CyH021. El Índole Personal Del Trabajo Humano @melendo PDF

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TOMAS

MELENDO

LA INDOLE PERSONAL
DEL TRABAJO HUMANO

C U A D E R N O S
EMPRESA Y HUMANISMO
I N S T I T U T O

21
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TOMAS MELENDO LA INDOLE PERSONAL DEL TRABAJO HUMANO
CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO N 21

INDICE

1. Es la teora lo que hace digno al 2. Races de la dignidad humana


trabajo? 3. La dignidad del obrar humano

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Sin lugar a dudas, la mayor ganancia 3


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mayora de edad? Precisamente al trabajo,
obtenida por el trabajo a lo largo de los siglos entregndose sin reservas a la fascinacin del
es la que proviene de su progresiva conside- progreso cientfico-tcnico. Y as, el hombre
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racin como actividad estrictamente personal. autorizado para emanciparse de toda tutela
En efecto, si comparamos entre s las tres con- es, justamente, el homo faber, dotado de una
cepciones bsicas del trabajo que han dado capacidad transformadora que pondr en sus
origen a la nocin contempornea del manos el completo dominio de la naturaleza;
trabajo,1 examinado en otro cuaderno, es fcil en la misma medida en que abandona su
descubrir una neta correspondencia entre el suerte -plenamente!- a esa aptitud para
rango terico concedido al hombre como tal y seorear el mundo en su propio provecho, el
el valor que se atribuye al trabajo en cada una hombre contemporneo espera alcanzar la
de ellas. madurez que ha de instaurar su majestad defi-
a) Y as, para Aristteles, junto al ciudadano nitiva.
de pleno derecho u hombre libre existen otros Pero ya sabemos que hombre y trabajo -con-
individuos -los esclavos- a quienes, hablando juntamente- acaban por venirse abajo: el
en estricto rigor, habra que negarles la calidad hombre actual se ha autoproclamado un ser
derivada de la condicin de persona. En con- para la muerte, una pasin intil; y el inne-
cordancia con ello, el trabajo -funcin propia gable podero tcnico -fruto maduro de su
de estos seres de segundo nivel- es tambin peculiar concepcin del trabajo lejos de asegu-
una actividad que degrada, incompatible con rarle la plenitud, se muestra impotente para
la autntica vala humana e indigna de los dar razn de s mismo: enredado en mltiples
hombres libres. aporas, termina por poner de relieve la incon-
b) En el extremo opuesto, la filosofa sistencia del inmenso proyecto -casi cuatro
moderna pretende consagrar definitivamente siglos de historia!- que al podero tcnico
la eminencia del hombre, desvinculndolo de haba confiado la completa elevacin del
cualquier instancia superior a l, que pudiera gnero humano. En efecto, se ha sealado con
poner en peligro esa dignidad absoluta, des- acierto que, paradjicamente, la crisis que
ligada, estricta y exclusivamente humana. Y a afecta a la civilizacin tcnica (...) est pro-
qu instrumento acude para obtener esa vocada por el xito sin precedentes de la inteli-

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gencia tcnica, que en sus propios dominios ve tamos, en concreto, las consecuencias de optar 4
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abrirse ante s una senda ilimitada2: prueba por una u otra de las concepciones anterior-
evidente -puesto que la tcnica triunfa y el mente a que hemos aludido, a la hora de fun-
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hombre se hunde con ella- de que este modo damentar tericamente la dignidad del
de entender el trabajo no es el ms adecuado trabajo.
a la dignidad humana. Acudir a la visin moderna equivale, como
c) Por el contrario, el hombre adquiere en el acabamos de ver, a introducirse en un callejn
pensamiento cristiano una suprema nobleza sin salida: para la modernidad el hombre pre-
como imagen del absoluto; y el trabajo, parti- tende ser definido plenamente en funcin del
cipando de esa calidad constitutiva, pero sin trabajo -homo faber-, pero, al cabo, hombre y
arrogarse funciones que no le corresponden, trabajo terminan en el derrumbadero.
acaba por conseguir una grandeza terica y Qu sucedera si optramos por la solucin
prctica que, fuera de esa visin del mundo, de Aristteles? La cuestin merece ser estu-
jams haba obtenido. Subrayada la categora diada con algo ms de detenimiento. En
personal del hombre, la dignificacin del primer trmino, es obvio que no podemos
trabajo se deduce casi como un corolario. apelar al Aristteles histrico: a aquel que
Resulta, por tanto, evidente que es la defi- defiende el carcter natural de la esclavitud y
la naturaleza intrnsecamente degradante de
nitiva y justificada magnificacin terica de la
las labores manuales. Habr que acudir, por el
persona lo que, en radical instancia, va a per-
contrario, a la enorme fecundidad de los prin-
mitir el encumbramiento del trabajo: el
cipios aristotlicos, ampliando y modificando
trabajo ser mejor o peor conceptuado a tenor con ellos la virtualidad de lo que expresamente
del valor que se atribuya a su sujeto. afirma su autor. Y este enriquecimiento
interno puede llevarse a cabo, en relacin al
1. Es la teora lo que hace digno al tema que nos ocupa, de dos formas fundamen-
tales.
trabajo?
a) La primera consistira en ensanchar la
Que la cuestin es como venimos afirmando nocin aristotlica de trabajo. Como sabemos,
resultar an ms patente en cuanto advir- para Aristteles el trabajo tena que ver esen-

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cialmente con las operaciones que no dan 5


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tlica, a las ciencias aplicadas, que no se
razn de s mismas, sino que estn orientadas estudian tanto por s mismas, sino precisa-
a un cierto fin exterior a ellas; de ah que las mente por el uso que puede hacerse de ellas.
24
actividades laborales propiamente dichas Existe, con todo, una diferencia fundamental:
fueran las realizadas con el cuerpo y, ms con- mientras hoy da se privilegia lo til, con
cretamente, las que modificaban -en el sentido menosprecio mas o menos declarado de lo
amplio del trmino- una materia exterior: en puramente terico, para Aristteles -precisa-
una palabra, lo que normalmente entendemos mente por no estar subordinada a nada, por
al hablar de trabajos fsicos y manuales. Junto ser fin en s misma- la teora era la actividad
a este tipo, Aristteles enumera otras dos acti- suprema, aquella por la que el hombre lograba
vidades bsicas: las operaciones intelectuales, la felicidad. Se entender mejor esta supre-
en cuya cumbre se encuentra la teora, y el maca si advertimos que nuestro filsofo con-
obrar moral. sidera como parte fundamental o culminacin
Este ltimo lo entiende Aristteles de una de la teora el conocimiento intelectual que
manera muy semejante a como lo concebimos podemos alcanzar de la realidad ms noble y
en la actualidad. no necesita, pues, de mayor ms inteligible: Dios. Y esto es, fundamental-
explicacin. A qu denomina teora? En mente, lo que hoy se conoce como contem-
general, Aristteles confiere este calificativo a placin.
las actividades cognoscitivas que no tienen Aristteles contrapona el trabajo en sentido
otro fin que el conocimiento mismo: saber qu estricto (piesis) a la teora y al obrar moral.
y cmo son las cosas (o las personas). Se con- Por consiguiente, ampliar su nocin de trabajo
traponen, por tanto, a los conocimientos que equivaldr a acoger dentro de l a esos otros
estn intrnsecamente supeditados a un fin dos tipos de actividad. Es lo que, en esencia,
externo al conocimiento mismo, como puede realiza R. Alvira cuando, tras afirmar que en
ser la direccin de la propia vida o la cons- terminologa clsica no es trabajo la actividad
truccin de algn artefacto provechoso para el que, de un modo u otro, tiene un fin fuera de
hombre. Una distincin semejante, en la actua- s, aade: si el trabajo es actividad en la dis-
lidad, es la que contrapone las ciencias puras, tancia, trabajo -en un sentido ampliado, pero
que en parte equivaldran a la teora aristo- no simplemente metafrico- es tanto el que se

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realiza en la vida terica, como en la tcnico- expresin comn trabajo intelectual, pues la 6
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artstica, como incluso en la estrictamente considero inexacta y peligrosamente distorsio-


moral3. nadora de la vida intelectual orientada, per se,
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b) La segunda posibilidad mantiene la inspi- a la contemplacin de la verdad, no a la pro-
racin aristotlica de la nocin de trabajo duccin de un efecto extrnseco. Desear
dentro de sus lmites estrictos. Es lo que hace identificar trabajo manual con trabajo inte-
A. Caturelli: el trabajo -resume- es el ejercicio lectual es contra natura y un imposible,
de una accin transente, como lo es todo adems de un absurdo metafsico. De ah
obrar humano ad extra; y concreta: el que no todo acto del espritu deba conside-
trabajo es la accin transente ejercida por el rarse trabajo; constituye un grave error, de
hombre (causa agente) por medio de la cual consecuencias an ms graves, considerar
procede una obra (efecto)4. trabajo a toda actividad espiritual5.
Pero qu es lo que sucede -en esta segunda Esas consecuencias graves podran expre-
perspectiva- al conservar la acepcin estrecha sarse, ms o menos, como sigue: sin contem-
de trabajo? Evidentemente, que el hombre no placin y ocio subordinante, reduciendo todo
podr ser reducido a su condicin de traba- a trabajo, el trabajo pierde ntegramente su
jador. El mismo Aristteles, que situaba la sentido y se deshumaniza. Y, con el trabajo, el
grandeza humana en un mbito distinto al de trabajador. La inhumanidad del mundo del
las tareas laborales -en los dominios de la trabajo totalitario -comenta Pieper- estriba en
teora-, y sobre todo, la experiencia moderna, que el hombre es considerado como traba-
que reduciendo al hombre a su capacidad jador hasta en lo profundo de su existencia
tcnica transformadora amenaza con destruir espiritual, para el cual existe desde luego la
conjuntamente el trabajo y la humanidad, pausa, pero no el descanso6: es decir, existe
invitan a trascender esa visin. El trabajo no el reposo de la tarea, orientado y subordinado
puede definir al hombre: ste ha de a la tarea misma, pero no el ocio como lugar
encontrar, ms all del trabajo, la razn de su de la contemplacin.
verdadera nobleza. En todo lo cual, es evidente, palpita un
En ese sentido, vuelve a afirmar Caturelli: ncleo de verdad, que ms adelante explicita-
el lector habr observado que eludo la remos; me interesa ms ahora resaltar cmo

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estos planteamientos son deudores de la con- ms en concreto a nuestro problema: la clave 7


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cepcin aristotlica del trabajo y de su contra- est en una buena sntesis de trabajo y con-
posicin al ocio como espacio para la teora. templacin8. Donde, repito, es evidente el
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Dependencia que resulta todava ms clara papel ennoblecedor de la teora.
cuando intentamos responder, de la mano de
b) En el segundo caso, puesto que no puede
estos autores7, a la pregunta que ha originado
haber convivencia entre trabajo y contem-
las presentes disquisiciones: en qu sentido, o
por qu instancia, puede resultar dignificado placin, pues aqul ha sido definido en contra-
el trabajo? Y la respuesta, si nos mantenemos posicin a sta, lo que engrandece al trabajo
en las coordenadas aristotlicas, es evidente: ser su subordinacin a la actividad contem-
en la medida en que se encuentre relacionado plativa. En consecuencia, habr que poner de
con la teora, con la contemplacin. Aqu no manifiesto -pues, efectivamente, sta se dala
existen ya diferencias entre el primer y el supeditacin del trabajo a la contemplacin:
segundo modo de enriquecer el plantea- no existe trabajo, labor ni tarea que (...) no
miento de Aristteles. penda del momento contemplativo directa,
indirecta o muy indirectamente. Es, pues, la
a) En el primer caso, el trabajo que forma contemplacin como acto y el ocio como
parte de la vida terica (dejamos de lado, por estado la causa y a la vez el fin del trabajo 9.
el momento, el obrar moral) ser digno por s
mismo; y el que no constituya parte de ella -las Todo lo cual me parece exacto y penetrante,
actividades tcnico-artsticas resultar encum- y trasciende -partiendo de l- lo expresamente
brado en la misma medida en que en l inter- afirmado por Aristteles. Sin embargo, quizs
venga la teora o, en su caso, en la proporcin el planteamiento10 no sea del todo suficiente,
en que se subordine a ella. En consecuencia, si por cuanto, aristotlicamente, mantiene el
pretendemos salvar la dignidad del trabajo, problema y su solucin dentro de unas coorde-
habr que sostener que en todo tipo de acti- nadas en las que, fundamentalmente, se hacen
vidad, en cualquiera de las tres sealadas intervenir a dos factores: la teora, dignifi-
(teora, praxis moral y arte-tcnica), se ven cadora del hombre, y el trabajo (la piesis),
implicadas las otras dos; o tambin, referido ennoblecedor de la obra. De modo que el

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trabajo slo se enaltece, como ya hemos dicho, 8


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En segundo trmino, y la observacin es
por su relacin a la teora. especialmente pertinente en el mundo con- 24
Pero aqu -para el hombre corriente y para temporneo, no quedaran algunos trabajos
el filsofo que pretenda atender a la realidad desprovistos casi totalmente de dignidad por
antes que a las disquisiciones de los otros pen- el hecho de que muy difcilmente pueden
sadores- surgen algunas aporas que, por su orientarse hacia la contemplacin? Porque,
importancia, confirman las dudas que aca- evidentemente, la actividad del artista incluye
bamos de avanzar en cuanto al carcter defi- un momento inicial contemplativo y
nitivo de las soluciones propuestas. La primera desemboca tambin -la fruicin ante la obra
y ms importante, a mi parecer, es la que lle- acabada, el reposo en la visin de la misma- en
vara a sostener la mayor nobleza de los ejer- una actitud marcadamente terica; pero
cicios profesionales basados en la actividad del cabra afirmar otro tanto de tan citado -pero
entendimiento o, si se quiere, la de aqullos en no por ello menos existente integrante de una
los que existiera mayor proporcin de teora; cadena de montaje, sometido sin cesar a la rea-
mientras que las labores manuales -en las que, lizacin de los mismos movimientos y privado
evidentemente, la dosis intrnseca de actividad de la satisfaccin de contemplar el resultado
terica es menor- resultaran, por su misma de su trabajo; del funcionario o la funcionaria
naturaleza, inferiores o de segundo grado. Sin
involuntariamente burocratizados. o del
ninguna duda, cualquier sensibilidad humana
mdico del seguro, impedido -tambin sin
un tanto desarrollada -incluidas las de quienes
nos dedicamos profesional mente al cultivo de colaboracin personal- de todo contacto
la inteligencia- se revela radicalmente ante humano con sus pacientes? Constituyen estas
esta conclusin, que llevara a discriminar a los condiciones -objetivamente inhumanas, sin
hombres en funcin del trabajo que desem- duda alguna- razn suficiente para privar a
pean. Y, sin embargo, ntese bien, la conse- esos trabajos de la dignidad que les conferira
cuencia es inevitable si se admite el plantea- la inexistente contemplacin? Basta para
miento aristotlico: es la presencia de la teora devolverles su valor esa dependencia muy
-parcial o total, extrnseca o intrnseca- lo que directa respecto al momento contemplativo a
confiere autntico valor humano a un trabajo. que antes aludamos?

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Todo ello, y algunas otras objeciones que 2. Races de la dignidad humana12 9


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seran del caso, nos invitan a volver nuestra


mirada hacia otra fuente de inspiracin, hacia Analizaremos esta cuestin desde dos pers- 24
lo que cabra denominar el influjo del cristia- pectivas: una de ellas pone la dignidad
nismo11. Y nos lleva a recordar que, en humana en relacin con la libertad; la otra,
esencia, lo que esta doctrina propone es lo con el acto de ser personal. Examinemos la
primera.
siguiente: a) todo ser humano es digno por su
misma condicin de persona; b) esa ndole per- a) Dignidad humana y libertad. Oigamos, en
sonal hace quetodas las actividades profe- relacin a este punto, a tres representantes
sionales, con independencia de su contenido cualificados del pensamiento filosfico, corres-
terico o manual, participen -o puedan par- pondientes a corrientes doctrinales bien dis-
ticipar- de la excelencia constitutiva de la tintas.
persona. En primer lugar, a Kant, tal vez el exponente
ms preclaro de la Ilustracin filosfica: la
De lo que se trata, ahora, es de mostrar si
humanidad misma es una dignidad -escribe-,
estas verdades son simplemente una decla- porque el hombre no puede ser tratado por
racin de principios o, por el contrario, gozan ningn hombre (ni por otro, ni siquiera por s
de un apoyo doctrinal y un fundamento filo- mismo) como un simple medio, sino siempre, a
sfico definitivos. Me inclino decididamente la vez, como un fin, y en ello precisamente
por el segundo miembro de la alternativa. Para estriba su dignidad (la personalidad)13.
mostrar las razones que me inducen a ello -
En segundo trmino, escuchemos a uno de
dentro de los lmites de extensin y tono de los pensadores ms representativos del huma-
este escrito- creo necesario responder ordena- nismo renacentista: Pico della Mirandola. En
damente, y con la amplitud que el caso una especie de oracin alegrica -dentro de su
requiera, a estos dos interrogantes: a) Por qu conocido Discurso sobre la dignidad del
puede afirmarse que toda persona humana es hombre-, pone en boca del Creador las
digna?; b) en qu sentido hay que admitir siguientes palabras: No te he dado una
que esa excelencia intrnseca o constitutiva morada permanente, Adn, ni una forma que
puede comunicarse a todas sus operaciones? sea solamente tuya, ni ninguna funcin

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peculiar a fin de que puedas, en la medida de 10


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de Dios en cuanto es principio de sus obras por
tu deseo y de tu juicio, tener y poseer aquella estar dotado de libre albedro y dominio de sus
morada, aquella forma y funciones que a ti actos15.
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mismo te plazcan (...). T, sin verte obligado Aunque -como apuntaba- estos tres autores
por necesidad alguna, decidirs por ti mismo se encuadran en movimientos filosficos diver-
los lmites de tu naturaleza, de acuerdo con el gentes, coinciden en relacionar la dignidad
libre arbitrio que te pertenece y en las manos humana con la libertad. Y, efectivamente, aun
del cual te he colocado (...). No te he creado ni cuando tal vez no sea sta la dimensin ms
divino ni terrestre, ni mortal ni inmortal, para profunda en que cabe considerar el asunto, es
que puedas con una mayor libertad de lcito afirmar que, en los dominios operativos,
eleccin y con ms honor, siendo en cierto la dignidad del hombre se encuentra estrecha-
modo tu propio modelador, modelarte a ti mente ligada a su condicin de ser libre.
mismo segn las formas que puedas preferir. Veamos por qu.
Tendrs el poder de asumir las formas infe- Una realidad es verdaderamente libre
riores de vida, que son animales; tendrs el cuando no slo puede elegir los medios para
poder, por el juicio de tu espritu, de renacer a alcanzar un determinado objetivo -impuesto
las formas ms elevadas de la vida, que son por otro-, sino cuando, al menos en cierta
divinas14. medida, goza de un relativo dominio sobre su
Por fin, Toms de Aquino, la figura ms propio fin, sobre la meta que pretende
sobresaliente del pensamiento cristiano alcanzar con sus actos y, al trmino, con toda
medieval, hace radicar la superioridad del su vida. Y aunque es verdad que el imperio
hombre sobre el resto de la creacin material humano sobre el fin no es absoluto y total, que
en el hecho de haber sido creado a imagen y la libertad del hombre es limitada, esto no
semejanza de Dios, y ese mayor grado de simi- elimina un cierto dominio -restringido, pero
litud se debe -contina- a que el hombre posee efectivo y real- sobre el fin de su propia exis-
una voluntad libre (es liberam voluntatem tencia.
habens) por la que puede dirigirse a s mismo Resumiendo y simplificando un tanto la
hacia su propia perfeccin (es sibi providens). cuestin, podra sostenerse que al hombre le
Con palabras textuales: el hombre es imagen ha sido determinado -precisamente por aquel

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mismo Ser que lo ha hecho libre- el trmino al considerado siempre como un cierto fin en s 11
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que debe encaminar sus pasos si desea mismo.


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alcanzar la perfeccin humana, si pretende ser Mas lo que es fin de esta forma, lo que debe
un hombre cabal y completo. Pero ese camino ser buscado y querido por s -y no como medio
debe recorrerlo por s mismo, autnoma- para lograr algo distinto- es lo que a lo largo
mente,. y eso es hasta tal punto cierto, que de toda la historia se ha calificado corno un
est en sus manos aceptar libre y reduplicativa bien y, en los ltimos tiempos, como un valor.
mente el fin inscrito en lo ntimo de su ser (se En consecuencia, el hombre -cualquiera que
sera el uso correcto y la verdadera actuali- sea- se configura como un bien en s mismo,
zacin de su libertad) o, negando y empe- como un valor, como algo dotado de una
ciendo la posibilidad que se le ha ofrecido de nobleza y dignidad intrnsecas. Volveremos a
dirigirse libremente hacia su perfeccin, encontrarnos con estas ideas.
rechazar el fin que lo colmara en cuanto b) Dignidad humana y acto de ser personal.
persona, y encauzar su vida por otros derro- Enfoquemos la cuestin desde una perspectiva
teros, enderezndola hacia una meta distinta ms radical: la del acto personal de ser. Este es,
de aquella a que le inclina su propia natu- efectivamente, el que en ltima instancia dis-
raleza. crimina a las realidades personales de las que
no lo son. Pero cmo podramos, de una
Pero, y nos estamos acercando al final de la manera un tanto intuitiva, advertir su superio-
argumentacin, si el mismo Dios ha conferido ridad?
a todo hombre la capacidad de elegir su
Si recordamos que el acto de ser es aquel
propio fin -aceptando el que se encuentra
principio radical por el que Dios confiere a
impreso en el fondo de su ser o rechazndolo cada criatura todo lo que sta es, y convenimos
y sustituyndolo por otro-, a nadie le est per- en definir a la persona creada como alguien
mitido enmendar la plana al Absoluto, delante de Dios y para siempre16, cabra des-
imponiendo a otra persona un fin distinto al cubrir la peculiar nobleza de sta, en primer
que ella libremente escoja y utilizndola como trmino, examinando los caracteres particu-
medio o instrumento para ese objetivo. De ah, lares que acompaan a su creacin. Pues, en
repito, que el hombre -todo hombre- deba ser efecto, en el estricto momento en que lo crea,

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Dios otorga a cada uno de los hombres que 12


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atento tambin a sus particularidades, pero
pueblan la tierra un acto de ser personal, dejando que stas se rijan por las leyes
ponindolo delante de S de una manera pecu- comunes del universo material. Por el con-
24
liarsima y distinta del modo en que tiene pre- trario, cada alma es objeto directo de un
sentes a las realidades no personales. nuevo acto creador, en el que Dios -valga de
Un indicio clarsimo de esta diferencia se nuevo la metfora- se vuelca de una manera
encuentra en el relato de la creacin con- estrictamente peculiar. Hasta el punto de que
tenido en el Gnesis. Expresndonos con tr- puede afirmarse que la atencin que Dios
minos humanos -los nicos a nuestro alcance, presta a cada nueva criatura personal, consi-
por otra parte-, cabra decir que la actitud de derada individualmente, es infinitamente
Dios cambia radicalmente en el momento de superior a la que concede a todo el universo
crear al hombre. En ese hagamos al hombre a no personal. Lo cual, sin ninguna duda, cons-
nuestra imagen y semejanza puede verse tituye para cada hombre la razn ms radical
reflejado un especial inters divino, una parti- de su particular excelencia: todo un Absoluto
cular deferencia, que lleva a las Tres Personas lo pone delante de S y se recrea en l como si
que constituyen al nico y verdadero Dios a del nico objeto de su creacin se tratara.
reunirse en consejo, con el fin de extremar Estas ltimas palabras, las que subrayan la
el cuidado con el que van a dar el ser a quien singularidad y unicidad de cada persona, no
con todo derecho podemos denominar rey de constituyen slo un modo de decir ms o
la creacin material. Pues bien, prescindiendo menos figurado. Antes bien, por su misma
ahora parcialmente del lenguaje figurado, esa ndole personal, cada hombre que viene a este
particularsima consideracin se repite en la mundo supone una novedad absoluta, algo
creacin de cada nueva alma humana. El modo irrepetible, que introduce una riqueza original
en que Dios se relaciona con ella es -como en el universo y es fruto de un acto formal y
deca- plenamente diverso al adoptado con el propiamente creador: la produccin ex nihilo
resto de la creacin. De la totalidad de sta (de la nada) de una nueva alma -con su ser per-
cabra sostener que Dios la cre radicalmente sonal-, que de ninguna manera se encontraba
al inicio del mundo y que, conservndola cons- contenida en el cosmos antes del momento de
tantemente, la mantiene en su conjunto, la concepcin. Por el contrario, el cuerpo y el

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alma (animal) de las bestias, o la materia y la 13


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humano, situndola sin intermediarios ante la
forma accidental de cualquier artefacto, mirada y el aprecio del Creador.
estaban encerrados potencialmente en reali-
24
Con el lenguaje paradjico que lo carac-
dades ya existentes. Por tanto, acudiendo a teriza, Kierkegaard ha comentado, en relacin
una expresin bastante impropia, pero relati- con esta propiedad de las personas: tienen
vamente comprensible y muy relacionada con razn los pjaros cuando atacan a picotazos,
lo que queremos mostrar -la peculiar nobleza hasta la sangre, al pjaro que no es como los
del ser personal; cabra afirmar que la can- otros, porque aqu la especie es superior a los
tidad de ser producida en el momento inicial individuos singulares. Los pjaros son todos
del universo no recibe incremento alguno por pjaros, ni ms ni menos. En cambio, el destino
el nacimiento de los animales o la fabricacin de los hombres no es ser como los otros, sino
de cualquier tipo de realidades artificiales, al tener cada uno su propia particularidad17. Y,
paso que se ve aumentada -y de manera extremando la paradoja, agrega: Hegel,
radical- con la creacin de una nueva alma. Y como el paganismo, en el fondo hace de os
esto por la razn -tambin fcilmente inteli- hombres un gnero animal dotado de razn.
gible- de que cada ser humano goza de la sin- Porque en un gnero animal vale siempre el
gularidad en un grado sublime, que lo dife- principio: el singular es inferior al gnero. El
rencia plenamente de las realidades no perso- gnero humano, por el contrario, tiene la
nales. En este sentido -como recordbamos caracterstica, precisamente porque cada
hace un momento- el alma de cada hombre ha Singular es creado a imagen de Dios, de que el
de considerarse fruto de una atencin divina Singular es ms alto que el gnero18.
peculiarsima y singular, que, ponindola ante Los hombres experimentamos como un
S, la moldea -podra decirse, si la comparacin valor, y un valor de gran alcance, la singula-
no resultara infinitamente pobre- con el ridad irrepetible de quienes nos rodean. Una
mismo mimo con que el orfebre da vida a la prueba palpable de ello nos la ofrece la
ms preciada de sus joyas. Por eso, cada absoluta diversidad de la actitud que adop-
persona tiene, a los ojos de Dios y por su tamos ante las cosas de que nos servimos en
propia ndole, un valor propio, que le segrega nuestra vida diaria y ante las personas que con-
de los dems componentes del gnero viven con nosotros y a quienes queremos. Con

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las excepciones que sean de] caso -y que 3. La dignidad del obrar humano 14
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derivan de una personalizacin de los


objetos en cuestin-, a nadie le plantea un Para mostrarlo parece imprescindible aludir 24
grave problema reemplazar los enseres de que a la naturaleza y propiedades del acto de
ser19. Decamos antes que ste -no slo el ser
se sirve por otros de idnticas caractersticas.
personal, sino el de cualquier realidad creada-
Por el contrario, quin deseara sustituir a su constituye el trmino ms propio e inmediato
padre o a su madre, a su novio o a su novia, a de la accin de Dios, el principio primigenio
su mujer o a su esposo, o incluso a s mismo... por el que Este comunica sus perfecciones a
por otras personas similares? Evidente- todo lo existente. Teniendo esto en cuenta, no
mente, y es muy loable, podemos pretender ser difcil comprender el ser como la energa
que todos ellos mejoren... pero sin dejar de ser ontolgica fundamental e intimsima de cada
quienes son; de forma semejante, cada uno de una de las realidades que pueblan el universo:
nosotros puede estar empeado en una lucha esa fuerza primigenia y profundsima que Dios
encarnizada por extirpar los propios defectos: deposita en el centro de todo lo creado y que
pero no est dispuesto a dejar de ser quien es se establece, al mismo tiempo, como el prin-
cipio fundamental que da razn de la ntima
(puesto que, entre otras cosas, eso supondra
unidad de cada uno de esos entes. En efecto,
su efectiva extincin). Toda persona -incluso todas y cada una de las perfecciones de las per-
plagada de taras y deficiencias- aporta al uni- sonas y cosas existen y, en su caso, cobran vida
verso una contribucin nica e irrepetible, que por participar de ese acto o fondo energtico
hace de ella algo radicalmente irremplazable! primordial constituido por el ser: no son ms,
Con lo cual queda suficientemente sealada podramos decir, que extensiones o mani-
festaciones de la energa radical constitutiva
la nobleza o dignidad que compete al hombre
del acto de ser; por eso, porque todo en cada
-a todo hombre- por el hecho de ser persona. realidad participa del nico ser de la misma,
Procede ahora indicar los fundamentos que puede hablarse propiamente de unidad del
permiten afirmar que esa excelencia originaria compuesto: todo lo que en un ente hay
afecta -o puede afectar- a todas y cada una de -repito- es, en fin de cuentas, una manifes-
las operaciones del ser humano. tacin de su nico acto de ser.

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Dando un paso ms, cabra sostener que el en el ser impregnar de humanidad todo 15
CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO N 21

ser recibe una cualificacin originaria y pri- cuanto el hombre es y realiza,- y, consecuente-
mordial por el hecho de pertenecer a un mente, tambin al trabajo, sea ste fundamen-
24
determinado tipo de realidades: rosas, pjaros, talmente intelectual o bsicamente fsico.
hombres...; y que, lograda esa cualificacin pri- Para acabar de comprender esto ltimo -la
maria (por su recepcin en la esencia sus- idntica dignidad personal de cuanto el
tancial, habra que afirmar, acudiendo a una hombre realiza- tal vez bastara con apelar a la
terminologa correcta), en virtud de su propia composicin sustancial de alma y cuerpo, a la
condicin de acto o energa primordial, tiende ndole de espritu encarnado propia de la
a expandirse, a fructificar en cualidades y ope- persona humana . sera suficiente recordar el
raciones, y a empapar con su propia tona- carcter intimsimo de la unin de estos dos
lidad ontolgica a todas y cada una de las coprincipios -cuerpo y alma- y aludir a la mul-
perfecciones (cualidades, facultades, accin, titud de influjos que la experiencia cotidiana,
acabamos de decir) de la realidad a la que la medicina y, quizs especialmente, la psi-
constituye: pues, en ltima y definitiva ins- quiatra, ponen de manifiesto. Con todo, y
tancia, todas ellas son efectivamente y, en con- como venimos observando, la condicin pro-
secuencia, son lo que son por participar del piamente humana y personal de cuanto en el
acto de ser o energa primordial de cada hombre anida slo quedar definitivamente
ente20. fundamentada si seguimos examinando la
Si aplicamos lo visto al caso del hombre, naturaleza de] acto de ser personal, raz de la
habra que mantener que todo lo que encon- dignidad y unidad intimsimas de cada
tramos en cada uno de los representantes de hombre.
nuestra especie ha de calificarse como humano Ciertamente, en el compuesto humano, el
por participar o derivarse de la virtualidad ori- cuerpo y el alma se ligan de una manera tan
ginaria de un ser humano (de un ser, diramos estrecha que, por decirlo as, cada uno pasa a
de nuevo, hablando con propiedad, que de su participar de las caractersticas propias del
respectiva esencia sustancial ha obtenido para otro: el alma se encarna, quedando
siempre semejante cualificacin). Dicha cua- marcada por su unin al cuerpo, y ste
lidad bsica -la condicin de humano, anclada adquiere su peculiar grandeza, su particular y

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superior estructuracin orgnica y la aptitud 16


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO N 21
uno y el mismo el ser del que participan el
para realizar operaciones nobilsimas, en cuerpo y el alma, idntica -participadamente
virtud de su fusin con el alma. Pero en ltima idntica, habra que decir, si quisiramos ser
24
y definitiva instancia -y esto es algo que slo se precisos- es la categora y la dignidad de estos
advierte plenamente al considerar la comn dos principios constitutivos de la esencia
participacin de ambos en un nico ser- es el humana- y esa excelencia, reitero, es la del
cuerpo el que resulta favorecido y elevado alma, de la que deriva para el hombre ntegro
hasta la categora del alma, pasando as todo la condicin de persona.
el compuesto a gozar del rango de lo estricta- Estas verdades fundamentan, pongo por
mente personal. caso, la grandeza de la vida sexual humana y
Para advertirlo, basta recordar que el alma la necesidad de que sta se encuentre perso-
humana, cada una de las almas que vienen a nalizada, centrada en un t nico e irreempla-
este mundo, es resultado de una particular zable, y acogida bajo los auspicios de un amor
accin divina creadora: Dios crea cada alma -le personal22; e instauran tambin las bases que
confiere el ser, pues no otra cosa es crear- en el permiten superar la disociacin y oposicin
mismo instante en que la infunde al cuerpo. En aristotlica entre los trabajos manuales y el
consecuencia, el acto de ser es propiedad ori- ejercicio intelectual, del que forma parte la
ginaria del alma21 -por eso sta es inmortal- y, contemplacin constitutiva del ocio, derri-
de acuerdo con lo que antes sugeramos, bando as las barreras que distinguen o jerar-
queda definido por la categora ontolgica quizan las distintas profesiones: todas son
de ella, y no por la del cuerpo. Este, a su vez -y igualmente dignas. Las razones de todo ello
sin que medie dilacin temporal alguna- par- son claras. Segn acabamos de ver, no slo el
ticipa (recibe su actualidad y perfeccin) del alma y el cuerpo gozan de una dignidad parti-
ser propio del alma y, por ende -puesto que el cipadamente idntica por cuanto integran una
ser es el mismo para ambos y puesto que de l nica persona, actualizada por un nico y
dimana toda la perfeccin del conjunto-, se ve mismo acto de ser, sino que otro tanto sucede
encumbrado hasta la misma altura ontolgica con las operaciones del sujeto humano: sean
en que se halla situada aqulla (la de las reali- stas propias del compuesto -desde las ms
dades personales, repito). En resumen: por ser estrictamente fsicas hasta las biolgicas y las

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del psiquismo inferior-, sean exclusivas del 17


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO N 21
las mismas en una accin exterior y, casi
alma en su vertiente cognoscitiva o volitiva. En siempre, la configuracin o transformacin de
definitiva repito, todas esas operaciones -entre una materia externa, que da lugar a un objeto.
24
las que necesariamente han de incluirse las junto a este tipo de acciones, Toms de
que configuran el trabajo humano - cualquier Aquino, siguiendo a Aristteles, considera las
trabajo! -, gozan de idntica eminencia por inmanentes -cognoscitivas y afecto-volitivas-,
pertenecer a una misma persona, y constituirla llamadas as porque dichas operaciones per-
manifestacin conclusiva de un mismo acto de manecen dentro del sujeto que las realiza (in-
ser: todas poseen la dignidad delo personal. manent), perfeccionndolo. Como es sabido, el
Con lo cual pienso que queda claro en qu uso actual del trmino trabajo, y la realidad
sentido la apelacin a la unidad y dignidad de que a l subyace, incluye acciones de los dos
la persona -lo mismo que a las de su ser per- tipos. Pues bien, las dos son consideradas por
sonal, de las que aqullas derivanresuelve de Toms de Aquino como expresin o manifes-
una manera ms directa y definitiva el pro- tacin del ser personal de quien las realiza: las
blema planteado unas pginas atrs: el de la dos, por consiguiente, quedarn enaltecidas
nobleza del trabajo, de todo trabajo. En la por la dignidad personal inherente a su sujeto.
perspectiva que hemos adoptado, ste -como En primer lugar, y despus de lo que lle-
cualquier otra actividad humana resulta digno, vamos visto, resulta obvio afirmar que las ope-
en primer trmino, en cuanto es advertido raciones inmanentes -las del entendimiento y
como actus personae, como actualizacin la voluntad, fundamentalmente- no son sino
ltima de un ser personal y, en consecuencia, expresin o actualizacin adecuada del ser
como participando de la sublime excelencia personal y partcipes, por tanto, de su superio-
que el ser encierra. ridad constitutiva. El caso de las transentes
Santo Toms plantea expresamente la podra resultar ms problemtico. Pero Santo
cuestin en relacin a las actividades artstico- Toms es tambin claro y tajante. Hablando
tcnicas, que constituyen en su poca el ana- del arte -que incluye las actuales actividades
logado principal del trabajo. Como vimos al artstico-tcnicas-, afirma de modo explcito
hablar de Aristteles, tales operaciones deben que no slo en la operacin, sino en la misma
calificarse como transentes, ya que el fruto de obra, queda impresa una huella de lo ms

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ntimo y constitutivo del artfice: su ser per- las perfecciones del sujeto- permite hacer 18
CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO N 21

sonal. La cita -fecundsima para la interpre- intervenir con todo derecho al otro gran
tacin de las actividades artstico-tcnicas y mbito de operaciones inmanentes, en parte
24
para establecer las condiciones objetivas que descuidado, en lo que afecta a nuestro pro-
respetan el carcter estrictamente personal del blema, por Aristteles. Me refiero a los
trabajo humano- merece ser traducida ntegra dominios de la voluntad, de la libertad, del
y literalmente: nuestro ser -dice Santo Toms- amor, que acabarn de explicar la inefable dis-
es un cierto acto, Nuestro ser es vivir y, en con- tincin del trabajo humano.
secuencia, obrar, puesto que no existe vida que
De todos es conocido que para Aristteles el
no se exprese en operaciones. Por otro lado, el
mbito ms noble de la actividad humana se
que realiza actualmente algo es en cierta
encuentra representado por la vida teortica,
manera la obra que lleva a cabo, pues el acto
del que mueve y el acto del que obra se y que esa vida -en la que el hombre encuentra
encuentran en lo movido y en lo realizado. Y su felicidad- no apela expresamente al amor.
por eso los artesanos, los poetas y los benefac- La razn de esta exclusin es relativamente
tores aman su propia obra, porque aman su sencilla. La felicidad debe concebirse como un
propio ser. Ya que es natural que cada uno cierto trmino o acabamiento, como una cul-
ame su ser23. minacin. Y aunque no es verdad que en
Aristteles la voluntad y los apetitos sensibles
En consecuencia, y se entienda como se hayan de considerarse como exclusivamente
entienda -como predominantemente inte- tendenciales, puesto que tan propio del amor -
lectual o predominantemente fsico, o como en su sentido ms amplio y aristotlico- es
una proporcionada sntesis de ambos tipos de tender a lo que est ausente como gozarse en
operacin-, el trabajo queda dignificado direc- el bien presente, s que es cierto que una y
tamente, si se me permite la expresin, en otros -voluntad y apetitos- en rigor no
cuanto participa del acto de ser personal del poseen sus respectivos objetos, por cuanto
trabajador. esta capacidad pertenece ms bien al mbito
Adems, el recurso al acto de ser -que, como cognoscitivo. Y as, en los dominios intelec-
vimos, debe calificarse como la energa onto- tuales, aun cuando sea la voluntad la que
lgica fundamental de la que participan todas goce, es propiamente la inteligencia la que

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aprehende y hace posible esa fruicin. En ese 19


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO N 21
absoluto un principio esttico; es energa pri-
sentido, y slo en se, cabe afirmar que la mordial,- y su dinamismo hace que el com-
voluntad concebida por Aristteles no puesto fructifique en operaciones por las que
24
alcanza estrictamente lo buscado (aunque la persona va adquiriendo su plenitud. Por eso,
se deleite en ello). Y en ese sentido pienso que lo que perfecciona al hombre y le otorga su
deben entenderse las siguientes palabras de L. nobleza es, por una parte, su acto de ser per-
Polo: ni en Aristteles, ni en Platn, la sonal; por otra, la cooperacin culminante de
voluntad es posesiva: es precisamente no la persona y de ese mismo ser. Santo Toms lo
posesiva, es decir, tendencial (...). Lo que se sostiene explcitamente: se dice que algo es
corresponde con lo que nosotros llamamos bueno -afirma- cuando es perfecto. Pero la
voluntad es la palabra rexis, que significa perfeccin es doble. Una perfeccin primera,
deseo. Ahora bien: se tiende o se desea que es el mismo ser; y una perfeccin segunda,
aquello que no se posee; no se tiende a lo que que es su operacin: y sta es mayor que la
se posee24. Todo ello explica que el Dios aris- primera25. El obrar, por tanto, que no ha de
totlico sea Pensamiento que se piensa, pero concebirse con independencia del acto de ser,
no pueda ser Amor que (se) ama (aunque s sino -segn decamos- como su florecimiento o
objeto de amor: lo amado y deseado por intensificacin conclusiva, es el que confiere la
otros); y explica tambin que el perfecciona- plenitud terminal a las realidades creadas y, en
miento humano definitivo deba ser reservado concreto, al hombre. En esto parecen con-
-segn Aristteles- a los dominios del entendi- cordar cuantos apelan al pensamiento clsico.
miento: a la actividad terica o contemplativa Pero ya no encontraramos unanimidad en la
(respecto a la cual el goce amoroso sera, a lo respuesta al siguiente interrogante: con-
tribuye igualmente cualquier operacin al per-
ms, una simple concomitancia).
feccionamiento de la persona?; se sitan
Para la que hemos denominado filosofa de todas ellas en plano de igualdad, o ms bien
inspiracin cristiana, representada egregia y hay que considerar a alguna en concreto como
concretamente por Santo Toms, lo que debe un obrar privilegiado, como la operacin pri-
ser considerado como ms alto en el hombre mordial y determinante que otorga al ser
es su acto de ser personal, otorgado directa e humano su autntico y genuino acabamiento?
inmediatamente por Dios. Pero el ser no es en Y en caso de decidirse por el segundo miembro

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de esta ltima disyuntiva, cul sera esa ope- 20


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO N 21
principio moral es la voluntad,- y, por tanto, si
racin? la voluntad es buena, tambin lo ser la ope-
racin27 y, por ende, recordando lo que antes
24
Durante siglos, siguiendo las huellas de
Aristteles, se ha hecho residir dicha culmi- decamos, el hombre entero. En cuanto que la
nacin en los dominios del entendimiento: y voluntad buena -el buen amor, el bien querer
confiere su bondad a cualquier otra operacin
Toms de Aquino, mximo representante de la
humana, intensifica el ser personal y va otor-
metafsica del ser, ha quedado as aprisionado
gando al hombre su acabamiento conclusivo,
en la interpretacin aristotlica, de la que
su perfeccin en cuanto hombre.
surgieron expresiones tan difundidas como la
de filosofa aristotlico-tomista o la del Por eso Cardona, a quien debemos en buena
intelectualismo de Santo Toms. Pienso que parte esta recuperacin del verdadero Toms
es hora de afirmar resueltamente, con Agustn de Aquino, ha podido afirmar: Dios obra por
de Hipona y Toms de Aquino, que el acaba- amor, pone el amor, y quiere slo amor, corres-
miento del hombre hay que buscarlo en la pondencia, reciprocidad, amistad. (...) As, al
lnea del amor (de un amor inteligente: Deus caritas est del Evangelista San Juan, hay
razonado y razonable). En efecto, el propio que aadir: el hombre, terminativa y perfecti-
Santo Toms afirma: el hombre bueno se dice vamente hombre, es amor. Y si no es amor, no
tal en cuanto tiene una voluntad buena, ya es hombre, es hombre frustrado, autorre-
que por la voluntad ponemos en acto todos los ducido a cosa28. Para Santo Toms, Dios
resortes de nuestra persona. Y de ah que no puede ser definido como Ser y como Amor, en
se diga bueno el hombre por gozar un buen perfecta identidad; y el hombre en correspon-
entendimiento, sino por poseer una voluntad dencia con El, habr de ser descrito como el
buena26. Y en otro lugar, refirindose impl- poseedor de un ser que culmina en actos de
citamente a los dos niveles de perfeccin a los amor, consumando as su ndole personal como
que antes aludamos (el ser y la operacin), imagen y semejanza del Absoluto.
sostiene: existe un doble principio: el prin- Este extremo, central para el ntegro desa-
cipio natural y el principio moral. El principio rrollo de nuestro escrito, merece una conside-
natural es el alma, y cuanto de ella procede racin ms detenida. Tradicionalmente el
por va natural es ntegramente bueno. Mas el hombre ha sido definido por su racionalidad

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(como animal racional); pero, en consonancia 21


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO N 21
aadida, complementaria o, si se desea
con lo que vimos en el captulo anterior, al utilizar un trmino ms correcto, acorde con el
hablar de la dignidad humana, pienso que pensamiento de Santo Toms antes citado,
24
mejor podra describrsele por su ndole de ser moral: una nobleza ulterior, derivada del
libre. Y esto, no slo por las razones all apun- propio carcter libre del hombre, de su ndole
tadas, sino por cuanto la libertad es la facultad de realidad incompleta, pero dotada de la
de las dos potencias superiores -el entendi- capacidad de conducirse a s misma a su per-
miento y la voluntad- y, por ello, facultad de la feccin definitiva.
persona toda y como tal. Ahora bien, el acto Desde este punto de vista, ciertas personas
supremo de la libertad no es querer esto o lo merecen -valga la expresin- un respeto
otro, sino querer sin ms, en el sentido fuerte suplementario, del que no son acreedores
del trmino, amar: es el amor, calificado por los dems. Ahora bien, si tenemos en cuenta lo
Milln-Puelles comola forma interpersonal de que hemos venido diciendo, podramos
la libertad29. Por consiguiente, lo que con- intentar responder a esta pregunta clave: cul
fiere al hombre -como ser libre- su acaba- es, en fin de cuentas, el nico criterio, la sola
miento definitivo es la ndole y calidad de su razn que, desde una perspectiva radical, fun-
amor. damenta ese incremento de dignidad y de
Veamos lo mismo desde otra perspectiva: la respeto?, -y la respuesta no podra ser sino la
del incremento de la dignidad personal. La siguiente: lo que hace de ella -ontolgica-
cuestin acerca de si cabe un engrandeci- mente- mejor o peor persona. No, por tanto, la
miento de la propia vala como persona se riqueza, el poder o la posicin social,tampoco
resuelve, en su esencia, distinguiendo dos la simpata, el grado de saber, su ingenio o
momentos o aspectos de la eminencia personal penetracin intelectual - sino, en ltima y
humana: a) una dignidad que podramos cali- radical instancia, el uso que haya hecho de su
ficar como ontolgica o constitutiva, que libertad, el grado alcanzado en el ejercicio del
pertenece a todo hombre por el hecho de serio amor.
y se halla indisolublemente ligada a su natu- Todo ello permite reafirmar, de acuerdo con
raleza racional y libre y al acto personal de ser lo visto, que la categora del trabajo deriva,
que la fundamenta., y b) una dignidad para cada individuo, de su intrnseca dignidad

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personal. Pero, segn lo analizado hace un y del incremento de esa eminencia que cada 22
CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO N 21

momento, esa dignidad se encuentra de algn uno consiga a travs del amor. Pero como la
modo desdoblada en los dos elementos a que vala constitutiva es idntica para cualquier
24
acabamos de referirnos: el acto personal de ser persona -y sta es la segunda observacin que
y el amor. En consecuencia, la vala de la propia pretendamos hacer-, el valor de un trabajo
tarea proceder originaria y fundamental- vendr medido, exclusivamente, en funcin
mente de la ndole personal de quien lo pone del amor que ponga al realizarlo quien lo
por obra, y complementaria o conclusivamente ejecuta. Desde este punto de vista, y estamos
del amor con que lo realice. Mas nunca, esto es en estricta deduccin filosfica, el trabajo pro-
obvio, de o que segn los moldes al uso podra fesional de un primer ministro puede ser
calificarse como categora o valor intrnseco rebasado, en lo que a categora se refiere, por
del trabajo, con independencia del sujeto que el de una modesta vendedora de chucheras; el
lo lleva a trmino. La discriminacin definitiva de un sesudo profesor universitario, por el de
de cuanto tiene que ver con las personas radica la empleada que realiza la limpieza de su des-
-siempre!- en el amor. pacho... o viceversa: el rango del trabajo del
Todava un par de observaciones, antes de ministro y el del catedrtico pueden superar en
concluir. Decamos hace un momento que el mucho al de esas otras personas, en funcin -
incremento de la dignidad personal tiene exclusiva!- del amor que pongan en reali-
como nica causa el amor. De ello se deduce, zarlo. Extremando la paradoja: la importancia
sobre la base de la idntica dignidad consti- objetiva de un trabajo, para el bien de quien
tutiva de las personas, que a ms amor, a mejor lo realiza y para el de la humanidad en su con-
amor, ms dignidad personal. Pero tambin es junto, es funcin estricta del amor con que esa
evidente, segn lo dicho, que a ms amor, tarea se lleva a trmino.
mejor trabajo. Con lo que queda confirmada
la idea capital que venimos subrayando a lo
largo de casi todo este escrito, y que reprodu-
jimos en el prrafo anterior: la vala del trabajo
deriva de la dignidad personal: de la exce-
lencia constitutiva, igual en todas las personas,

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1. Cfr. T. Melendo, Elementos configura- 10. En la exposicin que he hecho de l, no 23


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO N 21

dores de la actual valoracin del trabajo, en en la elaboracin completa realizada por sus
autores.
24
Cuadernos Empresa y Humanismo, N 19. All
fundamento tambin la afirmacin con la que 11. Cfr. el trabajo citado en la nota 1.
he abierto el presente escrito.
12. Recojo en este punto algunas ideas
2. G. Cottier, Questions de la modernit, expuestas en T. Melendo, La cuestin de la
FAC, Pars 1985, pp. 208-209. dignidad humana, en Boletn de la Real
3. R. Alvira, Reivindicacin de la voluntad, Sociedad Econmica Matritense de Amigos del
Pas, 10-11 (nov. 1988), pp. 20-28, y en T.
EUNSA, Pamplona 1988.
Melendo, Fecundacin in vitro y dignidad
4. A. Caturelli, Metafsica del trabajo, humana, Casals, Barcelona 1987.
Huemul, Buenos Aires 1982, pp. 30 Y 49. 13. Kant, Metaphysik der Sitten,
5. ibidem, pp. 63, 68, 50. Tugendlehre, 38.
6. J. Pieper, El ocio y la vida intelectual, 14. Pico della Mirandola, Discurso sobre la
Rialp, Madrid 1962, pp. 308. dignidad del hombre, Opera Omnia, edit.
lehan Petit, Pars 15 17, sp.
7. Ni que decir tiene que las alusiones a
Alvira, Caturelli o Pieper tienen slo una 15. Santo Toms de Aquino, S. Th. I-II, prl.
funcin didctica, que de ninguna manera pre- 16. C. Cardona, Metafsica del Bien y del
tende descalificar sus teoras, recogidas aqu mal, EUNSA, Pamplona, 1987, cap. 3; especial-
de forma simplificada. Sus soluciones, como es mente, pp. 88 ss.
obvio, van mucho ms all de lo expuesto en 17. S. Kierkegaard, Diario IX A 80.
el texto, y contienen sugerencias preciosas en
orden a lo que desarrollar en el resto de este 18. Ibidem, X A 426.
escrito. 19. Lo que aqu expongo en trminos slo
parcialmente tcnicos, puede estudiarse ms
8. R. Alvira, op. cit., pp. 108-109. profundamente en Santo Toms. Cfr., por
9. A. Caturelli, op. cit., pp. 69 y 72. ejemplo, De Potentia, q.7, a.2 ad 9; q.3, a.7 c;

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S. Th. 1, q.3, a. 4 c; q.4, a. 1 ad 3; q5, a. 1 c; q. 8, (2) 1979, pp. 35 ss; y V. Frankl, La idea psico- 24
CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO N 21

a. 1 c; q. 105, a.5 c; I-II, q, 10, a. 1 ad 1; CC., c. lgica del hombre, Rialp, Madrid 1965, p. 107,
28; In I Sent, d. 17, q 1, a.2 ad 3; In I De Anima,
24
23. Santo Toms de Aquino, In IX Ethic., lect.
a.6 ad 2.
7, n. 1846.
20. Utilizando una expresin ms tcnica:
24. L. Polo, `Tener y dar, en Estudios sobre
por una especie de sobreexceso energtico
que deriva de su misma ndole de acto, el ser la encclica Laborem exercens, cit. p. 223.
trasciende el mbito sustancial y reviste con su 25. Santo Toms de Aquino, Lect. in Epist ad
propio rango hasta las manifestaciones acci- Galatas, n. 332.
dentales ms remotas, a las que alcanza con su 26. Idem, S. Th. I, q5, a.4 ad 3.
poder constitutivo: pues, en efecto, el ser de
los accidentes es el mismo que el de sus respec- 27. Idern, citado (sin referencia) por C. Fabro
tivas sustancias. en la Introduzione a S. Kierkegaard, Gli atti
dell amore, Rusconi, Miln 1983, p. 19.
21. Cfr, Santo Toms de Aquino, In II Sent.,
d. 17, q.2, a.2 ad 5. 28. C. Cardona, op. cit., p. 101.
22. Cfr., al respecto R. Sancho, Las posibili- 29. A. Milln-Puelles, Sobre el hombre y la
dades del amor conyugal, EUNSA, Pamplona sociedad, Ria1p. Madrid, 1976, p. 100.

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