Freud en México
Freud en México
Freud en México
Historia de un delirio
Rubn Gallo
FREUD EN MXICO
Traduccin
Pablo Duarte
RUBN GALLO
Freud en Mxico
histor ia de un delir io
Gallo, Rubn
Freud en Mxico. Historia de un delirio / Rubn Gallo ; trad. de Pablo Duarte.
Mxico : FCE, 2013
371 p. : ilus. ; 23 17 cm (Colec. Vida y Pensamiento de Mxico)
Ttulo original: Freuds Mexico. Into the Wilds of Psychoanalysis
ISBN 978-607-16-1802-3
Distribucin mundial
Comentarios: [email protected]
www.fondodeculturaeconomica.com
Tel. (55) 5227-4672; fax (55) 5227-4694
ISBN 978-607-16-1802-3
Impreso en Mxico Printed in Mexico
A Julia Kristeva
Sumario
primera parte
Freud en Mxico
segunda parte
El Mxico de Freud
V. El espaol de Freud . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Asociacin libre. La India . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
9
10 SUMARIO
Julia me ense a leer a Freud y a vivir lo que Hannah Arendt llam la vida de la
mente. A ella le debo gran parte de mi obra. Y a ella, maestra de psicoanlisis, le
dedico este libro.
Rubn Gallo
Nueva York, 2013
11
introduccin
Lo que nos faltaba
13
14 INTRODUCCIN. LO QUE NOS FALTABA
Freud en Mxico
hermano menor y hacia la madre embarazada.5 El suyo fue uno entre muchos otros
esfuerzos por psicoanalizar la identidad mexicana que sern discutidos a fondo en
los captulos ii y iii.
Las sociedades psicoanalticas dirigidas por Fromm y Ramrez fueron diezma-
das por conictos internos: en la dcada de 1960 un grupo de miembros disidentes
renunciaron a la apm para formar nuevas organizaciones. Entre stas, la ms pinto-
resca era la Asociacin Mexicana de Psicoterapia Psicoanaltica (ampp), organi-
zacin constituida casi exclusivamente por mujeres psicoanalistas (que llegaron a
ser conocidas como las flicas).6 Otra de estas sociedades escindidas, la Asocia-
cin Mexicana de Psicoterapia Analtica de Grupo (ampag), experiment con el
anlisis de grupo, y dos de sus miembros Frida Zmud y Gustavo Quevedo se
convirtieron en los analistas del controvertido monasterio benedictino que discuti-
remos en el captulo iv.
La dcada de 1970 trajo una auencia de analistas argentinos que llegaron a
Mxico huyendo de la dictadura militar. ste es el caso de Marie Langer, austriaca
emigrada a Argentina en el decenio de 1930 y posteriormente trasplantada a la Ciu-
dad de Mxico cuando se haba convertido en una de las analistas didcticas ms
respetadas en Latinoamrica. Nstor Braunstein, nacido en Argentina, tuvo un papel
clave en la introduccin del pensamiento lacaniano, y sigue siendo uno de los auto-
res de obras psicoanalticas ms prolcos en Mxico.
Desde entonces las organizaciones psicoanalticas en Mxico han proliferado:
hay docenas de asociaciones, incluyendo grupos freudianos, frommianos y lacania-
nos que se identican a s mismos con siglas cada vez ms complejas: ampag, gmep,
apj, cmpp, cmp, gesf. El vertiginoso nmero de sociedades escindidas hizo que San-
tiago Ramrez describiera la apm original como la ctm del psicoanlisis, en refe-
rencia a la poderosa Confederacin de Trabajadores de Mxico.7
Hasta aqu la historia cannica del psicoanlisis en Mxico. Pero esta narrativa
presenta varios problemas: primero, los artculos ofrecen relatos parciales, y sus au-
tores con frecuencia parecen estar menos interesados en ofrecer un punto de vista
equilibrado que en justicar a su propia asociacin. El ttulo de uno de los libros de
Santiago Ramrez Ajuste de cuentas (1979) ilustra el tono de muchas de esas
obras. Segundo, los autores escribieron historias institucionales y se enfocaron en las
pugnas entre varios institutos y sociedades, y a menudo dejaron de lado la inuencia
5
Santiago Ramrez, El mexicano: psicologa de sus motivaciones, Editorial Pax, Mxico, 1959, p. 127.
6
Fernando M. Gonzlez, Notas para una historia, op. cit., p. 84.
7
Santiago Ramrez, Ajuste de cuentas, Nueva Imagen, Mxico, 1979, p. 79.
INTRODUCCIN. LO QUE NOS FALTABA 17
que tuvo el psicoanlisis en otras esferas de la vida cultural mexicana. Como ha se-
alado Thomas F. Glick, las aproximaciones de este tipo suelen excluir las lecturas
de Freud realizadas por artistas e intelectuales.8 Tercero, estas historias suponen que
las discusiones serias sobre Freud comenzaron slo despus de la fundacin de los
primeros institutos analticos en el decenio de 1950, a pesar de que los intelectuales
mexicanos ya haban comenzado a leer a Freud 30 aos antes. Como apunta Glick:
La recepcin temprana de Freud en Mxico no ha sido estudiada [aunque] su tra-
bajo se haba difundido ampliamente en los aos veinte y treinta.9
Pero hay una alternativa para aproximarse a la escritura de la historia del psi-
coanlisis: en lugar de enfocarse en los institutos y las asociaciones psicoanalticos,
uno puede estudiar la inuencia de Freud en poetas, novelistas, artistas y lsofos.
Algunas de las interpretaciones ms audaces acerca de Freud fueron propuestas por
personas totalmente ajenas a las asociaciones profesionales: es el caso del Maniesto
surrealista de Andr Breton, el mtodo paranoico-crtico de Salvador Dal y los
experimentos con la asociacin libre practicados por los surrealistas. Freud fue ledo
en todo el mundo por historiadores, socilogos, pintores y arquitectos que pro-
pusieron aplicaciones innovadoras del psicoanlisis a sus disciplinas.
Dos crticos han escrito historias culturales del psicoanlisis que resaltan las
lecturas literarias y artsticas de Freud. La primera, lisabeth Roudinesco, public
un ensayo sobre la inuencia de Freud en la Francia de la posguerra que discute las
lecturas psicoanalticas de Andr Breton, Salvador Dal y Georges Bataille, entre
otros.10 El segundo, Alexander Etkind, estudi la recepcin del psicoanlisis en Ru-
sia y su relacin con las polticas revolucionarias de Len Trotski y de otros intelec-
tuales rusos que buscaban reconciliar a Marx y a Freud, y que debatan si el psico-
anlisis poda desempear un papel positivo en la sociedad sovitica.11
Estos estudios muestran que la recepcin de Freud vari considerablemente de
un pas a otro y que sta fue inuida por el contexto poltico e histrico de cada pas.
En Francia, por ejemplo, los lectores ms inuyentes de la teora psicoanaltica fue-
ron los artistas de vanguardia; en Rusia, los intelectuales revolucionarios. Si, como
ha dicho Mariano Ben Plotkin, una exploracin de las maneras en las que el psico-
8
Thomas F. Glick, Science and Society in Twentieth Century Latin America, en The Cambridge History
of Latin America, vol. 6, Cambridge University Press, Cambridge, 1984, pp. 486-491. Vase tambin el manus-
crito indito del mismo autor Huellas de Einstein y Freud en Mxico.
9
Ibid., p. 490.
10
lisabeth Roudinesco, La batalla de los cien aos: historia del psicoanlisis en Francia, 3 vols., Editorial
Fundamentos, Madrid, 1988.
11
Alexander Etkind, Eros of the Impossible: The History of Psychoanalysis in Russia, Westview Press, Boul-
der, 1997.
18 INTRODUCCIN. LO QUE NOS FALTABA
anlisis fue diseminado en una sociedad y una cultura particulares nos dice algo
importante tanto del psicoanlisis como de esa cultura, entonces qu puede decirnos
la historia del psicoanlisis acerca de Mxico? Y qu puede decirnos la recepcin
mexicana de Freud de la historia del psicoanlisis?12
Freud fue ledo por poetas, novelistas, historiadores, lsofos y artistas mexica-
nos, as como por mdicos y psiquiatras. Salvador Novo fue lector de Freud, y tam-
bin lo fueron Samuel Ramos, Octavio Paz, Frida Kahlo y guras menos conocidas,
como el juez Ral Carranc y Trujillo. Algunos leyeron sus obras en alemn, pero la
mayora consult la traduccin de las Obras completas publicada entre 1922 y 1932 por
la Biblioteca Nueva de Madrid, una editorial cercana a la inuyente revista de Ortega
y Gasset, Revista de Occidente.
Esas lecturas de Freud tuvieron como marco el debate sobre la identidad nacio-
nal que domin el paisaje cultural mexicano durante la primera mitad del siglo xx,
cuando la comunidad intelectual trataba de denir a la nueva nacin surgida de la
Revolucin mexicana. Los funcionarios del gobierno saludaban a la nueva sociedad
como una utopa cultural, en tanto que socilogos, historiadores y lsofos reexio-
naban sobre las peculiaridades del carcter del mexicano.
Tres guras destacan por la originalidad con la que aplicaron la teora freudia-
na en los debates contemporneos acerca de la identidad nacional: Salvador Novo,
Samuel Ramos y Octavio Paz. La primera parte de este libro, Los lectores de Freud
en Mxico, examina cmo esos intelectuales leyeron a Freud y de qu manera usa-
ron la teora psicoanaltica como fundamento para nuevos proyectos poticos, lo-
scos y literarios, y para proponer contribuciones originales al debate acerca de la
mexicanidad.
Pero sa es slo la mitad de la historia: la segunda parte del libro, El Mxico
de Freud, indaga las ideas que Freud pudo haber tenido sobre la cultura mexicana.
Mediante el anlisis de los libros mexicanos en su biblioteca, de las antigedades
mexicanas en su coleccin y de los sueos mexicanos en La interpretacin de los sue-
os, busco reconstruir su percepcin de Mxico y de la larga historia que ha unido
a nuestro pas con Austria.
El libro comienza con un captulo acerca de uno de los lectores ms excntricos
de la obra de Freud: Salvador Novo. Novo fue uno de los primeros lectores serios de
Freud en Mxico: adquiri las Obras completas publicadas por Biblioteca Nueva, fue
un reseista incansable de publicaciones psicoanalticas y escribi una autobiografa
12
Mariano Ben Plotkin, Freud en las pampas. Orgenes y desarrollo de una cultura psicoanaltica en la Argen-
tina (1910-1983), Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2003, p. 4.
INTRODUCCIN. LO QUE NOS FALTABA 19
que es tambin un ejercicio de autoanlisis. Una de las obras freudianas que Novo
ley con ms pasin fue el volumen Tres ensayos para una teora sexual, que lo llev a
un nuevo entendimiento de su propia identidad sexual. En una poca en la que ana-
listas y psiquiatras debatan el lugar de la homosexualidad en el mundo moderno,
Novo utiliz la teora freudiana para rearmar su identidad como homosexual y para
combatir los prejuicios de una sociedad extremadamente conservadora.
Las obras de Freud encontraron un tipo de lector muy distinto en el lsofo
Samuel Ramos, tema del captulo ii. Ramos fue el primer intelectual en utilizar la
teora psicoanaltica para interpretar el carcter nacional. En su artculo Psicoan-
lisis del mexicano (1932) identic una serie de neurosis colectivas que aigan al
pas y provoc un intenso debate acerca de la identidad mexicana que atrajo la aten-
cin de poetas, lsofos y artistas.
El captulo iii explora la intervencin de Octavio Paz en el debate sobre la psi-
cologa de la mexicanidad, y analiza cmo Paz respondi al ensayo de Ramos en El
laberinto de la soledad, una obra que invoca las teoras de Freud para proponer una
interpretacin distinta del carcter nacional. Los mexicanos, argumenta Paz, sufren
de una melancola colectiva que los ha encerrado en un laberinto.
El captulo iv presenta el caso de Gregorio Lemercier, monje benedictino que
introdujo la terapia psicoanaltica en su monasterio y pas a la historia como un
reformador freudiano del catolicismo. Es asombroso que un creyente haya hecho
suyas las teoras de un ateo empedernido y se haya valido de ellas para mejorar la
vida monstica. Freud descart la religin como una neurosis colectiva. El proyecto
de Lemercier es sin duda el episodio ms excntrico en la recepcin mexicana del
psicoanlisis.
Los lectores de Freud en Mxico fueron: un dandi gay, un lsofo conservador,
un poeta cosmopolita y un monje benedictino. Este grupo variopinto ide las apli-
caciones ms originales, creativas e innovadoras de la teora psicoanaltica en el
mundo. Novo us a Freud para reivindicar las experiencias marginales de la sexuali-
dad; Ramos, para diagnosticar las neurosis colectivas del pas; Paz emprendi una
investigacin psicoanaltica de los orgenes de la cultura mexicana, y Lemercier in-
tent reconciliar el psicoanlisis con la vida monstica. Si Freud hubiera vivido para
ver esos experimentos, quiz habra llegado a la conclusin de que en este pas el
psicoanlisis se haba vuelto completamente loco.
Si la primera parte de este libro aborda la recepcin del psicoanlisis en Mxi-
co, la segunda parte investiga las ideas que Freud tuvo sobre Mxico. Para el analista
austriaco cada pas representaba un ideal o una fantasa: Francia fue la patria de
20 INTRODUCCIN. LO QUE NOS FALTABA
14
Carlos Monsivis, Ortodoxia y heterodoxia en las alcobas (hacia una crnica de costumbres y creencias
sexuales en las alcobas), Debate Feminista (Mxico, abril de 1995), p. 44.
15
Robert McKee Irwin, Mexican Masculinities, University of Minnesota Press, Minneapolis, 2003, p. 157.
22 INTRODUCCIN. LO QUE NOS FALTABA
En las dcadas de 1920 y 1930 los textos de Freud circularon por todo el
mundo y fueron ledos no slo por mdicos y psiquiatras, sino tambin por poetas,
artistas, lsofos y otros intelectuales. Algunos de los usos ms originales e innova-
dores de la teora psicoanaltica surgieron de estas lecturas profanas de Freud: An-
dr Breton redact su Maniesto surrealista de 1924 como resultado de su lectura de
La interpretacin de los sueos y por lo tanto podemos concluir que todo el movi-
miento surrealista naci de una lectura excntrica de un texto del padre del psicoan-
lisis; en Espaa, Salvador Dal celebr la paranoia e invent un mtodo paranoico-
crtico para ejecutar pinturas de vanguardia; el director alemn G. W. Pabst lm
una pelcula Secretos de un alma (1926) en la que propuso equivalencias entre
mecanismos inconscientes y tcnicas cinematogrcas; Len Trotski sugiri mane-
ras concretas de darle un uso poltico al psicoanlisis en una sociedad socialista, y
varios jueces y magistrados propusieron formas de incorporar tcnicas psicoanalticas
a los procedimientos jurdicos.
En contraste con los poetas y artistas del mundo que devoraban las obras de
Freud y conceban usos insospechados para la teora psicoanaltica, los escritores
mexicanos parecen haber mostrado menos inters en las doctrinas del doctor vie-
ns: las obras de Freud se discutieron en las pginas de los suplementos literarios de
la Ciudad de Mxico, pero la mayora de los escritores se mostr escptica ante sus
1
F. T. Marinetti, Critical Writings, Farrar, Strauss & Giroux, Nueva York, 2006, p. 44.
25
26 FREUD EN MXICO
Lecturas freudianas
4
Rubn Gallo, La biblioteca espaola de Sigmund Freud, Revista de Occidente, nm. 307 (diciembre de
2006), pp. 17-26.
5
El correo me haba trado un grueso libro de un alemn. Llmese ste Foroed o Freud, si hase de escri-
bir a la alemana usanza (Salvador Novo, Confesiones de pequeos lsofos, El Universal Ilustrado, nm. 334
[4 de octubre de 1923], p. 27; reimpreso en Toda la prosa, Empresas Editoriales, Mxico, 1964, pp. 51 y ss).
6
Novo arma que El joven fue escrito en 1923, pero publicado en 1928. La edicin de 1928 es extremada-
mente rara. Hay tambin una edicin de 1933: Salvador Novo, El joven, Imprenta Mundial, Mxico, 1933.
7
Salvador Novo, Estantera, El Universal Ilustrado, nm. 599 (1 de noviembre de 1928), p. 48.
28 FREUD EN MXICO
Novo mostr un gran inters en los textos de Freud sobre la sexualidad. Los
ejemplares de las Obras completas que ms anotaciones tienen son los Tres ensayos
para una teora sexual (1905, traducido al espaol en 1923) y las secciones de la Intro-
duccin a la psicoanlisis sobre la teora de la psicosexualidad. Novo se interes tanto
en este tema que incluso adquiri y anot muchas de las fuentes usadas por
Freud, entre ellas las obras de Edward Carpenter, Smith Ely Jellie y Havelock
Ellis.8
Novo ley a Freud al mismo tiempo que comenz a explorar su propia sexuali-
dad. Como cuenta en sus escritos autobiogrcos El joven y La estatua de sal,
en su juventud tuvo muchas y muy intensas aventuras sexuales: sali del clset co-
mo diramos hoy con un apetito voraz. En La estatua de sal cuenta cmo, acom-
paado por Xavier Villaurrutia, alquil un estudio en la calle de Donceles que se
convirti en un gran teatro de seducciones masculinas (y en escenario de las prime-
ras estas gay del siglo xx). Y fue en esos aos de plenitud ertica cuando Novo
descubri y ley a Freud.
Novo mostr un inters especial en las teoras freudianas sobre la homosexuali-
dad que aparecen en los Tres ensayos y en la Introduccin a la psicoanlisis. En una
poca en la que la homosexualidad an era considerada una forma de degenera-
cin y poda llevar a sus practicantes a la crcel, Freud argument que la atraccin
entre personas del mismo sexo no tena nada de anormal: explic que en la larga
historia de la civilizacin la homosexualidad no siempre haba sido un comporta-
miento proscrito. En algunos casos fue considerada una institucin [] en los
pueblos antiguos en el cenit de su civilizacin. Y ms cerca de nuestro tiempo, est
presente en personas [] que se distinguen por un gran desarrollo intelectual y
elevada cultura tica. Freud tambin apunt que la degeneracin slo puede existir
en sociedades civilizadas, pero la homosexualidad se practica entre los salvajes una
observacin que debi de haber deleitado a Novo.9
Novo tambin subray pasajes clave sobre la relacin entre la perversin y la
neurosis. En varios puntos del texto, Novo parece reconocer su experiencia personal
en las descripciones ofrecidas por Freud, y sus anotaciones revelan una pasin por el
autodiagnstico. Cuando Freud explica que en general los narcisistas son incapaces
de experimentar la transferencia y por ello son candidatos improbables para el tra-
8
La biblioteca de Novo incluye docenas de textos psicoanalticos. He aqu una lista de los ttulos ms re-
levantes: Edward Carpenter, The Intermediate Sex: A Study of Some Transitional Types of Men and Women,
M. Kennerley, Nueva York, 1912; Havelock Ellis, Amor y dolor: estudio sobre el sadismo y el masoquismo, Madrid,
1906; Havelock Ellis, Estudios de psicologa sexual, 7 vols., Hijos de Reus, Madrid, 1913.
9
Sigmund Freud, Obras completas, vol. 2, Biblioteca Nueva, Madrid, 1923, p. 12.
PERVERSIONES: SALVADOR NOVO 29
tamiento psicoanaltico, Novo escribi en el margen: Yo, como un nio que levanta
la mano al ser interpelado por la maestra.10 Otro yo aparece al lado de un pasaje
de La interpretacin de los sueos que arma que un sentido excesivo de moralidad
puede provocar una neurosis obsesiva.11 Estas inscripciones del yo de Novo en el
texto de Freud revelan un deseo de ubicarse dentro del paisaje psicopatolgico:
al identicarse como narcisista, como neurtico obsesivo o como poseedor de un
supery inado, el joven poeta se hizo un lugar en la modernidad neurtica delineada
por el analista austriaco.
Otras anotaciones revelan una lectura humorstica incluso perversa de la
teora psicoanaltica. Cuando Freud describe cmo los perversos usan la boca y el
ano como sustitutos vaginales, Novo expresa su sobresalto como si fuera una t-
mida seorita porriana por medio de un oh! escrito en el margen.12 La misma
expresin aparece al lado de un pasaje sobre las madres que muestran un inters
ertico patolgico en sus hijas (oh!);13 sobre los paranoicos que padecen tenden-
cias homosexuales excesivas (oh!);14 sobre las nias que tratan a sus hermanitas
como sustitutos del beb que desearan haber tenido con su padre (oh!),15 y sobre
los fetichistas excitados por pies sucios y apestosos16 (oh!, diramos nosotros tam-
bin) (gura i.1).
Novo no siempre estuvo de acuerdo con Freud, y en varias ocasiones registr
sus objeciones en los mrgenes de las Obras completas. Ante el argumento de que
la angustia infantil reproduce la angustia que genera la separacin del cuerpo de la
madre durante el nacimiento, Novo responde Exagera.17 En otros lugares, presu-
me su educacin cosmopolita y multilinge respondiendo en ingls o en alemn a
los argumentos del analista. Cuando Freud asevera que los nios muestran una vida
sexual activa despus de los tres aos de edad, Novo responde, en ingls: long before
that!18 Cuando el analista, retricamente, pregunta a sus lectores si no estn al tan-
to de que muchos adultos remplazan la vagina por el ano en su vida sexual, Novo
10
El pasaje en cuestin dice: Los enfermos atacados de neurosis narcisista carecen de la facultad de
transferencia o slo la poseen en grado insignicante. Estos enfermos rechazan la intervencin del mdico,
pero no con hostilidad sino con indiferencia (ibid., vol. 5, p. 287).
11
La neurosis obsesiva corresponde a la emergencia de una supermoralidad [] (ibid., vol. 6, p. 281).
12
Ibid., vol. 5, p. 96.
13
Ibid., p. 24.
14
Ibid., p. 256.
15
Ibid., p. 137.
16
Ibid., vol. 2, p. 33.
17
Ibid., vol. 5, p. 234.
18
Ibid., p. 125.
Figura i.1. Oh!, nota manuscrita de Salvador Novo en su ejemplar
de Una teora sexual y otros ensayos, vol. 2 de las Obras completas
de Sigmund Freud. (Cortesa de la Casa del Poeta, Ciudad de Mxico.)
PERVERSIONES: SALVADOR NOVO 31
replica: No, I dont19 (gura i.2). Y cuando Freud observa que algunos individuos
experimentan placer sexual al defecar, Novo aporta: Los escritores!20
Adems de ingls, Novo aprendi francs y alemn, y muestra una desfachatez
sorprendente al responder a Freud en su propia lengua. Cuando Freud discute prc-
ticas sexuales, como los besos y la masturbacin, que no tienen como n ltimo la
procreacin, Novo aade: Und unsere Sachen auch, que en alemn quiere decir:
19
Ibid., p. 110.
20
Idem.
32 FREUD EN MXICO
Figura i.3. Est ist nicht traurig!, nota manuscrita de Salvador Novo en su ejemplar
de Introduccin a la psicoanlisis, vol. 5 de las Obras completas de Sigmund Freud.
(Cortesa de la Casa del Poeta, Ciudad de Mxico.)
y nuestras cosas tambin.21 Por nuestras se reere a los gays, y las cosas o cosi-
tas comnmente suceden en la intimidad de una recmara. Con este gesto, Novo
exhibe su sexualidad e inscribe sus prcticas erticas en los mrgenes de las Obras
completas de Freud. An ms conmovedora resulta una nota inscrita al lado de una
frase mal traducida de Freud en la que Lpez Ballesteros se refiere a la homo-
21
En varios poemas Novo juega con la connotacin sexual de la palabra cosa. En uno de los sonetos in-
cluidos en Dueo mo, escribe: Deja tu mano encima de la ma; / dgame tu mirada milagrosa / si es verdad
que te gusto todava / Y hazme despus la consabida cosa / mientras un Santa Claus de utilera / cava un
invierno ms en nuestra fosa (Ya se acerca el invierno, dueo mo, en Dueo mo [1944], citado en Carlos
Monsivis, Salvador Novo: lo marginal en el centro, Era, Mxico, 2001, pp. 112-113).
PERVERSIONES: SALVADOR NOVO 33
sexualidad como una triste anomala: Es ist nicht traurig! [No es triste!] (-
gura i.3), exclama Novo.22 A pesar de su inters en la teora analtica, el joven poeta
no repara en registrar sus objeciones a las declaraciones de Freud.
Hay otro tipo de anotaciones marginales que vale la pena analizar. En varias
ocasiones, despus de leer una descripcin de alguna neurosis o un comportamiento
patolgico en particular, Novo ofrece un diagnstico improvisado de algn amigo o
conocido. Cuando Freud discute la megalomana o los delirios de grandeza como
resultado de una catexia narcisista del ego, Novo escribe: Castellanos Quinto, el
nombre de un excntrico poeta que fue su maestro en la Escuela Nacional Prepara-
toria.23 En otra anotacin, Novo asocia el comportamiento patolgico descrito por
Freud (la angustia, escribe, puede generar el temor a sufrir una apopleja) con las
iniciales X. V. (gura i.4) dos letras que slo pueden referirse a Xavier Villau-
rrutia, quien padeca terribles ataques de depresin que lo dejaban delgado, dbil,
enfermizo, como escribi Novo alguna vez.24
Las notas de Novo son ingeniosas, juguetonas, incluso altivas. Tambin mues-
tran una lectura cuidadosa y bien documentada de la obra de Freud. La pgina de
la Introduccin a la psicoanlisis donde Novo escribi es ist nicht traurig!, por
ejemplo, da lugar a una glosa ms acadmica sobre las fuentes crticas del psicoan-
lisis: Freud se reere brevemente a los voceros cientcos de los homosexuales, y
22
Lpez Ballesteros tradujo este pasaje como son hombres o mujeres que muchas veces, aunque no
siempre, han recibido una esmerada educacin, poseen un nivel moral o intelectual muy elevado, y no presen-
tan, fuera de esta triste anomala, ninguna otra tara (Obras, op. cit., vol. 5, p. 95; las cursivas son mas).
23
Erasmo Castellanos Quinto naci en 1880 en Tuxtla, Veracruz. Tuvo la ctedra Amado Nervo de la
Escuela Nacional Preparatoria de 1906 a 1955. Public Del fondo de la obra (1919), un libro de poemas; Las siete
murallas o el castillo de la fama, un ensayo sobre Dante, y El triunfo de los encantadores, un estudio sobre Cer-
vantes. En los ltimos aos de su vida se le poda ver vagando por las calles del centro de la Ciudad de Mxico,
dando de comer a perros callejeros y vestido como pordiosero. Novo hizo el siguiente retrato de su profesor:
Don Erasmo era todo un tipo. Aquejado de paranoia: paternal hasta las lgrimas, saludaba a diestro y siniestro
levantando el bombn como la tapa de una azucarera mientras haca avanzar fuera del rea del sombrero una
cabeza de tortuga humilde, custodiada por barbas que entonces empezaban a encanecer. Luego retroceda
la cabeza, como una tortuga que se reintegra al caparazn, y haca descender hasta ella, verticalmente, su bombn
nunca cepillado. Don Erasmo me tom particular afecto. Lea mis versos y me recitaba los suyos. Pronto dej
de ir a sus clases (daba literatura castellana y general) porque todo cuanto en ellas enseaba, yo lo conoca ya
por mis lecturas solitarias de Torren, y don Erasmo me eximi de ir a clases. Sencillamente presentara yo los
reconocimientos trimestrales y los nales y l me calicara con 10 [] Viva don Erasmo en San Pedro de
los Pinos, entonces pueblecillo remoto al que haba que ir en lento tranva a recoger y entregarle los trabajos
de los muchachos. Una casa pequea, bodega de libros debajo de los muebles corrientes, que a su viudez de la
amada Bella a quien todava conoc llen de gatos trashumantes que sala por las noches en traza de men-
digo a alimentar y recoger en costales para su asilo particular de animales desamparados (Salvador Novo, La
estatua de sal, Era, Mxico, 2001, p. 99).
24
Sigmund Freud, Obras completas, op. cit., vol. 5, p. 229; Salvador Novo, El trato con escritores, citado en
La estatua de sal, op. cit., p. 26.
Figura i.4. X. V. [Xavier Villaurrutia], nota manuscrita de Salvador Novo
en su ejemplar de Introduccin a la psicoanlisis, vol. 5 de las Obras completas
de Sigmund Freud. (Cortesa de la Casa del Poeta, Ciudad de Mxico.)
PERVERSIONES: SALVADOR NOVO 35
Durante la dcada de 1920 Novo ley a Freud, pero tambin se dedic a asuntos me-
nos acadmicos. En 1922 el poeta de 18 aos, que haba pasado su infancia en To-
rren, descubri la Ciudad de Mxico, que tanto haba sufrido durante la Revolucin
y que en ese momento se estaba reinventando como una metrpoli del siglo xx.
Novo quiso ser un escritor moderno y desde muy joven celebr los avances tec-
nolgicos y los inventos del siglo xx: fue uno de los primeros poetas mexicanos en
escribir a mquina; particip en programas de radio y ley textos en vivo (entre ellos
su ingeniosa Radio-conferencia sobre el radio), y lea con avidez las revistas de
vanguardia llegadas de Londres, Pars y Nueva York. Novo enarbol el espritu de la
nueva poca y se mostr entusiasta por todos los productos de la modernidad. Y en-
tre todos los inventos del siglo xx, hubo uno que despert una pasin excepcional-
mente intensa en l: el automvil.
Ningn otro invento tuvo un impacto comparable en la Ciudad de Mxico: la
ciudad dormilona del Porriato se convirti, en los aos veinte, en una capital tran-
sitada por autos, camiones, tranvas y taxis. El ritmo de vida sufri una violenta
aceleracin, y de repente la velocidad se meda en caballos de fuerza y kilmetros
por hora. Automviles y tranvas circulaban a toda velocidad, obligando a los pobres
peatones reliquias del siglo xix a correr o saltar si no queran perecer aplasta-
dos por una mquina. Invadido por el mismo entusiasmo que los poetas de van-
guardia, desde Marinetti hasta Apollinaire, manifestaron por el automvil, Novo
celebr la mecanizacin del movimiento y la aceleracin del tiempo.
En 1923, antes de cumplir 19 aos, Novo descubri un producto inslito de la
modernidad mexicana: el nmero inaugural de El Charete (gura i.5), un peridico
para los choferes de la capital. En el argot de esa poca a los choferes se les llamaba
charetes; el ttulo del peridico reeja el tono burln y alburero de sus artcu-
los. El peridico apareca una vez por semana, y sus pginas incluan reseas de ga-
solineras, diatribas contra policas que incluso en 1923! detenan a los conduc-
tores para pedirles mordida y sugerencias para mejorar el ujo del trnsito que ya
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desde entonces pareca ser insoportable. Haba incluso una columna semanal que
llevaba el potico ttulo de Gasolina con camote.
Novo se entusiasm tanto al descubrir este peridico para choferes que acudi
a la ocina editorial para ofrecer sus servicios como colaborador. Parece raro que un
poeta moderno quisiera participar en una publicacin enfocada en temas tan pro-
saicos como las explosiones del radiador o las mejores gasolineras de la capital, pero
Novo lo consider como una oportunidad para participar activamente en la moder-
nizacin de la Ciudad de Mxico. Sus colaboraciones le permitieron ejercitar su in-
genio y redactar muchas de sus parodias ms logradas.
El Charete privilegiaba la parodia y el albur: los colaboradores rmaban con
seudnimos como Doa Ford, El Abate Chorizo, Don Derrapadas y Fray Fotingo.
Novo eligi el apelativo de Radiador, y a las pocas semanas de publicar su primer
artculo era [l] quien redactaba casi todo el peridico como recuerda en sus
memorias.25
Resulta fcil reconocer el humor negro de Novo en muchos de los artculos
publicados en El Charete. El 22 de marzo de 1923, el peridico public una entre-
vista apcrifa con Henry Ford en la que el industrial estadunidense responde a las
preguntas del periodista en un spanglish torpe. La conversacin que parece un
dilogo tomado de una pelcula de los hermanos Marx abre con un prrafo en el
que el Abate Chorizo explica cmo viaj a Detroit para encontrarse con el magnate
del automvil:
25
Salvador Novo, La estatua de sal, op. cit., p. 115; Monsivis, Salvador Novo, op. cit., p. 54.
PERVERSIONES: SALVADOR NOVO 37
ISBN: 978-607-16-1802-3