Mercedarios y La Trata de Personas Como Nueva Cautividad
Mercedarios y La Trata de Personas Como Nueva Cautividad
Mercedarios y La Trata de Personas Como Nueva Cautividad
1. Introduccin.
Cuando los cristianos y mercedarios hablamos de la libertad de los cautivos no siempre nos
detenemos a pensar que hasta hace pocas dcadas la esclavitud era legtima en muchos de nuestros
Organizacin de las Naciones Unidas (ONU) se propone prevenir, reprimir y suprimir la esclavitud en
todas sus formas. Y aunque muchos Estados ya la haban suprimido en sus Constituciones Nacionales,
no siempre fue inmediato en los hechos. El sometimiento a esclavitud hoy nos resulta extrao y como
cosa de otra poca pero la trata de personas victimiza a millones de personas1, y constituye uno de
los tres delitos internacionales ms redituables, junto con el trfico de armas y el narcotrfico.
1
Segn datos y cifras de la Organizacin Internacional del Trabajo (OIT): a) Casi 21 millones de personas son vctimas del trabajo
forzoso: 11,4 millones de mujeres y nias, y 9,5 millones de hombres y nios. b) Alrededor de 19 millones de vctimas son explotadas por
individuos o empresas privadas y ms de 2 millones por el Estado o grupos rebeldes. c) De aquellos que son explotados por individuos o
empresas, 4,5 millones son vctimas de explotacin sexual forzosa. d) Aquellos que imponen o promueven el trabajo forzoso generan
ganancias ilegales enormes. e) El trabajo domstico, la agricultura, la construccin, la manufactura y el entretenimiento se encuentran entre
los sectores ms afectados. f) Los trabajadores migrantes y los pueblos indgenas son especialmente vulnerables al trabajo forzoso.
(http://www.ilo.org/global/topics/forced-labour/lang--es/index.htm el 19/09/2013)
Para entendernos mejor empecemos por algunas definiciones generales que usaremos en
adelante para lograr una reflexin actualizada sobre nuestra misin redentora. Esclavo2 es la persona
comercializacin. Cautivo3, originalmente para nosotros, es el cristiano esclavizado que est en peligro
reduccin a servidumbre con fines de explotacin sexual, laboral o por trfico de rganos. Estas tres
ontolgica de un humano a objeto, y la clara finalidad econmica de esta negacin y esta reduccin en
los sistemas esclavistas.5 Solo la cautividad hace referencia a la confesin religiosa del sujeto
esclavizado. Es por eso que, como mercedarios, la cautividad ha sido durante siglos nuestro motivo de
Para nuestros fines prcticos y pastorales vamos a hablar de esclavitud y trata de personas
como sinnimos, y propongo reservar el trmino cautividad cuando se quiera hacer referencia a la
esclavitud, sin distinguirlo de cautivo o nuevas formas de cautividad, cuando tiene que afirmar su
compromiso por los derechos humanos. Esto nos permite traducir, por decir as, nuestra expresin
redencin de nuevos cautivos por liberacin de esclavizados sin mayor detrimento del sentido de
nuestra misin, ya que en una y otra est en juego la promocin de la dignidad y derechos humanos.
2
La esclavitud, que implica un derecho de propiedad sobre determinadas personas, sometidas as a la voluntad de su amo, es una institucin
que existi desde la ms remota antigedad con diversas modalidades. CHUMBITA, Hugo, Esclavismo en: DI TELLA, Torcuato et
al., Diccionario de Ciencias Sociales y Polticas, Ariel, Buenos Aires, 2004: 226.
3
Alfonso el Sabio, en las Siete Partidas, define al cautivo como al hombre que cae en manos de enemigos que profesan otra religin,
sufriendo tormentos o servicios de esclavos (Leyes de Partida, part. II, tit.XXIX, ley I). Y, por otro lado, el Corn dice: Cuando encuentren
infieles, y bien!, mtenlos, haciendo una gran carnicera, y aten fuertemente las cadenas de los cautivos (Corn, cap. XLVII, vers. IV).
Como vemos, cautivo es una categora religiosa, un fiel de la propia religin que cae en poder de enemigos de la fe.
4
Cf. Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente mujeres y nios que completa la Convencin de
Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional (1998).
5
Entendemos por sistema esclavista a un sistema econmico legitimado por un pueblo, nacin o Imperio donde gran parte de la fuerza de
produccin es esclava. Por ejemplo, en el mundo judo de los relatos bblicos encontramos infinidad de esclavos y esclavas. En las
civilizaciones precolombinas de Amrica tambin podemos identificar sistemas esclavistas de economa. En el Imperio grecorromano, en la
cristiandad medieval y en la conquista de Amrica encontramos tambin una economa que legitima el sistema esclavista de produccin y
comercializacin, reglamentado de forma nica por la Corona espaola.
2
Con una actitud de dilogo abierto con el mundo contemporneo es que la Provincia
Mercedaria Argentina propone la Campaa Redentora contra la Trata de Personas, cuyo lema es Tu
libertad no tiene precio. No queremos imponer este compromiso como la nica misin redentora de
la Orden de la Merced, como en otros tiempos de nuestra historia reciente se pretendi con ciertos
ministerios liberadores. Tampoco queremos considerarla como una accin pastoral entre otras,
porque creemos que presenta caractersticas que nos identifican en nuestra misin redentora, y
asumirla nos volvera ms significativos tanto social como eclesialmente.6 Queremos abrir un espacio
una esclavitud contempornea que atenta contra la dignidad y los derechos humanos, y por tanto,
contra la fe cristiana.7
liberadores comencemos por plantearnos un problema que puede habernos pasado desapercibido en
Desde nuestro origen hemos entendido que la redencin de cautivos para la Orden de la
Merced consista en la liberacin de los cristianos esclavizados en peligro de perder su fe. Hasta ac
antropolgico que no siempre se plantea con crudeza: Si redimir cautivos consista en liberar cristianos
6
Basta pensar el compromiso que vienen logrando algunos pases occidentales, y lo significativa que fue la primera visita del Papa Francisco
fuera de Roma: la isla de Lampedusa, donde denunci la globalizacin de la indiferencia ante la muerte de migrantes africanos, vctimas de
la pobreza, el trfico y la trata de personas. (http://www.vatican.va/holy_father/francesco/homilies/2013/documents/papa-
francesco_20130708_omelia-lampedusa_sp.html)
7
Cf. PONTIFICIO CONSEJO DE JUSTICIA Y PAZ, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, CEA, 2005, Cap. III.
3
(negros africanos o afrodescendientes esclavizados por europeos en Amrica o en otras
Colonias) que tambin se sentan en peligro de perder su fe? Por qu la ceguera de recaudar
limosnas para los cristianos cautivos en poder de los musulmanes y no ver a los cristianos
esclavizados en las propias sociedades y conventos? Por qu el cautivo era siempre un otro-igual (en
etnia, lengua o religin), pero nunca un otro-como-otro, un otro-diverso (justamente, por su diferente
etnia, lengua o religin)? Hay una ceguera histrica por parte de los cristianos y mercedarios en no
considerar al otro-diverso como digno de libertad, ms an, en considerarlo como un ser humano de
injusto anacronismo pensar de esa manera. Este no poder ver es propio de lo que en ciencias sociales
histrica como algo propio de la naturaleza humana. Y esta imposibilidad de reconocimiento del otro-
como-humano es una forma de violencia simblica, de ejercicio de poder simblico (cf. Chevallier &
Chauvir, 2011). Podemos decir entonces que la ceguera histrica de nuestros antepasados
mercedarios es propia de la cristiandad occidental, que en continuidad con el antiguo mundo greco-
romano, naturaliz y legitim el sistema esclavista de economa, verdadero fundamento de las razones
del derecho colonialista (con las leyes que regulaban el comercio de esclavos) y de muchas creencias
religiosas de la poca (con creencias acerca de la fatalidad divina de haber nacido esclavo). Es ms, la
abolicin de la esclavitud fue una conquista histrica, conflictiva y despareja, muchas veces en contra
historia de la conciencia de la igualdad y libertad entre todos los seres humanos, de la igual dignidad
8
Es memorable la defensa que fr. Bartolom de las Casas hace de los pueblos originarios de Amrica en la discusin de si tenan alma y,
por tanto, si podan ser bautizados o acceder al sacerdocio. Logra prohibir la esclavizacin de los aborgenes y sienta las condiciones
jurdicas de la evangelizacin en la Colonia, pero no ve necesaria ni exige la liberacin de los esclavos africanos, institucin claramente
regulada por la Corona espaola.
4
y derechos de los humanos, es an una historia pendiente, abierta, donde los cristianos y
mercedarios tambin tenemos que despertar de las cegueras que an nos pueden estar
condicionando.
pueblos, culturas e instituciones que han negado en los hechos la igual dignidad y derechos de los
seres humanos. Necesitamos ahora entonces abrir los ojos sobre nuestras propias cegueras
actuales para lograr vivir una mstica de ojos abiertos9. No sea cosa que se nos escapen hoy las
Para comprender en qu sentido la trata de personas es una nueva cautividad para los
mercedarios les propongo hacer memoria de nuestros orgenes de Orden redentora de cautivos,
como un derecho humano en occidente, y comprender as como hoy la trata de personas alcanza las
9
Cf. METZ, Johann Baptist, Por una mstica de ojos abiertos. Cuando irrumpe la espiritualidad, Herder, Espaa, 2013. No
desarrollaremos la riqueza de su diferenciacin entre la mstica de ojos cerrados, propia de la bsqueda de interioridad como intemporal y
posible fuga mundi, y la mstica de ojos abiertos, consciente y crtica de la historia como camino de salvacin donde Dios se revela por su
Espritu. Vale la pena plantear que para el autor son caminos complementarios de la espiritualidad. Considero que estamos llamados a ver
con ojos nuevos, respondiendo fiel y creativamente, desde nuestras tradiciones liberadoras, a los urgentes desafos actuales.
5
3. Nuestra original pasin por la libertad a travs de los siglos
cercanas a su tiempo. Solo tenemos el testimonio de su vida en su obra, la redencin de los cautivos.
Es a partir de esta identidad entre su obra y su vida que podemos acercarnos al carisma que lo
apasion. Nos ceiremos entonces a los pocos datos acerca de su vida y la fundacin de la Orden de la
Merced.10
San Pedro Nolasco naci entre el 1180 y 1182 en Mas de las Santas Puellas (segn
la tradicin de Gaver y Cijar, s.XV), dicesis de San Pablo, entre Narbona y Carcasona, que en aquella
poca era parte de Francia. Cuentan que sus padres fallecieron entre sus 15 y 24 aos (primero su
padre, luego su madre), por lo que se traslada a Barcelona y se radica en esta ciudad. Ya en 1203 hay
Pedro Nolasco contina su camino hasta el momento en que la tradicin puntualiza la aparicin de
Mara en la noche del 1 al 2 de agosto de 1218. En este momento, por inspiracin divina, proyecto y
Barcelona, con el aval legal del rey Jaime I y la presentacin del Obispo de Barcelona, Berenger de
Palau. Fue as iniciador de una Orden de caractersticas especiales para la poca, ya que estaba
formada por caballeros (con una organizacin militar y religiosa) que se dedicaban a la compra de
cristianos esclavizados (como mercaderes), usando la limosna de los cautivos recogida en los
pueblos (como mendicantes), quedndose a veces en rehenes a riesgo de morir (con fe martirial) si no
llegaba el rescate.
10
Seguiremos en este apartado la historiografa bsica de nuestra Orden, sin pretender cuestionamientos o aportes propios de la disciplina
histrica, objetivo que excedera la finalidad de este artculo. Cfr. INSTITUTO HISTRICO DE LA ORDEN DE LA MERCED. La
Orden de Santa Mara de la Merced (1218-1992). Sntesis histrica. Edita Curia General de la Orden de la Merced, Roma, 1997, Biblioteca
Mercedaria VI. pags. 21-23.45-46.
6
La primera casa fue el Hospital de Santa Eulalia, al lado del Palacio Real. Por lo observamos
Pedro Nolasco le dio a la Orden una organizacin basada las rdenes de caballeros. Podemos seguir su
actividad solo con fuentes de documentos notariales de actos pblicos (limosnas, donaciones, compra-
venta de bienes, redenciones, etc.) y las Constituciones de 1272 (escrita en lengua vulgar, testimonia
una buena organizacin de la recoleccin de limosnas por cuestores, con regiones divididas como
bailas, en un modo de vida sencillo y laical), lo que muestra una gran capacidad organizativa para
hacer eficiente la obra redentora. La fecha de su muerte tradicionalmente fue fijada el 13 de mayo de
124911, pero hoy la hiptesis ms probable es que fue el 6 de mayo de 1245 en Barcelona.
Es interesante observar que en nuestros orgenes la redencin de los cautivos consista en usar
del mismo sistema esclavista de compra-venta de personas para lograr la libertad de los cristianos
esclavizados. Estaban en el negocio, pero para salirse con la suya: la liberacin de los cautivos. La
misin redentora no poda ser ajena a su tiempo, se realizaba dentro de la lgica de comercializacin
de los esclavos, pero para romper con sus propios presupuestos de dominacin, ya que los mercedarios
gratuitamente liberaban y hasta llegaban a dar la vida si fuera necesario por el cristiano cautivo.
fueron redactadas por Pedro de Amer), constituyen un documento invalorable por el perfil espiritual
del fundador y de los primeros mercedarios que ofrece.12 Es significativo que esta Constitucin haya
sido redactada por fr. Pedro Amer revisando los escritos de los Maestres anteriores y las reglas de vida
dispersas en las comunidades, recogiendo as la tradicin vivida hasta ese momento. Y es muy
significativo tambin que fuera redactada en lengua laica (lemosin, provenzal en su variante
catalana) y no en latn (lenguaje del clero, exclusivo de los documentos eclesisticos), para que todos
11
GAZULLA, Faustino Decoroso. La Orden de Nuestra Seora de la Merced. Estudios histricocrticos (1218-1317). Edita Monasterio
del Puig, Valencia, 1985. pag. 51. Esto lo cita de P. Gaver (1445) en su Speculum Fratrum.
12
Cfr. PIKAZA, Xavier. La vida mercedaria segn las Constituciones y la Regla en: INSTITUTO HISTRICO DE LA ORDEN DE
LA MERCED, Espiritualidad Mercedaria. Cristo Redentor, nuestro maestro y modelo, suscita la obra de visitar y redimir a los cautivos.
Edita Curia General de la Orden de la Merced, Roma, 1999, pags. 263-367.
7
los hermanos la comprendieran bien. La relectura del Proemio de las Constituciones Amerianas nos
ofrece trazos muy claros sobre la espiritualidad de Pedro Nolasco y los primeros mercedarios:
a. En el comienzo del texto est la figura de Jesucristo Redentor como modelo a imitar
por Pedro Nolasco y sus amigos. Les resulta vitalmente intenso el amor a Jesucristo enviado para
visitar a todo el linaje humano que se hallaba como en crcel (...) para visitar y sacar a todos sus
Padre, Hijo y Espritu Santo (...) decretaron fundar y establecer esta Orden (...) y para que
redencin.
de los cautivos, y por primera vez una Orden religiosa toma su nombre de una advocacin
mariana. No se llamarn nolasquinos, como los franciscanos o dominicos, que toman el nombre de
su fundador. Esto indica una devocin mariana muy fuerte en Pedro Nolasco y sus amigos, que se
obra de tan gran misericordia, esto es: visitar y liberar a los cristianos cautivos en poder de los
sarracenos (...) y con este fin todos los frailes de la Orden (...) estn siempre alegremente
dispuestos a dar sus vidas, si es menester, como Jesucristo la dio por nosotros (...), ya que
Jesucristo se identifica con los cautivos de la historia (en la lnea de Mt 25). De este modo, su
seguimiento de Jess (redentor de todo hombre y sufriente en los pobres) se concreta en la obra en
Podemos decir que estos sern los cuatro motivos fundamentales de la vida de la
8
Redentor; b) la Trinidad como origen y destino de la comunin humana; c) la Orden es de Mara
que hace la Merced de redimir cautivos, d) los mercedarios como enviados a visitar y liberar a los
cautivos hasta dar la vida. Estos son an los motivos ms profundos de nuestra espiritualidad
mercedaria, lo que nos permite comprender el sentido, esperanza y horizonte de nuestra pasin
Histricamente no fue fcil para los mercedarios comprender que la abolicin jurdica
Amrica y frica, y han ido gestando la conciencia de que la primera conquista de las personas y
los pueblos es la libertad. En este proceso histrico la Merced misionera en Amrica Latina fue
Pero ser recin en la segunda mitad del siglo XX cuando la Merced puede tomar plena
conciencia de la necesidad de pensar y buscar la libertad de una forma muy diferente a la que estaba
acostumbrada. A instancias del proceso de dilogo con la modernidad inaugurado por el Concilio
Vaticano II fue acuando la expresin nuevas formas de cautividad13, hasta lograr la definicin an
cuarto voto mercedarios, se dan all donde hay una situacin social en la que
13
Es preciso releer como fuente documental: ORDEN DE LA MERCED, La palabra mercedaria desde el Concilio Vaticano II. Captulos
Generales y Reuniones de Provinciales, Roma, 1993. Y como comentario crtico que permite dar cuenta del nacimiento y evolucin de los
trminos: DE BRITO, Luis, Misin redentora y nuevas formas de cautividad. Reflexiones sobre la palabra mercedaria, Roma, 1996.
9
fe de los cristianos; y 4. ofrece la posibilidad de ayudar, visitar y redimir a las
N 16).
punto de llegada de toda la Merced,14 y ofreci un punto de partida para que cada Provincia discierna
cuales son las situaciones sociales en las que concurren estas condiciones y puede ejercer el cuarto
muy lento. Repasemos algunos acontecimientos fundamentales para comprender lo difcil que fue la
abolicin del sistema esclavista y por qu decimos que la trata de personas sigue siendo una esclavitud
contempornea.
Portugal, uno de los imperios que ms se benefici del sistema esclavista, fue tambin la
nacin pionera del abolicionismo. El Marqus de Pombal aboli la esclavitud el 12 de febrero de 1761,
febrero de 1794. Sin embargo, la abolicin definitiva lleg recin luego del gobierno imperialista de
14
Un primer fruto positivo ha sido la clarificacin y distincin entre nuevas esclavitudes y nuevas cautividades. En los primeros momentos
posconciliares la terminologa era oscilante. An hoy, a veces lo sigue siendo, pero la interpretacin es ms clara. Me parece posible
sintetizarla as: del mismo modo que la esclavitud jurdica hizo soporte a la cautividad entre musulmanes en otros tiempos, ahora existen
otras esclavitudes, no jurdicas, que subyacen a la cautividad actual. Es decir, atentaba contra la fe a travs de un modo de dominacin que
era la esclavitud. De igual modo la cautividad actual no se reduce a la opresin, pero encuentra en ella un modo de agredir la fe cristiana.
(DE BRITO, Luis, Misin redentora y nuevas formas de cautividad. Reflexiones sobre la palabra mercedaria, Roma, 1996, 98)
10
Napolen, el 27 de abril de 1848. Por otro lado, en el Reino Unido recin el 23 de agosto de
1833 se aprob la Ley de abolicin de la esclavitud, por la que desde el 1 de agosto de 1834
En los Estados Unidos el proceso abolicionista fue ms complejo, gradual y signado por
luchas entre el norte y sur. El movimiento abolicionista se consolid en los estados del norte. Todos
los estados al norte de Maryland abolieron la esclavitud entre 1789 y 1830, gradualmente y en
diferentes momentos. Sin embargo, la esclavitud permaneci inalterada en el sur, y las costumbres y el
americanos obtuvieron la liberacin de los esclavos. El movimiento abolicionista abon el campo para
el futuro movimiento para los derechos civiles en Estados Unidos, entrado ya el siglo XX.
Espaa fue reticente en abolir la esclavitud, ms an que las colonias emancipadas. Aunque el
abolicionismo tuvo precedentes desde comienzos del siglo XIX, ninguno de ellos fue trascendente.
Cuba y Puerto Rico, las ltimas colonias espaolas en Amrica, tenan como recurso econmico
importante la esclavitud, sobre todo en la industria del tabaco y el azcar. Las sucesivas sublevaciones
en Cuba del ltimo tercio del siglo XIX, hasta la Guerra de Independencia cubana de 1895-1898,
tuvieron como una de sus causas las polmicas entre esclavitud y abolicionismo. Estas pugnas
llegaban hasta el poder espaol, en cuyo territorio se fund la Sociedad Abolicionista Espaola, tras
1870. Con ella se concedi la libertad a cualquier nacido posteriormente al 17 de diciembre de 1868,
11
En Argentina el abolicionismo fue ms prematuro que en Espaa, aunque no tanto como en el
mundo anglosajn, y tuvo dos hitos importantes. Como ya dijimos, la libertad de vientres se decret
el 31 de enero de 1813 por la Asamblea General del Ao XIII. La concrecin de estos derechos se
realiz de forma muy gradual y poco vigilada por un Estado an en construccin. La abolicin de la
esclavitud, como tal, recin se declar en la Constitucin Nacional de 1853, pero en Buenos Aires no
fue sino hasta 1861 que se instrument, cuando la ciudad suscribi a la reforma de la Constitucin
recin promulgada.
conciencia sobre los valores de libertad, igualdad y fraternidad como aplicables a todos los seres
humanos. Podemos decir que hay una progresiva conciencia de una comn dignidad humana, que se
fue expresando en declaraciones universales no siempre bien recibidas. Las primeras declaraciones
Revolucin francesa. A partir de all, encontramos una intensa historia de discusiones y conquistas
sociales a la par de la construccin de los Estados modernos, que, luego de las guerras mundiales, se
Declaracin Universal de los Derechos Humanos Emergentes (DUDHE) primero en Barcelona (2004)
y en Mxico (2007), entendidos como nuevas formas de articular legal y polticamente las demandas
propias de la sociedad civil. Podemos decir que el proceso abolicionista y las declaraciones
universales de Derechos Humanos van de la mano histricamente. Por distintos motivos e intereses, el
mundo anglosajn y las confesiones protestantes fueron protagonistas en esta lucha, mientras que en el
12
mundo hispanoamericano y catlico no fueron tan propugnadas estas banderas, salvo honrosas
excepciones.
En el catolicismo hay que esperar recin al Concilio Vaticano II y el Magisterio posterior para
que la Iglesia abrace sin titubeos los Derechos Humanos comprendindolos como expresin de la
dignidad humana15, que radica en la comn y universal dignidad de ser creado a imagen y semejanza
humanos son promesas an pendientes de la modernidad. Si la esclavitud parece que fue la forma ms
universal y antigua de reduccin de una persona a objeto Cmo es que llega a lograrse la conciencia
moderna, occidental y de profundas races cristianas. A grandes rasgos podemos decir que la
modernidad inaugur en la historia occidental una conciencia inaudita hasta ese momento: todo ser
podemos dar un paso atrs en estas conquistas de la conciencia humana. Sabemos que la libertad del
hombre creado a imagen y semejanza de Dios es un don (una dimensin ontolgica), pero esa
condicin creatural de libertad se realiza como derecho a partir de pugnas econmicas, polticas y
religiosas.
De todos modos, no siempre que se enarbolan las banderas de los derechos humanos se est
cuidando del bien comn, o mejor, del bien de las vctimas. Si la guerra del Golfo o de Kosovo se
realiza en nombre de una justicia infinita o en defensa de la libertad, dejando miles de vctimas, es
que hay algo que est fallando en los argumentos polticos, sobre todo en conceptos como los de
15
Cf. PONTIFICIO CONSEJO DE JUSTICIA Y PAZ, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, CEA, 2005, Cap. III.
13
guerra preventiva o defensa armada de la paz16. Por eso es importante ejercer una
racionalidad que vigile los argumentos universalistas desde el particular lugar de las vctimas, y no
slo como una cuestin de compasin, sino de conciencia crtica.17 Esta conciencia crtica es tambin
esperanzada, ya que sin estar atada a ningn dogmatismo ideolgico se cuestiona desde el lugar de
las vctimas, buscando as realizar un mundo ms humano para las generaciones futuras.
derechos humanos es una deuda pendiente de la modernidad y una esperanza que nace de nuestra fe
cristiana. Hoy ya no nos hace falta diferenciar demasiado entre liberacin de esclavos o redencin de
cautivos o de nuevas formas de cautividad, porque el mismo magisterio eclesistico no hace esa
diferencia, hablando llanamente de nuevas formas de esclavitud como una de las violaciones a los
derechos humanos.
lugar los genocidios y las deportaciones en masa; la difusin por doquier de nuevas
16
HINKELAMMERT, Franz J. (1999), La inversin de los derechos humanos: el caso de John Locke en: Revista Pasos 85,
Departamento Ecumnico de Investigaciones (DEI), San Jos de Costa Rica
17
La ciencia crtica () En vez de centrarse en problemas puramente acadmicos o tericos, tiene como punto de partida los problemas
sociales predominantes, y por ello escoge la perspectiva de quienes ms sufren para analizar de forma crtica a quienes poseen el poder, a los
responsables, y a los que tienen los medios y la oportunidad de resolver dichos problemas. VAN DIJK, Teun, (2003), Ideologa y discurso.
Una introduccin multidisciplinaria, Barcelona, Ariel
14
pases donde estn vigentes formas de gobierno democrtico no siempre son
Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, CEA, Buenos Aires, 2005, pag. 110)
N16, y releyendo el Mensaje del Captulo General del 2010, podemos decir que la trata de personas
fe de los cristianos porque es un atentado a la dignidad y derechos de todos los seres humanos como
hijos de Dios, 4) ofrece la posibilidad de ayudar, visitar y redimir a las personas que estn en esta
situacin injusta, pero para salir de ella (sometimiento a servidumbre), an a riesgo de su propia vida.
No podemos dudar que la trata y trfico de personas es un campo propio de nuestra misin
En primer lugar, la trata de personas supone una reduccin de una persona humana a la
condicin de propiedad como ejercicio del poder simblico. El poder simblico tiene que ver con la
forma en que se percibe, piensa y se elabora un lenguaje sobre el mundo, y el poder no coactivo de
hacer a otros ver el mundo como tal (Bourdieu, 1999). Se trata de estar convencido y de convencer
cual es la verdad sobre el mundo y su mejor ordenamiento. Por ejemplo, un juez en tiempos de la
Colonia poda estar convencido de que los negros esclavos eran inferiores, pretenda explicarlo con
razones teolgicas y enseaba a las autoridades que el trato a los negros era cosa de poca monta. Lo
mismo que ocurra con los jueces y abogados en la Colonia, pasa con los religiosos y laicos, los
maestros y alumnos con creencias racistas o machistas y no es slo por mala fe, sino por la fuerza
15
de la creencia de que ese otro-diverso es menos humano que nosotros. Las dominaciones de
clase, gnero, etnia y generacin se sostienen sobre lo obvio de una desigualdad naturalizada.
personas se juega en el campo de la percepcin, del lenguaje y sus esquemas mentales. De eso se trata
cuando se justifica la prostitucin y el proxenetismo con afirmaciones machistas sobre las necesidades
que los varones tienen de divertirse con mujeres que se reduzcan a objetos de comercio. Es lo que
sucede cuando se afirma que hay pueblos o razas inferiores que deben hacer el trabajo que no
cientficos, artsticos y religiosos, porque su ejercicio tiene que ver con la produccin y reproduccin
de sentido, del sentido reflexivo (o ideolgico) de las prcticas y discursos. Creer y hacer creer, mirar
y no querer ver, buscar la verdad o manipularla segn un inters slo materialista insistir en un rezar
lo correctamente instituido o clamar a Dios en solidaridad con las vctimas son formas muy
diferentes del ejercicio del poder simblico, ya que pueden ser ideolgicas (de reproduccin de la
lenguaje, en las formas de comunicacin, en los estilos pedaggicos, en el modo crtico de hacer
16
En segundo lugar podemos decir que la trata de personas es un crimen organizado que se
asocia fuertemente con el narcotrfico, el trfico de armas y la corrupcin del Estado, con
trfico de un pas a otro no es posible sino a travs de redes de narcotrfico y con complicidades
estatales. Los prostbulos suelen ser lugares donde se consume y distribuye drogas, y la iniciacin a las
adicciones es un modo de someter a las vctimas de trata. En los pases con conflictos armados el
trfico de armas y el uso de nios soldados en los combates es algo que se naturaliza por motivos de
tienen algo muy bsico en comn: la conviccin de que toda persona tiene precio. Si es posible
comprar a una mujer para prostituirla, a pagar traficantes de drogas o armas, o ponerle precio a los
Ese es el sentido comn de estas formas del capitalismo ms salvaje, en donde todo se justifica con
una tautologa: los negocios son negocios. Es el imperio del capital sin lealtad ni patria, globalizado
segn la conveniencia de los mercados financieros donde se impone como un dios-dinero ante quien
Contra este arrollador sentido comn del dios-dinero es que los mercedarios venimos a
poner la libertad de las personas en el centro del Plan salvfico de Dios. No pueden servir a dos
seores, porque amarn a uno y odiarn a otro. No pueden servir a Dios y al dinero (Lc. 16, 13). El
uso del dinero como medio de liberacin y nunca como un fin en s mismo viene a contradecir al
mundo que endiosa el dinero. Pero ese uso est lejos de demonizarlo, ya que no es el dinero en-s-
mismo ni bueno ni malo, sino que puede ser instrumento de dominacin o liberacin segn el lugar
que ocupa en el corazn de las personas y los pueblos. Convocar a las personas honestas a formar
comunidades y redes de participacin ciudadana donde realizar sus vidas en libertad y democracia es
17
ya un modo de prevenir la manipulacin social, las formas de asociacin ilcita ms complejas o las
En tercer lugar, para los mercedarios queda un camino abierto Cmo entender la
personas? En nuestro caso, la visita del mercedario/a no puede entenderse como una mera
observacin de la situacin, una mirada periodstica o investigativa, una simple comprensin emptica
la promocin de los derechos humanos de las vctimas. Como mercedarios, tengamos en cuenta
contando con otras organizaciones civiles (foros sociales o redes), la justicia y las fuerzas de
seguridad del Estado. Y a su vez, los Estados nacionales tienen que poder implementar polticas
pblicas de prevencin, persecucin del delito y asistencia a las vctimas, contando con las
transnacionales.
b. Siendo la trata de personas un delito global, exige tambin actuar localmente con
sentido global. Si lo pensamos bien, son inmensos los recursos de comunicacin, organizacin y
traslado de personas con que cuentan las iglesias cristianas, y particularmente, las congregaciones
religiosas. Sus presencias estn en las fronteras, no slo territoriales, sino tambin existenciales,
18
que sin contencin familiar han incursionado en las drogas, la prostitucin por cuenta propia o la
incorporacin a pandillas. Hay que pensar localmente, en las personas concretas de las
comunidades locales, pero conscientes de los condicionamientos globales, de las formas en que la
tambin supone compromisos ntimos, apasionados, que se hacen pblicos y efectivos. Nuestra
familia mercedaria cuenta con laicos comprometidos desde su profesin, y nos hemos consagrado
a la misin liberadora con voto de redencin. Tenemos que ser capaces de formarnos y
especializarnos en la ayuda a vctimas y en la prevencin civil del delito. Tenemos que animarnos
a cultivar los talentos que Dios nos concedi para realizar nuestra vocacin, como lo hizo Pedro
liberacin
mercedario en nuestra historia Dnde estn y quines son los cautivos por los que hoy hago voto
de dar la vida?
La experiencia nos ensea que cada mbito en el que nos atrevemos a observar las formas de
violencia y dominacin de clase, gnero, etnia y generacin son espacios donde hay personas que
sufren opresin y corren peligro de perder la fe. Un nio o nia en situacin de calle o abuso sexual
en la familia, una familia en situacin de violencia que se niega a una posibilidad de cambio, un joven
que ya no comprende lo que significa trabajar y recibir una retribucin justa porque no encuentra
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empleo son algunos rostros, voces y situaciones que ponen en peligro la fe. La heroicidad
martirial o el ejercicio del 4to voto no parece radicar slo en la situacin del destinatario, sino
sobre todo en la disponibilidad martirial de visitar y redimir a los cautivos ah donde estn, ya sea
Sin embargo, la trata de personas conjuga situaciones que se parecen mucho a las esclavitudes
y cautividades de otro tiempo. Actualmente las vctimas de trata por explotacin sexual pueden ser
nios, nias o mujeres adultas, que son reducidas a objeto de consumo sexual, y en donde la violencia
de gnero alcanza su mayor expresin. Las vctimas de explotacin laboral pueden ser familias,
grupos o etnias, cuyas fuerzas de produccin es reducida a ser un bien de comercializacin. El comn
denominador del la trata es la reduccin de personas a objetos de consumo para sostener el sistema
capitalista salvaje. Y como en otros tiempos, podemos no visibilizar los rostros y situaciones de
Quisiera terminar diciendo que este compromiso con la prevencin civil y asistencia a las
vctimas de la trata de personas supone una mstica de ojos abiertos, un pensamiento crtico y
sometimiento a servidumbre provocan intensos sufrimientos a las vctimas, y pone en riesgo a todos
quienes tratar de denunciar, ayudar o prevenir dicha situacin, porque atenta contra los intereses
un terreno para francotiradores, ni siquiera para una institucin heroica, por ms prestigio o recursos
con los que cuente. Se trata de entrelazar vnculos de redes entre los recursos de diversas
organizaciones civiles, confesionales o no, y un Estado con polticas efectivas de persecucin del
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crimen organizado, pensando de forma global una problemtica que aprovecha las fragmentaciones
locales.
La mstica mercedaria nos exige vivir la unidad con Cristo Redentor desde el lugar de las
vctimas con una conciencia crtica de las causas histricas, denunciando a los responsables y
objetivando los mecanismos estructurales que reproducen la dominacin tal vez sea este un nuevo
camino de santidad comunitaria y en red, en el que se nos exija el amor y la pasin de los mrtires
de siempre, pero con una lucidez crtica moderna, desde la cual visibilicemos con mucha claridad
quienes son las vctimas, los victimarios, los clientes y los que se benefician de la complicidad.
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Bibliografa de consulta
Aires.
sexual,
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Trata de personas. Una forma de esclavitud moderna. Un fenmeno mundial que afecta
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