Circe Cerdos
Circe Cerdos
Circe Cerdos
Resumen
Carlota O Neill, autora de Una mujer en la Guerra de Espaa, destaca, en la Literatura Contem-
pornea de Tradicin Clsica, gracias a la obra teatral titulada Circe y los cerdos (1974), en la
que hace una revisin de la figura de la maga desde la perspectiva de la mujer independiente y
moderna.
Palabras clave: Carlota O Neill, Circe, mujeres fatales, Tradicin Clsica.
Carlota O Neill, author of A woman in the War of Spain, is an outstanding playwright, in the
Contemporary Literature of Classical Tradition, thanks to the theatrical work entitled Circe and
the hogs (1974), in which she does a revision of the figure of the magician since the perspective
of the modern and independent woman.
Key words: Carlota O Neill, Circe, fatal women, Classical Tradition.
Dentro de los estudios de tradicin clsica nos encontramos con mtodos diferen-
tes para analizar los textos, y tambin con tipologas diversas de textos. Por una
parte, podemos acercarnos a textos que son transparentes, que hacen referencia
directa a temtica y fuentes clsicas. Por otra, nos encontramos con otros que aun-
que no hagan referencia expresa ni a temas ni a fuentes, sin embargo pueden englo-
barse en los tpicos clsicos, usando de metforas o smbolos. Circe y los cerdos
de Carlota ONeill (1905-2000) es una obra que nos remite directamente al tema de
la tradicin clsica, no slo por el ttulo sino tambin por la temtica, directamen-
te tomada de las fuentes clsicas. El tema de este artculo es por tanto una visin de
la obra de esta autora, que por otra parte es casi una desconocida, a pesar de haber
escrito una obra interesante y de haber tenido una vida llena de azares, paralela a
la de muchos que sufrieron penalidades y represalias con motivo de la Guerra Civil
espaola.
Esos avatares de la vida de Carlota ONeill son el motor de la mayora de su
obra, que usa para dar a conocer su historia, la de su familia, la de su generacin,
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para que no caigan en el olvido, para no perder la memoria, pera no repetir la his-
toria del fratricidio, que provoc tanto dolor, tanta prdida. Dolor por los desapa-
recidos, dolor por los muertos y dolor por los vivos, dolor por los exiliados, dolor
por los que no pudieron huir.
En este sentido nos encontraramos con un tpico bien clsico el uso de la
memoria para no olvidar, ya que el olvido es la propia muerte.
En su obra recientemente reeditada, Una mujer en la guerra de Espaa, la auto-
ra nos da testimonio de su propia peripecia. 1936. Carlota se dedica a la literatura
y es la esposa de un militar. Llega el verano, con su marido y con sus hijas, se ins-
tala en un barco, en la costa de Melilla.
Dice Carlota en Una mujer en la guerra de Espaa (p. 19):
Virgilio tuvo una feliz ocurrencia de hombre enamorado. En aquel verano no esta-
ramos separados ni un solo da. El no pasara solo un mes de vacaciones con noso-
tras en el norte, seramos Carlota, Mariela y yo quienes le acompasemos sin que
tuviera que abandonar su trabajo. Estaba destinado por tres meses a las Fuerzas
reas del Norte de Marruecos, en la zona de Melilla; marcharamos de Madrid
all con l. [] Habilitaramos un barco anclado, junto a los hidroaviones. Era
todo idea de un hombre enamorado, porque aqauello era como su ofrenda a m de
de un deseo que yo siendo novios le dije: Me gustara vivir sobre el mar una tem-
porada. Y este deseo de muchcachita romntica, me lo llev, renovado, en aquel
verano de 1936.
Del otro lado de la carretera grande, en lo alto comenzaron los disparos hacia la
hondonada donde nosotrso estbamos. eran los primeros disparos que despus iban
a incendiar el mundo. Virgilio remaba, y remaba cada vez ms lejos de m.
Virgilio Leret, el esposo de Carlota, ser asesinado por enfrentarse a los suble-
vados1.
As, de esta manera brutal arranca la historia de Carlota en Una mujer en la
Guerra de Espaa.
Carlota es separada de sus hijas, Mariela y Lotti, y confinada en la prisin
Victoria Grande de Melilla, donde permanecer cuatro aos.
Su pariente ms influyente, su suegro, del bando nacional, hace todo lo posible
por privarla de sus hijas y por que est encerrada el mayor tiempo posible. De
hecho, Carlota, se entera durante el proceso de que ha sido su suegro, mediante
una carta quien la haba acusado ante las autoridades, y haba cospirado para que
le fuera impuesta una pena de al menos 30 aos de prisin. El motivo, el rencor
que senta por achacarle la perdicin de su hijo Virgilio. Carlos Leret siempre con-
sider que su hijo haba sido embrujado por aquella extranjera, y eso haba sido el
principio de su muerte. Nos dice Carlota, (p. 233)
Al salir del penal, Carlota quiere visitar la tumba de Virgilio Leret, pero la
tumba no tiene nombre (p. 220):
Ella supuso que estaba enterrado porque as se lo dijo aquella mujer, pero en
aquella fosa poda estar enterrado cualquiera. Los rebeldes a la Repblica inten-
taron por todos los medios que los familiares de los desaparecidos no pudieran
identificar a los suyos, en un intento de borrar para siempre sus nombres.
Finalmente, tras muchas penalidades, Carlota consigue reunirse con sus hijas,
en una verdadera aventura de rescate de la red que el suegro haba tendido. A duras
penas irn sobreviviendo en la Espaa de la posguerra, primero en Madrid, y luego
en Barcelona, donde Carlota adopta el pseudnimo de Laura de Noves, como
recuerdo a la Laura de Petrarca, para poder publicar ya que su propio nombre era
el de una desafecta al nuevo orden poltico. Dadas las dificultades, deciden partir
a Sudamrica, animadas por las palabras amigas de Mario Arnold.
A pesar de las trabas burocrticas, llegan por fin a Venezuela. De ah, Carlota
parte a Mjico ms tarde, y all ya permanecer hasta su muerte, en el ao 2000.
Recientemente, en los meses de febrero y marzo de 2004, las hijas de Virgilio
Leret y de Carlota O Neill han estado en Espaa presentando la nueva edicin del
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Estuve investigando y en el mundo se han publicado unos 700 libros sobre la gue-
rra civil, pero slo dos o tres estn escritos por mujeres. El suyo, adems, es un tes-
timonio directo de lo que sucedi a las mujeres en la guerra y postguerra, inclui-
das las violaciones.
2. Vid. en Bibliografa la obra de Carmen Alborch quien en Malas hace un recorrido muy interesante
por la historia occidental y nos muestra una galera de mujeres que han sido considerado malas,
o brujas o hechiceras por su comportamiento fuera de los lmites impuestos.
Asimismo remitimos a la obra de Pierre Grimal El amor en la Antigua Roma, obra en la que el
autor nos proporciona tambin una visin muy interesante de mujeres de carcter poco dcil con
los parmetros sociales, son especialmente notables los captulos El amor y los poetas, donde
nos presenta a Lesbia, Cintia, Delia como personajes de gran fuerza, y tambin el captulo titula-
do Amores Imperiales, donde dedica jugosas pginas al personaje de Cleopatra, otro prototipo
de mujer hechicera y serpentina, capaz de provocar el desvaro de los mejores hombres de la
Repblica romana: Csar y Antonio.
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Las fuentes ms antiguas nos dicen que fue humillada por su esposo, el rey de
Samarcia, quien pretenda repudiarla para tomar otra esposa ms joven. Ella lo
envenen con ayuda de sus criadas y luego huy a la isla de Eea, que los antiguos
situaban en el mar Tirreno.
Es de naturaleza divina, hija del Sol y de Perseida y representa para los anti-
guos la mezcla que permite la vida y tambin la muerte, porque de la humedad y del
calor nacen todas las cosas y se les da forma. Los antiguos dotaron a Circe de
inmortalidad porque la generacin y corrupcin de las cosas naturales es un ciclo
sin fin, luego eterno. Tambin afirmaron que Circe transformaba a los hombres en
animales, si bien no pudo transformar a Odiseo, gracias al patrocinio de los dio-
ses quienes a travs de Hermes le enviaron la planta maravillosa llamada molly,
capaz de contrarrestar los hechizos de la maga.
Circe, vida y muerte, llega a representar una paradoja esencial para los hom-
bres y que permite un juego de simbologas a lo largo y a lo ancho de los tiempos.
Las fuentes clsicas sobre Circe son fundamentalmente Hesodo, Homero y
Ovidio3. La visin que nos da Homero es la de una maga extraordinaria que con
su canto hechicero atrae a su palacio a los marineros, y una vez dentro los seduce
con su presencia cautivadora. All, sometidos a su voluntad mediante filtros secre-
tos los cambia de naturaleza y acta a su voluntad con todos ellos.
Entre las obras literarias en las que aparece el personaje que nos ocupa tal vez
habramos de destacar: La Circe4 de Lope de Vega5, y Circe6 de Julio Cortzar.
Adems de Circe y los cerdos de Carlota O Neill que pasamos a comentar a con-
tinuacin.
Circe y los cerdos7 (1974) es una obra escrita en 2 actos repartidos en XI rap-
sodias. Y es chocante el nmero XI, pues en la rapsodia o canto X de Odisea, es
cuando aparece Circe.
La anotacin temporal que nos da la autora es: Es la Odisea. Eea.
Los personajes son: Circe, Ulises, 5 cerdos, Eurloco, Hermes, los espectros
de Agamenn, de la madre de Ulises y Tiresias. 2 nufragos y Penlope muda.
Estamos en casa de Circe mitad pocilga, mitad palacio. Unos hombres de Ulises,
convertidos en cerdos, aoran la presencia de la maga a la que no ven desde hace
unas horas. Se debaten entre volver al barco y regresar a su humana condicin o
Perdido est aquel que imprudente escucha su canto. Jams su mujer y sus hijos
volvern averlo en su morada, ni a regocijarse con su vuelta.
Sufrir la suerte que hil el destino, desde el instante que mi madre me pari.
Ulises, Odiseo, tiene un destino, verlo todo, disfrutar de todo. Y, como el aven-
turero que es, imprime a sus palabras un tono de resignacin que no es sino la jus-
tificacin a su afn de exploracin, de curiosidad y de aventuras.
Aparece en su camino Hermes, el enviado de los dioses:
Desdichado, Dnde vas solo entre estas colinas, desconociendo estos luga-
res?Circe puede hacer descender la luna sobre la tierra, variar el curso de los ros
y cambiar a los seres. Conoce las plantas venenosas y las emplea en sus filtros.
Estaba casada con el Rey de los Srmatas, y lo envenen provocando una subleva-
cin entre los sbditos. Su padre el sol para librarla de las iras populares, la trans-
port en su carro hasta esta isla de Eea. Tuvo dos amantes Glauco y Pico, a la amante
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Y contina Hermes:
Y responde Ulises:
[Como una fmina cualesquiera, se postra a los pies del Conquistador DEL HOM-
BRE, y le abraza las piernas encantada de ser dominada y maltratada].
Circe juega con las palabras, como la autora, y le dice dulcemente a Ulises que ella
no emplea venenos, sino que los mismos hombres se transforman por obra del amor:
Los peores venenos. pero no, no es bastante. El poeta no podra componer tu silue-
ta prfida, fatal, slo con la sonrisa, la mirada, el cuerpo perfecto.
de ojos de can se alej y no quiso cerrar mis ojos ni mi boca, en el momento en que
yo descenda a las moradas de Edes. Aa m me hizo percer de este modo, cuando crea
volver a mi morada y ser bien acogido por mis hijos, mis criados, mis esclavos.
Clitemnestra cubrir con su infamia a todas las mujeres futuras, an a aquellas que
tuvieron la virtud por patrimonio.
Ah, comprendo, algo que han inventado los hombres para aplicrselo a las mujeres.
Comienzan ellos tambin a recordar a sus esposas, que despus de tantos aos
estarn gordas y arrugadas y fras, Pero jams nos hundirn en la abominacin.
Frente a Circe, quien se venga en cada hombre de la humillacin a la que quiso
someterla su marido, deseoso de otra ms joven. Y por eso toma a todos los hom-
bres uno a uno y los deja, por capricho.
Segn Ulises ese capricho tendr un da su castigo, por la insolencia con que trata
a los varones.
Ulises debe partir, su prudencia as se lo indica y se lo aconseja uno de sus
marineros:
Que digas adis a Circe, no demuestres tu prudencia pernoctando aqu meses y meses,
entregado a una mujer perversa, que acabar minndote las fuerzas y el espritu.
Y sigue la rueda del viaje del desvaro para Odiseo, le quedan muchas costas por
ver, muchos monstruos por vencer. Y Circe se queda sola. Mas por poco tiempo. A
sus parajes llegan dos marineros. Y uno de ellos dice:
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Nunca, en verdad, han visto mis ojos mortal tan atractivo, ni hombre ni mujer y
estoy sobrecogido de admiracin.
Bibliografa
1. Ediciones de las obras de Carlota ONeill
No tenis corazn, Barcelona, 1924.
Pigmalin, Barcelona, 193 ?
Qu sabe usted de Safo?, Mxico (DF), 1960.
Una Mexicana en la Guerra de Espaa, Mxico (DF), 1964.
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Virgilio Leret Ruiz, Capitn aviador del Ejrcito de la Repblica, fusilado el 23 de julio
de 1936, por lealtad a su Pas y su Estado. Editora de Peridicos S.C.L. La Prensa;
Mxico (DF); junio 1973.
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(DF), 1974.(Prlogo de Sergio Magaa).
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Madrid, 1977.
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Teatro: Circe y los cerdos Cmo fue Espaa encadenada Los que no pudieron huir, ed.,
intr. y notas de Jose Antonio Hormign. Madrid, 1997.
Una mujer en la Guera de Espaa Los muertos tambin hablan Romance de las Rejas,
Madrid, 2003. (Prlogo de Rafael Torres)
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