Norberto Pablo Cirio - La Música Afroargentina A Través de La Documentación Iconográfica PDF
Norberto Pablo Cirio - La Música Afroargentina A Través de La Documentación Iconográfica PDF
Norberto Pablo Cirio - La Música Afroargentina A Través de La Documentación Iconográfica PDF
En concordancia con el resto de Amrica, ya desde el siglo XVI lo que hoy es la Ar-
gentina particip y se benefici del comercio de negroafricanos esclavizados. A diferencia
del resto de Amrica, la Argentina se presenta como un pas excepcionalmente blanco, da
por virtualmente desaparecida a su poblacin de ascendencia afro, as como a su msica, ya
desde la segunda mitad del siglo XIX (Estrada 18631, Glvez 18832), y desestima cualquier
influencia de sta en otras msicas del pas. Sin embargo, estudios realizados desde los 90 han
probado no slo la existencia de esa poblacin, sino la contemporaneidad de una msica que
asumen como propia y la influencia en otras que se tenan por criollas o criollas-indgenas.
Adems de las conclusiones provisorias a las que se puede arribar, pues estos estudios an
estn en sus inicios, existen dos problemas adicionales: la resistencia acadmica (por no
decir prejuicio y desidia) a reconocer todo aquello propio o vinculado a la tercera raz
de la argentinidad, y la dificultad de localizar vestigios documentales vinculados al tema.
En el marco expuesto, cualquier afrodescendiente poseedor de un conocimiento sensible
y cualquier aporte documental proveniente de fuentes secas debe ser aprovechado en su
magnitud, pues es cierto que este grupo es pequeo, sus prcticas musicales poco visibles y
la documentacin disponible an escasea.
[127]
En este artculo deseo centrarme en la segunda problemtica planteada, buscando
enriquecer el conocimiento que se tiene sobre la msica afroargentina a travs de la docu-
mentacin iconogrfica. Generalmente, esta fuente no fue empleada ms que para ilustrar
trabajos y/o reforzar las conclusiones al amparo de un marco visual meramente decorativo, no
para dar nuevas respuestas o plantear nuevas cuestiones. La posibilidad de analizar grabados,
dibujos, pinturas, daguerrotipos y fotografas producidos por o vinculados a los afroargen-
tinos, abre una puerta sui gneris para explorar el pasado y comprender el presente de este
grupo. Los documentos que analizar fueron obtenidos por m a travs de trabajos de campo
y de archivo realizados desde 1991 en la Ciudad Autnoma de Buenos Aires y en diversas
localidades de las provincias de Buenos Aires, Corrientes, Chaco y Santa Fe.
En la necesidad de crear un comienzo, busco satisfacer una creciente demanda de inser-
cin de la Argentina como pas pluritnico y pluricultural. Esta demanda no proviene slo
de las arenas poltica y acadmica sino, lo que es ms sugestivo, de los mismos afroargentinos
deseosos de ejercer sus plenos derechos ciudadanos, de disponer de un pasado que los incluya,
de ser reconocidos a travs de una cultura propia y de que el Estado y la sociedad mayor reco-
nozcan sus aportes a la construccin de la nacin. A ellos, pues, mi gratitud por permitirme
conocerlos y proporcionarme buena parte del material documental aqu empleado.
3 BURKE, PETER (2001a). Visto y no visto: El uso de la imagen como documento histrico. Barce-
lona: Crtica.
4 BARTHES, ROLAND (2006) [1980]. La cmara lcida: Nota sobre la fotografa. Buenos Aires:
Paids.
5BURKE, PETER (1999) [1991]. Obertura: la nueva historia, su pasado y su futuro, en Peter
Burke (Ed.) Formas de hacer historia. Madrid: Alianza, p. 11-37.
Estado de la cuestin
Si en antropologa y musicologa el estudio iconogrfico es de corta data, en el rea de
la msica afroargentina est casi intocado. La escasez de trabajos sobre esta msica, sumada
a la dificultad no menor de incluir buenas reproducciones, ha dejado al tema virtualmen-
te virgen. Por otra parte, este desinters hizo que el corpus de ilustraciones conocidas sea
reducido, emplendose ocasionalmente, de manera reiterada y acrtica.
Slo se conocen dos antecedentes. El primero es el artculo del antroplogo Hugo Ra-
8
tier Candombes porteos, el cual, pese a estar en espaol, su publicacin en msterdam
contrarrest su difusin local. Ratier efecta un anlisis diacrnico del candombe desde la
esclavitud hasta fines del siglo XIX, cuando se piensa que se extingui. Dos aportes merecen
destacarse. El primero duda de que el candombe porteo podra haber sido igual al mon-
tevideano (pues todos los investigadores que lo precedieron escribieron sobre l tomando
estudios de la Banda Oriental, incluso sin especificar la fuente). Su otro aporte es el anlisis
de algunos documentos iconogrficos para conocer los instrumentos con que se tocaba. El
segundo antecedente es el artculo el investigador en fotografa Abel Alexander9: Retratos
en negro: afroporteos en la fotografa del siglo XIX, publicado en una revista local durante
6BURKE, PETER (2001b). Hablar y callar: Funciones sociales del lenguaje a travs de la historia.
Barcelona: Gedisa.
7 Op. cit., nota 4.
8RATIER, HUGO G. (1977). Candombes porteos. Vicus Cuadernos, Arqueologa, Antropologa
Cultural. Etnologa 1: 87-150. Amsterdam.
9ALEXANDER, ABEL (2007). Retratos en negro: afroporteos en la fotografa del siglo XIX,
en Historias de la ciudad 40: 6-19. Buenos Aires: Lulemar.
10 A travs a conversaciones telefnicas mantenidas con Alexander, pude conocer que su inters
por la iconografa afroargentina lo llev a poseer una pequea pero sustanciosa coleccin sobre
el tema.
11Para evitar reiteraciones, salvo que indique lo contrario, las ilustraciones son de autor an-
nimo.
12 Para evitar reiteraciones, salvo que indique lo contrario, las ilustraciones proceden de la Ciudad
Retratos de afrodescendientes
Si estos cinco retratos pudieran hablar,
probablemente nos estaran diciendo No
somos negros. En efecto, tal como sealan
Kossoy13 y Barthes14, es un lugar comn que
los individuos pertenecientes a grupos no slo
subordinados sino tambin tradicionalmente
desprestigiados y explotados como en este caso
los negros, procuraron retratarse de manera
noble. Trascendiendo su presente, buscaron la
autoilusin de lo que no eran para su aprecia-
cin posterior, acorde a los atributos del blanco.
Tal bsqueda no fue sino el sucedneo de sus
ansias de insercin en la sociedad envolvente
a costa de deshacerse de su lastre tnico dife-
5FOTO 5. El compositor acadmico Zenn rencial. No es casual que las profesiones de
Roln (1856-1902).
Charanda o Zemba
El culto a san Baltazar se vincula a la poblacin afro desde la colonia, pues la Iglesia lo
impuso a los negros para educarlos en la fe catlica, creando en Buenos Aires la Cofrada de
San Baltazar y nimas (1772-1856). A diferencia del de la Cofrada, hoy el culto se practica
en capillas o altares familiares, bsicamente entre criollos, y no en Buenos Aires sino en
gran parte de las provincias de Formosa, Chaco, Santa Fe y Corrientes. Este cambio a nivel
15Aunque el retrato de Barcala nada tiene que ver con la iconografa musical, lo incluyo porque
ayuda a completar mis ideas sobre este grupo de ilustraciones, tal vez el ms difcil de analizar
desde el punto de vista ideolgico.
16 En la localidad correntina de Concepcin he documentado una imagen de san Baltazar que,
hasta ca. 1980, tena un pendiente de oro en su oreja derecha. Considerndolo un adorno poco
masculino y desconociendo el anclaje afro de este culto, el cura local de entonces lo orden
retirar. Pese a ello, algunos devotos que se inscriben como hijos del santo, an suelen practicarse
tal adorno, en seal distintiva. Dada la gran poblacin negra del Buenos Aires anterior al siglo
XX, es probable que el hombre de los suburbios, conocido coloquialmente como compadre,
fuera, en parte, de ascendencia afro. En la definicin de esta voz del Diccionario de Argentinismos
elaborado en Buenos Aires entre 1875 y 1879, entre las caractersticas tpicas con que describe
a tal tipo urbano, dice que lleva aro de metal en una oreja (BARCIA, PEDRO LUIS (2006). Un
indito Diccionario de Argentinismos del siglo XIX. Buenos Aires: Academia Argentina de Letras,
p. 184). De igual modo suceda en el Brasil: en el interior del pas, algunos mestizos an usan la
pequea argolla de oro en la oreja izquierda, caracterstica de sus antepasados (JOFRE BARROSO,
HAYDE M. (1966). De la magia y por la leyenda. Buenos Aires: Emec, p. 60).
17 CIRIO, NORBERTO PABLO (2000). Antecedentes histricos del culto a San Baltazar en la
Argentina: La Cofrada de San Baltazar y Animas (1772-1856), en Latin American Music Review
21 (2): 190-214. Austin: University of Texas.
(2000-2002). Rey Mago Baltazar y san Baltazar. Dos devociones en la tradicin religiosa
afroargentina, en Cuadernos 19: 167-185. Buenos Aires: Instituto Nacional de Antropologa y
Pensamiento Latinoamericano.
(2002a). Prcticas musicales de procedencia afro en el culto a San Baltazar. La charanda
de Empedrado (provincia de Corrientes, Argentina), en Revista Musical Chilena 197: 9-38.
Santiago: Universidad de Chile.
(2002b). Rezan o bailan? Disputas en torno a la devocin a san Baltazar por los negros en
el Buenos Aires colonial. Actas de la IV Reunin Cientfica: Mujeres, negros y nios en la msica
y sociedad colonial iberoamericana. Vctor Rondn (Ed.). Santa Cruz de la Sierra: Asociacin
Pro Arte y Cultura, p. 88-100.
(2006). De la etnografa al escenario: Ertivio Acosta y una propuesta de identidad musical
afro para la provincia del Chaco. Actas de las Primeras Jornadas Afroargentinos hoy: invisibilizacin,
identidad y movilizacin social. La Plata.
(2007a). Cmo suena la msica afroportea hoy? Hacia una genealoga del patrimonio
musical negro de Buenos Aires, en Revista del Instituto de Investigacin Musicolgica Carlos Vega
21. Buenos Aires: Facultad de Artes y Ciencias Musicales, Universidad Catlica Argentina (en
prensa).
(2007b). Ausente con aviso Qu es la msica afroargentina?, en Federico Sammartino
(Coord.). Msicas populares? Aproximaciones tericas, metodolgicas y analticas en la musicologa
argentina. Crdoba: Universidad Nacional de Crdoba (en prensa).
18 El Chaco adquiri estatus de provincia a partir de la Ley 14.037, sancionada en 1951.
19 ACOSTA, ERTIVIO (1967). El camb cu y las fiestas de San Baltasar. Resistencia: Departamento
6 FOTO 11. Foto de ca. 1900, en Buenos Aires, en la que se ve un grupo de negros bailando.
6FOTO 16. Foto de negros tocando ante una fogata en la noche de san Juan. Buenos Aires, 1939.
por la firma Knorr Suiza. Considerando que el Chaco era una provincia joven en plena
construccin identitaria, la resonancia del xito motiv a Acosta a continuar sus estudios
folclricos locales y a fundar en 1990 el Museo del Hombre Chaqueo (dependiente de
la subsecretara de Cultura de la Provincia), el cual dirigi hasta su muerte, acaecida en
el ao 2000. Hoy como ayer, la charanda o zemba sigue viva en Empedrado y, si bien no
arraig entre los devotos chaqueos a san Baltazar, motiv que all se inicie un proceso de
Organologa
Excepto por Ratier21 la organologa afroargentina an no
ha sido estudiada. Si bien el tema merece un estudio en s
mismo, aqu no podr hacer ms que un abordaje de acuerdo
al recorte propuesto. Desde su lectura literal, la iconografa
puede ayudar a comprender la variedad tipolgica de los instrumentos, su modo y contexto
de ejecucin. Cruzando esta lectura con otras que tengan en cuenta su contexto ideolgico
gestacional y su contrastacin con otros, podr verificarse el grado de fidelidad que guardan
respecto a los hechos que pretenden representar. Este cruce de miradas ofrece un conoci-
miento enriquecido que ayuda a situar la msica afroargentina en un marco procesual, com-
prendiendo los cambios acaecidos acorde con los avatares del tiempo y no vindolos, como
era habitual desde perspectivas analticas ya superadas, lo presente como una deformacin
y/o empobrecimiento de lo pasado.
Quiz el documento iconogrfico ms antiguo sobre el quehacer musical negro sea el
leo de Boneo, Candombe de la Nacin Congo Aungunga, de 1838 (foto 12). Muestra la visita
del Presidente de la Repblica, Juan Manuel de Rosas, junto a su hija Manuelita y esposa,
Encarnacin Ezcurra, al sitio de la Nacin Congo Aungunga, la que ofrece un baile en su
honor (los tres Rosas, junto a Antonio Vega, Presidente de la Nacin homnima, estn
sentados a la derecha). Nuestro inters es el grupo de cinco negros ubicados en primer plano:
dos hombres y una mujer bailan; uno de los hombres, ms otros dos, estn tocando tambores.
En segundo plano, se ven tres hombres ms: dos adultos tocan mazacallas y un nio baila.
Habitualmente Rosas y su familia asistan a los sitos de Nacin dada la simpata que, en una
planificada poltica de corte populista, mantena para con los negros. Si el cuadro reviste
carcter documental, Boneo debi basarse en sus recuerdos cuando el hecho aconteci
tena 9 aos de edad o bien en descripciones de terceros. Siendo ambos casos probables
(aunque Pradere 1914, en Frigerio, desestima lo primero)22, no creemos que los detalles que
20 ORTIZ ODERIGO, NSTOR (1967). La historia del candombe: Cuarta nota. Buenos Aires: El
Mundo, p. 42.
21 Op. cit. Nota 8.
22 FRIGERIO, ALEJANDRO (1993). El candombe argentino: crnica de una muerte anunciada,
en Revista de Investigaciones Folklricas 8: 50-60. Buenos Aires: Facultad de Filosofa y Letras,
Universidad de Buenos Aires, p. 58.
Ortiz Oderigo y se desconoce su paradero luego de acaecida su muerte, en 1996. Las fotos
18 y 19 son especialmente interesantes. Aunque son comparsas de blancos que salan para
carnaval a la usanza negra, parodindolos, estimo que los instrumentos que tocaban s eran
autnticos. Apoyo mi hiptesis en el hecho de que, sabiendo que estos blancos eran hijos
de acaudaladas familias, creo improbable que para usar exclusivamente en los pocos das de
carnaval se hayan tomado el trabajo de fabricarlos, sino ms bien los pidieron prestados o
alquilados a los negros quienes, por otra parte, bien podran sentirse obligados a ello dado
que, en ese entonces, las familias de clase media-alta y alta tenan servidumbre negra. Pese
a que el atuendo de los falsos negros de la foto 19 parezca estrafalario, puede justificarse
en el conocimiento de que en 1791 fueron apresados en Buenos Aires unos negros porque
haban salido con plumaje, sable de palos y tambor 23. La contrastacin de los tambores de
estas comparsas con los analizados y los de las fotos 20 y 21 (tomadas por m), actualmente
en uso por afrosantafecinos y afrocorrentinos, respectivamente, demuestra lo bueno de su
factura y su carcter no ocasional. Finalmente, la foto 22 procede de Resistencia (Chaco).
Pese a que el seor es afrodescendiente y, por el artculo en que se halla sabemos que estaba
haciendo el ritmo del candombe que se bailaba en su casa para san Baltazar, la falta del tam-
bor original lo llev a emplear un bombo tubular del que se usa para las danzas criollas del
centro y centro-norte del pas. La caracterstica existencia del aro de madera que sobresale
al cuero, inexistente en los tambores de candombe, lo oblig a modificar la posicin kintica
del golpe, empleando las yemas de los dedos en vez de la palma. Por ltimo, el dibujo de tres
CANDOMBE PORTEO
6FOTOS 23 a 25. Escenas de baile en el Shimmy Club, en la Casa Suiza, durante los 60.
Camdombe porteo
Al presente, el candombe es
el baile caracterstico de los
afroporteos. El Shimmy Club
fue una institucin de este gru-
po fundada por Hctor Nez
en 1882 y cuyo objetivo era
organizar bailes, especialmente
para carnaval. Al no tener sede
alquilaban salones ad hoc, entre
los que cobr especial relevan-
cia el de la cntrica Casa Suiza
(Rodrguez Pea, 254), a tal
punto que Shimmy Club y La
Suiza se transformaron en sin-
nimos. Funcion hasta ca. 1978,
5FOTO 24.
cuando por diversos altercados
puertas adentro de la comunidad los descendientes del fundador decidieron cerrarlo. Si bien
los bailes eran pblicos, estaban fuertemente orientados a los miembros de la comunidad.
Cuando tenan lugar en la Casa Suiza existan dos pistas, en el saln de la planta baja se
bailaba tango, jazz y tropical, y en el subsuelo, candombe y rumba abierta. Si bien ambas
pistas funcionaban a un tiempo, la del subsuelo incrementaba su concurrencia cuando las
orquestas de la planta baja hacan sus intervalos (que duraban unos 45 minutos). Lo que
diferenciaba la pista grande de la del subsuelo era que, mientras en la primera actuaban
orquestas especialmente contratadas, en la segunda la ejecucin musical era espontnea,
por los propios concurrentes de la comunidad (fotos 23-25)25.
6FOTO 28.
Payadores
El canto repentista es una prctica de antigua data y se da en gran parte del mundo. En
Hispanoamrica recibe diversos nombres, como payada, en la Argentina y Uruguay. Desde
26 REID ANDREWS, GEORGE (1989) [1980]. Los afroargentinos de Buenos Aires. Buenos Aires:
Ediciones de la Flor.
29 PLATERO, TOMS A. (2004). Piedra Libre para nuestros negros: La Broma y otros peridicos de la
comunidad afroargentina (1873-1882). Buenos Aires: Instituto Histrico de la Ciudad de Buenos
Aires. SOLOMIANSKI, ALEJANDRO. 2003. Identidades secretas: la negritud argentina. Buenos
Aires: Beatriz Viterbo Editora.
30 LYNCH, VENTURA R. (1925) [1883]. Cancionero bonaerense. Buenos Aires: Imprenta de la
Universidad.
31 Op. cit. Nota 30, p. 36.
32 VIEJO TANGUERO (Seud.) (1995) [22 de septiembre de 1913]. El tango, su evolucin y su
historia: Historia de tiempos pasados: Quines lo implantaron. Buenos Aires: Club del Tango.
Conclusiones
En este artculo planteo la revisin de fuentes iconogrficas para producir conocimiento
sui gneris y reexaminar supuestos sobre la vida musical afroargentina. Dados los escasos ante-
cedentes tanto de este enfoque como de esta msica, apenas constituye una aproximacin que
debe continuar en futuros trabajos, pues cada uno de los seis grupos temticos dados (y otros
que por razones de espacio quedaron excluidos), merecen un anlisis particular y explayado.
Con todo, es posible formular algunas conclusiones que, al amparo de su provisionalidad,
iluminarn aspectos hasta ahora desatendidos o malentendidos sobre el tema.
A travs de las 37 iconografas analizadas advertimos que la msica afroargentina se
mueve en un amplio arco temporal, espacial, social y cultural. Comprende situaciones que
van desde el siglo XIX hasta el presente. Estas situaciones proceden de la Ciudad Autnoma
de Buenos Aires y diversas localidades de las provincias de Buenos Aires, Corrientes, Cha-
co y Santa Fe. Intervienen en ellas esclavos y sus descendientes, los cuales pertenecan -o
pertenecen- a diversos estamentos sociales, desde la clase baja e iletrada a la clase alta, con
intelectuales y militares. Por ltimo, desde su contexto cultural advertimos tanto prcticas
propias de la esfera religiosa como de la vida seglar, de la esfera privada y de la pblica. Ello
33BATES, HCTOR y LUIS J. BATES (1936). La historia del tango: sus autores. Buenos Aires: Ed.
part. Primer tomo, p. 56.
Sobre los escasos antecedentes documentados de este club, vase FRIGERIO (1993). Op. cit.
34