Don Quijote
Don Quijote
Don Quijote
DON QUIJOTE DE LA
MANCHA
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EL TEMA DEL AMOR EN DON QUIJOTE DE LA MANCHA
Amorosas porfas
tal vez alcanzan imposibles cosas;
y ans, aunque con las mas
sigo de amor las ms dificultosas,
no por eso recelo
de no alcanzar desde la tierra el cielo.
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El cdigo del amor caballeresco: rasgos y aspectos
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Estas dos referencias textuales del mismo comienzo de El Quijote
revelan la importancia mxima del amor para una caballero andante:
- El tener una dama a la que amar y a la que encomendarse es condicin
imprescindible para poder ser considerado autntico caballero.
- Caballero sin amor es cuerpo sin alma: no tiene sentido
- La dama debe ser una seora de alta alcurnia, nunca una plebeya.
- Esta dama, a menudo inaccesible, ha de tener un nombre en consonancia
con su nobleza.
Esta cita pone de relieve otra costumbre, y otro tpico, dentro del cdigo
del amor de las novelas de caballeras, y procedente por cierto de las reglas y
leyes del amor trovadoresco: el caballero, desdeado por la dama, se lamenta de
la crueldad de la amada ingrata, y le suplica que se ablande y se compadezca
de l. El caballero aparece constantemente como inferior socialmente a su dama,
como siervo de ella. Don Quijote, adems de imitar el amor caballeresco en sus
aspectos sustanciales, reproduce tambin fielmente su lenguaje arcaizante y
anacrnico, con todos los tpicos inherentes al mismo: cautivo corazn, agravio,
cuitas, sujeto corazn, padecer, etc.
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Este amor no correspondido es fuente de sufrimiento para el caballero
enamorado, pero mediante su constancia en el amor y sus actos de valor
conseguir hacerse digno, algn da, de la dama de sus pensamientos. El
amor de don Quijote a Dulcinea es tan noble, tan puro, tan desinteresado que sin
el menor reparo podemos designarlo como platnico. Nos parece obligado
transcribir la carta o misiva que don Quijote le enva a travs de su escudero
Sancho Panza, dentro del captulo 25:
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Las palabras anteriores las pronuncia don Quijote en el momento en que
se dispone a arremeter contra un arriero alojado en la misma venta/castillo en que
el propio don Quijote se hallaba, cuando dicho arriero, de manera insolente, se
aprestaba a retirar las armas que nuestro hroe estaba velando, antes de la
ceremonia de ser armado caballero andante. Pues bien, esas palabras expresan
otra costumbre caballeresca claramente relacionado con el tema amoroso: todo
caballero que se precie de tal, se siente en la precisa necesidad de invocar a su
dama ante cualquier peligrosa aventura, con la seguridad de que ella le infundir
nimo y valor suficientes para acometerla y superarla. Estas invocaciones a
Dulcinea se repetirn en numerosas ocasiones a lo largo de toda la obra, en los
trances de las arriesgadas y peligrosas aventuras quijotescas.
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refinamiento,...; su amor por ella, y su condicin de caballero andante le induce a
verla de forma totalmente idealizada.
En posicin opuesta, nos encontramos con la visin rstica, rastrera y
realista, desoladoramente desmitificadora, en boca de Sancho Panza. Para este
no existe Dulcinea; slo existe Aldonza Lorenzo, una simple moza labradora, ruda
y vigorosa, sin ningn atractivo fsico ni de espritu, y que tuvo la mejor mano para
salar puercos que otra mujer en toda la Mancha (Cap. 9).
Respecto a los rasgos de la dama propiamente dicha de las novelas de
caballeras, incluido El Quijote, los ms destacables son los siguientes:
- Se dedica a tareas primorosas: bordar con oro, ensartar perlas, etc, y a
ocupaciones propias de su alto rango social.
- Viste, se adorna y se asea como una princesa.
- Habita en palacios y en estancias fastuosas.
- Es liberal y esplndida con todos, especialmente con los correos o
emisarios que llegan hasta su presencia.
En cuanto a sus cualidades fsicas, don Quijote no escatima elogios al
describirla, tal como se refleja en el captulo 13:
La hermosura de Dulcinea es sobrehumana, pues en ella se vienen a
hacer verdaderos todos los imposibles y quimricos atributos de belleza que los
poetas dan a sus damas: que sus cabellos son oro, su frente campos elseos, sus
cejas arcos del cielo, sus ojos soles, sus mejillas rosas, sus labios corales, perlas
sus dientes, alabastro su cuello, mrmol su pecho, marfil sus manos, su blancura
nieve, y las partes que a la vista humana encubri la honestidad son tales, segn
yo pienso y entiendo, que slo la discreta consideracin puede encarecerlas y no
compararlas.
Sin embargo, el caballero enamorado don Quijote desea resaltar dos
cualidades de entre todas las dems de su dama, pues entiende que estas dos
son las que, fundamentalmente, encienden y originan el amor, aunque en algn
momento supone que esta concepcin idealizadora pueda ser, nicamente, fruto
y resultado de su imaginacin. As lo vemos en el captulo 25 de la primera parte:
Porque has de saber, Sancho, si no lo sabes, que dos cosas solas incitan a amar
ms que otras; que son la mucha hermosura y la buena fama, y estas dos cosas
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se hallan consumadamente en Dulcinea, porque en ser hermosa ninguna le
iguala, y en la buena fama, pocas le llegan. Y para concluir con todo, yo imagino
que todo lo que digo es as, sin que sobre ni falte nada, y pntola en mi
imaginacin como la deseo, as en la belleza como en la principalidad, y ni la
llega Elena, ni la alcanza Lucrecia, ni otra alguna de las famosas mujeres de las
edades pretritas griega, brbara o latina.
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+ Cuando el caballero sufre el desdn y el olvido de la dama, decide o bien
realizar locuras como Roldn, con el fin de conmoverla y llamar su atencin, o bien
entregarse a aspersimas penitencias, como hizo Amads en la Pea Pobre. Don
Quijote opta por imitar sobre todo a este ltimo, y se adentra en lo ms oculto de
Sierra Morena. All se azota, reza interminables avemaras, llora su cuita y
compone versos amorosos (que Cervantes parodia) por la ausencia de Dulcinea.
Podemos comprobarlo en el captulo 25:
Este es el lugar, oh cielos!, que diputo y escojo para llorar la desventura
en que vosotros mesmos me habis puestos. Este es el sitio donde el humor de
mis ojos acrecentar las aguas deste pequeo arroyo y mis profundos y continuos
sospiros movern a la contina las hojas destos montaraces rboles, en testimonio
y seal de la pena que mi asendereado corazn padece
Oh Dulcinea del Toboso, da de mi noche, gloria de mi pena, norte de mis
caminos, estrella de mi ventura, ans estar hasta el trmino en que correspondas
al que a mi fe se le debe.
+ Los caballeros andantes han de ser grandes msicos y grandes poetas,
gracias y habilidades que son anexas a los enamorados andantes, tal como se
menciona en el captulo 23.
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jurdicos. Este hecho se ha explicado e interpretado por la imposibilidad de un
amor vivido como pasin o de un amor como puro ideal, los cuales no pueden
concebirse dentro de los cauces o de las pautas matrimoniales
CONCLUSIN
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