Misael Acosta Solis - Obras PDF
Misael Acosta Solis - Obras PDF
Misael Acosta Solis - Obras PDF
Treball de recerca
gener de 2005
Misael Acosta Sols y el
conservacionismo en el Ecuador
(1936-1953)
Nicols Cuvi
CEHIC-UAB
2
NDICE
RESUMEN4
PRLOGO....6
Agradecimientos..18
Vocabulario ecuatoriano..19
INTRODUCCIN...20
La historia ambiental y la historia de la ciencia...23
El conservacionismo en la primera mitad del siglo XX..28
La historia ambiental del Ecuador...36
Misael Acosta Sols.44
CAPTULO 1
Primeros aos e ideas conservacionistas (1910-1940)47
Estudiante y profesor en la Universidad Central.....56
Una revista sobre botnica y farmacognosia...63
ltimos aos en la Universidad Central y viaje a Esmeraldas....71
CAPTULO 2
Ciencia y conservacionismo (1940-1943)...79
El Instituto Ecuatoriano de Ciencias Naturales...83
Agricultura y geobotnica en regiones secas...90
Eucaliptos y otras especies introducidas......98
CAPTULO 3
Contacto con el conservacionismo del norte (1943-1948)....104
La Estacin Experimental Agrcola...111
La campaa conservacionista en los aos de la quina...113
Un discurso ante las elites sobre colonizacin y agricultura.....118
La posguerra en Estados Unidos y el Ecuador..126
Leyes conservacionistas.134
CAPTULO 4
El conservacionismo institucionalizado (1949-1953).......138
El Departamento Forestal......145
Flora y otras publicaciones en los aos del Departamento Forestal.159
La conservacin institucionalizada ...........................................167
CONCLUSIONES
Institucionalizacin del conservacionismo....173
Misael Acosta Sols y el conservacionismo ..177
Receptores o protagonistas?.............................................................................185
Eplogo: las puertas de la historia..190
BIBLIOGRAFA
Obras de Acosta Sols....193
Bibliografa.......197
3
RESUMEN
Entre las dcadas de 1930 y 1950 Misael Acosta Sols lider un proceso de institu-
cionalizacin del conservacionismo en el Ecuador. Instituciones privadas y guber-
namentales de corte conservacionista, exposiciones, libros y artculos, revistas
cientficas, estaciones de investigacin forestal y agroecolgica, leyes y polticas,
congresos y encuentros, son algunos de sus legados.
Miembro de la elite econmica serrana y destacado geobotnico y forestal, supo
aprovechar su autoridad cientfica para lograr la fundacin del Departamento Fores-
tal durante un gobierno que apunt a modernizar el agro y abrir la frontera de las
zonas clidas (Galo Plaza, 1948-1952). Aunque los alcances del Departamento Fo-
restal fueron limitados, signific un hito en la institucionalidad del tema en el Ecua-
dor, como las dems instituciones y publicaciones que fund.
Sus argumentos para la conservacin en la dcada de 1940 fueron sobre todo
econmicos: materias primas y manufacturados para la exportacin, y lea y carbn
para las ciudades eran sus objetivos. Pero tambin consideraba los valores estticos-
ticos y ecolgicos de la naturaleza, llegando a incorporar valores preservacionistas
cada vez con mayor intensidad.
He analizado las ideas de Acosta Sols a la luz de sus libros y artculos en revis-
tas cientficas, y he aprovechado adems revistas y publicaciones cientficas del
perodo estudiado producidas mayormente en Quito.
He construido el trabajo con ideas de las historiografas ambiental y de la cien-
cia, situado entre la academia y mi intencin ecologista. Incluyo una introduccin
donde sito mi trabajo en el marco de la historia ambiental y mi intencin de articu-
larla con la historia de la ciencia. Tambin presento una resea del conservacionis-
mo en la primera mitad del siglo XX, para situar el ambiente mundial en el
momento. Concluyo la introduccin con una aproximacin a la historiografa am-
biental en el Ecuador.
Argumento que la historia del ambientalismo en el Ecuador debera ser revisada
fijando con mayor cuidado las continuidades y rupturas entre las ideas de Acosta
Sols y otros cientficos de su momento y las generaciones que irrumpieron en el
panorama nacional en las dcadas de 1970 y 1980. Sugiero la revisin, por ejemplo,
de la historiografa sobre la proteccin de Galpagos y otras reas protegidas.
Tambin sostengo la posibilidad (y la necesidad) de estudiar personajes como
Acosta Sols, y las mismas ideas ambientalistas en pases del sur, alejado del tradi-
cional y colonial enfoque centro-periferia, que convierte a protagonistas de un
movimiento mundial en actores pasivos, epifenmenos de lo que ocurre en otros
lugares.
Al final aado un eplogo de temas sobre los cuales considero necesario profun-
dizar para un mejor conocimiento de las historias de la ciencia y ambiental en el
Ecuador del siglo XX.
Palabras clave: Ecuador, Misael Acosta Sols, historia del siglo XX, historia
del conservacionismo, historia del ambientalismo, historia de la ecologa, historia
de la forestera, geobotnica.
5
PRLOGO
En el otoo de 2002, con una licenciatura en biologa a cuestas, comenc mis estu-
dios de historia de la ciencia en la Universitat Autmoma de Barcelona. Cumpla
as un anhelo cautivo durante aos: aproximarme a la otra cultura. Y fue durante
el curso de historiografa que escuch por vez primera sobre la historia ambiental.1
Dada mi formacin universitaria y mi nimo ecologista comenc a pensar cmo
conciliar tal disciplina con la historia de la ciencia; cmo conciliar mi preocupa-
cin por el deterioro ambiental y sus posibles soluciones, y los estudios histricos,
sociolgicos y filosficos de la ciencia? y cmo situarla en el contexto que me
interesaba, el Ecuador?
Mi primera idea fue analizar las ideas de la naturaleza que tuvieron los cientfi-
cos de aquel territorio en el siglo XX, y encajarlas en los acontecimientos socioeco-
nmicos y el estado material del ambiente. Mi fuente fueron varias revistas
cientficas ecuatorianas publicadas entre 1940 y 1975. Tras la primera revisin fue-
ron claras dos tendencias con sus matices en cuanto a las visiones de la natura-
leza. Por un lado, quienes la aprehendan como un espacio que deba ser dominado
para completar la obra de dios, sin reparar en la sostenibilidad. Una visin tradicio-
nal, con muchas variantes, pero inconsciente de la agotacin de los recursos. Y por
el otro, un grupo que comparta tal imagen cartesiana-religiosa de la vida como una
mquina y alentaba su dominacin, pero al mismo tiempo introduca ideas conser-
vacionistas con base en la agricultura y las ciencias naturales (en especial geobot-
nica y ecologa) como la reforestacin o el control de la erosin. Estos ltimos
tenan una figura visible a la cabeza: Misael Acosta Sols (1910-1994), de quien yo
conoca su obra fitogeogrfica aun vigente pero no su faceta conservacionista.
Este descubrimiento me sorprendi, por las lcidas exposiciones de Acosta
Sols sobre la deforestacin o la erosin en el contexto ecuatoriano, pero tambin
1
En este trabajo entiendo historia ambiental como sinnimo de historia ecolgica,
consciente de que hay quienes diferencian entre ambos. Para Arnold 2000, 11, por ejemplo,
la primera trata del ser humano en relacin con el entorno la naturaleza como su hbi-
tat mientras en la historia ecolgica la gente es una parte ms del sistema.
Prlogo
por su visin universal. Saba que no eran las primeras llamadas de alerta hechas
en el Ecuador y menos aun el mundo. Pero s eran particulares en relacin con sus
contemporneos en su contexto, en un momento que vivi el doble sufrimiento am-
biental de recibir un callejn interandino sobreexplotado y presenciar la vertiginosa
ampliacin de la frontera en las tierras clidas, costeras y amaznicas. Hasta cono-
cer estos textos, pensaba que hasta las dcadas de 1960 y especialmente las 1970 y
1980 no hubo una preocupacin desde lo nacional por la conservacin. Pero ah
tena un cientfico, miembro de varias academias de ciencias,2 que haba publicado
ms de 300 obras entre artculos y libros, miles de artculos periodsticos, haba
recibido varios premios nacionales e internacionales por su obra cientfica y divul-
gativa, fundado instituciones cientficas y conservacionistas, trabajado en estaciones
agrcolas de todo el pas, fundado una finca agroecolgica privada, fundado, dirigi-
do y editado varias revistas cientficas. Me cautiv enseguida. Pens que en torno al
geobotnico ambateo poda reconstruir la historia del conservacionismo y, de for-
ma ms amplia, del ambientalismo, especialmente en la Sierra centro-norte ecuato-
riana. Era un personaje que anhelaba el progreso de la nacin, miembro de la elite
econmica, destacado estudiante, con gran capacidad movilizadora para crear insti-
tuciones y redes de comunicacin, deseoso de protagonismo, amante de la tierra y el
excursionismo, apasionado por la ciencia, coleccionista, agricultor, forestador, po-
lemista, y testigo de casi toda la era de los extremos y de la intensificacin de la
crisis ambiental. As que tras constatar la ausencia de anlisis histricos de sus ideas
conservacionistas decidimos con el director de este trabajo dar un giro hacia el per-
sonaje, y presentar esta faceta indita.
Hubo varios motivos para emprender la investigacin. En primer, casi no se ha
escrito sobre Acosta Sols: apenas un extenso currculum, dos notas necrolgicas y
unas pocas pginas en enciclopedias, todas con estilos hagiogrficos, de homenaje,
insuficientes para conocer sus ideas.3 Acosta Sols deba ser situado en contexto y
desde un enfoque alejado de la hagiografa (aunque desde ya debo confesar que ha
sido difcil evitar encariarme con el personaje, quizs por las fuentes utilizadas).
En segundo lugar, es relevante investigar a un cientfico de un pas donde prima la
2
Estados Unidos, Rusia y Francia se contaban entre las ms prestigiosas.
3
Carrera 1992 es lo ms completo; se trata de una lista de logros profesionales: membres-
as, instituciones y revistas fundadas, premios, publicaciones principales, artculos de prensa
dedicados a su figura. Mediante estas listas se detalla la obra y algunos detalles de la vida
de Acosta Sols, pero de forma desarticulada y sin considerar el contexto. No obstante sus
visibles defectos, es una fuente primaria muy importante. Vase tambin Ortiz Crespo
1994, Astudillo Espinosa 1994, Prez Pimentel 1997, Revelo 2004.
7
Prlogo
idea de que hay poca ciencia, y que la buena ha sido construida por los extranje-
ros, en buena parte debido a la pobre memoria de la historia de la ciencia, en parte a
que durante mucho tiempo la mayor cantidad de cientficos reconocidos han sido
extranjeros,4 en parte al menosprecio del valor cientfico de los saberes tradiciona-
les americanos, especialmente los indgenas pero tambin los posteriores al mestiza-
je.
Ello enlaza con una tercera razn: la necesidad de evidenciar la obra conserva-
cionista de Acosta Sols. La visin tradicional del ambientalismo en el Ecuador ha
transmitido la idea de que antes de la declaracin de Galpagos como parque nacio-
nal en 1959, de la creacin masiva de reservas estatales de biodiversidad en la d-
cada de 1970, y de la aparicin de organizaciones privadas desde fines de la dcada
de 1970, no exista ambientalismo en el pas, o eran iniciativas aisladas.5 Sin duda
desde 1970 se intensific el ambientalismo en el Ecuador, situndose definitiva-
mente como actor importante desde la dcada de 1980 con una presencia y capaci-
dad movilizadora significativa, tal como sucedi en muchas otras naciones del
globo.6 Cada vez hubo una mayor divulgacin de la conservacin de la naturaleza,
con series de televisin muy recordadas como la de Jacques Costeau, entre otros
medios, que sensibilizaron a generaciones que adquirieron conciencia ecolgica,
4
La Condamine, Humboldt, Darwin entre los ms famosos, que obtuvieran el material, sus
ideas y logros (la figura del globo terrestre, las bases de la ecologa cientfica, y la seleccin
natural como mecanismo de la evolucin) tras visitar las tierras equinocciales. Y otros co-
mo Sodiro y Wolf, y los dems que arribaron en la segunda mitad del siglo XIX para
transmitir sus saberes a los jvenes estudiantes. Aun hoy los cientficos extranjeros tienen
amplio protagonismo y reconocimiento en la investigacin en ciencias naturales, como
muestran por ejemplo Galpagos, o los miembros extranjeros que ostentan altos cargos en
las facultades de ciencias naturales, aunque la intensidad y densidad en general sea menor
que antes.
5
Fernando Ortiz Crespo, bilogo ms joven que Acosta Sols, narraba as la historia del
ambientalismo: El movimiento ambientalista en el Ecuador naci con la creacin de la
Fundacin Natura, en 1978. Antes de esa fecha, pioneros como Misael Acosta Sols daban
voces aisladas pero sin mayor eco social. Una masa crtica de expertos ambientales sali de
las aulas del Departamento de Biologa de la Universidad Catlica a partir de los aos 70, y
los egresados y graduados de esta procedencia comenzaron a proyectarse en los mbitos
profesionales de Quito, con fuerza, en los 80 y 90. Ortiz Crespo, sin fecha, Tres lustros
menos para salvar la Tierra?, en http://www.hoy.com.ec/libro2/borde/borde11.htm (des-
cargado en noviembre de 2004).
6
El pensamiento y la labor de Acosta Sols, de crculos aristocrticos en el Ecuador, se
ampli a las clases medias y cambi de carcter. Parte tuvieron que ver en ello el proceso
de cambio del pas, el ambiente internacional, la crisis en los movimientos polticos de la
izquierda, un crecimiento del romanticismo por la crtica al proceso de modernizacin,
desarrollo de la cooperacin internacional que sostuvo grupos de intelectuales dedicados
al tema, intensificacin del movimiento campesino por la reforma agraria y luego el movi-
miento indgena, el neoromanticismo ecolgico, entre otros cambios (agradezco a Pablo
Ospina su comentario sobre este tema, destacando la necesidad de que las luces de Acosta
Sols no oscurezcan las de sus estudiantes y sucesores en cuanto al conservacionismo.
8
Prlogo
7
La educacin ambiental ya es parte del currculo educativo nacional (como lo es de
muchas otras partes del globo) y la Constitucin de la Repblica reformada en 1998 acoge
abiertamente el tema.
8
Vase por ejemplo Vallejo 2003.
9
Prlogo
resulta una parte crucial.9 Con esta investigacin no pretendo llenar todos los vacos
en ese sentido; ms bien, quisiera que ilustre, como un mapa provisional, dnde se
podra continuar indagando sobre el tema.10
Una cuarta razn, relacionada con la anterior, es que considero indispensable
evidenciar estas figuras y situarlas en la red de constructores del ambientalismo
contemporneo, otorgndoles su protagonismo, oscurecido por historiografas del
norte planetario como la anglosajona o la francesa. De hecho, la historia del ecolo-
gismo ha sido construida como si se tratase de un asunto de pases econmicamen-
te ricos, como movimientos que aparecen en el Norte en la segunda mitad del siglo
XX,11 y todo lo que ocurre en la periferia es un epifenmeno. A desmitificar estas
ideas ayudan las investigaciones sobre ecologismo popular o ecologismo de los
pobres;12 pero al evidenciar que la preocupacin por la naturaleza est presente en
todas las regiones del mundo, en lenguajes no necesariamente cientficos, se os-
curece sin intencin la existencia de naturalistas y elites que contribuyeron, en len-
guaje cientfico y formal, a la consolidacin de un movimiento mundial desde hace
mucho tiempo globalizado.13 Esto ha sucedido por ejemplo en Mxico, donde el
abuso ambiental ha llevado a la automtica y falsa conclusin de que no ha existido
historia de conservacin, mientras historias recientes han probado que la falta de
apoyo gubernamental en ciertos momentos y los obstculos no significan ausencia
9
Vase Worster 1994 y Casado de Otaola 2000a,b.
10
Flrez 1998 llama la atencin sobre el peligro de identificar la historia ambiental con la
historia del ambientalismo, relegando sta a una mera subdivisin de la historia intelectual
o de las ideas. En mi caso, no lo considero un reduccionismo sino la seleccin de un frag-
mento del amplio espectro de la historia ambiental.
11
McEvoy 1993, 205, por ejemplo, se refiere a una jefatura histrica de Estados Unidos
en asuntos ambientales, y a la necesidad de pases ms civilizados como condicin para
el ambientalismo. Pero no es el nico; por el contrario, tales comentarios son la regla. (Va-
se por ejemplo Jepson y Whittaker 2002 donde no se duda en sealar que el conservacio-
nismo naci entre las elites del norte, especialmente las de Estados Unidos; el marco
analtico es tan determinante para estas investigaciones, que abruma la existencia de tantos
historiadores incapaces de distanciarse).
12
Tratado por Martnez Alier (por ejemplo 1993a, 42-46; 1993b, aunque habra planteado
las ideas desde 1985 como neo-narodismo ecolgico o neo-populismo ecolgico), pero
otros como Gottlieb 1993 tambin han descrito estos conflictos sociales en torno a una in-
dustria, mina, aglomeraciones urbanas, acceso al agua y salud, a espacios verdes, resisten-
cia a tecnologas de uso de los recursos, que aparecen en lenguajes no cientficos, a veces
religiosos.
13
Este problema no solo atae a los pases perifricos. Gottlieb 1993, 3, ha dicho que
dada la naturaleza diversa del ambientalismo contemporneo, sorprende cun estrecha-
mente ha sido descrito el movimiento desde una perspectiva histrica, y cmo en el caso
estadounidense un grupo de intereses ha absorbido, desde la dcada de 1970, el ambienta-
lismo, dejando fuera del significado de la palabra (sin razn lgica) quienes sostenan
posturas ms apegadas a las ideas originales, y que han pasado a ser llamados alternati-
vos.
10
Prlogo
14
El argumento colonialista de que los pobres no protegen los recursos naturales es aun
menos creble cuando se observa el panorama mundial en el siglo XXI, con los pases eco-
nmicamente ricos que lideran el desenfrenado consumo energtico, la dependencia de
produccin exterior y en regiones muy lejanas, la acumulacin de desechos...). Martnez
Alier ha mostrado cmo inclusive los pobres han tenido comportamientos ms ecologistas
que el ecologismo formal. Obviar estas situaciones es normal y parte indispensable en
la construccin del discurso hegemnico con que convivimos.
15
Para Mxico vase el estudio de Simonian 1999 que abarca varios siglos hasta la actuali-
dad. En Brasil destaca el trabajo de Pdua 2002, quien narra la crticas a la destruccin de la
naturaleza realizadas desde 1786 y durante todo el siglo XIX, en un contexto no industrial
y no urbano! Para Cuba vase las polticas forestales en el siglo XX, con personajes como
Jos Isaac del Corral (Valero Gonzlez 2003) o pinsese en la mencin de una Sociedad
Cubana Protectora de Animales y Plantas a fines del siglo XIX (Funes Monzote 2003). Para
Chile hay varios ejemplos, como el de Iglesias 2003 sobre las negociaciones en torno a la
conservacin de monte. En Argentina vase Rosario Prieto del y Castrillejo 1999, quienes
han investigado ideas conservacionistas de los ilustrados americanos del Virreinato del Ro
de la Plata desde fines del siglo XVIII. Esta relacin no pretende ser extensa, y por ello la
omisin de otros casos regionales solo implica mi desconocimiento de ellos.
16
Por ejemplo Guha 2000, x.
17
Bowler 1998, 22.
18
Casado de Otaola 200b, 290.
11
Prlogo
solo de las ideas; sta es bastante militar y econmica, y tambin de las ideas, pero
no absoluta. No es omnipotente, y reconocerlo, evidenciarlo, es necesario. Es clave,
para recibir un momento de poscolonialidad, encontrar la originalidad indgena
y mestiza para construir la diversidad. La historia est llena de ella, como nuestra
actualidad.
Se trata, de alguna manera, de caracterizar, desde Latinoamrica, las diferen-
cias entre nuestros ambientalismos y los de las sociedades noratlnticas, para facili-
tar la identificacin de las presencias y ausencias en el dilogo, y la adecuada
evaluacin de aquella pluralidad sin la cual Amrica Latina no podr aportar ideas e
iniciativas realmente nuevas en la bsqueda de mecanismos globales de coopera-
cin.19 Las investigaciones sobre ecologismo popular han contribuido a construir
esas narrativas as como los trabajos de historiadores-as desde Amrica Latina.
En este trabajo describo y discuto sobre la vida e ideas conservacionistas de Mi-
sael Acosta Sols entre su niez y 1953, fecha lmite que responde a dos razones. En
primer lugar su voluminosa obra, cuyo anlisis requerira de un trabajo mayor. Y en
segundo lugar, que en 1953 ya estaban fundadas varias instituciones conservacio-
nistas estatales. Otra razn aunque no tan decisiva, es que en las dcadas de 1960 y
1970, como he adelantado, en el Ecuador y en el mundo las ideas ecologistas se
complejizaron por la cantidad de actores involucrados activamente, con lo cual el
anlisis se volvera ms complejo y de nuevo el espacio insuficiente. Al remontar-
me a la niez de Acosta Sols ha sido inevitable contar detalles valiosos de su histo-
ria personal, quizs porque es imposible entender y explicar sus ideas y
motivaciones como las de cualquiera sin penetrar en su vida.
Me he fijado en sus estrategias para introducir el discurso conservacionista, en
lo que pensaba de la naturaleza y de la misma conservacin (por tratarse de un bo-
tnico forestal y agrnomo, la mayora de sus alusiones son a los bosques y a los
cultivos; mientras son pocas a la pesca y contaminacin del mar o a las ciudades).
He tratado que no sea el nico protagonista de la historia,20 aunque las fuentes dis-
ponibles, que detallo adelante, lo hayan complicado.
Considero original mi contribucin porque alumbra diversos temas. Por ejem-
plo, la complejidad del movimiento conservacionista mundial; es indito en tanto
presenta lo sucedido en un estado-nacin suramericano en un momento dado del
siglo XX, cuando los recursos naturales fueron la llave para entreabrir las puertas de
19
Castro Herrera 2002
20
Como Ruse 1983, 15, intentara para Darwin, por ejemplo.
12
Prlogo
21
Puig-Samper 1991, 234, recuerda por ejemplo cmo Eugenio Espejo sugiri la plantacin
de un rbol por cada ejemplar talado o la creacin de plantos. No sera el nico, pues las
ideas de conservacin de montes, como ha mostrado Urteaga 1987,127-128, estuvieron
presentes en la poltica forestal espaola desde siglos atrs (vase tambin Lucena Giraldo
1991).
13
Prlogo
22
Casado de Otaola 2000b, 313
23
En dcadas siguientes public mucho sobre otras regiones, siendo clave por ejemplo su
trabajo sobre Galpagos
24
Traduccin de scientific management.
25
Me acojo a la idea del ambientalismo como sinnimo de ecologismo, que es un mo-
vimiento complejo como sugiere Bowler 1998, 374: El ecologismo es, sin embargo, un
movimiento complejo que ha disfrutado del apoyo de toda una variedad de intelectuales
cuyas posiciones sobre otros problemas estn lejos de ser uniformes. En su forma ms li-
mitada, el ecologismo demand la proteccin de reas seleccionadas de medio natural, sil-
vestre, especialmente las de belleza destacada, todo esto reconociendo la necesidad de
desarrollo en otras partes. Los partidarios ms activos del movimiento verde, en contraste,
se han opuesto al entramado total de la sociedad industrial. [...] La forma moderada de eco-
logismo podra ser adoptada incluso por quienes estn comprometidos con la idea de que la
naturaleza debe ser administrada conforme a lineamientos racionales. Vase tambin Guha
2000, y Pepper 1993, 13, quien menciona que no hay una definicin de lo que es un am-
bientalista o el ambientalismo, y que hay muchas clasificaciones que se sobreponen y cau-
san confusin. En cuanto a la definicin de conservacin y preservacin, es bastante
acertada la de Urteaga 1987, 10, aunque con la prevencin de no convertirla en anacronis-
mo al momento de situarse a mediados del siglo XX: Entendemos aqu por conservacin
aquella preocupacin tutela sobre la naturaleza que busca prevenir de la destruccin o del
agotamiento de los recursos naturales [...] defendiendo paralelamente una explotacin equi-
librada es decir, no esquilmadora o despilfarradora del medio fsico. Mientras el ideal
preservacionista expondra la necesidad de defender la integridad de la naturaleza por su
valor intrnseco, adoptando una actitud de radical respeto ante cualquier criatura del mundo.
Tambin sostienen un tipo de ideal esttico que ensalza la belleza incomparable de la natu-
raleza virgen favoreciendo la necesidad de su proteccin.
14
Prlogo
y artculos, la mayora del perodo abarcado, que me han permitido seguir sus pasos
desde la infancia, intuir las razones de su inters por la conservacin y entender que
su conservacionismo era particular en su contexto, y difcilmente puede ser enmar-
cado en categoras construidas por la historiografa tradicional anglosajona, aunque
haya recibido su influencia.
En cierta forma, las fuentes usadas me han servido, sin haber tenido la inten-
cin, para probar hasta qu punto la produccin documental publicada de una sola
persona puede servir para reconstruir sus ideas. Otras fuentes han sido las reseas
biogrficas mencionadas antes, as como una entrevista de 1992.26 Tambin artcu-
los de los peridicos Hoy y El Comercio desde 1990 disponibles en internet. En
todo caso, las limitaciones impuestas por las fuentes disponibles han sido compen-
sadas por haber encontrado en Catalunya literatura especializada en historia am-
biental y un importante apoyo econmico, ambos clave para el trabajo.
Tambin he consultado libros, artculos y trabajos inditos sobre historia del
Ecuador.27 Las revistas cientficas que revis inicialmente me han servido para
aproximarme al panorama cientfico que lo circund. En especial ha sido til el
Boletn de Informaciones Cientficas Nacionales y la revista Flora (de la cual Acos-
ta Sols fue director, editor y el ms entusiasta colaborador, casi su alma). He apro-
vechado tambin escritos de historia ambiental ecuatoriana que detallo en la
introduccin.
La historia debe ser escrita desde un lugar geogrfico, poltico, temporal. El his-
toriador debe decir lo que piensa.28 Por eso conviene explicar mi lugar como inves-
tigador, este es, el de un ambientalista que cree con especial moral y algo de
emprismo autodidacta terico en la agroecologa. Se debe plantear historias alter-
nativas a la historia convencional, que sirvan para reflexionar sobre lo que puede
ser el desarrollo, la equidad social y las relaciones con el entorno.29 Vale recordar
que la historia ambiental naci precisamente de la mano de programas polticos, y
pese a que historiadores como Worster han escrito en algn momento que ello for-
ma parte del pasado y que ahora ya es una disciplina acadmica madura que no res-
ponde a ninguna agenda poltica,30 en mi caso como en el de otros historiadores
26
Laurini 1992.
27
Especialmente tiles han sido el volumen 10 de la Nueva Historia del Ecuador (Ayala
Mora 1990) y los tomos 2 y 3 de Ecuador: una nacin en ciernes (Quintero y Silva 2001).
28
Worster 1993, ix.
29
Prez 1995, 20.
30
Worster 1988b, 290.
15
Prlogo
31
Por ejemplo Cronon 1993; Gonzlez de Molina y Martnez Alier 1993, 2003, 11; Stine y
Tarr 1994. Cronon 1993, 3, seala autores que, sin ser explcitamente polticos, no dejan de
serlo. En el fondo, dice, podemos tomar como un hecho que muchos sino la mayora de
historiadores ambientales aspiran a contribuir a la poltica ambiental contempornea: quie-
ren que sus historias sean tiles no solamente para entender el pasado, pero para ayudarnos
a cambiar el futuro. De hecho, la pretensin de Worster de alejarse del tero poltico don-
de la disciplina habra surgido delata una contradiccin discursiva, pues basta leer sus re-
comendaciones para crear la narrativa y la historia misma en cualquiera de sus trabajos
metodolgicos o epistemolgicos para deducir que el objetivo y el posicionamiento pol-
tico son clave. Como afirma, la historia ambiental debe tener algunas ideas que ofrecer al
pblico, y tales ideas deben tener algo de conviccin en ellas, as como razn y evidencia.
El historiador debera dejar que la gente sepa lo que le preocupa e incitarla a que se preocu-
pe tambin de ello. (Worster 1993, viii). Historiadores como Radkau 1993, 140-142 invi-
tan a mantener una posicin intermedia, legible para ambas partes, pero a mi juicio esa es
una arena peligrosa. En lugares como Espaa, los primeros pasos de la disciplina tambin
han estado marcados por un tono militante, de agitacin, concienciacin y difusin propio
del movimiento ecologista (Gonzlez de Molina y Martnez Alier 2001, 11).
32
Bowler 1998, 316-317.
33
Gonzlez de Molina y Martnez Alier 1993, 11.
34
Radkau 1993, 142-143.
16
Prlogo
35
Gallini 2002 dice que: Hacer historia ambiental en Amrica Latina significa entonces
trabajar para que las valoraciones que la sociedad contempornea exprese y las medidas que
tome acerca del medio ambiente tengan perspectiva histrica y sean concientes del marco
de larga duracin en el cual el problema ambiental, sus valoraciones y las decisiones al
respecto estn encajados. Una exposicin ms detallada del papel poltico de la historia
ambiental en la actual Latinoamrica consta en Castro Herrera 2000.
36
McEvoy 1993, 191.
17
Prlogo
Agradecimientos
18
Prlogo
Vocabulario ecuatoriano
Como este trabajo es sobre un contexto geogrfico bastante distante al sitio donde
es presentado, presento la definicin de algunos trminos. Por la misma razn he
incluido un mapa que ilustra las cuatro regiones naturales (Amazona, Sierra, Costa
y Galpagos), la divisin territorial segn provincias, algunas capitales provinciales
y otras localidades, y algunos ros y montaas. En el mapa est la lnea frrea, hoy
en desuso, que vertebr la sociedad, la economa, y la transformacin del ambiente
durante los aos estudiados.
19
INTRODUCCIN
En la segunda mitad del siglo XX cobraron fuerza las voces que, desde varias re-
giones, disciplinas acadmicas, movimientos sociales e instituciones, sugeran que
ante la crisis ambiental global se requera replantear el ethos dominante en el mun-
do. No solo era la bomba atmica, sino los pesticidas, la contaminacin, la destruc-
cin de las fuentes de agua y selvas. Antes se haba insinuado asuntos similares,
pero el impacto de aquellas voces no es comparable con el originado a partir de la
dcada de 1960, por la dimensin global del movimiento. Tras la Segunda Guerra
Mundial comenz una segunda y ms intensa ola del ambientalismo con el soporte
pblico.1 Entonces, aunque muchas personas no quisieran asumir la responsabilidad
de los daos ambientales, estaba claro que ya no podan despreocuparse de stos.2
Fue en las dcadas de 1960 y 1970 que apareci la historia ambiental, narrativa
que buscaba nutrirse de diversos campos del conocimiento e integrarlos. El momen-
to era propicio para el nacimiento de disciplinas de minoras tradicionalmente ex-
cluidas; por entonces tambin aparecieron las historias de mujeres, gnero, negros,
chicanos, indios, gay y lesbianas, y la nueva historia social.3
Tiene precedentes en la historia agraria, del higienismo y las epidemias, de los
cambios poblacionales, la energa, el clima, los bosques.4 De hecho, mucho material
1
Guha 2000, 3-4. Sobre el pesimismo ambiental de la posguerra vase tambin Marx 1992.
2
Worster 1988a, 5. Segn Gonzlez de Molina y Martnez Alier 1993, 11, no es la prime-
ra vez que el gnero humano se enfrenta a graves crisis ambientales, pero es la primera que
se extiende, en una dimensin planetaria, la percepcin de una crisis ecolgica.. Una con-
secuencia esperada si se considera que, si bien no ha habido ninguna civilizacin ecolgi-
camente inocente (Delage s.i. citado en: Martnez Alier 1993a, 44), tambin lo es que
ninguna civilizacin ha depredado como la actual. Como es cierto que entre los siglos XIX
y XX la cantidad de personas aument mucho.
3
Cronon 1993, 2. Sobre los antecedentes de la historia ambiental vase en castellano Galli-
ni 2002 o Melndez Dobles 2002.
4
Obras pioneras han sido, en Estados Unidos, las historias de frontera de Samuel Hays, o
los trabajos geogrficos de Carl O. Sauer, o los de Lewis Mumford. Y en Francia las de
gegrafos e historiadores asociados con los Annales (revista fundada en 1929), interesados
en incorporar el ambiente para explicar la historia de las sociedades, como Lucien Febvre
(interesado en la base ambiental de la sociedad), Fernand Braudel con su estudio sobre las
sociedades mediterrneas publicado en 1946, o Emanuel LeRoy. Ciertos historiadores
Introduccin
marxistas tambin debatieron la relacin entre ambiente y estructura social (Martnez Alier
1993a, 19).
5
Worster 1988b, 292.
6
Camus 2001, 30.
7
Gonzlez de Molina y Martnez Alier 2001, 19.
8
Funes Monzote 2003 seala que el estudio de las relaciones sociedad-ambiente estuvie-
ron integradas en la tradicin enciclopedista y erudita de los siglo XVIII y XIX.
9
Castro Herrera 2002, 92. Esta idea es sostenida por autores como Worster 1990, McEvoy
1993, 190; Sieferle 2001, 38; Arnold 2000, 9. Pensar la naturaleza como actora parece na-
tural si se considera que ningn cronista puede hablar de una sociedad sin vincularla con
la naturaleza (Brailovsky y Foguelman 1993, 11).
10
Prez 1995, 19, seala que en muchas ocasiones, incluso dentro de estudios de historia
ambiental, el normal desarrollo humano ni siquiera es problematizado, por ejemplo en
Environmental history de Ian G. Simmons (1993). De todas maneras, la problemtica es tan
vasta que no hay unanimidad en torno a qu estudia la historia ambiental (Camus 2001, 12).
11
Entre las revistas se cuentan Environmental history y Environment and history, y cada
vez hay ms investigaciones; solo en la UAB, por ejemplo, he detectado dos tesinas sobre
Suramrica (Guerrero 2000, Folchi 2003).
21
Introduccin
12
Nieto-Galan 1999, 5; 2004. Florz 1998 analiza brevemente las preocupaciones de las
tradiciones nacionales inglesa, francesa, estadounidense, australiana, sueca y china, y luego
la latinoamericana. Vase tambin Sutter 2003.
13
En el caso de la historia econmica, obliga a reconsiderar su forma de construir las conta-
bilidades y los indicadores econmicos, internalizando las externalidades, por ejemplo
el uso del agua, energa solar acumulada por la fotosntesis, contaminacin del aire, etc.
(Martnez Alier 1993a, 26-27).
14
Gonzlez de Molina 1993, 7.
15
Gonzlez de Molina y Martnez Alier 2001, 9, 12.
16
Gonzlez de Molina y Martnez Alier 1993, 15. Otros autores insinan que no cabe pres-
tar tanta atencin a la influencia del ambiente en las personas, vindolo como entidad aut-
noma, sino ms bien dirigir la mirada al cambio ocasionado por las personas (por ejemplo
McNeill 2003, 27).
22
Introduccin
17
Sieferle 2001, 35. Vase tambin Arnold 2000, 16-41.
18
Por ejemplo Ponting 1992, Clapp 1994, McNeill 2003.
19
Worster 1988b, 293. Es seguido, por ejemplo, por Gonzlez de Molina y Martnez Alier
1993, 17.
20
Gonzlez de Molina 1993, 63. Hay personas que han propuesto definiciones ms concre-
tas. Radkau 1993, 121, por ejemplo, limita el mbito de estudio a las interrelaciones, y nada
explicita sobre las subjetividades.
21
Vase en Gonzlez de Molina y Martnez Alier 1993, 14; y tambin Melndez Dobles
2002, quien seala concretamente la propuesta de Carolyn Merchant de agregar un nivel
correspondiente a la reproduccin y gnero (en Merchant 1990), y la de Ilmo Massa quien
divide el tercer nivel en dos categoras: polticas ambientales y toma de decisin en la so-
ciedad en general (que incluye valores, ideologas e intereses de quienes toman decisiones)
y el estudio de la historia mental e intelectual, de la historia de la conciencia ambiental, el
esquema humano del entorno y sus recursos naturales. Melndez Dobles est en desacuerdo
con ambas propuestas pues considera que son parte de los tres niveles de Worster.
23
Introduccin
22
Martnez Alier 1993a, 23.
23
Gonzlez de Molina y Martnez Alier 2001, 9.
24
Sieferle 2001, 38. Ms de un historiador comparte tal preocupacin por integrar los as-
pectos materiales y culturales del cambio histrico (por ejemplo Arnold 2000, 14).
25
Worster 1996.
26
Al referirse a la fertilizacin cruzada entre historiadores ambientales, historiadores de
la biologa y bilogos, Dann y Mitman 1997, 302, escribieron: ...historians know little,
from the perspective of bodily knowledge, about the real work that gets done by biologist in
the field, similarly, biologists often fail to appreciate the real work of hours spent by histo-
rians in cramped and dusty archives [...] the relationship among academics resembles more
the tower of Babel than true community. If we really seek to shatter the science/humanities
and nature/culture dichotomies that paralyze action, we need to spend a lot more time liv-
ing, working and playing in each others fields.
24
Introduccin
27
Cronon 1993, 14-16; Golinsky 1998.
28
Al respecto, el eclogo Ramon Margalef 1968 citado en: Delage 1991, 111, ha mencio-
nado cmo los eclogos reflejan las propiedades de los ecosistemas en los cuales han creci-
do y se han convertido en adultos.
29
Dann y Mitman 1997.
30
Nieto-Galan 1999, 8, 2004
31
Stine y Tarr 1994.
25
Introduccin
32
Radkau 1993, 124.
33
Worster 1996, 8.
34
Por ejemplo Debeir, Delage y Hmery 1986 (Dann y Mitman tambin creen importante
este punto, y sealan la energa del trabajo humano mediado por mquinas).
35
Nieto-Galan 1999, 2004. Vase tambin Martnez Alier 1993a, 36-38.
36
Worster 1994, 257; Bowler 1998, 371.
26
Introduccin
37
Kragh 1989, 219.
38
Iglesias 2003. Entre los artculos del mismo simposio, otro sobre agricultura de banano
(Soluri 2003) puede ser ledo desde la misma perspectiva.
39
La historia de la salud pblica es amplia e indispensable para la historia ambiental. Vase
por ejemplo clsicos como Rosen 1993.
40
Gonzlez de Molina y Martnez Alier 1993.
27
Introduccin
41
Nieto-Galan 1999, 2
42
Por ejemplo las ordenanzas del Gran Khan en el siglo XIII para arbolar los bordes de los
caminos (Marco Polo, Viajes, cap. XXVIII citado en: Brailovsky y Foguelman 1990, v), o
las de gobernantes chichimecas o nahuas para restringir los fuegos forestales, creacin de
reservas, parques, jardines y zoolgicos para recreacin, o cuotas de pesca, en la Amrica
precolombina; o el primer cdigo forestal francs del siglo XIV con sus ordenanzas (Guha
2000, 33), o las ordenanzas forestales de la corona espaola para Amrica desde el siglo
XVI (Lucena 1991; Simonian 1999, 261), o la doctrina conservacionista del Chile de la
segunda mitad del siglo XIX (Iglesias 2003). O la corriente conservacionista de fines del
siglo XIX, a partir de la escuela dasonmica alemana, que haca hincapi en las funciones
ambientales del bosque (Gonzlez de Molina 1993, 36), o la creacin de los primeros par-
ques nacionales en el Congo belga y Estados Unidos en la misma poca; o el libro Man and
Nature de George Perkins Marsh (1864), entre los primeros que exhort la conservacin
cientfica de la naturaleza (Guha 2000, 25; Bowler 1998, 231; Arnold 2000, 53); o la polti-
ca conservacionista francesa en el siglo XIX (Matagne 1998). Sin embargo, durante la pre-
paracin de este trabajo me he cuestionado si Marsh ser un Rachel Carson del siglo XIX,
otro hroe (en este caso herona) estadounidense demasiado enaltecido. (De hecho, hay
quienes como Clapp 1994, 1-3, sealan que el primer conservacionista fue Malthus. Parece-
ra que cualquier nacionalismo, y aun ms imperialismo, con suficientes intelectuales po-
dra construir una historia desde la que emerger como el centro del mundo). O la creacin
del Cuerpo de Ingenieros de Montes y la Escuela de Montes en 1848, en Espaa (Casado de
Otaola 2000b, 293) o inclusive el surgimiento de asociaciones conservacionistas con obje-
tivos de mantener reservas de caza a fines del siglo XIX y principios del XX en el Reino
Unido (Bowler 1998, 233). Y por supuesto, quedan fuera otras ideas ambientalistas, no
relacionadas con los bosques directamente, que pueden ser rastreadas por lo menos desde el
texto hipocrtico sobre las aguas, los aires y los lugares (vase especialmente Glacken
1996; al respecto Arnold 2000, 25, incluso seala que, si se contempla las artes y las cien-
cias, la Gran Bretaa del perodo 1662-1851 tuvo una conciencia del ambiente que apenas
28
Introduccin
29
Introduccin
sus objetivos implantar ley forestal, promulgada en 1926. El mejor momento ocu-
rri durante la presidencia de Lzaro Crdenas (1934-1940), quien convirti el tema
en prioritario por economa, esttica y salud pblica. Estableci parques nacionales
y lanz una campaa de restauracin y proteccin de bosques con nfasis en ciuda-
des y quebradas, y en el desarrollo de productos forestales a pequea escala.
En 1935 se cre un Departamento Forestal, de Caza y Pesca, que hizo una im-
portante campaa de divulgacin y accin por la proteccin de la naturaleza. Pero el
enfoque preservacionista de Quevedo le signific enfrentar resistencias de colegas y
campesinos; puso nfasis en la erosin de bosque y prest poca atencin a los sue-
los agrcolas; adems los funcionarios forestales tenan en la mira las maderas, fi-
bras, chicle, etc., y no se cumplan cabalmente las leyes. En 1940 el Departamento
Forestal fue cerrado por estas desavenencias y sus competencias devueltas a la bu-
rocracia estatal. Crdenas crea en un conservacionismo ms social, en un acceso
mayor a los recursos por parte de los campesinos, Quevedo ms prohibicionista;
ganaba la ideas de los servicios econmicos a la de los ambientales y menos
aun estticos. En la dcada de 1940, un pas deseoso de promover sus industrias y
modernizar su agricultura se movi hacia una mayor tolerancia en el acceso y uso
de los recursos. Se promulg una ley de conservacin del suelo y agua en 1946,
pero su cumplimiento qued supeditado a intereses econmicos en primer lugar. En
1948 se promulg una ley forestal de fuerte espritu conservacionista y se decret
veda forestal en algunas provincias; pero al considerar compatibles industrias y
conservacin, se les fue de las manos el control y eso sigui sucediendo. En la pos-
guerra, la figura de Quevedo dej paso a la de otras personas que se dedicaron a
combatir el ethos destructivo como Enrique Beltrn, Miguel lvarez del Toro y
Gertrude Duby Blom. Sus ideas eran apocalpticas y su influencia fue limitada
como la de Acosta Sols aunque influyeron en las nuevas generaciones.43
El conservacionismo en Estados Unidos ha tenido gran importancia desde 1890
cuando se anunci que la frontera de colonizacin estaba cerrada y se manifes-
t en la proteccin del suelo, del agua y de los bosques, pero fue en el ltimo campo
donde tuvo mayor visibilidad. Fue parte del movimiento reformista conocido como
Movimiento Progresista.44 Fueron los tcnicos forestales, los principales promoto-
43
Simonian 1999, 21-25, 93-151.
44
Worster 1994, 262. Pero por supuesto se puede encontrar antecedentes atrs; el tema ha
sido bastante estudiado en Estados Unidos, y hay abundante literatura. En castellano vase
una sntesis en Prez Cebada 2003. Tambin puede verse una sntesis del caso estadouni-
dense en Jepson y Whittaker 2002, quienes abordan adems la situacin en Europa desde
30
Introduccin
res de esta idea, bastante anclada en el ideal de desarrollo de una nacin y una res-
puesta a la destruccin de los recursos naturales. Se poda mantener la fuente de
riqueza con una administracin cientfica del espacio, y para ello haba que dictar
leyes y reglamentos y manejar bien la tierra. El valor ecolgico tambin era consi-
derado,45 mientras los valores tico y esttico prcticamente inexistentes. Guha la
ha llamado ideologa apocalptica y salvadora a la vez, pues amenazaba la des-
truccin, pero al mismo tiempo colocaba al Estado y la ciencia como la forma de
evitarla.46 En la primera mitad del siglo XX, especialmente hasta 1920, el conserva-
cionismo estuvo unido especialmente a un poltico y un cientfico: Theodore Roo-
sevelt y Gifford Pinchot, formado en la escuela alemana y heredero de prcticas
coloniales donde se formaron sus profesores.47 Pinchot quera evitar el desperdicio
y optimizar la produccin mediante la administracin cientfica; haba un descon-
tento por la forma en que se haba manejado los recursos y se propuso acabar con
tres ideas presentes en las polticas pblicas y leyes: la abundancia de recursos natu-
rales que deban ser aprovechados, la inagotabilidad de estos recursos, y la necesi-
dad de aprovecharlos inmediatamente.48 Un caso paradigmtico que habra marcado
una pauta en el cambio fue el de las pesqueras en sitios como California.49 Era el
fin del mito de la inagotabilidad de los recursos que haba prevalecido desde el siglo
XVII, sumado al nuevo pensamiento de la administracin cientfica que buscaba la
eficiencia. Ciencia y tecnologa estaban llamadas a reducir el desperdicio y ayudar
al progreso de la humanidad: esa era la esencia, que no comprometa los valores del
capitalismo. Algunas ideas del pensamiento conservacionista eran la eficiencia,
entregada a la administracin cientfica y a la produccin; equidad, que buscaba
democratizar el acceso a los recursos; y esttica, que buscaba la proteccin de las
bellezas naturales precisamente por su valor escnico, y luego ecolgico. La mayo-
ra habra suscrito las tres ideas, con mayor o menor grado, y algunas inclusive apa-
recan como incompatibles, por ejemplo en 1914 en un conflicto alrededor de la
construccin de una represa.50 Pero la eficiencia era el valor ms importante, y sta
se alcanzara gracias a la ciencia.
los romnticos hasta la creacin de reas protegidas en el siglo XX (incluyen adems una
interesante periodizacin).
45
Tal valor sera reconocido desde antao, por lo menos el siglo XVI (Glacken 1996, 433-
435).
46
Guha 2000, 30-34.
47
Sutter 2003, 116.
48
Koppes 1988, 230-231.
49
McEvoy 1986.
50
Koppes 1988, 233-234.
31
Introduccin
Apareci una elite de forestales, entre stos Pinchot que vea en los bosques
servicios econmicos y mercancas, en forma de madera, pulpa o pastos y para
quien los valores esttico y ecolgico no eran significativos. Tambin manejaba el
principio de la equidad, porque crea que eso era ms eficiente. Y tambin aparecie-
ron los preservacionistas, con la figura de John Muir del Sierra Club fundado en
1892, y que tenan ms consideraciones estticas que econmicas.51 Los primeros
parques nacionales fueron creados antes, en 1872, pero en 1916 se implant una
administracin centralizada para su manejo.52 Pinchot era contrario a los parques.
T. Roosevelt primero (1901-1909) y su primo Franklin Roosevelt despus (en la
dcada de 1930), fueron como Crdenas en Mxico: impulsaron la conservacin
para evitar prdidas financieras inmediatas y futuras; compartan la creencia de que
conservar era de inters pblico.53 T. Roosevelt era utilitarista y patriota, pero sus
intereses por mantener espacios arbolados tenan una base diferente: era cazador y
deseaba que sus amigos tuvieran espacios donde disparar a osos, venados y otros
animales.54 Pero fue abogado supremo de la explotacin cientfica en los Estados
Unidos de principios de siglo, cre el Servicio Forestal, y en 1909 auspici la pri-
mera conferencia continental sobre conservacin de los recursos naturales. Pero fue
imposible resistir las demandas del sector privado (como en Mxico);55 en la dcada
de 1920 los valores del capitalismo fueron mayores que los de la equidad, y la
orientacin se dio hacia la productividad. Muchas iniciativas fueron dejadas hasta
que la crisis de 1929 y la ecolgica del Dust Bowl les dieron nuevo impulso, con F.
Roosevelt a la cabeza, cuando el planeamiento se volvi esencial.
Tambin cambiaron algunos valores respecto a la naturaleza: por ejemplo en las
actitudes hacia tradicionales plagas como lobos, que pasaron a ser protegidas.
Conservacionistas de principios de siglo les hicieron la guerra (para manejar cient-
ficamente la produccin de ganado) y luego otros conservacionistas las protegan,
en un debate en el que la ciencia daba a todos razn. As de amplio era el abanico,
que origin lo que en ltima instancia era un debate moral sobre la posicin del ser
humano en el mundo.56 Conservacionistas y preservacionistas, en un territorio vasto
que combinaba zonas prstinas con otras intervenidas, dieron pasos decididos. La
nacin acoga ambas. La idea de un espacio creado por dios para ser aprovechado
51
Hays 1994, 151-161; Bowler 1998, 232.
52
Acot 1990, 182.
53
Simonian 1999, 109.
54
Bowler 1998, 232; Worster 1994, 270.
55
Bowler 1998, 370-371.
56
Worster 1994, 261, 265, 275-276.
32
Introduccin
por la ciencia conviva con la de un espacio creado por dios como santuario. Y ello
pensar en una dicotoma tiene sentido apenas en figuras individuales radicalizadas
por la historiografa (como Muir o Pinchot).
Otra figura fue Aldo Leopold. Conservacionista-utilitarista de ideas similares a
Pinchot en sus inicios, fue moderando su posicin y cambiando sus valores hacia la
naturaleza, hasta convertirse en lder de nuevos valores ecologistas, aunque nunca
abandon del todo su visin economicista. En sus ltimos aos combin metforas
organicistas con mecanicistas, queriendo conciliarlas, en el momento de cambio de
un enfoque utilitario a uno ecolgico de la conservacin.57
El conservacionismo ruso y sovitico tambin es interesante. All, ms que en
Estados Unidos y Mxico, la ecologa tuvo un papel preponderante para la toma de
decisiones conservacionistas, especialmente entre la revolucin bolchevique y el
ascenso de Stalin. Como en los casos anteriores, el movimiento incluy mltiples
aproximaciones y posiciones, que Weiner ha dividido en utilitaria, cultural-esttica-
tica y cientfica (siendo sta ltima una basada puramente en la ciencia de la eco-
loga). Como en Estados Unidos, los primeros pasos habran sido dados por una
elite de cazadores, pero tambin hubo bilogos que hacia 1911 ya fundaron una
comisin permanente, al interior de la Sociedad Geogrfica de Rusia, dedicada a la
conservacin. Y se fund una sociedad de naturalistas dedicada a la proteccin de la
naturaleza. Lenin como los primos Roosevelt dio apoyo al conservacionismo,
que en la dcada de 1920 ya estaba bastante institucionalizado. Primaba el enfoque
utilitario y la ciencia como gua de buenas prcticas; los cientficos, a diferencia de
Estados Unidos, habran estado convencidos de su rol social como lderes de la so-
ciedad. En 1924 se fund la Sociedad para la Conservacin de toda Rusia que pu-
blic Conservacin, medio de amplia difusin Un cambio en el gobierno (Stalin)
dej al garete estas iniciativas. Stalin era productivista al mximo y los conserva-
cionistas fueron acusados de mantener un discurso burgus (precisamente lo
opuesto que en Estados Unidos, donde se les acus de comunistas!). Lysenko, co-
nocido por su intento de fundar una nueva gentica, fue uno de los principales opo-
sitores.58
Hubo otros casos. En Australia, por ejemplo, ocurri una masiva erosin del
suelo en la dcada de 1930, que llev a que entre finales de esa dcada y la de 1950
57
Worster 1994, 270-274, 282-290.
58
Weiner 1988.
33
Introduccin
59
Robin 1998, 192.
60
Valero Gonzlez 2003, 7.
61
Bauer 1991, 49 citado en: Fernndez Prez 1999, 22.
62
Acot 1990, 182; Bowler 1998, 232-233; Casado de Otaola 2000a; Annimo, sin fecha,
History, en http://www.nationaltrust.org.uk/main/nationaltrust/history.html (descargado
en mayo de 2004).
63
Acot 1990, 182-187.
34
Introduccin
organismo estatal con este fin.64 En Espaa la Ley de Parques Nacionales se aprob
en 1916, como fruto del trabajo de Pedro Pidal y al apoyo que tena de Alfonso
XIII.65 En la actual Indonesia, entonces Indias holandesas, el gobierno colonial de-
cret ese mismo ao leyes de reas protegidas.66 Y para entonces en Cuba, en el
seno de la Sociedad de Historia Natural Felipe Poey, se promova con urgencia la
proteccin de los bosques y se estudiaba la posibilidad de declarar reservas foresta-
les.67
La institucionalizacin del conservacionismo dio grandes pasos tras el congreso
de Berna de 1913. En 1923, en Pars, ocurri el Primer Congreso Internacional para
la Proteccin de la Naturaleza, que segn Acot represent la autntica acta de na-
cimiento del movimiento de institucionalizacin que nos ocupa y que abre un nue-
vo perodo de lucha por el establecimiento de una institucin internacional
permanente. Ya haba confrontaciones entre proteccionistas y cazadores y comer-
ciantes de pieles que expusieron sus puntos de vista. En 1922 Argentina creaba el
primer parque nacional (Nahuel Huapi) y en 1925 Chile (Benjamn Vicua Mac-
kenna, corta duracin). Para 1928 funcionaba en Bruselas la Oficina internacional
para la proteccin de la naturaleza (idea que vena desde Berna 1913), primera insti-
tucin mundial dedicada al tema. En 1932 ocurri el II Congreso Internacional para
la Proteccin de la Naturaleza y un ao despus se reuni en Londres la segunda
Conferencia Internacional para la Proteccin de la Flora y la Fauna Africana (Con-
vencin de Londres), donde se aprob el concepto de parques nacionales; uno de
sus resultados fue el marco para la creacin del Parque Nacional Serengeti en 1951
por las autoridades coloniales britnicas. En 1948 la institucionalizacin de la con-
servacin haba emprendido un camino sin retorno. La Liga Suiza para la Protec-
cin de la Naturaleza sugiri una nueva Conferencia Internacional para la
Proteccin de la Naturaleza, que ocurri en Basilea en 1946. Y en 1948 ocurri una
reunin en Fontainebleau (Francia) para crear la Unin Internacional para la Con-
servacin de la Naturaleza (UICN, hoy Unin Mundial para la Naturaleza), institu-
cin que realiz un intenso lobby y public desde 1951 informes sobre el estado
mundial de los recursos.68 En Amrica se reuni la conferencia de Denver donde se
concentr el espritu continental interesado en la conservacin de los recursos natu-
64
Casado de Otaola 2000a.
65
Sol i Massip y Bretn Solo de Zaldvar 1986, 27.
66
Jepson y Whittaker 2002, 130.
67
Valero Gonzlez 2003, 5.
68
Acot 1990, 184-187.
35
Introduccin
rales. La red continental y mundial exista, y las ideas estaban all. Acosta Sols, en
un pequeo pas Suramericano, no era la excepcin, pues haba fundado en 1940
una institucin y un medio de difusin conservacionista, y fundara ms, en un ca-
mino institucionalizador y de difusin sin retorno.
69
Simonian 1999, 19.
36
Introduccin
ciegas de poder, dentro y fuera y del pas. La demanda de los insaciables mercados
internacional y nacional, lejos de mejorar el estado de las cosas, lo empeora, pues
aumenta la desaparicin de bosques, agua, fertilidad, etc. Pese a la riqueza natural,
no ha habido una poltica que busque la sostenibilidad; por el contrario, la riqueza
se ha entregado y se entrega a intereses extranjeros, al mercado internacional.70
El origen de esta situacin suele ser ubicado en la conquista espaola, que
habra marcado una discontinuidad histrica respecto a las relaciones que tenan los
pueblos indgenas con su entorno, y entre s.71 Ello, en un sentido amplio es acerta-
do, pero en contextos particulares hay momentos ms prximos en el Ecuador que
marcan el inicio de transformaciones ms radicales del espacio. Especialmente rele-
vantes son los perodos de integracin del territorio mediante vas de comunicacin,
con la consecuente incorporacin de tierras a la produccin para el mercado, trans-
formaciones que han obedecido a un ideal de progreso que se alcanzara tras in-
corporar el pas al mercado internacional.72 Desde la segunda mitad del siglo XX,
como resultado de este largo camino de modernizacin, se ha intensificado la
destruccin que contina hasta la actualidad.73
Tal degradacin de la biodiversidad, no obstante, no parece importante a una
buena parte de la sociedad, especialmente la que se ha enriquecido a costa del ma-
nejo no sostenible de los recursos. Instancias como el Ministerio del Ambiente con-
tinan siendo sistemticamente subordinadas a aquellas dedicadas a producir para el
mercado. La resaca ambiental arrecia en varias regiones, pero los ojos son desvia-
dos hacia territorios vrgenes. Los y las ecologistas, de ONG o grupos campesinos,
o indgenas, o mujeres, ofrecen una resistencia que luce ms por su mpetu que por
sus resultados, como demuestra la reciente construccin de un oleoducto de crudos
pesados sobre una importante reserva ecolgica en la zona de Mindo. Muchas uni-
versidades, ONG, agencias de cooperacin e instituciones estatales han saturado el
mercado de publicaciones sobre ambientalismo, y miles de archiveros contienen
documentos inditos con estudios sobre el tema, pero en el campo y en las ciudades
70
Larrea 2001.
71
Aunque se puede dudar que todos los indgenas mantuvieran relaciones animistas con el
entorno.
72
En la poca republicana (que arranca en 1830, con la separacin del Ecuador de la Gran
Colombia) momentos clave han sido la construccin de carreteras en la segunda mitad del
siglo XIX, la conclusin del ferrocarril entre la Sierra y la Costa a principios del siglo XX,
la construccin de ms carreteras en las dcadas de 1950 y 1960, y la incorporacin de la
Amazona al territorio a partir de la dcada de 1970 (Salvador Lara 1983, xvi).
73
En el caso espaol, concretamente de la agricultura, esto ha sido estudiado de forma in-
tersante por Naredo 2001, quien ha considerado variables que van desde la produccin y
uso de energa, hasta la calidad del agua.
37
Introduccin
74
Debo estas ideas a la lectura de Vallejo 2003.
38
Introduccin
fortalezca al grupo. Tal mirada parece indispensable para formular polticas y de-
cretar leyes que propendan a ejecutar un uso adecuado de los recursos naturales. En
la historia hay sabidura; el caso del cientfico que estudio, precursor del conserva-
cionismo, no deja dudas.
El tratar la vida de un cientfico no significa omisin voluntaria de empresarios,
elites, polticos, educadores, profesionales de la salud, artistas, etc. La eleccin res-
ponde a mi inters de unir mis estudios de historia de la ciencia con la historia am-
biental, y al de acotar. De cualquier modo, dado el protagonismo y responsabilidad
que los cientficos especialmente los dedicados a las ciencias naturales han
tenido en la construccin de la naturaleza, la eleccin parece adecuada.75 Por ejem-
plo, en Natures economy Worster aborda principalmente las visones que los eclo-
gos-as anglosajones construyeron de la naturaleza desde el siglo XVIII hasta el XX,
contando como stas se plasmaron en la ciencia de la ecologa, el conservacionis-
mo, el preservacionismo y finalmente el ecologismo o ambientalismo. Concreta-
mente, se refiere a cmo el mundo viviente ha sido percibido con el apoyo de la
ecologa, y cmo sta ha moldeado la visin de las personas de su lugar en la natu-
raleza. Agrega que su mayor contribucin es ilustrar una preocupacin ms pro-
funda en las races de nuestra percepcin contempornea de la naturaleza. Seala
cmo estos cientficos se constituyeron en el grupo que poda enfrentar, con argu-
mentos cientficos, al desarrollo cientfico y tecnolgico causante de la crisis am-
biental; cientficos que no se limitaron a sus investigaciones y entraron en poltica,
movimientos sociales, programas de educacin, aparecan en los medios, etc.
Mucho ms humilde, en mi narracin abordo las representaciones que se tuvo
de la naturaleza y su conservacin en la primera mitad del siglo XX, para confron-
tarlas con la actualidad. Antecedentes que a mediados del siglo XX apuntan a una
persona y su obra: Misael Acosta Sols. Pues sin duda, desde su trabajo como di-
vulgador y como profesor universitario construy buena parte de la idea que se tie-
ne sobre la naturaleza.
Un asunto que he evitado en lo posible es la narrativa basada en la explicacin
de una mala relacin entre humanidad y naturaleza: la historia apocalptica. Ello
porque es lamentable constatar cun frecuentemente se cae yo he cado decenas
75
Sin desmerecer otros grupos como los artistas; de hecho existen anlisis de literatura o
pintura en ese sentido, no solo de las sociedades contemporneas, sino tambin de las pre-
colombinas, pues como ha sealado Vitale 1983, 52: A travs de los motivos cermicos,
de los trabajos en metal, de los petroglifos y de otras manifestaciones culturales, el hombre
aborigen expresaba su integracin al sistema. En general, sus motivaciones culturales esta-
ban inspiradas por su estrecha relacin con la naturaleza.
39
Introduccin
76
Sieferle 2001, 36, seala cmo tal lectura parte de un ideal de limpieza, afectado por
las actividades humanas. Llama a este planteamiento higienista y seala que es exitoso
en tanto se nutre de fuentes, ideas y metodologas familiares, y por ello genera pocas resis-
tencias entre los historiadores.
77
Ello no evita que, al construir sus narrativas desde los estados del bienestar, lo hagan
para esos estados. En todo caso, en este trabajo esa abundante literatura ser aprovechada
para establecer comparaciones, sealar continuidades y discontinuidades, enfoques comu-
nes.
78
Castro Herrera 2003, 5-8. Sin considerar su relevancia cito algunas obras de carcter
general: Galeano 1989, Cunill Grau 1995, Tudela 1990, Gligo y Morello 1980, Vitale 1983,
y una propuesta ms reciente y breve en Castro Herrera 2002. En cuanto a contextos de
Estados-nacin, hay obras sobre Chile (Camus y Hayek 1998), Mxico (Ortiz Monasterio y
Fernndez Tijero 1987; Simonian 1999), Argentina (Brailovsky y Foguelman 1993). Traba-
jos puntuales pueden ser encontrados en las memorias del primer simposio de historia am-
biental americana, en http://www.historiaecologica.cl/sesioncero.htm (descargado en
octubre de 2004). All, Castro Herrera 2003 hace un anlisis sobre el tema. Y en octubre de
2004 se celebr el segundo simposio, en La Habana, a cuyas memorias no he tenido acceso
al presentar este trabajo. Tambin conviene revisar las compilaciones de artculos de Garca
Martnez y Gonzlez Jcome 1999, y Garca Martnez y Rosario Prieto 2002. Adems, hay
una seleccin bibliogrfica, incompleta pero en construccin, en
http://www.stanford.edu/group/LAEH/. Otra bibliografa importante est en Melndez
Dobles 2002.
40
Introduccin
79
Dado que mi investigacin ha sido realizada en Catalunya, esta lista no puede ser ms
exhaustiva, y por lo tanto seguramente han quedado fuera artculos sobre historia agraria,
forestal, del paisaje, de uso de recursos, entre otros, que serviran para construir la historia
ambiental del Ecuador. Habra que incluir por ejemplo documentos (impresos y visuales)
sobre impactos ambientales derivados del uso de agroqumicos, contaminacin, explotacin
de los recursos, o urbanizacin, producidos especialmente durante las dos ltimas dcadas
del siglo XX cuando la crisis ecolgica puso en la agenda de gobiernos e instituciones el
tema. Los estudios sobre conflictos alrededor del acceso y uso de los recursos naturales son
importantes. Y tambin las crnicas de las expediciones cientficas y de los naturalistas
locales de siglos pasados caeran en esta categora, por ejemplo las observaciones de Hum-
boldt, La Condamine, Tafalla, Malaspina, entre otros. Es una lista muy amplia.
80
Hidalgo 1997.
81
Sierra y otros 1999.
82
Acosta Sols 1943b, 1973.
83
Quizs esta abundancia responde a la herencia de las generaciones dedicadas a narrar los
conflictos por los usos de los recursos y a colocar la naturaleza como una vctima del pro-
yecto desarrollista de la humanidad (McEvoy 1993, 190).
84
Deler, Gmez y Portais 1983.
85
Salvador Lara 1983, xii-xiii.
41
Introduccin
objetivo para los siglos XIX y XX.86 Contiene una referencia a la representacin del
espacio por parte de las elites que construyeron el Estado, desde la independencia
hasta el auge bananero. Una fuente reiterada es el libro Gnesis del espacio ecuato-
riano (1981) tambin de Deler.
En el estudio Hacia un anlisis ecolgico de la historia del Ecuador: hiptesis y
propuestas preliminares, se enfatiza en las actividades econmicas que han incidi-
do sobre el ambiente desde la poca precolombina y cmo stas, a su vez, se han
visto afectadas por los cambios ambientales.87 Actividades seleccionadas del siglo
XX son la agricultura y el boom bananero o la explotacin de petrleo. Otra
aproximacin es un material escrito para un curso sobre historia ecolgica dictado
en Quito en 1999, donde se ilustra las formas de manejo del espacio desde antes de
la conquista inca, pero donde se aprovecha demasiado el libro Los antiguos paisajes
forestales.88 Otro trabajo ha sido preparado por una organizacin ecologista: se trata
de una visin dura y crtica, centrada en los impactos desde las sociedades de caza-
dores recolectores.89
En cuanto a la situacin actual, una visin desde las ciencias naturales, aunque
con importantes aportes de las ciencias sociales, sobre el ambiente material del pas
en el ao 2000, es un informe sobre la biodiversidad del Ecuador producido por tres
instituciones ambientalistas: una estatal, una privada, y una sociedad internacio-
nal.90
A estos trabajos de ndole general hay que sumar otros sobre temas puntuales.
Por ejemplo, uno sobre el cacao, que relaciona la prdida de productividad con el
manejo del espacio.91 Otro es Cuando los montes se vuelven carbn. La transfor-
macin de los paisajes en los alrededores de Quito 1860-1940, donde se relaciona
el cambio ambiental de esa regin con estructuras econmicas y los conflictos so-
ciales, indagando en las ideas y el paisaje.92 Y tambin los trabajos sobre el petr-
leo. Es el caso de Modernizando la naturaleza, donde se analiza el discurso
ambientalista en el Ecuador a partir del estudio del Parque Nacional Yasun, donde
86
Bez, Ospina Peralta y Ramn Valarezo 2003.
87
Larrea 2001.
88
Crespo 2003.
89
Annimo, sin fecha, Historia ecolgica del Ecuador, en
http://www.accionecologica.org/.../areas/soberania_alimentaria/ documentos/HISTORIA
%20ECOLOGICA%20DEL%20ECUADOR.doc (descargado en octubre de 2003).
90
Josse 2001.
91
McCook 2002.
92
Prez 1995.
42
Introduccin
93
Vallejo 2003.
94
Almeida 2000.
95
Kimerling 1993.
96
Fleweger 1998.
97
Gondard, Len y Sylva 1988.
98
Kaarhus 1996. Lamentablemente, no ha sido traducido al castellano ni publicado en el
Ecuador, por lo que su impacto ha sido poco.
99
Ramon 2003.
100
Bucheli Garca 1999.
101
Acosta Sols 1944g, 1968.
43
Introduccin
ambiental del Ecuador desde las ideas de un cientfico precursor del conservacio-
nismo es un aporte importante para la historia ambiental.
Misael Acosta Sols (1910-1994) tuvo aptitud para varias cosas. Excelente geobot-
nico, identific muchas especies nuevas y propuso formas de clasificar el paisaje
ecuatorial andino a partir de su conocimiento taxonmico y del suelo. Fue un excur-
sionista inagotable hasta una avanzada edad. Se interes mucho por la agronoma,
que estudi y practic, as como por la etnobotnica. Tambin fue un divulgador
notable, hecho que le mereci reconocimiento internacional. Fue pedagogo durante
dcadas en todos los niveles, desde centros primarios hasta universidades.
Naci rico y gast sus herencias en su biblioteca, publicaciones, viajes, experi-
mentos. Y dijo que si hubiese tenido ms dinero lo hubiera gastado en contratar
investigadores. Antes de morir posea su finca agroecolgica y viva en un piso al-
quilado.
Su faceta conservacionista, de proyeccin nacional e internacional, es la que he
privilegiado en este trabajo y para comenzar a conocerla conviene hacerla desde las
crticas positivas que ella le mereci, tanto de sus colegas de mediados del siglo XX
como de quienes le rindieron homenaje tras su muerte.
Y conviene tambin suyas, dichas hacia el final de su vida...
44
...el hombre de accin por sus excelentes investigaciones de las ciencias
y en cuyo corazn sin dobleces ni ambiciones mezquinas se albergan to-
das las virtudes que hacen de un hombre un patriota de verdad e inmacu-
lado, un caballero sin miedo y sin tacha a la manera de Bayardo, y un
amigo siempre sincero y siempre fiel a toda prueba.
Ignacio Neira (1943)
...el esfuerzo del seor Dr. Misael Acosta Sols, significa el grito reso-
nante para que los gobiernos y los pueblos no continen adormecidos
sobre el peligro. Es necesario convencerse que por donde quiera que se
dirija la mirada los campos presentan aspectos cadavricos resultado de
la erosin que hay que tratar de frenarla, por todos los medios, porque de
otra manera el Ecuador sin industrias y con su tierra convertida en polvo
inerte, sufrir un desmedro imponderable en el porvenir. Y el rbol es su
mejor defensa.
Jaime Chvez Ramrez (1954)
46
CAPTULO 1
Primeros aos e ideas conservacionistas (1910-1940)
Misael Acosta Sols fue el primer hijo de una familia acomodada. Naci en Ambato
el 16 de diciembre de 1910; su madre fue Serafina Sols Manzano y su padre Eula-
lio Acosta Nez. Su padre se haba preparado para hermano cristiano y ejerci el
magisterio durante un ao, pero se retir para acompaar a su madre viuda. Se de-
dic al comercio de productos agrcolas entre Ambato y Babahoyo, como arriero.
Eulalio Acosta recorri varias veces el tramo entre ambas regiones, durante varios
das, descendiendo la montaa hasta Babahoyo donde el vapor surcaba los ros has-
ta Guayaquil. Y contara ms de una escalofriante historia de estas travesas por
pantanos, selvas, pramos y despeaderos. Su oficio era clave, pues era la nica
forma de transportar los excedentes de las haciendas hacia los mercados.2 Eso hasta
la conclusin del ferrocarril que uni Guayaquil y Quito; el novedoso medio de
transporte lleg a Ambato en 1906 y finalmente fue inaugurado en junio de 1908
por el presidente Eloy Alfaro con el afn de integrar Sierra y Costa.3
Con el ferrocarril el viaje era de dos o tres das y comenz una transformacin
fundamental del espacio ecuatoriano, la primera del siglo XX.4 El ferrocarril anun-
ci con pompa una nueva poca, creando un espejismo de progreso que se repetira
50 aos ms tarde cuando desfil el primer barril de crudo amaznico frente al pa-
1
Acosta Sols 1952a, 12.
2
Prez 1995, 30, 32.
3
Prez Pimentel 1997, 1.
4
Otras fueron la modernizacin en forma de red vial, riego, electrificacin y desarrollo de
la aviacin durante el largo tiempo en el mandato de Velasco Ibarra, y luego el desarrollo
petrolero, con una nueva ampliacin de la red vial, puertos, oleoductos y zonas de almace-
namiento, etc. (Salvador Lara 1983, xv).
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
5
Hidalgo 1997, 68-69.
6
Prez Pimentel 1997, 1.
7
Segn Kim Clark, citada en Larrea 2001, 25. El trfico de mercaderas llevadas por el
ferrocarril entre Quito y Guayaquil de 1910 a 1927 consta con detalle en Deler 1983, 213,
215.
8
Larrea 2001, 26.
9
Es paradjico, no obstante, que fuera la misma riqueza del cacao la que permiti este au-
ge, por la capacidad adquisitiva de la Costa.
10
Desconozco si hay trabajos sobre la historia de la penetracin de la mecanizacin en el
contexto ecuatoriano. Sera interesante saber, por ejemplo, si hubo resistencias al tractor o a
los automviles como en el caso argentino (Brailovsky y Foguelman 1990, 285-286) o al-
gn tipo de ludismo comparable con las distancias pertinentes al de la Inglaterra
industrial (Randall 1994). Un testimonio maniquesta de la segunda mitad del siglo XIX
seala las rudimentarias prcticas agrcolas y la resistencia de los indios a mejorarlas (Has-
saurek 1993 [18??] citado en: Prez 1995, 37); ahora bien, los hacendados tambin se opu-
sieron a la modernidad, representada por la apertura de carreteras que debilitaban su poder
local. Ilustrador es el caso de la construccin del eje Cuenca-Naranjal (Prez 1995, 41).
11
Deler 1983, 213-214.
48
Primeros aos e ideas conservacionistas (1910-1940)
demanda de alimentos desde las urbes, para lo que el sistema del concertaje ya era
decadente.12 Y no solo era agricultura: pocos aos antes, en 1906, se introdujo una
raza de ganado de gran productividad lechera en la Sierra, la holandesa Holstein
Fresian.13 Y tambin, en menor medida, haba un auge por la integracin del sur de
Colombia al mercado serrano.
La discontinuidad en el proceso agrcola llevaba algunos aos. Como ha seala-
do Prez, a fines del siglo XIX y principios del XX cambiaron de manera ms ace-
lerada las tcnicas de produccin y los principios consuetudinarios que regan el
aprovechamiento de los recursos, con una sociedad proyectada a sepultar la barba-
rie del pasado colonial. El objetivo fue enrumbarla hacia la civilizacin, encarnada
a juicio de las lites polticas e intelectuales, por los pases europeos. El proceso
habra comenzado con Gabriel Garca Moreno, en 1860 (con la apertura de carrete-
ras, racionalizacin de los transportes, reorganizacin de los mercados, fomento de
la ciencia ilustrada) seguido por Eloy Alfaro a fines del siglo XIX y comienzos del
XX, y finalmente por Galo Plaza en 1948, cada presidente con su estilo. En este
largo perodo el paisaje cambi de forma evidente.14 En este proceso civilizato-
rio, de progreso y consolidacin del dominio de la naturaleza para erradicar la bar-
barie, el ferrocarril fue fundamental, pues integr la Sierra al mercado, regin que
enriqueca su economa hasta el punto que hacia el final de la dcada de 1920 igua-
laba a la Costa en nmero de establecimientos bancarios y adems contaba con el
Banco Central, creado en 1927.15 Para 1921, los productos costeos seguan siendo
predominantes en las exportaciones agropecuarias y forestales (ms del 90%),
mientras menos del 5% del valor de lo transportado desde la Sierra era para la ex-
portacin.
12
Deler 1994, Clark 1993 y Prez 1995, citados en Larrea 2001, 26. El concertaje era un
convenio, de ordinario vitalicio, entre el hacendado y el campesino carente de tierras, que
se dio especialmente en la Sierra. ste y su familia se comprometan a trabajar para el
hacendado todo el ao o la mayor parte de l por un pago en anticipos de dinero, grano o
animales, un pedazo de tierra prestado (huasipungo) para el sustento de su familia, una
cuota mensual o trimestral en granos una muda de ropa para el ao, el agua de la hacienda,
la lea del monte y un sitio para el pastoreo de sus animales. Aunque estaba convenido el
pago de un jornal, se descontaban los daos en las sementeras, rebaos y hatos, con lo que
el concierto viva constantemente endeudado. La deuda se trasladaba a la viuda y a los
hijos. Aunque fue abolido, este sistema solamente ces (y no del todo) con la Reforma
Agraria de 1964.
13
Vase Deler 1983, 214 (nota al pie).
14
Prez 1995, 1-2. Esta autora sita el momento de ruptura del ritmo lento, el arribo de la
modernidad, en los proyectos de Garca Moreno, cuestionando tesis que sitan esta discon-
tinuidad en la revolucin liberal de 1895. Para un resumen de la institucionalizacin de las
ciencias naturales en el Ecuador de mediados del siglo XIX vase Fitzell 1996.
15
Deler 1983, 209-210, 216.
49
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
Alfaro habra tenido el mismo afn civilizador que Garca Moreno, pese a ser
liberal y no conservador. La diferencia radicara en que Alfaro descart la centrali-
dad de dios y la religin para articular la nacin, colocando en su lugar al mercado y
al progreso tecnolgico, encarnado en el ferrocarril.16 Pensaba que tras el silbato
civilizador de la locomotora cuando el progreso haya transformado los hoy casi
incultos campos del interior en enjambres de fbricas y los villoros y aldeas en
factoras, el Ecuador ocupar el puesto que de antemano le ha sealado la naturale-
za y el noble esfuerzo de sus hijos.17 Este discurso construy una realidad, una
naturaleza, con el aparecimiento de especialistas e instituciones que actuaron en
concordancia con tal idea.18 Uno fue Acosta Sols.
Acosta Sols, Alfaro y Garca Moreno compartan la idea de combatir, vencer y
dominar la naturaleza para el progreso, y por eso no sorprende que el primero hicie-
ra buenas migas, en 1948, con Galo Plaza, continuador de esta tradicin. Pero Acos-
ta Sols nunca mencion a Alfaro como hombre de progreso; se refera nicamente
al conservador Garca Moreno como el modernizador del Estado, lo que revela sus
afinidades polticas en sus primeros aos.
Los paisajes alrededor de Quito sufrieron una profunda transformacin, conver-
tidos en proveedores de productos agrcolas y madera para energa y construccin
en la urbe. El campo se divorci de la ciudad; fue subordinado a sta, convertido en
proveedor de recursos; ajeno al centro de la banca, finanzas y burocracia. Separa-
cin que respondi al deseo modernizador, de civilizacin y progreso, pero que
tambin dio paso a pensamientos buclicos sobre la naturaleza perdida, tan presente
en los romnticos del siglo XIX.19 Quizs en esta contradiccin, en este dilema, es
donde radican muchas ideas de Acosta Sols, abocado al progreso pero amante al
mismo tiempo del campo.
Sierra y Costa se habran unificado finalmente en 1940. La incorporacin de la
Sierra centro-norte al mercado, con el cambio en los sistemas de produccin agrco-
la, convirti viejos recursos en nuevos bienes. La tierra, el agua, el bosque o el p-
ramo, fueron mercancas susceptibles de ser explotadas.20 Tambin en este contexto
de apropiacin de un territorio-mercanca, de cambio en las formas tradicionales de
apropiacin del espacio y sus recursos se sita el conservacionismo de Acosta Sols.
16
Prez 1995, 51.
17
Eloy Alfaro, Mensaje especial del Poder Ejecutivo, 1896, citado en: Prez 1995, 51.
18
Said 1979 citado en: Prez 1995, 51.
19
Prez 1995, 5, 24, 47. Conviene aclarar que esta autora evade las categoras cam-
po/ciudad mediante una aproximacin regional a la historia del espacio.
20
Prez 1995, 43, 54.
50
Primeros aos e ideas conservacionistas (1910-1940)
Tambin se vivan los ltimos aos del auge cacaotero que haba comenzado en
1860 y enriquecido a selectos grupos costeos. A principios del siglo XX el pas
suministr hasta el 25% del cacao mundial y ste representaba el 70% de las expor-
taciones,22 pero desde 1914 la produccin comenz a declinar y en 1920 la crisis
fue evidente. Varios factores conjugaron contra la oligarqua agroexportadora, co-
mo la gran guerra, pero fue ella misma uno de los principales, incapaz de prevenir y
enfrentar las plagas.
El Ecuador reflejaba la tendencia de las nuevas repblicas americanas: depen-
dencia en la exportacin de algn producto bsico, que lo volva vulnerable a las
fluctuaciones externas,23 y que lo llev, en la dcada de 1920, al comienzo de una
prolongada crisis econmica, poltica, social y ecolgica; un tiempo de recesin
prolongada con sutiles momentos de relativa recuperacin y que se extendi has-
ta la Segunda Guerra Mundial. En 1925 se acababa definitivamente el apogeo de los
agroexportadores y banqueros de la Costa y el poder volva a la Sierra, con la revo-
lucin juliana.24 En palabras de Quintero y Silva: En el perodo que media entre
las dos guerras mundiales, la evolucin econmica del Ecuador transcurri a saltos
21
Prez 1995, 44-45.
22
Larrea 2001, 16-17; Deler 1983, 202.
23
Tudela 1990, 77.
24
Deler 1983, 209.
51
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
y se vio frenada por una larga recesin. Recurrentemente surga el caos en la inci-
piente economa capitalista del pas. Millones de ecuatorianos padecan la situacin
de este capitalismo subdesarrollado.25
En 1912 fue asesinado, con muchos de sus coidearios, Eloy Alfaro, y se suce-
dieron intensas convulsiones polticas, marcadas por luchas entre liberales y con-
servadores, sucesin abrupta de personajes en la presidencia, dimisiones, asesinatos,
proclamaciones mltiples, guerras (o mejor dicho escaramuzas) civiles, etc.
As estaban las cosas cuando el nio Misael Acosta Sols acompaaba a su pa-
dre a las siembras, podas, cosechas y dems avatares de la vida agrcola, cuando
comenz su inters por la naturaleza y su afn coleccionista. Como dijo l mismo:
Nac naturalista. Yo nac para ser cientfico. Desde nio guardaba conchitas, insec-
tos, hojas. Desde los cinco, seis aos, montaba a caballo por la hacienda de mis pa-
dres en Huachi (Ambato) y observaba todo lo que poda.. Reconoci entre sus
impulsores a su padre, a quien le gustaba mucho la agricultura. Tambin a su
familia, abuelos, quienes tenan muchas propiedades; y yo estaba siempre por ah,
en contacto con la naturaleza. Y aada: Ahora que recuerdo, tambin me hice
naturalista porque le mucho a Julio Verne y otros autores as.26 Vivi sus aos de
infancia y juventud en un tiempo de expansin econmica. Las excursiones por las
regiones agrcolas de Tungurahua con su padre, en solitario o acompaado durante
el colegio y universidad, ayudaron a su vocacin y le sirvieron como referente para
comparar con otras regiones de la Sierra. Su aficin excursionista explot en su
juventud: a los 15 aos recorri los pramos del Carihuairazo acompaando a los
indgenas que traan la nieve hasta el mercado de Ambato, experiencia que marc
una de sus pasiones las tierras altas y que lo llev a recorrer casi todos los p-
ramos y nevados del territorio ecuatoriano.27 Y sistematizaba sus observaciones,
asunto en el que fue especialmente prolijo.
De dnde le vena el afn excursionista? Adems de su familia, qu papel ju-
garon otros excursionistas nacionales, y particularmente ambateos? Haba en el
pas, o en su colegio, sociedades excursionistas? Son preguntas que deberan ser
investigadas pues es posible que, como en el caso espaol, se descubra all precur-
sores de la contempornea actitud de amor por la naturaleza y el paisaje.28 Por lo
25
Quintero y Silva 2001a, 404.
26
Laurini 1992.
27
Acosta Sols 1984, 8.
28
Casado de Otaola 2000a,b.
52
Primeros aos e ideas conservacionistas (1910-1940)
29
Hidalgo 1997, 66.
30
Acosta Sols 1952a, 11-12.
31
La iniciativa naci dos aos antes, el 13 de abril de 1918, cuando en recuerdo de los
maestros Juan Montalvo, Federico Gonzlez Surez y Luis Felipe Borja se celebr una
ceremonia ntima. Al ao siguiente, al repetirla, la Sociedad Pedaggica de Pichincha re-
solvi institucionalizar no slo el Da del Maestro, sino tambin el Da del rbol.
32
Registro Oficial del 16 de junio de 1920.
53
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
33
Pases como Cuba haban decretado la celebracin de esta fiesta desde la dcada anterior
(Valero Gonzlez 2003, 9).
34
Acosta Sols 1945c, 217.
35
Siguiendo, como en tantos otros casos, la cuarta ley de Kranzberg 1997, 11: Although
technology might be a prime element in many public issues, nontechnical factors take
precedence in technology-policy decisions.
36
Prez Pimentel 1997, 1.
37
Laurini 1992. Guambrito significa, en quichua, muchachito.
38
Laurini 1992.
54
Primeros aos e ideas conservacionistas (1910-1940)
39
Prez Pimentel 1997, 1. Probablemente se refera a obras de este botnico italiano tales
como: Cmo viven las plantas: biologa y morfologa vegetal, Cmo viven los animales:
biologa y morfologa animal; o El hombre, los animales y las plantas: nociones de morfo-
loga y biologa, entre otras (Araluce: Barcelona).
40
MAS son las iniciales de Misael Acosta Sols, hecho que se prestaba a juegos con el len-
guaje que el mismo protagonista contaba. Su libro de excursiones est indito y desco-
nozco si se ha perdido, por lo que las referencias a sus excursiones provienen del
resumen de stas hasta 1950 realizado por Carrera 1992.
41
Carrera 1992 data este trabajo en 1933. Hubo una segunda edicin en 1972, que apareci
en el Boletn de Informaciones Cientficas Nacionales no. 103-104 (julio-diciembre).
42
Acosta Sols 1944c, 225.
43
Pablo Balarezo Moncayo, La maravilla de Ambato, 1942, citado en: Acosta Sols
1944c, 226.
55
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
44
Deler 1983, 217-219.
45
Aunque el modelo formal de sustitucin de importaciones arranc cerca de 1950, tam-
bin se usa el concepto para describir el fenmeno de industrializacin latinoamericana en
1930.
46
Entre otras razones de esta limitada industrializacin, Larrea 2001, 26, seala el limitado
desarrollo del mercado interno, la extrema concentracin de la tierra y del ingreso, la dbil
urbanizacin y la escasa reinversin del excedente cacaotero. Villalobos 1990, 86 seala la
hegemona de los sectores exportadores de productos agrcolas primarios, asunto que habra
sido similar en Argentina (Brailovsky y Foguelman 1990, 258 y ss). En 1928 haba 15 f-
bricas textiles en la Sierra, regin donde se activ, por decirlo de alguna manera, el proceso
de industrializacin, pues en la Costa se mantuvo un modelo predominantemente agroex-
portador (Larrea 2001, 26).
56
Primeros aos e ideas conservacionistas (1910-1940)
no separados pues se argumentaba que tenan similares intereses y las ideas eran
buenas para la nacin. Un pequeo grupo interesado en crear una ruptura hacia la
modernidad se agrup alrededor de la Sociedad Nacional de Agricultura, creada en
1913 en Quito. El inters era la enseanza, la modernizacin y el fomento de indus-
trias agrcolas. A travs de su revista se pens sobre el agro y se propuso transfor-
marlo, en su estructura de acceso y uso. La agricultura llevaba algunos aos
modernizndose, con nuevas tcnicas como la fertilizacin, el riego, la introduccin
de eucalipto y nuevas semillas, la seleccin y mejora del ganado. La Sociedad de
Nacional de Agricultura estaba impregnada con las ideas de la razn, ciencia y
civilizacin manteniendo la seguridad de la mano de obra incondicional dentro de la
hacienda. La ciencia tena un papel que cumplir; era necesario difundir y ejecutar
el conocimiento cientfico y cambiar la agricultura del esfuerzo muscular por otra
dinmica, emulando a Inglaterra, Francia, Suiza. La idea de una administracin
cientfica, matemtica, estaba a tono con otros cambios en la sociedad. Las mismas
propiedades, otrora extensiones cuyos lmites eran quebradas ros, o montaas, aho-
ra se medan en hectreas. El espacio pas de geogrfico a geomtrico,47 y as tam-
bin deba ocurrir con su manejo, en tierras agrcolas y en bosques.
As, la formacin universitaria de Acosta Sols y el comienzo de sus campaas
conservacionistas ocurrieron en un contexto de preocupacin por mejorar la produc-
tividad. Se daba cuenta del problema que significaba que los agricultores serranos
descuidaran los recursos que provean riqueza: suelo, bosques, agua.
La dcada de 1930 tambin fue de convulsin poltica: nada menos que 17 go-
bernantes desfilaron por el palacio de gobierno en 1932 fueron cinco y hubo
una guerra civil. De hecho, entre 1925 y 1948 se sucedieron 23 gobiernos, en igual
nmero de aos.48 Fue una dcada de auge de luchas campesinas y obreras, de
irrupcin en el panorama poltico de los partidos socialista y comunista, de forma-
cin de organizaciones de trabajadores, de movilizaciones y huelgas de los obreros
textiles y campesinos. Y de brutal represin, que se extendi hasta fines de la dca-
da de 1940; el poder de las tradicionales clases dominantes divididas y sin
proyecto, pero dominantes era puesto en juego ante el primer proyecto poltico
que abrazaba una fuerza social que poda asumir el rango de nacional. El poder
pasaba de la Costa a la Sierra, de liberales a conservadores, de terratenientes a
agroexportadores, a banqueros, comerciantes, y aparecan masas populares que re-
47
Prez 1995, 2, 38, 46, 55-58.
48
Cueva 1990, 96, 112.
57
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
49
Quintero y Silva 2001a, 401, 408. Las luchas campesinas y obreras, el cholo, el montu-
vio, el negro, el indio, el terrateniente, la diversidad cultural, fueron descritos en detalle por
una generacin de literatos, especialmente costeos, que buscaban por los ros y caminos
rurales la identidad nacional (o identidades), si acaso exista alguna. Eran los terrigenistas,
convencidos de poder explicar el mundo yendo al pueblo, regresando a la tierra y buscando
la peculiaridad histrica indoamericana (en oposicin al metropolitanismo, representado en
las tradicionales elites y que propugnaban la explicacin de los procesos propios con base
en modelos europeos). Los terrigenistas eran subversivos desde el arte y desconozco si
Acosta Sols fue influido por ello fueron quienes dieron en sus obras voz y vida a la natu-
raleza, quienes se dejaron penetrar por el alma de la tierra (Quintero y Silva 2001a, 415-
425). Acosta Sols habra sido, no obstante, ms un metropolitanista, por sus relaciones con
las elites y por su reiteracin de que el camino era seguir el modelo de desarrollo de Europa
y Estados Unidos.
50
Deler 1983, 219, 222.
51
Acosta Sols 1944c, 1944i. Otro resumen biogrfico de Martnez est en el Boletn de
Informaciones Cientficas Nacionales no. 91 (enero-marzo de 1960): 9-23.
58
Primeros aos e ideas conservacionistas (1910-1940)
los agricultores sobre lo que deba ser el buen uso del suelo. Como tuvo amplia di-
fusin en Suramrica,52 y como Acosta Sols la cita en 1940 para validar sus enun-
ciados de la necesidad de manejar el suelo, es seguro que la ley. De la misma
manera que Geobotnica, obra que el mismo cataln public en 1929.
Otra influencia vino del excursionismo y del andinismo, que por entonces tenan
algunos aos de tradicin. Su temple andariego y explorador le vena desde la in-
fancia y estaba institucionalizado por lo menos desde la Sociedad Ecuatoriana de
Exploradores, de la cual fue miembro activo desde diciembre de 1938. En un prin-
cipio fomentada por visitantes extranjeros, particularmente europeos con afanes
cientficos aunque tambin estticos, luego simplemente aventureros, las in-
cursiones en montaas y selvas otorgaran nuevas imgenes de la naturaleza.53 En-
tre los nacionales, la visita a las montaas por placer esttico o logro personal
estaba presente. Nicols Martnez fue uno de los primeros, pero el nmero iba en
aumento, como se constata con la fundacin en 1945 de los primeros clubes de an-
dinismo: San Gabriel y Nuevos Horizontes.54 Acosta Sols fue desde ese ao
asesor conservacionista de Nuevos Horizontes. Ello tuvo repercusiones en las
ideas de quienes lo practicaban, en su forma de mirar la indmita naturaleza, des-
cribirla, aprehender su belleza esttica y fomentar un espritu conservacionista.
Tal espritu conservacionista fue madurando en la universidad junto con su afn
coleccionista. En las vacaciones de verano y navideas de 1930 a 1933 herboriz
los alrededores de Ambato, hasta llegar al nmero 900 de coleccin. Le interesaban
las plantas tiles: medicinales, forestales, alimentarias, y la vegetacin nativa.
Desde enero de 1934 ao que obtuvo la Licenciatura en Ciencias Naturales
fue ayudante del Gabinete de Botnica con obligacin de dictar clases. Adems, fue
declarado el mejor estudiante de su Facultad. Fue candidatizado por dos aos segui-
52
Mart Hennenberg 1984, 172.
53
Charles de la Condamine, Alexander Humboldt, Joseph B. Boussingault, Edward
Whymper, Teodoro Wolf, Hans Meyer, entre los extranjeros, y entre los locales el natura-
lista Nicols Martnez, quien intent ascender al Chimborazo por vez primera en 1906,
junto con Juan Len Mera y Pablo Sa, logrndolo finalmente l en enero de 1911 con el
indgena Tul y dos franceses. De hecho Nicols Martnez sera el precursor del andinismo
ecuatoriano, aunque otros como David Beltrn y Francisco Campaa fueron al Chimbora-
zo con el ingls Edward Whymper en 1880, sin llegar a la cumbre, u otros como Melchor
Pez, E. Rodrguez, Vicente Jantui y Rafael Jantui, que subieron al Cotopaxi en marzo de
1873, entre otros (Eichler 1970, 15, 81). O ms atrs, en 1802, cuando Carlos Montfar
subi, con Humboldt, Bonpland y tres hombres ms el Chimborazo (Fernndez Prez 2002,
171).
54
Annimo, sin fecha, Andinismo (1945). Historia, en pgina de la Concentracin De-
portiva de Pichincha, en
http://www.cdp.com.ec/principal.php?action=deportes&fase=detalle&cod_deporte=3 (des-
cargado en mayo de 2004).
59
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
55
En 1935 fue de Quito a Saloya con los de agronoma, descendiendo en el gradiente, y
luego por vez primera a colectar en la Costa, en la provincia de Guayas. Fue de Quito a
Turubamba y luego a Machachi. En 1936 estuvo en Ambato y Baos, volvi a Guayaquil,
Babahoyo, Ancn, Salinas y La Libertad. Parti del puente del ro Guayllabamba, fue a
Pullaro y a las Lagunas de Mojanda, completando el registro MAS 2200. Fue a Ibarra, el
Chota, el pramo del ngel, Tulcn e Ipiales. En 1937 fue al Pululahua y en julio a Chillo-
gallo (Carrera 1992).
56
La creacin de esta institucin no fue un hecho aislado en el mbito regional: en agosto
de 1938 se inaugur el Instituto Botnico Jos C. Mutis en Bogot y en noviembre de 1938
el de Sao Paulo, Brasil, entre otros (el Herbario Nacional de Venezuela se inici en 1921,
aunque funcion de forma casi clandestina hasta la adscripcin del Servicio Botnico al
Ministerio de Agricultura y Cra). Fuentes: Prez, E. 1964; Texera Arnal 1986, 33; Anni-
60
Primeros aos e ideas conservacionistas (1910-1940)
ejemplo en la Inglaterra del siglo XVIII, con sus inventarios y colecciones de mues-
tras y objetos para los gabinetes y museos. El Instituto Botnico tena tambin como
objetivo describir las especies de inters econmico para la agronoma y medicina,
y descubrir formas de aprovecharlas,57 por ejemplo, con investigaciones etnobotni-
cas. El vnculo con la medicina no es casual, pues como en Venezuela, sta estaba
mejor institucionalizada como prctica cientfica que las ciencias biolgicas.58
Inventariar los recursos del Ecuador no tena inters inmediato para el Estado
aunque s para los cientficos.59 Se dedic con empeo a crear y aumentar las colec-
ciones del Herbario fundado a fines de 1935 e inaugurado en 1936 y de los
gabinetes. Una publicacin de ese ao, auspiciada por la Universidad Central, es
Gabinete de botnica, escuela de agronoma y luego apareci otro sobre la forma-
cin del herbario en los Anales de la Universidad Central. Y cuid con detalle el
intercambio internacional, que tuvo una intensidad tal que aos ms tarde se dijo
que la correspondencia cientfica del Instituto Botnico no la tena ninguna otra
dependencia de la Universidad Central.60
En 1936 se convirti en el primer Doctor en Ciencias Naturales del Ecuador. El
Consejo Universitario le dio un reconocimiento por su impulso en la creacin de la
Facultad de Ciencias y el establecimiento del Instituto Botnico. Contrajo matrimo-
nio con Blanca Castro Endara, doctora en psicologa. Pasaba por emocionantes
momentos de su vida mientras en Espaa comenzaba una guerra, antesala de la Se-
gunda Guerra Mundial que repercuti profundamente en su carrera.
En cuanto a publicaciones 1936 fue intenso. En la revista Sstole aparecieron
trabajos de botnica pura relacionados con especies particulares, y de educacin y
didctica de las ciencias naturales.61 Al final de su vida dijo: Yo s fui profesor
61
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
tiempo completo, no como los de ahora. Entraba siete de la maana y sala siete de
la noche.62 Propuso metodologas y currculos educativos, y tras su experiencia
como rector de un colegio, en 1940, se refera a la educacin de esta manera:
Misin tcnica y deberes patriticos del Maestro Rural, Los Museos en la Enseanza de
las Ciencias Naturales y Biolgicas, Sobre el engrandecimiento educacional, El libro
en la enseanza y el Estudiante Moderno, entre otros (Acosta Sols 1942a, 5).
62
Laurini 1992.
63
Acosta Sols 1944d, 509-510.
64
La confirmacin de esta fecha como la de inicio de la campaa conservacionista requiere
la revisin in situ de la prensa, pues Acosta Sols mencionaba indistintamente 1934, 1936 y
1937. Yo me he atenido a Carrera 1992.
62
Primeros aos e ideas conservacionistas (1910-1940)
...la que con una buena organizacin, un plan adecuado se preocupara del cui-
dado de los especmenes de la flora y la fauna. Esta estacin estar dirigida por
un naturalista de verdad o un entusiasta profesor de ciencias naturales no hay
necesidad de importar tcnicos extranjeros [...] Declarado todo el Archipilago
parque nacional y una isla estacin biolgica; en mi concepto, la Santa Cruz,
por ser que todava existen los testudos o galpagos, ganado en estado salvaje,
hay agua dulce, terrenos de cultivo, etc., etc.65
63
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
la agricultura,
industrias, la me-
dicina, etc.; lo
que llamaba bo-
tnica aplicada y
prctica. Aade
que es un medio
abierto a colabo-
raciones naciona-
les y extranjeras,
de aficionados y
estudiantes, que
llena un vaco en
Suramrica, pues
la nica revista de
carcter nica-
mente botnico
era la Revista Su-
damericana de la
Asociacin Su-
damericana de
68
Portada del primero nmero de Flora, en mayo de 1937, inaugu- Botnica.
rada como medio de difusin del Instituto Botnico. Acosta Sols
fue el primer director de ambos y se llev consigo el nombre de
Aparecen tres
la revista cuando se separ del Instituto. artculos de Acos-
ta Sols y cuatro de otros autores. Es difcil deducir si tal protagonismo en los con-
tenidos responda a una falta de colaboradores o a un deseo de protagonizar y hacer
las cosas a su manera. Lo que s es evidente es la orientacin de la investigacin en
las facultades de Ciencias y de Farmacia: agricultura y descripcin botnica de
plantas de inters econmico. Los artculos son de fitogeografa, botnica, agrono-
ma y edafologa, adems de comentarios bibliogrficos y una miscelnea. Las na-
ciones latinoamericanas estaban abocadas a desarrollar industrias propias, y a
encontrar nuevas materias primas para exportar a las metrpolis, en un panorama
mundial afectado aun por la crisis de 1929.
68
Acosta Sols 1937a.
64
Primeros aos e ideas conservacionistas (1910-1940)
69
Acosta Sols 1937b. Estas razones eran: su endemismo, el hecho de que las propiedades
medicinales hayan sido descubiertas en el Ecuador, su presencia en todas las regiones, su
valor econmico de exportacin, el haber salido del pas las primeras semillas hacia Europa
y Asia y su valor mdico universal, principalmente. En posteriores artculos aadi ms
texto, pero la esencia continu la misma (vase por ejemplo el Boletn Informativo del Mi-
nisterio de Relaciones Exteriores, no. 21-22, de julio de 1946; o 1950a).
70
Acosta Sols 1950a, 3.
71
Ortiz Crespo 1994.
72
Acosta Sols 1937c.
73
Acosta Sols 1937d. Durante el siglo XIX el italiano Luis Sodiro (1836-1909) quien
fue invitado al Ecuador junto con nueve cientficos ms como parte de la renovacin cien-
tfica y modernizacin del Estado promovida por Garca Moreno (Fitzell 1996), colect
mucho y se encarg de realizar y difundir mundialmente buena parte de la sistemtica de la
flora ecuatoriana, adems de protagonizar hechos como la fundacin del Jardn Botnico en
La Alameda, en 1884. Para Acosta Sols la edad de oro para la botnica ecuatoriana comen-
z con la publicacin de Synopsis Plantarum-Equatoriensum en 1855 por William Jameson
(1796-1873), y con los trabajos de Sodiro. Repiti su admiracin por este personaje en va-
rias ocasiones, con frases como el botnico que mejor ha estudiado la flora ecuatoriana y a
quien seguir venerando toda mi vida (Acosta Sols 1942b, 3). Al igual que con el herba-
rio de Acosta Sols, el de Sodiro se perdi por ignorancia burocrtica o fue llevado al ex-
tranjero. El Jardn Botnico tambin fue destruido. La historia no es exclusiva del contexto
ecuatoriano: el primer herbario de Venezuela, fundado por Adolf Ernst en el siglo XIX no
sobrevivi al nuevo siglo (Texera Arnal 1986, 32).
65
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
Pero no aparecen
ideas conservacionistas.
nicamente en Mejo-
ramiento de tierras agr-
colas, escrito por el
profesor de agricultura
Samuel Hidalgo, se hace
alusin a la destruccin
del suelo agrcola por el
mal manejo, quien no se
refiri a recuperar lo
daado sino de tener
cuidado al momento de
seguir expandiendo la
frontera agrcola. Tam-
bin estn presentes
ideas que Acosta Sols
desarrollara luego, unas
ms otras menos, como
Portada del segundo nmero de Flora, mediante el que se la riqueza potencial mal
continuaba promoviendo el valor nacional de la quina.
El tercer nmero esper varios aos y reapareci como aprovechada o la nece-
medio del IECN.
sidad de mejorar la pro-
duccin con el uso de
pesticidas y abonos qumicos.
El segundo nmero de Flora no difiere del primero en cuanto a objetivos y al-
cance: las plantas de importancia econmica. Aparece una larga lista de colaborado-
res internacionales, seguramente quienes respondieron positivamente al envo de la
revista y ofrecieron su ayuda. Se incluyen botnicos y profesores de Argentina,
Brasil, Chile, Per, Uruguay, Venezuela, Guatemala, Espaa, Francia, Estados Uni-
dos, Italia, Suecia, Unin Sovitica, India y todas las regiones del Ecuador. Acosta
Sols tenda redes de comunicacin cientfica, actitud que mantuvo durante toda su
vida y que le ayud a adquirir prestigio, dentro y fuera del pas. Dentro, como aho-
ra, tal prestigio estaba en buena parte basado en la comunicacin mantenida con el
extranjero. Como concluye Restrepo Forero: No importa qu tan asimtrica sea la
relacin con los sabios del Primer Mundo, todo vnculo personal genera un efecto
66
Primeros aos e ideas conservacionistas (1910-1940)
de imposicin de manos, un toque mgico que le confiere al autor local una ma-
yor legitimidad frente al conocimiento.74
Public otro estudio botnico-qumico y mdico-aplicativo, esta vez sobre la
planta poleo75 y Excursin botnica al pramo del ngel, donde narra la salida
y explicita la importancia de estudiar el frailejn76 pues la especie ha llamado la
atencin desde Europa, desde donde le han solicitado datos como rea de disper-
sin y extensin; posibilidades de industrializarla, posibilidades de cultivo y refo-
restacin.77 Aparecen juntos su proyecto de productividad y rentabilidad para las
reas naturales, y su visin romntica de la naturaleza. La belleza natural lo sobre-
coga y as estaba, a caballo, en un sincretismo criollo peculiar, entre un idilio ro-
mntico: el conservacionismo con fines productivos y una apreciacin esttica.
Con esta narracin dejaba un testimonio del verdor que hubo en la provincia de los
lagos y cuyo paisaje actual encaja ms en la descripcin de Ambato: lomas secas,
arenosas, que necesitan de riego para dar el mismo aspecto que el de los huertos y
jardines cultivados.
Menciona que el ferrocarril enriquecer a la provincia de Imbabura, convertida
en agrcola y exportadora, al unirla con la de Esmeraldas, idea sobre la que insistir
varias veces. Tal ferrocarril buscaba integrar el norte serrano y costeo, excluidos
de la lnea concluida a comienzos de siglo, y penetrar en el Choc, pleno de recur-
sos naturales.79
74
Restrepo Forero 2000, 204.
75
Acosta Sols 1937e.
76
Planta de los pramos norandinos.
77
Acosta Sols 1937f, 103.
78
Acosta Sols 1937f, 104-105.
79
Se inaugur en 1957 y Acosta Sols fue a trabajar en la Junta Autnoma del Ferrocarril,
inventariando la regin y haciendo planes de colonizacin, experiencia que cont en El
noroccidente ecuatoriano (Acosta Sols 1959).
67
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
Los dos primeros factores son tambin los causales de destruccin forestal en
nuestro pas, el tercero es slo para Santa Elena (Guayas) y para Manab. Tome
nota de esto el Departamento de Agricultura de nuestro Pas. El Ministerio de
Agricultura consulte y aplique al medio ecuatoriano. No permanezca aptico,
preste atencin a los proyectos desinteresados y patriticos que hemos presenta-
do. Al respecto, present en Diciembre de 1936 un Proyecto Forestal, con la
creacin del Instituto Botnico-Forestal. No s en que haya quedado.
En este prrafo hace algo que repiti el resto de su vida: increpar al gobierno de
turno para que cree instituciones forestales y de administracin cientfica de los
recursos naturales. Critic mucho a los polticos que hacan cosas descabelladas o
no hacan nada en reas de su inters, como la educacin, la agricultura o el am-
biente. Un domingo incluso fue apresado por orden de Oliverio Vzconez, ministro
de Agricultura del gobierno militar de la dcada de 1970. En sus ltimos aos toda-
va no daba tregua, pero los debates eran menos intensos. Deca entonces que:
Las cosas que veo, las veo con mucha calma. Me gusta or, ver, pero nunca me
exaspero ni peleo, peor polticamente, no me interesa. Respeto a cualquier go-
bierno, nunca he sido fantico poltico; pero s fantico de mi causa. Fui extro-
vertido, activo. Ahora con la edad estoy calmndome. Soy casi insensible, no
me entusiasman los pasionismos, veo las cosas con sangre ms fra. He sido ex-
trovertido y emotivo con la ciencia, con los paisajes, con las rocas, con las espe-
cies vegetales nuevas, con el Sangay en explosin.80
En 1937 sugiri la construccin del eje subandino oriental, que cruzara el piede-
monte amaznico desde Colombia hasta Per,81 infraestructura a tono con sus ideas
de desarrollo mediante la construccin de carreteras. Consideraba esta una forma de
reivindicar la soberana sobre el territorio amaznico (no le faltaba visin pues po-
cos aos despus, entre 1941 y 1942, el Ecuador cedi la mitad de su territorio, pre-
cisamente el trozo amaznico, tras una invasin de Per, una psima negociacin y
fuertes presiones internacionales).82 Tambin se entiende esta sugerencia al consi-
80
Laurini 1992.
81
Prez Pimentel 1997, 3.
82
El Ecuador no contaba con poltica de desarrollo para la Amazona. No exista ninguna
carretera carrozable a la regin ni un verdadero centro urbano (Deler 1983, 223). El na-
cionalismo unido al deseo de consolidar la soberana sobre todo el territorio mediante el
68
Primeros aos e ideas conservacionistas (1910-1940)
derar que en 1939 la red ferroviaria tena 1.032 km, que aumentaron apenas 24 km
para 1942. Y las carreteras carrozables, que cubran 2.300 km en 1935, pasaron a
3.000 km en 1939 y a menos de 4.000 en 1944. En 1939 la flota de vehculos era de
4.000 y ese ao comenz a operar la primera aerolnea.83
Anhelaba carreteras, inconsciente de que sera su apertura desde fines de la d-
cada de 1940 la responsable de la degradacin ambiental de buena parte de la Costa.
Si la expansin cacaotera haba depredado los mrgenes de los ros en su momento,
el auge bananero requiri la apertura de caminos por los cuales salan frutas y ma-
deras, y que convirtieron los paisajes arbreos en plantaciones de banano o palma
de aceite, en zonas infrtiles que requieren una carga intensa de agroqumicos para
ser productivos. Pero las carreteras eran como son ahora y como fueron para
Garca Moreno hace 150 aos smbolo del triunfo no solo sobre la naturaleza y su
recia geografa, sino sobre las pasiones humanas y los poderes locales. Eran la for-
ma de consolidar el poder de la nacin; eran casi la nacin misma, algo a lo que
Acosta Sols no poda resistirse.
En 1938 intensific sus excursiones con y sin estudiantes al norte de Quito
para estudiar la vegetacin seca y rida, y que reforzaron sus ideas de manejo tcni-
co del suelo y restauracin de ecosistemas degradados. Sigui el ro Guayllabamba,
fue a Pullaro y a los alrededores de San Antonio y recopil informacin para su
libro sobre la vegetacin del norte de Quito. Tambin excursion a Cuicocha, y al
Guagua Pichincha.
En 1938 fue nombrado miembro de la Sociedad de Estudios Geogrficos del
Ecuador y de la Comisin Ecuatoriana de Cooperacin Intelectual de la Universidad
Central. Asisti a la Primera Reunin Sudamericana de Botnica, en Ro de Janeiro,
donde expuso sus trabajos y aument sus redes de comunicacin, difundi sus ideas
botnicas y conservacionistas y recibi influencias de sus pares suramericanos. Se
convirti en vocal principal del Comit Orientalista Nacional,84 y miembro activo
de la Sociedad Ecuatoriana de Exploradores y del Centro Agrcola del Cantn Qui-
69
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
to. Dio conferencias educativas en Otavalo y el Centro Agrcola del Cantn Quito le
otorg un diploma por un ciclo de conferencias pblicas que la institucin haba
financiado.
Escribi artculos conservacionistas en la Revista de la Cmara de Agricultura
de la Primera Zona (en adelante Revista de la Cmara de Agricultura),85 y algunos
artculos fueron reproducidos en Maderil, editada en Buenos Aires. Desde 1938
tambin mantuvo una columna en el peridico El Comercio, publicado en Quito,
donde escribi sobre proteccin y conservacin.86
En diciembre de 1939 apareci Factores agrcolas, para divulgar, entre agri-
cultores, estudiantes, profesores, hacendados, etc., los factores agrcolas que influ-
yen en el desarrollo, crecimiento y propagacin de las especies; en su rendimiento
agrcola y econmico. Cita El Suelo de Huguet del Villar, cosa que por aquel
tiempo hizo en escasas ocasiones, confirmando la importancia e influencia de esta
obra en sus ideas sobre el suelo, antes del contacto con los edaflogos estadouni-
denses:
85
En el no. 3-4, de 1938, fue Botnica agrcola: las semillas agrcolas, y el ao siguiente
aparecieron artculos en defensa de los recursos forestales: El problema forestal del Ecua-
dor, Productos forestales del Ecuador, Proteccin a la naturaleza y En favor de los
bosques.
86
Algunos ttulos fueron: Proteccin de la Naturaleza.- Defensa de la Riqueza Forestal
Ecuatoriana; Arbolemos nuestros caminos; Repoblacin forestal.- poca de plantar
rboles; El andinismo y sus bellezas naturales; Eleccin de rboles para calles, cami-
nos y avenidas; Defendamos nuestras formaciones vegetales de los incendios; Necesi-
dad de los viveros en la reforestacin; El capital bosque; En favor de los bosques; El
problema de la proteccin de la naturaleza en el Ecuador; Necesidad del mapa forestal
del Ecuador; Lo que se hace en otros pases en favor del rbol y del bosque. En 1939
fueron Defendamos nuestros bosques con Leyes especiales, Instituciones tcnicas y con
profesionales; Nuestro Gobierno necesita de un organismo que oriente la poltica fores-
tal; En favor del bosque y Nuevamente por el arbolado de los caminos; Consecuen-
cias de la explotacin actual de nuestros bosques; Generalidades sobre reforestacin,
etc...
87
Huguet del Villar 1931, 9, y citado en: 1940, 20.
70
Primeros aos e ideas conservacionistas (1910-1940)
En 1939 fue nombrado miembro de la Academia de Ciencias del Colegio San Ga-
briel y de National Geographic Society (cargo repetido en 1941), y del Centro de
Ciencias, Letras y Artes de Campinas, Brasil. Recibi una felicitacin de la delega-
cin estadounidense en Ecuador por el Instituto Botnico. Tambin hizo varias ex-
cursiones (por ejemplo cruz el pramo de Tiopullo, de Machachi a Lasso), algunas
con Erik Asplund, quien permaneci en el pas cerca de un ao estudiando la flora
con el apoyo de la Academia de Ciencias de Estocolmo y del Museo Real de Sue-
cia, y transmiti conocimientos a Acosta Sols, taxonmicos, tericos y sobre la
flora regional. Asplund haba estado desde Chile a Panam en 1920, y en Per, Co-
lombia y Ecuador en 1939, donde volvi en 1955-1956.89
En enero de 1940 recibi la visita de Alcides Carvalho, cientfico del Instituto
Agronmico de Sao Paulo enviado por el gobierno brasileo en previsin de la es-
casez que podra haber de quinina por la Segunda Guerra Mundial. Le sugiri luga-
res para expediciones (provincias de Bolvar, Azuay, Caar e Imbabura) y le
obsequi semillas de dos especies de quina de Loja. Fue su primer contacto con la
88
Acosta Sols 1940, 26.
89
Fueron al Pululahua, Chota, pramo del ngel, Tulcn, San Gabriel, Cotacachi, Laguna
de San Pablo, bajada a Santo Domingo, entre otros sitios. De hecho, Acosta Sols le agra-
deci los ltimos preparativos para la publicacin de un libro sobre la vegetacin del norte
de Quito (1942b, 4). (Carrera 1992; Annimo, sin fecha, Erik Asplund. Botanical Histo-
ry, Department of Phanerogamic Botany, Swedish Museum of Natural History (S), en
http://www.nrm.se/fbo/hist/asplund/asplund.html (descargado el 25 de marzo de 2004).
71
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
90
Aos despus, en Flora se mencion la admiracin y respeto por Alfredo Paredes, direc-
tor del Instituto Botnico, y por la actividad de esta institucin (Carrera 1943, 234).
91
Por ejemplo, las pginas dedicadas al caucho tienen un tipo de letra menor como conse-
cuencia de un aumento de texto en el ltimo momento, seguramente por la importancia que
adquiri esta planta durante la Segunda Guerra Mundial. Algunas partes aparecieron pre-
viamente en la revista bonaerense Maderil. En 1942 fue Vegetacin y riqueza forestal de
la Provincia de Esmeraldas. Principales especies medicinales y forestales que es el captu-
72
Primeros aos e ideas conservacionistas (1910-1940)
mora pudo deberse a la caresta de papel por la guerra, o a la falta de fondos, pues
agradece que la obra no quedara indita por el apoyo financiero del Concejo Muni-
cipal de Esmeraldas 1941-1942. De hecho, consta como impresa el 5 de agosto de
1944 con motivo del aniversario de la independencia de la provincia.
Nuevas contribuciones es su obra ms importante de esos primeros aos.92 Con-
tiene informacin geolgica y geogrfica, forestal, meteorolgica, climatolgica,
econmica, social, arqueolgica, lingstica, sanitaria, epidemiolgica, educativa,
arqueolgica, pesquera, y hasta etnogrfica, que denota su inters en varios campos
del conocimiento. Aparecen elementos clave de su carcter y pensamiento: excur-
sionismo, nacionalismo, eugenesia, conservacin utilitaria de la naturaleza, aprecia-
cin esttica de la naturaleza.
Fue presentada como una invitacin para descubrir la riqueza de Esmeraldas,
alertando que era un plido reflejo del gran Parque Nacional, pues la provincia de
Esmeraldas constituye un verdadero Museo-Parque Nacional. Planteaba ya por
esos aos la necesidad de conservacin especialmente con fines utilitarios, alabando
la belleza de la naturaleza. Como Wolf, vea en esas tierras una esmeralda no la-
brada, pero que deba serlo.
73
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
Mis grandes deseos han sido siempre los de conocer ampliamente el territorio
ecuatoriano, para luego describirlo de acuerdo con las observaciones de la pro-
pia realidad. Y, con este propsito, desde la ctedra universitaria que he venido
ejerciendo, me he dado las facilidades necesarias para poder excursionar por mi
pas: [...] Siempre he tenido en cuenta que las excursiones bien organizadas en-
sean mucho de bueno y ms todava, a una persona que tiene entusiasmo o fa-
natismo por esta clase de actividades, para luego divulgar los conocimientos en
favor de la Ciencia Nacional.95
Las lucirnagas y las candelillas nos iluminan con destellos fugaces todo nues-
tro camino, pero de preferencia en las proximidades de los pastos. La luna que
ha comenzado a salir ilumina ntidamente el espacio y se puede notar las mon-
taas prximas como cuando se ven las fotos tomadas a contraluz. Esto es in-
comparablemente hermoso.96
O sobre el ro Onzole:
95
Acosta Sols 1944d, 19.
96
Acosta Sols 1944d, 64.
97
Acosta Sols 1944d, 114, 117.
74
Primeros aos e ideas conservacionistas (1910-1940)
98
Acosta Sols 1944d, 20.
75
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
La naturaleza tena que ser aprovechada, y para ello serva su exploracin. El cient-
fico, estaba destinado a catalogar e inventariar las especies, sus usos, para divulgar-
las internacionalmente y crear una demanda. Por eso no olvid detallar el
movimiento comercial del puerto de Esmeraldas. Reproduca la visin de progreso
generada por lo menos desde Garca Moreno, basado en la dominacin de la natura-
leza y de las pasiones humanas. La ruptura con el pasado era el objetivo para mo-
99
Acosta Sols 1944d, 150, 426-427.
100
Acosta Sols 1944d, 309-310
76
Primeros aos e ideas conservacionistas (1910-1940)
dernizar al Ecuador. Para eso servan los caminos, los ferrocarriles, y para eso era
necesario vencer las resistencias de las elites y los campesinos.101
Aparecen tambin sus ideas sobre el aprovechamiento de las tierras en desuso
mediante un manejo tcnico. Dice que los islotes en la desembocadura del ro San-
tiago no son empleados en nada y que podran ser aprovechados en la agricultu-
ra y si no por lo menos en la formacin de nuevos halobosques de natos y
manglares, dejando los actuales manglares naturales como defensas y centinelas de
avanzada en la conquista de ms espacio hacia el agua.
Testimoni el auge de productos muy solicitados durante la Segunda Guerra
Mundial como la balsa o el caucho, y la baja de exportaciones de otro tipo. Critic
la forma destructiva de explotacin; sugiri reforestar y crear una estacin experi-
mental del caucho: los nativos nunca han recibido instrucciones tcnicas acerca de
la extraccin del ltex [...] se tumba o se derriba el pobre rbol, para aprovechar por
una sola vez todo su ltex, desde la raz hasta el ramaje apical. Tuve oportunidades
para ensearles los mejores mtodos de extraccin [...] pero estoy seguro que oye-
ron solamente por curiosidad y que nunca llegaron a realizarlo como les indicaba,
porque ellos mismos me dijeron que es muy paciencioso e improductivo.102
Sin embargo, menciona sitios donde se cultivaba la planta: las huertitas del ro
Santiago. Tal visin fue clave en su vida, pues dijo que observar tales huertas donde
haba caucho, tagua y otras especies fue muy halagador y de gran esperanza y le
dio fuerzas para seguir con su campaa conservacionista,103 que por cierto ya haba
logrado parte de sus objetivos en las disposiciones legislativas sobre bosques, uso
de aguas y fuerza motriz de octubre de 1939.
Otro punto interesante son sus actitudes ante la intervencin de capitales extran-
jeros, que sentencia cuando estn dedicados a llevarse los productos, o felicita
cuando aportan a la economa local. Durante sus excursiones en Esmeraldas en-
cuentra ingleses, italianos, japoneses, estadounidenses, con sus industrias y empre-
sas, en funcionamiento o abandonadas. Reflejo de la dcada de 1930, cuando hubo
una mayor penetracin de dinero extranjero orientado especialmente al sector mine-
ro del oro y al petrleo en la Costa.104 Considerando que deseaba el progreso, la
101
Prez 1995, 5.
102
Acosta Sols 1944d, 290-291. En este caso, Acosta Sols llevaba razn, y no cabe argu-
mentar que se trataba de una forma ecolgica de uso del bosque, no intencionada, como
se ha insinuado respecto a ciertas prcticas campesinas deforestadoras, de caza o quema del
bosque (Radkau 1993, 135).
103
Acosta Sols 1944b, 37.
104
Mio Grijalva 1990, 58.
77
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
105
En aquella poca las camaroneras, que han destruido gran parte del litoral esmeraldeo,
ni siquiera se imaginaban. Desconozco si las apoy cuando comenz su boom, en la dcada
de 1980.
106
Citado en Simonian 1990, 15.
107
Acosta Sols 1944d, 58, 61-62.
78
CAPTULO 2
Ciencia y conservacionismo (1940-1943)
...en el trayecto de todo el ro hasta llegar a Borbn [...] observ que los ribere-
os, en sus finquitas no solamente cultivan productos alimenticios de inmediato
consumo, sino tambin algunas especies forestales y principalmente la tagua, el
caucho, el chontaruro, etc.; esto me llam la atencin, por cuanto en las otras
Provincias tropicales del Ecuador, nunca he visto atencin en el cultivo de los
productos forestales, sino que se contentan con explotar solamente lo de los
bosques naturales. Esto me ha dado ms valor para continuar en mi campaa en
favor de la reforestacin nacional (principalmente de especies tiles y en la in-
troduccin de nuevas).1
1
Acosta Sols 1944d, 118.
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
2
Acosta Sols 1944d, 132-133.
3
En 1939 se haban decretado disposiciones sobre los bosques, pero no fue hasta 1958 que
el Ecuador cont con una Ley Forestal.
4
Acosta Sols 1944d, 338.
80
Ciencia y conservacionismo (1940-1943)
5
Tal inauguracin se dio con la participacin del presidente Carlos Arroyo del Ro y varios
ministros y otros funcionarios. El material fue en su mayora el colectado por Acosta Sols
en Esmeraldas (Annimo 1942c). Era un momento de profesionalizacin de las ciencias
naturales, como muestra la fundacin de este museo, del Instituto Botnico y la Facultad de
Ciencias de la Universidad Central, y el Museo de Ciencias Naturales del Colegio Lasalle
en 1942.
6
El Ecuador firm ese da la convencin y la ratific mediante publicacin en el Registro
Oficial del 17 de diciembre de 1943, durante la presidencia de Arroyo del Ro.
7
Acosta Sols 1968, 117.
81
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
8
Brailovsky y Foguelman 1993, 287; Simonian 1999.
9
Cueva 1990, 107-108; Quintero y Silva 2001a, 448.
10
El Ecuador se separ de la Gran Colombia en 1830.
11
Algunos son El cocotero y Gua comercial maderera en la Revista de la Cmara de
Agricultura; y Viajando por las costas de Esmeraldas, en la Revista Geogrfica Ameri-
cana de Buenos Aires, en 1941.
82
Ciencia y conservacionismo (1940-1943)
ciembre de 1941, que se dinamiz el mercado de productos como arroz, cacao, caf,
caucho, banano, balsa y quina. Lo cual gener condiciones favorables para el auge
bananero posterior.12
Expona sus descubrimientos, pero alejado del Instituto Botnico senta la nece-
sidad de un marco institucional para promover el quehacer cientfico y propulsar
sus ideas. Ello, sumado a su experiencia en Washington y el apoyo de su mentor,
Augusto N. Martnez, lo llev a organizar el Instituto Ecuatoriano de Ciencias Na-
turales (IECN) del cual fue la cabeza visible y el ms arduo colaborador durante
dcadas. Como cont l mismo:
12
Larrea 2001, 27.
13
Acosta Sols 1969, 194.
14
No he podido leer el original del Acta de Fundacin. En la Flora de mayo de 1942 apare-
cen 14 nombres como fundadores, pero en la de mayo de 1969 Acosta Sols coloca 16
nombres. De igual manera, en la ltima pone a Luis G. Tufio como colaborador en la or-
ganizacin. Los nombres de los fundadores, segn la lista de firmantes que aparece en la
Flora de 1942 son: Misael Acosta Sols, Augusto N. Martnez, Luis G. Tufio, Misael
Vzquez, Jons Guerrero, Luis de Asczubi, Carlos A. Carrera, Jorge Ribadeneira, Eduardo
Kaesen, Rafael Chaix, Gustavo Orcs, Jaime Rivadeneira, Alberto D. Semanate y Walter
Sauer. En la de 1969 estn, adems, Jacinto Jijn y Caamao y Csar H. Surez. De ste
ltimo, es posible que no haya estado presente, porque s es nombrado aunque no firma. En
cuanto a Jijn y Caamao, puede haber sucedido otro tanto, o haber sido incorporado como
fundador luego.
83
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
15
Se refera a las Disposiciones para la explotacin de bosques, uso de aguas y fuerza
motriz decretadas por el Congreso en octubre de 1939.
16
Acosta Sols 1968, 1-2.
17
Annimo 1942a.
18
Chaix 1942, 177-178.
84
Ciencia y conservacionismo (1940-1943)
Una fuente para reconstruir la actividad del IECN es su revista, Flora, que haba
visto sus primeros dos nmeros como medio del Instituto Botnico en 1937, pero
pas a ser el rgano de difusin del IECN desde la reanudacin de su publicacin,
con el nmero 3-4 en mayo de 1942.20 En este nmero aparecen datos de organiza-
cin, miembros, razones de creacin, objetivos y estatutos. All consta que el IECN
era:
Se exponen cinco razones para su creacin: los logros cientficos que ha habido en
el Ecuador; el deber de continuar esa tradicin; la urgencia de exponer la riqueza
natural (econmica y cientfica) del Ecuador al mundo; la falta de instituciones
ecuatorianas dedicadas a las ciencias puras; y la difusin del conocimiento. Los
objetivos fueron: mantener en la memoria los logros cientficos pasados y fomentar
los futuros; estudiar la naturaleza; difusin de la ciencia; contacto con instituciones
extranjeras; colaboracin con otras instituciones cientficas del pas; crear una bi-
blioteca especializada; cursos de especializacin. Estos objetivos y razones de crea-
19
Acosta Sols 1944c, 226.
20
Desde el grupo de la Universidad Central se lanz otra publicacin el mismo ao de
1942, el Boletn del Instituto Botnico de la Universidad Central, que tambin fue discon-
tinua. En 1951 el Instituto Botnico, junto con el de Antropologa, y los gabinetes y museos
de geologa y zoologa se fundieron en el Instituto de Ciencias Naturales y el nombre de la
publicacin cambi a Boletn del Instituto de Ciencias Naturales, que fue irregular con solo
dos nmeros en 1952 y 1955. Ambos fueron dirigidos por Alfredo Paredes. Luego, en
1957, cambi nuevamente de nombre, a Ciencia y naturaleza, con Plutarco Naranjo como
director.
21
Annimo 1942a.
85
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
cin, se explica, estn representados en el escudo emblema del IECN, creado por
Acosta Sols.
Sus fundadores estaban orgullosos:
22
Tufio 1942, i.
23
Como subdirector consta Luis G. Tufio (gegrafo y geodsico; ex-decano de la Facultad
de Ciencias de la Universidad Central; fundador del Servicio Geogrfico Militar), Csar H.
Surez como secretario, y Rafael Chaix como tesorero. El consejo directivo estaba formado
por los tres primeros y adems por Alberto D. Semanate y Misael Vsquez
24
El uso de ellos no responde a un descuido en el uso lenguaje: todos eran hombres.
86
Ciencia y conservacionismo (1940-1943)
del Instituto al servicio de la Patria y se expona que ya era hora de realizar la tecni-
ficacin de la Agricultura y de las industrias nacionales. Era la hora de comenzar
con el verdadero resurgimiento Nacional.25 Se referan a la actividad cientfica
como la gran obra de reconstruccin nacional, y se proyect una idea de que antes
del IECN no hubo ciencia.26 Desde Flora no se perda ocasin para censurar lo no
cientfico.27
El bilogo Fernando Ortiz Crespo recordaba cuando Acosta Sols lo invit a
formar parte de la institucin, diciendo que era el alma y principal punto de apoyo,
[...] me acogi clidamente. Por cierto, las reuniones del Instituto eran con frecuen-
cia en su casa de la calle Manab, donde ms de una vez me invit a visitar su muy
interesante biblioteca. Y Acosta Sols continuaba aprovech el Instituto
[Ecuatoriano] de Ciencias Naturales para lanzar centenares de publicaciones, entre
ellas decenas de libros, en que difunda sus intentos de dar a conocer mejor nuestros
recursos naturales en general y las plantas nativas en particular. Gracias a esto con-
sigui mediante canje enriquecer enormemente su biblioteca.28 Efectivamente, en
diciembre de 1943 el IECN mantena canje con cerca de 820 nombres diferentes
entre bibliotecas, academias, universidades, institutos cientficos, facultades de
ciencias, agronoma, farmacia, museos, herbarios y especialistas.29
En cuanto a la biblioteca, conviene un parntesis negro, pues su destino ilustra
la importancia dada a la ciencia y los cientficos en el Ecuador. Apenas muerto
Acosta Sols, Ortiz Crespo seal la importancia de su biblioteca nica en el pa-
s e hizo un llamado a las autoridades para que velen por su cuidado. Diez aos
despus, en el peridico El Comercio se daba cuenta del lamentable estado de los
cerca de 40.000 ttulos que se cree tena.30 El destino de la biblioteca, valorada en
25
Annimo 1942b.
26
Tufio 1942, i-ii. Por supuesto, esta idea es equivocada: antecedentes importantes de
institucionalizacin de la ciencia en el Ecuador como conocimiento disciplinar los hay en
casos como el de los jesuitas en el siglo XVIII, o la Misin Geodsica Francesa (1736), o
en la renovacin cientfica impulsada por Garca Moreno en las dcadas de 1860 y 1870
(Fitzell 1996, 294, 300-301).
27
Una vez Acosta Sols critic los artculos que le eran enviados con ttulos que no corres-
pondan al contenido: los articulistas encabezonan el trabajo como impresiones botnicas
de una excursin [...] y luego firman como miembros de una comisin geobotnica; pero lo
cierto es que las mencionadas narraciones nada tienen de geobotnica y peor de botnica
pura. (1942c, 43).
28
Ortiz Crespo 1994.
29
Correspondencia, canjes e intercambios. Nota en Flora no. 7-8-9-10 (diciembre de
1943): 225.
30
Segn Arroyo 2002 el Herbario [Nacional del Ecuador] rescat, hace tres meses, parte
de la biblioteca personal de Misael Acosta Sols que haba sido donada al Ministerio del
Ambiente y que permaneca en el Centro Forestal de Conocoto. El centro desapareci y
87
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
un milln de dlares, es un
misterio, lo cual sabe peor
cuando se considera las
aseveraciones del yerno
Alberto Vizcano, de que
muchas obras inditas esta-
ban all aunque no existe
consenso sobre el nmero
exacto.31
Desde el IECN Acosta
Sols tambin propuso leyes
conservacionistas, defen-
soras de las Riquezas Natu-
rales.32 Y le sirvi como
marco institucional para
difundir ideas conservacio-
nistas mediante libros, Flo-
ra y la serie Contribucin
Portada de la Flora no. 3, publicada ahora como medio donde se presentaba mono-
del IECN cinco aos despus de su anterior nmero.
Acosta Sols pudo decidir llevar consigo el nombre grficos sobre varios temas.
para aprovechar la red de cientficos que ya conocan
el ttulo desde antes.
Crey siempre que el IECN
debi convertirse en la
Academia de Ciencias cuya falta todava adolece el Ecuador. En 1992 dijo que pre-
cisamente ese haba sido su trabajo frustrado: Este es el nico pas de Amrica que
no tiene Academia de Ciencias. Tengo toda la planificacin lista, present a los Mi-
nisterios de Educacin, pero los gobiernos nunca dieron odos. Pero no pierdo la
esperanza, antes de morir lo har.33
88
Ciencia y conservacionismo (1940-1943)
34
Acosta Sols 1968, 1-2.
89
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
llama la atencin que pese a este lema, en esa Flora (al igual que en los estatutos y
finalidades del IECN), la conservacin no es mencionada; solo se difunde la riqueza
natural y su potencial comercial. El Director del Instituto Fitotcnico y Semillero
Nacional de Venezuela, Alberto Boerger, dijo en referencia a Flora: en los tiem-
pos que corren, las ciencias naturales deben cumplir con su misin de estar al servi-
cio de una humanidad ansiosa de mejorar su situacin econmica que en tan
acentuada forma depende del resultado de la foto-sntesis como fuente inagotable de
materia orgnica.35 La conservacin no parece sobreentendida en este programa.
En diciembre de 1942 apareci el siguiente nmero de Flora, en el cual Acosta
Sols public el editorial conservacionista Por la reforestacin de la sierra ecuato-
riana, que hizo eco particular en el director de la revista colombiana Tertulia poli-
tcnica, Ernesto Vlez, quien resalt la necesidad de la reforestacin y la cultura del
rbol con frases como Debe pasar el forestador como el fundador y sostenedor de
una Repblica, que como el gran navegante que gua su barco, lo enrumba por la
va segura que llevan las naciones poderosas.36 Se ve, una vez ms, que no estaba
solo en el mbito regional. En ese editorial propona modificar el clima de la Sierra
y el suelo reforestando con las especies adecuadas en cada lugar.37 Y en adelante,
ahora s, Flora sera defensora de las riquezas naturales.
90
Ciencia y conservacionismo (1940-1943)
correspondiente del IECN, que haba publicado sobre ecologa de las almohadillas
de pramo;39 Ludwig Diels, Director del Museo Botnico de Berln que public
Contribuciones al conocimiento de la vegetacin y flora del Ecuador tras su visita
en 1933; y Erik Asplund, tambin miembro correspondiente del IECN que por en-
tonces preparaba sus trabajos sobre el Ecuador.
Su objetivo es el mismo de aos atrs: que la vegetacin del Ecuador sea cono-
cida internacionalmente. Adems de ansiar que el pas exporte sus recursos natura-
les en aras del progreso le interesaba difundir su relevancia cientfica. Agradece a
Asplund, a Tufio, a The Botanical Society of America de la Universidad de Yale y
al fotgrafo G. Hirtz por acompaarlo en algunas excursiones.
La primera parte es de geobotnica: expone los factores que influyen en la vege-
tacin (geogrficos, geolgicos y climticos), la caracteriza y presenta un inventario
florstico: geografa, fitosociologa, e inventario florstico. Como advert, no anali-
zar aqu sus ideas ecolgicas, pero conviene ilustrar lo que se entenda por geobo-
tnica en aquel momento. Y para ello quizs lo mejor es apegarse a Huguet del
Villar, a quien Acosta Sols lea: suele definirse como la ciencia de la relacin
entre la vida vegetal y el medio terrestre [aunque] puede sustituirse por esta otra,
equivalente pero de trminos ms concretos: es la ciencia que estudia el hbitat de
las plantas en la superficie terrestre.40 La relacin con el medio terrestre, la incor-
poracin del hbitat, la diferenciara de los tradicionales estudios fisiolgicos, que
aunque explican la relacin de las plantas con el medio slo se dedican a su vida. La
geobotnica, al incorporar el hbitat, sirve para entender la distribucin natural de
las plantas.41
La segunda parte de La vegetacin del norte de Quito est dedicada a la agricul-
tura. Arremete contra el mtodo agrcola: dice que pese a contar con agua de riego y
buenos terrenos, no se ha aprovechado estas ventajas. Critica que se mantengan
malos potreros y tambin el empirismo, la falta de cientificismo. Aparece lmpida
39
Se trata del artculo Contributions to the ecology of the Ecuadorian paramos with spe-
cial reference to cushion-plants and osmotic pressure. Svensk Botanisk tidskrift (Uppsala),
1925. Reproducido como: Contribucin a la ecologa de los pramos ecuatorianos, con
especial referencia a las plantas en almohadn y a la presin osmtica, traducido por
Blanca de Acosta Sols. Flora 7-8-9-10 (diciembre de 1943): 67-82.
40
Huguet del Villar 1929, 9-10.
41
Esta tradicin de estudiar cmo interaccionan entre s las fuerzas de la naturaleza y c-
mo influye el ambiente geogrfico en la vida vegetal y animal, de buscar la unidad de la
naturaleza, habra sido inaugurada a comienzos del siglo XIX por Humboldt. Luego hubo
en ese siglo varios estudios, de autores diversos, especialmente europeos, y a comienzos del
siglo XX hubo una diferenciacin entre la tradicin del viejo continente y la estadounidense
y se cre una polmica no solo terica, sino de trminos, importante.
91
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
su visin excluyente de todo aquello al margen del mtodo cientfico, que conlleva
una imperfeccin en la dominacin de la naturaleza. Le parece mal la poca mecani-
zacin del agro y el poco aprovechamiento logrado con otros mtodos. As se que-
jaba en su tiempo, pero an podra decir lo mismo, pues persisten procesos
degradantes del ambiente como el pastoreo extensivo y poco productivo y el mal
uso del agua.
Saba del desastre ocasionado por la sequa y las tormentas de polvo en la pra-
dera estadounidense en la dcada de 1930, como consecuencia de las malas prcti-
cas agrcolas. Aunque comparta un discurso optimista sobre la capacidad de
restaurar el clmax tras la agricultura, al igual que eclogos estadounidenses como
Frederic Clements en sitios como la pradera, prevena tambin del potencial desas-
tre si no se tomaban medidas.42 De hecho, la diferencia frente al desastre ecolgico
de Estados Unidos es que ste motiv una reaccin inmediata, que llev a reflexio-
nar sobre los recursos naturales, e inclusive catapult estudios de ecologa que lle-
varon, por ejemplo, a Arthur G. Tansley a definir el ecosistema. Mientras en el
Ecuador el asunto no fue resuelto en la prctica.
Recuerda las zonas secas y hmedas de la provincia de Tungurahua, que usa
como ejemplo de buen manejo. Segn l, las razones por las cuales all se haba
aprovechado bien el suelo en comparacin con la aridez del norte de Quito
eran la forma de reparticin de la tierra y el amor de quienes la trabajan:
...la diferencia se debe al diverso grado de atencin y entusiasmo que existe por
la agricultura entre los habitantes de las zonas comparadas, reconociendo ade-
ms que los tungurahuenses tienen mejor repartida la tierra. Cada familia es po-
seedora de una pequea parcela que la cultivan con esmero todos sus miembros,
porque saben que con su producto atienden a su subsistencia y dems necesida-
des. Relativamente no existen las haciendas improductivas. Lo anterior no signi-
fica que los cultivos que se hacen en las secciones de la provincia del
Tungurahua, sean cientficos, con implementos y tcnica modernos; no, subsiste
an, el mismo sistema antiguo que en las dems, pero en cambio se tiene ms
amor, en el Tungurahua, a la tierra y un concepto ms elevado de la funcin
agrcola.43
42
Delage 1993, 114; Bowler 1998, 274.
43
Acosta Sols 1942b, 83.
44
Al final de su vida dijo: Quiero bastante a mi provincia, aunque nada ha hecho por m.
Yo le quiero a mi tierra. Qu ambateo no quiere a su tierra? El ambateo es como el pari-
sino en Francia; quiere ms a la tierra que a sus padres. Hasta cuando no pueda caminar he
de pedir que me lleven a Ambato (Laurini 1992).
92
Ciencia y conservacionismo (1940-1943)
45
Acosta Sols 1945f.
46
Acosta Sols 1942b, 87.
47
Acosta Sols 1942b, 101.
48
Acosta Sols 1945f, 10.
49
Cunill Grau 1995, 15. Tal xodo campo-ciudad comenz a gran escala en el mundo occi-
dental con la Revolucin Industrial: en 1800 apenas el 3% de la poblacin mundial viva en
ciudades y en 1820 Londres se convirti en la primera ciudad con un milln de personas,
93
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
viva en ciudades, mientras para 1930 ya era el 17%, cifra que ascendi al 51,7% en
1960 y al 71% en 1990.50 En el Ecuador, aunque no tan extremas, las cifras indican
el mismo fenmeno. Si bien a comienzos del siglo XIX las ciudades se despoblaron
en favor del campo (las personas huan de las guerras, incautaciones, falta de ali-
mento y empleo en las urbes, y adems migraba a las zonas cacaoteras), este proce-
so se invirti a finales del siglo.51 El Quito de 1858 tena cerca de 28.000
habitantes, que subieron a casi 50.000 en 1906 y a 96.000 en 1920. Se formaron as
barrios obreros como el de Chimbacalle, alrededor de la estacin del tren, y se in-
corporaron antiguos asentamientos indgenas perifricos como Cotocollao, La
Magdalena y Santa Clara de Sanmilln.52 Para 1950 eran casi 210.000, en 1974 eran
600.000 y en 1990 ms de 1.200.000. En Guayaquil las cifras eran aun mayores. De
un 25% de la poblacin ecuatoriana urbana en 1950, se pas a un 58% en 1990.53
Acosta Sols no reflexionaba que entre las razones de la migracin estaban pre-
cisamente la demanda de mano de obra para las incipientes industrias y la mecani-
zacin del agro, cuestiones que apoyaba, as como la mala reparticin de la tierra,
tema que eluda excepto cuando se trataba de haciendas no productivas.54 En todo
caso, se intuyen preocupaciones ecologistas por las ciudades y por conservar el
campo, como las manifestadas aos atrs por el britnico Patrick Geddes.55 Pero
que solo tuviera razones ambientalistas es dudoso. Como l, las elites no queran tal
migracin no solo por la potencial falta de mano de obra en el campo, sino porque
comprometa el esquema de gobernabilidad. Como ha sealado Cueva: las clases
dominantes hubieran preferido que no se creara en las urbes una situacin de masas
[...] a fin de seguir aplicando frmulas ms cmodas de dominacin poltica.56 En
1950, el extranjero acogido J.A. Homs escriba en el Boletn de Informaciones
Cientficas Nacionales Los monstruos urbanos, donde explicaba los problemas de
cualidad que compartan once ciudades a principios del siglo XX y 75 ciudades en 1950.
Para entonces, una de cada 100 personas viva en ciudades pero el xodo apenas haba co-
menzado: en 1980 era una por cada diez. En 1900 el 15% de la poblacin viva en ciudades;
en 1960 el 33%; y en 1990 el 43%. De ser 225 millones los habitantes urbanos a comienzos
del siglo XX, para fines de la centuria bordeaban los tres mil millones (Gonzlez de Molina
1993, 58; McNeill 2003, 342-343).
50
Tudela 1990, 94-107; Cunill Grau 1995, 14-15; McNeill 2003, 342.
51
Prez 1995, 30.
52
Larrea 2001, 23; Medio ambiente y planificacin, Ilustre Municipio de Quito 1991 citado
en: Prez 1995, 35. La causa principal fue la migracin campo-ciudad, pero tambin incidi
el aumento de la natalidad y la reduccin de la mortalidad.
53
Censos de poblacin del INEC 1950, 1974 y 1990 citados en Larrea 2001, 38-39.
54
Por supuesto, tambin guardaba relacin con la crisis econmica arrastrada desde la cada
del cacao.
55
Bowler 1998, 232.
56
Cueva 1990, 101.
94
Ciencia y conservacionismo (1940-1943)
En 1941 prepar otros libros y sigui con sus excursiones.60 Y fue nombrado, en
Quito, Director Botnico de la Comisin del IV Centenario del Descubrimiento del
ro Amazonas.61 Tambin comenz a colaborar como cientfico en Labor, publicado
por la Sociedad de Comerciantes e Industriales de Tungurahua. Fue nombrado
miembro asociado y corresponsal de novedades botnicas de la Botanical Society of
America y se convirti en miembro de la Agrupacin Tierra y Cultura. El profeso-
rado de Ciencias Naturales y Biolgicas de Quito reconoci su labor cientfica.
57
Homs 1951, 726.
58
Acosta Sols 1942b, 84.
59
Acosta Sols 1942b, 95.
60
En 1941 fue de Tulcn a Tufio, por los pramos del volcn Chiles. Fue a Lloa y ascen-
di hasta los 4.400 metros de altitud en las faldas del Pichincha. Solo volvi a consignar
nmeros en mayo de 1942, en la Chorrera y Cruz Loma, y de nuevo en junio, acompaado
de estudiantes en una salida de Cotocollao a Nono. En 1943, antes de las expediciones cin-
choneras, fue a la quebrada del Chiche y alcanz su nmero de coleccin MAS 5.000.
61
No he podido averiguar en qu consista esta Comisin.
95
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
62
Respecto a estos nombramientos hay que recordar que en Flora se colocaban biografas
de cientficos nacionales e internacionales y se destacaba mucho a las misiones cientficas
extranjeras. Acosta Sols no desperdiciaba oportunidad de adscribir extranjeros al IECN y a
Flora, con lo cual, sin desmerecer su vala como cientfico, muchos nombramientos podan
responder a actos de reciprocidad.
63
Acosta Sols 1942a.
64
Acosta Sols 1943c, 120, 124.
96
Ciencia y conservacionismo (1940-1943)
cultivos. No era el Estado quien debe hacerlo, sino nuestros hacendados propieta-
rios.
Promova la idea de poner a trabajar toda la tierra posible: los terrenos no
productivos eran tierra ociosa y deban ser aprovechados. El pramo, yermo y
despoblado de rboles, deba ser alterado en su composicin. Los paisajes sin rbo-
les eran intiles y los conocimientos de la geografa y la botnica de la ecologa
en definitiva eran las herramientas para volver eficiente su aprovechamiento.
Vea el conocimiento como lo vean cada vez ms los eclogos de principios de
siglo: como una forma de ayudar a la carrera humana a administrar con ms efica-
cia su interferencia.65 De nuevo, la naturaleza exuberante del territorio ecuatoriano
y su administracin cientfica sacaran al pas del atraso econmico, cientfico y
cultural.
Al final del artculo hay un mensaje en diferente tipo y tamao de letra (tales
mensajes eran usuales en Flora) donde dice: Repoblar los bosques destruidos del
pas es preparar el bienestar futuro de sus habitantes y dar pruebas de cario al te-
rruo. Conservar tambin significaba amar la tierra, y ambos significaban progre-
so. Y adems significaba cuidarla para las generaciones venideras. Se trataba de un
amor muy razonado, muy racional, pero sin duda de amor.
En la misma Flora aparecieron otros trabajos suyos. Uno fue Breves anotacio-
nes sobre la historia de la climatologa del Ecuador, donde repas la climatologa
en las pocas precolombina, colonial, republicana y actual. Su objetivo fue otorgar
informacin para el progreso de la agricultura, y su afn institucionalizador aparece
cuando menciona la necesidad de fundar el Servicio Meteorolgico Nacional.66
Tambin fue suyo el editorial Por la tecnificacin de las juventudes, donde seal
que los jvenes que an no han cado en las garras de la abogaca o el empleo p-
blico se deban dedicar a la tcnica. Su optimismo tecnolgico tecnocracia era
tan visible como el futuro que le interesaba:
El mundo del futuro est en la tcnica. Los dueos de la tcnica sern los due-
os y hacedores del porvenir. Tcnica en todos sus aspectos, en todas las ramas
de la actividad humana: para la industria, para la agricultura e incluso para el
comercio. Ese es el camino del futuro ecuatoriano y para ese futuro deben pre-
pararse nuestros jvenes [...] Tenemos la costumbre de decir, cuando buscamos
trabajo, que sabemos hacer cualquier cosa. Este criterio hay que desterrarlo; es
preciso servir para una sola cosa [...] Esa juventud debe responder al maana,
preparndose en lo nico que se le exigir de l: la tcnica. Fuera de ella, muy
65
Bowler 1998, 275.
66
Acosta Sols 1943b.
97
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
67
Acosta Sols 1943a, 5-6.
68
Acosta Sols 1942b, 83.
69
Acosta Sols 1944g, 6-7.
70
Acosta Sols 1951c, 1952b.
71
Acosta Sols 1954a.
72
Acosta Sols 1952a.
98
Ciencia y conservacionismo (1940-1943)
73
Martnez, 1944.
74
Iglesias 2003, 41.
75
Prez 1995, 38.
76
Tudela 1990, 77.
77
Crosby 1999.
78
A fines del siglo XX el programa Profafor-Face, apoyado por la cooperacin internacio-
nal y el Estado ecuatoriano se dedic a la siembra de especies introducidas en la Sierra, y
hace poco tiempo iniciativas privadas similares comenzaban en la Costa, concretamente en
la provincia de Esmeraldas, donde se han destruido decenas de hectreas de bosque en pie
para sembrar eucaliptos destinados a proveer de fibras y pedazos de corteza (wood chips) y
pulpa a los mercados asiticos. Este proceso de destruccin para sembrar (diferente de
sembrar donde est destruido) ha ocurrido antes en zonas como Tailandia o India, amena-
zando la dinmica de los pueblos campesinos, que en ocasiones han resistido a su introduc-
cin (Guha y Martnez Alier 1997, xviii, 7)
79
En Francia las reforestaciones masivas, inicialmente consideradas ecolgicas tras la Se-
gunda Guerra Mundial, han sido el blanco de las crticas ecologistas por su impacto en la
biodiversidad nativa, en el suelo, el ciclo del agua, la erosin, y por tener en primer lugar,
finalmente, un objetivo comercial. Crticas ms directas, en el caso del eucalipto y junto al
pino, son las que ha recibido en Espaa, donde se ha sumado el argumento del peligro que
conlleva por los incendios forestales (Camus 2001, 26-29). La sustitucin de comunidades
vegetales fue igual en pases como Venezuela (Vieira 2004, com., pers), donde Acosta Sols
fue como asesor conservacionista en 1953.
99
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
Los eucaliptos
tuvieron un auge
precisamente cuan-
do Acosta Sols era
nio. Sembrarlos y
vender la madera
para la construc-
cin, lea y carbn
era considerado un
negocio lucrativo.80
Las zonas de bos-
ques naturales esta-
ban siendo
arrasadas por la
ampliacin de la
frontera agrcola, y
la produccin de
eucalipto se convir-
ti en una forma
ms de pagar los
arriendos de las
haciendas, y fueron
sembrados en ante-
riores zonas de bar-
becho. Por ello no
extraa que a co-
Dibujo de un rbol de eucalipto, casi seguramente uno de los
mienzos de la dca-
primeros aclimatados en el Ecuador. Acosta Sols apoy con
fervor su uso para recurperar tierras degradadas. da de 1920 se
promoviera el Da
del rbol. La importancia de estos bosques artificiales se desprende, por ejemplo,
de la existencia de una hacienda especializada en producirlos para abastecer a Qui-
to, a comienzos de siglo, en Cotocollao, con 22.521 rboles de todas las edades. Y
tambin el inventario en 1913 de una hacienda en Cayambe, donde se describe el
estado de cada uno de los 743 eucaliptos, lo que demuestra su gran valor de merca-
80
Paviolo 1927 citado en: Prez 1995, 76.
100
Ciencia y conservacionismo (1940-1943)
81
Prez 1995, 79, 82.
82
Guha y Martnez Alier 1997, xviii.
83
Worster 1994, 269.
84
En el artculo El eucalipto en el Ecuador (Flora no. 15-16); en un libro con el mismo
ttulo; y en Publicacin. Tambin en la revista Tungurahua public en 1946 el artculo
Estado actual del histrico rbol de eucalipto de Ambato y sugerencias para su conserva-
cin.
101
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
85
Acosta Sols 1945e, 151.
86
Acosta Sols 1945e, 152.
87
Restrepo Forero 2000.
88
Crosby 1999.
102
Ciencia y conservacionismo (1940-1943)
89
Acosta Sols 1942e, 7.
103
CAPTULO 3
Contacto con el conservacionismo del norte (1943-1948)
1
Quintero y Silva 2001a, 459.
2
Quintero y Silva 2001a, 465.
3
Quintero y Silva 2001a, 428.
Contacto con el conservacionismo del norte (1943-1948)
4
Mio Grijalva 1990, 58-59.
5
Cueva 1990, 106.
6
Quintero y Silva 2001a, 443.
105
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
da por la U.S. Commercial Company. El objetivo era encontrar zonas de gran pro-
duccin de cinchona, y exportarla.7
La demanda aument el mercado. Entre 1936 y 1939 la produccin total en La-
tinoamrica fue de 2.300.000 libras. Pero entre diciembre de 1941 y agosto del si-
guiente ao se export a Estados Unidos 34.408.548 libras de quina y 700.000
onzas de quinina.8 En el Ecuador, en el primer ao se compr cerca de 3.094 tone-
ladas de corteza seca en oficinas distribuidas en toda la Sierra.9 Tal demanda volvi
boyante no solo al cultivo y extraccin de la quina, sino tambin a la industria de la
quinina. De los Laboratorios H.G. de Guayaquil, que la producan desde 1936, sur-
gi en 1942 la Fbrica Qumica H.G. construida totalmente en aquella ciudad adap-
tando la maquinaria a las quinas locales, y con capacidad de procesar ms de 10.000
quintales de corteza por ao.10 Para cuando la Misin de la Cinchona ejerca su fe-
bril actividad, se haban fundado otras cuatro fbricas: en Quito (de la compaa
ILCE y de Laboratorios LIFE), Cuenca (de la Asistencia Pblica) y Portovelo (de la
South American Development Co.)11 No obstante, la exportacin del alcaloide fue
mnima en relacin con la de corteza. En pleno apogeo se publicaba en la primera
pgina de Flora de diciembre de 1943 la foto de una cinchona, bajo la cual se deca
que los bosques andinos del Ecuador estn produciendo corteza como ningn otro
del mundo, principalmente de las especies pubescens, officinalis y pitayensis. Y a
continuacin una queja de que a nadie ha interesado desarrollar el producto, y que
cuando existi apoyo tampoco prosper. Segn Acosta Sols el Procurador de la
Nacin, Luis Felipe Borja, present con el apoyo del IECN un proyecto para el cul-
tivo e incremento de la cinchona en el Ecuador que si se hubiera ejecutado en seis
aos hubiramos estado en perspectivas econmicas muy halageas.12
En mayo de 1943 comenz a trabajar como botnico jefe de las expediciones
cinchoneras para el rea del Ecuador, cargo que mantuvo hasta 1944. En una bio-
grafa de 1954, sin embargo, no aparece como trabajador de los Estados Unidos ni
se menciona las expediciones: solo dice Comisionado por el Gobierno Nacional
7
Camp 1952, 1.
8
Solo Colombia pas de exportar 11.000 libras en 1939, a casi 14 millones de libras en dos
aos de 1942 a 1944, y el Ecuador ocup el segundo lugar (1951a, 171-172).
9
De haber ingresado casi 260.000 sucres por exportaciones de cinchona en 1939, se pas a
vender al exterior, en 1943, ms de 4.300.000 sucres, incrementando el 1.664%. Algo simi-
lar ocurri con la balsa y el arroz, y en menor medida el caucho (Mio Grijalva 1990, 60).
10
Importar maquinaria era difcil por la guerra aunque no imposible, pues de hecho las in-
dustrias textil y alimentaria dependan de insumos importados (Quintero y Silva 2001a,
443).
11
Acosta Sols 1951a, 178.
12
Acosta Sols 1944h, 5.
106
Contacto con el conservacionismo del norte (1943-1948)
13
World biography citado en: 1960, 1-4.
14
Acosta Sols 1944a.
15
Laurini 1992.
16
Fernndez Prez 2002, 186-188.
107
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
Fueron casi dos aos de exploracin intensa del pas, hasta el 18 de abril de
1945, fecha oficial de conclusin. Recordaba que se les dio todas las facilidades en
la alimentacin, equipos, transportes y peones. De otra manera los viajes de explo-
racin y reconocimiento de los bosques no se hubieran realizado tan aceleradamen-
te. Es justo reconocer que la Misin de la Cinchona no escatim gasto alguno.17
Los botnicos estadounidenses de la Misin de la Cinchona estaban liderados
por Julian A. Steyermark, del Chicago Field Museum. Adems estaban: William
Campbell Steere de la Universidad de Michigan; William Brooks Drew de la Uni-
versidad de Missouri; y Francis Marion Ownbey del Herbario del State College de
Washington. Todos tenan casi la misma edad que Acosta Sols por entonces (33
aos). Eran hombres jvenes con la misin de explorar las vastas regiones ecuato-
riales y dirigir la explotacin de los bosques naturales y cultivos de quina. En di-
ciembre de 1943 aparecieron en Flora breves currculum de cada uno, as como de
otros dos ingenieros forestales que llegaron en octubre y noviembre de 1943 y
acompaaron a Acosta Sols en las expediciones cinchoneras: Parker O. Anderson y
Paul J. Shank. Tambin estn los currculum de dos catedrticos estadounidenses
que llegaron para la misin: Froelich Rainey, de antropologa y sociologa, y el
gegrafo David G. Basile. La llegada del pomlogo Wilson Popenoe en diciembre
es anunciada en una nota, y su currculum se incluy en la Flora de mayo de 1944.
A mediados de 1944 llegaron tres botnicos ms: Wendell H. Camp, del Jardn
Botnico de Nueva York; Gerald W. Prescott, de la Universidad de Michigan; e Ira
L. Wiggins del Museo de Historia Natural de la Universidad de Stanford, cuyos
currculum aparecieron en la Flora de diciembre de 1944. La llegada de nuevos
botnicos se debi a que Steere haba descubierto que en las plantas de segundo
crecimiento la quinina era ms dbil; era necesario hacer ms expediciones, como la
de Camp, que pas nueve meses en los bosques nublados con sus asistentes.18
Tambin participaron los agrnomos Lewis P. McCann y Lee Hines del Depar-
tament of Agriculture y que trabajaban con la Corporacin Ecuatoriana de Fomento.
Hines era Director de la Estacin Experimental Agrcola. Adems, estaban los qu-
micos encargados de analizar las cortezas de quina: el estadounidense Alfred M.
17
Acosta Sols 1944a, 146.
18
Al final de estas expediciones, antes de dejar el Ecuador, este botnico colect casi 6.000
nmeros de coleccin de plantas medicinales (26.000 duplicados), de los cuales el tres por
cierto fueron nuevos taxones, y 335 tuvieron informacin etnobotnica (Annimo, sin fe-
cha, Biographical note. En pgina del The New York Botanical Garden, Archives and
manuscript collections, The Luesther T. Mertz Library, Personal papers / Wendell Holmes
(Red) Camp papers / 9.9 linear feet (15 boxes). En
http://www.nybg.org/bsci/libr/Camp.htm (descargado en julio de 2004).
108
Contacto con el conservacionismo del norte (1943-1948)
Bastress, que era el jefe; el cubano Vctor Ramrez, que haba trabajado en una mi-
sin de la cinchona a Guatemala en 1942; y los ecuatorianos Antonio Gndara, Ju-
lio Pea Herrera y Federico Arteta. Algunos de estos cientficos publicaron en
Flora: Steere fue el ms activo,19 pero tambin colaboraron Drew y Prescott.20 Ste-
yermark y Steere fueron hechos miembros correspondientes del IECN y sus princi-
pales excursiones fueron reseadas en Flora.21
Entre los botnicos ecuatorianos estuvo Reinaldo Espinosa, quien colect prin-
cipalmente en la provincia de Loja, y que tambin era un cientfico preocupado por
la conservacin, pues dio cuenta de la destruccin de los bosques y suelos del sur
del pas.22 Curiosamente, no he encontrado referencias de Acosta Sols a este cient-
fico, ni tampoco su nombre consta en los comits conservacionistas; quizs ello
responde a su distancia geogrfica, pues viva en Loja, al sur del pas. Sin embargo,
al haber publicado sus trabajos, incluso en el Boletn de Informaciones Cientficas
Nacionales, Acosta Sols debi conocer de sus ideas. Otros participantes de la mi-
sin fueron el profesor de la Universidad Central, Jons Guerrero Pea (que falleci
tras una expedicin); la asociada al proyecto cinchona en la Estacin de Pichilingue,
Abigal Valero; y el ayudante de proyecto Juan F. Vaquero.23
El contacto con los estadounidenses le permiti ampliar sus redes de comunica-
cin cientfica y le abri puertas para, terminada la guerra, viajar a aquel pas, reali-
zar estudios de postgrado e investigaciones, entrar en sociedades cientficas y
participar en congresos donde difundir sus ideas geobotnicas y conservacionistas.
Ya antes de viajar, en junio de 1944 fue nombrado miembro de la American Asso-
ciation for the Advancement of Sciences, en Washington, en cuyos congresos parti-
cip, y fue nombrado miembro de Herbertia, en Concorde, California.
Antes ya explicit su admiracin por Estados Unidos, especialmente por su fo-
mento industrial, que crea posible emular en el Ecuador. La misma industria de la
quinina le pareca genuinamente independiente, pues haba todas las materias
primas necesarias para la extraccin del alcaloide en el pas, incluido un patrimonio
19
En 1943 fue el artculo Una nueva especie ecuatoriana de Rubicea, gnero nuevo para
el Ecuador, y en 1944 El descubrimiento y distribucin de la Cinchona pitayensis en el
Ecuador, e Informes sobre las recientes colecciones de Rubiceas del Ecuador.
20
En 1944 publicaron, respectivamente, Algunas observaciones hechas en mi segunda
excursin por las cercanas del Cayambe, y Sugerencias para la coleccin y preservacin
de las algas.
21
Acosta Sols 1944a, 138-144, 226.
22
Espinosa 1948, 1949.
23
Acosta Sols 1944a, 233. En las fuentes revisadas no aparecen ms nombres, aunque todo
invita a creer que la mayora de naturalistas ecuatorianos particip en esta operacin
109
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
24
Acosta Sols 1951a, 252-253.
110
Contacto con el conservacionismo del norte (1943-1948)
25
Annimo 1944, 233.
111
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
26
Como en El Topo (Tungurahua, en el ro Pastaza, al este de Baos), o en Saloya, donde
haba semilleros y viveros (1951a, 54).
27
Annimo 1944.
28
Los resultados de estas excursiones estaran en unos Reports escritos para la Estacin.
29
Acosta Sols 1952a, 18.
30
Espinosa 1949b.
112
Contacto con el conservacionismo del norte (1943-1948)
de dentro, las ideas no trascendieron de las mentes cientficas. Pudo conducir a algo
similar a lo sucedido en Argentina, donde la atencin al tema del suelo solo comen-
z en 1957 con la creacin del Instituto Nacional de Tecnologa Agropecuaria, aun-
que antes hubiera siete tcnicos especializados en control de la erosin.31
En julio de 1944 el presidente Jos Mara Velasco Ibarra decret una Ley de
Riego y Saneamiento del Suelo. La aridez era ya un problema de Estado, como lo
era la perspectiva de poca produccin agrcola; la ley propenda a reactivar las tie-
rras abandonadas por falta de riego. Poco despus se creaba la Caja Nacional de
Riego, con el objetivo de ejecutar obras de regado. Desde Flora, Acosta Sols
aplaudi esta resolucin.32 No obstante, solucionaba un problema puntual, cuando
lo que se requera era un abordaje integral.
Acosta Sols mantuvo relaciones con la Estacin tras la guerra; por ejemplo, en
1952, estando en el Departamento Forestal, present un informe al Ministerio de
Economa sobre las plantaciones de Cedrela de ese lugar. La Estacin todava exis-
te y en 2004 es gestionada por el Instituto Nacional Autnomo de Investigaciones
Agropecuarias.
31
Brailovsky y Foguelman 1993, 287.
32
En Argentina tambin fue una dcada de impulso al riego; de hecho, Brailovsky y Fo-
guelman 1990, 304, mencionan que ocurri a escala internacional, aunque el problema fue
compatibilizar los usos pretendidos: hidroelectricidad, agua potable, navegacin, riego. Este
fenmeno tambin merece atencin en la historia ambiental ecuatoriana.
33
El nmero de mayo apareci por lo menos a partir de la segunda mitad de junio, pues
incluye una nota necrolgica a una muerte el 13 de junio de 1944.
113
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
34
Acosta Sols 1944g, 6.
35
En 2002 apareci en el peridico El Comercio lo siguiente: Con su sentida desaparicin
la ciencia ecuatoriana perdi un varn de dimensin universal y el Ecuador un insigne pa-
triota que breg infatigablemente por la defensa de la soberana y de sus recursos naturales
(Pezantes 2002). Ortiz Crespo 1994, escribira en la necrolgica de Acosta Sols que los
que le conocimos le recordaremos siempre como un autntico pionero y un irrefrenable
idealista y patriota.
36
En su artculo publicado de forma pstuma, La ciencia en Amrica Latina durante la
conquista y la colonia, seala directamente a dictaduras y militares como causantes del
atraso cientfico de nuestros pases (Acosta Sols 1994, 159).
37
En Mxico sucedi algo similar: la mayora de personas en ese pas deseaba salvar la
naturaleza por los recursos econmicos y servicios ambientales, mientras el argumento
esttico era de pocos. A fines de la dcada de 1940 y en adelante incluso el argumento del
valor ecolgico perdi valor y fue cuestionado su cientificismo. El proyecto, similar al de
Acosta Sols, aparece claramente en un discurso de 1942 del Jefe de la Oficina Forestal y de
Caza de ese pas: Mxico se encontrar en una posicin ventajosa si utiliza racionalmente
114
Contacto con el conservacionismo del norte (1943-1948)
115
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
41
Acosta Sols 1944h, 5. En la misma revista, p. 53, pone el ao 1934, evidenciando un
desfase. Pendiente de consultar la prensa de esos aos para establecer con exactitud cundo
public sus primeros artculos conservacionistas, me inclino a considerar el ao como 1936.
42
Simonian 1999, 149.
43
Al parecer, las disposiciones legislativas para la explotacin de bosques de 1939 no hab-
an sido ejecutadas. De hecho, solo en 1958 se public la Ley Forestal.
116
Contacto con el conservacionismo del norte (1943-1948)
mente como evidencia de su temprana denuncia del cambio ambiental. Son varios
los aspectos interesantes. Desde el comienzo como es usual ataca al gobierno
por su parlisis e incapacidad tcnica ante el tema de la conservacin:
44
Acosta Sols 1944g, 5.
45
Acosta Sols 1944g, 6.
46
Prez 1995; Gonzlez de Molina 1993, 35.
117
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
47
Tudela 1990, 99-100.
48
Ley de Tierras Baldas y Colonizacin de 1936. Registro Oficial, 9 y 10 de setiembre de
1940, 33.
49
Trujillo 1988, 59, 63. En 1936, no obstante, exista ya un Ministerio de Tierras Baldas,
aunque desconozco qu sucedi con ste.
118
Contacto con el conservacionismo del norte (1943-1948)
50
Acosta Sols 1945f, 14.
51
Annimo, 2002, Historia de Sto. Domingo. El siglo XX y la era del progreso. En La
Hora edicin Santo Domingo, en
http://www.dlh.lahora.com.ec/paginas/tsachilas/index2.htm (descargado en mayo de 2004).
119
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
52
Durante la Segunda Guerra Mundial el arroz tuvo, como la quina, gran demanda, por el
cierre de los mercados asiticos. De exportar grano por el valor de 6.555.017 sucres en
1939, para 1943 este valor se increment en un 1.568%.
53
Acosta Sols 1945f, 3. Prez 1995 explora como conflicto ecolgico aquel entre indgenas
y campesinos vs. propietarios de la tierra en la regin alrededor de Quito. El tema reclama
nuevas lecturas desde el lente de la historia ambiental.
54
Laurini 1992.
120
Contacto con el conservacionismo del norte (1943-1948)
55
Acosta Sols 1945f, 3-4.
56
Fernndez Prez 2002, 163.
57
Acosta Sols 1945f, 4-5.
121
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
Tena que tomar distancia. Cobraban fuerza las luchas campesinas que comenzaban
a confluir con el movimiento obrero al amparo del pensamiento socialista (el parti-
do socialista ecuatoriano fue fundado en 1926 y poco despus se comenz a formar
sindicatos obreros). Desde principios del siglo XIX sucedieron brotes y levanta-
mientos campesinos e indgenas aplacados por las clases dominantes con violencia,
pero que cobraban cada vez mayor virulencia, pues la situacin del pas, la extrema
pobreza y semi-esclavitud en que se viva no dejaba opcin. Desde los levantamien-
tos de Tungurahua en 1907 hubo una escalada de conflictos y litigios comunales
que alcanz su pico mximo precisamente en 1944.61. Luego decaeran las movili-
zaciones, con la represin sistemtica, la depuracin comenzada por Velasco
Ibarra en su segundo mandato. Segn Almeida Vinueza, el despertar del campesi-
nado por la intervencin de los socialistas lleg a conmover el edificio de la oli-
garqua lo que oblig a cambios en la sociedad ecuatoriana, uno de ellos apoyar la
58
El 13 de septiembre de 1923 haba ocurrido en Leito un levantamiento indgena por un
aumento de jornal y horas de trabajo legales que fue sofocado por el gobierno, a pedido
del propietario, con el saldo de casi un centenar de indgenas masacrados.
59
Quintero y Silva 2001a, 413.
60
Acosta Sols 1945f, 6-7.
61
Almeida Vinueza 1990, 173-182.
122
Contacto con el conservacionismo del norte (1943-1948)
62
Dos dcadas despus se proclamaba la primera reforma agraria y de colonizacin en el
Ecuador, aunque ello no solucionara el problema, pues en los valles frtiles de la Sierra la
estructura de la propiedad cambi poco.
63
Prez 1995, 46.
123
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
64
Acosta Sols 1945f, 14.
65
Algunos extranjeros acudieron a esta llamada: en 1947 llegaba a Quito el primer estadou-
nidense que se acogi al programa de colonizacin, James Brown, un jovencito de 18 aos
que usaba camisas estampadas, fumaba pipa y cazaba mariposas con una red (Revista
Diners 2002 citada en Annimo 2002).
66
Conferencia de Isabel Jimnez Lucena en el seminario La salud pblica en el mundo
contemporneo del Programa de Doctorado de la UAB, mayo de 2004.
67
El primer censo nacional de 1950 arroj los siguientes datos: 3.211.916 habitantes en
todo el pas, de los cuales vivan 209.932 en Quito y 256.966 en Guayaquil (Tinajero y
Barba sin fecha).
68
Acosta Sols 1951b.
124
Contacto con el conservacionismo del norte (1943-1948)
69
Acosta Sols 1945f, 6.
70
Prez 1995, 5.
125
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
71
De hecho en Chicago reposa la muestra ms completa de stas, pues las copias que dej
en el Ecuador estn incompletas.
72
Kynoch 1944.
73
Koppes 1988, 250.
126
Contacto con el conservacionismo del norte (1943-1948)
74
Coming the Campus, The Michigan Alumnus 55, no. 3 (octubre de 1948), citado en una
carta de T. Hawley Tapping (director-editor de The Michigan Alumnus) a Misael Acosta
Sols en marzo de 1970 (reproducida en Acosta Sols 1976).
75
Carta de T. Hawley Tapping (director-editor de The Michigan Alumnus) a Misael Acosta
Sols en marzo de 1970 (reproducida en Acosta Sols 1976).
76
The forests of Ecuador en 1946, o Woods of Ecuador, dos mimeografiados de cuatro
pginas cada uno aparecidos en 1948 y 1949. Tambin present, en junio de 1948, su traba-
jo Some impressions of my travels through the Andean forest and highlands of Ecuador.
En 1948 realiz el mimeografiado de dos pginas Suggestions for the protection and de-
velopment of the forest of Ecuador y otro documento de ese mismo ao, sin notas editoria-
les pero presuntamente publicado all: For the protection of the Ecuadorian nature.
General information and bibliography. Public en Economic Botany su artculo sobre la
tagua.
77
En 1945 fue nombrado miembro vitalicio de The Associated Special Investigators (en
Saint John, Canad) y miembro ecuatoriano de la Pacific Science Association. En 1946 el
International Research Institute, de Nueva Jersey, le otorg un diploma por su contribucin
a la botnica econmica. En 1947 fue nombrado miembro de Phio Iota Alpha, en la Uni-
versidad de Michigan, y de la Sigma Ki Society en el captulo de la misma universidad,
dedicada al fomento de las ciencias en general. Tambin ese ao se convirti en miembro
contribuyente del Chicago Natural History Museum y de la American Academy of Political
and Social Sciences, con sede en Filadelfia. En 1948 ingres en la Phi Sigma Biological
Society de la Universidad de Michigan y recibi un reconocimiento ms importante: fue
nombrado miembro de la estadounidense National Academy of Sciences.
127
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
78
Acosta Sols 1947.
79
Kaarhus 1996, 274.
80
Acosta Sols 1968, 18.
81
Acot 1990, 187.
128
Contacto con el conservacionismo del norte (1943-1948)
Puso la Sierra como ejemplo, y como excepcin los lugares con eucalipto. Habl de
su campaa de reforestacin y de la necesidad de promover esta prctica con espe-
cies introducidas, especialmente conferas. Enunci momentos importantes de la
historia de la conservacin en el Ecuador en el siglo XX y termin con sus sugeren-
cias que, resumidas, son: leyes y reglamentos para prevenir la excesiva y desorgani-
zada destruccin y Comits para la Proteccin de la Naturaleza; campaas
divulgativas acerca de la preservacin de los recursos; educacin ambiental en las
escuelas; creacin del Departamento Forestal; presupuesto estatal al IECN y al co-
mit de proteccin que se deba crear; celebrar el Da del rbol; y declarar parques
nacionales en varios sitios84 (algunas sugerencias las vera cumplidas). Extiende sus
propuestas a los pases hispanoamericanos, quizs porque consideraba que a Es-
82
Aunque no lo s con exactitud, deduzco que Acosta Sols estaba por entonces en Estados
Unidos, apenas terminado su postgrado, y aprovech la ocasin para acudir a la conferen-
cia.
83
Acosta Sols 1948a, 329.
84
Estos sitios eran Galpagos; lagunas de Imbabura; Hoya de Patate y valle de Baos;
aguas termales de Baos; Ambato, Quito, etc.; bosques cerca de pueblos, carreteras y ros;
recursos forestales y la vida silvestre arriba de la lnea forestal de los pramos; depsitos de
azufre de Tixn en Chimborazo; comunidades indgenas de Cayapas, Salasacas, Colorados,
etc.; reas arqueolgicas de Esmeraldas y otros sitios similares de la Sierra.
129
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
tados Unidos no era necesario recomendar nada.85 Adems del concepto nacionalis-
ta de la conservacin, entenda que sta requera de una actitud en todo el globo.
Vistas las estadsticas de la deforestacin en la regin, no le faltaba razn.86
La ponencia de Antonio Garca Solrzano tuvo otra forma. En Ecuador and its
Present Natural Resources, fue ms extenso. Describi la riqueza natural, los cul-
tivos y la situacin agrcola en trminos de productividad y balanza comercial, la
ganadera, el suelo, el precio de la tierra, y los bosques (tambin vistos como una
riqueza esperando ser aprovechada). Incluy un mapa de ubicacin de las principa-
les maderas y otro de uso actual del suelo. En sus conclusiones no denunci la des-
truccin, aunque comparti la idea de que el Ecuador, un pas pobre, ofrece un
campo favorable para empezar la explotacin racional y tcnica de sus recursos,
aprovechando la ciencia de la restauracin para zonas como la Sierra. Pide ayuda al
Banco Mundial: capital, maquinaria y herramientas, semillas, razas de ganado, tc-
nicos forestales, ingenieros, industriales, etc., para mejorar la tcnica. El proyecto
gubernamental (que Acosta Sols comparta) estaba claro:
In brief, for the present, my country hopes for economic impetus, even from
private capital, in order to increase its exportable crops on the coast, after the
above mentioned exploitation of its forest resources; in the sierra, preference
should be given to livestock, increasing range land; and, to control erosion, it
will be necessary to reforest large areas.87
85
En otro libro dijo que Estados Unidos es el pas de la conservacin al admirar sus insti-
tuciones estatales y universitarias, y medios de difusin para el fin (Acosta Sols 1952a,
16).
86
Vase por ejemplo Tudela 1990, 89.
87
Garca Solrzano 1948, 442.
88
Lo cual ha dejado un pas que desempea el papel de eterno limosnero, que acude a los
foros internacionales a pedir crditos y ayudas no reembolsables que son mal administrados
y aumentan la deuda externa. Una ecuacin que se ha repetido durante dcadas y que en el
caso de la conservacin tiene, por lo menos, ms de cincuenta aos.
130
Contacto con el conservacionismo del norte (1943-1948)
89
Acosta Sols 1948b.
131
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
90
Corley Smith 1990.
91
Vallejo 2003, 72.
92
Registro Oficial del 14 de mayo de 1936, 137.
93
Acosta Sols 1968, 89; 1979, 30.
94
Acosta Sols 1937g.
95
Por ejemplo Harry S. Swarth de la California Academy of Sciences, Robert T. Moore del
California Institute of Technology y Harold J. Coolidge del International Wildlife Commit-
tee (Corley Smith 1990). Que el cnsul lo haya propuesto desde California no extraa,
siendo sta una tierra donde el preservacionismo fue y es muy fuerte.
96
Se trata de la Ley de Parques Nacionales y Reservas.
132
Contacto con el conservacionismo del norte (1943-1948)
(FAO y PNUMA) patrocinaron un estudio que ejecut Allen Putney para identificar
reas para la conservacin, haba mucho camino recorrido.97
Cerrado este necesario parntesis, volver a las actividades de Acosta Sols re-
lacionada con el Ecuador, mientras estudiaba en Estados Unidos. Antes de partir, en
febrero de 1945, fue nombrado miembro correspondiente de la Casa de la Cultura
Ecuatoriana, seccin de Ciencias Naturales, asignacin que le sera extendida lue-
go.98 Y tras regresar de su primer viaje, en septiembre de 1945, fue contratado por
el Banco de Fomento para realizar estudios edafolgicos y hacer la Carta Agrcola
de Tungurahua. Con ello public Las tierras agrcolas de la provincia de Tungura-
hua que incluyen el mapa.99 Entre octubre de 1945 y junio de 1946, antes de volver
a Chicago, trabaj como botnico en la Estacin Experimental Agrcola; en 1945
tambin particip como tcnico en la Tercera Reunin Interamericana de Agricultu-
ra, en Caracas, donde se trataron temas de proteccin y conservacin.100
En 1946 apareci la primera edicin de Cinchonas del Ecuador y tambin co-
menz a escribir en la recin fundada revista Tungurahua.101 En 1947 fue nombrado
socio de la Sociedad Geogrfica de Lima. En 1948 continuaba escribiendo en el
peridico El Comercio, con temas como La educacin sobre la conservacin en
Estados Unidos. A poco tiempo de su regreso definitivo se convirti en Profesor
de la Escuela Politcnica Nacional, cargo que mantuvo hasta 1964, siendo catedr-
tico de botnica econmica. En 1949 apareci El eucalipto en el Ecuador, del cual
hubo varias ediciones.
97
Este estudio llev a una apresurada declaracin de reas protegidas al final de la dictadura
militar, momento considerado de origen del actual Sistema Nacional de reas Protegidas
(Vallejo 2003, 40). En la misma dcada de 1970 aparecieron varios decretos de prohibicin
de caza de algunas especies emblemticas.
98
La Casa de la Cultura haba sido fundada el 9 de agosto de 1944, siendo presidente Ve-
lasco Ibarra, e incluy en su agenda la difusin de la ciencia, como otras instituciones de la
poca en Quito (IECN y Universidad Central). Fue mediante el Boletn de Informaciones
Cientficas Nacionales, fundado en 1947, que se llev a cabo esta accin. Tal medio fue
dirigido por el qumico Julio Aruz hasta su muerte a fines de la dcada de 1960. Acosta
Sols colabor con artculos espordicamente, pero a la muerte de Aruz pas a dirigir el
Boletn, entre 1971 y 1981 (Astudillo Espinosa 1994) siendo el cambio respecto al tema
conservacionista evidente: de alguna escasa referencia en la poca Aruz a una completa
dedicacin en la poca Acosta Sols. Tal situacin escapa al marco temporal de anlisis;
valga solo para explicar que el Boletn es clave para dilucidar el quehacer y las preocupa-
ciones de la comunidad cientfica quitea especialmente, y que el estudio de sus 50 aos de
vida (dej de editarse en 1997) merece atencin.
99
Acosta Sols 1945a.
100
Acosta Sols 1968, 117.
101
Public ttulos como Estado actual del histrico rbol de eucalipto de Ambato y suge-
rencias para su conservacin y La destruccin de las tierras.
133
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
Leyes conservacionistas
102
Brailovsky y Foguelman 1993, 9-11.
103
Te Brake 1975, 346
104
Urteaga 1987.
105
Bevilacqua 1993, 148.
106
Evelyn, J. 1607 citado en: Bevilacqua 1993, 157.
107
Bevilacqua 1993, 160.
108
Bevilacqua 1993, 157.
134
Contacto con el conservacionismo del norte (1943-1948)
109
William Hurst sin notas citado en: McEvoy 1986, 13 y ss. Por ejemplo, el caso chileno
en las tres primeras dcadas del siglo XX ha sido estudiado por Sandoval 2003, en relacin
con las leyes forestales. O el caso del contexto cubano, donde el botnico Juan Toms Roig
y Mesa, desde la dcada de 1910, denunci la tala indiscriminada de los bosques cubanos y
promovi mejores legislaciones, y en la dcada siguiente Jos Isaac del Corral Alemn
hizo lo propio con mejores resultados (Valero Gonzlez 2003, 5-6).
110
Salcedo y Leyton 1980.
111
Esta presentacin no es exhaustiva. Han quedado fuera, por ejemplo, decretos y leyes
que conozco de odas, como el del Da del rbol en 1920, o una ley del arbolado artificial
(fecha desconocida), o una proyecto de ley de conservacin y fomento forestal que Acosta
Sols peda en 1952 que se aprobase (Acosta Sols 1968, 21, 33). Y habrn quedado fuera
otras. Agradezco a Jorge Corral haber compilado durante varias horas, en los archivos del
Congreso del Ecuador y otras bibliotecas, los documentos de las leyes conservacionistas
que aqu reseo. Su labor ayuda a extraer conservacionismo de esa fuente tan importante en
la construccin de la naturaleza.
112
Registro Oficial del 19 de noviembre de 1926.
113
Registro Oficial del 14 de mayo de 1936.
114
Registro Oficial del 31 de agosto de 1934.
115
Tudela 1990, 81-82. Sobre el caso argentino vase tambin Zarrilli 2003.
116
Acosta Sols 1968, 16.
135
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
117
Registro Oficial del 21 y 22 de agosto de 1940.
118
Acosta Sols 1968, 16.
119
Acosta Sols 1951b, 606-7.
120
Acosta Sols 1968, 89.
121
Registro Oficial del 17 de diciembre de 1943.
122
McCook 2002, 234-235.
136
Contacto con el conservacionismo del norte (1943-1948)
123
Brailovsky y Foguelman 1993, 284-285.
124
Simonian 1999, 106-107.
125
Valero Gonzlez 2003, 13.
126
Radkau 1993, 135.
127
Pepper 1993, 14; Tuan 1968 citado en: Pepper 1993, 14.
128
Fernndez Prez 1999.
129
Registro Oficial del 19 de marzo de 1949.
130
Annimo, 1994, Majagual, refugio del manglar. Diario Hoy, 18 de mayo de 1994. En
http://www.hoy.com.ec/ (descargado en enero de 2004).
137
CAPTULO 4
El conservacionismo institucionalizado (1949-1953)
No es que pretenda por medio de esta publicacin que ser muy difundida,
la supresin total de la explotacin de nuestros bosques, sino que se haga
una explotacin dentro de las normas racionales, con una tcnica bien di-
rigida [...] sin la destruccin de los mismos.2
Este captulo abarca un perodo de cuatro aos que termina en agosto de 1953,
cuando Acosta Sols termin su trabajo en el Departamento Forestal. ste haba fue
creado en noviembre de 1948 y comenz a funcionar el 8 de enero de 1949, adscrito
al Ministerio de Economa, con Acosta Sols como Director Forestal Nacional. Era
algo esperado, pues desde 1936 estuvo pidiendo que se creara en el pas un Instituto
Botnico-Forestal. Se cre casi 70 aos despus que la estadounidense Division of
Forestry del Departament of Agriculture, pionera de ese tipo en aquel pas (conver-
tido en US Forest Service a principios del siglo XX) y que lo inspir en buena parte.
En esos aos adems fund el Comit de Proteccin de la Naturaleza, y tambin la
Quinta Equinoccial, proyecto agroecolgico mediante el cual quiso demostrar que
era posible restaurar las tierras ridas. Fue un tiempo de cosecha para Acosta Sols,
de institucionalizacin del conservacionismo en el Ecuador, y que respondi tanto
al trabajo previo como a la coyuntura.
En el contexto latinoamericano, instituciones como el Departamento Forestal apare-
cieron desde la dcada de 1920, aunque no de forma generalizada. Hasta entonces
en la regin se careca de tales instancias por la falta de polticas y legislaciones
especializadas, reflejo de la misma escasez de profesionales forestales que pudieran
crear conciencia de las consecuencias de la explotacin irracional.3 Cuando tales
leyes fueron creadas, ante la evidencia de degradacin, aparecieron los servicios
1
Acosta Sols 1945c, 205.
2
Acosta Sols 1945c, 214.
3
Salcedo y Leyton 1980, 459.
El conservacionismo institucionalizado (1949-1953)
139
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
de Michigan para que el presidente electo Galo Plaza creara esta instancia.8 En
segundo lugar, lo sucedido en Denver, donde el espritu continental conservacionis-
ta haba encontrado su plataforma: el movimiento mundial y continental sensible al
agotamiento de los recursos naturales ya no poda ser ignorado, ni siquiera en el
Ecuador. Y en tercer lugar, la perspectiva de calma inaugurada en 1948 en el pano-
rama poltico. En las dcadas de 1930 y 1940 la convulsin e inestabilidad poltica
no eran las mejores para el aparecimiento de instituciones dedicadas a asuntos de
segundo orden, pero a fines de 1948 comenz un perodo de estabilidad poltica
que dur hasta 1960, pues se sucedieron tres gobiernos elegidos mediante eleccio-
nes y que cumplieron sus perodos, inclusive representando tendencias polticas
distintas.9 Adems, se viva una recuperacin econmica importante, desde el co-
mienzo de la guerra; haba una importante afluencia de divisas.10 Galo Plaza se
propuso racionalizar el modelo de dominacin burguesa, siendo el iniciador de la
poltica que hoy denominamos desarrollista: contrat misiones extranjeras para
estudios tcnicos, enfoc el problema en la produccin, elabor planes de fomento,
de crdito y de asistencia tcnica; planific el aprovechamiento de los recursos na-
turales, con el apoyo e interpretando los designios estadounidenses.11 Este desarro-
llo era consistente con las ideas de Acosta Sols: dominar la naturaleza para
beneficio y progreso del pas.
La perspectiva de mayores exportaciones y la modernizacin del agro requirie-
ron la fundacin de nuevas dependencias.12 Por eso no extraa que el gobierno haya
visto la necesidad de administrar tambin el tema forestal, tan de moda en el discur-
so del desarrollo agrcola. La deforestacin en la Sierra auguraba lo que poda suce-
der en la Costa. Pero aun con el nuevo gobierno alerta, el avance de la mquina y
el progreso fue implacable con el ambiente. El proceso de deforestacin se intensi-
fic a mediados del siglo XX como consecuencia del cultivo de banano, pero hubo
otros productos secundarios como la palma de aceite (conocida como palma afri-
cana), arroz o cacao, entre otros.13 La intensidad de esta deforestacin contina has-
8
Acosta Sols 1968, 19.
9
Cueva 1990, 112.
10
Mio Grijalva 1990, 60.
11
Cueva 1990, 113.
12
Villalobos 1990, 83-84.
13
En la Costa, que estuvo cubierta casi completamente por bosques naturales antes de 1948,
en 1951 haba 45.000 hectreas sembradas con banano (CEPAL 1954 citada en Larrea
2001, 29) que aumentaron a 147.270 hectreas en 1954 (Larrea, Espinosa y Sylva 1987).
En apenas seis aos se deforest una superficie correspondiente ms o menos a 4,5 veces la
superficie de la ciudad de Guayaquil o 14,5 veces la superficie de la ciudad de Barcelona
140
El conservacionismo institucionalizado (1949-1953)
ta la actualidad con una inercia asombrosa, y desde sus orgenes es similar a la que
ocurri en el paisaje y bosques de Estados Unidos en el siglo XIX, cuando se cre
la Division of Forestry.14 Los diversos bosques tropicales cedieron el lugar a las
montonas plantaciones de productos para exportacin. El gobierno de Plaza viva
el perodo de la inocencia ecolgica, cuando hablar de impedimentos ecolgicos
al desarrollo econmico era impensable; era el auge del desarrollo.15 La moderniza-
cin de la agricultura, avance de la frontera agrcola y transformacin del espacio
desde la dcada de 1950 fue similar en mltiples espacios latinoamericanos. En la
regin se cultivaba algo ms de 50 millones de hectreas, que ascendieron a 106
millones en 1975, siendo Brasil, Mxico, Bolivia, Ecuador, Venezuela y Paraguay
los pases donde el aumento fue ms significativo.16
Es as que 1948 es un ao clave en la historia ambiental del Ecuador, en la de
Acosta Sols y en la institucionalizacin del conservacionismo. Con el auge banane-
ro, la economa y sociedad ecuatorianas experimentan un conjunto de cambios
econmicos, sociales y demogrficos [y ambientales] sin precedentes en la historia,
cuyos ejes fundamentales han configurado la situacin actual.. De exportador
marginal de banano, en seis aos el Ecuador pas a ser el primer exportador mun-
dial.17 El mismo Acosta Sola mencion la necesidad de ampliar este cultivo en
1944 cuando dijo: La tierra de Esmeraldas es la ms adecuada para el estableci-
miento de una granja bananera y para los grandes cultivos de pltanos para la ex-
portacin, y con la ventaja de estar muy prxima al Canal de Panam. [...] Al
(en 2004 el rea de la ciudad de Guayaquil era de 32,440 hectreas, 18,000 de las cuales
estaban ocupadas por la ciudad y otros asentamientos, segn la pgina web del Municipio
de Guayaquil, http://www.guayaquil.gov.ec/; mientras que en 2001 la superficie de Barce-
lona era de 10.096 hectreas segn el Institut Municipal d'Informtica. Sots-Direcci de
Sistemes Grfics i Cartografia, citado en la pgina web del Ajuntament de Barcelona,
http://www.bcn.es/estadistica/). En 1991 se afirm que en la Costa solo quedaba el 4,4% de
la cobertura boscosa original (Dodson y Gentry 1991) aunque existen clculos menos pesi-
mistas donde se afirma que la Costa mantiene el 31,6% de la cobertura original de todas sus
formaciones naturales, que incluyen manglares, sabanas, matorrales y herbazales, adems
de los bosques (Sierra 1999).
14
Tal proceso es descrito sucinta pero acertadamente en Miller 1992, 5. La historia ambien-
tal de la Costa ecuatoriana requiere un estudio detallado. Desde la colonia hasta 1948 po-
dra ser investigada bajo la idea de la larga duracin, mientras a partir de entonces dicho
marco ya no servira por el ritmo vertiginoso impuesto.
15
Guha 2000, 66. No obstante, Robin 1998, 194, advierte que durante ese periodo de ino-
cencia, en el caso australiano y creo que puede ser ms generalizado se formaron, de
maneras sutiles, muchos ecologistas profesionales.
16
Tudela 1990, 87; Chonchol 1987 citado en: Cunill Grau 1995, 128.
17
Larrea 2001, 27.
141
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
18
Acosta Sols 1944d, 417.
19
Un resumen del proceso bananero en Latinoamrica est en Cunill Grau 1995, 129-135.
20
Mio Grijalva 1990, 62-63.
21
Larrea 2001, 28.
22
Tudela 1990, 92.
23
Larrea 2001, 25.
24
Kay 1989, 231, citada en Kaarhus 1996, 206.
142
El conservacionismo institucionalizado (1949-1953)
25
CEPAL 1954 citada en Larrea 2001, 29.
26
Ciudades como Santo Domingo de los Colorados y Machala pasaron de tener 1.500 y
7.500 habitantes en 1950, a 30.000 y 106.000 respectivamente en 1974 (Larrea 2001, 36).
En cuanto a los agroqumicos, esto ha redundado directamente en la salud, como muestra el
paradigmtico caso del uso de DBCP en las plantaciones de banano de Costa Rica. Entre
1968 y 1979 miles de trabajadores bananeros en Costa Rica inyectaron en la tierra millones
de litros de DBCP para combatir plagas del banano. No usaban guantes, ropa protectora ni
equipo de ninguna clase que les ayudara a evitar la absorcin por medio de la piel o por
inhalacin, y nunca fueron informados por los jefes de las transnacionales de los peligros
de esas sustancias (Annimo, 1999, DBCP en la produccin bananera. Historia y actuali-
dad. Documento preparado por el Sindicato Agrcola Consejo Nacional de Trabajadores
(Costa Rica) para el Foro Emaus.
En http://members.tripod.com/foro_emaus/dbcp.htm (descargado en mayo de 2004).
27
En otras regiones latinoamericanas el proceso modernizador inaugurado en la posguerra
fue similar. Bergo de Carvalho y Sueli Nodari 2003 han investigado el proceso en un muni-
cipio de Paran, Brasil, donde la apertura de la frontera fue intensiva desde 1948. Su inves-
tigacin est orientada a entender los usos del bosque y las razones para su destruccin y/o
conservacin, con un enfoque que puede ser interesante adaptar al estudio histrico en la
Costa ecuatoriana.
28
Larrea 2001, 37.
143
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
El banano, controlado por los artilugios del mercado exterior y por la dependencia
de agroqumicos no siempre usados a tiempo y no siempre eficaces sufri al-
gunas crisis desde la dcada de 1960. Pero en la mitad del siglo era progreso. Y
como Acosta Sols aprobaba el progreso, aplauda el uso de las tierras baldas y la
construccin de caminos.30 De hecho, contribuy a construir la idea de que una na-
turaleza que no produce es intil y que an predomina en las agendas del gobierno y
sustenta buena parte de los programas de las instituciones conservacionistas.31 Sin
embargo, tambin desaprobaba el desorden que imper durante la ampliacin de la
frontera, especialmente en cuanto a la colonizacin; el que sucedi cuando se aban-
don la sociedad agraria serrana y en la nueva frontera comenzaron a erigirse nue-
vas sociedades: cuando En el entorno tropical, con una naturaleza desconocida
[por el hombre blanco] pero legendariamente prdiga surgan los pequeos recin-
tos y pueblos sin historia.32
La ciencia a fines de la dcada de 1940 y en la de 1950 y la de antes tena
en sus filas a tecncratas al servicio de la produccin. El Boletn de Informaciones
Cientficas Nacionales, revista cientfica publicada regularmente por entonces, es
un buen barmetro de la situacin. Aparecieron all artculos que impulsaron espe-
cialmente la minera carbn, cemento, azufre, oro, yeso, pero tambin la pesca
y agricultura. Las ciencias naturales fueron dirigidas a la produccin para proteger
la vida del hombre en su dura lucha contra las fuerzas de la naturaleza.33 Fue un
momento de bsqueda de materias primas, de desarrollo de las fuentes de energa
elctrica, petrolera e inclusive de investigacin de material radioactivo. Tras con-
quistar la Costa, la ltima frontera, la Amazona, tambin deba ser dominada para
29
Larrea 2001, 43. Sobre los programas de fitomejoramiento y control de plagas que s
ejecutaron britnicos y estadounidenses, entre otros, vase Soluri 2003.
30
Acosta Sols sera tambin, por lo tanto, un protagonista de la guerra contra los mon-
tes, es decir, la expansin de la civilizacin sobre cualquier asociacin vegetal frondosa
(Ramrez Morales 2003).
31
Actualmente las reas protegidas en el Ecuador (y con mucha seguridad en la mayora del
mundo) no son sitios exclusivamente de preservacin o servicios ambientales: turismo y
prospeccin de la biodiversidad son algunas estrategias para obtener beneficios econmi-
cos.
32
Trujillo 1988, 59, 62.
33
Jarrn 1949, 377.
144
El conservacionismo institucionalizado (1949-1953)
ratificar la soberana territorial. Era la posguerra, cuando las ciencias naturales, es-
pecialmente la fsica, aseguraron su hegemona en el mundo; hasta el Ecuador lleg
la exposicin cientfica de la UNESCO, centrada en la fsica, y con una seccin
orientada a crear clubes entre la gente joven y estudiosa.34 Al tiempo que las re-
giones tropicales se convertan en la hacienda de Estados Unidos, comenzaba la
moderna usurpacin de cerebros hacia el norte y se prolongaba el ya largo camino
de la dependencia tecnolgica.
El Departamento Forestal
34
Aruz 1950, 194.
35
Acosta Sols 1968, 19.
36
Acosta Sols 1952d, 22. Sobre cmo formar estas colecciones public en 1950d y 1952d,
entre otros.
145
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
146
El conservacionismo institucionalizado (1949-1953)
39
Simonian 1999, 133.
40
Valero Gonzlez 2003, 9.
41
Freeman 2002, 633.
42
Gottlieb 1993.
147
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
Como jefe del Departamento Forestal Acosta Sols represent al Ecuador en varias
reuniones.45 Una fue la IV Conferencia Interamericana de Agricultura de la FAO,
celebrada en Montevideo en diciembre de 1950: all present antecedentes de su
trabajo sobre conservacin de las tierras andinas (que detallo ms adelante) califi-
cado por el director del estadounidense Soil Conservation Service, Hugh Bennet,
como el ms importante de los presentados a la Comisin de Utilizacin del Suelo y
Mejoramiento de los Cultivos. Se eriga como una autoridad continental en el tema.
Y en el Congreso Mundial Pulp Paper Industry, en Canad, present en abril de
1949 el trabajo Posibilidades de explotacin de pulpa para papel en el Ecuador,
tema sobre el cual insisti. En octubre apareci la Publicacin no. 5 con el ttulo
Algunas consideraciones sobre la futura industria de papel en el Ecuador.46 El
43
Salcedo y Leyton 1980, 439.
44
Espinosa 1949b, 28.
45
En 1949 particip en la Conferencia Agrcola de la FAO, en Quito; tambin acudi en
1950 tambin represent al pas en la Segunda Reunin Forestal del continente, en Santiago
de Chile. Como delegado del Ministerio de Economa y de la Politcnica Nacional fue a
Lima en noviembre de 1951 al Segundo Simposio de Farmacobotnica Americana, donde
present Algunas anotaciones sobre el contenido de alcaloides cristalizados de las cincho-
nas del Ecuador, segn la altitud y edad de los rboles. A Lima regres en diciembre de
1951 para el Segundo Congreso Panamericano de Farmacia y en 1952 al Tercer Congreso
Sudamericano de Botnica.
46
Este artculo apareci tambin en el Boletn de Consorcio de Centros Agrcolas de Ma-
nab no. 60, de noviembre-diciembre de 1949, en Portoviejo. Y tambin dos aos despus
en el Boletn de Informaciones Cientficas Nacionales, no. 38 (marzo-abril de 1951), bajo el
ttulo Las posibilidades de la industria de papel en el Ecuador, que uso como fuente.
148
El conservacionismo institucionalizado (1949-1953)
...en esta clase de industrias no hay que llevarse por las ilusiones ni los entu-
siasmos. Adems, los bosques por inmensos que sean, una vez comenzados a
explotar, stos se agotan cualquier da y acabada la explotacin, tambin la in-
dustria se acabar, si no existe el ciclo de reposicin forestal artificial.47
47
Acosta Sols 1951b, 604.
48
Acosta Sols 1951b, 596
49
Salcedo y Leyton 1980, 440. En el caso mexicano, la industrializacin de la pulpa pas
por encima de las polticas conservacionistas, por ejemplo en la reduccin del rea arbolada
de un parque nacional (Simonian 1999, 155).
149
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
les.50 El primero fue un extracto de una conferencia radial y represent una intro-
duccin a un trabajo ms extenso que public despus. Evidenci su afn producti-
vista: el Ecuador era rico en fibras y lanas vegetales pero pocas tenan importancia
comercial y adems haba pocos cultivos e industrializacin, situacin que poda
cambiar en el pas por el avance industrial y las guerras en el mundo.51 Mencion
especies nativas y experimentos de aclimatacin de exticas como el abac o el
ramio en la Costa; pidi experimentacin en la Estacin Experimental Agrcola y en
las Escuelas de Agricultura tropical, y la difusin de resultados entre hacendados,
propietarios y toda persona interesada en la nueva agro-industria. De las especies
exticas concluye productoras de fibras suaves, tales como el ramio, camo,
yute, etc., este autor hace especial hincapi, porque tienen gran importancia en el
mercado mundial y son susceptibles de ser cultivadas en gran escala en las diferen-
tes regiones y reas geogrficas del Ecuador.52 En el otro artculo profundiz sobre
las fibras industriales. Apunt que en el Ecuador estn casi en estado primitivo y
que por estos temas solo se interesaban agricultores progresistas. Incluy una
importante lista y bibliografa.
En el Departamento Forestal continuaba su agenda comenzada en el Instituto
Botnico: conocer, describir y divulgar la riqueza vegetal del Ecuador. Y no estaba
solo: el botnico Alfredo Paredes, su sucesor en la direccin del Instituto Botnico,
public en esos aos sobre usos de las especies vegetales.53 Industrializar los pro-
ductos forestales (papel, fibras, quina) fue una propuesta en Amrica Latina desde
las dcadas de 1930 y 1940 y fue uno de los principales desencadenantes de la crisis
ecolgica actual.54 Los discursos del Boletn de Informaciones Cientficas Naciona-
les indican que el poder cientfico apoyaba y anhelaba este proceso. Sin embargo,
haba una diferencia clave entre el conservacionista Acosta Sols y la mayora de la
comunidad cientfica ecuatoriana: la idea de renovar las fuentes de materia prima y
energa, de ser sostenibles, propuestas que no fueron atendidas ms all de la
retrica. Si tal desatencin ante la sostenibilidad se repite en el Ecuador hasta nues-
tros das, no sorprende que Acosta Sols haya tenido dificultades para hacer calar
sus ideas conservacionistas! Y explica adems la aprehensin ante el preservacio-
nismo Cmo podra entenderse la preservacin, si ni siquiera el conservacionismo
50
Acosta Sols 1951c, 1952b.
51
Vista con agudeza, es una observacin optimista del naciente complejo militar-industrial.
52
Acosta Sols 1951c, 193, 198.
53
Por ejemplo Paredes 1948a,b, 1950a,b, 1951, 1952.
54
Vitale 1983, 85.
150
El conservacionismo institucionalizado (1949-1953)
era atendido por el poder poltico y econmico! Por ello no sorprende la transfor-
macin del ambiente desde la dcada de 1940. La completa despreocupacin por la
sostenibilidad de los sistemas naturales es manifiesta en la externalizacin de los
costos de la energa, fertilidad, agua, emisiones, etc. De la misma manera que se
externalizaron los costos ambientales de la produccin agroindustrial, caracterizada
por una gran entropa debido al uso ingente de fuentes de energa y materias primas,
y a la produccin de desechos.
En definitiva, eran visiones opuestas del camino hacia el progreso, aunque
igualmente miopes al creer que ste vendra con la sola industrializacin, ignorando
que tal produccin deba ingresar en un mercado, competir y ganar, cosa que las
potencias comerciales no permitiran, y que las elites criollas aceptaban de buena
gana. Y cualquier intento de cambiar la situacin ha sido impedido por la regla im-
puesta a quienes llegan tarde: participar a travs de un vidrio, que permite ver el
techo pero impide acceder a l. El proceso de industrializacin fue, por lo tanto,
incompleto, pero no solo por limitaciones ecolgicas ni capacidades humanas,
sino por el mercado mismo. Pocos pases llegaron a exportar productos manufactu-
rados mientras la mayora sigui exportando materias primas (pioneros en la pro-
duccin de manufacturados fueron Mxico y Brasil, pero hubo muchos ms casos:
en cuanto a productos forestales, Argentina inaugur en 1949 industrias de tableros,
y en zonas como Curacautn, Chile, la industria de contrachapados de araucaria que
arranc en 1938 degrad no solo los bosques sino la calidad de vida de sus habitan-
tes).55
En cuanto a la difusin del conservacionismo, como era de esperarse de un fe-
bril escritor y comunicador del conocimiento, cre al interior del Departamento
Forestal dos medios, Publicacin y Circular, monogrficos de diferente extensin y
sobre varios temas, que en la mayora de los casos escriba l mismo. La primera
Publicacin, titulada Por la proteccin y fomento forestal es histricamente clave
pues aparecieron, con suma claridad y detalle, sus ideas sobre la conservacin y su
agenda en el Departamento Forestal.56 Tuvo dos fines: demostrar los desastrosos
efectos de la destruccin sin control de nuestros bosques y su defensa, y tender al
fomento forestal, sealando las especies ms adecuadas para cada regin. Lo que
55
Aravena Ramrez 2003.
56
Este artculo fue reproducido en el nmero 15-16 de Flora y que es mi fuente para este
anlisis. Como he mencionado, esta Flora, si bien fue publicada en 1949, apareci con
fecha 1945. As, el escrito o parte de ste fue producido antes de la creacin del De-
partamento Forestal.
151
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
57
Acosta Sols 1945c, 197.
58
Robin 1998, 198-199.
59
Bowler 1998, 377, Worster 1994, 290.
60
Simonian 1999, 161, 165, 167.
152
El conservacionismo institucionalizado (1949-1953)
...ricos y densos bosques desaparecen todos los aos bajo el fuego, especialmen-
te durante los meses de verano (meses de sequa), anexndose en tal forma a la
superficie desrtica o xeroftica, extensas secciones otrora cubierta de grandes
formaciones boscosas.
La destruccin sigue sin tregua ni descanso, desde el Carchi (al norte) a Loja
(al sur), desde la Costa al Oriente, desde las densas y siempre verdes selvas del
litoral a las formaciones achaparradas de nuestros pramos. Y todo esto es toda-
va ms desconsolador, al ver que no existe control defensivo de ninguna clase,
por parte de los Organismos llamados a hacerlo, (como lo son principalmente
los Ministerios de Economa que comprende al Departamento de Agricultura y
Educacin; y si existe una Ley, no ha de ser para que quede escrita, sino para
practicarla, y esta prctica no se ha de hacer solamente con rdenes impresas,
sino con disposiciones terminantes y efectivas y con vigilantes inspectores o
guardabosques, por lo menos en las reas que actualmente se destruyen.62
61
Tudela 1990, 90; Cunill Grau 1995, 24-35.
62
Acosta Sols 1945c, 199.
153
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
Es otra llamada a la proteccin de Galpagos, diez aos antes de las misiones inter-
nacionales y su declaracin oficial, y diez despus de su primera llamada en ese
sentido. Defini los parques nacionales como centros de belleza natural, propios
para la recreacin y atractivo del turismo, aparte de que su funcin principal radica
en la conservacin de condiciones especiales apropiadas para procurar la debida
proteccin de la fauna y flora silvestres. Profundiz en la riqueza potencial y rele-
vancia de los bosques por sus servicios ambientales: sin los bosques no existiran
los arroyos, los ros, lagunas y lagos; todas las fuentes de la Tierra se secaran al
extinguirse los bosques y el mundo se transformara en un inmenso y candente de-
sierto. Compara el agua con la sangre del cuerpo metfora organicista y de
los bosques dice que son semejantes a gigantescos filtros purificadores del aire y a
esponjas reguladoras de la humedad [...] evitan las nubes de tierra y polvo [...] evi-
tan las grandes avenidas que en algunos lugares y secciones producen las inunda-
ciones tan temibles.64
Aadi que proveen oxgeno, madera para construccin y combustible, y dan
ese hermoso color a las gentes que viven en el campo o cerca de l. Luego de exal-
tar a la madre naturaleza, arremeti contra las prcticas agrcolas destructoras aca-
rreadas desde la Colonia y sus consecuencias a las generaciones actuales y futuras.
Seal el cambio climtico (relacionado especialmente con las lluvias), la erosin
en zonas deforestadas, la prdida de fertilidad. Los bosques dijo son destruidos
en busca de maderas preciosas, luego incendiados para fines agrcolas, y tres aos
despus han perdido la fertilidad. Se quej, en definitiva, de la tcnica de tala y
quema y sugiri tecnificar el agro con arado, rotacin de cultivos, introduccin de
nuevos cultivos, explotacin combinada de plantas y animales. Lo mismo que sugi-
ri no intervenir en los bosques de estribaciones, aadiendo que nuestro Gobierno
no ha odo o no ha querido oir, seguramente por falta de comprensin o de asesores
tcnicos.65
63
Acosta Sols 1945c, 208.
64
Acosta Sols 1945c, 210.
65
Acosta Sols 1945c, 215.
154
El conservacionismo institucionalizado (1949-1953)
Tena ms, no solo para el gobierno sino para el ethos nacional y la falta de tc-
nicos preparados:
En su monogrfico abord otros temas como el uso del bosque para madera, turis-
mo y recreacin. Ello concuerda con lo que suceda en la regin en la dcada de
1950, cuando los servicios forestales latinoamericanos se dedicaron a estas tareas
tambin.67 Adems, se necesitaba dictar normas y leyes de proteccin y crear el
Comit Nacional para la Proteccin de la Naturaleza (ya solicitado en 1944). Res-
pecto a los brbaros incendios de los bosques, dijo que lo racional e inmediato,
es la prohibicin terminante de destrur los bosques, bajo severas penas o sancio-
nes. Tambin deba ser reglamentado el tema de la lea y carbn para el autocon-
sumo, con permisos expedidos por el Ministerio de Agricultura. Respecto a los
volmenes industriales, para las fbricas de Quito, Guayaquil y Ambato, seal la
necesidad de cuotas y de legalidad.
Mencion lo bueno del bosque y lo malo de las personas, pero tambin cmo
podemos ser buenas. Se refiri a la Fiesta del rbol (Da del rbol) como forma
de sensibilizacin y de propiciar amor a la naturaleza, enfatizando que deba ser
recuperada e institucionalizada, pues tuvo un tmido comienzo y un rpido olvido.
Relacion la falta de amor a lo natural con el fenmeno migratorio del campo a la
66
Acosta Sols 1945c, 229. La poca aplicacin de tcnica es tambin una continuidad entre
los hacendados ecuatorianos. Por ejemplo cuando las plagas empeoraron y amenazaron la
produccin cacaotera a comienzos del siglo XX, no se aprovech la ciencia y la tecnologa:
La mayora de los hacendados esper, sencillamente, que las cosas mejoraran por s solas.
Pero en general las cosas no mejoraron.. Cuando lleg la plaga escoba de bruja un bot-
nico holands recomend podar los rboles, pero no se hizo as porque se perda la produc-
cin de un ao. Y por no hacerlo se perdi la de toda la vida! Otras soluciones tampoco se
aplicaban por razones econmicas qu paradoja!, y cuando se intent, de todas maneras
era muy tarde para precauciones. (McCook 2002, 238-240) Con el camarn ha sucedido
igual, hasta el abandono de miles de piscinas a fines de la dcada de 1990 por la mancha
blanca.
67
Salcedo y Leyton 1980, 459.
155
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
ciudad, aunque esta vez se cuida de no mencionar a los comunistas, como en 1944
ante la Unin Nacional Ecuatoriana:
68
Acosta Sols 1945c, 216.
69
No se entiende si considera los eucaliptos autctonos o no, pero por ejemplo llama la
atencin sobre la desaparicin de los Podocarpus, y la necesidad de su urgente reforesta-
cin.
70
Acosta Sols 1945c, 227-228.
156
El conservacionismo institucionalizado (1949-1953)
157
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
ornamentales y que la publicacin era una gua para evitar las desilusiones que
ocasiona la poca efectividad que a veces se consigue al reforestar. Luego aadi:
El arbolado artificial constituye un gran aporte a la economa nacional, al propio
tiempo que ornamenta las avenidas, calles, parques, etc. y constituyen reservorios
de aire puro. Fomentemos por todos los medio posibles el arbolado artificial en el
pas! El arbolado es la mejor obra que podemos hacer en favor de la patria.74 Sobre
la otra serie del Departamento Forestal, Circular, por los pocos ttulos que he cono-
cido deduzco que estaba dedicada a divulgar temas similares.75
Entre febrero de 1949 y noviembre de 1950 hizo 30 excursiones botnico-
forestales cuyos nmeros de coleccin van del 12.501 al 20.000.76 Desde 1950 ejer-
ci como Profesor de Botnica Econmica (Materias Primas) en la Politcnica Na-
cional en Quito, donde estuvo hasta 1964. Transmiti all sus ideas
conservacionistas y geobotnicas, ms maduras que en los aos de la Universidad
Central, a varias generaciones. Tambin recibi varios nombramientos y homena-
jes: en 1951 fue nombrado miembro activo de la Divisin Geogrfica del Instituto
de Antropologa y Geografa, en Quito; en 1952 el Ilustre Municipio de Ambato le
hizo el Homenaje Ambateo por su obra cultural y cientfica, el Centro Agrcola de
Tulcn le extendi un reconocimiento por su labor en favor de la conservacin de
las tierras del pas, y se convirti en miembro de la Sociedad Nacional Botnica
Guayaquil.77
Su trabajo en el Departamento Forestal termin en 1953. Luego se desplaz a
Caracas, entre agosto y septiembre, para asesorar sobre conservacin y forestacin
artificial al Ministerio de Agricultura y Cra de Venezuela (se mantuvo como asesor
un ao). Sus contactos logrados en el Estado ecuatoriano seguramente lo catapulta-
ron all, pero tambin su experiencia de tres aos en la Quinta Equinoccial, y de casi
una dcada en la Estacin Experimental Agrcola. En septiembre fue a Bogot a dar
conferencias conservacionistas a la Sociedad de Agricultores de Colombia. Luego
74
Acosta Sols 1951e.
75
No he conocido de todos los ttulos, pero algunos son Declogo para el forestador y
Por qu debemos plantar rboles y producir madera?.
76
Carrera 1992, 24-30. . Volvi al estuario del ro Santiago para hacer estudios econmicos
de los manglares y su potencial econmico y acudi varias veces al piedemonte de Esme-
raldas. Regres a la aridez del norte de Quito, a los valles del sur de la capital y a Guayas.
A Manab fue en junio de 1949 en un recorrido de divulgacin forestal y volvi varias ve-
ces. Tambin frecuent Santo Domingo de los Colorados y Quinind en pleno comienzo
del cultivo del banano. Herboriz el Ilal y los parques y jardines de Quito. A Imbabura y
Carchi tambin acudi repetidamente. En ocasiones no colectaba, en otras haca inspeccio-
nes forestales.
77
Carrera 1992.
158
El conservacionismo institucionalizado (1949-1953)
El grueso nmero 15-16 de Flora est fechado en diciembre de 1945, pero por su
contenido deduzco que fue impresa en 1949.78 Acosta Sols escribi todo el
nmero, inclusive la seccin miscelnea, excepto un artculo sobre patatas. En la
portada, bajo el dibujo de un bosque hmedo tropical, apareci el siguiente texto:
Los bosques tropicales del Ecuador son riqusimos, pero para su explotacin
racional es necesario de capitales, caminos y de tcnicos. A esta actividad debe
converger el gobierno.79 Tal invitacin a la construccin de caminos y explotacin
de los bosques contradice los preceptos del ambientalismo contemporneo, pero
para Acosta Sols bien poda ir junto a lo que se deca en la primera pgina interior,
donde bajo la foto de un cedro andino haca referencia a la tala indiscriminada en la
Sierra y llamaba a reforestar, o la segunda pgina, donde aparece el lema Revista
al servicio de las Ciencias Naturales y Biolgicas. Defensora de las Riquezas Natu-
rales del Ecuador y principalmente de su Geobotnica y sus Productos Forestales.
En el editorial, Necesidad de fomento cientfico y tcnico en el Ecuador se
nota la huella de la Segunda Guerra Mundial. Aparecen los vientos de cambio en la
sociedad y en la ciencia, as como la agudeza para percibirlos de un Acosta Sols
que haba pasado la posguerra en Estados Unidos. Fue lcida su descripcin del
nuevo papel de la ciencia, as como del complejo ciencia-estado-industrias, hechos
que le sirvieron para argumentar a favor del progreso:
78
Hay secciones firmadas en diciembre de 1945, pero que contienen notas al pie e incluso
textos que hacen referencia a sucesos de 1949. Desconozco las razones de tal demora: pudo
ser falta de fondos para imprimir, su ausencia del pas (estaba en Estados Unidos), o su
ocupacin en otras publicaciones (como Cinchonas del Ecuador o Las tierras agrcolas del
Ecuador). Es muy probable que en 1945 tuviese listo el editorial y artculos como el de la
cinchona, y que aadi luego la seccin de conservacin, influenciado por la conferencia de
Denver y aprovechando la coyuntura de la campaa conservacionista del Departamento
Forestal (la Flora 15-16 apareci como parte de esta campaa y muy posiblemente finan-
ciada).
79
Portada de Flora 15-16, 1945.
159
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
80
Acosta Sols 1945b, 3
160
El conservacionismo institucionalizado (1949-1953)
81
Acosta Sols 1945d, 246.
82
El nmero 21-24 de Flora fue publicado en diciembre de 1952, pero no pude obtenerlo.
El nmero siguiente (25-30) apareci apenas una dcada despus, en 1962. La otra publica-
cin del IECN, Contribucin, continu apareciendo durante la etapa del Departamento Fo-
restal, con reseas de las excursiones de Acosta Sols, informacin sobre botnica
econmica y presentaciones geobotnicas. Por ejemplo 20 aos de excursiones fitogeogr-
161
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
162
El conservacionismo institucionalizado (1949-1953)
Sin embargo de que la floresta es rica, muchas de las especies valiosas como el
olivo (Podocarpus oelifolius D. Dou) el cedro (Cedrella fissilis), etc. han
desaparecido debido a la tala incontrolada.
Un ejemplo de tala del bosque andino [...] Ejemplos como el presente son fre-
cuentes a lo largo de la faja subandina de la Cordillera, pus a pretexto de
desmonte, se destruyen los bosques, para luego utilizar en agricultura n-
mada, pero ninguno de los explotadores se interesa por la reforestacin.
El cultivo del lamo como materia prima para la industria del papel, puede
hacerse fcilmente, y al hacerlo sera necesario buscar variedades adecuadas y
de rpido crecimiento.85
85
Acosta Sols 1950c,
86
Dos aos despus public ms obras con la misma intencin de divulgacin tcnica
(Acosta Sols 1954b,c).
87
Acosta Sols 1950e.
163
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
88
Worster 1994, 286.
89
Para 2003 la propiedad haba sido abandonada aos atrs, convirtindose en un botadero
y finalmente se lotiz. Hoy se levantan dos planes de vivienda en ella. Uno de los planes es
levantado por la firma CNV Arquitectos. Heriberto Villota, uno de los principales de esta
firma, asegura que los terrenos fueron comprados a los sucesores de Acosta Sols cum-
pliendo los requisitos previstos por la Ley. La propiedad fue lotizada y los lotes fueron
sorteados entre los herederos en virtud de un acuerdo firmado dos aos atrs, segn Vizca-
no (Arroyo 2003).
90
Laurini 1992.
91
Acosta Sols 1943d, 177.
164
El conservacionismo institucionalizado (1949-1953)
aquellos aos, no haca explcita propaganda a productos como Aldrin u otros con
DDT, aunque tampoco los criticaba. Se mantena ya a la espera, pues estaba al
tanto de la creciente oposicin a estos productos desde fines de la dcada de 1940,
por la resistencia que se estaba generando, y en las dcadas de 1950 y 1960 espe-
cialmente por los visibles daos a la salud?92 De cualquier manera, en 1954 ya se
refiri al uso de abonos verdes, e inclusive a la cal como fungicida.
Volviendo a Por la conservacin de las tierras andinas, all constan ideas con-
servacionistas de Acosta Sols en ese importante momento de institucionalizacin.
Desde el prefacio arremeti contra la erosin y anunci que quera prevenir el Pe-
ligro de la destruccin de nuestras tierras y dar los consejos apropiados para su bue-
na conservacin, avisando de la incredulidad de propietarios y agricultores sobre
el tema. Record cmo desde su infancia la erosin llam su atencin y cmo cons-
tat que ello ocurra no solo en las inmediaciones de Ambato, ni en la regin inter-
andina, sino en toda Amrica. Mencion el conservacionismo del suelo en Estados
Unidos y que en el Ecuador la historia tcnica de este tema comenz en la dcada
de 1940, con motivo del arribo de los tcnicos americanos del Departamento de
Agricultura de Estados Unidos, en misiones especiales durante el perodo de la Se-
gunda Guerra Mundial.93 Describi la situacin de los bosques en 1952:
Las tierras tropicales de la Costa y del Oriente son ricas en formaciones bosco-
sas; en cambio al Regin Interandina o Sierra, es pobre en bosques; debido a la
destruccin o tala incontrolada por sus habitantes. Los declives andinos exterio-
res e interiores de las dos Cordilleras, cuyos bosques han sido talados, presentan
ttricos ejemplos de erosin.94
El libro llev fotos de zonas erosionadas como el cerro Ilal o el norte de Quito.
Acosta Sols calcul que el 90% de las tierras agrcolas sufran erosin y por eso
pidi leyes, aumentar el tamao del Departamento Forestal y la creacin de un Ins-
tituto Nacional de Conservacin y Fomento Forestal para el cual incluy un plan de
organizacin ms elaborado que el expuesto en Flora en 1950.95 Seal el progra-
ma de forestacin chileno y al Estado como responsable de liderar el proceso en el
92
Russell 2001.
93
Acosta Sols 1952a, 17. Es interesante su mencin de que el inters por la conservacin
haba tocado a algunos estudiantes de agronoma y que se estaban realizando tesis sobre
erosin, forestacin, reforestacin y temas afines. La localizacin de este material es esen-
cial para reconstruir los pasos del conservacionismo en el pas.
94
Acosta Sols 1952a, 28.
95
A mediados de la dcada de 1940 el conservacionista mexicano Enrique Beltrn tambin
solicit a su gobierno la creacin de una organizacin de conservacin para promover el
desarrollo racional de los recursos naturales, cosa que logr en 1952 con el Instituto Mexi-
cano de Recursos Naturales Renovables (Simonian 1999, 163).
165
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
96
Acosta Sols 1952a, 133.
97
Acosta Sols 1986.
98
Acosta Sols 1952a, 15.
166
El conservacionismo institucionalizado (1949-1953)
La conservacin institucionalizada
99
Kaarhus 1996, 275-276. Para profundizar sobre el problema de la construccin del pro-
blema de la erosin en el Ecuador vase el citado trabajo.
100
Acosta Sols 1953, 16.
101
Annimo 1952.
102
Acosta Sols 1953. Ese ao public en la misma imprenta un folleto de cuatro pginas,
Manejemos bien nuestras tierras y bosques, que muestra que la colaboracin con el Mi-
nisterio de Educacin sobre el tema de la educacin ambiental tuvo buen resultado.
103
Es curioso que no apareciera ninguno de los cinco edaflogos mencionados en Por la
conservacin de las tierras andinas como involucrados en proyectos conservacionistas, ni
tampoco el botnico lojano Reinaldo Espinosa.
167
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
La idea era llamar la atencin sobre la conservacin de los recursos pues ella, la
Madre Naturaleza nos proporcionar indefinidamente, si sabemos tratarla o explo-
104
Annimo 1952.
105
Acosta Sols 1953, 5.
106
Acosta Sols 1952, 5-6.
168
El conservacionismo institucionalizado (1949-1953)
Desde nuestra niez y porque nos dijeron en la escuela, hemos venido repitien-
do mecnicamente que nuestro pas es riqusimo en minas, bosques, flora, fau-
na, y hemos seguido creyendo que el Ecuador es un almacn de incalculables
riquezas y que para alcanzarlas, no tenemos sino que extender las manos y, por
ltimo hemos credo y creemos que nuestras riquezas no se acabarn nunca.
Nada ms falso que tales afirmaciones.109
107
Acosta Sols 1952, 6.
108
Acosta Sols 1952, 8.
109
Acosta Sols 1953, 10-11.
169
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
110
Acosta Sols 1953, 13.
111
En Mxico, en la dcada de 1950 tambin aparecieron grupos orientados a la consrva-
cin de los suelos, agua, flora y fauna del pas (Simonian 1999, 167).
170
El conservacionismo institucionalizado (1949-1953)
112
Acosta Sols 1968, 20.
113
Acosta Sols 1968, 20-30.
171
Misael Acosta Sols y el conservacionismo en el Ecuador
114
Robin 1998.
172
CONCLUSIONES
Tambin sucedi con el cacao cuando dos cientficos opinaron sobre el manejo de
plagas; respecto a la enfermedad la mancha, Sodiro y Wolf, autoridades cientfi-
cas desde antes de la erupcin del Cotopaxi, si bien tenan criterios distintos en
cuanto a la causa, recomendaban que la solucin era cultivar el cacao ms racio-
1
Arnold 2000, 11.
2
Parentau y Sandberg 1995, 66.
3
Kranzberg 1997, 11.
4
Larrea 2001.
174
Conclusiones
nalmente, cosa que no fue oda en pro de aumentar la productividad.5 Que Acosta
Sols admirara a Wolf y a Sodiro no fue lo que le confiri similar destino en su inje-
rencia; fue compartir la ciencia como quehacer.
Plaza quiz entendi el papel del conservacionismo en el camino hacia la mo-
dernidad, pero no era un Roosevelt ni tampoco un Crdenas, y el programa forestal
de Acosta Sols tuvo un impacto limitado. Por qu el conservacionismo no adqui-
ri ms relevancia? Quizs Plaza y las elites terratenientes de la Sierra de las que
formaba parte vean con malos ojos la intervencin forestal en sus tierras.6 Quizs
no resultaba rentable invertir en algo que poda no ser aprovechado; los bosques
eran mercancas de gran valor, pero no estaba asegurada su propiedad y entonces a
las elites no les importaba lo qu les pasara en el futuro. Tambin pudo deberse a un
asunto ideolgico (resistencia de las elites a nuevas ideas sobre manejo de la tierra,
como ocurri en la primera mitad del siglo en los Estados Unidos, donde los valores
de equidad asociados a los de eficiencia del conservacionismo enfrentaron fuerte
resistencia).7 Pudo ser que esas elites econmicas pero tambin en ocasiones poco
ilustradas, simplemente no aceptaran el fin del mito de la inagotabilidad, como su-
cede aun en el siglo XXI, sosteniendo discursos como el del enriquecimiento y de
una tierra infinitamente productiva.8 Como ha sealado McEvoy para la pesca en
California, esa idea perfectamente de acuerdo con la ideologa del laissez faire de
fines del XIX [...] una concepcin ideolgica particular de la relacin entre indivi-
duos, comunidades, y el ambiente, condicionada y aparentemente probada por mu-
chos aos de expansin a lo largo de una frontera suavemente defendida. Clave para
esta concepcin es la idea de que la vida humana no tiene naturaleza ecolgica del
todo: La tierra era una bodega de recursos para ser usados para satisfacer los deseos
humanos.9 O quizs simplemente fueron incapaces de entender bien el conserva-
cionismo, y por lo tanto de instrumentalizarlo, pues finalmente, el discurso conser-
vacionista no criticaba el aprovechamiento de los recursos y por lo tanto no se
opona al control y al progreso, y poda ser fagocitado fcilmente por el ethos do-
minante.
5
McCook 2002, 235.
6
Antes pudo suceder lo mismo, por ejemplo con el Da del rbol decretado desde 1920, o
las ideas conservacionistas propuestas en las dcadas de 1930 y 1940. No solo la situacin
poltica era inestable y los gobiernos estaban ms preocupados por mantenerse en el poder;
adems, como cuenta Prez 1995, 46, la misma propiedad y acceso a los bosques estaba en
disputa.
7
Koppes 1988, 246.
8
Arnold 2000, 49.
9
McEvoy 1986, 6, 252.
175
Conclusiones
10
Hacia la dcada de 1960 el asunto adquiri visos increbles: Los funcionarios oficiales
sealaban que la erosin del suelo era una tragedia nacional, pero no estaban dispuestos a
convertir la prevencin de la erosin en una prioridad nacional. (Simonian 1999, 144).
11
Simonian 1999, 138, 144.
12
Josse, Hurtado y Granizo 2001, 33-37.
176
Conclusiones
cacin ambiental. Y realiz experimentos para mostrar que sus ideas eran viables, y
que el conservacionismo tena una utilidad econmica y ecolgica verdadera. La-
mentablemente ello, como su biblioteca, o su herbario, y otras partes de su legado,
se han deteriorado tanto en su forma material como en su recuerdo.
Acosta Sols no fue pionero en cuanto a ideas conservacionistas en el Ecuador,
aunque s de su institucionalizacin a mediados del siglo XX, y lograr que resona-
ran en la sociedad de entonces.13 La intensidad y nuevos paradigmas que adquiri el
ambientalismo ecuatoriano en las dcadas de 1970, no necesariamente como una
preocupacin de la elite o la aristocracia, en estrecho contacto con los movimientos
ecologistas del norte, y con muchos ms adeptos, no es comparable con el de las
dcadas de 1930, 1940 y 1950, pero s discpulo de un conocimiento de la naturale-
za y una actitud hacia sta, buscando su sostenibilidad, que llevaba aos de pro-
mocin y haba tocado importantes puertas desde entonces.
Segn Lewis, desde la dcada de 1930 un creciente nmero de cientficos han aler-
tado de los peligros de un desarrollo incontrolado que destruyen el mundo natural y
amenazan el futuro humano. A primera vista Acosta Sols parece concordar en este
grupo. Sin embargo, a continuacin Lewis menciona que los cientficos han desa-
fiado la fe moderna en el progreso, su fe en que la razn humana y la imaginacin
ordenarn y controlarn el mundo natural. Acosta Sols no criticaba el progreso, por
el contrario, controlar y ordenar el mundo le pareca la nica salida. Lo que le mo-
lestaba era el desorden, la no reposicin de recursos. Con lo cual, no encaja entre
los cientficos y ambientalistas que en el contexto estadounidense criticaron la for-
ma de desarrollo, la industrializacin, etc.14 Lo que sera ahora la ecologa profun-
da.15 Por otro lado, el objetivo del conservacionismo en Estados Unidos, se ha
dicho, fue aplicar las tcnicas agrcolas modernas a todo terreno federal. Ordenar la
naturaleza de la misma forma que un huerto era el deseo de Acosta Sols; convertir
13
Si se considera el perodo republicano que arranca en 1830 hay situaciones como la
introduccin del eucalipto en el siglo XIX o las celebraciones del Da del rbol en 1920
que aparecen como antecedentes y que cabra explorar. Antes tambin habra ejemplos,
como el del Voto de un Ministro Togado de la Audiencia de Quito, de Eugenio Espejo,
donde propone reglas destinadas a garantizar la sostenibilidad de los bosques de quina
(Puig-Samper 1991, 234).
14
Lewis 1993, 45-46.
15
Deep ecology.
177
Conclusiones
16
Worster 1994, 268.
17
Casado de Otaola 2000b, 291.
18
Bevilacqua 1993, 149. Hay ms, por supuesto: la masificacin, las nuevas tecnologas, la
visibilizacin de la industrializacin, del complejo guerra-industria-estado-academia-etc,
entre otros.
19
Bowler 1998, 70-71.
178
Conclusiones
20
Bowler 1998, 372.
21
Guha y Martnez Alier 1997, 83.
22
Casado de Otaola 2000b, 315, 321.
23
El argumento turstico se convirti en uno de sus argumentos para conseguir apoyo p-
blico al conservacionismo, el mismo usado por conservacionistas mexicanos y estadouni-
denses (Simonian 1999, 124).
179
Conclusiones
24
Koppes 1988, 251.
25
Worster 1994, 289-304.
180
Conclusiones
poca atencin en los valores esttico o ecolgico y para quien el bosque era una
mercanca.26 Aunque se le pareca en cuestiones como el nacionalismo y la creencia
de que el progreso se lograra mediante el uso cientfico de los recursos naturales
hasta la ltima frontera. Pero tampoco lo es con el preservacionista John Muir, el
otro hroe del ambientalismo estadounidense. Ms bien, si hay necesidad de compa-
rarlo, Acosta Sols se parecera ms a sus contemporneos Aldo Leopold (EU) y
Enrique Beltrn (Mxico), quienes intentaron conciliar ambas ideas.27 Beltrn, por
ejemplo, fue menos restrictivo (en relacin con Quevedo) y observ los valores
econmico, ecolgico y esttico de los bosques.28 Y por ello la dicotoma construi-
da entre conservacin y preservacin, y que puede ser responsable precisamente de
haber dejado de lado a personajes como Leopold durante largo tiempo, no sirve
para situar a Acosta Sols.
Tyrrell ha sealado que la dicotoma conservacin-preservacin ha sido definida
por la historiografa estadounidense como resultado de un enfoque nacionalista, y
que el espectro de ideas se ampla y cambia cuando se abre el campo a otros mbi-
tos.29 (Aunque es cierto tambin que en contextos como el chileno, entre 1850 y
1950 el Estado tambin oscil entre las tendencias hacia la industria forestal y pre-
ocupacin por la devastacin).30 El modelo habra funcionado en Estados Unidos
pese a crticas como la de Tyrrell porque el movimiento conservacionista de
ese pas naci tanto de personas que deseaban conservar para explotar (cazadores
como T. Roosevelt por ejemplo), y otras que queran preservar del todo, y que la
tensin ya se viva a fines del siglo XIX y en el XX: Las postrimeras del siglo XX
vieron crecer la tensin entre los que deseaban la explotacin desenfrenada de la
naturaleza, los que deseaban la explotacin controlada para proteger los recursos
futuros, y una minora vocinglera de quienes queran proteger el mundo silvestre a
toda costa.31 Un modelo de oposicin de dos tendencias, inclusive cuestionable en
el mismo contexto estadounidense, como muestra Leopold.
26
Hays 1994, 157. Aunque Miller 1992 intenta deconstruir esta visin tan esquemtica del
forestador estadounidense, mostrando que, l tambin, fue moderando su posicin confor-
me se acercaba a la mitad del siglo.
27
Worster 1994, 290; Simonian 1999.
28
Simonian 1999, 161, 165, 167. No fueron los nicos casos. Incluso entre los tcnicos
forestales alemanes de los siglos XVIII y XIX hubo quienes, adems de los argumentos
utilitarios, los antepuso ticos y estticos para la conservacin de los bosques. Buscaban un
trmino medio que por lo menos en el Ecuador aun se persigue. Fueron ellos quienes
influyeron en las nuevas generaciones.
29
Tyrrell 1999, 12-13, citado en: Sutter 2003, 122.
30
Ramrez Morales 2003.
31
Bowler 1998, 224, 370.
181
Conclusiones
32
Robin 1998, 202.
33
Casado de Otaola 2000a, v.
34
Radkau 1993, 132.
182
Conclusiones
35
Radkau 1993, 146.
183
Conclusiones
36
Gadgil y Guha 1995, 210.
37
Gligo y Morello 1980, 156-157.
38
Algo similar ocurre con otras actividades como la industria forestal, con el agravante que
sta acaba con los recursos naturales tradicionales (vase por ejemplo Aravena Ramrez
2003). La sola explotacin de recursos naturales para la exportacin no necesariamente de
manufacturados es causante de procesos similares (vase por ejemplo Guaglianone 2003).
184
Conclusiones
cumpliese con su propia visin ideal.39 En las races de este pensamiento estara la
agricultura cientfica del siglo XVIII, pero aplicada a las tierras pblicas.40 Acosta
Sols hered ideas sobre el dominio de la naturaleza que aun nos acompaan (como
la falacia del desarrollo sostenible); mantuvo inclume en su presentacin baconia-
na la idea de lo que se deba hacer con la naturaleza41 a la que integr el conserva-
cionismo.
Su objetivo era lograr la mayor produccin, aprovechando los mercados donde
estuvieran presentes, caracterstica de las elites y las polticas ecuatorianas. Era par-
te del proyecto que consigui que los sistemas agrcolas de la Sierra no se orienta-
ran ms a la produccin para la familia sino para la demanda urbana e internacional,
con un cambio en los productos y las tcnicas.42 El choque era ineludible, pues las
personas del campo tenan visiones del mundo como un ente vivo y relacionado que
permitan la reproductibilidad de los ecosistemas naturales y agrcolas. Acosta So-
ls, si bien se referira a la madre naturaleza y admiraba su belleza, pensaba tam-
bin en la naturaleza como una mquina que poda (y deba) ser dominada por la
humanidad. Ah estuvo su peculiaridad en su contexto: supo conciliar discursos que
se presentaban como antagnicos, tanto en sus escritos como en la prctica, en su
quinta de experimentacin.
Receptores o protagonistas?
Considerar que Acosta Sols fue un mero receptor y adaptador de ideas es equi-
vocado. Su preocupacin por la deforestacin y erosin le vena desde nio y desde
mediados de la dcada de 1930 comenz una campaa conservacionista intensiva.
Como otras personas en otras zonas donde se presentaron estas ideas, testific la
conversin de montes en lea, carbn y material para construccin, del auge en pre-
cio de la madera, de la erosin, deforestacin, deterioro de cuencas hidrogrficas.43
Su ambiente lo sensibiliz y quiso prevenir estos problemas; entendi que el am-
biente poda sufrir cambios rpidamente, de corta duracin, pero tambin supo in-
terpretar las continuidades del colonialismo en la poca republicana. Vivi un
39
Worster 1994, 266.
40
Worster 1994, 266-267
41
El mundo es hecho para el hombre, no el hombre para el mundo (Bacon sf. citado en:
Gonzlez de Molina 1993, 25).
42
Prez 1995, 44.
43
Prez 1995, 93.
185
Conclusiones
44
Arnold 2000, 12.
45
Acosta Sols no es el nico caso, ni el suyo el nico perodo. Los ilustrados del Virreinato
del Ro de la Plata, en los albores de las guerras de independencia en Amrica, ya escucha-
ron de las ideas conservacionistas en Europa, pero su entendimiento y especialmente su
puesta en prctica fue contingente a su ambiente, y por ello necesariamente original (vase
Rosario Prieto del y Castrillejo 1999, 24, 33-34)
46
En casos de colonias hasta tiempos ms recientes, y en caso de conocimientos como la
forestera, que es lo que ha estudiado Lanz 2000 para Camern, es posible que funcione,
pues efectivamente fueron los colonizadores alemanes primero, y britnicos luego, los que
introdujeron la forestera cientfica. Pero en el Ecuador no parece tan directa la relacin,
con lo cual el tradicional modelo de difusin centro-periferia tropieza.
186
Conclusiones
To suppose that Western cultures have an infallible power to dominate the Third
World merely perpetuates a form of Western ethnocentrism which denies the
agency of Third World peoples to negotiate actively the application of Western
cultural forms within their own lives. This is not to suggest that cultural domi-
nation does not exist, but rather that its effects in practice are both complex and
unpredictable. In this case at least [la apropiacin de discursos cientficos alre-
dedor de 1870] European cultural domination in Ecuador had less success than
one might expect, and Ecuadorians often turned European discourse and activity
to address their own historical and cultural interests, not those of Europe.47
Kaarhus ha sealado que Por la conservacin de las tierras andinas, junto con
otros libros de Acosta Sols publicados en las dcadas siguientes, fueron una excep-
cin entre las publicaciones ecuatorianas en tanto no solo se refiri a la erosin,
sino que la document y explic con detalle.48 Seala que tal enfoque estuvo in-
fluenciado por su experiencia estadounidense, con lo cual solo lleva razn en parte.
Acosta Sols seal que en Estados Unidos se realizaban los mayores y mejores
trabajos de conservacin de los suelos y que en el Ecuador la historia tcnica del
tema comenz con motivo del arribo de los tcnicos americanos del Departamento
de Agricultura de Estados Unidos, en misiones especiales durante el perodo de la
Segunda Guerra Mundial.49 Y aadi que haba hecho profundo eco en l una fra-
se de F.D. Roosevelt: La nacin que destruye su suelo, se destruye a s misma
surgida de la experiencia del Dust Bowl. Es verdad que la Estacin Experimental
Agrcola y el arribo de cientficos estadounidenses fue importante para motivar a
nuevas generaciones a investigar sobre conservacionismo (varias tesis sobre refo-
restacin y erosin se hacan en la Universidad Central del Ecuador a mediados del
siglo XX) y para formar tcnicos, pero con esas palabras Acosta Sols oscureci
su propia figura, pues para 1943 llevaba aos aludiendo a la reforestacin y expo-
niendo tcnicas; su trabajo geobotnico era eso.
Fue importante su contacto con los tcnicos estadounidenses, pero tambin sus
excursiones y lecturas (por ejemplo de Huguet del Villar), y el contacto con los
47
Fitzell 1996, 293.
48
Kaarhus 1996, 274.
49
Acosta Sols 1952a, 13-17.
187
Conclusiones
188
Conclusiones
54
Vase como crtica Martnez Alier 1993b, 225, y pinsese en otros casos: Por ejemplo, es
excesivamente simplista, pero muy cmodo, el anlisis que hacen Southgate y Whitaker
1992, 802-804, colocando todo el problema solamente en las naciones latinoamericanas,
que depredan sus recursos mientras las personas de los pases ricos se dan cuenta del im-
pacto. Tambin es ingenua Bramwell 1989, 5, quien seala que Gran Bretaa, Alemania y
Estados Unidos presentan el paisaje ms impresionante de movimientos ambientales acti-
vos. Pero sus logros podran ser evidentes ms en la retrica, y de minoras fcilmente aho-
gadas, pues cuesta llamar de anti-materialista, o ecologista, al comportamiento ambiental
del pasado reciente y la actualidad de esas sociedades en el contexto de la biosfera. No obs-
tante, es casi regla reconocer el comienzo del ambientalismo moderno en latitud norteame-
ricana, a partir de la excesivamente citada Primavera silenciosa (Arnold 2000, 10).
Historiadores como Worster 1994, 261, tambin repiten de forma acrtica la idea de que el
189
Conclusiones
Como dije al comienzo de este trabajo, una de sus intenciones era ser, si se me per-
mite, un mapa que gue futuras investigaciones. Son temas que varan entre la
historia de la ciencia y la historia ambiental. Termino con este eplogo de temas
pendientes, puertas que en algunos casos apenas entreabr y en otros avist de ms
lejos.
En lo que tiene que ver con Acosta Sols como personaje, aqu me he referido a
su pensamiento sobre los bosques hasta mediados de siglo. Pero con los aos, el
geobotnico incorpor denuncias sobre otros problemas ambientales como la con-
taminacin. Son 40 aos de su vida a los que me he asomado, y quedan 40 ms.
Tambin convendra revisar su obra cientfica, su pensamiento geobotnico y fores-
tal, lo que ley, con quines se comunic. La polmica que mantuvo en torno a la
clasificacin de los ecosistemas, en su legado ms relevante para la investigacin
ecolgica actual, merece ser analizado con los ojos de la moderna historiografa de
la ciencia. Tambin pendiente en relacin con el ambateo es comparar sus regis-
tros cientfico y divulgativo, por ejemplo en lo escrito entre prensa y revistas cient-
ficas.
En cuanto a la historia de las ciencias naturales, queda todo por hacer en cuanto
a la institucionalizacin de la biologa, la ecologa y la forestera en el Ecuador:
conservacionismo estadounidense fue exportado a Gran Bretaa y otras regiones, y que fue
una de las grandes contribuciones del nuevo imperio. El mismo Pinchot aseguraba que sus
ideas conservacionistas eran innovadoras, desconociendo la tradicin de por lo menos dos
siglos de Ilustracin (y ms aun) (Worster 1994, 267). Es parte del programa nacionalista
estadounidense de construir, exportar e imponer una historia, de la misma forma que lo
hacen con la idea de lo que es una buena vida, una buena economa, e inclusive un
buen ecologismo (vase una crtica en concreto al ecologismo radical estadounidense en
Guha y Martnez Alier 1997, 92-108). En todo caso, hay quien como Sutter 2003, 109, 122,
tras mirar ms all del Ro Grande, ha reconocido la riqueza de la historiografa ambiental
no estadounidense y su ignorancia sobre la misma, y la importancia de situar los esfuerzos
conservacionistas estadounidenses en un contexto global. De hecho, Sutter cita a Tyrrell
1999, 12-13, quien tras su estudio de la conexin California-Australia, concluye cmo el
sentimiento ambientalismo estadounidense ha sido usualmente formado como resultado de
un intercambio cultural transnacional. Lo mismo ha sido estudiado pero desde la perspecti-
va del contacto de los conservacionistas estadounidenses con la ciencia forestal imperial
britnica en India, aunque Barton 2000 cae en el mismo problema cuando afirma que el
origen, entonces, est en la India colonial. En definitiva, la preocupacin por la naturale-
za no es ni un fenmeno de la segunda mitad del siglo XX (Iglesias 2003, 43), ni exclusi-
vamente anglosajn. En el caso ecuatoriano, y ya centrados en los valores post-
materiales, es posible que stos no hayan tocado a toda la sociedad, y solo a unas elites,
como sucede aun. Y quizs de all mi deseo de estudiar el tema, pues he crecido entre estas
elites y no entre indios o mestizos, de zonas rurales o urbanas, enfrascadas en luchas ecolo-
gistas en las que poco importa el discurso cientfico formal.
190
Conclusiones
55
Como han hecho por ejemplo Casals Costa 1996 o Casado de Otaola 2000b para Espaa,
o Worster 1994 para el mbito anglosajn. En Latinoamrica hay casos ms concretos co-
mo los trabajos de Texera Arnal 1986 y Ledesma Mateos 1990; el primero es de especial
inters en tanto que adems de describir los sucesos de la institucionalizacin de una disci-
plina se pregunta las razones de su aparecimiento escueto y tardo en un contexto como el
venezolano. En el Ecuador ser interesante por ejemplo revisar las tesis sobre erosin, fo-
restacin, reforestacin y temas afines que comenzaron a realizar estudiantes de agronoma
a mediados de siglo, tambin influenciados y favorecidos, sin duda, por Acosta Sols.
56
En el caso del Departamento Forestal hay pocas esperanzas, pues su registro quiz habr
desaparecido como en el caso del desaparecido Instituto Ecuatoriano Forestal y de reas
Naturales y Vida Silvestre (INEFAN), encargado de las reas protegidas y absorbida por el
Ministerio del Ambiente. Muchos archivos de esta institucin fueron retirados por sus suce-
sivos directores, y muchas cajas de lo que qued fueron trasladadas un local de una organi-
zacin internacional en Conocoto. Posteriormente, aquel predio fue cedido a la institucin
policial y el destino de los archivos es un misterio (Comunicacin personal, Roberto Ulloa,
Quito, julio de 2003). En todo caso, pueden existir en otros archivos, por ejemplo el de
Acosta Sols o de otras dependencias como el Ministerio de Economa, para el cual Acosta
Sols prepar informes sobre habilitacin agroforestal en la pennsula de Santa Elena o
plantaciones de Cedrela en Pichilingue, entre otros, en 1952.
57
Es posible que algunos de estos temas hayan sido trabajados y que los desconozca; en-
tonces lo que se requerira es una sistematizacin. De dos referencias importantes solo co-
noc hacia el final de este trabajo: Miranda Ribadeneira, Francisco, 1972, La primera
Escuela Politcnica del Ecuador, Quito, Editorial Luz de Amrica; y Moya, Luz del Alba,
1989, La Politcnica Nacional, en Viajeros cientficos maestros, Quito, Galera Artes
(ambos citados en: Fitzell 1996).
58
Eichler 1970.
59
Algo similar a lo planteado por Fernndez Prez 1999 para el caso espaol.
191
Conclusiones
60
Algunas fuentes importantes son Simonian 1999 para Mxico y Valero Gonzlez 2003
para Cuba. Quizs haya trabajos similares para otros pases, pero el tema reclama una snte-
sis regional.
61
Vase al respecto Guha 1991, que analiza el conflicto por la irrupcin de la forestera
cientfica en India, o Lanz 2000, 115, para el caso de Camern, donde la estrategia para
detener la deforestacin fue la causa de que esta se perpetuara.
62
Al respecto es importante el trabajo de Kaarhus 1996.
63
En junio de 2004 la palabra cinchona arroj 26 resultados. Quina no arroj resultado
alguno, y quinina solo uno (vase http://www.lib.duke.edu/forest/biblio.html.
192
BIBLIOGRAFA
641
Agradezco a Marisol Ayala, mientras coincidan nuestras investigaciones sobre Acosta
Sols (la suya sobre los pramos en la historia de la botnica) el apoyo y envo de alguna
documentacin.
Bibliografa
194
Bibliografa
195
Bibliografa
1969. El Instituto Ecuatoriano de Ciencias Naturales. Flora 12, no. 41-46 (ma-
yo): 193-207.
1972. Bibliografa cientfica del Dr. M. Acosta Sols de 1928 a 1972. Quito: Casa
de la Cultura Ecuatoriana.
1973 El paisaje y la cubierta vegetal del Reino de Quito al arribo de los conquis-
tadores espaoles. Boletn de Informaciones Cientficas Nacionales 14, no.
105-106 (enero-junio): 11-29.
1976. Contribuciones y artculos del Dr. M. Acosta-Sols / publicados por el
Instituto Ecuatoriano de Ciencias Naturales. Quito: Publicaciones Cientfi-
cas Mas.
1977. Principales publicaciones del Dr. Misael Acosta Sols, de 1928 - 1976.
Quito: Publicaciones Cientficas Mas.
1979. Galpagos y su naturaleza. Geografa, ecologa y conservacin. Quito:
Instituto Panamericano de Geografa e Historia.
1984. Los pramos del Ecuador. Quito: Publicaciones Cientficas MAS.
1986. La tierra agrcola: nuestro recurso bsico. Quito: Publicaciones Cientificas
MAS
1991 (1981). Ecologa y conservacin de la naturaleza ecuatoriana. En Ecuador
a la sombra de los volcanes, de varios autores. Quito: Libri Mundi.
1994. La ciencia en Amrica Latina durante la conquista y la colonia. Boletn
de Informaciones Cientficas Nacionales, no. 125 (julio): 117-160.
196
Bibliografa
Bibliografa
197
Bibliografa
198
Bibliografa
199
Bibliografa
DANN, Kevin, y Gregg MITMAN. 1997. Essay review: exploring the borders of
environmental history and the history of ecology. Journal of the History
of Biology 30: 291-302.
DELAGE, Jean Paul. 1993 (1991). Historia de la ecologa. Una ciencia del
hombre y la naturaleza, traducido por Marga Latorre, correccin tcnica
de Salvador Pueyo. Barcelona: Icaria. [ttulo original: Histoire de
lcologie]
DELER, Jean Paul. 1983. Estructuracin y consolidacin del rea central (1830-
1942. En El manejo del Espacio en el Ecuador. Etapas claves, Jean Paul
DELER, Nelson GMEZ, y Michel PORTAIS. Tomo I de Geografa b-
sica del Ecuador. Quito: Centro Ecuatoriano de Investigacin Geogrfica,
Instituto Geogrfico Militar.
DELER, Jean Paul, Nelson GMEZ, y Michel PORTAIS. 1983. El manejo del
Espacio en el Ecuador. Etapas claves. Tomo I de Geografa bsica del
Ecuador. Quito: Centro Ecuatoriano de Investigacin Geogrfica, Instituto
Geogrfico Militar.
DODSON, Calaway H., y Alwyn H. GENTRY. 1991. Biological extinction in
western Ecuador. Annals of the Missouri Botanical Garden 78, no. 2:
273-295.
EICHLER, Arturo. 1970 (1952). Ecuador. Nieve y selva - Snow peaks and jungle.
Quito: Ediciones del Autor.
ESPINOSA, Reinaldo. 1948. Estudios botnicos en el Sur del Ecuador, vol. 1.
Loja: Imprenta Universitaria.
. 1949. Algo sobre la destruccin de los suelos. La obra ruinosa del
fuego. Boletn de Informaciones Cientficas Nacionales, no. 20-21 (ju-
nio-julio): 23-28.
FERNNDEZ PREZ, Joaqun. 1999. El ecologismo espaol. Madrid: Alianza
Editorial.
. 2002. El descubrimiento de la naturaleza. Humboldt. Madrid: Nivola.
FIEWEGER, Mary Ellen. 1998. Es un monstruo grande y pisa fuerte: la minera
en el Ecuador y el mundo. Quito: Abya-Yala.
FITZELL, Jill. 1996. Cultural colonialism and new languages of power: scien-
tific progress in nineteenth century Ecuador. Journal of Historical Soci-
ology 9, no. 3 (setiembre): 290-314.
FLREZ M., Alberto. 1998. El campo de la historia ambiental y las perspectivas
para su desarrollo en Colombia. Pretextos, no. 1. Departamento de Histo-
ria, Universidad Javeriana, Bogot. En
http://www.javeriana.edu.co/cursos/aflorez/AMBlib.htm (descargado en
septiembre de 2004).
FOLCHI DONOSO, Mauricio. 2003. Una aproximacin a la historia ambiental
de las labores de beneficio en la minera del cobre en Chile, siglos XIX y
XX. Tesina de Maestra, Departament d'Economia i d'Histria Econmi-
ca, Universitat Autnoma de Barcelona.
FREEMAN, Richard. 2002. The ecofactory. The United States Forest Service
and the political construction of ecosystem management. Environmental
history 7, no. 4 (octubre): 632-658.
FUNES MONZOTE, Reinaldo. 2003. Historia ambiental latinoamericana. Una
mirada desde Cuba. En Simposio de Historia Ambiental Americana, 14-
18 de julio de 2003, Santiago Chile [CD] Chile: Universidad de Chile. Ar-
chivo PDF. Tambin en http://www.historiaecologica.cl/sesioncero.htm
(descargado en octubre de 2004).
200
Bibliografa
201
Bibliografa
202
Bibliografa
203
Bibliografa
McEVOY, Arthur F. 1986. The fishermans problem: ecology and law in the Ca-
lifornia fisheries, 1850-1980. Nueva York: Cambridge University Press.
. 1993. Historia y ecologa de las pesqueras del nordeste del ocano Pa-
cfico, traducido por Mary Clare Brady. En Historia y ecologa, nmero
especial de la revista Ayer, no. 11, editado por Manuel GONZLEZ DE
MOLINA y Joan MARTNEZ ALIER. Madrid: Marcial Pons.
McNEIL, John R. 2003 [2000]. Algo nuevo bajo el sol. Historia medioambiental
del mundo en el siglo XX, versin castellana de Jos Luis Gil Aristu. Ma-
drid: Alianza Editorial.
MELNDEZ DOBLES, Silvia. 2002. La historia ambiental: aportes interdisci-
plinarios y balance crtico desde Amrica Latina. Cuadernos Digitales.
Publicacin electrnica en historia, archivstica y estudios sociales 7, no.
19 (noviembre). Publicacin de la Escuela de Historia de la Universidad
de Costa Rica. En http://historia.fcs.ucr.ac.cr/cuadernos/c19-his.pdf (des-
cargado en enero de 2004).
MERCHANT, Carolyn. 1990. Gender and environmental history. Journal of
American History 76, no. 4 (marzo): 1117-1121. [puede verse tambin:
MERCHANT, Carolyn. 1993. Gnero e historia ambiental. En Historia
y ecologa, nmero especial de la revista Ayer, no. 11, editado por Manuel
GONZLEZ DE MOLINA y Joan MARTNEZ ALIER. Madrid: Marcial
Pons.]
MILLER, Char. 1992. The greening of Gifford Pinchot. Environmental History
Review 16, no. 3: 1-20.
MIO GRIJALVA, Wilson. 1990. La economa ecuatoriana de la gran recesin
a la crisis bananera. En Nueva historia del Ecuador, editado por Enrique
AYALA MORA. Volumen 10, poca republicana IV. El Ecuador entre
los aos veinte y los sesenta, coordinado por Jaime DURN BARBA.
Quito: Corporacin Editora Nacional.
NAREDO, Jos Manuel. 2001. La modernizacin de la agricultura espaola y
sus repercusiones ecolgicas. En Naturaleza transformada. Estudios de
historia ambiental en Espaa, editado por Manuel GONZLEZ DE MO-
LINA y Joan MARTNEZ ALIER. Barcelona: Icaria.
NEIRA, Ignacio. 1943. Discurso de incorporacin al Instituto Ecuatoriano de
Ciencias Naturales. Flora 3, 7-8-9-10 (diciembre): 216-219.
NIETO-GALAN, Agust. 1999. Tecnologia i medi ambient: algunes reflexions
historiogrfiques. Documento electrnico en formato Word.
. 2004. Cultura industrial. Historia y medio ambiente. Barcelona: Rubes.
ORTIZ CRESPO, Fernando. En memoria de Misael Acosta Sols. Diario Hoy,
18 de mayo de 1994. En http://www.hoy.com.ec/ (descargado en febrero
de 2004).
ORTIZ MONASTERIO, Fernando, e Isabel FERNNDEZ TIJERO. 1987. Tierra
profanada: historia ambiental de Mxico. Mxico: Instituto Nacional de
Antropologa e Historia.
PDUA, Jos Augusto. 1999. Aniquilando as naturais produes: crtica ilu-
minista, crise Colonial e as origens do ambientalismo poltico no Brasil
(1786-1810). Dados 42, no. 3. En
http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0011-
52581999000300005&lng=en&nrm=iso (descargado en febrero de 2004).
[Publicado en ingls como: Annihilating natural productions: natures
economy, colonial crisis and the origins of Brazilian political environmen-
talism. Environment and history 6 (2000): 255-287.]
204
Bibliografa
205
Bibliografa
206
Bibliografa
207
Bibliografa
208