Filosofía 3
Filosofía 3
Filosofía 3
Carlos Minguez
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Jecu t~1r p, . . l<> en cfcct<), al h(>ml)re C<)n \() ms
Ct>1npar,1nc ' . d
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tptc<>, e - ~en un mundo d a d o. ])o r su orga-
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n1zac1on se '
J nas pautas de con(lucta que son
arreg 1o a u .
pecua l1are.. s de Ja especie, y el ec1u1pam1cnt<> cc>n
desarrolla estas pautas d e conducta est
e 1 cua1 . , 1E
dado por su misma org~n1zac1on corpora . ~stos
tres rasg Os (e l encerramiento. d e su. mundo. en los
datos sensibles, perceptivos; la ex1stenc1a de unos
delos de comportamiento comunes a toda la
mo . l d .,
espe ,el .e heredados genticam . ente; y a re ucc1on
.
de su instrumento de trab aJO sobre e 1 medio a
su propia corporalidad) caracterizan lo ms tpico
de la existencia animal.
El hombre, en cambio, se nos aparece como un
viviente que tiene un mundo abierto, determi-
nado por la existencia d el lenguaje. Por este
segundo sistema de seales (el lengua je), respecto
a los signos inmediatos que constituyen los datos
sensibles, tiene el h o m b re una imaginacin. Es
La tendencia hacia el saber, dentro de la cual decir, se encuentra en una relacin dialctica*
se inscribe como su aspiracin ms pura el con- con referencia al med io d ado sensible, de nega- .,
cepto de filosofa, nos aparece como algo con- cin y de trascenden cia sobre ste. De negac1on,
natural al hombre. Ya deca Aristteles (3 84-3 22 en cuanto se sita fren te a un mundo que toma
antes de C.): <<Todos los hombres, por naturale- como objeto; de trascendencia, en cuanto supera
za, tienen la tendencia hacia el saber.>> Ahora bien, los lmites marcados por la biologa y construye
con esta afirmacin nos encontramos en presen- nuevos universos. As, d e una manera muy tpica
cia de una pura comprobacin fctica cuyo y caracterstica, p o d emos decir que la vida del
, sentido resulta necesario explicar y profundizar. homb re no est hecha como la vida del animal.
La tendencia hacia el saber en el hombre o la El hombre n ecesita pro yectar su vida. El hombre
connaturalidad del hombre con el saber ''es el precisa, en otro o rd en d e cosas, construir su
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. "' I..a~ palabras con asrerisco aparecen explicadas en el vocal)ulario medio. Mas esta situacin del hombre que aca-
tina! de cada tcn1a.
bamos d e d escribir es consecuencia tambin de
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. su propia biologa bsica, CU), herencia gentica, transformar el medie) en el saber en el sentido
que hasta el momento vena gobernando la con- ms estricto. Pues aunque el animal tiene tam-
...
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En ~ontraposi_ci,n . los animales, el hombre vie ne al mundo en un estado de prematuridad que convierte el saber en una necesidad bsica d e
subsistencia b1olog1ca.
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1 . I ' g 'i co y lo soc io - c ultural. La integracin
1 d e lo b10 o , . 1
r ar1 isn10 vivi er1te est , antes ables biolog 1cas, socia es Y cult urales
1 de las var1 , . . ,
Lo especial de o ~ . 1 d el ct1 erpo co- en func 1o n a m1ento.
. el ln11te r11at er1a . . da la pers na 1
bien. en que . 'd n el l111ite del ind1v1duo
rno cosa no co1r1c~ e co t mediante sus fun -
viviente. El organismo es 1 , . , n con el mundo ASHLEY La direccin del desarrollo
MoNTAGU :
. .t les en lJ na re ac10 . humano, Ed. Tecnos, M adrid, 1961 , pg . 13
crones v1 a , s La resp1 -
fsico citcundante que va muy 1eJO . .
t bolismo la busca d e alimento y
., 1
rac1on, e rne ' , ,
la ropia conservacin - esta ultima en en
t dida
jun~o con las m ltiples formas de estar amenaza-
da Y las formas de espontnea def~nsa Y preser ~ La evidenci a de que esa influenc ia cultural
vacin que responde a las anter1ore~ - cons (el mundo hecho por el hombre) es beneficiosa
tituyen un tejido de accione~ y reaccione~ con p arece en verdad casi abrumadora. Lo que nos
las que el orga nismo se extiende espontanea- distingue del mundo de los animales es . n~estra
mente ms all de s y muy adentro de su mundo cap acidad para crear cultura . Lo que d1st1ngue
circundante espacial, estando indisolublemente
las eta pas superiores del desarrollo hu mano de
enlazado con un sector del mundo real Y en de-
las inf eri ores es la variacin del n ivel cultural.
pendencia de st e por obra de los procesos
El elem e nt o ms elemental de la cultura, el
parciales def proceso de su vida.
leng u aje, es la condicin previa para cualquier
N. HARTMANN : Or110'7oga V. Filosofa de la Na-
realizacin humana . Se ha dicho con razn que
turaleza, Fondo de Cultura Econmica, Mxico, el hombre es un animal creador de smbolos,
1964, pg. 19. porque si no fuera por n uestra capacid ad para
hablar no podramos l lamarnos seres humanos.
Pero todas las dems fun c ion es humanas tam-
bin dependen de nu estro contacto con el
Los seres humanos funcionan dentro de una mundo exterior. Aprendemos a pen sar obser-
estructura de la que no p uede separarse la vando a tos dems y aleccio nados por ellos.
dinmica del universo socio-cultural . Esto es t an Desarrollamos nuestras f acultades sentimentales,
cierto de los fetos como d e los filsofos . La intelectuales y artsticas bajo la influencia de
diferencia es slo de g rado. Cuando se trata del nuestro contacto con el caudal de conocimien
h.ombre como conjunto fun ci o nal, nunc a es po- tos Y de creaciones a rt sticas acumulado por la
sible realmente disociar lo socio - cultural de lo sociedad . Aprendemo s a amar y a preocuparnos
org~ico q biolgico. Si alguna vez, por exi - por los dems med i ante el cont acto con ellos,
g~nc1as del anlisis, se hace as, el procedi - Y aprendemos a refren ar nuestros impulsos de
miento es ~rbitra rio . Puede justificarse, e i ne luso hostilidad y egosmo con el amor o, por 10
ser aconse1able, co n fi nes metodolgicos. Pero menos, con e l temor, a los dems.
debe r.eco~darse siempre que este procedimiento
es arb1trar10 Y que el hombre, ser social en todo
8 Ha
10 caso, es una amalgama, o mejor, una integral ERICH FROMM : El lenguaje olvidado, L1brer
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la tcnica. t "'s decir, por una parte, el hombre se mulado por su cultura; .especialmente,
. se sient e
, nos muestra como un ser que necesita aprender, satisfecho por su conoc1m1ento cientfico. Per
en la medida en que se manifiesta en una situa- no podemos olvidar que ,la ciencia
.
moderna tien~
cin de disponibilidad intelectual, y en cuanto un fuerte componente tecn1co, a partir del cual 1
se encuentra en una situacin no determinada esta capacidad transformadora del medio se con-
de gobierno de su propia conducta. Por otra vierte en un afn posesivo de la naturaleza. Este
parte, el hombre, a travs de su condicin cor- dominio no concluye en el mundo fsico, se
poral, de su desnudez, de la estructura de su extiende como posibilidad de transformacin
mano, de su inicial invalidez biolgica, nos de la sociedad y de los hombres, ya individua) )
aparece como un ser que necesita completarse a ya colectivamente. Esta dimensin tcnica del
travs del mundo y utilizar sistemticamente los saber es, sin duda, mu y caracterstica de la cul-
in strumentos hacia los cuales le abre su mano tura actual y nos plantea algunos de los mximos
como <<rgano de rganos>>. Esto es, como problemas de la civilizacin de nuestra poca.
rgano. no condicionado en una lnea determi- Tal aspiracin tcnica o transformadora forma
nada a un tipo de comportamiento, sino abierto parte del destino que la Biblia atribuye al hombre,
hacia mltiples direcciones mediante los uten- y ha sido expresada con entusiamo por los
silios creados, a partir de los cuales acrecienta creadores del pensamiento moderno. Tal es el
indefinidamente su poder. caso de Descartes ( 1 596-16 5o), cuando nos habla
El hombre moderno ha tomado conciencia de la figura del hombre como <<dueo y poseedor
de Ja supremaca que le confiere el saber acu - de la naturaleza>>, o inscribindose tambin en
, la obra de Bacon (156 1- 1626) a travs de la idea
de que se vence a la naturaleza obedecindola.
U na aspiracin tan connatural al destino del
hombre y sin duda tan grandiosa, no obstante,
se est viendo tremendamente degradada en
nuestra poca. Y se manifiesta, tanto en las
ciencias de la naturaleza como en las antropol-
gicas, en las ltimas por un afn de dominio
sobre los dems seres humanos, de manipula-
cin de los mismos. Tambin, respecto a la
naturaleza, en un autntico expolio de sta, en
una verdadera destruccin determinada por la
irracionalidad de nuestra tecnologa, dominada
c:1hombre adquiere el saber, no hereditariamente como los anj-
ma les, sino mediant e un proceso de aprendizaje de11tro del grupo a su vez por la produccin capitalista, con su
t"ultural a que per tenece. lgica del beneficio privado minoritario.
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A.1 considerar la influencia de la ciencia sobre a ponerlas a prueba en varias dificultades par-
la vida
d humana tenemos, por consiguiente , que ticulares, notando entonces cun lejos pueden
cons1 erar ~res a~pectos ms o menos enlaza- llevarnos y cun diferentes son los principios
dos entre .s1 .. El primero es la naturaleza y objeto que se han usado hasta ahora, cre que conser-
de conoc1m1ento cientfico; el segundo es el varlas ocultas era grandsimo pecado, que infrin-
may,or pode~ d~ .manipulacin que se deriva de ga la ley que nos obliga a procurar el bien
la t ecn1.ca c1e~t1f1ca; el tercero son los cambios general de todos los hombres, en cuanto ello
en la vida social y en las instituciones tradicio- est en nuestro poder. Pues esas nociones me
nales que resultan de las nuevas formas de .or- han enseado que es posible llegar a conoci-
ganizacin exigidas por la tcnica cientifica. La mientos muy tiles para la vida, y que, en lugar
ciencia, como conocimiento, es la razn fun- de la filosofa especulativa, enseada en las
damental de los otros dos aspectos, puesto que escuelas, es posible encontrar una prctica,
todos los efectos que la ciencia produce son por medio de la cual, conociendo la fuerza y
el resultado del conocimiento por ella consegui- las acciones del fuego, del agua, del aire, de
do. El hombre, hasta ahora, se ha visto impedido los astros, de los cielos .Y de todos los dems
de realizar sus esperanzas, por ignorancia de los cuerpos que nos rodean, tan distintamente como
medios. A medida que esta ignorancia desapa- conocemos los oficios varios de nuestros arte-
rece, se capacita cada vez mejor para moldear sanos, podramos aprovecharlas, del mismo mo-
su medio ambiente, su medio social y su propio do, en todos los usos a que sean propias, y de
ser segn las formas que juzga mejores. Mien- esa suerte hacernos como dueos y posee-
tras sea sensato, este nuevo poder le ser be- dores de la naturaleza.
neficioso. Pero si el hombre es necio, le ser
DESCARTES 'Discurso del mtodo. Trad . M. Garca
contraproducente. Por consiguiente, para que Morente, Espasa-Calpe, Madrid, 1943, pg. 70.
u na civilizacin cientfica sea u na buena civi-
lizacin, es necesario que el aumento de cono-
cimiento vaya acompaado de un aumento de El problema de si al pensamiento humano se le
sabidura. Entiendo por sabidura una concep- puede atribuir una verdad objetiva no es un
cin justa de los fines de la vida. Esto es algo problema terico, sino un problema prctico.
que la ciencia por s misma no proporciona.
. ' . Es en la prctica donde ei hombre tiene que
El aumento de la ciencia en s1 mismo. no es, . por
, demostrar la verdad, es decir, la realidad y el
consiguiente, bastante para garantizar n1ngun podero, la terrenalidad de su pensamiento. El
progreso genuino, aunque sumini~tre uno de litigio sobre la realidad o irrealidad de un pen-
los ingredientes que el progreso exige. samiento aislado de la prctica es un problema
puramente escolstico ( 11 tesis sobre Feuer-
Bt.:RTRAND RussELL: La perspectiva cientfica,
Ed . Ariel, Barcelona, 1969, pg 9.
bach).
C MARX y F. y
ENGELS: Tesis sobre Feuerbach
Tan pronto como hube adquirido algunas otros escritos f1/osficos, Ed. Grijalbo, Mxi-
nociones generales de la fsica y comenzado co, 1970. 13
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~onjunto de conocimientos anteriores que cons- cierto que la lucha contra el mundo de los mitos
tituyen el mundo de los mitos. En consecuencia no ha cesado, puesto que sin duda profundas for-
podemos afirmar que en lo mtico se encuentr~ mas de irracionalidad subsisten en nuestra poca
ya una protofilosofa, un origen o embrin de y, en este sentido, la filosofa sigue manteniendo
la filosofa. Sin embargo, hemos de tener en su funcin. El gran problema que a la filosofa
cuenta que la filosofa propiamente tal se cons- de nuestra poca se le presenta, y que incluso en
tituye por un proceso de trasmutacin. Este salto muchas opiniones constituye una agresin contra
se manifiesta por los rasgos que enfrentan el la posibilidad misma de aqulla, es el de su
mito y la razn : a) En el mundo mtico existe relacin con la ciencia y la tecnologa. Qu
un claro predominio de elementos imaginativos sentido tiene plantearse la filosofa de nuestra
sobre los conceptuales. b) El mito tiene un poca, cuando el dominio del saber parece acapa-
carcter profundamente colectivo y tradicional; rado por las llamadas ciencias positivas, esto es,
es transmitido, en una cultura determinada, de por las ciencias formales (matemticas y lgica) ,
unos hombres a otros, e impregna la vida de por las ciencias de la naturaleza y por las ciencias
la comunidad a travs de la profunda vinculacin del hombre y de la sociedad? No son estas
entre el mito y el rito*. ciencias las que nos dan las verdaderas informa-
Todos estos elementos son los que van disol-
vindose a media que el hombre avanza en la lnea
de su racionalidad: a) Las imgenes son susti-
tuidas por el concepto. b) El manejo de las ideas
sucede a la pura referencia a episodios o grandes
figuras originales. e) La idea de un ~depsito de
la comunidad, que se va transmitiendo, es reem-
plazada por el sentido crtico. d) Al ritualismo
repetitivo sustituyen las pauta.s de conducta
definidas desde un proyecto racional.
Esta pugna entre el mito y el logos nos des-
cribe algo que resulta profunda~ente ca~acte
rstico del saber filosfico: su sentido de raciona-
lidad crtica a travs de l, la filosofa nos aparece
como un m~mento fundamental de la existencia
humana en la lucha contra el oscurantismo, en
el intento de que la conciencia racional sea quien
gobierne la existencia humana. ,
El mito no slo nos aparece como una torma de explicacin prc-
Pero no es ste el problema que hace hoy d1a filosfica del mun<lo, sino tan1bin como medio de insercin del
ms difcil la caracterizacin de la filosofa. Es individuo en la sociedad.
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ciones, las que sustentan las adecuadas teoras ele la cultLt ra tena este sentjdo de universalidad y
nuestro tiempo, las que, por otra parte, deben de amplitud, de manera que la figura del filsofo
dictar un comportamiento racional y las que nos y la del cientfico no se diferenciaban claramente.
suministran las grandes posibilidades tecno- En esta artificiosa situacin, en que la filosofa
lgicas? nos aparece como un conjunto de saberes en
As es como el problema se plantea en la conflicto con las ciencias positivas, se han tra-
actualidad. Ahora bien, responder a esta pregun- tado de disear distintos recursos de diferencia-
ta supone disear una crtica del modo de cin. Algunos han pretendido invocar una hipo-
existencia intelectual del hombre contem- ttica investigacin de las esencias frente a las
porneo. No es suficiente para dar una respuesta leyes cientficas, o un problemtico concepto
realista acuar distinciones ms o menos ade- de profundidad evidentemente muy retri-
cuadas, artificiosas, entre las ciencias y la filo- co , o bien referir a la filosofa determinados
sofa. El problema se plantea de una manera objetos en patrimonio exclu sivo, lo cual sera
objetiva, en la medida en que consideremos la convertirla en una ciencia ms, aunque sean estos
vida intelectual de nuestra poca dominada por objetos el hombre, el conocimiento o el len-
la divisin del trabajo, por la especializacin gua Je.
de ste. Se trata de una consecuencia de la indus- Tales recursos no solam ente son ineficaces,
trializacin capitalista proyectada sobre el mun- sino que respond en a la p eculiar situacin ante-
do intelectual, sobre la organizacin misma de riormente com en tada. Lo que caracteriza a la
nuestras instituciones. En efecto, acontece que filosofa, como indicab a Bertrand Russell ( 18 72-
la filosofa se ha convertido en una actividad 1970), es su carcter general y crtico. E n todo
especializada y se ensea en determinadas sec- con ocimiento p o dem os distinguir dos vertien-
ciones de nuestras Facu ltades universitarias, cual tes, aq uella q ue lo sita en su propia peculiaridad
si se tratara de una ciencia ms, con la an o m ala ms singularizad a y aquella que mira hacia 1os
de que, sin embargo, pretende ser m s q ue problem as comunes co n todo el resto del cono-
ninguna ciencia y englobar toda la vid a intelec- cimiento . A mbos m o m entos son inseparables
tual del hombre. de cualquier tipo de co nocimiento, y la filosofa
Esta situacin es enteramente peculiar en el se interesa fundamentalmente en esta dimen-
curso de nuestra poca. Con anterioridad po de- sin de comunidad de todo conocimiento.
mos observar que la filosofa no h a sido una Comunida d que , por supuesto, no quiere decir
actividad especializada, profesionalizada en unos unifo rmidad del sab er.
hombres que nicamente hacen filosofa. E l Este agudizarse la especializacin es un resul-
filsofo, no slo en Grecia, sin o tambin en los tado tpico del modo de produccin capitalista,
siglos XVII y XVIII, h a sid o un h ombre de cultura referido al estilo de la vida intelectual. Sus incon-
16
universal. Pero es ms, p odram os decir que toda v enientes se manifiestan en la medida en que se
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limita la mente del cientfico e incluso le sustrae N<) del)cmc>s olvidar, sin embargo, que un,1
alienantemente* el sentido de su labor. Las reac- ct1ltura tcnica no puede renunciar a determina-
ciones frente a esta especializacin se han movido d<>s sectores cic especializacin, pero sin pcrtlc r
no sola~ente . en un aspecto crtico general, de vista la posici>n de ellos en un orden _ge~eral.
especulativo, sino tambin en la misma prctica Tambin hemos de advertir, como Jnd1caba
cientfica, correspondiendo a ellas, por ejemplo, Gramsci (1891-1937), que todo hombre es un
el inters creciente del concepto de interdisci- filsofo, ya que la filosofa recoge las caracte-
plinariedad en esta poca. rsticas ms tpicas de la realidad huma~a: la
En cuanto estas limitaciones de nuestra vida racionalidad y la libertad. En este sentido, la
social, que se inician por la misma divisin del filosofa debe guardar una profunda relacin con
trabajo intelectual y fsico, vayan siendo supe- todos los aspectos de la cultura. La filosofa es
radas y se tienda hacia la formacin de una exis- una reflexin sobre sta, es decir, es una activi-
tencia mucho ms universal, podemos pensar dad que se plantea crticamente los resultados
que la filosofa recuperar entonces su funcin de todo nuestro ser cultural. Sin una filosofa no
ms caracterstica y su gran historia. puede haber una existencia autntica, plena, en
la cual el homqre realice su aspiracin hacia el
saber en un sentido universal, sobre sus ltimos
problemas. Pero es evidente que la realizacin
del acto filosfico, en este sentido, significa un
desafo a la cultura especializada y alienante* de
nuestra poca deshumanizadora.
Leibniz (1646-1716) es un tpico representante del filsofo c<>n1<, De ser una ciencia integradora ele todos los conocimientos l1u-
hombre de cultura universal En sus escritos ha dejado consta11 ~~nos, , la filo~fa ~a pasado a ser una ''carrera'' o especializa-
cia de sus amplios conocimientos
,
de filosofa, matemticas, f1~1 c1on mas, al mismo nivel que las ciencias positivas.
ca, qumica, poli ti~ teologta, etc.
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El mito, tal como se da en las comunidades Donde acaba la fsica no acaba et problem .
salvajes, es decir, en su forma viva original, el hombre que hay detrs del cientfico necesi~~
no es meramente un relato, sino una realidad una verdad integral y, q~iera o no, por la cons-
viviente ; no es una ficcin, como la novela que titucin misma de su vida, se forma una con-
hoy leemos, sino algo que se cree sucedido cepcin enteriza del U ni verso. Vemos aqu 1 en
en los tiemps primigenios, y que a partir de clara contra posicin dos tipos de verdad: la
entonces influye sobre el mundo y los destinos cientfica y la fi losf ica. A qulla es exacta, pero
humanos. insuficiente ; sta es suficiente, pero inexacta
( .. ) Jos ORTEGA y GASSET : Qu es filosofa?, Re-
vista de Occidente, Madrid, 1958, pg . 82 .
t:I mito no es un smbolo, sino la expresin
directa de su tema; no es una explicacin que
satisfaga un inters cientfico, sino la resurrec- Fi losofa es conoci miento del Universo o de
ci n de una realidad primitiva mediante el relato, todo cuanto hay. Ya vimos que esto implicaba
para la satisfaccin de profundas necesidades para el fi lsofo la obligacin de plantearse
religiosas, aspiraciones morales, convenciones un pro blema absoluto, es decir, de no partir
sociales y reivindicaciones; inclusive, para el tranq uilamente de creencias previas, de no dar
cumplimiento de exigencias prcticas. El mito nada por sabido anticipadamente. Lo sabido es
cumple en la cultura primitiva una funci n in- lo qu e ya no es problema . Ahora bien, lo sabido
dispensable; expresa, exalta y codifica las creen- fuera, aparte o antes de la filosofa, es sabido
cias ; custodia y legitima la moralidad ; garantiza desde un punto de vista parcial y no universal,
la eficiencia del ritual y contiene reg las prcticas es un saber de nivel inferior que no puede apro-
para aleccionar al hombre. Resulta, as, un in- vecha rse en la altitud donde se mueve a nati-
grediente vital de la civilizacin hu mana, no vitate el conocimiento filosfico. Visto desde
un simple relato, si no u na f uerza act iva tesone- la altura filosfica, todo otro saber tiene carcter
ramente lograda; no una exp licaci n intelectual de ingenuidad y de relativa falsedad, es decir,
o una fantasa artstica, si no una carta pragm- que se vuelve otra vez problemtico. Por eso
tica de fe primitiva y sabiduria mora l. Nicols Cusano llamaba a las ciencias docta
1gnoranc1a.
BRON ISLAW MALI NOWSKI : Estudios de Psicolo-
ga primitiva El complejo de Edipo, Ed . Pads, JOS ORTEGA y GASSET : Qu es filosofa?, Re-
Buenos Aires, 1963 3 , pgs 32-33 vista de Occ idente, Madrid, 1958, pg . 11 O.
LECTURA Y COMENTARIO
(M Ax Sc1-1 ELER: Sociologa del saber, Ed . Siglo XX, Buenos Ai res, 1973, pgs. 76-78.)
Planteado el prin cipio de que todos los hombres son filsofos y de que
entre los filsofos profesionales o <<tcnicos>> y el resto de los hombres no
existe diferencia cualitativa, sino slo cuantitativa (en este caso la cantidad
tiene un significado propio c4ferente al aritmtico , pues indica mayor o
menor <<homogeneidad>>, <<coherencia>>, <<lgica>>, etc., o sea, mayor cantidad
de elementos cualitativos), todava hemos de ver en qu consiste realmente
la diferencia. No ser razon able llamar filosofa a cualquier tendencia del
pensamiento u orientacin general, y ni siquiera a toda concepcin del
mundo y de la vida. Fren te al manobre podramos llamar filsofo al obrero
especializado, pero esto no sera exacto, p o rque en la industria, adems
del obrero no cualificado y del especializad o existe el ingeniero, quien no
slo conoce el oficio prcticamente, sin o terica e histricamente. El fi-
lsofo profesion al o tcnico no solam ente piensa con mayor rigor de l-
gica, con superior coherencia, con m s alto sentido de las reglas que los
dems hombres, sin o que con oce tod a la historia del pensamiento, se d~
cuenta d e la evolucin alcanzada p o r el mismo hasta el momento, Y esta
en condiciones de ab ordar los pro blemas en el punto en que se encuen-
tran, luego de q ue sufrieron las m ximas tentativas de solucin. Tiene, en
El ocio creado r, la admiracin y la curiosidad intelectual de los griegos hicieron posible el nacimiento
de la filosofa y su elaboracin ulterior, hasta alcanzar unas cotas de perfeccin difcilmente superables.
(\ NroNIO GRAMSCI : La Jorn1ari11 de los i11telecl11ales, Ed. Grijalbo, Barcelo na, 1974,
pgs. 88-89.) 21
VOCABULARIO
van unas de otras. Entre las hip - Mito. Relato fabuloso sobre aconte -
tesis para explicar la evolucin de cimientos y personajes que se en-
los individuos y de las especies fi - cuentran en los orlgenes del mundo
guran: lamarckismo (influencia del natural y humano. En las culturas
medio), darwinismo (seleccin na- primitivas son aceptados e incorpo-
tural), mutacionismo (creacin de rados los mitos como ciencias co-
especies nuevas por bruscas modi - lectivas.
ficaciones genticas), neodarwinis- Rito. Conjunto de reglas y ceremo -
mo (niega la herencia de los carac- nias instituidas en una cultura, y
teres adquiridos y estudia la trans- que peridicamente se repiten. Pro-
formacin de los genes y de los ceden de los mitos y conservan un
cromosomas). cierto carcter sagrado u obligatorio.
LECTURAS RECOMENDADAS
INTRODUCCION HISTORICA
2.1. RASGOS PECULIARES DEL HOMBRE
2.2. EL HOMBRE Y SUS CONGENERES. LA
ESTRUCTURA PSIQUICA COMUN
EMERGE EL HOMBRE. LA INSEGURA
LIBERTAD
Esta estructuracin de la vida psquica huma- pues, la estructura psquica humana se encuen-
na ha sido sometida a una profunda revisin y tra dividida en tres facultades: la facultad cog-
reorganizacin a todo lo largo de la Historia de noscitiva en general, la facultad de querer o
la Psicologa Moderna. Esta reestructuracin desear (libertad) y la facultad de sentir placer
se ha realizado desde varios puntos de vista. o displacer. Distintos fenmenos sensibles, co-
Primero. A paritr de la influencia de Kant rrespondientes a cada uno de estos rdenes,
(1724-1804) se ha producido una valoracin del constituirn la base de la investigacin en
<<sentimiento>>, que la psicologa escolstica in- Psicologa.
clua en el captulo de las pasiones. En adelante Segundo. Desde una perspectiva distinta se
se estudiar el sentimiento en un apartado es- ~a .~onfigurado la psicologa c~entfica. La bipar-
pecial, catalogable junto a los fenmenos de t1c1on de los fenmenos psquicos en fenmenos
conocimiento y de apeticin o voluntad. As de orden superior e inferior se pone en tela de
unos esquc;mas escolsticos excesivamente a
juicio, fundamentalmente porque se asienta en
tificiosos. Pero se ha desarro llado, por otra p r-
unos supuestos de tipo especulativo (metafsico) . ane
una nueva perspecti va, . n o menos transfor '
tna-
y espiritualista. La Psicologa moderna trata
dora a travs de 1a crec1ente va 1o racin del
de comprender los fenmenos superiores a partir ' . . * E
cepto de 1nconsc1ente . -'stc concepto se de-
con.
de sus bases sensibles. Se pretende superar la
escisin excesivamente tajante de las facultades, sarrolla a Jo largo de] pensamiento modern
hablando tambin de una inteligencia de carc- Puede sealarse su origen en las ideas de Lei~:
ter animal. Es decir, se intenta alcanzar una ex- niz ( 1 646-1716), y su p ervivencia en el romanti-
plicacin ms unitaria y naturalista de todos los cismo y en ciertas formas d e la filosofa alemana.
fenmenos de la vida. As, Eduard von Hartm ann ( 1842- 1906) habla
Tercero. Esta tendencia hacia una visin de un inconscient e que impulsa todas las mani-
unitaria surge tambin con la intencin de inte- festaciones d e la naturaleza, tanto las denomina-
grar los fenmenos de conocimiento, los fenme- das materiales com o las espirituales.
nos de la tendencia y tambin el mundo de los sen- Pero, independientem ente de este plantea-
timientos. Todos los aspectos de la vida psqui- miento especulativo , en el desarrollo de las
ca, animal y humana se entienden, dentro de la ideas d e Jan et ( 18 59-1947) y de Freud (1856-
unidad de la actividad vital, como momentos de 19 39), el con cepto d e inconsciente se convierte
dicha actividad. El concepto fundamental que en u n aspecto fundamental de nuestra vida ps-
rige esta perspectiva es el de un viviente, dota- quica. La idea de yo, o en terminologa freu-
do de un sistema de necesidades, que tiene que dian a de ego, se reestructura entre el id (el
resolver para su subsistencia individual y para ello) de nuestras tendencias y el super-ego de
la supervivencia de la especie, incluyendo en nuestr a educacin, de las normas que se super-
esta g lbbalizacin tambin los hechos de cono- ponen a las pulsiones * propias d e nuestra natu-
cimiento. La Psicologa tradicional afirmaba q ue raleza, t ratando de encauzarlas y de controlar-
no hay n ad a querid o que n o haya sid o antes las. Est a nueva perspectiva se aade a las an-
conocid o (nihil volitum quid praecognitum), teriores, en la medida en que existe todo un
pero (en tr e otros) ya Unamuno ( I 864-19 36) jug mundo d e conocimientos, d e representaciones
con esta caracterizacin , indicando que prima incon scientes, que se encuentran reprimidos.
el concepto de voluntad o d e tendencia. As, D el mismo modo son contenidas las pulsioncs
afirm a que n o h ay nada co11ocid o que previa- o tenden cias por la accin d e la censura, deter-
m ente n o sea querid o o necesitad o (nihil cog- minada por el super-ego . En consecuencia,se~os
nitum quid praevolitum). manifiesta una estructu racin dinmica de la vida
Cuarto. Hast a el m omen to se h a sealado psquica, que incide d ecisivamente sobre la or-
un tipo d e crtica, que trata d e reestructurar el ganizacin de la misma, a la que ya anteriormente
pano ram a d e nuestra vida p squica, superando haba atendido el estudio d e la Psicologa.
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la Ps1co o ga Zoolgica han avanzado
. d . cada vez
forjan las distintas culturas, a los ritos. Tales ,
mas en es ta lnea. El lengua1e e 1os animales n
. . o
actividades son enormemente variables en su solamente manifiesta dexpres1ones ~moc1onales,
contenido, pero, sin embargo, presentan co?s- . transmite r enes y consignas, corno
tantes en cualquier consideracin comparativa sino que 1
vemos en el caso de los insectos. socia es, en el
que realicemos entre los distintos crculos cul- de los delfines, en los ritos pantomrni-
turales del hombre. lengua1e 1. 1 - l'b
cos de las aves. Pero a igua qu~ sena a amos en
Debemos aadir un aspecto profundamen~e la relacin con los instrumentos, el
significativo de la vida humana: la presencia e 1 caso de .
nive 1 de desarrollo no permite la .construccin
.
del lenguaje. El lenguaje articulado co?st~u ye
de un mundo absolutamente propio y original,
un mundo peculiar de recursos comun1cat1vos
.. -- como es el del universo humano .
y productos, y adems permite que el hombre se
<<ensimisme>> en su mundo lingstico. Sabemos, An cabra sealar un aspecto sumamente pe-
sin duda, que entre los animales existen profun- culiar al hombre y ligado al con cepto de cultura.
dos procesos de comunicacin. Los estudios de En cierta forma, la unidad d e la esp ecie se rompe
y se fragmenta en una ~l~ralidad ~e ~rculos,
que caracterizan a las d1st1ntas. real1z~c1ones de
la humanidad. As como el animal vive dentro
de una especie, podemos decir que el hombre
se mueve dentro de una cult u ra determinada que
le conforma pero a la cu al puede enfrentarse
con una capacidad siempre crtica e innovadora,
respecto a las pau tas d e conducta de dicha
cultu ra.
'
1
1
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1
1
que ambos aspectos guardan una ntima uniclad. empuar. De esta manera se ha producido una
Es decir, la realizacin de un progran1a supone interaccin entre mano y cerebro, que ha refor-
una estructura material, posibilitadora de la con- zado el desarrollo de las posibilidades de ambos.
secucin del mismo. En este sentido, las pautas Tambin cabra destacar, como repercusin de
de conducta se relacionan con una estruc- la posicin erecta, la especial conformacin del
, . pie humano y tambin la configuracin de la
tu~a. ~rgan1ca, anatmica y fisiolgica, de cuyo
anal1s1s no se puede prescindir. Por otra parte, pelvis (de aqu que sea especialmente doloroso
al contrastarlas con otras formas de vida animal el parto en la especie humana, intuicin recogida
' en la Biblia, cuando, al representar la aparicin
mu y prximas a la nuestra, como son las de los
pngidos o de los grandes simios, tambin po- del hombre en la historia, seala el destino de la
demos observar una serie de notas que son mujer que parir con dolor a sus hijos).
caractersticas del hombre. Todo lo cual nos Si antes nos referamos a una tradicional defi-
permite entender nuestra peculiaridad psquica nicin, un tanto bromista, del hombre como
desde sus fundamentos. bpedo sin plumas, ahora nos lo podemos repre-
Desde el punto de vista anatmico es dable sentar. como un <<mono desnudo>> (Desmond
insistir en tres rasgos tpicos de la realidad Morris). Esta desnudez no constituye un rasgo
humana: el cerebro, la posicin erecta y la
desnudez. ,,..------l
Hombre de
Neanderthal
Clsicamente se ha sealado que el desarrollo
del cerebro, en su volumen, representa el aspec-
to ms llamativo, cuando se compara al hombre
con los restantes seres de la escala animal.
La posicin erecta no pas inadvertida para
. - 1,
los griegos clsicos, que denominaron al hombre ........-+-! Homo Sap1ens '
f~_ilis 1
<<bpedo implume>>. Ahora bien, esta posicin
erecta conlleva aspectos muy peculiarizadores.
Por ejemplo, la liberacin de la mano, reforzada \---'-l......&-1 Sin a nthrop us
por la oponibilidad del pulgar; ambos caracteres
son tpicamente humanos. Esta liberacin de la
Horno erectus
mano, que ya no se utiliza como miembro loco-
motor, ha significado un aspecto decisivo en las
l erectus
~n
ha de efectuar una serie de desplazamiento s, me-
diante sistemas de acciones~ a-veces mediante una
lucha con la presa, en el caso d e los animales de-
predadores o cazadores.
Consecuentemente, estas actividades disean
unas pautas de comportamiento propias e las
diferentes especies y que constituyen las tcnicas
peculiares de existencia de la vida animal. Dentro
Los rasgos que tipifican al hombre slo alcan- de las variaciones individuales, mayores o me-
zan pleno sentido si se los considera atendiendo nores segn cada especie, dibujan unas normas
a su estructura complementaria: los aspectos comunes, unos cauces propios, que encuadran
comunitarios con todos los vivientes animales. las capacidades como individuo de cada animal.
De esta doble consideracin, de lo especfico del As, dentro de una clase determinada, un len ten-
hombre y de lo comunitario, es de donde pode- dr, por ejemplo, una manera ms o menos hbil
mos deducir las caractersticas del comportamien- de cazar, pero comunitariamente hay una tcnica
to humano, ,es decir, de su vida psquica peculiar. que es propia de la especie. Pues bien, esta tc-
En un orden general, comn a todos los vi- nica, este mtodo de subsistencia del animal, de
vientes, el hombre nos aparece como un sistema relacin con el mundo exterior, que es estudiado
organizado de actividades antientrpicas*.
por la Psicologa Zoolgica o la Etologa, se tie-
Por medio de estas actividades, los seres vivos
ne que apoyar necesariamente en una organiza-
tratan de conservarse y extenderse, mediante la
cin .que posibilita dicho comportamiento. Y a se
~4 rcproduccir1, sobre la superficie de la Tierra.
ha dicho que, en el orden de la ciberntica*, se
1
1
'
1
Canal de comunicacin
(a travs del cual el mensaje)
es transmitido)
Cul es el estado del hombre como conse-
Organismo
cuencia de su peculiar organizacin biolgica?
El rasgo ms caracterstico que podemos sealar
Enfoque de la teora de la informacin e.n.. la p.s_icologa._Las I11cas es la situacin de libertad. Es decir, mientras
punteadas representan una ligera mod1t 1cac1011 para incorporar
. ., en los centros decisorios del comportamiento,
la idea de la retroal1mentac1on.
De acuerdo con este diagrama se ve que los
caractersticos del animal, hallamos unos pro-
estmulos, las respuestas y el or~anismo. repre - gramas hereditarios, relativamente fijos, propios
sentan un complejo sistema de 1nteracc16n, en de cada especie, en el hombre nos encontramos
el que la variacin en una porcin del ~istema con una situacin radical de disponibilidad. La
puede pro~ocar una variaci?n en c~alquter o:ra programacin en este caso es puramente pul-
parte. El organismo extrae 1nformac16n .no s?lo sional, con unas grandes tendencias ligadas a sus
de la exposicin del estmulo (o mensaJe), sino instintos de conservacjn y de reprodt1ccin que,
tambin de s mismo. Sobre todo, en el ser sin embargo, no determinan unvocamente el
humano. camino para satisfacer estas necesidades. Encon-
RONALD H. FORGUS : Percepcin. Pr~ceso 1!fis1co
en el desarrollo cognoscitivo, Ed. Trillas, Mex1co,
tramos, pues, en el hombre una liberacin de sus
1972, pgs. 23 - 24. posibilidades activas y un desajuste con el
I
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' . ' '
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1
Hemos sealado e] primer nivel de problema-
mundo, que .le fuerza a ser el constructor de su tismo en relacin con la necesidad de decidir, de
propio programa. prog;amar, de proyecta: la propia vida. Parale-
No quiere esto decir que el hombre, desde sus
lamente existe un desaJuste del hombre con
orgenes, haya 'rivido individualmente como un
el mundo entorno. A travs de su imaginacin,
inventor consciente. En gran parte, sus conquis-
de su inteligencia, de su proyectividad, le aparece
tas han podido ser fruto del azar, penosas elabo-
el mundo dado como parte de unas posibilidades
raciones de la colectividad. El hombre se ha
ms amplias. Aunque el hombre se encuentre
sentido inferior a sus propias posibilidades, pero
progresi, amente se ha ido apropiando de su
1
naturalmente preso de su estructura perceptiva
condicin y sintindose cada vez ms libre. en sus posibilidades de contemplar el universo,
Esta necesidad de autoprogramarse, forzosa sin embargo, va consiguiendo el acceso a una
por parte del hombre, dentro de los grandes realidad enormemente ms amplia, no slo a
ciclos cultu-rales y de la vocacin particular, si travs de su imaginacin, sino tambin a travs
bien no implica una posesin librrima e indivi- de la construccin de instrumentos de obser-
.,
dual de su destino, nos muestra la realidad del vac1on.
hombre como animal,proyectivo. El proyecto No podemos omitir en este punto la impor-
caracteriza la existencia de este ser problemtico tancia del hecho lingstico. Este fenmeno
e in1pregna la totalidad de su vida psquica. En surge ante la necesidad comunicativa humana
efecto, el hombre nos aparece como un animal para transmitir los hechos de aprendizaje y para
imaginativo que precisa anticipar su vida. I-Ia de colaborar en las acciones de grupo, sean de caza
retener, en una memoria cultural, los descubri- o de trabajo. Pero ahora se manifiesta tambin
mientos de sus antepasados. Antes de actuar, como refuerzo de esta actitud de trascendencia,
. ., .
necesita proyectar su accton, precisa concentrar- por ~a ~ual el hombre sobrepasa paulatinamente
,, . . .
se en s1 mismo, necesita inventar. los 11m1tes que le impone la realidad exterior.
La inteligencia, unida a esta capacidad de Por otra parte, cabe sealar el rasgo peculiar
resolver situaciones problemticas, nos aparece que, para las e~ociones humanas, significa el
como un imperativo biolgico, como la posibi-
prolo?g~do periodo de aprendizaje y depen-
lidad misma de la subsistencia. As pues, la liber- dencia infantil T amb', . .
1en, 1a s1tuac1n emocio-
tad e inteligencia se sitan en la estructura biol- na 1 en la que se en cu
g~ca del ~ombre y se unen a la conformacin org-
d . . entra e 1 h omb re, necesitado
.
e dec1d1r su propia vida no d fi 'd l
nica de este. El desarrollo del cerebro posibilita el especie ' e ni a por a
aprendizaje de lo que el grupo cultural ha conse- ' Y que produce lo que tantas veces se ha
11am~do la angustia de la libertad (Sartre) Un
guido, al tiempo que proporciona las conexiones
~ara .idear u?a solucin nueva ante cada expecta- ~~nel od claract~rstico de emociones se ab~e al
e . a ex1stenci d e 1 h ombre: la soledad y
tiva 1m~rev1s~a, que constantemente se presenta 1a necesidad de su
8 efl la ex1stenc1a humana al individuo y al grupo. ., perar1a en los procesos de
comun1cac1on en 1
' e amor tal como se establece
1
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1
al nive~ de la especie humana; el sentimiento de Hay un aspecto colectivo de la proyectividad,
angustia y de dependencia, que busca su cober- definido por las vigencias bsicas de un grupo,
tura en las organizaciones colectivas tal como su sistema de valoraciones, de fines, de convi c-
fue la <<c~udad>> antigua de los grie~os 0 son ciones desde las que orienta la vida humana; las
la c~murud~~ de convicciones y creencias en el grandes macrounidades de esta situacin cons-
partido poltico o en las iglesias. tituyen las culturas que el hombre ha ido alum-
brando a lo largo de su historia. En el interior de
En este mismo orden de los rasgos emociona-
esta proyectividad se encuadra, como un mo-
les se puede aadir la anticipacin de la muerte, mento esencial, la reconstruccin de todo e.
que se forma en el hombre ante la conciencia de mundo dado, de una naturaleza problematizada,
su finitud y ante la presencia de la muerte del que no es slo el mundo fsico, sino la misma
otro. A ello se unen los fenmenos de la imagi- corporalidad y el psiquismo del hombre, ahora
nacin, de la proyectividad , de la anticipacin convertidos en disponibilidades. Animal, pues,
del nuevo sentido del tiempo. Todo esto hace esencialmente tcnico en dilatadsimo mbito,
que el mundo de las emociones, de las pasiones puede otorgar a esta tcnica los sentidos ms
que decan los clsicos, aparezca peculiarizado dispares, desde las tcnicas psicosomticas del
en el hombre, generando fenmenos caracters- yoga hasta la obsesin por el dominio del espacio
y del tiempo, o de las energas fsicas, caracte-
ticos de la vida esttica, religiosa, poltica, en
rsticas de nuestra civilizacin.
todos los rdenes de la cultura.
''1
Pero 5 verdaderamente la existencia precede
humar10 de armona con la naturaleza; tiene que a la esencia, el hombre es responsab~e de. lo
seguir desarrollando su razn tiasta hacerse due- que l es. As, el primer paso del ex1s~~nc1a
o de la naturaleza y de s n1isn10. lismo es poner a todo hombre en poses1on de
lo que es y hacer descansa~ sobre l la respo.nsa-
ERICH FROMM: Psicoanlisis de la sociedad con- bi lidad total de su existencia. Y cuand,o decimos
tempornea, F. C. E. Mxico, 1974 10, pg . 27. que el hombre es responsable de s mismo, no
queremos decir que el hombre es responsable
de su estricta individualidad, sino que es res-
No experimentamos en su genuino sentido el ponsable de todos los hombres.
morir de los otros, sino que a lo sumo nos limi- ( ... ) Si yo quiero, acto ms individual, casarme,
tamos a <<asistir a l>>. <<Nadie puede tomarle tener hijos, aunque este matrimonio dependa
a otro su morir.>> Cabe, s, que alguien <<vaya nicamente de mi situacin, o de mi pasin,
a la muerte por otro>>, pero esto quiere decir o de mi deseo, por l no slo me comprometo
siempre sacrificarse por el otro en u na cosa yo mismo, sino a la humanidad entera en la
determinada. Tal <<morir por ... >> no puede sig- va de la monogamia. As, yo soy responsable
nificar nunca que con l se le haya tomado al de m y de todos y creo cierta imagen del
otro lo ms mnimo su muerte. El morir es algo hombre que elijo; eligindome, elijo al hombre.
que cada <<ser ah>> tiene que tomar en su caso ( ... ) En efecto, la angustia es, para m, la ausencia
sobre s mismo. La muerte es, en la medida en total de justificacin, al mismo tiempo que la
que <<es>>, esencial muerte en cada caso la ma. responsabilidad con respecto a todos.
40
LECTURA Y COMENTARIO
ser llamado, ms bien, el que dice <<S>>. Pero desde el punto de vista de los
poderes humanos, el hombre se distingue de todos los dems animales
por su capacidad de decir <<no>>, por su afirmacin de la verdad el amor
la integridad, aun a expensas de su supervivencia fsica. ' '
?t:a definicin del hombre sera Horno esperans, el que espera. Como
he 1nd1cado en el segundo captulo, esperar es una condicin esencial del
ser hombre. Cu~ndo hemos renunciado a toda esperanza, hemos atravesado
las p~ertas del _infierno sepmoslo o no y hemos dejado atrs nuestra
propia humanidad.
(ERJCH FROMM: '- ' F .e. E
La revol11cin de la esperan" ., Mx1co,1970,p2g.
. 6S )
VOCABULARIO
LECTURAS RECOMENDADAS
CORDN, FAUSTINO: La evolucin cof!junta de Jos animales.y su medio, Edcs. Pennsula, Madrid,
1966. .
CRUSAFONT, M., y otros: La evolucin, B. A. C., Madrid, 19?6.
HAAs, A., y otros: Origen de la viday el hombre, B. A. C:, M~drtd, 1963.
LERSCH, PH.: La estructura de Ja p~rson~Jidad,, E~. Sc1e_n~1a, Barcel<?na, i968. .
PARS, CARLOS: Mundo tcnico y ex1stenc1a autentica, Ed1c1ones Castilla, Selecta de Revista
2
de Occidente, Madrid, 197 3 . , . .
PINILLOS, Jos Luis: La mente humana, Biblioteca Bastea Salvat, Madrid, 1969.
3.1. LA INFORMACION SENSIBLE
3.2. EL MUNDO PERCIBIDO DE LOS
ANIMALES
3.3. LA PERCEPCION EN EL HOMBRE
1 --- ' -
'
1
1
1
l
1
. ,
'
. to de los seres vivos esta
El comportam1end momentos: I .)por una
. t es gran es d
regido po~, r ue consiste en obtener atos
informac1on, q ara sus necesidades;
valiosos, relevantes, Pofundamente vinculada
onducta pr
2.) por una e . s y desencadenada por
di h formacione .
a, c. as in 1
) por a ex1 s . tencia de determinados ,
- estas' y ?. . dificaciones de la energ1a
estados interiores, mo . 1d
a
. 1
interna del anima ' qu .
e nos aparecen v1ncu a os
f; d d U tili-
a los fenmenos psquicos de a ect1v1 a .
1n or ac1n zando el paralelismo, ya aludido, entr~ los s~rv~-
mecanismos . * ci' bernticos>> Y la. vida aruma '
sens1 e encontramos en aqullos el mismo esquema
tripartito fundamental. Hay, en efecto, un~ con-
ducta que s.e encuentra gobernada po: un~ infor-
macin tanto del exterior como del mter1or; de
esta m~nera el servomecanismo obtiene datos
y controla ~u propia accin; la actividad del
mecanismo est dirigida por un programa deter-
minado, y se da una distribucin de energa
en el interior del servomecanismo.
La vida animal se caracteriza por la necesidad
El primer momento, por tanto, est cons-
de buscar alimento, procedente de los productos
tituido por los procesos informativos y justa-
elaborados por el nivel inferior de la vida vegetal
mediante la fotosntesis. Una de las notas dife- mente es designado por la Psicologa con el
renciadoras de las formas normales de vi.da nombre de percepcin. Sin esta percepcin es
animal (dejando aparte algunas modalidades la- indudable que no habra' una actividad dirigida
terales e inferiores, por ejemplo las esponjas, los sobre el medio; la actividad animal sera total-
plipos, etc.) es la libre movilidad en el medio. ment~ ciega,_ tal como una mquina clsica que
Los comportamientos motores le permiten al necesita la direccin y las rdenes de uv. piloto
animal resolver sus necesidades mediante despla- humano.
. Por el contrario ' los servomecanismos
zamientos y conductas activas, muy tpicamente integran en su propia estructura este autocontrol
en el caso de la consecucin del alimento, pero .pilotaje medi~nte unos dispositivos que re-
tambin para el logro de las otras necesidades gistran las modificaciones del mundo exterior
que se refieren a la reproduccin, a la continuidad Ydel comport~miento de la misma mquina.
de la especie. . _El proceso informativo se inicia por la apari-
cion de unos rganos receptores de las modi-
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1
ficaciones del mundo exterior, que son los senti- A travs de esta estructura sensorial, el animal
dos en el caso de la vida animal. Tales receptores -o la mquina, en su caso recibe la informa-
pueden captar las ms variadas formas de energa: cin que le resulta necesaria para el cumpli-
la mecnica, la qumica, la luminosa en distintas miento de sus actividades. Por ejemplo, la per-
amplitudes del espectro, la acstica, la elctrica, cepcin del alimento o de los peligros q ue en el
la trmica. As acontece con los diferentes senti- medio pueden acechar a su existencia. ero esta
dos que encontramos en la vida animal, enorme- simple resea sobre el mundo exterior no es
mente variados segn las distintas especies biol- suficiente para la realizacin de tareas tan com-
gicas. De modo semejante acaece con los dispo- plejas como las que se propone un organismo
sitivos que se introducen en los servomecanis- diferenciado. Resulta imprescindible un control
mos, por ejemplo la clula fotoelctrica, que de la propia actividad. A esta n ecesidad res-
registra las variaciones de la energa luminosa. ponde la existencia de sistemas de recepcin
'
La vida animal, exceptuando algunas formas de vida inferiores, se caracteriza por su movilidad en el medio.
l
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1
nccesitamc>s cst~1r informadc>s de la posicin,
que capta11 referencias sobre los est~1clc)S it1tc- tamao y distancia de ste, sino, adems, de los
ri<>res del <.)1ga11is1110. IJot eJetnplo, ne.) es sufi- movimiento5 que nuestrc> brazo y nuestra mane>
ciente qt1e u11 organismo anin1al detecte la van efectuando, con objeto de sincrc>nizarlos
prese11cia (le u11 ~1li111e11to, sino que 11ccesita,
ade1ns, coot)ce1 la imprescindibil1dad del mismo adecuadamente.
A la anterior observacin responde la exis-
para su C<)rrecto funcionamiento, es decir, re-
tencia de la sensibilidad propioceptiva sentidos
gistrar su estado carencial de determinadas sus-
propioceptivos - , que nos advierten sobre el
tancias vitales. Del mismo modo, para que un
'rin <.)un cohete teledirigido cumpla su objeti\ 0 1 tono muscular de nuestro organismo, el movi-
110 le es suficiente con estar informado de la meta
miento, el equilibrio . La dualidad de receptores
o del blanco perseguido, sino que el cun1pli- (captacin de la realidad exterior y de la interior)
miento de tal tarea requiere un conocimiento de origina la gran divisin de los sentidos que
la propia tra) ectoria. En el elemental gesto que
1 realiza la Psicologa: mundoceptores o cosmo-
realizan1os para apresar un objeto, no solamente ceptores y somatoceptores.
48 Jl~ p 1N l L LOS, . jl . .
r111r1p10
s J
ae pstcofo<e,ia, pg. x 39.
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TEORIA DE J.. OS UMBRALES tct)ta ele 1~1 c11crg~t cs1>ccfica de lc>s senti-
clos. Cac1a <)rgt1r1<> ser1s<>rial est especial-
La psicofsica ha reali7ado cstt1dt()S 111i- mente )te)ata(l<> 1)~1r~t rccil)jr ]c)s estmulos
nuciosos atendiendo al sin1ple esquen1a segn la for1na (JUC le es prc>pia. 1=1,] c>j<>
l ~st111ulo- Respuesta, aplicado a las sensa- capta con10 l11minosa cuaJc1uicr scnsaci<)n,
ciones. E11tre ellos cabe destacar el inters bien sea de luz, de prcsj<)n cxtcri<Jr, golpe,
prestado a la cuantificacin de las scnsa electricidad, etc.
cienes, que origin, entre otras, la tcor1a Ley de Weber (1795-1878): <<,.frJdo est-
de los umb1ales. Los conceptos ft1ndamcn- mulo requiere ser aumentado en una pro-
tales de esta teora son los siguientes: porcin constante de su magnitud, para
Umbrales absolutos. El organisn10 que se note un cambio de sensacin.>>
slo responde (al menos conscienten1cntc) Weber realiz sus experiencias sobre le-
entre dos niveles energticos de excitante. vantamiento de pesos (Bouger lo haba rea-
El nivel inferior, por debajo del cual no se lizado ya en el siglo XVIII sobre estmulos
produce sensacin, y el nivel superior luminosos). Estableci la siguiente relacin:
(dintel), por encima del cual la respuesta Si para un peso de 1 oo gramos se precisan 3
. .,
se desorganiza. para apreciar una nueva sensac1on, para 200
Umbral diferencial. Seala el incre- gramos se precisan 6 ... Se forman series de
mento de energa estimulante necesario razones: 3/100: 6/200: 9/300... 0,03.
para percibir un cambio (creciente o decre- Pronto se advirti que l_a ley de \X:eber
ciente) en la sensacin. Si en una mano adoleca de graves defectos, entre ellos el
sostenemos un cuerpo que pesa 1 oo gra- de no cumplirse cuando los estmulos son
mos, si aadimos un gramo ms, no apre- muy fuertes o muy dbiles. Gustav Theo-
. .,
ciamos una nueva sensacion. dor Fechner (1801-1887) replante el pro-
El estudio de las relaciones entre estmu- blema dando origen a la ley que lle,a su
lo y_ sensacin ha dado lugar a ciertas leyes, nombre. Dejando al margen la rigurosa
que pretenden establecer el nexo matem- elaboracin matemtica, puede formularse
tico entre ambos momentos. J-Iay que as: <<La intensidad de la sensacin es pro-
sealar el valor aproximativo de estas le- porcional al logaritmc) de la intensidad del
yes, pues, de hecho, inciden muchas varia- estmulo>>, esto es, Ja sensacin crece en
., . , . .
bles que dificultan la precisin: superficie progres1on arttmcttca, n 11e11t1as el estmulo
receptoria!, puntos receptivos que existen lo hace en progresi{)t1 gcon1t1ica.
por unidad, duracin del estmulo, etctera. La p~icofsica actual sigt1c estudiando }7
Jol1annes 11ller (1801-1858) formul la perfeccionando estas lc\es clsicas .
49
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1
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con un canal de comunicacin, especificado
La teora de la informacin o teora de la por una frecuencia y una longitud de onda
comunicacin es una parte de la teora de pro- y que comprende vibraciones del aire o de ra~
babilidades. Es una expresin matemtica de la
diacin electromagntica en las que primero
teora general de la comunicacin por cuanto se
se codifica la informacin Y despus se descifra.
aplica a la radio, la telegrafa, la televisin o a
La figura representa el proceso general de
cualquier otro medio de comunicacin. En prin - . .,
cipio podemos imaginar la frmula en relacin comu n 1cac1on.
de
informacin ' Transmisor Receptor Destino
Filtro
F. H.
Arturo v
GEORGe
.Cib ,
. ernetica .
Y b10/ogla. Trad. de e
pgina ;j'. Ediciones Alhambra, Madrid, 1968. e
n
-
e
Para que haya excitacin .
se produzca, bajo la acci es nec~sar10 que hasta los centros u .
e
modificacin local reversibl~ del est1mu_lo, una del ser vivo y q e n~en la conducta global a:
tagonista; para que ha a ' co~ reaccin an- de manera de que registren las experiencias tu
necesario que esa exch ~~accin general es conducta no solasegurar la adaptacin de esa da
por un mensaje, nervios~c~on sea transmitida terior. amente actual sino tambin ul sul
para que haya sensacin po , ~ veces humoral; -
pr1
que haya transmisin de ~nu timo, ~s necesario mt:
mensa1e nervioso HENRI Pl~RON . L
Aires, 1972, ~:. s~~~acin, Ed. Paids, Buenos ple
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1 ueda ser el estmulo ms importante.
q ue e 1roJO P . . n
anlisis asociacion1sta, que en muchos. mo~entos comprobado de la s1gu1ente manera: ....
Esto a s1 o
h .
no sobrepasaba la pura reaccin fis1olg1c~, l.a achos se colocan simulacros o mo- g
ante varios m p
Escuela de la Forma presenta los hechos ~s~qu1- delos de gastersteos ; ~lgunos de ellos son -t J
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innato o no condicionado. Pero el perro vertirse en motivo de salivacin condi-
tambin terminaba por segregar saliva tan cionada.
pronto como vea el pan; ahora bien, si De esta forma lleg al procedimiento
repetidamente se le enseaba el pan y luego experimental conocido por el nombre de
no se le daba a comer, el animal comenzaba condicionamiento: se hace sonar repetida-
a no responder al estmulo visual. A este mente una campana (estmulo condiciona-
segundo tipo de segregacin a la vista del do) justamente antes de colocar el alimento
alimento lo denomin Pavlov reflejo con- (estmulo no condicionado) en la boca,
dicionado, porque slo se produca a con- para producir la salivacin (reaccin no
dicin de que existiera una asociacin pre- condicionada), hasta que por ltimo el
via entre las experiencias de ver el alimento sonido de la campana produce la salivacin
y de probarlo. (reaccin condicionada) antes de que se
Posteriormente sustituy la vista del pan presente el alimento.>>
en su mano por estmulos condicionados
(Tomado en resumen de GEORGES A. MILLER: Introduccin
arbitrarios: una campanilla o una luz. Des- a Ja Psicologa, Alianza Ed1tor1al, El Libro de Bolsillo,
cubri que cualquier estmulo poda con- Madrid, 1974 4 , pgs. 241 - 25 0.)
El mundo fsico, que de modo incomprensible La vida de cada sujeto se desarrolla dentro
consideramos como el nico real, porque se de un escenario especial y no precisamente den-
funda en las sensaciones de ordenacin y pres- tro del nuestro, que en manera alguna puede
cinde de las sensaciones de contenido, es ms representar el escenario mundial comn para
pobre que el mundo de los seres ms mseros. todos los sujetos. Los psiclogos tratan de sosla-
Redcese a una danza interminable de infinitos yar esta ley biolgica fundamental entrando en
tomos, en la que impera tan slo la ley de causa contacto con los animales visibles sobre su es-
y efecto que, corno rgida red, encadena unos cenario especial humano. Al hacerlo, el escenario
a otros los movimientos, sin fin ni principio, y humano adquiere para ellos un carcter absolu-
con ciega necesidad . Esos mundos sin colores, to que no le corresponde a la realidad . Si el
sin sonidos, sin olores, informes sistemas de psiclogo consiguiera establecer contacto con
puntos, se mueven desprovistos de sentido y de todos los detalles de un mundo de observacin
verdadero orden . Es un mecan ismo desierto y extrao habra de reconocer que haba penetrado
triste, que nada significa, nada produce. en un mundo totalmente nuevo, cuyo carcter
objetivo y material estuviera completamente
fuera de la cuestin .
JACOBO VON UEXKLL : Cartas biolgicas a una
dama. Trad. de Manuel Garca Morente, Revista JACOBO VON Teora de la vida, Ed .
UEXKLL :
de Occidente, Madrid, 1945 2, pg . 81 . Summa, Madrid, 1944, pg . 132.
55
1
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1 de la contraposicin al mundo no
la conc1enc1a . d
d .b irse a las primeras etapas e nuestra
p~e eE~tri
vida. n e a,
llu s hay una profunda integracin del
. -
nino con e a 1 mbiente que le. rodea, con
, . . la madre '
studiado el ps1coanal1s1s moderno.
como h a e d .
te en las formas e conc1enc1a pr1-
Por otra par ' ll fl , . *
m1t1vas, e n nuestro desarro ..e o 1 .
ogcnet1co
.,
,
tam b 1en , es pensable que la di1erenc1ac1on entre
el hombre y el mundo que le rodea resulte much.o
CIQ)l menos marcada. Esto es, que ha~a una ~~nc1enc1a
de participacin, tar:to en la re~l1dad f1s1ca com_o
en la realidad social (colectiva), much~ m~s
ntima. Esta contraposicin de la conc1enc1a
individual (yo frente al mundo) aparece as como
el resultado de un largo proceso, tanto ontoge-
ntico como filogentico, que bien puede estar
ligado a formas de transmitir la in~ormaci?n.
Por ejemplo, cuando aparece la escritura, aisla
sta el proceso de aprendizaje y lo convierte en
un fenmeno solitario, a diferencia del anterior
El fenmeno humano aparece como una reali- aprendizaje oral e imitativo.
dad nueva. Las consideraciones sobre la percep- Soslayando estas consideraciones introspec-
cin animal pueden ser ahora tiles, pero re- tivas, buscaremos la temtica de la percepcin
quieren un replanteamiento al llegar al hombre. humana en algunos de los fenmenos detectables
Y esto no slo por las peculiaridades humanas, que caracterizan al hombre. Su mundo percep- '
J
sino porque metodolgicamente disponemos de tivo como animal se encuentra transformado en
la va introspectiva para estudiar los fenmenos cuanto se introduce en un ambiente cuajado de (
de la percepcin. Segn nuestra propia expe- novedades. t
riencia, descubrimos un mundo que se encuentra El aspecto ms llamativo lo constituye, sin e
frente a nosotros, una realidad contrapuesta al duda, el lenguaje humano, con la fuerte vincu- '
e
~' Entre estos dos polos, realidad exterior y yo, lacin social que supone. Este hecho posibilita
se organiza toda nuestra vida.
que las percepciones ambientales sean arrancadas
Esta situacin es recogida, sin duda, por la
de. su situacin y sigan viviendo en el nuevo c
conciencia del individuo adulto en nuestra
universo que el lenguaje ha creado. Al universo c
sociedad y aparece como consecuencia, en pri- q
o universos forjados por la percepcin se le
mer lugar, de un proceso ontogentico*, ya que
superpone un mundo nuevo de significados Y
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1
de redes de significados. Por otra parte, nuestra Gasset (1883-195 5) acu en t:s t l lnea los co11 -
representacin del mundo interacciona con la ceptos de ensimismamiento y alteracin; el se-
estructura gramatical diseada por las distintas gundo definira la vida animal que est sie.mpre
lenguas. As, el mundo de estmulos se convierte presa de su ambiente, sometida por el mismo,
en un mundo de cosas, de relaciones, en un mientras que el hombre es capaz de encerrarse
mundo categorizado segn nuestro lenguaje y en su vida interior.
nuestra lgica. Los anteriores rasgos remiten a la idea de que
El mundo se convierte en un problema la percepcin es una toma de contacto con la
para el hombre. Tambin para el animal, ya que realidad, tal como aparece en la conciencia
ste debe resolver las situaciones planteadas en humana, pero cabe tambin subrayar cmo
relacin con su mundo, pero sus actuaciones nuestra percepcin (aun operando sobre una
estn dirigidas por un programa, ha y unos pa- base biolgica) se encuentra fuertemente guiada
trones que gobiernan su conducta en las formas por la cultura. No cabe duda que el mundo
ms tpicas. En el hombre, como ya vimos, se perceptivo del primitivo y el mundo perceptivo
sustituye el programa por un proyecto, elabo-
rado por el grupo cultural y por el individuo.
En consecuencia, el mundo es para el hombre
una realidad que debe ser transformada. Esta
situacin puede considerarse desd~ dos puntos
de vista: el proyecto humano trasciende el
mundo, ste se convierte en algo profundamente
remodelable, y, en segundo lugar, se manifiesta
un desencajamiento entre el hombre y el mundo
que lo rodea. Tal disgregacin se apunta, desde
su modo de organizarse biolgicamente, por la
indefensin. Como respuesta a esta circunstancia
el hombre acomoda el medio; los elementos per-
cibidos del mundo son realidades manuales,
realidades que estn a la mano del hombre, para
que ste, con su proyecto, las vaya transforman-
do (Heidegger).
A la dualidad yo-mundo corresponde en el
ho111bre una conciencia reflexiva, una auto-
conciencia. El mundo es sentido en esta con-
ciencia reflexiva como lo otro, como algo en lo l.n l~s .Primeros momentos. de la vida, el nio se siente profunda-
que no queda absorbido nuestro ser. Ortega y men de rn tegrlado en el ambiente circundante, formando parte del
mun o que o rodea.
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1
de los lmites de nuestro ojo hemos descubierto
de un hombre de la sociedad industrial tenemos otras zonas del espectro luminoso, ms all de
que entenderlos a travs de caractersticas dife- la capacidacl de nuestro oido,. c?? los instrumen-
renciales. El campo de intereses, de necesidades, tos que amplan nuestras pos1b1l1dades de obser-
que orientan nuestra exploracin del universo, vacin, hemos dilatado enormemente nuestra
es diversificado a travs de la cultura en la que
conciencia del m undo.
el hombre vive. En este sentido nuestros pro-
Algo semejante a lo indicado en el terreno de
cesos de atencin se pueden dirigir hacia aspec-
la concepcin csmica podemos referir tambin
tos muy diversos, no solamente en un sentido
al de la percepcin social. E l hombre se en-
cultural y colectivo, sino tambin en un sentido
individual. Recordemos, por ejemplo, la expre- cuentra instalado en una sociedad cuyas normas
siva imagen del sabio distrado, cuya atencin de conducta, cuyos usos, cuyas instituciones,
est desviada de los aspectos que normalmente tienden a aparecer con un cierto valor absoluto,
interesan a otros hombres en el mundo exterior. de ambiente establecido inmutablemente. El
La cultura humana llega a hitos ms altos en el desarrollo de la h istoria y de la antropologa
proceso de trascender el mundo perceptivo. El cultural, la simple experiencia d e contraste con
hombre ha llegado a comprender que este otras culturas, desconecta esta con ciencia espon-
mundo, no slo de estmulos, sino de realidades tnea etnocntrica. E l hombre descubre que
que nos aparecen en la vida cotidiana, no corres- nuestras formas de vida social pueden ser tras-
ponde a la verdadera realidad . Y este aspecto de cendidas en una imagen mucho m s amplia, en
crtica del mundo de nuestra percepcin espon- nuevas fo rmas d e realizarse el ser humano dentro
tnea es absolutamente solidario del desarrollo de la sociedad .
del pensamiento cientfico. La historia de la E n conexin co n las anteriores ideas , cabe
. . ,
c1enc1a muestra como se rompe la pretensin de sealar la imagen , crticamente trascendida por
absoluticidad de nuestro mundo perceptivo, des- el hombre, ~u: nos presenta el lapso temporal
cubriendo ms all un mundo fsico inmensa- en el cual existimos como un absoluto como si
mente ms amplio. E jemplo evidente nos lo el ~undo, la vida, hubiera presentad~ siempre
manifiestan, ya en la Grecia clsica, los atomis- la imagen ~? la actualidad. La ruptura de esta
tas *, que subrayaron la subjetividad de nuestras ~epresentac1on ha posibilitado el desarrollo de
sensaciones y percepciones, tratando de levantar las concepciones evolutivas de la vida y del
u~a imagen . d~l mundo cuantitativa y geom- cosmos. De est a manera pod emos apreciar de
,
trica, muy distinta del mundo de nuestra sensi-
que mo~o el hombre trasciende el mundo de la
bilid.ad. En es~a lnea no podemos dejar de percep cton' f i~ico-temporal,
' gracias al desarrollo
aludir, por su importancia histrica; al dram- de su pensamiento 'fi , ,
tico abandono d~l s ist~ma geocntrico (Pto- de la P . , cient1 co, y como esta cr1t1ca
. . ercepc1on espontnea es absolutamente
~omeo) por el hel1~cen.tr1smo (Coprnico ). y el sol1dar1a del e nr1quec1miento
d
incremento de la c1enc1a no se detiene: ms all de posib1l1da es
para la cultura humana.
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La bsqueda de lo real .inspira
la mayor a de
Muy frecuentemente la percepcin se calca
los esfuerz~s d . e nuestro l1na1e, _llena al cienti.
sobre la vocacin representativa de lo que es-
fico de cur1os1dad y de un ardiente deseo d
peramos deseosos o tememos preocupados. El
nuevas aventuras, dispone la mente del filsof e
que ama cree ver a la amada que espera en la
para la contemplacin de pretritas cumbres de
pensamiento, conduce al historiador a ese~
persona que se acerca; al temeroso, el tronco
de rbol puede convertrsele, por la noche en el
bosque, en la figura de un ser amenazador. driar los hechos del hombre de que tengamo~
Ambos proyectan sus representaciones en lo noticia en busca de pautas constantes; relum.
que perciben sensorialmente. Estos hechos se bra en la exuberancia del mstico y se congela
han utilizado para el diagnstico, haciendo in- hasta el dogmatismo en el confiado conoc1
terpretar ciertos objetos perceptibles que son miento del hombre prctico, canta en las sin.
equvocos en su carcter objetivo; por ejemplo, fonas de los grandes compositores y vibra 8
cuadros de nubes (W. Stern) o manchas de travs de la visin de los poetas.
tinta ( Rorschach) .
PH . LERSCH: La estructura de la personalidad.
Trad. de A . Serrate Torrente, Ed . Scientia, Bar - HENRY MARGENAU : La naturaleza de la rea/Jd
celona, 1 968, pg. 382. fsica, Ed. Tecnos, Madrid, 1970, pg 13.
~I J
'
LECTURAS RECOMENDADAS
MrLLER, GEORGE, A.: Introduccin a la Psicologa. Trad. de Carlos Martn Ramrez, Alianza
Editorial, Madrid, 1974 4
PIRON, HENRI: La sensacin. Trad. de Martha Lafitte y Julio Angel Juncal, Ed. Paids,
Buenos Aires, 1972.
PINILLOS, Jos Lu1s: Principios de Psicolo,a, Alianza Editorial, Madrid, 1975.
TINBERGEN, N.: El estudio del instinto, Siglo XXI editores, Mxico, 1970 2
DEXKLL, JACOBO voN: Cartas biolgicas a 1,na dama. Trad. de Manual Garca Morente.
2
Revista de Occidente, Madrid, 194 5 .
EXKLL, JACOBO voN: Ideas para una concepcin biolgica del mundo. Trad. de R. M. T.,
Es pasa-Cal pe, Madrid, Buenos Aires, 194 5.
SMITH, C. M.: El cerebro. Trad. de Jos Ortega, Alianza Editorial, Madrid, i 972 .
t
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1
.
estu d 10 de la vida mental ordinaria>> (!bid., 1
pgina 4 I 1) .
y a la comprensin d e l p~oceso perceptivo nos 1
lleva hacia el concepto de imagen, en :anto nos 1
aparecen las percepciones, en gran medid~, como s
reconocimiento de <<patro~es>>~ es decir, ade- ~
cuac in de las nuevas experiencias
. a unos engra-
., e
mas* existentes ya en el su Jeto. La percepc1on no t
u
corresponden.
u""
Por va introspectiva-, todos tenemos e.x~~
n
riencia de este mundo imaginativo. La pos1b1l1-
dad de ensimismarse, de encerrarse en el universo a
de -las imgenes, forma parte de una actitud d
tpica del hombre. Poseemos la capacidad de S'
evocar-percepciones y sensaciones que hem~s
tenido en momentos anteriores. Las reproduci-
Hemos visto la aparicin de un nuevo uni- mos con mayor o menor intensidad. Especial- d
verso respecto al mundo fsico: el de la percep- mente vivas aparecen las percepciones visuales
lfl
,
cin animal y humana, originado en la interac- y auditivas; cuando este fenmeno se acentua, d
cin entre el sistema nervioso y la naturaleza que determina la situacin de <<soar despierto>>, de l
le rodea. Ahora consideraremos otro nuevo ensoacin. Las imgenes interiores pueden ad- t
mbito, el de la vida de las imgenes. Un mbito quirir tal viveza que amortigen, hasta prctica-
revalorizado en la psicologa actual. Escribe as mente hace'f\ desaparecer, la conciencia de los o
Pinillos: <<Durante varios decenios el trmino estmulos externos. Nos recluimos en nuestro
'imagen' desapareci del vocabulario psicol- mundo interior. de
gico como un billete fuera de curso legal>> ( Prin-
_A ~os contei:idos de esta experiencia se deben sJ
cipios de Psicologa, pg. 408). Sin embargo, la
an~d1.r otros tipos de imgenes, tambin carac-
como seala el mismo autor, a partir de los di
ter1st1cas. Las imgenes onricas, o imgenes
aos 5o fue reintroducido en la comunidad cien- ga
producidas mientras se duerme, de las que todos
tfica y hoy da la imaginacin <<ha resultado ser ta
una de las llaves que abren a la psicologa el tenemos amplio conocimiento, y que definen el
mundo de los sueos, va que_ ha permitido3 1
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psicoanlisis indagar!profundamentc en l<)S re- una C<)OdL1cta guiada p<Jr u11a inf<>rn1acin. Sin
sortes que impulsan el comportamiento hum<1no. sta, sin unos Jatr<>11es, Ja conducta no podra
Menos frecuentes son las imgenes hipnag- ser dirigida. l~n estos cas<JS ~tcontece que dicha
gicas, las cuales I?.receden inmediatamente al informacic)n no C(>trcspondc a un aprcndjzaje
sueo y se presentan en algunos individuos con individual, sino a un almacenamiento, que se
gran intensidad. En esta enumeracin de los transmite por va gentica en la reproduccin de
diferentes tipos de imgenes debemos indicar la especie. El desarrollo creciente del sistema
tambin las llamadas imgenes eidticas. Apa- nervioso, hasta llegar a la corteza cerebral huma-
recen en el contexto de un fenmeno que es- na, as como la evolucin de los mecanismos re-
tudi especialmente Erich R. Jaensch y desig- productores, abren un margen para que en el
n con el nombre de eidetismo. Consiste tal sujeto se vaya instalando una receptividad de las
fenmeno en la capacidad que muestran su1etos experiencias perceptivas individuales, que van
-normalmente infantiles de groyectar sobre definiendo, entonces, la existencia de una memo-
una pantalla las imgenes obtenidas a partir de ria y de un aprendizaje individual. En una ulterior
una percepcin levemente anterior un dibujo instancia, a la capacidad de desconectar estos
mostrado a dichos su jetos , afirmndose en tal sistemas de los estmulos perceptivos exteriores
experiencia que las imgenes en cuestin llegan corresponde el afloramiento de todo el mundo
a ser verdaderamente <<vistas>>. Finalmente aa- de la vida imaginativa, que habamos sealado
diramos las imgenes alucinatorias, que ingre- anteriormente, PC?r medio de la expe~iencia de
san en el dominio de los fenmenos psico2atol- nuestra propia introspeccin*. Podemos decir,
gicos~ en consecuencia, que los fenmenps del apren-
La psicologa filsfica de la escolstica consi- dizaje, la memoria y la imaginacin se encuen-
der a la imaginacin como uno de los sentidos tran vinculados entre s.
internos*, propios del animal y del hombre. La En toda su amplitud, el concepto de n1L 1oria
diferenciaron los escolsticos de la memoria, a remite a la posibilidad de pervivencia del pasado,
la que caracterizara el aspecto del recon?cim~en a una implantacin de ste en el presente hist-
to, y distinguieron toda va dentro de la 1mag1na- rico. En un sentido amplio, y por supuesto meta-
cin la meramente reproductora de la creadora frico, podramos designar las huellas, los ves-
o fantasa, peculiar esta ltima del ser humano. tigios, los fsiles, como constituyendo una forma
El mundo de la imaginacin, al que acabamos de ~emoria fsica, que permite al historiador
de aludir descriptivamente, encuentra en realidad reconstruir los perodos pasados del universo y
su fundamento en la necesidad de almacenar de la cultura.
la iformacin, que poseen tanto un org~n1smo En un orden algo ms preciso se puede sealar
diferenciado, como una mquina, con vistas al cmo la corporalidad tiene cierta memoria
gobierno de su conducta. Incluso en l?s compor- orgnica. ~structura de los seres vivos (en
tamientos instintivos podemos decir que hay general de todos los cuerpos) ha sido diseada 67
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vivientes, aspectos anatmicos, los cuales ten-
pt)r la evoluci<'>11 , es un producto de ella, y sobre
dran un carcter puramente residual de formas
la C)rganizacin de los vivientes se proyecta todo
de vida desarrolladas en etapas anteriores. Por
el mundo de la ontogenia (desarrollo del ser) y
ejemplo, la ballena conse~va cintura escapular
de la filogenia (desarrollo de los tipos). De
alguna manera, en nuestra corporalidad se expre- y plvica, y restos de los miembros posteriores y
sa todo el pasado del universo y de la vida. No anteriores correspondientes a los mamferos;
se trata de una consideracin puramente litera- actualmente, por estar adaptada al medio acuti-
ria, puesto que la estructura, a veces verdadera- co carece externamente de dichos miembros
' )
para cumplir las tareas de nuestro sistema ner- por tanto, presentes en sta, redirigindola. Este
vioso. Este tipo de consideraciones ha.n sido tipo de fenmen os se produce, incluso en niveles
tambin aducidas para explicar, en determinados que no llegan a nuestro sistema nervioso. Por
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'
ejemplo~ ,en el ca~<) de la ii1111u11<>lcJg<1. J :st~1 n1t1r1i<l<tcl , cc>tllC> }1~l 111<>Str~1c!c> Ja C<>lal><>r~1ci<)n tic
pr<><lucct<>n ele anticuerpos, en la ct1c se 1)~1s~111 l<l ~lt1tt()f)<>l<>g~l CLlltLJf(LI y el J)SC<)anlisis), l1~1st~l
la inmunologa y la tc11ica de las vact111as 1~1 tra11sr11isic">r1 e.le J,1s gr<1 r1c.les inn(>vaci<1nes y (,le
es, perfectan1cntc C<)t1<>cida. Aqt1 i11tt1<:sa st~a},1 r' lc)s clescL1l)r111ic11t()S ci<:.:11t fi(~<>S.
co111<> n(>S p1esc11ra una cs)ccic <le 111c111c>ri<1 l)cntr<> ele cst't 11eccsicl~1cl ele: c:<>t1scrvtr el JJ,1-
orgnica, l<l ct1a~ clctcrn1ina, aclcn11s, pc>sitivt- sado, el hc>111l1rc l1a 111<.ttcrializ1c]<) sus rit<>S y us<>s
n1cntc al organ1sn10, aumentancl<) st1s C<>nclt en las cstrL1ctL1ras y 1r<tc1icjcJnes ccluc1tivas, X
ciones de vitalidad (Smith). tambin en la CC)nscrvacin (lcl lcg~t(lo cultural
En un sentido ms estricto, podramos hablar a travs (le musc<JS, bil)liotccas, y_, h<)y da, archi-
de la memoria cultural, memoria colectiva de vando la informacin en ]os <)rdenadc)res. I ~stc
la humanidad. Tampoco nos enfrentamos aqu almacenamiento de materiales, de experiencia,
con meras expresiones metafricas, sino con los nos parece imprescindible para posibilitar al
problemas que encierra la capacidad de supervi- viviente una reacci{>n idnea frente a las nuevas
vencia del hombre. Repetidas veces hemos visto circunstancias que ante l van surgiendo. Se
cmo el hombre se caracteriza por ser un animal acumulan saberes, acontecimientos, que pueden
con cultura; a partir d e este rasgo, aqul resume gravitar favorablemente sobre el presente, enri-
y recrea los problemas que la memoria gentica quecindolo con el balance de ensayos, de errores
haba resuelto en formas inferiores de la vida y xitos, que han ido cumplindose en tiempos
animal. La transmisin que se efecta en este anteriores. No se excluye, sin embargo, que la
sentido perpeta las adquisiciones que van reali- rigidez de dichos mecanismos de conservacin
zando los individuos a travs de la historia. pueda, en un momento determinado, resultar
Lamat~ (1744-1829) pens q._ueJos caracteres negativa. As acontece cuando ha y que enfren-
-
adquiridos se transt-cran corporalmente. aJos tarse con situaciones nuevas y nuestra capacidad
descendientes. Estas consideraciones han sido de innovacin ante ellas queda congelada por
rechazadas en las modernas teoras de la evolu- un pasado que mecnicamente inhibe la creativi-
cin; sin embargo, conservan inters si las pro- dad necesaria. Este aspecto se evidencia e inten-
yectamos en la perspectiva de la historia humana, sifica en el caso de la memoria cultural del
e ins:J-uso, en un rango inferior, en la transmisin hombre: al atenerse a las pautas tradicionales
a la cra, por va de adiestramiento, de las habili- puede suprimir la capacidad de progreso, de
dades adquiridas por los prog~~itores. Ha Y. t~d.o. innovacin, de creatividad, que es absolutamente
un mundo cultural, hereditario, que se. 1n1c1a necesaria para la existencia adecuada del hombre.
desde la manera de amamantar y abrigar al nio El proceso de la historia muestra esta dialctica
-
(en forma .mu y vari-ada, segn las distintas agru- entre conservacin e innovacin; ambos polos
paciones sociales, influyendo poderosamente en son igualmente tiles para explicar y justificar lc>s
la formacin del carcter dentro de esa co- avatares de la humanidad.
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o 78. ensayo
2. ensayo
Aprendizaje complejo en animales : Estudios de laboratorio. Los rastros muestran el camino recorrido por una rata en el
segundo y en el 78 ensayo respectivamente.
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rcct11so, f1r-ct1ct1tcmc11tc utilizac1o en los ttt1cos ti en e Ja act 1v 1(la(I 'JLl e (J.es,1~r,<)ll am<)~ clcspus de
mnemotcnicos, consiste en asociar, por ejen1plo, un csfucrz<) d e 1nc1nc)rJzac1<>n. l Ja 1ntcrrupci de
los nmeros de telfono a otros contenidos dis- de nuestra actividacl ccrelJra l, C<>mo puede acc)n~ ps
le
tintos; o poner un conjunto de palabras arbitra- tecer por un traumatismo, impide recordar lo ocu-
fo
rias, en relacin con ciertos hitos, previamente rrido inmediatamente antes. En cambio, una si- mE
acordados, de un itinerario bien conocido; de tuacin de relajamiento, o un cambio de actividad oc
esta manera se pueden repetir las palabras en el facilita la fijacin de los recuerdos. Parece prose~ al
guirse el trabajo de memorizacin, una vez que er~
orden del itinerario, a la inversa, salteadas,
,
voluntariamente lo hemos dado por concluido. de
etcetera.
te
PO'
p
go
A.rea motr!z A.rea sensitiva p
\ I
OLVIDO OLVIDO
Esquema del func1onamiento de la memoria.
Un experimento interesante en los ahorros La memoria ... no es una fac ultad de clasificar
de memoria se llev a cabo cierta vez por un recuerdos en el cajn de un armario . o .de .ins-
,
psiclogo con su propio hijo. Repetidamente cribirlos en un registro . No hay reg istro n1 ca1on;
ley al nio pasajes del Edipo Rey, de S- no hay incluso aqu, hablando con prop!ed ~d,
focles, en el original griego, desde los quince una facultad , porque una facultad se eJerc 1ta
meses hasta los tres aos. Cuando el nio tuvo intermitentemente, cuando quiere o cuando pue-
ocho aos Y medio que le pidi que aprendiera de, en tanto que el amontonamiento del pasado
algunos de los pasajes que haba odo cuando sobre el pasado se persigue sin tregua., En. rea-
era ms pequeo y, adems, nuevos pasajes lidad, el pasado se conserva por s1 mrsmo,
de igual dificultad. El nio memoriz el ma - automticamente. Todo entero, sin duda, nos
terial familiar con una rapidez mayor del 27 sigue a cada instante; lo que hemos sentido,
por 100 sobre el material nuevo . El nio no pensado, querido, desde nuestra primera in-
poda, posiblemente, evocar los pasajes grie- fancia, est ah, pendiendo sobre el presente con
gos y era probable que apenas los reconociera . el que va a unirse, ejerciendo presin contra
Pero el ahorro en el reaprendizaje demostr la puerta de la conciencia, que querra dejarlo
que alguna memoria debi de existir. Otras fuera . El mecanismo cerebral est hecho pre-
partes del material familiar se aprendieron nue- cisamente para hacer refluir su casi totalidad en
vamente a los catorce y a los dieciocho aos lo inconsciente y para no introducir en la con-
de edad . A los catorce existi solamente un ciencia ms que lo que por naturaleza est des-
ahorro o economa de un 8 por 100, y a los tinado a iluminar la situacin presente, a ayudar
dieciocho, ninguno. Si algo de memoria an a la accin que se prepara, a dar, en fin, un tra-
persista, el reaprendizaje no fue un mtodo su- bajo til. A lo ms, recuerdos de lujo alcanzan
ficientemente sensible para demostrarlo. a pasar de contrabando por la puerta entrea-
Los ahorros de memoria puntualizan el hecho bierta. Y ellos, mensajeros de lo inconsciente,
de q.ue la conducta aprendida y aparentemente nos advierten de lo que arrastramos detrs de
olvidada influye a menudo sobre el aprendizaje nosotros sin saberlo.
y reaprendizaje siguiente. Se recuerda mucho
ms de lo que directamente aprecia el aprendiz. HENAi BERGSON : <<La evolucin creadora, en
Las adivinaciones, suposiciones e inspiraciones Obras escogidas. Trad . de Jos Antonio Mguez,
son guiadas con frecuencia por esos recuerdos Ed . Aguilar, Madrid, 1963, pg. 442.
incipientes y son precisos en la medida en que
as sean dirigidos. La adivinacin en un examen
no debe de ser desalentada, porque es un
aspecto de todo recuerdo.
90
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moment<>S olvidamos rpi{larnente, l)Cf<) (lccrccc ms ler1tamcnte Ja rnas ar1t1gL1a, as1
luego las representaci(>nes entran er1 t111a cc>m<) t<1m l>in el hc.;chc> (le <JUC las as(>cia-
fase de olvido mucho mas atenuada. I~sta cic>nes antiguas se rcfucrzan ms <JUC J~s
curva fue aplicada tambin a las materias nuevas con un misr11<) t1r11cr<J de rcpet1-
dotadas de sentido y a Ja adquisicin c1c ct<)nes.
habilidades motoras. IJas materias provis- La consecuencia pedaggica de cst(JS
tas de sentido nos muestran el mismo pr<)- principios y de la estructura general de la
ceso, aunque cuantitatJvamente se produce curva del olvido nos indica que resulta
con mayor lentitud. De estas leyes del mucho ms ventajoso para Ja fijacin de un
olvido se deducen los principios de Jost, materia] el distribuir su repaso en lapsos de
segn los cuales, de dos asociaciones que tiempo lo ms separados posible entre s,
tengan la misma fuerza en un m<)mento 1, en lugar de acumularlos .
Se h~1n el~tl><>r<tc.1<> diversas teoras p ~Lr a nt<.;n- ps1cc>l)J<)l<)g1co de l<L 111c111c>r<t, l'.11 l<t tlL -
<.:stu(l10
tar expl icar el fcn<)meno del olvido. 1_,a ms terminacin de las moclihcacioncs orgnicas c.1L1c.
espontnea consjste en pensar que se trata, sim- van asociadas a los procesos mnsicc)S y en las
plcmente, de una degradacin de las huellas o leyes generales del funcionamiento ele l<)S seres
engramas existentes en nuestro cerebro. De esta vivos. En este sentido, por ejemplo, es evidente
manera, los fenmenos deJ oJvido entraran que la memoria de los ordenadores, cuyos engra-
dentro de las leyes generales <le la entropa, que mas se encuentran grabados en sistemas mucho
tienden a producir situaciones de equilibrio, a ms estables que el organismo viviente, presen-
desorganizar las estructuras. Una precisin rigu- tan unas posibilidades de pervivencia mucho ms
rosa de esta teora req uierc fundamentarse en un diltada que las de la memoria humana. 77
'
t
1
1
1
1
1
1
recuerdos que no. somos
. capaces de reconst .
ru1r
Frente a esta consideracin general, otras en nuestra conciencia norma 1., pero que ) Sin.
d
teoras han insistido en hechos que ya anterior-
embargo, aparecen en e 1la, en situaciones dete _ e
mente han sido sealados. Por ejemplo, los
fenmenos de interferencia que se pueden
minadas, por los fenmen~s hipn~ticos, por ;a n
accin de frmacos o por la 1ndagac1n psicoana. d
producir despus de haber grabado un mate-
ltica. Recuerdos que no solamente se encuentran
rial, bien reforzando o bien debilitando una a~
almacenados, sino que influyen poderosamente
impresin. En los fenmenos de carcter inhibi-
en nuestro comportamiento.
torio actuaran motivaciones que llevaran a Sl
Por debajo de nuestra conciencia existe toda
expulsar determinados recuerdos, lo que en cierta p1
forma nos hara responsables de nuestros olvi- una memoria inconsciente que no solamente se pi
dos, frente a la facilidad con que nos disculpamos encuentra en estado de latencia, sino muchas u
de ellos, considerndolos como un acontecimien- veces actuante. Los fenmenos de sugestin
to involuntario. Estas ltimas explicaciones estn poshipntica son tambin una clara muestra de
relacionadas con la existencia de una represin la grabacin inconsciente. As, cuando un sujeto
o de una censura que bloquea la aparicin de ejecuta una orden, recibida en estado hipntico,
determinadas representaciones, como en trmi- despus de salir del mismo. U na vez obedecida
nos tericos plante el psicoanlisis, pero han esta orden, cuyos orgenes escapan al campo de Cl
sido tambin, en los ltimos tiempos, llevadas su conciencia, ensaya curiossimas racionaliza e
al terreno experimental. ciones de su comportamiento.
En contraste con nuestra experiencia del olvi- Despus de los hechos que acabamos de con qu
siderar, es evidente que a la ciencia se le plantea c
do resulta interesante comprobar que el cerebro
al
humano muestra una extraordinaria capacidad el descubrir el lugar y modo de estos procesos
p
de almacenamiento de imgenes, au1que stas de almacenamiento.
.
En qu parte de nuestro , n
escapen a nuestro control en la vida cotidiana. organismo se producen tales grabaciones) Vque la
tJay una serie de hechos que demuestran cmo modificaciones orgnicas suponen stas? En los V
realmente nuestro cerebro sabe mucho ms que mamferos la memoria se asienta en los hemisfe ta
aquello que pone a nuestra disposicin habitual- rios cerebrales. Desde finales del siglo xrx. las
mente. Por una parte, las experiencias neurol- observaciones de Broca y W ernicke determina fi
gicas de Penfield, por las que la excitacin de ron la localizacin de reas en el cerebro rcla n
determinadas reas lleva a producir en el sujeto d
c1ona as con los trastornos del lenguaje, e n de
la reconstruccin de escenas olvidadas, con una especial con las afasias. Tales observaciones han 1tr
vvida nitidez. Por otra parte, los fenmenos de sido posteriormente desarrolladas gracias pro va
la hipnosis (ya estudiados cientficamente en el . d rer R!
ce d1m1entos experimentales de ablacin de e ,
siglo x1x), as como los ms recientes del narco- d ' , lec da
m.1na as zo~a.s clel cerebro y de excitac1on e ce
anlisis en nuestro siglo, y tambin toda la expe- qu
tr_1c~. La cr1t1ca metodolgica de estos P,r~do
78 riencia psicoanaltica, nos revelan cmo existen
dimientos ha st1 brayado cmo el puro met
1
1
1
1
1
1
1
1.
'
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1
1
Aprender es resultado del enfrentamiento del en cor1exin con dicha actitud. Por lo que hace
pue aprende. de su propia actitud ' expectante a la escuela, significa estq que slo podremos
V de su motivacin, con un problerna dado. lograr un mximo de rendimiento en _la reproduc
por consiguiente, tambin el retener y el olvidar cin, si en cada caso tenemos debidamente en
estn condicionados por esta actitud. Si en este cuenta esta actitud expectante del alumno, tanto
sentido entendemos por actit.u d una disposicin en el caso de .aprender como en el de reproducir.
expectante, que depende de la estructura de tas
11 ecesidades del que aprende, resulta que en WF.RNER CoRRELL : El apre11der. Ft1r1damentos J.'>t -
cada caso se recordarn las cosas qLte respon- colyico.'l y pro/J/r~1ntica. Trad . de Alejandro
den a tal disposicin. En cambio, se olvidarn Estel)an Lator Ros. Ed . Herder, Barcelona, 1969
fcilmente los materiales que no puedan ponerse p~1ina 111 .
81
LECTURA Y COMENTARIO voc
Podemos concluir que la imaginacin no es un poder emprico y su- Engran
como
perpuesto a la conciencia, sino que es toda la conciencia en tanto que rea- cin
liza su libertad; que toda situacin concreta y real de la conciencia en el algu~
mundo est llena de lo imaginario, en tanto que siempre se presenta como de 14
una superacin de lo real. No tiene esto como consecuencia que toda ~ fisiol<
,
percepcin de lo real tenga que invertirse en imaginario, sino que como la est1m
tipo r
conciencia siempre est en <<situacin>> porque siempre es libre, esto es, por d
que para ella hay siempre y en todo momento una posibilidad concreta nes <
de producir lo irreal. Son las diferentes motivaciones las que deciden en gido
todo momento si la conciencia ser slo realizadora o si imaginar. Lo huell.
irreal est producido fuera del mundo por una conciencia que queda en en el
el mundo y el hombre imagina porque es transcendentalmente libre. Extros1
intro~
medi
( jEAN PAuL SARTRE: Lo i1naginario. Psicologa fenon1e11olgica de la imaginaci11 . Trad. de indiv
Manuel Lama, Ed. Losada, Buenos Aires, 1964, pg. 2 3o.) obje
lntros~
subj
voCABULARIO
engrama. Al te1 a ci~ del tejido vivo
v~cin de la conciencia por ella
como consec uencia de una excita - misma L introspeccin permite
cin que provoca actividad. Segn
aprehender las realidades psi qui -
algunos autores constituye la base
cas por ellas mismas, pero ha sido
de la herencia y de la memoria
d.uramente criticada por la subjeti -
fisiolgica . Determina que nuevos
vidad .d~ sus procedimientos.
estf mulos provoquen reacciones de R NA. l n1c1ales internacionales con las
tipo histrico, esto es, modificadas q~e se conoce el cido ribonucleico,
por dichas huellas de las sensacio- P.eza clave en la transmisin de la
nes anteriores. En sentido restrin - <<t nformacin gentica>>.
gido se utiliza para designar la Sentidos internos. Los escolsticos
huella mnmica de la experiencia llaman sentidos internos a los que
en el tejido nervioso. aprehenden su objeto a travs de
la accin previa de los sentidos
Extrospeccin. En oposicin a la
externos. Enumeran cuatro: senso-
introspeccin, estudia la psique por
rio comn (por el que conocemos
medio del comportamiento de los las operaciones de nuestros senti -
individuos, observacin, pruebas dos externos), imaginacin, memo-
objetivas, tests, etc. ria y estimativa (capta la utilidad
LECTURAS RECOMENDADAS
1
1
1
1
1
1
1 . 1. ncia animal, sobre todo en
1
b la inte ige d 1 b al
so re . ha an replantea o as arteras de
nuestro siglo, y a
b 0 s niveles. . co
am . _problema remite a una serie de
El _primer 1 d l b
. s terminolgicas, a uso e voca lo m
cuesti~ne . que histricamente encontra-
. ntel1genc1a>>, d , la1
<<l . d contextos profun amente ais- r t1
mos s1tua o en
-
tintos. b d nt
...
dt:
I. Por uqa ..p.a.tt.~, existe un ~ un . e ~:o co
--;-- 1no dentro de la 1nvest1gac1on tu
de este term ,
. 1, 1. ms exactamente, de la Ps1co1og1a en
P~!co ~
D11erenc1a
c1
: yS,e ha planteado el concepto de inte-
. d. la ~
.
ligenc1a. re specto a las diferencias deren 1nuento
. qu
individual que encontramos entre !Versos sui~- re~
a las ya existentes en el momento de emerger el gente se caracterizara, frente a las rgi?as res: CU:
hombre, sino que significa una reorganizacin puestas de los instintos, como capacidad d ! el
1
de aqullas ~esde las posibles soluciones aporta- 1!Yeo.tar soluciones inditas tanto en lo que se su
das por la vida humana. Ahora, con el estudio fl 1 '
r~ .ere a comportamiento humano, como en COJ
de la inteligencia, penetramos en el mbito de lo ~iertas formas de actuacin inteligente 0 P.re est
que tradicionalmente se ha considerado como in~eligente, que encontramos tambin en la vid.a lt
patrimonio del hombre, aunque las discusiones animal, especialmente en condiciones expert ele
mentales. Por esta :va de trabajo se ha llegado
1
t
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1
de una creatividad propia del ,fil!jeto indivi d~ ~ l .
estereotipado , de las respuestas propias de este -. - - ~
-
--
ltimo, la inteligencia, en cambio, introduce un La .e~istencia de instrumentos, cada vez ms perfeccionados
elemento d e innovacin, d e apertura, que brota constituye una prueba del creciente desarrollo de la in teli .,
en el hombre. genc1a
87
. .
)_
... .
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1
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1
1
sen t
ido
,
a la presencia de los instrumentos,
d , .
liberacin de la mano y la evolucin de los m~ca que desemboca en todo el mun o tecn1.co. de
n1smos repro uctores; co_n ellos el introducirse
nuestro entorno, as como en las artes plast1cas
de un aprendizaje creciente ?e~d~ el hecho de la
y musicales. Se ha indicado ~ambin la imP.or-
infancia. Ahora debemos insistir en un dato
tancia de la palabra. Y, apoyandose sobre estas
bsico unido esencialmente al funcionamiento
)
ren~ia a las mltiples operacio~es que pueden sii:o que responde a una evolucin tanto anat-
realizar nuestros rganos, especialmente la mano. mic~ Y fisiolgica como etolgica y psquica, es
Ambas realidades conjuntas dibujan ante el hom- decir, referente la manera d interrelacionarse
bre un campo. de. libertad, ~e problemas, que el hombre ~on el mundo que le rodea. Hay, en
~olamente la inteligencia es capaz de resolver consecuencia
. ' una lenta fil . d 1 .
ogenia e a inte 1- i
tdean~o, ensay~do soluciones y recogindolas gen.cia qu~ no termina con la aparicin del horno
~espues, para, desde ellas, disear programas shapiens., sino que se desarrolla a lo largo de la
11bres de comportamiento. umanidad a tr , d
. , aves e una nueva forma de
Basta con observar la vida del ho b evo 1ucionar qu
~ m re para . . ' e no es ya la anatmica y fisiol-
~omprobar la novedad que ste dib gica, sino la cultural.
. . . u Ja respecto
a la ex1stenc1a animal. Se ha alud'd Un estudio d - l .
1 o, en este . e a tnte 1igencia no debe redu-
cirse, por lo ta . , .
nto, a considerar su tematica
1
1
1
1
1
1
1
individual, tal como fundamentalmente ha reali- general deL.Eensamiento cicn~fic~>. Segn Ku~n,
zado la Psicometra * y la Psicologa Diferencial las grandes rcvoluci()nes c1ent1ficas han s1~0
, .
de nuestra epoca, sino que, desde el punto de producto, ya de mentes jvenes, cuyos mecanis-
vista filosfico, debe preocuparse por el pro- mos intelectuales no haban sido absolutamente
blema de la inteligencia como realidad hu- domesticados por 1a ciencia vigente, despus. de
mana colectiv, como problema totalizador de aos trabajando segn sus paradigmas, o ~ten
'
la especie biolgica, que constituye el hombre consecuencia de irrumpir sobre un campo cien-
y las agrupaciones culturales, en las cuales dicha tfico investigadores que haban desarrollado su
especie se va estructurando. Teilhard de Char- labor en otros dominios y, por lo tanto, tampoco
' estaban supeditados a los paradigmas oficiales
din (1881-1955) utiliz la grfica expresin
<<noosfera>> (esfera del entendimiento) para indi- del conjunto de escuelas cientficas dominantes
car el nuevo mundo, en el que la historia humana en una cierta poca. Toda lucha contra el dogma-
se va desenvolviendo, y seala su peculiaridad tismo constituye un momento fundamental en el
en relacin con la <<biosfera>>, cuya problemtica ciesarrc>llc> de un e~pritu cientfico crea(lor.
y posibilidades definen la anterior evolucin
animal.
Desde el momento de nuestro nacimiento
vivimos inmersos en esta inteligencia colectiva
de la humanidad, que se nos transmite en las
primeras pautas de conducta educativas y que
encuentra un momento culminante en la adqui-
sicin del lenguaje, donde se hace presente toda
la inteligencia del grupo cultural, todo su saber
y tambin su sensibilidad.
Pero, por otra parte, se evidencia una decisiva
tensin dialctica entre la capacidad innovadora
del individuo y el imperio de los saberes vigentes.
La psicologa experimental ha mostrado cmo
el imponer determinados hbitos para resolver
un problema puede llegar a bloquear el encuen tro
de respuestas inditas, que requieren una mayor
flexibilidad, ya que inducen a afrontar el proble-
ma segn direcciones a las cu ales el su jeto se ha
acostumbrado. Esta observaci n de la psico-
La conservacin
., de la. cultura y su transmis10' n de gen erac1'o n en
loga individual, en pequeos problemas d<: gene . posible el progreso <le la humantd a d hacta
. rac1o n hace ul
laboratorio, se puede extender a la problemtica tcrtores conquistas en todos los planos.
89
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1
1
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1
1 .s metazoos. De entre los es-
' d hace mucho tien1po, o el de los ~is~ofranqueados por la evolucin,
Los gelogos, des e . r la disposicin ?.onal calones sucesivo nsamiento sigue de manera
estn de acuerdo en ~d~1t~a barisfera, metlica el nacimiento del:~rable, en orden d~ n:'agnitud,
de nuestro planeta . . . . litosfera rocosa, en - directa, Y no es co Pdensacin del qu1m1smo te-
Y central, rodeada por su fluidas de la , e a la con 1 .d
mas qu . .n misma de a v1 a.
vuelta ella misma por, las capas tas cuatro su- rrestre o a la apar1c1
hidrosfera Y de la atmosf~ra. ~ es habituado
perficies encajonadas, la c1enc1a se ha . . nte
n a aadirles , la membrana v1v1e , El fenmeno humano.
CHARDIN :
con raz 1 d 1 lobo OE Ed .
formada por el fieltro vegetal Y anima e ~ j TEILHARD ,
Trad. d e M Crusafont Pairo, Taurus 1c1ones,
la biosfera, envoltura tan clara~ente un1ver~a Madrid, 1967", pgs. 220-221.
como las dems <<esferas>>, e incluso mue o
ms claramente individualizada que ellas, d~~o
que en lugar de representar una agrupa~~on
m; o menos laxa, forma una sola pieza, el tejido
mismo, que, una vez desplegado y elevado,
dibuja el rbol de la vida.
Por haber reconocido y aislado en la h,isto~ia Durante las revoluciones los cientficos ven
de la evolucin la nueva era de una no~g~nes1_s, cosas nuevas y diferentes al mirar con instru-
henos aqu forzados correlativamente a d1s~1ngu1r, mentos conocidos y en lugares en los que ya
dentro del majestuoso ajuste de las ho1as te-
haban buscado antes. Es algo as como si la
lricas, un soporte adecuado a la operacin: es
comunidad profesional fuera transportada repen-
decir, una membrana ms.
tinamente a otro planeta, donde los objetos
familiares se ven bajo una luz diferente y, adems,
( ... )
se les unen otros objetos desconocidos. Por su-
puesto, no sucede nada de eso; no hay tras- g
Una nueva capa, la <<capa pensante>>, la cual,
plantacin geogrfica; fuera del laboratorio, la se
despus de haber germinado al final del terciario,
vida cotidiana contina como antes. Sin embargo, li
se instala, desde entonces, por encima del mundo
de las plantas y de los a11imales; fuera y por encima I?~ cambios de paradigma hacen que los cien-
de la biosfera, una noosfera. tificos v~an el mundo de investigacin, que les la
es propio, de manera diferente. En la medida
le
( ... ) en que su nico acceso para ese mundo se lleva
cabo a travs de lo que ven y hacen podemos
p
desear d
.
,
,e_cir que, despus de una revolucin,
aJ
1
Como consecuencia, colocado dentro de las os cientificos responden a un mundo diferente. CCJ
c?s~s. en sus dimen~i,ones verdaderas, el paso (:8
h1stor1co de la ref~ex1on es mucho ms impor- se
tante que cualquier corte zoolgico, aunque
fuera el que marca el origen de los tetrpodos THOMAS s Ku HN . La estructura de las revoluc1o ha
.
~:s Ccientficas. Trad. de Agustn Contn, Fondo en
ultura Econmica, Mxico, 1971, pg. 176 ex
..
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planteada por un apremio de carcter muy inme- 2. E l funcionamiento de la inteligencia ha por las reg1
diato, y en la cual los instrumentos arbitrados aparecido como construccin y elaboracin de fenmenos,
para la solucin funcionan mu y limitada y direc-
b Estamos ant
J programas de comportamiento, que emergen
tamente en el contexto momentneo del proble- como consecuencia de la liberacin de ciertos de la huma
ma. El animal no acumula las posibilidades determinismos biolgicos. Pero tambin la ritmo cotidi
inventadas para producir una verdadera trans- . . ,, ' en determir:
ir:upc~~n de la inteligencia se apoya en la orga-
misin de cultura y arrancarlas de la situacin n1zac1on de pat_r~nes generales, que gobiernan ciones, la c
problemti~a, en la que se han vivido en un nuestra percepc1on del mundo y de la realidad. ridad de los
momento determinado. Pero lo interesante es El fe.nmeno perceptivo no s haba aparecido, patrones gei
cmo aqu detectamos un funcionamiento, si en el nivel_ de la vida animal, como captacin de llado la cier:
bien de una manera episdica y marginal, que configurac.1on~s~ pero teniendo un sentido muy tcnicas del
se convertir, no obstante, en la clave misma c??cre~o, in~u1t1vo e impuesto por la organiza- comprensir
del modo de accin humana a travs de la historia cion -~1olg1ca. La inteligencia aparece como que gobiern~
respondiendo, evidentemente, a un largo pro- '
cre~c1on Y aprehensin de estructuras, organi- cables a situ.
ceso de desarrollo.
zaciones generales que gobiernan nuestra visin El carcte
En el nivel humano, en efecto, nos encontra- la inteligenc
de. la realidad entera y dirigen nuestro comporta-
mos con una historia jalonada por una serie de samente ~1s i11
miento. De la mera percepcin espontnea del
1
1
1
1
1
'
1
mundo , pasamos,
. a travs
. de
. procesos
. d ' l.
e ana 1s1s
ca,
a este proceso estructuraaor correspond e e l con- lacin arranca las partes de un todo vivido mo-
.s a- , .
cepto clas1co de abstraccin entendi.do 1 mentneamente, establece relaciones generales }'
J . ,. . ' en e permite hallar isomorfismos, egujvalencias de
nas sentido mas amplio, y se iniciara por la forma-
., cin de co.nceptos generales, a los que corres- estructuras, modelos, abriendo las posibilidades
ion
., tcnicas y diseando una idea de la realidad que
ion p~~de la 1de~ d.e clases intensivas (en sentido
log1co ), cons~1tu1das por la relacin fundamental caracteriza la percepcin humana del mundo.
i la La historia de nuestra cultura ofrece abundan-
;tro de pertenencia o no a una totalidad. Ms all de
tes ejemplos de esta situacin. El pensamiento
El est_os conceptos, sobre los que se estructuran los
cientfico se percata de que es una misma la
aun rudimentos de la lgica humana, nos encontra-
fuerza sustentadora de los astros, de los planetas
uso ?1s con los <<nmeros>>, que corresponden a la en sus rbitas y la que tambin hace caer los '
)l- idea de clases extensivas, es decir, en las que se
cuerpos sobre la Tierra. Descubre la misma ley
!las, da una comparacin entre los miembros de
de seleccin natural, actuando en el mundo de
nte, distintas clases y que, a travs de relaciones de
! los coordinacin biunvoca, genera el concepto de
,
ula- numero.
.
on1a Otro tipo de patrones, de capital importancia
para el desarrollo de la ciencia, est constituido 1
1
1
1
las especies biolgicas, que se mueven en las . de enigmas, de incgnitas, de perplejidades, pone explicativ
ecologas o en los medios ms distintos. Desarro- en marcha nuestra inteligencia hacia lo descono- ms a: d
llado el concepto de entropa en el mundo de los cido. Desde la pesquisa policaca, que ha animado enormerr:1
la amplia literatura sobre este gnero, hasta la
fenmenos termodinmicos, despus es aplicado realidad .
a los procesos de informacin y a los organismos. metafsica, nos encontramos con un proceder El raz<J
Las leyes estadsticas, surgidas en el estudio de caractersticamente intelectual y que se inicia en ms exact
los hechos sociales, son aplicadas en la Fsica la percepcin de un enigma o un rompecabezas de la expl
del siglo x1x al estudio de los gases. En el campo que es necesario aclarar. lo dado a
de la historia comparamos los procesos revolu- Este proceder explicativo de la inteligencia es distintos
cionarios acaecidos para ver en qu medida se ~ l que nos lleva a trascender el mundo inmediato acontece
producen elementos comunes, que pueden ser dado. As, el detective, en una novela de Sherlock y lgica), e
aplicados a la prctica de un momento ulterior, Holmes, busca al autor del crimen a travs de los ncleo mi
o bien se resaltan los fenmenos tpicos, diferen- indicios inmediatamente presentes; el pensa- se parte d~
ciales de cada uno de dichos procesos histricos. miento mtico, arrancando de nuestras experien- unas reglaJ
La tecnologa est gobernada por los principios cias cotidianas y de nuestra imagen del universo, conocimiei
de generalizacin, utilizando instrumentos que trata de explicarla aludiendo a acontecimientos del cuerpo
han surgido para responder a una necesidad primordiales y a personajes anteriores a la historia
determinada, en otros contextos muy distintos: que configura la realidad en la que nos encontra-
un motor de explosin nos sirve tanto para el mos viviendo; de manera anloga, el metafsico
desplazamiento de un automvil como para ele- clsico trata de sustituir nuestro mundo por otro
var el nivel de una masa de agua. de mayor inteligibilidad, como es el caso de las
As culmina, en el pensamiento cientfico y ideas platnicas, de las cuales todo lo percibido
en las restantes formas de nuestra cultura, un sera una sombra, una imitacin, en la concep-
proceso que es connaturai a nuestra vida inteli- cin del clsico filsofo griego.
gente, cotidiana, y nos permite asimilar compa- Pero tambin la ciencia introduce conceptos
rativamente experiencias, cuyo planteamiento teorticos, habla de realidades inaccesibles a
concreto resultara, desde el punto de vista nuestra experiencia para explicar el orden de los
puramente vital y perceptivo, absolutamente fenmenos y las leyes que los regulan. As ocu-
heterogneo. rri, por ejemplo, con la teora atmica, que fue
3. Para comprender el funcionamiento de la durante largo tiempo inabordable a nivel emp-
inteligencia' en la historia humana, debemos rico y constitua un recurso explicativo, antes de
aadir, como momento esencial, el afn que el hombre tuviera acceso experimentalmente
explicativo. Este proceso arranca no ya de un a este nivel de la realidad. El historiador, por su
problema inmediato que urge vitalmente res- parte, reconstruye el pasado a travs de las huellas
ponder, sino de una situacin de enigmaticidad que ste ha dejado sobre el presente. En los do- En e l J ~arroll
caracterstican1ente intelectual. Esta captacin . . " . te _los j Ul'g(\; {.; 1
m1n1os mas variados, en consecuencia, el impulso exige un '-'()m11ll"
>ne explicativo ~os ?escubre realidades emplazadas
...el desarrollo mental ... se presenta bajo un
10- ms all del amb1to meramente emprico y dilata
doble aspecto: de una parte, su extensin a
.do enormemente el conocimiento humano de la todos los dominios donde el pensamiento, la
. la ' realidad . sensibilidad, pueden desplegarse; de otra parte,
:ier El razonamiento es el momento lgico que un esfuerzo para evadirse de s mismo, superarse
en ms exactamente se corresponde a la naturaleza a s mismo, elevarse a los ms altos niveles de
zas de la explicacin. En virtud de l inferimos de la existencia. De una parte, en el plano inte-
lo dado a lo desconocido en los dominios ms lectual, el adolescente aspira a descubrirlo todo,
. es aprende:rlo todo, suea con emprenderlo todo
distintos de nuestro conocimiento. Tambin
y atreverse a todo.
ato acontece as en los saberes formales (matemticas ( ... )
>ck ylgica), en los que el razonamiento constituye el
los A travs de todas las manifestaciones de ese
n':leo mismo de estas ciencias. En estos casos desborde de actividad psquica queda ms de
.sa- se parte de un conjunto de axiomas y, mediante un vestigio del ludismo original. En amplia me-
~n
...l. -
unas reglas de deduccin, enriquecemos nuestro dida, el adolescente sigue todava jugando con
so )
conocimiento, extrayendo teoremas deducidos sus ideas, con sus tentativas de accin, con sus
tos del cuerpo axiomtico bsico. sentimientos ( ... ). Pero este juego, tanto en el
>ria adolescente como en el nio, es adems una
:ra- actividad seria, la ltima fase del aprendizaje
lCO en el oficio de hombre: as son las interminables
1tro discusiones a que se entrega de tan buena gana,
las exaltaciones sentimentales a que se abandona
las con tanta satisfaccin. El hecho ms notable es
ido que el tudismo entendido de esa manera, bajo
:ep- el empuje de los intereses abstractos, se traslada
cada vez ms al plano de la intelectualidad. Se
tos traduce en curiosidad; curiosidad por las cosas
s a de la inteligencia, como por las cosas de la
los prctica social, como por las del corazn. De
ah otros tantos ejercicios de adiestramiento que
~cu
preludian las elecciones decisivas de la existen-
fue cia y fas preparan. Este juego del adolescente
,
np1- es como una experiencia de todas las posibili-
~ de dades que se le abren y en cuya comparacin
ente mide l sus fuerzas.
r su REN HUBERT: El desarrollo mental. Estudio de
ellas psicoger.tica. Trad. de Angela Romera Vera y
do- En l . apel muy importan~ Marta Elena Samatn, Ed. Kapelusz, Buenos
e desarrollo de la inteligencia Juegan un P ya resolucin Aires, 1965 2
, pgs. 462 y 465-4661 95
le los ecabezas cu
lso e . Juegos como el ajedrez y los romp '
Xtge un complejo entramado de r~ az~o_n_am
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grandes planteamientos histricos : (a) un plan- saltos tecnolgicos del hombre se han producido
teamiento de carcter ms especulativo, que es a travs del descubrimiento de realidades energ- teora y prctica,
el tema de lo terico y lo prctico en relacin con ticas, a travs de una captacin de fuerzas y reconstruccin ex
la :v.ida intelectual; ( b) otro ms concreto y entidades fsicas que apenas se hacen presentes ( b) Con respec
experimental, la existencia de funciones globales en la visin cotidiana de la realidad. La electrici- o fragmentadas d 4
en nuestra inteligencia o la fragmentacin de sta dad o la energa atmica son un testimonio tigaciones de labora
en mltiples funciones concretas. el~cuente de lo que acabamos de decir, y han tns dispares. As, s<
Respecto al primet Bunto (a) ~ockmos indicar abierto al hombre posibilidades de dominio un factor general e
cmo_la inteligencia cumple, segn hemos sea- sobre la naturaleza, a las cuales no hubiera tenido ~apacidad global d(
lado desde las primeras reflexiones, una funcin ac~eso sin el 'desarrollo de la teora pura. Lo int~lectual. Segn <
biolgica esencial para la conservaci~ de nuestra mismo podramos decir respecto a las ciencias qu1ca, la inteligenci
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re formales; tambin la especulacin , . t
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emp 1o, en las te unttari<) SL1j;ct<). Jda p~stu ra oJigrguica
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1 la ex~s:cnc1a de un gr_upo de f un_c ioncs
( . mor~a, JU1c1os, etc.) parc1almcnte cl1feren-
la esp1en 1 o que este uese ha permtd ciada~. ~a teora anrquica admite la presencia
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o nizar los gran es conceptos de la fsic d de mul~1ples aptitudes especficas, jndependicntes
, a e nuestra
epoca. entr~ s1, reacc1onando la jnteligcncia de un modo
re , .Algunos psiclogos han tinificado t b., part1~u~ar ante situaciones tambin particulares.
r::- am ten 1a Por ult1mo, la teora eclctica defiende la exis-
ar ex1stenc1a
. b de una inteligencia <<social>> , caracte-
el rizada, so re todo, por la capacidad de mant tencia de un factor general ( G), operando sobre
. , . ener f~ctores especficos, en cierta medida indepen-
s, rela~1?~es ut11es con el medio humano, por la dientes entre s.
Clo flex1b1l1dad en las relaciones con los otros. Est
es concepto, incluible en la tendencia general biol~ Como ejemplo de factore-s de inteligencia
ue gica de adaptarse al medio, nos muestra un podemos indicar los sealados por Thursto-
nuevo aspecto de la practicidad, que no se referi- ne ( 19 38): V, verbal; T, rapidez perceptiva;
~ia exclusivamente a la manipulacin de objetos. I, razonamiento inductivo N numrico M
' ' '
memoria; D, razonamiento deductivo W fluen- '
as, En consecuencia, se manifiesta, de hecho, una ' '
as profunda unidad en el funcionamiento de nuestra cia ve~bal; S, aptitud espacial o visualizacin. . ...
~
10, de c_ontraponerlas y,: desvalorizar t1na de est~s pluralid~d de fa_ ctores. En los investigadores
to dos dimensiones de nuestra vida intelectual. norteamericanos se acusa una tendencia hacia
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l ndividual. Nuestros razonamientos,
e l aspecto l .
En tal lnea es interesante subrayar que <<la . spcctos de nuestras concepciones del
e 1nc1uso a .
pretensin de poder fijar . de una vez por todas n .ustificaciones de intereses, meca-
mun d o, so 1 ,
el nivel mental de un su1eto se contempla con d derensa Desde el elementa 1espectacu-
n1smos e i 1
Llegada
--cr-B
X
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Partida
. . . obJ. etivo sobre la
las pasiones o bnubilan la capactd d de JUICIOb deportivo, no es 101
realidad. Un ''hincha'', un fantico de un-~1u de su equipo.
capaz de juzgar con imparcialidad la actuac1on
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En el transcurso del aprendizaje preliminar se En tres siglos, la ciencia, fundada por el
comprueba, en primer lugar, que cuando estn postulado de objetividad, 11a conquistado su
abiertos todos los itinerarios las ratas adoptan lugar en la sociedad: en la prctica, mas no
rpidamente el trayecto 1, el ms directo y corto . en tas almas. Las sociedades modernas estn
A continuacin se obstruye este trayecto en A. constituidas sobre la ciencia. Le deben su ri-
Los sujetos van hasta el obstculo, regresan queza, su podero y la certeza de que riquezas
luego hasta la encrucijada y toman el itinerario 2 y poderes, an mucho mayores, sern maana,
hasta el final. (En realidad, en un principio es- si l lo quiere, accesibles al hombre. Pero tam-
cogen tanto 2 como 3, pero aprenden con ra- bin , igual que una <<eleccin>> inicial en la
pidez a preferir el itinerario 2, ms corto.) Por evolucin biolgica de una especie puede com-
ltimo, se les hace aprender el 3, obstruyendo prometer el porvenir de toda su descendencia,
simultneamente el 1 (en A) y el 2 (en C) . igual la eleccin, inconsciente en el origen,
Este entrenamiento previo tiene un doble ob- de una prctica cientfica ha lanzado la evo
jetivo: permitirle a la rata que explore el conjunto lucin de la cultura por un camino de sentido
del laberinto y determinar un orden preferencial nico; trayecto que el progresismo cientista del
d e eleccin entre los tres trayectos, 1 , 2, 3, de siglo XIX vea desembocar infaliblemente en una
acuerdo con las leyes clsicas del refuerzo. expansin prodigiosa de la humanidad, mientras
A continuacin, se procede a realizar la si- que hoy vemos abrirse delante nuestro un abismo
tuacin-test, suprimiendo los obstculos A y C de tinieblas.
y poniendo, .esta vez, un obstculo en B. Situadas Las sociedades modernas han aceptado las
en el punto de partida, las ratas toman en primer riquezas y los poderes que la ciencia les descubra.
lugar el itinerario 1, chocan con 8, regresan a X Pero no han aceptado, apenas han entendido,
y 14 ratas (sobre 15) escogen entonces de in- el profundo mensaje de la ciencia; la definicin
mediato el trayecto 3, que es el correcto, y no de una nueva y nica fuente de verdad, la exi
el trayecto 2, que sin embargo preferan en el gencia de una revisin total de los fundamentos
entrenamiento previo al 3. Todo ocurre, entonces, de la tica, de una radical ruptura con la tradi
como si las ratas hubiesen aprendido en el trans- cin animista, el abandono definitivo de la
curso de este entrenamiento que los itinerarios 1 <<antigua alianza>>, la necesidad de forjar una
y 2 tienen una parte comn, y como si compren- nueva.
diesen de inmediato, en el transcurso de la si-
tuaci n-test, que B obstruye esta parte comn
JAcaues MoNoo: El azar y la necesidad. EnsaY0
y que es intil, entonces, ensayar el itinerario 2. sobre la filosof/a natural de la bio/ogla moderna.
Se puede observar cul es la base que permite Trad. de Francisco Ferrer Mari n, Barral Editores.
hablar de razonamiento o anticipacin inferencia! Barcelona, 1971, pg. 184.
(la obstruccin de 1 por 8, sobre la parte comn
de 1 y 2, <<supone>> la obstruccin de 2) y de
insight.
PAUL FRAISE y JEAN PIAGET (compiladores) : La
inteligencia. Versin de Vctor Fischman, Ed. Pai-
ds, Buenos A ires, 1973, pgs. 208-209.
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c. l. Equivalencias
160 o ms Genial
140-159 Superdotado
120-139 Inteligencia superior
l 10-I I 9 Inteligen cia brillante
90-109 Normal
80-89 Poco inteligente
7o-79 Ligera insuficiencia (zona
fronteriza con la norma-
lidad)
60-69 Retrasados mentales
5o-5 9 Retrasados graves
2 5-49 Imbciles
0-24 I diotas
IV
, .
La masiva aplicacin de los tests en los ul~1mo.s tie~po s ha puesto de manifiesto la influencia que ejerce el medio socio-
cultural y econmico en el desarrollo de la tn teligencia.
--- 105
dolorosamente adqu
LECTURA y COMENTARIO se convierte en la pi
ue el segundo sistema de sealizacin, propio ( DAVIJ
Pavlov ha demostra d o q . . , b ma1n
LECTURAS REC
ANA.STAS!, ANNE : T ests p
H Madrid, 1973 .
u~RT, R EN : E l desa1
KA era Y Marta E lena ~
TZ, D AVID: A nimales)
v- y Antonio Melin E~
~"-.U liN T '
F ' ROMAS, S.: La
1'.r ondo de Cultura Ec
.lVl0 R GA
N,
CLIFFORD T
p A
ne d
s el Castillo Mad '
1Q.GET J '
A ' EAN : Psicologa
p lres, I 960.
l N ILLo J ,
Y ELA. M' O SE L uis : La 1.
G, ARIANO: Psicolog.
redas , M ad r1'd .
dolorosamente adquirido por los trabajadores de la inteligencia pronto
se convierte en la propiedad de todos. '
)
- LECTURAS RECOMENDADAS
y ANASTASI, ANNE: Tests psicolgicos. Versin de Celedonio Riesco Hernndez, Ed. Aguilar,
- Madrid, 1 97 3.
r HUBERT, REN: El desarrollo mental. Estudio de psicogentica. Trad. de Angela Romera
2
Vera y Marta Elena Samatn, Ed. Kapelusz, Buenos Aires, 196 5
- l<ATz> DAVID: Animalesy hombres. Estudios de psicologa comparada. Trad. de Jos Germain
- YAntonio Melin, Espasa-Calpe, Madrid, 1961
2
e Ku1-1N, THOMAS, S.: La estructura de las revoluciones cientficas. Trad. de Agustn Contn.
-
'
1
Por nuestra parte, debemos remitirnos al es- prctico para comprender su origen y funciona-
quema gene~al se?~ el cual estamos estruc- miento. Ahora bien, un anljsis completo de
turando la vida ps.1qu1ca. En ella hemos partido la vida psquica debera llevarnos ahora, desde
de la idea del v1v1ente, o del servomecanismo los fenmenos situados en el campo informativo,
corno una realidad que interacta con un medio: a la investigacin de los que se refieren a la ac-
dotado dialcticamente de aspectos favorables tividad del viviente sobre el medio, as como a
0 perjudiciales para el cumplimiento de los fines la consideracin de los estados internos del or-
propios del organismo. En este sentido aluda- ganismo en la medida en que se proyectan sobre
mos a una actividad bsica y centralmente mo- el psiquismo. Dentro de esta amplia problem-
tora, a una informacin que recoge tanto los tica la programacin oficial del curso nos indica
aspectos de dicho medio como los datos interio- los fenmenos de motivacin y de voluntad, en
res y a la existencia en el interior del organismo, una clara referencia al hombre, como objeto
o de la mquina, de unos estados energticos principal de estudio; en todo caso, de acuerdo con
determinados. la metodologa seguida hasta ahora:; la considera-
(En esta lnea hemos estudiado los aspectos cin de la actividad voluntaria debe plantearse
que se refieren fundamentalmente a la recogida, a partir de un previo anlisis de aquellas acti-
almacenamiento y elaboracin de las informacio- vidades que guardan cierta semejanza con la
nes en torno al medio, sin que los aspectos re- voluntad en los niveles de vida inferiores al
ferentes a la actividad y a los estados interiores hombre.
hayan sido estudiados ms que tangencialmente,
en la medida que incidan sobre los aspectos an- Por voluntad se entiende la facultad ate-
teriores. Desde luego, debemos subrayar cmo nindonos a esta clsica terminologa de go-
cualquier consideracin que hagamos de la vida bernar nuestra propia conducta. El comporta-
psquica debe ser profundamente unitaria, aun- miento inteligente y el estrictamente voluntario
que, a efectos de metodologa organizativa, se seran caractersticos del hombre en las zonas
puede proponer el estudio aislado de dichos superiores de su actividad, reobrando sobre toda
~spectos. No podemos olvidar que los procesos la conducta humana. La voluntad definira una
Informativos mismos estn gobernados por las serie de actividades y realizaciones nuestras,
necesidades, por la finalidad que gobierna .la como individuos, de las cuales nos hacemos res-
estructura y programacin misma del organis- ponsables. A diferencia de otras acciones refle-
. , , . .
mo ~ de la mquina ciberntica. As, en ~a per- Jas, espontaneas, mecarucas o impuestas por
cepcin comprobamos que dicha recog~~a de determinismos fsicos y biolgicos, de cuya res-
datos tena un carcter selectivo, condiciona- ponsabilidad nos consideramos sustrados.
d? .la estructura tanto programtica .como an~ Esta esquemtica presentacin del concepto
tornica del viviente; y en la inteligencia se mani- de voluntad, por una parte, corresponde a nues-
festaba la esencial importancia de un momento tra experiencia cotidiana, introspectiva, y, por 111
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de ellos: a) la decisin o eleccin entre al-
otra, parece adecuarse tambin a la historia mo ternativas que se proponen ante nuestro com-
ral y jurdica de la humanidad. Constituye la portamiento en calidad de posibilidades dis-
base de los juicios ticos que pronunciamos so- tintas, y b) la idea de impulso creador, de inicia-
bre nosotros mismos y sobre el prjimo, y tiva, que parece ligada a nuestra experiencia del
tambin posibilita los ordenamientos jurdicos, comportamiento voluntario. A partir de estos
especialmente los derechos penales, con sus aspectos se han formulado histrica ente, so-
conceptos ~u1~1\i)s par~ .J~:._~r~inadas conduc- bre todo en el dominio de la filosofa e {ee~lati-'
tas que se cons1deranrndc1vas ~ ') va, no slo diferentes definiciones de la voluntad,
sino incluso teoras que cu bren el campo psico-
En la anterior idea global de gobierno de
lgico y antropolgico, y alcanzan hasta la me-
la conducta se conjugan diferentes aspectos.
Ft1n(lamentalmente vamos a referirnos a dos tafsica, la concepcin toda de la realidad. En
este sentido, el dualismo de inteligencia y vo-
luntad, as como las relaciones entre ambas ha )
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y sabio, en tanto que el injusto aparece como
-Y en cuanto a cualquier conocimiento o
ignorancia, te parece a ti que el que es entendido ignorante y malo.
desea obtener ventaja sobre otro que tambin
es entendido, bien en hechos o en palabras, PLATN (428 -348 a. de C.) <<La Repblica. En
Obras Completas. Trad . del griego por Mara
o aspira tan slo a lo mismo que su semejante
Arauja y otros, Ed . Aguilar, Madrid, 1966, p.
en la misma accin? ginas 692 - 693.
-Posiblemente resulte necesario - dijo - que
esto sea as1.'
-Qu diremos del no entendido? No desea
de igual rnodo obtener ventaja sobre el entendido Cul es la realidad ntima, la realidad real,
como sobre el no entendido? la realidad eterna, la realidad potica o creativa
-Quiz. de un hombre? Sea hombre de carne y hueso
-Pero el entendido es sabio? o sea de lo que llamamos de ficcin, que es
-Claro que s. igual. Porque don Quijote es tan real como
-Y el sabio es bueno? Cervantes; Hamlet o Macbeth tanto como Sha-
-S. kespeare, y mi Augusto Prez tena acaso sus
-Por consiguiente, el hombre bueno y sabio razones al decirme, como me dijo vase mi no-
no desear obtener ventaja sobre su semejante, vela (y tan novela!) Niebla , que tal vez no
sino sobre su desemejante y contrario. fuese yo sino un pretexto para que su historia
-As parece -dijo. y la de otros incluso la ma misma, lleguen al
-Mas el hombre malo e ignorante anhelar
mundo.
obtenerla sobre su semejante y contrario.
Y 'digo que, adems del que uno es para Dios
-No creo que ofrezca duda.
-si para Dios es uno alguien- y del que es
-Y no decas t tambin, Trasmaco -dije
yo -, que el injusto desea obtener ventaja sobre para los otros y del que se cree ser, hay el que
el qu e es desemejante y semejante a l? quisiera ser. Y que ste, el que uno quiere ser,
-Si. es en l, en su seno, el creador, y es el real
-Y, en cambio, que el justo querr obtener de verdad. Y por el que hayamos querido ser,
ventaja tan slo sobre su desemejante y no sobre no por el que hayamos sido, nos salvaremos o
su semejante? perderemos. Dios le premiar o castigar a uno
- S . a que sea por toda la eternidad lo que quiso ser.
- El justo, pues -afirm yo-, se parece al ~hora que hay quien quiere ser y quien
sabio y al bueno, mientras que el injusto imita quiere no ser, y lo mismo en hombres reales
al malo y al ignorante. , encarnados en carne y hueso que en hombres
-Nada hay que objetar. reales encarnados en ficcin novel esca o nivo-
-Pero hemos convenido ya que cada uno lesca. Hay hroes. del querer no ser, de la voluntad.
es como aquel al que se parece.
- S, en eso hemos quedado. M I GUEL DE UNAMUNO: Tres novelas ejemplares
Y un prlogo>>, en Obras Completas, 11 Nove/as,
- Por tanto, el justo se presenta como bueno
Ed. Escelicer, Madrid, 1967, pgs. 972-973.
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ces a seres humanos, o a realidades animadas constituye un aprendizaje, es deci.r, unas pautas
de cualquier ndole, esta tendencia que en prin- de conducta individuales que enriquecen y mo-
cipio va dirigida hacia la madre; as adquieren dulan las pautas de conducta de una especie
pautas de comportamiento que ya son estric- determinada.
tamente individuales.
Este fenmeno del troquelado es extraordina- En los animales superiores, especialmente
riamente importante y nos revela: a) una cierta en los mamferos, esta incompletitud en el mo-
apertura de los mecanismos de comporta- mento de nacer, y, por ende, esta apertura de su
miento en el momento del nacimiento del vi- conducta, tiene una importancia creciente, de
viente, y b) cmo, arrancando de dicha apertura, manera que el fenmeno del adiestramiento, por
se instituye un determinismo que tiene ya, sin el contacto con los progenitores, va desplazan-
embargo, un carcter individual, educativo, do a la funcin que tenan las formas rgidas
que no es constante en todos los individuos de de comportamiento instintivo. En el caso del
la especie. Adems, hemos aludido en las leccio- nio tenemos un salto cualitativo que determina
nes anteriores a los fenmenos de condiciona- una realidad nueva, ligada adems a toda la es-
miento del comportamiento a travs de reflejos tructura anatmica del individuo, al desarrollo
condicionados. Mediante estos mecanismos se del cerebro y a la liberacin de la mano. As, el
hombre se encuentra <<condenad o a la libertad>>.
Esta expresin existencialista * n o hace sino re-
flejar una estricta situacin biolgica.
La vida humana no consiste ya en realizar
un programa especfico, sino en decidirse a s
misma, en construir un proyecto vital, en auto-
programarse. Las estructuras biolgicas nos
han llevad o a este proceso de liberacin, en el
que el hombre tien e que autoprogramar su vida.
La inten sidad de este problema se hace especial-
mente .clara si tenemos en cuenta que un servo-
mecanismo puede estar programado de tal ma-
nera que tenga que tomar decisiones en determi-
nados momentos. Pero la conducta voluntaria
humana reside no solamente en decidir de modo
inmediato a partir de unas normas previas, sino
e? algo mucho ms grave y radical: en la nece-
El famoso investigador Lorenz seguido por un grupo de patos en sidad de optar, de escoger las normas mismas,
el curso de uno de sus experimentos.
de levantar un programa de conducta humana.
este apremio responde la construccin de los proyecto o un programa que debe gobernar
digos morales y jurdicos por parte del hom- nuestra vida, su realizacin se encuentra ante
bre. Tambin, el forjado de las diferentes tc- peculiares dificultades. No pensamos simplemen-
nicas para el dominio de la naturaleza y para el te en los obstculos exteriores que pueden surgir,
control de nuestra propia corporalidad. Es de- y que tratara de resolver una decisin tcnica,
cir, el hombre tiene que construir su propia sino en el conflicto interior que se instala en
cultura, como sistema de normas para gobernar el hombre, constituyendo uno de los aspectos
su prctica y como esquema de recursos ante ms caractersticos del drama humano. Kant
la naturaleza exterior y su propia realidad bio- (1724-1804), recogiendo una larga tradicin, se-
lgica, convertida en un dato ms que debe ser al el conflicto entre deber e inclinacin. La
reorganizado. experiencia moral del hombre, salvando casos
En el animal existe un repertorio de necesida- como el intelectualismo socrtico aludido ante-
des, que se constituyen en los fines ltimos de riormente, ha presentado nuestra existencia como
su comportamiento. En el hombre este concepto una lucha entre la realizacin de las virtudes
de necesidad se hace doblemente problemtico: a que los ideales o cdigos morales nos llevan
a) es capaz como ya hemos indicado-, de y las tendencias espontneas de nuestra propia
crearse necesidades nuevas; a veces gravemen- realidad. Puede un hombre proponerse como
te antivitales, como pueden ser los vicios; otras, norma de su vida la realizacin de un trabajo
profundamente enriquecedoras de nuestra vida; creativo, pero tendr que combatir la inercia,
b) y es capaz, tambin, de suspender sus nece- vencer su pereza, que obstaculiza la ejecucin
sidades inmediatas como ocurre con el asee- de dicho trabajo. Puede proponerse un hombre
. ' la realizacin de un ideal poltico: para ser con-
t1smo o, en situaciones lmite, con el hombre
que inmola su vida, que sacrifica el instinto mis- secuente tendr que superar en muchas ocasio-
mo de conservacin en nombre de valores que nes el miedo, la fatiga, la tortura a que le so-
le parecen ms altos o que estima como superio- metern los enemigos de dicho programa.
res a su existencia puramente fsica. En este sentido, tanto la conciencia individual
como el juicio colectivo nos gratifican o nos
Trascender el instinto de conservacin es, sin condenan por nuestra conducta. Por otra parte,
du~a, el nivel ms profundo de libertad de la la Psicologa se propone averiguar el porqu
existencia humana al cual nos ha arrojado nues- de tal xito o fracaso, a travs de la intensidad
tra situacin biol~ica. Pero an surgen ulterio- de las motivaciones, mientras la Pedagoga trata
res problemas. de prepararnos
, .para la conducta que considera-
Aceptado un cdigo de normas, es decir, un mos como optima.
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re
marcado por aspectos que sealan una tremenda tes aspectos de la conducta electiva y su interna
frustrante, muchas veces suicida, conducta irra~ . .,
organ1zac1on.
cional de la ~uma~idad. Lo muestra el espec- El primero de estos aspectos supone una teo-
tculo de la v1olenc1a a lo largo de la historia ra de las necesidades humanas que, en el
tanto la violencia del asesinato individual, com animal, se encuentran fundamentalmente fijadas
la de las guerras colectivas entre distintos grupos por su organizacin biolgica y responden a un
tnicos o de clase, as como el espectculo de la esquema bsico: la conservacin del individuo
explotacin. En el terreno de comportamientos y de la especie. En el caso del hombre, estos im-
ms individuales se manifiesta en la presencia pulsos biolgicos y sus caractersticas instin-
de fenmenos como el masoquismo, el suici- tivas se convierten en pulsiones abiertas a ulte-
dio, la bsqueda del dolor. Deca Berdiaeff ( 1874- rior determinacin, pero, adems, aparece todo
1948) que los personajes de Dostoyevsky refu- un mundo de necesidades nuevas, que se pueden
tan todas las concepciones simplificadoramente designar como culturales, siguiendo la termino-
hedonistas, pues se detecta en ellos no el afn loga convencional. Entre ambos aspectos existe
de placer, sino de sufrimiento. En nuestra lite- una profunda interaccin, ya que, por una parte,
ratura la figura de Don Quijote expresa y sim- la cultura tiene, como hemos subrayado, un
boliza una modalidad de accin humana cons- sentido biolgico y, por otra, toda la biologa
tantemente abocada al fracaso. humana se encuentra culturalizada profunda-
mente. En este sentido, apenas resulta necesario
Estos hechos testimoniales bsicos revelan la recordar el modo tan variado como el hombre,
dificultad de una teora satisfactoria del compr- a travs de la historia, satisface su necesidad
tamiento humano y sus motivaciones. Y en ra- nutritiva y la conversin de sta en todo un
zn a este espectaculo de la violencia, Freud, arte, o las modalidades de desarrollo tan diver-
que haba partido de un esquema fundamental- sas a que da lugar el instinto de proteccin de la
mente hedonista (la bsqueda del placer como cra. En el terreno de la sexualidad, la compleji-
incentivo bsico del comportamiento humano), dad del mundo levantado por el hombre resulta
no menos notoria que en los casos anteriores.
introdujo el principio tantico, el instinto de
muerte o de destruccin, como otro ~omponente
Se han elaborado catlogos muy varios de
motivador de nuestra conducta.
las necesidades humanas, desde la primera y
radical que sigue al parto, la respiratoria, hasta
La teora de la motivacin cubre varios obje-
. , f ndo se pretende las que parecen tener un carcter ms personal,
tivos. En el terreno mas pro u como la de autorrealizacin, de encuentro y plas-
la detectacin de las causas ltimas de nuestro
macin de la propia identidad; pasando, por
comportamiento. Por otra parte, Y en un terreno ejemplo, por la voluntad de poder, tan Jecisiva
tns inmediato trata de organizar el esqu~ma de en el sistema de Adler. 121
nuestros meca:Usmos conductuales, los diferen-
. - --.--.- ----- - - -
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1
1
1
1
1
Interesa advertir, una vez ms, la incidencia l~s evidente guc todo el mundo de nuestro
de nuestra cultura sobre todos estos esquemas de comportamiento se encuentra reinformado, rees-
necesidades, incluso sobre aquellas que parecen tructurado, a travs de la cultura y las situacio-
, . .
mas pr1mar1as, como en el caso de la respiracin. nes mltiples que sta confiere a la existencia
Pues, aunque a veces se ha expresado la idea de humana. Ello no impide el intento de catalogar
que la necesidad respiratoria en el hombre no un repertorio de necesidades biolgicas en e]
da-ra lugar a comportamientos complejos, mo- hombre, que seran bsicas y comunes a toda
tivacionales, hemos asistido, sin embargo, al cultura. Aunque tales pretensiones de estable-
desarrollo de tcnicas respiratorias (recordemos cer una taxonoma*, es decir, una enumeracin
el yoga); y la complejidad y ambicin de nuestra y clasificacin de las necesidades humanas, son
cultura, al tratar de ganar nuevos habitats, nue- manifiestamente mltiples, dada la complejidad
vos medios para el hombre, ha construido toda de nuestro comportamiento y las profundas in-
una serie de artefactos tcnicos que le permitan teracciones entre el sustrato biolgico y las for-
respirar en condiciones desacostumbradas, en mas culturales.
las profundidades marinas, las alturas de la at-
msfera, en el espacio sideral. Podemos apreciar distintos criterios para cla-
sificar nuestras necesidades, segn que stas
sean, por ejemplo, fundamentalmente innatas,
como en el caso ms elemental, la respiracin,
el alimento; o bien necesidades adquiridas, ya
por un proceso individual (formacin de h-
bitos que pueden tener un carcter mu y apre-
miante, como es el caso de fumar o de ingerir
drogas en ciertos individuos), o social (necesi-
dad de destacar dentro de una civilizacin com-
petitiva). Se pueden tambin utilizar otros cri-
t~rios: el fisiolgico (por ejemplo, necesidades
ligadas a la alimentacin), el enmarcamiento en
el entorno
. , social (necesidades de asociacin, de
acepta.c1on por el grupo, que tambin se da en
los animales sociales) o, por ltimo, las estricta-
n:iente personales (encuentro de la propia iden-
tidad, descubrimiento de una vocacin vital).
Hasta las necesidades humanas ms bsicas, como la de respirar
estn sujetas a la modelacin de los distintos esquemas culturale~
y al influjo de la tcnica. El anlisis de las necesidades humanas no se
En la ilustracin, un hombre haciendo yoga. 1
reduce a la elaboracin de taxonomas. Desde
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'
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-
0
tra perspectiva se plantea el problema del modo tlamo*, segn ciertas investigaciones, desinhi-
nque actan fisiolgicamente sobre nuestro bira la accin de stos sobre los centros de l ham -
e A
comportamiento. esta preocupacin ha tra- bre, desencadenando, en consecuencja, Ja ac-
tado de responder la doctrina de la homesta- tividad de los ltimos y produciendo la se!lsa-
sis, desde que este concepto, basndose en ideas cin consiguiente de necesidad alimenticia . En
anteriores, de Claude Bernard ( I 8 I 3-1878), so- trminos similares podramos hablar, por ejem-
bre el medio interior, fue desarrollado por W. plo, de la influencia de las hormonas sobre la
M. Cannon en los aos treinta de nuestro siglo. actividad sexual.
El concepto de homestasis subraya la idea La ruptura de equilibrios internos, bioqumi-
de equilibrio interno como esencial para la vida. cos, fsicos (por ejemplo, trmicos), actuara so-
El mecanismo fundamental por el que se pon- bre nuestro encfalo, entendido como computa-
dra en marcha una necesidad consistira en la dor de un homestato (es decir, de un aparato
ruptura de este equilibrio interno. Por ejemplo, qu e ha de mantenerse en equilibrio), para in-
el descenso del nivel de g lucosa en la sangre, ducir en ste las rdenes o los programas deter-
actuando sobre los centros de la sacredad o de minados a la resolucin de desequilibrio. Ten-
la satisfaccin alimenticia que existen en el h ipo- dramos el siguiente esquema:
Equilibrio o
satisfaccin
Activacin de
un programa
que dibujan el principio de la realidad. A
tivo fundamental de la conducta humana es la
bsqueda del placer (en sentido de actividad, este impulso de placer correspo~de 1~ ~dea freu-
diana de la libido como energia basica deter-
frente a la permanencia en estado de equilibrio)
nas se contrapone una concepcin del ser huma- la publicidad corresponde a este momento de
o que se encuentra a s mismo en las t nuestro funcionamiento econmico y disea una
n' . a reas
creativas, en la cooperacin con sus congne figura humana eminentemente gregaria, carente
. ., res, ~e personalidad y voluntad propjas. En otro sen-
en el amor. E. sta v1s1on optimista no resultara
tido, s~ trata de manipular la opinin pblica
mantenible sin una crtica de nuestra histor
yde la sociedad actual; tal crtica es desarrolla~: a . ,traves .de los grandes med1os de comunjca-
c1on social, especialmente para conseguir unas
en Erich Fromm, a travs de un humanismo masas fcilmente gobernables. Y en una fase ul-
marxista, el cual se opone, al igual que Herbert terior, en presencia de fenmenos de resisten-
Marcuse, a las realizaciones burocrticas del cia, dicha sociedad instrumenta recursos ya ms
marxismo en nuestra historia. claramente brutales, a travs de drogas o de tra-
La vocacin del hombre individual y colecti- tamientos psicolgicos sobre reclusos, que tratan
vo reside, segn estos pensadores, frente al de- de doblegar la libre personalidad de los sujetos
sarrollo de los mecanismos de control, en un pro- inadaptados, presentndose como una psicote-
ceso de liberacin. Como han subrayado Cofer rapia. En pases mu y desarrollados se han utili-
yAppley, esta nueva orientacin supone en rea- zado estas tcnicas en el ambiente carcelario o
lidad una ruptura con gran parte de la teora psiquitrico, segn ha sido denunciado en los
psicolgica motivacional, ya que se trata de es- ltimos tiempos, a pesar de las confesiones de-
capar a los determinismos manipulantes, y, como mocrticas y de libertad que las Constituciones
indica Rogers, la conducta de la persona autorrea- de prcticamente todos los pases manifiestan
lizada es en gran parte imprevisible, debido pre- ostensiblemente.
Estos aspectos corresponden a las dimensio-
cisamente a su singularidad personal.
nes ms negativas de una teora de la, moti,racin,
De estas consideraciones se suscita el proble- , .
pero, sin emb~rgo, no representa e~ta su u~ic~
ma referente al contexto histrico, social e
utilizacin posible. Tambien es factible servirse
ideolgico en que han surgido las teoras de del conocimiento de nuestros mecanismos con-
la motivacin. Es evidente que vivimos e~ ductuales, justamente para coadyuvar al proceso
una sociedad neocapitalista en alto grado mani- de libertad responsable en el hombre. Tal es el
puladora. As se manifiesta en el marco del fun- caso de una psicoterapia o de una pedagoga
cionamiento econmico de nuestra colectivi- correctamente dirigidas. Como en otros casos,
dad. Esta, por su lgica interna, se ve obligada 1 conocimiento que el hombre posee, ya sea
crear necesidades de consumo para sostener e b la naturaleza, ya sobre l mismo, puede
so re . d .
el mercado. Tales necesidades son profunda- quecido como una potencia estruct1va
ser enrl d
mente artificiosas con frecuencia, forzand? la acidad enriquecedora y liberadora e
0 una cap . ., d h
adquisicin de productos que deben deter1~rar nuestra h 1s
. tori a
'
segn la direcc1on
,.
que a ic as
se , 1 ces1dad
rap1damente con objeto de que
adn,uis1t1va
d 1
ne
ndo de
fuerzas 1
mprima el poder pol1t1co. 125
se reproduzca. To o e mu
1
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1
1
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1
ncorporadas a todas las culturas
Secuencias vitales permanentes l
Satisfaccin
Impulso Acto
Eliminacin de C0 2 en los tejidos
Deseo de respirar: boqueadas Aspiracin de oxgeno
B. MALIN OWSKI: A Scientific Theory of Culture and Other Essays, Chapel Hill, University of North Carolina Press, 1944. To-
2
rnado de ASH LEY M oNTAGu: La direccin del desarrollo humano, Ed. Tecnos, M adrid, 1969 .
El concepto del hombre que surge de la teora como su mortal contrapart.ida: el instinto de la
freudiana es la acusacin ms irrefutable contra muerte. Sus fuerzas destructivas provienen de
la civilizacin occidental - y al rnismo tiempo, hec ho de que aspira a una satisfaccin que la
es la ms firme defensa de esta civilizacin -. cultura no puede permitir: la gratificacin como
De acuerdo con Freud , la historia del hombre tal, como un fin en s misma, en cualquier mo
es la historia de su represin . La cultura restringe mento. Por tanto, los instintos deben ser des
no slo su existencia social, sino tambin la viadas de su meta inhibidos en sus miras. La
I '
biolgica, no slo partes del ser humano, sino civilizacin empieza cuando el objetivo primario l
su estructura instintiva en s misma . Sin embargo, - o sea, la satisfaccin integral de las necesi
l
tal restriccin es la precondicin esencial del dades- es efectivamente abandonado. 1
progreso. Dejados en libertad para perseguir sus
J
objetivos naturales, los instintos bsicos del
1
hombre seran incompatibles con toda asocia- , Trad d>
HERBERT Eros y c1vi/1zac1on.
MARCUSE : '10
cin y preservacin duradera: destruiran inclusive Juan Garca Ponce, Ed. Seix Barral, Barce
lo que unen . El Eros incontrolado es tan fatal na, 1968.
(
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''
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LECTURA Y COMENTARIO
ma,. q~e a nadie le s1r:e de provecho, sino que, por el contrario, a todos
per1ud1ca; que ella misma no sabe para qu vive y que maana acabar
por morirse ella sola ...
(... )
>>Por otro lado, energas juveniles, frescas, que se rinden en vano, sin
apoyo, y esto a miles, y esto en todas partes. Mil obras e iniciativas buenas
que se podran hacer y perfeccionar con los dineros que esa vieja lega al
monasterio. Cientos, miles quiz de existencias acarreadas al buen ca-
mino; decenas de familias salvadas de la miseria, de la disolucin de la
ruina, de la corrupcin de los hospitales venreos ... Y todo eso con sus
dineros. Mtala, qutale esos dineros, para con ellos consagrarte despus
al servicio de la Humanidad toda y al bien en general.>>
erEoOR M. O'iTOIEVSKl: Crimen y castigo. En Obras Con1plrtas, como 11, Hd. Af~Udar,
Madr1d, 1957, pag. 63.)
<<Slo hay una pasin que satisface. la ne~esidad que siente. ~l ho~bre
de unirse con el mundo y de tener al mismo tiempo una sensac1on .~e inte-
gridad e individualidad, y esa pasin es el amor. ~~,amor es un1on ~on
alguien 0 con algo exterior a uno mismo, a cond1~10.n de retener ~a. ~n
dependencia e integridad de s mismo. Es un sent1m1en~o. de c~part1cion,
de comunin, que permite el pleno despliegue ?e la acu.v1d~d interna de
uno . L a experiencia
amorosa eli'mina la necesidad de 1lus1ones.
, . No es
necesario hinchar la imagen de la otra persona, o la de s.1 mismo, ya qu~
la real'd
1a d d ,
e 1a copart1c1on y del amor activos me permite trascender
, . mi
1 po sentirme a mi mismo como
existencia individualizada y a mismo tiem L .
t n el acto de amor. o 1mpor-
portador de las fuerzas activas que consti uye
tantees la cualidad particular del amor, no el o~j.~to. Hay amor en el sen.
timiento humano de solidaridad con nuestros proJii:nos, en el amor ertic
}31RC
por s mismo como ser humano, y en el sen.t1m1ento mist1co de unin. CoFE~
fe~
En el acto de amor yo soy uno con todo y, sin embargo, soy yo mismo
un ser humano singular, independiente, limitado, mortal. En realidad, el Ja
1 ' .< .
, .
1
1
1
1
1
1
1
1
en el or den t erico como en el prctico, que
, . se
plantea la vida humana. E~ el orden teoric? se
presenta la pregunta de si el hombre es. libre
o no, o ms p recisamente, ya que la alternativa
. . en
estos trminos rad!cales ~s en exceso s1n;phca-
dora en qu consiste la libertad humana. Y de
aqu: ~n el terreno del~ vida ind~vi~ual, ~u~gen
inmediatamente una serie de cuestiones practicas,
como las que se plantean, desde, la Psicologa, ~a
Psiquiatra y la Pedagogia: Como se puede 11-
brar al hombre de sus neurosis, de los comporta-
mientos en que la libertad resulta inhibida?
Cmo, en la educacin humana, se puede desa-
rollar el sentido de la libertad? Y pasando del
orden individual al colectivo, aparece el proble-
ma de la libertad como grave cuestin poltica.
Pero, aun resultando obvia la importancia de
estos planteamientos, debemos sealar que en
el terreno de la meditacin filosfica el tema
de la libertad gana an nuevos horizontes.
En la leccin anterior surge ya el concepto El hombre vive inmerso en una realidad na-
de libertad en relacin con los actos voluntarios tural (para muchas concepciones de la cultura
del hombre. Entonces rozbamos algunos aspec- humana, tambin en relacin con poderes so-
tos de este problema: a) cmo el comporta- brenaturales) y, entonces, se despliega, a partir
miento humano se va liberando de los de- de las experiencias de la vida humana, una pre-
terminismos instintivos; b) cmo nos sentimos gunta ms amplia: est la realidad entera gober-
responsables y autores de nuestra vida en sus nada por las categoras*, por los conteptos
momentos decisivos; e) cmo esta libertad, sin de libertad o por los de necesidad? El problema
embargo, est sometida a condicionamientos de la libertad se ha convertido en un interrogan-
del tipo ms variado, desde las limitaciones pro- te metafsico u ontolgico es decir en un in-
pias de las leyes fsicas, hasta las coacciones so- tento de organizacin general ' ' la reali-
de toda
ciales. dad, que es precisamente el empeo propio de
A travs de estas someras indicaciones se di- la m~taf~ic~; desde la perspectiva de nuestra
buja una cuestin que es preciso ahora afrontar exper1enc1a interior se salta ahora a una pregunta
unitariamente: el problema de la libertad. Se abarcadora de toda la realidad.
34 trata, sin duda, de uno de los grandes temas, tanto Quiz al no filsofo puede resultarle un poco
'1
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1
moderna durante la etapa que designamos como decir, de un cierto azar en el acontecimiento
ciencia clsica*. natural, que permitiera restablecer la libertad
En una postura radicalmente inversa? la .ex- humana.
periencia de la libertad humana puede inspirar
una concepcin absolutamente librrima,
gratuita, de la realidad entera, como la que en-
contramos desarrollada en nuestro siglo por la
obra de Jean Paul Sartre (existencialista fran~s
contemporneo). La nica condenacin que exis-
te es la de la libertad, y la realidad entera es p~ra
gratuidad pura contingencia*, diramos e~ ter-
lllinos es~~lsticos; negacin de l~ necesidad.
La poca moderna recrea el mismo problema se libera no a travs de una accin que le enfrenta
durante los siglos XVII, XVIII y xrx, hasta la con obstculos y determinismos que supera, sino
crisis de la fsica clsica, a finales del siglo XIX, fundiendo su pensamiento con la racionalidad
aunque ya anteriormente, a mediados del mis- que gobierna el mun?o rea]. A9u se manifiesta
1110 siglo, el evolucionismo dibuja una nueva el grado mximo de 1ntelec~ual1smo.' el cual su-
imagen de la naturaleza. En este tiempo, la prime el elemento voluntar~o pa~a integrarlo y
idea precisa de la mquina del mundo es simboli- disolverlo en la idea de rac1onal1dad.
zada por la ciencia como un riguroso reloj. Otras imgenes de la vida humana nos han
Pero, simultneamente, el pensamiento filos- presentado al hombre como un ser carente de
fico, as como toda la sensibilidad de la poca capacidad creadora propia, pero no absorbido
moderna, se preocup intensamente por armoni- por la racionalidad, sino por poderes enigm-
zar las leyes naturales con la libertad humana. ticos suprarracionales. Pensemos, as, en nues-
Para salvar a sta se idearon los expedientes ms tra poca, en el mundo que ha descrito la nove-
varios. Para Kant ( 1724-1804), por ejemplo, lstica de I<afka. En un hombre que busca
el mundo determinstico, en que todo est re- metas, como el <<castillo>> de su novela, total-
gulado, propio de la imagen cientfica moderna, mente inaccesibles y quiz inexistentes, o que
es un mundo de apariencias; por debajo de l es sometido a <<procesos>> incomprensibles, o
existe una realidad ms profunda, el mbito transformado en un monstruoso insecto al des-
noumnico* que descubrimos en nuestra con- pertarse una maana. (Vase la Metamorfosis.)
ciencia moral: el mundo guiado por la libertad. Y a en los orgenes de nuestra cultura, en los
A partir de este pensamiento d.e Kant se desarro- antepasados griegos, nos encontramos con esta
llaron distintas formas de idealismo* y, mu y visin de la existencia humana dominada por
concretamente, el que representa la filosofa de poderes superiores, como ocurre con la idea
Fichte (1762-1814), que sita en los conceptos ~e. destino que domina la tragedia griega. Lo
de voluntad y de accin la comprensin de la tipico del hroe, frente al ser annimo radica en
realidad. que su biografa resulta arrastrada por ' una ne-
Tambin, desde esta misma comprensin de cesidad inexorable, la cual le conduce a un fin
una naturaleza absolutamente gobernada por la fatdiC: Este ~estino ha sido pronunciado por
necesidad (ya sea sta la del mecanicismo* de- el ora~ulo; asi ocurre en Edipo, cuyo fin es
terminista o la de un logos, una razn, inserta profetizado por el ciego Tiresias. Edipo, por ms
en la naturaleza), se ha intentado disear un esfuerzos qu~ haga, terminar desposando a su
nuevo concepto de la libertad. En el mundo madre Y a~esinando a su padre. Ya las ms anti-
griego la encontramos en los estoicos* y, en guas creaciones de la literatura helnica los poe-
la poca moderna, expresada por Spinoza ( l 6 32- mas h omericos,
' nos permiten asistir a 'esta idea
1677). Segn estas opiniones, el ser libre con-
~e una fuerza que gobierna a los hombres e
siste en la conciencia de la necesidad; el hombre incluso los dioses. Estos, en efecto, consultan
1
1
1
1
1
hombre se encuentra sometido a poderes que aparicin del cristianismo, cuando, como indica
1:
lo superan, sean stos racionales o enigmticos. San Pablo, Cristo nos ha liberado de la esclavitud
Sin embargo, en nuestra herencia cultural de- de la ley y nos hace verdaderamente libres. En-
1 bemos referirnos inevitablemente a la concep- tonces aparece una nueva imagen del hombre,
,
1
cin de la realidad y de la vida que se encuentra continuando el Antiguo Testamento, pero sin
1
1
,
a la imagen de una necesidad inexorable, nos cin cristiana, a la Revelacin.
aparece la libertad como el momento funda- Esta tensin entre el mundo griego y la he-
mental para la comprensin de lo real. Des- rencia hebrea nos sita en el corazn de intuicio-
de un acto creador, desde la palabra pronunciada nes que son fundamentales para entender la pro-
por Jahv, la realidad es bsica y decisivamente blemtica de la libertad, tal como se ha plan-
creacin libre, no slo en sus orgenes divinos, teado en el pensamiento de Occidente, heredero
11
sino tambin en la medida en que el hombre es de ambas culturas. Por una parte, el intento de
imagen del creador y est llamado a continuar, comprender racionalmente no slo el cosmos,
el universo, sino la realidad entera; por otra,
a travs del trabajo, esta accin creativa. La li-
la experiencia de la libertad creadora.
bertad constituye un atribu to esencial de lo que
el .hombre es, y justamente por ello el creador
exige el homenaje de la libertad humana,
1
1:
travs de una norma prohibitiva que se refiere
1
En el episodio del
al rbol del bien y del mal. . sacri ficio de Isaac
1
'
1
'
1
1
1
1
1
El hombre est en trance de crearse, en el
Por lo cual, yo repito ser preciso
doble sentido de que Dios Jo crea y el hombre
que declinen los tomos un poco,
coopera a esta gnesis con su inteligencia y su
para que no parezca introducimos
voluntad. Si el hombre no fuera ms que una
movi mientas oblicuos, que reprueba
cosa o una maquinaria, no habra necesidad de
la razn verdadera; es evidente,
y ven los ojos, que los cuerpos graves tiempo ni de historia; 'Dios hubiera podido fa.
seguir no pueden direccin oblicua bricarlo con un parpadeo y constituirlo en la
en su cada; pero qu ojo agudo felicidad perfecta. Pero el hombre est llamado
ver que no se apartan de la recta? a hacerse un dios, y esto implica que consienta
En fin, si siempre todo movimiento y trabaje en su propia gnesis. Si el tiempo es
se encadena y en orden necesario la medida de la gnesis, con mayor razn el
hace siempre que nazcan unos de otros; tiempo humano significar esta antropognesis en
si la declinacin de los principios que cooperan sin confundirse dos libertades que
un movimiento nuevo no produce. se respetan mutuamente. El tiempo es para el
que rompa la cadena de los hados, hombre el signo de la libertad. La libertad hu-
de las causas motrices trastornando mana engendra a su vez al tiempo. A partir del
la sucesin eterna, de d viene hombre, la temporalidad ha adquirido un sentido
el que lo animales todos gocen nuevo. Despus del tiempo fsico y el tiempo
de aquesta libertad? De dnde, digo, biolgico aparece el tiempo del espritu, que
esta voluntad nace que arrancada nace en su plenitud. El tiempo humano aparece,
a los hados nos mueve presurosa pues, en la obra de Dios como un ndice de
do el deleite conduce a cada uno? perfeccin, puesto que expresa la obra maestra
Adems de que nuestros movimientos del Creador: la gnesis de seres a su semejanza,
ni a tiempos ni a lugares se sujetan capaces ellos mismos de crear.
determinadamente.
cesidad que el hombre tiene de comprenderse en c neo bilioso y atra b11ar10 . o me1aneo, l1co.'
y realizarse como ser libre han entrado en una sangu , d . 1 , d l
Todo el desarrollo de la en ocr1no og1a y e a
~teresante dialctica con t~les concepciones El neurofisiologa, en la poca moderna, ha subra- 139
uluin0 recurso consiste
. .
en integrarse en estas 1
yado los factores condicionantes de nuestro com- social seala la importancia del hecho educativo;
Una construccin adecuada debe superar sucesivos estratos de la natL1 ralc:za; y tambin
esta radical anttesis, para forjar una teora que muestra los rasgos peculiares c1 ue caracterizan
los elementos vlidos de ambos extremos. a la cultura humana y que vienen exigjdos por
Debemos sealar, en principio, que el ideal la misma situacin biolgica deJ hombre.
de una predictibilidad determinista unvoca co- Pero, sin embargo, partiendo de la anterior
rresponde al espritu de la ciencia que hoy lla- situacin posibilitadora de la libertad, resulta
mamos clsica, la ciencia del perodo mecani- tambin imprescindible, en un impulso com-
c1sta, pero no a la ciencia actual. Esta, a travs plementario, replantear el concepto de libertad,
de una mayor perfeccin de los instrumentos de tal manera que ste no aparezca como nega-
matemticos, como la estadstica, engloba dicha cin pura y simple de la racionalidad, como acto
predictibilidad unvoca como un caso lmite, soberanamente librrimo, carente de condiciona-
\ perrrute, en el estudio de las tendencias y de miento y de cauces.
los grados de libertad de un sistema, realizar Partiendo de estas consideraciones, parece im-
previsiones mucho ms elsticas. Por otra parte, portante subrayar, que la libertad humana,
y en el mismo dominio de la ciencia natural, al igual que la racionalidad, no es algo ab-
podemos considerar superado el ideal del me- soluto en el hombre, no es una cantidad fija,
canicismo, segn el cual la explicacin de toda sino una realidad contrable. E l hombre goza
la realidad se reduca fundamentalmente a la de libertad, es ms, el hombre se ve arrojado a 1
descomposicin en elementos, gobernados por la libertad como caracterstica de su situacin
las leyes de la mecnica. Este hecho resulta biolgica, pero esta libertad puede desarrollarse
especialmente importante en el planteamiento en grados muy distintos e incluso desaparecer
de las ciencias del hombre y de la sociedad. No en situaciones lmites, como ocurre con la lo-
se trata ya de reducir stas a los modelos del cura o con algunas formas de coaccin, sean
fsicas o sutilmente psicolgicas. E ntonces, la
pensamiento fsico sino de definir su mundo de
conocimientos propios,' en el que se inscribe el libertad nos aparece como un gran problema 1
cultural, como la tarea de conseguir formas de
concepto de libertad. As ha ocurrido en los 1
vida colectiva en las que nuestro conocimiento
movimientos renovadores m s varios de las
del hombre sea utilizado de una manera libera-
c~encias humanas, desde la medicina antropol-
dora, y no de un modo aniquilador de las posi-
gica hasta la crtica marxista de la economa o la
sociologa crtica.
bilidades de ejercicio de la libertad en nuestra '
'
vida i11dividual.
Reintroducir el concepto de libertad no supo- Pero debemos precisar todava en qu con-
ne , por lo tanto, romper el rigor. t 1
del conoci- siste esta situacin de libertad dentro de las
llltento cientfico. La visin evolucionista, en la 1
caractersticas propias del viviente humano.
que ya hemos insistido en otras lecciones, nos No necesitamos sino reco1dar unitariamente
Presenta la constante emergencia por pasos de y proyectar sobre este tema una serie de aspee-
~ntidd a cualidad de atributos ' nuevos en 1os
141
'
1
'
-- _ _ J.
'
'
'\J.,
'
''
1
1
~enos absurda que '1a que determina ~ue el OQ..t:tn.lmepte (salvo casos excepcionales de trans-
.e tiempo es una alucinacin enorme Y crnica de mutacin histrica en la vida colectiv a o de
l-
la mente humana. crisis radical en la existencia indi\ridual), su-
----
)- ponen l.a._ g~cisin .9e zonas parciales, i:especto a
M1t1c CAPEK: El impacto filo~fico de la flsi~a
)5 ~~ealidad inmensa_y ~o!!_lpleja_gue implica el 14
comtempornea. Tecnos, Madrid, 1965, pg. 33
- :. . '1 ~ \ (
__ - . ! ' , ) 'il!
1
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'1
1
1
1
la filosofa existencialista. Y esta in_guietud es
c_onc~pto de_Froyecto vital en su totalidad. En es-
tos grandes momentos, ms o menos dilatados
comprensible desde dos grandes puntos de
l
vista: J
en su horizonte de decisin, pero en todo caso a) El ~jercicio de la libertad acusa nuestra
de pretensin determinante respecto a nuestro soledad en el proceso de decisin. Cuando es
futuro, se dan dos elementos: un componente
realizado en toda su pureza, el acto libre cons- 1
de ima inacin creadora y otro de adscripcin
tituye algo genuinamente individu~l. Correspon- 1
~rograma o proyecto que nuestra imaginacin
de al destino de un ser que no esta resguardado
ha levantado. Estas grandes decisiones crticas,
y la ulterior fidelidad o claudicacin gue las pro-
va por las pautas de conducta de la especie, un '
~er que, desde el abandono del claustro materno,
yectan sobre nuestra vida, nos - hacen verdadera-
~
mo, en aquellos casos en que ste se ve grave- Toda esta serie de fenmenos, inhibidores de
mente en peligro. Evidentemente, no se trata la libertad, constituyen el resultado de socieda-
de episodios remotos en nuestra historia, sino des basadas en las relaciones de dominio: do-
de realidades vigentes y cotidianas en una hu- minio de unas clases por otras, concretamente
manidad que se pretende civilizada de las clases que poseen o controlan los medios de
Sin llegar a estos lmites, muchas veces bas- produccin sobre las clases asalariadas; dominio
ta con lo que podemos designar como coaccin de unos pueblos sobre otros, de los que poseen
convincente, como violencia sutil. Resulta f- los grandes recursos de la industria y la ciencia
cil de ejercer en un mundo donde la informa- de nuestra poca, sobre los productores de ma-
cin supone una realidad tan importante y su teria prima y de fuerza de trabajo. Relaciones
control no es difcil por parte de los grandes tambin de dominio entre los sexos, de opresin ,
poderes polticos y econmicos. La influencia de la mujer y de dominacin de los adultos so-
ejercida desde los medios de comunicacin de bre los nios y la juventud. En todos estos casos
n1asas representa, sin duda, uno de los mo- un sector, que dispone del poqer, se apropia
dos ms caractersticos y eficaces de nuestra la riqueza obtenida por el trabajo colectivo, se
poca para impedir el libre desarrollo de la atribuye un superior status jerrquico, una capa-
libertad. cidad de opinar y de dirigir, d~ acceder tambin
Anteriormente aludamos ya a la problemtica a los bienes mximos que la cultura humana ha
que en este sentido se plantea en el campo edu- producido. La inhibicin del libre desarrollo
cativo. Adems, entre la coaccin fsica, ms de unas mayoras, explotadas y desplazadas,
cruda y violenta, y la sutil que opera por va de constituye un momento esencial para el mante-
conviccin impositiva, se situaran las tcnicas nimiento de esta organizacin de privilegio.
psicosociales de propaganda y de psicotera- La declaracin, puramente formal y retrica,
pia, a que hemos aludido en la leccin anterior. de la libertad e igualdad de los individuos carece
Pero tampoco debe olvidarse, entre estos ex- de toda eficacia mientras no se consiga un acceso
tremos, la presin cotidiana y social, que se de la colectividad entera, de toda la humanidad,,
transmite a travs de los usos vigentes, de los a los resortes clave del poder econmico y cul-
gestos cotidianos. Las clases dominantes irra- tural, un~ apropiacin de los grandes recursos
dian determinados modelos de prestigio sobre que dominan las posibilidades y el futuro del
el resto de la sociedad. Y, de una manera mu y h~mbr~. Sin olvidar que, al ser la libertad pa-
determinante, la sociedad mercantil, al estable- tr1mon10 de todos, no puede excluirse de ella
. ,
cer la capacidad de acceso al poder que supone a ningun. gr~po minoritario: es preciso desterrar
el dinero, utiliza uno de los procedimientos ms las m~rg.1nac1ones tnicas, religiosas, lingsticas,
actuantes en la vida cotidiana de coaccin, ope- econom1cas, etc., de las que la historia y la soci~
rando sobre sujetos cuya apetencia econmica dad actual presentan mltiples ejemplos.
6 es desarrollada al mximo. En la leccin sobre los derechos humanos
1
1
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habr oportunidad de precisar estas ltimas cues- 1
c1onario
Tena diecisis
A aos ' era un p equeno
- b ruto, estaba acostado sobre la
arena en rcac~on, Y con~emplaba las largas olas chatas del Ocano.
bras can:b1aban con la edad Y con las modas intelectuales, pero eran una
sola y misma apu:sta; Y Mat~o no era a. sus propios ojos un tipo alto y algo
pesado que ensenaba filosof1a en un liceo de varones, ni el hermano de
Santiago Delarue, el abogado; ni el amante de Marcela, ni el amigo de
Daniel y de Brunet: no era cosa alguna, sino esa apuesta.
Qu apuesta? Se pas la mano por los ojos, cansados por la luz; ya
no lo saba bien; ahora tena cada vez ms a menudo largos momentos de
exilio. Para comprender su apuesta era menester que estuviera en lo mejor
de s mismo.
- La pelota, por favor. 1
Una pelota de tenis rod hasta sus pies y un chiquiln corri hacia l
con una raqueta en la mano. Mateo recogi la_pelota y se la tir. Cierto que
no estaba en lo mejor de s mismo: estaba acurrucado en ese calor sombro,
ysufra la antigua y montona sensacin de lo cotidiano: por mucho que
se repitiera las frases que antao lo exaltaban: <<Ser libre. Ser causa de s,
poder decir: soy porque lo quiero; ser mi propio comienzo>>, slo eran pa-
labras vacas y pomposas, palabras fastidiosas de. intel.ectual. ,
!)'
Se levant. Se levant un funcionario, un func1onar10 que tenia apuros
de dinero y que iba a encontrarse con la hermana de uno ~e sus antiguos
~umnos. y pens: Est hecha la jugada? No soy ya mas que un fun-
cionario?>>
-
.,
'
dealisrno . . E~
VOCABULARIO 1 podra dehm1
el mundo ex
Categoras: Las formas ms genera- men, que les permite moverse en
ciones que
les dentro de las cuales pueden otras direcciones. Parece ser que
concretado
incluirse todas las ideas y las re - Epicuro formul esta teora, que
tinta a lo lar1
laciones entre las mismas. Por fue expresada por Lucrecio. Con
I
. .,
cin cubre un radio mucho ms amplio que el rganos sensoriales y el aparato de e1ecuc1on
de lenguaje. El lenguaje representa una forma de nuestras decisiones.
altamente organizada de comunicacin. Esta Pero este aislamiento, esta clausura del. ani-.,
significa el protofenmeno, el hecho radical del mal sobre s mismo, respecto a su organ1zac1on
cual debemos partir, inicialmente, en nuestro nerviosa y su conciencia, tiene que ser superada.
anlisis, para irnos elevando a la comprensin El animal no puede relacionarse exclusivamen~e
del fenmeno lingstico. con el mundo fsico sino con los otros seres an1-
' .
Qu significan los fenmenos y procesos de males de su misma especie y de otras diversas.
comunicacin? Para responder a esta pregunta
.,
La vida supone actividades de cooperac1on y
debemos arrancar de conceptos que ya han sido competitivas entre los distintos animales: sim-
elaborados en anteriores temas. Veamos cmo biosis, comensalismo, rivalidad. Pensemos, por
en la progresiva organizacin de lo real, concre- ejemplo, en los hechos de la reproduccin bi-
tamente en la aparicin de la vida animal sex\lal: es esencial para el cumplimiento de los
- y en cierta forma en la rplica o imitacin de mismos el acuerdo, la actividad conjunta de
sta por los servomecanismos , surgan mun- macho y hembra; o pensemos en procesos como
do~ nuevos. Tales eran el t1niverso de las repre- la caza organizada en grupos. Tambin es ilus-
sentaciones, de las decisiones, de la captacin
interior de los estados energticos que consti-
tuye la conciencia animal y en el hombre ad-
. quiere una peculiar e intensa reflexividad. Se
trata de un mundo propio para cada especie
viviente, de un mundo privado que podemos
diferenciar de la naturaleza fsica como mundo
pblico, como centro comn de referencias,
aunque en l cada especie selecciona su ambiente
peculiar. Estos universos constituidos por las
conciencias individuales resultan, en cierta for-
ma, aislados entre s, interiores. Y a la misma
organizacin anatmica refleja, de algn modo,
esta interioridad. En efecto, el sistema nervioso
nos aparece normalmente instalado en las zonas
ms internas del organismo y fuertemente pro-
tegido del mundo exterior. La relacin entre el
sistema nervioso y la conciencia unida a l,
por una parte, y el mundo, por otra, se produce Las pelculas de Anto nio ni, a una de las cuales pertenece estt'
fotogra ma, plantean el proble ma de la incomunicacin humana.
a travs de la mediacin que representan los 155
.'
' ...
- 1
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1
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1
ores )
ycomplementaria, la llamada no obtiene respues- seales son emiticlas p<>r un viviente de un
as10_
ta. Todo ello muestra el proceso de comuni- modo que podram<Js designar como no inten-
de la cacin como enmarcado por una situacin ca-
... cionado o incJt1so opuesto a Jas intenciones del
ano racterstica del mismo y que, en la vida animal,
)
viviente; sera cJ caso deJ emisor involuntario.
caso responde a estados peculiares de necesidad. La depredacin nos presenta una amplsima gama
ar tal La emisin de seales, utilizando parcialmente de fenmenos que responden a este modelo de
en un los trminos empleados por Karl Bhler ( I 879 _ comportamiento comunicativo. Por una parte,
ursas 1963) en su Teora del lenguaje, nos aparece, la actitud del depredador, la actividad explora-
enor- en el nivel estrictamente biolgico en que nos toria del animal cazador (el vuelo ojeador del
.dades situamos en este momento, como expresin y guila o el acecho de Jos grandes felinos), y,
..s pan- apelacin. Expresin, en la medida en que tra- por otra, la posible presa que trata de ocultar
do el duce las necesidades del sujeto emisor, y apela- su presencia. Estamos ante los fenmenos de
ganos cin, en cuanto desde estas necesidades se pro- mimetismo que nos muestra la biologa, o sea,
la fo- duce una llamada para iniciar una actividad com- de identificacin aparencia} de un viviente con
lucidas plementaria con el viviente receptor. Cuando el el medio. Constituyen una manera de intentar
es, di- mensaje resulta captado y tiene xito, indepen- bloquear el posible mensaje incitador que
ptadas dientemente de la respuesta motora del receptor, representa la presencia fsica de un viviente. En
lceptos puede originarse una nueva situacin de comu- el gran fenmeno de depredacin que es la gue-
m1sor nicacin. Quien ha recibido el mensaje se con- rra humana, el mimetismo se ha reproducido
vierte en emisor de otra serie de seales, que culturalmente con las tcnicas del camuflaje.
, aparecen como respuesta comunicativa. En En el mundo humano tienen una importancia
r actua
todo caso, en el mismo comportamiento motor considerable, sin duda, los hechos referentes a
ensa)e
podramos encontrar, en el sentido ms amplio, la ocultacin de la informacin, desde el secreto
que su cientfico, industrial o militar, hasta el disimulo.
stltnU- un mensaje de respuesta. En esta situacin pue.d e
originarse un intercambio muy rico de mensaJes Aparece aqu todo un mundo de intencionado
arnien- bloqueo de la comunicacin, que no se trata
Ycomportamientos, establecerse una verd~dera
cotn ahora de exponer en detalle.
dialctica, que el ejemplo de comportam.1ento
kdio f- El somero anlisis realizado de los fenmenos
de los telesteos, visto en lecciones anteriores,
looal de ilustrara de un modo muy adecuado. Por lo de comunicacin, tal como stos se dan en la
que el vida animal, y que fundamentalmente remiten
general se trata de los rituales que la etologa
eueadoS al hecho bsico de contacto entre distintas con-
de nuestro tiempo ha estudiado, y que a veces
el men- ciencias biolgicas, gobernantes de un compor-
resultan tan sorprendentes y subjetivo~. .
ual que, tamiento, nos ha entregado ya algunos de los
Ahora bien analizando las distintas situacio-
eo- conceptos ms elementales que aparecen en la
uo tJl nes biolgicas' que la comunicacin produ~e, po- moderna teora de la comunicacin o de la n-
cootr~r- dramos observar un caso mu y generalizado,
formacin. 157
J! 1as ra- pero sin duda interesante. Con frecuencia las
~odieote
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1
1
1
1
f
ceso, )1 a que dicha organizacin for111~1l es so- cerebro. Cuando halJlamos por telfono, el pro-
metida a una serie de codificaciones, recodifica- ceso se complica an ms, se aade el receptor
ciones y descodificaciones. Los elementos mate- de nuestra palabra, la transmisjn del mensaje
riales de dichos cdigos son distintos, P.Cro la al hilo telefnico, su recodificacin en el otro
estructura debe conservarse; es decir, se trata receptor, y ulteriormente tendr que ser trans-
d e un isomorfismo bsico en todo el proceso, mitida todava hasta el cerebro.
d e un mantenimiento de las estructuras organi- El canal produce lo que en teora de informa-
zat1vas. cin se conoce con el nombre de ruidos. Con-
Por ejemplo, en una transmisin verbal un cepto que generaliza la utilizacin cotidiana de
hombre traduce sus pensamientos en palabras, dicho trmino y que significa una ms o menos
en movimientos de su aparato fonador, que se intensa desorganizacin del mensaje, en la cual
con vierten, en el canal representado por el aire, algunas porciones de ste se pierden. En tr-
en una serie de vibraciones. Estas vibraciones minos ms exactos de la teora de la informacin,
llegan al aparato auditivo del receptor y, en- la transmisin puede producir fenmenos de
tonces, son sometidas a una serie de tratamientos entropa. El concepto de entropa, generalizado
fisiolgicos, que despus se transforman en una a partir de la termodinmica, designa la tendencia
transmisin por el nervio auditivo hasta el cere- al desorden sobre un material organizado ; por
bro. En este proceder, tan cotidiano y elemental, ejemplo, la nivelacin trmica producida cuan-
se p roduce, sin embargo, una sucesiva traduc- do se establece un contacto entre cuerpos de
cin de la estructura del mensaje sobre elementos diferente temperatura. Del mismo modo, en teo-
materiales muy variados: los movimientos de ra de la informacin acta el concepto de entro-
las cuerdas vocales y del aparato fonador en ge- pa como opuesto al de organizacin. Todo men-
neral, las vibraciones del medio, los movimien- saje es, en este sentido, esencialmente antien-
tos de nuestro rgano auditivo y la estructura trpie::o; es dcir, todo mensaje es, tal como ve-
de la corriente nerviosa que comunica hasta el nimos indicando, una estructura organizada. Su
f' uentc
del Codificador ~ Canal ~ Decodificador 1.....i Receptor
mensaje
Seal Ruido
c1on
l:sq uema del proceso de la comunica
r
rransrnisin, en la n;edida en que est afectada '
Junta entre ellos. Ahora bien, habra que sea-
r ruidos, por fenomenos de degradacin au-
po , d. . , lar cmo el problema de la comunicacin
rnenta Ja entrop1a_, 1sm1nuye el carcter an-
en el animal y en el hombre no puede ser
cientrpico, organizado, del mensaje; tiende a reducido, por mucho inters que revista, al puro
restablecer la
., situacin originaria de ausencia tratamiento de transmjsjn de mensajes en tr-
de informac1on. minos informticos. La teora de la comunica-
Otro concepto
. ,
importante
. es el de redundan- cin, en cuanto teora de la informacin, nos
ca. Descri.to ~n ter:runos m~~ cualitativos, apro- ilustra sobre los procesos fsicos y las leyes que
ximados, s1gn1ficar1a la relac1on entre el volumen los regulan. Pero el estudio de la comunicacin
del mensaje y su real contenido informativo. La entre los vivientes debe insistjr en el sentido de
redaccin de un telegrama nos facilita una idea sta dentro de los problemas biolgicos y, en
muy intuitiva de lo que significa el problema de el caso del hombre, debe referir la comunicacin
la redundancia. Cuando escribimos t1n telegra- a los grandes problemas de la existencia humana.
ma, por razones de economa, tendemos a utili- Una primera referencia, en este orden, la he-
zar el mnimo de palabras posibles, es decir, mos conseguido al hablar del contexto situa-
la longitud ms corta de mensaje para verter cional en el que se establece la comunicacin
en ella la informacin que estimamos necesario entre vivientes, y que remite a la teora de la
sea transmitida. En este sentido, un lenguaje motivacin y de las necesidades. La importan-
de intencin puramente informativa debe eli- cia de los elementos afectivos en estos pro-
minar al mximo la redundancia. A sta podra- cesos es indudable. En ellos juegan bsicamente
mos referir el estilo del barroco, como clara fenmenos de tonalidad afectiva, como armona
expresin de la misma. Pero, evidentemente, el simptica o emptica, como hostilidad. Al esta-
ideal propio de un lenguaje puramente informa- blecerse estas tonalidades o estos ritmos afecti-
tivo no es el que caracteriza al lenguaje humano. vos confuntos, en cierta forma queda superada
En ste se aaden otras intenciones muy diver- la clausura del individuo, sumergido en un clima
sas, como puede ser la esttica, en relacin direc- emocional propio de la pareja o del grupo que
ta con la alusin al barroco que acabamos de comunica. A pesar de su precisa localizacin
realizar. anatmica en el sistema nervioso, la individua-
lidad, en cierta forma, queda superada y disuel-
Las precisiones obtenidas, a base de los con- ta en las unidades colectivas que se establecen.
ceptos ms genricos de la transmisin fsica, Por esta lnea llegamos a uno de los aspectos
entre la cra y sus progenitores. A travs de y equililJr<> afectivos del futuro individuo adul-
esta comunicacin se cumplen no slo unos to. J::l fracaso de algunos de estos procesos
procesos de aprendizaje, en que ya hemos in- deJ intercambio de mensajes entre madre y cra'
sistido en otros momentos, sino tambin se ve- puede afectar muy traumticamente al futuro dei
rifica un fenmeno fundamental de maduracin. individuo.
Y a se ha sealado cmo gran parte de los Resultan al respecto muy interesante las ex-
tv1entes nacen con sus estructuras anatmicas
\ 7
periencias realizadas por el psiclogo america-
y de comportamiento incompletas. Las primeras no Harry F. Harlow sobre el macaco <<Rhesus>>,
etapas vitales significan un proceso de consolida- durante los primeros meses de vida de ste.
cin de las mismas. Ahora bien, para el cumpli- Para ello ensay un dispositivo consistente en
miento de dicho proceso se ha comprobado ex- la fabricacin de unas madres artificiales, que,
perimentalmente la importancia que tiene el de- con unos biberones como mamas, pr:rmitan la
sarrollo de la comunicacin, especialmente con alimentacin. Se diferenciaban unas de otras en
la madre. La dada madre-cra, o hijo en el caso que algunas presentaban sobre el maniqu un
humano, nos patentiza un modelo intenssimo tejido esponjoso y clido. Entonces, se observa-
de comunicacin, fundamental para la madurez ba la tendencia del macaco, especialmente en
momentos de peligro, de miedo, a refugiarse
en aquellas madres que presentaban una epi-
dermis artificial acogedora. Las madres despro-
vistas de ella solamente eran utilizadas como
instrumento para alimentarse. Dicho investiga-
?~ l_leg a la conclusin general de que los
1~d1v1duos carentes de esta experiencia de refu-
.. ,,.. gio y de contacto epidrmico durante los pri-
meros meses de vida quedaban traumatizados
para su comportamiento sexual adulto. De aqu
deduce que la carencia de amor en la primer~
etapa ~e la existencia incapacita para el mismo
en la vida ulterior; es decir la madurez afectiva
del individuo queda bloqu~ada, y en este caso,
como vemos, actan decisivamente una serie
de mensajes transmitidos a travs del contacto
epidrmico De ah la importancia de la caricia,
La comunicacin entre la madre y el hijo es un elemento bsico
para la maduracin y equilibrio afectivo de ste en su vida adulta.
de la manera de acoger al nio de arrullarlo,
de acunarlo. '
)2
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1
En el nivel humano son interesantes en este das en l, de manera que en cierta f~rma ;i.v~
1 sentido las observaciones y experiencias reali- mos en una sociedad interior. El ps1coanal1s1s
zadas por Spitz. Tambin aqu comprobamos la lo ha comprobado a travs, por ejemplo, de
importancia que tienen, en los primeros meses las imgenes paterna y materna en la vida ps-
de vida del nio, los procesos de comunicacin quica del individuo. Somos paradjicamente so-
X- a travs de la presencia del rostro humano de litarios, pero tambin, en cierta medida, compa-
:a- . '
la captacin de la sonrisa~ . de las caricias, que eros por necesidad de quienes nos circundan.
i>> ) acabamos de indicar. La ausencia de estos cuida-
:e. dos delimita un cuadro de carencia afectiva, que Anteriormente hemos insistido en la impor-
en , ha sido definido como <<hospitalismo>>. Todo tancia. biolgica de la comunicacin desde va-
te, ello revela que no es suficiente, para la correcta rios puntos de vista: el que se refiere al compor-
la construccin de una personalidad, la mera ali- tamiento social y el que afecta radicalmente al
en mentacin fsica, la ingestin de la leche en los desarrollo del indiviooo. Ahora, y en la lnea
un primeros meses de vida. No slo los primeros de estas ltimas reflexiones, debemos insistir en
ra- aos de la vida adulta, segn el psicoanlisis la importancia de la comunicacin en el hombre,
en clsico haba detectado, sino justamente este
tse primer ao de maduracin orgnica y afectiva
p1- del individuo puede originar traumas. Tambin
ro- en e] comportamiento normal la antropologa
no cultural ha mostrado la relacin que tiene con
ga- el carcter adulto la manera de cuidar al nio en
los los primeros meses de vida, segn los hbitos
fu- de las diferentes culturas.
~rt-
Los procesos de comunicacin, en consecuen-
los cia, se inscriben de una manera muy determi-
au nante en el seno del proceso vital. A este nivel
er~
profundo corresponde el concepto, ya aludido,
no de <<troquelad<>>>, de conformacin del carct~r
jva y los hbitos de comportamiento desde las pri-
so, meras experiencias vitales. De este modo, el
r1e mundo de los otros, de los seres que nos rodean,
penetra en nuestras estructuras ms profundas
et O
Yqueda impreso en ellas. A pesar de la indiv~dua
cia,
lidad, localizada en nuestro sistema nervioso,
rlo,
las realidades convivientes, aquellas que han de- l~nestas ilustraciones ptaedcn apreciarse algu11os momentos de las
terminado experiencias hondas, quedan graba- cxpcrie11cias realizadas por 11. 1. Harlo\v con el macaco r11cst1s.
de Ja comunidad afccti va que se establece a
e11 relacin a sus problemas ms profundos, 't sus "a
tra ves e e sta serie de seales.u o o de
. los pro-
problemas existenciales, aguellos que se re- blemas existenciales del hombre radica en este
fieren a la conciencia que el individuo tiene de intento de superar la soledad y llegar, en casos
su propia ex1stenc1a. lmites, a una fusin completa. Por ello en
En la leccin anterior hablbamos de la sole- eriencia amorosa hay un componente de
dad del hombre, que sale a la superficie tan cla- 1a exP .
realizacin, pero tambin de frustracin, como
ramente en el ejercicio de nuestra libertad. Vea-
muchas veces se ha expresado.
mos los componentes angustiosos que esta per-
cepcin de nuestra soledad procura: la.captacin Unamuno represent, de un~ m~~era muy gr-
fica la dificultad de comun1cac1on entre los
de nuestra finitud. Ahora bien, en el caso del ' ,
hombre, la necesidad comunicativa responde hombres, indicando que somos crustaceos, gue
no slo a su situacin biolgica, sino tambin nuestro sentimiento est preso por un exoes-
a esta profunda problemtica. El hombre ne- queleto que nos separa a los seres humanos
cesita comunicarse para superar la angustia de unos de otros. Son los mensajes emocionales,
su finitud. La experiencia amorosa humana no aquellos que brotan en las situaciones de dolor
se reduce a la pura sexualidad. El ejercicio de compartido, los que permiten establecer, a ve-
esta sexualidad se integra, sin duda, en los pro- ces, una comunicacin ms profunda. El ejer-
blemas existenciales que estamos divisando. Nos cicio de la palabra, en este sentido, resulta espe-
encaramos al problema del amor como realiza- cialmente doloroso, puesto que es un vehculo
cin humana, el amor sexual dentro de la pareja, insuficiente como tantas veces intuye el poeta,
tambin el amor al prjimo y el sentimiento de en la medida en que la palabra es instrumento,
solidaridad con los otros. pero tambin obstculo, para la comunicacin,
Si bien el medio natural de comunicacin ya que en su realidad hay un componente am-
entre los seres humanos est dado por nuestro
biguo, de realizacin subjetiva, pero tambin de
lenguaje, el ejercicio del hecho lingstico se fra objetividad.
encuentra normalmente rodeado de otra serie
de procesos de contacto, de pequeos mensajes
entre los hablantes, que confieren un sentido
peculiar a la escueta objetividad verbal de las
frases. Y, cuando llegamos a las zonas ms
profundas de comunicacin, tropezamos nue-
vamente con la experiencia de lo inefable, como
un esfuerzo de conexin supralingstica, ante El amor se n~
el cual fracasaron los recursos del lenguaje. Esta pres en ta como
comunicacin se expresa a travs de la mirada, una necesidad de
superar la soled~
del contacto, del gozo de la presencia del otro, y finitud del 111
dividuo.
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1
t
'
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1
En el teletipo las seales son transmitidas por Miserable menester el de escribirf Lastimoso
un cdig~ de dos s_ mbolos que son la presencia
apremio el de tener que hablar. Entre dos que
0 ausencia de un impulso de corriente de una hablan media el lenguaje, media el mundo,
duracin dada, que es la misma en ambos media lo que no es ni uno ni otro de los inter-
casos. Estos dos smbolos permiten que un sis- locutores, y ese intruso los envuelve, y, a la
tema telegrfico moderno t ransmita un texto vez que los comunica, los separa. .
ingls dado, por medio de lo que llamamos Si fuera posible ir creando el lenguaje a
corrientemente un cdigo Baudot. En este sistema medida que se habla lo pensadof ...
se transmiten cinco impulsos por cada letra, ( .. ) Si se pudiera transmitir el pensami.e nto
pudiendo ser stos un impulso de corriente o puro sin ms palabras que aquellas vagufs1mas
un cese de sta. Esto es, en cada uno de los y esfumadas en que se apoya dentro del almaf
cinco impulsos el circuito puede estar cerrado El entenderse de palabra o por . escrito es comu-
(con corriente) o abierto (sin corriente). Con tal nicacin accidental, no sustancial .
cdigo es posible obtener 2 x 2 x 2 x 2 x 2 = 25
permutaciones distintas, de las cuales veintisis MIG UEL DE UNAM U NO : <<I ntelectualidad y espiri -
son asignadas a las letras del alfabeto y cinco tu alid ad, en Obras Completas, Ed. Vergara, Bar-
a otras funciones (como el espacio, el cambio celon a, y Afrodisio Aguado, Madrid, 1958,
tomo 111, pg. 1116.
de figura, el cambio de letra o el dejar un blanco).
Los cinco impulsos que componen el cdigo
son enviados sucesivamente a la lnea por medio
de un distribuidor rotativo o conmutador, y son
distribuidos en el terminal receptor de forma
semejante a la empleada por los cinco dispositivos
de recepcin. Estos dispositivos, por medio de
ciertos mecanismos de seleccin, determinan cul
de las letras de la mquina de escribir va a
imprimirse. El punto ms importante es q~e el
sistema trabaja con slo dos smbolos de 19.~al
duracin, un impulso de corriente de , d urac1on
unida (S,) o su ausencia por el mismo periodo (S2)
''
1
1
1
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1
fenmeno consiste en el hecho de que las uni- queza de funciones en el hecho lingstico.
dades significativas bsicas, los <<monemas>>, se Prosiguiendo las alusiones al tradicional esque-
componen partir de unidades inferiores, los ma de Bhler, podemos apreciar algunas de
<<fonemas>>. Un nmero no slo finito, sino bas- estas funciones (Bhler, Teora del lenguqe, p-
tante reducido, de estas unidades sonoras, se gina 69).
combina para organizar una rica variedad de
signos, los cuales todava se ordenan entre s,
en estructuras super1':>res cada vez ms comple-
jas. El paso de la escritura ideogrfica a la fon- Ol)jcto s y Relaciones
tica, y el progreso que signific, plasma muy cla-
1 1 1 1 1 1
1
1
I Representacin
1 1 1 1
1 1 j_ 1 1 1
~\ / / '1Pe~
~e
I " ,
I \
/
~>~~ s <le -
"
~
-
Emisor Receptor
de influir sobre la conducta de los otros. emisor y receptor. Concepto que responde
A tal idea responde la siguiente clasifi- al propsito concreto de utilizar el lenguaje
en la comunicacin. Dichos usos o inten-
cacin de los signos :
ciones, que modalizan el lenguaje, son para
a} Identificadores, que localizan u orien-
Morris los siguientes: informativo, valo-
tan la conducta hacia cierta regin del es-
rativo, incitativo, trminos suficientemente
pacto. claros sobre las intenciones lingsticas
b) Designadores, que cumplen una fun- de informar, transmitir valoraciones o bien
cin clasificativa, segn las caractersticas predeterminar o impulsar una conducta;
de los objetores'y los comportamientos que adems, uso sistemtico, que se refiere a la
determinan. organizacin misma del discurso, segn la
e) Evaluadores, que, como su nombre categora anteriormente aludida de lo in-
indica, formulan juicios de preferencia. formador.
d) Prescriptores, los cuales se ordenan
a la imposicin de ciertas actividades. Por la combinacin de modos y usos
resultan las formas del discurso que Morris
e) Formadores, que organizan las com-
considera en 5 ignos, lenguaje y conducta, p- .
binaciones de signos anteriormente indi-
1
gin as 1 4 3 y s1gu1en tes :
cados entre s.
Uso
Modo
Valorativo Incitativo Sistemtico
Informativo
Legal Cosmolgico
De ficcin
Designativo Cientfico
L.
Moral Crtico
Potico ..
1
,, Apreciativo Mtico
L.
Religioso De propaganda
Poltico
._ Prescriptivo Tecnolgico
.
,, Gramatical Metafsico 16
., Retorico
Formativo Lgico-matemat1co
L.
..._
1
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1
t
Determin ados fenmenos pueder1 sernos tar1 El leng uaje al uso sirve entonces, pues, no
familiares que realr11ente no los ven1os en ab- para la cad a vez ms perf~cta comunicacin
soluto, algo que ha llamado repetidamente la intergrupal o interpersonal, sino para el mante.
atencin de los t ericos de la literatura y los nimiento del statu qua, es decir, la perpetuacin
filsofos. Por ejemplo, Viktor Sklovskij, a prir1 - del <<entendimiento>> ya preexistente. La canse.
cipios de la dcada de 1920, expuso la idea de cuencia de ello es el aislamiento -cualquiera
que la funcin del arte potica era el <<extraa - sea el nivel a que ahora nos refiramos- y la
miento>> del objeto evocado. <<La gente que vive desintegracin. Una sociedad que habla slo de
a la orilla del mar llega a acostumbrarse tanto al aquello que se permite entend.er, que no hace
ruido de las olas que deja de percibirlo. Por esfuerzo alguno por convertir es~ entendimiento
razones semejantes, rara vez omos las palabras en ms y mayor entendimiento, esto es, en la
que pronunciamos ... Nos fijamos unos en otros, ulterior mutacin, forzosamente comporta la de-
-
pero ya no nos vemos los u nos a los otros. sintegracin de los elementos constitutivos de
Nuestra percepcin del mundo se ha ajado y la misma. Ni siquiera se puede esperar que en
esvanecido; lo que hacemos con las cosas se la interioridad del grupo los elementos que lo
duce a reconocerlas.>> As pues, lo que el artista componen - las personas - dejen de estar ais-
propone es llevar lo evocado. a la <<esfera de lados. Porque el aislamiento de que hablamos
na nueva percepcin>>; con10 ejemplo, Sklovskij no implica el que, de alguna manera, los grupos
a un relato de Tolstoy, donde se obtiene el entre s se relacionen. Los grupos se insu taran s1
xtraamiento>> de los usos e instituciones so- se pudiera garantizar que todos los elementos
~iales mediante el procedimiento que onsiste de los mismos se bastan para satisfacerse rec1-
n presentarlos desde el punto de vista de un procamente. Pero ello implicara una situacin
arrador que resulta ser un caballo. qJe de hecho no es real.
rec1-
., descendientes, los escritores, continan el sistema, combinando sus formu-
ac1on
las verbales y temblando de gozo y temor ante el poder del encanto lo-
grado. Sacar conejos de sombreros vacos? No~ sus conjuros tienen un
poder ms sutil-, pues evocan emociones en espritus vacos. Formulados
.1cac1on., por su arte, fos ms insplaos relatos aclquieren enormes significados.
2-23.
(ALoous HuxLEY : <<Los escndalos de Crome, en Novelas JI, Ed. Planeta, Barcelona,
1958, pgs. 12 5- 126.)
del cuerpo. f
Los acomodamientos tcitos para comprender el lenguaje corriente ~
son enormemente complicados. Es
(I... uow1c WITTGENSTEIN: Tractat11s L og1co Ph1/osoph1c11s. T rad . de E n rique T ic:rn<> Gal-
vn, Alianza E d itorial, Madrid , 197 3, pgs. 69 71 .)
VOCABULARIO e
Antonioni, M ichelangelo. Director lenguaje riguroso a semejanza de
de cine italiano. Naci en Ferrara la ciencia. Se eliminan de dicho
q
en 1912. Entre sus pelculas ms lenguaje todas las proposiciones
que no versen sobre razonamien -
s
representativas figuran <<La aven-
tura>>, <<La noche>>, <<El eclipse>>. tos abstractos relativos a la canti- Lin
Como notas caractersticas de su dad y el nmero, o razonamientos ((
1n1
LECTURAS RECOMENDADAS
sicos BHLER , KARL: Teora del lenguqe. Trad. de Jul1n Maras, Ed. Re,c1sta de Occidente,
rath. Madr1d, 19673.
mu Y J\ifoi--..TE.R, FERNANDO: Objetos y palab1as, Editor, Fernando Torres, Valencia, 1976.
odi MoRRrs, CHARLES: Signos, lenguCl}e y conducta. Trad. de Jos Rovira Armengol, bd. Losada,
e ha Buenos Aires, 1962.
PIERCE, J. R.: Smbolos, seales y ruidos. Naturaleza y proceso de la cot11unicacin. Trad. de
Julio Flores, Revista de Occidente, Madrid, 1962.
5 de RoF CARBALLO, JL' A-' : Lrdimbre ajecti11a )' e1ife1medc1d. I11t1od11cri11 tl 11t1a tt1edicina dialgica,
tales Labor, Barcelona, 1961. .. . .
0ra ScHAFF, AoA~f: LenguCl)e )' conoci,,11e11 0 . Trad. de ~I1r~1a Bofill, Gr1 albo, ~ex1co, 1967.
unas WIENER, NORBFRT.: Ciberntica y sociedad. Trad. de Jose Novo Cerro, Ed. Sudamericana,
d~ B Buenos Aires, 19 58. . . . .
NA) LAsco, J. LL.: Lenguaje,ftlosofay cotioc11111 e11to, Ed. Artel, Barcelona, 1973.
en
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se C()nst1tuyen engua1es ca-
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r~l<., tt.:rJSttC<>S, (
le Jc>S cuales nos 1ncun1 Je ahora.'
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11 lt.:CCJ<>f1t.:S ~..
vas ' <>cuparn<)S del , lengua1e
. ,r.., }c)s IJ!CJ})Jcmas gue dcscle . el se sus-
c te 11t1 r1 e< > Y
c1tan. ,11
I' primer Jugar, ele ]<JS lengua1es forma-
J,, l
1cs, n1 u y concretamentc de Ja (Jg1ca, b y
,e u ter1or-
n1cntc _ de ]a metodologa del sa
. e er c1ent1r1co.
,
portancia de un uso 1n1ormat1vo o teo-
1.. a 1m
rico del lenguaje, cu ya aten~1n pref~rentc dc-
fini ra una modalidad lingstica peculiar, se ex-
tiende desde ciertas utilizaciones o usos en la
,riela cotidiana, hasta la constitucin de Jos gran-
des lenguajes cientficos . En_ , esta utilizacin
del lenguaje adquiere una func1on preponderan-
te, incluso absorbente, su dimensin designa-
tiva. El lenguaje se en camin a, en este contexto,
no ya a expresar situacio n es subj etivas, a invo-
car la atencin d el oyente o receptor, o a tra-
bajar sobre sus pro pios fenmenos, sin o a re-
flejar una realidad o bj etiv a. A s, aparece como
l:.:n la lecci n anterior hemos tomado contacto propiedad caract erstica d e este leng uaje su ca-
con el fen men o del lenguaje humano y apre- pacidad de refl ejo, adecuado o inadecuado, de
cian1os su complejidad. Al final de dicha leccin la realidad , lo que desd e Aristteles se designa
vean1os los diferen tes tipos de discurso, segn como uso apofntico, es decir, la capacidad
la clasificaci n d e M o rris . Natu ralmen te, esta de un lenguaje de ser verdadero o falso, ya
clasificacin , en sus criterios y en sus resul tados, que la posibilidad del error forma parte esencial
puede ser discutida. Ha sido presentada, funda-
del conocimiento humano. Son stos los ~:a
mentalmente, como ejemplificaci n de las dife-
lares propios que constituyen el discurso del
rentes formas en que puede funcion ar el lenguaje, que ahora nos ocupamos. ..
tipificndolo dentro de la amplitud de posibilida-
E ste tipo de discurso se inicia en la vida co-
des gue nuestra lengua suministra.
tidiana, en la que se intercambian informacio-
El sentido y los contenidos de la comunicacin
nes, ya para satisfacer nuestra mera curiosidad,
lingstica son mu y diferentes cuando sta fun-
ciona en la vida cotidiana, en la creacin po- la misma ansia de <<cotilleo>>, ya para orientar
tica, en el debate y la prctica poltica o al ser- nuestra conducta. Por ejemplo, el preguntar por
lo que a una persona le ha ocurrido, por ciertas
a11cdotas vitales,
, d puede . realizarse bien P',lra sa- del <.]tie al1or~1 tlircct~t111e11tc ncJS i11cumbe, del
tisfacer e 1 a f:an e cotilleo o bien porque el
lenguaje lgic<).
curioso . va a .tener una entrevista , en ,.l que
Pensarnie
1
1
1
1
1
1
1
1
0 de la psicologa. Un lenguaje L 1 , el cual ver- realidad cotn(> l ~l tl L1e el lector tiene en sus ma-
sara sobre el anterior; por ejemplo, una dis- n?s . y \qu e ]lena ],1s estanteras de numero<;as
cusin y teorizacin de los conceptos funda- bi bl1otecas de la h t1111,tn i clad.
mentales de la sociologa en nuestra poca. Es Esta dimensin del sign<> da Jugar a Ja semn-
evidente que cabe todava un nivel superior, un tica como ciencia de las designacione5, de las
lenguaje Li, e~ ~ual discute al lenguaje Li; denotaciones, ele las referencia~. Se trata de una
y as podemos ir indefinidamente prolongando funcin fundamental en todo el discurso infor-
nuestra teora de los lenguajes Ln. mativo en que venimos insistiendo.
En este sentido hablamos junto a la lgica Sintaxis. Los signos, en la medida en que,
de una metalgica, y respecto a la matemtica de dentro del lenguaje, se organizan entre s, al-
una metamatemtica, que se ocupa de los funda- canzan una nueva dimensin: la relacin que
mentos de la matemtica y de la estructura del tienen unos con otros dentro del lenguaje. En
discurso matemtico. Sin embargo, la utiliza- tal sentido hablamos, en la leccin anterior, de
cin del trmino metafsica* podramos se- los <<formadores>>, y ya los escolsticos aludan
alar de pasada no corresponde a esta teora a los trminos <<sincategoremticos>>, trminos
de los niveles del lenguaje y no guarda la rela- que (como las conjunciones <<y>>, <<O>>, <<luego>>)
cin con la fsica que supondran las considera- solamente tienen sentido en el interior de un
c1ones anteriores. discurso que tratan de organizar.
Estas notas conducen, pues, a la necesidad de
caracterizar rigurosamente nuestro propi~ dis-
curso. Este, sin duda, versa acerca de los signos
y el proceso de significacin. En tal s~?t.ido
puede ser designado como un discurso s~miot1co.
La semitica, desde Morris, es definida como
la ciencia que se ocupa de los signos.
Ahora bien, prosiguiendo en esto los de~a
rrollos realizados por Morris y Carnap, el sig-
no goza de una triple dimensin, que. no~ per-
mite subdividir a la semitica como ciencia ge-
neral de los signos en: d
Semntica. El signo que funcion~ entro
.
de1 lengua1e se refiere a c1er a t s realidades u
.
. los que susti-
obJetos, hacia los que apunta Y
1 concepto e
d
tuye, como habamos visto en e El alma
, b . nto de nuestro racional Y .
sim olo dentro del funcionamie . sus potencias. 179
' 1.b designa una
pensamiento. As, el signo << 1 ro>>
1
1
1
1
1
1
1
corno 1n
Aqu se nos hace patente la dimen si n sin- Vase un curioso ejemplo rimado de cmo
Raimundo Lulio, filsofo mallorqun de indudable naturales a1
tctica del signo, cuyo desarrollo constituye la mero, el n
sintaxis lgica o, atenindonos a los funciona- influencia en la lgica moderna, en la ltima
parte del siglo x111 se esfuerza en construir una diferentes
,
e
mientos del lenguaje natural, la sintaxis gra- y el numer
lgica algebraica .
matical. humano es
Pragmtica. El signo remite a un usuario limitados Y
de ste, a un emisor y receptor, a unos su jetos comunicar.
que se comunican. El estudio de este aspecto <<Per affermar e per neguar no slo aqL
del fenmeno significativo da lugar a la pragm- a. b. c. pots aiustar, sino aquellc
mudant subject e predicat tado senso1
tica, a la ciencia que estudia la relacin entre los
relativament comparat nerales de 1
signos y sus usuarios, as como la influencia
en conseguent antesedent. fuerza, nte
que este signo ejerce sobre el comportamiento Ech vos que a. es conseguent,
de los sujetos vivientes que lo utilizan. En resu- etctera. Er
b. son contrari exament, miento pue
men, tenemos esta clasificacin : c . es antesedent, so say conjunto dE
Semntica d. per son contrari estay:
no sean en
Semitica Sintaxis a. es animal, home es c.
de signos e
(ciencia de los signos) b. ab c. en a. no's cov;
Pragmtica t1vo.
ni a. ab d. en c., so say;
Estas subciencias, o ramas de la semitica ge- e per ac;o dir eu porray
neral, pueden ser planteadas: que a e c. son una re, L.
e per contrari b. e d., l
a) Como ciencias puras, formales. Tratan G
de precisar y formalizar sus conceptos propios e tot c;o qui es c., a. es
M
referentes a las relaciones que hemos indicado convertir no ho pots per res;
una causa son a. e b.
en el signo.
contra la c., qu ' ax1's cov;
b) Como ciencias descriptivas. Aplican sus
axi es mul, qui es a. e b.,
conocimientos al estudio de lenguajes determi- contra la e , mas greu s' ent.
nados y se enriquecen naturalmente con el an- ac;o matex pots dir de d .,
lisis de stos. En tal s ....11tido podemos hablar, qui es a. b. contra la c.,
por ejemplo, de la sintaxis y la semntica pro- en mu 1 o en tot palafr
pias de la fsica newtoniana o de la mecnica e says que la c . e la d.
cuntica, realizando un anlisis de la estructura una cosa son contra b.
sintctica de dichas teoras y de sus relaciones contra la a. en molt,
con los objetos designados por ellas. O puede perqu ' eu say que c . a. d . so
realizarse un anlisis de un texto, o de la obra una causa contra le.>>
de un autor, atendiendo a las anteriores su bdivi-
siones de la semitica.
corno instrumento del pensamiento los signos
no naturales a~oleceri de dos. grandes defectos. Pri -
Jle rnero, el numero de sonidos reconociblemente
na diferentes que la voz hun:'ana es capaz de emitir
na Y el nmero de gestos ~1ferentes que el cuerpo
humano es capaz de ejecutar son decidamente
limitados y menos que las ideas que se desea
comunicar. Segundo, es necesario representar
no slo aquello que no est presente en realidad,
sino aquello que no es susceptible de ser presen-
tado sensorialmente, a saber, caractersticas ge-
nerales de las cosas, o sea, abstracciones, como
fuerza, intencionalidad, inferioridad en nmero, 1ca
etctera. En consecuencia, para que el pensa-
miento pueda ser desarrollado es necesario un
conjunto de signos arbitrariamente ideados que
no sean en modo alguno imitativos. Tal conjunto
de signos constituye un lenguaje no-representa-
tiv.
Nos encontramos, en consecuencia, ante una propiedades de un fenmeno estudiado en un
triple posibilidad de verdad en las expresiones campo son trasladadas a otro anlogo. Dentro
lgicas: de esta metodologa de los. , modelos
. . se sita )
1
1
1
'
1
1
1
en lugar del gran nmero de preceptos
qu~ encierr~ I~ lgica, cre que me bastaran Galileo conslruye su mecnica como montaje
terico, en una esquematizacin de la compleji-
los cuatro s1gu1entes, supuesto que tomase una
dad emprica, afirr11ando su intrnseco valor geo-
firme y constante r~sol.ucin de no dejar de
mtrico y llevndola luego hacia la realidad.
observarlos una vez s1qu1era.
Como dice el creador de la fsica clsica: <<Si la
Fue el primero no admitir como verdadera experiencia demuestra ahora que esas cuali-
cosa alguna, como no su pi ese con evidencia dades por nosotros deducidas encuentran su con-
que lo es; es decir, evitar cuidadosamente la firmacin en la 1;bre cada de los cuerpos natu-
precipitacin Y la prevencin y no comprender rales, podemos afirmar sin exponernos a error
en mis juicios nada ms que lo que se presentase que el mvimiento concreto de la cada de los
tan clara y distintamente a mi espritu, que no cuerpos es idntico a aquel que hemos definido
hubiese ninguna ocasin de ponerlo en duda. y dado por supuesto; en otro caso, nuestras
El segundo, dividir cada una de las dificultades pruebas no perdern tampoco nada de su fuerza
que examinare en cuantas partes fuera posible ni de su virtualidad, puesto que slo pretenden
y en cuantas requiriese su mejor solucin. valer nica y exclusivamente para el supuesto
El tercero, conducir ordenadamente mis pen- de que partimos, del mismo modo que los pos-
samientos, empezando por los objetos ms sim- tulados* de Arqumedes sobre la espiral no re~ultan
ples y ms fciles de conocer, para ir ascendiendo menoscabados por el hecho de que no se en-
poco a poco, gradualmente, hasta el conoci- cuentre en la naturaleza ningn cuerpo que de-
miento de los ms compuestos, e incluso supo- sarrolle un movimiento en espiral.>>
niendo un orden entre los que no se preceden
naturalmente.
Y el ltimo, hacer en todos unos recuentos
tan integrales y u nas revisiones tan generales
que llegase a estar seguro de no omitir nada.
vocABULARIO
LECTURA Y COMENTARIO
carnaP, R(u1d8~~f~ 1 ~~~
alemn .
Viena, Praga, Ch1c
Desde el punto de vista histrico, las matemticas y la lgica han pues- les. Pertenece al. C
to su objeto en estudios distintos. Los matemticos han estado reducidos y dentro de la r1~u
a las ciencias, la lgica al griego. Pero ambas se han desarrollado en pocas trina se pu~~e sena~
modernas. La lgica ha llegado a ser ms matemtica y las matemticas y la atenc1on pre~
se han hecho ms lgicas. La consecuencia es que es ahora imposible tra- lgico del lenguaje
en su dimensin s
zar una lnea de demarcacin entre ambas; en realidad, las dos no son sino
pues en la semn
una. Ellas difieren como un nio difiere de un hombre; la lgica es la ju-
ventud de las matemticas y las matemticas son la virilidad de la lgica. Determinismo. Sup
Esta manera de ver ofende a los lgicos, que, habiendo dedicado su tiempo inmutable en la
ley detern1 in ista sig
a estudiar los textos clsicos, son incapaces de seguir un razonamiento cin fija, inmutable
simblico, y a los matemticos que han aprendido su tcnica sin tratar de ley estadstica supo~
encontrarle el sentido o el fundamento. Afortunadamente, estos dos dad aproximada.
tipos van siendo cada vez ms raros . Metafsica. Etimolg'
fica <<despus de la
bre tiene un origen
refiere a los perga
R usSELL: lntrodHcc1n a la ftloiofa 111ate111al1,a.}
t~teles colocados q
(BERTRAND
s~ca. A lo largo de
significado Y carnet
53 [ [ # 3o 5)) 6 * ;4 8 26) 4 [.) 4 [) ; 806 * ;4 8 # 8 n 6 o)) 8 5 ; ; J8 * ; : [ * 8 #
8 3( 88) 5* # ;4 6( ; 8 8 * 96 *? ; 8) * [( ;4 8 5) ; 5* # 2 : * [( ;4 9 56 * 2( 5* - 4.)
8n8 * ;4069285 );)6 # 8)4[[;I( [9;48081;8:8(I;48 # 85;4)485 #
528806 *81 ( (9 ;48 ;(88 ;4( (?34;48)4 (; 161;: I 88; (?;
LECl'lJRAS REC
DEA~o A
GAaar , LPREno: Intro
BAsl:' no, MANUEL: L
. ~NJAE
, He aqu un criptogra~a, esto es, un mensaje que ha sido cifrado. ~Se Ctistn, E~ER., GrsBERT:
llossELL . Labor, Bar
rias capaz de descifrarlo sin ningn otro dato? La investigacin cient1fica Bs , BER. l"R.AND : p
debe resolver en muchas ocasiones problemas ms difciles. SJi. cars-..
Pasa-Cal
pe, B ueno
AN
En el presente caso se trata de un mensaje cifrado de un pirata espaol. 197
l
2
}.1
, l.VlANUEL: Jt.
Si qui~res enterarte de su significado, y conocer el procedimiento para S1'A
lit ,
3 .
G ER.A .
deducirlo, lee el Escarabqjo de oro, novela de Edgar Allan Poe. de Chil LD: Eiemen
e, t 964.
'
vocABULARIO
carnap, Rudolf. Filsofo de origen
alemn (1891-1970). Profesor en sensiblement
. e. ourante el pensa-
Viena, Praga, Chicago, Los Ange- ~1elnto .ntiguo Y medieval busca -
les. Pertenece al Crculo de Viena as primeras causas Y principios
y dentro de la riqueza de su doc~ de t?das .las cosas; la naturaleza
trina se puede sealar su empirismo ~ ~xistencia de Dios constitua, en
LECTURAS RECOMENDADAS
~ditorial, Madrid, 1974.
-
DEAo, ALFREDO: Introduccin a Ja lgica formal, Alianza
~ARRino, MANUEL: LgicaConceptos
. ~SENJAEGER, GrsBERT:
simblica,y problemas
Ed. Tecno~. ~:~:~d:n:Je;:~. Trad. de Manuel Sa-
de ~
~istn, Ed. Labor, Barcelona, 1968. , . T d de Juan Carlos Grinderg, Ed.
USSEtt, BERTRAND: Principios de la matematica. ra
S Espasa-Calpe, Buenos Aires, 1948. 't. . fiormal Ed. Ariel, Barcelona,
ACRIST N, MANUEL: Introduccin a la lgica Y atta zsts '
S 1973 2 , . Ed Universitaria, Santiago
l'Alit, GERALD: Elementos de Ja metalgica y meta111atemat1ca, .
de Chile, 1964 .
10.1. -L A PROPOSICION.
GENERACION DE PROPOSICIONES 1
1
10.2. T ABLAS DE VERDAD.
CALCULO AXIOMATIZADO
ro os1c1ones
Cl
-lo verdadero y lo falso , que es, por tanto,
bivalente o extensional, es quedarse en la l-
gica ms clsica al margen de otras lgicas
polivalentes. Estas, ms modernas, no poseen, ti
naturalmente, la madurez y seguridad que carac- p
terizan a la lgica clsica bivalente. Veamos ya pl
Como se indic ya en la leccin anterior, la en qu consiste ese fundamento bsico, eslabn c
lgica formal slo se ocupa de un tipo de primero de toda lgica formal y que es la lgica p
discurso: del apofntico, esto es, de aquel que proposicional. lo
puede ser verdadero o falso. Adems, la l- Si hemos definido la proposicin como aquella gi
gica clsica tratar slo de dicho discurso y mnima unidad de discurso de la. que se puede Sl
slo de lo que pueda ser verdadero o falso sin decir que es verdadera o falsa, nos percatar~ el
consideracin de cualquier otro posible valor mos en seguida de que esto slo puede ocurr~r b
de verdad. Qu es lo que queremos decir jus- all donde a un objeto se le adscriba un predi-
tamente con esto? La respuesta es clara: dentro cado, o, lo que es lo mismo, donde nos encon- t
de todo el conjunto de las oraciones gramatica- tremos con una oracin compuesta de lo q~e y
les que conforman nuestra lengua nos limitare- gramaticalmente se denomina sujeto y pr~di Cl
mos a aquellos segmentos que pueden ser ver- cado. Pues bien, tomar en bloque tal enunciado el
daderos o falsos. Esos segmentos mnimos son o P~~~osicin, tomarlo sin distinguir su_ corn-
las proposiciones o enunciados. Ahora bien, tal pos1c1on en sujeto y predicado, prescindiendo, Pr
limitacin no debe inducir a error. Al limitar- pues, de sus caractersticas internas es lo pro- s1
nos a este tipo de discurso nos abrimos, al mis- . .' la~
p10 de la lgica proposicional. As,
mo tiempo, a una ciencia que constituye una <<Sandokn es un tigre>> ese
1
1
1
1
1
1
gica proposicional. Las partculas que nos po- ser ignorante es de lo que atae a la argumenta-
sibilitan tal ampliacin son los nexos lgicos, cin formal, a la forma de nuestros razona-
el esqueleto de la composicin. Reciben el nom- mientos. 1
bre, repetimos, de conectivas o conectores. Hemos hablado de la partcula <<y>>. <<y>>, gra-
Pues bien, definir y formalizar dichas par- maticalmente hablando, es una conjuncin.
tculas lgicas, clasificar sus combinaciones Cuntas son las conjunciones que traducidas al
Y deducir otras proposiciones, slo en fun- lenguaje lgico nos permiten operar en virtud
., . de su propia forma? Antes de responder recor-
c1on de dichas partculas o conectivas, es !
1
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1
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1
De este modo, de las cuatro posibles combi- (es lo que en latn corresponde a la partcula
ciones que pueden resultar alternando los va- <<aut>> ).
lores de verdad de p y q slo en un caso 0 btene- Pero si digo:
11105 1, y es aquel precisamente en el que cad
<<ls~bel quiere a Flix o a Sandokn>> puede
una de las proposiciones es ya 1 ocurrir que quiera a ambos y que sea verdadera
A nivel intuitivo, la tabla de verdad de la con- tambin en este caso. (Es lo que correspondera
juncin queda reforzada si imaginamos un cir- en latn a la partcula <<vel>>, o sea, a uno, a otro
cuito con dos clavijas. Slo pasar la corriente o a ambos a la vez.)
si ambas estn a punto (1, 1) y no pasar en cual- Dada su relevancia lgica, nosotros nos fija-
quiera de los otros tres casos. remos en la disyuncin inclusiva y prescindi-
Antes de pasar a la siguiente conectiva con- remos de la exclusiva. Su tabla de verdad es la
viene detenerse brevemente para fijarnos en la s1gu1ente:
distribucin que de los valores de verdad 1 pq p q
o, se ha hecho cuando hay una o dos proposi- ' ' V
trar que, en el fondo, tambin el lenguaje co- guiente verdadero que resulte, en cuanto con-
mn procede as. Por nuestra parte pensamos,
dicional, verdadero, se hace un tanto ininteligi-
sin embargo, que lo primero que habra que in-
ble. La razn de ello no es otra que la relacin
dicar es que la tabla del condicional que a con-
de causalidad que establecemos entre antecedente
tinuacin expondremos es una de las I 6 opera-
ciones que se pueden generar combinando los Y. consiguiente en el lenguaje ordinario. Ahor~
valores de verdad de dos proposiciones. Por bien, en lgica, al componer proposiciones, esta
una tambin sencilla ley de la combinatoria de sobra toda relacin fctica o causal. Deseche-
2n
tenemo!), en este caso z , y s1 n == 2, el resulta- mos, pues, tal imagen, si queremos hacernos
to es 16. Pues bien, de esos I 6 conjuntos, a uno con esta conectiva. Finalmente el condicional Es >
le llamamos condicional por su parecido con el lgico es una relacin entre 'proposicines, se
condicional gramatical. Pero que se adecue o no ocurre en el lenguaje. Slo metalingsticamente Py
a nuestro lenguaje natural no es, en principio, podem?s hablar de que algo implica otra co~a. s
un problema central para el lgico. Ms adelante E~ la 11~ea tercera de nuestra tabla p no i~plic~ tlec
precisaremos este punto. Demos ya la tabla de q' se ,dice, Y es todo lo que se dice, que s1 esta B
verdad del condicional. P. esta q; que p, en suma, es condicin suh-
ctente, no necesaria, de q.
-- 1
1
1
'
1
1
1
''
1
''
lumna da siempre 1, se hace acopio de esas en- En las segundas, para cualquier interpreta-
tidades propias de la lgica que son las tautolo- cin de sus componentes el resultado es el in-
gas. Si al gemetra, pongamos por caso, le verso del anterior: obtenemos siempre o. Es
interesa acumular, descubrir teoremas, al l- la imposibilidad lgica; esto es, la frmula en
gico le interesa, .repetimos, .d escubrir y acumu- cuestin queda expulsada del mbito lgico. Es
lar tautologas: son sus leyes proposicionales. imposible, lgicamente hablando, en cualquier
Estas tienen, claro est, sus propiedades. Ve- mundo.
moslas.
Las terceras son las llamadas contingentes.
Imaginemos tres tipos distintos de expresio-
Es precisamente lo que ocurre en el terreno de
nes lgicas:
los hechos: son as, pero podan ser de otra
manera. Unas veces son 1 y otras o.
a) p V ~ p;
b) p. ~ p;
e) p V q. Se entender ahora por que Wittgenstein lla-
maba tanto a las primeras como a las segundas
Sus tablas de verdad son stas: proposiciones <<degeneradas>>. Lo son, cierta-
mente, desde el punto de vista de la informacin
a) p p V ~ p b) p p. ~ p e) pq p v q fctica. Nada nos dicen sobre el mundo. Se en-
1 I 1 o l I l
tender tambin por qu precisamente son ellas
o 1 o o 10
o las que le interesan al lgico. Las puras relacio-
01 o nes l~icas las convierten en siempre verdade-
00 o r~s o siempre falsas, y como lo que es necesa-
En el caso de a) el resultado es siempre 1; en el riamente falso desde la perspectiva lgica, cuan-
caso de b) es siempre o, y, finalmente, en el caso do es negado, da lo necesariamente verdadero,
de e) algunas veces es 1 y otras las ms.- unas y otras son la sustancia de la lgica.
es o. Hemos delimitado as las tres nicas cate-
goras posibles en las que puede caer una frmu- Pero,. hay algn mtodo que nos garantice
la lgica. saber si una determinada frmula es una tau-
En las primeras, para cualquier interpretacin tologa o, en su defecto una contradiccin
. '
de sus componentes (se las interprete como 1 0 ~na contingencia? Lo hay. Tal mtodo lo cons-
como o) el resultado siempre es el mismo: 1 tituyen las tablas de verdad. Pasemos a ellas.
Util!zando la famosa frase de Leibniz podemos
decir que son verdaderas en cualquier mundo El~boradas por Post y Wittgenstein, inde-
posible, ~iempre que por mundo posible enten- pendientemente, proporcionan una tcnica que
damos, como es nuestro caso, lo verdadero 0 nos. c.apacita para colocar una determinada pro,
lo falso. posicion en una de las tres categoras citadas.
Demos algn ejemplo de tablas de verdad.
1
{
~.-:-
r
"
.
-
.---....... 1
t
1
1
1
1
1
condicional por medio de los componentes La forma ms generalizada de exponer las ta-
que la conforman y que en este segundo paso blas de verdad suele ser sta:
I 1
1 l I I
I
o o I
I o o I
o o I
o 1 I o
I I
o 1
o I I
El procedimiento consiste en ir dando los En nuestro caso hasta llegar a una frmula l-
vaI~res de verdad de las partes componente: ~e gicamente verdadera, tautolgica. 201
la formula entera hasta llegar paso a paso est
' \.
1
1
1
1
'
1
6) o I o 1 o o 1 I
anterior dijimos respecto a un. clculo no U:t~r
7) o o 1 l 1 l I l pretado. Pasemos, pues, a la lgica de propos1c10-
8) o o o I 1 I I I nes axiomatizada.
1
1
1
1
1
1
Regla de sustitucin b). Definicin de ::> . enormemente alejado de la intuicin natural S<
Los dos ejemplos reseados estn tomados de el mtodo de Gentzen refleja, y es su fuerza di~ cad~
la Introduccin a la Lgica formal, de A. Deao, <lctica, tal intuicin. La deduccin natural se corr
M adrid, 1974, pgs. 124-12 5. . ha hecho imprescindible en cualquier libro de (I) y
En 19 34 Gentzen propuso clculos de de- lgica. Nosotros expondremos, brevemente, las de l~
d uccin natural, cuyo rasgo principal consiste reglas bsicas del clculo de proposiciones si~ ficie:
en su semejanza con la forma habitual de ra- guiendo uno de los manuales ms adecuados rem~
. 1
que
- p p :::::> q hasta
:::::> :::::> 1
:::::> E p por ~
~
q . :. q gamc
.. p :::::> q pode
de la
pv q supo
otro ,
- p
pre a
p q
r
en el
V 1 o -
V
. . p V q
..p V q
V E que ~
q una <
en u
.,
- r c1on e
r !uega
ltnp o
- p Utiliza
,_, ,_, 1 Po r
- q "-' q p . ,_, p El
,_, p ,_, E :. q
s1ernp
-
suPos
,_, ,_, ,_, ,_, 1 p ,_, ,_, p tales
"""',_, p """' "'E se d a
:. p __,.
tf
\
1
'
1
1
1
1
Son ocho las reglas, porque precisamente a mos de dcsc1ibir lo nico gue se dice es que si
cada una de las cuatro conectivas estudiadas le suponemos provisionalmente ciertas proposi-
corresponden dos reglas, una de introduccin ciones llegaremos a ciertas otras. Una vez que
(l) y otra de eliminacin (E). Se trata, repetimos, hemos llegado a stas, es patente que se can-
de las reglas bsicas, que, en s mismas, son su- cela toda la provisionalidad introducida. De ah
ficientes para proporcionarnos todos los teo- que el trazo horizontal de abajo nos indique
remas del clculo proposicional. Lo que ocurre la cancelacin, el paso de lo provisional a una
es que para facilitar la deduccin se obtienen, lnea con carcter absoluto.
apoyndonos en las reglas bsicas, otras, las Ilustrmoslo con la figura conocida como dilema
derivadas, que dan mayor rapidez y fluidez a constructivo.
la deduccin.
De las ocho reglas expuestas algunas merecen Dados
algn comentario adicional. Se trata de aquellas p V q; se nos pide derivar r (en smbo-
que presentan trazos verticales y horizontales p :::) r; los rr).
hasta la conclusin. La introduccin de <<:::) >>, q :::) r
por ejemplo, quiere decir lo siguiente: supon-
gamos p. Si dado p resulta que llegamos a q, Procederemos as :
- 1 p v q; Un trazo horizontal indica que se
podemos colocar en su lugar: p ::::> q. En el caso
- 2 p :::) r; trata de una premisa.
de la disyuncin se quiere decir lo siguiente:
supongamos, por un lado, p y supongamos,. por -3 q :::) r
otro, q. Si dados ta-les supuestos llegamos siem- 4 p; Supuesto provisional. Se lee <<su-
[ 5r pongamos que p>> 2, 4, ::::> E (esto
pre a r,-podemos quedarnos con r. Y, final?;ente,
en el caso de la introduccin de la negac1on, lo es, eliminacin de :::) o 1 1. P.).
1
'
\
'
1
.'
1
1
1
1
1
1
formada y su negacin. Si se dieran el clculo
lo que la lgica de prop<)siciones es, sino que
adelantaron algunas de sus reglas y las discutieron sera contradictorio.
ampliamente. Fue finalmente Frege, como sabe- 2) Un clculo es completo si cualquier frmu-
mos ya, el qt1e llev a su culminacin lo adelan- la bien formada suya es un teorema, un axioma
tado por los estoicos. Sin la ayuda directa o in- 0 una negacin de un teorema o un axioma.
directa de la matemtica, difcilmente hubiera En caso contrario el clculo es incompleto. l
sido posible esto. ]
En segundo lugar, no podemos dejar de se- 3) Un clculo es decidible si por un proceso
alar las propiedades de un clculo tal y como mecnico se puede decidir si una frmula cual-
4
lo hemos presentado. En cuanto que ahora ha- quiera bien formada suya es o no un teorema
blamos sobre el clculo y no dentro de l, es (o un axioma). En caso contrario el clculo es
claro que las propiedades que a continuacin indecidible.
sealamos son metalingsticas o, en nuestro En 192 1 el lgico E. L. Post demostr cmo
caso, metalgicas. Son stas: el clculo axiomtico de Russell y Whitehead
1) Un clculo es consistente si entre sus axio- para la lgica proposicional es consistente, com-
mas o teoremas no se da una expresin bien pleto y decidible.
EJERCICIOS
1) Mostrar si las siguientes frmulas son lgicamente verdaderas
p :::> (q :::> p)
"'(pv q)=> "'Prvq
[p => (q => r)] => [(p. q) => r]
I) p => (q => r)
Il) q => (p => q)
III) (p => q) => (p => r)
IV) p => q
- I A:::> B
- 2 {'-/ A => B
-3 Av=>A
-
b) Dervese A :::> B, segn el mismo mtodo, y por la reduccin
al absurdo de la premisa
- I r-.J A
ras
LECTURAS RECOMENDADAS
, . d Alianza Universitaria, Madrid, 1971
~lFRt:no DF.AO: Introduccin a la log1ca Jort~ial, E
AN tJEt GARRIDO Luica simblica, Madrid, i 9 74
)Fsus l..r 6 . d Barcelona, 1970 2 207
~' . 1v1osTERN: Luica de primer or en, ,,. . f.ormal Barcelona, 1970 .
1v1AN . b . , , , y al a11a1-1s1s ; '
lJl:'.t SACRISTN: lntroducc1ot1 a la togica
.f
1 1
'
1
t
1
1
1
l de caracterizarla no es apto }oS
' d
mo o e
xtens1ona
mentos
. .
mfinttos.
e uan
d
o se qu
lases con e1e h
para c infinitos elementos emos de cla:
de clases con . ., E )
trata . d finicin por descr1pc1on. sta
1
recurrir . die. . mos una propiedad comn. leti
b usca, como tn cade los' x elementos que sat1s-
tr~
A , A es 1a case1
si, . dad p En smbolos: ref
facen la propie
prG
A {x 1 p(x)} lac
reac1on d
Lo !c o . h hasta el momento requiere alguna
.,
tas
tra1
. . , Ampliemos por tanto, 1a noc1on
en 11 . l
exp 1cac1on.
1
d e case.
' . h bl
E n la leccin anterior a .amos e
d
en
cas-- lgica proposicional. A ello nos refer1~~s en- de
tonces. Tomamos para ello la prop~s1c~on en COti
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
t
1
1
'1
os los elementos de A pertenezcan a B (
todo x, si x es un elemento de la clase de los que t o
,
d
1 mismo
.
tiempo
1 .
a inversa.
s ,
1 esto ul-
, de
se d e a .
vertebrados, entonces x es un elemento de la fuera el caso, entonces el signo utilizado
clase de los mamferos. timo 1 , 1 , b 1
, , <<C >> que en ana og1a con e sim o o <<~
Ms importantes son las distinciones que m~s sera _ , d . b.
de la matemtica elementa1 ,eJa a 1erta l~ posi-
adelante vamos a considerar. Se refiere la pri- qu
bilidad de la igualdad, ademas de la relacin de
mera a la diferencia entre los smbolos <<E>> Y
orden entre las respectivas clases. Si de lo que
<<e)); l~ segunda tiene que ver con ~a dis~i? " E
queremos habla; es, sin embargo, de la incl~si~
cin entre la inclusin propia y la 1nclus1on
estricta en s1mbolos <<e>> , entonces se eli- na.
impropia. Comencemos por la primera.
A e B se lee as: la clase A est incluida es mina la posibilidad de la igualdad. Su definicin pll
, ,
una subclase en la clase B o tambin A es B. seria esta:
Por su parte, x E A se lee: x est incluido en A A
o tambin x es A. Quiere esto decir que <<eS>> A e B === df. /\x(x E A >- x E B) V y co
tiene el mismo significado en los dos casos? (y E B /\ y tt A) Se
De ninguna manera. Como indicamos ya, x E A ex
significa que un elemento, x, pertenece a la en donde ~ ha de leerse como <<no pertenece>>. el<
clase A y ser, por tanto, verdadero, si x es un Las relaciones entre las clases tienen un mar- el~
miembro de A. Por su parte, A e B significa cado signo intuitivo. De ah que suela recurrirse cu
que la clase A est incluida en la clase B o, lo a los diagramas grficos para hacerlas ms ma-
,
q
que es lo mismo, que todos los elementos miem- nejables. Euler y V enn, ms tarde, fueron los m
bros de A lo son tambin de B. Pasar por alto que idearon los modelos que iremos viendo. La
1
esta distincin hara caer en falacias tales como inclusin de una clase en otra (A e B) queda
la de igualar: <<la clase de los batusi pertenece representada as:
a la clase de los africanos negros>>, con <<la clase e
de los batusi est incluida en la clase de los
,
e
africanos negros>>, cosa del todo falsa, ya que ,
El hecho de llamar idnticas a dos clases La clase universal es la clase referencial, aquel
A y B, si contienen los mismos elementos, s~ trmino de comparacin o universo de dis-
conoce como el postulado de extensionalidad. . curso en el que nos movemos. As, si hablamos l
Segn ste, lo que se afirma es que no pueden de <<hombres rubios>>, la clase universal son to-
existir dos clases distintas si poseen los mismos dos los hombres rubios, y si hablamos de n-
elementos. Por otro lado, es evidente que toda meros enteros positivos de una cifra, la clase
clase es una subclase de s misma, a no ser que universal es la que va de o a 9. No pocas de las
cuando se hable de inclusin se sobreentienda falacias incrustradas en la argumentacin l-
que es una inclusin estricta o propia. Final- gica tienen por causa la ambigedad o falta de
concrecin en lo que se toma como clase univer- l
mente hemos de sealar que de la relacin de 1
_.., ...
1
1
1
1
1
1
1
!' La clase vaca presenta una cierta originalidad. otras clases? Complemento, unin e interseccin La re
En principio transgrede el principio de contra- son, fundamentalmente, los mecanismos de tal de un 1
diccin. St no hay elementos que den lugar a produccin. Es de lo que a continuacin tra- yado c
esta clase, por qu introducirla? La razn estri- taremos. ambas.
ba en su utilidad. Si bien es verdad que no hay
elemento alguno que tenga tal propiedad, no es
Complemento (su smbolo: << -- >> colocad<>
encima, <<A>> o al lado, << -A>>): es la clase de to-
---
menos cierto que la clase 0, carente de elemen- dos aquellos elementos no pertenecientes a A.
tos, est contenida, trivialmente, en toda clase. Por ejemplo: sea A la clase de los tigres. A, la
De la misma manera que cualquier clase est clase complemento, estar formado por aque-
contenida trivialmente en ella misma, toda clase llos miembros que no poseen la propiedad de
contiene a 0. Que esto sea as se puede compro- ser tigres, ya que es justamente dicha propie-
bar fcilmente. dad la que define la clase A. Todos los elementos
Definimos antes la inclusin de la clase A que no sean tigres pertenecen por tanto a A.
en la clase B diciendo que para todo objeto x, -
si x es miembro de A, lo es tambin de B. Pero La figura grfica de A ~ la siguiente, en don-
decir esto es formar un condicional, y el condi- de el rayado se refiere a A.
Inter!
cional, como en su momento vimos, es verda- La in
dero cuando el antecedente es falso. Es lo que es la qu
ocurre en nuestro caso. Cualquier clase tendr compon
0; estando, en consecuencia, incluido en ella. cena A
S1 A - B significa como en seguida vere- Por eji
mos la clase de los miembros de A que no
Y B la i
pertenecen a la clase B, es evidente que:
consisti~
A - A = 0 y que A - U =0 ~a re!
gu1ente
ya que, por definicin, toda clase ha de estar con- Uo que 'tj
tenida en U. dueto.
Uni~ ,(reunin o suma); (su smbolo:<< U).
Por medio de ciertos operadores que llama- La un1on de dos clases dadas A y B, es la
mos en su momento conectivas se obtenan que se forma, e, con los element~s que pertene-
~t~~s propo~iciones. La teora de la compo-
cen A 0 B o a ambas a la vez.
s1c1on estudiaba, precisamente, la generacin Por ejemplo: sea A la clase de los <<zurdos
1
Y B . clase de los <<diestros>>. C es decir A UB
de nuevas proposiciones. Podemos construir co - , ' '
nu~vas clases? S~ podemos. Cules son las ope- hi nsisttria en aquella clase a la que pertenecen
raciones a traves de las cuales se originaran ~~ las personas <<zurdas>>, bien las <<diestras
o bien ambas a la vez.
'
1
1
1
1
'
1
1'
1
1
1 1
'' 1
1
1
' 1
1
1
l
1
l
1
1
1
t
expondremos, en primer lugar, los cuatro dia-
grarnas que corresponden a las cuatro subdivi- significan falta de informacin, Jo que igno-
ramos. As, en A se ha rayado toda el rea de
ones que pueden hacerse
l
con .el cuantificador
Sl S que no se solapa con P, precisamente ~orque
ni~.rersal, el ex1stenc1a y sus respectivas nega-
~iones. Los escolsticos los denominaron, A,
se afirma que slo los S son P, es dec1r, que
todos los S son P.
E J O. En lo que sigue determinaremos ms Cuando se inserta una <<X>> (C. l. Lewis uti]jza
'
lo' dicho.
un trazo largo <<1>> en vez de la <<X>>) lo que se
quiere significar es la no vaciedad de la clase.
s p s p Porejemplo,enl,quehayalgunos S que no son P.
Un ejemplo concreto nos aclarar este modo
de proceder para justificar los silogi~mos; .Es
obvio que si el.silogismo, categora ar1stotel1ca,
utiliz un trmino ms, <<M>>, adems de S y l"',
hemos de aadir, pues, un crculo m~s.
Fijmonos en el silogismo llamado <<Brbara>>
s p s p (prec-i samente por ser (A A) ::::> A, segn los
esquemas de la lgica proposicional). Se trata
de un silogismo universal afirmativo (A, A, A).
X X
Ejemplo:
1
J
- 1 lll!lJf ,
I' """ .
~--. ~-~--~
1
1
1
1
t
1
gramas que corresponden a las cuatro subdivi significan falta de informacin, Jo que igno-
sioocs que pueden hacerse con el cuantifi ca d or ramos. As, en A se ha raya()<) t<Jcla el rea de
. .
uni,:ersa1, e 1 ex1stenc1al S qLtc no se solapa con P, precisamente p<Jr'1uc
, . y sus respectivas nega- se afirma que slo los S son P, es decir, que
ciones. Los esco1ast1cos los denominaron A
todos los S son P.
E, I, O. En lo que sigue determinaremos' m~
Jo dicho. Cuando se inserta una <<X>> (C. l. J_Jewis utiliza
un trazo largo <<I>> en vez de la <<X>>) lo que se
quiere significar es la no vaciedad de la clase.
s p
s p Por ejemplo, en 1, que hay algunos S que no son P.
C n ejemplo concreto nos aclarar este modo
de proceder para justificar los s1log1smos. Es
ob\r10 que si el.silogismo, categora aristotlica,
utiliz un trmino ms, <<M>>, adems de S y P,
hemos de aadir, pues, un crculo ms.
Fijmonos en el silogismo llamado <<Brbara>>
s p s p
(precisamente por ser (A A) :::> A, segn los
esquemas de la lgica proposicional). Se trata
1
1
1
1
1
1
1
l ~11 smbolos:
Sc)n las leyes asociati vas de la unin y Ja in- Igt
.,
'fodos los M son P. tcrsecc1on. prop~
1
1
Igual que la negacin de la negacin de la s()O las importantes leyes tic De Morgam.
proposicin afirmada, la negacin del comple- Ft1cron conocidas ya p<>r (;uillcrm<J de 9~~h~m.
mento del complemento de una clase se resuelve Se C)bservar que de 14 se sigue que A lJ B -=-
en esa misma clase afirmada.
= A l B, lo que muestra la dualidad de la
-
13. (A = B) (A = B) unin (disyuncin) e interseccin (conjuncin)
o, lo que es lo mismo, que a cada teorema que
Dos clases son idnticas si y slo si los com- contenga <<U>> o <<l>> corresponde otro en el que
plementos de ambas tambin son idnticos.
tales signos se intercambian. Segn el psic-
= - -........
14 (A U B) = A nB logo Piaget, se tratara en desarrollo gentico
de nuestra inteligencia de dos estructuras pa-
- - ralelas mediadas por la negacin.
15. (AlB)=AUB
.1
11
\
LECTURAS RECOMENDADAS
AD . Ed Alianza Universidad, Madrid, 1 974:
EAo: Introduccin a la lgica form~ '. , . Ed Fondo de Cultura Econmica,
J. FERRATER MORA y H. LEBLANC: Log1ca matematica,
).i Mx.ico, 1971 (4. reimpresin). , , .. fi 2
Ed Ariel Barcelona, 1970 21S \
tvi . SACRISTN: Introduccin a Ja lgica Y ai aizaitszs orma ' ' 1
'
'
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
''
1
hasta investigar posteriormente los hech<)S tei-
modinmicos, el electromagnetismo, etc. Pero si l)ien consitlerada sta C<)ffi<) fsil o huella de
pocas pasadas o cual tcstimc)nJ<) de un procese)
no es nuestro deseo abordar en este momento
evolutivo, que nos permite retroceder hacia t1em-
una clasificacin de las ciencias, que requerira
pos anteriores al presente.
una leccin propia. Se trata, solamente, de sen-
tar los grandes presupuestos para poder consi-
Debemos aadir cmo entre las distjntas ra-
derar el mtodo cientfico.
mas del pensamiento cientfico se producen co-
nexiones mltiples, que definen el fenmeno de
Una nueva perspectiva organizadora de las la interdisciplinaridad o interciencias, hecho
ciencias empricas nos aparece cuando atende- tan vivo en nuestros das. As, hablamos de la
mos al hecho de que el saber se proponga una biologa molecular, de la psicosociologa o de
consideracin diacrnica o sincrnica de los la psicologa social, de la bioqumica, y aparecen
fenmenos. Es decir, que la investigacin cien- saberes tales como la ciberntica (aludida in-
tfica se dirija hacia el estudio de las realidades sistentemente en este curso) que por su propia
tal como nos aparecen en nuestro presente (sin- ndole tiene caractersticas interdisciplinares, cu-
crona), o trate de indagar su gnesis y evolucin bre dominios muy distintos del estudio de la
a lo largo del tiempo (diacrona). Este es, sin realidad, desde las mquinas hasta el funciona-
duda, el punto de vista que define a la inves- miento del sistema nervioso humano.
tigacin histrica, la cual normalmente es en-
tendida como estudio de la evolucin del hom-
bre y su cultura en las distintas subram~s que_ la
componen: historia poltica, econmic~, his-
toria del arte, etc. Pero est e punto de vista se
puede extender al universo y a la vida, a la
evolucin de ambos, cuya indagacin define una
dimensin esencial del saber cientfico desa-
rrollada especialmente desde el siglo ~rx hasta
nuestros das. En este sen tid o tendrian:os ~a
cosm1ca
histor1a , . y b.io1og1ca
, Junto a la historia
- humana y cultu ral.
En todos estos casos se t rata indudablemente
de ciencias emp ricas, en la m edida en q~e la
s . , y exp er1m
Ohservacion . en tac1on
, d e la realidad : Jt as t
ajif J 7
t
1
1
1
1
Por otra parte, a partir de los conocimientos
Hemos sealado dos mbitos de utilizacin puros que definiran .las ~iencias .empricas an-
del trmino ciencia: los saberes formales rigu- teriores se forman c1enc1as aplicadas, como
rosos y los saberes empricos que acabamos de sera la medicina respecto a los hechos biol-
indicar. Apuntemos an cmo el trmino cien- gicos y los diferentes saberes tecnolgicos. La
cia encuentra un nuevo desarrollo cuando se validez de esta divisin entre ciencias puras y
alude a las ciencias normativas. Es decir, las aplicadas, sin embargo, nos conduce al problema
ciencias que no estudian ni estructuras formales general de la ciencia como teora o prctica, al
ni fenmenos empricos, sino las normas que cual tendremos ocasin de aludir en esta leccin.
gobiernan la conducta humana, mbito en el La finalidad principal de las rpidas conside-
cual entran la Etica y el Derecho.
formales
, .
emp1r1cas
Divisin de las ciencias
normativas
aplicadas
Fsica
Ciencias de la Naturaleza Qumica 1
Biologa
Niveles
Psicologa
Ciencias del hombre Sociologa
'
Antropologa cultural
Ciencias empricas
\
Sincrnicas
~
Historia poltica 1
1 Del hombre Historia econmica e
Por su perspectiva Historia del arte, etc. t:
Diacrnicas
temporal e
(Historia) Historia del cosmos
De la natura- n
leza t
Historia de la vida
......
' ' ' - 1
t
t
l
1
1
aciones sobre la clasificacin de las ciencias cambio incesante; un cambio que afecta no slo
~ue acabamos. de realizar se .enc~entra en mos- a los contenidos de la ciencia, sino a sus recursos
trarnos la variedad de las c1enc1as empricas. conceptuales y a sus mismos planteamientos
En consecuencia, es necesario, al hablar del m- metodolgicos.
todo cientfico, tomar en cuenta esta diversidad. Kuhn presenta, en los ltimos tiempos, la
No se trata de una reflexin ociosa, es preciso concepcin de las revoluciones cientficas como
atender intensamente, en todo momento, a la cambios de paradigma*, es decir, como cambi~s
riqueza y variedad del panorama cientfico. No de modelos de comportamiento en la comuni-
si~mpre ha ocurrido as. El hecho de que la dad cientfica. Mucho antes que Kuhn, a par-
fsica se haya consolidado mucho antes que las tir de las grandes crisis de la ciencia en la ma-
otras ciencias empricas, convirtindose en un temtica y en la fsica a lo largo de los si-
saber riguroso desde Galileo ( 1564-1642 ), his- glos xrx y xx, se form esta concepcin mucho
tricamente ha sugestionado al pensamiento me- ms evolutiva y antidogmtica del pensamiento
todolgico, al pensamiento cientfico y a la teo- cientfico a travs de rupturas, de transmutacio-
ra de la ciencia. Ms o menos conscientemente, nes en el mismo. Tal idea es esencial en la re-
muchas veces se ha pensado que un saber sola- flexin sobre la ciencia dentro del movimiento
mente poda adquirir el nombre de ciencia,
cuando de algun a manera imitaba el mo delo
cientfico representado por la fsica moderna. La
biologa mecanicista, la p sicologa del asocia-
cionismo, los primeros desarrollos de la socio-
loga, con frecuencia h an estad o influidos por
este deslumbramiento.
'
1
1
1
1
1
roceso. Al gran desarrollo de la historia
dialctico de Bachelard * y de Gonseth *, dos como p d',
1 fi lologa en el siglo XIX prece io 1o que se
importantes filsofos de la ciencia en nuestro Y b
ha conocido como descu. rim1ento e a con- d 1
siglo. . ncia histrica en los siglos xv111 y xrx: la
Para Bachelard, no slo las sucesivas etapas de cie l ' 1 fil
idea de progreso en la I ustracton y a osofa
la ciencia, sino la iniciacin misma del pensa-
miento cientfico, se originara como un proceso hegeliana de la historia*. .
de corte o ruptura brusca con el pensamiento Estas reflexiones nos hacen descubrir algo muy
cotidiano, precientfico, vulgar. La ciencia se importante: cmo realmente el origen y desa-
encontrara en polmica constante con la ima- rrollo de la ciencia se inscribe dentro de grandes
gen espontnea de la realidad, y esta polmica iniciativas renovadoras de nuestras ideas sobre
se ira reproduciendo en los sucesivos avances el conocimiento y la realidad. Es decir, vemos
del pensamiento ~ientfico en el paso de una cmo la ciencia posee una clara connotacin
etapa a otra. filosfica cuando es percibida en su sentido ms
Otro aspecto general que debemos subrayar, profundo. Frente al intento positivista de sus-
antes de entrar en el estudio concreto del m- tantivizar y aislar la ciencia, debemos subrayar
todo cientfico, es la unidad que existe entre que sta forma parte de la totalidad cultural.
la ciencia y su metodologa. La invencin Slo es comprensible la ciencia como un produc-
ms radical del pensamiento cientfico es la de to histrico, y tal producto guarda una relacin
su mtodo propio de trabajo, ya que ste, en con todos los otros aspectos de la cultura, con
cuanto tratamiento adecuado de un campo real, la tecnologa, la economa, las ideologas pol-
posibilita los resultados de la actividad cient- ticas, las creencias, la manera en que, implcita 1
fica. Ello no quiere decir que se puedan separar
o explcitamente, se representa el hombre la
la prctica y el mtodo cientficos, que ste apa- realidad.
rezca anteriormente a dicha prctica, sino for-
mando parte de la misma. En este sentido con-
vendra indicar cmo la invencin y el desarrollo
de un mtodo adecuado va normalmente unido
a una interpretacin determinada de una zona
de la realidad, o de un campo de fenmenos, a
una cierta visin ontolgica* del mundo 0 del
hombre y la sociedad. Por ejemplo, el mtodo
de..la, Fsica , de. Galileo se integra dentro de una
;
mentos de la ciencia.
'
1
1
1 la idea de la contemplacin desin-
respecto en ., d ,
la comprens1on e 1a teor1a, como la
teresa da, en . L e l'
, 1 lave de la vida humana. a 1e 1c1dad
mas a ta e , .
del hombre se encontrar1a en el e1er-
super1or . d. . .d
d la actividad contemp 1at1va, 1r1g1 a ha-
c1c10 e .
. b)'etos supremos y el destino de la hu-
l
en este mismo libro, en paginas anteriores, como
]
los mximos logros para el desarrollo de nues-
tra capacidad dominante sobre l~ real se ha~
conseguido por esta va especulativa. s~ ha di-
cho que el estudio de los grande~ fenomenos
de la naturaleza, encaminado a satisfacer nues- .
tro deseo puro de conocer, nos haba propor~10- a
nado el descubrimiento de las grandes energ1as, a
t
la electricidad, la energa nuclear de nuestra
poca, que han facultado los mximos saltos
CI
La conexin de la ciencia con las restantes tecnolgicos de la humanidad. .
El ideal de la universidad cientfica en el si- d
manifestaciones de la cultura conduce a la inda-
o
gacin sobre el mtodo cientfico desde el mero glo x1x, irradiado desde Alen1ania, est presidido
s
anlisis lgico hasta su posicin en las grandes por esta concepcin de la ciencia pura, la cual p
actitudes de la vida humana. Surge entonces margina la investigacin tecnolgica y aplicada,
como primera pregunta, referida al sentido te- como un tipo de ocupacin inferior. Las escue-
rico o prctico del hecho cientfico: Cmo po- las tcnicas son separadas del cuerpo de ~a
demos comprender mejor la ciencia, desde la Universidad. El sabio, carente de todo interes
necesidad humana de transformar la realidad y Y sentido prctico, encarna ei1 el mundo de la
la voluntad de dominio sobre sta, o bien como . te
concre~a. ,existencia una figura correspon dien
expresin y realizacin culminante de la dimen- tal v1s1on de la ciencia. .
Pi
. sin teortica, especulativa, del hombre, que le Ut
Por el contrario las interpretaciones practt-
lleva a desinteres~rse de cualquier fenmeno de cistas de la cienci~ tacharn de idealismo s 1
. Ya
rendimiento utilitario? n
representaciones que acabamos de bosqueJar.
Aristteles (384-322 a. de C.), como ya se n
Desde esta otra perspectiva la ciencia slo es
apunt en la leccin primera, insisti a este 1J1
CO
mprens1'b le como expresin
' del esfuerzo bU'
e,
r
'
1
1
1
1
1
1
1
1
t
1
1
1
1 rnos de ciencias em
' sa r tnetafsico y de la mera prctica artesanal. corno mera lectura de
en 1<1s momentos crticos se intensifica este apre- Por otra, hay que entender a la ciencia, ah<Jra .,
rirneotac1on, como ~
r1io de autoconocimiento a travs del pasado, como una nueva sntesis de la dimensin cmp~ modificarlos y proc~
de la con1prensin de nuestra evolucin. rica y terica de nuestro conocimiento. Es el
Este anlisis de la controversia entre teoreti- desde dicha modifica
nuevo punto neurlgico del mtodo cientfico los pilares del mtoci
cisn10 y practicismo nos ha permitido apreciar que a continuacin estudiaremos.
un rasgo muy global, y al mismo tiempo muy Por otra parte, el h
Nos encontramos otra vez con dos posibili- derna surgiera en ac
decisivo, del mtodo cientfico: la integracin y
dades antitticas de entender la ciencia: de pensamiento filos '
asuncin de los aspectos tericos y prcticos
a) La teora empirista del conocimiento cien-
de la \ ida humana.
1 especulativo, que tra
tfico y su metodologa, formulada a lo largo
la realidad por va sil
. Otro horizonte de integracin en la ciencia de la historia con mltiples variantes, y que co-
ta aparicin del conc
\Tiene determinado por los conceptos de teora loca a la experiencia en la base de su quehacer.
ca. Su primer expo
y exper1enc1a. . b) En sentido opuesto, los intentos de com-
Por una parte, hay que entender a la ciencia prender a la cien cia desde su estructuracin ra- con su Novum Orga
como una teora transformadora, en una sn- cional. Con diversos matices surgen otra serie cual trata de contra
tesis que supera la unilateralidad del puro pen- de teoras de la ciencia y su m etodologa, que ductiva a la deducci'
podemos design ar com o teoras racionalistas. siglo, dentro d el neo
.
cerse primero una
. ,
presentac1on
ante el
Segn indica Francis Bacon (1561-1626)
~n el Novum Organum, el entendimiento es entendimiento de todos los hechos cono-
lllcompetente e inhbil cuando se le aban- cidos que concurren en esa naturaleza, si
dona a ~ mismo. En consecuencia, deter- bien en materias las ms desemejantes. y
~ina las <<tabulae>> que deben regir a la esta coleccin ha de hacerse histricamen-
. ,, .
tnduccin legtima y verdadera. te, sin teoria runguna prematura ni gran-
des sutilezas.>> A continuacin Bacon ilus-
Tabla de presencia: <<La investigacin tra la regla anterior anotando todos los
de las formas procede de la siguiente ma- hechos que concuerdan con la naturaleza
nera: sobre una naturaleza dada ha de ha- del calor.
23
'
l
1
'
l
''
1 vestiga y otro caso en el cual no aparece
1n .
Tabla de ausencia: En segundo lu - nen todas las circunstancias comunes
tie d ,
gar debe hacerse comparecer .ante. el en- ex: cepto una, prese~tn ose e~ta, s~ 1amente
tendimiento los hechos que estan privados en el primero, la c1rcunstanc1a untca en la
de la naturaleza en cuestin: porque la cual difieren ambos casos es el efecto, o
forma debe estar ausente, cuando est ausen- la causa, o una parte indispensable de la
te la naturaleza dada, al igual que debe causa de dicho fenmeno.>>
estar presente cuando est presente aqu- Mtodo conjunto de las concordan-
lla ... >> Bacon ejemplifica esta regla indican- cias y las diferencias : <<Si dos o ms G
do que no se perciben como calientes los casos en los cuales aparece el fenmeno
rayos de la Luna, las estrellas y los cometas. tienen solamente una circunstancia en co-
Tabla de grados o de comparacin:
mn, mientras que dos o ms casos en los l~
<<En tercer lugar ha de hacerse comparecer
cuales no aparece no tienen nada en comn s
ante el entendimiento los ejemplos en los
excepto la ausencia de esta circunstancia,
que la naturaleza sobre la que se investiga
la circunstancia nica en la cual difieren e
se presenten ms o menos ; y esto haciendo
los dos grupos de ejemplos es el efecto, 1
una comparacin bien de aumento o dis-
minucin en un mismo sujeto, bien esta- o la causa, o parte indispensable de la causa e
bleciendo la comparacin de unos con del fenmeno.>> e
otros en diversos sujetos ... >> Siguiendo con Mtodo de las variaciones concomi- q
el ejemplo del calor, Bacon trata de los tantes: <<Un fenmeno que vara de cual-
grados de frigidez que se perciben en los quier manera siempre que otro fenmeno
cuerpos naturales. vara de una manera particular es una cau-
sa o un efecto de este fenmeno, o est
John Stuart Mill ( 1806-187 3) desarrolla conectado con l por algn hecho de cau-
las tablas de Bacon como mtodos de la salidad.>>
.1nvest1gac1on .
. . , experimental en su Sis-
tema de lgica deductiva a inductiva. As es- Este .canon slo puede aplicarse, por lo p
tablece los siguientes mtodos: t~nto, si es posible distinguir grados o mag- p~
Mtodo de la concordancia: <<Si dos nitudes d e e1ectos
e y causas. Los anterio-
o ms casos del fenmeno que se investi res son me'todos cua11tat1vos.
. ,1 .
tienen. so o una. circunstancia en co mun, ,
ga ya que su
uso .exi ge simplemente
'
determinar la pre-
esa circunstancia
, es la causa (o el ef ecto)
del fenomeno en cuestin.>>
sencia
E o au sencia 1 ad
d e un carcter o cua l'd a~
~ cambio, ste es cuantitativo pues re- e
Mtodo de las diferencias. . . << s1 un
este modo deberamos hablar ms del autocono- a nuestro modo de ver reflejan con mayor fide- de P
cimiento de algo creado por el hombre la lidad que las posturas anteriormente reseadas t1v1sr
ciencia , que de un descubrimiento de la rea- la peculiaridad misma del mtodo cientfico. emba
lidad. La ciencia no surge ya como reflejo del Y a Galileo habl de las <<experiencias sensi- Mi
mundo, sino como desarrollo de un instrumento bles>> y de las <<demostraciones necesarias>> como sarroj
conceptual y emprico-prctico que nos permite componentes ineludibles del mtodo cientfico vaci
dominarlo. por l manejado. La utilizacin de la matemtica exper
El apriorismo de Kant (1724-1804) desa- en Galileo se hace posible por esta misma valo- dos o
rrollado en su Crtica de la razn pura se
racin del elemento terico. Bacon, sin embargo, c1as ,
podra situar en esta lnea extendindose a todo
con su empirismo excesivamente craso, desva- con n
el conocimiento terico del hombre. Para Kant
loriza la aplicacin de la matemtica al estudio rico
todo nuestro conocimiento supone la construc-
de los fenmenos. La 1
ci.n .d_e un mundo fenomnico aparencia!, que
se 1rucia desde la sensibilidad misma del hombre. . Dentro de la filosofa de la ciencia de nuestro tfico
Este conocimiento no refleja el mundo 0 el siglo podramos indicar el movimiento dia
l' . ducti~
universo de las cosas en s, que se ha convertido ecttco de Bachelard y Gonseth como uno de de la
en una meta inalcanzable. aquellos que ms intensamente han insistido en tndud~
El innatismo .(todo nuestro conocimiento se esta necesaria dualidad del mtodo cientfico. De <J. Un
construye a partir de la existencia de unas su- una manera semejante a lo que decamos res- hornb
puestas ideas innatas y como despliegue d , _
, .d . e es
pecto la teora y la prctica tampoco aqu nos
Ctrn;
..4.u.en
tas ), asi . como e1 1 , ealtsmo metafsico , serian
, aparece t 1 d ualismo como una
. ., . ' mera yuxtap o- bajo y
4 concepciones filosoficas generales sobre el co- s1c1on sm 0 rn- lar un
, corno enlazamiento de ambos co
ponentes Ast' , la exper1enc1a
. . esta, 1mpre
. g"'ada
j.I
De d.te
1
1
1
1
'
1
1
. 'fi a
e~perienc1a_ c1ent1 ca resulta <<filtrada y organi7.a- conclt1si<)t1cs vcrific~tl>lcs S<>l)rc el cuerp<> (le la
cxpcrie11 cia.
da por los instrumentos>>. Como dice expresiva-
mente Bachelard, los instrumentos son <<teoras . Por ejen1plc>: (le la tc<>ra general (le Ja relati-
materializadas>>; detrs del manejo y aplicacin vidad se deduce qL1c l<>s ra y<>S J umn<>S<..>s cJcl>en
ser desviados por los campe>~ gravjtat<>rios. 1~sta
- de cada instrumento hay toda una elaboracin
es una afirmacin empricamente contr<JJalJlc en
terica que P.er~te abordar de un modo pecu-
liar la exper1enc1a. determinadas condiciones, como ocurri en e]
,
famoso eclipse de 1919, considerado por mu-
Junto al movimiento dialctico podramos in-
chos fsicos (as tambin por el mismo Eddjng-
dicar la teora de la ciencia de Karl Popper, como
ton) como confirmacin de la teora general de
otra de las grandes aportaciones que han tratado
la relatividad. O un caso ms sencillo y cotidiano:
a de recoger esta dualidad de lo emprico y lo un diagnstico hipottico de un clnico implica la
terico en su versin del hecho cientfico. En aparicin de determinados sntomas, cu ya presen-
este sentido ha sido insistente e incisiva la crtica cia a ausencia ser considerada como contrasta-
- de Popper al positivismo lgico o al neoposi- cin emprica de dicha hiptesis diagnstica.
tivismo, movimiento con el cual mantuvo, sin bn esta v1s1n del mtodo cientfico surgen cla-
embargo, estrechas relaciones. ramente dos elementos que ya antes habamos
Mie11tras el inductivismo representa el de- indicado:
sarrollo del conocimiento cientfico como la ele- 1. La prioridad del momento terico, desde
. vacin a proposiciones generales, partiendo de el cual se formula una pregunta emprica.
experiencias concretas, singulares, y los enuncia- 2. La evidencia de que la experiencia resulta
dos o protocolos que registran dichas experien- enfocada desde los conceptos que en la teora
cias, el mtodo hipottico deductivo recoge se dan.
[ Para Popper las caractersticas de este mtodo
con
ms fidelidad este doble componente te-
rico y emprico del conocimiento. diferenciaran la ciencia de la filosofa pura. En
La visin del desarrollo del conocimiento cien- contraposicin al pensamiento filosfico, las hi-
tfico que nos procura el mtodo hipottico de- ptesis cientficas se caracterizan por la ca-
ducttvo no arranca ya de la pura experiencia, sino pacidad de formular predicciones contrasta-
de la hiptesis mental previa a la experiencia._Es bles con la experiencia. Ahora bien, al respecto
tndudable que dicha hiptesis debe ser referida insiste Popper, sin duda con acierto, en que la
i un conocimiento emprico anterior, ya que el pura confirmacin de las predicciones no de- 1
h~mbre no posee rdeas innatas, pero este cono- muestra la verdad de la teora. Y a los lgicos 1
Clnento emprico ha sido sometido a un tra- clsicos nos decan que de lo verdadero se sigue
bajo Ya una elaboracin que nos llevan a formu- solamente lo verdadero; pero de lo falso puede
lar u~a hiptesis organizadora de la experiencia. seguirse tambin lo verdadero, siempre _que los
De dicha hiptesis, por va deductiva se extraen errores iniciales se conjuguen de tal manera que 235
l
'
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
para englobar nuevas pruebas experimentales,
1I , menester entonces detormar los conc
;era d. eptos
s rnitivos, estu 1ar 1as cond1c1ones de a 1
s ~' Ptca-
"n
c10
de esos
conceptos
d .y, sobre
., todo ' inco rporar
as cond1c1.ones . e ap/1cac1on de un concepto
en el sentid~ mismo del co:1cepto. Es en esta
'
ultima necesidad do~de reside, segn nuestro
modo de ver, el caracter dominante del nuevo
iacionalismo que corresponde a una slida unin a
entre la experiencia Y la razn. La divisin clsica
que separaba 1~ teora ?e sus aplicaciones igno- es ruc ura
raba esta necesidad de 1ncorporar las condiciones
de aplicacin en la esencia misma de la teora. e
GASTON BACHELAR_D . La formacin del espritu
a c1enc1a
cientfico Trad. de Jos Babini , Ed . Siglo XXI ,
Buenos Aires, 1 972 2 , pg . 73.
1
1
1
1
1
1
1
En primer lugar, nos encontramos con el ni- za dicha clasificacin de los elementos. Del mis-
vel de las ciencias descriptivas. Su intencin mo modo la antropologa cultural, en nuestra
es organizar el amplio y disperoso mundo de poca, sobre la pura agrupacin de los rasgos
la experiencia, segn algunas grandes estruc- de las distintas sociedades ha tratado de inferir es-
turas que permiten sistematizarlo. Estas estruc- tructuras lgicas que permitiran comprender de
turas son inicialmente sistemas de clases, orga- una forma profunda la relacin entre dichas socie-
nizacin de los individuos segn ciertas carac- dades ; es el caso de la antropologa estructural. 1<
tersticas afines, en las que consideramos la atri- Hemos considerado este ideal descriptivo de g
bucin de unos predicados a un sujeto como cri- la ciencia como organizacin de grandes clases re
terio tipificador de cada clase. La botnica o la o modelos y posterior juego lgico con dichas el
zoologa constituyen ejemplos muy tradiciona- clasificaciones, pero tambin la ciencia se pro- eJ
les, a los que se aplican muy bien los conceptos pone el conocimiento de lo individual en algu- ni
fundamentales de la lgica de clases. No debe nos casos. Se trata del conocimiento denomina- b1
ser desvalorizada la importancia de este tipo do ideogrfico o conocimiento de la individua ti
de conocimiento cientfico, que permite la ul- lidad. Por ejemplo, es el saber tpico de la psi-
terior construccin de formas racionalmente ms cografa o de la sociografa, la descripcin de
avanzadas, pero que no resultaran posibles sin un individuo concreto o de un grupo social Cl:
el mismo. determinado, que supone natu ralmente la uti- Ct!
Respecto a esas clasificaciones hay que sea- lizacin de conceptos comparativos enca~n~ di
lar dos aspectos : dos en este caso, sin embargo, a tipificar lo indi- ]
a) El desarrollo de la experiencia obliga a ir vidual. E l diagn stico mdico nos suministra es
revisando los criterios clasificatorios iniciales. u_~ ejemplo muy vivo y cotidiano de esta inten- pa
As, la aparicin de un cisne negro nos exige cion de con ocimiento individual como uno de en
rectificar, como han subrayado los lgicos mu- los aspectos que se integran en la enorme varie- las
chas veces, el juicio universal inicial <<todos los la1
dad de posibilidades cientficas.
cisnes son blancos>>. En este proceso se avanza na
hacia una comprensin cada vez ms profunda y
de los criterios organizadores y tambin aqu , Sin embargo, las ciencias m s tpicas de la
epoca moderna, y aquellas en que centralm~nte Po
se manifiesta la importancia de la ordenacin ]
p~nsamos cuando utilizamos el trmino <<cien-
de los materiales desde el punto de vista te- ese
rico. cia>>, no son ciencias descriptivas. As oc~rre
con 1a f 1s1ca
' o la biologa
titu- Za(
b) Las iniciales clasificaciones pueden ir di- modernas. Cons al-
yen saberes que nos transmiten fundarnent
de
seando estructuras organizadoras ms profun- din
das. As, a la pura clasificacin de los elementos n:ie~te, una informacin consiste:ite en el co~?~ fija
qumicos sustituye el sistema peridico y el in- c1~1ento de leyes. Desde la ley de gravitac101
Set
8 tento de comprender segn qu leyes se organi- uruversal de Newton hasta las leyes de Afende
o 1 ' '6esti Cuy
as grandes leyes de la evolucin, se man.J
1
1
1
1
1
\ .1
c?nclusiones contrastables con la experien- ma parte de la cultura humana y ninguno de los inten
cia, segn antes indicbamos. aspectos de sta son separables mecnicamente tarne
i. E l momento ms terico de la ciencia cum-
de su carcter total. Podemos en una necesidad conv;
ple otra gran funcin: la de aventurar hipt . selectiva, atender preferentem~nte a unos u otros teora
. ., es1s cione
so.b re 1a const1tuc1on de la realidad rasgos, pero su interrelacin es inexorable: La
. que per- filosofa sl 0 sera, un eJerc1c10
. . real en la me d'1da base G
mitan exp 1icar los fenmenos. En esta l'
, ,., inea po- sent
d r1amo s senalar la teora atmica tal , el n que se preocupe por esta totalidad que dibu ja
f , como esta se as
ue entendida por la ciencia clsica d a cultura h umana. p or otra parte los d istin
' ros
11 1 . . , antes e ta do
egar a conoc1m1ento experimental d e1 atomo , aslpectos de sta adquieren su di~ensin ms Por
o, en e1 terreno de las ciencias hum . ' P. ena en cuanto, a1 integrarse
con los demas,, sus- 'y
les , la s teoras antropolgicas que tanas ydsoc1a- . mu
ratan e ex- c1t~nb. una reflexin ltima que clsicamente ha e1ern
reci ido el b ' PLJI p
nom re de filosofa. are
l
'
1
1
1
1
'
1
Pues es bien claro que es t e arte d esconoce completa y sencillamente . ' ....
' .
1as causas de los movi
. mientos aparentemente desiguales. Y si todas as
causas son inventadas po 1 1 . . ,
no se 1as expone para con
r mag1nac1on, como en efecto muchas lo son,
. .
,1 . . vencer a nadie de que sean verdaderas sino tan
so o para que sum1n1stren b '
do de tiemp una ase correcta de clculo. Ahora bien, cuan,
o en tiem 0 se . to
como a . . ara
o , e astronom 0 d b , d 1 otras
aquella que sea ms f' . d e era aceptar sobre to as as ,
. ac1 1 e entend . 1 fil, , car11 ..
b10, la apariencia de 1 d er' e osofo buscara tal vez, en
a ver ad p ' , pre!l'
der o afirmar algo co . ero ninguno de los dos podra corn '11
. . mo cierto r
d 1v1na.
' menos que se le haya revelado P
\'1P
-
_ _ _ _ _ _ _ _ _ (Fra~~ito rlP 1-U--C---~-~-~--------~_.....c1~os_
tJay en mi observatorio un telescopio que concent d
rl , ra 1a 1uz procc ente
de u na estrella sobre una pel1cula de sodio en un aparato e t ' fi M. "
, l' . ll io ogra co . e
. 0 de la teor1a c as1ca para evar la luz a travs de las lent
s1rv . . , . es y concen-
trarla en el foco de~ ohietivo; ~espues aplico la teora de los cuantos para
e la luz haga salir de la pel1cula electrones que sern recibidos en un
1
d~ctrmetro. Si contrapongo las dos teoras, la de los cuantos me demos-
q , l' . . d 1
ninguna razon .og1~a para no :erv1rme e as teoras de esta manera; sola-
mente la exper1enc1a me ensena que no debo hacerlo. El caso no haba
escapado a sir William Bragg cuando deca que empleamos la teora cl-
- sica los lunes, mircoles y viernes, y la teora de los cuantos los martes,
jueves y sbados; esto debe incitarnos a testimoniar alguna simpata a
- quien adopta, con respecto al universo, una filosofa que considera los
- das de la semana de un modo, y de otro los domingos.
)
s (Sir ARTHUR S. EDDINGTON : La naturaleza del n111ndo fsico, Ed. Sudamericana, Buenos
Aires, 1952 2 , pgs. 213 -214.)
'
-
-
s 243
VOCABULARIO
Bachelard, Gaston. Filsofo de la aspectos tericos de la construc.
ciencia, francs (1884-1962). C?n cin cientfica. BACI-l
Ontologa. Tradicionalmente, consti- An
un ropaje marcadamente humanis-
tuye u na parte de la metafsica BuNGE
ta atiende a muchos aspectos de la
aunque tambin se la puede con: Ion
historia de la ciencia. Entre sus
siderar como sinnima de la misma. HEMPE
ideas ms influyentes figura la de
De un modo muy general (y sin tor.
ruptura epistemolgica, esto es, la
KUHN.
historia del pensamiento cientfico duda vago) se puede decir que
se encuentra jalonada por una se- estudia <<lo que las cosas son)). F.
PARS,
rie de cortes que dan origen a una En otros trminos se podra decir
PoPPE
nueva concepcin de la realidad. que trata de las categoras ms
Se enfrenta as a una concepcin generales que pueden predicarse
de
ULLM
continuista y acumulativa de la de las cosas y de la divisin de la
c1enc1a.
realidad en diversas zonas. Ta
WALK
Eddington, Arthur Stanley (1882- Paradigma. Este trmino ha sido
1944). Astrnomo y fsico. Profe- introducido por Kuhn en la actual
M'
wART
sor en Cambridge. Los conceptos filosofa de la ciencia. Remite al
fsicos son estructuras mentales por conjunto de ideas tanto filosficas M
medio de las cuales se aprehenden y cientficas como a los hbitos,
los fenmenos. tcnicas, normas metodolgicas,
. ,.
Filosofa hegeliana de la historia. que rigen en un perodo h1stor1~0
Concepci~ de_ Hegel (1770-1831) determinado. El paradigma ca~bia
sob~~ la h1stor1a, segn la cual el cuando, tras una revolucin cien
e~p1r1tu de los pueblos, indepen- tfica, se impone uno nuevo.
d~ente de la voluntad de los indi- Popper, Karl. Nace en Viena en
~1duos, desarrolla los fines del esp- 1902. Su tarea ms sobresaliente se
ritu absoluto.
ha realizado en el campo de la meto
Gonseth, Ferdinand. Profesor de la
dologa de la ciencia. En el cuerpo
Esc~ela Superior Tcnica de Zurich
de la leccin se ha expresado ~~
5
nacido en 1890. Defensor d '
.
'
<<f 11oso
f' . e u na
abierta>> frente a l OS SIS-
. ficientemente su pensamiento. ~~ n>>
temas cerrados, caracteriza tamb , resaltar la estricta <<demarcact051.
a la t , , 1en , con
. eor1a c1ent1fica por su <<ido- que realiza entre la F1s1ca, f
neidad>>, que pretende a d_erada como ciencia, Y I~ .M~t~as
. . unar una
exper1enc1a perfeccionable s1ca, marxismo, psicoan~l ~~s.
151
con los que denomina pseudoc1enc 1
-
1'
LECTURAS RECOMENDADAS
lstruc-
BACHELARD, GASTON: Epistemologa. Textos escogidos por Dominique Lecourt, Ed.
Anagrama, Barcelona, 197 3.
rnsti-
BuNGE, MARIO: La investigacin cientfica. Trad. de Manuel Sacristn, Ed. Ariel, Barce-
~fsica, 3
r con - lona, I 97 3
n1sma. HE~fPEL, CARL, G.: Filosofa de la ciencia natural. Trad. de Alfredo Deao, Alianza Edi-
(y sin torial, Madrid, 197 3.
r que KUHN, THOMAS S.: La estructura de las revoluciones cientficas. Trad. de Agustn Contn,
a en
te se
eto-
erP
su-
cabe
cin>>
ons1-
etaf-
a 1as
1
1
1
1
1
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1
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1
mos de utilizar la frase <<un tanto co _
A ca b a 1 .fi . n p
venc10 nal>> ' referida a la c as1 cactn
. de las <lis
,. c
. s filosficas, porque, en realidad, el cuerpo
c1p 1na d . .
de la filosofa es profun amente un1tar10. En este C\
do el problema de la verdad no puede ser re
sent1 , d . . . fil
tificialmente asignado a 1sc1p11na osfica al- fa
ar
gun ,a sino que nos lleva al corazn de los pro-
blemas filosficos ms profundos y generales. es
y asi al recorrer el panorama que la titulacin p
de n~estro tema suscita, en toda su amplitud,
JU
veremos desfilar ante nosotros las cuestiones de la
la metafsica y de la antropologa, junto a los fa
clsicos problemas de la teora del conocimiento. Cl
Cl
El concepto de certeza encierra un mbiro
ms concreto y restringido. Por certeza o cer-
tidumbre entendemos, fundamentalmente, un di
estado subjetivo de adhesin a" determinados su
conocimientos. Estos conocimientos nos apa- t
recen como verdaderos en cuanto se dan en ellos la
fundamentales:
cin, dentro de la divisin siempre un tanto ap
) Referido a la idea de realidad.
convencional de las disciplinas filosficas, de-
finira a la teora del conocimiento o gnoseo- b) Referido al conocimiento.
A 51; h ablamos unas veces de <<rea1d d ver co ~
loga (tambin conocida como <<notica>> o como d d d clero Uti
<<criteriologa>>, en la medida en que nos propor- E
era>> Y otras de <<conocimiento ver
d esenta
bu
ciona los <<criterios>> para identificar el conoci- n un eterminado uso <<verdad>> se pr a
miento verdadero). . '
como un predicado atribuido a la rea l'
1d d o es
s1
determinadas zonas de sta; en otro uso
redicado del conocimiento o de ciertos cono-
P . s al no encontrarse adecuadamente construidas
cimiento ~o son tales proposiciones. J?or ello seran de-
Ahora bien, en el caso . b) debe tenerse en
s~gnadas como pseudoproposiciones semn-
cuenta que to d o conocimiento, en cuanto tal ticas o proposiciones pseudoscmnticas.
requiere ser, verdadero, ;ya que un conocimient'o Sealemos al respecto que es posible construir
falso o erroneo no seria un verdadero conoci- lenguajes artificiales, rigurosamente formaliza-
miento, sino un pseudoconocimiento. Usado de dos, en los que el concepto de verdad, as como
esta forma, el concepto de verdad es atribuido otros conceptos o trminos semnticos, se uti -
primaria y centralmente a la proposicin 0 al lizan segn reglas fijas. Estos intentos contienen
juicio segn la terminologa ms tradicional de un gran inters en el esfuerzo de construir una
la cual se dice que es propiamente verdadera 0 semntica formal que elimine los problemas on-
falsa. Ya hemos visto, en la lgica de proposi- tolgicos y eluda la, a veces, vaga utilizacin 1
ciones, cmo es esencial al concepto de proposi- de los trminos en lenguajes no formalizados.
cin el poseer los valores de verdad V o F, 1 o. En este sentido debemos indicar los trabajos ini-
ciales de Tarski *y posteriormente los de Carnap.
El uso del concepto de verdad, dentro de un Pero, a partir de aqu, entendemos que sera
discurso que versa acerca de realidades, puede un grave error adoptar una actitud excluyente
suscitar sin duda reparos. Si se estima que el de otros usos posibles. Pues, creyendo eliminar
trmino slo es utilizado correctamente en re- o ahuyentar problemas, nos ocultara una rica
lacin con el conocimiento, se denunciar como problemtica histrica, que se ha desarrollado
incorrecto cualquier otro uso, entendiendo que en el pensamiento filosfico y aun, ms all del
a lo sumo podra tratarse de un discurso de pensamiento estrictamente filosfico, en el seno
carcter metafrico. En este sentido, las pro- de la cultura humana y las distintas cosmovisio-
posiciones en las que el trmino <<verdad>> es nes que sta presenta. Por tanto, vamos a tra-
predicado de ciertas realidades seran denun- tar, en primer lugar, de recorrer la problemtica
ciadas como proposiciones pseudosemnticas. que se nos plantea cuando el concepto de ver-
dad aparece en un discurso referente a lo real.
Porque:
a) Corresponden tales proposiciones al do-
Inicialmente parece producirse una cierta per-
minio semntico, en la medida en que en ellas
plejidad. Qu significa decir de una realidad
aparece el trmino <<verdad>>. que es verdadera? Con respecto al conocimien-
b) Pero tal aparicin viola las reglas de una
- to, fcilmente nos percataremos de que una pro-
co.rrecta semntica formal, que fijara la exact.a
posicin es verdadera o ~a.l~a, si se. adecua o n?
utilizacin del trmino <<verdad>> siempre atri- a la realidad; la propos1c1on <<entiendo este 11-
a
buido a proposiciones. bro>> ser verdadera si de hecho ocurre as.
a
. En este orden se tratara de expresiones que, Pero qu sentido tiene hablar de la realidad 249
s St b. ' .
ien pareciendo corresponder a la semantica,
1
1
'
1
l
1
1.
relato narra cmo el poeta (el filsofo) es arre-
misma como algo que es verdadero o no lo es?
Pues bien, aqu1 se nos hace presente uno de los batado en un carro arrastrado por briosos cor- (
Sin embargo, no han dejado de presentaisc talcs, que l1an C()nfigura<l<> tanto la realidad que
e-
otras interpretaciones radicalmente distintas en
r- nos rodea C<>mo nuestra vicia. J:.:J rito propio de
. que se han expuesto. Y a en la Grecia clsica
s) Ja5 , las culturas primitivas trata de repetir dichos
Herclito ( 544-~84 a. d~ C.), filsofo del dina- gestos a travs de las graneles fiestas de las comu-
015mo, del flu~r, const1tu~e una seera excep- nidades primitivas, con motV() de los trabajos
a
cin a la anterior tendencia general, indicando del campo o de la partida y regreso para la pesca,
a,
que la autntica verdad de las cosas radica en el en las cuales se produce un ceremonial que reen-
el
constante cambio. Pero ha sido en otras culturas carna en cierta forma los mitos explicativos del
el
en las que han dominado intuiciones opuestas origen de las cosas y del destino humano. Po-
)t 0 muy diversas a la identificacin de lo real con demos decir, pues, que ahora lo verdadero nos
ta lo intemporal. aparece como equivalente a lo radical, en el sen-
a- Una relacin muy peculiar entre la verdad y tido ms puro de esta palabra, en cuanto las
lo el tiempo es la que se produce cuando lo ver- races son aquello desde lo cual arranca el desarro-
dadero es pensado y estimado como lo ori- llo de la vida. Lo verdadero nos aparece en
"la ginario, aquello que se presenta en los orge- cierto matiz como lo germinal.
nes del tiempo. Se trata de un tema muy ligado Tambin esta tendencia nostlgica de lo remo-
ie
al pensamiento primitivo y arcaico. La his- to y arcaico, que se hace patente en el pensamien-
~n
ror1a adquiere, entonces, la apariencia de una to griego prefilosfico con los mitos de la edad
n
cada desde unos instantes iniciales luminosos. urea, ha sido expresada por Heidegger ( 1889-
~s
En ellos vivan los hroes y los dioses y en aque- 1976). Este autor presenta nuestra historia como
s-
llos momentos se realizaron los gestos inaugu- un gran olvido, como prdida de la intuicin
1-
),
1s-
da
~o
~s,
1-
n
-
o
a
e
a- Busto de Jlerclito; segn l la autntica verdad de las cosas rad1
li- ca en su constante fluir, en el can1b10 constante. 251
1
1
1
1
1
1
1
es decir, como fidelid~d. Dios es veraz, porque y la dios
. . .
originaria del ser que se 10 ed . n los albores del
su palabra ser cumplida a lo largo del tiempo, con la '
pensamiento griego. Incluso en su manera de
y en este sen.tid? la ~speranza es una nueva ac-
manejar el lenguaje testimonia un esfuerzo cons-
titud muy s1gn1ficat1va del hombre que mira <<i Oh, JO
tante por recuperar los conceptos, regresando
hacia el futuro como momento de la gran reali-
a sus races, en las cuales se nos entregan los t que 1
zacin que aguarda, porque ha depositado su
valores ms originarios de la palabra y de las
confianza en la promesa divina.
distintas palabras, que despus han sido des- salud! P
figuradas y trivializadas en el uso cotidiano.
Hemos visto una serie de intuiciones cultura- Las concepciones de la realidad como algo este ca
les, segn las cuales la realidad ms autntica, instalado en los orgenes o en el trmino de
arquetpica, se situara antes de nuestra historia. los tiempos pueden combinarse entre s. En- sino el
La posible relacin entre tiempo y realidad puede tonces se disea la imagen de realidad provi-
conducirnos a una representacin inversa. Se- sional, en la cual nos encontramos sumidos tanto el
gn ella, lo verdadero nos aparece como lo como trnsito entre el principio y el fin. Es la
futuro, emplazado en un horizonte de futuri- idea del hombre como <<horno viator>> en que como las
cin. El despliegue del tiempo, lejos de consti- insisti la teologa medieval, la concepcin de
Pero apr
tuir una degradacin o una instalacin en la la vida humana como trnsito.
apariencia, se nos presenta, por el contrario, La relacin entre la verdad y el ser que estamos ha sido n
como un proceso de revelacin de las cosas. El comentando fue desarrollada por la escolstica
tiempo y la historia consumen lo que se encon- de un modo sistemtico a travs de su idea de Pues bie
traba en un estado puramente virtual, y entonces la verdad como un trascendental*, es decir, como
se cumple y exhibe en toda su realidad terminal- cules s
~na de las propiedades que se siguen de la mi:m11
mente. La verdad se manifiesta como <<realiza-
idea de ser y se expresan unitariamente en esta.
cin>> diacrnica, quiz nunca acabada, pero en La Primer'"
Todo ser es uno verdadero y bueno. Al ente
un proceso de desarrollo y conquista crecientes. es la va
corresponde el << ~:. um>> como propiedad tras La otra
La idea de la historia que encontramos en Hegel .
se hall~ ple.namente en. esta. ~nea. Es concepto cendental, es decir, propiedad que ~esbor~: ~sta, te J
'
con la suya tom o Y m e d1r1gi la palabra di - En la actualidad, los nicos lenguajes que
., pos~en una estructura especifi cada son los len -
... . c1endome:
Oh, joven, c ampanero de inmort ales conduc - 9,U~Jes formalizados de los diversos sistemas de
l~g1ca deductiva, posiblemente enriquecidos me-
toras, diante ciertos trminos no lgicos. Sin embargo,
t que llegas a n u est ra morada, con los caballos
el campo de aplicacin de estos lenguajes es
que te arrastran bastante amplio; tericamente podemos desarro -
salud! Pues n o es un mal hado el que te h~ llar en ellos varia$ ramas de la ciencia, por ejem-
, inducido a seguir plo, la matemtica y la fsica terica.
1 este camino (que esta apartado del sendero (En cambio, podemos imaginar la construc-
. . . de los hombres) , cin de lenguajes que tienen una estructura
sino el derecho Y la JUst1c1a. Es preciso que exactamente especificadora sin estar formaliza-
conozcas todo, dos. En un lenguaje de este tipo la afirmabilidad
tanto el corazn i mperturbable de la Verdad bien [assertability] de las oraciones, por ejemplo,
redonda, puede no depender siempre de su forma , sino
como las opiniones de los mortales, en las cuales de otros factores de ndole no lingstica. Sera
[no se halla la verdadera creencia . interesante e importante construir realmente . un
Pero aprenders tambin estas cosas, como las lenguaje de este tipo, y ms particularmente un
apar1enc1as
lenguaje que resultara suficiente para el desarrollo
ha sido necesario que sean probablemente, exten- de una amplia rama de la ciencia emprica; pues
[dindose todas a travs de todo. esto justificara la esperanza de que los lenguajes
de estructura especificada terminaran por reem -
Pues bien, te contar (t escucha y recuerda el
relato) plazar el lenguaje cotidiano en el discurso cien -
cules son las nicas vas de investigacin que tfico.)
son pensables:
ALFRED TARSKI . La concepcin semntica de la
la primera que Es y no es No-ser, verdad y los fundamentos de la semntica. Trad
es la va de la creencia (pues sigue a la Verdad) de Emilio Colombo, Ed Nueva Visin, Buenos
~a otra, que no es y es necesariamente ~o-ser, Aires, 1972, pgs. 20- 21 .
esta, te lo aseguro, es una va im~ractic~ble.
Pues no conoceras lo No-ente (ello es imposible)
~ lo expresaras.
1
d Parmnides, en
Fragment o del Po em a. e , des Ed
rER.NAN DO MONTERO rv'IOLINER ' ParnJeni .
Gredos, M adrid, 1960, pgs . 7 -8.
253
L!lit,..
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1
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1
existencias
. . que
, se .acongojan
. ante su fi nitu
. d.
Esta s1tuac1on se or1g1na porque, en el h b a sta se refiere, y la verdad moral, como nuevo
. . d om re tip? de concordancia entre pensamiento in-
el descubr1m1ento e nuestra realidad es la t '
. . d orna terior Este concepto de verdad moral es un as-
de co~;1enc1a e n~~stros l~ites, y sta es la
P.e~to del ms amplio despliegue de la auten-
situac1on que defin1r1a a la vida humana com
vida autntica en el mbito de la filosofa d~
t1c1dad de la existencia humana como tes-
ttmon1al1dad. Tal experiencia del testimonio
la existencia.
contiene una gran validez cuando se trata de
discutir el mundo de los valores inscritos en los
Pero no slo en este sentido el trmino <<ver- diversos proyectos humanos.
dad>>puede aparecernos en el contexto problem- El testimonio del mrtir contiene una fuerte
tico de la vida humana. Tambin hablamos de capacidad de conviccin, de proselitismo; con-
la verdad en nuestra vida como relacin con- virtese de esta manera en un criterio social de
secuente entre nuestros ideales, nuestro pro- verdad, que empricamente se ha comprobado
yecto vital y la ejecucin desarrollada por nues- tantas veces en nuestra historia. Pero, adems,
tros actos. se podra hablar aqu de una verdadera produc-
Se define aqu un nuevo sentido de autenti- cin o descubrimiento de la verdad a travs
cidad que frecuentemente utilizamos en nuestro de la experiencia testimonial. Antes hablbamos
lenguaje, la autenticidad como fidelidad a del valor descubridor del ser que tienen ciertas
nosotros mismos y a la imagen exterior que ante experiencias humanas, aquellas en que el hom-
los dems hemos proclamado. La negacin ms bre se enfrenta con su finitud. Ahora podemos
radical de esta realidad es la hipocresa, es de- hablar de una eficacia descubridora de los va-
cir, la consciente utilizacin de una mscara lores morales. Deca al respecto Unamuno:
- <<Qu tiene que ver la verdad de una proposicin
con que encubrimos nuestra personalidad y com-
e .' con el valor de quien la sustenta y la fortaleza
portamiento efectivos. La ms alta expres1on,
s de su brazo? Porque venza en lid de armas el
por el contrario de esta consecuencia o fidelidad
sustentador de esto o aquello, ha de tenerse
es la del mrtir ~ testigo, aquel que en c~n~icio lo que l sustentaba por ms verdadero que lo
nes extremas es coherente con sus convicciones sustentado por el vencido? Y a te he dicho, lec-
s hasta la inmolacin. Entre ambos extremos sis- tor, que son los mrtires los que ~a~en la fe
temticos se situaran los usuales comportamien- ms bien que ser la fe la que hace mart1res. Y la
.tl
''
1
1
1
1
1
1
1
reflexiones precedentes ligadas al concepto de rnet
sta, la vivifican y la llevan a sus mximos <<racionalizacin>>, que estructura y gobierna su 1
lmites. nuestros mundos conceptuales. As, por ejem- a tC
Si recordamos ahora los anlisis anteriormente
expuestos respecto al mundo de los signos, po-
plo, en la defensa . de. i?tereses .individuales, ~
aquellos en que ha 1ns1st1do la Psicologa pro- re fe
demos decir que nos encontramqs ante la dimen- ma,
funda y a los que corresponde la concepcin
sin pragmtica de los mismos, la relacin entre
s1ca
de los <<mecanismos de defensa>>. Tambin puede
el signo y el usuario. En el mbito de la prctica Se
tener una dimensin colectiva, grupal, cuando
moral, en efecto, nos enfrentamos con signos no,
orientadores de la conducta, signos prescrip- se trata de los intereses de clase y los sistemas
ideolgicos que sobre ellos se montan. En esta misl
tivos, para cuya contrastacin, por lo tanto, es
perspectiva se sita tambin el fenmeno de por
absolutamente esencial su proyeccin sobre el
la falsa conciencia. Sartre ha realizada muy su- dad
comportamiento; de hecho, como veamos en
lecciones previas, los proyectos vitales estn ne- tiles anlisis del fenmeno que designa como pr.o~
cesitados de una autorrevisin constante, que <<mala fe>>, fenmeno tambin sistemtico de m1n.
realiza tanto la colectividad como el individuo autodefensa engaosa basado en la ambigedad la e
' E
segn las consecuencias de dichos proyectos. de lo real.
De esta manera, nos aparece una figura pe- . No debemos olvidar aqu tampoco el anli- terh
culiar del sabio y de la concepcin misma de s~s, que F reud realiza de la categora de la ilu- ta da
la sabid~r~, como t~s~imonio vital. En la po- s1on. Segn esta categora, un fenmeno tpico het"Y\;,
ca ?elen1st1ca, en la ultima etapa del pensamiento de autoengao en la vida humana consiste en pen
antiguo, en los estoicos y epicreos, el filsofo la afirmacin de ciertas proposiciones que pro- qu1e
er:carna fundamentalmente esta figura del sa- ~ucen en nosotros satisfaccin y consuelo, al que
bio que, ante sus contemporneos, da la imagen tie~~o que bloquean el acceso a un anlisis por
de una existencia realizada, consecuente con un 0 bJetlvo de la realidad. La crtica de las ilusio- exist
ideal moral.
n.e,s significa un momento esencial en la madura- serie
Sin duda estamos ante una importante pr 0 _
cion .del pensamiento. La superacin y trascen- sibil
blemtica moral en el acceso a la verdad , cuan-
d esta verdad incide sobre zonas e 1ntereses dei:cia de tales intentos de ocultacin para con- Y lo
quistar la necesaria objetividad ha de ser produc- argu
. afectan a nuestra existencia 0 a nuestra
que
vida. La falsedad, el error y la instalacio' n ,1 t? no slo de un ejercicio meramente intelectual, sos
'
,1 1 d . en e
no so o resu tan e .un accidente intelectual , sino. ~lndi~ ~e una verdadera ascesis de una purificacin y tn
que surgen en la vida humana ' en mu eh os mo-
1Il v1du 1 Y co1ect1va, ' sin duda, es irn-
la cual
pu1sada Y f aci1itada en determinadas
' .
-
es en
mentos, como ocultacin sistemtica d l s1tuactO ha h
, d .b e a ver-
d ad no so1o e11 erada sino incon .
' sc1ente en la ~e~, por la historia misma. Esta emplaza en po- abus
forma d e autoengao. sicion de especial clarividencia a determinados l\s
256 Tales ideas han aparecido en t 0 d grupos, como son aquellas clases socia . 1es que entre
as nuestras en su cond. . , . l rno- contr
icion ascendente incorporan e
.. ==ie:n------,..,........~~- ~~~~-
1
1
1
'
1
1
f
f
d la encarna en su existencia.
El concepto d e fidelidad en las relacio n es in-
-
~xpuesta. Y se habla de la verdad o adecuaci n
e nues~ras representaciones en cuanto facultan
1 const1tuc1n de proposiciones que reciben va-
lores de verdad. Por lo dems ya en su momento
fuer. on precisa
d os los conceptos de verdad ma-
terial Y verdad formal.
Este uso del trmino <<verdad>> acta inten-
samente en nuestra misma vida cotidiana o vul-
gar. ~n ella se nos hace patente ya la pretensin
esencial a todo conocimiento de ser verdadero
pero tambin tropezamos con la experiencia del
conoc1 error, del pseudoconocimiento, cuando formu-
lamos proposiciones que resultan ser falsas. En
el dominio del conocimiento cientfico nos en-
contramos con dos grandes hechos: en primer
lugar, con el fenmeno del progreso incesante
del conocimiento caracterstico de la ciencia.
E n segundo, con los intentos que ya hemos
analizado de formular una metodologa rigu-
rosa, que nos haga accesible el conocimiento
y de definir criterios que permitan delimitar
En los anlisis anteriores hemos apreciado lo verdadero de lo falso.
una rica problemtica que se desplegaba al p o- Antes de examinar las distintas concepciones
ner en relacin el concepto de verdad con los de la verdad en relacin con el conocimiento
'
de realidad y vida humana. Llegamos ahora al as como sus criterios, debemos realizar un r-
dominio en donde el concepto de verdad en- pido examen de la evolucin experimentada
por el hombre ante su confianza de conseguir
cuentra un uso ms tradicional: la discusin de
el acceso a la verdad. Tal panorama histrico
nuestro conocimiento.
nos manifestar el sentido de las teoras sobre
Hemos visto, as, cmo al concepto mismo
la verdad y las posibilidades abiertas de acceso
de proposicin se ligaba el de su valor de ver- ;
a esta.
dad, cual componente esencial de tal concepto. En principio, la humanidad aparece instalada
Se trata, sin duda del funcionamiento central en una actitud de plena confianza, especialmente
y , ' \
,rnas clsico del concepto de verdad. Pero en lo que se refiere al depsito cultural colectivo.
: as ampliamente aludimos tambin a la ver- Vive el hombre en la seguridad bsica que le '
ad 0 falsedad de las teoras dentro de la pro- dan sus grandes mitos, sus conmemoraciones 259
blern ' d 0
tica que en anteriores lecciones ha si
1
e .
xpuesta. 'r' se habla d . l
de nuestras re . c. a vcrclad o adecuacin
la const1'tu , )rlcscntac1ones en cuanto facultan
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c1on que reciben va-
e ver ad Por Jo d ,
fueron r cmas ya en su momento
terial y P ecd1saddos los conceptos de verdad ma-
ver a formal. .
Este uso d el termino
, <<verdad>> acta inten-
samente
ar E en nuestr . .
a misma vida cotidiana o vuJ-
g .. ~ella se nos hace patente ya la pretensin
esencia a todo conocimiento de ser verdadero
pero t am b ten
' tropezamos con la experiencia del'
conoc1 ~rror, del pseudoconocimiento, cuando formu-
amos ~r~posicione s que resultan ser falsas. En
el dominio del conocimiento cientfico nos en-
contramos con dos grandes hechos: en primer
lugar, con. el. fenmeno del progreso incesante
del conoc1m1ento caracterstico de la ciencia.
En .segundo, con los intentos que ya hemos
analizado de formular una metodologa rigu-
rosa, que nos haga accesible el conocimiento
y de definir criterios que permitan delimitar
lo verdadero de lo falso.
En los anlisis anteriores hemos apreciado
Antes de examinar las distintas concepciones
una rica problemtica que se desplegaba al po-
de la verdad en relacin con el conocimiento ,
ner en relacin el concepto de verdad con los as como sus criterios, debemos realizar un r-
de realidad y vida humana. Llegamos ahora al pido examen de la evolucin experimentada
dominio en donde el concepto de verdad en- por el hombre ante su confianza de conseguir
cuentra un uso ms tradicional: la discusin de el acceso a la verdad. Tal panorama histrico
'
l
1
1
tenders
occidental en que este sentido de crisis resalt
rituales, sus normas de conducta comunitarias. podemos sealar la ~o f ~stica, *, ~ lfi nal del mundo 0 reclu1
A partir de esta actitud, fundamentalmente dose as
antiguo o el Renac1m1ento. El hombre se ins-
prctica, que inserta la verdad como un com- poltico
tala en una radical incertidumbre; brotan los
ponente de la vida, se progresa hacia la formu - entre a
fenmenos escpticos ms variados.
lacin de problemas tericos. En la medida en posibilil
Entre los griegos, este escepticismo adquiri
que podemos reconstruir nuestra evolucin, las a) R~
unas caractersticas muy curiosas e incluso para-
primeras fases del pensamiento terico aparecen mat1sm~
djicas. Se convierte en una escuela y en una
dominadas por esta misma confiada seguridad saliendo
)' por la aceptacin de la realidad inmediata. La doctrina argumentativa, que trataba de demos-
cr1ter1os
terminologa usualmente acuada ha designado trar la incapacidad del hombre para conseguir
de la ve
esta actitud como un dogmatismo precrtico la verdad. Por ello ha sido objeto de crticas
un test1
y un realismo natural. que la tachan de contradictoria en su misma
En su
Sin duda el hombre posee la experiencia del interioridad, ya que al afirmar <<no hay verdad
en tela
error, pero sta parece referirse, inicialmente, alguna>> se estara manteniendo al menos una
conv1cc
al conocimiento individual, sin romper la fe proposicin como verdadera, la que acabamos
cluso lo
en las convicciones bsicas que unifican a una de indicar. Pero es preciso recordar a estas cr-
termina
cierta cultura. Al respecto, resulta interesante tic.as, un tanto superficiales, gue el escepticismo
razn h
el anlisis orteguiano de las ideas y de las creen- griego ante todo represent un fenmeno mo-
distinta ,
cias. Estas nos aparecen como las certidumbres ral. Decepcionado el hombre en su esfuerzo
nuevo si
radicales, no problematizadas en la existencia por bu~car la verdad, entiende que dicha busca
colect~'r, ). cuyo r.esquebrajamiento dara lugar
b) Re
nos ale1a de la felicidad y de esta manera argu-
dad. Se
a la v1s1on ortegu1ana de las grandes crisis bis-
, . men~: la conveniencia de una postura de abs la verda
to ricas. tenc1on como clave de una vida ms feliz . .t\si,
Ahora bien, el desarrollo del pensamiento entre es
es en este terreno donde se plantea la discucin fuerzo i
produce. fenm.enos inquietantes para la con- Y ~omprensin ms adecuada del escepticismo
fia.da actitud ~rimordial del hombre. Los viejos tos a qu
griego.
mitos son .obeto d~ crtica racional, prolifera tnatisrno
Tambin el escepticismo rebrota ineludible
una pluralidad . de sistemas tericos que , a su el proba
vez,. su f ren internamente graves experienci d
m~nte en el Renacimiento con figuras como M~n
., . f as e . Este s
taigne, Charran o Francisco Snchez. Si bien rica nos
revis1on
. .d y racaso. Esta nueva experienci a 1n- .
en ,esta
. ocas1 on' ten1
- d o de un matiz mas , 1ron
' 1co'
d 1vi ua1 y colectiva
. . desemboca ' en 0 cas1ones
. Sobre la .
estet1co ' li'terario
y carente de las pretensio 0 es
en enormes crisis no slo vinculadas a d et erm1- .' concepta
nad os aspectos de la representacin d 1 d0
escolastizada
, d 1 . .
s e escept1c1smo griego. .
'd . e mun A s1 ' el mov1m1ento
de maneras.
o d e 1a v1 a, . sino muy concretamente a nuestra escptico puede ser entendid
tectado co s de
misma capacidad para tener acceso 1 d t d mo una de las reacciones propia ~nocirni
E 1 a a ver ad o os los gran d es momentos de cr1s1s. . Alcanza
260 ntre os grandes perodos de nuestra h.1stor1a .. al, que e
en ellas am Pltu d es d1st1
. .ntas, } a que pue de e:<
1
\
t
' 1
'' 1
salta
tenderse a la t0talidad de nuestro conocimiento
fa realista, existen an mltiples
'
modalidades.
0 recluirse en algunas zonas de ste, producin-
indo Una de las formulaciones ms importantes
dose as fenn;~nos de escepticismo religioso,
tns- en nuestro siglo ha sido desarrollada por Witt-
poltico, metaf1s1co, etc .. Ahora bien, la friccin
1 los genstein* en su primera poca. En el Tractatus
entre ambas construcciones fructifica en dos
Logico Philosophicus distingue entre proposicio-
. ., posibilidades :
u1r10 nes moleculares y proposiciones atmicas. Las
a) Recuperacin de nuevas formas de dog- primeras son expresiones lgicas ms comple-
para-
matismo, el dogmatismo crtico. El hombre, jas, formadas a partir de proposiciones atmi-
. una
saliendo de tales crisis, estima que ha encontrado cas y conectivas lgicas. Las segundas corres-
mos-
criterios absolutamente firmes para la posesin ponden a las proposiciones ltimas capaces de
egu1r
, . de la verdad. La obra de Descartes constituye recibir valores de verdad y falsedad material.
1t1cas
un testimonio muy expresivo de esta actitud . La verdad o falsedad de estas proposiciones
11sma
En su Discurso del Mtodo, despus de poner atmicas, fcticas, nos viene dada por su concor-
erdad dancia con lo que designa Wittgenstein como
en tela de juicio el filsofo francs todas sus
; una hechos atmicos, ltimos elementos que com-
convicciones, reproduciendo y radicalizando in-
iamos , cluso los argumentos clsicos del escepticismo,
LS C!l-
termina afirmando una confianza plena en la
cismo
razn humana y en el criterio de la idea clara Y
) mo-
distinta a partir de la cual se desarrolla todo un
uerzo
nuevo sistema metafsico.
busca
b) Replanteamiento del concepto de ver-
argu- d fi de
dad. Se forjan teoras y nuevas e nic1ones .
e abs
, la verdad que tratan de asumir la anttesis
rz. As1,
entre escepticismo y dogmatismo e . . n un es-
.,
:uc1on fuerzo innovador. Tal ocurre con los movimien-
cisrn d . os
tos a que posteriormente a1u 1rem . .el prag-
matismo el instrumentalismo, el relat1v1smo,
Ldible-
el probabilismo y el perspectivismo: . h. , _
:Mon- Este somero examen de la experiencia ist,o
,i biefl d'1fi ntes teor1as
nico, rica nos lleva a plantear ya las ereb'l'd d El
sob 1 fi , y post 1 1 a
Lsiones re a verdad, su de n1cion . de distintas
concepto de verdad ha sido definido d de ser
va poca de dogmatismo, el dogma
;er de- en 1 a Descartes, .inaugura. una nue la idea clara y distinta se halla un
l afirmar que en bl
.
5
de tendida como reflejo de a rea , n glo- tismo cr1t1co, a l t mente firme e innega e.
criterio de verdad abso u a
Jta cbonocimiento. Dentro de esta interpretac1ofiloso-
~1canii al de una
~ e}C-_.._~_ , que es solidaria or otra parte,
1
't
t
1
1
1
' , mos la importancia que tiene el isomorfism
1 en
ponen la estructura del mundo. La re ac1?n . - veta .. , d o
de estructuras en la transm1s1on e un mensaje.
tre la proposicin atmica y el hecho atomico
Aquello que se conse~va en el mensaje y nos da
es designada como una pintura o image~ de
la medida de su fidelidad no son los elementos
lo que es el hecho atmico, es decir, la ~eal1dad.
materiales, sino la conservacin de relaciones.
La simplificacin de esta teora del refleJ o puede
llevarnos a entender el conocimiento como un
Ahora podemos aplicar esta idea a !relacin
entre el discurso humano y la realidad.
puro espejo o cmara fotogrfica del mun~o, lo
cual de ser entendido de una manera literal, El supuesto de la anterior visin de la verdad
)
t~:l(_>
para (Icfinjr la c<>rrccci<)n el e una proposi-
quiere un nuev? senti o ~ue no es ya el de ha-
c~on vendr ~l daclc> pc)r SLt S frutc>s prcticos . Se-
cernos descubrir
. . una realidad situada mas , a ll a'
~1a la praxis, cntc>nccs, la q uc nos permitira
del conocimiento )' del cual ste se alime t ,
d . n aria. Juzgar nuestra5 construccjones intelectuales.
En e11 ea11smo , metafsico la realida d f 1s1ca
'
Toda discusin que ne) se tradu/ca en trminos
aparece n~ ya solo como algo ignoto para el
conductistas debera ser eliminada y en trminos
hombre, sino com? un momento en el desa- de conducta se constitu ye el definitivo criterio
rrollo de una ~ealidad espiritual absoluta. La de decisin.
verdad se convierte ante todo en el desplieg El instrumentalismo fue aludido al hablar
. d 1 . ue
dialctico e a racionalidad. As se explican los de las teoras cientficas. Cc>nsidera fundamental-
intentos de la filosofa h egeliana por construir mente al conocimiento humano cual un medio
una filosof!a de la naturaleza o una cosmologa para el dominio de la realidad. Nuestros concep-
por ~n~ via. fundamental~ente discursiva, y el tos y teoras, nuestras proposiciones, deben ser
consiguiente fracaso de dichos intentos, inasi- vistas a esta luz como instrumentos, y el cri-
milables a los datos de la ciencia emprica. terio decisivo es e 1 de su rendimiento para ac-
- tuar sobre la realidad. Ambas concepciones,
Pero uno de los spectos ms interesantes del pues, las pragmatistas y las instrumentalistas,
- contraste entre dogmatismo y escepticismo vie- introducen como con ceptos decisivos para re-
a ne dado por el alumbramiento de teoras sin- plantear todo el mundo del conocimiento y su
tticas, que tratan de aunar los extremismos pretensin de verdad las ideas de prctica, efi-
s dogmticos y la crtica escptica llevndonos a cacia, rendimiento.
una concepcin ms limitada y humana del con-
'- Otros tipos de anlisis, tambin con pretensin
cepto de verdad.
- El pragmatismo, observando la gran canti- innovadora del concepto de verdad, han obser-
- dad de discusiones ociosas producidas por va vado que en la polmica entre dog matismo y es-
a especulativa, trat, especialmente en el filsofo cepticismo los trminos resultaban viciados. En
ellos la discusin de una proposicin planteaba
norteamericano William James (1842-1910), de
su pretensin de verdad o su posibilidad de fal-
replantear el sentido entero de nuestro pensa-
sedad en condiciones absolutas, pero este ca-
miento y lo hizo as proyectndolo sobre nues-
rcter de absoluto no corresponde a ningn
tro comportamiento. Una proposicin afirmada
s aspecto de la realidad humana ni tampoco a
por el hombre tiene sentido en la medida en que
e una lectura realista del universo y la sociedad.
modifica nuestra conducta. Si dos proposicio-
o Todo es relativo, todo est interconectado. En
nes contradictorias no se traducen en influencias consecuencia, frente a la discusin de las pro-
o que determinan comportamientos distintos, se posiciones que constituyen un sistema de cono-
o trata de una contradiccin falsa, puramente ve~ cimientos en trminos absolutos hay que in- 263
- bal. Desde aqu resultara que el verdadero crt-
1
l
l
1
l
1
por el olvido ~e ~ ue toda afir~acin, como todo
troduc1r la referencia de dichas propos1c1ones
p
acto de conoc1m1ento, es parcial; representa un
a otros elementos que les dan sentidc>. ~o se p
punto de vista, una ~perspectiv~ sobre una rea-
puede hablar de una verdad si no es en relacin
lidad que no agota. Ello nos obliga a seleccionar
a ciertos trminos. Estos pueden ser los supues-
tos lgicos y empricos que dan sentido a la la riqueza de la realidad, a contemplar alguna el
proposicin, como veamos al hablar de los len- de sus mltiples facetas. La posible integracin
l~
guajes cientficos. Estamos en presencia de po- y abierto desarrollo de estas perspectivas dife- d
siciones que, en su grado ms radical, consti- renciara a esta doctrina de las interpretaciones g
tuyen el convencionalismo. ms rgidas del relativismo.
Esta relacin tambin puede afirmarse no Por otra parte, hemos hablado de verdad } 1
desde una estructura epistemolgica o lings- falsedad, en trminos absolutos, los que corres- Sl
tica, sino desde el contexto cultural e histrico ponden a 1 y o en la lgica bivalente. Pero, sin
1
dentro del cual el conocimiento se mueve. En- duda, podemos formalmente construir sistemas r
tonces asistimos a las formas del relativismo cul- con nuevos valores de verdad, que significaran un
tural o histrico. U no de _sus representantes la formalizacin del probabilismo. El proba id
ms radicales y notorios fue Spengler ( 188o- bilismo, renunciando a la idea de verdad ab- p
1936), en la poca que sigui a la Primera Guerra soluta, acepta, en cambio, grados distintos de bl
Mundial. Para Spengler la cultura constituye un . ., . .
aprox1mac1on en nuestras propos1c1ones. tl
elemento necesario de referencia de toda acti- p
v.idad humana. No solamente el arte, la religio- En conjunto, podemos afirmar que las pos u
sidad, las formas de vida poltica, resultan afec- turas escpticas y dogmticas resultan no Y co
tad as por e 1 contexto cultural en que se sitan
sino incluso las ciencias formales como la ma~ extremistas y radicales sino insuficientemente id
analticas de la compl~J idad del conocimiento en
temtica. Entendemos. a la matemtica griega h da
e umano. A travs de los esfuerzos superadore,s
como una iorma peculiar de pensamiento radi-
calmente distinta de la matemtica moderna. nos hemos aproximado a una captacin m~s co
El perspectivismo nos aparece como fie.l de lo que es el ejercicio de nuestro conoct c1a
forma mitigada de relativismo, 0 ms bien una miento. Frente a las ambiciones soberanas del de
la expresin de sus creadores, como un int' en dogmatismo resulta necesario comprender la ser
'
1
1
1
1
rofunda del saber. La historia de todo
P . nuestro
ensamiento, y muy concretamente del p
P . 'fi ensa-
miento c1ent1 co, n os hace patente la realidad
- de un progreso en el s~~tido ms. profundo,
L como ha mostrado la cr1s1s experimentad
L
,. f' . a por
1a 1s1ca, que se consideraba
la matemat1ca
.. y . n
defin1t1vas en sus primeros principios. Este pro-
, greso es ineludible por nuestro constante au-
mento de informacin. Pero no se reduce a la
T
mera adicin ?e conocimientos. Tal progreso
- significa tambin una experiencia de nuestras
l
.. ideas y categoras, de su rendimiento lgico para
' reestructurar los nuevos datos, que obliga a
l
una radical revisin y a la invencin de nuevas
- ideas de mayor capacidad englobante. En la
profunda unidad, que hemos subrayado al ha-
blar del mtodo cientfico, entre teora }' prc-
tica, la transformacin del mundo es conseguida
por el conocimiento, y su aplicacin es tambin
una transformacin del hombre y de la sociedad,
l
consecuente con nuestros mismos productos
ideolgicos. Frente al absolutismo, nos aparece
)
entonces como algo mucho ms fiel y profun-
damente humano tambin como algo que re-
5 ' .
coge con mayor adecuacin nue~tras e~~eri.en-
- ctas histricas la visin dialctica, dinamica, El filsofo espaol Jose Ortega y Gasset es un claro representante
de la verdad. 'Este antidogmatismo no puede del perspectivismo: la verdad de una cosa depende del punto de
vista con que se la considere.
ser percibido como un desengao del hom?re,
sino, por el contrario como un proceso de libe-
- racin; introduce la' madurez de un hombre
. 1 descu-
-
que percibe ante l un futuro a b 1erto , .
bri miento,
. , d d
a la creac1on e 1 eas, de tecn1cas
yde formas de vida. La creatividad d.el hom~re
6
'
1
1
1
con razn se llam.a a la Filosofa la ciencia 1
de la verdad . Pues el _fin de la ciencia especulativa Somos insustituibles, somos necesarios. <<Slo
es la verdad, Y el fin d.e la ciencia prctica, la entre todos los hombres llega a ser vivido el
misma obra. Los operarios o artesanos, si con- humano>> - dice Goethe- . Dentro de la huma-
sideran cmo ~s una cosa, no examinan la causa nidad, cada raza, dentro de cada raza, cada indi-
en s misma, sino ~n relacin a algo y al tiempo viduo, es un rgano de percepcin distinto de
presente. Ahora bien: no conocemos realmente todos los dems y como un tentculo que llega
lo verdadero si desconocemos la causa. Adems a trozos de universo para los otros inasequibles.
una cosa es algo por excelencia cuando' la~ La realidad, pues, se ofrece en perspectivas
dems cosas reciben de ella este algo; de esta individuales. Lo que para uno est en ltimo
manera, el fuego es el ser clido por excelencia, plano se halla para otro en primer trmino. El
paisaje ordena sus tamaos y sus distancias de
porque es la causa de la calidez de los dems
acuerdo con nuestra retina y nuestro corazn
seres. Por esta razn es tambin por excelencia
reparte los acentos. La perspectiva visual y la
verdadero aquello que es causa de que los seres
intelectual se complican con l perspectiva de
que de l derivan sean verdaderos. Por lo cual
la valoracin. En vez de disputar, integremos
es necesario que los principios de las cosas nuestras visiones en generosa colaboracin espi-
eternas sean por excelencia verdaderos. Pero no ritual, y como las riberas independientes se anan
son verdaderos tan slo en algunas circunstancias, en la gruesa vena del ro, compongamos el
n1 hay en ellos otra causa cualquiera de que sean torrente de lo real.
verdaderos; antes, son el los mismos la causa de
Jos~ ORTEGA Y GASSET: Verdad y perspectiva.
la verdad de las dems cosas. De manera q ue, Obras Completas, 11, Ed . Revista de Occidente,
segn la categora que tenga una cosa en el Madrid, 1963 6 , pg. 19.
orden del ser, tal es la que tiene en el o rden de
la verdad.
corpus de la disputa era una ardilla, una a~dilla viva q~e se 1n;pon1a agarrada para a
a un lado de un tronco de un rbol, mientras al pie del arbol, y al lado nables
opuesto, se imaginaba que se encontraba un ser humano. Este testigo tra- (... )
ta de vei. la ardilla movindose rpidamente alrededor del rbol; pero,
El
por muy rpidamente que lo haga, la ardilla se mueve ms rpida en direc-
trazan<
cin opuesta y siempre conserva el rbol entre ella y el hombre, de manera
que ste no logra verla. El problema metafsico es ste: da vueltas el hom- den p11
vez de
bre alrededor de la ardilla o no? Indudablemente, da vueltas alrededor del
entona
rbol y la ardilla est en el rbol; pero se mueve alrededor de la ardilla?
disput~
Y como andaba sobrado de tiempo se figur una gran discusin. Cada uno
haba adoptado una posicin y la defendera obstinadamente, siendo igual mostra
el nmero de adversarios. Cada bando trataba de convencerme, cuando parte.
aparec, para obtener mayora. Recordando el adagio escolstico de que
cuando se encuentre una contradiccin debe hacerse una distincin, in-
mediatamente busqu y hall una que es la siguiente. Dije:
, . Sealar qu bando tiene razn depende de lo que ustedes entiendan
practicamente por dar vueltas alrededor de la ardilla. Si quieren decir
pasar de Norte, donde se encuentra, al Este, luego al Sur, despus al Oeste
Y. luego otra. vez al Nor~e, es indudable que da vueltas, pues ocupa posi-
ciones sucesivas: Pero, s1 por el contrario, ustedes entienden que consiste
en co~ocarse. prii:iero frente a ella, despus a su derecha, luego detrs.
despues la izquierda Y, finalmente, enfrente, entonces est del todo claro
que el hombre falla en su intento de dar vueltas alrededor de ella, pues
~ cau~a de los mp:imientos compensadores que verifica la ardilla conserva
ehstahsiempre. s~ v~e,ntre vuelto hacia el hombre y su espalda hacia afuera;
ec a esta
, dist1ncion
. no e t , ,
xis e ocasion para seguir disputando. As1, uste
d es estan en lo cierto y s , ltas
.d e equivocan segun conciban el verbo dar vue
en un sent1 o 0 en otro.
Aunque uno o dos de 1 d . oit1
como una artifi . os <:xcita os discutidores consider m1 opi 1_
bras ni e . c1osa. evasiva, diciendo que no deseaban un 1uego de P 9
xces1vas sutilezas esco l'ast1cas,
. d 10 que
sino la definicin estricta e
se entiende por dar vueltas, la mayora pare , . .
haba dividido la disputa. cto pensar que la d1st1nc1n
as, al Cuento esta trivial ancdota porque es un eJ e 1 d
:a. El h d 1 ,
deseo decir a ora e metodo pragmtico En prim 1
mp o pecu 1ar e lo que
,
.rrada . . er ugar, es un metodo
lado Para apaciguar las d1spu tas metafsicas que de otro mo d o serian
,
1ntermi-
nables.
o tra-
(..')
pero,
direc- El mtodo pragmtico en tales casos trata de interpretar cada nocin,
anera trazando sus respectivas consecuencias prcticas. Qu diferencia de or-
hom- den prctico supondra para cualquiera que no fuera cierta tal nocin en
) t del vez de su contraria? Si no puede trazarse cualquier diferencia prctica,
~dilla? entonces las alternativas significan prcticamente la misma cosa y toda
a uno disputa es vana. Cuando la discusin sea seria, debemos ser capaces de
igual mostrar la diferencia prctica que implica el que tenga razn una u otra
iando parte.
e que (WILLIAM J AM ES: Pragmatis1110. Trad . de Luis Rodrguez Aranda, Ed. Agu ilar, Madrid-
n 1n- Buenos Aires, 19 54 , pgs. 49 51.)
---
'
en dan
decir
Oeste
post-
rnsi~te
aetras,
claro
pues
serva
uera;
uste-
. . James filsofo norteame-
elt~S W1
. ll1am s el pr1nc1p
' . . al exponente
'
r1cano, e . Segn esta co-
d e1 pragmatJSmo.
, r una proposic1on
. .,
rriente fil~so ica,la medida en que
tiene. sentlido en
nd ucta en la medida
od1fica a co ' , 269
m d ce en la practica.
en que se tra u
VOCABULARIO
r.leJDEGGER, N
Trascendental. En la filosofa esco- fJ.
tv{x1co, 1e
"
A priori. Remite fundam.en.talmen~e lstica el trmino <<trascendental>>
a una forma de conoc1m1ento lo- }-lessEN, J: Tj
seala a los conceptos que supe- 8
gicamente anterior a la experie~~ia; ran en universalidad a las catego-
1958
se opone a <<a posteriori>>, adqu1r1do ~1ES WrLLIJ
ras, o que no son reductibles a JA. !v~Buenos A.1
'
por la experiencia. Tambin se pue- una categora nica. La nocin de
de indicar que el <<a priori>> se dis-
<<ser>>, la ms general que puede
NfARTIN, R.~
indicar que el <<a priori>> se distingue Tecnos, M
darse y atribuible a todo tipo de
del <<a posteriori>> como el conoci- ORTEGA y GA
entes, se identifica con sus propie-
miento racional del experimental. PoPPER, KAR
dades trascendentales: unidad, ver-
Sofisma. Razonamiento falso con Nstor M
la intencin de inducir a error. Se dad, bondad y para algunos tam-
TARSKI, ALFR
distingue de paralogismo, que ex- bin belleza. Segn Kant, <<trascen-
dental>> remite a todo conocimiento
de Emilio
presa tambin un razonamiento UNAMUNO, MJ
falso, pero no voluntario. que se ocupa, en general, no tanto
de objetos como de nuestro modo 11 Novelas,
Sofistas. Hoy la palabra <<sofista>> se
utiliza, en sentido peyorativo, para de conocerlos, esto es, conocimien-
designar a quien construye razo- to de las condiciones de posibili-
namientos capciosos. El nombre de- dad de formar nuestro juicio.
riva de una importante escuela fi-
losfica de la antigua Grecia (si-
glos v-iv a. de C.), menospreciada Velo de Maya. Hace referencia a
una fuerza milagrosa que en la re-
por buena parte de la tradicin a
causa del juicio despectivo que so- ligin de los Vedas originaba una
bre ellos emitieron Platn y Aristte- falsa ilusin. Tambin representa
les. De hecho constituye uno de los al mundo irracional e inexplicable.
m~m~ntos culturalmente ms es-
p.lend1dos de Grecia. Uno de sus m- Wittgenstein, Ludwig (1889-1951 ).
x1n:'os exponentes fue Protgoras a Austraco de nacimiento, profesor
quien se le atribuye la frase: el ho~
de la Universidad de Cambridge
bre ~s la medida de todas las cosa
Tarsk1, A~fred. Naci en 1901 Pr:~
a partir de 1929. Influye extraordi-
fesor pr1~ero en Varsovia, de~ , nariamente en el pensamiento con-
e~ la Universidad de Califo . P~?s t~mporneo y en especial en la
g1co matemtico Se d rn1a. o- filosofa analtica, en el anlisis del
car su teora se~ t. ebe desta- lenguaje, tanto lgico (Tractat~s
dad Y la doctrinan ica de I~ ver- logico-philosophicus) como ordi -
del lenguaje. de los niveles nario (Investigaciones filosficas).
'
'
LECTURAS RECOMENDADAS
'~.
' .f
tJ,- ' f.
1
1
1
1
'
1
1
ld a) Se ha subrayad o c mo el hombre, en su
condicin de persona, que ser estudiada pos- Q L1 iz, a estas alturas del curso, huelga ya
lo
insistir en los problemas biolgicos. Hemos
le teriormente, emerge sobre cualquier dimensin
visto cmo el hombre es un animal prematuro,
td colectiva, en cuanto autor y responsable indi-
nacido en un peculiar estado de invalidez; cmo
la vidual de su propia vida.
esta prematuridad significa, complementariamen-
,l : b) Pero hay qu~ sealar, si cabe con mayor te, una plasticidad capaz de un desarrollo, que
lS energa, que la realidad humana y su despliegue no se produce en la rigidez de anteriores formas
)S slo es posible dentro de la colectividad de los animales. Ahora bien, de aqu se concluye que
'
1
1
1
1
1
unos hbitos y un lenguaje que son productos cua
Una primera forma de sociedad se nos hace resl
culturales colectivos. Tambin ha recibido la
.qu presente, vinculada al desarrollo biolgico, I
sociedades primitivas en las que se da la <<ig- colectivo del trabajo humano se desarrolla des-
de la cooperacin ms simple (cuando un grupo abs
norantia paternitatis>>) puede asumir esta fun-
de individuos rene sus fuerzas para mover un lect.
cin complementaria otra figura, como es algn
hermano de la madre. En todo caso hay, como tronco), hasta la divisin tcnica y social del Po9
trabajo que encontramos en nuestra sociedad pla
vemos, una posicin del individuo desde su
industrial, en la cual los individuos desempean Es
nacimiento en un contexto de relaciones socia-
les materno-filiales y en otras de un orden ms tareas profundamente diferentes y jerarquiza-' hu
'
1
''
1
1
dad en este empeo integrador. Lo que al nivel Todos somos casos lmite de un grupo hu.
man o. N o slo del grupo humano en el que
de la reflexin anterior poda aparecernos como
convivi mos, sino, sobre todo y ante todo, de
pu ro aumento del rendimiento personal se nos . ' .
ese m i nscu lo e 1mporta nt1s1mo grupo humano
presenta ahora con un sentido moral y antropol- que cua ndo tu v o lugar nuestra aparicin sobre
gico: la unidad de los hombres que buscan una esta tierra termin de hacernos, es decir, organiz
,
empresa comun. nuestra mente, la d isposici n de nuestras neu-
Pero tambin esta dimensin colectiva puede ronas en el cerebro, la dinmica de nuestros
ser vista como claudicacin del hombre. T al afectos, con arreg lo a unas pautas determinadas.
ocurre cuando la realidad de lo colectivo es Las mismas pautas q u e en este pequeo y para
buscada regresivamente, como un refug io ante la nosotros trascen d enta l g rupito humano, al que
angustia de nuestra responsabilidad y del de- debemos el ten er una c ierta dosis de inteligencia
sarrollo de nuestra personalidad. Entonces la y por el c u al som os hombres, haba recibido, a
colectividad n o aparece como un horizonte de su vez, de su s prog enit o res. Y stos de las gene
realizaci n solidaria, sino como un retorno al racio nes preced entes, et c. Al nacer fuimos aco-
claustro materno, a la proteccin inicial, como g idos por un mundo, a cambio de que nos in-
una evasin del desamparo en que el hombre corporsemos a su manera d e ver la realidad,
necesita afirmarse. Surge as la forma gregaria su forma de p erci bir el universo. Con la existencia
de lo colectivo, que ya hemos tenido ocasin de se nos dio una especie de programa, como a
los cerebros electrni c os, segn c uyo panorama
comentar, aquella que tan despectivamente ca-
tene mos qu e filtrar la realidad en to rno, dejando
racteriza Unamuno y que gran parte de la filo-
fuera unas cosas e in c orporando otras. Cuando
sofa de la existencia ha percibido con este sen- este prog rama no atae a lo que se ha de per
tido de negatividad . Recordemos as las ideas cibir, sino a lo que se ha de hacer, esto es, a las
de Heidegger sobre el <<uno>> (uno dice, uno r1or mas de c onducta, hablamos del superyo
cree ... ), sobre lo impersonal, el anonimato en Todos t enemos incorporados en lo ms hondo
que se sumerge el hombre de nuestra poca. Y rle nuestro ser un super-yo colectivo, el super-Y
que traducen en fuerte medida las tendencias, hispnico . Y, durante la vida, nos vamos, bi~n
segn las cuales pretende llevarnos una sociedad que mal, arreg lndonoslas con l, en obedrencra
de consumo, de propaganda y manipulacin. 0 en rebelin, atemorizados o impertinentes, tra
No es, sin embargo, sta la nica, ni menos an ta ndo de conciliarnos su benevolencia y a veces,
la ms profunda y verdadera, realidad de lo ro n osada, intentando nada menos que modi
colectivo en la existencia humana. Los aspectos f1carlo.
comunitarios como cooperacin solidaria, como cuentro.
creacin de proyectos comunes, como esfuerzo J U A N ROF CARBALLO El hombre como e~97.49B
Ed1c1ones Alfaguara, Madrid. 1973. pgs.
unitario , se presentan en realidad como la ni-
ca posible realizacin del hombre, partiendo del
hecho radical de nuestra socialidad.
.4
\
!J -
y0 no puedo
permanecer mucho t "iern
. po n1
.
Je en un teatro n1 en un cine; apenas pu d 1
, d. e o eer
e un per10 1co, raramente, un libro moderno,. no
o puedo compren d er que placer y qu alegra
e buscan los hombres en los trenes y en los hoteles
r, abarrotados, en los abarrotados cafs con u
~O
.d na
- msica estr1 ente y sofocante, en los bares
DS variets de las elegantes ciudades de lujo e~
S. las exposicio~es mundiales, en las carreras: en
a las conferencias a los sedientos de saber en los
Je grandes stadiums. Yo no puedo cornpr~nder ni
compartir todas estas alegras, que a m ya me
'a parecen inaccesibles y por las que mil otros se
.., - afanan y atropellan . Y, al contrario, lo que en
p- mis raras horas de alegra me sucede; lo que para
- m es delicia, acaecimiento, xtasis y exaltacin ;
, lo que el mundo conoce y busca y arna ms
1
1
1
1
1
1
1
sociales que se producen en u~, ra~io reducido,
b) En un mbito ms amplio que el de la dentro del cual acta la relac1on interpersonal
directa relacin interpersonal aparece el mundo
que ha sido ya comentad an~eri~~mente, y aque-
de las grandes estructuras, en las cuales cris-
llas otras formas de organ1zacion mucho ms
taliza de formas mltiples la condicin social
amplias como es el ca~o de la nacin, el partido
del hombre.
poltico o la clase social que .des??rda~ to-
Ambas modalidades se proyectan sobre la
talmente el mbito de la comun1cac1on directa
vida individual. A travs de la convivencia se
define una dimensin de nuestra vida, consti- y personal.
tuida por el ser para los otros y ante los otros.
Esta dimensin fue analizada, e incluso en al- Las primeras estructuras pueden ser desig-
gunos momentos vivida dramticamente, por nadas como grupos. Dentro de ellas alcanza
Unamuno, designndola como teatralidad de la un significado especial el grupo familiar, re-
existencia humana. Apunta a la mscara que la sultado conjunto de los fenmenos de sexua-
relacin en el escenario social impone a nuestra lidad, reproduccin, crianza y educacin del:
personalidad y que puede llegar a definir for- nio. Tal grupo ha sido objeto de configuracio-
mas peculiares de alienacin. Sobre todo cuando nes e institucionalizaciones muy diversas a lo
tal mscara, tal ser para los otros, se apodera -largo de la his.t oria. As ocurre con la familia
de nuestra intimidad y nos vaca de ella, nos monogmica, poligmica y polindrica, con las
inautentifica. Incluso, como seala el mismo Mi- formas de parentesco matrilineal o patrilineal.
guel de Unamuno, se apodera de nosotros en la Pero, en todo caso, dicho grupo se manifiesta
soledad, definiendo el fenmeno del teatro ante como una constante de las distintas sociedades
uno mismo, cuando, a solas, seguimos represen- q~e histricamente conocemos, a pesar de sus
tando ante nosotros la parodia de las relaciones diversas formas de cristalizacin.
sociales. Junto a esta estructura social encontramos, sin
En este sentido, la psicologa social, desde embargo, otras formas de agrupamiento con
un punto de vista cientfico, ha estudiado los caracteres ms circunstanciales. Constituidas
conceptos de <<status>> y de <<rol>> en el individuo, unas veces voluntaria y deliberadamente con
as como su influencia sobre el comportamien- arreglo a finalidades colectivas que caracterizan
to. Entendiendo por status la posicin dentro el grupo: una banda de delincuentes un equipo
de la jerarqua social y por rol el papel que deportivo, un grupo de trabajo. For:nadas otras
asumimos en el contexto de las diferentes rela- veces a consecuencia de hechos accidentales:
ciones que se desarrollan en nuestra vida.
los superv1v1entes
de un naufragio reunidos en
una barca. Proyeccin, en otras ocasiones, de
A partir de la socialidad del hombre surgen las fe ' ,
no~~nos sociales ms amplios sobre un ar~a
formas de organizacin colectiva. Podemos
numerica en que la comunicacin se hace post~
280 distinguir, en este sentido, entre los fenmenos bl 1 .,
e; ta ocurre con la escuadra dentro.del e1er-
citQ, el piquete en un grupo de trabajadorc') r~ciones colectivas, llcnt r() d e la s cuales se
a clula dentro de un partido o la clase en el (lescnvl1elvc la vitla hu1nana . 1'4:r1 este senticlc..>
interior de la organizacin escolar. En todos es- aparecen cstrl1ctt1 ras s<Jciales rn ltip1es, c1uc res-
tos casos interesa comprobar cmo el compor- ponden a la variedad ele aSJ)CCt (>S ele nuestra
tamie~t,o del individuo re~ulta afectado por cultura y realidad fsica. l)cscle las comunida-
la acc1on del grupo. Se establecen diversas des de creencias, como pueden ser las iglesias
relaciones entre lo.s componentes del grupo y y sus diferentes formas de instituc1onali~acin,
stos asumen y reciben, como en los fenmenos hasta lqs fenmenos sociales determinaclo:s por
de liderazgo o caudillaje, roles y tareas espec- la relacin del grupo humano con el territorio.
ficas en el funcionamiento conjunto de esta mi- A su vez, este ltimo aspecto abarca desde el
crocolectividad. La dinmica de los grupos ha nomadismo inicial del hombre, vagando por
' sido objeto de amplio estudio en los ltimos extensas zonas en las que busca los recursos
tiempos. Las sesiones de dinmica de grupos necesarios para la subsistencia, hasta las grandes
permiten una investigacin experimental de los megpolis. De este modo se ha ido transitando
fenmenos a que aludimos. Por otra parte, la por diferentes formas de asentamiento y agru-
aplicacin de estas investigaciones a mltiples pacin que definen estructuras sociales tpicas:
aspectos de la vida humana resulta de un inte- la aldea, el burgo, la pequea ciudad, los mag-
rs palmario. As ocurre con la psicoterapia* nos fenmenos urbansticos.
de grupos, que ha llevado los fenmenos del
La sociologa del urbanismo ha experimenta-
tratamiento mental, de la rbita puramente dia-
do tambin un importante desarrollo en nues-
lgica de la terapia tradicional, al mbito micro-
tro tiempo. Ha sido objeto de ingeniosos en-
social. En pedagoga, por su parte, presenta el
sayos, como los de Desmond Morris, que pre-
mayor inters el anlisis de los fenmenos que
sentan a nuestras grandes ciudades como un
se producen dentro de los distintos grupos es- <<ZOO humano>>, en el que la acumulacin de
escolares, como la clase, el seminario, el grupo los hombres acrecienta su agresividad, al igual
de trabajo pedaggico. ., que ocurre con los animal~s enjaulados. En
La psicosociologa familiar tamb1en resulta todo caso, el tipo .de comunidad, rural o urba-
iluminada por la dinmica de los grupos, h~ na afecta profundamente a la psicologa del
bida cuenta de que en este caso se parte de si- individuo, a sus relaciones con los dems, )' di-
r
s tuaciones biolgicamente definidas como las sea modos peculiares de realizacin de la so-
de padre, madre o hijo. Pero despus se produce ciedad, naturalmente unidos tambin al modo
1 una reestructuracin dentro del grupo de roles de produccin.
p
.... Ytareas, de conflictos y de fenmenos d~ atrae
a , . d muy diversos. Dentro de la cnorn1c varieda~ de con~~ura
c1on que pueden asumir sent1 os
- ciones que en nuestra vida colect1v~a se or1g1nan, 281
- En otro nivel surgen las grandes configu-
1
1
1
l
''
1
1
diferentes estados. Tal dominio interestatal Ahora bien, dentro de las realizaciones colec-
1os f h , . tivas que acabamos de sealar, el estado, la na-
h pasado por ormas istoricas muy distintas
cin, el sentimiento de patria, conviven intere-
d:$de el tribu.to Y,
el vasallaje entre estados:
ses que en realidad son profundamente antag
hasta la colonizac1on y destrucci9n del poder
nicos: los representados por las diferentes cla-
. dependiente de stos.
in , 1 f ses sociales. Las clases dominantes tratan de
En nuestra epoca, a orma habitual de do-
identificar sus intereses propios con los del es-
minacin es la econmica. Asistimos a la explo- tado o de la nacin. As manejan el aparato del
tacin de los pases del Tercer Mundo por parte estado hacia la conquista de mercados, que per-
de las potencias industriales avanzadas. Fen- miten su enriquecimiento. Vinculan el concepto
meno que hace crecer las distancias entre los de patria, de nacin o de identidad colectiv~, a
pases rico~, y pobres e~ lugar de avanzar hacia su cultura, a sus propios usos y formas de vida.
su nivelac1on. Los paises del Tercer Mundo Manejan desde aqu a las masas populares, como
aparecen fund~mentalmente com o pro~uctores fuerza de trabajo o de combate, al servicio de
de materias primas y de fuerza de trabaJO bara- su enriquecimiento y de su poder.
ta. Los pases en vas de desarrollo sostienen la
economa de los pases ricos por la emigracin
de su5 trabajadores, que realizan las tareas de
menor cualificacin. Reciben, en cambio, una
cierta implantacin del desarro llo tecnolgico,
que no les da, sin embargo, un verdadero acceso
a las claves de ste.
''
es sta la verdad, la pura verdad trascendental
El hombre es, por naturaleza, un animal poltico
sobre la vida humana? Magnfico o hu,milde,
o social, y eso aun cuando los hombres no nece-
para el hombre, vivir es, en su raz misma, haberse
siten en manera alguna de la asistencia recproca
de los unos y los otros; pese a ello, desean vivir quedado solo -conciencia de unicidad, de exclu.
juntos. Al mismo tiempo son llevados tambin sividad en el destino que slo l posee-. No
a una por el inters comn, hasta tal punto que se vive en compaa. Cada cual tiene que vivir
cada uno realiza una parte de la vida buena. por s su vida, apurarla con sus nicos labios,
La vida buena, pues, es el principal intento de la como una copa llena de lo dulce y lo agrio. A
sociedad, tanto de manera colectiva respecto de uno le pasa hallarse acompaado; pero el pa-
todos sus miembros, como en un sentido o dimen- sarle a uno no admite copartcipes.
sin individual . Pero tambin se unen y mantienen Y, sin embargo, no puede dudarse de que hoy
la asociacin poltica con la finalidad exclusiva de experimentamos un inesperado cambio de di
vivir, porque sin duda hay tambin algn elemento reccin. Desde hace dos generaciones la vida
de valor en el mero estado de ser vivo, supuesto del europeo tiende a desi ndividualizarse. Todo
que no haya un exceso demasiado grande en obliga al hombre a perder su u ni cid ad y a hacerse
el aspecto de dificultades de la vida, y es evi- menos compacto. Como la casa se ha hecho
dente que la masa de la humanidad se apega porosa, as la persona y el aire pblico -las ideas,
, .
al vivir aun a costa de soportar muchos sufri- propos1tos, gustos- van y vienen a nuestro
mientos, lo cual demuestra que la vida contiene travs Y cada cual empieza a sentir que acaso
alguna medida de bondad y de dulzura en su l es cualquier otro. Es esto slo una finta, un
naturaleza esencial. cambio transitorio, un paso atrs para dar un
brinco ms alto de individualizacin? No se sabe,
ARISTTELES : Poltica. libro 111, cap. IV, en
Aristteles, Obras. Trad. de Frencisco de p Sa- pero es un hecho que a estas horas gran nmero
niaranch, Ed Agurlar, Madrid, 1964, pg. 1461 . de. europeos sienten una lujuriosa fruicin en
~eJar de ser individuos y disolverse en lo colee seg
tivo. Hay una delicia epidmica en sentirse masa, ti tu
La historia de Europa ha sido hasta ahora una
en . n~ tener destino exclusivo. El hombre se ti
educacin y fomento de la individualidad. Se soc1al1za.
haba propuesto que la vida tomase cada vez
con mayor intensidad la forma individual. Es decir tno
que a1 vivir cada cual se sintiese nico. nic~ JOS RTEGA y GASSET: Socializacin del h~rl1~ qui
en el goce, como en el deber y en el dolor. Y no bre, en Obras Completas, tomo 11, Ed. Revist les
- - .l
de Occidente, Madrid, 1963 6 , pg. 745.
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284
1
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LENIN v.
l.: El socialismo vulgar y el popul ismo,
en Ob~as Completas, t o mo VI , Ed . Cartago, Buenos
Aires, 1958, pgs. 267 -268. 289
f,l b
LECTURA Y COMENTARIO "te t
rriei>
rriediaS
Estaramos equivocados si ocultramos que la superacin de esta
razas rJl
profunda contradiccin (tan temida por Einstein), nacida de la civiliza- f11lloica
cin industrial contradiccin entre las lites instruidas que detentan
de tales
entre sus manos el poder de la ciencia y de la tcnica y las masas impo-
tentes cuyos destinos dependen de las primeras , suscitar grandes difi-
actuale~
cultades. Puede que ste sea uno de los problemas ms complejos a los
Ni ha, e
que hace frente el socialismo. Aunque en su rgimen la ciencia y la tcnica ademas
pertenezcan al inters general, no por ello deja de ser cierto que su puesta tantsirn
en obra depende de los elementos conscientes, los ms avanzados, de este cuales P
movimiento: los especialistas desde los sabios, pasando por los tcnicos 0 que 1
y los organizadores, hasta los obreros cualificados . En ciertas circuns- derecho
tancias esto puede dar lugar, incluso bajo el socialismo, a ciertas tenden-
cias hacia la hegemona, a la monopolizacin de la instruccin, a reivindi-
caciones excesivas del nivel de vida, etc., menospreciando el hecho de
que la emancipacin de cada uno est siempre condicionada por la eman- VOCA1
cipacin de todos. Estruct
delas
(RADOVAN RTCHTA: La civilizacin en fa et1crucyada, Ed. Ayuso, Madrid, 1974 2 , pg. i.96.) de el
(econ
de ur
Las relaciones mutuas entre las naciones, que han de conformarse Gramsc
con la verdad y la justicia, se deben estrechar mediante la accin solidaria der e
de todos, segn mltiples formas de asociacin, lo cual se verifica, en nues- los m
tro tiempo, con grandes ventajas, en la colaboracin econmica, social, marxic
. 'i
entre sus manos el poder de la ciencia y de la tcnica y las masas jmpo- de tales g1
tentes cuyos destinos dependen de las primeras , suscitar grandes difi- actuales q
cultades. Puede que ste sea uno de los problemas ms complejos a los Ni ha de
que hace frente el socialismo. Aunque en su rgimen la ciencia y la tcnica adems d
pertenezcan al inters general, no por ello deja de ser cierto que su puesta tantsimos
en obra depende de los elementos conscientes, los ms avanzados, de este cuales pu
movimiento: los especialistas desde los sabios, pasando por los tcnicos 0 que to
y los organizadores, hasta los obreros cualificados . En ciertas circuns- derecho d
tancias esto puede dar lugar, incluso bajo el socialismo, a ciertas tenden-
cias hacia la hegemona, a la monopolizacin de la instruccin, a reivindi-
caciones excesivas del nivel de vida, etc., menospreciando el hecho de
que la emancipacin de cada uno est siempre condicionada por la eman-
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cipacin de todos. Estructure
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1RADO\'A:-..: R1C'HTA: Laciv1!1zac111e11/aencr11cyada, Ed. Ayuso, Madrid, 1974 2 , pg. 296.) de clas
(econm
de una
Las relaciones mutuas entre las naciones, que han de conformarse Gramsci,
con la verdad y la justicia, se deben estrechar mediante la accin solidaria der com
de todos, segn mltiples formas de asociacin, lo cual se verifica, en nues- los ms
marxism
tro tiempo, con grandes ventajas, en la colaboracin econmica, social,
filosfica
- poltica, cultural, sanitaria y deportiva. Ha de tenerse presente, para esto,
que la razn de ser de la autoridad pblica no consiste en recluir a los
seres humanos dentro de la propia nacin, sino de promover el bien comn
de la respectiva comunidad poltica, el cual a su vez no puede separarse
del bien que es propio de la entera familia humana.
Las diversas comunidades nacionales, al procurar sus propios intere-
ses, no solamente han de evitar perjudicarse unas a otras, sino que todas
deben unir sus propsitos y esfuerzos siempre que su accin aislada no
baste para conseguir los fines apetecidos, y ha de ponerse en esto sumo
cuidado a fin de que lo ventajoso para ciertas naciones a otras no les acarree
ms desventajas que utilidades.
El bien comn universal requiere, adems, que en cada nacin se fo -
peracin de mente toda clase de intercambio entre los ciudadanos y las entidades inter-
. esta
Lda de la civil. medias. Dado que en muchas partes del orbe existen grupos humanos de
d lZa-
razas ms o menos diferentes, ha de cuidarse que no sea impedjda la co
as que detentan
. la~ masas impo- municacin mutua entre las personas que pertenecen a unos o a otros
Ltara grandes difi- de tales g rupos, lo cual estara en abierta oposicin con las condiciones
s complejos a los actuales que han borrado, o poco menos, las distancias internacionales.
:iencia y la tcnica Ni ha de olvidarse que los hombres, cualquiera que sea su raza, poseen,
adems de los caracteres propios y distintivos de la misma, otros e impor-
=-rto que su puesta
tantsimos que les son comunes con todos los dems hombres, segn los
vanzados, de este
cuales pueden mutuamente perfeccionarse y adelantar, principalmente en
o por los tcnicos
lo que toca a los valores espirituales. Tienen por lo mismo el deber y el
~n ciertas circuns-
derecho de vivir socialmente vinculados con los dems.
, a ciertas tenden-
Llccin, a reivindj- (J L AN XXIII D e la E ncclica Pacem 1n lerris, H e rder, Barcelona, t 96 5, pgs. 159-160.)
ando el hecho de
bada por la eman- VOCABULARIO
Estructura de c'lases. Articulacin ma de las <<vulgarizaciones>>. De-
de las diferentes clases y fracciones fiende que toda actitud es poltica,
de clase en los distintos niveles al tiempo que tambin todo hom-
(econmico, poltico, ideolgico) bre es filsofo, en cuanto est ad-
de un a formacin social . herido a una concepcin del mundo.
n. de conformarse Gramsci, Antonio ) 1891 -1937) . L- Entre sus obras cabe sealar Intro-
der comunista italiano y uno de duccin a la filosofa de la praxis.
rl a accin solidaria los ms importantes tericos del
., Psicoterapia. Tratamiento de cier-
~ verifica, en nu~s- marxismo. Impulsa la concepc1on tas anomalas por procedimientos
eco no , mi ca ' social, filosfica del marxismo por enc1-
psicolgicos .
te para esto,
esen ' . a los
e en recluir ,
~ver el bien cornuo LECTURAS RECOMENDADAS
de separarse Aguilar, .M~drid,_ 1 ~ 73
0 pue FREYER, HANS: Introduccin a la sociologi'a , Ed. d .d .
HARNECKER MARTA : Los cottceptos ele111entales del ma~ertalzsmo hzstorzco, Ma r1.. , 19754
. s intere- KtNGSLEY r:) A vis : La sociedad humana, Ed. Uni v e~saana de 13 u en os ~i~es_ 1 97 1 d
us propio todas K ' . p Ji 'a social Ed. Biblioteca Nueva, a r1 , 1972 2
que RECH , D AVID, y otros sico ogt .' W bd Paids Buenos Aires, 1974 3 .
as, sino . 1 da no M ORENO, J. L . : Psicodrama. Trad. de Danie~ R. adgner, el o'a'logo Madrid 1972.
, a1s a ~ ... J d J I Cua ernos
tnuust rta' . para 1 B lb' '
acc1on urn tvtOYA
~ .r '
CA RLOS . Burocracia y soczec4a
Ed. Ibrico Europea, 1 ao, 1971.
I t Jo capitalista. Madrid, 197~ 3.
stO S , / .
erse en e carree tv1uc H IELL I, R.: La d111a1111ca de tOS gr11pos, . '
Po p J f.1't 0 y clases socza1es en e es '
)tras no les a ULANTZAS, N 1cu~ : ouer po te ., . I Avance Barcelona, 1976.
A.r
tviAax, ENGELS, y otros: El marxtsm 0 y Ja uertton nactona ,
1 ,
15.1. FENOMENOLOGIA
DE LA EXPERIENCIA MORAL
15 .2. PERSPECTIVAS SISTEMATIZADORAS
de la investigacin lgica, representa un elo- dad humana. Las ciencias prcticas consideran
cuente testimonio de esta dificultad. El anlisis un tipo de actividad inmiannte, dirigida sobre
de los lenguajes cientficos, formales o empricos, la misma vida humana. Las ciencias poticas
que nos ha ocupado en anteriores lecciones, a consideran la actividad encaminada hacia la
pesar de suscitar naturales e inevitables proble- produccin de un objeto material. Objeto que
mas y discusiones, no revel, sin embargo, la puede ser producido, evidentemente, a travs
rebelda que testimoniaron los trminos mora- de la misma palabra. Tal sucede con la elabora-
les al intento de su anlisis lgico-lingstico. cin de un poema o de una tragedia, siendo este
Tal problemtica es consecuente con el carc- sentido el que ulteriormente lleg a absorber
ter eminentemente prctico, activo, del mundo el trmino de potica.
moral, a diferencia del mundo terico. En con- Las ciencias prcticas, como acabamos de in-
~cuencia, nos vemos obligados a proceder se- dicar, se refieren al tipo de actividad que dibu-
gn un anlisis gradualmente tipificador del uni- jan la configuracin de nuestra vida. Ahora bien,
verso moral. Tal anlisis constituir el objeto siendo la vida del hombre en un aspecto indi-
de esta leccin. vidual y en otro colectivo, Aristteles dividi
a las ciencias prcticas en:
La primera orientacin que po?emos co~ Etica, que estudiara el comportamiento es-
seguir viene dada por la referencia del uni- trictamente individual.
verso moral al mbito de la prctica. Y a Economa, que analiza el comportamiento
Aristteles ( 3 s4 - 3 22 a. de C.) consider a la del individuo dentro del grupo familiar. El sen- 295
~~- . ~~~~~~~~~~~~~~~~~~
1
1
1
1
transformando tambin la vida humana. En
tido griego de la palabra <<economa>> significa la
ley que regula la casa (h1T<ti r ''I,Ll~-' ~e, de la casa ), mayor ~edida se e:ridencia esta cone_xin di-
1a que la familia se haca co1?cidente con la
nmica en los cambios del mundo social, cam-
1 bios que configuran el destino del hombre y
realidad de la habitacin propia de ella.
La Poltica se refera a la ms amplia adscrip- forman parte de los imperativos que gobier-
cin del individuo a la ciudad, a la polis griega, nan su existencia. . , .
siendo traducible el trmino de p'olis (nA.zs) Sin duda, Aristteles se s1tua en una lmagen es-
por el de ciudad. ttica de la realidad csmica y humana, muy dis-
Fsica tinta de la que nos ofrecen las perspectivas mo-
Teorticas Matemtica dernas. Estas muestran un mundo en evolu-
Metafsica cin, una historia que es constante creacin de
E ti ca formas nuevas de convivencia, un hombre que
Prcticas Economa transformando la realidad se crea a s mismo.
Ciencias
Poltica
En otro momento hemos indicado la profun-
Medicina da correspondencia entre informacin o cono-
Poticas Gramtica cimiento y actividad en todos los organismos,
Estatuaria, etc.
a la cual, indudablemente, no se sustrae el hom-
A esta divisin aristotlica de las ciencias se bre, sino que, por el contrario, nos suministra
podran formular mltiples observaciones. Por profundas posibilidades comprensivas de lo que
lo menos, a su interpretacin ms literal y ele- el hombre es.
~ mental que se ha ido extendiendo a lo largo A travs del concepto de prctica nos vemos
de la historia. obligados a regresar sobre el concepto de ac-
En lecciones anteriores hemos visto cmo la tividad de los vivientes, la realidad de la vida
teora no puede ser separada de la prctica. La como espectculo de actividades mltiples. En
ciencia moderna surge en cuanto teora compro- el caso del hombre, esta actividad, segn hemos
metida con los fenmenos. Algo anlogo po- subrayado, reviste caractersticas peculiares, que
dramos sealar incluso respecto a la metafsi- se manifiestan como una actividad cultural. As,
ca, dado que toda visin metafsica se inserta por ejemplo, en la actividad tcnica, en cuanto
en la circunstancia humana y forma parte de creacin de un mundo fsico propio del hombre,
la dinmica de sta. y en la organizacin de una instrumentalidad,
Por otra parte, la prctica transformadora del que prolonga nuestras posibilidades de actuar
mundo, productora de objetos, tampoco resulta sobre el ambiente que nos rodea. Pero esta
aisla ble, en rigor, de la prctica moral. Y ello actividad de la existencia humana reside, en su
porque el hombre no es separable del mundo, y aspecto ms profundo, en la necesidad de ela-
la transformacin del mismo mundo fsico va borar programas que gobiernen nuestra con-
ducta, lo que designbamos como un proyec- cin de un puente, el ataque estratgico al ene-
to de vida humana colectivo e individual. migo, la manera de organizar una comida. En
El hombre, en consecuencia, se encuentra abo- todos estos casos hay que tomar, sin duda, ml-
cado a erigir sus normas de vida y a la construc- tiples decisiones, y stas podrn ser ms o menos
cin de formas de agrupamiento social, en las acertadas, ms o menos eficaces, pero los tr-
que surgen 1nst1tuc1ones caractersticas que cana- minos con que las juzgamos son los de eficacia
lizan y hacen cristalizar nuestras posibilidades. o de acierto. No decimos que sea moral o
El levantamiento de estas normas significa un inmoral la tcnica de un arquitecto, de un es-
momento esencial en la constitucin del mundo tratega militar o de un jugador de ajedrez. Dire-
moral. Nos aparece tal momento como una ne- mos que es ms o menos certera respecto a los
cesidad impuesta desde la apertura, desde la fines que se propone, o econmica respecto a
no programacin del comportamiento humano, los medios que utiliza. En tal sentido, se ha
es decir, desde la libertad. Por lo tanto, compren- hablado por los moralistas de acciones <<indife-
demos que este mundo moral asentado en rentes>>, en cuanto no son moralmente juzga-
la libertad es un mundo caracterstico del bles. Dicha indiferencia se reconoce al menos
hombre. Unicamente se abre cuando nos halla- en el orden terico, aunque en el prctico al-
mos en presencia de un ser activo, de un gunos hayan afirmado q_ue no existen actos indi-
viviente no sometido a programacin. Desde ferentes, debido a los fenmenos de interrela-
aqu surge la necesidad de crear un proyecto, cin propios de la vida humana.
as como la consiguiente ejecucin de dicho En esta perspectiva, la moral puede ser con-
proyecto, al tiempo que se manifiestan los fen- siderada como pura ciencia de las costumbres,
menos del conflicto entre la ejecucin y el pro- es decir, de la accin habitual, ms frecuente, del
yecto, y la posible previsin de ste. Todas es- hombre. Este sera su sentido etimolgico, vi-
tas ideas nos sitan en las puertas del mundo niendo la palabra <<tica>> de ~ eos' thos o carc-
moral, cuyo anlisis tenemos que proseguir aho- ter, rasgos de un determinado tipo de compor-
ra con mayor detenimiento. tamiento, y el trmino <<moral>>, de la palabra
latina mos-moris, costumbre. En esta lnea,
As, en el campo de las actividade~ libre qu_e las concepciones puramente empiristas de la
se nos ha abierto como consecuencia de la si- tica, puramente descriptivas del modo de com-
tuacin biolgica' del hombre, podramos dife- portamiento humano, s tendran que intere-
sarse por todos los fenmenos que acabamos de
renciar dos grandes lneas : . ,
1. Nos encontramos con opciones, segun
indicar. Pues designan ciertas constantes de com-
~cha libertad, cuya decisin no implica un portamiento de un individuo o de un grupo,
Juicio moral. Tal ocurre, por ejemplo, con nor- segn se trate de la tica individual o de la ti-
,
ca colectiva. Sin embargo, en la organizacin
~as que presiden una accin puramente tec-
cientfica de nuestra poca, este tipo de invest-
nica: el levantamiento de una casa, la construc-
1
1
''
1
que la libertad del hombre, inaccesible al puro el escritor alemn proyecta, frecuentemente, ha-
. , . . . .
pensamiento terico, sea ste cientfico o metafsi- c1a epocas arcaicas .y or1ginA.tlS.
co, slo se nos descubre a travs de la moralida<l. Algo anlogo, aunque en el marco de una ideo-
3. De aqu brota precisamente el impulso de loga muy distinta, podramos indicar respecto
violar la norma como realizacin de nuestra a la crtica gue Jean Paul Sartre, en nombre
libertad. En este segundo momento nos percata- del existencialismo, realiza de las morales aprio-
mos de cmo la norma parece coartar nuestra rsticas. Niega un cdigo de normas exteriores
libertad, desde su revelacin misma. Por ello al hombre, incluso la posibilidad del consejo,
hablbamos antes de un matiz contradictorio. pero la moralidad brotar de la iniciativa libre
La norma, en efecto, al dirigirse hacia nuestra 1~ y creadora del individuo, como de$arrollo de
bertad, prohibindole ciertos actos o enc~mi su propia personalidad, intuida en sus fuerzas
minndole hacia la realizacin de otros, restringe ms profundas.
sin duda nuestras posibilidades. . Desde las consideraciones anteriores de nue-
En esta perspectiva podemos entender cier- vo se hace patente gue es tan inconcebible
tas crticas muy ta.llicales, dirigidas n~ ya con- una vida humana sin moralidad como una
tra determinadas morales concretas, sino con- vida humana sin inteligencia, al ser el hombre
tra la idea misma de moral. una realidad constitutivamente moral. Hay, de
hecho, un contraste de morales, en virtud de
~1 personaje de la novela d.e Dostoiews~i, 2
Crimen y castigo, realiza el asesinato como in- las cuales las normas que gobiernan el compor-
1
t
1
1
1
1
1 ort
tas lJLIC se lJJlrtan clc ),1 lcgalid~d establecida. de 1
ta111iento de t1n ciert<> indi\ricluo l)t1e<.le11 ser re-
C:aJificar, ptteS, LlO C<>t:1p<>~ta~1~Dt0 humane> L:
pudiadas pl>r otros con10 inn1or~1lcs , )Cfl> cll<>
c<>rno Icg,11 c11 el scnt1.d<~ JL1r1d1co . o moral
Ol) t1t1icre decir que tales nor111as t1l) ast11111t1 5id<
es referirse l aspect<>S cl1st1nt<)S del m1smc>. fJle
ele un 111od<.> explcito () in1pl1c1t<.> u11a t-t111cic'>t1
Estos aspcct<)S clcl C<>mp<>rtamjent<) humanfJ do
de gobierno del co1nportam1entt), de progran1~1 -
pueden coincidir en <>ca<;ic>nc~, en la medida en
cin de ste. 1~ 1 p1caro tien.> st1 n1oral, el dclin- rna1
que la moral asuma la accpt~cin de las leyes
ct1ente, por st1 parte, puede percibir su conducta sin
jurdicas, pero pueden taml)Jcn entrar en con-
cc>n10 t1na claudicacin, cont-esndose culpable bit<
arrepintindose del acto cometido, pero puede flicto. Recordemos en la tragcd1a griega el caso
) 1
de
ast1mir ta111b1en st1 comportamiento como una de Antgona: la herona intentar, impulsada
por un deber de p iedad fraternal, sepultar el
rne
moral, e11 el sentido de normati,idad habitual zoi
de delincuencia, perfectamente coherente en su cadver de su hermano. Se sita entonces en
contradiccin con el mandato dictado por el pe1
mundo de \ralores propios, aunque sea rechaza-
tirano Creonte, que ha prohibido dicho ente- las
da por el resto de la sociedad.
rramiento. Creonte se considera obligado a di- ter
Las consideraciones realizadas nos sugieren ,
rigir tambin el peso de la ley sobre la misma ria
)ra la necesidad de precisar el concepto de obli-
gacin en el sentido estrictamente moral, a di- Antgona. En el enfrentamiento entre Antgo- pe
ferencia del de obligacin jurdica. Se trata del na y Creonte se produce una de las mayores ex- yo
sociales exteriores. As, perdera sentido una social determinada se puede llegar a un enfren- Ut
le; jurdica que prohibiera los malos pensamien-
1
tamiento con la legali<.lad vigente. Una legali- e
tos; en cambio, tal prohibicin encuentra sen- dad tirnica o dictatorial ser objeto de crtica U1
tido dentro del universo moral. y enfrentamiento desde cualquier concepcin
La legalidad jurdica constituye un fen- que propugne las libertades humanas. De la
meno pblico y objetivo. Las leyes deben haber
misma manera, una legalidad burguesa puede n
sido promulgadas, y las normas jurdicas con- ser objeto de crtica desde un punto de vista tli
sideradas como consuetudinarias costumbres revolucionario.
que pueden alcanzar el rango de ley deben
z
revestir el carcter de notoriedad. Por otra parte, s
La legalidad, en el sentido jurdictl, goza ele
la legalidad jurdica es coactiva, el aparato jur- s
una sancin y de un aparato coactivo exterior
)0 dico debe sancionar punitivamente las conduc- que trata de imponerla. El trasunto de estos .fe-
1
1
1
historia de la humanidad, responde a esta se- prctica, a travs de la experiencia moral, nos
gunda problemtica, que disea el contenido hace descubrir realidades vedadas a la razn
de los distintos sistemas ticos. Ambas pregun- puramente especulativa. As ocurre con los que
tas, en consecuencia, deben ser objeto de u11 Kant designa como postulados, es decir, supt1es-
desarrollo propio en la leccin prxima. tos exigidos por la razn prctica: la libertad,
la inmortalidad del alma y la existencia de Dios.
En la presente, que se propone el anlisis La metafsica tradicional estableca como ver-
de la dimensin moral del hombre, quedan to- daderas dichas nociones (Dios, libertad, inmor-
dava algunos puntos en los cuales debemos talidad); I<ant, en la Crtica de la razn pura,
insistir. As, respecto a la entidad peculiar del haba desarrollado una nueva posicin, segn
universo moral, qu realidad constituye y la cual tales afirmaciones son inaccesibles a una
qu relaciones guarda con otros aspectos de investigacin puramente especulativa. Sin em-
la vida humana y otros reinos de la realidad? bargo, s seran descubiertas como presupuestos
Podramos tratar de responder a esta pregunta de nuestra actividad moral y en cierta forma re-
esquematizando las principales respuestas que cuperadas en la razn prctica. De esta manera,
a ella se han dado, dentro del convencionalismo
que tiene toda clasificacin:
Las posiciones autonomistas ven en el mun-
do moral algo sustantivo, que se fundamenta so-
bre s mismo. Un caso muy significativo de esta
interpretacin lo constituye la filosofa de Kant,
desarrollada en la Crtica de lq razn prctica.
La moralidad se justifica sobre un conjunto
de experiencias propias que descubre el anlisis
del efectivo comportamiento de los hombres.
Sin embargo, la moralidad no es algo puramente
apariencial o epifenomnico, reducible a in.stan-
cias inferiores ni deducible de concepciones
)
''
1
parte, se producen fenmenos de enorme com
metatica. Tal derivacjn se encuentra natural-
pleji~a~ en .~l n:u~do moral, fen?menos de con- mente en la comprensin de la filosofa como
cienc1al1zacion et1ca, y, por otra, estos fenme- teora del lenguaje, en la lnea de la filosofa
nos actan sobre la misma historia, dinamizn- analtica*.
dola y posibilitando
, . su transformacin. Se ori- En tal lnea, la investigacin analtica se
gina una practica moral propia, sustantiva, pero propone centralmente precisar el significado del
no separada de los , . otros aspectos de la vida hu- lenguaje moral. Esta problemtica se. ha origi-
mana, y esta practica moral contiene un sentido nado a partir de la investigacin sobre las teoras
profundamente dinmico. E l hombre, a lo lar- del significado en las diferentes formas de di s-
go de la historia, contrasta los cdigos morales curso.
y se produce un progreso moral, unido al de- La evolucin del tema arranca de lo que re-
sarrollo de nuestra informacin, a la conquista present el positivismo lgico en el perodo
creciente de la racionalidad humana, en toda de entreguerras. E l positivismo lgico estable-
nuestra cultura. ci el <<criterio emprico del significado>> . Segn
El problema planteado en el cuadro de los dicho criterio, el significado de una proposicin
sistemas tradicionales de la tica y referente a la se reduce a su mtodo de verificacin, de con-
autonoma de lo moral ha sido suscitado por la traste con la experiencia. Cualquier proposicin
investigacin tica moderna, d e una manera pe- que no sea directa o indirectamente reducible
culiar a travs del anlisis lingstico. Toda a trminos empricos carece de sentido riguroso.
una lnea de investigacin tica, que se ha ex- El resultado es que las proposiciones de la ti-
tendido en nuestro siglo a partir de Moore * ca, como proposiciones normativas, no pueden
(1873-19 58), ha replanteado no slo el contenido ser verificadas empricamente. Podemos veri-
de la tica, sino la concepcin misma de sta ficar la descripcin de la conducta que sigue un
como ciencia. Para la direccin que estamos se- individuo o un grupo humano, lo cual es objeto
, .
alando, y que a veces se conoce como et1ca de la psicologa, la sociologa o la antropologa
analtica, la misin de la tica no es ocuparse cultural, pero no podemos verificar una norma
de la conducta moral, de sus conceptos bsicos moral por su carcter imperativo o prescriptivo.
yde los cdigos que la regulan, sino del lenguaje El intento de reducir el deber al ser ha sido de-
moral. En este sentido, la tjca filosfica aparece nunciado como falacia naturalista, afirmndose
como un discurso de segundo orden. Mien- en este sentido algo bastante obvio, que el uni-
tras el moralista hablando de los objetos mora- verso de las normas no se reduce al de la descrip-
les y del univer~o moral, utilizara un dis~urso cin de los hechos empricos, conclusin a la
de primer orden, el filsofo moral, recogiendo que curiosamente se lleg de un modo ms bien
dicho discurso, empleara un discur~o de segun- trabajoso.
La salida resultante de esta posicin neoposi-
. do orden, es decir, un metalenguaje; por ello,
tivista residi en considerar a la etica, ya como 307
esta tica tambin ha sido designada como una
-------------=-----=------...............
t
1
1
1
t
1
mero estudio emprico de las cos.tt11nbres, ya vos y evaluaciones. Con el trmino de <<impera-
como algo basado en el sentimiento. A esta cioncs>> entenclcmos aq~ellas e~presiones que
interpretacin se le ha venido designando como normalmente utilizan el 1mperat1vo gramatical.
emot1v1smo. Lo esencial no es la forma gramatical, que puede
ser naturalmente encubierta por recursos ret-
Sin embargo, un nuevo y decisivo momento en ric~s, sino el contenido expresivo de una or-
la investigacin del lenguaje moral se abri por den comunicada mediante variados recursos
la influencia de la segunda etapa de Wittgens- lingsticos. Es evidente que este tipo de len-
tein, de lo que conocemos como el <<segundo guaje resulta irreductible al lenguaje de las pro-
Wittgenstein>> ( 18 89-19 51). As como el primero posiciones que describen hechos o enuncian ver-
haba inspirado al positivismo lgico, este <<se- dades formales. Por otra parte, nos encontramos
gundo Wittgenstein>>, que rompe con sus ideas con expresiones lingsticas que contienen tr-
iniciales, represent una fuente muy importante minos tales como los de <<deber>> o de <<obliga-
para la moderna filosofa ana.ltica desarrollada cin>>, y que, por lo tanto, expresan tambin
en la ltima posguerra. orientaciones sobre nuestra conducta, sealando
Wittgenstein, abandonando su criterio ante- direcciones preferentes a la misma segn nor-
rior de la verdad como fotografa o reflejo de mas. Finalmente, asistimos a la presencia de
los hechos atmicos, introduce la teora del sig- juicios valorativos, en los cuales un comporta-
nificado como uso. El significado de una palabra miento humano determinad o es calificado como
o de una proposicin no puede ser entendido bueno o malo. Todo este tipo de discurso apa-
ms que dentro de un contexto en el cual fun- rece con una sustantivid ad propia, que ya haba-
ciona, y que caracteriza lo que Wittgenstein de- mos sealado parcialmen te al hablar de la varie-
fine como juego del lenguaje. Entonces la moral dad de sentidos y usos que puede adquirir el
representara uno o varios de estos juegos del lenguaje segn Morris.
lenguaje, tipificados peculiarmente y plenamente La investigacin d el len g u aje m o ral contiene
vlidos ante otros juegos del lenguaje, entre una clara limitaci n , n o slo en los objeti-
ellos el discurso informativo o cientfico.
vos que se propone co n la sistemtica renun-
En esta lnea la aportacin ms relevante es
cia a la formulacin d e c digos morales y a la
la realizada por Hare *, con la doctrina que ha
fundamentacin o discusin de los fundamentos
sido designada como prescriptivismo. En efec-
del universo m oral, sino en los mismos conteni-
to, al discurso descriptivo o declarativo el
dos que abarca . E ntender los hechos del uni-
que anteriormente hemos tipificado como dis-
verso moral del hombre no es posible reducin-
curso apofntico se contrapone este otro tipo
donos ,
a la exp resi n lingstica de tal mundo, ya
de discurso que guarda muy estrecha relacin
q ue este, co mo h emos comentado es fundamen-
con el discurso moral. El discurso prescriptivo '
talmen te prctico, y en este sentido los hech~s
est formado por imperaciones, juicios normati-
cuentan d ecisiv amente. El que el hombre arroe
1
1
'
1
1
1
bombas de napalm o se arriesgue a la tortura
. . . los dems sere5 vivos no participan de la
defendiendo cier~os ideales constituye una deter- felicidad , puesto que ellos son absolutamente
minacin para la investigacin moral mucho ms
. "111 CJL' 1 _. 1 clecir n~1d~1 cJe l ~ts ele los dern "
. l Ja 111 e Jo 1 ; )' s as sas c1
rJara 1)roct1r~t e cgii d 11 ~Jc>r ciuc scgu1 r erl li1 misma que teni'a
dinar1
' ~ ' 111 -ci 11~ ~t 1 c; ;
pens que 110 l)Oc ~a .d' ~ , , CLI lt j v< > ele 111 i 1r1zr1 y (l .tdelantar c u an t La fu
. , . 1111 , , 1 a er11era ,1 1 , o
es decir aJ 1c,1t . . , vcrc1~tcl, segt'.'111 el rr1et<Jc1() c1t1c me hab segun
1 1,1
pudie1a ei1 el C()t1oc1n11 r1t o te a 1engu
()fCSCl lt Hare1
1919,
J
1 (10do rra<I. <.le Mar1ucl (~ . M'>rc11tc, 1".cl. l~spasa-Calpc M
(l)i ~1.. "!\ r 1 '.'\: /)1sr11r10 o e mr. , " cuela
drili, i943t\ 11Ligs. 44-47.) anlis
estud
les, q
. con d t1cta l1a d-:.e ser la meJor prueba, la prueb a , moral
1\11 . . mi anhelo
de
Kierke
supremo; \ s1 1
no acabo de convencerme, dentro de la ultima . e 1rrcmedjab]c Pe ns
(~fIGUE~ DE UNA~fUNO: Dei sentimiento trgico de fa vida, Ed. Losada, Buenos Aires.
1964, pag. z 30.) ARANGU
ARANGU
B UNGE )
HI E RRO ,
Alian
L EPP, lGJ
An~ltica (Filosofa analtica). Co- rasa,
r~1ente del pensamiento contempo- unos casos hacia el lenguaje cien R.UBERT
r_a~eo, cuy_a_ crtica se dirige al an- tfico, en otros hacia el lenguaje
WARNo~
l1s1s o clar1f1cacin del leng . ordinario. El conocimiento de la \XYss, D
ua1e, en
realidad viene dado por las diver-
mas a
let'h ,
""ias sas ~ienci~~ o por el lenguaje or-
tena. dinario _ut1l1zado para expresarla por temas rnarcadament .
> ciale .. e existen -
lanto La funcin . de la filosofa , en un . s, como hombre libertad h'
tor1a ; sin embargo 'en el , is -
haba segun d. n1ve 1, versa sobre estos . , pensa -
lenguajes. . ;;~nto de Kierkegnard son vislun1-
Hare, Ric~ard Mervyn. Nacido en .. dos desde una perspectiva re -
l1g1osa.
1919, miembro de la llamada es -
>e, Ma~
cuel~ . de Oxford, ~a aplicado el Moore, ~eorge (1873-1958). Pen -
anl1s.1s del <<lenguaje ordinario>> al sador ingls considerado hoy como
estudio de las P.roposiciones mora- predec~sor de los filsofos del
lenguaje. ordinario. Batalla a favor
he1 0 les, que denomina prescriptivas. ..
~el <<se~tido comn>> contra los idea -
Kierkegaard, ~oren (1813-1855).
a ble l1sm?~ imperantes en su momento.
Pensador danes, considerado como
o es E_~ et1ca ha mantenido una posi -
un claro antecedente de la filo-
~ion que se puede denominar rea -
f11a, sofa existencialista. Preocupado lista .
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e-
LECTURAS RECOMENDADAS
res,
ARANGUREN, Jos Lurs L.: Etica, Ed. Revista de Occidente, Madrid, 1968 4
ARANGUREN, Jos Lurs L.: E/ marxis!IJO como moral, Alianza Editorial, Madrid, 1968.
2
BuNGE, MARIO: Eticay Ciencia, E d. Siglo XX, Buenos Aires, 1972
HrERRO, Jos S. P.: Problemas del anlisis del lenguaje moral, Ed. Tecnos, Madrid, I 970.
HunsoN, W. D.: La filosofa moral contempornea. Trad. de Jos Hierro S. Pescador,
Alianza Editorial, Madrid, 1974.
LEPP, lGNACE: La nueva moral. Psicosntesis de la vida morai. rf rad. de Delfn Leocadio Ga-
rasa, Ed. Carlos Lohl, Buenos Aires, 197 2..
RUBERT DE VENTS, XAVIER: Mora/y nueva cultura, Alianza Editorial, Madrid, 1971.
WARNOCK, MARY: Eticacontempornea, Ed. Labor, Barcelona, 1968.
a WYss, DIETER: Estructuras de la moral. Estudios sobre la antropologa y genealoga de las for-
- mas de condttcta morales. Trad. de Elena Bombn, Ed. Gredas, Madrid, 1975.
16 1
EN EL MUNDO ANTIGUO
16.2. EN EL PENSAMIENTO MODERNO
Cirenaicos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Epicreos
Scrates ~-- Cnicos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Estoicos
la
(4 70- 399) Megricos. . . . . . . Pirrn ......... /" Escpticos
os
-
.
( 365 -3 22) /
Platn ......... . Academia. :. .......... . ... .
(428-3 48)'---.. -----
~ A. , 1es ...... . Liceo
~ ristote
e- (365-275)
s
Este cuadro no agota, por supuesto, las escuelas filosficas griegas
del momento, ni las influencias que sobre eS. ls filsofos inciden.
filosfica, y los conceptos morales, la delimita- cepcin imperial, todo este universo es sepultado d
cin de la esencia de la virtud, constituyen una en el pasado. Nada ms lgico que el griego.
preocupacin obsesiva en Scrates, tal como nos entonces, busque nuevas normas con que orientar 1
lo han transmitido los dilogos* platnicos de su vida desde el desamparo o la inseguridad ra-
la primera poca. dical en que ha sido instalado. Los sistemas t1
,
Es importante subrayar cmo este dinamismo cos representan la respuesta a esta situacin e
se forja en la crisis que supone la descomposi- Y muchos de sus aspectos, tanto en su contenido c
cin de las estructuras propias de la Grecia como en sus formas, reflejan el estado de cosas
clsica. El hombre griego tradicional se encon- que acabamos de aludir.
traba totalmente insertado en las estructuras de El hombre busca nuevas normas para orie~tar
la <<polis>>, de la ciudad. La polis griega consti- su vida. Sustituyendo a la antigua ley, persigue
tua una comunidad tanto poltica como reli- la nueva comunidad que arrope su soleda~ ~
gios~, asentada sqbre un sistema de creencias en la que encuentre una identificacin co.lectl\'
bsicas, un culto a los hroes y a los muertos, As~ se constituyen escuelas que alcanzan una 1
318 un mundo de mitos originales; en el interior larga tradicin y, en el caso de los epicreos,
se llega a tributar un verdadero culto a la per-
lado una escuela en la pla:ta <le ( .. tnosargos, el
sonalidad del fundador. Estas escuelas trans-
<<perro gtl>>, luminc)sa co1nci<.lcncja con el perro
m1ten <<dogmas>>. El hombre busca su salvacin
como smbolo de la vigilancia n1<>ral.
y la encuentra en la <<virtud>> como realidad in- La escuela cnica arranca ele un .cr"'tica de 1~
conmovible, definitiva, en la cual el hombre se ideas abstractas o generales. Como grficamente
instala y supera los avatares de la historia. Al decan: <<veo un caballo, no la cal)allejdad>>. Pero
mismo tiempo se disea el ideal del sabio so- esta posicin gnoseolgica deriva hacia un plan-
fs, aoc/>s como el hombre que ha llegado a teamiento tico. Se trata de buscar al hombre
su plenitud. autntico y de realizar la esencia del hombre
Por otra parte salvando el caso de Arist- no en su carcter abstracto, sino en su concre.-
teles, cuyo pensamiento es mucho ms tradicio- cin. Este hombre verdadero o autntico \-que
nal y concibe, por tanto, la comunidad poltica Digenes rastreaba con su linterna denunciando
en los trminos clsicos de la ciudad reducida , a la sociedad que le rodeaba como una sociedad
en su conjunto, los sistemas ticos se instalarn no humana , es el hombre autrquico, cu a
en una perspectiva cosmopolita, que ha roto vida est presidida por la independencia, eme
ya las estructuras de la ciudad; as ocurre con los se ha encontrado a s msmo. En consecuencia,
estoicos, con los cnicos, con los epicreos. En no depende ya de los bienes exteriores, de las
estas dos ltimas escuelas los rasgos individualis- realidades externas, que son puro <<humo>>. El
tas se acusan profundamente; los estoicos, en hombre, en cambio, que ha accedido al verda-
cambio, insisten ms en la necesidad de interve- dero encuentro de s mismo, es un h ombre in-
nir en la cosa pblica y seguir sintindose ciu- mutable e indestructibl~. En esta lnea se encuen-
dadanos.
Los cnicos y los cirenaicos se vinculan
inmediatamente a Scrates, ya que los funda-
dores de estas escuelas pertenecieron al crcu-
lo socrtico. Constituyen el primer brote de una
tica filosfica en nuestra historia. Como rasgo
comn podemos detectar la orientacin esen~ial
mente prctica y el desdn por lo espec~la_t1vo.
Ambos parten de teoras del conoc1m1ento
diversas, que les llevan, por tant~, ~ diferentes
tra la crtica de todo lo convencional qt1c 11aba nismo sin ms; entienden, por el contrario
sido ya ampliamente desarrollada por l<.)S sofis- el ideal del sal)C> es encontrar la felicidad, que
,
entre los harap<)S como en 1a purpura. Ji tanto
tas La misma legalidad, el nomos, la ley de la . ---s de.
ciudad, nos aparece como convencin ~ren:e a cir no se trata de ren dirse a las scnsac
' tones
la naturaleza. Del mismo modo se realizara la sino de controlarlas de manera que obteng ,
. , 1 . arno~
crtica de la familia y de la ciudad, considern- una vida lo mas p acentera posible, lo que
dose los cnicos como cosmopolitas. Tambin ocurrir si nos encontramos dominados po
. . .
0
r 1as
atacan a la religiosidad en sus formas popul~res contingencias exteriores.
; . , . .
y politizadas, manteniendo frente a ell~s la idea En la practica, entre c1n1cos y cirenaicos
1 - ~
de una divinidad nica. Podramos decir que los produce como uego veremos entre los est~:
cnicos constituyen en la antigedad un verda- cos y los epicreos UQ_~ conyergenc~a, - ue
dero movimiento contracultura!. tambin se manifiesta en el criticismo frente9a
En su moral, adems, se inserta un aspecto los aspectos convencionales de la vida, tanto
escandaloso para el mundo antiguo: la valora- polticos como religiosos .
cin del trabajo fsico, del esfuerzo. Los traba-
jos de Hrcules constituyen un arqu tipo y adop- Este despuntar del pensamiento tico llegar
tan a dicha figura como patrn. Recordemos a su desarrollo ms cumplido en el perodo re-
que en el mundo antiguo, en el de la Grecia presentado por la filosofa helenstica y romana,
clsica, el trabajo fsico era una realidad infe- con las grandes escuelas de los estoicos y epic-
rior, propia de los esclavos. reos, a las que podemos aadir la de los escp-
ticos.
La escuela cirenaica, fundada por Aristipo La escuela estoica., que atraviesa diferentes
de Cirene, de donde deriva su nombre, establece etapas y vicisitudes, y cu ya influencia se prolon-
como base de su doctrina una concepcin feno- ga tan dilatadamente, no se uede caracterizar
mnica y sensualista. Es decir, afirman que no como una escuela exclusivamente tica
conocemos la realidad exterior; nos encontra- contrario, el concepto de <<virtud>> que tien91
mos como una <<ciudad sitiada>>, aislados del los estoicos comprende tambin ra fs!s~ yJa
mundo. Lo nico que nos llega de l son las sen- lgica, que son igualmente formas peculiares
saciones producidas. Por eso consideran que la de la virtud. Estas ciencias resultan absoluta-
exclusiva realidad a que podemos atenernos es mente necesarias para el desarrollo de la tica,
la del placer y del dolor, como vivencias inme- en la medida en que siendo el imperativo fun-
diatas en nuestra vida. Por lo tanto, lo agradable
damental de lo moral el ajustar la prctica ~u
y io desagradable se convierten en los nicos mana a la ley de la naturaleza, resulta imprescin
valores sobre los cuales podemos asentar con
dible el conocimiento de dicha naturaleza. Por
plena seguridad r;iuestra existencia. Ello no quie-
otra parte, la lgica nos suministrar los cor~ec
320 re decir que los cirenaicos se entregen al hedo-
tos criterios de decisin. Por ello, los estoicos
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escuela escptica, fundada por Pirrn, y que fre- en su hacerse, en su m ov1m 1en to, en su
cuentemente se incluye slo en el debate sobre cambio . A ristteles divid e las causas en
la posibilidad del conocimiento, en realidad con- intrnsecas (material y form al) y extrnse-
tiene profundos acentos ticos. Esta escuela se cas (eficien te y fin al) .
sita en oposicin al dogmatismo* de las escue- La cau sa eficiente es , fundamentalmente,
las ticas, que van transmitiendo sus principios origen d el m ovim iento . E s el principio
filosficos como doctrina escolar y, en cierta exterior productor d e un cambio. Consti-
forma, como un elemento de seguridad del tuye la idea ms ce rcana a nuestra n ocin
hombre. Pero, negando dichos dogmas, preten- habitual d e causa.
de realmente llegar al mismo fin, es decir, a la La causa final es aquello a lo que tiende
ataraxia. En este sentido entiende que las dispu- un ser, como a s u p e rfeccin, a su cumpli -
tas filosficas y, en general, especulativas del mien to . Es causa en cuanto determina la
hombre, en la medida en que nos llevan a pro- accin del agente.
blemas insolubles, no engendran sino la prdida La materia y la fo rma son los principios
de la tranquilidad. En consecuencia, la epoj constitutivos de los seres . La materia re-
(nox1j), la abstencin, que se manifestara me- m ite a la id ea d e un substrato a partir del
diante la afasia, la mudez, es el mejor mtodo cual una cosa se h ace. La forma al elemen-
para encontrar la ataraxia, la tranquilidad, el '
to d et erminante, conformqdor, de la ma-
idPal propio del hom bre epicreo.
ter1a. l
Hemos aludido a las escuelas que han pasado
a la historia del pensamiento a travs de sus doc-
Tod a la activ idad humana est gobe rnada p.Q.!
trinas ticas, pero ~o podemos olvidar que Aris-
fines. Si h acem os al go es con vistas a una determi-
tteles, tan debatido en otros dominios, y d is-
nad a finalidad. Ahora bien, entre los fiQ...CS. bi> 1
ma que sacrifica la voluntad y la accin moral a sr confundido con el reino del ser. Tal confusi~
algo exterior a ella. Solamente pueden aspirar se haba realizado en la concepcin tradicional~
los principios de tales ticas a una validez me- -~n la que l?s valores, el <<verum>> y el <<bonum>>;
ramente inductiva, pero no al carcter de le- fil_?arecan simplemente como predicados del ser.
galidad universaJ. E l gran expediente para sa- En la teora de los valores se dir que as como
lir de estas limitaciones y no quedarse recluidos desde Parmnides ( 504-4 5o a. de C.) se viene
afirmando con perfecta identidad que <<el ser
en la moral puramente formal de l(ant vendr
es>>, h(lbra que indicar que los valores <<valen>>,
dado por la introduccin en Scheler del con-
con irreductibilidad al mundo de lo ontolgico.
cepto de valor.
Aparece as, junto a la ontologa o estudio del
Desde la ltima parte del siglo xrx se haba
ser, una nueva disciplina que sera la axiologa () Por otra parte, el rgano que nos da acceso
estudio de los valores, y se considera que el nom- a la captacin de los valo res no es el conocimiento
bre ha descubierto una nueva zona de objct()S. en su sentid o trad jcional, sino una facultad nue-
Los valores tienen caractersticas ~ro_pias as, va la facu ltad estimativa.
, estn afectados por el principio de polaridad. 'El desarrollo de una tica basada en la axio-
._
E n trminos lgico dixamos qt1e a la contra- loga ha encon trado en la figu ra d e Max Scheler
cliccion sustituye la contrariedad. En este sen- su representante ms con ocido, pero no es la
tido hablamos de los valores de lo bueno y nica. Tambin la tica d e Nicolai Hartmann
de lo malo, o en el mundo de los afectos sensi- ( 1882-19 5o) se encuentra en esta lnea, tratando
bles nos referimos a lo agradable)' lo desagrada- de fundamen tar la au tono ma d e la tica frente
ble, gozando ambos trminos de entidad axiol- a la religin. Y, d esd e ideologas ticas muy dis-
gica propia y no constituyendo una pura nega tintas, han aceptad o t ambin el concepto de
cin, al igual que en lo esttico hablamos de lo valor pensad o res cristianos como Johannes Hes-
bello y de lo feo, q en el universo de los valores sen (nacido en 1889) y, principalmente, Dietrich
religiosos de lo sagrado y de l profano. Adems, von Hildeb rand (n acido en 1889).
este gran conjunto est afectado por una ley La teora d e los valores y su proyeccin sobre
fundamental en que insiste Scheler: la jerarqua la tica con sig ui, sin duda, un importante auge
de los valores. Hay valores superiores e infe- en la primera mitad de nuestro siglo. Su termi-
riores, jerarquizando esta estructura en cuatro nologa pen etr incluso en lenguajes mu) dis-1
Qu hacer en esta disyuntiva? Para Sartre otro dominio, a] hablar del pensamiento cien-
no existe ninguna norma apriorista que pueda tfico, habamos comprobado: la necesaria in-
definir la conducta ms correcta moralmente. teraccin de teora y de prctica. U na. accin que
;
El individuo mismo debe decidir, segn una no vaya guia?~ por la te?,rta ~e. convierte en a~go
vocacin que se revelar en el mismo acto de ciego. La clas1ca reflexton ~tic~ ha const~u1do
decisin. No existen esencias anteriores a nues- un mundo terico sobre s1 mismo. Es indu-
tra existencia, esencias inscritas en un mundo dable que dicho mundo no tiene sentido si no
inmutable. El hombre es su existencia misma, resulta no slo actuante sobre la prctica esto
por ello la vida humana est cargada de una tre- tambin lo han ieconocido los grandes mo-
menda responsabilidad. Adems, Sartre subraya ralistas tradicionales, procurando ser coheren-
de qu manera al elegir nuestra lnea de conducta tes con sus ideas , sino, de una manera ms
elegimos a toda la humanidad. Aqu resuenan radical, insistiendo en que dicha prctica no es
las ideas kantianas, pero no de una manera te- un mei:o resultado de las p revias ideas mora-
rica, sino absolutamente prctica, ya que, de les. Esta prctica debe entrar en relacin dialc-
hecho, el ideal que nos proponemos nos aparece tica con el mundo de las ideas m o rales, contras-
como una norma absoluta, pero una norma que tndolo, enriquecindolo y dndole sentido.
debemos descubrir nosotros mismos desde nues- Es importante tener en cuenta el problema
tra autenticidad ms profunda. Slo las conductas de la comunicacin entre los h ombres. La tica
de mala fe, las conductas enmascaradoras, blo- de Sartre lo recoge, y entiende que est a comuni-
quean la va justa hacia la autenticidad del acto cacin se entabla en el corazn mism o del acto
moral. En la medida en que el acto moral sea moral, cuando es realizad o autnticamente por
sincero no puede ser juzgado por los dems. el individuo. Pero, adems de la realizacin,
En consecuencia, en el acto moral el hombre se la colectividad pensante se co munica a travs
encuentra y se descubre a s mismo. Y se des- del debate moral. Tal in stancia no puede en
cubre no ya como un ser solitario, sino como un ningn momento ser o lvidada, en cuanto pre-
ser genrico, como expresin de la humanidad cede a la prctica de la moralidad y tambin re-
entera. Cada acto humano decisivo, verdadera- brota de ella. Se establece as un juicio y una re-
mente moral, compromete
... a toda la humanidad. novacin de su s ideas a partir del mundo de
En las ideas de Sartre se da una aportacin experiencias o btenido . Para Sartre no habra ms
importante: la moralidad es fundamentalmente que una comunicaci n puramente testimonial,
un autodescubrimiento, la moralidad es una ~u~dando reducido este testimonio a la pura ac-
prctica. Sin embargo, la insistencia en stos t1v1dad. Realmente deb e darse tambin una ela-
aspectos conduce a Sartre no slo a una desva- boracin terica, la cual enriquece al hombre sin-
loracin de la dimensin terica relacionada con gular cuando ste se enfrenta con el problema
la ~moral, sino a una verdadera mutilacin de la de la decisin y la ejecucin.
330 misma. Y aqu podramos recordar lo que en Desde Sartre hasta Kant se extiende una gran
1
1
., 1
1
P reocupac1on por liberar a la con ,. 1
. . c1cr1c1a t11<>ral
de una normat1v1dad que se considera c . repr<>lltice en la.s relaciones ht1manas cue se mue-
b < Orno a1lC-
oante. Sin em argo, podramos sealar que la ven, ~lclerns, c11 t1n mund<J ele bienes escasos.
norma, moral no es forzosamente alienante. Ne> c r1 l>~1lclc
rec<>rllbamos anteriormente, res-
Lo seria en el caso de brota1 de una coac ,
e c1on,
pecto al C<>nce)tC> tle valor, su sentido radical-
pero no s1 es resultado de una clarificaci mente econmicc>.
ranto individual como colectiva; s1 esta nor::~ . Ia 1nancra de afrc>ntar estos conflictos C()OS-
es asumi~~ por el hombre y despus encarnada ~tuye 1a exp~ricncia"' tanto tcr>rtca como activa
en la acc1on. Pueden realmente ser considera- e la humanidad. En ella se revelan diversos
das como normas alienantes las de amar al pr- sentj dos a la .vida humana, los cuales son capa-
ces de contagiar a los distintos hombres abriendo
jimo o luchar por una sociedad sin explotado-
as la senda de un progreso mora] . '
res ni. . explotados?
, .
En ciertas condiciones de
, Este debate moral y este esfuerzo del hombre
repet1c1on mecan1ca, o de falsa proclamacin,
por realizar sentidos ticos en su existencia, cons-
s tendran un carcter heternomo; -pero no tituyendo un reino peculiar, no puede ser ais-
cuando son asumidas como resultado de un des-
lado de la concepcin general que el hombre
cubrimiento que pue~e dar sentido a una vida. tiene de s mismo y del mundo real. Y aqu
Hemos hablado de descubrimiento y este se establece una nueva serie de interacciones
concepto resulta importante para la correcta si- dentro de la totalidad que representa la cultura.
tuacin del problema tico. Descubrimiento que Una visin jerrquica de las realidades, una
debe revestir un carcter dialctico en el que comprensin de la profunda unidad entre los
se unen prctica y teora. Pero esta vez el des- hombres, una visin evolutiva de la realidad,
cubrimiento no se produce como mera paten- son todos ellos elementos que pueden ayudar
tizacin de un mundo o de una zona de lo real, al hombre a encontrar su lugar como sujeto
. . . ., .
n1 tampoco como mera opt1m1zac1on organiza- moral en nuestra cultura. De igual manera que
dora de la decisin tcnica. Tal descubrimiento el pensamiento clsico, desde una perspecti\Ta
se mueve en una realidad conflictiva. Conflic- distinta, se propona la fundamentacin meta-
tiva, porque determinadas tendencias nuestras fsica de la moral y del concepto de \~irtud, como
pugnan constantemente con otras posibilidades algo esttico, absoluto y fundamentalmente in-
de realizacin. As le ocurre al mismo epicreo, dividual, inscribindose algunas de las ticas
cuando controla la ms primaria tendencia he- antiguas en una imagen de la realidad propia
donista para incardinarla en una vida racional. tambin del pensamiento antiguo.
Y, en casos lmites, tal sucede con el hombre Y a desde la consideracin de los sistemas ti-
que tiene que sacrificar su vida, sobreponerse cos griegos qued clara su dependencia respec-
al instinto de conservacin, por la defensa de to a interpretaciones gnoseolgicas y ontol-
un proyecto que confiere a su vid~ un ~igni~cado gicas, respecto a su manera de concebir aquello
superior al biolgico. Este conflicto 1nter1or se en que reside la verdadera certeza y aquello
Ser bienchechor, cuando se puede, es un
en que consiste la realidad. De esta n1anera se
deber, y an tiay .ciert~s ~lmas t~n naturalmente
introduce una racionalizacin ~n la discusin simpticas que, sin n1ngun motivo. de vanidad
tica, aunque despus la tica misma puede co11- ni de inters, encuentran u na satisfaccin en
tribuir tambin al enriquecimiento de nuestras esparcir la alegra en derr~dor suyo, y gozan con
concepciones de lo real. . la dicha de otro, cuando esta es obra suya . Pero
A esta reflexin sobre la cotalidad cultural sostengo que, en este caso, por ms que la accin
podemos aadir otro aspecto no menos impor- est conforme con el deber, Y por . estimable que ,
tante : la conciencia de la dependencia de la por otra parte, sea, no tiene, sin embargo, ver-
vida humana respecto a sus estructuras eco- dadero valor moral, y que es igual a las dems
nmicas. Sin la consecucin de unas estructuras inclinaciones, como la ambicin, por ejemplo,
econmicas justas, liberadas de las relaciones de que, cuando por fortuna tiene por objeto un
explotacin, carece de sentido hablar de la po- asunto de inters pblico, conforme con el deber
sible realizacin moral del hombre. La invoca- y es, por tanto, laudable, merece elogio, pero
cin a sta se quedara en las formas del mora- nunca nuestro respeto, porque la mxima ca -
rece, en este caso, del carcter moral , el cual
lismo ms tradicional e inoperante. Y a el mismo
exige que se obre por deber y no por inclinacin.
Santo Toms indicaba que sin una mnima su-
Supongamos ahora que uno de esos hombres
ficiencia de medios materiales peligra grave-
bienhechores est agobiado por una pena que
mente la salvacin del individuo. extinga en su corazn toda compasin hacia
La tica, con todo su mundo de valores, nos la desgracia de otro, y que, teniendo siempre
aparece as vinculada a los dems aspectos filos- el poder de socorrer al desgraciado, sin que le
ficos de la cultura y conectada con las mismas afecte la desgracia de aqul, aunque est com -
bases econmicas de sta. En consecuencia, uno pletamente absorbido por la suya, se sustrae a
de los sentidos ms operantes, para una tica esa insensibilidad para venir en su socorro, y
actual, lo constituye el compromiso del hombre no siendo atrado a ello por ninguna inclinacin,
en la marcha de nuestra historia hacia la con- sino porque es un deber, su conducta tiene
quista de una sociedad dominada por la raciona- e.ntonces ~n verdadero valor moral. Digo ms:
lidad y la libertad. En esta sociedad, tales atri- s1 el corazon de un hombre no estuviese natural-
butos constitutivos del hombre deben realizarse mente dotado ms que de un grado insignifi-
no ya como privilegio de una minora, sino como cante de simpata, si este hombre (honrado, por
informacin total de la vida colectiva. As pues, otra parte) se mostrase fro e indiferente a los
representa ste uno de los proyectos que ms sufri".',ientos de otro por temperamento, y quiz
eficazmente han de orientar la moralidad del tamb1en porque, sabiendo soportar sus propios
males con valor y resigr1acin, supusiera en los
hombre actual; su realizacin sobre la historia
el encuentro del hombre consigo mismo, tran-' dems o exigiera de ellos el mismo valor; si
sitando desde nuestra aurora antropolgica has- h~biera, por ltimo, la naturaleza trabajado pre-
c1s?me.nte para hacer de este hombre (que no
2 ta la plenitud del medioda humano.
seria ciertamente su peor obra) un filntropo, no
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1
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n 1
1
e ene Ontrara en l un
medio de darse a s mismo
3d vafor muy superior al que le dara un tempera- quiere decir eleccin del sujeto individual por
n ~nto compasivo? lndud~bfemente; y en esto s rnismo, y, por otra, imposibilidad del hombre
precisamente donde br1ila el valor moral del de sobrepasar la subjetividad humana. El segundo
n
o esrcter, el ms alto de todos, el que procede de sentido es el sentido profundo del existencia-
n ~:cer el bien no por ir1clinacin, sino por deber. lismo. Cuando decimos que el hombre se elige,
entendemos que cada uno de nosotros se elige,
pero tambin queremos decir con esto que al
..
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VOCABULARIO
LECTURAS RECOMENDADAS
BRINTON CRANE: Historia de la moral occidental. Ed. Losada, Bu.en os Airels, I 9 7 I .
L v moralidad Ed Ar1el, Barce ona, 1970.
a nue a e l . E . , . a Me'xico 1974.
' J ,
FLETCHER, JosEPH: Etica ae stluacton.
1 E F do de u tura conom1c , ,
FooT, PHILIPPA: Teora sobre " .ttca. ~n , . Etica de bienes. Etica formal. Etica
GARCA MAYNEZ EDUARDO: Ettca. Ettca emptrica.
' M, . 20
valorativa, Ed. Porra, ex1co, 97 3 ft, ,r,'
1
Ed Gredos Madrid, 1960 3.
L d l' d Ja 1oso1 1a mora . ,
ECLERCK, jACQUES: Las g_ran _es tneas e. Ed Paids, Buenos Aires, 1970.
MACYNTIVE ALASDAIR: H1storta de la Etica. . . . e'ticas fiundamentaies. Fondo de
'
NOHL, HERMAN: ., / Et Las ex1lerzenc1as
Introduccton. a " ,e: r
Cultura Econmica, Mxico, 1967
17.1. JUSTICIA
17.2. EL DERECHO
17.3. LOS DERECHOS HUMANOS
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1
1
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1
]Jr<>(lLicet1, e11 c.lcter111inacl<JS momentc)s, situa-
cie.>tlCS 11nt~1g<'>11icns.
J\<.}LI, f1rCCS~l1TlC0tC, SC Sta el tema ele la
justicia, )c>rlJLIC la justicia esencialmente se re-
fiere a la distribucin de bienes en el sentiao
111 s am)lc) ele esta palabra l)ic;;tribucin de
bienes fundamentalmente en Ja vida colectiva,
.., .
pero tambin organ1z~c1on inte.rna, C<)m<) se-
alaba Platn, de los diferentes n1veles de nues-
tra existencia individual. El estudio de la jus-
us 1c1a ticia nos conduce necesariamente al mundo del
derecho, en cuanto esfuerzo de realizacin de
dicha virtud en el orden exterior y social.
La justicia se encuentra situada, segn los
tratadistas clsicos Santo Toms y la escols-
tica , dentro del panorama de las \ irtudes ti-
1
El estudio del proble:ina moral desemboca Las virtudes, en esta teora clsica, son con-
en algunas comprobaciones fundamentales: sideradas como hbitos, que se vinculan a un -
r. El descubrimiento de las norn1as morales comportamiento adquirido por el hombre a- tra-
ms certeras se vincula a una concepcin del vs de la repeticin de operaciones, ~ q.ue llegan
hombre )r de la realidad gue nos permita des- a formar como una segunda naturaleza en el
cubrir el puesto del hombre en dicha realidad ser humano. Esta idea de repetitividad es esencial
)r, consecuentemente, los deberes a gue se en- en el concepto clsico de hbito. Se diferencia,
cuentra llamado. por lo tanto, de los actos aislados: una accin
2. La insercin social de la conducta humana ocasional de fortaleza no permite decir quepo-
ahora aparece inscrita en el mundo de lo moral. seamos dicha virtud; una deficiencia ocasional,
, Y el acento ms tpico de la moralidad es dado complementariamente, no excluye que se pueda
justamente por el carcter conflictivo con que poseer la fortaleza. Consecuentemente, las virtu-
nuestras decisiones se plantean, obligndonos a des se convierten en principios adquiridos que
realizar sacrificios de bienes o realidades posi- regulan nuestro comportamiento, y, por tanto, el
bles, tanto en nuestra vida individual como en ~oncepto de virtud es ms amplio que el de las
338 la colectiva, ya que dichos bienes o realidades virtudes puramente ticas o morales. Arist-
1
1
1
1
1
1
1
eles considera tambin com . 1
r d h 'b' . o virtudes detcr se del pr<>(l t1ce tina venganza la ne- ,
0110 .a os , a 1tos intelectuales e
. (1 . rererentes al do
- . cat1cc , se
rninto teor1co a sabidura el ent d' . - n1es1s ' que re st a l) lccc e 1 <>r(lcn y castiga ' la des-
\ I d ' en im1ento y mesura lo c1uc 1 . . .
Ja ciencia; o a o minio prctico. (1
d
pru enc1a
. ( f3 ' l 1
os gr1cgoc; lamaban <<hybrts>>
u pie;). Tales son las intuiciones bsicas vincu-
.t la po1es1s, que tiene por obJ. eto 1a pro d ucc1on).
.,
ladas. . a la. co ncepc1on , griega
' ms
de la realidad
El concepto de justicia aparece en , d0 originaria, que se explayarn / posteriormente
1 un per10 dese a r gan' d ose d e ciertos
elementos mticos en'
rnuy anterior a aristotlico y surg e con conno-
la ~peculacin sobre la idea de justicia.
taciones que son esenciales para comprender
. n momento fundamental del pensamiento
Stl alcance. Antes de plantearse como d
. . . una v1rtu griego est representado por la obra de Platn.
ind1v1dual y ciudadana, se presenta com
'd d l' . o una .he preocupa, como uno de los motivos centra-
real1 a cosmo ogica. Con acierto ha recordado les, la realizacin de la ciudad ideal la conviven-
Arangure?, e.n. su Etica, la aparicin del con- . , '
s:ia mas perfecta entre los hombres, tema que
cepto de JUSt1c1a en el presocrtico Anaximan- ~esarrolla en su obra La Repblica. Segn la
dro (siglo ~r a. de C.), es uno de los primeros 1m~gen p~atnica, la distribucin de tareas y
filsofos griegos, fundamentalmente dedicados de 1erarqu1as entre los ciudadanos es un momento
a Ja especulacin sobre el cosmos. En Anaximan- esencial de la justicia constitutiva de dicha ciu-
dro el trmino griego <<dike>> ( bt X1'f ), traducible dad ideal. As, divide a los ciudadanos en fil-
por <<justicia>>, designa primariamente el orden sofos, llamados a gobernar; guerreros, que de-
de las cosas de la naturaleza, de la <<Physis>> ben defender la ciudad, y trabajadores o produc-
(cpa e;), orden que se traducir fcilmente en tores de los bienes materiales.
el propio de la <<polis>>, o ciudad griega, segn 1_a estructura de la repblica platnica re-
un juego entre los conceptos cosmolgicos y sulta absolutamente clasista, en consecuente ex-
los referentes a la ciudad, mu y caracterstico presin de las ideas griegas clsicas sobre la
de los presocrticos. Aristteles (siglo rv a. de sociedad. Pero ahora nos interesa subra;Tar cmo
C.) tambin seal que el trmino <<dikaion>> Platn vincula el concepto de justicia al de dis-
((bxcxzov), <<lo justo>>, tiene su raz en dividir tribucin }- de organizacin en el interior de la
-ciudad, en definitiva a la idea de una armona
una cosa en dos.
Estos conceptos nos orientan hacia la idea entre sus distintos elementos. Adems de esta
dimensin pblica de la justicia, Platn ha per-
de un reparto o distribucin que se produce
filado otra idea que se refiere al ordenamiento
tanto en la realidad csmica como en la ciudada-
interno de la vida humana, al ajustamiento de las
na. Cada cosa tiene su lugar, su parte en el todo,
distintas almas sensible, irascible e intelectual-
segn este reparto o distribucin, que se en-
que se dan en el hombre. Estos niveles se co-
tiende tambin como el destino que corresponde rresponden con las clases s~ciales, y se e.stabl.ece
a cada cosa. De ah que, cuando las cosas p~e el dominio del rango superior sobre el inferior. 339
tenden romper su destino, desmesurarse, salir-
1
1
1
1
1
1
ad fl
jdad profunda, una unidad
partes en e 1 afecto com
.
re1ncorp
ora
d
a ele
l1
n- la5 n. trabajt> y las inatcr . .111 '
Desde el punto de vista crist bres 0 clcl 'I". tas l)r 1~1s (le lc)S pases po-
as . .d iano se h b 11 crc~r Mt1r1<lc>.
rado la superiori ad de la e .d a su ra- .Jn el pensa1n1c11t <) el . M .,
os , . E 'd ar1 ad sob l ciende 1 ., , . e arx tamlJ1en se tras-
ustic1a. n su sent1 o correct 1 . re a
J ' d 1
expres1on e amor, concretam o, d caridad es
del co a no~1on clas1ca ele justicia, en la frmula
mun1smo final 1 . d
. h b . 1 ente el amo una vez d e ' Ja S<JClC ad S<>Ca} i Sta
tre los om res, e cual no tiene l ' . r en-
~o
segn el precepto, se debe amar al im1,t.~s, ya que, los m d' read1za a la apr<>p1aci<)n cc)lcctiva d~
ro e ios e produc '
I 1 pro11mo com cin de 1 cion, cumple la distril)u-
)S .
a uno mismo. ne uso, segn 1
d , d as pa1abras de
los i ~driqueza colectiva segn el trabajo de
Cristo espues e la Sagrada Cena el . n tvi uos. Eliminada la plusvala se en-
-... -
~
1
1
1
1
1
1
ajeno tal mt1ndo, en cuanto las intenciones y
deberes ticos se proponen actuar sobre la rea-
lidad social y fsica en numerosas ocasiones.
Tampoco significa que el mundo interior esca-
pe totalmente al mbito del derecho; por ejem-
plo, en el orden del derecho penal, las intencio?~s
delictivas, ms o menos acentuadas, son tip1-
fi.cadas y analizadas. Pero difieren ambos uni-
versos en el distinto centro de gravedad: el
aspecto funaamental y decisivo de la moralidad
es el orden de la praxis interior humana, mien-
tras que el derecho hace hincapi en los ras_gos
externos de la conducta y en su influencia en
el tejido de las relaciones sociales. Como )'
indicbamos, no tendra sentido una normativi-
dad jurdica referente a los pensamientos nti-
mos del hombre, por poner un caso lmite.
2. Con esta primera caracterstica del mundo
jurdico guarda relacin su positividad. Resul-
ta esencial a la norma jurdica el poseer una \Ti-
Con el concepto de justicia, como ya se ha gencia pblica: ya a travs de la promulgaciQri
visto tiene el derecho profundas relaciones : la de las leyes, que es la forma ms habitual; o
' -
bien por la notoriedad que debe afectar a las
justicia presupone los derechos de los individuos;
la misin del derecho estriba precisamente en normas consuetudinarias, si, junto a la le1 exis-
1,
d l . un amen-
tadores e orden Jurdico.
a) Intentos formalistas en
. . , a 1gunos casos
incluso Iog1cistas. Tratan de establecer el mundo
del derecho como puro sistema coherente de
normas.
b) Las
. filosofas
, axiolgicas del dere c h o que,
en 1a misma 1inea e~aminada en la tica, preten-
den asentar el universo jurdico sobre el de
los valores.
os
e) Las corrientes hi.storicistas y sociologis-
tas a~ogen la perspectiva dinmica, cambiante y
erec os
multiforme de nuestra sociedad como funda-
mento de Ja comprensin del derecho. Tal acep-
u manos
tacin puede entenderse en trminos puramente
relativistas, en el sentido en que hemos habla-
do del relativismo en lecciones anteriores. No
cabra otra tarea ms que comprender el dere-
cho dentro de cada sociedad y de la sucesin de
stas en la historia.
d) La apreciacin en la historia de leyes evo- En el complejo mundo del derecho, y en es-
lutivas puede darnos la clave para la compren- trecha relacin con los problemas ticos, surge
sin y posible justificacin del derecho en la un tema en el que debemos detenernos de ma-
evolucin misma de la humanidad. La filosofa nera especial : el problema de los derechos hu-
del derecho no se reduce a tratar de justificar manos. Cuestin de la mxim a relevancia en
los derechos existentes, sino que, desde una nuestra cultura y verdaderamente decisiva en
perspectiva crtica, aspira a juzgarlos a travs los avatares de la historia.
del proceso de maduracin de la humanidad, D esignamos como derech os human os aque-
que puede conducir a una ms perfecta realiza- llos que, segn indica su n ombre, resultan de
cin de Jos ideales jurdicos. la condicin humana, del hecho de ser hom-
b res, y, en con secuen cia, representan algo ina-
lien able e in atacable en principio, p o r cualquier
ordenamien to jurd ico o cualquier accin que
pueda atentar con t ra los mismos . De aqu se
deduce que todo ordenamiento jurdico est
llamado, bsicamente, a respetar dichos de- 345
1
''
1
'
1
. '
1
1
slo como un ser superior a los dems seres b ttos sociales, y as CC>mpattan
. b' s
sus 1enes. 1n
creados, sino, adems, como realidad hecha a
embargo, la ~-tstoria del cristianismo muestra
<<imagen y semejanza del Creador>>. En un sen- su acomodac1on a las es t ructuras sociales
.
tido ms dinmico la misin del hombre con- en
que s~e debi . i~plantarse. Por ejemplo, las
siste en proseguir la obra creadora, incompleta, comu.~1dades cr1st1anas antiguas, medievales, y
a travs de su trabajo, exaltado en el pensamiento tamb1en durante la poca moderna, aceptaron
bblico a diferencia del pensamiento griego . el fenmeno de la esclavitud, aunque pud1era
Esta misma valoracin del trabajo debilita la tal fenmeno resultar suavizado segn precep-
rgida contraposicin que se produce en las so- tos morales.
ciedades antiguas entre el seor y el esclavo, El feudalismo, incompatible con una doc~ri
unida a un reparto de tareas, radicalmente es- na de los derechos humanos, constituy el modo
cindidas, entre la guerra o la teorizacin y la de convivencia propio de la Edad Media cris-
labor manual; en la Biblia vemos cmo los re- tiana. La idea misma de Iglesia fue fanatizada,
yes realizan .trabajos serviles, como es el tra- violando el derecho de la persona a creer y
bajo del campo. Ello no excluye, sin embargo, conducirse segn su conciencia. La persecu-
que dentro del men~aje bblico se manifieste cin a los herejes es un fenmeno histrico tan
un dualismo comparable al existente entre el penoso como relevante. En otras ocasiones se
griego y el brbaro, y q~e se trad~ce, esta vez,
en la mentalidad del pueblo elegido, llamado
a un destino nico entre los dems.
El cristianismo instala como mandamiento
fundamental el del amor al prjimo. A travs
'de la obra de San Pablo rompe el crculo cerrado
tnico-cultural en que el mensaje bblico se mo-
va dirigindose hacia la totalidad de los hom-
bre's. Entiende que la redencin alcanza a todos
ellos y la Iglesia se debe extender univ.ersalmente,
. d. . de pueblos n1 razas. Ya
sin 1scr1m1nac1ones
anteriormente hemos aludido a la .idea del cuer-
. 'd d y unidad abarca a
po mstico, cuya d 1gn1
todas sus partes. , d _
No obstante, este impulso de caracter 1 ~o
lgico y moral result frenado en el .r.den prac- al unos pases cristianos hasta
. idades cristianas tra- La esclavitud ha . perdurado en degser una prctica opuesta a la
tico. Las primeras comun d ab- hace muy poco tiempo, a pesar
taron de traducir estas ideas en un sent\ o h, doctrina cristiana.
s.olutamente revolucionario, respecto a os a-
. . .. ., sa e l1 istric~i <<l)eclarac1n de los derechos t
cc)fl\' 1erte a 1a fe cr1stiat1<1 c11 ti t1a J t1st1 f1cact( lt1 010
de la conqt1ista, si bien algunos jt11ist~s, C()t110 del hombre y del ciudadano>>, redactada y apro- 1
oct1rre en el siglo x\rr espa11.ol con la ol)ra Lle bada por la Asamblea Ntlc1onal en 1789, entre
J.., as Casas * )r \ Ti torta *, se oponen a la expansin los das 20 y 26 de agosto. j
de lc)S pt1eblos cristianos por la violencia_. As pues, en la nueva sociedad que se forma
e) La revolucin cultural de la poca mo- en los pases industriales (siglo xrx) se abre
derna constitu\re t1n nuevo impulso ideolgico. paso la posible afirmacin y descubrimiento de
1\ lo largo de ella se arraiga la idea, con respecto los derechos iguales y comunes a todos los hom-
a los derechos humanos del hombre, de esta- bres. Por la ruptura del feudalismo, el siervo
blecer nuestra sociedad sobre relaciones de igual- queda desligado de la tierra y en situacin de
dad, rompiendo las clsicas conexiones hist- disponibilidad. Sin embargo, un anlisis real de
ricas de dominacin. En este sentido influ;1en los fenmenos, y no puramente terico o idea-
los aludidos juristas espaoles del siglo X\'I, lista, nos mostrar cmo queda preso en unas
pero sobre todo debemos referirnos al mo\ri- nuevas redes bajo la afirmacin puramente for-
miento de la Ilustracin y a su influencia, bien mal de los derechos. As ocurre con la entrada
conocida, sobre la Revolucin francesa. del hombre en las relaciones de mercado, pro-
A partir de este momento, la toma de con- pias de la produccin capitalista. El anterior
ciencia, que se produce en una minora, se en- siervo de la gleba se convierte en un proletario.
trelaza con la revolucin en el modo de produc- Como tal, en el real funcionamiento del modo
cin. La ruptura del feudalismo se traduce en de produccin capitalista, es considerado exclu-
el ascenso de la nueva clase social, la burguesa, sivamente como fuerza de trabajo, como una
)r en cierta forma la del pueblo todo tras ella, cosa objeto de compraventa, aunque difiera
en la medida en que la burguesa asume la fun- del status del esclavo y del siervo. Mientras el
cin de clase ascendente, integradora de los capitalista, en dicha imposicin de las relaciones
intereses genricos de la humanidad en el pro- de mercado sobre las relaciones humanas, se
greso histrico. Por otra parte, en el orden in- convierte en un comprador. Unicamente cier-
ternacional, tambin a partir del siglo XVIII, se tos sectores, dentro de los que se incluiran
irn generando los fenmenos de independen- las profesiones liberales o las actividades crea-
cia, frente a las expansiones imperialistas qt1e han doras, pueden quedar al margen de esta suplan-
caracterizado a la poca moderna. tacin de los relacion es humanas por los feti-
En este n1omento podemos detectar las pri- ches del mercado.
meras grandes declaraciones de derechos hu- El aludido horizonte laboral seala que las
manos, a las cuales se suelen referir las propues- declaraciones de derechos humanos como afir-
tas contenidas en la <<Declaracin de independen- '
macin de una democracia formal y burguesa,
cia de las colonias americanas>>, redactada por suponen un notable ayance, pero el ideal que
348 Thomas Jefferson en 1776, al igual que la fa- las mismas proclaman, de igualdad efectiva en-
ccJn,rierte a la t-e cristi~111~1 e11 t111~1 jt1st it1c~tci<'>11 inosa e l1ist c)1ic'1 <<J)ccJa raci(>n (Je los derechos
de la conqt1ista, si bien a lgu 11os ju rist~~s, cc>111c> tlel h<.)tnbie y tlcl ciuclad an c>>>, reclacta<l a y apro-
ocurre en el siglc1 :x\ espai1.t1l CC)t1 la ()l)ra tlc bada po t la J\sam l)le:;a Nacional en 1789, ent re
J... as Casas* )f \ Tiroria *, se opone11 ~1 1~1 expa11si>t1 los das 20 y 26 ele agc)sto.
de los pueblos cristianos por la ' 'i()lencia,. As p ues, en la nueva sociedad que se form a
e) La revolucin cultural de la poca mo- en los pases industriales (s igl o x rx) se al)re
derna constittl)re un nuevo in1pulso ideolgico. paso la posible afirmacin y 'descubrimiento de
1\ lo largo de ella se arraiga la idea, con respecto los derechos ig uales y comunes a todos los hom-
a los derecl1os humanos del hombre, de esta- bres. Por la ruptura del feudalismo, el siervo
blecer nuestra sociedad sobre relaciones de igual- queda desligado de la tierra y en situacin de
dad, rompiendo las clsicas conexiones hist- disponibilidad. Sin embargo, un anlisis real de
ricas de dominacin. En este sentido influ, 1en los fen m enos, y n o puramente terico o idea-
los aludidos juristas espaoles del siglo X\' I, lista, nos m ostrar c mo queda preso en unas
pero sobre todo debemos referirnos al mo\ri- nuevas redes bajo la afirmacin puramente for-
miento de la Ilustracin y a su in.fluencia, bien mal d e los derechos . A s ocurre con la entrada
conocida, sobre la Revolucin francesa. del homb re en las relaciones de mercado, pro-
A partir de este momento, la toma de con- pias d e la produccin capitalista. El anterior
ciencia, que se produce en una minora, se en- siervo d e la g leba se convierte en un proletario.
trelaza con la revolucin en el modo de produc- Com o tal, en el real funcionamiento del modo
cin. La ruptura del feudalismo se traduce en de producci n capitalista, es considerado exclu-
el ascenso de la nueva clase social, la burguesa, sivam ente como fuerza de trabajo, como una
)r en cierta forma la del pueblo todo tras ella, cosa objeto de compraventa, aunque difiera
en la medida en que la burguesa asume la fun- del status d el esclavo y del siervo. Mientras el
cin de clase ascendente, integradora de los capitalista, en dicha imposicin de las relaciones
intereses genricos de la humanidad en el pro- de mercad o sobre las relaciones humanas, se
greso histrico. Por otra parte, en el orden in- con vierte en un comprador. Unicamente cier-
ternacional, tambin a partir del siglo X\1 r11, se tos sectores, dentro de los que se incluiran
jrn generando los fenmenos de independen- las profesiones liberales o las actividades crea-
cia, frente a las expansiones imperialistas que han doras, pueden quedar al margen de esta suplan-
caracterizado a la poca modern a. tacin de los relaciones humanas por los feti-
En este momento podemos detectar las p ri- ches del mercado .
meras grandes declaraciones de derechos hu- E l aludido horizonte laboral seala que las
manos, a las cuales se suelen referir las propues- d eclaracio nes de derechos humanos como afir-
tas contenidas en la <<Declaracin d e independ en- macin d e una democracia formal y burguesa, '
cia de las colonias americanas>>, red actad a po r suponen un notable ayance, pero el ideal que
~48 Thomas Jefferson en 1776, al igual q ue la fa- las mismas proclaman , de igualdad efectiva en-
tre los l101nbres, n o resulta P<)Sl'bl e S ttl<)
. a trn
, es de 1a transformacin del d ' '- )' prctica111cnt e le es t {1 11 ve<l a<las la s p<>sjbilicla-
., d. l mo o ele prodt1c dcs de acceso al }1<><.lcr.
c1on:, me iante , a democratiz acion . , d e la eco
El avance en el rcc<>11ocirnicnt<> de los dere-
1101n1a, a traves del control gesti.o' 1 . .
, d ' n Y co ect1v1 chos d e 1a muJer no ha siclo un pur<> rcsul taclo
zac1on, e os medios de produccio' n. A un as1, del desarrollo de la conc1enc1a moral de; la hu-
. d e 1 equvoco de p ensar qu e el
deber1a evitarse manidad, sino que tambin en dicho fcnmen<J
mero. cam , b io , e . las relaciones eco nom1cas
, d e- h~ in~idido muy poderosamente la necesidad eco-
rerm1nara. mecan1camente unas nuevas re lac10- nom1~a de disponer de una mayor fuerza de
nes socia1es. E 1 logro de una sociedad sin clases, trabaJ? As. ocurri en el siglo x1x, en el que
como }ra hemos apuntado, supone una trans- l~ mu1er es incorporada a la industria en condi-
formacin total de nuestro mundo cultural que, ciones de explotacin mayor aun que las del
encont~ando su base er: la.economa, sin embargo hombr~. A partir de la ltima guerra mundial
la trasciende en las mult1ples facetas que tienen el creciente desarrollo del sector de <<sen.icios>>
las relaciones humanas. en la vida econmica, y la necesidad de un au-
La crtica a la efectividad de los derechos hu- mento de profesion ales liberales, ha abierto ho-
manos debe extenderse a las relaciones inter- rizontes laborales a la mu jer, si bien dent ro de
nacionales. Al margen de las declaraciones de las limitaciones y discriminaciones que anterior-
independencia : de igualdad y soberana entre me11te se han se alado.
los pueblos, fcticamente seguimos viviendo Hemos visto, en su s grandes lneas, la din-
en relaciones de dominacin, en sistemas de mica tanto ideolgica como social y econmica
dependencia econmica, poltica, militar y cul- que ha conducido al reconocimiento y procla-
tural de los pueblos menos desarrollados, res- macin de los derechos humanos. Tambin
pecto a los pueblos avanzados. hemos p odido apreciar la distancia entre las
An podramos sealar otra gran deficiencia afirmacion es tericas y la prctica. Uno de los
en el terreno real respecto al efectivo ejercicio rasgos m s escandalosos de nuestra poca, sin
duda, vien e dado por una situacin histrica
de los derechos humanos: la d iscr i mina cin
en la que estos derechos humanos aparecen cons-
de la mujer. Esta se ha mantenido, histrica-
tan temente conculcados por sus mismos pro-
mente, en el mismo marco de lo jurdico. Pero
clamadores. Hemos asistido a formas de vio-
aun superadas las discriminaciones jurd icas, lo
lencia colectiva blica, de exterminio de pueblos,
mismo que ocurre con las diferen cias d e cla-
d e etnocidio, que superan las mayores cruelda-
se, pueden permanecer las diferencias en el o r-
d es que la humanidad ha conocido. Igualmente,
den prctico. En nuestras actuales sociedades en el ejercicio d el poder poltico dentro de las
comprobamos clno en los puestos de trabajo,
co lectiv idades , la aparicin de la violencia sutil
en el hogar, en la produccin, en las p rofesion es o d e la coactiva, con tcnicas avanzadsimas, sig-
liberales, la mujer se encuentra relegada a p ues- 349
nifica una hiriente realidad de nuestros !iempos.
tos secundarios, de menor retribucin y ran go,
SS!& --------~-----------
1
1
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1
1
1
por una larga serie de estudios antecedentes; mismo resultaba ineludible para el desarrollo
entre ellos se puede citar la investigacin rea- de los ciudadanos. La expansin y perfecciona-
lizada por la U.N.E.S.C.O. y que cristaliz en miento de la medicin a tambin ha conseguido
las Bases de una declaracin internacional un nuevo captulo de d erechos. E l ciudadano
de derechos del hombre, de julio de 1947. debe disponer de las p osibilidades que le ofrece
Como en este ltimo documento se indica, nuestra tecnologa, nuestra prctica y nuestros
es posible comprobar una evolucin en las su- saberes mdicos para el ejercicio de una vida
cesivas formulaciones de los derechos huma- ms completa. A l con stituir la educacin un fe-
nos. La preocupacin inicial se cifraba en la nmeno cada vez ms decisivo en el desarrollo
necesidad de regular las relaciones del hombre de una sociedad verdaderamen te h umana, tam-
con los grupos polticos y sociales, liberando bin estos derech os a la edu cacin se han ido
al ser humano de la tirana que el poder poltico insertan do com o una parte esen cial de la ver-
tantas veces ha ejercido y sigue ejerciendo so- dadera realizacin del hombre en la vida comu-
bre l. En este sentido, las primeras declaracio- nitar1a.
nes, despus de afirmar la libertad e igualdad Finalmente podramos aludir a los derechos
propia de los hombres, hacen hincapi en sus del espritu, derecho a la investigacin, a la ex-
derechos civiles y polticos. Subrayan cmo el presin y a la comunicacin . Y a la Declaracin
poder poltico y su concrecin en el gobierno de los Derechos del Hombre y del Ciudadano
no constituye sino una emanacin de los po- establece la libertad de tran smitir los pensamien-
deres que residen en la comunidad. Seguida- tos y las o pinio nes, como uno de los <<derechos
mente tratan de defender al individuo contra ms precio sos del homb re>> ; del mismo modo,
los posibles abusos del poder, tanto en su vida el resp eto a la conciencia, segn el cual <<nadie
poltica cotidiana como respecto al derecho pe-
debe ser inquietado por sus opiniones>>. El de-
nal. En la Declaracin de los Derechos del Hom-
sarrollo d e nuestra sociedad abriendo cada vez
bre y del Ciudadano se insiste en que la fuerza '
ms perspectivas hacia el mundo del ocio mo-
pblica debe estar al servicio de todos y que
tiva que la ltima declaracin de los derechos
los funcionarios han de responder ante la so-
humanos propugne tambin el del descanso Y
ciedad. Es tambin caracterstico de esta primera
o de las vacaciones e n el catlogo de nuestros
etapa, segn podemos apreciar en la declaracin derechos bsicos.
LECTURA Y COMENTARIO
Tenemos por e~identes en s mismas estas verdades: que todos los hom-
bres son c~ea~os iguales; que estn dotados por su Creador de ciertos
d:rechos 1nal1enab.l~s; que, entre stos, estn la vida, la libertad y la
busqueda de la fel1c1dad.; que para asegurar esos derechos se instituyen
entre los hombres los gobiernos, los cuales derivan sus ju stos poderes del
consentimiento de los gobernados; que, cada vez que una fo rma de go
bierno se pone en contradiccin con estos fines, el pueblo tiene derecho
a modificarla o abolirla y a establecer un nuevo gobierno, basndolo
en los principios y organizando sus poderes de la forma que estime ms
apropiados para conseguir su seguridad y su felicidad. La prudencia,
ciertamente, exige que los gobiernos establecidos desde mucho tiempo
no sean alterados por motivos livianos y pasajeros; y, en consecuencia, la
experiencia ha mostrado siempre que la humanidad est ms dispuesta
a sufrir mientras los males sean soportables, que imponer su derech o abo-
liendo 1'as formas a las que est acostumbrada. Mas cuando u~a larga ~erie
de abusos y usurpaciones, persiguiendo invariablemente e~ mismo ob1 eto~
ponen en evidencia el propsito de som eterla a un despotismo absoluto,
es su derecho, es su deber, rechazar tal gobierno y establecer nuevas
garantas para su seguridad futura.
DECLARACION DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE Y DEL Cl\J ..
DADA NO
o
Decretada por la Asamblea Nacional. en las sesiones de los das 20 , e
, , ,
21 22 2 3 24
y 2 6 de agosto de 1789. Firmada por el Rey, el 5 de octu- r
bre de 1789.
f
1
Prembulo l
~ino en los casos. ~eterm~nados ~or la le! ; segn las formas por ella prescri-
f ras. Los que s~l1c1tan, dictan, ejecutan o hacen ejecutar rdenes arbitrarias
DECLARACION UNIVERSAL
DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE
Prembulo
LA ASAMBLEA GENERAL
Proclama
LA PRESENTE DECLARACION UNIVERSAL DE DERECHOS
DEL HOMBRE como ideal comn por el que todos los pueblos y naciones
deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las institucio-
nes, inspirndose constantemente en ella, promuevan, mediante la enseanza
yla educacin, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren, por me-
didas progresivas de carcter nacional e internacional, su reconocimiento
yaplicacin universales y efectjvos, tanto entre los pueblos de los Estados
Miembros como entre los de los territorios colocados bajo su jurisdiccin.
I. Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y dere-
chos y, dotados como estn de razn y conciencia, deben comportarse
fraternalmente los unos con los otros.
II. 1
. Toda persona tiene t~d~s ~~s derechos y libertades procla-
mados en esta Declaracin, sin d1st1nc1on alguna de raza, color, sexo,
idioma, religin, opinin polti~a o de. c:ialquier otra ~ndole, orige~ na-
cional 0 social, posicin econmica, nac1m1ento o cualquier otra condicin.
asoci,1cin pacficas. . . ,,
2
. Nadie podr ser obligado a pertenecer a una as<Jc1~ct<)n.
XXI. 1 . Toda persona tiene derecho a participar .en el gobierno
de su pas, directamente 0 por medio de representantes libremente esco-
gidos. . . .
2 Toda persona tiene el derecho de acceso, en cond1c1ones de igual-
dad, a las funciones pblicas de su pas.
3. La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder p-
blico; esta ,roluntad se expresar mediante elecciones autnticas que ha-
brn de celebrarse peridicamente, por sufragio universal e igual y por
voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad
del voto.
XXII. Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho
a la seguridad social y a obtener mediante el esfuerzo nacional y la coopera-
cin internacjonal, habida cuenta de la organizacin y los recursos de cada
Estado, la satisfaccin de los derechos econmicos, sociales y culturales
indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad.
XXIII. 1. Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre eleccin
de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la
proteccin contra el desempleo.
2. Toda persona tiene derecho, sin discriminacin alguna, a igual
salario por trabajo igual.
2 . La T
maternidad
d 1 y
- la infancia
. tienen derech 0 'd d
cu1 a os y as1stenc1as .
especia es. o os .os nin os, nacidos . de matrimoni 0 0 f uera d e matr1mon10 .
cienen derech o a igual proteccin social. ,
e . ,, 1 amente efectivos.
n esta Declarac1on se hagan P en
XXIX. 1 . ~roda persona tiene deberes respecto a la comunidad, LECTU
puesto que solo en ella puede desarrollar libre y pJena1ncntc su pers()Oa-
lidad. Antologa
2. En el ejercicio de sus derechos y en ~l ? isf.ru te ele sus li?ertaclcs, castell
toda persona estar solamente sujeta a las .11r:i1tac1o nes estab1 ec1das por CAR R , T.
AZ, EL
la ley con el nico fin de asegurar el reco~oc1m1ento. y el resp~to d~ los de- I _JLGA % L
rechos y libertades de los dems y de satisfacer las JUStas ex1!?enc1as de la PECES BA
moral, del orden pblico y del bien estar gen eral en una sociedad cierno- Madri
, .
crat1ca. PuroL Y
nac1m1
3 . Estos derechos y liber tad es no podrn, en ningn caso, ser ejer-
cidos en oposicin a los propsitos y prin cipios d e las Naciones Unidas.
XXX. Nada en Ja presente D eclaracin p o dr interpretarse en el
sentido de que confiere derecho alguno al Estad o , a un grupo o a una
persona, para emprender )' desarrollar actividad es o realizar actos tendentes
a la supresin de cualquiera de los derech os y libertades proclamados en
esta Declaracin.
VOCABULARIO
Las Casas, Bartolom de (1474- toria de la destruccin de las
1 566) . Obispo de Chiapa (Per). Indias .
Una de las figuras ms lcidas del
siglo xvi espaol. Despus de ha- Vitoria, Francisco de (1492-1546).
ber participado en repartimientos Dominico. Profesor de la Universi-
y encomiendas, en las nuevas tie- dad de Salamanca. Se le conside-
rras conquistadas en Amrica, per- ra como uno de los fundadores del
cibi el injusto trato dado a los Derecho internacional. Dentro de
indios y la inmoralidad de la legis- las mltiples cuestiones jurdicas
lacin que lo apoyaba. Los auto - que aborda, han tenido especial
res de <<la leyenda negra>> tomaron, importancia sus consideraciones so-
en su crtica a los Austrias, ideas bre la licitud o ilicitud de la guerra
y datos de la historia de Las Casas. y el trato a los indios. Vitoria in-
De ah el rencor que ha despertado tent convencer a los gobernantes
las
46).
erst -
;ide -
b del
) de
icas
ecial
sso -
uerra
1n -
a ntes
s 1as
La
obra
iones
18.1. CONCEPTO JURIDICO DE PER SONA.
SU APARICION EN EL MUNDO
FILOSO PICO
18.2. EL PERSONALISMO
'
1
1
1
1
1
1
1
Deri,rando del mundo j ti ridico }' tc~ltr:1 l l1~lci ~1 <lcl <<S~llJi<>>> cc>rnc> rc~tlizaci<)n clel <<ntropos>>.
el estrictamente filosfico po<.ic11ll)S C<)t11pr<)l)~tr }~lle.> tl<> exc:lt1yc el l1ccl1<> ele que los conceptos
como el concepto de pcrso11~1 ttcr1c t111:1 apari- <le 41 fil<>S<>f11 gricg1t, y peculiarmente ]os del
cin relativamente tarda en la historia de sisteina arisrcJt l j ce>, }1a yan sido aprovechados
nuestro pensamiento. F n la lengt1a griega de- con postcric>riclc1cl )a;-a e J ,ele ~arrollo del ccJnccp-
signaramos con el trmino <<prosopon>> (rcp- to de persona en la l~sc<J lastica.
awrcov) <<la persona>> del , ..ocabulario latino. Este
trmino, ; el posible concepto por l mentado,
1 Bajo la influencia del cristianismo, el concepto
no encuentran una gran vigencia en el pensa- de persona progresa dentro de la conccptuac1n
miento griego clsico. Tal hecho resulta com- y la terminologa teolgica y filosfica. Aqu
prensible porque el sentimiento de lo individual podemos detectar la influer:cia ?e un nuevo~~~
en Grecia 1ace fuertemente disuelto por una do cultural, con sus exper1enc1as y cosmov1s1on
, .
doble absorcin: propia, el mundo hebre o y sem1t1co en ge-
neral.
1. La intuicin de la naturaleza, de la physis,
Al naturalismo, al concepto de <<physis>>, de
absorbe en su manto las realidades indi,riduales,
<<natura>>, propios de la cultura g riega, se con-
como partes de esta totalidad csmica, )' como
trapone un nuevo centro de realidades: las ex-
momentos del gran fluir, de la metamrfosis
incesante, que recoge la intuicin griega de la periencias personales de la culpa, del p ecado,
naturaleza. de la existencia individual , d e la h ist o ria co mo
proceso abierto a la resp o n sabilidad humana.
2. La realidad de la <<polis>> helnica, ya que En un terreno m uy concreto, y aparentemente
el griego se encuentra absolutamente integrado distinto del que estam os considerando, Pedro
en las estructuras de la vida ciudadana, como con Lan Entralgo ha podido subrayar las caracte-
anterioridad hemos comentado. Refugia su an- rsticas de una medicina personal que se de-
gustia de la individualidad en la entidad de la sarrolla en los pueblos semticos, frente a la
<<polis>>, como tradicin histrica y como desti- medicina natural p ro pia de la cultura griega.
no colectivo. Funde su accin individual con Tal medicina personal, que reaparece en el psi-
el imperio del <<nomos>>, de la ley de la ciudad, coanlisis y en la m edicina antropolgica como
. ., ., , .
s1tuac1on que encuentra su expres1on max1ma una de las direccio n es ms interesantes de la
en Platn y su imagen absorbente de la Rep- prctica y el sab er m dico de nuestro siglo, no
blica. ve en la enfermedad un puro acontecimiento
Sin duda, tambin se acusa una independencia orgnico, sino una experiencia profunda, ligada
del individuo en movimientos como los repre- incluso a la resp o nsabilidad y al pecado, un pe-
sentados por los cnicos o las escuelas ticas del cado que podra haber sido cometido incons-.
helenismo. Pero, en tales casos, se busca la cientem ente y del cual hay que hacer exai:nen y
366 figura del hombre sin ms, del <<ntropos>>, y la purificarse. No se trata ahora de entrar en la dis-
1
1
'
1
1
1
cusin de estas opini
- ones mdic '
1
1
mente senalar cmo . as, sino s1111plc
llamacic) 'l res 1 .1 .
zonas de realidad en n~s orle~tan 11ac1a otras ' <> ver e t ttt111nar cf 1chos prol)le-
Mientras la cult cu t~ras di\ ersas. mas _,a travs c11,.'- ",~rgas co11t r<>vcrs1as
,
tC<)log1-
ura griega 1 casd. En el case> ele ( . . ristc) se tratara ele una un-
hombre un ser natural , e asica ve en el d a personal que al
lis>>, de la ciudad las c yl un atomo de la <<po- . )arca a el (><; naturalezas la
d 1v1na y 1a h u mana. 1n el cac..o de 1 ;r ., 'd' 1
' u turas s , . d' " ~ a r1n1 ac
babilnicas y hebre h . em1t1cas, as1r10-
as, an visto en el h b tv1na, estaramos, en cambio, ante tres per<'o-
nas q
ante todo el sujeto de una
. .
.
exper1enc1a
. om re
moral . :ue pa~t1.c1pan de una misma naturaleza,
-~
y re l1g1osa, de algo que se si't,ua ratea1mente la d1v1na. In1c1almente se recurri para designar
sobre 1a naturaleza y sobre la .d d e.l :oncepto de, persona, al trmino hipstasis
, . E comun1 a
po1tttca. n este sentido los estudi'o d 1 ( vnoa-ra~i~); as1 se hablo en el caso de Cristo
. ' sos e pen-
samiento hebreo han sealado cmo el dualismo .de la unin hiposttica de ambas naturalezas o
fundamental de la antropologa bblica sera el en el caso de l~ Trini~a~, de las tres hipstasi~
de la carne y el .espritu <<sarx>> en griego y e? la.s cuales dicha Tr1n1dad se constitU)'e. Tal
termino se encuentra en relacin con <<hpokei-
<<pneuma>> , , designando por <<sarx>>, por carne,
men?S>> (vnoxei~vov), <<lo qt1e se encuentra por
algo qu~ ~eune el alma y el c uerpo, en los senti-
deba10 de los ~cc1dentes>>, es decir, lo que desig-
dos hele~icos, .Y, por espritu algo que se sita
naban los latinos como sustancia <<sub-stare>>
en una dimens1on de trascendencia, de ultimi- 1o que sub.y~:e a los accidentes y 'los opone. '
dad, respecto a nu~stra experiencia natural e
La definic1on dada por Boecio* del concepto
jncluso histrica. Potencialmente, aqu se en- de persona result consagrada durante los lar-
cuentra situada la idea de hombre como sujeto gos siglos de vigencia del pensamiento escols-
de un reino de valores absolutamente autno- tico. Para Boecio, la persona es la sustancia
mo, superior e independiente del mundo natu- individual dotada de naturaleza racional
ral y poltico. (<<Rationalis naturae individua substantia>>). Aqu
El concepto de persona se desenvuelve en los conceptos se encuentran referidos al aristo-
los primeros siglos de nuestra era, en los que se telismo; el concepto de sustancia constituye pre-
constituye el pensamiento cristiano. Han re- cisamente una de las claves del pensamiento
sultado especialmente influyentes en dicho de- aristotlico . Distingue Aristteles, en su cla-
sarrollo conceptual determinadas necesidades sificacin ms genrica de las realidades, entre
teolgicas: el desafo intelectual planteado por los conceptos de sustancia y de accidente.
la figura del Cristo y el dogma trinitario. Cristo, Los accidentes inmediatamente dados por nues-
que reuna la condicin humana y la divina; el tra experiencia como los colores, sonidos, las
dogma de la Trinidad, en el cual se nos hablaba cantidades, las relaciones entre las cosas, deben
de tres personas abrazadas en el con~e~to. ?e estar soportados por una entidad, la sustancia.
Esta aparece como sujeto de <<inhesin>> de ta-
divinidad. As se fue troquelando la dist1nc1on
entre naturaleza y persona, como expediente les accidentes y como elemento permanente bajo 367
1
''
1
e] flt1ir en Ja di,rersidad de nt1estra expcrie11ci~l. l)e esta 111 ancra, la SL1 stancia n os aparece como
El concepto de sustancia traslada )' cot1sag1a ~tl gcJ ( Jtie es <<})Ct se>>, expresi n que se traduce
filosficamente el concepto de cosa, ele <<res>>. c<)rrectan1ct1 t e en castcllanc>
. p o r <<d e
. ,, su yo>> . (Se-
/\hora bien, se puede disti11gt1ir entre las st1s- ra inad ecL1aclc> trad ucir la cxpres1o n <<p er se>>
tancias primeras, qt1e son los i11di,ridt1t)S C() t1- ]atina, por la castellan a <<p~ r s>>, a la cu al e~ui
cretos, c;ingt1lares, que se dan en nt1estra ex- vale en Jatn Ja expresin <<a se>>. E n tal sentido ,
periencia, > las sustancias segt1ndas, los gneros*
1 se h abla d e pcrseidad o <<p erseit a5>> en latn,
, ) especies * que se predican de aqullas. Cuand o como lo p ropio d e la sustan cia , a diferencia de
. , .
digo, por ejemplo, que <<Juan es hombre>>, J uan <<aseitas>>, el ser po r s m1smo, que se r1 ~ propio
es la sustancia pri1ncra, hombre es la sustancia de ]a d ivin id ad , p ero n o d e las su stancias crea-
segu11da referida a dicha indi\1 idualidad. La das.) E n cu anto est as su st ancias creadas son de
sustancia no solamente cumple la funcin de suyo, o son <<per se>>, su n aturaleza se conv ierte
t1nidad, de pern1anencia, de inhesin de los ac- en principio de o peraciones , en una activ idad
cidentes, srno que se const1tu>1e en principio de peculiar a cada una d e las su stancias , como antes
operaciones adecuadas al tipo de realidad de indicban1os .
que se trate. La sustancia entonces es designada A h ora bien, cuando esta sustancia, designada
como <<na tu raleza>> en el sentido aristotlico. As, como <<s upuesto>> o ser subsistente, es racional,
al animal corresponderan las operaciones del la actividad emanante de dicha condicin ser
conocimiento sensible y la apeticin sensible, una actividad racio n al propia del hombre, }r de
.,v en el hombre se aadiran las del conocin1iento la cual resulta, en la filosofa de Santo Toms,
intelectt1al y las de voluntad, de st1s <<facultades>> la idea d e la libertad. Consecuentemente, la per-
propias. sona humana es t1n sujeto responsable de sus
La individualidad forma parte del carcter actos, es <<sui iuris>>. Como vemos, el concepto
concreto de las sustancias primeras . Esta indi- de persona se mueve en varias dimensiones:
vidualidad se nos ofrece en dos vertientes: su propia subsistencia, su racionalidad jT su res-
a) Representa la unidad interna propia del p o n sabilidad , entre las cuales el tomismo ha
individuo, sin la cual st e no constituira sino insistido en la su bstancialidad y racionalidad.
un mero agregado de otras cosas . Otros esco lsticos, sin embargo, subra11aron ms
b) Designa la divisin en que el individ u o se la dimensin moral y voluntaria como propia
encuentra respecto a los dems.
d e la persona e insistieron tambin en la aper-
Ambos aspectos pueden ser design ad os co m o
tura de la misma sobre las realidades que nos
la incomunicabilidad de las sustan cias, que d ebe
rodean, sean stas humanas o fsicas. Ambos
ser entendida como incomunicabilidad o nto l-
aspectos, tanto el volitivo como el de la aper-
gica, en su misma realidad, compatible con la
tura o el de la persona como centro de relacio-
apertura hacia las dems cosas que se d a en el
nes, han sido resaltados por el pensamiento fi-
conocimiento y en la accin sobre la realidad. losfico posterior.
, .
l 1
1
1
1
1
segn el filsofo, .el trmino <<sustancia>> se 1
plea con dos acepciones. U nas veces se llama verso, un punto singular en la inrnensa red de
ern
5
tancia a la <<quididad>> o <<esencia de las cosas>> fuerzas e influencias csmicas, tnicas, histricas,
~~ expresa la definici~n'. ~ue es el sentido en a cuyas leyes est sujeto; y al mismo tiempo es
ue decimos que <<la def1n1cron expres~ la sustan- una persona, es decir, segn acabamos de indi-
q18de los seres, Y_ esta sustancia ~s la que los carlo, un u ni verso de naturaleza espiritual, do-
eegos llaman <<ousta>> y nosotros podemos llamar tado de la libertad de eleccin y constituyendo
gnsencia>>. En otro sentido, llmase sustancia al por lo tanto un todo independiente frente al
mundo. Ni la naturaleza, ni el Estado pueden tocar
((e
uJeto>> o <<supuest o que su b s1ste
en e r genero
'
((S d 1 este universo sin su permiso. Y Dios mismo, que
de sustancia>>, y este su1eto, toma o en genera ,
est y obra dentro de l, obra de un modo par-
se puede denominar o con un hombre que
ticular y con una delicadeza particularmente ex-
gnifique intencin o concepto, y de este modo
1
se llama <<supuesto>>, o tam b., b quisita, lo que indica la estima en que lo tiene.
1en con tres nom res Respeta su libertad, en cuyo fondo habita El;
significativos de cosas reales, que son <<realidad sin embargo, la solicita, nunca la fuerza.
~e naturaleza>>, <<subsistencia>> e <<hipstasis>>, co -
rrespondientes a la~ tres maneras como hemos ~on-
iderado la sustancia. En efecto, en cuanto existen Reflexiones sobre la perso-
~or s y no en subsi~tencia, p~es
JAcaues MARITAIN'.
otro, se llama na humana y la filosofa de la cultura. En DUHAMEL,
MARITAIN y KINCZYC'. La defensa de la persona
subsistente llamamos a lo que existe por s1 _Y
humana, Ediciones Studium de Cultura, Madrid,
no en otro; en cuanto es portadora de determi- 1949, pg. 48.
nada naturaleza, se llama realidad de naturaleza,
corno <<este hombre>> es una re~lidad de la n~tura
leza humana; y en cuanto es su1eto de .los acciden-
tes se llama <<hipstasis>> o <<sustancia>>. Lo que,
pu~s, estos tres nombres significan ~n ~~neral
en todo gnero de sustancias, eso s1gn1.f1ca el
nombre <<persona>> en el de las sustancias ra-
cionales. Jacques Maritain~
fiel dscipulo de
Santo Toms.d~
tingue entre los
SANTO TOMS: Suma teolgica, I, q . 25, a. ? aspectos indivi-
Biblioteca de Autores Cristianos, vol. 11, Ma- duales y persona-
drid, 1957. les del hombre
para llegar a su
concepto de per-
sona como algo
trascendente, que
~lo se realiza por
como el animal, la
Cada ser humano ~s . .
( ) completo en las
es decir, un personas de la
Planta 0 el tomo- un 1nd1v1duo, . Trinidad. 369
. una pa rte de este un1-
fragmento de una especie,
1
1
1
1
1
1
1
''
1
'
1
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d 1v
in . 1d ua lismo y su capitalismo.. . No solamente .
se encuentra enn1arcada por el clmax de crisis menes total1tar1os paganos, sino
censura los reg , .
propio del perodo que precede a la ltima guerra ., la concepcin teocr.at1ca, com o modelo
mundial y culmina en sta. Crisis que corres- tam b ten . d d . . S
trans1tor 1
0
y superado de socte a cr1st1ana. e
ponde a los mecanismos econmicos del capi- a lnea por mostrar los valores
talismo, as como ms genricamente a su con- es f uerza en est .
humanos del cristianismo, en el intento de esta-
cepcin de la sociedad y, por otra parte, a la
blecer un humanismo cristia~o como bas e de
preocupacin que representan los regmenes to-
unac ivilizacin en la que se den ideales comunes
. . d a
talitarios sean stos de carcter nazi-fascista o
' Desde una herencia cristiana, tanto los cristianos y a aqu ellos que no participan e su
staliniano.
fe. El pensamiento d e Maritain nos apa~ece. ~omo
Maritain como Mounier tratan de formular una
oferta de unas posibilid ades d e secu~ar1~ac1on de
alternativa a la situacin histrica, fundada j us-
los ideales cristianos y de conv ivencia ciudadana.
tamente en el concepto de persona.
Jacques Maritain (188z- 1973) se muestra Las ideas maritainian as h an ejercido una in-
como fiel discpulo de Santo Toms. Toda su fluencia directa sobre algunos sectores de la de-
obra es un intento de reactualizacin del tomis- mocracia cristiana, esp ecialmente en Iberoam-
mo de cara a la circunstancia intelectual de la rica, y, por el contrario, h an sido profundamente
poca. En relacin con nuestro tema, Maritain criticadas por la mentalidad integrista dentr del
distingue entre los aspect,o s individuales y pensamiento catlico, la cual ha defen d ido los
personales de la realidad humana. Un ser ideales medievales y contrarreformistas de n-
individual puede encontrarse sometido a la con- dole teocrtica, com o suprema form a p osible
dicin colectiva, pero un ser personal trasciende de realizacin de la idea de cristiandad , como ,
ta l colectividad, siempre que dicha colectividad modelo de tod a sociedad temporal b asad a en los
sea considerada como una comunidad histrica, valores cristianos.
en el tiempo, como comunidad ciudadana. La La obra filosfica de Emmanuel Mounier
persona se realiza en un mundo trascendente, en ( I 90 5- I 9 5o) trat a de perfilarse dentro del cris-
una comunidad personal con carcter sobrena- tianismo con rasgos propios independientes ya del
tural, cuyo modelo, para Maritain, lo forma la tomismo. Mounier ha abord ado una amplia te-
comunidad de las personas divinas dentro de la mtica, desd e la reflexin poltica y social hasta la
Trinidad. Por tanto, el concepto de persona hu- religiosa y la ontolgica, p asando por el dominio
mana nos muestra solamente un remedo o apro- mism o d e la psicologa, concretamente de la ca-
ximacin a dicha realidad teolgica. ractero loga. Por otra parte, ejerci una influencia
A partir de estas ideas desarrolla Maritain una p oderosa sobre los medios intelectuales france-
crtica de todas las formas de totalitarismo, absor- ses a travs d e la fundaci n d e la revista <<Esprit>>.
bentes del ser personal en la ciudad colectiva, y La crtica de la civilizaci n actual se presenta
tambin una crtica de la degradacin de la per- en Mounier en trmin os an ms enrgicos que
372 sona producida en el mundo moderno por su en M aritain. Estam os en presencia de una civi-
1
1
. '
1
1
Iizacin radicalmente deshumanizad T 1
. . ora. anto 1
el fu~c1odnam1ento del capitalismo como el El concepto de persona aparece como clave
espr1tud e la. burguesa son objeto de in- ?el modelo de sociedad que Mounier trata de
tensas enuncias . en la pluma de M
oun1er. El instaurar, despus de haber realizado lA crtica
d l
intento . e. .a 1ar. ,e 1 cristianismo coa estas 1ormas
r de nuestro mundo. Aparece tambin como gozne
de la c1 v1 11zac1on moderna, capitalistas y bur- de todo su pensamiento filosfico. El concepto
guesas, ~s desenmascarado como una forma de de persona no es susceptible de una definicin
hipocres1a. Se ha dado, de este modo una ver- en el sentido ms estricto, se basa ms bien en
dadera manipulacin de los concept~s cristia- una experiencia directa e intensa que se cum-
nos dentro de la sociedad moderna. ple en nuestro interior. Entiende que algunos
El individualismo, tan caracterstico de nues- seres humanos son ciegos para la captacin de
tra civilizacin occidental, burguesa y capitalis- dichos sentidos en que lo personal se nos re-
ta, representa una grave deformacin histrica vela, y resulta, en consecuencia, necesario no
tanto una definicin lgica, como una apertura
de la burguesa. Aunque Mounier es ms con-
a la revelacin del mundo de lo personal.
descendiente con los valores del individuo en
La persona surge como una presencia que se
las etapas heroicas, entiende que posteriormente
manifiesta en el mbito de nuestra vida inte-
ha sido sometido a una radical degradacin, al rior, de nuestra existencia ntima. No se excluye,
proyectarse en el mundo econmico dichos valo- naturalmente, que dicha experiencia sea concep-
res; se establece con tal paso una sociedad com- tualizada de algn modo, y nos podamos apro-
petitiva en los niveles del lucro, mucho menos ximar a una descripcin de lo personal. De esta
grandiosa que la primitiva competencia heroica. manera, la persona constituye un ser espiritual,
El dilogo con el marxismo constituye un una manifestacin de la espiritualidad indepen-
aspecto importante de la obra de Mouni~r. Acep- diente y subsistente, tal como subrayaban los
ta las crticas marxistas a nuestra sociedad, la clsicos. Este ser independiente, la persona, se
denuncia de la alienacin humana; sin embargo, vierte en una adhesin a determinada jerarqua
., .
rechaza todo intento de comprension materia- de ,,. alores, adhesin que produce una actitud
lista no slo de la naturaleza, sino tambin d e la de comp romiso y de conversin. Desde esta pos-
' . .
tura radical se constituye la persona en centro
historia humana a diferencia de otros cristianos
que posteriorm~nte han establecid~ el d~logo de un a actividad creadora, segn la vocacin sin-
cristianismo-marxismo en pocas mas recien tes . gularsima que cada hombre posee. De aqu
A la ecnoma capitalista trata de con trapon er que el concepto de persona se nos presente re-
Mounier una economa humana basad a en la vestido de .valo res absolutos, y se establezca
valori?.acin del trabajo, en el espritu de coo- com o algo supremo que no puede se~ in.~olado.
peracin y en el replanteamiento de las verd a- Su desarrollo , posibilitacin y potenciac1on co~
deras necesidades del hombre tan deform adas pon en los objetivos ms important~s. de la vida
por nuestra sociedad capitalista tradicio n al. histrica del hombre, la clave de la cr1t1ca al mun- 373
1
1
1
1
1
1
1
do que estamos viviendo y que contiene una agre- culiares al dinamismo histrico de la cultura
sin tan directa a estos valores personales. humana.
La persona se nos muestra tambin come) L111a Teilhard de Chardjn (1881-1955), jesuita y
profunda unidad de cuerpo }' de espritu, sin que paleontlogo francs, profundamente dedicado
'
podamos separar ambos trminos. La idea de a la investigacin y tratando de profundizar en las
la encarnacin representa tambin otro momento races del espritu cientfico ms actual, intenta
fundamental en la comprensin mouneriana de una sntesis entre dicho espritu cientfico y
la persona. La encarnacin no es solamente el sus intuiciones mstico-cristianas. Para Teil- '
hecho de tener cuerpo, sino la relacin del hom- hard de Chardin el concep to de evolucin est lla-
1
bre a la tierra, a la historia, a todos sus componen- mado a revolucionar todas nuestras perspectivas,
tes materiales. Por otra parte, la persona es tanto en la con cepcin de la naturaleza como en la
'
tambin trascendente, es un situarse ms all del hombre y la histo ria, incluso a asentar, en cier-
de cara al t.iempo y a la realizacin dinmica ta medida, la religiosidad sobre unas nuevas bases.
de nuestra vocacin. Parte de la idea de la realidad como proceso
La obra de Mounier no slo subraya con acier- evolutivo. Esta h a sido la mxima conquista
"
to, en su crtica, aspectos negativos del mundo de la ciencia a p artir del siglo XIX . La naturaleza
que nos rodea, sino que tambin apunta hacia es un proceso de evolucin, pero este proceso
altos ideales referentes al valor del hombre. La no sera para Teilhard de Chardin algo pura-
discusin ms profunda de dicha obra, sin em- mente mecnico, sino dotado de sentido. En el
bargo, remite sobre su posible carcter pura- proceso de evolucin se inscribe una tendencia
mente moralizante y sobre su limitada capacidad hacia el logro de unidades cad a vez ms centra-
de accin. No hay en Mounier un anlisis das sob re s mismas, unidades fo rmadas por ele-
de la dialctica histrica y del modo en que los mentos cada vez ms num erosos, pero estructu-
factores reales que determinan nuestra historia rados de un modo unitario . Este proceso de cen-
pueden conducirnos en un sentido o en otro. tracin va cumplindose d esd e que aparecen las
Su crtica del capitalismo es fundamentalmente partculas elementales hast a su organizacin en
moral, sin penetrar en el estudio de los mecanis- los tomos, posteriorm en te en las molculas y
mos econmicos de nuestra sociedad, que pue- en las estructuras de las macromolculas , tan fun-
den exponer sus necesidades intrnsecas, evolu- dam entales para la ap aricin de la vida. En sta,
tivas, hacia nuevas formas de convivencia so- el proceso de concentracin recorre la progresiva
cial sobre otras estructuras econmicas. complejidad de la unidad orgnica del viviente,
y se concreta en la aparicin de un sistema ner-
La dinmica de la historia s se presenta en la vioso central, h asta llegar al cerebro humano.
o bra .de Teilhard de Chardin, .aunque se trate E l cerebro del h o mbre sera la expresin m-
fundamentalmente de una consideracin basada xima de dicho p roceso de centralizacin, de
4 en la biologa, ms que en los mecanismos pe- o rganizacin de un nuevo orden de infinitud
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en el universo, como culmina . , d 1
ceso evolutivo de la vida c1on e todo l
e pro-
1
gido por la lite organizada de trabajadores; pero, existencia se nos ha revelado por todas partes, no
como nuestras sociedades son de estructura com- forma an sino un conjunto de lneas divergentes
pleja, debe bus.c~r que se agrupe. -:- alreded?r y fibres por sus extremos. Bajo los efectos de la
de ese ncleo d1r1gente- el consent1m1ento mas Reflexin y de los repliegues que sta comporta,
amplio posible. Asimismo, ef personalismo, que las cadenas se cierran y la Noosfera tiende a
sin duda fue liberal en 1789, exige hoy en da constitu irse en un sistema cerrado en el cual
denunciar y combatir todas las mitificaciones que cada elemento, por s mismo, ve, desea y sufre
las mismas cosas que todos los dems simul-
el miedo social podra combinar tras su etiqueta tneamente.
y colaborar resueltamente en el ~ombate de esta
U na colectividad armonizada de conciencias,
democracia popular cuyos caminos busca hoy
Europa. que equivale a una especie de superconciencia.
La Tierra cubrindose no slo de granos de pen-
EMMANUEL MOUNIER : Que, es el persona11smo.
,. ? samiento, contndose por miradas, sino envol-
Trad. de Edgar Ruffo, Ediciones Criterio, Buenos vindose de una sola envoltura pensante hasta
Aires, 1956, pgs. 180-181. no formar precisamente ms que un solo y amplio
Grano de Pensamiento, a escala sideral. La plura-
En primer lugar, las molculas car~ona?as, lidad de las reflexiones individuales agrupnd~se
con sus millares de tomos agrupados sim~trica y reforzndose
, .
en el acto de una sola Reflexin
mente. Despus, la clula, en fa que, bajo un unan1me.
mnimo volumen, millares de mofcu!as ~an mon-
TEILHARO DE CHARDIN : El fenmeno humano.
lndose sobre un sistema de engranae~ figurados~ Trad . de M. Crusafont Pair, Ediciones Taurus,
Despus, el Metazoo, en el que fa cefufa no e Madrid, 1967 4 , pgs. 295 y 303-304. 377
LECTURA Y COMENTARIO
d
(Jos RTEGA y GASSET: La resurreccin de la mnada, en Obras Completas, lll ,
Ed. Revista de Occidente, Madrid, 1962 6 , pgs. 342- 343.)
r.
).
9.)
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YO hardin, la persona aparece. al
::> 1 Mounier encontra- Para Teilhard de C evolutivo entendido
En la filosofa de Efl!~anue la sociedad actual final de un arg1 0 proceso 1
. . cin y persona iza-
mos una enrgica cr1 ti ca .de en la cual juega como progresiva conc1enc1a
Yun nuevo modelo de sociedad, cin de la realidad.
un papel decisivo el concepto de persona.
VOCABULARIO
micas y sociales quedan reflejadas
Apocatstasis. En la filosofa griega en Discurso a la nacin aleman.
designaba el eterno retorno al pu.n - Gnero. Concepto universal predi -
to de partida. En la teologa cris -
cable de una pluralidad y que de-
tiana, especialmente siguiendo ~I signa la parte de esencia co mn a
pensamiento de San Pablo, si~n~
varias especies. Seala las propie-
fica la vuelta a la perfeccin pr1m1 -
dades comunes de un grupo de
tiva, dando cumplimiento fina l a
seres. En biol oga el gnero designa
la promesa de Dios.
un grupo ms amplio q ue la espe...
Boecio (aproximadamente 480 -524) .
Pensador eclctico en el lmite. en- ce. Por ej emplo, el gnero <<canis>>
., engloba las especies del perro co-
tre la cultura romana y la apar1c1on
de una cultura que empieza a perfi- mn, el zorro, el lobo.
lar los rasgos de la Edad Media . Le Marita i n , J acques (1882-1973) . Uno
preocupa conservar los restos de la de los ms importantes defensores
tradicin filosfica en trance de des- del t omismo en el sig lo xx. En su
aparecer. Al mismo tiempo, su obra amplia obra expone y defiende las
ms conocida Sobre la consola- tesis de Santo Toms, al t iempo que
preocupacin moral y religiosa pro- desarrolla una posicin personal ist a,
pia de este pensador. tal como en la leccin se ha expues-
Especie. Concepto universal que se to. Ent re sus obras, casi toda$ tra-
predica de una pluralidad de seres, ducidas al espaol: Para una filoso -
representando su naturaleza co- fa de la person a humana, Los
mn. La especie es menos amplia grados del saber, Cien cia y filosofa.
que el gnero. La especie <<perro>> Moun ier, Emmanuel (1905- 1950) .
no engloba a otras especies como Pretende realizar una sntesis en -
la de <<lobo>>; ambas entraran en tre cristianismo y socialismo, a la
el <<gnero>> de los <<canes>>. q ue da el nombre de <<personalismo>>.
Fichte, Johann Gottlieb (1762- Su concepci n se basa en defender
1814). Encuadrado dentro del <<idea- a la persona frente a los condiciona -
lismo alemn>>, constituye uno de los m ientos materiales y las rgidas es-
ms ardientes defensores de la li ber- tru cturas colectivas. De ah su en -
tad ( Romatcismo). El fundamento frentamiento al capitalismo y su
de toda experiencia radica en la mis- dilogo (enfrentamiento tambin)
ma conciencia. Al elegir un sistema con el marxismo y existencialismo.
idealista, el hombre se desliga de Entre sus obras: Qu es el persona-
todo condicionamiento exterior, im- lismo?, Revolucin personalista y
pone l su condicin a lo externo. comunitaria, Introduccin a los exis-
No es de extraar que su obra Teo - tencialismos .
ra de la ciencia (1794) constituya Teilhard de Chardin, Pierre (1881-
una reflexin sobre la libertad. Sus 1955). Ense geologa y paleon-
preocupaciones polticas, econ - tolo g a en el 1nstituto Catlico de
>
)
LECTURAS RECOMENDADAS
..
)
GARAUDY,. RoGER:
6 Perspectivas del hombre. Trad. de Florea} Maza , Ed . L at.1na, B uenos
A1res, 19 5.
GEBSAT~EL, VICTOR EMIL V?N: !mago hominis. Contribuciones a una antropologa de la per-
, sonalidad. Trad. de Beatriz Romero, Ed. Gredas, Madrid, 1 96 9 .
HALL, CALVIN: La teora existencialista de la personalidad. Trad. de Irma Unsed, Ed. Paids
Buenos Aires, 1974. '
JERPHAGON, LucrEN : Qu es la persona humana? Races, naturaleza, destino. Trad. de Jos
Mara Domenech, Ed. Nova Terra, Barcelona, 1969 .
LACROIX, JEAN: Marxismo, existencialismo, personalismo. (Presencia de la eternidad et1 el tiem-
to ) , Ed. Fontanella, Barcelona, 1962.
LAN ENTRALGO, PEDRO: Introduccin histrica al estudio de la patologa psicoson1tica, Ed. Paz
Montalvo, Madrid, r 9 5o.
Lrl\ TON, RALPH: Cultura y personalidad. Trad. de Javier Romero, Fondo Cultura Econ-
mica, Mxico, 1971 .
MARX, CARLOS: Manuscritos; economa y filosofa, Alianza Editorial, Madrid, 1969~.
TRESMONTANT, CLAUDE: Ensayo sobre el pensamiento hebreo, Ed. Taurus, .Madrid, I962.
DAz, C., y MACEIRAS, M.: Introdttccin al personalismo, Ed. Gredos, Madrid, 197 5
19.1. EL PROBLEMA DE LO REAL
EN LA RAIZ DE TODAS LAS CULTURAS
19.2. LA ONTOLOGIA COMO TEORIZACION
DEL PROBLEMA DE LA REALIDAD
19.3. PERSPECTIVAS HISTORICAS
'
1
1
1
en el espacio y en el tiempo rea1 1dad e111crcnc1at
e l
, 1 l
~cr<~ d~l)cmc>!-i ar1 ins istir en un rasgo ca-
0 d1st1nta
. l de el mismo
. y que se
.. ve obl. <l
1ga <) a ta~,ter1st1co <le cst<1 prot<>fil<>sofia, <le este cm -
rnan1pu ar, a organizar y disponer para el dcsa.
br1on de ontc>l<>ga y tnctafs i<:a, que cncc>ntra-
rrollo de su proyecto vital.
~os en las culturas inclus<> ms primitivas: las
El filsofo espaol Xavier Zubiri* ( 1 89 8) ha ~tf~~entes culturas resultan peculiarmente sen-
subrayado, certeramente, esta diferencia entre s1b1l1zadas para zonas distintas de lo real. l~l
la conciencia animal, como conciencia dominada hombre, en su proceso histrico, se instala en
por el estmulo, y la conciencia humana como peculiares experiencias, ligadas, sin duda, a
conciencia de realidades. Esta captacln no
quiere ~e~ir ~,ue el hombre, desde el proceso
de homln1zac1on, desde su aparicin en la evo-
lucin biolgica, se convierta en un animal for-
malmente metafsico. Una cosa es vivir en un
mundo de realidades, y otra, mu y diferente,
preguntarse por lo que es la realidad y constituir
teoras sobre dicho concepto. Pero s podramos
decir que este destino estaba inscrito en la con-
dicin del hombre, en su proceso de maduracin
histrica.
Sin duda, en toda cultura humana encon-
tramos una cierta manera de configurar la
realidad, intuitiva, imaginativa o conceptual-
mente. As, en conciencias primitivas se obser-
va que lo real es interpetado desde puntos de
. . . ;.
vista an1m1stas o mag1cos, por poner un e1em-
'
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'
1
1
'
la estructura caracterstica de cada cultura, a lo real, podemoc; utilizar el trmino de cos-
la manera en que resuelve sus posibili(ladcs de movisin. Dentro del mismo comprendemos
supervivencia. Un determinado crculc) cultural no slc) el cc)sm<>S en e) sentido ms restringido,
puede ser especialmente sensible al problema de sin<) tambin la vida del hombre. Se trata, pues,
la naturaleza y \:ivir la experiencia de lo real en de la manera peculiar de percibir, de ver le) real,
torno a una cierta percepcin del tnundo natu- q uc es propia de cada cultura. Indica que en
ral, o puede asentarse en vivencias tpicas de cada colectividad no slo hay tcnicas unitarias
nuestra interioridad personal. En la anterior lec- para la supervivencia y normas de comporta.
cin hemos tenjdo ocasin de apreciar las di- miento individual y colectivo, sino que se da
ferentes direcciones del pensamiento griego (na- tambjn una manera peculiar de interpretar y
turalista) y del pensamiento semtico (intimista). organizar lo real. Esta v isin se expresa en las
O puede, como ocurre en nuestros das, resul- formas lingsticas y con stituye un momento
tar la vida humana dominada por el horizonte esencial de la person alidad peculiar a cada cul-
de la artificialidad, de la tcnica, de nuestros tura. Se asimila d e tal mo d o que es no ya tema-
propios productos, que nos alejan del contacto tizado, objeto de reflexin explcita, sin o pro-
con la naturaleza; o puede ser la experiencia de fundamente vivido, integrado en la existencia
la convivencia humana, del orden poltico, aque- cotid1ar1a, orientador po r lo tanto de sta.
llo que ms intensamente vive una cultura. El mito, como ya hemos indicado, y tambin
Esta instalacin en una zona determinada la religin, guardar., sin duda, extrechas relacio-
de experiencias y la manera peculiar de con- nes con el concepto de cosmovisin. Ahora
figurarlas resulta decisiva para los concep tos bien, en la historia de la conciencia humana
que cada cultura proyecta sobre la realidad . ha surg ido la filosofa como esfuerzo dotado
Hay rasgos comunes a las culturas nmadas de una dimensin crtica y d e una dimensin
de los grandes pastores, que se refieren a su conce ptual. A mbas, sin duda, profundamente
manera de percibir el tiempo, el espacio, la un idas. La concepcin del mundo o la cosmo-
misma vida personal. Hay otros rasgos carac- visin, que es v ivencia colectiva, impregnacin
tersticos de las culturas de navegan tes y pesca- de la v ida, en un momento determinado se con-
dores o del mundo agrcola. As, las ideas de v ierte en tema de reflexin.
la fecundidad de la tierra, de los ciclos estacio- E n este viraje del grupo, algunos individuos,
nales, se convierten no slo en condicion es para los iniciadores de la filosofa Aristteles puso
un modo humano de supervivencia, sino incluso como ejemplo de este cambio a Tales de Mileto-,
en inspiracin de las grandes categoras, de los pasaron del mito al logos, del mitologizar al
ltimos conceptos que orientan la interpreta- filosofar; se convierten en los grandes intrpre-
cin de lo real. tes e impulsores de esta evolucin colectiva. Su
Para designar esta dimensin d e la existen cia esfuerzo no deja de adquirir un sentido aguda-
386 humar1a, que configura una interpretaci n de mente crtico ante las grandes creencias vigen-
'
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tes en la colectividad. De a uf
expresivamente en la fil q f'com~ vemos muy terprctacin materialista de la misma, o dialc-
suscitaran muchas ve oso 1 griega, el que tica de la razn, de la idea, en su versin idea-
hostilidad de las grand~se ~ el ~esconcierto y la lista - ha sido empleado para contraponc~s_c a
Desconc1erto y ho t.l.d inercias conserv d la clsica utilizacin del trmino de metaf1s1ca,
11 d a oras.
, s
la man era mas elocuente t , .
que 11a expresado de
. indicando una visin dinmica de la realidad
figura d e Scrat es. y rag1ca 1a inmolada frente a una visin ms esttica.
As pues, la realidad , como am , b'1to y e emento Cada uno de estos trminos supone ya una
1 cierta toma de posicin ante lo real, lo cual nos
de la cultura y de la vida humana , se h a convert1.d o
testimonia ya, desde el primer momento, el pro-
en tem a de una gran teorizacin. Surge, enton- fundo problematismo que caracteriza a esta rama
ces, lo que dentro de la filosofa ha sido desig- del saber humano. La ms ambiciosa, en la
nado c~m? ?ntologa, metafsica, filosofa pri- medida en que se trata de formular nuestros
mera, dtalect1ca. Todos estos trminos han sido conceptos ltimos, y tambin, por ello mismo,
utilizados para designar esta ciencia o, ms am- la ms discutida en el panorama de nuestro co-
pliamente, esta actividad especulativa, que trata
noc1m1ento.
de indagar el concepto de realidad. Cada uno
de dichos trminos posee su propia historia:
- El de ontologa es sobradamente signifi-
cativo, como logos, reflexin, discurso que versa
sobre el ser.
- E l trmino de metafsica parece haber te-
... el universo del nio persiste en el estado de experiencias del miserable corazn humano, mo-
proyecto individual, muy poco sistematizado, y vido inquietamente en un estrecho crculo por
como gratuito; el pequeo, cuyas r1ecesidades son la naturaleza de su existencia.
satisfechas a medida por la providencia de los En aquella asociacin se fundaba antes la
adultos, no sufre la disciplina y el control de las intuicin que la ciencia griega t'ena del cosmos y
necesidades de la accin. El primitivo, al contrario, la construccin artstica de u na rplica de ese
debe luchar sin cesar para mantener su existencia. cosmos en el mundo moral y social, tal como lo
Por consiguiente, su imagen del mundo debe imaginaba la ciencia poltica de los antiguos.
presentar un carcter de eficacia, debe ofrecer Ahora debe pensarse la perfeccin de la Divini-
un asidero preciso en lo real. Por otra parte, la dad misma unida a la figura de siervo y al padeci-
vida en comn y la urgencia de la colaboracin miento, o, mejor dicho, no se piensan: son una
exigen una determinacin colectiva, un acuerdo misma cosa en la vivencia religiosa.
sobre los principales esquemas del universo am-
biente. La cosmologa se realiza, pues, con el W1LHE:..M OILTHEY: Introduccin a las ciencias
consentimiento mutuo. Se impone autoritaria- del espritu. Trad. de Julin Marias, Ed. Revista
mente a cada miembro del grupo, que la encuen- de Occidente, Madrid. 1966 2 , pg. 376.
tra all, hecha en su totalidad, desde el momento
en que ingresa a la vida consciente.
La imagen del mundo se afirma entonces como
una determinacin objetiva del paisaje comu-
nitario. Y este paisaje no tiene slo una significa-
cin geogrfica o fsica, por as decir. Reviste, a
la vez, una intencin moral y espiritual, en tanto
esas palabras se empleen en el caso de la con-
ciencia primitiva.
" chazo de la metafsica no slo se produce una gadoras sistemticamente de la metafsica han 391
en-
ra-
1
1
1
2
:ho miento o 1, .
intu . , nto og1co o, por l<) menos, por una ci(la(l del pcr1s~tmicnt<J hur11 ~1n<J para acotar de-
icton de la rcal1Jad. terminadas zonas (le Ja realidad y, en el intcric)r
2. En ot de cada una de dichas zonas, definjr conceptos
sobr ros momentos, la ciencia vuelve
1
sarro~ 8 P~~b1emas subyacentes a su de- que se adecuen de la manera ms rigurosa que
crisis 10 0 P stttvo, sobre todo en las etapas de sea posible a determinados fenmenos. Pero
0
sntesis tc~a~do pretende realizar sus mximas cuando nuestro pensamiento trata de alcanzar
. eor1cas . una comprensin ltima de su investigacin,
p10 Histricame 1 , .
do posib . . nte, f1s1ca moderna ha resulta- as como de su posicin en el contexto de la
pto 11ttada por la . , d 1 .. prctica humana, se ve obligado a desbordar di-
ttes mo prop d recepc1on e mecan1cis-
, por la fl to e los .
. at?m1stas griegos, y tambin cho proceder y a reinterpretar sus precisos con-
nas Galileo ( tn uenc1a
pttagor1ca que opera sobre ceptos en el horizonte general de todo nuestr<>
es la natur 15 64 - 164 2 ), las cuales se representan mundo ideal. 1-Iorizonte que, como antes hem<)S
.ido a1eza como .,
cal tambi. extens1on y movimiento lo-
: la ,
mero y 1 en como 1 d .
go ominado por el n-
re- , h geometra. Cuando la fsica de nuestra
epoca a atraves d 0 sus grandes crisis, determi-
rd e
nadas. por 1a. ap aricton
d e la teora de la relativi-
d a d einsten1ana y p or 1a mecanica ,
, . cuantica nue-
;ido vamente .se han ~ .
. plan t ead o 1os conceptos bas1cos
e la ' d. e espacio ' tiempo , ord en d e 1 universo causa-
LVO,
lidad, determinismo, conceptos esenciale~ en una
a el ontologa de la naturaleza .
.
r1os . ~o sealado respecto a la fsica podra ser
tra- 1nd1cado en otros dominios. En la leccin an-
eca- terior se hablaba, por ejemplo, de la medicina
::>su antropolgica y su esfuerzo por recuperar el
,
lC10. concepto de persona en el sen o de la investiga-
des- cin y la actividad mdica. Ig ualmente, podra-
lhra mos sealar cmo el nacimiento de la biologa
de- evolucionista es solidario de una nueva concep-
cin de la realidad bajo el signo de lo histrico,
enes de Jo que se encuentra en proceso de despliegue,
.,
C100 intuicin tan fundamental en el pensamiento de
tntOS 1c>s fi)sofos ilustrados y .en la .obra .
de Hegel.
,
1:.insteitl, C<>n su lct>ra de la relatividad, ha tlbligadll a to~ filsoft'
u al es 1~1 despegu e d e la cienc!. ~os1t1va en un am- a replantearse l<>S gra ndes prt>blcma\ del espacio y el tiempo. 393
cosa- l)ito concreto resulta pos1b1l1tado por la capa-
visto, trata de desentraar la conceptuacin on- mientos y exigencias que se dan en nuestra
tolgica, organizando las grandes categoras se- prctica; por otra, en sentido complementario,
gn las cuales entendemos la realidad. guan tambin a st~. ,, .
El trabajo conceptual que la metafisica pre- En el mundo mtico hab1amos aludido a esta
tende adolece de peculiares dificultades, que impregnacin de toda la experiencia vital en
se derivan precisamente de su pretensin de las creencias, los mitos y los ritos bsicos de
ultimidad. Carece de la precisin que pueden una colectividad. El paso al pensamiento filos-
dar unas reglas de definicin sintcticas, que nos fico, crtico y conceptalizador no destruye esta
indican cmo operan un nmero determinado, profunda relacin, sino que la hace mucho ms
fijo, de conceptos en relacin con otros en los compleja, ms consciente y orientada. En tal
lenguajes formales, y le falta tambin la exacti- lnea podramos hablar de una verdadera prc-
tud que puede dar una regla semntica, la cual tica de la ontologa de las diferentes concep-
relaciona un concepto con un procedimiento ciones de lo real.
capaz de verificarlo o con un aspecto observa- Aunque hablar de prctica pueda resultar un
ble, bien recortado en nuestra experiencia. poco escandaloso para determinadas maneras
Los conceptos propios de la ontologa se de concebir el funcionamiento del pensamiento
interrelacionan, se autoesclarecen mutuamente, ontolgico, podramos indicar que ha y una ver-
desde un punto de vista central peculiarmente dadera experiencia de los sistemas ontolgicos.
original ante la realidad. No es posible referir- No en cuanto stos puedan proyectarse sobre
se a algo ajeno a ellos mismos ms que a tra- experimentos cruciales* (experimentos que la
vs de la confrontacin con otras concepciones misma teora moderna de la ciencia hace mu y
ontolgicas, entrando entonces en el debate en- dudosos incluso en el pensamiento cientfico-
tre las diferentes perspectivas metafsicas que positivo), sino en cuanto las grandes represen-
los sistemas filosficos adoptan. taciones ontolgicas poseen capacidades dis-
Mas ello no significa que la discusin ontol- tintas para orientar e informar la vida humana
gica represente una polmica puramente verba- colectiva. La historia muestra cmo algunos de
lista y etrea, una polmica alejada de la verda- dichos intentos van siendo superados, mientras
dera prctica humana. Antes sealbamos la otros se manifiestan ms fecundos y son some-
relacin entre determinadas perspectivas onto- tidos a un enriquecimiento creciente:Recogiendo
lgicas y el pensamiento cientfico. Lo mismo estas intenciones, Whitehead habl de las <<aven-
podramos decir sobre la relacin entre la on- turas de las ideas>>: las grandes ideas que presiden
tologa, entre la teora filosfica de la realidad la concepcin humana de lo real no flotan en
y otros aspectos de la cultura humana, la un mundo independiente de la historia y la
tcnica, la moral, las creencias. Las categoras prctica humana, sino que se encarnan en ste
o las ideas ontolgicas penetran toda la vida y son sometidas por lo tanto al destino histrico
394 del hombre; por una parte, expresan descubri- y temporal de lo humano.
1
'
1
1
l2
ceptj
Mient
ras Que d
'
ex Vos de Po emos deducir enunciados per- conexin interna Esto significa la superacin dia-
1
e sdtencia de
tl n o d
afirmacin de la realidad de la
cangur08
lctica de la filosofa, la negacin de la negacin
fsico e la afirm . no podemos hacerlo par- del originario materialismo ingenuo, su superacin
d ' corno t acin de la realidad del mundo en el materialismo moderno, el cual vuelve a
d:I 1 afirrnac~~Poco podemos hacerlo a partir fundir en una unidad la ciencia positiva y la filo-
ma .m undo fsico o~uesta acerca de la irrealidad sofia . Todo esto significa que la dialctica, des-
ciones caree or consiguiente ambas af1r- prendida de la realidad, no puede ser nunca una
recen
- a b solutarne
en de contenido '
emprico - ca - dialctica materialista. La dialctica <<en s>> es
na 1ar .q ue esta cr nte. de sentido -. Hay que se- cosa sin vida y sin contenido, asunto puramente
se aplica 1gualrne tica por carencia de sentido formal . En cambio, puesta en conexin con nues-
En ocasiones, las n~e , .la af1rmac1n de irrealidad. tros conocimientos reales, la d1alct1ca es el
se han confundid P niones del Crculo de Viena materialismo moderno.
del mundo fsico c<?n la negacin de la realidad
, siendo
ne~amos tal cosa Es . as1 que nosotros no ROBERT HAVEMANN Dialctica sin dogma. Trad
tesis de la realidad d cierto que rechazamos la de Manuel Sacristn, Ediciones Ariel , Barcelo-
rechazamos porqu el mundo fsico, pero no la na. 1967, pgs 232 -233.
de sentido, rechaz~ sea falsa, sino porque carece
a su anttesis ideal t que .se extiende igualmente
1
estas tesis; sencilla is N negamos ni afirmamos
mente rechazamos el problema.
RUDOLF CARNAP
R d F.I1 osof 1a
' Y sintaxis
. lgica
,
s ~~og~ en . La concepcin analltica de la filo-
a. e ecc16n e introduccin de Javier Mu-
gue~za, vol 1, Alianza Editorial. Madrid 1974
pgina 299 ' '
'
1
1
1
1
1
- en .
) r eJor nos h
r1r de 1 ace entender la realidad es el d1scu- la ontologa griega. 1..:n lugar de ~a naturaleza
. Per0 H~ ~guas fluviales. como referencia ltima, cuya mov1l1dad hay que
ciona1 en raclito representa una vocacin cxcep- explicar ahora nos encontramos con la idea de
eJ e1 rnund 0
entendirn. griego. Fundamentalmente, un ser persona] y el gran problema de artic.ular
nado en dichJento de lo real se encuentra domi- el mundo inmediato en que vivimos la realldad
co: es "erdad cultura por la primaca de lo estti- mundana entera con la idea de un creador.
ce. Frente a l-Ier~rn~nte real aquello que permane- La filosofa medieval, desarrollar, as, el
C.), afirrnanderaclito, Parmnides ( 540-45 o a. de . ;
'f
'
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1
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1
Bertrand Russell l1a sido uno de lo~ prime ros pensadores que ha 11
l{e trato de flcgcl, n1ximo representante <lel idca hs n10 fi losfico. tratad~ de replan tear la onlologta d esde el anlisis lgico d el
lengti aJe. 399
por una serte de neccs1<.l~1c.lc s C(>ncrctas y 111<1tcri<1- Fragrnento 76: El fu ego vive de la muerte d
1
lcs que la retrica idealista parece ol'' 1dar. J~ l aire, y el aire de ta muerte del fuego ; el agua vi e
d 1 t . Ve
hombre, como ser que subsiste a travs del tra- de la muerte e a tierra, Y a tierra de la muerte
bajo, como ser que mediante su esfuerzo trans- del agua .
Fragmento 80 : Debemos saber que la guerra e
forma la naturaleza )' se crea a s mismo, y como
comn a todos, y que la discordia es justicia ~ l\c
ser que desde una existencia alienada, impropia, que todas las cosas se engendran de discordi~ , di
, est llamado, a travs de una dialctica histri- necesidad. V
n
ca, a encontrarse a s mismo en el desplieue de Fragmento 90: Todas las cosas se cambian en Sl
la historia. fuego y el fuego en todas las cosas, asf como las e
En estas ltimas etapas del pensamiento se mercancas por oro y el oro por mercancas e
patentiza la preocupacin antropolgica en el Fragmento 91: No se puede sumergir dos veces
sentido ms estricto. La necesidad de una onto- en el mismo ro . Las cosas se dispersar1 y se (
loga que refleje al hombre como tal, que encuen- renen de nuevo, se aproximan y se alejan.
tre al hombre y en la cual el hombre se encuentre FragmP.ntos de Herclito. Recogidos por Lu ~
a s mismo. A esta tendencia se ha aadido una FARR~ : Herclito (exposicin y fragmentos) Ed...
Aguilar, Madrid, 1959, pgs. 148, 161 y 1S6
nueva dimensin que no deja de ser tambin
profundamente humana en los tiempos ms Es difcil que la antigua ontologa hubiese po-
recientes: la que representa el lenguaje, la co- dido encarar tal cuestin. Estaba esencialmente
municacin, y que tambin se ha proyectado orientada al ser de las cosas y, ms all de ellas,
sobre los problemas ontolgicos. El intento de al organismo. A lo psiquico se lo entenda de
replantear la ontologa desde el anlisis del len- manera organolgica, y el espritu era exaltado al
guaje constituye uno de los giros ms caracters- reino de las esencias, de tal modo que no lo
ticos de la filosofa actual, desde el llamado ato- podfan introducir en la serie del mundo real.
Su <<realidad>> pareca ser en absoluto diferente a
mismo lgico de Bertrand Russell* (1872-1970)
la de las cosas: un ser intemporal, sin variacin
hasta los desarrollos realizados a partir del se-
ni individualidad. La nueva ontologa se diferen-
gundo Wittgenstein (1889-1951). cia de la antigua en que niega semejantes limi-
Esta reflexin sobre la evolucin de la on- taciones, puesto que a partir del plano de lo
tologa no significa que las preocupaciones ori- dado, que est en su base, abarca todo el ser
ginarias de la misma queden arrumbadas. Mues- , . ..
ps1qu1co y esp1r1tual como el de la naturaleza.
tra que en la historia humana hay un descubri- Adems, el espritu no est fuera del mundo real,
miento, un enriquecimiento constante. El hom- s1 no que por entero le pertenece: tiene su misma
bre no puede olvidar su pasado, pero s debe en- temporalidad, el mismo nacimiento y muerte qu~
frentarse con l y recuperarlo desde su situacin las cosas y seres vivos. Para decirlo ms breve-
actual, abrindose as hacia un futuro creador mente : posee la misma realidad.
en que aparezcan nuevos descubrimientos de NICOLAI HARTMANN : LB nueva ontologla: Trad. de
Emilio Esti, Ed. Sudamericana, Buenos Aires.
400 lo real y nuevas realizaciones del hombre. 1 954, pg. 101 .
uerte def
agua Vive LECTURA Y COMENTARIO
fa muerte
Y como la palabra es <<la ex r . ,,
guerra es ~ P est<>n del pens ..
de un aditamento extrnsec 1 . .. amient<>>>, y n<> (!t1 el scnt1<l<->
. usticia, y dlr sino en el de una ene t:i~nsam_iento, del que ste podra prescin-
ISCOrdia y ' arnac1on 0 incorp , .
O existira el pensami'ent . oracton esencia 1, stn Ja cual
n o mismo por n 0 bl
mbian en
.
siquiera .e
...1n1er1or, o a b sol u tament ' 1 ser pos1 . e pensar stn palal)ra '
el, no po d ran d e afectarle e, , as innovaciones en la exprcsjn ele
, d eJar
corno las
,
nc1as.
en e, 1 mismo. . . mas o menos, de resultar innovaciones
os veces Se pensar realmente igual b d ,
art y se e . . .
que escr1b1endo, dictando? ... escr1 1en o a maquina que a mano ; igual
4
( XAVIER ZUBIRI : Nat11raleza, historia, Dios, Editora Nacional, Madrid, 1959 , pg. 223 .) L
Bu1
01
VOCABULARIO H
'
expresa una nica realidad. Por Zubiri, Xavier. Naci en San Sebas-
ejem.plo, podemos suponer que el tin (1898). Aborda la temtica de
trmino <<telfono>> designa slo la realidad en su libro Sobre la
una realidad, el usual aparato que esencia, aunque ha tenido una ms
todos conocemos. Se opone a permanente difusin, resaltando sus
<<equvoco>> y difiere de <<anlogo>> trabajos histricos, Naturaleza, his-
(ver equvoco). toria, Dios.
LECTURAS RECOMENDADAS
BUENO, GUSTAVO: Ensayos materialistas, Madrid , 1972.
DILTHEY, WILHELM: Teora de las concepciones del mundo. Trad . de Julin Maras, Ed . Re
vista de Occidente, Madri{i, 1974 .
HEIMSOETH, HEINZ: Los seis grandes temas de la metafsica occidental. Trad. de Jos Gaos,
Ed. Revista de Occidente, Madrid, 1959 3 .
RENOVIER, CHARLES: Los dilemas de la metafsica pur11. Trad. de Jos Ferrater Mora, Ed.
Losada, Buenos Aires, 1944.
W AHL, jEAN: Tratado de metafsica. Trad . de Francisco Gonzlez Aramburu, Fondo
de Cultura Econmica, Mxico, 1960.
ZUBIRI, XAVIER: Cinco lecciones de filosofa, Ed. Sociedad de Estudios y Publicaciones,
Madrid, 196 3.
20.1.
PANORAMA DE LAS RELIGIONES
20.2.
FENOMENOLOGIA DE LA RELIGION
20.3. FENOMENOLOGIA DE LA PATOLOGIA
RELIGIOSA. RELIGION Y FILOSOFIA.
EL ANALISIS DEL LENGUAJE
RELIGIOSO
'1
1
, .
, f orma d
caracter1st1cas se combin ar1an . l't1 l(~s l1<)1nl)rcs <le:\ ( )cci<lcntc actual. Y por elle>
. . n o un tip<>
ideal o ,modelo del feno' meno re1igio l1a St(l<) pcnsa(l<>, a veces, p<>t l(>S tratadistas
con trar iamos realizado d s_o, que en- con1<> ,tno(lcl<> fundamental ele 1<> religios<>.
. , ' en gra os dtst1 d
aprox1mac1on por d:: ' ntos e . 2. r_i,n. otras c>casioncs, el ccntr<> ele la cxpcrien-
tricas. ' as 1 erentes religiones his-
c1a rel1g1osa no est dado p<)t una divinidad tras-
Jt1nto al mtodo hist,orico . d ebemos indi ccnde11te, sino por la exaltacin de la natura-
car otras . dos
grandes vas d e acceso al anlisis lez~ ~ism~. El panteismo naturalista y el
d e 1a re11g1os1dad en nuest ro s1g . 1o:. pol1te1smo ingresaran en esta visin de }() re-
. I. 1: f~~o~enologa de la religin. Esta ligioso. Dentro de la variedad de plasmacioncs
se puede presentar un rasgo comn: la idea de
1nvest1gac1on
, fl . .
. . sigue la lnea d e1 mov1m1ento fi-
1oso co or1g1nado a partir d e H usser1 ( i 8 59 di..rini~ad aparece como una categora la de
lo divino, que penetra la naturaleza y s~ expre-
.
I 9 38) ~ designado como fenomenologa. Se pro
sa en diferentes zonas y fuerzas de sta. Tales
P? n e 1?dag~r. las grandes caractersticas de la
son los dioses de los bosques , de las fuentes , de
v1ven_c1~, rel1g1osa, es decir, del hecho vi,ro de
las aguas, de las montaas, tambin la fuer~a
la rel1g 1on como fenmeno h umano. Prescinde
genesaca de la naturaleza, de la fecundidad v de
de _toda polmica, que qued ara en una fase ul-
las mismas formas de vida animal y hum'ana,
ter10 : , sobr~ la realidad d e los contenidos que
vinculadas a este sentimiento total de lo csmico.
en d ich as vivencias aparecen. La religiosidad grieg~, as como el espectcu-
~ El a~lisis del lenguaj e relig ioso. Bajo lo de muchas religiones primitivas, se alimentan
la 1n.fluen c1a de la filosofa d el len guaje, que ya intensamente de este tipo de inspiracin. E ntre
ha sido comen tad a, pret ende clarificar los fen- el alma y la naturaleza se produce muchas ve-
m enos relig iosos, examinando su exp resin lin- ces una profunda unidad. Lo anmico se ex-
g stica y su lgica intern a . p and e y difunde p or el mundo de la naturaleza.
P ero tambin en los tiempos ms modernos
Com o p rimera aproxim aci n a nuestro tema se h an dado intentos de reposicin de esta re-
convendra exp o n er , someramente, el amplio ligiosidad , incluso desde el desarrollo de la cien-
panorama de las religiones histricas en su cia misma. El bilogo ingls Julian Huxley' (na-
co mpleja v aried ad . cido en 188 7) trata de encontrar una versin ade-
r . G rupo de religiones cuyo centro est cons- cuada al impulso religioso del hombre en nues-
ti tuido por la idea de una divinidad personal, tra poca, asentndola sobre la idea de evolucin
trascendente al mundo. Son las grandes reli- en la naturaleza y en el ser humano. La tendencia
gio nes monotestas: hebrea, cristiana (en sus religiosa se basar en la creatividad del mismo
distintas variedades) e islmica. Todo nuestro proceso evolutivo, en su realizacin de niveles
mundo fsico y humano depende de la divinidad cada vez superiores, en un impulso de desarrollo,
407
al hab er sido creado por sta. Tal tipo de reli-
que sera precisamente misin del hombre el
gin es el ms prximo a nuestra expenenc1a
1
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propiciar. Esta propuesta nos recuerda el mundo asbeia, (ria{Jctrx) apareca como delito contra
de Teilhard de Chardin comentado en la leccin la ciudad y era perseguido justamente por su
anterior, mas en Huxley se desprende de toda dimensin poltica, como atentado a las creen-
directa referencia al cristianismo, constituyendo cias bsicas sobre las cua]es la existencia de la
un naturalismo evolucionista, elevado al nivel comunidad se asentaba. Algunos filsofos grie-
de una nueva forma de religiosidad. Sin alcanzar gos fueron vctimas de persecucin por dicho
este nivel de sistematizacin y propuesta expl- delito, con una manifiesta hostilidad del poder.
cita, en la actitud de una serie de cientficos de Continuando la experiencia de la <<polis>>, en
nuestro tiempo encontramos componentes de Roma encontramos fenmenos anlogos. Como
religiosidad csmica, de un sentimiento del uni- podemos recordar, la persecucin a los cristia-
verso impulsor de su tarea que resuena con acen- nos no iba dirigida propiamente hacia sus creen-
tos de autntica religiosidad. As en Einstein. cias, ante las cuales los romanos eran amplia-
3. En nuestra historia se ha dado tambin un mente tolerantes, sino a su negacin de sacrali-
tipo peculiar de religiosidad que podramos de- zar la vida colectiva y tributar culto divino al
signar como la religin de la ciudad. La emperador.
existencia misma de la comunidad poltica asu- Se han sealado los casos ms expresivos de
me un valor religioso. Este fenmeno puede esta fenomenologa religiosa dentro de la An-
incorporar los tipos de religiosidad antes alu- tigedad. Podramos tambin extenderla a al-
didos o bien otros nuevos. Lo caracteriza el guno de los grandes imperios orientales. Pero
hecho de que la religin se convierte en algo ofi- no debemos considerar este planteamiento como
cial, dentro de la comunidad poltica, en un algo concluso en un mundo ya remoto; se ha
elemento fundamental de su cohesin, al que proseguido en nuestra historia, en peculiares
queda incorporado el ciudadano y la ley de la interferencias con otras formas de religin, asu-
ciudad. De esta manera se sacraliza tanto la midas como valores y vigencias propias de la
comunidad presente como el pasado, los muet- ciudad. Pensemos en el caso de la Iglesia angli-
tos y la historia, tambin el futuro, el destino de cana, en el valor que durante la Reforma y sus
tal colectividad. luchas religiosas adquiere la ascensin de una
En la idea griega de <<polis>>, ya comentada cierta confesionalidad como propia del estado.
en otras lecciones, encontramos una clara plas- Recordemos, en determinados momentos de
macin de este planteamiento religioso. Cuando nuestra historia y en ciertas interpretaciones de
al orculo de Delfos le preguntaron cul era la sta, la fusin que se ha querido producir entre
religin verdadera, contest ste que era reli- el concepto de Espaa y el de religin catlica,
gin verdadera aquella que cada ciudad esta- tribuyendo a nuestro pas una misin peculiar
bleca segn sus leyes. En consecuencia, la rup- de defensa, expansin y proclamacin de los
tura con las ideas religiosas vigentes, el crimen valores propios del catolicismo.
408 de <<impiedad>>, que los griegos designaban como 4. La referencia central de la religin a los
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- , 1
P artiendo d e la epstola de San Juan, la relacin tar asentada sobre las cenizas de los hroes )
entre los h ombres constituye. un primer nivel constituye uno d e los g randes y ms antiguos
de experimen taci n de la vivencia religiosa. Se- motivos d e la religin humanista, que debe ser
gn las mism as palabras de San Juan, <<no pued e puest o en relacin con estas formas de exaltacin
ama r a Dios a qui en no ve, aquel que no ama al religiosa del hombre.
h o mbre a quien ve>>. 5. Todava hay amplios fenmenos religio-
P er o, en la crtica de la relig i n realizada por sos que no pueden ser interpretados en funcin
Feuerbach * (r 804- 1872) , este humanismo se con- de las categoras hasta el mo mento considera-
vierte en el componente esencial d e una nueva das. Por ejemplo, el b udismo , que podemos
relig iosidad que se opone a las religiones tra- conceptuar como una religin de la negacin.
dicionales . Estas, bajo la idea de dios, no habran Una religiosidad, dentro de su enorme varia-
hecho sino inconsecuentemente descubrir al cin de plasmaciones, asentada fundamental-
hombre perdido en lo divino. La idea de dios no mente en la \Tisin negativa del destino humano,
es, para Feuerbach, sino una proyeccin de las acosada por un sentimiento del dolor y la frus-
tracin que dominan la \ida. Consecuentemente,
realidades humanas y su grandeza hacia un en-
busca liberarse de dicho dolor a travs de la
g aoso orden trascendente. De este proceso se
purificacin, del aislamiento de las realidades
deduce un fenmeno de <<alienacin>> religiosa.
naturales y el encuentro del <<nirvana>>*. E ste
El hombre, creador de dios por dicho mecanis-
nos librar de la rueda de las reencarnaciones y
mo proyectivo, acaba adorando a su propia cria-
de nuestro sometimiento al tiempo.
tura. Mas descubierto dicho mecanismo y rota
6. Otras formas religiosas han insistido en el
la relacin de alienacin, el hombre liberado se 409
espectculo de la lucha entre el bien y el mal.
encontrara a s mismo y establecera en el seno
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Manifestacin no solamente moral, sino religio- Podemos intentar entender la religin sobre
sa y personificable en las categoras de lo demo- una superficie plana, a partir de nosotros. Tambin
naco, de lo perverso y de lo divino. Son las podemos entender cmo la esencia de la religin
religiones que podemos designar como dualis- slo podra comprenderse partiendo de arriba hacia
abajo, aesde Dios. En otras palabras: podemos
tas, basadas en esta contraposicin y en el sen-
considerar a la religin como una vivencia com-
tido de lucha como clave de las mismas. prensible - a la manera antes indicada -; o po-
7. Si quisiramos completar nuestra consi- demos considerarla como una revelacin que ya
deracin histrica de lo religioso, habra que no es comprensible. La vivencia (en su <<recons-
plantear tambin los fenmenos que se definen truccin>>) es un fenmeno. La revelacin no lo
en un sentido negativo. Y a el agnosticismo es; pero la respuesta que el hombre da a la revela-
o indiferencia ante la religin, ya el atesmo, la cin, lo que expresa acerca de lo revelado, s
negacin de dios, que puede revestir nuevas es un fenmeno a partir del cual puede inferirse
formas de religiosidad o convertirse en una im- la revelacin (per viam negationis).
pugnacin de todo lo religioso en cuanto tal. Considerada segn ambos mtodos, la reli-
gin implica que el hombre no toma sin ms la
vida que se le ha dado. Busca el poder en la vida.
El panorama recorrido no tiene una intencin
Si no lo encuentra, o lo encuentra en una medida
clasificatoria en el sentido ms estricto, no pre-
que no lo satisface, busca introducir en su vida
tende el establecimiento de una morfologa o el poder en que cree . Trata de elevar su vida, en-
tipologa de las religiones, slo ha querido cons- grandecerla, darle un sentido ms profu ndo y
tituir una indicacin sobre la gran variedad de ms amplio. Con esto nos encontramos en la lnea
nuestro panorama histrico, la cual nos per- horizontal : la religin es la ampliacin de la vida
mita plantear el anlisis del fenmeno religioso, hasta su ms lejana frontera.
con la mayor amplitud posible. Superando, as,
la espontnea tendencia a referirnos a las moda-
G. VAN DER Leeuw: Fenomenologa de la religin.
lidades religiosas ms prximas en nuestra cul- Trad . de Ernesto de la Pea, Ed. Fondo de Cultura
tura. Econmica, Mxico, 1964, pgs. 649-650.
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'
fsicos, como el pan y el vino consagrados de religin. l.,o divino no tanto se manifiesta
(aunque en el desarrollo teolgico se estime que a travs de apariencias fsicas, a las cuales se
la realidad del pan y del vino han desaparecido, incorpore, como se revela a travs de la palabra.
conservando slo la apariencia), o las reliquias; La capacidad del hom l)re para escucharla, para
tambin espacios geogrficos las. montaas aceptarla, el concepto de fidelidad y ~1 compor-
sagradas, las aguas. del Ganges, el recinto ecle- tamiento regulado por ~)la, son actitudes que
sial dedicado al rito divin~. Tambin, deter- configuran la religiosidad proftica, desde la
minados seres vivientes ingresan en esta con- vertiente humana. Conocimiento y comporta-
sideracin sacral, as los animales sagrados de miento fiel son ms importantes aqu que la
determinadas religiones, o bien son seres hu- materializacin de ritos determinados.
m anos consagrados a Dios los que reciben el Esta palabra revelada cristaliza en el libro que
carisma de una cierta sacralidad. La relacin de la recoge, por ello estas religiones ha~ ~ido tam-
todas estas realidades con lo divino puede ser bin, a veces, designadas como rel1g1ones del
mu y variada; normalmente, no supone esta sa- libro. Recordemos la importancia de la Biblia
cralizacin una identidad con el concepto mismo para el hebreo, del Corn para la religin isl-
de D ios, sino una relacin especialmente estre- mica, de los Evangelios para el cristianismo.
cha o bien un modo de presencia de lo divino. Todas ellas responden en fuerte medida al mo-
En todo caso, la actitud de reverencia hacia di- delo de religiosidad proftica, sin excluir, evi-
chas realidades y los consiguientes ritos signi- dentemente otros rasgos. Por ejemplo, los ele-
fica un motivo esencial en el tipo de religiosidad mentos de la religiosidad sacramental se hacen
que consideramos. tambin especialmente vivos en el catolicismo,
dentro de las religiones cristianas.
Las religiones profticas se dirigen funda-
mentalmente hacia la historia, hacia la respon- En tercer lugar, hemos aludido a la religio-
sabilidad humana colectiva e individual, creada sidad mstica. La mstica se puede dar en mayor
por nuestra libertad. Sealan el destino huma- o meno r medida en cualquier modelo d e reli-
no, la voluntad divina respecto a dicho desti- giosidad , pero en algunos de ellos constituye
no, y denuncian la traici n al mismo, as como el motivo esencial y caracterizado r: tal ocurrira
sus posibles y a veces terribles consecuencias. con el budismo . Lo caracterstico de la religio-
La divinidad se manifiesta en estas religiones, sidad mstica vendra dado por una experiencia
ms que como seoro sobre mbitos de lo singular, una experiencia que nos arranca
real y penetracin en stos, como palabra orien- radicalmente del mundo cotidiano y sensi-
tadora y vigilante de nuestra accin histrica. ble, de nuestra conciencia habitual. D e st a
As, el concepto de <<verbo>>, de logos, tal como pasamos al xtasis de los msticos el cual es
. '
aparece en la iniciacin del evangelio de San presentado como un estado de unin profunda
12
Juan, juega una funcin decisiva en este tipo con lo divino o bien de absorcin de nuestra
1
1
1
1
1
1
1
conc1enc1a en una tot 1.d . 1
. d a 1 ad 11b d
m1tes el espacio y d 1 . era a de los l- cristiailismo~ S<>l)rc un <l<>mini<> de lo proftic<)
. e tiempo
ser e 1 nirvana de los budistas , como parece se <lan
. f uert es
"' C<>mp<lncntcs sacramentales, es-'
La consecucin de est P~~ialmcntc en el cat()licismo, y es evidente tam-
. e estado c
o b 1et1vo esencial de las 1. . onst1tuye el \)tcn la existencia <le ur1a mstjca cristiana. Se
re 1g1ones ,
legando en ellas a un pl m1st1cas, re- tratal)a, fun<lamentaln1entc, de una matizacin
ano secund . 1 ~e aspecto8 dominantes en cada tjp<> de rcljgi<)-
mentos de creencia concept 1 ario os ele-
lidad. Dentro del cristiani ua y lde sac,ra~enta- s1dad y, sobre todo, de tlna prccjsifJn de los gran-
smo os mtsttcos se de~ f~nmenos que juegan en el complejo mundo
h an
. expresa d
d d , o en numerosas ocasiones . con un rel1g1oso, en cuyo anlisis an debem<)S avanzar.
cierto es en hacia las form u 1ac1ones . con- La fenomenologa de la religin se ha pr<>-
ceptuales d e la teologa
--- y de la fie. L as entendtan
, puesto desentraar, por va de una atenta lec-
c~mo a go que .res~ltaba radicalmente trascen- tura de los hechos religiosos, aquello que es
dido en. la exper1enc1a
. de la unin con 1o d'rv 1no.
T. tpico de los mismos, aunque ulteriormente, se-
Su test1mon10 de dicha experiencia mstica la gn las distintas religiones, pueda recibir es-
pre se1:1t~ come: algo inefable, que solamente puede tructuras muy diversas. En esta lnea puede
ser v1v1do. Sin embargo, no han dejado de ins- considerarse el objeto de la religin, el sujeto de
trt1mentarse mtodos y caminos, a travs de dicho fenmeno y la relacin establecida en-
tre ambos, entre objeto y sujeto. La fenome-
los cuales se puede llegar a la experiencia ms-
nologa de la religi~ se propone apreciar los
tica. Mtodos y caminos asentados normalmente
rasgos que caracterizan a estas tres dimensiones .
en la renuncia y el sacrificio, en un proceso de
de la experiencia cuando se producen en el m-
purificacin, el cual, liberndonos de nuestra bito de los comportamientos religiosos.
tendencia y amor a todas las cosas mundanas,
propiciara la revelacin peculiar de lo mstico. El objeto de la religin precisa, en primer
En la doctrina cristiana, no obstante, la re- lugar, de una importante puntualizacin. Aquello
velacin siempre constituira un don gratuito de que des1gnamos aqu como objeto, adoptando
la divinidad. En otras formas de mstica pen- el punto de vista de la experiencia protagoniz~da
semos en 1,a filosofa de Plotino * (205-270), en la por el hombre, sin embargo, en una p~rs~ect1va
' la desem- absoluta, constituye el verdadero y autentico su-:
que hay intensos acentos misticos .
bocadura en el xtasis sera ms bien la cons~- jeto de la religi?n. En efecto, ~n trminos feno-
. r sa de dicho encami- menolgicos diramos que Dios aparece como
cuenc1a natura1 y casi iorzo un objeto de descubrimiento por. el hombre;
namiento metdico. no obstante, es evidente que el su1eto de la re-
s la considera- ligin en el tesmo es ~l mismo Di.os y ~ue todo
En las descripciones anter1ir~ lo mstico el hecho religioso deriva de su .ex1stenc~a; o, en
., t 1 lo pro1et1co Y ' 413
c1on de lo sacramen ' . . .d d incornunica- el caso de religiones no teolgicas, deriva de la
no delimita formas de reh.gi~t:a~o cmo en el -
das. Al respecto hemos in
entidad que asume la funcin sacral, los atiibu- insegu10. Pero, por otra parte, constituye algo
tos que caracterizan primordial y fundamental- atractivo, fascinador, que nos arrebata y com-
mente el mundo de lo religioso. promete, por lo tanto, de una ma~era ra?i.c.al.
Hecha esta salvedad, hemos de preguntarnos A estas caractersticas de la realidad obJet1va
por lo que caracteriza al objeto de la experien- corresponde la aparicin en el sujeto de una
cia religiosa humana. Esta nos aparece como el serie de sentimientos peculiares (algunos han
descubrimiento de una realidad entei:amente pe- sido ya comentados anteriormente) desde el des-
culiar en su excelsitud sobre todos los otros concierto intelectual hasta la. temerosidad
. ,
_y
, .
el
objetos de nuestra experiencja. Encuentro de atractivo. Pero, como exper1enc1as mas tip1cas,
una realidad que determina, como correlato de deberamos sealar la del sentimiento de reve-
dicho descubrimiento, una tremenda y radical rencia, de adoracin. Significa tambin una
conmocin anmica en el hombre. Ciertamente, admiracin muy profunda, radical, la cual pe-
no se puede hacer otra cosa smo recurrir a tr- netra el <<yo>> hasta sus fibras ms ntimas, dife-
minos indicativos, orientadores hacia las carac- rencindose de la pura admiracin, siempre ms
tersticas del objeto que se manifiesta en la ex- superficial, que puede generar la contemplacin
periencia religiosa. Rudolf Otto (1869-1937), de la belleza natural o artificial, o bien, la pro-
en una aportacin que ya se ha hecho clsica en ducida por un acto de moralidad.
la fenomenologa de la religin, describi la Hemos subrayado las primeras emociones, las
categora propia del objeto re.ligioso con el tr- conmoci<)nes religiosas radicales, en las que com-
mino de numinoso, neologismo construido a ponentes de desconcierto y de temor se unan
partir de la palabra latina <<numen>>, equivalente a la fascinacin, pero debemos insistir, especial-
a lo divino, a lo que tiene fuerza y poder. Lo mente en la tradicin cristiana, en el sentimiento
numinoso, para Otto, es un <<mysterium tre- del amor, en la medida en que la realidad divi-
mendum et fascinans>>. La presencia de un mis- na se presenta incorporando la bondad absolu-
terio terrible y fascinador, de algo que sobrecoge ta. De aqu se origina un ulterior estado de
profundamente al hombre. Algo que nos des- alegra, de entrega, de confianza, tan caracters-
borda intelectual, conceptualmente, y por ello ticos de la relacin del hombre con la Provi-
se sita en el mbito del misterio, pero no como dencia en el Evangelio. Correlativamente a esta
un mero problema, ni siquiera como un enigma superioridad absoluta del objeto surge el senti-
a resolver, sino como manifestacin imponente, miento de inferioridad por parte del hombre.
por encima de las capacidades de nuestra razn. Aunque esta inferioridad no deba ser entendida
Al mismo tiempo, nos aparece con un sentimien- en forma degradante, ms que en ciertas deriva-
. ,
to de superioridad radical, al que no es ajeno c1ones mas o menos patologizadas de la religin.
una cierta experiencia de terror, por lo menos de El contacto entre objeto y sujeto cristaliza
sobrecogimiento, de ingreso en una zona de rea- no slo en las actitudes que acabamos de indi-
Jidades en que el hombre se siente radicalmente car, sino en actividades unas veces espontneas
414
l
'
l
'
l
l
y otras
e , organizadas y rltua1.izad .
el 1enomeno religioso . . as, a medida que m ., '
. se instttu . ens1c)n dreligi<>sa h umana. Se trata de la con-
cienci
camente consisten en 1 d . cional1za. Bsi- insuficic a e., nuestra
. p ropia
fi n1tud,
de nuestra
a orac1'0 d
!idad en la cual se p lasma el se ~ ~dicha rea- . nc1 ,1.. fal C<,nvcncimicnto puede cxprc-
verencia ante riorment . d. nttm1ento de re- ,Sarse C<>mo tru st . , el el h<)mbrc y sus pro-
. racton .
na el culto dirigid o h~ 1~n ~cad~. As se origi- yectos, C<)ffi() mi seria . ra d.1cal del ser human<)
como intento de comuc . <>h1eto; la oracin pero no es ... ncce~ar
,., 1<> que a d quiera
dichas conno-'
nicar con d, h taciones
, ' ya que 1n e l uso 1a v1.s .t()O, ms olmpica
suprema. Tamb i n las p , . tc a realidad
.fi . ract1cas del fi . mas plena ' mas , iee iiz d e la existencia humana se'
la pur1 cac1 n , las cuales ueden sa~n c10 y . en~uentra necesianamente limitada por di~ha
el sentimiento d e d dp . manifestar ya
. epen encia y el . finitud. La fi nit u d contrasta, en efcct<J, con la
miento del mism o b . reconoc1- capacidad que el hombre percibe en s mismo,
.d d rb d ,o len perseguir una objeti-
Vl a 1 era ora. d e las pasiones e instintos del a veces, de una .real1zac1n mucho ms plena,
hombre, encaminada
. . hacia nuestro autocon- tanto e:i el espacio como en el tiempo . I-Iambre
. , Estas actlt1vades de sacrificio Y d e purt.6 ca-
trol. de realizarse, en la que insisti tanto Miguel de
. han sido fuertemente p a t o log1za-
c100 , a veces, . Unamuno, que es voluntad de comunicacin
con los dems, de superacin de nuestros lmi-
das en 1a h istoria .d e nuestras religiones no tes, de supervivencia allende la muerte, de en-
solarnen_te p*or .la incorporacin de aspectos
cuentro en infinitas formas de vida que proyec-
masoquistas , sino p o r alcan zar sit uaciones l-
tamos y luego quedan abandonadas al margen
mite de. inmolacin d e seres ht1manos, en que de las elecciones a que la libertad nos obliga.
en ocasiones este impulso ha desembocado. Esta conciencia de la finitud es la que se encuen-
tra con la realidad numinosa, superior y supre-
El anlisis acometido segn la triple dimensin ma a que anteriormente nos hemos referido. Es
del objeto, el sujeto y su relacin en el fenmeno ms, en una experiencia genuinamente dialc-
religioso, nos permite tratar de desentraar lo tica, nuestra finitud se revela precisamente en
caracterstico del mismo. En el siglo pasado, el contacto con esta otra realidad superio r. E n-
Schleiermacher* ( 1768- 18 34) desarroll la idea tonces experimenta el hombre la posibilidad y
de que lo caracterstico de la vida religiosa es el la necesidad de realizarse en este ser superio r.
sentimiento de dependencia. Posiblemente Incluso en los valores que consideramos no r-
estaba influida esta concepcin por el ambiente malmente como profanos nos pueden aparecer
cristiano en el que se desarrolla. En ste, el actitudes de entrega a la ciencia, a la creacin
concepto de contingencia, resul.t~do de un acto esttica o al amor que se tien de verdadera reli-
creador, tiene una validez dec1s1va. Con_v1erte giosidad. Caracteriza a la actitud religiosa, sobre
todo cuando se trata de religiones de lo tras-
en radical en sustantiva, la dependencia del
cendente, la reinsercin del yo en dicha reali-
hombre r~specto a la divinidad.
415
.
Hay sin duda, un aspecto que parece ug~r
dad, la renuncia a nuestra perspecuva propia,
' . . 1 desarrollo de la dt-
una funcin dec1s1va en e
1
1
1
1
1
1 pu
1
(SAN J u~N DE LA
11 11
CRuz: Subida al Monte Carmelo, en Obras dt San j a dt /a Cnz
t1pograf1a El Monte Carmelo, Burgos, 1943', pgs. p-z) '
religiosas adulteradas.
Una praxis ordenada, que remueva esos factores de corrupcin, con-
tribuir poderosamente a despejar los caminos a la salvacin cristiana.
La urgencia de acometer dicha praxis es tanto mayor en un pas como
el nuestro que encubre la inhumanidad de un capitalismo arcaico y fascis-
tizado con el manto engaoso de una catolicidad oficial.
Tal vez, y con esto concluyo, el principal reparo que podemos oponer
los cristianos a la doctrina marxista de la salvacin por la praxis es el de
habe r sido en el fondo demasiado poco ambiciosa.
VOCABULARIO
sadismo. Conducta en que 1
. f . a sa- Schl e1ermacher,
tis acc1 6 n .sexua
. 1se alcanza m ed.1an- Friedrich (1768 -
te e1 su f r1m1ento fsico causado a 1 834): Telogo alemn . Combati
otra persona. Por extensin , com - el racionalismo, defendiendo una
.
placencia en producir dao a 1 forma de religin, que encuentra
dems. os s.u . clave en el sentimiento de in-
finitud Y en la dependencia del
hombre con respecto a la divinidad.
LECTURAS RECOMENDADAS
1 967. p1 ,rt d l l . . , Ed R . d
GMEZ CAFFARENA, J., y MARTN VELASCO, J.: tioso1 1a e a re 1g1on, . ev1sta e
Occidente, Madrid, 1973. . .
Orro RuooLF: Lo santo. Lo racional y lo irracional en la idea de Dios. Trad. de Fernando
V ~la Ed. Revista de Occidente, Madrid, 196 5
2
, .
SAoABA: JAVIER : Lengu'!ie religioso y filoso/fa analtica. Prlogo de Carlos Par1s, Ed. Ariel,
Madrid, 1977
425
21.1.
LA PREGUNTA POR EL SENTIDO
DE LA VIDA. SU ACEPT ACION
O NEGACION
21.2. SIGNIFICADO HISTORICO DE LA PREGUNTA
LAS DESILUSIONES DEL HOMBRE MODERNO
Y EL ENCUENTRO DE NUEVOS SENTIDOS
'
1
:1
1
braci
l n d ep ender la afirmaci d .
n e s 1 merece 0 todo sentido y el su jet(_> (\e la misma prefiere
n o .a pen a d~ ser vivida, si tiene algn sentido, la prdida a su continuaci<>n .
y s1 .los sen tid os que podemos con f er1r1e son _Estas formas, pues, de suicidi<> quedan muy
su fi cientes p ara justificarla. leJOS de la experiencia ideal del suicidio l-
D esd e est e cuestion amiento cabe que el hom-
gico, como acto consecuente con un descubri-
bre, llegando .al. lmite ' encuentre que no merece miento de la nihilidad de la existencia hu-
la pe~a d e v 1v 1r, desemboque en una solucin mana. Y es que, realmente, la percepcin de
ne~at1va . La ac_ci~n con secuente y consiguiente una falta de sentido en la existencia resulta mu-
a dicha d. escubrim
. iento negativo sera el suicidio
)
cho ms patente en el vivir rutinario al que an-
acontec1m1ento t rgico que, sin duda, se ha dado tes aludamos. Sin embargo, en ste, lo que
tantas veces en la historia d e la humanidad. verdaderamente se produce por parte de sus pro-
Aunque cabra tambin, y esta otra es la respues- tagonistas no es ya tanto el encuentro del vaco
ta aparente d e m u chas vidas humanas, el perma- de la existencia como la pura ocultacin del pro-
necer en la existen cia d e un modo rutinario )
blema en una actitud de desilusin.
inerte, al modo d e la existen cia <<inautntica>> )
La afirmacin mis-ma de que la vida carece de
g losada p o r H eidegger. sentido ha determinado, ms bien, actitudes
positivas en quienes han proclamado este nihi-
Hemos aludido al suicidio como acontecimien- lism o como teora, esta falta de significado en
to histricamente repetido en la vida de la ht1 - nuestra vida. Sera el caso del mismo Camus.
m anidad. No se trata slo de un aco ntecimiento E l descubrimiento radical del absurdo de nues
individual, sino de algo a lo que han llegado, t ra existencia y de las cosas le lleva a mantener
la existencia humana, a tratar de encontrar un
incluso, colectividades. Recordemos, as, el caso
sentido en el puro hecho d e existir, indepen-
d e ciudades de la antigedad, co mo Numancia,
dientemente de toda significacin ulterior. Po-
que prefirieron la muerte a la ~sclav.itud y. la demos recordar tambin la novela unamuniana
prdida de la identidad . Ahora bien, s1 reflex~o
como se entiende d~:d del destino humano t I ~In p~sar por una de las calles de Miln advert a
la de Santayana (TB 6;_ ~;;ij~osofa naturalist:. cia endi~o q~e ya harto, a lo que creo, se chan-
lo ba Y dtvert1a. Yo gem entonces y habl con
Santayana como b ~ amigos que me acompaaban sobre los mu-
una felicidad comple~aen materialista, no admite e os dolores que nos acarreaban nuestras locuras,
mundo, que, segn l y so?renatural en otro porque con todos nuestros empeos, cuales eran
extensin de ste de ' no, existe o es slo una los que entonces me afligian, no haca ms que
mundo tampoco encu aqu1 abajo. Pero en este a~astr~r la c~rga de mi infelicidad, aguijoneado
completa suficiente Y e~tra Santayana felicidad P r. mis apetitos, aumentarla al arrastrarla, para
. piensa en f b
f el 1c 1dad natural ten- 1d a con ribet ad r1carse
. una al fin, no conseguir otra cosa que una tranquila
Ve y reconoce que en es e 1deal1dad. alegr1~, en la que ya nos haba adelantado aque\
slo se experimenta en este mundo <<la felicidad mendigo Y a la que tal vez no llegariamos nosotros.
prefiere hacer con Scramteomenptol s ,aislados>>, Y Porque lo que ste haba conseguido con unas
. s Y atan del B cuantas mo~edillas de limosna era exactamente a
( Y no d el universo material ni de 1 d ien
meta de 1
.
d ver ad) la
a .v.1 a, cuyo alcance supondr la feli-
lo que aspiraba yo por tan trabajosos caminos
Y rodeos; es, a saber: la alegra de una felicidad
c 1idad.
t , Ese bien total
, . no est perd.1do en una es f era temporal.
p a on1 ca o _metaf1s1c~. Es una sntesis ideal de Cierto que la de aqul no era alegra verdadera;
tod ~s 1.os b1en~s naturales sin sus limitaciones pero la que yo buscaba con mis ambiciones era
Ym~s~r1as. Gracias a las pasajeras Y arrebatadoras an mucho ms falsa. Y, desde luego, l estaba
1ntu1c1o nes de este bien total, el espiritu vive alegre Y yo angustiado, l seguro y yo temblan-
momentos de felicidad y triunfa de la limitacin do. Ciertamente que si alguno me hubiera pre-
del error y de la muerte, pues esos momento~ g~ntado ento.nces si prefera estar alegre o estar
quedan arc hivados para siempre en el reino de triste, ~e hubiese respondido que <<estar alegre>>;
la verd ad en e l que perduran. La unin con el pero s1 nuevamente me preguntara si quera ser
oien en esos momentos volti les es slo ideal. como aqul o como yo era, sih duda me esco-
gera a m mismo lleno de cuidados y temores;
CEFERI NO SANTOS: Atesmo y naturalismo: G. mas esto lo hubiera hecho por mi perversidad;
Sa ntayana>>, en VAR1os El atesmo contempor- cundo jams con verdad? Porque no debia
neo, vol. 11, Ed . Cristiandad, Madrid, 1972, pgs. anteponerme yo a aqul por ser ms docto que
387-388 l, puesto que esto no era para m fuente de
felicidad, y yo slo buscaba con ello agradar a los
Qu miserable era yo entonces y cmo obraste h..ombres y nada ms que agradarles, no instruir-
conmigo para que sintiese mi miseria en aquel les. Por eso quebrantabas, Seor, con el bculo
da en que - como me preparase a recitar las de tu disciplina mis huesos.
alabanzas del emperador, en las que haba de
mentir mucho, y mintiendo haba de ser favorecido SAN AG UST{N : Las Confesiones, libro V\, cap. 6.
0
,
-
j
'
1
1
' 1
Todava
, los poetas m et af'lSlCOS
. .
111gl
presaran esta angustia cuand o por eses cx- em1ncntcmcntc V<tl<>r<ttivc) , resulta de mecanis-
1o, mos naturales cr1 la tc<>ra tlarwiniana , como
T ennyson ( g
1 09 _1
892 ) se , CJemp
pectculo de las estrellas q conmueve .ante el es- ocurre C<>n la <<scleccjc'>n natural>>.
ue corren ciegamente
y no po d emos entender la filosoft' d .
, a mo erna El proceso de desmitificacin de la realidad
s1 no es a traves de esta crisis R
ecord emos la humana parece haber avanzado otr<) paso. Ello
1mportanc1a
1 que, . tiene en K ant e1 problema de no excluye que se desarrolle una nueva lectura
a imagen n1ecan1ca del mundo ; cmo trata de del hecho de la evolucin. Segn sta, Ja evo-
contrapes~1 rlo a travs del pr'1mad o d e 1a vo- lucin nos permitir reencontrar el lugar emi-
1un ta d , est al)leciendo que lo verd ad eramen te rea1 nente del hombre en el universo. Para ello se
no es_ el 111tlndo fenomnico q ue 1a c1enc1a . . nos pueden poner en marcha dos expedientes:
ensena . ~1110 el reino descubierto en el orden 1. La interpretacin finalstica de la evolucin.
~or~l, et el qu~ el hombre vive. Despus, el Todo el proceso biolgico de desarrollo de la
1deal1sm< ]levara an ms lejos esta afirmacin vida se encaminara hacia la conquista del
~ e las c~te} )ras humanas. Frente a la ciega rea- hombre.
lidad cos .l11ca establece el mundo de la materia 2. Segn una interpretacin contraria a la
'
1
1
1
1
1
temente de las respuestas que haya producido, gua. Cuando el ser humano se encontraba ab-
provocada en el hombre moderno por los gran- sorbido por las grandes estructuras de la vida
des descubrimientos de la ciencia, se ha comple- ciudadana no se planteaba el encuentro de una
tado tambin por otros procesos de desmiti- norma que g uiara su vida individual. La con-
ficacin. vivencia en el nomos, en la ley de la ciudad, go-
La crtica marxista de nuestra sociedad es bernaba su existencia. Anlogamente, podemos
uno de ellos. Frente a la idealizacin tpica decir que es una situacin de desarraigo, de
de las realizaciones humanas, se ha mostrado desinstalacin la que le obliga al hombre de
el mundo de intereses de clase que actuaban nuestro tipo a preguntarse por el sentido de su
bajo ella. Se ha hecho ver los antagonismos que existir en trminos apremiantes y dramticos,
dominan la historia humana. Se ha descubierto al menos para el hombre que aspira a la lucidez
el fondo real de las invocaciones ideolgicas. En contrapunto con la ruptura de una serie
De un modo anlogo, en el terreno de la psi- de ilusiones histricas, han ido reapareciendo
cologa individual, la crtica freudiana ha de- nuevos valoras en la vida h u mana, valores
nunciado las ilusiones que han p residido la his- mucho ms liberadores y enriquecedores que
toria del hombre. las viejas ilusiones.
En otro aspecto, la. historia moderna ha vivi-
A s, la primera fru stracin del hombre mo-
do una profunda crisis ntima, q ue podramos
derno, al sentirse desplazado del centro del uni-
design ar como el prometesmo d e los tiempos
verso, fue contrarrestada al descubrir u na rea-
modernos. E l hombre se ha afirmado a s mismo
lidad ms grandiosa. Realidad q ue, adems, re-
a travs del desarrollo de su cien cia, de su tc-
sult perfectamente compatible con los senti-
nica, po r el esfuerzo hacia la constitucin de
dos p rofundos que dominaban a su anterior
una nueva convivencia ms justa. Ello ha repre-
existen cia. Hoy da nadie se hace cuestin, desde
sentado la cada de numerosos dolos. E ntre
el punto de vista religioso, del desplazamiento
ellos, el viejo sentimiento de dependen cia hu-
man a, cuya ltima expresin encontramos, se- del. ge?ce~trismo, d e la vigencia de una imagen
~eliocentr1ca de . la realidad q u e, por otra p arte,
gn anteriormente hemos visto , en la obra de
Sartre, en Ja renuncia, no solamente a las reali- tien e que ser reinterpretad a en los trminos de
dades trascendentes, sino a los aprioris que de- la actual teora de la relativid ad , como renuncia
finen la existencia humana y en la necesidad de a posiciones absolutas en el universo.
que el hombre se encuentre consigo mismo . Paralelamente, nuestra relaci n con todo el
Los anteriores puntos de vista muestran cmo mundo biolgico n~ slo nos permite compren-
el problema referente al sentido de la exis- der algunos mecanismos de lo human o sino
tencia humana ha tenido que surgir en el . '
que nos inserta en nuestras races terrenas. In-
hombre moderno. Podramos establecer una cluso permite formular una nueva mstica de
5 comparacin con el nacimiento de la tica anti- la condicin terrenal del hombre, como la q ue
''
1
1
1
1
1
1
encontramos en Teilhard d
pensadores. e Chard1n Y en otros tizaci<'>n algun<t, resptlcsta a esta pregunta. Aque-
llos que se rcaliz<tn cr1 la fatnilia., en las t~1reas
L a crtica freudiana uede .. profestonalc~ sarisfact<>rias. J~n el nivel mn i-
cuen tro ms profundo ~el ho!~rm1t1r ~n reco- mo, el n11cc.lo al (iol<)r y a la muerte es lo guc
mo , liberado de los tab, re co?sigo mis- hace a los hombres persistir en la exjstcncia.
1 . d d . ues convencionales de Junto a dichas respuestas espontneas, de
a sdocie a vict~riana, en la que la obra de Freud
t~ntos hombres de nuestra poca y de pasados
se esarrolla.
, d d' h . Liberado de la p f d h'
ro un a ipocre- t~empos, las cuales les hacen superar las frustra-
d l e tc o tipo de sociedad Y d e la proyecc1on
sia .,
ciones y dolores de la existencia, podemos en-
. . cturas dominantes sob re las re1ac10-
e as estru ,.
cont,r~r una gama de respuestas construidas
nes f ami 1t a~es y el desarrollo de la individualidad.
temat1camente.
E l ~arxismo no contiene slo una crtica de Para el hombre religioso la afirmacin de las
la socied ad que le rodea, sino que ante todo for- cat~~oras supremas constituye la respuesta de-
mul~ un a gran esperanza. Aspira incluso a des- fin1t1va. Por una parte, da sentido a la vida dicho
cubrir una dialctica cientfica hacia una ulterior descubrimiento; por otra, nos hace radicalmente
so cied ad , en que las relaciones de explotacin dependientes de la realidad suprema, de tal ma-
desapar~cen . Tal dialctica discurre por el do- nera que no podramos disponer de nuestra vida
ble carril de una conyiccin moral asentada en en un sentido negativo. No podramos renun-
las posibilid ades de solidaridad entre los hom- ciar a ella a no ser que tal renuncia resultara
bres y d e una crtica cientfica de los mecanismos orden del mismo ser superior. Sera el sacrificio
, .
eco n o m1cos. de Abraham proyectado sobre uno mismo. Es-
tablecida esta aceptacin, es ms, esta necesidad
A s, p o dem os decir que el hombre de nues-
de aceptar y recibir la existencia como un don
tro tiempo se encuen tra en u na situacin real-
dependiente, su configuracin ulterior podra
mente dialctica : p or una parte, an te la negacin ser profundamente aistinta. D esde la liberacin
de v ie jas ilusio n es, segn las cuales quera dar respecto al mundo , en el budista, hasta la con-
sentido a su v ida ; por o tra, desde dicha negacin , tinuaci n de la tica creado ra en el cristiano.
ante el encuentro de nuevas afirmaciones ; de- Desde el punto de vista de la tica, incluso
finitivamente, con una capacidad de sntesis en diferenciado de la religin, el sentido de la
la medida en que algunos de los ms viejos sen- existencia humana consistira en la realizacin
tidos pueden ser recuperados y purificados? re- de los valores morales. Su. cumplimiento sita
creados desde la innovacin que supone siem- al hombre en el lugar ms privilegiado y digno .
pre la marca de la historia. Pero, como en su momento veamos, hay ti-
. . h ';)
cas del valor o ticas que tratan de asentar el
Qu sentido posee la existencia urna~ . concepto mismo de valor en una interpretacin
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Muchos hombres encuentran en los valo~es in- de lo real. Segn stas, la posicin del hombre
mediatos de su vida, sin teorizacin n1 tema-
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e n el cosmos recordemos otra vez a Huxley- su propia justificacin. f~sta posici<)n puede que-
le confiere una responsabilidad especial, aquella dar representada por el antitrascendentismo de
que da sentido a la vida humana como algo in- Ortega y Gasset ( 1883 195 5), desarrollado en
sustituible en el despliegue del cosmos . el T ema de nuestro tiempo. Como dice el 61(1-
Esta funcin del hombre en el seno de lo sofo espaol: <<No son, pues\ los valores tras-
csmico no consiste slo en contribuir al pro- cendentes quienes dan sentido a la vida, sino,
ceso evolutivo, sino en trabajar por la aparicin al revs, la admirable generosidad de sta,
misma del hombre. Una muy vieja intuicin que necesita entusiasmarse con algo ajeno a ella.
seala que el hombre es un ser no realizado, No quiero decir con esto que todas esas grandes
frustrado . En este sentido, el antroplogo Blee- cosas sean fiicticiamente valiosas: s<>lo me inte-
ker indica: <<En todos los tiempos, y a travs resa advertir que no es menos valio5o ese poder
del m undo, la humanidad ha estado convenci- desprenderse por lo estimable que constituye la
da de que el hombre, por pecaminoso y misera- esencia de la vida.>> Y el propio ejercicio de
ble que pueda resultar, sin embargo puede jac- la vida, entendido como sentido deportivo, es
tarse de un origen divino. En otros trminos, el que, segn Ortega, justificara a sta.
que las bases de su existencia son ms dilatadas De una manera menos ldica y alegre y ms
y sus races m s profundas de lo que puede dramtica tambin, es la respuesta que encon-
pensarse, cuando se contempla su apariencia em- t ramos en Camus, con cuyas palabras habamos
prica.>> Esta antig ua intuicin nos tran smite el abierto la reflexin sobre nuestro problema. Ca-
testimonio del hombre com o un ser frustrado, mu s moldea su resp uesta en torno a la figura
un ser en va, en camino hacia su propia rea- de Ssifo*, con denado por los dioses a un tra-
lizacin. bajo intil, a elevar un a piedra hasta la cumbre
E sta elabo racin de su propia figura consti- desde la cual se desp render. Entiende Camus
tuye un motiv o esencial del marxismo en nues- que la vida de Ssifo, en dicho trabajo de apa-
tra poca. No se trata de pensar en un desarrollo riencia intil, tien e sentido como expresin del
biolgico del hombre, al modo de la ciencia- contacto con la realidad y el esfuerzo que se
ficcin, sino del radical progreso de la humani- justifica a s mismo . Como n os d ice el escritor
dad tendente a constituir formas sociales in- francs, refirindose a la piedra eternamente ele-
ditas, en las que el hombre, liberado de la do- vada por Ssifo en su derrotado esfuerzo: <<Cada
minacin, desarrolle todas sus posibilidades una de las partculas de esta piedra, cada res-
creadoras. Constituye un reencuentro del sen- plandor mineral de esta montaa llena d e noche,
tido de la vida desde la humanidad misma, des- para l slo forma un mundo, la luch a m isma
de-la reconciliacin del hombre con su pro- hacia las cumbres basta para llenar un corazn
pia humanidad hoy alienada. de hombre. Es preciso imaginar a Ssifo di-
Algunos pensadores han subrayado cmo en choso.>>
8 la propia experiencia de la vida se contendra La grave pregunta de Camus, con la que ini-
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ciamos las reflexiones de este ten1a ic1b\ , l Mi programa est irnpllcito en mi ser, a manera
postre en el ene.. ' ' '~ ,1 ~1
Todas ellas com ~entro de .respuestas rnltiples. de bosquejo, con las llneas fundamentales, las
. . u ganen la 1nte11c1on jl1 s tificativ~1 especficas y las personales. Tendr que irlo de-
d e 1a ex1stenc1a sarrollando paso a paso, con las fuerzas que en-
. humana ' e n su capac1dad de cuentro puestas y dadas en m. Soy un retrato
e . b.r1r sentidos y ' sobre t o d o, en un aspecto
d escu
rudimentario de Dios y debo hacer todo lo que
d enn1t1vo, en la necesidad afi rmat1va . d e 1 h om-
est de mi parte por completar el diseo. Como
bre. El ser humano_ puede senti'rs e rad 1ca' 1mente participe de las perfecciones divinas debo co1a-
solo o acompanado Seero en e 1universo, . como borar, adems, a que el mundo se torne ms
ha subrayado
, el cientfico Monod recientemente
. humano, menos rebelde y avieso, ms receptivo
hab~and~nos ~e un hombre que despierta de u~ y hermoso. Concluyamos con estas palabras de
sueno ~ilenar10 ~ara descubrir su soledad total, San Agustn: <<Pues si el hombre de tal modo
su radical fo.rane1dad, su extranjera en el uni- est creado, que por lo que en l sobresate, al-
canza a quien sobresale sobre todas las cosas, a
verso. En un universo sordo a la mus1ca hu-
saber, al Dios uno, verdadero, ptimo, sin el cual
m an a, indiferente a las esperanzas del hombre no hay naturaleza que subsista, ni enseanza que
a los sufrimientos y a Ios crmenes de la humani~ instruya, ni acciones que aprovechen, El debe ser
dad . Y definiendo desd'e aqu un destino huma- buscado, en quien todas las cosas nos son se-
n o que se encontrara en los valores del conoci- guras, El atendido, en quien todas las cosas nos
mien to rigu roso. O puede el hombre, por el son ciertas, El amado, en quien todas las cosas
contra rio, sentirse en la compaa de los dioses, nos son rectas.>>
d e lo d ivin o, d e las realidades naturales, de los
A. B ASAV E F ERNNDEZ DEL VALLE: Filosofla del
dems h o mbres . hombre, Espasa-Calpe, M xico, 1963, pgs. 80-81 .
E n t o d o caso, afirm a su voluntad de persistir,
la v o luntad que, durante d os m illones de aos,
ha h echo c recer a nuestra hist o ria, la h a hecho
inundar nuevos mbitos y crear inmensas reali- Hay un mal, sin duda, que \os hombres acu-
dades, que h a lan zad o al hombre fuera de los mulan en su deseo frentico de unidad. Pero otro
lmites de su propio planeta. mal est en el origen de este movimiento desorde-
Quiz, cuando pormenorizamos los diferen- nado. Ante este mal, ante la muerte, et hombre
tes sentidos de la existencia humana, solamente pide justicia desde lo ms profundo de s mismo.
El cristiano histrico slo ha respondido a esta
descubrimos parcelas de lo que puede ser una
protesta contra el mal con el anuncio del reino,
sntesis mucho ms profunda en el futuro. Per- y luego de la vida eterna, que exige 1a fe . Pero el
sistiendo en nuestra existencia, nos encaminamos sufrimiento gasta la esperanza y \a fe y se queda
hacia realizaciones y revelaciones ms defini- solitario y sin explicacin. Las multitudes de tra-
bajadores, cansados de sufrir y morir,, son multi -
tivas.
tudes sin dios. Nuestro puesto est, entonces, 439
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a su lado, lejos de tos doctores antiguos y nuevos. miento implica una injusticia, hasta el ms me-
El cristianismo histrico deja para ms all de la ritorio en opinin de los hombres. Sigue gri-
historia ta curacin del mal y del crimen que, tando el largo silencio de Prometeo * ante las
no obstante, se sufren en la historia. El materia- fuerzas que le abruman. Pero Prometeo ha visto
lismo contemporneo cree tambin que responde entre tanto a los hombres volverse tambin contra
a todas las preguntas. Pero, como servidor de la l y escarnecerle. Cogido entre el mal hum ano y
historia, aumenta el dominio del asesinato his- el destino, el terror y la arbitrariedad, slo le
trico y lo deja al mismo tiempo sin justificacin, queda su fuerza de rebelin para salvar de la
como no sea en el porvenir que exige asimismo fe. muerte a lo que puede serlo todava, sin ceder
En ambos casos hay que esperar, y durante este al orgullo del blasfemo.
tiempo el inocente no cesa de morir. Desde hace
veinte siglos no ha disminuido en el mundo la ALBERT CAMUS: El mito de Ss1fo El hombre
suma total del mal. Ninguna parusa> ni divina rebelde. Trad. de Luis Echvarri, Ed . Losada,
ni revolucionaria, se ha cumplido. Todo sufri- Buenos Arres, 1963 4 , pg. 333.
(PIERRE TEILHARD DE CHAROIN: El porvenir del hombre. Trad. de Carmen Castro, Ed.
4
Taurus, Madrid, 1967 , pgs 37i-37i.)
VOCABULARIO
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: REl., ACION DE TERMINOS EXPLICADOS
: EN EL VOCABULARIO
: l)E CADA UNA DE LAS LECCIONES.
': (El 11111ero ren1ite ,11 correspo11(iie11te ten1a.)
A pr1or1, 13 Evolucin, 1
Alienacin, 1 Ontologa, 12
Existencialismo, 6 Paradigma, 12
Analtica, 1 5 Experimento crucial, 19
Antonioni, 8 Parasicologa, 8
Extrospeccin, 4 Plotino, 20
Apocatstasis, 1 8 Fenmeno, 7 Popper, 12
Atomismo, 3 Feuerbach, 20 Postulado, 9
Bachelard, 12 Fichte, 18 Prometeo, 21
Behaviorismo, 5 Filognesis, 3 Psicoanlisis, 2
Boecio, 18 Filosofa hegeliana de la his- Psicologa diferencial, 5
Bruno, 21 toria, 1 2. Psicometra, 5
Camus, 21 Gnero, 18 Psicoterapia, 14
Carnap, 9 Gonseth, 12 Pu lsin, 2
Categoras, 7 Gramsci, 14 Quine, 9
Ciberntica, 2 Hare, 15 Ref uerzo, 6
Ciencia clsica, 7 Heidegger, 19 Rito, 1
Crculo de Viena, 8 Hermenutica, 20 RN A, 4
Clinamen, 7 Homestato, 5 Russell, 19
Cdigo gentico, 8 Hipotlamo, 6 Sadismo, 20
Contingencia, 7 Histeria, 6 Schleiermacher, 20
Cosmologa, 16 Idealismo, 7 Sentidos internos, 4
Darwinismo, 6
1nconsciente, 2 Servomecanismo, 3
Determinismo, 9 1nstitucin, 2 Ssifo, 21
Dialctica, 1 1ntrospeccin, 4 Sofisma, 13
Dilogos de Platn, 16 Kierkegaard, 15 Sofistas, 1 3
Dogmatismo, 16 Las Casas, 1 7 Tarski, 13
Eddington, 12 Lingstica generativa, 8 Taxonoma, 6
Emanacin, 19 Maritain, 18 Teilhard de Chardin, 18
Empirismo, 20 Masoquismo, 20 Transformacionalismo, 8
Engrama, 4 Mecanicismo, 7 Trascendental, 13
Entropa, 2 Metafsica, 9 Unvoco, 19
Epicuresmo, 6 Mito, 1 Velo de Maya, 13
Equvoco, 19 Moore, 15 Vitoria, 17
Especie, 18 Mounier, 18 Wittgenstein, 13
Estoico, 7 Necesario, 7 Zubiri, 19
Estructura de c~ases, 14 Nirvana, 20
Estructuralismo, 8 Noumeno, 7
Etiologa, 6 Ontognesis, 3
6. LA MOTIVACION. LA VOLUNTAD... 109
6.1. La voluntad.
6.2. La V<)Ju11tad en la C\'Oll1ci<>n.
6.3. La conducta i11otivada en el hombre.
I
PRESENTACION
4 . 7. EL PROBLEMA DE LA LIBERTAD ... 133
7.1. Entre determinismo y libertad: plan tea
1. EL SABER FILOSOFICO ................. . 7 miento y perspectivas rustricas.
1. 1. Fun(in biolgica del saber. 7.2. Hacia una perspectiva superadora.
1.2. Las formas del saber. Discusin del determinismo .
1.3. EJ saber filosfico . 7.3. Prctica y vivencia de la libertad.
Dialctica individuo.sociedad.
2. EL HOMBRE Y SU MUNDO. LA ES-
TRUCTURA PSIQUICA DEL HOM- 8. COMUNICAOON Y LENGUAJE ...... . 153
BRE 25 8.1. La comunicacin inicial.
Introduccin lustrica. El 1nbito bio1gico.
2.1. Rasgos peculiares del hombre. 8.2. De la fsica a la antropologa existencial.
8.3. El lenguaje.
2.2. El hombre
, . y sus congneres.
,
La estruc-
tura ps1qu1ca comun.
2.3. En1erge el hombre. La insegura libertad. 9. EL LENGUAJE FORMAL. LA LO-
GICA 175
3. LA PERCEPCION ............................. . 45 9.1. El lenguaje formal.
3. J. La informacin sensible. 9. 2. La lgica.
3. 2. El mundo percibido de los animales. 9.3. La estructura de las teoras deductivas.
3.3. La percepcin en el hombre.
10. CALCULO LOGICO: LOGICA DE
4. IMAGINACION. MEMORIA 65 PROPOSICIONES .............................. 193
4.1. El universo de l~s imgenes. l 0.1. La proposicin.
4. 2. La memoria in dividua}. Generacin de proposiciones.
4.3. Olvido y creacin de imgenes. l 0.2. Tablas de verdad.
Clculo axiomatizado.
5. LA INTELIGENCIA 85
5.1. Enfoque genera]: inteligencia individual 11. ' CALCULO LOGICO: LOGICA DE
y colectiva. CLASES 209
5.2. Funciones de la inteligencia. 11.1. Relaciones entre clases.
5.3. Problemas suscitados por la investigacin 11. 2. El silogismo.
sobre Ja inteligencia. Clculo axiomatizado .
12. LA METODOLOGIA DEL SABER
CIENTIFICO
1 ") 1 . . ................. . 221
;.., El P!1orama de las ciencias e111p r1cas.
l ~ ..... Teor1a Y experie11cia.
l ..... 3 . La estructura de la cie11cia. 18. LA PERSONA HUMANA
363