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Estrategias y lecturas para la enseanza

de la lectoescritura en segundo grado


La enseanza del espaol en el segundo grado, para muchos maestros es un
poco complicado, debido a que buscan estrategias y mecanismos estratgicos y
nuevos que al alumnos le resulte innovador, para ello, en este escrito comparto
algunas estrategias, mecanismos y algunas lecturas para mejorar el proceso de
lectoescritura en el aula.

Los alumnos de segundo grado estn desarrollando sus tcnicas bsicas de


escritura, pero puedes ayudarlo a desarrollar su talento en la escritura. Un alumno
de segundo grado debe tener una comprensin bsica de las redacciones, pero
las lecciones que aprender en este grado le ayudarn a desarrollar sus propias
tcnicas de escritura y le ensear nuevas maneras de expresar sus ideas.

Estrategias de lectoescritura
La mejor estrategia para la enseanza de la escritura es fomentar la
lectura. Siempre es beneficioso empujar a los estudiantes a la lectura y
acompaar la actividad con ejercicios de profundizacin y comprensin de los
textos ledos.

Para esto es necesario transmitir el concepto de interrogar al texto.


Comprender el marco terico de una produccin y desde esa comprensin valorar
la interpretacin de los autores, es un proceso que sita a los estudiantes en la
estructuracin misma de su produccin futura.

Todo texto contiene una estructura que responde a una determinada


normativa gramatical que asegura la ausencia de ambivalencia en la significacin
de la idea a transmitir. Es por lo tanto fundamental que los estudiantes aprendan y
desde all enriquezcan su produccin a travs del perfecto manejo de las reglas de
ortografa y construccin gramatical.

Todo texto tiene una finalidad en si mismo. Tiene una intencin o un


carcter comunicativo. Es decir que una situacin contextual coherente es
fundamental en la produccin de textos. Los estudiantes deben apropiarse del
concepto de contexto como aquel que otorga sentido o carcter pragmtico al
escrito.

otra de las estrategias para la enseanza de la escritura consiste en que el


estudiante pueda diferenciar claramente los tipos de producciones de textos que
pueden realizarse con sus recursos gramaticales especficos. Deben poder
identificar la mixtura de distintos tipos de textos, ya que un mismo texto pueden
estar incluidos dos tipos distintos. Como sucede, por ejemplo, en un cuento que
contiene narracin y descripcin o una argumentacin que es a la vez una
narracin testimonial de hecho.

1. DE LA COMUNICACIN A LAS IDEAS

Como maestro o padre, puedes ayudar a un nio a desarrollar la habilidad para


contar historias y escribir sus propias ideas, animndolo a escribir cuentos cortos.
Una tcnica es proporcionarle una imagen e instruirlo para escribir una historia
detallando los hechos en la imagen o describiendo cmo concluir una escena.
Enfcate en su habilidad para contar una historia y exponer las ideas, en lugar de
los errores textuales o de puntuacin.

2. DE LA ESCRITURA ABSTRACTA A LA CONCRETA

Ayuda al nio a desarrollar su comprensin del uso de los verbos y sustantivos


pidindole que los subraye en sus oraciones escritas. Explica que cada frase tiene
un sustantivo y un verbo y anmalo a usar cada uno de estos en sus oraciones.
Tambin, puedes mostrarle oraciones escritas e instruirlos para identificar los
verbos y sustantivos en cada oracin.

3. CLARIDAD MEJORADA

Fomenta el desarrollo de habilidades de revisin proporcionndoles una tarea de


escritura secundaria despus de cada asignacin regular, en la cual lean y revisen
su trabajo. Una vez que los estudiantes completan sus revisiones, pdeles que
intercambien sus trabajos con otros estudiantes y los revisen. Esto les ensea
cmo utilizar el proceso de revisin como parte fundamental del proceso de
escritura.

4. ORACIONES DE ESTILOS VARIADOS

Ensea a los nios la diferencia entre cada tipo de oracin y anmalos a usar estos
tipos de oraciones en su escritura. Instruye a los estudiantes a subrayar cada frase
en un color especfico. Por ejemplo, subrayar todas las oraciones interrogativas en
rojo, las exclamativas en naranja, las imperativas en verde y las declarativas en
azul. Utiliza esta tcnica para ayudar a los estudiantes a identificar los tipos de
oraciones.

5. ENTREVISTAS

Se le sugiere al alumno que entreviste a una persona cercana a l, en base a las


respuestas que obtenga, solicitarle que escriba una pequea biografa de la
persona entrevistada donde incluya los aspectos ms relevantes de su entrevista,
adems esto le ayudar a conocer ms de las personas que lo rodean.

6. ELABORACION DE UN DIARIO PERSONAL

Esta es una estrategia utilizada por varios maestros, ya que consiste en la


descripcin de los eventos realizados en la propia vida del nio. Los nios a esa
edad son muy curiosos e imaginativos, por lo tanto no les resultara muy
complicado elaborarlo y sobre todo cuando se trata de describir todas las
actividades que hicieron durante el da.

Mtodos de la enseanza de la lectura y la


escritura
En los mtodos para la enseanza de la lectura y escritura se marcan diversos
conceptos y tendencias metodolgicas y a cada uno de ellos le corresponde una
determinada tcnica de lecto-escritura que se refleja, como es natural, en la forma
de ensear los elementos de expresin; al analizar los mtodos que a travs del
tiempo se han utilizado en la enseanza de la lectura y la escritura, se distinguen
varias tendencias.

Los mtodos tradicionales plantean que para el logro de la lectura y escritura el


nio debe alcanzar la habilidad de decodificar los elementos que conforman
el texto escrito y despus descifrar el significado o contenido. Sin embargo es
necesario saber que no existe un mtodo infalible y especfico, ya que cada nio
posee caractersticas intelectuales y personales distintas por lo que se sugiere el
uso de mtodos combinados.

El Mtodo Sinttico. Se basa en que los componentes de las palabras (letras y


slabas), constituyen un pilar indispensable para lectura y la escritura, se inicia
con la enseanza de estos elementos para despus de efectuar numerosos
ejercicios combinarlos en formas lingsticas de mayor complejidad; se lleva a
cabo, por tanto un proceso de sntesis a partir de letras aisladas a slabas.

Villamizar (2006) al respecto seala que el mtodo sinttico se inicia con el


aprendizaje de las letras, para pasar luego al de las slabas y terminar el proceso
sinttico con la formacin, a partir de ellas, de palabras y frases. Ahora bien,
este es un proceso que no se realiza de manera simultnea, sino que el aprendiz,
debe detenerse largo tiempo en el estudio de las letras, hasta completar el
abecedario. Despus a travs de la combinacin de vocales y consonantes va
ingresando al dominio silbico, para luego pasar a las palabras, como mam,
mima, memo. Finalmente se llega a la frase utilizando para ello el mismo
procedimiento de la formacin de palabras, y entonces las frases se construyen
sobre palabras escritas con la misma consonante combinando las vocales, por
ejemplo: mam me ama, mama me mima, pap toma la pipa. Etc. De manera que
las frases resultantes son definitivamente cacofnicas; como se puede observar
en las cartillas la constante repeticin de letras sonidos y palabras en una frase.

Estos mtodos han sido muy criticndose les considera como los mtodos
perfectos de la escuela tradicional, lo cual es discutible si se toma en cuenta que si
bien es cierto, que existen tcnicas, mtodos y procedimientos ms relacionados
que otros con algunas concepciones educativas, no es menos cierto que la sola
presencia de ellos, no indica el predominio de una u otra escuela. En ocasiones la
tcnica ms moderna, en algunos casos, puede ser muy til a la ms antigua
concepcin.

Los adversarios de los mtodos sintticos fundamentan sus crticas en las


caractersticas perceptivas y lingsticas de los que se inician en este aprendizaje.

Mtodo alfabtico: de orientacin sinttica porque comienza con la enseanza de


la letra (grafema), una vez llegado a este nivel, se ensea la slaba, se sigue con
la combinacin de grafemas en silaba (deletreo) luego se construyen las frases.

Mtodo silbico: El mtodo silbico se les adjudica a los pedagogos: Federico


Gedike (1779) y Samiel Heinicke, el mtodo se define como el proceso mediante
el cual se ensea la lectoescritura y consiste en la enseanza de las
vocales. Posteriormente la enseanza de las consonantes se va combinando con
las vocales formando slabas y luego palabras. O sea usa la slaba como elemento
combinatorio inicial que debe ser reconocido en sus mltiples asociaciones con
vocales
Lecturas recomendadas para alumnos de segundo
grado

Abdula y el genio
All donde las arenas doradas del desierto lindan con el profundo mar azul viva
una vez un pobre pescador llamado Abdula. Pasaba horas y horas en la playa
echando su red al agua.

La mayor parte de los das tena suerte y pescaba algo. Pero un da la suerte le
volvi la espalda. La primera vez que lanz su red recogi un paquete de algas
verdes y viscosas. La segunda, un montn de fuentes y platos rotos. Y la tercera,
una masa de pegajoso limo negro.

"Un momento", pens mientras


miraba el fango que chorreaba de
la red. "Tambin hay una vieja
botella. Me pregunto qu
contendr."

Abdula intent sacar el tapn. Al


fin, despus de tirar de l durante
un rato, lo consigui y una
bocanada de polvo se escap de la
botella. El polvo se convirti pronto
en humo y tom diversas
coloraciones que empezaron a
dibujar una forma: primero una
cara, despus un cuerpo... La
figura creci y creci. En pocos
segundos un enorme genio se
elev por encima del aterrado pescador.

Al fin libre! -rugi una voz ms potente que el trueno-. Libre despus de tantos
aos! Ahora voy a devorarte!

Abdula apret la cabeza entre sus manos y grit:

-Por qu? Por qu? Qu os he hecho?

-Te cortar en pedacitos! -exclam el genio, al tiempo que mataba una bandada
de pjaros que pasaba volando por encima de su hombro.

-No lo hagis, Seor Genio -suplic Abdula. Cayendo de rodillas- No quera


molestaros. Por favor, no me matis!
-Te har trocitos y te arrojar a los peces! -vocifer el genio, que desenfund una
enorme espada curvada con la que roz la nariz del pescador.

-Tened piedad! -llor Abdula-Qu dao os he hecho yo?

-Silencio! -tron el genio. Grit tan fuerte que el eco de su voz hizo entrar en
erupcin un volcn cercano-. Cllate y te dir por qu voy a matarte!

Y sin retirar su espada del rostro de Abdula, el genio comenz su historia...

-El Gran Sultn Soleimn me encerr en esa botella para castigarme por los
maleficios que realizaba en su reino. Me comprimi en esa horrible crcel de vidrio
como una ballena prensada en un huevo. Luego la arroj al mar. He permanecido
durante siglos en el oscuro fango. Lo nico que oa era mi propia respiracin. Lo
nico que senta eran los latidos de mi corazn. Mi nica esperanza era ser
pescado y liberado por un pescador.

Durante los primeros mil aos grit: Sultenme! Sultenme! A quien me haga
salir le otorgar la realizacin de tres deseos. Pero nadie me oy y nadie me
liber.

Durante los mil aos siguientes grit: Sultenme! Sultenme! Quien me haga
salir recibir Arabia entera como recompensa. Pero nadie me oy y nadie me
liber.

Durante los mil aos siguientes qued quieto y pens para mis adentros: Si logro
salir alguna vez de esta horrible botella, matar al primer hombre a quien vea. Y
despus de l a todos los que me encuentre!

-Pero el Sultn Soleimn muri hace casi tres mil aos! -grit Abdula.

-Exacto! -replic con brusquedad el genio-. Te sorprende que est de tan


psimo humor?

Profiri un gran grito y el agua se puso a hervir en torno a sus tobillos. Levant su
gigantesca espada, que centelle al sol, y cort una nube en tiras encima de su
cabeza. Luego mir hacia abajo para disfrutar por ltima vez del espectculo del
rostro aterrado del pescador.

Pero Abdula no slo no estaba asustado sino que permaneca de pie, con los
brazos en jarras, la cabeza ladeada y la cara iluminada por una sonrisa.

-Vamos, vamos, genio -dijo tranquilamente- Deja de tomarme el pelo y dime, de


verdad, de dnde has salido.

El suelo tembl cuando el genio inspir profundamente.


-Qu? T, gusano! T, inmundo
bicharraco! Preprate a morir!

-Oh, vamos! T bromeas. Menudo


cuento. Dime la verdad. Yo estaba
distrado vaciando esa vieja botella y no
te he visto acercarte.

-Qu? T, hormiga! T, tijereta! Yo


he salido de esa botella! Y voy a matar a
todo el mundo!

-Pero amigo mo, amigo mo -suspir


Abdula- Tu madre nunca te ense a
decir mentiras, sobre todo gordas. Basta
ver el tamao de esa botella y las
dimensiones de tu cuerpo: t has salido de esa botella tanto como yo.

Entonces, Abdula, con grandes aspavientos, hizo como que intentaba meter el pie
por el estrecho cuello de la botella.

-T, cucaracha! T... t...

El labio inferior del genio empez a temblar.

-Te digo que he salido de esa botella!

-Puafl -se burl Abdula- Entonces demustramelo.

Los pelos del pecho sucio del genio empezaron a erizarse y levant el puo hacia
el cielo con rabia. Luego, tras quedarse un instante pensativo, se fundi como un
pedazo de mantequilla, en todos los colores del arco iris. Despus los colores se
diluyeron y un chaparrn de humo y ceniza se desplom sobre la botellita y se
qued encerrado dentro.

-Lo ves? -dijo una extraa voz cavernosa desde el interior-No te lo haba dicho?

Rpido como un relmpago, Abdula sac el tapn de su bolsillo y lo introdujo en el


cuello de la botella. Lo enrosc y lo apret hasta que qued bien ajustado.
-Eh! T, gusano, djame salir! Djame salir inmediatamente!

-Oh, no!- dijo Abdula con una sonrisa- Ah te puedes quedar otros mil aos si vas
a ser tan desagradable.
-No! Por favor, no! Te prometo realizar tres de tus deseos si me dejas salir otra
vez. Abre esta botella ahora mismo, hormiga!

Abdula tom impulso y con todas sus fuerzas arroj la botella al mar tan lejos
como pudo.

-Te regalar Arabia entera! -chill el


genio mientras la botella volaba por
los aires.

Hizo "plop" al caer al agua. No se


oy nada ms, salvo el ruido de las
olas que llegaban suavemente a la
orilla.

Ms tarde, aquel mismo da, Abdula


regres a la playa y coloc un letrero
que deca: "Cuidado con el genio de la botella. No pescar." Y se fue con su red
bajo el brazo a instalarse en otro lugar de la playa.

Caperucita roja
Haba una vez una adorable nia que era querida por todo aqul que la conociera,
pero sobre todo por su abuelita, y no quedaba nada que no le hubiera dado a la
nia. Una vez le regal una pequea caperuza o gorrito de un color rojo, que le
quedaba tan bien que ella nunca quera usar otra cosa, as que la empezaron a
llamar Caperucita Roja. Un da su madre le dijo: Ven, Caperucita Roja, aqu tengo
un pastel y una botella de vino, llvaselas en esta canasta a tu abuelita que esta
enfermita y dbil y esto le ayudar. Vete ahora temprano, antes de que caliente el
da, y en el camino, camina tranquila y con cuidado, no te apartes de la ruta, no
vayas a caerte y se quiebre la botella y no quede nada para tu abuelita. Y cuando
entres a su dormitorio no olvides decirle, Buenos das, ah, y no andes
curioseando por todo el aposento.

No te preocupes, har bien todo, dijo Caperucita Roja, y tom las cosas y se
despidi cariosamente. La abuelita viva en el bosque, como a un kilmetro de su
casa. Y no ms haba entrado Caperucita Roja en el bosque, siempre dentro del
sendero, cuando se encontr con un lobo. Caperucita Roja no saba que esa
criatura pudiera hacer algn dao, y no tuvo ningn temor hacia l. Buenos das,
Caperucita Roja, dijo el lobo. Buenos das, amable lobo. - A dnde vas tan
temprano, Caperucita Roja? - A casa de mi abuelita. - Y qu llevas en esa
canasta? - Pastel y vino. Ayer fue da de hornear, as que mi pobre abuelita
enferma va a tener algo bueno para fortalecerse. - Y adonde vive tu abuelita,
Caperucita Roja? - Como a medio kilmetro ms adentro en el bosque. Su casa
est bajo tres grandes robles, al lado de unos avellanos. Seguramente ya los
habrs visto, contest inocentemente Caperucita Roja. El lobo se dijo en silencio
a s mismo: Qu criatura tan tierna! qu buen bocadito - y ser ms sabroso que
esa viejita. As que debo actuar con delicadeza para obtener a ambas fcilmente.
Entonces acompa a Caperucita Roja un pequeo tramo del camino y luego le
dijo: Mira Caperucita Roja, que lindas flores se ven por all, por qu no vas y
recoges algunas? Y yo creo tambin que no te has dado cuenta de lo dulce que
cantan los pajaritos. Es que vas tan apurada en el camino como si fueras para la
escuela, mientras que todo el bosque est lleno de maravillas.

Caperucita Roja levant sus ojos, y cuando vio los rayos del sol danzando aqu y
all entre los rboles, y vio las bellas flores y el canto de los pjaros, pens:
Supongo que podra llevarle unas de estas flores frescas a mi abuelita y que le
encantarn. Adems, an es muy temprano y no habr problema si me atraso un
poquito, siempre llegar a buena hora. Y as, ella se sali del camino y se fue a
cortar flores. Y cuando cortaba una, vea otra ms bonita, y otra y otra, y sin darse
cuenta se fue adentrando en el bosque. Mientras tanto el lobo aprovech el tiempo
y corri directo a la casa de la abuelita y toc a la puerta. Quin es? pregunt la
abuelita. Caperucita Roja, contest el lobo. Traigo pastel y vino. breme, por
favor. - Mueve la cerradura y abre t, grit la abuelita, estoy muy dbil y no me
puedo levantar. El lobo movi la cerradura, abri la puerta, y sin decir una palabra
ms, se fue directo a la cama de la abuelita y de un bocado se la trag. Y
enseguida se puso ropa de ella, se coloc un gorro, se meti en la cama y cerr
las cortinas.

Mientras tanto, Caperucita Roja se haba quedado colectando flores, y cuando vio
que tena tantas que ya no poda llevar ms, se acord de su abuelita y se puso
en camino hacia ella. Cuando lleg, se sorprendi al encontrar la puerta abierta, y
al entrar a la casa, sinti tan extrao presentimiento que se dijo para s misma:
Oh Dios! que incmoda me siento hoy, y otras veces que me ha gustado tanto
estar con abuelita. Entonces grit: Buenos das!, pero no hubo respuesta, as
que fue al dormitorio y abri las cortinas. All pareca estar la abuelita con su gorro
cubrindole toda la cara, y con una apariencia muy extraa. !Oh, abuelita! dijo,
qu orejas tan grandes que tienes. - Es para orte mejor, mi nia, fue la
respuesta. Pero abuelita, qu ojos tan grandes que tienes. - Son para verte
mejor, querida. - Pero abuelita, qu brazos tan grandes que tienes. - Para
abrazarte mejor. - Y qu boca tan grande que tienes. - Para comerte mejor. Y
no haba terminado de decir lo anterior, cuando de un salto sali de la cama y se
trag tambin a Caperucita Roja.

Entonces el lobo decidi hacer una siesta y se volvi a tirar en la cama, y una vez
dormido empez a roncar fuertemente. Un cazador que por casualidad pasaba en
ese momento por all, escuch los fuertes ronquidos y pens, Cmo ronca esa
viejita! Voy a ver si necesita alguna ayuda. Entonces ingres al dormitorio, y
cuando se acerc a la cama vio al lobo tirado all. As que te encuentro aqu,
viejo pecador! dijo l. Haca tiempo que te buscaba! Y ya se dispona a
disparar su arma contra l, cuando pens que el lobo podra haber devorado a la
viejita y que an podra ser salvada, por lo que decidi no disparar. En su lugar
tom unas tijeras y empez a cortar el vientre del lobo durmiente. En cuanto haba
hecho dos cortes, vio brillar una gorrita roja, entonces hizo dos cortes ms y la
pequea Caperucita Roja sali rapidsimo, gritando: Qu asustada que estuve,
qu oscuro que est ah dentro del lobo!, y enseguida sali tambin la abuelita,
vivita, pero que casi no poda respirar. Rpidamente, Caperucita Roja trajo
muchas piedras con las que llenaron el vientre del lobo. Y cuando el lobo
despert, quiso correr e irse lejos, pero las piedras estaban tan pesadas que no
soport el esfuerzo y cay muerto.

Las tres personas se sintieron felices. El cazador le quit la piel al lobo y se la


llev a su casa. La abuelita comi el pastel y bebi el vino que le trajo Caperucita
Roja y se reanim. Pero Caperucita Roja solamente pens: Mientras viva, nunca
me retirar del sendero para internarme en el bosque, cosa que mi madre me
haba ya prohibido hacer.

El cndor de fuego
Hace mucho tiempo, un hombrecillo llamado Inocencio, que era tan bueno y
candoroso como su nombre, trabajaba en los frtiles valles de Pozo Amarillo, en
plenos Andes.

Cerca de Inocencio, viva otro hombre de nombre Rufin. Rufin, al contrario de


Inocencio, era un hombre ambicioso y malvado.

Una tarde que Inocencio volva de su


trabajo, encontr cada junto a una roca a
una pobre india vieja que se quejaba de
terribles dolores.

Pobre anciana! exclam nuestro


hombre, y levantndola del suelo, se la llev
a su choza, donde la atendi lo mejor que
pudo.

Los ojos de la india se abrieron y se fijaron


en Inocencio con gratitud.
Eres muy bueno, hermanito suspir, t has sido el nico hombre que, al
pasar por el camino, se ha apiadado de la pobre Quitral y la ha recogido! Por tu
bondad, mereces ser feliz y tener riquezas que puedas repartir entre los
necesitados! Yo te las dar!

T? Una pobre india...

Yo siempre he vivido miserablemente contest la anciana ms poseo el


secreto de la cumbre y s dnde anida el codiciado Cndor de Fuego.

El Cndor de Fuego! Exclam Inocencio, con el mayor estupor, al


recordar una leyenda antiqusima que le haban narrado sus padres,
Dime... Cmo es?
Es un cndor enorme y su plumaje es del rojo color de oro, como los rayos
del sol! Su guarida est sobre las nubes, en la cima ms alta de nuestra
cordillera! All se encierran ms riquezas que todas las que hoy existen en
el mundo conocido!

Esos tesoros, por una tradicin de mis antepasados, debern caer en manos de
un hombre bueno y generoso. Ese hombre eres t, Inocencio!

Entonces... me dirs dnde se encuentra el Cndor de Fuego? pregunt


Inocencio.

En el dedo meique de mi mano derecha llevo un anillo con una piedra verde
contest la india y sobre mi pecho cuelga de una cadena una llavecita de oro. El
anillo te servir para que el Cndor de Fuego te reconozca como su nuevo amo y
te gue hasta la entrada del tesoro... La pequea llavecita es de un cofre que est
enterrado en las laderas del Aconcagua, la enorme montaa de cspide blanca,
dentro de la cual encontrars el secreto para entrar a los escondidos sitios donde
se halla tanta riqueza. Ya te lo he dicho todo! Me voy tranquila al lugar misterioso
donde me esperan mis antepasados.

Y diciendo estas ltimas palabras, la vieja india cerr los ojos para siempre.

Mucho llor Inocencio la muerte de la anciana, y cumpliendo sus deseos la enterr


junto a su cabaa, despus de sacarle el anillo de la piedra verde y la llavecita que
guardaba sobre su pecho.

Al da siguiente empez su camino, en busca del Cndor de Fuego.

Pero la desgracia rondaba al pobre Inocencio. El malvado Rufin, que haba


escuchado tras la puerta de la cabaa las palabras de la india, acuciado por una
terrible sed de riquezas, no vacil ni un segundo en arrojarse como un tigre furioso
sobre el indefenso labrador, hacindole caer desvanecido.

Ahora ser yo quien encuentre tanta fortuna! Exclam el temible Rufin


al ver a Inocencio tendido a sus pies Ser inmensamente rico y as
podr dominar al mundo con mi oro, aunque haya de sucumbir la mitad de
la humanidad!

Rufin quit el maravilloso talismn de la piedra verde a Inocencio, pero olvid


llevarse la pequea llavecita.

Una tarde que cruzaba un valle solitario, escuch sobre su cabeza el furioso ruido
de unas enormes alas. Mir hacia los cielos y vio con asombro un monstruoso
cndor que desde lo alto lo contemplaba con sus ojos llameantes.

Ah est! exclam el malvado.

El fantstico animal era tremendo. Su


cuerpo era cuatro veces mayor que los
cndores comunes y su plumaje, rojo
oro, pareca sacado de un trozo de sol.
Sus garras enormes y afiladas
despedan fulgores deslumbrantes. Su
pico alargado y rojo se abra de cuando
en cuando, para dejar pasar un grito
estridente que paralizaba a todos los
seres vivientes de la montaa.

Rufin tembl al verlo, pero, repuesto en seguida, alz la mano derecha y le


mostr el precioso talismn de la piedra verde.

El Cndor de Fuego, al contemplar la misteriosa alhaja, detuvo su vuelo de pronto


y se qued como prendido en el espacio. Despus vol sobre Rufin y tomndolo
suavemente entre sus enormes garras lo elev hacia los cielos. El Cndor lo
transport por los aires, en un viaje de varias horas, hasta que, casi a la cada del
sol, descendi a gran velocidad sobre las mismas cumbres de la enorme montaa
llamada del Aconcagua. Haban llegado.

Ah es! Ya el tesoro es mo! -grit el malvado. Ahora el mundo temblar


ante mi poder sin lmites!

En pocos pasos estuvo a la entrada de la misteriosa profundidad, pero... se


encontr con que sta se hallaba cerrada por una gran puerta de piedra.
Cmo har para abrirla? se pregunt Rufin impaciente La har
saltar con la plvora de mis armas!

Mientras preparaba los cartuchos, el Cndor de Fuego lo contemplaba en silencio


desde muy cerca, y sus ojos fulgurantes parecan desconfiar del nuevo poseedor
de la alhaja.

Rufin, sin recordar al monstruo e impulsado por su codicia sin lmites, prendi
fuego a la mecha y muy pronto una terrible explosin conmovi la montaa.

Miles de piedras saltaron y la enorme puerta que defenda el tesoro cay hecha
trizas, dejando expedita la entrada a la misteriosa y oscura caverna.

Es mo! Es mo! grit el demente entre espantosas carcajadas. Pero


una terrible sorpresa lo aguardaba.

El Cndor de Fuego, el eterno guardin de los tesoros que indicara la india Quitral,
al darse cuenta de que el poseedor de la piedra verde desconoca el secreto de la
llave de oro, con un bramido que atron el espacio, cay sobre el intruso y
elevndolo ms all de las nubes, lo dej caer entre los agudos riscos de las
montaas, en donde el cuerpo del malvado Rufin se estrell, como castigo a su
perversidad y codicia.

Desde entonces, el tesoro del Cndor de Fuego ha quedado escondido para


siempre en las nevadas alturas del Aconcagua y all continuar, custodiado desde
los cielos por el fantstico monstruo alado de plumaje rojo oro como los rayos del
sol.

Los duendes y el zapatero


La mujer del zapatero dijo inquieta a su marido: -No puedes trabajar ms rpido,
querido?

El zapatero sonri: -Claro que podra. Podra cortar el cuero con menos cuidado y
dar puntadas ms grandes. Pero quiero ofrecer a mis clientes lo mejor de lo mejor.
Y eso lleva tiempo.

-Lo s, querido, pero no queda dinero para comprar ms cuero. Vas tan despacito
que un par de zapatos te lleva dos das.

-Hago lo que puedo -respondi con tristeza el zapatero-. Mi vista no es tan buena
como antes, y mis dedos ya no son tan giles.

El zapatero sigui con su lento y meticuloso trabajo. Y as, pronto se acab el


dinero y se terminaron el ante y las pieles para hacer zapatos. En la mesa slo
quedaba una tira de cuero. Su esposa le pregunt:

-Qu vamos a hacer maana, cuando ya no quede cuero ni zapatos que vender?

El zapatero sonri. -Maana nos preocuparemos.

Pas el da entero cortando un calzado con aquella ltima tira de cuero.


Pensaba... "seguramente ste ser el ltimo par de zapatos que har en mi vida,
as que me gustara que fuera el mejor'.

Se fue a la cama dejando las


plantillas ya cortadas en su mesa
de trabajo.

-Qu pena que seamos pobres -le


dijo a su mujer antes de dormirse.

-T ya haces lo que puedes -le


consol ella- No se puede pedir
ms.

A la maana siguiente, el zapatero


se limpi las gafas, enhebr la
aguja y busc los pedazos de
cuero. Pero algo increble haba
ocurrido. En el centro de la mesa
haba unos zapatos terminados, perfectos y brillantes hasta la ltima hebilla.
Alguien los haba acabado mientras l dorma.

-Fjate qu maravilla! -exclam, y se los mostr a su esposa-. Mira qu hermosas


puntadas! Quin habr hecho el trabajo?

Era un par de zapatos tan perfecto que lo vendieron por el doble de dinero. Aquel
da el viejo zapatero pudo comprar otra tira de cuero y cort dos pares de zapatos.
De noche los dej en la mesa y se fue a dormir mucho ms contento. A la maana
siguiente encontr los dos pares acabados hasta los mismos cordones con sus
remates.
-Es una obra de arte! -dijo el zapatero a su mujer. Los zapatos se vendieron a un
precio tan estupendo que esta vez pudo comprar cuero para cuatro pares. Por la
noche unas manos misteriosas cosieron los cuatro pares.

-Qu magnfica hechura! -exclamaban los clientes. Y vinieron de muy lejos a


comprarle zapatos. El zapatero vendi a las damas zapatillas de baile, en bonito
terciopelo, y botas de montar, largas y relucientes, a los caballeros.

-Tenemos cuero para toda la vida! -dijo, feliz, la mujer del zapatero- Y viene tanta
gente a comprar esos zapatos que casi somos ricos!

Pero el zapatero estaba pensativo.

-No te gustara saber quin nos ayuda por las noches? Ya es hora de que lo
averigemos.

As que una noche fra, la vspera de Navidad, el zapatero dej sobre la mesa el
cuero cortado y se escondi con su mujer en un rincn.

Al dar la medianoche, seis duendecillos desnudos salieron uno tras otro de detrs
del reloj. Subieron a la mesa y al momento se pusieron a coser y a martillar, a
hacer nudos y a dar lustre. De cuando en cuando paraban para soplarse las
manos heladas, para calentarse los pies brincando en el suelo, o para acurrucarse
unos contra otros y as combatir el fro del invierno. Tiritaban de la cabeza a los
pies.

-Pobres criaturas -dijo la mujer-Tanto trabajar para nosotros y... no tienen ni


siquiera una camisa y unas botas.

-Deberamos hacerles un regalo para agradecerles sus servicios -respondi el


zapatero.

Al da siguiente, muy temprano, su esposa empez a coser camisas y pantalones


de una tela abrigada y alegre. El zapatero sac su aguja ms fina y su cuero ms
blando e hizo un par de lindas botas para cada uno.
La noche de Navidad, pusieron sobre la
mesa estos regalos y se escondieron en el
rincn. Haca un fro tremendo. Los
duendecillos salieron tiritando y dando
diente con diente; de sus bocas salan
humaredas de aliento que se helaba en
contacto con el aire. Al principio se
quedaron asombrados al no encontrar
cuero para coser. Pero luego vieron la ropa
y comprendieron que era para ellos. Se la
pusieron y empezaron a bailotear, riendo y
dando palmadas con las manos ya
calientes gracias a sus nuevos guantes de
lana.

-Se acab el hacer zapatos! Ahora somos gente elegante!

Y cantando y bailando salieron a la calle por la puerta de la tienda.

-Nos hemos quedado sin la ayuda de los duendecillos -dijo riendo la mujer del
zapatero-. Qu vas a hacer ahora que viene tanta gente a comprarte calzado?

-Sencillamente, har todo lo mejor que pueda- respondi el zapatero.

- Seguro que s, querido- dijo su mujer- como siempre.

EL CISNE ORGULLOSO
En un maravilloso y precioso bosque, haba un gran lago y dentro, y a su
alrededor, vivan gran cantidad de animales de todo tipo. De entre todos ellos
destacaba un gran cisne blanco con unas plumas largas y brillantes, dotado de
una belleza sin igual y que era considerado como el cisne ms bello del mundo.
Era tan bonito que haba ganado todos los concursos de belleza a los que se
haba presentado, y eso haca que cada vez se paseara ms y ms orgulloso,
despreciando a todos los dems animales, e incluso se negaba a hablar con ellos,
pues no estaba dispuesto a que lo viesen con animales que para el eran tan feos y
desagradables. Era tal el grado de vanidad que tena que los animales estaban
hartos de l y un da un pequeo puercoespn se decidi a darle una buena
leccin.
Fue a ver al cisne, y delante de todos le dijo que no era tan bello, que si ganaba
todos los concursos era porque los jurados estaban influenciados por su fama, y
que todos saban que l un pequeo puercoespn era ms bello. Entonces el cisne
se enfureci, y entre risas y desprecios le dijo pero que tonteras ests diciendo,
yo a ti te gano un concurso con el jurado que quieras. "Vale, acepto, nos vemos el
sbado", respondi el puercoespn, y dndose media vuelta se alej muy
orgulloso, sin dar tiempo al cisne a decir nada ms.

Ese sbado, fue todo un acontecimiento en el bosque y todos fueron a ver el


concurso, el cisne se lav en el lago con gran cuidado y cuando se sec sus
plumas blancas relucan como el mismsimo sol. El cisne marchaba confiada y
terriblemente altivo, hasta que vio quines formaban el jurado: comadrejas,
hmsteres, ratones y un tejn. Rpidamente entendi que la belleza dependa de
quien la mirara y que ese feo puercoespn para los animales que formaban el
jurado era muy bello pues era parecido a ellos, y que l con toda su majestuosidad
no les resultaba mnimamente atractivo, por lo que el puercoespn gan el
concurso claramente, dejando al cisne lloroso y humillado, pero aprendiendo una
leccin que nunca olvidara, y a partir de ese momento fue amable con todos los
animales, hablando con ellos y ayudndoles en lo que poda.

Con todo esto el cisne y el puercoespn se hicieron grandes amigos y era


frecuente verlos pasear o riendo sentados en la orilla del lago. Un da los animales
se reunieron y le dijeron al cine que haba ganado un nuevo concurso, uno que le
hizo ms feliz y del que estuvo ms orgulloso, que de todos los dems que haba
ganado antes: el premio a la humildad.

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