Castro Gomez Estetica de La Ex
Castro Gomez Estetica de La Ex
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Santiago Castro-Gmez
Pontificia Universidad Javeriana
1. Introduccin
Quisiera comenzar con una breve reflexin sobre el corpus
foucaultiano para tratar de ubicar el problema que nos ocupa dentro
del mismo. Cuando en 1976 Foucault public el primer volumen
de Historia de la sexualidad, titulado La voluntad de saber, en la
contratapa del libro se anunciaban cinco volmenes ms, de los
cuales ninguno se public jams. Para 1977 Foucault ya tena muy
avanzado el segundo de los libros anunciados (que se titulaba La
carne y el cuerpo), pero interrumpi la redaccin abruptamente y el
proyecto en general qued interrumpido durante varios aos. Apenas
en el mismo ao de su muerte aparecieron publicados el volumen
II (El uso de los placeres) y el volumen III (La inquietud de s), pero
ninguno de estos dos libros tena algo que ver con el proyecto inicial,
ni temtica, ni cronolgica, ni metodolgicamente.
Qu haba ocurrido? Por qu modific Foucault su proyecto de
una forma tan radical? Para hacer corta una historia larga,1 digamos
que el meollo del asunto estaba en la modificacin terica que Foucault
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para decirlo de otro modo: una genealoga del modo en que la subje-
tividad es producida a partir de tcnicas de gobierno que le permiten
a un individuo, o a un conjunto de individuos, constituirse como
sujeto libre. Proyecto que llev a Foucault hasta la antigedad clsica
y que le oblig a modificar sustancialmente su proyecto inicial de una
Historia de la sexualidad.
Sin embargo, las cosas no iban a ser tan fciles para nuestro
filsofo. Para el ao de 1983, al enterarse de que estaba enfermo de
SIDA y que no le quedaba mucho tiempo de vida, Foucault decide
integrar los dos proyectos paralelos en los que estaba trabajando.
El primer proyecto, que haba ocupado su atencin desde el curso
Hermenutica del sujeto en 1982, era el de trazar una historia del
cuidado de s, una genealoga de la esttica de la existencia, proyecto
que inicialmente deba convertirse en un libro que se titulara El
cuidado de s. El segundo proyecto era el de completar su malograda
Historia de la sexualidad, pues no quera quedar en deuda con sus
lectores y consigo mismo. No poda permitirse dejar inacabado un
proyecto del que, temerariamente, haba anunciado la publicacin
de seis volmenes de los cuales solamente se public uno.
Qu hacer entonces? Ante la premura de tiempo y el progresivo
desfallecimiento de sus fuerzas, Foucault tom la decisin de integrar
ese primer proyecto en el segundo y dedicarse a terminar, por lo
menos, la serie de libros sobre la sexualidad. Con esta integracin,
la estructura de publicaciones se transforma del siguiente modo: el
volumen II de Historia de la sexualidad se titula El uso de los placeres
y contiene una larga introduccin llamada Modificaciones, en la
que Foucault explica a sus lectores por qu, en lugar de centrarse
en el tema de la sexualidad, lo hace en el problema de la esttica de
la existencia. El volumen III recibe ahora el nombre que antes tena
planeado dar al libro sobre las tecnologas del yo: La inquietud de
s, cuyo captulo dos se compone exclusivamente de materiales an-
teriormente destinados al libro independiente.
As las cosas, quienquiera investigar el tema de la esttica de la
existencia en Foucault deber entender que se trata de un proyecto
inacabado, fragmentario y errtico, que el filsofo no logr terminar
y cuyos materiales se encuentran bsicamente en los siguientes textos:
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2. La esttica de la existencia
Quisiera pasar a una reflexin terica en torno al problema de
la esttica de la existencia en Foucault, antes de revisar el modo en
que este problema es explorado por el filsofo en algunos textos de
la antigedad griega y helenstico-romana. En la Introduccin a
El uso de los placeres, Foucault dice que una cosa es ser sujeto moral
en la medida en que uno ajusta su conducta a cdigos, preceptos,
leyes, valores o hbitos preestablecidos, de tal forma que, diramos,
uno acta moralmente cuando asume una posicin ya fijada de
sujeto: soy padre, hombre, mujer, hijo, empleado, ciudadano, etc.,
comportndome de la manera en que se supone que debo hacerlo.
En la medida en que cumplo mi deber, ocupando como debe ser esa
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3. La Epimleia o el cuidado de s
Foucault adoptar no slo la lectura que hace Pierre Hadot de
la filosofa antigua, sino tambin su diagnstico en clave de esttica
de la existencia.2 Su pregunta ser la siguiente: cmo fue posible que
la filosofa se desligara de los ejercicios espirituales para convertirse
en una actividad de conocimiento? Cmo es que, a partir de el
momento cartesiano,3 las artes de la existencia desaparecieron de la
prctica filosfica? Pues, a partir de entonces, y durante todo el perodo
moderno, la transformacin de la vida del sujeto dej de ser condicin
bsica para el filosofar, de tal manera que ahora se puede llegar a ser un
gran filsofo sin necesidad de transformarse a s mismo.
Para dilucidar este problema, Foucault se propone hacer una
genealoga del modo en que ya desde la Grecia clsica el principio
del cuidado de s (epimleia heautou), o la ocupacin de s mismo,
coexista con otro principio, el conocimiento de s, pero ambos co-
menzaron a disociarse histricamente hasta llegar, en la modernidad,
a convertirse incluso en principios antagnicos. La tesis de Foucault
es que la epimleia heautou (o inquietud de s) y el gnothi seautou
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necesario reducir todas las obligaciones, todas las normas, todas las
convenciones (Coraje, 2010, pp. 231-ss.).
Resumiendo: el cnico se muestra, para Foucault, como la con-
tracara del platonismo, pues mientras ste se plante la pregunta por
la otra vida, el cinismo se plante la pregunta por la vida otra.
No la metafsica del alma, sino la esttica de la existencia, pero de
una forma todava ms radical que los estoicos. Y aqu s aparece
clara la presencia de Nietzsche en el pensamiento tardo de Foucault.
Pues la esttica de la existencia, ejemplificada radicalmente por los
cnicos, supone no slo la desvalorizacin de los valores supremos,
sino, ante todo, el aprender a vivir sin valores supremos, vivir sin
necesidad de recurrir al fundamento en ninguna de sus formas.
Para Foucault, si en Platn queremos encontrar las races de la me-
tafsica, en Digenes tendremos que encontrar su sepultura. Ms all
de la contraposicin althusseriana entre idealismo y materialismo,
se trata ms bien de la contraposicin entre psych y bos: de un lado
el concete a ti mismo que prescinde de toda prctica corporal, de
otro lado el cuida de ti mismo que recurre a una techn tou bou
para hacer de la vida una obra bella. De modo que el propsito de
Foucault es trazar una historia de la estilstica de la existencia que,
sin embargo, ha sido durante mucho tiempo recubierta y dominada
por la historia de la metafsica.
El platonismo, sobre todo a partir de su vnculo con el cris-
tianismo, se convirti en la tendencia dominante en la filosofa
occidental, lo cual tuvo como consecuencia el olvido de esa otra
tendencia que en los cnicos se hace manifiesta: la existencia, el
bos, el modo de vida como expresin de la verdad. Estas dos lneas
fundadoras de la prctica filosfica occidental, nos dice Foucault,
fueron ajenas entre s. Ambas parten de una raz comn, el cuidado
de s, pero van a ofrecer soluciones divergentes. La verdadera vida
est en otro lado, dira el platonismo; la verdadera vida es esta que
tenemos, dirn los cnicos. No hay que ir a ningn otro mundo.
Ms bien, hay que asumir esta vida en toda su radicalidad, en toda
su desnudez, porque ella es lo nico que tenemos. No la otra vida,
sino la vida otra, lo cual supone establecer unos valores distintos
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5. Final
Muy diversas han sido las valoraciones que se han hecho del pro-
yecto de una genealoga de la esttica de la existencia. Los especialistas
en filosofa antigua no se muestran muy conformes con las lecturas que
hace Foucault de los textos clsicos. Pierre Hadot, de quien Foucault
aprendi tanto, dice que aquello que Foucault llama tcnicas de s
se encuentra demasiado centrado en el individuo, lo cual reforzara
cierta sospecha de que el ltimo Foucault desemboca en una posicin
esteticista e individualista, incapaz de dar respuesta a los problemas del
presente. Es un error, aade Hadot, hablar de algo as como esttica
en la filosofa antigua, pues en realidad lo que los filsofos antiguos
buscaban no era dar a su vida una forma bella, sino la virtud. Foucault
caera, de este modo, en una especie de dandismo, empeado en
trasladar modelos tomados de poetas y escritores modernos (como
Baudelaire) hacia el mundo antiguo (Hadot, 2006, pp. 251-ss.). De
la misma opinin es el filsofo alemn Wolfgang Detel (1998), para
quien Foucault estara sobreinterpretando los textos clsicos, tratando
de encontrar en ellos una esttica de la existencia que en realidad
no exista. Martha Nussbaum, por su parte, sostiene que las tcnicas
de s de las que habla Foucault hacen perder de vista con demasiada
frecuencia, la dignidad de la razn, lo cual fortalece tambin la crtica
de aquellos filsofos que, muy cercanos al crculo de Habermas, acusan
a Foucault de irracionalismo esteticista (2003, p. 439).
No es este el momento para responder a todas estas crticas.
Quisiera sin embargo finalizar diciendo que el retorno de Foucault a
los griegos es una consecuencia directa de su diagnstico trgico de
la modernidad, presentado en libros tales como Vigiliar y castigar y
La voluntad de verdad, pero tambin en sus cursos de 1978 y 1979 en
el Collge de France. En estos ltimos mostr que las instituciones
polticas modernas (el Estado de derecho, la democracia, la sociedad
civil) han sido de tal modo gubernamentalizadas, que una resis-
tencia frente a estos procesos resulta imposible en esos mbitos. La
ltima trinchera posible de lucha es la subjetividad. Si Foucault va
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