La Ortotanasia
La Ortotanasia
La Ortotanasia
Tratamiento vital y
privilegio teraputico
1. Resumen
2. Introduccin
3. La eutanasia u homicidio teraputico
4. La distanasia u obstinacin teraputica
5. La jurisprudencia mdica y legal
6. Clusula de objecin de conciencia en el ejercicio
profesional
7. La investigacin clnica y policial
8. Estudio de casos
9. Conclusin
10. La ortotanasia o privilegio teraputico
11. Apndice. La Medicina Paliativa
12. Notas y Textos
13. Documentacin
14. Bibliografa
Resumen
La ortotanasia (del griego orthos, recto, justo... que observa
el derecho conforme a la razn, que obra con juicio...) designa la
actuacin correcta ante la muerte por parte de quienes atienden al
que sufre una enfermedad incurable o en fase terminal.
La ortotanasia estara tan lejos de la eutanasia, en el sentido
apuntado aqu, como de la distanasia. Este trmino, que se refiere
al valor sagrado de la vida humana y la dignidad de la persona
frente a la muerte, que respete los derechos humanos de las
personas moribundas y proteja la voluntad del enfermo y su
derecho a la objecin de conciencia, la obligacin del mdico y su
deber de preservar la vida, no se ha consagrado ms que en
ciertos ambientes hospitalarios, y hace referencia al privilegio
teraputico.
In Memoriam.
Este documento es el fruto de 10 aos de trabajo de docencia e
investigacin en memoria de los enfermos terminales que
esperaban los trataran con justicia y acabaron siendo asesinados
por quienes deban ayudarlos a vivir, para que algun da quienes
los mataron reciban el castigo que merecen por su crimen contra
la vida.
Introduccin
Hoy en da se observan determinadas actitudes maniqueas en el
seno de la sociedad, nos hace falta recordar que siempre se han
considerado a las luces del Magisterio de la Iglesia y de la doctrina
de fe una hereja y que se reproduce en los tiempos modernos de
modo y manera que se adoptan los viejos modelos que tanto
combatieron en su poca San Agustin, obispo de Hipona, la Orden
de Predicadores fundada por Santo Domingo Guzmn, de cuyo
sucesor ms destacado tenemos a Santo Toms de Aquino, y San
Antonio de Padua de la Orden de los Hermanos Menores fundada
por San Francisco de Ass, que lucharon contra la idea maniquea
del suicidio como la buena muerte para poner fin a los males de
este mundo.
Para que nos entendamos defendemos la tesis de la ortotanasia
para evitar la eutanasia u homicidio teraputico, y la distanasia u
obstinacin teraputica, siendo que ambas son una psicopata.
Una explicacin del suicidio, es que nos falta educar en la ardua
tarea de ensear a tener capacidad de sufrimiento, sin ocultar la
realidad de la muerte, de la enfermedad, o el dolor.
Esta misma huida y sin sentido del dolor que experimenta el
mundo actual, nos lleva a la eutanasia, la bsqueda de la muerte
cuando la vida se hace insoportable por el sufrimiento, y se piensa
que no vale la pena vivir. Esto explica en buena parte la idea
maniquea del suicidio, eliminar el sufrimiento aniquilando la
voluntad de ser, mediante la praxis meditativa se hace
desaparecer a la conciencia y con ella su sufrimiento, logrando lo
contrario de lo que pretendemos ser como personas humanas.
Es fcil caer en el dualismo maniquesta del bien y el mal ante la
muerte. Esto es algo de lo que debemos estar prevenidos y
atentos, son contrarios pero con diferente grado de consideracin,
el mal pertenece a un estado inferior y no se comprendera sin la
degradacin del bien, los maniqueos entendan que para evitar
todos los males que son causa del dolor y sufrimiento en este
mundo, la bondad de la muerte era el suicidio, consiguiendo de
este modo precisamente la perversin del bien y caer en el mismo
error que los defensores de la eutanasia al pretender evitar la
distanasia con el homicidio. En realidad, el bien y el mal son actos
de las instancias volitivas de la persona, en el que el bien a su vez
se entiende en si mismo sin la existencia del mal o pecado original
que pervierte al hombre y lo priva de su posicin de privilegio al
actuar contra si mismo o su propia naturaleza, y el mundo creado
le sigue en la pendiente de su cada; y solo la justicia, el fin ltimo
de la existencia humana que es el juicio final, devuelve al ser
humano su moral objetiva, nica verdad revelada al hombre por la
gracia de Dios, porque es a l mismo a quien le corresponde
retornar justamente a su propia naturaleza y al mundo creado por
derecho natural a su origen y estado primigenio (ver palabras
clave).
Las investigaciones ontolgicas de Santo Toms de Aquino y
fenomenolgicas de Max Scheler sobre el dolor y el sufrimiento
nos hacen comprender que son constitutivos del alma humana y
dan una explicacin de cmo aparece el mal en la naturaleza del
ser humano siendo as que ella en su esencia ni lo contiene ni lo
exige, as se entiende como el mal o la perversin del bien entra
en el mundo con el pecado original del hombre al actuar contra su
propia naturaleza, y como el bien en si mismo de la gracia de Dios
eleva al orden sobrenatural y es posible la redencin del gnero
humano y de dar un sentido a su dolor y sufrimiento ante la
muerte.
En cambio, hoy en da se est retornando a las corrientes
ideolgicas que defienden la cultura de la muerte y calan hasta lo
ms hondo de la civilizacin, como as lo hicieron desde Manes,
filsofo persa, de donde toma origen el trmino maniquesmo,
hasta la Edad Media con la secta de los ctaros o albigenses, los
que siendo defensores del suicidio como forma de autoliberacin
propugnan que es justificable el homicidio del que sufre con el fin
de acabar con la vida de los enfermos a causa de su estado de
gravedad.
No son pocas las personas que pretenden justificar la eutanasia
pasiva y activa como medida de gracia ante el sufrimiento y en
contra de la obediencia debida al Catecismo de la Iglesia Catlica,
Apostlica y Romana y de su cabeza visible, el Santo Padre. El 18
de agosto de 2002 en la concentracin mayor que se ha producido
en una visita a un pais europeo, en la que se reunieron millones
de personas, S.S. el Papa Juan Pablo II reiter en Cracovia
(Polonia) su condena de cualquier tipo de eutanasia para hacer
frente a estas nuevas corrientes del pensamiento contemporneo
que hunden sus races en la filosofa oriental y la idea maniquea
del suicidio y la perversin del bien, denunci la arrogancia del
hombre que se sita, a veces, en el lugar de Dios, interfiriendo en
el misterio de la vida humana y pretendiendo decidir sobre la vida
del ser humano y fijar los lmites de la muerte.
El hombre al rechazar las leyes divinas y los principios morales, se
amenaza a si mismo abiertamente queriendo hacer callar la voz de
Dios, gran ausente en la cultura y la conciencia de los pueblos, el
misterio del mal, continua marcando la vida y, ante esta
experimentada maldad, el ser humano vive el miedo al futuro, al
vaco, al sufrimiento y la aniquilacin.
Una accin u omisin que de ella misma o por intencin produzca
la muerte a fin de suprimir el dolor constituye un asesinato
gravemente contrario a la dignidad de la persona humana y el
respeto al Dios vivo, su Creador. El error de juicio en que se puede
caer, no cambia la naturaleza de esta accin homicida siempre
prohibida y rechazable.
Estudio de casos.
En la Grfica horaria los ltimos das arrojan el peor balance relativo a
las Entradas (Aporte hdrico, H2 O + Dieta enteral, Jevity) y Salidas
(Diuresis, Orina + Retencin gstrica, Vmitos), constatando que son
los valores ms desfavorables desde el ingreso en la R.P.Q.
(Reanimacin Post-Quirrgica) o en la U.C.I. (Unidad de Cuidados
Intensivos).
Lo cual demuestra que los bajos aportes hdricos de H 2 O que constan
en la Grfica horaria correspondientes a los ltimos das constatan la
intencin de causar la muerte no solo mediante la orden de
desconexin definitiva, prohibiendo la reanimacin, junto al coma
inducido por sedacin, sino tambin a travs de la deshidratacin
simultnea del paciente, y la disminucin gradual de la dieta enteral
(Jevity), sin otras entradas (como sera suero mdicofisiolgico,
glucosalino, etc...) que compensaran el dficit de estos valores de H2
O y Jevity.
La deshidratacin es la prdida excesiva de agua de los tejidos
corporales, que se acompaa de un transtorno en el equilibrio de los
electrolitos esenciales, particularmente el Sodio (Na), Potasio (K) y el
Cloro (Cl). Se produce despus de periodos de fiebre, vmitos o
retencin gstrica, acidosis, y cuando no se restablece el volumen
normal de lquidos corporales.
Entre los signos de deshidratacin destaca la oliguria, transtorno que
aparece cuando se produce una rpida deplecin de los lquidos
corporales, y que implica una disminucin de la capacidad de
formacin y eliminacin de orina de forma que los productos finales del
metabolismo no pueden ser excretados eficientemente, llevando
finalmente a la anuria, que es la incapacidad para orinar, o la
supresin de la produccin de orina, o excrecin urinaria menor de 100
a 250 ml./da, como se confirma en la grfica horaria en el estado de
la diuresis. La anuria est producida por insuficiencia o disfuncin renal
por deshidratacin y oliguria, por hipotensin y disminucin de la
presin arterial por debajo de la necesaria para mantener la presin de
filtracin glomerular renal, cuya actividad tambin queda limitada a
causa del estado de sedacin, que a razn de la dosis de opiceos
concomitante a la desconexin de la mquina de respiracin asistida
provoca un coma inducido.
En la insuficiencia renal aguda por oliguria e hipotensin, atribuible a
deshidratacin y sedacin, se produce una rpida disminucin de la
excrecin urinaria que conduce finalmente a la anuria y uremia.
En la anuria se produce uremia a medida que la cantidad de productos
de desecho y de potasio de la circulacin aumenta como consecuencia
de que los riones no pueden eliminarlos, situacin que produce
acidosis. La fiebre, los traumatismos y la infeccin, a la que es
especialmente sensible el enfermo urmico, tienden a provocar un
rpido catabolismo de los tejidos orgnicos, que aumenta aun ms la
concentracin srica de potasio.
Entre los signos de hiperpotasemia figuran la extrema debilidad
muscular, como confirma la deplecin de la funcin respiratoria, por la
dificultad en capacitar los msculos torcicos, que responde a la
desconexin, deshidratacin y sedacin, que desembocan en coma
neurolgico, y arritmias cardacas, que producen un paro cardio-
pulmonar.
Con un aporte hdrico (H 2 O) y dieta enteral (Jevity) deficitarios sin
otras entradas, y sin deposiciones, y despus de los niveles de diuresis
(Orina) con retencin gstrica (Vmitos), con hipoxia, oliguria e
hipotensin previos al inicio de la braquicardia, empeora el estado de
anoxia, deshidratacin y desnutricin del enfermo, antes de su muerte
por insuficiencia respiratoria (ver Notas 2, 3 y 4) y problemas
hemodinmicos de origen cardaco.
En el tratamiento de la anuria figura restablecer el volumen normal de
lquidos, la administracin de medicamentos para aumentar la
excrecin rectal de potasio, la dilisis, el control cuidadoso de la
qumica sangunea y del equilibrio electroltico, que tampoco se
efectuan para causar la muerte y deberan administrarse.
Conclusin.
La Medicina Moderna tiene la necesidad de valorar si se vulnera o pone
en peligro su objetivo primordial: la salud del paciente y la vida del
enfermo.
Una reflexin es especialmente importante cuando se trata de la
eutanasia, que plantea la necesidad de crear instancias capaces de
impedir estas prcticas mdicas con independencia de la Comisin de
tica Asistencial que solo es un rgano consultivo, y con el fin de
contrastar los aspectos sanitarios, sociales, ticos y jurdicos de los
protocolos hospitalarios y del cdigo deontolgico para juzgar
conductas e imponer sanciones por la toma de esas decisiones clnicas.
Con esta funcin ejecutiva en ltima instancia debe intervenir la
autoridad judicial.
Desde este punto de vista tico el tratamiento vital de los enfermos
terminales es una obligacin del mdico y personal sanitario, que
deben obedecer a las directrices legales, que se basan en la:
Proteccin de la vida del paciente con el cumplimiento de la Carta de
Derechos y Deberes del enfermo y, en especial, por razn de credo,
la actuacin correcta ante la muerte u ortotanasia, por el derecho a
vivir de las personas moribundas.
Promocin de un entorno hospitalario en el que el trato sea ms
humano y profesional, en el que se respete la dignidad de la persona,
y se fomente la Medicina Paliativa con el fin de recibir los cuidados
paliativos necesarios para la salud del enfermo por privilegio
teraputico.
Resolucin de los problemas de asistencia hospitalaria que comporten
un conflicto tico con la propuesta de Declaracin de Voluntades
Anticipadas del paciente, o Testamento Vital.
En definitiva, es necesario que se comunique al rgano de inspeccin
sanitaria competente (Jefe de Servicio, Direccin Mdica y de
Enfermera, o Gerencia del Hospital, etc ...) cualquier defectuosa
prestacin sanitaria para que se sancione la mala praxis mdica, y al
mismo tiempo que disponga de medios de supervisin adecuados para
evitar excesos y abusos en la atribucin de las funciones de los
facultativos y A.T.S en situaciones especiales en las que se considere
que pueden resultar vulnerados los derechos humanos y privilegios
mdicos del enfermo.
Apndice.
La Medicina Paliativa.
La Medicina Paliativa o los cuidados paliativos, dcese de lo que mitiga,
suaviza o atena, especialmente los remedios que se aplican a las
enfermedades incurables para mitigar su violencia y aliviar su agudez,
es propiamente la alternativa al encarnizamiento teraputico. La
eutanasia mdica es un grave atentado contra la vida humana y su
dignidad.
Pero, ciertamente, como especializacin dentro de la organizacin
sanitaria, exige del mdico estar atento al mximo a los adelantos
cientficos y ser conocedor profundo de las necesidades del moribundo,
en favor del tratamiento vital de los enfermos terminales y en contra
de la idea de que el tratamiento futil en los pacientes crticos
justificara la suspensin de las medidas de soporte bsico,
alimentacin por tubo y remedios teraputicos normales, porque en
estado grave tienen derecho a la vida por privilegio teraputico, y no
por complacencia sino como un tratamiento paliativo para mitigar los
dolores, aliviar el sufrimiento y ayudar a sobrellevar la afliccin
extrema de la agona en el trance de la muerte, lo cual representa
hacer frente a determinados sectores de la sociedad mdica que
justifican la eutanasia mdica con un fraude de ley al considerar que
con el fin de evitar el encarnizamiento teraputico pueden matar, lo
cual nada tiene que ver con el testamento vital propuesto por la
Conferencia Episcopal Espaola a los cristianos que pretende lo
contrario, es decir que no se aplique al enfermo crtico la eutanasia
pasiva o activa u homicidio teraputico.
Cuando un mdico le ha quitado la vida a un paciente por falsa piedad,
ha dado ya un paso que tiene muy difcil retorno, ser relativamente
fcil que experimente idntico estado de nimo, porque en la prctica
la profesin impone a los mdicos la necesidad de tratar enfermos
muy semejantes.
Los recientes avances en el tratamiento eficaz del dolor y de la
enfermedad terminal han reducido por completo el riesgo de anticipar
indebidamente la muerte.
La sedacin en Medicina Paliativa es ticamente correcta cuando: 1) El
fin sea mitigar el sufrimiento. 2) La administracin del frmaco no
busque la provocacin intencionada de la muerte. 3) Cuando se
aplique un tratamiento que consiga los mismos efectos principales sin
el efecto secundario que sera acelerar la muerte.
En cambio, este argumento es uno de los principales que se utilizan
hoy en da para promover la legalizacin de la eutanasia. Y es que la
Medicina Moderna aunque dispone de medios para prolongar la vida de
las personas, incluso en situaciones de gravedad, determinados grupos
de presin social nicamente consideran que se alarga la agona del
moribundo por unos determinados intereses econmicos que son un
latrocinio de recursos sanitarios destinados por derecho a los cuidados
paliativos.
Cualquier argumento para justificar la eutanasia no es aceptable
porque en l junto a las equivocadas consideraciones acerca de evitar
la obstinacin teraputica con el fin de matar al paciente se contiene
una honda manipulacin de la nocin de muerte digna. Aqu subyace la
confusin entre la dignidad de la vida y la persona. Porque la dignidad
se fundamenta en el hecho esencial de ser humano, todas las personas
son dignas de vivir porque son seres humanos. Y el derecho a la vida
no hace acepcin de personas, sino que est establecido con
independencia de su condicin, estado de salud, u otra circunstancia
personal y social. Es decir, la persona tiene derecho a la vida por la
dignidad de ser humano.
Es digno, ciertamente, renunciar al empecinamiento teraputico sin
esperanza alguna de curacin o mejora, haciendo lo posible por el
paciente crtico y esperando la llegada de la muerte con los menos
dolores y sufrimientos posibles . Nada de esto tiene que ver con la
eutanasia, porque la provocacin de la muerte de un semejante,
cualesquiera que sean las motivaciones, es siempre ajena a la nocin
de dignidad de la persona humana. El valor absoluto de la dignidad
humana se fundamenta en el hecho de que su vida es sagrada.
La Medicina Paliativa es una forma civilizada de entender y atender a
los pacientes terminales opuesta principalmente a los dos conceptos
extremos ya aludidos: distanasia y eutanasia.
Esta es una nueva especialidad de la atencin mdica al enfermo
terminal y a su entorno que contempla el problema de la muerte del
hombre desde una perspectiva profundamente humana, reconociendo
la dignidad de su persona y el respeto por su vida en el marco del
grave sufrimiento fsico y psquico que el fin de la existencia lleva
generalmente consigo.
En definitiva, la medicina paliativa es, ni ms ni menos, un cambio de
mentalidad ante el paciente terminal. Es saber que, cuando ya no se
puede curar, an podemos cuidar, es la consciencia de cuando se debe
iniciar ese cambio: si no puedes curar, alivia, y si no puedes aliviar;
por lo menos consuela. En ese viejo aforismo se condensa toda la
filosofa de los cuidados paliativos y ortotanasia. La bondad del
procedimiento mdico y su recto proceder con las personas enfermas
en estado crtico.
Por esta razn, aplquese la mxima expresin de la Medicina Clsica :
Contraria Contrariis Curantur: Los contrarios se curan con los
contrarios (Latn literal).
Medicina Occidental Cristiana.
El origen tiene lugar en Occidente con el dominio de Roma, su mayor
desarrollo se produce a partir de los ss. XIII y XIV, su misin era
transmitir los conocimientos grecolatinos y su teraputica era el
consuelo en la oracin, se inicia la asistencia al enfermo (como obra de
caridad), y con un creciente inters cultural en los monasterios. Se
divide en tres grandes etapas:
1. ss. V al X.
a) Medicina germnica: en los pueblos sajones, y es primitiva o
tergica.
b) Medicina monstica: en los conventos, sus principales centros:
Montecasino y San Gall; sus principales monjes: Casionoro Senator,
Beda, Maurus, Hildegarda da Bingen, y el mejor Alcuin York (antes de
comenzar a estudiar medicina estudia las 7 artes liberales, que
durante el s. IX haban consistido en un 1er. bloque Trivium:
gramtica, lgica y retrica; y un 2do. bloque Quatrium: aritmtica,
geometra, astronoma y msica; y a partir del siglo X tambin se
estudia fsica y matemticas).
2. ss. XI al XII.
La asimilacin se produce por traduccin, que es laica, y complementa
la incorporacin de la medicina griega, rabe, latina y hebrea. Las
figuras ms destacadas: Constantino el Africano (que se decanta hacia
Galeno y tambin sigue a Avicena). Se constituye en dos etapas:
a) 1ra. mitad del s. XII: se traduce en la ciudad de Toledo, cuyos
traductores ms destacados son: Juan Hispano (del griego al
castellano) y Domingo Gonzlez (del castellano al latn).
b) 2da. mitad del s. XII: el traductor ms destacado: Gerardo de
Cremona (que traduce a Galeno, Hipcrates, Avicena, Razes,
Aristteles y Abulcasim).
3. ss. XIII y XIV, ...
La institucin ms importante que encontramos en este momento es la
Escuela de Montpeller (en la Corona de Aragn). Durante el s. XIII
la mayora de los alumnos y profesores son catalanes, y los ms
destacados: Arnau de Vilanova (mdico de los Reyes de Aragn, y los
Papas Bonifacio VIII y Benedicto XI) y Ramn Llull. Durante el s. XIV el
centro ms importante de estudio fue Bolonia, con las dos
aportaciones que desarrollaron la medicina actual:
1ra. La prctica en ciruga empieza a ensearse en las facultades, y
entre los mdicos ms destacados encontramos al cirujano Guy
Chauliac (Montpeller).
2da. Se da comienzo a las llamadas Concilies o monografas
mdicas sobre una enfermedad determinada (se recogen los casos de
diferentes pacientes de una enfermedad y despus se estudian), y la
figura ms importante es Alderoti.
El hombre y el sin sentido del dolor.
El dolor es el compaero del hombre. Este, percatado de su naturaleza
busca una explicacin al mismo, intento que le lleva al pesimismo ante
su impotencia real y que puede terminar en el suicidio. La nica
explicacin posible no la da la filosofa sino la teologa ya que es
necesario entrar en un plano lgico superior. Vemos en las
explicaciones de Max Scheler y de Santo Tomas de Aquino:
fenomenolgica y ontolgica; cmo el sufrimiento llega a romper la
unidad de la persona, y la esperanza del hombre para soportarlo
entronca en la visin cristiana del dolor y el sufrimiento.
Qu es el dolor?. La propia palabra dolor, del latn dolor, oris, designa
el dolor fsico - sensacin molesta en alguna parte del cuerpo -, y el
dolor psquico -pena, afliccin -. El dolor siempre ha ido asociado a la
vida del hombre. Es un fenmeno inmediato y primario. Este es un
dato de la experiencia. La gran frustracin del hombre es que estando
hecho para la felicidad, y viviendo en su bsqueda permanente, se
encuentra inexorablemente o bien con el dao fsico y/o psquico e
incluso cuando constata su motivo de logro, su corazn no se aquieta.
Cmo unimos estas dos partes del dolor?. Cmo nos lleva al
concepto de sufrimiento?. Cuando fracasamos en esa huida del dolor,
del sufrimiento, nos preguntamos: Tiene esto sentido?. Cul es el
sentido del dolor?. Si el sufrimiento es un lmite a la vida humana qu
sentido tiene?. Solo el hacernos estas preguntas ya es un modo de
sufrir, como deca San Agustin, pues mi corazn est inquieto mientras
no encuentra su sentir. As el miedo al sufrimiento es ya un sufrir, el
miedo al dolor es ya un dolor. El miedo a la muerte es ya un morir.
Cmo vivimos el dolor desde la conciencia?. Hay un principio
universal que dice que el bien es aquello que nos hace ser personas,
nos enriquece y ha de hacerse, y que el mal hay que evitar. El anlisis
fenomenolgico del dolor nos permite conocer su funcionamiento para
bien prevenirlo o tratarlo, esto nos lleva a analizar el sufrimiento de
forma ontolgica: Que es el dolor ?, su por qu ?, sus clases,
cuales son sus causas y sus efectos.
El dolor y el sufrimiento son actos objetivos, y de sentimiento. Es un
acto de las instancias afectivas de Santo Toms. Y es que el dolor
corporal intenso patentiza en nuestra conciencia la unidad sustancial
del ser humano, revelndose contra su disgregacin. San Agustn lo
defina como un sentimiento que resiste a la divisin. La tendencia a la
huida que provoca el dolor est enlazada con la imposibilidad de
sustraerme a la realidad dolorosa, con la excepcin del sndrome de
Gertsmann, desconexin del lbulo parietal del frontal, por la que
puede ocurrir no captar la sensacin dolorosa y no huir ante el hecho
doloroso. No obstante, el dolor y sufrimiento es constitutivo del ser
humano.
Max Scheler, hace un completo estudio y caracteriza el dolor como un
sentimiento referido a la conciencia del yo o si mismo. Y es que esa
sera la diferencia entre dolor y sufrimiento. A partir de un cierto grado
de intensidad y duracin del dolor este se convierte en sufrimiento de
la persona, esto es, que demora todas las perspectivas de futuro, la
indeterminacin de un horizonte sin dolor, afectando la instancia
espiritual y en extremo produciendo la muerte de la persona.
Santo Tomas nos dice que el dolor es un sentimiento de resistencia de
la voluntad, coincidiendo con San Agustn; la sensibilidad a una fuerza
de potencia superior causa dolor, porque si tal fuerza tuviera la
potencia suficiente para transformar el impulso de resistencia volitiva o
sensitiva hasta el punto de cambiarlo de signo en su cesin y
consentimiento, dejara de tener lugar.
En el sufrimiento ajeno solo cabe el mitigarlo. Encontrar un sentido al
sufrimiento es un verdadero acto de solidaridad con el hombre que
sufre. Conseguir la aceptacin del sufrimiento sin la ruptura de la
personalidad sera la finalidad. Nos encontramos pues que para que el
dolor pueda ser comprendido y podamos descubrir que sentido tiene
nos es necesario situarnos en un plano lgico superior.
La filosofa tan solo es capaz de declarar el sin sentido del dolor pero
no da explicacin alguna de cmo aparece el mal en la naturaleza del
hombre, por eso, la nica ciencia que nos puede dar una explicacin
convincente es la teologa, ya que esta opera en un orden
sobrenatural. Solo ella nos puede explicar la razn de ser del
sufrimiento de la naturaleza humana por causa del pecado original, y
que a traves de la gracia divina que eleva a un estado superior de
redencin del gnero humano somos capaces de dar un sentido al
dolor y sufrimiento.
Interludio para comprender el martirio cristiano.
"Y enjugar toda lgrima de sus ojos; y no habr ya muerte, ni llanto,
ni lamento, ni dolor, porque todo lo anterior ya pas" (Apocalipsis, 21
4).
En el Glgota tenemos los iconos de la actitud del hombre ante el
sufrimiento: por una parte est la actitud de Gestas, de rebelin, de
rechazo, que conduce a la amargura y a la tristeza del espritu y
tambin al rechazo de Dios y con ello a la desesperanza; y por otra
est la de Dimas, que lo asume con resignacin, lo acepta, y esa
actitud le lleva a reconocer a Dios, le lleva a la esperanza, y felicidad.
Esta es la respuesta, la esperanza del cristiano a la pregunta sobre el
sentido del dolor y el sufrimiento ante la muerte.
Este ya podra ser un punto de partida para explicar la encarnacin del
hijo de Dios, la pasin de Cristo y el sentido corredentor de los
mrtires de la fe. Eso haremos en la Conferencia: Psicologa del
Martirio (I y II), presentada en la categora de Psiquiatra Social del VI
CVP - Interpsiquis 2005.
Notas y Textos.
1. Estados de Coma.
Si entendemos que el estado de coma, implica una situacin de
inconsciencia profunda con ausencia de movimientos oculares
espontneos, falta de respuesta a estmulos dolorosos, y que puede
estar producido por traumatismos, tumores cerebrales que ocupan
cierto espacio, hematomas cerebrales, encefalitis y enfermedades
vasculares. Por definicin equivale a muerte cerebral, que es una
forma irreversible de prdida de conciencia que se caracteriza por una
desaparicin completa de la funcin cerebral con mantenimiento de la
contraccin cardaca. La definicin legal de la muerte cerebral vara de
unos pases a otros, pero los criterios clnicos habituales para
diagnosticarla son que las pupilas se encuentran dilatadas y fijas, con
ausencia de actividad, movimientos y respiracin.
Tambin la hipotermia, la anestesia y ciertas intoxicaciones
medicamentosas pueden producir una depresin fisiolgica profunda
muy similar a la muerte cerebral, y para poder diagnosticarla es
imprescindible evaluar la actividad elctrica del cerebro y demostrar
que no existe en dos electroencefalogramas realizados con un intervalo
de tiempo de 12 a 24 h.
2. Teraputica respiratoria (Respiracin con Presin Positiva o
Intermitente).
Ventilacin asistida mediante aire mantenido a presin durante el ciclo
respiratorio. Se usa en pacientes que pueden iniciar la respiracin pero
son incapaces de mantener sin ayuda unos niveles adecuados de
oxgeno arterial. El sufrimiento respiratorio se trata con este mtodo,
son necesarias las inspiraciones forzadas para mantener insuflados los
pulmones. El principal msculo encargado de la inspiracin es el
diafragma, cuya contraccin da lugar a una presin negativa en el
trax, que provoca la expansin de los pulmones y la entrada de aire
en ellos, hasta el volumen o capacidad normal segn el grado de
resistencia inspiratoria.
3. Capacidad respiratoria (Volumen de Reserva Inspiratorio).
Mximo volumen de aire que puede ser inspirado tras una inspiracin
normal. En estado de inspiracin mxima los pulmones tienen una
capacidad total de 5500 a 6000 ml. de aire.
4. Funcin respiratoria.
Debemos observar la relacin inversa proporcional de la funcin
respiratoria con las desconexiones de la respiracin asistida ( > F.
Resp. con desconexin y < F. Resp. sin desconexin).
La deplecin de la F. Resp. en la grfica horaria, y su incremento antes
y despus del periodo de sedacin terminal durante la desconexin
dolosa de la mquina de respiracin asistida, demuestran el efecto de
inhibicin y dficit de la F.Resp., y su anoxia que desencadena un coma
cerebral y su muerte por asfixia al no disponer de soporte ventilatorio.
Documentacin.
Los textos legislativos de la Organizacin Mundial de la Salud - O.M.S.
(Ginebra, 1990); el Cdigo Internacional de tica Mdica de la
Asociacin Mdica Mundial (Londres 1949 - Sydney 1968 - Venecia
1983 - Madrid 1987) y la Declaracin de Ginebra (1948); la
Conferencia de los Colegios Profesionales de Mdicos en la Unin
Europea y el Art. 18 de la Gua de tica Mdica Europea; sobre el
Tribunal Europeo y el Convenio Europeo de Derechos Humanos (Art.
2), la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa y su
recomendacin 1418, aprobada el 25 de junio de 1999; del Art. 15 a
17.1 de la Constitucin Espaola y la sentencia de 11 abril 1985, el
Tribunal Supremo y los Art. 10, 142, 143, 149, 196 y 390 del Cdigo
Penal y su Ley Orgnica de reforma del Art. 41.7 bis; los Art. 6, 10,
11, 34 y 35 de la Ley General de Sanidad - L.G.S.- (14/1986 de 25 de
Abril); el Art. 6 del Ttulo 2 de la Ley 15/1990, de 9 de Julio, de
Ordenacin Sanitaria de Catalua, y los Art. 3, 5, 6, 11 y 14 de la
Orden de 18 de Noviembre de 1985, por la que se regula la estructura
orgnica de direccin, gestin y administracin de las instituciones
hospitalarias de la Seguridad Social en Catalua, modificada
parcialmente por las rdenes de 16 de julio de 1987, 16 de mayo de
1990 y 31 de marzo de 1992; la Asamblea General del Consejo
General de Colegios Oficiales de Mdicos de Espaa y la Comisin
Central de Deontologa, Derecho Mdico y Visado, el Cdigo de tica y
Deontologa Mdica Espaol y el Cap. VIII, Art. 57 del Cdigo
Deontolgico del Consejo de Colegios de Mdicos en Catalua; ... han
sido obtenidos de diversas fuentes bibliogrficas del Ministerio de
Sanidad y son un extracto refundido de las publicaciones de su
Servicio de Documentacin.
A. Carta de Derechos y Deberes.
Segn el extracto del texto original de la publicacin Derechos del
Enfermo y Usuario del Hospital, editado por el Departamento de
Sanidad y Seguridad Social de la Generalitat de Catalunya en 1984:
Toda persona que haga uso de los servicios sanitarios de un centro
hospitalario tiene derecho a:
Recibir una asistencia sanitaria que ponga al servicio de la persona los
recursos tcnicos y humanos adecuados en funcin de su enfermedad
y/o las posibilidades del centro, sin discriminacin por razn de edad,
sexo, raza, ideologa, religin ni condicin socio-econmica.
Ser atendido con agilidad, que los trmites administrativos no retarden
su asistencia o ingreso, y que su estancia en el hospital sea lo ms
breve posible.
Ser tratado, por parte de todo el personal del centro, con respeto hacia
su dignidad humana.
Ser tratado con respeto a su intimidad personal.
Ser tratado con reconocimiento en relacin a sus convicciones
religiosas y filosficas, muy especialmente cuando el enfermo se
encuentre en las situaciones crticas.
Mantener relacin con sus familiares y amigos, y tener comunicacin
con el exterior.
Recibir informacin comprensible, suficiente y continuada.
Recibir informacin general sobre:
a) Los servicios de que dispone el hospital.
b) La normativa del centro.
c) El nombre del mdico responsable de su asistencia.
d) El nombre del personal de enfermera que cuida del enfermo.
e) La forma de identificar el personal.
f) Los gastos originados por su estancia hospitalaria.
g) Las vas para obtener informaciones complementarias.
h) El modo de aportar sugerencias y reclamaciones.
Recibir informacin del mdico responsable, sobre los aspectos
relativos a:
a) Motivo de su ingreso.
b) Riesgos probables que puede ofrecer toda prestacin de diagnstico
o tratamiento.
c) Explicacin detallada, antes de que se le incluya en algun tipo de
estudio o investigacin cientfica.
d) Entrega de un informe escrito cuando se le da el alta al enfermo.
Tambin cuando el enfermo lo necesite para otro mdico o entidad.
Disponer de una historia clnica y tener acceso a la informacin que
contiene. Disponer de los resultados de las exploraciones y pruebas
diagnsticas realizadas durante la estancia en el hospital.
Mantener el secreto sobre su enfermedad y sobre los datos de la
historia clnica. Ser excepcin a esta regla por mandamiento judicial.
Dar su consentimiento escrito para tratamientos mdicos o
quirrgicos, procedimientos y pruebas diagnsticas menos habituales,
y de experimentacin clnica.
Que se valore su situacin familiar y social.
Ser informado debidamente, cuando sea necesario trasladarlo a otro
centro y, en este caso, ser trasladado adecuadamente.
Optar por abandonar el hospital en cualquier momento. Cuando este
derecho sea ejercido antes de ser dado de alta por el hospital, el
enfermo debera firmar un documento de alta voluntaria.
Morir con dignidad. En esta situacin las relaciones con los familiares y
los amigos han de ser especialmente facilitadas. Si la muerte
sobreviene en el hospital, se tendr especial trato con los familiares y
las personas allegadas para que reciban tambin un trato adecuado en
esos momentos.
Conocer sus derechos, que estos sean ampliamente divulgados entre
los enfermos y el personal del hospital, y que sean respetados.
Presentar sugerencias y reclamaciones sobre el funcionamiento del
hospital y que sean estudiadas y contestadas.
Enfermos en situaciones especiales.
Cuando el estado o circunstancias del enfermo no permitan que la
informacin pueda ser asimilada adecuadamente por este, como puede
ser el caso de personas con alteraciones del nivel de conciencia
transitorios, se informar a los familiares o personas legalmente
responsables.
En caso de que el enfermo no haya dejado constancia escrita y
legalmente vlida, se respetar la voluntad de las personas en que
haya delegado. En estos casos, estas personas darn el
consentimiento para todos los supuestos en los cuales se requiere la
intervencin o participacin de la voluntad del enfermo, con la
salvedad de las situaciones de urgencia, motivos de salud pblica o
imperativos legales.
B. Declaracin de Voluntades Anticipadas.
Segn el Testamento vital que reza en el epgrafe 88 del Documento
emitido por el Comit Episcopal para la defensa de la vida, presidido
por el Cardenal Narciso Jubany Arnau, con fecha 14 de febrero de
1993.
A mi familia, a mi mdico, a mi sacerdote, a mi notario:
Si me llega el momento en que no pueda expresar mi voluntad acerca
de los tratamientos mdicos que se me vayan a aplicar, deseo y pido
que esta Declaracin sea considerada como expresin formal de mi
voluntad, asumida de forma consciente, responsable y libre, y que sea
respetada como si se tratara de un testamento.
Considero que la vida en este mundo es un don y una bendicin de
Dios, pero no es el valor supremo y absoluto. S que la muerte es
inevitable y pone fin a mi existencia terrena, pero desde la fe creo que
me abre el camino a la vida que no se acaba, junto a Dios.
Por ello, y, el que
suscribe .................................................................. pido que si
por mi enfermedad llegara a estar en situacin crtica irrecuperable, no
se me mantenga en vida por medio de tratamientos desproporcionados
o extraordinarios; que no se me aplique la eutanasia activa, ni se me
prolongue abusiva e irracionalmente mi proceso de muerte; que se me
administren los tratamientos adecuados para paliar los sufrimientos.
Pido igualmente ayuda para asumir cristiana y humanamente mi
propia muerte. Deseo poder prepararme para este acontecimiento final
de mi existencia, en paz, con la compaa de mis seres queridos y el
consuelo de mi fe cristiana.
Suscribo esta Declaracin despus de una madura reflexin. Y pido
que los que tengis que cuidarme respetis mi voluntad. Soy
consciente de que os pido una grave y difcil responsabilidad.
Precisamente para compartirla con vosotros y para atenuaros cualquier
posible sentimiento de culpa, he redactado y firmo esta declaracin.
Fecha ............................................. Doy Fe.
Palabras Clave.
Eutanasia (del griego eu, bien, y thnatos, muerte) : accin de
homicidio teraputico o suicidio asistido.
Distanasia (del griego dis, mal, algo mal hecho ...) : acto de
ensaamiento, encarnizamiento u obstinacin teraputica.
Ortotanasia (del griego orthos, recto, justo...que observa el derecho
conforme a la razn, que obra con juicio...) : actuacin correcta ante
la muerte por privilegio teraputico.
Bibliografa.
Actas de las III Jornadas de Objecin de Conciencia en el ejercicio
profesional patrocinadas por la Asociacin MCC - Metges Cristians de
Catalunya. Hospital General de Catalunya, 19 octubre 2002 (Encclica
"Diuturnum" de Len XIII y "Evangelium Vitae" de Juan Pablo II, sobre
el Congreso de la Federacin Internacional de Asociaciones de Mdicos
Catlicos - FIAMC, ...).
Carta de Derechos y Responsabilidades del paciente. Dept. de Sanidad
de la Generalitat de Catalunya (1984).
Declaracin de Voluntades Anticipadas del enfermo, y 100 cuestiones
doctrinales contra la despenalizacin de la eutanasia. Comit para la
defensa de la vida. Conferencia Episcopal Espaola (1993).
Max Scheler. El sentido del sufrimiento, en Amor y conocimiento. Ed.
Sur, Buenos Aires (1960), p. 69; y Revista de Occidente, Madrid
(1941), tomo II, p. 110-119.
Santo Toms de Aquino. Summa Theologiae, q. 35 a 1.
San Agustn. Obras Completas. Vol III, BAC (Biblioteca de Autores
Cristianos). Madrid 1951, p. 509.