El Estilo de Lengua
El Estilo de Lengua
El Estilo de Lengua
Antecedentes
y fundamentos metodolgicos
Susana AZPIAZU TORRES
Universidad de Salamanca
[email protected]
RESUMEN
En este trabajo presentamos una concepcin del estilo no vinculada ni a su uso en la Crtica
Literaria ni a las versiones actuales del Anlisis del Discurso. Es una visin del concepto no
parcelada en usos individuales y contextuales, que aspira a aplicarse a la lengua en general
como el conjunto de elementos del sistema y de la norma que la caracterizan frente a otras.
Se buscan los antecedentes de esta idea en otros autores y se propone abordar su estudio
mediante la comparacin histrica e interlingstica, adems de esbozar algunas de sus
principales aplicaciones.
Palabras clave: Forma humboldtiana Estilstica estilo de lengua genio de la lengua
ABSTRACT
In this paper the term style is linked neither to Literary Criticism nor to recent versions of
Discourse Analysis. It has no connection with the individual and contextual usage of the
language, but with the set of elements of system and norm that distinguishes one language
from others. We look for the theoretical background of the concept and propose that style
should be studied by means of historical and cross-linguistic comparisons. Some of its main
applications are also pointed out.
Key words: Humboldtian form Stylistics language style genie of language
____________
1
S. Azpiazu (2004a, 2004b, 2006 y 2011). El trmino estilo nominal se difunde en la
bibliografa lingstica desde el trabajo de H. Jacobi (1903).
respuesta a estas cuestiones, comenzando por lo que considero que han sido los ms
certeros acercamientos a la idea del estilo de lengua por parte de otros autores.
1. Antecedentes: forma, estilstica y genio de la lengua
Tendencias, estilo, idiosincrasia, naturaleza de la lengua tales son los trminos
que hemos empleado en el apartado anterior para referirnos a nuestro objeto de
estudio; y an nos faltan otros, de factura ms claramente romntica: genio,
espritu. Todos ellos pueden encontrarse en la bibliografa lingstica (y para-
lingstica) para referirse a fenmenos que, en ocasiones y en detalles, podemos
reconocer cercanos a nuestra propia intuicin, pero que en otras ocasiones parecen
estar refirindose a otra cosa.
1.1.1. Como es bien sabido, para Humboldt el lenguaje es solo actividad (enrgeia)
y no producto (ergon). Es lo que se va haciendo en cada acto de habla y no lo que
queda despus de haber sido diseccionada en palabras y reglas por el gramtico.
Esto ltimo, para l, no es ms que el "torpe producto inerte de la descomposicin
cientfica"2. Este lugar comn sobre la obra del pensador alemn no debe perderse
de vista a la hora de interpretar cualquiera de sus afirmaciones sobre el lenguaje, si
no queremos cometer el error de identificar sus conceptos con otros ms propios de
la Lingstica moderna, que, en general desde Saussure, tiende a tratar la lengua
como si fuera una construccin del gramtico ms que de los hablantes. Uno de los
conceptos humboldtianos que, desde luego, ms se presta a estas confusiones es
este de forma, sobre todo porque el propio Humboldt no ofreci nunca una
definicin nica y definitiva del trmino, sino un cmulo de ellas. Humboldt saba
que la idea no se dejaba abarcar en una sola sentencia, de modo que trat de
acercarse a ella desde el mayor nmero posible de perspectivas, lo cual le lleva a
veces a contradecirse o, cuando menos, a resultar confuso en sus formulaciones.
____________
2
W. von Humboldt (1990), p. 65.
Pues bien, ese elemento constante y homogneo que subyace a este trabajo del
espritu, por el cual el sonido articulado es elevado a expresin de las ideas,
aprehendido de la forma ms cabal posible en su interna trabazn, y expuesto con
sistema, eso es lo que constituye la forma de la lengua.
En esta definicin la forma de la lengua muestra ser una abstraccin construida
por la ciencia. Sera, no obstante, equivocado tenerla tambin en s misma por un
ente de razn desprovisto de existencia. Pues de hecho ella es ms bien el
impulso, por entero individual, en virtud del cual una nacin da vigencia en el
lenguaje a ideas y sensaciones. Slo porque nunca nos es dado percibir este
impulso en la totalidad indivisible de su empuje sino que tan slo lo
vislumbramos en cada una de sus obras singulares, no tenemos ms remedio que
reunir la homogeneidad de sus efectos en un concepto general inerte. En s mismo
ese impulso es uno y vivo.3
otras palabras, damos con ella al ensamblar, cada vez, las piezas de la sustancia
lingstica. De nuevo, hay un inters evidente por no reducir el trmino a un
concepto del mbito de la abstraccin: no es una invencin del lingista, pero para
probarlo es preciso prescindir de ideas preconcebidas sobre la lengua y observar el
devenir histrico (e individual) de la actividad lingstica:
lengua no hay nada presente que no pertenezca tambin al pasado, y ello afecta de
forma especial a su forma y a su estilo.
Si bien es cierto que el propio Bally no explica con la precisin que nos gustara
cmo se integran esas dos caras del lenguaje en cada una de las manifestaciones de
habla reales, los ejemplos que nos propone nos hacen pensar que para l el
contenido intelectual de un enunciado es algo as como su significado denotativo
primario, aquello que se manifiesta con la simple elaboracin de un enunciado;
mientras que lo afectivo es el contenido aadido por el hablante en funcin de la
____________
14
J. M. Paz Gago (1993).
15
C. Bally (1951), p. 12 y p. 155.
____________
16
C. Bally (1951), p. 1.
17
C. Bally (1951), p. 27.
18
J.M. Paz Gago (1993), p.18; L. Spitzer (1928).
____________
19
C. Bally (1951), p.2.
20
C. Bally (1965), p 14.
21
Incluso en los estudios en los que no se trataba de analizar la forma de expresin de algn
individuo creador, sino algn fenmeno lingstico ms general, Spitzer no perda de vista el
contexto histrico y social en el que se insertaba, y haca afirmaciones tanto propias de la
Psicolingstica como de la Sociolingstica. Cfr. por ejemplo su trabajo sobre los adverbios
en -mente; L. Spitzer (1925).
22
C. Bally (1951), p. 4.
23
Ahora bien, una cuestin no menor que debe tambin plantearse es si el estilo de lengua
actual es o no el mismo que el estilo de lengua de otras pocas del pasado. La respuesta no
es sencilla, como no lo sera si nos planteramos lo mismo con respecto a la lengua en su
totalidad o mejor an, a su gramtica: Es la gramtica del espaol del s. XX igual a la del
espaol del s. XV? Evidentemente, no. Es sin embargo la misma lengua? Evidentemente,
s. Dentro de la misma uniformidad de la lengua, es de esperar que el estilo, como la
gramtica, tambin cambie con el tiempo.
____________
24
A. Dauzat (1947).
25
A. Dauzat (1947), p. 8.
____________
36
F. Lzaro Carreter (1997 y 2003).
37
R. Lapesa (1996) y E. Lorenzo (1994).
38
V. Garca Yebra (2005).
1.7. Como hemos dicho, ni Lapesa ni Lorenzo ni Lzaro hablan explcitamente del
estilo en sus trabajos, pero s lo hacen, en fechas ms recientes, otros autores como
J. Garrido Medina41 y V. Salvador42, entre otros. En estos trabajos, el estilo es, de
nuevo, otra cosa: se identifica con el modo de adecuar la lengua a cada situacin
comunicativa y est vinculado a las variables sociolingsticas y pragmticas de
cada acto de habla. La filiacin de estos estudios cabe buscarla en las
investigaciones sobre el estilo contextual de N.E. Enkvist, en las aplicaciones del
funcionalismo lingstico de Halliday al estudio de la Literatura43, as como, con
diferentes matices segn los autores, en la propuesta de Labov de definir el estilo
como la atencin que el hablante presta a su propio discurso en cada momento44. La
variacin estilstica es ahora una competencia ms del hablante, vinculada en
general a la competencia comunicativa, que consiste en ser capaz de emplear con
propiedad la lengua teniendo en cuenta la constelacin de circunstancias que
intervienen en cada uno de sus actos de habla: dnde se encuentra, de qu tiene que
hablar, quines son sus interlocutores, etc. Curiosamente, esto mismo es a lo que
Coseriu denomina estilo de la lengua45, es decir, la variedad diafsica. Enkvist lo
define como variantes del lenguaje dependientes del contexto46.
As, en la Lingstica contempornea, el estilo, adems de vincularse, como en
la Teora Literaria, a la expresin del individuo, se convierte en la marca lingstica
de los gneros textuales y es sinnimo de registro47. Aparece integrado en los
____________
39
F. Lzaro Carreter (1997), pp. 160-162, 175-178 y 178-181, respectivamente.
40
La mayora de los dardos de Lzaro Carreter se refieren a cambios semnticos en el uso
de ciertas palabras por parte de periodistas y polticos. Su inters es relativo porque, como l
mismo seala en la recopilacin de los artculos, algunos de estos nuevos usos han
terminado por ser plenamente aceptados por la Real Academia de la Lengua, es decir, han
abandonado el carcter de desvos expresivos para entrar a formar parte de la norma. Cfr.
lo que se dice a propsito de esto ms abajo ( 2.2.).
41
J. Garrido Medina (1997).
42
V. Salvador (2000 y 2003).
43
Sobre esto, ver las actas del congreso sobre el Estilo que se celebr en Indiana en 1958 y
en el que se sentaron las bases de una Estilstica que tendiera, de nuevo, puentes entre la
Lingstica y la Teora Literaria (T. A. Sebeok 1960); algo que, por cierto, ya haba
intentado Spitzer veinte aos antes.
44
W. Labov (1972).
45
E. Coseriu (1981).
46
N.E. Enkvist (1987), p. 132.
47
V. Salvador (2003), p. 3; N. E. Enkvist (1974), p. 47.
____________
48
Todos ellos pueden encontrarse, por ejemplo, en N.E. Enkvist et al. (1974).
49
J. Garrido Medina (1997), p. 32.
2.2. Este ltimo punto es quiz el terreno donde encontramos las mayores
dificultades metodolgicas. Cuando hablamos de sistema y norma en una lengua,
hablamos, respectivamente, de lo que los hablantes estn impelidos a hacer cuando
hablan (por ejemplo, en espaol, emplear el verbo ser y no estar junto al adjetivo
inteligente), y de lo que hacen generalmente o ms frecuentemente con la lengua
aun pudiendo elegir hacer otra cosa (por ejemplo, en espaol no suele decirse me
duele mi rodilla, aunque no hay ninguna ley gramatical que impida emplear aqu el
posesivo). En este punto se encuentra el mayor escollo de la investigacin, porque,
en realidad, la norma puede llegar a ser tan restrictiva como el sistema. En efecto,
hasta qu punto una expresin no normal, como en el ejemplo me duele mi rodilla,
es una construccin lcita? Si ningn hablante nativo y ningn buen conocedor de la
lengua dice nunca nada parecido, no ser que es una construccin que no entra en
el sistema del espaol?50
Pero incluso cuando la norma es flexible, se plantea otro serio problema, como
es el de decidir, dentro de las opciones presentadas, cul de ellas es la ms normal.
En qu se basa realmente el criterio de la normalidad? En la frecuencia de uso, tal
vez? Si esto es as, se trata una cuestin meramente estadstica, y s, efectivamente,
la Estilstica tiene un desarrollo cuantitativo: Las tendencias estadsticas nos
proveen de muchos indicadores de estilo, nos dice Enkvist51. Pero incluso
entonces, dnde se coloca el lmite? A partir de qu ndice estadstico algo se
considera normal en una lengua? Previsiblemente, la respuesta a esta pregunta nos
la debe dar el corpus que manejemos, pero un corpus es un material manipulado
____________
50
Como se aprecia aqu, las cuestiones estilsticas no son separables de aquellas otras
relacionadas con el viejo problema de la distincin entre gramaticalidad y aceptabilidad que
tanto ha ocupado a los generativistas (N. Chomsky 1961 y 1965, o A. A. Hill 1961). En este
sentido es interesante la respuesta que Bakhtin y Volochinov, en su obra Le Marxisme et la
philosophie du langage (citada por J.M. Adam 1997, p. 31) ofrecen del problema. Niegan
estos autores la posibilidad de separar tajantemente Estilstica y Gramtica, como pretenda
Bally, si se entiende la Estilstica como el estudio del habla (o uso) y la Gramtica como el
estudio del sistema: De notre point de vue, il est imposible et mthodologiquement
irrationel dtablir une frontire stricte entre la grammaire y la stylistique, entre le schma
grammatical et sa variante stylistique. Cette frontire est inestable dans la vie mme de la
langue, o certaines formes se trouvent dans un processus de grammaticalisation, tandis que
doutres sont en cours de dgrammaticalisation, et cest justement ces formes ambigus, ces
cas limites, qui prsentent le plus dintrt pour le linguiste, cest justement l quon peut
capter les tendances de lvolution de la langue.
51
N.E. Enkvist (1974), p. 59. Ver un ejemplo de Estilstica estadstica aplicada al espaol en
I. Moreno-Torres Snchez (2000).
Por lo tanto, vista la inviabilidad de este tipo de juicios, los lingistas actuales
optan por valores ms acordes con el mundo moderno, como productividad y
efectividad: un texto es tanto mejor si produce el objetivo comunicativo deseado de
manera efectiva, para lo cual tiene que tomar en consideracin todas las variables
contextuales que se estn dando en el momento preciso del acto de habla. Los
juicios sobre la lengua se revisten as de cierta objetividad, lo cual, sin embargo, no
deja de ser un espejismo ms. En efecto, cmo se mide el xito o el fracaso de un
acto comunicativo? Quin decide si un acto de habla ha respetado todas las reglas
del juego contextuales y si lo ha hecho mejor o peor? Mejor o peor respecto a qu?
Dnde figuran estas reglas si no es en los prejuicios del lingista? Enkvist,
defensor de una concepcin del estilo en trminos funcionales, seala certeramente
que la definicin de estilo como una manera de decir algo se apoya sealadamente
en intuiciones sobre la identidad o diferencia de significado, y tales intuiciones son
notoriamente subjetivas y discutibles53.
El autor sueco centra, en nuestra opinin, muy bien otro de los problemas del
estudio contextual del estilo: si este es el resultado de una operacin electiva, lo que
tenemos en los textos es este resultado, pero no toda la gama de posibilidades
previas que serviran de trmino de comparacin con la opcin elegida:
El problema se plantea sobre todo cuando el estilo se entiende como desvo respecto
a una norma contextual, lo cual implica disponer previamente de las otras opciones
no desviadas. Sin embargo, ya hemos dicho que nuestro estilo se localiza
precisamente en el uso normal de la lengua comn, de modo que la mejor manera
de hacerlo visible es observando la lengua desde fuera, es decir, desde otras lenguas
o desde la misma lengua en otros momentos histricos. Desde esta perspectiva, las
elecciones se producen dentro de las posibilidades del sistema, y cada una de ellas
____________
Azorn: Hace falta mucha maestra literaria para manejarse en esos terrenos inhspitos [el
de la subordinacin, se entiende] porque ni el nimo ni la estructura de nuestra lengua
ayudan en el intento (A. Grijelmo 2004, p. 146.) Este juicio probablemente no pasa de ser
una simple opinin sin respaldo emprico. En algunos de nuestros trabajos sobre el tema
(por ejemplo, S. Azpiazu 2004), se seala ms bien la idea contraria, o, al menos, que el
recurso a la hipotaxis es una manera de diluir el exceso de nominalidad y, por tanto, de
sntesis, en lenguas de tendencia analtica como el espaol.
53
N.E. Enkvist 1987, p. 135.
54
N.E. Enkvist 1987, p. 136.
____________
55
Represe en la siguiente cita de R. Georgin (1962), p. 8: La stylistique nest plus de la
grammaire pure; cest la bonne utilisation des materiaux du langage, le choix fait par notre
got esthtique entre diffrentes constructions posibles. Mais elle sappuie sur la grammaire
suppos connue, dont elle est en quelque sorte lpanouissement. Parecido tambin J.
Marouzeau (1946), p. 10.
56
A. Grijelmo (2004), p. 150 cita este caso como ejemplo de uso que va en contra del genio
del idioma, posiblemente pensando en un calco desde el ingls o el francs. Contra lo que
ira esta oracin, si acaso, sera contra la norma, pero no contra el sistema de la lengua,
como s lo hara *quiero que vendrs. En el Manual de la NGLE (2010), 25.3.3b, se
describe esta vacilacin como efecto de la traslacin semntica del verbo esperar desde la
afirmacin de algo que se presenta como cierto (indicativo), a la nocin de esperanza
(subjuntivo); lo que induce a pensar que el proceso que se ha dado en este verbo va del
indicativo al subjuntivo, y no al revs, es decir, est originariamente ms prximo al valor
del equivalente francs. (En el CORDE, ambas construcciones se atestiguan dos veces, pero
la primera frmula con subjuntivo aparece ms tarde que la primera con indicativo, que se
da ya en el Quijote). A falta de un anlisis ms detallado del asunto, lo que parece claro es
que la forma con indicativo no es en absoluto un atentado contra el genio de la lengua, que
ms bien se caracterizara por permitir ambas estructuras.
por normalizar un uso que a l, aos atrs, le pareca impropio. Otro tanto podra
decirse del nivel pragmtico: los usos normales de la lengua estn sujetos a modas y
a los cambios socio-culturales que sufren las comunidades lingsticas. En este
terreno ni siquiera parece posible mantener un nico estilo pragmtico en cada
lengua, pues los usos de interaccin y de formacin de discursos son casi siempre
diferentes en las distintas comunidades en los que se habla una misma lengua, y as,
por ejemplo, las frmulas de cortesa que son normales en Espaa no lo son, o son
distintas en otros pases hispanoamericanos.
El modo en que el desarrollo de las comunidades deja su impronta en los
significados y en los usos de las lenguas es, pues, muy difcil de aprehender con
cierto rigor. No en vano estos dos terrenos de la lingstica (semntica y
pragmtica) se encuentran indisociablemente unidos a los procesos cognitivos
individuales de comprensin y reformulacin del mundo, por una parte, y, por otra,
a los de socializacin del grupo de hablantes. No puede negarse que el estilo de una
lengua tambin est en sus significados, de hecho, es posible que est ah ms que
en ningn otro lugar, pero cualquier acceso a este nivel de la descripcin debe
ocuparse en serio de evitar cualquier banalizacin de las conexiones entre lengua y
cultura. Un tipo de trabajos que probablemente se podra incluir aqu seran los
anlisis sobre la permeabilidad o impermeabilidad de una lengua a los prstamos y
calcos lxicos, la inclusin generalizada de nuevos significados en ciertos vocablos,
la tendencia a formar nuevos conceptos mediante metforas o imgenes de un tipo
determinado, etc.
3.2. Respecto a las aplicaciones previstas de los estudios sobre el estilo, estas son,
creemos, evidentes y han sido sealadas por muchos autores citados en estas
pginas (Bally, Dauzat, Enkvist, etc.), de manera que no nos extenderemos en ellas.
En la bibliografa lingstica actual proliferan los trabajos de variacin estilstica, en
el sentido explicado en 1.6., aplicados a la enseanza de lenguas60. En ellos se
combina la atencin al contexto con la enseanza de estrategias comunicativas
eficaces e incluso, como propone Enkvist, con la enseanza de la literatura. Sin
embargo, no suelen darse en estos enfoques indicaciones ms generales y
coherentes sobre los modos de expresin habituales o normales en las lenguas, y si
se hace, suelen ser pinceladas dispersas sin mucha sistematizacin, pues
generalmente el profesor tampoco est en condiciones de explicar por qu, entre dos
____________
60
Es curioso el modo en que Enkvist introduce la cuestin de la aplicacin en su artculo:
Todas mis teorizaciones apuntan a responder a una sola pregunta de tipo prctico: qu
podemos hacer para que los estudiantes de una lengua extranjera adquieran un sentido del
estilo de la misma? (N.E. Enkvist 1974, p. 19). Lo curioso es que aqu Enkvist no parece
referirse al estilo contextual, del que habla en el resto de su obra, sino a algo ms parecido a
nuestro estilo de lengua.
4. Conclusiones
Como decamos al principio, buscar el estilo de una lengua es, de alguna forma,
buscar lo esencial en ella. Pero, podemos siquiera afirmar qu es lo esencial de
una lengua? En absoluto. No es acaso el concepto de estilo de lengua una
entelequia cientfica? Sin duda, pero ni ms ni menos que otros como los de
competencia o gramtica. Es imposible abarcar el contenido de cualquiera de estos
conceptos con un solo enunciado o un solo calificativo. Pero, al igual que asumimos
que cada hablante tiene su propia competencia lingstica y cada lengua su propia
gramtica, y aceptamos que para llegar a ellos es necesario parcelar el estudio en
miles de perspectivas y de detalles que, sumados en su conjunto, nos pueden dar
una imagen aproximada (nunca completa) del total, debemos aceptar la idea de que
cada lengua tiene un estilo propio, una manera particular de ser, y de que para
acceder a ella es tambin necesario empezar por los detalles, aun sabiendo que la
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