Cristina de Peretti

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Cristina de Peretti, Jacques Derrida Texto y

Deconstruccin.
UN PENSADOR INTEMPESTIVO

- Dificultades que presenta cualquier intento de reducir su pensamiento, sus


ideas, a una lectura tradicional y temtica, sistemtica y conceptual
- Por un lado su contemporaneidad (18)
- Por otro, sus escritos se dejarn apresar bajo la forma acabada del corpus
del libro; jams constituirn estos una totalidad cerrada avalada por la
identidad de un sentido, de un querer-decir definitivo e inmutable
- Derrida se propone mostrar la imposibilidad, el error radical que supone
toda voluntad ideal de sistema; rechaza cualquier tipo de centralidad, de
fijeza.
- A la puntualidad y continuidad del tema, a la coagulacin del concepto,
opone Derrida el juego diseminado del texto (ver Barthes), la mltiple
condensacin dinmica del haz, del tejido
o El haz [...] es un foco de cruce 'histrico y sistemtico; es sobre
todo la imposibilidad estructural de cerrar esta red, de interrumpir
su tejido, de trazar en l una
marca que no sea nueva marca. Positions, Pars, Minuit, 1972, p.
54.
- Nietzsche y Heidegger son nombres que saldrn aqu
- Pero no se trata de situarse en el juego de influencias entre los pensadores,
pues para Derrida el vocabulario de las fuentes as como la metfora del
rbol genealgico son altamente sospechosas
o []en lo que respecta al sistema de lo que aqu se escribe, el
discurso de la historia disertara acerca de las herencias, las
lecturas, los prstamos, los resortes biogrficos. Las fuentes se
multiplicaran al infinito, pero como otras tantas fuentes de errores
y de potencias de falsificacin. Como historiadores positivos que
somos, no haremos el recuento de todo aquello que, desde fuera,
haya podido confluir en el texto.
Ahora bien marco la divisin, al observar desde un lugar ex-
cntrico, mediante un giro diferente, la lgica de sus aversiones, por
qu no preguntarse acerca de otro fuera, acerca de ciertas fuentes
alejadas esta vez: las que Valry slo ha podido entrever al bis, al
modo de un reflejo breve, abreviado ms bien, el instante de
reconocerse o reflejarse en ellas para apartarse inmediata, viva y
decididamente, furtivamente tambin, segn un movimiento que
debe ser descrito a partir de la gesta de Narciso. No analizaremos
este alejamiento ms que all donde ha dejado huellas en el sistema
textual de Valry[]Quai Quelle. Les Sources de Valry, en
Marges de la Philosophie, Paris, Minuit, 1972, p. 327
- Por su parte, estas marcas o huellas que se inscriben en el texto derridiano,
son las de los que, de alguna forma, han pensado la clausura de la
representacin, la de la metafsica de la presencia y que, al pensar lo
trgico, han introducido en el pensamiento una nueva idea de peligro, de
riesgo (nota 5 y p. 19)
- Esta contribucin no es slo obra de pensadores pertenecientes
estrictamente al mbito filosfico, sino tambin en gran medida al campo de
la literatura (nota 7)
- Porque el discurso filosfico, el pensamiento, no puede encerrarse en los
lmites que le ha asignado la tradicin occidental
- La filosofa no es sino un gnero literario particular Quai Quelle. Les
Sources de Valry (nota 8)
o Mis textos no pertenecen ni al registro filosfico ni al registro literario.
De este modo comunican, as lo espero al menos, con otros que, por haber
operado una cierta ruptura, no se llaman ya filosficos o literarios ms
que segn una especie de paleonimia [...]Positions, ed. cit., p. 95.
- Gesto de ruptura epistemolgica y propsito de una lectura diferente del
discurso histricamente producido
- Significa que frente al deseo irreprimible de universalidad de la filosofa, de
ser autosuficiente, de ser saber absoluto al modo hegeliano, Derrida piensa
que sta no puede dejar de asumir su condicin de lenguaje
- Desde Nietzsche tal vez, la filosofa, lejos de ser discurso lineal y expresivo,
dominado por el querer-decir, se muestra como algo que, de hecho, nunca
ha dejado de ser texto o escritura que ya no se deja regir por la ley del
sentido, del pensamiento y del ser sino que se despliega en la
heterogeneidad del espacio y del tiempo, en un lenguaje mltiple,
diseminado en una serie infinita de reenvos significantes.
- Del discurso derridiano slo cabe deducir una dispersin, una diffrance:
una estrategia general de la deconstruccin que se presenta como una
tcnica/prctica de intervencin activa e innovadora que puede ejercerse no
slo en el terreno de la filosofa y de la literatura sino tambin en los ms
diversos mbitos del pensamiento y de la actividad de Occidente: en su
texto
- deconstruccin no significa en modo alguno mera aniquilacin o sustitucin
con vistas a una
nueva restitucin.
- La deconstruccin se opone a la simplicidad de una operacin semejante.
- No excede el pensamiento occidental, la metafsica tradicional, situndose
ms all del mismo, sino que se mantiene constantemente en un equilibrio
inestable entre lo que lo constituye y lo excede, trabajando en su margen
mismo a fin de lograr un pensamiento que no descanse nunca en el
tranquilo sosiego de lo que le es familiar
- Para ello esta estrategia se tiene que desdoblar en un gesto doble:
o por una parte implica el rechazo violento de los valores metafsicos
tradicionales violencia que no es sino la rplica insoslayable de la
violencia metafsica que siempre se ha intentado disimular
o por otra parte, procede a una lectura atenta y vigilante del
pensamiento occidental, a una lenta y minuciosa labor estratgica de
desplazamiento de efectos y de preocupaciones, de cambio de
terreno, pero tambin de actitud, de tono, de estilo, en una palabra,
de escritura
que, plantendose de una forma directa las bazas filosficas e
ideolgicas del trabajo propiamente intelectual, introduce un
germen de insatisfaccin incesante y de
constante desasosiego en el apacible confort y familiaridad en el que
se encuentra actualmente el pensamiento

LA VIOLENCIA DEL DISCURSO METAFSICO

- El pensamiento tradicional encierra una violencia que intenta ocultar bajo


unas apariencias pretendidamente inocentes
- En qu consiste esta violencia? Cules son las marcas silenciosas que
permiten penetrar en la cripta de la metafsica para desenmascararla y
que constituyen las races a partir de las cuales la filosofa occidental ha
erigido y organizado todos sus mitos?
- El sentido y la racionalidad del discurso instituido, la bsqueda obstinada y
estril de un fundamento inconmovible e inmutable, la bsqueda de la
identidad y de la homogeneidad traducen unos mitos que Derrida tipifica
como el logofonocentrismo del discurso tradicional y que se presentan
como estrechamente solidarios de la gran ficcin que constituye, a su vez,
la historia de la metafsica como metafsica de la presencia.
- Bsqueda, en ltima instancia, de la familiaridad y rechazo del riesgo.

La metafsica de la presencia

- Nietzsche
- La intervencin nietzscheana del platonismo se presenta (ante todo) como
un intento por superar el nihilismoque marca todas las manifestaciones de
la cultura occidental desde Scrates y Platn.
- Tal platonismo se traduce de forma general, en el terreno de la metafsica,
en el de la moral y de la religin, por la oposicin entre el mundo inteligible
y el mundo sensible, por la oposicin entre la razn, la verdad y el bien por
un lado y, por el otro, los instintos, las pasiones: la vida.
- El lema Dios ha muerto, el proceso de secularizacin de la cultura
europea, no es asumido hasta sus ltimas consecuencias hasta Nietzsche, al
plantearlo como la muerte de todos los valores absolutos, lo cual supone a
s mismo el fin de la filosofa como platonismo
- En este lema Dios significa algo ms que la idea monotesta de Dios,
Dios, el Dios muerto de Nietzsche representa la mxima y ms imperiosa
necesidad de toda la cultura occidental, incluso secularizada
- La necesidad de una norma ideal por la que poder regirse, una norma
dispensadora de sentido que permita conocer y unificar coherentemente la
realidad
- Esta norma ideal, estos valores absolutos que Nietzsche ataca y de los que
anuncia la muerte irreversible son en cierto modo aquellos que Derrida
denuncia, a su manera, como los propios de la metafsica de la presencia
- Heidegger
- Este autor es quien denuncia de forma ms categrica la metafsica como
escritura terica organizada en torno a un centro privilegiado: la presencia
- Esto es fruto del pensamiento representativo que ha limitado siempre la
cuestin del sentido del Ser al considerarlo nicamente en tanto que ser del
ente, en tanto que fundamento del mismo en un horizonte de interpretacin
dominado por la idea de presencia. (la exposicin de la problemtica
heideggeriana de la diferencia ontolgica en las pp. 105 y s. del presente
libro)
- Acerca del concepto de representacin, es importante apuntar que la crtica
heideggerina conserva y potencia toda la riqueza histrica y significativa de
dicho concepto
- A pesar de que la concepcin platnica del eidos es un precedente de la
tendencia posterior hacia una teora del mundo como representacin, cabe
afirmar de forma general que en el mundo griego el hombre es contemplado
por el ente (Heidegger, M.: La poca de la imagen del mundo, en Sendas
perdidas. Trad. J. Rovira Armengol, Buenos Aires, Losada, 1960, p. 80.)
- En el mundo moderno, con la filosofa cartesiana ms concretamente, se
produce una inversin de esta situacin: la categora de representacin se
configura ya, desde ese momento, como categora fundamental que
inaugura el mundo de la representacin.
- El Ser como presencia es pensado de ah en adelante en relacin con el
sujeto humano. (Heidegger, M.: Vortrge und Aufstze. Pfullingen, Gnther
Neske, 1978, p. 69.)
- Las categoras de sujeto y de objeto pero tambin las de reflexin e
intuicin quedan as constituidas como categoras indisociables y
complementarias de la de representacin (Heidegger, M.: O.e., p. 81, y
Nietzsche, Pfullingen, Gnther Neske, 1961, tomo II, pp. 464, 466 y 467.)
- La complicidad de todas estas nociones da lugar a un sistema categorial
que se constituye, a partir de Descartes, en la raz misma de una teora del
conocimiento marcadamente idealista.
- La categora de representacin se convierte de este modo en la relacin
privilegiada que
cubre todo el mbito del conocimiento:
o Pensar es representar, relacin de representacin con lo
representado (idea como perceptio). Representar significa en este
caso: desde s mismo ponerse algo delante y garantizar lo puesto
como tal. Este garantizar tiene que ser un calcular porque slo la
calculabilidad garantiza de antemano y constantemente que se tenga
la certidumbre de lo que se quiere representar. El representar no es
ya el percibir lo presente a cuya desnudez pertenece el percibir
mismo y precisamente como una clase peculiar de presencia en lo
presente desnudo. El representar ya no es el desnudarse para..., sino
el captar y comprender de... Lo que domina no es lo presente sino el
ataque. En virtud de la nueva libertad, el representar es un proceder
desde s en el dominio de lo asegurado que previamente es preciso
asegurar. Lo existente ya no es lo presente sino lo que por vez
primera en el representar se pone enfrente, lo ob-jtico.
Representar es una objetizacin que procede, que domina. El
representar lo impulsa todo a la unidad de lo as objtico. El
representar es cogitatio.
Toda relacin con algo, el querer, el pronunciarse, el sentir, es de
antemano representadora, es cogitans, que se traduce por
"pensante" (Heidegger, M.: La poca de la imagen del mundo, en
Sendas perdidas, ed. cit., pp. 94 y 95)
- Consecuencias en las que Heidegger centra su crtica del pensamiento
representativo:
- Las pretensiones idealistas (como p. e. el privilegio concedido a la
conciencia) de dicho pensamiento no solo desvaloriza el espacio de
apertura en el que ha de advenir la cosa del pensamiento sino que implica
adems:
o 1. Un parentesco entre representar y dar razn, esto es, establecer,
constituir, sentar sobre seguro. Representar siempre ha sido pensar
algo bajo el imperativo de la utilidad: el percibir encierra, pues,
dentro de s un percibir actuante en la razn que propone fines,
impone reglas y dispone de los medios( la relacin de toda esta problemtica
con la concepcin heideggeriana de la verdad en n. 111, p. 179 del presente libro. )
o 2. Una filosofa del concepto que es una teora de la identidad que
necesariamente conlleva el olvido y rechazo entre la diferencia entre
Ser y el ente.
- Es preciso renunciar al pensamiento representativo, al Ser concebido como
fundamento, al hombre como animal racional (convertido en sujeto en la
poca moderna), a las certezas del cogito, a la teora del juicio y la
proposicin sujeto-predicado (expresin por excelencia del pensamiento
representativo-explicativo)
- En Heidegger va apareciendo de forma cada vez ms marcada el rechazo de
la subjetividad metafsica, esto es, del sujeto como origen y fundamento del
sentido.
- Para l el autntico estatuto del ser del hombre se funda, por el contrario,
en una relacin con el Ser mismo: relacin de copertenencia fundamental
del hombre y del Ser
- (Silesius p 27) Ausencia de razn, de porqu; despliegue de cada cosa
desde s misma pero tambin
ausencia de fundamento y, por lo tanto, de representacin.
- Slo mediante la superacin del pensamiento representativo puede
accederse a esa relacin fundamental de copertenencia del hombre y del
Ser y lograr das andenkende Denken (el pensamiento devoto)
- Los trminos que dicen la superacin de la metafsica en la obra
heideggeriana son muchos
o Rckgang: retorno, regreso e incluso por regresin, como un
mirar hacia el origen
en el que se plantea radicalmente la pregunta por el Ser. (en Qu es
metafsica? En la intro)
o Este pensamiento no es un pensamiento restaurador sino que trata
de pensar mejor el origen del pensamiento que es a su vez su
verdadero destino
o Para ello, el pensamiento ha de dar un paso atrs (Schritt zurck)
este es otro trmino que dice la superacin de la metafsica que
pone en cuestin la relacin del pensamiento con su historia, tal
como ya lo hizo Hegel.
o a diferencia de este ltimo, Heidegger considera que no se trata de
ascender, de progresar hacia arriba, sino de descender hasta la
proximidad de lo ms cercano (Heidegger, M.: Carta sobre el
humanismo. Trad. de R. Gutirrez Girardot. Madrid, Taurus, 1970, p.
52. Cfr. asimismo, por ejemplo: Identitt und Differenz, Pfullingen,
Gnther Neske, 1978, pp. 39 y 40.)
o (berwindung) trmino por antonomasia de la superacin que se
puede prestar a confusiones
o Heidegger no concibe dicha superacin como una simple refutacin
(Widerlegung) que corrija los errores del pensamiento anterior: el
olvido mismo del Ser como se ver ms
adelante no es una falta de pensamiento.
o Tampoco se trata de eliminar o rechazar, mediante superacin, la
metafsica: la inversin sin ms de la metafsica llevara a una nueva
postura metafsica.
o Este es precisamente el reproche que Heidegger dirige a la inversin
nietzscheana del platonismo. (Heidegger, M.: Nietzsche I, ed. cit., passim.)
o s est de acuerdo con l es en que en la superacin de la metafsica
de lo que se trata es de sobrepasar o superar el nihilismo,
rechazando el modo metafsico de representacin, no para "jubilar" a
la metafsica, sino para aceptarla liberando su esencia y
encaminando el pensar a esa liberacin. Currs, A.: Heidegger: el
arduo sosiego del exilio, en Anales del Seminario de Metafsica 12
(1977), p. 158, n. 26
o Para Heidegger la superacin consiste en una Verwindung
(retorsin), (por ejemplo, Heidegger: Zur Seinsfrage, en
Wegmarken. Frankfurt, Vittorio Klostermann, 1967, pp. 242 y 244-
245.) en una transicin o paso a otro mbito Tampoco se trata de
eliminar o rechazar, mediante superacin, la metafsica: la inversin
sin ms de la metafsica llevara a una nueva postura metafsica
o En lo que del pensamiento, en luchar por una transformacin
esencial del pensamiento que transforme tambin la esencia humana
ya que el olvido del Ser, en ltima instancia, se manifiesta asimismo
como olvido de las condiciones del propio ser del hombre.
o El nuevo gesto del pensamiento es el sosiego (Gelassenheit) como
espera, en donde la
iniciativa escapa totalmente a la voluntad del hombre. Es preciso,
pues, renunciar al lenguaje metafsico, renunciar a la innegable
voluntad de poder que se esconde bajo los
intentos habituales de superar la metafsica y acostumbrarse, en
cambio, a un pensamiento que quiere el no-querer, que renuncia a la
voluntad
- Metafsica de la presencia
- Estos desarrollos de Nietzsche y Heidegger propician una serie de rupturas
y cambios de fundamentacin frente al discurso metafsico tradicional, a la
vez que abonan y potencian la denuncia derridiana de la obsesin de la
filosofa occidental por encontrar una explicacin radical, un principio
originario a partir del cual poder fundamentar el resto del edificio y ser
capaz de dominar su propio lmite
- Las determinaciones por las que a lo largo de la historia pasa el sentido del
ser como presencia y que, an cuando varan segn las pocas, responden
todas ellas a una raz comn, a una relacin natural y necesriamente
inmediata, para la metafsica, del pensamiento como discurso racional
(logos inseparable de la verdad y del sentido) con la voz (fon que dice el
sentido) son:
o [...] presencia de la cosa a la mirada como eidos, presencia como
sustancia/esencia/existencia (ousia), presencia temporal como punta
(stigm) del ahora o del
instante (nun), presencia a s del cogito, conciencia, subjetividad, co-
presencia del otro y de uno mismo, intersubjetividad como fenmeno
intencional del ego, etc. (De la grammatologie, ed. cit., p. 23)
- Las dos ltimas determinaciones de la presencia se presentan como dos
pilares incontrovertibles sobre los que se asienta la metafsica de la
presencia:
o 1. La primaca del ahora-presente en el concepto vulgar de
tiempo. Este tiempo conceptualizado por la metafsica se caracteriza
por el privilegio del instante presente del que dependen el pasado y
el futuro segn una sucesin espacial homognea, continua y lineal.
o Sucesin de la que provienen tanto la oposicin originario/derivado
como una concepcin ontoteolgica de la historia en la que se
potencia el concepto de origen pleno
(bsqueda ilusoria del paraso perdido, de la utopa ser, sustancia,
sujeto, plenitud, presencia en el origen de la vida) y el de
teleologa.( Grama, programa, gramatologa: la ciencia general de la escritura
del presente libro)
o Por su parte, y esto es fundamental, el privilegio de la linealidad es
la imagen grfica de la sucesin irreversible del tiempo en el que se
habla:
La lnea no representa ms que un modelo particular, cualquiera
que sea su privilegio. Este modelo se ha convertido en modelo y, en
cuanto tal, permanece inaccesible. Si aceptamos el hecho de que la
linealidad del lenguaje va necesariamente acompaada del concepto
vulgar y mundano de la temporalidad (homognea, dominada por la
forma del ahora y por el ideal del movimiento continuo, recto o
circular) que Heidegger muestra como determinante interno de toda
la ontologa desde Aristteles hasta Hegel, la meditacin sobre la
escritura y la deconstruccin de la historia de la filosofa resultan
inseparables. (De la grammatologie, ed. cit., p. 128.)
o 2. La primaca moderna de la conciencia que se establece por medio
de la voz: presencia de la conciencia a s misma, presencia del
sentido en la conciencia (interioridad) del que habla y que,
externamente, es expresado por medio de signos:
[...] el logos no puede ser infinito ni presente a smismo , no
puede producirse como auto-afeccin ms que a travs de la
voz: orden de significante por medio
del cual el sujeto sale de s a s mismo, no toma prestado
fuera de s el significante que emite y que, al mismo tiempo,
le afecta. Tal es al menos la experiencia o
conciencia de la voz: del orse-hablar. Se vive y se dice
como exclusin de la escritura, esto es, del recurso a un
significante exterior, sensible, espacial, que
interrumpe la presencia a s. De la grammatologie, ed. cit., p. 146.
- Para la tradicin la voz ocupa en el lenguaje una centralidad
antropo(teo)lgica, tiene una relacin de proximidad esencial y absoluta con
el pensamiento
- De ah que la coivilizacin occidental privilegie el habla plena que dice un
sentido que ya est ah, presente en el logos, frente a la escritura,
instrumento secundario y representativo
- El rechazo de la escritura se inscribe en el amplio contexto de una lgica
del discurso que marca todos los conceptos operativos de la metafsica
tradicional, establenciendo a partir de la oposicin realidad/signo todo un
sistema jerarquizado de oposiciones que el pensamiento occidental ha
asumido y utilizado desde siempre: presencia/ausencia, inteligible/sensible,
dentro/fuera, y entre
otros muchos, por supuesto, significado/significante, logos (pensamiento y
habla)/escritura (representacin del pensamiento y del habla)
- En esta cadena jerarquizada, el primer trmino, el trmino superior,
pertenece a la presencia y al logos mientras que el segundo denota
invariablemente una cada, una prdida de presencia y de racionalidad
- Despreciar la escritura, rebajarla y relegarla a simple funcin secundaria,
instrumental y representativa del habla responde, por parte del
pensamiento tradicional (que esconde la violencia de su gesto tras la
denuncia de la escritura como violencia o mal lingstico que afecta al
habla plena pero tambin como mal poltico y moral, frente al logos
entendido como remedio), al rechazo y desprecio generalizado del cuerpo,
de la materia exterior al logos, al espritu o conciencia; al rechazo del
significante "exterior", "sensible", "espacial", que interrumpe la presencia
a s; a la necesidad de buscar y alcanzar un significado definitivo
trascendental (toda vez que el logos es un significado puro que no necesita
del cuerpo y en el que el concepto de verdad y de sentido estn ya
constituidos antes del signo); en una palabra, a la irreprimible compulsin
de reducir lo otro a lo propio, a lo prximo, a lo familiar, de reducir la
diferencia a la identidad a fin de crear de este modo el ilusorio fundamento
del saber clsico: el del mito de la presencia total y absoluta que coincide
inevitablemente con el del habla pura (supremaca occidental del lenguaje
hablado sobre el escrito)

Logocentrismo y fonocentrismo

- El privilegio de la presencia como conciencia que se establece por medio de


la voz y en detrimento de la escritura, la ilusin de transparencia absoluta
del significado trascendental (32) que se esconde detrs de todos los
juicios, metas y aspiraciones de la metafsica: mitos que funcionan en el
pensamiento occidental como engaos es lo que Derrida denomina el
logofonocentrismo del discurso de occidente
- Logofonocentrismo puesto al servicio de la metafsica de la presencia cuya
historia se convierte as en un querer-orse-hablar absoluto, donde el orse-
hablar (como relacin necesariamente inmediata) implica una voz silenciosa
que no necesita de nada para ser, denotando as la ilusin de la impresin
directa de un pensamiento.
- El sistema del orse-hablar sirve, pues, de modelo de presencia y revela la
solidaridad del logocentrismo, del fonocentrismo y de la metafsica de la
presencia
o Hemos identificado el logocentrismo y la metafsica de la presencia
como el deseo exigente, poderoso e irreprimible de semejante
significado (trascendental).(nota 16)16
- Dicho de otro modo, la engaosa ilusin del logos es que el decir y el
querer-decir coinciden, que su relacin originaria y esencial con la voz no
se rompe nunca.
- Solidario asimismo de la inclinacin metafsica a determinar el ser del ente
como presencia,( De la grammatologie, ed. cit., p. 23) el logocentrismo
como orientacin de la filosofa hacia un orden del significado
(Pensamiento, Verdad, Razn, Lgica, Mundo) concebido como fundamento
que existe por s mismo es, en resumidas Cuentas, idealismo. (nota 18)
- Idealismo que favorece el contenido eidtico, la idea, el sentido o
significado; que
potencia la presencia de idealidades, de formaciones de sentido cuya
posibilidad est constituida por la repetibilidad entendida como poder de
reiterar el mismo sentido. Lo cual implica alcanzar el principio de identidad
- El rechazo de la escritura est presente en los comienzos del pensamiento
metafsico, que desde los griegos, se presenta como discurso logocntrico
- E.g. Fedro (274e-275b) (33)
- El saber occidental se produce a partir de la escritura fontica que
convierte a la escritura en mera tcnica auxiliar de la significacin y
privilegia la voz como depositara nica del poder del sentido: el
logocentrismo viene a ser, por lo tanto, la metafsica de la escritura
fontica (por ejemplo, del alfabeto).( De la grammatologie, ed. cit., p. 11.)
- Si el logocentrismo se instaura en la necesidad de una destitucin de la
escritura,
esta aventura llega actualmente a un momento de agotamiento en el que, lo
que se anuncia fundamental es la muerte del habla: esta muerte del libro
no anuncia sin duda ms que
una muerte del habla (de un habla pretendidamente plena) y una nueva
mutacin en la historia de la escritura,
en la historia como escritura. De la grammatologie, ed. cit., p. 18
- La progresiva inversin de la prohibicin de la escritura ser precisamente
el positivo balance de la gramatologa derridiana como ciencia general de la
escritura.
- Dicha empresa indica la propia posibilidad histrica a partir de la extensin
de un acontecimiento que tematiza la situacin presente como etapa final
de la poca de la metafsica logocntrica y ve
que el lenguaje, que progresivamente viene a invadir el campo
problemtico universal, desborda sus propios lmites seculares. De la
grammatologie, ed. cit., p. 15 y ss.
- Por otra parte, la historia de la metafsica ha asignado siempre al logos el
origen de la verdad en general y sta ha sido siempre el rebajamiento de
la escritura y su rechazo fuera del habla "plena".(De la grammatologie, ed. cit., p.
12)
- En la historia del pensamiento occidental, la nocin de Verdad se produce
siempre a partir de la relacin esencial que une el logos con la fon.
- Esta ltima, como sustancia espiritualizada, determina la ilusin de la pura
presencia a s
del sentido del habla, actuando como lugar de espiritualizacin y, por ende,
de cancelacin del significante y de su materialidad escrita con vistas al
ideal de una pura presencia a s del significado.
- El logocentrismo, como lgica del decir, como lgica de una relacin entre
el signo y la Verdad que pasa por el privilegio del logos, se produce, pues, a
partir de la preeminencia concedida a la voz o, si se prefiere, el privilegio
de la voz es un privilegio metafsico que conduce al logocentrismo.
- El logocentrismo se determina, por lo tanto, como fonocentrismo, esto es,
como proximidad
absoluta de la voz y del ser, de la voz y del sentido del ser, de la voz y de la
idealidad del sentido.(O.c., p. 23)
- El fonocentrismo, forma que reviste la lgica del decir, responde al poder de
simplificacin de la metafsica que define al lenguaje como fon, viva voz
(situando el habla en una relacin derecta y natural con el significado), y la
escritura como revestiemto, como representacin externa del habla
- En este sentido, el sistema fonocntrico requiere que la voz sea oda
inmediatamente por el que la emite. El orse-hablar no es otra cosa que la
conciencia de s, la presencia a s de la conciencia que se habla/se oye a s
misma inmediatamente de viva voz: la presencia del sentido a la conciencia
de s.
- La voz se da a la conciencia como ntimamente ligada al pensamiento del
concepto significado.
- La voz, elemento de proximidad a s, aparece como la conciencia misma. El
privilegio de la conciencia es la posibilidad de la viva voz,(nota 25)
expresin que dice el lazo que une fon, logos y presencia
- El sujeto que habla es consciente de estar presente a lo pensado en la
cercana mxima
con lo ideal ya que, para ello, no necesita de ningn instrumento o
accesorio externo. Buen ejemplo de ello lo constituye el cogito cartesiano.
(35)
- Una vez explicitada la solidaridad del logocentrismo y del fonocentrismo
con la metafsica de la presencia, queda todava por apuntar la profunda
relacin que el logocentrismo mantiene asimismo con el falocentrismo:
falogocentrismo.
o Con este trmino falogocentrismo trato de absorber, de hacer
desaparecer el guin mismo que une y vuelve pertinentes el uno
para con la otra aquello que he denominado, por una parte,
logocentrismo y, por otra, all donde opera, la estratagema
falocntrica. Se trata de un nico y mismo sistema: ereccin del
logos paterno (el discurso, el nombre propio dinstico, rey, ley, voz,
yo, velo del yo-la-verdad-hablo, etc.) y del falo como significante
privilegiado (Lacan).( Entretien de Lucette Finas avec Jacques
Derrida, en AA.VV., carts. Quatre essais propos de Jacques
Derrida. Paris, Fayard, 1973, p. 311)
- En otras palabras, la autoridad del logos, del significado trascendental,
asume al tiempo que justifica el orden masculino como punto de referencia
privilegiado.
- Frente a esto, la diseminacin (que es lo que no vuelve al padre) a la que
Derrida somete toda operacin textual supone un riguroso desplazamiento
de los supuestos culturales e incluso polticos que han llevado a
potenciar la razn patriarcal como autoridad del autor respecto al
significado ltimo de un texto y como necesidad de distinguir los
significados legtimos de los
ilegtimos,( Culler, J.: Sobre la deconstruccin, Madrid, Ctedra, 1984, p. 59) necesidad
que, en ltima instancia, remite al deseo de bsqueda y garanta del origen
- Fedro platnico condena la escritura en tanto que, al estar desligada del
padre (el emisor) y del origen (el pensamiento), constituye un medio de
comunicacin no slo ya imperfecto y poco fiable sino incluso bastardo.
( leer el frmaco platnico en este libro)

La preocupacin por el lenguaje y la marginacin de la escritura

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