Carlos Pérez Desde Hegel, para Una Crítica Radical de Las Ciencias Sociales.
Carlos Pérez Desde Hegel, para Una Crítica Radical de Las Ciencias Sociales.
Carlos Pérez Desde Hegel, para Una Crítica Radical de Las Ciencias Sociales.
DESDE HEGEL
Para una crtica radical de las ciencias sociales
ITACA
r^ T'i
DESDE HEGEL
ITACA
Carlos Prez Soto
Desde Hegel. Para una crtica radical de las ciencias sociales
Primera edicin, 2008
D.R. 2008 Carlos Prez Soto
D.R. 2008 David Moreno Soto
Portada: Efran Herrera
Editorial Itaca
Piraa 16, Colonia del Mar,
C. P. 13270, Mxico, D. F.
Tels. 5840 5452
itacaitaca@prodigy. net. mx
www. itaca. com. mx
ISBN 978-968-9325-11-6
Impreso y hecho en Mxico
NDICE
Agradecimiento 7
HACIA H E G E L , 9
DESDE HEGEL
CATEGORAS, 65
Punta de Tralca,
martes 13 de febrero de 2007.
HACIA HEGEL
INTRODUCCIN
UNA CRTICA RADICAL
DE LAS CIENCIAS SOCIALES
' Como es sabido, desde principios de los aos ochenta, en pleno siglo pasado,
la moda filosfico-literaria asoci este apelativo a intelectuales, sobre todo franceses,
como Jacques Derrida, Jean-FranQois Lyotard, Jacques Lacan, Jean Baudrillard y Giles
Deleuze, Se les asocia en general con el pensamiento de Nietzsche, JJeidegger y Levinas.
l--n una variante un poco ms poltica, estn relacionados con el posteslructuralismo, y
la bancarrota del estructuralismo lingstico y inarxista.
^ Las expresiones consignadas en este diagnstico son de Stanislav Andreski, en su
notable obra Las ciencias sociales como formas de brujena (1972).
12 DESDE HECEL. PARA UNA CRITICA RADICAL DE LAS CIENCIAS SOCIALES
' Hay que tener presente que en la filosofa inglesa no es lo mismo ser "razonable"
que ser "racional". De lo que se trata es, ms bien, de la sabidura del common sense,
-que en espaol podra traducirse como "buen sentido", en lugar de las deducciones
intelectualistas del pensamiento ilustrado.
* Hace muchos aos, en la mejor introduccin a la filosofa que conozco, en Santiago
de Chile, el notable maestro Joset Lenidas escribi que Descartes tena un amigo cojito.
El cojito se llamaba Ergo Sum quien, en sus conversaciones con el fil.sofo, le habra
trasmitido los rasgos esenciales de su doctrina. Descartes, ante la experiencia de eslas
conversaciones, habra considerado a Ergo Sum como evidente. Afortunadamente, cuando
su amigo cojito retornaba a su hogar y Descartes quedaba solo, jimto a la chimenea,
Dios le aseguraba que segua existiendo. Cosa que, aliviado, volva a constatar al da
siguiente, cuando la conversacin continuaba. Se puede ver esta historia maravillosa en
Josefo Lenidas, Los escandalosos amores de los filsofos.
20 DESDE HEGEL. PARA UNA CRTICA RADICAL DE LAS CIENCIAS SOCIALES
* En un emocionante prrafo Hume sostiene que "la razn es, y slo debe ser, la
esclava de las pasiones, y no puede pretender otro oficio que el de servirlas y obedecer-
las". Esto se puede encontrar en su Tratado de la naturaleza humana. En la traduccin
22 DESDE HEGEL. PARA UNA CRTICA RADICAL DE LAS CIENCIAS SOCIALES
espaola de Flix Duque (Editora Nacional, Madrid, 1981), est en el segundo volumen,
en la pgina 617.
'" A modo de comparacin respecto de lo citado en la nota anterior, consideremos
el siguiente pronunciamiento de Kant: "Las pasiones son cnceres de la razn pura
prctica y, las ms de las veces incurables, porque el enfermo no quiere curarse y se
sustrae del nico principio por obra del cual pudiera suceder esto." Este prrafo se
puede encontrar en su Antropologa. En la traduccin espaola de Jos Gaos, de 1935,
est en la pgina 204.
HACIA KANT 23
1. Se podra decir que las dos grandes operaciones que Kant lleva a
cabo como punto de partida son las siguientes:"
a) mostrar que la operacin del saber constituye lo que captamos
como objetos;
b) mostrar que los "objetos" clsicos de la metafsica (Yo, Mundo,
el Dios de la razn terica) no son objetos exteriores y por s
mismos subsistentes y cognoscibles, sino necesidades y opera-
ciones internas de la propia razn en su uso terico.
El yo individual no es una "cosa" por s mismo (como el cogito
cartesiano).
Ponemos el orden del mundo y, por ende, es nuestra actividad cog-
noscitiva la que nos permite captar algo como mundo.
Como no se puede demostrar que Dios existe. Dios resulta una
entidad incognoscible, sobre la que no se puede hacer ningn clculo a
partir del cual determinar nuestras conductas concretas.
Pero esto puede decirse tambin de manera inversa, enumerando
las convicciones que le interesa defender a Kant.
Slo puede ser considerado de manera autntica sujeto una entidad
moral, libre y soberana.
2. Para conciliar su idea de que todo el saber tiene que darse en la ex-
periencia, es decir, en un proceso mediado o, tambin, en un proceso
en que no hay saber inmediato, determinado, de lo que habra ms all
de ella misma, con la idea de que aun as es posible que haya saberes
universales y necesarios, Kant distingui, de manera completamente
novedosa para la tradicin de lafilosofi'amoderna, '^ entre la afirmacin
empirista de que el conocimiento "procede de la experiencia", en el
sentido de que ocurre "a travs" de ella, y la afirmacin, mucho ms
sutil, de que "se da en la experiencia".
El asunto es que, en el primer caso, los empirisias piensan al proceso
del saber como un simple "traspaso", y a la actividad de la razn en l
como una simple capacidad de registrar y, a partir de eso, comparar,
ordenar o, en fin, computar. En el segundo caso, en cambio, Kant deja
de considerar a la operacin del saber como un mero "canal", o una
mera operacin sintctica, y le atribuye un contenido.
Por un lado, ese contenido es un conjunto de actividades de la razn a
las que atribuye la capacidad de configurar al objeto que es captado por el
yo. Por otro lado, es la estructura de esas actividades, de cuya operacin
surgiran ciertos "usos abusivos", plenamente estructurales, internos
(y como tales, ineludibles), que haran posible que creamos captar los
"objetos" de la meta'sica como si ftiesen realmente objetos.
Es bueno advertir, como medida tanto de la novedad como de lo
inverosmil de estas ideas, que tanto lo que captamos comnmente como
"yo" como lo que captamos habitualmente como "cosa" seran segn
Kant efectos de la actividad de la razn, es decir, no tendran realidad
efectiva y por s mismos (carecen de ser en s, de manera particular y
5. Cabe agregar unas pocas precisiones sobre este "en s" misteriosa-
mente incognoscible que ha postulado Kant.
Lo primero es notar que no hay "cosa en s" {ding an sick) en el
senfido de "en s de la cosa". Es decir, no hay, por ejemplo, un en s
del caballo distinto de un en s de la mesa. Justamente lo que ocurre
es que "lo en s" en general es incognoscible. De ah que sea ms
apropiado llamarlo "lo en s indeterminado" que, como hace el mismo
Kant, "cosa en s".
Desde luego, en la medida en que es incognoscible, en este en s no
puede haber ni determinaciones particulares (formas, colores, tenden-
cias, nmero) ni, en l como tal, categoras (tiempo, causa, realidad,
existencia). Tampoco, y esto es esencial, puede haber un seor de barba
blanca creando a Adn desde el barro, y luego echndolo del Paraso
por seguir la libertad de la que ha sido dotado y que le es propia y
constitutiva.
Sin embargo, algo ms esencial an, par? Kant debe haber lo en
s! El punto es que es en ese mbito incognoscible donde Kant ubicar
30 DESDE HEGEL. PARA UNA CRTICA RADICAL DE LAS CIENCIAS SOCIALES
'' Por supuesto, al bueno y rigorista Kant jams se le ocurri que quiz la efectividad
de la moralidad es efectivamente impensable, y que en el mundo impere, de manera propia
y esencial, un estado de amoralidad permanente. Una posibilidad como esta, esencial e
internamente horrenda, slo se les pudo ocurrir a los filsofos del siglo XX.
KANT 31
" Un rasgo curioso de esta verdadera mana por la "fundacin" es que la mayora
de las disciplinas fueron fundadas... varias veces. En el caso de la psicologa es singular:
hay al menos seis eventos en los que se presume que habra ocurrido por fin el inicio de
la ciencia, y el consiguiente fin de la especulacin.
34 DESDE HEGEL. PARA UNA CRTICA RADICAL DE LAS CIENCIAS SOCIALES
realista, "algo tiene que haber", pero que no cumple realmente ninguna
funcin, ni cognoscitiva ni moral.
Para los positivistas metodolgicos no es que haya all "nada",
vaco. Se trata simplemente de que, como es incognoscible, especular
sobre ello slo puede inducir a error.
Para los positivistas radicales (como Skinner o Wittgenstein) el asunto
es que efectivamente y de manera real "no hay nada all". Afirmacin
que incluso sus ms entusiastas seguidores tratan de moderar para
presentar algn tipo de razonamiento anlogo al anterior.
Para la traduccin que se hizo de la fenomenologa husserliana a
la ciencia social, habra all unos "ncleos de predeterminacin" que,
dada la suspensin fenomenolgica, podran ser captados en su pureza,
ms all de los prejuicios en que "la teora" los ha encasillado.
Por supuesto, la plausibilidad de cada una de estas posturas depende
de que mantengamos la idea de una diferencia entre lo que el sujeto
puede saber y una cierta realidad incognoscible que lo trasciende. Sin
embargo no estamos obligados a pensar de esa manera.
'^ Este ejemplo, la deriva de la lingstica moderna, podra ser desarrollado con ms
detalle. Consigno aqu slo las lneas esenciales de un argumento mayor. Hay que notar,
como mnimo, para empezar, que ya en Saussure no se trata de la actividad de la razn
constituida en facultad de conocer sino simplemente, y de manera genrica, de una cierta
"actividad mental" que se supone sin ms como mera obviedad.
1 AS CIENCIAS SOCIALES COMO KANTISMOS 39
^' Por cierto, para ajustar esta optimista estimacin histrica es necesario poner en un
cierto parntesis algunos aos y algunos eventos oscuros como la guerra de Kosovo, la co-
rrupcin negada y omnipresente, la rapacidad capitalista, las barriadas de inmigrantes.
I AS CIENCIAS SOCIALES COMO KANTISMOS 43
bra.-- No pueden creer que se den tales cosas entre seres de los cuales
lian decretado, sin ms undamento que su propio iluminismo, que
seran racionales, en principio veraces e incluso en el fondo buenos.
I'or supuesto, como tales decretos no son constatables en los hechos,
la segunda reaccin es de indignacin: algo horrendo debe estar ocu-
rriendo que impide que esas virtudes se expresen. Kant es explcito: la
ignorancia y las pasiones. Kelsen es oblicuo: la sociedad no est sufi-
cientemente racionalizada. Habermas es progresista: las desigualdades
sociales que derivan de la ambicin instrumental Luhmann es crptico:
cuando en un sistema la entropa aumenta... puede haber conductas
antisistmicas...
Y entonces, como por arte de magia, las condiciones de posibilidad
que parecan meramente formales se convierten en ideales normativos,
es decir, justamente la clase de cosas que Kelsen o Luhmann sostienen
c|ue no habra que considerar en una ciencia del derecho.
En Kant debemos seguir las claramente especificadas condiciones
que hacen que un acto sea moral. Y en esto no hay contemplaciones: si
Usted debe, puede. Kelsen y Luhmann, en cambio, lo niegan. Sostie-
nen que han hecho una mera descripcin (de la norma, de un sistema
iurdico) all donde no es difcil notar que en realidad han establecido
una prescripcin. Prescripcin que, en el caso de Kelsen, afecta al
ordenamiento jurdico como conjunto: en l el valor que debe imperar
en el origen y aplicacin de las normas debe ser la validez. Y en el
caso de Luhmann afecta a la sociedad como conjunto: en ella los roles
deben ser cognoscibles y predecibles. Hn cualquiera de los dos casos
lo contrario significara el caos. Habermas, en cambio, ms sincero y
contemporizador, reconoce que la realidad de una racionalidad comu-
nicativa es algo que hay que perseguir, en particular profundizando la
democracia.
En todos estos casos, sin embargo, la cruda situacin es la misma. La
realidad esencial, formalmente caracterizada, es como es. Si no ocurre
de hecho nosotros tenemos la culpa. O no somos suficientemente racio-
nales, o no somos suficientemente predecibles, o somos simplemente
inmorales. Si esto no tiene arreglo el intelectual simplemente se lavar
las manos o se retirar desencantado. Una trayectoria predecible. Mien-
tras ms extremas, abstractas y "racionales" son las condiciones que se
I. En los treinta aos que hay entre la Crtica de la razn pura (1781)
y la Ciencia de la lgica (1812) la filosofa alemana recorre un sor-
prendentemente complejo y extenso camino. Ninguna de las nociones
filosficas que la modernidad haba construido en los cuatrocientos aos
anteriores queda sin tocar, sin ser reformulada radicalmente. Hegel est
en una situacin verdaderamente privilegiada. Nunca tantos intelectuales
europeos de tan alto nivel y en tantos campos distintos, produjeron a la
vez, leyndose unos a otros, discutiendo sus proposiciones con un grado
de erudicin y perspicacia muy lejano, demasiado lejano de cualquier
momento de debate intelectual posterior.
Por cierto, erudito entre los eruditos, Hegel tiene adems la ventaja
de su enorme saber y su interminable curiosidad. Fue un conocedor
semiespecializado de la naciente qumica atmica, de los desarrollos en
el clculo infinitesimal, de las discusiones sobre geologa y evolucin.
Un conocedor profundo de todo lo que se saba en su poca de historia
de las religiones, del arle griego, "gtico" y moderno. Un amante de
la pera. Un amante de la conversacin culta. Y, por cierto, uno de los
mejores conocedores del vasto panorama de la historia de la filosofa, in-
cluyendo a cada uno de los pensadores que le eran contemporneos.
Al considerar esta erudicin miiltiple y su enorme capacidad para
relacionar cada elemento con lodos los otros, es inevitable la conclu-
sin de que las influencias que gravitaron sobre l son simplemente
irmumerables.
Su obra est referida de manera inmediata a las discusiones que
mantuvo, de manera directa o indirecta, con sus contemporneos. Fi-
lsofos de la talla de Fichte, Jacobi, Schiller y Schelling. Intelectuales
de primera lnea como Goethe, Schleiermacher, ambos Humboldt,
ambos Schlegel. Esto implica no slo una trama de alusiones y refe-
rencias sobre las que es bastante difcil estar totalmente enterado sino
48 DESDE HEGEL. PARA UNA CRTICA RADICAL DE LAS CIENCIAS SOCIALES
una jerga caracterstica de una poca filosfica que luego ha sido casi
umversalmente rechazada.
No es raro, por tanto, que leerlo sea siempre una suerte de tarea
detectivesca, agravada por su estilo, por la densidad de los textos en los
que hay que estar constantemente tratando de adivinar a quin alude, con
quin discute o, incluso, cules son los niveles de alusin simultnea que
puede hacer que contenga un prrafo, un difcil y oscuro arte en que es
sencillamente un maestro.
Para lo que me interesa establecer en este texto, sin embargo, afor-
tunadamente basta con partir de una confrontacin directa con el plan
de las Crticas kantianas y con los mbitos del pensamiento de Kant que
he consignado antes. Me interesa especificar qu recoge y qu rechaza
Hegel de Kant y sobre todo cmo lo reformula.
Primero, de manera sumaria, qu elementos recoge. Despus, en
una serie de contrastes, qu aspectos del pensamiento kantiano critica
y qu propone respecto de cada uno de ellos.
La idea es que, en la medida en que las ciencias sociales tienen un
fundamento kantista, el paso decisivo hacia su crtica radical puede
estar contenido en las crticas que se puedan hacer desde la Lgica
hegeliana a las Crticas kantianas que presiden la operacin del pensar
que corresponde a dicho fundamento.
los modos del acto de Ser, los modos en que el Ser resulta Ser. Una
lgica en que la "operacin del pensar" es slo el correlato epistmico
de la "operacin del Ser como tal", en que el acto de ser del sujeto
universal, que es la historia humana, coincide con el acto de ser el Ser
como tal.
Hegel critica la idea de que la razn pueda imponerse a la natura-
leza porque sea distinta y superior a ella. Y critica la idea, contenida
en sta, de suponer, sin fundamento, que la razn sera meramente
exterior a las pasiones.
Sostiene, en cambio, que la razn misma es apetente. Que no hay
nada ftiera de la razn. Que la naturaleza no es sino la razn misma,
considerada como exterior, en su momento cosificado.
Y esto sera as porque la razn contendra en ella misma el momento
trgico de su propia negacin, porque la negatividad estara instalada
en la ndole misma del ser.
Pero, en la medida en que la razn efectiva en Hegel no es sino la
historia humana, esta idea significa que la naturaleza no es sino algo en
la historia. No la historia como resultado de la naturaleza. Al revs: la
naturaleza como exterioridad de la historia humana.^^
Con esto, en Hegel la palabra "naturaleza" significa parcial, no
desarrollado, cosificado y, sobre todo, aquello sobre lo que no hay
(atin) autoconciencia, es decir, aquello que no es experimentado (an)
como propio.^"^
Es bueno adelantar dos puntos sobre este tema, que es muy amplio y
verdaderamente clave. Uno es el sentido en que la familia es el momento
natural de la sociedad civil. Esto es as no porque la familia no tenga
historia, sino porque es experimentada como no tenindola: el ciuda-
dano, que se ha formado primariamente en la familia, la "superar".
^^ Todava Marx retiene este bello concepto: "La naturaleza es el cuerpo inorgnico
del hombre." (Karl Marx, Manuscritos econmico filosficos de 1844.)
^^ Una nota erudita, al respecto. Que la naturaleza no sea sino el momento exterior
de la historia hace que el plan de la Enciclopedia de las ciencias filosficas no pueda
ser entendido de manera simplemente sucesiva, o evolutiva, o, menos an, progresiva.
Por un lado la filosofa de la naturaleza no es una mera exteriorizacin de la lgica
(la lgica por s misma no es nada) sino que es la lgica misma, en su modo efectivo.
Por otro lado la filosofa del esprim no es un resultado (evolutivo) de la filosofa de
la naturaleza, es su modo verdadero, interno, histrico. La lgica es el plano del mero
concepto (puro), la filosofa de la naturaleza y la filosofa del espritu (paralelas) son el
plano de lo efectivo. A su vez, una respecto de otra, son los modos exterior e interior
de lo mismo, de lo absoluto.
HACIA HEGEL 51
francesa. Para los italianos, con el... Renacimiento italiano. Para ios
ingleses con la revolucin industrial en... Inglaterra. Y as seguido.
Los intelectuales europeos del ltimo medio siglo escasamente ven
ms all de los muros de sus propias universidades... incluso cuando
hablan de nosotros.
Me interesa establecer un criterio, que por lo dems no tiene nada
de rundamentalmente novedoso, para distinguir modernidad de postmo-
dernidad. Un criterio que no dependa de los chovinismos particulares de
los intelectuales europeos; que permita desarrollar un cierto contenido,
no una simple periodizacin, y que haga posible, tal como sostiene el
ttulo de este captulo, ubicar ei pensamiento de Hegel ms aii de ia
lgica de la modernidad.
Para hacer esto voy a cruzar tres criterios: la diferencia, de origen
weberiano, entre sociedades tradicionales y sociedad moderna; la
diferencia, de origen marxista, entre fuerzas productivas y relaciones
sociales de produccin, y la diferencia, formulada por egel, entre
conciencia y autoconciencia.
^' Notar que esta es una nocin muy distinta a la que sostiene la Ilustracin y a la
que es habitual. De esta dilrencia derivan grandes consecuencias no slo para entender
a Hegel sino tambin cuando se intenta reformular las ideas marxistas de conciencia o de
ideologa desde una perspectiva tiegeliana.
60 DESDE HEGEL. PARA UNA CRTICA RADICAL DE LAS CIENCIAS SOCIALES
el origen tambin, por cierto, de las filosofas "de la finitud" de las que
se enorgullecen pensadores como Foucault, Deleuze y Derrida.
Pero la crtica neoilustrada, tambin extremadamente radical, a la
metafsica naturalista clsica no fue menos destructora. Bajo la forma
del nuevo espritu cientfico de los siglos xix y xx, crey descubrir
que los lmites que condicionan a los hombres residen residen en su
constitucin biolgica, tan dada e ineludible como las postuladas por
los filsofos de la finitud.
Para esta nueva metafsica que pretende no serlo, estos lmites seran
observables. Es decir, se podra observar al sujeto como si fuese un
objeto y aplicar sobre l la metodologa que caracterizara al proceder
cientfico.
Despus de sucesivos delirios que han pasado desde la fisiognmi-
ca a la frenologa, desde la medicin de cerebros hasta las vitaminas,
desde las hormonas hasta el cdigo gentico, hoy las dos reas de
investigacin en torno a los lmites biolgicos de lo humano que apa-
recen reiteradamente privilegiadas por los cientficos son la etologa y
la neurofisiologa.
Por un lado, a travs de mecanismos neodarwinianos e, incluso,
ltimamente, neolammarkianos, habramos heredado atavismos profun-
damente arraigados en el sistema nervioso que nos impediran operar
de manera efectivamente libre. Por otro lado, esos mecanismos del
sistema nervioso seran observables a travs de la actividad elctrica
en las diversas zonas cerebrales y se podra operar sobre ellos slo a
travs de una farmacologa cada vez ms sofisticada.
Mantener a todos los ciudadanos vigilados. Tal como en los delirios
clsicos de Hobbes, las investigaciones cientficas arrojan resultados
invariablemente sombros sobre lo que se puede esperar de las bases
biolgicas del comportamiento. Y tal como en esa poca, slo la poli-
ca, asistida hoy de manera eficiente por neurofisilogos y psiquiatras,
podra mantener la situacin social bajo lmites aceptables.
'* En esta obra (de 1996) Foucault sigue la enseanza de Gaston Bachelard (1884-
1962) y del maestro de ste George Canguilhem (1904-1995).
^' Me parece perfectamente formulable la diferencia entre "kantianos", seguidores
del pensamiento de Kant de manera ms o menos estricta, y "kantistas", aquellos que,
sobre todo en la tradicin de las ciencias sociales y casi siempre sin saberlo, han pro-
longado el formalismo, la desontologizacin, la especulacin sobre meras "condiciones
de posibilidad", eludiendo pronunciarse de manera sustantiva sobre cada asunto. Es
probable que el rigorista Kant hubiese reprobado a los primeros con condescendencia y
a los segundos con abierta alarma.
" Por supuesto que es formulable tambin, de manera anloga, la diferencia entre
"hegelianos" y "hegelistas".
INTRODUCCIN. OPERACIONES DEL PENSAMIENTO 71
''' Estas son justamente las caractersticas que puso en duda la teora de la relativi-
dad general formulada por Einstein en 1915, lo que la hace radicalmente diferente de la
llamada "relatividad clsica", que se puede atribuir ya a Galileo. Ver al respecto, Milic
Capee, El impacto filosfico de lafisica contempornea (1961).
^' Esto ha sido puesto en duda por la relatividad general. Ver en Capee, op. cit., la
idea de "dinamizacin" del espacio-tiempo. La comentar ms adelante.
78 DESDE HEGEL. PARA UNA CRTICA RADICAL DE LAS CIENCIAS SOCIALES
"^ Trmino que les huele, sin ms, a totalitarismo, como si ambas ideas se implicaran
mutuamente de manera necesaria.
RACIONALISMO 79
'' Un punto culminante en esta centenaria actitud puede verse en la vasta mitologa
desplegada en El cientfico y el poltico (1918), de Max Weber, en la presuntuosa apa-
riencia de evidencia con que Weber describe esta comparacin, en la aparatosa falta de
apoyo emprico que tienen sus afirmaciones ms relevantes.
'"' Se puede ver en qu consiste esta diferencia y las mltiples objeciones que se han
heciio contra ella en dos textos estndar de filosofa de la ciencia: Alan F. Chalmers,
Qu es esa cosa llamada ciencia? (1976), y W. H. Newton-Smith, La racionalidad
de la ciencia (1981).
REALISMO 89
'- Doscientos aos despus los discursos ticos de tipo kantiano, extraordinaria y
sospechosamente frecuentes, no son sino ejercicios de ingenuidad, evasin o simple
hipocresa.
REDUCCIONISMO
por completo de una organicidad que les permita cambiar sus estados
de movimiento.
Es importante sealar, sin embargo, que aunque el movimiento
es exterior a las cosas stas no requieren de un impulso exterior para
mantenerlo. Esto es esencialmente diferente del concepto aristotlico
para el cual mantener el movimiento (la rapidez) requera la accin
permanente de una fuerza. En la idea moderna el movimiento como
tal no requiere ni una explicacin ni una causa. El efecto de las fuerzas
es cambiar el estado de movimiento (es decir, acelerar). Esto hace que
la "energeia" aristotlica tenga un sentido fundamentalmente distinto
de la "energa" moderna, o de su variable conjugada, la cantidad de
movimiento. Mientras la primera da cuenta de la organicidad propia c
interior de las cosas (su capacidad de pasar de la potencia al acto), la
segunda no es sino una medida de las interacciones, de la potencia de
las acciones exteriores que permiten cambiar el estado de movimiento
de objetos inertes.
Esta exterioridad de las partes y las interacciones entre objetos iner-
tes conectados entre s es lo que, en sentido estricto, se puede llamar
articulacin mecnica o mecanismo. Cada uno de los tres principios
de Newton sealan distintos aspectos necesarios a esta exterioridad:
que nada puede cambiar por s mismo su estado de movimiento (iner-
cia), que cada cuerpo responde a las interacciones de acuerdo a una
medida propia que lo define como tal (masa), que las interacciones
son necesariamente mutuas y proporcionales a las caractersticas de
cada cuerpo (accin y reaccin). El "dinamismo" que estos principios
establecen, completamente mecnico, no altera en absoluto la quietud
y la constancia del ser en el que opera. Al revs, es una consecuencia
directa de ellas.
Los tomos deben ser todos iguales porque el pensamiento analtico atri-
buira cualquier diferencia al hecho de que hay partes: el tomo como tal,
puro, y aquello (agregado) que hace la diferencia. De la misma manera,
los tomos deben ser en s mismos inmutables porque se ha negado todo
principio de cambio interno. Si cambian es porque hay en ellos partes
que interactan, es decir, justamente porque no son tomos.'*'*
Pero justamente porque son iguales e inmutables no pueden tener, en
s mismos, cualidades. No pueden haber tomos azules, verdes, dulces,
cidos, suaves o aromticos. Es por esto que ya los primeros cientficos
distinguieron las "cualidades primarias" de las "cualidades secundarias",
es decir, las que pertenecen al tomo mismo de las que slo aparecen
debido a la interaccin entre los tomos y el observador.
Es fcil admitir que el sabor o la rugosidad no son una cualidad del
objeto mismo sino ms bien de las propiedades de la lengua o del tamao
de los dedos. Razonamientos anlogos llevaron a la conclusin de que
el olor y el color, y tambin el sonido o el equilibrio, son percepciones
que dependen del observador. Las teoras clsicas de la percepcin y
el conocimiento aumentaron cada vez ms la lista de las cualidades
secundarias y disminuyeron correspondientemente las primarias.
El resultado de este proceso es que slo el nmero, la forma y el
movimiento podran atribuirse al objeto mismo, independientemente del
observador. Pero la idea galileana de relatividad del movimiento, que
est expresada en el principio de inercia, y la consideracin trivial de
que no puede haber tomos cuadrados o triangulares (porque en ellos se
podran distinguir partes) nos dejan ante la verdad de lo que puede ser
puramente objetivo para la modernidad: puntos iguales e inmutables que
slo pueden distinguirse por su cantidad. Es decir, en buenas cuentas,
algo que carece completamente de cualidades.
Se ha sostenido que la palabra "tomo" no debe interpretarse como
"sin partes" (que es lo que significa literalmente) sino como "indivisi-
ble". Si aceptamos esto podra ocurrir que efectivamente haya tomos
cuadrados y triangulares, unidades mnimas que resultan elementales
porque, aunque sean matemticamente divisibles, seran de hecho
fsicamente indivisibles. Ya Demcrito coment, y Gassendi lo repite
dos mil aos despus, que los tomos redondeados resultan dulces para
la lengua y que la acidez es producida por tomos que tienen puntas
o espinas.
'"' Desde luego estoy usando aqu la palabra "tomo" en el sentido estricto de "sin
partes", no en ei sentido en que se usa habitual mente en 'uinica.
94 DESDE HEGEL. PARA UNA CRTICA RADICAL DE LAS CIENCIAS SOCIALES
'" Se puede ver una detallada exposicin de las dificultades del atomismo clsico
en Milic Capee, El impacto filosfico de lafisica contempornea (1961), y cmo el de-
sarrollo de la nocin de campo contribuy a atenuar y a sobrellevar (sin resolver) estos
problemas en P. M. Harman, Energa, flierza y materia. El desarrollo conceptual de la
fsica del siglo xix (1982).
REDUCCIONISMO 95
"' Simn Laplace, Ensayo filosfico sobre las prohahilidacies (1819). Durante la
Revolucin francesa Laplace ayud a establecer el sistema mtrico. Bajo el mandato de
Napolen fue miembro del Senado y despus canciller y recibi la Legin de Honor en
1805. Sin embargo a su cada se pas al bando de I.,uis xvill, quien lo nombr marqus
y par. Napolen dice en sus memorias que ces a Laplace de su puesto despus de slo
seis semanas porque "trajo el espritu de lo infinitamente pequeo al Gobierno".
96 DESDE HEGEL. PARA UNA CRTICA RADICAL DE LAS CIENCIAS SOCIALES
y desde las cuales se puede explicar todo: la fsica. Una sola ciencia,
un slo mtodo.
El problema prctico de la investigacin cientfica es, sin embargo,
mucho ms complicado que esto. Tenemos acceso a diferentes tipos de
fenmenos y vamos adquiriendo progresivamente saberes de unos y
otros de manera independiente y con muy diversos grados de desarrollo
y proyeccin tecnolgica.
El atomismo ofreci una gua precisa a la obsesin moderna, regis-
trada por Laplace, de tener una sola gran teora del todo. La frmula
consiste en notar que los objetos ms complejos tienen partes, que a
su vez se pueden descomponer en partes sucesivamente hasta llegar al
tomo. En determinados grados de composicin se pueden establecer
"niveles" de estudio. Los fenmenos efectivos ayudan bastante a fijar
estos niveles.
Si procedemos desde el tomo (o lo que los fsicos de partculas
llaman "partculas elementales") es fcil notar que hay conjuntos de
partculas que tienen comportamientos estables que se pueden caracte-
rizar macroscpicamente: los "tomos" y las molculas de la qumica.
Esto genera dos juegos de leyes: uno de las leyes empricas, con regu-
laridades establecidas de manera inductiva a travs de experimentos, y
otro de leyes fundamentales, obtenidas de manera racional a partir de
los principios que gobiernan las partculas mecnicas ltimas. Esta es
la diferencia que constituye recprocamente los campos de la fsica y
la qumica en la segunda mitad del siglo xviii. Una ciencia emprica,
inductiva, aproximativa, experimental, y otra, la ciencia como tal,
deductiva, racionalista, matemtica.
En el interior de la fsica, con el desarrollo de la termodinmica
primero, y del electromagnetismo luego, la diferencia se reproduce,
pero en el tiempo: un momento inductivo, de ensayo y error, empri-
co, otro de reformulacin matemtica, de construccin de inodelos y
deducciones formales.
Desde un punto de vista lgico, sin embargo, esta diferencia meto-
dolgica tiene un trasfondo mayor. Es la diferencia entre lo simple y lo
complicado. La qumica no sera sino una fsica ms complicada. En
esencia debera bastar con las leyes de la fsica para explicar completa-
mente las leyes de la qumica. La dificultad prctica es que los fenme-
nos qumicos son demasiado complicados para hacer esto directamente.
Por razones prcticas, para fines tecnolgicos, las dos series de leyes se
mantienen (y las dos disciplinas), pero para la teora no debera existir
REDUCCIONISMO 97
A lo largo del siglo xx, sin embargo, todas las ciencias fueron
reconociendo que lo ms propio de todas las relaciones reales, desde la
gravitacin a los afectos, desde los cambios climticos hasta la seleccin
natural, o desde las interacciones atmicas hasta las interacciones culm-
rales, es su no linealidad. Esto no puede ser sino un duro y profundo
golpe a la manera puramente moderna de concebir el mundo. El reverso
de este descubrimiento general es, sin embargo, que prcticamente en
ninguna de las ciencias en que ha ocurrido se ha llegado a asumir la
dimensin metafsica que implica. Continuamos ampliamente atrapados
en la operacin inodcrna que nos obliga a traducir estas "rarezas" y
anomalas al discurso cosista de lo comn y lo constante.
*" Es interesante saber que esto es tan importante que la computacin como tcnica
fue desarrollada en los aos cuarenta expresamente para h\cer clculos de este tipo. En
particular para calcular las trayectorias de los misiles balsticos intercontinentales que
desde los aos cincuenta amenazan a todo el planeta con decenas de miles de megatones
en bombas atmicas. Ver al respecto William Aspray, John yon Neumann y los orgenes
de la computacin moderna (1991).
108 DESDE HEGEL PARA UNA CRTICA RADICAL DE LAS CIENCIAS SOCIALES
NOTA SOBRF, [.A IDA DE: BIT: Se puede amar bii a cualquier (lilercncia
que se pueda considerar como una diferencia mnima, es decir, entre dos
trminos externos y dicotmicos. No es necesario que lo sea realnienle,
basta con que .se pueda considerar as y operar con ella como si lo fuera.
En realidad entre uno y cero, o entre blanco y negro, o entre prendido
y apagado se pueden encontrar infinitos estados intermedios (esto es lo
exacto y verdadero), pero podemos considerar cada uno de estos casos
como un bit si podemos operar slo con .u. sxremos (con algo que es
slo aproximado y operativo). Obviamente hay innumerables diferencias
que pueden ser un bit: verde o rojo, verdadero o falso, dos volts o cuatro
volts, norte o sur magnticos, brillante u opaco, son las que se usan ms
frecuentemente en los artefactos digitales aclnales.
flay que notar que algunos de estos bits son diferencias fsicas que
se pueden manipular (como el brillante u opaco de los nvD) y otras son
diferencias formales (como uno o cero). Que esta diferencia no sea rele-
vante es uno de los secretos que hacen tan poderosos estos procedimientos.
En realidad lo relevante es el bit mismo, la diferencia, sin importar si es
fsica o formaf El que por un lado sean formales permite que podamos
insertarlos en algoritmos y los sometamos a clculos, el que por otro lado
sean diferencias fsicas permite poner esos algoritmos en dispositivos
RELACIN 109
' ' Por ejemplo: por qu las manzanas caen hacia el centro de la Tierra? Porque
la Tierra tiene el efecto de hacer caer las cosas hacia su centro. Por qu los bienes
pasan del padre al hijo mayor? Porque estamos ante una estructura familiar en el que se
practica el mayorazgo...
DETERMINACIN 117
^^ Hay que recordar en este punto la discusin sobre las teoras mecnicas de la
gravitacin.
^' Jean Baptiste Pierre Antoine de Monet, caballero de La Marck (1744-1829) con-
sign esta idea en su libro Filosofa zoolgica (1809). El jesuta chileno Juan Ignacio
Molina (1840-1829) enseaba esta doctrina en la Universidad de Bolonia, a donde haba
llegado en 1767, ya desde 1780.
118 DESDE HEGEL. PARA UNA CRTICA RADICAL DE LAS CIENCIAS SOCIALES
''^ Carlos Prez Soto, "A propsito de la biologa del conocimiento del profesor
Humberto Malurana", un dilogo inconcluso, octubre 1984. (Indito)
'>' Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, Hegemona y estrategia socialista.
^ Que Laclau, con una sorprendente mala voluntad poltica, y falta de rigor terico,
identifica sin ms, sin advertencia alguna, con "el marxismo" en general.
120 DESDE HEGEL. PARA UNA CRTICA RADICAL DE LAS CIENCIAS SOCIALES
'''' Andrea Vesalio, De humani corporis fabrica (1543), Rene Descartes, Tratado
del hombre (1630).
NECESIDAD 125
''' El reverso de esta pasin ilustrada por terminar con |a magia es la fascinacin de
los romnticos por el demonio, los demiurgos o io sublime, o su fascinacin, ciertamente
menor, por las slfides, las wilUs y los milagros.
'* Alexander Pope dice de l: "Si los talentos te deslumhran, piensa cmo brillara
Bacon, el ms sabio, inteligente y miserable de los hombres." Citado en Anthony Quinton.
Francis Bacon (1980), p. 15.
126 DESDE HEGEL. PARA UNA CRITICA RADICAL DE LAS CIENCIAS SOCIALES
5. Se puede decir que la ley del lmite es una ley natural en el sentido
de que el lmite est dado, es exterior a aquello sobre lo que opera.
"Natural" en este caso significa que no se puede operar sobre la nece-
sidad del lmite, y tambin, por ello, que la diferencia entre lo posible
y lo imposible es objetiva, insalvable.''''
La lgica de la posibilidad real enriquece lo que clsicamente se
entendi por naturaleza. Slo la fsica cuntica, entre todas las ciencias,
cuando sostiene que el carcter probabilstico de las leyes proviene del
objeto (y no de lmites subjetivos en el acto de observar) se ha atrevido
a sostener que esta riqueza es real y efectiva. La extraeza con que
reaccionamos cuando nos enteramos de las consecuencias que las leyes
cunticas implican en fenmenos reales da cuenta de la persistente
presencia en nosotros del horizonte clsico del pensar.
La variabilidad y riqueza que estas leyes probabilsticas implican
no slo impide un concepto determinista (necesario y global) de las
leyes sino que desplaza el problema de la detet-minacin poniendo en
su lugar otro mucho ms prctico y realista; ciiio operar tcnicamente
con leyes que slo enuncian probabilidades.
Cuando se trata de electrones o molculas e] margen de error con-
tenido en la accin basada en la probabilidad nc) slo es muy bajo sino
que adems en trminos ticos es relativamente j^oco relevante. Cuando
se trata de seres humanos, la mezcla de probabilidad y mentalidad
clsica produce una trampa lamentable: se foj-niulan las leyes como
si su accin fuese meramente probable, pero se acta a partir de ellas
como si fuesen leyes necesarias. Nuevamente esta trampa es posible
debido al anclaje de esta combinatoria en el fundamento metafsico de
la modernidad no criticado.
El fondo del asunto es mantener la idea de que la ley que establece
el lmite es una ley dada, exterior, natural. Guarido se piensa en cambio
a la ley como puesta se puede hablar de leyes histricas no slo en el
sentido dbil de su variabilidad posible sino en el sentido fuerte, como
argumentar ms adelante, de que esa variabili<lad procede de la sobe-
rana de un sujeto. Puestas pero, en concreto, puestas por alguien.
^ Es importante hacer notar aqu que lo que estoy aftrrnando no es que la namraleza
tenga leyes como stas. Es al revs: estoy definiendo a la "n<ituraleza" como ese mbito en
que las leyes son experimentadas de esta manera.
Ver al respecto las mltiples situaciones asombrosa^ que expone Brian Greene en
torno a las teoras de supercuerdas en Brian Greene, El uriiverso elegante (1999).
130 DESDE HEGEL. PARA UNA CRTICA RADICAL DE LAS CIENCIAS SOCIALES
' ' Isaac Newton, Principios matemticos de la filosofa natural (1687), Definiciones,
Escolio I. Los Escolios II y lll consignan el carcter absoluto del espacio.
132 DESDE HEGEL. PARA UNA CRTICA RADICAL DE LAS CIENCIAS SOCIALES
^' Humberto Maturana, Francisco Vrela, Autopoiesk and Cognitions: the Realiza-
tion of the Living (1980).
'' Notar la omnipresencia de las caractersticas "local" y "global". En cada categora
introducen una diferencia significativa posible. El equilibrio puede llamarse "esttico"
cuando el equilibrio global est compuesto slo de sitoaciones de equilibrio local.
134 DESDE HEGEL. PARA UNA CRTICA RADICAL DE LAS CIENCIAS SOCIALES
'^ G. W. F. Hegel, Fenomenologa del espritu (1807), "V!. Espritu", pp. 261-286.
Es sta una dialctica enormemente ms relevante que la esqueltica relacin seor-siervo,
que ha llegado a tener cierta popularidad, entre los "postmodernos".
136 DESDE HEGEL. PARA UNA CRTICA RADICAL DE LAS CIENCIAS SOCIALES
" Despejeinos, por cierto, una tontera que lia dado lugar a ms de un testimonio
de ignorancia flagrante: no es lo mi.smo "fin", como "propsito" (voy al mercado con
el fin de adquirir bienes) que "fin" como "trmino" (en el fin de! camino) ni que "fin"
como punto hacia el que se dirige la finalidad.
138 DESDE HEGEL. PARA UNA CRTICA RADICAL DE LAS CIENCIAS SOCIALES
^' Exactamente al revs de lo que supone Kari Popper, desde bases que se pueden
considerar, como mnimo, inciertas, en La miseria del historicismo.
HISTORIA 139
'' Si no fuese por sus ineludibles resonancias fascistas, herederas de las oscuridades
del Romanticismo, reales gracias a la luminosidad siniestra del gran capital.
HISTORIA 141
*' Un ilustrado ejemplar como Federico Engeis lleg a estar abiertamente alarmado
ante una posibilidad tan ominosa. Entre 1873 y 1878 dedic varios artculos a refutar
esta consecuencia, y el principio mismo. Estos textos figuran, para horror de los even-
tuales fsicos marxistas, en el libro, editado y publicado mucho despus de su muerte,
Dialctica de la naturaleza (1925).
HISTORIA 145
1. Como en muchas de las nociones que he tratado hasta aqu, hablar hoy
en da en trminos "sustantivos" es abiertamente impopular. La idea de
sustancia se asocia, sin ms, a la de esencia, y criticar los "esencialis-
mos" es un lugar comn en las tendencias acadmicas prevalecientes.
Sin embargo qu hay si no hay "esencia"?, qu hay si no hay
"sustancia"? La respuesta de moda es; mera performatividad, actos
contingentes, "posiciones de sujeto", realidades meramente locales,
que se consumen en su temporalidad evanescente.
Tambin, como en las categoras anteriores, impera aqu una versin
unilateral del campo semntico de estas ideas. Por supuesto, su.stancia
y esencia no son lo mismo, ni tienen por qu serlo. Y, por cierto, no
tiene por qu ser justamente aquello que se estigmatiza sin ms.
Cuando se habla de "sustancia" se la asiruila sin reflexin alguna
a "materia" o a "objetividad positiva" en el contexto de una lgica
cosista. Cuando se habla de "esencia" se la asirnila sin reflexin alguna
a fa res cogians cartesiana, o af "interior (metatTscoj del" teno'meno "
a la manera de lo en s kantiano.
No estamos obligados a pensar en estos trminos. Lo relevante en
este punto es que de la sustantividad de los procesos sociales depende la
estabilidad de la poltica. Y de que sea posible fontiular una idea cartesiana
de esencia depende que podamos pensar el historicismo como absoluto,
ms all de la mera evolucin sostenida por la modernidad.
Hoy, sin embargo, es muy difcil recuperar, tanto para la academia
como para el sentido comn, una idea sustantiva de lo real, en parti-
cular de lo social. Es por esto que voy a hac^r un rodeo, quiz algo
barroco, y bastante erudito, para llegar a la nocin que me interesa.
Lo que har es recurrir a la nocin de campo y a su uso en la teora
general de la relatividad para, desde ella, refleicionar sobre el lenguaje
148 DESDE HECEL. PARA UNA CRTICA RADICAL DE LAS CIENCIAS SOCIALES
2. Desde principios del siglo xix los fsicos trataron de superar las di-
ficultades de una teora puramente mecnica de la gravitacin a travs
de la idea de campo. Como la mecnica de Newton era ya un mbito
consagrado y consolidado, fue en las emergentes investigaciones sobre la
electricidad y el magnetismo donde el concepto se desarroll mejor.
Un campo en fsica es un espacio dotado de propiedades y es a la
vez la descripcin punto a punto de la manera en que esas propiedades
operan. Por un lado, es una "esfera de influencia" material; por otro,
es el modelo matemtico que la describe. En el nivel de su realidad
fsica, se intent una y otra vez (intilmente) imaginarlo coherentemente
como algn tipo de sustancia. En el nivel formal, la idea se desarroll
hasta que los matemticos llegaron a llamar "campo" a una particular
estructura algebraica especialmente complicada.
NOTA SOBRE I.A IDEA DI-: CAMPO: Se puede entender lo que es una esiructura,
en matemticas, considerndola como un conjunto de propiedades que se
cumplen en ciertas operaciones que se pueden efecUiar en un dominio.
La estructura llamada "grupo abeliano" se tiene cuando en una operacin
aritmtica (la suma o la multiplicacin) que se efecta en un conjunto
numrico (los enteros o los reales) se cumplen las propiedades de clausu-
ra, elemento idntico, elemento inverso, asociatividad y conmutatividad.
La misma estructura se encontrar en cualquier dominio en el que una
operacin cump/a con estas propieciac/es, ya sea un daminia de cnCidades
abstractas (como los nmeros o los vectores) o de acciones materiales. Se
puede mostrar, por ejemplo, que la operacin de caminar a lo largo de una
lnea en el espacio tsico tiene la estructura de un grupo abeliano.
La estructura algebraica que se llama "cuerpo" se da cuando dos ope-
raciones distintas son grupos abelianos en un conjunto y a su vez una es
distributiva sobre la ora (por ejemplo, a * (b -t- c) = (a * b) -I- (a * c) en
los nmeros enteros). Si este conjunto cumple adems con que sus elementos
estn estrictamente ordenados entre s (ordenado), y si al ponerlo formal-
mente sobre una lnea no queda ningn punto sin un elemento asociado a l
(completo), la estructura se llama campo. Un campo es un cuerpo ordenado
completo. Un conjunto continuo y ordenado de elementos, dos operacio-
nes diferentes, once propiedades determinadas (las de grupo abeliano y la
distributividad) son necesarias para establecer un campo.
Por supuesto, como en las nociones matemticas que he presentado
antes, esta idea slo interesa aqu por el uso que se le dio en las ciencias
SUSTANCIA 149
*^ Ver Kurt Ixwin, Teora de campo en la ciencia social (editada de manera postuma
en 1951).
** Enunciado por el ciudadano estadounidense nacido en Polonia Alfred Korzybski
hacia 1933 y popularizada por George Bateson en su Pasos hacia una ecologa de la
mente (1972).
SUSTANCIA 153
*' Sobre la idea de "dinamizacin del espacio-tiempo", ver el texto ya citado de Milic
Capee, El impacto filosfico de lafisica contempornea.
SUSTANCIA 155
'" La manera ms popular de decir eslo es: "somos hablados por el lenguaje". Con-
vertido en un tpico comiin, quiz sean muy pocos los que adviertan la enorme dosis de
metafsica que contiene.
156 DESDE HEGEL. PARA UNA CRTICA RADICAL DE LAS CIENCIAS SOCIALES
'" Hegel usa la dea de cosidad para referirse al fondo sustancial que el entendimiento
piensa como subyacente a las propiedades. Heredero de una filosofa de la naturaleza
organicista, sin embargo, piensa ya esa cosidad como actividad, animada internamente
de tensiones. Por eso necesito aqu cualificar la cosidad puramente moderna como inerte.
Ver G. W. F. Hegel, Fenomenologa del espritu, seccin cobre la "Percepcin",
158 DESDE HEGEL. PARA UNA CRTICA RADICAL DE LAS CIENCIAS SOCIALES
voluntad vaca, dependiente de las leyes que rigen las pasiones que la
afectan. Y esto es lo que ocurre en los isomorfismos propuestos por
la psicologa experimental hasta hoy, en los que no hay ms sujeto
que un indeterminado sometido de manera exterior a leyes genticas y
neurofisiolgicas.
Mientras la tensin no sea entendida como sustancia no se podr
evitar que la intencionalidad husserliana no sea sino el soporte de una
voluntad indeterminada que proviene de un indeterminado y no hace
sino apuntar a otro, creando fantasmas que no puede considerar de
manera real y efectiva como ser.
Sin tensin constituyente, el ser no es sino ser indeterminado y los
objetos no son sino efectos de un mero funcionar abstracto.
Para ir ms all del horizonte de la modernidad es necesario pensar
la sustancia como un campo de relaciones constituyentes, un continuo
estructurado de actos que constituyen, crean, ellos mismos a aquello
que acta. Un continuo de actividad pura cuyo efecto es que el ser
vaya siendo.
La sustancia es, as, la totalidad animada coiuo devenir, no algo a lo
que le ocurre que deviene sino el devenir mismo. Y es totalidad porque
no cabe un exterior a la relacin que hace al ser. El ser no tiene "lado
de afuera" o, tambin, no hay "este devenir y el otro". El devenir como
tal es lo nico porque no es sino el acto de ser el ser.
El campo de actos de produccin social .se puede pensar de manera
determinada como sustancia, una entidad en la que lo particular es
siempre un efecto. Pero estos "efectos" .son reales, es decir, no mera-
mente determinados por el todo. Es necesario pensar sus diferencias
como diferencias reales.
Para que este ser sustantivo sea devenir (no slo tenga devenir) es
necesario poner en l la nada. Para que lo particular en l sea real, y no
un simple ejemplo del todo, para que sea libre, es necesario poner como
tensin constituyente lo negativo. Slo pensando ambas condiciones se
puede pensar a este ser como sujeto.
IX. NADA
'^ G.W.F. Hegel, Ciencia de la lgica, libro primero, Doctrina del Ser, primera
seccin, "Determinacin (Cualidad)" (1813).
162 DESDE HEGEL. PARA UNA CRTICA RADICAL DE LAS CIENCIAS SOCIALES
'^ G.W.F. Hegel, op. cit., ambos textos estn en la pgina 77.
* Uso aqu la palabra "equivalencia" coloquialmente para decir, de manera prope-
dutica, "identidad": "la nada es idntica al ser". Introducir la idea de identidad ms
adelante.
" Uso la expresin "se expresa" en el sentido de "emerge" para evitar la idea de
re-presentacin. La cuestin es que no hay aqu una presencia que luego se desdobla para
aparecer como cosa. La cosa es esa actividad misma emergiendo como estabilidad.
NADA 163
''' Una investigacin macabra, pero perfectamente imaginable, que podra arrojar
resultados extremadamente interesantes, sera repetir esta experiencia muchas veces, con
distintas clases de moribundos. Los titulares en la prensa son imaginables: "Los negros
tienen menos alma", "El alma de los hombres es ms masiva", o incluso, "El alma de
los que comen legumbres demora ms en partir que la de ius que no lo hacen".
172 DESDE HEGEL. PARA UNA CRTICA RADICAL DE LAS CIENCIAS SOCIALES
"" Desde el Tratado de las pasiones del alma (1630) de Rene Descartes, hasta
culminar con el Tratado de la naturaleza humana (1728) de David Hume, para terminar
decayendo como gnero con la Antropologa (1789) de Kant.
174 DESDE HEGEL. PARA UNA CRTICA RADICAL DE LAS CIENCIAS SOCIALES
'" Es necesario notar que las expresiones "condicin humana" y "naturaleza hutnana"
no coinciden. Puede haber una condicin humana tan fija e irremontable como la otra
sin que su origen sea "natural" (biolgico) salvo en el sentido general de que es dado.
Podra ocurrir, de la misma manera, que la condicin humana fuese histrica, es decir,
justamente no natural.
178 DESDE HECEL. PARA UNA CRTICA RADICAL DE LAS CIENCIAS SOCIALES
105 Yg]- Prancisco Vrela, De cuerpo presente, Gedisa, Barcelona, 1997. Particular-
mente interesantes son las reflexiones de Vrela en este y otros textos sobre el "darse
cuenta" y el "estar consciente".
SUJETO 181
"" La idea es de Hegel: "Segn mi modo de ver, que deber justificarse solamente
mediante la exposicin del sistema mismo, todo depende de que lo verdadero no se apre-
henda y se exprese como sustancia, sino tambin, en la misma medida como sujeto". G.
W. F. Hegel, Fenomenologa del espritu, p. 15. (Las cursivas son del original)
182 DESDE HEGEL. PARA UNA CRTICA RADICAL DE LAS CIENCIAS SOCIALES
6. Como mnimo, es necesario pensar que las pulsiones (el deseo'"**) son
tensiones constituyentes. No algo que el sujeto tiene (como si pudiera
no tenerlo) sino algo que el sujeto es por s mismo. Este mbito de la
pulsin, lo inconsciente, es propiamente el sujeto o, de otro modo, el
universal desde el cual el yo puede llegar a ser un particular real. Es,
para decirlo todava de otro modo, lo que hay "verdaderamente" de
sujeto en un yo.
Pero este pensar al sujeto como tensin no implica pensarlo como
tensin indeterminada. De manera abstractamente universal, se trata de
la tensin que lleva al ser en general a ser permanentemente otro de s
de manera negativa. Pero de manera determinada, es decir, particular,
se trata de la tensin en el yo que lo empuja a encontrar su realizacin
en otro yo. Esto es lo que Hegel llama "apetencia".'"''
Es importante notar que, en sentido lgico, la apetencia no es sino
la actualizacin (Hegel dira: la "exteriorizacin") de la negatividad
'"' Desgraciadamente es muy obvio que el propio Nietzsche no logr ser ese super
hombre, y afortonadamente es muy poco probable que alguno de los nietzscheanos lo
haya sido. Sobre el eventual xito de los "nietzschistas", prefiero abstenerme.
""* La expresin "deseo" alude de manera subjetiva, desde el yo, a lo mismo que la
expresin "pulsiones" alude de manera objetiva, desde la tensin misma.
"" G. W. F. Hegel, op cit., seccin "Autoconciencia", "El yo y la apetencia", pp.
111-113.
SUJETO 183
Los TEXTOS DE H E G E L
T E X T O S DE H E G E L
EN ESPAOL
TEXTOS GENERALES
EN TORNO A H E G E L
BIOGRAFAS INTELECTUALES
He aqu tres textos notables sobre un tema muy rara vez tratado, incluso
entre los especialistas:
Houlgate, Stephen, ed., Hegel and the Philosophy of Nature, State
University of New York Press, Albany, 1998. (D)
Hegel, G.W.F., Les orbites des planetes (1801), Vrin, Paris, 1979.
(D)
Esta edicin contiene la traduccin al francs de la tesis doctoral de
Hegel y un detallado comentario sobre la idea hegeliana de la fsica
hechos por Francois de Gandt.
Berthold-Bond, Daniel, Hegel's Theory of Madness, State University
of New York Press, Albany, 1995. (c)
Notable estudio sobre el concepto de locura en la obra de Hegel
en el contexto de su tiempo y sus implicaciones para las teoras
actuales.
Este libro se termin de imprimir en los talleres
de Imprenta de Juan Pablos, S. A. Malintzin 199,
Col. del Carmen, Coyoacan, 04100, Mxico, D.F.
en mayo de 2008. Se tiraron 1000 ejemplares
y la edicin estuvo al cuidado de David Moreno Soto.
Formacin de originales: Karina Atayde
Carlos Prez Soto es profesor de
Estado en Fsica, t i t u l a d o en la
Universidad de Chile. Habitual-
mente dicta en varias universida-
des chilenas cursos sobre filosofa
de la ciencia, clsicos del pensa-
miento social, Marx, historia de la
danza, tecnologa y comunicacin,
teoras y sistemas psicolgicos.
Desde hace ms de diez aos con-
duce un seminario sobre la Feno-
menologa del Espritu de G.W.F.
Hegel y ha publicado Sobre la
condicin social de la psicologa
(1996), Sobre un concepto hist-
rico de ciencia (1998) y Para una
crtica del poder burocrtico, co-
munistas otra vez (2001).
ISBN 978-968-9325-11-6
9II789689N325116II