Filosofía 3

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 428

Carlos Pars

Carlos Minguez


\ .
L


.
' .
.l.il
'llJ~

.t

1.1. FUNCION BIOLOGICA DEL SABER


1.2. LAS FORMAS DEL SABER
1.3. EL SABER FILOSOFICO

El saber tiene para el hombre una funcin biolgica. Contra-


puesto a la vida del animal (una vida ya hecha, guiada por pautas de
conducta heredadas), el hombre se encuentra ante un horizonte pro-
blemtico, de indecisin, y precisa acogerse al saber para sobrevi-
vir, para levantar un proyecto de vida. Las distintas perspectivas
desde las cuales debe abordar su relacin con el mundo originan los
grandes campos en los que se puede dividir el conocimiento hu-
mano: como teora sobre la realidad (ciencia), como gobierno de la
conducta (tica), como transformacin del mundo (tcnica).
La fi.losofia representa un modo de saber comn a todas las cul-
tmas. Se ha gestado como proceso de racionalizacin frente a las
interpretaciones mticas. Y mantiene, frente a la especializacin, el
rasgo de saber global que permite expresarse al hombre como ser

racional y libre.
7


. , 1 01 jsrr1a situacin IJ<)lgica, de su
lt ' l(1o d e !'L .
resL1 ' . 1, evolucin*.
}' LlCStt> Cl1 ,1
Jecu t~1r p, . . l<> en cfcct<), al h(>ml)re C<)n \() ms
Ct>1npar,1nc ' . d
. d ~ 1 vjda del animal, p<> emos <)l)servar
tptc<>, e - ~en un mundo d a d o. ])o r su orga-
q uc este v tve
. . , -nsorial (lirigc su comportam1cnto con
.
n1zac1on se '
J nas pautas de con(lucta que son
arreg 1o a u .
pecua l1are.. s de Ja especie, y el ec1u1pam1cnt<> cc>n
desarrolla estas pautas d e conducta est
e 1 cua1 . , 1E
dado por su misma org~n1zac1on corpora . ~stos
tres rasg Os (e l encerramiento. d e su. mundo. en los
datos sensibles, perceptivos; la ex1stenc1a de unos
delos de comportamiento comunes a toda la
mo . l d .,
espe ,el .e heredados genticam . ente; y a re ucc1on
.
de su instrumento de trab aJO sobre e 1 medio a
su propia corporalidad) caracterizan lo ms tpico
de la existencia animal.
El hombre, en cambio, se nos aparece como un
viviente que tiene un mundo abierto, determi-
nado por la existencia d el lenguaje. Por este
segundo sistema de seales (el lengua je), respecto
a los signos inmediatos que constituyen los datos
sensibles, tiene el h o m b re una imaginacin. Es
La tendencia hacia el saber, dentro de la cual decir, se encuentra en una relacin dialctica*
se inscribe como su aspiracin ms pura el con- con referencia al med io d ado sensible, de nega- .,
cepto de filosofa, nos aparece como algo con- cin y de trascenden cia sobre ste. De negac1on,
natural al hombre. Ya deca Aristteles (3 84-3 22 en cuanto se sita fren te a un mundo que toma
antes de C.): <<Todos los hombres, por naturale- como objeto; de trascendencia, en cuanto supera
za, tienen la tendencia hacia el saber.>> Ahora bien, los lmites marcados por la biologa y construye
con esta afirmacin nos encontramos en presen- nuevos universos. As, d e una manera muy tpica
cia de una pura comprobacin fctica cuyo y caracterstica, p o d emos decir que la vida del
, sentido resulta necesario explicar y profundizar. homb re no est hecha como la vida del animal.
La tendencia hacia el saber en el hombre o la El hombre n ecesita pro yectar su vida. El hombre
connaturalidad del hombre con el saber ''es el precisa, en otro o rd en d e cosas, construir su
'
. "' I..a~ palabras con asrerisco aparecen explicadas en el vocal)ulario medio. Mas esta situacin del hombre que aca-
tina! de cada tcn1a.
bamos d e d escribir es consecuencia tambin de
.
~
..' . . .
~

1 ..
1
t
1
1
1
1

'
1
1

. su propia biologa bsica, CU), herencia gentica, transformar el medie) en el saber en el sentido
que hasta el momento vena gobernando la con- ms estricto. Pues aunque el animal tiene tam-

ducta animal, es sustituida, en los aspectos t- bin un conocimientcJ, este conoc1m1ento, a


picamente humanos, por el aprendizaje. diferencia del humano, es algo que le viene dado
Y a anteriormente a la aparicin del hombre por su propia organizacin biolgica y cons~i
existe una tensin entre el comportamiento here- tuye, adems, el mundo caracterstico de la ex1~
dado y el aprendizaje. E&te va creciendo con los tencia de una especie animal, que se va transmi-
mamferos, pero al llegar al caso del hombre, tiendo de unos individuos a otros.
con la prematuridad caracterstica del nio, de- En el caso del hombre, nos encontramos con
termina una situacin enteramente peculiar. Esta un saber que es adquirido por el individuo y por
situacin debe engarzarse tambin con el estado el grupo o, ms exactamente, por el individuo
de indefensin orgnica del hombre, con la que vive dentro del grupo. Este saber es transfe-
manera en que nos aparece la cra humana como rido no ya biolgicamente, por va hereditario-
algo originalmente desvalido, a diferencia de la gentica, sino por va cultural, a travs del fen-
cra animal. De ah la enorme importancia que meno pedaggico, a travs del aprendizaje que
en el caso del hombre adquiere el saber, como realiza cada nuevo existente humano dentro del
posibilidad misma de subsistencia biolgica, grupo (del grupo familiar o del colectivo en el
convirtindose esta necesidad de dominar y cual empieza a desarrollar su vida) .

...


-~-

En ~ontraposi_ci,n . los animales, el hombre vie ne al mundo en un estado de prematuridad que convierte el saber en una necesidad bsica d e
subsistencia b1olog1ca.
1
1
1
~

''
1
1 . I ' g 'i co y lo soc io - c ultural. La integracin
1 d e lo b10 o , . 1
r ar1 isn10 vivi er1te est , antes ables biolog 1cas, socia es Y cult urales
1 de las var1 , . . ,
Lo especial de o ~ . 1 d el ct1 erpo co- en func 1o n a m1ento.
. el ln11te r11at er1a . . da la pers na 1
bien. en que . 'd n el l111ite del ind1v1duo
rno cosa no co1r1c~ e co t mediante sus fun -
viviente. El organismo es 1 , . , n con el mundo ASHLEY La direccin del desarrollo
MoNTAGU :
. .t les en lJ na re ac10 . humano, Ed. Tecnos, M adrid, 1961 , pg . 13
crones v1 a , s La resp1 -
fsico citcundante que va muy 1eJO . .
t bolismo la busca d e alimento y
., 1
rac1on, e rne ' , ,
la ropia conservacin - esta ultima en en
t dida
jun~o con las m ltiples formas de estar amenaza-
da Y las formas de espontnea def~nsa Y preser ~ La evidenci a de que esa influenc ia cultural
vacin que responde a las anter1ore~ - cons (el mundo hecho por el hombre) es beneficiosa
tituyen un tejido de accione~ y reaccione~ con p arece en verdad casi abrumadora. Lo que nos
las que el orga nismo se extiende espontanea- distingue del mundo de los animales es . n~estra

mente ms all de s y muy adentro de su mundo cap acidad para crear cultura . Lo que d1st1ngue
circundante espacial, estando indisolublemente
las eta pas superiores del desarrollo hu mano de
enlazado con un sector del mundo real Y en de-
las inf eri ores es la variacin del n ivel cultural.
pendencia de st e por obra de los procesos
El elem e nt o ms elemental de la cultura, el
parciales def proceso de su vida.
leng u aje, es la condicin previa para cualquier
N. HARTMANN : Or110'7oga V. Filosofa de la Na-
realizacin humana . Se ha dicho con razn que
turaleza, Fondo de Cultura Econmica, Mxico, el hombre es un animal creador de smbolos,
1964, pg. 19. porque si no fuera por n uestra capacid ad para
hablar no podramos l lamarnos seres humanos.
Pero todas las dems fun c ion es humanas tam-
bin dependen de nu estro contacto con el
Los seres humanos funcionan dentro de una mundo exterior. Aprendemos a pen sar obser-
estructura de la que no p uede separarse la vando a tos dems y aleccio nados por ellos.
dinmica del universo socio-cultural . Esto es t an Desarrollamos nuestras f acultades sentimentales,
cierto de los fetos como d e los filsofos . La intelectuales y artsticas bajo la influencia de
diferencia es slo de g rado. Cuando se trata del nuestro contacto con el caudal de conocimien
h.ombre como conjunto fun ci o nal, nunc a es po- tos Y de creaciones a rt sticas acumulado por la
sible realmente disociar lo socio - cultural de lo sociedad . Aprendemo s a amar y a preocuparnos
org~ico q biolgico. Si alguna vez, por exi - por los dems med i ante el cont acto con ellos,
g~nc1as del anlisis, se hace as, el procedi - Y aprendemos a refren ar nuestros impulsos de
miento es ~rbitra rio . Puede justificarse, e i ne luso hostilidad y egosmo con el amor o, por 10
ser aconse1able, co n fi nes metodolgicos. Pero menos, con e l temor, a los dems.
debe r.eco~darse siempre que este procedimiento
es arb1trar10 Y que el hombre, ser social en todo
8 Ha
10 caso, es una amalgama, o mejor, una integral ERICH FROMM : El lenguaje olvidado, L1brer

chette, Buenos Aires, 1966, pgs. 33.3 .4


t
1
1

'
1

tan1icnto, y la organizacin de todas estas infor-


maciones dentro de sistemas exp)jcativos, nos
aparece como caracterstico del saber en cuanto
,
teorta.
Pero el saber n<J es solamente noticia en torno
a la realidad humana y exterior; el saber se
encamina tambin a dirigir la propia conducta.
La indeterminacin provocada en e] hombre
por la debilitacin de las pautas impuestas por
la especie suscita la necesidad de organizar la
vida segn un proyecto. Proyecto que )os dis-
tintos grupos humanos culturales, y cada indi-
viduo, tienen que levantar para dirigir con
arreglo a l su comportamiento, determinando
cules son los valores fundamentales que deben
gobernar la vida. As surge la dimerisin moral
o tica como saber. En este sentido, la figura
del sabio corresponde al hombre prudente que
ha alcanzado una madurez en el gobierno prc-
tico de su vida. El saber se encamina a buscar
ciertos criterios que permitan decidir con segu-
El saber humano se configura en una multi- ridad ante las dispares situaciones que la vida
1 plicidad de direcciones. Por una parte, se refiere presenta. En cada colectividad quedan fijadas
a la realidad que rodea al hombre, as como a la unas normas de comportamiento (ms o menos
propia existencia humana. En este sentido nos racionales o convencionales) cuya transgresin
aparece como una serie de informaciones y es considerada como un delito que rompe el
tambin de interpretaciones explicativas de universo moral de tal colectividad. Este universo
dichos datos, lo que constituye un tpico afn y proporciona al hombre la seguridad que no le es
necesidad del hombre. Esta tendencia a captar dada desde el sustrato orgnico, al tiempo que
y elaborar posteriormente las informaciones surge en l la conciencia de la libertad.
conduce (como bien muestra la historia de la En tercer lugar, el saber humano se nos ofrece
cultura) hacia la teora, es decir, hacia el cono- como posibilidad y necesidad transforma-
cimiento puro de lo que es el mundo y de lo que dora del mundo ; el saber humano se vincula
constituye su propia realidad como hombre. La profundamente a la tcnica. Entre los rasgos
pregunta por lo que es el mundo, por las regula- ms ostensibles de la situacin biolgica del
ridades que lo gobiernan, por el propio compor- hombre aparece una disposicin espontnea para

1
1

1
'
f

1
1

la tcnica. t "'s decir, por una parte, el hombre se mulado por su cultura; .especialmente,
. se sient e
, nos muestra como un ser que necesita aprender, satisfecho por su conoc1m1ento cientfico. Per
en la medida en que se manifiesta en una situa- no podemos olvidar que ,la ciencia
.
moderna tien~
cin de disponibilidad intelectual, y en cuanto un fuerte componente tecn1co, a partir del cual 1

se encuentra en una situacin no determinada esta capacidad transformadora del medio se con-
de gobierno de su propia conducta. Por otra vierte en un afn posesivo de la naturaleza. Este
parte, el hombre, a travs de su condicin cor- dominio no concluye en el mundo fsico, se
poral, de su desnudez, de la estructura de su extiende como posibilidad de transformacin
mano, de su inicial invalidez biolgica, nos de la sociedad y de los hombres, ya individua) )

aparece como un ser que necesita completarse a ya colectivamente. Esta dimensin tcnica del
travs del mundo y utilizar sistemticamente los saber es, sin duda, mu y caracterstica de la cul-
in strumentos hacia los cuales le abre su mano tura actual y nos plantea algunos de los mximos
como <<rgano de rganos>>. Esto es, como problemas de la civilizacin de nuestra poca.
rgano. no condicionado en una lnea determi- Tal aspiracin tcnica o transformadora forma
nada a un tipo de comportamiento, sino abierto parte del destino que la Biblia atribuye al hombre,
hacia mltiples direcciones mediante los uten- y ha sido expresada con entusiamo por los
silios creados, a partir de los cuales acrecienta creadores del pensamiento moderno. Tal es el
indefinidamente su poder. caso de Descartes ( 1 596-16 5o), cuando nos habla
El hombre moderno ha tomado conciencia de la figura del hombre como <<dueo y poseedor
de Ja supremaca que le confiere el saber acu - de la naturaleza>>, o inscribindose tambin en
, la obra de Bacon (156 1- 1626) a travs de la idea
de que se vence a la naturaleza obedecindola.
U na aspiracin tan connatural al destino del
hombre y sin duda tan grandiosa, no obstante,
se est viendo tremendamente degradada en
nuestra poca. Y se manifiesta, tanto en las
ciencias de la naturaleza como en las antropol-
gicas, en las ltimas por un afn de dominio
sobre los dems seres humanos, de manipula-
cin de los mismos. Tambin, respecto a la
naturaleza, en un autntico expolio de sta, en
una verdadera destruccin determinada por la
irracionalidad de nuestra tecnologa, dominada
c:1hombre adquiere el saber, no hereditariamente como los anj-
ma les, sino mediant e un proceso de aprendizaje de11tro del grupo a su vez por la produccin capitalista, con su
t"ultural a que per tenece. lgica del beneficio privado minoritario.

1
1
1
1

'
1
1

A.1 considerar la influencia de la ciencia sobre a ponerlas a prueba en varias dificultades par-
la vida
d humana tenemos, por consiguiente , que ticulares, notando entonces cun lejos pueden
cons1 erar ~res a~pectos ms o menos enlaza- llevarnos y cun diferentes son los principios
dos entre .s1 .. El primero es la naturaleza y objeto que se han usado hasta ahora, cre que conser-
de conoc1m1ento cientfico; el segundo es el varlas ocultas era grandsimo pecado, que infrin-
may,or pode~ d~ .manipulacin que se deriva de ga la ley que nos obliga a procurar el bien
la t ecn1.ca c1e~t1f1ca; el tercero son los cambios general de todos los hombres, en cuanto ello
en la vida social y en las instituciones tradicio- est en nuestro poder. Pues esas nociones me
nales que resultan de las nuevas formas de .or- han enseado que es posible llegar a conoci-
ganizacin exigidas por la tcnica cientifica. La mientos muy tiles para la vida, y que, en lugar
ciencia, como conocimiento, es la razn fun- de la filosofa especulativa, enseada en las
damental de los otros dos aspectos, puesto que escuelas, es posible encontrar una prctica,
todos los efectos que la ciencia produce son por medio de la cual, conociendo la fuerza y
el resultado del conocimiento por ella consegui- las acciones del fuego, del agua, del aire, de
do. El hombre, hasta ahora, se ha visto impedido los astros, de los cielos .Y de todos los dems
de realizar sus esperanzas, por ignorancia de los cuerpos que nos rodean, tan distintamente como
medios. A medida que esta ignorancia desapa- conocemos los oficios varios de nuestros arte-
rece, se capacita cada vez mejor para moldear sanos, podramos aprovecharlas, del mismo mo-
su medio ambiente, su medio social y su propio do, en todos los usos a que sean propias, y de
ser segn las formas que juzga mejores. Mien- esa suerte hacernos como dueos y posee-
tras sea sensato, este nuevo poder le ser be- dores de la naturaleza.
neficioso. Pero si el hombre es necio, le ser
DESCARTES 'Discurso del mtodo. Trad . M. Garca
contraproducente. Por consiguiente, para que Morente, Espasa-Calpe, Madrid, 1943, pg. 70.
u na civilizacin cientfica sea u na buena civi-
lizacin, es necesario que el aumento de cono-
cimiento vaya acompaado de un aumento de El problema de si al pensamiento humano se le
sabidura. Entiendo por sabidura una concep- puede atribuir una verdad objetiva no es un
cin justa de los fines de la vida. Esto es algo problema terico, sino un problema prctico.
que la ciencia por s misma no proporciona.
. ' . Es en la prctica donde ei hombre tiene que
El aumento de la ciencia en s1 mismo. no es, . por
, demostrar la verdad, es decir, la realidad y el
consiguiente, bastante para garantizar n1ngun podero, la terrenalidad de su pensamiento. El
progreso genuino, aunque sumini~tre uno de litigio sobre la realidad o irrealidad de un pen-
los ingredientes que el progreso exige. samiento aislado de la prctica es un problema
puramente escolstico ( 11 tesis sobre Feuer-
Bt.:RTRAND RussELL: La perspectiva cientfica,
Ed . Ariel, Barcelona, 1969, pg 9.
bach).

C MARX y F. y
ENGELS: Tesis sobre Feuerbach
Tan pronto como hube adquirido algunas otros escritos f1/osficos, Ed. Grijalbo, Mxi-
nociones generales de la fsica y comenzado co, 1970. 13



1
1
1
1

ha desarrollado a lo largo de la historia. Por otra


parte, tal panorama quedaba ya posibilitado p
la pluridimcnsionalidad del saber que anterio~~
mente indicbamos.
En conjunto, podramos designar a la filosofa
como la aspiracin mxima hacia el saber humano
en el sentido ms puro, anterior a cualquier
orientacin o divisin de ste en las lneas apun-
tadas. La filosofa como sabidura se identificara
con la idea de saber en su plenitud, sin delimj-
tacin alguna, diferencindose fundamentalmen-
ICO te del carcter especializado , parcial, de los co-
nocimientos determinados. A la filosofa le
caracterizara su ambicin de autenticidad, su
sentido crtico frente a todas las formas de
pseudosaberes. Es decir, la filosofa se inscribira
dentro de la dialctica* entre el error y el acierto
que caracteriza al conocer humano, tratando de
superar todos nuestros yerros para realizar el
saber ms certero, ms puro y, evidentemente,
tambin ms u nitario. E n esta direccin, todas
Hemos sealado hasta ahora el sentido que las culturas contienen un grmen filosfico, sin
tiene el saber dentro de la condicin humana, duda alguna. Sin embargo, en los distintos
como absoluta necesidad, como apertura de la pueblos no solamente el planteamiento del saber
evolucin hacia el conocimiento; la cual, en el ha sido modelado por su atencin a lo terico, a
caso del hombre, posibilita la existencia misma lo moral o tico, o bien hacia lo tcnico, sino
de ste. Tambin se han indicado las distintas tambin por la evolucin que ha ido recorriendo
direcciones, los diferentes vectores, segn los el concepto de saber en la historia misma.
cuales este impulso y esta necesidad biolgica se Es innegable que, en cuanto podemos recons-
configuran. Cabe ahora apuntar el papel que la truir nuestros orgen es, el hombre nos aparece,
filosofa desempea dentro de esta ingente reali- durante todas las primeras jornadas de su histo-
dad que es el saber humano. ria, dominado por el pensamiento mtico. ~l
Es evidente que el saber ha adquirido confi- surgir de la filosofa, segn una clsica referencia
guraciones muy distintas. Para probarlo, basta helnica, se vincu la justamente al paso del
con advertir el panorama de los conocimientos mito* al logos. La filo sofa emergera entonces
de nuestra poca y de los saberes que el hombre como una racionalizacin realizada sobre un
''
1
'
1

~onjunto de conocimientos anteriores que cons- cierto que la lucha contra el mundo de los mitos
tituyen el mundo de los mitos. En consecuencia no ha cesado, puesto que sin duda profundas for-
podemos afirmar que en lo mtico se encuentr~ mas de irracionalidad subsisten en nuestra poca
ya una protofilosofa, un origen o embrin de y, en este sentido, la filosofa sigue manteniendo
la filosofa. Sin embargo, hemos de tener en su funcin. El gran problema que a la filosofa
cuenta que la filosofa propiamente tal se cons- de nuestra poca se le presenta, y que incluso en
tituye por un proceso de trasmutacin. Este salto muchas opiniones constituye una agresin contra
se manifiesta por los rasgos que enfrentan el la posibilidad misma de aqulla, es el de su
mito y la razn : a) En el mundo mtico existe relacin con la ciencia y la tecnologa. Qu
un claro predominio de elementos imaginativos sentido tiene plantearse la filosofa de nuestra
sobre los conceptuales. b) El mito tiene un poca, cuando el dominio del saber parece acapa-
carcter profundamente colectivo y tradicional; rado por las llamadas ciencias positivas, esto es,
es transmitido, en una cultura determinada, de por las ciencias formales (matemticas y lgica) ,
unos hombres a otros, e impregna la vida de por las ciencias de la naturaleza y por las ciencias
la comunidad a travs de la profunda vinculacin del hombre y de la sociedad? No son estas
entre el mito y el rito*. ciencias las que nos dan las verdaderas informa-
Todos estos elementos son los que van disol-
vindose a media que el hombre avanza en la lnea
de su racionalidad: a) Las imgenes son susti-
tuidas por el concepto. b) El manejo de las ideas
sucede a la pura referencia a episodios o grandes
figuras originales. e) La idea de un ~depsito de
la comunidad, que se va transmitiendo, es reem-
plazada por el sentido crtico. d) Al ritualismo
repetitivo sustituyen las pauta.s de conducta
definidas desde un proyecto racional.
Esta pugna entre el mito y el logos nos des-
cribe algo que resulta profunda~ente ca~acte
rstico del saber filosfico: su sentido de raciona-
lidad crtica a travs de l, la filosofa nos aparece
como un m~mento fundamental de la existencia
humana en la lucha contra el oscurantismo, en
el intento de que la conciencia racional sea quien
gobierne la existencia humana. ,
El mito no slo nos aparece como una torma de explicacin prc-
Pero no es ste el problema que hace hoy d1a filosfica del mun<lo, sino tan1bin como medio de insercin del
ms difcil la caracterizacin de la filosofa. Es individuo en la sociedad.

-

''
1
1
t
1
1

ciones, las que sustentan las adecuadas teoras ele la cultLt ra tena este sentjdo de universalidad y
nuestro tiempo, las que, por otra parte, deben de amplitud, de manera que la figura del filsofo
dictar un comportamiento racional y las que nos y la del cientfico no se diferenciaban claramente.
suministran las grandes posibilidades tecno- En esta artificiosa situacin, en que la filosofa
lgicas? nos aparece como un conjunto de saberes en
As es como el problema se plantea en la conflicto con las ciencias positivas, se han tra-
actualidad. Ahora bien, responder a esta pregun- tado de disear distintos recursos de diferencia-
ta supone disear una crtica del modo de cin. Algunos han pretendido invocar una hipo-
existencia intelectual del hombre contem- ttica investigacin de las esencias frente a las
porneo. No es suficiente para dar una respuesta leyes cientficas, o un problemtico concepto
realista acuar distinciones ms o menos ade- de profundidad evidentemente muy retri-
cuadas, artificiosas, entre las ciencias y la filo- co , o bien referir a la filosofa determinados
sofa. El problema se plantea de una manera objetos en patrimonio exclu sivo, lo cual sera
objetiva, en la medida en que consideremos la convertirla en una ciencia ms, aunque sean estos
vida intelectual de nuestra poca dominada por objetos el hombre, el conocimiento o el len-

la divisin del trabajo, por la especializacin gua Je.
de ste. Se trata de una consecuencia de la indus- Tales recursos no solam ente son ineficaces,
trializacin capitalista proyectada sobre el mun- sino que respond en a la p eculiar situacin ante-
do intelectual, sobre la organizacin misma de riormente com en tada. Lo que caracteriza a la
nuestras instituciones. En efecto, acontece que filosofa, como indicab a Bertrand Russell ( 18 72-
la filosofa se ha convertido en una actividad 1970), es su carcter general y crtico. E n todo
especializada y se ensea en determinadas sec- con ocimiento p o dem os distinguir dos vertien-
ciones de nuestras Facu ltades universitarias, cual tes, aq uella q ue lo sita en su propia peculiaridad
si se tratara de una ciencia ms, con la an o m ala ms singularizad a y aquella que mira hacia 1os
de que, sin embargo, pretende ser m s q ue problem as comunes co n todo el resto del cono-
ninguna ciencia y englobar toda la vid a intelec- cimiento . A mbos m o m entos son inseparables
tual del hombre. de cualquier tipo de co nocimiento, y la filosofa
Esta situacin es enteramente peculiar en el se interesa fundamentalmente en esta dimen-
curso de nuestra poca. Con anterioridad po de- sin de comunidad de todo conocimiento.
mos observar que la filosofa no h a sido una Comunida d que , por supuesto, no quiere decir
actividad especializada, profesionalizada en unos unifo rmidad del sab er.
hombres que nicamente hacen filosofa. E l Este agudizarse la especializacin es un resul-
filsofo, no slo en Grecia, sin o tambin en los tado tpico del modo de produccin capitalista,
siglos XVII y XVIII, h a sid o un h ombre de cultura referido al estilo de la vida intelectual. Sus incon-
16
universal. Pero es ms, p odram os decir que toda v enientes se manifiestan en la medida en que se
1
1
1
1

1
1

limita la mente del cientfico e incluso le sustrae N<) del)cmc>s olvidar, sin embargo, que un,1
alienantemente* el sentido de su labor. Las reac- ct1ltura tcnica no puede renunciar a determina-
ciones frente a esta especializacin se han movido d<>s sectores cic especializacin, pero sin pcrtlc r
no sola~ente . en un aspecto crtico general, de vista la posici>n de ellos en un orden _ge~eral.
especulativo, sino tambin en la misma prctica Tambin hemos de advertir, como Jnd1caba
cientfica, correspondiendo a ellas, por ejemplo, Gramsci (1891-1937), que todo hombre es un
el inters creciente del concepto de interdisci- filsofo, ya que la filosofa recoge las caracte-
plinariedad en esta poca. rsticas ms tpicas de la realidad huma~a: la
En cuanto estas limitaciones de nuestra vida racionalidad y la libertad. En este sentido, la
social, que se inician por la misma divisin del filosofa debe guardar una profunda relacin con
trabajo intelectual y fsico, vayan siendo supe- todos los aspectos de la cultura. La filosofa es
radas y se tienda hacia la formacin de una exis- una reflexin sobre sta, es decir, es una activi-
tencia mucho ms universal, podemos pensar dad que se plantea crticamente los resultados
que la filosofa recuperar entonces su funcin de todo nuestro ser cultural. Sin una filosofa no
ms caracterstica y su gran historia. puede haber una existencia autntica, plena, en
la cual el homqre realice su aspiracin hacia el
saber en un sentido universal, sobre sus ltimos
problemas. Pero es evidente que la realizacin
del acto filosfico, en este sentido, significa un
desafo a la cultura especializada y alienante* de
nuestra poca deshumanizadora.

Leibniz (1646-1716) es un tpico representante del filsofo c<>n1<, De ser una ciencia integradora ele todos los conocimientos l1u-
hombre de cultura universal En sus escritos ha dejado consta11 ~~nos, , la filo~fa ~a pasado a ser una ''carrera'' o especializa-
cia de sus amplios conocimientos
,
de filosofa, matemticas, f1~1 c1on mas, al mismo nivel que las ciencias positivas.

ca, qumica, poli ti~ teologta, etc.
t
1

'
J
1
1
1

El mito, tal como se da en las comunidades Donde acaba la fsica no acaba et problem .
salvajes, es decir, en su forma viva original, el hombre que hay detrs del cientfico necesi~~
no es meramente un relato, sino una realidad una verdad integral y, q~iera o no, por la cons-
viviente ; no es una ficcin, como la novela que titucin misma de su vida, se forma una con-
hoy leemos, sino algo que se cree sucedido cepcin enteriza del U ni verso. Vemos aqu 1 en
en los tiemps primigenios, y que a partir de clara contra posicin dos tipos de verdad: la
entonces influye sobre el mundo y los destinos cientfica y la fi losf ica. A qulla es exacta, pero
humanos. insuficiente ; sta es suficiente, pero inexacta
( .. ) Jos ORTEGA y GASSET : Qu es filosofa?, Re-
vista de Occidente, Madrid, 1958, pg . 82 .
t:I mito no es un smbolo, sino la expresin
directa de su tema; no es una explicacin que
satisfaga un inters cientfico, sino la resurrec- Fi losofa es conoci miento del Universo o de
ci n de una realidad primitiva mediante el relato, todo cuanto hay. Ya vimos que esto implicaba
para la satisfaccin de profundas necesidades para el fi lsofo la obligacin de plantearse
religiosas, aspiraciones morales, convenciones un pro blema absoluto, es decir, de no partir
sociales y reivindicaciones; inclusive, para el tranq uilamente de creencias previas, de no dar
cumplimiento de exigencias prcticas. El mito nada por sabido anticipadamente. Lo sabido es
cumple en la cultura primitiva una funci n in- lo qu e ya no es problema . Ahora bien, lo sabido
dispensable; expresa, exalta y codifica las creen- fuera, aparte o antes de la filosofa, es sabido
cias ; custodia y legitima la moralidad ; garantiza desde un punto de vista parcial y no universal,
la eficiencia del ritual y contiene reg las prcticas es un saber de nivel inferior que no puede apro-
para aleccionar al hombre. Resulta, as, un in- vecha rse en la altitud donde se mueve a nati-
grediente vital de la civilizacin hu mana, no vitate el conocimiento filosfico. Visto desde
un simple relato, si no u na f uerza act iva tesone- la altura filosfica, todo otro saber tiene carcter
ramente lograda; no una exp licaci n intelectual de ingenuidad y de relativa falsedad, es decir,
o una fantasa artstica, si no una carta pragm- que se vuelve otra vez problemtico. Por eso
tica de fe primitiva y sabiduria mora l. Nicols Cusano llamaba a las ciencias docta

1gnoranc1a.
BRON ISLAW MALI NOWSKI : Estudios de Psicolo-
ga primitiva El complejo de Edipo, Ed . Pads, JOS ORTEGA y GASSET : Qu es filosofa?, Re-
Buenos Aires, 1963 3 , pgs 32-33 vista de Occ idente, Madrid, 1958, pg . 11 O.
LECTURA Y COMENTARIO

Los alumnos puede11 selet:cio11a1 te:x:to.r q11e rep1od11zcat1 111itos, ex/Jrcsione.r


poticas, discursos filosficos o cientjico.r y esta/J/ece1 co111pa11icio11es et1/re es/os
distintos leng11ajes.

Textos a comentar y discutir


~1 afn de saber nace, dentt() de todas las formas del saber, ele un jmpul-
s? 1nnato que comparte el hombre con los vertebrados superiores, en par-
ticular los monos antropoides. Ya los mont)S delatan una inslita curio-
sidad por averiguar y examinar objetos y situaciones que no parecen
poseer nin guna utilidad ni nocividad biolgica para su especie, ni para el
individuo de ella. Todo lo inslito, todo lo que rompe la coherencia de
una expectativa inmediata, suscita este impulso, que pertenece, sin duda,
a la gran familia de los impulsos de poder y se halla en estrecha relacin
con el impulso de construccin y de juego. Pero a partir de esta emocin
impulsiva (estupor y curiosidad) ramifcanse varios factores nuevos de
movimiento emocional. Un producto algo ms alto que la curiosidad es
el deseo de saber, que puede dirigirse tambin a lo ya conocido.
(... )
Hay , primero, el incesante afn que lleva, ante todo al grupo entero,
slo secundariamente a la persona individual, a <<asegurar>>, a <<salvar>>
su ser, su destino, y a ponerse en relacin de saber con una realidad in-
tuida como <<sobrepoderosa y santa>>, y estimada como el bien supremo
y la razn de ser de <<todo>>. Esta es la duradera raz emocional de toda busca
de un saber religioso. Hay, segundo, el sentimiento intencional de la
admiracin (Ocx.vci 'siv), que es mucho ms espiritual y radicalmente
distinto de toda emocin de estupor, como el espanto, el pasmo, el asom-
bro, la estupefaccin, etc., y no menos de todos los impulsos conducentes
a cobijarse, asegurarse y salvarse, ~ que, p~r ende, f~nda una nueva forma
de saber. Todo objeto, aun el mas conocido y habitual, puede provocar
sbitamente esta admiracin, pero todo objeto slo con una condicin:
que se lo aprehenda como ejemplar y representante de un tipo ideal,
de una esencia.
( ...) 19
Si esta pregunta se dirige a la existencia y a la estructura esencial de una
totalidad universal, se ha alcanzado la pura admiracin metafsica.
La tercera emocin, que produce una nueva form a d e deseo de saber,
ha brotado de la busca, nicamente querida de un m od o secundario, de
aquellas experiencias que se han producido primero casualmente al
obrar y trabajar en el mundo: es el deseo de p oder y de dominio sobre
la marcha de la naturaleza, los hombres y los p roceso s sociales, el curso
de los procesos psquicos y orgnicos y, en la tcnica mgica, incluso el
intento de derivar las <<fuerzas>> sobrenaturales o que tales nos parecen,
aduearse de ellas y en su virtud prever los fen m enos.

(M Ax Sc1-1 ELER: Sociologa del saber, Ed . Siglo XX, Buenos Ai res, 1973, pgs. 76-78.)

Planteado el prin cipio de que todos los hombres son filsofos y de que
entre los filsofos profesionales o <<tcnicos>> y el resto de los hombres no
existe diferencia cualitativa, sino slo cuantitativa (en este caso la cantidad
tiene un significado propio c4ferente al aritmtico , pues indica mayor o
menor <<homogeneidad>>, <<coherencia>>, <<lgica>>, etc., o sea, mayor cantidad
de elementos cualitativos), todava hemos de ver en qu consiste realmente
la diferencia. No ser razon able llamar filosofa a cualquier tendencia del
pensamiento u orientacin general, y ni siquiera a toda concepcin del
mundo y de la vida. Fren te al manobre podramos llamar filsofo al obrero
especializado, pero esto no sera exacto, p o rque en la industria, adems
del obrero no cualificado y del especializad o existe el ingeniero, quien no
slo conoce el oficio prcticamente, sin o terica e histricamente. El fi-
lsofo profesion al o tcnico no solam ente piensa con mayor rigor de l-
gica, con superior coherencia, con m s alto sentido de las reglas que los
dems hombres, sin o que con oce tod a la historia del pensamiento, se d~
cuenta d e la evolucin alcanzada p o r el mismo hasta el momento, Y esta
en condiciones de ab ordar los pro blemas en el punto en que se encuen-
tran, luego de q ue sufrieron las m ximas tentativas de solucin. Tiene, en

el terren o d el pen samiento, la misma funcin que, en los mltiples campos


cientficos, se asignan los especialistas.

El ocio creado r, la admiracin y la curiosidad intelectual de los griegos hicieron posible el nacimiento
de la filosofa y su elaboracin ulterior, hasta alcanzar unas cotas de perfeccin difcilmente superables.

An hay otra diferencia entre el filsofo especialista y los especialistas


de otras disciplinas: que aqul se aproxima ms al resto de los hombres
que lo que acontece a los ltimos. El haber hecho del filsofo especialista
una figura seme jante a la de los especialistas de la ~iencia es, justamente,
su deformacin. E n fin, es posible imaginarse a un entomlogo y que los
dems ho mbres no sean prcticos en entomologa, y a un especialista en
trigonometra y que la mayora de sus congneres no lo sean. Se pueden
encontrar ciencias especialsimas necesarias, pero no por eso comunes.
Lo que no se puede es concebir a ningn hombre a no ser que patolgica-
mente sea idiota que no sea filsofo, que no piense, y precisamente por-

que el pensar es propio de la naturaleza del hombre.

(\ NroNIO GRAMSCI : La Jorn1ari11 de los i11telecl11ales, Ed. Grijalbo, Barcelo na, 1974,
pgs. 88-89.) 21
VOCABULARIO

Alienacin. (Tambin se usa <<ena- Y determine la reconciliacin d 1


jenacin>> en el mismo sentido): hombre histrico con su pro ~

En filosofa, este trmino designa, realidad. Pta


en general, la situacin de la con-
ciencia o del sujeto que se
pierde a s mismo en lo otro, en u na Dia!c~ica. En la filosofa griega, este
realidad ajena o extraa, aunque termino ha tenido un uso tan am-
sta pueda ser producto de la pro- plio como variado en relacin con
pia conciencia, la cual, sin embargo, el proceso del dilogo, con la or-
no se reconoce en su producto. ganizacin del mundo ideal v la
As ocurre en el idealismo de Hegel relacin de ste con lo sensible
con el mundo exterior, en Feuerbach (Platn), o como expresin del ra-
con la idea de un Dios personal en zonamiento probable o verosmil
que el hombre se proyecta. El tr- (Aristteles). En la filosofa moder-
mino ha sido elaborado ampliamen - na ha adquirido nuevos significados
te por el marxismo a travs de la muy estrictos. La concepcin dia-
realidad del trabajo en la sociedad lctica de Hegel representa la rea-
capitalista. Un trabajo alienado o lidad frente a su visin esttic;;t..a-
enajenado en la medida en que: como evolucin interna y lgica de
1., el producto del trabajo no es la razn, de la idea. En el marxismo,
propiedad del propio trabajador; el planteamiento idealista de Hegel
2. , la actividad productiva misma es criticado y reinterpretado en tr-
le es ajena al haber sido objeto de minos de una dialctica de la his-
venta en el mercado de la <<fuerza toria (materialismo histrico de
de trabajo>>; 3. 0 , se origina as un Marx) y una dialctica de la natura-
despojo general del hombre en leza (materialismo dialctico de
nuestra sociedad con una verda - Engels), que tratan de hacer com-
de~a se~aracin de esencia y de prensible la evolucin de la huma-
ex1stenc1a. La esencia humana no nidad y del mundo segn leyes en
se encuentra realizada en una socie- que se subraya el papel de las con-
dad deshumanizada y en que el tradicciones, cuya superacin v di-
hombre se encuentra dividido en nmica va configurando lo real en
los ms diversos planos, no slo el pasos de cantidad a cualidad in-
econmico, sino el poltico, el ideo- novadores.
lgico, el religioso. La superacin
de esta _sit~acin se producir por Evolucin. Desenvolverse, desenro-
1~ aprop1ac1n colectiva de los me-
llarse. Teora que defiende la con-
dios de produccin, como paso a tinuidad del mundo viviente. Las
una nueva sociedad que permita formas vegetales y animales deri-

van unas de otras. Entre las hip - Mito. Relato fabuloso sobre aconte -
tesis para explicar la evolucin de cimientos y personajes que se en-
los individuos y de las especies fi - cuentran en los orlgenes del mundo
guran: lamarckismo (influencia del natural y humano. En las culturas
medio), darwinismo (seleccin na- primitivas son aceptados e incorpo-
tural), mutacionismo (creacin de rados los mitos como ciencias co-
especies nuevas por bruscas modi - lectivas.
ficaciones genticas), neodarwinis- Rito. Conjunto de reglas y ceremo -
mo (niega la herencia de los carac- nias instituidas en una cultura, y
teres adquiridos y estudia la trans- que peridicamente se repiten. Pro-
formacin de los genes y de los ceden de los mitos y conservan un
cromosomas). cierto carcter sagrado u obligatorio.

LECTURAS RECOMENDADAS

G RAMSCI, A ~ TONIO: La Jor.macin de los intelectuales, Ed. Grijalbo, Barcelona, 1974.


HAMELIN, l.J., y DARDELIN, M. J.: La libertad de aprender, Ed. Studium, Madrid, 1973.
KoRNER, STEPHAN: Qu es filosofa?, Ed. Ariel, Barcelona, 1974.
O RTEGA Y GASSET, Jos: Qu es f ilosofa ? Ed. Revista de Occidente, Madrid, 1958.
PARS, CARLOS: Filosofa, Ciencia, Sociedad, Ed. Siglo XXI, Madrid, 1972.
PIEPER, JosEF: Defensa de la filosofa, Ed. Herder, Barcelona, 1970.
R ADI N , PA uL: El hombre primitivo como filsofo, Eudeba, 1960 .

INTRODUCCION HISTORICA
2.1. RASGOS PECULIARES DEL HOMBRE
2.2. EL HOMBRE Y SUS CONGENERES. LA
ESTRUCTURA PSIQUICA COMUN
EMERGE EL HOMBRE. LA INSEGURA
LIBERTAD

La estructura de la psique humana se inserta en sus bases susten-


tadoras biolgicas. Para indagar cules sean las notas caractersticas
de este psiquismo es necesario dilucidar los aspectos en los que el
hombre se diferencia de las restantes especies animales y aquellos
.
otros que tienen en comun.
,

Como consecuencia de los aspectos privativos, anatmicos, fisio-


lgicos y culturales, la vida del hombre se manifiesta carente de un
programa fijado hereditariamente. As, surge la imagen del hombre
soportando su libertad y diseando la vida como un proyecto a rea-
lizar. 2,

de la que tambin participa el hombre). A


Y
partir ed estos antecedentes se
.
construye una
teorta, de las facultades, que tiene antecedentes
en Platn (42 7 34 7 a. de C.) y' sobre to~o, en
INTRODUCCION to~teles ( 3 84-322 a. de C.), y q ue cuaJa, en
A r1s . Jd l p . l ,
HISTORICA forma de cuerpo doctrina e a sico og1a, en

La bsqueda de la estructura psquica del


hombre tiene sus remotos antecedentes en la
toma de conciencia de ste con respecto a su
propia realidad en el mundo y frente al mundo.
Al oscuro perodo de la historia, que de alguna
manera se proyecta en el psiquismo infantil y
en los pueblos primitivos actuales, se le califica
de <<animista>>. Atribuye tanto a los seres ani-
mados (animales, plantas), como a los inanima-
dos, los propios sentimientos, deseos y temores.
A cada uno de los objetos reales acompaa, como
una tenue sombra, el espritu. Principios total-
mente vagos y desdibujados. El alma es lo que
da vida al cuerpo.
En un largo proceso de paulatina <<objetiva-
cin>>, impuesto por la exigencia racional que
caracteriza al desarrollo del espritu griego cl-
sico, y a medida que las observaciones desta-
caban rasgos distintos en el comportamiento
de los animales y .en el propio hombre, se dis-
tinguen actividades como la de captar, aprehen-
der, conocer el mundo exterior, o bien la de
apetecer ese mundo o rehuirlo, segn aparezca
ben~ficioso o perjudicial. Estos dos tipos de
fenomenos se entrecruzan con la distincin en-
tre la vida ps~uica_ superior (caracterstica del
Sigmund F reud ( 1856 d ''inCOll'"
26 hombre) y la inferior (propia de los animales ciente'' en su . . -1 939) introduce el concepto e 1
de . 8 distintos niveles como un elemento fundante1111
nuestra Vtda DS.aui1~------------- -
la llamada Escolstica, durante la Edad Media El siguiente esquema ofrece las lneas genera-
y en siglos posteriores. les de esta teora.

Psiquismo inferior externos


sentidos
internos
Orden sensitivo
a) Conocimiento (el objeto se dirige
al hombre)
Psiquis~o sup~rior>entendendimiento
Orden 1ntelect1vo

Psiquismo inferior concupiscible


~ apetito irascible
Orden intensivo
b) Apetito (el hombre tiende hacia el
objeto)
Psiquismo superior> d
. . vo1unta
Ord en 1nte1ect1vo

e) Locomocin (el hombre se despla-


Facultad locomotriz
za hacia el objeto)

Esta estructuracin de la vida psquica huma- pues, la estructura psquica humana se encuen-
na ha sido sometida a una profunda revisin y tra dividida en tres facultades: la facultad cog-
reorganizacin a todo lo largo de la Historia de noscitiva en general, la facultad de querer o
la Psicologa Moderna. Esta reestructuracin desear (libertad) y la facultad de sentir placer
se ha realizado desde varios puntos de vista. o displacer. Distintos fenmenos sensibles, co-
Primero. A paritr de la influencia de Kant rrespondientes a cada uno de estos rdenes,
(1724-1804) se ha producido una valoracin del constituirn la base de la investigacin en
<<sentimiento>>, que la psicologa escolstica in- Psicologa.
clua en el captulo de las pasiones. En adelante Segundo. Desde una perspectiva distinta se
se estudiar el sentimiento en un apartado es- ~a .~onfigurado la psicologa c~entfica. La bipar-
pecial, catalogable junto a los fenmenos de t1c1on de los fenmenos psquicos en fenmenos
conocimiento y de apeticin o voluntad. As de orden superior e inferior se pone en tela de
unos esquc;mas escolsticos excesivamente a
juicio, fundamentalmente porque se asienta en
tificiosos. Pero se ha desarro llado, por otra p r-
unos supuestos de tipo especulativo (metafsico) . ane
una nueva perspecti va, . n o menos transfor '
tna-
y espiritualista. La Psicologa moderna trata
dora a travs de 1a crec1ente va 1o racin del
de comprender los fenmenos superiores a partir ' . . * E
cepto de 1nconsc1ente . -'stc concepto se de-
con.
de sus bases sensibles. Se pretende superar la
escisin excesivamente tajante de las facultades, sarrolla a Jo largo de] pensamiento modern
hablando tambin de una inteligencia de carc- Puede sealarse su origen en las ideas de Lei~:
ter animal. Es decir, se intenta alcanzar una ex- niz ( 1 646-1716), y su p ervivencia en el romanti-
plicacin ms unitaria y naturalista de todos los cismo y en ciertas formas d e la filosofa alemana.
fenmenos de la vida. As, Eduard von Hartm ann ( 1842- 1906) habla
Tercero. Esta tendencia hacia una visin de un inconscient e que impulsa todas las mani-
unitaria surge tambin con la intencin de inte- festaciones d e la naturaleza, tanto las denomina-
grar los fenmenos de conocimiento, los fenme- das materiales com o las espirituales.
nos de la tendencia y tambin el mundo de los sen- Pero, independientem ente de este plantea-
timientos. Todos los aspectos de la vida psqui- miento especulativo , en el desarrollo de las
ca, animal y humana se entienden, dentro de la ideas d e Jan et ( 18 59-1947) y de Freud (1856-
unidad de la actividad vital, como momentos de 19 39), el con cepto d e inconsciente se convierte
dicha actividad. El concepto fundamental que en u n aspecto fundamental de nuestra vida ps-
rige esta perspectiva es el de un viviente, dota- quica. La idea de yo, o en terminologa freu-
do de un sistema de necesidades, que tiene que dian a de ego, se reestructura entre el id (el
resolver para su subsistencia individual y para ello) de nuestras tendencias y el super-ego de
la supervivencia de la especie, incluyendo en nuestr a educacin, de las normas que se super-
esta g lbbalizacin tambin los hechos de cono- ponen a las pulsiones * propias d e nuestra natu-
cimiento. La Psicologa tradicional afirmaba q ue raleza, t ratando de encauzarlas y de controlar-
no hay n ad a querid o que n o haya sid o antes las. Est a nueva perspectiva se aade a las an-
conocid o (nihil volitum quid praecognitum), teriores, en la medida en que existe todo un
pero (en tr e otros) ya Unamuno ( I 864-19 36) jug mundo d e conocimientos, d e representaciones
con esta caracterizacin , indicando que prima incon scientes, que se encuentran reprimidos.
el concepto de voluntad o d e tendencia. As, D el mismo modo son contenidas las pulsioncs
afirm a que n o h ay nada co11ocid o que previa- o tenden cias por la accin d e la censura, deter-
m ente n o sea querid o o necesitad o (nihil cog- minada por el super-ego . En consecuencia,se~os
nitum quid praevolitum). manifiesta una estructu racin dinmica de la vida
Cuarto. Hast a el m omen to se h a sealado psquica, que incide d ecisivamente sobre la or-
un tipo d e crtica, que trata d e reestructurar el ganizacin de la misma, a la que ya anteriormente
pano ram a d e nuestra vida p squica, superando haba atendido el estudio d e la Psicologa.
28 '
.
-.
' ~


~
. t,
1
1
1
1
1
1
1

El comportamiento humano. La cultura

U no de Jos aspectos ms sobresalientes del


comportamiento humano se nos ;nanifiesta al
considerar al hombre como un animal de cul-
tura. Con esta expresin queremos significar,
en primer lugar, que el hombre produce una
ras os serie de objetos de los que se rodea, con los
cuales completa su anatoma y su fisiologa.
ecu1ares Tales productos 110 son fruto del capricho, ~ino
que se sirve de ellos para la caza, para el abrigo,
e para el trabajo de la tierra... Tal ocurre, por
ejemplo, con el vestido, con la habitacin y con
o re las variadas herramientas y utensilios. Estos
artefactos, productos de su actividad, le son
necesarios. El animal, sobre todo en el caso de
los grandes simios y tambin en formas infe-
riores de vida, utiliza sin duda, en ocasiones,
partes del mundo exterior como instrumentos,
pero, sin embargo, no se eleva a la fabricacin de
Para delinear la estructura psquica del hombre los mismos. Los anglosajones han distinguido
prescindiremos de aquel concepto jerrquico entre una actividad <<tool using>>, que sera ca-
que, colocndolo como rey absoluto de la crea- racterstica de los animales, as como del hombre,
cin, cercenaba cualquier tipo de conexiones de utilizacin de instrumentos; y una actividad
lo peculiarmente humano con las restantes for- <<tool making>>, que no solamente usa (como
mas de la naturaleza. Sin embargo, la descripcin ocurre, por ejemplo, con la rama que puede
de los rasgos privativos del hombre, tanto res- empuar un orangutn o un chimpanc), sino
pecto a su mundo como en sus caractersticas que fabrica dicho instrumento. En el caso de
propias, podemos desgajarlos al observar cmo nuestra cultura, el hombre ha llevado a cotas tan
el comportamiento humano guarda caracters- altas la fabricacin de artefactos que los resul-
ticas originales, comparndolo con el del ani- tados de dicha actividad nos aislan de una manera
mal. Pero, en todo caso, estos rasgos propios casi obsesiva de la naturaleza.
surgen sobre un conjunto de comportamientos Adems de producir este mundo de objetos,
semejantes entre l y las restantes especies anima- el hombr~ compone tambin sus propias for-
les. No son, como ya se nos haba manifestado mas de vida. Con ello nos referimos a las pautas
en la leccin anterior, ajenos al proceso biolgico. de conducta que elabora, a las instituciones* que 2
1

'
1
r -
1
1

. 1
la Ps1co o ga Zoolgica han avanzado
. d . cada vez
forjan las distintas culturas, a los ritos. Tales ,
mas en es ta lnea. El lengua1e e 1os animales n
. . o
actividades son enormemente variables en su solamente manifiesta dexpres1ones ~moc1onales,
contenido, pero, sin embargo, presentan co?s- . transmite r enes y consignas, corno
tantes en cualquier consideracin comparativa sino que 1
vemos en el caso de los insectos. socia es, en el
que realicemos entre los distintos crculos cul- de los delfines, en los ritos pantomrni-
turales del hombre. lengua1e 1. 1 - l'b
cos de las aves. Pero a igua qu~ sena a amos en
Debemos aadir un aspecto profundamen~e la relacin con los instrumentos, el
significativo de la vida humana: la presencia e 1 caso de .

nive 1 de desarrollo no permite la .construccin
.
del lenguaje. El lenguaje articulado co?st~u ye
de un mundo absolutamente propio y original,
un mundo peculiar de recursos comun1cat1vos
.. -- como es el del universo humano .
y productos, y adems permite que el hombre se
<<ensimisme>> en su mundo lingstico. Sabemos, An cabra sealar un aspecto sumamente pe-
sin duda, que entre los animales existen profun- culiar al hombre y ligado al con cepto de cultura.
dos procesos de comunicacin. Los estudios de En cierta forma, la unidad d e la esp ecie se rompe
y se fragmenta en una ~l~ralidad ~e ~rculos,
que caracterizan a las d1st1ntas. real1z~c1ones de
la humanidad. As como el animal vive dentro
de una especie, podemos decir que el hombre
se mueve dentro de una cult u ra determinada que
le conforma pero a la cu al puede enfrentarse
con una capacidad siempre crtica e innovadora,

respecto a las pau tas d e conducta de dicha
cultu ra.

Races fsicas del comportamiento


cultural

E n el h o mbre no solamente es posible obser-


var cmo ha creado su propia cult u ra, sino que
es n ecesario p oner en relacin esta forma pecu-
liar de comportamiento con su s b ases fsicas .
A s, en el estudio ciberntico* de las mquinas
se distingue entre el <<software>> (contenido infor-
El hombre no es capaz slo de valerse de instr umentos, sino que mativ o, mensajes) y el <<hardware>> (estructur~s
30 tambin puede fabricarlos a la medida de sus necesidades.
materiales y funcionamiento), teniendo en cuenta
1

'
1
1
1
1
1

que ambos aspectos guardan una ntima uniclad. empuar. De esta manera se ha producido una
Es decir, la realizacin de un progran1a supone interaccin entre mano y cerebro, que ha refor-
una estructura material, posibilitadora de la con- zado el desarrollo de las posibilidades de ambos.
secucin del mismo. En este sentido, las pautas Tambin cabra destacar, como repercusin de
de conducta se relacionan con una estruc- la posicin erecta, la especial conformacin del
, . pie humano y tambin la configuracin de la
tu~a. ~rgan1ca, anatmica y fisiolgica, de cuyo
anal1s1s no se puede prescindir. Por otra parte, pelvis (de aqu que sea especialmente doloroso
al contrastarlas con otras formas de vida animal el parto en la especie humana, intuicin recogida
' en la Biblia, cuando, al representar la aparicin
mu y prximas a la nuestra, como son las de los
pngidos o de los grandes simios, tambin po- del hombre en la historia, seala el destino de la
demos observar una serie de notas que son mujer que parir con dolor a sus hijos).
caractersticas del hombre. Todo lo cual nos Si antes nos referamos a una tradicional defi-
permite entender nuestra peculiaridad psquica nicin, un tanto bromista, del hombre como
desde sus fundamentos. bpedo sin plumas, ahora nos lo podemos repre-
Desde el punto de vista anatmico es dable sentar. como un <<mono desnudo>> (Desmond
insistir en tres rasgos tpicos de la realidad Morris). Esta desnudez no constituye un rasgo
humana: el cerebro, la posicin erecta y la
desnudez. ,,..------l
Hombre de
Neanderthal
Clsicamente se ha sealado que el desarrollo
del cerebro, en su volumen, representa el aspec-
to ms llamativo, cuando se compara al hombre
con los restantes seres de la escala animal.
La posicin erecta no pas inadvertida para
. - 1,
los griegos clsicos, que denominaron al hombre ........-+-! Homo Sap1ens '
f~_ilis 1
<<bpedo implume>>. Ahora bien, esta posicin
erecta conlleva aspectos muy peculiarizadores.

Por ejemplo, la liberacin de la mano, reforzada \---'-l......&-1 Sin a nthrop us
por la oponibilidad del pulgar; ambos caracteres
son tpicamente humanos. Esta liberacin de la
Horno erectus
mano, que ya no se utiliza como miembro loco-
motor, ha significado un aspecto decisivo en las
l erectus

posibilidades humanas. Se ha pasado de la ads- ------


----l Chimpanc
cripcin del rgano a unas funciones rgidas y
especficas, a una posibilidad de utilizaciones
mltiples. Ampla los grados de libertad en Tamaos de cerebros: chimpanc 400 e; Ho~o erectu~ er~ctus,
860 e; S1nanthropus, 1.075 e; Horno sapiens fossiljs, 1.300 e; hom-
virtud de los diversos instrumentos que puede bre moderno 1.400 e; Hombre de Neanderthal 1.550 c.
l
1
1
1
l
1
1 L ultura es la respuesta que el hombre da
a s~sc necesidades bsi_cas. La ~ultura es el

accidental, sino profundamente expresi,rc) tlel


(lesvalimiento del hombre. Sob1c esta desnt1dez modo que el hombre tiene de s1tua~se en el
remiten una serie de in, estigacioncs cicntfica.s de
1 mundo. Es el comportamiento apr~~d1do en el
nuestro sigl~, que 11an insistido en el carcter seno de la sociedad. Podramos definir la cultura
fetal del ser 11umano } en el concepto de la prema- como el modo de vida de un pueblo, como el
turidad. Ambos aspectos conducen hacia la con- medio que un grupo de seres humanos que
ocupan un territorio comn ha creado a travs
sideracin de los rasgos fisiolgicos, aunque en
de sus ideas, de sus instituciones, de sus uten-
profunda relacin con los anatmicos.
silios, de su idioma, de sus herramientas, de
De rigurosas comparaciones fisiolgicas se ha
sus servicios y de sus sentimientos.
dedt1cido que el hombre conserva rasgos fetales
(Bolk) o, como tambin se ha indicado, el hombre Este medio creado por et hombre, esta cul-
.nace anteriormente a su plena madurez en el tura se identifica hasta tal punto con la propia
tero. Es un prematuro (Portmann). De aqu prevalecer sobre el medio puramente fsico, y
que tenga una infancia peculiarmente des\ralida en el seno del cual el hombre se educa. La cut-
) 7 que, como una caracterstica de la existencia
tura se identifica hasta tal punto con la propia
humana, nos aparezca el retraso de todos sus vida que podramos decir, con toda justicia, que ,
procesos de maduracin. En relacin con este la cultura no se impone a la vida sino que es un
desfasamiento se puede sealar un rasgo que ensanchamiento de la vida. Qe igual modo que
define la peculiaridad de la adolescencia de nues- ~na herramienta ampla y extiende las posibi-
tra especie: el desequilibrio entre la rpida ma- ' 11.dades de la mano, as la cultura mejora y en-
duracin sexual y el desarrollo corporal sometido riquece las posibilidades vitales.
a un proceso ms lento .
. s: ~odran aadir tambin otros aspectos fi-
AsHL~Y MONTAGU: Horno sapiens. Dos millones
s1olog1cos del hombre, como es la desaparicin de de anos sobre la tierra, Guadiana de Publicacio-
las pocas de celo en nuestra especie, as como los nes, Madrid, 1970, pg. 146.
hbitos alimenticios. Con respecto a estos lti-
~o~, a diferencia de los grandes pngidos, de los
s1m1os, fundamentalmente hervboros, el hombre
nos aparece como un ser omnvoro y peculiar- En mutaciones s
ha dado el b ucesivas, la evolucin nos
mente carnvoro. Es decir, se trata de un pngido , t' cere ro; la linea maestra y ms carac-
cazado~. Se ha ~ealado este rasgo como la gran t er1s 1ca de esa evo 1uci. 6 n es una ascensio'n
parado1a propia de la realidad humana por h ac1a el cereb ro mas , grande. el del h b
Cuando sonde om re.
Desmond Morris. queda de lo a~os terrenos diversos en bs-
nuestros an~~~ u~, Y descubrimos los rastros de
Una indicacin sad~s remot_os,_ qu hallamos?
volumen de su , su psiquismo gracias al
craneo, Y las consecuencias
manuales de esa inteligencia en los restos de primitivas de piedra tallada, hasta el punto de
instrumentos de piedra o de hueso, cuyo per- que se les ha llamado homo hablis.
feccionamiento de edad en edad es signo de
progreso intelectual. PAUL CHAUCHARD El cerebro y la mano creadora,
Narcea, Madrid, 1972, pgs 18-19.
El enlace entre la mano humana y el cerebro
se destaca hoy como ms esencial an. Para
poseer un cerebro ms voluminoso es necesario La sorprendente estructura del nio recin
poseer un crneo ms desarrollado. Es una cir- nacido es ms bien, como dice Portmann, <<una
cunstancia imposible para un cuadrpedo, por- manifestacin expresa de la tipcidad y singu-
que no podra soportar ese peso. Por consi- laridad del hombre>>, que en modo alguno
guiente, ha sido necesario que se produjese el corresponde al estadio de las cras de los mam-
enderezamiento del bpedo: los pies y las nalgas, feros, sino que se adapta y corresponde al
al permitir la posicin erecta, hicieron posible modo como se comportar despus el hombre,
la progresin del crneo y, por ello, del cerebro. <<como un ser abierto>> al mundo y en mutua
Al mismo tiempo, la mano dej de ser pata y, relacin con cuanto le va a rodear.
liberada de la funcin locomotriz y de apoyo, El antropomorfo es, desde su nacimiento, una
se transform en rgano de tacto y aprehensin, reproduccin o retrato de sus padres. En el
apto para fabricar y utilizar el instrumento ima- hombre la situacin del recin nacido es abso-
ginado por el cerebro. La boca ces entonces de lutamente distinta.
ser hocico destinado a asir, modelndose un El nio no puede estar de pie ni andar, ni
rostro capaz de una mmica ms expresiva que su pelvis ha alcanzado todava su estructura
desempea una funcin en la palabra articulada. tpica, ni su columna vertebral posee la doble
La mutacin humana, la modificacin del r- curvatura en S, ni puede darse a comprender
gano de programacin del cuerpo que son los con y como los mayores, pues no dispone
cidos nucleicos de los cromosomas del n- entonces de los primeros elementos de comu-
cleo celular y, en primer lugar, de la clula de nicacin por medio de la palabra o de la mmica.
origen del individuo, el huevo, origin a la vez La consecucin de este estado verdadera-
todas estas transformaciones. El organismo re- mente humano lo consigue el nio al cabo
cibi juntos el cerebro y la mano. En la prolon- de un ao de vivir en plena dependencia del
gada prehistoria hu mana, en esta raza de seres medio social que le rodea, a la vez que se rea-
especiales, en estos hombres, al principio de ce- liza en l un intenso desarrollo de su cuerpo
rebro reducido, que no son animales ni hombres Y de su cerebro. Existe una perfecta correlacin
verdaderos, fue una fecha importante la del entre el aprender a hablar, moverse, pensar, etc.,
enderazamiento del cuerpo, efectuada hace uno como corresponder a su vida futura, ya que el
o dos millones de aos en los Australopitecos hombre es un ser abierto al mundo y al medio
africanos, que sera mejor denominar con mayor ambiente social que le rodea.
respeto Australntropos. A pesar de su cerebro
PAUL VERHAGE : <<El problema del origen del hom -
poco ms grande que el del chimpanc, hubo
bre>>, en Adolf Haas, Origen de Ja vida y del hom-
algunos que fueron autores de herramientas muy bre, B. A . C ., Madrid, 1963, pgs . 214 -215. 33
1
1
1
1
1
1
1
El mantenimiento de la actividad ':ital da lu-
gar, por a t nto , a una serie de necesidades. La
.
. f .
satis acc1on, de e' stas es posibilitada por el
. medio
.
am 1enb. te que rodea al ser vivo. Ahora
.d . bien, esta
. f .
satis acc1on,, en el caso de la v1
. a aruma 1 , no es
.1nmed.1at a. Entre el obJ.eto sat1sfactor de 1las ne-
,
cesidades y el viviente se interponen u~a eJan1a,
o incluso una serie d e o bstculos, ~ue este h a ~e
salvar a travs d e un comportamiento d eterm1-
-n- do q ue es caracterstico d e cada una d e las
na ' d l l.
esp ecies. As, tom and.o .el ejemplo e a a 1men -
ru ura tacin, necesita el v1v1ente ap o derarse ?e las
sustancias que puedan sat isfacer sus neces1da~es
UI a nutritiv as. Para apoderarse de estas sustancias

~n
ha de efectuar una serie de desplazamiento s, me-
diante sistemas de acciones~ a-veces mediante una
lucha con la presa, en el caso d e los animales de-
predadores o cazadores.
Consecuentemente, estas actividades disean
unas pautas de comportamiento propias e las
diferentes especies y que constituyen las tcnicas
peculiares de existencia de la vida animal. Dentro
Los rasgos que tipifican al hombre slo alcan- de las variaciones individuales, mayores o me-
zan pleno sentido si se los considera atendiendo nores segn cada especie, dibujan unas normas
a su estructura complementaria: los aspectos comunes, unos cauces propios, que encuadran
comunitarios con todos los vivientes animales. las capacidades como individuo de cada animal.
De esta doble consideracin, de lo especfico del As, dentro de una clase determinada, un len ten-
hombre y de lo comunitario, es de donde pode- dr, por ejemplo, una manera ms o menos hbil
mos deducir las caractersticas del comportamien- de cazar, pero comunitariamente hay una tcnica
to humano, ,es decir, de su vida psquica peculiar. que es propia de la especie. Pues bien, esta tc-
En un orden general, comn a todos los vi- nica, este mtodo de subsistencia del animal, de
vientes, el hombre nos aparece como un sistema relacin con el mundo exterior, que es estudiado
organizado de actividades antientrpicas*.
por la Psicologa Zoolgica o la Etologa, se tie-
Por medio de estas actividades, los seres vivos
ne que apoyar necesariamente en una organiza-
tratan de conservarse y extenderse, mediante la
cin .que posibilita dicho comportamiento. Y a se
~4 rcproduccir1, sobre la superficie de la Tierra.
ha dicho que, en el orden de la ciberntica*, se


1
1

'
1

distingue en este sentido entre el <<software>> y tonalidad caracterstica correspondiente a los


el <<hardware>>; el . <<hardware>> es precisamente intereses vitales del sujeto.
~este soporte material, la anatoma de la especie Por ejemplo, a la percepcin de un peligro se
el <<so~~ware>> es el programa concreto que gu~ une inmediatamente un estado general de alarma
la accion. y unas rdenes de }05 centros decisorios, corres-
. !eniei:ido en cuenta las estructuras que posi- pondientes a las medidas que el viviente toma
bilitan dic~os comp.ortamientos, observamos que para rehuir dicho peligro. Inversamente, a la
es necesario, en primer lugar, un sistema per- percepcin de un objeto, que puede satisfacer
ceptivo. Es decir, el animal debe recibir los las necesidades del viviente, sigue un tono de
mensajes, las informaciones propias del mundo ansiedad en el mismo y, despus de las rdenes
exterior, las cuales le avisan de las posibilidades
..
oportunas, la ejecucin de las acciones encami-
positivas o negativas que le rodean; tambin le nadas a apropiarse de dicho objeto. Podemos
advierte naturalmente de las neutrales. A estas apreciar, en estos tres momentos, las fases que
informaciones seguir un tipo de comporta- la Psicologa ha distinguido como conocimien-
miento que supone, como es lgico, unos rga- to, o sea, informacin, en el que son captados
nos ejecutores. Estos tienen que estar goberna- mensajes del mundo exterior; tendencia o fen-
dos desde un centro de decisin, del cual menos de apeticin, segn la terminologa esco-
emanan las rdenes que realiza la estructura lstica, y estados afectivos o sentimientos. Estas
activa, por ejemplo el sistema locomotor. Y todo tres etapas caracterizan la vida psquica de cual-
el proceso se encuentra impregnado de una quier animal.

Para llegar a la satisfaccin de sus


necesidades alimenticias, el animal
ha de superar unos obstculos y
efectuar una serie de acciones: ace-
cho, lucha y despedazamiento de
la presa.

1

'
1
1

Efecta una serie de movidmien~os( en~a.-
Actualmente se ha llegado a una concep - 3. minados a satisfacer su ten enc1a act1v1-
cin cientfica bastante clara de lo que es la
dad externa)
vida. Segn esta concepcin, la vida es un e deleita en la accin llevada a cabo
proceso que se desarrolla en e.1 e~pacio Y. ,en 4. S
(estado afectivo) . . .
el tiempo, y en el cual se recopila 1nformac10~. rocesos ( conoc1m1ento, afecto
Estos cua tro P ., . .
Este proceso se desarrolla mediant~ una ser1.e o sentimiento, i ncli nac1on o tendencia y .act1v1-
de unidades individualizadas, los sistemas. vi- dad externa) son los mismos qu~ constituyen,
vientes, que tienen la facultad de rep.ro?u~1rse ma evidentemente diversa, el me-
aunque en for . 1
f ormando rplicas parecidas, pero no 1dent1c~s,
canismo psicolgico del animal raciona que
a s mismas. Estas unidades contienen la in-
for macin recopilada en el linaje biolgico al llamamos hombre.
que pertenecen y lo utilizan para la a~to~onser MAURO RODRGUEZ : Nueva psicologa en ejem-
vacin y para la conservacin de su linaje. Esto plos, Ed . Trillas, Mxico, 1970, pg . 47.
lo realizan explotando y respondiendo adecua-
damente a las circunsta ncias, al ambiente, con Podemos integrar las cuatro etapas [energa
que se encuentran. La recopilacin de inforn:~ fsica (entrada}, transduccin senso~ial, . activi-
cin se realiza en el proceso de reproducc1on dad intercurrente del cerebro, exper1enc1a per-
casi idnt ica, med iante un mecanismo de tanteo. ceptual o respuesta (sa lida)] en el proceso de
la extraccin de inf o rmaci n, utiliza ndo un en -
foq ue que se desarroll f uera de la discipli na
ANTON IO PREVOSTI: Aproximacin a los proble-
form al d e la psicologa. Est e enf o q u e, qu e se
mas epistemolg icos desde la Biologa actual>>, . .,
en Conv1v1um, 1973, nm. 40, pg . 3. origin en la ingeniera de la c omun1 cac1on,
influy de manera significativa en la psicolog a
y disciplinas conexas en los aos recientes.
Los conceptos que apoyan este enfoque estn
Si a mi perro le muestro un hu eso de res, incorporados a lo que llamamos teora de la
suscito inmediatamente en l el deseo de co - informacin, que trata del ordenamiento en clave
mrselo. Este deseo lo lleva a venir hacia m y, de la informacin. Esta teora se ocupa de cifrar
si es necesario, a efectuar mil brincos y zala- el mensaje en la fuente (entrada), la transmisin
meras para inducirme a darle el hueso. Una vez del mensaje a travs de un canal de comunica-
obtenido, se deleitar en comrselo.
cin y de descifrar el mensaje a su destino
En esta actividad canina podemos distinguir (salida). Por ejemplo, si una persona en Chicago
cuatro pasos o tiempos: desea enviar un mensaje a alguien en Nueva York,
el mensaje (que consiste en unidades lings-
1 . El perro percibe, por la vista y/ o por el ticas) es cifrado en cdigo Morse, transmitido
olfato, el hueso (representacin del objeto a travs de cables de telgrafo o un medio
o conocimiento).
fsico si mi lar (el cana 1 de comunicacin) y, en
2. Siente la inclinacin a apoderarse de l
Nue\1a York, traducido nuevamente o descifrado
36 (tendencia).
en unidades lingsticas. Los psiclogos utilizan
1
1
1
1
1
1
.

este enfoque para abordar un gran nmero de


problemas, considerando al organismo como el
canal de comunicacin, los estmulos y la energa
fsica como la entrada y las respuestas como la
salida. .. Sin embargo, el organismo no es un
canal de comunicacin esttico. As, la lnea pun -
teada de la figura indica que se lleva a cabo
una retroalimentacin; es decir, las propiedades
del canal de comunicacin modifican los aspec -
tos aparentes de los estmulos, y las respuestas
modifican las propiedades del canal ( ... ) El se-
gundo circuito de la retroalimentacin se mani -
fiesta cuando nos damos cuenta de que la manera
por la que extraemos informacin de estmulos
sucesivos se ve afectada no slo por lo que hay
en el estmulo y por los conjuntos con que pro -
cesamos, sino tambin por la respuesta percep -
tual precedente que hemos hecho.

Canal de comunicacin
(a travs del cual el mensaje)
es transmitido)
Cul es el estado del hombre como conse-
Organismo
cuencia de su peculiar organizacin biolgica?
El rasgo ms caracterstico que podemos sealar
Enfoque de la teora de la informacin e.n.. la p.s_icologa._Las I11cas es la situacin de libertad. Es decir, mientras
punteadas representan una ligera mod1t 1cac1011 para incorporar
. ., en los centros decisorios del comportamiento,
la idea de la retroal1mentac1on.
De acuerdo con este diagrama se ve que los
caractersticos del animal, hallamos unos pro-
estmulos, las respuestas y el or~anismo. repre - gramas hereditarios, relativamente fijos, propios
sentan un complejo sistema de 1nteracc16n, en de cada especie, en el hombre nos encontramos
el que la variacin en una porcin del ~istema con una situacin radical de disponibilidad. La
puede pro~ocar una variaci?n en c~alquter o:ra programacin en este caso es puramente pul-
parte. El organismo extrae 1nformac16n .no s?lo sional, con unas grandes tendencias ligadas a sus
de la exposicin del estmulo (o mensaJe), sino instintos de conservacjn y de reprodt1ccin que,
tambin de s mismo. Sobre todo, en el ser sin embargo, no determinan unvocamente el
humano. camino para satisfacer estas necesidades. Encon-
RONALD H. FORGUS : Percepcin. Pr~ceso 1!fis1co
en el desarrollo cognoscitivo, Ed. Trillas, Mex1co,
tramos, pues, en el hombre una liberacin de sus
1972, pgs. 23 - 24. posibilidades activas y un desajuste con el
I
<<&
' . ' '
-

1
l
1
1
1
1
1
Hemos sealado e] primer nivel de problema-
mundo, que .le fuerza a ser el constructor de su tismo en relacin con la necesidad de decidir, de

propio programa. prog;amar, de proyecta: la propia vida. Parale-
No quiere esto decir que el hombre, desde sus
lamente existe un desaJuste del hombre con
orgenes, haya 'rivido individualmente como un
el mundo entorno. A travs de su imaginacin,
inventor consciente. En gran parte, sus conquis-
de su inteligencia, de su proyectividad, le aparece
tas han podido ser fruto del azar, penosas elabo-
el mundo dado como parte de unas posibilidades
raciones de la colectividad. El hombre se ha
ms amplias. Aunque el hombre se encuentre
sentido inferior a sus propias posibilidades, pero
progresi, amente se ha ido apropiando de su
1
naturalmente preso de su estructura perceptiva
condicin y sintindose cada vez ms libre. en sus posibilidades de contemplar el universo,
Esta necesidad de autoprogramarse, forzosa sin embargo, va consiguiendo el acceso a una
por parte del hombre, dentro de los grandes realidad enormemente ms amplia, no slo a
ciclos cultu-rales y de la vocacin particular, si travs de su imaginacin, sino tambin a travs
bien no implica una posesin librrima e indivi- de la construccin de instrumentos de obser-
.,
dual de su destino, nos muestra la realidad del vac1on.
hombre como animal,proyectivo. El proyecto No podemos omitir en este punto la impor-
caracteriza la existencia de este ser problemtico tancia del hecho lingstico. Este fenmeno
e in1pregna la totalidad de su vida psquica. En surge ante la necesidad comunicativa humana
efecto, el hombre nos aparece como un animal para transmitir los hechos de aprendizaje y para
imaginativo que precisa anticipar su vida. I-Ia de colaborar en las acciones de grupo, sean de caza
retener, en una memoria cultural, los descubri- o de trabajo. Pero ahora se manifiesta tambin
mientos de sus antepasados. Antes de actuar, como refuerzo de esta actitud de trascendencia,
. ., .
necesita proyectar su accton, precisa concentrar- por ~a ~ual el hombre sobrepasa paulatinamente
,, . . .
se en s1 mismo, necesita inventar. los 11m1tes que le impone la realidad exterior.
La inteligencia, unida a esta capacidad de Por otra parte, cabe sealar el rasgo peculiar
resolver situaciones problemticas, nos aparece que, para las e~ociones humanas, significa el
como un imperativo biolgico, como la posibi-
prolo?g~do periodo de aprendizaje y depen-
lidad misma de la subsistencia. As pues, la liber- dencia infantil T amb', . .
1en, 1a s1tuac1n emocio-
tad e inteligencia se sitan en la estructura biol- na 1 en la que se en cu
g~ca del ~ombre y se unen a la conformacin org-
d . . entra e 1 h omb re, necesitado
.
e dec1d1r su propia vida no d fi 'd l
nica de este. El desarrollo del cerebro posibilita el especie ' e ni a por a
aprendizaje de lo que el grupo cultural ha conse- ' Y que produce lo que tantas veces se ha
11am~do la angustia de la libertad (Sartre) Un
guido, al tiempo que proporciona las conexiones
~ara .idear u?a solucin nueva ante cada expecta- ~~nel od claract~rstico de emociones se ab~e al
e . a ex1stenci d e 1 h ombre: la soledad y
tiva 1m~rev1s~a, que constantemente se presenta 1a necesidad de su
8 efl la ex1stenc1a humana al individuo y al grupo. ., perar1a en los procesos de
comun1cac1on en 1
' e amor tal como se establece

1
1
1
1
1
1

al nive~ de la especie humana; el sentimiento de Hay un aspecto colectivo de la proyectividad,
angustia y de dependencia, que busca su cober- definido por las vigencias bsicas de un grupo,
tura en las organizaciones colectivas tal como su sistema de valoraciones, de fines, de convi c-
fue la <<c~udad>> antigua de los grie~os 0 son ciones desde las que orienta la vida humana; las
la c~murud~~ de convicciones y creencias en el grandes macrounidades de esta situacin cons-
partido poltico o en las iglesias. tituyen las culturas que el hombre ha ido alum-
brando a lo largo de su historia. En el interior de
En este mismo orden de los rasgos emociona-
esta proyectividad se encuadra, como un mo-
les se puede aadir la anticipacin de la muerte, mento esencial, la reconstruccin de todo e.
que se forma en el hombre ante la conciencia de mundo dado, de una naturaleza problematizada,
su finitud y ante la presencia de la muerte del que no es slo el mundo fsico, sino la misma
otro. A ello se unen los fenmenos de la imagi- corporalidad y el psiquismo del hombre, ahora
nacin, de la proyectividad , de la anticipacin convertidos en disponibilidades. Animal, pues,
del nuevo sentido del tiempo. Todo esto hace esencialmente tcnico en dilatadsimo mbito,
que el mundo de las emociones, de las pasiones puede otorgar a esta tcnica los sentidos ms
que decan los clsicos, aparezca peculiarizado dispares, desde las tcnicas psicosomticas del
en el hombre, generando fenmenos caracters- yoga hasta la obsesin por el dominio del espacio
y del tiempo, o de las energas fsicas, caracte-
ticos de la vida esttica, religiosa, poltica, en
rsticas de nuestra civilizacin.
todos los rdenes de la cultura.

CARLOS PARfs: Filosof/a, Ciencia, Sociedad, Ed.


Siglo XXI, Madrid, 1972, pgs 159-160.

La razn, bendicin del hombre, es tambin su


maldicin : le obliga a luchar sempiterna mente
por resolver una dicotoma insoluble. La exis-
tencia humana difiere en este respecto de la
de todos los dems organismos: se halla en
un estado de desequilibrio constante e inevitable.
La vida del hombre no puede <<ser vivida>> re -
pitiendo el patrn o modelo de su especie :
tiene que vivirla l. El hombre es el nico animal
que puede aburrirse, que puede sentirse expul-
sado del paraso. El hombre es el nico animal
para quien su propia existencia constituye un
En la comunidad de creyentes en una fe religiosa el hombre cn-
problema que tiene que resolver y del cual no
cuen t.ra una respuesta a su sen ti do de dependencia y una cober-
tura a su angustia existencial puede escapar. No puede regresar al estado pre- 39
1
t
1
1

''1
Pero 5 verdaderamente la existencia precede
humar10 de armona con la naturaleza; tiene que a la esencia, el hombre es responsab~e de. lo
seguir desarrollando su razn tiasta hacerse due- que l es. As, el primer paso del ex1s~~nc1a
o de la naturaleza y de s n1isn10. lismo es poner a todo hombre en poses1on de
lo que es y hacer descansa~ sobre l la respo.nsa-
ERICH FROMM: Psicoanlisis de la sociedad con- bi lidad total de su existencia. Y cuand,o decimos
tempornea, F. C. E. Mxico, 1974 10, pg . 27. que el hombre es responsable de s mismo, no
queremos decir que el hombre es responsable
de su estricta individualidad, sino que es res-
No experimentamos en su genuino sentido el ponsable de todos los hombres.
morir de los otros, sino que a lo sumo nos limi- ( ... ) Si yo quiero, acto ms individual, casarme,
tamos a <<asistir a l>>. <<Nadie puede tomarle tener hijos, aunque este matrimonio dependa
a otro su morir.>> Cabe, s, que alguien <<vaya nicamente de mi situacin, o de mi pasin,
a la muerte por otro>>, pero esto quiere decir o de mi deseo, por l no slo me comprometo
siempre sacrificarse por el otro en u na cosa yo mismo, sino a la humanidad entera en la
determinada. Tal <<morir por ... >> no puede sig- va de la monogamia. As, yo soy responsable
nificar nunca que con l se le haya tomado al de m y de todos y creo cierta imagen del
otro lo ms mnimo su muerte. El morir es algo hombre que elijo; eligindome, elijo al hombre.
que cada <<ser ah>> tiene que tomar en su caso ( ... ) En efecto, la angustia es, para m, la ausencia
sobre s mismo. La muerte es, en la medida en total de justificacin, al mismo tiempo que la
que <<es>>, esencial muerte en cada caso la ma. responsabilidad con respecto a todos.

MARTIN HEIDEGGER: El ser y el tiempo. Trad. L'existencia/isme est un hu-


JEAN - PAUL SARTRE :
Gaos, F. C. E., Mxico, 1951, pgs. 274-275. manisme, Ed. Nagel, Pars, 1970, pgs. 24 y ss.

40
LECTURA Y COMENTARIO

He aqu el re/a to de un comflorta


r Ji.1 e1fo
,,s . I e0111parese
0

,, a111111c1 , cot1 1os


I
1c1sgo.r
de la estructura psq11ica comn.
Cortejo nupcial de un pez, el Gasterosteus aculeatus L. l~l mach(>
sa~e en busca de un terreno adecuado para la construccin del nido y lo
elige. do~de haya vegetacin. As instituye una <<reserva>>, delimia un
<<terr1tor10>> del que se considera amo y que defiende de las intrusiones de
los otros machos. Construido el nido, el macho est dispuesto a recibir a
l~ hembra; cuan~o ~omparece sta, la acoge con una danza en zigzag con.
s1stente en mov1m1entos bruscos de acercamiento y alejamiento. Ante
la danza, la hembra adopta una actitud caracterstica a su vez el macho
'
hace un movimiento de invitacin a entrar en el nido. As, mediante ac- '
titudes tpicas que funcionan alternati\ramente como <<estmulo>> y como
<<respuesta>>, contina el cortejo hasta que la hembra pone el huevo; en-
tonces el macho se queda a custodiar el nido y la prole. Con pacientes ex-
periencias se han podido concretar todas estas fases del cortejo nupcial
y establecer que cada una de ellas tiene efecto solamente como correspon-
dencia a un determinado estmulo. Por ejemplo, con modelos que repro-
ducen la forma general de la hembra, pero diferentes entre s por algn
pormenor (la cabeza grande o pequea, la presencia o la ausencia de los
ojos, el abdomen hinchado o no), se ha podido comprobar que el macho
inicia la danza en zigzag slo si el modelo presenta la particularidad del
abdomen hinchado, mientras que las otras particularidades pueden faltar
o ser alteradas. Se cree, sin embargo, que el enlace de las distintas actitudes
est precisamente ligado a pequeas particularid~des de cada una de estas
ltimas, que inducen la actitud <<complementaria>> del otro pez.
(A. GAMELLI y G. ZuNTNI: l11troducc1n a Ja Ps1cologia, Luis Miracle Editor, Barcelona,
1958 3 , pg. 364.)

El hombre ha sido definido como Horno sapie.ns, pero en esta defini-


., d d de de lo que se quiera decir con sap1ens. Emplear el pensa-
c1on to o epen d. b
1
m1ento con a 1n e t ncio' n de hallar meJ ores me 1os para so rev1v1r y mc-
.,
conseguir lo que queremos, esto tamb1en lo hacen los
)Ores caminos para . , . . ,
1 1 e en lo que se refiere a este tipo de logro solo ex1st1r1a, 41
anima es, por o qu
en el 111 jor de Jos ca os, una dif:rcnc1a cu~ntitativ~ entre el hombre y _los
ani 111a)c". i tl ca 111lJi , co11 sap1cns se c1u1ere dccJ r conocer en el sentido
del nsa 111 i 'lltO qu trata de co1nprend~er el meollo_ del fenmeno, del
p nsan1i nto qu pt:nctra desde la enganosa super~cie en. lo realmente
et cti,ro>>, del pe11samie11to que se })rO])OOe no ~~~1pular sino captar, cn-
to11ccs Horno sapiens sera, en verd~tcl, L1na defin1c1on correcta del hombre.
e h~1 dctinido al hombre tamlJin com<J Horno ludens, el que juega,
significando juego aqu una actividad sin propsito que trasciende las ne-
cesidades inn1ediatas de la supervivencia. En verdad, desde la poca de
los creadore de las pinturas i:upestres en la_s ca vemas hasta nuestros das,
el hombre se ha entretenido con actividades que no persjguen ningn fin.
Podra aadir otras dos definiciones de <<hombre>>. Una, la de Horno
negans, el que dice <<no>>, aun cuando la mayora de los hombres dicen
<<S>> cuando su supervivencia o su conveniencia as lo requieren. Desde
un punto de \ ista estadstico de la conducta humana, el hombre debera
1

ser llamado, ms bien, el que dice <<S>>. Pero desde el punto de vista de los
poderes humanos, el hombre se distingue de todos los dems animales
por su capacidad de decir <<no>>, por su afirmacin de la verdad el amor
la integridad, aun a expensas de su supervivencia fsica. ' '
?t:a definicin del hombre sera Horno esperans, el que espera. Como
he 1nd1cado en el segundo captulo, esperar es una condicin esencial del
ser hombre. Cu~ndo hemos renunciado a toda esperanza, hemos atravesado
las p~ertas del _infierno sepmoslo o no y hemos dejado atrs nuestra
propia humanidad.
(ERJCH FROMM: '- ' F .e. E
La revol11cin de la esperan" ., Mx1co,1970,p2g.
. 6S )

VOCABULARIO

Cib~rntica. En su sentido etimol-


b_ida, rdenes que rijan la orienta-
gico ~xpresa el arte de gobernar.
c16n de tal sistema. Ciencia del
Estudia_ las mquinas capaces de
control Y de la informacin.
captar informaciones sobre el esta-
Entropla. Procediendo de la Ter-
do de ~n sistema Y de elaborar,
en funcin de la informacin reci- modinmica 2. 0 principio ex-
presa la tendencia general a la
nivelacin energtica. Ha pasado, grupo de personas y tiene como
generalizndose, a expresar la de- fin realizar unas tareas especficas.
generacin o destruccin de la or- Psicoanlisis. Mtodo para analizar
ganizacin
.. que . inevitablemente la personalidad. Se dirige tanto al
acompana a un sistema (un ser vivo conocimiento terico del psiquismo
puede entenderse como un sistema). humano como a la teraputica cl -
Se denominan, entonces, activida- nica de enfermedades mentales, de
des antientr6picas aquellas que origen exclusivamente psicolgico.
tienden a contrarrestar tal degene- Sigmund Freud (1856-1939), su
racin. fundador, defiende que la mayor
parte de las enfermedades psqui -
.. ~- Inconsciente. Adjetivo que se apli- _ cas tienen u.n origen ertico, de- .. ~
,. . .
ca a todo proceso mental que puede seos que son rechazados al in-
deducirse del comportamiento de consciente por el <<super-ego>> o
una persona, pero del que la per- conciencia social. Cuando estos
sona no tiene conocimiento, ni pue- deseos afloran a la conciencia, pro -
de exponerlo. Tenemos conciencia vocan angustias, CO'Jlplejos, inhi-
actual de una nfima parte de nues- biciones, fobias. Frente a estos im-
tros recuerdos. El anlisis del in- pulsos oscuros, el psicoanlisis pro-
consciente ha sido estudiado sobre pugna una conciencia clara. La
todo a partir de Freud, creador del tcnica utilizada consiste en las
psicoanlisis. <<libres asociaciones>>, frente a la
anterior utilizacin de la hipnosis
Institucin. Cualquier fundacin en la poca de formacin de Freud.
creada por la sociedad. En este Pulsin. Trmino psicoanaltico. Se-
sentido se opone a lo que es natu- ala la tendencia instintiva que
ral. Toda institucin (las asocia- tiende a realizar o rechazar ciertos
ciones quedan aqu incluidas) tiene actos. Reemplaza al trmino tradi-
una serie de principios, rene un cional tendencia.

LECTURAS RECOMENDADAS

CORDN, FAUSTINO: La evolucin cof!junta de Jos animales.y su medio, Edcs. Pennsula, Madrid,
1966. .
CRUSAFONT, M., y otros: La evolucin, B. A. C., Madrid, 19?6.
HAAs, A., y otros: Origen de la viday el hombre, B. A. C:, M~drtd, 1963.
LERSCH, PH.: La estructura de Ja p~rson~Jidad,, E~. Sc1e_n~1a, Barcel<?na, i968. .
PARS, CARLOS: Mundo tcnico y ex1stenc1a autentica, Ed1c1ones Castilla, Selecta de Revista
2
de Occidente, Madrid, 197 3 . , . .
PINILLOS, Jos Luis: La mente humana, Biblioteca Bastea Salvat, Madrid, 1969.
3.1. LA INFORMACION SENSIBLE
3.2. EL MUNDO PERCIBIDO DE LOS
ANIMALES
3.3. LA PERCEPCION EN EL HOMBRE

La organizacin sensorial permite al ser vivo (o a la mquina)


recibir la informacin necesaria para el cumplimiento de sus acti-
vidades. Pero el mundo de las sensaciones constituye solamente .
un momento del proceso ms complejo de las percepciones. El
universo representado difiere de unas especies a otras, dependiendo
tanto de su organizacin biolgica como de las necesidades para la
conservacin del individuo o de la especie. La percepcin humana
se caracteriza por trascender el mundo inmediato de lo captado.
Merced a los instrumentos culturales y cientficos moldeados por el
hombre logra avistar un universo cada vez ms amplio, rompiendo
la aprehensin ingenua y antropocntrica de la realidad.

~ ' .: ,
,. .

1 --- ' -

'
1
1
1
l
1
. ,
'

. to de los seres vivos esta
El comportam1end momentos: I .)por una
. t es gran es d
regido po~, r ue consiste en obtener atos
informac1on, q ara sus necesidades;
valiosos, relevantes, Pofundamente vinculada
onducta pr
2.) por una e . s y desencadenada por
di h formacione .
a, c. as in 1
) por a ex1 s . tencia de determinados ,
- estas' y ?. . dificaciones de la energ1a
estados interiores, mo . 1d
a
. 1
interna del anima ' qu .
e nos aparecen v1ncu a os
f; d d U tili-
a los fenmenos psquicos de a ect1v1 a .
1n or ac1n zando el paralelismo, ya aludido, entr~ los s~rv~-
mecanismos . * ci' bernticos>> Y la. vida aruma '
sens1 e encontramos en aqullos el mismo esquema
tripartito fundamental. Hay, en efecto, un~ con-
ducta que s.e encuentra gobernada po: un~ infor-
macin tanto del exterior como del mter1or; de
esta m~nera el servomecanismo obtiene datos
y controla ~u propia accin; la actividad del
mecanismo est dirigida por un programa deter-
minado, y se da una distribucin de energa
en el interior del servomecanismo.
La vida animal se caracteriza por la necesidad
El primer momento, por tanto, est cons-
de buscar alimento, procedente de los productos
tituido por los procesos informativos y justa-
elaborados por el nivel inferior de la vida vegetal
mediante la fotosntesis. Una de las notas dife- mente es designado por la Psicologa con el
renciadoras de las formas normales de vi.da nombre de percepcin. Sin esta percepcin es
animal (dejando aparte algunas modalidades la- indudable que no habra' una actividad dirigida
terales e inferiores, por ejemplo las esponjas, los sobre el medio; la actividad animal sera total-
plipos, etc.) es la libre movilidad en el medio. ment~ ciega,_ tal como una mquina clsica que
Los comportamientos motores le permiten al necesita la direccin y las rdenes de uv. piloto
animal resolver sus necesidades mediante despla- humano.
. Por el contrario ' los servomecanismos
zamientos y conductas activas, muy tpicamente integran en su propia estructura este autocontrol
en el caso de la consecucin del alimento, pero .pilotaje medi~nte unos dispositivos que re-
tambin para el logro de las otras necesidades gistran las modificaciones del mundo exterior
que se refieren a la reproduccin, a la continuidad Ydel comport~miento de la misma mquina.
de la especie. . _El proceso informativo se inicia por la apari-
cion de unos rganos receptores de las modi-
1
1
1
1
1
1
1
1

ficaciones del mundo exterior, que son los senti- A travs de esta estructura sensorial, el animal
dos en el caso de la vida animal. Tales receptores -o la mquina, en su caso recibe la informa-
pueden captar las ms variadas formas de energa: cin que le resulta necesaria para el cumpli-
la mecnica, la qumica, la luminosa en distintas miento de sus actividades. Por ejemplo, la per-
amplitudes del espectro, la acstica, la elctrica, cepcin del alimento o de los peligros q ue en el
la trmica. As acontece con los diferentes senti- medio pueden acechar a su existencia. ero esta
dos que encontramos en la vida animal, enorme- simple resea sobre el mundo exterior no es
mente variados segn las distintas especies biol- suficiente para la realizacin de tareas tan com-
gicas. De modo semejante acaece con los dispo- plejas como las que se propone un organismo
sitivos que se introducen en los servomecanis- diferenciado. Resulta imprescindible un control
mos, por ejemplo la clula fotoelctrica, que de la propia actividad. A esta n ecesidad res-
registra las variaciones de la energa luminosa. ponde la existencia de sistemas de recepcin

'

La vida animal, exceptuando algunas formas de vida inferiores, se caracteriza por su movilidad en el medio.
l
1
1
1
1
1
1
1

nccesitamc>s cst~1r informadc>s de la posicin,
que capta11 referencias sobre los est~1clc)S it1tc- tamao y distancia de ste, sino, adems, de los
ri<>res del <.)1ga11is1110. IJot eJetnplo, ne.) es sufi- movimiento5 que nuestrc> brazo y nuestra mane>
ciente qt1e u11 organismo anin1al detecte la van efectuando, con objeto de sincrc>nizarlos
prese11cia (le u11 ~1li111e11to, sino que 11ccesita,
ade1ns, coot)ce1 la imprescindibil1dad del mismo adecuadamente.
A la anterior observacin responde la exis-
para su C<)rrecto funcionamiento, es decir, re-
tencia de la sensibilidad propioceptiva sentidos
gistrar su estado carencial de determinadas sus-
propioceptivos - , que nos advierten sobre el
tancias vitales. Del mismo modo, para que un
'rin <.)un cohete teledirigido cumpla su objeti\ 0 1 tono muscular de nuestro organismo, el movi-
110 le es suficiente con estar informado de la meta
miento, el equilibrio . La dualidad de receptores
o del blanco perseguido, sino que el cun1pli- (captacin de la realidad exterior y de la interior)
miento de tal tarea requiere un conocimiento de origina la gran divisin de los sentidos que
la propia tra) ectoria. En el elemental gesto que
1 realiza la Psicologa: mundoceptores o cosmo-
realizan1os para apresar un objeto, no solamente ceptores y somatoceptores.

EJ... PROCESO SENSORIAI.J 2 Una fase de transmisin tambin


<<~l proceso sensorial o forma en que los
?~ pasiva, en la que los \mpulsos
originados
,
en la transduccin se
sentidos captan y transmiten informaci '
d d . on e~vian, tras las pertinentes elabora-
pue e re uc1rse a las tres etapas siguientes:
ciones intermedias, a las reas co-
I. Un mon1ento estimular, que com- rrespondientes de proyeccin.
pren?e ~1 anlisis de la energa fsica
que .1nc1de adecuadamente sobre el
3 y ~?- fase de proyeccin-elabo-
sen~1do, .el estudio del rgano sen-
rac1on
'b '
en q 1 ,
ue as ateas primarias
sorial mismo
. v muy esp ec1a
:/' . 1mente re~.;n los impulsos aferentes ya
1
sus funciones de transducci d :o cado.s, Y los inscriben en las
f ocalizacin activa 0 d hn Y e areas asociati
de! estmulo. e rec azo- d . . vas para ser reelabora-
os y or1g1nar
. 1
eventua mente la ex-
periencia se . 1
nsoria consciente.>>

48 Jl~ p 1N l L LOS, . jl . .
r111r1p10
s J
ae pstcofo<e,ia, pg. x 39.
t
1
1
1
1
1
1

TEORIA DE J.. OS UMBRALES tct)ta ele 1~1 c11crg~t cs1>ccfica de lc>s senti-
clos. Cac1a <)rgt1r1<> ser1s<>rial est especial-
La psicofsica ha reali7ado cstt1dt()S 111i- mente )te)ata(l<> 1)~1r~t rccil)jr ]c)s estmulos
nuciosos atendiendo al sin1ple esquen1a segn la for1na (JUC le es prc>pia. 1=1,] c>j<>
l ~st111ulo- Respuesta, aplicado a las sensa- capta con10 l11minosa cuaJc1uicr scnsaci<)n,
ciones. E11tre ellos cabe destacar el inters bien sea de luz, de prcsj<)n cxtcri<Jr, golpe,
prestado a la cuantificacin de las scnsa electricidad, etc.
cienes, que origin, entre otras, la tcor1a Ley de Weber (1795-1878): <<,.frJdo est-
de los umb1ales. Los conceptos ft1ndamcn- mulo requiere ser aumentado en una pro-
tales de esta teora son los siguientes: porcin constante de su magnitud, para
Umbrales absolutos. El organisn10 que se note un cambio de sensacin.>>
slo responde (al menos conscienten1cntc) Weber realiz sus experiencias sobre le-
entre dos niveles energticos de excitante. vantamiento de pesos (Bouger lo haba rea-
El nivel inferior, por debajo del cual no se lizado ya en el siglo XVIII sobre estmulos
produce sensacin, y el nivel superior luminosos). Estableci la siguiente relacin:
(dintel), por encima del cual la respuesta Si para un peso de 1 oo gramos se precisan 3
. .,
se desorganiza. para apreciar una nueva sensac1on, para 200
Umbral diferencial. Seala el incre- gramos se precisan 6 ... Se forman series de
mento de energa estimulante necesario razones: 3/100: 6/200: 9/300... 0,03.
para percibir un cambio (creciente o decre- Pronto se advirti que l_a ley de \X:eber
ciente) en la sensacin. Si en una mano adoleca de graves defectos, entre ellos el
sostenemos un cuerpo que pesa 1 oo gra- de no cumplirse cuando los estmulos son
mos, si aadimos un gramo ms, no apre- muy fuertes o muy dbiles. Gustav Theo-
. .,
ciamos una nueva sensacion. dor Fechner (1801-1887) replante el pro-
El estudio de las relaciones entre estmu- blema dando origen a la ley que lle,a su
lo y_ sensacin ha dado lugar a ciertas leyes, nombre. Dejando al margen la rigurosa
que pretenden establecer el nexo matem- elaboracin matemtica, puede formularse
tico entre ambos momentos. J-Iay que as: <<La intensidad de la sensacin es pro-
sealar el valor aproximativo de estas le- porcional al logaritmc) de la intensidad del
yes, pues, de hecho, inciden muchas varia- estmulo>>, esto es, Ja sensacin crece en
., . , . .
bles que dificultan la precisin: superficie progres1on arttmcttca, n 11e11t1as el estmulo
receptoria!, puntos receptivos que existen lo hace en progresi{)t1 gcon1t1ica.
por unidad, duracin del estmulo, etctera. La p~icofsica actual sigt1c estudiando }7
Jol1annes 11ller (1801-1858) formul la perfeccionando estas lc\es clsicas .

49
t
t
t
t
1
1
t
con un canal de comunicacin, especificado
La teora de la informacin o teora de la por una frecuencia y una longitud de onda
comunicacin es una parte de la teora de pro- y que comprende vibraciones del aire o de ra~
babilidades. Es una expresin matemtica de la
diacin electromagntica en las que primero
teora general de la comunicacin por cuanto se
se codifica la informacin Y despus se descifra.
aplica a la radio, la telegrafa, la televisin o a
La figura representa el proceso general de
cualquier otro medio de comunicacin. En prin - . .,
cipio podemos imaginar la frmula en relacin comu n 1cac1on.

O frado Ruido Canal Descifrado


/ I
I /
I / I
I / I
Fuente 1 JI/
~

de
informacin ' Transmisor Receptor Destino

Filtro

. En general, la informacin se transmite me-


de forma que se puedan hacer las correcciones
diante un canal Y s~ puede emplear un filtro para necesarias. e
comparar el mensaje transmitido con el recibid o,

F. H.
Arturo v
GEORGe
.Cib ,
. ernetica .
Y b10/ogla. Trad. de e
pgina ;j'. Ediciones Alhambra, Madrid, 1968. e
n
-
e
Para que haya excitacin .
se produzca, bajo la acci es nec~sar10 que hasta los centros u .
e
modificacin local reversibl~ del est1mu_lo, una del ser vivo y q e n~en la conducta global a:
tagonista; para que ha a ' co~ reaccin an- de manera de que registren las experiencias tu
necesario que esa exch ~~accin general es conducta no solasegurar la adaptacin de esa da
por un mensaje, nervios~c~on sea transmitida terior. amente actual sino tambin ul sul
para que haya sensacin po , ~ veces humoral; -
pr1
que haya transmisin de ~nu timo, ~s necesario mt:
mensa1e nervioso HENRI Pl~RON . L
Aires, 1972, ~:. s~~~acin, Ed. Paids, Buenos ple

1
l
1
1
1
1
1

captados algunos fragmentos y convertidos en


impresiones subjetivas, en sensaciones.
El mbito de la conciencia animal no puede
reducirse, sin peligro de caer en un grave error,
a los meros materiales que lo constituyen, a los
ladrillos con los que est formado, las sensa-
e ciones. Salvo formas muy primarias de organi-
un o zacin biolgica, en las que la pura recepcin
de un contenido sensorial desencadena un com-
erc1 1 o portamiento, normalmente nos encontramos con
-
estructuras complejas, con procesos en los que
intervienen los ms variados elementos (exte-
riores e interiores), de tal manera que la capta_-
cin y el aislamiento de las sensaciones constituye
an1 aes una abstraccin, un procedimiento de desgajar
los elementos integrantes de la percepcin. En
este sentido la sensacin establece el material
--
base, reducible con mayor facilidad por su apa-
rente sencillez y por no sobrepasar el nivel
fi~iolgico. La psicologa asociacionista pre-
sentaba el desarrollo de las configuraciones
Los impulsos energticos que el sujeto psqui- (objetos, situaciones) como una lenta construc-
co recibe constituyen un momento fundamental cin a partir de elementos simples lo azul, lo
de la percepcin, pero no son suficientes para sonoro, lo salado , que, combinndose, dan
explicarla. Todo este coniun!o de sensaciones lugar a las percepciones. El nio, e1 animal,
es transmitido a los centros de direccin, sistema perciben el mundo exterior como resultado de
- la asociacin de esos elementos ms simples,
nervioso central (al menos en las formas prin-
cipales de vida animal), para resultar integrado segn ciertas leyes (semejanza, contraste, con-
en los procesos de conducta. As se inicia la tigidad ... ), quedando relegadas cualesquiera
aparicin de un nuevo universo, que consti- otras implicaciones, por ejemplo las sociales,
tuye un verdadero enriquecimiento de la reali- en la percepcin.
dad, y que est formad9 _Q~r el mundo psquico A principio del presente siglo reaccion contra
subjetivo en el cual vive cada especie animal. El
--
este planteamiento la Psicologa de la Forma
ptimer momento config~rativo de este peculiar (Gestalt Psychologie), subrayando la impor-
mundo viene dado por la seleccin de la com- tancia de la totalidad como configuracin de
pleja y variada realidad fsica, de la cual son la experiencia exterior. Frente al minucioso 51
. ..
~~~--

'
'
1
1
1
1
1
1 ueda ser el estmulo ms importante.
q ue e 1roJO P . . n
anlisis asociacion1sta, que en muchos. mo~entos comprobado de la s1gu1ente manera: ....
Esto a s1 o
h .
no sobrepasaba la pura reaccin fis1olg1c~, l.a achos se colocan simulacros o mo- g
ante varios m p
Escuela de la Forma presenta los hechos ~s~qu1- delos de gastersteos ; ~lgunos de ellos son -t J
1

cos con un carcter unitario. Esto es, perc1b1mos 1m1tac1one


s muy toscas ' sin muchas de las carac-
un libro y no un color, una determinada sensa- fe
, t.
ter1s tea s de la especie e incluso
.
de los peces en
. .
1

cin tctil o un olor a tinta de imprenta. La eJ


1
genera , P ero con el vientre roJO. Otros. son 1m1- Vi
atencin a estos elementos componentes des-
taciones exactas de gastersteos, p.ero s1n e1color
membrara la experiencia misma, deshacindola.
rojo. Los machos atacaron al primer grupo de
El hecho psquico sobre el que debe recaer la
modelos con mucho mayor vigor que al segundo.
atencin del psiclogo se desmorona en elemen-
tos propios de otra ciencia, la fisiologa. En este experimento el color rojo estuvo com-
Los datos sensoriales se encuentran sometidos pitiendo con todos los dems caracteres morfo-
desde el principio a un proceso de organizacin, lgicos a la vez. Los resultados demuestran que
de estructuracin. La conciencia no capta sensa- los peces reaccionaron esencialmente al color
, .
ciones aisladas, sino patrones. La percepcin rojo, y dejaron de lado las otras caracter1st1cas. y

no nos aparece ya como un registro sensorial, Sin embargo, sus ojos son perfectamente capaces 1n
sino fundamentalmente como una actividad de de <<ver>> esos otros detalles>> (N. Tinbergen: ca.
reconocimiento de patrones, segn determina- El estudio del instinto, pgs. 34 y 36). Igual co- es
dos programas propios de cada especie. Estos metido puede desempear una configuracin bic
patrones tienen el valor de seales estimula- o un movimiento. (Puede releerse a la luz Ot!
- 1
doras, segn la terminologa de la moderna de estas consideraciones el texto del tema se- mt
etologa o estudio de las formas del compor- gundo, relativo al comportamiento reproduc- M
tamiento animal , en la medida en que desenca- tor del gastersteo, atendiendo a la marcha en esp
denan un comportamiento instintivo. Esto es, zigzag del macho como estmulo sobre la rea
e_ntre el conjunto de estmulos que afectan a un hembra.) pe
animal, y poseyendo ste capacidades sensoriales es,
para captarlos, solamente muy pocos desenca- Los ejemplos anteriores, indicativos de cmo
<~~a>> sensacin desencadena un comportamien- ors
denan una respuesta; solamente
-
las <<seales to 1 - d estl
estimuladoras>> forjan el mundo exterior y la _ margen e los restantes estmulos pueden
encuadrarse en el co ' d un
interrelacin del sujeto con l. . mportam1ento 1nst1nt1vo e --
Veamos un ejemplo: <<Las luchas primaverales
los animales
. _Una de 1 l' . , .
as po em1cas mas intensas
d e la Ps1col ' d
de los gastersteos e~tn especialmente dirigidas ogia Y e la Etologa actuales se
encuentra en la d .,
contra otros gasterosteos con galas nupciales. , . . eterm1nacion de cules sean las
Dado que los machos difieren de otros animales caracter1st1cas in d . .
. ,. natas o a quir1das del comporta-
sobre todo porque exhiben un color rojo intens~ miento. Sin entra . , .
. . . r en esta dialect1ca entre heren- de
en la garganta y en el vientre, parece probable cia Y aprend1za1e
, con respecto a los patrones que ma
marcan 1a percep ,
cion, podemos indicar que _alg~-
-
'1
'
1
1
1

t1<>S dctcrtninad<)S parece11 tener un carcter co11- momcnt<>S de st1 vicia, en la t<Jtalidad de dich<>
gn1to, aparecen C<)n el nacim1cnt<> <.iel a11imal, mund<>, si11<> en aspect<>S selcctiv<)S clel mism<),
pet<> ()tf()S ratt()nCS presentan tln carcter aclc1t1i- determinados por Jas ncccsjdades imperiosas de
rido, y de esta manera se vinculan a dist111tas cada momento para la supervivencia. De este
formas de C<)mp<>rtamiento i11novad<)t. As, p<>r modo, el mundo J)Crcil)id<) se manifiesta cam-
cje1npl<), en el caso de los reflejos condicionad<)S, biante segn las necesidades que gobiernan Ja
vern<)S que la )ercepcin de detcrmina(las figL1ras actividad animal y le fuerzan a buscar en el
o la auclicin de determinados sonidos, en los ambiente las seales estimuladoras, encaminadas
perros de Pav]<)v, se convierte en un patrn que a resolver la necesidad concreta de cada momen-
desencadena un comportamiento instintivo, to (Tinbergen). Tal restriccin cambiante del
como puede ser la salivacin preparatoria de la campo perceptivo se debe poner en relacin
digestin, o la huida. (Vase recuadro sobre re- con el fenmeno de la atencin. Por nuestra
. . . . ,
flejos condicionados.) exper1enc1a introspectiva conocemos como se
A travs de esta mltiple actividad (selectiva dirige el foco de dicha atencin a realidades mu y
y organizadora dentro de un campo sensorial e distintas de un mismo ambiente, segn el estado
interiormente interrelacionante de los distintos de necesidad en que nos encontramos a partir de

campos) se forma un mundo propio para cada nuestros intereses.
especie animal, distinto del mero ambiente
biolgico, pero conSt:ruido a partir de ste por el
organismo. Jacobo von Uexkll design este
mundo cmo Urnwelt (mundo circundante) y
Merkwelt (mundo perceptivo), siendo para cada
especie como un mbito absoluto en el cual
realiza su vida. Es lgico que este universo
perceptivo se caracterice por su relatividad, esto , _,,
es, depende de cada especie biolgica, de la
organizacin biolgica de los sentidos y de las
estructuras nerviosas. Pero - - tambin manifiesta
un marcado sentido utilitario, en la medida en
qe la captacin de las seales estimuladoras se
ordena a realizar acciones que permitan la con- f]I

servacin de la vida del individuo y la continui-


dad de la especie.
La moderna Etologa aade, adems, una serie
de restricciones al mundo percibido de los ani- Ant~ los mltiples est mulos que se le presentan, el peatn se-
!ecciona las senales que le son necesarias para su seguridad, de-
males. Estos no se desenvuelven, en todos los Jando fuera del foco de su atencin todas las dems.
53
1
1

'
1
1
1
1

Realiz sus experimentos utilizando prepa-


REFLEJOS CONDICIONADOS raciones crnicas, esto es, con animales
cuyos procesos digestivos pudieran estu-
<<Un reflejo es una respuesta, involunfa- diarse en las condiciones normales de vida .

ria, a un estmulo dado, una reaccin que Haba descubierto ciertas irregularidades
no est influida por ningn pensamiento o
e interrupciones en lo que pareca ser el
resolucin conscientes, pero que suele tener
funcionamiento normal de las glndulas
al.guna clara finalidad para proteger al orga-
digestivas y las atribua a causas psquicas.
nismo o para ayudarle a que se adapte a su
medio ambiente. Inici los experimentos mostrando al perro
E l avance espectacular del estudio de los un trozo de pan y dndoselo a comer. La
reflejos y su aplicacin para abordar los salivacin del perro, cuando se le pona el
enigmas del sistema nervioso central se pan en la boca, era un reflejo natural del
debe a Pavlov (1849-1936), fisilogo ruso. sistema digestivo; Pavlov lo llam reflejo

-
\

Preparacin de Pavlov para estudiar el reflejo salivar


Dos ejemplos de lo ue p
condiciona (lo en los perros. quica''. Los dos perro~ s avlo~ llama~a ''secrecin ps-
qu~ la comida no u egregan Jugos gastricos, a pesar de
quter~a tiene una r~:i.: :us esto~agos. El perro de la iz-
del alimento hacia el est, n el esofago que impide el paso
no ha empezado a co omago. El perro de la derecha an
mer, pero puede ver y oler la comida.

1
1
1

'
1
1
1
'
innato o no condicionado. Pero el perro vertirse en motivo de salivacin condi-
tambin terminaba por segregar saliva tan cionada.
pronto como vea el pan; ahora bien, si De esta forma lleg al procedimiento
repetidamente se le enseaba el pan y luego experimental conocido por el nombre de
no se le daba a comer, el animal comenzaba condicionamiento: se hace sonar repetida-
a no responder al estmulo visual. A este mente una campana (estmulo condiciona-
segundo tipo de segregacin a la vista del do) justamente antes de colocar el alimento
alimento lo denomin Pavlov reflejo con- (estmulo no condicionado) en la boca,
dicionado, porque slo se produca a con- para producir la salivacin (reaccin no
dicin de que existiera una asociacin pre- condicionada), hasta que por ltimo el
via entre las experiencias de ver el alimento sonido de la campana produce la salivacin
y de probarlo. (reaccin condicionada) antes de que se
Posteriormente sustituy la vista del pan presente el alimento.>>
en su mano por estmulos condicionados
(Tomado en resumen de GEORGES A. MILLER: Introduccin
arbitrarios: una campanilla o una luz. Des- a Ja Psicologa, Alianza Ed1tor1al, El Libro de Bolsillo,
cubri que cualquier estmulo poda con- Madrid, 1974 4 , pgs. 241 - 25 0.)

El mundo fsico, que de modo incomprensible La vida de cada sujeto se desarrolla dentro
consideramos como el nico real, porque se de un escenario especial y no precisamente den-
funda en las sensaciones de ordenacin y pres- tro del nuestro, que en manera alguna puede
cinde de las sensaciones de contenido, es ms representar el escenario mundial comn para
pobre que el mundo de los seres ms mseros. todos los sujetos. Los psiclogos tratan de sosla-
Redcese a una danza interminable de infinitos yar esta ley biolgica fundamental entrando en
tomos, en la que impera tan slo la ley de causa contacto con los animales visibles sobre su es-
y efecto que, corno rgida red, encadena unos cenario especial humano. Al hacerlo, el escenario
a otros los movimientos, sin fin ni principio, y humano adquiere para ellos un carcter absolu-
con ciega necesidad . Esos mundos sin colores, to que no le corresponde a la realidad . Si el
sin sonidos, sin olores, informes sistemas de psiclogo consiguiera establecer contacto con
puntos, se mueven desprovistos de sentido y de todos los detalles de un mundo de observacin
verdadero orden . Es un mecan ismo desierto y extrao habra de reconocer que haba penetrado
triste, que nada significa, nada produce. en un mundo totalmente nuevo, cuyo carcter
objetivo y material estuviera completamente
fuera de la cuestin .
JACOBO VON UEXKLL : Cartas biolgicas a una
dama. Trad. de Manuel Garca Morente, Revista JACOBO VON Teora de la vida, Ed .
UEXKLL :
de Occidente, Madrid, 1945 2, pg . 81 . Summa, Madrid, 1944, pg . 132.
55
1
1
1
1
1
1
1
1 de la contraposicin al mundo no
la conc1enc1a . d
d .b irse a las primeras etapas e nuestra
p~e eE~tri
vida. n e a,
llu s hay una profunda integracin del
. -
nino con e a 1 mbiente que le. rodea, con
, . . la madre '
studiado el ps1coanal1s1s moderno.
como h a e d .
te en las formas e conc1enc1a pr1-
Por otra par ' ll fl , . *

m1t1vas, e n nuestro desarro ..e o 1 .
ogcnet1co
.,
,
tam b 1en , es pensable que la di1erenc1ac1on entre

el hombre y el mundo que le rodea resulte much.o
CIQ)l menos marcada. Esto es, que ha~a una ~~nc1enc1a
de participacin, tar:to en la re~l1dad f1s1ca com_o
en la realidad social (colectiva), much~ m~s
ntima. Esta contraposicin de la conc1enc1a
individual (yo frente al mundo) aparece as como
el resultado de un largo proceso, tanto ontoge-
ntico como filogentico, que bien puede estar
ligado a formas de transmitir la in~ormaci?n.
Por ejemplo, cuando aparece la escritura, aisla
sta el proceso de aprendizaje y lo convierte en
un fenmeno solitario, a diferencia del anterior
El fenmeno humano aparece como una reali- aprendizaje oral e imitativo.
dad nueva. Las consideraciones sobre la percep- Soslayando estas consideraciones introspec-
cin animal pueden ser ahora tiles, pero re- tivas, buscaremos la temtica de la percepcin
quieren un replanteamiento al llegar al hombre. humana en algunos de los fenmenos detectables
Y esto no slo por las peculiaridades humanas, que caracterizan al hombre. Su mundo percep- '
J
sino porque metodolgicamente disponemos de tivo como animal se encuentra transformado en
la va introspectiva para estudiar los fenmenos cuanto se introduce en un ambiente cuajado de (
de la percepcin. Segn nuestra propia expe- novedades. t
riencia, descubrimos un mundo que se encuentra El aspecto ms llamativo lo constituye, sin e
frente a nosotros, una realidad contrapuesta al duda, el lenguaje humano, con la fuerte vincu- '
e
~' Entre estos dos polos, realidad exterior y yo, lacin social que supone. Este hecho posibilita
se organiza toda nuestra vida.
que las percepciones ambientales sean arrancadas
Esta situacin es recogida, sin duda, por la
de. su situacin y sigan viviendo en el nuevo c
conciencia del individuo adulto en nuestra
universo que el lenguaje ha creado. Al universo c
sociedad y aparece como consecuencia, en pri- q
o universos forjados por la percepcin se le
mer lugar, de un proceso ontogentico*, ya que
superpone un mundo nuevo de significados Y
' 1
1
1

'
1
1
1

de redes de significados. Por otra parte, nuestra Gasset (1883-195 5) acu en t:s t l lnea los co11 -
representacin del mundo interacciona con la ceptos de ensimismamiento y alteracin; el se-
estructura gramatical diseada por las distintas gundo definira la vida animal que est sie.mpre
lenguas. As, el mundo de estmulos se convierte presa de su ambiente, sometida por el mismo,
en un mundo de cosas, de relaciones, en un mientras que el hombre es capaz de encerrarse
mundo categorizado segn nuestro lenguaje y en su vida interior.
nuestra lgica. Los anteriores rasgos remiten a la idea de que
El mundo se convierte en un problema la percepcin es una toma de contacto con la
para el hombre. Tambin para el animal, ya que realidad, tal como aparece en la conciencia
ste debe resolver las situaciones planteadas en humana, pero cabe tambin subrayar cmo
relacin con su mundo, pero sus actuaciones nuestra percepcin (aun operando sobre una
estn dirigidas por un programa, ha y unos pa- base biolgica) se encuentra fuertemente guiada
trones que gobiernan su conducta en las formas por la cultura. No cabe duda que el mundo
ms tpicas. En el hombre, como ya vimos, se perceptivo del primitivo y el mundo perceptivo
sustituye el programa por un proyecto, elabo-
rado por el grupo cultural y por el individuo.
En consecuencia, el mundo es para el hombre
una realidad que debe ser transformada. Esta
situacin puede considerarse desd~ dos puntos
de vista: el proyecto humano trasciende el
mundo, ste se convierte en algo profundamente
remodelable, y, en segundo lugar, se manifiesta
un desencajamiento entre el hombre y el mundo
que lo rodea. Tal disgregacin se apunta, desde
su modo de organizarse biolgicamente, por la
indefensin. Como respuesta a esta circunstancia
el hombre acomoda el medio; los elementos per-
cibidos del mundo son realidades manuales,
realidades que estn a la mano del hombre, para
que ste, con su proyecto, las vaya transforman-
do (Heidegger).
A la dualidad yo-mundo corresponde en el
ho111bre una conciencia reflexiva, una auto-
conciencia. El mundo es sentido en esta con-
ciencia reflexiva como lo otro, como algo en lo l.n l~s .Primeros momentos. de la vida, el nio se siente profunda-
que no queda absorbido nuestro ser. Ortega y men de rn tegrlado en el ambiente circundante, formando parte del
mun o que o rodea.
' ~ ...
' "

'
1
1
1

'1
1

1
de los lmites de nuestro ojo hemos descubierto
de un hombre de la sociedad industrial tenemos otras zonas del espectro luminoso, ms all de
que entenderlos a travs de caractersticas dife- la capacidacl de nuestro oido,. c?? los instrumen-
renciales. El campo de intereses, de necesidades, tos que amplan nuestras pos1b1l1dades de obser-
que orientan nuestra exploracin del universo, vacin, hemos dilatado enormemente nuestra
es diversificado a travs de la cultura en la que
conciencia del m undo.
el hombre vive. En este sentido nuestros pro-
Algo semejante a lo indicado en el terreno de
cesos de atencin se pueden dirigir hacia aspec-
la concepcin csmica podemos referir tambin
tos muy diversos, no solamente en un sentido
al de la percepcin social. E l hombre se en-
cultural y colectivo, sino tambin en un sentido
individual. Recordemos, por ejemplo, la expre- cuentra instalado en una sociedad cuyas normas
siva imagen del sabio distrado, cuya atencin de conducta, cuyos usos, cuyas instituciones,
est desviada de los aspectos que normalmente tienden a aparecer con un cierto valor absoluto,
interesan a otros hombres en el mundo exterior. de ambiente establecido inmutablemente. El
La cultura humana llega a hitos ms altos en el desarrollo de la h istoria y de la antropologa
proceso de trascender el mundo perceptivo. El cultural, la simple experiencia d e contraste con
hombre ha llegado a comprender que este otras culturas, desconecta esta con ciencia espon-
mundo, no slo de estmulos, sino de realidades tnea etnocntrica. E l hombre descubre que
que nos aparecen en la vida cotidiana, no corres- nuestras formas de vida social pueden ser tras-
ponde a la verdadera realidad . Y este aspecto de cendidas en una imagen mucho m s amplia, en
crtica del mundo de nuestra percepcin espon- nuevas fo rmas d e realizarse el ser humano dentro
tnea es absolutamente solidario del desarrollo de la sociedad .
del pensamiento cientfico. La historia de la E n conexin co n las anteriores ideas , cabe
. . ,
c1enc1a muestra como se rompe la pretensin de sealar la imagen , crticamente trascendida por
absoluticidad de nuestro mundo perceptivo, des- el hombre, ~u: nos presenta el lapso temporal
cubriendo ms all un mundo fsico inmensa- en el cual existimos como un absoluto como si
mente ms amplio. E jemplo evidente nos lo el ~undo, la vida, hubiera presentad~ siempre
manifiestan, ya en la Grecia clsica, los atomis- la imagen ~? la actualidad. La ruptura de esta
tas *, que subrayaron la subjetividad de nuestras ~epresentac1on ha posibilitado el desarrollo de
sensaciones y percepciones, tratando de levantar las concepciones evolutivas de la vida y del
u~a imagen . d~l mundo cuantitativa y geom- cosmos. De est a manera pod emos apreciar de
,
trica, muy distinta del mundo de nuestra sensi-
que mo~o el hombre trasciende el mundo de la
bilid.ad. En es~a lnea no podemos dejar de percep cton' f i~ico-temporal,
' gracias al desarrollo
aludir, por su importancia histrica; al dram- de su pensamiento 'fi , ,
tico abandono d~l s ist~ma geocntrico (Pto- de la P . , cient1 co, y como esta cr1t1ca
. . ercepc1on espontnea es absolutamente
~omeo) por el hel1~cen.tr1smo (Coprnico ). y el sol1dar1a del e nr1quec1miento
d
incremento de la c1enc1a no se detiene: ms all de posib1l1da es
para la cultura humana.
1
1
1
1
1
1
1

LA ATENCION puede decirse con respecto a las facet~s


observables de un objeto: a mayor ampli-
El trmino atencin procede del latn tud en el nmero de rasgos que se le pide a
( tendere ad, tender hacia) y expresa la un observador que perciba, y cuanto mayor
actividad perceptiva que se aade a la prefi- sea su complejidad, ms inexacta ser la
jacin sensorial cuando deseamos percibir informacin.
clara y correctamente alguna cosa. e) No es posible percibir dos hechos
separadamente si coinciden exactamente en
el tiempo o en el espacio. U no de ellos
Aspectos descriptivos
ocultar al otro o se los combinar de algn
a) Podemos concentrarnos en un cam- modo. Para transferir la atencin de un
po restringido, dirigirnos hacia un sector hecho a otro, percibindolos como distin-
determinado, vagar la mirada de un lugar tos, es necesario un intervalo del orden de
a otro, pensar en algo sin atender al campo un quinto de segundo.
visual.
g) La atencin se rompe cuando, al
'
b) Tendemos a pasar por alto lo qu_e realizar una tarea, se introducen hechos no
no nos resulta interesante o importante. pertinentes. La distraccin se facilita cuan-
Pero un movimiento sbito de una parte do: 1) se superpone un fuerte estmulo (un
del campo perceptivo llamar nuestra aten- ruido), 2) el estmulo al que se atiende es
.,
c1on. muy dbil, 3) la falta de inters, 4) la apari-
e) La atencin se concentra si sabemos cin de una gran cantidad de objetos todos
de antemano lo que suceder, si sabemos ellos interesantes y atractivos, 5) la fatiga,
a dnde ha y que mirar y si el campo per- 6) la ausencia de cambio o variacin en el
estmulo perceptivo.
ceptivo es pequeo.
d) El monto total de lo que se puede h) Para mantener alerta la atencin se
atender en un momento dado es constante. precisa un medio continuamente cambian-
Si se concentra la atencin en un pequeo te. Cuando no hay cambio disminuye la
sector del campo se percibir poca cosa de concentracin, flucta y decae la atencin,
los dems sectores, y si se difunde la aten- la percepcin normal se desvanece.
cin por una zona amplia, no se percibe
(Resumido de M. D. V1~RNON: Psicologa de Ja percepcin,
ningn aspecto de forma precisa. Lo mismo pgs. 165-197.)

59
La bsqueda de lo real .inspira
la mayor a de
Muy frecuentemente la percepcin se calca
los esfuerz~s d . e nuestro l1na1e, _llena al cienti.
sobre la vocacin representativa de lo que es-
fico de cur1os1dad y de un ardiente deseo d
peramos deseosos o tememos preocupados. El
nuevas aventuras, dispone la mente del filsof e
que ama cree ver a la amada que espera en la
para la contemplacin de pretritas cumbres de
pensamiento, conduce al historiador a ese~
persona que se acerca; al temeroso, el tronco
de rbol puede convertrsele, por la noche en el
bosque, en la figura de un ser amenazador. driar los hechos del hombre de que tengamo~
Ambos proyectan sus representaciones en lo noticia en busca de pautas constantes; relum.
que perciben sensorialmente. Estos hechos se bra en la exuberancia del mstico y se congela
han utilizado para el diagnstico, haciendo in- hasta el dogmatismo en el confiado conoc1
terpretar ciertos objetos perceptibles que son miento del hombre prctico, canta en las sin.
equvocos en su carcter objetivo; por ejemplo, fonas de los grandes compositores y vibra 8
cuadros de nubes (W. Stern) o manchas de travs de la visin de los poetas.
tinta ( Rorschach) .
PH . LERSCH: La estructura de la personalidad.
Trad. de A . Serrate Torrente, Ed . Scientia, Bar - HENRY MARGENAU : La naturaleza de la rea/Jd
celona, 1 968, pg. 382. fsica, Ed. Tecnos, Madrid, 1970, pg 13.

~I J

'

Si se presta atencin a las zonas blancas se ver una cruz


tipo Malta, sob!e fondo negro. Si se atiende a las zonas'
.l ~ ' n Borifl~
<>scuras se vera una cruz negra, en aspa, sobre fond<> ambigua r1o
m1 ra de 1a , ' suegra o 1a 11uera '' , seg u
.
o lllanco. 1<>ma do de Pinillos: Principios de Psicologa, pg. 200
LECTURA Y COMENTARIO

Imagnese que se visita un laboratorio psicol<>gico, probal)lcn1c11 tc


~1lrededor de 191 5. Al entrar en l se acerca un psiclogo al visitante y, sin '
esperar a que se hagan presentaciones, le p1egunta qu es lo que ve encima
de la mesa.
- Un libro.
- S, naturalmente que es un libro dice el psiclogo . Pero qu es
lo que ve usted en realidad?
- Qu quiere usted decir con eso de qu es lo que veo en realidad?
- pregunta confuso el visitante . Y a le he dicho que veo un }jbro, un lj-
bro pequeo con la tapa roja.
El psiclogo insiste:
- Cul es su percepcin realmente? Descrbamela usted con la mxima
precisin que le sea posible.
- Quiere usted decir que no es un libro? Qu es esto, algn truco?
Hay un indicio de impaciencia.
- S, es un libro. No hay trucos que valgan. Lo que quiero es que
me describa usted exactamente lo que ve, ni ms ni menos.
El visitante comienza ahora a volverse muy suspicaz.
- Pues bien dice , desde este ngulo la cubierta del libro parece
un paralelogramo.
- Y qu ms?
- Debajo hay un borde blanco grisceo y por debajo del borde una del
gada lnea del mismo color rojo oscuro. Debajo veo la mesa ...
El psiclogo da un respingo.
-Debajo veo un marrn algo moteado con franjas ondulantes de marrn
ms claro que van ms o menos paralelas unas con otras.
- Muy bien, muy bien.
El psiclogo le da al visitante las gracias por su colaboracin.
Mientras se encuentra all mirando el libro encima de la mesa, el visi
tante se siente un poco molesto de que ese insistente individuo le haya
conducido a un anlisis semejante. Le ha hecho volverse tan cauto que ya
no est seguro de lo que realmente ve y de lo que solamente cree ver.
Se ha vuelto, de hecho, tan suspicaz como aquel granjero de Nueva In
glaterra que lo nico que estaba dispuesto a admitir era: <<Pues por este 61
.
,I I
. I _- 1

lado parece una vaca. En su cautela, el visi~ante ha co~enzado a hablar


de lo que vea en trminos de sensaciones, mientras que solo un momento
antes estaba totalmente seguro de percibir un libro encima d~ .~na mesa.
Su ensueo se ve interrumpido bruscamente por la apar1c1on de un
psiclogo que se parece vagamente a Wilhelm Wundt ..
-Gracias por contribuir a confirmar una vez ms mi teora de la per-
cepcin. Ha demostrado usted que el libro que usted ve no es ms que un
compuesto de sensaciones elementales. Cuando ha intentado usted ser
preciso y decir con toda exactitud lo que vea realmente, ha tenido usted
que hablar de zonas de color y no de objetos. Las sensaciones de color son
las primarias, y todo objeto visual puede reducirse a ellas. Su percepcin
del libro est construida a base de sensaciones, lo mismo que una molcula

est construida a base de tomos .


Este pequeo discurso es, al parecer, la seal para que comience la
batalla.
Absurdo! grita una voz desde el extremo opuesto de la sala .
Ab~ur~o! H~sta un. tonto sabe que el libro es el hecho perceptivo pri-
mario, 1nmed1ato, directo, forzoso!
~!.psiclogo que carga ahora contra el visitante tiene un leve parecido
a W1lliam Jam~s, pero parece tener acento ale1nn ), su rostro est tan arre-
batado por la 1r~ ,que no se puede estar seguro.
Esa re~uccion d~ la percepcin a sensaciones de la que usted habla ]
no .es nada mas. que un Juego intelec t ua1. U n o b.Jeto no es solamente un ma-
no o de sensaciones. To , . ]
..
oscuro on e e er1a ver libros est enferm '

Como la batalla comienza a co b rar intensidad ~ el visitante cierra sua-
l

vement e 1a puerta se marcha , ' 1


tintos de hablar de la intq .~ dos actitudes diferentes, dos modos d1s-
ormacion que nos proporcionan los sentidos.
VOCABULARIO

Atomismo. Doctrina filosfica segn viduo desde el huevo hasta la edad


la cual la materia est compuesta adulta.
por elementos indivisibles, dotados Servomecanismo. Mecanismo que
de extensin, figura y movimiento. realiza automticamente determina-
Fundada en Grecia por Leucipo y do programa y que es activado por
Demcrito, pas esta doctrina a la la llamada <<seal de error>>, o sea,
filosofa epicrea e influy en los por la diferencia entre la magnitud
orgenes de la ciencia moderna. que debe regular y la magnitud a
Filognesis. Proceso referente al ori- que debe responder segn el pro-
gen de las especies a travs de la grama. Mantienen constante un va-
evolucin. lor o lo regulan siguiendo un pro-
Ontognesis. Desarrollo del indi- grama.

LECTURAS RECOMENDADAS

MrLLER, GEORGE, A.: Introduccin a la Psicologa. Trad. de Carlos Martn Ramrez, Alianza
Editorial, Madrid, 1974 4
PIRON, HENRI: La sensacin. Trad. de Martha Lafitte y Julio Angel Juncal, Ed. Paids,
Buenos Aires, 1972.
PINILLOS, Jos Lu1s: Principios de Psicolo,a, Alianza Editorial, Madrid, 1975.
TINBERGEN, N.: El estudio del instinto, Siglo XXI editores, Mxico, 1970 2
DEXKLL, JACOBO voN: Cartas biolgicas a 1,na dama. Trad. de Manual Garca Morente.
2
Revista de Occidente, Madrid, 194 5 .
EXKLL, JACOBO voN: Ideas para una concepcin biolgica del mundo. Trad. de R. M. T.,
Es pasa-Cal pe, Madrid, Buenos Aires, 194 5.
SMITH, C. M.: El cerebro. Trad. de Jos Ortega, Alianza Editorial, Madrid, i 972 .
t

4.1. EL UNIVERSO DE LAS IMAGENES


4.2. LA MEMORIA INDIVIDUAL
4.3. OLVIDO Y CREACION DE IMAGENES

El universo de las imgenes se superpone, con caractersticas


propias, al mundo fsico, objetivo, y al mundo percibido por cada es-
pecie animal. Este nuevo universo se fundamenta en la necesidad de
acumular informacin y, dinmicamente, se estructura en la bs-
queda creativa de medios para transformar favorablemente el mundo.
Las imgenes yacen almacenadas en la memoria. Esta abarca desde
una metnoria orgnica, en la que han quedado registrados los avatares
de las distintas especies, hasta la memoria individual humana.
El hombre se ha preocupado en desentraar el contenido y diversidad
de las imgenes acumuladas, su repercusin en la vida consciente y
los procedimientos ms adecuados para retener y mantener vvidas
las impresiones grabadas previamente. 65
~ . .
-------
1 ; ' '
' 1'.-

1
1
1
1
1
1

.
estu d 10 de la vida mental ordinaria>> (!bid., 1
pgina 4 I 1) .
y a la comprensin d e l p~oceso perceptivo nos 1
lleva hacia el concepto de imagen, en :anto nos 1
aparecen las percepciones, en gran medid~, como s
reconocimiento de <<patro~es>>~ es decir, ade- ~
cuac in de las nuevas experiencias
. a unos engra-
., e
mas* existentes ya en el su Jeto. La percepc1on no t

e universo significa un puro rec!bir, .s,ino que const1t~ye


un proceso de ident1ficac1on, como an,ter1or-
r
t

e as mente hemos sealado, en el que los estimulas


enes sensibles se integran en el mundo de nuestros
engramas orgnicos y en las imgenes que a ellos
;

u
corresponden.
u""
Por va introspectiva-, todos tenemos e.x~~
n
riencia de este mundo imaginativo. La pos1b1l1-
dad de ensimismarse, de encerrarse en el universo a
de -las imgenes, forma parte de una actitud d
tpica del hombre. Poseemos la capacidad de S'
evocar-percepciones y sensaciones que hem~s
tenido en momentos anteriores. Las reproduci-
Hemos visto la aparicin de un nuevo uni- mos con mayor o menor intensidad. Especial- d
verso respecto al mundo fsico: el de la percep- mente vivas aparecen las percepciones visuales
lfl
,
cin animal y humana, originado en la interac- y auditivas; cuando este fenmeno se acentua, d
cin entre el sistema nervioso y la naturaleza que determina la situacin de <<soar despierto>>, de l
le rodea. Ahora consideraremos otro nuevo ensoacin. Las imgenes interiores pueden ad- t
mbito, el de la vida de las imgenes. Un mbito quirir tal viveza que amortigen, hasta prctica-
revalorizado en la psicologa actual. Escribe as mente hace'f\ desaparecer, la conciencia de los o
Pinillos: <<Durante varios decenios el trmino estmulos externos. Nos recluimos en nuestro
'imagen' desapareci del vocabulario psicol- mundo interior. de
gico como un billete fuera de curso legal>> ( Prin-
_A ~os contei:idos de esta experiencia se deben sJ
cipios de Psicologa, pg. 408). Sin embargo, la
an~d1.r otros tipos de imgenes, tambin carac-
como seala el mismo autor, a partir de los di
ter1st1cas. Las imgenes onricas, o imgenes
aos 5o fue reintroducido en la comunidad cien- ga
producidas mientras se duerme, de las que todos
tfica y hoy da la imaginacin <<ha resultado ser ta
una de las llaves que abren a la psicologa el tenemos amplio conocimiento, y que definen el
mundo de los sueos, va que_ ha permitido3 1
'
1
1
1
1
1
1

psicoanlisis indagar!profundamentc en l<)S re- una C<)OdL1cta guiada p<Jr u11a inf<>rn1acin. Sin
sortes que impulsan el comportamiento hum<1no. sta, sin unos Jatr<>11es, Ja conducta no podra
Menos frecuentes son las imgenes hipnag- ser dirigida. l~n estos cas<JS ~tcontece que dicha
gicas, las cuales I?.receden inmediatamente al informacic)n no C(>trcspondc a un aprcndjzaje
sueo y se presentan en algunos individuos con individual, sino a un almacenamiento, que se
gran intensidad. En esta enumeracin de los transmite por va gentica en la reproduccin de
diferentes tipos de imgenes debemos indicar la especie. El desarrollo creciente del sistema
tambin las llamadas imgenes eidticas. Apa- nervioso, hasta llegar a la corteza cerebral huma-
recen en el contexto de un fenmeno que es- na, as como la evolucin de los mecanismos re-
tudi especialmente Erich R. Jaensch y desig- productores, abren un margen para que en el
n con el nombre de eidetismo. Consiste tal sujeto se vaya instalando una receptividad de las
fenmeno en la capacidad que muestran su1etos experiencias perceptivas individuales, que van
-normalmente infantiles de groyectar sobre definiendo, entonces, la existencia de una memo-
una pantalla las imgenes obtenidas a partir de ria y de un aprendizaje individual. En una ulterior
una percepcin levemente anterior un dibujo instancia, a la capacidad de desconectar estos
mostrado a dichos su jetos , afirmndose en tal sistemas de los estmulos perceptivos exteriores
experiencia que las imgenes en cuestin llegan corresponde el afloramiento de todo el mundo

a ser verdaderamente <<vistas>>. Finalmente aa- de la vida imaginativa, que habamos sealado
diramos las imgenes alucinatorias, que ingre- anteriormente, PC?r medio de la expe~iencia de
san en el dominio de los fenmenos psico2atol- nuestra propia introspeccin*. Podemos decir,
gicos~ en consecuencia, que los fenmenps del apren-
La psicologa filsfica de la escolstica consi- dizaje, la memoria y la imaginacin se encuen-
der a la imaginacin como uno de los sentidos tran vinculados entre s.
internos*, propios del animal y del hombre. La En toda su amplitud, el concepto de n1L 1oria
diferenciaron los escolsticos de la memoria, a remite a la posibilidad de pervivencia del pasado,
la que caracterizara el aspecto del recon?cim~en a una implantacin de ste en el presente hist-
to, y distinguieron toda va dentro de la 1mag1na- rico. En un sentido amplio, y por supuesto meta-
cin la meramente reproductora de la creadora frico, podramos designar las huellas, los ves-
o fantasa, peculiar esta ltima del ser humano. tigios, los fsiles, como constituyendo una forma
El mundo de la imaginacin, al que acabamos de ~emoria fsica, que permite al historiador
de aludir descriptivamente, encuentra en realidad reconstruir los perodos pasados del universo y
su fundamento en la necesidad de almacenar de la cultura.

la iformacin, que poseen tanto un org~n1smo En un orden algo ms preciso se puede sealar
diferenciado, como una mquina, con vistas al cmo la corporalidad tiene cierta memoria
gobierno de su conducta. Incluso en l?s compor- orgnica. ~structura de los seres vivos (en
tamientos instintivos podemos decir que hay general de todos los cuerpos) ha sido diseada 67
1
1

'
1
1
1
1
vivientes, aspectos anatmicos, los cuales ten-
pt)r la evoluci<'>11 , es un producto de ella, y sobre
dran un carcter puramente residual de formas
la C)rganizacin de los vivientes se proyecta todo
de vida desarrolladas en etapas anteriores. Por
el mundo de la ontogenia (desarrollo del ser) y
ejemplo, la ballena conse~va cintura escapular
de la filogenia (desarrollo de los tipos). De
alguna manera, en nuestra corporalidad se expre- y plvica, y restos de los miembros posteriores y
sa todo el pasado del universo y de la vida. No anteriores correspondientes a los mamferos;
se trata de una consideracin puramente litera- actualmente, por estar adaptada al medio acuti-
ria, puesto que la estructura, a veces verdadera- co carece externamente de dichos miembros
' )

mente desconcertante, de nuestro encfalo, sola- pero internamente los conserva.


mente resulta inteligible como producto de la Nos acercamos a un concepto ms exacto de
evolucin realizada desde los cardados (Smith). memoria cuando consideramos como tal a los..
Un p roceso evolutivo distinto hubiera podido acgntecimientos_gue, una vez transcurridos, mo-
disear mecanismos enormemente diferenciados difican la conducta
.
de un viviente, hacindose )

para cumplir las tareas de nuestro sistema ner- por tanto, presentes en sta, redirigindola. Este
vioso. Este tipo de consideraciones ha.n sido tipo de fenmen os se produce, incluso en niveles
tambin aducidas para explicar, en determinados que no llegan a nuestro sistema nervioso. Por

=-. a a ~4XU'I aw e = a ..... - = ne i ce r '!!

' '
'

l,(>s restos fsiles podran considerarse en u d .,


l'<>mo la memoria fsica' ' del Universo. n sent1 o 111ctator1c(> En los museo s Y bibli la
l1umanidad el otecas se conserva la memoria cultural de
. ' recuerdo d e l . . , .. , ticas y
literarias realizada as conquistas c1ent1f1cas, a1t1s

s 10 largo de la historia.
'
- - . }
'
.
.
1
1
1
1
1
1
1

ejemplo~ ,en el ca~<) de la ii1111u11<>lcJg<1. J :st~1 n1t1r1i<l<tcl , cc>tllC> }1~l 111<>Str~1c!c> Ja C<>lal><>r~1ci<)n tic
pr<><lucct<>n ele anticuerpos, en la ct1c se 1)~1s~111 l<l ~lt1tt()f)<>l<>g~l CLlltLJf(LI y el J)SC<)anlisis), l1~1st~l
la inmunologa y la tc11ica de las vact111as 1~1 tra11sr11isic">r1 e.le J,1s gr<1 r1c.les inn(>vaci<1nes y (,le
es, perfectan1cntc C<)t1<>cida. Aqt1 i11tt1<:sa st~a},1 r' lc)s clescL1l)r111ic11t()S ci<:.:11t fi(~<>S.
co111<> n(>S p1esc11ra una cs)ccic <le 111c111c>ri<1 l)cntr<> ele cst't 11eccsicl~1cl ele: c:<>t1scrvtr el JJ,1-
orgnica, l<l ct1a~ clctcrn1ina, aclcn11s, pc>sitivt- sado, el hc>111l1rc l1a 111<.ttcrializ1c]<) sus rit<>S y us<>s
n1cntc al organ1sn10, aumentancl<) st1s C<>nclt en las cstrL1ctL1ras y 1r<tc1icjcJnes ccluc1tivas, X
ciones de vitalidad (Smith). tambin en la CC)nscrvacin (lcl lcg~t(lo cultural
En un sentido ms estricto, podramos hablar a travs (le musc<JS, bil)liotccas, y_, h<)y da, archi-
de la memoria cultural, memoria colectiva de vando la informacin en ]os <)rdenadc)res. I ~stc
la humanidad. Tampoco nos enfrentamos aqu almacenamiento de materiales, de experiencia,
con meras expresiones metafricas, sino con los nos parece imprescindible para posibilitar al
problemas que encierra la capacidad de supervi- viviente una reacci{>n idnea frente a las nuevas
vencia del hombre. Repetidas veces hemos visto circunstancias que ante l van surgiendo. Se
cmo el hombre se caracteriza por ser un animal acumulan saberes, acontecimientos, que pueden
con cultura; a partir d e este rasgo, aqul resume gravitar favorablemente sobre el presente, enri-
y recrea los problemas que la memoria gentica quecindolo con el balance de ensayos, de errores
haba resuelto en formas inferiores de la vida y xitos, que han ido cumplindose en tiempos
animal. La transmisin que se efecta en este anteriores. No se excluye, sin embargo, que la
sentido perpeta las adquisiciones que van reali- rigidez de dichos mecanismos de conservacin
zando los individuos a travs de la historia. pueda, en un momento determinado, resultar
Lamat~ (1744-1829) pens q._ueJos caracteres negativa. As acontece cuando ha y que enfren-
-
adquiridos se transt-cran corporalmente. aJos tarse con situaciones nuevas y nuestra capacidad

descendientes. Estas consideraciones han sido de innovacin ante ellas queda congelada por
rechazadas en las modernas teoras de la evolu- un pasado que mecnicamente inhibe la creativi-
cin; sin embargo, conservan inters si las pro- dad necesaria. Este aspecto se evidencia e inten-
yectamos en la perspectiva de la historia humana, sifica en el caso de la memoria cultural del
e ins:J-uso, en un rango inferior, en la transmisin hombre: al atenerse a las pautas tradicionales
a la cra, por va de adiestramiento, de las habili- puede suprimir la capacidad de progreso, de
dades adquiridas por los prog~~itores. Ha Y. t~d.o. innovacin, de creatividad, que es absolutamente
un mundo cultural, hereditario, que se. 1n1c1a necesaria para la existencia adecuada del hombre.
desde la manera de amamantar y abrigar al nio El proceso de la historia muestra esta dialctica
-
(en forma .mu y vari-ada, segn las distintas agru- entre conservacin e innovacin; ambos polos
paciones sociales, influyendo poderosamente en son igualmente tiles para explicar y justificar lc>s
la formacin del carcter dentro de esa co- avatares de la humanidad.
....
"''
.
\ ;
- ...... -----...........- ----,1
1
1
1
1
1

Si queremos hacernos una imagen objetiva


del estado anmico durante los sueos podemos
imaginarlo como un agua profunda, quieta, tras
las esclusas cerradas de los afluentes y de. los,
desages. En el fondo flotan libremente 1ma-
genes aisladas y fragmentos de imgenes que
merced al suave y profundo movimiento de las
emociones que surgen del fondo se mueven
sin direccin fija, se juntan y se separan . En el
pensamiento vigil la esclusas son levantadas Y
todo marcha en una direccin, fluyendo con

r1
fu erza y directamente en una corriente hacia la
meta, que es la rueda del molino. 1n IVI ua
E. KRETSCHMER : Psicologa mdica, Ed. Labor,
Barcelona, 1954.

...slo puede estudiarse aquello que se ha Lo anteriormen te expuesto sobre la memoria,


soado. La ci encia se f orma ms bien sobre en trminos colectivos, n os aparece tambin a
una fantasa que sobre una experi encia, siendo
nivel individual. Un suj eto que pierde la memo-
necesarias las experi encias para borrar las bru-
mas del sueo. En particular, el mismo acto, ria, ya sea en los animales descorticados experi-
trabajando a la mi sma materia y susceptible ~entalmente o en el hombre p o r hechos patol-
de producir idntico resultado objetivo, no posee gicos, por senilidad, por traumatismo, es un s~r
igual sentido subjetivo en mentalidades tan dis- q~~ queda totalmente desamparado, cuyas posi-
tintas como las del hombre primitivo y las del bilidades de superv ivencia se reducen de modo
civil izado. Para aqul, el pensamiento es una extraordinario. E n consecuencia, podemos de~ir
fantasa centralizada, para ste, la fantasa es
que la memoria constituye un momento esencial
un pensamiento detenido. El sentido dinmico,
de un caso al otro, es inverso. de la vida. E n el caso d e la llamada memoria
gen.tica, significa la posibilidad misma de ~a
c~ntinuacin de la especie; en la memoria indt
vidual, supone la capacidad de constituir un
GASTON B~CHELARD . El psicoanlisis del fuego,
Ed. Schap1re, Buenos Aires, 1953, pg. 46 mundo propio en cada viviente singular, acu
mulando experiencia y desarrollando actitudes
nuevas. ~f r~?ic1onalmente, la Psicologa ha pre~ (unidas, cc>mc> '1prenclizajc t<)tal del individuo, a
tado atencion a la memoria individual. A esta aspectos del dcsarrc)]Jc) orgnic<>, pc>r ejcmplcJ
tarea dedi~are~os las pginas siguientes. muscular, cuando aprcndcm<Js un cJcp(Jrtc), hasta
El estudio cientfico de los fenmenos de la la conservacin de conocimientos intelectuales,
memoria se ha venido realizando a travs de que se produce, por ejemplo, cuando recordamos
diversas metodologas. 1) Se pueden conside- un teorema matemtico. Dentro de esta gama
rar en el hombre introspectiva o extrospecti- quedan insertadas las representaciones visuales,
vamente* los fenmenos de aprendizaje me- auditivas, etc. Debemos incluir tambin, ya que
morstico, cuantificado incluso si es posible los
) ) tienen especial importancia para el comporta-
a~pectos de fijacin y reproduccin de las repre- miento humano, el mundo de las emociones.
sentaciones, despus de un determinado tiempo. Estas emociones no slo son recordadas cuando
2) A nivel animal podemos investigar los com- volvemos a nuestro pasado, sino que, en ciertas
portamientos de aprendizaje, por medio del circunstancias, son rigurosamente revividas. A
estudio de los reflejos condicionados y la adqui- estas perspectivas corresponde la utilizacin de
sicin de habilidades, como puede ser el orien- trminos tales como <<memoria lgica>>, <<memo-
tarse en el laberinto o, en general, el resolver ria visual>>, etc. El inters principal de las investi-
pequeos problemas planteados experimental- gaciones en esta lnea se encuentra en comparar
mente al animal. 3) A travs de los mtodos cien- dichos tipos de memoria.
tfico-naturales la investigacin se ha propuesto Otra clasificacin ofrece ms inters para des-
la tarea de determinar las bases fisiolgicas de la cribir el funcionamiento de la memoria. Consiste
memoria. Sealaremos, por ejemplo, la ablacin en la distincin entre la llamada memoria inme-
o estirpacin de determinadas zonas cerebrales diata (MI) y memoria a la largo plazo (MLP).
y su influencia en los procesos mnsicos. En este La MI significa la pura extensin en el tiempo de
sentido se han utilizado posteriormente mtodos un fenmeno perceptivo, el cual prolonga su
electrofis1olgicos y bioqumicos. El desarrollo permanencia en la conciencia durante algunos
de la biologa molecular en los ltimos tiempos segundos. Para valernos de una ejemiificacin
ha permitido avanzar en el conocimiento de l?s muy socorrida, es el tipo de memoria que utili-
fenmenos orgnicos que soportan a la memoria. zamos cuando consultamos un nmero telefnico
El primer tema que nos ofrece ~l estudi~ de la en la gua y a continuacin lo marcamos en el
memoria se refiere a los contenidos de esta y a aparato. Ahora bien, estos contenidos desapare-
los esfuerzos por clarificarla segn dichos cen prcticamente de nuestra conciencia y no
contenidos. Es evidente que las imgenes me- tenemos la posibilidad de evocarlos si no han
morizadas pueden ser enormemente diversas, sido sometidos a algunos mecanismos que los
correspondiendo a la totalidad de la v~da ps- convierten en MLP. La memoria a largo plazo
quica. Dentro del campo de la memoria cabe, consiste en nuestra capacidad de evocar y reco-
desde la adquisicin de habilidades motoras nocer o identificar representaciones, cuando ya 71
._... ____ _
1
1
1
1
1
1
t

--
, __ -

-
~

0
'
o 78. ensayo
2. ensayo

Aprendizaje complejo en animales : Estudios de laboratorio. Los rastros muestran el camino recorrido por una rata en el
segundo y en el 78 ensayo respectivamente.

,,
'
'
-
'

f~quemas de modelos de laberintos utilizados para la . .


s exper1enc1as de aprendizaje de los animales.
no existe contigidad. En este caso as 1stimos consciente. En este sentido podemos hablar de
a un almacenamiento de imgenes y vivencias fenmenos de refuerzo, que pueden deberse a
fugaces en nuestro sistema nervioso. Puede com- dicha repeticin (tanto ms intensa cuando los
pararse con la acumulacin de informaciones lazos repetitivos se espacian en el tiempo; es el
que forma parte del mecanismo de nuestras com- procedimiento que se utiliza para tratar de me-
putadoras, y mediante el cual se archiva en la morizar determinados contenidos, especialmente
<<memoria>> de stas o en la llamada tambin literarios), as como a la influencia de fenmenos
<<biblioteca>>, que prolonga dicha memoria la afectivos. Tales fenmenos afectivos condicio
informacin necesaria para el cumplimiento de nan la conducta y el aprendizaje mediante estmu-
determinados programas. Naturalmente que los los placenteros o mediante estmulos aversivos
dispositivos son radicalmente distintos, como o castigos, y juegan un papel fundamental en el
corresponde a los -i;ecursos mecnicos y electr- adiestramiento de los animales en sus fases ms
nicos en las fichas perforadas, los discos magn- primarias, as como en la adquisicin de reflejos
ticos y las cintas, en contraste con la neurofisiolo- condicionados.
ga de nuestro sistema nervioso. En trminos generales es indudable la influen-
cia que la situacin emocional ejerce en la fijacin
El funcionamiento de la memoria puede de los recuerdos, aunque, cuando se trata de
ser considerado en tres grandes momentos: situaciones intensamente desagradables, trauma-
1) fijacin de percepciones y vivencias, 2) con- tizantes, puede inversamente determinar una
servacin de stas, y 3) su posterior reproduccin inhibicin, que es capaz de relegar a un mbito
o reminiscencia, que se desarrolla en el doble no-consciente aquellas imgenes que perturban
aspecto de evocacin e identificacin o recono- nuestro comportamiento, segn intereses fuerte-

c1m1ento. mente establecidos. Esta influencia de los factores
El primer momento corresponde a la necesi- afectivos y emocionales sobre la fijacin parece
dad de que nuestros contenidos psquicos se tener un correlato fisiolgico. Aunque parece
instalen en la MLP, o sea, pasen a ser grabados haber suficientes razones para considerar que la
en nuestras estructuras neurofisiolgicas, produ- memoria de los mamferos est localizada en los
ciendo los llamados engramas. Este proceso de hemisferios cerebrales, hay tambin datos, por
fijacin est sometido a mltiples facto~es, ya otra parte, para estimar que los centros encefli-
que no toda representacin que atrav1esa el cos ms profundos, en concreto la amgdala,
campo de nuestra conciencia queda ~:abada. influyen en el nivel de actividad de las zonas
Inicialmente la intensidad de la atenc1on y la superiores del cerebro, dentro de la profunda
voluntad de' conservar el material influye pro- correlacin existente en el funcionamiento de
fundamente, aunque tambin se alcanzan. resul- nuestro sistema nervioso.
tados positivos a travs de ciertos mecanismos, Entre otros factores que afectan a la fijacin,
como puede ser la repeticin ms o menos facilitndola, podemos sealar la integracin de 73
1
1
1
1

'
1
1

l<>S CO tl te111tl<.) ~ Cl1 ('( >t1f-igt1t1Ci()11CS gc11er,1 lcs. u tl 'J ,t 111 J)i11 se 1111 <.ic 111<>str acl<> la imp<>ttanci'1
1

. , ,, <U<:
rcct11so, f1r-ct1ct1tcmc11tc utilizac1o en los ttt1cos ti en e Ja act 1v 1(la(I 'JLl e (J.es,1~r,<)ll am<)~ clcspus de
mnemotcnicos, consiste en asociar, por ejen1plo, un csfucrz<) d e 1nc1nc)rJzac1<>n. l Ja 1ntcrrupci de
los nmeros de telfono a otros contenidos dis- de nuestra actividacl ccrelJra l, C<>mo puede acc)n~ ps
le

tintos; o poner un conjunto de palabras arbitra- tecer por un traumatismo, impide recordar lo ocu-
fo
rias, en relacin con ciertos hitos, previamente rrido inmediatamente antes. En cambio, una si- mE
acordados, de un itinerario bien conocido; de tuacin de relajamiento, o un cambio de actividad oc
esta manera se pueden repetir las palabras en el facilita la fijacin de los recuerdos. Parece prose~ al
guirse el trabajo de memorizacin, una vez que er~
orden del itinerario, a la inversa, salteadas,
,
voluntariamente lo hemos dado por concluido. de
etcetera.
te
PO'
p
go
A.rea motr!z A.rea sensitiva p
\ I

A.rea psicomotrq _____...,-~~-r-._'_ faea psicosensitiva qu


\
\ I r-""'-". . . pa
va
de
ah
' di
pe
t ic
- - Area visual
- - Area auditiva de
A.rea psico-auditiva - - --.. 'Area psicovisual '
y
m
Esquema de los centros psicosensoriales y psicomotores d~l cerebro.
Las
so n

. rnc
Impresin as
,
del est 1mulo Almacenaje
prelimin3I Memoria a
corto plazo Memoria a
laigo plazo
no
as
1
Repeticin 1

OLVIDO OLVIDO


Esquema del func1onamiento de la memoria.
Un experimento interesante en los ahorros La memoria ... no es una fac ultad de clasificar
de memoria se llev a cabo cierta vez por un recuerdos en el cajn de un armario . o .de .ins-
,
psiclogo con su propio hijo. Repetidamente cribirlos en un registro . No hay reg istro n1 ca1on;
ley al nio pasajes del Edipo Rey, de S- no hay incluso aqu, hablando con prop!ed ~d,
focles, en el original griego, desde los quince una facultad , porque una facultad se eJerc 1ta
meses hasta los tres aos. Cuando el nio tuvo intermitentemente, cuando quiere o cuando pue-
ocho aos Y medio que le pidi que aprendiera de, en tanto que el amontonamiento del pasado
algunos de los pasajes que haba odo cuando sobre el pasado se persigue sin tregua., En. rea-
era ms pequeo y, adems, nuevos pasajes lidad, el pasado se conserva por s1 mrsmo,
de igual dificultad. El nio memoriz el ma - automticamente. Todo entero, sin duda, nos
terial familiar con una rapidez mayor del 27 sigue a cada instante; lo que hemos sentido,
por 100 sobre el material nuevo . El nio no pensado, querido, desde nuestra primera in-
poda, posiblemente, evocar los pasajes grie- fancia, est ah, pendiendo sobre el presente con
gos y era probable que apenas los reconociera . el que va a unirse, ejerciendo presin contra
Pero el ahorro en el reaprendizaje demostr la puerta de la conciencia, que querra dejarlo
que alguna memoria debi de existir. Otras fuera . El mecanismo cerebral est hecho pre-
partes del material familiar se aprendieron nue- cisamente para hacer refluir su casi totalidad en
vamente a los catorce y a los dieciocho aos lo inconsciente y para no introducir en la con-
de edad . A los catorce existi solamente un ciencia ms que lo que por naturaleza est des-
ahorro o economa de un 8 por 100, y a los tinado a iluminar la situacin presente, a ayudar
dieciocho, ninguno. Si algo de memoria an a la accin que se prepara, a dar, en fin, un tra-
persista, el reaprendizaje no fue un mtodo su- bajo til. A lo ms, recuerdos de lujo alcanzan
ficientemente sensible para demostrarlo. a pasar de contrabando por la puerta entrea-
Los ahorros de memoria puntualizan el hecho bierta. Y ellos, mensajeros de lo inconsciente,
de q.ue la conducta aprendida y aparentemente nos advierten de lo que arrastramos detrs de
olvidada influye a menudo sobre el aprendizaje nosotros sin saberlo.
y reaprendizaje siguiente. Se recuerda mucho
ms de lo que directamente aprecia el aprendiz. HENAi BERGSON : <<La evolucin creadora, en
Las adivinaciones, suposiciones e inspiraciones Obras escogidas. Trad . de Jos Antonio Mguez,
son guiadas con frecuencia por esos recuerdos Ed . Aguilar, Madrid, 1963, pg. 442.
incipientes y son precisos en la medida en que
as sean dirigidos. La adivinacin en un examen
no debe de ser desalentada, porque es un
aspecto de todo recuerdo.

KAR L u . SMITH y WILLIAM M. La con-


SMITH '.
ducta del hombre. Introduccin a la Psco/o-
g/a. Trad . de Selva Esmeralda Ucha, Ed. Uni -
versitaria de Buenos Aires, 1963, pgs . 313-314.
75

\

l ~n trc la fijacin.d~ las imgenes y su posterior


reproduccin se s1tua .el hecho de la conser,a.
, de las mismas. Sin
c1on , embargo,
. en este sen.
d
tl o,
el fenmeno mas . llamativo
'd' que nos pro.
porciona la experiencia c~t1 1ana es el del o}.
vido: prdida de la capa~1dad reprodu~tora J!e
determinadas representaciones, a medida que
va transcurriendo el tiempo.
1
l 00

90

--
/
.... XII
. .
/
-r- 70 "l>K< 1 '\11 \.11 l>I <JI\ fl)()

-
::.::: fil)
20
--"' :;o
\t1 n.

1 1h .
-.........
--z.
..
-to

10.
'1 l Ir,,

1
--
::t:
)<"' 211 ~
1
1

1 1() l'<>I{( 1N1 ,\.11


l>I RI 11 Nt l<>'l
01------ - - - - - - - - - 1 1 . 1 1
" 1l
L-------~fl~l\~tl'~O~(,~n~d1~a,~I~Dl~\~Ol~l~l~\~l'K~l~~~l>l~/\~
.11~~--
,
Primera curva de ~bbinghaus, reteniendo salabas . sen tido. ll
san '
n1ayor parte del olvido ocurri durante la primera hora. prro
tcxlava despus de un mc5 retena algo de su aprendizaje.
El fenmeno de la prdida de nuestros tiempo transcurridos, y en el de ]as ordena-
recuerdos fue objeto de unos estudios, ya das el tanto por ciento de ahorro, que ~~de
clsicos, por Ebbinghaus (1850- 1909). Re- en consecuencia la fuerza de la asociac1on,
curri este investigador al mtodo de fijar o sea de la retencin del material. ~1atem~
'

asociaciones, aprendiendo determinadas


~J
ticamente expres esa ley mediante la .
materias de memoria. Despus de transcu-
frmula m - k/log (t)~. Frmula en la cual
rrir algn tiempo, observaba el nmero 1
p
m representa el tanto por ciento de los
necesario de repeticiones para reaprender e
ahorros, t el intervalo de tiempo transc~i
el material, y comprobaba un ahorro en
rrido, siendo k y e dos constantes. Segun
dich-0 nmero de repeticiones. Lleg as a
tal expresin, la fuerza con que se retien~
determinar la que denomin ley del olvido. t
La expres medjante una curva, en la que una materia es inversamente proporcw~ d
tom en el eje de las abscisas los lapsos de a l logaritmo del intervalo interpuesto, e e- 1
r
d
va o a una potencia e. _En los pr meros
1
1
1
1
1
1

' . ,
moment<>S olvidamos rpi{larnente, l)Cf<) (lccrccc ms ler1tamcnte Ja rnas ar1t1gL1a, as1
luego las representaci(>nes entran er1 t111a cc>m<) t<1m l>in el hc.;chc> (le <JUC las as(>cia-
fase de olvido mucho mas atenuada. I~sta cic>nes antiguas se rcfucrzan ms <JUC J~s
curva fue aplicada tambin a las materias nuevas con un misr11<) t1r11cr<J de rcpet1-
dotadas de sentido y a Ja adquisicin c1c ct<)nes.
habilidades motoras. IJas materias provis- La consecuencia pedaggica de cst(JS
tas de sentido nos muestran el mismo pr<)- principios y de la estructura general de la
ceso, aunque cuantitatJvamente se produce curva del olvido nos indica que resulta
con mayor lentitud. De estas leyes del mucho ms ventajoso para Ja fijacin de un
olvido se deducen los principios de Jost, materia] el distribuir su repaso en lapsos de
segn los cuales, de dos asociaciones que tiempo lo ms separados posible entre s,
tengan la misma fuerza en un m<)mento 1, en lugar de acumularlos .

SILAB,\S SIN SENTIJ)O


ENS1\ YO FfO JUK LUN NlV GUR HIN WAL WIK 10TAL CORREC.TO
-
- o
l - - - - - - -
2 + + - - - - - - + 3
3 + t - - - - - + + 4
4 + + + - + - + s
5 + + + - - - + + 5
6 + + + - - + + .... 6
7 + ... + + - + t- + 7
' 8 + + + + - + + + 7
9 + + + + - + - + + 7
~:jcmpl<> lll
JO +- + + + + + + +
7
mc<.licii>n <.lcl
9 9 4 1 6 7 9
' -- - a pre nd ~ .111.
+ CORRECTO - = INCORRE(TO O NO HUllO RLSPUS r A v~rhal.

Se h~1n el~tl><>r<tc.1<> diversas teoras p ~Lr a nt<.;n- ps1cc>l)J<)l<)g1co de l<L 111c111c>r<t, l'.11 l<t tlL -
<.:stu(l10
tar expl icar el fcn<)meno del olvido. 1_,a ms terminacin de las moclihcacioncs orgnicas c.1L1c.
espontnea consjste en pensar que se trata, sim- van asociadas a los procesos mnsicc)S y en las
plcmente, de una degradacin de las huellas o leyes generales del funcionamiento ele l<)S seres
engramas existentes en nuestro cerebro. De esta vivos. En este sentido, por ejemplo, es evidente
manera, los fenmenos deJ oJvido entraran que la memoria de los ordenadores, cuyos engra-
dentro de las leyes generales <le la entropa, que mas se encuentran grabados en sistemas mucho
tienden a producir situaciones de equilibrio, a ms estables que el organismo viviente, presen-
desorganizar las estructuras. Una precisin rigu- tan unas posibilidades de pervivencia mucho ms
rosa de esta teora req uierc fundamentarse en un diltada que las de la memoria humana. 77
'
t
1

1
1
1
1
1
recuerdos que no. somos
. capaces de reconst .
ru1r
Frente a esta consideracin general, otras en nuestra conciencia norma 1., pero que ) Sin.
d
teoras han insistido en hechos que ya anterior-
embargo, aparecen en e 1la, en situaciones dete _ e
mente han sido sealados. Por ejemplo, los
fenmenos de interferencia que se pueden
minadas, por los fenmen~s hipn~ticos, por ;a n
accin de frmacos o por la 1ndagac1n psicoana. d
producir despus de haber grabado un mate-
ltica. Recuerdos que no solamente se encuentran
rial, bien reforzando o bien debilitando una a~
almacenados, sino que influyen poderosamente
impresin. En los fenmenos de carcter inhibi-
en nuestro comportamiento.
torio actuaran motivaciones que llevaran a Sl
Por debajo de nuestra conciencia existe toda
expulsar determinados recuerdos, lo que en cierta p1
forma nos hara responsables de nuestros olvi- una memoria inconsciente que no solamente se pi
dos, frente a la facilidad con que nos disculpamos encuentra en estado de latencia, sino muchas u
de ellos, considerndolos como un acontecimien- veces actuante. Los fenmenos de sugestin
to involuntario. Estas ltimas explicaciones estn poshipntica son tambin una clara muestra de
relacionadas con la existencia de una represin la grabacin inconsciente. As, cuando un sujeto
o de una censura que bloquea la aparicin de ejecuta una orden, recibida en estado hipntico,
determinadas representaciones, como en trmi- despus de salir del mismo. U na vez obedecida

nos tericos plante el psicoanlisis, pero han esta orden, cuyos orgenes escapan al campo de Cl

sido tambin, en los ltimos tiempos, llevadas su conciencia, ensaya curiossimas racionaliza e
al terreno experimental. ciones de su comportamiento.
En contraste con nuestra experiencia del olvi- Despus de los hechos que acabamos de con qu
siderar, es evidente que a la ciencia se le plantea c
do resulta interesante comprobar que el cerebro
al
humano muestra una extraordinaria capacidad el descubrir el lugar y modo de estos procesos
p
de almacenamiento de imgenes, au1que stas de almacenamiento.
.
En qu parte de nuestro , n
escapen a nuestro control en la vida cotidiana. organismo se producen tales grabaciones) Vque la
tJay una serie de hechos que demuestran cmo modificaciones orgnicas suponen stas? En los V

realmente nuestro cerebro sabe mucho ms que mamferos la memoria se asienta en los hemisfe ta
aquello que pone a nuestra disposicin habitual- rios cerebrales. Desde finales del siglo xrx. las
mente. Por una parte, las experiencias neurol- observaciones de Broca y W ernicke determina fi
gicas de Penfield, por las que la excitacin de ron la localizacin de reas en el cerebro rcla n
determinadas reas lleva a producir en el sujeto d
c1ona as con los trastornos del lenguaje, e n de

la reconstruccin de escenas olvidadas, con una especial con las afasias. Tales observaciones han 1tr
vvida nitidez. Por otra parte, los fenmenos de sido posteriormente desarrolladas gracias pro va
la hipnosis (ya estudiados cientficamente en el . d rer R!
ce d1m1entos experimentales de ablacin de e ,
siglo x1x), as como los ms recientes del narco- d ' , lec da
m.1na as zo~a.s clel cerebro y de excitac1on e ce
anlisis en nuestro siglo, y tambin toda la expe- qu
tr_1c~. La cr1t1ca metodolgica de estos P,r~do
78 riencia psicoanaltica, nos revelan cmo existen
dimientos ha st1 brayado cmo el puro met
1
1
1
1
1
1
1
1.

de extirpacin o lesin de determinadas zonas, a quienes se consigui extraer el RNA, transmi -


con la consiguiente comprobacin de trastornos, tan su aprendizaje a otros su jetos, que no haban
no demuestra ms que una inter\rencin de realizado tal proceso, por la simple inyeccin de
-dichas zonas en el proceso, pero no su papel las sustancias obtenidas de los primeros. Este
exacto. Y es que una zona enceflica puede tipo de experiencias abre perspectivas a la ciencia
adquirir mltiples modalidades de funciona- ficcin, sobre la posibilidad del aprendizaje a
miento: tiene la posibilidad de actuar como travs de la mera inyeccin de determinadas
simple va de transmisin, como asiento pro- sustancias. Tambin el metabolismo de las pro-
piamente dicho, o como participante en los tenas juega una funcin importante, segn
procesos fisiolgicos globales necesarios para parece, en los procesos de memoria y aprendizaje.
un correcto funcionamiento. En los tres casos Ahora bien, en el caso del hombre, encontra-
la lesin de la zona modifica el normal funciona- mos un nuevo, decisivo, proceso: la creacin
miento de la memoria, siendo as que slo en de imgenes. A travs de l, el ser humano tras-
la segunda posibilidad se habra alcanzado el ciende el mundo de la percepcin, de lo que le
lugar preciso de la memoria. es dado. La necesidad de forjar imgenes
Una concepcin mecanicista de las localiza- nuevas inunda no slo el quehacer cientfico,
ciones cerebrales no parece satisfactoria. Las sino que resulta decisivo para el surgimiento del
experiencias de Lashley, extirpando zonas o f rag- arte y de la tcnica, para que el hombre se instale
mentos cerebrales en ratas, le llevaron a concluir en el universo del mito, de la religin o de Ja
que lo ms significativo es el volumen total del
cerebro para el correcto funcionamiento o la
alteracin de los procesos mnsicos. Por otra
parte, estas dimensiones de totalidad deben po-
nerse en relacin con la influencia que ejercen
las zonas del cerebro interno, ligadas a nuestra
vida emociona], y que, como ya vimos, tiene
tanta importancia en la fijacin de los recuerdos.
Respecto a la consistencia propia de las modj-
ficaciones que se pueden producir en nuestras
neuronas, cambios que van unidos a la grabacin
de las imgenes, la bioqumica ha detectado la
importancia de ciertos cambios. Por ejemplo, las ..
variaciones en la composicin de las bases de
. ~~
!f t-1
h
RNA *(cido ribonucleico) cerebral. Determina- roms Mo~o, co11 su _Uto)a, es e l expone nte ms carac tcrs ti c<>
das experiencias han mostrado cmo gusanos, de 1~ necesida d q ue siente e l ho mbre d e superar las condicio nes
de vid~ ~el mundo en q ue vive y de crear unas nuevas condici<>-
gue haban cumplido un proceso de aprendizaje, ncs mas justas y J1umanas.
79
1
1
1
1
1 osibles de sustitucin Aprender es
1 uchos ca Sos P b
Erltre los m . , ico por otro, compro a- que aprende, .
,
1
. J
, - l -.]
'l n1ct~1111c)rf ()Sts c1c.:
n1Utl(O llllC el
, i . de un contenido ps~~~aciones psicolgicas, este '/ de su moti
. .
po l 1t1ca. ~ . traba(> ,. tic -;tt
]., tr't\ es t 1t' st1 . ble en diversas cons los recuerdos infanti les, y por cons19~1~n
hc>n1l)re rea iz,1 a , . . dc11c1 ~1 tlc
~ ,ca se basa en esta 1111c1al trascen que se desarrolla . en o' n de los elementos impor- estn cond1c101
tt.:cn , . , - cuta opc ra- . en 1a sust1tuc1 . . t sentido entend
nucstr~1 imag1nac1c>n. <<llna ,1ran~ CJC J 1 consiste por los ms 1ns1gn1 1cantes
pu lact<>ncs c1c de un suceso . expectante, qu
cioncs c.1uc scrncJan a as n1a111 1 ,1 tantes de los ms sencillos.
te) edor }' la cor1strt1cci<)n de los panales de. , as del mismo, es uno necesidades d
, . r su perfecc1on, c ada caso se
abe)aS podrtan avcrgc)nzar, po (... ) ,a
a ms de un maestro de c)bras. Pero hay algo e~ Tratbase de una paciente . que ' , ~n sus den a tal disp
que el peor n1acstro de obras aventaja, desd alucinaciones, voces que le rec1tabdan .pasa1l es .den - f ci 1mente los
luego a la mejc>r abeja, y es el hecho de que, <<Heiterethei>> de O. Lu w 19, e eg1 os
teros d e 1a , d f t
antes de eiccutar la construccin, la proyecta. ~n .
prec1samen te entre los mas in., 1 eren es Y me-
su cerebro>> (Carlos Marx, El Capital, v.ers10,n nos susceptibles de una rel.?'n con s~ s pro -
de \~ encc5lao Roces. 1--ondo de Cultura Eco no pias circu nstancias. El anl 1s1s demo~tro haber
n11ca, Mxico, 1968 5). . sido otros distintos pasaj es de l a m!sm a obra
La urgencia de forJar nuevas imgenes mani - los que haban despertado en la paciente sen-
fiesta el desa1ustc entre el mundo y el hombre. timientos muy penosos. El efecto pen oso mo-
Una capac1dad de ocio de nuestro cerebro, de tivaba la repulsa de ta les pasaj es, mas, por otro
liberacin respecto a tareas inmediatas, y un lado, no era posible reprimi r los motivos que
dinamismo difuso de libre asociacin en el fun- imponian la continu aci n de estos p ensamientos,
cionamiento de sus circuitos, constituyen la base y de est e modo surgi la t ransaccin c onsistente
de estas posibilidades creadoras. Tal creatividad en emerger en la memoria, c on int ensidad y
ha significado histricamente el modo de super- claridad patolgi cas, los pasaj es indiferentes. El
v1\renc1a a travs de la tcnica y de la construc- proceso aqu descubi ert o -c onflicto, represin
cin de la cultura, pero constituye tambin uno y sustitucin transaccional - retorna en todos los
de los valores que ms enriquecen la existencia snt omas psiconeurticos, dndonos la clave de
humana y le dan sentido. La bsqueda de una la formacin de los mismos. No carece, pues,
cultura creativa, que potencie el desarrollo de la de importancia su descubrimiento tambin en la
imaginac1n de todos los ciudadanos, con los vida psquica de los individuos normales. El
goces consiguientes, significa uno de los ideales hecho de recaer, para el hombre normal, preci-
ms profundos del progreso de la humanidad. samente sobre los recuerdos infantiles constituye
Pero al mismo tiempo requiere, en singular u.na pr~e~a ms de la ntima relacin entre la
vida an1m1ca del ..
paradoja, que quie~ .o stenta el poder se marque . nino Y e 1 material psquico de
1
ya desde el pr1nc1p10 estos objetivos. No en a neurosis, relacin tan repetidamente acen -
val~e .los estudiantes del mayo del 68 francs tuada por nosotros.
escr1b1eron la frase que se ha hecho fam . SIGMUNO FReuo El /1' 1.
de las Obras an s s profano, vol. XII
<<la imaginac1n al poder>>. osa Ballesteros abfomp/etas, trad de Luis Lpez
ginas 268 :26~ ioteca Nueva, Madrid, 1928, p-
\
1
1
1

'
1
1
1

Aprender es resultado del enfrentamiento del en cor1exin con dicha actitud. Por lo que hace
pue aprende. de su propia actitud ' expectante a la escuela, significa estq que slo podremos
V de su motivacin, con un problerna dado. lograr un mximo de rendimiento en _la reproduc
por consiguiente, tambin el retener y el olvidar cin, si en cada caso tenemos debidamente en
estn condicionados por esta actitud. Si en este cuenta esta actitud expectante del alumno, tanto
sentido entendemos por actit.u d una disposicin en el caso de .aprender como en el de reproducir.
expectante, que depende de la estructura de tas
11 ecesidades del que aprende, resulta que en WF.RNER CoRRELL : El apre11der. Ft1r1damentos J.'>t -
cada caso se recordarn las cosas qLte respon- colyico.'l y pro/J/r~1ntica. Trad . de Alejandro
den a tal disposicin. En cambio, se olvidarn Estel)an Lator Ros. Ed . Herder, Barcelona, 1969
fcilmente los materiales que no puedan ponerse p~1ina 111 .

t>articn<lo de l<>S dat<>s de la cx1>cricncia, el artista crea. ,11ucvas


i111gcncs q tic t rascic11<lc11 y SlJpcr;111 el m und <>de la pcrcc>c<>O .

l:t psicoanlisis 11a pucst<) de man1test(> que en el irtronscic11tl'


,l' altn acenar1 rccucrd <)S q tac no at1ora11 en nucst ra C(>ncicncia
n<)rmal. Dil1uj<.> de Brtan<> ( ' aaus<>.

81

LECTURA Y COMENTARIO voc
Podemos concluir que la imaginacin no es un poder emprico y su- Engran
como
perpuesto a la conciencia, sino que es toda la conciencia en tanto que rea- cin
liza su libertad; que toda situacin concreta y real de la conciencia en el algu~
mundo est llena de lo imaginario, en tanto que siempre se presenta como de 14
una superacin de lo real. No tiene esto como consecuencia que toda ~ fisiol<
,
percepcin de lo real tenga que invertirse en imaginario, sino que como la est1m
tipo r
conciencia siempre est en <<situacin>> porque siempre es libre, esto es, por d
que para ella hay siempre y en todo momento una posibilidad concreta nes <
de producir lo irreal. Son las diferentes motivaciones las que deciden en gido
todo momento si la conciencia ser slo realizadora o si imaginar. Lo huell.
irreal est producido fuera del mundo por una conciencia que queda en en el
el mundo y el hombre imagina porque es transcendentalmente libre. Extros1
intro~
medi
( jEAN PAuL SARTRE: Lo i1naginario. Psicologa fenon1e11olgica de la imaginaci11 . Trad. de indiv
Manuel Lama, Ed. Losada, Buenos Aires, 1964, pg. 2 3o.) obje
lntros~
subj

Lo .fantstico es uno de los dominios de 1a pintura. . M uc h o antes del


surreal ismo, propuso a la conviccio" n d e 1 mira . d a personajes . b
dos ellos reconocibles e identificables . . ' o Jetos, to- LEC
' s1 no en su conJunto , 1
sus partes creando entre ello . , s1 a menos en
' s re1ac1ones que
desafos a lo verosmil y que t. constituyen otros tantos
ienen por resultad 0 b BERGSO
la evidencia. Hyeronimus Bos h . que rantar las bases de gue
. c , recogiendo su d.
practicaba esa desmembracio'n . . gerencias me 1evales, ya COHEN
Y reconstitucin b d d
1os monstruos. Nuestra experien . . sur a e la que nacen Fer '
. . c1a se niega a ad . . 1 . .. CoRREL
su ex1stenc1a pero mediante d m1tir a pos1b1l1dad de
' ' un ro eo as tu to t 1 .
en nuestro fondo en lo in . . ' es seres vienen a despertar Bar
' consciente impul Cauz ......,
tener un rostro y a los que of ' , sos confusos que aspiraban a
recen su mascara. 196
FaoBEs:
Ed.
( RcN HUYGHE . Los d ]AENsc
------~---~ 1'
_ ._..!1 ..,.. . po eres de la 1111a e11. 1rad. ' .
Bue

voCABULARIO
engrama. Al te1 a ci~ del tejido vivo
v~cin de la conciencia por ella
como consec uencia de una excita - misma L introspeccin permite
cin que provoca actividad. Segn
aprehender las realidades psi qui -
algunos autores constituye la base
cas por ellas mismas, pero ha sido
de la herencia y de la memoria
d.uramente criticada por la subjeti -
fisiolgica . Determina que nuevos
vidad .d~ sus procedimientos.
estf mulos provoquen reacciones de R NA. l n1c1ales internacionales con las
tipo histrico, esto es, modificadas q~e se conoce el cido ribonucleico,
por dichas huellas de las sensacio- P.eza clave en la transmisin de la
nes anteriores. En sentido restrin - <<t nformacin gentica>>.
gido se utiliza para designar la Sentidos internos. Los escolsticos
huella mnmica de la experiencia llaman sentidos internos a los que
en el tejido nervioso. aprehenden su objeto a travs de
la accin previa de los sentidos
Extrospeccin. En oposicin a la
externos. Enumeran cuatro: senso-
introspeccin, estudia la psique por
rio comn (por el que conocemos
medio del comportamiento de los las operaciones de nuestros senti -
individuos, observacin, pruebas dos externos), imaginacin, memo-
objetivas, tests, etc. ria y estimativa (capta la utilidad

Introspeccin. Mtodo psicolgico o nocividad de lo percibido, simi-


subjetivo, fundado sobre la obser- lar al instinto actual).

LECTURAS RECOMENDADAS

BERGSON, H EN RI: Materia y Memoria, en Obras Escogidas. Trad. de Jos Antonio M-


guez, E d. Aguilar, Madrid, 196 3.
COHEN, JozEF: Aprendizaje complejo. Cmo aprenden los seres humanos. Versin de Gustavo
Fernndez Pardo, Ed. Trillas, Mxico, 1973.
CoRRELL, W E RNER: El aprender. Fundamentos psicolgicos y problemtica, Ed. Herder,
Barcf!lona, 196 9. . . .
Cauz HERNNDEZ, MIGUEL: Lecciones de Psicologa, Ed. Revista de Occidente, Madrid,
t960.
FaiinEs: Tratado de Psicologa emprica y experimental. Versin de J. A. Menchaca, 2 vols.
Ed. Razn y Fe, Madrid, 1944. . ,
JAENSCH, ERICH, R.: Eidtica y exploracin tipolgica. Trad. de Roberto Pope, Ed. Pa1dos,
y ~uenos Aires, 1 957 .
1 s ya citados de PINILLOS y 3MITH.
5.1. ENFOQUE GENERAL: INTELIGENCIA
INDIVIDUAL Y COLECTIVA
5.2. FUNCIONES DE LA INTELIGENCIA
5.3. PROBLEMAS SUSCITADOS POR LA
INVESTIGACION SOBRE LA
INTELIGENCIA

El trmino <<inteligencia>> aparece histricamente estudiado des-


de distintas perspectivas. La temtica desarrollada en las lecciones
precedentes obliga a tratar la inteligencia como una forma del com-
'
portamiento general hum,?'. q~e. s.e gesta en un lento proceso de
maduracin. Desde un anal1s1s inicial, nos aparecen los siguientes
rasgos: funcin heurstica o . capaci~ad. inventiva, elaboracin de
patrones generales r tendencia e,xplicattva de la realidad, explicar
(o explicarse) los enigmas. A traves de este panorama, la inteligencia
aparece, ante la mirada del filsofo, inscrita en todo nuestro proceso
cultural. 85
..


1
1
1
1
1
1
1 . 1. ncia animal, sobre todo en
1
b la inte ige d 1 b al
so re . ha an replantea o as arteras de
nuestro siglo, y a
b 0 s niveles. . co
am . _problema remite a una serie de
El _primer 1 d l b
. s terminolgicas, a uso e voca lo m
cuesti~ne . que histricamente encontra-
. ntel1genc1a>>, d , la1
<<l . d contextos profun amente ais- r t1
mos s1tua o en
-
tintos. b d nt
...
dt:
I. Por uqa ..p.a.tt.~, existe un ~ un . e ~:o co
--;-- 1no dentro de la 1nvest1gac1on tu
de este term ,
. 1, 1. ms exactamente, de la Ps1co1og1a en
P~!co ~
D11erenc1a
c1
: yS,e ha planteado el concepto de inte-
. d. la ~
.
ligenc1a. re specto a las diferencias deren 1nuento
. qu
individual que encontramos entre !Versos sui~- re~

tos humanos, ~ }!. tambin, en un orden mas las


amplio, ref~ido a la diversicl~cl. 9~- compo~ta cu
miento entre el hombre y el animal, espectal- su

~e;te en ~elacin a los animales superiores :



1nt
prximos al hombre, los grandes pngidos, par- lec
ticularmente los chimpancs. En este context? pe.

l~ inteligencia a.parece como capacidad de ~e.ali 1nt
Se ha sealado en pginas anteriores que los zar d~rminadas tareas, que consisten bas1ca- pr:
fenmenos de la vida psquica experimentan una ap
mente en la resolucin de ciertas cuestiones en el
radical estructuracin al aparecer en la esfera de afrontamiento de circunstancias problemti~as.
la realidad humana. As, hemos visto cmo
Por ello, es mu y frecuente el uso de este trmino
cambia el mbito de la percepcin. Naturalmente
<<inteligencia>> como significativo de la capacidad
debe acontecer de esta manera, porque la nove- de
de resolver situaciones nuevas. En este arde~ fu1
dad biolgica que el hombre representa no se
1

reduce a la yuxtaposicin de nuevas realidades de consideraciones, el comportamiento intelt m~

a las ya existentes en el momento de emerger el gente se caracterizara, frente a las rgi?as res: CU:
hombre, sino que significa una reorganizacin puestas de los instintos, como capacidad d ! el
1
de aqullas ~esde las posibles soluciones aporta- 1!Yeo.tar soluciones inditas tanto en lo que se su
das por la vida humana. Ahora, con el estudio fl 1 '
r~ .ere a comportamiento humano, como en COJ
de la inteligencia, penetramos en el mbito de lo ~iertas formas de actuacin inteligente 0 P.re est
que tradicionalmente se ha considerado como in~eligente, que encontramos tambin en la vid.a lt
patrimonio del hombre, aunque las discusiones animal, especialmente en condiciones expert ele
mentales. Por esta :va de trabajo se ha llegado
1
t
1

'
f

'
1
1

de una creatividad propia del ,fil!jeto indivi d~ ~ l .

!. la curiosa d~finicin que reduce la inteligencia


a aquello que miden los tests, en una lnea de Son dos formas de gobierno, de programac1o n
comprensin absolutamente operativa. del comportamiento animal, que podemos con-
2. Frente a este uso del trmino declarada- siderar polarmente opuestas, aunque de hech?
mente experimental, nos enfrentamos a una' entre ambas se dan una serie de fases de transi-
larga tradicin filosfica que tiende a situar el cin. En efecto, la inteligencia no es algo gue
trmino de inte_ligencia dentto de la vieja teora aparezca de una manera inslita, repentina, con
de las facultades psquicas. Por encima del el hombre; e_s algo que se va gestando a lo largo
conocimiento sensible se encontrara el intelec- de la evolucin biolgica y que madura en la
tual. Por encima de los sentidos se hallara evolucin humana, desde sus primeras formas
emplazado el intelecto o entendimiento, una de hasta la humanidad actual. No obstante, E_~~e
las facultades del alma racional del hombre, ~ mos hablar de una verdadera transicin de canti-
que de un modo ms perfecto se encont rara dad a cualidad, pues lo que inicialmente nos
realizado, segn Santo Toms (1224-1274), en aparece como u n sen tid o marginal en el desarro-
las inteligencias separadas, anglicas, en las llo de la vid a animal, se convierte en el foco de
cuales la racionalidad humana es trascendida y comportamien to, que reorganiza a todos los
superada en una vid a puramente intuitiva. b- 1- anteriores al llegar al ho m bre.
r
inteligencia (etimolgicamen te <<intus-legere>>,
( 1 Esta innovacin, que em erge co n el hombre,
lectura interior) corresp o nde una capacidad de 0
penetracin en las esencias d e las cosas, en la se sustenta en una serie de rasgos q ue ya se
intimidad de ellas. Y- el intelecto, o <<D:telectus han subrayado en lecciones anterio res:
principiorum>>, con siste en la virrualidad de 1. La importancia, en el desplieg ue evolutiv o
aprehender in mediatamen te los <<primeros prin- . . de la humanidad, de ciertos aspectos anatmi-
cipios>> del saber, cu yo despliegue, por va de- cos y fisiolgicos: el desarrollo d el cerebro la
-- '
ductiva, constituye la ciencia. -
3. Segn la lnea que nos hemos marcado
desde la iniciacin del curso, consideraremos
. -
fundamen talmente a la inteligencia como una
modalidad del comportamiento general, la
--
cual significa una manera peculiar de resolver
el problema general d e la vida en sus niveles
superiores. E n este sentido, la inteligencia se --

contrapone al instinto . Frente al carcter rgido,


estereotipado , de las respuestas propias de este -. - - ~
-
--
ltimo, la inteligencia, en cambio, introduce un La .e~istencia de instrumentos, cada vez ms perfeccionados
elemento d e innovacin, d e apertura, que brota constituye una prueba del creciente desarrollo de la in teli .,
en el hombre. genc1a

87
. .
)_

... .
1
l
1
1
1
1
1

sen t
ido
,
a la presencia de los instrumentos,
d , .
liberacin de la mano y la evolucin de los m~ca que desemboca en todo el mun o tecn1.co. de
n1smos repro uctores; co_n ellos el introducirse
nuestro entorno, as como en las artes plast1cas
de un aprendizaje creciente ?e~d~ el hecho de la
y musicales. Se ha indicado ~ambin la imP.or-
infancia. Ahora debemos insistir en un dato
tancia de la palabra. Y, apoyandose sobre estas
bsico unido esencialmente al funcionamiento
)

de nuestra inteligencia: el surgir de un segundo realidades, se manifiesta el universo entero de


sistema de seales, el cdigo de signos que cons- la cultura: como sistema de instituciones, con
tituye el lenguaje, y que se levanta por ~ncima de variadsimas formas jurdicas, militares, religio-
los estmulos inmediatos. sas, educativas ; como normas y cdigos de stas,
- creadas por el hombre y diferenciadas segn
2. La fabricidad, - en el doble sentido de
utilizacin de instrumentos y de construccin heterogneas culturas; como presencia del saber
de los mismos para emplearlos en las circuns- en la historia humana, desde sus formas mticas
tancias ms variadas. No olvidemos la impor- hasta la ciencia, forjando las concepciones del
tancia que la Paleontologa ha atribuido tradi- mundo que tratan de explicarlo. La comunica-
cionalmente a la presencia de una tcnica, ms cin de estas realidades, creadas por el hombre,
o menos depurada, junto a los restos anatmicos, almacenadas, transmitidas de unas generaciones
como seal del creciente desarrollo de la inte- a otras, cuestionadas tambin, manifiesta el espec-
ligencia. tculo caracterstico de nuestra historia frente
3. La situacin de libertad que exige la a la vida animal, de progresin o tambin de
aparicin de una inteligencia. En este momento posible regreso en determinadas etapas. Pero
consideramos la libertad en un doble aspecto: este panorama no supone, como pensaba la psi-
corno liberacin_de los determinismos y dispo-
colog~ metafsica tradicional, que debamos in-
sitiv~s, que .gob~er~an la ~o~ducta instintiva y, troducir explicaciones ms o menos enigmticas,
tambien, como indiferenc1ac1n orgnica desde
el punto de vista anatmico, esto es, como refe- como
. eran el alma racional con sus facultades )

ren~ia a las mltiples operacio~es que pueden sii:o que responde a una evolucin tanto anat-
realizar nuestros rganos, especialmente la mano. mic~ Y fisiolgica como etolgica y psquica, es
Ambas realidades conjuntas dibujan ante el hom- decir, referente la manera d interrelacionarse
bre un campo. de. libertad, ~e problemas, que el hombre ~on el mundo que le rodea. Hay, en
~olamente la inteligencia es capaz de resolver consecuencia
. ' una lenta fil . d 1 .
ogenia e a inte 1- i

tdean~o, ensay~do soluciones y recogindolas gen.cia qu~ no termina con la aparicin del horno
~espues, para, desde ellas, disear programas shapiens., sino que se desarrolla a lo largo de la
11bres de comportamiento. umanidad a tr , d
. , aves e una nueva forma de
Basta con observar la vida del ho b evo 1ucionar qu
~ m re para . . ' e no es ya la anatmica y fisiol-
~omprobar la novedad que ste dib gica, sino la cultural.
. . . u Ja respecto
a la ex1stenc1a animal. Se ha alud'd Un estudio d - l .
1 o, en este . e a tnte 1igencia no debe redu-
cirse, por lo ta . , .
nto, a considerar su tematica
1
1
1
1
1
1
1

individual, tal como fundamentalmente ha reali- general deL.Eensamiento cicn~fic~>. Segn Ku~n,
zado la Psicometra * y la Psicologa Diferencial las grandes rcvoluci()nes c1ent1ficas han s1~0
, .
de nuestra epoca, sino que, desde el punto de producto, ya de mentes jvenes, cuyos mecanis-
vista filosfico, debe preocuparse por el pro- mos intelectuales no haban sido absolutamente
blema de la inteligencia como realidad hu- domesticados por 1a ciencia vigente, despus. de
mana colectiv, como problema totalizador de aos trabajando segn sus paradigmas, o ~ten
'
la especie biolgica, que constituye el hombre consecuencia de irrumpir sobre un campo cien-
y las agrupaciones culturales, en las cuales dicha tfico investigadores que haban desarrollado su
especie se va estructurando. Teilhard de Char- labor en otros dominios y, por lo tanto, tampoco
' estaban supeditados a los paradigmas oficiales
din (1881-1955) utiliz la grfica expresin
<<noosfera>> (esfera del entendimiento) para indi- del conjunto de escuelas cientficas dominantes
car el nuevo mundo, en el que la historia humana en una cierta poca. Toda lucha contra el dogma-
se va desenvolviendo, y seala su peculiaridad tismo constituye un momento fundamental en el
en relacin con la <<biosfera>>, cuya problemtica ciesarrc>llc> de un e~pritu cientfico crea(lor.
y posibilidades definen la anterior evolucin
animal.
Desde el momento de nuestro nacimiento
vivimos inmersos en esta inteligencia colectiva
de la humanidad, que se nos transmite en las
primeras pautas de conducta educativas y que
encuentra un momento culminante en la adqui-
sicin del lenguaje, donde se hace presente toda
la inteligencia del grupo cultural, todo su saber
y tambin su sensibilidad.
Pero, por otra parte, se evidencia una decisiva
tensin dialctica entre la capacidad innovadora
del individuo y el imperio de los saberes vigentes.
La psicologa experimental ha mostrado cmo
el imponer determinados hbitos para resolver
un problema puede llegar a bloquear el encuen tro
de respuestas inditas, que requieren una mayor
flexibilidad, ya que inducen a afrontar el proble-
ma segn direcciones a las cu ales el su jeto se ha
acostumbrado. Esta observaci n de la psico-
La conservacin
., de la. cultura y su transmis10' n de gen erac1'o n en
loga individual, en pequeos problemas d<: gene . posible el progreso <le la humantd a d hacta
. rac1o n hace ul
laboratorio, se puede extender a la problemtica tcrtores conquistas en todos los planos.
89


~
.\. ..
. '
1
1

'
1
1
1
1 .s metazoos. De entre los es-
' d hace mucho tien1po, o el de los ~is~ofranqueados por la evolucin,
Los gelogos, des e . r la disposicin ?.onal calones sucesivo nsamiento sigue de manera
estn de acuerdo en ~d~1t~a barisfera, metlica el nacimiento del:~rable, en orden d~ n:'agnitud,
de nuestro planeta . . . . litosfera rocosa, en - directa, Y no es co Pdensacin del qu1m1smo te-
Y central, rodeada por su fluidas de la , e a la con 1 .d
mas qu . .n misma de a v1 a.
vuelta ella misma por, las capas tas cuatro su- rrestre o a la apar1c1
hidrosfera Y de la atmosf~ra. ~ es habituado
perficies encajonadas, la c1enc1a se ha . . nte
n a aadirles , la membrana v1v1e , El fenmeno humano.
CHARDIN :
con raz 1 d 1 lobo OE Ed .
formada por el fieltro vegetal Y anima e ~ j TEILHARD ,
Trad. d e M Crusafont Pairo, Taurus 1c1ones,
la biosfera, envoltura tan clara~ente un1ver~a Madrid, 1967", pgs. 220-221.
como las dems <<esferas>>, e incluso mue o
ms claramente individualizada que ellas, d~~o
que en lugar de representar una agrupa~~on
m; o menos laxa, forma una sola pieza, el tejido
mismo, que, una vez desplegado y elevado,
dibuja el rbol de la vida.
Por haber reconocido y aislado en la h,isto~ia Durante las revoluciones los cientficos ven
de la evolucin la nueva era de una no~g~nes1_s, cosas nuevas y diferentes al mirar con instru-
henos aqu forzados correlativamente a d1s~1ngu1r, mentos conocidos y en lugares en los que ya
dentro del majestuoso ajuste de las ho1as te-
haban buscado antes. Es algo as como si la
lricas, un soporte adecuado a la operacin: es
comunidad profesional fuera transportada repen-
decir, una membrana ms.
tinamente a otro planeta, donde los objetos
familiares se ven bajo una luz diferente y, adems,
( ... )
se les unen otros objetos desconocidos. Por su-
puesto, no sucede nada de eso; no hay tras- g
Una nueva capa, la <<capa pensante>>, la cual,
plantacin geogrfica; fuera del laboratorio, la se
despus de haber germinado al final del terciario,
vida cotidiana contina como antes. Sin embargo, li
se instala, desde entonces, por encima del mundo
de las plantas y de los a11imales; fuera y por encima I?~ cambios de paradigma hacen que los cien-
de la biosfera, una noosfera. tificos v~an el mundo de investigacin, que les la
es propio, de manera diferente. En la medida
le
( ... ) en que su nico acceso para ese mundo se lleva
cabo a travs de lo que ven y hacen podemos
p
desear d
.
,
,e_cir que, despus de una revolucin,
aJ
1
Como consecuencia, colocado dentro de las os cientificos responden a un mundo diferente. CCJ
c?s~s. en sus dimen~i,ones verdaderas, el paso (:8
h1stor1co de la ref~ex1on es mucho ms impor- se
tante que cualquier corte zoolgico, aunque
fuera el que marca el origen de los tetrpodos THOMAS s Ku HN . La estructura de las revoluc1o ha
.
~:s Ccientficas. Trad. de Agustn Contn, Fondo en
ultura Econmica, Mxico, 1971, pg. 176 ex
..
t
1
1
1
1
1
1
1

~ Ha sido sealaclo, como t.p ico de Ja intcligcn-


c1a, su capacidad re]acionante, que f uncjonaria
en el encuentro ele soluciones; o se le ha comp11-
rado, d) con el computador de un homestato ~,
llamado a restablecer los desequiJjbr1os del v i-
viente con el medio que le rodea, y que scrfan
justamente las situaciones problemticas. e) Se
unciones ha asimilado la inteligencia al lenguaje, o
f), como en el caso de Piaget, criticando esta
e a

asimilacin, se ha insistido en la radicalidad de
una inteligencia sensoriomotriz, ligada a la co-
1n e 1 enc1a ordinacin y organizacin de nuestros mo-
vitnientos, desde la cual, y a partir de la niez,
.,
se 1r1an estructurando los principios lgicos.
g) La filosofa tradicional ha asimilado la inteli-
gencia a los procesos de la lgica, a la abstrac-
cin, el juicio y el razonamiento.
Ante esta plural situacin abogamos por
comprender la inteligenci a desde un inicial
examen, lo ms amplio pos1~"' le, d~ la realidad
total de su funcionamiento, tal como ste es
Despus del anlisis anterior sobre el sentido atestiguado por Jas experienc 1s de laboratorio
general que el fenmeno de la inteligencia posee, y tambin por la hisroria entera del pensamiento
se puede eplantear la pregunta: q_u es l~ inte- y la cultura humana.
ligencia? ~J
1. En radical unin con el nacimiento de la
Las mltiples definiciones resultantes se vincu- ~. inteligencia nos aparece esta en un sentido
lan a las distintas perspe~tivas e intereses inte- heurstico, es decir, como capacidad inventiva
lectuales dentro de los cuales es situable un suscitada desde los problemas vitales y qu~
problema tan amplio como el de la inteligencia. supone un elemento de innovacin por iniciativa
) Se ha insistido en su funcionamiento como individual.
comprensin instantnea de las soluciones La investigacin de esta modalidad de com-
(Psicologa de la Forma), oponindose, en este ~o:tamiento ha da~o lugar a experiencias muy
sentido, b) a las concepciones behavioristas *,que tip1~as Y. controver~1das en el campo de la psico-
log1a animal. El sujeto es sometido a un proble-
han tratado de explicar por la v~a del tanteo, del
ma, como puede ser su orientacin en un
ensayo y del error la solucin de los problemas
laberinto, el descubrimiento de un dispositivo
experimentalmente' planteados a la vida animal. 91
~~- - ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~-

''
1
1
1

invenciones sucesivas . Esta capacidad heurstica, mundo gasa


que le permita abrir la jaula en q~e se encuentra , .
encerrado, la accesibilidad de un estmulo, por que hemos llamado inteli~ncia, no se revela y de s1ntes1s,
exclusivamente en la vertiente material del desa- a este proce:
ejemplo un alimento, al que no puede llegar por
rrollo tecnolgico, desde el fuego y el trabajo cepto clsic
sus propios rganos. Kohler realiz experiencias
de los primeros instrumentos hasta las mquinas sentido ms
ya clsicas de este tipo y describi el encuentro
de nuestra poca, sino tambin en la adquisicin cin de con
de la respuesta adecuada al problema como una
de normas de comportamiento, en la creacin ponde la id
especie de iluminacin, de comprensin sbita.
de instituciones y, de modo culminante, ~n la lgico), con
Por ejemplo, si se trata de alcanzar un pltano
invencin de mtodos para enriquecer nuestro de pertenen
suspendido a una distancia superior a las posi-
bilidades que al animal permiten sus extremida- conocimiento, en la metodologa cientfica. El estos conce
des naturales, ste consigue organizar un dispo- hombre inventa, es ms, tiene que inventar, aun rudimentos
sitivo (ya sea enlazando caas o mediante el a riesgo de equivocarse en las soluciones. Incluso mos con lo~
apilamiento de cajas) , gracias al cual alcanza el crea no slo para resolver sus necesidades biol- idea de clas
objeto deseado. Las crticas a la idea de inteli- gicas, sino tambin idea necesidade!:> superfluas, da , una cot
gencia sostenida por Kohler han subrayado la de lujo, que se convierten, quiz ulteriormente, distintas cla
existencia de un proceso previo acumulativo de en esenciales para su vida De aqu que uno de los coordinaci
,
experiencias. Pero resulta ms decisivo, a efectos grandes problemas de la sociedad sea la manipula- numero.
de nuestro tema, advertir que nos encontramos cin y creacin de necesidades, como testimonia r."' Otro tipo
en presencia de una accin creativa, innovadora, la sociedad neocapitalista de nuestra poca. : ~ ~ para el desa

planteada por un apremio de carcter muy inme- 2. E l funcionamiento de la inteligencia ha por las reg1
diato, y en la cual los instrumentos arbitrados aparecido como construccin y elaboracin de fenmenos,
para la solucin funcionan mu y limitada y direc-
b Estamos ant
J programas de comportamiento, que emergen
tamente en el contexto momentneo del proble- como consecuencia de la liberacin de ciertos de la huma
ma. El animal no acumula las posibilidades determinismos biolgicos. Pero tambin la ritmo cotidi
inventadas para producir una verdadera trans- . . ,, ' en determir:
ir:upc~~n de la inteligencia se apoya en la orga-
misin de cultura y arrancarlas de la situacin n1zac1on de pat_r~nes generales, que gobiernan ciones, la c
problemti~a, en la que se han vivido en un nuestra percepc1on del mundo y de la realidad. ridad de los
momento determinado. Pero lo interesante es El fe.nmeno perceptivo no s haba aparecido, patrones gei
cmo aqu detectamos un funcionamiento, si en el nivel_ de la vida animal, como captacin de llado la cier:
bien de una manera episdica y marginal, que configurac.1on~s~ pero teniendo un sentido muy tcnicas del
se convertir, no obstante, en la clave misma c??cre~o, in~u1t1vo e impuesto por la organiza- comprensir
del modo de accin humana a travs de la historia cion -~1olg1ca. La inteligencia aparece como que gobiern~
respondiendo, evidentemente, a un largo pro- '
cre~c1on Y aprehensin de estructuras, organi- cables a situ.
ceso de desarrollo.
zaciones generales que gobiernan nuestra visin El carcte
En el nivel humano, en efecto, nos encontra- la inteligenc
de. la realidad entera y dirigen nuestro comporta-
mos con una historia jalonada por una serie de samente ~1s i11
miento. De la mera percepcin espontnea del
1
1
1
1
1

'
1

mundo , pasamos,
. a travs
. de
. procesos
. d ' l.
e ana 1s1s
ca,

} de s1ntes1s, a la organ1zac1n de dichos patrones; s1tuac1ones enormemente distintas. Esta asimi -


ela ~

a este proceso estructuraaor correspond e e l con- lacin arranca las partes de un todo vivido mo-
.s a- , .
cepto clas1co de abstraccin entendi.do 1 mentneamente, establece relaciones generales }'
J . ,. . ' en e permite hallar isomorfismos, egujvalencias de
nas sentido mas amplio, y se iniciara por la forma-
., cin de co.nceptos generales, a los que corres- estructuras, modelos, abriendo las posibilidades
ion
., tcnicas y diseando una idea de la realidad que
ion p~~de la 1de~ d.e clases intensivas (en sentido
log1co ), cons~1tu1das por la relacin fundamental caracteriza la percepcin humana del mundo.
i la La historia de nuestra cultura ofrece abundan-
;tro de pertenencia o no a una totalidad. Ms all de
tes ejemplos de esta situacin. El pensamiento
El est_os conceptos, sobre los que se estructuran los
cientfico se percata de que es una misma la
aun rudimentos de la lgica humana, nos encontra-
fuerza sustentadora de los astros, de los planetas
uso ?1s con los <<nmeros>>, que corresponden a la en sus rbitas y la que tambin hace caer los '
)l- idea de clases extensivas, es decir, en las que se
cuerpos sobre la Tierra. Descubre la misma ley
!las, da una comparacin entre los miembros de
de seleccin natural, actuando en el mundo de
nte, distintas clases y que, a travs de relaciones de
! los coordinacin biunvoca, genera el concepto de
,
ula- numero.
.
on1a Otro tipo de patrones, de capital importancia
para el desarrollo de la ciencia, est constituido 1

a. ha por las regularidades que se producen en los 1

n de fenmenos, es decir, por el concepto de ley.


rgen Estamos ante una de las intuiciones ms antiguas
~ rtos d.e la humanidad, a la que podemos referir e)
~' la ritmo cotidiano del da y de la noche, la sucesin,
lrga- e~ determinadas zonas del planeta, de las esta-
.rnan c~ones, la comprensin posterior de la regula-
idad. ridad de los movimientos celestiales. Sobre estos
ciclo, patrones generales no solamente se ha desarro-
'n de 1
llado la ciencia sino tambin las posibilidades
, ' ,l
1

muy tecnicas del hombre (la agricultura unida a la



n1za- comprensin del ritmo estacional) y las normas 1
como que gobiernan nuestra conducta (preceptos apli-

rgan1- cables a situaciones mu y variadas).
. .,
w-1s1on ~l carcter abstracto de estos patrones con qu_e
Otta- la inteligencia percibe la realidad permite preci- Dl' la observacin de la ca da de una manzana del rbol, Ne\\ t<>n
a del Ucg<'> a la ley general de la gravitacin universal de los cuerpos. 93
samente asimilar elementos que se presentan en
V

1
1
1

las especies biolgicas, que se mueven en las . de enigmas, de incgnitas, de perplejidades, pone explicativ
ecologas o en los medios ms distintos. Desarro- en marcha nuestra inteligencia hacia lo descono- ms a: d
llado el concepto de entropa en el mundo de los cido. Desde la pesquisa policaca, que ha animado enormerr:1
la amplia literatura sobre este gnero, hasta la
fenmenos termodinmicos, despus es aplicado realidad .
a los procesos de informacin y a los organismos. metafsica, nos encontramos con un proceder El raz<J
Las leyes estadsticas, surgidas en el estudio de caractersticamente intelectual y que se inicia en ms exact
los hechos sociales, son aplicadas en la Fsica la percepcin de un enigma o un rompecabezas de la expl
del siglo x1x al estudio de los gases. En el campo que es necesario aclarar. lo dado a
de la historia comparamos los procesos revolu- Este proceder explicativo de la inteligencia es distintos

cionarios acaecidos para ver en qu medida se ~ l que nos lleva a trascender el mundo inmediato acontece
producen elementos comunes, que pueden ser dado. As, el detective, en una novela de Sherlock y lgica), e
aplicados a la prctica de un momento ulterior, Holmes, busca al autor del crimen a travs de los ncleo mi
o bien se resaltan los fenmenos tpicos, diferen- indicios inmediatamente presentes; el pensa- se parte d~
ciales de cada uno de dichos procesos histricos. miento mtico, arrancando de nuestras experien- unas reglaJ
La tecnologa est gobernada por los principios cias cotidianas y de nuestra imagen del universo, conocimiei
de generalizacin, utilizando instrumentos que trata de explicarla aludiendo a acontecimientos del cuerpo
han surgido para responder a una necesidad primordiales y a personajes anteriores a la historia
determinada, en otros contextos muy distintos: que configura la realidad en la que nos encontra-
un motor de explosin nos sirve tanto para el mos viviendo; de manera anloga, el metafsico
desplazamiento de un automvil como para ele- clsico trata de sustituir nuestro mundo por otro
var el nivel de una masa de agua. de mayor inteligibilidad, como es el caso de las
As culmina, en el pensamiento cientfico y ideas platnicas, de las cuales todo lo percibido
en las restantes formas de nuestra cultura, un sera una sombra, una imitacin, en la concep-
proceso que es connaturai a nuestra vida inteli- cin del clsico filsofo griego.
gente, cotidiana, y nos permite asimilar compa- Pero tambin la ciencia introduce conceptos
rativamente experiencias, cuyo planteamiento teorticos, habla de realidades inaccesibles a
concreto resultara, desde el punto de vista nuestra experiencia para explicar el orden de los
puramente vital y perceptivo, absolutamente fenmenos y las leyes que los regulan. As ocu-
heterogneo. rri, por ejemplo, con la teora atmica, que fue
3. Para comprender el funcionamiento de la durante largo tiempo inabordable a nivel emp-
inteligencia' en la historia humana, debemos rico y constitua un recurso explicativo, antes de
aadir, como momento esencial, el afn que el hombre tuviera acceso experimentalmente
explicativo. Este proceso arranca no ya de un a este nivel de la realidad. El historiador, por su
problema inmediato que urge vitalmente res- parte, reconstruye el pasado a travs de las huellas
ponder, sino de una situacin de enigmaticidad que ste ha dejado sobre el presente. En los do- En e l J ~arroll
caracterstican1ente intelectual. Esta captacin . . " . te _los j Ul'g(\; {.; 1
m1n1os mas variados, en consecuencia, el impulso exige un '-'()m11ll"
>ne explicativo ~os ?escubre realidades emplazadas
...el desarrollo mental ... se presenta bajo un
10- ms all del amb1to meramente emprico y dilata
doble aspecto: de una parte, su extensin a
.do enormemente el conocimiento humano de la todos los dominios donde el pensamiento, la
. la ' realidad . sensibilidad, pueden desplegarse; de otra parte,
:ier El razonamiento es el momento lgico que un esfuerzo para evadirse de s mismo, superarse
en ms exactamente se corresponde a la naturaleza a s mismo, elevarse a los ms altos niveles de
zas de la explicacin. En virtud de l inferimos de la existencia. De una parte, en el plano inte-
lo dado a lo desconocido en los dominios ms lectual, el adolescente aspira a descubrirlo todo,
. es aprende:rlo todo, suea con emprenderlo todo
distintos de nuestro conocimiento. Tambin
y atreverse a todo.
ato acontece as en los saberes formales (matemticas ( ... )
>ck ylgica), en los que el razonamiento constituye el
los A travs de todas las manifestaciones de ese
n':leo mismo de estas ciencias. En estos casos desborde de actividad psquica queda ms de
.sa- se parte de un conjunto de axiomas y, mediante un vestigio del ludismo original. En amplia me-
~n
...l. -
unas reglas de deduccin, enriquecemos nuestro dida, el adolescente sigue todava jugando con
so )
conocimiento, extrayendo teoremas deducidos sus ideas, con sus tentativas de accin, con sus
tos del cuerpo axiomtico bsico. sentimientos ( ... ). Pero este juego, tanto en el

>ria adolescente como en el nio, es adems una
:ra- actividad seria, la ltima fase del aprendizaje

lCO en el oficio de hombre: as son las interminables
1tro discusiones a que se entrega de tan buena gana,
las exaltaciones sentimentales a que se abandona
las con tanta satisfaccin. El hecho ms notable es
ido que el tudismo entendido de esa manera, bajo
:ep- el empuje de los intereses abstractos, se traslada
cada vez ms al plano de la intelectualidad. Se
tos traduce en curiosidad; curiosidad por las cosas
s a de la inteligencia, como por las cosas de la
los prctica social, como por las del corazn. De
ah otros tantos ejercicios de adiestramiento que
~cu
preludian las elecciones decisivas de la existen-
fue cia y fas preparan. Este juego del adolescente
,
np1- es como una experiencia de todas las posibili-
~ de dades que se le abren y en cuya comparacin
ente mide l sus fuerzas.
r su REN HUBERT: El desarrollo mental. Estudio de
ellas psicoger.tica. Trad. de Angela Romera Vera y
do- En l . apel muy importan~ Marta Elena Samatn, Ed. Kapelusz, Buenos
e desarrollo de la inteligencia Juegan un P ya resolucin Aires, 1965 2
, pgs. 462 y 465-4661 95
le los ecabezas cu
lso e . Juegos como el ajedrez y los romp '
Xtge un complejo entramado de r~ az~o_n_am
~ie~n~to~s.~--~~~- l.----~~~------------------~~~---

t
1
1
1
1

'' en la forma en que haba sido adiestrado (fig. 4)


Los lmites de la inteligencia animal. Al chim -
No se le ocurri la <<idea>> de llenar el vaso me.
panc <<Rafael>> se le adiestr a apagar una llama
tindolo directamente en el agua, porque la
que le impedia coger un pltano situado detrs
de ella con un vaso que llenaba de agua en un falta de un segundo sistema de seales le im.
pequeo depsito. Colocado despus el animal pidi poner en relacin el agua tomada del lago
en una plataforma sobre el agua, aprendi a du- para refrescarse, con el agua tomada del depsito
charse cogiendo agua del lago con un vaso. para apagar la llama.
Sin embargo, cuando pretendi apagar la llama
que se le encendi delante de un pltano, pas
,.
trabajosamente a otra plataforma, donde haba
E. G VATSURO : Study of the higher nervous ac.
tiv1ty of anthropoids ( chimpanzees), Medg1z, 1948
e
un depsito de agua (fig. 1), para llenar en l Tomado de J . L. PINILLOS: Principios de psico-
su vaso (fig. 2) y volver a apagar la llama (fig. 3) loga, pg. 442.

- =
- -- - - --- ---
- - - _ -
___.._ ...
- --
- -- - -
- - -- -
--
-

La descripcin 1
- lectual suscita un:

- - - ellos resaltaremos
. '
siguientes:
O- 1. En qu r
c1e~cias gue estt
mano? E l funcion
tradicionalmente t~
Lgica. Aunque de
- de otro modo una

de_ investigacn, s
\\ \ .

rnetodos de trabajo
bastante clara .
La Lgica indaga
tnas generales) qu e

1
1
1
1
1

' en la forma en que haba sido adiestrado (fig. 4)


Los lmites de la inteligencia animal. Al chim -
No se le ocurri la <<idea>> de llenar el vaso me~
panc <<Rafael>> se le adiestr a apagar una llama
que le impeda coger un pltano situado detrs tindolo directamente en el agua, porque la
de ella con un vaso que llenaba de agua en un falta de un segundo sistema de seales le im.
pequeo depsito. Colocado despus el animal pidi poner en relacin el agua tomada del lago
en una plataforma sobre el agua, aprendi a du- para refrescarse, con el agua tomada del depsito
charse cogiendo agua del lago con un vaso. para apagar la llama . e
'-
Sin embargo, cuando pretendi apagar la llama
que ~e le encendi delante de un pltano, pas E. G VATSURO : Study of the higher nervous ac.
traba1osamente a otra plataforma, donde haba t1v1ty of anthropoids ( chmpanzees), Medgiz, 1948
un depsito de agua (fig. 1), para llenar en l Tomado de J . L. PINILLOS : Principios de PSCO
su vaso (fig. 2) y volver a apagar la llama (fig. 3) /oga, pg. 442.

-- -- - -- .
- -
- - -- - -
- -

- -
-.
-~ -

- La descripcin t
lectual suscita un:
- - - - ellos resaltaremos
'
siguientes :
O . 1. En qu r
c~~l!_cias gue est\
mano? El funcion
tradicionalmente ti:
Lgica. Aunque de
de otro modo, una ~

de, investigacin, s
rnetodos de trabajo
bastan te clara.
La Lgica indag
rnas generales) que
1
1
1
l
t
1

4) . n~), ~icsgaj~11dc)lo lJ<sjcame11te de ]as cc)ndiciones


me-
fact1c~1~ de ejercicio. Tt<lta ele formalizar dichas
~ la
est1t1ct~ras ocu)nd<>se especialmente de Ja teora
1m-
.ago de. la. ~nfcrencia, tanto (ieductiva (apJicar un
>sito pr1nc1~10 genera) a un caso particular) com(>
1nduc,t1:a (pasar de lo particular a ](J general).
La Log1ca, en este sentido, es una cienc1a f(JrmaJ
como la Matemtica.
s ac-
1948
En ca~bio, la Psicologa, al igual que la l:;- sica
)sico- en relac1on con la Matemtica, es una ciencia
emprica (fundada en la experiencia y en la
observacin). Investiga el ejercicio real de nues-

tras facultades intelectuales en sujetos determi-
nados, . describe los fenmenos especialmente
'
1
1
producidos en las condiciones de laboratorio
1n
)

trata de organizarlos, formular si es posible sus


. - leyes y avanzar hacia teoras de los mismos .
- Por otra parte, mientras el desarrollo de la
- investigacin lgica ha guardado una profunda
relacin con la necesidad de fundamentar clari-
ficadoramente a la matemtica, la investigacin
La descripcin realizada de nuestra vida inte- 2sicolgica sobre la inteligencia acusa un fuerte
lectual suscita una serie de problemas. Entre .matiz prctico, ligado a necesidades tanto en el
ellos resaltaremos, como ms significativos, los mundo industrial como pedaggico, como son
siguientes: las de seleccin de personal, determinacin de
En qu relacin se encuentran las
. 1.
aptitudes propias de cada sujeto, etc .
ciencias gue estudian el pensamiento hu- Una teora completa de la inteligencia no
puede ser construida por la mera cooperacin de
' mano? El funcionamiento del mismo ha sido
la Lgica y la Psicologa en su desarrollo actual.
tradicionalmente tratado por la Psicologa Y la
Hay que resaltar, en primer lugar, (a) la impor-
Lgica. Aunque de hecho existe, y no podr~ ser
tancia que tiene nuestro funcionamiento neuro-
de otro modo una interaccin entre ambos tipos fisiolgico, y { b), tambin en los ltimos tiem-
de, investigacin, sin embargo sus objetivos Y pos, desde el desarrollo de la cjbcrntica, se ha
tnetodos de trabajo se diferencian de una manera planteado el tema de las inteligencias artificiales.

bastante clara . Las ltimas teoras sobre la inteligencia han
La Lgica indaga las grandes estr~cturas (for- tratado de aprovechar los conceptos cibcrnti- 97
tnas generales) que dirigen el pensamiento huma-
1
1
1
1
1
especie. Es una respuesta a la realidad del hombre formales; tambin
cos. Sin embargo, debe sealarse.tambin cmo . . ,
como animal problemtico, y las funciones de apar1enc1a mas
,
se ha superado ya una primera etapa, en que el
heursticas tratan de sup~rar los Eroblemas inme- geometr1as no eu<
surgimiento de los ordenadores determin una juego intelectual d
diatos con que el homore se encuentra. La inteli-
cierta actitud mgica ante la realidad de los esplndido que st
gencia nos aparece profundamente ligada a la
mismos. Son evidentes las diferencias entre los nizar los grandes ce
fabricidad, a la condicin del hombre como ,
mecanismos electrnicos, los dispositivos de epoca.
una mquina, y el funcionamiento de nuestro <<horno faber>>. . .,
Existe evidentemente una 1nteracc1on entre Algunos psiclo
cerebro. Por otra parte, la investigacin neuro- existencia de una
fisiolgica de los procesos superiores no se mano y cerebro, pero, como veamos al hablar
de las funciones explicativas de la inteligencia, el rizada, sobre todo,
encuentra todava suficientemente avanzada. El relaciones tiles ce
desarrollo de la compleja neurofisiologa cere- desarrollo de nuestro segundo sistema de seales,
el kngua}e, as como la perceRcin del mundo flexibilidad en las 1
oral permitir comprender mejor cmo funciona concepto, incluible
nuestro rgano del pensamiento. y nuestra experiencia en general, como realidades
problemticas, pone en marcha procesos que gica de adaptarse
A todos estos aspectos, (e) an debe unirse, nuevo aspecto de 14
tal como hemos mostrado en esta leccin, la desbordan las necesidades inmooiatas del hom-
bre. El <<horno sapiens>> se plantea Eroblemas ra exclusivamente
consideracin de la historia general de la inteli-
que trascienden sus urgencias vitales inmediatas, En consecuencia
gencia y de su papel dentro de la evolucin de
que se desvinculan de ellas, y construye sistemas profunda unidad en
nuestra especie, por va cultural. En est~ sentido, , .
teor1cos. inteligencia teric2
tambin la historia de la ciencia y la del pen-
Tales sistemas, sin embargo, no se encuentran actividad <<social>>),
samiento en general , as como la teora de
desconectados de la prctica. Por el contrario, de c_ontraponerlas
la ciencia, deben representar aportaciones de-
justamente el aumento de nuestro conocimient_g dos dimensiones
cisivas para una teora de la inteligencia.
de la re~idad nos lleva a un ms perfecto control En el hacer cientfi
~ 2. Por ot~a parte, hemos aldido al proble-
a de la unidad o diversidad de de sta, un despliegue de las mximas posibili- <lamente, ya que l~
..J
- nuestras fun- cin de fenmeno
ciones intelectivas. Este tema ha tenido dos dades humanas. Pensemos cmo los grandes
lard, la <<fenomeno
#

grandes planteamientos histricos : (a) un plan- saltos tecnolgicos del hombre se han producido
teamiento de carcter ms especulativo, que es a travs del descubrimiento de realidades energ- teora y prctica,
el tema de lo terico y lo prctico en relacin con ticas, a travs de una captacin de fuerzas y reconstruccin ex
la :v.ida intelectual; ( b) otro ms concreto y entidades fsicas que apenas se hacen presentes ( b) Con respec
experimental, la existencia de funciones globales en la visin cotidiana de la realidad. La electrici- o fragmentadas d 4
en nuestra inteligencia o la fragmentacin de sta dad o la energa atmica son un testimonio tigaciones de labora
en mltiples funciones concretas. el~cuente de lo que acabamos de decir, y han tns dispares. As, s<
Respecto al primet Bunto (a) ~ockmos indicar abierto al hombre posibilidades de dominio un factor general e
cmo_la inteligencia cumple, segn hemos sea- sobre la naturaleza, a las cuales no hubiera tenido ~apacidad global d(
lado desde las primeras reflexiones, una funcin ac~eso sin el 'desarrollo de la teora pura. Lo int~lectual. Segn <
biolgica esencial para la conservaci~ de nuestra mismo podramos decir respecto a las ciencias qu1ca, la inteligenci
''
1
1
1
1
1
1
re formales; tambin la especulacin , . t
, 1, d . matemat1ca
es de apar1enc1a mas u 1ca
, l 'd
por eJ
emp 1o, en las te unttari<) SL1j;ct<). Jda p~stu ra oJigrguica
Ctl : 111

~ ~end~
li -
- geometr1as
. l
no euc 1 eas, con su d
l .
juego 1nte ectua de rigor y creaci ,
, d "d , f
a1 re e puro
on, por muy
1 la ex~s:cnc1a de un gr_upo de f un_c ioncs
( . mor~a, JU1c1os, etc.) parc1almcnte cl1feren-
la esp1en 1 o que este uese ha permtd ciada~. ~a teora anrquica admite la presencia
. d 1 1 o orga-
o nizar los gran es conceptos de la fsic d de mul~1ples aptitudes especficas, jndependicntes
, a e nuestra
epoca. entr~ s1, reacc1onando la jnteligcncia de un modo
re , .Algunos psiclogos han tinificado t b., part1~u~ar ante situaciones tambin particulares.
r::- am ten 1a Por ult1mo, la teora eclctica defiende la exis-
ar ex1stenc1a
. b de una inteligencia <<social>> , caracte-
el rizada, so re todo, por la capacidad de mant tencia de un factor general ( G), operando sobre
. , . ener f~ctores especficos, en cierta medida indepen-
s, rela~1?~es ut11es con el medio humano, por la dientes entre s.
Clo flex1b1l1dad en las relaciones con los otros. Est
es concepto, incluible en la tendencia general biol~ Como ejemplo de factore-s de inteligencia
ue gica de adaptarse al medio, nos muestra un podemos indicar los sealados por Thursto-
nuevo aspecto de la practicidad, que no se referi- ne ( 19 38): V, verbal; T, rapidez perceptiva;
~ia exclusivamente a la manipulacin de objetos. I, razonamiento inductivo N numrico M
' ' '
memoria; D, razonamiento deductivo W fluen- '
as, En consecuencia, se manifiesta, de hecho, una ' '

as profunda unidad en el funcionamiento de nuestra cia ve~bal; S, aptitud espacial o visualizacin. . ...
~

inteligencia terica y prctica (incluyendo la En realidad, las investigaciones han mantenido


an actividad <<social>>), que hace ocioso e~ intento la tensin entre una concepcin global o una

10, de c_ontraponerlas y,: desvalorizar t1na de est~s pluralid~d de fa_ ctores. En los investigadores
to dos dimensiones de nuestra vida intelectual. norteamericanos se acusa una tendencia hacia
- -

En el hacer cientfico se integran ambas-p_rofun- la-multfplicacin de stos, definidos con relativa


rol
ili- damente, ya que la experiencia, como produc-
-
p recisn, y que llegan hasta el nmero de 200
es cin de fenmenos, o, segn subray Bache- en algunos casos. No deja de haber ~spectos
lard, la <<fenomenotecnia>>, es, al mismo tiempo, metodolgicos y termjnolgicos que condicio-
ido
nan los resultados de esta polmica, entre los
g- !eora y prctica, formacin. de concepto~ . Y
que tienden a una t1 otra de estas posturas.
s y reconstruccin experimental d_el mundo.
Tampoco pa.rece gue el tema se pueda desprender
tes (b) Con respecto a las funcio~es gl~bale.s de aspectos educativos y culturales mu)' concre-
~ fragmentadas de la inteligenc~a, las. 1~ves

lCl-

tos. En este sentido, nos inclinamos en principio
nio tigaciones de laboratorio sostienen las posiciones por una concepcin ms i~teg.radora, f1cnte al
han ms dispares. As, se ha afirmado la existencia de analiticismo extremo de la vida intelectual; pero,
0
nio un factor general de inteligencia (factor. <;_J en la medida en que se trata de cuestiones c1e
ido ~apacidad global del individuo en su activid~d laboratorio, debe ser confiada ,1] desarrollo de la
Lo ltltelectual. Segn esta teora, llamada ~onar- ciencia concreta. 99
la inteligencia constituye
qUtca, 1 b '
a go as 1camen-
1

'
1
1
1
1
l ndividual. Nuestros razonamientos,
e l aspecto l .
En tal lnea es interesante subrayar que <<la . spcctos de nuestras concepciones del
e 1nc1uso a .
pretensin de poder fijar . de una vez por todas n .ustificaciones de intereses, meca-
mun d o, so 1 ,
el nivel mental de un su1eto se contempla con d derensa Desde el elementa 1espectacu-
n1smos e i 1

mayor escepticismo>> (Pinillos, Principios de Psi-


lo que nos ofrece el pblico asistente ~ un


cologa, pg. 500). Por tanto, la fe un poco
mgica y elemental, depositada en las capa- partio de fu' tbol , hasta las luchas , entre naciones
.
0
clases sociales, vemos como la capacidad
cidades de medida de la inteligencia en cuan-
objetiva de percepcin de los hechos y razona-
to tal ha sufrido una fuerte crtica y retro-
miento sobre ellos se encuentra frecuentemente
ceso ~n los ltimos tiempos. Es ms fcil, sin
obnubilada. As, el desarrollo de nuestra vida
duda, determinar aptitudes concretas, especiali-
zadas, que tratar de captar algo, tan global y intelectual nos aparece como una creciente libe-
profundo, como es la capacidad intelectual de racin del mundo de los mitos, de las pasiones,
un sujeto, lo cual no excluye, naruralmente, la de las imgenes, de los prejuicios.
existencia ltima de sta. De todo ello se deduce un aspecto extraordi-
3. Hemos visto cmo la inteligencia repre- nariamente importante para una ti~a colectiva
senta un decisivo recurso humano para la su bsis- de la humanidad: el necesario desarrollo del
tencia de nuestra especie y su ms adecuada sentido de objetividad, la conquista del ejercicio
realizacin. Ahora bien, de facto, la inteligen- riguroso de las facultades intelectuales y el go-
cia humana no funciona independientemente bierno de stas sobre la realidad de nuestra
de la realidad total del hombre, sino que se vida, t~~11to individual como comunitaria. Nu-
encuentra fuertemente condicionada por todos merosos cientficos han insistido en esta idea,
los otros aspectos de nuestra vida. que nos parece fundamental para concluir nuestra
La pedagoga y la psicologa pedaggica han reflexin sobre la inteligencia.
comprobado insistentemente la importancia que .En una poca en la que el cmulo de conoci-
pueden tener fenmenos de inhibicin afectiva, mientos y de poderes sobre el mundo y el hombre
.de bloqueo, ~obre el desarrollo de la inteligen-
se ha~e .tan patente es necesario que dichos
cia. De la -misma manera, cmo el ejercicio
c?no.ci.mientos, y sus condiciones ms puras de
riguroso de sta puede encontrarse tambin
eJercic10, se conviertan en uno de los grandes
obstaculizado por intereses, por factores per-
sonales. En un orden ms general, la crtica de ~od~res que gobiernen la vida hacia una raciona-
nuestra cultura, especialmente en Marx y en liza~t~ creciente de nuestra sociedad. El desco-
~reud, ha revela.d? de qu manera los procesos noc1m1ento de esta urgencia puede des;mbocar
en. la catstrofe
. d d
. , etermina a por el comporta-
intelectuales
. se situan, con frecuencia , al serv1c1o
d e intereses ocultos que los gobiernan. M h miento irracional d e un h ombre que tiene . en
. . .d arx a sus manos los pod eres d e su propia '. destrucc1on ./
ins1st1 o en e1 aspecto colectivo, en la posicin
de clase dentro de las luchas sociales , YF reu d , en Y d e la produccion ' d e su f r1m1entos
.
crecientes
en nuestra humanidad.
'
1
1
1
1
1
1
1
Al imperativo de la objetividad, gobernando
nuestra vida, debemos aadir el desarrollo de Tolman y Honzik presentaron, en 1930, una
experiencia que sigu e siendo clsica, a pesar
la inventividad, la funcin heurstica de la inteli-
de las mltiples objeciones y reservas que rea -
gencia. Tanto la pedagoga como la organizacin lizaron desde entonces distintos experimentadores
, .
global de nuestr~ socieda~ deben proponerse, o teor1cos.
como metas de vida colectiva, esta racionalidad ( ... )
objetiva, antidogmtica, y el aumento de la vida
creativa en todos los sujetos como modelo de una El dispositivo consiste en un laberinto sobre -
sociedad autnticamente humana. elevado (es decir, un laberinto cuyos pasadizos
estn constituidos por el sector de las tablitas
ubicadas en el lugar) . La figura representa su
proyeccin plana. Se observan tres itinerarios de
longitudes diferentes, numerados aqu 1, 2, 3,
desde el ms corto al ms largo, y que conducen
desde el punto de partida a la meta-alimen~o .
Los itinerarios 1 y 2 comportan una parte com~n
que no est comprendid_a _en el tray~cto mas
largo (3) . Quince ratas s1rv1eron de sujetos.

Llegada

--cr-B

X
3

Partida
. . . obJ. etivo sobre la

las pasiones o bnubilan la capactd d de JUICIOb deportivo, no es 101
realidad. Un ''hincha'', un fantico de un-~1u de su equipo.
capaz de juzgar con imparcialidad la actuac1on
1
1
1
1
1
1
1

En el transcurso del aprendizaje preliminar se En tres siglos, la ciencia, fundada por el
comprueba, en primer lugar, que cuando estn postulado de objetividad, 11a conquistado su
abiertos todos los itinerarios las ratas adoptan lugar en la sociedad: en la prctica, mas no
rpidamente el trayecto 1, el ms directo y corto . en tas almas. Las sociedades modernas estn
A continuacin se obstruye este trayecto en A. constituidas sobre la ciencia. Le deben su ri-
Los sujetos van hasta el obstculo, regresan queza, su podero y la certeza de que riquezas
luego hasta la encrucijada y toman el itinerario 2 y poderes, an mucho mayores, sern maana,
hasta el final. (En realidad, en un principio es- si l lo quiere, accesibles al hombre. Pero tam-
cogen tanto 2 como 3, pero aprenden con ra- bin , igual que una <<eleccin>> inicial en la
pidez a preferir el itinerario 2, ms corto.) Por evolucin biolgica de una especie puede com-
ltimo, se les hace aprender el 3, obstruyendo prometer el porvenir de toda su descendencia,
simultneamente el 1 (en A) y el 2 (en C) . igual la eleccin, inconsciente en el origen,
Este entrenamiento previo tiene un doble ob- de una prctica cientfica ha lanzado la evo
jetivo: permitirle a la rata que explore el conjunto lucin de la cultura por un camino de sentido
del laberinto y determinar un orden preferencial nico; trayecto que el progresismo cientista del
d e eleccin entre los tres trayectos, 1 , 2, 3, de siglo XIX vea desembocar infaliblemente en una
acuerdo con las leyes clsicas del refuerzo. expansin prodigiosa de la humanidad, mientras
A continuacin, se procede a realizar la si- que hoy vemos abrirse delante nuestro un abismo
tuacin-test, suprimiendo los obstculos A y C de tinieblas.
y poniendo, .esta vez, un obstculo en B. Situadas Las sociedades modernas han aceptado las
en el punto de partida, las ratas toman en primer riquezas y los poderes que la ciencia les descubra.
lugar el itinerario 1, chocan con 8, regresan a X Pero no han aceptado, apenas han entendido,
y 14 ratas (sobre 15) escogen entonces de in- el profundo mensaje de la ciencia; la definicin
mediato el trayecto 3, que es el correcto, y no de una nueva y nica fuente de verdad, la exi
el trayecto 2, que sin embargo preferan en el gencia de una revisin total de los fundamentos
entrenamiento previo al 3. Todo ocurre, entonces, de la tica, de una radical ruptura con la tradi
como si las ratas hubiesen aprendido en el trans- cin animista, el abandono definitivo de la
curso de este entrenamiento que los itinerarios 1 <<antigua alianza>>, la necesidad de forjar una
y 2 tienen una parte comn, y como si compren- nueva.
diesen de inmediato, en el transcurso de la si-
tuaci n-test, que B obstruye esta parte comn
JAcaues MoNoo: El azar y la necesidad. EnsaY0
y que es intil, entonces, ensayar el itinerario 2. sobre la filosof/a natural de la bio/ogla moderna.
Se puede observar cul es la base que permite Trad. de Francisco Ferrer Mari n, Barral Editores.
hablar de razonamiento o anticipacin inferencia! Barcelona, 1971, pg. 184.
(la obstruccin de 1 por 8, sobre la parte comn
de 1 y 2, <<supone>> la obstruccin de 2) y de
insight.
PAUL FRAISE y JEAN PIAGET (compiladores) : La
inteligencia. Versin de Vctor Fischman, Ed. Pai-

ds, Buenos A ires, 1973, pgs. 208-209.
.,
.. ..
t

1
1
'
1
1
1
1
1

EL DESPLIEGUE DE LOS TESTS dirigida para detectar Jos prf>blemas edu-


cativos de los nios su bnormalcs, y poste-
Desde fines del pasado siglo se plantea riormente perfeccionada y aplicada tam-
la conveniencia, e incluso la necesidad , de bin a nios normales, agrupados por
encontrar unos criterios rigurosos, a ser edades. La prematura muerte de Binet,
posible cuantitativos, que permitan deter- en 1911, corta esta tarea, pero el inters
minar la inteligencia de los su jetos, supe- suscitado por sus trabajos motiva la tra-
rando las apreciaciones globales y cualita- duccin a varios idiomas y sobre todo la
tivas. El tema surge tanto en la clnica ya clsica revisin realizada por Terman,
psiquitrica como en el terreno de la pe- en la Universidad de Stanford (de 1911
dagoga. En la primera, urge, evidente- a 1916), conocida con el nombre de <<Stan-
mente, poder determinar la inteligencia de ford revision>>. El resultado de todas estas
un su jeto y la evolucin de sta en el pro- investigaciones se plasmar en los famosos
ceso del trastorno mental. En pedagoga, el tests de <<Terman y Merrill>>.
inters d el tema resulta obvio, y es curioso El procedimiento que se utiliza para
sealar cmo las medidas de inteligencia determinar la capacidad intelectual de un
y aptitud proporcionadas por los tests sujeto consiste en una sucesin de pruebas
coinciden histricamente con la sustitucin sencillas, que oscilan desde el sealamiento
de los exmenes orales, en las escuelas de distintas partes del cuerpo en los nmos
pblicas de Boston, en 1845, por pruebas de muy corta edad, hasta la composicin de

escritas. frases con un material desordenado o la
El bilogo ingls Francis Galton utiliza resolucin de pequeos problemas. Pre-
ya en 188 3 el trmino test como expresin viamente se ha estandarizado el test, com-
de pruebas breves, sencillas, encaminadas probando que puede ser considerado como
a un diagnstico de la inteligencia. En 1 890 ndice del desarrollo medio de los nios
el psiclogo norteamericano James Mc- de una edad determinada, y posteriormente
Keen Cattell utiliza el trmino <<mental se aplica a un su jeto de investigacin con
test>> y muestra una aplicacin sistemtica objeto de determinar el desarrollo de su
de los mismos a los estudiantes universi- inteligencia. Esta es medida segn el crite-
tarios para determinar su nivel intelectual. rio ya formulado por Binet, a travs de la
Sin embargo, el impulso fundamental en comparacin entre la edad cronolgica del
esta investigacin procede de Binet. Este su jeto, del nio, y su edad mental. Se
autor, en colaboracin con Simon, elabora considera la diferencia entre ambas, de

en 190 5 una escala mtrica, en pr1nc1p10



modo que podemos hablar de un adelanto 103
..

1
1
1
1
1
1
1
1

de una divisin y no ya de una diferencia.


de N aos, si la edad mental supera a la
cronolgica, o de un retraso, tambin de Su frmula es : CI == - -
un nmero determinado de aos, si la edad
expresin CI equivale al cociente intelec-
mental es inferior. Pronto se observ que
este criterio de medicin puramente dife- tual, EM a la edad mental y EC a la edad
rencial resultaba inadecuado, en cuanto cronolgica. De esta manera tendramos
presenta significados muy distintos un re- un conjunto de valores, en el cual el 100
traso de N aos en niveles diferentes de equivaldra a la normalidad, los valores
edad. As se introdujo por Stern la idea superiores al 1 oo al de un adelanto y los
del cociente intelectual. Este era resultado valores inferiores a un retraso.

c. l. Equivalencias
160 o ms Genial
140-159 Superdotado
120-139 Inteligencia superior
l 10-I I 9 Inteligen cia brillante
90-109 Normal
80-89 Poco inteligente
7o-79 Ligera insuficiencia (zona
fronteriza con la norma-
lidad)
60-69 Retrasados mentales
5o-5 9 Retrasados graves
2 5-49 Imbciles
0-24 I diotas

. Un paso importante vino dado por la


tas e~ los Estados U nidos con motivo de
invencin y desarrollo de los tests colecti-
vos, que pueden. aplicarse a muchos suje-
la primera guerr mun d ta . 1. Se confecciona-
ron dos model os, e1 Alf:a de aplicacin
tos a la vez, mientras los anteriores re- general ' y el B eta, no verbal,'
presentaban escalas individuales T a1es tests dirigido a
. . analfab etos o a rec1utas d e lenguas no in-
se or1g1naron
., d por una necesidad P , . .
ract1ca .
1a se1ecc1on e un milln y medio de reclu- gt 1esas
d ,. Las ltim
,
as rev1s1ones de estos tests
o av1a estan en uso .


1
1
1
t
l
1
t

Mientras los anteriores tests de inteli- tados, charlatanera derivada de los pro-
gencia proporcionaban una estimacin glo- fesionales con escasa preparacin, diferen-
bal del individuo, los psiclogos advirtie- cias culturales de los distintos sujetos a
ron la necesidad de confeccionar otros los que se aplica, distanciamiento entre la
modelos vlidos para medir aptitudes es- perfeccin tcnica alcanzada en la elabora-
peciales y dirigidos a la orientacin pro- cin de los tests y nuevos caminos se-

fesional y a la seleccin de personal en la guidos por la psicologa. Hemos de tener


industria, midiendo ciertas capacidades cla- en cuenta, sin embargo, que todas estas
ramente definidas. Este tipo de tests reci- crticas no invalidan la aportacin psico-
bi tambin durante la segunda guerra mtrica de los tests, y las crticas realizadas
mundial un fuerte impulso, sobre todo en a los mismos han servido para depurar su
Estados U nidos. contenido y atender al mayor nmero de
A partir de los aos cincuenta se han circunstancias que alrededor de la prueba
levantado muchas crticas sobre la utili- puedan originarse. En la actualidad los
zacin masiva de los tests. Los ataques se tests evolucionan en muchas direcciones
han dirigido desde perspectivas muy di- y precisan, para ser aceptados, muestras
versas: invasin de la vida privada de los muy amplias y suficientemente represen-

sujetos y carcter confidencial de los resul- tat1vas.

IV
, .
La masiva aplicacin de los tests en los ul~1mo.s tie~po s ha puesto de manifiesto la influencia que ejerce el medio socio-
cultural y econmico en el desarrollo de la tn teligencia.
--- 105
dolorosamente adqu
LECTURA y COMENTARIO se convierte en la pi
ue el segundo sistema de sealizacin, propio ( DAVIJ
Pavlov ha demostra d o q . . , b ma1n

, d h b r..v"\1te llegar a la ms amplia genera izacion y a straccin


solo e1echos om re, pe
11.u d d
y fenmenos de la realidad, sin per er, en mo o a guno, su 1
de 1oscha . .
h relacin con sta. Estas generalizaciones 1 e d 1
en a es1era e os concep- VOCABULARIO
est re . , .
tos abstractos se realizan con tal rapidez y tienen un caracter tan universa]
que la mquina electrnica de calcular ms perfecta, entre todas las exis- Behaviorismo. Sin
ductismo. Esta escu
tentes, podra igualarse, por esta capacidad, con el cerebro humano. Si la
metodolgicamente !
actividad del primer sistema de sealizacin permite entrar en relacin todos los fen meno
directa con la realidad, el segundo sistema de sealizacin, y slo l, permite ben ser estudiad os
pensar con conceptos abstractos. Los diseadores de las mquinas citadas chos objetivos (co i
tocan precisamente ese segundo punto (el primero consiste en la formacin camente observabl
de una conexin temporal), al crear nuevos y nuevos modelos de mquinas los aspectos persa
t ivos .
matemticas, reguladoras o mquinas que leen y traducen. Homestato. En cib
El se~_undo sistema de sealizacin del hombre constituye, sin embargo, fiere a un mecanism
la, creacton fundamental ~n todos los dominios, en tanto que la mquina de mantener por s
solo cumple aquellas funciones que le ha asignado el constructor. de equilibrio prev
En fisiologa se uti
(~. KoLMAN: & 11 es la ciberntica? Trad. de A. ] . Gonzlez. Ediciones Siglo XX Buenos h.omestasis para seii
Aires, 1966, pgs. ~_ .)
2 24 ,
caa del organismo

LECTURAS REC
ANA.STAS!, ANNE : T ests p
H Madrid, 1973 .
u~RT, R EN : E l desa1
KA era Y Marta E lena ~
TZ, D AVID: A nimales)
v- y Antonio Melin E~
~"-.U liN T '
F ' ROMAS, S.: La
1'.r ondo de Cultura Ec
.lVl0 R GA
N,
CLIFFORD T
p A
ne d
s el Castillo Mad '
1Q.GET J '
A ' EAN : Psicologa
p lres, I 960.
l N ILLo J ,
Y ELA. M' O SE L uis : La 1.
G, ARIANO: Psicolog.
redas , M ad r1'd .
dolorosamente adquirido por los trabajadores de la inteligencia pronto
se convierte en la propiedad de todos. '
)

l (D~VID KATZ:Animales Y hombres. Estudios de psicologa comparada. Trad. de Jos Ger-


ma1n Y Antonio Melin, Espasa-Calpe, Madrid, 1961 2 , pags. 270- 271 .)
l
-
.l VOCABULARIO
- Behaviorismo. Sinnimo de con- estado interno equilibrado (por
ductismo. Esta escuela psicolgica ejemplo, la temperatura).
metodolgicamente defiende que
todos los fenmenos psquicos de- Psicologa diferencial. Se ocupa
ben ser estudiados a travs de he - de las diferencias entre distintos
s individuos o grupos de edades,
chos objetivos (conducta), pbli-
camente observables, excluyendo sexo, grupos sociales o raciales, y
s de las diferencias en los mismos
los aspectos personales y subje-
tivos. individuos segn las distintas po-
cas.
~, Homestato. En ciberntica se re-
fiere a un mecanismo que es capaz Psicometra. En sentido general se
a
de mantener por s slo un estado refiere a las mediciones cuantita-
de equilibrio previamente fijado. tivas o matemticas en los proce-
En fisiologa se utiliza el trmino sos psquicos. En la actualidad se
s
homestasis para sealar la tenden- utiliza ampliamente referido a las
cia del organismo a mantener un pruebas mentales.

- LECTURAS RECOMENDADAS
y ANASTASI, ANNE: Tests psicolgicos. Versin de Celedonio Riesco Hernndez, Ed. Aguilar,
- Madrid, 1 97 3.
r HUBERT, REN: El desarrollo mental. Estudio de psicogentica. Trad. de Angela Romera
2
Vera y Marta Elena Samatn, Ed. Kapelusz, Buenos Aires, 196 5
- l<ATz> DAVID: Animalesy hombres. Estudios de psicologa comparada. Trad. de Jos Germain
- YAntonio Melin, Espasa-Calpe, Madrid, 1961
2

e Ku1-1N, THOMAS, S.: La estructura de las revoluciones cientficas. Trad. de Agustn Contn.
-

MFondo de Cultura Econmic~, M~x~c?, 197 I . , , . .


ORGAN, CLIFFORD, T.: p sicologza jiszologzca. Trad. de Nicolas Caparros y otros, Ed1c10-
P nes del Castillo, Madrid, 1968 3 . . .
IAG~T, ]EAN: Psicologa de la inteligencia. Trad. Juan Carlos Fo1x, Ed. Psique, Buenos
Aires, 19 6o. .
i ~~lLLos, Jos Luis: La mente humana. Biblioteca ~-~ica Sal~at, Madnd~ r969.
.___
~ ' _ '----~:MARIANO: Psicologa de las aptitudes. El anaits1s Jactorzal y las funciones del alma, Ed.
6.1. LA VOLUNTAD
6.2. LA VOLUNTAD EN LA
EVOLUCION
6.3. LA CONDUCTA MOTIVADA
EN EL HOMBRE

La temtica de esta leccin cubre un amplio campo que abarca


desde las emociones a la voluntad propiamente dicha. La especula-
cin filosfica ha polemizado sobre la primaca de la inteligencia
0 de la voluntad. Pero el sentido de la actividad voluntaria hemos
de buscarlo, como en casos anteriores, en la paulatina liberalizacin
de los determinismos naturales, tal como seala el panorama de la
evolucin.
La Psicologa contempornea ha abordado el tema a partir de la
conducta motivada del hombre, arrancando de los impulsos bsicos
que gobiernan su accin. Su racionalizacin apunta hacia la imagen
del hombre autorrealizado.
109
1
1
1
1
l
l

! . tural pura espontaneidad del vi vien-


apet1to na ' d .
na da por su natura 1eza, y e 1 enom1ado
te go b er . .
' lcito en el cual los mov1nuentos ps-
apet1to e ' d ' . .d
orporales estaban 1r1g1 os por e1 co-
qui~os.
noc1m1en
Y cto de la realidad exterior, bien en su
.
forma sensible y concreta, en el a~et1to sensi-
.
t1vo, ferior , bien bajo una. modalidad
1n . abstrac-
,.
'ntelectual en el apetito superior e11c1to,
ta, l ' . ,.
que era designado tamb1en ~orno vo1untad.
El mundo afectivo y emocional se encontraba
fundamentalmente desarrollado a travs de una
teora de las pasiones, que tuvo larga tradicin
no slo en la escolstica, sino tambin durante
el pensamiento moderno. Posteriormente, la
Psicologa tendi a considerar como un .ca.mpo
propio de estudio el mundo de la afect1v1d~d,
incluyendo en l los sentimientos y emoc1?-
nes, y desglosando los fenmenos de tendencia,
para asentar as una clasificacin tripartita de
nuestra fenomenologa psquica: conocimiento,
En las lecciones anteriores, desde la percep- tendencia y afectividad.
cin hasta la inteligencia, hemos estudiado los Como caracterstico de los fenmenos afec-
fenmenos del conocimiento. Ahora bien, la tivos podramos resaltar la importancia prepon-
vida psquica no se agota en ellos, sino que nos derante de su dimensin subjetiva. En los fen-
presenta otro inmenso mundo, constituido por menos de conocimiento o de tendencia resulta
el universo de las tendencias, las formas de ac- absolutan:iente esencial, para su definicin rnis-
tividad del viviente sobre el medio que le rodea, ma, la relacin del viviente con el medio, aprehen-
los sentimientos, las emociones, etc. dido cognoscitivamente o considerado tenden-
La ~sicologa e~colstica ~~~,~~!9,~\ ;-7) di- cialment~ de una manera positiva o negativa;
ferenc1aba los fe~~~~os ctlgnos~1tlvos,c~,,t;.,!?.! .,P''"' en cambio, en los fenmenos afectivos, el aspec-
fenmenos de <tt*ttc1on con un radical ~ual1smo, to ms caracterstico sera el estado interior del
que se ~ntrecruza~a ~on la diferei:icia~in ~ntre sujeto, dominado por una tonalidad sentimental
los fenomenos ps1qu1cos de la vida inferior o o por el intenso trastorno caracterstico de las
sensible y los de la vida intelectual. Se distingua emociones. Ello no quiere d 1 estos estados
1 d d 1 .e ec r que
ulteriormente, en e otnln10 e os ienmenos no sean, naturalmente d d dos por cir-
. , 1 d b , esenca ena
de apet1c1on, entre os que se es1gna an como cunstancias del medio exterior.
- ..1
1
1
1
1
1

'
1

Por nuestra parte, debemos remitirnos al es- prctico para comprender su origen y funciona-
quema gene~al se?~ el cual estamos estruc- miento. Ahora bien, un anljsis completo de
turando la vida ps.1qu1ca. En ella hemos partido la vida psquica debera llevarnos ahora, desde
de la idea del v1v1ente, o del servomecanismo los fenmenos situados en el campo informativo,
corno una realidad que interacta con un medio: a la investigacin de los que se refieren a la ac-
dotado dialcticamente de aspectos favorables tividad del viviente sobre el medio, as como a
0 perjudiciales para el cumplimiento de los fines la consideracin de los estados internos del or-
propios del organismo. En este sentido aluda- ganismo en la medida en que se proyectan sobre
mos a una actividad bsica y centralmente mo- el psiquismo. Dentro de esta amplia problem-
tora, a una informacin que recoge tanto los tica la programacin oficial del curso nos indica
aspectos de dicho medio como los datos interio- los fenmenos de motivacin y de voluntad, en
res y a la existencia en el interior del organismo, una clara referencia al hombre, como objeto
o de la mquina, de unos estados energticos principal de estudio; en todo caso, de acuerdo con
determinados. la metodologa seguida hasta ahora:; la considera-
(En esta lnea hemos estudiado los aspectos cin de la actividad voluntaria debe plantearse
que se refieren fundamentalmente a la recogida, a partir de un previo anlisis de aquellas acti-
almacenamiento y elaboracin de las informacio- vidades que guardan cierta semejanza con la
nes en torno al medio, sin que los aspectos re- voluntad en los niveles de vida inferiores al
ferentes a la actividad y a los estados interiores hombre.
hayan sido estudiados ms que tangencialmente,
en la medida que incidan sobre los aspectos an- Por voluntad se entiende la facultad ate-
teriores. Desde luego, debemos subrayar cmo nindonos a esta clsica terminologa de go-
cualquier consideracin que hagamos de la vida bernar nuestra propia conducta. El comporta-
psquica debe ser profundamente unitaria, aun- miento inteligente y el estrictamente voluntario
que, a efectos de metodologa organizativa, se seran caractersticos del hombre en las zonas
puede proponer el estudio aislado de dichos superiores de su actividad, reobrando sobre toda
~spectos. No podemos olvidar que los procesos la conducta humana. La voluntad definira una
Informativos mismos estn gobernados por las serie de actividades y realizaciones nuestras,
necesidades, por la finalidad que gobierna .la como individuos, de las cuales nos hacemos res-
estructura y programacin misma del organis- ponsables. A diferencia de otras acciones refle-
. , , . .
mo ~ de la mquina ciberntica. As, en ~a per- Jas, espontaneas, mecarucas o impuestas por
cepcin comprobamos que dicha recog~~a de determinismos fsicos y biolgicos, de cuya res-
datos tena un carcter selectivo, condiciona- ponsabilidad nos consideramos sustrados.
d? .la estructura tanto programtica .como an~ Esta esquemtica presentacin del concepto
tornica del viviente; y en la inteligencia se mani- de voluntad, por una parte, corresponde a nues-
festaba la esencial importancia de un momento tra experiencia cotidiana, introspectiva, y, por 111

-
'
1
1
1
1
1

'
1
de ellos: a) la decisin o eleccin entre al-
otra, parece adecuarse tambin a la historia mo ternativas que se proponen ante nuestro com-
ral y jurdica de la humanidad. Constituye la portamiento en calidad de posibilidades dis-
base de los juicios ticos que pronunciamos so- tintas, y b) la idea de impulso creador, de inicia-
bre nosotros mismos y sobre el prjimo, y tiva, que parece ligada a nuestra experiencia del
tambin posibilita los ordenamientos jurdicos, comportamiento voluntario. A partir de estos
especialmente los derechos penales, con sus aspectos se han formulado histrica ente, so-
conceptos ~u1~1\i)s par~ .J~:._~r~inadas conduc- bre todo en el dominio de la filosofa e {ee~lati-'
tas que se cons1deranrndc1vas ~ ') va, no slo diferentes definiciones de la voluntad,
sino incluso teoras que cu bren el campo psico-
En la anterior idea global de gobierno de
lgico y antropolgico, y alcanzan hasta la me-
la conducta se conjugan diferentes aspectos.
Ft1n(lamentalmente vamos a referirnos a dos tafsica, la concepcin toda de la realidad. En
este sentido, el dualismo de inteligencia y vo-
luntad, as como las relaciones entre ambas ha )

dado lugar a las diversas corrientes del intelec-


tualismo y del voluntarismo en la historia del
pensamiento filosfico.
El pe1:1samiento helnico presenta un marcado
acento 1ntelectualista, que culmina en la idea
de Sc~ates (s. v a. de C.), segn la cual la con-
d~ct~ mmoral, lo que en trminos hebreos y
cr1st1anos se designar1a , como pecado no es sino .
un error del enten d.1m1ento, '
y, en consecuencia .
el aumento de conocimiento determina autom-'
t1car_nente un comportamiento moral. El pen-
sanuento
b' moderno
. se h a caracterizado,
. en cam-
io, fi
por la existencia d e una l'inea voluntarista
man1. esta
h en much os autores (Descartes Kant '
N tetzsc e Unamu ' '
orgenes ~ d no, entre otros), aunque sus
tambin me, pue . ~ remontar al cristianismo,
hebreo y d as or1g1na
rtamente al pensamiento
a urante 1 Ed d .
tarismo hab ,
r1a encontr d 0
Media este volun-
.
gunos pensadores su expresin en al-
Para Scrates, principal exponente del intelectu 1 1308), cuyas .. como Duns Scoto ( 1266-
~ ismo, el error
moral. <> pecado, no es sino un error del ente n d'1m1ento. lismo de raz p~sici~nes se oponen al intelectua-
gr1ega e Santo Toms (1224-1274).
1
1
1
1
1
1
1

As, la polmica intelectualismo-voluntarismo


el contrario debe conducir a un aumento de
llena buena parte de las pginas de la historia
nuestra con~iencia crtica, a una mayor objeti-
filosfica. La concepcin propia de Schopenhauer
vidad, que trascienda y supere los condjciona-
(17 88-1 860),, del <<mundo .como voluntad>> con-
mientos de los distintos intereses. TaJ es la fun-
duce esta lmea voluntar1sta hasta sus ltimos
cin del marxismo, en su crtica de las ideologas,
resultados metafsicos. Aunque no podemos en-
que aspira a ganar zonas de mayor objetividad y
trar en el desarrollo del mundo de ideas que universalidad histrica.
aqu aparece a debate, s es necesario sealar de
qu manera a travs del <<voluntarismo>> se ha
abierto paso la visin de la voluntad como im-
pulso, energa primordial, como querer puro,
anterior a toda definicin de objetivos.
El intelectualismo atiende, en su comprensin
de la voluntad, a la actividad electiva de sta
entre objetivos que se encuentran ya propuestos.
Llevando las cosas a su lmite mximo, entiende
que la clarificacin de dichos objetivos es su-
ficiente para determinar las lneas de nuestra
accin disolvindose as la voluntad en el cono-
'
cimiento. En cambio, las corrientes voluntaris-
tas subrayan la iniciativa creadora de la volun-
tad, hasta convertirla, en sus casos extremos, en
un poder ciego.
Finalmente recordemos la crtica de los pro-
cesos intelec;uales (desarrollada en la l~ccin
anterior) como justificacin racional de intere-
ses colectivos o individuales, en muchas oca-
siones inconscientes, en cuanto guarda tambin
relacin con la problemtica intelecto-:olunta~.
La posibilidad de descubrir los mecanismo~ ~a
sicos (por ejemplo, una voluntad de ?~minio)
que condicionan las construcciones teoricas, en
un momento determinado no s1gn1 fi ca qu e esta
, deba desembocar en
critica ' la aceptacio "n de la
irracionalidad de tales mecanismos como punto Retrato de Schopenhauer, uno de los principales representantes
de partida para construir nuestro mundo. Por del voluntaiismo.
113
i
,-
,:,___
~_..1._..,_......:: ----.---------~__.-----'
....... . __...


1
1
1

'
1
1
y sabio, en tanto que el injusto aparece como
-Y en cuanto a cualquier conocimiento o
ignorancia, te parece a ti que el que es entendido ignorante y malo.
desea obtener ventaja sobre otro que tambin
es entendido, bien en hechos o en palabras, PLATN (428 -348 a. de C.) <<La Repblica. En
Obras Completas. Trad . del griego por Mara
o aspira tan slo a lo mismo que su semejante
Arauja y otros, Ed . Aguilar, Madrid, 1966, p.
en la misma accin? ginas 692 - 693.
-Posiblemente resulte necesario - dijo - que
esto sea as1.'
-Qu diremos del no entendido? No desea
de igual rnodo obtener ventaja sobre el entendido Cul es la realidad ntima, la realidad real,
como sobre el no entendido? la realidad eterna, la realidad potica o creativa
-Quiz. de un hombre? Sea hombre de carne y hueso
-Pero el entendido es sabio? o sea de lo que llamamos de ficcin, que es
-Claro que s. igual. Porque don Quijote es tan real como
-Y el sabio es bueno? Cervantes; Hamlet o Macbeth tanto como Sha-
-S. kespeare, y mi Augusto Prez tena acaso sus
-Por consiguiente, el hombre bueno y sabio razones al decirme, como me dijo vase mi no-
no desear obtener ventaja sobre su semejante, vela (y tan novela!) Niebla , que tal vez no
sino sobre su desemejante y contrario. fuese yo sino un pretexto para que su historia
-As parece -dijo. y la de otros incluso la ma misma, lleguen al
-Mas el hombre malo e ignorante anhelar
mundo.
obtenerla sobre su semejante y contrario.
Y 'digo que, adems del que uno es para Dios
-No creo que ofrezca duda.
-si para Dios es uno alguien- y del que es
-Y no decas t tambin, Trasmaco -dije
yo -, que el injusto desea obtener ventaja sobre para los otros y del que se cree ser, hay el que
el qu e es desemejante y semejante a l? quisiera ser. Y que ste, el que uno quiere ser,
-Si. es en l, en su seno, el creador, y es el real
-Y, en cambio, que el justo querr obtener de verdad. Y por el que hayamos querido ser,
ventaja tan slo sobre su desemejante y no sobre no por el que hayamos sido, nos salvaremos o
su semejante? perderemos. Dios le premiar o castigar a uno
- S . a que sea por toda la eternidad lo que quiso ser.
- El justo, pues -afirm yo-, se parece al ~hora que hay quien quiere ser y quien
sabio y al bueno, mientras que el injusto imita quiere no ser, y lo mismo en hombres reales
al malo y al ignorante. , encarnados en carne y hueso que en hombres

-Nada hay que objetar. reales encarnados en ficcin novel esca o nivo-
-Pero hemos convenido ya que cada uno lesca. Hay hroes. del querer no ser, de la voluntad.
es como aquel al que se parece.
- S, en eso hemos quedado. M I GUEL DE UNAMUNO: Tres novelas ejemplares
Y un prlogo>>, en Obras Completas, 11 Nove/as,
- Por tanto, el justo se presenta como bueno
Ed. Escelicer, Madrid, 1967, pgs. 972-973.
'
''. '\
\
'
'
-,
.
\

cesi~ades interiores. En dicho recorrido explo-


ratorio surgen determinadas informaciones es-
tmulos, que son relevantes para la satisfac~in
de sus necesidades. Las informaciones se con-

vierten entonces en seales estimuladoras
(vase pg. 50). La recepcin de tales seales
Cle~encadena unas secuencias de comporta-
miento que se encuentran instintivamente pro-
gram~das, es decir, que se producen segn pau-
tas guiadas por programas de conducta comunes
a u~a. especie, uniformes en sta y transmitidas
genettcamente. A medida que se van desarro-
VOUCln .. llando, se sucede la aparicin de nuevas sea-
les estimuladoras, hasta que se llega finalmente
a una satisfaccin plena de necesidades repro-
ductoras, de alimento, etc .
.El modelo que. acabamos de describir (ejem-
plificado en lecciones anteriores con el com-
p.ortamiento de los peces gastersteos) presenta,
sin embargo, una situacin lmite, que en la
mis?1a vida animal va siendo desbordada, pro-
E~ concepto de voluntad puede esclarecerse ducindose el proceso de liberacin de la ac-
analizando la gnesis del comportamiento que tividad, que desembocar en la conducta volun-
cor.r~sponde a este concepto a travs de la evo- taria del hombre. Ocurre, en efecto, que los
luc1on y su lugar en la economa biolgica del seres vivos no suelen nacer con estas estructuras
de comportamiento totalmente acabadas, defi-
hombre. La actividad voluntaria nos aparece
nitivamente perfiladas, rgidas, sino con deter-
como el resultado de un desbloqueo creciente
minados grados de apertura. Entonces, sobre
de. los determinismos que caracterizan la vida
ellas se instalan determinaciones posteriores que
animal, en sus formas ms tpicas y originarias.
han sido designadas con el nombre de troque-
Co~o tales, podemos considerar a las conductas
lado o acuamiento. Por ejemplo, segn el
~1males guiadas por un determinismo ins- etlogo Lorenz, los patos nacen con una ten-
tinttvo.

En esos casos se manifiesta el s1gu1ente dencia a seguir a su madre que es transferida a
esquema: los rganos informativos del animal otros objetos, acostumbrndose de esta manera,
sotneten el medio exterior a una actividad ex- desde su nacimiento, a perseguir a los cuerpos
plorato.ria, encontrndose, por otra parte, el en movimiento que les rodean; trasladan enton-
orgarusmo
d 115
animal guiado por una serie e ne-
1
1
1
1
1

ces a seres humanos, o a realidades animadas constituye un aprendizaje, es deci.r, unas pautas
de cualquier ndole, esta tendencia que en prin- de conducta individuales que enriquecen y mo-
cipio va dirigida hacia la madre; as adquieren dulan las pautas de conducta de una especie
pautas de comportamiento que ya son estric- determinada.
tamente individuales.
Este fenmeno del troquelado es extraordina- En los animales superiores, especialmente
riamente importante y nos revela: a) una cierta en los mamferos, esta incompletitud en el mo-
apertura de los mecanismos de comporta- mento de nacer, y, por ende, esta apertura de su

miento en el momento del nacimiento del vi- conducta, tiene una importancia creciente, de
viente, y b) cmo, arrancando de dicha apertura, manera que el fenmeno del adiestramiento, por
se instituye un determinismo que tiene ya, sin el contacto con los progenitores, va desplazan-
embargo, un carcter individual, educativo, do a la funcin que tenan las formas rgidas
que no es constante en todos los individuos de de comportamiento instintivo. En el caso del
la especie. Adems, hemos aludido en las leccio- nio tenemos un salto cualitativo que determina
nes anteriores a los fenmenos de condiciona- una realidad nueva, ligada adems a toda la es-
miento del comportamiento a travs de reflejos tructura anatmica del individuo, al desarrollo
condicionados. Mediante estos mecanismos se del cerebro y a la liberacin de la mano. As, el
hombre se encuentra <<condenad o a la libertad>>.
Esta expresin existencialista * n o hace sino re-
flejar una estricta situacin biolgica.
La vida humana no consiste ya en realizar
un programa especfico, sino en decidirse a s
misma, en construir un proyecto vital, en auto-
programarse. Las estructuras biolgicas nos
han llevad o a este proceso de liberacin, en el
que el hombre tien e que autoprogramar su vida.
La inten sidad de este problema se hace especial-
mente .clara si tenemos en cuenta que un servo-
mecanismo puede estar programado de tal ma-
nera que tenga que tomar decisiones en determi-
nados momentos. Pero la conducta voluntaria
humana reside no solamente en decidir de modo
inmediato a partir de unas normas previas, sino
e? algo mucho ms grave y radical: en la nece-
El famoso investigador Lorenz seguido por un grupo de patos en sidad de optar, de escoger las normas mismas,
el curso de uno de sus experimentos.
de levantar un programa de conducta humana.
este apremio responde la construccin de los proyecto o un programa que debe gobernar
digos morales y jurdicos por parte del hom- nuestra vida, su realizacin se encuentra ante
bre. Tambin, el forjado de las diferentes tc- peculiares dificultades. No pensamos simplemen-
nicas para el dominio de la naturaleza y para el te en los obstculos exteriores que pueden surgir,
control de nuestra propia corporalidad. Es de- y que tratara de resolver una decisin tcnica,
cir, el hombre tiene que construir su propia sino en el conflicto interior que se instala en
cultura, como sistema de normas para gobernar el hombre, constituyendo uno de los aspectos
su prctica y como esquema de recursos ante ms caractersticos del drama humano. Kant
la naturaleza exterior y su propia realidad bio- (1724-1804), recogiendo una larga tradicin, se-
lgica, convertida en un dato ms que debe ser al el conflicto entre deber e inclinacin. La
reorganizado. experiencia moral del hombre, salvando casos
En el animal existe un repertorio de necesida- como el intelectualismo socrtico aludido ante-
des, que se constituyen en los fines ltimos de riormente, ha presentado nuestra existencia como
su comportamiento. En el hombre este concepto una lucha entre la realizacin de las virtudes
de necesidad se hace doblemente problemtico: a que los ideales o cdigos morales nos llevan
a) es capaz como ya hemos indicado-, de y las tendencias espontneas de nuestra propia
crearse necesidades nuevas; a veces gravemen- realidad. Puede un hombre proponerse como
te antivitales, como pueden ser los vicios; otras, norma de su vida la realizacin de un trabajo
profundamente enriquecedoras de nuestra vida; creativo, pero tendr que combatir la inercia,
b) y es capaz, tambin, de suspender sus nece- vencer su pereza, que obstaculiza la ejecucin
sidades inmediatas como ocurre con el asee- de dicho trabajo. Puede proponerse un hombre
. ' la realizacin de un ideal poltico: para ser con-
t1smo o, en situaciones lmite, con el hombre
que inmola su vida, que sacrifica el instinto mis- secuente tendr que superar en muchas ocasio-
mo de conservacin en nombre de valores que nes el miedo, la fatiga, la tortura a que le so-
le parecen ms altos o que estima como superio- metern los enemigos de dicho programa.
res a su existencia puramente fsica. En este sentido, tanto la conciencia individual
como el juicio colectivo nos gratifican o nos
Trascender el instinto de conservacin es, sin condenan por nuestra conducta. Por otra parte,
du~a, el nivel ms profundo de libertad de la la Psicologa se propone averiguar el porqu
existencia humana al cual nos ha arrojado nues- de tal xito o fracaso, a travs de la intensidad
tra situacin biol~ica. Pero an surgen ulterio- de las motivaciones, mientras la Pedagoga trata
res problemas. de prepararnos
, .para la conducta que considera-
Aceptado un cdigo de normas, es decir, un mos como optima.
1

117
''
1

1
1
1
1
1
1

' naciones d e sonid os y retiene 1,a.s ms conformes


Segn se ha comprobado en muchas especi es
de este grupo (las aves canoras) , el pjaro joven con las pautas acst icas espec1f1cas q.ue. <<rondan
or su cerebro>>. El tmido canto prel1m1nar, que
e inexperto debe escuchar el canto de un con - p d . 1 .
gnere adulto para poder desarrollar una voz nuestros ornitlogos es1gnan con e sugestivo
normal en todas sus facetas. Asimismo ( .. .) se trmino <<poetizar>>, tiene el carcter de una
evidenci el hecho sorprendente de que ciertos ejecucin exploratoria.
pjaros, como el pinzn real, slo aprenden de
muy concretos individuos con los cuales man - KONRAD LORENz :
#

La otra cara del espejo. Ensayo


tienen relaciones sociales igualmente concretas para una historia natural del saber humano. Trad.
y estrechas. Segn se averigu tambin, los de Manuel Vzquez, Ed. Plazf y Jans, Barcelo
pjaros jvenes de muchas especies que nece- na, 1973, pgs. 113-114.
sitan aprender con la imitacin eligen como mo-

delo cierta modalidad de canto, aunque oigan
muchas voces canoras y aunque la elegida no
sea la ms sonora y llamativa de sus congneres.
Osear Heinroth observ que los pjaros jvenes El deber es la necesidad de una accin por
de estas especies criados en absoluto aisla- respeto a la ley. Hacia el objeto como efecto
miento y cuyos ensayos vocales requieren el de la accin que me propongo puedo, desde
'
modelo de algn congnere, conseguian 1m1tar
. .
luego, sentir una inclinacin pero nunca respeto,
tras laboriosas pruebas unos trinos muy simi- puesto que se trata de un efecto y no de la
lares a los de la propia especie. Heinroth
. . barrunt
., actividad de una voluntad. Igualmente, no puedo
con ello la presencia de una <<auto1m1tac1on>>. tener respeto para la inclinacin en general, sea
sta la ma propia o la de algn otro; puedo a
Todas estas manifestaciones encuentran una lo sumo aceptarla en el primer caso; en el se
explicacin en los descubr!mie.~tos de K?nishi. gu ndo, a ve_es, incluso amarla, es decir, co~
Los pjaros a los cuales 1nut1l1zaba el organo siderarla favorablemente a mi propia ventaJ:
auditivo en su primera juventud entonaban al Solamente aquello que se halla ligado a mi
alcanzar la edad adulta un canto compuesto voluntad, simplemente como base pero nunca
ms bien por ruidos que por tonos y desprovisto como efecto, aquello que no sirve a mi inclina
de toda estructura. Lo mismo ocurri con aquellas cin, si no que prevalece sobre ella, o al menos
especies cuyos individuos lanzaban trinos fcil- aquello que al ser considerado decide la elec
mente reconocibles cuando los aislaba en c- cin por completo, por tanto, la mera ley. por
maras insonoras. De ello se infiere una conclu- s, puede ser objeto de respeto y, por consiguien
sin pasmosa pero irrefutable: que el pjaro te, constituir un mandamiento. Pues bien, una
inexperto posee un modelo receptor -Konishi , de
acc1on por deber ha de excluir la influencia
lo denomina <<auditory template>>- del canto que
la inclinacin y con ella todo objeto de la v~
caracteriza a su especie. En su canturreo ten- P.
luntad, de modo que no queda para la volun.ta .:
tativo, et pjaro, a semejanza de la balbuceante
nada que pueda determinarla ms que, obJeti
criatura humana, ensaya las ms diversas combi-
vamente, la ley y, subjetivamente, el respeto
1
1
1
1
1
1
1
puro hacia esta ley prctica, por lo tanto la
mxima de obe~ecer una ley semejante, aun
euando . ello requiera la frustracin de todas mis
inclinaciones.

KANT: Cimentacin para la metaflsica de fas cos .


tumbres. Trad . de Carlos Martn Ramfrez, Ed.
Aguilar, Madrid, 1973 4 , pgs. 69- 70.

re

Si hasta ahora hemos descrito el recorrido


que nos lleva desde los determinismos instin-
tivos ms rgidos hasta la situacin de libertad
humana, en adelante podemos sealar cmo el
desarrollo de la teora de las motivaciones trata
de avanzar por una va inversa. Es decir, par-
tiendo de la experiencia cotidiana e histrica
del comportamiento del hombre designado como
voluntario, intenta deducir la diversidad de con-
ductas a partir de determinados conceptos y
esquemas. Se trata de una pretensin connatural
al espritu de la ciencia (la inteligencia pretende
- explicar), que procura esclarecer las causas de
Para consegurr. sus ideale.; la independencia d e 1a 1n di ..,,
-:a Gandhi
. los fenmenos, no reducindose a un mero r-
no dud'0 en recurrir al ayui'o,
' b
a la huelga de ham re Y
a una vida
deascet gistro de hechos. 11
isrno Y de privaciones.
'
1
1
1
1
1
1

Se entiende por Psicologa de la motiva- del individuo y de la especie. En esta lnea, la


cin el conjunto de teoras referentes a la di- etologa animal y humana recorrer, en nues-
reccin de la conducta. Esta <<direccin de la tra poca, las posibilidades comparativas de
conducta>> significa la eleccin entre varias ac- ambos modos de proceder, el estrictamente hu-
tividades posibles, la intensidad con que se mano y el de los animales.
dedica a cada una de ellas el sujeto, as como la El movimiento psicoanaltico, desde su fun-
persistencia y el cambio de dichas actividades. dacin por Sigmund Freud (1856-1939), sig-
Tales aspectos pueden proponerse tanto en el nificar una aportacin decisiva al estudio de
estudio de un comportamiento individual como las motivaciones que gobiernan nuestra con-
en el de un grupo o en el del hombre a travs ducta. Con una ambicin explicativa, hasta el
de toda la historia, y tambin son extensibles momento desconocida, abordar el intento de
al anlisis de la conducta animal. comprender comportamientos neurticos, arran-
cando de la histeria*, cu ya enigmaticidad haba
El desarrollo de la Psicologa de la motiva- desconcertado a los pensadores. Para hacerlos
cin ha pretendido conferir un status rigurosa- inteligibles, el psicoanlisis recurrir a la im-
mente cientfico a las clsicas reflexiones, fun- portancia de motivaciones que escapan a nues-
damentalmente filosficas y literarias, en tomo al tra conciencia. Descubre todo el mundo del
gobierno de la conducta humana. Constituye inconsciente y seala, tambin, el valor decisivo
un sector de la psicologa que ha tenido un de- que tienen los primeros aos de nuestra vida,
sarrollo creciente en nuestro siglo, desde los con su problemtica y sus traumatismos pecu-
trabajos de Clark Hull, Lewin y Tolman, y liares.
que se ha desarrollado experimentalmente en Desde sus primeros trabajos clnicos sobre la
torno a los problemas del aprendizaje y su re- etiologa* de la histeria ir Freud enriqueciendo
fuerzo* motivador. En los ltimos tiempos ha ~os horizontes de sus concepciones, hasta dibu-
sido impulsado por los problemas de la psico- Jar toda una teora del hombre y de la sociedad.
loga de la publicidad y la propaganda. Sin em- Tal ~~orfa ser ampliamente discutida por todo
bargo, ya en el siglo x1x podemos sealar la un ~Jerc1to de continuadores, que no solamente
presencia de orientaciones decisivas para la g- rev1sa~n las doctrinas freudianas, sino que ela-
nesis de la psicologa de la motivacin. boraran nuevos sistemas en el interior del am-
Al tratar de explicar de una manera cientfica plio. movimiento originado. Entre las hetero-
la realidad antropolgica por los mecanismos
doxtas ya clsicas figuran las de Adler y Jung
de evolucin, introdbce el darwinismo* una po-
. El. gran problema que nos plantea un intento
sibilidad racionalizadora de todo el compor-
1lum1nador
, de la conducta humana es el de su
tamiento humano. Incorpora la idea de la con-
caracte~ ~an frecuentemente irracional. A pesar
ducta como subordinada a las necesidades del
de la vteJa definicin del hombre como animal
organismo, concretamente a la conservacin
racional, el testimonio de nuestra historia est

..



1
r
J
1
r
1
1

marcado por aspectos que sealan una tremenda tes aspectos de la conducta electiva y su interna
frustrante, muchas veces suicida, conducta irra~ . .,
organ1zac1on.
cional de la ~uma~idad. Lo muestra el espec- El primero de estos aspectos supone una teo-
tculo de la v1olenc1a a lo largo de la historia ra de las necesidades humanas que, en el
tanto la violencia del asesinato individual, com animal, se encuentran fundamentalmente fijadas
la de las guerras colectivas entre distintos grupos por su organizacin biolgica y responden a un
tnicos o de clase, as como el espectculo de la esquema bsico: la conservacin del individuo
explotacin. En el terreno de comportamientos y de la especie. En el caso del hombre, estos im-
ms individuales se manifiesta en la presencia pulsos biolgicos y sus caractersticas instin-
de fenmenos como el masoquismo, el suici- tivas se convierten en pulsiones abiertas a ulte-
dio, la bsqueda del dolor. Deca Berdiaeff ( 1874- rior determinacin, pero, adems, aparece todo
1948) que los personajes de Dostoyevsky refu- un mundo de necesidades nuevas, que se pueden
tan todas las concepciones simplificadoramente designar como culturales, siguiendo la termino-
hedonistas, pues se detecta en ellos no el afn loga convencional. Entre ambos aspectos existe
de placer, sino de sufrimiento. En nuestra lite- una profunda interaccin, ya que, por una parte,
ratura la figura de Don Quijote expresa y sim- la cultura tiene, como hemos subrayado, un
boliza una modalidad de accin humana cons- sentido biolgico y, por otra, toda la biologa
tantemente abocada al fracaso. humana se encuentra culturalizada profunda-
mente. En este sentido, apenas resulta necesario
Estos hechos testimoniales bsicos revelan la recordar el modo tan variado como el hombre,
dificultad de una teora satisfactoria del compr- a travs de la historia, satisface su necesidad
tamiento humano y sus motivaciones. Y en ra- nutritiva y la conversin de sta en todo un
zn a este espectaculo de la violencia, Freud, arte, o las modalidades de desarrollo tan diver-
que haba partido de un esquema fundamental- sas a que da lugar el instinto de proteccin de la
mente hedonista (la bsqueda del placer como cra. En el terreno de la sexualidad, la compleji-
incentivo bsico del comportamiento humano), dad del mundo levantado por el hombre resulta
no menos notoria que en los casos anteriores.
introdujo el principio tantico, el instinto de
muerte o de destruccin, como otro ~omponente
Se han elaborado catlogos muy varios de
motivador de nuestra conducta.
las necesidades humanas, desde la primera y
radical que sigue al parto, la respiratoria, hasta
La teora de la motivacin cubre varios obje-
. , f ndo se pretende las que parecen tener un carcter ms personal,
tivos. En el terreno mas pro u como la de autorrealizacin, de encuentro y plas-
la detectacin de las causas ltimas de nuestro
macin de la propia identidad; pasando, por
comportamiento. Por otra parte, Y en un terreno ejemplo, por la voluntad de poder, tan Jecisiva
tns inmediato trata de organizar el esqu~ma de en el sistema de Adler. 121
nuestros meca:Usmos conductuales, los diferen-
. - --.--.- ----- - - -
1
1
1
1
1
1
1

Interesa advertir, una vez ms, la incidencia l~s evidente guc todo el mundo de nuestro
de nuestra cultura sobre todos estos esquemas de comportamiento se encuentra reinformado, rees-
necesidades, incluso sobre aquellas que parecen tructurado, a travs de la cultura y las situacio-
, . .
mas pr1mar1as, como en el caso de la respiracin. nes mltiples que sta confiere a la existencia
Pues, aunque a veces se ha expresado la idea de humana. Ello no impide el intento de catalogar
que la necesidad respiratoria en el hombre no un repertorio de necesidades biolgicas en e]
da-ra lugar a comportamientos complejos, mo- hombre, que seran bsicas y comunes a toda
tivacionales, hemos asistido, sin embargo, al cultura. Aunque tales pretensiones de estable-
desarrollo de tcnicas respiratorias (recordemos cer una taxonoma*, es decir, una enumeracin
el yoga); y la complejidad y ambicin de nuestra y clasificacin de las necesidades humanas, son
cultura, al tratar de ganar nuevos habitats, nue- manifiestamente mltiples, dada la complejidad
vos medios para el hombre, ha construido toda de nuestro comportamiento y las profundas in-
una serie de artefactos tcnicos que le permitan teracciones entre el sustrato biolgico y las for-
respirar en condiciones desacostumbradas, en mas culturales.
las profundidades marinas, las alturas de la at-
msfera, en el espacio sideral. Podemos apreciar distintos criterios para cla-
sificar nuestras necesidades, segn que stas
sean, por ejemplo, fundamentalmente innatas,
como en el caso ms elemental, la respiracin,
el alimento; o bien necesidades adquiridas, ya
por un proceso individual (formacin de h-
bitos que pueden tener un carcter mu y apre-
miante, como es el caso de fumar o de ingerir
drogas en ciertos individuos), o social (necesi-
dad de destacar dentro de una civilizacin com-
petitiva). Se pueden tambin utilizar otros cri-
t~rios: el fisiolgico (por ejemplo, necesidades
ligadas a la alimentacin), el enmarcamiento en
el entorno
. , social (necesidades de asociacin, de
acepta.c1on por el grupo, que tambin se da en
los animales sociales) o, por ltimo, las estricta-
n:iente personales (encuentro de la propia iden-
tidad, descubrimiento de una vocacin vital).
Hasta las necesidades humanas ms bsicas, como la de respirar
estn sujetas a la modelacin de los distintos esquemas culturale~
y al influjo de la tcnica. El anlisis de las necesidades humanas no se
En la ilustracin, un hombre haciendo yoga. 1
reduce a la elaboracin de taxonomas. Desde

1
1

'
1
1
1
1
-
0
tra perspectiva se plantea el problema del modo tlamo*, segn ciertas investigaciones, desinhi-
nque actan fisiolgicamente sobre nuestro bira la accin de stos sobre los centros de l ham -
e A
comportamiento. esta preocupacin ha tra- bre, desencadenando, en consecuencja, Ja ac-
tado de responder la doctrina de la homesta- tividad de los ltimos y produciendo la se!lsa-
sis, desde que este concepto, basndose en ideas cin consiguiente de necesidad alimenticia . En
anteriores, de Claude Bernard ( I 8 I 3-1878), so- trminos similares podramos hablar, por ejem-
bre el medio interior, fue desarrollado por W. plo, de la influencia de las hormonas sobre la
M. Cannon en los aos treinta de nuestro siglo. actividad sexual.
El concepto de homestasis subraya la idea La ruptura de equilibrios internos, bioqumi-
de equilibrio interno como esencial para la vida. cos, fsicos (por ejemplo, trmicos), actuara so-
El mecanismo fundamental por el que se pon- bre nuestro encfalo, entendido como computa-
dra en marcha una necesidad consistira en la dor de un homestato (es decir, de un aparato
ruptura de este equilibrio interno. Por ejemplo, qu e ha de mantenerse en equilibrio), para in-
el descenso del nivel de g lucosa en la sangre, ducir en ste las rdenes o los programas deter-
actuando sobre los centros de la sacredad o de minados a la resolucin de desequilibrio. Ten-
la satisfaccin alimenticia que existen en el h ipo- dramos el siguiente esquema:

Equilibrio o
satisfaccin

Ruptura del Acciones encam1nadas a


equilibrio restablecer el equilibrio

Activacin de

un programa

-, crear; pero, po r otra parte, nos encon t ram os


Esta teora homeosttica d e la m o tivacio n no con fenmenos d e autonoma; po r ejemplo, la
ha dejado de ser sometida a algunas crtica.s, aparici n d e sens~ciones pla~enter~s o doloras.as
ltldependientemen te d e su v alidez p arcial . .sm no siempre va unida al func1onam1ento del mis-
duda, el modelo d e comportamiento anterior- mo modelo. En efecto, segn una larga tradici n
tnente presentad o tiene
. ,
un caracter fundamental- . ,
que se remonta a la filoso fta ep1curea * e1 mo- 123
tnente inercial , se trata de conservar ms que de
'
.. . ' .


que dibujan el principio de la realidad. A
tivo fundamental de la conducta humana es la
bsqueda del placer (en sentido de actividad, este impulso de placer correspo~de 1~ ~dea freu-
diana de la libido como energia basica deter-
frente a la permanencia en estado de equilibrio)

y, complementariamente, la evitacin del dolor. minante de nuestro comportamiento; sin em-


El hombre busca en su comportamiento coti- bargo, Freud descubri que el. compor~amiento
diano aquello que le gratifica, y pretende ob- humano es mucho ms compleJO y en cierta me-
tener por va racional una vida placentera, lo dida irracional, teniendo que inscribir la tenden-
que en una conducta controlada puede conducir cia de muerte, el instinto tantico, segn vea-
a la necesidad de sacrificar placeres inmediatos mos, el impulso de destruccin, entre las pulsio-
en nombre de la totalidad satisfactoria de nues- nes o las fuerzas fundamentales que gobiernan
tra existencia. Desde otra perspectiva, la inves- el comportamiento.
tigacin neurofisiolgica ha detectado la exis- El intento global de deducir nuestra con-
tencia de un centro del placer en la parte ducta a partir de algunas pulsiones primarias
anterior del hipotlamo, as como la de un cen- ha dado lugar a una serie de sistemas distintos
tro de dolor, o de las sensaciones reversivas, en el pensamiento antropolgico de nuestra po-
en la parte posterior del mismo. Estos conceptos ca. Adler, discpulo de Freud, pretendi sus-
de <<centro>> deben ser entendidos de una manera tituir la libido freudiana por la voluntad de
no mecanicista, no elementalmente topogrfica, poder del hombre, desplazando el centro mo-
sino como zonas que influyen en procesos glo- tivador bsico de nuestro comportamiento desde
bales. Tales investigaciones revelan una cierta la biologa de lo placentero hacia el mundo de la
autonoma, ligada a este substrato neurofisio- sociabilidad.
lgico, que podra gobernar nuestro comporta- ?n las ~lti:rias dcadas se ha producido un am-
miento de una manera ms activa que los pro- plio mov1m1ento, que ha trascendido los inten-
cesos anteriormente sealados, de homestasis tos d~ ~omprensin de nuestra conducta por de-
o de equilibrio interno del organismo. Estos term1n1smos biolgicos, hacia una visin ms
procesos dirigiran nuestro comportamiento fun- personalista del desarrollo de nuestra vida. Esta
damentalmente a travs de su repercusin sobre

s~ en~?ntrara guiada por una voluntad de rea- l


centros enceflicos, pero no de una manera di-
,, l~zacton personal, al menos en los casos p-
recta y autonoma. J
timos, en los momentos en que podemos hablar (
de .una existencia autnticamente humana. Tanto e
El psicoanlisis de Freud, como ya se ha
Ebrich Fromm, con su importante y difunruda a
sealado, insisti en el principio del placer
o ra como Car! R R . .d
en la bsqueda del placer como motivacin fun: E k' H . ogers, o en cierta med1 a e
damental de la existencia humana, aunque sta ri ,, Erikson Y tambin Maslow, se encon- t
trar1an en esta lnea d. ,, . d.
entraba ulteriormente en conflicto con las limi- d ' cuya manuca fue prelu 1a- a
taciones de nuestras posibilidades placenteras, a .en algu.nos aspectos por Carl G. Jung (psi- s
quiatra SUIZO ' I 8 75-19 6 1 ) . A la imagen
. d
he o- a
1
1
1
1
1

oista y agresiva que domina en las ideas freudia-


'
1
1

nas se contrapone una concepcin del ser huma- la publicidad corresponde a este momento de
o que se encuentra a s mismo en las t nuestro funcionamiento econmico y disea una
n' . a reas
creativas, en la cooperacin con sus congne figura humana eminentemente gregaria, carente
. ., res, ~e personalidad y voluntad propjas. En otro sen-
en el amor. E. sta v1s1on optimista no resultara
tido, s~ trata de manipular la opinin pblica
mantenible sin una crtica de nuestra histor
yde la sociedad actual; tal crtica es desarrolla~: a . ,traves .de los grandes med1os de comunjca-
c1on social, especialmente para conseguir unas
en Erich Fromm, a travs de un humanismo masas fcilmente gobernables. Y en una fase ul-
marxista, el cual se opone, al igual que Herbert terior, en presencia de fenmenos de resisten-
Marcuse, a las realizaciones burocrticas del cia, dicha sociedad instrumenta recursos ya ms
marxismo en nuestra historia. claramente brutales, a travs de drogas o de tra-
La vocacin del hombre individual y colecti- tamientos psicolgicos sobre reclusos, que tratan
vo reside, segn estos pensadores, frente al de- de doblegar la libre personalidad de los sujetos
sarrollo de los mecanismos de control, en un pro- inadaptados, presentndose como una psicote-
ceso de liberacin. Como han subrayado Cofer rapia. En pases mu y desarrollados se han utili-
yAppley, esta nueva orientacin supone en rea- zado estas tcnicas en el ambiente carcelario o
lidad una ruptura con gran parte de la teora psiquitrico, segn ha sido denunciado en los
psicolgica motivacional, ya que se trata de es- ltimos tiempos, a pesar de las confesiones de-
capar a los determinismos manipulantes, y, como mocrticas y de libertad que las Constituciones
indica Rogers, la conducta de la persona autorrea- de prcticamente todos los pases manifiestan
lizada es en gran parte imprevisible, debido pre- ostensiblemente.
Estos aspectos corresponden a las dimensio-
cisamente a su singularidad personal.
nes ms negativas de una teora de la, moti,racin,
De estas consideraciones se suscita el proble- , .
pero, sin emb~rgo, no representa e~ta su u~ic~
ma referente al contexto histrico, social e
utilizacin posible. Tambien es factible servirse
ideolgico en que han surgido las teoras de del conocimiento de nuestros mecanismos con-
la motivacin. Es evidente que vivimos e~ ductuales, justamente para coadyuvar al proceso
una sociedad neocapitalista en alto grado mani- de libertad responsable en el hombre. Tal es el
puladora. As se manifiesta en el marco del fun- caso de una psicoterapia o de una pedagoga
cionamiento econmico de nuestra colectivi- correctamente dirigidas. Como en otros casos,
dad. Esta, por su lgica interna, se ve obligada 1 conocimiento que el hombre posee, ya sea
crear necesidades de consumo para sostener e b la naturaleza, ya sobre l mismo, puede
so re . d .
el mercado. Tales necesidades son profunda- quecido como una potencia estruct1va
ser enrl d
mente artificiosas con frecuencia, forzand? la acidad enriquecedora y liberadora e
0 una cap . ., d h
adquisicin de productos que deben deter1~rar nuestra h 1s
. tori a
'
segn la direcc1on
,.
que a ic as
se , 1 ces1dad
rap1damente con objeto de que
adn,uis1t1va
d 1

ne
ndo de
fuerzas 1
mprima el poder pol1t1co. 125

se reproduzca. To o e mu
1
1
1
1
1
1
1
1
ncorporadas a todas las culturas
Secuencias vitales permanentes l

Satisfaccin
Impulso Acto
Eliminacin de C0 2 en los tejidos
Deseo de respirar: boqueadas Aspiracin de oxgeno

1ngestin de alimentos Saciedad


Hambre Extincin de la sed
Sed Absorcin de lquido
Detumescencia
Apetito sexual Cpula
Recuperacin de la energa
Cansancio Descanso
muscular y nerviosa
Satisfaccin del cansancio
Inquietud Actividad
Despertar con renovada energa
Somnolencia Sueo
Miccin Desaparicin de la tensin
Presin de la vejiga
Defecacin Relajacin abdominal
Presin del colon
Huida del peligro Relajacin
Miedo
Evitacin del mismo me- Retorno al estado norma l
Dolor
diante acto eficaz

B. MALIN OWSKI: A Scientific Theory of Culture and Other Essays, Chapel Hill, University of North Carolina Press, 1944. To-
2
rnado de ASH LEY M oNTAGu: La direccin del desarrollo humano, Ed. Tecnos, M adrid, 1969 .

El concepto del hombre que surge de la teora como su mortal contrapart.ida: el instinto de la
freudiana es la acusacin ms irrefutable contra muerte. Sus fuerzas destructivas provienen de

la civilizacin occidental - y al rnismo tiempo, hec ho de que aspira a una satisfaccin que la
es la ms firme defensa de esta civilizacin -. cultura no puede permitir: la gratificacin como
De acuerdo con Freud , la historia del hombre tal, como un fin en s misma, en cualquier mo
es la historia de su represin . La cultura restringe mento. Por tanto, los instintos deben ser des
no slo su existencia social, sino tambin la viadas de su meta inhibidos en sus miras. La
I '

biolgica, no slo partes del ser humano, sino civilizacin empieza cuando el objetivo primario l
su estructura instintiva en s misma . Sin embargo, - o sea, la satisfaccin integral de las necesi
l
tal restriccin es la precondicin esencial del dades- es efectivamente abandonado. 1

progreso. Dejados en libertad para perseguir sus
J
objetivos naturales, los instintos bsicos del
1
hombre seran incompatibles con toda asocia- , Trad d>
HERBERT Eros y c1vi/1zac1on.
MARCUSE : '10
cin y preservacin duradera: destruiran inclusive Juan Garca Ponce, Ed. Seix Barral, Barce
lo que unen . El Eros incontrolado es tan fatal na, 1968.
(
1
1
1
1
'
''
1

LA ESTRUCTURA rrollo de estas actividades, nos percata-


DE LA ACTIVIDAD HUMANA mos que es tpico de las consumatorias el
y LA MOTIV ACION decrecimiento de su intensidad, a medida
que la necesidad dirigente va siendo satis-
Podemos distinguir dos grandes tipos fecha, hasta su total extincin.
de actividad humana desde el punto de Las instrumentales desarrollan suce-
vista de la motivacin: las consumatorias sivas secuencias de la misma actividad
y las instrumentales. hasta que se inicia la consumatoria. Su
Las consumatorias encuentran su fina- estructura ha sido tipificada de manera dis-
lidad en s mismas, en la medida en que tinta, segn las diferentes teoras de la mo-
directamente satisfacen impulsos, necesi- tivacin. Vamos a referirnos a la descrip-
dades. Tal sera el caso de la ingestin de cin que hacen Birch y V eroff de los fac-
alimentos para satisfacer el apetito nutri- tores que intervienen en la actividad ins-
tivo. Se trata, pues, de un momento final trumental: la disponibilidad, la expectativa,
de la estructura activa del hombre, por el incentivo y el motivo.
esto son designadas como objetivos. Ta- La disponibilidad designa la aptitud
les actividades representan el momento inmediata de poder iniciar un tipo de acti-
terminal de una serie de actos previos or- vidad. Depende de un problema fsico, las
denados a ellas. As, la ingestin de ali- oportunidades que ofrece el ambiente in-
mentos va precedida por la obtencin de mediato, pero est condicionada tambin
los mismos, mediante la caza y la recolec- por los impulsos y hbitos del sujeto. El
cin, o bien mediante el trabajo retribuido medio ofrece unas posibilidades de accin
a Yla compra de los productos alimenticios y cierra otras: Robinsn, solitario en su
el isla, no poda, por ejemplo, satisfacer sus
en el mercado, a la que puede seguir su
la instintos sexu~les con una compaera; en
o preparacin culinaria. Este. otro orden de
actividad es conocido como secuencias cambio se le abran medios para sus ins-
- tintos explotarios de curiosidad y para sa-
s- de actividades instrumentales, en cuanto
La les da sentido la ordenacin a las primeras. tisfacer los muy primarios de alimento y
rio Aunque, en determinadas circunstancias, bebida. Pero sobre este campo de disponi-
.Pueden desconectarse y convertirse en fi- bilidades, el impulso y el hbito (la diver-
nalidades o actividades consumatorias en sidad de proyectos que gobiernan una vida
humana) determinarn, en definitiva, las
s mismas, como en el caso del caza:dor que
mltiples direcciones para una accin: un
realiz.a su labor por puro depo~e, ...el
de" psiclogo o un socilogo, en un campo

tra~J~ ejecutado por la pura grat1ficac1on


el O' de ftbol, podrn tender ms a las reac-
s~bJ.et1va, independientemente de su ren-
ciones ambientales del pblico y de los 127
dimiento. Considerado en s mismo el desa-
'
1
1
1
1
1
1

' sona no adiestrada para la 1u cha con ella;


jugadores que al resultado mismo de ste;
un incentivo positivo, en el. caso. de un
un nio, en una biblioteca, tratar de con-
cazador. Un libro significa un 1ncent1vo po-
vertirla en un espacio de juego. La pre-
sitivo en una persona deseosa de lect~ra;
sencia de otro ser humano puede desenca-
pero uno negativo en el caso del suJet?
denar proyectos de relacin muy varios,
que considere a la cultura como algo. peli-
desde la cooperacin en el trabajo hasta la
amistad, la utilizacin o esclavizacin del groso, nocivo, si entiende que los libros
otro, o la relacin ertica. . deben ser destruidos.
En esta situacin se nos revelan los ras- La interaccin entre los momentos de las
gos caractersticos, ya indicados, del com- actividades humanas puede resumirse en
portamiento humano: su direccin por los siguientes trminos: <<La actividad con-
programas elaborados culturalmente y no sumatoria viene apoyada por la disponi-
por puros determinismos biolgicos. bilidad, la expectativa, el incentivo y el
La expectativa, momento fundamental, motivo, como determinantes operativos
recoge el rasgo anticipatorio tpico de nues- antes de que el organismo se ponga en
tra conducta. Cuando iniciamos una acti- contacto con el objetivo; por el incentivo
vidad, formulamos previsiones ms o me- y el motivo despus de que el organismo 1
nos elaboradas, ms o menos intensamen- alcance el objetivo y comience la activi dad
te conscientes. En los casos ms rigurosos consumatoria; combatida por un determi-
calculamos los pasos que nos conducen a nante que depende del objetivo y que re-
ciertos objetivos. Con esta expectativa se sulta del acontecer de la misma actividad
relacionan fenmenos como el del nivel consumatoria. La actividad consumatoria
de aspiraciones fijadas por un sujeto, as como la actividad instrumental, se puede '
como situaciones de frustracin. esperar que contina slo en tanto que la
Por incentivo entendemos la influen- fuerza total de la tendencia sea mayor que
cia, inmediata y estimulante, de las reali- la fuerz~ ~e la tendencia hacia cualquier
dades que nos rodean, positiva o negativa- ::a act1v1dad>> (Birch y Veroff, Motiva-
mente. Una fiera significa un incentivo czon. Un estudio de la accin, Ed. Marfil,
negativo en el caso habitual de una per- Alcoy, 196 9 , pg. 19 .
'{ ..
. 1
(

LECTURA Y COMENTARIO

Podra utilizarse como material p . d


l . R k'l 'k e ata 1scut11enclasc]()Sffi()tV<>SCJllCj11-
ducen a crimen a as 0 nt 0\T protagonista d e . 1
. T b., . ' ' e rimen y castigo, e e
Dostote\ s k 1. am ien, }~atendiendo a la estruct d 1 d d
, l' ura e a act1v1 a 11urnana y 1

la mot1vac1on, . ana 1cense algunas de las <<avent uras>> d e D on Qu11otc.



, P.or ejemplo, se puede comentar el siguiente fragmento, odo por Ras-
koln1~~v en u?a ~aberna Y con el que coincide <<exactamente>>, dada su
situac1on de miseria y desamparo.
<< de un l~do un.a vieja, una vieja estpida, imbcil, intil, mala, enfer-

ma,. q~e a nadie le s1r:e de provecho, sino que, por el contrario, a todos
per1ud1ca; que ella misma no sabe para qu vive y que maana acabar
por morirse ella sola ...
(... )
>>Por otro lado, energas juveniles, frescas, que se rinden en vano, sin
apoyo, y esto a miles, y esto en todas partes. Mil obras e iniciativas buenas

que se podran hacer y perfeccionar con los dineros que esa vieja lega al
monasterio. Cientos, miles quiz de existencias acarreadas al buen ca-
mino; decenas de familias salvadas de la miseria, de la disolucin de la
ruina, de la corrupcin de los hospitales venreos ... Y todo eso con sus
dineros. Mtala, qutale esos dineros, para con ellos consagrarte despus
al servicio de la Humanidad toda y al bien en general.>>
erEoOR M. O'iTOIEVSKl: Crimen y castigo. En Obras Con1plrtas, como 11, Hd. Af~Udar,
Madr1d, 1957, pag. 63.)

<<Slo hay una pasin que satisface. la ne~esidad que siente. ~l ho~bre
de unirse con el mundo y de tener al mismo tiempo una sensac1on .~e inte-
gridad e individualidad, y esa pasin es el amor. ~~,amor es un1on ~on
alguien 0 con algo exterior a uno mismo, a cond1~10.n de retener ~a. ~n
dependencia e integridad de s mismo. Es un sent1m1en~o. de c~part1cion,
de comunin, que permite el pleno despliegue ?e la acu.v1d~d interna de
uno . L a experiencia
amorosa eli'mina la necesidad de 1lus1ones.
, . No es
necesario hinchar la imagen de la otra persona, o la de s.1 mismo, ya qu~
la real'd
1a d d ,
e 1a copart1c1on y del amor activos me permite trascender
, . mi
1 po sentirme a mi mismo como
existencia individualizada y a mismo tiem L .
t n el acto de amor. o 1mpor-
portador de las fuerzas activas que consti uye
tantees la cualidad particular del amor, no el o~j.~to. Hay amor en el sen.
timiento humano de solidaridad con nuestros proJii:nos, en el amor ertic
}31RC
por s mismo como ser humano, y en el sen.t1m1ento mist1co de unin. CoFE~
fe~
En el acto de amor yo soy uno con todo y, sin embargo, soy yo mismo
un ser humano singular, independiente, limitado, mortal. En realidad, el Ja

amor nace y vuelve a nacer de la misma polaridad entre aislamiento y MoNTj


., M~
un1on.>>
(ERICH FROMM: Psicoanlisis de la sociedad contempornea. Fondo de Cultura Econnca,
Mxico, 197410, pg. 14.) tec
RYLE,
Pai
VOCABULARIO Sig
de PrN
Darwinismo. Recibe el nombre de Existencialismo. Doctrina filosfica,
Darwin (naturalista ingls, 1809- que se desarrolla fundamentalmente
1882). Teora evolucionista defen - en el siglo xx y que tiene por ob-
sora de la <<seleccin natural>> como jeto la existencia del hombre to-
principio determinante del proceso mada en su realidad concreta y al
evolutivo. nivel del individuo engarzado en
Epicuresmo. Escuela filosfica que la sociedad.
recibe su nombre de Epicuro (341 -
270 a. de C.) y que ha tenido una Hipotlamo. Centro nervioso del ce-
amplia proyeccin a lo largo de la rebro anterior que desempea un
historia. La enseanza central de papel vital en Ja regulacin del ni-
esta doctrina coloca al placer como vel de actividad, temperatura, ham-

bien soberano. Pero, frente a la bre, sed y conducta emocional.


trivial e injusta imagen del epicures- Histeria. Forma de reaccin neur-
mo como fomentador de fciles tica en la que el conflicto se resuel-
volu~tu?si_dades, en realidad hay ve mediante la transformacin en
que 1nsrst1r en el aspecto racional sntomas orgnicos, por ejemplo,
de . e.sta doctrina, que coloca el parlisis funcional.
ob1et1~0 d~ los placeres sumos en
la sab1du.r1a, el cultivo del espritu Refuerzo. Efecto de la recompensa
Y la prctica de la virtud. En general o del .castigo en el aprendizaje.
s~ conoce con el nombre de hed ~
n1smo la posicin de quienes col~
Taxonoma. Trmino tomado de la
botnica, en la que se utiliza pa~a
can en los placeres sensibles el
~unda~ento de la felicidad. o~denar los organismos en colecti-
Et1olog1a. 1nvestigacin de las cau- vidades jerarquizadas. En forma ge
sdas o an~ecedentes significativos neralizada se entiende por taxono
e un fenomeno. ma el estudio de los principios de
la clasificacin.
LECTURAS RECOMENDADAS

BI RC H y VEROFF: . La motivacin. Un estudio de la accin Ed Marfil Al


CO y, I 969.
CoFER, e_. N., y _APPLEY, M_. N.: P~zc~log1a de la motivacin. Teora e investigacin. Trad. de
. , ' ,

Federico Patan, Ed. Trillas, Mex1co, 197 5.


MADSEN, K. B.: Teoras de la motivacin. Un estudio comparativo de las teoras modernas de
/a motivacin. Trad. de Jorge Piatigorsky, Ed. Paids, Buenos Aires, 1 6 .
9 7
MoNTAGU, ASHLEY: La direccin del desarrollo humano. Trad. de Mara Dolores Lpez
Martnez, Ed. Tecnos, Madrid, 1969 2
RoF CARBALLO: Violencia y ternura, Ed. Prensa Espaola, Madrid, 1967. Entre otros ms
tcnicos sobre este tema.
RYLE, G ., y otros: Psicologa de la motivacin. Versin de Eduardo Rabossi y otros, Ed.
Paids, Buenos Aires, I 96 8.
Siguen siendo tiles las obras ya citadas de SMITH: E/ cerebro, y los tratados generales
de PINILLOS y CRUZ HERNNDEZ .

7.1. ENTRE DETERMINISMO Y LIBERTAD:


PLANTEAMIENTO Y PERSPECTIVAS
HISTORICAS
7.2. HACIA UNA PERSPECTIVA SUPERADORA.
DISCUSION DEL DETERMINISMO
73 PRACTICA Y VIVENCIA
DE LA LIBERTAD. 1
DIALECTICA INDIVIDUO-SOCIEDAD 1

El problema de la libertad ocupa toda la historia del pensamiento


occidental, basculando entre un determinismo rgido, que impone
el cada vez ms preciso conocimiento de las leyes naturales, y el
ansia de justificar el anhelo consciente de ser libre y su intuicin.
En nuestro tiempo se reproduce con mayor crudeza la misma proble-
mtica. El anlisis de la accin libre nos conduce, siguiendo el de-
sarrollo biolgico y cultural del hombre, a plantear tal problema como
una meta a conseguir desde el estado de evolucin en que nos encon-
tramos en la actualidad. Contra esta pretensin se intercalan conti- 1
nuos obstculos que no podemos considerar como radicalmente in-
salvables. 133
. .
, ' ,: '


1 ' .< .
, .
1
1
1
1
1
1
1
1
en el or den t erico como en el prctico, que
, . se
plantea la vida humana. E~ el orden teoric? se
presenta la pregunta de si el hombre es. libre
o no, o ms p recisamente, ya que la alternativa
. . en
estos trminos rad!cales ~s en exceso s1n;phca-
dora en qu consiste la libertad humana. Y de
aqu: ~n el terreno del~ vida ind~vi~ual, ~u~gen
inmediatamente una serie de cuestiones practicas,
como las que se plantean, desde, la Psicologa, ~a
Psiquiatra y la Pedagogia: Como se puede 11-
brar al hombre de sus neurosis, de los comporta-
mientos en que la libertad resulta inhibida?
Cmo, en la educacin humana, se puede desa-
rollar el sentido de la libertad? Y pasando del
orden individual al colectivo, aparece el proble-
ma de la libertad como grave cuestin poltica.
Pero, aun resultando obvia la importancia de
estos planteamientos, debemos sealar que en
el terreno de la meditacin filosfica el tema
de la libertad gana an nuevos horizontes.
En la leccin anterior surge ya el concepto El hombre vive inmerso en una realidad na-
de libertad en relacin con los actos voluntarios tural (para muchas concepciones de la cultura
del hombre. Entonces rozbamos algunos aspec- humana, tambin en relacin con poderes so-
tos de este problema: a) cmo el comporta- brenaturales) y, entonces, se despliega, a partir
miento humano se va liberando de los de- de las experiencias de la vida humana, una pre-
terminismos instintivos; b) cmo nos sentimos gunta ms amplia: est la realidad entera gober-
responsables y autores de nuestra vida en sus nada por las categoras*, por los conteptos
momentos decisivos; e) cmo esta libertad, sin de libertad o por los de necesidad? El problema
embargo, est sometida a condicionamientos de la libertad se ha convertido en un interrogan-
del tipo ms variado, desde las limitaciones pro- te metafsico u ontolgico es decir en un in-
pias de las leyes fsicas, hasta las coacciones so- tento de organizacin general ' ' la reali-
de toda
ciales. dad, que es precisamente el empeo propio de
A travs de estas someras indicaciones se di- la m~taf~ic~; desde la perspectiva de nuestra
buja una cuestin que es preciso ahora afrontar exper1enc1a interior se salta ahora a una pregunta
unitariamente: el problema de la libertad. Se abarcadora de toda la realidad.
34 trata, sin duda, de uno de los grandes temas, tanto Quiz al no filsofo puede resultarle un poco
'1
1

1
1
1

desconcertan~e esta generalizacin del concepto '


de libertad. Sin embargo, es evidente que guarda Leucipo y Demcrito (siglo v-iv a. de C.). Para
una relacin inmediata con la respuesta a la pre- ellos se impona desde una perspectiva absoluta-
mente racionaJ de Ja realidad. Visin opuesta,
gunta que ant.es nos ~lantebamos: es 0 no libre
como despus explic el poeta romano J,ucrecio
el hombre? S1 la realidad entera est gobernada
(96-5 ~ a. de C.), a la imagen de una naturaleza
por leyes Absol~tamente necesarias*, o bien por
en que las cosas surgen y perecen guiadas por
poderes superiores a nuestras fuerzas, qu poderes voluntaristas, por las capacidades de
margen le queda a la libertad humana? Absolu- los dioses, de las cuales es consecuencia una reli-
tamente ninguno. Esta concepcin de la reali- giosidad que supone la propiciacin, el sacrificio,
dad ha resuelto nuestro problema desde el prin- la ofrenda, el terror ante dichos poderes. Ahora
cipio en un sentido negativo. Estamos, entonces, bien, en el intento de liberarnos de esta imagen
en presencia de las formas ms radicales de deter- mtica de la naturaleza, incidimos en otra per-
minismo que encontramos en la historia. Entre cepcin no menos angustiosa, aquella que nos
ellas, la representada por el determinismo me- presenta el decurso de los acontecimientos como
*,
canicista es decir, la concepcin de una na- algo frreamente necesario, y en el cual no se da
turaleza rigurosamente regida por leyes, desde margen, en consecuencia, para la libertad hu-
las cuales todo es previsible. Pensamiento que humana. Conscientes de este riesgo, los epic-
encontramos ya anticipado en el mundo griego reos, ms tarde, introdujeron la idea de <<cli-
por los atomistas y desarrollado por la ciencia namen>>*, de la desviacin de los tomos, es

moderna durante la etapa que designamos como decir, de un cierto azar en el acontecimiento
ciencia clsica*. natural, que permitiera restablecer la libertad
En una postura radicalmente inversa? la .ex- humana.
periencia de la libertad humana puede inspirar
una concepcin absolutamente librrima,
gratuita, de la realidad entera, como la que en-
contramos desarrollada en nuestro siglo por la
obra de Jean Paul Sartre (existencialista fran~s
contemporneo). La nica condenacin que exis-
te es la de la libertad, y la realidad entera es p~ra
gratuidad pura contingencia*, diramos e~ ter-
lllinos es~~lsticos; negacin de l~ necesidad.

La experiencia del hombre, habitando un


tnu d
. n o necesario ha determina d 0 las
.
reac-
. , Al creerse so m etido a la voluntad omnmoda de los dioses, los
di ante 01ren
. d as y sacr1-
e ganarse sus favores me
c1 0n , . . ' tes 1nd1caba- hombr~ tra t an d.
es mas d1st1ntas. Como an . . ficios propicia torios. 135
tnos , f ue d esarrollada por 1os atom istas griegos,
1
1
1
1
1
1
1

La poca moderna recrea el mismo problema se libera no a travs de una accin que le enfrenta
durante los siglos XVII, XVIII y xrx, hasta la con obstculos y determinismos que supera, sino
crisis de la fsica clsica, a finales del siglo XIX, fundiendo su pensamiento con la racionalidad
aunque ya anteriormente, a mediados del mis- que gobierna el mun?o rea]. A9u se manifiesta
1110 siglo, el evolucionismo dibuja una nueva el grado mximo de 1ntelec~ual1smo.' el cual su-
imagen de la naturaleza. En este tiempo, la prime el elemento voluntar~o pa~a integrarlo y
idea precisa de la mquina del mundo es simboli- disolverlo en la idea de rac1onal1dad.
zada por la ciencia como un riguroso reloj. Otras imgenes de la vida humana nos han
Pero, simultneamente, el pensamiento filos- presentado al hombre como un ser carente de
fico, as como toda la sensibilidad de la poca capacidad creadora propia, pero no absorbido
moderna, se preocup intensamente por armoni- por la racionalidad, sino por poderes enigm-
zar las leyes naturales con la libertad humana. ticos suprarracionales. Pensemos, as, en nues-
Para salvar a sta se idearon los expedientes ms tra poca, en el mundo que ha descrito la nove-
varios. Para Kant ( 1724-1804), por ejemplo, lstica de I<afka. En un hombre que busca
el mundo determinstico, en que todo est re- metas, como el <<castillo>> de su novela, total-
gulado, propio de la imagen cientfica moderna, mente inaccesibles y quiz inexistentes, o que
es un mundo de apariencias; por debajo de l es sometido a <<procesos>> incomprensibles, o
existe una realidad ms profunda, el mbito transformado en un monstruoso insecto al des-
noumnico* que descubrimos en nuestra con- pertarse una maana. (Vase la Metamorfosis.)
ciencia moral: el mundo guiado por la libertad. Y a en los orgenes de nuestra cultura, en los
A partir de este pensamiento d.e Kant se desarro- antepasados griegos, nos encontramos con esta
llaron distintas formas de idealismo* y, mu y visin de la existencia humana dominada por
concretamente, el que representa la filosofa de poderes superiores, como ocurre con la idea
Fichte (1762-1814), que sita en los conceptos ~e. destino que domina la tragedia griega. Lo
de voluntad y de accin la comprensin de la tipico del hroe, frente al ser annimo radica en
realidad. que su biografa resulta arrastrada por ' una ne-
Tambin, desde esta misma comprensin de cesidad inexorable, la cual le conduce a un fin
una naturaleza absolutamente gobernada por la fatdiC: Este ~estino ha sido pronunciado por
necesidad (ya sea sta la del mecanicismo* de- el ora~ulo; asi ocurre en Edipo, cuyo fin es
terminista o la de un logos, una razn, inserta profetizado por el ciego Tiresias. Edipo, por ms
en la naturaleza), se ha intentado disear un esfuerzos qu~ haga, terminar desposando a su
nuevo concepto de la libertad. En el mundo madre Y a~esinando a su padre. Ya las ms anti-
griego la encontramos en los estoicos* y, en guas creaciones de la literatura helnica los poe-
la poca moderna, expresada por Spinoza ( l 6 32- mas h omericos,
' nos permiten asistir a 'esta idea

1677). Segn estas opiniones, el ser libre con-
~e una fuerza que gobierna a los hombres e
siste en la conciencia de la necesidad; el hombre incluso los dioses. Estos, en efecto, consultan

1
1
1
1
1

cul ser el desti?o de los contendientes, po-


''
crifique a su hijo Isaac. Se manifestar, despus,
niendo en los platillos de una balanza quin ser
" en el castigo a los hombres que quieren liberarse
' el vencedor y el derrotado en la contienda.
, , Y afirmarse a s mismos a travs de la torre de
1
Babel. O bien, en el misterio de Job percibiendo
,'', Hasta .ahora ?emo~ visto cmo desde los pun- el poder de Jahv, que le pone a prueba a tra-
tos de vista mas variados se formulan distintas vs del sufrimiento en su existencia. Sin em-
concepciones o intuiciones de la realidad. El bargo, un nuevo horizopte se dibuja desde la
1

hombre se encuentra sometido a poderes que aparicin del cristianismo, cuando, como indica
1:
lo superan, sean stos racionales o enigmticos. San Pablo, Cristo nos ha liberado de la esclavitud
Sin embargo, en nuestra herencia cultural de- de la ley y nos hace verdaderamente libres. En-
1 bemos referirnos inevitablemente a la concep- tonces aparece una nueva imagen del hombre,
,
1
cin de la realidad y de la vida que se encuentra continuando el Antiguo Testamento, pero sin
1
1

formulada en el pensamiento hebreo, en la tener ya la obsesin de la norma y de la ley, sus-


'
Biblia, y ms precisamente en el Gnesis. Frente tituyndolas por su incorporacin a la libera-
i'

,
a la imagen de una necesidad inexorable, nos cin cristiana, a la Revelacin.
aparece la libertad como el momento funda- Esta tensin entre el mundo griego y la he-
mental para la comprensin de lo real. Des- rencia hebrea nos sita en el corazn de intuicio-
de un acto creador, desde la palabra pronunciada nes que son fundamentales para entender la pro-
por Jahv, la realidad es bsica y decisivamente blemtica de la libertad, tal como se ha plan-
creacin libre, no slo en sus orgenes divinos, teado en el pensamiento de Occidente, heredero
11

sino tambin en la medida en que el hombre es de ambas culturas. Por una parte, el intento de
imagen del creador y est llamado a continuar, comprender racionalmente no slo el cosmos,
el universo, sino la realidad entera; por otra,
a travs del trabajo, esta accin creativa. La li-
la experiencia de la libertad creadora.
bertad constituye un atribu to esencial de lo que
el .hombre es, y justamente por ello el creador
exige el homenaje de la libertad humana,
1
1:
travs de una norma prohibitiva que se refiere
1
En el episodio del
al rbol del bien y del mal. . sacri ficio de Isaac
1

Toda la historia h umana nos aparece explicada se nos manifiesta


,, partir de esta dialctica entre la libertad del c l a r a m e nt e la
concepci n b bli-
hombre creado y la omn ip oten cia del creador' ca d e la real id ad
que exige el homenaje d e la criatu ra. C~ando el
y d e la h is to ria
como un proceso
hombre rompe esta imposicin d~ fidelidad sur- dialc tico entre la
o mnipo tencia d el

ge. el pecado y se inicia la historia human_a. E l Creado r y la li ber-


,,
episodio se vendr repitiendo aun despues de tad del ho mbre. 137
;:
,,
I' la cada. Consistir en exigira A braham que sa-

\
;

'

1

'
1
1
1
1
1

El hombre est en trance de crearse, en el
Por lo cual, yo repito ser preciso
doble sentido de que Dios Jo crea y el hombre
que declinen los tomos un poco,
coopera a esta gnesis con su inteligencia y su
para que no parezca introducimos
voluntad. Si el hombre no fuera ms que una
movi mientas oblicuos, que reprueba
cosa o una maquinaria, no habra necesidad de
la razn verdadera; es evidente,
y ven los ojos, que los cuerpos graves tiempo ni de historia; 'Dios hubiera podido fa.
seguir no pueden direccin oblicua bricarlo con un parpadeo y constituirlo en la
en su cada; pero qu ojo agudo felicidad perfecta. Pero el hombre est llamado
ver que no se apartan de la recta? a hacerse un dios, y esto implica que consienta
En fin, si siempre todo movimiento y trabaje en su propia gnesis. Si el tiempo es
se encadena y en orden necesario la medida de la gnesis, con mayor razn el
hace siempre que nazcan unos de otros; tiempo humano significar esta antropognesis en
si la declinacin de los principios que cooperan sin confundirse dos libertades que
un movimiento nuevo no produce. se respetan mutuamente. El tiempo es para el
que rompa la cadena de los hados, hombre el signo de la libertad. La libertad hu-
de las causas motrices trastornando mana engendra a su vez al tiempo. A partir del
la sucesin eterna, de d viene hombre, la temporalidad ha adquirido un sentido
el que lo animales todos gocen nuevo. Despus del tiempo fsico y el tiempo
de aquesta libertad? De dnde, digo, biolgico aparece el tiempo del espritu, que
esta voluntad nace que arrancada nace en su plenitud. El tiempo humano aparece,
a los hados nos mueve presurosa pues, en la obra de Dios como un ndice de
do el deleite conduce a cada uno? perfeccin, puesto que expresa la obra maestra
Adems de que nuestros movimientos del Creador: la gnesis de seres a su semejanza,
ni a tiempos ni a lugares se sujetan capaces ellos mismos de crear.
determinadamente.

TITO LUCRECIO CARO: De la naturaleza de las CO


sas. Trad. de Jos Marchena (el <<abate Marche- CLAUOE TAESMONTANT: Estudios de Metafsica
na) , Espasa -Calpe, Madrid, 1969, pg. 78, li- bblica. Trad. de Angel Fernndez Gonzlez, Ed.
bro 11, versos 311-335. Gredos, Madrid, 1961, pg. 94.
'
p .,.
1
~
i
.
1
1
1
1
1
1

instancias superiores, reasumiendo en ellas el


concepto de libertad: as nos apareca la idea de
la libertad como conciencia aceptante de la ne-
cesidad racional, o la integracin propiciadora
ac1a una
del hombre en las fuerzas sobrenatuliales a travs
de la dialctica de lo religioso; tambin, el descu-
ers ec 1va brimiento de categoras reales ms profundas
que las mostradas por la ciencia mecanicista.
su era ora: Ahora bien, a estas perspectivas, de evidente
importancia en la historia cultural de la humani-
das, aun sin negar sus ecos sobre nuestro tiempo,
ISCUSICDn debemos aadir otras, que presentan una mayor
actualidad en el mundo en que vivimos. As se
plantea la discusin de la libertad desde el punto
de vista de los determinismos biolgicos, ps-
quicos, sociales.
La forma ms radical de determinismo biol-
gico sera el determinismo gentico. Nuestro
destino se encontrara escrito en la estructura y
constitucin de los genes. El descubrimiento de
anomalas genticas influyentes en las tendencias
Hemos examinado algunos planteamientos criminales ha sido una de las aportaciones cien-
1
conflictivos, desde diversas concepciones de la tficas de los ltimos tiempos, sometida, sin
realidad, que ponen en cuestin la posibilidad embargo, a amplio debate.
misma de la libertad humana: la imagen de una En trminos ms generales, la idea de que la
realidad gobernada por fuerzas ciegas Y ap.las- conducta guarda una profunda relacin con
nuestra organizacin corporal es bien antigua
t~ntes en el destino griego; la visin,. de aparien-
en la cultura. Podemos recordar cmo ya la
cia ms cientfica pero tambin inquietante para
medicina hipocrtica distingua cuatro tempe-
la libertad huma~a, de una naturaleza regida ~?r ramentos, segn el dominio de los cuatro humo- 1
leyes determinsticas o finalmente, la disolucion ue estimaba fundamentales: la flema, la san-
de la libertad en el s~n~ de la racionalidad.
q
res la bilis y la atrbilis o b'l' l d
gre, 1 is negra; resu tan o,
La intima
' experiencia de 1a l'b
1 e rta d ' y la ne- onsecuencia, los temperamentos nemat1co,
.a , .

cesidad que el hombre tiene de comprenderse en c neo bilioso y atra b11ar10 . o me1aneo, l1co.'
y realizarse como ser libre han entrado en una sangu , d . 1 , d l
Todo el desarrollo de la en ocr1no og1a y e a
~teresante dialctica con t~les concepciones El neurofisiologa, en la poca moderna, ha subra- 139
uluin0 recurso consiste
. .
en integrarse en estas 1
yado los factores condicionantes de nuestro com- social seala la importancia del hecho educativo;

portamiento, radicados en la organizacin so- a la naturaleza, la <<natura>>, sustituye, como cla-


mtica. En lecciones anteriores hemos visto la ve para comprender la vida del hombre, la
influencia que tienen determinados centros en- <<nurtura>>, la educacin.
ceflicos en las emociones y tendencias. El deter- Aparece aqu una vieja polmica entre lo in-
minismo biolgico no representara sino la extre- nato y lo adquirido, en la que, respecto a nues-
macin de estas comprobaciones, hasta pensar tro tema, se pueden aducir argumentos restricti-
que, a partir de ellas, la libertad resulta inhibida. vos de la libertad desde ambos puntos de vista. Si
No slo se cuestiona la influencia de los ele- el hombre necesita completar su desarrollo, segn
mentos somticos sobre el comportamiento hu- hemos visto, este ulterior desarrollo precisamen-
mano. Tambin en lecciones anteriores hemos te le va <<troquelando>>, condicionando, y el m-
tomado contacto con las teoras de la motivacin bito social impregna muchas veces coactivamente
en sus planteamientos ms variados, incluyendo nuestro comportamiento a lo largo de la vida.
entre ellos a las distintas teoras psicoanalticas. El rpido examen realizado de las argumenta-
En este orden se dibuja la posibilidad de una ciones y posibilidades determinsticas nos lleva
nueva forma de determinismo, quiz unida a la a la necesidad de disear una teora de la liber-
anterior y reforzando sus supuestos, que sera el tad adecuada. Nos encontramos en una situa-
determinismo psicolgico. El mismo an- cin de enfrentamiento. Por una parte, la ex-
lisis del comportamiento voluntario, extremando periencia individual e histrica que tenemos del
su racionalidad segn ciertos intrpretes, podra hombre como ser libre, a la que referimos la
llevar a la disolucin de la libertad. El hombre conciencia de ser autores de nuestra historia y

acta por motivos, y en esta actuacin motivada responsables de ella, as como la de sentirnos
es evidente que, cuando elige, trata de escoger creadores y transformadores de la realidad que
lo mejor; en consecuencia, la libertad se disol- nos rodea. Frente a esta gran experiencia, otras,
vera en el puro conocimiento, tal como hemos en las que se in tu ye el dominio de la vida humana
indicado en las posiciones intelectualistas sobre por fuerzas superiores, o en las que se trata de
la voluntad. Por ejemplo, en Scrates, segn el avanzar cientficamente en la comprensin del
cual el mal moral, el comportamiento incorrecto, hombre, de tal manera que su libertad desapa-
no es sino una forma de ignorancia. rezca y su conducta sea rigurosamente previsible.
Toda esta crtica de las posibilidades de la Er: la primera posicin, ciertas formas de pensa-
libertad humana, desde el punto de vista organi- miento filosfico se centran en el concepto de
cista o psicolgico, se puede tambin plantear libertad, como clave para comprender el hombre
en relacin con nuestro ambiente social. Si Y la realidad (podramos recordar nuevamente
el genetismo biolgico insista en la predetermi- la filosofa de Sartre, con su radical vivencia de
nacin de nuestro comportamiento, el estudio la lib~rtad). En la segunda, se hacen presentes
de la biografa humana y de su comportamiento las diversas concepciones deterministas.
\'

Una construccin adecuada debe superar sucesivos estratos de la natL1 ralc:za; y tambin
esta radical anttesis, para forjar una teora que muestra los rasgos peculiares c1 ue caracterizan
los elementos vlidos de ambos extremos. a la cultura humana y que vienen exigjdos por
Debemos sealar, en principio, que el ideal la misma situacin biolgica deJ hombre.
de una predictibilidad determinista unvoca co- Pero, sin embargo, partiendo de la anterior
rresponde al espritu de la ciencia que hoy lla- situacin posibilitadora de la libertad, resulta
mamos clsica, la ciencia del perodo mecani- tambin imprescindible, en un impulso com-
c1sta, pero no a la ciencia actual. Esta, a travs plementario, replantear el concepto de libertad,
de una mayor perfeccin de los instrumentos de tal manera que ste no aparezca como nega-
matemticos, como la estadstica, engloba dicha cin pura y simple de la racionalidad, como acto
predictibilidad unvoca como un caso lmite, soberanamente librrimo, carente de condiciona-
\ perrrute, en el estudio de las tendencias y de miento y de cauces.
los grados de libertad de un sistema, realizar Partiendo de estas consideraciones, parece im-
previsiones mucho ms elsticas. Por otra parte, portante subrayar, que la libertad humana,
y en el mismo dominio de la ciencia natural, al igual que la racionalidad, no es algo ab-
podemos considerar superado el ideal del me- soluto en el hombre, no es una cantidad fija,
canicismo, segn el cual la explicacin de toda sino una realidad contrable. E l hombre goza
la realidad se reduca fundamentalmente a la de libertad, es ms, el hombre se ve arrojado a 1
descomposicin en elementos, gobernados por la libertad como caracterstica de su situacin
las leyes de la mecnica. Este hecho resulta biolgica, pero esta libertad puede desarrollarse
especialmente importante en el planteamiento en grados muy distintos e incluso desaparecer
de las ciencias del hombre y de la sociedad. No en situaciones lmites, como ocurre con la lo-
se trata ya de reducir stas a los modelos del cura o con algunas formas de coaccin, sean
fsicas o sutilmente psicolgicas. E ntonces, la
pensamiento fsico sino de definir su mundo de
conocimientos propios,' en el que se inscribe el libertad nos aparece como un gran problema 1
cultural, como la tarea de conseguir formas de
concepto de libertad. As ha ocurrido en los 1
vida colectiva en las que nuestro conocimiento
movimientos renovadores m s varios de las
del hombre sea utilizado de una manera libera-
c~encias humanas, desde la medicina antropol-
dora, y no de un modo aniquilador de las posi-
gica hasta la crtica marxista de la economa o la
sociologa crtica.
bilidades de ejercicio de la libertad en nuestra '
'

vida i11dividual.
Reintroducir el concepto de libertad no supo- Pero debemos precisar todava en qu con-
ne , por lo tanto, romper el rigor. t 1
del conoci- siste esta situacin de libertad dentro de las
llltento cientfico. La visin evolucionista, en la 1
caractersticas propias del viviente humano.
que ya hemos insistido en otras lecciones, nos No necesitamos sino reco1dar unitariamente
Presenta la constante emergencia por pasos de y proyectar sobre este tema una serie de aspee-
~ntidd a cualidad de atributos ' nuevos en 1os
141

'
1

'
-- _ _ J.
'
'
'\J.,
'

se inserta en el seno de las grandes decisiones


tos que ya han sido rozados en lecciones ante-
culturales respecto a las formas de vida de una
riores. Acabamos de aludir, en lneas anteriores,
colectividad, desde su hacer tcnico hasta las
a la peculiar situacin biolgica del hombre,
normas ticas y jurdicas de comportamiento.
que lo arroja a la libertad. Con ello nos referi- A partir de esta libertad bsica se origina el
mos a una serie de hechos fundamentales como apremio de una serie de decisiones cotidianas,
'
son la deficiente programacin gentica del hom- que, en cierta forma, suponen la ejecucin
bre, que abre ante l un campo de posibles y ne-
cesarias opciones, y a la plasticidad que caracte- de dicho plan vital.
En este momento se instala la experiencia del
riza su constitucin orgnica, a su indiferencia-
conflicto en la realizacin de dichos proyectos.
cin. En consecuencia, podemos decir que, no
El choque puede provenir de las dificultades
encontrndose el hombre programado unvoca-
exteriores para la realizacin de las grandes deci-
mente, necesita autoprogramarse; ste es el
siones bsicas o puede derivarse de la diversidad
sentido ms bsico de la libertad en la conducta
humana: el levantamiento y decisin de proyec- de tendencias que combaten en el interior del
vitales que se erigen en la dialctica estable- hombre, inscribindose entonces dentro de los
cida entre el individuo y el grupo. Lo individual conflictos morales. Este ltimo antagonismo no
es reductible a trminos intelectualistas, ya que
puede suponer el control y sacrificio de las ten-
dencias ms variadas en el hombre .
. De aqu puede resultar que el intento de rea-
liza~ el program2 nos lleve a replanteamientos
radicales, en los que decidamos el abandono del
proyecto inicial, para sustituirlo por nuevos pro-
gramas, situndonos otra vez en el nivel de las
grandes decisiones que' caracterizan nuestra vida
Ya :~s que se refiere el sentido ltimo de respon-
sabilidad Y protagonismo. En otras ocasiones
s~ ~rata simplemente de pequeas decisiones co-
tidia~a~ o, finalmente, ocurre tambin que la
repe~ic1n de actos, normados segn el programa
previo, conduce a la habituacin de los mismos,
ei: la cual la libertad se va disolviendo, aunque
dichos actos no d e1an d e ser 1uzgables
. ,
et1ca-
La !i~ertad h~mana est condicionada por mltiples factores psi-
mente~ ~n la medida en que remiten a las decisio-
colg1cos, sociales, cultwales, etc. En algunas situacu>nes como nes basteas Y a su proyeccin sobre nuestros
en la tpnosis, llega a desaparecer por completo. ' actos cotidianos.
'
1

''
1
1

una inteligencia, que en un instante dado co -


nociera todas las fuerzas que animan a la natu-
raleza y la situacin respectiva de los seres que
la componen, Y que, por otra parte, fuera sufi-
cientemente amplia como para someter estos
datos al anlisis, abarcara en la misma frmula

los movimientos de los cuerpos ms grandes ~ C IG .
del universo Y los de lps tomos ms ligeros;
I

nada te seria 1nc1erto, y tanto el futuro como el


v1v nc1a

pasado estaran presentes delante de etla. El
espfritu humano ofrece, en la perfeccin que
ha sabido dar a la astronoma, un endeble esbozo
de esta inteligencia.

1a
e 1ca
PIERRE SIMON LAPLACE : <<Ensayo filosfico sobre
las probabilidades>>. En Hermann Weyl : Filosofa
de las matemticas y de la ciencia natural.
In IVI
U
Mxico, 1965, pg. 238. soc1e a
En ia mayora de los casos la resistencia a
admitir esto (posibilidades nuevas) nace de la
lealtad a la tradicin clsica, tanto cientfica
como filosfica, que consideraba el determinismo
estricto y la racionalidad como trminos si n-
nimos. Segn esta tradicin, todo tipo de inde-
terminacin debe ser irracional. Pero la indeter- E n la descripcin realizada aparece la liber-
minacin parece irracional nicamente en el tad im2 regn_gndo tpsla la. v ida del h9mbre, en
mundo esttico, que, por su propia naturaleza, grados de intensidad muy distintos. Pero se
s excluye toda ambigedad y contingencia del presenta siemRre en el int~rio r de una trama en-
- su - iJ @ "' j ]4 u

futuro; no es irracional en el universo dinmi- tre lo individual y_ lo colectivo, q ue caracteriza


- ?' en el que indeterminacin es sinnimo, d_e a la real existencia del ho mbre dentro de un
s imprecisin objetiva del futuro o, ms tru1st1- grupo social.
- camente, de la futuridad del futuro. No hay H .a y__ momen!Q~ culminal).ts a en el ejer-
nada misterioso o irracional en la afirmacin de
l!i

a ~icio_ , Q_~ la . l i ~e!.t,ad . ~Qn aquellos ue se re-


que el universo es incompleto en el verdadero
.a ~e~en a la programaci n vital y, aun en ellos,
,, sentido de la palabra ciertamente es una idea
~

~enos absurda que '1a que determina ~ue el OQ..t:tn.lmepte (salvo casos excepcionales de trans-
.e tiempo es una alucinacin enorme Y crnica de mutacin histrica en la vida colectiv a o de
l-
la mente humana. crisis radical en la existencia indi\ridual), su-
----
)- ponen l.a._ g~cisin .9e zonas parciales, i:especto a
M1t1c CAPEK: El impacto filo~fico de la flsi~a
)5 ~~ealidad inmensa_y ~o!!_lpleja_gue implica el 14
comtempornea. Tecnos, Madrid, 1965, pg. 33
- :. . '1 ~ \ (

__ - . ! ' , ) 'il!
1
1
1
1
1
1

se inserta en el seno de las grandes decisiones


tos que ya han sido rozados en lecciones ante-
culturales respecto a las formas de vida de una
riores. Acabamos de aludir, en lneas anteriores,
colectividad, desde su hacer tcnico hasta las
a la peculiar situacin biolgica del hombre,
normas ticas y jurdicas de comportamiento.
que lo arroja a la libertad. Con ello nos referi-
A partir de esta libertad bsica se origina el
mos a una serie de hechos fundamentales, como
son la deficiente programacin gentica del hom- apremio de una serie de decisiones cotidianas,
bre, que abre ante l un campo de posibles y ne- que, en cierta forma, suponen la ejecucin
cesarias opciones, y a la plasticidad que caracte- de dicho plan vital.
riza su constitucin orgnica, a su indiferencia- Eri este momento se instala la experiencia del
cin. En consecuencia, podemos decir que, no conflicto en la realizacin de dichos proyectos.
encontrndose el hombre programado unvoca- El choque puede provenir de las dificultades
mente, necesita autoprogramarse; ste es el exteriores para la realizacin de las grandes deci-
sentido ms bsico de la libertad en la conducta siones bsicas o puede derivarse de la diversidad
humana: el levantamiento y decisin de proyec- de tendencias que combaten en el interior del
'ritales que se erigen en la dialctica estable- hombre, inscribindose entonces dentro de los
cida entre el individuo y el grupo. Lo individual conflictos morales. Este ltimo antagonismo no
es reductible a trminos intelectualistas, ya que
puede suponer el control y sacrificio de las ten-
dencias ms variadas en el hombre .
. De aqu puede resultar que el intento de rea-
liza~ el program~ nos lleve a replanteamientos
radicales, en los que decidamos el abandono del
proyecto inicial, para sustituirlo por nuevos pro-
gramas, situndonos otra vez en el nivel de las
grandes decisiones que' caracterizan nuestra vida
Y !~s que se refiere el sentido ltimo de respon-
sa bil1dad . y p rotagon1smo. .
En otras ocasiones
se.d.trata stmplemente d e pequeas decisiones co-
t1 1anas o fi 1
. . ' na mente, ocurre tambin que J
repet1c1n
. de actos, normados segn el programa
previo, conduce a 1a h a b.1tuac1on . , de los m1srnos,
.
en. hla cual la li b ertad se va disolviendo
. aunque
dtc os actos d . ' .
no e1an de ser J. uzgables r1ca-
La ,libertad humana est condicionada por mltiples fact . m en te' en la m d.1d ..
l 1 1 ores ps1-
co lg1cos, socia es, cu tura es, etc. En algunas situacu)ne .
s,
nes b, e en que remiten a las dec1s1o-
. 11 d como as1cas y .
en la t pnostS, ega a esaparecer por completo.
actos d su proyeccin sobre nuestros
cot1 ianos.
1
1
1
1

U a inteligencia, que en un instante dado co-


"ra todas las fuerzas que animan a la natu-
nocie . ., . d 1
raleza y la s1tuac1on respectiva e os seres qu_e
la componen, y q.ue, por otra parte, 1uera suft-
. ntemente amplia como para someter estos

~~tos al anlisis, abarcara en la misma frmula


los movimientos de los cuerpos ms grandes
del universo y los de los tomos ms ligeros;
nada le sera incierto, y tanto el futuro como el
pasado estaran presentes delante de etla. El
espiritu humano ofrece, en la perfeccin que
ha sabido dar a la astronoma, un endeble esbozo
de esta inteligencia.
PIERRE SIMON LAPLACE: <<Ensayo filosfico sobre
las probabilidades>>. En Hermann Weyl : Filosofa
de las matemticas y de la ciencia natural.
Mxico, 1965, pg. 238.

En ia mayora de los casos la resistencia a


admitir esto (posibilidades nuevas) nace de la
lealtad a la tradicin clsica, tanto cientfica
como filosfica, que consideraba el determinismo
estricto y la racionalidad como trminos sin-
nimos. Segn esta . tradicin, todo tipo de inde-
terminacin debe ser irracional. Pero la indeter- En la descripcin realizada aparece la liber-
minacin parece irracional nicamente en el tad im~gnando to.da .la.. vida del bQmh~, en
mundo esttico, que, por su propia naturaleza, gr~clos de.. j ntensidad _mu y distintos. Pero se
~Xcluye toda ambigedad y contingencia del pre~~nta siemEre en elriv...t~eri9t de una trama en-
uturo; no es irracional en el universo dinmi- tre lQ !ndi_yi4~al y lo colectivo, que caracter.za
~o, en el que indeterminacin es sinnimo de a la real existencia del hombre dentro de un
~~Precisin objetiva del futuro o, ms trusti- grupo social.
na:nt~. d~ la futurida'cl del futu~o. N? hay H ,a y mom~Q.tQS ~ulwipaptes ~n .~J-~kr
a

q misterioso o irracional en la af1rmac1n de


ci&io. de 1 lib~rta<l;.. SQ..J]: , a_g uellos ,gue s~ re-
s~e. el universo es incompleto en el verdadero fier.e n a la programacin vital y, aun en ellos,
l'rl ntido de la palabra ciertamente es una idea
11enos b

tiern
,
surda que la que determina ~ue e
1 ~~~.malmente (salvo casos excepcionales de trans-
"'= -

la Po es una alucinacin enorme y crnica de mutacin histrica en la vida colectiva o de


mente humana. crisis radical en la existencia individual), su-
ponen la degsiQ. _ge zonas parciales, i:esp~c!_o _a
El impacto filosfico de la f/sica
MiL1c CAPEK :
la realidad inmei;i~a_J'. -~f!lJ?leja _que implica el
comtempornea. Tecnos, Madrid, 1965, pg. 338. - 143
1

'1
1
1
1
la filosofa existencialista. Y esta in_guietud es
c_onc~pto de_Froyecto vital en su totalidad. En es-
tos grandes momentos, ms o menos dilatados
comprensible desde dos grandes puntos de
l
vista: J

en su horizonte de decisin, pero en todo caso a) El ~jercicio de la libertad acusa nuestra
de pretensin determinante respecto a nuestro soledad en el proceso de decisin. Cuando es
futuro, se dan dos elementos: un componente
realizado en toda su pureza, el acto libre cons- 1
de ima inacin creadora y otro de adscripcin
tituye algo genuinamente individu~l. Correspon- 1
~rograma o proyecto que nuestra imaginacin
de al destino de un ser que no esta resguardado
ha levantado. Estas grandes decisiones crticas,
y la ulterior fidelidad o claudicacin gue las pro-
va por las pautas de conducta de la especie, un '
~er que, desde el abandono del claustro materno,
yectan sobre nuestra vida, nos - hacen verdadera-
~

mente autore~ Y. esP-onsables. El decurso co- est avanzando constantemente en el camino de


tidiano de la vida, sin embargo, significa _un su individualizacin. l
ejercicio mucho ms atenuado de la libertad, b) Todo proceso de eleccin supone una
que incluso se evapora en la existencia rutinaria. renuncia. De esta manera agudiza nuestra con- 1

En todo caso, se trata, indudablemente, de una ciencia de la finitud, que la individualidad de la


libertad condicionada y razonable. Condicio- decisin ya nos transmite. Renunciamos a una
~ada, porque cada rponento de la vida, indi- serie de posibilidades al optar por una de ellas,
vidu_al y col~tiva, a pesa~ de su autoprograma- abandonando las otras. De una manera muy gr-
cin, tiene siempre un mbito restringido de fica y dramtica habl lJnamuno ( I 864-1936)
posibilidades. Razonable, en cuanto se enmarca en trminos de asesinato de realidades posibles,
en el sistema de tendencias y motivaciones, que de la muerte de los ex futuros, <je los <<yos ex
ya anteriormente ha sido considerado, y tambin, futuros>>, es decir, de aquellas vidas que hubi-
en cuanto el mismo programa define una mni- ramos podido tener y van quedando, a lo largo
ma racionalidad y crtica. de nuestro camino, como un cementerio en que
Por todo ello, la historia y la sociedad huma- yace~ sepultadas tales posibilidades.
nas pueden ser objeto no slo de observacin, Er1ch Fromm, uno de los pensadores que ms
sino de comprensin racional, sin que sta exclu- fecundamente han reflexionado en esta lnea den-
}1a la libertad. Constituye la temtica posibilita- tro de nuestra poca, ha podido hablar expresi-
dora de la explicacin histrica y sociolgica. v.ar:nente del miedo a la libertad. Nuestra po-
,
sicion a~te el concepto de libertad resulta en
Acabamos de subrayar el aspecto positivo de
e~te sentido ambigua. El hombre anhela, nece-
la libertad, como creatividad y realizacin del
sita la libertad, pero, por otra parte la teme. Y
hombre. Sin embargo, no se debe olvidar un
la teme refugindose en la decisin' de otros, 0
componente decisivo en la vivencia humana del
en grandes figuras colectivas, que cobijan Yam-
acto li.bre: su carcter angustioso. El ejercicio
paran esta angustia de la libertad individual.
de la libertad genera angustia, como ha sealado
Tambin, disolvindose en la masa anpirn

\

Muy expresivamente dijo Unan1uno que el 11 otn-


que algL1nc>s asumen muy gu<;t<><,arr1cnte. Mas
bre era cordero para el hombre, <<horno }1 omini
ya 1-Icgcl ( 1770- 18 3 1 ), en su a11l1sis, tan impor-
agnus>>, contraponiendo esta expresin suya a la
tante, de la clialctica cnt re el seor y el esclavo,
ran repetida desde Hobbes ( 1588-1679), <<horno
como forma bsica de vinculacin humana, se-
homini lupus>>, el hombre es lobo para el hom-
al esta mutua depcn<lcnc1a que entre aml)~1s
bre. Aluda Unamuno a la tendencia humana a
figuras se establece ven que ambas quedan en
huir de la responsabilidad e insisti cmo por una situacin de mutua alienacin.
\. ,..... \'1
esta va, por esta claudicacin de las responsa-
bilidades colectivas, del deber humano de asu - Estas consideraciones nos hacen penetrar en
mir la responsabilidad, se instauran y perpetan las perspectivas anteriormente sealadas, refe-
los p_s>deres absolutos. Don Miguel de Unamuno rentes al problema de la libertad como gran
llega entonces, con su aficin paradjica, a de- motivo de la cultura colectiva. Las lim1tacio-
cir que los tianos eran vctimas del pueblo que qes sealadas en el ejercicio humano de la li-
bertad remiten no slo a las que tienen un carc-
sin duda po rtam~s anadtr que es un sacr1.fic10 ter fsico e histrico, sino muy decisivamente
a aquellas que residen en las caractersticas de la
sociedad. La historia hu~ana nos aparece como
una constante <cicln Clel libre desarrollo del
hombre, coaccin organizada desde el poder
para su propia perpetuacin. Esta coercin cu-
bre los dominios ms variados de la cultura,
desde la educacin tradicional dirigida funda-
mentalmente hacia la formacin de invididuos
dciles e integrados, hasta los sistemas carcela-
rios, la tortura y la condena a muerte, pasancio
por el control de la informacin y las presiones
sociales.
En este sentido podemos apreciar varios gran-
des recursos de wfi1hicip
~~'-\, \,. " ..
de la libertad por par-
te de nuestras organizaciones sociales. En pri-
mer lugar, de la manera ms directa y palma-
ria, la coaccin fsica, la violencia directa, que
se testimonia a travs de los castigos, de los pro-
,
una gran preocupac1on cedimientos carcelarios, de la muerte, de la di-
Miguel de Unamuno muestra en sus 0 bras b.l.dad
por los temas relacionados con la
l.b
1 er
t 3 d con la responsa
' d t mar una <le-
fusin del terror, del exterminio. El homicidio
0
y con
..,
la angustia del hombre en el momen to e v el genocidio organizados desde el poder mis- 145
c1s1on. .,, ' l ) .\ ..).> .... ~,

1
1
1
1
f
1
1
1

mo, en aquellos casos en que ste se ve grave- Toda esta serie de fenmenos, inhibidores de
mente en peligro. Evidentemente, no se trata la libertad, constituyen el resultado de socieda-
de episodios remotos en nuestra historia, sino des basadas en las relaciones de dominio: do-
de realidades vigentes y cotidianas en una hu- minio de unas clases por otras, concretamente
manidad que se pretende civilizada de las clases que poseen o controlan los medios de
Sin llegar a estos lmites, muchas veces bas- produccin sobre las clases asalariadas; dominio
ta con lo que podemos designar como coaccin de unos pueblos sobre otros, de los que poseen
convincente, como violencia sutil. Resulta f- los grandes recursos de la industria y la ciencia
cil de ejercer en un mundo donde la informa- de nuestra poca, sobre los productores de ma-
cin supone una realidad tan importante y su teria prima y de fuerza de trabajo. Relaciones
control no es difcil por parte de los grandes tambin de dominio entre los sexos, de opresin ,
poderes polticos y econmicos. La influencia de la mujer y de dominacin de los adultos so-
ejercida desde los medios de comunicacin de bre los nios y la juventud. En todos estos casos
n1asas representa, sin duda, uno de los mo- un sector, que dispone del poqer, se apropia
dos ms caractersticos y eficaces de nuestra la riqueza obtenida por el trabajo colectivo, se
poca para impedir el libre desarrollo de la atribuye un superior status jerrquico, una capa-
libertad. cidad de opinar y de dirigir, d~ acceder tambin
Anteriormente aludamos ya a la problemtica a los bienes mximos que la cultura humana ha
que en este sentido se plantea en el campo edu- producido. La inhibicin del libre desarrollo
cativo. Adems, entre la coaccin fsica, ms de unas mayoras, explotadas y desplazadas,
cruda y violenta, y la sutil que opera por va de constituye un momento esencial para el mante-
conviccin impositiva, se situaran las tcnicas nimiento de esta organizacin de privilegio.
psicosociales de propaganda y de psicotera- La declaracin, puramente formal y retrica,
pia, a que hemos aludido en la leccin anterior. de la libertad e igualdad de los individuos carece
Pero tampoco debe olvidarse, entre estos ex- de toda eficacia mientras no se consiga un acceso
tremos, la presin cotidiana y social, que se de la colectividad entera, de toda la humanidad,,
transmite a travs de los usos vigentes, de los a los resortes clave del poder econmico y cul-
gestos cotidianos. Las clases dominantes irra- tural, un~ apropiacin de los grandes recursos
dian determinados modelos de prestigio sobre que dominan las posibilidades y el futuro del
el resto de la sociedad. Y, de una manera mu y h~mbr~. Sin olvidar que, al ser la libertad pa-
determinante, la sociedad mercantil, al estable- tr1mon10 de todos, no puede excluirse de ella
. ,
cer la capacidad de acceso al poder que supone a ningun. gr~po minoritario: es preciso desterrar
el dinero, utiliza uno de los procedimientos ms las m~rg.1nac1ones tnicas, religiosas, lingsticas,
actuantes en la vida cotidiana de coaccin, ope- econom1cas, etc., de las que la historia y la soci~
rando sobre sujetos cuya apetencia econmica dad actual presentan mltiples ejemplos.
6 es desarrollada al mximo. En la leccin sobre los derechos humanos

1
1
1
1
1
1
1
habr oportunidad de precisar estas ltimas cues- 1

tiones. An no hemos asistido en nuestra his- El hombre


. vive bajo Ja ilusin de saber lo
, .
que quiere, cuando, en realidad, desea un1ca-
toria a la constitucin d~ una sociedad en la que
mente lo que se supone (socialmente) ha de
una libertad real, efectiva, sea patrimonio de desear. Para aceptar esta afirmacin es menester
cada uno de sus ciudadanos. Sin embargo, esta darse cuenta de que saber lo que uno realmente
tendencia se encuentra iQscrita en el sentido quiere no es cosa tan fcil como algunos creen,
mfs profundo del desarrollo de la humanidad, sino que representa uno de los problemas ms
en quel que nos lleva hacia la constitucin de complejos que enfrentan al ser humano. Es una
una sociedad autnticamente humana, es decir, tarea que tratamos de eludir con todas nuestras
fuerzas, aceptando fines ya hechos como si
una colectividad dominada por la racionalidad
fueran frutos de nuestro propio querer. El hombre
yla~libertad como atributos del hombre. moderno est dispuesto a afrontar graves peli -
gros para lograr los propsitos que se supone
sean suyos, pero teme profundamente asumir
el rresgo y la responsabilidad de forjarse sus
propios fines. A menudo se considera la inten-
sidad de la actividad como una prueba del
carcter autodeterminado de la accin, pero ya
sabemos que esa conducta bien podra ser menos
espontnea que la de una persona hipn.otizada
o de un actor.
Versin de
ERICH FROMM : El miedo a la libertad.
Gino Germani, Ed. Paids, Buenos Aires, 1968,
pgina 296.

y acaso aquf podemos insertar, por medio


...... digresivo, una reflexi~ .sobre el terrible ~is~erio

del remordimiento, qu1c10 de la moral rel1g1osa .
11
... Cuando nos pesa de veras, cuan~~ nos r~muerde
el haber cometido o el haber 0~1t1do algun acto,
lo que nos pesa es el haber asesinado con aquella
n u omisin un yo ex futuro, el haber
com1s1 . 1h b
d t 'do otro hombre posible. Ya que e om re
, e~ rui el eterno es hijo de sus obras. Y sus
1nt1mo, ' ,
d l aqu est el trgico c1rcu 1o v1c1oso
obras e ' Y
de la conciencia.
MIGUEL DE UNA MUNO .' Nuestros yos ex. futuros,
.
Ob s Completas, tomo X : Autob1ograf1a Y
por des- en droas personales Ed . Afrodisio Aguado, Ma-
Et ge . . so palmar10,y . recuer ' 147
. noc1dio, la muerte en masa, es un ca .b t d a su nive l drid, 1958, pg. 532
&lacia , d e la li er a
lll' ". infrecuente, d e la privacaon
as radica~ el de la privacin de la vida.
ue su j
LECTURA Y COMENTARIO q,., le~
aoos,
es carr
La libertad sin restricciones significa ausencia absoluta de toda coor-
cartn;
dinacin obligatoria, y, en ausencia de .~bliga~iones coact~va.s, la socie-
dad humana ha de confiar en la coordinac1on feliz de los sent1m1entos, pro~ que le~/
salvac10
psitos, afectos y acciones individuales. La civilizacin solo podr, pues,
bras ca -
existir entre una poblacin cuya masa manifieste tal afortunada adaptacin
sola Y _....,
mutua. Por desgracia, una minora de ejemplares individuales contrarios
basta, si no se contrarresta, para trastornar la estructura social, y existe pesa? e
Santiago
siempre un pequeo nmero de personas en su carcter completo, y la
mayor parte de las personas en algunos de sus actos, que son antisociales Daniel~
Qu
respecto al tipo particular de cualquier sociedad posible de su tiempo.
no lo sab
No puede eludirse, pues, el hecho concreto de que la coaccin es necesaria
exilio. P
y la coaccin es una restriccin de la libertad.
Se sigue de ello que es precisa una doctrina sobre la mezcla social de de s mi
libertad y coaccin. Una exigencia de libertad sin lmites, tal como resulta -La
de una ~losofa superficial, es tan perjudicial como el clamor antagnico Una
por la simple conformacin a la pauta rutinaria. Probablemente, no existe con una
una solucin nica del problema que se adapte a todas las circunstancias no estab
~e ~as sociedades humanas que han existido y que existirn, y hemos de y sufra .

limitarnos a la forma en que se ajusta la solucin en nuestros das a la se rep1t1
civilizacin occidental europea y americana. poder d
labras v
(A. N. WHITEHEA~: Aventuras de las ideas. Trad. de Carlos Botet, editor Jos Jans, Se le
Barcelona, 1947, pags. 7 s_ 79 .) de dine
alumnos

c1onario

Tena diecisis
A aos ' era un p equeno
- b ruto, estaba acostado sobre la
arena en rcac~on, Y con~emplaba las largas olas chatas del Ocano.

. '. 1 o 1ga. o a comer arena. Sentad o a la sombra de los pinos,



sin
d a1lento, con la nariz
_ colmada
. 1 1 d .
por e or e la resina tena la impres1on
0 . ,
e ser una pequena explosin en sus ens 0 . '
inexplicable. Se hab d. h y ,~ en el aire, redonda, abrupta,
nada, pero era eso loa ~~ u , ser~ libre, o ms bien no se haba dicho
0
q q eria dec1rs~ Y era una apuesta ; haba apostado
e su vida entera se asemejara a ese minuto excepcional T , . . ,
qU , S h b. , en1a ve1nt1un
"'os
an ' leta a p1noza
1 1 en su a 1tac1on ' era el martes de e h b'
arna va1, a 1a gran -
des carros mu tic? ores 9ue pasaban por la .calle cargados de muecos de
cartn; l levanto los OJOS Y apost de nuevo, con ese nfasis filosfico
que les era co~n desde ?aca poco a Brunet y a l. Se dijo: 'y 0 har mi

bras can:b1aban con la edad Y con las modas intelectuales, pero eran una
sola y misma apu:sta; Y Mat~o no era a. sus propios ojos un tipo alto y algo
pesado que ensenaba filosof1a en un liceo de varones, ni el hermano de
Santiago Delarue, el abogado; ni el amante de Marcela, ni el amigo de
Daniel y de Brunet: no era cosa alguna, sino esa apuesta.

Qu apuesta? Se pas la mano por los ojos, cansados por la luz; ya
no lo saba bien; ahora tena cada vez ms a menudo largos momentos de
exilio. Para comprender su apuesta era menester que estuviera en lo mejor
de s mismo.
- La pelota, por favor. 1

Una pelota de tenis rod hasta sus pies y un chiquiln corri hacia l
con una raqueta en la mano. Mateo recogi la_pelota y se la tir. Cierto que
no estaba en lo mejor de s mismo: estaba acurrucado en ese calor sombro,
ysufra la antigua y montona sensacin de lo cotidiano: por mucho que
se repitiera las frases que antao lo exaltaban: <<Ser libre. Ser causa de s,
poder decir: soy porque lo quiero; ser mi propio comienzo>>, slo eran pa-
labras vacas y pomposas, palabras fastidiosas de. intel.ectual. ,

!)'
Se levant. Se levant un funcionario, un func1onar10 que tenia apuros
de dinero y que iba a encontrarse con la hermana de uno ~e sus antiguos
~umnos. y pens: Est hecha la jugada? No soy ya mas que un fun-
cionario?>>

a d L libertad J La edad de Ja razn. Trad. de Manuel R.


( jEA1'1 PAUL SARTRE: L os caminos e a :
3
'
Cardoso, Ed. Losada, Buenos Aires, 1954 , pags. 5S-59.)

-
.,
'
dealisrno . . E~
VOCABULARIO 1 podra dehm1
el mundo ex
Categoras: Las formas ms genera- men, que les permite moverse en
ciones que
les dentro de las cuales pueden otras direcciones. Parece ser que
concretado
incluirse todas las ideas y las re - Epicuro formul esta teora, que
tinta a lo lar1
laciones entre las mismas. Por fue expresada por Lucrecio. Con
I

e1emplo, la categor1a <<espacio>> in- ella se intenta explicar tanto la


Mecanicismo.
cluira todos aquellos aspectos de posibilidad de que los tomos que
como si fuer
los seres relativos a la extensin . caen en el vaco formen cuerpos
como es na
Ciencia clsica: Recibe este nom - como insertar la libertad en el
la mecnica.
bre el esplndido desarrollo cien - mundo.
bin son en
tfico a partir del siglo 'XVII. Pre- Contingencia: Designa lo que pue- ,
dos por or
domina la idea de que la realidad de ser o no ser. Se opone a nece-
sario. El trmino ha pasado de la ruedas de un
est formada por corpsculos en
bio o movim
movimiento (atomismo), regidos filosofa escolstica al argot filo- ., ,
sfico en general . Por ejemplo, se acc1on rec1 J,
por leyes regulares, precisas y re-
ducibles a frmulas matemticas. puede decir que el juicio <<la ven- sobre otros.

La autntica realidad estara cons- tana est abierta>> es contingente nam1smo>>, pa


tituida por elementos que se pueden porque puede estarlo o no estarlo .
medir, cuantificar (por ejemplo, el Estoicos: Defensores del estoicis-
peso de un cuerpo). Las sensacio- mo. Doctrina que nace hacia fi-
nes que recibimos (color, sonido, nales del siglo IV a. de C. y se desa- LECTURAS
etctera) no son ms que apa- rrolla posteriormente en varios pe-
riencias subjetivas. El universo es rodos. En fsica defiende la exis- BAY, CHRISTIAN:
entendido como una gran mqui- tencia de una ley universal nece- FROMM, ERICH:
na (mecanicismo). Recibe un im- saria para explicar las relaciones Aires, 19 68.
pulso decisivo a partir de la astro- entre los cuerpos. Sus conceptos SARTRE, J. P.: E
noma y de la fsica, de donde ticos han tenido una gran reper- HEIMSOETH, HEI
irradia en distintos momentos a las cusin. El ideal del sabio consiste Revista de o
dems ciencias. A principios del en vivir conforme a la naturaleza, RussELL, BERTRA1
siglo- XX esta concepcin fsica esto es, conforme a la razn, pues W Losada, Buen

pretende ser superada por una ambas se identifican. La intranqui- liI1'EiiEAD A
teora ms amplia que englobe as- lidad es producida por las pasiones, Arrneng~l, E
pectos hasta entonces insuficien- en consecuencia hay que anular-
temente explicados (teora de la las. La felicidad se consigue cuando
relatividad, teora de los quanta). ,el hombre, conforme con su des-
Desde el darwinismo, psicoan- tino, no se deja arrastrar por nin-
lisis, marxismo, ha recibido tam- guna pasin.
bin crticas muy atendibles.
Fenmeno. Significa <<lo que apare-
Clinamen: Los tomos que caen en ce>>, la <<apariencia>>. En el pens~
el vaco (atomismo) experimentan miento de Kant se opone a <<nou-
una pequea <<desviacin>>, clina- meno>>.

8.1. LA COMUNICACION INICIAL.


EL AMBITO BIOLOGICO
8.2. DE LA FISICA
A LA ANTROPOLOGIA EXISTENCIAL
8.3. EL LENGUAJE

La comunicacin, especialmente con los congneres, viene dic-


tada desde las ms profundas races biolgicas. De ah que, al mismo
tiempo, el animal (o el hombre) pretenda manifestar sus necesidades
y provocar en los otros las reacciones adecuadas. El estudio riguroso
(en el sentido de la ciencia matemtica) ha dado lugar a la teora
de la informacin o comunicacin. Sin embargo, la utilidad y rigor
de sus aportaciones no agota el problema de la comunicacin entre
los vivientes. Elementos afectivos y existenciales constituyen la
base de la misma, la cual, en el caso del hombre, se despega originan-
do una estructura, un segundo sistema de seales: el lenguaje ar-
ticulado. 1 5~
una ciencia del control y la comunicacin en
el hombre y el animal. Por otra parte, es patente
cmo uno de los grandes aspectos de nuestro
panorama cientfico lo constituye el desarrollo
de la ciencia del lenguaje, a travs de la crea-
cin de las lingsticas estructuralistas * y gene-
rativas*. El despliegue de estas ciencias, desbor-

dando el campo de los especialistas, ha intere-

sado a los cientficos de otros dominios y a los
hombres cultos de nuestra poca.
Aadamos que un sector importante del Ren-
samiento filosfico ltimo ha centrado su
atencin justamente en el anlisis lingstico. Ca-
racteriza as a la filosofa, fundamentalmente,
como una investigacin de los distintos lenguajes:
cientficos, ordinarios, morales, religiosos, etc.,
y la determinacin del sentido de stos. Y an
podramos sealar cmo en la creacin est-
tica, desde la poesa hasta el cine de Antonioni *,

el problema de la comunicacin o incomunica-
cin entre los hombres representa uno de sus
Con el estudio de los fenmenos de la comu- grandes motivos caractersticos.
--
nicacin y del lenguaje se presenta una problem- La riqueza de aspectos en los fenmenos que
tica y una serie de conceptos, tambin de estamos divisando ha de~erminado la aparicin
intuiciones, profundamente vivos en la cul- de una serie de ciencias interdisciplinares:
tura actual. Los dominios ms variados de sta la psicolingstica, la sociolingstica, la antro-
lo acusan, desde la sensibilidad esttica hasta la pologa lingstica. Se rompen, pues, los clsicos
tecnologa, pasando por el pensamiento cien- casilleros del pensamiento cientfico y podemos
tfico. observar en qu medida los hechos de la co-
As, la revolucin ciberntica (una de las munkacin y del leng~aje definen un centro co-
mayores creacio.,nes de toda esta ltima etapa mn de preocupaciones para nuestra cultura.
histrica, a partir de la segunda guerra mundial) Hasta ahora hemos hablado conjuntamente
ha introducido en la mquina su autocontrol y de comunicacin y lenguaje. Ahora bien, qu
gobierno. Se ha polongado en el desarrollo de relacin existe entre estos dos grandes conceptos
la informtica, que nos aparece, tal como indica Y los conjuntos de hechos que designan? La
Norbert Wiener (1894-1964), su creador, como relacin es muy clara. El trmino de comunica-
-


. .,
cin cubre un radio mucho ms amplio que el rganos sensoriales y el aparato de e1ecuc1on
de lenguaje. El lenguaje representa una forma de nuestras decisiones.
altamente organizada de comunicacin. Esta Pero este aislamiento, esta clausura del. ani-.,
significa el protofenmeno, el hecho radical del mal sobre s mismo, respecto a su organ1zac1on
cual debemos partir, inicialmente, en nuestro nerviosa y su conciencia, tiene que ser superada.
anlisis, para irnos elevando a la comprensin El animal no puede relacionarse exclusivamen~e
del fenmeno lingstico. con el mundo fsico sino con los otros seres an1-
' .
Qu significan los fenmenos y procesos de males de su misma especie y de otras diversas.
comunicacin? Para responder a esta pregunta
.,
La vida supone actividades de cooperac1on y
debemos arrancar de conceptos que ya han sido competitivas entre los distintos animales: sim-
elaborados en anteriores temas. Veamos cmo biosis, comensalismo, rivalidad. Pensemos, por
en la progresiva organizacin de lo real, concre- ejemplo, en los hechos de la reproduccin bi-
tamente en la aparicin de la vida animal sex\lal: es esencial para el cumplimiento de los
- y en cierta forma en la rplica o imitacin de mismos el acuerdo, la actividad conjunta de
sta por los servomecanismos , surgan mun- macho y hembra; o pensemos en procesos como
do~ nuevos. Tales eran el t1niverso de las repre- la caza organizada en grupos. Tambin es ilus-
sentaciones, de las decisiones, de la captacin
interior de los estados energticos que consti-
tuye la conciencia animal y en el hombre ad-
. quiere una peculiar e intensa reflexividad. Se
trata de un mundo propio para cada especie
viviente, de un mundo privado que podemos
diferenciar de la naturaleza fsica como mundo
pblico, como centro comn de referencias,
aunque en l cada especie selecciona su ambiente
peculiar. Estos universos constituidos por las
conciencias individuales resultan, en cierta for-
ma, aislados entre s, interiores. Y a la misma
organizacin anatmica refleja, de algn modo,
esta interioridad. En efecto, el sistema nervioso
nos aparece normalmente instalado en las zonas
ms internas del organismo y fuertemente pro-
tegido del mundo exterior. La relacin entre el
sistema nervioso y la conciencia unida a l,
por una parte, y el mundo, por otra, se produce Las pelculas de Anto nio ni, a una de las cuales pertenece estt'
fotogra ma, plantean el proble ma de la incomunicacin humana.
a travs de la mediacin que representan los 155
.'
' ...

trativo de la necesidad de comunicacin entre luminoso o puede ser la difusin de olores


los animales el comportamiento de los insectos por aludir a casos muy tpicos. En .otr~s ocasio~
o artrpodos sociales, como el caso de las hor- nes no se trata de la pura presencia, sino de la
migas en su trabajo. En las grandes emigracio- modificacin de sta, del colorido, del tamao,
nes de los pjaros, hay algn animal que asume del aspecto del animal. Finalmente, en un caso
una funcin directiva, orientadora del grupo, ms avanzado y elaborado, puede irradiar tal
establecindose una comunicacin entre dicho viviente una serie de seales organizadas en un
conductor y la bandada, as como entre los mis- cdigo determinado. En este caso, los recursos
mos componentes de sta. utilizados son mltiples, mostrndonos la enor-
En todos los casos anteriores se trata de aludir me riqueza de la vida animal, desde actividades
simplemente a realidades bien conocidas. En mmicas, gestos del rostro, hasta actividades pan-
consecuencia, desde esta situacin radical de tommicas, actitudes y movimientos de todo el
apremio, implcita en la vida, surge la comunica- organismo: o bien se pueden utilizar rganos
cin como un proceso necesario cuyo sentido especficos para emitir, como ocurre con la fo-
descubrimos. Podemos, pues, definir la comuni- nacin, las antenas, las vibraciones producidas
cacin en sus trminos ms generales y teniendo por los litros de un animal. Estas seales, di-
en cuenta que slo pretendemos delimitar un rigidas hacia otro viviente, deben ser captadas
nivel inicial de la misma, como el conjunto de por el ltimo. Entonces tenemos dos conceptos
procesos en que se establece un contacto bsicos de la teora de la informacin: emisor
entre diversas conciencias animales. y receptor.
En las situaciones biolgicas el emisor acta
Si prescindimos de las hiptesis parapsicol- segn ciertas expectativas de que su mensaje
gicas * que defienden la posibilidad de fenme- sea captado y respondido, es decir, de que su
nos de contacto directo entre conciencias, los mensaje constituya una o varias seales estimu-
fenmenos telepticos, advertiremos que este lantes, desencadenadoras de un comportamien-
contacto se establece siempre a travs de una to deseado. Estas seales tienen su origen, como
mediacin, constituida por los rganos de los vemos, en la comunicacin no en el medio f-
sentidos y la apariencia exterior del animal. '
sico sin ms, sino en la actividad intencional de
Analicemos el fenmeno inicial de comu- un viviente. Puede ocurrir sin duda que el
nicacin tal como se presenta en la vida de los ' '
mensaje no sea recibido, q!Jedando bloqueados
animales. Supongamos un viviente origen del
_lo~ efectos intencionales, incitatiyos, del men-
proce~o, el cual emite una serie de seales diri-
S~Je. As ocurre, por ejemplo, en un animal que,
gidas para su captacin por otro u otros vivien-
deseoso del acoplamiento sexual emite un men-
tes. El carcter de estas seales es inmensamente . '
SaJ~ capt~do por una posible pareja. Al encontrar-
variado; puede ser la mera presencia fsica que
se esta, sin embargo, saciada, carente, por las ra-
se detecta por las modificaciones del espectro
zones que sean, de una necesidad correspondiente
7*.f
.. ~~>
t

- 1
1
1
1
1
1
1
1
ores )
ycomplementaria, la llamada no obtiene respues- seales son emiticlas p<>r un viviente de un
as10_
ta. Todo ello muestra el proceso de comuni- modo que podram<Js designar como no inten-
de la cacin como enmarcado por una situacin ca-
... cionado o incJt1so opuesto a Jas intenciones del
ano racterstica del mismo y que, en la vida animal,
)
viviente; sera cJ caso deJ emisor involuntario.
caso responde a estados peculiares de necesidad. La depredacin nos presenta una amplsima gama
ar tal La emisin de seales, utilizando parcialmente de fenmenos que responden a este modelo de
en un los trminos empleados por Karl Bhler ( I 879 _ comportamiento comunicativo. Por una parte,
ursas 1963) en su Teora del lenguaje, nos aparece, la actitud del depredador, la actividad explora-
enor- en el nivel estrictamente biolgico en que nos toria del animal cazador (el vuelo ojeador del
.dades situamos en este momento, como expresin y guila o el acecho de Jos grandes felinos), y,
..s pan- apelacin. Expresin, en la medida en que tra- por otra, la posible presa que trata de ocultar
do el duce las necesidades del sujeto emisor, y apela- su presencia. Estamos ante los fenmenos de
ganos cin, en cuanto desde estas necesidades se pro- mimetismo que nos muestra la biologa, o sea,
la fo- duce una llamada para iniciar una actividad com- de identificacin aparencia} de un viviente con
lucidas plementaria con el viviente receptor. Cuando el el medio. Constituyen una manera de intentar
es, di- mensaje resulta captado y tiene xito, indepen- bloquear el posible mensaje incitador que
ptadas dientemente de la respuesta motora del receptor, representa la presencia fsica de un viviente. En
lceptos puede originarse una nueva situacin de comu- el gran fenmeno de depredacin que es la gue-

m1sor nicacin. Quien ha recibido el mensaje se con- rra humana, el mimetismo se ha reproducido
vierte en emisor de otra serie de seales, que culturalmente con las tcnicas del camuflaje.
, aparecen como respuesta comunicativa. En En el mundo humano tienen una importancia
r actua

todo caso, en el mismo comportamiento motor considerable, sin duda, los hechos referentes a
ensa)e
podramos encontrar, en el sentido ms amplio, la ocultacin de la informacin, desde el secreto
que su cientfico, industrial o militar, hasta el disimulo.
stltnU- un mensaje de respuesta. En esta situacin pue.d e
originarse un intercambio muy rico de mensaJes Aparece aqu todo un mundo de intencionado
arnien- bloqueo de la comunicacin, que no se trata
Ycomportamientos, establecerse una verd~dera
cotn ahora de exponer en detalle.
dialctica, que el ejemplo de comportam.1ento
kdio f- El somero anlisis realizado de los fenmenos
de los telesteos, visto en lecciones anteriores,
looal de ilustrara de un modo muy adecuado. Por lo de comunicacin, tal como stos se dan en la
que el vida animal, y que fundamentalmente remiten
general se trata de los rituales que la etologa
eueadoS al hecho bsico de contacto entre distintas con-
de nuestro tiempo ha estudiado, y que a veces
el men- ciencias biolgicas, gobernantes de un compor-
resultan tan sorprendentes y subjetivo~. .
ual que, tamiento, nos ha entregado ya algunos de los
Ahora bien analizando las distintas situacio-
eo- conceptos ms elementales que aparecen en la
uo tJl nes biolgicas' que la comunicacin produ~e, po- moderna teora de la comunicacin o de la n-
cootr~r- dramos observar un caso mu y generalizado,
formacin. 157
J! 1as ra- pero sin duda interesante. Con frecuencia las
~odieote
1
1
1
1
1
1
f

pueden utilizar la distribuc in de El vigor d e la danza depende de la fuerza d


Las ab eJaS 1
la luz polarizada del cielo, que se ba.nl.d1izda en h~us estmulo de la comida, de modo que es mene
. El d scubrimiento de esta ha 1 1 a se izo vigorosa a medida que la cantidad de comida ~s
0105
: t retacin de la danza que realiza verti - menor. Si se aade alguna sustancia desagradabls
por tn erp f
calmente delante del panal una orra1era q~e
.
a la comida, quinina, por ejemplo, el vigor d:
ha tenido xito al volver a la colmena: Por me?10 la danza tambin declina.
de esta danza, la forrajera pasa su 1nformac16n
J . D. CARTHY . El comportamiento de los artr.
sobre ta direccin y distancia del lugar donde podos. Trad . de Salvador V. Peris, Ed. Alhambra
ha encontrado comida . Suministros de comida Madrid, 1968, pgs 97 -99.
a menos de 100 metros de la colmena . le, hacen,
danzar en crculo, mientras que s1 estan mas Los gatos - los machos principalmente, pero
distantes la danza toma la forma de un ocho. tambin muchas hembras- tienen la costumbre
La danza en crculo no proporciona informacin de regar con su orina los rboles, los postes, los
respecto al lugar de la comida, pero la danza .en arbustos, las paredes, etc.; con frecuencia se
ocho simboliza cuantitativamente tanto la dis- perfuman tambin con la misma sustancia la
tancia como la situacin (respecto al Sol) del cabeza y se frotan repetidamente contra otros
lugar de ta comida. Entre cada semicrculo de la objetos. Pero jams se observ que un gato
danza, la abeja se desplaza agitando el abdomen . retrocediera despus de olisquear la marca de-
jada por otro. Es verdad que las huelen todas
cuidadosamente y con gran tranquilidad, pero
, , , --,, , , ,. -
/
/ \ /
(
.......

' '\ / ,,,/,, / -- - """'


::-.::. despus siguen su camino nada impresionados
/ \ \ / / o le ponen encima su propia marca. Nada abso-
I 1 ~ I I
/ I I I lutamente indica que esas marcas de olor tengan
' { I I
algn efecto. Naturalmente, esto no indica que
l ',
1 J 1 \
\ / 1 \ no lo haya; pero esas marcas deben tener por
\ \ \ '' ', ' - /
lo menos otra funcin, si no varias. Una de ellas
\
'
f
'' '
\

' ' ....... '


'- -1- - ,,..7 "
~
' ....... _.,,,,,, ,;
/ /\
.... ...... ""'
,
....... _ ......
J podra ser la de evitar encuentros inesperados Y
duelos sbitos; otra, la de sealar quin es~
ya en camino por ese sendero, a qu distancia
est y si todavia es posible el encuentro. Todo
La direccin de esta agitacin o movimiento del esto son meras su posiciones, y el material que
abdomen muestra la misma relacin con respecto tengo hasta ahora recogido no me permite ex
a la gravedad como la comida respecto a la cluir ni insistir en ninguna posibilidad. Es pro
posicin del Sol. As, comida en direccin al bable que todas tengan algn papel que desern
Sol est representada por una inclinacin del pear segn la situacin.
abdomen orientado verticalmente respecto al pa- . Bio/ogla
nal; la comida a un ngulo de 50 grados a la KONRAO LORENZ y PAUL, LEY~AU~E~ de ~
del comportamiento. Ra1ces 1nst1nt1va~ fllt
derecha del Sol, por una inclinacin del abdomen agresin, el miedo y la /ibert~d. Trad. e 102
de 50 grados a la derecha de la. vertical, y as. Blanco, Ed. Siglo XXI, Mxico, 1971, P g.
l
1
1
1
1
1
1

Los problemas prcticos de la telegrafa y de la


telefona alumbraron una serie de conceptos que
analizaremos de una manera muy elemental. En
consecuencia, las nociones de informacin y co-
municacih se extienden, desde su directa alu-
sin al mundo psquico, hasta las realidades f-
sicas. En stas encuentran su ltimo fundamen-
to los fenmenos que anteriormente hemos con-
siderado.
El concepto de informacin se ampla hasta ha-
cerse congruente con el de organizacin o estruc-
tura, y el de comunicacin se convierte entonces
en la transmisin de dichas estructuras. Por lo
tanto, no representa una simple broma el hecho
de que Wiener, en uno de sus libros, se plantee
la posibilidad de telegrafiar un organismo. O
bien, en un sentido ms riguroso y sistemtico,
utiliza la ciencia moderna la idea de cdigo
gentico*, como transmisin de programas que
guan la construccin embriolgica de un or-
La teora de la comunicacin, en un sentido ganismo, y que tambin, como hemos visto
ms precisamente formal y matemtico, remite repetidas veces, presiden incluso las pautas de
sobre los trabajos de Wiener, al que hemos conducta del animal.
aludido ya en el campo de la ciberntica, y tam-
bin a la obra de Claude E. Shannon, en concreto Fsi_c amente, la comunicacin nos apa-
a su artculo de 1948 titulado Una teora mate- rece como el flujo de una estructura organi-
mtica de la comunicacin, que fue difundido en zada a travs de un medio. El inicio de este
forma de libro al ao siguiente. proceso se encuentra en un punto de partida
Los orgenes ms estrictos de estos desarrollos que puede ser designado como emisor, y el
no se encuentran en los problemas de la vida trmino de llegada es conocido como receptor.
El medio a travs del cual viaja dicha organiza-
.
animal, sino en la necesidad de resolver ciertas
., cin es el canal. La organiza<;in transmitid
cuestiones en el campo de la comun1cac1on
elctrica. Tareas tecnolgicas y fsicas han ~ni a travs del mismo, desde el emisor hasta su
mado el incremento de la teora de la comuruca- llegada al receptor, constituye el mensaje. Est-e
cin o de la informacin, aunque ulteriormente mensaje posee una organizacin formal, que
significa el elemento invariante de todo el pro- 159
hayan incidido sobre los problemas biolgicos.
'
1
1
1
1
1
1

ceso, )1 a que dicha organizacin for111~1l es so- cerebro. Cuando halJlamos por telfono, el pro-
metida a una serie de codificaciones, recodifica- ceso se complica an ms, se aade el receptor
ciones y descodificaciones. Los elementos mate- de nuestra palabra, la transmisjn del mensaje
riales de dichos cdigos son distintos, P.Cro la al hilo telefnico, su recodificacin en el otro
estructura debe conservarse; es decir, se trata receptor, y ulteriormente tendr que ser trans-
d e un isomorfismo bsico en todo el proceso, mitida todava hasta el cerebro.
d e un mantenimiento de las estructuras organi- El canal produce lo que en teora de informa-

zat1vas. cin se conoce con el nombre de ruidos. Con-
Por ejemplo, en una transmisin verbal un cepto que generaliza la utilizacin cotidiana de
hombre traduce sus pensamientos en palabras, dicho trmino y que significa una ms o menos
en movimientos de su aparato fonador, que se intensa desorganizacin del mensaje, en la cual
con vierten, en el canal representado por el aire, algunas porciones de ste se pierden. En tr-
en una serie de vibraciones. Estas vibraciones minos ms exactos de la teora de la informacin,
llegan al aparato auditivo del receptor y, en- la transmisin puede producir fenmenos de
tonces, son sometidas a una serie de tratamientos entropa. El concepto de entropa, generalizado
fisiolgicos, que despus se transforman en una a partir de la termodinmica, designa la tendencia
transmisin por el nervio auditivo hasta el cere- al desorden sobre un material organizado ; por
bro. En este proceder, tan cotidiano y elemental, ejemplo, la nivelacin trmica producida cuan-
se p roduce, sin embargo, una sucesiva traduc- do se establece un contacto entre cuerpos de
cin de la estructura del mensaje sobre elementos diferente temperatura. Del mismo modo, en teo-
materiales muy variados: los movimientos de ra de la informacin acta el concepto de entro-
las cuerdas vocales y del aparato fonador en ge- pa como opuesto al de organizacin. Todo men-
neral, las vibraciones del medio, los movimien- saje es, en este sentido, esencialmente antien-
tos de nuestro rgano auditivo y la estructura trpie::o; es dcir, todo mensaje es, tal como ve-
de la corriente nerviosa que comunica hasta el nimos indicando, una estructura organizada. Su

f' uentc
del Codificador ~ Canal ~ Decodificador 1.....i Receptor
mensaje

Seal Ruido

c1on
l:sq uema del proceso de la comunica
r
rransrnisin, en la n;edida en que est afectada '
Junta entre ellos. Ahora bien, habra que sea-
r ruidos, por fenomenos de degradacin au-
po , d. . , lar cmo el problema de la comunicacin
rnenta Ja entrop1a_, 1sm1nuye el carcter an-
en el animal y en el hombre no puede ser
cientrpico, organizado, del mensaje; tiende a reducido, por mucho inters que revista, al puro
restablecer la
., situacin originaria de ausencia tratamiento de transmjsjn de mensajes en tr-
de informac1on. minos informticos. La teora de la comunica-
Otro concepto
. ,
importante
. es el de redundan- cin, en cuanto teora de la informacin, nos
ca. Descri.to ~n ter:runos m~~ cualitativos, apro- ilustra sobre los procesos fsicos y las leyes que
ximados, s1gn1ficar1a la relac1on entre el volumen los regulan. Pero el estudio de la comunicacin
del mensaje y su real contenido informativo. La entre los vivientes debe insistjr en el sentido de
redaccin de un telegrama nos facilita una idea sta dentro de los problemas biolgicos y, en
muy intuitiva de lo que significa el problema de el caso del hombre, debe referir la comunicacin
la redundancia. Cuando escribimos t1n telegra- a los grandes problemas de la existencia humana.
ma, por razones de economa, tendemos a utili- Una primera referencia, en este orden, la he-
zar el mnimo de palabras posibles, es decir, mos conseguido al hablar del contexto situa-
la longitud ms corta de mensaje para verter cional en el que se establece la comunicacin
en ella la informacin que estimamos necesario entre vivientes, y que remite a la teora de la
sea transmitida. En este sentido, un lenguaje motivacin y de las necesidades. La importan-
de intencin puramente informativa debe eli- cia de los elementos afectivos en estos pro-
minar al mximo la redundancia. A sta podra- cesos es indudable. En ellos juegan bsicamente
mos referir el estilo del barroco, como clara fenmenos de tonalidad afectiva, como armona
expresin de la misma. Pero, evidentemente, el simptica o emptica, como hostilidad. Al esta-
ideal propio de un lenguaje puramente informa- blecerse estas tonalidades o estos ritmos afecti-
tivo no es el que caracteriza al lenguaje humano. vos confuntos, en cierta forma queda superada
En ste se aaden otras intenciones muy diver- la clausura del individuo, sumergido en un clima
sas, como puede ser la esttica, en relacin direc- emocional propio de la pareja o del grupo que
ta con la alusin al barroco que acabamos de comunica. A pesar de su precisa localizacin
realizar. anatmica en el sistema nervioso, la individua-
lidad, en cierta forma, queda superada y disuel-
Las precisiones obtenidas, a base de los con- ta en las unidades colectivas que se establecen.
ceptos ms genricos de la transmisin fsica, Por esta lnea llegamos a uno de los aspectos

nos permiten formalizar de una manera ms per- ms tpicos de la comunicacin y de su signi-


ficado en biologa: el nexo entre el individuo
fecta el proceso de comunicacin biolgica. An-
ya recin nacido, ya en sus primeras etapas vi-
teriormente, sta ya fue descrita como tra~paso
tales, y los adultos; la comunicacin, en el caso
de mensajes entre diferentes vivientes, vincu-
especialmente significativo de los mamferos, 161
lada a las posibilidades de una actuacin con-
1
1
1
1
1
1
1

entre la cra y sus progenitores. A travs de y equililJr<> afectivos del futuro individuo adul-
esta comunicacin se cumplen no slo unos to. J::l fracaso de algunos de estos procesos
procesos de aprendizaje, en que ya hemos in- deJ intercambio de mensajes entre madre y cra'
sistido en otros momentos, sino tambin se ve- puede afectar muy traumticamente al futuro dei
rifica un fenmeno fundamental de maduracin. individuo.
Y a se ha sealado cmo gran parte de los Resultan al respecto muy interesante las ex-

tv1entes nacen con sus estructuras anatmicas
\ 7
periencias realizadas por el psiclogo america-
y de comportamiento incompletas. Las primeras no Harry F. Harlow sobre el macaco <<Rhesus>>,
etapas vitales significan un proceso de consolida- durante los primeros meses de vida de ste.
cin de las mismas. Ahora bien, para el cumpli- Para ello ensay un dispositivo consistente en
miento de dicho proceso se ha comprobado ex- la fabricacin de unas madres artificiales, que,
perimentalmente la importancia que tiene el de- con unos biberones como mamas, pr:rmitan la
sarrollo de la comunicacin, especialmente con alimentacin. Se diferenciaban unas de otras en
la madre. La dada madre-cra, o hijo en el caso que algunas presentaban sobre el maniqu un
humano, nos patentiza un modelo intenssimo tejido esponjoso y clido. Entonces, se observa-
de comunicacin, fundamental para la madurez ba la tendencia del macaco, especialmente en
momentos de peligro, de miedo, a refugiarse
en aquellas madres que presentaban una epi-
dermis artificial acogedora. Las madres despro-
vistas de ella solamente eran utilizadas como
instrumento para alimentarse. Dicho investiga-

?~ l_leg a la conclusin general de que los
1~d1v1duos carentes de esta experiencia de refu-
.. ,,.. gio y de contacto epidrmico durante los pri-
meros meses de vida quedaban traumatizados
para su comportamiento sexual adulto. De aqu
deduce que la carencia de amor en la primer~
etapa ~e la existencia incapacita para el mismo
en la vida ulterior; es decir la madurez afectiva
del individuo queda bloqu~ada, y en este caso,
como vemos, actan decisivamente una serie
de mensajes transmitidos a travs del contacto
epidrmico De ah la importancia de la caricia,
La comunicacin entre la madre y el hijo es un elemento bsico
para la maduracin y equilibrio afectivo de ste en su vida adulta.
de la manera de acoger al nio de arrullarlo,
de acunarlo. '
)2
1
1
1
1
1
1

En el nivel humano son interesantes en este das en l, de manera que en cierta f~rma ;i.v~
1 sentido las observaciones y experiencias reali- mos en una sociedad interior. El ps1coanal1s1s
zadas por Spitz. Tambin aqu comprobamos la lo ha comprobado a travs, por ejemplo, de
importancia que tienen, en los primeros meses las imgenes paterna y materna en la vida ps-
de vida del nio, los procesos de comunicacin quica del individuo. Somos paradjicamente so-
X- a travs de la presencia del rostro humano de litarios, pero tambin, en cierta medida, compa-
:a- . '
la captacin de la sonrisa~ . de las caricias, que eros por necesidad de quienes nos circundan.
i>> ) acabamos de indicar. La ausencia de estos cuida-

:e. dos delimita un cuadro de carencia afectiva, que Anteriormente hemos insistido en la impor-
en , ha sido definido como <<hospitalismo>>. Todo tancia. biolgica de la comunicacin desde va-
te, ello revela que no es suficiente, para la correcta rios puntos de vista: el que se refiere al compor-
la construccin de una personalidad, la mera ali- tamiento social y el que afecta radicalmente al
en mentacin fsica, la ingestin de la leche en los desarrollo del indiviooo. Ahora, y en la lnea
un primeros meses de vida. No slo los primeros de estas ltimas reflexiones, debemos insistir en
ra- aos de la vida adulta, segn el psicoanlisis la importancia de la comunicacin en el hombre,
en clsico haba detectado, sino justamente este
tse primer ao de maduracin orgnica y afectiva

p1- del individuo puede originar traumas. Tambin
ro- en e] comportamiento normal la antropologa
no cultural ha mostrado la relacin que tiene con
ga- el carcter adulto la manera de cuidar al nio en
los los primeros meses de vida, segn los hbitos
fu- de las diferentes culturas.
~rt-

Los procesos de comunicacin, en consecuen-
los cia, se inscriben de una manera muy determi-
au nante en el seno del proceso vital. A este nivel
er~
profundo corresponde el concepto, ya aludido,
no de <<troquelad<>>>, de conformacin del carct~r
jva y los hbitos de comportamiento desde las pri-
so, meras experiencias vitales. De este modo, el

r1e mundo de los otros, de los seres que nos rodean,
penetra en nuestras estructuras ms profundas
et O
Yqueda impreso en ellas. A pesar de la indiv~dua
cia,
lidad, localizada en nuestro sistema nervioso,
rlo,
las realidades convivientes, aquellas que han de- l~nestas ilustraciones ptaedcn apreciarse algu11os momentos de las
terminado experiencias hondas, quedan graba- cxpcrie11cias realizadas por 11. 1. Harlo\v con el macaco r11cst1s.
de Ja comunidad afccti va que se establece a
e11 relacin a sus problemas ms profundos, 't sus "a
tra ves e e sta serie de seales.u o o de
. los pro-
problemas existenciales, aguellos que se re- blemas existenciales del hombre radica en este
fieren a la conciencia que el individuo tiene de intento de superar la soledad y llegar, en casos

su propia ex1stenc1a. lmites, a una fusin completa. Por ello en
En la leccin anterior hablbamos de la sole- eriencia amorosa hay un componente de
dad del hombre, que sale a la superficie tan cla- 1a exP .
realizacin, pero tambin de frustracin, como
ramente en el ejercicio de nuestra libertad. Vea-
muchas veces se ha expresado.
mos los componentes angustiosos que esta per-
cepcin de nuestra soledad procura: la.captacin Unamuno represent, de un~ m~~era muy gr-
fica la dificultad de comun1cac1on entre los
de nuestra finitud. Ahora bien, en el caso del ' ,
hombre, la necesidad comunicativa responde hombres, indicando que somos crustaceos, gue
no slo a su situacin biolgica, sino tambin nuestro sentimiento est preso por un exoes-
a esta profunda problemtica. El hombre ne- queleto que nos separa a los seres humanos
cesita comunicarse para superar la angustia de unos de otros. Son los mensajes emocionales,
su finitud. La experiencia amorosa humana no aquellos que brotan en las situaciones de dolor
se reduce a la pura sexualidad. El ejercicio de compartido, los que permiten establecer, a ve-
esta sexualidad se integra, sin duda, en los pro- ces, una comunicacin ms profunda. El ejer-
blemas existenciales que estamos divisando. Nos cicio de la palabra, en este sentido, resulta espe-
encaramos al problema del amor como realiza- cialmente doloroso, puesto que es un vehculo
cin humana, el amor sexual dentro de la pareja, insuficiente como tantas veces intuye el poeta,
tambin el amor al prjimo y el sentimiento de en la medida en que la palabra es instrumento,

solidaridad con los otros. pero tambin obstculo, para la comunicacin,
Si bien el medio natural de comunicacin ya que en su realidad hay un componente am-
entre los seres humanos est dado por nuestro
biguo, de realizacin subjetiva, pero tambin de
lenguaje, el ejercicio del hecho lingstico se fra objetividad.
encuentra normalmente rodeado de otra serie
de procesos de contacto, de pequeos mensajes
entre los hablantes, que confieren un sentido
peculiar a la escueta objetividad verbal de las
frases. Y, cuando llegamos a las zonas ms
profundas de comunicacin, tropezamos nue-
vamente con la experiencia de lo inefable, como
un esfuerzo de conexin supralingstica, ante El amor se n~
el cual fracasaron los recursos del lenguaje. Esta pres en ta como
comunicacin se expresa a travs de la mirada, una necesidad de
superar la soled~
del contacto, del gozo de la presencia del otro, y finitud del 111
dividuo.

1
1
t

'
1
1

En el teletipo las seales son transmitidas por Miserable menester el de escribirf Lastimoso
un cdig~ de dos s_ mbolos que son la presencia
apremio el de tener que hablar. Entre dos que
0 ausencia de un impulso de corriente de una hablan media el lenguaje, media el mundo,
duracin dada, que es la misma en ambos media lo que no es ni uno ni otro de los inter-
casos. Estos dos smbolos permiten que un sis- locutores, y ese intruso los envuelve, y, a la
tema telegrfico moderno t ransmita un texto vez que los comunica, los separa. .
ingls dado, por medio de lo que llamamos Si fuera posible ir creando el lenguaje a
corrientemente un cdigo Baudot. En este sistema medida que se habla lo pensadof ...
se transmiten cinco impulsos por cada letra, ( .. ) Si se pudiera transmitir el pensami.e nto
pudiendo ser stos un impulso de corriente o puro sin ms palabras que aquellas vagufs1mas
un cese de sta. Esto es, en cada uno de los y esfumadas en que se apoya dentro del almaf
cinco impulsos el circuito puede estar cerrado El entenderse de palabra o por . escrito es comu-
(con corriente) o abierto (sin corriente). Con tal nicacin accidental, no sustancial .
cdigo es posible obtener 2 x 2 x 2 x 2 x 2 = 25
permutaciones distintas, de las cuales veintisis MIG UEL DE UNAM U NO : <<I ntelectualidad y espiri -
son asignadas a las letras del alfabeto y cinco tu alid ad, en Obras Completas, Ed. Vergara, Bar-
a otras funciones (como el espacio, el cambio celon a, y Afrodisio Aguado, Madrid, 1958,
tomo 111, pg. 1116.
de figura, el cambio de letra o el dejar un blanco).
Los cinco impulsos que componen el cdigo
son enviados sucesivamente a la lnea por medio
de un distribuidor rotativo o conmutador, y son
distribuidos en el terminal receptor de forma
semejante a la empleada por los cinco dispositivos
de recepcin. Estos dispositivos, por medio de
ciertos mecanismos de seleccin, determinan cul
de las letras de la mquina de escribir va a
imprimirse. El punto ms importante es q~e el
sistema trabaja con slo dos smbolos de 19.~al
duracin, un impulso de corriente de , d urac1on
unida (S,) o su ausencia por el mismo periodo (S2)

JAGJIT SI NG H : Teora de la informacin, del len_-


guaje y de la ciberntica .. Ve.rsin de .Ana Jul1:
Garriga Trillo. Alianza Editorial, Madrid, 1976 '
pginas 34 - 35.

Wittgenstein (1889-1951) plantea el problema del funcionamien-


to correcto o incorrecto del lenguaje. 1E
1

''
1
1
1
1
1

entonces podemos ya hablar de un lenguaje.


Si dichas unidades significativas se repiten en
las estructuras lingsticas, combinndose en-
tre s para dterminar los mensajes, estamos en
presencia de un lenguaje articulado. Tal tipo
de lenguaje, mediante un nmero n de signos,
permite construir mensajes de una amplitud mu-
cho mayor que en el caso de una imposibilidad
combinatoria. En la vida puramente animal asis-
timos ya a la aparicin de ciertos lenguajes ms
uae o menos complejos; podemos utilizar el ejem-
plo de los delfines o de las distintas formas de
comunicacin entre los insectos sociales. En el
caso del hombre, el fenmeno adquiere carac-
tersticas radicalmente nuevas, en las que po-
demos hablar de un salto de cantidad a cualidad.
La primera y ms decisiva caracterstica es
designada como la aparicin de smbolos, se-
gn la terminologa de Morris, y que remite
tambin a la idea de Pavlov de un segundo sis-
Despus de haber estudiado los fenmenos tema de seales. Lo tpico de los smbolos es
de comunicacin en su sentido biolgico y an- su capacidad sustitutoria de las realidades; son
tropolgico es preciso centrarnos en el modo ms signos capaces de actuar en ausencia de las rea-
normal y organizado de la misma: el lenguaje. lidades designadas por ellos. As aparecen dos
Qu es propiamente el lenguaje? Hasta grandes rasgos del lenguaje humano: su obje-
ahora los procesos de comunicacin han sido tividad y su autonoma, o sea, su liberacin
:onsiderados como emisin y captacin de se- del horizonte biolgico inmediato, del ambiente
nales, dentro de una situacin de intereses co- directamente perceptivo, su trascendencia.
munitarios,
., y .dirigida a la consecusin de una En lecciones anteriores se ha insistido en la
actu~c1on con1unta; es decir, hemos observado importancia de esta situacin para constituir
la.s funciones de expresin y apelacin. Ahora el pensamiento abstracto y terico del hombre,
b~en, c~ando estas seales constituyen signos como apertura de la va por la cual se desarrolla
fiJos.' discontinuos, organizados
y que pueden toda nuestra ciencia. Hemos pasado de la s~al
s~r int~rcambiados recprocamente por dis- estimulativa y expresiva al signo representat1.vo.
tintos 1ndivid d
6 11 uos e una comunidad aque- As, el esquema de Bhler captar es.ta triple
os que poseen u . . , .
na <<competencia 11ng1st1ca>> , dimensin del lenguaje que nos aparece tan cla-
1
1

1
1
1
1
1

ra en el hombre : la funcin de expresin res- ramente la riqueza de recursos de este lenguaje


pecto al emisor, de apelacin referente al recep- doblemente articulado.
tor y de representacin, caracterizada por la Si ahora ponemos en relacin esta estructura
referencia a un mundo de objetos y.. de relaciones del lenguaje humano con los problemas vita-
mentados. les , dentro de los cuales se sita la comunica-
La segunda gran caracterstica, vinculada a las cin lingstica, y tambin tenemos en cuenta
ricas posibilidades del lenguaje humano, es la los fenmenos que a partir de dicha estructura
existencia de una segunda articulacin. Tal se generan, nos encontramos con una gran ri-

fenmeno consiste en el hecho de que las uni- queza de funciones en el hecho lingstico.
dades significativas bsicas, los <<monemas>>, se Prosiguiendo las alusiones al tradicional esque-
componen partir de unidades inferiores, los ma de Bhler, podemos apreciar algunas de
<<fonemas>>. Un nmero no slo finito, sino bas- estas funciones (Bhler, Teora del lenguqe, p-
tante reducido, de estas unidades sonoras, se gina 69).
combina para organizar una rica variedad de
signos, los cuales todava se ordenan entre s,
en estructuras super1':>res cada vez ms comple-
jas. El paso de la escritura ideogrfica a la fon- Ol)jcto s y Relaciones
tica, y el progreso que signific, plasma muy cla-
1 1 1 1 1 1

1

1
I Representacin
1 1 1 1

1 1 j_ 1 1 1

~\ / / '1Pe~
~e
I " ,
I \

/
~>~~ s <le -
"
~
-

Emisor Receptor

Y a en los fenmenos de la vida animal habl-


bamos de una funcin expresiva del lenguaje,
que, en el caso del hombre, cumple un cometido
.
La, .~scr1tura ,. , , guido representar
ideograf1ca aun no., hab1a conse.e liberador y acta intensamente en el mundo de 167
&rat1camente la segunda articulac1on del lenguaJ
. do en la leccin posterior. Convierte al
la creacin esttica. Por otra parte, ha y una cstu d 1a d' , .
smo en obJ. eto de 1a 1ogo, apareciendo
apelacin o llamada que, en el hombre, res- 1euaJe m 1 . d
en tal caso urta forma nueva de 1enguaJe e or-
ponde a una necesidad de compaa desde su so- den superior, conocida con el nombre de meta-
ledad. Pero, no quedndose en dicha invitacin
a la compaa y a la solidaridad afectiva, puede lenguaje.
tratar de engendrar conductas; se trata, enton- Dentro del funcionamiento autnomo del
ces, de las funciones incitativas del lenguaje, 1eng uaJ e es interesante aludir al mundo de fen-
de sus componentes prescriptivos. As como - 1d d'
menos que se generan. Hemos sena /a o su. 1-
las interjecciones y exclamaciones gramatical- mensin terica, pero no se reduce a esta el e1er-
mente corresponderan a la funcin expresiva, cicio de sus mecanismos autnomos; ms claro
a la apelativa podremos referir la oracin inte- an nos aparecen en la creacin potica. El juego
rrogativa o la imperativa. con la palabra se convierte aqu e~ u~. ~l~mento
fundamental, y el mismo hecho 11ngu1st1co co-
Pero, adems de las resonancias inditas que mienza a generar necesidades propias.
nos aparecen al situarse estas funciones en el
interior de la existencia humana, debemos in- Finalmente, aludamos a la posible produccin
sistir en la importancia que en nuestro lenguaje de pseudoproblemas a consecuencia del uso
tiene la funcin significativa, la referencialidad incorrecto del lenguaje, que ha sido una de
a las propiedades y relaciones del mundo que las grandes preocupaciones de la filosofa de
nos rodea y que suponen la aparicin de la di- nuestro siglo. As, la purificacin del lenguaje
mensin terica en el lenguaje humano. Des- cientfico y la eliminacin de la metafsica fue
vinculado de sus apremios inmediatos, el len- . la idea directriz del Crculo de Viena*. Posterior-
guaje nos aparece como intercambio de jnforma- mente, a partir de los estudios de la segunda
ciones en mltiples circunstancias de la vida poca de Wittgenstein (1889-1951), se ha re-
humana. Intercambio que puede tratar de satis- planteado este tema en unos trminos ms am-
facer los puros instintos de curiosidad y las ne- pl~os y elsticos. Pero se conserva en gran parte
cesidades y capacidades especulativas del hom- la idea de que un funcionamiento incorrecto del
bre. Esta comunicacin no se refiere slo a la lenguaje puede conducir al planteamiento de
transmisin de datos, sino tambin a la organiza- pseudocu,e~t~ones. :ara esta lnea de pensamien-
cin y estructura de nuestros contenidos; se to? el anal1s1s filosofico del lenguaje debe cum-
trata de los intercambios referentes a las teoras
pl~r .una. funcin teraputica, de clarificacin y
cientficas y los sistemas filosficos, tan impor-
el1m1nac1n de problemas incorrectamente plan-
tantes dentro de las comunidades culturales evo-
teados. Ind~pendientemente de la aceptacin o
l~:iona~as. O bien puede proponerse la forma-
no de estas ideas, es evidente que constituyen al-
c1on misma del lenguaje, y entonces estamos en
presencia del llamado lenguaje formal, que ser gun~s de los sectores ms tpicos de la reflexin
filosofica de nuestra poca.
1
1
1
1
1

,. j\olisis del lenguaje.
E~sta pr~mcrtt cc>nsi(lcracin corresponde
En el campo,, del
. anlisis del lengua) e 1
d os a lo,,s d1st1nt<)S modos de significar, que
estudios ya c1as~cos e !"lorris han tenido segun Morris se dan en e l funcionamiento
gran importancia en el intento de apreci
. . f ar de nuestro lenguaje.
y fijar las distint~s uncion_es del lenguaje.
Al respecto cl.asifica Morris los signos en A este examen bsico de los modos de
?
familias conJ~ntos, .segn su adscripcin significar se aade despus la del uso del
a determinadas intenciones y su posibilidad lenguaje en el proceso comunicativo entre

de influir sobre la conducta de los otros. emisor y receptor. Concepto que responde
A tal idea responde la siguiente clasifi- al propsito concreto de utilizar el lenguaje
en la comunicacin. Dichos usos o inten-
cacin de los signos :
ciones, que modalizan el lenguaje, son para
a} Identificadores, que localizan u orien-
Morris los siguientes: informativo, valo-
tan la conducta hacia cierta regin del es-

rativo, incitativo, trminos suficientemente
pacto. claros sobre las intenciones lingsticas
b) Designadores, que cumplen una fun- de informar, transmitir valoraciones o bien
cin clasificativa, segn las caractersticas predeterminar o impulsar una conducta;
de los objetores'y los comportamientos que adems, uso sistemtico, que se refiere a la
determinan. organizacin misma del discurso, segn la
e) Evaluadores, que, como su nombre categora anteriormente aludida de lo in-
indica, formulan juicios de preferencia. formador.
d) Prescriptores, los cuales se ordenan
a la imposicin de ciertas actividades. Por la combinacin de modos y usos
resultan las formas del discurso que Morris
e) Formadores, que organizan las com-
considera en 5 ignos, lenguaje y conducta, p- .
binaciones de signos anteriormente indi-
1
gin as 1 4 3 y s1gu1en tes :
cados entre s.
Uso
Modo
Valorativo Incitativo Sistemtico
Informativo
Legal Cosmolgico
De ficcin
Designativo Cientfico
L.

Moral Crtico
Potico ..
1
,, Apreciativo Mtico
L.

Religioso De propaganda
Poltico
._ Prescriptivo Tecnolgico
.
,, Gramatical Metafsico 16
., Retorico
Formativo Lgico-matemat1co
L.

..._
1
1

'
1
1
1
t

Determin ados fenmenos pueder1 sernos tar1 El leng uaje al uso sirve entonces, pues, no
familiares que realr11ente no los ven1os en ab- para la cad a vez ms perf~cta comunicacin
soluto, algo que ha llamado repetidamente la intergrupal o interpersonal, sino para el mante.
atencin de los t ericos de la literatura y los nimiento del statu qua, es decir, la perpetuacin
filsofos. Por ejemplo, Viktor Sklovskij, a prir1 - del <<entendimiento>> ya preexistente. La canse.
cipios de la dcada de 1920, expuso la idea de cuencia de ello es el aislamiento -cualquiera
que la funcin del arte potica era el <<extraa - sea el nivel a que ahora nos refiramos- y la
miento>> del objeto evocado. <<La gente que vive desintegracin. Una sociedad que habla slo de
a la orilla del mar llega a acostumbrarse tanto al aquello que se permite entend.er, que no hace
ruido de las olas que deja de percibirlo. Por esfuerzo alguno por convertir es~ entendimiento
razones semejantes, rara vez omos las palabras en ms y mayor entendimiento, esto es, en la
que pronunciamos ... Nos fijamos unos en otros, ulterior mutacin, forzosamente comporta la de-
-
pero ya no nos vemos los u nos a los otros. sintegracin de los elementos constitutivos de
Nuestra percepcin del mundo se ha ajado y la misma. Ni siquiera se puede esperar que en
esvanecido; lo que hacemos con las cosas se la interioridad del grupo los elementos que lo
duce a reconocerlas.>> As pues, lo que el artista componen - las personas - dejen de estar ais-
propone es llevar lo evocado. a la <<esfera de lados. Porque el aislamiento de que hablamos
na nueva percepcin>>; con10 ejemplo, Sklovskij no implica el que, de alguna manera, los grupos
a un relato de Tolstoy, donde se obtiene el entre s se relacionen. Los grupos se insu taran s1
xtraamiento>> de los usos e instituciones so- se pudiera garantizar que todos los elementos
~iales mediante el procedimiento que onsiste de los mismos se bastan para satisfacerse rec1-
n presentarlos desde el punto de vista de un procamente. Pero ello implicara una situacin
arrador que resulta ser un caballo. qJe de hecho no es real.

NoAM CHOMSKY : El lenguaje y el entendimiento.


Trad . de Juan Ferrat, Ed. Seix Barral, Barcelo - CARLOS CASTILLA DEL PINO: La incomun1cac1n,
na, 1973 2 , pgs. 45-46. Ed. Penf nsula, Barcelona, 1970, pgs. 22-23
LECTURA Y COMENTARIO

Las palabras dijo Denis al fin I 1b


d ; 1
mpren er cuanto as amo Usted ' as pa a ras. Me pregL1t1t<) si pL1e<.lc
.
co . se preocupa demasiado por las c<>sas,
las ideas y las , personas
. para poder
, . comprender
. toda la bellc,
z. a <l e i
as pa-
labras. Su espiri~u no es un espiritu literario. E l espectculo de Gladstonc
encontrando treinta y cuatro palabras que rimasen con Mar t 1 ,
. , . go . e parcccra
rns bien patetico .que otra cosa. Los sobres de Mallarm con las direccio-
nes en verso le deJarn fro, si no le dan lstima.
(... )

Es la prueba del temp~ramento literario, el sentimiento de lo mgico,


el creer que las palabras tienen un poder. La parte verbal de la literatura,
la tcnica, es simplemente un desarrollo de la magia. Las palabras son la
primera y ms grandiosa invencin del hombre. Con el lenguaje cre
, todo un nuevo universo. Qu tiene, pues, de extrao que yo ame las pala-
r1an s1 bras y les atribuya un poder! Con ciertas armoniosas palabras los magos
en tos extraan conejos de sombreros vacos y espritus de los elementos. Sus
1

rec1-
., descendientes, los escritores, continan el sistema, combinando sus formu-
ac1on
las verbales y temblando de gozo y temor ante el poder del encanto lo-
grado. Sacar conejos de sombreros vacos? No~ sus conjuros tienen un
poder ms sutil-, pues evocan emociones en espritus vacos. Formulados
.1cac1on., por su arte, fos ms insplaos relatos aclquieren enormes significados.
2-23.
(ALoous HuxLEY : <<Los escndalos de Crome, en Novelas JI, Ed. Planeta, Barcelona,
1958, pgs. 12 5- 126.)

1 .002 El hombre posee la capacidad de constru! lenguaj;s, en lo~


cuales todo sentido puede ser expresado sin tene: una idea, de como Y que
significa cada palabra-. La mismo que uno habla sin saber como se han pro-

ducido los sonidos singulares.


El lenguaje corriente es una parte e d 1 organismo humano, y no menos
complicada que l. l' d 11
.
E s h umanamente imposi .ble captar inmediatamente la og1ca e . en-
guaje.
El lenguaje disfraza el pensamiento. Y de tal modo que por la form
externa del vestido no es posible concluir acerca de l.a forma del pensa~ t
miento disfrazado; porque la forma externa del vestido est construida
con un fin completamente distinto que el de permitir reconocer la forma t

del cuerpo. f
Los acomodamientos tcitos para comprender el lenguaje corriente ~
son enormemente complicados. Es
(I... uow1c WITTGENSTEIN: Tractat11s L og1co Ph1/osoph1c11s. T rad . de E n rique T ic:rn<> Gal-
vn, Alianza E d itorial, Madrid , 197 3, pgs. 69 71 .)

VOCABULARIO e
Antonioni, M ichelangelo. Director lenguaje riguroso a semejanza de
de cine italiano. Naci en Ferrara la ciencia. Se eliminan de dicho
q
en 1912. Entre sus pelculas ms lenguaje todas las proposiciones
que no versen sobre razonamien -
s
representativas figuran <<La aven-
tura>>, <<La noche>>, <<El eclipse>>. tos abstractos relativos a la canti- Lin
Como notas caractersticas de su dad y el nmero, o razonamientos ((

cine se puede sealar la importan - empricos relativos a la experiencia. Par


cia concedida a las relaciones hu- Las proposiciones de la metafsica r
manas, que refleja a travs de la tradicional no tienen sentido, no
mostracin de hechos, palabras, pe- se puede decir de ellas que sean
,., . . .
L
quenas gestos en apar1enc1a in - verdaderas o falsas. Entre sus 1n1-
trascendentes. Seala la repercu- ciadores y representantes clsicos Bu
sin de la realidad externa en nues- figuran: Philipp Frank, Otto Neurath,
tra conciencia, alienando los sen - Carnap, Gdel y un etctera muv l\tfo
timientos con las consiguientes se- largo. Su cuerpo de doctrina, modi- .Mo
cuelas de incomunicacin, sole - ficado en muchos puntos, se ha
dad, angustia. Las esperanzas del extendido por todo el mundo.
hombre se rompen contra la so -
ciedad ptrea que le rodea. Cdigo gentico. Los trabajos de
Crculo de Viena. Se constituy en Severo Ochoa son fundamentales
la segunda dcada de nuestro si - para su descubrimiento y elabora
glo y ha tenido una decisiva influen- cin. El orden de sucesin ~e u~a~
cia en el desarrollo de la filosofa
actual. Pretende constituir una fi-
bases anmicas en la . espiral N:i
cido desoxirribonucleico (D n
losofa cientfica, elaborando un '6
determina el orden y suces1 n
e
que han de colocarse los aminoci -
dos para formar las diversas pro- con el nombre de <<metapsquicos>>,
este.' es, se trata de aquellos fen -
tenas. Las ltimas investigaciones
menos que rebasan los lmites del
han precisado no slo que pro -
mundo psquico. Tratan de cues-
tena ha de producirse, sino el mo-
t~o_nes relativas a la telepatla, cla-
mento en que ha de comenzar a
r1v1dencia (presagios, apariciones),
riente fabricarse Y aqul en que cesa la
movimientos de objetos sin con
produccin.
tacto activo. Hasta el momento
Estructuralismo. En biologa desig- tales fenmenos han sido rechaza -
na una concepcin, segn la cual dos por la ciencia, porque carecen
0 Gal. ningn rgano desempea una fun- de una comprobada experimenta -
cin real, si no es dentro de un or- cin con objetividad.
ganismo (o estructura) ms amplio. Transformacionalismo. (Gramtica
En general, el estructuralismo se generativa). Nueva orientacin de
refiere al estudio de los objetos la lingstica dada por el nortea-
como constituidos por partes de- mericano Noam Chomsky, a partir
pendientes u nas de otras, sin que de 1957. Supone una interpreta -
existan ir1d ependientemente. En lin- cin dinmica de los fenmenos lin -
., . ,
guistica inter,}reta a las lenguas gu1st1cos, segun la cual las distin -
a de
como ro nju11t os 01ga nizados, en los tas clases de oraciones son concebi-
dicho
que son decisivas las relaciones de das como transformaciones de otras
tones
. sus elementos . bsicas. Las reglas dadas por la
r 1e~ gramtica deben posibilitar un n -
ant1- Lingstica generativa. Vase
mero infinito de oraciones dentro
en tos transformaci o na 1ism o>>.
. de una lengua determinada. Slo
nc1a Parapsicologa. Los fenmenos <<pa- el hombre est dotado de condi -
fsica raps1colgicos>> se conocen tambin ciones innatas para hablar
, no
sean


1n1
LECTURAS RECOMENDADAS
sicos BHLER , KARL: Teora del lenguqe. Trad. de Jul1n Maras, Ed. Re,c1sta de Occidente,
rath. Madr1d, 19673.
mu Y J\ifoi--..TE.R, FERNANDO: Objetos y palab1as, Editor, Fernando Torres, Valencia, 1976.
odi MoRRrs, CHARLES: Signos, lenguCl}e y conducta. Trad. de Jos Rovira Armengol, bd. Losada,
e ha Buenos Aires, 1962.
PIERCE, J. R.: Smbolos, seales y ruidos. Naturaleza y proceso de la cot11unicacin. Trad. de
Julio Flores, Revista de Occidente, Madrid, 1962.
5 de RoF CARBALLO, JL' A-' : Lrdimbre ajecti11a )' e1ife1medc1d. I11t1od11cri11 tl 11t1a tt1edicina dialgica,
tales Labor, Barcelona, 1961. .. . .
0ra ScHAFF, AoA~f: LenguCl)e )' conoci,,11e11 0 . Trad. de ~I1r~1a Bofill, Gr1 albo, ~ex1co, 1967.
unas WIENER, NORBFRT.: Ciberntica y sociedad. Trad. de Jose Novo Cerro, Ed. Sudamericana,
d~ B Buenos Aires, 19 58. . . . .
NA) LAsco, J. LL.: Lenguaje,ftlosofay cotioc11111 e11to, Ed. Artel, Barcelona, 1973.
en

9.1. EL LENGUAJE FORMAL


9.2. LA L OGICA
9.3. LA ESTRUCTURA
DE LAS TEORIAS DEDUCTIVAS

El lenguaje es utilizado por el hombre de un modo muy impor-


tante en su sentido informativo, que tanto cubre aspectos de lo co-
cotidiano como del mbito cientfico. Su importancia obliga a que
reflexionemos y hablemos sobre el lenguaje mismo, naciendo as
los metalenguajes, que se constituyen en ciencias de los signos.
La atencin a la estructura del pensamiento y su formalizacin
mediante los smbolos adecuados es misin de la lgica, pero sobre
todo sta debe atender a la inferencia, tanto deductiva como in-
ductiva.
175
1
1

'
1
1
1


. . ,
\' t <' 1< > <..1e 1,1 cJ e
, "ncia, . A partir, .pues, de 1 esta .rique-
.
1
z 't ( e fJ <>~ . 'bJ'J'icl'icles
1 '
se C()nst1tuyen engua1es ca-
l
.,, ,
r~l<., tt.:rJSttC<>S, (
le Jc>S cuales nos 1ncun1 Je ahora.'
. _.. SLtC'"Si
11 lt.:CCJ<>f1t.:S ~..
vas ' <>cuparn<)S del , lengua1e
. ,r.., }c)s IJ!CJ})Jcmas gue dcscle . el se sus-
c te 11t1 r1 e< > Y

c1tan. ,11
I' primer Jugar, ele ]<JS lengua1es forma-
J,, l
1cs, n1 u y concretamentc de Ja (Jg1ca, b y
,e u ter1or-
n1cntc _ de ]a metodologa del sa
. e er c1ent1r1co.
,
portancia de un uso 1n1ormat1vo o teo-
1.. a 1m
rico del lenguaje, cu ya aten~1n pref~rentc dc-
fini ra una modalidad lingstica peculiar, se ex-
tiende desde ciertas utilizaciones o usos en la
,riela cotidiana, hasta la constitucin de Jos gran-
des lenguajes cientficos . En_ , esta utilizacin
del lenguaje adquiere una func1on preponderan-
te, incluso absorbente, su dimensin designa-
tiva. El lenguaje se en camin a, en este contexto,
no ya a expresar situacio n es subj etivas, a invo-
car la atencin d el oyente o receptor, o a tra-
bajar sobre sus pro pios fenmenos, sin o a re-
flejar una realidad o bj etiv a. A s, aparece como
l:.:n la lecci n anterior hemos tomado contacto propiedad caract erstica d e este leng uaje su ca-
con el fen men o del lenguaje humano y apre- pacidad de refl ejo, adecuado o inadecuado, de
cian1os su complejidad. Al final de dicha leccin la realidad , lo que desd e Aristteles se designa
vean1os los diferen tes tipos de discurso, segn como uso apofntico, es decir, la capacidad
la clasificaci n d e M o rris . Natu ralmen te, esta de un lenguaje de ser verdadero o falso, ya
clasificacin , en sus criterios y en sus resul tados, que la posibilidad del error forma parte esencial
puede ser discutida. Ha sido presentada, funda-
del conocimiento humano. Son stos los ~:a
mentalmente, como ejemplificaci n de las dife-
lares propios que constituyen el discurso del
rentes formas en que puede funcion ar el lenguaje, que ahora nos ocupamos. ..
tipificndolo dentro de la amplitud de posibilida-
E ste tipo de discurso se inicia en la vida co-
des gue nuestra lengua suministra.
tidiana, en la que se intercambian informacio-
El sentido y los contenidos de la comunicacin
nes, ya para satisfacer nuestra mera curiosidad,
lingstica son mu y diferentes cuando sta fun-
ciona en la vida cotidiana, en la creacin po- la misma ansia de <<cotilleo>>, ya para orientar
tica, en el debate y la prctica poltica o al ser- nuestra conducta. Por ejemplo, el preguntar por
lo que a una persona le ha ocurrido, por ciertas
a11cdotas vitales,
, d puede . realizarse bien P',lra sa- del <.]tie al1or~1 tlircct~t111e11tc ncJS i11cumbe, del
tisfacer e 1 a f:an e cotilleo o bien porque el
lenguaje lgic<).
curioso . va a .tener una entrevista , en ,.l que

H em(>S cc>11scgt1 ic.l< J Lt 11a primera C)rientacin


pu~den Jugar tntere~es importantes, y entonces hacia el obj~tc> ct1c clcl)ernc>s cstucliar, situndolo
qu1~re saber conducirse de :ina manera correcta, muy genricamente clcntr<> ele Jos lenguajes de
segun los caracteres del SUJeto con quien ha de carcter informativo. l:>ero ahora es necesario
encontrarse.
. . En el lenguaje cientfico estas
1n1_ que reflexionemos sobre el mismo tipo de
ciales 1ntenc1ones se organizan de una manera discurso que estamos realizando al proponer-
rigurosa y sistemtica. nos el lenguaje como objeto de consideracin.
Tal desigualdad entre el lenguaje cotidiano En efecto, originariamente el lenguaje o el
y el ~ientfico conduce hacia una desemejanza, . discurso informativo versa sobre el mundo f-
muy importante en la actual especulacin sobre sico y social. Hablamos de las cosas y de los
el lenguaje: la diversificacin entre lenguajes hombres. Pero no es ste el uso del lenguaje
naturales y artificiales. que en este momento efectuamos, porque nues-
Lenguajes naturales. Son tales las diversas
lenguas que utilizan en sus procesos de comuni-
cacin y en la vida cot~diana los individuos que
forman parte de una misma comunidad lings-
tica. Es el caso del castellano, el cataln, el
euskera, el alemn o el maya. Evidentemente, son
artificiales tambin estas lenguas que, convencio-
nalmente, designamos como naturales, en la me-
dida en que constituyen productos elaborados
por comunidades humanas, a lo largo de una
dilatada experiencia histrica, y resultan, por
lo tanto, cargadas de profundos valores cultu-
rales conformadores de nuestra existencia.
Lenguajes estrictamente artificiales. Crea-
dos de una manera absolutamente consciente y
voluntaria, a diferencia de la espontaneidad Y
lenitud que caracteriza a la formacin de los
anteriores lenguajes. Han sido forjados para res-
ponder a unas necesidades peculiares del con~ Estatua de Aristteles. Sus ideas han ejercido una influencia de
cimiento. En tal lnea hablamos del lenguaje cisiva sobre las invcstigaci(>nes lgicas durante un largo pcri<>d<>
de la lustoria de la filosofa. .1
propio de la fsica o de la sociologa, o tambin
De a 1h , que clcl)amos distinguir, siguiendo a de la P
tra reflexin y st1 expresin lingiistica se (liri- d J , . 0
. *
Qu1nc , en tre el uso y menc1 6
, n . e os tcrm1nos sara sob
gcn no 11acia el mundo fsico, biolgico o hum.ano, . .. , Usamos un tcrm1no en nuestro
sino hacia el lenguaje mismo. I ~stamos d1scu- 11ngu1st1cos . 1 cusjn Y
cu ando Jo empleamos
lenguaje . para designar. mentales
rriendo sobre el lenguaje y hablando sobre e]
lenguaje. En este sentido, nuestro discurso p~e 1a cosa q Ue d icho trmino normalmente s1g- evidente
e Lo mencionamos cuando tomamos al
lenguaje
de ser designado como un discurso metal1n- ntnca. b d
.. , .
gu1st1co. .
,
termino e n cuanto tal como o Jeto e nuestra y as poc
. .,
Tal posibilidad tnetalingst1ca, de un len- des1gnac1on. . nuestra te
guaje que habla del lenguaje, vi.ene facultad.a El uso de las comillas nos per~1te ~u~erar En est
por. la reflexividad que car~c~er1za al conoci - esta ambigedad propia del lenguaje cot1d1ano. de una m
miento humano. Esta reflex1v1dad, o autorre- En el lenguaje lgico, cuan,do .empleamo.s un una meta
ferencia lingstica, puede determinar equvocos trmino 0 un conjunto de term1nos menc1o~a mentas d
y falacias en el funcio~amie~to de nuest:o len- tivamente, es decir, para referirnos a ellos mis- discurso
guaje. Por ejemplo, s1 alguien pro~unc~a~a el mos y no a las cosas que designan., debemos .en- cin del
siguiente razonamiento, sin duda bien fac1l de trecomillarlos. As, e11 el razonamiento antcr1or, alar de
desenmascarar: la palabra <<hombre>> cuando es mencionada, de, los ni 1

formando parte de la expresin <<hom?re es un


.

Hombre es un bislabo; c1on con


bislabo>>, debe aparecer entre comillas. Del
c1ones an
todo ingls es hombre,
mismo modo, la expresin que comentamos. el Estas n
luego todo ingls es un bislabo.
hombre es bislabo>>,debe aparecer entre comt~l~s caracteriz
Tendramos un claro ejemplo de falacia, ba- tambin, ya que nos referimos a dicha expres1on curso. Es
sada en esta capacidad del lenguaje de hablar y no la usamos en un sentido designativo. De Y el pro~
sobre s mismo, cuando atribuimos al trmino manera semejante si digo: <<El hombre es mor- puede ser
<<hombre>> su condicin de bislabo; y de hablar tal>> constituye una proposicin universal afir
, el
La sen
de las cosas, cuando decimos que los ingleses mativa, debo entrecomillar la expres1on la ciencia
forman parte del conjunto de los seres humanos. hombre es mortal>>. Ahora
Se trata, sin duda, de un ejemplo muy tosco, Toda esta reflexin i1os lleva, en la lgica trollas re
que slo puede funcionar como una broma. moderna, a la importante teora de los niveles no goza ,
Sin embargo, la crtica que . Rudolf Carnap*, del lenguaje. Un lenguaje que habla acerca de
filsofo neopositivista, dirigi a la metafsica, tnite sube
otro lenguaje, es decir, un lenguaje que se pr~- neral de 1
en gran parte discurra por esta lnea. Indica . constt-
pone como o b Jeto un lenguaje previo, Semn
que expresiones. como. <<~~, r~sa es un~ sustan-
tu ye un metalenguaje del anterior. En este se~ del lengt
cia>> eran expresiones lingu1st1camente incorrec-
tido podemos establecer una gradacin de 111- 0bjetos, }
tas. Su traduccin a un lenguaje correctamente
formalizado debera ser: <<Rosa es un trmino veles lingsticos. Un primer lenguaje o 1<>' que tuye, con

sustantivo.>> se referira a realidades extralingsticas; p~r snibolo
. 1
eJemp o, el lenguaje de la fsica, de la b1o. 10 gia )

Pensarnie
1
1
1
1
1
1
1
1

0 de la psicologa. Un lenguaje L 1 , el cual ver- realidad cotn(> l ~l tl L1e el lector tiene en sus ma-
sara sobre el anterior; por ejemplo, una dis- n?s . y \qu e ]lena ],1s estanteras de numero<;as
cusin y teorizacin de los conceptos funda- bi bl1otecas de la h t1111,tn i clad.
mentales de la sociologa en nuestra poca. Es Esta dimensin del sign<> da Jugar a Ja semn-
evidente que cabe todava un nivel superior, un tica como ciencia de las designacione5, de las
lenguaje Li, e~ ~ual discute al lenguaje Li; denotaciones, ele las referencia~. Se trata de una
y as podemos ir indefinidamente prolongando funcin fundamental en todo el discurso infor-
nuestra teora de los lenguajes Ln. mativo en que venimos insistiendo.
En este sentido hablamos junto a la lgica Sintaxis. Los signos, en la medida en que,
de una metalgica, y respecto a la matemtica de dentro del lenguaje, se organizan entre s, al-
una metamatemtica, que se ocupa de los funda- canzan una nueva dimensin: la relacin que
mentos de la matemtica y de la estructura del tienen unos con otros dentro del lenguaje. En
discurso matemtico. Sin embargo, la utiliza- tal sentido hablamos, en la leccin anterior, de
cin del trmino metafsica* podramos se- los <<formadores>>, y ya los escolsticos aludan
alar de pasada no corresponde a esta teora a los trminos <<sincategoremticos>>, trminos
de los niveles del lenguaje y no guarda la rela- que (como las conjunciones <<y>>, <<O>>, <<luego>>)
cin con la fsica que supondran las considera- solamente tienen sentido en el interior de un

c1ones anteriores. discurso que tratan de organizar.
Estas notas conducen, pues, a la necesidad de
caracterizar rigurosamente nuestro propi~ dis-
curso. Este, sin duda, versa acerca de los signos
y el proceso de significacin. En tal s~?t.ido
puede ser designado como un discurso s~miot1co.
La semitica, desde Morris, es definida como
la ciencia que se ocupa de los signos.
Ahora bien, prosiguiendo en esto los de~a
rrollos realizados por Morris y Carnap, el sig-
no goza de una triple dimensin, que. no~ per-
mite subdividir a la semitica como ciencia ge-
neral de los signos en: d
Semntica. El signo que funcion~ entro
.
de1 lengua1e se refiere a c1er a t s realidades u
.
. los que susti-
obJetos, hacia los que apunta Y

1 concepto e
d
tuye, como habamos visto en e El alma
, b . nto de nuestro racional Y .
sim olo dentro del funcionamie . sus potencias. 179
' 1.b designa una
pensamiento. As, el signo << 1 ro>>
1
1
1
1

1
1
1
corno 1n
Aqu se nos hace patente la dimen si n sin- Vase un curioso ejemplo rimado de cmo
Raimundo Lulio, filsofo mallorqun de indudable naturales a1
tctica del signo, cuyo desarrollo constituye la mero, el n
sintaxis lgica o, atenindonos a los funciona- influencia en la lgica moderna, en la ltima
parte del siglo x111 se esfuerza en construir una diferentes
,
e
mientos del lenguaje natural, la sintaxis gra- y el numer
lgica algebraica .
matical. humano es
Pragmtica. El signo remite a un usuario limitados Y

de ste, a un emisor y receptor, a unos su jetos comunicar.
que se comunican. El estudio de este aspecto <<Per affermar e per neguar no slo aqL
del fenmeno significativo da lugar a la pragm- a. b. c. pots aiustar, sino aquellc
mudant subject e predicat tado senso1
tica, a la ciencia que estudia la relacin entre los
relativament comparat nerales de 1
signos y sus usuarios, as como la influencia
en conseguent antesedent. fuerza, nte
que este signo ejerce sobre el comportamiento Ech vos que a. es conseguent,
de los sujetos vivientes que lo utilizan. En resu- etctera. Er
b. son contrari exament, miento pue
men, tenemos esta clasificacin : c . es antesedent, so say conjunto dE
Semntica d. per son contrari estay:
no sean en
Semitica Sintaxis a. es animal, home es c.
de signos e
(ciencia de los signos) b. ab c. en a. no's cov;
Pragmtica t1vo.
ni a. ab d. en c., so say;
Estas subciencias, o ramas de la semitica ge- e per ac;o dir eu porray
neral, pueden ser planteadas: que a e c. son una re, L.
e per contrari b. e d., l
a) Como ciencias puras, formales. Tratan G
de precisar y formalizar sus conceptos propios e tot c;o qui es c., a. es
M
referentes a las relaciones que hemos indicado convertir no ho pots per res;
una causa son a. e b.
en el signo.
contra la c., qu ' ax1's cov;
b) Como ciencias descriptivas. Aplican sus
axi es mul, qui es a. e b.,
conocimientos al estudio de lenguajes determi- contra la e , mas greu s' ent.
nados y se enriquecen naturalmente con el an- ac;o matex pots dir de d .,
lisis de stos. En tal s ....11tido podemos hablar, qui es a. b. contra la c.,
por ejemplo, de la sintaxis y la semntica pro- en mu 1 o en tot palafr
pias de la fsica newtoniana o de la mecnica e says que la c . e la d.
cuntica, realizando un anlisis de la estructura una cosa son contra b.
sintctica de dichas teoras y de sus relaciones contra la a. en molt,
con los objetos designados por ellas. O puede perqu ' eu say que c . a. d . so
realizarse un anlisis de un texto, o de la obra una causa contra le.>>
de un autor, atendiendo a las anteriores su bdivi-
siones de la semitica.
corno instrumento del pensamiento los signos
no naturales a~oleceri de dos. grandes defectos. Pri -
Jle rnero, el numero de sonidos reconociblemente
na diferentes que la voz hun:'ana es capaz de emitir
na Y el nmero de gestos ~1ferentes que el cuerpo
humano es capaz de ejecutar son decidamente
limitados y menos que las ideas que se desea
comunicar. Segundo, es necesario representar
no slo aquello que no est presente en realidad,
sino aquello que no es susceptible de ser presen-
tado sensorialmente, a saber, caractersticas ge-
nerales de las cosas, o sea, abstracciones, como

fuerza, intencionalidad, inferioridad en nmero, 1ca
etctera. En consecuencia, para que el pensa-
miento pueda ser desarrollado es necesario un
conjunto de signos arbitrariamente ideados que
no sean en modo alguno imitativos. Tal conjunto
de signos constituye un lenguaje no-representa-
tiv.

L. SusAN STEBBING : Introduccin moderna a la


lgica. Trad. de Robert S. Hartmann y Jos Luis
Gonzlez, Universidad Nacional Autnoma de
Mxico, 1965, pg. 29 Qu es la lgica? En primer lugar, una
ciencia que se ocupa del conocimiento y del
discurso informativo, a travs del cual dicho
conocimiento se expresa. Tal determinacin
resulta excesivamente amplia, puesto que son
varias las ciencias que atienden al conocimiento.
Para avanzar en la delimitacin de la lgica
debemos considerar una propiedad caracters-
tica del conocimiento humano: su capacidad de
progresar internamente, es decir, su capacidad
de llegar a verdades nuevas partiendo de ver-
dades dadas, sin recurrir a la experiencia en tal
proceso de trnsito. Conocemos este desenvol- 1

Primera figura del vimiento como deduccin, un hecho del que


Ar-. ~enc1 ah'> ult11nJ . tenemos amplia experiencia en nuestra vida co-
de R~aimundo Lulio. 181
Si el barmetro sigue bajando, hay que
to de verd~
tidiana, cuya expresin culminante ha sido el
un razonan
desarrollo de las matemticas y que ha animado preveer una gran tormenta. . ,
, verdad em
toda la literatura de ficcin policiaca. Es as que su descenso continua.
Luego la tormenta es previsible. nes y de lal
Sin duda el razonamiento puede actuar de
Es indud
varias formas: En ambos casos nos encontramos con razo- mente sobr~
a) En un sentido heurstico o descubridor, namientos que se refieren a objetos muy diver- Quijote ata,
cuando partiendo de determinados axiomas y teo- sos; sin embargo, es manifiesto que responden ceder es co1
remas se deduce un teorema nuevo. a un mismo esquema. Los lgicos clsicos lla-
b) En un sentido demostrativo, cuando tra- plcito, absc
maban al anterior esquema <<modus ponendo
tamos de establecer la verdad de una proposi- dramos exB
ponens>>, y ser estudiado en la leccin prxima
cin sometida a discusin sin apelar a la expe- Aquell
en su formalizacin, segn el clculo de propo-
riencia, sino ponindola en funcin de verda- Los gi~
siciones.
des anteriormente reconocidas. As se plantea dos por l
Ambos razonamientos, a su vez, revisten una
en el clculo formal la posibilidad de decidir si Luego
clara diversidad con otros posibles esquemas.
una proposicin es vlida o no, aplicando las desaforad
Por ejemplo, respecto a la forma tradicional del
reg las de deduccin. Su error
silogismo:
Esta capacidad de progreso interno del pen- una inconse
Los hombres son mortales.
samiento ha provocado mltiples discusiones tir de datos
Scrates es hombre.
filosficas, respecto a su significado y rendimien- tica imagina
Luego Scrates es mortal.
to. H a inspirado, por ejemplo, el intento de los , . dianas por lo
Estos sencillos ejemplos muestran, en terrru-
sistemas idealistas de construir la realidad por trar al enem
nos que posteriormente sern tipificados con
va puramente especulat~va. Tales problema.s y ellos obten
controversias no son, sin embargo, cometido mayor rigor, en qu consiste la forma lgi~a.
den extra via
de la lgica, sino de otra~ d_isciplinas filos~~as, Es misin de la lgica el tipificarlas y const~r
tratgica en ,
como la teora del conocimiento y la metaf1sica. las en sus esquemas ms abstractos y formaliza-
rece el conce
La lgica se interesa por el estu~io d~ las dos. Por ejemplo, en el caso del silogismo an-
to del conce
estructuras segn las cuales se organizan dicros terior, presentarlo de la siguiente manera:
La lgica
procesos de razonamiento. Bay expresio
Supongamos que un mdico formula el si- M-P son u .
S- M 1eyes l'n1versa
guiente rz.zonamiento: . . .
s- p og1cas
Si el tumor es maligno, debe ser extirpado. das en ,
Es as que los anlisis clnicos revelan la el l cap1tt
en donde S indica el su jeto ; P , el predica.~; 1 ector tien
malignida9 del tumor. . llgar afectad
Luego ste debe ser est1rpado. YM, el trmino medio q ue sirve de comparac1on. nurn
E imaginemos que un navegante razona de se erosas v
Pero no solamente se trata de las anteriores Preguntar
la siguiente manera: estructuras. Aqu se nos descu bre ya el concep~ es Ve d
r adera
'
1
1
1
1
1
1
1

de -verdad formal, de validez o invalidez de r1or le permitir verificar la verdad o falsedad


ro . . d
razonamiento, que es 1n ependiente de la de dicha proposicin. Pero si formulamos pro-
uordad emp1r1ca ' ' d 1
o teor1ca e as proposicio- posiciones del tipo <<Pedro vive o est muerto>>,
::s dey las verdades parciales que lo forman. o bien <<Si Pedro vive entonces no est muerto>>,
Es indudable que podemos razonar correcta- estas proposiciones ~ern formalmente vlidas
mente sobre proposiciones falsas. Cuando Don en todo caso, aunque no nos dan evidentemente
Quijote ataca a los i:nolinos de viento, su pro- informacin ninguna sobre el mundo fsi~o, Y
ceder es consecuencia de un razonamiento im- social en el cual la existencia de Pedro se s1tua .
plcito, absol~tame~te contundente, y que po- Inversamente, y en estas mismas circunstancias,

dramos explicar as1 : podramos formular proposiciones compuestas


Aquellos objetos son gigantes desaforados. o moleculares, que seran siempre falsas. Si di-
Los gigantes desaforados deben ser ataca- jramos, por ejemplo: <<Pedro vive y est muer-
dos por los caballeros andantes bien nacidos. to>> o <<Si Pedro vive, entonces est muerto>>.
Luego yo debo atacar a aquellos gigantes
desaforados.
Su error de comportamiento no se basa en
una inconsecuencia lgica, sino en que a1 par-
tir de datos falsos, proporcionados por su pat-
tica imaginacin, sustitua las realidades coti-
dianas por los delirios imaginativos. El suminis-
trar al enemigo datos falsos, pensando que de
ellos obtendr conclusiones lgicas que pue-
den extraviarle, forma parte de la rivalidad es-
tratgica en las contiendas blicas. As nos apa-
rece el concepto de verdad formal como distin-
to del concepto de realidad material.
La lgica se ocupa de dicha verdad formal.
Hay expresiones lgicas que por su pura forma
son universalmente vlidas; tal ocurre con las
1
leyes lgicas o tautologas, que sern estudia-
das en captulos prximos. Supongamos que
el lector tiene un amigo, llamado Pedro, en un .
1 lugar afectado por un terremoto prov~cad~r de
numerosas vctimas. En su natural inquietud
se preguntara si la proposicin <<Pedro vive>> El ataque de D. Quijote a los molinos de viento es consecuencia
es Verdadera o falsa. Slo la informacin poste- de un raLonamiento correcto pero basado en premisas falsas. 183
1
1


Nos encontramos, en consecuencia, ante una propiedades de un fenmeno estudiado en un
triple posibilidad de verdad en las expresiones campo son trasladadas a otro anlogo. Dentro
lgicas: de esta metodologa de los. , modelos
. . se sita )

por ejemplo, la com~a~acion insistentemente


a) Expresiones universalmente vlidas, que
presentada entre. el vi:ie?te y ~eterminados
gozan de una verdad formal. modelos cibernticos artificiales. As1 se muestran
b) Expresiones universalmente falsas, que ciertas relaciones y propiedades de la vida a
son contradicciones, negaciones de leyes lgi-
, .
travs de una maquina.
cas. El concepto de inferencia, comprendiendo
e) Expresiones consistentes, que pueden ser todas estas formas de proceder en que nues-
verdaderas o falsas. La determinacin de la ver- tro pensamiento progresa, expresara el punto
dad o falsedad solamente la podemos obtener de vista de la lgica sobre el conocimiento, 0
, , .
por v1a emp1r1ca. sea, el objeto formal de la lgica. La inferencia
Hasta ahora hemos hablado de la deduccin es el concepto fundamental del que la lgica
como objeto propio de la lgica e ilustrado muy se ocupa. Esta inferencia se desarrolla bsica-
brevemente los problemas y conceptos que en mente en dos campos : la inferencia inductiva
to rno a ella surgen. Sin embargo, el campo del y la deductiva.
razonamiento humano es ms amplio que el Debe tenerse en cuenta que la inferencia de-
de la deduccin. Y a desde Aristteles se ha ductiva ha sido mucho ms largamente estu-
venido hablando del razonamiento inductivo diada por la lgica que la inferencia inductiva.
y sus problemas. La lgica inductiva, incrementada, por ejem-
En la induccin, desde el estudio de casos plo, por Rudolf Carnap, posee un desarrollo
concretos nos elevamos a la formulacin de todava muy inferior al de la lgica de la de-
proposiciones generales. As actuamos al enun- duccin, que posee, adems de una larga his-
ciar una ley cientfica del universo fsico, biol-
tor1a, unos resultados ya considerablemente es-
gico o social, a partir de las regularidades que tablecidos.
hemos establecido en una serie de casos concre-
tos, repetidos en la observacin de la naturaleza To~os los conceptos que hemos ido ganando
del mundo social o en la experimentacin del' sucesivamente nos permiten llegar a establecer
lab~ratori?. D~sde un nmero finito de compro- una clara conclusin de lo que sea la lgica.
baciones 1nfer1mos una proposicin universal Est~ se propone, como objeto material, el es-
una ley cientfica, sea en trminos determins~ tudio del conocimiento o sea del discurso
ticos * o estadsticos. apofntico, aquel que es ;uceptibie de verdad Y
T ambin razonamos por analoga. Proce- de .f~lsedad. No estudia el pensamiento corno
der muy utilizado en la moderna metodologa a:tivi~ad concreta, tal como lo hace la psicolo-
de los <<modelos>>, cuando las regularidades 0 gia, sino el producto del pensamiento que re
presentan los conocimientos.

Ahora bien, en el. estudio de este o b.Jeto ma-
terial destaca un o h Jeto formal com 1 ~ero ;odo ello no suprime, por supuesto,
d l , o e punto el tnteres y la necesidad de la investigacin
de vi~~a pdec~ ~ar e . a .lgica, definido por la
lgica.
relac1on .. e 1n1erenc1a
, h. , . inductiva y d d .
e uct1va I S~ ha acotado rigurosamente un campo,
En la trad 1c1on 1stor1ca de. nuestra l gica, pre-
ferentemente por e 1 estudio de la in.cer d e- un objeto material y formal precisos, y el afn
. i 1
encia de co~ocimiento del hombre no puede sustraerse
duct1va.
a la t~vestigacin de un dominjo que ante l
Utilizacin y sentido de la lgica. u se extiende como desafo a su curiosidad. Se
vez precisada la definicin de la lgica debem~: trata, a.dems, de un mbito cuyo inters es-
realizar algunas puntualizaciones sobre su uti- peculativo es manifiesto, en cuanto pretende in-
lizacin y sentido, para evitar equvocos que daga~ algo fundamental, algo bsico, para nues-
pueden suscitar . disc~siones falsamente plan- tra vida cotidiana y cientfica: el progreso mis-
teadas sobre el tnteres de la misma. mo del conocimiento.
2. Si bien la prctica cientfica se constituye

Es evidente que el estudio de la lgica no y se desarrolla de una manera espontnea, en


resulta necesario para poder pensar. Como el determinados momentos de expansin, especial-
conocimiento de la biologa no es necesario mente en las crisis (y como momento fundamen-
para poder vivir. El razonamiento es una ac- tal de su supervivencia), la ciencia no deja de
tividad espontnea del hombre y, de hecho, plantearse problemas referentes a su reordena-
las ciencias han nacido y progresado sin nece- miento, que requieren un riguroso estudio for- 1
mal. As ha ocurrido con las vicisitudes de la
sitar de la lgica. En ocasiones, incluso pole-
matemtica y de la fsica en los siglos xrx y xx, 1
1

mizando contra falsos planteamientos de la l-


y justamente algunos de los ms importantes
gica, como ocurri con el abuso del silogismo
impulsos para el desarrollo de la lgica proce-
en la escolstica decadente (finales de la Edad
den de la reconstruccin de la matemtica con
Media) y en los primeros tiempos de la poca
la crisis de fundamentos de sta.
moderna. Del mismo modo, las ciencias jvenes que se
Tampoco la lgica nos suministra unos pro- estn elaborando as ocurre en nuestro tiempo
con las ciencias humanas y sociales viven,
cedimientos para descubrir verdades. La me-
como un momento esencial de su misma contro-
todologa del descubrimiento define otro tipo
versia cientfica, la problemtica metodolgica 1
de investigacin, la heurstica. La vieja idea. de 1

y, dentro de ella, los temas lgicos encuentran


que la lgica, como <<rganon>> (segn la t~tu
su lugar.
lacin aristotlica de los escritos lgicos) o ins- Es decir, reduciendo las cosas a sus trminos
trumento de la ciencia deba preceder a la en-
' . ms sencillos, el uso espontneo de la inferen-
trada en la ciencia misma, no es consistente cia funciona correctamente en nuestra vida co- 185
pedaggicamente.
tidiana y en los perodos de estabilidad y con- Este tratado se propone en~ontrar un mtodo
de investigacin ~or cuyo med1~ ~eamos capaces
tinuidad del pensamiento cientfico. Sin em- de razonar, partiendo de op1n1ones que son
bargo, en las revoluciones cientficas todos los generalmente admitidas, acerca de cualquier pro.
problemas referentes a la estructura, a la orga- blema que se nos proponga, y seamos as;.
nizacin del pensamiento cientfico y a sus m- mismo capaces, cuando estemos defendiendo
todos, aparecen en un lugar fundamental. un argumento, de evitar el decir nada que pueda
El estudio de la organizacin inferencia! o estorbrnoslo. En primer lugar, pues, hemos de
decir qu es el razonamiento, cules son sus
deductiva de nuestro conocimiento no se queda variedades, a fin de entender el razonamiento
en el mero anlisis, al que anteriormente hemos dialctico; ste es, en efecto, el objeto de nuestra
aludido, de los distintos esquemas, segn los investigacin en el tratado que tenemos delante.
cuales ciertos razonamientos concretos se cum- El razonamiento es un argumento en el que,
plen. El aspecto ms importante de este estudio establecidas de antemano unas cosas determi-
nadas, otras cosas distintas de ellas se siguen
se encuentra en la organizacin de las teoras
en virtud de ellas necesarimente.
cientficas o de los sistemas tericos deductivos.
ARISTTELES : <<Tpicos. En Aristteles. Obras
Ed. Aguilar. Madrid, 1964, pg 420.

La lgica, a su vez, puede ser considerada


desde dos puntos de vista, segn se examinen
las operaciones generales o las operaciones par
ti cu lares delentendimiento. La primera comprende
las reglas absolutamente necesarias del pensar,
~in las que no pueden tener lugar las operaciones
1ntel~ctu~les, y, por consiguiente, no atiende . tar
1~ .d~vers1dad de objetos hacia los que podria
d1r1.g1rse el entendimiento. La lgica de las ope h~
raciones particulares contiene las reglas para du
P~nsar rectamente sobre ciertos objetos deter po
minados. Aquella puede llamarse lgica elemen po
t~I ; I~ segunda, el Organon de sta o la otra
c1enc1a . Esta ltima es habitualmente enseada
e!" las escuelas como propedutica de las cien
cias, aunque en verdad sea lo ltimo que la razn
human~ alcanza en su proceso, pues no se llega sici
ella sino cuando la ciencia est muy adelanta nes
da Y slo espera la ltima mano para llegar t
su mayor perfeccin . Es preciso, en efecto, co
nacer los objetos en un grado bastante elevado, car
Lmina ,del manuscrit~ San~t Peter, del. siglo XIV en la que se
ve al filosofo mallorqu1n Raimundo Lul10 explicando su doctri- rara poder dar las reglas segn las cuales puede tes
na. Raimundo Lulio ha ejercido notable influencia en la lgica armarse una ciencia. l.
moderna.
KAN T er1t1ca

de la razn pura Jntroduccio 'n a fa bsi1
lgica trascendental, Ed . Sopen~, vol 1, PP o
1 5 6
; ~~:-~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

1
1
1

~acin de las expresiones correspondientes a


dicho sistema (R. F., o sea, reglas de formacin
expresado
.,
abreviadamente). Estas reglas de for-
mac1on comprenden :
a) La enumeracin de los trminos que
forman parte de dicha teora.
b) Las reglas de organizacin de dichos tr-
minos, o sea, la manera de ordenarlos para gue
construyan una expresin correcta o expresin
bien formada de la teora (E. B. F. equivale a
expresin bien forn1ada).
a La unin de a) y de b) define, por tanto,
la gramtica bsica de una teora y nos permite
u diferenciar:
et) Expresiones que tienen sentido dentro de
dicha teora (E. B. F.).
/3) Y expresiones que son ajenas a la misma.
Y ello por una doble razn: porque aparezcan
trminos ajenos a dicha teora, por ejemplo,
los trminos <<simpata>> o <<antipata>> en una
En principio, toda teora deductiva debe es- teora fsica actual~ o bien porque dichos tr-
tar formada por un conjunto de proposiciones minos estn ordenados incorrectamente, por
bsicas y otro conjunto de proposiciones de- eje1nplo, en una expresin aritmtica en la que
ducidas de las primeras. En el paso de las pro- el signo -=- aparezca no entre expresiones arit-
posiciones bsicas a las deducidas funciona es- mticas, sino al principio de una expresin. As
pontneamente la lgica. <<= 5 + 7>> es una expresin que carece de sen-
Un primer nivel de formalizacin residira en tido aritmtico. '
la enumeracin y explicitacin de las reglas de La enumeracin de trminos que acabamos
~e?uccin que nos permiten pasar de las pr~~o de indicar define el diccionario o catlogo pro-
s1c1ones bsicas o axiomas a las propos1c10- pio de dicha teora. Podemos distinguir an,
dentro de ellos, los trminos que se indican
nes deducidas o teoremas.
como trminos primitivos ;r aquellos que se
De una manera ms completa podemos indi-
definen en virtud de stos o trminos defi-
car cmo resulta construida, en sus diferen-
tes elementos una teora formalizada.
nidos.
'
1 El primer momento de sta, o instancia
. De modo que la enumeracin, definicin y
reglas de organizacin constituyen el primer 187
bsica, est constituido por las reglas de for-
momento de construccin de una teora for- nizacin o en su rigor, sino ms an, en .el hecho
~

malizada. de que nos suministra una estructura sintctica


q
2. No basta, sin embargo, con la mera indi- capaz de numerosas interpretaciones. Si a los
I<
cacin de dicha gramtica, que divide el uni- smbolos que hemos enumerado aadimos de- fi
verso posible de un discurso entre las expresio- terminadas definiciones semnticas (es decir, o
nes que forman parte de la teora (E. B. F.) y ponemos en relacin dichos smbolos con cla-
las expresiones ajenas a sta, carentes de senti- ses de objetos), entonces obtenemos lo que se e<
do. Adems, la teora debe instalar una doble llaman modelos de dicha estructura sintc- q
instancia: un conjunto de proposiciones que tica, la cual es susceptible de mltiples interpre- pt
se consideran como verdaderas en el arranque taciones. Estas interpretaciones nos aparecen en
de la teora, esto es, la enumeracin de los como la referencia a un determinado universo ta
del discurso. As, los abstractos conceptos del hu
axiomas o expresiones vlidas, bsicas, de di-
cha teora. lgebra moderna pueden despus ser referidos
q
3. La teora debe formular las reglas de de- a los nmeros naturales, racionales, etc., o a y
duccin (R. D.). Su aplicacin a los axiomas entidades geomtricas; o un grafo puede re-
permite obtener nuevas E. B. F. o nuevas frmu- presentar tanto la estructura de una central te- sa
las de la teora: - tefnica, como la red de conexiones en un sis- PIE
a) que sean correctas en el interior de sta; tema nervioso. Cuando un alumno es iniciado po

b) que sean verdaderas, en la medida en que en los conceptos bsicos de la electricidad, mu- m 11

son deducidas de los axiomas, y participan, en chas veces stos se comparan con fenmenos n1e
consecuencia, de su posible verdad. na1
de la hidrulica, que permiten una ilustracin ,
Un paso ulterior en el proceso de formaliza- intuitiva de los primeros.
cin que estamos estudiando consistira en sus- Las lecciones ulteriores, al expresar las for-
tan
tituir los trminos por smbolos. Smbolos que, qu~
~alizaciones o los clculos propios de la l-
cuando no son interpretados, definen lo que lla- gica de proposiciones y de la lgica de clases,
mamos un clculo. En este caso se trata de un pro- n.os permitirn ilustrar con un modelo muy sen-
ceder fundamentalmente operativo en el que: c~llo estas ideas generales a las que ahora alu-
a) enumeramos smbolos; dimos.
b) los organizamos entre s (R. T.); .. ~onsecuentemente, podramos decir que la
e) postulamos ciertas combinaciones vlidas log1ca es formal en un doble sentido:
de ellos como axiomas;
d) introducimos unas reglas de transforma-
!
. en la medida en que recoge las formas
log1cas que caracterizan a nuestro pensamiento;
cin de los smbolos (R. D. o R. T.). El proceso ~) en la medida en que la organizacin po~
en este caso puede ser mecanizado. terior de ~u aparato conceptual resulta formalt-
Pero el inters de este procedimiento no re- zable Y ejemplifica iluminativamente los con-
side simplemente en sus posibilidades de meca- ceptos que acabamos de exponer.
1
1
t
1

'
1
1
1

en lugar del gran nmero de preceptos
qu~ encierr~ I~ lgica, cre que me bastaran Galileo conslruye su mecnica como montaje
terico, en una esquematizacin de la compleji-
los cuatro s1gu1entes, supuesto que tomase una
dad emprica, afirr11ando su intrnseco valor geo-
firme y constante r~sol.ucin de no dejar de
mtrico y llevndola luego hacia la realidad.
observarlos una vez s1qu1era.
Como dice el creador de la fsica clsica: <<Si la
Fue el primero no admitir como verdadera experiencia demuestra ahora que esas cuali-
cosa alguna, como no su pi ese con evidencia dades por nosotros deducidas encuentran su con-
que lo es; es decir, evitar cuidadosamente la firmacin en la 1;bre cada de los cuerpos natu-
precipitacin Y la prevencin y no comprender rales, podemos afirmar sin exponernos a error
en mis juicios nada ms que lo que se presentase que el mvimiento concreto de la cada de los
tan clara y distintamente a mi espritu, que no cuerpos es idntico a aquel que hemos definido
hubiese ninguna ocasin de ponerlo en duda. y dado por supuesto; en otro caso, nuestras
El segundo, dividir cada una de las dificultades pruebas no perdern tampoco nada de su fuerza
que examinare en cuantas partes fuera posible ni de su virtualidad, puesto que slo pretenden
y en cuantas requiriese su mejor solucin. valer nica y exclusivamente para el supuesto
El tercero, conducir ordenadamente mis pen- de que partimos, del mismo modo que los pos-
samientos, empezando por los objetos ms sim- tulados* de Arqumedes sobre la espiral no re~ultan
ples y ms fciles de conocer, para ir ascendiendo menoscabados por el hecho de que no se en-
poco a poco, gradualmente, hasta el conoci- cuentre en la naturaleza ningn cuerpo que de-
miento de los ms compuestos, e incluso supo- sarrolle un movimiento en espiral.>>
niendo un orden entre los que no se preceden
naturalmente.
Y el ltimo, hacer en todos unos recuentos
tan integrales y u nas revisiones tan generales
que llegase a estar seguro de no omitir nada.

DESCARTES : Discurso del mtodo. Trad. de M.a-


nuel G. Morente, Ed. Espasa-Calpe, Madrid,
1943 6 , pg. 41.

A~, el modelo aparece cual inst~um~nto de


tned1acin entre la teora Y la exper1enc1a. ~ra
b ,
a1ando en sus posibilidades teoretica~
e 1m-
P~lsancto la experimentacin. En realidad, del
odrtgen mismo de la fsica va unido a este modo BtJSto de Arq umedcs, tino de los mayores genios de la fsica d~
e traba1ar
que apreciamos
. en
el mtodo
d
e
tc>dcs los tiempos. 1
1
os rn Odelos. Veamos un caso e1emp
lar Cuan o


vocABULARIO
LECTURA Y COMENTARIO
carnaP, R(u1d8~~f~ 1 ~~~
alemn .
Viena, Praga, Ch1c
Desde el punto de vista histrico, las matemticas y la lgica han pues- les. Pertenece al. C
to su objeto en estudios distintos. Los matemticos han estado reducidos y dentro de la r1~u
a las ciencias, la lgica al griego. Pero ambas se han desarrollado en pocas trina se pu~~e sena~
modernas. La lgica ha llegado a ser ms matemtica y las matemticas y la atenc1on pre~
se han hecho ms lgicas. La consecuencia es que es ahora imposible tra- lgico del lenguaje
en su dimensin s
zar una lnea de demarcacin entre ambas; en realidad, las dos no son sino
pues en la semn
una. Ellas difieren como un nio difiere de un hombre; la lgica es la ju-
ventud de las matemticas y las matemticas son la virilidad de la lgica. Determinismo. Sup
Esta manera de ver ofende a los lgicos, que, habiendo dedicado su tiempo inmutable en la
ley detern1 in ista sig
a estudiar los textos clsicos, son incapaces de seguir un razonamiento cin fija, inmutable
simblico, y a los matemticos que han aprendido su tcnica sin tratar de ley estadstica supo~
encontrarle el sentido o el fundamento. Afortunadamente, estos dos dad aproximada.


tipos van siendo cada vez ms raros . Metafsica. Etimolg'
fica <<despus de la
bre tiene un origen
refiere a los perga
R usSELL: lntrodHcc1n a la ftloiofa 111ate111al1,a.}
t~teles colocados q
(BERTRAND

s~ca. A lo largo de
significado Y carnet
53 [ [ # 3o 5)) 6 * ;4 8 26) 4 [.) 4 [) ; 806 * ;4 8 # 8 n 6 o)) 8 5 ; ; J8 * ; : [ * 8 #
8 3( 88) 5* # ;4 6( ; 8 8 * 96 *? ; 8) * [( ;4 8 5) ; 5* # 2 : * [( ;4 9 56 * 2( 5* - 4.)
8n8 * ;4069285 );)6 # 8)4[[;I( [9;48081;8:8(I;48 # 85;4)485 #
528806 *81 ( (9 ;48 ;(88 ;4( (?34;48)4 (; 161;: I 88; (?;
LECl'lJRAS REC
DEA~o A
GAaar , LPREno: Intro
BAsl:' no, MANUEL: L
. ~NJAE
, He aqu un criptogra~a, esto es, un mensaje que ha sido cifrado. ~Se Ctistn, E~ER., GrsBERT:
llossELL . Labor, Bar
rias capaz de descifrarlo sin ningn otro dato? La investigacin cient1fica Bs , BER. l"R.AND : p
debe resolver en muchas ocasiones problemas ms difciles. SJi. cars-..
Pasa-Cal
pe, B ueno
AN
En el presente caso se trata de un mensaje cifrado de un pirata espaol. 197
l
2
}.1
, l.VlANUEL: Jt.
Si qui~res enterarte de su significado, y conocer el procedimiento para S1'A
lit ,
3 .
G ER.A .
deducirlo, lee el Escarabqjo de oro, novela de Edgar Allan Poe. de Chil LD: Eiemen
e, t 964.
'

vocABULARIO
carnap, Rudolf. Filsofo de origen
alemn (1891-1970). Profesor en sensiblement
. e. ourante el pensa-
Viena, Praga, Chicago, Los Ange- ~1elnto .ntiguo Y medieval busca -
les. Pertenece al Crculo de Viena as primeras causas Y principios
y dentro de la riqueza de su doc~ de t?das .las cosas; la naturaleza
trina se puede sealar su empirismo ~ ~xistencia de Dios constitua, en

11.cas ., ulti~o trmino, su objetivo ms


y la atenc1on prestada al anlisis
radical. A partir del Renacimiento,
tra- lgico del lenguaje, primeramente
dado el desarrollo de la ciencia,
en su dimensin sintctica y des-
la tarea de la metafsica recae so -
pues en la semntica .
)U- ~re la existencia del mundo exte-

f1Ca. Determinismo. Supone un orden rior. En nuestro tiempo la metafsica
inmutable en la naturaleza. U na ha sido muy criticada desde las
fenP
to ley determinista significa una rela- ms diversas posiciones. En todo
caso, su cometido versara sobre
~de cin fija, inmutable, mientras una
ley estadstica supone una regulari-
las categoras ms generales tiles
dos para explicar la realidad.
dad aproximada.
Postulado. Proposicin puesta, pero
Metafsica. Etimolgicamente signi- no evidente por s misma.
fica <<despus de la fsica>>. El nom- Ouine,Williard van Orman. Profesor

bre tiene un origen accidental, se en Harvard (EE.UU.), nacido en


refiere a los pergaminos de Aris- 1908. Sus trabajos han atendido
tteles colocados detrs de la F- fundamentalmente a lgica, filoso-
sica. A lo largo de la historia su fa del lenguaje y filosofa de la

significado y cometido han variado c1enc1a.

LECTURAS RECOMENDADAS
~ditorial, Madrid, 1974.
-
DEAo, ALFREDO: Introduccin a Ja lgica formal, Alianza
~ARRino, MANUEL: LgicaConceptos
. ~SENJAEGER, GrsBERT:
simblica,y problemas
Ed. Tecno~. ~:~:~d:n:Je;:~. Trad. de Manuel Sa-
de ~
~istn, Ed. Labor, Barcelona, 1968. , . T d de Juan Carlos Grinderg, Ed.
USSEtt, BERTRAND: Principios de la matematica. ra
S Espasa-Calpe, Buenos Aires, 1948. 't. . fiormal Ed. Ariel, Barcelona,
ACRIST N, MANUEL: Introduccin a la lgica Y atta zsts '
S 1973 2 , . Ed Universitaria, Santiago
l'Alit, GERALD: Elementos de Ja metalgica y meta111atemat1ca, .
de Chile, 1964 .
10.1. -L A PROPOSICION.
GENERACION DE PROPOSICIONES 1
1
10.2. T ABLAS DE VERDAD.
CALCULO AXIOMATIZADO

Se comienza exponiendo el objeto de la lgica proposicional y


el ncleo fundamental sobre el que opera: la proposicin o enunciado.
Se introducen despus las partculas lgicas de este apartado. A con-
tinuacin se analiz~n las ta~las d~ verd~d. Se ,sigue con la lgica pro-
posicional como c~lculo ax1omat1~ado 1lustrandolo .~on algn ejem-
plo. Viene inmediatamente el calculo de deducc1on natural para
esta parte de la lgica tal y como lo propuso Gentzen.
Se acaba sealando cules son las propiedades metalgicas del
clculo. 193
-
1
1
1
1
t
1
1
1
conquistas ms impresionantes que ha s
d e las . . h rn
a1canz ado la prctica cognosctttva
. . umana.
Cl
La lgica la lgica propos1c1ona1en nuestro
caso es uno de los edificios ms acabados de es
tividad intelectual humana; <<trata de todo>>, n1
1a ac . b . p
po r decirlo con palabras de Qu1ne; , su con1unto
C1
0 parte del lenguaje humano, esta presente, no ,
Sl
obstante, en cualquier lugar al que proyec:temos
nuestra investigacin. El razonamiento es en ~l

hombre requisito tan fundamental que, supri-
enerac1n mido difcilmente reconoceramos la huella hu- fd
man;. Decir, finalmente, que la lgica que va- p1
e mos a estudiar slo conoce dos valores de verdad la

ro os1c1ones
Cl
-lo verdadero y lo falso , que es, por tanto,
bivalente o extensional, es quedarse en la l-
gica ms clsica al margen de otras lgicas
polivalentes. Estas, ms modernas, no poseen, ti
naturalmente, la madurez y seguridad que carac- p
terizan a la lgica clsica bivalente. Veamos ya pl
Como se indic ya en la leccin anterior, la en qu consiste ese fundamento bsico, eslabn c
lgica formal slo se ocupa de un tipo de primero de toda lgica formal y que es la lgica p
discurso: del apofntico, esto es, de aquel que proposicional. lo

puede ser verdadero o falso. Adems, la l- Si hemos definido la proposicin como aquella gi

gica clsica tratar slo de dicho discurso y mnima unidad de discurso de la. que se puede Sl

slo de lo que pueda ser verdadero o falso sin decir que es verdadera o falsa, nos percatar~ el
consideracin de cualquier otro posible valor mos en seguida de que esto slo puede ocurr~r b
de verdad. Qu es lo que queremos decir jus- all donde a un objeto se le adscriba un predi-
tamente con esto? La respuesta es clara: dentro cado, o, lo que es lo mismo, donde nos encon- t
de todo el conjunto de las oraciones gramatica- tremos con una oracin compuesta de lo q~e y

les que conforman nuestra lengua nos limitare- gramaticalmente se denomina sujeto y pr~di Cl
mos a aquellos segmentos que pueden ser ver- cado. Pues bien, tomar en bloque tal enunciado el
daderos o falsos. Esos segmentos mnimos son o P~~~osicin, tomarlo sin distinguir su_ corn-
las proposiciones o enunciados. Ahora bien, tal pos1c1on en sujeto y predicado, prescindiendo, Pr
limitacin no debe inducir a error. Al limitar- pues, de sus caractersticas internas es lo pro- s1
nos a este tipo de discurso nos abrimos, al mis- . .' la~
p10 de la lgica proposicional. As,
mo tiempo, a una ciencia que constituye una <<Sandokn es un tigre>> ese

1
1
1
1
1
1

ser un enuncia?~ ,verdadero o falso. Si stistitui-


de tinas )tCll)<>sicioncs a t)tt~ts, ser vJicl() () no
rnos tal propos1c1on por una variable proposi-
en ft1ncin de su misma f<)rma y sta no es otra
cjonal -que llamar.e1:1os p- tenemos que P
que la que c>torgan las partculas lgicas. De
es una letra propos1c1onal que designa indefi-
ah que
nidamente, como lo hace cualquier variable, una
. ., <<Si (Isabel se peina), entonces (Flix se
propos1~10~; p, por su parte, es una proposi-
alegra)>>
cjn atomtca: no puede ser ms pequea pero
<<(Isabel se peina)>>
s puede formar cadenas mayores. As, Luego <<(Flix se alegra)>>
<<Sandokn es un tigre y Mara Elena se es lgicamente verdadero independientemente
enternece>> de las proposiciones con las que rellenemos los
;. .
forman una propos1c1on compuesta de dos parntesis. La forma lgica es la misma:
proposiciones atmicas o elementales unidas por <<Si A, entonces B>>
la partcula <<y>>. Al resultado de dicha composi- Es as que A
cin llamaremos proposicin molecular, y las Luego B
partculas lgicas que realizan esa fundamental El resultado, pues, ser lgicamente verda-
funcin unitiva recibirn el nombre de conec- dero, necesario con necesidad lgica.
tivas. Si ahora tomamos las letras alfabticas De esta verdad formal, de esta necesidad y slo
p, q como variables proposicionales del ejem- de sta se ocupa la lgica. El lgico puede ser
plo anterior, tenemos p y q. Precisamente la ignorante en cuanto a los contenidos. Puede ser 1
composicin de proposiciones atmicas que dan ignorante en cuanto a los sofisticados mtodos 1
1

por resultado otras ms amplias es aquello de de peluquera de Isabel o en lo que se refiere


lo que se ocupa una parte importante de la l- a la psicologa de Flix; de aquello que no puede 1

gica proposicional. Las partculas que nos po- ser ignorante es de lo que atae a la argumenta-
sibilitan tal ampliacin son los nexos lgicos, cin formal, a la forma de nuestros razona-

el esqueleto de la composicin. Reciben el nom- mientos. 1
bre, repetimos, de conectivas o conectores. Hemos hablado de la partcula <<y>>. <<y>>, gra-
Pues bien, definir y formalizar dichas par- maticalmente hablando, es una conjuncin.
tculas lgicas, clasificar sus combinaciones Cuntas son las conjunciones que traducidas al
Y deducir otras proposiciones, slo en fun- lenguaje lgico nos permiten operar en virtud
., . de su propia forma? Antes de responder recor-
c1on de dichas partculas o conectivas, es !

el objetivo de la lgica de proposicio~es. demos el ejemplo anterior:


Pero la lgica es formal porque prescinde <<Sandokn es un tigre>>, lo simbolizamos p.
1
precisamente del contenido. No le interesan los <<Mara Elena se enternece>>, lo simboliza-
'
.
significados; abarca, repetimos una vez mas, mos q. 1 l
las extensiones de lo verdadero y lo falso Por Si simbolizamos ahora la partcula <<y>> por
eso tambin la argumentacin lgica, el paso el punto <<>>, tenemos p q. Como en seguida 195 1
'
\

1
1
1
1
1
1
1
1

De este modo, de las cuatro posibles combi- (es lo que en latn corresponde a la partcula
ciones que pueden resultar alternando los va- <<aut>> ).
lores de verdad de p y q slo en un caso 0 btene- Pero si digo:
11105 1, y es aquel precisamente en el que cad
<<ls~bel quiere a Flix o a Sandokn>> puede
una de las proposiciones es ya 1 ocurrir que quiera a ambos y que sea verdadera
A nivel intuitivo, la tabla de verdad de la con- tambin en este caso. (Es lo que correspondera
juncin queda reforzada si imaginamos un cir- en latn a la partcula <<vel>>, o sea, a uno, a otro
cuito con dos clavijas. Slo pasar la corriente o a ambos a la vez.)
si ambas estn a punto (1, 1) y no pasar en cual- Dada su relevancia lgica, nosotros nos fija-
quiera de los otros tres casos. remos en la disyuncin inclusiva y prescindi-
Antes de pasar a la siguiente conectiva con- remos de la exclusiva. Su tabla de verdad es la

viene detenerse brevemente para fijarnos en la s1gu1ente:
distribucin que de los valores de verdad 1 pq p q
o, se ha hecho cuando hay una o dos proposi- ' ' V

ciones, como ha sido en el caso de la negacin I I 1


y de la conjuncin, respectivamente. Por una I O 1
sencilla ley de la combinatoria, que no es el caso 01 1
probar aqu, tenemos que 2 n es la frmula (con 00 o
n == nmero de proposiciones) que nos dar
la longitud que han de tener las filas que se sitan Como vemos, slo en un caso es o (o falsa) la
debajo de las proposiciones en cuestin y que disyuncin, y esto ocurre cuando en todos sus
f?rman el repertorio de sus posibles combina- casos las proposiciones en cuestin son o.
ciones. As, con n == 1 tenemos 2; con n = 2 El lector podr comprobar, por otra parte,
tenemos 4, con n -=- 3 tenemos 8, etc. que la columna final de la disyuncin es la ima-
Disyuncin. Su smbolo: << v >>. Este smbolo gen invertida de la conjuncin. Esto, que tc-
nicamente se conoce con el nombre de duali-
es la versin formal de lo que muchas veces
dad, es de importancia a la hora de analizar
se entiende por <<O>> en el lenguaje habitual.
nuestras estructuras lgicas.
Por qu decimos <<muchas veces>>? La razn
Si intuitivamente un circuito en serie era una
estriba en que en el languaje ordinario <<O>> puede
manera grfica de visualizar la conjuncin, un
tener dos sentidos distintos. Uno corresponde
circuito en paralelo lo ser para la disyuncin.

. 1 disyuncin inclusiva y el otro a la exclu- La corrierite pasara si las dos (o ms) clavijas
siva Po r e1emp
. 1o, s1. d'1go:
estn en orden, y si ha y al menos una abierta, pero
Isabel es hombre o mujer>> parece claro que
no si todas estn cerradas.
~ : sentido excluye la posibilidad de que puedan Condicional. Su smbolo:<<~>> (otros smbo-
' ... r verdaderos los dos extremos si es que no
los: << >). Equivale, de alguna manera, a lo 197
nos P1anteamos el caso de los herma f ro d'itas
1
1
1
t
1
1
1
1

que en el lenguaje usual se entiende por <<si ... , pq p :'.:) q


entonces>>. E n consecuencia, p ~ q habra que ] 1 J

leerlo como <<si p, entonces q>>. Al primer tr- 10 o u


mino de la expresin se le denomina anteceden- 0 1 1 ((

te, mientras que el segundo recibe el nombre de 0 0 I li



cons1gu1entc. En esta tabla slo hay un caso en eJ que el re- s
Esta conectiva ha sido la cruz de los lgicos. sultado es o. E s aquel en el que el antecedente s
Han existido y existen un buen nmero de dis- es verdadero y el consiguiente falso. Como regJa TJ

cusiones acerca de cmo ha de entenderse. Y a general tenemos, por tanto, que siempre que un
Calmaco, segn nos relata Sexto Emprico, se condicional tenga por antecedente lo falso o por
hizo eco de tales desacuerdos. Su clebre ep- consiguiente lo verdadero el condicional ser
grafe lo manifiesta : <<Hasta los cuervos graznan verdadero.
en los tejados sobre qu condicionales son los Volvamos a lo antes dicho. La lnea ms con-
verdaderos.>> Y es que la tabla de verdad del flictiva es la que da como resultado 1, teniendo
condicional traiciona a primera vista, como en como antecedente o como consiguiente 1. Se- di
seguida veremos, la idea que paree~ expresarse gn esto, <<si dos y dos son cinco, entonces la tie-
,
en el uso que de l se hace en el lenguaje comn. rra gira alrededor del sol>> es verdadero. Es psi- es
Mu ch os son los expedientes utilizados para colgicamente comprensible la resistencia que de
deshacer este entuerto, y no es de los menos uno tiene a aceptar tal cosa. Y es que en el lengua-

1nt
fructferos aquel que consiste en intentar mos- je ordinario un antecedente falso con un consi- Sl

trar que, en el fondo, tambin el lenguaje co- guiente verdadero que resulte, en cuanto con-
mn procede as. Por nuestra parte pensamos,
dicional, verdadero, se hace un tanto ininteligi-
sin embargo, que lo primero que habra que in-
ble. La razn de ello no es otra que la relacin
dicar es que la tabla del condicional que a con-
de causalidad que establecemos entre antecedente
tinuacin expondremos es una de las I 6 opera-
ciones que se pueden generar combinando los Y. consiguiente en el lenguaje ordinario. Ahor~
valores de verdad de dos proposiciones. Por bien, en lgica, al componer proposiciones, esta
una tambin sencilla ley de la combinatoria de sobra toda relacin fctica o causal. Deseche-
2n
tenemo!), en este caso z , y s1 n == 2, el resulta- mos, pues, tal imagen, si queremos hacernos
to es 16. Pues bien, de esos I 6 conjuntos, a uno con esta conectiva. Finalmente el condicional Es >
le llamamos condicional por su parecido con el lgico es una relacin entre 'proposicines, se
condicional gramatical. Pero que se adecue o no ocurre en el lenguaje. Slo metalingsticamente Py
a nuestro lenguaje natural no es, en principio, podem?s hablar de que algo implica otra co~a. s
un problema central para el lgico. Ms adelante E~ la 11~ea tercera de nuestra tabla p no i~plic~ tlec
precisaremos este punto. Demos ya la tabla de q' se ,dice, Y es todo lo que se dice, que s1 esta B
verdad del condicional. P. esta q; que p, en suma, es condicin suh-
ctente, no necesaria, de q.
-- 1
1
1

'
1
1
1

J-Iay dos conecti.':as, adems, de las que co11 _


viene hacer menc1on, aunque despus no las
utilizaremos. Una es la equivalencia (en smbolo:
H>>, tambin.<~=>>) y la ~tra es la incompatibi-
lidad o negac1on ~l..ternat1va (en smbolo, <<I>>;
se la conoce tamb1en como funcin <<barra de
Schef~er>>, en hon~r al aut?r que la propuso):
La primera no es sino un bicondicional, esto es
aquel condicional que es verdadero tambi~
conversamente. De ah que:

p ~ q = df. (p :::> q) . (q :::> p) cu


La equivalencia se eliminar en favor del con-
axo
dicional, siempre que queramos.
Por lo que a la <<barra de Scheffer>> se refiere,
ste demostr que cualquiera de las frmulas
de la lgica proposicional se puede definir con la
introduccin de su conectiva. Esta tendra la
siguiente tabla de verdad :

pq p 1q Una vez en posesin de las conectivas vistas


hemos de hacer patente aquel rasgo de la lgica
1 I O formal que Wittgenstein entroniz con el nom-
10 I bre de tautologa. El lgico, como ocurre en
O I I otras ciencias, trata de sumar todas las le)es
01 I lgicas posibles, o mejor, trata de hacerse con
aquel mtodo que le capacite para obtener las
Es, fijmonos, el reverso de la conjuncin. Slo leyes lgicas que le interesen o para decidir en
se elimina como verdadera la conjuncin de cada caso si una frmula dada es una 1ey ; en
p y q. nuestro caso, una ley de la lgica de proposi-
Si quisiramos ahora definir, mediante tal co- ciones. Las frmulas lgicas son, en cuanto tau-
nectiva, p v q, tendramos (p 1 p) 1 ( q q) tologas, intercambiables unas por otras. La l-
. El hecho es, no obstante, que con frmulas gica, en fin, se reduce a decir lo mismo a travs
incluso no muy complejas su uso resulta farra- de smbolos distintos. Por eso, cuando vamos
goso Y excesivamente complicado. descubriendo aquellas frmulas ct1ya ltin1a

co- 199
,
\ .. -

1
1

''
1

''
lumna da siempre 1, se hace acopio de esas en- En las segundas, para cualquier interpreta-
tidades propias de la lgica que son las tautolo- cin de sus componentes el resultado es el in-
gas. Si al gemetra, pongamos por caso, le verso del anterior: obtenemos siempre o. Es
interesa acumular, descubrir teoremas, al l- la imposibilidad lgica; esto es, la frmula en
gico le interesa, .repetimos, .d escubrir y acumu- cuestin queda expulsada del mbito lgico. Es
lar tautologas: son sus leyes proposicionales. imposible, lgicamente hablando, en cualquier
Estas tienen, claro est, sus propiedades. Ve- mundo.
moslas.
Las terceras son las llamadas contingentes.
Imaginemos tres tipos distintos de expresio-
Es precisamente lo que ocurre en el terreno de
nes lgicas:
los hechos: son as, pero podan ser de otra

manera. Unas veces son 1 y otras o.
a) p V ~ p;
b) p. ~ p;
e) p V q. Se entender ahora por que Wittgenstein lla-
maba tanto a las primeras como a las segundas
Sus tablas de verdad son stas: proposiciones <<degeneradas>>. Lo son, cierta-
mente, desde el punto de vista de la informacin
a) p p V ~ p b) p p. ~ p e) pq p v q fctica. Nada nos dicen sobre el mundo. Se en-
1 I 1 o l I l
tender tambin por qu precisamente son ellas
o 1 o o 10

o las que le interesan al lgico. Las puras relacio-
01 o nes l~icas las convierten en siempre verdade-
00 o r~s o siempre falsas, y como lo que es necesa-
En el caso de a) el resultado es siempre 1; en el riamente falso desde la perspectiva lgica, cuan-
caso de b) es siempre o, y, finalmente, en el caso do es negado, da lo necesariamente verdadero,
de e) algunas veces es 1 y otras las ms.- unas y otras son la sustancia de la lgica.
es o. Hemos delimitado as las tres nicas cate-
goras posibles en las que puede caer una frmu- Pero,. hay algn mtodo que nos garantice
la lgica. saber si una determinada frmula es una tau-
En las primeras, para cualquier interpretacin tologa o, en su defecto una contradiccin
. '
de sus componentes (se las interprete como 1 0 ~na contingencia? Lo hay. Tal mtodo lo cons-
como o) el resultado siempre es el mismo: 1 tituyen las tablas de verdad. Pasemos a ellas.
Util!zando la famosa frase de Leibniz podemos
decir que son verdaderas en cualquier mundo El~boradas por Post y Wittgenstein, inde-
posible, ~iempre que por mundo posible enten- pendientemente, proporcionan una tcnica que
damos, como es nuestro caso, lo verdadero 0 nos. c.apacita para colocar una determinada pro,
lo falso. posicion en una de las tres categoras citadas.
Demos algn ejemplo de tablas de verdad.
1


{
~.-:-
r
"
.
-
.---....... 1

t
1
1
1
1
1

Sea la f rrrJ ula


son la conjuncin ya sealada, ms el bicondicio-
nal (o equivalenc1a), que es el consiguiente de
[(p ::> q) . (q ::> p) J ::> (p ~ ~ q)
la frmula total.
Colocamos el resultado debajo de la conectiva
p q principal y tachamos sus componen tes con dos
1 1 j l
trazos, encuadrando el resultado final. Dicho
1 o fz5 1
resultado es, obviamente, una tautologa. La
o 1 J 1
columna entera es 1. Es, en suma, verdadera,
o o j 1 para cualquier valor de verdad de sus componen-
tes. La funcin veritativa se ha resuelto, pues,
Una vez simbolizada y formalizada la frmula, en tautologa.
hemos procedido de la siguiente forma. Se co- Las tablas de verdad muestran, por tanto, el
locan a la izquierda los valores correspondientes funcionamiento veritativo-funcional. Dicho de
a p y a q. Hecho esto obtenemos la tabla de otra manera: muestran cmo de la verdad o fal-
la conjuncin con sus dos' componentes, que, sedad de las proposiciones atmicas resulta la
a su vez, son condicionales. El resultado se co- verdad o falsedad de la proposicin molecular.
loca bajo la conjuncin y los condicionales se Esta es funcin de aqulla. Todas se mueven
tachan con un trazo. Es el momento de obtener dentro de los valores de verdad ya descritos:
el valor de la conectiva principal que es un 1 y o.

condicional por medio de los componentes La forma ms generalizada de exponer las ta-
que la conforman y que en este segundo paso blas de verdad suele ser sta:

q p (p q) . (q ::) p) p~ ~ q [ (p ::) q) . (q ::) p)] ::) (p ~ ~ q)


p q p ::> q ::> ::>

I 1
1 l I I
I
o o I
I o o I
o o I
o 1 I o
I I
o 1
o I I

El procedimiento consiste en ir dando los En nuestro caso hasta llegar a una frmula l-
vaI~res de verdad de las partes componente: ~e gicamente verdadera, tautolgica. 201
la formula entera hasta llegar paso a paso est

' \.


1
1
1
1

'
1

derivadas y cmo tiene lugar la der~vacin; es


Consideremos ahora un caso con tres propo-
cules son los trminos del calculo, qu
d ec1r'
s1c1ones: ' l d . .bl
reglas forman proposiciones en ~ a m1s1 es y
p q r ((p => q) . (q => r) j => ( p => r) u reglas operan sobre dicho calculo para dar
qlos teoremas de nuestra c1enc1a.
. . p resentar 1a 1'o-
1) 1 1 1 1 1 l 1 l

2) 1 l o I o o l o gica como un sistema axiomtico ~s responder


3) l o I o o l l 1 a estas exigencias. De este modo 1lustrare~?s
4) I o o o o 1 l o tambin concretamente lo que en la lecc1on
5) o 1 I 1 l 1 1 1

6) o I o 1 o o 1 I
anterior dijimos respecto a un. clculo no U:t~r
7) o o 1 l 1 l I l pretado. Pasemos, pues, a la lgica de propos1c10-
8) o o o I 1 I I I nes axiomatizada.

Las tablas de verdad, a pesar de su capacidad Fue en el siglo pasado en el ao 1879


para decidir automticamente si una frmula cuando Frege public un trabajo no muy ex-
proposicional dada es tautolgica o no y a pesar tenso en el que, por primera vez, se presentaba

de lo grficas que resultan, adolecen de dos li- la lgica proposicional en forma puramente axio-
mitaciones fundamentales. Por un lado, est su mtica. La muestra que seguidamente vamos a
falta de operatividad, es decir, su dificultad para presentar no corresponde, sin embargo, al tra-
la manipulacin. Ante una frmula relativamen- bajo elaborado por Frege. Corresponde, ms
te larga tendramos que multiplicar de tal forma bien, al clebre sistema axiomtico que Russell
el espacio en el que se escriban que al final re- y Whitehead publicaron conjuntamente en 1903
sultara del todo engorroso. Por otro lado, la . dentro de la gran obra que lleva por ttul.o
tabla de verdad se reduce a mostrar un procedi- Principia Mathematica. Con cinco axiomas seis
miento mecnico y simple de decisin respecto fue~on los utilizados por Frege , ms dos reglas
a una frmula, pero no nos da algo que es la de inferencia, es posible deducir todas las leyes
sustancia de una ciencia formal; esto es, no nos
d~ la lgica de proposiciones, o, lo que es lo
muestra cmo de frmulas iniciales dadas, y a
mismo, estamos en posesin de un aparato for-
travs de determinadas reglas de inferencia,
mal con el que se pueden generar todos y cada
se llega a la conclusin apetecida. La demostra-
uno de los teoremas del clculo proposicional.
cin y la derivacin, que son el corazn de la Vemoslo.
lgica, requieren un marco terico distinto. Re-
quieren, en fin, un sistema deductivo en forma , En una versin simplificada y adaptada .d~l
de clculo. calculo axiomtico propuesto en los Principta
hay que distinguir:
El ideal, por tanto, es presentar un sistema
en el que se transparenten con claridad cules A) Smbolos primitivos no definidos:
) ~as vari.ables proposicionales~ representa~
1
son las proposiciones primitivas, cules son las -~
1
1
1
t
t
1

2) Dos conectivas: la negacin (~) y la d . _ la frmula (p . q) :::> ( q . p) se puede sus-


., ( IS
yunc1on V). tutui r sta por: ~ (/"V p v q) :::> "' (/"V
/"V

3) Sig~os ~e puntuacin como, v. g ., los q V ~ p).


parentesis. 2) Regla de separacin: si tenemos el CfJndi-
B) Sm?olos .definido~: constantes lgicas (co- dional p :::> q y si tenemos tambin p se
nectivas) 1ntroduc1das por definicin: puede obtener q. Esta regla no es sino la
versin metalingstica de la ley de la l-
p ::::> Q = df. P V Q
/"V
gica proposicional conocida ya por los
P Q == df. l"Vrv P V rv Q)
( estoicos y sancionada por los escolsticos
P ~ Q = df. (P => Q ) (Q :::> P) (que~ por con el nombre de modus ponens (M. P.).
tanto, se reduce a, Dado un condicional y -su antecedente se

"' ("' ("' P V Q) V "' ("' Q V P) ] sigue su cons1gu1ente.
C) Reglas de formacin: E) He aqu, finalmente, los cinco axiomas.
1) Una variable proposicional es una expre- A 1 (p V p) :::> p
sin bien formada (ebf) del clculo. A 2 q ::::> (p V q)
2) Si Pes una ebf, entonces "'P lo es tambin. A 3 (p V q) ::::> ( q V p)
3) Si P y Q son ebf., entonces P v Q lo es A4 [p V ( q V r)] :::> [q V (p V r)]
tambin. A 5 ( q ::::> r) ::::> [(p v q) ::::> (p v r)]
4) Estas son todas y solas las reglas de forma- Den1os seguidamente un par de ejemplos.
cin del clculo. Demostremos, en primer lugar, que la frmu-
D) Reglas de transformacin. la p ::::> (p v p) es un teorema del sistema, es
1) Regla de sustitucin: a) Cualquier varia- decir, que con las reglas a nuestra disposicin
ble proposicional inserta en una frmula puede derivarse de los axiomas. Procederemos
,
lgicamente verdadera puede reemplazar- as1:
se uniformemente (es decir, en todas sus I . q ::::> (p V q)
2. p ::::> (p v p). Regla de sustitucin, en la
ocurrencias) por cualquier otra frmula del
clculo. b) Cualquier frmula lgicamente que, segn a), se ha sustituido q por p (en sm-
verdadera puede sustituirse, mediante de- bolos q/p).
finicin a travs de las conectivas del sis- A continuacin veamos si
tema, por otra frmula lgicamente equi-

[p ::::> ( q ::::> r) J ::::> [ q ::::> ( p ::::> r ) ]
es un teorema.
valente.
1 . [p V ( q V r)] ::::> [ q V (p V r)] ~.
Sea un ejemplo de a): si tenemos P => q
2. [/"V p V (/"V q V r)] ::::> [/"V q V .(/"V p V r)]
Y reemplazamos p por q p obtenemos
(p . q) :::> (p . q). Sea un ejemplo de b): Regla de sustitucin a) p / ~ p y q / ~ q 1 .
3 [p => (q => r) J => [ q ::::> (p ::::> r)] . 203
si p . q === df. rv (
r-..1p y "' q), entonces en

1
1
1
1
1
1

Regla de sustitucin b). Definicin de ::> . enormemente alejado de la intuicin natural S<
Los dos ejemplos reseados estn tomados de el mtodo de Gentzen refleja, y es su fuerza di~ cad~
la Introduccin a la Lgica formal, de A. Deao, <lctica, tal intuicin. La deduccin natural se corr
M adrid, 1974, pgs. 124-12 5. . ha hecho imprescindible en cualquier libro de (I) y
En 19 34 Gentzen propuso clculos de de- lgica. Nosotros expondremos, brevemente, las de l~
d uccin natural, cuyo rasgo principal consiste reglas bsicas del clculo de proposiciones si~ ficie:
en su semejanza con la forma habitual de ra- guiendo uno de los manuales ms adecuados rem~

zonar . As como el sistema axiomtico resulta al caso: el de Anderson- Johnstone, 1962. es q


REGLAS BASICAS apoy
deri'
p p.q p.q la de
E o .

q
. . p. q
'

.. p .. q
alg1
n~

. 1
que
- p p :::::> q hasta

:::::> :::::> 1

:::::> E p por ~
~
q . :. q gamc

.. p :::::> q pode
de la
pv q supo
otro ,


- p
pre a

p q
r
en el
V 1 o -
V
. . p V q
..p V q
V E que ~
q una <

en u
.,
- r c1on e

r !uega

ltnp o
- p Utiliza

,_, ,_, 1 Po r
- q "-' q p . ,_, p El


,_, p ,_, E :. q
s1ernp
-
suPos
,_, ,_, ,_, ,_, 1 p ,_, ,_, p tales

"""',_, p """' "'E se d a
:. p __,.
tf
\
1

'
1
1
1
1

Son ocho las reglas, porque precisamente a mos de dcsc1ibir lo nico gue se dice es que si

cada una de las cuatro conectivas estudiadas le suponemos provisionalmente ciertas proposi-
corresponden dos reglas, una de introduccin ciones llegaremos a ciertas otras. Una vez que
(l) y otra de eliminacin (E). Se trata, repetimos, hemos llegado a stas, es patente que se can-
de las reglas bsicas, que, en s mismas, son su- cela toda la provisionalidad introducida. De ah
ficientes para proporcionarnos todos los teo- que el trazo horizontal de abajo nos indique
remas del clculo proposicional. Lo que ocurre la cancelacin, el paso de lo provisional a una
es que para facilitar la deduccin se obtienen, lnea con carcter absoluto.
apoyndonos en las reglas bsicas, otras, las Ilustrmoslo con la figura conocida como dilema

derivadas, que dan mayor rapidez y fluidez a constructivo.
la deduccin.
De las ocho reglas expuestas algunas merecen Dados
algn comentario adicional. Se trata de aquellas p V q; se nos pide derivar r (en smbo-
que presentan trazos verticales y horizontales p :::) r; los rr).
hasta la conclusin. La introduccin de <<:::) >>, q :::) r
por ejemplo, quiere decir lo siguiente: supon-
gamos p. Si dado p resulta que llegamos a q, Procederemos as :
- 1 p v q; Un trazo horizontal indica que se
podemos colocar en su lugar: p ::::> q. En el caso
- 2 p :::) r; trata de una premisa.
de la disyuncin se quiere decir lo siguiente:
supongamos, por un lado, p y supongamos,. por -3 q :::) r
otro, q. Si dados ta-les supuestos llegamos siem- 4 p; Supuesto provisional. Se lee <<su-
[ 5r pongamos que p>> 2, 4, ::::> E (esto
pre a r,-podemos quedarnos con r. Y, final?;ente,
en el caso de la introduccin de la negac1on, lo es, eliminacin de :::) o 1 1. P.).
1

6 q; Supuesto provisional que se lee


que se dice es que si suponiendo p llegamos a [ 7 r; <<supongamos ahora el otro extre-
una contradiccin hemos de rechazar P Pero
8 mo de la disyuncin>>.
en una lgica bivalente rechazar una p~opo.si-
3, 6, :::) E
cin es darle un valor de verdad contradictorio,
1,4-5,6-7 V E.
luego, en el caso de p, resultara r...; P Es de una
importancia capital esta regla dada su frecue~,te
Para acabar vamos a hacer referencia, mi+ y
utilizacin. Se tr~ta, en suma, de l~ reduccion
brevemente, a dos aspectos que estn o bien an-
por absurdo o argumentacin indirecta. . tes o bien despus del clculo. En primer lugar,
El lector habr observado que hemos dicho nos referimos a su gnesis. Y a hemos dicho algo

siempre <<su pongamos>>. Es, precisame '. nte esta
al respecto. Lo nico que queda por aadir es
suposicin provisional lo que cara~teriza que los estoicos (si~lo 111 ~ de C.) f~ero? los
tales reglas. A diferencia de las premisas, que primeros que no solo tuvieron conc1enc1a de 205
se dan absolutamente, en las reglas que acaba-


'
\
'
1
.'
1
1
1
1
1
1
formada y su negacin. Si se dieran el clculo
lo que la lgica de prop<)siciones es, sino que
adelantaron algunas de sus reglas y las discutieron sera contradictorio.
ampliamente. Fue finalmente Frege, como sabe- 2) Un clculo es completo si cualquier frmu-
mos ya, el qt1e llev a su culminacin lo adelan- la bien formada suya es un teorema, un axioma
tado por los estoicos. Sin la ayuda directa o in- 0 una negacin de un teorema o un axioma.
directa de la matemtica, difcilmente hubiera En caso contrario el clculo es incompleto. l
sido posible esto. ]
En segundo lugar, no podemos dejar de se- 3) Un clculo es decidible si por un proceso
alar las propiedades de un clculo tal y como mecnico se puede decidir si una frmula cual-
4
lo hemos presentado. En cuanto que ahora ha- quiera bien formada suya es o no un teorema
blamos sobre el clculo y no dentro de l, es (o un axioma). En caso contrario el clculo es
claro que las propiedades que a continuacin indecidible.
sealamos son metalingsticas o, en nuestro En 192 1 el lgico E. L. Post demostr cmo
caso, metalgicas. Son stas: el clculo axiomtico de Russell y Whitehead
1) Un clculo es consistente si entre sus axio- para la lgica proposicional es consistente, com-
mas o teoremas no se da una expresin bien pleto y decidible.

EJERCICIOS
1) Mostrar si las siguientes frmulas son lgicamente verdaderas
p :::> (q :::> p)
"'(pv q)=> "'Prvq

[p => (q => r)] => [(p. q) => r]

2) Da?~ la, s~guiente tabla de verdad con tres miembros bsquese


una e~pres1on log1c_a que sea equivalente y que haga uso solamente de las
conect1 vas <<"' >> ' <<. >> ' << v >>

p q r (p, q, r)
1 I I I
I I O o
I O I I
l O O o
O l I o
O l O o
O O I I
o o o 1
.
\

3) Demustrese si, segn el clculo axiomtico expuesto


anterior-
mente, las siguientes frmulas son teoremas del clculo

I) p => (q => r)
Il) q => (p => q)
III) (p => q) => (p => r)
IV) p => q

4) a) Dervese B, segn las reglas bsicas del clculo de deduccin


natural, de las siguientes premisas:

- I A:::> B
- 2 {'-/ A => B

-3 Av=>A
-
b) Dervese A :::> B, segn el mismo mtodo, y por la reduccin
al absurdo de la premisa
- I r-.J A
ras

LECTURAS RECOMENDADAS
, . d Alianza Universitaria, Madrid, 1971
~lFRt:no DF.AO: Introduccin a la log1ca Jort~ial, E
AN tJEt GARRIDO Luica simblica, Madrid, i 9 74
)Fsus l..r 6 . d Barcelona, 1970 2 207
~' . 1v1osTERN: Luica de primer or en, ,,. . f.ormal Barcelona, 1970 .
1v1AN . b . , , , y al a11a1-1s1s ; '
lJl:'.t SACRISTN: lntroducc1ot1 a la togica

11.1. RELACIONES ENTRE CLASES


11.2. EL SILOGISMO.
CALCULO AXIOMATIZADO

.f
1 1

Se comienza explicando la interpretacin que recibe un clculo


al convertirse en lgica de clases; al mismo tiempo se dan las nocio-
nes bsicas de lo que dicha lgica es. Seguidamente se introducen
los smbolos y operaciones propias de las clases, as como sus rela-
ciones con el clculo proposicional. A continuacin se muestra la
utilidad de la lgica de clases en su .aplicacin al silogismo. Fi-
nalmente se da una lista de algunas de las leyes de la lgica de clases.
209
'
~ '

'
1
t
1
1
1
l de caracterizarla no es apto }oS
' d
mo o e
xtens1ona
mentos
. .
mfinttos.
e uan
d
o se qu
lases con e1e h
para c infinitos elementos emos de cla:
de clases con . ., E )
trata . d finicin por descr1pc1on. sta
1
recurrir . die. . mos una propiedad comn. leti
b usca, como tn cade los' x elementos que sat1s-
tr~
A , A es 1a case1
si, . dad p En smbolos: ref
facen la propie
prG
A {x 1 p(x)} lac
reac1on d
Lo !c o . h hasta el momento requiere alguna
.,
tas
tra1
. . , Ampliemos por tanto, 1a noc1on
en 11 . l
exp 1cac1on.
1
d e case.
' . h bl
E n la leccin anterior a .amos e
d
en
cas-- lgica proposicional. A ello nos refer1~~s en- de
tonces. Tomamos para ello la prop~s1c~on en COti

bloque, sin entrar en sus partes co?stttutivas. A


Si hubiramos dado un paso mas en nuestro A
anlisis hubiramos desembocado en la llamada De
lgica de predicados o teora de la c~antificacin. tan
De esta forma hubiramos descubierto que ese
segmento mnimo significativo de nuestro le~ pu
guaj e (la proposicin) consta en su forma mas al n
Un clculo puede recibir diversas interpreta- simple de un objeto y de un atributo que se pre- en
ciones. En la leccin anterior nuestro clculo dica de tal objeto. Es lo que gramaticalmente que
lo era de proposiciones. Ahora nuestro clculo se conoce como sujeto y predicado. Pero ocurre
ser de clases. Qu es una clase? Una respuesta Bo
que la cpula <<es>>, que une sujeto y predicado,
aproximada es sta: una serie de objetos dotados
puede tener interpretaciones distintas. En nues- pre
de una propiedad comn. Dicha propiedad ha
de estar bien definida. Por eso los ibricos que tro caso el significado de <<es>> ser el de perte- cla
han de morir en el ao 1980 no son una clase. nencia a una clase. El lgico Peano lo simboliz te
Su caracterstica definitoria no nos permite de- co~ la letra griega e, siendo actualmente la no- ca
terminar sin ambigedades cules seran los ele- tacin u~versalmente aceptada. Recordemos lg
mentos de la clase en cuestin. nuestro ejemplo anterior:
tna
Una manera rudimentaria de determinar un- Ci
vocamente una clase es aquella que consiste <<Sandokn es un tigre>> Una
en enumerar todos y cada uno de los elementos
lla
pertenecientes a dicha clase. No obstante, este ~u _lectura, segn la nueva iriterpretacin,
seria esta: <<Sandokn pertenece a la clase de
. ., .' '
--~-~ ,

1
1
1
1
1
1
1

los tigres>> (x E A, en donde x es la variable


sibilita diferenciar la lgica cie las matemticas,
ue est por <<Sandokn>> y A est en vez de
q . ) a cosa realmente discutible. J-Jo ms conveniente
clase de los tigres .
ser dejar en el aire el problema de la distincin
La clase, por tanto, es algo abstracto, equiva-
y relacin entre lo matemtico y lo lgico, y
lente al menos en el nivel en que nos encon- ceirnos, sin ms, a la termino1oga usual. Se-
tramos a una propiedad. Si ahora, en vez de gn sta, se llaman conjuntos a aquellas clases
referirnos a las relaciones y operaciones entre que no se incluyen en ninguna otra clase. Son,
proposiciones p, ~' r .... , nos ocupamos de re- en suma, ltimas. Se llaman clases, por otro lado,
laciones y operaciones entre entidades abstrac- las que son elementos de otras. No son, por
tas que son las clases A, B, C,... , hemos en- tanto, ltimas. (Sobre este punto se puede re-
trado en la lgica de clases. As, A puede estar cordar las alusiones anteriormente hechas en
en B, o puede ser igual a C, o puede ser distinta la lnea de Piaget, a los conjuntos extensivos
de D... , y todo ello porque los elementos que e intensivos, como posibilidad comparativa en-
componen A pueden estar dentro de B o porque tre clases que se encuentran al mismo nivel
A y C tengan los mismos elementos o porque en una estructura de inclusiones o encasamien-
A y D no tengan elemento alguno en comn ... tos.) De ahora en adelante daremos por supuesto
De tales relaciones y de las operaciones resul- que hablamos, en principio, de clases.
tantes se ocupa, en suma, la lgica de clases.
Si el matemtico alemn f rege fue el que pro- Sea E el signo que tomamos como primitivo.
puls definitivamente la lgica proposicional, Por medio de l definiremos la inclusin, que
al matemtico ingls Boole se debe el desarrollo, es una relacin binaria entre dos clases
en el siglo pasado, de la lgica de clases. De ah
que se la conozca tambin como Algebra de A E B == df. /\x (x E A) ~ (x E B)
Boole.
que se lee de la siguiente forma: para todo x,
Antes de seguir adelante convie~e hacer una
si x pertenece a A, entonces x pertenece tam-
precisin. Hemos hablado exclusivamente de
bin a B.
clases, pero lo dicho puede aplicarse ig~almen
Por ejemplo: <<la clase de los vertebrados est
te a los conjuntos. Cul es la diferen~ta entre incluida en la clase de los mamferos>>. Conviene
conjuntos y clases? A pesar de que la literatura reparar en que dicho ejemplo puede tomar tam-
lgica suele tomarlos como sinnimos, nor- bin la forma siguiente: <<los vertebrados son
tnalmente se supone que clase designa una no- mamferos>>. Con slo recordar lo dicho al co-
cin lgica, mientras que conjunto _se ~fiere . mienzo de nuestra leccin se har patente que la
una nocin matemtica. Este sencillo encas;- segunda formulacin, propi.a de la l~gi~a de
lla buen nu-
tn1ento da lugar, sin embargo, ~~ ., ue
P
roposiciones, puede reducirse a la log1ca de
. . d.
tnero de problemas. Supone dicha dtstincion q clases por medio del s1gu1ente expe 1ente: para 211
est e nos po-
amos en posesin de un criterio qu

1
1
1
t
1
1

'1
os los elementos de A pertenezcan a B (
todo x, si x es un elemento de la clase de los que t o
,
d
1 mismo
.
tiempo
1 .
a inversa.
s ,
1 esto ul-
, de
se d e a .
vertebrados, entonces x es un elemento de la fuera el caso, entonces el signo utilizado
clase de los mamferos. timo 1 , 1 , b 1
, , <<C >> que en ana og1a con e sim o o <<~
Ms importantes son las distinciones que m~s sera _ , d . b.
de la matemtica elementa1 ,eJa a 1erta l~ posi-
adelante vamos a considerar. Se refiere la pri- qu
bilidad de la igualdad, ademas de la relacin de
mera a la diferencia entre los smbolos <<E>> Y
orden entre las respectivas clases. Si de lo que
<<e)); l~ segunda tiene que ver con ~a dis~i? " E
queremos habla; es, sin embargo, de la incl~si~
cin entre la inclusin propia y la 1nclus1on
estricta en s1mbolos <<e>> , entonces se eli- na.
impropia. Comencemos por la primera.
A e B se lee as: la clase A est incluida es mina la posibilidad de la igualdad. Su definicin pll
, ,
una subclase en la clase B o tambin A es B. seria esta:
Por su parte, x E A se lee: x est incluido en A A
o tambin x es A. Quiere esto decir que <<eS>> A e B === df. /\x(x E A >- x E B) V y co
tiene el mismo significado en los dos casos? (y E B /\ y tt A) Se
De ninguna manera. Como indicamos ya, x E A ex
significa que un elemento, x, pertenece a la en donde ~ ha de leerse como <<no pertenece>>. el<
clase A y ser, por tanto, verdadero, si x es un Las relaciones entre las clases tienen un mar- el~
miembro de A. Por su parte, A e B significa cado signo intuitivo. De ah que suela recurrirse cu
que la clase A est incluida en la clase B o, lo a los diagramas grficos para hacerlas ms ma-
,

q
que es lo mismo, que todos los elementos miem- nejables. Euler y V enn, ms tarde, fueron los m
bros de A lo son tambin de B. Pasar por alto que idearon los modelos que iremos viendo. La
1
esta distincin hara caer en falacias tales como inclusin de una clase en otra (A e B) queda
la de igualar: <<la clase de los batusi pertenece representada as:
a la clase de los africanos negros>>, con <<la clase e
de los batusi est incluida en la clase de los
,
e
africanos negros>>, cosa del todo falsa, ya que ,

si bien es cierto que todo batusi es un negro afri-


1
cano, no es verdad que la clase de los batusi est B
incluida en la clase de los africanos; es decir,
<<la clase batusi>> no es, como tal, negra y africana. A
Pertenecer y estar incluido en son, en con- e
secuencia, dos relaciones distintas. Pasemos al t~
segundo punto.
La definicin de inclusin dada anteriormente
no n?,s dice si los ~lementos de B pertenecen
tamb1en a A; es decir, no nos dice si, adems de A est contenida en B o A es un <<SU bconjun,
tru dP J:l ' ' d

1
1
1
1
1
1
1
1

Con la ayuda de la inclusin podem


. , d .d . o s ya <<# >>. As, que A es distinto de B, se expresa sim-
definir la re1ac1on e 1 entidad entre dos clases. blicamente: A # B. Y su definicin es sta:
A= B == df. /\ X(X E A) ~ ~ (X E B) A# B = df.~ ( /\x)(x E A< >x E B)
Nos quedan por definir dos clases con carac-
que se lee as: A .es idntica a B si para todo x, tersticas muy especficas. Son la clase universal
"pertenece a A s1 y slo si x pertenece a B. y la clase vaca.
p0 r ejemplo: <<la clase de los animales racio- La clase universal, cuyo smbolo es <<U>> (o
nales es idntica a la clase de los bpedos im- bien << v >>), es aquella a la que pertenece todo.
plumes>>. Conviene que especifiquemos bien esta nocin.

El hecho de llamar idnticas a dos clases La clase universal es la clase referencial, aquel
A y B, si contienen los mismos elementos, s~ trmino de comparacin o universo de dis-
conoce como el postulado de extensionalidad. . curso en el que nos movemos. As, si hablamos l
Segn ste, lo que se afirma es que no pueden de <<hombres rubios>>, la clase universal son to-
existir dos clases distintas si poseen los mismos dos los hombres rubios, y si hablamos de n-
elementos. Por otro lado, es evidente que toda meros enteros positivos de una cifra, la clase
clase es una subclase de s misma, a no ser que universal es la que va de o a 9. No pocas de las
cuando se hable de inclusin se sobreentienda falacias incrustradas en la argumentacin l-
que es una inclusin estricta o propia. Final- gica tienen por causa la ambigedad o falta de
concrecin en lo que se toma como clase univer- l
mente hemos de sealar que de la relacin de 1

igualdad o identidad se siguen tres importantes sal o referencial. Su definicin es:


propiedades :
1) A = A; o, lo que es lo mismo, toda clase U = df.{xlx == x}
es idntica a s misma. Esta propiedad recibe
el nombre de reflexividad. que se lee as: aquel x tal que es igual a x.
2) Si A = B, entonces B - A, o, lo que es Si son precisamente los objetos o elementos
lo mismo, A y B poseen la propiedad de si- los que componen una clase, aquellos elemen-
, tos x que formen la clase dada son los que quedan
metr1a.
designados por medio de la letra <<D>>.
3) Si A = B y B _ C, entonces A = C, en
La clase vaca (o nula), cuyo smbolo es 0
cuyo caso la propiedad recibe el nombre de
(tambin /\),es aquella a la que nada pertenece.
transitividad. Su definicin es:
Las tres propiedades tomada~ globalmen~e
forman lo que se llaman las relaciones de equi- 0 -= df. {xlx =I= x}
valencia. que se lee as: aquel x tal que no es satisfecho
Si queremos, por el contrario, simbo~izar la 213
por nada.
desigualdad entre clases utilizaremos el s1mbolo
't

_.., ...

1
1
1
1
1
1
1

!' La clase vaca presenta una cierta originalidad. otras clases? Complemento, unin e interseccin La re
En principio transgrede el principio de contra- son, fundamentalmente, los mecanismos de tal de un 1
diccin. St no hay elementos que den lugar a produccin. Es de lo que a continuacin tra- yado c
esta clase, por qu introducirla? La razn estri- taremos. ambas.
ba en su utilidad. Si bien es verdad que no hay
elemento alguno que tenga tal propiedad, no es
Complemento (su smbolo: << -- >> colocad<>
encima, <<A>> o al lado, << -A>>): es la clase de to-
---
menos cierto que la clase 0, carente de elemen- dos aquellos elementos no pertenecientes a A.
tos, est contenida, trivialmente, en toda clase. Por ejemplo: sea A la clase de los tigres. A, la
De la misma manera que cualquier clase est clase complemento, estar formado por aque-
contenida trivialmente en ella misma, toda clase llos miembros que no poseen la propiedad de
contiene a 0. Que esto sea as se puede compro- ser tigres, ya que es justamente dicha propie-
bar fcilmente. dad la que define la clase A. Todos los elementos
Definimos antes la inclusin de la clase A que no sean tigres pertenecen por tanto a A.
en la clase B diciendo que para todo objeto x, -
si x es miembro de A, lo es tambin de B. Pero La figura grfica de A ~ la siguiente, en don-
decir esto es formar un condicional, y el condi- de el rayado se refiere a A.
Inter!
cional, como en su momento vimos, es verda- La in
dero cuando el antecedente es falso. Es lo que es la qu
ocurre en nuestro caso. Cualquier clase tendr compon
0; estando, en consecuencia, incluido en ella. cena A
S1 A - B significa como en seguida vere- Por eji
mos la clase de los miembros de A que no
Y B la i
pertenecen a la clase B, es evidente que:
consisti~

A - A = 0 y que A - U =0 ~a re!
gu1ente
ya que, por definicin, toda clase ha de estar con- Uo que 'tj
tenida en U. dueto.
Uni~ ,(reunin o suma); (su smbolo:<< U).
Por medio de ciertos operadores que llama- La un1on de dos clases dadas A y B, es la
mos en su momento conectivas se obtenan que se forma, e, con los element~s que pertene-
~t~~s propo~iciones. La teora de la compo-
cen A 0 B o a ambas a la vez.
s1c1on estudiaba, precisamente, la generacin Por ejemplo: sea A la clase de los <<zurdos
1
Y B . clase de los <<diestros>>. C es decir A UB
de nuevas proposiciones. Podemos construir co - , ' '
nu~vas clases? S~ podemos. Cules son las ope- hi nsisttria en aquella clase a la que pertenecen
raciones a traves de las cuales se originaran ~~ las personas <<zurdas>>, bien las <<diestras
o bien ambas a la vez.
'
1
1
1
1

'
1

La representacin grfica de A U B por medio


(:<>11 Vic11c t11cr1cic>nar, p<t ra aca})at este at)af-
de un diagrama es la siguiente ' en dond e eJ tcl-
,
tad(>, a l1 <ljfcrcncia relativa (su sml>o1<> <<
>>,
yado corresponde a una clase, a la otra 0 a
coloca(lt) entre d(>S letras designativas de cla-
ambas. ses). A - B se lec as: aquel)<)S elemcnt<)S de
A que no pertenecen a B.
Su representacin grfica serfa sta:

Interseccin (o producto); (su smbolo: <<l>>).


La interseccin de dos clases dadas, A y B,
es la que se forma, e, cuando esta ltima se
compone tanto de los elementos que pertene-
cen a A como a B.
Por ejemplo: sea A la clase de los <<neurticos>> H abr observado el lector que tanto el com-
y B la de los <<ibricos>>; C, es decir, A l B, plemento como la unin o la disyuncin re-
consistir en la clase de los <<neurticos ibricos>>. cuerdan a la negacin, la disyuncin y la con-
La representacin grfica de A l B es la si- juncin de la lgica proposicional. Por su
guiente, en donde el rayado corresponde a aque- parte, la diferencia relativa tiene su parangn
Lio que tienen en comn las dos clases, a su pro- con la disyuncin exclusiva. Si hacemos que
ducto. una determinada clase, A, est en vez de una
proposicin, ser posible interpretar, v. g.,

A l B, como p q del clculo proposicional .
Precisamente, la interpretacin proposicional,
0 la interpretacin de clases del clculo, es lo
que da lugar a la diferencia entre la lgica de
A B
proposiciones y la lgica de clases.
Seguidamente daremos un cuadro en el que
se haga patente, tanto el isomorfismo de am-
bas partes de la lgica, como la analoga de 215
. ,..

1'
1
1
1 1
'' 1
1

1
' 1
1
1

stas con la aritmtica. Las respectivas tablas


,
de verdad de dos operadores lo mostraran.
Clases Proposiciones Aritmtica
AUB AlB pvq pq x + y XY
I I I I 2 I
I o I o I o
1 o I o I o
o
~
o _........,,,o ,, o
.<"" ..._,,_ __., o __.,,
o

La nica diferencia estriba en la adicin arit-
. , .
mtica. La suma lgica no es la suma ar1tmet1ca. u.
Aquella tiene la propiedad de ser idempotente.
Su smbolo en lgica de clases es ax1
AUA == A
Al comienzo hablamos de la inclusin, de
la identidad y de la desigualdad. El lector habr
comprobado que ninguna de las tres es una
operacin capaz de producir una clase nueva.
Si decimos -que la clase A est incluida en la
clase B, ciertamente tenemos informacin sobre Las nociones de clase que ya poseemos son
dichas clases, pero no obtenemos una clase nue- de gran utilidad para mostrar la validez de
'ra, C. Si decimos que A y B tienen los mismos una de las figuras lgicas de mayor tradicin:
miembros, lo que afirmamos es que son la mis- el silogismo. Bien es verdad que una compren
ma clase. Si, finalmente, nos referimos a la sin cabal de aqul slo puede obtenerse des
otra posibilidad, es decir, aquella consistente pus de haber estudiado la lgica de predicados
en sealar que A y B no tienen miembro algu- 0 lgica de trminos. En sta se analizan los
no en comn, que son disjuntos, entonces no d os que emplean cuantificadores, Y. que
enuncia
hemos hecho ms que afirmar que A l B == 0.
son aquellas partculas lgicas que gramatical-
Ciertamente hemos generado una clase, la va-
mente se conocen como <<todo>>, <<alguno,
ca. Como en el caso anterior, toda clase es sub- va
<<ninguno>>. No obstante los grficos que .
clase, impropia de s misma y toda clase incluye
dentro de s a la clase vaca. Son en verdad nue- mos a presentar pueden dar
., d

' una idea de 1 plt
de la
vas clases, pero en un sentido restringido y cac1on e la nocin de clase a esa parte . d
trivial. lgica iniciada por Aristt;les y formaliza a
1
comp etamente, tambin, por Frege. Para ello
- ..
~,, -

l
1
l
1
1
1
t
expondremos, en primer lugar, los cuatro dia-
grarnas que corresponden a las cuatro subdivi- significan falta de informacin, Jo que igno-
ramos. As, en A se ha rayado toda el rea de
ones que pueden hacerse
l
con .el cuantificador
Sl S que no se solapa con P, precisamente ~orque
ni~.rersal, el ex1stenc1a y sus respectivas nega-
~iones. Los escolsticos los denominaron, A,
se afirma que slo los S son P, es dec1r, que
todos los S son P.
E J O. En lo que sigue determinaremos ms Cuando se inserta una <<X>> (C. l. Lewis uti]jza
'
lo' dicho.
un trazo largo <<1>> en vez de la <<X>>) lo que se
quiere significar es la no vaciedad de la clase.
s p s p Porejemplo,enl,quehayalgunos S que no son P.
Un ejemplo concreto nos aclarar este modo
de proceder para justificar los silogi~mos; .Es
obvio que si el.silogismo, categora ar1stotel1ca,
utiliz un trmino ms, <<M>>, adems de S y l"',
hemos de aadir, pues, un crculo m~s.
Fijmonos en el silogismo llamado <<Brbara>>
s p s p (prec-i samente por ser (A A) ::::> A, segn los
esquemas de la lgica proposicional). Se trata
de un silogismo universal afirmativo (A, A, A).
X X
Ejemplo:
1
J

1 Todos los ridculos son vergonzosos.


Todos los acomplejados son ridculos.
Todos los acomplejados son vergonzosos .
S y P son los trminos mayor Y menor
que deben aparecer en la conclusin con la
ayuda del trmino medio (M). p
Las lecturas han de ser:
s

A. Todos los S son P >>.


E. Ningn S es P >>.
l. Algunos S son P >>.
O. <<Algunos S no son P>>

Se deben a Venn este tipo de diagr~mas .


Para una correcta comprensin es necesario te- M
ne r presente que ahora las areas
, en blanco 217


- 1 lll!lJf ,

I' """ .
~--. ~-~--~
1
1
1
1
t
1

e~pondtemos, en primer lugar, los cuatro dia-


1

gramas que corresponden a las cuatro subdivi significan falta de informacin, Jo que igno-
sioocs que pueden hacerse con el cuantifi ca d or ramos. As, en A se ha raya()<) t<Jcla el rea de
. .
uni,:ersa1, e 1 ex1stenc1al S qLtc no se solapa con P, precisamente p<Jr'1uc
, . y sus respectivas nega- se afirma que slo los S son P, es decir, que
ciones. Los esco1ast1cos los denominaron A
todos los S son P.
E, I, O. En lo que sigue determinaremos' m~
Jo dicho. Cuando se inserta una <<X>> (C. l. J_Jewis utiliza
un trazo largo <<I>> en vez de la <<X>>) lo que se
quiere significar es la no vaciedad de la clase.
s p
s p Por ejemplo, en 1, que hay algunos S que no son P.
C n ejemplo concreto nos aclarar este modo
de proceder para justificar los s1log1smos. Es
ob\r10 que si el.silogismo, categora aristotlica,
utiliz un trmino ms, <<M>>, adems de S y P,
hemos de aadir, pues, un crculo ms.
Fijmonos en el silogismo llamado <<Brbara>>
s p s p
(precisamente por ser (A A) :::> A, segn los
esquemas de la lgica proposicional). Se trata

de un silogismo universal afirmativo (A, A, A).


X X
Ejemplo:

1 o Todos los ridculos son vergonzosos.


Todos los acomplejados son ridculos.
Todos los acomplejados son vergonzosos.
S )' P son los trminos mayor y menor
que deben aparecer en la conclusin con la
ayuda del trmino medio (M).
Las lecturas han de ser:
s p

A. Todos los S son P>>.


E. Ningn S es P>>.
l. Algunos S son P>>.
O. Algunos S no son P>>

Se deben a Venn este tipo de diagr~mas.


Para una correcta comprensin es necesario te M
L------- - - - - ~- --~------------
217
ner presente que ahora las reas en blanco

1
1
1
1
1
1
1

l ~11 smbolos:
Sc)n las leyes asociati vas de la unin y Ja in- Igt
.,
'fodos los M son P. tcrsecc1on. prop~

'"f odos los S son M. ment1


Todos los S son P. 3. AUB = BUA en es:

Se ray primero M de acuerdo con <<Todos los 4. AlB = BlA


M son P>>. Se ray seguidamente S para indicar
que <<Todos los S son M>>. La conclusin <<Todos Son las leyes conmutativas de la unin e in- Do
.,
los S son P >> viene dada automticamente, de tersecc1on. pleme
modo que el diagrama, en su forma final, nos
muestra la validez del silogismo. 5. A u (B n C) = (A u B) n (A u C)
Se puede axiomatizar el clculo de cla- 6. A n (B u C) -= (A n B) u (A n C) 1 5.
5es de la misma forma que se axiomatiz el
clculo proposicional. La diferencia estribara, Son las leyes distributivas de la unin e in-
fundamentalmente, en que en esta Gcasin los .,
tersecc1on.
smbolos primitivos contendrn variables de
clases y no o no slo de proposiciones,
los operadores <<U>> y <<l>>, <<->>, y no o no 7. A UA = A
slo las conectivas proposicionales, y los pre-
dicados o functores <<C >>, <<=>>, <<=/=>>. En cual- 8. A l A ==- A
quier caso, y al margen de las modificaciones ac-
cidentales posibles, un clculo de clases axioma- Son las leyes de idempotencia de la unin
tizado procede de manera muy similar a un clcu- Y. de la interseccin. No son aplicables, como
lo proposicional axiomatizado. Es esa la razn vimos, a la suma aritmtica.
por la que no repetiremos lo que ya debi quedar
claro en la leccin anterior. 9 A == A
S ofreceremos, sin embargo, una pequea

muestra de algunas leyes del lgebra de clases. 10 . CA n A) == 0


Ser ocioso repetir que dichas leyes encuentran
su ~a~alelo en las tautologas de la lgica pro- I I. (A u A) == u
pos1c1onal.
Son las leyes de la identidad de contradiccin
1. (A u B) u e = A u (B u C) y de tercero excluido. '
2. (A n B) n e = A n (B n C)
12. A = A

....
-
6
l

1
1

Igual que la negacin de la negacin de la s()O las importantes leyes tic De Morgam.
proposicin afirmada, la negacin del comple- Ft1cron conocidas ya p<>r (;uillcrm<J de 9~~h~m.
mento del complemento de una clase se resuelve Se C)bservar que de 14 se sigue que A lJ B -=-
en esa misma clase afirmada.
= A l B, lo que muestra la dualidad de la
-
13. (A = B) (A = B) unin (disyuncin) e interseccin (conjuncin)
o, lo que es lo mismo, que a cada teorema que
Dos clases son idnticas si y slo si los com- contenga <<U>> o <<l>> corresponde otro en el que
plementos de ambas tambin son idnticos.
tales signos se intercambian. Segn el psic-
= - -........
14 (A U B) = A nB logo Piaget, se tratara en desarrollo gentico
de nuestra inteligencia de dos estructuras pa-
- - ralelas mediadas por la negacin.
15. (AlB)=AUB

.1

11

\
LECTURAS RECOMENDADAS
AD . Ed Alianza Universidad, Madrid, 1 974:
EAo: Introduccin a la lgica form~ '. , . Ed Fondo de Cultura Econmica,
J. FERRATER MORA y H. LEBLANC: Log1ca matematica,
).i Mx.ico, 1971 (4. reimpresin). , , .. fi 2
Ed Ariel Barcelona, 1970 21S \
tvi . SACRISTN: Introduccin a Ja lgica Y ai aizaitszs orma ' ' 1

'

12.1. EL PANORAMA DE LAS CIENCIAS


EMPIRICAS
'
12.2. TEORIA Y EXPERIENCIA
4
12.3. LA ESTRUCTURA DE LA CIENCIA

El pensamiento cientfico debe estudiarse desde la perspectiva


de su diversidad y de su evolucin, quedando encuadrado en el m-
bito cultural de su correspondiente periodo histrico. As se ajustan
conceptos como teora, praxis, experiencia, dentro de los cuales este
ltimo adquiere especial relieve en la constitucin de la ciencia
moderna. En torno a la dualidad experiencia-teora ha surgido una
interesante y fecunda polmica. Apoyndose en los datos empricos
la ciencia estructura lgicamente su contenido a travs de teoras
y leyes. 221
l
1


'
1
1
1
1
1
1
1

pura. Aho ra bien ' es evidente que el conoci-


t cientfico humano no se reduce a estos
mien o . . . 'fi
saberes formales. El conoc1m1ento c1ent1 ~~nos
h b l y nos informa acerca del mundo f1s1co y

socia .l Se trata de todo e1 universo
dl
. d b e as ..
cien
cias empricas en cuyo estudio e emos pene-
trar ahora.

Este universo nos ofrece un panorama gene-


ral muy amplio y variado ..un~ primera p~s~bi
lidad clasificatoria de las c1enc1as que se s1tuan
en este panorama nos viene dado por la ate~cin
a los diversos estratos o niveles de la realidad,
cada vez ms complejos, que las distintas cien-
cias van estudiando. As nos encontramos con
las ciencias de la naturaleza. La fsica, que en
un sentido amplio englobara desde el desarr~~o
de las teoras atmicas a la qumica, y tamb1en
la biologa, en cu ya investigacin nos aparece
un nuevo estrato cualitativo, la vida.
En las lecciones anteriores nos hemos ocu- Posteriormente, las ciencias que se ocupan
pado de las ciencias formales. Estas ciencias del hombre y de la sociedad:
poseen carcter rigurosamente deductivo. Sin
1. La Psicologa, que estudia los fenmenos
duda, sus conceptos se originan, como ocurre
humanos desde una perspectiva individual.',
con todo conocimiento humano, en nuestra ex-
2. La Sociologa, que atiende a la dimensi~n
periencia; pero su proceso de construccin,
colectiva de los fenmenos humanos y estudia
tal como veamos al describir lo que es una
las caractersticas y leyes de ~as sociedades avan-
teora deductiva, puede prescindir de cualquier zadas.
apelacin a la experiencia, en la medida en que
define sus conceptos bsicos de una manera 3 La Antropologa cultural, que realiza una
fundamentalmente sintctica y operativa. En
l .
amp 1a comparacin con formas de v1
d hu-
tales circunstancias, por lo tanto, el concepto mana menos evolucionadas.
de \erdad que_se impone es el de verdad formal, Evidentemente esta consideracin es rnuY
el de coherencia interna. sinttica Y necesit~ramos subdividir los saberes
En tal dominio del pensamiento formal se . que acab amos de indicar en ramas cte nt6cas
d.
22 sitan la lgica, la matemtica y la semitica ulteriores. As, la fsica se inicia por el est~. 10
d e 1os eienomenos
,
ms simples en 1a mecol ca,


1
1
1
1
1

''
1
hasta investigar posteriormente los hech<)S tei-
modinmicos, el electromagnetismo, etc. Pero si l)ien consitlerada sta C<)ffi<) fsil o huella de
pocas pasadas o cual tcstimc)nJ<) de un procese)
no es nuestro deseo abordar en este momento
evolutivo, que nos permite retroceder hacia t1em-
una clasificacin de las ciencias, que requerira
pos anteriores al presente.
una leccin propia. Se trata, solamente, de sen-
tar los grandes presupuestos para poder consi-
Debemos aadir cmo entre las distjntas ra-
derar el mtodo cientfico.
mas del pensamiento cientfico se producen co-
nexiones mltiples, que definen el fenmeno de
Una nueva perspectiva organizadora de las la interdisciplinaridad o interciencias, hecho
ciencias empricas nos aparece cuando atende- tan vivo en nuestros das. As, hablamos de la
mos al hecho de que el saber se proponga una biologa molecular, de la psicosociologa o de
consideracin diacrnica o sincrnica de los la psicologa social, de la bioqumica, y aparecen
fenmenos. Es decir, que la investigacin cien- saberes tales como la ciberntica (aludida in-
tfica se dirija hacia el estudio de las realidades sistentemente en este curso) que por su propia
tal como nos aparecen en nuestro presente (sin- ndole tiene caractersticas interdisciplinares, cu-
crona), o trate de indagar su gnesis y evolucin bre dominios muy distintos del estudio de la
a lo largo del tiempo (diacrona). Este es, sin realidad, desde las mquinas hasta el funciona-
duda, el punto de vista que define a la inves- miento del sistema nervioso humano.
tigacin histrica, la cual normalmente es en-
tendida como estudio de la evolucin del hom-
bre y su cultura en las distintas subram~s que_ la
componen: historia poltica, econmic~, his-
toria del arte, etc. Pero est e punto de vista se
puede extender al universo y a la vida, a la
evolucin de ambos, cuya indagacin define una
dimensin esencial del saber cientfico desa-
rrollada especialmente desde el siglo ~rx hasta
nuestros das. En este sen tid o tendrian:os ~a
cosm1ca
histor1a , . y b.io1og1ca
, Junto a la historia
- humana y cultu ral.
En todos estos casos se t rata indudablemente
de ciencias emp ricas, en la m edida en q~e la
s . , y exp er1m
Ohservacion . en tac1on
, d e la realidad : Jt as t
ajif J 7

s . constituyen un m o mento esencia l d e su proce-


o der. Tambin . el cono c1m1ento
. . h 1st
' o"ric
o ' en efec- L formas d e vida ht1mana menos evolucionadas constituyen el
o~eto de ta Antropol~ a cultural. 223
to, se vale del estudio d e la realidad presente,

1
1
1 (

t
1
1
1
1
Por otra parte, a partir de los conocimientos
Hemos sealado dos mbitos de utilizacin puros que definiran .las ~iencias .empricas an-
del trmino ciencia: los saberes formales rigu- teriores se forman c1enc1as aplicadas, como
rosos y los saberes empricos que acabamos de sera la medicina respecto a los hechos biol-
indicar. Apuntemos an cmo el trmino cien- gicos y los diferentes saberes tecnolgicos. La
cia encuentra un nuevo desarrollo cuando se validez de esta divisin entre ciencias puras y
alude a las ciencias normativas. Es decir, las aplicadas, sin embargo, nos conduce al problema
ciencias que no estudian ni estructuras formales general de la ciencia como teora o prctica, al
ni fenmenos empricos, sino las normas que cual tendremos ocasin de aludir en esta leccin.
gobiernan la conducta humana, mbito en el La finalidad principal de las rpidas conside-
cual entran la Etica y el Derecho.

formales
, .
emp1r1cas
Divisin de las ciencias
normativas
aplicadas

Fsica
Ciencias de la Naturaleza Qumica 1
Biologa
Niveles
Psicologa
Ciencias del hombre Sociologa
'
Antropologa cultural
Ciencias empricas
\

Sincrnicas
~
Historia poltica 1
1 Del hombre Historia econmica e
Por su perspectiva Historia del arte, etc. t:
Diacrnicas
temporal e
(Historia) Historia del cosmos
De la natura- n
leza t

Historia de la vida
......
' ' ' - 1
t
t
l
1

1

aciones sobre la clasificacin de las ciencias cambio incesante; un cambio que afecta no slo
~ue acabamos. de realizar se .enc~entra en mos- a los contenidos de la ciencia, sino a sus recursos
trarnos la variedad de las c1enc1as empricas. conceptuales y a sus mismos planteamientos
En consecuencia, es necesario, al hablar del m- metodolgicos.
todo cientfico, tomar en cuenta esta diversidad. Kuhn presenta, en los ltimos tiempos, la
No se trata de una reflexin ociosa, es preciso concepcin de las revoluciones cientficas como
atender intensamente, en todo momento, a la cambios de paradigma*, es decir, como cambi~s
riqueza y variedad del panorama cientfico. No de modelos de comportamiento en la comuni-
si~mpre ha ocurrido as. El hecho de que la dad cientfica. Mucho antes que Kuhn, a par-
fsica se haya consolidado mucho antes que las tir de las grandes crisis de la ciencia en la ma-
otras ciencias empricas, convirtindose en un temtica y en la fsica a lo largo de los si-
saber riguroso desde Galileo ( 1564-1642 ), his- glos xrx y xx, se form esta concepcin mucho
tricamente ha sugestionado al pensamiento me- ms evolutiva y antidogmtica del pensamiento
todolgico, al pensamiento cientfico y a la teo- cientfico a travs de rupturas, de transmutacio-
ra de la ciencia. Ms o menos conscientemente, nes en el mismo. Tal idea es esencial en la re-
muchas veces se ha pensado que un saber sola- flexin sobre la ciencia dentro del movimiento
mente poda adquirir el nombre de ciencia,
cuando de algun a manera imitaba el mo delo
cientfico representado por la fsica moderna. La
biologa mecanicista, la p sicologa del asocia-
cionismo, los primeros desarrollos de la socio-
loga, con frecuencia h an estad o influidos por
este deslumbramiento.

El fenmeno cient fico d eb e ser enfocad o des-


de el principio, n o segn criterios d e verda?
absoluta,
. sino de evolucin. L a fsica
, .
mecani-
,
c~sta ha sido sustituida po r la mecanica cuan-
t1ca y por la teora d e la relatividad de nuestra
poca. La biologa clasificatoria de Linneo ( 17 7-
1.7,78), por la evolucionista. Frente a la conce~
cion de la ciencia como un saber hecho, defini-
tivo, sometido solamente a fenmenos de adi-
cin de conocimientos nuevos es evidente, desde
' . La Sociologa se o cupa d el estudio d e las f<>rmas de vida e insti-
nuestra larga experiencia histrica, que el desa-
tuciones de las sociedades avanzadas.
rrollo del pensamiento est presidido por un 225

1 '
1

'
1
1
1
1
1
roceso. Al gran desarrollo de la historia
dialctico de Bachelard * y de Gonseth *, dos como p d',
1 fi lologa en el siglo XIX prece io 1o que se
importantes filsofos de la ciencia en nuestro Y b
ha conocido como descu. rim1ento e a con- d 1
siglo. . ncia histrica en los siglos xv111 y xrx: la
Para Bachelard, no slo las sucesivas etapas de cie l ' 1 fil
idea de progreso en la I ustracton y a osofa
la ciencia, sino la iniciacin misma del pensa-
miento cientfico, se originara como un proceso hegeliana de la historia*. .
de corte o ruptura brusca con el pensamiento Estas reflexiones nos hacen descubrir algo muy
cotidiano, precientfico, vulgar. La ciencia se importante: cmo realmente el origen y desa-
encontrara en polmica constante con la ima- rrollo de la ciencia se inscribe dentro de grandes
gen espontnea de la realidad, y esta polmica iniciativas renovadoras de nuestras ideas sobre
se ira reproduciendo en los sucesivos avances el conocimiento y la realidad. Es decir, vemos
del pensamiento ~ientfico en el paso de una cmo la ciencia posee una clara connotacin
etapa a otra. filosfica cuando es percibida en su sentido ms
Otro aspecto general que debemos subrayar, profundo. Frente al intento positivista de sus-
antes de entrar en el estudio concreto del m- tantivizar y aislar la ciencia, debemos subrayar
todo cientfico, es la unidad que existe entre que sta forma parte de la totalidad cultural.
la ciencia y su metodologa. La invencin Slo es comprensible la ciencia como un produc-
ms radical del pensamiento cientfico es la de to histrico, y tal producto guarda una relacin
su mtodo propio de trabajo, ya que ste, en con todos los otros aspectos de la cultura, con
cuanto tratamiento adecuado de un campo real, la tecnologa, la economa, las ideologas pol-
posibilita los resultados de la actividad cient- ticas, las creencias, la manera en que, implcita 1
fica. Ello no quiere decir que se puedan separar
o explcitamente, se representa el hombre la
la prctica y el mtodo cientficos, que ste apa- realidad.
rezca anteriormente a dicha prctica, sino for-
mando parte de la misma. En este sentido con-
vendra indicar cmo la invencin y el desarrollo
de un mtodo adecuado va normalmente unido
a una interpretacin determinada de una zona
de la realidad, o de un campo de fenmenos, a
una cierta visin ontolgica* del mundo 0 del
hombre y la sociedad. Por ejemplo, el mtodo
de..la, Fsica , de. Galileo se integra dentro de una
;

v1~1on mecan1ca y matemat1ca del mundo. Del


m~sr:no modo, .el ~esarrollo de la biologa dar-
'.\11n1ana es sol1dar10 de una nueva visin d 1
naturaleza y la vida entendidas como histoeria 1
, En tre las cien cias
tenido u d
1 .
ap cadas po d em os inc luir la med1ctna, q
ue ha

t
t
1
1
1
1
1

Ya no se discute hoy. e~ da la importancia de


'

cimiento cientfico. En segundo lugar, la ciencia


ciencia. Sus descubr1m1entos se suceden con utiliza alguno de los datos en bruto conseguidos
~~tmo apremiante; sus aplicaciones tcnicas logran por la protociencia, aunque muchos de ellos
'xitos cada vez ms . sorprendentes, de profunda son intiles por irrelevantes. En tercer fugar, a
~epercusin en la vida . d? los pueblos, en su veces una ciencia ha nacido de una pseudo-
economa, en su potenc&al1dad . De ah el inters ciencia, y en ocasiones una teora cientfica ha
dia tras da may,or - no slo entre los cient- cristalizado en dogma hasta el punto de dejar
ficos, sino tamb1en entre las personas sensibles de corregirse a s misma y convertirse en una
ala cultura - por ver claro en ese largo y fatigoso pseudociencia. Dicho breve y esquemticamente,
proceso a .tr~vs de~ c~a.1 la humanidad alcanz~ pueden considerarse las siguientes lneas de co-
el conoc1m1ento c1ent1f1co>>; por entender que municacin entre la ciencia y esas vecinas suyas:
es lo caracterstico en el planteo cientfico de
los problemas, en la creacin de las teoras, en
la elaboracin de las hiptesis, principios, m-
CIENCIA
todos; en una palabra, por comprender, en sus 1

lneas fundamentales, la estructura constitutiva


del pensamiento cientfico.
Dos son los senderos que permiten encaminar
Aplicada
al lector en este tipo moderno e interesante de Pura
investigacin: uno es el histrico, el cual co~
siste en hacerle seguir paso a paso el naci- 1
PROTOCIENCIA
miento y los sucesivos desarrollos del pen.sa- PSEUDO CONOCIMIENTO 1
miento cientfico; el otro es el terico, Y consiste CIENCIA TECNICO
en exponer, aunque sea esquemticamente, los
grandes debates actuales acerca de los funda-

mentos de la ciencia.

LUDOVICO GEYMONAT : El pe?samie~to cie;~:~i~ CONOCIMIENTO


Trad . de Jos Babini, Ed . Un1vers1tar1a de
COMUN
Aires, 1971 5 , pg. 5.

No carece la ciencia. 1 nes con el


de re ac10
. . y
conoc1m1ento tcnico la protoc1encia .
la pseu-
..
d . ' enc1a ut1 1
1za
oc1enc1a. En primer lugar, 1a ci MARIO 8UNGE :La investiga~in cient!fica. Trad.
~as habilidades artesanas, las
e enriquecen frecuentemente gracias

cuale.s, al ~ ~e~~
5
0 de Manuel Sacristn, Ed . Ar1el, 1973 , pg. 54. 227
1
1
1

'
1
1
1 la idea de la contemplacin desin-
respecto en ., d ,
la comprens1on e 1a teor1a, como la
teresa da, en . L e l'
, 1 lave de la vida humana. a 1e 1c1dad
mas a ta e , .
del hombre se encontrar1a en el e1er-
super1or . d. . .d
d la actividad contemp 1at1va, 1r1g1 a ha-
c1c10 e .
. b)'etos supremos y el destino de la hu-

c1a 1os o ' . .,


manidad deba orientarse hacia la produc~1on
de una minora que encarnara esta modalidad

eora de existencia humana.


Por otra parte, se ha subrayado m~chas v;ces
, .

l
en este mismo libro, en paginas anteriores, como
]
los mximos logros para el desarrollo de nues-
tra capacidad dominante sobre l~ real se ha~
conseguido por esta va especulativa. s~ ha di-
cho que el estudio de los grande~ fenomenos
de la naturaleza, encaminado a satisfacer nues- .
tro deseo puro de conocer, nos haba propor~10- a
nado el descubrimiento de las grandes energ1as, a
t
la electricidad, la energa nuclear de nuestra
poca, que han facultado los mximos saltos
CI
La conexin de la ciencia con las restantes tecnolgicos de la humanidad. .
El ideal de la universidad cientfica en el si- d
manifestaciones de la cultura conduce a la inda-
o
gacin sobre el mtodo cientfico desde el mero glo x1x, irradiado desde Alen1ania, est presidido
s
anlisis lgico hasta su posicin en las grandes por esta concepcin de la ciencia pura, la cual p
actitudes de la vida humana. Surge entonces margina la investigacin tecnolgica y aplicada,
como primera pregunta, referida al sentido te- como un tipo de ocupacin inferior. Las escue-
rico o prctico del hecho cientfico: Cmo po- las tcnicas son separadas del cuerpo de ~a
demos comprender mejor la ciencia, desde la Universidad. El sabio, carente de todo interes
necesidad humana de transformar la realidad y Y sentido prctico, encarna ei1 el mundo de la
la voluntad de dominio sobre sta, o bien como . te
concre~a. ,existencia una figura correspon dien
expresin y realizacin culminante de la dimen- tal v1s1on de la ciencia. .
Pi
. sin teortica, especulativa, del hombre, que le Ut
Por el contrario las interpretaciones practt-
lleva a desinteres~rse de cualquier fenmeno de cistas de la cienci~ tacharn de idealismo s 1
. Ya
rendimiento utilitario? n
representaciones que acabamos de bosqueJar.
Aristteles (384-322 a. de C.), como ya se n
Desde esta otra perspectiva la ciencia slo es
apunt en la leccin primera, insisti a este 1J1
CO
mprens1'b le como expresin
' del esfuerzo bU'
e,
r

'
1
1
1
1
1
1

,,,ano de transformar la realidad As las c1enc1as


11
.,
.
teora comprometida en la transformacin
se han formado
. a partir de necesidades practi-
, . del mundo, una teora profundamente sumi-
cas: rne d1r.d 1os
, .campos,. encauzar las d
gran es da en una prctica transformadora. No se
energas h i :au1icas, orientarse en la navegacin trata ya que sta sera la interpretacin ms
de altura, triunfar en el combate. La necesidad elemental de que el movimiento cientfico ge-
ha aguzado nuestra capacidad perceptiva de los nere una tecnologa, sino de que la ciencia sea
fenmenos reales y ha forzado su sistematiza- desde el principio una actividad transformadora.
cin. Adems, en el momento originario del El experimento, en este sentido, nos aparece

pensamiento cientfico moderno nos aparece esta exprestYamente como una transformacin de la
voluntad de dominio d(> ln 11aturaleza, muy cla- naturaleza, de las condiciones naturales en que
ramente expresada con figuras como Bacon y los fenmenos se desenvuelven. El laboratorio
, . supone la irrupcin de un mundo nuevo que
Descartes, segun anteriormente sealamos.
luego proseguir la industria, originada a par-
Ambas actitudes se manifiestan como unila- tir de l. Todava ms profunda y radicalmente,
terales para comprender el hecho cientfico. Y el pensamiento cientfico, segn veremos, como
ello no ya porque se adicionen o yuxtapongan seleccin de aspectos reales y organizacin de
ambas instancias en la realidad viva de la cien- stos, supone la creacin de un mundo abstrae-

cia, sino porque sta, el hecho cientfico, cons- to propio. 1


Habra que subrayar en esta lnea la importan- 1
tituye una actitud integradora de ambas. 1
cia que en la gestacin de la ciencia moderna ha
En lecciones anteriores hemos podido ver
tenido la transformacin de la antigua artesana
cmo el hombre es un animal informtico. Es medieval hacia la figura del ingeniero del rena-
decir, un ser cuya vida necesita la captacin y cimiento. Un personaje como Leonardo Da Vin-
organizacin de informaciones; biolgicamente, ci, artista, tcnico y anticipador de profundos
se encuentra vocado, dirigido, en este sentido. conceptos cientficos, singularizara, con su rica
Por otra parte necesita como todo viviente, personalidad, todo este amplio movimiento, al
' '
actuar sobre el medio, ms an, dada su pecu- que podra simbolizar.
liar invalidez, precisa con mayor intensidad q~e En el mundo de las ciencias sociales observa-
ninguna otra forma animal crearse un medio mos cmo el desarrollo de stas forma parte
artificial propio. , de la evolucin misma de la sociedad. As ocu-
Pero ambas dimensiones, que podriamos re- rre con la economa clsica de un Adam Smith
presentar en el cerebro y la mano, actan la ( 2 -1790) y con l~ c~tica marxista de dicha
17 3
una sobre la otra profunda y radicalmente. Como economa y del cap1tal1smo. Por otro lado, es
ya hemos sealado el trabajo manual desarrolla evidente que el inters por la historia forma
nuestra inteligenci~ y sta abre posibilidades parte de la necesidad autoclarificadora q~e el
nuevas actividades tcnicas. Justamente la gran hombre tiene de sus grandes procesos colectivos; 229
aportacin de la ciencia moderna es la de una
........

1
1
t
1
1
1
1 rnos de ciencias em
' sa r tnetafsico y de la mera prctica artesanal. corno mera lectura de
en 1<1s momentos crticos se intensifica este apre- Por otra, hay que entender a la ciencia, ah<Jra .,
rirneotac1on, como ~
r1io de autoconocimiento a travs del pasado, como una nueva sntesis de la dimensin cmp~ modificarlos y proc~
de la con1prensin de nuestra evolucin. rica y terica de nuestro conocimiento. Es el
Este anlisis de la controversia entre teoreti- desde dicha modifica
nuevo punto neurlgico del mtodo cientfico los pilares del mtoci
cisn10 y practicismo nos ha permitido apreciar que a continuacin estudiaremos.
un rasgo muy global, y al mismo tiempo muy Por otra parte, el h
Nos encontramos otra vez con dos posibili- derna surgiera en ac
decisivo, del mtodo cientfico: la integracin y
dades antitticas de entender la ciencia: de pensamiento filos '
asuncin de los aspectos tericos y prcticos
a) La teora empirista del conocimiento cien-
de la \ ida humana.
1 especulativo, que tra
tfico y su metodologa, formulada a lo largo
la realidad por va sil
. Otro horizonte de integracin en la ciencia de la historia con mltiples variantes, y que co-
ta aparicin del conc
\Tiene determinado por los conceptos de teora loca a la experiencia en la base de su quehacer.
ca. Su primer expo
y exper1enc1a. . b) En sentido opuesto, los intentos de com-
Por una parte, hay que entender a la ciencia prender a la cien cia desde su estructuracin ra- con su Novum Orga
como una teora transformadora, en una sn- cional. Con diversos matices surgen otra serie cual trata de contra
tesis que supera la unilateralidad del puro pen- de teoras de la ciencia y su m etodologa, que ductiva a la deducci'
podemos design ar com o teoras racionalistas. siglo, dentro d el neo

~~ cierta medida, esta dualidad de posiciones !~portantes desarro ll


teor1cas remite a la controv ersia ms general en rista. No e n b alde e l
el terreno de la teora del conocimiento entre el designad
. o com o <<em11

emp1r1smo y el racionalismo. Constituye ste ocasiones.
uno de los grandes debates histricos en el ~udolf Carnap , y s
esfuerzo por comprender el conocimiento hu- seria
d uno d e 1os ex
mano, debate en el cual se enfrentan: e 1os estud1.os realiz
. ) .Los pensadores que consideran la expe-
riencia como fuente decisiva de todo nuestro
conocer. Segn indica
b) Los que ven nuestra racionalidad como . el N ovum Or&
en
d1go no reductible al mero desarrollo de los .tndcomp~tente e i
atos empir1cos
, Y postulan como clave de nues- ona a s1, mismo
.
.
tro conocimiento a la razn lll.tna
las <<tabul-;i
~ad discusin, sin ernbarg~ se plantea aqu tndu . ,
ccion legtin
.,
cen1 a fundamentalmente al mtodo , cient 6co.
E~n este
. sentido , es o b vio
que la apelacton
, a li
. ~abta de pres
Leonardo de Vin c1, s 1m bolo de la transf0
medieval en el ingeniero renacentista.
..
r mac1o n tlcl ar tesano
ex?er1enc1~ constituye un momento esencial del d e las r
rormas pre
metodo c1en t'fi1 co. Justamente por ello hablil- nera.. sob re una r
1
1
1
1
1

de ciencias empricas. La observacin el m<>vimicnt<J empirista c<)nsiclera fundamen-


mos d ,
0 mera lectura e los fenmenos, y la expe- talmente l l~l ciencia c<)mo un registro de los
corn , . .,
riinentacton, como 1ntervenc1on en stos para datos cmpric<)S. A c~ta actitud corrcsp<)nden
odificarlos y proceder a una nueva lectura las tablas de Baco11 y los posteriores mtodos
:esde dicha modi,ficaci~, se, consideran como de Stuart Mili.
los pilares del metodo c1ent1fico.
Por otra parte, el hecho de que la ciencia mo-
derna surgiera en actitud polmica con formas
de pensamiento filosfico decadente, puramente
especulativo, que tratan de concebir y deducir
la realidad por va silogstica, foment la pron-
ta aparicin del concepto empirista de la cien-
cia. Su primer expositor es Francisco Bacon
con su Novum Organum o Nueva Lgica, la

cual trata de contraponer la metodologa in-


ductiva a la deduccin silogstica. E n nuestro
siglo, dentro del neopositivismo, encontramos
importantes desarrollos de esta versin empi-
rista. No en balde el neopositivismo ha sido
designado como <<empirismo lgico>> en muchas

ocasiones.
Rudolf Carnap, y su lgica de la induccin,
sera uno de los exponentes ms cumplidos La experimentacin en laboratorios adecuados constituye uno
de los estudios realizados en esta lnea. Todo de Jos momentos bsicos del mtodo cienttico.

.
cerse primero una
. ,
presentac1on
ante el
Segn indica Francis Bacon (1561-1626)
~n el Novum Organum, el entendimiento es entendimiento de todos los hechos cono-
lllcompetente e inhbil cuando se le aban- cidos que concurren en esa naturaleza, si
dona a ~ mismo. En consecuencia, deter- bien en materias las ms desemejantes. y
~ina las <<tabulae>> que deben regir a la esta coleccin ha de hacerse histricamen-
. ,, .
tnduccin legtima y verdadera. te, sin teoria runguna prematura ni gran-
des sutilezas.>> A continuacin Bacon ilus-
Tabla de presencia: <<La investigacin tra la regla anterior anotando todos los
de las formas procede de la siguiente ma- hechos que concuerdan con la naturaleza
nera: sobre una naturaleza dada ha de ha- del calor.
23
'
l
1

'
l

''
1 vestiga y otro caso en el cual no aparece
1n .
Tabla de ausencia: En segundo lu - nen todas las circunstancias comunes
tie d ,
gar debe hacerse comparecer .ante. el en- ex: cepto una, prese~tn ose e~ta, s~ 1amente
tendimiento los hechos que estan privados en el primero, la c1rcunstanc1a untca en la
de la naturaleza en cuestin: porque la cual difieren ambos casos es el efecto, o
forma debe estar ausente, cuando est ausen- la causa, o una parte indispensable de la
te la naturaleza dada, al igual que debe causa de dicho fenmeno.>>
estar presente cuando est presente aqu- Mtodo conjunto de las concordan-
lla ... >> Bacon ejemplifica esta regla indican- cias y las diferencias : <<Si dos o ms G
do que no se perciben como calientes los casos en los cuales aparece el fenmeno
rayos de la Luna, las estrellas y los cometas. tienen solamente una circunstancia en co-
Tabla de grados o de comparacin:
mn, mientras que dos o ms casos en los l~
<<En tercer lugar ha de hacerse comparecer
cuales no aparece no tienen nada en comn s
ante el entendimiento los ejemplos en los
excepto la ausencia de esta circunstancia,
que la naturaleza sobre la que se investiga
la circunstancia nica en la cual difieren e
se presenten ms o menos ; y esto haciendo
los dos grupos de ejemplos es el efecto, 1
una comparacin bien de aumento o dis-
minucin en un mismo sujeto, bien esta- o la causa, o parte indispensable de la causa e
bleciendo la comparacin de unos con del fenmeno.>> e
otros en diversos sujetos ... >> Siguiendo con Mtodo de las variaciones concomi- q
el ejemplo del calor, Bacon trata de los tantes: <<Un fenmeno que vara de cual-

grados de frigidez que se perciben en los quier manera siempre que otro fenmeno
cuerpos naturales. vara de una manera particular es una cau-
sa o un efecto de este fenmeno, o est
John Stuart Mill ( 1806-187 3) desarrolla conectado con l por algn hecho de cau-
las tablas de Bacon como mtodos de la salidad.>>
.1nvest1gac1on .
. . , experimental en su Sis-
tema de lgica deductiva a inductiva. As es- Este .canon slo puede aplicarse, por lo p
tablece los siguientes mtodos: t~nto, si es posible distinguir grados o mag- p~
Mtodo de la concordancia: <<Si dos nitudes d e e1ectos
e y causas. Los anterio-
o ms casos del fenmeno que se investi res son me'todos cua11tat1vos.
. ,1 .
tienen. so o una. circunstancia en co mun, ,
ga ya que su
uso .exi ge simplemente
'
determinar la pre-
esa circunstancia
, es la causa (o el ef ecto)
del fenomeno en cuestin.>>
sencia
E o au sencia 1 ad
d e un carcter o cua l'd a~
~ cambio, ste es cuantitativo pues re- e
Mtodo de las diferencias. . . << s1 un

caso en el cual aparece el fenm enoque se , . la ayu d a de la medicin' y de 1as


quiere s1
tecnicas estad"1st1cas.
. de
tr:
r
1
1
J
1
1
1
1
Ya antes hablbamos
. . de la artificiad ad cons-
truc~iva d e 1a ciencia, d e su capacidad para Por .lo tanto, un mismo fenmeno puede ser
erigir un nuevo m u n d o d e ~onceptos y de he- con~tderado por ciencias muy distintas que se-
chos recreados. Ello nos su giere la im agen d leccionan diferentes aspectos segn sus objetos
. , . e 1a formales.
ciencia como a1go mas qu<: un m ero registro .
As, un fenmeno de cada puede ser conside-
Se manifie~t~ aqu , en la c~tica de la concep-
rado desde distin tos puntos de vista:
cin emp1r1sta, una cuestin muy radical: Es
posible una experiencia pura? Se puede c~n a) La mecnica considerara las variables fun-
da~entales de sta y sus relaciones, el espacio,
cebir una ob servaci n pura?
el tiempo, la masa.
En este sentido, P o pper * h a sealado la per- b) Un historiador lo estimara desde una pers-
plejidad que producira a un grupo de personas pectiva distinta; recordemos la <<defenestracin
Ja orden de que observen y anoten lo observado de Praga>>.
sin ms indicaciones. Surge inmediatamente la e) Puede suscitar una discusin moral. Su-
pregunta qu es lo que hay que observar? y pongamos que se trata en dicho fenmeno de
en qu condiciones? A pesar del aire un poco cada del descenso de una bomba arrojada desde
irnico y trivial de esta crtica, se nos entrega un avin sobre una poblacin civil.
en ella algo que es fundamental para concebir d) Puede ser contemplado estticamente,
correctamente el mtodo cientfico: la idea de como el salto de una nadadora desde el trampo-
que toda observacin y, ms an, todo experi- ln al agua de la piscina.
mento, estn guiados por supuestos tericos. Aun dentro de una perspectiva cientfica de-
Se ha dicho en ocasiones que el experimento terminada, es tambin evidente que se puede
es una pregunta dirigida a la naturaleza. Pero realizar una seleccin de variables, es decir, un
el que pregunta parte siempre de unos concep- encuadramiento terico del fenmeno acertada
tos y de una inquietud previas, de una situacin o desacertadamente. En el primer caso conduce
de problematismo. Se da, pues, una actividad a descubrir su presencia, su ley reguladora, por
mental antecedente al enfrentamiento con lo em- ejemplo, o puede quedarse por el contrario en
prico o con la experiencia, que resulta decisiva la pura comprobacin de aspectos anecdticos,
inesenciales, de los cuales no se deduce verda-
para dar un sentido concreto y fecundo a la
deramente un conocimiento fecundo.
din:nica experimental. Ms an, esta actii?ad
Estas reflexiones nos muestran la importancia
terica no es slo un momento cronologica-
del elemento terico en la ciencia y el modo de
Illente previo, sino que, ulterior~ente, nos impregnar aqul a los hechos empricos. En la
aparece insertada en el cuerpo mismo. , de lo polmica contra el empirismo, que a partir de
e~prico. El experimento y la observacton son aqu puede establecerse, .~e~alaremos, sin embar-
siempre selectivos separan los aspectos que po- go, la existencia de dos tipos de posturas mu y
demos considerar' como relevantes para nues- distintas. 233
tras preguntas, de aquellos que son irrelevantes.
1
1
1
1
1
1
1
1
1
nacimiento, situables en la lnea de ideas que aca- de e
1. La direccin metodolgica extre1na ve en expc
bamos de comentar.
la ciencia una pura construccin racional, en da F
. En radical oposicin al empirismo, hemos
2
la cual la experiencia juega una funcin pura- rnen
comentado aquellas posiciones en las cuales el
mente suscitadora del desarrollo de nuestros su- rnatc
elemento terico o racional de la ciencia resulta
puestos racionales. Sera el caso de las teoras de e
acentuado hasta la prctica disolucin de su ins- , .
convencionalistas de la ciencia, dentro de las
tancia emprica, desapareciendo el sentido de la teorJ
que podemos situar al matemtico Poincar
ciencia como conocimiento de la realidad. Pero, liar
( I 8 54-19 I 2) aunque en ulteriores puntualiza-
ciones haya clarificado y rectificado sus posicio- como antes indicbamos, junto a esta lnea ms Ju
nes ms extremas y al fsico Eddington * (1 88 2 - extremista y radical existen otras interpreta- dica1
1944). Todo conocimiento cientfico, en esta ciones del conocimiento cientfico que, valoran- otra
visin, estara determinado por sus supuestos do lo terico, tratan de conjugar tal instancia de ri
,
tericos axiomas y definiciones previas , as terica con la emprica. Son posiciones que po- teor
como por sus convenciones experimentales. De dramos designar como racio-empiristas, y que este~

este modo deberamos hablar ms del autocono- a nuestro modo de ver reflejan con mayor fide- de P

cimiento de algo creado por el hombre la lidad que las posturas anteriormente reseadas t1v1sr
ciencia , que de un descubrimiento de la rea- la peculiaridad misma del mtodo cientfico. emba
lidad. La ciencia no surge ya como reflejo del Y a Galileo habl de las <<experiencias sensi- Mi
mundo, sino como desarrollo de un instrumento bles>> y de las <<demostraciones necesarias>> como sarroj
conceptual y emprico-prctico que nos permite componentes ineludibles del mtodo cientfico vaci
dominarlo. por l manejado. La utilizacin de la matemtica exper
El apriorismo de Kant (1724-1804) desa- en Galileo se hace posible por esta misma valo- dos o
rrollado en su Crtica de la razn pura se
racin del elemento terico. Bacon, sin embargo, c1as ,
podra situar en esta lnea extendindose a todo
con su empirismo excesivamente craso, desva- con n
el conocimiento terico del hombre. Para Kant
loriza la aplicacin de la matemtica al estudio rico
todo nuestro conocimiento supone la construc-
de los fenmenos. La 1
ci.n .d_e un mundo fenomnico aparencia!, que
se 1rucia desde la sensibilidad misma del hombre. . Dentro de la filosofa de la ciencia de nuestro tfico
Este conocimiento no refleja el mundo 0 el siglo podramos indicar el movimiento dia
l' . ducti~
universo de las cosas en s, que se ha convertido ecttco de Bachelard y Gonseth como uno de de la

en una meta inalcanzable. aquellos que ms intensamente han insistido en tndud~
El innatismo .(todo nuestro conocimiento se esta necesaria dualidad del mtodo cientfico. De <J. Un
construye a partir de la existencia de unas su- una manera semejante a lo que decamos res- hornb
puestas ideas innatas y como despliegue d , _
, .d . e es

pecto la teora y la prctica tampoco aqu nos

Ctrn;
..4.u.en
tas ), asi . como e1 1 , ealtsmo metafsico , serian
, aparece t 1 d ualismo como una
. ., . ' mera yuxtap o- bajo y
4 concepciones filosoficas generales sobre el co- s1c1on sm 0 rn- lar un
, corno enlazamiento de ambos co
ponentes Ast' , la exper1enc1a
. . esta, 1mpre
. g"'ada
j.I
De d.te
1
1
1
1

'
1
1

l- de elementos tericos. En la fsica moderna 1 '


. 'fi a
e~perienc1a_ c1ent1 ca resulta <<filtrada y organi7.a- conclt1si<)t1cs vcrific~tl>lcs S<>l)rc el cuerp<> (le la
cxpcrie11 cia.
da por los instrumentos>>. Como dice expresiva-
mente Bachelard, los instrumentos son <<teoras . Por ejen1plc>: (le la tc<>ra general (le Ja relati-
materializadas>>; detrs del manejo y aplicacin vidad se deduce qL1c l<>s ra y<>S J umn<>S<..>s cJcl>en
ser desviados por los campe>~ gravjtat<>rios. 1~sta
- de cada instrumento hay toda una elaboracin
es una afirmacin empricamente contr<JJalJlc en
terica que P.er~te abordar de un modo pecu-
liar la exper1enc1a. determinadas condiciones, como ocurri en e]
,
famoso eclipse de 1919, considerado por mu-
Junto al movimiento dialctico podramos in-
chos fsicos (as tambin por el mismo Eddjng-
dicar la teora de la ciencia de Karl Popper, como
ton) como confirmacin de la teora general de
otra de las grandes aportaciones que han tratado
la relatividad. O un caso ms sencillo y cotidiano:
a de recoger esta dualidad de lo emprico y lo un diagnstico hipottico de un clnico implica la
terico en su versin del hecho cientfico. En aparicin de determinados sntomas, cu ya presen-
este sentido ha sido insistente e incisiva la crtica cia a ausencia ser considerada como contrasta-
- de Popper al positivismo lgico o al neoposi- cin emprica de dicha hiptesis diagnstica.
tivismo, movimiento con el cual mantuvo, sin bn esta v1s1n del mtodo cientfico surgen cla-
embargo, estrechas relaciones. ramente dos elementos que ya antes habamos
Mie11tras el inductivismo representa el de- indicado:
sarrollo del conocimiento cientfico como la ele- 1. La prioridad del momento terico, desde
. vacin a proposiciones generales, partiendo de el cual se formula una pregunta emprica.
experiencias concretas, singulares, y los enuncia- 2. La evidencia de que la experiencia resulta
dos o protocolos que registran dichas experien- enfocada desde los conceptos que en la teora
cias, el mtodo hipottico deductivo recoge se dan.
[ Para Popper las caractersticas de este mtodo
con

ms fidelidad este doble componente te-
rico y emprico del conocimiento. diferenciaran la ciencia de la filosofa pura. En
La visin del desarrollo del conocimiento cien- contraposicin al pensamiento filosfico, las hi-
tfico que nos procura el mtodo hipottico de- ptesis cientficas se caracterizan por la ca-
ducttvo no arranca ya de la pura experiencia, sino pacidad de formular predicciones contrasta-
de la hiptesis mental previa a la experiencia._Es bles con la experiencia. Ahora bien, al respecto
tndudable que dicha hiptesis debe ser referida insiste Popper, sin duda con acierto, en que la
i un conocimiento emprico anterior, ya que el pura confirmacin de las predicciones no de- 1

h~mbre no posee rdeas innatas, pero este cono- muestra la verdad de la teora. Y a los lgicos 1

Clnento emprico ha sido sometido a un tra- clsicos nos decan que de lo verdadero se sigue
bajo Ya una elaboracin que nos llevan a formu- solamente lo verdadero; pero de lo falso puede
lar u~a hiptesis organizadora de la experiencia. seguirse tambin lo verdadero, siempre _que los
De dicha hiptesis, por va deductiva se extraen errores iniciales se conjuguen de tal manera que 235
l

'
1
1
1
1
1
1

desemboquen en una conclusin cierta. Como in- Si consideramos dos espritus


.
semejantes a ,
1
dica, en este sentido con rigor. Popper, lo nico nuestro, que observen e 1 universo en instante sera
que .se demuestra es que la ?iptesis o teora de diferentes, separados, por ejemplo, por millone~ prirn
.,
de aos, cada uno de ellos construir una ciencia c1on
partida no es falsa, pero no estrictamente que sea
que ser un sistema de leyes deducidas de la /as '
verdadera. En otros trminos la teora resulta en e
'
consistente, no contradictoria con los hechos
observacin de los hechos. Probablemente estas
ciencias sean muy diferentes entre s y en este ltim
empricos. Por lo tanto, puede ser mantenida sentido se podra decir que las leyes han evo- mo_d1
dentro del pensamiento cientfico; en otro caso lucionado. Pero todava, por grande que sea el rac10
sera excluida. Y as propone dicho pensador sus- intervalo, siempre se podr concebir una inte- entre
tituir el concepto de verificacin por el ms fiel ligencia de la misma naturaleza que la nuestra, que :
de falsacin. Es caracterstica de las hiptesis aunque de alcance mucho mayor, o llamada a raba
y teoras cientficas el que resulten falsables. una vida mucho ms larga, que ser capaz de de a
Si una construccin terica, que no sea, por hacer la sntesis o de reunir en una frmula
otra parte, puramente formal (como las de la nica, perfectamente coherente, las dos frmu-
lgica o la matemtica), no es falsable, contras- las fragmentarias y aproximadas a las cuales
table con la experiencia, entonces se tratara haban llegado los dos investigadores efmeros,
en el poco tiempo de que disponan. Para ella,
de un pensamiento metafsico o filosfico, cuya
las leyes no habrn cambiado y la ciencia ser
validez no es negada por Popper, pero s es
inmutable, slo ocurrir que los sabios habrn
diferenciado este tipo de pensamiento del cien-
sido deficientemente informados.
tfico, establecindose lo que llama dicho inves- Haciendo una comparacin geomtrica, su
tigador el <<principio de demarcacin>> entre cien- pongamos que se pueden representar las varia
cia y filosofa. c1ones del mundo por una curva analtica. Cada
Es patente el inters de estas observaciones uno de nosotros no puede ver ms que un arco
popperianas, pero sin embargo se debe evitar. muy pequeo de esa curva; s1 lo conociera exac
una concepcin excesivamente rgida de las tamente, eso le bastara para establecer la ecua
mismas. Posteriores crticos de Popper han cin de la curva y poder prolongarla indefinida
mostrado que se trata de una visin un tanto mente. Pero slo tiene un conocimiento imper
esquemtica y ste es el riesgo que acecha a fecto de ese arco y puede equivocarse en la
ecuacin; si trata de prolongar la curva, el trazo
toda metodologa , ya que, de hecho, en la
que dibuje se apartar tanto ms de la curva
historia de la ciencia encontramos numerosos
verdadera cuanto menos extenso sea el arco
ejemplos de teoras que son mantenidas a pesar conocido Y cuanto ms se quiera prolongarlo.
de hechos marginales que las refutan. La vigen- Otro observador slo conocer otro arco Y tarn
cia de estos hechos es relegada ante el mayor bin imperfectamente.
volumen de otros hechos confirmativos, o bien . T d de
es resuelta a travs de hiptesis <<ad hoc>>, de HENRI POINCAR U/timos pensamientos. ra
Jos Banfi y Alfredo B. Bes10, Ed. Espasa-Calpe,
recursos o expedientes muy inmediatos. Buenos Aires, 1946, pgs. 35-36.
...

1
1
1
1
1
1
1
para englobar nuevas pruebas experimentales,
1I , menester entonces detormar los conc
;era d. eptos
s rnitivos, estu 1ar 1as cond1c1ones de a 1
s ~' Ptca-
"n
c10
de esos

conceptos
d .y, sobre
., todo ' inco rporar
as cond1c1.ones . e ap/1cac1on de un concepto
en el sentid~ mismo del co:1cepto. Es en esta
'
ultima necesidad do~de reside, segn nuestro
modo de ver, el caracter dominante del nuevo
iacionalismo que corresponde a una slida unin a
entre la experiencia Y la razn. La divisin clsica
que separaba 1~ teora ?e sus aplicaciones igno- es ruc ura
raba esta necesidad de 1ncorporar las condiciones
de aplicacin en la esencia misma de la teora. e
GASTON BACHELAR_D . La formacin del espritu
a c1enc1a
cientfico Trad. de Jos Babini , Ed . Siglo XXI ,
Buenos Aires, 1 972 2 , pg . 73.

Las consideraciones anteriores han abordad o


dos grandes aspectos del saber cientfico: su
capacidad de sntesis entre la dimensin terica
y prctica de la vida humana y tambin su armo-
nizacin peculiar de lo terico y lo emprico.
Ahora resulta necesario penetrar en algunos
puntos concretos, sobre el modo en que los
conocimientos cientficos se organizan l-
gicamente y se sistematizan dentro del cuerpo
de la ciencia. Tambin este cometido obliga a
recordar la variedad del panorama cientfico a
que hemos aludido en las primera~ reflexiones
de esta leccin. Sera un error evidente tratar
de imponer modelos propios de una determinada
ciencia, como si fueran los paradigmas adecua-
~ 0
bservaci , el primer dos de todo pensamiento cientfico, a las dem.s. 237
~rnent on de los fenomenos naturales constituye
0
de toda investigacin cientfica.
1

1
1
1
1
1
1
1

En primer lugar, nos encontramos con el ni- za dicha clasificacin de los elementos. Del mis-
vel de las ciencias descriptivas. Su intencin mo modo la antropologa cultural, en nuestra
es organizar el amplio y disperoso mundo de poca, sobre la pura agrupacin de los rasgos
la experiencia, segn algunas grandes estruc- de las distintas sociedades ha tratado de inferir es-
turas que permiten sistematizarlo. Estas estruc- tructuras lgicas que permitiran comprender de
turas son inicialmente sistemas de clases, orga- una forma profunda la relacin entre dichas socie-
nizacin de los individuos segn ciertas carac- dades ; es el caso de la antropologa estructural. 1<
tersticas afines, en las que consideramos la atri- Hemos considerado este ideal descriptivo de g
bucin de unos predicados a un sujeto como cri- la ciencia como organizacin de grandes clases re
terio tipificador de cada clase. La botnica o la o modelos y posterior juego lgico con dichas el

zoologa constituyen ejemplos muy tradiciona- clasificaciones, pero tambin la ciencia se pro- eJ
les, a los que se aplican muy bien los conceptos pone el conocimiento de lo individual en algu- ni
fundamentales de la lgica de clases. No debe nos casos. Se trata del conocimiento denomina- b1

ser desvalorizada la importancia de este tipo do ideogrfico o conocimiento de la individua ti
de conocimiento cientfico, que permite la ul- lidad. Por ejemplo, es el saber tpico de la psi-
terior construccin de formas racionalmente ms cografa o de la sociografa, la descripcin de
avanzadas, pero que no resultaran posibles sin un individuo concreto o de un grupo social Cl:
el mismo. determinado, que supone natu ralmente la uti- Ct!
Respecto a esas clasificaciones hay que sea- lizacin de conceptos comparativos enca~n~ di
lar dos aspectos : dos en este caso, sin embargo, a tipificar lo indi- ]
a) El desarrollo de la experiencia obliga a ir vidual. E l diagn stico mdico nos suministra es
revisando los criterios clasificatorios iniciales. u_~ ejemplo muy vivo y cotidiano de esta inten- pa
As, la aparicin de un cisne negro nos exige cion de con ocimiento individual como uno de en
rectificar, como han subrayado los lgicos mu- los aspectos que se integran en la enorme varie- las
chas veces, el juicio universal inicial <<todos los la1
dad de posibilidades cientficas.
cisnes son blancos>>. En este proceso se avanza na
hacia una comprensin cada vez ms profunda y
de los criterios organizadores y tambin aqu , Sin embargo, las ciencias m s tpicas de la
epoca moderna, y aquellas en que centralm~nte Po
se manifiesta la importancia de la ordenacin ]
p~nsamos cuando utilizamos el trmino <<cien-
de los materiales desde el punto de vista te- ese

rico. cia>>, no son ciencias descriptivas. As oc~rre
con 1a f 1s1ca
' o la biologa
titu- Za(
b) Las iniciales clasificaciones pueden ir di- modernas. Cons al-
yen saberes que nos transmiten fundarnent
de
seando estructuras organizadoras ms profun- din
das. As, a la pura clasificacin de los elementos n:ie~te, una informacin consiste:ite en el co~?~ fija
qumicos sustituye el sistema peridico y el in- c1~1ento de leyes. Desde la ley de gravitac101
Set
8 tento de comprender segn qu leyes se organi- uruversal de Newton hasta las leyes de Afende
o 1 ' '6esti Cuy
as grandes leyes de la evolucin, se man.J
1
1
1
1
1

un tipo de conocimiento que sin duda ha revo- '


Entonces formuJamos en trminos exactos la


lucionado profundamente la cultura humana
regularidad que preside a un fenmeno repe-
constituyen~o el,estadio no~olgico del pen~
tltlVO.
samiento c1ent1fico (en griego <<nomos>> sig- Recordemos en cuanto ilustracin de lo an-
nifica ley).
terior todas las leyes que la fsica nos suministra
Qu son las leyes cientficas? En trminos como informacin fundamental acerca del uni-

lgicos son propos1c1ones que expresan las re- verso. La cuantificacin o medida de las varia-
gularidades de los fenmenos. Es decir, las bles supone la utilizacin de una serie de hip-
relaciones constantes en determinados aconte- tesis y de instrumentos. Ahora aparecen muy
cimientos que se repiten en el universo; por . claras las consideraciones que anteriormente
ejemplo, los fenmenos mecnicos o los fen- habamos realizado sobre la unin entre teora
menos de la reproduccin o de la nutricin y prctica, tambin la sntesis entre experiencia y
biolgicas. Estas leyes pueden ser determins- teora. Por ejemplo, la medicin rigurosa del
ticas o estadsticas, segn que se d una rela- tiempo suscit numerosos problemas, y pode-
cin fija o una relacin de probabilidad. Las le- mos decir que el desarrollo de la fsica, de la
yes estadsticas han ido ganando una importan- mecnica ms concretamente, fue imposible hasta
cia creciente en el pensamiento cientfico, tanto que el hombre tuvo la posibilidad de disponer
en la termodinmica como en la biologa, y no de recursos de medicin temporal precisos, de
digamos ya en el caso de la sociologa. relojes dotados de precisin.
Este descubrimiento de regularidades resulta Si antes hablbamos de una lgica de clases
esencial para el desarrollo de todo nuestro co.m- como la adecuada al nivel descriptivo de la
portamiento y nuestra tecnologa, en la medida ciencia, ahora tendramos que mencionar una
en que permiten realizar previsiones. Segn lgica de relaciones que exprese esta interco-
las leyes de la mecnica celeste podemos calcu- nexin entre los distintos aspectos del fenmeno
lar el momento exacto de un eclipse o enviar una y su vinculacin regular.
La ciencia no se queda en la pura descripcin,
nave al espacio. Segn las leyes de la sociologa
ni siquiera en la formulacin de leyes; el pensa-
Y de la economa podemos orientar nuestra
miento cientfico aspira a la construccin de
Potica.
teoras. Podemos considerar el concepto de
Para el descubrimiento de las leyes result.a
teora en un doble aspecto:
esencial la consideracin, que ya hemos reali-
1 . La teora es una organizacin coherente
zado, de los aspectos relevantes e irrelevantes de las distintas leyes cientficas. Las leyes,
de. un fenmeno. Esto es, la atenc1on , quellas
., en efecto, poseen distintos grados de generali-
d1rn
. ens1ones entre las cua1es se d a una relac1on dad. As, las leyes de cada de los cuerpos sobre
lia. Cuando estos aspectos relevantes ~ueden
ser euant1.6 cados se convierten
en variables, la tierra , formuladas por Galileo,1
y las leyes
.
, . del movimiento de los astros en e espacio, enun- 239
tuya re1ac1on
. , define una expreston , matemat1ca.

\ .1

tJl icai el comportamjento histrico y emprico F


ci~1das por Kepler, brotan con1() co11c1cc1~>r1cs (lcl 10 mbrc, a partir de una concepcin general prin1
tle la n1s genrica le), de la gra,ritaci{)n t111t\ c1-
e.le ]a realjdad humana. dem
sal de Ne\\1 ton qL1e gobierna un don1inio \ otro. mas
Esta ltima dimensin del hecho cientfico ha
El desarrollo de la ciencia, como cuerpo tcc) dos,
sido negada por el positivismo lgico . Sin em-
rico, supone st1 organizacion partiendo desde cien 1
pro posiciones n1s generales para llegar a pro- bargo, en ella nos aparece la cie?cja como des-
ser
posiciones menos generales que las anteriores. cubrim ien to de lo real, se manifiesta su valor
con
1\t1u poclran1os aplicar el concepto de teora para ii;idagar cul sea la realid ad fsica, bjolgica, a la
deducti, 1 a, que ha sido desarrollado en lecciones social y h uman a . Y tambin se m uestra, en con- s
anteriores al hablar del pensamiento formal. secuen cia, el h ech o de que e l fi lsofo no puede a m
1\ho ra bien, habra que subrayar cmo las teo- prescindir d e los conocim ien tos cientficos en Bac
ras en las ciencias empricas se caracterizan por su deseo de d esen t raar la realidad. .,
c1on
,
los siguientes hechos fundamentales, que su- Com o con clusi n d e nuestro an lisis resal- mas
po nen su enlace con la experiencia, a diferencia tarem os que existe una p rofunda relacin entre por
de las teoras puramente formales: ciencia y filosofa, en un d o ble sentido : indu
a) Los conceptos fundamentales de la teora a) E n la m edida en que la ciencia se ve obli- meta
no pueden ser susceptibles de una definicin gad a a partir d e determinadas intuiciones sobre cu/at
. , . . que
puramen te s1ntactica, sino que necesitan una su propio mtodo y sobre la estructura de lo real,
definici.~n s~mntica. Es decir, deben poner muy
d e los fenmenos con que tiene que enfrentarse.
en relacion dichos conceptos con la experiencia b) E n cuanto en un momento posterior, a con- N
)' en muchas ocasiones esta conexin con la ex- Las t
secuencia del mismo desarrollo cientfico, se le- la te
periencia debe hacerse a travs de recursos cuan-
vantan nuevas categoras, posibilidades inditas el a ..
tificacionales , de p rocedimientos de medicin
par~ entender al hombre y a la realidad fsica. abstr
como anteriormente ha sido sealado. '
Com o al principio indicbamos, la ciencia fo r- fla rna
b) D e este cuerpo terico se deben extraer

c?nclusiones contrastables con la experien- ma parte de la cultura humana y ninguno de los inten
cia, segn antes indicbamos. aspectos de sta son separables mecnicamente tarne
i. E l momento ms terico de la ciencia cum-
de su carcter total. Podemos en una necesidad conv;
ple otra gran funcin: la de aventurar hipt . selectiva, atender preferentem~nte a unos u otros teora
. ., es1s cione
so.b re 1a const1tuc1on de la realidad rasgos, pero su interrelacin es inexorable: La
. que per- filosofa sl 0 sera, un eJerc1c10
. . real en la me d'1da base G
mitan exp 1icar los fenmenos. En esta l'
, ,., inea po- sent
d r1amo s senalar la teora atmica tal , el n que se preocupe por esta totalidad que dibu ja
f , como esta se as
ue entendida por la ciencia clsica d a cultura h umana. p or otra parte los d istin
' ros
11 1 . . , antes e ta do
egar a conoc1m1ento experimental d e1 atomo , aslpectos de sta adquieren su di~ensin ms Por
o, en e1 terreno de las ciencias hum . ' P. ena en cuanto, a1 integrarse
con los demas,, sus- 'y
les , la s teoras antropolgicas que tanas ydsoc1a- . mu
ratan e ex- c1t~nb. una reflexin ltima que clsicamente ha e1ern
reci ido el b ' PLJI p
nom re de filosofa. are
l

'
1
1
1
1

'
1

Fue en 1919 cuando me enfrent por vez


mayor relacin con observaciones y, Sin duda,
mera con el problema de trazar una lnea de
d~marcacin e~tre aquellos enunciados y siste-
a menudo se basan en algo semejante a la induc-
cin. Los astrlogos, muy especialmente, siempre
mas de enuncra?os que pueden ser considera-
han pretendido que su <<ciencia>> se basa en una
dos, como ~~op1edad, como pertenecientes a la
gran cantidad de material inductivo. Esta pre-
ciencia emp1r1ca y aqu~llo~. que, quiz, pueden
tensin, quiz, es infundada; pero nunca he od,o
ser llamados <<pseudoc1ent1f1cos>> o (en ciertos
de ningn intento de desacreditar ta astrolog1a
contextos) <<metafsicos>>, y '?~ que pertenecen mediante una investigacin crtica de su presunto
ala lgica pura y a la matematrca pura.
material inductivo. Sin embargo, la ciencia mo-
Se trata de un problema que ha preocupado derna ha rechazado la astrologa porque no
a muchos filsofos despus de la poca de cuadra con las teoras y los mtodos aceptados.
Bacon, aunque nunca encontr una formula-
cin muy explcita del mismo. La concepcin KARL R. POPPER El desarrollo del conocimiento
ms difundida era que la c iencia se caracterizaba cientfico Conjeturas y refutaciones. Trad . de
Nstor M1guez, Ed . Paids, Buenos Aires, 1967,
por su base observacional o por su mtodo
pgs. 295-296.
inductitio, mientras que las pseudociencias y la
metafsica se caracterizan por su mtodo espe-
culativo o, como deca B acon, por el hec ho de Qu es la ciencia? ( ... ). Es, en primer lugar,
que operan con <<anticipaciones mentales>>, alg o una c lasificaci n, un modo de relacio nar hechos
muy similar a las hiptesis. que las apariencias separan, aunq u e estn liga-
., dos por algn parentesco natura l y o culto. En
Nunca he podido acept ar esta con~epc1on .
Las teoras modernas de la f sica, especia lmente otros t rm inos, la ciencia es u n si st ema d e rela-
cion es. Ahora bien, acabamos d e deci rlo, sola-
la teora de Einstein (que era muy discuti.d a en
el ao 1919), son sumam e nte espec ulativas ,Y mente en las re laciones debe ser busc ada la
objetividad; sera en vano buscarla en los seres
abstractas, y estn m uy lej o s d e lo que podr1a
considerados com o aislados u nos de otros.
llamarse su <<base observacional>>. Todos . los
Decir que la c iencia no puede tener valor
intentos por demostrar q u e, m s o menos direc -
objetivo porque no nos hace conocer m s que
tamente, se <<basaban en observaciones>>, eran poco
relaciones, significa razonar al revs, puesto qu e,
convincentes. Lo m ismo vala hasta para . la
precisamente, son las relaciones las nicas que
teora de New ton . Bacon haba planteado obje -
pueden ser considerad as como objetivas.
ciones contra el si stema copernicano sobre la
Por lo tanto, cuando preguntamos cul es el
base de que <<vi o lentaba innecesariamente nu~s~ros valor objetivo de la ciencia, eso no quiere decir:
sentidos>>; y, en g eneral , las mejores t~oras f1s1cas
<<nos hace conocer la c~encia la verdadera na -
se asemejaban a lo que Bacon hubiera descar- turaleza de las cosas?>>, sino <<nos hace conocer
tado como <<a nt icipaciones mentales>>. . . tas verdaderas relaciones de las cosas?>>
Por otro lado muchas creencias supersticiosas
Y. fl'IUchas reg l~s prcticas (para plantar, por HENAi POIN CAR ~: El valor de la ciencia. Trad . de
eernplo) que se encuentran en almanaques po- Alfredo B . B esio y Jos Banfi , Espasa-Calpe,
Pulare . " en mucha Bu enos Aires, 1946, pgs. 167 - 168. 241
s Y libros sobre suenos, t1en
J-Iay en U:
LECTURA Y COMENTARIO
de una estrel
. "fTo de la te
Puesto que la novedad de las ~iptesis de esta obra es cosa que ya se s1rv
ha difundido ampliamente, no abr1g~ dudas de que al?unos hombres ilus- trarla en el fe
trados se sientan seriamente ofendidos porque el libro declara que 1 que la luz h:i
Tierra se mueve, y que el Sol se halla quieto, en el centro del universo~ electrmetro.
esos hombres, indudablemente, creen que no deba introducirse la confu~ trar que la 1
sin e~ las artes liberales establecidas desde hace mucho sobre bases correc- que esta luz, 1
tas; pero, si estn dispuestos a examinar el asunto ms atentamente, com- ninguna razo1
probarn que el autor de esta obra no ha hecho nada que merezca censura mente la exp1
pues es deber de un astrnomo componer la historia de los movimiento~ escapado a si:
celestes a travs de cuidadosas y diestras observaciones. Luego, al exami- sica los lunes
nar las causas de esos movimientos o hiptesis sobre ellos debe concebir jueves y sba
e inventar (puesto que de ninguna manera puede alcanzar las causas ver- quien adopta,
daderas) hiptesis tales que, siendo supuestas, permiten calcular correc- das de la sem
tamente los movimientos, de acuerdo con los principios de la geometra,
tanto en el futuro como en el pasado. Este autor ha cumplido esos deberes
de manera exce.le:ite: Porque, en efecto, estas hiptesis no son por fuerza
verdaderas, Y ni s1qu1era probables; si ofrecen un clculo que est de acuer-
do con las observaciones, eso basta.
( ... )

Pues es bien claro que es t e arte d esconoce completa y sencillamente . ' ....
' .
1as causas de los movi
. mientos aparentemente desiguales. Y si todas as
causas son inventadas po 1 1 . . ,
no se 1as expone para con
r mag1nac1on, como en efecto muchas lo son,
. .
,1 . . vencer a nadie de que sean verdaderas sino tan
so o para que sum1n1stren b '
do de tiemp una ase correcta de clculo. Ahora bien, cuan,
o en tiem 0 se . to
como a . . ara
o , e astronom 0 d b , d 1 otras
aquella que sea ms f' . d e era aceptar sobre to as as ,
. ac1 1 e entend . 1 fil, , car11 ..
b10, la apariencia de 1 d er' e osofo buscara tal vez, en
a ver ad p ' , pre!l'
der o afirmar algo co . ero ninguno de los dos podra corn '11
. . mo cierto r
d 1v1na.
' menos que se le haya revelado P
\'1P
-
_ _ _ _ _ _ _ _ _ (Fra~~ito rlP 1-U--C---~-~-~--------~_.....c1~os_
tJay en mi observatorio un telescopio que concent d
rl , ra 1a 1uz procc ente
de u na estrella sobre una pel1cula de sodio en un aparato e t ' fi M. "
, l' . ll io ogra co . e
. 0 de la teor1a c as1ca para evar la luz a travs de las lent
s1rv . . , . es y concen-
trarla en el foco de~ ohietivo; ~espues aplico la teora de los cuantos para
e la luz haga salir de la pel1cula electrones que sern recibidos en un

1
d~ctrmetro. Si contrapongo las dos teoras, la de los cuantos me demos-

trar que la luz no puede concentrarse en el aparato, y la clsica me dir


ue esta luz no puede extraer los electrones si los hace entrar. N 0 tengo

q , l' . . d 1
ninguna razon .og1~a para no :erv1rme e as teoras de esta manera; sola-
mente la exper1enc1a me ensena que no debo hacerlo. El caso no haba
escapado a sir William Bragg cuando deca que empleamos la teora cl-
- sica los lunes, mircoles y viernes, y la teora de los cuantos los martes,
jueves y sbados; esto debe incitarnos a testimoniar alguna simpata a
- quien adopta, con respecto al universo, una filosofa que considera los
- das de la semana de un modo, y de otro los domingos.
)

s (Sir ARTHUR S. EDDINGTON : La naturaleza del n111ndo fsico, Ed. Sudamericana, Buenos
Aires, 1952 2 , pgs. 213 -214.)

'
-
-

s 243
VOCABULARIO
Bachelard, Gaston. Filsofo de la aspectos tericos de la construc.
ciencia, francs (1884-1962). C?n cin cientfica. BACI-l
Ontologa. Tradicionalmente, consti- An
un ropaje marcadamente humanis-
tuye u na parte de la metafsica BuNGE
ta atiende a muchos aspectos de la
aunque tambin se la puede con: Ion
historia de la ciencia. Entre sus
siderar como sinnima de la misma. HEMPE
ideas ms influyentes figura la de
De un modo muy general (y sin tor.
ruptura epistemolgica, esto es, la
KUHN.
historia del pensamiento cientfico duda vago) se puede decir que
se encuentra jalonada por una se- estudia <<lo que las cosas son)). F.
PARS,
rie de cortes que dan origen a una En otros trminos se podra decir
PoPPE
nueva concepcin de la realidad. que trata de las categoras ms
Se enfrenta as a una concepcin generales que pueden predicarse
de
ULLM
continuista y acumulativa de la de las cosas y de la divisin de la

c1enc1a.

realidad en diversas zonas. Ta
WALK
Eddington, Arthur Stanley (1882- Paradigma. Este trmino ha sido
1944). Astrnomo y fsico. Profe- introducido por Kuhn en la actual
M'
wART
sor en Cambridge. Los conceptos filosofa de la ciencia. Remite al
fsicos son estructuras mentales por conjunto de ideas tanto filosficas M
medio de las cuales se aprehenden y cientficas como a los hbitos,
los fenmenos. tcnicas, normas metodolgicas,
. ,.
Filosofa hegeliana de la historia. que rigen en un perodo h1stor1~0
Concepci~ de_ Hegel (1770-1831) determinado. El paradigma ca~bia
sob~~ la h1stor1a, segn la cual el cuando, tras una revolucin cien
e~p1r1tu de los pueblos, indepen- tfica, se impone uno nuevo.
d~ente de la voluntad de los indi- Popper, Karl. Nace en Viena en
~1duos, desarrolla los fines del esp- 1902. Su tarea ms sobresaliente se
ritu absoluto.
ha realizado en el campo de la meto
Gonseth, Ferdinand. Profesor de la
dologa de la ciencia. En el cuerpo
Esc~ela Superior Tcnica de Zurich
de la leccin se ha expresado ~~
5
nacido en 1890. Defensor d '
.
'
<<f 11oso
f' . e u na
abierta>> frente a l OS SIS-
. ficientemente su pensamiento. ~~ n>>
temas cerrados, caracteriza tamb , resaltar la estricta <<demarcact051.
a la t , , 1en , con
. eor1a c1ent1fica por su <<ido- que realiza entre la F1s1ca, f
neidad>>, que pretende a d_erada como ciencia, Y I~ .M~t~as
. . unar una
exper1enc1a perfeccionable s1ca, marxismo, psicoan~l ~~s.
151
con los que denomina pseudoc1enc 1
-
1'

LECTURAS RECOMENDADAS
lstruc-
BACHELARD, GASTON: Epistemologa. Textos escogidos por Dominique Lecourt, Ed.
Anagrama, Barcelona, 197 3.
rnsti-
BuNGE, MARIO: La investigacin cientfica. Trad. de Manuel Sacristn, Ed. Ariel, Barce-
~fsica, 3
r con - lona, I 97 3

n1sma. HE~fPEL, CARL, G.: Filosofa de la ciencia natural. Trad. de Alfredo Deao, Alianza Edi-
(y sin torial, Madrid, 197 3.

r que KUHN, THOMAS S.: La estructura de las revoluciones cientficas. Trad. de Agustn Contn,

son>>. F. C. E., Mxico, 1971.


decir PARS, CARLOS: Ciencia, conocimiento, ser, Universidad de Santiago, 1957.
" mas
, POPPER, KARL R.: E~ desarrollo del conocimiento cientfico. Cofl)eturas y refutaciones. Trad.

1carse de Nstor Mguez, Ed. Paids, Buenos Aires, 1967 .


de la ULLMO, JEAN: El pensamiento cientfico moderno. Trad. de Monique Acheroff, Ediciones
Taurus, Madrid, 19 59.
sido WALKER, MARSHALL: El pensamiento cientfico. T rad . de Madalena Sancho, Ed. Grijalbo,

actual Mxico, 1968.


ite al \X'ARTOFSKY, MARX, W.: Introduccin a la filosofa de la ciencia (dos volmenes). T rad. de

ficas Magdalena Andreu y otros, Alianza E ditorial, Madrid, 197 3.


rb.itos,
1g1cas,
ltrico
mbia
cien-

a en
te se
eto-
erP
su-
cabe
cin>>

ons1-
etaf-
a 1as

1
1

1
1
1
1

13.1. VERDAD Y REALIDAD


13.2. LA VERDAD Y EL HOMBRE
13.3. VERDAD Y CONOCIMIENTO

El problema de la verdad atraviesa toda la historia de nuestro


pensamiento. En l se pueden apreciar dos vertientes: la relativa a
la verdad del conocimiento y la que remite a la verdad de la realidad
misma. Esta ltima referencia incide en los problemas ms radicales
de la ontologa. occidental, Y. la perspectiva. ~ue se adopte engloba la
visin completa de la realidad. La relac1on verdad-conocimiento
nos sita en una problemtica muy clsica: la teora del conocimiento.
Entre ambas se sita el vivir autntico o falseado del hombre mismo. 247

1

''
1
1
1
1
mos de utilizar la frase <<un tanto co _
A ca b a 1 .fi . n p
venc10 nal>> ' referida a la c as1 cactn
. de las <lis
,. c
. s filosficas, porque, en realidad, el cuerpo
c1p 1na d . .
de la filosofa es profun amente un1tar10. En este C\
do el problema de la verdad no puede ser re
sent1 , d . . . fil
tificialmente asignado a 1sc1p11na osfica al- fa
ar
gun ,a sino que nos lleva al corazn de los pro-
blemas filosficos ms profundos y generales. es
y asi al recorrer el panorama que la titulacin p
de n~estro tema suscita, en toda su amplitud,
JU
veremos desfilar ante nosotros las cuestiones de la
la metafsica y de la antropologa, junto a los fa

clsicos problemas de la teora del conocimiento. Cl

Cl
El concepto de certeza encierra un mbiro
ms concreto y restringido. Por certeza o cer-
tidumbre entendemos, fundamentalmente, un di
estado subjetivo de adhesin a" determinados su
conocimientos. Estos conocimientos nos apa- t
recen como verdaderos en cuanto se dan en ellos la

criterios que definiran lo que se designa c~mo 1!1


Hemos estudiado hasta ahora el conocimiento certidumbre objetiva, y en que se apoyaria el a
humano en un dominio muy concreto e impor- sentido subjetivo en que hemos utilizado pr~ ca
tante: los saberes cientficos. Dentro de l pre- meramente el trmino. pa
cisamos ya cmo se organizan y desarrollan Pero la amplitud y hondura de nuestro ten 1
pr

las ciencias formales y las empricas. Ahora se se nos ofrece cabalmente cuando plantearnos . Cl
trata de penetrar en un problema general que el concepto de verdad. Este se mani e 'fi sta Po
concierne a nuestro conocimiento todo: el de os
dentro del discurso humano en dos senti
la verdad ~j la certeza. Problema cuya investiga- m1

fundamentales:
cin, dentro de la divisin siempre un tanto ap
) Referido a la idea de realidad.
convencional de las disciplinas filosficas, de-
finira a la teora del conocimiento o gnoseo- b) Referido al conocimiento.
A 51; h ablamos unas veces de <<rea1d d ver co ~
loga (tambin conocida como <<notica>> o como d d d clero Uti
<<criteriologa>>, en la medida en que nos propor- E
era>> Y otras de <<conocimiento ver
d esenta
bu
ciona los <<criterios>> para identificar el conoci- n un eterminado uso <<verdad>> se pr a
miento verdadero). . '
como un predicado atribuido a la rea l'
1d d o es
s1
determinadas zonas de sta; en otro uso
redicado del conocimiento o de ciertos cono-
P . s al no encontrarse adecuadamente construidas
cimiento ~o son tales proposiciones. J?or ello seran de-
Ahora bien, en el caso . b) debe tenerse en
s~gnadas como pseudoproposiciones semn-
cuenta que to d o conocimiento, en cuanto tal ticas o proposiciones pseudoscmnticas.
requiere ser, verdadero, ;ya que un conocimient'o Sealemos al respecto que es posible construir
falso o erroneo no seria un verdadero conoci- lenguajes artificiales, rigurosamente formaliza-
miento, sino un pseudoconocimiento. Usado de dos, en los que el concepto de verdad, as como
esta forma, el concepto de verdad es atribuido otros conceptos o trminos semnticos, se uti -
primaria y centralmente a la proposicin 0 al lizan segn reglas fijas. Estos intentos contienen
juicio segn la terminologa ms tradicional de un gran inters en el esfuerzo de construir una
la cual se dice que es propiamente verdadera 0 semntica formal que elimine los problemas on-
falsa. Ya hemos visto, en la lgica de proposi- tolgicos y eluda la, a veces, vaga utilizacin 1
ciones, cmo es esencial al concepto de proposi- de los trminos en lenguajes no formalizados.
cin el poseer los valores de verdad V o F, 1 o. En este sentido debemos indicar los trabajos ini-
ciales de Tarski *y posteriormente los de Carnap.
El uso del concepto de verdad, dentro de un Pero, a partir de aqu, entendemos que sera
discurso que versa acerca de realidades, puede un grave error adoptar una actitud excluyente
suscitar sin duda reparos. Si se estima que el de otros usos posibles. Pues, creyendo eliminar
trmino slo es utilizado correctamente en re- o ahuyentar problemas, nos ocultara una rica
lacin con el conocimiento, se denunciar como problemtica histrica, que se ha desarrollado
incorrecto cualquier otro uso, entendiendo que en el pensamiento filosfico y aun, ms all del
a lo sumo podra tratarse de un discurso de pensamiento estrictamente filosfico, en el seno
carcter metafrico. En este sentido, las pro- de la cultura humana y las distintas cosmovisio-
posiciones en las que el trmino <<verdad>> es nes que sta presenta. Por tanto, vamos a tra-
predicado de ciertas realidades seran denun- tar, en primer lugar, de recorrer la problemtica
ciadas como proposiciones pseudosemnticas. que se nos plantea cuando el concepto de ver-
dad aparece en un discurso referente a lo real.
Porque:
a) Corresponden tales proposiciones al do-
Inicialmente parece producirse una cierta per-
minio semntico, en la medida en que en ellas
plejidad. Qu significa decir de una realidad
aparece el trmino <<verdad>>. que es verdadera? Con respecto al conocimien-
b) Pero tal aparicin viola las reglas de una
- to, fcilmente nos percataremos de que una pro-
co.rrecta semntica formal, que fijara la exact.a
posicin es verdadera o ~a.l~a, si se. adecua o n?

utilizacin del trmino <<verdad>> siempre atri- a la realidad; la propos1c1on <<entiendo este 11-
a
buido a proposiciones. bro>> ser verdadera si de hecho ocurre as.
a
. En este orden se tratara de expresiones que, Pero qu sentido tiene hablar de la realidad 249
s St b. ' .
ien pareciendo corresponder a la semantica,
1
1

'
1
l
1
1.
relato narra cmo el poeta (el filsofo) es arre-
misma como algo que es verdadero o no lo es?
Pues bien, aqu1 se nos hace presente uno de los batado en un carro arrastrado por briosos cor- (

celes (quiz representantes de fuerzas anmicas) l


grandes motivos de toda la ontolog1a.
La utilizacin del concepto de verdad, referi- y guiado por las jvenes Helades divinidades 1
emparentadas con la luz , que lo conducen a ~
do a realidades, se hace posible en cuanto se
establece una gran escisin en la idea misma de las puertas de los caminos de la Noche y del Da, e
realidad: donde es acogido por la Diosa que le inicia en el e
a) Por una parte, un modo inferior de lo descubrimiento del camino de la verdad y en el (

real, impropio, aparencia!, incluso engaoso. La de la opinin.


vieja intuicin de la realidad inmediata o coti- Esta jerarquizacin entre una realidad inferior e
diana como el falaz velo de Maya*. o aparencia! y otra ms plena o autntica resulta 1
b} Por otra, un modo propio, autntico de esencial en toda la historia de nuestro pensa-
realidad. miento metafsico u ontolgico, presentando
Con arreglo a esta gran concepcin podemos tambin un profundo inters para la discusin
hablar de una realidad verdadera o autntica del desarrollo de toda la ciencia. En la filosofa
frente a una realidad apariencia! o, ms an, griega, en esta lnea, prevaleci la idea de que
quiz falaz y engaosa, segn la intensidad el ser verdadero o autntico era congruente con
de la contraposicin. Entonces, el ejercicio que lo inmutable, con lo permanente, tambin con t~
nos lleva hacia la verdad aparece como un <<des- lo uno, en contraposicin al universo de cosas e
velamiento>>. Justamente ste es el sentido literal r:nudables y plurales en que cotidianamente exis-
del trmino griego ci.A.fBeza, con el cual la cul- tin:ios, al mundo de las cosas variadas y en movi- 11
tura helnica significaba el concepto de verdad.
miento que se abre a nuestros sentidos.
Esta surge as como la patentizacin de algo ocul-
Las concepciones de Platn (4 27-347 a. de C.),
to o escondido, tambin como revelacin. Este
e.xpresadas a travs de sugestivos mitos, cons-
ltimo trmino subraya, quiz con ms claridad,
tituyen. uno de los mximos exponentes de toda
la profunda conmocin que supone este proceso
esta orientacin. El hombre vive en un mundo
de desvelamiento. Tal sentido del trmino <<ver-
dad>> no slo aparece en Grecia, sino que, en de sombras , de apariencias fugaces y cambiantes,
nuestro siglo, ha sido intensamente reivindicado que s.lo encuentran su razn de ser en el uni-
por Heidegger, una de las mximas figuras de verso inmutable de las Ideas. Estas constitu}en
la filosofa existencial en nuestra poca. la v~rd~dera realidad que descubre nuestro en-
El Poema de Parmnides (540-470 a. de C.),
tendimiento ' traseen d 1endo
' . . . d
la sens1bil1da . e 0 rno
puede apreciarse,
a
que con~titu~e uno de los grandes textos para d e una maner d . .
el problema del tiempo Jueg
a ec1s1va en esta concepc1on . , de
toda la historia de la ontologa occidental, mues-
1o real y e ll a-
tra en una larga introduccin y muy vvidament ' n e a 1o verdadero se hace equtV
l ente l 0
este sentido de la verdad como revelacin. E~
p
~50 intemporal, el modo de realidad J-
b era d o de 1 d
mordedura del tiempo.
1
1
1
1
1
1
1

Sin embargo, no han dejado de presentaisc talcs, que l1an C()nfigura<l<> tanto la realidad que
e-
otras interpretaciones radicalmente distintas en
r- nos rodea C<>mo nuestra vicia. J:.:J rito propio de
. que se han expuesto. Y a en la Grecia clsica
s) Ja5 , las culturas primitivas trata de repetir dichos
Herclito ( 544-~84 a. d~ C.), filsofo del dina- gestos a travs de las graneles fiestas de las comu-
015mo, del flu~r, const1tu~e una seera excep- nidades primitivas, con motV() de los trabajos
a
cin a la anterior tendencia general, indicando del campo o de la partida y regreso para la pesca,
a,
que la autntica verdad de las cosas radica en el en las cuales se produce un ceremonial que reen-
el
constante cambio. Pero ha sido en otras culturas carna en cierta forma los mitos explicativos del
el
en las que han dominado intuiciones opuestas origen de las cosas y del destino humano. Po-
)t 0 muy diversas a la identificacin de lo real con demos decir, pues, que ahora lo verdadero nos
ta lo intemporal. aparece como equivalente a lo radical, en el sen-
a- Una relacin muy peculiar entre la verdad y tido ms puro de esta palabra, en cuanto las
lo el tiempo es la que se produce cuando lo ver- races son aquello desde lo cual arranca el desarro-
dadero es pensado y estimado como lo ori- llo de la vida. Lo verdadero nos aparece en
"la ginario, aquello que se presenta en los orge- cierto matiz como lo germinal.
nes del tiempo. Se trata de un tema muy ligado Tambin esta tendencia nostlgica de lo remo-
ie
al pensamiento primitivo y arcaico. La his- to y arcaico, que se hace patente en el pensamien-
~n
ror1a adquiere, entonces, la apariencia de una to griego prefilosfico con los mitos de la edad
n
cada desde unos instantes iniciales luminosos. urea, ha sido expresada por Heidegger ( 1889-
~s
En ellos vivan los hroes y los dioses y en aque- 1976). Este autor presenta nuestra historia como
s-

llos momentos se realizaron los gestos inaugu- un gran olvido, como prdida de la intuicin
1-

),
1s-
da
~o
~s,

1-
n
-
o
a
e
a- Busto de Jlerclito; segn l la autntica verdad de las cosas rad1
li- ca en su constante fluir, en el can1b10 constante. 251
1
1
1
1
1
1
1
es decir, como fidelid~d. Dios es veraz, porque y la dios
. . .
originaria del ser que se 10 ed . n los albores del
su palabra ser cumplida a lo largo del tiempo, con la '
pensamiento griego. Incluso en su manera de
y en este sen.tid? la ~speranza es una nueva ac-
manejar el lenguaje testimonia un esfuerzo cons-
titud muy s1gn1ficat1va del hombre que mira <<i Oh, JO
tante por recuperar los conceptos, regresando
hacia el futuro como momento de la gran reali-
a sus races, en las cuales se nos entregan los t que 1
zacin que aguarda, porque ha depositado su
valores ms originarios de la palabra y de las
confianza en la promesa divina.
distintas palabras, que despus han sido des- salud! P
figuradas y trivializadas en el uso cotidiano.
Hemos visto una serie de intuiciones cultura- Las concepciones de la realidad como algo este ca
les, segn las cuales la realidad ms autntica, instalado en los orgenes o en el trmino de
arquetpica, se situara antes de nuestra historia. los tiempos pueden combinarse entre s. En- sino el
La posible relacin entre tiempo y realidad puede tonces se disea la imagen de realidad provi-
conducirnos a una representacin inversa. Se- sional, en la cual nos encontramos sumidos tanto el
gn ella, lo verdadero nos aparece como lo como trnsito entre el principio y el fin. Es la
futuro, emplazado en un horizonte de futuri- idea del hombre como <<horno viator>> en que como las
cin. El despliegue del tiempo, lejos de consti- insisti la teologa medieval, la concepcin de
Pero apr
tuir una degradacin o una instalacin en la la vida humana como trnsito.
apariencia, se nos presenta, por el contrario, La relacin entre la verdad y el ser que estamos ha sido n
como un proceso de revelacin de las cosas. El comentando fue desarrollada por la escolstica
tiempo y la historia consumen lo que se encon- de un modo sistemtico a travs de su idea de Pues bie
traba en un estado puramente virtual, y entonces la verdad como un trascendental*, es decir, como
se cumple y exhibe en toda su realidad terminal- cules s
~na de las propiedades que se siguen de la mi:m11
mente. La verdad se manifiesta como <<realiza-
idea de ser y se expresan unitariamente en esta.
cin>> diacrnica, quiz nunca acabada, pero en La Primer'"
Todo ser es uno verdadero y bueno. Al ente
un proceso de desarrollo y conquista crecientes. es la va
corresponde el << ~:. um>> como propiedad tras La otra
La idea de la historia que encontramos en Hegel .
se hall~ ple.namente en. esta. ~nea. Es concepto cendental, es decir, propiedad que ~esbor~: ~sta, te J
'

de la historia como verificacion o patentizacin todas nuestras clasificaciones y se verifica 1


.ues no e
la visin de .la historia como el gran juicio uni~ en donde el ente se da. Con tal idea se represen n1 lo exp
versal. Tal idea, que hemos referido a H 1 tara la inteligibilidad propia de la reali~a~ Pues lo rr
. ege, T b., 1tua
y que es muy importante en el sentido mod am len en este orden de conceptos se s .
. . d d
d e 1a h istoria, es e el progresismo de erno la. idea d e verd ad ontolog1ca
, . e insts
.~ h M 1 Il
a us- en 1a qu
tracion asta arx, encuentra sus or tie 1 ' , pro
.d d 1 h. genes en ron os escolsticos, como la for1na mas d .
1 funda d d d - , la a e
e senti o e a istoria y de la verdad
del pensamiento hebreo. En ste la pdrodptos

cuac ,
. e ver a , y que corresponder1a
d'

o cu
l
. ver a se . ion entre las cosas y el intelecto ivin ' 5
mina d d
muestra como cumplimiento de l
a promesa
como su
n
todo este orden de ideas en 1 e 'd d.
010 ,
realt a
' ma verdad en cuanto suma
1
1
1
1

Yladiosa me aco~ i c o n afe~~o, la mano derecha '


1

con la suya tom o Y m e d1r1gi la palabra di - En la actualidad, los nicos lenguajes que
., pos~en una estructura especifi cada son los len -
... . c1endome:
Oh, joven, c ampanero de inmort ales conduc - 9,U~Jes formalizados de los diversos sistemas de
l~g1ca deductiva, posiblemente enriquecidos me-
toras, diante ciertos trminos no lgicos. Sin embargo,
t que llegas a n u est ra morada, con los caballos
el campo de aplicacin de estos lenguajes es
que te arrastran bastante amplio; tericamente podemos desarro -
salud! Pues n o es un mal hado el que te h~ llar en ellos varia$ ramas de la ciencia, por ejem-
, inducido a seguir plo, la matemtica y la fsica terica.
1 este camino (que esta apartado del sendero (En cambio, podemos imaginar la construc-
. . . de los hombres) , cin de lenguajes que tienen una estructura
sino el derecho Y la JUst1c1a. Es preciso que exactamente especificadora sin estar formaliza-
conozcas todo, dos. En un lenguaje de este tipo la afirmabilidad
tanto el corazn i mperturbable de la Verdad bien [assertability] de las oraciones, por ejemplo,
redonda, puede no depender siempre de su forma , sino
como las opiniones de los mortales, en las cuales de otros factores de ndole no lingstica. Sera
[no se halla la verdadera creencia . interesante e importante construir realmente . un
Pero aprenders tambin estas cosas, como las lenguaje de este tipo, y ms particularmente un

apar1enc1as

lenguaje que resultara suficiente para el desarrollo
ha sido necesario que sean probablemente, exten- de una amplia rama de la ciencia emprica; pues
[dindose todas a travs de todo. esto justificara la esperanza de que los lenguajes
de estructura especificada terminaran por reem -
Pues bien, te contar (t escucha y recuerda el
relato) plazar el lenguaje cotidiano en el discurso cien -
cules son las nicas vas de investigacin que tfico.)
son pensables:
ALFRED TARSKI . La concepcin semntica de la
la primera que Es y no es No-ser, verdad y los fundamentos de la semntica. Trad
es la va de la creencia (pues sigue a la Verdad) de Emilio Colombo, Ed Nueva Visin, Buenos
~a otra, que no es y es necesariamente ~o-ser, Aires, 1972, pgs. 20- 21 .
esta, te lo aseguro, es una va im~ractic~ble.
Pues no conoceras lo No-ente (ello es imposible)
~ lo expresaras.
1

ues lo mismo es el pensar y el ser.>>

d Parmnides, en
Fragment o del Po em a. e , des Ed
rER.NAN DO MONTERO rv'IOLINER ' ParnJeni .

Gredos, M adrid, 1960, pgs . 7 -8.

253
L!lit,..
-~"'{,
1
' ' ' '".)t>

'
1
1
1
1

' , e l hombre es un ser existente


A Sl, . d que, por
existe
su reflexividad, se hace consciente ~ su. propia Esta

ex1stenc 1a., los niveles de esta
. conc1enc1a
. . refe-
el des
'd
rt a a nuestro problema ex1stenc1al
. . dibujaran
d de co
la diversidad entre un ~~1..st1r ver adero 0 situac
falseado. A tal contrapos1c1~n co:respo~de. la vida
1d ea en Heidegger de una ex1stenc1a
. b autentica
. la ex1

0 propia, frente a la existencia . ana1o tnaut~~-


tica; 0 bien, en Unamuno, la idea de un v1v1r Per
de verdad, que se nos abre cuando empezamos dad>>
a dudar de nuestra propia existencia, cuando pal- tlCO d
pamos nuestra finitud frente a la existencia p.u- la ver
ramente crepuscular que yace en la mera satis- se cu e
faccin biolgica y cotidiana. Realmente, alguna yecto
de las ideas expuestas en lecciones anteriores tros a
puede orientarnos hacia el sentido de la contra- Se d
posicin que acabamos de indicar, muy global- ciclad e
mente en dos distintos autores. Veamos,. en
) lengua
efecto al hablar de la libertad, cmo hay s1tua- nosotr
' . .,
ciones en las cuales, en la ms pura real1zac1on los de
Hemos considerado la posibilidad de atribuir
del acto libre tomamos conciencia de nuestra radical
el concepto de verdad al de realidad, resultando ' .
soledad y de nuestra finitud. De aqu se deri,ra cir, la
de aqu una ontologa dualista, en la que se di-
ferenciaba lo aparencia} y lo verdaderamente real. un sentido de angustia o de congoja. Tales mo- conqu
Pero entre las diversas realidades existe una mentos se contraponen al ejercicio cotidiano de portarn
la vida humana, en la cual la posible atribucin
)
nuestra actividad, que desde aquellas gran?~s Por el c
dec1s1ones
c1on
se va convirtiendo en pura e1ecu
del predicado <<verdad>> en muy variados sen-
es la de
tidos hace aparecer un nuevo mundo de pro- o rutina. nes e:xt
blemas. E ntonces habr1a , en nuestra v1.da mo rnentos hasta la
En la lnea de la reflexin anterior, diversos de verdad, ocasiones decisivas en la medida en ternticc
pensadores han distinguido modalidades en la .
que nuestros problemas existenciales e1 anza11 tos de e

existencia humana a las cuales se podran at _ d
el plano de la conciencia y otras etapas e. tri~
tnconsec
bu ir grados distintos de realidad. Ello res~~_ 1.1d ' ' irna,
via ad. Tambin, frente a Ja multitud anon al .ulteriorn
tara del modo en que la existencia es v d
d . . . lVl a, imp~rsonal, que critica Heidegger, o fren~:oe E1 co
no e cr1ter1os exteriores, por ejemplo ,
la ndole de actividad. ' segun sentido gregario del hombre en que se ?e das ~ejado :
Unam uno, encontraramos existencias
r1rna
P . dad, s1ca . Se <
Por la angustia real1
de percibir su propia con corda


1 -
1
1
1
1
1
1
1
existencias
. . que
, se .acongojan
. ante su fi nitu
. d.

Esta s1tuac1on se or1g1na porque, en el h b a sta se refiere, y la verdad moral, como nuevo
. . d om re tip? de concordancia entre pensamiento in-
el descubr1m1ento e nuestra realidad es la t '
. . d orna terior Este concepto de verdad moral es un as-
de co~;1enc1a e n~~stros l~ites, y sta es la
P.e~to del ms amplio despliegue de la auten-
situac1on que defin1r1a a la vida humana com
vida autntica en el mbito de la filosofa d~
t1c1dad de la existencia humana como tes-

ttmon1al1dad. Tal experiencia del testimonio
la existencia.
contiene una gran validez cuando se trata de
discutir el mundo de los valores inscritos en los
Pero no slo en este sentido el trmino <<ver- diversos proyectos humanos.
dad>>puede aparecernos en el contexto problem- El testimonio del mrtir contiene una fuerte
tico de la vida humana. Tambin hablamos de capacidad de conviccin, de proselitismo; con-
la verdad en nuestra vida como relacin con- virtese de esta manera en un criterio social de
secuente entre nuestros ideales, nuestro pro- verdad, que empricamente se ha comprobado
yecto vital y la ejecucin desarrollada por nues- tantas veces en nuestra historia. Pero, adems,
tros actos. se podra hablar aqu de una verdadera produc-
Se define aqu un nuevo sentido de autenti- cin o descubrimiento de la verdad a travs
cidad que frecuentemente utilizamos en nuestro de la experiencia testimonial. Antes hablbamos
lenguaje, la autenticidad como fidelidad a del valor descubridor del ser que tienen ciertas
nosotros mismos y a la imagen exterior que ante experiencias humanas, aquellas en que el hom-
los dems hemos proclamado. La negacin ms bre se enfrenta con su finitud. Ahora podemos
radical de esta realidad es la hipocresa, es de- hablar de una eficacia descubridora de los va-
cir, la consciente utilizacin de una mscara lores morales. Deca al respecto Unamuno:
- <<Qu tiene que ver la verdad de una proposicin
con que encubrimos nuestra personalidad y com-
e .' con el valor de quien la sustenta y la fortaleza
portamiento efectivos. La ms alta expres1on,
s de su brazo? Porque venza en lid de armas el
por el contrario de esta consecuencia o fidelidad
sustentador de esto o aquello, ha de tenerse
es la del mrtir ~ testigo, aquel que en c~n~icio lo que l sustentaba por ms verdadero que lo
nes extremas es coherente con sus convicciones sustentado por el vencido? Y a te he dicho, lec-
s hasta la inmolacin. Entre ambos extremos sis- tor, que son los mrtires los que ~a~en la fe
temticos se situaran los usuales comportamien- ms bien que ser la fe la que hace mart1res. Y la
.tl

~os de claudicacin ms o menos intensa, de fe hace la verdad.>> Si bien estas afirmaciones


1-
tnconsecuencia. Tambin los fenmenos que
unam
unianas pueden parecernos un
d .
tanto ex-
a, Ulteriormente
' aludiremos del autoengano. - s por su deleite en 1a para OJa, se nos
al trem Osa , .
El concepto de verdad moral ya fu_e m~ transm
te en ellas una gran realidad: los valores
l .
1e neado por la terminologa filosfica mas cla- sentido a la vida humana solamente lo
que dan . , d
as Stca S a . d d
e e 1st1ngua entre la ver a o . >.l 'gica como
consiguen
en la medida en que, insertan ose en 255
d,
oncordancia entre la realidad Y el juicio que

''

1
1
1
1
1
1
1

reflexiones precedentes ligadas al concepto de rnet

sta, la vivifican y la llevan a sus mximos <<racionalizacin>>, que estructura y gobierna su 1
lmites. nuestros mundos conceptuales. As, por ejem- a tC
Si recordamos ahora los anlisis anteriormente
expuestos respecto al mundo de los signos, po-
plo, en la defensa . de. i?tereses .individuales, ~
aquellos en que ha 1ns1st1do la Psicologa pro- re fe
demos decir que nos encontramqs ante la dimen- ma,
funda y a los que corresponde la concepcin
sin pragmtica de los mismos, la relacin entre
s1ca
de los <<mecanismos de defensa>>. Tambin puede
el signo y el usuario. En el mbito de la prctica Se
tener una dimensin colectiva, grupal, cuando
moral, en efecto, nos enfrentamos con signos no,
orientadores de la conducta, signos prescrip- se trata de los intereses de clase y los sistemas
ideolgicos que sobre ellos se montan. En esta misl
tivos, para cuya contrastacin, por lo tanto, es
perspectiva se sita tambin el fenmeno de por
absolutamente esencial su proyeccin sobre el
la falsa conciencia. Sartre ha realizada muy su- dad
comportamiento; de hecho, como veamos en
lecciones previas, los proyectos vitales estn ne- tiles anlisis del fenmeno que designa como pr.o~
cesitados de una autorrevisin constante, que <<mala fe>>, fenmeno tambin sistemtico de m1n.
realiza tanto la colectividad como el individuo autodefensa engaosa basado en la ambigedad la e
' E
segn las consecuencias de dichos proyectos. de lo real.
De esta manera, nos aparece una figura pe- . No debemos olvidar aqu tampoco el anli- terh
culiar del sabio y de la concepcin misma de s~s, que F reud realiza de la categora de la ilu- ta da
la sabid~r~, como t~s~imonio vital. En la po- s1on. Segn esta categora, un fenmeno tpico het"Y\;,
ca ?elen1st1ca, en la ultima etapa del pensamiento de autoengao en la vida humana consiste en pen
antiguo, en los estoicos y epicreos, el filsofo la afirmacin de ciertas proposiciones que pro- qu1e

er:carna fundamentalmente esta figura del sa- ~ucen en nosotros satisfaccin y consuelo, al que
bio que, ante sus contemporneos, da la imagen tie~~o que bloquean el acceso a un anlisis por
de una existencia realizada, consecuente con un 0 bJetlvo de la realidad. La crtica de las ilusio- exist
ideal moral.
n.e,s significa un momento esencial en la madura- serie
Sin duda estamos ante una importante pr 0 _
cion .del pensamiento. La superacin y trascen- sibil
blemtica moral en el acceso a la verdad , cuan-
d esta verdad incide sobre zonas e 1ntereses dei:cia de tales intentos de ocultacin para con- Y lo
quistar la necesaria objetividad ha de ser produc- argu
. afectan a nuestra existencia 0 a nuestra
que
vida. La falsedad, el error y la instalacio' n ,1 t? no slo de un ejercicio meramente intelectual, sos
'
,1 1 d . en e
no so o resu tan e .un accidente intelectual , sino. ~lndi~ ~e una verdadera ascesis de una purificacin y tn
que surgen en la vida humana ' en mu eh os mo-
1Il v1du 1 Y co1ect1va, ' sin duda, es irn-
la cual
pu1sada Y f aci1itada en determinadas
' .

-
es en
mentos, como ocultacin sistemtica d l s1tuactO ha h
, d .b e a ver-
d ad no so1o e11 erada sino incon .
' sc1ente en la ~e~, por la historia misma. Esta emplaza en po- abus
forma d e autoengao. sicion de especial clarividencia a determinados l\s
256 Tales ideas han aparecido en t 0 d grupos, como son aquellas clases socia . 1es que entre
as nuestras en su cond. . , . l rno- contr
icion ascendente incorporan e
.. ==ie:n------,..,........~~- ~~~~-

1
1
1

'
1
1
f
f

to progresivo de la historia y se elevan desde


rnen . , , . a la autoridad. En los orgenes de la ciencia mo-
su inters de gru~o a un 1nteres generico, comn derna se dieron polmicas muy tpicas y expre-
da la humanidad.

'l tO sivas entre aquellos que, como Galileo ( 1564-
' La fenomenologa que hemos contemplado, 1642), descendan al examen de los hechos, la
ferente a la verdad y el hombre que la procla- observacin y el experimento, y aquellos que
re a nos permite plantear una discusin muy cl- se remitan a la autoridad de Aristteles para se-
l
~c~
s
en la criteriologa: el criterio de autoridad.
. d guir man teniendo su ya caducada fsica, ne-
)
Se trata de la aceptacin e u na proposicin gndose, in cluso, a mirar por el telescopio con
...) no a consecuencia de un examen objetivo de la objeto de que su mundo de ideas no se derrum-
misma y de un contraste con la realidad, sino bara. Se trataba d e una instalacin en ilusiones
por la confianza que depositam os en la veraci- que tales p ensad ores eran incapaces de revisar.
- dad del locutor. Este mantien e, afirm a dicha
) proposicin, y en las situacio n.es que hemo~ exa-
e minado no slo la declara, smo que la vive y

d la encarna en su existencia.
El concepto d e fidelidad en las relacio n es in-

terhumanas se muestra co m o esp eran za d ep osi-


- tada en el cumplimiento d e una p rom esa. Y a
p hemos aludido al sign ifica do d e fidelidad en el
o pensamiento hebreo, en el que la confianza ad-
)- quiere el sentid o d e una actitud religiosa, ya
11 que la palabra h a sid o dada por un ser superior,

is por la Divinidad. A h o ra bien , en nuestra m ism a
)- existencia cotidian a es indudable que ha y una
- serie de situacion es en las cuales no tenemos po-
:i- sibilidad de con t rastaci n entre las afirmaciones
1- Y los hechos; as o curre en la indagacin Y la
c- argumentacin jurdica e histrica. En estos ca-
Ll, sos, el examen d e las condiciones intelectuales
n Y morales del hablante constituye un momento
n- esencial de nuestro posible a sentimiento, en otros
o- ha habido histricamente, sin duda, un notable
o- Retrato de Galileo, uno de los primeros representan tes de la cien-
abuso del criterio de autoridad. a moderna basada en la observacin y experimentacin. Es c-
os
A.s ocurre cuando siendo posible el contraste ct ' con las autor1"d a d es ec lcs1ast1cas,
' a f erra-
~e
lebre Sll enfrentamiento
entre 1a afirmacin y' los hechos objetivos,
t 1
das a una fsica caduca fundamentada en la autoridad de Aris-
lo- contraste resulta bloqueado por la pura entrega tteles. 25 7


'1
1
1
1

ocupado. Creo que se puede intentar la santa
Me preguntas, mi buen amigo, si s la manera cruzada de ir a rescatar el sepulcro del Caballe
de desencadenar un delirio, un vrtigo, una locura de la Locura del poder de los hidalgos de ~~
cualquiera sobre estas pobres muchedumbres
Razn.
ordenadas y tranquilas que nacen, comen, duer-
men, se reproducen y mueren. No habr un
medio, me dices, de reproducir la epidemia de
las flagelantes o la de los convulsionarios? MIGUEL DE UNAMUNO : Nuevos Ensayos. Obras
Y me hablas del milenario. Completas 111, Ed. Escelicer, Madrid, 1968, p.
ginas 51-53.
( ... )
No se comprende aqu ya ni la locura. Hasta
del loco creen y dicen que lo ser por tenerle
su cuenta y razn. Lo de la razn de la sinrazn
es ya un hecho para todos estos miserables. Si
nuestro seor Don Quijote resucitara y volviera
El punto de vista de la vida, de la prctica,
a esta su Espaa, andaran buscndole una se-
debe ser el punto de vista primero y fundamenta,
gunda intencin a sus nobles desvaros. Si uno
denuncia un abuso, persigue la injusticia, fustiga de la teora del conocimiento. Y conduce infali
la ramplonera, se preguntan los esclavos: Qu blemente al materialismo, apartando desde el
ir buscando en eso? A qu aspira? Unas veces comienzo mismo las lucubraciones interminables
creen Y dicen que lo hace para que le tapen de la escolstica profesora!. Naturalmente, no
la. boca con oro; otras que es por ruines senti- hay que olvidar aqu que el criterio de la prctica
~1entos y ba1as pasiones de vengativo o envi- no puede nunca, en el fondo, confirmar o refutar
d1~so; otras que lo, hace no ms sino por meter co'!'pletamente una representacin humana cual En
ruido y que de el se hable, por vanagloria quiera que sea. Este criterio tambin es lo ba~ una ri
o~ras que lo hace , por
. divertirse y pasar el tiem po,' ta~te <<impreciso>> para no permitir a los conoci ner e
por d eport e. Last1ma grande que a tan poc mientas del hombre convertirse en algo <<absolut?
1es d e, por d eportes seme1antes!
. os de rea
pero, al mismo tiempo, es lo bastante preci~~ dorni
( ... ) para sostener una lucha implacable contra ~od
1.s variedades del idealismo y del agnosticism~ cuentr
nuestr~
T mismo te has acercado a la sol u . ,
d c1on en ~ .10 que confirma nuestra prctica es la verddae
1
~na e esa~ ca~as con que me asaltas a preguntas un1ca , 1 d pren
' u tima, objetiva, de ellos se es. ue Bern
n e 11 a me ec1as: no crees que se pod , .
el reconocimiento del camino de la cienct~' ta
1
de Pro
alguna nueva cruzada? ria intentar se a 1s
mantiene en el punto de vista matert dad dad, e
Pues bien, s; creo que se pued . como 1 , ver Se trat
e un1co camino condLcente a esta
santa cruzada de ir a rescatar 1 e intentar la Y tns
Don Oui10te del poder de los ba~ht~epulcro de flls a
258 barberos, duques y cannigo eres, curas, . Ed dad o
s que lo tienen .. itiCISf110,
V 1. Materialismo y emp1r1ocr
LENIN:
Grijalbo, Barcelona, 1975, pg. 19
bieO'lti .
1
1
1
1
1
1
1
1
1

-
~xpuesta. Y se habla de la verdad o adecuaci n
e nues~ras representaciones en cuanto facultan

1 const1tuc1n de proposiciones que reciben va-
lores de verdad. Por lo dems ya en su momento
fuer. on precisa
d os los conceptos de verdad ma-
terial Y verdad formal.
Este uso del trmino <<verdad>> acta inten-
samente en nuestra misma vida cotidiana o vul-
gar. ~n ella se nos hace patente ya la pretensin
esencial a todo conocimiento de ser verdadero
pero tambin tropezamos con la experiencia del
conoc1 error, del pseudoconocimiento, cuando formu-
lamos proposiciones que resultan ser falsas. En
el dominio del conocimiento cientfico nos en-
contramos con dos grandes hechos: en primer
lugar, con el fenmeno del progreso incesante
del conocimiento caracterstico de la ciencia.
E n segundo, con los intentos que ya hemos
analizado de formular una metodologa rigu-
rosa, que nos haga accesible el conocimiento
y de definir criterios que permitan delimitar
En los anlisis anteriores hemos apreciado lo verdadero de lo falso.
una rica problemtica que se desplegaba al p o- Antes de examinar las distintas concepciones
ner en relacin el concepto de verdad con los de la verdad en relacin con el conocimiento
'
de realidad y vida humana. Llegamos ahora al as como sus criterios, debemos realizar un r-
dominio en donde el concepto de verdad en- pido examen de la evolucin experimentada
por el hombre ante su confianza de conseguir
cuentra un uso ms tradicional: la discusin de
el acceso a la verdad. Tal panorama histrico
nuestro conocimiento.
nos manifestar el sentido de las teoras sobre
Hemos visto, as, cmo al concepto mismo
la verdad y las posibilidades abiertas de acceso
de proposicin se ligaba el de su valor de ver- ;
a esta.
dad, cual componente esencial de tal concepto. En principio, la humanidad aparece instalada
Se trata, sin duda del funcionamiento central en una actitud de plena confianza, especialmente
y , ' \
,rnas clsico del concepto de verdad. Pero en lo que se refiere al depsito cultural colectivo.
: as ampliamente aludimos tambin a la ver- Vive el hombre en la seguridad bsica que le '
ad 0 falsedad de las teoras dentro de la pro- dan sus grandes mitos, sus conmemoraciones 259
blern ' d 0
tica que en anteriores lecciones ha si
1

e .
xpuesta. 'r' se habla d . l
de nuestras re . c. a vcrclad o adecuacin
la const1'tu , )rlcscntac1ones en cuanto facultan
lores d d e e p ropo 5icicJncs
c1on que reciben va-
e ver ad Por Jo d ,
fueron r cmas ya en su momento
terial y P ecd1saddos los conceptos de verdad ma-
ver a formal. .
Este uso d el termino
, <<verdad>> acta inten-
samente
ar E en nuestr . .
a misma vida cotidiana o vuJ-
g .. ~ella se nos hace patente ya la pretensin
esencia a todo conocimiento de ser verdadero
pero t am b ten
' tropezamos con la experiencia del'
conoc1 ~rror, del pseudoconocimiento, cuando formu-
amos ~r~posicione s que resultan ser falsas. En
el dominio del conocimiento cientfico nos en-
contramos con dos grandes hechos: en primer
lugar, con. el. fenmeno del progreso incesante

del conoc1m1ento caracterstico de la ciencia.
En .segundo, con los intentos que ya hemos
analizado de formular una metodologa rigu-
rosa, que nos haga accesible el conocimiento
y de definir criterios que permitan delimitar
lo verdadero de lo falso.
En los anlisis anteriores hemos apreciado
Antes de examinar las distintas concepciones
una rica problemtica que se desplegaba al po-
de la verdad en relacin con el conocimiento ,

ner en relacin el concepto de verdad con los as como sus criterios, debemos realizar un r-
de realidad y vida humana. Llegamos ahora al pido examen de la evolucin experimentada
dominio en donde el concepto de verdad en- por el hombre ante su confianza de conseguir
cuentra un uso ms tradicional: la discusin de el acceso a la verdad. Tal panorama histrico

nuestro conocimiento. nos manifestar el sentido de las teoras sobre


Hemos visto, as, cmo al concepto mismo la verdad y las posibilidades abiertas de acceso
de proposicin se ligaba el de su valor de ver- ,
a esta.
dad, cual componente esencial de ~al concepto. En principio, la humanidad aparece i.nstalada
1. Se trata, sin dutla del funcionamiento central en una actitud de plena confianza, especialmente
y .ms clsico del concepto de verdad. Pero n lo que se refiere al depsito cultural colectivo.
mas . . b' ' o a la ver- ~ive el hombre en la seguridad bsica q~e le
amp11amente aludimos tarrt 1e 259
dan sus grandes mitos, sus conmemoraciones
~. dad 0 falsedad de las teoras, dentro de la P.ro-
ble , ha sido
tnat1ca que en anteriores lecciones
1
1
1

'
l
1
1
tenders
occidental en que este sentido de crisis resalt
rituales, sus normas de conducta comunitarias. podemos sealar la ~o f ~stica, *, ~ lfi nal del mundo 0 reclu1
A partir de esta actitud, fundamentalmente dose as
antiguo o el Renac1m1ento. El hombre se ins-
prctica, que inserta la verdad como un com- poltico
tala en una radical incertidumbre; brotan los
ponente de la vida, se progresa hacia la formu - entre a
fenmenos escpticos ms variados.
lacin de problemas tericos. En la medida en posibilil
Entre los griegos, este escepticismo adquiri
que podemos reconstruir nuestra evolucin, las a) R~
unas caractersticas muy curiosas e incluso para-
primeras fases del pensamiento terico aparecen mat1sm~
djicas. Se convierte en una escuela y en una
dominadas por esta misma confiada seguridad saliendo
)' por la aceptacin de la realidad inmediata. La doctrina argumentativa, que trataba de demos-
cr1ter1os
terminologa usualmente acuada ha designado trar la incapacidad del hombre para conseguir
de la ve
esta actitud como un dogmatismo precrtico la verdad. Por ello ha sido objeto de crticas
un test1
y un realismo natural. que la tachan de contradictoria en su misma
En su
Sin duda el hombre posee la experiencia del interioridad, ya que al afirmar <<no hay verdad
en tela
error, pero sta parece referirse, inicialmente, alguna>> se estara manteniendo al menos una
conv1cc
al conocimiento individual, sin romper la fe proposicin como verdadera, la que acabamos
cluso lo
en las convicciones bsicas que unifican a una de indicar. Pero es preciso recordar a estas cr-
termina
cierta cultura. Al respecto, resulta interesante tic.as, un tanto superficiales, gue el escepticismo
razn h
el anlisis orteguiano de las ideas y de las creen- griego ante todo represent un fenmeno mo-
distinta ,
cias. Estas nos aparecen como las certidumbres ral. Decepcionado el hombre en su esfuerzo
nuevo si
radicales, no problematizadas en la existencia por bu~car la verdad, entiende que dicha busca
colect~'r, ). cuyo r.esquebrajamiento dara lugar
b) Re
nos ale1a de la felicidad y de esta manera argu-
dad. Se
a la v1s1on ortegu1ana de las grandes crisis bis-
, . men~: la conveniencia de una postura de abs la verda
to ricas. tenc1on como clave de una vida ms feliz . .t\si,
Ahora bien, el desarrollo del pensamiento entre es
es en este terreno donde se plantea la discucin fuerzo i
produce. fenm.enos inquietantes para la con- Y ~omprensin ms adecuada del escepticismo
fia.da actitud ~rimordial del hombre. Los viejos tos a qu
griego.
mitos son .obeto d~ crtica racional, prolifera tnatisrno
Tambin el escepticismo rebrota ineludible
una pluralidad . de sistemas tericos que , a su el proba
vez,. su f ren internamente graves experienci d
m~nte en el Renacimiento con figuras como M~n
., . f as e . Este s
taigne, Charran o Francisco Snchez. Si bien rica nos
revis1on
. .d y racaso. Esta nueva experienci a 1n- .
en ,esta
. ocas1 on' ten1
- d o de un matiz mas , 1ron
' 1co'
d 1vi ua1 y colectiva
. . desemboca ' en 0 cas1ones
. Sobre la .
estet1co ' li'terario
y carente de las pretensio 0 es
en enormes crisis no slo vinculadas a d et erm1- .' concepta
nad os aspectos de la representacin d 1 d0
escolastizada
, d 1 . .
s e escept1c1smo griego. .
'd . e mun A s1 ' el mov1m1ento
de maneras.
o d e 1a v1 a, . sino muy concretamente a nuestra escptico puede ser entendid
tectado co s de
misma capacidad para tener acceso 1 d t d mo una de las reacciones propia ~nocirni
E 1 a a ver ad o os los gran d es momentos de cr1s1s. . Alcanza
260 ntre os grandes perodos de nuestra h.1stor1a .. al, que e
en ellas am Pltu d es d1st1
. .ntas, } a que pue de e:<
1
\
t

' 1

'' 1

salta
tenderse a la t0talidad de nuestro conocimiento
fa realista, existen an mltiples
'
modalidades.
0 recluirse en algunas zonas de ste, producin-
indo Una de las formulaciones ms importantes
dose as fenn;~nos de escepticismo religioso,
tns- en nuestro siglo ha sido desarrollada por Witt-
poltico, metaf1s1co, etc .. Ahora bien, la friccin
1 los genstein* en su primera poca. En el Tractatus
entre ambas construcciones fructifica en dos
Logico Philosophicus distingue entre proposicio-
. ., posibilidades :
u1r10 nes moleculares y proposiciones atmicas. Las
a) Recuperacin de nuevas formas de dog- primeras son expresiones lgicas ms comple-
para-
matismo, el dogmatismo crtico. El hombre, jas, formadas a partir de proposiciones atmi-
. una
saliendo de tales crisis, estima que ha encontrado cas y conectivas lgicas. Las segundas corres-
mos-
criterios absolutamente firmes para la posesin ponden a las proposiciones ltimas capaces de
egu1r
, . de la verdad. La obra de Descartes constituye recibir valores de verdad y falsedad material.
1t1cas
un testimonio muy expresivo de esta actitud . La verdad o falsedad de estas proposiciones
11sma
En su Discurso del Mtodo, despus de poner atmicas, fcticas, nos viene dada por su concor-
erdad dancia con lo que designa Wittgenstein como
en tela de juicio el filsofo francs todas sus
; una hechos atmicos, ltimos elementos que com-
convicciones, reproduciendo y radicalizando in-
iamos , cluso los argumentos clsicos del escepticismo,
LS C!l-
termina afirmando una confianza plena en la
cismo
razn humana y en el criterio de la idea clara Y
) mo-
distinta a partir de la cual se desarrolla todo un
uerzo
nuevo sistema metafsico.
busca
b) Replanteamiento del concepto de ver-
argu- d fi de
dad. Se forjan teoras y nuevas e nic1ones .
e abs
, la verdad que tratan de asumir la anttesis
rz. As1,
entre escepticismo y dogmatismo e . . n un es-
.,
:uc1on fuerzo innovador. Tal ocurre con los movimien-

cisrn d . os
tos a que posteriormente a1u 1rem . .el prag-
matismo el instrumentalismo, el relat1v1smo,
Ldible-
el probabilismo y el perspectivismo: . h. , _
:Mon- Este somero examen de la experiencia ist,o
,i biefl d'1fi ntes teor1as
nico, rica nos lleva a plantear ya las ereb'l'd d El
sob 1 fi , y post 1 1 a
Lsiones re a verdad, su de n1cion . de distintas
concepto de verdad ha sido definido d de ser
va poca de dogmatismo, el dogma
;er de- en 1 a Descartes, .inaugura. una nue la idea clara y distinta se halla un
l afirmar que en bl
.
5
de tendida como reflejo de a rea , n glo- tismo cr1t1co, a l t mente firme e innega e.
criterio de verdad abso u a
Jta cbonocimiento. Dentro de esta interpretac1ofiloso-
~1canii al de una
~ e}C-_.._~_ , que es solidaria or otra parte,
1

't
t

1
1
1
' , mos la importancia que tiene el isomorfism
1 en
ponen la estructura del mundo. La re ac1?n . - veta .. , d o
de estructuras en la transm1s1on e un mensaje.
tre la proposicin atmica y el hecho atomico
Aquello que se conse~va en el mensaje y nos da
es designada como una pintura o image~ de
la medida de su fidelidad no son los elementos
lo que es el hecho atmico, es decir, la ~eal1dad.
materiales, sino la conservacin de relaciones.
La simplificacin de esta teora del refleJ o puede
llevarnos a entender el conocimiento como un
Ahora podemos aplicar esta idea a !relacin
entre el discurso humano y la realidad.
puro espejo o cmara fotogrfica del mun~o, lo
cual de ser entendido de una manera literal, El supuesto de la anterior visin de la verdad
)

olvidara la capacidad constructiva, organiza- en sus distintas modalidades es la filosofa rea-


dora, de nuestro conocimiento; incluso hara lista, es decir, la idea de que existe una realidad
difcil concebir la posibilidad del error. ms all del conocimiento, siendo la misin de
La teora clsica de la verdad representaba ste reflejar dicha realidad, captar la informacin
a sta, en un sentido realista, como adecuacin que proviene del mundo exterior, tanto del f-
entre el juicio y la cosa. Esta adecuacin es sico como del social.
concebida como unin o separacion en el juicio En las filosofas de carcter idealista la
de aquello que en la realidad est tambin unido concepcin mencionada antes queda por prin-
o separado; as, es verdadero el 1uicio <<S es P>> cipio bloqueada, en la medida en que no se .
si la atribucin de P a S corresponde a una rela- admite la existencia de dicha realidad indepen-
cin real captada y expresada por la predica- diente del conocimiento, o bien se niega la
cin. Sera falso en caso contrario. cognoscibilidad de tal realidad. As ocurre con
<<El hombre es viviente>> es verdadero porque la filosofa de Kant : Si el mundo de las cosas
atribuimos al sujeto <<hombre>> un predicado que
en s es algo inaccesible a nuestro conocimiento,
forma parte de su esencia. Inversamente, <<el
no podremos, en consecuencia, definir el acier-
hombre no es viviente>> sera falso, porque se-
paramos algo que en la realidad est unido. De to ~e nuestra actuacin cognoscitiva por su ca-
modo se~ejante podramos referirnos respecto pacidad de captar la realidad. Entonces, un nue-
a las relaciones que una le; fsica establece en-
1 vo concepto de verdad resulta alumbrado en la
tre las distintas variables de la misma, cuya ver- filosofa de Kant. La verdad no reside ya en!
dad o falsedad. vendr dada por la capacidad concordancia con lo real sino en la coherencia
de que las relaciones entre los signos traduzcan de nuestras proposicion~s con las condiciones
las que se dan en la realidad objetiva. priori* que hacen posible el conocimiento. El
Esta idea de la traduccin de las relacion concept~ de objetividad que Kant formula es
reales al nivel de los signos o de las expr .es el de validez intersubJ. etiva en la medida en que
, . es10- las. c ~n d iciones
' to
nes 1og1cas resu 1ta fundamental para entender g ue regulan mi conoc1mien
correctamente una teora de la verd d coinciden con 1as cond1c1ones
. . d
genera1es e todo
262
. a como
refleJO. Y a en el tema sobre la com ,
un1cac1on ~onocer humano, con lo que Kant llama e~. yo
rascendental *. La objetividad del conocirntefl-
1
1
1
1
1
1
1
ro resulta posible, pero, como hemos vist d
.d o, a

t~:l(_>
para (Icfinjr la c<>rrccci<)n el e una proposi-
quiere un nuev? senti o ~ue no es ya el de ha-
c~on vendr ~l daclc> pc)r SLt S frutc>s prcticos . Se-
cernos descubrir
. . una realidad situada mas , a ll a'
~1a la praxis, cntc>nccs, la q uc nos permitira
del conocimiento )' del cual ste se alime t ,
d . n aria. Juzgar nuestra5 construccjones intelectuales.
En e11 ea11smo , metafsico la realida d f 1s1ca
'
Toda discusin que ne) se tradu/ca en trminos
aparece n~ ya solo como algo ignoto para el
conductistas debera ser eliminada y en trminos
hombre, sino com? un momento en el desa- de conducta se constitu ye el definitivo criterio
rrollo de una ~ealidad espiritual absoluta. La de decisin.
verdad se convierte ante todo en el desplieg El instrumentalismo fue aludido al hablar
. d 1 . ue
dialctico e a racionalidad. As se explican los de las teoras cientficas. Cc>nsidera fundamental-
intentos de la filosofa h egeliana por construir mente al conocimiento humano cual un medio
una filosof!a de la naturaleza o una cosmologa para el dominio de la realidad. Nuestros concep-
por ~n~ via. fundamental~ente discursiva, y el tos y teoras, nuestras proposiciones, deben ser
consiguiente fracaso de dichos intentos, inasi- vistas a esta luz como instrumentos, y el cri-
milables a los datos de la ciencia emprica. terio decisivo es e 1 de su rendimiento para ac-
- tuar sobre la realidad. Ambas concepciones,
Pero uno de los spectos ms interesantes del pues, las pragmatistas y las instrumentalistas,
- contraste entre dogmatismo y escepticismo vie- introducen como con ceptos decisivos para re-
a ne dado por el alumbramiento de teoras sin- plantear todo el mundo del conocimiento y su
tticas, que tratan de aunar los extremismos pretensin de verdad las ideas de prctica, efi-
s dogmticos y la crtica escptica llevndonos a cacia, rendimiento.
una concepcin ms limitada y humana del con-
'- Otros tipos de anlisis, tambin con pretensin
cepto de verdad.
- El pragmatismo, observando la gran canti- innovadora del concepto de verdad, han obser-
- dad de discusiones ociosas producidas por va vado que en la polmica entre dog matismo y es-
a especulativa, trat, especialmente en el filsofo cepticismo los trminos resultaban viciados. En
ellos la discusin de una proposicin planteaba
norteamericano William James (1842-1910), de
su pretensin de verdad o su posibilidad de fal-
replantear el sentido entero de nuestro pensa-
sedad en condiciones absolutas, pero este ca-
miento y lo hizo as proyectndolo sobre nues-
rcter de absoluto no corresponde a ningn
tro comportamiento. Una proposicin afirmada
s aspecto de la realidad humana ni tampoco a
por el hombre tiene sentido en la medida en que
e una lectura realista del universo y la sociedad.
modifica nuestra conducta. Si dos proposicio-
o Todo es relativo, todo est interconectado. En
nes contradictorias no se traducen en influencias consecuencia, frente a la discusin de las pro-
o que determinan comportamientos distintos, se posiciones que constituyen un sistema de cono-
o trata de una contradiccin falsa, puramente ve~ cimientos en trminos absolutos hay que in- 263
- bal. Desde aqu resultara que el verdadero crt-
1
l
l
1
l
1

por el olvido ~e ~ ue toda afir~acin, como todo
troduc1r la referencia de dichas propos1c1ones

p
acto de conoc1m1ento, es parcial; representa un
a otros elementos que les dan sentidc>. ~o se p
punto de vista, una ~perspectiv~ sobre una rea-
puede hablar de una verdad si no es en relacin
lidad que no agota. Ello nos obliga a seleccionar
a ciertos trminos. Estos pueden ser los supues-
tos lgicos y empricos que dan sentido a la la riqueza de la realidad, a contemplar alguna el
proposicin, como veamos al hablar de los len- de sus mltiples facetas. La posible integracin
l~
guajes cientficos. Estamos en presencia de po- y abierto desarrollo de estas perspectivas dife- d
siciones que, en su grado ms radical, consti- renciara a esta doctrina de las interpretaciones g
tuyen el convencionalismo. ms rgidas del relativismo.
Esta relacin tambin puede afirmarse no Por otra parte, hemos hablado de verdad } 1


desde una estructura epistemolgica o lings- falsedad, en trminos absolutos, los que corres- Sl
tica, sino desde el contexto cultural e histrico ponden a 1 y o en la lgica bivalente. Pero, sin
1
dentro del cual el conocimiento se mueve. En- duda, podemos formalmente construir sistemas r
tonces asistimos a las formas del relativismo cul- con nuevos valores de verdad, que significaran un
tural o histrico. U no de _sus representantes la formalizacin del probabilismo. El proba id
ms radicales y notorios fue Spengler ( 188o- bilismo, renunciando a la idea de verdad ab- p
1936), en la poca que sigui a la Primera Guerra soluta, acepta, en cambio, grados distintos de bl
Mundial. Para Spengler la cultura constituye un . ., . .
aprox1mac1on en nuestras propos1c1ones. tl
elemento necesario de referencia de toda acti- p
v.idad humana. No solamente el arte, la religio- En conjunto, podemos afirmar que las pos u
sidad, las formas de vida poltica, resultan afec- turas escpticas y dogmticas resultan no Y co
tad as por e 1 contexto cultural en que se sitan
sino incluso las ciencias formales como la ma~ extremistas y radicales sino insuficientemente id
analticas de la compl~J idad del conocimiento en
temtica. Entendemos. a la matemtica griega h da
e umano. A travs de los esfuerzos superadore,s
como una iorma peculiar de pensamiento radi-
calmente distinta de la matemtica moderna. nos hemos aproximado a una captacin m~s co

El perspectivismo nos aparece como fie.l de lo que es el ejercicio de nuestro conoct c1a
forma mitigada de relativismo, 0 ms bien una miento. Frente a las ambiciones soberanas del de
la expresin de sus creadores, como un int' en dogmatismo resulta necesario comprender la ser

verdad, en .. la ex1'stenc1a humana corno algo sin


de Superaci.o' n de la opo si c1on
' entre d ogm t ento
y relativisr:io. El perspectivismo, que ha :~~:~ parc~al Y aproximado. Tambin co~o algo pro tac
trado versiones muy interesantes en N' h gres1vo. qu
O Wh' h iestzc e En r l'd d 1 con1 bri
rtega )r ite ead, tambin en Amor Ruibal, . ea t a , el dogmatismo bloquea a ~
puede ser formulado como la doctrin d 1 ' pdrensin de nuestro conocimiento en alguoo~ Yd
to de ,~ i st a>>. . El error ra d'ical de la oposicin
e <<pun- e sus val , la cap y d
d
. ores mas hondos como son . hO
~64 entre ogmat1smo \,- escepticismo ven d ria , dado ciclad
d de d b . . ' ,
escu rt miento y a traves de dieo
~--~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~-e~scubrimiento, de ren , transmucact

1
1

'
1
1
1
1
rofunda del saber. La historia de todo
P . nuestro
ensamiento, y muy concretamente del p
P . 'fi ensa-
miento c1ent1 co, n os hace patente la realidad
- de un progreso en el s~~tido ms. profundo,
L como ha mostrado la cr1s1s experimentad
L
,. f' . a por
1a 1s1ca, que se consideraba
la matemat1ca
.. y . n
defin1t1vas en sus primeros principios. Este pro-
, greso es ineludible por nuestro constante au-
mento de informacin. Pero no se reduce a la
T
mera adicin ?e conocimientos. Tal progreso
- significa tambin una experiencia de nuestras
l
.. ideas y categoras, de su rendimiento lgico para
' reestructurar los nuevos datos, que obliga a
l
una radical revisin y a la invencin de nuevas
- ideas de mayor capacidad englobante. En la
profunda unidad, que hemos subrayado al ha-
blar del mtodo cientfico, entre teora }' prc-
tica, la transformacin del mundo es conseguida
por el conocimiento, y su aplicacin es tambin
una transformacin del hombre y de la sociedad,
l
consecuente con nuestros mismos productos
ideolgicos. Frente al absolutismo, nos aparece
)
entonces como algo mucho ms fiel y profun-
damente humano tambin como algo que re-
5 ' .
coge con mayor adecuacin nue~tras e~~eri.en-
- ctas histricas la visin dialctica, dinamica, El filsofo espaol Jose Ortega y Gasset es un claro representante
de la verdad. 'Este antidogmatismo no puede del perspectivismo: la verdad de una cosa depende del punto de
vista con que se la considere.
ser percibido como un desengao del hom?re,
sino, por el contrario como un proceso de libe-
- racin; introduce la' madurez de un hombre
. 1 descu-
-
que percibe ante l un futuro a b 1erto , .
bri miento,
. , d d
a la creac1on e 1 eas, de tecn1cas
yde formas de vida. La creatividad d.el hom~re
6

y de la historia su constante conquista Y. r-


tna , .' .
Cton, es tan 1ncompat1 b1e con e
1 d 0 gmatismo
, . 265
abso]Ut1sta
. como con la clau d'1cacto , n escept1ca.
1
1
t
1
t
1
1

guna verdad cierta, en la pr~ctica hay que d


El escepticismo acomodarse a las normas dictadas por la es
El trmino escepticismo deriva de tradicin la costumbre o el estado. rn

axet/i~, bsqueda. Remite a la idea de Se le han atribuido a Agrippa los si- SI


examinar atentamente. Y tal ha sido y es guientes <<tropos>> o argumentos en defen- e
la tarea de todo escepticismo, que ejerce pr
sa de la posicin escptica:
una implacable crtica sobre cualesquiera lo
doctrinas, resaltando la inconsistencia de 1. Modo de la discordancia. La diversi- un
sus principios y conclusiones. De aqu dad de opiniones a propsito de unos mis- de
mos objetos. m
conclu.ye en la negacin de toda doctrina
po
como verdadera y, en muchos momentos, 2. El intento de pro bar algo remite a
se
se agota en permanentes polmicas con un proceso <<in infinitum>> (los principios

ve
otros sistemas. de una prueba precisan de otros principios, qu
El escepticismo se constituye como es- y as, indefinidamente). es
cuela en el perodo posaristotlico. Y tiene 3. Los objetos parecen distintos a las et
dos claros antecedentes: diversas personas, dependiendo de ml-

1. La Academia fundada por Platn. tiples circunstancias, como, por ejemplo, ll

En ella dominaba la idea de que no puede el temperamento. ver


4 El punto de partida de las demostra- la
construirse ciencia alguna del mundo sen-
ciones es arbitrariamente dogmtico. Se seg
sible. La ciencia sobre el <<ser>>, la Metaf-
Ord
s~ca, o la elaboracin de teoras especula- acepta como hiptesis una proposicin la
tivas sobre el mundo de las ideas, estaba para eludir el <<regressus in infiniturn>>.
ya m,uy lejos de los in~e.reses prcticos y 5 El crculo vicioso en el que se incu-
de busqueda de la fel1c1dad dominantes rre al suponer demostrado precisamente
en el momento. El comportamiento del 10 que se debe demostrar.
hombre, en consecuencia, no puede fun-
darse sobre una ciencia verdadera. El escepticismo ha reverdecido en di- u
que
2.: Pirrn de Elis, contemporneo de versos momentos de la historia. Cabe resal-
rabi~
AleJ andro Magno para quien tod . . . tar especialmente el perodo renacentista, las
' O JUlClO
(verdadero o falso, bueno 0 mal b ll con pensadores tan significativos como Sabi
e ) , b d
o ieo esta asa o en la conven . , o, e o Erasmo M
, . c1on o la , ' onta1gne Charrn Francisco a la
costumb re. La uruca posicio' n 1 , . Sanch ez. ' ' Otra
eg1t1ma po
parte del hombre radica en 1 ., r La petulancia de los dogmatismos en- def i
del juic~o. En la vida terica susphens1?n y
6 a no ay ntn- ge?~ra, en todos los tiempos, posicones
de "
'ql
1
1
1

'
1
1
1
con razn se llam.a a la Filosofa la ciencia 1

de la verdad . Pues el _fin de la ciencia especulativa Somos insustituibles, somos necesarios. <<Slo
es la verdad, Y el fin d.e la ciencia prctica, la entre todos los hombres llega a ser vivido el
misma obra. Los operarios o artesanos, si con- humano>> - dice Goethe- . Dentro de la huma-
sideran cmo ~s una cosa, no examinan la causa nidad, cada raza, dentro de cada raza, cada indi-
en s misma, sino ~n relacin a algo y al tiempo viduo, es un rgano de percepcin distinto de
presente. Ahora bien: no conocemos realmente todos los dems y como un tentculo que llega
lo verdadero si desconocemos la causa. Adems a trozos de universo para los otros inasequibles.
una cosa es algo por excelencia cuando' la~ La realidad, pues, se ofrece en perspectivas
dems cosas reciben de ella este algo; de esta individuales. Lo que para uno est en ltimo
manera, el fuego es el ser clido por excelencia, plano se halla para otro en primer trmino. El
paisaje ordena sus tamaos y sus distancias de
porque es la causa de la calidez de los dems
acuerdo con nuestra retina y nuestro corazn
seres. Por esta razn es tambin por excelencia
reparte los acentos. La perspectiva visual y la
verdadero aquello que es causa de que los seres
intelectual se complican con l perspectiva de
que de l derivan sean verdaderos. Por lo cual
la valoracin. En vez de disputar, integremos
es necesario que los principios de las cosas nuestras visiones en generosa colaboracin espi-
eternas sean por excelencia verdaderos. Pero no ritual, y como las riberas independientes se anan
son verdaderos tan slo en algunas circunstancias, en la gruesa vena del ro, compongamos el
n1 hay en ellos otra causa cualquiera de que sean torrente de lo real.
verdaderos; antes, son el los mismos la causa de
Jos~ ORTEGA Y GASSET: Verdad y perspectiva.
la verdad de las dems cosas. De manera q ue, Obras Completas, 11, Ed . Revista de Occidente,
segn la categora que tenga una cosa en el Madrid, 1963 6 , pg. 19.
orden del ser, tal es la que tiene en el o rden de
la verdad.

ARISTTELES: Metafsica, //.1. Obras. Trad. de


Francisco de P. Samaranch, Ed. Aguilar, M adrid,
1964, pg 931

La verdad , lo real ' el u n iv erso, la vida . -como


Queris llamarlo- se quiebra en facetas innume-
rables, en vertie~tes sin c uento, cad ? ~na de
las cuales da hacia un individuo. Si es~e . ha
sabido ser fiel a su punt o de vista, si ha r~sistid~
a la eterna seduc c in de cambiar su retina poi
otra 1
rnag1
.naria lo que ve sera, un aspecto rea
del '
ym~ndo. . misin
El f lIOS010
' & alemn Nietzsche ( 1844- 1900 ), defensor de los valores '
d viceversa: cada hombre t1_ene una otra:
q ue comad era pro pios del superho mbre, se, encuadra e n la corriente
loe verdad. Donde est m~ pup_ila no l~s~e otra.
d ...

perspectivas ta por lo que se refiere a la teor1a e 1 co noa m1en~o. 267
que de la realidad ve m1 pupila no
'. #-
,
I
' .

LECTURA Y COMENTARIO se ent.


haba
Hace algunos aos, hallndome ~~ excursin ~or las mont_a~as, al Cu
volver de un paseo solitario, .presencie u.na f:roz disp~ta me~af1s1ca. El deseo 1

corpus de la disputa era una ardilla, una a~dilla viva q~e se 1n;pon1a agarrada para a
a un lado de un tronco de un rbol, mientras al pie del arbol, y al lado nables
opuesto, se imaginaba que se encontraba un ser humano. Este testigo tra- (... )
ta de vei. la ardilla movindose rpidamente alrededor del rbol; pero,
El
por muy rpidamente que lo haga, la ardilla se mueve ms rpida en direc-
trazan<
cin opuesta y siempre conserva el rbol entre ella y el hombre, de manera
que ste no logra verla. El problema metafsico es ste: da vueltas el hom- den p11
vez de
bre alrededor de la ardilla o no? Indudablemente, da vueltas alrededor del
entona
rbol y la ardilla est en el rbol; pero se mueve alrededor de la ardilla?
disput~
Y como andaba sobrado de tiempo se figur una gran discusin. Cada uno
haba adoptado una posicin y la defendera obstinadamente, siendo igual mostra
el nmero de adversarios. Cada bando trataba de convencerme, cuando parte.
aparec, para obtener mayora. Recordando el adagio escolstico de que
cuando se encuentre una contradiccin debe hacerse una distincin, in-
mediatamente busqu y hall una que es la siguiente. Dije:
, . Sealar qu bando tiene razn depende de lo que ustedes entiendan
practicamente por dar vueltas alrededor de la ardilla. Si quieren decir
pasar de Norte, donde se encuentra, al Este, luego al Sur, despus al Oeste
Y. luego otra. vez al Nor~e, es indudable que da vueltas, pues ocupa posi-
ciones sucesivas: Pero, s1 por el contrario, ustedes entienden que consiste
en co~ocarse. prii:iero frente a ella, despus a su derecha, luego detrs.
despues la izquierda Y, finalmente, enfrente, entonces est del todo claro
que el hombre falla en su intento de dar vueltas alrededor de ella, pues
~ cau~a de los mp:imientos compensadores que verifica la ardilla conserva
ehstahsiempre. s~ v~e,ntre vuelto hacia el hombre y su espalda hacia afuera;
ec a esta
, dist1ncion
. no e t , ,
xis e ocasion para seguir disputando. As1, uste
d es estan en lo cierto y s , ltas
.d e equivocan segun conciban el verbo dar vue
en un sent1 o 0 en otro.
Aunque uno o dos de 1 d . oit1
como una artifi . os <:xcita os discutidores consider m1 opi 1_
bras ni e . c1osa. evasiva, diciendo que no deseaban un 1uego de P 9
xces1vas sutilezas esco l'ast1cas,
. d 10 que
sino la definicin estricta e
se entiende por dar vueltas, la mayora pare , . .
haba dividido la disputa. cto pensar que la d1st1nc1n
as, al Cuento esta trivial ancdota porque es un eJ e 1 d
:a. El h d 1 ,
deseo decir a ora e metodo pragmtico En prim 1
mp o pecu 1ar e lo que
,
.rrada . . er ugar, es un metodo
lado Para apaciguar las d1spu tas metafsicas que de otro mo d o serian
,
1ntermi-
nables.
o tra-
(..')
pero,
direc- El mtodo pragmtico en tales casos trata de interpretar cada nocin,
anera trazando sus respectivas consecuencias prcticas. Qu diferencia de or-
hom- den prctico supondra para cualquiera que no fuera cierta tal nocin en
) t del vez de su contraria? Si no puede trazarse cualquier diferencia prctica,
~dilla? entonces las alternativas significan prcticamente la misma cosa y toda
a uno disputa es vana. Cuando la discusin sea seria, debemos ser capaces de
igual mostrar la diferencia prctica que implica el que tenga razn una u otra
iando parte.
e que (WILLIAM J AM ES: Pragmatis1110. Trad . de Luis Rodrguez Aranda, Ed. Agu ilar, Madrid-

n 1n- Buenos Aires, 19 54 , pgs. 49 51.)
---
'

en dan
decir
Oeste

post-
rnsi~te
aetras,
claro
pues
serva
uera;
uste-
. . James filsofo norteame-
elt~S W1
. ll1am s el pr1nc1p
' . . al exponente
'
r1cano, e . Segn esta co-
d e1 pragmatJSmo.
, r una proposic1on
. .,
rriente fil~so ica,la medida en que
tiene. sentlido en
nd ucta en la medida
od1fica a co ' , 269
m d ce en la practica.
en que se tra u
VOCABULARIO
r.leJDEGGER, N
Trascendental. En la filosofa esco- fJ.
tv{x1co, 1e
"
A priori. Remite fundam.en.talmen~e lstica el trmino <<trascendental>>
a una forma de conoc1m1ento lo- }-lessEN, J: Tj
seala a los conceptos que supe- 8
gicamente anterior a la experie~~ia; ran en universalidad a las catego-
1958
se opone a <<a posteriori>>, adqu1r1do ~1ES WrLLIJ
ras, o que no son reductibles a JA. !v~Buenos A.1
'
por la experiencia. Tambin se pue- una categora nica. La nocin de
de indicar que el <<a priori>> se dis-
<<ser>>, la ms general que puede
NfARTIN, R.~
indicar que el <<a priori>> se distingue Tecnos, M
darse y atribuible a todo tipo de
del <<a posteriori>> como el conoci- ORTEGA y GA
entes, se identifica con sus propie-
miento racional del experimental. PoPPER, KAR
dades trascendentales: unidad, ver-
Sofisma. Razonamiento falso con Nstor M
la intencin de inducir a error. Se dad, bondad y para algunos tam-
TARSKI, ALFR
distingue de paralogismo, que ex- bin belleza. Segn Kant, <<trascen-
dental>> remite a todo conocimiento
de Emilio
presa tambin un razonamiento UNAMUNO, MJ
falso, pero no voluntario. que se ocupa, en general, no tanto
de objetos como de nuestro modo 11 Novelas,
Sofistas. Hoy la palabra <<sofista>> se
utiliza, en sentido peyorativo, para de conocerlos, esto es, conocimien-
designar a quien construye razo- to de las condiciones de posibili-
namientos capciosos. El nombre de- dad de formar nuestro juicio.
riva de una importante escuela fi-
losfica de la antigua Grecia (si-
glos v-iv a. de C.), menospreciada Velo de Maya. Hace referencia a
una fuerza milagrosa que en la re-
por buena parte de la tradicin a
causa del juicio despectivo que so- ligin de los Vedas originaba una
bre ellos emitieron Platn y Aristte- falsa ilusin. Tambin representa
les. De hecho constituye uno de los al mundo irracional e inexplicable.
m~m~ntos culturalmente ms es-
p.lend1dos de Grecia. Uno de sus m- Wittgenstein, Ludwig (1889-1951 ).
x1n:'os exponentes fue Protgoras a Austraco de nacimiento, profesor
quien se le atribuye la frase: el ho~
de la Universidad de Cambridge
bre ~s la medida de todas las cosa
Tarsk1, A~fred. Naci en 1901 Pr:~
a partir de 1929. Influye extraordi-
fesor pr1~ero en Varsovia, de~ , nariamente en el pensamiento con-
e~ la Universidad de Califo . P~?s t~mporneo y en especial en la
g1co matemtico Se d rn1a. o- filosofa analtica, en el anlisis del
car su teora se~ t. ebe desta- lenguaje, tanto lgico (Tractat~s
dad Y la doctrinan ica de I~ ver- logico-philosophicus) como ordi -
del lenguaje. de los niveles nario (Investigaciones filosficas).
'

'

LECTURAS RECOMENDADAS

)- flEJDEGGER, MARTIN: El sery el tiempo. Trad. de Jos Ga


1
)) Mxico, 19 51 . os, Fondo de Cultura Econmica,
- HESSEN, J.: Teora del Conocimiento, Ed. Espasa-Calpe e l ., A .
0
... 8s
195 . ' ecc1on ustral ' Buenos A1res '
a JAhiIES, WILLIAM:Pragmatismo. Trad. de Luis Rodrguez Aranda Ed A 1 M d d
.
Buenos Atres, 19 54. , . gu1 ar' a r1 -
MARTIN, R. M.: Verdad y denotacin. Trad. de C. Piera Gil y V. Snchez de Zavala, Ed.
Tecnos, Madrid, 1962.
- ORTEGA Y GASSET: Ideas y creencias, Revista de Occidente, Madrid, I959 8 .
- POPPER, KARL R.: El desarrollo del conocimiento cientfico. Conjet11ras y refutaciones. Trad. de
Nstor Mguez, Ed. Paids, Buenos Aires, 1967.
TARSKI, ALFRED: La concepcin semntica de la verdady los fundamentos de la semntica. Trad.
D de Emi1io Colombo, Ed. Nueva Visin, Buenos Aires, 1972. .
NAMUNO, MIGUEL DE: <<Tres novelas ejemplares y un prlogo>>, en Obras Completas.
11 Novelas, Ed. Escelicer, Madrid, 1967, pgs. 971-1o36.

14.1. SENTIDO DE LA SOCIALIDAD


14.2. FORMAS DE SOCIALIDAD
14.3. LAS CLASES SOCIALES

La socialidad expresin del carcter colectivo de la realidad


humana recuerda, en estratos inferiores, la concatenacin del mun-
do fsico y la ms evidente, aunque gradual, organizacin social
entre los animales. En el hombre constituye un rasgo caracterstico
de su naturaleza, que incide tanto en el mundo de las relaciones
interpersonales com~ en la constitucin de grandes estructuras:
familia, grupos, naciones, etc.
La sociedad humana ha presentado tambin una tpica organiza-
cin las clases sociales, con las peculiares relaciones de dominio y 1
1
expl~tacin ligadas a los distintos modos de produccin. 273
1

....
4

'~.
' .f

tJ,- ' f.
1
1
1
1

'
1
1

E xam inemos el nrimer


~
Eunto.
,. Esta socialidad
.
<luciremos este termino, no reconocido
- 1ntro . , d 1 . 1 d. b
por la Academia, como exp res~on de 1ne u .d1 le
tituyente carcter co 1ecttvo e 1a rea11 ad
y cons , .
humana supone, al 11ive1 antropo1og1co, la
ccin de una propiedad general de lo real:
proye ., . ., d d l
1 interconexton o 1nterrclac1on e to as as
c:sas. La concatenacin universal a que hemos
aludido n lecciones anteriores, segn la visin
dialctica. Todas las realidades fsicas interactan,
se muestran trabadas entre s; del mismo modo,
en la vida, hemos subrayado ya cmo no se con-
cibe a un viviente sin su relacin con el medio y
con los otros vivientes, como un elemento dentro
de la totalidad que designamos como biosfera.
Ahora bien, entre los animales distinguimos
diferentes grados de socialidad, segn la in-
dependencia en que se encuentre el individuo
respecto a los dems miembros de su misma es-
Tras haber analizado algunos problemas re- pecie. Ciertas formas de vida animal nos apare-
ferentes al conocimiento, entramos ahora en el cen ms indiyidualizadas; otras, ms dominadas
estudio de nueYas dimensiones de la realidad por el signo de lo colectivo. Un grado mximo 1
antropolgica: el examen de los aspectos socia- de absorcin del individuo lo encontramos en
les y morales de la existencia humana. En la los insectos sociales. La colectividad trabaja en
presente leccin, en este sentido, nos incumbe equipo, y surgen no slo funciones, sino for-
contempiar la perspectiva social. mas anatmicas especializadas correspondiendo
En principio, este empeo nos abre dos gran:- a la divisin del trabajo en los individuos que
des horizontes: componen la colectividad. Por ejemplo, una
a) Debemos preguntarnos por el exacto sen- obrera, en un hormiguero, es distinta de ~na
tido de esta sociabilidad en la existencia humana. guardiana o de una reina. Otras formas de vida
Es decir, por qu es el hombre un ser social? animal, en cambio, nos aparecen ms solitarias,
y en qu medida su realidad queda afectada
c~n una mayor autonoma respecto a los con~
por esta dimensin de la sociabilidad? generes.
b) Tendremos que indagar, en consecuencia,
Qu diremos en el caso del hombre? Para
en qu estructuras cristaliza tal condicin social en
d
enten er la vida humana habra que insistir
274 de la realidad humana.
estos dos aspectos contradictorios:
' 1
1
1
1
1
1

ld a) Se ha subrayad o c mo el hombre, en su
condicin de persona, que ser estudiada pos- Q L1 iz, a estas alturas del curso, huelga ya
lo
insistir en los problemas biolgicos. Hemos
le teriormente, emerge sobre cualquier dimensin
visto cmo el hombre es un animal prematuro,
td colectiva, en cuanto autor y responsable indi-
nacido en un peculiar estado de invalidez; cmo
la vidual de su propia vida.
esta prematuridad significa, complementariamen-
,l : b) Pero hay qu~ sealar, si cabe con mayor te, una plasticidad capaz de un desarrollo, que
lS energa, que la realidad humana y su despliegue no se produce en la rigidez de anteriores formas
)S slo es posible dentro de la colectividad de los animales. Ahora bien, de aqu se concluye que

>n hombres. la plenificacin de las potencialidades humanas


n, As, al hablar de la comunicacin, nos tro- solamente se puede dar a travs de un proceso
o, pezbamos ya con este gran hecho. La madura- de crianza y de educacin. Este lleva al recin
- cin del ser humano, en la misma lnea de cier- nacido, y al nio, a la realidad humana plena;
y tos mamferos~ pero con una intensidad inmen- pero, al mismo tiempo, lo orienta y con.figura
o samente mayor, solamente es posible a travs segn determinadas estructuras o normas cul-
a. de una relacin que sumerge al recin nacido turales .
)S en la cultura humana. La experiencia de los
n- nios lobos>>, de recin nacidos abandonados
lO en la naturaleza y criados por animales, Jos cua-
~s- les han permanecido en el nivel de .1~ animalida~,
:e- muestra la imposibilidad de adquirir esta plen1-
.as ncacin humana sin tal contacto interpersonal .
10 Ello en el nivel ms radical. En el normal
~n desarrollo de la existencia humana es indudable
. .n que el despliegue de nuestra cultura Y nue~tra
r- . . s1gninca
superv1\renc1a . .c. un a empresa colectiva.
.
1o Vamos a entrar, pues, en el estudio de estos dts-

_ie tintos aspectos.
3a
:1 '
La socialidad del hombre se inscribe en una
a triple perspectiva:
~s, . b. l '
a) En las exigencias 10 og1ca s mismas de la
o- realjdad humana.
b) En la condicin del hombre como ser
. .1. ti. tuye el primer nucleo de organizacin social, a
cultt1ral La tam1 ta cons a1 ' .
travs del cual el individuo se inserta en los grupos soc1 es m as
1
..e!, En los Qroblemas existen cia es de la con-
amplios.
275
dic1on humana.

'
1
1
1
1
1
unos hbitos y un lenguaje que son productos cua
Una primera forma de sociedad se nos hace resl
culturales colectivos. Tambin ha recibido la
.qu presente, vinculada al desarrollo biolgico, I

. ltnpronta de la relacin personal con sus proge- s


)Sqt1ico y cultural del hombre. Esta sociedad un~
nitores o cuidadores. Ello hace que forzosamen-
~st representada por la familia y por la orga-
te tenga que seguir viviendo en colectividad; a~
1izacin educativa. La insercin del individuo cul1
aun en el caso de que quedara aislado por un acci-
dentro de una relacin social constituye un ele- tos
dente, vivir siempre en una ntima y constitu-
bent<) ineludible para la subsistencia y madura- gra
cin. Expresivamente se ha hablado, en este tiva compaa del grupo humano en que ha
nacido y de los seres que han impulsado su for- qu9
entido, de un <<tero social>>, dentro del cual sar
el individuo prematuro completa su formacin. macin y desarrollo.
El paso a la vida adulta no supone el aisla- la
En esta lnea se manifiesta la especial relacin nid
entre el hijo y la madre, que, como hemos visto, miento, sino, por el contrario, normalmente,
la integracin y colaboracin en la vida del gru- de
atiende no solamente a su alimentacin, sino a los
su proteccin y cuidado. Pero, junto a la madre, po. La cultura humana se basa en la produccin
de bienes que permiten nuestra subsistencia a del
aparecen otras figuras protect<;>ras )' educadoras. lec
As, en nuestra sociedad, que ha institucionali- travs del trabajo, y este trabajo representa

una empresa colectiva que multiplica el ren- t1p1


zado el matrimonio monogmico, la figura del
padre. En otras sociedades (por ejemplo, en las dimiento del esfuerzo individual. Tal carcter B
te . . . . . 1

sociedades primitivas en las que se da la <<ig- colectivo del trabajo humano se desarrolla des-
de la cooperacin ms simple (cuando un grupo abs
norantia paternitatis>>) puede asumir esta fun-
de individuos rene sus fuerzas para mover un lect.
cin complementaria otra figura, como es algn
hermano de la madre. En todo caso hay, como tronco), hasta la divisin tcnica y social del Po9
trabajo que encontramos en nuestra sociedad pla
vemos, una posicin del individuo desde su
industrial, en la cual los individuos desempean Es
nacimiento en un contexto de relaciones socia-
les materno-filiales y en otras de un orden ms tareas profundamente diferentes y jerarquiza-' hu

das. Incluso en las formas de vida primitiva, Cle


genrico, como la figura del educador, que tam-
bin reviste formas diversas a lo largo de nues- del Paleoltico, tenemos que representarnos la se TI
caza de los grandes animales como resultado pro
tra historia.
La organizacin familiar y educativa, en ml- de la actividad conjunta y organizada de un ang
ples variedades e institucionalizaciones, se mues- grupo de cazadores. La etologa nos demuestra tud.
tra como un primer y radical componente de que as actan algunos depredadores. Por otra Fro1
la socialidad humana. En virtud de ello podemos pa~te, parece que pronto en la evolucin de la es l

decir que tal socialidad resulta inevitablemente nue~


cultura humana se fue introduciendo una cierta
inscrita es algo que ya tambin anteriormente diferenciacin entre las actividades de caza que hast
hemos apuntado en el fondo ms profundo trav
asume el varn y los trabajos que va desarro,
de la personalidad. El individuo ha adquirido lllac
llando la mujer y posteriormente los esclavos,

1
1
1
1
1
1
cuando esta institucin surge en la hi t 1
s or1a como
resultado de la guerra. hombre se encuentra con la necesidad de cons-
Si la produccin ~e bienes materiales ha sido truir su propio destino. Este no le viene marca-
una empresa colectiva, con mayor inten d d do, como en e] caso del animal, por un progra-
, . Sl a
ma heredado. A partir de esta situacin se gene-
an po driamos afirmarlo de algo esencial en la
cultura humana, la produccin de conocimien- ran entonces intensos problemas que afectan a
, . la dialctica del individuo y del grupo, o tam-
tos, tanto practtcos como tericos. As los
bin a su relacin con el otro.
grandes mitos y ritos son un producto cole~tivo
En un aspecto positivo, el hombre busca la
que define a una comunidad. Tampoco el de- comunicacin, la compaa y el amor como
sarrollo de la ciencia moderna es concebible sin trascendencia de su soledad y posibilidad
la existencia de lo que designamos como comu- de plenificacin. En este sentido, realiza ges-
nidad cientfica. E l len g u aje, unido al desarrollo tos que pueden llevarle al xito o al fracaso, en
de nuestro pen samien to, a la comunicacin entre que puede trascender su incomunicacin o regre-
los hombres y la con siguiente transformacin sar an ms slidamente a ella tras haber vivido
del mundo, significa uno de los _p roductos co- la frustracin. Se trata de un esfuerzo de contac-
lectivos ms importan tes y que m s h ondamente to interpersonal.
tipifican nu estra iden tidad colectiva. En otra dimensin ms amplia pretende tam-
En las an teriores con sideracion es hemos con- bin el hombre realizar proyectos colectivos y
templado al hombre inm erso, de un a manera experimenta entonces el sentido de la solidari-
absolutamente esencial, en el sen o de la co-
lectividad, tanto biolgica com o culturalmente.
Podramos aadir t o d ava la relacin que se
plantea resp ecto a la problemtica exist.encia~.
Es decir a las dimensio nes de la ex1stenc1a
'
human a que surgen cuando el hombre tom a con-
ciencia de su co ndici n de existente, cuando
se percibe a s mismo como realidad con toda la
" plica la
problemtica que esta percepc1on. im fi. .
de la ni-
angustia de la libertad, la conciencia E . h
'1 r1c
tud. El filsofo psiquiatra Y soci~ ogo
' d 1 vida humana
Fromm ha subrayado
.
que to
d

1 mbram1ento e
. d
es un proceso t:ont1nuo e u
d
el
nto
nac1m1e
nuestra individualidad. D es e a .. :i nit'1o salvaje, de Truffaut. El individuo que
hasta la separacin de los pee hos maternos, Escena del film E t la sociedad aparece privado del len-
. 1 fir- . del contac o con .
t , d 0 1 enc1a en a crece tuera ,
e y de los demas pro
duetos culturales colectivos.
raves de la crisis de la a ese ' l'd d el guaJ
.,
tnac1on persona 1 a '
creciente de nuestra


....

'
1

''
1
1

dad en este empeo integrador. Lo que al nivel Todos somos casos lmite de un grupo hu.
man o. N o slo del grupo humano en el que
de la reflexin anterior poda aparecernos como
convivi mos, sino, sobre todo y ante todo, de
pu ro aumento del rendimiento personal se nos . ' .
ese m i nscu lo e 1mporta nt1s1mo grupo humano
presenta ahora con un sentido moral y antropol- que cua ndo tu v o lugar nuestra aparicin sobre
gico: la unidad de los hombres que buscan una esta tierra termin de hacernos, es decir, organiz
,
empresa comun. nuestra mente, la d isposici n de nuestras neu-
Pero tambin esta dimensin colectiva puede ronas en el cerebro, la dinmica de nuestros
ser vista como claudicacin del hombre. T al afectos, con arreg lo a unas pautas determinadas.
ocurre cuando la realidad de lo colectivo es Las mismas pautas q u e en este pequeo y para
buscada regresivamente, como un refug io ante la nosotros trascen d enta l g rupito humano, al que
angustia de nuestra responsabilidad y del de- debemos el ten er una c ierta dosis de inteligencia
sarrollo de nuestra personalidad. Entonces la y por el c u al som os hombres, haba recibido, a
colectividad n o aparece como un horizonte de su vez, de su s prog enit o res. Y stos de las gene
realizaci n solidaria, sino como un retorno al racio nes preced entes, et c. Al nacer fuimos aco-
claustro materno, a la proteccin inicial, como g idos por un mundo, a cambio de que nos in-
una evasin del desamparo en que el hombre corporsemos a su manera d e ver la realidad,
necesita afirmarse. Surge as la forma gregaria su forma de p erci bir el universo. Con la existencia
de lo colectivo, que ya hemos tenido ocasin de se nos dio una especie de programa, como a
los cerebros electrni c os, segn c uyo panorama
comentar, aquella que tan despectivamente ca-
tene mos qu e filtrar la realidad en to rno, dejando
racteriza Unamuno y que gran parte de la filo-
fuera unas cosas e in c orporando otras. Cuando
sofa de la existencia ha percibido con este sen- este prog rama no atae a lo que se ha de per
tido de negatividad . Recordemos as las ideas cibir, sino a lo que se ha de hacer, esto es, a las
de Heidegger sobre el <<uno>> (uno dice, uno r1or mas de c onducta, hablamos del superyo
cree ... ), sobre lo impersonal, el anonimato en Todos t enemos incorporados en lo ms hondo
que se sumerge el hombre de nuestra poca. Y rle nuestro ser un super-yo colectivo, el super-Y
que traducen en fuerte medida las tendencias, hispnico . Y, durante la vida, nos vamos, bi~n
segn las cuales pretende llevarnos una sociedad que mal, arreg lndonoslas con l, en obedrencra
de consumo, de propaganda y manipulacin. 0 en rebelin, atemorizados o impertinentes, tra
No es, sin embargo, sta la nica, ni menos an ta ndo de conciliarnos su benevolencia y a veces,
la ms profunda y verdadera, realidad de lo ro n osada, intentando nada menos que modi
colectivo en la existencia humana. Los aspectos f1carlo.
comunitarios como cooperacin solidaria, como cuentro.
creacin de proyectos comunes, como esfuerzo J U A N ROF CARBALLO El hombre como e~97.49B
Ed1c1ones Alfaguara, Madrid. 1973. pgs.
unitario , se presentan en realidad como la ni-
ca posible realizacin del hombre, partiendo del
hecho radical de nuestra socialidad.
.4
\

!J -
y0 no puedo

permanecer mucho t "iern
. po n1
.
Je en un teatro n1 en un cine; apenas pu d 1
, d. e o eer
e un per10 1co, raramente, un libro moderno,. no
o puedo compren d er que placer y qu alegra
e buscan los hombres en los trenes y en los hoteles
r, abarrotados, en los abarrotados cafs con u
~O
.d na
- msica estr1 ente y sofocante, en los bares
DS variets de las elegantes ciudades de lujo e~
S. las exposicio~es mundiales, en las carreras: en
a las conferencias a los sedientos de saber en los
Je grandes stadiums. Yo no puedo cornpr~nder ni

compartir todas estas alegras, que a m ya me
'a parecen inaccesibles y por las que mil otros se
.., - afanan y atropellan . Y, al contrario, lo que en
p- mis raras horas de alegra me sucede; lo que para
- m es delicia, acaecimiento, xtasis y exaltacin ;
, lo que el mundo conoce y busca y arna ms

1a en la poesa, le parece loco en la vida . Y en efecto;


si el mundo tiene razn, si esta msica de caf,
~: si estos placeres multitudinarios, si estos ameri-
. . ,
~o can1smos tienen razon y contentan a tantos
o hombres, entonces soy yo el que no tiene razn ,
r- el que est loco; entonces soy yo el verdadero
Deca Aristteles que el hombre es un animal
es lobo de ta estepa, como suelo llamarme a m
poltico (no.A.ztzxov (c:ov). Los latinos afirma-
P mismo muchas veces; la fiera descarriada en un
o mundo extrao e incomparable para ella, que ya ban que era un <<animale sociale et polit1cum>>
no encuentra su patria , su aire y su alimento. Acabamos de ver el sentido de esta afirmacin
[~ desde mltiples puntos de vista, cmo la socia-
fa HERMANN Hesse: El lobo de la estepa Obras lidad es parte esencial y constituyente del ser
Completas, 111 . Trad de M 1guel Chamorro, Ed . humano. Desde esta implantacin radical en la
~
1-
Aguilar, Madrid, 1961 , pg 680.
sociedad se dibujan dos grandes modos de
realizacin.
a) El mundo de las relaciones interperso-
nales, en que la conexin social nos aparece
ro,
como un contacto directo entre el yo y el t,
J8.
como amor, dilogo, convivencia; tambin como
odio, envidia, guerra y como relacin entre el
seor y el esclavo. 279
....
\

1
1
1
1
1
1
1
sociales que se producen en u~, ra~io reducido,
b) En un mbito ms amplio que el de la dentro del cual acta la relac1on interpersonal
directa relacin interpersonal aparece el mundo
que ha sido ya comentad an~eri~~mente, y aque-
de las grandes estructuras, en las cuales cris-
llas otras formas de organ1zacion mucho ms
taliza de formas mltiples la condicin social
amplias como es el ca~o de la nacin, el partido
del hombre.
poltico o la clase social que .des??rda~ to-
Ambas modalidades se proyectan sobre la
talmente el mbito de la comun1cac1on directa
vida individual. A travs de la convivencia se
define una dimensin de nuestra vida, consti- y personal.
tuida por el ser para los otros y ante los otros.
Esta dimensin fue analizada, e incluso en al- Las primeras estructuras pueden ser desig-
gunos momentos vivida dramticamente, por nadas como grupos. Dentro de ellas alcanza
Unamuno, designndola como teatralidad de la un significado especial el grupo familiar, re-
existencia humana. Apunta a la mscara que la sultado conjunto de los fenmenos de sexua-
relacin en el escenario social impone a nuestra lidad, reproduccin, crianza y educacin del:
personalidad y que puede llegar a definir for- nio. Tal grupo ha sido objeto de configuracio-
mas peculiares de alienacin. Sobre todo cuando nes e institucionalizaciones muy diversas a lo
tal mscara, tal ser para los otros, se apodera -largo de la his.t oria. As ocurre con la familia
de nuestra intimidad y nos vaca de ella, nos monogmica, poligmica y polindrica, con las
inautentifica. Incluso, como seala el mismo Mi- formas de parentesco matrilineal o patrilineal.
guel de Unamuno, se apodera de nosotros en la Pero, en todo caso, dicho grupo se manifiesta
soledad, definiendo el fenmeno del teatro ante como una constante de las distintas sociedades
uno mismo, cuando, a solas, seguimos represen- q~e histricamente conocemos, a pesar de sus
tando ante nosotros la parodia de las relaciones diversas formas de cristalizacin.
sociales. Junto a esta estructura social encontramos, sin
En este sentido, la psicologa social, desde embargo, otras formas de agrupamiento con
un punto de vista cientfico, ha estudiado los caracteres ms circunstanciales. Constituidas
conceptos de <<status>> y de <<rol>> en el individuo, unas veces voluntaria y deliberadamente con
as como su influencia sobre el comportamien- arreglo a finalidades colectivas que caracterizan
to. Entendiendo por status la posicin dentro el grupo: una banda de delincuentes un equipo
de la jerarqua social y por rol el papel que deportivo, un grupo de trabajo. For:nadas otras
asumimos en el contexto de las diferentes rela- veces a consecuencia de hechos accidentales:
ciones que se desarrollan en nuestra vida.
los superv1v1entes
de un naufragio reunidos en
una barca. Proyeccin, en otras ocasiones, de
A partir de la socialidad del hombre surgen las fe ' ,
no~~nos sociales ms amplios sobre un ar~a
formas de organizacin colectiva. Podemos
numerica en que la comunicacin se hace post~
280 distinguir, en este sentido, entre los fenmenos bl 1 .,
e; ta ocurre con la escuadra dentro.del e1er-
citQ, el piquete en un grupo de trabajadorc') r~ciones colectivas, llcnt r() d e la s cuales se
a clula dentro de un partido o la clase en el (lescnvl1elvc la vitla hu1nana . 1'4:r1 este senticlc..>
interior de la organizacin escolar. En todos es- aparecen cstrl1ctt1 ras s<Jciales rn ltip1es, c1uc res-
tos casos interesa comprobar cmo el compor- ponden a la variedad ele aSJ)CCt (>S ele nuestra
tamie~t,o del individuo re~ulta afectado por cultura y realidad fsica. l)cscle las comunida-
la acc1on del grupo. Se establecen diversas des de creencias, como pueden ser las iglesias
relaciones entre lo.s componentes del grupo y y sus diferentes formas de instituc1onali~acin,
stos asumen y reciben, como en los fenmenos hasta lqs fenmenos sociales determinaclo:s por
de liderazgo o caudillaje, roles y tareas espec- la relacin del grupo humano con el territorio.
ficas en el funcionamiento conjunto de esta mi- A su vez, este ltimo aspecto abarca desde el
crocolectividad. La dinmica de los grupos ha nomadismo inicial del hombre, vagando por
' sido objeto de amplio estudio en los ltimos extensas zonas en las que busca los recursos
tiempos. Las sesiones de dinmica de grupos necesarios para la subsistencia, hasta las grandes
permiten una investigacin experimental de los megpolis. De este modo se ha ido transitando
fenmenos a que aludimos. Por otra parte, la por diferentes formas de asentamiento y agru-
aplicacin de estas investigaciones a mltiples pacin que definen estructuras sociales tpicas:
aspectos de la vida humana resulta de un inte- la aldea, el burgo, la pequea ciudad, los mag-
rs palmario. As ocurre con la psicoterapia* nos fenmenos urbansticos.
de grupos, que ha llevado los fenmenos del
La sociologa del urbanismo ha experimenta-
tratamiento mental, de la rbita puramente dia-
do tambin un importante desarrollo en nues-
lgica de la terapia tradicional, al mbito micro-
tro tiempo. Ha sido objeto de ingeniosos en-
social. En pedagoga, por su parte, presenta el
sayos, como los de Desmond Morris, que pre-
mayor inters el anlisis de los fenmenos que
sentan a nuestras grandes ciudades como un
se producen dentro de los distintos grupos es- <<ZOO humano>>, en el que la acumulacin de
escolares, como la clase, el seminario, el grupo los hombres acrecienta su agresividad, al igual
de trabajo pedaggico. ., que ocurre con los animal~s enjaulados. En
La psicosociologa familiar tamb1en resulta todo caso, el tipo .de comunidad, rural o urba-
iluminada por la dinmica de los grupos, h~ na afecta profundamente a la psicologa del
bida cuenta de que en este caso se parte de si- individuo, a sus relaciones con los dems, )' di-
r
s tuaciones biolgicamente definidas como las sea modos peculiares de realizacin de la so-

de padre, madre o hijo. Pero despus se produce ciedad, naturalmente unidos tambin al modo
1 una reestructuracin dentro del grupo de roles de produccin.
p
.... Ytareas, de conflictos y de fenmenos d~ atrae
a , . d muy diversos. Dentro de la cnorn1c varieda~ de con~~ura
c1on que pueden asumir sent1 os
- ciones que en nuestra vida colect1v~a se or1g1nan, 281
- En otro nivel surgen las grandes configu-

1
1
1
l

''
1
1

territorio, mantenan una personalidad propia


podemos sealar como estructuras de mxima que no e)..clua su sentido comu1!-itario con el
relevancia sociolgica dos tipos:
resto de los espaoles.
a) Los fenmenos de identidad colectiva
por razones histricas, culturales y de pro- Si la conciencia nacional es un fenmeno fun-
yectividad comn, que trascienden o relegan damentalmente cultural, ligado a los aspectos
a segundo lugar las diferencias de clase entre
ms diversos, desde su vinculacin a la tierra
los componentes de dicha comunidad.
y a la economa hasta el lenguaje, el estado cons-
b) La aludida estructura de clases * que re-
tituye, en cambio, un hecho poltico organiza-
corre las sociedades que histricamente cono-
tivo. Representa una organizacin unitaria del
cemos.
poder que abraza a una serie de conciudadanos.
Al primer aspecto corresponden los concep-
tos de nacin, estado, patria. Al segundo se Poder expresado en la comunidad de gobierno,
refiere una lucha interna dentro de cada estado de legislacin y <;le poder judicial, aunque se
y tambin una pugna internacional decisiva en admitan ciertas variantes dentro de esta unidad
la dinmica de nue~tra poca. Entre ambos r- global.
denes se establecen una serie de relaciones y ten- El estado ha asumido en ocasiones la idea
siones que tambin son capitales en nuestra de nacin; sin embargo, es preciso reconocer
existencia poltica. histricamente la existencia de estados pluri-
La conciencia nacional viene definida por nacionales. En gran parce, el desarrollo de los
el encuentro de una identidad colectiva en el estados modernos se ha realizado apagando las
seno de una cultura comn, considerada como realidades pluralsticas de las cuales haba bro-
un patrimonio heredado y tambin como un tado, y que el centralismo burocrtico no ha
proyecto de desarrollo de cara al futuro. sido capaz de asumir en forma de una conviven-.
La lengua, sin duda, constituye un aspecto cia colectiva. As ha ocurrido en Espaa con
decisivo de esta identidad cultural. Hemos in- el centralismo. Se fue imponiendo desde los
sistido suficientemente en sus valores como dep- Barbones, siguiendo el modelo absolutista fran-
sito de una sabidura colectiva. Tambin lo es cs. Modelo no slo muy distinto, sino incluso
el territorio, al posibilitar las relaciones propias opues~o a la anterior estructura profundamente
de una comunidad; a travs de sus caracters- ~ivers~ficada de la monarqua espaola Y del
ticas genuinas de paisaje, clima y recursos, in- imperio espaol.
fluye sobre los hbitos colectivos. En el estado, en consecuencia, se presentan
Sin embargo, este orden de hechos es extraor- relaciones de dominacin que penetran .l~s
dinariamente fluido. Judos y moros se conside- estructuras sociales humanas desde la familia
raban como formando naciones dentro de la hasta las clases sociales. Est~s relaciones son,
Espaa pluralista anterior a su expulsin. Inde- por una arte, relaciones de dominacin interna
p~ndientementc de su adscripcin singular a un en el sentido que acabamos de indicar; P.r
~ Y\ cluOA ~u--- "' ~ e; V2rv.. v ~ '1

(}/ , ~:\e '<~ '\'\ \."- '~k~ X(,,,\ A


1
1
1
1
1
1
1

otra, relaciones de dominaci1: ~xterna entre


1

diferentes estados. Tal dominio interestatal Ahora bien, dentro de las realizaciones colec-
1os f h , . tivas que acabamos de sealar, el estado, la na-
h pasado por ormas istoricas muy distintas
cin, el sentimiento de patria, conviven intere-
d:$de el tribu.to Y,
el vasallaje entre estados:
ses que en realidad son profundamente antag
hasta la colonizac1on y destrucci9n del poder
nicos: los representados por las diferentes cla-
. dependiente de stos.
in , 1 f ses sociales. Las clases dominantes tratan de
En nuestra epoca, a orma habitual de do-
identificar sus intereses propios con los del es-
minacin es la econmica. Asistimos a la explo- tado o de la nacin. As manejan el aparato del
tacin de los pases del Tercer Mundo por parte estado hacia la conquista de mercados, que per-
de las potencias industriales avanzadas. Fen- miten su enriquecimiento. Vinculan el concepto
meno que hace crecer las distancias entre los de patria, de nacin o de identidad colectiv~, a
pases rico~, y pobres e~ lugar de avanzar hacia su cultura, a sus propios usos y formas de vida.
su nivelac1on. Los paises del Tercer Mundo Manejan desde aqu a las masas populares, como
aparecen fund~mentalmente com o pro~uctores fuerza de trabajo o de combate, al servicio de
de materias primas y de fuerza de trabaJO bara- su enriquecimiento y de su poder.
ta. Los pases en vas de desarrollo sostienen la
economa de los pases ricos por la emigracin
de su5 trabajadores, que realizan las tareas de
menor cualificacin. Reciben, en cambio, una
cierta implantacin del desarro llo tecnolgico,
que no les da, sin embargo, un verdadero acceso
a las claves de ste.

El concepto de patria se refiere a la p:ofunda


vinculacin del hombre con la comunidad de
la cual se considera solidario. Puede darse en
radios distintos de amplitud, desde la identifi-
., con la pura nac1ona
cac1on l1'd a d hast a su asun-
cin en entidades colectivas en las cuales co~-
.
v1ve una pluralidad de naciones. 1c D . ha comun1-
.
.
dad enriquece . d
la di vers1 a d d e personalidades
afectadas por profundos y e nitiv
d fi os caracteres
_
. , 1
comunitarios. Tal seria e caso e d Espana como
, b.
.
comunidad de pueblos o 1nc uso, 1 en un , am ito
h.
Trabajador grante en Pars. Los pases del Tercer Mundo y
tnm1
, de desarrollo
, ., n los paises is- en v1as , proporcionan
. mano de obra barata y poco
mas amplio, la identificac1on co cualificada a los paises ricos. 283
Pnicos o con Europa.

''
1
1
1

''
es sta la verdad, la pura verdad trascendental
El hombre es, por naturaleza, un animal poltico
sobre la vida humana? Magnfico o hu,milde,
o social, y eso aun cuando los hombres no nece-
para el hombre, vivir es, en su raz misma, haberse
siten en manera alguna de la asistencia recproca
de los unos y los otros; pese a ello, desean vivir quedado solo -conciencia de unicidad, de exclu.
juntos. Al mismo tiempo son llevados tambin sividad en el destino que slo l posee-. No
a una por el inters comn, hasta tal punto que se vive en compaa. Cada cual tiene que vivir
cada uno realiza una parte de la vida buena. por s su vida, apurarla con sus nicos labios,
La vida buena, pues, es el principal intento de la como una copa llena de lo dulce y lo agrio. A
sociedad, tanto de manera colectiva respecto de uno le pasa hallarse acompaado; pero el pa-
todos sus miembros, como en un sentido o dimen- sarle a uno no admite copartcipes.
sin individual . Pero tambin se unen y mantienen Y, sin embargo, no puede dudarse de que hoy
la asociacin poltica con la finalidad exclusiva de experimentamos un inesperado cambio de di
vivir, porque sin duda hay tambin algn elemento reccin. Desde hace dos generaciones la vida
de valor en el mero estado de ser vivo, supuesto del europeo tiende a desi ndividualizarse. Todo
que no haya un exceso demasiado grande en obliga al hombre a perder su u ni cid ad y a hacerse
el aspecto de dificultades de la vida, y es evi- menos compacto. Como la casa se ha hecho
dente que la masa de la humanidad se apega porosa, as la persona y el aire pblico -las ideas,
, .
al vivir aun a costa de soportar muchos sufri- propos1tos, gustos- van y vienen a nuestro
mientos, lo cual demuestra que la vida contiene travs Y cada cual empieza a sentir que acaso
alguna medida de bondad y de dulzura en su l es cualquier otro. Es esto slo una finta, un
naturaleza esencial. cambio transitorio, un paso atrs para dar un
brinco ms alto de individualizacin? No se sabe,
ARISTTELES : Poltica. libro 111, cap. IV, en
Aristteles, Obras. Trad. de Frencisco de p Sa- pero es un hecho que a estas horas gran nmero
niaranch, Ed Agurlar, Madrid, 1964, pg. 1461 . de. europeos sienten una lujuriosa fruicin en
~eJar de ser individuos y disolverse en lo colee seg
tivo. Hay una delicia epidmica en sentirse masa, ti tu
La historia de Europa ha sido hasta ahora una
en . n~ tener destino exclusivo. El hombre se ti
educacin y fomento de la individualidad. Se soc1al1za.
haba propuesto que la vida tomase cada vez
con mayor intensidad la forma individual. Es decir tno
que a1 vivir cada cual se sintiese nico. nic~ JOS RTEGA y GASSET: Socializacin del h~rl1~ qui
en el goce, como en el deber y en el dolor. Y no bre, en Obras Completas, tomo 11, Ed. Revist les
- - .l
de Occidente, Madrid, 1963 6 , pg. 745.
ent
tint
1s

284
1
1
1
1
1
1
1

s~ ,han sucedido los siguientes modos de produc-


c1onEl. el . ese1avista,
el feudal y el capita1ista.
primero de ellos est basado en la fuerza
de tra.bajo de los esclavos. Produce, en conse-
cuenc~a, una divisin fundamental entre los hom-
bres libres y los esclavos, habida cuenta de que
el esclavo es una pura mquina de trabajo ca-
rente de personalidad y de derechos humanos
ante la sociedad.
El modo de produccin feudal se manifiesta
en el. contexto de una sociedad profundamente
rural~za~a y agrcola. El trabajador posee sus
propios instrumentos de produccin. Sin embar-
go, su produccin est sometida a unas-relaciones
de dominio poltico. Debe entregar parte del pro-
ducto de su trabajo al seor feudal. Este asume
la defensa del territorio, aunque para ello tenga
tambin, en ocasiones, que reclamar la contri-
bucin militar del siervo.
A este modo de produccin sustituye, en un
lento proceso, la aparicin del rgimen ca-
pitalista. El trabajador, como nota caracters
Las ltimas consideraciones muestran )a el tica, ya no es dueo de su instrumento de tra-
segundo gran orden de fenmenos que se cons- bajo. Los medios de produccin que caracteri-
tituyen en la socialidad del hombre: la estra- zan a la gran industria, constituyendo el capi-
tificacin de clases. tal industrial, no son propiedad de los trabaja-
En la historia de las sociedades que. , conoce-
. , dores. Estos aportan, entonces, al proceso pro-
mos se nos presenta una diversi~cac1on er~r- ductivo sus fuerzas de trabajo. Es decir, su ca-
qu1ca del disfrute y acceso a los bienes materia- pacidad fsica e intelectual, que se ejercita du-
le8, el poder, la cultura y el prestigio que se da rante la jornada de trabajo, recibiendo un sala-
entre los miembros de una sociedad. Los dis- rio como contrapartida de su prestacin. As
tintos niveles de privilegio o relegacin definen se produce el fen~meno. de la plu~vala, que,
en sus trminos mas sencillos, podriamos repre-
las diferentes clases sociales
. . omprender esta sentar como una produccin de valor econmico
El cr1ter10 fundamenta1 para c 1 que no revierte sobre el trabajad_or, sino que con-
estratificacin de clases nos viene dado por e
"" , 0 de cada tribu)e al enriquecimiento creciente del propie- 285
4'odo de produccin caracter1st1c .
. h. occidental
Poca histrica. En nuestra 1storia
tario de los medios de produccin. El trabaja- Tercer Mund o o en v as de desarrollo. Pero en lo
dor, en el capitalismo clsico, fundamentalmen- en todo caso ha determinado la necesidad de ciuda
te reciba un salario de subsisten cia, que permi- convertir tambin al t rab ajador en un consumi- de lo
ta la continuidad y reproduccin de la fuerza dor dentro de los pases av an zados. actual
de trabajo, y el expedien te ms sencillo para la Tal fenmeno se vincula, por una parte, a en qu
obtencin de esta plusvala consista en la pro- los mecanismos de p ro p aganda, que alimentan y de h
longacin de la jornada de trabajo. necesidades en much os casos mu y discutibles,
y, en segundo lugar , a un nuevo modo de ex- Tan
Sin duda, estos p lanteamientos se han modi- plotacin, que se con sigue a travs de la ganancia dan o
ficado en el neo capitalismo actual. La sobre- en la venta d el pro ducto. Se elaboran, en este caso, la ant
produccin ha determinado el acopio de exce- p roductos que, si bien satisfacen las aspiracio- nido :
dentes que requieren la amp liacin del mercado. nes a un nivel mnimo , no obstante como las zo
De este modo se extienden bienes, anteriormente vemos, por ejemplo, en la industria auto1110- resid u

patrimonio exclusivo de las clases dominantes, vilstica actual , tien en una v ida suficientemente captta
a los trabajadores mism os . T al aumento de pro- corta para que la n ecesidad de adquisicin se el sec
,
ductividad se basa, en g ran p'arte, en el fenme- reproduzca en el tiemp o ms breve posible. As estos
no q ue an teriormente indicbamos de traslado man tien en la n ueva d ependencia adquisitiva, metidc
de la explotacin ms directa a los pases del b ajo la presin social propagandstica y la im- pro ces
posici n de m o d os de vida que favorecen los P or

in tereses cap italistas de la gran industria. tipos
se ctot1
El an tagonism o que acabamos de describir las so
en tre p ro letariad o y capitalismo constitu}'e el de las
s~strato bsico d e nuestra organizacin cla- Al ~
sista. Sin embargo, d e hecho resulta sta mucho la emp
ms compleja en las formaciones sociales con- tal y 1
cretas q ue p o d em os considerar es decir, en las d el fun
verdad eras realidades histric-sociales, ~n las infe.rio.
.,
cu.ales el m o do de produccin capitalista se c1o n y 4
asienta. sealar,
De ~echo acontece que, en una comunidad o empl
determl!lada, coexisten di stintos modos de pre: fi g ura e
d uccin. As sucede con la produccin ag.rif.OJa, rninant1
5=0 n el fenmeno del campesinado, en el cual; Al S<:
La eco no ma neocapitalista est basada en los mecanismos de
propagand a y en Ja caducidad de sus productos, qu e de ben ser 1o "~eces, se- perpetan forma s casi feudales, P? fesionc:
,....
p renovados peridicamente. 0 ractofl d e alta
menos, to rmas preindustriales de exp
en los minifundios. Esta diversidad entre la
ciudad y el campo constituye sin duda uno seanza superior y cu yo trabajo no se realiza
, .
de los aspectos . ~as interesantes de nuestras por

cuenta ajena. l~n este sector resulta mu y 1

actuales contrad1cc1ones sociales, en la medida interesante sealar el dinamismo que lleva a


w que implica t~ormas de produccin, de vida este tipo de trabajadores hacia la asaJarizacin,
rompiendo su anterior independencia. Es el caso,
vde psicolog a profundamente diferenciadas.
por ejemplo, del ejercicio de la medicina, qu e,
en el nivel tecnolgico de nuestra poca, resulta
Tambin en el universo de la vida urbana se
cada vez ms difcil con los recursos propios
dan otra serie de estratos o de capas sociales que del profesional privado. Est~ se integra cada
;interior co n sideracin esquemtica no ha te- vez ms en el seno de grandes instituciones es-
nido suficientemente en cuenta. Por ejemplo, tatales, sociedades privadas o paraoficiales, que
las zonas sociales en que se recoge la artesana poseen los recursos tecnolgicos necesarios para
residual, pro pia del modo de produccin pre- la plena potencialidad de la medicina de nuestra
~apitalista. Tambin debemos tener en cuenta poca. E ntonces aparece la figura del profesional
el sector de los pequeos propietarios, sean que trabaja en equipo y recibe un salario o un
..,.- . .
estos empresarios o comerciantes, sector so- sue1do por el ejercicio de su actividad y la apli-
metido, sin duda, a una fue rte agresin por el cacin en ella de sus conocimientos.
proceso de concentracin capitalista.
Por otra parte, coexisten toda una serie de El mundo de los intelectuales, artistas, en-
tipos de trabajo que deben ser vinculados al sea~tes, significa otro estrato peculiar, en la
sector servicios, cada vez ms importante en medida en que resulta profundamente afectado 1
las sociedades desarrolladas, as como al mundo por los fenmenos ideolgicos. Constituyen ac-
de las profesiones liberales. tividades difciles de cumplir sin a~ umir en su
Al primero corresponden los empleados de ejercicio una toma de posicin ideolgica. En
la empresa privada o de la administracin ~sta consecuencia, se encuentra este sector en el seno
tal~y local, todo el mundo de la burocr~cta Y
de antagonismos (el bsico o radical entre la
clase dominante y la clase explotada), en el qu e
?el funcionariado, especialmente en sus niv.eles asume la funcin de <<intelectual orgnico>>, como
lfile.riores desde el punto de vista de la retr1bu-
., d , ue como certeramente ha comentado Gramsci *. Es de-
c1on y de la capacidad de ec1s1on, ya q .' . cir, el trabajador en el mundo de la cultura ex-
sealaremos posteriormente, el alto func;onario
presa mediante su produ.c cin los intere.ses an-
_empleado se integra <<de facto>>, a traves de la tagnicos o contrad1ctor1os que determinan el
fi~ura del ej ecutivo, en el sector de las cl~ses do- conflicto social, para expresar o para dar forma,
nunantes como inmediato servidor de estas. ya a los intereses conservadores del poder, ya
~ segundo pertenece el mundo de l~s pro~ a las fuerzas ascendentes de los sectores someti-
fe~~ones liberales formado por trabaJadore dos a explotacin. 287
1 cualificacin' que han pasa d0 Po r 1a en -
de ta
-1
1
1
1
1
1
1
de cualificacin. As es posible atraer a los
El anlisis que acabamos de realizar todava . d sec-
tores ms cualifica os, re 1egando los trab Jos
podra extenderse a grados de micoestrati-
inferiores, como ya an tes se ha apuntado , 1n-
ficacin que se producen dentro de los diferentes
cl uso a emigran tes pro cedentes de rbitas
grupos anteriormente aludidos )r considerados
cionales distintas, cu ya integ raci n resulta pna-
con Juntamente. , bl , or
Hemos considerado al proletariado como una lo tanto, m ue h o m as pro emtica en los inte-
unidad, pero no slo razones tcnicas, sino po- reses conjuntos d el sector proletario.
lticas, han tratado de introducir en el seno de Pero res ulta t ambin . interesante subrayar
ste una creciente diversificacin segn niveles cmo las clases d omtnantes no constitu 1ren una
entidad homogn ea. De12tro de ellas yodemos
considerar, a su vez, distintos subgrupos. En su
conjunto~ stos to rman lo gue podramos des~
nar co~o ~<bloque e? el poder>>; sin embargo
en su interio r n o d ejan de manifestarse peque-
as contradiccio n es secundarias. En este sen-
tido podem os tipificar la oligarqua terratenien-
te, la fi n anciera y la industrial, cuyas relaciones
son m uy diver sas y cambian tes segn la forma-
cin social o histrica que con side remos .
o Es.t?s g rupos sociales atraen hacia s e inte~a~
en calid~d de .gestores a algunos trabajadores.~e
KARL MARX alta cualificacin, aunque esta cualificacin pue:
da result ar ms o menos co n vencio nal: se trata
P ROMOVIEklf
AM 15. 4 tS41 del mundo de los e jecutivos. Resulta abso-
AN DER ! lutam ente necesario diferenciar, en esta temtica,
PtillOSOPJ-1 FAKULTji\T
en tre lo qu~ significa la pura pro piedad jurdica
G '
~e, los medios de prod u ccin y la efectiva pose-
DER
UNIVERSITAT JENAv
sion
. y , d . .
gest1on e 1os m ism os . Estas ltimas fun-

ciones . pueden ser m as , importan
. tes que 1a mera
propiedad jurdica. E llo nos permite comprender
- dos grandes 11.cen o, m en os, en rbitas muy d.ist1ntas
.
. Por una parte, en el mundo capitalista, la
importan
. crecien
cia te d e est a nueva clase so-


{) cial de 1os gestores o g erentes de las gran des
~usto de Ka.rl Marx, el gran terico de la filosofa social ,_
tica basada en el concepto de ''lucha de clases'' Y poli empresas. Por otra, y en el mundo que se ha pro-
288
puesto la c o n str ucc1o , n d el social 1.~ mo, el t"Iaran
1

'
1
1
1

hecho de que la mera desaparicin de la propie-


''
1

dad privada de los medios de produccin ,


. Por lo que a m se refiere ' no me cabe el
, . no
significa un paso autent1camente efectivo hacia merito de haber descubierto la existencia de las
clases sociales en fa sociedad moderna ni la
cia gestora que reproduce la estratificacin social
l~cha entre ellas. Mucho antes que yo, algunos
y perp.et~a los ~o~os de do~inacin. historiadores burgueses haban expuesto ya el
el soc1al1smo, s1 dichos medios de produccin desarrollo histrico de esta fucha de clases y
no son realmente gestionados y controlados por algunos
, economistas burgueses la anatoma de
el proletariado. E n tal caso aparece una burocra- estas. Lo que yo he aportado de nuevo ha sido
demostrar: 1 ) que la existencia de las clases
Comprender la divisin de clases sociales y slo va unida a determinadas fases histricas
del desarrollo de la produccin; 2) que la lucha
las luchas entre stas exige tomar en considera- de clases conduce, necesariamente, a la dic-
! c}n el concepto de conciencia de clase y su for- tadura del proletariado; 3) que esta misma dic-
! macin. Debemos distinguir dos aspectos: tadura no es de por s' ms que el trnsito hacia
-
a) La mera posicin objetiva de las clases la abolicin de todas las clases y hacia una
~ciales en el proceso de produccin, as como sociedad sin clases ...
l~ insercin de los individuos en sta, que Marx
CARLOS MARX : Carta a J . Weydemeyer, el 5 de
designa como clase en s. marzo de 1852, en Obras escogidas, 11, pg . 456.
b} El hecho innovador que se produce cuan-
do en los individuos se origina una mentaliza-
cin individual y colectiva de sus intereses de Las clases son grandes grupos de hombres
clase. Genrase, entonces, un proceso de auto- que se diferencian entre s por el lugar que ocupan
~scubrimiento de la clase y su dinmica;, es en un sistema de produccin histricamente
lo. . que Marx designa como clase para si 0 determinado, por las relaciones en que se en -
clase que ya ha tomado conciencia clara de cuentran frente a los medios de produccin (re~a
ciones que las leyes fijan y consagran), por el
~ propia existencia. , papel que desempean e~ 1~ organizacin social
A partir de dicho concepto de clas~ para si del trabajo y, por cons1gu1ente, por el modo
s~ estructuran los de organizacin de dicha con- y la proporcin en qu~ perciben la parte de la
. l
ciencia de clase sus formas sin 1ca es Y de par- riqueza social de que disponen.
~o, as como '1a definicin de los programl ~s, Las clases sociales son grupos humanos, uno
est~ateg1as
y tact1cas
, . 1 tean en e in - de los cuales puede apr?piarse del trab~j~ del
que se P an
or ocupar puestos diferentes en un reg1men
t~rior de la lucha social. o t rO P , .
determinado de econom1a socia 1.

LENIN v.
l.: El socialismo vulgar y el popul ismo,
en Ob~as Completas, t o mo VI , Ed . Cartago, Buenos
Aires, 1958, pgs. 267 -268. 289
f,l b
LECTURA Y COMENTARIO "te t
rriei>
rriediaS
Estaramos equivocados si ocultramos que la superacin de esta
razas rJl
profunda contradiccin (tan temida por Einstein), nacida de la civiliza- f11lloica
cin industrial contradiccin entre las lites instruidas que detentan
de tales
entre sus manos el poder de la ciencia y de la tcnica y las masas impo-
tentes cuyos destinos dependen de las primeras , suscitar grandes difi-
actuale~
cultades. Puede que ste sea uno de los problemas ms complejos a los
Ni ha, e
que hace frente el socialismo. Aunque en su rgimen la ciencia y la tcnica ademas
pertenezcan al inters general, no por ello deja de ser cierto que su puesta tantsirn
en obra depende de los elementos conscientes, los ms avanzados, de este cuales P
movimiento: los especialistas desde los sabios, pasando por los tcnicos 0 que 1
y los organizadores, hasta los obreros cualificados . En ciertas circuns- derecho
tancias esto puede dar lugar, incluso bajo el socialismo, a ciertas tenden-
cias hacia la hegemona, a la monopolizacin de la instruccin, a reivindi-
caciones excesivas del nivel de vida, etc., menospreciando el hecho de
que la emancipacin de cada uno est siempre condicionada por la eman- VOCA1
cipacin de todos. Estruct
delas
(RADOVAN RTCHTA: La civilizacin en fa et1crucyada, Ed. Ayuso, Madrid, 1974 2 , pg. i.96.) de el
(econ
de ur
Las relaciones mutuas entre las naciones, que han de conformarse Gramsc
con la verdad y la justicia, se deben estrechar mediante la accin solidaria der e
de todos, segn mltiples formas de asociacin, lo cual se verifica, en nues- los m
tro tiempo, con grandes ventajas, en la colaboracin econmica, social, marxic
. 'i

poltica, cultural, sanitaria y deportiva. Ha de tenerse presente, para esto, f1los1


que la razn de ser de la autoridad pblica no consiste en recluir a los
seres humanos dentro de la propia nacin, sino de promover el bien comn
de la respectiva comunidad poltica, el cual a su vez no puede separarse
del bien que es propio de la entera familia humana.
Las diversas comunidades nacionales, al procurar sus propios intere-
ses, no solamente han de evitar perjudicarse unas a otras, sino que todas
deben unir sus propsitos y esfuerzos siempre que su accin aislada no
baste para conseguir los fines apetecidos, y ha de ponerse en esto sumo
cuidado a fin de que lo ventajoso para ciertas naciones a otras no les acarree
ms desventajas que utilidades.
Bl bie
LECTURA Y COMENTARIO
t1leote to
Estaramos equivocados si ocultramos que la superacin de esta 1l
ediaS ,D
raz as rnas.,
profunda contradiccin (tan temida por Einstein), nacida de Ja civiliza-
cin industrial contradiccin entre las lites instruidas que detentan mu11icac10

entre sus manos el poder de la ciencia y de la tcnica y las masas jmpo- de tales g1
tentes cuyos destinos dependen de las primeras , suscitar grandes difi- actuales q
cultades. Puede que ste sea uno de los problemas ms complejos a los Ni ha de
que hace frente el socialismo. Aunque en su rgimen la ciencia y la tcnica adems d
pertenezcan al inters general, no por ello deja de ser cierto que su puesta tantsimos
en obra depende de los elementos conscientes, los ms avanzados, de este cuales pu
movimiento: los especialistas desde los sabios, pasando por los tcnicos 0 que to
y los organizadores, hasta los obreros cualificados . En ciertas circuns- derecho d
tancias esto puede dar lugar, incluso bajo el socialismo, a ciertas tenden-
cias hacia la hegemona, a la monopolizacin de la instruccin, a reivindi-
caciones excesivas del nivel de vida, etc., menospreciando el hecho de
que la emancipacin de cada uno est siempre condicionada por la eman-
VOCAB
cipacin de todos. Estructure
de las di
1RADO\'A:-..: R1C'HTA: Laciv1!1zac111e11/aencr11cyada, Ed. Ayuso, Madrid, 1974 2 , pg. 296.) de clas
(econm
de una
Las relaciones mutuas entre las naciones, que han de conformarse Gramsci,
con la verdad y la justicia, se deben estrechar mediante la accin solidaria der com
de todos, segn mltiples formas de asociacin, lo cual se verifica, en nues- los ms
marxism
tro tiempo, con grandes ventajas, en la colaboracin econmica, social,
filosfica
- poltica, cultural, sanitaria y deportiva. Ha de tenerse presente, para esto,
que la razn de ser de la autoridad pblica no consiste en recluir a los
seres humanos dentro de la propia nacin, sino de promover el bien comn
de la respectiva comunidad poltica, el cual a su vez no puede separarse
del bien que es propio de la entera familia humana.
Las diversas comunidades nacionales, al procurar sus propios intere-
ses, no solamente han de evitar perjudicarse unas a otras, sino que todas
deben unir sus propsitos y esfuerzos siempre que su accin aislada no
baste para conseguir los fines apetecidos, y ha de ponerse en esto sumo
cuidado a fin de que lo ventajoso para ciertas naciones a otras no les acarree
ms desventajas que utilidades.
El bien comn universal requiere, adems, que en cada nacin se fo -
peracin de mente toda clase de intercambio entre los ciudadanos y las entidades inter-
. esta
Lda de la civil. medias. Dado que en muchas partes del orbe existen grupos humanos de
d lZa-
razas ms o menos diferentes, ha de cuidarse que no sea impedjda la co
as que detentan
. la~ masas impo- municacin mutua entre las personas que pertenecen a unos o a otros
Ltara grandes difi- de tales g rupos, lo cual estara en abierta oposicin con las condiciones
s complejos a los actuales que han borrado, o poco menos, las distancias internacionales.
:iencia y la tcnica Ni ha de olvidarse que los hombres, cualquiera que sea su raza, poseen,
adems de los caracteres propios y distintivos de la misma, otros e impor-
=-rto que su puesta
tantsimos que les son comunes con todos los dems hombres, segn los
vanzados, de este
cuales pueden mutuamente perfeccionarse y adelantar, principalmente en
o por los tcnicos
lo que toca a los valores espirituales. Tienen por lo mismo el deber y el
~n ciertas circuns-
derecho de vivir socialmente vinculados con los dems.
, a ciertas tenden-
Llccin, a reivindj- (J L AN XXIII D e la E ncclica Pacem 1n lerris, H e rder, Barcelona, t 96 5, pgs. 159-160.)

ando el hecho de
bada por la eman- VOCABULARIO
Estructura de c'lases. Articulacin ma de las <<vulgarizaciones>>. De-
de las diferentes clases y fracciones fiende que toda actitud es poltica,
de clase en los distintos niveles al tiempo que tambin todo hom-
(econmico, poltico, ideolgico) bre es filsofo, en cuanto est ad-
de un a formacin social . herido a una concepcin del mundo.
n. de conformarse Gramsci, Antonio ) 1891 -1937) . L- Entre sus obras cabe sealar Intro-
der comunista italiano y uno de duccin a la filosofa de la praxis.
rl a accin solidaria los ms importantes tericos del
., Psicoterapia. Tratamiento de cier-
~ verifica, en nu~s- marxismo. Impulsa la concepc1on tas anomalas por procedimientos
eco no , mi ca ' social, filosfica del marxismo por enc1-

psicolgicos .
te para esto,
esen ' . a los
e en recluir ,
~ver el bien cornuo LECTURAS RECOMENDADAS
de separarse Aguilar, .M~drid,_ 1 ~ 73
0 pue FREYER, HANS: Introduccin a la sociologi'a , Ed. d .d .
HARNECKER MARTA : Los cottceptos ele111entales del ma~ertalzsmo hzstorzco, Ma r1.. , 19754
. s intere- KtNGSLEY r:) A vis : La sociedad humana, Ed. Uni v e~saana de 13 u en os ~i~es_ 1 97 1 d
us propio todas K ' . p Ji 'a social Ed. Biblioteca Nueva, a r1 , 1972 2
que RECH , D AVID, y otros sico ogt .' W bd Paids Buenos Aires, 1974 3 .
as, sino . 1 da no M ORENO, J. L . : Psicodrama. Trad. de Danie~ R. adgner, el o'a'logo Madrid 1972.
, a1s a ~ ... J d J I Cua ernos
tnuust rta' . para 1 B lb' '
acc1on urn tvtOYA
~ .r '
CA RLOS . Burocracia y soczec4a
Ed. Ibrico Europea, 1 ao, 1971.
I t Jo capitalista. Madrid, 197~ 3.
stO S , / .
erse en e carree tv1uc H IELL I, R.: La d111a1111ca de tOS gr11pos, . '
Po p J f.1't 0 y clases socza1es en e es '
)tras no les a ULANTZAS, N 1cu~ : ouer po te ., . I Avance Barcelona, 1976.
A.r
tviAax, ENGELS, y otros: El marxtsm 0 y Ja uertton nactona ,
1 ,

15.1. FENOMENOLOGIA
DE LA EXPERIENCIA MORAL
15 .2. PERSPECTIVAS SISTEMATIZADORAS

El mundo de la experiencia moral se levanta a partir de la prc-


tica humana y la libertad que es esencial a la misma con el encuen-
tro del concepto de obligacin. La idea de norma abre el mbito de
la conciencia moral. En el interior de sta, diferenciada de la mera
legalidad, aparecen las grandes experiencias como la de remordi-
miento o realizacin.
La delimitacin del universo moral se puede alcanzar tambin
a travs de las teoras que se han preguntado por la realidad que lo
constituye y por sus relaciones con otros mbitos del saber. En nues-
tros das adquiere especial relieve el anlisis lgico del discurso
moral. 2
l )
1
1
1
1

0 de l mrtir. Aunc1ue, sis~ t ratad.e pscudomora- eO


11 ad , de un comportam1cnto
. a1ustad o . a nor- i!l \l
111as t
nmaduras
' '
mezqui nas {) con vencionales , 110:
corno en el <<ni<> l>uen o>> de la ped agoga tra- sl
dicional 0 en el .del. faris~?' su figu ra p uede ins- ent
pirar sonrisa o 1nd1gnac1c>n. Nos en contramos,
en consecuencia, ante asp ectos d el mayor in- la
' .,;

--noo ters para revelarnos lo q u e el h?m~rc sea. De de~


hecho, tenemos una larga .exp er1enc1a, a travs for
e. a . de la historia de la humanidad, sobre los fen- rn~

er1enc1 menos de la moralidad indiv idual y colectiva. hal


rna
ora Desde el punto de vista cientfico, la in- los
vestigacin d e estos fenmenos ~?nstituye. el se
objeto de la tica o mo.r al, tamb1~? conocida 1
como filosofa moral. La 1ncorporac1on del pun- ren
to de vista religioso, cuando las n o rmas de con- de
ducta dependen de la aceptacin d e una creen- cue
cia de tal ndole , da lugar a la tica religiosa. de l
La moralidad constituye un rasgo caracte- U na modalidad den t r o de sta sera la llamada QU(
rstico del comportamiento humano que le teologa moral en la esco lstica, la cual parte pes
afecta peculiarmente. Esta dimensin, en sen- de la R evelacin, contenida en la Biblia o en las ma
tido estricto, no es aplicable a otras realidades Escrituras, y de su desarrollo r acional aplicado reb
empricas, a no ser que lo hagamos de un modo al gobiern o de la condu cta humana, dentro del les
metafrico o en relacin al hombre. Tiene sen- sistema conceptual p ropio d e la escolstica. En
tido atribuir bondad o malicia a un animal o a Tal
otro orden, el estudio d e la dimensin colectiva ter
la naturaleza? En cambio, respecto al hombre, de la vida humana d ara lugar a la llamada tica
no slo pronunciamos juicios morales, si!lo que mo
poltica o tica social.
les concedemos una importancia extrema. El sec
Algunos filsofos o escuelas filosficas
atributo malo, aplicado a un individuo, lo des- gl
h an v isto en la tica el m o m ento clave de toda
califica de un modo mucho ms radical que ve~
la reflexin filosfica. U nos co mo los estoicos
cuando le asignamos un juicio negativo sobre )
de
y epicreos, por q ue estimaro n que la finalidad
sus dotes intelectuales, su habilidad o su apa-
propia de la filosofa er a el conducirnos a un
riencia esttica. Por otra parte, la moralidad enal-
correcto gobierno de la v ida, y as la figura del
tece al individuo; hace a un h.ombre dign o de
sabio se identifica con el h o mbre moral o pru-
reverencia, de admiracin, en el caso del hroe
dent~. Otros porque en tendiero n, como ocurre
1
1
1
1
1
1
1
1
en el sistema de Kant, que justamente en la , .
et1ca como una ciencia prctica. As, Aristte-
investigacin de dominio moral es donde se les clasific a las ciencias en teorticas, prct1-
, .
nos abren las revelaciones ms importantes no cas y poet1cas.
slo sobre el hombre, sino sobre la realidad _L as ciencias teorticas se proponen la coq-
entera. templacin desinteresada de sus objetos sin ms.
Subrayada la importancia de la zona sobre La actividad de estas ciencias reside en la con-
la que debemos reflexionar, no resulta menos templacin de las distintas zonas de la realidad
decisivo el hacer hincapi sobre su dificultad; que el <<Estagirita>> consideraba: el mundo f-
forzando un poco los trminos, sobre su enig- sico, el mundo matemtico, el mundo del ser
maticidad. Ocurre que, a pesar del uso tan inmaterial. As queda estructurado el concepto
habitual de los trminos morales, como bien y general de ciencias teorticas en el orden de la
mal, bueno y malo, el intento de comprender- fsica, la matemtica y la metafsica, que se
los lgicamente y de justificarlos rigurosamente proponen los objetos anteriormente aludidos.
se ve enmaraado por graves dificultades. Las ciencias prcticas y poticas, en cambio,
El anli sis del lenguaje moral, que, como ve- no versan sobre la realidad dada al hombre, sino
remos, constituye uno de los giros ms modernos que se proponen como objeto la misma activi-

de la investigacin lgica, representa un elo- dad humana. Las ciencias prcticas consideran
cuente testimonio de esta dificultad. El anlisis un tipo de actividad inmiannte, dirigida sobre
de los lenguajes cientficos, formales o empricos, la misma vida humana. Las ciencias poticas
que nos ha ocupado en anteriores lecciones, a consideran la actividad encaminada hacia la
pesar de suscitar naturales e inevitables proble- produccin de un objeto material. Objeto que
mas y discusiones, no revel, sin embargo, la puede ser producido, evidentemente, a travs
rebelda que testimoniaron los trminos mora- de la misma palabra. Tal sucede con la elabora-
les al intento de su anlisis lgico-lingstico. cin de un poema o de una tragedia, siendo este
Tal problemtica es consecuente con el carc- sentido el que ulteriormente lleg a absorber
ter eminentemente prctico, activo, del mundo el trmino de potica.
moral, a diferencia del mundo terico. En con- Las ciencias prcticas, como acabamos de in-
~cuencia, nos vemos obligados a proceder se- dicar, se refieren al tipo de actividad que dibu-
gn un anlisis gradualmente tipificador del uni- jan la configuracin de nuestra vida. Ahora bien,
verso moral. Tal anlisis constituir el objeto siendo la vida del hombre en un aspecto indi-
de esta leccin. vidual y en otro colectivo, Aristteles dividi
a las ciencias prcticas en:
La primera orientacin que po?emos co~ Etica, que estudiara el comportamiento es-
seguir viene dada por la referencia del uni- trictamente individual.
verso moral al mbito de la prctica. Y a Economa, que analiza el comportamiento
Aristteles ( 3 s4 - 3 22 a. de C.) consider a la del individuo dentro del grupo familiar. El sen- 295
~~- . ~~~~~~~~~~~~~~~~~~

1
1
1
1

transformando tambin la vida humana. En
tido griego de la palabra <<economa>> significa la
ley que regula la casa (h1T<ti r ''I,Ll~-' ~e, de la casa ), mayor ~edida se e:ridencia esta cone_xin di-
1a que la familia se haca co1?cidente con la
nmica en los cambios del mundo social, cam-
1 bios que configuran el destino del hombre y
realidad de la habitacin propia de ella.
La Poltica se refera a la ms amplia adscrip- forman parte de los imperativos que gobier-
cin del individuo a la ciudad, a la polis griega, nan su existencia. . , .
siendo traducible el trmino de p'olis (nA.zs) Sin duda, Aristteles se s1tua en una lmagen es-
por el de ciudad. ttica de la realidad csmica y humana, muy dis-
Fsica tinta de la que nos ofrecen las perspectivas mo-
Teorticas Matemtica dernas. Estas muestran un mundo en evolu-
Metafsica cin, una historia que es constante creacin de
E ti ca formas nuevas de convivencia, un hombre que
Prcticas Economa transformando la realidad se crea a s mismo.
Ciencias
Poltica
En otro momento hemos indicado la profun-
Medicina da correspondencia entre informacin o cono-
Poticas Gramtica cimiento y actividad en todos los organismos,
Estatuaria, etc.
a la cual, indudablemente, no se sustrae el hom-
A esta divisin aristotlica de las ciencias se bre, sino que, por el contrario, nos suministra
podran formular mltiples observaciones. Por profundas posibilidades comprensivas de lo que
lo menos, a su interpretacin ms literal y ele- el hombre es.
~ mental que se ha ido extendiendo a lo largo A travs del concepto de prctica nos vemos
de la historia. obligados a regresar sobre el concepto de ac-
En lecciones anteriores hemos visto cmo la tividad de los vivientes, la realidad de la vida
teora no puede ser separada de la prctica. La como espectculo de actividades mltiples. En
ciencia moderna surge en cuanto teora compro- el caso del hombre, esta actividad, segn hemos
metida con los fenmenos. Algo anlogo po- subrayado, reviste caractersticas peculiares, que
dramos sealar incluso respecto a la metafsi- se manifiestan como una actividad cultural. As,
ca, dado que toda visin metafsica se inserta por ejemplo, en la actividad tcnica, en cuanto
en la circunstancia humana y forma parte de creacin de un mundo fsico propio del hombre,

la dinmica de sta. y en la organizacin de una instrumentalidad,
Por otra parte, la prctica transformadora del que prolonga nuestras posibilidades de actuar
mundo, productora de objetos, tampoco resulta sobre el ambiente que nos rodea. Pero esta
aisla ble, en rigor, de la prctica moral. Y ello actividad de la existencia humana reside, en su
porque el hombre no es separable del mundo, y aspecto ms profundo, en la necesidad de ela-
la transformacin del mismo mundo fsico va borar programas que gobiernen nuestra con-
ducta, lo que designbamos como un proyec- cin de un puente, el ataque estratgico al ene-
to de vida humana colectivo e individual. migo, la manera de organizar una comida. En
El hombre, en consecuencia, se encuentra abo- todos estos casos hay que tomar, sin duda, ml-
cado a erigir sus normas de vida y a la construc- tiples decisiones, y stas podrn ser ms o menos
cin de formas de agrupamiento social, en las acertadas, ms o menos eficaces, pero los tr-

que surgen 1nst1tuc1ones caractersticas que cana- minos con que las juzgamos son los de eficacia
lizan y hacen cristalizar nuestras posibilidades. o de acierto. No decimos que sea moral o
El levantamiento de estas normas significa un inmoral la tcnica de un arquitecto, de un es-
momento esencial en la constitucin del mundo tratega militar o de un jugador de ajedrez. Dire-
moral. Nos aparece tal momento como una ne- mos que es ms o menos certera respecto a los
cesidad impuesta desde la apertura, desde la fines que se propone, o econmica respecto a
no programacin del comportamiento humano, los medios que utiliza. En tal sentido, se ha
es decir, desde la libertad. Por lo tanto, compren- hablado por los moralistas de acciones <<indife-
demos que este mundo moral asentado en rentes>>, en cuanto no son moralmente juzga-
la libertad es un mundo caracterstico del bles. Dicha indiferencia se reconoce al menos
hombre. Unicamente se abre cuando nos halla- en el orden terico, aunque en el prctico al-
mos en presencia de un ser activo, de un gunos hayan afirmado q_ue no existen actos indi-
viviente no sometido a programacin. Desde ferentes, debido a los fenmenos de interrela-
aqu surge la necesidad de crear un proyecto, cin propios de la vida humana.
as como la consiguiente ejecucin de dicho En esta perspectiva, la moral puede ser con-
proyecto, al tiempo que se manifiestan los fen- siderada como pura ciencia de las costumbres,
menos del conflicto entre la ejecucin y el pro- es decir, de la accin habitual, ms frecuente, del
yecto, y la posible previsin de ste. Todas es- hombre. Este sera su sentido etimolgico, vi-
tas ideas nos sitan en las puertas del mundo niendo la palabra <<tica>> de ~ eos' thos o carc-
moral, cuyo anlisis tenemos que proseguir aho- ter, rasgos de un determinado tipo de compor-
ra con mayor detenimiento. tamiento, y el trmino <<moral>>, de la palabra
latina mos-moris, costumbre. En esta lnea,
As, en el campo de las actividade~ libre qu_e las concepciones puramente empiristas de la
se nos ha abierto como consecuencia de la si- tica, puramente descriptivas del modo de com-
tuacin biolgica' del hombre, podramos dife- portamiento humano, s tendran que intere-
sarse por todos los fenmenos que acabamos de
renciar dos grandes lneas : . ,
1. Nos encontramos con opciones, segun
indicar. Pues designan ciertas constantes de com-
~cha libertad, cuya decisin no implica un portamiento de un individuo o de un grupo,
Juicio moral. Tal ocurre, por ejemplo, con nor- segn se trate de la tica individual o de la ti-
,
ca colectiva. Sin embargo, en la organizacin
~as que presiden una accin puramente tec-
cientfica de nuestra poca, este tipo de invest-
nica: el levantamiento de una casa, la construc-
1
1

''
1

guen , po r ejemplo , el enrique~imiento , de _una


gacin correspondera ms exactamente a la. an-
minora a costa d e una mayor1a . En terminas
tropologa cultural, a la sociologa y a la ps1~0-
n1 s genricos estam os ante la problemtica que
loga, como ciencias de hechos, pero no estric-
se plan tea en el terren o co~ocido . com~ deon-
tamente a la moral.
tologa profesion al .. Es dec1~, la 1nv est1gacin
de las normas que, 1ndepend1entem ente de cri-
2. La moral se enfrenta con otro tipo de fe-
terios de eficacia o d e rendimiento, deben guiar
nmenos. Junto a las normas que acabamos de
indicar, orientadoras de las acciones conside- la actividad d e un profesional, y en virtud de
radas como indiferentes, aparece otro tipo de las cuales un m o ralista considera que determi-
normas que estn sealadas por una caracters- nadas acciones que puede emprender, por ejem-
tica peculiar: la de la obligacin, expresada plo, un bilogo, un mdico o un cirujano, no
frecuentemente por proposiciones imperativas. son moralmente permisibles, aunque puedan ser
Los imperativos hipotticos segn seal del mayor ajuste tcnico. La polmica de nues-
11 a Kant , formulados, como su nombre indi- t ro tiemp o sobre la tecnocracia y la crisis de
ca, bajo la razn de una hiptesis o condicin, las ideologas no se sustrae, in dudablemente,
<<Si quieres A tienes que hacer B>>, responderan a esta discusin , en la medida en que se trata
a la regulacin de las actividades indicadas en de reducir todas las grandes d ecisiones colecti-
el apartado 1). Si quieres ganar en una partida vas de la vid a humana a trminos de pura
de ajedrez y la situacin de la tabla es <<X>>, enton- eficacia, idealizando la figu ra d el h o mbre eficaz.
ces debes realizar la jugada <<y>>. Si quieres conte- E n consecuencia, debem os centrar nuestra re-
ner el proceso de inflacin en una comunidad flexin en el problema que el concepto mismo
econmica determinada debes adoptar las medi- de obligacin plantea. Este concepto puede de-
das A, By C. Es un problema, como antes deca- sarrollarse en dos form as :
mos, de acierto, de optimacin, de rendimien to. a) De una manera positiva, co m o exigencia
Pero otras veces las normas se nos presentan de determinados compo rtamientos : <<amars al
con un carcter muy distinto . As, prosiguiendo pr jimo>> o <<contribuirs con tu t rabajo al de-
el ejemplo anterior, se pueden impugnar cier- sarrollo de la socied ad >> .
tas medidas diciendo que aumentar el paro, pro- . b) Puede desplegarse en un sentido prohibi-
ducir la miseria en una parte de la poblacin , ~1vo: <<no mentirs>> . Igualmente, en forma no
obligarla a emigrar, son medidas inmorales. De imperativa, sino d e fo rmulacin de un juicio
la tcnica hemos pasado a la moral. E n este de valor: <<la m entira es repudiable>>.
mismo terren o, muelas crticas a determinadas
polticas econmicas se basan no ya slo en sus A h ora bien , este co ncepto de obligacin, ape-
criterios de rendimiento, sin o en los criterios nas fo rmulado, entra en relacin dialctica con
polticos que las apoyan , considerando que di- e~ concepto de libertad. Dialctica que, en
chos criterios son inmorales en cuanto persi- cierta m anera, parece revestir una contradiccin .

1
1
1
1
1
1
1

1 Por una parte, el concepto de obligacin


tento de expresar una liberacin de toda norma
presupone y exige el de libertad. Slo hay
moral y comprobar si realmente dicha liberacin
obligacin donde se abre un mbito de liber- se ha producjdo en su personalidad.
tad, de posibilidades desplegadas ante nuestra
Algunas de las terminantes crticas de Nietzs-
accin. A nadie se le ocurre afirmar que la ley che pareceran resonar en el mismo sentido gue
de cada de los graves o el primer principio de estamos comentando. Sin embargo, en el con-
la termodinmica sean obligatorios, en el sen- texto general de su obra, ms gue una crtica
tido moral que estamos desarrollando. Se trata de la moral sin ms, se trata de un intento de
de una imposicin fsica. En este sentido, sustitucin de una moral por otra, de transmu-
Kierkegaard * (181 3- 1 8 5 5) profundizaba en la tacin de los valores aceptados por la sociedad
idea de que la prohibicin hace descubrir el que le rodea: ya sean stos los del cristianismo
concepto de libertad. La prohibicin glosada o los de la burguesa, a los cuales trata Nietzsche
en relacin con la imagen de comer del fruto ( I 844- 1900) de contraponer una <<moral de los
del rbol del bien y del mal en el relato bblicok- seores>> frente a la moral de los esclavos .
nos sumerge en el vrtigo de la libertad, segn Moral de los seores basada, fundamentalmente,
las expresiones de Kierkegaard. Y en esta lnea en el desarrollo de nuestras fuerzas vitales, en
podramos recordar tambin cmo Kant entiende una ms rica espontaneidad de nuestra \ ida, que
7

que la libertad del hombre, inaccesible al puro el escritor alemn proyecta, frecuentemente, ha-
. , . . . .
pensamiento terico, sea ste cientfico o metafsi- c1a epocas arcaicas .y or1ginA.tlS.
co, slo se nos descubre a travs de la moralida<l. Algo anlogo, aunque en el marco de una ideo-
3. De aqu brota precisamente el impulso de loga muy distinta, podramos indicar respecto
violar la norma como realizacin de nuestra a la crtica gue Jean Paul Sartre, en nombre
libertad. En este segundo momento nos percata- del existencialismo, realiza de las morales aprio-
mos de cmo la norma parece coartar nuestra rsticas. Niega un cdigo de normas exteriores
libertad, desde su revelacin misma. Por ello al hombre, incluso la posibilidad del consejo,
hablbamos antes de un matiz contradictorio. pero la moralidad brotar de la iniciativa libre
La norma, en efecto, al dirigirse hacia nuestra 1~ y creadora del individuo, como de$arrollo de
bertad, prohibindole ciertos actos o enc~mi su propia personalidad, intuida en sus fuerzas
minndole hacia la realizacin de otros, restringe ms profundas.
sin duda nuestras posibilidades. . Desde las consideraciones anteriores de nue-
En esta perspectiva podemos entender cier- vo se hace patente gue es tan inconcebible
tas crticas muy ta.llicales, dirigidas n~ ya con- una vida humana sin moralidad como una
tra determinadas morales concretas, sino con- vida humana sin inteligencia, al ser el hombre
tra la idea misma de moral. una realidad constitutivamente moral. Hay, de
hecho, un contraste de morales, en virtud de
~1 personaje de la novela d.e Dostoiews~i, 2
Crimen y castigo, realiza el asesinato como in- las cuales las normas que gobiernan el compor-
1
t
1
1
1
1
1 ort
tas lJLIC se lJJlrtan clc ),1 lcgalid~d establecida. de 1
ta111iento de t1n ciert<> indi\ricluo l)t1e<.le11 ser re-
C:aJificar, ptteS, LlO C<>t:1p<>~ta~1~Dt0 humane> L:
pudiadas pl>r otros con10 inn1or~1lcs , )Cfl> cll<>
c<>rno Icg,11 c11 el scnt1.d<~ JL1r1d1co . o moral
Ol) t1t1icre decir que tales nor111as t1l) ast11111t1 5id<
es referirse l aspect<>S cl1st1nt<)S del m1smc>. fJle
ele un 111od<.> explcito () in1pl1c1t<.> u11a t-t111cic'>t1
Estos aspcct<)S clcl C<>mp<>rtamjent<) humanfJ do
de gobierno del co1nportam1entt), de progran1~1 -
pueden coincidir en <>ca<;ic>nc~, en la medida en
cin de ste. 1~ 1 p1caro tien.> st1 n1oral, el dclin- rna1
que la moral asuma la accpt~cin de las leyes
ct1ente, por st1 parte, puede percibir su conducta sin
jurdicas, pero pueden taml)Jcn entrar en con-
cc>n10 t1na claudicacin, cont-esndose culpable bit<
arrepintindose del acto cometido, pero puede flicto. Recordemos en la tragcd1a griega el caso
) 1
de
ast1mir ta111b1en st1 comportamiento como una de Antgona: la herona intentar, impulsada
por un deber de p iedad fraternal, sepultar el
rne
moral, e11 el sentido de normati,idad habitual zoi
de delincuencia, perfectamente coherente en su cadver de su hermano. Se sita entonces en
contradiccin con el mandato dictado por el pe1
mundo de \ralores propios, aunque sea rechaza-
tirano Creonte, que ha prohibido dicho ente- las
da por el resto de la sociedad.
rramiento. Creonte se considera obligado a di- ter
Las consideraciones realizadas nos sugieren ,
rigir tambin el peso de la ley sobre la misma ria
)ra la necesidad de precisar el concepto de obli-
gacin en el sentido estrictamente moral, a di- Antgona. En el enfrentamiento entre Antgo- pe
ferencia del de obligacin jurdica. Se trata del na y Creonte se produce una de las mayores ex- yo

tema de la moralidad y legalidad en gue han presiones literarias de la posible contradiccin mi


insistido algunos filsofos, entre ellos sealada- entre la moral del individuo y la moral de la lj
mente Kant. ciudad. Algunas versiones y comentarios mo-
La obligacin moral est determinada por su dernos del motivo griego lo han glosado como pu
carcter profundamente interior. La legalidad contraste entre la tica individual y la poltica, aG
jurdica se mueve en el orden de las relaciones pero tambin es evidente cmo desde una tica n~

sociales exteriores. As, perdera sentido una social determinada se puede llegar a un enfren- Ut
le; jurdica que prohibiera los malos pensamien-
1
tamiento con la legali<.lad vigente. Una legali- e
tos; en cambio, tal prohibicin encuentra sen- dad tirnica o dictatorial ser objeto de crtica U1
tido dentro del universo moral. y enfrentamiento desde cualquier concepcin
La legalidad jurdica constituye un fen- que propugne las libertades humanas. De la
meno pblico y objetivo. Las leyes deben haber
misma manera, una legalidad burguesa puede n
sido promulgadas, y las normas jurdicas con- ser objeto de crtica desde un punto de vista tli
sideradas como consuetudinarias costumbres revolucionario.
que pueden alcanzar el rango de ley deben
z
revestir el carcter de notoriedad. Por otra parte, s
La legalidad, en el sentido jurdictl, goza ele
la legalidad jurdica es coactiva, el aparato jur- s
una sancin y de un aparato coactivo exterior

)0 dico debe sancionar punitivamente las conduc- que trata de imponerla. El trasunto de estos .fe-
1
1
1

nrnenos en el orden moral sera la existencia


'
. . , .
E n consecuencia, el fenmeno de la conciencia
de una conc1enc1a ettca. moral resulta capital para entender la dimensin
La relaci n que acabamos de establecer ha tica del hombre. Hasta ahora habamos tenido
sido en ocasiones desarrollada psicoanaltica- oportunidad de estudiar el concepto de concien-
roente,como intento de explicacin del mun- cia como presencia del mundo conciencia
do moral. Remite, en este caso, no ya a la nor- directa y autocontemplacin conciencia re-
rnatividad jurdica de las relaciones sociales, flexiva . La conciencia moral aparece como
sino a aquellas relaciones que se dan en el m- un mundo propio, que surge cuando se pre-
bito en q ue se desenvuelven los primeros aos senta ante el hombre la experiencia de su liber-
de nuestra vida, en el rea familiar. Por un fen- tad, tanto de cara al futuro como de cara al
meno de intro yeccin el nio integrara en las presente y al pasado. Al igual quela conciencia,
zonas ms profundas de su personalidad la ex- considerada en lecciones anteriores, constituye
periencia de las rdenes y sanciones mediante un fenmeno ntimo, aunque se vierte hacia el
las que el adulto, especialmente la figura pa- exterior mediante actos fsicos, y trata de superar
terna, acta sobre l. De esta manera se origina-
ra la estructura del <<super ego>>, una zona de la
personalidad situada imperativamente sobre el
yo, condicio nando y dirigiendo el comporta-
miento de ste. Sera una materializacin psico-
lgica de la idea de conciencia moral.
Este anlisis contiene un profundo inters,
pues nos m uestra una serie de mecanismos que
actan sobre el comportamiento humano. Pero
no resultara co rrecto extender su validez hasta
una reduccin de la conciencia moral a dichas
experiencias . P ues aunque tal situacin goza de
una capacidad peculiar para iluminar los fen-
menos de una moral lienante, que en los casos
lmites llega a la neurotizacin., sin . embargo
no sera cap az de explicar la ex1stenc1a de una
moral liberada. E sta, habiendo superado la fuer-
za psicolgicamente coactiva de la norma,. se
siente im pulsada a seguir desplegan.do s~ vida '
segn un programa con el cual se 1dent1fica y Antgona y Creonte personalizan el enfrentamiento entre la moral
del individuo y la moral de la ciudad, la contradiccin entre la
en el que reaparecen valores ticos que confie- conciencia personal y la legalidad vigente.
ren sentido a dicha vida.
1
1
1
1
1
1
-
su enclaustramiento mediante los procesos de les, reciba advertencias de un <<daimon>>, de
. .,
comun1cac1on. un <<demonio>> en el sentido griego de la pala-
1-1al conciencia moral se manifiesta, como he- bra, es decir, de un ser intermedio entre los
mos visto, vinculada a la idea de obligacin, hombres y los dioses. Revelaciones que le lle-
como normatividad positiva o negativa. Pero, vaban a abstenerse de ciertos.actos. En nuestro
adems, se presenta en un nuevo aspecto en re- siglo, Heidegger ( 1889-1976), desde las pers-
lacin con nuestra concreta prctica moral. En pectivas de la filosofa de la existencia, hace
este sentido se habla de la voz de la conciencia, reaparecer este tema como un llamamiento que
expresin que es mu y utilizada en el lenguaje brota desde el seno de la existencia misma, ape-
comn, pero que ha ocupado tambin a algunos lando a la autenticidad frente a la inmersin
filsofos. en el uno indiferenciado.
As, los relatos gue poseemos sobre Scra- La actuacin de nuestra conciencia moral en
tes nos refieren cmo l, en momentos crucia- relacin con la prctica puede ser considerada
respecto al presente como advertencia del
sentido del acto que estamos realizando, como
patencia concomitante de su juicio moral, del
sentido que ste esta adquiriendo en su des-
pliegue. De cara al p asado disea dos grandes
experiencias: la del remordimiento y la de
plenitud. La primera origina el sentido de cul-
p abilidad; podramos recordar la figura de Can
en el Gnesis o las horribles pesadillas )? visio-
nes de Macbeth en el mundo de Shakespeare.
La segunda puede producir un sentimiento de
alegra, de realizacin, de plenitud. De cara al
futuro podemos considerar no solamente la ge-
; . . .
ner1ca orientacin de la conducta segn la nor-

ma, sino en casos muy concretos los fenmenos
de la prpfeca, del orculo admonitor, de las
" .
tr~g1cas consecuencias que pueden tener deter-
m~n.ados actos. La tragedia, desde los grandes
clas1cos hasta Shakespeare, se encuentra anima-
da por todo este mundo de motivos, en el que
Can y Abel, cuadro de Liss. El sentimiento de culpabilidad por
a veces se presenta como un mundo propio el
la muerte de su hermano acompa a Can para siempre, ltacin- de la causalidad moral, sobrepuesta a la causali-
dole llevar una vida inquieta y nmada. dad fsica.
L
a rebelin de los
esclavos
en la moral e om1enza
.
do e1 <<resent miento>> mismo se h Revolviendo los vientos las llanuras
cu an d ace crea- del mar, es deleitable desde tierra
dor y enge~ ra va 1ores: el resentimiento de estos
es a quienes la verdadera reaccin la d 1 contemplar el trabajo grande de otro;
ser n, les est pro h.1b.ida y no encuentran
, e a no porque d contento y alegra
acC . . com- ver . otro trabajando, mas es grato
pensacin sino en una venganza imaginaria. considerar los males que no tienes:
Mientras .que to~a la. ,moral aristocrtica nace su.ave tambin es sin riesgo tuyo
de una triu nf al af1rmac1on de s misma, la moral mirar grandes ejrcitos de guerra
de los esclavos opone desde el principio un en batalla ordenados por los campos:
(<no a lo que. no forma parte de ella misma, pero nada hay ms grato que ser dueo
a lo que es diferente de ella, a lo que es su de los templos excelsos guarnecidos
((no-vo>>; y <<ste>> . no es un acto creador. Esta por el saber tranquilo de los sabios,
inversin d e la .mirada a.preciadora, este punto desde do puedas distinguir a otros
de vista necesariamente inspirado en el mundo Y ver cmo confusos se extravan
exterior, en vez de descansar sobre s mismo y buscan el camino de la vida
pertenece en propiedad al resentimiento: la mora vagabundos, debaten por nobleza,
de los esclavos tiene siempre y ante todo nece- se disputan la palma del ingenio
sidad, para nacer, de un mundo contrario y y de noche y de da no sosiegan
exteri or; les hacen falta, para hablar fisiolgica- por oro amontonar y ser tiranos.
mente, esti mulantes exteriores para desarrollar Oh mseros humanos pensamientosl
su accin; es fundamentalmente una reaccin. Oh pechos ciegos1 l Entre qu tinieblas
Lo contrario sucede cuando la apreciacin de y a qu peligros esponis la vida;
los valores es la de los seores: entonces obra tan rpida, tan tenuel Por ventura
y crece espontneamente, no busca su antpoda no os el grito de Naturaleza,
que alejando del cuerpo los dolores,
sino para afirmarse a s misma con mayor alegra
de grata sensacin el alma cerca,
y reconocimient o; su concepto negativo <<bajo>>,
librndola de miedo y de cuidado?
{{Comn>>, <<malo>>, no es ms que un plido
contraste tardamente nacido en comparacin
TITO LUCRECIO CARO: De la naturaleza de las
con su con cepto fundamental, todo l impreg-
cosas. Trad . de El abate Marchena. Ed. Espasa-
nado de vid a y de pasin: ese concepto que Calpe. Madrid, 1969, pg. 71.
afirma: <<i nosotros, los aristcratas; nosotros, los
buenos, los bellos, los felices!>>

FEDERICO NIETZSCHE: <<Ms all del bien y del


mal>> en Obras Completas, 111. Trad . de Edu~rdo
.' Ed A 1ar Buenos Aires,
Ove1ero y Maury, gui '
19656 pg. 606. 303
'
1
l
1
1

z. Si mantenemos que hay un or~e~-de rek


lidades, bienes, valores, normas obJe~1vas, que
---;.~
se 1mpo nen como tal orden de realidad
.. a la
con d uct a h umana ' estamos ante pos1c1ones ob-
jetivistas y realistas. .
a) Se puede con~iderar g~e los ~bJetos E?_o-
1 definen un remo propio autonomo.
raes . d .d
b) Se los puede deducir e una cons1 .eracin
eral de la realidad, como ha ocurrido con
gen ., f' . d
los intentos de fundamentac1on meta is1ca e la
, .
et1ca .
3. Puede concebirse a la .tica, desde la vida
humana individual y colectiva, como un des-
pliegue y autodescubri~iento .de ste.
a) Desde una perspect~va rac1o~a~ .
b) Desde una perspectiva emot1v1sta.
4. El concepto de obligacin se disuelve en
los de hbito o coaccin social tal como
sugeramos al hablar de psicoan lisis jesa~a
reciendo entonces la sustan tiv idad ltima de la
En todo el anlisis anterior hemos desarro- . . ."; .
1nvest1gac1on et1ca.
llado lo que podramos designar como una fe-
Junto a esta problemtica, que co n stitu11e la
nomenologa de la experiencia moral. A partir
teora general de la m oralidad , aparece la serie
del descubrimiento de este mundo se levantan
de cuestiones que se ligan a las normas con-
las grandes preguntas que la tica se ha plantea-
cretas encaminadas a dirigir nuestra accin, al-
do. Por una parte, por qu el hombre est
establecimiento de los cdigos morales.
obligado en su comportamiento? Por otra, a
gu est obligado el hombre? De hecho, la hu manidad ha testimoniado una
profunda diversid ad d e normas. Aquello que
La respuesta a la primera pregunta da lugar a
la teora general de la moralidad. Se puede dentro de u nas culturas es no slo pe'rmitido,
tratar de responder desde las posiciones ms sino incluso o b jeto de exaltacin ritual, como el
distintas. sacrificio h u man o o determinados comporta-
1. Si afirmamos que la obediencia a la ley mientos sexu ales, e n otras es considerado como
moral viene impuesta por una autoridad supe- algo vituperable, incluso como una aberracin.
rior al hombre, la divina, nos encontramos en La controversia, n o slo terica entre los dis-
presencia de una tica religiosa y heternoma. tintos sistemas morales, sino prctica, incluso
con enfrentamie n tos de mxima violencia en la

1
1
1
1
1
1
1

historia de la humanidad, responde a esta se- prctica, a travs de la experiencia moral, nos
gunda problemtica, que disea el contenido hace descubrir realidades vedadas a la razn
de los distintos sistemas ticos. Ambas pregun- puramente especulativa. As ocurre con los que
tas, en consecuencia, deben ser objeto de u11 Kant designa como postulados, es decir, supt1es-
desarrollo propio en la leccin prxima. tos exigidos por la razn prctica: la libertad,
la inmortalidad del alma y la existencia de Dios.
En la presente, que se propone el anlisis La metafsica tradicional estableca como ver-
de la dimensin moral del hombre, quedan to- daderas dichas nociones (Dios, libertad, inmor-
dava algunos puntos en los cuales debemos talidad); I<ant, en la Crtica de la razn pura,
insistir. As, respecto a la entidad peculiar del haba desarrollado una nueva posicin, segn
universo moral, qu realidad constituye y la cual tales afirmaciones son inaccesibles a una
qu relaciones guarda con otros aspectos de investigacin puramente especulativa. Sin em-
la vida humana y otros reinos de la realidad? bargo, s seran descubiertas como presupuestos
Podramos tratar de responder a esta pregunta de nuestra actividad moral y en cierta forma re-
esquematizando las principales respuestas que cuperadas en la razn prctica. De esta manera,
a ella se han dado, dentro del convencionalismo
que tiene toda clasificacin:
Las posiciones autonomistas ven en el mun-
do moral algo sustantivo, que se fundamenta so-
bre s mismo. Un caso muy significativo de esta
interpretacin lo constituye la filosofa de Kant,
desarrollada en la Crtica de lq razn prctica.
La moralidad se justifica sobre un conjunto
de experiencias propias que descubre el anlisis
del efectivo comportamiento de los hombres.
Sin embargo, la moralidad no es algo puramente
apariencial o epifenomnico, reducible a in.stan-
cias inferiores ni deducible de concepciones
)

tericas sobre lo real. Ms an, Kant establece


el <<primado>> de la razn prctica sobre la razn
terica, primaca que radica en la capacidad por
parte de la razn prctica para hacernos penetrar
ms profundamente en la realidad. La razn te-
rica, para Kant, queda confinada, como en lec-
ciones anteriores se ha indicado, en el mundo Retrato de Kant, el gran filsofo alemn que defiende una moral
auf()noma, basada en el imperativo categrico del deber. 305
de las apariencias o de los fenmenos. La razn

1

'
1

Debemos tener en cuenta q ue aqu no se
la prctica moral del hombre tendra una mayor trata simplemente d.e desc~brir meca?ismos rea-
capacidad de desvelamiento de la rcalitlad <.1t1e ~l les que actan en ciertas. c1rcunstanc1as, sino de
puro ejercicio de nuestras facultades cspeculatt- eliminar la entjdad propJa del mundo mora] ex-
, .
vas o teoret1cas. trapolando y abso1 utiz~~~o las capacidades ex-
En cierta forma, esta posicin de Kant est plicativas que es~os anal1s1s, a veces muy pene-
en la lnea de las metafsicas que han afirmado trantes, proporcionan.
la voluntad o la libertad como instancias lti-
mas de lo real, y a las cuales hemos aludido en U na tercera pos bilidad interpretativa del mun-
otros momentos 11ablando del voluntarismo mo- do moral vendra dada por su deduccin a partir
derno, desde Scoto ( 1266-1308) hasta Fichte de otros universos. As ocurre con el intcntf)
(1762-1814). de fundamentacin metafsica del universo
I .. a concepcin ms antittica a las tesis que es- moral. La idea de bien no sera ms que un as-
tablecen la autonoma del mundo moral podra- pecto de la idea del ser. La concepcin escols-
mos encontrarla en las posiciones que designa- tica de los trascendentales incorpo ra a la idea de
remos como reduccionistas. Segn ellas, el ser no solamente la de <<veru m>>, que fu e estudiada
universo moral que aparece ante el hombre re- en una leccin anterior, sino tambin la de <<bo-
sulta totalmente desmontable a partir de un an- num>>. En el intelectualismo tico de Grecia,
lisis psicolgico y sociolgico. De un modo an- tal com o fu e desarro llado por Scrates (470-
logo a como Hume (1711-1776) negaba la cau- 399 a. de C.), en contramos la expresin ms clara
salidad fsica, reducindola a una serie de asocia- de la reducci n de la m o ral al orden de la racio-
ciones repetidas entre fenmenos, podramos de- nalidad: la idea de m aldad moral se reduce a la
cir q ue la obligacin moral no constituye otra idea de error, y la de co nducta moral correcta
cosa sino la prctica habitual de un individuo o a la de racion alid ad. E l extravo tico del hom-
de un grupo elevada a n orma. Lo usual se con- bre n o es sin o una consecuencia de su extravo
vierte en obligatorio. La o bligacin no es sino intelectual.
el hbito. Tambin , la racion alizacin de ciertos
intereses o la imposici n persuasiva e introyec- Finalmente, junto a las soluciones anteriores,
tada de determinadas norm as de conducta a una po d ramos situar las que designaramos como
comunidad por parte de un g rupo , que resulta interrelacionistas. La moralidad nos aparece
favorecido a travs de dichas norm as. E n esta aqu profundamente interconectada con otros
lnea hem os comentado alg unas posibilidades, aspectos de la vida humana. En tal sentido, re-
com o la interp retacin del psicoanlisis y del sulta evidente que las normas ticas dependen
concepto del Su per Ego en sentido social, y de las estructuras concretas de una sociedad Yde
tambin podramos referirnos a las interpreta- sus relaciones de produccin pero no se redu-
ciones ms vulgares y mecanicistas del marxismo. cen a stas de una manera rbecnica. Por una
1
1
1
1

''
1
parte, se producen fenmenos de enorme com
metatica. Tal derivacjn se encuentra natural-
pleji~a~ en .~l n:u~do moral, fen?menos de con- mente en la comprensin de la filosofa como
cienc1al1zacion et1ca, y, por otra, estos fenme- teora del lenguaje, en la lnea de la filosofa
nos actan sobre la misma historia, dinamizn- analtica*.
dola y posibilitando
, . su transformacin. Se ori- En tal lnea, la investigacin analtica se
gina una practica moral propia, sustantiva, pero propone centralmente precisar el significado del
no separada de los , . otros aspectos de la vida hu- lenguaje moral. Esta problemtica se. ha origi-
mana, y esta practica moral contiene un sentido nado a partir de la investigacin sobre las teoras
profundamente dinmico. E l hombre, a lo lar- del significado en las diferentes formas de di s-
go de la historia, contrasta los cdigos morales curso.
y se produce un progreso moral, unido al de- La evolucin del tema arranca de lo que re-
sarrollo de nuestra informacin, a la conquista present el positivismo lgico en el perodo
creciente de la racionalidad humana, en toda de entreguerras. E l positivismo lgico estable-
nuestra cultura. ci el <<criterio emprico del significado>> . Segn
El problema planteado en el cuadro de los dicho criterio, el significado de una proposicin
sistemas tradicionales de la tica y referente a la se reduce a su mtodo de verificacin, de con-
autonoma de lo moral ha sido suscitado por la traste con la experiencia. Cualquier proposicin
investigacin tica moderna, d e una manera pe- que no sea directa o indirectamente reducible
culiar a travs del anlisis lingstico. Toda a trminos empricos carece de sentido riguroso.
una lnea de investigacin tica, que se ha ex- El resultado es que las proposiciones de la ti-
tendido en nuestro siglo a partir de Moore * ca, como proposiciones normativas, no pueden
(1873-19 58), ha replanteado no slo el contenido ser verificadas empricamente. Podemos veri-
de la tica, sino la concepcin misma de sta ficar la descripcin de la conducta que sigue un
como ciencia. Para la direccin que estamos se- individuo o un grupo humano, lo cual es objeto
, .
alando, y que a veces se conoce como et1ca de la psicologa, la sociologa o la antropologa
analtica, la misin de la tica no es ocuparse cultural, pero no podemos verificar una norma
de la conducta moral, de sus conceptos bsicos moral por su carcter imperativo o prescriptivo.
yde los cdigos que la regulan, sino del lenguaje El intento de reducir el deber al ser ha sido de-
moral. En este sentido, la tjca filosfica aparece nunciado como falacia naturalista, afirmndose
como un discurso de segundo orden. Mien- en este sentido algo bastante obvio, que el uni-
tras el moralista hablando de los objetos mora- verso de las normas no se reduce al de la descrip-
les y del univer~o moral, utilizara un dis~urso cin de los hechos empricos, conclusin a la
de primer orden, el filsofo moral, recogiendo que curiosamente se lleg de un modo ms bien
dicho discurso, empleara un discur~o de segun- trabajoso.
La salida resultante de esta posicin neoposi-
. do orden, es decir, un metalenguaje; por ello,
tivista residi en considerar a la etica, ya como 307
esta tica tambin ha sido designada como una
-------------=-----=------...............
t
1
1
1
t
1

mero estudio emprico de las cos.tt11nbres, ya vos y evaluaciones. Con el trmino de <<impera-
como algo basado en el sentimiento. A esta cioncs>> entenclcmos aq~ellas e~presiones que
interpretacin se le ha venido designando como normalmente utilizan el 1mperat1vo gramatical.

emot1v1smo. Lo esencial no es la forma gramatical, que puede
ser naturalmente encubierta por recursos ret-
Sin embargo, un nuevo y decisivo momento en ric~s, sino el contenido expresivo de una or-
la investigacin del lenguaje moral se abri por den comunicada mediante variados recursos
la influencia de la segunda etapa de Wittgens- lingsticos. Es evidente que este tipo de len-
tein, de lo que conocemos como el <<segundo guaje resulta irreductible al lenguaje de las pro-
Wittgenstein>> ( 18 89-19 51). As como el primero posiciones que describen hechos o enuncian ver-
haba inspirado al positivismo lgico, este <<se- dades formales. Por otra parte, nos encontramos
gundo Wittgenstein>>, que rompe con sus ideas con expresiones lingsticas que contienen tr-
iniciales, represent una fuente muy importante minos tales como los de <<deber>> o de <<obliga-
para la moderna filosofa ana.ltica desarrollada cin>>, y que, por lo tanto, expresan tambin
en la ltima posguerra. orientaciones sobre nuestra conducta, sealando
Wittgenstein, abandonando su criterio ante- direcciones preferentes a la misma segn nor-
rior de la verdad como fotografa o reflejo de mas. Finalmente, asistimos a la presencia de
los hechos atmicos, introduce la teora del sig- juicios valorativos, en los cuales un comporta-
nificado como uso. El significado de una palabra miento humano determinad o es calificado como
o de una proposicin no puede ser entendido bueno o malo. Todo este tipo de discurso apa-
ms que dentro de un contexto en el cual fun- rece con una sustantivid ad propia, que ya haba-
ciona, y que caracteriza lo que Wittgenstein de- mos sealado parcialmen te al hablar de la varie-
fine como juego del lenguaje. Entonces la moral dad de sentidos y usos que puede adquirir el
representara uno o varios de estos juegos del lenguaje segn Morris.
lenguaje, tipificados peculiarmente y plenamente La investigacin d el len g u aje m o ral contiene
vlidos ante otros juegos del lenguaje, entre una clara limitaci n , n o slo en los objeti-
ellos el discurso informativo o cientfico.
vos que se propone co n la sistemtica renun-
En esta lnea la aportacin ms relevante es
cia a la formulacin d e c digos morales y a la
la realizada por Hare *, con la doctrina que ha
fundamentacin o discusin de los fundamentos
sido designada como prescriptivismo. En efec-
del universo m oral, sino en los mismos conteni-
to, al discurso descriptivo o declarativo el
dos que abarca . E ntender los hechos del uni-
que anteriormente hemos tipificado como dis-
verso moral del hombre no es posible reducin-
curso apofntico se contrapone este otro tipo
donos ,
a la exp resi n lingstica de tal mundo, ya
de discurso que guarda muy estrecha relacin
q ue este, co mo h emos comentado es fundamen-
con el discurso moral. El discurso prescriptivo '
talmen te prctico, y en este sentido los hech~s
est formado por imperaciones, juicios normati-
cuentan d ecisiv amente. El que el hombre arroe
1
1

'
1
1
1
bombas de napalm o se arriesgue a la tortura
. . . los dems sere5 vivos no participan de la
defendiendo cier~os ideales constituye una deter- felicidad , puesto que ellos son absolutamente
minacin para la investigacin moral mucho ms

incapaces de practicar una actividad de esta


importante que lo que el hombre diga. Es ms clase (la contemplacin) . Si los dioses pasan,
uno de los g randes fenmenos de. la morai en efecto, toda su vida en una felicidad perfecta,
humana, y de los ms importantes, est consti- la existencia del hombre no conoce la dicha
tuido por la contradiccin entre las declaracio- ms que en la medida en que ella presenta alguna
nes ~ las cond uctas. Poniendo un ejemplo muy semejanza con u na actividad de este gnero.
sencillo, en nuestra moral sexual tradicional el As pues, fuera del hombre, todos los dems
adulterio masculino resultaba condenable se~n
seres vivos se hallan en la imposibilidad de gustar
la felicidad, porque les est negado el participar
las normas de ~a tica cristiana, sin embargo, de la contemplacin . Por consiguiente, la feli -
de facto>>, no solo ha representado una prctica cidad no tiene otros 1mites que los de la con -
ampliamente . ~xtendida, sino algo estimado y templacin. Cuanto ms se desarrol la nuestra
valorado pos1t1vamente por la sociedad al mar- facultad de contemplar, ms se d esarro llan nues-
gen de las declaraciones oficiales. Si examin- tras capacid ades de feli cid ad, y esto n o de una
ramos el len guaje poltico de nuestra poca, la manera accidenta l, sino en vi rtud de la m isma
contradiccin antes referida adquirira trminos natura leza de la contemp lacin. Esta es preciosa
por s mi sma, aun cua ndo se podra d ecir que
verdaderamen te escandalosos y sistemticos. No
la felicid ad es una especie de contemplaci n.
hace falta sino compro bar cmo las posiciones
ms opuestas invocan sin embargo los mismos
Etica a Nicmaco>>, libro X, cap. 8,
A RISTT ELES:
ideales con mucha frecuencia. en Obras. Trad . de Francisco de P. Samara nch,
Independientemente de las limitaciones de la Ed . Aguilar, M adrid, 1964, pg . 1308.
tica analtica se nos hace presente, en todo caso,
un fenmeno evidentemente positivo: la supera-
cin de un actitud dogmtica y limitativa ini-
cial, la p ropia del positivismo lgico, hacia la Vase el siguiente fragmento expresivo det
investigacin de las caractersticas peculiares del modo de trabajar el anlisis del lenguaje moral:
lenguaje moral. Sin duda esta tendencia puede
servir para el esclarecimiento de una dimensin EXPRESIONES NORMATIVAS
de la enorme fenomenologa tica, la que se
refiere a su lenguaje y a su lgica. Respecto a Son expresiones con palabras como <<deber>>,
dicha lgica, tambin es de notar el pro,g~eso <<tener que>>, <<no poder>>, <<no estar permitido>>,
verificado a travs del desarrollo de las log1cas <<haber de>>, <<estar obligado>>, <<obligacin>> y

denticas, que se han propuesto la tipificacin otras anlogas. Expresiones de esta clase ex-
del discurso normativo respecto a sus conceptos presan que existen razones para que el agente
acte de cierto modo, razones que tienen que 309
fundamentales y sus inferencias.
en l inexistentes; de otra parte, sin embarg 0
ver con la existencia de normas y principios de es cierto que buen nmero de distinciones co
conducta. Tales normas y principios pueden ser ceptuales se . incorporan ar:tificialmente al le~:
~e . diferente especie, por ejemplo: mora les, ju - guaje obedeciendo a necesidades expresivas. El
r1d1cos, prudenciales, etc. Otras diferencias entre filsofo se mueve en esta visin, pero no deb
los diversos usos de estas expresiones hacen nunca confundir ambos aspectos en el estude
. 10
relac~n a la posibilidad de que su cumplimiento
sea impuesto, a la posibilidad de una sancin, del lenguaje.
etctera. No hace falta repetir que las diferencias
en el lenguaje cotidiano son siempre vagas y Jos~ ~ P. HtERRO: Problemas del anlisis del
una de las reglas de todo estudio analtico es lenguae moral, Ed . Tecnos, Madrid 1970
ginas 52-53. ' ' P
no suponer en el lenguaje ordinario distinciones

Fl gran novelista ruso Dostoiewski


del pecado y de las relaciones del h pre:nta en sus obras el problema
om re con las normas morales. SO~en Kier kegaard trat
ertad, el hombre, etctera.
~o, LECTURA Y COMENTARIO
n. .
'I) ...

El ;con el fii_i de no permanecer irresoluto en mis acciones mientras la


be razon me .obligaba a serlo en mis juicios, y .no dejar de vivir, 'desde luego
lio con la me1or ventura que pudiese, hube de arreglarme una moral pr ,
. , . OVlSlO-
naJ, que no c~nsistia sino en tres o cuatro mximas, que con mucho gusto
voy a comunicaros.

La primera fue s~guir las leyes y las costumbres de mi pas, conservando


~on firme constanc1:1:_ la r~l~?in en que la gracia de Dios hizo que me
instruyeran desde nino, rig1endome en todo lo dems por las opiniones
ms moderadas y apartadas de todo exceso, que fuesen comnmente ad-
mitid~s ~n la prctica por los ms sensatos de aquellos con quienes tendra
que vivir.
(... )

Mi segunda mxima fue la de ser en mis acciones lo ms firme y re-


suelto que pudiera y seguir tan constante en las ms dudosas opiniones,
una vez determinado a ellas, como si fuesen segursimas, imitando en esto
a los caminantes que, extraviados en algn bosque, no deben andar errantes
dando vueltas por una y otra parte, ni menos detenerse en un lugar, sino
caminar siempre lo ms derecho que puedan hacia un sitio fijo.
(... )
. , .
Mi tercera mxima fue procurar siempre vencerme a mi mismo antes
que a la fortuna, y alterar mis deseos antes que el orden del mundo, y gene-
ralmente acostumbrarme a creer que nada hay que est enteramente en
nuestro poder sino nuestros propios pens~mientos, de suerte que despus
de haber obrado lo mejor que hemos podido, en lo tocante a las cosas .ex-
teriores, todo lo que falla en el xito es para nosotros absolutamente im-
posible.
(...)

En fin como conclusin de esta moral, ocurriseme co~siderar, ~na


por una, ias diferentes ocupaciones a que los hombres dedican su vida,
r

. "111 CJL' 1 _. 1 clecir n~1d~1 cJe l ~ts ele los dern "
. l Ja 111 e Jo 1 ; )' s as sas c1
rJara 1)roct1r~t e cgii d 11 ~Jc>r ciuc scgu1 r erl li1 misma que teni'a
dinar1
' ~ ' 111 -ci 11~ ~t 1 c; ;
pens que 110 l)Oc ~a .d' ~ , , CLI lt j v< > ele 111 i 1r1zr1 y (l .tdelantar c u an t La fu
. , . 1111 , , 1 a er11era ,1 1 , o
es decir aJ 1c,1t . . , vcrc1~tcl, segt'.'111 el rr1et<Jc1() c1t1c me hab segun
1 1,1
pudie1a ei1 el C()t1oc1n11 r1t o te a 1engu

()fCSCl lt Hare1
1919,
J
1 (10do rra<I. <.le Mar1ucl (~ . M'>rc11tc, 1".cl. l~spasa-Calpc M
(l)i ~1.. "!\ r 1 '.'\: /)1sr11r10 o e mr. , " cuela
drili, i943t\ 11Ligs. 44-47.) anlis
estud
les, q
. con d t1cta l1a d-:.e ser la meJor prueba, la prueb a , moral
1\11 . . mi anhelo
de
Kierke
supremo; \ s1 1
no acabo de convencerme, dentro de la ultima . e 1rrcmedjab]c Pe ns

1nceru aum~bre , de la ,rerdad de lo que espero, es q u e mi . conducta


, no es un e
bastante pura. No se basa, pues, l~ virtud en el do?~' sino este en a9ulla, sof a
\, es el mrtir el que hace la fe mas que la fe al ?1art1r. N? ha y seg~r1dad }'
descanso los que se pueden lograr en esta v ida , esencialmente insegura
}, fatigosa sino en una conducta apasionad am ente buena.
Es la conducta, la prctica, la que sirve de prueba a la doctrina, a la
teora. <<El que quiera hacer la voluntad de El d e Aquel que me envi,
dice Jess conocer si es la doctrina de D ios o si hablo por m mismo>>
(Juan, VII, 17); )' es conocido aquello de Pascal de <<empieza por tomar
agua bendita, y acabars creyendo>>. En est a misma lnea pensaba Juan
Jacobo Moser, el pietista: que ningn ateo o naturalista tiene derecho a
considerar i~fundada la ~eli~in cristiana m ientras no haya hecho la prue-
ba de cumplir sus prescr1pc1ones y mandamien tos .

(~fIGUE~ DE UNA~fUNO: Dei sentimiento trgico de fa vida, Ed. Losada, Buenos Aires.
1964, pag. z 30.) ARANGU
ARANGU
B UNGE )

HI E RRO ,

VOCABULARIO I-I unsoN )

Alian
L EPP, lGJ
An~ltica (Filosofa analtica). Co- rasa,
r~1ente del pensamiento contempo- unos casos hacia el lenguaje cien R.UBERT
r_a~eo, cuy_a_ crtica se dirige al an- tfico, en otros hacia el lenguaje
WARNo~
l1s1s o clar1f1cacin del leng . ordinario. El conocimiento de la \XYss, D
ua1e, en
realidad viene dado por las diver-
mas a
let'h ,
""ias sas ~ienci~~ o por el lenguaje or-
tena. dinario _ut1l1zado para expresarla por temas rnarcadament .
> ciale .. e existen -
lanto La funcin . de la filosofa , en un . s, como hombre libertad h'
tor1a ; sin embargo 'en el , is -
haba segun d. n1ve 1, versa sobre estos . , pensa -
lenguajes. . ;;~nto de Kierkegnard son vislun1-
Hare, Ric~ard Mervyn. Nacido en .. dos desde una perspectiva re -
l1g1osa.
1919, miembro de la llamada es -
>e, Ma~
cuel~ . de Oxford, ~a aplicado el Moore, ~eorge (1873-1958). Pen -
anl1s.1s del <<lenguaje ordinario>> al sador ingls considerado hoy como
estudio de las P.roposiciones mora- predec~sor de los filsofos del
lenguaje. ordinario. Batalla a favor
he1 0 les, que denomina prescriptivas. ..
~el <<se~tido comn>> contra los idea -
Kierkegaard, ~oren (1813-1855).
a ble l1sm?~ imperantes en su momento.
Pensador danes, considerado como
o es E_~ et1ca ha mantenido una posi -
un claro antecedente de la filo-
~ion que se puede denominar rea -
f11a, sofa existencialista. Preocupado lista .
dy
ura

la
.,
10,
QQ))

nar

a
e-

LECTURAS RECOMENDADAS
res,
ARANGUREN, Jos Lurs L.: Etica, Ed. Revista de Occidente, Madrid, 1968 4
ARANGUREN, Jos Lurs L.: E/ marxis!IJO como moral, Alianza Editorial, Madrid, 1968.
2
BuNGE, MARIO: Eticay Ciencia, E d. Siglo XX, Buenos Aires, 1972
HrERRO, Jos S. P.: Problemas del anlisis del lenguaje moral, Ed. Tecnos, Madrid, I 970.
HunsoN, W. D.: La filosofa moral contempornea. Trad. de Jos Hierro S. Pescador,
Alianza Editorial, Madrid, 1974.
LEPP, lGNACE: La nueva moral. Psicosntesis de la vida morai. rf rad. de Delfn Leocadio Ga-
rasa, Ed. Carlos Lohl, Buenos Aires, 197 2..
RUBERT DE VENTS, XAVIER: Mora/y nueva cultura, Alianza Editorial, Madrid, 1971.
WARNOCK, MARY: Eticacontempornea, Ed. Labor, Barcelona, 1968.
a WYss, DIETER: Estructuras de la moral. Estudios sobre la antropologa y genealoga de las for-
- mas de condttcta morales. Trad. de Elena Bombn, Ed. Gredas, Madrid, 1975.
16 1
EN EL MUNDO ANTIGUO
16.2. EN EL PENSAMIENTO MODERNO

Las normas ticas, que aparecen en toda sociedad, slo pueden


ser analizadas desde las circunstancias culturales que las encuadran.
La variacin de stas en el mundo antiguo y en el moderno supone
un radical cambio de perspectivas, siempre ligadas a la concepcin
del hombre y de la sociedad vigentes en el momento.
1
1
1
1
1
1
1 .n t ':\
1 t '"' '
1 Jnici~llmcntc clclJcrr1os realizar algunas pre .. fl}OS
cisio11es: r.el i

t11lC
] ~ toda sociedad existen normas ticas
i. _.o juici
y eva u aciOOCS e e Jas C<)0( lletas, C . UC1J?_,ertnitcn . En
hablar cicl siste1na <.le Vil O!CS pt(>j210 (.lC una r, _ tucl i
1ac:i~stas
lect1v1c .1. c.
normas pueacn ser cxpJfc1tae. ), defi
1as ta bla s de la lcv;
"J..,
o pticden t<"ncr llO carcter
1 de
consuettidinario, basa~as en as Cf)?t~.ml)re2 , no lid
por ello menos operativo. !ncJuscJ cuando el in-
. duo se separa de la sociedad,
d lVl h . adoptand<) una
ducta independiente u ost1 1, esto no supone
con d .~ d
una amoralidad, sino la a opc1on e una nue\a
normatividad propia.
2 Este fenmeno, d.ibuia la hist.qr~a .de la
mo~i1: E~- ~li~ p~demos comparar tanto lo;
contenidos de los distintos cdigos morales
como sus estructuras. En est~- se~_t~.c!~... se Eued~
hablar de:
a) moralidades atmicas, que insisten en de-
terminados actos concretos, los tabes de las
culturas primitivas;
La descripcin realizada en el tema anterior b) morales globalizadoras, q ue i~pf,iIJltP.
ha dejado abiertos una serie de interrogantes. orientaciones generales a la conducta : amars
Estos podran responderse a travs del examen
al prjimo;
de las teoras morales elaboradas a lo largo de la
e) morales literales o ritu~les; qu_5:_atienden a
historia del pensamiento. Dentro de ellas ad-
la-=..1-etra de las normas y al aspecto 1ns ~_!terial
quieren su plenitud los con.ceptos a~terio:me~te
de los hechos ; H
expresados de modo genrico. ?~e sentido tie-
d) morales que atienden al espritu __de los
ne la obli~atoriedad, la normat1v1dad que pre-
valores, por ejemplo, la p o l mica del Cristo
side nuestra vida y que permite calificarla como
evanglico contra los fariseos.
bu~a o mala? Cules son las directrices que
deben orientarnos o gobernarnos? Y, en rela- t
3. La filosofa m oral aparece como la teora
cin con ellas ,;cmo se sitan las normas con- y discusin racional q u e se ha. levantadq_. ~obre l
' .. , .
cretas que prescriben, recomiendan o prohben los hechos, sobre d ich a experiencia his~or1c~
D ciertos actos? de la moral que la h a p recedido. Para no recor-
rar artificialmente el campo tico, la especulacjn
filosfica de?e atender al mbito de creencias L~ hi~:oria .de nuestra tica filosfica -\de la
teo.r~zac1on t1ca7 se encuentra con una apor-
religiosas e ideales polticos, la prctica econ-
tacion fundamenta l y originaria que proviene
mica, la estructura de la sociedad, el sistema de
.cas de los grand es sistemas formula d os en las
juicios de valo~ que l~ colectividad incorpora .

tten lt.imas fases del pensamiento antiguo. Nos re-


En consecuencia, los sistemas ticos han de es-
~0-
ferim?s, a las aportaciones de los estoicos y de
tudiarse siempre dentro de un contexto bien
~as: lo ep1cureos, pero antes tambin de los cnicos
- definido, aunque, naturalmente, la indicacin y de los cirenaicos, directos descendientes de
:ter
- de dicho contexto no agota la pretensin de va-
no Scrates, y al gran esfuerzo de construccin de

lidez de tales sistemas. una moral en Aristteles .
1n-
~na - - ----
ne S. V a. de C.
va S. V -IV a. de C. S. IV a. d e C . s. 111 a . de e

Cirenaicos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Epicreos
Scrates ~-- Cnicos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Estoicos
la
(4 70- 399) Megricos. . . . . . . Pirrn ......... /" Escpticos
os
-
.

( 365 -3 22) /
Platn ......... . Academia. :. .......... . ... .
(428-3 48)'---.. -----
~ A. , 1es ...... . Liceo
~ ristote
e- (365-275)
s
Este cuadro no agota, por supuesto, las escuelas filosficas griegas
del momento, ni las influencias que sobre eS. ls filsofos inciden.

a Estos diversos sistemas no slo representan cuperado en el Renacimiento, influy poderosa-


tl un impulso que movi la reflexin tica que llega mente sobre alg unos de los grandes sistemas
hasta nuestros das, sino que han prolongado filosficos modernos. Spinoza (1632-1677) es
s dilatadamente su vigencia, as: un caso bien expresivo. Todava hoy hablamos
a) La tica aristotlica, incorporada a la es- de una m o ral o de un comportamiento estoico,
colstica durante la Edad Media, ha hecho sen- pudiendo decir de esta manera qu~ el estoicismo
tir su influjo, a travs de sus diversas ramas, se h a co nvertido en una de las grandes constan-
hasta el tiempo presente. tes de tod o el p ensamiento y la prctica moral
l b) El estoicismo posee una historia viva. Re- del homb re. 31
-
de esta compleja realidad, el hornbr .
e) En el epicuresmo nos tropc~~11n<.>S con u~ la orientaci>n vital, la norma. Esta e tcc1b
fenmeno anlogo: su importancia en l<>S <)!1- . d d tt...1 f, . norma se lle
Ja ley de la ctu a . '.l"' es ac1l para un ho er sonal
genes del pensamiento moderno, st1 re\ 1v1scen-
actual comprender este profundo sentid rnbre rnite~
cia en numeros~s ocasiones. Marx ( 1818-188. ,3) ., o de e
raizamiento, d e protecc1on y amparo -d :r. y la 1
se ocup en su tesis doctoral de la con1parac1on . 'fi b e clau
tro materno - que s1gn1 ca a la ciudad conn
entre los sistemas de Demcrito (460- 370 a. de , . A , 1 d para el instai
griego c1as1co. s1, a pena el destier
Cristo) y de Epicuro (341 - 270 a. de C.). Tam- , d' d d 1 ro era rnisf,
una autntica per 1 a e as races, una de
bin en el pensador de nuestra poca Bertrand . 'd 'd scom fs,
Russell resuenan en ocasiones acentos clara- posicin de 1a propia 1 ent1 ad, un dcsam ~
. , . 1 R d , S
radica . ecor emos como ocrates, segn , ( Pctro su l
mente ep1cureos. p
relata el dilogo platnico El Critn!> se 01ega .
a romper con la ciudad, a salvar su vida huvend tele
Todo el movimiento tico que acabamos de
autodesterrndose y desobedeciendo las' leye~
nal
sealar arranca de la figura de Scrates o, en
ms exactamente, de Scrates y su dilogo con aunque est persuadido de que su condena e
en
los sofistas. E~ pensamiento griego, en este mo- injusta. en
mento, desva su atencin del problema del mun- Este universo de seguridades se ha ido de,.
ya
do y lo dirige hacia el hombre. Se pasa del perodo componiendo en una lenta corrosin. La aa1
est
cosmolgico* de la fifosofa griega al perodo vidad filosfica, el paso del mito al logos, sin est
antropolgico, segn ls esquemas habituales duda, ha sido mu y operativo. Tambin todasla~ tas
sobre el pensamiento antiguo. El hombre se luchas polticas de las ciudades. Y con el hele- cai
convierte en el gran objeto de la investigacin nismo, con la aparicin de Alejandro y su con- ni

filosfica, y los conceptos morales, la delimita- cepcin imperial, todo este universo es sepultado d
cin de la esencia de la virtud, constituyen una en el pasado. Nada ms lgico que el griego.

preocupacin obsesiva en Scrates, tal como nos entonces, busque nuevas normas con que orientar 1
lo han transmitido los dilogos* platnicos de su vida desde el desamparo o la inseguridad ra-
la primera poca. dical en que ha sido instalado. Los sistemas t1
,
Es importante subrayar cmo este dinamismo cos representan la respuesta a esta situacin e
se forja en la crisis que supone la descomposi- Y muchos de sus aspectos, tanto en su contenido c
cin de las estructuras propias de la Grecia como en sus formas, reflejan el estado de cosas
clsica. El hombre griego tradicional se encon- que acabamos de aludir.
traba totalmente insertado en las estructuras de El hombre busca nuevas normas para orie~tar
la <<polis>>, de la ciudad. La polis griega consti- su vida. Sustituyendo a la antigua ley, persigue
tua una comunidad tanto poltica como reli- la nueva comunidad que arrope su soleda~ ~
gios~, asentada sqbre un sistema de creencias en la que encuentre una identificacin co.lectl\'
bsicas, un culto a los hroes y a los muertos, As~ se constituyen escuelas que alcanzan una 1
318 un mundo de mitos originales; en el interior larga tradicin y, en el caso de los epicreos,
se llega a tributar un verdadero culto a la per-
lado una escuela en la pla:ta <le ( .. tnosargos, el
sonalidad del fundador. Estas escuelas trans-
<<perro gtl>>, luminc)sa co1nci<.lcncja con el perro
m1ten <<dogmas>>. El hombre busca su salvacin
como smbolo de la vigilancia n1<>ral.
y la encuentra en la <<virtud>> como realidad in- La escuela cnica arranca ele un .cr"'tica de 1~
conmovible, definitiva, en la cual el hombre se ideas abstractas o generales. Como grficamente
instala y supera los avatares de la historia. Al decan: <<veo un caballo, no la cal)allejdad>>. Pero
mismo tiempo se disea el ideal del sabio so- esta posicin gnoseolgica deriva hacia un plan-
fs, aoc/>s como el hombre que ha llegado a teamiento tico. Se trata de buscar al hombre
su plenitud. autntico y de realizar la esencia del hombre
Por otra parte salvando el caso de Arist- no en su carcter abstracto, sino en su concre.-
teles, cuyo pensamiento es mucho ms tradicio- cin. Este hombre verdadero o autntico \-que
nal y concibe, por tanto, la comunidad poltica Digenes rastreaba con su linterna denunciando
en los trminos clsicos de la ciudad reducida , a la sociedad que le rodeaba como una sociedad

en su conjunto, los sistemas ticos se instalarn no humana , es el hombre autrquico, cu a
en una perspectiva cosmopolita, que ha roto vida est presidida por la independencia, eme
ya las estructuras de la ciudad; as ocurre con los se ha encontrado a s msmo. En consecuencia,
estoicos, con los cnicos, con los epicreos. En no depende ya de los bienes exteriores, de las
estas dos ltimas escuelas los rasgos individualis- realidades externas, que son puro <<humo>>. El
tas se acusan profundamente; los estoicos, en hombre, en cambio, que ha accedido al verda-
cambio, insisten ms en la necesidad de interve- dero encuentro de s mismo, es un h ombre in-
nir en la cosa pblica y seguir sintindose ciu- mutable e indestructibl~. En esta lnea se encuen-
dadanos.
Los cnicos y los cirenaicos se vinculan
inmediatamente a Scrates, ya que los funda-
dores de estas escuelas pertenecieron al crcu-
lo socrtico. Constituyen el primer brote de una
tica filosfica en nuestra historia. Como rasgo
comn podemos detectar la orientacin esen~ial
mente prctica y el desdn por lo espec~la_t1vo.
Ambos parten de teoras del conoc1m1ento
diversas, que les llevan, por tant~, ~ diferentes

concepciones ticas. La escuela c1n1ca fue fun-


dada por Antstenes; entre st1s ~:guidores ms
famosos figura Digenes el D1ogenes que t~ Muerte de Scrates, en el Museo Nacional de Atenas. El gran fil-
na por vivienda un tonel_ El nombr~ <<Cl- sofo griego prefiere morir, aunque ~u con~ena es injusta, a mar-
charse de la ciudad en la que se sent1a enraizado. 319
nico>> (Kves, perros) proviene de haber insta-

'
1
1
1
1
1
1

tra la crtica de todo lo convencional qt1c 11aba nismo sin ms; entienden, por el contrario
sido ya ampliamente desarrollada por l<.)S sofis- el ideal del sal)C> es encontrar la felicidad, que
,
entre los harap<)S como en 1a purpura. Ji tanto
tas La misma legalidad, el nomos, la ley de la . ---s de.
ciudad, nos aparece como convencin ~ren:e a cir no se trata de ren dirse a las scnsac
' tones
la naturaleza. Del mismo modo se realizara la sino de controlarlas de manera que obteng ,
. , 1 . arno~
crtica de la familia y de la ciudad, considern- una vida lo mas p acentera posible, lo que
dose los cnicos como cosmopolitas. Tambin ocurrir si nos encontramos dominados po
. . .

0
r 1as
atacan a la religiosidad en sus formas popul~res contingencias exteriores.
; . , . .
y politizadas, manteniendo frente a ell~s la idea En la practica, entre c1n1cos y cirenaicos
1 - ~
de una divinidad nica. Podramos decir que los produce como uego veremos entre los est~:
cnicos constituyen en la antigedad un verda- cos y los epicreos UQ_~ conyergenc~a, - ue
dero movimiento contracultura!. tambin se manifiesta en el criticismo frente9a
En su moral, adems, se inserta un aspecto los aspectos convencionales de la vida, tanto
escandaloso para el mundo antiguo: la valora- polticos como religiosos .
cin del trabajo fsico, del esfuerzo. Los traba-
jos de Hrcules constituyen un arqu tipo y adop- Este despuntar del pensamiento tico llegar
tan a dicha figura como patrn. Recordemos a su desarrollo ms cumplido en el perodo re-
que en el mundo antiguo, en el de la Grecia presentado por la filosofa helenstica y romana,
clsica, el trabajo fsico era una realidad infe- con las grandes escuelas de los estoicos y epic-
rior, propia de los esclavos. reos, a las que podemos aadir la de los escp-

ticos.
La escuela cirenaica, fundada por Aristipo La escuela estoica., que atraviesa diferentes
de Cirene, de donde deriva su nombre, establece etapas y vicisitudes, y cu ya influencia se prolon-
como base de su doctrina una concepcin feno- ga tan dilatadamente, no se uede caracterizar
mnica y sensualista. Es decir, afirman que no como una escuela exclusivamente tica
conocemos la realidad exterior; nos encontra- contrario, el concepto de <<virtud>> que tien91
mos como una <<ciudad sitiada>>, aislados del los estoicos comprende tambin ra fs!s~ yJa
mundo. Lo nico que nos llega de l son las sen- lgica, que son igualmente formas peculiares
saciones producidas. Por eso consideran que la de la virtud. Estas ciencias resultan absoluta-
exclusiva realidad a que podemos atenernos es mente necesarias para el desarrollo de la tica,
la del placer y del dolor, como vivencias inme- en la medida en que siendo el imperativo fun-
diatas en nuestra vida. Por lo tanto, lo agradable
damental de lo moral el ajustar la prctica ~u
y io desagradable se convierten en los nicos mana a la ley de la naturaleza, resulta imprescin
valores sobre los cuales podemos asentar con
dible el conocimiento de dicha naturaleza. Por
plena seguridad r;iuestra existencia. Ello no quie-
otra parte, la lgica nos suministrar los cor~ec
320 re decir que los cirenaicos se entregen al hedo-
tos criterios de decisin. Por ello, los estoicos
l
)

'
1 i
{( t 1( q
n1<1
llf )

tr

t qu R
e ni r
ne
1 nt r
br . up r
e p e d d d n r nt
\ profund n1 ne r
rer1 ln1ence le rr J t e
p r r e de animo 1nt r r h1 .

L o ofia epicrea, en cambio, ha arttdo


u
d e ne pc1n atomista de la realidad formu-
da por Jo presocraticos 1 ... eucipo )' J)emcrito r
460-; 70 a. de C .. Las sen aciones son e! nico Il UI
CI d l pi r Ir
pin de partida ~uro. J~a' ue arrancar C[1 t ndtd e nl' u
ronce ,coino Jo cirenaicos, del lacet. 1 dolor. n 1 d turh
ctc>n, dand pra
~hora bien, a diferencia de los cirenaicos, - nd d al pl r
1 te .. icuro en Ja si:,eerioridad de los lacere p1r1t ual ,t r 1
corpo1 l.
del aln1a re pecto a los e cuerpo, aunque, co111c)
h a lega(lc) Lln intento de construccin de a
ciones : la n1t1ertc no debe asustarnos, tatn~OC() nos d .
,etica
como una ele las partes e su sistema
n a)r que temer a la divinidad, e\ lt_ando aSl los
La tica aristotlica parte de la doctrina de la
dos terrores que atenazan a la 'ida humana;
finalidad. E l fin, <<telos>>, de .donde se origina la
Rr otra parte, el bien es fcil de alcanzar Y el
palabra <<teleologa>>, o estudio de los fines, cons-
mal resulta mucho mas soportable de lo que
tituye un a de las cuatro ~ausas rlel "~r 1unr() ~
comunn1ente se piensa. La doctrina de Epicuro
la material , formal y eficiente.
tiene caracteres optimistas y estimulantes y, e~
definitiva, se muestra prxima a la de los estoi- Las causas del ser, segn Aristteles
cos, como testimoni Epicuro a lo largo de su
Todo ser, y todo lo que llega a ser, de-
vida, soportando con peculiar serenidad enfer-
pende de una causa. P or lo tanto, todos los
medad}' muerte.
En lecciones anteriores se ha sugerido que la seres dependen de u n a causa en su ser y

escuela escptica, fundada por Pirrn, y que fre- en su hacerse, en su m ov1m 1en to, en su
cuentemente se incluye slo en el debate sobre cambio . A ristteles divid e las causas en
la posibilidad del conocimiento, en realidad con- intrnsecas (material y form al) y extrnse-
tiene profundos acentos ticos. Esta escuela se cas (eficien te y fin al) .
sita en oposicin al dogmatismo* de las escue- La cau sa eficiente es , fundamentalmente,
las ticas, que van transmitiendo sus principios origen d el m ovim iento . E s el principio
filosficos como doctrina escolar y, en cierta exterior productor d e un cambio. Consti-
forma, como un elemento de seguridad del tuye la idea ms ce rcana a nuestra n ocin
hombre. Pero, negando dichos dogmas, preten- habitual d e causa.
de realmente llegar al mismo fin, es decir, a la La causa final es aquello a lo que tiende
ataraxia. En este sentido entiende que las dispu- un ser, como a s u p e rfeccin, a su cumpli -
tas filosficas y, en general, especulativas del mien to . Es causa en cuanto determina la
hombre, en la medida en que nos llevan a pro- accin del agente.
blemas insolubles, no engendran sino la prdida La materia y la fo rma son los principios
de la tranquilidad. En consecuencia, la epoj constitutivos de los seres . La materia re-
(nox1j), la abstencin, que se manifestara me- m ite a la id ea d e un substrato a partir del
diante la afasia, la mudez, es el mejor mtodo cual una cosa se h ace. La forma al elemen-
para encontrar la ataraxia, la tranquilidad, el '
to d et erminante, conformqdor, de la ma-
idPal propio del hom bre epicreo.
ter1a. l
Hemos aludido a las escuelas que han pasado
a la historia del pensamiento a travs de sus doc-
Tod a la activ idad humana est gobe rnada p.Q.!
trinas ticas, pero ~o podemos olvidar que Aris-
fines. Si h acem os al go es con vistas a una determi-
tteles, tan debatido en otros dominios, y d is-
nad a finalidad. Ahora bien, entre los fiQ...CS. bi> 1

~2 cpulo indirecto de Scrates a trav.s de P latn )


fi n es prximos y fines remotos. Supongamos,
por ejemplo, u~a persona que trabaja con la finida or Ja conjuncin de su teora finalista,
finalidad ~xclusiva de adquirir dinero (el tra- de s l concepcin e la naturaleza y ae la afir-
bajo podria ser, con:o gratificacin, tln fin en s), macin clcl primaclo oe la teora. El ideal de la
y pr~t.ende. ~ste dinero con vistas a realizar vida humana sera, por tanto, la figura del sa-
un vtaJe, vtaJe a su vez ordenado. al encuentro bio como conocedor ae las realidades supremas.
con una persona cuya relacin le interesa. Hay,, El practicismo de otras escuelas aqu se halla
\Eomo v~~os, una ~erarqua de fines propuestos sacrificado a este teoricismo. Por otra parte, es
en las distintas acciones y subordinados unos a evidente que tal ideal slo resulta asequible a
otros. E n este sentido, establece Aristteles la una minora. En este sentido, Aristteles tes-
necesidad de que nuestras acciones tengan un timonia, respecto a otras escuelas ticas, mucho
fin ltimo. Sin esta finalidad ltima, los fines ms crticas, una mentalidad profundamente con-
intermedios desapareceran, ya que slo fun- servadora. As, entiende, con up. sentido_ pro-
cionan como eslabones que nos conducen hacia fundamente clasista, que 1 esclavitud no slo
dicho fin ltimo. Entonces se plantea como pro- es algo justificable, sino incluso una institucin
blema esencial de la tica, en cuanto ciencia de natural. Hay hombres que p or naturaleza son
la conducta, cul es el fin ltimo de la vida hu- esclavos, aquellos que por su vigor se encuen-
mana. La respuesta para Aristteles se encuentra tran destinados a los trabajos fsicos.
en el concepto de felicidad (ebazov' a, felici- A pesar de su carcter profundamente h elni-
dad). co, incluso mu y vinculado a aspectos concretos de
Hablar de felicidad remite a una dimensin la creencia ms clsica, las ideas de Aristteles se-
fundamentalmente subjetiva y que se puede rn recibidas po r Santo Toms (1225 - 1274) e in-
interpretar de muchas maneras. Cul es el con- corporadas a su sistema como uno de los elemen-
tenido objetivo de la felicidad? Aqu se inserta tos fundamentales del pensamiento escolstico .
la doctrina aristotlica sobre la naturaleza. En-
tiende que la felicidad viene determinada p o r la
actuacin de las facultades, que estn orden adas
segn los diferentes grados de la vida (vegeta-
tiva, sensitiva y racional). Ahora bien, siend o el
entendimiento, y su ejercicio terico, aquello
que caracteriza propiamente al hombre, la feli-
ci,dad mayor de ste vendr dada por el ejercicio
de la teora, especialmente cuan do sta se refiere Santo Toms de
Aquino acepta la
a la contemplacin del objeto ms elevado que filosofa de Aris-
el hombre puede proponerse, el ser en cuanto ttel~s y la incor-
pora a su sistema
ser el orjmer ser el primer motor del universo.
,) L

En consecl1encia, la tica aristotlica vien e de-


-' escolstico de
Teologa moral.
Acostmbrate a considerar que la muerte nada Scrates : Consideremos ahora la riqu
es contra nosotros, porque todo bien y mal est otras cosas anlogas, de las que hemos
en el sentido, y la muerte no es otra cosa que la que eran unas veces buenas, otras veces
privacin de este sentido mismo. As, el perfecto asf como las diversas tendencias del alma, e
conocimiento de que la muerte no es contra van dirigidas por la razn, son tiles y se
. nosotros, hace que disfrutemos la vida mortal, perjudiciales cuando las gufa la insensata
no aadindola tiempo ilimitado, sino quitando tambin las cosas que hablamos, no son
el amor a la inmortalidad. Nada hay, pues, cuando el alma usa de ellas correctamenti-
de molesto en la vida para quien est persuadido dirige asf, y perjudiciales en el caso cOftt!
de que no hay dao alguno en dejar de vivir.
As, que es un simple quien dice que teme a la Menn : Completamente.
muerte, no porque contriste su presencia, sino
la memoria de que ha de venir, pues lo que pre- Scrates : De forma que, de una
sente no conturba, vanamente contrista o duele neral, se puede decir que, en el hombr.e.
esperado. La muerte, pues, el ms horrendo de pende del alma y que el alma mism.
los males, nada nos pertenece; pues mientras la razn, sin la cual no puede set
nosotros vivimos, no ha venido ella; y cuando estos pri ncfflios, lo ti 1es lo razona
ha venido ella, ya no vivimos nosotros. Asf, no hemos dicho que la virtud ......
la muerte no es contra los vivos ni contra los
muertos; pues en aqullos todavfa no est, y Menn : Ciertamente.
en stos ya no est. An muchos huyen la
muerte como el mayor de los males, y con todo Scrates : La virtud es, pue8i 1
eso suelen tambin tenerla por descanso de los su todo, sea en parte.
trabajos de esta vida. Por lo cual, el sabio ni
teme el no vivir, puesto que la vida no le es Men6n: Me parece, S6crate$
anexa, ni tampoco lo tiene por cosa mala. Y asf es exacto. "~~
como no elige la comida ms abundante, sino
la ms sabrosa, asf tambin en el tiempo no
escoge el ms diuturno, sino el ms dulce y agra-
dable. PLATN: Men6n 'O Q
pistas. Trad. da ~
Aguilar, Madrid, ;;,,..
EPICURO: <<Carta a Meneceo>>, en Lucrecio: De Ja
naturaleza de las cosas. Trad. de El abate Mar-
chane>>, Ed. Espasa-Calpe, Madrid, 1946, p-
gina, 317.

t
t
1
l
1
1

I)l ~111t ~lcic'>11 l1is1 c'>r' 1


C'l se , .' tea) e repl~tntean1icntc) ele la ti-
,
1 1
l l~lct~1
. 11111)res 1 11 1 .
.. cit <. i ) e, a1)atte <.le las y'1 tn-
c lC~lc l S 111flL1er1cia <l :> , ,. , '
. ' s e ,ts et1cas heln 1cas solJre
1a moc lern 1cl ~1(\.

D entro ele la n1 ~oca mc)c erna J_


\cuy(> panc>ra-
ml' a no pode1n?s exatninar ms <1ue en las graneles \ - '
en 1neas--
vac1on
., la
. tica de K an~ representa una inno-
fundamental ; 0 por 1o menos prctcnclc
"'" (.. c.c>v
. .
e s1gn1ficarla, ~n_ ~a ~~~i9_a e_n que se q.iri,gc crti-
camente hacia todas las ticas anteriorf'~ 1
J:; , d 1 d , . \ o ~ ca 1-
can o as e et1cas heternoms ;r 2retendien ()
fundamentar un nuevo modo de reflexin tica
que se basara en la autonoma. Er.icas heterno-
mas son, para Kant, las que -Supedi~n l; libert~d
d~l individuo a un impettvo exterior; en cam-
bio, la autonoma moral remite a la moralidad
que brota de la intimidad misma del indi-
viduo, realizndose as la unin entre libertad
y moralidad .
.Sin duda, el esfuerzo de algunas de las ticas
que hemos considerado nos aparece como aut-
nomo, pero ~ant aadir que una \rerdader.a
Las creaciones ticas de la oca moderna tica autgom~ no _pJ!ec!~. ser. d~flnida ms ue
respden a una circunstancia histrica muy en un sentido formal. Qu quiere decir esto?
di~tinta a la ~nteriormente s~alad~ .d mundo Sencillamente, que no pueden proponerse nor-
griego. Por una parte, a la 1nfluenc1a de fen- mas ni fines concretos a la conducta humana.
menos tpicos de la modernidad : el desarrollo El verdadero reino de la moralidad ) lo que 1

hace verdaderamente moral al hombre no es


de la ciencia y de la tcnica, la idea del progre-
el realizar el acto A o B, tampoco el proponerse
so, la afirmacin del individualismo y del racio-
uno y otro fin en su conducta, sino el actuar, sean
nalismo burgus. Todos estos fenmenos dibu-
cualesquiera las acciones que realicemos o los
jan una constelacin que est muy conectada
fines que nos propongamos, de una manera ca-
interiormente: la idea de progreso guarda rela-
ractersticamente moral. Esta reside en que la.
cin con el sentido hebreo de la historia como
norma que gobierna nuestro comportamiento
expectativa, el desarrollo de la tcnica con el -nos pueda aparecer como norma universal de
mandamiento del trabajo. Desde esta nueva im-
1
1
1
1
l
l ,. .
~

toda conducta humana. La cxtensibilidad tini- como la revolucin copernicana insertada ~n el


versal de la norma, su carcter genrico y no terreno del conocimiento. Del mismo modo tra-
su contenido concreto, es lo que hace moral una ta K~nt de introducir tambin una revolucin
conducta. Y de aqu la importancia de la inten- copl'nicant en el orden de la moral, en la me-
cin, del horizonte que divisamos en nuestro dida en qL1e la moral humana no va a resultar
actuar. Del mismo modo, la relacin humana ya gobernada por realidades exteriores, los bie-
entre los hombres sera caracterizada tambin nes que se imponen como fines a la conducta,
por un rasgo formal, el considerar a los dems sino por la formalidad que reviste la conducta
hombres como fines y no como medios. misma cuando se sita en este horizonte de
Ahora podremos reformular la gran pregunta universalidad, de posible direccin hacia la to-
de la tica: Qu es lo bueno? Y Kant respon- talidad humana.
der: ni en este mundo ni fuera de l existe nada Por otra parte, Kant no pretende danpo~a
absolutamente bueno ms que una buena vo- justificacin ulterior de Ta moralidaa. El deber
luntad. La formulacin de la moralidad es la se impone por s mismo. La fuerza del imperativo
de un imperativo, y este imperativo adquiere categrico resulta de su propio .resplandor y el
las caractersticas de un imperativo categrico deber se opone en mayor o menor medida a
frente a los imperativos hipotticos. Kant con- las inclinaciones humanas. Como habamos se-
sidera imperativos hjpotticos aquellos que es- alado en el tema precedente. no slo la moral
tn sometidos a un condicional: si quieres A, no deriva de la metafsica que J(ant ha cegado

tienes que realizar B. Pero la expresin lgica en su Crtica de la razn pura , constituyendo
de una_moralidad no se presenta bajo una hip- as un mundo autnomo y que se justifica por
tesis, si no de una manera
. absoluta. Y Kant la s mismo, sino que incluso la moral nos abre el
formula en los siguientes trminos: <<obra siem- acceso ms profundo a la realidad.
pre del modo que la mxima que regula tu En su Crtica de la razn prctica no pre-
conducta pueda valer como principio de una tende Kant desarrollar un nuevo cdigo mo-
legislacin universal>>. . ral, sino hacelltlOS comprender en qu reside
Hay un evidente paralelismo entre el aprio- la moralidad y, de esta manera, estimular el
rismo de Kant en su teora del conocimiento puro comportamiento autnticamente moral, al mis-
y su formalismo y autonomismo ticos. El cono- mo tiempo que pretende situar el universo de
cimiento en Kant no resultaba ya regulado por lo moral dentro de la vida humana y de nuestras
el mundo exter ior, sino por las mismas condi- posibilidades de comprensin de lo real. Hay e~
ciones internas del conocimiento. La objetivi- la reflexin kantiana un esfuerzo de ~manci~a-:: "'' J
dad es el acuerdo del conocimiento con sus pro- cin y realizacin del hombre frente a la 2o'arta~CA ~ 1
pias condiciones a priori, con las condiciones .
; .
cion y angustia de la ley l1eternoma impuesta,
que lo hacen posible. Es la concordancia del que nos llega a travs del pensamiento bblico
326 pensar consigo mismo lo que se ha designado en una instancia divina, y a travs del absolutis-
r110 moderno en una instancia l' .
, . po 1t1ca Pero t 1
irn pu 1so cr1t1co nos instala desp UP"
,, en .
cin insatisfactoria. Aunque el . --v u.na s1tt1a-
. d 'b . imperativo cat
gr1co 1 UJa un horizonte de univers l'd de e-
. d d a t a , tal
un1\rersa
. . 1 a queda filtrada por s .
u presentac1on ,
su b1et1va .

No puede avanzar ms la tica en el go b.terno


de la con d ucta humana? Qu tiene que ver todo
este mundo formal con las condiciones fcticas "".>

en las:> cuales el hombre desarr_olla su prctica


moral. Den!ro de las aportaciones realizadas
en el pen.samiento tico contemporneo debe-
mos referirnos ahora a la tica de los valores.
Especialmente la desarrollada por Max Scheler
(1 874-1928), que pretendi recoger la crtica
kantiana a las ticas tradicionales intentando
no obstante, superarla. ' '
Para Scheler hay un claro progreso de la
Max Scheler, en el primer tercio del siglo X.X, configura un
tica kantiana respecto a las ticas tradicionales. mundo de valores con estructura propia.
Estas se basan en los conceptos de bien y de
fin. Pero todo esfuerzo de fundamentacin tica venido elaborando este concepto, que ahora
basado en tales conceptos resulta insuficiente, Scheler utiliza en su intento de fundamentacin
segn la crtica kantiana que inicialmente acep- de la tica. .El mundo de los valores es un uni-
ta Scheler. Tal fundamentacin conduce a una ' <
verso de realidades objetivas, pero este uni-
tica del xito, del hedonismo, a una heterono- verso tiene sus estructuras propias 1 no debe 1

ma que sacrifica la voluntad y la accin moral a sr confundido con el reino del ser. Tal confusi~
algo exterior a ella. Solamente pueden aspirar se haba realizado en la concepcin tradicional~
los principios de tales ticas a una validez me- -~n la que l?s valores, el <<verum>> y el <<bonum>>;

ramente inductiva, pero no al carcter de le- fil_?arecan simplemente como predicados del ser.
galidad universaJ. E l gran expediente para sa- En la teora de los valores se dir que as como
lir de estas limitaciones y no quedarse recluidos desde Parmnides ( 504-4 5o a. de C.) se viene
afirmando con perfecta identidad que <<el ser
en la moral puramente formal de l(ant vendr
es>>, h(lbra que indicar que los valores <<valen>>,
dado por la introduccin en Scheler del con-
con irreductibilidad al mundo de lo ontolgico.
cepto de valor.
Aparece as, junto a la ontologa o estudio del
Desde la ltima parte del siglo xrx se haba
ser, una nueva disciplina que sera la axiologa () Por otra parte, el rgano que nos da acceso
estudio de los valores, y se considera que el nom- a la captacin de los valo res no es el conocimiento
bre ha descubierto una nueva zona de objct()S. en su sentid o trad jcional, sino una facultad nue-
Los valores tienen caractersticas ~ro_pias as, va la facu ltad estimativa.
, estn afectados por el principio de polaridad. 'El desarrollo de una tica basada en la axio-
._
E n trminos lgico dixamos qt1e a la contra- loga ha encon trado en la figu ra d e Max Scheler
cliccion sustituye la contrariedad. En este sen- su representante ms con ocido, pero no es la
tido hablamos de los valores de lo bueno y nica. Tambin la tica d e Nicolai Hartmann
de lo malo, o en el mundo de los afectos sensi- ( 1882-19 5o) se encuentra en esta lnea, tratando
bles nos referimos a lo agradable)' lo desagrada- de fundamen tar la au tono ma d e la tica frente
ble, gozando ambos trminos de entidad axiol- a la religin. Y, d esd e ideologas ticas muy dis-
gica propia y no constituyendo una pura nega tintas, han aceptad o t ambin el concepto de
cin, al igual que en lo esttico hablamos de lo valor pensad o res cristianos como Johannes Hes-
bello y de lo feo, q en el universo de los valores sen (nacido en 1889) y, principalmente, Dietrich
religiosos de lo sagrado y de l profano. Adems, von Hildeb rand (n acido en 1889).
este gran conjunto est afectado por una ley La teora d e los valores y su proyeccin sobre
fundamental en que insiste Scheler: la jerarqua la tica con sig ui, sin duda, un importante auge
de los valores. Hay valores superiores e infe- en la primera mitad de nuestro siglo. Su termi-
riores, jerarquizando esta estructura en cuatro nologa pen etr incluso en lenguajes mu) dis-1

grandes rdenes: tintos del filosfico, h asta llegar a la misma vida


1. o Valores sensibles, como lo agfadable y cotidiana. Pero el paso del tiempo no dej de
desagradable. revelar con b astante rapidez aspectos inconsis-
2. Valores vitales, como salud, enfermedad, tentes de este intento, excesivamente ambicioso

ve1ez, muerte. para sus p osibilidades .
3. o V al ores espirituales, que comprenden va- Indudablemente , en esta espcJl'u" lacin ac\ t, -
lores estticos (lo bello y lo feo), valores jur- dosis oast ante fuertes de veroalismo }T de ideall -
Clicos (lo justo o lo injusto), valores ligados al mo. Los problemas parecen resueltos a travs
ejercicio de nuestro conocimiento. - de una cierta manipulacin lingstica. Qu
4. o En el grado mti alto estn los valores re- q uiere decir exactamente que los <<valores va-
ligiosos, como lo sagrado y lo profan o. len >> sin m s? No desembocamos a travs de
La accin tica consistir rrecisamen te en la estimativa, en realidad, en una nueva forma de
la realizacin de los valores segn la jerarqua subj etivismo? Y , sobre todo, el hombre se
- ,
que acabamos de indicar. Los valores in feriores encuentra inserto en una realidad mucho mas
son sacrificados, cuando ello resulte necesario, apremiante, mucho ms grave y trgica ~e la
a Tos valores superiores. E l sen tido d e la vida que pueden resolver este tipo de lenguajes idea-
humana consiste en la realizacin de valo res . lizadores. Concretamente, el concepto de va-
Ior tiene ~u origen en la e~onoma del siglo xix.
han puesto a Sartre en relacin con Kant, in-
All funciona con un sentido preciso dentro de
cluso en la lnea (le una tica formal. Pero lo
los fenmeno~ ,del mercado, de la produccin y
q:1,e en Kant apareca explayado como considera-
de la explotac1on humana. Arrancado de dichas
cion
. general de la moralidad en Sartre se con-
realidades permite , .
construir discursos lings- )

vierte en la incitacin a realizar nuestra perso-


ticos un tanto retor1cos, escamoteadores y mani- nalidad.
pulantes. Sin duda hace falta avanzar de una Resulta muy expresivo recordar el ejemplo
forma ms precisa hacia las condiciones verda- sobre el que Sartre moldea su reflexin. Un an-
deramente concretas de la accin humana. La fi- tiguo discpulo suyo recurre a l plantendole
losofa de la existencia no dej de proponerse estas un problema moral. Durante la ocupacin ale-
metas, al menos en su formulacin sartriana. mana de Francia, se encuentra ante una grave
alternativa: abandonar a una madre, cuyo nico
La filosofa existencialista de Sartre se in- sustento l representa, tratando de incorporarse
cardina en una nueva experiencia histrica: el a la resistencia y abandonando el pas; o bien,
rrancionalismo y la catstrofe de la ltima gue- permanecer junto a ella procurndole el alimen-
rra mundial, la lucha de la resistencia contra el to y amparo que parece necesitar de una manera
nazismo y la bsqueda de un sentido a la vida tan absoluta, ya que el abandono la conducira
humana desde la radical experiencia de una li- a la desesperacin.

bertad creadora. Aunque Sartre no haya desa-
rro]ado una tica sistemticamente, el problema
moral encuentra, sin embargo, un lugar muy
preciso y definido dentro de su sistema de ideas.
Estas lo configuran necesariamente.
Jean Paul Sartre parte de un radical antia-
- priorismo. Afirma, no slo que no existe un
Dios, sino que no existen tampoco las normas
deales que deben guiar la existencia hu~ana.
Tal idea de una normatividad o de una raciona-
lidad universal no ha desarrollado, piensa, de
una manera suficientemente coherente la expe- Jean-Paul Sartre
riencia radical de la prdida de Dios Y del defiende una ti-
ca absolutamente
encuentro del hombre consigo mismo. La autnoma. En ca-
tica de Sartre nos aparece como una tica ?- da situacin el in-
dividuo debe de-
solutamente aut6noma, y de una manera aun cidir, sin normas,
ms incisiva. que en el esfuerzo de !<ant: ~or su comporta-
329
miento.
ello, los comentaristas de las doctrinas et1cas
.
1
1
1
1
1
1
1

Qu hacer en esta disyuntiva? Para Sartre otro dominio, a] hablar del pensamiento cien-
no existe ninguna norma apriorista que pueda tfico, habamos comprobado: la necesaria in-
definir la conducta ms correcta moralmente. teraccin de teora y de prctica. U na. accin que
;

El individuo mismo debe decidir, segn una no vaya guia?~ por la te?,rta ~e. convierte en a~go
vocacin que se revelar en el mismo acto de ciego. La clas1ca reflexton ~tic~ ha const~u1do
decisin. No existen esencias anteriores a nues- un mundo terico sobre s1 mismo. Es indu-
tra existencia, esencias inscritas en un mundo dable que dicho mundo no tiene sentido si no
inmutable. El hombre es su existencia misma, resulta no slo actuante sobre la prctica esto
por ello la vida humana est cargada de una tre- tambin lo han ieconocido los grandes mo-
menda responsabilidad. Adems, Sartre subraya ralistas tradicionales, procurando ser coheren-
de qu manera al elegir nuestra lnea de conducta tes con sus ideas , sino, de una manera ms
elegimos a toda la humanidad. Aqu resuenan radical, insistiendo en que dicha prctica no es
las ideas kantianas, pero no de una manera te- un mei:o resultado de las p revias ideas mora-
rica, sino absolutamente prctica, ya que, de les. Esta prctica debe entrar en relacin dialc-
hecho, el ideal que nos proponemos nos aparece tica con el mundo de las ideas m o rales, contras-
como una norma absoluta, pero una norma que tndolo, enriquecindolo y dndole sentido.
debemos descubrir nosotros mismos desde nues- Es importante tener en cuenta el problema
tra autenticidad ms profunda. Slo las conductas de la comunicacin entre los h ombres. La tica
de mala fe, las conductas enmascaradoras, blo- de Sartre lo recoge, y entiende que est a comuni-
quean la va justa hacia la autenticidad del acto cacin se entabla en el corazn mism o del acto
moral. En la medida en que el acto moral sea moral, cuando es realizad o autnticamente por
sincero no puede ser juzgado por los dems. el individuo. Pero, adems de la realizacin,
En consecuencia, en el acto moral el hombre se la colectividad pensante se co munica a travs
encuentra y se descubre a s mismo. Y se des- del debate moral. Tal in stancia no puede en
cubre no ya como un ser solitario, sino como un ningn momento ser o lvidada, en cuanto pre-
ser genrico, como expresin de la humanidad cede a la prctica de la moralidad y tambin re-
entera. Cada acto humano decisivo, verdadera- brota de ella. Se establece as un juicio y una re-
mente moral, compromete
... a toda la humanidad. novacin de su s ideas a partir del mundo de
En las ideas de Sartre se da una aportacin experiencias o btenido . Para Sartre no habra ms
importante: la moralidad es fundamentalmente que una comunicaci n puramente testimonial,
un autodescubrimiento, la moralidad es una ~u~dando reducido este testimonio a la pura ac-
prctica. Sin embargo, la insistencia en stos t1v1dad. Realmente deb e darse tambin una ela-
aspectos conduce a Sartre no slo a una desva- boracin terica, la cual enriquece al hombre sin-
loracin de la dimensin terica relacionada con gular cuando ste se enfrenta con el problema
la ~moral, sino a una verdadera mutilacin de la de la decisin y la ejecucin.
330 misma. Y aqu podramos recordar lo que en Desde Sartre hasta Kant se extiende una gran

1
1
., 1
1
P reocupac1on por liberar a la con ,. 1
. . c1cr1c1a t11<>ral
de una normat1v1dad que se considera c . repr<>lltice en la.s relaciones ht1manas cue se mue-
b < Orno a1lC-
oante. Sin em argo, podramos sealar que la ven, ~lclerns, c11 t1n mund<J ele bienes escasos.
norma, moral no es forzosamente alienante. Ne> c r1 l>~1lclc
rec<>rllbamos anteriormente, res-
Lo seria en el caso de brota1 de una coac ,
e c1on,
pecto al C<>nce)tC> tle valor, su sentido radical-
pero no s1 es resultado de una clarificaci mente econmicc>.
ranto individual como colectiva; s1 esta nor::~ . Ia 1nancra de afrc>ntar estos conflictos C()OS-
es asumi~~ por el hombre y despus encarnada ~tuye 1a exp~ricncia"' tanto tcr>rtca como activa
en la acc1on. Pueden realmente ser considera- e la humanidad. En ella se revelan diversos
das como normas alienantes las de amar al pr- sentj dos a la .vida humana, los cuales son capa-
ces de contagiar a los distintos hombres abriendo
jimo o luchar por una sociedad sin explotado-
as la senda de un progreso mora] . '
res ni. . explotados?
, .
En ciertas condiciones de
, Este debate moral y este esfuerzo del hombre
repet1c1on mecan1ca, o de falsa proclamacin,
por realizar sentidos ticos en su existencia, cons-
s tendran un carcter heternomo; -pero no tituyendo un reino peculiar, no puede ser ais-
cuando son asumidas como resultado de un des-
lado de la concepcin general que el hombre
cubrimiento que pue~e dar sentido a una vida. tiene de s mismo y del mundo real. Y aqu
Hemos hablado de descubrimiento y este se establece una nueva serie de interacciones
concepto resulta importante para la correcta si- dentro de la totalidad que representa la cultura.
tuacin del problema tico. Descubrimiento que Una visin jerrquica de las realidades, una
debe revestir un carcter dialctico en el que comprensin de la profunda unidad entre los
se unen prctica y teora. Pero esta vez el des- hombres, una visin evolutiva de la realidad,
cubrimiento no se produce como mera paten- son todos ellos elementos que pueden ayudar
tizacin de un mundo o de una zona de lo real, al hombre a encontrar su lugar como sujeto
. . . ., .
n1 tampoco como mera opt1m1zac1on organiza- moral en nuestra cultura. De igual manera que
dora de la decisin tcnica. Tal descubrimiento el pensamiento clsico, desde una perspecti\Ta
se mueve en una realidad conflictiva. Conflic- distinta, se propona la fundamentacin meta-
tiva, porque determinadas tendencias nuestras fsica de la moral y del concepto de \~irtud, como
pugnan constantemente con otras posibilidades algo esttico, absoluto y fundamentalmente in-
de realizacin. As le ocurre al mismo epicreo, dividual, inscribindose algunas de las ticas
cuando controla la ms primaria tendencia he- antiguas en una imagen de la realidad propia
donista para incardinarla en una vida racional. tambin del pensamiento antiguo.
Y, en casos lmites, tal sucede con el hombre Y a desde la consideracin de los sistemas ti-
que tiene que sacrificar su vida, sobreponerse cos griegos qued clara su dependencia respec-
al instinto de conservacin, por la defensa de to a interpretaciones gnoseolgicas y ontol-
un proyecto que confiere a su vid~ un ~igni~cado gicas, respecto a su manera de concebir aquello
superior al biolgico. Este conflicto 1nter1or se en que reside la verdadera certeza y aquello
Ser bienchechor, cuando se puede, es un
en que consiste la realidad. De esta n1anera se
deber, y an tiay .ciert~s ~lmas t~n naturalmente
introduce una racionalizacin ~n la discusin simpticas que, sin n1ngun motivo. de vanidad
tica, aunque despus la tica misma puede co11- ni de inters, encuentran u na satisfaccin en
tribuir tambin al enriquecimiento de nuestras esparcir la alegra en derr~dor suyo, y gozan con
concepciones de lo real. . la dicha de otro, cuando esta es obra suya . Pero
A esta reflexin sobre la cotalidad cultural sostengo que, en este caso, por ms que la accin
podemos aadir otro aspecto no menos impor- est conforme con el deber, Y por . estimable que ,
tante : la conciencia de la dependencia de la por otra parte, sea, no tiene, sin embargo, ver-
vida humana respecto a sus estructuras eco- dadero valor moral, y que es igual a las dems
nmicas. Sin la consecucin de unas estructuras inclinaciones, como la ambicin, por ejemplo,
econmicas justas, liberadas de las relaciones de que, cuando por fortuna tiene por objeto un
explotacin, carece de sentido hablar de la po- asunto de inters pblico, conforme con el deber
sible realizacin moral del hombre. La invoca- y es, por tanto, laudable, merece elogio, pero
cin a sta se quedara en las formas del mora- nunca nuestro respeto, porque la mxima ca -
rece, en este caso, del carcter moral , el cual
lismo ms tradicional e inoperante. Y a el mismo
exige que se obre por deber y no por inclinacin.
Santo Toms indicaba que sin una mnima su-
Supongamos ahora que uno de esos hombres
ficiencia de medios materiales peligra grave-
bienhechores est agobiado por una pena que
mente la salvacin del individuo. extinga en su corazn toda compasin hacia
La tica, con todo su mundo de valores, nos la desgracia de otro, y que, teniendo siempre
aparece as vinculada a los dems aspectos filos- el poder de socorrer al desgraciado, sin que le
ficos de la cultura y conectada con las mismas afecte la desgracia de aqul, aunque est com -
bases econmicas de sta. En consecuencia, uno pletamente absorbido por la suya, se sustrae a
de los sentidos ms operantes, para una tica esa insensibilidad para venir en su socorro, y
actual, lo constituye el compromiso del hombre no siendo atrado a ello por ninguna inclinacin,

en la marcha de nuestra historia hacia la con- sino porque es un deber, su conducta tiene
quista de una sociedad dominada por la raciona- e.ntonces ~n verdadero valor moral. Digo ms:
lidad y la libertad. En esta sociedad, tales atri- s1 el corazon de un hombre no estuviese natural-
butos constitutivos del hombre deben realizarse mente dotado ms que de un grado insignifi-
no ya como privilegio de una minora, sino como cante de simpata, si este hombre (honrado, por
informacin total de la vida colectiva. As pues, otra parte) se mostrase fro e indiferente a los
representa ste uno de los proyectos que ms sufri".',ientos de otro por temperamento, y quiz
eficazmente han de orientar la moralidad del tamb1en porque, sabiendo soportar sus propios
males con valor y resigr1acin, supusiera en los
hombre actual; su realizacin sobre la historia
el encuentro del hombre consigo mismo, tran-' dems o exigiera de ellos el mismo valor; si
sitando desde nuestra aurora antropolgica has- h~biera, por ltimo, la naturaleza trabajado pre-
c1s?me.nte para hacer de este hombre (que no
2 ta la plenitud del medioda humano.
seria ciertamente su peor obra) un filntropo, no


..
'
.~- ' ~~
\;'-.
'

,'
1

1
1
n 1
1
e ene Ontrara en l un
medio de darse a s mismo
3d vafor muy superior al que le dara un tempera- quiere decir eleccin del sujeto individual por
n ~nto compasivo? lndud~bfemente; y en esto s rnismo, y, por otra, imposibilidad del hombre
precisamente donde br1ila el valor moral del de sobrepasar la subjetividad humana. El segundo
n
o esrcter, el ms alto de todos, el que procede de sentido es el sentido profundo del existencia-
n ~:cer el bien no por ir1clinacin, sino por deber. lismo. Cuando decimos que el hombre se elige,
entendemos que cada uno de nosotros se elige,
pero tambin queremos decir con esto que al

- KANT :Fundamentos de la metafsica de las Cos-


elegirse elige a todos los hombres. En efecto, no
s tumbres. en Crtica de la razn prctica. prece-
dida de los fur1damentos de la metafsica de las hay ninguno de nuestros actos que al crear al
costumbres. Trad . de A. Garca Moreno, Editora hombre que queremos ser, no cree al mismo tiem-
Nacional, Mxico, 1963, pgs. 9-1 o. po una imagen del hombre tal como considera-
r
mos que debe ser. Elegir ser esto o aquelto es
afirmar al mismo tiempo el valor de lo que ele-
gimos, porque nunca podemos elegir mal, lo
1 ...el primer paso del existencialismo es poner
que elegimos es siempre el bien, y nada puede
a todo hombre en posesin de lo que es, y
ser bueno para nosotros sin serlo para todos.
asentar sobre l la responsabilidad total de su
Si, por otra parte, la existencia precede a la esen -
existencia. Y cuando decimos que el hombre es cia y nosotros quisiramos existir al mismo tiem -
responsable de s mismo, no queremos decir po que modelamos nuestra imagen, esa imagen es
que el hombre es responsable de su estricta valedera para todos y para nuestra poca entera.
individualidad, sino que es responsable de todos
los hombres. Hay dos sentidos de la palabra
JEAN PAUL SARTRE : f/ existencialismo es un hu-
subjetivismo>> y nuestros adversarios juegan con manismo, Ediciones Huascar, Buenos Aires. 1972.
los dos sentidos. Subjetivismo, por una parte, pgina 17.

El estoicismo ha La tica de Ni colai


influido en gran Hartmann est ba-
manera en los sis- sacia en la axiolo-
temas filosficos ga, en los valores,
,
i
modernos, como de forma autono-
j
en el de Sp inoza ma COl'l respecto
l (1632-16 77). a la religin. 3
la~
LECTURA Y COMENTARIO - .
'<l h. chada es v ic1osa. l~l alma del sabio carece d e1'
U n alma cngre1 a e in . 1 1 . . d e dtJ
. . , h 1ncha. Ahc>ra b1cn: e a ma 1rr1ta a se encuentra
victos no se engr1e, ne) se se
' .. b . nunca se irrita. Por que s1 se irrita tiene un ari-
en ese estado. Luego e 1sa 10 . , d 1 1 011
. . d 1 , 0 airado es ansiar el max1mo o or para e supues-
s1a pues propio e anim f pl'.
: . . d Al d 0 minado por estas ansias, st consigue satis acerlas
to 1nJur1a or. ser d 1 ' oi:
necesariamente se alegra del mal ajeno, u.na vez perpetra a la .venganza. ut
dm itirse en el sabio, tampoco cae en a 1ra. Ahora
y como esto no pued e a b. , d
. . b . ra estar triste cabra tam 1en estar aira o; y como
bien st en e1 sa 10 cup1e ' . d. .
' d
carece e ira, carece tambin de tristeza. Porque, s1 pu 1era entristecerse ,
.,
tendra compas1on ... V
(CrcERON: 711sciilatiae disputatzones, III, 19- 20 ; en ELORDOY: E/ esto1czsmo, Ed. Grcdo ,
Madrid, 1972, pag. i 6 1.)

Nuestras actividades necesi~an, en consecuencia, ser regidas por una


doble serie de imperativos, qe podran recibir los ttulos siguientes:
IMPERATIVO
CULTURAL VITAL

Pensamiento ..... Verdad ..... Sinceridad.


Voluntad ........ Bondad ..... Impetuosidad.
Sentimiento ...... Belleza...... Deleite.
D
Durante la Edad, con mal acuerdo llamada <<moderna>>, que se inicia
en el Renacimiento y prosigue hasta nuestros das, ha dominado con cre-
ciente exclusivismo la tendencia unilateralmente culturalista. Pero esta
uniteralidad trae consigo una grave consecuencia. Si nos preocupamos
tan slo de ajustar nuestras convicciones a lo que la razn declara como
verdad, corremos el riesgo de creer que creemos, de que nuestra conviccin B
sea fingida por nuestro buen deseo. Con lo cual acontecer que la cultura
no se realiza en nosotros y queda como una superficie de ficcin sobre
la vida efectiva. En varia medida, pero con morbosa exacerbacin durante
el ltimo siglo, ste ha sido el fenmeno caracterstico de la historia europea
moderna. Se crea en la cultura; pero, en rigor, se trataba de una gigantesca
ficcin colectiv~ de que el individuo no se daba cuenta porque era fra~u~da
en las bases mismas de su conciencia. Por un lado, iban los princtpios,
.
..
'~

..
:~
~
' ,\

las. frases y los gestos a veces h .


la d d , erotcos _.
e>Ctst.encia, v1 a e cada d1a y cad a h ora E' por ?tro, la rcalicla<l el( Ja
duahdad ent~e lo que se cree hacer y lo u.e 1 cant ingls, esa escandalosa
Se ha sostenido, especficamente 1., l ' q . se h ace en efecto no es
l ,
h b. d .u.ig es s1r10 e 1 , ' C<)m<>

oriental, ~ ttua o a no separar la cultur~ d e la !f.


nera a toda Europa. El
pre a aquella que sea vital ve en 1 d tda por haber exigido siem-
omnmoda hipocresa, y n~ pued e r co~ ~ctal d e Occidente una rad ical
. . d
un sentimiento e desprecio.
ep r1m1r a conta t 1
c o con o europeo
,

(Jos RTEGA Y GASSET: El tema d .


Ed R . e nuestro tiempo en Ob
., . ev1sta de Occidente Mad .d 1 6 r, , ras
eomp1etas, tomo 111,
I

, n , 9 2 , pags. 171 -17 2 _)

VOCABULARIO

cosmologa. Tratado del cosmos 0


universo. La cosmologa tradicio - Se opone a escepticismo, criticis-
mo, tambin a empirismo. En toda
nal se preguntaba por la estructura
posicin dogmtica subyace un es-
y los principios constitutivos del pritu fantico, e intolerante.
universo. En la fi losofa moderna Dilogos de Platn. La obra de
tales preguntas perdieron sentido, Platn est escrita en forma de di -
desechadas por carecer el hombre logos, excepto las <<Cartas>>. Los
de una experiencia del todo. En la historiadores han establecido tres
actualidad, y desde una perspectiva grupos principales: de juventud, de
cientffica, ha renacido la cosmo- madurez, de vejez. Scrates es el
loga potenciada por los avances personaje principal que dirige la
astronmicos. conversacin. En los primeros di-
Dogmatismo. Tendencia a estable - logos el personaje, Scrates, pa-
cer afirmaciones sin discusin . En rece expresar la idea del Scrates
filosofa, doctrina que parte de histrico, para pasar, en dilogos
principios indiscutibles o que llega posteriores, a manifestar las ideas
a certezas tambin indiscutibles. del propio Platn .

LECTURAS RECOMENDADAS
BRINTON CRANE: Historia de la moral occidental. Ed. Losada, Bu.en os Airels, I 9 7 I .
L v moralidad Ed Ar1el, Barce ona, 1970.
a nue a e l . E . , . a Me'xico 1974.
' J ,
FLETCHER, JosEPH: Etica ae stluacton.
1 E F do de u tura conom1c , ,
FooT, PHILIPPA: Teora sobre " .ttca. ~n , . Etica de bienes. Etica formal. Etica
GARCA MAYNEZ EDUARDO: Ettca. Ettca emptrica.
' M, . 20
valorativa, Ed. Porra, ex1co, 97 3 ft, ,r,'
1
Ed Gredos Madrid, 1960 3.
L d l' d Ja 1oso1 1a mora . ,
ECLERCK, jACQUES: Las g_ran _es tneas e. Ed Paids, Buenos Aires, 1970.
MACYNTIVE ALASDAIR: H1storta de la Etica. . . . e'ticas fiundamentaies. Fondo de
'
NOHL, HERMAN: ., / Et Las ex1lerzenc1as
Introduccton. a " ,e: r
Cultura Econmica, Mxico, 1967

17.1. JUSTICIA
17.2. EL DERECHO
17.3. LOS DERECHOS HUMANOS

Las races del concepto <<justicia>> se hunden en el pensamiento


griego en la misma concepcin del cosmos, de donde se traducen
a la polis griega y de ah a la actividad del individuo. En ntima re-
lacin con la justicia surge el derecho, cuyo problema ms radical
lo constituye su justificacin, como ltimo asiento de las normas
que explaya. En un tercer momento, los derechos humanos, conec-
tados con la tica, apuntan a aquellos supuestos inalienables que todo
el mundo debe <<practicar>>, como nica posibilidad de la plena reali-
zacin del hombre. 33

1
1

'
1
1
l
1
]Jr<>(lLicet1, e11 c.lcter111inacl<JS momentc)s, situa-
cie.>tlCS 11nt~1g<'>11icns.
J\<.}LI, f1rCCS~l1TlC0tC, SC Sta el tema ele la
justicia, )c>rlJLIC la justicia esencialmente se re-
fiere a la distribucin de bienes en el sentiao
111 s am)lc) ele esta palabra l)ic;;tribucin de
bienes fundamentalmente en Ja vida colectiva,
.., .
pero tambin organ1z~c1on inte.rna, C<)m<) se-
alaba Platn, de los diferentes n1veles de nues-
tra existencia individual. El estudio de la jus-
us 1c1a ticia nos conduce necesariamente al mundo del
derecho, en cuanto esfuerzo de realizacin de
dicha virtud en el orden exterior y social.
La justicia se encuentra situada, segn los
tratadistas clsicos Santo Toms y la escols-
tica , dentro del panorama de las \ irtudes ti-
1

cas, conocidas, a consecuencia de su fundamenta-


lidad, como virtudes cardinales: la prudencia,
la justicia, la fortaleza y la templanza.

El estudio del proble:ina moral desemboca Las virtudes, en esta teora clsica, son con-
en algunas comprobaciones fundamentales: sideradas como hbitos, que se vinculan a un -
r. El descubrimiento de las norn1as morales comportamiento adquirido por el hombre a- tra-
ms certeras se vincula a una concepcin del vs de la repeticin de operaciones, ~ q.ue llegan
hombre )r de la realidad gue nos permita des- a formar como una segunda naturaleza en el
cubrir el puesto del hombre en dicha realidad ser humano. Esta idea de repetitividad es esencial
)r, consecuentemente, los deberes a gue se en- en el concepto clsico de hbito. Se diferencia,
cuentra llamado. por lo tanto, de los actos aislados: una accin
2. La insercin social de la conducta humana ocasional de fortaleza no permite decir quepo-
ahora aparece inscrita en el mundo de lo moral. seamos dicha virtud; una deficiencia ocasional,
, Y el acento ms tpico de la moralidad es dado complementariamente, no excluye que se pueda
justamente por el carcter conflictivo con que poseer la fortaleza. Consecuentemente, las virtu-
nuestras decisiones se plantean, obligndonos a des se convierten en principios adquiridos que
realizar sacrificios de bienes o realidades posi- regulan nuestro comportamiento, y, por tanto, el
bles, tanto en nuestra vida individual como en ~oncepto de virtud es ms amplio que el de las
338 la colectiva, ya que dichos bienes o realidades virtudes puramente ticas o morales. Arist-
1
1
1
1
1
1
1
eles considera tambin com . 1
r d h 'b' . o virtudes detcr se del pr<>(l t1ce tina venganza la ne- ,
0110 .a os , a 1tos intelectuales e
. (1 . rererentes al do
- . cat1cc , se
rninto teor1co a sabidura el ent d' . - n1es1s ' que re st a l) lccc e 1 <>r(lcn y castiga ' la des-
\ I d ' en im1ento y mesura lo c1uc 1 . . .
Ja ciencia; o a o minio prctico. (1
d
pru enc1a
. ( f3 ' l 1
os gr1cgoc; lamaban <<hybrts>>
u pie;). Tales son las intuiciones bsicas vincu-
.t la po1es1s, que tiene por obJ. eto 1a pro d ucc1on).
.,
ladas. . a la. co ncepc1on , griega
' ms
de la realidad
El concepto de justicia aparece en , d0 originaria, que se explayarn / posteriormente
1 un per10 dese a r gan' d ose d e ciertos
elementos mticos en'
rnuy anterior a aristotlico y surg e con conno-
la ~peculacin sobre la idea de justicia.
taciones que son esenciales para comprender
. n momento fundamental del pensamiento
Stl alcance. Antes de plantearse como d
. . . una v1rtu griego est representado por la obra de Platn.
ind1v1dual y ciudadana, se presenta com
'd d l' . o una .he preocupa, como uno de los motivos centra-
real1 a cosmo ogica. Con acierto ha recordado les, la realizacin de la ciudad ideal la conviven-
Arangure?, e.n. su Etica, la aparicin del con- . , '
s:ia mas perfecta entre los hombres, tema que
cepto de JUSt1c1a en el presocrtico Anaximan- ~esarrolla en su obra La Repblica. Segn la
dro (siglo ~r a. de C.), es uno de los primeros 1m~gen p~atnica, la distribucin de tareas y
filsofos griegos, fundamentalmente dedicados de 1erarqu1as entre los ciudadanos es un momento
a Ja especulacin sobre el cosmos. En Anaximan- esencial de la justicia constitutiva de dicha ciu-
dro el trmino griego <<dike>> ( bt X1'f ), traducible dad ideal. As, divide a los ciudadanos en fil-
por <<justicia>>, designa primariamente el orden sofos, llamados a gobernar; guerreros, que de-
de las cosas de la naturaleza, de la <<Physis>> ben defender la ciudad, y trabajadores o produc-
(cpa e;), orden que se traducir fcilmente en tores de los bienes materiales.
el propio de la <<polis>>, o ciudad griega, segn 1_a estructura de la repblica platnica re-
un juego entre los conceptos cosmolgicos y sulta absolutamente clasista, en consecuente ex-
los referentes a la ciudad, mu y caracterstico presin de las ideas griegas clsicas sobre la
de los presocrticos. Aristteles (siglo rv a. de sociedad. Pero ahora nos interesa subra;Tar cmo
C.) tambin seal que el trmino <<dikaion>> Platn vincula el concepto de justicia al de dis-
((bxcxzov), <<lo justo>>, tiene su raz en dividir tribucin }- de organizacin en el interior de la
-ciudad, en definitiva a la idea de una armona
una cosa en dos.
Estos conceptos nos orientan hacia la idea entre sus distintos elementos. Adems de esta
dimensin pblica de la justicia, Platn ha per-
de un reparto o distribucin que se produce
filado otra idea que se refiere al ordenamiento
tanto en la realidad csmica como en la ciudada-
interno de la vida humana, al ajustamiento de las
na. Cada cosa tiene su lugar, su parte en el todo,
distintas almas sensible, irascible e intelectual-
segn este reparto o distribucin, que se en-
que se dan en el hombre. Estos niveles se co-
tiende tambin como el destino que corresponde rresponden con las clases s~ciales, y se e.stabl.ece
a cada cosa. De ah que, cuando las cosas p~e el dominio del rango superior sobre el inferior. 339
tenden romper su destino, desmesurarse, salir-
1
1
1
1
1
1

l~t1ndan1entalmentc, ]a clin1cnsi>n S<>cial (le a) Si co11siclcramos la comunidad o totalid


, . 1 .d . ad
la justicia l1a troquelado dicl10 conccpt<) en st1 \' las partes d e esta <> inc 1v1. uos, la Justicia COn-
desen\rol, imiento posterior. Por ta11to, se 11<1 01Lltati va arJarcCC C(Jffi() C 1 tntercambio entre l
1
. . l . l . as t

definido a la jt1sticia como la ,,irtud c1t1e C<)nsis- el 1st1ntas partes,


. es e, cc1 r, entre os c1udadan os yac
te en dar a cada uno lo su\ro. l.-1na atribucin a en sus re1ac1oncs reciprocas. juS'
cada cual de lo que le corresponde presupone, exp
entonces, como seala Aranguren, el derecl10 o b) l.,a. justicia dis~ri but1 va reside en el reparto tre
los distintos derechos de los indi,-iduos, en CU)' de los bienes colectivos, tanto materiaJes com seg
adecuada realizacin reside la justicia. de orden espiritual, entre los distintos ciudadano a l.
que componen la repblica. Constituye una re~ Cri
La doctrina clsica de Santo Toms (s. XIII) lacin del todo, como suma general de bienes de
di,ride a la justicia en conmutativa, distributiva y sus partes, o sea, los individuos. Este tip~ to
~1 legal. de justicia, seala Santo Toms, est gobernada re
po: l~ proporcionalid~d, por la proporcin geo- de
metr1ca, la cual tendr1a en cuenta las diferencias crJ

entre los individuos. pr
di
e) La justicia legal no representa sin o la pro- so
yeccin de la virtud de la justicia sobre la or- ca
denacin legislativa de una comunidad. g
Ahora bien, siendo la justicia una virtud ex- ar
celente puede quedar, sin embargo, subordinada g
a instancias superiores. Esta subordinacin se
manifiesta cuando el espritu distributivo y con- tu
mutativo queda subsumido bajo una unidad ms c
profunda, cuando es innecesario regular la re- 1
lacin entre las partes y el todo. Tal idea ha sido b
difundida desde distintos ngulos. t
i
Entre los antiguos, Aristteles, d"esarrollando y
l~ teora de la amistad, tan importante en la
vida y en .la tica antiguas, sealaba que la amis-
tad hace innecesaria la justicia. E t}tte los ami- 1
Muchas veces, la justicia ha sido suplantada por una falsa caridad,
gos . se da. espontneamente todo aquello que s
que se .co~v7rta as en una forma de escamotear al prjimo lo se tiene, sin que se produzcan enfrentamientos
o que en JUst1c1a le corresponde.
o controversias. La amistad establece una comu-

1
1

ad fl
jdad profunda, una unidad
partes en e 1 afecto com
.
re1ncorp
ora
d
a ele
l1
n- la5 n. trabajt> y las inatcr . .111 '
Desde el punto de vista crist bres 0 clcl 'I". tas l)r 1~1s (le lc)S pases po-
as . .d iano se h b 11 crc~r Mt1r1<lc>.
rado la superiori ad de la e .d a su ra- .Jn el pensa1n1c11t <) el . M .,
os , . E 'd ar1 ad sob l ciende 1 ., , . e arx tamlJ1en se tras-
ustic1a. n su sent1 o correct 1 . re a
J ' d 1
expres1on e amor, concretam o, d caridad es
del co a no~1on clas1ca ele justicia, en la frmula
mun1smo final 1 . d
. h b . 1 ente el amo una vez d e ' Ja S<JClC ad S<>Ca} i Sta
tre los om res, e cual no tiene l ' . r en-
~o
segn el precepto, se debe amar al im1,t.~s, ya que, los m d' read1za a la apr<>p1aci<)n cc)lcctiva d~
ro e ios e produc '
I 1 pro11mo com cin de 1 cion, cumple la distril)u-
)S .
a uno mismo. ne uso, segn 1
d , d as pa1abras de
los i ~driqueza colectiva segn el trabajo de
Cristo espues e la Sagrada Cena el . n tvi uos. Eliminada la plusvala se en-
-... -
~

debe llegar hasta dar la vida por 1os ' d emas


am?r tiende como criterio fundamental d . ' . . l
::i, d e JUSttcta e
rornan d o mo d e1o d el propio r~n. 1m1ento de cada uno en el trabajo. El prin-
. Jesucristo, que mue-'
re por. sus h ermanos.. La idea del cue r p o m1st1co. . ci~io, por lo :anto, de tal sociedad sera: <<de
a
de Cristo, con:o unidad orgnica de todos los ca ~ cual segun sus capacidades, a cada uno
cristianos, .realiza en. ,el terreno sobrenatu ra1 esta s~gun su trabajo>>. Supone un progreso equita-
s t~vo respecto a la sociedad en que se dan rela-
profunda interrelacion, esta asuncin de lo in-
ciones ~~ explotacin, pero no es un estadio de
dividual en una entidad colectiva de carcter
perfe~cton completa, pues el rendimiento en el
- sobrenatural. Es indudable que esta idea de la traba10 depende de factores individuales, a los
- caridad, expuesta en los trminos anteriores, no cuales no podemos atribuir una responsabili-
guarda ninguna relacin con la caricatura des- dad voluntaria.
- arrollada tantas veces en la prctica de la bur-
,
gues1a. As, en la sociedad comunista se llegara a
Aqu., la caridad suplanta a la justicia, susti- u?a frmula ms feliz y humanitaria, en rela-
tuyendo aquello que debe corresponder a las ciones absolutas de solidaridad y unidad, si cada
clases desposedas, por razn de distribucin de hombre tuviese acceso a la riqueza colecti,-a
los bienes, por una ddiva insuficiente y conce- segn sus necesidades. La frmula final resul-
bida con apariencia de generosidad por los deten- tara: <<de cada cual segn su capacidad, a cada
tadores de las riquezas. Tal prctica, instituciona- uno segn sus necesidades>>. El hombre entrega
lizada en numerosas ocasiones, ha degradado su libre esfuerzo al desarrollo de la sociedad,
y ridiculizado el concepto originario y profundo sin sentimiento de competitividad y sin afn de
de caridad. Podramos ver una rplica de la mis- reapropiacin alguna, y sabe que en dicha so-
ciedad podr satisfacer sus necesidades sin vo-
ma en la ayuda que los pases ricos conceden a
luntad de disputa. Una sociedad de este tipo es
los pases pobres a travs de la distribucin de
posible no slo transformando las relaciones
sus excedentes de produccin, obtenidos me-
econmicas, sino todas las relaciones sociales,
diante la plusvala, producida por la organiza-
para modelar una nueva figura humana. 341
cin econmica actual a cuenta de la fuerza de
~~~~~~- . ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

1
1
1
1
1
1
ajeno tal mt1ndo, en cuanto las intenciones y
deberes ticos se proponen actuar sobre la rea-
lidad social y fsica en numerosas ocasiones.
Tampoco significa que el mundo interior esca-
pe totalmente al mbito del derecho; por ejem-
plo, en el orden del derecho penal, las intencio?~s
delictivas, ms o menos acentuadas, son tip1-
fi.cadas y analizadas. Pero difieren ambos uni-
versos en el distinto centro de gravedad: el
aspecto funaamental y decisivo de la moralidad
es el orden de la praxis interior humana, mien-
tras que el derecho hace hincapi en los ras_gos
externos de la conducta y en su influencia en
el tejido de las relaciones sociales. Como )'
indicbamos, no tendra sentido una normativi-
dad jurdica referente a los pensamientos nti-
mos del hombre, por poner un caso lmite.
2. Con esta primera caracterstica del mundo
jurdico guarda relacin su positividad. Resul-
ta esencial a la norma jurdica el poseer una \Ti-
Con el concepto de justicia, como ya se ha gencia pblica: ya a travs de la promulgaciQri
visto tiene el derecho profundas relaciones : la de las leyes, que es la forma ms habitual; o
' -
bien por la notoriedad que debe afectar a las
justicia presupone los derechos de los individuos;
la misin del derecho estriba precisamente en normas consuetudinarias, si, junto a la le1 exis-
1,

realizar la justicia. te la costumbre como fenmen o bsico del de-


En el mbito del derecho se nos presenta un recho. En todo caso, para que se considere vin-
mundo normativo que debemos tipificar con culante a la costumbre, debe constar y ser acce-
respecto a la moralidad. Ambos, derecho y ti- sible pblicamente al observador.
ca, remiten a un universo de normas que regu- Los cdigos morales, a veces, han tenido una
lan la conducta humana. Tres rasgos fundamen- manifestacin pblica; recordemos las tablas de
tales los distingu~n, aunque tales rasgos deben los Mandamientos en el Sina. P ero es indudable
ser entendidos ms en un sentido de direccin que el valor de la norma m oral no lo caracteriia
bsica que de estricta oposicin lgica. el hecho exterior y pblico , sino la aceptacin
1. El derecho se dirige, como ya hemos apun- interior, ntima, la auton o ma de la moral. Sin
tdo, bsica y primordialmente al orden de la tal aceptacin, la conducta d e un indiv iduo puede
exterioridad. Es cierto que a la tica no le es resultar inmoral, si se conduce por normas ex-
1
1
1
1
reriores . no. , con v incentes para d te . h o su . 1
1
contra d1cc1on en tre una mor 1 , . Jeto. I..Ja 1

1 ' ' 1 publica de ~ ta f rcnt l .


mora 1nt1ma so o se podra re 1 , . Y una supond , e. . pos1b1 c desintegracin que
1 so ver et1ca r1 a e 1 11 b re J d . , .
a travs d e a a d ecu acin con 1 mente cos no . ucgc) e 1ntereses antagon1-
. a moral ntim
el enfrentamiento co n la moral p , bl '
u tea. E n
Y ' sometidos
este sentd a un 1 . , .
a regu acton superior. ~n
E'
1 o se ha 0 d1
d d
bio, des d e e 1 p unto d e v ista del d erech cam- es <<una t , . P o cc1r que el derecho
0
.
c1s1vo no es la ac ep t
ac1on ,
interior ' lo de- Daz) ec?ica de organizacin social>> (Elas
. . , sino 1a no ' Y es indudable
torje d ad , 1a vigencia exterior de la nor U - des el d h que, en nuestras soc1eda-
d d d'
socie a g ue re pu ie tn ti mamen te . , ma. na dol~ p erec 0 cumple una funcin de esta n-
. 'd ciertas nor- el p ble ro c~m.probar tal funcin no resuelve
mas 1ur1 1cas . p u ed e condenarlas al d es uso, res- ro ema ultimo.
tarles eficacia,
, y a la larg a hacerlas n o
vigentes En el derecho se 'fi .
e . . man1 esta un intento de pe
ero agu1 nos en contramos co n un ce , ' 1ecc1onamiento 1. .,
P , 11 nomeno d amente unido al . Y rea izacion crecientes profuri
de caract.er s~cundario, que recobra, sobre el el bl
d . . . '
concepto e 1ust1c1a. E ntonce
hecho pr1mar1 ~u e caracteriza a la norma ju- . ~r? ema de la legitimacin de las norin
rdica, su pos1t1v1dad. 1ur1d1cas surge como algo distinto del probl
ma d e la pura legalidad. Por legalidad enten
3. La coactividad constituye otro rasgo ca- demos la p resencia sin ms del derecho positi-
vo, ~e un ordenamiento, de unos cdigos o de
racterstico del derecho . Tambin la norma mo-
un s~stema de costumbres. La legitimacin se
ral posee una cierta coactividad:
concibe com o la justificacin de dichos ordena-
a) En cuanto la presin social acta por me- mientos . Esta ltima tarea se evidencia al mos-
dios ms o menos directos. trarn os los cdigos jurdicos su diversidad a
b) A travs de la influencia ejercida por nues- lo largo de la historia y la discusin a que han
tra propia conciencia sobre la conducta. sido sometidos.
Pero estos hech os son mu y diferentes de la A dem s de los pro blemas de la legalidad que
estricta, concreta e incluso institucion alizada nos m uestra la consideracin del derecho vi-

coactividad propia d e la norma jurdica. El de- gen te, segn las no rmas de una sociedad (cien- '
recho genera todo un aparato coactivo para im- cia del derecho), y de la legitimacin de stas
poner las normas y castigar su infraccin. Sin (filosofa del derecho), surge tambin el pro-
la existencia de dich a coercitividad el derecho blem a d e la eficacia jurdica del derecho dentro
se transformara e n un objeto muy d istin to de d e una sociedad determinada, es decir, un es-
aquel que histrica mente conocemos. tudio co mpletamente fctico (sociologa del
La existencia de todo este m u ndo de n ormas derecho).
jurdicas plantea el p roblema de su justificacin.
Podra concebirse e l derecho como un me- El problema d e la fundamentacin del__ ~~-~
recho tiene una larga historia y da lugar a muy
canisn1c) de homestasis de nuestra socied . .,ad,
diferentes teoras en el mundo de la filosofia 343
corno una manera d e mantener la o rgan1zac1o n 1
jurdica, que ahora reduciremos en rpida es- b) El derecho natural trata de ser establecido
quematizacin. por va emprjca e inductiva, comparando las
1. Las doctrinas que han tratado de fundar el leyes y normas que regulan a distintas comunida-
derecho en una instancia de carcter absoluto. des v tratando de establecer un consenso entre
As, el intento de fundamentacin teolgica del -ellas: un repertorio de normas bsicas. Enton-
derecho, basando la ley natural en la ley divina, ces el derecho natural se asimila al derecho <<de
el derecho humano en el divino. Esta irrupcin '
gentes>> en la terminologa tradicional.
del mundo teolgico y religioso en los hechos As, se distingua entre el derecho civil como
humanos, sacralizando el universo de la juri- el derecho propio de cada ciudad, el conjunto
dicidad, aunque haya tenido su proyeccin so- de leyes que sta se ha dado a s misma, y el
bre sociedades arcaicas, se ha revelado mu y pron- derecho natural, que la razn haba establecido

to como 1ncons1stente. entre todos los hombres y comnmente regula-
2. Durante la poca moderna la anterior con- ba el comportamiento de stos ms all de los
cepcin fue desplazada por el iusnaturalismo; lmites peculiares de cada derecho civil.
segn tal filosofa, el derecho positivo encuentra El iusnaturalismo, desarrollado especialmente
su fundamento en la existencia de un derecho en los primeros siglos de la edad moderna, se
natural. El derecho natural, a su vez, remite adecua ntidamente a la exaltacin del concepto
sobre el concepto de naturaleza humana. De la de naturaleza que se produce en este perodo.
existencia de una naturaleza humana igual para Coincide con el intento de fund amentar tambin
todos los hombres se derivan una serie de nor- una religin natural, una metafsica res ultado
mas, llamadas a regular las relaciones de stos de nuestras potencias naturales , co n el des-
entre s. Sin duda,, entre la concepcin teolgi- cubrimiento de una ciencia de la naturaleza do-
ca y la iusnaturalista no hay una oposicin tada de una validez perenne en sus principios.
absoluta, en cuanto tambin algunos tratadistas 3. La anterior perspectiva, tanto del conoci-
han ,risto en el derecho natural una manifesta- miento de la naturaleza com o del hombre, ha
cin del derecho teolgico, de la voluntad crea- sido, posteriormente, desplazada por la visin
dora de la divinidad. Sin embargo, esta idea evolutiva de la naturaleza y de la sociedad.
ms bien ha funcionado como una seculariza- Tambin, en el terreno concret o de la sociedad,
cin de Ja primitiva racionalizacin teolgica del por el conocimiento de las formas tan diversas
derecho positivo.
de realizacin del h ombre individual y colec-
En el iusnaturalismo podramos distinguir tivo a lo largo de la hist o ria.
dos matices:
Con el concepto de naturaleza, o de hombre
a) El derecho natural es desarrollado de una natural, se haban hip ostasiado experiencias hu-
manera deductiva, a partir de un concepto fun-
~anas e institucionales que son propias, en rea-
damentalmente apriorista de la naturaleza hu-
lidad, de un momento determinado de la civi-
344 mana.
lizacin. Entonces, la filosofa del derecho se
-
1
j 1
1
1

tiene que proponer nuevos intentos f d '


1

d l . un amen-
tadores e orden Jurdico.
a) Intentos formalistas en
. . , a 1gunos casos
incluso Iog1cistas. Tratan de establecer el mundo
del derecho como puro sistema coherente de
normas.
b) Las
. filosofas
, axiolgicas del dere c h o que,
en 1a misma 1inea e~aminada en la tica, preten-
den asentar el universo jurdico sobre el de
los valores.
os
e) Las corrientes hi.storicistas y sociologis-
tas a~ogen la perspectiva dinmica, cambiante y
erec os
multiforme de nuestra sociedad como funda-
mento de Ja comprensin del derecho. Tal acep-
u manos
tacin puede entenderse en trminos puramente
relativistas, en el sentido en que hemos habla-
do del relativismo en lecciones anteriores. No
cabra otra tarea ms que comprender el dere-
cho dentro de cada sociedad y de la sucesin de
stas en la historia.
d) La apreciacin en la historia de leyes evo- En el complejo mundo del derecho, y en es-
lutivas puede darnos la clave para la compren- trecha relacin con los problemas ticos, surge
sin y posible justificacin del derecho en la un tema en el que debemos detenernos de ma-
evolucin misma de la humanidad. La filosofa nera especial : el problema de los derechos hu-
del derecho no se reduce a tratar de justificar manos. Cuestin de la mxim a relevancia en
los derechos existentes, sino que, desde una nuestra cultura y verdaderamente decisiva en
perspectiva crtica, aspira a juzgarlos a travs los avatares de la historia.
del proceso de maduracin de la humanidad, D esignamos como derech os human os aque-
que puede conducir a una ms perfecta realiza- llos que, segn indica su n ombre, resultan de
cin de Jos ideales jurdicos. la condicin humana, del hecho de ser hom-
b res, y, en con secuen cia, representan algo ina-
lien able e in atacable en principio, p o r cualquier
ordenamien to jurd ico o cualquier accin que
pueda atentar con t ra los mismos . De aqu se

deduce que todo ordenamiento jurdico est
llamado, bsicamente, a respetar dichos de- 345

1
''
1

'
1

rechos, a custodiarlos, defenderlos y buscar na, as cc>tno a la concepcin consiguiente d


los cauces o vas adecuadas para su realiza- las relaciones sociales y la posicin del hombre
. ,
c1on. dentro de ellas. 1.-.:s evidente que el modo ele
La idea radical de que parte la afirmacin produccin esclavista, en ~~s sociedades anti~
de estos derechos es, pues, la dignidad primor- guas, bloqueaba la afirmac1~n y comprensin,
dial de la condicin humana, como realidad, salvo en mentalidades profundamente crticas
por una parte, intangible, y, por otra, llamada y contestatarias, de los derechos humanos, al
a la plenitud de su desarrollo. segregar del concepto de hombre a todo un
El reconocimiento de esta dignidad, aunque sector fundamental de la sociedad, justamente
puede aparecer tan obvio, ha tenido que superar el decisivo desde el punto de vista de la fuerza
grandes obstculos y recorrer un largo camino de trabajo. Anlogamente, durante el feudalis-
a travs de nuestra historia. Opnense a dicha mo, las relaciones de vasallaje implicaban la ads-
afirmacin de los derechos humanos las discri- cripcin del siervo a la tierra y su posicin de
minaciones basadas en diferencias de raza o de dependencia ante el seor; por tanto, resultaban
nacin, tambin las establecidas sobre el cla- igualmente incompatibles con una percepcin
sismo vinculado al proceso d.e produccin; las y realizacin de los derechos sub siguientes a la
desigualdades determinadas por la diversidad de pura condicin humana.
sexos, e incluso la opresin que muchas veces 2. A esta evolucin de la sociedad debe aa-
se ha ejercido sobre el hombre en las primeras dirse un decisivo impulso ideolgico, que ha
etapas de su vida, en la infancia. brotado desde las fuentes m s distintas.
a) Y a vimos cmo en el pensamiento an-
Aunque desde remotos tiempos podamos en- tiguo la aparicin de los grandes sistemas ti-
contrar afirmaciones defensoras de los valores cos insista en la idea de ho mbre y trataba de
vinculados a la idea de los derechos humanos, realizar en algunos de ellos toda la grandeza
en la prctica debemos afirmar que su reconoci- posible de la condicin humana. Podemos re-
miento es una gran conquista de la poca mo- cordar los sistemas de los cnicos, de los estoicos
derna. Lo que no impide, como posteriormente o de los epicreos. Incluso se introdujo, en oca-
veremos, que entre las declaraciones de derechos siones, la comprensi n del hombre como ciuda-
humanos y la prctica colectiva de la humanidad dano del universo, trascendiendo la clsica ads-
se site una gran distancia y terribles traicio- cripcin rgida del h o mbre a la ciudad y la dis-
nes a la afirmacin terica de dichos derechos. tincin tambin radical entre el heleno y el
En este proceso de conquista han actuado brbaro .
fundamentalmente
.. factores situados a
. dos ni- b) La difusin del cristianismo en nuestra
veles distintos.
sociedad occid ental representa otro gran ;1
1. Se vinculan al progresivo cambio del
pulso histrico. E n el mismo mensaje bblico
modo de produccin durante la poca moder- se establece la dig nidad especial del hombre, no
1
1
1

. '
1
1
slo como un ser superior a los dems seres b ttos sociales, y as CC>mpattan
. b' s
sus 1enes. 1n
creados, sino, adems, como realidad hecha a
embargo, la ~-tstoria del cristianismo muestra
<<imagen y semejanza del Creador>>. En un sen- su acomodac1on a las es t ructuras sociales
.
tido ms dinmico la misin del hombre con- en
que s~e debi . i~plantarse. Por ejemplo, las
siste en proseguir la obra creadora, incompleta, comu.~1dades cr1st1anas antiguas, medievales, y
a travs de su trabajo, exaltado en el pensamiento tamb1en durante la poca moderna, aceptaron
bblico a diferencia del pensamiento griego . el fenmeno de la esclavitud, aunque pud1era
Esta misma valoracin del trabajo debilita la tal fenmeno resultar suavizado segn precep-
rgida contraposicin que se produce en las so- tos morales.
ciedades antiguas entre el seor y el esclavo, El feudalismo, incompatible con una doc~ri
unida a un reparto de tareas, radicalmente es- na de los derechos humanos, constituy el modo
cindidas, entre la guerra o la teorizacin y la de convivencia propio de la Edad Media cris-
labor manual; en la Biblia vemos cmo los re- tiana. La idea misma de Iglesia fue fanatizada,
yes realizan .trabajos serviles, como es el tra- violando el derecho de la persona a creer y
bajo del campo. Ello no excluye, sin embargo, conducirse segn su conciencia. La persecu-
que dentro del men~aje bblico se manifieste cin a los herejes es un fenmeno histrico tan
un dualismo comparable al existente entre el penoso como relevante. En otras ocasiones se
griego y el brbaro, y q~e se trad~ce, esta vez,
en la mentalidad del pueblo elegido, llamado
a un destino nico entre los dems.
El cristianismo instala como mandamiento
fundamental el del amor al prjimo. A travs
'de la obra de San Pablo rompe el crculo cerrado
tnico-cultural en que el mensaje bblico se mo-
va dirigindose hacia la totalidad de los hom-
bre's. Entiende que la redencin alcanza a todos
ellos y la Iglesia se debe extender univ.ersalmente,
. d. . de pueblos n1 razas. Ya
sin 1scr1m1nac1ones
anteriormente hemos aludido a la .idea del cuer-
. 'd d y unidad abarca a
po mstico, cuya d 1gn1
todas sus partes. , d _
No obstante, este impulso de caracter 1 ~o
lgico y moral result frenado en el .r.den prac- al unos pases cristianos hasta
. idades cristianas tra- La esclavitud ha . perdurado en degser una prctica opuesta a la
tico. Las primeras comun d ab- hace muy poco tiempo, a pesar
taron de traducir estas ideas en un sent\ o h, doctrina cristiana.
s.olutamente revolucionario, respecto a os a-
. . .. ., sa e l1 istric~i <<l)eclarac1n de los derechos t
cc)fl\' 1erte a 1a fe cr1stiat1<1 c11 ti t1a J t1st1 f1cact( lt1 010

de la conqt1ista, si bien algunos jt11ist~s, C()t110 del hombre y del ciudadano>>, redactada y apro- 1

oct1rre en el siglo x\rr espa11.ol con la ol)ra Lle bada por la Asamblea Ntlc1onal en 1789, entre
J.., as Casas * )r \ Ti torta *, se oponen a la expansin los das 20 y 26 de agosto. j

de lc)S pt1eblos cristianos por la violencia_. As pues, en la nueva sociedad que se forma
e) La revolucin cultural de la poca mo- en los pases industriales (siglo xrx) se abre
derna constitu\re t1n nuevo impulso ideolgico. paso la posible afirmacin y descubrimiento de

1\ lo largo de ella se arraiga la idea, con respecto los derechos iguales y comunes a todos los hom-
a los derechos humanos del hombre, de esta- bres. Por la ruptura del feudalismo, el siervo
blecer nuestra sociedad sobre relaciones de igual- queda desligado de la tierra y en situacin de
dad, rompiendo las clsicas conexiones hist- disponibilidad. Sin embargo, un anlisis real de
ricas de dominacin. En este sentido influ;1en los fenmenos, y no puramente terico o idea-
los aludidos juristas espaoles del siglo X\'I, lista, nos mostrar cmo queda preso en unas
pero sobre todo debemos referirnos al mo\ri- nuevas redes bajo la afirmacin puramente for-
miento de la Ilustracin y a su influencia, bien mal de los derechos. As ocurre con la entrada
conocida, sobre la Revolucin francesa. del hombre en las relaciones de mercado, pro-
A partir de este momento, la toma de con- pias de la produccin capitalista. El anterior
ciencia, que se produce en una minora, se en- siervo de la gleba se convierte en un proletario.
trelaza con la revolucin en el modo de produc- Como tal, en el real funcionamiento del modo
cin. La ruptura del feudalismo se traduce en de produccin capitalista, es considerado exclu-
el ascenso de la nueva clase social, la burguesa, sivamente como fuerza de trabajo, como una
)r en cierta forma la del pueblo todo tras ella, cosa objeto de compraventa, aunque difiera
en la medida en que la burguesa asume la fun- del status del esclavo y del siervo. Mientras el
cin de clase ascendente, integradora de los capitalista, en dicha imposicin de las relaciones
intereses genricos de la humanidad en el pro- de mercado sobre las relaciones humanas, se
greso histrico. Por otra parte, en el orden in- convierte en un comprador. Unicamente cier-
ternacional, tambin a partir del siglo XVIII, se tos sectores, dentro de los que se incluiran
irn generando los fenmenos de independen- las profesiones liberales o las actividades crea-
cia, frente a las expansiones imperialistas qt1e han doras, pueden quedar al margen de esta suplan-
caracterizado a la poca moderna. tacin de los relacion es humanas por los feti-
En este n1omento podemos detectar las pri- ches del mercado.
meras grandes declaraciones de derechos hu- El aludido horizonte laboral seala que las
manos, a las cuales se suelen referir las propues- declaraciones de derechos humanos como afir-
tas contenidas en la <<Declaracin de independen- '
macin de una democracia formal y burguesa,
cia de las colonias americanas>>, redactada por suponen un notable ayance, pero el ideal que
348 Thomas Jefferson en 1776, al igual que la fa- las mismas proclaman, de igualdad efectiva en-
ccJn,rierte a la t-e cristi~111~1 e11 t111~1 jt1st it1c~tci<'>11 inosa e l1ist c)1ic'1 <<J)ccJa raci(>n (Je los derechos
de la conqt1ista, si bien a lgu 11os ju rist~~s, cc>111c> tlel h<.)tnbie y tlcl ciuclad an c>>>, reclacta<l a y apro-
ocurre en el siglc1 :x\ espai1.t1l CC)t1 la ()l)ra tlc bada po t la J\sam l)le:;a Nacional en 1789, ent re
J... as Casas* )f \ Tiroria *, se opone11 ~1 1~1 expa11si>t1 los das 20 y 26 ele agc)sto.
de los pueblos cristianos por la ' 'i()lencia,. As p ues, en la nueva sociedad que se form a
e) La revolucin cultural de la poca mo- en los pases industriales (s igl o x rx) se al)re
derna constittl)re un nuevo in1pulso ideolgico. paso la posible afirmacin y 'descubrimiento de
1\ lo largo de ella se arraiga la idea, con respecto los derechos ig uales y comunes a todos los hom-
a los derecl1os humanos del hombre, de esta- bres. Por la ruptura del feudalismo, el siervo
blecer nuestra sociedad sobre relaciones de igual- queda desligado de la tierra y en situacin de
dad, rompiendo las clsicas conexiones hist- disponibilidad. Sin embargo, un anlisis real de
ricas de dominacin. En este sentido influ, 1en los fen m enos, y n o puramente terico o idea-
los aludidos juristas espaoles del siglo X\' I, lista, nos m ostrar c mo queda preso en unas
pero sobre todo debemos referirnos al mo\ri- nuevas redes bajo la afirmacin puramente for-
miento de la Ilustracin y a su in.fluencia, bien mal d e los derechos . A s ocurre con la entrada
conocida, sobre la Revolucin francesa. del homb re en las relaciones de mercado, pro-
A partir de este momento, la toma de con- pias d e la produccin capitalista. El anterior
ciencia, que se produce en una minora, se en- siervo d e la g leba se convierte en un proletario.
trelaza con la revolucin en el modo de produc- Com o tal, en el real funcionamiento del modo
cin. La ruptura del feudalismo se traduce en de producci n capitalista, es considerado exclu-
el ascenso de la nueva clase social, la burguesa, sivam ente como fuerza de trabajo, como una
)r en cierta forma la del pueblo todo tras ella, cosa objeto de compraventa, aunque difiera
en la medida en que la burguesa asume la fun- del status d el esclavo y del siervo. Mientras el
cin de clase ascendente, integradora de los capitalista, en dicha imposicin de las relaciones
intereses genricos de la humanidad en el pro- de mercad o sobre las relaciones humanas, se
greso histrico. Por otra parte, en el orden in- con vierte en un comprador. Unicamente cier-
ternacional, tambin a partir del siglo X\1 r11, se tos sectores, dentro de los que se incluiran
jrn generando los fenmenos de independen- las profesiones liberales o las actividades crea-
cia, frente a las expansiones imperialistas que han doras, pueden quedar al margen de esta suplan-
caracterizado a la poca modern a. tacin de los relaciones humanas por los feti-
En este momento podemos detectar las p ri- ches del mercado .
meras grandes declaraciones de derechos hu- E l aludido horizonte laboral seala que las
manos, a las cuales se suelen referir las propues- d eclaracio nes de derechos humanos como afir-
tas contenidas en la <<Declaracin d e independ en- macin d e una democracia formal y burguesa, '
cia de las colonias americanas>>, red actad a po r suponen un notable ayance, pero el ideal que
~48 Thomas Jefferson en 1776, al igual q ue la fa- las mismas proclaman , de igualdad efectiva en-
tre los l101nbres, n o resulta P<)Sl'bl e S ttl<)
. a trn
, es de 1a transformacin del d ' '- )' prctica111cnt e le es t {1 11 ve<l a<las la s p<>sjbilicla-
., d. l mo o ele prodt1c dcs de acceso al }1<><.lcr.
c1on:, me iante , a democratiz acion . , d e la eco
El avance en el rcc<>11ocirnicnt<> de los dere-
1101n1a, a traves del control gesti.o' 1 . .
, d ' n Y co ect1v1 chos d e 1a muJer no ha siclo un pur<> rcsul taclo
zac1on, e os medios de produccio' n. A un as1, del desarrollo de la conc1enc1a moral de; la hu-
. d e 1 equvoco de p ensar qu e el
deber1a evitarse manidad, sino que tambin en dicho fcnmen<J
mero. cam , b io , e . las relaciones eco nom1cas
, d e- h~ in~idido muy poderosamente la necesidad eco-
rerm1nara. mecan1camente unas nuevas re lac10- nom1~a de disponer de una mayor fuerza de
nes socia1es. E 1 logro de una sociedad sin clases, trabaJ? As. ocurri en el siglo x1x, en el que
como }ra hemos apuntado, supone una trans- l~ mu1er es incorporada a la industria en condi-
formacin total de nuestro mundo cultural que, ciones de explotacin mayor aun que las del
encont~ando su base er: la.economa, sin embargo hombr~. A partir de la ltima guerra mundial
la trasciende en las mult1ples facetas que tienen el creciente desarrollo del sector de <<sen.icios>>
las relaciones humanas. en la vida econmica, y la necesidad de un au-
La crtica a la efectividad de los derechos hu- mento de profesion ales liberales, ha abierto ho-
manos debe extenderse a las relaciones inter- rizontes laborales a la mu jer, si bien dent ro de
nacionales. Al margen de las declaraciones de las limitaciones y discriminaciones que anterior-
independencia : de igualdad y soberana entre me11te se han se alado.
los pueblos, fcticamente seguimos viviendo Hemos visto, en su s grandes lneas, la din-
en relaciones de dominacin, en sistemas de mica tanto ideolgica como social y econmica
dependencia econmica, poltica, militar y cul- que ha conducido al reconocimiento y procla-
tural de los pueblos menos desarrollados, res- macin de los derechos humanos. Tambin
pecto a los pueblos avanzados. hemos p odido apreciar la distancia entre las
An podramos sealar otra gran deficiencia afirmacion es tericas y la prctica. Uno de los
en el terreno real respecto al efectivo ejercicio rasgos m s escandalosos de nuestra poca, sin
duda, vien e dado por una situacin histrica
de los derechos humanos: la d iscr i mina cin
en la que estos derechos humanos aparecen cons-
de la mujer. Esta se ha mantenido, histrica-
tan temente conculcados por sus mismos pro-
mente, en el mismo marco de lo jurdico. Pero
clamadores. Hemos asistido a formas de vio-
aun superadas las discriminaciones jurd icas, lo
lencia colectiva blica, de exterminio de pueblos,
mismo que ocurre con las diferen cias d e cla-
d e etnocidio, que superan las mayores cruelda-
se, pueden permanecer las diferencias en el o r-
d es que la humanidad ha conocido. Igualmente,
den prctico. En nuestras actuales sociedades en el ejercicio d el poder poltico dentro de las
comprobamos clno en los puestos de trabajo,
co lectiv idades , la aparicin de la violencia sutil
en el hogar, en la produccin, en las p rofesion es o d e la coactiva, con tcnicas avanzadsimas, sig-
liberales, la mujer se encuentra relegada a p ues- 349
nifica una hiriente realidad de nuestros !iempos.
tos secundarios, de menor retribucin y ran go,
SS!& --------~-----------
1
1
1
1
1
1

' anteriormente indicada, la insistencia en el de-


Despus de estas precisiones vamos a ~ratar
de examinar someramente el planteamiento recho de la propiedad , como fenmeno tpico
de los derechos humanos, tal como aparecen del ascenso de Ja burguesa al poder.
en las declaraciones histricas ms importantes. Ahora bien, en. ~l cam in o .recorri~o a partir
El ltimo y capital documento ~l,aborad.o en de dicha declaracion se han ido abriendo cada
este sentido lo forma la Declaracion Univer- vez mayores posibi Jidades respecto a la compren ~
sal de Derechos del Hombre, adoptada por sin de los verdaderos d erechos del hombre
la Asamblea General de las Naciones Unidas. en su totalidad. De est. a manera , .se ha visto
Dicho documento fue aprobado el 1 o de .di- cmo, en una perspectiva economica y social
ciembre de 1948 en Pars y haba sido precedido el derecho al trabajo y a la justa retribucin del 1

por una larga serie de estudios antecedentes; mismo resultaba ineludible para el desarrollo
entre ellos se puede citar la investigacin rea- de los ciudadanos. La expansin y perfecciona-
lizada por la U.N.E.S.C.O. y que cristaliz en miento de la medicin a tambin ha conseguido
las Bases de una declaracin internacional un nuevo captulo de d erechos. E l ciudadano
de derechos del hombre, de julio de 1947. debe disponer de las p osibilidades que le ofrece
Como en este ltimo documento se indica, nuestra tecnologa, nuestra prctica y nuestros
es posible comprobar una evolucin en las su- saberes mdicos para el ejercicio de una vida
cesivas formulaciones de los derechos huma- ms completa. A l con stituir la educacin un fe-
nos. La preocupacin inicial se cifraba en la nmeno cada vez ms decisivo en el desarrollo
necesidad de regular las relaciones del hombre de una sociedad verdaderamen te h umana, tam-
con los grupos polticos y sociales, liberando bin estos derech os a la edu cacin se han ido
al ser humano de la tirana que el poder poltico insertan do com o una parte esen cial de la ver-
tantas veces ha ejercido y sigue ejerciendo so- dadera realizacin del hombre en la vida comu-

bre l. En este sentido, las primeras declaracio- nitar1a.
nes, despus de afirmar la libertad e igualdad Finalmente podramos aludir a los derechos
propia de los hombres, hacen hincapi en sus del espritu, derecho a la investigacin, a la ex-
derechos civiles y polticos. Subrayan cmo el presin y a la comunicacin . Y a la Declaracin
poder poltico y su concrecin en el gobierno de los Derechos del Hombre y del Ciudadano
no constituye sino una emanacin de los po- establece la libertad de tran smitir los pensamien-
deres que residen en la comunidad. Seguida- tos y las o pinio nes, como uno de los <<derechos
mente tratan de defender al individuo contra ms precio sos del homb re>> ; del mismo modo,
los posibles abusos del poder, tanto en su vida el resp eto a la conciencia, segn el cual <<nadie
poltica cotidiana como respecto al derecho pe-
debe ser inquietado por sus opiniones>>. El de-
nal. En la Declaracin de los Derechos del Hom-
sarrollo d e nuestra sociedad abriendo cada vez
bre y del Ciudadano se insiste en que la fuerza '
ms perspectivas hacia el mundo del ocio mo-
pblica debe estar al servicio de todos y que
tiva que la ltima declaracin de los derechos
los funcionarios han de responder ante la so-
humanos propugne tambin el del descanso Y
ciedad. Es tambin caracterstico de esta primera
o de las vacaciones e n el catlogo de nuestros
etapa, segn podemos apreciar en la declaracin derechos bsicos.

LECTURA Y COMENTARIO

Hemos credo oportuno subordin


. . 1 ., ar, en este tema t d l .
dicado a textos a a presentac1on de lo d h ' o o e espacie) <.le-
d , . s erec os del ho b
sido formula os en las mas importantes declara . m re, tal C<)mc: ha11
occidental. c1ones de nuestra soc1cc.la<.l

DECLARACION DE INDEPENDENCIA DE LAS COLONIAS AMERI


CANAS REDACTADA POR THOMAS JEFFERSON EL -
DE 1776 4 DE JULIO

Tenemos por e~identes en s mismas estas verdades: que todos los hom-
bres son c~ea~os iguales; que estn dotados por su Creador de ciertos
d:rechos 1nal1enab.l~s; que, entre stos, estn la vida, la libertad y la
busqueda de la fel1c1dad.; que para asegurar esos derechos se instituyen
entre los hombres los gobiernos, los cuales derivan sus ju stos poderes del
consentimiento de los gobernados; que, cada vez que una fo rma de go
bierno se pone en contradiccin con estos fines, el pueblo tiene derecho
a modificarla o abolirla y a establecer un nuevo gobierno, basndolo
en los principios y organizando sus poderes de la forma que estime ms
apropiados para conseguir su seguridad y su felicidad. La prudencia,
ciertamente, exige que los gobiernos establecidos desde mucho tiempo
no sean alterados por motivos livianos y pasajeros; y, en consecuencia, la
experiencia ha mostrado siempre que la humanidad est ms dispuesta
a sufrir mientras los males sean soportables, que imponer su derech o abo-
liendo 1'as formas a las que est acostumbrada. Mas cuando u~a larga ~erie
de abusos y usurpaciones, persiguiendo invariablemente e~ mismo ob1 eto~
ponen en evidencia el propsito de som eterla a un despotismo absoluto,
es su derecho, es su deber, rechazar tal gobierno y establecer nuevas
garantas para su seguridad futura.
DECLARACION DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE Y DEL Cl\J ..
DADA NO
o
Decretada por la Asamblea Nacional. en las sesiones de los das 20 , e
, , ,
21 22 2 3 24
y 2 6 de agosto de 1789. Firmada por el Rey, el 5 de octu- r
bre de 1789.
f
1
Prembulo l

Los representantes del Pueblo Francs, constituidos en Asamblea Na-


cional, considerando que la ignorancia, el olvido o el desprecio de los l
Derechos del Hombre son las nicas causas de las desgracias pbli-
cas y de la corrupcin de los gobiernos, han resuelto exponer en una
declaracin solemne los derechos naturales, inalienables y sagrados del
hombre, a fin de que esta Declaracin, presente constantemente a todos
los miembros del cuerpo social, les recuerde sin cesar sus derechos y sus
deberes; a fin de que los actos del Poder Legislativo y los del Poder Ejecu-
tivo, pudiendo ser en cada instante comparados con la finalidad de toda
institucin poltica, sean ms respetados; a fin de que las reclamaciones de
los ciudadanos, fundadas en adelante en principios simples e indiscutibles,
contribuyan siempre al mantenimiento de la Constitucin y a la felicidad
de todos.
En consecuencia, la Asamblea Nacional reconoce y declara, en pre-
sencia y bajo los auspicios del Ser Supremo, los siguientes Derechos del
Hombre y del Ciudadano:
I.. .Lo.s hombr~s nacen y permanecen libres e iguales en derechos;
las dist1nc1ones sociales no pueden basarse ms que en la utilidad comn.
II. La finalidad de toda asociacin poltica es la conservacin de los
derechos naturales e imprescindibles del hombre; estos derechos son la
libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresin.
III. El principio de toda soberana reside esencialmente en la na-
cin; ningn cuerpo, ningn individuo pueden ejercer una autoridad
que no emane de ella expresamente.
\' . La libertad
. consiste .
t:n po<.le1 11
I
. as, e I e1erc1c10 de 1 d ~lc<.:r roclc> 1
gorro , .~ ue los os erecl1os t1<1tt1ral" .o L1t1 e i10 \)c r1t1 Llt<..L1c
oiro !lfllte q . que garantizan a los I , .es de cada ho111bre no tiene
1
e go ce de esos mismos derecho".:i; estos' e ei 1as n11e111bros. cl"~ lri~ ""~t>ct ec1~tc\
o, J 1doS por la Ie,1. i1111tes solo pueden ser (leter1ni-
l- O \T. La le) no tiene derecho . .
d
a la soc1e a d N prohibir
o puede imp d ' sino 1 .
as acciones pcrJ \Jdicialcs
Pli lev,
r d' d e irse nada
y na ie pue e ser obligado a hacer 1 ,
que no este prohibido por
\rl. La ley es la expresin de la volu que la ley no ordena.
tienen derecho a contribuir p ntad general; todos los ciudada-
nOs ersona1mente o , d
,encantes a su formacin; la le;r debe s 1 . traves e st:s repre
. rorege, como cuando castiga. Todose~ a m1sdmad para to?os, as.1 cuando
l os c1u a anos siendo iguales a
P OJOS, son igua mente admisibles a todas 1 d. 'd d,
,us
. , . , . ' as 1gn1 a es, puestos \' em-
pleos pub 1JCOS, selgun su capacidad ; sin otras distinciones que las de sus
il virtudes ) sus ta en tos.
1

1 \ II. Ningn hom?re puede ser acusado, encarcelado, ni detenido,


1

~ino en los casos. ~eterm~nados ~or la le! ; segn las formas por ella prescri-
f ras. Los que s~l1c1tan, dictan, ejecutan o hacen ejecutar rdenes arbitrarias

deben ser castigados; pero todo cit1dadano llamado o detenido en virtud


de la ley debe obedecer al instante; la resist encia le hace culpable.
VIII. La ley no debe establecer sino penas estrictas y evidentemente
necesarias, y nadie puede ser castigado sino en virtud de una ley estable-
cida y promulgada anteriormente al delito y legalmente aplicada.
IX. Todo hombre se presume inocente mientras no haya sido decla-
rado culpable; por ello, si se juzga indispensable detenerlo, todo rigor
que no fuera necesario para custodiar su persona debe ser severamente re-
primido por la le;r.
X. Nadie debe ser inquietado por sus opiniones, ni siquiera religio-
sas, siempre que su manifestacin no altere el orden pblico establecido
por la lev.
XI. La libre comunicacin de los pensamientos y de las opiniones es
uno de los derechos ms preciosos del hombre. Todo ciudadano puede,
pues, hablar, escribir, imprimir libremente, a reserva de responder del
abuso de esta libertad en los casos determinados por la ley
XII. La garanta' de los derechos del _hombre y del ciudadano _hace
necesaria una fuerza pblica: esta fuerza se 1nstttuye, pues, en beneficio de
todos, \ no para la utilidad particular de aquellos a quienes les es e
. on-
fiada.
XIII. Para el mantenimiento de la ft1crza pblica y para los gast
1 .
de la administracin es indispensable una contri )UC1n comn; sta deb os
ser repartida por igt1al entre todos los ciudadanos, en atencin a sus fa~
cultades.
XIV. Los ciudadanos tienen derecho a comprobar por s mis mos
0
por sus representantes la necesidad de la contribucin p b lica, a consentir
en ella libremente, a seguir su empleo y a determinar su cu ota, su base
)
su recaudacin y su duracin.
XV. La sociedad tiene el deber de pedir cuentas a tod o funcionario
pblico de su administracin.
Toda sociedad en la que no est asegurada la garanta de derechos, ni
determinada la separacin de los poderes, no tiene co n stitucin .
XVII. Siendo la propiedad un derecho invio lable y sagrado, nadie
puede ser pri\~ado de l, salvo cuando lo exija evidentemente la necesidad
pblica, legalmente comprobada, a la condici n de una indemniza.cin

JUSta y previa.

DECLARACION UNIVERSAL
DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE

Prembulo

CONSIDERANDO que la libertad , la justicia y la paz en el mundo


tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrnseca y de los dere-
chos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana;
CONSIDERANDO que el desconocimiento y el menosprecio de los
derechos del hombre ha originado actos de barbarie ultrajantes para la
conciencia de la humanidad y que se ha proclamado, como la aspiracin
ms elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres
humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de
palabra y de la libertad de creencias ;
CONSIDERANDO esencial u" ~
regidos por un rgimen de Dcrechqo e fil~)S cier~cl1os del l1<>111l)tt; s ,,
1-
.d 1 P ' a n de q , 1h . c,t11 l)t<>-
pe1t o a su remo recurso de la r b , uc.e oml)rc 11<) se v , .
>s CONSIDERANDO . , e e ton. contra la tira , ._ ea C<>t11 -
. tamb1en esencial n1a y lt <.>J)rcsic'>n.
ciones amistosas entre las na . . promover el dcsarroll i l ,
l- c oNSIDERAND Clones' () ( IC re ~l-
o que los pueblos d 1 .
Mrrnado, en la Carta, su fe en lo d e as Naciones Unidas han r ..
o 'd d s erechos f d ca-
la d1gn1 a y el valor de 1:: herso h ur: amentales del hombre en
r . .l na umana y e 1 '
' ) e.le hom b res y mu1eres y se han d 1 d n a igualdad de derechos
.1 1 .' ec ara o resuelto
socia y a e evar el nivel de vida dentro d s a promo;er el progreso
libertad; e un concepto mas amplio de la
D
CONSIDERANDO que los Estados Miembr .
a asegurar, en cooperacin con la . . , os se han comprometido
.i . 0 rgan17ac1on de la N U .
el respeto universal y efectivo a los d h . s ac1ones nidas,
del hombre, y erec os Y 1ibertades fundamentales
e
d CONSIDERANDO que una concepcin , d
'b d d 1 . comun e estos derechos
1 !1 erta es es e a mayor importancia para el pl eno cump l.1m1ento
. y
de dicho
compromiso;

LA ASAMBLEA GENERAL
Proclama
LA PRESENTE DECLARACION UNIVERSAL DE DERECHOS
DEL HOMBRE como ideal comn por el que todos los pueblos y naciones
deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las institucio-
nes, inspirndose constantemente en ella, promuevan, mediante la enseanza
yla educacin, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren, por me-
didas progresivas de carcter nacional e internacional, su reconocimiento
yaplicacin universales y efectjvos, tanto entre los pueblos de los Estados
Miembros como entre los de los territorios colocados bajo su jurisdiccin.
I. Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y dere-
chos y, dotados como estn de razn y conciencia, deben comportarse
fraternalmente los unos con los otros.
II. 1
. Toda persona tiene t~d~s ~~s derechos y libertades procla-
mados en esta Declaracin, sin d1st1nc1on alguna de raza, color, sexo,
idioma, religin, opinin polti~a o de. c:ialquier otra ~ndole, orige~ na-
cional 0 social, posicin econmica, nac1m1ento o cualquier otra condicin.

2 Adems, no se har distincin alguna fundada en la condicin po-


?e
ltica, jurdica o internacional del pas o territor~o cuya j~risdiccin de-
penda una persona, tanto si se trata d~ ~n pa1s 1n~epend1ente co~o de
un territorio bajo administracin fiduc1ar1a, no autonomo o sometido a
cualquier otra limitacin de soberana. . . .
III. Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la segu-
ridad de su persona. . .
IV. Nadie estar sometido a esclavitud ni a servidumbre; la escla\ i-
1

tud y la trata de esclavos estn prohibidos en todas sus formas.


V. Nadie ser somet.do a torturas ni a penas o tratos crueles, inhuma-
nos o degradantes.
VI. Todo ser humano tiene derecho, en todas partes, al reconocimien-
to de su personalidad jurdica.
VII. Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distincin, derecho
a igual proteccin de la ley. Todos tienen derecho a igual proteccin contra
toda discriminacin que infrinja esta Declaracin y contra toda provoca-
cin a tal discriminacin.
VIII. Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo, ante los
tribunales nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen
sus derechos fundamentales reconocidos por la constitucin o por la ley.
IX. Nadie podr ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado.
X. Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad,
a ser oda pblicamente y con justicia por un tribunal independiente e
imparcial, para la determinacin de sus derechos y obligaciones o para el
examen de cualquier acusacin contra ella en materia penal.
XI. 1. Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se pre-
suma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad conforme a la
ley y en juicio pblico en el que se la hayan asegurado todas las garantas
necesarias para su defensa.
2. Nadie ser condenado por actos u omisiones que en el momento
de cometerse no fueran delictivos segn el Derecho nacional o internacio-
nal. Tamposo se impondr pena ms grave que la aplicable en el momento
de la comisin del delito.
XII. Nadie ser objeto de in1 erenc1as b. .
1 d 1
su fam1 ia, su om1c1 10 o su correspond ar
. 1trar1as
. en
su v1 a )rivacla
., T d enc1a, n1 de ataq ,
a su reputac1on. o a persona tiene dere h 1 . , ues a su honra <>
cales injerencias o ataques. c o a a protecc1on de la ley contra
XIII. I. Toda persona tiene derecho a . l .
su residencia en el territorio de un Estado. c1rcu ar libremente y elegir
2. Toda persona tiene derecho a salir de 1 . .
propio, y a regresar a su pas. cua quier pas, incluso del
1
XIV. . En caso de persecucin, toda persona tiene derecho a bus-
car asilo, y a disfrutar de l, en cualquier pas.
2. Este . derecho
. no podr ser invocado contra , d
una acc1on Ju 1c1a l
realment~ or!g!nada por delitos comunes o por actos opuestos a Jos prop-
sitos y pr1nc1pios de las Naciones Unidas.
XV. 1. Toda persona tiene derecho a una nacionalidad.
2. A nadie se privar arbitrariamente de su nacionalidad ni del dere-
cho a cambiar de nacionalidad.
XVI. 1. Los hombres y las mujeres, a partir de la edad nbil, tie-
nen derecho, sin restriccin alguna por motivos de raza, nacionalidad o
religin a casarse y fundar una familia, y disfrutarn de iguales derechos
en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolucin
del matrimonio.
2. Slo mediante libre y pleno consentimiento de los futuros esposos
podr contraerse el matrimonio.
3. La familia es el elemento natura~ y fundamental de la sociedad
y tiene derecho a la proteccin de la sociedad y del Estado.
XVII. 1 . Toda persona tiene derecho a la propiedad individual y
colectivamente. .
2. Nadje ser privado arbitrariamente de su propiedad.
XVIII. Toda persona tiene derecho a la libert~d de pensamien~o, dde
. . .. d h incluye la libertad de cambiar e
conc1encia y de rel1g1on; este ere~bo d d i.cestar su religin o su
i . , d . , orno la 11 erta e man 1 '
re 1g1on o e creencia, as1 c . , blico como en privado,
creencia individual o colectivamente, tanto en pu .
'
por la enseanza, .. e1 cu lto y la observancia.
la practica,
XIX. roclo ititiivicluo tie11e clcrccl1<) a la libertad de opinin )r de
exprcsirl; este derecho incl ~~e ~1 de no s.er molesta?~ a causa de sus. opi-
niones, el de in\rcstigar \ rccl b1 r 1nformac1onc~ y op1n~ones y el de. difun-
di1las, sin li111itacin de fronteras, pc)r cua1qLtter .med10 de expr~~1n.
"'\.
1
.
T . Toda persc)na tiene dercchc) a la 11 berrad de re un ton y de

asoci,1cin pacficas. . . ,,
2
. Nadie podr ser obligado a pertenecer a una as<Jc1~ct<)n.
XXI. 1 . Toda persona tiene derecho a participar .en el gobierno
de su pas, directamente 0 por medio de representantes libremente esco-
gidos. . . .
2 Toda persona tiene el derecho de acceso, en cond1c1ones de igual-
dad, a las funciones pblicas de su pas.
3. La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder p-
blico; esta ,roluntad se expresar mediante elecciones autnticas que ha-
brn de celebrarse peridicamente, por sufragio universal e igual y por
voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad
del voto.
XXII. Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho
a la seguridad social y a obtener mediante el esfuerzo nacional y la coopera-
cin internacjonal, habida cuenta de la organizacin y los recursos de cada
Estado, la satisfaccin de los derechos econmicos, sociales y culturales
indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad.
XXIII. 1. Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre eleccin
de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la
proteccin contra el desempleo.
2. Toda persona tiene derecho, sin discriminacin alguna, a igual
salario por trabajo igual.

3 Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneracin equi-


tativa y satisfactoria que le asegure, as como a su familia una existencia
conforme ~ la dignidad humana y que ser completada, en' caso necesario,
por cualquiera otros medios de protecci()n social.

4. Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse


para la defensa de sus intereses.
tX.IV. Toda persona
. . , tiene d .
cree 110 al clesc
P libre, a una 1m1tac1on razonable de 1 d . anso, al disfrute del ti .
oes peridicas pagadas. uracin del trabajo y a vaca~~~
t:XV. I. Toda
, persona tiene d h .
erec o a un nivel d
ue le asegure, asi como a su familia la 1 d 1 . e v1 a ac\ccuac\o

qa alirnentac1on, ' e1 vestido la vivienda' sa u . Y e . bienest ar, y en especia\
.
l . . ' 1
, a as1stenc1a mdi 1 . .
sa ciales necesarios ; tiene
. asimismo derech
. 1
o a os seguros en ca Y os serv1c1os
d d
}eo, enfer~edad, invalidez, viudez u otros casos de p, dc.adso de ese1:1-
P . t er 1 a e su bs1s
renc1a por c1rcuns. ancias independientes de su voluntad -

2 . La T
maternidad
d 1 y
- la infancia
. tienen derech 0 'd d
cu1 a os y as1stenc1as .
especia es. o os .os nin os, nacidos . de matrimoni 0 0 f uera d e matr1mon10 .
cienen derech o a igual proteccin social. ,

XXVI. Toda persona tiene derecho a la educacin. La educacin


I .
debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instruccin elemental
y fundamental. ~a instruccin elemental ser obligatoria. La instruccin
tcnica y profesional habr de ser generalizada; el acceso a los estudios
l superiores ser igual para todos, en funcin de los mritos respectivos.
2. La educacin tendr por objeto el pleno desarrollo de la persona-
lidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos del hombre

y a las libertades fundamentales; favorecer la comprensin, la tolerancia


yla amistad entre todas las naciones y todos los grupos tnicos o religiosos,
l' promover el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para
el mantenimiento de la paz.
. Los padres tendrn derecho preferente a escoger el tipo de educa-
3
cin que habr de darse a sus hijos.
XXVII. Toda persona tiene derecho a tomar parte lib~~mente en
1
la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a part1c1par en el
progreso cientfico y en los beneficios que de l resulten. .
. Toda persona tiene derecho a la proteccin de los 1nter~ses m~rale,s
- 2 ' de las producciones c1ent1-
y materiales que le correspon d an por razon
ficas, literaria s o artsticas de que sea autor.
. se establezca un orden

social e internacional, en el que los erec ~ Y


0

e . ,, 1 amente efectivos.
n esta Declarac1on se hagan P en
XXIX. 1 . ~roda persona tiene deberes respecto a la comunidad, LECTU
puesto que solo en ella puede desarrollar libre y pJena1ncntc su pers()Oa-
lidad. Antologa
2. En el ejercicio de sus derechos y en ~l ? isf.ru te ele sus li?ertaclcs, castell
toda persona estar solamente sujeta a las .11r:i1tac1o nes estab1 ec1das por CAR R , T.
AZ, EL
la ley con el nico fin de asegurar el reco~oc1m1ento. y el resp~to d~ los de- I _JLGA % L
rechos y libertades de los dems y de satisfacer las JUStas ex1!?enc1as de la PECES BA
moral, del orden pblico y del bien estar gen eral en una sociedad cierno- Madri
, .
crat1ca. PuroL Y
nac1m1
3 . Estos derechos y liber tad es no podrn, en ningn caso, ser ejer-
cidos en oposicin a los propsitos y prin cipios d e las Naciones Unidas.
XXX. Nada en Ja presente D eclaracin p o dr interpretarse en el
sentido de que confiere derecho alguno al Estad o , a un grupo o a una
persona, para emprender )' desarrollar actividad es o realizar actos tendentes
a la supresin de cualquiera de los derech os y libertades proclamados en
esta Declaracin.

VOCABULARIO
Las Casas, Bartolom de (1474- toria de la destruccin de las
1 566) . Obispo de Chiapa (Per). Indias .
Una de las figuras ms lcidas del
siglo xvi espaol. Despus de ha- Vitoria, Francisco de (1492-1546).
ber participado en repartimientos Dominico. Profesor de la Universi-
y encomiendas, en las nuevas tie- dad de Salamanca. Se le conside-
rras conquistadas en Amrica, per- ra como uno de los fundadores del
cibi el injusto trato dado a los Derecho internacional. Dentro de
indios y la inmoralidad de la legis- las mltiples cuestiones jurdicas
lacin que lo apoyaba. Los auto - que aborda, han tenido especial
res de <<la leyenda negra>> tomaron, importancia sus consideraciones so-
en su crtica a los Austrias, ideas bre la licitud o ilicitud de la guerra
y datos de la historia de Las Casas. y el trato a los indios. Vitoria in-
De ah el rencor que ha despertado tent convencer a los gobernantes

en ciertos sectores. Si n embargo, '


de que slo estn permitidas las
hay que considerarlo como la pri - acciones adecuadas a la ley. La
mera figura que denuncia los abu - parte ms importante de su obra
sos del colonialismo. Entre sus est recogida en las Relectiones
obras podemos citar Brevsima his- theologicae.
LECTURAS RECOMENDADAS
ld,
:ia-
j\ntologa: El derecho de ser ho~1b1e. Preparada bajo la direccin de Jcan 11 c 1lcrstl"l. 'I"ra<.l.
castellana de Gonzalo Arias Bonet, Ed1c1ones Sgueme, Salamanca, 197 .
3
es, Ct.RR, T. H., y .t~os =,Los derec~os del ho111bre, ~d. Laia, Barcelona, 197 6.
)Qt D'1/\Z ELAS: Soctoiogza y ftlosojta del derecho, Ed. Tau rus, Madrid, i 9762.
de- L GJ\,Z LACAMBRA, Lu1s: La filosofa del de1echo, Ed. Bosch, Barcelona, i 9 5 3.
~ la
p:cES BARBA, GREGORIO: Derechos f11ndan1entales, Biblioteca Universitaria Gua<l1ana,
2
Madrid, 1976
l.0-
pt,YOL y SERRA, ANTONIO_: Historia de_ la filosofa de~ derecho y del Estado, tomo 11: Del Re-
nacitJJtento a Kant, Revista de Occidente, Madrid, 1975.
jer-
las.
L el
una
ites
, en

las

46).

erst -
;ide -
b del
) de
icas
ecial
sso -
uerra

1n -

a ntes
s 1as

La
obra
iones
18.1. CONCEPTO JURIDICO DE PER SONA.
SU APARICION EN EL MUNDO
FILOSO PICO
18.2. EL PERSONALISMO

La gran aportacin cultural de los romanos, el derecho, nos ofre-


ce tambin nuevas perspectivas sobre la persona, que de una manera
u otra perduran a lo largo de la historia. El cristianismo, al ahondar
racionalmente en los misterios revelados, delimita y distingue en-
tre los conceptos que giran alrededor de la nocin persona. El pensa-
miento moderno subraya los elementos activos y morales de la
personalidad. El siglo actual, consciente de la opresin que la in-
tegridad del hombre sufre desde diversos f~entes, ha visto surgir
toda una corriente <<personalista>>, que intenta defender la esencia
del hombre. Las limitaciones de este movimiento personalista, des-
de el punto de vista d e sus anlisis histricos y su capacidad trans-
formadora, son finalmente ex puestas. 363
1
1
1
1
1
l
l

otras ocasiones se ha hablado del hombre sin
' - e) del ciudadano.
mas

El concepto de persona, en consonancia con


todo lo que hemos visto, resulta esencial en
con ce o el mundo jurdico. Aparece
; . ya en el
. Derecho
romano, una de las max1mas creaciones de la

ur ICO cultura occidental. Jurdicamente, definimos a
la pers?na como el sujeto de. derechos y de
e erso
a. obligaciones. En consecuencia, como el tr-
mino en torno al cual se constituye el mundo
su a ar1c1e>n de las relaciones jurdicas. El universo pe-
culiar representado por el derecho encuentra
ene
mun

o como soporte del mismo el concepto de per-
sona. Tal universo remite, evidentemente, a las
1OS ICO realidades humanas, al ser humano. Los ani-
males o las cosas no son sujetos de derechos ni
de obligaciones, aunque naturalmente s pueden
constituir objetos y aparecer en el entramado de
las relaciones jurdicas, por ejemplo en el mundo
de la propiedad.
El panorama de los derechos humanos, as Primariamente, el ser humano individual es
como la grave realidad de su constante concul- el sujeto del mundo jurdico, aquello que nues-
cacin, nos conduce espontneamente hacia un tro derecho designa como persona natural.
nuevo tema: la persona humana. Bajo esta de- Ahora bien, los hombres, a consecuencia de su
signacin, la condicin <<personal>> del hombre, radical dimensin social, se agrupan constitu-
se ha querido expresar con frecuencia la digni- yendo corporaciones, sociedades, asociaciones,
dad propia del ser humano, el recinto de valo- etc. En cuanto tales, como grupo., se convierten
res ltimos y supremos cuya salvacin y res- tambin en personas jurdicas, extensin que el
peto debera erigirse en norma de nuestra his- derecho efecta partiendo de la realidad indi-
toria. Las filosofas personalistas se han diri- vidual del hombre, de la persona natural, hasta
gido, exactamente, en esta direccin, simboli- la personalidad colectiva. Todava debemos
zando a travs del concepto de persona el con- precisar que, siendo el concepto bsico el de
junto de valores ms caractersticos de la reali- persona natural, puede ocurrir que su capaci-
dad antropolgica. Aunque no siempre se ha dad jurdica se encuentre, en determinados mo-
364 recurrido a este expediente terminolgico; en mentos, disminuida. As ocurre con la minora
de edad, . con la incapacidad
., e
1 . .
ncapac1tac1n v no, y que ha asumido la psicologa social y la
con la d 1scr1m1nac1on de que h d . sociologa modernas, al hablar del rol, del
1 'd. a Sl O Objeto la
muJer en os. co igos
. patriarcales E
n esta 11- , papel que cada hombre representa en la exis-
oea se h a d 1st1ngu1do por . algun os tratad.1stas tencia; papel que se convierte en una mscara
ent~e ser person.a y tener personalidad. Es que nos asalta en nuestros mismos momentos
~ectr, tener cap~c1dad efe~tiva de ejercicio, par- de soledad, cuando, como deca expresivamente
tiendo de la radical potencialidad que supone ser don Miguel, hacemos <<teatro para nosotros mis-
persona humana. mos>>, teatro a solas. Siguiendo estas reflexio-
nes, el concepto de persona representa algo que
La presencia del concepto de persona en el se aade a la nuda condicin humana, algo que
Derecho romano incita a observar la etimolo- ingresa en el comercio entre los hombres, en
ga de esta palabra. El trmino <<persona>> de- virtud de lo cual nos recubrimos de una sobre-
riva fundamentalmente de la realidad teatral rrealidad que se sita por encima de nuestra
de la escena. La <<persona>> es la mscara con mera presencia y apariencia. Constituye la dig-
nidad con que revestimos el concepto de per-
la cual, en el teatro clsico, se encubra el actor.
sona, realidad un tanto hiertica, exaltadora sin
Por ello se ha hecho derivar el trmino <<per-
duda, pero al mismo tiempo encubridora de la
sona>> del verbo <<personare>>, resonar a travs de.
concreta existencia con sus limitaciones y taras.
La voz del actor resonaba a travs de la ms-
cara. La expresin <<dramatis personae>> desig-
naba el reparto de actores dentro de la represen-
tacin, es decir, indicaba los sujetos de la accin
teatral.
Estos significados etimolgicos revelan .de
qu modo, con el concepto de persona, des1.g-
namo.s los sujetos q~e intervienen e.n un sis-
tema de relaciones. Sistema de relaciones que
se sobrepone a las puramente naturales, para
instituir un nuevo orden; en la lectura absoluta-
mente literal, las relaciones que se dan ~~bre la
escena en la recreacin Y organizacion del
-mund~ humano que el derecho rep~ese_n~a, las
relaciones que se dan en el universo uridico.
Por otra parte, resulta interesante recordar
. ~ cuando pensamos
estos orgenes et1mo1og1cos . La palabra "persona" designaba en latn la mscara que se ponan 365
en la dimensin teatral de la existencia humana, los actores en el teatro clsico.
' Unamu-
aquella dimensin en que tanto insistio
1

'
1
1
1
1
1
1
1

Deri,rando del mundo j ti ridico }' tc~ltr:1 l l1~lci ~1 <lcl <<S~llJi<>>> cc>rnc> rc~tlizaci<)n clel <<ntropos>>.
el estrictamente filosfico po<.ic11ll)S C<)t11pr<)l)~tr }~lle.> tl<> exc:lt1yc el l1ccl1<> ele que los conceptos
como el concepto de pcrso11~1 ttcr1c t111:1 apari- <le 41 fil<>S<>f11 gricg1t, y peculiarmente ]os del
cin relativamente tarda en la historia de sisteina arisrcJt l j ce>, }1a yan sido aprovechados
nuestro pensamiento. F n la lengt1a griega de- con postcric>riclc1cl )a;-a e J ,ele ~arrollo del ccJnccp-
signaramos con el trmino <<prosopon>> (rcp- to de persona en la l~sc<J lastica.
awrcov) <<la persona>> del , ..ocabulario latino. Este
trmino, ; el posible concepto por l mentado,
1 Bajo la influencia del cristianismo, el concepto
no encuentran una gran vigencia en el pensa- de persona progresa dentro de la conccptuac1n
miento griego clsico. Tal hecho resulta com- y la terminologa teolgica y filosfica. Aqu
prensible porque el sentimiento de lo individual podemos detectar la influer:cia ?e un nuevo~~~
en Grecia 1ace fuertemente disuelto por una do cultural, con sus exper1enc1as y cosmov1s1on
, .
doble absorcin: propia, el mundo hebre o y sem1t1co en ge-
neral.
1. La intuicin de la naturaleza, de la physis,
Al naturalismo, al concepto de <<physis>>, de
absorbe en su manto las realidades indi,riduales,
<<natura>>, propios de la cultura g riega, se con-
como partes de esta totalidad csmica, )' como
trapone un nuevo centro de realidades: las ex-
momentos del gran fluir, de la metamrfosis
incesante, que recoge la intuicin griega de la periencias personales de la culpa, del p ecado,
naturaleza. de la existencia individual , d e la h ist o ria co mo
proceso abierto a la resp o n sabilidad humana.
2. La realidad de la <<polis>> helnica, ya que En un terreno m uy concreto, y aparentemente
el griego se encuentra absolutamente integrado distinto del que estam os considerando, Pedro
en las estructuras de la vida ciudadana, como con Lan Entralgo ha podido subrayar las caracte-
anterioridad hemos comentado. Refugia su an- rsticas de una medicina personal que se de-
gustia de la individualidad en la entidad de la sarrolla en los pueblos semticos, frente a la
<<polis>>, como tradicin histrica y como desti- medicina natural p ro pia de la cultura griega.
no colectivo. Funde su accin individual con Tal medicina personal, que reaparece en el psi-
el imperio del <<nomos>>, de la ley de la ciudad, coanlisis y en la m edicina antropolgica como
. ., ., , .
s1tuac1on que encuentra su expres1on max1ma una de las direccio n es ms interesantes de la
en Platn y su imagen absorbente de la Rep- prctica y el sab er m dico de nuestro siglo, no
blica. ve en la enfermedad un puro acontecimiento
Sin duda, tambin se acusa una independencia orgnico, sino una experiencia profunda, ligada
del individuo en movimientos como los repre- incluso a la resp o nsabilidad y al pecado, un pe-
sentados por los cnicos o las escuelas ticas del cado que podra haber sido cometido incons-.
helenismo. Pero, en tales casos, se busca la cientem ente y del cual hay que hacer exai:nen y
366 figura del hombre sin ms, del <<ntropos>>, y la purificarse. No se trata ahora de entrar en la dis-
1
1

'
1
1
1
cusin de estas opini
- ones mdic '
1
1
mente senalar cmo . as, sino s1111plc
llamacic) 'l res 1 .1 .
zonas de realidad en n~s orle~tan 11ac1a otras ' <> ver e t ttt111nar cf 1chos prol)le-
Mientras la cult cu t~ras di\ ersas. mas _,a travs c11,.'- ",~rgas co11t r<>vcrs1as
,
tC<)log1-
ura griega 1 casd. En el case> ele ( . . ristc) se tratara ele una un-
hombre un ser natural , e asica ve en el d a personal que al
lis>>, de la ciudad las c yl un atomo de la <<po- . )arca a el (><; naturalezas la
d 1v1na y 1a h u mana. 1n el cac..o de 1 ;r ., 'd' 1
' u turas s , . d' " ~ a r1n1 ac
babilnicas y hebre h . em1t1cas, as1r10-
as, an visto en el h b tv1na, estaramos, en cambio, ante tres per<'o-
nas q
ante todo el sujeto de una
. .
.
exper1enc1a
. om re
moral . :ue pa~t1.c1pan de una misma naturaleza,
-~

y re l1g1osa, de algo que se si't,ua ratea1mente la d1v1na. In1c1almente se recurri para designar
sobre 1a naturaleza y sobre la .d d e.l :oncepto de, persona, al trmino hipstasis
, . E comun1 a
po1tttca. n este sentido los estudi'o d 1 ( vnoa-ra~i~); as1 se hablo en el caso de Cristo
. ' sos e pen-
samiento hebreo han sealado cmo el dualismo .de la unin hiposttica de ambas naturalezas o
fundamental de la antropologa bblica sera el en el caso de l~ Trini~a~, de las tres hipstasi~
de la carne y el .espritu <<sarx>> en griego y e? la.s cuales dicha Tr1n1dad se constitU)'e. Tal
termino se encuentra en relacin con <<hpokei-
<<pneuma>> , , designando por <<sarx>>, por carne,
men?S>> (vnoxei~vov), <<lo qt1e se encuentra por
algo qu~ ~eune el alma y el c uerpo, en los senti-
deba10 de los ~cc1dentes>>, es decir, lo que desig-
dos hele~icos, .Y, por espritu algo que se sita
naban los latinos como sustancia <<sub-stare>>
en una dimens1on de trascendencia, de ultimi- 1o que sub.y~:e a los accidentes y 'los opone. '
dad, respecto a nu~stra experiencia natural e
La definic1on dada por Boecio* del concepto
jncluso histrica. Potencialmente, aqu se en- de persona result consagrada durante los lar-
cuentra situada la idea de hombre como sujeto gos siglos de vigencia del pensamiento escols-
de un reino de valores absolutamente autno- tico. Para Boecio, la persona es la sustancia
mo, superior e independiente del mundo natu- individual dotada de naturaleza racional
ral y poltico. (<<Rationalis naturae individua substantia>>). Aqu
El concepto de persona se desenvuelve en los conceptos se encuentran referidos al aristo-
los primeros siglos de nuestra era, en los que se telismo; el concepto de sustancia constituye pre-
constituye el pensamiento cristiano. Han re- cisamente una de las claves del pensamiento
sultado especialmente influyentes en dicho de- aristotlico . Distingue Aristteles, en su cla-
sarrollo conceptual determinadas necesidades sificacin ms genrica de las realidades, entre
teolgicas: el desafo intelectual planteado por los conceptos de sustancia y de accidente.
la figura del Cristo y el dogma trinitario. Cristo, Los accidentes inmediatamente dados por nues-
que reuna la condicin humana y la divina; el tra experiencia como los colores, sonidos, las
dogma de la Trinidad, en el cual se nos hablaba cantidades, las relaciones entre las cosas, deben
de tres personas abrazadas en el con~e~to. ?e estar soportados por una entidad, la sustancia.
Esta aparece como sujeto de <<inhesin>> de ta-
divinidad. As se fue troquelando la dist1nc1on
entre naturaleza y persona, como expediente les accidentes y como elemento permanente bajo 367
1

''
1

e] flt1ir en Ja di,rersidad de nt1estra expcrie11ci~l. l)e esta 111 ancra, la SL1 stancia n os aparece como
El concepto de sustancia traslada )' cot1sag1a ~tl gcJ ( Jtie es <<})Ct se>>, expresi n que se traduce
filosficamente el concepto de cosa, ele <<res>>. c<)rrectan1ct1 t e en castcllanc>
. p o r <<d e
. ,, su yo>> . (Se-
/\hora bien, se puede disti11gt1ir entre las st1s- ra inad ecL1aclc> trad ucir la cxpres1o n <<p er se>>
tancias primeras, qt1e son los i11di,ridt1t)S C() t1- ]atina, por la castellan a <<p~ r s>>, a la cu al e~ui
cretos, c;ingt1lares, que se dan en nt1estra ex- vale en Jatn Ja expresin <<a se>>. E n tal sentido ,
periencia, > las sustancias segt1ndas, los gneros*
1 se h abla d e pcrseidad o <<p erseit a5>> en latn,
, ) especies * que se predican de aqullas. Cuand o como lo p ropio d e la sustan cia , a diferencia de
. , .
digo, por ejemplo, que <<Juan es hombre>>, J uan <<aseitas>>, el ser po r s m1smo, que se r1 ~ propio
es la sustancia pri1ncra, hombre es la sustancia de ]a d ivin id ad , p ero n o d e las su stancias crea-
segu11da referida a dicha indi\1 idualidad. La das.) E n cu anto est as su st ancias creadas son de
sustancia no solamente cumple la funcin de suyo, o son <<per se>>, su n aturaleza se conv ierte
t1nidad, de pern1anencia, de inhesin de los ac- en principio de o peraciones , en una activ idad
cidentes, srno que se const1tu>1e en principio de peculiar a cada una d e las su stancias , como antes
operaciones adecuadas al tipo de realidad de indicban1os .
que se trate. La sustancia entonces es designada A h ora bien, cuando esta sustancia, designada
como <<na tu raleza>> en el sentido aristotlico. As, como <<s upuesto>> o ser subsistente, es racional,
al animal corresponderan las operaciones del la actividad emanante de dicha condicin ser
conocimiento sensible y la apeticin sensible, una actividad racio n al propia del hombre, }r de
.,v en el hombre se aadiran las del conocin1iento la cual resulta, en la filosofa de Santo Toms,
intelectt1al y las de voluntad, de st1s <<facultades>> la idea d e la libertad. Consecuentemente, la per-

propias. sona humana es t1n sujeto responsable de sus
La individualidad forma parte del carcter actos, es <<sui iuris>>. Como vemos, el concepto
concreto de las sustancias primeras . Esta indi- de persona se mueve en varias dimensiones:
vidualidad se nos ofrece en dos vertientes: su propia subsistencia, su racionalidad jT su res-
a) Representa la unidad interna propia del p o n sabilidad , entre las cuales el tomismo ha
individuo, sin la cual st e no constituira sino insistido en la su bstancialidad y racionalidad.
un mero agregado de otras cosas . Otros esco lsticos, sin embargo, subra11aron ms
b) Designa la divisin en que el individ u o se la dimensin moral y voluntaria como propia
encuentra respecto a los dems.
d e la persona e insistieron tambin en la aper-
Ambos aspectos pueden ser design ad os co m o
tura de la misma sobre las realidades que nos
la incomunicabilidad de las sustan cias, que d ebe
rodean, sean stas humanas o fsicas. Ambos
ser entendida como incomunicabilidad o nto l-
aspectos, tanto el volitivo como el de la aper-
gica, en su misma realidad, compatible con la
tura o el de la persona como centro de relacio-
apertura hacia las dems cosas que se d a en el
nes, han sido resaltados por el pensamiento fi-
conocimiento y en la accin sobre la realidad. losfico posterior.
, .
l 1
1
1
1
1
segn el filsofo, .el trmino <<sustancia>> se 1

plea con dos acepciones. U nas veces se llama verso, un punto singular en la inrnensa red de
ern
5
tancia a la <<quididad>> o <<esencia de las cosas>> fuerzas e influencias csmicas, tnicas, histricas,
~~ expresa la definici~n'. ~ue es el sentido en a cuyas leyes est sujeto; y al mismo tiempo es
ue decimos que <<la def1n1cron expres~ la sustan- una persona, es decir, segn acabamos de indi-
q18de los seres, Y_ esta sustancia ~s la que los carlo, un u ni verso de naturaleza espiritual, do-
eegos llaman <<ousta>> y nosotros podemos llamar tado de la libertad de eleccin y constituyendo
gnsencia>>. En otro sentido, llmase sustancia al por lo tanto un todo independiente frente al
mundo. Ni la naturaleza, ni el Estado pueden tocar
((e
uJeto>> o <<supuest o que su b s1ste
en e r genero
'
((S d 1 este universo sin su permiso. Y Dios mismo, que
de sustancia>>, y este su1eto, toma o en genera ,
est y obra dentro de l, obra de un modo par-
se puede denominar o con un hombre que
ticular y con una delicadeza particularmente ex-
gnifique intencin o concepto, y de este modo
1
se llama <<supuesto>>, o tam b., b quisita, lo que indica la estima en que lo tiene.
1en con tres nom res Respeta su libertad, en cuyo fondo habita El;
significativos de cosas reales, que son <<realidad sin embargo, la solicita, nunca la fuerza.
~e naturaleza>>, <<subsistencia>> e <<hipstasis>>, co -
rrespondientes a la~ tres maneras como hemos ~on-
iderado la sustancia. En efecto, en cuanto existen Reflexiones sobre la perso-
~or s y no en subsi~tencia, p~es
JAcaues MARITAIN'.
otro, se llama na humana y la filosofa de la cultura. En DUHAMEL,
MARITAIN y KINCZYC'. La defensa de la persona
subsistente llamamos a lo que existe por s1 _Y
humana, Ediciones Studium de Cultura, Madrid,
no en otro; en cuanto es portadora de determi- 1949, pg. 48.
nada naturaleza, se llama realidad de naturaleza,
corno <<este hombre>> es una re~lidad de la n~tura
leza humana; y en cuanto es su1eto de .los acciden-
tes se llama <<hipstasis>> o <<sustancia>>. Lo que,
pu~s, estos tres nombres significan ~n ~~neral
en todo gnero de sustancias, eso s1gn1.f1ca el
nombre <<persona>> en el de las sustancias ra-
cionales. Jacques Maritain~
fiel dscipulo de
Santo Toms.d~
tingue entre los
SANTO TOMS: Suma teolgica, I, q . 25, a. ? aspectos indivi-
Biblioteca de Autores Cristianos, vol. 11, Ma- duales y persona-
drid, 1957. les del hombre
para llegar a su
concepto de per-
sona como algo
trascendente, que
~lo se realiza por
como el animal, la
Cada ser humano ~s . .
( ) completo en las
es decir, un personas de la
Planta 0 el tomo- un 1nd1v1duo, . Trinidad. 369
. una pa rte de este un1-
fragmento de una especie,
1
1
1
1
1
1
1

bre. F~spccialmentc en la obra de .Kant ( 172 4-


1 8o ) y, continuando a sta, en cierta medida
4
tambin en la ele }~jchte* (1762-1814).
Hemos visto en lecciones anteriores la impor-
tancia que el problema moral encuentra en la
filosofa de Kant y lo que ste designa como el
primado de la moralidad. Ahora bie:1, esta mo-
ralidad es referida por Kant especialmente al
concepto de persona. En la contrapo~i~in que
e . Kant realiza entre el mundo fenomen1co y el
ersona1smo noumnico, entre el mundo de la naturaleza
determinstica y el mundo de la libertad humana,
la personalidad reside bsicamente en esta li-
bertad e independencia del hombre frente al
cosmos entero. Este enfrentamiento significa:
a) En un aspecto negativo, liberacin frente
al determinismo de la naturaleza.
b) En un aspecto positivo, reside la perso-
nalidad en la facultad que tiene nuestro ser de
someterse a leyes propias, o de establecer por su
En la poca moderna y en la actual se ha in- razn leyes prcticas. Representa el mundo de
sistido en la persona como sujeto moral y tam- la autonoma de lo moral.
bin como mbito de relaciones con los dems En unidad con estas ideas resulta esencial el
seres humanos: la persona como encuentro, carcter de ultimidad, de finalidad en s, que
como dilogo, e incluso como presencia de la rea- representa el concepto de persona. Como ya
lidad de los otros, como sociedad interior. El de- sealbamos, es algo esencial en el comporta-
sarrollo posmedieval del concepto de persona miento moral, para Kant, el tratar a los hombres

puede ser considerado en dos grandes etapas: como fines y no como medios, es decir, recono-
a) En la filosofa moderna y contempornea, cer la personalidad de los mismos, su autono-
especialmente en los siglos XVIII y principios ma, su ultimidad, su capacidad de legislarse
del XIX. por s solos. Estos aspectos voluntaristas, pre-
b) En el amplio movimiento de nuestro si- sentes ya en la filosofa de Kant, fueron desarro-
glo que se ha conocido como personalismo. llados posteriormente en la de Fichte de una
La filosofa, durante Ja poca moderna y manera absolutamente idealista. Para Fichte, la
contempornea, insisti en los aspectos mo- realidad entera se concibe desde los trminos
370 rales para percibir la realidad personal del hom- del Yo absoluto. Este Yo absoluto se desprende
de todas las concepcio
. d 1 .
r1ores, e a interpreta . ,nes sustanci 1 . ,
a tst.1s clnte-
, cton de la l .. a t11a11iest~tcic'>r1 111{ts it1tcrcs~1r1tc est C<Jns-
que ha b tamos VJStO en 1 ' pCtS()I1alitlad
.
mentalmente dinamismo a escolst I"'
tea. ~s funda- tituieic1 })<>r el 1)crsc>11~ili s111() (lcsarrcJllaclo en la
.
c1on,, un autoponer un' es un acto d e a fi rn1a- Eu~~pa continental. Se tlirigc, crJnl<> 1r1vesti-
. ' a autorre 1 , gac1on ar1tropolgica, hacia LJna C<Jmprensi<)n
realidad entera es concebd
. t a como
zac1on. I_.a
del ser humano desde el C<)ncept<J ele pcrsc)na.
de despliegue desde este y b un proceso
En muchos casos ha tratadcJ ele levantar tam-
pulso infinito de afirmacio'
n.
soluto en su im-
bin una alternativa poltica basada en ta] idea
En nuestra poca no sol de lo, personal. Este. personalismo se ha movidcJ ,
. ' amente el concepto .
h
de persona a sido replante d . g~ne.r1camente, ba10 la rbita del pensamiento
d d o con ampl1tt1d
discut1 o entro de la reflexio'n fil 'fi . ' cr1st1ano.
h . oso ca, sino
que se a convertido en e1e de una . d Ya en la filosofa de Scheler (1874-1928), en
. serie e apor-
taciones .que podemos designar como <<filosofas su Etica, el concepto de persona aparece como
p~rsonalistas>>, en el seno de un amplio movi- un elemento fundamental, aunque en otros mo-
miento general. Tambin ha aparecido en al- mentos d e su obra quede ms desdibujado. El
gunos sectores cientficos, como ocurre con la concepto de persona es referido esencialmente
al mundo de los valores, de modo que ambos
direccin de la medicina antropolgica a la que
- persona, valor estn profundamente rela-
anteriormente habamos aludido su represen-
cionados: lo peculiar de la persona es precisa-
tante ms significativo ha sido Vctor von Weiz-
mente su capacidad de descubrir y de realizar
sacker ; direccin que reintroduce, en la prc-
los valores. En esta capacidad reside la espiri-
tica y la teora mdica, la idea de persona, con - tualidad propia del mundo personal.
siderando el proceso de enfermar no slo como En algunos casos el personalismo entra en
un acontecimiento fsico orgnico, sino como relacin con la filosofa de la existencia. As
un episodio que se da en la trayectoria de una ocurre en la obra de Gabriel Marcel ( 1889-
biografa personal. En el terreno filosfico los 197 3), que designa su autor como neosocrtica
movimientos personalistas se han desenvuelto o socrtica cristiana. Razones evidentes de es-
en distintas lneas. pacio nos recomiendan concentrarnos en algu-
En el pensamiento anglosajn el persona- nos de los autores que podemos considerar
lismo ha adquirido un cariz bsicamente onto- como ms significativos y cuya obra ha tenido
lgico y metafsico. Reacciona frente a las for- ms difusin dentro de este movimiento del per-
.,
mas de pensamiento idealistas, cuya concepc1on sonalismo cristiano. De esta manera vamos a
de lo real desde absolutos ideales suplantara el aludir explcitamente a los trabajos de Jacques
concepto de persona como realidad ntima. y di- Maritain *, a los de Emmanuel Mounier* y,
ferenciada. Por otra parte, trata de reac~1~nar posteriormente, con otras perspectivas diversas,
contra el materialismo de carcter mecan1c1sta, a los de Teilhard de Chardin*.
disolvente tambin de la realidad personal. Tanto la obra de Maritain como la de Mounier 371

''
1

'
1
1

'

d 1v
in . 1d ua lismo y su capitalismo.. . No solamente .
se encuentra enn1arcada por el clmax de crisis menes total1tar1os paganos, sino
censura los reg , .
propio del perodo que precede a la ltima guerra ., la concepcin teocr.at1ca, com o modelo
mundial y culmina en sta. Crisis que corres- tam b ten . d d . . S

trans1tor 1

0
y superado de socte a cr1st1ana. e
ponde a los mecanismos econmicos del capi- a lnea por mostrar los valores
talismo, as como ms genricamente a su con- es f uerza en est .
humanos del cristianismo, en el intento de esta-
cepcin de la sociedad y, por otra parte, a la
blecer un humanismo cristia~o como bas e de
preocupacin que representan los regmenes to-
unac ivilizacin en la que se den ideales comunes
. . d a
talitarios sean stos de carcter nazi-fascista o
' Desde una herencia cristiana, tanto los cristianos y a aqu ellos que no participan e su
staliniano.
fe. El pensamiento d e Maritain nos apa~ece. ~omo
Maritain como Mounier tratan de formular una
oferta de unas posibilid ades d e secu~ar1~ac1on de
alternativa a la situacin histrica, fundada j us-
los ideales cristianos y de conv ivencia ciudadana.
tamente en el concepto de persona.
Jacques Maritain (188z- 1973) se muestra Las ideas maritainian as h an ejercido una in-
como fiel discpulo de Santo Toms. Toda su fluencia directa sobre algunos sectores de la de-
obra es un intento de reactualizacin del tomis- mocracia cristiana, esp ecialmente en Iberoam-
mo de cara a la circunstancia intelectual de la rica, y, por el contrario, h an sido profundamente
poca. En relacin con nuestro tema, Maritain criticadas por la mentalidad integrista dentr del
distingue entre los aspect,o s individuales y pensamiento catlico, la cual ha defen d ido los
personales de la realidad humana. Un ser ideales medievales y contrarreformistas de n-
individual puede encontrarse sometido a la con- dole teocrtica, com o suprema form a p osible
dicin colectiva, pero un ser personal trasciende de realizacin de la idea de cristiandad , como ,
ta l colectividad, siempre que dicha colectividad modelo de tod a sociedad temporal b asad a en los
sea considerada como una comunidad histrica, valores cristianos.
en el tiempo, como comunidad ciudadana. La La obra filosfica de Emmanuel Mounier
persona se realiza en un mundo trascendente, en ( I 90 5- I 9 5o) trat a de perfilarse dentro del cris-
una comunidad personal con carcter sobrena- tianismo con rasgos propios independientes ya del
tural, cuyo modelo, para Maritain, lo forma la tomismo. Mounier ha abord ado una amplia te-
comunidad de las personas divinas dentro de la mtica, desd e la reflexin poltica y social hasta la
Trinidad. Por tanto, el concepto de persona hu- religiosa y la ontolgica, p asando por el dominio
mana nos muestra solamente un remedo o apro- mism o d e la psicologa, concretamente de la ca-
ximacin a dicha realidad teolgica. ractero loga. Por otra parte, ejerci una influencia
A partir de estas ideas desarrolla Maritain una p oderosa sobre los medios intelectuales france-
crtica de todas las formas de totalitarismo, absor- ses a travs d e la fundaci n d e la revista <<Esprit>>.
bentes del ser personal en la ciudad colectiva, y La crtica de la civilizaci n actual se presenta
tambin una crtica de la degradacin de la per- en Mounier en trmin os an ms enrgicos que
372 sona producida en el mundo moderno por su en M aritain. Estam os en presencia de una civi-

1
1
. '
1
1
Iizacin radicalmente deshumanizad T 1
. . ora. anto 1
el fu~c1odnam1ento del capitalismo como el El concepto de persona aparece como clave
espr1tud e la. burguesa son objeto de in- ?el modelo de sociedad que Mounier trata de
tensas enuncias . en la pluma de M
oun1er. El instaurar, despus de haber realizado lA crtica
d l
intento . e. .a 1ar. ,e 1 cristianismo coa estas 1ormas
r de nuestro mundo. Aparece tambin como gozne
de la c1 v1 11zac1on moderna, capitalistas y bur- de todo su pensamiento filosfico. El concepto
guesas, ~s desenmascarado como una forma de de persona no es susceptible de una definicin
hipocres1a. Se ha dado, de este modo una ver- en el sentido ms estricto, se basa ms bien en
dadera manipulacin de los concept~s cristia- una experiencia directa e intensa que se cum-
nos dentro de la sociedad moderna. ple en nuestro interior. Entiende que algunos
El individualismo, tan caracterstico de nues- seres humanos son ciegos para la captacin de
tra civilizacin occidental, burguesa y capitalis- dichos sentidos en que lo personal se nos re-
ta, representa una grave deformacin histrica vela, y resulta, en consecuencia, necesario no
tanto una definicin lgica, como una apertura
de la burguesa. Aunque Mounier es ms con-
a la revelacin del mundo de lo personal.
descendiente con los valores del individuo en
La persona surge como una presencia que se
las etapas heroicas, entiende que posteriormente
manifiesta en el mbito de nuestra vida inte-
ha sido sometido a una radical degradacin, al rior, de nuestra existencia ntima. No se excluye,
proyectarse en el mundo econmico dichos valo- naturalmente, que dicha experiencia sea concep-
res; se establece con tal paso una sociedad com- tualizada de algn modo, y nos podamos apro-
petitiva en los niveles del lucro, mucho menos ximar a una descripcin de lo personal. De esta
grandiosa que la primitiva competencia heroica. manera, la persona constituye un ser espiritual,
El dilogo con el marxismo constituye un una manifestacin de la espiritualidad indepen-
aspecto importante de la obra de Mouni~r. Acep- diente y subsistente, tal como subrayaban los
ta las crticas marxistas a nuestra sociedad, la clsicos. Este ser independiente, la persona, se
denuncia de la alienacin humana; sin embargo, vierte en una adhesin a determinada jerarqua
., .
rechaza todo intento de comprension materia- de ,,. alores, adhesin que produce una actitud
lista no slo de la naturaleza, sino tambin d e la de comp romiso y de conversin. Desde esta pos-
' . .
tura radical se constituye la persona en centro
historia humana a diferencia de otros cristianos
que posteriorm~nte han establecid~ el d~logo de un a actividad creadora, segn la vocacin sin-
cristianismo-marxismo en pocas mas recien tes . gularsima que cada hombre posee. De aqu
A la ecnoma capitalista trata de con trapon er que el concepto de persona se nos presente re-
Mounier una economa humana basad a en la vestido de .valo res absolutos, y se establezca
valori?.acin del trabajo, en el espritu de coo- com o algo supremo que no puede se~ in.~olado.
peracin y en el replanteamiento de las verd a- Su desarrollo , posibilitacin y potenciac1on co~
deras necesidades del hombre tan deform adas pon en los objetivos ms important~s. de la vida
por nuestra sociedad capitalista tradicio n al. histrica del hombre, la clave de la cr1t1ca al mun- 373

1
1
1
1
1
1
1

do que estamos viviendo y que contiene una agre- culiares al dinamismo histrico de la cultura
sin tan directa a estos valores personales. humana.
La persona se nos muestra tambin come) L111a Teilhard de Chardjn (1881-1955), jesuita y
profunda unidad de cuerpo }' de espritu, sin que paleontlogo francs, profundamente dedicado
'
podamos separar ambos trminos. La idea de a la investigacin y tratando de profundizar en las
la encarnacin representa tambin otro momento races del espritu cientfico ms actual, intenta
fundamental en la comprensin mouneriana de una sntesis entre dicho espritu cientfico y
la persona. La encarnacin no es solamente el sus intuiciones mstico-cristianas. Para Teil- '
hecho de tener cuerpo, sino la relacin del hom- hard de Chardin el concep to de evolucin est lla-
1

bre a la tierra, a la historia, a todos sus componen- mado a revolucionar todas nuestras perspectivas,
tes materiales. Por otra parte, la persona es tanto en la con cepcin de la naturaleza como en la
'
tambin trascendente, es un situarse ms all del hombre y la histo ria, incluso a asentar, en cier-
de cara al t.iempo y a la realizacin dinmica ta medida, la religiosidad sobre unas nuevas bases.
de nuestra vocacin. Parte de la idea de la realidad como proceso
La obra de Mounier no slo subraya con acier- evolutivo. Esta h a sido la mxima conquista
"
to, en su crtica, aspectos negativos del mundo de la ciencia a p artir del siglo XIX . La naturaleza
que nos rodea, sino que tambin apunta hacia es un proceso de evolucin, pero este proceso
altos ideales referentes al valor del hombre. La no sera para Teilhard de Chardin algo pura-
discusin ms profunda de dicha obra, sin em- mente mecnico, sino dotado de sentido. En el
bargo, remite sobre su posible carcter pura- proceso de evolucin se inscribe una tendencia
mente moralizante y sobre su limitada capacidad hacia el logro de unidades cad a vez ms centra-
de accin. No hay en Mounier un anlisis das sob re s mismas, unidades fo rmadas por ele-
de la dialctica histrica y del modo en que los mentos cada vez ms num erosos, pero estructu-
factores reales que determinan nuestra historia rados de un modo unitario . Este proceso de cen-
pueden conducirnos en un sentido o en otro. tracin va cumplindose d esd e que aparecen las
Su crtica del capitalismo es fundamentalmente partculas elementales hast a su organizacin en
moral, sin penetrar en el estudio de los mecanis- los tomos, posteriorm en te en las molculas y
mos econmicos de nuestra sociedad, que pue- en las estructuras de las macromolculas , tan fun-
den exponer sus necesidades intrnsecas, evolu- dam entales para la ap aricin de la vida. En sta,
tivas, hacia nuevas formas de convivencia so- el proceso de concentracin recorre la progresiva
cial sobre otras estructuras econmicas. complejidad de la unidad orgnica del viviente,
y se concreta en la aparicin de un sistema ner-
La dinmica de la historia s se presenta en la vioso central, h asta llegar al cerebro humano.
o bra .de Teilhard de Chardin, .aunque se trate E l cerebro del h o mbre sera la expresin m-
fundamentalmente de una consideracin basada xima de dicho p roceso de centralizacin, de
4 en la biologa, ms que en los mecanismos pe- o rganizacin de un nuevo orden de infinitud
1
1
1
1
1
1
en el universo, como culmina . , d 1

ceso evolutivo de la vida c1on e todo l
e pro-
1

.d d , . ' que trata de formar l~l co11ccpto teilhar(lian<) de personalidad apor-


uni a es organ1cas estructurad . ta aspectos innovadores dentro de la reflexin
d , . as, complc1as
ca a vez mas ricas en su comp , ' cr1st1ana; por ejemplo, su asentamiento en la
os1con interna ,.
en sus mo~os de estructuracin. , biologa y su scnticlo evolutivo e histrico. El
Ahora bien, tal itinerario evol t. concepto de persona. se manifiesta como cre-
b ., u 1vo se mues-
tra tam ien como una realizac10' n c . d 1 ciente realizacin de propiedades que se encuen-
reciente e
concepto ~e c?n~i~ncia. Se nos presenta como tran difusas en el cosmos, que se realjzan en
una conc1enc1ac1on ascendente de la reali- los seres humanos y en la unidad de estos. IJa
dad. Los rasgos bsicos de esta concienciacin dimensin de colectividad es fuertemente acen-
tuada por Teilhard de Chardin. Su obra produ-
se encontrar4n ya latentes en el mismo mundo
jo un fuerte impacto sobre los medios cristianos
inferio: a la vida,. pero a partir del surgimiento de
en los aos de su publicacin, a finales de la d-
los fenomenos vitales se va produciendo un des-
cada de los 5o. En Teilhard de Chardin se en-
pliegue creciente, que puede ser designado como contraban elementos para una fuerte esperanza
un fenmeno de personalizacin. Personaliza- humana y tambin para superar la clsica contra-
cin que culmina en la aparicin del homhre. posicin entre religin y ciencia, que tantas ve-
Este dinamismo hacia la personalizacin no ces ha dominado en nuestra cultura.
es entendido por Teilhard solamente como apa- Sin embargo, la crtica posterior ha podido
ricin de seres personales en el universo, dota- mostrar el carcter un tanto precipitado de mu-
dos de individualidad diferenciada, sino como chas de las sntesis de Teilhard. El dominio del
constitucin entre ellos de una unidad colectiva entusiasmo sobre un pensamiento rigurosamente
que designa con el trmino de noosfera. Uni- lgico y cientfico, que, sin duda, no excluye
dad colectiva, adems, crecientemente centrada, el valor incitante de esta aportacin en el inte-
hasta desembocar en los fenmenos que Teilhard rior del pensamiento cristiano, as como la aper-
de Chardin designa como hiperpersona!i~a tura hacia el replanteamiento de algunos concep-
cin, concentracin mxima, que en la mist1ca tos en torno al cosmos. Relacionada con su
culminante de Teilhard nos hara pensar en el concepcin de la historia humana, se observa
destino final del universo, liberndose del tiem- la insuficiente atencin a los elementos que con-
po y llegando hacia un fin que aparece como ~a figuran las realidades propias .de nues~ra, c~l
tura. La consideracin econmica y sociolog1ca
* l
apocatstasis pau 1na, como . el hecho . de 11-
de los mecanismos que gobiernan nuestro de-
berar la evolucin en un universo estr1cta.me~te
venir histrico queda excesivamente ~fuminada
espiritual. Tal sera lo que designa el Jesuita
! por esta atencin bsica a la pers~ecttva fun~a
y cientfico francs como Punto Omega, c~m?
mentalmente biolgica de una realidad, so~~ttda
,
t erm1no. fi l de la evolucin para const1tu1r
na ' . , d t dos a una evolucin por procesos de comple11fica-
una personalidad colectiva de union e 0 .,
cin y concentracton. 375
los seres conscientes.
Hemos visto la variedad de perspectivas so- tra sociedad, de sus tendencias hacia la anomia,
bre la idea de persona. El aspecto ms intere- la despersonalizacin, Ja manipulaci n de los
sante de este concepto reside en su funcin ex- seres. Pero, normalmente, n o llegan a captar dE
1i t
presiva de algo decisivo en el hombre: la capa- o se desvan de la s races provocadoras de
er
cidad de constituirnos en autores y actores de esta situacin . Tales races se encuentran en di
nuestra propia vida. Es decir, en seres que alum- las relaciones de mercado, que ya en otros S(
bramos como <<autores>> un proyecto de exis- momen tos han sido indicadas y que suplantan h~
tencia y luego tratamos de irlo ejecutando cual la verdadera realidad p ersonal del hombre por q
, <<actores>> del mismo. Todas las lecciones prece- la de mercan ca . De est e modo se introducen
dentes pueqen iluminarnos suficientemente so- relaciones d e cosificaci n que aparecen desde
nJti
bre el sentido de la idea indicada. Somos perso- la realidad bsica del trabajo enajenado, como h
nas en la medida en que somos protagonistas coment Marx en los manuscritos Econmico- p

de una vida propia. Una ambicin connatural Filosficos. ti


al hombre, derivada de su ms propia condicin, q
Por ello, al aludir, en sus orgenes etimolgi-
es, sin duda, la de realizarse en este sentido, la d
cos, al concepto de persona, sealbam os la
t
de poder cumplir una vocacin genuina, de- idea de la m scara como algo q u e se sobrepone q
sarrollar sus potencias de un modo creador )' a nu estra realidad ms ntima y peculiar. Ya en-
1
original. En esta lnea, las afirmaciones del per- tonces se indicaba lo que tan tas v eces al hablar g
son alismo apuntan hacia valores indiscutibles, de la persona se cumple: la retrica de un papel e
es ms, nos disean el modelo nico de sociedad represen tado , disimulador, encubridor de las
verdaderamente humana que ya ha aparecido en verdaderas limitaciones con las cuales el hom-
pgin as anteriores, aquella sociedad en que la ra- bre vive sepultado, en relacion es de explotacin
cionalidad y libertad son compartidas por todos que radicalmente le despo jan de su condicin
los componentes. En que la colectivizacin ne- personal . Consecuentemente, podemos afirmar
cesaria no anula al individuo, sino lo potencia. que slo el anlisis de dichas relaciones, de su
Pero, af mismo tiempo, se hace necesario in- dialctica interna y de las vas de superacin,
sistir, respecto a los movimientos personalistas, permitir de una manera realista hablar del ca-
en aquellos aspectos crticos ya apuntados al hilo mino hacia una person alizacin del hombre en la
d e su exposicin. Cules son los mecanismos historia. E n otro caso, la palabra filosfica se
q ue desde nuestra sociedad nos llevan hacia queda en una pura estimulacin moral, que
este modelo de convivencia humana, como colec- puede actuar sobre algunas vidas individuales,
tiv idad de personas y como realizacin incluso, p ero es incapaz d e transformar la historia, rea-
a travs del entramado de las distintas vidas lizando los propios ideales que pro.c lama. Queda
p ersonales, de una realidad person al colectiva? reducida la exaltaci n del personalismo a un di-
E n numerosvs momentos los movimientos logo selecto entre p en sadores marginados del
per sonalistas realizan la denuncia de n ues- desarrollo h istrico. t

...el ~ersonali~mo considera que las estructuras


11a,
los d 1 caprtahsmo 1nterf1eren hoy el movimiento d
tar
de
1 ~eracin q~e
del hombre_ Y han de ser destruida: casi rns que un elemento infinitesimal. Ms
~ll todava, como en forma de islotes, las mul-
n aras de u na organ1zac1n socialista de la pro-
en ~ucci?n Y del consumo. No hemos inventado el
tiformes tentativas llevadas a cabo por los Meta-
zoo~ para entrar er1 simbiosis y elevarse con ello
os ocial1smo. Ha nacido del sufrimiento de los
lfl ~ombres d~ Y su reflexi?n acerca de los desrdenes
hacia un estado biolgico superior.
Y ahora, como si fuera un germen de dimensio-
)t ue /os oprimen. Nadie lo realizar sin aquellos nes planetarias, la capa pensante, que sobre toda
:n Q15rnos que lo han arrancado de su propio des-
le ~no. Ese social_ismo. comporta, desde el ngulo
su extensin desarrolla y estructura sus fibras, no
~recisa1nente para confundirlas y neutralizarlas,
o huma no, .dos ex1~enc1as ~apitales. No debe reem - sino para reforzarlas hacia la unidad viviente de
plazar al 1mper1af1smo de 1~tereses privados por la u na sola trama ... ( ... )
- tirana de poderes colectivos; es preciso, pues, Ello equivale a decir (cosa muy verosmil) que
- que encuen~re una estructu.ra democrtic~, sin la Trama del Universo, al hacerse pensante, no
debilitar el rigor de las medidas que habra que termin an su ciclo evolutivo, y que, por con-
a
tomar para instalar y defender sus primeras con- siguiente, estamos avanzando hacia adelante, en
quistas. Por otra pa_rte, en ~uestras ~ivilizacio~~s la direccin de algn nuevo punto crtico. La
- industriales el soc1af 1smo esta necesaria mente d1r1- Biosfera, a pesar de sus relaciones orgnicas, cuya
-

gido por la lite organizada de trabajadores; pero, existencia se nos ha revelado por todas partes, no
como nuestras sociedades son de estructura com- forma an sino un conjunto de lneas divergentes
pleja, debe bus.c~r que se agrupe. -:- alreded?r y fibres por sus extremos. Bajo los efectos de la
de ese ncleo d1r1gente- el consent1m1ento mas Reflexin y de los repliegues que sta comporta,
amplio posible. Asimismo, ef personalismo, que las cadenas se cierran y la Noosfera tiende a
sin duda fue liberal en 1789, exige hoy en da constitu irse en un sistema cerrado en el cual
denunciar y combatir todas las mitificaciones que cada elemento, por s mismo, ve, desea y sufre
las mismas cosas que todos los dems simul-
el miedo social podra combinar tras su etiqueta tneamente.
y colaborar resueltamente en el ~ombate de esta
U na colectividad armonizada de conciencias,
democracia popular cuyos caminos busca hoy
Europa. que equivale a una especie de superconciencia.
La Tierra cubrindose no slo de granos de pen-
EMMANUEL MOUNIER : Que, es el persona11smo.
,. ? samiento, contndose por miradas, sino envol-
Trad. de Edgar Ruffo, Ediciones Criterio, Buenos vindose de una sola envoltura pensante hasta
Aires, 1956, pgs. 180-181. no formar precisamente ms que un solo y amplio
Grano de Pensamiento, a escala sideral. La plura-
En primer lugar, las molculas car~ona?as, lidad de las reflexiones individuales agrupnd~se
con sus millares de tomos agrupados sim~trica y reforzndose
, .
en el acto de una sola Reflexin
mente. Despus, la clula, en fa que, bajo un unan1me.
mnimo volumen, millares de mofcu!as ~an mon-
TEILHARO DE CHARDIN : El fenmeno humano.
lndose sobre un sistema de engranae~ figurados~ Trad . de M. Crusafont Pair, Ediciones Taurus,
Despus, el Metazoo, en el que fa cefufa no e Madrid, 1967 4 , pgs. 295 y 303-304. 377
LECTURA Y COMENTARIO

Helmer: T, ante todo, eres esposa y madre.


Nora: Yo no creo ya en eso. Yo creo que, ante todo, soy un ser huma-
no, un ser igual que t, o que por lo menos debo tratar de serlo.
Helmer: Hablas como una nia. No comprendes nada de la sociedad

en que vives.
Nora: No, no comprendo nada. Pero voy a tratar de comprender.
Es necesario que decida quin de los dos tiene razn, la sociedad o yo.

(H. lBSEN: Casa de mlltcas, 1879.)

En la concepcin burguesa de la vida, la sociedad no tiene carcter


sustancial, sino que es meramente el tejido resultante de las relaciones

entre los individuos. Esperaramos que al hacer de la sociedad un puro
sistema de relaciones se reconociese, al menos, la plena sustantividad de
los individuos. Pero acontece lo mismo que con la concepcin materia-
lista del mundo. Se hace de las cosas y sucesos meras relaciones mec-
nicas entre tomos. Pero estos tomos no tienen valor alguno por s mis-
mos. Son indiferentes, igual uno que otro, y existen como simples pretextos
para las relaciones en que entran.
( ... )
En la concepcin aristocrtica, por el contrario, es estimado el indi-
viduo como persona diferencial segn su . ndole nativa, previamente a
sus actos concretos y con independencia de su utilidad social. En un crcu-
lo aristocrtico cada miembro, por el mero hecho de nacer de una fami-
lia noble esto es, por su sustancia, que se supone transmitida genea~
gicamente , posee todos los derechos y prerrogativas. Sus actos poste~1?
res no aaden nada esencial a su estimacin: parecen la natural emanac1on
de su sustancia y no atraen un nuevo precio al que se otorg desde luego
,
a esta.
378
( ... )
----

Entre la funcin separada de la sustancia, propia al pensamiento mo-


derno, y la sustancia inactiva, mera potencia abstracta que-el aristotelismo
ense a la Edad Media, cabe una excelente posicin intermedia. La sus-
tancia como fuerza; por tanto, como germen de accin. Ahora bien, esto
L- es la mnada de Leibniz.

d
(Jos RTEGA y GASSET: La resurreccin de la mnada, en Obras Completas, lll ,
Ed. Revista de Occidente, Madrid, 1962 6 , pgs. 342- 343.)
r.
).

9.)

~r

~o

le
a-
,
a-
s-
)S

l-
a
u-

1
11-
,
o-
o-
,
)0
YO hardin, la persona aparece. al
::> 1 Mounier encontra- Para Teilhard de C evolutivo entendido
En la filosofa de Efl!~anue la sociedad actual final de un arg1 0 proceso 1
. . cin y persona iza-
mos una enrgica cr1 ti ca .de en la cual juega como progresiva conc1enc1a
Yun nuevo modelo de sociedad, cin de la realidad.
un papel decisivo el concepto de persona.
VOCABULARIO
micas y sociales quedan reflejadas
Apocatstasis. En la filosofa griega en Discurso a la nacin aleman.
designaba el eterno retorno al pu.n - Gnero. Concepto universal predi -
to de partida. En la teologa cris -
cable de una pluralidad y que de-
tiana, especialmente siguiendo ~I signa la parte de esencia co mn a
pensamiento de San Pablo, si~n~
varias especies. Seala las propie-
fica la vuelta a la perfeccin pr1m1 -
dades comunes de un grupo de
tiva, dando cumplimiento fina l a
seres. En biol oga el gnero designa
la promesa de Dios.
un grupo ms amplio q ue la espe...
Boecio (aproximadamente 480 -524) .
Pensador eclctico en el lmite. en- ce. Por ej emplo, el gnero <<canis>>
., engloba las especies del perro co-
tre la cultura romana y la apar1c1on
de una cultura que empieza a perfi- mn, el zorro, el lobo.
lar los rasgos de la Edad Media . Le Marita i n , J acques (1882-1973) . Uno
preocupa conservar los restos de la de los ms importantes defensores
tradicin filosfica en trance de des- del t omismo en el sig lo xx. En su
aparecer. Al mismo tiempo, su obra amplia obra expone y defiende las
ms conocida Sobre la consola- tesis de Santo Toms, al t iempo que
preocupacin moral y religiosa pro- desarrolla una posicin personal ist a,
pia de este pensador. tal como en la leccin se ha expues-
Especie. Concepto universal que se to. Ent re sus obras, casi toda$ tra-
predica de una pluralidad de seres, ducidas al espaol: Para una filoso -
representando su naturaleza co- fa de la person a humana, Los
mn. La especie es menos amplia grados del saber, Cien cia y filosofa.
que el gnero. La especie <<perro>> Moun ier, Emmanuel (1905- 1950) .
no engloba a otras especies como Pretende realizar una sntesis en -
la de <<lobo>>; ambas entraran en tre cristianismo y socialismo, a la
el <<gnero>> de los <<canes>>. q ue da el nombre de <<personalismo>>.
Fichte, Johann Gottlieb (1762- Su concepci n se basa en defender
1814). Encuadrado dentro del <<idea- a la persona frente a los condiciona -
lismo alemn>>, constituye uno de los m ientos materiales y las rgidas es-
ms ardientes defensores de la li ber- tru cturas colectivas. De ah su en -
tad ( Romatcismo). El fundamento frentamiento al capitalismo y su
de toda experiencia radica en la mis- dilogo (enfrentamiento tambin)
ma conciencia. Al elegir un sistema con el marxismo y existencialismo.
idealista, el hombre se desliga de Entre sus obras: Qu es el persona-
todo condicionamiento exterior, im- lismo?, Revolucin personalista y
pone l su condicin a lo externo. comunitaria, Introduccin a los exis-
No es de extraar que su obra Teo - tencialismos .
ra de la ciencia (1794) constituya Teilhard de Chardin, Pierre (1881-
una reflexin sobre la libertad. Sus 1955). Ense geologa y paleon-
preocupaciones polticas, econ - tolo g a en el 1nstituto Catlico de

Pars . . Duran~e ms de veinte aos


re~orr16, ~ealtzando investigaciones, cin de~ h~mbre. Sus investigacio -
Asia. Es importante sealar su ac- nes , le incitan a perfilar toda una
tividad como cientfico, pues par- te~r1a evo.lucionista, desde la ma-
teria a la veda Y al espritu. Casi toda
ticipa en el descubrimiento del
su ob~a est traducida al espaol .
hombre de Pekn>>, que con el
Por ejemplo: El fenmeno huma -
<<hombre .de Java>> constituyen es -
no, .La visin del pasado, El por-
labones importantes en la evolu- venir del hombre, etc.

>

)
LECTURAS RECOMENDADAS
..
)

GARAUDY,. RoGER:
6 Perspectivas del hombre. Trad. de Florea} Maza , Ed . L at.1na, B uenos
A1res, 19 5.
GEBSAT~EL, VICTOR EMIL V?N: !mago hominis. Contribuciones a una antropologa de la per-
, sonalidad. Trad. de Beatriz Romero, Ed. Gredas, Madrid, 1 96 9 .
HALL, CALVIN: La teora existencialista de la personalidad. Trad. de Irma Unsed, Ed. Paids
Buenos Aires, 1974. '
JERPHAGON, LucrEN : Qu es la persona humana? Races, naturaleza, destino. Trad. de Jos
Mara Domenech, Ed. Nova Terra, Barcelona, 1969 .
LACROIX, JEAN: Marxismo, existencialismo, personalismo. (Presencia de la eternidad et1 el tiem-
to ) , Ed. Fontanella, Barcelona, 1962.
LAN ENTRALGO, PEDRO: Introduccin histrica al estudio de la patologa psicoson1tica, Ed. Paz
Montalvo, Madrid, r 9 5o.
Lrl\ TON, RALPH: Cultura y personalidad. Trad. de Javier Romero, Fondo Cultura Econ-
mica, Mxico, 1971 .
MARX, CARLOS: Manuscritos; economa y filosofa, Alianza Editorial, Madrid, 1969~.
TRESMONTANT, CLAUDE: Ensayo sobre el pensamiento hebreo, Ed. Taurus, .Madrid, I962.
DAz, C., y MACEIRAS, M.: Introdttccin al personalismo, Ed. Gredos, Madrid, 197 5
19.1. EL PROBLEMA DE LO REAL
EN LA RAIZ DE TODAS LAS CULTURAS
19.2. LA ONTOLOGIA COMO TEORIZACION
DEL PROBLEMA DE LA REALIDAD
19.3. PERSPECTIVAS HISTORICAS

Cierta forma de representarse o interpretar la realidad es con-


sustancial a toda cultura: desde la cosmovisin mtica, hasta el modo
conceptual de entender la filosofia. A partir de este ltimo tipo de
indagacin se construye una teora de la realidad que ha recibido
el nombre de ontologa. Sin embargo, la pretensin de dar cuenta
de las razones ltimas de todas las cosas arrastra consigo una perma-
nente problematicidad. De ah que nuestra historia conozca numero-
sas crticas y rechazos de la metafisica. Nuestro siglo es testigo de
una profunda polmica en este sentido. 383
'
1
1
1
1
1
1

y a se ha apuntado el proceso por el que se


. .,
f<)rma esta s1tt1ac1on:
1 J.. a aparicin de sml)olos, de un segundo
sistema de seales, ]ibera a la conciencia hu-
mana de la pura condicin estimulante, del modo
como las seales se presentan en formas ms pri-
e ro e a mitivas de la vida. As, indicamos el proceso
de objetivacin, en virtud del cual el mundo
e o rea ambiente se convierte en un mundo perceptivo
de cbsas, de entidades dotadas de cierta sus-
en a raz tantividad, ms all de su mera condicin desen-
cadenante de reacciones.
e o as 2. Como consecuencia del surgimiento de los
smbolos se produce un fenmeno de trascen-
as cu uras dencia, el cual se integra en esta creciente li-
beracin con respecto a la vida inmediata, que
se va generando a travs del proceso de la ima-
ginacin, de la fantasa, d e la interiorizacin.
3. Sobre esta simbolizacin y esta creciente
interiorizacin se aade, adems, como un mo-
mento fundamental, la liberacin de la accin,
y sta en un doble sentido: como indetermina-
Uno de los aspectos caractersticos de la con- cin gentica de nuestras pautas de conducta
ciencia humana, a diferencia de la animal, es- y como apertura o rgnica del hombre sobre el
triba precisamente, como ya vimos, en configu- mundo, sobre el ambiente que le rodea. Enton-
rar el concepto de realidad. Ahora bien, cuando ces, este ambien te se convierte en el medio para
aludimos a este concepto, no nos referimos a realizar un proyecto, en un sistema de facilida-
un planteamiento temtico, a que el hombre des y de o bstculos. Pero tambin aparece cons-
convierta la idea de realidad en objeto de inves- cientemente en calidad de tal ambiente, como
tigacin; esto ocurrir en etapas avanzadas de algo que est ante nosotros, que nos vemos
la cultura humana. Aludimos al hecho de que obligados a utilizar y transformar, algo de que
la experiencia de lo real, el encontrarse viviendo debemos disponer.
en un mundo de realidades y sentirse ms o me- E l funcionamiento conjunto de todos estos me-
nos conscientemente como realidad, significa uno canismos hace que el hombre se encuentre ante
de los constituyentes de la conciencia ms tpi- su medio ambiente como ante una realidad, rea-
384 camente humana. lidad objetiva, realidad situada ms all de l
1
1
1
t

'
1
1
1
en el espacio y en el tiempo rea1 1dad e111crcnc1at
e l
, 1 l
~cr<~ d~l)cmc>!-i ar1 ins istir en un rasgo ca-
0 d1st1nta
. l de el mismo
. y que se
.. ve obl. <l
1ga <) a ta~,ter1st1co <le cst<1 prot<>fil<>sofia, <le este cm -
rnan1pu ar, a organizar y disponer para el dcsa.
br1on de ontc>l<>ga y tnctafs i<:a, que cncc>ntra-
rrollo de su proyecto vital.
~os en las culturas inclus<> ms primitivas: las
El filsofo espaol Xavier Zubiri* ( 1 89 8) ha ~tf~~entes culturas resultan peculiarmente sen-
subrayado, certeramente, esta diferencia entre s1b1l1zadas para zonas distintas de lo real. l~l
la conciencia animal, como conciencia dominada hombre, en su proceso histrico, se instala en
por el estmulo, y la conciencia humana como peculiares experiencias, ligadas, sin duda, a
conciencia de realidades. Esta captacln no
quiere ~e~ir ~,ue el hombre, desde el proceso
de homln1zac1on, desde su aparicin en la evo-
lucin biolgica, se convierta en un animal for-
malmente metafsico. Una cosa es vivir en un
mundo de realidades, y otra, mu y diferente,
preguntarse por lo que es la realidad y constituir
teoras sobre dicho concepto. Pero s podramos
decir que este destino estaba inscrito en la con-
dicin del hombre, en su proceso de maduracin
histrica.
Sin duda, en toda cultura humana encon-
tramos una cierta manera de configurar la
realidad, intuitiva, imaginativa o conceptual-
mente. As, en conciencias primitivas se obser-
va que lo real es interpetado desde puntos de
. . . ;.
vista an1m1stas o mag1cos, por poner un e1em-

plo. Y tambin podemos detectar en las cultu-


ras un intento de explicar el enigma que represen-
ta el mundo de las cosas y del propio ser humano.
El hombre en virtud de su reflexividad, se en-
'
cuentra con su propio ser y con u~ mu~do ~~e
le rodea ' se encuentra arrojado a dicha. s1tuac1on
. .
y forja explicaciones, que en ~a conc1enc1a rr1-
mitiva dibujan los grandes nutos de los or1ge-
nes: las historias en virtud de las cuales han sur- Xavier Zubiri, un gran filsofo espaol de nuestro tiempo, preo-
cupado por los problemas metafsicos que plantea 1a realidad. 385
gido el mundo fsico y humano.
1

'
1

'
1
1

'
la estructura caracterstica de cada cultura, a lo real, podemoc; utilizar el trmino de cos-
la manera en que resuelve sus posibili(ladcs de movisin. Dentro del mismo comprendemos
supervivencia. Un determinado crculc) cultural no slc) el cc)sm<>S en e) sentido ms restringido,
puede ser especialmente sensible al problema de sin<) tambin la vida del hombre. Se trata, pues,
la naturaleza y \:ivir la experiencia de lo real en de la manera peculiar de percibir, de ver le) real,
torno a una cierta percepcin del tnundo natu- q uc es propia de cada cultura. Indica que en
ral, o puede asentarse en vivencias tpicas de cada colectividad no slo hay tcnicas unitarias
nuestra interioridad personal. En la anterior lec- para la supervivencia y normas de comporta.
cin hemos tenjdo ocasin de apreciar las di- miento individual y colectivo, sino que se da
ferentes direcciones del pensamiento griego (na- tambjn una manera peculiar de interpretar y
turalista) y del pensamiento semtico (intimista). organizar lo real. Esta v isin se expresa en las
O puede, como ocurre en nuestros das, resul- formas lingsticas y con stituye un momento
tar la vida humana dominada por el horizonte esencial de la person alidad peculiar a cada cul-
de la artificialidad, de la tcnica, de nuestros tura. Se asimila d e tal mo d o que es no ya tema-
propios productos, que nos alejan del contacto tizado, objeto de reflexin explcita, sin o pro-
con la naturaleza; o puede ser la experiencia de fundamente vivido, integrado en la existencia
la convivencia humana, del orden poltico, aque- cotid1ar1a, orientador po r lo tanto de sta.
llo que ms intensamente vive una cultura. El mito, como ya hemos indicado, y tambin
Esta instalacin en una zona determinada la religin, guardar., sin duda, extrechas relacio-
de experiencias y la manera peculiar de con- nes con el concepto de cosmovisin. Ahora
figurarlas resulta decisiva para los concep tos bien, en la historia de la conciencia humana
que cada cultura proyecta sobre la realidad . ha surg ido la filosofa como esfuerzo dotado
Hay rasgos comunes a las culturas nmadas de una dimensin crtica y d e una dimensin
de los grandes pastores, que se refieren a su conce ptual. A mbas, sin duda, profundamente
manera de percibir el tiempo, el espacio, la un idas. La concepcin del mundo o la cosmo-
misma vida personal. Hay otros rasgos carac- visin, que es v ivencia colectiva, impregnacin
tersticos de las culturas de navegan tes y pesca- de la v ida, en un momento determinado se con-
dores o del mundo agrcola. As, las ideas de v ierte en tema de reflexin.
la fecundidad de la tierra, de los ciclos estacio- E n este viraje del grupo, algunos individuos,
nales, se convierten no slo en condicion es para los iniciadores de la filosofa Aristteles puso
un modo humano de supervivencia, sino incluso como ejemplo de este cambio a Tales de Mileto-,
en inspiracin de las grandes categoras, de los pasaron del mito al logos, del mitologizar al
ltimos conceptos que orientan la interpreta- filosofar; se convierten en los grandes intrpre-
cin de lo real. tes e impulsores de esta evolucin colectiva. Su
Para designar esta dimensin d e la existen cia esfuerzo no deja de adquirir un sentido aguda-
386 humar1a, que configura una interpretaci n de mente crtico ante las grandes creencias vigen-
'
'
1
1
1
1
1

tes en la colectividad. De a uf
expresivamente en la fil q f'com~ vemos muy terprctacin materialista de la misma, o dialc-
suscitaran muchas ve oso 1 griega, el que tica de la razn, de la idea, en su versin idea-
hostilidad de las grand~se ~ el ~esconcierto y la lista - ha sido empleado para contraponc~s_c a

Desconc1erto y ho t.l.d inercias conserv d la clsica utilizacin del trmino de metaf1s1ca,
11 d a oras.
, s
la man era mas elocuente t , .
que 11a expresado de
. indicando una visin dinmica de la realidad
figura d e Scrat es. y rag1ca 1a inmolada frente a una visin ms esttica.
As pues, la realidad , como am , b'1to y e emento Cada uno de estos trminos supone ya una
1 cierta toma de posicin ante lo real, lo cual nos
de la cultura y de la vida humana , se h a convert1.d o
testimonia ya, desde el primer momento, el pro-
en tem a de una gran teorizacin. Surge, enton- fundo problematismo que caracteriza a esta rama
ces, lo que dentro de la filosofa ha sido desig- del saber humano. La ms ambiciosa, en la
nado c~m? ?ntologa, metafsica, filosofa pri- medida en que se trata de formular nuestros
mera, dtalect1ca. Todos estos trminos han sido conceptos ltimos, y tambin, por ello mismo,
utilizados para designar esta ciencia o, ms am- la ms discutida en el panorama de nuestro co-

pliamente, esta actividad especulativa, que trata
noc1m1ento.
de indagar el concepto de realidad. Cada uno
de dichos trminos posee su propia historia:
- El de ontologa es sobradamente signifi-
cativo, como logos, reflexin, discurso que versa
sobre el ser.
- E l trmino de metafsica parece haber te-

nido un origen ocasional. Al ordenar los libros .. '


aristo tlicos se situaron los que Aristteles lla-
maba como filosofia primera, que se ocupaban
del concepto ms abstracto del ser, despus de
los tratad os fsicos, surgiendo as el trmino de
metafsica (<<los que estn detrs de la fsica>>).
Sin embargo, este trmino se revel como es-
pecialmente significativo para apuntar hacia
aquella ontologa, aquella teora de lo rea~, q ue
trata d e explicar nuestro mundo natural inme-
diato en funcin de otro mundo trascedente,
que sera el ser espiritual, el <<primer motor>> en
"'i. . '
el caso de Aristteles. Tradicionalmente se viene considerando a Tales de Mileto como
E l trmino de dialctica - utilizado com o el primer filsofo, el primer hombre que dio el paso del mito al
dialctica de la naturaleza en el caso de la in-
logos, del mitologizar al filosofar. 387
1
1
1
1
1
1
1

... el universo del nio persiste en el estado de experiencias del miserable corazn humano, mo-
proyecto individual, muy poco sistematizado, y vido inquietamente en un estrecho crculo por
como gratuito; el pequeo, cuyas r1ecesidades son la naturaleza de su existencia.
satisfechas a medida por la providencia de los En aquella asociacin se fundaba antes la
adultos, no sufre la disciplina y el control de las intuicin que la ciencia griega t'ena del cosmos y
necesidades de la accin. El primitivo, al contrario, la construccin artstica de u na rplica de ese
debe luchar sin cesar para mantener su existencia. cosmos en el mundo moral y social, tal como lo
Por consiguiente, su imagen del mundo debe imaginaba la ciencia poltica de los antiguos.
presentar un carcter de eficacia, debe ofrecer Ahora debe pensarse la perfeccin de la Divini-
un asidero preciso en lo real. Por otra parte, la dad misma unida a la figura de siervo y al padeci-
vida en comn y la urgencia de la colaboracin miento, o, mejor dicho, no se piensan: son una
exigen una determinacin colectiva, un acuerdo misma cosa en la vivencia religiosa.
sobre los principales esquemas del universo am-
biente. La cosmologa se realiza, pues, con el W1LHE:..M OILTHEY: Introduccin a las ciencias
consentimiento mutuo. Se impone autoritaria- del espritu. Trad. de Julin Marias, Ed. Revista
mente a cada miembro del grupo, que la encuen- de Occidente, Madrid. 1966 2 , pg. 376.
tra all, hecha en su totalidad, desde el momento
en que ingresa a la vida consciente.
La imagen del mundo se afirma entonces como
una determinacin objetiva del paisaje comu-
nitario. Y este paisaje no tiene slo una significa-
cin geogrfica o fsica, por as decir. Reviste, a
la vez, una intencin moral y espiritual, en tanto
esas palabras se empleen en el caso de la con-
ciencia primitiva.

GEORGES GUSOORF: Mito y metafsica. Trad. de


Nstor Moreno, Ed. Nova, Buenos Aires, 1960,
pgina 51.

La profunda vida anmica cristiana ha roto Pgina de un c-


et enlace de las ideas de perfeccin y las de es- dice medieval de
la l \tt.:a de Aris-
plendor, poder y felicidad en la vida. rncluso la t>tcles. l-1 trmi-
asociacin entre la conciencia de Dios y la bel leza n(> "metafsica''
racional del universo cede el puesto a la conexin sl1rgi(l en relacin

con estos escritos
1 entre el sentimiento ms sublime del hombre, sobre fsica de
388 que no se puede reducir a ningn espacio, y las ,\risttcles.
pone
d ' en t l cas<> , s<Jl~1rr1 e ntc calJrla , una especie
.e sab
. e r cn c1cl <Jpec , lC<> o ac1t1v<>
d e to d as 1as
c1cnc1as
. . f 1a,
I a fi11<)so ' c<>m<> <>nt<Jl<>g ta, se carac-
teriza prccisamente p<>r entender l a' realidad
como
'd un
. <<univcr so>>, es d cc1r . , co mo algo some-
t1 . o a1 imperio
. <l e,. conccpt<>s C<)munes que pcr-
m1.cten unificar , o por 1o m enos articula .' r las
d 11erentes esferas. '
, En efecto, el concepto de realidad parece ofre-
cersen~s como una idea que en todas las cosas
se realiza. En este sentido, los escolsticos ha-
blaron del concepto de <<ens>> (lo que es, ente)
como un trascendental, es decir, como un con-
cepto que trasciende o desborda todas nues-
tras clasificaciones. E sta entidad se reproduce
en cada uno de los objetos que queremos or-
denar y no a modo de gnero de rasgo comn
que va quedando borrado en la concrecin de
nuestro pensamiento--, sino a la manera de
algo que reapare~e como constitutivo ms pro-
Ha surgido , pues, ante nosotros un nuevo fundo de cualquier cosa que consideremos, ya
mbito ~e in v estigacin. Este se nos presenta que su condicin entitativa, su condicin de
como el in tento de constituir una teora de la realidad, constituira el rasgo ms bsico.
realidad. Pero no cual una suma de todos nues-

La misin ms radical de nuestra investiga-
tros conoc1m1entos que, en principio, remiti- cin, en consecuencia, residira en indagar qu
ran sobre la realidad, sino como una teora es la realidad, o qu es el ser, qu es lo que cons-
del concepto d e realidad en cuanto tal, en su tituye a las cosas en realidades. Estamos ante
condicin de concepto ms general y ltimo del la pregunta por el <<Ser>> mismo, aquella que, se-
conocimiento humano. gn Heidegger*, apenas planteada ha sido ol-
Ortega mostr expresivamente esta diferen- vidada por el hombre, en razn de su misma di-
cia mediante los conceptos de multiverso y ficultad, y a la cual este autor quiere abrir un
universo. E l trmino <<multiverso>> seala una nuevo cammo.

multiplicidad d e cosas, un esparcimiento de nues-


En relacin directa con dicha pregunta la
tro conocimiento sobre una pluralidad de ob-
ontologa se plantea una serie de interrogan-
jetos ms o m enos inconexos entre s. No sera
tes que trataremos de precisar ahora en tres di- 389
sta la ndole d el objeto que la filosofa se pro-
t
m1en o. Aqu proyectamos, posiblemente,
. . cier-
e
recciones, dentro de la unidad ltima de dichas de nuestra experiencia que nos apa-
tos asp ectos . . d
preguntas. especialmente vivos y los convertimos en
1. Cualquier objeto que nos propongamos
recen di . s
lgicos. Recordemos 1as scusiones sobre
en principio debe poseer alguna entidad, si- on t o d .._i 1 . .
el primado de la volunta y u e a inte1igencia,
quiera en la medida en que es pensado. Sin e.n -
de la personalidad y de la natu~aleza. e
bargo, puede concebirse que no todas las cos-is
. Desde las preguntas anteriores se presenta
son reales con la misma intensidad. Y a vea- 3
el problema de articular las diversas zonas o
mos, al estudiar el concepto de verdad, que el t.
modos de lo real. Si el concepto de realidad
hombre ha establecido una distincin entre lo
designado como apariencia, como un ser apa- no es unvoco*, no se u sa siempre de la misma
t
rente, y la verdadera realidad, la realidad autn- manera, sino en g rados distintos, evidentemente
tica o ms profunda, diferenciable de dicha apa- hay.:que precisar el asp ecto de esta diferencia-
riencialidad. Entonces, sera misin de la on- cin y mostrar de qu m odo las zonas supremas
tologa el descubrir e indicar las realidades ver- de la realidad se conectan con las otras. Por
daderas, all en donde lo real ms propiamente ejemplo, qu relacin guarda el concepto de
se cumple. Esto supone que el trmino de rea- apariencia con el de realidad? Es la apariencia
lidad no es utilizado de una manera unvoca una ocultacin de lo real? Es el engaoso velo
en nuestro lenguaje, que hay una cierta jerarqua de Maya? O es una manifestacin imperfecta,
en las realidades, que no son plenamente homo- pero posibilitadora, mediante la organizacin
gneas. Sin embargo, ciertas posiciones filos- de dicha apariencia, de instalamos en el corazn
ficas dentro de la enorme amplitud de opcio- de lo real? De un modo anlogo, las filosofas
nes que la filosofa muestra pueden negar esta que establecen como realidad suprema la de
posicin y considerar como homogneas a to- un ser trascendente al mundo, cmo conciben
das las realidades. Tal postura se ha designado el mundo inmediato y la relacin entre dicho
como <<fenomenismo>>: no hay ms que fen- mundo inmediato y el ser supremo? Puesto que
menos o apariencias, no se da ninguna realidad esta realidad mundana puede ser concebida como
ms all de dicha apariencialidad. ., .
creac1on, como resultado de un acto libre, ori-
2. En estrecha relacin con la anterior se le- ginador de tal realidad mundana, o como una
vanta la pregunta por las caractersticas pro- emanacin * necesaria a partir de dicho absolu-
pias de lo real. Desde dichas caractersticas to, o como una manifestacin. Si una ontologa
diferenciamos lo ms propiamente real y lo se- combina los aspectos estticos y dinmicos de
cundario o derivadamente real. Por ejemplo, nuestra intuicin de la realidad cmo organi-
se puede estimar que lo verdaderamente real , b ,e
zar~ .m os? Por ejemplo, en la doctrina aris-
debe ser uno y no mltiple, que debe ser in- totelica hay una sustancia como indicbamos
mutable y no movible, o, por el contrario, en-
en l~ lecc~n anterior, qu: permanece baj~ las
390 tender que la verdadera realidad es la del movi-
modificaciones de los accidentes una realidad
'
1

'
l
1
1
1
1

en la cual d . truir por prtncipio una teora negadora de la


d ernos con tchos
b . acc1d entes se insertan.
. O po-
ce tr el metafsica.
sas desde panorama general de las co- Al pensamiento moderno Je ha impresionado
1
H as categoras de totalidad y parte? particularmente el contraste entre el desar;~llo
emos visto lo de las ciencias positivas y el de la metaf1s1ca.
constituyen el obs grandes problemas que cons-
parte de la fil J.~to de la ontologa, en cuanto En la iniciacin de la poca moderna, Descartes
trata de enten~so ia, de la reflexin humana que se propone llegar a principios que asiente.o una
tad que entra er lo real. Al margen de la dificul- metafsica definitiva. Sin embargo, es evidente
tida de sus am~ . Y qu.e surge como contrapar- que la obra cartesiana no tuvo el xito que su
tigacin ontol ~ci?nes mtelectuales , la inves- fundador se propona. Entonces, y en parte
bin radicalm:;ica 0 metaflsica ha sio tam- influido por la experiencia de la metafsica ra-
recciones del e co.ntestada por algunas di- cionalista y su fracaso, Kant construye en su
pensamiento filosfico. Crtica de la razn pura una teora negadora
La reaccin . m .
. s general y antigua la constitu- de la metafsica como ciencia. Para Kant la
ye e 1 escepticismo .U na d e las causas mas , metafsica es una inclinacin natural del hom-
operativas
. en el s . .
urg1m1ento del escept1c1smo bre, pero tal inclinacin jams podr llegar a
ha sido, precisamente, los resultados de la es- resultados seguros dentro de su teora del cono-
~eculacin. metafsica, concretamente la plura-
cimiento. La verdad viene dada por la concor-
lidad de sistemas metafsicos originada en el dancia de la experiencia con las condiciones
debate por determinar el sentido de la realidad. generales, apriorsticas, que 11acen posible el co-
nocimiento, las condiciones que regulan el ejer-
Si el escepticismo niega, en general, la capacidad
cicio de nuestra razn. Y, en el caso de la meta-
humana de acceso a la verdad, consecuentemente
fsica, no habra experiencia posible para Kant.
la metafsica queda incluida en esta negacin
La metafsica, como ciencia que trata de
global. Pero no todos los escepticismos se han ir ms all de toda experiencia, resultara,
movido en estas latitudes. De hecho, muchas por lo tanto, una quimera, algo que radical-
formas de pensamiento escptico, sobre todo mente, y por principio, desborda las condicio-
en nuestra poca, no negarn la realidad del nes de un conocimiento riguroso, de un cono-
conocimiento cientfico o de otros modos de cimiento objetivo. Este rechazo no excluye el
accesso a la verdad en la vida humana, pero s valor impulsor para el conocimiento de las gran-
la posibilidad de xito en el empeo que l~ des ideas que la metafsica se propone, pero s
metafsica histricamente se ha propuesto. Aqu1 excluye su posibilidad de decisin y funciona-
tropezaramos con una reaccin funda~ental miento en el contexto de un conocimiento es-
mente desilusionada, cansada de las disputas trictamente cientfico.
metafsicas . Ahora bien, en otras formas de re- En nuestro siglo, estas mismas tendencias ne-

" chazo de la metafsica no slo se produce una gadoras sistemticamente de la metafsica han 391

' actitud hastiada, inhibida, sino que trata de cons-


l
.,
reaparecido de una forma mu y radical en e! de- Respecto a esta pretens1on tan ambiciosame _
sarrollo del positivismo lgico. Esta corriente te eliminadora de la metafsica se puede subr~
se propuso, como tarea esencial, una purificacin yar el problema .que ~~pone fu~dame~tar dicho
del conocimiento, que posea un contenido do- principio de ver1ficab1l1dad o dicho cr1terio em-
ble: por una parte, eliminar radicalmente la me- prico de significado. Por qu ha de ser adoptaclo
tafsica; por otra, purgar el conocimiento cien- ste? Podemos convenir en su rendimiento en
tfico de todo elemento metafsico y construirlo ciertos dominios, pero ello no le confiere una

rigurosamente. validez absoluta .
La eliminacin de la metafsica se pretende Por otra parte, al adoptar dicho principio
conseguir mostrando la radical falta de sentido no hacemos otra cosa sino reducir el concepto
de sus proposiciones. No se trata ya de dis- de realidad al de experiencia, hacer congruentes
cutir el error o acierto de las diferentes metaf- dichos conceptos, postulando que no hay ms
sicas, sino de descubrir algo mucho ms funda- realidad que la realidad emprica. Pero esto es
mental: toda la discusin metafsica se dirige ya adoptar una tesis ontolgica o, en un sentido
hacia pseudoproblemas, hacia problemas fal- amplio, una tesis metafsica. Partiendo de la
sos. El criterio utilizado para esta denundia viene misma es indudable que, apriorsticamente, re-
dado por el principio de verificabilidad del sulta negada toda teora de lo real que desborde
positivismo lgico o criterio emprico de sig- la experiencia.
nificado, ya comentado a propsito del len- De una manera ms abierta, el tema ha sido
guaje moral. Segn l, el sentido de toda pro- replanteado por la filosofa lingstica de la
posicin viene dado por su mtodo de verifi- ltima poca. Esta, en un sentido positivo,
cacin, mtodo que, de una manera directa o pretende advertir de qu manera funciona el
indirecta, debe remitir a la experiencia. Siendo discurso metafsico y cules seran sus criterios
la metafsica algo que constitutivamente se ocu- propios, o bien, de una manera ms negativa, tra-
pa de lo que est ms all de la experiencia, ta de dilucidar cmo juegan en l nuestros meca-
todas sus proposiciones son in verificables y, por nismos lingsticos de forma que, perdiendo su
lo tanto, careceran de sentido.
sentido inicial, comienzan a discurrir en el vaco.
La estricta aplicacin del criterio emprico
F rente al intento de eliminar la ontologa des-
de significado provoc numerosas discusiones
de las perspectivas del hecho cientfico, habra
dentro del positivismo lgico, ya que resultaba
que sealar la profunda solidaridad del de-
difcil hacer consistente el mismo edificio de la
sarrollo de la ciencia con la ontologa.
ciencia positiva con la vigencia de dicho prin-
1. Lo muestra el hecho de que los orgenes
cipio. Por ejemplo, la ciencia formula leyes de
Y despegue de la ciencia suponen la captacin
validez universal cuya universalidad solamente
sera estrictamente verificable en un mundo de de una determinada zona de lo real desde puntos
392 experiencias infinitas. de vjsta conceptuales muy precisos, los cuales
han sido previamente elaborados por un pensa-
- '1
1
1
1
1

en-
ra-
1
1
1

2
:ho miento o 1, .
intu . , nto og1co o, por l<) menos, por una ci(la(l del pcr1s~tmicnt<J hur11 ~1n<J para acotar de-
icton de la rcal1Jad. terminadas zonas (le Ja realidad y, en el intcric)r
2. En ot de cada una de dichas zonas, definjr conceptos
sobr ros momentos, la ciencia vuelve
1
sarro~ 8 P~~b1emas subyacentes a su de- que se adecuen de la manera ms rigurosa que
crisis 10 0 P stttvo, sobre todo en las etapas de sea posible a determinados fenmenos. Pero
0
sntesis tc~a~do pretende realizar sus mximas cuando nuestro pensamiento trata de alcanzar
. eor1cas . una comprensin ltima de su investigacin,
p10 Histricame 1 , .
do posib . . nte, f1s1ca moderna ha resulta- as como de su posicin en el contexto de la
pto 11ttada por la . , d 1 .. prctica humana, se ve obligado a desbordar di-
ttes mo prop d recepc1on e mecan1cis-
, por la fl to e los .
. at?m1stas griegos, y tambin cho proceder y a reinterpretar sus precisos con-
nas Galileo ( tn uenc1a
pttagor1ca que opera sobre ceptos en el horizonte general de todo nuestr<>
es la natur 15 64 - 164 2 ), las cuales se representan mundo ideal. 1-Iorizonte que, como antes hem<)S
.ido a1eza como .,
cal tambi. extens1on y movimiento lo-
: la ,
mero y 1 en como 1 d .
go ominado por el n-
re- , h geometra. Cuando la fsica de nuestra
epoca a atraves d 0 sus grandes crisis, determi-
rd e
nadas. por 1a. ap aricton
d e la teora de la relativi-
d a d einsten1ana y p or 1a mecanica ,
, . cuantica nue-
;ido vamente .se han ~ .
. plan t ead o 1os conceptos bas1cos
e la ' d. e espacio ' tiempo , ord en d e 1 universo causa-

LVO,
lidad, determinismo, conceptos esenciale~ en una
a el ontologa de la naturaleza .
.
r1os . ~o sealado respecto a la fsica podra ser
tra- 1nd1cado en otros dominios. En la leccin an-
eca- terior se hablaba, por ejemplo, de la medicina
::>su antropolgica y su esfuerzo por recuperar el
,
lC10. concepto de persona en el sen o de la investiga-
des- cin y la actividad mdica. Ig ualmente, podra-
lhra mos sealar cmo el nacimiento de la biologa
de- evolucionista es solidario de una nueva concep-
cin de la realidad bajo el signo de lo histrico,
enes de Jo que se encuentra en proceso de despliegue,
.,
C100 intuicin tan fundamental en el pensamiento de
tntOS 1c>s fi)sofos ilustrados y .en la .obra .
de Hegel.
,
1:.insteitl, C<>n su lct>ra de la relatividad, ha tlbligadll a to~ filsoft'
u al es 1~1 despegu e d e la cienc!. ~os1t1va en un am- a replantearse l<>S gra ndes prt>blcma\ del espacio y el tiempo. 393
cosa- l)ito concreto resulta pos1b1l1tado por la capa-


visto, trata de desentraar la conceptuacin on- mientos y exigencias que se dan en nuestra
tolgica, organizando las grandes categoras se- prctica; por otra, en sentido complementario,
gn las cuales entendemos la realidad. guan tambin a st~. ,, .
El trabajo conceptual que la metafisica pre- En el mundo mtico hab1amos aludido a esta
tende adolece de peculiares dificultades, que impregnacin de toda la experiencia vital en
se derivan precisamente de su pretensin de las creencias, los mitos y los ritos bsicos de
ultimidad. Carece de la precisin que pueden una colectividad. El paso al pensamiento filos-
dar unas reglas de definicin sintcticas, que nos fico, crtico y conceptalizador no destruye esta
indican cmo operan un nmero determinado, profunda relacin, sino que la hace mucho ms
fijo, de conceptos en relacin con otros en los compleja, ms consciente y orientada. En tal
lenguajes formales, y le falta tambin la exacti- lnea podramos hablar de una verdadera prc-
tud que puede dar una regla semntica, la cual tica de la ontologa de las diferentes concep-
relaciona un concepto con un procedimiento ciones de lo real.
capaz de verificarlo o con un aspecto observa- Aunque hablar de prctica pueda resultar un
ble, bien recortado en nuestra experiencia. poco escandaloso para determinadas maneras
Los conceptos propios de la ontologa se de concebir el funcionamiento del pensamiento
interrelacionan, se autoesclarecen mutuamente, ontolgico, podramos indicar que ha y una ver-
desde un punto de vista central peculiarmente dadera experiencia de los sistemas ontolgicos.
original ante la realidad. No es posible referir- No en cuanto stos puedan proyectarse sobre
se a algo ajeno a ellos mismos ms que a tra- experimentos cruciales* (experimentos que la
vs de la confrontacin con otras concepciones misma teora moderna de la ciencia hace mu y
ontolgicas, entrando entonces en el debate en- dudosos incluso en el pensamiento cientfico-
tre las diferentes perspectivas metafsicas que positivo), sino en cuanto las grandes represen-
los sistemas filosficos adoptan. taciones ontolgicas poseen capacidades dis-
Mas ello no significa que la discusin ontol- tintas para orientar e informar la vida humana
gica represente una polmica puramente verba- colectiva. La historia muestra cmo algunos de
lista y etrea, una polmica alejada de la verda- dichos intentos van siendo superados, mientras
dera prctica humana. Antes sealbamos la otros se manifiestan ms fecundos y son some-
relacin entre determinadas perspectivas onto- tidos a un enriquecimiento creciente:Recogiendo
lgicas y el pensamiento cientfico. Lo mismo estas intenciones, Whitehead habl de las <<aven-
podramos decir sobre la relacin entre la on- turas de las ideas>>: las grandes ideas que presiden
tologa, entre la teora filosfica de la realidad la concepcin humana de lo real no flotan en
y otros aspectos de la cultura humana, la un mundo independiente de la historia y la
tcnica, la moral, las creencias. Las categoras prctica humana, sino que se encarnan en ste
o las ideas ontolgicas penetran toda la vida y son sometidas por lo tanto al destino histrico
394 del hombre; por una parte, expresan descubri- y temporal de lo humano.
1
'
1
1

l2
ceptj
Mient
ras Que d
'
ex Vos de Po emos deducir enunciados per- conexin interna Esto significa la superacin dia-
1
e sdtencia de
tl n o d
afirmacin de la realidad de la
cangur08
lctica de la filosofa, la negacin de la negacin
fsico e la afirm . no podemos hacerlo par- del originario materialismo ingenuo, su superacin
d ' corno t acin de la realidad del mundo en el materialismo moderno, el cual vuelve a

d:I 1 afirrnac~~Poco podemos hacerlo a partir fundir en una unidad la ciencia positiva y la filo-
ma .m undo fsico o~uesta acerca de la irrealidad sofia . Todo esto significa que la dialctica, des-
ciones caree or consiguiente ambas af1r- prendida de la realidad, no puede ser nunca una
recen
- a b solutarne
en de contenido '
emprico - ca - dialctica materialista. La dialctica <<en s>> es
na 1ar .q ue esta cr nte. de sentido -. Hay que se- cosa sin vida y sin contenido, asunto puramente
se aplica 1gualrne tica por carencia de sentido formal . En cambio, puesta en conexin con nues-
En ocasiones, las n~e , .la af1rmac1n de irrealidad. tros conocimientos reales, la d1alct1ca es el
se han confundid P niones del Crculo de Viena materialismo moderno.
del mundo fsico c<?n la negacin de la realidad
, siendo
ne~amos tal cosa Es . as1 que nosotros no ROBERT HAVEMANN Dialctica sin dogma. Trad
tesis de la realidad d cierto que rechazamos la de Manuel Sacristn, Ediciones Ariel , Barcelo-
rechazamos porqu el mundo fsico, pero no la na. 1967, pgs 232 -233.
de sentido, rechaz~ sea falsa, sino porque carece
a su anttesis ideal t que .se extiende igualmente
1
estas tesis; sencilla is N negamos ni afirmamos
mente rechazamos el problema.


RUDOLF CARNAP
R d F.I1 osof 1a
' Y sintaxis
. lgica


,
s ~~og~ en . La concepcin analltica de la filo-
a. e ecc16n e introduccin de Javier Mu-
gue~za, vol 1, Alianza Editorial. Madrid 1974
pgina 299 ' '

... comprender la dialctica de las cosas sig-


nifica entender, ms all de los lmites de cada
ciencia particular, la conexin interna profunda
de todos los fenmenos de todos los campos
de la realidad. Al establecer la originaria unidad
de todas las ciencias no necesitamos ya ninguna
ciencia especial de esa unidad. No necesitamos
\{udolf Carnap ( l 89 1- 1970), como los dems filsofos del(. rt ul<>
ningn sistema especial de teoremas y afirma- de Viena, niega la posibihdad de la metafsica, partiendo de un
ciones de filosofa . No necesitamos ms que las anlisis lgico, de tipo positivista y empirista, de sus propos1c1onc:-.. 395
ciencias positivistas y la conciencia de su gran
1

'
1
1
1
1
1

como accidental succsi)n de conatos para desen-


traar el problema de lo real, sino como algo
dotado de sentido en su evolucin y en su refe-
rencia a las concretas cc)ndiciones culturales en
que las concepciones ontolgicas han surgido.
Pueden observarse en el proceso del tiempo
humano grandes unidades culturales e histri-
cas, en que se dibuja un horizonte comn, una
manera bsica de plantearse lo real ante el pen-
samiento. Y frente a dicho horizonte surgen
mltiples puntos de vista que caracterizan los
esfuerzos interpretativos de los diferentes fil-
sofos. Pero estos puntos de vista slo adquieren
sentido respecto a dicho horizonte, que, a su
vez sufre una transmutacin con el evolucjonar
'
de nuestra cultura.

La ontologa occidental se inicia en el mundo


griego. Su referencia esencial es el concepto
de naturaleza. Pero no la naturaleza tal como
A veces, los manuales de filosofa nos presen- ha sido vivida por el hombre moderno, como
tan elpanorama de los sistemas filosficos segn objeto de experimentacin, de recreacin, de in-
clasificaciones que parecen sustraerse a la his- dagacin de sus leyes ms especficas, sino de
toria. Se habla, por ejemplo, del <<monismo>>, una manera mu y distinta y peculiar. La natura-
como ontologa que establece el primado de lo leza es vivida por el g riego como gran totalidad
uno sobre lo mltiple, frente al <<pluralismo>>; de de las cosas, como un sentimiento de asombro
la polmica entre <<estaticismo>> y <<dinamismo>> esttico y religioso . Esta visin de la naturaleza
o visin <<dialctica>> de la realidad; del pantesmo, impregna toda la existencia helnica. Y el gran
el desmo y el atesmo desdibujando los profun- problema que entonces la ontologa helnica se
dos significados que pueden diferenciar a estos plantea es el de la constitucin de un discurso
trminos en el mundo griego, el medieval o el ontolgico riguroso respecto a dicha natura-
moderno. leza.
Se han ensayado tipologas o clasificaciones Herclito ( 540-480 a. de C.) asienta el pri-
de las grandes estructuras del pensamiento on- mado del movimiento. La realidad es fluir; to-
tolgico. Debemos, no obstante, insistir en que das las cosas se encuentran dominadas por el
396 nuestra ontologa posee una historia, no ya destino del nacer y del perecer. La metfora que

- en .
) r eJor nos h
r1r de 1 ace entender la realidad es el d1scu- la ontologa griega. 1..:n lugar de ~a naturaleza
. Per0 H~ ~guas fluviales. como referencia ltima, cuya mov1l1dad hay que
ciona1 en raclito representa una vocacin cxcep- explicar ahora nos encontramos con la idea de
eJ e1 rnund 0
entendirn. griego. Fundamentalmente, un ser persona] y el gran problema de artic.ular
nado en dichJento de lo real se encuentra domi- el mundo inmediato en que vivimos la realldad
co: es "erdad cultura por la primaca de lo estti- mundana entera con la idea de un creador.
ce. Frente a l-Ier~rn~nte real aquello que permane- La filosofa medieval, desarrollar, as, el
C.), afirrnanderaclito, Parmnides ( 540-45 o a. de . ;

d 1 o 1a . . concepto del ser contingente como expres1on


e ente y 1 coincidencia entre el concepto de Ja realidad mundana, de un ser que es, pero
c arr11 a la tros de in muta b1 i idad y unidad en-
C , Yectoria d I ~
pudo no haber sido y puede dejar de ser, de un
~ orno articul e .pensamiento griego. ser originado no slo en un sentido cronol-
con el espect t esta pr1maca de lo 1nmvil gico, por tener un principio temporal, sino an

d es sistemas cu1o del mov1nuento?
Los gran-
ontol, ms radicalmente por necesitar de un origen
dar respuestas d . ogicos de Grecia tratarn de causal, de una realidad ulterior. Esta suprema
1os atomistas l"ersas ,
a este interrogante. Para realidad no slo ha creado el mundo, sino que
sera la ,
partculas exte union Y separacin de las lo conserva y lo hace permanecer implantado
, nsas e i bl
atomos espaciales p nmu~a es, que son los en la realidad. Dios sera un ser a se, un ser
se tratar de un ara Platon (428-348 a. de C.) que es por s misn10 y que resulta necesario,
mundo de b .
cipa e imita la realid . som ras, que part1- que no podra no haber existido; en cambio,
Aristtel ad inmutable d e las ideas.
es, por su part .e l ,
to de . e, iormu ara el concep-
potencia frente al de acto b1
d d como pos1 11-
. para ent~nder el movimiento. Establece, en
dicha potencia, un tercer trmino entre los de
s~r Y n,o ser, de modo que nuestra realidad m-
v1l esta formada por una combinacin de acto
y de potencia, y de~itivamente gobernada por
un acto puro, el primer motor, causa del movi-
miento que anima el universo.
En cambio, el pensamiento hebreo, la gran
anttesis originaria de nuestra cultura, plantear
el concepto de realidad a travs del de creacin,
como dependencia radical del mundo fsico y
humano respecto a una personalidad que li-
bremente ha originado a ambos. Descubrimos La creacin de los animales, de Tintoretto. El concepto de crea-
cin nos hace ver el mundo como contingencia, como realidad
aqu un horizonte mu y diverso del que define dependiente de la libre voluntad del Dios creador.
397


'f
'
''
1
1

t'I i11t1nd o significa una realidad ab alio, algc) . propiedades


d crn a , q ueda reducida a sus . mcc..
nicas tomc)s en mov1m1ento en el espacio
que es por otro, que no es por s1 m1sn10: ., vaco _ -. l~n conscct1cncia, durante los siglos xv 11
En nuestra poca encontramos la af1rn1ac1<>n tt
de un contingentismo radical, de , una g:atut- y XV II 1 dominar e l prc)blcma. ontolgico de 1as bl
dos sustancias: de Ja sustanc1a pensante y de la la
dad de todas las cosas, en la fi losofta de Sartre
sustancia extensa. f~n C)tros trminos, del alma, a
( 190 5). Tambin Heidegger (1889- 197~) s~ pre-
considerada fundamentalmente, y tambin limi- b
gunta: <<Por qu existe el ser y no mas ?ten la
tadamente, como pensamiento, y del mund(),
nada?>> Este tipo de preguntas carecer1an_ de
sentido en el horizonte de la reflexin griega
igualmente polarizado s<:>bre sus propiedades d
sobre lo real. Aunque Sartre evidentemente no mecnicas. As, en los sistemas de Descartes,
es un filsofo cristiano, sino un filsofo ateo, d e Spinoza ( 1632- 1677), de Leibniz (1646-1716).
en los orgenes de su experiencia de lo real se Tambin en la filosofa de Kant, gobernada,
encuentra una trayectoria que arrancara del como se ha visto, por la contradiccin entre
concepto de creacin, del de contingencia. Tal la necesidad de la naturaleza, mecnica y deter-
concepto es independiente por completo, en minista, frente a la libertad de la voluntad hu-
Sartre , de toda afirmacin de una realidad nece- mana.
saria, y la contingencia queda convertida, valga En esta tensin entre la naturaleza y la con-
la paradoja, en absoluto ltimo, es decir, en ex- ciencia humana los sistemas idealistas aflr1na-
presin suprema de lo que es la realidad. rn el primado absoluto de la conciencia. El
Al hablar de la cultura moderna, surgida mundo se convierte en un momento d el desarro-
de las cenizas de la Edad Media, se ha sealado llo de categoras espirituales, p ierde su sustan-
el antropocentrismo de aqulla, contraponin- tividad, su independencia. E l ab solu to es con-
dolo a1 teocentrismo medieval. El descubri- cebido como idea en Hegel ( 1770-183 1) o como
mier1to del hombre abre una nueva poca. Los voluntad, como yo puro q u e se afirma en Fichte
intrpretes de la filosofa moderna han insistido ( 1762-1814). Por otra parte, frente al concepto
en la figura de Descartes ( 1596-16 5o), que, a tra- de realidad como cosa, que haba inspirado el
vs de su <<cogito ergo sum>>, de su <<pienso, luego sustancialismo tradicio n al , ah o ra la p ercepcin
existo>>, establecera un primado del pensamien- y conceptuacin de lo real se inspira ms bien
to, es decir, en trminos ms generales, un pri- en la historia, en la con ciencia histrica, que
mado de la conciencia humana. Y asentara el homb re h a descubier to a t ravs de la idea
en sta lo inmediato e indubitable para nuestro ilustrad a del p rogreso y que se explaya en la
acceso al ser. Pero la cultura moderna no se filosofa d e la hist o ria de Hegel.
caracteriza slo por el descubrimiento del hom- Los g randes sistem as del idealismo, Fichtc, 1
bre, sino por el alumbramiento de una nueva Hegel, Schelling ( 177 5- 1854) , despus S.chopen-
forma de enfrentarse con la naturaleza; tal como h au e r (1788- 1860) , constituyen, sin duda, gran-
es considerada en los orgenes de la ciencia mo- des monumentos de la historia del pensamiento

1

'
1

''
'
1

metafsico . . 1. La que representa el existencialismo an-


ttuido ' monumentos, sin embargo, cons- ticipado por Kierkegaard ( 1813 - 18 55) en sus
bles als .sobre c1m1entos
excesivamente ende- crticas a Hegel, existencialismo o, ms amplia
la v~rd e~dos en sus pretensiones idealistas de y exactamente, filosofia de la existencia, que
a ellos era realidad. Y como reaccin frente trata de recuperar al hombre a travs del an-
bre N se prod uc1ra . ; e 1 d escubrimiento del hom-
mo~en~oy~ del ho1:1bre como absoluto, como lisis de nuestro existir.
de un yo e una idea o como manifestacin
2. Por otra parte, en el marxismo, que se
concreto dque 10 trasciende, sino del hombre
plantea al hombre no ya como sujeto individual,
cu brimient e carne Y hueso. Y este nuevo des-
se produce en una doble direccin: sino como ser social y como realidad afectada

Bertrand Russell l1a sido uno de lo~ prime ros pensadores que ha 11
l{e trato de flcgcl, n1ximo representante <lel idca hs n10 fi losfico. tratad~ de replan tear la onlologta d esde el anlisis lgico d el
lengti aJe. 399
por una serte de neccs1<.l~1c.lc s C(>ncrctas y 111<1tcri<1- Fragrnento 76: El fu ego vive de la muerte d
1
lcs que la retrica idealista parece ol'' 1dar. J~ l aire, y el aire de ta muerte del fuego ; el agua vi e
d 1 t . Ve
hombre, como ser que subsiste a travs del tra- de la muerte e a tierra, Y a tierra de la muerte

bajo, como ser que mediante su esfuerzo trans- del agua .
Fragmento 80 : Debemos saber que la guerra e
forma la naturaleza )' se crea a s mismo, y como
comn a todos, y que la discordia es justicia ~ l\c
ser que desde una existencia alienada, impropia, que todas las cosas se engendran de discordi~ , di
, est llamado, a travs de una dialctica histri- necesidad. V
n
ca, a encontrarse a s mismo en el desplieue de Fragmento 90: Todas las cosas se cambian en Sl
la historia. fuego y el fuego en todas las cosas, asf como las e

En estas ltimas etapas del pensamiento se mercancas por oro y el oro por mercancas e
patentiza la preocupacin antropolgica en el Fragmento 91: No se puede sumergir dos veces
sentido ms estricto. La necesidad de una onto- en el mismo ro . Las cosas se dispersar1 y se (

loga que refleje al hombre como tal, que encuen- renen de nuevo, se aproximan y se alejan.
tre al hombre y en la cual el hombre se encuentre FragmP.ntos de Herclito. Recogidos por Lu ~
a s mismo. A esta tendencia se ha aadido una FARR~ : Herclito (exposicin y fragmentos) Ed...
Aguilar, Madrid, 1959, pgs. 148, 161 y 1S6
nueva dimensin que no deja de ser tambin
profundamente humana en los tiempos ms Es difcil que la antigua ontologa hubiese po-

recientes: la que representa el lenguaje, la co- dido encarar tal cuestin. Estaba esencialmente
municacin, y que tambin se ha proyectado orientada al ser de las cosas y, ms all de ellas,
sobre los problemas ontolgicos. El intento de al organismo. A lo psiquico se lo entenda de
replantear la ontologa desde el anlisis del len- manera organolgica, y el espritu era exaltado al
guaje constituye uno de los giros ms caracters- reino de las esencias, de tal modo que no lo
ticos de la filosofa actual, desde el llamado ato- podfan introducir en la serie del mundo real.
Su <<realidad>> pareca ser en absoluto diferente a
mismo lgico de Bertrand Russell* (1872-1970)
la de las cosas: un ser intemporal, sin variacin
hasta los desarrollos realizados a partir del se-
ni individualidad. La nueva ontologa se diferen-
gundo Wittgenstein (1889-1951). cia de la antigua en que niega semejantes limi-
Esta reflexin sobre la evolucin de la on- taciones, puesto que a partir del plano de lo
tologa no significa que las preocupaciones ori- dado, que est en su base, abarca todo el ser
ginarias de la misma queden arrumbadas. Mues- , . ..
ps1qu1co y esp1r1tual como el de la naturaleza.
tra que en la historia humana hay un descubri- Adems, el espritu no est fuera del mundo real,

miento, un enriquecimiento constante. El hom- s1 no que por entero le pertenece: tiene su misma
bre no puede olvidar su pasado, pero s debe en- temporalidad, el mismo nacimiento y muerte qu~
frentarse con l y recuperarlo desde su situacin las cosas y seres vivos. Para decirlo ms breve-
actual, abrindose as hacia un futuro creador mente : posee la misma realidad.
en que aparezcan nuevos descubrimientos de NICOLAI HARTMANN : LB nueva ontologla: Trad. de
Emilio Esti, Ed. Sudamericana, Buenos Aires.
400 lo real y nuevas realizaciones del hombre. 1 954, pg. 101 .
uerte def
agua Vive LECTURA Y COMENTARIO
fa muerte
Y como la palabra es <<la ex r . ,,
guerra es ~ P est<>n del pens ..
de un aditamento extrnsec 1 . .. amient<>>>, y n<> (!t1 el scnt1<l<->
. usticia, y dlr sino en el de una ene t:i~nsam_iento, del que ste podra prescin-
ISCOrdia y ' arnac1on 0 incorp , .
O existira el pensami'ent . oracton esencia 1, stn Ja cual
n o mismo por n 0 bl
mbian en
.
siquiera .e
...1n1er1or, o a b sol u tament ' 1 ser pos1 . e pensar stn palal)ra '
el, no po d ran d e afectarle e, , as innovaciones en la exprcsjn ele
, d eJar
corno las
,
nc1as.
en e, 1 mismo. . . mas o menos, de resultar innovaciones
os veces Se pensar realmente igual b d ,
art y se e . . .
que escr1b1endo, dictando? ... escr1 1en o a maquina que a mano ; igual

Es que pensaban igual lo~ locuaces griegos, dialogando en los jardi-


Jan .
por Luis nes de Ac~demo o en los paseos del Liceo, al aire libre de un clima donde
entos), Ed.
y 156.
puede .~r1r.se _la boca ... , que los cogitabundos modernos, meditando en la

solitaria 1nt1m1dad de una recmara bien munida contra un clima donde no


1ese po- puede abrirse la boca sin que se hiele el aliento? Es que el pensamiento
ialmente antiguo y moderno no deben diferencias de forma y de fondo a lo oral y
de ellas, dialogstico o coloquial del primero y a lo interior, escrito y monolgico
ndfa de 0 soliloquial del segundo? ...
ltado al Ser posible, pues, que todas las novedades artsticas, unas ya logradas,
no Jo
otras en potencia prxima de logro, por obra de la tcnica, no sean expresin
o real. de un mundo nuevo, con una nueva idea del mundo?
rente a
riacin
iferen-
(Jos GAos: Historia de n11eslra idea del 11111ndo, Ed. Fondo de Cultura Econmica, M-
s limi-
xico, 1973, pg. 742.)
de fo
el ser
raleza.
o real,
misma
e qu~
. deca mi maestro Ortega que la Filosofa
En un maravilloso en~~yo . la primera esJustamente esta metfora
breve-
h b, d de dos meta1oras. , h' y b
a ta v1v1 o d 1 . rso una cosa que esta a 1. so re
griega : el hombre es un tr~zo f:n~:1vese ;poya ese otro carcter suyo del
Trad. de
>S Aires,
ese su carcter de estar aht se y
impriman su huella en la conciencia humana. l
e
sa b er. Sa bcr es que 1as cosas 1 , 1 '
, Ah bien Descartes corta e v1ncu o que une el sa- t
sab er es 1mpres1on. ora , d 1
convierte el saber en el ser mismo e hombre.
b er a 1o qt1e e 1 h om b re es Y . . h ' t

mens stve an1mu , s dect'a . E l <<animus>> o <<sp1r1tus>> se a convertido en
<<mens>>, en saber.
En este momento se produce la aparicin de la segunda metfora, en
la cual el hombre no es un trozo del universo, sino que es algo en cuyo
saber va contenido todo cuanto el universo es.

4
( XAVIER ZUBIRI : Nat11raleza, historia, Dios, Editora Nacional, Madrid, 1959 , pg. 223 .) L
Bu1
01

VOCABULARIO H

permite decidir contundentemente R


Emanacin. Se entiende por ema-
nacin, sobre todo dentro del neo- entre teoras cientficas alternativas.
platonismo, aquel proceso que ori- Heidegger, Martin (1889-1976) . El w
gina una entidad de orden inferior principal representante del exis-
a partir de otra de orden superior, tencialismo alemn, que ha tenido z
segn una intrnseca necesidad evo- durante mucho tiempo una fuerte
lutiva, el ser superior por autodes- influencia en el pensamiento euro-
pliegue produce al inferior. Difiere peo. Aunque son muy importantes
de la creacin, que origina algo de los anlisis existenciales que realiza
la nada. del hombre, sin embargo el centro
Equvoco. En lgica designa un tr- de la reflexin de Heidegger radica
mino que puede hacer referencia a en el ser. Su obra ms importante
realidades distintas. Por ejemplo, es Ser y tiempo.
<<centeno>> puede designar tanto un ~ussell, Bertrand (1872-1970) . Fi-
cereal como el apellido de una lsofo muy influyente de nuestro
persona . Se utiliza tambin el tr- siglo. Su obra,.. cubre toda la tem-
I

mino <<equivoco>> para expresar ca - tica filosfica. Como lgico, es


rencia de claridad en la mente, fundamental su obra Principia ma-
mientras que la <<ambigedad>> se thematica,
.,
que escribi en col abo -
refiere ms bien a la ausencia de rac1on con Whitehead. Pero tambin
claridad en la expresin. son importantes sus trabajos sobre
ontologa, filosofa de la fsica, mo-
Experimento crucial o <<experi- ral, sociologa y poltica.
mentum crucis>>. Experiencia que Univoco. Se dice del- trmino que

'
expresa una nica realidad. Por Zubiri, Xavier. Naci en San Sebas-
ejem.plo, podemos suponer que el tin (1898). Aborda la temtica de
trmino <<telfono>> designa slo la realidad en su libro Sobre la
una realidad, el usual aparato que esencia, aunque ha tenido una ms
todos conocemos. Se opone a permanente difusin, resaltando sus
<<equvoco>> y difiere de <<anlogo>> trabajos histricos, Naturaleza, his-
(ver equvoco). toria, Dios.

LECTURAS RECOMENDADAS
BUENO, GUSTAVO: Ensayos materialistas, Madrid , 1972.
DILTHEY, WILHELM: Teora de las concepciones del mundo. Trad . de Julin Maras, Ed . Re
vista de Occidente, Madri{i, 1974 .
HEIMSOETH, HEINZ: Los seis grandes temas de la metafsica occidental. Trad. de Jos Gaos,
Ed. Revista de Occidente, Madrid, 1959 3 .
RENOVIER, CHARLES: Los dilemas de la metafsica pur11. Trad. de Jos Ferrater Mora, Ed.
Losada, Buenos Aires, 1944.
W AHL, jEAN: Tratado de metafsica. Trad . de Francisco Gonzlez Aramburu, Fondo
de Cultura Econmica, Mxico, 1960.
ZUBIRI, XAVIER: Cinco lecciones de filosofa, Ed. Sociedad de Estudios y Publicaciones,

Madrid, 196 3.
20.1.
PANORAMA DE LAS RELIGIONES
20.2.
FENOMENOLOGIA DE LA RELIGION
20.3. FENOMENOLOGIA DE LA PATOLOGIA
RELIGIOSA. RELIGION Y FILOSOFIA.
EL ANALISIS DEL LENGUAJE
RELIGIOSO

En extensin, el fenmeno religioso se manifiesta bajo variedades


m u y distintas, en ntima dependencia de las culturas en las cuales
surg e . La fenomenologa de la religin prescinde de los rasgos par-
ticulares y determina ~como aspecto comn el sentimiento de contin-
gencia, el hecho de tomar conciencia de la propia finitud. La historia
d e la filosofa ha reservado un captulo muy importante a la crtica
de la religiosidad, tal como cuaja en cada momento de la cultura. 405
1
1
1
1
1
1
1
la enorme variedad de realizaciones con que la d
religiosidad del hombre se ha constituido. De j
aqu que sea dificil encontrar una definicin 1

de la religin estrictamente aplicable al panora-


ma de las religiones que se han dado ~ travs ele
la historia.
En ocasiones se ha pretendido delimitar el
concepto de religin a travs de la idea de divi-
nidad. As ocurre en la definicin dada por
Martineau: <<Religin es la creencia en un ser
eterno, esto es, en una inteligencia y voluntad
divinas que regulan el universo y mantienen
relaciones morales con la humanidad. >> Es in-
dudable que tal definicin resulta excesivamente
restringida. No solamente en algunas religio-
nes desaparece el concepto de dios personal,
sino incluso el de divinidad, el de dios en abso-
luto, como ocurre con el budismo, al menos
en desarrollos ampliamente extendidos de dicha
religin.
He aqu un tema decisivo de la vida humana: Si algunos intentos definitorios, como el que
la religin. Despus de haber considerad.o la acabamos de indicar, fracasan por su carcter
estructura psquica del hombre en sus mlti- restrictivo, en otras ocasiones, cuando se ti-
ples aspectos, las dimensiones comunicativas y pifica a la religin a travs de criterios como la
tericas, la sociabilidad, el problema moral, bsqueda del sentido total de la vida humana
ahora aparece ante nosotros otra vertiente del u otros anlogos, tales definiciones resultan
ser humano, la religiosa. No se trata de una di- excesivamente amplias, englobando otras ac-
mensin parcial, aislable del resto de la vida tividades culturales del hombre, como la filo-
humana, sino, por el contrario, un aspecto de la sofa.
misma que aspira a asumir y englobar a los de- Estos esfuerzos de construir una definicin
ms, dndols un sentido nuevo, comunicando estricta del gnero lgico religin, dentro del
a toda la existencia humana una orientacin y cual se situaran, con un exacto cumplimiento
unos valores peculiares. de las notas enumeradas, las distintas religiones,
Esta dimensin religiosa se muestra amplia- ha sido sustituida en otra ndole de intentos,
mente a travs de toda la historia. Pero tal tes- por la extraccin de determinadas caractersti-
406 timonio histrico, al mismo tiempo, manifiesta cas en el anlisis de las diferentes religio.nes. Tales
'
1
l
l

'1
1

, .
, f orma d
caracter1st1cas se combin ar1an . l't1 l(~s l1<)1nl)rcs <le:\ ( )cci<lcntc actual. Y por elle>
. . n o un tip<>
ideal o ,modelo del feno' meno re1igio l1a St(l<) pcnsa(l<>, a veces, p<>t l(>S tratadistas
con trar iamos realizado d s_o, que en- con1<> ,tno(lcl<> fundamental ele 1<> religios<>.
. , ' en gra os dtst1 d
aprox1mac1on por d:: ' ntos e . 2. r_i,n. otras c>casioncs, el ccntr<> ele la cxpcrien-
tricas. ' as 1 erentes religiones his-
c1a rel1g1osa no est dado p<)t una divinidad tras-
Jt1nto al mtodo hist,orico . d ebemos indi ccnde11te, sino por la exaltacin de la natura-
car otras . dos
grandes vas d e acceso al anlisis lez~ ~ism~. El panteismo naturalista y el
d e 1a re11g1os1dad en nuest ro s1g . 1o:. pol1te1smo ingresaran en esta visin de }() re-
. I. 1: f~~o~enologa de la religin. Esta ligioso. Dentro de la variedad de plasmacioncs
se puede presentar un rasgo comn: la idea de
1nvest1gac1on
, fl . .
. . sigue la lnea d e1 mov1m1ento fi-
1oso co or1g1nado a partir d e H usser1 ( i 8 59 di..rini~ad aparece como una categora la de
lo divino, que penetra la naturaleza y s~ expre-
.
I 9 38) ~ designado como fenomenologa. Se pro
sa en diferentes zonas y fuerzas de sta. Tales
P? n e 1?dag~r. las grandes caractersticas de la
son los dioses de los bosques , de las fuentes , de
v1ven_c1~, rel1g1osa, es decir, del hecho vi,ro de
las aguas, de las montaas, tambin la fuer~a
la rel1g 1on como fenmeno h umano. Prescinde
genesaca de la naturaleza, de la fecundidad v de
de _toda polmica, que qued ara en una fase ul-
las mismas formas de vida animal y hum'ana,
ter10 : , sobr~ la realidad d e los contenidos que
vinculadas a este sentimiento total de lo csmico.
en d ich as vivencias aparecen. La religiosidad grieg~, as como el espectcu-
~ El a~lisis del lenguaj e relig ioso. Bajo lo de muchas religiones primitivas, se alimentan
la 1n.fluen c1a de la filosofa d el len guaje, que ya intensamente de este tipo de inspiracin. E ntre
ha sido comen tad a, pret ende clarificar los fen- el alma y la naturaleza se produce muchas ve-
m enos relig iosos, examinando su exp resin lin- ces una profunda unidad. Lo anmico se ex-
g stica y su lgica intern a . p and e y difunde p or el mundo de la naturaleza.
P ero tambin en los tiempos ms modernos
Com o p rimera aproxim aci n a nuestro tema se h an dado intentos de reposicin de esta re-
convendra exp o n er , someramente, el amplio ligiosidad , incluso desde el desarrollo de la cien-
panorama de las religiones histricas en su cia misma. El bilogo ingls Julian Huxley' (na-
co mpleja v aried ad . cido en 188 7) trata de encontrar una versin ade-
r . G rupo de religiones cuyo centro est cons- cuada al impulso religioso del hombre en nues-
ti tuido por la idea de una divinidad personal, tra poca, asentndola sobre la idea de evolucin
trascendente al mundo. Son las grandes reli- en la naturaleza y en el ser humano. La tendencia
gio nes monotestas: hebrea, cristiana (en sus religiosa se basar en la creatividad del mismo
distintas variedades) e islmica. Todo nuestro proceso evolutivo, en su realizacin de niveles
mundo fsico y humano depende de la divinidad cada vez superiores, en un impulso de desarrollo,
407
al hab er sido creado por sta. Tal tipo de reli-
que sera precisamente misin del hombre el
gin es el ms prximo a nuestra expenenc1a
1
1
1
1

propiciar. Esta propuesta nos recuerda el mundo asbeia, (ria{Jctrx) apareca como delito contra
de Teilhard de Chardin comentado en la leccin la ciudad y era perseguido justamente por su
anterior, mas en Huxley se desprende de toda dimensin poltica, como atentado a las creen-
directa referencia al cristianismo, constituyendo cias bsicas sobre las cua]es la existencia de la
un naturalismo evolucionista, elevado al nivel comunidad se asentaba. Algunos filsofos grie-
de una nueva forma de religiosidad. Sin alcanzar gos fueron vctimas de persecucin por dicho
este nivel de sistematizacin y propuesta expl- delito, con una manifiesta hostilidad del poder.
cita, en la actitud de una serie de cientficos de Continuando la experiencia de la <<polis>>, en
nuestro tiempo encontramos componentes de Roma encontramos fenmenos anlogos. Como
religiosidad csmica, de un sentimiento del uni- podemos recordar, la persecucin a los cristia-
verso impulsor de su tarea que resuena con acen- nos no iba dirigida propiamente hacia sus creen-
tos de autntica religiosidad. As en Einstein. cias, ante las cuales los romanos eran amplia-
3. En nuestra historia se ha dado tambin un mente tolerantes, sino a su negacin de sacrali-
tipo peculiar de religiosidad que podramos de- zar la vida colectiva y tributar culto divino al
signar como la religin de la ciudad. La emperador.
existencia misma de la comunidad poltica asu- Se han sealado los casos ms expresivos de
me un valor religioso. Este fenmeno puede esta fenomenologa religiosa dentro de la An-
incorporar los tipos de religiosidad antes alu- tigedad. Podramos tambin extenderla a al-
didos o bien otros nuevos. Lo caracteriza el guno de los grandes imperios orientales. Pero
hecho de que la religin se convierte en algo ofi- no debemos considerar este planteamiento como
cial, dentro de la comunidad poltica, en un algo concluso en un mundo ya remoto; se ha
elemento fundamental de su cohesin, al que proseguido en nuestra historia, en peculiares
queda incorporado el ciudadano y la ley de la interferencias con otras formas de religin, asu-
ciudad. De esta manera se sacraliza tanto la midas como valores y vigencias propias de la
comunidad presente como el pasado, los muet- ciudad. Pensemos en el caso de la Iglesia angli-
tos y la historia, tambin el futuro, el destino de cana, en el valor que durante la Reforma y sus
tal colectividad. luchas religiosas adquiere la ascensin de una
En la idea griega de <<polis>>, ya comentada cierta confesionalidad como propia del estado.
en otras lecciones, encontramos una clara plas- Recordemos, en determinados momentos de
macin de este planteamiento religioso. Cuando nuestra historia y en ciertas interpretaciones de
al orculo de Delfos le preguntaron cul era la sta, la fusin que se ha querido producir entre
religin verdadera, contest ste que era reli- el concepto de Espaa y el de religin catlica,
gin verdadera aquella que cada ciudad esta- tribuyendo a nuestro pas una misin peculiar
bleca segn sus leyes. En consecuencia, la rup- de defensa, expansin y proclamacin de los
tura con las ideas religiosas vigentes, el crimen valores propios del catolicismo.
408 de <<impiedad>>, que los griegos designaban como 4. La referencia central de la religin a los
1
1
1
1
1
1
1
1
- , 1

tenomenos sociales P ued,.e tarn b ten pl~intcarsc


(le la rel~1cic'>r1 ir1tcrl1L1n1~lna el elemento ms v-
~n~epen11entemente de la d1vn1zac1n de la ciu~ litlo para t1n~1 rcp<>Sici(>r1 <le la religin, para
a , en . q~e podemos designar como religio- L1n rce11cL1c11tro ele le> vcrclaclcramente rcligios<>.
n es o rel1g1osidad del hombre. Esta crtica ele 17eucrl)acl1 jnfluy S<)btc Marx
. C?mponentes de este tipo se dan en el cr1s- en sus p rimeras etapas. c:arlc)S Marx ( 18 I 8-188 3)
t1an1smo: la reconsider y replante{> a partir de }<)S pro-
a) L~ naturaleza humana de Cristo incorpora cesos econmicos, originando una nueva ver-
las
h realidades
, humanas a travs d 1 .
e a unton , sin de la <<alienacin>> a travs (lel trabajo enaje-
t po~tatica. Es c?nten:iplado en dicha religin nado. En nuestros das resuenan acentos de esta
no c;olo como Dios, sino tambin como hom- misma sensibilicad en el movimiento religioso co-
b re, en exaltacin, por tanto, de los valores nocido como <<teologa de la muerte de Dios>>.
human os. E l culto a los muertos y a los antepasados, que
b) A travs del amor fraternal, de la comuni- fue anteriormente indicado dentro de la religin
dad .entre los hombres, del gape, de la caridad. de la ciudad como uno de sus elementos, al es-

P artiendo d e la epstola de San Juan, la relacin tar asentada sobre las cenizas de los hroes )

entre los h ombres constituye. un primer nivel constituye uno d e los g randes y ms antiguos
de experimen taci n de la vivencia religiosa. Se- motivos d e la religin humanista, que debe ser
gn las mism as palabras de San Juan, <<no pued e puest o en relacin con estas formas de exaltacin
ama r a Dios a qui en no ve, aquel que no ama al religiosa del hombre.
h o mbre a quien ve>>. 5. Todava hay amplios fenmenos religio-
P er o, en la crtica de la relig i n realizada por sos que no pueden ser interpretados en funcin
Feuerbach * (r 804- 1872) , este humanismo se con- de las categoras hasta el mo mento considera-
vierte en el componente esencial d e una nueva das. Por ejemplo, el b udismo , que podemos
relig iosidad que se opone a las religiones tra- conceptuar como una religin de la negacin.
dicionales . Estas, bajo la idea de dios, no habran Una religiosidad, dentro de su enorme varia-
hecho sino inconsecuentemente descubrir al cin de plasmaciones, asentada fundamental-
hombre perdido en lo divino. La idea de dios no mente en la \Tisin negativa del destino humano,
es, para Feuerbach, sino una proyeccin de las acosada por un sentimiento del dolor y la frus-
tracin que dominan la \ida. Consecuentemente,
realidades humanas y su grandeza hacia un en-
busca liberarse de dicho dolor a travs de la
g aoso orden trascendente. De este proceso se
purificacin, del aislamiento de las realidades
deduce un fenmeno de <<alienacin>> religiosa.
naturales y el encuentro del <<nirvana>>*. E ste
El hombre, creador de dios por dicho mecanis-
nos librar de la rueda de las reencarnaciones y
mo proyectivo, acaba adorando a su propia cria-
de nuestro sometimiento al tiempo.
tura. Mas descubierto dicho mecanismo y rota
6. Otras formas religiosas han insistido en el
la relacin de alienacin, el hombre liberado se 409
espectculo de la lucha entre el bien y el mal.
encontrara a s mismo y establecera en el seno
1
1
1
1
1
1
1
1

Manifestacin no solamente moral, sino religio- Podemos intentar entender la religin sobre
sa y personificable en las categoras de lo demo- una superficie plana, a partir de nosotros. Tambin
naco, de lo perverso y de lo divino. Son las podemos entender cmo la esencia de la religin
religiones que podemos designar como dualis- slo podra comprenderse partiendo de arriba hacia
abajo, aesde Dios. En otras palabras: podemos
tas, basadas en esta contraposicin y en el sen-
considerar a la religin como una vivencia com-
tido de lucha como clave de las mismas. prensible - a la manera antes indicada -; o po-
7. Si quisiramos completar nuestra consi- demos considerarla como una revelacin que ya
deracin histrica de lo religioso, habra que no es comprensible. La vivencia (en su <<recons-
plantear tambin los fenmenos que se definen truccin>>) es un fenmeno. La revelacin no lo
en un sentido negativo. Y a el agnosticismo es; pero la respuesta que el hombre da a la revela-
o indiferencia ante la religin, ya el atesmo, la cin, lo que expresa acerca de lo revelado, s
negacin de dios, que puede revestir nuevas es un fenmeno a partir del cual puede inferirse
formas de religiosidad o convertirse en una im- la revelacin (per viam negationis).
pugnacin de todo lo religioso en cuanto tal. Considerada segn ambos mtodos, la reli-
gin implica que el hombre no toma sin ms la
vida que se le ha dado. Busca el poder en la vida.
El panorama recorrido no tiene una intencin
Si no lo encuentra, o lo encuentra en una medida
clasificatoria en el sentido ms estricto, no pre-
que no lo satisface, busca introducir en su vida
tende el establecimiento de una morfologa o el poder en que cree . Trata de elevar su vida, en-
tipologa de las religiones, slo ha querido cons- grandecerla, darle un sentido ms profu ndo y
tituir una indicacin sobre la gran variedad de ms amplio. Con esto nos encontramos en la lnea
nuestro panorama histrico, la cual nos per- horizontal : la religin es la ampliacin de la vida
mita plantear el anlisis del fenmeno religioso, hasta su ms lejana frontera.
con la mayor amplitud posible. Superando, as,
la espontnea tendencia a referirnos a las moda-
G. VAN DER Leeuw: Fenomenologa de la religin.
lidades religiosas ms prximas en nuestra cul- Trad . de Ernesto de la Pea, Ed. Fondo de Cultura

tura. Econmica, Mxico, 1964, pgs. 649-650.

La montaa ~ por estar ms cerca del cielo,


es sagrada por dos conceptos: por un lado, par-
ticipa del simbolismo espacial de la trascendencia
(<<alto>>, <<vertical>>, <<supremo>>, etc .), y, por otro,
es del dominio por excelencia de tas hierofanas

atmosfricas y, en su virtud, la morada de los ...
o dioses. Todas las mitologas tienen una montana
''
1
''
''
sagrada, variante ms 0 m ,
griego. Todos los diose enos cele~re del Olimpo
altos lugares dedicados celestes tienen en sitios
simblicos y religioso~ ad su culto. Los valores
innumerables. Muchas vecee 1 as mo~taas son
1
derada como el punto de us -~ monta~a es consi-
tierra, y, por lo tanto . n1on del cielo Y de la
el que pasa el ee del' como cen~~o, punto por
sacralidad luga/ mundo, region saturada de
zonas
,' .
cosm1cas
en e1 que puede pasarse de unas
a otras As'I, por e1emplo
.
enoo
M en
esop~tam1a _se crea que el Monte de los, Pa-
ses>>. unta ~I .cielo Y la tierra, Y el monte Meru de
la m1tolog1a india se alza en el centro d 1
, 1 b 11 1 d .
e mu n o,
1n
so b re e r1 a a estrella polar.

~IRCEA ELIAOE : Tratado de historia de las reli-


gi~n~s, vol . 1. Trad . de A Medinaveitia, Ediciones
Cr1st1andad, Madrid, 1974 6 , pgs. 128-129.

Se han ensayado clasificaciones de las religio-


nes atendiendo a criterios sistemticos, estruc-
turadores de este amplio panorama. Tomaremos
ahora en consideracin una de ellas, la que di-
vide a las religiones segn su carcter sacramen-
tal, proftico o mstico.
En las religiones sacrar'1 entales juega una
funcin bsica el delimitar determinadas reas
de la realidad emprica, a las cuales se atribuye
un valor decisivo, de carcter religioso. Dichas
zonas de lo real son sacralizadas y. en consecuen-
cia, la distincin entre lo sagrado y lo pro-
fano constituye el quicio fundamental para com-
prender este tipo de relig~osidad. .
Las realidades que revisten los atr1but~s de
lo sagrado pueden ser muy diversas: ya objetos
El budismo, como otras religiones orientales, se basa fundamental-
mente en una visin negativa del hombre Y del mundo.
'
1 ----=--~~~--~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
,..__~-

1
1
1

'
fsicos, como el pan y el vino consagrados de religin. l.,o divino no tanto se manifiesta
(aunque en el desarrollo teolgico se estime que a travs de apariencias fsicas, a las cuales se
la realidad del pan y del vino han desaparecido, incorpore, como se revela a travs de la palabra.
conservando slo la apariencia), o las reliquias; La capacidad del hom l)re para escucharla, para
tambin espacios geogrficos las. montaas aceptarla, el concepto de fidelidad y ~1 compor-
sagradas, las aguas. del Ganges, el recinto ecle- tamiento regulado por ~)la, son actitudes que
sial dedicado al rito divin~. Tambin, deter- configuran la religiosidad proftica, desde la
minados seres vivientes ingresan en esta con- vertiente humana. Conocimiento y comporta-
sideracin sacral, as los animales sagrados de miento fiel son ms importantes aqu que la
determinadas religiones, o bien son seres hu- materializacin de ritos determinados.
m anos consagrados a Dios los que reciben el Esta palabra revelada cristaliza en el libro que
carisma de una cierta sacralidad. La relacin de la recoge, por ello estas religiones ha~ ~ido tam-
todas estas realidades con lo divino puede ser bin, a veces, designadas como rel1g1ones del
mu y variada; normalmente, no supone esta sa- libro. Recordemos la importancia de la Biblia
cralizacin una identidad con el concepto mismo para el hebreo, del Corn para la religin isl-
de D ios, sino una relacin especialmente estre- mica, de los Evangelios para el cristianismo.
cha o bien un modo de presencia de lo divino. Todas ellas responden en fuerte medida al mo-
En todo caso, la actitud de reverencia hacia di- delo de religiosidad proftica, sin excluir, evi-
chas realidades y los consiguientes ritos signi- dentemente otros rasgos. Por ejemplo, los ele-
fica un motivo esencial en el tipo de religiosidad mentos de la religiosidad sacramental se hacen
que consideramos. tambin especialmente vivos en el catolicismo,
dentro de las religiones cristianas.
Las religiones profticas se dirigen funda-
mentalmente hacia la historia, hacia la respon- En tercer lugar, hemos aludido a la religio-
sabilidad humana colectiva e individual, creada sidad mstica. La mstica se puede dar en mayor
por nuestra libertad. Sealan el destino huma- o meno r medida en cualquier modelo d e reli-
no, la voluntad divina respecto a dicho desti- giosidad , pero en algunos de ellos constituye
no, y denuncian la traici n al mismo, as como el motivo esencial y caracterizado r: tal ocurrira
sus posibles y a veces terribles consecuencias. con el budismo . Lo caracterstico de la religio-
La divinidad se manifiesta en estas religiones, sidad mstica vendra dado por una experiencia
ms que como seoro sobre mbitos de lo singular, una experiencia que nos arranca
real y penetracin en stos, como palabra orien- radicalmente del mundo cotidiano y sensi-
tadora y vigilante de nuestra accin histrica. ble, de nuestra conciencia habitual. D e st a
As, el concepto de <<verbo>>, de logos, tal como pasamos al xtasis de los msticos el cual es
. '
aparece en la iniciacin del evangelio de San presentado como un estado de unin profunda
12
Juan, juega una funcin decisiva en este tipo con lo divino o bien de absorcin de nuestra
1
1
1
1
1
1
1
conc1enc1a en una tot 1.d . 1
. d a 1 ad 11b d
m1tes el espacio y d 1 . era a de los l- cristiailismo~ S<>l)rc un <l<>mini<> de lo proftic<)
. e tiempo
ser e 1 nirvana de los budistas , como parece se <lan
. f uert es
"' C<>mp<lncntcs sacramentales, es-'
La consecucin de est P~~ialmcntc en el cat()licismo, y es evidente tam-
. e estado c
o b 1et1vo esencial de las 1. . onst1tuye el \)tcn la existencia <le ur1a mstjca cristiana. Se
re 1g1ones ,
legando en ellas a un pl m1st1cas, re- tratal)a, fun<lamentaln1entc, de una matizacin
ano secund . 1 ~e aspecto8 dominantes en cada tjp<> de rcljgi<)-
mentos de creencia concept 1 ario os ele-
lidad. Dentro del cristiani ua y lde sac,ra~enta- s1dad y, sobre todo, de tlna prccjsifJn de los gran-
smo os mtsttcos se de~ f~nmenos que juegan en el complejo mundo
h an
. expresa d
d d , o en numerosas ocasiones . con un rel1g1oso, en cuyo anlisis an debem<)S avanzar.
cierto es en hacia las form u 1ac1ones . con- La fenomenologa de la religin se ha pr<>-
ceptuales d e la teologa
--- y de la fie. L as entendtan
, puesto desentraar, por va de una atenta lec-
c~mo a go que .res~ltaba radicalmente trascen- tura de los hechos religiosos, aquello que es
dido en. la exper1enc1a
. de la unin con 1o d'rv 1no.
T. tpico de los mismos, aunque ulteriormente, se-
Su test1mon10 de dicha experiencia mstica la gn las distintas religiones, pueda recibir es-
pre se1:1t~ come: algo inefable, que solamente puede tructuras muy diversas. En esta lnea puede
ser v1v1do. Sin embargo, no han dejado de ins- considerarse el objeto de la religin, el sujeto de
trt1mentarse mtodos y caminos, a travs de dicho fenmeno y la relacin establecida en-
tre ambos, entre objeto y sujeto. La fenome-
los cuales se puede llegar a la experiencia ms-
nologa de la religi~ se propone apreciar los
tica. Mtodos y caminos asentados normalmente
rasgos que caracterizan a estas tres dimensiones .
en la renuncia y el sacrificio, en un proceso de
de la experiencia cuando se producen en el m-
purificacin, el cual, liberndonos de nuestra bito de los comportamientos religiosos.
tendencia y amor a todas las cosas mundanas,
propiciara la revelacin peculiar de lo mstico. El objeto de la religin precisa, en primer
En la doctrina cristiana, no obstante, la re- lugar, de una importante puntualizacin. Aquello
velacin siempre constituira un don gratuito de que des1gnamos aqu como objeto, adoptando
la divinidad. En otras formas de mstica pen- el punto de vista de la experiencia protagoniz~da
semos en 1,a filosofa de Plotino * (205-270), en la por el hombre, sin embargo, en una p~rs~ect1va
' la desem- absoluta, constituye el verdadero y autentico su-:
que hay intensos acentos misticos .
bocadura en el xtasis sera ms bien la cons~- jeto de la religi?n. En efecto, ~n trminos feno-
. r sa de dicho encami- menolgicos diramos que Dios aparece como
cuenc1a natura1 y casi iorzo un objeto de descubrimiento por. el hombre;
namiento metdico. no obstante, es evidente que el su1eto de la re-

s la considera- ligin en el tesmo es ~l mismo Di.os y ~ue todo
En las descripciones anter1ir~ lo mstico el hecho religioso deriva de su .ex1stenc~a; o, en
., t 1 lo pro1et1co Y ' 413
c1on de lo sacramen ' . . .d d incornunica- el caso de religiones no teolgicas, deriva de la
no delimita formas de reh.gi~t:a~o cmo en el -
das. Al respecto hemos in
entidad que asume la funcin sacral, los atiibu- insegu10. Pero, por otra parte, constituye algo
tos que caracterizan primordial y fundamental- atractivo, fascinador, que nos arrebata y com-
mente el mundo de lo religioso. promete, por lo tanto, de una ma~era ra?i.c.al.
Hecha esta salvedad, hemos de preguntarnos A estas caractersticas de la realidad obJet1va
por lo que caracteriza al objeto de la experien- corresponde la aparicin en el sujeto de una
cia religiosa humana. Esta nos aparece como el serie de sentimientos peculiares (algunos han
descubrimiento de una realidad entei:amente pe- sido ya comentados anteriormente) desde el des-
culiar en su excelsitud sobre todos los otros concierto intelectual hasta la. temerosidad
. ,
_y
, .
el
objetos de nuestra experiencja. Encuentro de atractivo. Pero, como exper1enc1as mas tip1cas,
una realidad que determina, como correlato de deberamos sealar la del sentimiento de reve-
dicho descubrimiento, una tremenda y radical rencia, de adoracin. Significa tambin una
conmocin anmica en el hombre. Ciertamente, admiracin muy profunda, radical, la cual pe-
no se puede hacer otra cosa smo recurrir a tr- netra el <<yo>> hasta sus fibras ms ntimas, dife-
minos indicativos, orientadores hacia las carac- rencindose de la pura admiracin, siempre ms
tersticas del objeto que se manifiesta en la ex- superficial, que puede generar la contemplacin
periencia religiosa. Rudolf Otto (1869-1937), de la belleza natural o artificial, o bien, la pro-
en una aportacin que ya se ha hecho clsica en ducida por un acto de moralidad.
la fenomenologa de la religin, describi la Hemos subrayado las primeras emociones, las
categora propia del objeto re.ligioso con el tr- conmoci<)nes religiosas radicales, en las que com-
mino de numinoso, neologismo construido a ponentes de desconcierto y de temor se unan
partir de la palabra latina <<numen>>, equivalente a la fascinacin, pero debemos insistir, especial-
a lo divino, a lo que tiene fuerza y poder. Lo mente en la tradicin cristiana, en el sentimiento
numinoso, para Otto, es un <<mysterium tre- del amor, en la medida en que la realidad divi-
mendum et fascinans>>. La presencia de un mis- na se presenta incorporando la bondad absolu-
terio terrible y fascinador, de algo que sobrecoge ta. De aqu se origina un ulterior estado de
profundamente al hombre. Algo que nos des- alegra, de entrega, de confianza, tan caracters-
borda intelectual, conceptualmente, y por ello ticos de la relacin del hombre con la Provi-
se sita en el mbito del misterio, pero no como dencia en el Evangelio. Correlativamente a esta
un mero problema, ni siquiera como un enigma superioridad absoluta del objeto surge el senti-
a resolver, sino como manifestacin imponente, miento de inferioridad por parte del hombre.
por encima de las capacidades de nuestra razn. Aunque esta inferioridad no deba ser entendida
Al mismo tiempo, nos aparece con un sentimien- en forma degradante, ms que en ciertas deriva-
. ,
to de superioridad radical, al que no es ajeno c1ones mas o menos patologizadas de la religin.
una cierta experiencia de terror, por lo menos de El contacto entre objeto y sujeto cristaliza
sobrecogimiento, de ingreso en una zona de rea- no slo en las actitudes que acabamos de indi-
Jidades en que el hombre se siente radicalmente car, sino en actividades unas veces espontneas

414
l

'
l

'
l
l
y otras
e , organizadas y rltua1.izad .
el 1enomeno religioso . . as, a medida que m ., '
. se instttu . ens1c)n dreligi<>sa h umana. Se trata de la con-
cienci
camente consisten en 1 d . cional1za. Bsi- insuficic a e., nuestra
. p ropia
fi n1tud,
de nuestra
a orac1'0 d
!idad en la cual se p lasma el se ~ ~dicha rea- . nc1 ,1.. fal C<,nvcncimicnto puede cxprc-
verencia ante riorment . d. nttm1ento de re- ,Sarse C<>mo tru st . , el el h<)mbrc y sus pro-
. racton .
na el culto dirigid o h~ 1~n ~cad~. As se origi- yectos, C<)ffi() mi seria . ra d.1cal del ser human<)
como intento de comuc . <>h1eto; la oracin pero no es ... ncce~ar
,., 1<> que a d quiera

dichas conno-'
nicar con d, h taciones
, ' ya que 1n e l uso 1a v1.s .t()O, ms olmpica
suprema. Tamb i n las p , . tc a realidad
.fi . ract1cas del fi . mas plena ' mas , iee iiz d e la existencia humana se'
la pur1 cac1 n , las cuales ueden sa~n c10 y . en~uentra necesianamente limitada por di~ha
el sentimiento d e d dp . manifestar ya
. epen encia y el . finitud. La fi nit u d contrasta, en efcct<J, con la
miento del mism o b . reconoc1- capacidad que el hombre percibe en s mismo,
.d d rb d ,o len perseguir una objeti-
Vl a 1 era ora. d e las pasiones e instintos del a veces, de una .real1zac1n mucho ms plena,
hombre, encaminada
. . hacia nuestro autocon- tanto e:i el espacio como en el tiempo . I-Iambre
. , Estas actlt1vades de sacrificio Y d e purt.6 ca-
trol. de realizarse, en la que insisti tanto Miguel de
. han sido fuertemente p a t o log1za-
c100 , a veces, . Unamuno, que es voluntad de comunicacin
con los dems, de superacin de nuestros lmi-
das en 1a h istoria .d e nuestras religiones no tes, de supervivencia allende la muerte, de en-
solarnen_te p*or .la incorporacin de aspectos
cuentro en infinitas formas de vida que proyec-
masoquistas , sino p o r alcan zar sit uaciones l-
tamos y luego quedan abandonadas al margen
mite de. inmolacin d e seres ht1manos, en que de las elecciones a que la libertad nos obliga.
en ocasiones este impulso ha desembocado. Esta conciencia de la finitud es la que se encuen-
tra con la realidad numinosa, superior y supre-
El anlisis acometido segn la triple dimensin ma a que anteriormente nos hemos referido. Es
del objeto, el sujeto y su relacin en el fenmeno ms, en una experiencia genuinamente dialc-
religioso, nos permite tratar de desentraar lo tica, nuestra finitud se revela precisamente en
caracterstico del mismo. En el siglo pasado, el contacto con esta otra realidad superio r. E n-
Schleiermacher* ( 1768- 18 34) desarroll la idea tonces experimenta el hombre la posibilidad y
de que lo caracterstico de la vida religiosa es el la necesidad de realizarse en este ser superio r.
sentimiento de dependencia. Posiblemente Incluso en los valores que consideramos no r-
estaba influida esta concepcin por el ambiente malmente como profanos nos pueden aparecer
cristiano en el que se desarrolla. En ste, el actitudes de entrega a la ciencia, a la creacin
concepto de contingencia, resul.t~do de un acto esttica o al amor que se tien de verdadera reli-
creador, tiene una validez dec1s1va. Con_v1erte giosidad. Caracteriza a la actitud religiosa, sobre
todo cuando se trata de religiones de lo tras-
en radical en sustantiva, la dependencia del
cendente, la reinsercin del yo en dicha reali-
hombre r~specto a la divinidad.

415
.
Hay sin duda, un aspecto que parece ug~r
dad, la renuncia a nuestra perspecuva propia,
' . . 1 desarrollo de la dt-
una funcin dec1s1va en e
1
1
1
1
1
1 pu
1

vamente animada por su fe y sus sentimientos de Cl


para reconstruir la vida y revivirla desde la ne
unidad con el ser divino. caridad y esperanza, por su voluntad de trabajo, y
colaboracin solidaria en una empresa comun .
au
En la trayectoria del hombre que ha descu-
tt
bierto la religioso y ha reconstruido su vida desde
las nuevas realidades caben dos actitudes dis-
-
Ante Ti tiembla el coro de los ngeles, a
tintas ante el mundo cotidiano. Humillan el rostro y la mirada, q
La actitud, designada por Otto Grntler como Tan terrible te presentas ante ellos; y
religiosidad de espaldas al mundo, como re- Y en sus cantos resuena este terror. e
nuncia definitiva a las realidades cotidianas. Las criaturas se pasman e
Estara representada, en cierto modo, por el En tu presencia, d
modelo de vida del monje, aunque ste no clau- De la que est henchido el mundo entero ;
dique de ciertos valores, como el trabajo, lo Y las cosas exteriores muestran
esttico o el amor que recibe en su vida. Oh, inmutable espritu!, 1
En otro sentido, el tipo de religiosidad diri- Una imagen, bajo la cual te encubres.
gida hacia el mundo, como religiosidad re- Querubines y serafines
Entonan eternamente tu alabanza.
cuperadora de los valores terrenos desde la El bando gris de los ms viejos
nueva perspectiva divina. Desde esta perspec- Te sirve sumisamente de rodillas.
tiva, los telogos de nuestra poca han habla- Tuya es la fuerza y la fama,
do de una verdadera teologa de las reali- El imperio y la santidad,
dades terrestres, en la medida en que una visin All el terror me arrebata.
cristiana del mundo puede representar no una En ti est la majestad
renuncia, sino una recuperacin de los grandes Que sobre todo se encumbra,
valores histricos del hombre, animados por y santo, santo, santo, clama.
el comportamiento del cristiano. En esta lnea,
el dogma de la Encarnacin, como centro de Citado en RuooLF Ono : Lo santo. Lo racional y
lo irracional en la idea de Dios. Trad. de Fernando
la religiosidad cristiana, significa la asuncin
Vela, Ed . Revista de Occidente, Madrid, 1965 2 ,
de todos los valores humanos en la misma fi- pg 50.
gura de Cristo, la vocacin que, en lugar de
separar las realidades histricas y .mundanas de Un tipo de razones deducidas de encuentas
los valores religiosos, hace, en cambio, que stos sobre la prdida de la fe, llevadas a cabo en
penetren en aquellas y puedan vivificarlas, con- Francia.
tribuyendo al desarrollo de nuestra cultura. Esta Las tendencias naturales del hombre. Cierto
vivificacin no debe ser entendida como imposi- nmero de feligreses de Lyon perdieron la fe a
cin convencional y confesional de normas almo- causa de las exigencias excesivamente duras de
mento histrico que vivimos, sino como partici- la religin o debido a las desgracias y a las difi-
pacin en l de la accin de los cristianos, subjeti- cultades de la vida . Esas dificultades naturales
p.ueden se.r despertadas o reforzadas por influen -
cias exteriores: '
preocupacin por ganar di-
nero en .los ,ambientes del comerc10,. 1a 1ectura de
~u!ores incr~dulos o ateos, el laicismo Y el cien -
t1c1~mo ambientales <<Nunca he tenido ocasin
- dice .u~a educadora - de ver personas hostiles
a la rel1g1.n . Me he econtrado siempre con sujetos
que sostienen que el estadio de la religin est
fenomenolo ia
ya superado Y que los que todavfa permanecen de la pato ogia
en l . son seres inofensivos y no demasiado
evolucionados. Si la fe de los cristianos resplan -
religiosa. reli in
deciera como debe, sin duda no pensarian as.>> yfilosofia.el an lisis
El naturalismo sexual y sentimental desarrolla-
do por el cine y la prensa del corazn la inmora - del lengaje
lidad de ciertos puestos de trabajo refuerzan asi -
mismo las tendencias naturales del hombre
rehg1oso
moderno, que no acepta de buena gana una
dependencia y una disciplina.

Hemos desarrollado una fenomenolo ga de


lo religioso que ha pretendido captar los aspec-
tos esenciales de dicho mundo. Un anlisis
sociolgico e histrico de la religiosidad po-
dra incluir todava las formas impuras, dege-
nerativas, que en torno a lo religioso se asientan.
Es evidente la existencia de una serie de fen-
menos p seudorreligiosos o pararreligiosos
Entre ellos podemos sealar la aceptacin colecti-
va, rutinaria, del mundo de las creencias religio-
sas y la insercin en una cierta confesionalidad,
vivida sin conciencia profunda del fenmeno,
sin problematizacin alguna.
La posicin religiosa de numerosos sectores
La divinidad se nos presenta como un misterio tremendo Y ~as 417
cinador, que sobrecoge profundamente al _hombre y que el arnsta sociales significa no slo una inercia, una repe-
trata de representar en la medida de lo posible.
. .,
ticton exterior, sino tambin t1na serie de res- terminadas actitudes para religiosas o imperfec-
puestas superficiales a grandes problemas ele 1~1 tamente expresivas de la esencia de los fenme-
vida, una huida ante el enfrentamiento con nues- nos religiosos. El mundo religioso acta como
tra autenticidad. Manifiesta el intento de ins cobertura de la incapac1dad del hombre para
talarse
., en una seguridad conformista. La reli- enfrentarse con sus grandes problemas.
gion se presenta como un procedimiento mgico
para evitar el riesgo en los negocios, en las de- Avanzando an ms en nuestra crtica de los
cisiones vitales, en la enfermedad o en la muerte, fenmenos de una patologa religiosa debera-
mediante rituales que nos proporcionen una mos sealar tambin la aparicin de formas
tranquilidad y una esperanza de ndole funda- absolutamente perversas.
mentalmente material y egosta. Entre ellas, la utilizacin y manipulacin
Desde estas situaciones, fundamentalmente de las ideas religiosas para refrenar el descon-
trivfalizadoras del hecho religioso, podemos ex- tento de las masas oprimidas, proyectando ~u
tendernos . a otras que tienen una proyeccin insatisfaccin hacia un mundo de ilusiones.
algo ms profunda sobre nuestra historia. Entre Esta manipulacin de lo religioso aparece cap-
ellas podemos situar el aparecer de la religin tada por Marx cuando habla de la religin como
como respuesta al miedo csmico, como reac- opio del pueblo.
cin mgica, tendencia que ya criticaron los En otro orden se ha producido, histricamen-
epicreos. Tambin, el funcionamiento de la te, la integracin de instintos sdicos* y fanticos
idea de Dios como una pseudoexplicacin de en el mbito de lo religioso. Ya hemos apuntado
los enigmas del universo, como una entidad anteriormente la posible derivacin de los con-
que es trada en calidad exacta de <<Deus ex ceptos de sacrificio o de inmolacin hacia for-
machina>> all en donde nuestra razn se en- mas masoqujstas o criminales. Del mismo modo,
cuentra con determinadas dificultades. el fanatismo ha brotado en importantes oca-
Esta utilizacin del concepto de lo divino es f3iones histricas como persecucin de los di-
responsable en fuerte medida de los equvocos sidentes o imposi~in violenta de la creencia.
histricos producidos en el tema ciencia y re- El psicoanlisis de dicha actitud parece mos-
ligin. De hecho, la utilizacin de la idea de trarnos una inseguridad profunda en el fantico,
Dios ha suplantado a posibles explicaciones cien- el cual proyecta, externaliza, sus factores de
tficas en temas tales como el orden del universo duda sobre otros seres y percibe en ellos lo que
o el origen de ste y de la vida. Entonces, el constituye su ntima inseguridad, tratando as
desarrollo cientfico ha ido desplazando a la desesperadamente de afirmarse a s mismo.
idea de Dios, que funcionaba en un contexto El confundir estas manifestaciones derivati-
totalmente inadecuado para la misma. vas y patolgicas con la esencia del hecho reli-
La categora freudiana de la ilusin debe ser gioso resulta poco objetivo. Pero tambin care-
418 aceptada tambin como caracterizacin de de- cera de objetividad el olvidarlas, cuando se
V- 11.1\...U.l."''-.&
. ...... V ..... ... ......
i."'-.i.tg1un e -
-----
presad...""
.a."~" u lU ?S cu11'le111uu5 1CJ.1.g:1vovo, ""'"'- ----~
historia h umana. n la totalidad de la b dos en la filosofa de una manera ms ela-
01 ra ~ Y conceptual. En esta lnea se situara la

Exam inada la panor, . fifilosof


, f1a de H"ege1 Y 1a forma en que dicho
. . am1ca de 1 f
re l1g1osos, se plantea 1 os enmenos oso 0 est~blece las relaciones con la religin.
su legitimacin 0 inv:rdpr??lema ulterior de Pero tambin . ' en gran med"d 1 a, corresponde a
. . , 1 ac1on ta b. , 1 . ~ctitud de Platn y de Aristteles cuando
su 1nserc1on en el mb. ' m 1en el de
humana. ito total de la cultura cr1t1can l a re i1g1os1
dad .popular y tratan de im-
plantar modos de religiosidad ms perfectos.
E l d ab ate sobre el he h 0 1. . b} Esta crtica puede asumir una funcin
sin duda , t1na de las ma' ~ re igioso ha sido,
x1mas cuest. h' , rad1calment~ liberadora de la religin, al me-
rica~ d e la. filosofa Un o d e sus gr iones d 1sto- n?s de la religin en sus contenidos tradi-
tratados , imp .lcita 0 expli' .t
c amente ya
1
an es temas1 cionales. Recordemos a Feuerbach o bien a
filosofia se sita. en el cantex t 0 tota'i de que la cul- las formas del atesmo filosfico. En'Feuerbach
tura h umana,
d , sin poder eludi r un aspecto tan se tratara, en ltima instancia de un intento
. '
dec1s1vo e esta como es la religin. rem~talador de una nueva religiosidad, como
El problema
, de las relaciones ent re re11g1on
. ., h~ sido sealado, pero en una ruptura muy ra-
dical con las formas de religiosidad histrica.
y filosof1a. ~a encontrado diferentes formas de
En el caso del atesmo filosfico, por ejemplo
configurac1on a lo largo del tiempo.
en Sartre, de una liquidacin y rechazo defini-
. 1. Puede a~rmarse una mutua y respectiva
tivos de toda religin.
1ndependenc1a .~ntre el mundo de lo religioso e) Inversamente, la filosofa ha sido conce-
y el de la reflex1o n filosfica. Sera sta la teo- bida en algunas ocasiones (es el caso de la esco-
ra de las dos verdades que fue sistematizada lstica, especialmente en su forma medieval)
por el pensamiento rabe medieval. Esta doc- como justificacin y fundamentacin de la
trina, sin embargo, espontneamente se enfren- teologa, la filosofa ancilla theologiae)), la filo-
ta con el esfuerzo de unidad que preside la l- sofa como sierva o esclava de la teologa.
gica de la cultura entendida como totalidad. 3. Una actitud muy peculiar y original se
Por ello resulta ms frecuente: formula en la obra de Unamuno . .Segn este
2. Que la relacin entre religin y .filosofa , pensador, entre religin y ciencia se dara
se haya entendido como una contrastact?n, ~?n t1 na contradiccin, un antagonismo. Por una
formas de negacin mutua o de subord1nac1on. parte se desarrolla la tendencia personalizado-
ra de la naturaleza en la religin , tambin asen-
a) La filosofa ha asumid~ el ~rimado _en
As: tada en nuestras fuerzas pasionales, cordiales .
determinadas direcciones. Prirnacia ente~dida Frente" a ella, aparece la razn como disolvente
de toda interpretacin personal y como fra 41 9
como una critica de la religin, que
' podria n?
purt
obstante desembocar en una asuncton Y -
lgica destructiva de la religin . I Ja filosofa co11trolable y definible en los trminos del len-
tendra como tarea asumir esta con+radiccin gL1aje cientfico.
insalvable e instalar al hombre en la vivencia ~ls rica result la discusin suscitada desde
de Ja misma. concepto de falsacin, 1n5pirado en Popper
( 1902), giro de Ja discusin sobre el lenguaje
4. Las relaciones entre filosof1a y religin
filosfico introducido por Flew y que podemos
pueden concebirse en una lnea ms cercana a
la fenomenoJoga de la religin que hemos relacionar con aportaciones de Wisdom. N o
apuntado y tambin al anlisis del lenguaje se tratara, en este caso, de verificar de una ma-
nera inmediata el lenguaje religjoso. La cuestin
religioso propio de nuestra poca. La actividad
filosfica aparece aqu como un intento de residira, ms bien, en ver sus consecuencias,
en observar si a partir del lenguaje religioso po-
esclarecimiento, de hermenutica * de todas
las actitudes humanas, anterior al dilogo y en- demos lograr enunciados qu e sean falsables, es
frentamiento entre ellas, analticamente previo decir, refutables, sobre los hechos empricos.
al esfuerzo integrador de una cultura, ya que Por ejemplo, cuando hablamos de la bondad de
tal esfuerzo integrador slo puede realizarse Dios y la ponemos en relacin con el mal en el
desde una concepcin profunda de las diferen- mundo. Ahora bien, si se exige como criterio
tes dimensiones de la vida humana. de sentido al lenguaje religioso el que ste
puede ser falsado mediante proposiciones re-
Entramos, pues, en la discusin sobre el fe- referentes a nuestra experiencia, tambin pare-
nmeno religioso planteado desde el anlisis ce escaparse por completo la captacin del
del lenguaje segn las tendencias de la filosofa mismo. De la bondad divina, por ejemplo,
analtica. ningn creyente extrae la negacin de la maldad
El arranque del anlisis lingstico de la re- existente en el mundo. No es que algunos no
ligin, anlogamente a lo comentado respecto consideren que la misma es incompatible con
al mundo moral, debemos verlo en la teora la idea de Dios; as, el sufrimiento de los inocen-
del significado, demasiado restringida, estable- tes, para Camus, constituye un escndalo bsico
cida por el positivismo lgico segn el <<prin- para el establecimiento de su atesmo. Sin em-
cipio de verificabilidad *. Es una teora que ya bargo, el creyente no se considera refutado, en-
fue aludida en anteriores lecciones. Desde sus tiende que no hay incompatibilidad entre ambos
supuestos se plantea el anlisis de las proposi- rdenes, el de su creencia y el de la realidad em-
ciones producidas en el mbito de lo religioso. prica del mal, introduciendo para ello expe-
E s evidente que entonces en esta doctrina, tan dientes tales como el del misterio y el de la es-
crasamente empirista*, toda proposicin reli- peranza escatolgica en una liberacin defi-

giosa carecer de significado, ya que los objetos nit1va.
de lo religioso, la divinidad, lo sagrado, no son Realmente, lo que ha supuesto un avance
D susceptibles de una verificacin intersubjetiva, importante para el anlisis del lenguaje religioso
1
1
1
1
ha sido la influencia de 1
Wittgenstein, corno tamb~, se~un?a etapa de
,
esta. Ac.1u, prol)al)lcmcnte, como indicbamos
ien 1nd1cba 1
hablar del lenguaje moral. L 1.d mos a en la metafsica, es ll prctica humana un cri-
significado viene dado por 1 ead de que el terio fundamental de esclarecimiento y decisin.
e uso e las pala- La religi<'>n n<) es un conjunto terico de afir-
bras, y d e que este uso funciona d d
d
termina os contextos permite
entro e de- maciones, aunque pueda ciuiz derivar hacia si~
. . .. , -. ' pensar en un temas teolgicos, sin<) que fundamental y pri-
<<Juego>> 1tngu1st1co-religioso, como un mun- mariamente constituye un~ prctica viva, que
do de reglas dentro del cual funciona 11 . se establece en determinadas comunidades cul-
, . d . ., e engua1e
caracter1st1~0 .e la rel1g1on, vinculndose quiz turales. Entre ellas se asienta un dilogo cre-
a. las exper1enc1as que en la fenomenologa han cientemente universal en una cultura planetaria ,
sido apuntadas. De estas posiciones han brotado como la nuestra. De este dilogo y de esta prac-
apor~aciones. como la de Phillips, en la lnea que tica se derivar una clarificacin de nuestros
ha sido designada como fidesmo wittgens- grandes problemas religiosos, mucho ms ~fi
tiniano, y tambin las aportaciones de Winch caz qt1e la resultante de las argumentaciones qu1n-
y de Mclntyre. Desde aqu se st1~cita el proble- taesenc1adas de laboratorio.
ma de la relacin entre la religin y la antropolo-
ga social y cultural, es decir, el comportamiento
del hombre situado dentro de las totalidades
culturales y sus peculiares estructuras, sobre
las que, en definitiva, el comportamiento reli-
gioso remite y con las cuales profundamente se
relaciona.
Sin duda, en toda esta evolucin. se produce
una cierta dilatacin de nuestro. ho:1zonte co~
. o en la cual frente a cr1ter1os dogmat1-
prens1v , ' ,
. ficado nos abrimos a la recepc1on
cos d e s1gn1 , . p
de criterios nuevos y ~inam1zadorel~ s:r~n:: El fanatismo reli-
gioso ha conduci-
tambin evidente el peligro que ~u~ p 1 do muchas veces,
. ., puro arbitr1smo Y re a- a lo largo de la
la der1vac1on hacia un . s del lenguaje historia, a perse-
tivismo en el carril de estos 1uego d fi ibles d~ guir y castigar a
d.d mo normas e n los disidentes Y a
si son enten 1 .s co . das cerradas sobre imponer por la
actitudes vitales incomunica ' fuerza las creen-
cias religiosas. En
s mismas. ier otro aspecto de la ilustracin, At i-
1
La religin, como cua qu do del resto de la to de \ e, de Be-
421
1 desconecta d rruguete.
la vida, no es a go forma parte e
cultura, sino, por el contrario,
Una de las justificaciones ms inteligentes y U na teologia consciente de su responsabilidad
que mejor recogen la herencia de Wittgenstein est obligada a reflexionar crfticamente sobre las
es la de A. Maclntyre. Insiste ste en que la implicaciones psicolgicas y polfticas de sus pa-
creencia religiosa, lejos de ser una hiptesis labras, de sus imgenes y de sus smbo.los. No
cientfica determinada, es un asunto de decisin puede sin ms seguir considerando como adecua-
libre; no se basa, por lo tanto, en una acumulacin das y neutrales las instituciones por las que acta,
previa de evidencias. Alguna regla tendr que ni puede querer conservarlas a toda costa, pres-
utilizar, sin embargo, el creyente para considerar cindiendo de su funcionalidad. Cada vez que
creble aquello a lo que no puede acceder por hable de Dios debe preguntarse si est ofreciendo
va de la evidencia. El criterio decisivo ser, en al pueblo opio religioso o un autntico fermento de
ltima instancia, la confianza en una autoridad. libertad. Esto no significa que la teologa tenga
Para el cristiano sta no es otra que la figura de que dejar de hablar de Dios para dedicarse a la
Cristo. El problema, una vez enfocado as, no lucha de clases o al proceso de humanizacin,
consistir entonces en tener y dar <<una cierta como muchos propugnan. Significa, en cambio,
idea>> de lo que es el contenido religioso de forma que en cada palabra que pronuncia debe aparecer
que se pueda aceptar o no intersubjetivamente; claramente si habla del Dios del crucificado,
se tratar, ms bien, de la libre aceptacin de o del Baal de las naciones, o de los dolos del
esa autoridad. El creyente

no se ver obligado a corazn, si est difundiendo fe o supersticin.
dar pruebas a aquel que le ataque desde fuera; Significa tambin que la teologfa debe tener
lo que har es mostrarl~ una y otra vez las cosas: claro en qu instituciones y en qu funciones es
el otro, en el caso de aceptar lo que el creyente realmente operativa o ineficaz. No podemos, por
dice, no quedar racionalmente convencido, sino, tanto, preguntarnos qu sentido -lingstico-
ms bien, convertido. Si esto es as, el pedir razo- tiene hablar de Dios. La pregunta tiene que ser:
nes a la creencia religiosa ser no haber entendido qu eficacia pblica tiene, en esta determinada
.lo que sta es. Y es que pedir justificacin a la situacin, hablar, de Dios o callarse?

creencia religiosa slo puede hacerse dentro del


contexto total de la fe religiosa. No se tratar,
repitmoslo una vez ms, de argumentaciones, JRGEN MOLTMANN: <<Crtica teolgica de la re-
sino de conversiones, ya que no hay transicin ligin politica>>. En J. B. METZ, J. MOLTMANN,
WOELM LLER: Ilustracin y teorla teolgica. La
lgica que lleve de la incredulidad a la creencia. Iglesia en la encrucijada de las libertades moder-
Lo que puede hacer el creyente es ofrecer una nas. Trad. de R. Maria Sanz de Diego, Ed . S-
descripcin lo ms adecuada posible de lo que gueme, Salamanca, 1973, pgs. 15-16.
es la religin; . mejor an, comunicar parte de su
autobiografa.

JAVIER SDABA: <<Religin>>. En el Diccionario de


Filosofa Contempornea. Dirigido por Miguel
A. Quintanilla, Ed. Sgueme, Salamanca, 1976,
pg. 434.
LECTURA Y COMENTARIO

En una . noche oscura Oh noche ~ .


. h en amores i n fl amada
Con ansias Oh noche que guiaste,
Oh d1c osa ventura! h noche amable
q . ms q lle e l all)<Jrac1~1.
O
A ue untaste ,
Sal sin ser notada mado con amada
'
Estando ya mi casa sos ega d a Amada
E . el Amad'o transfarmada 1
en
A oscuras, y segura n mi pecho florido .
Por la.secreta escala di sfraza da ue entero pa
Q
All' d, ra e'l solo
, ' se guardaba
Oh d1chosa ventura! ' 1 que o dormido '
A os cu as y en celada
1 y yo le regalaba '
Estand ') ya mi casa s~se ga d a. y el v~ntalle de ~edros aire daba
En la~ noche dichosa El aire de la almena .
l
En. secr<"!to,
. que nadie me ,
- veta, Cuando yo sus cabell;s esparca
Con su mano serena '
N.1 yo miraba
l
cosa
)
S1n otra1 luz y gua, En mi cuello hera
Sino la que en el corazn ar d 1a.
1 , y todos mis sentidos suspenda.
Quedme y olvidme,
Aquesta me guiaba El rostro reclin sobre el Amado
Ms cierto que la luz del medi o d'1a,
Ad.nde me esperaba,
Ce~ todo, y dejme, '
De1ando mi cuidado
Quien yo bien me saba
' Entre las azucenas olvidado.
En parte donde nadie pareca.

(SAN J u~N DE LA
11 11
CRuz: Subida al Monte Carmelo, en Obras dt San j a dt /a Cnz
t1pograf1a El Monte Carmelo, Burgos, 1943', pgs. p-z) '

Si resulta extraordinariamente difcil tener unos pulmones sanos vi-


viendo en una ciudad cuya atmsfera alcanza un elevado ndice de conta-
minacin, tampoco es posible, salvo casos excepcionales, que florezca
una verdadera vida cristiana en una sociedad capitalista envenenada por
el pecado ambiental que lleva consigo. A lo ms surgirn unas formas

religiosas adulteradas.
Una praxis ordenada, que remueva esos factores de corrupcin, con-
tribuir poderosamente a despejar los caminos a la salvacin cristiana.
La urgencia de acometer dicha praxis es tanto mayor en un pas como
el nuestro que encubre la inhumanidad de un capitalismo arcaico y fascis-
tizado con el manto engaoso de una catolicidad oficial.

Tal vez, y con esto concluyo, el principal reparo que podemos oponer
los cristianos a la doctrina marxista de la salvacin por la praxis es el de
habe r sido en el fondo demasiado poco ambiciosa.

( RAFAEL BELDA Praxis humana y salvacin, en Qu aporta el cristianis1110 al ho111bre


de hoy? Un1vers1dad de Deusto, Ed Mensaiero, Bilbao, 1969, pg. 230.)

VOCABULARIO

Empirismo. Posicin filosfica se - s mismo. Por extensin, gozo pa-


gn la cual el conocimiento se ori- tolgico en el sufrimiento .
gina slo a travs de la experien cia. Nirvana. Significa evasin del dolor.
Mediante la prctica de ciertas
Feuerbach, Ludwig (1804 - 1872).
condi ciones morales y el adiestra-
Filsofo alemn. Pasa del idealis -
miento del cuerpo se alcanza el
mo hegeliano al materialismo. A nirvana como cese del dolor y de
travs de su crtic! histrica y re - la ignorancia.
ligiosa influy profundamente en
Plotino (205 -270). Filsofo neopla-
Marx y en Engels. Su obra ms im -
tnico de la escuela de Alejandra .
portante: La esencia del cristia -
Su obra, de gran influencia poste-
n1smo .

rior, las Ennadas , est compuesta
, Hermenutica. Tcnica y arte de la de seis partes y cada una de nueve
interpretacin . libros. Mantiene el idea lismo de
Platn y por medin de la dialctica
Masoquismo. Conducta en la que logra alcanzar el Sumo Bien. La
fa satisfaccin sexual se alcanza realidad est dividida en estratos:
424 producindose sufrimiento fsico a Uno, Inteligencia, Alma, M undo.


sadismo. Conducta en que 1
. f . a sa- Schl e1ermacher,

tis acc1 6 n .sexua
. 1se alcanza m ed.1an- Friedrich (1768 -
te e1 su f r1m1ento fsico causado a 1 834): Telogo alemn . Combati
otra persona. Por extensin , com - el racionalismo, defendiendo una
.
placencia en producir dao a 1 forma de religin, que encuentra
dems. os s.u . clave en el sentimiento de in-
finitud Y en la dependencia del
hombre con respecto a la divinidad.

LECTURAS RECOMENDADAS

DER LEEUW, G. Fenomenologa de la religin. Trad. de Ernesto de la Pea, Fondo de


VAN:
Cultura Econmica, Mxico, 1964.
ELIADE, MIRCEA: Tratado de Historia de Jas Religiones. Trad. de A. Medinave1tia, Edicio-
nes Cristiandad, Madrid, 1974.
fREIJO, E.; GRANJEL, L. S.; PARS, C., y otros: E/ problema del atesmo, Ediciones S-
gueme, Salamanca, 1967.
fROMM, ERICH: Y seris como dioses. Trad. de Ramn Alcalde, Ed. Paids, Buenos Aires,

1 967. p1 ,rt d l l . . , Ed R . d
GMEZ CAFFARENA, J., y MARTN VELASCO, J.: tioso1 1a e a re 1g1on, . ev1sta e
Occidente, Madrid, 1973. . .
Orro RuooLF: Lo santo. Lo racional y lo irracional en la idea de Dios. Trad. de Fernando
V ~la Ed. Revista de Occidente, Madrid, 196 5
2
, .
SAoABA: JAVIER : Lengu'!ie religioso y filoso/fa analtica. Prlogo de Carlos Par1s, Ed. Ariel,
Madrid, 1977

425
21.1.
LA PREGUNTA POR EL SENTIDO
DE LA VIDA. SU ACEPT ACION
O NEGACION
21.2. SIGNIFICADO HISTORICO DE LA PREGUNTA
LAS DESILUSIONES DEL HOMBRE MODERNO
Y EL ENCUENTRO DE NUEVOS SENTIDOS

La pregunta por el sentido de la existencia humana puede con-


vertirse en el interrogante ms fundamental de la filosofa. Aunque
la respuesta ms dramtica queda reflejada en el suicidio, en la ne-
gacin del hombre mismo, sin embargo la dinmica humana mues-
tra cmo las mismas crisis de valores incitan a buscar y encontrar
otros en niveles ms profundos. 427
el espritu si previamente no se vive. Pero en la
raclicaliclad de la reflexin filosfica resulta que
este previo vivir se convierte tambin en cuestin,
y entonces queda asentado como el problema
filosfico primordial, e] absolutamente radical,
el primero que urge sea resuelto. Con rotundi-
dad dramtica lo representa Camus a travs del
tema del suicidio, porque si la vida no queda
justificada ante la reflexin filosfica, la nica
consecuencia lcida sera la de extinguirla, sera
el suicidio lgico que aparece ~n alguno de !os
personajes de Dostoievski ( 1821 -1881 J, como
en el caso de Kirilov.

Realmente, el problema del sentido de la vida


humana ha aparecido ya en temas anteriores: al
plantearse el mundo de lo tico y tambin, en
otra medida, al suscitarse el problema religioso.
All se aborda la indagacin de las normas que
pueden conferir sentido a las grandes decisiones
y elecciones que surgen en el camino abierto a
Un escritor de nuestro tiempo, .l\ lbert Ca- nuestra libertad. Por lo tanto, dan sentido al
mus * (1913-1960), ha formulado de un modo proyecto vital que asumimos y a la biografa
dramticamente incisivo el tema que debe ocu- que vamos realizando.
parnos en esta leccin. Dice as Camus, en El Pero en el planteamiento desde la tica que-
mito de Ssifo :' <<~o hay ms que un problema daba presupuesta la existencia del hombre y su
filosfico verdaderamente serio: el del suicidio. libertad. El hombre condenado a la libertad,
Juzgar que la vida merece o no la pena de ser en la terminologa de Sartre. Ahora el tema se
vivida es responder a la cuestin filosfica fun- presenta en una dimensin ms grave, ms ra-
damental. Todo lo dems, si el mundo tiene dical. Se retrotrae sobre el hecho de estar vivien-
tres dimensiones, si el espritu posee nueve o do y nos plantea la posibilidad misma de sus-
doce categoras, vendr despus. No se trata pender el acto vital. Suspenderlo, al menos,
sino de juegos; es preciso responder primero.>7 en nuestra consideracin terica. Interrumpir la
En estas palabras se manipula ingeniosamente habitual aceptacin de la vida, de la que parti-
el <<primun vivere deinde philosophare>> de los mos, y levantar entonces la pregunta por el
428 antiguos. No cabe especular sobre el mundo o sentido de dicha vida, de cuya respuesta y cali-
1
1

'
1

:1
1

braci
l n d ep ender la afirmaci d .
n e s 1 merece 0 todo sentido y el su jet(_> (\e la misma prefiere
n o .a pen a d~ ser vivida, si tiene algn sentido, la prdida a su continuaci<>n .
y s1 .los sen tid os que podemos con f er1r1e son _Estas formas, pues, de suicidi<> quedan muy
su fi cientes p ara justificarla. leJOS de la experiencia ideal del suicidio l-
D esd e est e cuestion amiento cabe que el hom-
gico, como acto consecuente con un descubri-
bre, llegando .al. lmite ' encuentre que no merece miento de la nihilidad de la existencia hu-
la pe~a d e v 1v 1r, desemboque en una solucin mana. Y es que, realmente, la percepcin de
ne~at1va . La ac_ci~n con secuente y consiguiente una falta de sentido en la existencia resulta mu-
a dicha d. escubrim
. iento negativo sera el suicidio
)
cho ms patente en el vivir rutinario al que an-
acontec1m1ento t rgico que, sin duda, se ha dado tes aludamos. Sin embargo, en ste, lo que
tantas veces en la historia d e la humanidad. verdaderamente se produce por parte de sus pro-
Aunque cabra tambin, y esta otra es la respues- tagonistas no es ya tanto el encuentro del vaco
ta aparente d e m u chas vidas humanas, el perma- de la existencia como la pura ocultacin del pro-
necer en la existen cia d e un modo rutinario )
blema en una actitud de desilusin.
inerte, al modo d e la existen cia <<inautntica>> )
La afirmacin mis-ma de que la vida carece de
g losada p o r H eidegger. sentido ha determinado, ms bien, actitudes
positivas en quienes han proclamado este nihi-
Hemos aludido al suicidio como acontecimien- lism o como teora, esta falta de significado en
to histricamente repetido en la vida de la ht1 - nuestra vida. Sera el caso del mismo Camus.
m anidad. No se trata slo de un aco ntecimiento E l descubrimiento radical del absurdo de nues
individual, sino de algo a lo que han llegado, t ra existencia y de las cosas le lleva a mantener
la existencia humana, a tratar de encontrar un
incluso, colectividades. Recordemos, as, el caso
sentido en el puro hecho d e existir, indepen-
d e ciudades de la antigedad, co mo Numancia,
dientemente de toda significacin ulterior. Po-
que prefirieron la muerte a la ~sclav.itud y. la demos recordar tambin la novela unamuniana
prdida de la identidad . Ahora bien, s1 reflex~o

San Manuel B11eno, Mrtir. Su protagonista es


namos en e l caso con creto que acabamos de in- un prroco rural, personaje car_itativo, pa~~r
dica r co m o pod ram os h acerlo tambin en el nal y, como dice Unamuno, matriarcal ~~mb1en .
suicidio, individual y romntico, de un Werther La prdida de la fe de ste, la percepc1~n de _la
que carece del amo r de Ca~~ota ' nos damos nada sobre la que se asienta nuestra ex1stenc1~,
cuenta de qu e esta inmolac1on n~ des~ansa en le conduce a una actitud de proteccin, de cari-
una negacin del sentido de la vida'. sino, por dad hacia los conciudadanos que ve desvalidos,
el contrario, nos patentiza la presenc1~ de sen- al mantenimiento desesp erado en ellos_de una
tidOs profundos y radicales. Tan rad1c~les q~e ilusin que parezca dar sentido a su vida:
. d modo absoluto la ex1stenc1a, Otras veces acontece que la perman~nc1a ru-
dominan e un dichos valo- 429
hasta el punto de que, al per.derse d d de tinaria en la existencia acaba descubriendo el
res, la vida queda despoada, esnu a,
sentido de lo cotidiano, de la costuml)re, del El animal se encuentra viviendo, llevado y
fluir de todos los das, que tambin la novelstica posedo por sus instintos de conservacin y de
de Unamuno ha expresado de una manera pro- reproduccin. D ominado por sus emociones
profundamente melanclica en algunos mo- primarias, por el terror a la muerte o al dolor,
mentos. carece de nuestra capacidad reflexiva sobre las
As, parece que el sentido de . la existencia mismas. El hombre, en cambio, de un modo
humana rebrota camo el ave Fnix de su propia muy caracterstico , se encuentra <<arrojando>> a la
negacin, que el hombre no renuncia nunca a existencia, se sienle implantado en sta. Este
encontrar sentido a su existencia, incluso desde arrojo tiene, por una parte, un sentido fenome-
las posiciones ms nihilistas. nolgico, una patentizacin que la analtica de
la existencia de Heidegger ha explayado; pero,
La pregunta radical por el sentido de la exis- por otra parte, alcanza esta idea tambin un
tencia nos ha ofrecido ya una gama de respues- sentido radicalmente biolgico: el hombre se
tas. Tales respuestas, aunque puedan conducir encuentra expulsado del claustro materno, se
al suicidio, implican la aceptacin de la pre- encuentra liberado, en parte, de las pautas de
gunta. En consecuencia, obligan a detenernos conducta de la especie, como en las primeras
en su puro planteamiento y a dilucidar en qu lecciones vimos. Se descubre, pues, como un
nivel se formula. individuo existente en presencia de su soledad.
La presencia de este problema se revela como Desde la comprobacin de este hecho se le-
tpicamente humano, deriva de nuestra refle- vanta a la pregunta por el sentido del exis-
xividad y trascendencia sobre el momento vi- tir en el que se encuentra.
tal y los impulsos biolgicos. De la tendencia Esta radical pregunta suscitada se desarrolla
humana a explicar y explicarse. Y a hemos visto en una doble vertiente: por qu el hombre
cmo espontneamente en el hombre brotaba est ah?, para qu el hombre est ah? Ambos
la interrogacin ontolgica, la necesidad de com- interrogantes pueden unirse profundamente o
prender el mundo que le rodea y comprenderse pueden desvincularse. Se unen, si la respuesta
a s mismo como un ser. Desde aqu estructura las al por qu est ah le marca ya el norte de su
grandes categoras organizadoras de lo real. vida, clarifica su misin como existencia; es el
Pero la pregunta que el hombre se formula caso de muchas respuestas religiosas a nuestro
no es tan slo la de qu es el ser o a qu pode- tema. Pero puede desvincularse en cuanto el
mos referir ms propiamente el concepto de hombre, encontrndose implantado en la exis-
realidad, distinguiendo las verdaderas realida- tencia por las fuerzas del azar, de la indetermina-
des de las apariencias; adems, el hombre se cin, o incluso por el absurdo, trata, sin embargo,
pregunta por el porqu del ser en sus trminos de descubrir un sentido ulterior a esta vida, cuyo
ms generales y, ahora muy concretamente, el origen no puede iluminar la racionalidad, se
) porqu de la existencia humana. escapa a toda delimitacin de sentido.
'
1
1
1
1
t
l
1

. Por tanto ' la 1nterroga ,


ttdo de la propia exist c1~n sobre el sen- en _funci<'>tl <le Ut),l, \J<>st.. ,) ' e 1.1L11n1nac1c>tl
. . , <lcl c<.>S-
d~ una manera espont!:c1~ parece surgir n1os a travse l l ~ re~l \'1(l ~tci }1u1nana.
(e
ria. y esto no sl a, incluso necesa- ' ~. si~ es e1 cosmos, y no el hom-
b Por otra'. p'1rr1
. d o para Camus
11z~ o como ejemplo de u 'que hemos uti- re,d e,1 ob1ct(> ele la fil(>SC>fa, el mt<)do ele sta
qu1etante de esta c . , n planteamiento in- ven
m ra dado por un ana'l'1s1s . l'og1co,
. que nos per-
uest1on ta b , ite progresar en lc)S ptc)t)lcmas oh). ctivarlos
muchos pensadotes A , , . m ien para otros
blema clave de la fi.l quf~ se encontrara el pro- . , es e.1 1d ea1 d e una filosc>fa cientfica.
tal ' '
J. .a cucs-
oso 1a e i 1 .
?~ uso de la vida
tion
d" ' sin . , emb argo, pued e convertirse . en una
humana. En trminos ms 1scus1on meramente nominal, si tenemos en
Miguel de U namun . g~ner1cos se pregunta
o <<cual es 1 e d c~~nta que Rusell no niega en absoluto la posi-
verso entero;> tal es 1 . e nn el uni- bilidad de tratar estos temas dentro del mundo
.' e en1gm d 1 E
que de un modo u otro 1 a e a sfinge; el de las cuestiones religiosas. Es ms en su obra
rado. Pero el fin d 1
e
?- o resuelve es devo-
universo entero se refiere Rus.sell nos aparece con una pers~nalidad es'.
en nuestro
1 . pensado
. r, irectamente al sentido de' pecialmente sensible al problema del destino
ha conc1enc1a, a la. aparicin d e 1a conc1enc1a
. hur:iano. Pod~amos sealar incluso cmo opera
en el una terrible intuicin de la frustracin del
. umana Ya su destino ulterior allende la muerte.
hombre, una gran amargura de nuestra historia
e.Por q~e y .para qu aparece este fenmeno de
que ha testimoniado toda su obra social. Amar'.
la. conc1enc~a, l!am~da, segn la experiencia in-
gura que ~esemboca en un cierto pesimismo so-
dica, a su 11qu1dac1n? bre el destino humano, el cual le lleva a refugiar-
se en el conocimiento objetivo y cientfico como
Como hemos visto, para algunos pensadores
posibilidad afirmadora.
se trata de la cuestin fundamental, pero otros
no han dejado de negar radicalmente este pro- Hemos puesto el ejemplo de un pensador,
blema, al menos como tema elaborable por la que en su obra filosfica niega temticamente
filosofa. Como dice, por ejemplo, Bertrand este iterrogante. P ero an podemos construir
Russell en su obra Nuestro conocimiento del negaciones ms radicales. As, las que se basan
mundo externo: <<Una filosofa genuinamente en consideraciones lingsticas.
cientfica nunca podr tener esperanza de in- Nuestro tema ha quedado definido como el
teresar a nadie, excepto a los que desean entender sentido de la existencia humana. Ahora bien,
y escapar de la perplejidad intelectual ( ... ) no se ha mantenido que el trmino <<sentido)> o
ofrece, ni intenta ofrecer, solucin al problema significado tiene un uso puramente ligstico.
del destino humano o del destino del universo. En consecuencia, trasladar dicho trmino del
Para el filsofo ingls el objeto de la filosofa mundo semitico, en el que el concepto de sig-
no es el hombre, sino el cosmos. El hombre nificado funciona de la manera ms estricta, al 431
interesa a la filosofa exclusivamente en la me- mundo de las realidades, sera producir proposi-
dida en que nos sirve para entender el universo,
V
ciones pseudosem1ticas. La pregunta por el qu existe la conciencia?, qu sentido tiene la com
<<sentido>> de la existencia humana no tiene, por conciencia humana en el panorama csmico? /a
tanto, sentido. Entre ambos niveles del problema existe una s
Tal intento, desde luego, no resolvera nuestro evidente relacin. La respuesta al sentido de una
problema. A lo sumo la inquietud que dicho la conciencia y del hombre. en el panorama del rnu
problema recoge quedara almacenada en el des- ser iluminar el valor de la existencia individual ext
vn de los asuntos indmitos a un tratamiento y tambin, complementariamente, cabe que, a rnu
igico, segn ciertas tcnicas. Y al decir ind- travs de la investigacin de la existencia indi- co
vidual, se descubra el sentido general que puede feli
mitos queremos sealar que la debilidad no vie-
ne dada de los mismos ob jetos, sino de la capa- tener la realidad humana en las perspectivas del
sl
cidad d e los instrumentos con los que quiere ser. Sin embargo, el matiz con el que surgen
pr
domesticarse los pro blemas. ambas interrogaciones es diverso.
(Y
m
La realidad y vitalidad d e nuestro proble- CI

ma no puede ser negada. Acabamos de ver pi


cmo el h ombre se enfrenta con su propia exis to
tencia y se plantea el problema de la persisten y

cia en ella, desde una autntica compren sin o 1n
desde una inautenticidad, aunque incluso en sta m
se pudieran descubrir ulteriores valores. d
Lo que s parece necesario es reformular el q
pro blem a, disting uiendo dos niveles en los cua- 1
les se proyecta. Po r una parte, la pregunta po r
o
el sentido de la existencia humana tiene un al-
cance subjetivo, es el que hemos vjsto en el
texto de Camus. Qu puedo descubrir en mi
existencia que la haga digna de persistir? Y no
ya de proseguirse como un puro hecho fsico
y biolgico, sino de asumir su continuidad de
una manera consciente y voluntaria. A partir
de aqu, qu sentido doy y puedo dar a mi vida?
Pero, por otra parte, la pregunta tiene un alcan-
ce objetivo. Podramos preguntarnos, en tr-
minos muy generales, por qu existe el ser?,
qu sentido tiene el ser? Y recortando nuestra AJbert Carnus ( 191 2-1960) plantea en sus obras, de f orrna radical~
interrogacin sobre el hombre indagaramos por el problema del sentido de la vida humana.
2
1

Vase una snte .


l1
1

como se entiende d~:d del destino humano t I ~In p~sar por una de las calles de Miln advert a
la de Santayana (TB 6;_ ~;;ij~osofa naturalist:. cia endi~o q~e ya harto, a lo que creo, se chan-
lo ba Y dtvert1a. Yo gem entonces y habl con
Santayana como b ~ amigos que me acompaaban sobre los mu-
una felicidad comple~aen materialista, no admite e os dolores que nos acarreaban nuestras locuras,
mundo, que, segn l y so?renatural en otro porque con todos nuestros empeos, cuales eran
extensin de ste de ' no, existe o es slo una los que entonces me afligian, no haca ms que
mundo tampoco encu aqu1 abajo. Pero en este a~astr~r la c~rga de mi infelicidad, aguijoneado
completa suficiente Y e~tra Santayana felicidad P r. mis apetitos, aumentarla al arrastrarla, para
. piensa en f b
f el 1c 1dad natural ten- 1d a con ribet ad r1carse
. una al fin, no conseguir otra cosa que una tranquila
Ve y reconoce que en es e 1deal1dad. alegr1~, en la que ya nos haba adelantado aque\
slo se experimenta en este mundo <<la felicidad mendigo Y a la que tal vez no llegariamos nosotros.
prefiere hacer con Scramteomenptol s ,aislados>>, Y Porque lo que ste haba conseguido con unas
. s Y atan del B cuantas mo~edillas de limosna era exactamente a
( Y no d el universo material ni de 1 d ien
meta de 1
.
d ver ad) la
a .v.1 a, cuyo alcance supondr la feli-
lo que aspiraba yo por tan trabajosos caminos
Y rodeos; es, a saber: la alegra de una felicidad
c 1idad.
t , Ese bien total
, . no est perd.1do en una es f era temporal.
p a on1 ca o _metaf1s1c~. Es una sntesis ideal de Cierto que la de aqul no era alegra verdadera;
tod ~s 1.os b1en~s naturales sin sus limitaciones pero la que yo buscaba con mis ambiciones era
Ym~s~r1as. Gracias a las pasajeras Y arrebatadoras an mucho ms falsa. Y, desde luego, l estaba
1ntu1c1o nes de este bien total, el espiritu vive alegre Y yo angustiado, l seguro y yo temblan-
momentos de felicidad y triunfa de la limitacin do. Ciertamente que si alguno me hubiera pre-
del error y de la muerte, pues esos momento~ g~ntado ento.nces si prefera estar alegre o estar
quedan arc hivados para siempre en el reino de triste, ~e hubiese respondido que <<estar alegre>>;
la verd ad en e l que perduran. La unin con el pero s1 nuevamente me preguntara si quera ser
oien en esos momentos volti les es slo ideal. como aqul o como yo era, sih duda me esco-
gera a m mismo lleno de cuidados y temores;
CEFERI NO SANTOS: Atesmo y naturalismo: G. mas esto lo hubiera hecho por mi perversidad;
Sa ntayana>>, en VAR1os El atesmo contempor- cundo jams con verdad? Porque no debia
neo, vol. 11, Ed . Cristiandad, Madrid, 1972, pgs. anteponerme yo a aqul por ser ms docto que
387-388 l, puesto que esto no era para m fuente de
felicidad, y yo slo buscaba con ello agradar a los
Qu miserable era yo entonces y cmo obraste h..ombres y nada ms que agradarles, no instruir-
conmigo para que sintiese mi miseria en aquel les. Por eso quebrantabas, Seor, con el bculo
da en que - como me preparase a recitar las de tu disciplina mis huesos.
alabanzas del emperador, en las que haba de
mentir mucho, y mintiendo haba de ser favorecido SAN AG UST{N : Las Confesiones, libro V\, cap. 6.
0
,

de quienes lo saban- respiraba


. anheloso mi
'
9. En Obras, tomo 11, Biblioteca de Autores
corazn con tales preocupaciones y se consum1a Cristianos, Madrid, 1955 3 , pgs 285-287.

433
con fiebres de pensamientos insanos. cuando

El hombre se hallaba en un mundo casero y or-
denado, l1echo a su medida.
La primera gran sacudida del alojamiento del
l
hombre en lo real vino dada por la revolucin
copernicana. Hoy da nos cuesta un inmenso
esfuerzo, habituados a la moderna imagen as-
significado tronmica, comprender la crisis que represent,
para los hombres que vivieron la iniciacin a
la poca moderna, el cambio de la imagen fsica
a pregunta. del mundo. Repentinamente, el hombre se sin-
las desilusiones tio desplazado, relegado de su centralidad csmi-
del nombre moderno ca a un pequeo planeta que giraba en torno al
y el encuentro sol. La hostilidad contra la imagen copernicana
que determin, como es bien sabido, la condena
de nuevos sentidos de Galileo (1564-1642), no provena solamente
de una interpretacin literal de las Escrituras,
sino de la frustracin de una serie de ilusio-
nes que materializaban el orgullo del hombre en
el espectculo de la realidad.
Al respecto ha hablado Goethe ( 1749-183 2) de
La pregunta por el sentido de la conciencia la prdida de un paraso de inocencia. Se pro-
se ha planteado de una manera especialmente duce realmente un nuevo destierro del hombre
dramtica en la poca moderna. Ello es conse- despus de la expulsin paradisaca, segn el
cuencia de una serie de acontecimientos his- relato bblico, y con ella se inicia la poca mo-
tricos, concretamente de un proceso de des- derna.
plazamiento del hombre en nuestra representa- Habr reacciones de entusiasmo ante la in-
cin del universo. mensidad del cosmos ganado, como en el caso
Durante la Edad Media, el hombre exista en de Giordano Bruno*. Pero, de un manera no
un universo geocntrico y antropocntrico. Es menos expresiva, Pascal ( I 6 32-1662) hablar del
el mundo que se reflej~ en la gran creacin lite- terror de los espacios infinitos que le aqometen.
raria de Dante (1265-1321). El lugar privilegia- Terror que adems reforzar la imagen mecni-
del hombre en el panorama del cosmos tena ca de la realidad: la riqueza de nuestro mundo
na correspondeca literalmente topolgica. La viviente y perceptivo resulta perdida y sometida
!tierra era el centro del universo. En la parte por la geometra y la mecnica, por un universo
superior del mismo se asentaban los cielos; en ciego, mudo, dominado por el determinismo de
[as zonas inferiores se encontraban los infiernos. las leyes fsicas.

-
j

'
1
1

' 1
Todava
, los poetas m et af'lSlCOS
. .
111gl

presaran esta angustia cuand o por eses cx- em1ncntcmcntc V<tl<>r<ttivc) , resulta de mecanis-
1o, mos naturales cr1 la tc<>ra tlarwiniana , como
T ennyson ( g
1 09 _1
892 ) se , CJemp
pectculo de las estrellas q conmueve .ante el es- ocurre C<>n la <<scleccjc'>n natural>>.
ue corren ciegamente
y no po d emos entender la filosoft' d .
, a mo erna El proceso de desmitificacin de la realidad
s1 no es a traves de esta crisis R
ecord emos la humana parece haber avanzado otr<) paso. Ello
1mportanc1a
1 que, . tiene en K ant e1 problema de no excluye que se desarrolle una nueva lectura
a imagen n1ecan1ca del mundo ; cmo trata de del hecho de la evolucin. Segn sta, Ja evo-
contrapes~1 rlo a travs del pr'1mad o d e 1a vo- lucin nos permitir reencontrar el lugar emi-
1un ta d , est al)leciendo que lo verd ad eramen te rea1 nente del hombre en el universo. Para ello se
no es_ el 111tlndo fenomnico q ue 1a c1enc1a . . nos pueden poner en marcha dos expedientes:
ensena . ~1110 el reino descubierto en el orden 1. La interpretacin finalstica de la evolucin.
~or~l, et el qu~ el hombre vive. Despus, el Todo el proceso biolgico de desarrollo de la
1deal1sm< ]levara an ms lejos esta afirmacin vida se encaminara hacia la conquista del
~ e las c~te} )ras humanas. Frente a la ciega rea- hombre.
lidad cos .l11ca establece el mundo de la materia 2. Segn una interpretacin contraria a la

como un rnomento en el despliegue de un abso- finalista, y mucho ms rigurosa, el proceso bio-


luto, n1ol,ieado por las categoras de la con- lgico comprueba cmo de hecho hay un en-

c1en(:Ja. riquecimiento de lo real a travs del proceso
evolutivo. Este enriquecimiento de lo real no
.!\. est,1 i~ustigacin de la conciencia huma- solamente indica los valores peculiares de lo
11a en su jnstalacin ingenua en lo real, produ- humano, sino que sita al hombre en una posi-
cid 'l pbr la moderna ciencia fsica, se aadir cin de responsabilidad. Le asigna un puesto
d esputs la imagen darwiniana de la evolu- posible y necesario en el desarrollo del universo.
Hace que el hombre reencuentre su m1s1n,
cin vital. incluso en una realidad ciega. En la leccin an-
Si el hc)mbre haba tratado de reestablecer la
terior hablbamos al respecto de la religiosidad
p rim aca de su conciencia sobre el universo,
que significa el naturalismo evolucionista de
desp ucs de su desplazamiento topol~gic?, se
Julian Huxley.
encontrar ahora con que dicha conc1enc1a no Por otra parte, segn ha sido subrayado a lo
represeota sin<> un momento ~n ~. proceso evo- largo de este curso, es indudable que al acceder
lL1ti vo clc)tnir1adc) por leyes b1olog1cas. El hom- la evolucin al nivel de la existencia humana
bre resu Ita absorbido por el fenmeno de la nos aparece una transformacin de cantidad en
vida, convertido en un escaln ms de l~s pel- cualidad, en la que se dibujan posibilidades y pro-
daos qu e sealan el desarrollo del fenomeno blemas inditos.
vital. Es 1ns, tal proceso de despliegue, incl~so La angustia del desplazamiento, independien- 435
. se quiere utilizar este trmino
de ascens<.), sl .
,

'
1
1
1
1
1

temente de las respuestas que haya producido, gua. Cuando el ser humano se encontraba ab-
provocada en el hombre moderno por los gran- sorbido por las grandes estructuras de la vida
des descubrimientos de la ciencia, se ha comple- ciudadana no se planteaba el encuentro de una
tado tambin por otros procesos de desmiti- norma que g uiara su vida individual. La con-
ficacin. vivencia en el nomos, en la ley de la ciudad, go-
La crtica marxista de nuestra sociedad es bernaba su existencia. Anlogamente, podemos
uno de ellos. Frente a la idealizacin tpica decir que es una situacin de desarraigo, de
de las realizaciones humanas, se ha mostrado desinstalacin la que le obliga al hombre de
el mundo de intereses de clase que actuaban nuestro tipo a preguntarse por el sentido de su
bajo ella. Se ha hecho ver los antagonismos que existir en trminos apremiantes y dramticos,
dominan la historia humana. Se ha descubierto al menos para el hombre que aspira a la lucidez
el fondo real de las invocaciones ideolgicas. En contrapunto con la ruptura de una serie
De un modo anlogo, en el terreno de la psi- de ilusiones histricas, han ido reapareciendo
cologa individual, la crtica freudiana ha de- nuevos valoras en la vida h u mana, valores
nunciado las ilusiones que han p residido la his- mucho ms liberadores y enriquecedores que
toria del hombre. las viejas ilusiones.
En otro aspecto, la. historia moderna ha vivi-
A s, la primera fru stracin del hombre mo-
do una profunda crisis ntima, q ue podramos
derno, al sentirse desplazado del centro del uni-
design ar como el prometesmo d e los tiempos
verso, fue contrarrestada al descubrir u na rea-
modernos. E l hombre se ha afirmado a s mismo
lidad ms grandiosa. Realidad q ue, adems, re-
a travs del desarrollo de su cien cia, de su tc-
sult perfectamente compatible con los senti-
nica, po r el esfuerzo hacia la constitucin de
dos p rofundos que dominaban a su anterior
una nueva convivencia ms justa. Ello ha repre-
existen cia. Hoy da nadie se hace cuestin, desde
sentado la cada de numerosos dolos. E ntre
el punto de vista religioso, del desplazamiento
ellos, el viejo sentimiento de dependen cia hu-
man a, cuya ltima expresin encontramos, se- del. ge?ce~trismo, d e la vigencia de una imagen
~eliocentr1ca de . la realidad q u e, por otra p arte,
gn anteriormente hemos visto , en la obra de
Sartre, en Ja renuncia, no solamente a las reali- tien e que ser reinterpretad a en los trminos de
dades trascendentes, sino a los aprioris que de- la actual teora de la relativid ad , como renuncia
finen la existencia humana y en la necesidad de a posiciones absolutas en el universo.
que el hombre se encuentre consigo mismo . Paralelamente, nuestra relaci n con todo el
Los anteriores puntos de vista muestran cmo mundo biolgico n~ slo nos permite compren-
el problema referente al sentido de la exis- der algunos mecanismos de lo human o sino
tencia humana ha tenido que surgir en el . '
que nos inserta en nuestras races terrenas. In-
hombre moderno. Podramos establecer una cluso permite formular una nueva mstica de
5 comparacin con el nacimiento de la tica anti- la condicin terrenal del hombre, como la q ue

''
1
1
1
1
1
1

encontramos en Teilhard d
pensadores. e Chard1n Y en otros tizaci<'>n algun<t, resptlcsta a esta pregunta. Aque-
llos que se rcaliz<tn cr1 la fatnilia., en las t~1reas
L a crtica freudiana uede .. profestonalc~ sarisfact<>rias. J~n el nivel mn i-
cuen tro ms profundo ~el ho!~rm1t1r ~n reco- mo, el n11cc.lo al (iol<)r y a la muerte es lo guc
mo , liberado de los tab, re co?sigo mis- hace a los hombres persistir en la exjstcncia.
1 . d d . ues convencionales de Junto a dichas respuestas espontneas, de
a sdocie a vict~riana, en la que la obra de Freud
t~ntos hombres de nuestra poca y de pasados
se esarrolla.
, d d' h . Liberado de la p f d h'
ro un a ipocre- t~empos, las cuales les hacen superar las frustra-
d l e tc o tipo de sociedad Y d e la proyecc1on
sia .,
ciones y dolores de la existencia, podemos en-
. . cturas dominantes sob re las re1ac10-
e as estru ,.
cont,r~r una gama de respuestas construidas
nes f ami 1t a~es y el desarrollo de la individualidad.
temat1camente.
E l ~arxismo no contiene slo una crtica de Para el hombre religioso la afirmacin de las
la socied ad que le rodea, sino que ante todo for- cat~~oras supremas constituye la respuesta de-
mul~ un a gran esperanza. Aspira incluso a des- fin1t1va. Por una parte, da sentido a la vida dicho
cubrir una dialctica cientfica hacia una ulterior descubrimiento; por otra, nos hace radicalmente
so cied ad , en que las relaciones de explotacin dependientes de la realidad suprema, de tal ma-
desapar~cen . Tal dialctica discurre por el do- nera que no podramos disponer de nuestra vida
ble carril de una conyiccin moral asentada en en un sentido negativo. No podramos renun-
las posibilid ades de solidaridad entre los hom- ciar a ella a no ser que tal renuncia resultara
bres y d e una crtica cientfica de los mecanismos orden del mismo ser superior. Sera el sacrificio
, .
eco n o m1cos. de Abraham proyectado sobre uno mismo. Es-
tablecida esta aceptacin, es ms, esta necesidad
A s, p o dem os decir que el hombre de nues-
de aceptar y recibir la existencia como un don
tro tiempo se encuen tra en u na situacin real-
dependiente, su configuracin ulterior podra
mente dialctica : p or una parte, an te la negacin ser profundamente aistinta. D esde la liberacin
de v ie jas ilusio n es, segn las cuales quera dar respecto al mundo , en el budista, hasta la con-
sentido a su v ida ; por o tra, desde dicha negacin , tinuaci n de la tica creado ra en el cristiano.
ante el encuentro de nuevas afirmaciones ; de- Desde el punto de vista de la tica, incluso
finitivamente, con una capacidad de sntesis en diferenciado de la religin, el sentido de la
la medida en que algunos de los ms viejos sen- existencia humana consistira en la realizacin
tidos pueden ser recuperados y purificados? re- de los valores morales. Su. cumplimiento sita
creados desde la innovacin que supone siem- al hombre en el lugar ms privilegiado y digno .
pre la marca de la historia. Pero, como en su momento veamos, hay ti-
. . h ';)
cas del valor o ticas que tratan de asentar el
Qu sentido posee la existencia urna~ . concepto mismo de valor en una interpretacin
437
Muchos hombres encuentran en los valo~es in- de lo real. Segn stas, la posicin del hombre
mediatos de su vida, sin teorizacin n1 tema-

1

''
1
1
1
1
1

e n el cosmos recordemos otra vez a Huxley- su propia justificacin. f~sta posici<)n puede que-
le confiere una responsabilidad especial, aquella dar representada por el antitrascendentismo de
que da sentido a la vida humana como algo in- Ortega y Gasset ( 1883 195 5), desarrollado en
sustituible en el despliegue del cosmos . el T ema de nuestro tiempo. Como dice el 61(1-
Esta funcin del hombre en el seno de lo sofo espaol: <<No son, pues\ los valores tras-
csmico no consiste slo en contribuir al pro- cendentes quienes dan sentido a la vida, sino,
ceso evolutivo, sino en trabajar por la aparicin al revs, la admirable generosidad de sta,
misma del hombre. Una muy vieja intuicin que necesita entusiasmarse con algo ajeno a ella.
seala que el hombre es un ser no realizado, No quiero decir con esto que todas esas grandes
frustrado . En este sentido, el antroplogo Blee- cosas sean fiicticiamente valiosas: s<>lo me inte-
ker indica: <<En todos los tiempos, y a travs resa advertir que no es menos valio5o ese poder
del m undo, la humanidad ha estado convenci- desprenderse por lo estimable que constituye la
da de que el hombre, por pecaminoso y misera- esencia de la vida.>> Y el propio ejercicio de
ble que pueda resultar, sin embargo puede jac- la vida, entendido como sentido deportivo, es
tarse de un origen divino. En otros trminos, el que, segn Ortega, justificara a sta.
que las bases de su existencia son ms dilatadas De una manera menos ldica y alegre y ms
y sus races m s profundas de lo que puede dramtica tambin, es la respuesta que encon-
pensarse, cuando se contempla su apariencia em- t ramos en Camus, con cuyas palabras habamos
prica.>> Esta antig ua intuicin nos tran smite el abierto la reflexin sobre nuestro problema. Ca-
testimonio del hombre com o un ser frustrado, mu s moldea su resp uesta en torno a la figura
un ser en va, en camino hacia su propia rea- de Ssifo*, con denado por los dioses a un tra-
lizacin. bajo intil, a elevar un a piedra hasta la cumbre
E sta elabo racin de su propia figura consti- desde la cual se desp render. Entiende Camus
tuye un motiv o esencial del marxismo en nues- que la vida de Ssifo, en dicho trabajo de apa-
tra poca. No se trata de pensar en un desarrollo riencia intil, tien e sentido como expresin del
biolgico del hombre, al modo de la ciencia- contacto con la realidad y el esfuerzo que se
ficcin, sino del radical progreso de la humani- justifica a s mismo . Como n os d ice el escritor
dad tendente a constituir formas sociales in- francs, refirindose a la piedra eternamente ele-
ditas, en las que el hombre, liberado de la do- vada por Ssifo en su derrotado esfuerzo: <<Cada
minacin, desarrolle todas sus posibilidades una de las partculas de esta piedra, cada res-
creadoras. Constituye un reencuentro del sen- plandor mineral de esta montaa llena d e noche,
tido de la vida desde la humanidad misma, des- para l slo forma un mundo, la luch a m isma
de-la reconciliacin del hombre con su pro- hacia las cumbres basta para llenar un corazn
pia humanidad hoy alienada. de hombre. Es preciso imaginar a Ssifo di-
Algunos pensadores han subrayado cmo en choso.>>
8 la propia experiencia de la vida se contendra La grave pregunta de Camus, con la que ini-

1
1
1
1
t
1
1

ciamos las reflexiones de este ten1a ic1b\ , l Mi programa est irnpllcito en mi ser, a manera
postre en el ene.. ' ' '~ ,1 ~1
Todas ellas com ~entro de .respuestas rnltiples. de bosquejo, con las llneas fundamentales, las
. . u ganen la 1nte11c1on jl1 s tificativ~1 especficas y las personales. Tendr que irlo de-
d e 1a ex1stenc1a sarrollando paso a paso, con las fuerzas que en-
. humana ' e n su capac1dad de cuentro puestas y dadas en m. Soy un retrato
e . b.r1r sentidos y ' sobre t o d o, en un aspecto
d escu
rudimentario de Dios y debo hacer todo lo que
d enn1t1vo, en la necesidad afi rmat1va . d e 1 h om-
est de mi parte por completar el diseo. Como
bre. El ser humano_ puede senti'rs e rad 1ca' 1mente participe de las perfecciones divinas debo co1a-
solo o acompanado Seero en e 1universo, . como borar, adems, a que el mundo se torne ms
ha subrayado
, el cientfico Monod recientemente
. humano, menos rebelde y avieso, ms receptivo
hab~and~nos ~e un hombre que despierta de u~ y hermoso. Concluyamos con estas palabras de
sueno ~ilenar10 ~ara descubrir su soledad total, San Agustn: <<Pues si el hombre de tal modo
su radical fo.rane1dad, su extranjera en el uni- est creado, que por lo que en l sobresate, al-
canza a quien sobresale sobre todas las cosas, a
verso. En un universo sordo a la mus1ca hu-
saber, al Dios uno, verdadero, ptimo, sin el cual
m an a, indiferente a las esperanzas del hombre no hay naturaleza que subsista, ni enseanza que
a los sufrimientos y a Ios crmenes de la humani~ instruya, ni acciones que aprovechen, El debe ser
dad . Y definiendo desd'e aqu un destino huma- buscado, en quien todas las cosas nos son se-
n o que se encontrara en los valores del conoci- guras, El atendido, en quien todas las cosas nos
mien to rigu roso. O puede el hombre, por el son ciertas, El amado, en quien todas las cosas
contra rio, sentirse en la compaa de los dioses, nos son rectas.>>
d e lo d ivin o, d e las realidades naturales, de los
A. B ASAV E F ERNNDEZ DEL VALLE: Filosofla del
dems h o mbres . hombre, Espasa-Calpe, M xico, 1963, pgs. 80-81 .
E n t o d o caso, afirm a su voluntad de persistir,
la v o luntad que, durante d os m illones de aos,
ha h echo c recer a nuestra hist o ria, la h a hecho
inundar nuevos mbitos y crear inmensas reali- Hay un mal, sin duda, que \os hombres acu-
dades, que h a lan zad o al hombre fuera de los mulan en su deseo frentico de unidad. Pero otro
lmites de su propio planeta. mal est en el origen de este movimiento desorde-
Quiz, cuando pormenorizamos los diferen- nado. Ante este mal, ante la muerte, et hombre
tes sentidos de la existencia humana, solamente pide justicia desde lo ms profundo de s mismo.
El cristiano histrico slo ha respondido a esta
descubrimos parcelas de lo que puede ser una
protesta contra el mal con el anuncio del reino,
sntesis mucho ms profunda en el futuro. Per- y luego de la vida eterna, que exige 1a fe . Pero el
sistiendo en nuestra existencia, nos encaminamos sufrimiento gasta la esperanza y \a fe y se queda
hacia realizaciones y revelaciones ms defini- solitario y sin explicacin. Las multitudes de tra-
bajadores, cansados de sufrir y morir,, son multi -
tivas.
tudes sin dios. Nuestro puesto est, entonces, 439

1
1
1
1
'
a su lado, lejos de tos doctores antiguos y nuevos. miento implica una injusticia, hasta el ms me-
El cristianismo histrico deja para ms all de la ritorio en opinin de los hombres. Sigue gri-
historia ta curacin del mal y del crimen que, tando el largo silencio de Prometeo * ante las
no obstante, se sufren en la historia. El materia- fuerzas que le abruman. Pero Prometeo ha visto
lismo contemporneo cree tambin que responde entre tanto a los hombres volverse tambin contra
a todas las preguntas. Pero, como servidor de la l y escarnecerle. Cogido entre el mal hum ano y
historia, aumenta el dominio del asesinato his- el destino, el terror y la arbitrariedad, slo le
trico y lo deja al mismo tiempo sin justificacin, queda su fuerza de rebelin para salvar de la
como no sea en el porvenir que exige asimismo fe. muerte a lo que puede serlo todava, sin ceder
En ambos casos hay que esperar, y durante este al orgullo del blasfemo.
tiempo el inocente no cesa de morir. Desde hace
veinte siglos no ha disminuido en el mundo la ALBERT CAMUS: El mito de Ss1fo El hombre
suma total del mal. Ninguna parusa> ni divina rebelde. Trad. de Luis Echvarri, Ed . Losada,
ni revolucionaria, se ha cumplido. Todo sufri- Buenos Arres, 1963 4 , pg. 333.

;as fi.guras mito.l~cas de ~sifo y Prometeo, representadas en


sta . pieza de ce~amic~, han si.do re~ctualizadas por Camus y otros
J~cq_u ~s Monod p~stu~ una finalidad o teleortoma en la evolucin escritores para s1mbol1zar la situacion del hombre contemporn eo,
b1olog1ca, que segun el, se rige por la combinacin de dos factores que se de.bate ~ntr.e el sentimiento del absurdo y el orgullo por
O aparen te mente contrapuestos: el arnr y la necesidad. sus conquistas tecn1cas.
-
LECTURA Y COMENTARIO

Que pase un poco de tiempo, y estoy Convencido para nuestras


mentes al fin desp iertas a un d . , , ,
. . ' . a 1mens1on mas, se hara manifiesta la profunda
1dent1d~d exis~ente entre las fuerzas de civilizacin y las fuerzas de evoluci>n.
Y, .l m1sm<:> tiemp~, el hombre adquirir su autntica figura para los natu-
r~l1stas: quiero. decir la figura de una especie que por haber emergido un
dia a lo Reflexivo, va ahora ya replegando sobre s sus ramos, en lugar
de desplegarlos. El Hombre, una especie que converge (en lugar de di-
verger, como todas las dems especies del mundo) y para la que es nece-
sario, por consiguiente, considerar al final de su curso un estado paroxs-
mico de maturacin, que ilumine para nosotros, mediante la nica proba-
bilidad cientfica de su existencia, las ms negras amenazas del futuro.
Porque, en definitiva, si la Humanidad, por estructura, no va disipn-
dose, sino concentrndose sobre s misma; dicho de otro modo, si, nico
entre todas las formas vivientes que conocemos, nuestro <<phylum>> sociol-
gico marcha laboriosamente hacia un punto crtico de Especia~in;
entonces, no nos estn permitidas todas las esperanzas en materia de
supervivencia y de irreversibilidad? .,
E l fin de una especie <<reflexiva>>: no ya una desagregacion y ~na muerte,
sino una nueva salida y un renacimiento (esta vez fuera del .~1empo Y del
Espacio), incluso por exceso, de unificacin y de correflex1on.

(PIERRE TEILHARD DE CHAROIN: El porvenir del hombre. Trad. de Carmen Castro, Ed.
4
Taurus, Madrid, 1967 , pgs 37i-37i.)

el ries o de transformarme en una ama de


y o no corra por supuesto hg o1'nas de Meredith que despus de
,1 paraba con esas er
casa, pero e me com . d d . terminaban contentndose con ser
in epen enc1a , , ,
haber luc:_had o por su bre Me desesperaba decepcionarlo. S1, tenia razon
la companera de un hom . la felicidad. Cualquiera que fuera su rostr~
Yo antao de desconfiar de . . tos Cuando conoc a Sartre cre1
renunc1am1en ,
b
siempre me arrastra a a . 'l poda deJ ar de encontrarme a m1
d Junto a e no
q ue todo estaba gana o' 1 salvacin de alguna otra persona 44
d , que esperar a , d.1d
misma; ahora me ecia d. , s seguro de correr la per a.
. sel me 10 ma
que no sea uno mismo e
\

Pero, en verdad, por qu eso~ ~emordimien~os, . esos terror~s? Yo no


era por cierto una militante del feminismo; no tenia ninguna teor1a respecto
a los derechos y a los deberes de la mujer; as como antes me ~egaba a ser
definida como <<una chica>>, ahora no me vea como <<una muJer>>: era yo.
Sobre ese plano me senta en falta. La idea de la salv~cin h~b~ sobrevivido
en m a la desaparicin de Dios, y la primera de rrus conv1cc1on.es _e,ra que
cada cual deba ocuparse personalmente de la s~ya. ~~ contrad1cc1on 9~e
sufr no era de orden social, sino moral y casi religioso. Aceptar v1v1r
como un ser secundario, un ser <<relativo>>, habra sido rebajarme como cria-
tura humana; todo mi pasado se sublevaba contra esa degradacin.

(SIMONE DE BEAUVOIR : La plen1111d de la vida. Trad. de S1lv1na Bullnch, Ed. Sudamerica-


na, Buenos Aires, 1962 2 , pg. 69.)

VOCABULARIO

Bruno, Giordano (1548-1600). Fi - sito, Los justos, La peste, etctera.


lsofo dominico italiano. Combati Prometeo. En la mitologa griega,
tanto las mitologas griegas y roma - uno de los Titanes. Rob el fuego
nas que el Renacimiento ver re- de Zeus para entregrselo a los
surgir como la mitologizacin de hombres. Los dioses enviaron a la
las virtudes cristianas. La persis- Tierra a la primera mujer, Pandara,
tencia en sus ideas le enfrent a portadora de todos los males, y
las autoridades catlicas y tambin encadenaron a Prometeo en una
calvinistas. Entregado a la Inqui- roca, mientras un guila le devora-
sicin, no quiso retractarse y fue ba el hgado que creca incesante-
quemado vivo. mente.
Camus, Albert (1913-1960). Repre- Ssifo. Legendario rey de Corinto.
senta en la literatura contempor-
Segn la tradicin, padre de Ulises.
nea la denuncia del absurdo en
En la llada se le califica como el
nuestra sociedad. De un modo am-
ms astuto de los hombres. Las
plio puede englobarse en el exis-
,. tencialismo. En contra de la postu-
leyendas explican de muy distin -
ta manera las causas de su castigo :
ra de Sartre, a Camus la existencia
deba empujar eternamente una
del absurdo le evidencia los ms al-
piedra por la ladera hacia arriba
tos valores humanos. Entre sus
de una montaa. Antes de llegar
obras: El extranjero, El mito de S-
a la cumbre, la piedra volvia a caer.
LECTURAS RECOMENDADAS

BuBER, MARTIN: Qu es el hombre? Trad. de Eugenio Imaz Fondo de Cultura Econmi-


ca, Mxico, 1960. '
GooDMAN? M~R YELLEN: El individuo y la cultura. Conformismo vs. evolucin. Trad. de Car-
men V1gue1ra de Paterm, Ed. Pax, Mxico, 1972.
LERSCH, PHILIPP: E/ hombre en la actualidad. Trad. de Jos Prez Riesco, Ed. Gredos,
Madrid, 1958.
MNOO, JACQUES: El azar y la necesidad. Trad. de Francisco Ferrer Lern, Ed. Barral,.
Barcelona, 1970.
ORTEGA Y GASSET, Jos: El tema de nuestro tiempo, Ed. Revista de Occidente, Madrid,
196114.
RusSELL, BERTRAND: La evolucin de mi pensamiento filosfico. Trad. de Juan Novella Do-
mingo, Ed. Aguilar, Madrid, 1964. . .. .
SHAPIRO, HARRY L.: Hombre, c11ltura y sociedad. Trad. de Mayo Antonio Sanchez, Ed.
Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 197 5.


1
1
1

1
: REl., ACION DE TERMINOS EXPLICADOS
: EN EL VOCABULARIO
: l)E CADA UNA DE LAS LECCIONES.
': (El 11111ero ren1ite ,11 correspo11(iie11te ten1a.)
A pr1or1, 13 Evolucin, 1
Alienacin, 1 Ontologa, 12
Existencialismo, 6 Paradigma, 12
Analtica, 1 5 Experimento crucial, 19
Antonioni, 8 Parasicologa, 8
Extrospeccin, 4 Plotino, 20
Apocatstasis, 1 8 Fenmeno, 7 Popper, 12
Atomismo, 3 Feuerbach, 20 Postulado, 9
Bachelard, 12 Fichte, 18 Prometeo, 21
Behaviorismo, 5 Filognesis, 3 Psicoanlisis, 2
Boecio, 18 Filosofa hegeliana de la his- Psicologa diferencial, 5
Bruno, 21 toria, 1 2. Psicometra, 5
Camus, 21 Gnero, 18 Psicoterapia, 14
Carnap, 9 Gonseth, 12 Pu lsin, 2
Categoras, 7 Gramsci, 14 Quine, 9
Ciberntica, 2 Hare, 15 Ref uerzo, 6
Ciencia clsica, 7 Heidegger, 19 Rito, 1
Crculo de Viena, 8 Hermenutica, 20 RN A, 4
Clinamen, 7 Homestato, 5 Russell, 19
Cdigo gentico, 8 Hipotlamo, 6 Sadismo, 20
Contingencia, 7 Histeria, 6 Schleiermacher, 20
Cosmologa, 16 Idealismo, 7 Sentidos internos, 4
Darwinismo, 6
1nconsciente, 2 Servomecanismo, 3
Determinismo, 9 1nstitucin, 2 Ssifo, 21
Dialctica, 1 1ntrospeccin, 4 Sofisma, 13
Dilogos de Platn, 16 Kierkegaard, 15 Sofistas, 1 3
Dogmatismo, 16 Las Casas, 1 7 Tarski, 13
Eddington, 12 Lingstica generativa, 8 Taxonoma, 6
Emanacin, 19 Maritain, 18 Teilhard de Chardin, 18
Empirismo, 20 Masoquismo, 20 Transformacionalismo, 8
Engrama, 4 Mecanicismo, 7 Trascendental, 13
Entropa, 2 Metafsica, 9 Unvoco, 19
Epicuresmo, 6 Mito, 1 Velo de Maya, 13
Equvoco, 19 Moore, 15 Vitoria, 17
Especie, 18 Mounier, 18 Wittgenstein, 13
Estoico, 7 Necesario, 7 Zubiri, 19
Estructura de c~ases, 14 Nirvana, 20
Estructuralismo, 8 Noumeno, 7
Etiologa, 6 Ontognesis, 3
6. LA MOTIVACION. LA VOLUNTAD... 109
6.1. La voluntad.
6.2. La V<)Ju11tad en la C\'Oll1ci<>n.
6.3. La conducta i11otivada en el hombre.
I


PRESENTACION
4 . 7. EL PROBLEMA DE LA LIBERTAD ... 133
7.1. Entre determinismo y libertad: plan tea
1. EL SABER FILOSOFICO ................. . 7 miento y perspectivas rustricas.
1. 1. Fun(in biolgica del saber. 7.2. Hacia una perspectiva superadora.
1.2. Las formas del saber. Discusin del determinismo .
1.3. EJ saber filosfico . 7.3. Prctica y vivencia de la libertad.
Dialctica individuo.sociedad.
2. EL HOMBRE Y SU MUNDO. LA ES-
TRUCTURA PSIQUICA DEL HOM- 8. COMUNICAOON Y LENGUAJE ...... . 153
BRE 25 8.1. La comunicacin inicial.
Introduccin lustrica. El 1nbito bio1gico.
2.1. Rasgos peculiares del hombre. 8.2. De la fsica a la antropologa existencial.
8.3. El lenguaje.
2.2. El hombre
, . y sus congneres.
,
La estruc-
tura ps1qu1ca comun.
2.3. En1erge el hombre. La insegura libertad. 9. EL LENGUAJE FORMAL. LA LO-
GICA 175
3. LA PERCEPCION ............................. . 45 9.1. El lenguaje formal.
3. J. La informacin sensible. 9. 2. La lgica.
3. 2. El mundo percibido de los animales. 9.3. La estructura de las teoras deductivas.
3.3. La percepcin en el hombre.
10. CALCULO LOGICO: LOGICA DE
4. IMAGINACION. MEMORIA 65 PROPOSICIONES .............................. 193
4.1. El universo de l~s imgenes. l 0.1. La proposicin.
4. 2. La memoria in dividua}. Generacin de proposiciones.
4.3. Olvido y creacin de imgenes. l 0.2. Tablas de verdad.
Clculo axiomatizado.
5. LA INTELIGENCIA 85
5.1. Enfoque genera]: inteligencia individual 11. ' CALCULO LOGICO: LOGICA DE
y colectiva. CLASES 209
5.2. Funciones de la inteligencia. 11.1. Relaciones entre clases.
5.3. Problemas suscitados por la investigacin 11. 2. El silogismo.
sobre Ja inteligencia. Clculo axiomatizado .



12. LA METODOLOGIA DEL SABER
CIENTIFICO
1 ") 1 . . ................. . 221
;.., El P!1orama de las ciencias e111p r1cas.
l ~ ..... Teor1a Y experie11cia.
l ..... 3 . La estructura de la cie11cia. 18. LA PERSONA HUMANA
363

13. VERDAD Y CERTEZA. 18. l . Co11ccpto JUr<l1co de 1)ersona.


DIVERSOS CRITERIOS 247 Su aparici11 c11 el 111l111do filosfico .

13.1. Verdad y realidad. l 8. 2. El pcrso11a lis1110.


13.2 La verdad y el 1101nbre.

13.3. Verdad y conocin1iento. 19. EL PROBLEMA DE LA REALIDAD ... 383

14. LA DIMENSION SOCIAL DEL HOM-


19.l. El problc111a de lo real cr1 la raz de
BRE. todas las culturas
ESTRUCTURAS SOCIALES .............. 273 l 9.2. La ontologa co1110 teorizacin del pro-
1 4.1. Sentido de la socialidad. ble111a de la realidad.
14. 2. For111as de S<)Cialidad. l 9 .3. l>erspect1vas l1istor1cas.
14.3. Clases sociales.
20. EL PROBLEMA RELIGIOSO
405
15. LA DIMENSION MORAL DEL HOM-
BRE
293
20. l. l)anora111a <le las religio11cs .
15. 1. Fe110111enologa de la experiencia 111oral. 20.2. r'eno111enologa de la religin.
15.2. Perspectivas sisten1atizadoras. 20.3. f"'eno111e11ologa de la patologa religiosa.
Religi11 y filosofa.
16. SISTEMAS MORALES. El anlisis del lenguaje religioso .
ETICAS MATERIALES Y ETIC.i\S
FORMALES .... ...... .. .. .... ... .. . .... .. ........ 315
21. EL SENTIDO DE LA EXISTENCIA
16. l. tn el n1undo antiguo. HUMANA .......................................... 427
16. 2. En el pensamiento moderno.
21. l. La pregunta por el sent1 <lo de la vida.
17. JUSTICIA Y DERECHO. 337 Su aceptacin o negacin .

LOS DERECHOS HUMANOS 21. 2. Significado 11 istrico de la pregunta.
Las desilusiones del l10111bre 111oderno y
17.l. Justicia. 447
el encuentro de nuevos sentidos.
17.2. El derecho.
17.3. Los derechos humanos.

También podría gustarte