"A otros Carisma de Curaciones, en el nico Espritu 1Cor. 12,9b.

Hring hace resaltar la diferencia entre el don de milagros y el de sanacin, pero no

constituye para el autor una gran diferencia en el momento de la accin.
Sanaciones, designara aqu otros milagros que iran en la lnea de la expulsin de
demonios.
La mayora de los autores no encuentran gran diferencia entre milagros y
sanaciones. Walter identifica a ambos en primer trmino con la potestad de liberar a
los posesos . El mismo autor seala que estas dos manifestaciones fueron constantes
en la actuacin de Jess y menciona a Mt. 12,28, accin que Jess realiza por el poder
del Espritu.
Para Turrado, la nica diferencia que encuentra entre sanacin y milagro, es que el
segundo se distingue del primero en cuanto que tiene un campo ms amplio de
actuacin.
Pytches denomina al Don de Sanacin, como un don de poder y lo une al don de fe y
milagros, aunque el mismo autor seala que los dones de fe y milagros son ms
abarcativos que la sanidad. Este don seala el autor, opera en conjuncin con otros
dones del Espritu, tales como la Palabra de Sabidura.
Toda sanidad procede de Dios ( Ex.15,26) y est a nuestro alcance por la obra
expiatoria de Jesucristo.
El principio fundante de este don que orientaba a Jess lo encontramos en San Juan.
En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que
ve hacer al Padre: lo que hace El, eso tambin lo hace igualmente el Hijo. Jn.5,19.
Este don puede canalizarse por agentes humanos para llevar la sanacin a enfermos
en forma sobrenatural y todo para gloria de Dios.
Fuentes de Sanacin
Para comprender el don de sanacin, tenemos que ir a las fuentes del mismo. Jess
como Hijo de Dios fue enviado como salvador de todo el hombre y de todos los
hombres.
Su misin abarca tres reas:
Anuncio del Reino
Sanacin de las personas
Expulsin de demonios
Enfermedades que padece hoy el hombre
Las del Espritu, causadas por el pecado personal
Las emocionales causadas por heridas del pasado
La enfermedad fsica del cuerpo
Puede darse tambin la opresin diablica
Jess pas al lado del hombre sanando toda clase de enfermedad, perdonando los
pecados, al paraltico, a la pecadora. Cur a los ciegos, leprosos, sordomudos,
paralticos y a quienes estaban aquejados por toda suerte de enfermedades. Arroj
demonios de muchos posesos y dio su paz y su consuelo a quienes recurran a El. Jess
envi a los suyos a sanar. Son muchos los textos que aparecen en los Evangelios,
donde Jess enva a los Doce y a los Setenta y dos a proclamar el Reino y a sanar.
Los setenta y dos discpulos, son enviados con una triple misin:
Anunciar que el Reino de Dios est cerca, y que Jess est ya salvando.
Ellos han recibido de El el poder de curar los enfermos. De esta forma manifiestan el
gran amor de Jess y su inters por toda la persona.
Comunican el don de la paz.
Los discpulos, llevan a cabo fielmente este plan del Seor.
La Iglesia primitiva crey en el mensaje de Jess y en su poder y recibi el testimonio
de ser sanados muchos de ellos, por la sombra de Pedro.
Se nos dice que acuda la multitud de las ciudades vecinas trayendo enfermos y todos
eran curados.
Formas de administrar el Don de Sanacin
Por los servicios mdicos
Todo conocimiento cientfico viene de Dios. El mdico y la medicina son medios en las
manos del Seor.
Es Dios quien infunde la vocacin de curar enfermos, ilumina a los mdicos y los asiste
para que puedan descubrir las virtudes curativas.
Es El quien por medio del mdico arrebata los cuerpos a la muerte. No hay tampoco
oposicin o sistema sucesivo de curacin, primero el mdico, luego Jess. Es Jess que
sana por medio de elementos o instrumentos creados por El mismo.
Cabe mencionar aqu el libro del Eclesistico el captulo 38, donde el Siracida hace toda
una reflexin sobre el mdico, la medicina, la ciencia del mdico, la necesidad de pedir
al Seor la salud...
Da al mdico por sus servicios, los honores que merece que tambin a l le cre el
Seor. v.1.
El Seor puso en la tierra medicinas, el varn prudente no las rechaza.v.4.
Con ellas (las medicinas) cura l y quita el sufrimiento, con ellas el farmacutico hace
mixturas. v.7.
Hijo, en tu enfermedad, no seas negligente, sino ruega al Seor, que l te curar.v9.
Recurre luego al mdico, pues el Seor lo cre tamibn a l...v.12.
Hay momentos en que en su mano est la solucin pues ellos tambin. al Seor
suplicarn... v.13.
Por los Sacramentos
Jess nos dice: Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia. Jn.
10,10.
Los sacramentos son canales de gracia y por tanto de gran provecho para nuestro
cuerpo. El nos ha trado abundancia de vida, aqu podramos afirmar, vida plena y
perfecta para todo nuestro ser.
Esta Vida total y perfecta se nos regala por los sacramentos, como don capaz de
inundar al hombre ntegramente.
Cada sacramento contiene en s mismo un poder de sanacin.
Entiendo por sanacin la expansin o desarrollo del ser en su plenitud.
No entro a diferenciar Carisma y Sacramento, ya que no hay discusin frente al valor
del Sacramento; s advertir que puede haber quien no vea la importancia del
Sacramento, frente a prcticas carismticas. Ya he diferenciado en la primera parte de
este trabajo, la gracia santificante, propia del sacramento, de la gracia Datis Data,
propia del carisma. En ningn momento, podemos nivelar el efecto del sacramento con
el del Carisma, aunque a veces den frutos parecidos.
A los Sacramentos de la Reconciliacin y la Uncin de los enfermos, el C.E.C. los llama
Sacramentos de Curacin y seala como finalidad de estos sacramentos, la obra de
curacin y salvacin obrada por el Espritu Santo.
Me detendr solamente en estos dos sacramentos, junto con el de la Eucarista.
Por el Sacramento de la Reconciliacin
Por este sacramento se recibe la gracia ms eficazmente para ser sanados, porque al
ser perdonado el hombre, el Seor lo libera del pecado y de todas sus consecuencias.
Con frecuencia, el pecado y la enfermedad estn unidos como causa y efecto.
Vemos, muchas veces, actitudes en la persona, que pueden enfermarla, como el odio
cultivado durante largo tiempo, el rencor, la venganza, celos, envidias... a la vez que
son faltas graves, se llegan a constituir con el tiempo en causa de enfermedad.
El sacramento de la reconciliacin, nos perdona y libera de todas esas presiones, y deja
en el alma, la paz, alegra, serenidad.
El amor de Dios espera ardientemente perdonar al hombre herido, para volcarse a l y
curarle en todo su ser desgarrado.
El perdn de Dios en nosotros produce una transformacin, una recreacin, una
actuacin de la gracia que reestructura al hombre en sus dimensiones psquicas y
espirituales.
Jess desea conceder su misericordia no slo a los hombres de su tiempo, sino a los de
todos los siglos, por eso al mismo tiempo que establece los fundamentos de su Cuerpo-
Iglesia, instituye el sacramento de reconciliacin.
El sacramento del perdn, por mediacin del sacerdote, es el gesto visible y la palabra
audible de Cristo, sobre la tierra, que reconcilia con un gesto que est cargado con un
poder sobrenatural y divino.
Este gesto est en referencia directa a la Iglesia y no se puede desarrollar fuera de ella;
se realiza para la curacin de uno de sus miembros del cuerpo, pero de hecho se
beneficia todo el cuerpo.
El sacramento es fuente de vida y de sanacin siendo uno de los medios ms
poderosos para crecer en el amor y en la pacificacin interior.
Por la Uncin de los enfermos
Es el sacramento de vida. La finalidad de este sacramento es la curacin del alma y del
cuerpo.
En los Evangelios descubrimos que una de las actividades visibles y esenciales de Jess
es la curacin.
El Amor de Dios se manifiesta en forma ms notoria en los enfermos y afligidos, en
aquellos que estn en crisis con ellos mismos, los que se sienten interpelados en su ser
sobre el sentido de la vida, los que han perdido la seguridad de su propia imagen.
Jess se detiene muy particularmente ante estas personas ofrecindoles gestos y
palabras que sern tomadas por la Iglesia y constituidas en sacramento de los
enfermos. Se manifiesta as la permanencia en su seno el Cristo mdico, que no cesa
de sanar y aliviar.
El Catecismo nos habla del carisma de sanacin y lo coloca dentro del contexto de la
Uncin de los enfermos.El Espritu Santo da a algunos un carisma especial de curacin
( 1Co. 12,9.28.30) para manifestar la fuerza de la gracia del Resucitado....
Sanad a los enfermos ! (Mt. 10,8) La Iglesia ha recibido esta tarea del Seor e intenta
realizarla tanto mediante los cuidados que proporciona a los enfermos como por la
oracin de intercesin con la que los acompaa.....
Por la Eucarista.
Por este sacramento, el Cuerpo de Cristo se pone en contacto con nosotros. Al paso de
Jess, cuantos El tocaba con sus manos, muchos quedaban curados.
Hoy nosotros al comulgar nos ponemos en contacto con Jess de una forma muy
especial.
La Eucarista es el misterio de amor de Dios al hombre. Es el alimento del alma,
alimento que desarrolla en nosotros la unin con Dios.
En la Eucarista recibimos el cuerpo glorioso de Cristo Resucitado y por El se nos
comunica su misma gloria y nos lleva a esa gloria. Por este sacramento es sostenido
quien est convaleciente interiormente.
Por la Eucarista recibimos a Aquel que es el autor de la salvacin y de la sanacin, de
tal forma que la gracia desarrolla y orienta todo nuestro ser hacia Dios.Por la Eucarista
se transforma nuestra mirada hacia los otros.
En la Eucarista se incluye el anuncio de la Buena Nueva y toda persona en proceso de
convalecencia interior siente la necesidad de ser alimentada por el Pan y la Palabra.
Directamente
Es innegable que hoy en nuestra Iglesia hay cristianos que llevan a cabo un ministerio
de sanidad, por un don recibido del Seor.
Este ministerio se ejerce:
-Por Palabra de Conocimiento
Por el Don de Fe y Milagros
Hay personas de gran calidez humana y compasin, que son ms sensibles al dolor
ajeno y que tienen dones naturales para sanar, acompaar con la oracin a los
enfermos y les transmiten un cierto grado de sanidad.
Serafino Falvo cuando aborda este tema no duda en decirnos: Queremos proclamar y
gritar a todos los hermanos creyentes en Cristo: El est vivo en medio nuestro y anhela
liberarnos de las condenas de pecado y enfermedades. Queremos gritar a todos los
enfermos que tengan fe en El, que recurran a El....
Sabemos y creemos que Jess est dispuesto a sanar sea cual fuere la enfermedad.
Durante su vida terrena, cur a toda persona que recurri a El con fe. Si creemos que El
vive, con esa misma fe, debemos acudir a El.
San Pablo en el texto que nos ocupa. 1Cor.12. se refiere a los dones que el Espritu
Santo concede al Cuerpo de Cristo, es decir la reunin de los miembros de la Iglesia
cuando estos ejercen estos dones, unos a otros. El nfasis est en la accin, en el
contexto de la comunidad de fe .
No deja de estar en el horizonte, un peligro latente. El mismo Pytches seala que hay
personas que recurren a otros espritus para sanarse y aunque pudieran producir una
sanacin, se corre el riesgo de que esta persona que la recibe, reciba tambin otros
espritus que la engaen y la destruyan .
Sanacin y vida espiritual
Para Pytches, la enfermedad es una clara manifestacin de la presencia del espritu del
mal, el autor recurre a Hechos para justificarlo.
Cmo Dios a Jess de Nazaret le ungi con el Espritu Santo y con poder, y cmo El
pas haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios
estaba con El Hch. 10, 38.
Por tanto, quien entre en este terreno de la sanacin, se ver envuelto en conflictos
espirituales. El espritu del mal ataca antes, durante y despus de cualquier servicio de
sanacin.
Seala el autor los ataques ms comunes:
Antes de la Sanacin: Depresin repentina, cansancio, sensacin de desinters, enojo,
frustracin, altercados con la gente, sensacin de bloqueo debido a algn incidente,
sensacin de falta de vala...
Durante la Sanacin: Distraccin, dudas, pensamientos confusos, sensacin de
decaimiento de la fe, tentacin de dejar de escuchar a Dios, pensamientos
desalentadores y negativos, deseo de apurarse y terminar pronto.
Despus de la Sanacin: Depresin repentina de fracaso, cansancio externo,
sentimientos confusos y mezclados, tentacin de orgullo, deseo de presumir despus
de una clara manifestacin del Seor.
Frente a esta realidad es necesario destacar una serie de valores a tener en cuenta por
quien ejerce el ministerio de sanacin y quien recibe la sanacin.
1. Es el Espritu Santo quien da el don o poder de sanar. El mismo Espritu inspirar la
forma y palabras que hay que decir o hacer.
Quien administra el Don de Sanacin escucha, observa lo que el Espritu Santo obra, y
reconoce que todo es obra del Espritu. Es al Espritu a quien se ora, alabando y
bendiciendo su obra en nosotros.
2. Es en nombre de Jess por quien se ejerce este ministerio y con su autoridad.
3. Entre el que ejerce el don y quien recibe la sanacin deben tenerse en cuenta ciertas
reglas a seguir:
La relacin ser siempre de adulto a adulto, no una relacin paternalista.
Debe darse honestidad y sinceridad por ambas partes.
Quien ejerce el ministerio ora por el enfermo y da con gratitud su tiempo, se preocupa
por la persona y no se deja llevar por emocionalismos. Tiene compasin y respeto por
el enfermo.
4. Partiendo siempre que es Jess quien sana, el enfermo no debe quedar atado o
sometido a la persona que administra el don.
5. Es necesario que quien es sanado, en ningn momento se sienta condenado.
6. La reserva es un aspecto clave en relacin a toda confidencia del enfermo.
Sanacin Interior
Quisiera recoger en este apartado, como resumen de todo lo dicho hasta aqu, aquellas
realidades interiores de la persona y que englobara con el trmino psiquismo.
Es difcil trazar una frontera entre la sancin fsica, palpable, exterior y la sanacin
interior.
La experiencia atestigua que muchas sanaciones fsicas han sido logradas por una
sanacin concreta en la vida psicolgica.
Estas dos realidades estn ntimamente unidas y sus implicaciones mutuas, son
difciles de clarificar, ya que dependen de la profundidad, de la identidad humana,
misterio donde slo Dios puede penetrar.
A modo de definicin
La sanacin interior puede definirse como la mirada de misericordia de Jess,
posndose sobre las heridas interiores del hombre, heridas del pasado que nos han
dejado huellas, como perturbaciones, malestar, miedos, complejos, en relacin con los
otros, con Dios o con nosotros mismos.
Las heridas pueden venir acompaadas por mecanismos de defensa desde el
inconsciente.
Aqu hay que pedir la presencia de Jess, su mirada, su amor, para que su paso en
nosotros con su compasin, sane todo ese pasado negativo y rechazado que nos ha
herido.
Jess llega con su amor a lo ms profundo de nosotros mismos, sin ser acusador. Desde
esta mirada, el hombre se descubre amado, perdonado y se dejar sanar por el Amor.
Toda sanacin interior o fsica, est relacionada con el Reino de Dios, con su anuncio y
su venida. Siempre que el Seor realiza un signo, las fuerzas del Reino de Dios son
como movilizadas.
Niveles de Sanacin
1.- La Anmnesis
Es colocar a la persona en actitud receptiva de la gracia. Es ir ayudando a la persona a
tomar conciencia de los verdaderos problemas interiores, recorrer la historia con la
persona enferma.
Se pide al sujeto, que formule con sinceridad sus quejas actuales, los sntomas que lo
paralizan o le hacen sufrir rencores, angustias...
Es importante saber hasta qu punto la persona acepta ser sanada por el Seor o que
idea se hace del Dios al que se dirige.
Aqu habr que corregir ideas inadecuadas o errneas en relacin al Amor de Dios. No
caer en lo mgico ya que sera una expectativa inadecuada.
Ser conscientes de la necesidad de colaborar con la gracia.
Con frecuencia un sntoma aparece como reaccin a una tensin, una incomprensin,
un conflicto, una agresin. Es necesario tambin evaluar los procesos psicofsicos y
espirituales del sujeto, desde su infancia, hasta la edad actual, pasando por cada etapa
de desarrollo, para descubrir qu heridas fueron quedando en esa persona, descubrir
los mecanismos de defensa, alienaciones psicolgicas traducidas en angustias y
culpabilidad. Todo este proceso debe hacerse en funcin de la persona y orando por su
sanacin.
2.- El Perdn
No hay sanacin interior si no hay perdn, incluso muchas enfermedades fsicas tienen
como origen la falta de perdn. Toda falta de perdn desequilibra nuestra armona
interior.
El perdn es capaz de desatar todas las trabas interiores y liberarnos de todas las
angustias.
Solo el perdn otorgado desde el fondo del corazn hace derribar las murallas de
nuestro egosmo, los traumas, las violencias, los orgullos.
Sin el perdn del corazn, la oracin de sanacin es ineficaz, no puede producir frutos
de sanacin.
Aqu podramos distinguir varias clases de perdn:
-Perdonar al prjimo.
-Perdonarse a s mismo.
-Paradjicamente quizs tenga que perdonar a Dios.
-El Perdn al Prjimo
La Sagrada Escritura nos ilustra claramente sobre el amor a nuestros hermanos.Si
alguien dice: Amo a Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no
ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve. 1Jn. 4,20 .
Es en lo exterior donde se prueba si lo que llevamos dentro es real, es en el trato con
nuestros hermanos, donde se demuestra el autntico amor.
El encuentro con nuestros hermanos nos hace descubrir lo que le falta a nuestro amor.
El autntico perdn es poder llegar a orar por quien nos hizo dao, estar dispuestos a
tenderle una mano, si necesita de nuestra ayuda. Es desear siempre lo mejor para l.
Necesitamos pedir al Seor la gracia del perdn, de querer perdonar.
Los textos Evanglicos son numerosos en cuanto a la llamada que se nos hace al
perdn.
La medida que usemos con los dems la usar Dios con nosotros.
El amor al hermano es lo que ms agrada a Dios, lo que resume la Ley de Dios.
Pues toda la ley alcanza su plenitud en este solo precepto: Amars a tu prjimo como
a ti mismo. Ga. 5,14.
Toda falta de perdn carcome por dentro, no me deja ser libre, no me permite gozar de
las cosas que ofrece la vida, paraliza y altera la armona psicolgica, produce
problemas fsicos: tensiones, gastritis, alergias...
Perdonar es demostrar la grandeza del corazn.
Una buena sntesis, para revisar el camino de la verdadera caridad, es tomar el himno
a la caridad.
Una seal clara de falta de perdn sera el deseo de venganza, de humillar al otro,
desearle que sufra...
El autntico perdn es incondicional, es liberar al otro de tener que sufrir por lo que
hizo, es no exigirle que tenga que darme compensaciones afectivas, desterrar el odio,
la revancha.
El perdn incluye la decisin de amar al otro tal cual es, sin pretender que sea a la
medida de mis deseos.
-Perdonarse a s mismo
El segundo es semejante a ste: Amars a tu prjimo como a ti mismo. Mt. 22, 39.
Se nos invita a abrirnos a los dems, sentir como propias las preocupaciones y las
alegras de los dems.
Implica, no vivir pendiente slo de m mismo.
Es gozar con los logros y alegras de los dems.
Que nadie procure su propio inters, sino el de los dems 1Cor. 10,24.
Quien se acepta a s mismo y su propia existencia puede mantener armona con los
dems. Pero para poder aceptarse a s mismo es necesario descubrirse amado por
Dios.
Necesitamos perdonarnos a nosotros mismos por errores y fracasos cometidos.
Necesitamos ser humildes, aceptarnos a nosotros mismos, cuidarnos.
-Perdonar a Dios
Uno de los secretos para la sanacin interior, incluso para la sanacin de algunas
enfermedades fsicas, es el perdn. Siempre que sufrimos culpamos a alguien de ese
dolor o por ese fracaso.
Siguiendo el pensamiento del P. Vctor Manuel Fernndez, podemos afirmar que en lo
ms profundo de todo dolor suele encontrase una falta de perdn a Dios, quizs no lo
decimos o incluso reprimimos el pensamiento, pero en medio del dolor hemos culpado
a Dios, hemos sentido su ausencia, su olvido... Incluso muchas de nuestras
autoagresiones se resuelven sacando a la luz esa rebelda con Dios, el sentirnos
dejados de su mano.
Un encuentro con Dios por la oracin, por la reconciliacin, suele ser el remedio ms
eficaz para aceptarse uno a s mismo, desterrar escrpulos enfermizos y comenzar a
crecer interiormente.
Dios es amor y bajo ningn concepto quiere nuestro mal. Hay situaciones difciles en la
vida: enfermedades, desastres ecolgicos... que tienen su origen en fenmenos
naturales, otros desastres son provocados por el hombre. El mundo por otra parte se
rige por leyes naturales que hoy favorecen a unos y daan a otros.
Es importante ante esta realidad clarificar la imagen que tenemos de Dios.
Dios respeta el curso natural de las cosas, sus leyes naturales.
Dios solo permite las cosas malas en este momento concreto y para uno, nunca las
manda.
Detrs de cada acontecimiento siempre se puede sacar algn bien, tenemos que poner
lo que podemos de nuestra parte.
Toda capacidad y cualidad es un regalo de Dios, es necesario reconocerlo as.
Dios nos quiere felices y por eso desea lo mejor para nosotros y nos invita a poner de
nuestra parte todo lo que est a nuestro alcance. Alejarnos de El, supondra la soledad
y a la larga una mayor angustia y vaco en el corazn del hombre.
Todo esto nos lleva:
A sanar nuestros sentimientos. Quizs sentimos a Dios culpable porque nos hemos
visto abandonados por El y dej herida nuestra sensibilidad. Esto hace que nos cueste
mirar a Dios de frente, tratarlo con confianza, entregarse incondicionalmente a El.
A ser sinceros con Dios, no ocultarle aquello que sentimos: desilusiones, falta de
proteccin y de ayuda ante nuestras necesidades.
La sinceridad frente a Dios es la posibilidad de ser sanado, de encontrarnos con su paz,
con El mismo.
A vivir una sincera oracin, esto significa abrirle mi corazn, dejando salir de l, todo lo
que llevo dentro, lo que siento, lo que vivo.
La oracin es un dilogo abierto con El, sabiendo que me ama y quiere que yo sea feliz.
Muy pronto brotar del corazn una sincera oracin reconociendo mi error por culparle
a El, sentir la necesidad de pedirle perdn por mi poca confianza, entrega y
generosidad. Enseguida sentir la necesidad de dejarme abrazar por El y pedirle fuerza
para llevar adelante junto con El lo que ahora estoy viviendo.
A descubrir su Amor. Para descubrir el inmenso amor de Dios, necesitamos recurrir a la
S.E. e interiorizarnos de ella.
Se pueden recoger distintos textos, que nos llamen ms o toquen nuestro ser en los
momentos que estamos viviendo:
Recojo algunos ms significativos.
Concluye el autor con una llamada, para ofrecer tambin al Seor todo aquello que nos
pueda trabar en nuestra relacin con Dios, como nuestro sentido de culpabilidad por
algn pecado. Nos invita a confiar en el perdn de Dios, El no guarda rencor ( Os.
11,9; Is. 1,18), por el contrario El nos busca para perdonarnos como el Buen Pastor o
como el hijo que es esperado por el Padre con los brazos abiertos. ( Lc. 15). Dios quiere
de nosotros un corazn arrepentido.
El perdn es una llamada a comprender la debilidad ajena y a descubrir la infinita
misericordia de Dios.
3.-Sanacin de recuerdos
Los recuerdos ms determinantes y ms graves, son los que afectan al perodo de cero
a seis aos.
El nio registra los episodios juzgados por l como agresivos, sobre todos en relacin a
la falta de amor gratuito.
Hasta situaciones dolorosas vividas en el seno materno producen recuerdos
traumatizantes.
Toda carga emocional se incrusta en la memoria del sujeto y repercutir
posteriormente en la persona.
La gracia de sanacin acta en el nivel de la carga emocional ya que esta es la
destructora del ser y frena o impide que un acontecimiento doloroso sea captado como
constructivo.
Por otro lado, toda carga emocional en los casos de traumatismo afectivo, puede
contener entidades espirituales negativas, como rencor, resentimiento,
autodestruccin...
Frente a esta realidad es necesario orar:
Por las heridas recibidas
Por los niveles sensoriales de la memoria
Por la heridas recibidas
Es una oracin pacificadora, en una atmsfera de confianza se va presentando al Seor
el sufrimiento de la persona y se le ayuda a ver todo desde la misericordia de Dios.
Se pide al Seor que vuelva a ese momento de su vida con su amor misericordioso y
sane todas esas heridas, que haga desaparecer todo mecanismo de defensa.
Pedir al Seor su amor sobre relaciones heridas para que sean restauradas por El.
Decirle al Seor que su Sangre, por la que fuimos redimidos, sane hoy y reconstruya a
esa persona.
Se puede orar sobre las rebeldas, la mentira, el resentimiento, la amargura, invocando
sobre cada una de esas realidades, la paz de Jess, que excede a todo conocimiento
Ef. 3,19a.
La oracin de sanacin sobre las heridas recibidas tiene como base la actitud del
corazn, que es confianza, deseo de perdn y de abandono en manos de Dios.
Por los niveles sensoriales de la memoria
La memoria para registrar los acontecimientos, tiene que recurrir a los sentidos, como
la vista, el odo, la sensibilidad, el olfato, el gusto.
Cuando surge de nuestra memoria un recuerdo, usamos diferentes canales o niveles
sensoriales.
El deseo de memorizar viene acompaado de los distintos niveles sensoriales de mi
ser.
Si una circunstancia ha sido traumatizante, mi memoria ha sido herida por ella y la
carga emocional que lleva el hecho traumtico surge por uno o varios niveles
sensoriales.
En la oracin es necesario orar no solo sobre el recuerdo sino tambin por los distintos
niveles sensoriales que quedaron afectados .
4.- Sanacin Psicoafectiva
La sanacin psicoafectiva incluira las perturbaciones interiores severas que limitan
demasiado la autonoma de la inteligencia y de la voluntad y que impediran al enfermo
el entrar en un proceso consciente de curacin interior.
Es importante ante esta situacin hacer comprender al paciente el inmenso amor que
Jess tiene por l.
Por el tipo de enfermedad, la integridad interior de la persona, est muy dividida, y la
identidad alterada. El proceso de sanacin por medio de la oracin en este tipo de
enfermos, por lo general es muy larga. No conviene ilusionar al paciente con una
sanacin total e inmediata.
Ante esta realidad, el paciente debe ser sostenido tanto a nivel espiritual como
psicolgico .
Conclusin
Abrir el corazn a los carismas es hoy una necesidad porque el Espritu est y sigue
actuando en la Iglesia.
Es necesario no tener miedo a los dones que el Espritu quiera regalarnos.
Los carismas son dones gratuitos, gracias dadas gratuitamente. El Espritu Santo los
distribuye a quien quiere y cuando quiere.
El Espritu Santo nos usa como instrumentos ocasionales. De ah que nadie puede
gloriarse o decir: Yo tengo tal o cual carisma.
El nico don que tenemos permanente es el Espritu Santo, fuente de todos los dems
dones y carismas.
El Espritu Santo acta desde la sencillez; de la misma forma los carismas que vienen
del Espritu se ejercen con la misma sencillez y espontaneidad.
Es necesario estar prevenidos contra los estados de trance, las psicosis colectivas.
Esto no es del Espritu.
Todos los carismas estn al servicio de la Iglesia.
Me parece oportuno tambin hacer una reflexin o aclaracin al tema de los carismas
que Pablo enumera en 1Co.. 12,4-11. para poder definir bien lo que no es un Carisma.
Me refiero aqu a los fenmenos paranaturales que surgen de lo supersticioso y de lo
mgico, donde no entra la gracia.
La confusin con este tipo de fenmenos, puede acarrear un descrdito o confusin con
los carismas y frenar su desarrollo.
Frente a estos fenmenos parasicolgicos el peligro es querer explicar todo desde lo
natural dejando de lado el mundo sobrenatural, o simplemente cerrar los ojos ante el
mundo espiritual.
No niego los descubrimientos de la ciencia que abarca las profundidades del psiquismo
humano. Anclarse en estas posturas de fenmenos parapsicolgicos es formar su
propia idea de bien y de mal.
Perder el sentido de la revelacin en Jesucristo, es sumergirnos en una tremenda
ceguera. No es bueno colocar en pie de igualdad: magia blanca, curanderismo,
adivinacin con carisma de sanacin, aunque a fin de cuantas todos nos proporcionan
un bien.
Estaramos perdiendo el sentido de Dios y de la gracia o estaramos colocando la
igualdad en la salvacin que nos ofrece Jesucristo, con la que nos venden los adivinos.
Me parece tambin oportuno a modo de conclusin, resaltar algunos aspectos a tener
en cuenta hoy y aqu en nuestra Iglesia
Ignorancia
En cuanto a los dones espirituales, no quiero, hermanos, que estis en la ignorancia
1Co.. 12,1. Los Corintios vivan, ejercitaban, posean y experimentaban diariamente los
carismas. Podramos afirmar que la vida cristiana, era sinnimo de vida carismtica.
La intencin de Pablo en este texto de 1Cor. 12,4-11., no va tanto en la lnea de la
existencia, naturaleza y utilidad de los carismas, sino en ordenar y vivir los mismos en
funcin de la Iglesia.
Los carismas para la comunidad de Corinto, constituan como el alma y la vida de esa
comunidad.
Hoy muchos no creen que lo que ocurri en la primitiva Iglesia pueda ser aqu y ahora
una realidad.
Necesitamos despertar en nuestra Iglesia el gran tesoro que lleva dentro de ella y que
el Espritu est regalando.
Santidad Los dones o carismas, no son un premio a la santidad personal. Todo
bautizado est llamado a la santidad, ya es santo por el bautismo porque est lleno de
los dones del Espritu Santo.
El cristiano lleva en s la Vida de Jess, por tanto todos estos dones, no son un premio a
su santidad, sino un regalo del Espritu a todo bautizado.
El ignorar esta realidad nos ha empobrecido o mejor, nos hemos privado de las
incalculables riquezas espirituales que poseemos y lo poco que hemos hecho por la
Iglesia.
El Espritu es el legado que Jess nos enva desde el Padre para todos aquellos que
creen en El. Los dones nos vienen dados por el mismo Espritu.
Promesa
Pues la promesa es para vosotros y para vuestros hijos, y para todos los que estn
lejos, para cuantos llame el Seor Dios nuestro. Hch.2,39. Esa promesa es la
referencia al profeta Joel;...yo derramar mi Espritu en toda carne... Jl. 3,1-2.
El Espritu se derramar sobre los Apstoles y sigue regalando sus dones, en todos
aquellos cristianos que tienen la misin de continuar la obra de Jess.
Hoy como ayer el discpulo de Jess contina la misin de su Seor por la predicacin
del Evangelio, la curacin de enfermos y la expulsin del espritu del mal.
La misin encomendada por el Seor y que fue la que El emprendi consiste en liberar
al hombre de todo tipo de ataduras, tanto fsicas como espirituales, sobre todo la de
perdonar los pecados.
Esta misin exige la necesaria presencia del Espritu hoy aqu y en quien le ame y le
sigue, para continuar la obra liberadora de Jess.
Necesidad
Los Carismas siguen siendo necesarios en la Iglesia de la misma forma que lo fueron
para Jess, los Apstoles y la primitiva Iglesia. En Jess, fueron patentes en cada
momento de su vida.
A los Apstoles, Jess les confiere la misin de continuar su obra.
En la Iglesia primitiva se palpaba la presencia del Espritu, el Espritu era la fuerza, la
alegra, la vida, el impulso movilizador desde el interior de cada creyente.
Para la Iglesia de Hoy, los carismas son tan necesarios como lo fueron para la primitiva
Iglesia.
Todo don es dado a Jess como cabeza del Cuerpo Mstico y Jess es siempre el mismo
Ayer, hoy y por todos los siglos.
Jess no puso lmites a sus promesas.
Pentecosts marca la era propiamente dicha de los carismas, seala el comienzo pero
no el fin.
Hoy ms que nunca la Iglesia necesita evangelizar y el anuncio necesita ser confirmado
con los signos que El nos prometi.
El Seor Jess nos ha conferido la misma misin que encomend a los Apstoles. El
mismo Seor se encargar de darnos su apoyo, lo mismo que ellos lo tuvieron.
Una Iglesia que no tuviera el impulso del Espritu, quedara reducida a una sociedad
annima, con fines muy particulares y personales, dejara de ser la Iglesia de Jess.
Todo creyente hace a Jess presente all donde est, para enfrentar la realidad del mal,
por eso hoy ms que nunca necesita los dones y carismas del Espritu Santo.
Disponibilidad
Los carismas son dones del Espritu, se dan gratuitamente, pero tambin es necesario
orar para pedirlos porque son instrumentos para seguir construyendo el Cuerpo
Mstico.
Si son dones que el Espritu regala, es bueno tener el corazn abierto para recibirlos y
acoger los que el Espritu nos quiera dar y no los que desearamos tener.
Jess pone una condicin para ejercer los carismas: estar despojado de todo poder
cultural, personal, prestigio u autoridad.
Slo desde la libertad interior el Espritu podr hacer su obra en nosotros.
El amor y la sencillez estn a la base para que el Seor encuentre en quien recibe el
Don, la posibilidad de manifestarse.
Los carismas, no tienen fin en s mismos, ya que son signos que acompaan al anuncio
de la Buena Nueva. Por eso hay que dar ante todo y sobre todo a Jess a los dems.
Primero es Jess y despus sus dones.
Por el misterio de Pentecosts que hoy celebramos, Seor, manifestaste tu Iglesia
ante todas las razas y pueblos; derrama los dones del Espritu Santo sobre toda la faz
de la tierra; que tus fieles participen tambin ahora e los dones que tu misericordia
dispensara, al iniciar la predicacin del Evangelio.