34LaBurguesiaLaOligarquiaElEstado PDF
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La burguesa, la oligarqua
y el estado
E D I T O R I A L
NUEsTRO .T.I@#P'O, S. A.
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Colecci6n: LaP Gmndes P m b h Nacionales
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Impreso en Mxico
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CONTENIDO
LA OLIGARQUIA
ALONSOAGUILARM.
1 LA OLIGARQUfA . . . . . . . . . . . . .
Pero. jexiste una oligarqua? . . . . . . . . .
Qu es y que no es la oligarqua . . . . . . . .
La teora clsica d d capital financiero y de la oligarqua
Las nuevas fonnas de combinacin del capital y la formacin
de la o l i p q u a . . . . . . . . . . . .
LA OLIGARQUfA MEXICANA . . . . . . . . .
2
.
Origen magnitud aproximada y naturaleza . . . .
La oligarqua mexicana y el capital extranjero . . . .
Composici6n sectorial y entrelazamiento de la oligarqua .
3 EL ESTADO Y LA OLIGARQUfA . . . . . . . .
El caso i d 1 i t o de uoa burguesa sin poder poltico . .
Ecmomla mixta o capitalismo & Estado? . . . . .
Un Estado burgus al servicio. esencialmente. de la burguesa
El capitalismo de Estado y la oligarqua . . . . . .
4 DEL CAPITALISMO DE ESTADO . . . (A DONDE?
Tanto a travs de la Coleccin en que aparece este volumen
-Los Grandes Problemas Nacionales- como de otras: Des-
arrollo, Teora e Historia, La Cultura al Pueblo, Latinoam-
rica Hoy, etc., la Editorial Nuestro Tiempo ha dudo a conocer
varios estudios en los que, desde diferentes perspectivas y pla-
nes analticos se intenta ahondar en el examen de cuestiones
fundamentales ligadas a la estructura social y a la lucha de
clases. Tal inters obedece a la conviccin de que una de las
nzs graves fallas de la ciencia social brrrguesa consiste, precisa-
ntente, en ignorar o al menos en no explicar los problemas pro-
piamente estructurales y concretamente la influencia de la
lucha de clases sobre los principales fenmenos socioeconmi-
cos y, en ltimr instancia. sobre el curso de la historia. Mas no
son s61o o siquiera frlndarnentalnzente irtquietudes acadmicas
las que nos hnn movirto a trabajar en esa direccin. Estamos
convencidos. adems, de que el estudio de las clases. v en par-
ticular de la clure donirzante y del proletariado en nuestro
pas, son polticanzente esenciales para poder, a partir del exa-
men riguroso de 1r renlidad y no de esquemas librescos divor-
ciado; de ella. impulsar con xito la lucha ~evolucionaria.
Al enlregnrnof sus interesantes ensayos. Iorge Carrirt y
AIonso Aguilar nos han pedido dejar constancia en estas lneas
de que. por ser los temas abordador especialmente complejos
y de aqziellos que hasta ahora se han estudiaio poco ert nuestro
medio, hubieran querido someterlos n und previa discusin,
que seguramente habra contribriido a enriquecer los trabajos
que se ofrecen en estas pginas. Desafortunadamente, la ne-
cesidad de crrmplir compromisos inzpostergables hizo imposible
proceder de esr manera. Los autores consideran que el estudio
cle in lr(rba so~ialno puede agotarse en r~ingrnlibro 1,. en tal
~'lvt!~d espeyan.
. a partir de aqu, recibir la crtica y se propo-
8 LA B U R G U E S ~ A ,LA OLIGARQU~AY EL ESTADO
I
l Ver Alonso Aguilar, Dialr~rirde la economiir mexicana, EDI-
TOFUAL NUESTRO TIEMPO, 2a. edicin, Mxico, 1972.
' Eduardo Galeano, Lis wnas abiertas de Amrica itim, Siglo
Veintiuno Editores, Mxico, 1972, p. 34.
Ob. cit., p. 36. Empleo la rain clase dominante colonizada
"B
para diferenciarla semnticamente e la categora -ms amplia y. en
Mercaderes hijos de mercaderes eran los seores de la
Nueva Espaa. Sus amos de la metrpoli a su vez eran mer-
caderes intermediarios de otros. Las mercaderas de las Indias
de Coln escapaban de sus manos como el agua entre las de un
nio, para ir a regar y nutrir industrias y mercados ajenos.
Espaa no era sino la vasta plaza de ultramar para la oferta
de los productos de Amrica. Nobles, seores, hidalgos, obis-
pos y en general alta clereca, aparecan cual archipilagos
rodeados por todas partes de mendigos -prefiguradores de
los esperpnticos de Ramn del Valle Incln-, de pcaros
y lazarillos ojos-de-ciego, y de fijodalgos de capa rada pero
honor inclume. Derrochaban unos y mendigaban otros los
productos de la explotacin del hombre novohispnico, el fu-
hiro mexicano.
Atorn describe literariamente esa simbiosis colonial que
estanca el desarrollo de metrpoli y colonia, inmersas ambas
en un mundo en que el capitalismo comienza a ser el padrn
de desarrollo de unos cuantos pases. Su prosa dice decadencia
donde hoy diramos subdesarrollo:
En el siglo xvu Espaa se halla ya en decadencia. Baltasar Gra-
cin, a mediados de dicha centuria, dice en su Criticn que, sin
las mltiples guerras que Espaa ha mantenido en Europa, las
ciudades espaolas pudieran estar amuradas de plata y eniosadas
de oro,. .. A las guerras como causa de la decadencia nacional
agrega Saavedra Fajardo la conquista de Amrica. De Amrica
vinieron a Espaa las naves alutreadas de barras de plata y oro,.
Fascin el oro a ICE espaoles; a las nuevas e inmensas maravi-
llosas regiones march la juventud espaola; quedaron sin cul-
la que cabe aquella-, acuada con acierto por Alonso Apilar para la
caracterizacin de la clase dominante dominada de la etapa del impe-
rialismo, era de dependencia propiamente dicha. Acaso la palabra "co-
lonizada" suscite la crtica de que se trataba de la clase colonizadora;
ro me atengo al principio de Marr: "Un pueblo que esclaviza a otro
g r j a sus propias cadenas'', o mmo lo dijo Engels: 'Hinguia nacin
puede ser libre mientras mantenga a otra encadenada". Los hechos ade-
mis compnicban que los insulares dominantes en la Nueva Espaa
tenian una posicin suboigada mn respecto a !a ciase comespondiente
en Espaa.
tura loa campos, callaron l a telares, paiditacm ias industrias
del hiato, del vidrio, de Im cuaos;tnxhoase en hidalgos, los
oficiales de mano. Trastoa510 todo el oro americano. aTodo lo
aiter -escribe h v c d r a Fajardo- ia posesin y abundancia de
tantos bienes. Arrim luego ia icuitura, el arado, y, vestida
de d a , m 6 ias manos md% - por el trabajo. I mercan-
da, con espritu noble troc Ipr luiguaa por iu d a s jinctas, 9
s&6 a nur por las d e s . Las artes se desdeami de los instru-
mentos mac6Lnicos".*
.
. .el rey obeso y el esculido mendigo
son dos diferentes manjares, dos platos
para una mesa; ese es el fin.
Shakespeare, H m l e t .
D
reducido a las limitantes condiciones del regionalismo estataL2"
Esto no quiere decir -hay que repetirlo- que el ascenso
de las masas campesinas no tuviera repercusiones nacionales.
Como la actividad muy anterior (1906 y aun antes) de grupos
campesinos y obreros, la actuacin del Partido Liberal y de
Ricardo Flores Magn, las acciones agrarias de repartos de la-
tifundios y dotaciones de tierra que sobre la marcha se hicieron
(tal el caso de Lucio Blanco y otros), todo determin formu-
laciones del programa burgus de dimensin nacional que en-
contraron cabida en la Constitucin, e incluso fueron ms
avanzadas vistas con el corrector de la derrota del movimiento
campesino (inevitable en su condicin de tal y predecible por
carericia de alianza obrera, ya que los obreros existentes inclu-
sive se utilizaron como fuerza de dioque contra los campesi-
nos). Por lo que respecta al periodo de los treintas el ingre-
diente nacionalista lo aportan principalmente las masas, su ac-
tiva participacin en reivindicaciones y cambios, favorecidos no
slo por coyunturas internacionales sino por la actividad gu-
bernamental consistente sobre todo en poner en marcha mu-
chos de los preceptos constitucionales, olvidados en la mencio-
nada etapa de acomodo al imperialismo, y rescatar mediante
expropiaciones el petrleo y otras reas de la economa na-
?" Por lo dems Iia sido un error frecuente en que han cado gru-
41.lbid.
'2 Fernando Carmona, Depeizdenci~y cambio estrt~cturales,Insti-
tuto de Investigaciones Econmicas, UNAM, Mxico, 1971, p. 94.
54 LA BURGUES~A,
LA OLY;ARQUL\
Y BL ESTN
Ibd.
88 Discurso del presidente Echwerra ante la 3a. U N ~ A D ob.
, cit.
capas de la poblacin necesarias como fuerza de trabajo en
esta concreta etapa del desarrollismo, o sea del capitalismo del
subdesarrollo dependiente. Y todo lo hizo envuelto en la
unidad nacional. Respecto a la unidad nacional, anticomu-
nista, dentro de las instituciones de educacin superior dijo el
presidente: "Que no haya nadie en las universidades o en los
tecnolgicos y en ningn sector, que tenga el pensamiento
puesto en intereses encontrados de uno y otro lado de las po-
tencias que quieren prevalecer" y aadi: "Alentar en su
contra [de aquellas instituciones) fuerzas conservadoras o sub-
versivas, es traicionar la continuidac! de nuestro movimiento
revolucionario". Movimiento revolucionario, unidad nacional y
~obierno,son tres conceptos distintos y una esencia verdade-
ra: el mantenimiento de la clase dominante dominada (bur-
guesa) en el poder y el control del estado para la defensa de
sus peculiares intereses. En virtud de que es tal clase la que
domina la estructura econmica; poltica y social del pas, se
amenaza por igual a las fuerzas conservadoras y a las "subver-
sivas", acusando tcitamente a stas de estar al servicio del
llamado "totalitarismo comunista", lo cual significa en los
hechos (unidad burguesa) apaciguar a las primeras y blandir
el garrote de la represin ante las furi-zas revolucionarias in-
dependientes.
En lo que toca a la impuesta divisin del trabajo interna-
cional, en la misma rciinin, el presidente Echeverra, tras de
reconocer que existe y no ignora tcitamente quin la impone,
"en el asunto del tabaco, que como otros es uno de los pro-
Slernas de los pases del Tercer Mundo", reparti gentilmente
la responsabilidad, abundando en el tercerismo de la poltica
de la burguesa mexicana, con esta inadmisible asercin: ". . .el
Tercer Mundo. . . est frente a las grandes potencias y. . .
con distintos intereses, y produciendo ms bombas nucleares,
se disputan el predominio u n i ~ e r s a l " .D~e~ esta manera la bur-
guesa mexicana y su aparentemente conflictivo neonacionalis-
n o sc envuelve en un banco de nieblas y palabras, en afirma-
ciones antisocinlistas, que apuran I-iasta sus ltimas consenien-
Excklsior, ob. cit.
cias la dependencia interna del pueblo trabajador bajo la clase
burguesa dominante, al mismo tiempo que vigorizan los lazos
de sujecin al imperialismo y capitalismo monoplico cada
da ms opresor en el verdadero "tercer mundo". La burgue-
sa mexicana, con tal de asegurar su dominio interno, confir-
ma la prediccin que en 1850, hiciera Herman Melville en
estas palabras de soberbia y premonicin del destino de nues-
tra patria:
!
Qu era Amrica en 1492 sino un pez suelto en el cual Coln
clav el estandarte hispnico, con el objeto de marcarla para
sus reales seores? Qu Polonia para el Zar? Qu Grecia para
el turco? Qu la India para Inglaterra? Qu ser con el tiempo
Mxico para los Estados Unidos? Todos peces sueltos?Q
ALONSOAGUILAR
M.
"La dare proletaria moderna no conduce
su lucha de acuerdo con un esque& ela-
borado en un libro o en una teora. La lu-
cha de los trabajadores es un fragmento
de la historia, un fragmento del desa-
rrollo de la sociedad. Y es en el proceso
mismo de la historia y de la lucha, donde
debemos aprender cmo combatir. .."
i>lY -2 -
J.'
democratiz !a vida pblica y sent las bases de "desarro-
llo econmico con justicia social", razn por la cual, en nues-
tros das, no existe ya en Mxico una oligarqua. En todo
caso -admiten algunos- puede seguir ha6iend0, como por
lo dems es inevitable, desniveles de ingreso, de oportunidades
y de condiciones de vida; pero M) una oligarquapropiamente
dicha, no una minora privilegiada que disponga del grueso
de la riqueza y controle el poder poltico. Quienes as piensan
suelen hablar a lo ms de "sectores de alto ingreso", de "cas-
tas" heredadas del "viejo rgimen", de "nuevos ricos", de
grupos "econmicamente poderosos" o de influyentes y sofis-
ticadas "lites" modernizantes. Y aun quienes mantienen w-
siciones crticas avanzadas parecen a menudo preferir, bajo
la influencia de las teoras elitistas v estratificacionistas. ha-
blar de "grandes burgueses" o de una "seccin gran burgue-
sa", en vez de hacerlo concreta y claramente de una oligarqua.
-
Ni siquiera entre quienes admiten la presencia de sta y
comprenden la importancia de su estudio para ahondar en el
examen del proceso socioeconmico y aun para formular una
estrategia revolucionaria correcta, parece haber acuerdo acerca
del alcance, el papel y las formas que, en un pas como Mxi-
co y otros de Latinoamrica, adopta hoy la oligarqua. Para
unos, en efecto, sta consiste esencialmente en el capital ex-
tranjero y quienes ms directamente lo sirven; para otros en el
capital nacional o domstico que opera en el marco de la em-
presa privada; para otros ms en una oligarqua financiera
formada por banqueros e industriales, cuyos negocios y capi-
tales se han fusionado en forma cada vez ms estrecha, y para
otros, en fin, en el complejo que forman esta ltima y lo que
algunos suelen llamar "burguesa burocrtica".
Podramos extendernos y mostrar en detalle las diferencias
de fondo y desde luego de~formay matiz que se aprecian en
tales posiciones. Mas si bien ello seria interesante y podra
hacerse con provecho, no es ese el propsito central de estas
pginas. Lo que aqu se intenta es tratar de ofrecer una ima-
gen de conjunto de las fuerzas ms poderosas de la burguesa
mexicana, pues es obvio que para avanzar, concretamente, en
la lucha poltica destinada a lograr una profunda transfor-
macin, no basta estudiar globalmente o en general a la clase
en el poder: es necesario, adems,,situar con precisin el com-
plejo de fuerzas que, desde dentro de esa clase y apoyadas en
otros segmentos burgueses, pequeo-burgueses y aun populares,
constituyen el centro del poder capitalista y, por ende, el obs-
tculo m i a l ms importante a rebasar y el principal enemigo
poltico al que es preciso vencer para abrir paso a una nueva
sociedad.
Qad es y qa no es ]u oligarqau
e.
lbid; 254.
E5t0 se desprende del propio anlisis del autor, quien reconoce,
por ejeiiiplo, que ". . .los Bancos alemanes tenan, desde iin principio,
el dcbcr de poner a disposicin de las sociedades por acciones de Ale-
nial7ia cl callita1 riccesario, esto es, de cuidar no slo del crdito de
circulacibri. >\r!o tambin del crdito de capital. Por tanto, Ir relaci~
La industrializacin alemana se lleva a cabo en unas cuan-
tas dcadas -principalmente entre 1870 y la primera guerra
mundial-, y no habindose formado en un largo proceso pre-
vio uni burguesa similar a la inglesa, Alemania forja un
sistema bancario en el que, rompiendo desde el primer mo-
mento con las prescripciones ortodoxas por entonces en boga,
especialmente en Inglaterra, hace de las instituciones de cr6-
dito y en particular de las ms poderosas un mecanismo des-
tinado a concentrar y a trasladar el mayor caudal posible de
recursos financieros hacia las industrias que ms importan para
consolidar su podero econmico y militar.
Pero quiz podamos comprender mejor lo que por un lado
parece ser esencial y por el otro secundario en la teora del
capital financiero, recordando los trminos principales de la
formulacin leninista.
En su conocido sealamiento de los cinco "rasgos" o "par-
ticularidades" del imperialismo Lenin incluye -como el se-
gundo de ellos- "la fusin del capital bancario con el indus-
trial y la creacin, sobre la base de este 'capital financiero' de
la oligarqua financiera". Pues bien, a partir de esta breve
explicacin se ha tendido con frecuencia a considerar que, en
la fase histrica del imperialismo, hay, desde luego, una oli-
garqua financiera que descansa,, precisamente, en el 'capitd
financiero', el que a su vez resulta de la fusin, del capital
bancario con el Industrial. Una y otra vez se ha inkentadocon-
figurar a la oligarqua y evaluar su papel como si necesaria-
mente tuviera que surgir de la fusin de la industria con la
banca y expresarse en el cada vez mayor dominio de sta sobre
aqulla. Incluso no pocos marxistas -comenta Rodolfo Ban-
fi- han olvidado a menudo que, segn el propio Lenin, "el
fin ~ r i n c i ~ adel
I I
l libro" -El Im~erialismo- fue ofrecer
". . .un cuadro de conjunto de la economa mundial capita-
" xx.
lista en sus relaciones internacionales a comienzos del sido
en vsperas de la primera guecra imperialista mundial", ob-
Ms adelante seala:
l1 Ibid, p. 90.
le Ibid, pp. 128 y 40.
lS Ibid, p. 45.
1870 y en menor medida en los Estados Unidos desde fines
del siglo XJX hasta los aos veinte-, los bancos tienden a ca-
nalizar fundamentalmente hacia la industria el grueso de los
recursos financieros que manejan, en otro momento y bajo
otras condiciones, pueden trasladar esos recursos no slo hacia
la industria sino hacia las actividades primarias, hacia el co-
mercio y mltiples servicios, hacia el gobierno y, en general,
al sector pblico. Y del mismo modo podra decirse que, cuan-
do el capitalismo de estado logra un desarrollo apreciable, aun-
que la banca sigue creciendo con rapidez -si bien de manera
diferente a como lo hizo al iniciarse la fase imperialista- y
sobre todo sigue cumpliendo la funcin de intensificar el pro-
ceso de concentracin de la riqueza y de contribuir al forta-
lecimiento de la oligarqua, los mecanismos institucionales que
esencialmente cumplen la funcin de "convertir el capital in-
activo en activo" se modifican, se multiplican y desbordan a
los que en otros tiempos y en otras condiciones fueron tpicos
de la relacin banca-industrir."
'
vez canalizan de preferencia hacia la industria, de la que en
'
gran parte acaban por apoderarse. D e esta fusin surgen el
capital monopolista y la oligarqua bancario-industrial, en los
trminos sugeridos por el siguiente diagrama:
O lquidos 1 1 F&Y$-~
privados 1 1 1
e ~ z ~ t a l e s industrial
Diagrama 2
Destino
Recursas Intermediarios Institucional y aonbmico
en los mtodos o instrumentos institucionales de captacin, lo
que en todo caso es un factor secundario. El incremento del
"ahorro" procede esencialmente del aumento de la ocupacin
en el mercado de trabajo, de la creciente productividad de los
trabajadores y del mantenimiento de altas tasas d e e x p l e
tacin y de ganancia, que permiten a los capitalistas privados
y gubernamentales retener y utilizar gran parte del excedente.
El desenvolvimiento de la banca comercial y sobre todo del
banco central hace posible "crear" medios de pago. Y como el
banco central opera bajo el control del Estado, surge as la
posibilidad de usar en gran escala la expansin monetaria,
O sea la inflacin, tanto para poner, a corto plazo, fondos a
disposicin de las empresas pblicas y privadas, como para
transferir ingreso de los sectores asalariados a los capitalistas.
En los sistemas modernos de regulacin crediticia, por otra
parte, el banco central retiene una proporcin sustancial de
los recursos obtenidos por la banca privada, lo que subraya
la importancia de su papel en la estructura financiera no sola-
mente como "creador" de medios de pago sino como redis-
tribuidor de los mismos y promotor del "ahorro forzoso".
En fin, debido a la dependencia que es caracterstica de los
pases atrasados y a la incapacidad de la burguesa domstica
para movilizar el potencial interno de crecimiento, otra impor-
tante fuente de recursos la constituyen los crditos e inversio-
nes del exterior, que en la prctica no entraan, necesariamen-
te, una afluencia neta de fondos sino, casi siempre, cuantiosas
salidas de capital, que lejos de incrementar el excedente lo
succionan y drenan gravemente. Con independencia del signo
de los movimientos internacionales de capital y de su impacto
sobre la balanza de pagos, las inversiones y crditos del exte-
rior influyen directamente sobre el proceso de acumulacin de
capital y sobre la formacin de la oligarqua.
Veamos ahora cmo se configura el mecanismo de inter-
mediacin. Las institcciones que cumplen la funcin interme-
diaria en el proceso de acumulacin son empresas privadas
y pblicas, tocando en este sector un lugar muy destacado al
propio gobierno, que a travs del sistema impositivo y de la
deuda interior y exterior canaliza cuantiosos recursos hacia las
ms diversas reas del sistema econmico. A estos instrumentos
de movilizacin de recursos, que podramos considerar tradi-
cionales, se agrega un vasto sector formado por centenares de
empresas gubernamentales, muchas de las cuales no solamen-
te son destinatarias de fondos del ms variado origen, sino,
como es el caso de los bancos oficiales y otros organismos,
tambin intermediarios en la canalizacin de recursos. Las em-
presas privadas, por su parte, son principalmente nacionales,
aunque no faltan algunas extranjeras -bancos, compaas de
seguros y sobre todo empresas comerciales e industriales-
que hacen tambin las veces de intermediarios.
Dos son los principales destinatarios de la masa de recur-
sos manejados a travs de los conductos antes sealados o que,
por otros canales, se incorporan al proceso econmico: las em-
presas privadas nacionales y extranjeras que operan en los ms
variados campos, desde la agricultura y la minera hasta la in-
dustria y los servicios, y el gobierno y las empresas total o
parcialmente controladas por el Estado, y que cada da ejer-
cen mayor influencia en el monto y la composicin de la de-
manda interna. Los dos sectores de que hablamos no operan
como dos canales independientes en la distribucin de los re-
cursos: se apoyan recprocamente; y el Estado y los organis-
mos y empresas estatales, sobre todo, respaldan directa y per-
manentemente a las empresas privadas nacionales y extranjeras
a travs de financiamientos, participaciones en su capital, sub-
sidios y devoluciones de impuestos, inversiones de infraestruc-
tura, otorgamiento de garantas especiales, prestacibn de ser-
vicios tcnicos gratuitos, cuantiosas compras en condiciones
favorables para los proveedores y venta de bienes y servicios
a precios que incluso suelen ser inferiores a los costos.le En
otras palabras, bajo el capitalismo de Estado ste se convierte
Tnh'p m
retribuido &
l i s (IM&
-
n"w
los que estn por debajo de ella, aparece como una realidad casi palpa-
ble, para los que penetran dentro, ella se esfuma, para los que estn por
encima se ofrece como una resistencia a la cual hay que tener en cuenta
."
o como una garanta que asegura la efectividad de la accin exterior. .
Jorge Bravo Bresani, "Mito y Realidad de la Oligarqua", La Oligar-
qrria etz Perri, autores varios. Lima, 1969, pp. 82, 86 y 87.
Vase el interesante ensayo de Jorge Carrin.
son trasladados de una nacin a otra de las muchas en que
tiene intereses el consorcio.
Abajo de ellos, es cierto, suele haber administradores y
tcnicos mexicanos; pero generalmente stos no son grandes
capitalistas sino funcionarios relativamente modestos que, en
el mejor de los casos, podran figurar entre los millares de
burgueses que forman los estratos medios -y excepcionalmen-
te altos- de su clase, quiz con el atributo particular de depen-
der directa y exclusivamente del capital extranjero.
En torno a dichos consorcios hay tambin a menudo una
vasta red de distribuidores, casi todos mexicanos, que sin em-
bargo tampoco tienen, en general, capitales, significacin eco-
nmica o posiciones polticas que pudieran conferirles el ran-
go de miembros de la oligarqua. Los monopolios internacio-
nes de que hablamos no confan la distribucin en exclusiva
a una gran firma mexicana. Lo que hacen es repartirla entre
decenas y aun centenares de empresas y, por otra parte -y
esta prctica se ha generalizado- otorgan a los distribuido-
res las llamadas "franquicias", que de hecho son rgidos con-
tratos de adhesin que, ms que expresar la libre voluntad de
las partes involucradas en el convenio, exhiben la aceptacin
pasiva de una de ellas (el distribuidor) de los trminos im-
puestos -ms que propuestos- por la gran empresa extran-
jera y que aquel se limita a aceptar y cumplir, so pena de verse
sustituido por otro. Por ltimo, aunque muchos de tales hom-
bres de negocios podran reclamar un sitio entre los empresa-
rios burgueses, ni los ms influyentes tenddan ttulos propios
bastantes para aspirar a miembros de la oligarqua, salvo los
pocos que, al margen de ser distribuidores de algn gran con-
sorcio son a la vez industriales, banqueros y/o comerciantes por
cuenta propia.'
Probablemente tampoco podra incluirse dentro de la oli-
garqua mexicana a la mayor parte de las empresas que ma-
nejan representaciones internacionales y que operan como im-
Tal es el caso de distribuidores de automviles extranjeros como
los Bours, los Tapia y Mario Hernndez, en el Noroecte, Clariond
en Monterrey, y otros en diversos lugares del pas.
portadores de diversas clases de mercancas. Tales comercian-
tes, que en otros paises y otros tiempos fueron parte principal
de las llamadas "burguesas compradoras", tienen en Mxico
caracteres peculiares. A diferencia de lo ocurrido hasta antes
de la segunda guerra mundial, en que muchas empresas impor-
tantes se dedicaban a traer del exterior artculos de consumo,
despus de varios decenios de industrializacin sustitutiva de
importaciones, precisamente de tales bienes, cambi la compo-
sicin de las compras y con ello las prcticas del comercio con
el exterior; poco a poco desaparecieron las viejas empresas es-
pecializadas, y a medida que el peso de las compras de bienes
de produccin aumentaba, la importacin fue quedando en
manos de empresas extranjeras que, ms que operar como de-
psitos permanentes de cuantiosas existencias, digamos de ma-
quinaria, equipo y refacciones, actan principalmente como
enlaces entre los fabricantes extranjeros y los organismos y
empresas pblicas y privadas que ms les compran." En lo que
hace, concretamente, a las representaciones, o son tambin con-
troladas por firmas extranjeras, o, aun confindose a ciertas
empresas nacionales son, generalmente, servicios de informa-
cin y oficinas de relaciones que no requieren grandes inver-
siones de capital.
En el comercio de exportacin han cambiado las
cosas en aos recientes, aunque en menor medida que en tra-
tndose de las importaciones. Ah, si bien hay elementos de
la burguesa y seguramente de la propia oligarqua ligados
estrechamente a la exportacin, no parece tratarse de un sector
CUADRO 1
Procedentes d e dos
Nivel y Procedentes de una o ms actividades
magnitud actividad principal entrelazadas
delgrupo 1 2 3 Surna 1 / 2 1 / 3 2 / 3 11213 Surna
A 19 2 2 14 3 17
B 36 3 12 15 20 1 21
C 5 19 24 2 4 19 25
D 49
40 10 13 23 1 16 17
E 56 2 10 11 23 18 15 33
Total 200 2 28 57 87 2 23 84 4 113
FUENTE:Ii~ue~tigacin
Directa
Los niveles corresponden, en orden descendente, a cinco posi-
bl-s montos de los grandes capitales seleccionados; la magni-
tud de cada grupo muestra el nmero de capitales considerados
en cada nivel. Las actividades son: 1) primarias, 2) s m n d a -
rias y 3) terciarias. Los entrelazamientos hacen referencia a
la combinacin predominante: la 112 corresponde a actividades
agropemarias-industriales,la 113 a actividades agropecuarias.
comercio y servicios, a la 213 a industria-comercio y servicios,
y la 11213 a la combinacin de todas las actividades. Con-
viene aclarar, adems, que buena parte de las comprendidas en
el grupo 3, exhibe un grado apreciable de entrelazamiento en-
tre el comercio y diversos servicios
CUADRO 3
Principales combinariones de capitul
Nmero de casos
Suma
Agropecuarias-industria
Agropecuarias-comercio y servicios
Industria-comercio-servicios
Industria-banca
Comercio-banca
Industria-comercio y servicios
no financieros
Todas
Ejrtrmjeras
Actividad S ~ ~ r n a lllexicana o rnixtns
'fatal
Minera
Cemento
Hierro, acero y prod. de acero
Prod. metlicos
Irnpl. y equipos agrcolas e indus-
triales
Equipo de oficina
L4rtculoselctricos, electrnicos y
artculos para el hogar
Automotriz
Motores, refac. y partes
Qumica
Papel y Celulosa
Jabn y Detergentes
Farmacutica
Alimentos
Azcar
Cenreza
Vinos, licores y otras bebidas
Tabacalera
Hilados y tejidos
Ropa y calzado
Artes grfica',
Prod. fotogrficos
Prod. de hule
Vidrio
Construccin y edif.
Otras
FUENTE
: Business Trends, h Eco?romia i\lexicn/?,;. 1971.
Total
Minera
Petrleo y petroqumica bsica
Prod. del petrleo
Electricidad
Hierro y acero
Prod. de metlicos
Impl. agrcolas
Automotriz
Carros de ferrwrril
Qumica
Papel y cel.
Fertilizantes
Alimentos
Azcar
Textil
Artculos del hogar
Produccin de hule
Produc. forestales
CUADRO 6
--
Extranjeras o con
T o t d de empresas Nucionales part. extraniera
" Hace apenas unos meses la prensa dio gran publicidad al prs-
tamo que, por i 000 millones de pesos, otorgaron 34 financieras pri-
vadas al gobierno federal para acelerar la construccin de diversas
obras pblicas.
sc advierte en la banca, en cuanto a que, ms que interesar a
las grandes compaas el control directo de otras empresas de
rnenor importancia, aquellas tienden a captar recursos que fun-
damentalmente se destinan, en parte a los bancos y otras institu-
ciones de los que se depende o con los que se mantienen rela-
cioses ms estrechas, y en parte, sobre todo, al Estado o in-
cluso a incrementar el poder de compra de los asegurados, a
travs de prestamos a corto y largo plazo de diversa naturaleza.
En efecto, el examen de los balances de las principales com-
paas, correspondientes al cierre de 1971, revela que en nin-
guna de ellas la inversin en acciones es fundamental, y menos
an la actividad ms importante. Consolidando, por ejemplo,
las cifras de siete empresas resulta una inversin conjunta de
poco ms de 600 millones, sobre un activo de cerca de 6,900
o sea una proporcin inferior al 9Yo del total. Y este coefi-
ciente es an menor mucho menor en aseguradoras tan im-
portantes como Bancomer, Monterrey, Aseguradora Mexicana
y otras, en que slo alcanza, respectivamente, alrededor del
7%, 3% y 1.5%. Las inversiones en valores de renta fija -en
las que sobresalen los valores gubernamentales- ascienden en
cambio a cerca de 2,000 millones de pesos, o sea que que re-
presentan el 3070 del activo, y una proporcin mayor, desde
luego, de las reservas tcnicas. Y tambin son muy cuantiosos,
como ante se dijo, los crditos a los asegurados y, en algunos
casos, las inversiones en inmuebles. Tomados en su conjunto,
los prstamos otorgados por ciertas compaas exceden incluso
del 357c y aun del 40y0 de sus recursos, lo que comprueba
que la significacin que han llegado a adquirir tanto en el
mercado monetario, a travs de financiamientos comerciales or-
dinarios, como en el mercado de capitales, al que apoyan me-
diante cuantiosas inversiones en valores y considerables cr-
ditos, generalmente hipotecarios, a largo plazo, es innegable.
Como en el caso de la banca, con la que las instituciones de
seguros mantienen estrecha relacin y de la cual, inclusive,
dependen en buena medida, se aprecia aqu de nuevo, adems,
el inters de dichas instituciones en fortalecer la demanda,
ms que, directamente, la produccin y la oferta.
La intervencin estatal en la banca, por su parte, es iin
~ortantsima.
1
Dues solamente las diez 1~ r i n c i ~ a l einstituciones
' I I
s
de crdito oficiales operan con un capital conjunto de alre-
dedor de 6 500 millones de pesos y activos muchas veces su-
~eriores.Tales instituciones son el Banco de Mxico (banco
central), la Nacional Financiera, el Banco Nacional de Co-
mercio Exterior, el de Obras y Servicios Pblicos, los Bancos
Agropecuario, Agrcola y Ejidal, el consorcio SOMEX (So-
ciedad Mexicana de Crdito Industrial-Banco Mexicano), y
Almacenes Nacionales de Depsito. A los que habra que
aadir el Banco de Fomento Cooperativo, el Cinematogrfico, -
la Financiera Nacional ~ z u w r e r a - yotros.
No nos detendremos a examinar aqu -ni podramos ha-
cerlo ni tendra utilidad para nuestros fines- la forma en
que opera y el papel que juega cada una de dichas institucio-
nes. Pero antes de evaluar en su conjunto la accin del Estado
en el proceso de concentracin del capital y de formacin de la
oligarqua mexicana, quiz tenga inters subrayar lo que sigue:
El Banco de Mxico, que como se sabe es el eje del sistema
monetario y crediticio, est controlado oficialmente, aunque
en su capital y su direccin participan tambin los principales
bancos privados. En aos recientes han formado parte de su
Consejo Directivo empresarios privados tan prominentes como
Luis Legorreta (grupo BANAMEX) , Espinosa Iglesias (BAN-
COMER),Aarn Senz (Banco de Industria y Comercio),
Carlos Drieto (Fundidora de Monterrey) y Cortina Portilla
(Grupo SERFIN: Banco de Londres-General de Aceptacio-
nes), del mismo modo que algunos funcionarios y exfuncio-
narios pblicos figuran con frecuencia en los consejos de ins-
tituciones privadas.
El sol; Banco de Mxico opera con un activo de ms de
46 800 millones de pesos, de los que alrededor de 11 000 mi-
llones corresponden a inversiones en valores y cerca de 26 000
millones a crditos. El Banco de Mxico no slo maneia sus
propios recursos y los que como banco central es capaz de
"crear", sino que a travs del sistema del "encaje" o depsito
obligatorio que los bancos asociados deben mantener en l,
est en condiciones de sustraer total O parcialmente de la cir-
culacin o de emplear para ciertos fines cuantiosas sumas de
dinero que, en realidad, recogen los bancos privados, pero
cuya utilizacin deciden las autoridades m~netarias.'~
Independientemente .de ello el Banco de Mxico es, ade-
ms, el sostn de numerosas instituciones de crdito privadas,
y sobre todo de aquellas quqdpor malos manejos, ineficiencia
u otras causas caen en serias dificultades y se enfrentan a la
disyuntiva de ser puestas en liquidacin o incluso en quiebra,
con grave dao para el "prestigio" de la banca mexicana -los
ltimos casos fueron los de SOMEX y el Banco Internauo-
nal- o quedar bajo el paternal control de un gobierno empe-
ado desde hace aos en defender a capa y espada la estabi-
lidad financiera y la infalibilidad del "modelo mexicano" del
desarrollo capitalista. En fin, en lo que hace a su administra-
cin y direccin, el banco central cuenta con un equipo de
viejos y adiestrados funcionarios, la mayor parte de ellos bur-
gueses tan conservadores o incluso ms que los banqueros pri-
vados a quienes supervisan, y con los que, por lo dems, man-
tienen estrechas y cordiales relaciones que, si bien suelen
ostentarse como signo de armona, eficiencia y comprensin
de las autoridades, de hecho significan un constante e inapre
ciable apoyo del Estado a los capitalistas.
La situacin de la Nacional-~inancieray de otros bancos
gubernamentales es anloga a la del banco central. Si se re-
visan sus principales funciones es fcil comprobar que las ms
imporfantes correspondieron, en otras pocas, a los bancos pri-
vados. A esta institucin compete promover, organizar y trans-
formar empresas; intervenir en la emisin de acciones, bonos y
obligaciones, as como en la emisin, contratacin y conver-
sin de los valores pblicos; servir de agente del gobierno
federal y en general del sector pblico en la negociacin y
l 7 Esta es otra de las razons, por cierto, que limitan en la prctica
la posibilidad de que los bancos privados se extiendan y que demues-
tran que bajo el sistema de banca central caracterstico del capitalismo
de estado, la influencia directa e indirecta que ste ejerce en la inter-
mediacin financiera y por tanto en la canalizaci6n que deba darse a
los recursos disponibla es cada v a mayor.
manejo de los crditos extranjeros a medio y largo plazo, etc.
Es tan importante la Nacional Financiera que, a junio de
1971, el saldo de sus financiamientos ascenda, en nmeros
redondos, a 46 700 millones de pesos, que en su mayor parte
procedan de financiamientos extranjeros de diversa naturale-
za, y complementariamente de la colocacin de valores en el
mercado nacional. La distribucin y el destino de tales finan-
ciamientos ayuda a situar a la institucin de referencia en el
proceso de desarrollo y -aunque esto no se observa tan f-
c i l m e n t e en la formacin y fortalecimiento de la oligarqua.
A la fecha antes sealada, el 69% del financiamiento to-
tal, O sea poco ms de 32 500 millones de pesos se destinaba a
obras de infraestmctura: transportes y comunicaciones, energa
elctrica, riego y otras inversiones agrcolas, vivienda, etc.;
3 900 millones de pesos a las llamadas industrias bsicas, al-
gunas de las cuales podran considerarse tambin inversiones
de infraestmctura: petrleo y carbn, hierro y acero, cemento,
minerales, etc., y finalmente, 7 726 millones a industrias de
transformacin t?la como las de'equipo de transporte, pro-
ductos qumicos, alimenticia, textil, de papel y otras.
A primera vista podra pensarse que la Nacional Finan-
ciera, y en general el sistema de bancos semioficiales constitu-
yen un centro de poder econmico y financiero que no slo
no forma parte sino que compite, entra en conflicto, debilita
y aun amenaza al capital privado y en particular a la oligar-
qua, a la que como hemos visto algunos identifican sola-
mente con los grandes banqueros e industriales de la llamada
iniciativa privada. Esta opinin es enteramente errnea y re-
vela una doble incomprensin respecto al papel de tales ban-
cos y a lo que realmente es la oligarqua. Los bancos ncio-
nales y los privados, en primer trmino, son parte integrante
de un mismo sistema de crdito y, lo que es ms, de un mismo
sistema o modo de produccin. En consecuencia son interme-
diarios que mantienen estrechas relaciones entre s y se apoyan
mutuamente de mltiples maneras.
Si se examina con objetividad el funcionamiento de la Na-
cional Financiera o el del conjunto de los bancos nacionales,
no es difcil comprobar que su misin no consiste en obstacu-
lizar el proceso de acumulacin de capital en el sector priva-
d~ sino, por el contrario, en estimularlo, en dar facilidades a
las empresas nacionales y extranjeras, as sea a un alto costo
para el Estado, para las masas trabajadoras y para toda la
nacin.
La experiencia de la Financiera, en particular, exhibe cla-
ramente tanto el papel de primer orden que han llegado a
adquirir la banca oficial y el gobierno en ese proceso, como
la enorme contribucin que, merced a una poltica compla-
ciente, se ha dado a la concentracin y centralizacin del ca-
pital. La intervencin de la Financiera no s61o ha significado
apoyo indirecto a travs de miles de millones de pesos en obras
de infraestmctura creadoras de "economas externas" y aun
internas para las empresas capitalistas, mejor abastecimiento
de mltiples insumos, negociacin de crditos extranjeros para
facilitar ciertas importaciones y otorgamiento de garantas; tam-
bin ha entraado a menudo una forma directa e inmediata de
apoyo a ciertas industrias y a la consolidacin de prominentes
miembros de la oligarqua en cada una de ellas. Muchos de
los grandes capitalistas mexicanos deben algo de su fortuna
a la Xa~innalFinanciera o a otros bancos gubernamentales
Ins qiie mantienen o han mantenido estrechas relaciones.
Probablemente tal sea el caso de Luis G. Apilar, de Miguel
Alemn, Bailleres, varios de los ms prominentes empresarios
del gmpo Monterrey, los Henrqua Guzmn, Bernardo Quin-
tana, Bmno Pagliai, Aarn Senz, Trouyet, los hermanos Va-
llina, los hermanos Parra Hernndez, Alejo Peralta, los suce-
sores de Abelardo Rodriguez, la familia Ruiz Galindo, Manuel
Surez, Julio Serrano, Csar Balsa, Eduardo Bustamante, Cam-
pos Hermanos, Cano Faro, la familia Cussi, Gutirrez Roldn,
Lpez Arias, los Pasquel, Nazario Ortiz Garza, Clark Flores,
los Avila Camacho, Hank Gonzlez, Alvarez Arnquita, Um-
churtu, Carlos 1. Serrano, Robles Martnez, los Nasta y muchos
otros.
Y as como aqu se pone de relieve la ntima relacin que
suele haber entre las empresas privadas y las pblicas, en tra-
tndose de cada uno de los grupos de capitalistas que forman
parte de la oligarqua, es tambin importante subrayar que
su radio de operacin y su influencia no se limitan a una o
siquiera a varias empresas que operen en una rama determi-
nada de actividad: a medida que el capital se concentra y cen-
traliza en mayor medida, se interconectan y combinan en una
red de intereses que en verdad vuelve difcil saber cul es el
campo principal de cada uno de tales grupos y cules los ne-
gocios en que mantienen relaciones ms ntimas entre s.18
El examen de lo que es la oligarqua mexicana comprue-
ba, sin lugar a dudas, no solamente que esta oligarqua exis-
te, sino que se trata de una estructura de poder econmico y
poltico que, lejos de circunscribirse ntidamente a un sector
de la economa, constituye la columna vertebral de la clase
rfmta
uego, noY es
"z de garantizar un desarrollo independiente. Es:o, desde
cap-
cierto; pero tampcxo lo es que se trate de una modida sin
importancia, ante la cual la izquierda deba encogerse de hombros dcs-
deosamente. La nacionaliz~cin,desde luego, no modifica el carcter
capitalista de las relaciones de produccin; en roalidad ni siquiera ase-
gura que la produccin deba aumentar ms ficil o rpidamente que en
el marco dc la empiesa privada. Esto depende de mltiples factores
Por otra pnrte, lejos de ser una formz de liquidar el capital mono-
polista es ms bien una lnea de accin ms deseable, que si bien lleva
a una cada vez mayor concentracin del capital, en lo; pases
dep.sndien:es puede contribuir a acelerar el desarrollo capitalista y
capitalismo d e estado sea destruido como condiciii histrica
indispensable p a r a que, entonces si, el nuevo g r a n ejrcito d e
los trabajadores surgidos, agrupados, adiestrados, lanzados a la
lucha por las propias contradicciones capitalistas y, sobre todo,
por su organizacin revolucionaria y p o r sus cada vez m s
altos niveles d e conciencia poltica, puedan tomar en sus maiios
el destiiio d e l a nacin.
La revolucin es un proceso histrico, a veces largo y
siernprc difcil y riesgoso, q u e como todo el progreso huma-
n o suele cobrar u n alto p r ~ i oen trminos de esfuerzo y sa-
crificios. El socialismo n o caer del cielo n i se importar d e
los pases e n q u e h a tenido xito. Y tampoco podr inventarse
caprichosamente. Deber tener profundas races propias, sur-
gir del suelo y de las luchas del pueblo mexicano. d e las de
ayer y d e las d e hoy y d e maana, del pasado y presente de nues-