De La Economía A La Teología
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De La Economía A La Teología
Los comienzos del siglo III ven aparecer las primeras formulaciones
de un dogma fundamental de la fe cristiana, el dogma de la Trinidad. Por
este dogma, los cristianos se distinguen de las dos grandes religiones
monotestas, el Judaismo y el Islam. Es en l donde encuentra su
fundamento la encamacin: sta sera inconcebible si Dios no tuviera un
Hijo. El Occidente debe al dogma trinitario la nocin de persona, distinta
de la de naturaleza. La confesin de la Trinidad da fundamento a la
certeza de que la existencia en su forma ms elevada es don, intercambio,
relacin, Amor. El dogma trinitario condiciona a todos los demis dogmas
cristianos. Dirige la liturgia, da a la mstica cristiana su carcter propio y
constituye para el cristianismo el centro de referencia indiscutible.
El dogma de la Trinidad es el misterio de un solo Dios en tres
personas. Esta formulacin clsica es tarda: se elaborar en el siglo IV.
Por tanto, no la encontramos en los llamados Padres ante-nicenos, que
expresaban el misterio de la Trinidad en otros trminos, relacionndolo
siempre con las intervenciones de la Trinidad en la historia de la
salvacin. Los primeros cristianos vivieron de la fe trinitaria sin
formularla claramente, confesando el Smbolo, celebrando el bautis mo y
la eucarista. La formulacin slo fue llegando progresivamente. Fue la
aparicin de ciertas herejas a finales del siglo II lo que sirvi de estmulo
decisivo para ello.
Despus de evocar las principales herejas anti-trinitarias en el quicio
de los siglos II y III, se presentar el pensamiento de Hiplito, de
Tertuliano (150-220) y de Orgenes (185-253), para concluir luego con la
cuestin del subordinacia- nismo de los Padres ante-nicenos.
I. EL ADOPCIANISMO Y EL MODALISMO
MONARQUIANOS EN LOS SIGLOS II Y III
A los ojos de los judos y de los paganos, si los cristianos adoran a
Cristo, adoran a dos dioses. Para escapar de esta grave acusacin, se
presentan dos soluciones: o negar que Cristo era Dios o negar que
era otro Dios. La primera solucin consiste en decir que Cristo es un
hombre hecho Dios por haber sido adoptado por Dios como Hijo suyo
(adopcianismo); la segunda, que se trata del Dios nico, pero que ha
venido a nosotros bajo otro modo (modalismo). En el siglo III estas dos
opiniones no se oponen ms que en apariencia. Los historiadores las
designan con el nombre de monarquianismo, adopcianista en el
primer caso, modalista o unitariano en el segundo.
1. EL MONARQUIANISMO ADOPCIONISTA
Vemos ya atestiguadas las huellas de cierto adopcianismo en Ireneo por
el ao 180. Ireneo habla de los ebionitas, para los que Cristo es un simple
hombre, engendrado de Mara y de Jos 1. Estos judos, convertidos al
cristianismo, vean en Jess a un profeta elevado por Dios a la dignidad de
Hijo de Dios2. Eu- sebio de Cesarea habla de Teodoto el Curtidor, en
Roma, el primero en decir que Cristo es un simple hombre (j>silos
anthrposy. La fuente annima citada por Eusebio reprocha a estos
mismos herejes que abandonan las Escrituras e impresionan a la gente
sencilla recurriendo a la filosofa' 51. Pablo de Samosata, condenado por un
concilio en Antioqua el ao 268 fue acusado de mantener una doctrina
anloga. La encontramos tambin bajo otra forma en Fotino de Sirmio a
mediados del siglo IV 6. Pero la reduccin de Cristo a ser puramente
hombre chocaba demasiado frontalmente con la fe de los cristianos para
que el adopcianismo tuviera un impacto profundo en la historia de las
doctrinas. Mucho ms importante fue la influencia del monarquianismo
unitariano.
2. El MONARQUIANISMO UNITARIANO Y MODALISTA
Este pasaje nos lo ha conservado Atanasio, que nos ofrece el texto griego
de la frase: hubo [un tiempo] cuando no era: es la frase que se
utilizara en la controversia arriana' 15. El Hijo pertenece hasta tal punto al
ser del56 Padre que negar la eternidad del Hijo sera afrentar al mismo
Padre' . La comparacin del sol y de su rayo pone entonces de relieve la
idea de que no solamente el Hijo ha sido engendrado desde siempre,
sino que es engendrado sin cesar:
Veamos lo que es nuestro Salvador: Irradiacin de gloria (cf. Heb 1,3);
el rayo de gloria no ha sido engendrado una vez por todas (hapax) de
manera que no sea ya engendrado; sino que, mientras que la luz engendra
irradiacin (apaugas- maton), sigue siendo engendrada Igennatai) la
"irradiacin de la gloria de Dios. [...]. El Salvador es engendrado sin
cesar; esto es lo que le hace decir: Antes de todas las colinas me
engendra (Prov 8,25); no ya: "antes de todas as colinas me ha
engendrado, sino: "antes de todas las colinas me engendra'.
Si todo lo que hace el Padre, lo hace igualmente el Hijo (Jn 5,19), como
el Hijo lo hace todo como el Padre, la imagen del Padre se forma en el Hijo
(deformatur in Filio), que seguramente ha nacido de l como una voluntad
suya, procediendo de la inteligencia (velut quaedam voluntas ejus ex
mente procedens) [...|. As es como el ser subsistente del Hijo (subsislentia
Filii) es engendrado por l 1'.
La imitacin define el cmo de la generacin: es por imitacin como
el Hijo ha sido constituido Hijo, es decir, Imagen del Dios invisible (Col
1,15). El acto de voluntad le sirve de ejemplo: la generacin que
procede como un cierto acto de voluntad que emana del espritu.
Orgenes busca una comparacin en la actividad espiritual del hombre. El
recurso al acto voluntario est de acuerdo con el tema de la imitacin. Por
otra parte, precisa que el Hijo cumple, no alguna que otra obra particular,
sino que recibe en s toda la voluntad del Padre: Slo el Hijo hace la
Voluntad del Padre, porque la contiene (chrsas). Por eso es tambin 61
Imagen suya' 46.
As pues, Orgenes concibe la generacin del Hijo de una manera
doblemente activa: eternamente, el Padre quiere a su Hijo dndole a
conocer su voluntad; eternamente el Hijo sigue la voluntad paterna que no
deja de contemplar 147.
Orgenes vuelve a emplear tambin ciertos esquemas gnsticos o
platnicos. La formacin de los eones, que los constituye como seres
completos, supone un paso de la existencia segn la sustancia a la
existencia segn el conocimiento 148.
En Plotino, posterior ciertamente a Orgenes, el espritu (MOMA) no se
convierte en hipstasis ms que por el retorno al Uno ( epistroph).
Pero si hay en Orgenes un giro del Hijo al Padre" que est en la raz
de su hipstasis de Hijo, el movimiento que lo constituye no se
detiene en el Hijo, sino que se comunica a los que, sin ser hijos por
naturaleza, pasan a serlo por gracia:
As pues, Orgenes concibe la generacin del Hijo de una manera
doblemente activa: eternamente, el Padre quiere a su Hijo dndole a
conocer su voluntad; eternamente el Hijo sigue la voluntad paterna que
no deja de contemplar 147.
Si el Salvador es engendrado sin cesar por el Padre tambin a ti, si pose-
es el Espritu de adopcin, Dios te engendra sin cesar en el Salvador, en
cada una de tus obras, en cada uno de tus pensamientos. Y engendrado de
este modo, te conviertes en un hijo de Dios, engendrado sin cesar en
Cristo Jess' ,0.
De esta forma, todos los que tienen en s al Espritu Santo y hacen como
el Hijo la voluntad del Padre se van conviniendo cada vez ms en
hijos.
3. D EL P ADRF ., B ONDAD EN S , AL H IJO , I MAGEN DE LA B ONDAD
[He aqu] lo que perturba a muchas personas que quieren ser piadosas y
que, por miedo a reconocer dos dioses, caen en opiniones errneas e
impas, bien porque, a pesar de confesar como Dios a aquel que llaman
Hijo al menos de nombre, afirman que la individualidad (idiolla) del
Hijo no es distinta (hlran) de la del Padre, o bien porque, a pesar de
negar la divinidad del Hijo, admiten que su individualidad y su sustancia
personal, son, en sus caractersticas propias, diferentes de las del
Padre1.
El monarquianismo slo se menciona una ve/ en la obra conocida de
Orgenes. Conoci adems el sabelianismo? No podemos afirmarlo.
Pero es cierto que combati algunas opiniones de tipo modalisla,
particularmente en su Comentario a san Juan.
El Hijo, imagen de la Bondad de Dios
Orgenes considera la existencia distinta del Hijo y del Padre al mismo
tiempo que su unidad. Necesita mostrar bajo qu aspecto son dos y bajo
qu aspecto los dos son un Dios nico (heis theos). La prueba de la
distincin se busca a partir de la relacin imagen-modelo, que
Pienso incluso a propsito del Salvador que se dira con razn
que es la imagen de la bondad de Dios (cf. Sab 7,26), pero no el
Bien-en-s (autoagathon). Y quizs tambin el Hijo es bueno, pero no
bueno simplemente. Y lo mismo que es la imagen del Dios invisible
(Col 1,15), y por tanto Dios, sin ser aquel del que dice el mismo
Cristo: Para que te conozcan a ti, el nico verdadero Dios (Jn
17,3), as tambin15 es la imagen de su bondad, pero no como el Padre
idntico al Bien *.
En este texto se interpreta Sab 7,26 a la luz del principio segn el cual,
por definicin, la imagen es inferior al modelo; el que recibe es inferior
al que da. Encontramos este mismo principio expresado en Plotino:
Segn A. Orbe -al que cita y comenta J. Danielou- , Dios, como tal, es
imposible de circunscribir (aperigraptos). Es el Hijo el que, dotado de
delimitacin (perigraph), constituye la delimitacin del Poder divino y la
imagen del Padre, que se hace accesible gracias a la humanidad del
Hijo168. Incognoscible en s mismo, el Padre es cognoscible (y
participable) en su Hijo, su primera y eterna auto-delimitacin. Ireneo
escriba en este mismo sentido: El Padre, a pesar de ser
inconmensurable, es medido en el Hijo; en efecto, el Hijo es la medida del
Padre169. Imagen170del Padre invisible, Imagen de su Bondad, Hijo de la
Caridad del Padre el Hijo nos lo revela a partir de la obra de salvacin,
y ms particularmente por el misterio de la cruz:
Hay que atreverse a decir que la bondad de Cristo pareci mayor y ms
divina y fue verdaderamente a imagen del Padre cuando se abaj a s
mismo, hacindose obediente hasta la muerte y muerte de cruz, ms bien
que considerar como un boln (celosamente guardado) su igualdad con
Dios171.
LA TEOLOGA DEI. ESPRITU SANTO A I.A LUZ DE Jn 1,3
Orgenes es el primero en dedicar al Espritu Santo una reflexin de
cierta amplitud 172. La regla de fe relativa al Espritu Santo se resume en l
en dos puntos: 1. El Espritu Santo est asociado a las dos primeras
personas de la Trinidad;
Pero sigue estando abierta la cuestin de su origen:
[Los santos apstoles] transmitieron que el Espritu Santo est
asociado al Padre y al Hijo en honor y en dignidad. En lo que a l se
refiere, no se ve claramente si es nacido o no (utrum nalus an
innalus [Rufino]; utrum faclus sit an in- fectus [Jernimo])'71.
Segn Orgenes, entre los motivos que militan en favor del carcter
divino del Espritu, lo ms importante es su asociacin a las otras dos
personas divinas en la celebracin del bautismo 17". En cuanto a la
cuestin del origen del Espritu, planteada pero no resuelta al comienzo
del De Principiis, vuelve a examinarse en el Comment. in Johannem a
propsito de Jn 1,3: Todo ha venido a la existencia por medio de l
(panta di autou egeneto). Orgenes se pregunta si el versculo de Juan se
aplica tambin al Espritu Santo y responde afirmativamente:
Para nosotros, convencidos como estamos de que hay tres realidades
subsistentes (treis hypostaseis), el Padre, el Hijo y el Espritu Santo, y
que creemos que nadie ms que el Padre es sin origen (agenntos),
tenemos por ms conforme a la piedad y por verdadero que, si todas las
cosas llegaron a ser (egeneto) por el Verbo, el Espritu Santo tiene ms
dignidad que todo el resto, y que es de un rango superior a todo lo que es
del Padre por Cristo.
Los ttulos de Cristo se distribuyen a veces en una doble serie: los que
aparecieron despus de la cada y los que corresponden a su preexistencia.
Esta ltima se concibe en relacin con el hombre, primero para dos de los
cuatro ttulos y
luego para los cuatro'. En cuanto a la distincin de las dos naturalezas
de Cristo, se afirma con toda claridad desde el comienzo del De
Principiis: Hay que saber ante todo que una es en Cristo la naturaleza
divina, el Hijo nico del Padre, y otra la naturaleza humana que asumi
en los ltimos tiempos de la economa193. La claridad de la exposicin
quizs proceda de Rufino. Pero tambin se conserva esta distincin de las
dos naturalezas en otros escritos conservados en griego:
El que la naturaleza omnipotente haya sido capaz de bajar hasta la humilde condicin
humana demuestra la potencia mucho ms que el carcter grandioso y sobrehumano de
los milagros. Efectivamente, el que por parte de la potencia divina se realicen obras
grandes y excelsas ciertamente es consecuencia lgica de su naturaleza [...]. En cambio,
el abajamiento (de Dios) hasta la humanidad es sobreabundancia de la potencia, que no
halla obstculo alguno en las condiciones contrarias a su naturaleza225.