Noche en El Hotel-Cuento

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NOCHE EN EL HOTEL

Ya iba a dormirme, cuando detrs de la pared reson un fuerte golpe.


Eso es, ahora comienza pens Igual que en aquella ancdota. El vecino se quit el
zapato y lo dej caer al suelo. Ahora no dormir, mientras no se quite el otro zapato; quin
sabe cunto tardara.
Qu alivio: en seguida lleg el otro golpe. Ya iba a dormirme, cuando detrs de la
pared se oy el tercer ruido, sordo, y me priv del sueo.
No lo esperaba. Mi vecino tendra tres pies? Imposible. Luego, se puso de nuevo un
zapato y se lo quit otra vez? Es poco probable. Tal vez tenga dos vecinos.
Y empez mi tormento, exactamente como lo haba previsto. Lo nico que me permita
resistir era la certeza de que tendra que quitarse el otro zapato en algn momento. Sin
embargo, la noche pasaba, y el segundo, es decir, el cuarto ruido no llegaba y no llegaba.
No pegu el ojo en toda la noche y por la maana baj a desayunar completamente
agotado. Me encontr con mi vecino. Yo buscaba con los ojos al otro, pero no estaba.
Deba de haberse quedado dormido borracho y todava dorma con un zapato.
En su cuarto hay ratones? me pregunt el vecino. Porque en el mo, s.
Rascaban tanto que tuve que arrojar un zapato para que dejaran de hacerlo.
Desde aquel momento dej de pensar lgicamente. Un tonto ratn es ms fuerte que
toda la lgica, y la lgica slo provoca insomnio.
Slawomir Mrozek

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NOCHE EN EL HOTEL

Ya iba a dormirme, cuando detrs de la pared reson un fuerte golpe.


Eso es, ahora comienza pens Igual que en aquella ancdota. El vecino se quit el
zapato y lo dej caer al suelo. Ahora no dormir, mientras no se quite el otro zapato; quin
sabe cunto tardara.
Qu alivio: en seguida lleg el otro golpe. Ya iba a dormirme, cuando detrs de la
pared se oy el tercer ruido, sordo, y me priv del sueo.
No lo esperaba. Mi vecino tendra tres pies? Imposible. Luego, se puso de nuevo un
zapato y se lo quit otra vez? Es poco probable. Tal vez tenga dos vecinos.
Y empez mi tormento, exactamente como lo haba previsto. Lo nico que me permita
resistir era la certeza de que tendra que quitarse el otro zapato en algn momento. Sin
embargo, la noche pasaba, y el segundo, es decir, el cuarto ruido no llegaba y no llegaba.
No pegu el ojo en toda la noche y por la maana baj a desayunar completamente
agotado. Me encontr con mi vecino. Yo buscaba con los ojos al otro, pero no estaba.
Deba de haberse quedado dormido borracho y todava dorma con un zapato.
En su cuarto hay ratones? me pregunt el vecino. Porque en el mo, s.
Rascaban tanto que tuve que arrojar un zapato para que dejaran de hacerlo.
Desde aquel momento dej de pensar lgicamente. Un tonto ratn es ms fuerte que
toda la lgica, y la lgica slo provoca insomnio.
Slawomir Mrozek

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