Beato Junípero Serra Apóstol de California
Beato Junípero Serra Apóstol de California
Beato Junípero Serra Apóstol de California
LIMA PER
1
BEATO JUNPERO SERRA, APSTOL DE CALIFORNIA
Nihil Obstat
P. Ricardo Rebolleda
Vicario Provincial del Per
Agustino Recoleto
Imprimatur
Mons. Jos Carmelo Martnez
Obispo de Cajamarca (Per)
LIMA PER
2
NDICE GENERAL
INTRODUCCIN
3
Misin Dolores o de San Francisco.
Misin de Santa Clara.
Problemas con Neve. La tragedia.
Nuestra Seora de los ngeles.
Misin de San Buenaventura.
Los dominicos.
Enfermedad y muerte.
Semblanza de fray Junpero.
Vida espiritual. Nuevas misiones.
Mxico independiente. Beatificacin.
CONCLUSIN
BIBLIOGRAFA
4
INTRODUCCIN
Siempre estaba dispuesto a perdonar a todos. Amaba a los indios con tal
intensidad que quera verlos a todos cristianos y, cuando ellos mataban y
asaltaban las misiones, siempre pidi que fueran moderados en el castigo y que
los perdonaran, porque de otro modo se alejaran definitivamente y no podran
convertirlos a la fe cristiana.
Nota.- Al citar Escritos nos referimos a los Escritos de Fray Junpero Serra, 5 tomos,
Petra, Mallorca, 1984.
5
PRIMERA PARTE
VIDA EN ESPAA
AMBIENTE SOCIAL
SU FAMILIA
6
Los padres, segn nos dice fray Francisco Palu, el gran compaero de
nuestro santo durante 40 aos, fueron labradores honrados, devotos y de
ejemplares costumbres 2. Formaban parte de la Orden franciscana seglar.
INFANCIA
Nuestro santo se llamaba Miguel Jos Serra (Miquel Joseph Serre) y naci
en Petra (Mallorca) el 24 de noviembre de 1713. Segn las costumbres religiosas
del lugar, su madre se prepar para el parto, visitando el santuario cercano de la
Virgen de Bon Any (del Buen ao, es decir, de la buena cosecha), donde rez a
santa Ana, madre de Santsima Virgen, para pedirle un buen parto,
encomendndose tambin a san Ramn Nonato, extrado del seno materno
despus de muerta su madre, y que tambin era muy venerado en la comarca.
2
Palu Francisco, Relacin histrica de la vida y apostlicas tareas del venerable Fray Junpero Serra,
Mxico, 1787, p. 1.
7
conocan sus grandes cualidades humanas y espirituales, intercedieron en su
favor y fue aceptado.
VIDA RELIGIOSA
Segn Francisco Palu: Fue tanta la alegra que le caus la profesin que
en toda su vida no lo olvid, sino que renovaba sus votos y profesin todos los
aos, no slo el da de la profesin de N. P. S. Francisco, sino tambin siempre
que asista a la profesin de algn novicio. Y siempre que se acordaba del gozo
que tuvo en su profesin deca: Me vinieron con ella todos los bienes. En el
noviciado estuve casi siempre enfermizo y tan pequeo de cuerpo que no
alcanzaba al facistol ni poda ayudar a los connovicios en los quehaceres
3
Palu Francisco, Relacin, p. 4.
4
Fray Junpero fue un compaero de San Francisco del que dijo este santo: Lleg al grado perfecto de
paciencia por el perfecto conocimiento de su propia vileza que tena siempre ante sus ojos y por el
supremo deseo de imitar a Cristo en el camino de la cruz (Espejo de perfeccin 85; San Francisco,
Escritos y biografas, documentos de poca, BAC, 2003, Madrid, 2003, p. 764). Fray Junpero era tan
humilde y sencillo que a veces se haca pasar por loco para compartir las humillaciones del Seor, pero
San Francisco, que conoca su santidad, sola decir: Quin me diera un bosque Junperos! Santa Clara
lo llamaba el juglar de Dios y quiso que estuviera a su cabecera a la hora de su muerte en 1253. l
falleci en Roma en 1258.
8
precisos del noviciado, por cuyo motivo todas las maanas el padre Maestro me
empleaba en ayudar las misas. Pero con la profesin logr la salud y fuerzas, y
consegu crecer hasta la estatura mediana. Todo lo atribuyo a la profesin de la
que doy infinitas gracias a Dios 5.
Sobre sus aos de estudiante, podemos decir que siempre fue un alumno
sobresaliente. Estudiando teologa, l con otros compaeros fue ordenado de
subdicono el 18 de setiembre de 1734 y de dicono el 17 de marzo de 1736 con
otros 27 ms. Al ao siguiente, el 23 de junio de 1737 escribi en sus apuntes:
Hoy he terminado mis estudios.
5
Palu Francisco, Relacin, p. 4.
6
Geiger Maynard, Vida y poca de fray Junpero Serra, Palma de Mallorca, 1987, pp. 21-22.
7
Se llamaba lector al religioso que obtena el ttulo de maestro para ensear en los conventos.
8
Palu Francisco, Relacin, pp. 4-5.
9
El 29 de noviembre de ese ao 1737 pas brillantemente los exmenes
para ser nombrado lector o profesor de la Orden. Probablemente fue ordenado
sacerdote antes de la Navidad. El 19 de marzo de 1738 recibi las facultades para
predicar, que slo reciban los religiosos mejor preparados. Sus Superiores le
encargaron oficialmente la enseanza en su convento el 9 de enero de 1740,
confindole el curso de filosofa durante los tres aos siguientes.
PROFESOR Y PREDICADOR
10
como no sabe decir verdad, espero concluirla sin novedad en la salud. Y as
sucedi 9.
ANSIAS MISIONERAS
Y le contest: Mi pena era estar sin compaero para un viaje tan largo.
Acabo de hacer dos novenas a la Pursima Concepcin de Mara y a san
Francisco Solano, pidindoles tocasen en el corazn a alguno para que fuese
conmigo... No obstante, encomendmoselo al Seor y haga lo mismo que yo he
practicado de las dos novenas y guardemos ambos el secreto. As lo practicamos
y, concluidas, resolvimos seguir la vocacin y correr las diligencias para el
efecto 10.
9
Palu Francisco, Relacin, p. 6.
10
Palu Francisco, Relacin, p. 8.
11
Palu Francisco, Relacin, p. 5.
11
sobrinos. Mientras estaba predicando, Palu recibi la noticia, del padre
Comisario general Matas Velasco, quien les haba remitido la orden de ir al
puerto de Cdiz para unirse a sus compaeros de viaje. Eran 33, pero a ltima
hora cinco se haban retirado y haba escrito que fueran los dos.
Y Junpero se despidi de sus padres sin decirles que se iba para siempre
para no hacerles sufrir y evitar que quisieran retenerlo, pues sus padres tenan ya
73 y 71 aos 13.
12
Palu Francisco, Relacin, p. 16.
13
Su padre muri en 1753 y su madre en 1754 y fueron enterrados en la cripta de la iglesia franciscana
del convento de San Bernardino.
12
SEGUNDA PARTE
VIDA A AMRICA
El capitn del barco ingls era un hereje protervo y tan provocativo que en
los quince das que dur la navegacin hasta Mlaga no nos dej quietud. Con
trabajo podamos rezar el oficio divino por querer continuamente argir o
altercar sobre dogmas que, aunque no saba ms idioma que el ingls y algo de
portugus en el que medio se explicaba, formaba en ste sus argumentos y
teniendo la Biblia en la mano lea algn texto de la Escritura que interpretaba a
su antojo. Pero como nuestro fray Junpero estaba tan instruido y versado en lo
dogmtico y sagrada Escritura, lo mismo era percibir su error y la mala
inteligencia del texto que citaba que luego le mencionaba otro con que
plenamente la deshaca... De esto se sigui el irritarse tan demasiado contra
nosotros, y principalmente contra mi venerado fray Junpero por ser el que lo
confunda, que en varias ocasiones nos amenaz con que nos echara al mar. No
dudo que lo hubiera hecho a no temer la resulta, pues en una de ellas le dije que
no tena miedo, pues venamos seguros por el pasaporte que haba firmado y
que, si no nos pona en Mlaga, nuestro rey pedira al de Inglaterra por nosotros
y su cabeza lo pagara. No obstante, una noche, enfurecido de la disputa, lleg a
ponerle a nuestro padre lector un pual en la garganta con intenciones (al
parecer) de quitarle la vida y, si no lo verific, fue porque Dios tena reservado a
su siervo para ms dilatado martirio y para la conversin de tantas almas.
14
Palu Francisco, Relacin, pp. 11-12.
13
despus de cinco das, en un pequeo barco de pesca se dirigieron a Cdiz.
Finalmente, llegaron a Cdiz el 7 de mayo. Cdiz era en ese tiempo el principal
puerto de comunicaciones entre Espaa, Amrica y Filipinas. Era un verdadero
emporio mundial.
14
padre mo! Adis, madre ma! Adis, Juana, hermana ma! Adis, Miguel,
cuado mo! 15.
VIAJE A MXICO
15
Carta al padre Francisco Serra desde Cdiz el 2 de agosto de 1749. Escritos, tomo 1, pp. 119-125.
15
nuestro venerable Padre. Concluida la Misin, salimos de aquel puerto para el
de Veracruz el 2 de noviembre. Estando ya a la vista de l, se levant un norte
tan furioso y sobrevino una desecha tempestad, que dur los das 3 y 4 de
diciembre. En la noche del ltimo da, dndose todos por perdidos, no tenan
ms recurso que disponerse para la muerte, pero nuestro fray Junpero se
mantuvo en medio de tanta tempestad con tan inalterable paz y quietud de
nimo, como si se hallara en el da ms sereno, de suerte que, preguntndole si
tena miedo, respondi que algo senta, pero que, en haciendo memoria del fin
de su venida a las Indias, se le quitaba luego.
16
Palu Francisco, Relacin, pp. 14-16.
17
Carta a Francisco Serra desde Veracruz el 14 de diciembre de 1749, Escritos, tomo 1, p. 139.
16
UN POCO DE HISTORIA
18
Miglioranza Contardo, Fray Junpero Serra, Buenos Aires, 1988, p. 57.
17
cuenta Bernal Daz no haba banquete entre los aztecas que no comprendiera
carne humana. Para aprovisionarse, hacan la guerra a los pases vecinos para
conseguir esclavos y tener disponible carne humana.
19
Motolina fray Toribio, Memoriales o libro de las cosas la Nueva Espaa, Ed. UNAM, Mxico, 1971,
p. 33.
20
Alva Ixtililxochitl (1578-1650), Historia de la nacin chichimeca, Ed. Germn Vsquez, Mxico,
1985, p. 60.
21
Citado por Jernimo Mendieta, Historia eclesistica indgena, BAE, Madrid, 1973, Captulo V, 30.
22
Fray Toribio Motolina, Historia de los indios, Mxico, 1969, p. 108.
18
UNA HISTORIA SINGULAR
Durante los aos 1620 a 1631 fue repetidas veces a aquellos territorios en
bilocacin y evangeliz a los indios, obrando la conversin de unos 500.000
indgenas.Un caso singular en la historia de la Iglesia y, sobre todo,
extraordinario, dadas las enormes distancias y la oposicin de muchos indios
rebeldes.
Fueron el padre fray Juan de Salas con su compaero fray Diego Lpez,
entrambos sacerdotes y predicadores, hijos de la provincia del Santo Evangelio,
y en su compaa fueron dos soldados espaoles y otros dos mozos, a los cuales
salieron a recibir los indios en su tierra con cruces altas en procesin y all
pidieron a voces el bautismo y hasta las mujeres que tenan a sus criaturas de
pecho les alzaban los bracitos tiernos, pidiendo por ellas a voces el bautismo.
19
Vinieron tambin all los de la nacin Sapie y los de la Gabatoa y
pidieron el mismo bautismo por haberlo enseado as la misma mujer, y viendo
que estaban bien dispuestos los indios y que la mies era mucha y los obreros
pocos, se determinaron a volverse de donde salieron que hay ms de ciento doce
leguas para llevar ms religiosos y lo necesario para fundar iglesia; y
despidindose de la gente, les dijeron que tuviesen siempre gran fe en aquella
cruz que all les dejaban, que en todas sus necesidades hallaran en ella remedio.
Los indios les dijeron que antes que se fuesen les curasen sus enfermos y
as los fueron trayendo luego; sera esto a las tres de la tarde y permiti Nuestro
Seor que hubiese tantos que hubo que hacer hasta el otro da a las 10 y con
slo hacer los religiosos la seal de la cruz sobre el enfermo y decir el Evangelio
de san Lucas y la oracin de nuestra Seora Concdenos y la de Nuestro
Padre san Francisco, quedaban sanos de todas sus enfermedades.
20
y tambin dio seas del capitn de los indios que era tuerto, aunque no le faltaba
el ojo.
- Si, Padre, me acuerdo muy bien y aun he tenido por ello tambin mis
reprensioncitas, porque estando yo mirando a un indio cmo estaba vestido y la
cabeza y cabellos de aquel modo, me reprendi uno de mis ngeles, porque son
ms de dos los de mi guarda y custodia, y me dijo que no me divirtiese en
aquello. Dijo haber sido ella propiamente la que envi desde el reino de Quivira
aquellos embajadores a los religiosos para que fuesen a predicarles y que, por
aquella parte a donde salieron aquellos embajadores, es lo ltimo del reino de
Quivira, el cual estaba al Oriente de all; y que la gente de este reino, es muy
dcil y mucha, y el reino muy grande y que est al Oriente del Nuevo Mxico,
donde dice que ha estado muchas veces; unas, presencialmente; otras, sus
ngeles en su lugar y forma, predicando nuestra santa fe catlica, y todo esto lo
hemos sabido all de los mismos indios que la han visto personalmente, porque
nosotros no lo hemos merecido, aunque ella s nos ha visto a todos...
21
tiene pocas canas y es todo as como lo dice la Madre. Este religioso estaba una
vez bautizando y mucha gente estaba entrando en la iglesia y la Madre con sus
propias manos los iba desviando, haciendo entrar y acomodar en la iglesia, y los
indios, cuando no vean quin lo haca, se rean. Dice que se acuerda muy bien
de haberme visto y asistir conmigo en el bautismo y, antes que me viese, me dijo
todas las seales como que era alto de cuerpo y pocas canas en la cabeza y otras
cosas, y esto me lo dijo en el confesionario, donde no poda verme ni me haba
visto antes por ac...
Todas estas cosas que aqu refiero me dijo nuestra Madre Mara de Jess,
desde el jueves primero de mayo hasta el jueves ocho, las cuales cosas nadie las
ha odo en Espaa y son de Nuevo Mxico; sin revelacin milagrosa, no pudo
saberlas ni yo hasta ahora me haba acordado de decirlas, y dice que ha estado
all muchas veces personalmente por ministerio de sus ngeles, y otras los
mismos ngeles representaban all su persona y que har mes y medio que
estuvo all la postrera vez... Y dijo que una vez un indio la haba asido de un
escapulario y se lo quera quitar por devocin, y ella le dijo que no se lo poda
dar porque no poda andar sin l y que le dio un rosario; y a otros muchos les
dio rosarios, cruces e imgenes que les haba llevado de ac...
Estas son las cosas que he merecido or de nuestra Madre Mara de Jess
y las escribo con toda verdad y puntualidad, y he entendido con cuidado lo que
oa tanto para mi consuelo como por haberlo mandado nuestro Reverendsimo
Padre General... Doy fe y testimonio. Fray Alonso de Benavides 23.
23
Este Memorial se encuentra ms resumido en el tomo V de la Mstica Ciudad de Dios, Madrid, 1985,
pp. 131-134; Vase tambin Annales Minorum, tomo XXVII, Firenze, 1934, pp. 230 ss.
22
VIAJE A MXICO CAPITAL
24
Palu Francisco, Relacin, p. 17
23
El haber hallado a este hombre en aquel lugar, a una hora tan
intempestiva, y en noche tan oscura, no pudo menos que causar admiracin a
ambos padres; pero habindole preguntado el motivo de hallarse tan apartado
de su casa a aquella hora, les respondi que haba salido a diligencia con lo
cual no quisieron ser ms curiosos. Todo esto pudo ser casualidad, pero no lo
atribuyeron nuestros peregrinos sino a singular beneficio de Mara Santsima
Y despidindose de su bienhechor, siguieron su camino.
24
Continuaron despus su viaje y, con la fatiga de l, se hincharon los pies
al padre Junpero, de suerte que lleg a una hacienda sin poderse tener,
atribuyndolo a picadas de zancudos por la mucha comezn que senta y,
habiendo descansado un da, cuando estaba durmiendo aquella noche, sin
sentirlo, se estreg (restreg) demasiadamente un pie y a la maana le amaneci
ensangrentado todo, con cuyo motivo se le hizo una llaga que le dur toda la
vida En la tarde del ltimo da de diciembre de 1749, llegaron al santuario de
Nuestra Seora de Guadalupe y all pasaron la noche. Y habiendo la maana
dicho misa de gracias a la gran Seora, se fueron para el Colegio de San
Fernando 25.
25
Palu Francisco, Relacin, pp. 18-20.
26
Palu Francisco, Relacin, pp. 20-21.
25
por lo menos 33 religiosos, de los cuales cuatro deban ser hermanos no
sacerdotes. Estos ltimos se ocupaban, sobre todo, de la cocina, de la huerta y de
la portera; recogan limosnas y hacan de enfermeros u otros oficios no
sacerdotales. Los religiosos, que venan de Espaa, deban servir durante diez
aos, antes de volver a la patria.
27
Is 6, 8.
28
Palu Francisco, Relacin, p. 22.
26
TERCERA PARTE
MISIONERO
27
las comuniones, otros de cuarenta y cada ao en el tiempo del precepto casi
todos lo verificaban en solos los nueve aos que estuvo en las citadas misiones,
en cuyo tiempo bautiz un crecido nmero de gentiles 29.
Cuando fray Junpero vio a sus hijos los indios en estado de trabajar con
mayor aficin que a los principios, trat de que hiciesen una iglesia de
mampostera con bastante capacidad para encerrar tanta gente La iglesia se
adorn con retablos, altares, y colaterales dorados; y en el coro se puso rgano,
buscando maestro que lo ensease a tocar a los indios en las misas cantadas.
Con el ejercicio de estos trabajos, quedaron habilitados para varios oficios
como de albailes, carpinteros, herreros, pintores, doradores. Y no olvidndose
de apartar del ocio a las mujeres, las empleaba en las correspondientes tareas
de su sexo como hilar, tejer, hacer medias, calcetas, coser, etc 30.
29
Palu Francisco, Relacin, pp. 28-29.
30
Ib. p. 34.
28
santos sacramentos. Igualmente se obre con los que olvidaron la doctrina, a
pesar del diario ejercicio.
Los das de fiesta vigilen cuidadosamente que ninguno falte a la misa del
pueblo ni a la pltica que en ella se hace para explicar el Evangelio o los
misterios de la fe. Procuren acomodarse con prudencia y discrecin a la rudeza
y necesidad de los indios. Uno de los misioneros los llame a todos por el padrn
segn sus nombres y que uno a uno se le acerquen para besarle la mano.
REGRESO A MXICO
31
Miglioranza Contardo, Fray Junpero Serra, Buenos Aires, 1988, p. 74.
32
Palu Francisco, Relacin, pp. 35-36.
29
puede leerse que haba un dolo que trajo el padre fray Junpero consigo en el
ao 1752 de su misin de Jalpn. Al salir definitivamente de Jalpn en setiembre
de 1758, se llev consigo entre otras cosas un violn, el libro La Mstica Ciudad
de Dios de la Madre Mara de Jess de greda, y algunos carpinteros. Quera
tener gente preparada para empezar en su prxima misin. Pero los planes de
Dios eran diferentes y debi permanecer nueve largos aos en la ciudad de
Mxico antes de emprender la gran aventura de California.
30
cuya herida cay el padre Terreros, y sobre l todos los indios para acabarlo de
matar y quitarle el santo hbito.
33
Palu Francisco, Relacin, pp. 41-43.
31
Los indios se haban llevado todo el ganado y haban decapitado a los
padres Terreros y Santisteban, pero fray Junpero estaba ansioso de ir a fundar la
misin, aunque le costase la vida. Slo pensaba en la salvacin de sus almas.
Escribiendo a su sobrino capuchino le dice: Al padre Terreros le dieron un
fusilazo y despus le cortaron la cabeza, desollaron, etc. Despus fueron al
padre Santisteban, quien hincado de rodillas rogaba con un crucifijo en la mano
por su alma y por sus perseguidores. Lo hirieron con lanzas, le cortaron la
cabeza, lo desnudaron y recortaron, etc.
34
Carta a fray Miguel de Petra, su sobrino, del 29 de setiembre de 1758 desde Mxico; Escritos, tomo 1,
pp. 143-144.
32
que debo hacer penitencia por mis muchos pecados y no el padre que es un
santo. Fueron tan crueles y sin compasin los golpes, que a vista de toda la
gente cay, juzgndolo todos por muerto Para acercarse a Oaxaca, donde le
llamaba su ilustrsima (el obispo), hubo de navegar ocho das por el gran ro,
llamado de los Miges, donde tuvo que padecer tanto l como sus compaeros
muchos trabajos por los excesivos calores, molestia de zancudos y peligro de
caimanes, sin poder salir de la canoa a tierra por los tigres, leones, vboras y
dems animales ponzoosos de que estn abundantes aquellos lugares35.
Una vez, en una jornada a tiempo que ya se pona el sol, pensaba dnde
iran a parar aquella noche dando por cierto que lo haran en el campo. Esto
consideraban, cuando vieron a poca distancia y cerca del camino real una casa
donde entraron a pedir posada. Hallaron un hombre venerable con su esposa y
un nio, quienes muy gustosos los hospedaron, y dieron de cenar con especial
aseo y cario. Despedidos los padres por la maana y dando las gracias a sus
bienhechores, siguieron su jornada, donde a poco trecho encontraron unos
arrieros que les preguntaron dnde haban parado aquella noche? Y
dicindoles que en la casa inmediata al camino, respondieron: Qu casa? En
todo el camino que anduvieron ayer ni hay casa ni rancho en muchas leguas.
35
Palu Francisco, Relacin, pp. 44-45.
36
Ib. p. 47.
33
Quedaron los padres admirados, mirndose unos a otros y los arrieros
ratificndose en lo dicho de que no haba tal casa en el camino. Los misioneros
atribuyeron a la divina providencia el haberlos favorecido con aquel hospicio y
que, sin duda, seran los que lo habitaban Jess, Mara y Jos, pensando, no slo
en el aseo y limpieza de la casa (aunque pobre) y el cario afectuoso con que los
haban hospedado y regalado, sino en el consuelo interior y extraordinario que
all haban sentido sus corazones
BAJA CALIFORNIA
Por orden del rey de Espaa Carlos III, el 2 de abril de 1767 fueron
expulsados todos los jesuitas de los territorios espaoles. Esta orden se ejecut en
Mxico el 22 de junio, cuando los 178 jesuitas de la Nueva Espaa fueron
tomados prisioneros para encaminarlos a Veracruz y de ah llevarlos a Crcega.
Entonces era visitador general de Espaa en Mxico, Jos Glvez, de origen
humilde y con una gran capacidad de trabajo. De 1767 a 1771 fue la verdadera
autoridad de Mxico en nombre del rey, por encima del virrey. Este gran hombre
apoy mucho las misiones y tuvo un gran afecto y respeto por el padre Junpero.
Era buen cristiano, no olvidando nunca que, siendo nio, un anciano sacerdote le
37
Palu Francisco, Relacin, pp. 48-50.
34
haba iniciado en el latn y haba sufragado sus estudios. El rey lo nombr en
1771 ministro universal de las Indias y, antes de morir en 1786, lo nombr
marqus de Sonora.
Pues bien, Glvez orden que, para sustituir a los jesuitas de la Baja
California, fueran otros 16 franciscanos del Colegio San Fernando. Otros
franciscanos del Colegio de Quertaro y de Jalisco los sustituiran en Sonora. Por
este motivo, los franciscanos dejaron las misiones de Sierra Gorda a los
sacerdotes diocesanos y as pudieron hacerse cargo de la Baja California. El
padre Junpero ira a la Baja California como Superior o Presidente de los
franciscanos.
38
Palu Francisco, Relacin, p. 56.
39
Palu Francisco, Relacin, p. 57.
35
Al llegar cada uno a su misin correspondiente, las encontraron
devastadas. Despus de haber sido abandonadas por los jesuitas expulsados, el
gobernador haba encomendado su administracin, hasta la llegada de los nuevos
misioneros, a soldados-comisarios para evitar que los indios las saquearan, pero
ellos lo hicieron en su lugar. Vaciaron graneros y bodegas; y algunos de ellos,
salvo raras excepciones, se enriquecieron vendiendo carne y comindola sin
control. En poco ms de seis meses, hubo quien mat 600 reses, otro 400 y otro
300. Al llegar los franciscanos, los soldados seguan siendo los administradores
econmicos y daban una racin a los religiosos. Esto ocasion graves
dificultades prcticas, pues los indios, al ver que los misioneros no tenan
autoridad y no podan darles nada, se alejaron de la misin y regresaron a sus
rancheras.
Esta fue una de las principales causas de los muchos atrasos y problemas
que hubo entre los religiosos y los jefes militares de las misiones y que
retardaron la evangelizacin y colonizacin.
36
sobre todo, misionero audaz y emprendedor que lleg a la Baja California en
1697, despus de haber trabajado entre los indios de Sonora, que le tenan
verdadero amor. Segn decan, l vala ms que mil soldados para contener a los
indios. l particip en ms de 40 expediciones en Sonora, Sinaloa, Arizona y
Baja California. Fund 20 misiones y en la actualidad su estatua se halla en el
Capitolio de Washington, representando al Estado de Arizona, entre los
fundadores de la patria norteamericana.
ALTA CALIFORNIA
A los pocos das de llegar a sus destinos los nuevos misioneros de Baja
California, el visitador general Jos Glvez recibi rdenes de Madrid de tomar
medidas urgentes para frenar la expansin rusa por las costas del Pacfico. Se
tenan noticias de haber visto naves rusas por la California Norte. Este fue el
detonante poltico para la gran empresa misionera de fray Junpero, que dejar
huella en la historia universal. Si Rusia no hubiera amenazado con apoderarse de
los puertos del Pacfico Norte, pues tenan factoras en Alaska y en algunos
puntos de Norte de Canad, quizs nunca se hubiese preocupado Espaa de
fundar misiones y evangelizar a los indgenas de la Alta California; pero Dios se
sirvi de la poltica para llevar el mensaje del Evangelio a aquellos pueblos.
37
cuando pareca que todo iba a terminar en un fracaso, fue fray Junpero, que
siempre confiaba en la providencia de Dios. Glvez le comunic sus proyectos al
padre Junpero y l se ofreci, comenzando a visitar a los misioneros para
animarlos en esta empresa.
38
dije que se encaminasen a su misin que ya al padre le iba maz por mar en la
canoa de Muleg. Me ech a descansar y ellos a rezar juntos y concluyeron
cantando una letra del amor de Dios muy tierna y, como los de aquella misin
con razn tienen la fama de cantar con especial dulzura y habilidad, tuve, con
orles, un buen rato de consuelo 40.
CUARTA PARTE
FUNDADOR DE MISIONES
MISIN DE VELICAT
39
con el intrprete, les hice saber que echasen la voz de que no haba que tener
miedo ni recelos y que el padre sera muy su amigo... Que ellos no hurtasen de
las reses que iban por el campo, sino que en teniendo necesidad viniesen a pedir
al padre Campa y les dara siempre lo que pudiese 42.
- Pues hijo, haz cuenta que yo soy una bestia y que esta llaga es una
matadura de que ha resultado la hinchazn de la pierna. Los dolores son
tan grandes que no me dejan dormir. Hazme el mismo medicamento que
aplicaras a una bestia.
42
Diario en Escritos, tomo 1, p. 173.
43
Palu Francisco, Relacin, p. 73.
40
pierna, dejndole puesto en la llaga el emplasto. Y obr Dios de tal suerte que se
qued dormido aquella noche hasta el amanecer, que despert tan aliviado de
sus dolores y llaga que se levant a rezar maitines y Prima como tena por
costumbre y, concluido el rezo, dijo la misa como si no hubiera padecido tal
accidente. Quedaron admirados as el gobernador como los dems de la tropa,
al ver en el padre tan repentina salud y alientos para seguir la expedicin, sin
que por su causa hubiese la ms mnima demora 44.
Tuvieron que ser muy precavidos, pues debieron pasar por tribus hostiles.
Tambin en el camino desertaron varios de los indios amigos de la Baja
California, temerosos de que los dejaran para siempre en San Diego. Escribe fray
Junpero: El 25 de mayo se asomaron desde un montecito tres gentiles. Enviamos
dos indios de la comitiva para que los convidasen, que ramos sus amigos, pero
huyeron y nada se logr.
44
Ib. pp. 73-74.
45
Diario en Escritos, tomo 1, p. 173.
41
estaba asustadsimo y muy turbado... Preguntado por su nombre, dijo llamarse
Axaju. Pusmosle delante a nuestro Axaju, higos pasos, carne y tortilla para
que comiese. Algo comi, pero poco siempre, con su turbacin, y tomando con la
mano un puado de polvo y, encaminndoselo a la boca, dijo pinole. Nos
admiramos de dnde sabra de pinole. Se le sac un jarro de l en polvo, tom
un poco y parece que no le gust. Se le hizo otro jarro desledo en agua, que se
sorbi todo Dijo que vena enviado de su capitn para que nos espiase para
que al salir del camino adelante, dicho capitn con su ranchera y otros cuatro
con las suyas, que ya todos estaban convocados, escondindose tras de unas
peas, saliesen a matar al padre y su comitiva, aunque fuesen muchos. Le
perdonamos muy gustosos sus tales intenciones y, bien regalado, lo
despachamos a que contase a su gente el cmo lo habamos tratado y lo que
habamos dicho y que viniesen a verse con nosotros, pero ninguno lleg; aunque
esta tarde se han divisado algunos en la misma cumbre
46
Diario en Escritos, tomo 1, pp. 179-183.
42
pona delante y retardaba el andar de su cabalgadura. Y certificado el
gobernador por testigos de vista y confesin del reo del burricidio, le priv del
oficio, mand quitarle las armas, lo conden a seguir la expedicin a pie y a
que pague la burra cuatro veces, esto es, en 40 pesos. Aqu una yegua pari una
hermosa mulita y, considerando que el tierno animal no podra seguir a los
dems, se adjudic a los indios, quienes prontamente la desollaron y, puesta en
pedazos a la lumbre, empezaron a regalarse con sus frescas y tiernas carnes 47.
47
Diario en Escritos, tomo 1, p. 203.
48
Diario en Escritos, tomo 1, p. 206.
43
cogen de la manga. Si a todos los que me han propuesto esta su vocacin, lo
hubiera concedido, ya tendra una comunidad grande de gentiles frailes 49.
Del barco San Antonio haban perecido ocho marineros. El San Jos haba
naufragado con todos sus pasajeros y carga. La tripulacin del San Carlos sufri
mucho.
49
Diario en Escritos, tomo 1, p. 209.
50
Ib. p. 211.
51
Diario en Escritos, tomo 1, p. 214.
44
El problema haba sido que no encontraban el puerto de San Diego,
creyendo que estaba a la altura de 33 a 34 grados, cuando en realidad estaba en
los 32 grados y 34 minutos. Por ello les falt el agua y arribaron a una isla para
conseguirla, pero era tan mala que todos se enfermaron de escorbuto.
Los indios de esos lugares eran intrpidos y ms altos que los de la Baja
California. Eran inteligentes y hbiles comerciantes, pero suspicaces, prfidos,
avariciosos y muy dados al robo. Los hombres iban desnudos, pero las mujeres
iban cubiertas con mandiles hechos de hojas, o de pieles de ciervo o de foca.
Tanto hombres como mujeres mostraban la cara pintada y los varones llevaban
taladrados los lbulos de las orejas. Vivan en chozas primitivas hechas de
arbustos y caas. No saban escribir y practicaban cierta forma de idolatra con
relacin al sol y a la luna, y con ciertos seres que suponan vivan en el cielo.
Alrededor de San Diego haba unos 20 poblados indios y las guerra eran
frecuentes entre ellos. Cada poblado era gobernado por un jefe que tena una sola
esposa, pero que la despeda a voluntad para conseguirse otra. Quemaban los
cuerpos de los difuntos y todo lo que era suyo para olvidar su memoria. Tenan
hechiceros o curanderos que fingan curar, chupando las partes afectadas y
extrayendo objetos de su propia boca, como si los sacasen de la herida o llaga.
En una carta que escribi al padre Andrs, Superior del Colegio San
Fernando, le deca: Los indios, a quienes al principio se consinti por los
soldados cualquier llaneza (confianza), vindonos tan pocos, tantos que
continuamente enterrbamos y tanto nmero postrado en cama, el da de la
Asuncin (15 de agosto de 1769), pensaron poder fcilmente acabar con
45
nosotros; principalmente, cuando de los pocos vieron salir cuatro para la playa
que iban a remudar escolta Entraron de golpe y los cuatro soldados que haba
tomaron las armas. Se rompi la guerra y hubo heridos de los nuestros y de los
suyos, pero quien llev ms recio golpe fue un mozo espaol al primer tiro
se me entr en mi enramadita, derramando tanta sangre de las sienes y boca
que, al poco rato de haberlo absuelto y auxiliado a bien morir, muri a mis pies,
ahogado en su sangre Slo cuatro hombres dispararon de los nuestros y de
ellos ms de veinte. Yo me estaba con el difunto, considerando muy factible el
acompaarlo, pero pidiendo a Dios que sin prdida de alma alguna quedase el
triunfo por la fe catlica. As fue gracias a Dios. A ms del difunto, quedaron
heridos el padre Vizcano, un herrero de Guadalajara y un indio cristiano 52.
A los pocos das vinieron los indios a pedir paz y que atendieran a sus
heridos. El doctor Prat, que an estaba convaleciente, los cur a todos. A los
indios les conmovi ver que no les guardaban rencor y, a partir de ese momento,
se presentaron a la misin sin armas. Sus mujeres procuraron a su manera
completar la reconciliacin. Al ver en la capilla el pendn que representaba a la
Virgen con el Nio Jess, pensaron que la Virgen demacrada, careca de leche
para criar a su hijo y pensaron en suplirla. Entonces, varias indias, metiendo sus
abultados senos por entre los barrotes de la puerta de la capilla, pedan con
insistencia que le trajeran al Nio Jess para amamantarlo.
52
Carta al padre Juan Andrs del Colegio San Fernando, San Diego a 10 de febrero de 1770; Escritos,
tomo 1, pp. 236-237.
46
cien personas, decidi que, si para el da 14 de marzo no llegaban vveres,
abandonaran la misin de San Diego
Fray Junpero slo le rog que esperara hasta el da 19, fiesta de san Jos,
dicindole: Confo en que el patrono de la expedicin no nos abandonar. As se
decidi. A medida que pasaban los das, se perdan las esperanzas de continuar
en la misin. Empezaron a empaquetar las cosas, pero fray Junpero ya haba
tomado una decisin heroica: quedarse con el padre Cresp, aunque no tuvieran
que comer. As se lo escribi al padre Andrs del Colegio San Fernando de
Mxico: Yo pido a Vuestra reverencia la santa bendicin y licencia para andar
por estas tierras, a la providencia del Altsimo, cuando faltan las humanas
providencias y, para mi compaero, el padre Cresp, que supongo no se apartar
de mi lado hasta que Dios disponga otra cosa 53.
53
Carta al padre Andrs del Colegio San Fernando, San Diego, el 10 de febrero de 1770; Escritos, tomo
1, p. 238.
47
para la funcin de primera misa y ereccin del Santsimo estandarte de la cruz
en esta tierra y quedamos en uno convenidos.
A Dios sean dadas las gracias por todo, que mientras yo las daba
(dejadas ya las vestiduras sagradas) de la misa de aquel da, los seores
oficiales hicieron el acto y auto de posesin de aquella tierra en nombre de su
majestad catlica, levantando y tremolando de nuevo el real estandarte,
arrancando yerbas, removiendo piedras, y dems ceremonias del derecho, todo
48
acompaado de sus vtores, repiques, tiros etc., y con esto, y comer despus
todos juntas en la playa, se concluy la funcin 54.
Cuando llegaron los espaoles a Monterrey, vieron que la cruz que haban
colocado en la primera expedicin, estaba rodeada de flechas y con plumas de
colores hincadas en tierra y una sarta de sardinas todava medio frescas, colgadas
de una vara al lado de la cruz y otra con un trozo de carne y un montoncito de
almejas. Cuando los recin bautizados pudieron expresarse en espaol,
explicaron que la primera vez que vieron a los espaoles advirtieron que todos
traan en el pecho una muy resplandeciente cruz y que, cuando se volvieron de
54
Carta del padre Junpero al padre Andrs desde Monterrey el 12 de junio de 1770; Escritos, tomo 1,
pp. 249-250.
55
Carta al padre Andrs desde Monterrey del 12 de junio de 1770; Escritos, tomo 1, p. 251.
56
Carta al Visitador general Glvez desde Monterrey el 2 de julio de 1770; Escritos, tomo 1, p. 262.
49
all, dejando aquella cruz grande en la playa, fue tanto el temor que se les
infundi que no les permita acercarse a tan sagrada seal, pues la vean llena
de lucidos resplandores, cuando, ausentados aquellos (resplandores) con que el
Sol ilumina al da, prevalecan las sombras de la noche, advirtindola con tales
creces que les pareca elevarse hasta la suprema celsitud; pero mirndola de da
sin estas circunstancias y en su natural extensin, se arrimaron a ella y
procuraron congraciarla para con ellos, para que no les hiciese dao alguno. Y
le ofrecan en obsequio aquella carne, pescados y almejas; y, causndoles
admiracin el ver que no coma, le ofrecieron sus plumajes y flechas en
significacin de que queran paz con la santa cruz y con las gentes que all la
haban puesto.
Dijo tambin que a todos les pareci que aquello era cosa muy buena,
aunque no saban por qu y la estimaban mucho. De esta noticia que en extremo
me alegr hice nimo de informarme con la posible exactitud en llegando ac.
Hice la diligencia y, no slo hall convenir en ello todos, sino el asegurarme que
ms suceda con los santos cristos de pecho de los padres y de las cruces de los
rosarios de los soldados...
Otra cosa, segn dicen, es que en varias ocasiones vieron bajar del cielo
una gran muchedumbre de pajaritos de varios colores, hermossimos y cuales
nunca haban visto, y que salan al encuentro y como a recibir a los nuestros; y
que, topndolos, los acompaaba largo rato 58.
57
Palu Francisco, Relacin, p. 106.
58
Carta al padre Francisco Palu desde Monterrey, el 18 de julio de 1774; Escritos, tomo 2, pp. 225-226.
50
PROBLEMAS CON LAS AUTORIDADES
El padre Junpero tuvo que escribirle al virrey: Con mucho ceo el oficial
me vino a reprender: Por qu los padres bautizan a tantos?. Eso no se debe
hacer hasta que los misioneros levanten cosechas. Lo haca receloso de que le
pidisemos comida para ellos. Pero toda aquella cristiandad le sali barata,
porque, a pesar de haber dos barcos bien cargados y anclados en el puerto, no
probaron ni una cucharada de pozole ni de atole (gachas de maz) 61.
59
Miglioranza Contardo, o.c., p. 180.
60
Carta al padre Francisco Palu desde Monterrey del 21 de junio de 1771; Escritos, tomo 2, p. 40.
61
Miglioranza Contardo, o.c., p. 181.
51
Gobernador o comandante militar. Slo logr atraer a algunos indios de los
alrededores, que lo llamaban el anciano padre, y bautizar a 20 de ellos.
Otro problema que le hizo sufrir mucho fue la enfermedad del padre Juan
Cresp. Sufra de escrpulos, tiritaba de fro, tosa noche y da, padeca de la
vista, de dolor de cabeza y de pecho. Y, por ello, deseaba alejarse de aquel lugar,
que para l era malsano.
62
Fue trasladada el 24 de agosto de 1771.
63
Miglioranza Contardo, o.c., p. 186.
52
Junpero lo acarici y agasaj y esa misma tarde comenzaron a venir otros,
intercambiando regalos. Los misioneros se preocuparon de aprender el idioma de
los nativos cuanto antes. Fue la nica misin que nunca les dio problemas y s
muchos consuelos.
El padre Pieras, en una carta que escribi el 2 de junio desde San Antonio,
escriba que un da haba bautizado 29 adultos. Escribe Palu que a los dos aos
de fundada la misin de San Antonio ya haba 158 cristianos. Entre ellos haba
una mujer que nombraron gueda, tan anciana que, segn su aspecto,
representaba tener de edad cien aos. Fue sta a pedir a los padres el bautismo
y, habindole preguntado la causa de querer ser cristiana, respondi que, siendo
ella de corta edad, oa referir a sus padres la venida a aquellas tierras de un
hombre que vesta el mismo hbito que los religiosos y que, acordndose de esto
se haba movido a ser cristiana. No dando crdito los padres al dicho de la
anciana mujer, se informaron de los nefitos y, unnimes todos, respondieron
que as lo haban odo decir a sus antepasados, y que era general tradicin de
unos a otros. Al or esta noticia me acord luego de la carta que en el ao 1631
escribi la Madre Sor Mara de Jess de greda a los misioneros empleados en
las espirituales conquistas del Nuevo Mxico en que, entre otras cosas les dice
que Nuestro Padre San Francisco llev a estas naciones del norte a dos
religiosos de su Orden para que predicasen la fe de Jesucristo, los cuales no
eran espaoles, y que, despus de haber hecho muchas conversiones, padecieron
martirio 65.
El padre Pieras, que fue quien bautiz a gueda, le cont este suceso por
carta del 2 de junio desde San Antonio a su Superior del Colegio San Fernando
de Mxico. gueda le dijo que el misionero franciscano haba realizado cuatro
visitas al Valle de los Robles y que vino solo, descendiendo del cielo. Esto se lo
haba odo ella a su abuelo, que haba visto al padre volador. Y lo mismo
aseguraban otras mujeres indias que contaban lo mismo.
64
Al virrey Bucareli de Ciudad de Mxico, el 21 de mayo de 1773, Escritos, tomo 2, p. 122.
65
Palu Francisco, Relacin, p. 124. Sobre este punto hemos hablado en el captulo sobre la Madre
Mara de Jess de greda.
53
En la misin de Santa Cruz de California, que fue fundada en 1791,
tambin exista la misma tradicin, semejante a la de San Antonio. Los padres
Marcelino Marqunez y Jaime Escude, al responder un cuestionario el 30 de abril
de 1814, declararon que los indios conservaban la tradicin de sus antepasados
de que en ciertos tiempos pasados una famosa mujer extranjera vino como
misionera a estas regiones. Esto parece confirmar el hecho de la predicacin
apostlica de la venerable Mara de Jess de greda en California. Este
documento se guarda en los archivos de la misin actual de Santa Brbara en
California.
Otro punto importante de esta misin de San Antonio, que cuenta Palu,
se refiere al ao 1780. Fue tan fuerte la helada que cay el da primero de
Pascua de Resurreccin que una gran sementera de trigo, espigado ya todo y en
flor, qued tan seco como el rastrojo por el mes de agosto. Fue este accidente de
grande desconsuelo para los indios, y mucho mayor para los padres,
considerando los muchos atrasos que se siguen cuando falta el alimento a la
misin, pues es preciso vayan los nefitos por los cerros en busca de semillas
silvestres para alimentarse como cuando eran gentiles.
66
Palu Francisco, Relacin, pp. 125-126
54
buscaban el sitio concreto para construir la misin, un nutrido grupo de indios
armados se present en son de guerra.
67
Palu Francisco, Relacin, p. 130.
68
Carta al virrey Bucareli desde Ciudad de Mxico el 21 de mayo de 1773, Escritos, tomo 2, pp. 124-
125.
55
decan que curaban, provocaban la lluvia, consultaban a los buenos espritus y
reciban sus repuestas. Al bho, precursor de la muerte, jams lo mataban; al
guila calva la respetaban y celebraban una fiesta en su honor.
Todo iba bien. Pero no dur ms que lo que tard el seor oficial Fages
ejercer su dominio sobre aquella tierna planta Mand al cabo que no
permitiese entrar en la misin ms que cinco gentiles. Si venan seis, haban de
desechar uno y, si haba alguno dentro, aqullos haban de salir primero, porque
no podan estar dentro ms de cinco. Como los soldados con las armas en la
mano ejecutaban dicha orden, mientras los indios venan sin arma alguna,
comenzaron a disgustarse... Con esto y ms se iban alborotando los gentiles,
pretendiendo entrar por fuerza y como los soldados hacan su oficio con ms
rigor, cuanto mayor hallaban en los gentiles resistencia, comenzaron stos a
hacer corrillos por los contornos de la misin con indicios de guerra.
Por este motivo y por las repetidas deserciones de soldados por el maltrato
que les daba el capitn Fages hubo de suspenderse el establecimiento de la
misin de San Buenaventura. Felizmente los indios fueron olvidando los agravios
y a los dos aos haba ya 73 bautizados y 13 aos ms tarde haba 1.019.
69
Carta al virrey Antonio Bucareli y Ursa desde Ciudad de Mxico el 21 de mayo de 1773; Escritos,
tomo 2, pp. 124-127.
56
MISIN DE SAN LUIS OBISPO
Los primeros meses de 1772 fueron muy duros y tristes para el padre
Junpero. Debido a los sucesos de San Gabriel, Fages no quiso dar escolta para
fundar la misin de San Buenaventura. Ese ao los espaoles padecieron mucha
hambre, porque los barcos que deban llegar con vveres, se retrasaron tres meses
por el mal tiempo. Fages tuvo que enviar soldados al valle de los osos para traer
carne de oso y paliar un poco el hambre.
VIAJE A MXICO
70
Hijo de un rey de Npoles, san Luis de Anjou o San Luis obispo, naci el ao 1274. Se hizo
franciscano y muri obispo de Tolosa (Francia) en 1297.
57
Entretanto nuestro impetuoso Junpero segua su camino a Mxico.
Despus de recorrer 250 kilmetros llegaron a Guadalajara, a 120 leguas de
Mxico. l con su compaero Juan Evangelista cayeron gravemente enfermos
con sarampin y fiebres malignas. l oraba mucho para que el Seor sanara al
menos al indgena para que no dijeran en su tierra que lo haban matado y
echaran la culpa al padre Junpero. Felizmente, pudieron recuperarse y
continuaron su camino. Recorrieron otros 450 kilmetros y llegaron a Quertaro.
El padre sufri otra recada y se pens en sacramentarlo por lo grave que estaba,
pero pudo recuperarse. Despus de otros 270 kilmetros llegaron a Mxico,
donde pasaron una noche en oracin en el santuario de la Virgen de Guadalupe.
All le cont al indio las maravillas de la Virgen de Guadalupe y su aparicin a
Juan Diego. Al da siguiente entraron al Colegio San Fernando. Era el 6 de
febrero de 1773. Junpero estaba muy cansado, desfigurado y flaco 71.
LA CIUDAD DE MXICO
71
Palu Francisco, Relacin, p. 151.
72
Carta a su sobrino Miguel de Petra desde Ciudad de Mxico, el 4 de agosto de 1773; Escritos, tomo 2,
p. 148.
58
Japn. Haba calles con distintos artesanos como la calle de los plateros, de los
orfebres, de los carpinteros, herreros...
Por la ciudad circulaban muchos coches de caballos, de los que haba unos
3.000. A primera vista se notaban las diferencias sociales entre los blancos, los
mestizos y los negros. El centro de la ciudad lo ocupaba la plaza de Armas con el
palacio virreinal y la catedral; y muy cerca estaban las universidades Real y
Pontificia.
59
La formacin y el gobierno de los indios deba corresponder a los
misioneros, a no ser cuando se tratara de delitos de sangre. La capital de la
comarca y el cuartel general deba estar en Monterrey y no en Loreto. Cada
misin necesitaba algunos agricultores, vaqueros y arrieros, para autoabastecerse
con la agricultura y ganadera y ensear estos oficios a los indios. Se deba
favorecer la inmigracin de colonos y familias cristianas. Era necesaria la
inviolabilidad del correo de los misioneros como lo tenan los soldados. Haba
que llamar seriamente la atencin al comisario del puerto de San Blas por enviar
maz agorgojado y costales tan gastados, que se perda mucha harina. Era urgente
tener ms mulas de carga, se deba enviar cuanto antes un mdico, ya que el
nico que haba, el doctor Prat, haba fallecido. Haba que favorecer con alguna
gratificacin, como una par de vacas, una mula y un terreno, a los soldados que
se casasen con indias. Se deba conceder amnista a los soldados desertores, a la
llegada del nuevo comandante.
El virrey acept sus puntos de vista y dio las rdenes del caso para que se
cumplieran. El punto ms importante de todos era que el gobierno, control y
educacin de los indios bautizados, deba corresponder exclusivamente a los
misioneros.
Antes de que fray Junpero regresara a su amada California con sus indios,
el virrey le pidi su consejo sobre la conveniencia de abandonar el puerto de San
Blas, como pedan algunos, y que el transporte se hiciera con caravanas de
mulas. El padre Junpero se lament de semejante disparate y le escribi en diez
pginas el por qu de la necesidad de conservar este puerto. Porque el tipo de
transporte en mulas sera ms difcil y, a veces, moralmente imposible; y tambin
ms costoso que el actual por barco. Adems, los males fsicos y morales que
ocasionara seran ms graves que toda ventaja. El virrey atendi su consejo. Por
eso, algunos historiadores han llamado al padre Serra el salvador del puerto de
San Blas.
60
nuestro catlico monarca, ha sido el nico mvil de mi trabajosa venida a
Mxico.
EL REGRESO
Fray Junpero regresaba a su California con doce mil pesos que le haba
proporcionado el virrey. En Quertaro compr cientos de metros de pao azul.
En Guadalajara contrat artesanos y obreros para las construcciones y compr
dos mil cuartillos de maz y de harina. All se enter de que el sustituto de Fages
era el capitn Fernando Rivera. Lleg al puerto de San Blas a primeros das de
1774 y all encontr la fragata Santiago, ya terminada. Se embarc en ella el 24
de enero y, despus de hacer escala en San Diego y Monterrey, el Santiago tena
rdenes de proseguir viaje para reconocer las costas del Pacfico Norte para
prever futuras misiones.
Durante las siete semanas de viaje a San Diego tuvo que lamentar la
muerte de uno de los obreros contratados, el joven Francisco Ramrez. Fue la
primera vez que vio echar un cadver al mar. Desembarc en San Diego el 13 de
marzo de 1774. Con la fragata llegaban los vveres y se acababa el hambre que
haban padecido. Se haban salvado gracias a la ayuda del maz cosechado en San
Gabriel. A partir de entonces, ya las misiones pudieron bastarse a s mismas y no
hubo ms hambre.
Una gran alegra que recibi y que, en parte, se debi a sus gestiones con
el virrey, fue la llegada de la expedicin de Juan Bautista Anza que, desde
Sonora, atravesando el ro Colorado, haba arribado a San Gabriel, abriendo as
un camino por tierra para el futuro establecimiento de colonos y sus familias en
la regin cercana a la baha de San Francisco.
61
sino que yo lo hago motu proprio, de mi sola y espontnea voluntad. No sepa
el mundo que este intil religioso ha hecho servicio alguno a la corona y
reptese todo a Don Pedro Fages como si l lo hubiese ejecutado, y yo, con el
favor de Dios, procurar aumentarle el tal mrito, haciendo, mientras me dure la
vida, cuanto alcanzasen mis fuerzas para dilatar en estas tierras la fe santa y los
dominios de nuestro catlico soberano, a quien Dios guarde73.
LLEGADA A MONTERREY
Una de sus mayores alegras era ver cerca de cien nios, rezando,
cantando y jugando felices. Escribe al respecto: El ver aqu (en Monterrey) un
centenar entre nios y nias casi de un mismo tamao cmo rezan y responden
solitos a todas las preguntas de la doctrina cristiana, cmo cantan, van
vestiditos de manta y sayal rayado, juegan contentos y se pegan al padre, como
si siempre lo hubiesen conocido, es espectculo tierno y muy para alabar a Dios.
73
Carta al virrey Bucareli desde Monterrey el 19 de julio de 1774; Escritos, tomo 2, p. 236.
74
Libro de entierros de San Diego del 18 de setiembre de 1776; Escritos, tomo 5, p. 216.
62
trabajan. Todo lo que junto con los que debe obrar Dios Nuestro Seor a sus
interiores, quin duda que los ha de enamorar? 75.
Cuando veo en esta Misin (de Monterrey), donde ayer no se haba odo
el nombre de Dios ni de Jesucristo, ms de doscientas almas entre cristianos y
catecmenos que tres veces al da comen de nuestra mano, rezan, cantan y
trabajan y por ellos tenemos unas sementeras de trigo, maz, frejol, habas, ajos y
una huerta con miles de coles, lechugas y todo gnero de hortalizas y que,
cuando nos desocupemos de quehaceres del barco, podremos aumentar el
nmero de cristianos casi cuanto quisisemos, cmo no tengo que desear ver
multiplicados estos establecimientos en tanto campo inculto (sin cultivar) en
donde, si se pusiese mano a la labor, sucedera lo mismo as en lo espiritual que
en lo temporal? 76.
75
Carta al virrey Bucareli desde Monterrey el 24 de agosto de 1774; Escritos, tomo 2, pp. 244-245.
76
Carta al virrey Bucareli desde Monterrey, del 21 de junio de 1774; Escritos, tomo 2, p. 201.
77
Carta al padre Juan Sancho desde Monterrey, del 6 de agosto de 1784; Escritos, tomo 5, p. 171.
63
ver ahora cristiano a su jefe y ofrecieron buena esperanza de imitarlo. Firmo en
testimonio de todo. Fray Junpero Serra.
64
Conquistadora. El visitador se la haba prestado al padre Junpero para la toma
de posesin de Monterrey y fue devuelta a su dueo, pero, ms tarde, el mismo
Glvez la devolvi y se qued definitivamente en la misin de San Carlos 78.
78
La imagen de Nuestra Seora de Beln era objeto de especial veneracin por los marinos que
recalaban en Monterrey. Los marinos portugueses, antes de zarpar de Lisboa, la visitaban en su gran
santuario a las afueras de la ciudad. Esta devocin pas de Portugal a Espaa. Los marinos de la
goleta Sonora, al regresar a Monterrey, visitaron la imagen agradecidos. El ao 1798 hasta le pusieron
una corona de plata en cumplimiento de otro voto; y le colocaron la siguiente inscripcin: Por
devocin del teniente naval Don Juan Bautista Matute, comandante de la fragata Pursima
Concepcin. Dedica esta corona en cumplimiento del ao 1798. En la poca de la confiscacin de los
bienes de la iglesia a la hora de la independencia de Mxico, fue entregada esta imagen a una dama de
origen hispano-indio, que la traspas a sus herederos. La familia la devolvi en 1944 a la misin de
San Carlos y fue colocada en un nicho del retablo del presbiterio al lado del evangelio, no lejos de la
sepultura del padre Junpero. Esta imagen es, sin duda, la ms antigua e histrica imagen de
California.
79
Geiger Maynard, o.c., tomo 2, p. 18.
80
Carta al virrey Bucareli desde Monterrey del 12 de octubre de 1775; Escritos, tomo 3, p. 120.
65
DESTRUCCIN DE SAN DIEGO
El padre Jaime, al ver que algunos de los asaltantes eran cristianos, sali
haca ellos, gritando el saludo acostumbrado Amad a Dios, hijos! Lo cogieron y
lo llevaron al arroyo cercano, lo desnudaron y le arrojaron ms de una docena de
flechas, masacrando su rostro. Todos los que quedaban en la misin empezaron a
rezar, pidiendo la ayuda de la Virgen y de San Diego. Los soldados disparaban
sin cesar. El padre Fuster escribi al padre Junpero una carta quince das
despus, narrando los acontecimientos: Despertado sobresaltado hacia la una de
la madrugada por disparos y gritos, me precipit al cuerpo de guardia, en donde
los soldados estaban disparando. Slo el incendio, prendido ac y acull,
iluminaba la noche. Los indios rodeaban la misin aullando a muerte, unos
disparando flechas, otros piedras, otros tizones y ramas encendidas. El recinto
66
haba sido forzado por ese lado, y ya ardan la fragua y la residencia. El tejado
del cuerpo de guardia empezaba a arder.
67
estaban tumbados de bruces. Yo tena el cajn de plvora en las rodillas; con
una mano lo resguardaba con mi hbito; con la otra, me protega la cabeza con
una almohada. Las flechas volaban en enjambre en derredor nuestro. Una se
clav en mi almohada. Rechazbamos las ramas en ascuas a medida que nos
llegaban. Varias cayeron encima del cajn en el momento en que lo abran. Pero
Dios permiti que ninguna rozara la plvora. El cabo recibi una herida, de la
que no dijo palabra para no asustarnos. nicamente se enfureci an ms...
Pero esa noche de horror, venerado padre, no se puede contar. Eso debe ser el
purgatorio. Cuntas promesas y oraciones le hicimos al cielo! Cmo
anhelbamos la luz del da para salir de aquellas tinieblas llenas de gritos de
muerte y de incendios!...
Poco antes del alba registrse cierta calma. Los arqueros dejaron de
disparar, aunque los dems no dejaran de aullar y de lapidarnos. Los guerreros
se reagrupaban; se concertaban con los que regresaban del presidio. El combate
se reemprendi con el da. Entonces cre de veras que estbamos perdidos.
Ahora los asaltantes ya eran ms de mil. En ese momento fue cuando tuve el
dolor de reconocer a algunos de nuestros nefitos, mis amadsimos hijos,
recorriendo las filas, transmitiendo rdenes y excitando a los guerreros para que
acabaran con nosotros.
- Muerto o vivo?
- Muerto!
68
- Triganlo!
69
de seguridad, y de que la guardia patrulla a caballo en torno al puesto, vivimos
en estado de alerta continua. Una noche omos gritos de guerra, respondindose
de un bosque al otro, en las montaas. Nuestros enemigos se vanaglorian de que
pronto han de regresar en nmero ms crecido para dar el asalto final, ya que el
primer ataque, cual ellos dicen, slo ha sido un ensayo destinado a probar
nuestras fuerzas... Aguardo las instrucciones de vuestra reverencia para
reconstruir la misin... Os dir, empero, que perd confianza en mis propios
nefitos? Y esto es, ay!, lo que ms pena y desaliento me causa 81.
Al leer esta carta, fray Junpero exclam: Alabado sea Dios! Sobre la
tierra regada con la sangre de ese joven misionero, en adelante se multiplicaran
las conversiones.
Con slo dos hombres que hicieron fuego en todo tiempo, se libraron
muchas vidas, que, sin dicha defensa, se hubieran perdido. Ahora, despus de
muerto el padre, abrasada la misin, perdidos sus muchos y ricos ornamentos,
vasos sagrados, imgenes, libros de bautismos, casamientos, entierros, todos los
utensilios de sacrista, casa y campo, ahora se juntan las fuerzas de los presidios
para remediarlo83.
81
Englebert Omer, o.c., pp. 220-223.
82
Carta al virrey Bucareli desde Monterrey del 15 de diciembre de 1775; Escritos, tomo 3, pp. 166-167.
83
Ib. p. 169.
70
En esta misma carta le pide al virrey clemencia para los asesinos. Le
escribe: Excelentsimo seor, una de las cosas principales que ped al Visitador
general en el principio de estas conquistas fue que, si los indios, fuesen gentiles
o cristianos, me mataban, se les haba de perdonar; y lo mismo pido a Vuestra
Excelencia Que mientras el misionero vive, le guarden y escolten los soldados
es muy justo. Yo no desprecio para m este favor; pero, si ya lo mataron, qu
vamos a buscar con campaas (de represalia)?
Dirn que escarmentarlos para que no maten a otros. Yo digo que, para
que no maten a otros, hay que guardarlos mejor; y al matador dejarle para que
se salve, que es el fin de nuestra venida y el ttulo que la justifica. Darle a
entender con algn moderado castigo que se le perdona en cumplimiento de
nuestra ley, que nos manda perdonar injurias; y procrese, no su muerte, sino su
vida eterna 84.
84
Ib. p. 170.
85
Carta al padre Francisco Pangua desde San Diego, del 7 de octubre de 1776; Escritos, tomo 3, p. 227.
71
restauracin de las misiones. El padre Junpero restaurada la misin de San
Diego, a fines de octubre, emprendi el camino de Capistrano. Escribi al virrey
sobre el lugar escogido para la misin de Capistrano: Se escogi un sitio
abundante en agua, tierra, pastos, madera, lea y, principalmente, en rancheras
que he visitado; se me pintan (muy agradables). Su instruccin no ser difcil,
como ha sido en las dems misiones antes de sta fundadas, y porque, aunque el
idioma no sea enteramente el mismo de San Gabriel, muchos de ellos saben el de
ac y viceversa 86.
NUEVA INSURRECCIN
Alguna fatiga ser sin duda, pero muy santa y meritoria, ponerles ante
omnia (ante todo) la cruz y rosario benditos. Y, si para el accipe vestem
candidam (recibe la vestidura blanca), el padrino de cada uno y otro
bienhechor les hiciese una tnica talar; y que muriesen y fuesen sepultados con
ella, sera, a mi ver, piedad a Dios muy acepta. Con esta ocasin, volver a
importunar sobre el refuerzo de la escolta de esa misin. Si fuere sin fruto, lo
dicho, dicho.
86
Carta al virrey Bucareli desde Monterrey del 1 de noviembre de 1776; Escritos, tomo 3, p. 249.
87
Carta al padre Fermn Lasun desde Monterrey del 22 de abril de 1778; Escritos, tomo 4, pp. 71-72.
72
De hecho la sentencia no se cumpli y Neve conmut la pena capital de
Ortega por trabajos forzados.
El 24 de mayo de 1775 fray Junpero reciba una carta del virrey Bucareli
en la que le informaba su determinacin de establecer misiones en la zona de San
Francisco. Aviso similar haba sido enviado al comandante Rivera, que haba
sustituido a Fages. Rivera result ser un problema tan grande como Fages para
los misioneros. Era poco inteligente, caprichoso, colrico y avaro; no aceptaba
razones en contra. Y lo peor es que no aceptaba a los indgenas, desconfiaba de
ellos y no le importaba que se convirtieran o no. Por todo ello sufra mucho el
padre Junpero, pues no le daba ninguna facilidad para su trabajo misionero y,
varias veces, tuvieron discusiones por este motivo.
Sin embargo tuvo que obedecer las rdenes del virrey y decidi la
fundacin de la misin de San Juan de Capistrano entre San Diego y San Gabriel.
Cuando lleg el padre a Capistrano, ya haba pasado un ao desde la fundacin.
Encontraron la cruz erigida por el padre Lasun, se desenterraron las campanas,
se colgaron de una rama y fray Junpero las repic con ardor, acudiendo a su
toque muchos indios. El 1 de noviembre de 1776, fiesta de Todos los Santos, se
cant la misa y se declar fundada por segunda vez la sptima misin de
California.
88
San Juan de Capistrano fue un santo franciscano italiano (1386-1456). Tuvo una carrera prodigiosa de
predicador. Se le atribuye en buena parte la victoria de Belgrado, lograda por los cruzados contra los
turcos.
73
siempre acostumbr, y despus les regal abalorios (cuentas de vidrio que
estiman mucho) y los dej ya hechos amigos 89.
89
Palu Francisco, Relacin, p. 198.
90
Ib. p. 200.
74
Viendo la tardanza del barco se determin empezar a cortar madera para
las fbricas del Presidio cerca de la entrada del puerto, y para las de la misin
en este mismo sitio de la Laguna El barco entr el 18 de agosto Se hizo la
solemne posesin del presidio el da 17 de setiembre, da de la impresin de las
llagas de Nuestro Padre San Francisco, patrn del presidio y puerto. Cant
dicho da la primera misa, despus de bendita, adorada y enarbolada la santa
Cruz. Concluida la funcin con el Te Deum, hicieron los seores el acto de
posesin en nombre de nuestro Soberano con muchos tiros de caones de mar y
tierra y de fusilera de la tropa 91.
Palu refiere: Los naturales de este sitio y puerto son algo trigueos por
lo quemados del Sol, aunque los venidos de la otra banda del puerto son ms
blancos y corpulentos. Todos, hombres y mujeres, acostumbran a cortarse el
pelo a menudo, principalmente cuando se les muere algn pariente o tienen
alguna pesadumbre, y en estos casos se echan puados de ceniza sobre la
cabeza, en la cara y en otras partes del cuerpo En ninguna de las misiones que
pueblan el tramo de 200 leguas, desde esta misin hasta la de San Diego, no se
ha hallado en ellas idolatra alguna, sino una mera infidelidad negativa, pues no
se ha hallado la menor dificultad en creer cualquiera de los misterios. Slo se
han hallado entre ellos algunas supersticiones y vanas observancias y, entre los
viejos, algunos embustes, diciendo, que ellos envan el agua, hacen la bellota,
hacen bajar las ballenas, el pescado, etc.
91
Palu Francisco, Relacin, pp. 209-210.
75
de varias especies de almejas, como tambin de la caza de venados, conejos,
patos, codornices y tordos. Logran en alguna ocasin el que vare en la playa
alguna ballena, lo que celebran con gran fiesta por lo muy aficionados que son a
su carne, que es todo manteca. Hacen de ella trozos, la asan bajo tierra y la
cuelgan en los rboles y, cuando quieren comer, cortan un pedazo y lo comen
junto con otra de sus viandas; lo mismo hacen con el lobo marino. Tienen
bellota, de la que molida, hacen sus atoles Hay mucha fresa muy sabrosa y
ms grande que la de Espaa, que se da en los meses de mayo y junio, como
tambin moras de zarza Van desnudos y, para librarse del fro que todo el ao
hace en esta misin, principalmente en las maanas, se embarran con lodo,
diciendo que les preserva del fro y, en cuanto empieza a calentar el sol, se
lavan. Las mujeres usan un delantal que hacen de hilos de tule que no pasa de la
rodilla
92
Ib. pp. 215-217.
76
regalar a los gentiles para atraerlos al gremio de la santa Iglesia, como tambin
para proveer a la tropa de los presidios a trueque de ropa para vestir a los
nefitos Se logran buenas truchas por el verano, que he visto una pesar unas
cuatro libras, de la que com y me pareci trucha asalmonada muy sabrosa. A
ms de la abundancia de agua del ro, tiene varios manantiales que, corriendo
por zanjas, la conducen a las sementeras para regarlas y logran ya con
abundancia frutas de Espaa de cuantas se han sembrado, nacidos todos los
frutales de los huesos y pepitas que se sembraron al principio, hasta de la uva
77
PROBLEMAS CON NEVE
Djome con risita que l tambin era lgico, dndome a entender que lo
que l me deca, aunque en s no era, pero se infera. A lo que repliqu que era
aqulla muy mala lgica, porque tal inferencia no la haba, ni de leguas, como
es as
78
Y en cada clusula as que la haba escrito, se me ofreca un
inconveniente. Me paraba, pensaba y repensaba y, atribuyndolo a lo
apasionado de mi interior, despus de haber bregado con la infeliz carta como
hasta media noche, para ver si me refrescaba, tom nuevo papel y me puse a
escribir una carta al padre Snchez y, con no haber salido corta, la acab y
cerr y puse el sobreescrito y llev a su lugar y volv a porfiar y me sucedi
como antes.
El tiempo demostr que no estaban los jefes indios preparados para asumir
la responsabilidad de alcaldes y usaron su poder para cometer tropelas y abusos.
As se lo escribe en carta al gobernador Felipe de Neve: Baltasar en el tiempo de
su alcalda, desde que conoci sus privilegios y exencin del castigo de los
padres, hizo lo que quiso; tuvo un hijo en una cuada suya, dio de palos a un
indio californio, porque cumpli una orden del padre, a ms de sus omisiones en
encargos de su oficio. Ahora conoce todo el pueblo las circunstancias en que se
halla de desertor, amancebado, enviando recados a la gente de ac y
comunicando presencialmente con los que salen de licencia y diligenciando
aumentar en el monte su cuadrilla con nuevas deserciones de los naturales de
esta misin.
Estando pues las cosas en este estado, Cmo dudar que hoy uno, porque
lo castigaron, o regaaron; maana otro, porque tuvo miedo; otro da otro,
97
Carta al padre Fermn Lasun desde Monterrey del 29 de marzo de 1779; Escritos, tomo 4, pp. 141-
143.
79
porque tiene all amigos; se vayan, poco a poco, desfilando por all y sea como
lo deca, aumentar enemigos?...
En la de San Luis, su alcalde cogi una mujer ajena y hudo con ella
estuvo bastante tiempo hasta que le cogieron. Hizo lo mismo el padre como el de
San Gabriel, de entregarlo al cabo, quien le dio un castigo tan tenue que l
mismo confes que nada equivala del delito; pero, viendo que el padre nada
peda, lo solt 98.
98
Carta a Felipe de Neve desde Monterrey, del 7 de enero de 1780; Escritos, tomo 4, pp. 218-222.
80
Sin embargo, los problemas con Neve no cesaron. Era anticlerical y
masn. No le interesaba mucho la religin y trat de poner freno a las actividades
misioneras, prohibiendo que se hiciera algo sin su consentimiento. Los
misioneros slo deban ceirse a lo espiritual. Los indios cristianos no podran
vivir, como hasta entonces, en las misiones, sino en sus rancheras. Toda la
organizacin se reservaba a los soldados y colonos, sin intervencin de los
religiosos, que slo podan celebrar misas, bautizar y poco ms.
LA TRAGEDIA
Con las nuevas ideas, Neve quiso fundar misiones entre las yumas del ro
Colorado, entre Sonora y la Alta California. El comandante general, Teodoro de
Croix, lo apoy y orden a los misioneros fundar dos misiones en las bandas del
ro Colorado, segn las pautas del nuevo reglamento, segn el cual, no se
entregaran a los religiosos herramientas ni otras cosas tiles para ensear oficios
a los indios. Los misioneros se negaban a fundar en esas condiciones, porque as
no se conseguira la conversin de los paganos. Mientras vivieran en sus
rancheras, desnudos y hambrientos, no se lograra su evangelizacin ni
civilizacin. Al final cedieron y acudieron cuatro sacerdotes para las dos
misiones, pero la situacin era insostenible. Los soldados usurparon sus tierras a
los indios, abusaban de sus mujeres Y esto exacerb sus nimos hasta el punto
que el domingo 17 de julio de 1781 asaltaron a las dos poblaciones establecidas
con el resultado de 47 espaoles asesinados, entre ellos los cuatro misioneros y el
anterior gobernador Fernando Rivera; y se llevaron 60 prisioneros (20 mujeres y
40 nios), que despus de negociaciones y darles valiosos regalos, pudieron ser
liberados.
Palu escribe sobre esta tremenda tragedia: Los indios yumas, al principio
que se fue a fundar, se manifestaron de paz y no hicieron resistencia, sino al
parecer se alegraban de la vecindad de los nuestros, cuando se fundaron las dos
misiones de la Pursima Concepcin y de San Pedro y San Pablo, a distancia de
tres leguas la una de la otra Como los padres misioneros no tenan con qu
atraerlos ni congratularlos, ni que tratar mucho con ellos, se dificultaba su
reduccin. No obstante, no dejaban los gentiles de frecuentar los dichos pueblos,
pero slo de paso a hacer sus tratos y cambalaches con los soldados y
pobladores, como tambin por el inters de conseguir alguna ropa a trueque de
maz que ellos cogan alguno en las orillas del ro. Lograron bautizar a algunos,
aunque pocos; y como stos no vivan en los pueblos, sino en sus rancheras con
los gentiles, con la misma libertad y costumbres de ellos, se arrimaban muy poco
a la misin a rezar, vindose precisados los misioneros de ir a buscarlos a las
81
rancheras y a estar con ellos algunos das para rezar la doctrina y ensearles
algo y para atraerlos a que fuesen a misa los das festivos.
82
ocho leguas ms abajo, tambin a la orilla del ro, que all llevaron los cautivos
cristianos, aunque a stos no caus dicha visin ni horror ni temor, sino
alegra
99
En setiembre hubo una expedicin de castigo, pero no se consigui la pacificacin, aunque mataron a
muchos gentiles.
100
Palu Francisco, Relacin, pp. 248-254
83
El padre Cresp, con los expedicionarios de 1769, acamparon en ese lugar
el dos de agosto, fecha en que se celebra en la Orden franciscana la fiesta de
Nuestra Seora de los ngeles de la porcincula, fiesta importante, en la que el
Papa conceda una indulgencia plenaria toties quoties (tantas veces cuantas se
hiciera una visita a la capilla de la porcincula el 1 y 2 de agosto) y que despus
se extendi a todos las iglesias franciscanas; y ms tarde a todas las del mundo.
84
Reverencia la primera misa en la que predic del soberano misterio a la tropa y
tom posesin del sitio para la misin del serfico doctor san Buenaventura 101.
Esta fue la ltima misin que fund fray Junpero y la ltima gran alegra
de su vida. Por eso, le deca al padre Lausn: Ya naci San Buenaventura, Dios
me ha concedido la dicha tras la cual he suspirado durante tantos aos. Y
spalo, mi misin no tiene mala cara. Perdn! Una vez ms, perdname, por
haber dicho, mi misin al hablar de mi amado doctor San Buenaventura.
LOS DOMINICOS
101
Palu Francisco, Relacin, p. 247.
102
Carta al padre Lasun desde san Buenaventura el 31 de marzo de 1782; Escritos, tomo 5, p. 57.
103
Carta al padre Francisco Pangua desde Monterrey, del 17 de julio de 1782; Escritos, tomo 5, p. 81.
85
misionaban en la Baja California, pero el padre Junpero sufra slo en pensar ser
sacado de aquellas tierras y de sus queridos indios.
104
Carta al padre Juan Sancho desde Monterrey en la fiesta del Corazn de Jess de 1784; Escritos, tomo
5, pp. 140-141.
105
Maynard Geiger, o.c., p. 389.
86
QUINTA PARTE
SU MUERTE Y HERENCIA
ENFERMEDAD Y MUERTE
106
Miglioranza Contardo, o.c., p. 276.
87
El 22 de agosto lleg a Monterrey el San Carlos y el mdico real, Juan
Garca, fue a visitarlo. Sugiri aplicarle sanguijuelas y cauterios. Junpero
accedi y soport esos sufrimientos sin quejarse, aunque no hubo mejora. En sus
momentos de tranquilidad se dedicaba a sacar un fardo de tela, que le haba
trado el barco, y con la tijera la iba cortando para regalarla a los nefitos.
107
Palu Francisco, Relacin, p. 275.
88
Luego hablaron un poco, recordando viejos tiempos. Al final, les dijo: Seores,
yo les doy las gracias de que despus de tanto tiempo que hace que no nos
vemos, y despus de tanto viaje como han hecho, hayan venido de tan lejos a este
puerto para echarme un poca de tierra encima S, s, hganme esta caridad y
obra de misericordia de echarme una poca de tierra encima que mucho se lo
agradecer. Y poniendo sus ojos en m, me dijo: Deseo que me entierre en la
iglesia, cerquita del padre fray Juan Cresp por ahora, que cuando se haga la
iglesia de piedra me tiraran donde quisieran 108.
Momentos despus pidi que rociaran con agua bendita la habitacin, pues
senta agitacin. Dijo: Mucho miedo me ha entrado, mucho miedo tengo. Lame
la recomendacin del alma en alta voz, que yo lo oiga En cuanto acab,
prorrumpi lleno de gozo, diciendo: Gracias a Dios, gracias a Dios, ya se me
quit totalmente el miedo. Gracias a Dios, ya no hay miedo 109.
108
Palu Francisco, Relacin, p. 274.
109
Ib. p. 275.
89
llamndole a boca llena padre santo, padre bendito y con otros eptetos nacidos
del amor que le tenan y del ejercicio de virtudes heroicas que en l haban
experimentado en vida 110.
El padre Paterna lleg con tres das de retraso para verlo y lleg casi
moribundo. Le dieron los santos sacramentos y el padre Palu, para aliviar sus
dolores, le propuso ceirse el cilicio de cerda del padre Junpero y qued sano.
90
Y sigue diciendo Palu: En medio de la pena que nos caus la noticia de
su muerte, nos consuela con el crecido nmero de hijos con que se va
aumentando este espiritual rebao Viendo que el nmero de bautizados que
haba en las misiones el da que muri era de cinco mil y ochocientos, el da
ltimo del mismo ao 1784, segn consta de los informes que me remitieron los
padres misioneros, era ya de seis mil setecientos treinta y seis y me escribieron
los misioneros que prosegua la conquista con grande aumento, atribuyndolo a
la intercesin y ruegos del venerable padre fundador, que en el cielo pedir a
Dios por la conversin de toda esta inmensa gentilidad 114.
Fray Pablo Font, del Colegio San Fernando, escribi a fray Jaime Alax,
su antiguo profesor de Catalua, lo siguiente: Fray Junpero Serra es hombre de
ancianidad muy venerable, ex-catedrtico de la universidad de Palma que,
despus de 24 aos que es misionero de este Colegio, nunca ha perdonado
ningn trabajo para la conversin de fieles e infieles y que, en medio de su larga
y trabajada edad, tiene las propiedades del len, que slo a la calentura se
rinde. Ni los achaques habituales que padece, especialmente de pecho y
sofocacin, ni las llagas en los pies y piernas han podido detenerle jams un
punto de sus tareas apostlicas.
114
Ib. pp. 286-287.
91
providencias que ha alcanzado, presidirlas y fundar otras hasta que muera.
Dios le d muchos aos de vida! 115.
En cuanto a la comida era tan parco y moderado que con poco o casi
nada se contentaba Me deca que, teniendo una tortillita (que no pasaba de
dos onzas) y yerbas silvestres del campo, qu ms nos queremos? Carne pocas
veces la probaba, contentndose con las yerbas que acompaaban la racin y
con fruta siempre que haba, que entonces esto era slo la comida. Y dicindole
yo cmo no coma, me responda; Esta fruta y el pescado es la comida que
tomaba la Virgen Santsima. Parece que esa consideracin le causaba una
extraordinaria aficin a la fruta y pescado de modo que, mientras haba
pescado, coma como los dems 118.
115
Miglioranza Contardo, o.c., p. 207.
116
Palu Francisco, Relacin, pp. 312-313.
117
Palu Francisco, Relacin, pp. 294-295.
118
Ib. p. 310.
92
VIDA ESPIRITUAL
119
Palu Francisco, Relacin, p. 322.
120
Ib. p. 325.
121
Palu Francisco, Relacin, pp. 31-32.
122
Carta al padre Francisco Serra desde Cdiz del 2 de agosto de 1749; Escritos, tomo 1, p. 125.
93
Se preocupaba de que en todas las misiones hubiera una custodia para
hacer solemnes exposiciones del Santsimo Sacramento, en especial el da del
Corpus Christi. Por eso, dice en carta al virrey: Deseaba pedirle una custodia
por pobrecita que fuese y aseguro que, si con sangre de mis venas la pudiese
adquirir, no se quedaran sin ella para que hiciesen la procesin del Corpus
como yo la hago ac 123.
Una de sus grandes alegras era hacer estas procesiones con el Santsimo
Sacramento alrededor de la Misiones y pasear a Jess Eucarista por aquellos
campos para que el Seor les diera su bendicin con todos sus habitantes. El
padre Palu nos dice cmo haca las procesiones solemnes con el Santsimo: Los
instruy para que preparasen y adornasen con enramadas el camino por donde
haba de transitar la procesin del Corpus. Formbanse cuatro capillas con sus
respectivas mesas para que en ellas posase el Seor sacramentado, y, despus de
cantada en cada una la correspondiente antfona, verso y oracin, se paraba un
indio de corta edad y recitaba una loa al divino sacramento en idioma pame y en
castellano. Despus se cantaba la misa y se predicaba el sermn de este
sacrosanto misterio 125.
Su amor a los indios era paternal y sin condiciones. Dice: Los nefitos son
nuestros hijos, pues ninguno otro los ha engendrado en Cristo y es consiguiente
estimarlos como los estimamos paternalmente. En cuya virtud solicitamos, y con
mucho consuelo obtuvimos, el perdn general de los que incendiaron la misin
de San Diego y quitaron crudelsimamente la vida a su principal ministro el
padre fray Luis Jaime. Todos son estimados y atendidos por los religiosos de esa
misin 127.
123
Carta al virrey Bucareli desde Monterrey del 27 de junio de 1776; Escritos, tomo 3, p. 203.
124
Carta al padre Rafael Verger desde San Diego del 2 de octubre de 1778; Escritos, tomo 4, p. 123.
125
Palu Francisco, Relacin, p. 31.
126
Carta desde Ciudad de Mxico del 4 de agosto de 1773; Escritos, tomo 2, p. 146.
127
Carta a Teodoro de Croix desde Monterrey del 22 de agosto de 1778; Escritos, tomo 4, p. 113.
94
En muchas leguas no se les oye ms salutacin que: Amar a Dios,
Viva Jess, Mara, Jos y la santa cruz!. Y en sus suspiros Ay Jess!. Y
semejantes expresiones 128.
NUEVAS MISIONES
128
Carta de padre Rafael Verger desde Monterrey del 8 de agosto de 1772; Escritos, tomo 2, p. 51.
95
ovejas y cabras; y se cosechaban ms de cuatro millones de grano. Sesenta y
cinco aos antes no haba all ni una vaca, ni un caballo ni un grano de trigo 129.
MXICO INDEPENDIENTE
129
Edith Webb, Agriculture in the days of the early California padres. En The Americas, vol IV, enero
de 1948, pp. 235-344; Escritos, tomo 1, p. 59-60.
96
La estatua del padre Junpero se encuentra en el Capitolio de Washington
como uno de los padres de la patria, en unin de otros misioneros catlicos como
el padre Jos Kino, representante de Arizona, o de San Damin de Veuster,
representante de las islas Hawai.
BEATIFICACIN
130
Miglioranza Contardo, o.c., p. 293.
97
CONCLUSIN
l nos cuenta su gran alegra, cuando vea a los nios aprender el espaol,
recitar el catecismo y cantar en la iglesia. Para l eran momentos de gloria en los
que el Seor le recompensaba todos sus trabajos, dndole la alegra de ver
aquellos cristianos nuevos tan alegres, bien alimentados y fuertes en la fe.
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98
BIBLIOGRAFA
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Mxico, 1982.
Englebert Omer, Fray Junpero Serra, Ed. Grijalbo, Mxico, 1957.
Font Obrador Bartolom, Franciscanos mallorquines en Texas, El padre
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