Qué Aconseja La Iglesia Ante El Problema de Las Drogas
Qué Aconseja La Iglesia Ante El Problema de Las Drogas
Qué Aconseja La Iglesia Ante El Problema de Las Drogas
Los motivos personales al origen del consumo de sustancias estupefacientes son muchos. Pero en todos los
toxicodependientes, prescindiendo de la edad y de la frecuencia con que las usan, se constata un motivo
constante y fundamental: la ausencia de valores morales y una falta de armona interior de la persona.
Quien hace uso de la droga vive en una condicin mental equiparada a una adolescencia interminable. Tal
estado de inmadurez tiene origen y se desarrolla en el contexto de una falta de educacin. La persona
inmadura proviene con frecuencia de familias que no consiguen transmitir los valores, sea por la falta de una
adecuada autoridad, sea porque viven en una sociedad pasiva, con un estilo de vida consumstico y
permisivo, secularizado y sin ideales.
Les han sido ofrecidos motivos suficientes para esperar en el maana, para invertir en el presente mirando al
futuro, para mantenerse firmes sintiendo como propias las races del pasado?
El toxicodependiente viene frecuentemente de una familia que no sabe reaccionar al stress porque es
inestable, incompleta o dividida. Hoy van en preocupante aumento las salidas negativas de las crisis
matrimoniales y familiares: facilidad de separacin y de divorcio, convivencias, incapacidad de ofrecer una
educacin integral para hacer frente a problemas comunes, falta de dilogo, etc.
Nuestra poca exalta una idea equivocada de libertad que exalta el utilitarismo y el hedonismo, y con ellos el
individualismo y el egosmo. Y as, la referencia a los valores morales y a Dios mismo son cancelados en la
sociedad y en la relacin entre los hombres. En una sociedad que busca la gratificacin inmediata y la propia
comodidad a toda costa, en la cual se est ms interesado en tener que en ser, se ha perdido el sentido de
la vida, y se vaca la persona de su dignidad, llevndola a la frustracin y a la va de la autodestruccin. En
una sociedad as descrita, la droga es una fcil e inmediata, pero mentirosa, respuesta a la necesidad humana
de satisfaccin y de verdadero amor.
La propuesta de la Iglesia es un proyecto evanglico sobre el hombre. Anuncia a cuantos viven el drama de la
toxicodependencia y sufren una existencia miserable, el amor de Dios que no quiere la muerte sino la
conversin y la vida.
Al toxicodependiente, carente fundamentalmente de amor, hay que hacer conocer y experimentar el amor de
Cristo Jess. En medio de una desazn atormentada, en el vaco profundo de la propia existencia, el itinerario
hacia la esperanza pasa por el renacer de un ideal autntico de vida.
Todo esto se manifiesta plenamente en el misterio de la revelacin del Seor Jess. Quien toma sustancias
estupefacientes debe saber que, con la gracia de Dios, es capaz de abrirse a quien es el camino, la verdad y la
vida.
Puede as comenzar un itinerario de liberacin descubriendo que l es imagen de Dios, en la realidad de hijo,
que debe crecer en la similitud de la imagen por excelencia que es Cristo mismo.
Los seguros y nobles ideales necesarios para el crecimiento del toxicodependiente como sujeto activo son
aquellos que responden a la necesidad extrema del hombre de saber si hay un por qu que justifique su
existencia terrena.
Este modelo radica en el amor autntico: nico, fiel, indisoluble de los cnyuges. Es necesario volver a la
concepcin cristiana del matrimonio como comunidad de vida y de amor.
Desde la primera adolescencia los hijos miran a los padres y a la familia como modelos de vida. La familia,
debe regresar a ser el lugar donde ellos puedan tener la experiencia de la unidad que los refuerza en su
peculiar personalidad. Las familias deben ser objeto y sujeto de educacin en la solidaridad y en el amor-don.
La familia, Iglesia Domstica, es capaz de afrontar todo a la luz de la Palabra de Dios. Y si Dios ocupa
realmente el primer puesto, llega a ser el lugar del crecimiento y de la esperanza pues en ella cada da se
reconstruye la vida cristiana con amor, fe, paciencia y oracin.