Criterios para El Ecumenismo-Extracto
Criterios para El Ecumenismo-Extracto
Criterios para El Ecumenismo-Extracto
Pero se desea adems que el Directorio sea til a los miembros de las Iglesias y de las Comunidades eclesiales
que no estn en plena comunin con la Iglesia catlica. Estos comparten con los catlicos la preocupacin por la
calidad del compromiso ecumnico. Ser pues ventajoso para ellos saber la orientacin que desean dar a la accin
ecumnica quienes en la Iglesia catlica guan el movimiento ecumnico, y los criterios oficialmente aprobados en
la Iglesia. Esto les permitir valorar las iniciativas tomadas a todos los niveles por los catlicos para responder
adecuadamente a ellas, y comprender mejor las respuestas de los catlicos a sus propias iniciativas. Hay que
aclarar que el Directorio no pretende tratar de las relaciones de la Iglesia catlica con las sectas o con los
nuevos movimientos religiosos.(cf. Dir Ecu. N 5)
El delegado diocesano para el ecumenismo : En las dicesis, el Obispo tendra que nombrar una persona
competente como delegado/a diocesano/a para las cuestiones ecumnicas. Esta persona podra encargarse de animar
la Comisin ecumnica diocesana y de coordinar sus actividades segn se indica en el n 44 (o bien de llevar
adelante estas actividades, sino existiera tal comisin). Como estrecho colaborador del Obispo, y con la ayuda
conveniente, esta persona impulsar diferentes iniciativas de oracin por la unidad de los cristianos en la dicesis,
cuidar de que las actitudes ecumnicas influyan en las actividades de la dicesis, identificar las necesidades
particulares de la dicesis y mantendr informada a sta. Esta persona delegada es tambin responsable de
representar a la Comunidad catlica en sus relaciones con las otras Iglesias y Comunidades eclesiales y sus
dirigentes, facilitando las relaciones de stos con el Obispo del lugar, con el clero y los laicos a diferentes niveles.
Ser el consejero en materia ecumnica del Obispo y de las otras instancias diocesanas, y facilitar la puesta en
comn de experiencias e iniciativas ecumnicas entre los pastores y las organizaciones diocesanas. Cuidar de
mantener contactos con los delegados o las comisiones de otras dicesis. Incluso donde los catlicos son mayora,
o en las dicesis limitadas en personal y recursos, se recomienda que se nombre tal delegado (o delegada)
diocesano (a) para llevar a cabo las actividades ante dichas, en cuanto sea posible y conveniente. (cf. Dir Ecu.
N 41)
La Comisin o el Secretariado ecumnico de una dicesis : Adems del delegado diocesano para
cuestiones ecumnicas, el Obispo de una dicesis crear un consejo, comisin o secretariado encargado de llevar a
la prctica las directrices u orientaciones que tenga que dar y, de modo ms genrico, de promover la actividad
ecumnica en su dicesis. Donde lo pidan las circunstancias, pueden reunirse varias dicesis para crear tal comisin
o secretariado. (cf. Dir Ecu. N 42)
La comisin o secretariado debiera representar a toda la dicesis y componerse, en general, de miembros del clero,
religiosos, religiosas y seglares con competencias variadas, y en especial de personas con una competencia
ecumnica particular. Es de desear que esta comisin o secretariado cuente entre sus miembros con representantes
del consejo presbiteral, del consejo pastoral y de los seminarios diocesanos o regionales. (cf. Dir Ecu. N 43)
Esta comisin debera colaborar con las instituciones u obras ecumnicas ya existentes o en formacin, utilizando su
ayuda cuando se presente la ocasin. Debera estar dispuesta a ayudar al delegado diocesano de ecumenismo y a
ponerse a disposicin de otras obras diocesanas o de iniciativas privadas para intercambio mutuo de informacin e
ideas. Sera particularmente importante que existan relaciones con las parroquias y las organizaciones parroquiales,
con las iniciativas apostlicas de los miembros de institutos de vida consagrada y de asociaciones de vida apostlica,
y con los movimientos y asociaciones de laicos. (cf. Dir Ecu. N 43)
Criterios Catlicos para el Ecumenismo - 3 -
3. FUNDAMENTO DOCTRINAL
Los catlicos mantienen la firme conviccin de que la nica Iglesia de Cristo subsiste en la Iglesia
Catlica, "gobernada por el sucesor de Pedro y por los Obispos en comunin con l". Confiesan que la
plenitud de la verdad revelada, de los sacramentos y del ministerio, que Cristo dio para la construccin de su
Iglesia y para el cumplimiento de su misin, se halla en la comunin catlica de la Iglesia. Saben ciertamente
los catlicos que personalmente no han vivido ni viven en plenitud los medios de gracia de que est dotada la
Iglesia. Pero nunca pierden, a pesar de ello, la confianza en la Iglesia. Su fe les asegura que ella sigue siendo
"la digna esposa del Seor" y "se renueva de continuo bajo la accin del Espritu Santo, hasta que llegue, por
la cruz, a la luz que no tiene ocaso ". As pues, cuando los catlicos emplean las expresiones "Iglesias", "otras
Iglesias", "otras Iglesias y Comuniones eclesiales", etc., para designar a quienes no estn en plena comunin con la
Iglesia catlica, debe tenerse siempre en cuenta esta firme conviccin y confesin de fe . (cf. Dir Ecu.
N 17)
Los catlicos estn invitados a responder, segn las indicaciones de sus pastores, con solidaridad y gratitud a los
esfuerzos que se realizan en muchas Iglesias y Comunidades eclesiales y en diversas organizaciones en las que ellas
colaboran para restablecer la unidad de los cristianos. All donde no se realiza, al menos en la prctica, ningn
trabajo ecumnico, los catlicos procurarn promoverlo. All donde ese trabajo encuentra oposiciones o
impedimentos por actitudes sectarias o actividades que llevan a divisiones an mayores entre los que confiesan el
nombre de Cristo, que los catlicos sean pacientes y perseverantes. En todas sus relaciones con los miembros de
las otras Iglesias y Comunidades eclesiales, los catlicos actuarn con honradez, prudencia y conocimiento de
las cosas. Esta disposicin a proceder gradualmente y con precaucin, sin eludir las dificultades, es tambin
una garanta para no sucumbir a la tentacin del indiferentismo o del proselitismo, que sera la ruina del
verdadero espritu ecumnico. (cf. Dir Ecu. N 23)
Cualquiera que sea la situacin local, para ser capaces de asumir sus responsabilidades ecumnicas, los
catlicos deben actuar unidos y de acuerdo con sus Obispos. Debieran ante todo conocer bien lo que es la
Iglesia catlica, y ser capaces de dar cuenta de su enseanza, de su disciplina y de sus principios de
ecumenismo. Cuanto mejor conozcan todo esto, mejor podrn exponerlo en las discusiones con los otros cristianos
y dar adecuadamente razn de ello. Tambin debieran tener un conocimiento correcto de las otras Iglesias y
Comunidades eclesiales con las que se relacionan. (cf. Dir Ecu. N 24)
El ecumenismo, con todas sus exigencias humanas y morales, est tan arraigado en la accin misteriosa de la
Providencia del Padre, por el Hijo y en el Espritu Santo, que afecta a lo profundo de la espiritualidad cristiana.
Exige esta "conversin del corazn y esta santidad de vida, unidas a las oraciones pblicas y privadas por la
unidad de los cristianos" que el Decreto del Concilio Vaticano II sobre el ecumenismo llama "el ecumenismo
espiritual" y que considera como "el alma de todo ecumenismo". (cf. Dir Ecu. N 25)
Las organizaciones de fieles catlicos de un territorio particular o de una nacin as como las organizaciones
internacionales que tienen como objetivo, por ejemplo, la renovacin espiritual, la accin por la paz y la justicia
social, la educacin a diferentes niveles, la ayuda econmica a pases e instituciones, etc., desarrollarn los
aspectos ecumnicos de sus actividades. Procurarn que las dimensiones ecumnicas de su trabajo gocen de
una atencin suficiente, e incluso, si es preciso, que se expresen en sus estatutos y en sus estructuras . Al realizar
sus actividades ecumnicas permanezcan en relacin con las comisiones ecumnicas territoriales y locales y, cuando
lo pidan las circunstancias, con el Consejo pontificio para la promocin de la unidad de los cristianos, para un
intercambio provechoso de experiencias y consejos. (cf. Dir Ecu. N 52)
Por este motivo todos los fieles estn llamados a comprometerse en promover una comunin creciente con los
otros cristianos. Pero los miembros del Pueblo de Dios comprometidos en la formacin como los superiores y el
personal docente de institutos superiores y de institutos especializados pueden aportar una contribucin especial.
Los que realizan un trabajo pastoral, en particular los sacerdotes que trabajan en parroquias y otros ministros
ordenados, tienen un papel que jugar en esta materia. Cada Obispo, los Snodos de las Iglesias orientales catlicas
y las Conferencias episcopales son los responsables de dar las directrices generales sobre la formacin
ecumnica. (cf. Dir Ecu. N 55)
El ecumenismo exige renovacin de actitudes y flexibilidad en los mtodos para buscar la unidad. Hay que
tener tambin en cuenta la variedad de las personas, de las funciones y de las situaciones, e incluso la
especificidad de las Iglesias particulares y de las comunidades comprometidas con ellas en la bsqueda de la
unidad. Por eso, la formacin ecumnica pide una pedagoga adaptada a las situaciones concretas de la vida
de las personas y de los grupos, respetando la exigencia de progresividad en un esfuerzo de continua
renovacin y cambio de actitud. (cf. Dir Ecu. N 56)
6.MEDIOS DE FORMACIN:
Escucha y estudio de la Palabra de Dios: Nuestros hermanos y hermanas de otras Iglesias y Comunidades
eclesiales tienen una reverencia y amor profundo por las Sagradas Escrituras. Esto les lleva al estudio constante y
diligente de los libros sagrados. As, siendo una y la misma para todos los cristianos, la Palabra de Dios
consolidar progresivamente el camino de la unidad en la medida en que nos acerquemos a ella con atencin
religiosa y estudio amoroso. (cf. Dir Ecu. N 59)
La predicacin. Hay que prestar un particular cuidado a la predicacin, tanto durante el culto propiamente
litrgico como fuera de l. Como afirma Pablo VI, "como evangelizadores que somos, debemos ofrecer a los fieles
de Cristo la imagen no de hombres divididos y separados por litigios nada edificantes, sino de personas maduras en
la fe, capaces de encontrarse juntos por encima de tensiones concretas, gracias a la bsqueda comn, sincera y
desinteresada de la verdad". Las diferentes partes del ao litrgico ofrecen ocasiones favorables para desarrollar los
temas de la unidad cristiana, impulsar al estudio, a la reflexin y a la oracin. (cf. Dir Ecu. N 60)
La catequesis. La catequesis no consiste nicamente en ensear la doctrina, sino en iniciar a la vida cristiana
completa, con plena participacin en los sacramentos de la Iglesia. Pero esta enseanza puede tambin ayudar a
formar en un autntico comportamiento ecumnico, como se indica en la Exhortacin apostlica de Juan Pablo II
Catechesi Tradendae (nn. 32-33) (cf. Dir Ecu. N 61)
En primer lugar la catequesis debe exponer con claridad, con caridad y con la firmeza requerida toda la
doctrina de la Iglesia catlica, respetando especialmente el orden y la jerarqua de las verdades y
evitando las expresiones o formas de exponer la doctrina que obstaculizaran el dilogo. (cf. Dir Ecu. N
61 a/)
Al hablar de las otras Iglesias y Comunidades eclesiales es importante presentar correcta y lealmente su
enseanza. Entre los elementos por los que se construye y vivifica la misma Iglesia, varios, e incluso
muchos y de gran valor, pueden existir fuera de los limites visibles de la Iglesia catlica; l Espritu de
Cristo no rehsa, por tanto, servirse de estas comunidades como medios de salvacin. El hacer esto pone
de relieve las verdades de fe posedas en comn por las diferentes confesiones cristianas. Esto ayudar a los
catlicos, por una parte a profundizar en su fe, y por otra a conocer y estimar mas a los otros cristianos,
facilitando as la bsqueda en comn del camino de la plena unidad en la verdad completa .(cf. Dir Ecu. N 61 /b)
Criterios Catlicos para el Ecumenismo - 5 -
La catequesis tendr una dimensin ecumnica si suscita y alimenta un verdadero deseo de unidad, y an ms,
si provoca esfuerzos sinceros, incluidos los esfuerzos de humildad para purificarse, a fin de quitar los
obstculos existentes a lo largo del camino, no mediante fciles omisiones y concesiones en el plano
doctrinal, sino orientndose a la unidad perfecta, como la quiere el Seor y por los medios que El quiere. (cf.
Dir Ecu. N 61 c/)
Adems; la catequesis debe tener esta misma dimensin ecumnica si se dedica a preparar a los nios y a
los jvenes, as como a los adultos, para vivir en contacto con otros cristianos, formndose como
catlicos y al mismo tiempo respetando la fe de los otros. (cf. Dir Ecu. N 61 d/)
Esto se puede hacer discerniendo las posibilidades ofrecidas por la distincin entre las verdades de fe y sus
modos de expresin; por esfuerzo mutuo de conocimiento y estima de los valores presentes en las tradiciones
teolgicas respectivas; por el hecho de mostrar con claridad que el dilogo ha creado nuevas relaciones, las
cuales, si se entienden bien, pueden llevar a la colaboracin y a la paz. (cf. Dir Ecu. N 61 e/)
La liturgia. Como fuente primera e indispensable en la que los fieles deben beber un espritu verdaderamente
cristiano", la liturgia aporta una contribucin importante a la unidad de todos los que creen en Cristo; es una
celebracin y un factor de unidad; cuando se la entiende bien y todos participan plenamente, "contribuye en el ms
alto grado a que los fieles expresen y manifiesten a los dems, mediante su vida, el misterio de Cristo y la autntica
naturaleza de la verdadera Iglesia" (cf. Dir Ecu. N 62)
La vida espiritual. En el movimiento ecumnico es preciso dar la prioridad a la conversin del corazn, a la
vida espiritual y a su renovacin. "Esta conversin del corazn y esta santidad de vida, unidas a las oraciones
pblicas y privadas por la unidad de los cristianos, deben ser estimadas como el alma de todo el movimiento
ecumnico y pueden con todo derecho llamarse ecumenismo espiritual . As, en la medida en que vive una vida
espiritual autntica que tiene como centro al mismo Cristo Salvador, y como fin la gloria de Dios Padre, cada
cristiano puede participar en profundidad en el movimiento ecumnico siempre y en todo lugar, dando por su vida
testimonio del Evangelio de Cristo. (cf. Dir Ecu. N 63)
Los catlicos valorarn tambin ciertos elementos y bienes, fuentes de vida espiritual, que se encuentran en
las otras Iglesias y Comunidades eclesiales, y que pertenecen a la nica Iglesia de Cristo: Sagrada
Escritura, sacramentos y otras acciones sagradas, fe, esperanza, caridad, y otros dones del Espritu. Estos
bienes han fructificado, por ejemplo, en la tradicin mstica del Oriente cristiano y los tesoros espirituales
de la vida monstica, en el culto y la piedad de los anglicanos, en la oracin evanglica y las diversas
formas de espiritualidad de los protestantes. (cf. Dir Ecu. N 63 /a)
Esta estima no debe ser puramente terica; cuando las condiciones particulares lo permitan, deber
completarse con el conocimiento prctico de las otras tradiciones de espiritualidad. En consecuencia, el
compartir la oracin y una cierta forma de participacin en el culto pblico o en las formas de devocin de
los otros cristianos, de acuerdo con las normas existentes, pueden tener un valor formativo. (cf. Dir Ecu. N
63 /b)
Otras iniciativas. la colaboracin en iniciativas caritativas y sociales, como en las escuelas, hospitales, prisiones,
etc.- tiene probado valor formativo, igual que el trabajo por la paz en el mundo o en regiones particulares de la tierra
donde se encuentra amenazada, por los derechos del hombre y por la libertad religiosa. Estas actuaciones, bien
dirigidas, pueden mostrar la eficacia de la aplicacin social del Evangelio y la fuerza prctica de la
sensibilidad ecumnica en diversos mbitos. Una reflexin peridica sobre los fundamentos cristianos de tales
actuaciones, para verificar su calidad, su fecundidad, y para corregir sus defectos, ser igualmente educativa
y constructiva. (cf. Dir Ecu. N 64)
7.MBITOS DE FORMACIN
Son los lugares donde paso a paso se desarrollan la madurez humana y cristiana, el sentido de la sociabilidad
y la comunin. Para esto tienen una importancia particular la familia, la parroquia, la escuela, los grupos, las
asociaciones y movimientos eclesiales. (cf. Dir Ecu. N 65)
La familia, llamada "Iglesia domstica" por el Concilio Vaticano II, es el primer lugar en que a diario se construye
o debilita la unidad por el encuentro de personas, diferentes en muchos aspectos, pero que se aceptan en una
comunin de amor; ah se ha de vigilar tambin para no mantener prejuicios, sino al contrario buscar en todo la
verdad. (cf. Dir Ecu. N 66)
- 6 - Criterios Catlicos para el Ecumenismo
la conciencia de su identidad y de su misin cristianas dispone a la familia a ser tambin una comunidad para los
dems, abierta no slo para con la Iglesia sino tambin para con la sociedad humana, dispuesta al dilogo y al
compromiso social. Como la Iglesia, debe ser el ambiente en que se transmite y del que irradia el Evangelio; en
efecto, la Constitucin conciliar Lumen Gentium (n 11) afirma que en la Iglesia domstica "los padres deben
ser para sus hijos los primeros anunciadores de la fe, con su palabra y con su ejemplo" (cf. Dir Ecu. N 66 a/)
las familias formadas por matrimonios mixtos deben esforzarse en proclamar a Cristo segn todas las exigencias
del bautismo que tienen en comn; tienen adems el delicado deber de ser ellas mismas artfices de unidad. "El
bautismo comn y el dinamismo de la gracia proporcionan a los esposos en estos matrimonios el fundamento y
motivacin que les llevara a expresar su unidad en la esfera de los valores morales y espirituales". (cf. Dir Ecu. N
66 b/)
La parroquia, como unidad eclesial reunida en torno a la Eucarista, debe ser y proclamarse el lugar del
autntico testimonio ecumnico. Uno de los grandes deberes de la parroquia es, en consecuencia, el de educar
a sus miembros en el espritu ecumnico. Esto exige una cuidado atencin a los contenidos y a las formas de
predicacin, sobre todo de la homila, y tambin de la catequesis. Exige adems un programa pastoral, lo que supone
que haya alguien encargado de la animacin y de la coordinacin ecumnica, que trabaje en estrecha colaboracin
con el prroco; ste pudiera tambin encargarse de los diversos modos de colaboracin con las parroquias
correspondientes de los otros cristianos. Esto exige finalmente que la parroquia no est desgarrada por
polmicas internas, por polarizaciones ideolgicas o por acusaciones recprocas entre cristianos, sino que cada
cual, segn su espritu y su vocacin propia, se haga el servidor de la verdad en el amor.(cf. Dir Ecu. N 67)
La escuela, de cualquier orden o nivel, debe dar una dimensin ecumnica a su enseanza religiosa, y tender
segn su forma propia, a la formacin del corazn y de la inteligencia en los valores humanos y religiosos,
educando para el dilogo, para la paz y las relaciones interpersonales.(cf. Dir Ecu. N 68)
El espritu de caridad, de respeto y de dilogo exigen la eliminacin de los prejuicios y de las palabras que
deforman la imagen de los otros hermanos cristianos. Esto vale sobre todo para las escuelas catlicas,
donde los jvenes deben crecer en la fe, en la oracin y en la resolucin de poner en prctica el
Evangelio cristiano de la unidad. Habr que cuidar de ensearles el ecumenismo autntico, segn la
doctrina de la Iglesia catlica. (cf. Dir Ecu. N 68 a/)
Cuando sea posible, en colaboracin con otros docentes, no se deje de tratar las diversas disciplinas, como
por ejemplo la historia y el arte, de un modo que destaquen los problemas ecumnicos en un espritu de
dilogo y de unidad. A tal fin, es de desear tambin que los profesores sean correcta y adecuadamente
informados sobre los orgenes, historia y doctrinas de las otras Iglesias y Comunidades eclesiales,
sobre todo de las que estn en el mismo territorio. (cf. Dir Ecu. N 68 b/)
Los grupos, asociaciones y movimientos eclesiales . Los que se encuentran en tales grupos, movimientos
y asociaciones, deben estar penetrados por un slido espritu ecumnico. Para vivir su compromiso bautismal en el
mundo, buscando, sea la unidad catlica por el dilogo y la comunin entre los diversos movimientos y
asociaciones, o bien una comunin ms amplia con otras Iglesias y Comunidades eclesiales y con los movimientos y
grupos que en ellas se inspiran, es preciso que estos esfuerzos se realicen basndose en una slida formacin y a la
luz de la sabidura y de la prudencia cristianas. (cf. Dir Ecu. N 69)
Para colaborar en la accin pastoral existen, adems de los ministros ordenados, otros colaboradores
reconocidos catequistas, docentes, animadores laicos. Para su formacin se han organizado en las Iglesias locales
los institutos de ciencias religiosas, los institutos de pastoral y otros centros de formacin y puesta al da. Para ellos
valen los mismos planes de estudios y las mismas normas que para los institutos de teologa, aunque
adaptados al nivel de los participantes y de sus estudios. (cf. Dir Ecu. N 83)
Dada la importancia del papel de los laicos en la Iglesia y en la sociedad, ha de animarse a los laicos
responsables de la accin ecumnica a mantener contactos e intercambios con las otras Iglesias y
Comunidades eclesiales, segn las normas dadas en este Directorio. (cf. Dir Ecu. N 86)
Criterios Catlicos para el Ecumenismo - 7 -
8.ORACIN EN COMN
Segn la situacin local, y si se presentare la ocasin, los catlicos pueden, en una celebracin comn con otros
cristianos, hacer memoria del bautismo que los une, renovando con ellos la renuncia al pecado y el compromiso de
llevar una vida plenamente cristiana, que asumieron por sus promesas bautismales, comprometindose a cooperar
con la gracia del Espritu Santo para tratar de remediar las divisiones que existen entre los cristianos. (cf. Dir Ecu. N
96)
Donde sea conveniente, debe animarse a los catlicos a asociarse, siguiendo las normas de la Iglesia, para orar
con cristianos pertenecientes a otras Iglesias y Comunidades eclesiales. Tales oraciones en comn son
ciertamente un medio eficaz para pedir la gracia de la unidad y constituyen una expresin autntica de los lazos por
los que los catlicos estn ya unidos a esos otros cristianos la oracin comn es en s misma un camino que
conduce a la reconciliacin espiritual. (cf. Dir Ecu. N 108)
A los catlicos y a los otros cristianos se les recomienda la oracin en comn para presentar juntos a Dios las
necesidades y preocupaciones que comparten por ejemplo: la paz, las cuestiones sociales, la caridad mutua entre
los hombres, la dignidad de la familia, los efectos de la pobreza, el hambre y la violencia, etc.. Semejantes a estos
casos son las ocasiones en que, segn las circunstancias, una nacin, una regin o una comunidad desea dar gracias
a Dios comunitariamente o pedir su ayuda; lo mismo en un da de fiesta nacional, en tiempo de calamidad o duelo
pblicos, en el da fijado para celebrar el recuerdo de los muertos por la patria, etc. Se recomienda tambin esta
oracin comn en las reuniones donde se juntan los cristianos para el estudio o la accin. (cf. Dir Ecu. N 109)
Sin embargo, la oracin comn debera orientarse ante todo al restablecimiento de la unidad de los cristianos .
Puede centrarse, por ejemplo, en el misterio de la Iglesia y de su unidad, en el bautismo como vinculo sacramental
de unidad, o tambin en la renovacin de la vida personal y comunitaria como va necesaria para la unidad perfecta.
Se recomienda de modo especial esta oracin comn durante la "Semana de oracin por la unidad de los cristianos"
o durante el perodo que va de la Ascensin a Pentecosts. (cf. Dir Ecu. N 110)
Tal oracin debera prepararse, de comn acuerdo, con el concurso de representantes de las Iglesias,
Comunidades eclesiales u otros grupos. Convendra determinar juntos el papel de unos y otros, y elegir en comn
los temas, las lecturas de la Sagrada Escritura, los himnos y oraciones a emplear. (cf. Dir Ecu. N 111)
Dicha celebracin puede incluir toda lectura, oracin o himno que expresen lo que es comn a todos los
cristianos, en relacin con la fe o la vida espiritual. Puede comprender una exhortacin, una alocucin o
una meditacin bblica que, bebiendo en la comn herencia cristiana, haga progresar la mutua estima y la
unidad. (cf. Dir Ecu. N 111 a.)
Habra que procurar que las versiones de la Sagrada Escritura que se emplean sean aceptables para todos y
sean fieles traducciones del texto original. (cf. Dir Ecu. N 111 b.)
Es deseable que la estructura de estas celebraciones tenga en cuenta los diferentes modelos de oracin
litrgica acordes con la renovacin litrgica de muchas Iglesias y Comunidades eclesiales, aun prestando
especial atencin a su herencia comn de himnos, de textos sacados de los leccionarios y de oraciones
litrgicas. (cf. Dir Ecu. N 111 c.)
Al preparar las celebraciones entre catlicos y miembros de una Iglesia Oriental, hay que considerar
atentamente la disciplina litrgica propia de cada Iglesia, segn lo que se dice el N 115 del Directorio .. (cf.
Dir Ecu. N 111 d.)
Aunque la iglesia sea el lugar en que una comunidad suele celebrar de ordinario su propia liturgia, las celebraciones
comunes mencionadas pueden tenerse en la iglesia de una u otra de las comunidades implicadas, con el acuerdo de
todos los participantes. Sea cual fuere el lugar utilizado, debe agradar a todos, poderse acondicionar de modo
conveniente y favorecer la devocin. (cf. Dir Ecu. N 112)
De comn acuerdo entre los participantes, los que ejercen una funcin en una ceremonia pueden emplear el hbito
que corresponda a su rango eclesistico y a la naturaleza de la celebracin . (cf. Dir Ecu. N 113)
En algunos casos, bajo la direccin de personas con una formacin y experiencia particulares, puede ser til el
recurso a compartir espiritualmente en retiros, ejercicios espirituales, grupos de estudio y de puesta en comn de las
tradiciones de espiritualidad, o en forma de asociaciones ms estables para profundizar en una vida espiritual
comn. Hay que prestar siempre una atencin seria tanto a lo que se ha dicho sobre el reconocimiento de las
diferencias reales que existen en la doctrina como a la enseanza y a la disciplina de la Iglesia catlica sobre el
- 8 - Criterios Catlicos para el Ecumenismo
Siendo la celebracin de la Eucarista en el da del Seor el fundamento y centro de todo el ao litrgico, los
catlicos, quedando a salvo el derecho de las Iglesias Orientales, deben participar en la misa los domingos y
das de precepto. Por ese motivo se desaconseja organizar celebraciones ecumnicas el domingo, y se recuerda
que, incluso cuando los catlicos participan en celebraciones ecumnicas y en celebraciones de otras Iglesias y
Comunidades eclesiales, permanece la obligacin de participar en la misa esos das. (cf. Dir Ecu. N 115)
En ciertas ocasiones puede preferirse la oracin oficial de una Iglesia a celebraciones ecumnicas preparadas
para la ocasin. La participacin en celebraciones como la oracin de la maana o la tarde, en vigilias
especiales, etc., permitir a personas de tradiciones litrgicas diferentes catlicos, orientales, anglicanos y
protestantes comprender mejor la oracin de las dems comunidades y compartir ms profundamente
tradiciones que se han desarrollado, a menudo, a partir de races comunes. (cf. Dir Ecu. N 117)
En las celebraciones litrgicas que tienen lugar en otras Iglesias y Comunidades eclesiales se aconseja a los
catlicos que participen en los salmos, responsorios, himnos y gestos comunes de la Iglesia que les ha invitado.
Pueden leer una lectura, o predicar, si se lo proponen sus anfitriones. (cf. Dir Ecu. N 118)
En cuanto a la asistencia a una celebracin litrgica de esta naturaleza, debe prestarse especial atencin a la
sensibilidad del clero y de los fieles de todas las comunidades cristianas implicadas, al igual que a las costumbres
locales que pueden variar segn los tiempos, lugares, personas y circunstancias. En una celebracin litrgica
catlica, los ministros de las otras Iglesias y Comunidades eclesiales pueden ocupar el lugar y los honores litrgicos
que convienen a su rango y al papel que desempean, si se juzga conveniente. Los miembros del clero catlico
invitados a la celebracin de otra Iglesia o Comunidad eclesial pueden llevar las vestiduras e insignias de su funcin
eclesistica, si agrada a los que les reciben. (cf. Dir Ecu. N 119)
Las bendiciones que se dan de ordinario a los catlicos pueden darse igualmente a otros cristianos que las
pidan, conforme a la naturaleza y objeto de la bendicin. Pueden hacerse oraciones pblicas por otros
cristianos, vivos o difuntos, por las necesidades e intenciones de las otras Iglesias y Comunidades eclesiales y
de sus dirigentes espirituales, durante las letanas y otras invocaciones de un servicio litrgico, pero no
durante una Anfora eucarstica. La antigua tradicin cristiana, en liturgia y en eclesiologa, no permite citar en la
Anfora eucarstica ms que nombres de personas que estn en plena comunin con la Iglesia que celebra esta
eucarista. (cf. Dir Ecu. N 121)
especialmente la Eucarista, son fuentes de unidad de la comunidad cristiana y de vida espiritual, y medios para
desarrollarlas. En consecuencia, la comunin eucarstica est inseparablemente unida a la plena comunin
eclesial y a su expresin visible. (cf. Dir Ecu. N 129)
La lectura de la Escritura durante la celebracin eucarstica de la Iglesia catlica la hacen miembros de esta
Iglesia. En ocasiones excepcionales y por justa causa el obispo de la dicesis puede permitir que un miembro
de otra Iglesia o Comunidad eclesial ocupe el puesto de lector. (cf. Dir Ecu. N 133)
En la liturgia eucarstica catlica, la homila, que forma parte de la misma liturgia, se reserva al sacerdote o
al dicono, pues es la presentacin de los misterios de la fe y de las normas de la vida cristiana de acuerdo con la
enseanza y tradicin catlicas.(cf. Dir Ecu. N 134)
Al nivel local hay innumerables ocasiones de intercambio entre cristianos, desde las conversaciones informales
de la vida diaria hasta las sesiones para examinar juntos, desde un punto de vista cristiano, los problemas de la vida
local o de grupos profesionales particulares (mdicos, trabajadores sociales, padres, educadores), y los grupos de
estudio sobre temas especficamente ecumnicos. Los dilogos pueden llevarse a cabo por grupos de laicos, de
clrigos, de telogos profesionales, o por diferentes combinaciones de esos grupos. Ya sea que tengan estatuto
oficial por el hecho de estar establecidos o autorizados formalmente por la autoridad eclesistica , o no lo
tengan, estos intercambios deben siempre estar impregnados de un vigoroso sentido eclesial. Los catlicos que
participan en ellos sentirn la necesidad de conocer bien su fe y tenerla bien arraigada en su vida, y cuidarn
de permanecer en comunin de pensamiento y voluntad con su Iglesia. (cf. Dir Ecu. N 174]
COLABORACIN ECUMNICA,
DILOGO Y TESTIMONIO COMN
12.EL TRABAJO COMN RELATIVO A LA BIBLIA
La Palabra de Dios, consignada en las Escrituras, alimenta de diversas formas la vida de la Iglesia y es "un
instrumento insigne en las manos poderosas de Dios para obtener la unidad que el Salvador ofrece a todos los
hombres". La veneracin de las Escrituras es un vnculo fundamental de unidad entre los cristianos, vinculo
que permanece aun cuando las iglesias y Comunidades eclesiales a las que pertenecen no estn en plena
comunin unas con otras. Todo cuanto pueda hacerse para que los miembros de las Iglesias y de las
Comunidades eclesiales lean la Palabra de Dios, y a ser posible lo hagan juntos (por ejemplo las "Semanas
bblicas"), refuerza este vnculo de unidad que ya los une, los abre a la accin unificadora de Dios y refuerza el
testimonio comn de la Palabra salvadora de Dios que dan al mundo. (cf. Dir Ecu. N 183)
- 10 - Criterios Catlicos para el Ecumenismo
Los catlicos pueden compartir el estudio de las Escrituras con miembros de otras Iglesias y Comunidades
eclesiales de muchas maneras y a muchos niveles diferentes, desde un tipo de trabajo que puede realizarse en
grupos de vecinos o parroquiales hasta el de la investigacin cientfica entre exegetas profesionales. Para tener valor
ecumnico, a cualquier nivel que sea, el mencionado estudio debe fundamentarse en la fe y alimentarla. A menudo
har ver claramente a los participantes en qu medida las posiciones doctrinales de las diversas Iglesias y
Comunidades eclesiales y sus diferentes formas de ver en la utilizacin y exgesis de la Biblia llevan a
interpretaciones diferentes de ciertos pasajes. Es til para los catlicos que las ediciones de las Escrituras que
emplean llamen la atencin sobre los pasajes en que se ve comprometida la doctrina de la Iglesia. No dejarn
de afrontar las dificultades y diferencias que causa el uso ecumnico de las Escrituras con comprensin y
lealtad para con la enseanza de la Iglesia. Pero que eso no les impida reconocer lo cercanos que estn a los
dems cristianos en la interpretacin de las Escrituras. Por ah llegarn a apreciar la luz que la experiencia y las
tradiciones de las diversas Iglesias pueden proyectar sobre pasajes de la Escritura que son especialmente
significativos para ellos. Estarn abiertos a la posibilidad de encontrar en las Escrituras nuevos puntos de partida
para discutir sobre temas controvertidos. Se vern impulsados a descubrir el significado de la Palabra de Dios en
relacin con las situaciones humanas contemporneas que comparten con sus hermanos cristianos. Y
experimentarn con gozo el poder unificador de la Palabra de Dios. (cf. Dir Ecu. N 186)
En algunos pases el Estado o circunstancias particulares imponen una forma de enseanza cristiana comn a
catlicos y otros cristianos, que incluye los libros de texto y el contenido del curso ya fijado. En tales casos no se
trata de una verdadera catequesis, ni de libros que puedan utilizarse como catecismos. Pero tal enseanza tiene un
autntico valor ecumnico cuando presenta lealmente elementos de la doctrina cristiana. Aun apreciando el
valor potencial de tal enseanza, en esos casos sigue siendo no menos indispensable asegurar a los nios
catlicos una catequesis especficamente catlica. (cf. Dir Ecu. N 189)
Cuando la enseanza de la religin en las escuelas se hace en colaboracin con miembros de religiones
diferentes de la cristiana, hay que hacer un esfuerzo particular para asegurarse de que el mensaje cristiano se
presente de manera que resalte la unidad de fe existente entre los cristianos en temas fundamentales, aunque
explicando al mismo tiempo las divisiones que existen y los pasos que se han dado para superarlas. (cf. Dir Ecu.
N 190)
El testimonio ecumnico puede darse en la misma actividad misionera. Para los catlicos, las bases de la
colaboracin ecumnica con los otros cristianos en misin son: "el fundamento del bautismo y el patrimonio
de fe que nos es comn". Las dems Iglesias y Comunidades eclesiales que conducen a los fieles a la fe en
Cristo Salvador y al bautismo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espritu Santo, los conducen en la
comunin real, aunque imperfecta, que existe entre ellos y la Iglesia catlica. Los catlicos desearan
grandemente que todos los llamados a la fe cristiana se unan a ellos en esa plenitud de comunin que, segn
su fe, existe en la Iglesia catlica, y, sin embargo, reconocen que algunos pasarn, en Providencia de Dios,
toda su vida cristiana en Iglesias o Comunidades eclesiales que no aseguran esta plenitud. Tratarn de
respetar con sumo cuidado la fe viva de las dems Iglesias y Comunidades eclesiales que predican el
Evangelio, y se alegrarn de que la gracia de Dios acte entre ellos. (cf. Dir Ecu. N 206)
Los catlicos pueden unirse a las dems Iglesias y Comunidades eclesiales siempre que no haya nada de
sectario o de deliberadamente anticatlico en su trabajo de evangelizacin en organizaciones y programas
que aporten a las actividades misioneras de todas las Iglesias participantes un apoyo comn. Uno de los
objetivos particulares de tal colaboracin ser asegurar que los factores humanos, culturales y polticos que estaban
implicados en las divisiones originarias entre las Iglesias y que han marcado la tradicin histrica de separacin, no
Criterios Catlicos para el Ecumenismo - 11 -
se trasplanten a los lugares donde se predica el Evangelio y donde se fundan Iglesias. (cf. Dir Ecu. N 207)
Hay que dar un lugar privilegiado a la colaboracin entre los miembros de las diferentes Iglesias y Comunidades
eclesiales en la reflexin que constantemente necesitamos sobre l sentido de la misin cristiana, sobre el modo de
entablar el dilogo de salvacin con los miembros de otras religiones y sobre el problema general de la relacin
entre la proclamacin del Evangelio de Cristo y las culturas y formas de: pensamiento del mundo contemporneo.
(cf. Dir Ecu. N 209)
Para los catlicos, las directrices sobre sus relaciones con los judos emanan de la Comisin para las relaciones
religiosas con el judasmo, y las relativas a las relaciones con los miembros de otras religiones, del Consejo
pontificio para l dilogo interreligioso. Al establecer relaciones religiosas con los judos, y en sus relaciones con
miembros de otras religiones, segn las directrices apropiadas, los catlicos pueden hallar numerosas ocasiones de
colaborar con miembros de otras Iglesias y Comunidades eclesiales. Existen muchos campos en los que los
cristianos pueden colaborar en un dilogo y una accin comn con los judos, como por ejemplo luchando
juntos contra el antisemitismo, el fanatismo religioso y el sectarismo. La colaboracin con otros creyentes puede
versar sobre cuestiones de valoracin de las perspectivas religiosas, sobre problemas de justicia y de paz, de apoyo a
la vida familiar, de respeto hacia las comunidades minoritarias; pero esta colaboracin puede afrontar tambin los
numerosos y nuevos problemas del tiempo presente. En estos contactos interreligiosos los cristianos pueden
apelar juntos a sus fuentes bblicas y teolgicas comunes, contribuyendo as a aportar los puntos de vista
cristianos en este contexto ampliado, de un modo que favorezca al mismo tiempo la unidad cristiana. (cf. Dir
Ecu. N 210)
El principio general es que la colaboracin ecumnica en la vida social y cultural debe realizarse en el
contexto global de la bsqueda de la unidad de los cristianos. Si no va unida a otras formas de ecumenismo,
especialmente la oracin y el compartir espiritual, puede fcilmente confundirse con intereses ideolgicos o
puramente polticos y convertirse as en un obstculo al progreso hacia la unidad. Como todas las dems
formas de ecumenismo, debe ser supervisada por el obispo del lugar, o por el Snodo de las Iglesias orientales
catlicas o por la Conferencia episcopal. (cf. Dir Ecu. N 212)
Mediante esta colaboracin todos los que creen en Cristo pueden aprender fcilmente a conocerse mejor unos
a otros, a estimarse ms y a preparar el camino de la unidad de los cristianos. El Papa Juan Pablo II ha
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afirmado en numerosas ocasiones que la iglesia catlica est comprometida en la colaboracin ecumnica, la misma
afirmacin se expresaba en la declaracin conjunta del Cardenal Johannes Willebrands y del Doctor Philip Potter,
Secretario general del Consejo ecumnico de las Iglesias, con ocasin de la visita del Santo Padre a la sede central
del Consejo ecumnico en Ginebra, en 1984. En esta perspectiva es en la que el Directorio ecumnico presenta
algunos ejemplos de colaboracin, a diversos niveles, mas sin pretender en modo alguno ser exhaustivos. (cf.
Dir Ecu. N 213)
El objetivo de un estudio comn de este tipo es promover una cultura cristiana, una "civilizacin del amor"
-el humanismo cristiano de que han hablado frecuentemente los Papas Pablo VI y Juan Pablo II. Para edificar esta
cultura debemos establecer con claridad que valores la constituyen y cules la amenazan. Est claro por tanto
que este estudio implicar por ejemplo un reconocimiento del valor de la vida, de la significacin del trabajo
humano, de las cuestiones de justicia y de paz, de libertad religiosa, de los derechos del hombre y del derecho a la
tierra. Tendr que acentuar tambin los factores que, en la sociedad, amenazan a los valores fundamentales, como la
pobreza, el racismo, el consumismo exagerado, el terrorismo, as como todo cuanto amenaza la vida humana en
cualquier etapa de su desarrollo. La larga tradicin de la enseanza social de la Iglesia catlica podr aportar
abundantes directrices e inspiraciones para este tipo de colaboracin. . (cf. Dir Ecu. N 214)
La responsabilidad del cuidado de la creacin, que posee en s misma su dignidad particular, ha sido
entregada por el Creador mismo a todos los pueblos, como guardianes de la creacin. A diversos niveles se
anima a los catlicos a participar en iniciativas comunes destinadas al estudio y a la actuacin en torno a los
problemas que amenazan la dignidad de la creacin y hacen peligrar a la raza humana entera. Otros temas
para tal estudio y actuacin pueden incluir, por ejemplo, ciertas formas de industrializacin rpida y de tecnologa
incontrolada, que causan la contaminacin del entorno natural y tienen graves consecuencias para el equilibrio
ecolgico, como la destruccin de los bosques, los experimentos nucleares y el empleo irracional o mal uso de los
recursos naturales, renovables o no renovables. Un aspecto importante de la actuacin comn en este campo consiste
en ensear a los hombres a utilizar estos recursos as como a planificar su utilizacin y a salvaguardar la creacin.
(cf. Dir Ecu. N 215)
El campo del desarrollo, que es principalmente una respuesta a las necesidades humanas, ofrece una variedad de
posibilidades para la colaboracin entre la Iglesia catlica y las Iglesias y Comunidades eclesiales al nivel regional,
nacional y local. Tal colaboracin abarcara entre otras, la accin por una sociedad justa, por la paz, por la
promocin de los derechos y de la dignidad de la mujer, y por una distribucin ms justa de los recursos. En este
sentido, sera posible asegurar un servicio comn a los pobres, a los enfermos, a los disminuidos, a las
personas mayores y a todos cuantos sufren a causa de injustas "estructuras de pecado". Se recomienda
especialmente la colaboracin en este campo all donde existe una gran concentracin de poblacin, con
graves consecuencias para el entorno, el alimento, el agua, el vestido, la higiene y los cuidados mdicos. Un
aspecto importante de la colaboracin en este terreno seria ocuparse del problema de los inmigrantes, de los
refugiados y de las victimas de las catstrofes naturales. En los casos de urgencia a escala mundial , la Iglesia
catlica recomienda la puesta en comn de los recursos y servicios con organismos internacionales de Iglesias, por
razones de eficacia y de coste. Aconseja igualmente la colaboracin ecumnica con organizaciones internacionales
especializadas en ese campo. (cf. Dir Ecu. N 215)