder. Porque el orden pro-
anarqua, apuntaba a un defecto general y no enjuiciaba, duce confianza, que permite la comunidad de bienes; brinda
ni poco ni mucho, al rgimen. Pero ya en Antifn el sofista, el medio de afianzar su destino y de tener ocia; aparta las
en una poca en que. cua lquiera que sea la fecha, el pensa. preocupaciones, y, hasta donde es posible. las guerras. Por
miento sofista est bien elaborado, la misma frmula se tie el contrario, el desorden acarrea todos los males opuestos.
de una nostalgia totalmente aristocrtica por los valores de Y, adems. en cuanto se instala, produce la tirana 61. El
antao. Efectivamente, declara: La anarqua es el peor de Annimo no dice que el desorden es el mal natural de las demo-
los majes humanos: ya lo saban los hombres de antao 59 cracias; pero dice que puede ca usar su ruina : lo que demuestra
cuando, desde un principio. acostumbraban a los nios a obe~ efectivamente que establece ya un vnculo entre desorden y
decer y a hacer lo que se les ordenaba para que, cuando fueran democracia.
hombr.es, no se encc;mtraran d~samparados yon un cambio Parece ser. pues, que, poco a poco, y de forma siempre
demasIado grande , La anarqUla est, pues, vinculada con tmida, ese peligro de las democracias empieza a penetrar en
cierta forma de sociedad, presentada como novedad, y la el pensamiento poltico.
nostalgia del pasado recuerda a la qu e expresar Iscrates Si nos hubieran llegado ms textos es probable que encon-
acerca de la antigua democracia: Se ocupaban de todos los trramos alguno en el que se formulara ese diagnstico con
ciudadanos. pero sobre todo de la juventud ... 60. El acerca. mayor claridad: en el estado actual de nuestros conocimientos
miento de las dos nostalgias en uno y otro texto revela la son pocos y alusivos. Pero no es imposible imaginar las ra
existencia latente de una orientacin poltica. zones de ese silencio.
La primera puede deberse al papel desempeado por las
57. Tucdldes. VID, 1. 3.
dos influencias que haban facilitado y agravado la crisis:
58. Tucldldes. VIII. 53, 1. parecen brindar una expUcacin suficiente sin im~ucar 1-
59. Se trata del fragmento 61 (21 Gemet). La expresin griega rr.pu8 t.1' rgimen. Se podia incriminar a la guerra que. efectiva eq},e P
no Implica en absoluto un pasado lejano. Para lo dems se puede observar que
las dos frmulas de Antifn y de Srocles. en Anfgona. son casi Idnticas'
;/<'--
a..vIlPx..illr; t pEleol' O~K luT11' KClICI' - aI'IlPX;Ilr; 6' ob6h KaKlo~ 1,0
~( ~
:nOpwrr.o lr;. 61. 631. 17.
flO. AreopagflJca. 43. 62. Sobre esta Idea ver ms abaJO. pp. 153 Y ss.
120 Jacqueline de Romilly los fundamentos de la democracia 121
baba desempeado su papel. Se poda incriminar a los sofistas niense: Si expresas una opinin y el Demos opina de distinta
que, a su vez, haban desempeado el suyo. lncluso se poda .
forma que t, te apresuras a ceder y a decir como l .
M
juzgar que la guerra haba contribuido al xito de sus ense- Hay aqu una distincin que se olvida con harta frecuencia
anzas. No baba, por tanto, necesidad de incriminar a la - lo que trae consigo el desarrollo de muchos falsos problemas.
democracia; y era natural esperar que, una vez que se como el de la orientacin poltica de los sofistas-. Una vez
hubiera pasado la crisis y se hubiera restablecido el rgimen, restablecida esta distincin, todo se aclara. El rgimen popular
se conocera un orden mejor. puede ser causa de desrdenes, sin que la clase popular tome
Pero otra razn contri bufa a ocultar el vnculo entre parte directamente en ello. Ese rgimen derriba las barreras
desorden y democracia. Ese vnculo es. en efecto, ms sutil y emancipa a los individuos: al abrir la puerta a las competi-
de lo que parece a primera vista; y poda pasarles desaperci- ciones, fomenta las ambiciones. De ab nacen los desrdenes
bidos a los hombres de entonces sobre todo porque para ellos y la mala conducta, de la que luego el pueblo se queja cuando
la palabra demos designaba al mismo tiempo al pueblo y se da en los jefes, sin darse cuenta de que su propia soberana
al rgimen en el que ese pueblo ejerce la soberana. Ahora los suscita y alimenta.
bien, la anarqua se puede relacionar con la estructura del As se explica que la relacin entre la democracia y el des-
rgimen sin por ello deberse al pueblo. orden tardara en ser formulada de forma clara. De hecho, la
idea no adquir cierta consistencia hasta el siglo IV. cuando
se vio que despus de la guerra, cuando la crisis ya haba
G) LA ANARQUlA DEMOCRATICA y EL PUEBLO pasado. los desrdenes continuaban. afectando incluso a
formas nuevas. Los testimonios del siglo IV conftrman sobra-
La anarqua proceda. de hecho, de clases muy distintas. damente la realidad de ese desorden y la importancia de esa
Los alumnos de los sofistas eran, por definicin, personas crisis de conciencia.
ricas. La ambicin le estaba naturalmente prohibida a las
clases modestas. Los culpables de desrdenes no eran. pues.
los hombres del pueblo. sino aquellos que se beneficiaban del 2. EL DESORDEN EN EL SIGLO rv
rgimen. a saber. los demagogos.
Los demagogos no eran el pueblo)); y. sin embargo, cons- Ya en los albores del siglo IV encontramos el desorden
tituan un mal democrtico. Solan ser ricos. instruidos. moral: fue sin duda una decepcin para mucbos.
ambiciosos. Pero slo podan satisfacer esa ambicin gracias Pareci que la democracia restaurada parta con buen pie.
al rgimen popular, ganndose a la masa 6 1 Incluso el Los acuerdos de conciliacin haban sido inspirados por un
Calicles del Gorgias. que habla tan elocuentemente contra la autntico arrebato de civismo. Se tenda a la moderacin.
ley y se muestra tan convencido de su propia superiOridad, Pero no tardaron en renacer las crticas. as como los esc nda-
es, nos dice Scrates. acrrimo partidario del Demos ate- los. Platn. en la carta vn, cuenta qu amarga sorpresa supuso
para l la condena de Scrates por parte de la nueva democra-
cia. Fue el golpe de gracia. que termin de apartarle de la
poltica: Al ver aquello y al ver a los hombres que llevaban la
63. Las ciudades del imperio ateniense tenlan conciencia de ello cuando
juzgaban que esos que se llamaban las gente de bien eran los proveedores y
Jos Instigadores de esas malas medidas que tomaba el pueblo y de las que ellos
ordinariamente sacaban beneficios (Tucldldes. VIII. 48. 6). 64. Carillas. 481 e.
122 Jacqueline d. Romilly los fundamentos de la democracia 123
poltica. c~anto m s consideraba las leyes y las costumbres. atacado en otro discurso, no es a este respecto ms que un
cuanto mas tambin avanzaba en edad. tanto ms dificil me caso limite -al parecer estaba co mprobado que se acostaba
pareci administrar bien los asuntos del Estado 65. Y aade: con su hermana y, segn la frmula de Racine. una el
La legislacin y la moralidad esta ban hasta tal punto co- incesto al adulterio. ultrajaba sin dudar a los dems y tena
rrompidas que yo. en un principio Uena de ardor para trabajar los defectos de su padre, sin tener sus cualidades: el cuadro
por el bien pblico, al considerar esa situacin y ver cmo de los excesos de la familia 68, aun suponindolo exagerado.
todo iba a la deriva , termin por quedar aturdido ... resulta de lo ms elocuente.
Tan mal iban las cosas? Si consultamos el testimonio que Y todava si eso se limitara a algunos criminales ! Pero se
aportan los oradores sobre la vida diaria. comprobamos que trasluce claramente en la obra de Lisias un relajamiento de
la anarqu a y el desorden bacen su aparicin desde los pri- toda autoridad. El Simn, al que hace referencia el discurso m,
meros aos, traducindose a partir de entonces en males tenia , al parecer. una extraa form a de obedecer a la discipUn a
menos visibles. pero ms graves. En erecto, el desprecio de las militar: llega despus del combate. arremete contra el jefe
leyes no se refleja en tonces por infracciones audaces. sino del que depende IY le golpea I Por esa conducta escandalosa,
por una tendencia general a no aplicarlas; y ese desprecio no se limitan a expulsarle del ejrcito.
procede ya de unos cuantos individuos sin escrpulos. sino El joven Alcibades, por su parte. ha decidido combatir en
d~ la propia poltica del pueblo. Ese agravamiento en profun- la caballera, cuando pertenece a la infantera. Nada le auto-
didad aparece claramente si se eligen como testigos a dos riza a hacerlo. Pero parece que no es el nico que se comporta
oradores. ambos ardientes partidarias de la democracia. cuyas de ese modo: el abogado de un discurso de Usias se vanagloria
carreras se suceden con pocos aos de diferencia. de no haber actuado as y de haber demostrado. por el contra-
rio, loables escrpulos: ~( Otros se pasaban a la ca ballera sin
Al TESTIMONIO DE LI SIAS
haber pasado el examen, ilegalmente: yo ... ))69
En el terreno civil encontramos la misma impresi n de
El amable Lisias. como es de suponer, no pretenda en indiferencia por las reglas. No importa que los acusados sean
modo alguno procesar a la democracia. a la que admiraba. ni o no culpables de aquello que se les acusa: el hecho de qu e
a las costumbres contemporneas, cuyo anlisis Iba ms all esas acusaciones haya n podido parecer verosmiles resu lta
de sus ambiciones : y. sin embargo, qu extrao cuadro nos ya de por s revelador. Por ejemplo, en el discurso VI se acusa
ofrece I Bandas de jvenes borrachos, peleas. golpes. raptos ... a Andcid es. varios aos despu s de su regreso del exilio, de
En el discurso Contra Simn esos actos se desencadenan en tomar parte en ceremonias de las que tendra que verse
torno a un joven bien parecido: en el discurso Sobre una excluido: a Teomn estos se le acusa en los discursos X y XI
acusacin por lesiones, en torno a una cortesana. se violentan de haber hablad o ante el pueblo cu ando se encontraba en
puertas, se pega a la gente 66; Y todo ello parece bastante entredicho lega l: l no se comprobaba nada ? Todo se desarro~
natural: Tiene un carcter tan retorcido que no le da ver- liaba de cualquier manera? Con el gento de las asambleas, el
genza llamar lesiones a unas Simples magulladuras en la control deba resultar dificil. En cualquier caso. algunos se
cara. protesta el abogado defensor 6 7 El Joven Alcibades,
65. Carta VII, 325 c. 68. Ver. respectivamente, XlV. 29 Y 41-42 . La atribucin del discurso a
66. Ill. 6 Y 7. Usias ha sido discutida.
67. IV. 9. 69. XVI (Pro ManWtQs). 13 .
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124 Jlcqueline de Romilly los fundamentos de la democracia 125
inquietaban: y el autor de Contra Alcibades 70 se encuentra la cuenta de Midlas numerosas ofensas a los derechos ms
entre ellos: tras demostrar la poneria del joven y su desprecio elementales del joven corega: intentos de corrupcin del
por las leyes 7l , explica cmo se extienden semejantes costum- jurado y para pervertir al director del coro, violacin del
bres: Se deca que la ciudad era impotente para castigar a los domicilio del orfebre que trabajaba en las coronas de los
delincuentes. Y de pronto. indignndose contra la idea de que coros. intento de estropear su trabaja: con sus gritos y sus
se tuviera de ese modo 41posibilidad de hacer todo lo que se amenazas. asediando a los jueces cuando iban a prestar jura-
quiere - frmula que recuerda mucho la del Ayax de mento. obstruyendo los accesos al escenario. clavando las
Sfocles-, hace un ruego: Pensadlo bien, si cada uno puede puertas - l. un simple particular, para cerrar un paso
hacer lo que se le viene en gana, de nada sirve que haya pblico 1-. no ces de causarme ms perjuicios de lo que
leyes. que os reunis en asambleas y que se elijan estrategas 1 12 podra decir 73.
El desprecio de las leyes hace que la anarqua sustituya a la Remontndose ms lejos tambin se observa que. desde el
democracia. principia, Midias no respetaba ni las reglas o veredictos del
De todas formas se trata casi siempre. en la obra de Usias. pueblo ni al prjimo: sus disputas con Demstenes evocan
de juicios privados, compuestos para cUentes que no se los peores desrdenes. Midias jams pag la multa a que se
insertan en los grandes debates de la poltica ateniense. Por le conden por su mal proceder hacia Demstenes, con
eso quiz la amplitud del mal no se descubra realmente hasta ocasin del juicio de ste contra sus tutores. quince aos antes
llegar a Demstenes. de la bofetada. Por el contrario. se veng en el rbitro, autor
de la sentencia: Convenci al magistrado de que procediera
a la votacin, contrariamente a todas las leyes. sin nombrar
B) DEMOSTENES O LA LEY BURLADA al menor testigo. acusando a Estratn sin que estuviera pre-
sente. sin pblico alguno. hizo condenar al rbitro con la
Se encuentra en Demstenes. en primer lugar. la confirma- exclusin y la indignidad cvica 74. Midias ll ega incluso a
cin. para una poca posterior. de los desrdenes que reinaban hacer acusar a Demstenes de crimen o de complicidad de
en la vida cotidiana de los ciudadanos. Ya son caractersticos crimen. Si se da crdito a lo que declara Demstenes. este
los que l mismo experimenta. Son conocidos sus altercados proceder le seria familiar, junto con otros: Ha cometido
con sus tutores. que le haban expoliado. Tambin es conocido tantas injusticias hacia tantos de vosotros -e injusticias tan
el clebre asunto del Contra Midias. un hombre rico que haba graves- que corro el riesgo de que me digan: A ver, te ha
abofeteado a Demstenes. a la sazn corega. es decir. encargado maltratado ms Que a cua lquier otro. para que te muestres
de una funcin pblica ms o menos religiosa. Pero este mismo tan indignado ? Para corroborar sus declaraciones, Dems-
incidente no es ms que la continuacin de una larga serie tenes manda leer todo un memorndum de las injusticias
de ofensas. de violencias y de pleitos: la famosa bofetada est de Midias. Memorndum completo? Ilmposlble I Muchos se
lejos de ser un hecho ai slado. En efecto. conviene aadir en asombrarn. dice, al no orle hablar de ciertas cosas que
saben. Aun teniendo en cuenta la ampliacin retrica.
este personaje deba tener la conciencia bien cargada. Es.
70. Admitimos que el autor es Uslas, pero la autenticidad del discurso
se ha puesto en duda (ver nota 68).
71. Ver 9: tUlV vopon ODK rppVtlaev, 73. Contra MUllas. 17.
72. Para mejor situar este miembro de la rrase dentro de la serie rectili- 74. Contra Mldlas, 87: las citas siguientes estn tomadas de los 129
camas. en la rorma . la traducdn de la Col/ecllon des UnlW!rslUs de Franc/!. Y 137.
126 Jacqueline de Romilly los fundamentos da la democracia 127
pues. comprensible que Demstenes haga un llamamiento a faltas eran mltiples con respecto a la ley. Sus costumbres
la unin de todos y a la salvaguardia de las leyes contra tales haban sido Infames. Su padre se baba evadido de la prsi,n
individuos. Las leyes por s solas pueden garantizar la seguri- en donde ingres por deudas al fisco. y su hijo no habla
dad de las personas y de los bienes. Ningn alegato en favor pagado la deuda. Por ltimo. cuando Androcio se puso a
de la leyes ms elocuente que el de Contra Midias. Ninguno recaudar impuestos, la forma en que lo Wzo implicaba ~os
muestra mejor cmo la salvacin de la democracia pasa por mismos abusos: en lugar de obtener ese resultado por VI as
el respeto del orden. Pero conviene comprobar que este normales. lo obtuvo hacindose confiar una autoridad ilegal.
vibrante elogio nace de UD temor verdadero ante el reino de que utiliz con cinismo. saqueando y aterroriza?do a los
lo arbitrario y ante la acumulacin de toda clase de abusos. ciudadanos: ((Androcio no podr negar Que semejante con-
Hay que leer esta clebre pgina desde este punto de vista: ducta es odiosa. y contraria a todas las leyes))76.
~Adems. si queris considerar los hechos por s mismos e Ms all de los ataques personales. ms o menos exage-
indagar lo que les da a los jueces que se siguen un poder rados. y ms all de las personalidades de Midias y ~e
soberano sobre todas las cosas de la ciudad - bien sean Androcio. se aborda aqu un mal verdadero de la democra cia
doscientos. o mil o cualquier otra cifra fijada por la ley- o ya griega: aparentemente las condenas no sierr,tpre te~an .efecto.
veris que no es porque estn. solos entre los ciudadanos. El ejemplo ms estrepitoso es el del hornble Anstoglt~. a
agrupados en batallones. ni porque estn en mejores con- quien Demstenes atacara ms tarde. Era otro triste senor.
diciones fisicas. o sean los ms jvenes en edad, sino porque cuyo padre haba sido condenado a m~erte y cuya, madre
las leyes son fuertes. Ahora bien. en qu consiste esta fuerza parece haber sido una esclava". El rrusmo se habl8 visto
de las leyes ( Quiere decir que vendrn en ayuda de aquel de condenado a pagar una multa de cinco talentos. y despus
entre nosotros que, vctima de una Injusticia. pida ayuda a otra de mil dracmas. Al no pagar estas dos cantidades, tuvo
gritos ( No, son slo un texto escrito. incapaz de poseer tal una multa dos veces mayor. Por ser deudor del fisco. Aristo-
poder. Entonces. qu es lo que hace su fuerza ( Vosotros gitn perda sus derechos cvicos. lntenta entonces un gesto
mismos, a condicin de fortalecerlas y de poner. en todo de buena voluntad. despus vuelve a recuperar su _actividad
momento. su poder soberano al servicio del hombre que las de acusador. Le dejan actuar durante un par de .anos hasta
reclama: as es como hacis la fuerza de las leyes. de igual que por fin Ucurgo le entabla un proceso. En el primer Contra
modo que stas hacen vuestra fuerza. As. pues, hay que Aristogitn (que parece ser de Demstenes) se ve que esta
ayudarlas. como se asistira uno a sI mismo si se viese ofen- situacin irregular no era nada excepcional: parece ser que
dido; hay que considerar que faltar a la ley atae a la comu- muchos vivan de esta forma. en completa ilegalidad: ~H~n
nidad, sea cual sea el hombre que est acusado de ello 75 . hecho acopio de osada. de gritos. de imposturas. de chantaje.
Cualquiera que fuera el horror que inspiraran las ofensas de cinismo ( ...). Y. con estos medios deshonestos. triunfan de
del tipo de las de Midias, hay que admitir que el dao DO se cuanto ha ce la gloria del Estado: leyes. proedros. rdenes. del
limitaba a las simples afrentas personales. Alcanzaba a la da, orden establecido)}18. Estos deudores del tesoro. teri ca-
vida pblica y a la gestin de la ciudad. mente privados de sus derechos cvicos. eran muy numerosos;
E! primer alegato poltiCO de Demstenes, el Contra Androcio. pues. segn el orador. a la menor alusin contra Aristogitn.
acusa a un hombre que. segn el orador. no solamente era el
autor de un decreto ilegal impugnado en el proceso: sus
76. Contra Androcio. 59.
77. Co ntra Ar/stog/tn. I. 65.
75. Co ntra M/d/as. 223-225. 78. Contra Arulogitn. l. 9: la cita sIguIente est. tomada del 91.
128 Jacquel ine de Rom illy los fundamentos de la democracia 129
alguien hubiera replicado en seguida: Pues qu! Fulano Por consiguiente, la tradicional benevolencia de Atenas, esta
no es deudor 7)), diciendo cada vez el nombre de algn enemigo tolerancia que ya exaltaba Pericles 82. Y que se vuelve a
personal. Para que se haya podido usar con tanta facilidad encontrar tras l en diferentes elogios de Atenas, procede
este argumento. las situaciones ilegales debieron haber sido menos del carcter de los atenienses que de su rgimen 83.
algo corriente. Ahora bien. esta suavidad tiene sus bellezas, pero tambin
Es la razn por la cual la reaccin apasionada de Dems- tiene sus peligros: Demstenes lo recordar a lo largo de su
tenes consiste. una vez ms. en defender las leyes: el primer carrera, bien sea tratndose de poltica exterior 84 o de la vid a
discurso Contra Aristogitn es, junto con el discurso Contra de la ciudad 85. Es uno de los aspectos del espritu de libertad
Midias, el texto ms famoso en honor a la legalidad. A este que caracteriza a la democracia, y Demstenes conoce el
respecto es elocuente: Las leyes quieren lo justo, lo bello. lo precio; pero reconoce sus excesos en el hecho de que los
til.,,79 . Como en el discurso Contra Midias, la relacin condenados rara vez purgaban su pena,
entre las leyes y las instituciones democrticas se recuerda
tambin con flI'meza: En efecto, si uno de vosotros quiere
examinar la razn por la cual se rene el Consejo. por la que C) PROCESOS Y PROCEDIMIENTOS
el pueblo sube a la Asamblea. por la que los tribunales se
constituyen en pleno, por la que los magistrados salientes As pues, las leyes se encontraban doblemente burladas:
ceden de buen grado el lugar a los nuevos y por la que se se violaban impunemente y sus condenas quedaban a tRenudo
lleva a cabo cuanto permite la administracin y la salva- sin efecto. Pero tambin se distingue en la obra de Demstenes
guarda del Estado, ver que la causa de todo esto son las leyes una tercera clase de anarqua, que se relaciona ms estrecha-
y el hecho de que todo el mundo las obedezca: pues si las mente con las rnlsmas instituciones: stas parecen haber
leyes son abotidas y si cada uno tiene la pOSibilidad de hacer encubierto unas toxinas apropiadas para paralizarlas.
lo que le place 8o , no slo desaparece la constitucin, sino que La naturaleza misma de los alegatos da prueba de ello, por
nuestra vida misma no se diferenciar en absoluto de la de las la luz que arrojan sobre la vida judicial de la Atenas del
fieras salvajes . siglo IV. Dos clases de pleitos se daban mucho. Se haban
Sin embargo, la democracia, que depende de la observancia inventado ambos con el deseo de preservar la legalidad y el
de las leyes, es en cierto modo responsable del desprecio en inters nacional: ambos entraan cierta forma de anarqua.
que se las tiene, ya que su principio mismo inclina a la indul- que contribuan a favorecer.
gencia. Demstenes lo recuerda en el Contra Androcio y en el
Contra Tim6crates: Buscad, os lo ruego, por qu razn gusta
ms vivir en una democracia que en una ollgarqula: la 82. Tuddides, n, 37, 2.
primera que os vendr a la mente es que, desde todos los 83. Ver Is6crates. ArtopagftJca. lO. que dice que la democracia lleva el
nombre ms abierto y ms dulce .
puntos de vista. en una democracia hay ms suavidad8).
84. Ver QuerSontso, 33: Embajada, 35.
85. En algunos prrafos esta _dulzura se opone a la dureza de las rela-
79. Sobre este elogio ver nuestro libro La 101 dans /a penstt grtcqut ... ciones reales (Sobrt los Mtga/opa/ILanos, 16; Stgunda Flliplca, 1: Sobre la co-
pp. 162 Y ss. La frase aquf citada se encuentra en el 16. rona, 231: Contra MidJas, 57: Embajada. 39. 95. 220. 315, etc.). En otros lugares
80. Modlflcamos una palabra en la traduccin de G. Mathleu, para que se denuncian claramente sus peUgros: Con/ra Mldias. 184: Confra Tlmcra-
se reconozca la frmula de SMoc:les y de Uslas (t~ovaiol' o
TI {JOV).tfoll US, 51 .69, 170, 175, 190, 192, 193, 218: Contra A.rfslcrates. 156: Emba-
lfoUlh). La dta est tomada del 20. Jada, 104. Por ltimo, como Platn. Demstenes desea una combinacin dr
81. Contra Tfm6cratts, 163: ver Contra A.ndroclo. 51. dulzura y de firmeza (Sobrt la organizacin /lnnnclera. 17: Quersoneso. 33).
Los fundamentos de la democracia 131
130 Jacqueline de Romilly
El asunto del Contra Androcio comienza con la propuesta
El primero es la acusacin de ilegalidad. Cualquiera poda de ofrecer una corona al Consejo: se acepta esa propuesta,
entablar una accin contra el autor de un decreto o de una pero d~s ci.udadanos. Eu~temn y Diodoro. para perjudicar a
ley. antes de adoptarla y hasta a veces despus. La medida. Androclo. Incoan un pleito por ilegalidad, Despus. aprove-
que deba aportar al pueblo una oportunidad de evita.r los chando otra oportunidad. proponen un decreto relativo a las
errores o de corregirlos, tena. naturalmente, un efecto capturas efectuadas en la mar: los amigos de Androcio
suspensivo. Ahora bien. es considerable el nmero de estas acusan al d~creto de ilegal y hacen que Timcrates proponga
acciones ilegales. y se ven dos explicaciones: o la democracia un.a ley destmada a proteger a Androcio; a su vez. esta leyes
se dejaba efectivamente llevar a admitir sin precaucin unos objeto de una denuncia por ilegalidad. Este ddalo judicial
textos contradictorios. minando de esta forma la legalidad provoca un desorden tan grave como las lentitudes que
en su comienzo. o esa acusacin. enarbolada sin una buena deri van de l.
razn, revela una tendencia demasiado frecuente a paralizar Tambin podan mediar procesos de orden privado: la
la accin legislativa. Los alegatos Contra Androcio, Contra estrecha comunicacin que exista entonces entre las fun-
Arslcrates. Contra Timcrates. y hasta el discurso Sobre la ciones deliberadoras y las funciones judiciales. ambas ejercidas
coronll. se escribieron con motivo de asuntos ilegales 86. por el pueblo. los reuna. dando a los juicios de asunt.os
Bl procedimiento de la eisaggelia era una especie de acusa- privados el mismo alcance que un voto poltico. La prueba
cin de alta traicin. que permita a cualquiera demandar. de ello est en el asunto de la embajada: Demstenes y Ti-
ante el Consejo o ante el pueblo. a toda persona que actuase marco, cuando rindi cuentas Esquines. le acusan de mal-
contra la democracia o contra el Estado. En el siglo IV eran. versaciones en su embajada. Esquines se defiende acusando a
pues. numerossimas estas acciones judiciales. Si el alegato Timarco de haber perdido su derecho de palabra a causa de
Sobre la Emba;ada es slo. desde el punto de vista legal. un sus malas costumbres y de su prodigalidad. Esos ataques
proceso para rendir cuentas. se hizo posible nicamente por p~recen. tener una justificacin; pero, desde hace quince
la eisaggelia entablada por Hiprides contra Flcrates. el anos. Tlm arco hablaba sin encontrar oposicin ni atraerse
autor de la paz incriminada. Se sabe que tambin Demstenes dificultades. Sea como fuere. se abandon la acusacin de
haba tenido que hacer frente a una acusacin parecida. al D~mstenes. hasta el da en que Hiprides acus al jefe
igual que su abuelo 8 7 . Evidentemente. o bien los estadistas miS m? de la embajada: ste abandon Atenas. lo que
atenienses traicionaban muy a menudo el orden republicano. parecla ser una aprobacin. Entonces se volvi a la pri-
o bien ese tipo de acusacin. enarbolado sin una razn pode- mera acusacin. As pues, existen tres procesos en uno solo.
rosa. ofreca un medio fcil de paralizar su accin. ~on .todas las dilaciones y todas las incertidumbres que eso
A veces se ve. en la obra de Demstenes. que un asunto Imphca.
vuelve a surgir en una serie interminable de procesos y Ya insisti adems Esquines. con relacin a este triple
contra procesos. ~r~ceso. en la confusin creada. aun en el seno de un proceso
~OIcO. por esa costumbre de responder a las acusaciones
86. M. 1. Pinley ( Dtmocracy Qnclent Qnd moderno p. 27 ) demuestra que era a!enas con otras acusaciones: confronta los juicios estable-
una medida contraria a nuestra nocin de Inmunidad parlamentaria : el autor Cidos en. esta atmsfera confusa con la estabilidad. con la
de la ley sigue siendo responsable. Incluso despus del voto de la asamblea.
Para ms detalles. ver H. J. Wolrr. Normenkontrolle und Gesetzbegrlff In der prudenCia de las leyes: En las asambleas y en los tribunales.
attischen DemotraUe ... Sltzb. Htldt./berg . Alead. (Pbll.-Hlst. KI.. 2. 1970). Sobre po~ el. contrari? os alejis a menudo del tema por medio de
los Inconvenientes ver 'P . Clocht. Rt.v. El. arte . xxxvrn. 1936. pp. 400-41 2. ..rtlficlOS y de Imposturas. y dejis que se introduzca en los
87. Demstenes. Sobre la corona. 249: Bsqulno m, 17 1.
Jacquelina de Romilly los fundamentos de la democracia 133
132
procesos el ms grave de los abusos: permits al acusado que ni del Consejo ni del pueblo prevalecer contra una
responda a sus acusadores con nuevas acusacione~. De esta ley 88.
forma. apartados de la defensa que el acusado debla pr~se~ Sin embargo, era el mismo pueblo soberano quien esta-
taras. y con el pensamiento puesto en otros temas. ~lvldis bleca leyes y decretos. De igual modo. como el procedimiento
la acusacin y sals del tribunal sin haber castigado a ninguno para votar los decretos era ms sencillo, la tentacin de
de los pleiteantes Mientras tanto, las leyes se disgregan, la
o recurrir a l era mayor. Demstenes se queja de ello insisten-
democracia se derrumba y el abuso gana terreno (Contra temente: Desde el da en que ciertos hombres polticos.
Timareo. 178-179). abusando. me han dicho. de su influencia. se atribuyeron el
Ya no se trata de crisis moral. sino de UD mal meramente derecho de legislar sin mirar ni los tiempos ni las formas. la
poltico: se ve bastante claro por qu medios p:rrad6j~cos, cantidad de leyes contradictorias es tal qu e elegs comisiones
pero comprensibles. pudo desarrollarse. Estas aCCIOnes Iban encargadas de seleccionarlas. Esta situacin dura desde hace
encaminadas a dar al pueblo un control efectivo sobre el mucho tiempo y ya apenas quedan probabidades de que
patriotismo y la honradez de los oradores. Se q.uiso prever acabe pronto. Ya no existe diferencia entre decretos y
todo, se quiso dar la posibilidad de que intervimesen to~os, leyes 89: las leyes. de conformidad con las cuales hay que
de que nlngn abuso pasase desapercibido. Pero la~ .medidas redactar los decretos, son ms recientes que los mismos
que se tomaron a este respecto podan estar al serVlClO de los decretos)) 90. El veredicto est pues. claro: los decretos ocupan
odios privados: entonces se convertan en Simples medi~s el lugar de las leyes y. recprocamente. las leyes no cesan de
de obstruccin; Y el deseo de quererlo controlar todo termt- cambiar. hacindose pronto ms inestables todavia que los
naba por impedirlo todo. decretos.
La obra de Demstenes da fe, hasta desde el exterior. de la El asunto del Contra Tim6crates explica claramente este
existencia, en el siglo IV. de una forma de anarqua mucho ltimo desarrollo. Una larga serie de personas haba sido
ms sutil que la que se conoci en el siglo ant.eri~r. ~uesto condenada por el pueblo a prisin como estaba previsto para
que queda aqu de manifiesto a travs de l,as mstItuclO~~s. ciertos deudores del tesoro: la ley de Timcrates propone
Pero el texto del orador permite ver ms aUD la progreslOD abolir esta medida, tanto para el futuro como para el pasado.
del mal. Se ve en l cmo el desprecio a las leyes afecta, ,en Sera entonces una ley que se promulgara despus de los
definitiva. hasta al mismo derecho legislativo. en la medIda decretos y que los anulara? Demstenes advierte el peligro:
en que el pueblo gobierna cada vez ms a fuerza de decretos, ~Nuestra ciudad. jueces. se halla gobernada por leyes y por
y en la media en que stos van ganando terreno a las leyes.
sin estar rodeados de las mismas garantas. 88. Sobre los Misterios. 87. Ver Hiprides. Contra Atengenes. 22. y nuestro
llbro sobre La 101.. .. p. 269.
89, Ver asimismo Contra TJmCratU. JO; _No ignoraba que en virtud de
otra ley ningn decreto. aunque fuera legal. puede prevalecer contra una ley;
D) LEYES Y DECRE'I'OS y, a pesar de ello. ha propuesto y hecho pasar una ley segn un decreto, cuyo
contenido en sI. y no lo Ignoraba, era tlegal. Ver tambin Contra Arist6cra-
Id. 86.
Los atenienses se haban percatado muy pronto de este 90, Contra Ltptino. 91-92. RecUficamos aquf la traduccin de la palabra
peligro: un texto de ley. citado por Andcides a principios \l8tDtepOl, traducido. t'!n la Colleetlon des Un/versltis de Pranet. por mAs
considerados. El texto y su signlllcado se han discutido mucbo. La expresin
del siglo IV y que se supone se remonta hasta Sol6n, ya del Contra TfmOCralts. 152 (ve!' pgina siguiente). conOrma que no es necesaria
establece la diferencia: Ningn decreto -dice este texto - ninguna correccin.
134 Jacqullline de Romilly Los fundamentos d. la democracia 135
decretos. Si alguien llega a destruir con una ley nueva la 3. EL DESORDEN Y LOS FILOSOFOS
decisin de un tribunal. dnde nos vamos a parar? Es justo
llamar una ley a esto ? No es ms bien un desafio a las leyes El anlisis de la relacin entre anarqua y democracia no
( anomia) ?JIt'l, ha sido siempre. sin embargo. tan discreto y alusivo: tuvo su
La anomia se introdujo en la raz misma de la legalidad, esplendor. en reflexin sistemtica. con los tericos del
desvirtuando su pureza -lo que podra constituir la anarqua siglo IV -los mismos que ya condenaban la incompetencia
ms perniciosa de todas. popular: Platn. {scrates. Aristteles- . Tambin aqu se
Sea como fuere. estos alegatos de Lisias y de Demstenes, muestran con una severidad sin igual. Despus de la reaccin
con sus diferentes quejas contra todas las formas de la anar- apasionada de Platn. los veredictos de los otros dos dan paso
qua. moral o institucional. dan la clara impresin de una a los remedios. Tambin varan los puntos de vista, y estos
democracia que se arruina en vanas querellas. mientras se tericos parecen haberse repartido casi la tarea en funcin
va fortaleciendo el enemigo. de las dos formas que tom la anarqua en el Siglo v y poste-
La anarqua es siempre peligrosa en democracia, porque riormente en el suyo: Platn e Iscrates son sobre todo sen.
la leyes, en definitiva, la nica garanta de la igualdad de sibies a la crisis moral. en tanto que Aristteles se aferra ms
derechos: todos estn de acuerdo en este punto 92: pero es bien a las desviaciones de orden poltico cuya gravedad
ms peligrosa an frente a un adversario que no padece los escondida queda revelada en el siglo IV.
mismos males. Por ello conviene recordar la descripcin,
hecha por Demstenes, de la superioridad de Fillpo de Mace-
A) LA SEVERIDAD DE PLATON
donia: En primer lugar mandaba l solo. amo absoluto.
sobre los que le seguan (que es lo ms importante para De todos ellos. Platn es el ms severo: no se puede ir ms
acaudillar la guerra): en segundo termino. esas gentes all de lo que hizo en el libro vrn de la Repblica: su descrip-
siempre tenan un arma en la mano; despus. tena dinero en cin de la anarqua democrtica es tan brillante que se citan
abundancia y haca lo que quera. sin anunciarlo en decretos. fcilmente los trminos de todas las pocas de desorden. Esta
sin deliberar pblicamente. sin ser llevado ante la justicia por descripcin es irnica. brillante y cruel. Cuando se Uega a ella
los sicofantes. sin incurrir en acusaciones de ilegalidad. sin despus de una larga serie de testimonios parciales y Crag-
tener que dar cuentas a nadie. siendo dueo absoluto. jefe. mentarios. se da uno cuenta de que estn recogidos dndoles
soberano de todo. Y yo que haba tomado partido contra l ms fuerza y combinados en un verdadero sistema.
(es justo examinarlo). de qu era yo dueo ? De nada91. Reparte la crtica en dos tiempos, Platn ataca primero a
La mera descripcin de los hechos. cuando reviste la Corma la anarqua poltica. vinculada a los principios mismos del
que sabe darle Demstenes. es prueba tan Cehaciente como un rgimen: despus. denuncia el desorden moral que se deriva
an lisis eCectuado a Condo. de eUa y que. a fin de cuentas. causa la prdida de este rgimen.
este caso en el origen de todos los desrdenes: No es cierto aunque se sea capaz de eUo. ni a obedecer si no se desea. ni
que en un principio uno es libre en semejante Estado y que a hacer la guerra cuando los dems la hacen, ni a conservar
por doquier reina la libertad. La franqueza en el hablar, la la paz cuando los dems la conservan. si ya no se desea la
posibilidad 95 de hacer cunto se quiere ? -Al menos es lo paz: por otro lado. mandar y juzgar, si se tiene ese capricho.
que dicen 96. dice. -Pero por todas partes en que existe esta a pesar de que la ley prohiba toda magistratura o toda judi-
licencia. es evidente que cada uno puede hacerse su forma de catura, no son ya prcticas divinas y deleitosas en ese
vida particular. segn su propia fantasa. -Est claro 97. instante ? -En ese instante. s, quiz. dije 99.
La vida poltica se llena. pues, de divergencias individuales; Una de estas evocaciones recuerda a los Acarnienses de
segn lo que dice Platn. es a bigarrada, trmino que le bace Aristfanes, en donde un ciudadano frrmaba una paz para l
evocar una forma de belleza que puede seducir a seres super- solo. Otra recuerda al Teomnestos de Lisias o al Aristogitn
ficiales. como a mujeres y nios. atrados por el simple abiga- de Demstenes. Confrontando estos casos. tanto reales como
rramento. Pero no se trata ya de un rgimen: es ms bien una imaginarios. y presentndolos como hechos corrientes de
feria de regmenes. en donde cada uno encuentra un modelo democracia, Platn hace de la anarqua no ya un accidente.
a su gusto. sino una verdadera regla de vida para el rgimen democrtico.
El elogio irnico ya deja transparentarse una condena de El principio est claro: No est uno obligado a obedecer si
esta anarqua ligada, en su mismo principio, al ideal demo- uno no quiere. )
crtico. Asimismo, los temas tradicionales que sirven para A este principio de libertad, tan frecuentemente alabado
elogiar la democracia se vuelven contra eUa: no solamente la por los demcratas, se unan virtudes de tolerancia, caracte-
libertad, la franqueza en el hablar, el derecho a vivir a su rsticas del rgimen: no son casos nicos los textos del Contra
modo se convierten en fuentes de corrupcin: pero Platn Androcio o del Contra Tim6crates de Demstenes, que lo dicen
recoge hasta esta idea de modelo, que Tucdides utilizaba claramente 100. Este rasgo de la democracia se designa. en
para alabar al rgimen ateniense, que era un modelo ~ para general. con la palabra praotes, o suavidad: tambin hay
muchos 98; pOniendo la p.aLabra al plural. Platn sustituye veces que se le nombra suggnme o .:lndulgencla~; en el Contra
un ideal nico por la diversidad, un orden por un desorden. Androcio, Demstenes presenta las leyes y las tradiciones de
un bien del que se vanagloria uno por un vicio fundamental. Atenas como poseedoras de ~Ia piedad. la indulgencia, todos
Y. sin embargo. esto no es ms que un principio: la vida los sentimientos propios del hombre libre (57: suggnme).
descrita por Platn lleva la libertad hasta un grado que no Ahora bien, Platn no duda en citar estas dos palabras con
permitira, si se alcanzase. ninguna vida en sociedad: Pero cierto sentido irnico. Cada una de ellas encabeza un prrafo,
-conti nu- no verse obligado a mandar en este Estado. donde. fIngiendo alabar estas supuestas virtudes. demuestra
que terminan por tolerarlo todo: estas dos bellas noclones, a
su vez, se convierten en portadoras de anarqua.
95. La traduccin Chambry dice: la licencia. (tambin un poco ms ade-
lante): hemos rectificado para destacar mejor la semejanza con la frmula de S- La primera evoca los condenados a muerte o los condena-
focles. de Uslas y del Contra Arlstogltn (ver ms arriba pp. 103, 123 Y 128). dos al exilio que circulan tranquilamente por la ciudad, sin
96. La reserva est cargada de sentido: el hecho de llevar una vida Ubre que nadie d la impresin de verles 101 : casi resulta una
era uno de los grandes orgullos de la democracia ; pero ceder a sus deseos.
como se hace en la democracia, no es. a los ojos de Platn. un sintoma de
libertad. 99. Sobre la reserva ver ms arrtba. nota 96. La cita est tomada de 557 e.
97. 557 b. 100. Ver ms arriba. nota 85.
98 . 11. 37. 1. 101. Segn nuestra interpretacin de la rrase (cuyo detalle es dificil y
138 Jacqueline de Romilly los fundamentos de la democracia 139
caricatura el sentimiento producido por los oradores de que menes, aparecen las dificultades en el plano social y moral;
muchas condenas quedarn sin efecto: en los alegatos se y tenemos, en dos pginas y media, un resumen aterrador de los
trataba de simples deudores del tesoro, y no de faltas capitales; progresos de la anarqua 104,
y tomaban indebidamente la palabra, en lugar de convertirse La libertad se encuentra de nuevo en el origen de todas las
en fantasmas invisibles. cosas. ya que si se abusa de ella, toda obediencia se hace im-
En cuanto a la indulgencia o a la comprensin, ya no posible: Cuando un Estado democrtico. con una libertad
consiste en perdonar una falta determinada, sino en cerrar alterada, tiene a su frente a malos escanciadores. pierde toda
los ojos ante los principios morales que pueden haber formarlo mesura y se emborracha de libertad pura ; entonces, si los
los que escucha el pueblo. La exageracin hace que la crtica que gobiernan no son en extremo fluidos y no le dan una
sea ms mordaz. completa libertad, los hace acusar y los castiga como si fueran
En ambos casos, cuanto afianza la calidad de las decisiones criminales y oligarcas. -Es lo que hace en realidad. dice. -y si
polticas y su vigencia queda. pues. descartada por las mismas existen ciudadanos, continu. que se hallan sometidos a ma-
virtudes de que se vale la democracia. Por lo que Platn gistraturas. son objeto de burla y se les tacha de hombres
puede coronar su anlisis empleando la palabra anarqua}): serviles y sin carcter; pero los gobernantes que pasan por
(Es. como ves, un gobierno encantador 102, anrquico, abiga- gobernados y los gobernados que pasan por gobernantes son
rrado)). Despus, uniendo repentinamente la igualdad a la personas a quienes se alaba y se aprecia. lo mismo particular-
libertad. aade, para completarlo: ... y que concede cierta mente que en pblico. No es. pues, inevitable que en seme-
igualdad tanto a lo que es desigual como a lo que es igual103. jante Estado el espritu de libertad se extienda a todo?
Todos los principios democrticos quedan. pues, directamente -Cmo sucedera de otra forma?
ligados a estos diferentes abusos de que se quejaban los A este mal se aplica la palabra ( anarqua. Se encuentra
contem porneos como si se trataran de meros accidentes. en una reflexin que sirve de transicin. y hace pasar de la
desobediencia hacia los magistrados a la desobediencia en
general, diciendo que es inevitable que este espritu penetre
Cl PLA1'ON CON'I'RA LA ANARQUJA MORAL en el seno de las familias y que al fmalla anarqua se desarro-
lla hasta entre las bestias)).
Sin embargo. slo se trata aqu de la primera parte del A continuacin se da la lista completa, y ms que completa,
anlisis de Platn. Despus de esta reflexin sobre los princi- de todas las jerarquas que se derrumban. hasta con el con-
pios que rigen el rgimen democrtico, y despus de describir sentimiento de los que deberan mantenerlas.
el gnero de vida y el carcter que corresponden en el terreno ((Quiero decir que el padre se acostumbra a tratar de igual
individual. Platn vuelve a encontrar la democracia -para a su hijo que no tiene ni respeto ni temor hacia sus padres,
mostrar cmo se pierde-o Al igual que para los dems reg- porque quiere ser libre 105 , que el meteco se convierte en
igual del ciudadano, el ciudadano del meteco y con el
controvertido). la Irona llega tan lejos que la mansedumbre aqu seria la de extranjero su cede lo mismo.
los condenados que 00 le guardan rencor a la ciudad por haberles condenado.
Pero ese aspecto de la interpretacin permanece hipottico. ] 04. 562 e-563 a.
102. La Idea de "placer.. , evocada por la palabra griega. ya estaba presente 105. En este .. temor,. y en este "respeto reconocemos los sentimientos
en el prrafo relativo a la ausencia de coaccin: entra evidentemente. seg(m ,1 los que Esquilo. en las Eumnldes. concedia tanta importancia. En cuanto a la
Platn, en las razones de condenar los propios fines del rgimen. proposicin que Indica el fin. la presencia de la partcula ~" le da un valor
103. 558 c. Sobre esta Idea ver ms arriba, pp. 66-70. irnico, al poner la idea en cierto modo entrecomillada.
-As es como suceden las cosas, dijo. a burlarse de las leyes escritas y no escritas. con el fin de no
-A estos abusos -continu- aade adems los pequeos tener amo alguno 109.
defectos siguientes. En semejante Estado. el maestro teme y -Lo tengo olvidado por sabido -dijo.
halaga a sus alumnos. y los alumnos se burlan de sus maestros, La mordaz inspiracin de esta descripcin ha dado al texto
as como de sus gobernantes. En general. los jvenes van a de la Repblica justa fama en todas las pocas. Traduce una
la par con los viejos y luchan con eUos de palabra y con violenta irritacin. pero tambin expresa un pensamiento al
acciones. Los viejos. por su parte. para complacer a los que Platn ha permanecido fiel. Un breve resumen de las
jvenes. gastan pcaras bromas y los imitan, para no dar la Leyes recoge. muchos aos ms tarde. la misma idea de un
impresin de estar tristes ni de ser unos dspotas 10(;. progreso irresistible de la anarqua. la cual. teniendo su origen
-As es exactamente. dijo. en la libertad. se extiende pronto a todos los terrenos. La
- Pero, amigo mo -continu-, el ltimo exceso alcanzado nica diferencia es que en lugar de limitarse a hacer una
por el abuso de la libertad en semejante gobierno es cuando spera stira de la vida cotidiana, esta vez Platn muestra
los hombres y las mujeres que se compran no son menos la capa moral y religiosa con que la anarqua termina por
libres 107 que los que los han comprado. Iba a olvidar decir cubrirse. En efecto. en el libro m. al evocar los excesos de la
hasta dnde llegan la igualdad y la libertad en las relaciones libertad. comienza por la libertad en la msica. despus
entre hombres y mujeres ( ... ). Hasta los animales que emplea generaliza en algunas palabras: ~Despus de esta libertad
el hombre son aqu mucho ms libres que en otra parte, hasta viene la que se niega a someterse a las autoridades. se zafa
tal punto que hay que verlo para creerlo. Realmente es aqu de la sujecin y de las advertencias de su padre, de una madre.
donde las perras. como dice el refrn. se parecen a sus amas; de personas de edad; casi al Una! de la carrera. uno trata de
aqu se ve a los caballos y a los asnos, acostumbrados a un no obedecer a las leyes, y cuando se llega al mismo final. se
paso libre y orgulloso, tropezar en las calles con todos los olvidan las inquietudes de los juramentos. de los compromisos
transentes que no les cedern el paso 108; Y por doquier se y. en general, de los dioses 110.
encuentra el mismo desbordamiento de libertad. Los dos anlisis presentados por Platn en la Repblica
-Lo que me cuentas -dijo- es mi sueo; pues no voy al corresponden, pues. sin duda alguna. a un profundo horror
campo sin que me ocurra. a la anarqua democrtica; de esta forma se explica la disci-
- Ahora bien. concibes -continu- la grave consecuencia plina feroz que quiere hacer reinar en su ciudad ideal, no
que acarrean todos estos abusos acumulados: hacer a los dejando a los Individuos ninguna iniciativa. subordinando
ciudadanos tan recelosos que al menor asomo de constrei- su suerte a la preocupacin colectiva, y terminando. en las
miento se enfadan y se sublevan, y llegan, como sabes, hasta Leyes, por aprobar y animar, como muchos regmenes tota-
litarios. la delacin - para aquellos casos en que la educacin.
las leyes y la vigilancia del Estado no hubieran bastado para
evitar sus faltas.
106. Tenemos aqu en griego la misma utlUzacln de 6 '1. sealada en
la nota anterior.
107. La expresin Introduce la Idea de Igualdad. que estli directamente
presente en la frase siguiente. La excesiva libertad de los esclavos ya la seala
el Pseudo-Jenoronte (ver m6.s arriba. p. 76).
108. La ampUacln de la anarquia a los animales evoca concretamente
la vida ateniense. pero tambin le da a la descripcin una dimensin casi 109. Uoa vez ms tenemos el 'I: ver nota 105.
mitica. 110. 701 b-c.
142 Jacqualine de Romilly
1 los fundamentos de la democracia 143
D) PLAl'ON y LAS CRI SIS DE VALORES que llaman cobarda. exterminan la moderacin y la mesura
en los gastos hacindola pasar por rusticidad y bajeza ... .
En cuadro quedara incompleto si no se aadiera un ltimo Despus asistimos a la vuelta en bloque de los excesos demo-
anlisis que figura en la Repblica, entre los otros dos - porque crticos. entre los cuales figura. con su nombre, la anarqua:
se refiere no ya al Estarlo democrtico. sino al hombre demo- Cuando han echado estas virtudes y despus de haber
cr ti co-. Sin embargo. se refiere al Estado en cuanto explica purificado el alma del joven al que gobiernan. como para
c mo al ca mbiar el sentido de las palabras la anarqua puede iniciarle en los grandes misterios. no tardan en volver a traer
terrnjnar por sustituir a la libertad. la insolencia. la anarqua, la prodigalidad, la insolencia. que
Esta vez. Platn ya no sigue a Aristfanes o a los oradores 111, avanzan engalanadas con brillantez. con sus cabezas coro-
si no a 'l'ucdides. En el texto que dedica al desorden moral que nadas, seguidas de un numeroso sqUito; y cantan sus alaban-
trae consigo la guerra civil, Tucdides insiste en el cambio de zas y las adornan con bellos nombres, llamando a la insolencia
va lor de los trminos. No lo hace. naturalmente, en funcin buenos modales. a la an arqua libertad. a la prodigalidad
de un rgim en: y ya hemos visto que no relacionaba estos magnificencia y al descaro valor 11 3.
desrd enes. extendidos por toda Grecia. con la existencia de El prrafo es tan brillante y animado como los otros dos;
la democracia. Al menos suministra el esquema. mostrando lo es ms an en su forma griega, donde todas las palabras
el deslizamiento del vocabulario, dejando de esta forma una forman una im agen, evocando una 'Ioca procesin en honor
puerta abierta. Una osada impremeditada - escribe- pas de los falsos dioses. Corona el conjunto, dejndolo perfecto.
por ser valiente abnegacin a su partido, una prudencia Esto prueba ya que Platn no busca un remedio pOSible
reservada por cobarda enmascarada. la sabidura por la para un mal que. segn l. se encuentra en la naturaleza
msca ra de la cobarda. la inteligencia en todos los aspectos misma de la democracia: la libertad y la igualdad (al menos
por una in ercia total ...) 112. la Libertad individual y la igualdad aritmtica) sern expu lsadas
Platn recoge el mismo esquema. El tambin denuncia de su rgimen Ideal tan resueltamente como la dulzura y la
una crisis de valores. Pero en l se trata de los valores demo- indulgencia. Y el orden de su Bstado es completamente una
crticos. y la causa de la crisis son los excesos de este rgimen. respuesta y una anttesis al desorden democrtico.
Asimismo. se trata de un deslizamiento que se efecta en el Si se detiene uno en estos anlisis, podra parecer que la
alma del joven demcrata. cuando llega. tras una evolucin conclusin de la reflexin griega sobre la anarqua democrtica
natural. a menospreciar las antiguas nociones de orden. slo puede desembocar en el Simple rechaw de la democracia
exa ltando lo que en definitiva no es ms que desorden. y de sus principios.
Mxi mas embusteras entran en su espritu; entonces. dice. Sin embargo. esta reaccin apasionada no habra de ser
son ellas las que ganan la batalla y. tratando al pudor de la conclusin : tanto Iscrates como Aristteles iban a tratar
imbecilidad, le echan fuera y le destierran ignominiosamente. de conciliar la condena platnica con la defensa de una sana
le deshonran y acosan a la templanza (s6phrosunen ). a la democracia. Bllos han ofrecido remedios.
Slo difieren por el nivel en el que los han buscado.
Iscrates lo achac sobre todo a la anarqua social y moral,
111 . Podemos decir _los oradores ... aunque el primer discurso de Dems- estigmatizada en el segundo de los anlisis platnicos. y
tenes sea unos veinte aos posterior a la ~pbIlCQ. ya que Uslas. cuyo tes- Aristteles discuti principalmente sobre la anarqua insti-
timonio hemos visto. no es. evidentemente. para la generacin anterior
ms que un ejemplo.
112. 111. 82 . 4. 11 3. 560 d-e.
144 Jacqueline d, Romilly los fundamentos de la democracia 145
tucional, cuyo principio estaba definido en los dos anlisis. sin Ese desorden moral. que solamente se ejerce en un terreno
estudiar de cerca sus sl ntomas. Esta distincin entre las dos limitado y que Esparta comparta con Atenas, no se confunde
actitudes de lscrates y de Aristteles corresponde exacta- en absoluto con la anarqua. Por eso no es de extraar que
mente a la diferencia de profundidad entre sus dos pensa- lscrates sintiera la necesidad de llegar un poco ms lejos y
mientos. as como a la diferencia de la perspectiva que cada de relacionar ese desorden particular coo otras formas de
uno de ellos tomaba con relacin a la reciente experiencia. desorden, y de vincularlas a su vez con el rgimen interno de
Atenas. De aqu naci la Areopagtica,
Iscrates opone al rgimen en vigor una democracia ms
E) [SOCRATES y EL ORDEN MORAL moderada que atribuye a los tiempos ((de nuestros antepasa-
dos y que, segn l, expUca la pasada grandeza de Atenas.
El tratado que Iscrates ha dedicado al problema de la Apenas formula esa tesis, recoge el esquema platnico sobre
anarqua democrtica es el discurso titulado Areopagtica. que el desUzamiento del sentido de las palabras,
escribe alrededor del ao 355. es decir, unos veinte aos No debe dejarnos indiferentes el hecho de que Iscrates
despus de la Repblica. y el mismo ao en que Demstenes recogiera precisamente ese anUsis. De los tres que ofreca
empieza su elocuencia poltica. Es un tratado completo orien- la Repblica, era efectivamente el nico que describiera una
tado contra la anarqua. transformacin en curso, una evolucin, un agravamiento.
Ni siquiera figura esa palabra. Su ausencia quiz se deba Por lo mismo le permita a [scrates. mediante unos cuantos
a una especie de cortesa para con el rgimen: en efecto. el retoques, condenar la anarqua tal y como la practicaba la
tratado disocia democracia y anarqua y no admite que una democracia en el siglo IV, al tiempo que preservaba el ideal
sea el producto de otra: por el contrario, hace la diferencia de la democracia moderada, De ese modo sugiere la idea de
entre dos formas de democracia. la antigua y la nueva, la una ((desviacin, como dira Aristteles. En efecto, opone
buena y la mala. Pero los desrdenes que describe nos son trmino a trmino los valores de la au tntica democracia y
familiares; y los relaciona con el rgimen. su mala imitacin en el rgimen en vigor: Los que antao
En esto. la Aeropagtica se opone a los otros dos discursos administraron la ciudad, estableciero n una constitucin ( ...) 116
de Iscrates. que tambin denuncian el desorden moral, pero que no brindaba a los ciudadanos una educacin capaz de
sin relacionar en forma alguna este desorden con el rgimen : hacerles considerar a la indisciplina (akolasian) como demo-
lo une ms bien al imperio. De esta forma, puede leerse en cracia, ni al desprecio de las leyes como libertad. ni a la
Sobre la paz: Con semejante situacin inicial, este poder (... ) franqueza como igualdad de derechos, ni a la pOSibilidad de
nos ha conducido a un desorden (ako lasian) que nadie podra actuar de este modo como felicidad, sino una constitucin
aprobar ti". Ni mucho menos podra acusar al rgimen que que. al censurar y apartar a esa clase de hombres, hace a todos
encuentra en la poltica exterior de Esparta, en cuanto los ciudadanos ms prudentes1l 7.
Esparta ejerce el dominio, los mismos excesos y el mismo
desorden: Uega incluso a hablar, siempre en Sobre la paz, de
la arlomia de Esparta o de su akolasia IlS. 116. Rectificamos aqu bastante profundamente la traducd6n de la Co-
"tlon des UnJl'trsms de France, para mejor respetar el parentesco con los
tenos paralelos aqul citados. La parte de la rrase omitida en la cita opone ya
114. Sob rt la paz. 77. lo que el rgimen en vigor es _de nombre. con lo que representa _de hecho_.
11 5. Sobrt la paz, 96 y 102. Se encuentran condenas semejantes en el 117. AreopagitlcQ, 20: destaquemos las palabras "oA:;opu(X y UWffll"-
Panegfr/co ( ,1 14 ) y la Panate/a/ca (55). l'I:(Tupop;.
146 Jlcqulline de Romilly
Los fundamentos de la democracia 147
En esta ocasin no encontrarnos ni un nombre de virtud
en la columna de los bienes dejarlos de lado. ni defectos vagos recibidas, a ayudarse unos a otros con confianza, sin que un
y generales en la columna de los males nuevos: todo es ahora abismo separara a los ricos de los pobres, La causa de aquello
politica. Los bienes abandonados son los tres grandes princi- era Que el Arepago tena entonces plenos poderes para velar
pios democrticos. que Iscrates no renlega en absoluto - 8 po.r el buen orden 120: se ocupaba de la Juventud, a la que
saber: democracia. libertad, iguaJdad, a los que hay que ofle.ntaba teniendo en cuenta la situacin de cada uno y
aadir, coronndolo todo. la felicidad - o En cuanto a los males baclendo comparecer ante s a los que perturbaban el orden
(~6: akosmountas): Por eso los jvenes no se pasaban el
nuevos, son tres trminos casi sinnimos. tres formas de
anarqua: la insolencia, el desprecio de las leyes y la franqueza tiempo en las casas de juegos. ni con las flautistas. ni en
al hablar: y las tres se resumen en el ltimo trmino: la posi- reun.iones de esa clase, en las que emplean hoy sus das 121 ( ... ) .
bilidad de actuar asP 18 . Lo que le interesa a lscrates no es Replicar a los ancianos o insultarles les pareca entonces ms
la confusin del vicio con la virtud, sino la de una buena y la grave que ahora maltratar a sus padres. Pero la culpa no
de una mala democracia, la de los principios politicos y la de su la tienen los jvenes. y la mayor parte de ellos, me consta.
caricatura. no est n en absoluto satisfechos en este estado de cosas que
La preocupacin de establecer con rigor esa diferenciacin les permite vivir en tamao desorden (akoJasiais) 122: la
deba de estar profundamente arraigada en l. ya que. al fmal culpa es ms bien de quienes arruinaron el poder del Arepago
de su vida, recoge el mismo anlisis, casi palabra por palabra y. con eUo, pusieron fin a la vida de prudenCia y mesura que
en la Panatenalca (131), diciendo de los atenienses del pasado: ste baca reinar IH.
lnstituyeron la democracia. no la que decreta al azar y con- Una reforma bastante sencilla permitira, pues. segn
sidera libertad a la licencia, felicidad a la poSibilidad de hacer Iscrates, librar a la democracia de cualquier tipo de anarqua:
lo que se quiere 11 9 , sino al contrario, aqulla que condena esa reforma consistira en devolverle sus poderes al Arepago,
semejantes prcticas y recurre a los mejores. y en volver a la antigua forma de designacin de los magis-
Esta distincin, en su opinin esencial. explica que pudiera, trados. No hay necesidad, para vencer la anarqua, de renun.
en el conjunto de la AreopagticQ, describir -con nostalgia ~Iar a la democracia: Iscrates lo repite una y otra vez en el
pero tambin con esperanza en la medida en que el pasado 1m al de su tratado. oponiendo el esplendor de la democracia
constituye tambin un modelo- el buen orden y la disciplina de los comienzos con los males de la oligarqua de los Treinta,
que reinaban en aquellos tiempos felices, y que son todo lo lscrates no pretende, pues, inventar un rgimen ideal :
contrario de la anarquia. ste existi, antao, y dej huellas tangibles de su xito. El
Se extiende sobre este mundo pasado en el que se aprenda ideal fue reaUdad. Quiz sea ilusoria semejante nocin.
a trabajar y a aborrar, a no envidiar el bien ajeno, a honrar Quiz Iscrates pintara un cuad ro demasiado irreal. Quiz
a los dioses regularmente, sin apartarse de las costumbres dedujera las virtudes de antao de los xitos que a l le parece
derivaron de ellas. Sin embargo. hay que reconocer que la naturaleza de esa polit.eia, que sita entre los tres regmenes
evolucin que describe corresponde a la historia que cons- sanos y normales y cuya imitacin. la forma desviada, es
truye la serie de testimonios. Y no parece del todo equitativo precisamente la democracia. La democracia es una polit.eia en
considerar esa exaltacin del pasado como un simple sueo. la cual el inters de todos se ve sacrificado al de una fraccin,
Por el contrario. puede parecer optimista al quererse Esta distincin entre paliteia y democracia implica una
Umitar a un momento de la evolucin. o mejor an. al querer condena de la segunda, pero que no parece referirse para nada
volver a l. Puede ser eso? Al menos Iscrates nos brinda a la idea de anarqua. No habr desempeado esa idea
para ello la nica ayuda que sea eficaz: consciente de que esta ningn papel en la oposicin entre estos dos regmenes?
puesta en cintura sera la condicin necesaria y suficiente Sera sorprendente Que as fuera, pero no fue as.
para escapar a la anarqua democrtica, pinta con la mayor Al hablar, en primer lu gar, de las democracias, hace Aris-
claridad posible la amenaza y el remedio, ya que no se puede tteles, como siempre. una serie de distinciones. Distingue.
cape,ar una crisis ms que si se toma autnticamente con en principio, las distintas formas de democracia segn su
ciencia de sus causas y de su gravedad. estructura, y la anarquia democrtica se sita en esta primera
scrates sinti, pues, fuerte y lcidamente, el peligro del clasificacin, Las democracias pueden diferir en su organiza-
desorden moral; e indic una solucin, que sera una reforma cin, tienen en general un punto en comn y es que todo se
igualmente moral. favorecida por algunas reformas de orden hace bajo el imperio de la ley: por el contrario, en la ltima
poltico. Pero esas reformas polticas resultan, en su tratado, forma que menciona Aristteles la soberana ya no le perte-
bastante imprecisas. Y no es totalmente seguro que unas nece a la ley. sino a la masa, Aristteles defme de este modo,
instituciones puedan Uegar a las fuentes del desorden moral. con flrme precisin, el mal que ya habia vislumbrado Dems-
sobre todo cuando consisten en ligeros retoques a las insti- tenes, Ya que. en este caso. los decretos del pueblo priman
tuciones existentes. sobre las leyes; <En otra forma de democracia, todas las con-
Por el contrario, se podra llegar a las fuentes del desorden diciones son las mismas, salvo que el poder soberano pertenece
propiamente poltico. Ese problema no interes al moralista a la masa popular: se es el caso cuando son los decretos y
que era Iscrates: pero s capt la atencin del filsofo que no la ley los que deciden soberanamente. Este estado de cosas
era Aristteles. se debe a la accin de los demagogos 124. (",) Porque el
pueblo se convierte en monarca, ser nico, aunque com-
puesto por una muchedumbre. Asimismo, un poco ms
P) ARISTOTELES y WS REMEDIOS POUTICOS adelante: Un pueblo de esta clase. como monarca que es,
pretende reinar solo, ya que rechaza el imperio de la ley, y
Con Aristteles se pierde el contacto con las realidades se convierte en dspota, de tal forma que los aduladores son
atenienses: no era ateniense y slo pas parte de su vida en los que se llevan los honores; y una democracia como sta
Atenas. Sus escritos no estn, pues, inspirados por una corresponde a la tirana entre las monarquas 12S.
necesidad de reaccin ante los excesos de la democracia
ateniense, ni tampoco por el deseo de modificar el rgimen 124. El papel de los demagogos recuerda que el desorden democrll.tico
se traduce a nivel de las ambiciones: ver 1305 a 30, sobre la democracia
de esta ciudad: el problema entra al fin en la va de la reflexin ertrema, en la que . 105 Intrigantes, deseosos de medrar (01 (J'/[OVIXPXI.
puramente terica. WHj!~), actan como demagogos. y llegan a hacer al pueblo soberano incluso
Se sabe que sus preferencias se dirigan, como las de de las leyes...
Iscrates, hacia un rgimen mixto, y tal es efectivamente la 125. 1292 a, En los Caballuos, de Ar1stfanes, tambin se habla de la
Esta primera crtica corresponde. por tanto, a una violacin reunido en asamblea. trata todos los asuntos 128. La ltima
de la soberana de las leyes. La idea se precisa an ms forma de democracia reviste, pues, todos los caracteres de
cuando Aristteles presenta una nueva clasificacin, dis- lo arbitrario.
tinguiendo las distintas democracias segn criterios econ- Aristteles descarta despectivamente semejante rgimen.
micos y sociales, y cuando se pregunta qUines son los hombres que no es para l una constitucin digna de ese nombre:
que. en cada una de ellas. participan en el poder. de hecho y {(Sera. al parecer, crtica razonable pretender que una demo-
de derecho. Aqu tambin se sita aparte la ltima forma: cracia de este tipo no tiene nada de constitucin, ya que, all
aquella en que el pueblo. gracias a una indemnizacin, parti- donde no reinan las leyes. no hay constitucin, En efecto,
cipa efectivamente en el poder, mientras que los ricos no el imperio de la ley debe extenderse a todos. y los casos par-
pueden hacerlo. pues se lo impide el cuidado de sus negocios; ticulares ajustarse nicamente a la decisin de los magis-
de nuevo, en este caso, es la masa de los pobres. y no de las trados y del cuerpo de ciudadanos. Por consiguiente. si la
leyes, la que detenta la autoridad soberana en el Estado 126. democracia es realmente una de las formas de gobierno. es
Esta forma de democracia, precisa Aristteles, es la que (cro- evidente que semejante organizacin poltica. en la que todo
nolgicamente apareci en ltimo lugar en las ciudades127. se regula por decretos. no es ni siquiera una democracia
La evolucin es la misma que en Platn y en Iscrates: pero propiamente dicha, ya que ningn decreto puede tener
la soberana de la ley se pone en tela de juicio ms directamente alcance general129.
y de varias formas a la vez. No se puede definir con mayor claridad el mal poltico
No obstante. si volvemos a considerar el primer anlisis, que acecha a la democracia. El efecto no tarda en dejarse
relativo a las estructuras. vemos que esa crisis, padecida por sentir: para Aristteles. la mala democracia se pierde en el
la soberana de las leyes, no se da sola: est vinculada a un desorden, que es como la otra cara de la dictadura popular.
debilitamiento de la autoridad de los magistrados. Aristteles No utiliza para describir ese mal la palabra anarqua,
se refiere aqu obviamente al desorden causado por los que. aqu. estara muy forzada: se trata ms bien de una especie
abusos de los procesos y contraprocesos, de los pleitos de los de abuso de poder que cambia el sentido y el funcionamiento
que tantos testimonios encontrbamos en la obra de Dems- de las instituciones.
ten es; y nos habla de su gravedad: Por otra parte. los que Sin embargo. si bien Aristteles concede ms valor al
presentan acusaciones contra los magistrados dicen que es anlisis terico de las estructuras del Estado. tampoco ignora
el pueblo el que tiene que decidir: ste acepta de buen grado ese aspecto ms cotidiano de la ruina de la autoridad: el
la invitacin y. de este modo, los magistrados pierden toda descuido. la posibilidad de hacer lo que se quiere. Recoge,
autoridad. Ms adelante el texto de Aristteles demostrar como tantos otros. la frmula ya consagrada. Y seala el
que por magistrados hay que entender asimismo el Consejo, desvo que quiere que en las democracias que pasan por ser
puesto que escribe: La autoridad del Consejo desaparece las ms democrticas se instalara una situacin contraria
igualmente en esa clase de democracia. en la que el pueblo.
al inters comn. porque se define mal la libertad,.l3O: se medias. que la Tiqueza ensea a no obedecer y que la pobreza
piensa que la libertad y la igualdad es el derecho que tiene envilece. Pero. por lo general. se contenta sobre todo con
cada uno a bacer lo que quiere. Asimismo repite que es til hablar de medidas tcnicas - demasiado tcnicas para encon-
mantener cierta dependencia y no tener la posibiUdad de trar eco en el mundo moderno. y demasiado tcnicas tambin
hacer lo que se quiere. ya que la posibilidad de hacer lo que para apuntar directamente a la anarqua- o De hecho. el
se quiere no puede proteger contra el mal inherente a cada admirable moralista que es Aristteles fue el primero en
hombre 1 31, separar en Grecia los dos terrenos 136. Tu va conciencia de
Esta dejadez puede. de rechazo. acabar con la democracia. lo que tena de especfico el hecho potlco; su anlisis gan
Porque suscita el desprecio y favorece los intentos de revo- rigor. pero perdi vigor. Tiene la fra lucidez de lo que ya no
lucin. Eso, dice. ocurre en las democracias. cuando los est comprometido y no pretende reformar. sino solamente
ricos se ponen a despreciar el desorden y la anarqua comprender.
(ataxias . anarchias)lll, Para escapar al peUgro descrito por Platn, una democracia
Con extraa objetividad reconoce Aristteles que la demo- debera combinar las dos series de consejos que formularon
cracia exige. para ser duradera. cierto desorden (que nos despus de l Iscrates y Aristteles: ambos menos severos
recuerda al de la descripcin platnica): la insubordinacin que l. ambos partidarios de regmenes mixtos o moderados,
de los escla vos (anarchia), de las mujeres y de los nios, la abordaron el problema bajo un ngulo muy distinto. Se
indiferencia por la clase de vida que cada uno puede llevar 133. completan el uno al otro.
Todo eso es favorable a la democracia en la medida en que
a la masa le agrada m s vivir en el desorden (atakts) que en
la prudencia (sp hrons). Pero tambin la exageracin entraa G) DE LA ANARQUlA A LA TlRANlA
riesgos: Se aumenta el desorden en el Estado (ataktoteran) y
se incita a los notables a tolerar menos an la democracia ~134. Ms all de los consejos morales y poticos. que varan
Por el contrario , el rgimen mixto. o politeia, que puede con cada autor y en funcin de su filosofa, hay una adver-
adoptar los rasgos de la democracia moderada, est, segn l. tencia que aparece aqu y all en los textos griegos y tiene
muy prximo a la aristocracia. Ahora bien, la aristocracia es un gran alcance: es aqueUa que, obstinadamente. denuncia
el rgimen del orden (e unomia )135. Y ste se resume en dos en la anarqua una va abierta a la tirana.
rasgos: la obediencia a las leyes y su excelencia. Ya Teognis. en el siglo VI, anunciaba aquel peligro. Slo
Hay que destacar. sin embargo. que. en su anllsls de las se lamentaba entonces de un cambio en el seno de la aristo-
revoluciones. en los consejos que da para el mantenimiento cracia en la que tiene primaca el din ero. y vea en esa mala
de los regmenes, Aristteles no insiste sobre el peUgro del orientacin adoptada por los jefes un peligro para el porvenir.
desorden moral. Aunque si afirma. a propsito de las clases Ya que una ciudad en la que. por medio de la violencia. los
malos corrompen al puebl o y consagran el derecho de la
130. 1310 a, 28. injusticia para sacar provecho y poder para s mismos, n o
131. 1318 b. 39*40. hay esperanza de que esa ciudad conozca una larga quietud
132 . 1302 b. 29. Las palabras se repiten a propsito de Megara, citado - aunque hoy repose en una profunda paz-o puesto que los
Junto con los otros dos.
13 3, 1319 b, 29.
134, 1319a, 15. 136. Aristteles habla mucho de la akolasla, pero siempre en la SUca Q
malos le han tomarlo gusto a esos viles provechos, presagios cuando todos se vuelven hacia el mal. Porque los hombres
de infortunios pblicos: ya que no derivan de ello sino sedi- no pueden vivir sin leyes y sin justicia. As pues, cuando esos
ciones, matanzas entre ciudadanos, monarqual);, dos bienes - leyes y justicia - desaparecen por parte del
La idea no tardara en convertirse en un argumento pueblo. entonces su mantenimiento y salvaguarda tienen que
clsico. La encontramos en Herdoto en el debate de los recaer sobre un individuo. Qu otro medio cabe de que la
conjurados persas: Daro. que aboga por la monarqua. de- soberana recaiga sobre uno solo. si la ley hecha para el bien
muestra que deriva directamente de los desrdenes demo- del pueblo. no se ha dejado de lado () 140.
crticos; Dad le ahora el poder al pueblo: ese rgimen no Esta amenaza tan precisa que. en el texto. viene a romper
escapar a la corrupcin 138 ; ahora bien. la corrupcin en la el paralelismo observado hasta entonces entre los beneficios
vida pblica da lugar entre los malos no ya a odios. sino a del buen orden y los inconvenientes del desorden. y que
amistades igualmente violentas. ya que los aprovechados constituye como la conclusin del extracto transmitido por
necesitan entenderse para embaucar a la comunidad. Esto Ymblico. ha tomado un giro muy decisivo: se ha relacionado
dura basta el da en que alguien se erige en defensor del con el anlisis. hecho por los sofistas, de las condicion es pri-
pueblo y reprime esos desmanes: se gana la admiracin del meras de toda vida en sociedad 141.
pueblo y. como se le admira. pronto desta ca como jefe nico Sin embargo. incluso esta indi cacin no es nada comparada
(mar/archas): y la ascensin de ese personaje demuestra una con la amplitud que la idea llega a tener en Platn. Todo su
vez ms la excelencia del rgimen monrquico 139. repaso de las constituciones. en la Repblica. est destinado
El rey Dara puede resultar un defensor sospechoso; pero. a ver cmo se va pasando de eslabn en eslabn. del mejor
un poco ms tarde. encontramos el mismo argumento al rgimen al peor: el grado ms bajo es la tirania, que nace,
servicio de otras ideas que slo traducen el temor a la tirana. segn Platn, del desorden democrtico.
De ese modo el Annimo de Ymblico. sin duda a fmales del Toda la notable descripcin de ese desorden, que citbamos
Siglo v. demuestra que el peor efecto del desorden es que ms arriba , se sita en un desarrollo cuya introduccin sera:
produce la tirana: ~ Por ltimo. la tirana. esa plaga tan Veamos pues. querido amigo. con qu carcter se presenta
importante por su alcance y naturaleza, no tiene ms origen a tus ojos la tirana: porque. en cuanto a su origen. es evidente
que el desorden. Hay personas que. al no reflexionar correc- que la tirana procede de la democracia 142 . La filiacin que
tamente. se imaginan que ha y otro origen y que los hombres aqu se da como evidente preside todo el anlisis que comienza
se ven privados de su libertad sin que sean ellos responsables, pocas pginas despus. y demuestra cmo el exceso de libertad
y sufriendo la coaccin del tirano cuando llega al poder: es trae consigo la ruina de la libertad. El pueblo quiere apropiarse
sta una interpretacin incorrecta. Ya que aquel que piense de los bienes de los ricos: stos intentan defenderse y entonces
que un rey o que un tirano nace de otra cosa que no sea el se les acusa de ir contra el pueblo. No estaban contra el pueblo,
desorden y la ambicin, ha perdido la razn. Eso ocurre pero necesariamente se vuelven contra l. Se Intensifican las
137. 45 51. Ver ya 3940: .Cyrnos. nuestra ciudad est de parto y me 140. 634 ftnal-6H.
temo que d a luz a un enderezador de nuestros deplorables excesos_o 141. Las lUmas lineas del texto. no citadas aqu. hacen asimismo alusin
138. Citamos aquj la tradua:in de A. Barguet (la Pliade): la palabra al Individuo superior que quema arrogarse el poder. pero que uo podria ser
_corrupcin_ es mejor que la de _maldad,.. utlUzada por Ph.E. Legrand para ms fuerte que la masa unida contra ti; ese problema. y el argumento en si.
traducir kakolts: sin embargo. el trmino no significa que se est vendido : de~an ser de actualidad. ya que recuerdan mucho al debate del Gorgias entre
designa. de rorma ms amplia. la ausencia de virtudes aristocrticas. Scrates y Calides. sobre la aplicacin del derecho del mAs fuerte .
119. 111. 82. 142. 562 a.
156 Jacqulline d. Romilly los fundamentos de la democracia 157
tuchas. El pueblo elige entonces un protector (el trmino es el empujan a coa lgarse (el temor comn acerca a los ms
mismo que en Herdoto) y ve entonces que ste. que se ha encendidos adversarios): otras veces, movilizando contra toda
entrenarlo en las condenas injustas y en las ejecuciones. su clase a la masa popular 149 . Esto acarrea. segn los casos
abandona el respeto a los dems para convertirse en tirano. (Aristteles cita algunos ejemplos), o una oligarqua o una
Est corno cogido en un engranaje: No es entonces para tirana; de todas formas, es el final del rgimen democrtico.
un hombre as. una necesidad y como una ley del destino. o Tanto para Aristteles corno para Platn y sus predece-
bien perecer a manos de sus enemigos o bien convertirse sores siempre se corra el peligro de que degenerara la demo-
en tirano y volverse lobo ?,. )4]. cracia; solamente en Aristteles disminuyeron las oportuni-
Esta descripcin de la evolucin de los regmenes concor- dades de desembocar con ello en una tirana 150. Desde el
daba con el hecho de que los tiranos griegos. sobre todo los punto de vista de la Hbertad. la diferencia no cuenta: el
atenienses. rueran en sus orgenes jeres populares que prote- gobierno de los Treinta, en Atenas, al final de la guerra del
glao al pueblo contra los grandes o los poderosos. Resultaba Peloponeso, habia sido una oligarquia, pero se hablaba de los
tanto ms inquietante cuanto que se vea confirmada por la treinta tiranos - Igual que se puede hablar de fascismo
historia. all donde no hay fascio para designar indistintamente la
Por eso no nos puede s'orj)render encontrarla en Aristteles autoridad de un dirigente nico o de un grupo.
con pocos cambios. As pues, la reflexin griega no se content con analizar
En su obra, la investigacin histrica adquiere mayor todas las formas de anarqua qu e amenazan a la democracia,
importancia: aporta, pues, ciertas precisiones a aquella especie con sus sntoma s y sus causas, no se limit a descubrir a
de ley de evolucin que pareca admitir Platn: demuestra travs de qu crisis de valores y de qu fallos institucionales
que, a veces, la tirana nace de una oligarqua o que, a veces, se llega a esa anarqua: supo asimismo definir, con creciente
la democracia se transforma en oligarqua 144. Sin embargo, rigor, lo mu cho que puede costar.
no rechaza en absoluto las lneas generales del anlisis.
Reconoce que en otros tiempos era frecuente el paso de la
democracia a la tirana, porque los jefes del pueblo eran jefes
del ejrcito 145. Reconoce tambin que en cualquier momento
la tiran.a puede nacer de una democra cia extrema 146. y,
sobre todo, cuando estudia las revoluciones en las democra-
cias, se aproxima mucho a Platn. En efecto, atribuye esas
revoluciones a los demagogos 147, Y describe sus actuaciones
en trminos que recuerdan a Platn: Unas veces, acusando
en falso a los ricos propietarios a ttulo individual as, les
143. 566 a: el desarrollo cmplcta en 565 a.
144. 13 16 a, 35 y 24.
145. 1305 a. 7 ss.
146. 1296 a. 3.
14 7. Se comprueba una vez ms que, si bien la culpa es de la dcmocracla.
no se debe en nada al pueblo. 149. 1304 b, 22-24.
148. La traduccin Aubonnet se encuentra aqul muy ligeramente modl- 150. Ver, sin embargo. 1296 a: Una tlranla puede nacer- de la demo-
ncada. cracia mAs radical tanto como de la ollgarquia .