Cargamento de Sueños
Cargamento de Sueños
Cargamento de Sueños
CARGAMENTO DE SUEOS
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MARIANO DE PACO
Universidad de Murcia
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Son palabras de Alfonso Sastre en el Prlogo escrito para la edicin de Teatro de vanguar-
dia (Hondarribia, Hiru, 1992), que incluye Comedia sonmbula, Uranio 235 y Cargamento
de sueos junto a textos tericos y poemas de aquel tiempo. En las pginas introductorias se
refiere Sastre con cierto detalle a la prehistoria de su vocacin teatral que culmina precisa-
mente con Arte Nuevo.
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El teatro de Alfonso Sastre visto por Alfonso Sastre, Primer Acto, 5, noviembre-diciem-
bre 1957, p. 7.
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Vase Mi primer fracaso (o mi primer triunfo, segn se mire), en la edicin de Teatro de
vanguardia, pp. 17-18.
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existencia. Por eso, queriendo definir su situacin, afirma muy poco des-
pus: Es como si la humanidad entera me contemplara esta noche. Las
imgenes de la dualidad calderoniana vida-teatro (como tambin la de sue-
o-vigilia) se encontraban ya presentes en Uranio 235; El Cnico se refiere
all a las estrellas del Seor como un espectculo genial... Diablas colosa-
les y un teln azul inmenso. Es el anuncio de un espectculo que nunca lle-
gamos a ver4.
Man ha preguntado a los espectadores el motivo de su presencia en el
teatro. Sin embargo sus palabras poseen igualmente una segunda interpreta-
cin ms profunda. A qu habis venido aqu? puede cuestionar el ignoto
sentido del existir, cimiento de la bsqueda del personaje durante el momento
de lucidez (o la pesadilla) que constituye Cargamento de sueos. Al comien-
zo de Uranio 235, el Profesor indica enfticamente que el radium es un
elemento que rompe con todo lo establecido; la guerra y su crueldad ha des-
truido toda la seguridad del ser humano; ste se muestra ahora como alguien
intil y perdido en un mundo incierto: Acaso yo sea un sueo, una pasin sin
objeto, un error del espacio. Las cosas viven ignorndome. No existo para
ellas. Ellas tampoco existen. Nadie las ve. [...] Esto soy yo: algo detrs de una
mscara, algo detrs de una equivocacin biolgica. Aqu estoy vindome. Me
llevo encima como un traje, un viejo, roto y querido traje. se es mi cuerpo....
Esta imagen del cuerpo deshabitado nos remite al poema de Alberti de
ese ttulo en Sobre los ngeles. La desorientacin existencial lleva al hombre
(Man) a distanciarse de la materialidad de su cuerpo, a sentirse como extrao
a s mismo, a verse perdido sin remedio. Ante esa fatal realidad de la que
parece que no es posible escapar, cabe, no obstante, la rebelin de la bs-
queda, quiz contra toda esperanza:
CARGAMENTO DE SUEOS
(Drama para vagabundos)
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REPARTO
MAN. Man. Y t?
JESCHOUA. Jeschoua.
MAN. Bueno, y ahora, qu piensas hacer conmigo?
JESCHOUA. No te comprendo.
MAN. (Cada vez ms nervioso.) Estoy enfermo. Apenas puedo andar.
JESCHOUA. Y no te habas dado cuenta hasta ahora?
MAN. (Sombro.) No, pero t me lo has dicho y es verdad.
JESCHOUA. Tienes hambre?
MAN. (Con desprecio.) Bah, no es eso..., te equivocas. He comido.
JESCHOUA. De dnde eres?
MAN. Del norte.
JESCHOUA. Hay buena gente por all..., como en todos los sitios. Pero luego
algunos se extravan.
MAN. (Se siente observado y le mira.) Yo no soy de sos.
JESCHOUA. (Le observa detenidamente.) Entonces?
MAN. Ando mucho. Nunca he hecho otra cosa. Me gusta.
JESCHOUA. Y... esta noche?
MAN. Deja que lo recuerde. Iba andando y de pronto he visto dos caminos.
(Seala.) sos. (Reflexiona.) Entonces me he sorprendido llorando.
Recordaba. Sabes?
JESCHOUA. Y despus?
MAN. He sentido..., no s cmo decirlo. Una sensacin... Y ya no poda dar
un paso. Estoy cansado, es lo nico que se me ha ocurrido pensar..., y me
he tendido aqu... Luego..., intentaba dormir, y alguien..., no s quin...,
me ha despertado. (Se toca la cabeza.) Me duele mucho. (Se mira la
mano, preocupado.) Es sangre!
JESCHOUA. Creyeron que estabas muerto. Yo vi cmo te golpeaban.
MAN. (Asombrado.) A m?
JESCHOUA. (Amargamente.) S; para convencerse... te golpearon. Los hom-
bres no quieren que haya cadveres por los caminos.
MAN. Pero... es terrible. (Con una sonrisa desdeosa.) Como si fuera un
perro. Y qu hicieron despus?
JESCHOUA. Vieron que abras los ojos..., que te removas. Y se marcharon
convencidos de que estabas borracho.
MAN. (Se re.) Borracho! S, eso quisiera yo.
JESCHOUA. Por qu?
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por otra parte, acaso yo sea un sueo, una pasin sin objeto, un error del
espacio. Las cosas viven ignorndome. No existo para ellas. Ellas tam-
poco existen. Nadie las ve. Esfinges..., oh, s! Esfinges espantosamen-
te plcidas en su mente. Y esto soy yo: algo detrs de una mscara, algo
detrs de un equivocacin biolgica. Aqu estoy, vindome. Me llevo
encima como un traje, un viejo, roto y querido traje. se es mi cuerpo.
Ya lo ves. Brazos, piernas..., cosas que palpitan, lquidos que circulan...
(Se toca la frente.) Y algo raro, que me estorba, aqu dentro. Cmo
pesa!
JESCHOUA. Qu?
MAN. El cuerpo, Jeschoua, escucha... He sido, en vida... No s si lo entien-
des. En vida...
JESCHOUA. En vida? Calla, no ests muerto.
MAN. Ya. Sin embargo, deja que te hable as. En vida, buscaba entre mil
caminos mi camino, y no lo encontraba. Cazaba sombras en vez de ideas.
Cazaba, como te digo, sueos.
JESCHOUA. Sueos!
MAN. S, y, a veces, pesadillas. (Por su cabeza.) Este cofre de sueos
ilustrados, de tristes margaritas, de cadveres. (Mira al cielo.) Qu
hora tan propicia! La luna, all, y nosotros aqu, bajo un peso de sueos.
Eh? Qu te parece?
JESCHOUA. Maravilloso. (Saca cigarrillos.) Quieres fumar?
MAN. S. (Enciende.) Arrastro, sabes qu? Un cargamento de sueos.
Esto hace la Humanidad. Es como una caravana que desde hace muchos
siglos arrastra un cargamento terrible de sueos. Todo es demasiado
vago, casi irreal... No llegamos nunca. A veces me dan ganas de acabar.
JESCHOUA. Calla! No puedes decir eso. (Otro silencio. MAN se echa en la
tierra aburridamente.)
MAN. Est bien esto de tumbarse cara a las estrellas..., pero tengo fro.
(JESCHOUA le arropa.) As estoy mejor. Il dolce far niente... Un paso
sooliento hacia la eternidad... Otra vez tengo fro. No s qu me pasa.
JESCHOUA. (Espantado.) Man! (ste se vuelve hacia JESCHOUA. Se mi-
ran. Un silencio.) Man, qu tienes? Tiemblas! Dime, qu te pasa?
(Otro silencio. Con la mirada fija en MAN, lentamente.) Man..., fjate
bien. Es necesario que me digas cmo fue tu vida.
MAN. Por qu?
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lla habitacin tan vieja, tan triste. (MAN ha quedado inmvil, fijo en
ella.) Baj al bar de enfrente. Me sent. En el espejo me di cuenta de lo
fea que estaba. (Esquiva la mirada de MANFRED . ste, fro ahora,
imperturbable, sigue mirndola acusadoramente, implacablemen-
te.) Saqu la barra de los labios, el espejito... Qu roto, qu sucio estaba
mi bolso. La falda..., cruc las piernas. Me pareci que no te haba
conocido. Ni pens en ti. Me pint los labios mucho, como antes. Era
otra. Aquella... (Apenas puede continuar.) Los hombres me queran...
Siempre me han querido. Me admiraban. Las piernas, el... S, todo lo
que t no habas visto o no habas querido ver. (Con un sollozo.)
Manfred!, por qu me obligas a toda esta vergenza? Manfred... (El
no contesta. Ella le mira entre lgrimas, y casi sin voz aade.) Se
acerc un hombre, un... s, un hombre. Me dijo que... (Cierra los ojos.)
Una cosa, y... yo no pude..., no poda...
(Teln.)
*
Nota para la edicin de 1992. El actor Alfonso Paso tuvo la buena idea, en esta ltima
escena, de no tirar su chaqueta al suelo, sino de colocarla, con amoroso cuidado, en el respaldo
de una silla y de acariciar sus hombros antes de iniciar el mutis. Tambin recuerdo con agrado
que la meloda que silb fue la del tango Celos. (A. S.)
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