Delito de Extorsion
Delito de Extorsion
Delito de Extorsion
Autoras:
Vania Prez Morales
Investigadora del Observatorio Nacional Ciudadano
e-mail: [email protected]
Doria del Mar Vlez Salas
Directora de Investigacin Observatorio Nacional Ciudadano
e-mail: [email protected]
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Diagnstico de la evolucin del delito de extorsin en Mxico 1997 a 20131
Cabe destacar la relevancia de este estudio a la luz de que la tasa de extorsin nacional por
cada 100 mil habitantes aument 56.8% (de 3.96 a 6.21) entre 2011-2012 y 9.3% (de 6.21 a
6.79) entre 2012-2013. Estos datos, adems ser preocupantes, constituyen una clara seal
para que las autoridades no emitan juicios triunfalistas que no correspondan con la realidad
que se vive en el pas y atiendan la problemtica nacional de extorsin con la prontitud que
requiere.
La extorsin desde su origen etimolgico latino (extorsio /extorquere) nos refiere a la accin y
efecto de usurpar, separar y arrebatar por fuerza una posesin a una persona, realizar
cualquier dao o perjuicio. Si tomamos en cuenta la importancia del lenguaje como un factor
primordial para un acercamiento inicial a la naturaleza de las conductas sociales, es
1Ponencia elaborada a partir del Estudio publicado el 26 de febrero de 2014. Observatorio Nacional Ciudadano, Anlisis de la extorsin
en Mxico 19972013. retos y oportunidades, Mxico, ONC, 2014.
2 Es una organizacin de la sociedad civil en Mxico que fomenta el entendimiento de las condiciones de seguridad, justicia y legalidad
del pas, buscando incidir en la eficacia de las polticas y acciones de la autoridad, por medio de investigaciones de carcter cientfico.
2
significativo que la raz misma de este concepto haga referencia al ejercicio de actos
violentos perjudiciales en los cuales la voluntad individual de la persona afectada se ve
prcticamente anulada. Ser conscientes de este elemento es fundamental para la
comprensin de este delito de alto impacto pues a diferencia de cualquier forma de robo o
estafa, se caracteriza por ser un ilcito en el cual la victimizacin se consuma porque por
accin propia de la vctima, esta entrega sus bienes patrimoniales.
Durante los ltimos aos, en Mxico se ha hecho referencia a este delito como una de las
principales conductas que afectan la tranquilidad y seguridad de la sociedad en su conjunto,
al grado que se menciona cierta normalizacin de la extorsin dada su cotidianeidad. Sin
embargo, para poder generar un diagnstico sobre este ilcito en nuestro pas no basta con
estas referencias, sino que debemos contar con una base terica mnima que nos permita
ubicarlo en el marco de la diversificacin de actividades de las organizaciones del crimen
organizado y la estrecha conexin que tiene con la corrupcin.
Contar con un marco terico y contextual nos permite identificar ciertos impactos
econmicos, polticos y psicosociales que no deben pasar inadvertidos pues en ellos radica
la justificacin misma de su estudio. En el ONC, desde que comenzamos a llevar a cabo el
seguimiento de los delitos de alto impacto a partir de las cifras oficiales de denuncias, hemos
expresado nuestra preocupacin sobre el incremento de la extorsin no solo por los niveles
histricos alcanzados, sino porque detrs de esas cifras residen mltiples efectos que
demeritan el desarrollo individual y social en nuestro pas.
Marco terico
De acuerdo con diversos acadmicos, entre ellos Giulia Mugellini (2008), la extorsin es un
delito complicado de definir puesto que abarca espectros muy amplios que van desde la
venta de proteccin ilegal hasta los engaos telefnicos o electrnicos. Sin embargo, a pesar
de estas diferencias es obligado contar con un marco terico mnimo que nos permita
identificar a mayor detalle lo que est sucediendo en Mxico en esta materia. Con esta
finalidad, consideramos acertado retomar el documento Study on Extortion Racketeering the
Need for an Instrument to Combat Activities of Organised Crime, elaborado por la institucin
italiana Transcrime(2008), porque en dicho documento se desarrolla una hiptesis sobre la
existencia de dos tipos de extorsiones: sistmica y ocasional.
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De acuerdo con dicho estudio, se trata de una extorsin sistmica cuando dicho fenmeno se
encuentra arraigado y distribuido en un territorio. Esto implica que las organizaciones
criminales cometen rutinariamente extorsiones, de manera tal, que los cobros de derecho de
piso o cuotas constituyen una parte sustancial de su negocio. En el caso de las extorsiones
ocasionales, el fenmeno es espordico y no est extendido en el territorio, lo que significa
que los grupos delincuenciales no cometen continuamente dicha prctica (Transcrime, 2008,
p. 13).
Para complementar estos argumentos, Transcrime (2008) tambin hace referencia a las
posibles relaciones entre vctimas y agresores en los casos de extorsiones, catalogndolas
como: parasitarias, simbiticas y depredadoras. A continuacin presentamos en el Esquema
1, la definicin de cada una de ellas.
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En los ltimos aos, varios estudios y encuestas de victimizacin han evidenciado que en
Amrica Latina se ha intensificado la comisin de extorsiones a cargo de una diversidad de
sujetos activos que abarcan desde las pandillas, autoridades, hasta los grandes grupos del
crimen organizado. Como prueba de que este delito ha alcanzado dimensiones muy
considerables a nivel regional, recordemos que Eduardo Guerrero en diversas fuentes ha
mencionado que la extorsin es uno de los principales ilcitos que afecta al sector privado en
Latinoamrica. Este hecho no es gratuito, pues este delito patrimonial representa una
importante fuente de ingresos para cualquiera de estos actores, pese a que se cometa en
detrimento de las condiciones de las sociedades latinoamericanas y caribeas por las
implicaciones que tiene el ejercicio de la violencia.
El anterior prrafo es un cuadro general de lo que est sucediendo a nivel regional, sin
embargo, en el ONC creemos que esto no basta para reflejar, cmo a lo largo del territorio
latinoamericano puede apreciarse un abanico dismil de esta conducta delictiva. No podemos
decir que las extorsiones cometidas por las milicias en las favelas de Brasil, impliquen lo
mismo que el pago de renteo a las pandillas en El Salvador. A su vez, ninguna de estas es
idntica a aquellas que son efectuadas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (FARC), el Ejrcito de Liberacin Nacional (ELN) y las bandas criminales en
Colombia. Justamente la diferencia de este delito en Amrica Latina, radica en la diversidad
de los contextos de violencia, de las debilidades institucionales de cada pas y sobre todo, de
quienes extorsionan.
Con la finalidad de abordar las dinmicas en esta regin y su vinculacin con la delincuencia
organizada, entrevistamos a Juan Carlos Garzn Vergara (2014)3, uno de los especialistas
que ha estudiado principalmente el crimen organizado en Amrica Central y Estados Unidos.
Este acadmico menciona que existe una tendencia generalizada en Amrica Central sobre
la diversificacin de las actividades, tanto de la delincuencia trasnacional como de la local. La
tendencia generalizada sobre dicha transformacin consiste en que se asocian ambos tipos
de delincuencia, bajo la lgica del aprovechamiento de las ventajas comparativas de cada
una de ellas y de la debilidad institucional respectiva.
3 Juan Carlos Garzn es asociado del Wilson Center e investigador del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en temas
referentes a crimen organizado, drogas, seguridad, poltica exterior, entre otros, relacionados a Amrica Latina. Entrevistamos a este
acadmico por va telefnica el pasado 9 de enero de 2014.
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Bajo esta perspectiva, podramos sealar que en el caso de la extorsin, sta le resulta til al
crimen organizado en dos sentidos: le permite tener no solo control del territorio, sino de las
relaciones y flujos de caja en pocas de crisis; mientras que, a la delincuencia local, le
permite tener acceso a recursos extraordinarios (armas, droga, entre otros tipos de
mercancas) en la medida que se lo permita el grupo del crimen organizado. De esta manera
los ilcitos como secuestros y extorsiones se convierten en el medio de subsistencia de los
grupos locales. Para abordar las diversas facetas de la extorsin en Amrica Latina que se
entrelazan con esta hiptesis, a continuacin presentaremos de manera muy general la
situacin de Brasil y El Salvador, en materia de extorsin durante los ltimos aos.
Inicialmente, hubo diversas voces de apoyo con relacin a esta iniciativa en materia de
seguridad pblica, al grado que se les reconoca como autodefensas, ya que se crea que de
este modo se pondra fin al trfico de drogas y a los cobros de extorsin por parte de los
narcomenudistas. El tiempo demostrara justamente lo contrario, pues con el control de
aproximadamente 45% de las favelas de Ro de Janeiro, estos grupos armados no solo
practican la extorsin cobrando tasas de seguridad, las milicias controlan negocios como la
distribucin de seal pirata de televisin por cable, la venta de bombonas de gas y el
transporte con furgonetas y mototaxis (la vanguardia, 2013). Esta situacin implica una
mayor afectacin para la poblacin de esas zonas, pues no puede recurrir a las autoridades,
debido a que las milicias tienen fuertes vnculos con la clase poltica; al grado que muchos de
sus miembros fueron elegidos como concejales.
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restantes, se estn llevando a cabo ciertos procesos de pacificacin. A partir de los
porcentajes mencionados, podramos decir que pareciera que quienes viven en las favelas,
en condiciones vulnerables, deben decidir si son extorsionados por las milicias o el crimen
organizado. Referente a ello, queremos culminar con el caso brasileo retomando las
declaraciones del especialista Antonio Costa, quien expresa que:
Las milicias son peores que el narcotrfico. Porque ellas tienen connivencia con el poder
pblico, con miembros del Parlamento, con policas retirados y policas en actividad. Por lo
tanto, tienen connivencia estatal. Las milicias son una evolucin, ms estructurada y
poderosa, de los llamados grupos de exterminio que surgieron en los aos '70 y que,
valindose de la extorsin, la tortura y el asesinato, exigen ser pagados para garantizar la
seguridad en los barrios bajo su dominio (Tiempo, 2013).
Es preciso sealar que a pesar de la cercana de las milicias con las instituciones del Estado
brasileo y que, de manera inicial, plantearon no dedicarse al trfico de drogas, diversos
medios de comunicacin han comenzado a difundir y evidenciar su participacin en
conductas ilcitas normalmente vinculadas con el crimen organizado. Para ejemplificar lo
mencionado, retomaremos el siguiente fragmento de una nota informativa que seala que
durante 2012, las milicias fueron ampliando su cartera de negocios y ahora ya controlan, en
30% de las casi mil favelas cariocas, el trfico de drogas (Proceso, 2013).
En el caso especfico del cobro de piso en El Salvador, esta prctica denominada como
renteo, generalmente es cometida por los integrantes de las maras. Beatriz Njera (2013),
acadmica de la Universidad de Don Bosco, define dicha conducta como la accin por
medio de recursos violentos e ilcitos [] que obliga a una persona o colectivo a entregar
parte de sus beneficios econmicos a una segunda o tercera, receptora o beneficiaria de la
accin (Najera, 2013). En este contexto, la extorsin se ha convertido en la principal fuente
de ingresos de las maras pues es cometida indistintamente contra la poblacin, al verse est
obligada a pagar un impuesto para ingresar a cierta rea. Esto ha llegado a tal grado que
inclusive los nios para poder acceder a un espacio pblico, recuperado por el Estado, deben
pagar renta, es decir, la extorsin respectiva.
Tengamos presente lo que ha pasado en este pas centroamericano, sobre todo porque
desde 2012 comenz a registrarse un aumento considerable de las extorsiones a partir de la
tregua establecida entre los lderes de la MS-13 y la mara del Barrio 18, que dio como
resultado la disminucin impresionante de los homicidios en El Salvador. Consideramos
necesario contar con este referente porque de acuerdo con Beatriz Njera, cuando uno de
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los lderes de estos grupos fue cuestionado al respecto, contest que la gente debe
entender que tenan que ganarse la vida de alguna manera (Najera, 2013). La relacin entre
la reduccin de los homicidios y el aumento de las extorsiones, as como el propio argumento
presentado, tiene sentido lgico pues recordemos que el sicariato es una de las fuentes de
financiamiento de las maras.
Bajo ninguna circunstancia, consideramos dicho argumento como una justificacin vlida
para la comisin de esta, ni de ninguna conducta delictiva. No obstante, creemos que justo a
travs de esa respuesta se puede apreciar una de las posibles causas econmicas y
sociales, que necesariamente deben ser contempladas en las polticas pblicas en materia
de seguridad. El problema de los integrantes de las pandillas que cometen rutinariamente
extorsiones, no es de mero ndole penal sino socioeconmica, pues visibiliza la pobreza y la
falta de acceso a oportunidades que enfrentan los jvenes.
Respecto al vnculo con el crimen organizado que les ha permitido tener una slida base
financiera, las maras especialmente han participado en redes de traficantes de drogas y de
indocumentados en dos vertientes; operando en viejas rutas de transporte de drogas y
abriendo nuevas rutas y de igual manera prestando proteccin a grupos de migrantes, o bien
extorsionndolos. En opinin de algunos expertos, dicho desarrollo de las redes de
estructuras y actividades delincuenciales, han convertido a las maras en una especie de
organizacin transnacional que tiene fuerte presencia en Amrica Latina.
Econmico
Poltico Psicosocial
* Impunidad crnica.
Extorsin * Miedo.
* Debilitamiento de las instituciones del * Incremento de la percepcin de
Estado. inseguridad social.
* Impedimento del desarrollo del sistema * Por el sometimiento y violencia verbal
de justicia penal. se va minando tanto la confianza como
dignidad de la vctima y su crculo
* Corrupcin. cercano.
* Debilitamiento de la cultura de la * Sensacin de vulnerabilidad e
legalidad. impotencia.
* Afectacin a la gobernabilidad. * Sentimientos de culpa y vergenza.
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ceder a la extorsin o menos tangibles como una reduccin en la inversin o rupturas de las
cadenas productivas de industrias.
En primer lugar, resulta evidente que si las vctimas ceden, la prdida inicial equivale al
monto solicitado por los delincuentes. Cuando la vctima es un individuo o una familia, la
reduccin del poder adquisitivo perjudica la economa familiar y afecta temporalmente los
patrones de consumo. Cuando se trata de una empresa, se elevan los costos fijos en
detrimento de los beneficios y las capacidades productivas. Bajo esta perspectiva, las
extorsiones cuyo xito sucede una sola vez tienen un potencial econmico restringido, es
decir, las ganancias asociadas a la comisin del delito no son ilimitadas. Es innegable que
los agentes aprenden y la siguiente ocasin en que los extorsionadores traten de cometer el
delito ser menos probable que surta efecto, por lo que los delincuentes se ven en la
necesidad de modificar los modos de operacin con frecuencia. Un ejemplo de lo anterior
son los engaos telefnicos.
Por otro lado, la modalidad de cobro de piso es una conducta sistemtica cuyas
consecuencias econmicas modifican de manera ms prolongada el comportamiento de los
agentes. Si examinamos a las empresas, los costos fijos se pueden elevar por las cuotas
peridicas que cobren los delincuentes o autoridades (en su caso) y si se elevan lo suficiente
pueden llevar a que el negocio cierre. Otra posible consecuencia es que otras empresas
consideren gastar ms en seguridad para evitar la comisin del delito. No obstante, este tipo
de gastos solo pueden ser costeados cuando las finanzas de la empresa lo permitan. En
especfico, industrias medianas y grandes dejaran de invertir en innovacin para proteger
sus activos lo cual desde una perspectiva agregada no es ptimo para el crecimiento
econmico regional. Para las empresas micro y pequeas, el cobro de piso representa una
amenaza que condiciona su expansin. El cobro de piso se convierte en un impuesto fijo o
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incluso hay ocasiones en que los extorsionadores pueden cobrar una tarifa o cuota variable
que genera un sistema de tributacin paralelo al del Estado.
Por ltimo, las consecuencias agregadas de la comisin de este delito se pueden visualizar
como mayor incertidumbre, menores incentivos a la inversin nacional, ruptura de cadenas
productivas y en general, si no consideramos el bienestar de los delincuentes, menor
bienestar social. Estas condiciones junto con los efectos de otros delitos minan el crecimiento
econmico de un pas.
Impacto poltico
Es imposible pensar que el espectro poltico puede aislarse o mantenerse separado de lo
que sucede en materia de seguridad pblica y en el caso de las extorsiones, esta no es la
excepcin. Por ejemplo, consideremos que para cometer sistemticamente extorsiones y que
ello sea rentable, se requiere que en la estructura institucional del Estado prive la corrupcin,
la falta de voluntad poltica y de capacidades necesarias para garantizar la procuracin e
imparticin de justicia. Esto conllevar a la falta de denuncia por parte de las vctimas, ya sea
por miedo a represalias o porque saben que no habr resultado alguno y, finalmente, dicha
situacin se traducir en constantes beneficios extraordinarios para el extorsionador a causa
de la impunidad.
De esta manera, por ejemplo, quien cobra piso adquiere mayor poder econmico y control,
no solo sobre el territorio sino sobre la poblacin; ello implicar un mayor debilitamiento de
las autoridades, no solo de seguridad pblica y justicia sino de otros rubros, pues en
ocasiones el acceso a servicios depende del pago de la extorsin. Este contexto de
inestabilidad, facilitar que en la poblacin se perciba que es ms conveniente efectuar este
tipo de conductas ajenas a la cultura de la legalidad que desempear actividades acorde con
el Estado de Derecho.
Impacto psicosocial
Esto es fundamental para identificar el amplio espectro de afectacin, que pueden llegar a
tener las amenazas que suelen caracterizar a ciertos tipos de extorsiones, pese a que no
lleguen a ser consumadas. Ello reside en el ejercicio de la violencia psicolgica y verbal
efectuado por el extorsionador, pues estas se convierten en sus nicos instrumentos de
control para lograr que la vctima ceda a la extorsin. Recordemos que los dos tipos de
violencia que han sido mencionados, la verbal y psicolgica, difieren de aquella considerada
como fsica por los mecanismos operativos que utilizan; los de esta ltima, son de carcter
inmediato pues se logra someter al instante a una persona mediante los efectos fsicos de la
agresin. En sentido contrario, los mecanismos de la violencia verbal y psicolgica,
dependen del tiempo e intensidad para lograr manejar la mente de la vctima. De hecho, se
considera que esta modalidad es rentable debido al resultado que se obtiene tras la crisis
que este tipo de llamadas provocan en las vctimas.
Asimismo, dichas violencias (verbal y psicolgica) operan de tal manera que pueden incidir
en las diversas dimensiones de una persona: juega con la mente, altera las emociones,
distorsiona las percepciones, modifica los sistemas simblicos de creencias y valores
(Scheper-Hughes en Amescua, 2010, p. 117). Por ejemplo, esto significa que en el caso de
la extorsin telefnica con amenazas, se incrementa la percepcin de inseguridad social o
miedo de la persona que recibe la llamada, si en lugar de colgar el telfono mantuvo por
varios minutos la conversacin con el extorsionador. Esto con el tiempo podra traducirse en
la modificacin de conductas cotidianas e inclusive de vnculos afectivos por la desconfianza
que se genera.
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En los casos de extorsiones por cobro de derecho de piso, la afectacin psicosocial es an
ms grave pues la amenaza, en muchos casos, no solo es a distancia sino presencial. Ello
permite facilitar el sometimiento psicolgico de la vctima a partir del miedo y mediante la
evidencia de que no puede recurrir a ninguna instancia o estrategia de defensa. Al
convertirse el cobro de piso en una prctica sistemtica, que peridicamente padece la
vctima, permanece la consciencia de la violencia y la inseguridad contextual.
Si llevamos a cabo una revisin hemerogrfica anterior a 2006 sobre este tipo de
criminalidad, podremos percatarnos que las notas informativas versan principalmente
alrededor de aquellas extorsiones contra migrantes ya sea en la frontera sur o norte y
aquellas cometidas por va telefnica. Sobre estas ltimas, principalmente se hace referencia
a las posibles situaciones que pueden ser argumentadas por parte del extorsionador y a su
incremento a partir del surgimiento de nuevas tcnicas por parte de los secuestradores.
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Dicho rasgo de la cobertura meditica es significativo si tomamos en consideracin el
surgimiento y difusin de la narrativa de seguridad pblica, desde diciembre de 2006 4 por
parte de la administracin del ex presidente Caldern, derivada de la implementacin de la
Estrategia Nacional de Seguridad (ENS) frente al crimen organizado.
La ubicacin discursiva del crimen organizado como principal amenaza para la seguridad de
las personas posicion el argumento sobre la diversificacin de las actividades tradicionales
delincuenciales en Mxico. A partir de ello, el ex presidente Caldern y su gabinete de
seguridad insistieron a partir de la narrativa oficial, que la actividad criminal de estos grupos
no solo era el narcotrfico sino el robo, particularmente de automviles; la extorsin a los
ciudadanos, el secuestro y otras actividades criminales en las plazas y lugares donde
pretenden tomar control territorial a travs de las autoridades (Caldern, 2014). Bajo la
anterior premisa, comenz a generarse cierta expectativa social en torno a la disminucin de
diversos delitos del fuero comn como los homicidios, secuestros, robos con violencia y
extorsiones; como resultado de las acciones efectuadas por las Fuerzas Armadas en los
diversos operativos conjuntos implementados a lo largo del territorio nacional.
Sin embargo, es preciso no olvidar que en este contexto del combate frente al crimen
organizado, encabezado por la administracin del ex presidente Caldern, comenzaron a
confluir de manera ms notoria varios tipos de violencia ejercida no solo por parte de los
grandes grupos de delincuencia organizada o narcotraficantes sino tambin por parte de
4 Se considera diciembre de 2006 como fecha de inicio de la ENS debido a que durante el primer mes de gobierno del ex presidente
Caldern, especficamente el 12 de diciembre de 2006, se implement el Operativo Conjunto Michoacn. Este tipo de desplazamiento de
las Fuerzas Armadas a diversos territorios, en los que se identific una importante problemtica de criminalidad organizada, fue una de
las caractersticas fundamentales de la poltica de seguridad implementada por la pasada administracin del Ejecutivo Federal.
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pequeas pandillas, ciudadanos comunes e incluso de autoridades. En este sentido, como
seala Elena Azaola, la violencia que hoy padecemos no puede atribuirse slo a las
actividades de grupos delictivos, sino que al menos una parte de la responsabilidad de la
situacin imperante recae tambin sobre las instituciones y las polticas gubernamentales
que han intentado contenerlos (Azaola, 2014, p. 24). La diversidad de sujetos activos que
han podido ejercer la violencia y cometer los delitos es muy significativa, sin embargo, este
escenario se torna ms preocupante si consideramos la participacin de ciertas autoridades. 5
Ello se debe a que:
Bajo esta perspectiva, se comenz a gestar e instaurar cierta inestabilidad social en nuestro
pas que ha dado cabida a la impunidad crnica, a una alta rentabilidad de la comisin de
delitos como las extorsiones o secuestros y a cierta normalizacin de la violencia, corrupcin
e ilegalidad. Con el fin de aproximarnos an ms al contexto nacional podemos mencionar
que dicha inestabilidad se encuentra estrechamente relacionada con las ganancias
econmicas de los grupos de delincuencia organizada. Para ilustrar esta cuestin, traemos a
colacin un fragmento del artculo Mxico: violencia criminal y guerra contra el narcotrfico
de Guillermo Pereyra (en Azaola, 2014), quien menciona que a pesar de la preferencia de un
ambiente de negocios estable por parte de los grandes traficantes de drogas ilegales:
5 Algunos ejemplos muy evidentes de la participacin de autoridades son los casos de extorsiones contra migrantes especialmente por
parte de policas (municipales, estatales y federales) y por funcionarios del Instituto Nacional de Migracin (INM). Incluso este tipo de
actos y delitos se encuentran documentados en diferentes notas informativas como la escrita por Manu Ureste, titulada Federales
extorsionan a ms migrantes que el crimen organizado y que fue publicada en el portal de Animal Poltico. Asimismo esto puede
apreciarse en el Informe especial sobre secuestro de migrantes que fue elaborado por la Comisin Nacional de Derechos Humanos
(CNDH).
6 Azaola, Elena, op.cit., p. 22
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rivales, la venta de proteccin a empresarios poderosos, entre otras cuestiones. (Azaola,
2014, p. 22).
Por estas y otras cuestiones que merecen ser analizadas en otros estudios a mayor
profundidad, en el ONC consideramos que tanto la violencia como la delincuencia no han
disminuido lo necesario como para poder decir que se est garantizando nuestra seguridad
ciudadana. Entendiendo a esta ltima de acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD) como el no temer una agresin violenta, saber respetada la
integridad fsica y, sobre todo, poder disfrutar de la privacidad del hogar sin miedo a ser
asaltado o circular tranquilamente por las calles sin temer un robo o una agresin (Dammert,
Ribarne, et.al., 2006, p. 11).
Especficamente en el caso de las extorsiones esto resulta tangible pues de acuerdo con la
Encuesta Nacional de Victimizacin y Percepcin de Seguridad Pblica (ENVIPE), 44.2% de
la poblacin de 18 aos y ms percibe la posibilidad de ser vctima de extorsin en algn
momento de su vida a nivel nacional.
Modalidades de extorsin
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Marco Lara Klahr (2013) considera que la extorsin es un delito invisible debido a que se
puede cometer sin gran infraestructura, a que no tiene por qu cometerse en la calle y que
generalmente no se ve porque las personas no saben ni conocen el verdadero tamao de la
amenaza o el engao. Asimismo menciona que la extorsin habitualmente no se da en
estado puro pues generalmente est asociada a otras conductas delictivas como despojos,
fraudes, secuestros u homicidios (Lara, 2013). Con la finalidad de avanzar con el diagnstico
sobre este delito de alto impacto en nuestro pas, creemos necesario identificar las distintas
modalidades con que puede ser cometido, ya que de ello depender su alcance as como su
impacto en las vctimas directas e indirectas. Bajo ninguna perspectiva es lo mismo una
extorsin telefnica, en la que nos informan sobre un presunto premio, a un cobro por
derecho de piso que es mucho ms visible y dramtico.
I. Extorsin telefnica.
De acuerdo con informacin dada a conocer en septiembre de 2006, por la hoy extinta
Agencia Federal de Investigacin (AFI) de la Procuradura General de la Repblica (PGR),
las extorsiones telefnicas son un fenmeno que comenz a presentarse desde el 2004
como consecuencia del combate frontal al secuestro efectuado desde 2001 a travs de la
Conferencia Nacional de Procuracin de Justicia.
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Este relato que hace referencia a una situacin de hace varios aos, no dista de lo que
actualmente sucede en los centros de readaptacin social en relacin con las extorsiones
telefnicas.
Para continuar con este estudio, es preciso aclarar que entendemos por extorsin telefnica
aquel contacto entre el extorsionador y la posible vctima a travs de mensajes o llamadas
telefnicas, que en muchas ocasiones son efectuadas al azar o a partir de informacin
personal obtenida anteriormente o mediante filtraciones de bases de datos. Los argumentos
que principalmente son utilizados por quienes las cometen pueden dividirse en tres grandes
categoras: engaos, amenazas y secuestros virtuales.
3) Muchos de los montos solicitados son por medio de tarjetas de prepago con saldo de
compaas de telefona celular.
Al igual que la extorsin telefnica, la ciber extorsin se inserta en los tipos de delincuencia
a distancia pues inclusive se pueden traspasar las fronteras nacionales y pueden llegar a
ser cometidas desde otros pases. De la misma manera, en esta modalidad podemos
encontrar amenazas, engaos, problemas o actualizacin de datos personales de nuestras
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cuentas bancarias hasta la suplantacin de identidades de una pgina institucional o
empresarial que representa una prctica conocida como phishing.7
Consideramos que una ciber extorsin es aquella que cumple con todas las caractersticas
de la conducta prevista en el Cdigo Penal, en la cual se emplea un correo electrnico o
cierto tipo de software para enviarle a la posible vctima, los engaos o amenazas
acompaadas de los nmeros de cuenta para realizar el depsito correspondiente. Algunas
caractersticas particulares de los textos enviados coinciden a grandes rasgos con los
argumentos utilizados en las extorsiones telefnicas pese a que no suele mencionar
informacin personal del destinatario.
Debido a las caractersticas propias del internet resulta muy difcil medir esta modalidad de
extorsin. Sin embargo, tanto a nivel federal como local han comenzado a llevarse a cabo
distintos esfuerzos 8 frente a esta conducta delictiva y en el ONC consideramos que es
necesario que se brinde la informacin necesaria para evaluar la eficiencia de sus resultados
o de las medidas implementadas.
7 Como lo mencionamos en el Estudio sobre los 5 delitos de alto impacto. Enero 2012 Abril 2013, la suplantacin electrnica de
identidades llamada phishing ha llegado a tal grado que durante los ltimos aos puede detectarse dicha prctica en sitios web de
secretaras de Estado como la Secretara de Hacienda y Crdito Pblica (SHCP) o la Comisin Nacional de Seguridad (CNS).
8 Un ejemplo de este esfuerzo gubernamental puede considerarse la polica ciberntica que depende de la Procuradura General de Justicia
del Distrito Federal. Algunos resultados de esta institucin se refieren a que ha intervenido en ms de 700 investigaciones ministeriales
sobre diversos actos ilcitos, la mayora graves [] [y que desde su creacin] en diciembre de 2006, han permitido la detencin de
presuntos responsables en ms de 30 por ciento de las indagatorias en las que han participado. Puede encontrarse mayor informacin en:
Interviene Polica Ciberntica del DF en ms de 700 investigaciones, en Cronica.com.mx, 11 de febrero de 2013, en URL=
http://www.cronica.com.mx/notas/2008/393120.html, [10 de enero de 2014].
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Para abordar el cobro de derecho de piso que se est llevando a cabo en diversas regiones
del pas, comenzaremos por plasmar que esta es la modalidad de extorsin cuya prctica se
ha vuelto sistemtica en algunas entidades federativas. Esta consiste en la exigencia por
parte de los delincuentes de una renta o erogacin a cambio de supuesta proteccin y el no
ejercicio de la violencia en su contra. Debido a esta caracterstica primordial y a la
periodicidad con la que es cobrada se le ha considerado como una especie de sistema
tributario del cual depende que, por ejemplo, los productos de las empresas crucen
aduanas, circulen por carreteras, no sean robados, o sus establecimientos no sean
incendiados (m-x.com, 2014).
Cules son las caractersticas generales de los pagos solicitados? A grandes rasgos se
trata de cobros cuya periodicidad y cuanta son definidas por el extorsionador, en muchas
ocasiones, son cuotas fijas pero en algunos giros comerciales de gran volumen las cuotas
pueden ser variables.
Para que esta modalidad de extorsin tenga cabida en cierto territorio, es necesario que la
estructura de poder representada por las autoridades sea deficiente lo cual le otorga a los
perpetradores una ventaja importante que se traduce en impunidad y beneficios
extraordinarios. Respecto a ello, vale la pena retomar lo sealado por el especialista Carlos
Resa quien afirma que El Estado puede coexistir razonablemente con el comercio de drogas
[] pero no tiene posibilidad de convivir con una fuente alternativa de proteccin,
precisamente porque la proteccin es la caracterstica primigenia del poder estatal (m-x.com,
2014). No obstante, resulta evidente que en algunos casos el cobro de piso no ofrece una
fuente alternativa de proteccin y solamente representa un gasto adicional por parte de los
hogares, comercios y empresas en detrimento de sus recursos.
El estudio de la evolucin histrica de los delitos de alto impacto ha sido uno de los pilares
sobre los que se basa la labor cotidiana del ONC. En este sentido, una de las herramientas
que ayudan a analizar con mayor detalle la dinmica de este delito es la estadstica. En
principio, resulta necesario partir del mbito nacional y visualizar cmo se ha desarrollado la
extorsin a la luz del acontecer nacional, puesto que las cifras descontextualizadas no
9 Parte de este anlisis se basa en las estadsticas de incidencia delictiva que publica el SESNSP. Tambin se utilizan datos del INEGI.
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ayudan a comprender de manera integral la evolucin del fenmeno delictivo. Bajo esta
perspectiva, la siguiente dimensin del anlisis particulariza en la informacin regional y
estatal a fin de detectar patrones geogrficos y estudiar la concentracin de la denuncia, lo
anterior con el cometido de ubicar en qu zonas del pas la extorsin es ms recurrente y si
tiende a aglutinarse en pocas entidades. Asimismo, ser necesario contrastar estas cifras
con datos del Instituto Nacional de Geografa y Estadstica (INEGI) con el objetivo de mostrar
a la ciudadana mediciones alternativas que muestren otros matices de la extorsin desde el
punto de vista de la percepcin de los habitantes y de las caractersticas del delito.
El periodo que comprende de 1997 a 2013, representa para Mxico un proceso de cambios
econmicos, polticos y sociales trascendentales. En el plano de lo econmico, el mercado
mexicano inici su etapa de insercin en la competencia de la economa internacional; en lo
poltico, experiment la prdida de la hegemona del partido dominante, con lo cual se dio por
primera vez, en 70 aos, la alternancia poltica en el poder ejecutivo federal; y en lo social,
hemos sido testigos de la conformacin de actores que exigen una mayor participacin en la
vida pblica.
Sin embargo, esta serie de cambios no vinieron solos pues estuvieron aparejados por una
serie de cambios en el mbito de la seguridad pblica, tales como: el crecimiento de la
delincuencia organizada, la fractura del tejido social, la colusin entre delincuentes, polticos
y actores econmicos, el debilitamiento de las instituciones de seguridad, la fragmentacin
de carteles de droga, entre otras circunstancias que han minado las condiciones de
seguridad en el pas. Otras variables que afectan la seguridad son las consecuencias
indeseables de la aplicacin de polticas pblicas que han tenido como objetivo debilitar las
estructuras criminales. En concreto, el horizonte de anlisis abarca cuatro administraciones10;
esta eleccin responde a la necesidad de conocer los antecedentes del problema de
seguridad previo a la amplia cobertura meditica entre 2007 y 2012.
En la Grfica 2 se muestra la serie histrica (en rojo) as como la tendencia (en azul)
obtenida a partir del filtro economtrico Hodrik-Prescott11. Se puede apreciar que desde 1997
la tendencia ha sido creciente con ligeras fluctuaciones a la baja en 2000 y 2010. Asimismo,
10 Ernesto Zedillo (1997-2000), Vicente Fox (2000-2006), Felipe Caldern (2006-2012) y Enrique Pea Nieto (2013).
11 Este filtro descompone la serie en dos componentes: uno cclico y otro de tendencia.
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los periodos de crecimiento ms acentuados se ubican en 2008, 2011 y 2012. Cabe destacar
que en promedio en 2013 se denunciaron nueve veces ms extorsiones que en 1997. Este
implica que las autoridades no han acertado en atajar este delito de manera contundente por
ms de 16 aos.
Entre 2000 y 2007, (sombreado en verde) la denuncia aument a una tasa media de
crecimiento anual 12 de 13%. Este periodo se caracteriz por leves incrementos que de
manera acumulada representaron transitar de poco ms de mil denuncias anuales en 2000 a
ms de 3 mil en 2007. Este hecho apoya la hiptesis de que el crecimiento de la extorsin
fue gradual. La denuncia despus de 2008 se torn ms voltil en el sentido de que las
variaciones son ms abruptas que entre 2000-2007. Si calculamos la desviacin estndar13
para los dos periodos se obtiene que para los datos de 2000 a 2007 esta es de 68.66 y para
2008-2013, es de 121.85 lo cual evidencia una mayor dispersin de la denuncia durante el
ltimo periodo. Aunado a esto, la pendiente de la recta de tendencia entre 2000 y 2007 es
relativamente ms plana que aquella entre 2008 y 2013, es decir, la denuncia creci ms
rpido a partir de 2008. En sntesis, despus de 2008 el comportamiento de la denuncia por
extorsin se caracteriza por mayor crecimiento y volatilidad.
Por otro lado, si analizamos lo que ha pasado recientemente debemos comparar el rea
sombreada en gris oscuro (2013) con aquella sombreada en turquesa (2012). En este caso,
es posible apreciar similitudes al final e inicio de cada ao pues el nivel de la denuncia
disminuye considerablemente en diciembre y al inicio aumenta de manera significativa. No
obstante, las reducciones no alteran la tendencia. Es importante tener presente que el
promedio diario en 2013 fue de 1.8, mientras que en 2012 de 1.6.
1
12 Esta tasa se calcula: = [[ ] 1] 100 donde es el nivel de denuncia del ltimo periodo. es el nivel de denuncia del
primer periodo y es el nmero de periodos.
13 Medida de estadstica de dispersin para variables de razn.
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Grfica 1. Filtro economtrico Hodrik-Prescott sobre las extorsiones denunciadas
700
600
500
400
300
200
100
0
1998 2000 2002 2004 2006 2008 2010 2012
Tendencia Extorsin
Fuente: Elaborado por el ONC a partir de datos del SESNSP actualizados al 17 de enero de 2014
Si se toma en cuenta la tasa de extorsin por cada 100 mil habitantes, las conclusiones del
anlisis no cambian de manera sustancial. En la Grfica 3 se aprecia la misma tendencia y
comportamiento de la extorsin. De 1997 a 2013, la tasa por cada cien mil habitantes creci
a una tasa media de crecimiento anual 12.6% mientras que si se calcula con los datos
absolutos esta tasa es de 13.9%.
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
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Fuente: Elaborado por el ONC a partir de los datos del SESNSP al 17 de enero de 2014 y del Consejo Nacional de
Poblacin (CONAPO)14
Grfica 3. Variacin porcentual de a tasa de extorsin por cada 100 mil habitantes 1997-2013
250% 228%
200%
150%
100%
54% 57%
50% 28%
25% 22%
15% 13% 21% 15% 9%
5% -2% -5%
0%
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
-50%
-26%
-66%
-100%
Fuente: Elaborado por el ONC a partir de los datos del SESNSP al 17 de enero de 2014 y del Consejo Nacional de
Poblacin (CONAPO)
Para que puedan generarse polticas pblicas integrales encaminadas tanto a la prevencin,
el control y el combate a la extorsin resulta necesario conocer de manera ms detallada las
caractersticas de los hechos delictivos. Especialmente, consideramos que es muy
importante que las autoridades de los tres rdenes de gobierno tomen en cuenta los rasgos
especficos de las vctimas y de los perpetradores. En el ONC creemos que solo podremos
enfrentar y comprender este delito mediante acciones y programas diferenciados que partan
tanto de un enfoque victimolgico como criminolgico. La importancia de generar, contar y
analizar esta informacin resulta ms importante si consideramos que, en la actualidad en
De acuerdo con su marco conceptual se est considerando como extorsin aquel delito
contra el patrimonio, en el que se obliga a una persona a dar dinero o alguna cosa, o para
tolerar algo (hacer algo o dejar de hacerlo) causndole un perjuicio econmico, a su persona,
familia o a sus propiedades (INEGI, 2014).
No olvidemos que cuando una persona o inclusive una comunidad entera es vctima de
extorsin, la sociedad en general, padece en mayor o menor grado los distintos impactos,
econmicos, polticos y psicosociales de esta conducta delictiva. Las posibles consecuencias
que pueden generar las extorsiones afectan de manera importante el desarrollo econmico
del pas. Nos encantara decir que tras la elaboracin del documento Anlisis de la extorsin
en Mxico 1997-2013. Retos y oportunidades, encontramos que en Mxico las extorsiones
no son un problema en materia de seguridad pblica. Sin embargo, la realidad es contraria a
este deseo pues identificamos que en nuestro pas, este delito por los niveles histricos que
ha alcanzado, no solo se ha mantenido sino que podramos decir que se ha arraigado.
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conformarnos tan solo con esas cifras y mucho menos, con informacin meramente de
carcter cuantitativo, pues eso no nos permitir comprender ni los mecanismos empleados
por los extorsionadores para someter a la vctima, ni el dao que estos le generan.
Bibliografa
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Transcrime, Study on Extortion Racketeering the Need for an Instrument to Combat
Activities of Organised Crime,Transcrime, 2008 p. 13, en URL=
http://ec.europa.eu/dgs/home-
affairs/doc_centre/crime/docs/study_on_extortion_racketeering_en.pdf [ 9 de enero de
2014].
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