El Despotismo Del Capital

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El despotismo del capital

Javier Urbina Languasco

En un inicio Jacques Camatte fue marxista, militante y terico, miembro del Partido
Comunista Internacional, opuesto a la U.R.S.S. e interesado en construir un
verdadero leninismo. Luego de 1966 lo invade un profundo pesimismo hacia las
posibilidades revolucionarias de la clase proletaria y su capacidad para resolver las
contradicciones socio-econmicas. Entenda que, siendo el proletariado un efecto del
capital y una parte integral de su estructura, jams sera capaz de desempear el papel
histrico que el marxismo le haba presagiado, el de ser el salvador de la humanidad
frente a la explotacin capitalista.

Para 1973, cuando escribe El extravo de la humanidad, su anarco-primitivismo se


encuentra del todo consumado. All sostiene que el capital ha devenido una estructura
ubicua y totalitaria que no deja nada ni nadie por fuera de su influencia
domesticadora, de modo que cualquier tipo de revolucin contra el capital es
imposible dentro de las condiciones que ste impone a la humanidad. Frente a ello, un
movimiento verdaderamente revolucionario est obligado a motivar una lucha
despiadada de la humanidad en su conjunto contra el capital, en busca de una salida
del mundo, de un reencuentro con la naturaleza y de un restablecimiento de las
formas ms elementales de organizacin comunal. Jacques Camatte piensa que este
retorno a la comunidad [Gemeinwesen] primera es lo nico que podr liberar a la
humanidad de su sometimiento absoluto al despotismo del capital.

Evidentemente, mi inters por Camatte nada tiene que ver con sus anhelos paleolticos
y sus esperanzas delirantes en un comunismo de aldea. Lo fascinante de su
pensamiento se encuentra, ms bien, en su anlisis del capital como una entidad
autnoma que ha tomado el control de la humanidad mediante la domesticacin de
sus prcticas sociales y econmicas. Con un claro estilo marxista y un profundo
desencanto, Camatte construye su argumentacin de tal modo que la nica salida
posible es la supresin total de las condiciones contemporneas de produccin y
generacin de riqueza.

Soy consciente que Jacques Camatte analiza el capital desde una posicin que
podramos llamar abstraccionista, dado que lo presenta como un sistema abstracto de
dominacin que, aun siendo un producto del pensamiento y las conductas humanas,
se muestra como todopoderoso y eterno, invadiendo y transformando radicalmente
cada aspecto de nuestra vida cotidiana. La crtica ms comn al abstraccionismo es
que promueve una reduccin grosera de la historia al obviar la complejidad del
desarrollo social y econmico en pos de un principio unitario pseudo-metafsico. Esta
crtica es vlida y razonable, y debe tenerse muy en cuenta al momento de embarcarse
en este tipo de movimientos especulativos. No obstante, antes que tomarla como una
razn para descartar de plano las ideas de Camatte, prefiero servirme de ella como

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una motivacin para enriquecer los alcances de esta teora a travs de un dilogo
crtico.

Debo sealar que este ensayo ha sido trabajado en base a El extravo de la humanidad
y es de ese escrito de donde extraigo todas las citas presentadas. Las traducciones del
ingls son mas.

***

La antropomorfizacin del capital

El capital es siempre capital en proceso, en constante movimiento. Su dinmica


expansiva capitaliza todo lo que encuentra a su paso, asimilndolo y volvindolo parte
de su sistema. Si bien su substancia es intangible, presenciamos su agencia en todo
fenmeno de nuestra vida cotidiana, desde el ms grande al ms pequeo, colapsando
en su empuje trasgresor antiguas fronteras y creencias ancestrales. De forma cada vez
ms intensa, su metabolismo se revitaliza al engullir sin contemplaciones topo tipo de
lazo tradicional, reconfigurndolo como un intercambio econmico acorde a su
ordenamiento.

Para Camatte, la evolucin del ser humano se ha detenido y la especie se encuentra en


una etapa de franca decadencia. Siendo progresivamente suplantada por la mquina
tecno-industrial, la participacin de la humanidad en el modo de produccin capitalista
se ha modificado considerablemente. El capital ha logrado superar las leyes del valor
gracias a su dominacin completa sobre la vida social, eliminando progresivamente la
distincin entre la vida y el trabajo, siendo este ltimo el que ha terminado por
conquistar todos los espacios de la fbrica social.

Bajo el rgimen del capital el valor ya no es calculado a partir del trabajo humano sino
que es asignado por el capital mismo. Al no depender ms de la fuerza de trabajo y las
leyes del valor, el capital se autonomiza y se vuelve un dspota:

El valor de cambio se vuelve autnomo, los seres humanos son expropiados, la


actividad humana es reducida al trabajo y el trabajo es reducido al trabajo
abstracto. Esto tiene lugar cuando el capital se levanta sobre los cimientos de
la ley del valor. El capital se autonomiza mientras domestica a los seres
humanos. Despus de analizar-diseccionar-fragmentar al ser humano, el
capital lo reconstruye como una funcin de su proceso.

El Gran Dspota explota a la humanidad, expropindole aquellas actividades que


puedan escapar a su dominio, al mismo tiempo que impulsa la pluralizacin de nuevos
campos de accin y sentido. La consolidacin casi total de una nica clase universal de
trabajadores asalariados prcticamente ha borrado las distinciones entre capitalistas y
proletarios, dejando en su lugar una gran coleccin de esclavos del capital. La sociedad

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burguesa tradicional ha sido arrasada y, ms que una lucha de clases, lo que hay es una
competencia salvaje entre bandas organizadas, formas diferentes de ser del capital
que luchan sin contemplaciones por la dominacin de los mercados, mientras que una
gran masa de desposedos se debate entre la inclusin, el abandono o el exterminio
progresivo.

El disparador de esta ubicuidad desptica del capital se activa a partir de una mutacin
a nivel de su metabolismo econmico: la liberacin de las ataduras de un patrn
estndar y material (patrn oro). Mientras el capital funcionaba respaldado por una
cantidad fija de metal precioso, su expansionismo era por lo menos limitado debido a
que su representacin estaba atada a las reservas materiales disponibles. Por ello, para
lograr desplegar toda su capacidad y agencia, el capital requera funcionar como una
representacin ideal o puramente abstracta, sin ningn tipo de anclaje a una
substancia que frenase su metabolismo. Camatte sostiene que el capital logra este
objetivo gracias a la capitalizacin de la actividad humana, lo que l denomina la
antropomorfizacin del capital:

La actividad humana capitalizada se vuelve el estndar del capital, hasta que


incluso esta dependencia en el valor y sus leyes comienza a desaparecer por
completo. Esto presupone la integracin de los seres humanos en el proceso
del capital y la integracin del capital en la mente de los seres humanos.

A travs de este movimiento histricamente localizable el capital se abstrae, se vuelve


una pura representacin sin nada propiamente representado a travs de l y se
independiza de toda voluntad ajena a la dinmica automatizada de su proceso
expansivo. Sin embargo, es importante notar que Camatte no considera que la
antropomorfizacin del capital deshumaniza al ser humano o que lo vuelve un robot a
su servicio. Todo lo contrario. Para continuar en su aceleracin, el capital requiere de
la proliferacin de la actividad humana como tal, de la exacerbacin de la creatividad y
la exaltacin del emprendedurismo. El Gran Dspota obliga a los humanos a ser
humanos y el relanzamiento ilimitado del deseo es, en s mismo, el movimiento
indefinido del capital y su generacin de mercancas.

La desintegracin de la conciencia

Justamente por sus capacidades mentales la humanidad no es simple y llanamente


esclavizada por el capital. Nada sera menos productivo que un capital zombificado.
Nuestra relacin con su rgimen no es la de un esclavo pasivo y enfermizo, sino, ms
bien, la del sbdito voluntario y proactivo. Al aceptar someternos a su rgimen,
inoculamos con gusto su virulenta lgica en nuestro sistema racional de decisin, a la
vez que facilitamos la reconfiguracin de nuestros patrones afectivos y entregamos
gozosamente la estructuracin de nuestro inconsciente a las normas de su gramtica
pulsional. Asimismo, con igual coherencia hedonista esperamos un mejor desempeo
por parte de nuestra descendencia, a quienes formamos desde pequeos en los

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procesos meritocrticos de seleccin natural y autorizamos sobre ellos los balances
farmacuticos necesarios para superar cualquier desequilibrio adaptativo. As, con una
total orientacin hacia el crecimiento y la eficiencia, el capital reintroduce la
subjetividad humana en su sistema valorativo, eternizndose en su actividad:

El consumo no es solo la utilizacin de productos materiales, sino, sobre todo,


de representaciones que estructuran cada vez ms a los seres humanos como
seres del capital y revitalizan al capital como representacin general. Los
precios ya no tienen la funcin que tenan en el periodo de dominacin formal
del capital, donde eran representaciones de valor; se convierten en simples
ndices o signos de las representaciones del capital.

Inclusive aquellas representaciones que guardan alguna esperanza de exterioridad o


que buscan oponerse a su domesticacin son, tarde o temprano, engullidas por la
fagocitosis capitalista. Como ejemplo Camatte seala a los movimientos para la
liberacin femenina o aquellos que reivindican los derechos de los homosexuales o los
que promueven la defensa del medio ambiente. En ellos, ms que una emergencia
simultnea de una especie de conciencia revolucionaria, lo que se presenta no es nada
ms que la puesta en acto de la desintegracin de la conciencia social, como un reflejo
fiel del fin de la cultura burguesa clsica basada en la ley del valor y en patrones socio-
simblicos fijos que organizaban a los seres humanos en base a lazos estables y
colectivos. En ltima instancia, toda poltica de la diferencia aboga por radicalizar esta
disolucin.

Sucede que uno de los problemas fundamentales que el capital ha debido superar en
el curso de su evolucin ha sido el conflicto entre su carcter de equivalencia general y
las posibilidades de su circulacin. Y es que la lgica formal de la ley del valor y la
cultura burguesa tradicional fijaban a los humanos a prcticas preestablecidas y
esquemas rgidos que repriman o circunscriban sus posibilidades subjetivas,
restringiendo su mercantilizacin. Sin embargo, al asumir su forma abstracta, al
convertirse l mismo en el equivalente general, el capital logra derruir los cimientos
rgidos de la tradicin y revelar su carcter arbitrario, al tiempo que libera a los seres
humanos de sus grilletes simblicos. Emancipados, al fin, de cualquier anclaje socio-
simblico, los hombres y mujeres quedan solamente fijados a la dinmica ciberntica
del capital, a la expansin ilimitada de sus deseos y a la produccin intensiva y creativa
de nuevas representaciones. As, la desintegracin de la conciencia no sera ms que la
libertad individual, prometida y entregada a los esclavos voluntarios del capital como
recompensa por su insaciable deseo de producir siempre ms representaciones
capitalizables. Bien sabemos que hoy los seres humanos marchan felices hacia tal
reconocimiento.

Pero seamos francos, quin podra negarse a la libertad? Quin sera tan necio para
rechazar este reconocimiento? Qu clase de pesimista podra considerar que la
ampliacin de sus posibilidades de decisin no es otra cosa que la apertura haca
nuevos modos de mercantilizacin? En ese mismo sentido, si es tan evidente que los
pobres y oprimidos son capaces de generar representaciones que antagonizan

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directamente con las abstracciones hegemnicas del capital, cmo podramos
siquiera pensar que su produccin subjetiva ser a su vez fagocitada, sobre todo
cuando se vuelva un buen negocio? Quin podra ser tan delirante para sostener que
cada uno de los pasos dados hacia nuestra liberacin es un nuevo bucle expansivo en
la progresin del capital? As las cosas, resulta evidente por qu uno rechazara la
conclusin elemental: el nico progreso es el progreso del capital.

El ser humano finito y limitado, el individuo de la sociedad burguesa, est


desapareciendo. La gente reclama apasionadamente un ser humano liberado,
un ser que sea al mismo tiempo ser social y Gemeinwesen. Pero en la
actualidad, es el capital el que recompone al hombre, dndole forma y materia;
el ser comunal emerge en la forma del trabajador colectivo, la individualidad
toma la forma de un consumidor de capital. Dado que el capital es indefinido,
facilita al ser humano el acceso a un estado ms all de lo finito, en un devenir
infinito de apropiacin que nunca llega a realizarse, renovndose en cada
instante la ilusin de un florecimiento total.

En el cenit de la equivalencia genrica del capital los hombres y mujeres de la Tierra


aclaman su liberacin, sintindose soberanos de su individualidad. No obstante, es el
capital quien los disecciona y los recompone, dotndoles de fondo y forma, de
imgenes y sentidos, de moda y cultura. Ante las posibilidades abiertas por su libertad,
la aspiracin humana consolida un vaco que impera ser llenado con nuevas
representaciones. Y es que una parte fundamental de nuestra experiencia como seres
libres y autnomos es, justamente, la posibilidad de movilizar deseos y aspiraciones
hacia representaciones nuevas, hacia nuevos espacios, nuevas personas, nuevas ideas,
nuevos amores, nuevos saberes, etc., como instantes sucesivos en un proceso sin fin.
Ese espiral expansivo que es la vida humana, en su circulacin indefinida y en la
maravillosa variedad de sus encuentros, es la mquina ms productiva del capital, su
gigantesca fbrica de valor, el complejo industrial del deseo y del goce del presente.

La mistificacin generalizada

Aquello que Marx denomina fetichismo de la mercanca, Camatte lo llama


mistificacin, entendindola como la relacin inversa por la cual el capital, producto de
la actividad del trabajador, aparece como el creador. Si bien en algn momento
histrico la mistificacin estaba sostenida sobre hechos reales, al punto que era
posible desarrollar una crtica ideolgica que destacara la distincin entre la realidad y
su fetiche, el proceso desptico de antropomorfizacin del capital se ha encargado de
borrar por completo esta diferenciacin. En el mundo donde el capital se nutre de la
abstraccin financiera de los deseos y las libertades humanas, la realidad mistificada es
estable y es real. En otras palabras, la mistificacin generalizada es la nica realidad
que existe y la domesticacin del humano es lo nico universal. As, solo puede
hablarse de la operacin mistificatoria en referencia al pasado, como ya ocurrida y
concluida:

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Afirmar que la mistificacin contina operativa significara reconocer que lo
seres humanos son capaces de establecer relaciones reales y que estas son
continuamente mistificadas. De hecho, la mistificacin estuvo alguna vez
operativa y se convirti en la realidad. Ella refiere a una etapa histrica
completada en el pasado.

Aquella apariencia mistificada que velaba lo real no existe ms, ha sido engullida por la
realidad que ella misma ha generado. No hay otra realidad que la realidad del capital.
La consumacin de la operacin mistificadora es la creacin de un nuevo mundo,
configurado a partir del apareamiento simbitico de la necesidad econmica y la
aspiracin humana bajo la computacin financiera. No hay aqu ningn mecanismo
neuro-psquico que haya lavado el cerebro de las personas, tampoco existe una
organizacin que desde las sombras mueve los hilos de la economa mundial buscando
eternizar su poder. Al fin, cualquier teora conspirativa solo nos brinda alivio al
introducir un campo potencial diferente a lo que hay desde donde poder pensar una
alternativa. La realidad, sin embargo, es implacable: solo hay un continuo devenir
recursivo y expansivo movilizado por las elecciones libres e interesadas de los seres
humanos.

Bajo esta premisa, resulta intil continuar el camino de la crtica ideolgica con
inclinaciones desmitificadoras, buscando desenterrar fundamentos estructurales de la
realidad humana que logren promover un proceso liberador de carcter utopista.
Podra inferirse, ms bien, que este tipo de teoras crticas y radicalismos chic
encuentran tan amplia difusin en la actualidad debido al jugoso mercado que se
produce alrededor de ellas (programas universitarios, libros, revistas, journals,
fundaciones que facilitan la exoneracin de impuestos, pelculas, conferencias,
merchandising, cursos en lnea, etc.) y porque, a su vez, generan demanda gracias a su
alto contenido de esperanzas emancipadoras y promesas de libertad, es decir, justo el
tipo de representaciones que movilizan la industria de la abstraccin. Al fin, los
radicales chic son el mejor ejemplo de cmo el deseo se mercantiliza y se incluye
formalmente en el sistema.

Para Camatte la figura es clara: dentro de las condiciones de posibilidad postuladas por
el despotismo del capital no existe una exterioridad potencial desde la cual orientar
una cruzada por el cambio. Lo que hay es el capital, y libremente, cada da, con cada
eleccin que tomamos, desde la ms mnima hasta la ms trascendental, decidimos
autnomamente ser sus siervos deseantes.

Conclusin

Quiz el elemento fundamental de la caracterizacin que Camatte hace del capital sea
la de comprenderlo como un proceso desintegrativo [runaway process], en un sentido
ciberntico. Para cualquier sistema, un proceso desintegrativo se activa cuando es
superado cierto umbral de inestabilidad tolerable. Pasado este lmite, la estabilidad

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dinmica del sistema colapsa trayendo como consecuencia su destruccin o, en el
mejor de los casos, la emergencia de un mayor nivel de complejidad. Con esto, los
niveles de incertidumbre se incrementan exponencialmente en el tiempo y es
necesaria cada vez mayor informacin para poder comprender y controlar los
comportamientos del sistema, complicando radicalmente su predictibilidad. Una vez
iniciado el proceso desintegrativo del sistema no hay marcha atrs hacia la estabilidad,
su andar es irreversible.

La antropomorfizacin del capital fue el inicio de su proceso desintegrativo. Sin


barreras substanciales para limitar los circuitos de retroalimentacin positiva, el
sistema aceler su crecimiento. Asimismo, la desintegracin de la conciencia y la
mistificacin generalizada le permitieron soltarse del control ejercido por los seres
humanos, quienes ahora han asumido dcilmente su rol como engranajes de una
mquina que los trasciende. Por otro lado, la naturaleza tampoco ha resultado ser una
barrera infranqueable. En el curso de los aos el capital ha logrado mercantilizar
eficientemente los sistemas polticos de defensa de la naturaleza, los cuales facilitan su
aprovechamiento de los recursos de la Tierra por unos aos ms, quiz hasta el
momento en que la atmsfera y la gravedad tambin dejen de ser una barrera.

Aunque resulte evidente a estas alturas, no est de ms decir que las crisis econmicas
tampoco son una barrera para el capital. Las consecuencias nefastas para las familias,
las empresas y los gobiernos no afectan en nada al Gran Dspota en el largo plazo. Por
su mismo carcter desintegrativo, el capital es capaz de absorber las crisis y relanzar su
ciclo de crecimiento nuevamente. As, mientras los humanos continan intentando
comprender lo ocurrido y evitar que se repita, el capital encuentra los modos de
recomponerse y retomar su aceleracin.

Frente a este panorama Jacques Camatte presenta tres posibles vectores que seguir
el desarrollo del modo de produccin capitalista, reconociendo la posibilidad de su
ocurrencia simultnea:

Completa autonoma del capital: una utopa mecnica donde los seres
humanos se vuelven simples accesorios de un sistema automatizado,
aunque an mantienen un rol ejecutivo;
Mutacin de los seres humanos o una modificacin a nivel de la especie: la
produccin de un ser perfectamente programable que ha perdido todas las
caractersticas de la especie Homo Sapiens. Esto no requerira de un
sistema automatizado, dado que este ser humano perfecto sera creado
para hacer todo lo que se requiera;
Locura generalizada: en el lugar de los mismos seres humanos, y dadas sus
limitaciones actuales, es el capital quien hace realidad todo lo que ellos
desean (normal y anormal); sin embargo, los seres humanos no pueden
encontrarse a s mismos y el goce yace continuamente en el futuro. El ser
humano es arrastrado en el proceso desintegrativo [run-away] del capital y
lo mantiene andando.

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Quiz hoy, ms de 40 aos despus de la publicacin del El extravo de la humanidad,
Camatte no tendra dificultad en reconocer que tanto el primer como el tercer vector
rigen lo cotidiano. Al final, para Camatte queda claro que el ser humano jams podr
encontrar una alternativa al capitalismo mientras exista dentro del universo de sus
condiciones despticas. Nada producido dentro de las fronteras de este sistema podr
atentar contra su funcionamiento de manera definitiva. A lo ms, el ser humano es
capaz de retrasar su aceleracin o intentar controlar sus consecuencias, pero siempre
con menor xito del esperado. Es a partir de este diagnstico que Camatte reconocer
una nica va alternativa al rgimen del Abstracto: la sustraccin absoluta del sistema y
el retorno a la vida comunitaria primitiva. Por mi parte, an me cuesta comprender la
necesidad de una alternativa.

Publicado en http://wp.me/p2za5O-8C

Lima, abril 2014

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