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Mario Waserman

Condenados a explorar
Marchas y contramarchas
del crecimiento en la adolescencia

I' I

N
noveduc
Buenos A ires Mxico
Captulo 3

El h a l l a z g o de o bjeto

Este ttulo de Freud se presenta muy til y sugiere todo lo necesario


para conducimos a la clnica de lo exploratorio, sus fallas por delecto,
exceso o derivaciones.
Partamos de la primera frase que da cuenta del hallazgo freudiuno,
"Mientras que por los procesos de la pubertad queda Jijada la pi nn,i< la
de las zonas ergenasy la ereccin del miembro viril in Jt ((i ii/irmiante-
mente al sujeto el nuevo fin sexual, esto es la penetracin ni una envidad
excitadora de la zona genital, tiene lugar en los dominios psquicos el
hallazgo de objeto, momento que se ha venido preparando de la ms tem
pran a niez, cuando la prim itiva satisfaccin sexual estaba an ligada
con la absorcin de alimentos ( Freud, 1 9 0 5 ).

Tenemos, pues, diferenciados dos procesos y por ende dos campo*


exploratorios; uno es la bsqueda y encuentro de la cavidad excitador!
| Condenados a explorar Mario Waserman

de la zona genital (designado com o objeto parcial) y, por otra parte, algo
que Freud ubica bajo el dominio psquico, el objeto que se ha venido
construyendo desde la ms temprana niez y cuyo retorno se anhela
(designado como un objeto total). Uno convive al lado del otro. El obje
to total es un objeto ms entre los objetos parciales, con la caracterstica
de que designa a la persona en su totalidad y no a una parte de ella, pero
no es total en cuanto que pudiese reunir todos los objetos parciales de
ella que por definicin nunca podran ser reunidos.
La cavidad excitadora, fin de la pulsin genital para el varn, debe ser
hallada y tambin debe ser hallada en la mujer, va una regresin del cl-
toris a la zona anal y de ah a la vagina. Este objeto de la pulsin debe ser
hallado y simultneamente construida su representacin. Y este camino
est lleno de inconvenientes y peligros. La cavidad excitadora pronto se
revela como la cabeza de la medusa. Los terrores que produce inhiben su
encuentro. El pene, por su parte, aparece como el instrumento del ejer
cicio del sadismo (por ejemplo, la rata del hombre de las ratas); su visin
es temida o desafiada. Este hallazgo de objeto se hace primero en la fan
tasa y all sigue un recorrido, donde encuentra un goce ilimitado y alu
cinado. Esta exploracin imaginaria no es menor y su valor se reconoce
cuando un cuadro clnico nos muestra una inhibicin mayor en el plano
de la fantasa masturbatoria. Son aquellos casos en los cuales la mastur
bacin es slo un ejercicio mecnico sin fantasa.
Esta necesidad del hallazgo del objeto condena al sujeto tambin a una
exploracin del mundo, porque ese objeto no puede ser compensado
suficientemente por vina parte del propio cuerpo, como suceda con la
succin del pulgar, ni por la satisfaccin alucinatoria que condena al suje
to al aislamiento y a la prdida del encuentro amoroso. En ese encuen
tro con el otro es donde, probablemente, se inscriba un nuevo pictogra-
ma vinculado al nuevo cuerpo ahora re-genitalizado. Esc nuevo picto-
grama necesita del mundo, de la experiencia concreta del contacto.
Pties bien, despus de considerar la evolucin difsica de la sexualidad
humana en Ungestaltunjjen das Pubertat (como ven, debo usarlo en ale
mn porque.no puedo inclinarme por alguna de las traducciones), Freud
se dirige a teorizar sobre .una de las tareas que el nuevo status de su cuer
po le impone al sujeto: hallar un objeto adecuado para sus nuevas posi-
| E! halla :go de objeto H

bilidades sexuales. Por el mismo hecho de que Freud conc Uye finalmen-
te que el objeto buscado es el objeto perdido, de lo que fundamental-
mente se trata es de su bsqueda, como quien frenticamer te se da cuen
ta de que ha perdi su billetera y se desespera por encontijrla. Lo para-
dojal de esa bsqueda es que se trata de una billetera que nunca tuvo y
que nunca se dar otro encuentro que el encuentro con lo indito. Si
pensamos en la escena que reprodujimos en el Captulo L> dejl encuen
tro del protagonista de El Lector c on Frau Schmitz, tenemos que aceptar
que, por ms que se parezca a la madre, Frau Schmitz es ?rau Schmitz.
Pero es esa bsqueda, una bsqueda de lo andguo en lo indito, lo que
dispara, obliga, condena, al sujeto a la exploracin. Es j istamente ese
carcter de indito lo que resalta Adrin Grassi (2 0 0 7 ): Metamorfosis de
la pubertad: el hallazgo (?) de objeto, su registro originaria10. l muestra
que el trmino hallazgo hay que pensarlo como algo que se lencuentra sin
buscar, al azar, inesperadamente. En el caso de la novela cue citamos, el
encuentro con un subrogado materno que necesita del n muchacho para
poner un poco de color a su vida opacada, y que encuen fa en el amor
por la lectura del adolescente el objeto de su amor, es al mismo dempo
repeticin y novedad que sorprende tanto a uno como al }tro.
Hay que destacar que Freud afirma algo sorprendente, n uy alejado del
sentido comn, y es que lo que empuja fundamentalmente al sujeto lejos
de sus padres, lo que lo condena a la exploracin, es el pelgro de la con
sumacin del incesto. El adolescente se autocondena al cestierro. Es el
castigo antes del crimen. Crimen slo apuntalado en el ceseo. Es dedi
que esa exploracin obligada tiene, para Freud, una parte de huida fre
ntica que el mismo sujeto se impone. Buscando el objeto perdido, debe
impulsarse lo ms lejos posible de l. En ese alejamiento exploratorio es
donde es posible encontrar el objeto adecuado. Esta trayectoria explora
toria tiene un recorrido probable que depende de los proc:Sos previos de
la primera eleccin objetal en el acn de la instalacin del Edipo. Va
desde las cercanas del objeto incestuoso, al objeto nuevo, exogmico.
Esta importancia de lo exogmico, de lo no familiar, de le !no edpico ha
sido objeto de un intenso estudio entre nosotros por Ricardo Rodulfo en
varios libros, especialmente en El Psicoanlisis de Nuevr (2 0 0 4 ) y en
Futuro Porvenir (2 0 0 8 ). Para nosotros tambin, no hay solo huida sino

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Condenados a explorar Mario Waserman

afn exploratorig, Podramos decir que el signo de una buena adolescen


cia es una huida feliz de huir.
Este recorrido exploratorio de la bsqueda de objeto tiene un m om en
to imaginario, masturbatorio, donde los objetos incestuosos y nuevos
desfilan incesantemente y todas las formas de la sexuali dad son explora
das; y tiene otro momento exploratorio en la realidad. Los logros en el
campo imaginario no son menores, pues sabemos de los peligros de la
contrainvestidura y el desinvestir en el plano de la fan:asa. Este placer
alucinatorio no se abandona por completo y representa el remanente
autoertico que se retiene com o una reserva de placer ante las vicisitudes
del vnculo real. Una parte de la sexualidad se conserva, pues, autoerti-
ca. Pero, como dijimos, se muestra insuficiente y errpuja al sujeto al
mundo real. Esta exploracin est plena de vicisitudes y las parejas se
encuentran con las grandes diferencias entre el sexo soado y el sexo
real, que llevan a un poderoso trabajo psquico durante la adolescencia.
Est ese trabajo en marcha?
Alejandro empieza la sesin comentando su malestar con V., una chica
con la que mantiene relaciones sexuales satisfactorias, p :ro con la cual no
quiere ponerse de novio mientras ella insiste con ello. Al mismo tiempo,
habla de su inters por D ., otra chica que no lo ha aceptado. Le pregun
to sobre la edad de V. y me dice que tiene siete aos ms que l. Habin
dole sugerido que la dificultad parece estar no en tenei relaciones sexua
les, sino en hacerse cargo a su edad de una relacin, cae en la cuenta de
que no ha tenido nunca relaciones sexuales con nadie de su edad y que
D. tiene la misma edad que l, y que con ella s podra y deseara encarar
un noviazgo. Va recordando en la sesin sus experiencias sexuales hasta
retroceder a sus primeras transas con chicas de segundo ao del secun
dario y empieza a elaborar sus sufrimientos de esas primeras relaciones.
Lo importante es que, si bien est maduro para tener relaciones sexua
les con una mujer que lo aventaja en edad, desde sus 16 aos no est
maduro para tener una relacin de noviazgo con ellas y s podra afron
tar una relacin con alguien de su misma edad o un p d c o menor, lo que
muestra dos-niveles de la adecuacin, uno referido a objeto de la pul
sin, a la complementariedad o adecuabilidad pene boca, pene-ano y
pene vagina, complementariedad donde Freud enfati;a la diferenciacin
| El hallazgo de objeto |
v
masculino-femenino, imposible de lograr previamente, y otra a la ade-
cuabilidad al otro en tanto ajenidad u objeto de amor. Cada una de estas
reas es motivo de una exploracin detallada que puede desarrollarse o
inhibirse o incrementarse sin lmite. La adecuacin sexual es slo una de
las facetas del hallazgo de objeto. Ese hallazgo lo expone rpidamente a
las vicisitudes del vnculo, lo cual constituye un nuevo campo explorato
rio. Lo interesante del drama de Edipo no est slo en el acto de acos
tarse con la madre, la consumacin del acto incestuoso, sino en el acto
an ms arrojado que le acaece a Edipo y que es el de casarse con ella, es
decir, afrontar con ella un lugar marital, ocupando el lugar no slo de
amante, sino tambin de esposo. Aparte de la culpa por asesinar al padre,
qu problemas le habr trado a Edipo ese matrimonio? En Golpe al
Corazn , la pelcula que mencion anteriormente, se ve la intrascen
dencia' del momento incestuoso para el adolescente posmoderno. Des
pus del coito no hay ningn compromiso, no le sigue ni le precede el
asesinato del padre. Despus del incesto, en la pelcula o en la fantasa, el
adolescente sigue tan soltero e irresponsable como antes. La asuncin de
responsabilidades en un vnculo, el verdadero asesinato, la verdadera
toma de su lugar, an no est en su agenda. Su objeto adecuado, por otra
parte, no le plantea otros problemas que los de su edad.
Tenemos entonces definido uno de los campos exploratorios que se
disparan con la explosin puberal: el de la bsqueda del objeto adecua
do para su hallazgo. Ese objeto tan buscado y tan misterioso como el
Santo Grial es difcilmente representable. Se llega a tener de l slo un
acercamiento a la representatividad, lo que refuerza su bsqueda conti
nuamente. Para la clnica de la adolescencia que nos interesa, la pregun
ta que nos formulamos es: se ha iniciado o no esa bsqueda del objeto?
Hay un encerramiento en el claustrum, usando el trmino feliz de Melt-
zer (1 9 9 2 ), parental? Hay una colusin, en trminos de ICanciper
(2 0 0 7 ), entre el deseo materno y la no salida exploratoria del objeto? Se
dan las condiciones, como en Golpe ai corazn , para que se establez
ca la locura puberal com o la define P. Gutton: L a escena puberal per
manece en crudo tal cual y de manera excesiva en cierta coincidencia con
lo puberal de los padres* (G utton, 1 9 9 1 ).1 Recordemos las caractersticas
de esta patologa que Gutton llama Edipo manaco : 1) la certeza sobre
| Condenados a explorar Maric VVaserman

la escena puberal: escena que dramatiza la relacin incestuosa; 2) la locu


ra adolescente parece ser siempre una locura de a dos, con compromiso
de los progenitores; 3) la sexualidad tiene funcin de apuntalamiento
narcisista, el muchacho o la chica son confortados en su valor genital.
Este cuadro imposibilita la tiansferencia de la investidura genital a obje
tos exogmicos, El no podei salir al medio extrafamiliar se puede deber
a factores de orden psicdco melanclico o paranoide y de orden neur
tico: inhibiciones y fobias. La temtica de la agorafobia -el miedo al espa
cio exterior- en la adolescencia es muy importante, es justamente esa
agorafobia lo que deja al sujeto amarrado, anclado al borde parental. La
clnica de la inhibicin en la adolescencia es especialmente seria porque
detiene todo el desarrollo y aun siendo de naturaleza neurtica, es en
muchos casos muy difcil de destrabar. Anteriormente hemos hablado de
los procesos de contrainvestdura que, en el esfuerzo defensivo opuesto
a la pulsin, frenan el desarrollo del impulso ms importante del desa
rrollo adolescente, que es e impulso exploratorio. Por otra parte, est
toda la problemtica de la claustrofobia, que empuja al sujeto a una
enrancia repetida, a una exploracin sin descanso. El hallazgo de objeto
viene de por s acompaado del encuentro con otros objetos que se pre
sentan como necesarios para el andar adolescente. Veamos de qu obje
tos estamos hablando.

LO S OBJETOS A C O M P A A N T E S

Nos preguntamos: el adolescente se lanza a esta exploracin obligada


en soledad? Debemos responder que la exploracin adolescente es una
experiencia.personal e intransferible que se hace acompaado. La soledad
y la compaa son dos exper.encias absolutamente necesarias. Un adoles
cente que no puede estar so .o para, en ese espacio, fantasear y crear, est
tan complicado como aquel que no tolera la compaa de un grupo. Los
padres se angustian cuando ven que sus hijos atraviesan la experiencia del
ermitao como si esa exper: encia los alejara de la experiencia social, sin
alcanzar a comprender la necesariedad de esa soledad profunda que nece
sitan para conectarse con el todo.
| El halla: :go de objeto

Acompaado por quin o por quines? Aqu, los pensade res de la ado-
lescencia han hablado de distinta clase de objetos cuya pres i:ncia es bene-
ficiosa para el recorrido exploratorio, Estos objetos a) son ibjetos nter
nos como los objetos narcisistas que sostienen al yo (Guttt in, 1 9 9 1 ); b)
son los objetos transicionales a los cuales se refiere Winr iicott (1 9 5 2 ),
que reaparecen en la adolescencia donde se inscriben los o t jetos cultra
les, objetos que se crean porque ya estn all; c) el grupo le pares; y d)
el objeto supuestamente complementario, Del objeto co :nplementario
hablamos cuando nos referimos al hallazgo del objeto se al. El grupo
de pares como objeto de apuntalamiento ha sido tratado p Dr numerosos
autores, pero es Ricardo Rodulfo el que con originalidad l gran inters
mostr la inauguracin de un nuevo narcisismo en la ad c lescencia por
medio de la emergencia del sentimiento del nosotros (Re dulfo, 1 999),
sentimiento que alcanza su presencia no antes de la adolesc :ncia. Se trata
de un nosotros de pares que hace al sustento identitario. U n nosotros
que no son los otros, y que apuntalan al yo. Del mismo n. odo, el yo se
puede hundir si ese nosotros se quiebra y este yo sostenid o en el noso-
tros es para algunos adolescentes sumamente frgiles, de n pdo que uno
de los pilares del devenir adolescente es evitar el aislamiento extremo de
los pares porque nada, ningn otro nosotros, lo puede sustituir. As
como en la infancia, el grupo de pares permitir a la lbid^ andar todos
los avatares del amor homosexual sublimado, y le ofrece adolescente
un equivalente amoroso de enorme importancia. Para el yo, tener una
parte de amor homosexual sublimado exitosamente es un alivio impor-
tante en su trayecto hacia el objeto heterosexual y tambin , pira los que
fundan su identidad sexual en la homosexualidad, tener anjiigos del otro
sexo brinda a la libido un alivio importante, Nos detenej emos ahora,
pues, en los objetos narcisistas y los objetos transicionales, Los primeros
no se distinguen como objetos, son parte del yo, mientras c ue los segun-
dos son fundamentalmente valorados como objetos no-yo 1Todos ellos
cumplen una funcin de a p u n t a la m ien to
I Condenados a explorar Mario Waserman

El apuntalamiento
#
Especialmente con relacin al concepto de apuntalamiento, una expe
riencia emocional imprescindible en el atravesamiento de la experiencia
puberal adolescente, Kas es otro autor a quien otorgamos mucha impor
tancia. N o haremos una recapitulacin de la novedad que Kas introdujo
en el concepto terico de apuntalamiento, llevndolo de la anaclisis al sos
tn, pero haremos un agregado sobre el cual insistiremos por su impor
tancia clnica. Y es que, en su bsqueda de ayuda exploratoria, el pber
adolescente debe aprender a apuntalar sus apuntalamientos. El objeto sos
tn ded adolescente necesita desesperadamente de la investidura. Los pro
cesos de desinvestidura graves se dirigen especialmente al sostn. En el ais
lamiento se dirigen al grupo, en los trastornos del cuerpo se dirigen al sos
tn de la libido.
Pensamos que el gran secreto del apuntalador -sea este una persona o
un gru po- es lograr que el sujeto se convierta en apuntalador del apun
talamiento, que la pared sostenga a su vez la estaca que la sostiene, es
decir, que sostenga su confianza en la estaca, que crea en ella, no la des
poje de su investidura. La transferencia es en ese sentido una reedicin
de una relacin de apuntalamiento y atraviesa, com o las previamente vivi
das, procesos diversos. Los grandes fracasado res son especialmente hbi
les en desinvestir el apuntalamiento que se les ofrece. All parece estar
obrando un principio que va ms all del principio del placer: la pulsin
de muerte. Esta se podra pensar como un dar m uerte al que ofrece la
vida. Si no puedo ser el dueo y engendrador de mi vida, entonces pre
fiero ser el dueo y engendrar mi propia muerte. Principio de autoen-
gendramiento para ir ms all del engendrar parental, aun a costa de la
propia vida, a otra costa misteriosa, la de la muerte.
Hay en la adolescencia normal un deseo de recuperar un apuntala
miento perdido, ya sea a travs del objeto del enamoramiento o a travs
del grupo de pares, cuya gestacin se produce en la latencia, pero que se
pierde al entrar en la adolescencia. Podemos hablar en la adolescencia de
un deseo de.apuntalamiento. U n deseo de recuperar el apuntalamiento
del objeto que se est perdiendo y de recuperar el apuntalamiento del
grupo de pares de la latencia, que tambin se pierde ya que el grupo de
| El hallazgo de objeto jjj
>
pares que se form en la latcncia se pierde en parte al entrar en la ado
lescencia. Baste recordar las menciones de los jvenes pacientes sobre la
prdida del grupo de la prim aria y el anhelo que tienen por formar un
nuevo grupo en la secundaria.
En la clnica se hace evidente la funcin de apuntalamiento del objeto
cuando muchos adolescente; dicen, en el final de sus anlisis, que ya es
tiempo de abandonar las mulitas y que es tiempo de sostenerse solos. Por
el contrario, las patologas mrcisistas se distinguen por su apariencia de
no necesitar apuntalamiento de ninguna naturaleza en ningn momen
to. Son autosuficientes y consiguen que el grupo los envidie por su sufi
ciencia.
El concepto de apuntalam ento de Kas se enriquece y combina bien
con las ideas de Meltzer sobi i: la dispersin de la identificacin proyecti-
va sobre los miembros del grupo, en el momento en el cual se desarrolla
la metamorfosis. Podramos decir que el yo no slo se deconstruye, sino
que sufre un proceso que me gustara llamar de inflacin, es decir, que el
self se expande y el yo trata 'le incluir dentro de s toda esa expansin y
asimismo distribuir partes de s en su entorno grupal. Dos trabajos de
Meltzer son relevantes. U no :e liga a sus estudios sobre los estados sexua
les de la mente (1 9 7 3 ) y otro sobre la metapsicologa y psicopatologa del
claustrum (1 9 9 2 ), que se puede considerar como un movimiento opues
to a la direccin hacia la exploracin.

Objetos narcisistas

Hablamos sobre los objetos acompaantes. Es interesante detenerse


brevemente en los objetos naxisistas, as nombrados por Gutton (1 9 9 1 )
en su estudio sobre lo pber . Los objetos narcisistas son los que apun
talan el yo del pber y estos son fundamentalmente los padres. El narci
sismo adolescente necesita para mantenerse el amor de los padres. No es
que ellos lo formulen ni lo sepan, pero es ese basamento lo que le per
mite al yo dedicarse a desple gar su fantasa exploratoria en bsqueda del
objeto y su accin exploratoria que se espera sea sostenida por los padres.
Hay un ejemplo clnico que ixae Gutton que permite apreciar el rol anti-
narcisista que puede jugar una figura parental en la evolucin patolgica
| Condenados a explorar Mario Waserman

de un muchacho. En este caso, este muchacho es Jeronne, de 16 aos,


que sufre crisis dg angustia con prdida de conocimiento, agorafobia y
dificultades escolares que se arman como fobia escolar.
He aqu resumida, una sesin ejemplar; ayer regres de su casa ms
tarde de lo previsto despus de un angustioso encuentro con su amiga; su
sentimiento es no haber estado a la altura de la situacin: las relaciones
sexuales no provocaron la distensin que buscaba: su am iga qued nada
ms que conforme, Su padre lo recibe con fria ld ad y lo manda a la habi
tacin, prohibindole en lo sucesivo salidas comparables hasta que no
obtenga su bachillerato. Su angustia se hace entonces intolerable; con su
brusquedad, el padre lo frustra de una confortacin necesaria y en conse
cuencia de su apoyo. Jerom e se siente condenado a un destino trgico. Un
recuerdo levanta la represin: tiene cuatro aos, aplasta con el pie la
manguera de riego, cortando con el pie la manguera del jardinero: el
sketch del regador-regado es bien conocido; el hombre sin ninguna irrita
cin lleva al chico ante su padre y le cuenta su aventura. El padre le da
una bofetada al hijo, Jerom e cae sobre el suelo en torno a los pies de su
padre e intenta lamer sus zapatos* (pgs. 164 -1 6 5 ).

Es interesante observar que este levantamiento de la represin en ado


lescentes con trastornos narcisistas ayuda al muchacho a darse cuenta de
la relacin de provocacin y sometimiento a un padre que no puede ofre
cerle sostn narcisista, lo cual es claramente simbolizado por ese yo que
se desploma perdiendo el conocimiento. Recordamos aqu al padre de
Shreber que torturaba educacionalmente a su hijo por su propio bien.
I-Iay en esa tortura educacional un claro fondo paranoide. En los desa
rrollos paranoides como el de Shreber vemos justamente el lamer los
zapatos del padre como postura homosexual a un padre tirnico. Es pos
teriormente Shreber el que enferma de paranoia, un cuad.o que su padre
manejaba de una forma socialmente aceptable.
Gutton enfatiza esa funcin de apoyo narcisista paternal.
Lo que llamamos presencia fsica del objeto narcisista puberal implica
cierta concretud de la- relacin parental; hablamos de confianza recipro
ca, mutualidad, afecto, sim pata (pg. 170).
El hallazgo de objeto |

1
Sin esas condiciones, el trayecto exploratorio se hace sin suficientes
vveres en la mochila. Es por eso que la transferencia en la cura adoles-
1
cente no es slo repeticin, sino la creacin de esa ba:;e n; rcisista.

Objetos transicionales

Dijimos antes que, aparte del grupo de pares y de los o jetos narcisis-
tas, hay otros objetos apuntaladores que acompaan al ado escente en sus
exploraciones, objetos que es mejor que lleve consigo iempre en su
mochila. En muchos casos, el adolescente produce un ofc jfeto apuntala
dor cuya funcin ya conoci en su infancia. Es el objeto r e es parte l
y parte un objeto externo. Es una parte de l que es r o ye y lo acompa-
a en el mundo externo. Est presente cuando la aucnc: es ms pun-
zante y lo representa a l ante los otros. El diario ntimo, a guitarra via-
jera, las zapatillas que nunca deja de usar, etctera. Los ob etos transicio-
nales, los espacios y tiempos transicionales, son concepto: que nos ayu-
dan a comprender el mundo adolescente y estas conce ptualizaciones
sabemos reconocrselas a W innicott (1 9 5 1 ). Su concepto lyucla a enten-
der tambin el rol que juegan las sustancias adictivas que muchos ado-
lescentes usan para acompaarse en el recorrido explrate fio. El uso de
la misma sustancia se define porque lleva al sujeto a emprc.jider un viaje,
Este viaje representa el viaje de la exploracin adolecen ie. Muchos de
ellos, a travs de la adiccin, hacen un viaje llevados por e despliegue de
la excitacin sensorial que sienten que los conduce i la xploradn de
mundos diferentes sin moverse de al lado de su casa o de Su casa. Meta-
fricamente, abren muchas puertas a la exploracin ta. co: queda defi-
nido por el famoso libro de Huxley: Las Puertas de la Pfrcepcin. Esta
exploracin de un nuevo autoerotismo a veces inhibe oda salida al
mundo y se transforma en un sostn que captura al yo hast i hacerlo desa
parecer. En muchos otros casos, es una exploracin rr.etaf 1rica que tran-
sita nicamente el mundo sensorial y brinda una satislaccl 'n alucinatoria
en un tiempo de espera. 1 '
J
Queremos recoger unas palabras de Winnicott que se instalan en un
artculo de M. Botbol y otros (1 9 9 8 ), que trata sobie es : valor transi-
cional de las sustancias adictivas:
| C o n d i nados a explorar Mario Wastrman

"Desde otro punto de vista, la hipnagogia y su riqueza perceptiva -am bas


buscadas por los inhaladores en su prctica txica- remiten a la expe
riencia transicional de Winnicott. A la agudeza perceptiva se agrega el
esfumado de los lmites del cuerpc, el sentimiento de elevacin y expansin
narcisista que evocan el crea de ilusin reencontrada3 donde se produce
el adormecimiento. Desde esta ptica, los inhaladores ilustran adecuada
mente la clebre frase de Winnicott: Se puede definir la toxicomana en
trminos de regresin al estadio primitivo donde los fenmenos tran
sicionales no estn cuestionado;, (Winnicott)31.

Estos fenmenos regresivos, qu< permiten la instalacin temporal de un


rea de ilusin reencontrada clan .mente presente en el enamoramiento,
apoya/, asimismo la creacin de objetivos sublimatorios y de espacios
intermedios en los cuales la vida puede ser vivida de un modo no amena
zante. Me refiero a la instalacin iel sujeto a partir de la adolescencia en
mundos cuya funcin de consuelo estudi Freud en el Malestar en la Cul
tura : el mundo de la msica, el mundo de la danza, el mundo del teatro,
el mundo de la ciencia..., etctera. Es decir, el mundo de los objetos cul
turales donde hay que incluir siempre los objetos tpicos de la moda ado
lescente: tatuajes, piercings, etctera. Espacios derivados del rea transi
cional que el nio transit cuando deambulaba por el mundo del juego.
En muchos adolescentes, la droga es vivida com o instrumento para ale
jarse momentneamente del trro.: de la vida, para entrar en ese otro-espa-
cio definido por W innicott com o de ilusin reencontrada, cuyo abando
no se iace muy difcil cuanto m ; agudo es el temor a la desilusin. As,
cuando las condiciones sociales son ms perturbadoras, las drogas cobran
ms fuerza; el terreno de la ilusin se busca como evasin de una realidad
en la cual los deseos se imaginaa como irrealizables. Estar drogado es
como estar en un inmenso sueo diurno sin fantasas y, tal como lo dife
rencia W innicott, el ensueo se diferencia profundamente de la fantasa.
Mientras la fantasa es creadora y se conecta con la vida, el ensueo es un
escapismo que nos aleja cada vez ms de la realizacin del deseo. El ensue
o es un deseo que queda confinado al espacio mental y no hace impac
to en la realidad externa, no crea mundo y por lo tanto empobrece la vida
del yo y del mundo. La vida es sueo, no ensueo.

I 4fl
j El hallazgo de objeto |
*1

N ota
1. Gutton (1991), Lo puberal, cap. II, pg. 79.
Captulo 7

El e s p a c io de l a in m a d u r e z

La turbulencia emocional del experienciar el cambio pub ral es la res-


ponsablc de que los circuitos de comunicacin vincular fri casen, sobre
todo con los adultos que no estn pasando por esa experier cia y tampo-
co la recuerdan con precisin, puesto que tampoco ha si< pasible de
una subjetivacin tal que permita su rememoracin plena. S i estatuto en
la memoria guarda un cierto parecido con la amnesia infantil , pero difie-
re de ella porque ha dejado un cierto registro, escenas ai ladas que la
memoria puede reconstruir.
Esta doble situacin -u n o que no la puede subjetivar y e otro que no
la recuerda con precisin- es la que se registra en la percepc n adulta de
que, con el pber, es muy difcil o casi imposible hablar d i lo que est
pasando, salvo indirectamente.
Esta falta de subjetivacin es, en mi concepto, la respons ajble de lo que
Winnicott, en Conceptos contemporneos sobre el desa- rolla adoles-

89
Condenados a explorar Mario Waserman

cente (cap.11 de R ealidad y juego) postula como la inm adurez del ado
lescente, caracterstica que le es intrnseca: A partir de una afirmacin de
W innicott desarrollamos la idea del espacio en el cual se dan los fen
menos adolescentes, un espacio que va al lado del espacio trasicional sin
confundirse con l: es el espacio de la inmadurez. Empecemos por la
referencia que explcita el pensamiento de W innicott sobre la inmadurez.
a'Es necesario exam inar por un momento la naturaleza de la inmadurez.
No hay que esperar que los adolescentes tengan conciencia de ella o conoz
can sus caractersticas. Tampoco nosotros necesitamos entenderla ( ...) la
comprensin es reemplazada por la confrontacin. ( ...) Slo con el paso
del tiempo y de la experiencia puede un joven aceptar poco a poco la res
ponsabilidad por todo lo que ocurre en el mundo de la fan tasa personal.
( . .. ) Entretanto existe una fu erte propensin a la agresin que se m ani
fiesta en form a suicida ( ...) nuestra sociedad espera que todo se pueda
entender, razonar, comprender. Que no haya inmadurez. La necesidad es
confrontar33(pg. 1 8 5 ).
i

En nuestra concepcin, que difiere de la de W innicott, es justamente


la inmadurez del adolescente lo que hace peligroso tanto una falta como
un incremento de la confrontacin. Pensamos que la falta de perspectiva
del adulto hace que ste reaccione con exagerada violencia al desafo ado
lescente, desafo inherente a su inmadurez. La diferencia con Winnicott
es que nosotros pensamos que la comprensin es necesaria. Esta com
prensin, que no hay que confundir con darle significado, sino con un
estar consciente del estado mental del otro, lleva a una puesta de lmites
sin violencia, advirtiendo la dificultad del adolescente para comprender la
perspectiva adulta.
Ese estado de inmadurez yo lo alejo tambin del concepto social de
inmadurez, en cuanto a la comparacin con el adulto maduro, y lo vin
culo a un estado mental que es del experienciar, el cual no hay que con
fundir con el experimentar.
Aunque en la adolescencia la experimentacin y la exploracin son una
necesidad, stas transcurren en un experienciar, un estado de la subjeti
vidad en el que no se organiza un relato articulado de la experiencia. Si
1 El espacio de la inmadurz |

el adolescente es interrogado sobre un suceso, se percibe que ste no est4


inscripto como una experiencia, sino como un torbellino de aconteci
mientos y sensaciones. Para que se plantee un aprendizaje de la expe
riencia, la subjetividad debe esperar un momento de menor turbulencia.
Mientras se est volando en una situacin de emergencia no se puede
decir que se tiene una experiencia, se desarrolla un experienciar. Este
experienciar es lo que dara rasgos especficos al uncic namiento mental
del pber y es ms visualizable en los vnculos que ur. adulto establece
con l, y no tan visualizable en el grupo de pares, un espacio en el cual
se mueve ms libremente y donde la subjetivacin es grupal.
Es importante tener en cuenta, en la relacin con el idulto, que no se
trata meramente de un fenmeno de intimidacin, sino de falta de ele
mentos con los cuales pensar en lo que le est pasando. Esos elementos
deben ser construidos. Esta construccin se realiza justamente con ms
facilidad en el grupo de pares o en la amistad ntima, c.onde las identifi
caciones proyectivas cruzadas son ms fciles de hacer dada la semejanza
etaria. Con el tiempo, el pber trata de subsanar esta falla del proceso de
subjetivacin y surgen los intensos mecanismos de intelectualizacin
estudiados por Anna Freud en El Yo y los mecanismos de defensa, (ao) que
luego sern reemplazados por pensamientos no cargados de esa defensa.
La intelectualizacin no slo es una defensa que apacigua al ello como al
supery, sino que es tambin una experimentacin con el proceso secun
dario que crea sentido.
Pero, en un primer mom ento, la inmadurez se manifiesta en ciertos
rasgos descriptos por Winnicott en el captulo que mencionamos ante
riormente y por otros rasgos que queremos agregar nosotros para definir
los rasgos fenomnicos de ese estado mental.
a. Com o ya lo hemos adelantado, el pber no es consciente de su expe
riencia emocional. Por lo tanto, no se puede hablar con l de lo que
le pasa , porque l mismo no lo sabe. E so traba la relacin adulto-
adolescente en cualquier mbito donde se desarrolle. Los adultos ms
inmaduros parecen encontrar en algunas ocasiones un puente en la
comunicacin, pero no parece ser de mucha utilidad, porque crea una
falsa ilusin de una no diferencia que es del agrado del adolescente.
Lo que ms acerca es aceptar la dificultad de la comunicacin sin
Condenados a explorar Mario Waserman

incrementar la confrontacin. En el anlisis, lo que le pasa es algo


a construir con el paciente adolescente, no algo que venga hecho.
fe
b. Dada, esa inmadurez, no es totalmente responsable de sus actos, por
que no se ha adueado de ellos y porque la apropiacin de los pro
pios actos es un patrimonio de la madurez que se adquiere gradual
mente. Esto no implica favorecer la impunidad, Por el contrario, es
necesario resaltar facetas del acto que el adolescente, por su inmadu
rez, no puede visualizar. Se plantea all una estrategia contra la racio
nalizacin en la cual confan. Prevalece la reaccin paranoide, por lo
cual debe haber mucho cuidado en la discusin del acto cuyo objeti
vo no debe ser el castigo, sino la toma paulatina de conciencia.
c. No hay un reconocimiento claro de la alteridad; la organizacin es
francamente narcisista y los limites entre el yo y el no yo son poco cla
ros. En un momento, el otro es un espejo de s mismo, l es una sola
cosa con su amigo y una sola cosa con su enemigo. En otro momen
to, un semejante puesto en el lugar del yo ideal toma posesin de l y
l es ese otro. Pasa del dolo, su yo ideal, al enemigo, la contracara del
yo ideal. Pero nunca se puede parar sobre s mismo porque ese s
mismo no est. El nio viejo lo deja y el joven nuevo no aparece.
d. Predominan la identificacin con el dolo del momento, por la falta de
construccin de la propia identidad cuya subjetivacin es gradual. Por
lo' tanto, predominan las identificaciones mimticas que tanto necesi
ta y que son en esa etapa un mecanismo normal de construccin de
identidad. Nunca conviene decirle que l es otro (el yo es otro), sino
que l parece haber encontrado una figura que representa lo que l
quiere ser.
e. No est construida la dimensin temporal, por lo tanto no se antici
pan las consecuencias de los actos y no hay previsin. Todo, para el
adolescente, es el presente. Nunca creen que van a llegar a viejos y
desprecian esa etapa; prefieren pensar la vida terminando con la juven
tud. La salida de la adolescencia coincide con un proyecto de tempo
ralidad ampliada.
f. La agresin y la culpa tienen una presencia descollante. La pasin es
inherente a la adolescencia y en ese estado estos sentimientos, al igual
j El espacio de a inmadurez |

que la pasin amorosa, estn en su cspide. Los celos pjroducen tor-


ment y desazn y la culpa puede llevar a la autodestruc ci.
g. Dada esta falta de subjetivacin, la tendencia al acting e !la predomi-
nante. Y por lo tanto no debe ser considerada patolgic i i

Es:e estado de inmadurez contrasta profundamente con los requeri


mientos de nuestras sociedades. Es en nuestras sociedad 2s modernas
donde se desarrolla intensamente este enfrentamiento entre da razn y la
madurez por un lado y la creacin impulsiva, el romanticismo, la oposi
cin a la sensatez por el otro. Nuestras sociedades, por ser verederas del
iluminismo, son herederas de una ideologa que pone la fuerza de la
raz;n por sobre lo irracional. Es un tiempo cientfico, heredero del ilu-
minismo y del positivismo del siglo X IX. Esta razn es el le gro ms alto
del estado adulto. El hombre, ms que nunca, es un animal jgico y tec
nolgico. Se exige que los actos del sujeto se atengan a la ra n y que d
cuenta de sus acciones con justificaciones racionales. Un iempo en el
cual la misma sinrazn tiene una razn que la sustenta. U ia estructura
que. la justifica. No hay espacio para lo que no tenga luf;kr ni razn.
Com o siempre, deseamos darle sentido a todo. Y en nuestro afn est
tambin explicar todo fenmeno adolescente.
Esta sociedad no acepta que parte de sus miembros, que por su edad
son inmaduros, no puedan dar cuenta razonablemente de s is actos ni se
comporten razonable o responsablemente. Tampoco acepte |que la agre
sin pueda tener un lugar en el desarrollo, porque la Razn se liga a lo
armnico y lo pacfico. El adolescente, por su estructura, c Enfronta con
la ideologa social dominante y se repliega en los territorios del romanti
cismo, un movimiento simultneo al iluminismo, pero como ideologa
subterrnea y opuesta a la razn. El adolescente y el ron nticismo se
tocin uno a otro. El destino del adolescente es romntico mientras que
el adulto encarna la razn. Esto es Importante para la re; cin con los
padres, los educadores y el poder. El adolescente ocupa el mismo lugar
que el artista y es por ello que los dos son valorados social mente como
inmaduros, no adaptados, fuera de la utilidad. A lo ms un respiro en la
pesidez del encierro carcelario, pero nada ms.
| Condenados a explorar Mario Waserman

Nos cuesta aceptar que son distintos a lo que nosotros esperam(


ellos. Y de ellos esperamos que se adapten a las estructuras consolic
del poder, que son aquellas que a los adultos tanto nos cost adapta
Este espacio de la inmadurez es, por lo tanto, un dominio de la ad
cencia y se la soporta con resignacin, esperando que sobrevengan la
satez y la razn, a partir de la subjetivacin de la experiencia. Mi
esto no tenga lugar, estaremos en las turbulencias del experienciar
las cuales hay justificaciones ms que razones. De nada sirve levant;
estado policaco contra la inmadurez, hacer entrar la tinta con sa.
Estamos en un todo de acuerdo con Winnicott, para quien una soci
madura es aquella que puede hacerse cargo de sus miembros inmac
y enfermos. Diferenciamos el mundo de los nios, donde el problen
la inmadurez no se plantea, pues no se les exige ser adultos. El terri
de la inmadurez lo pensamos en la adolescencia, porque es all don
espera un adulto.
Parece haber una contradiccin entre el ser en acto que consider;
en el captulo II y que vemos en el adolescente de hoy, con el ser i
duro que planteamos por cierta falla en la subjevacin. N o hay ni
inconveniente en mantener esta contradiccin, porque el adolesi
actual es el representante de una sntesis disyuntiva en la cual con
los dos trminos: acto e inmadurez.
Implanon n x t
68 mg etonogestrel
QmjzidU
75 ng desogestrei
^ n i \\i\A\I6hnxi \jMjjzmy
68 mg etonogestrel 75 ^ desoeestrel
Captulo SO

El a d o le s c e n t e expresado EN
los m e d i o s : n u e v o s m o d e l s
DE SUBJETIVIDAD
I

Empezaremos por elucidar las relaciones entre actualidad j realidad,


La actualidad es una parte de la realidad, es el hoy de la ncalidad. Es el
diario, es lo diario, lo de todos los das. La actualidad, a di: renda de la
realidad, se pierde, Se pierde cada da. La realidad, en camb 6 , pormane-
ce. Es la tela sobre la cual se pinta. Est ah com o un fondo leutro sobre
el cual se dibuja la actualidad. La tela no la vemos, pero es : all, soste-
niendo el cuadro.
I !!
Nuestro contacto diario con la realidad se hace a travs de la actuali-
dad y sta nos es trada por los medios. N o olvidemos que 'palabra dia-
rio alude a algo que se presenta todos los das. Todos los di;as, la realidad
| Condenados a explorar Mario VVaserman

es definida por los diarios que leemos. Tanto es as que cuando nos
vamos de vacaciones decimos que queremos perder contacto con la rea
lidad, q,..e queremos desenchufarnos, que lo mejor sera no leer los diarios
ni escuchar la radio. Pero no perdemos contacto con la realidad, sino con
la actualidad, esa realidad transmitida por los medios que s: empre apare
ce com-: una demanda urgente de atencin a una situado i de extremo
peligro. Para captar nuestra atencin se debe generar un punto de peligro.
Ese punto de peligro es un punto que inicia un proceso de subjetivacin
a partir del cual nos constituimos en una subjetividad en contacto con una
realidad. La actualidad es por naturaleza vertiginosamente cambiante,
pero al mismo tiempo reitera episodios de la misma clase: episodios alar
mantes. Es como un ro que fluye transportando malas no:icias. Pero, a
medida que los medios de transmisin de noticias se agilizan, la cantidad
de informacin que se produce es tan masiva que se desalo^ an una a otra
de un modo violento. Esto impacta a la mente de un modo particular, la
acelera hasta lo que llamara la expotatividad . Nuestra subjetividad se
construye en ese entorno y por eso no es extrao que suframos de ata
ques de pnico.
Me parece importante recoger un pensamiento de Derrida vinculado al
tema y que figura en su texto: Ecografa de La televisin (1 9 9 8 ).
*Esquemticamente , dos rasgos designan lo que constituye '.a actualidad
en general. Podramos arriesgarnos a darles dos sobrenombres generales:
artefactualidad y actuvirtualidad. El prim er rasgo es que ia actualidad,
precisamente, est hecha: p ara saber de qu est hecha no es menos preciso
saber que lo est. No est dad a sino activamente producida, cribada, inves
tida, performativamente interpretada por numerosos dispositivos ficticios o
artificiales, jerarquizadores y selectivos, siempre a l servicic de fuerzas e
interesas que los sujetos y los agentes, productores y consumidores de actuali
dad, nunca perciben lo suficiente. Por ms singular, irred uctible, testaru
da, dolorosa o trgica que sea la realidad a la cual se refiere la actualidad,
esta nos llega a travs de una hechura ficcional. No es poswle analizarla
ms que al precio de un trabajo de contrainterpretacin vijilante. Hegel
tena razn a l exhortar a l filsofo de su tiempo a la lectura cotidiana de los
peridicos. Hoy, la misma responsabilidad exige tambin que sepa cmo se
hacen y quin hace los peridicos33(pg. 15).
I El adolescente expresado:.. |
5*
Estamos en consonancia con la idea de realidad producida de Derrida
y es por eso que nos interesa la imagen que del adolescente nos transmi
ten los medios, pero creemos que esa realidad que crean los medios, la
crean con un material que est latente en la subjetividad de la poca y que
el medio recoge y ampla. Se construye la ficcin con algo que est pasan
do en la realidad. A su vez, esa ficcin empuja al adolescente a imitar el
personaje creado en los medios. El adolescente creado por los medios
est alcoholizado, drogado, pelendose violentamente, tanto entre varo
nes como mujeres, delinquiendo, amenazando, asesinando, ponindose
en coma. Es evidente que no se trata de la mayora de los adolescentes,
pero en el imaginario colecdvo es el adolescente de la actualidad. <A qu
se debe esta construccin subjetiva que el medio termina de armar como
generalizacin? Este adolescente nos muestra el mundo que nos atravie
sa. U n mundo donde la perspectiva laboral no implica la realizacin de
los ideales, sino la supervivencia bajo el suplicio de Tntalo, a quien se
haba condenado a recibir un mnimo de alimento que lo mantuviese
vivo. Es un mundo que nos provoca irritacin y protesta. Sospechamos
que estamos sometidos a la tirana de la clase poltica corrompida. Sos
pechamos que la justicia y la polica slo protegen a los delincuentes y
que los hacen trabajar para ellos. U na subjetividad construida sobre esos
parmetros slo puede desear un momento de paroxismo, un deshacer
se violentamente. No hay perspectivas, slo hay el m omento de la explo
sin. No hay construccin. Es imposible construir otra subjetividad para
la adolescencia mientras la realidad nos muestra esta construccin. La
realidad pierde significancia, como dice Castoriadis en EL nva.nct de La.
Insignificancia. (1 9 9 6 ), en la medida en que slo importan el poder y el
consumo.

II

La adolescencia tiene actualidad y tiene historia. En los aos sesenta, la


adolescencia tena poltica, porque el mundo estaba atravesado por una
ilusin de un cambio poltico que nos conducira a una realidad ms
equitativa. La Revolucin apareca posible. A medida que esta ilusin
| Condenados a explorar Mario Waserman

poltica so desmorpnaba, la adolescencia se fue haciendo apoltica, escp-


rica, se consumi en la msica y la droga, en la msica como droga. Una
msica tecnolgicamente estridente que iba mostrando la cada de los ide
ales y sus efectos devastadores en la subjetividad. Junto con los ideales
moran los artistas ms dorados: Jim Morrison, Janis Joplin, Kurt Kovai-
nc. Era notable ver a los msicos adolescentes romper, en un momento
parodstico, los nstrumentos con los cuales tocaban. No haba nada que
construir que no fuese para destruir. Estas prcticas difundidas por los
medios generabm una legin de imitadores que cerraban el crculo de la
subjetividad adolescente. Rompan sus instrumentos y se rompan ellos
mismos en tanto instrumentos.
Siempre Ivay un adolescente actual, que conocemos a travs de los
medios que lo construyen y hay un adolescente del pasado, que conoce
mos a travs de los medios que lo construyeron. Cada generacin intro
duce modificaciones en la adolescencia. De modo que cuando hablamos
del adolescente, tenemos que fecharlo Este captulo est principalmente
dirigido a llamar la atencin sobre ese elemento: la temporalidad, la
actualidad de cada momento. Y esto es importante tenerlo presente en la
clnica para escu char en ella lo actual, Cada poca refleja, en los medios,
cmo es su adolescente, A su vez, ese adolescente que se representa en
los medios y que define la subjetividad del adolescente de la actualidad
influye como modelo sobre el adolescente real, el cual quiere asemejarse
a su prototipo.
El adolescent: actual ha desarrollado un modo de subjetividad que
puede adaptarse a un ritmo vertiginoso de cambios. La moda es tirnica
y cambia permanentemente. El tiempo de elaboracin debe ser muy rpi
do, porque ya hay inmediatamente una cosa nueva a la cual adaptarse.
Esa cosa nueva :s generalmente un nuevo aparato. Nos pasamos todo el
tiempo aprendiendo a usar nuevos aparatos y los adolescentes son los que
mejor se han adecuado a esa produccin, Todo se hace rpidamente
obsoleto. Es co n o si nos estuvisemos acelerando y el adolescente arma
su subjetividad tratando de alcanzar ese tiempo de marcha.
El adolescent: de hoy es un adolescente enchufado a los medios. El
aparataje digital forma parte de su cuerpo y de su subjetividad. Lleva con
sigo acoplados la msica, la charla con los amigos y las noticias. Est
El adolescente expresado... I

inmerso en la actualidad. La informacin es inmediata. Lis pelculas se


pueden ver antes de que sean estrenadas en los cines.
Si queremos hacer un poco de historia del adolescent: enchufado,
podemos tomar una serie va vieja como momento de inic o del adoles
cente permanentemente enchufado. La serie era Beavis a r Butthead ,
el segundo de los cuales demuestra a las claras de qu est lena la cabe
za del adolescente por la propia MTV: de mierda.
Sucediendo a Los Simpson , una serie que retrata la subjetividad de un
prepber, su relacin con su padre, su madre, su hermana y su entorno,
apareci una serie que tomaba dos adolescentes que recin haban ingre
sado a esa etapa: Beavis and Butthead . Se trataba de pbercs-adoles-
centes con la caracterstica peculiar de no contar con nin juna familia.
Ellos estaban solos en la casa, mirando permanentemente MTV. Los vide-
os-clips de MTV. El formato video-clip recoga en su hech ira este fen
meno actual de aceleracin del tiempo, aceleracin del tieripo de la his
toria, un fenmeno social cuyo final es difcil de prever. Conocemos los
peligros de la velocidad y es altamente probable que un cloque frontal
nos detenga bruscamente,
En la pelcula de los B, and B. en Amrica , aparece el sjipuesto padre
de ambos, un personaje verdaderamente aterrador, es un ieavis adulto,
vagabundo y andrajoso que vaga sin rumbo por el desieito. As como
Hom ero Simpson muestra la figura del padre en crisis, un padre infantil
e inmaduro, guiado en la vida por su esposa Marge, el padre de los Bea
vis es un vagabundo inmaduro que ha perdido toda orienta :n en la vida
burguesa. Esta no-familia, ese padre vagabundo, describ :h el entorno
donde se forj la subjetividad del adolescente vaco, entre jado a la tele
visin. No haba en la subjetividad de B. y B. ninguna preocupacin por
el futuro. Era una subjetividad pasiva, espectadora de una actividad fre
ntica, una actividad compulsiva ofrecida a la mirada, c o i una catarata
interminable de canciones, cuyo centro era un estribillo repetido sin cesar
y sin variacin alguna. A lo sumo, un crescendo explosivo
Por otra parte, era muy importante ver la relacin de es :s personajes,
B and B ., con la violencia, porque su discurso era a toda:'luces un dis
curso despiadado. Eran absolutamente pasivos en su accin y violentos
en su crtica. Todos los personajes adultos eran objeto de burla y deni-
Condenados a explorar Mano Waserman

giracin, sin excepcin. Esta posicin refleja la desilusin que el mundo


adulto depar a los jvenes y nuevamente es el mundo de la poltica, con
sus proni:sas falsas de bienestar, lo que est en el centro de 1\desilusin.
Todos empiezan a comprender que la mafia es el camino de salida para
sus pobrezas. El tercer personaje protagonista de la serie de B. and B. era
la misma televisin, con la que mantenan una relacin adictiva, y espe
cialmente con un producto especfico de la televisin moderna que era y
es el video-clip. Podramos decir que la televisin era la madre de B. and
B. Era el objeto que los nutra y los contena.
A la serie de B. and B ., que tomaba al pber en el centro de su refle
xin, pronto se aadi otra serie an ms movilizadora y aparentemente
ms radical, una creacin comparable a El Seor de las Moscas (William
Golding, 2 0 0 3 ), un libro que investigaba la crueldad de las relaciones
humanas y donde los protagonistas eran nios. Una serie donde los pro
tagonistas de la violencia eran nios pequeos que se llam South
Park . All se descenda al mundo de los nios para mostrarnos los efec
tos del inundo en la subjetividad de la niez. Su escenario era una escue
la primaria. Ya all se presentaban casi todos los problemas que luego iban
a explotar en la adolescencia. E n un famoso episodio de South Park, un
pequeo nio es sospechado de ser portador de sida y ya en el grado
todos los problemas de segregacin originados por el sida se mostraban.
El nio ya creca teniendo eso en mente y vea perfectamente la discri
minacin en accin. Los problemas de la adolescencia ya aparecan en las
relaciones de la infancia. Este cambio subjetivo es perfectamente obser
vable en la actualidad. La nia de seis aos se comporta portando una
subjetividad adolescente, se quiere comer el mundo, como lo ve en su
mam y sus amigas. No espera nada del adulto, ms que el traspaso del
poder d.cl consumo.
Se poda ver una simultaneidad de fenmenos. Por ur lado, la apari
cin de estas series y, por el otro lado, el espacio de las noticias y de la
actualidad que mostraban nuevos y ms profundos episodios de violen
cia que tenan por protagonistas a los adolescentes y a los nios. El hecho
ms dramtico fue la matanza de estudiantes secundarios en un colegio
secundario de E E U U por adolescentes que luego se suicidaron. El racis
m o, el despecho y la pertenencia a una secta violenta fueron algunos de
i El adolescente expresado...
fJ
los parmetros de anlisis de los episodios en Soui Park, que all s
estudiaban bajo las formas de extraordinarias historias que giraban alre
dedor de la idealizacin de las armas. Se poda ver all cmo esas institu
ciones y las familias que las sostenan eran el caldo de cultivo de expe
riencias desespe radas. Frente a la pasividad de los pberes que estaban
todo el da con MTV, estos nios se presentaban como mucho ms meti
dos en el mundo. Igual de trascendente estaban los fenmenos que sur
gan en el campo de los video-juegos y de la Internet con su ciber-sexo,
sus sectas y sus planes para fabricar bombas nucleares caseras.
Rpidamente, las series se sucedan unas a otras y eran sacadas de los
horarios centrales de la televisin ya que perdan, he aqu la palabra clave:
actualidad. Slo los Simpson, una crtica de la familia burguesa, persis
ten en el tiempo. Suponemos que eso significa algo. Estamos seguros de
que-el cambio tpido de las series indica la velocidad en el armado de las
nuevas subjetivrdades. Por ello es necesario crear productos que las des
criban y nos lo muestren. Segn mi parecer, las obras artsticas son unas
de las formas en las cuales se intenta dar cuenta de los cambios subjeti
vos y se adelantan, la mayora de las veces, a la percepcin que de esos
cambios tiene el mismo psicoanlisis.
Los ritmos perceptivos e intelectivos de los adolescentes actuales se
desarrollan a glandes velocidades. U n tiempo ms lento, como lo exige
la lectura, les resulta muy difcil -y de ah tantos fenmenos de dficit de
atencin-, ya qae la lectura y el aprendizaje acadmico exigen una aten
cin ms lent .
El video clip se ajusta perfectamente a un mundo cambiante a gran
velocidad: L a actualidad tiene la estru ctu ra de un video-clip.
La actualidad nos hace sentir que el tiempo pasa ms rpido y las dis
tancias entre la: generaciones se acortan desde sus extremos hacia el cen
tro. Los ms jvenes se acercan a los ms grandes y los ms viejos se acer
can a los ms jvenes. En el captulo anterior sobre las relaciones inter
generacionales, he mencionado el caso de la profesora norteamericana
locamente enamorada de un nio de trece aos para marcar este achica
miento de los cspacios intergeneracionales, achicamiento que se posa en
ios traumas transgeneracionales de cada una de las familias de los prota
gonistas.
Condenados a explorar Mario Wnserman

Enamoramientos intergeneracionales ha habido siempre, la novedad es


su deseo de legalizacin. La barrera intergeneracional se ha hecho poro
sa y no encuentra jstifitacin tica a las restricciones generacionales. La
erica no encuentra un lugar de justificacin, pues el andar del mundo se
Iva probado como andando ms all de cualquier mandamiento, de cual
quier imperativo categrico. Las nuevas generaciones ponen la tica cada
vez ms en entredicho. Nuestro supery est en crisis, Demod. Pero
surge otro, acorde con los nuevos tiempos, El supery tambin hay que
fecharlo,

L o PR IVAD O Y P B LIC O

Los medios se nutren de lo privado.


Hacen de lo privado su negocio y lo llevan a su fin. Parecera que asis
timos al fin del fenmeno de lo privado. Se ha pasado del diario ntimo
al tnlk-sbow. Todo hecho privado se transforma ahora en pblico y en
fenmeno meditico y al ser meditico es inmediatamente planetario, El
caso aludido, que antes hubiese permanecido sepultado como elemento
vergonzante de una historia familiar, se hizo inmediata y ostentosamen
te planetario y lo haca ser paradigmtico de la ruptura cada vez ms
ancha de la delicada barrera del incesto que separa las generaciones. Esta
barrera del incesto, que separaba a las generaciones, se est transforman
do en una red cada vez ms porosa, que alcanza tambin las relaciones
sexuales entre nios y adultos, es decir, la pedofilia. El adolescente se da
a ver. La tecnologa le permite competir con el mundo del espectculo,
que antes estaba reservado a los famosos. Se podra decir que hay una
democratizacin del espectculo, Pero se trata de un testimonio no ela
borado, un testimonio en bruto. N o hay ninguna valoracin de la elabo
racin, Lo importante, para la subjetividad, es estar en la mirada exten
dida. Cuanto ms me ven, ms valgo. Todos los fenmenos de la vida pri
vada se discuten en el espacio pblico. Se construye una subjetividad
donde la interioridad, el silencio, el pudor no tienen un valor positivo.
En verdad, el joven ha corroborado que la imagen es poder. Que tener

| 14-1
| El adolescente expresado...

la foto colgada en la calle o en la pantalla hace que uno ex.sta. El anoni


mato es la mediocridad, la inexistencia, la muerte. Los dultos le han
mostrado que el xito depende de esa estructura del espectculo. Show-
match.

LO S M ED IO S C O M O O R IG E N ?

ste me parece el momento de discutir y aclarar el pro >iema del ori-


gen. Es el medio el que origina el fenmeno social o es sociedad lo
que origina el fenmeno del medio? Eso est en el centiif) del debate.
Cambiando el medio, cambiaremos los fenmenos soci;.|es? Es decir,
dnde est el origen del problema, en la sociedad o en e medio? Son
los medios los que estn produciendo los nios y los ac ole&centes de
hoy? <0 es otra cosa lo que los produce?
Por otra parte: qu capacidad tienen los medios de can biar los fen
menos sociales? Recuerdo uno de esos intentos: un progrs ma del perio
dista argentino Jorge Lanata, donde los modelos que aparecan en esce
na, en la pasarela, eran jvenes que hacan valiosos aportes comunitarios
Tiene eso alguna eficacia social? Hay que ponerlo seriamente en duda
La subjetividad no se construye con'estos mensajes. Los modelos malos
parecen representar mejor los procesos sociales que los me dlos buenos,
y por eso son ms imitados.
Siguiendo un lincamiento freudiano, nos inclinaramos a pensar que,
en el modelo adolescente que nos viene de los medios, en el sujeto cons-
truido por ellos, hemos proyectado algo referido a nuestr; subjetividad.
En esa direccin tenemos que considerar, en primer lugar que ha habi-
do un cambio en la subjetividad que se expresa en el mod< jo. As, Bea
vis and Butthead tuvieron luego muchos pberes que sigi ieron ese do
grotesco porque los expresaba mejor que nadie. Todo nia quiere pare
cerse a Burt Simpson y establecer esa relacin de tierno cuidado a su con
fundido padre.
N o se trata solamente, en ese cambio de subjetividad, de una cada de
los ideales predominantemente cristianos o comunistas, dos ideales muy
| Condenados a explorar Mario Waserman

conectados entre s por la creencia en el dominio de los humildes y el


principio de caridad -y es por eso que muchos sacerdotes pueden unir el
evangelio con el socialismo-, no se trata solamente de esa cada, sino de
la emergencia de otro modelo ideal donde lo crtico, lo hednico, lo dia
blico, ocupan un lugar predominante. La sociedad parece ser ms la cre
acin dei diablo que el orden tico impuesto por Dios. El ideal de la feli
cidad est ms cerca de los placeres del diablo que de la justicia o el bien
de Dios. En ese sentido, est muy cerca de lo que los estudiosos de la
adolescencia denominan lo puberal de la mente, un espacio que se crea
con la emergencia de la pubertad, dominado por las escenas puberales
que bsicamente son de carcter orgistico y violento. La consigna actual
es: lo puberal no se reprime, se acta, y se prolonga en el tiempo lo ms
posible. La perversin ya no asusta como antes.
Lo puberal se opone a lo adolescens que implica, sobre todo, la apa
ricin de la ternura y de los ideales, la espera y la salida del espacio endo-
gmico-l; una diferenciacin que sobre todo ha estudiado P. Gutton
(1 9 9 1 ). Es como si hubiera en lo social -y una muestra de ello es la por
nografa- una entronizacin de los valores de lo puberal, luego de una
represin fuertemente instalada en lo social por la moral victoriana, que
arrasaba con lo puberal y lo relegaba al espacio social excluido de los
prostbulos para varones. El adolescente actual ha vuelto a la veneracin
de la prostitucin, a la que puede acceder ms fcilmente que en otras
pocas en las que estaba reservada para los adultos.
Segn nuestro parecer, entonces, todo este proceso no empieza en los
medios, sino que empieza por un envo al medio de un mensaje que cir
cula en la sociedad y que el medio en algn momento recoge, creando
una ficcin que da cuenta de un cambio en la subjetividad. Beavis and
Butthead es un gran ejemplo de un cambio de la subjetividad en los
pberes, mientras que South West Park marca la aparicin de cambios de
la subjetividad en la infancia. L ost , nombre de una famosa serie de la
actualidad, muestra a un grupo de adultos perdidos en una tierra inubi-
cable: <no hay en esta escena una descripcin de la desorientacin, de lo
perdidos que estn los adultos en el mundo actual?
Siempre hay en los medios productos preparados para idealizar las
experiencias adolescentes ms mediocres, que se rigen por la moda y el
El adolescente expresado... |
t)
consumo, y donde no se produce ninguna crtica al sistema. Son aque
llos personajes adolescentes, varn o nena, que aparecen com o muy lin- '
dos y de los que todos quieren estar enamorados. Pero esos modelos son
como criaturas Accinales pseudo-romnticas, que hacen del enamora
miento el fin ltimo de la experiencia adolescente. El enamoramiento e s ,'
sin duda, de mxima importancia en la vida. Pero estas producciones de
los medios ligan el enamoramiento slo a la belleza fsica y generan as
una insoportable sensacin de que el amor es el patrimonio de muy
pocos. El amor se presenta entonces como algo que tampoco se puede
conseguir y que, como el xito, les est reservado a pocos mortales. <Que
ilusin puede crear esta presentacin de la realidad en los jvenes?
El medio es entonces para nosotros algo semejante a una pizarra donde
se configura la escritura de los fenmenos. El efecto de clonacin que esa
escritura produce se debe a un proceso de identificacin, cuya ligadura es
la misma configuracin inconsciente entre personaje del medio y espec
tador o lector. No tiene en s misma la capacidad de generar un sujeto, a
lo sumo genera un clon. U n sujeto se diferencia de un clon al menos por
un rasgo particular. El sujeto es capaz de producir una opinin propia; el
clon, por su misma esencia, hace un doblaje de la opinin del otro. Un
adolescente o un grupo adolescente pueden ser un clon o un grupo de
clones, o un grupo de sujetos. Los medios muchas veces actan en la
direccin de la clonificacin y crean una subjetividad clnica, sobreadap-
tada al modelo.
El vaquero del oeste americano y el espadachn francs (siempre inter
pretados por los grandes actores americanos de la poca) eran el modelo
de nuestros juegos de nios y de adolescentes. Queramos parecemos al
hombre de M arlboro con el cigarrillo en la boca. Nunca nos identifi
cbamos con un gaucho argentino, ni con el indio, a pesar de que nos
encantaba armar arcos y flechas y tirar con ellos.
En ese sentido hay una influencia del medio, o una pregnancia del
medio sobre el sujeto infantil o adolescente. Crea el tipo ideal. Pero, jus
tamente, es el medio el que lo crea, respondiendo a un ideal cultural que
est en la sociedad y que ve al hombre del imperio de turno como un
hombre superior. Muchos de nuestros adolescentes ",chetos33 utilizan
mucho el ingls porque lo sienten como un idioma superior. Esta supe-
Captulo ! 1

B o w l in g for A r g e n t in e
E l a d o l e s c e n t e e n el m u n l p o
V IO LE N T O Y LA VIOLENCIA
ADOLESCENTE EN EL M U N D O

Quiero reflexionar en este captulo sobre diversos factores que hacen a


i
aparicin de la violencia en la escuela. Algunos de esto s } actores pue-
en ser usados para la resolucin de problemas prcticos en casos indivi-
ales, mientras otros slo son un aporte a una futura teor a general de
violencia en la escuela y no encuentran por ahora lneas le aplicacin
n la resolucin de problemas particulares. Ms all de esto jes necesario
1 menos nombrarlos y especular sobre ellos. I
Reconocemos al menos cuatro factores a ser tenidos en (fUenta en el
nlisis de una situacin de violencia educativa o acaecida eru algn otro
marco institucional. U no de los factores parte de la misrr i institucin
I
donde la violencia acaece. Se trata, pues, del factor instituci inal. En este
Condenados a explorar Mario Waserman

caso, es la escuela en la medida en que ella es identificada con un poder


represor. , .
La violencia que acompaa el proceso de aprendizaje no es muy cons
ciente pjura la escuela, a pesar de los enormes esfuerzos que se han hecho
para ello, desde el Emilio de Rousseau hasta la fecha, esfuerzos de enor
me valor que han dejado una impronta en muchos establecimientos edu
cativos, pero que an no son suficientemente entendidos. En general, la
escuela es muy consciente del valor que tiene el aprendizaje, lo cual es
muy cierto, pero es inconsciente de la violencia que acompaa ese pro
ceso. Algo de esta violencia le es ineludible, le es estructural y dejarla a
un lado parece ms nocivo que beneficioso, pero otra parte es realmente
muy destructiva del objeto que ama, el alumno. Este factor institucional
es aquel del cual ms extensamente nos vamos a ocupar en este captulo.
El segundo factor a tener en cuenta -y no de menor trascendencia- es
el rupul. La escuela siempre considera la violencia grupa! como un acci
dente fortuito sin percibirlo com o un hecho general. Se trata de la vio
lencia que surge en los grupos de nios y adolescentes en un espacio de
convivencia extrema com o lo es la escuela. La dinmica de los grupos de
pares se estructura a partir de una divisin inclusin-exclusin que
afecta de un modo cruel al conjunto de los excluidos, crueldad padecida
desde afuera com o burla y desprecio y desde adentro de un modo envi
dioso. Ejemplos claros de esta dinmica se ven a diario en todas las escue
las y esto lo hace un factor general, que no hace ms que reproducir la
estructura cultural con su rango de xito-inclusin por un lado y fra
caso-exclusin por el otro. Sin embargo, los dos niveles de anlisis
deben mantenerse separados para no achatar la comprensin real del
fenmeno.
El tercer factor es el individual, que depende en parte de la estructu
ra familiar. Hace a uh particular sujeto cuyas mociones pulsionales sdi
cas y masoquistas pueden aflorar disruptivamente, engarzadas a psicopa-
tologas paranoides severas, en las cuales el entorno se vuelve insoporta
blemente perseguidor y claustrofbico, ya que el sujeto o los sujetos en
cuestin no vislumbran otro mecanismo de salida que la eliminacin de
ese entorno. Estamos ah en el terreno de la psicopatologa psicoanalti-
ca y psiquitrica, que puede tom ar la forma de una folie a deux como en
| "Bowling for Argencire" |
t

el caso de Coiumbine,2 ya que fue un ataque preparado por un delicio


com parado de dos amigos, que conlleva un parecido en su estructura al
estallido de Okiahoma.3 En los dos casos, el odio de lo individual hacia
lo institucional era all extrem o; por un lado, un ataque fue a la institu
cin escuela. (e.i Columbine), sobre todo al grupo de pares y profesores,
y en el otro el ataque fue a la institucin Estado, una oficina federal. La
institucin se convierte en el perseguidor en la cosmovisin paranoide
personal. Los dos casos deben ser tomados en conjunto, com o un ataque
individual a la; instituciones sociales por las cuales el individuo se sien
te sometido y anulado.
En el espacio terico y tambin en el personal, deben diferenciarse: a) la
real persecucin del sujeto que hace el Estado en su funcin de control,
vigilancia y cerrenamiento de la privacidad, lo cual lo convierte en un per
seguidor real, y b) la realidad imaginaria que toma el ente social en un cua
dro emocional de naturaleza paranoide. Como deca Freud, en el delirio
siempre hay una parte de verdad, pero estos dos niveles deben distinguir
se. Se trata de reconocer la verdad y reconocer el delirio.
No se puedrn cambiar-las deficiencias institucionales matando a sus
integrantes ni haciendo volar los edificios. Pero estos ataques violentos
deben hacerncs pensar no slo en la violencia individual, sino tambin en
la violencia social, la violencia de las instituciones.
Han existido algunos episodios donde un conductor, desesperado por
un estancamie ,ito del trnsito en una autopista, ha lanzado su vehculo
corjtra los otros coches, hiriendo a muchas personas. Se trata evidente
mente de un momento de locura, de un brote. Pero nadie puede negar
que algo funciona muy mal en la organizacin de la institucin trnsito.
Una lectura meramente individual del hecho - un acto de locura- deja
ra a un lado lo enferma y enfermante que es la situacin que ha desen
cadenado el ataque. No se puede dejar que las cosas sigan as y poner
todo el peso en un acto de violencia individual, juvenil o adulta. Esa vio
lencia debe inxrrogarnos sobre, el-estado de la institucin en cuestin.
N o se debera usar el factor individual para ocultar el factor institucional.
El cuarto factor lo constituye el estado que toman los vnculos sociales
en una comunidad en una poca determinada. Se trata del factor cultu
| Condenados a explorar Mario Waserman

ral. En una cultura q*Ue podemos denominar paranoide, el ciudadano se


siente inseguro y perseguido. Si bien hay una base real, la cualidad de la
reaccin es desmesurada. La dimensin imaginaria de una reunin de
enemigos potenciales domina toda la escena. El motivo central que gua
la accin es la necesidad primera de la defensa personal, se trata de la ide
ologa de la legtima defensa, en la cual cada uno est todo el tiempo pre
parndose para ser matado o matar en el caso de que quieran robarle. No
es la guerra donde el cdigo es: Me vienes a matar, te tengo que matar
primero . Es: Me vienes a robar, te tengo que matar . Las condiciones
de seguridad necesarias para la confianza en el otro se ven rotas en ese
marco cultural, donde la demanda de los grupos excluidos se manifiesta
como actos violentos de despojo.
Vemos aqu tambin que el delirio paranoide que atraviesa la sociedad
tiene su parre de verdad en cuanto que el robo, concepto de plusvala
mediante, es un vector que atraviesa todas las relaciones sociales en el
subdesarrollo capitalista. En el mbito educativo, los padres muchas
veces creen que los dueos de las escuelas slo piensan en sacarles el
dinero, pensamiento que transmiten a sus hijos; ante cada aumento de
cuota escolar, surge el argumento de que ios dueos son ladrones; y los
dueos, a su vez, sienten que los padres desconfan siempre de ellos y que
desearan que trabajaran en condiciones de explotacin, es decir, que los
ladrones son los padres. Los maestros, siatados en el medio, se sienten
robados por los dueos y por los padres. Se les exige todo y se les da muy
poco. Estas vivencias devienen directamente del tenor de los vnculos en
una sociedad gobernada por un mercantilismo salvaje, donde existe la
creencia de que slo el dinero brinda el acceso a la felicidad. De ah la
imperiosa urgencia de acaparar esa sustancia. Al igual que los asaltantes
que toman un botn y despus se matan entre ellos para quedarse con
toda la bolsa. El oro, esa bendicin, se convierte en su maldicin.
Tenemos entonces al menos estos cuatro factores para tener en cuenta
en un episodio de violencia escolar: a) estado de los vnculos sociales, b)
falla en la organizacin pulsional -pasaje al acto - en determinados suje
tos miembros de esa comunidad, c) modo en la cual la institucin enca
ra el ejercicio del poder y d) modo que toma en los grupos la violencia
entre pares.
- I
J Bowling 1r Argentine" |
i i I

El diverso orden en los cuales se los enuncie muestra qu^ ellos no tie
nen primaca unos sobre otros, es su combinatoria la que }uede llevar a
manifestaciones violentas, que se tornan especialmente dimticas por
que la escuela es un espacio que en el imaginario social : erige como
dedicado al cuidado amoroso de los nios. Sin embargo, a los padres no
se les escapa ese aspecto violento cuando aconsejan a sus hijos a que
aprendan a defenderse si los atacan, lo cual denuncia el substrato para
noide de los vnculos.

V io l e n c ia I n s t it u c io n a l

En primer lugar me voy a detener en la violencia inst.tucional que


acompaa el proceso de aprendizaje en la escuela. Para el p, no resulta
intrascendente ver el recorrido etimolgico de la palabra escuela para
situarnos en la carga que porta ese significante.
La palabra escuela sufre un proceso que refleja los camb: os nstitucio-
nales que le fueron acaeciendo y que desembocan en la estructura que le
es propia en nuestras sociedades. La palabra escuela deriva c ^1 latn se
la, que significa leccin, escuela, y sta a su vez deriva del griego schole,
donde el vocablo tena la significacin de ocio, tiempo libi e, tiempo de
huelga, poca de recreo, porque las horas o los das de vacacin se con
sagraban a los trabajos del espritu.
Veamos ahora con algn detalle su evolucin posterior, bor lo menos
en espaol. Coraminas apunta que en el Cid aparece cincc iveces la voz
escuellas en el sentido de squito de un seor o mesnac as que hacen
la guerra con l . Este uso de schola aparece en los siglos X I, hasta el
XV. Este uso ya era comn en el Bajo Imperio, donde schola se usa
directamente como compaa, divisin o cuerpo del ejrcito . Ya apa
rece como corporacin o compaa en el cdigo de Justi 1iano. Segn
los estudios etimolgicos, este uso pudo derivarse del latn partiendo de
conjunto de discpulos -d e donde derivaran acompaamiento y
cuerpo militar escogido- o, probablemente, se deba ms ja la influen
cia del germano slcula, que significa divisin, y de ah divis n , ligado al
I Condenados a explorar * Mario Waserman

sajn antiguo skola que significa tropa (Roque Barcia, Diccionario Gene
ral Etin ilgico de la Lengua Espaola , 2 0 0 4 ).
Ya no:arn ustedes la similitud de trminos entre lo educacional y lo
militar. Divisin es un trmino que se usa en nuestro colegio secundario
al igual ; ue grado se usa en el colegio primario, trminos ambos tambin
usados en el campo militar. Cada grado, cada divisin, es una escuadra,
una mesnada, un pequeo batalln a ser adiestrado y seguir a su lder, a
su maestro. Sabemos hasta qu punto cada escuela sigue a su maestro y
cun militante suele ser el discpulo en las escuelas psicoanalticas y qu
padecimiento produce. E n fin, lo que a m me parece interesante es que
este cambio de la voz escuela, que va del ocio a la militarizacin, acom
paando el cambio histrico social que experimentan las sociedades, nos
aleja paulatinamente de la concepcin griega, donde la enseanza estaba
vinculada al tiempo libre y al ocio. Ahora, para encontrar el ocio, el alum
no debe hacerse la rata, trmino por los dems significativo, pues esta
accin lo convierte en un rata o ratero, un objeto de desecho.
Cuando schole se hizo escuella llev consigo todo el proceso de mili
tarizacin, incorporando la eficaz maquinaria ligada a la guerra. El juego,
com o estrechamente unido al aprendizaje, qued relegado al espacio del
kindergarten -jardn de los nios-, an sujeto a la indulgente influencia
materna.
La ligazn entre escuela y militarizacin ya aparece en el primer grado
y se percibe en la ceremonia de la formacin matinal frente a la bandera,
al igual que su juramento, donde se compromete la vida por la patria
antes de la batalla. El formar filas no es una semejanza menor, en su sen
tido de marcha disciplinada a la batalla, al igual que los desfiles con el
abanderado al frente; la bandera parece esencial a la educacin y a la gue
rra. La disciplina y la subordinacin son en ambas valores y su reproba
cin com o peligrosidad moral acompaa esta constelacin disciplinaria.
Nadie puede librarse de este ritual, nadie puede llegar directamente al
aula. La ceremonia de la fila y la marcha al aula son muy elocuentes, pero
poco pensadas,.. La escuella debe ser formada, el cuerpo debe funcionar
com o uno. Com o se ve, se trata bsicamente de uniformar al sujeto,
hacerlo similar al conjunto y discriminar ese conjunto del conjunto rival.
S "Bowling for Argentine" |
l)
En ese proceso, el sujeto va perdiendo un bien del cual no es conscier< ,
te, su yo nico, su ser sujeto, su libertad. Dentro de ese recinto hay alum
nos que ocupan un lugar de desecho, que no se integran con sus com
paeros. Esos nios acumulan odio contra una institucin que no hace
nada ms que favorecer esa discriminacin vergonzante. Por otra parte,
en la medida en que la patria significa cada vez menos, las ceremonias
que la ensalzan pierden tambin significado.
N o est dems mencionar tambin la ligazn que la religin ha tenido
y tiene con la escuela en tanto adoctrinamiento. En su historia etimol
gica escolar, ha sido sinnimo de monaguillo. La catequesis, as como la
enseanza del Corn en las madrassas o la Tor en las ieshibas, son un
ejemplo claro de ligazn entre religin y aprendizaje. La escuela prepara
al nio para el trabajo y la ciencia, lo cual es explcito y consciente, pero
tambin para el ejrcito y la religin. Esta ligazn es especialmente fuer
te en familias que ponen com o condicin de la educacin de sus hijos la
enseanza religiosa.
No se trata slo de impartir conocimientos, sino de una formacin
moral. Los estudios de Foucault (1 9 7 7 ), especialmente V ig ila r y ca stig a r,
con respecto al ejrcito y las crceles, son fuertes iluminadores de la
estructura de la institucin educativa en sus aspectos positivos y negadvos.
Se han establecido, desde principios de siglo, movimientos educadvos
que quieren hacer frente a ese proceso de militarizacin y religificacin
(hacer de la escuela una sucursal de la Iglesia) y estos movimientos no
dejaron de conseguir xitos parciales en mbitos reducidos. La educacin
laica, universal y gratuita, por ejemplo, ha sido uno de los logros ms sig
nificativos de la historia educacional argentina y fue ia que impuls a
nuestra institucin educativa a un nivel reconocido en el mundo entero,
En parte, tal como lo teoriz Freud en El Malestar en la Cultura
(1 9 2 9 ), sabemos que cierto malestar producto de la represin parece ine
ludible, pero es necesario ser lcido en los excesos de ese malestar que
Freud lig a estructuras pregenitales y Lacan al goce. En nombre de
aceptar la castracin, se pretende que nos traguemos cualquier sistema
institucional, aunque ste sea injusto y nos haga infelices. Actualmente,
se estn dando a conocer los innumerables casos de abuso sexual que
| Condenados a explorar Mario Waserman
O
acontecen en los centros religiosos educativos. Un manto de silencio se
entenda sobre ellos.y los nios tenan que soportar el abuso calladamen
te en nombre de la adaptacin a la institucin.
El mensaje que actualmente circula es que aquel que no aprende lo que
la escuela le quiere ensear est condenado a desaparecer como miembro
de la sociedad. Yo pregunto: ;no se est creando un terrorismo educati
vo? Estos actos locos, terroristas, que suceden en las escuelas, no son
una respuesta desmesurada al terrorismo educativo?
Como ejemplo de ese terror est el hecho de que, en sociedades desa
rrolladas como la japonesa, muchos son los adolescentes que se suicidan
al sentir que no pueden aprobar sus exmenes, ya que eso significa la
muerte cvica, la no inclusin social para siempre, o una inclusin como
desecho social, como no elite. No hay all un exceso de goce institucio
nal? La escuela misma disfruta de su podero, de su capacidad de dejar
afuera si no se la adopta como gua universal.
El orden y el poder policial se perciben inherentes a una organizacin
cuyo riesgo en contrario sera la anarqua. La escuela, en la medida en la
cual ella misma es fuente de un monto de violencia excesiva en su ejerci
cio, gesta en sus alumnos un secreto deseo de revertir esa presin. Apa
rece un odio a la institucin.
La escuela, salvo honrosas excepciones, es un lugar peligroso para el
sujeto en tanto sujeto. Su supervivencia est asegurada si se uniformiza y
se integra al grupo. Caso contrario, la escuela refuerza sus conflictos y
condena inexorablemente al fracaso.
Esta violencia institucional tiende a volver sobre la escuela de diversas
formas. Las explosiones destructivas en las fiestas de fin de curso, que
acompaaban la vuelta olmpica, expresaban abiertamente la violencia
reprimida que ahora se volcaba sobre la misma escuela. Esta vuelta olm
pica era en realidad una revuelta olmpica que no se poda hacer antes,
por el riesgo de la expulsin. En la desercin escolar, el individuo ejerce
la violencia contra s mismo de un modo autodestructivo. Pero tambin
lo hace en la sobreadaptacin, donde el sujeto para ser aceptado, para
que se lo apruebe, renuncia a su singularidad, se entrega totalmente.
| "Bowling foi Argentine |

Es importante preguntarnos qu le pas al si jeto despus de su trans


currir por el proceso educativo. Es bueno, comD en todo dualo, quedar
se con lo mejor, pero tambin es muy importante ver los efectos de lo
malo. Cuntas veces, de todos aquellos que hn completado su forma
cin acadmica, no queda ms que la sombra d : un sujeto, un tecncra
ta sin rostro.
En su estructura, la escuela se establece de ur. modo sin e;cape al cual
el sujeto se debe someter obligatoriamente en nombre de si bien. Aun
que sus reglas y contenidos no se adecen al sujeto ni al presente, no hay
escapatoria posible. El problema para la escuela son los reacos, que son
cada vez ms. All el sistema se pone a prueba. Los reacios no son.los que
no aprenden a leer y escribir, ya que conocem c? la gravedac psicopato-
lgica de esa sintomatologa, sino los que no aceptan los conocimientos
acadmicos ni las reglas de conducta y es en ese rango donde ,se encuen
tra una extraordinaria cantidad de alumnos, es all donde s p la n te a el
problema de los violentos.

I!

Queremos introducir, para enmarcar todo lo expuesto a n t:nrmente,


dos trminos que esperemos resulten tiles para pensar el pro alema de la
violencia en la escuela. Importando la terminologa de P ie r. Aulagnier
(1 9 8 6 ), vamos a incorporar los trminos de violencia prim ar i"a y violen-
cia secundaria en la escuela. Estos trminos son usados por ella para dar
cuenta de determinados fenmenos de estruciura que acc mpaan la
estructuracin psquica del sujeto.

C o r t e e id e a l e s

Por violencia primaria en la escuela entendemos dos rden :'s de fen


menos: unos son los que proceden por la operacin de c o r t:: o separa
cin que la escuela efecta, separando l nio de sus padres er !la funcin
| Condenados a explorar * Mario Waserman

educativa y los otros proceden de la introduccin en el psiquismo de


deseos e ideales, y ese es el sentido en el que los usa Piera Aulagnier. Se
trata de la insercin en el psiquismo infantil de una parte del psiquismo
adulto. El ejemplo claro lo dimos en la enseanza religiosa y en el amor
a la nacin, donde se insta n el amor a los textos sagrados y al territorio
que luego parecen proveni r de la interioridad del sujeto, perdindose su
punto de origen, as com c se pierde el discurso de la sexualidad adulta
instalado en el decurso perverso polimorfo de la sexualidad infantil
(Laplanche, J., 1 9 8 7 ). La escuela, a travs de sus oficiantes, debe gene
rar en la mente del nio u:i deseo de aprender lo que la escuela le ofre
ce. Lo cual incluye aprendsr un ideal moral y los conocimientos que se
imparten. Se llega a tales a aremos en esa direccin que se espera de cada
maestro que cree en su a umno el deseo de aprender su materia y el
orden moral que impera en la escuela. El nio deber desear portarse
bien y desear saber historia, geografa, instruccin cvica, gramtica,
msica, etctera. El deber desear es una categora en s misma muy con
flictiva y por ello este fin a de muy dudoso xito. La pregunta que siem
pre surge es del orden de U utilidad para qu me sirve lo que me obli
gan a aprender? Se le contesta que lo sabr en su futuro, pero dudosa
mente ese futuro se cumpla, ya que el ideal social es la especializacin. Ni
el enciclopedismo en tanto patrimonio cultural ni el ideal renacentista en
cuanto a un hombre completo.
En cuanto a los otros fenmenos referidos a esta ineludible violencia
primaria tienen que ver con un momento de corte, de separacin y la ins
talacin de las reglas y las consignas, proceso que es ineludible para lo
institucional. Este corte est visualizado de una manera dramtica en la
entrada del nio a primer j;rado. All l es arrancado - a veces, adaptacin
m ediante- de los brazos d<: la madre. Se repite en este momento esa ope
racin de sustitucin que :n el psicoanlisis, a partir de Lacan, se cono
ce com o la metfora paterna. El sujeto deja de ser significado por el
deseo materno com o el falo que lo completa y se ubica bajo el ideal del
nombre del padre. La escuela acta en ese sentido, claramente, como
uno de los nombres del Padre. El modo en el cual se haya desarrollado
este-proceso de sustitucin en el seno familiar marcar la forma en la cual
j "Bowling for Argentine" I
/ *

el nio se adviene o no a este alejamiento materno. Sin embargo, ^


impulso parricida, en tanto reverso de la amenaza, puede estar fraguan
do posibles pasajes al acto, al igual que los ataques a la escuela, en tanto
cuerpo materno, sobre quien descargar ese odio por el sometimiento ins
titucional. Es tpica la violencia y burla de los alumnos a las profesoras
que muestran signos de debilidad. Se produce all una suerte de tiesta
canibalstica en la que el grupo prcticamente devora a la docente, la que
oscila entre el grito histrico o el silencio impotente.
Las operaciones vinculadas a la violencia primaria, corte e ideales, que
debe hacer la escuela son muy delicadas. Muchos educadores piensan que
el nio debe llegar preparado a estas experiencias, pero muchas veces no
lo est y la escuela debe considerarlo.
Veamos ahora los fenmenos ligados a la violencia secundaria. La vio
lencia secundaria -q u e es la verdaderamente ms peligrosa- consiste en
la redundancia del rechazo con el alumno por su fracaso en esa disposi
cin al deseo y a las adquisiciones que la escuela le propone. All se com e
ten verdaderos estragos que llevan a la desercin y al rechazo del apren
dizaje. En el mbito de la violencia secundaria, el sujeto es reemplazado
por una nominacin. Se trata del vago, del malo, del burro, del sndro
me de dficit de atencin, del que siempre va a fracasar, del que siempre
se va a portar mal, del que es necesario echar, en fin, de la manzana
podrida que puede arruinar al resto. Esa nominacin se arrastra como
una carga negativa que generar desercin o pasaje al acto o desintegra
cin en personalidades ya de por s dbiles y desubicadas. El sujeto es
reemplazado por una categora psicopatolgica.
El consultorio analtico suele ser un lugar a los que llegan los heridos
de la guerra escolar, los excluidos, los burros, los maricas, etctera. Sobre
estos nios hay un ensaamiento que slo se puede entender por la din
mica del goce. Efectivamente, son nios que son gozados y que pueden
ser llevados hacia la autoaniquilacin o en los que se puede gestar la locu
ra asesina.
j| Condenados a explorar Mario Waserman

E l g ru p o de pares
t

Pasemos ahora al segundo factor de una importancia relevante en el


anlisis de la emergencia de actos violentos en la escuela, Este se'gundo
factor hace a la dinmica de los grupos de pares en situaciones de convi
vencia, Como es un tactor de visualizacin muy directa, llama la atencin
Su negacin sistemtica en el mismo sentido en que es negada la sexuali
dad infantil. Nos gusta imaginar a los nios como los desea la escuela, sin
sexualidad V sin agresin. As com o Freud evidenci la sexualidad infan
til, tambin lo hizo con respecto a las pulsiones sdicas y masoquistas, a
las que termin ligando a la pulsin de muerte manifestndose por el
goce de la crueldad y del sufrimiento. Melanie Klein y Lacan han teori
zado y trabajado tambin las manifestaciones de la crueldad. La primera,
ubicando muy tempranamente las fases de mximo sadismo y el segun
do, ligando la agresin al narcisismo y la relacin especular con el otro.
En cualquiera de los casos, la violencia est all, la pregunta es qu es lo
mejor que el adulto puede hacer con ella, Reprimirla? Vigilarla? Amor
dazarla?
Hay obras literarias que tratan en profundidad el tema y que deben ser
estudiadas detenidamente por los educadores y psicoanalistas. Una de
ellas es El Seor de las Moscas, de William Golding (1 9 5 4 ), que muestra
como los nios reproducen y crean las ms siniestras modalidades ,de la
conducta social cuando son dejados a su arbitrio y cm o llegan ha'sta el
homicidio, lo cual significa un punto mximo de violencia en la rivalidad
v la lucha por el poder que se instala en esa sociedad de nios. n la
escuela, el poder lo tiene y lo administra el adulto, pero hay muchas
zonas liberadas donde la violencia de los nios reina sin control. Es aqu
que podemos entrever el cambio de punto de vista que a nosotros nos
parece fundamental. En la escuela no se trata de que el adulto ejerza la
violencia, que impere su violencia. Su funcin es poner a salvo a los ios
de la propia violencia de ellos, para lo cual debe ejercer permanente
mente una funcin de mediacin. Debe dejar claro su liderazgo y que
sre es ejercido, en nombre de una pacificacin que ellos no pueden
lograr por s mismos. Cuando los maestros dicen que no pueden hacer
nada con la violencia de los chicos, que eso es cosa de los chicos, el cen
| "Bowling for Argentine" |

tro de su funcin como adultos falla, y el incremento de la 'l'iolencia es


imparable. Los padres, muchas veces identificados con el narcisismo de
los hijos, ponen en primer lugar al nio, aunque cuando ste !se muestre
particularmente violento con algunos de sus compaeros, y p inen la fun
cin adulto de los maestros entre la espada y la pared, impic indoles su
ejercicio. Ni les pagan, ni les dan la dignidad necesaria panj ejercer su
funcin adulta que, repito, no es de violencia, sino de apacigi amiento de
la violencia que surge en las relaciones entre ellos y cuya muestra ms
clara se produce en los episodios de homicidio entre pares.
La otra obra literaria a tener en cuenta, sta ltima llevad; i al cine, es
Carrie, de Stephen King, que se ha dedicado a esaidiar el t :rror en los
mbitos cotidianos, entre ellos la escuela, donde l mismo 1;. ha pasado
muy mal.
Carrie expone con claridad el terrible sufrimiento que supope la exclu
sin en los colegios secundarios en USA, pero en verdad se puede apli-
car tambin a muchas comunidades escolares entre nosotros, en especial
las ms globalizadas. La venganza por el narcisismo herido en Carrie
sabemos que queda en el terreno de la fantasa y no se hace lacto. Pero
en otros casos, como el de la escuela secundaria de Columbirj* se trans
forma en acto.
Como ejemplo clsico de lo que puede significar la viol nci en el
grupo de pares se puede tomar la forma en la cual se expres; la compe-
tencia dentro de una misma divisin en los colegios secundari: s e USA.
En muchos colegios hay una votacin entre los alumnos paia elegir al
mejor en esto o aquello, as com o en las empresas se elige al mejor
empleado y del mismo modo que aqu se hace para elegir el mejor com
paero. Pero all, en los colegios secundarios, se llega al mxi:To porque
se elige tambin al ms popular y al ms lindo, pero tamt in al ms
impopular y al ms feo. Se imaginan ustedes la catstrofe su::>je tiva que
acaece en el que es elegido en ese lugar, la persona ms fc o la ms
excluida. All la violencia no proviene del claustro de profesor :s, que con
sus notas tambin erigen una lista de fracasos, sino que pi Aviene del
grupo de pares que tratan de empujar a algunos a una cada suicida,
como ocurre en el Seor de las Moscas. <Qu debe hacer la rscucla all,
Condenados a explorar Mario Waserman

cm o enfrentar este hecho social de la democracia que es el ejercicio del


voto? Hasta dade debe llegar el voto?

La p s ic o p a to lo g a in d iv id u a l

El tercer factor a considerar es la psicopatologa individual. Esta hace a


una con?! elacin particular que hace eclosin en un nio en el cual se
gesta un pasaje el acto equivalente a un brote psictico. Sobre este factor
-sobre el cual se han hecho muchos estudios, donde se ha encontrado un
perfil siempre de aislamiento, exclusin y elucubracin paranoide, con no
slo fantasas vengativas ligadas a la utilizacin de armas, sino el acopio
concreto de ellas-, un micro sistema paranoide delirante se pone en mar
cha con el fin de conseguir una afirmacin narcisista grandiosa moment
nea con una vivencia de grandiosidad del yo que restaura las heridas nar-
cisistas. Aunque esta serie de elementos se manifiesta en el ambiente esco
lar y familiar por el aislamiento, no aparecen recursos que puedan poner
fin a esa escalada interna que requerira una accin teraputica masiva.
Sabemos desde el principio del documental de Michael M oore ( Bow-
ling for Columbine ), que Eric y Peter jugaban bowling a las 6 de la
maana el da de la matanza. Sus compaeros los describen como chicos
aislados, extraos, hostiles, que siempre arrojaban la bola de bowling
fuera de la canaleta a propsito, es decir, se salan del marco, anuncian
do as esa salida del marco que es el pasaje al acto. Participaban de una
fratra, la de los impermeables largos, que idolatraba la conducta violen
ta, las armas y la segregacin, estos grupos de extrema derecha, tipo Ku
Klux Klan, son una tradicin norteamericana, que a veces alcanza las ms
altas jerarquas .nstitucionales. Estos chicos tomaron del legado social los
instrumentos para concluir su crimen y suicidio posterioi.
Pero insistimos, el problema principal no est slo en la identificacin
de ese sujeto peligroso, sino en la peligrosidad de ese sistema en su con
junto, que no observa suficientemente el vivir de ese chico en la escuela
y el crescendo de situaciones que va enfrentando, y que no hace nada
para sacarlo de ese aislamiento progresivo.
| "Bowling for Argentine" |

El fa c t o r c u lt u r a l

Pasemos ahora al factor cultural. La escuela, por ms que intente trans


mitir un mensaje de integracin y tica social, no puede dejar de reflejar
d estado real de los lazos sociales en una sociedad dada. Y si la violencia
y el mercantilismo, sobre todo ste ltimo, son valores supremos en la
sociedad, esta violencia se instalar en las relaciones entre alumnos y de
los alumnos con los profesores y viceversa; la escuela podr hacer poco
para evitarlo y menos cuanto ms se considere un espacio cerrado donde
nada de lo de afuera entra.
Bowling for Columbine es un intento extraordinario de ahondar en
las causas culturales que dieron origen a estos hechos de violencia esco
lar. M oore se encarg de abrevar en las fuentes donde estos chicos se for
maron y descubre que, al igual que otros chicos sospechosos, provienen
de una ciudad apagada, mediocre, depresiva. U n medio social gris y
depresivo, donde la nica descarga pulsional est ligada a las armas y a las
bombas. De una manera u otra, hay all un no aguanto m s... este des-
mantelamiento . As tambin los adolescentes argentinos que se meten
en la carrera del delito provienen tambin de zonas devastadas por la
miseria, que seguramente generan estados depresivos, cuya nica salida
concebida es la euforizante cocana o el lumpen paco y la accin reivin-
dicativa delictiva y violenta. De all surge esta condensacin que hago en
el ttulo del trabajo, Bowling for Argentine , donde la situacin de vio
lencia escolar tambin est entre nosotros y muchos hechos ya han ocu
rrido y ocurrirn por condiciones sociales semejantes a las que dieron ori
gen a la tragedia de Columbine.
Son hechos comunes en la Argentina muchos asaltos de adolescentes
marginales de la calle a adolescentes de escuelas secundarias, para sacar
les el reloj o las zapatillas. Es com o si fueran los compaeros de estudio
excluidos, que quisieran apropiarse de algn objeto de los incluidos, para
de esa manera ser unos ms de ellos.
Con precisin cientfica, M oore busca identificar las causas sociales de
la matanza masiva a travs de la comparacin con Canad. El factor
pasin por las armas, que parece responsable de los hechos, no lo es en
| Condenados a explorar Mario Waserman

\ )mismo, puesto que en Canad la pasin por las armas es an mayor.


irt embargo, ni la poblacin ni la polica pueden recordar el ltimo ase
sinato. Es que en Canad la pasin por las armas no est ligada a la leg
tima defensa, ni a la expectacin ansiosa del robo que impulse a pulsar el
gatillo, ni a la idealizacin del poder militar. All, en Canad, est ligada
a la pasin por la caza, por una relacin muy profunda con la naturaleza,
que en esas grises comunidades americanas no existe. En las sociedades
violentas, com o la americana y la nuestra, es como si estuvieran todos en
estado de guerra, permanentemente. Tampoco se trata del capitalismo a
secas, como les gustara a muchos que piensan que el orden econmico
es responsable de todo, ya que Canad es un pas capitalista y pacfico.
Sin embargo, all la propiedad no est protegida de un modo obsesivo.
Aunque hay robos, la gente deja la casa sin llave en la puerta. Quiere
decir que el lazo social que impera en esa comunidad es menos violento.
La competencia por la posesin de los objetos no ha llegado, ni proba
blemente llegue, a ser tan feroz.
Mucha gente slo quiere ver en los episodios de violencia escolar a indi
viduos violentos con problemas personales degenerativos, cuya elimina
cin social dara lugar a la cura de estos problemas. Pero lo personal es
solo una parte del problema, es, sobre todo, un problema atinente a la
sociedad en la cual se vive y la ubicacin de esa familia en esa sociedad.
Una pasin por las armas para la legtima defensa se ha instalado en la
Argentina. Ese factor social va a producir que esas armas se usen para una
legtima defensa en el mbito escolar y eso nos va a parecer aberrante,
incomprensible, extrao y degenerado. La sociedad pedir pena de
muerte para esos animales y no ver ms all del acto.
La institucin escolar, en un pas como el nuestro, se hace cargo de
situaciones para las cuales no fue pensada. Y esto es en verdad una ade
cuacin de la institucin a las cambiantes situaciones histricas. El ms
claro ejemplo es la aparicin de los comedores escolares, donde los chi
cos que no tienen cmo alimentarse en su casa, encuentran el comedor
en la escuela. La escuela-educacin se hace tambin escuela-comedor,
aunque lamentablemente debemos decir que la falla de polticas econ
micas hace que la educacin misma no alcance el nivel que los tiempos le
| Bowling feir Argentine" B

imponen. As como la furcin comedor, la escuela nene q .te incorporar


la funcin anti-violencia para adecuarse a estos tiempos vi le ritos. Y lo
I
debe hacer repensando la violencia primaria, es decir, aqv ello -co rte e
ideales- que instala y cmo lo instala. Revisar atentament la violencia
secundaria, es decir, la rigidificacin expulsiva de los alummos problema
e incorporar acciones adultas para intervenir en los proceso ! de violencia
grupal entre pares y entre alumnos-profesor. Los modelos disciplinarios
rgidos y expulsivos corresponden a otra poca. Se trata de iensar la vio-
lencia y crear dispositivos Angulares para escuchar su dem: da y proce-
der a su elaboracin.

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